Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informes: 1921. 1.

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EDUCACIÓN NORMAL Y SECUNDARIA

 

ESCUELA NORMAL DE COSTA RICA

 

 

                                                                                      Heredia, 1º. De Enero de 1921

 

Señor Secretario:

 

Tengo el gusto de dar a Ud. El informe reglamentario de la Escuela en el Curso de 1921. Por varias razones se limita este informe a ser una exposición sintética de algunos problemas que más urge resolver. Porque en diferentes ocasiones del curso he informado al señor Secretario de las labores. Porque muchas de ellas reproducen los trabajos del año anterior y no tendría objeto repetir la descripción. Porque la revista Ardua, de la cual agrego los seis números publicados, da bastantes referencias, a veces pormenorizadas, del trabajo cumplido. Porque agrego a éste los informes dados por los señores Profesores y demás funcionarios de la Escuela. Porque, finalmente, para la Secretaría como para la escuela, es más importante la presentación, siquiera resumida, de los principales problemas, que el historial de un año de vida de la institución.

 

No regio el deber de dar al señor Secretario, cuando él tenga a bien, todos los datos que requiera acerca de cualquier aspecto del trabajo.

 

Los problemas anotados en el informe son los que parecen más importantes y los que la Secretaría o la Escuela están en aptitud de resolver. Excluyo la presentación del total problema de la Escuela porque no es obra de un día plantearlo ni menos resolverlo, ya que esto entrañaría la consideración de circunstancias que exceden, si no a las posibilidades económicas, sí a las de organización fiscal del país en este momento; y quizás también a las condiciones de la cultura ambiente.

 

Los problemas aludidos, además, se agrupan en el informe convencionalmente, unos bajo los títulos a que más se refieren, otros bajo un título general. Y las explicaciones se omiten, por lo común, para evitar que el informe sea muy extenso cuando la cuestión ha sido o será planteada por aparte a la Secretaría, o cuando no hay necesidad de que lo sea. Para la solución de todos, quisiera la Escuela el apoyo y el consejo de Ud.

 

La mayor parte de esos problemas y algunos que todavía no es oportuno indicar, son resultado de estudios hechos por una Comisión que el Consejo de Profesores nombró al efecto, a raíz de una sesión especialmente dedicada a señalar las principales deficiencias de la organización y marcha de la Escuela.

 

En la revista Ardua el señor Secretario encontrará referencias acerca de:

 

1.      Tendencias de la Escuela

2.      Calificaciones.

3.      Actividades de alumnos, ordinarias y extraordinarias.

4.      Relaciones con los padres de la familia.

5.      Relaciones con los graduados.

6.      Fiestas, Asambleas, Clubs, etc.

7.      Movimiento de Biblioteca.

8.      Labores extraordinarias de los Profesores.

9.      Servicio Sanitario, etc.

 

En los otros informes anexos el señor Secretario encontrará referencias acerca de:

 

1.      Movimiento de Fondos y Administrativo.

2.      Departamento de consultas para maestros.

3.      Propósitos y procedimientos de la enseñanza.

4.      Desarrollo d programas.

5.      Dificultades y ventajas y, en general, problemas relacionadas con la labor de los señores Profesores, etc.

6.      Labores de la Escuela de Aplicación.

Con sentimientos de distinguida consideración, soy del Señor Secretario muy atento y seguro servidor.

                                                             

                                               Omar Dengo,

Director de la Escuela Normal de Costa Rica

 

 

Señor don Miguel Obregón L.

Secretario de Estado en el

Despacho de Instrucción Pública.

