La novela no debe juzgarse por el grado de exactitud referencial, como hemos explicado en muchas ocasiones, entre el discurso del relato y la realidad concreta, histórica y con mayor necesidad en esta novela que evoca tiempos tan remotos como los precolombinos. El novelista presenta un mundo de ficción con materiales históricos y lingüísticos. La mayor o menor verosimilitud no consiste en constatar científicamente cada juicio, descripción o suceso sino, observar la necesidad de que ellos estén obligados por la lógica, las posibilidades y exigencias de las leyes del relato y su propia verosimilitud. Lo que ocurre con estas novelas es que el autor confunde ambas realidades y no confiere autonomía a la novela, pues ella se convierte en un pretexto para otros fines que no son el arte. Desde esta perspectiva la novela es una visión de estos pueblos en los inicios del siglo XX. Y nuestra certeza es que el mundo mostrado es visto subjetivamente por parte del narrador y de forma idealizada, paternal, positiva y con un gran deseo de magnificarla y exaltarla. Es una visión comprometida, parcial, subjetiva y personalista.
La novela presenta una fuerte intromisión del narrador-autor y los personajes son un pretexto para que el narrador hable, opine, explique, valore y, a través de los personajes, comunicar sus propias valoraciones.
La tierna historia de amor que liga a los dos personajes más importantes de esos pueblos, que sirve de hilo conductor, evidencia ese carácter idílico, propio de una visión ideal. El amor a primera vista, el origen noble de los personajes anónimos, el rapto, los encuentros casuales, los reconocimientos y los finales felices a cada una de las aventuras, son muestras de nuestra tesis, de una visión folletinesca e idealizante de la realidad. No se presentan casi conflictos, sólo obstáculos fáciles de superar. Los piratas fueron rápidamente vencidos y permitieron concatenar otros acontecimientos casuales. Y es que el autor escribió su novela para tiernas señoritas, fácilmente impresionables, tal vez más por los amores tiernos y sensibles, llenos de candorosidad, que por una cultura muy diferente, con toda seguridad, que existió. A pesar de ello la novela entretiene y brinda una visión roussoneana de los indios del golfo de Nicoya.
Leave a comment