S. D.

 

PROBLEMAS ECONÓMICOS

 

a.       Enumeración

 

1.      Provisión del Material de Enseñanza.

2.      Inclusión del Presupuesto de la Escuela de Aplicación en el de la Normal.

3.      División de Secciones.

4.      Pago de las deudas de la Escuela.

5.      Creación de una renta estable suficiente para la satisfacción de los gastos ordinarios.

6.      Aumento de la provisión de útiles a los becarios.

7.      Auxilio a los proyectos de creación de rentas presentados por la Escuela.

8.      Autorización para aplicar al sostenimiento de la Escuela el sobrante que resulta en vacaciones de reducir a la mitad la pensión de los becarios.

9.      Eliminación de los gastos de la Escuela de partidas que, sin corresponderle, aumentan su presupuesto.

10.  Reorganización de servicios administrativos como se indica al tratar de ellos.

11.  Pago de gastos de viaje a los Profesores no residentes en la ciudad.

 

b.        Explicaciones

 

1. Suele olvidarse que cuando se construyó el edificio de la Escuela, sí se supo proveerla de mobiliario, no hubo, en cambio, oportunidad de dotarla de material. El muy poco que posee, en gran parte deteriorado, anticuado, lo heredó la Escuela del antiguo Liceo de Heredia. Si hubiera de indicar cuál y cuánto es el que falta, haría una enumeración casi interminable; pues hay departamentos que carecen absolutamente de lo que necesitan. Si el de más urgencia, señalaría el de Física y Química, el de Historia Natural, el de Trabajos Manuales, de varones y señoritas, el de Antropometría, el de Costura, el de Geografía, etc., y sin postergar esas ni otras actividades, encarecería la adquisición de herramientas para labores agrícolas y de extensas y modernas series de textos y obras de consulta para la preparación de las lecciones de los practicantes. Estos la hacen deficientemente, en libros anticuados, cuando los hay, con gravísimo perjuicio de la eficiencia académica y, consiguientemente, de la preparación profesional.

 

Creo que si la Escuela obtuviera la asignación de la renta mensual que solicita, debería aplicarla, preferentemente, a la adquisición de material para los departamentos mencionados; pero creo que tratándose de los últimos, es la Secretaría quien debe pagar, directamente, los gastos necesarios.

 

Este problema del material, es preciso considerarlo con escrupulosa atención, sobre todo si se pretende, como cumple al Estado, garantizar el  éxito de la eficiencia de los colegios y exigirles las responsabilidades correlativas de la trascendental función que les corresponde. Trátase de un lugar común muy mal comprendido entre nosotros. Sin dinero no es posible desarrollar las tendencias ni perseguir las finalidades supuestas en un plan de estudios; ni menos perfeccionar las unas y ampliar las otras de acuerdo con las necesidades crecientemente complejas del medio y del pensamiento educacional. O de acuerdo con el progreso natural de las instituciones, determinado por el constante acopio de experiencia. Esa afirmación revela a plenitud, su importancia cuando se establecen las relaciones entre el plan de estudios, los programas, los métodos y el material. Éste logra determinar cambios en los programas y transformaciones metodológicas y de procedimiento con daño inmediato y grave de las finalidades que el plan comporta. La Escuela puede aducir en pro del aserto abundantes experiencias, cuya significación se hace notoria en presencia de los hechos de que no puede prescindir el educador moderno: el criterio dominante de las autoridades en materia de programas quienes tienden, con razón, casi a eliminar de la elección d tópicos los que dentro de las circunstancias del colegio o escuela, no puedan ser estudiados eficazmente; y lo que repetía el Sr. Salas Marchán, "que en ninguna parte quizá como en las escuelas normales, tiene tanta importancia la aplicación de buenos métodos."

 

Solo que por sobre todas las condiciones teóricas prefiero hacer constar, como ejemplo, que el Profesor de Física tuvo que comprar este año de su bolsillo, las pilas eléctricas.

 

2. Tal necesidad aparece completamente justificada en el informe del Señor Director de la Escuela de Aplicación. Siendo éste en realidad el departamento más importante de la Escuela Normal, y debiendo, para llegar a ser lo que le corresponde, transformarse poco a poco en una escuela, -laboratorio de pedagogía viva- urge, cuando menos, que para la creación de plazas y dotación de material y útiles, dependa de las necesidades de organización del Departamento de Práctica. Este problema se presentará por aparte al Señor Secretario.

 

3. La Escuela no ha dispuesto de medios que le permitan distribuir los alumnos racionalmente en secciones, como pueden hacerlo otros colegios. El número de alumnos del Tercer Año Normal, por ejemplo, justificaba la subdivisión en dos secciones. La división del Primer Año Preparatorio, que era indispensable, se hizo, es cierto pero tardíamente  y de una manera incompleta y por eso perjudicial. La división de ese grupo debe subsistir para el curso próximo, pero ser entonces completa, es decir, en todas las asignaturas; también esta cuestión se tratará por aparte.

 

4. El informe del Secretario de la Escuela que explica detalladamente y justifica las deudas de la misma, basta a comprobar que las condiciones en que tales deudas fueron contraídas, permiten esperar que la Secretaría quiera considerarlas como propias y cubrirlas. La escuela ha sugerido oportunamente que a ese fin se destine el sobrante que en vacaciones resulta de reducir a la mitad la pensión d los becarios.

 

5. Del mismo informe del Secretario resulta: que la Escuela no ha recibido durante el curso, sino solo en parte de él, la renta mensual a que tiene derecho para la satisfacción de los gastos ordinarios; que la renta asignada es escasa; que conviene, además de aumentarla, incluirla, como estaba antiguamente, en el Presupuesto de la Escuela. Omito otras consideraciones por haberle sido expuesta esta cuestión por separado al Señor Secretario.

 

6. Esta cuestión ha sido presentada por aparate también al Señor Secretario. Sin embargo, su importancia es tal que, al menos para hacerla constar, importa llamar la atención hacia los diversos informes de Profesores en que se alude a la alarmante carencia de útiles con que han hecho su trabajo la mayoría de los estudiantes.

 

Francamente, el compromiso que el Estado contre con los becarios, lo cumple tan mal, cuando lo cumple, que moralmente pierde su derecho a exigirles el cumplimiento de las obligaciones que ellos adquieren con el Estado, de donde resulta que, debilitada la fuerza legal de éste para ejercer las sanciones del caso, no puede recuperar los dineros invertidos en becas fracasadas, ni obtener, como sería justo, que el normalista pensionado trabaja, cual ocurre en Europa, allí en donde la Escuela Pública lo necesita. Lo cual no sería funesto del todo, si al menos pudiese el Estado exigir la preparación de maestros con la aptitud que a los intereses del país conviene, y si pudiese rodearlos de medios de trabajo propicios al máximo aprovechamiento de tal aptitud.

 

7. También esta cuestión ha sido propuesta separadamente al Señor Secretario. Conviene hacer notar brevemente, no obstante, que la Escuela presenta el primer caso en el país de un colegio del Estado que busca medios de producir las rentas que necesita, obligado en parte por la estrechez en que vive, pero también encaminado por sus aspiraciones y tendencias a convertir sus actividades en el ambiente más propicio al desarrollo de la obra educacional que entiende corresponderle.

 

8. Sin pensara en gastos extraordinarios, sin pensar en rentas crecidas, con solo buscar la forma d autorizar a la Escuela para que cada año invierta ese sobrante en la renovación y adquisición del material, se podría en breve tiempo dotarla de cuanto necesita. Pero ha de mediara una autorización de carácter permanente que faculte a la Escuela, de ser necesario, para comprar al crédito, con la garantía del mencionado sobrante. Aparte de que él pudiera también aplicarse a la satisfacción de las inversiones que implica el presupuesto ordinario.

 

9. 10. y 11. Son cuestiones ya planteadas por aparte.

 

c. Otras Explicaciones

 

Cada vez que la Escuela presenta sus problemas económicos, encuentra, contra las soluciones que pretende conseguir, esta objeción: que la situación económica de la Escuela no difiere ni debe diferir de la de los otros colegios.

La objeción no tiene fundamento, como al pie se demuestra en síntesis. La situación económica de la Escuela debe ser juzgada en sí misma, independientemente de la de los demás colegios, y como capítulo privilegiado de la organización fiscal de los servicios de Educación Pública.

 

Prescindiendo del origen necesariamente constitucional de las Escuelas Normales y de la reconocida y proclamada trascendencia de su función social en el organismo democrático, me referiré a más concretas razones.

 

1.      Hay en el país tres colegios que preparan para el Bachillerato.

2.      Hay solo dos que preparan para el Magisterio, uno es la Escuela Normal.

3.      De esos dos, ambos preparan a las señoritas.

4.      A los varones solo la Escuela Normal de Costa Rica.

5.      ¿En dónde están los intereses directos del Estado, en el Bachillerato o en el Magisterio?

6.      Aquél representa intereses particulares; éste intereses nacionales. Sin negar que el Bachillerato representa cultura ni que haya posibilidad de que ella se torne fecunda, ni añadir una sola palabra al combate contra las instituciones de Educación Secundaria. Solo que debo declarar que el Estado prácticamente favorece los intereses particulares, en perjuicio considerable de los suyos propios.

7.      A lo que hay que agregar que la Escuela Normal es hoy el único colegio del país abierto a los pobres que desean estudiar.

8.      Los estudiantes pobres del centro de San José, de Cartago, de Alajuela y de Heredia, salvo casos de extrema pobreza, pueden concurrir y concurren a los respectivos colegios.

9.      Cuando no viven en los centros, es decir, en las capitales, no les queda otro recurso que pedir la protección del Estado, el cual la otorga mediante becas que actualmente solo se ofrecen en la Escuela Normal. En el curso de 1921 ha habido representadas en ella 19 poblaciones del país.

10.  La Escuela Normal es, pues, la Escuela de los pobres. ¿No ha de merecerle al Estado mayor apoyo que los colegios de los ricos o de los pudientes? Gasta el Estado en preparar Bachilleres y ¿no ha de gastar mucho más, en darle maestros, -y ojalá los mejores- a sus escuelas? Gasta en la educación de quienes, con recursos, persiguen profesiones liberales para provecho propio, y ¿no ha de amparar a quienes, sin medios, buscan los caminos que conducen a un servicio eminente e imprescindible del Estado mismo?

11.  Y queda en alto relieve el mejor blasón de que la Escuela pueda ufanarse: ser la Escuela del pobre, del campesino y del provinciano sin recursos, y estar destinada por ello a proyectar el estadío de nobles actividades donde, -síntesis de poderosas fuerzas vivas de la nación, hogar de fraternidad- se congregan, llegados de todas partes, los que irán después, solidarizados por un mismo espíritu, a consagrarse al acrecimiento y a la elevación de la cultura nacional.

12.  El informe del Secretario comprueba, además, que los derechos de matrícula no pueden computarse como entrada pecuniaria, salvo en una proporción insignificante, lo que establece una diferencia más y digna de atención, entre las circunstancias económicas de la Escuela y los demás colegios. Primero, porque los alumnos que pueden pagar la matrícula son muy pocos; luego, porque los derechos reglamentarios son inferiores a los de otros colegios; luego, porque a los alumnos de la Sección Normal, como es la justicia, no se les cobra.

13.  Finalmente, la pobreza de la población escolar obliga a gastos de provisión de útiles y de médico y medicinas, no solo para los alumnos becarios.

 

* * *

 

Las precedentes afirmaciones me eximen de refutar la objeción contra el gasto que la Escuela exige; sin contar con que su presupuesto actual es muy bajo, que ella propone razonables economías y que indica medios viables de asistirla en su esfuerzo por llegar a producir buena parte de las sumas que a su sostenimiento y perfeccionamiento deben dedicarse.

 

Pero no está fuera de lugar la siguiente afirmación. Las aportaciones de los estudiantes, las de los profesores, los sacrificios de aquéllos, las angustias de éstos, la pésima dotación de material de enseñanza, las reparaciones del edificio costeada en parte por la Escuela, la imposibilidad de extender sus departamentos y de fundar otros, etc., no lo justifica en absoluto la penaría del erario, si, repitiendo el lugar común se conviene en que lo que importa no es gastar poco, sino gastarlo bien. Si la palabra de orden es economía, digamos con Horacio Mann, con Varela y con Sarmiento, que tratándose de darle a educación al pobre y maestros al país, economía es suicidio: El principio de política económica y  pedagógica que la  post-guerra difunde en los países cultos, concede la más abierta latitud a toda forma de prospección en los campos de la cultura. La socialización más amplia de ésta, es ya característica de los valores democráticos. "Ella supone, -decía un educador de nota- no solo la idea universalmente reconocida del derecho a la instrucción, sino también esta otra igualmente admitida, pero muy pocas veces realizada: la igualdad de derechos ante la instrucción."

 

 

PROBLEMAS POR REFERENCIA A PROGRAMAS

 

 

1. La Escuela no tiene todavía, ni tendrá muy pronto el Plan de Estudios que verdaderamente necesita. Tampoco tiene los programas. La crítica superficial cree que con tener programas se conquista la máxima eficiencia en el trabajo. Que los haya es una cosa; que sirvan, otra;  y ninguna de las dos, garantiza la efectiva aplicación. Este es uno de los mayores y cardinales problemas de la Escuela. Programas tiene, y puede tener los mejores. Lo que importa es que tenga los programas que necesita, es decir, sus programas. Pedirle a cada profesor el de su materia y reunirlos en un legajo es cosa que se hace en breve tiempo y cada año. Don Enrique Jiménez Núñez me decía al respecto que desde hace veintitrés, cada año entrega un programa para el archivo de algún colegio; que nadie le ha hablado nunca de principios o tendencias a los cuales conforme el programa, ni nadie, por lo común, se ha encargado de averiguar si los ha desarrollado o no, ni cómo.

 

Hay hoy abundantes estudios sobre programas, ensayos de organización de principios, publicaciones dedicadas al asunto, encuestas, estadísticas y experimentos qué consultar, etc., Nada de eso se consulta ni se aprovecha en el país. Con un programa de cada Profesor y una comisión que los ordene revise, creo que no se sale de tal estado. A más de que las dos recetas que suelen darse para la ejecución del trabajo, son engañosas: unificar los programas y adaptarlos a las necesidades del país. Eso es dorado por fuera, pero vacío por dentro. Lo que llaman unificar, contiene innumerables problemas. Lo que llaman adaptar, también. ¡Dichosas las instituciones que pueden hacerlo! La escuela no puede; y juzgo que pasará algún tiempo sin capacitarse. Mi deseo es que en el curso subsiguiente pueda prepararse. Habrá que esperar especiales disposiciones de la Secretaría, nombrar comisiones y facilitarles el trabajo con un apoyo firme. Habrá que realizar extensas investigaciones, adquirir libros en abundancia; oír a los alumnos sobre necesidades, dificultades, gustos, indicaciones, etc.; habrá que recoger la experiencia de los graduados, de otros maestros y funcionarios, etc.

 

Sin un criterio definido, técnico, sobre necesidades y aspiraciones individuales y colectiva; sobre necesidades, aspiraciones y posibilidades domésticas, locales, nacionales; sin un criterio sobre funciones, posibilidades, extensión y relaciones de las asignaturas, y sobre cien y cien cuestiones más, que en el país en realidad no se han estudiado técnicamente, no hay plan ni programa aptos para encarnar el espíritu de una verdadera función social. Sin que ignore que lo  del Profesorado es fundamental.

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