Luis Barahona Jiménez

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LUIS BARAHONA JIMÉNEZ

(1914-1987)

 

Nació, Luis, en Cartago el día 20 de abril del año 1914 y murió en San José el día 26 de junio del año 1987. Fue Filósofo de profesión y la ejerció en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Costa Rica. Ejerció diferentes actividades sociales y políticas. Su doctorado en Filosofía lo obtuvo en España en 1959 con honores. Su tesis se publicó como libro y le dio el nombre El ser hispanoamericano. Desempeñó además diversas cátedras, tales como la de Estética, Filosofía Política Metafísica, Historia del Arte e Historia de la Música. Como político fundó en compañía de otros ciudadanos el partido Demócrata Cristiano, de poca duración pues se incorporó a la Unidad Social Cristiana. También fundo el Instituto de Cultura Hispánica y El Ateneo de Costa Rica. Fue miembro de la Academia de la lengua y ocupó cargos diplomáticos en varios países.

 

LO QUE ESCRIBIÓ DON LUIS BARAHONA JIMÉNEZ

 

NOVELA

 

1. El huerto interior: 2007

 

A pesar de ser un investigador y gran ensayista ésta es su única obra literaria que escribió.1 Es una novela tradicional, monofónica, de clásico narrador protagonista. A pesar de que algunos neófilos en la materia la vean como ensayística, no lo es. El personaje principal Juan, inicia su relato paralelo a sus vivencias. Éstas van desde sus primeros estudios universitarios hasta su participación en la política costarricense. De joven se muestra como cualquier muchacho con algunos méritos de estudiante, luego se desempeña como maestro de escuela. Sufre como cualquiera otro de amores alejados por las circunstancias y comienza una vida sino de plenas aventuras, sí de vivencias importantes que le van llenando su mochila de una experiencia rica en el conocimiento de nuestro pueblo.

 

Por diversas razones viaja a Liberia y  ahí conoce de primera fuente la vida de los trabajadores, sus congojas, pobrezas y sinsabores. Mientras ellos labran la tierra y le sacan la riqueza, ésta pasa a manos del propietario que día con día se enriquece más. Es así que sus conocimientos teóricos van dando lugar a la realidad social, a la injusticia producto del capitalismo y de la codicia desmedida del oligarca.

 

No se crea que todo ello suceda a nivel intelectual, del discurrir ensayístico. Todo lo contrario, tanto en la finca ganadera en Cartago, como en Guanacaste, el lector se va enterando de estos hechos a través de un discurso narrativo ameno, sincero, sencillo y apegado a la realidad que le sirve de fuente para su novela. Es una visión serena pero desgarradora de nuestros trabajadores, sin aspavientos, sin posiciones postizas ni enfermizas sino claras y sinceras. Tal vez se pueda observar que la novela privilegia la descripción sobre la narración pero lo cierto es que ambas son formas importantes del discurso narrativo y la primera, en muchas ocasiones se convierte en la manera más apropiada para presentar los hechos sino en el momento de ocurrir, sí después de lo acontecido. El personaje Juan en muchos casos no vive los acontecimientos sino que los conoce a través de personajes secundarios que se los cuentan y describen. Pero la vida de guerrillero no solo la vive sino que se convierte en su ideal. Juan vive y muere como guerrillero. Comienza sus luchas en Costa Rica, en la guerra del 48, pasa por Guatemala, Nicaragua, Cuba, Perú y Chile. Gana batallas y pierde otras, dirige y participa en la mayoría de ellas pero la batalla final, la de su proyecto vital, la del huerto interior la deja inconclusa y antes de morir crea su propio hijo que será el encargado de finalizarla. Es su diario el epitafio final de sus ideales y coincide con su última batalla frente a la muerte.

 

"Casi todos han muerto y ninguno ha podido ver coronados sus ideales. Por todas partes han surgido obstáculos que amenazan con el rebrote de nuevas dictaduras que buscan el poder, apoyándose en los imperialismos imperantes, amparándose en el chantaje del exterminio nuclear."2

 

Y más adelante en la siguiente página:

 

"La duda, sin embargo, ensombrece estos nobles ideales; el diablo suele esconderse detrás de la cruz, como se dice, y bien podría ocurrir que al amparo de los héroes, procuren medrar las ambiciones y los egoísmos de las almas frustradas, y, aún más,, los intereses de las grandes internacionales que tienen los ojos puestos en nuestras riquezas."3

 

En sus meditaciones finales ejemplifica con las palabras de Manuelito, el hijo de un guerrillero amigo:

 

"Sólo Manuelito había escrito, con su mala ortografía aquello que costaba mucho leer: "Cuando sea regrande me boi al monte onde dicen que sta sandino con mi papá bolando plomo pa sacar a los gringos de Nicaragua.""3

 

Y ya al final de sus meditaciones:

 

"Es la soledad que me aturde con los gritos que se levantan en los oscuros rincones de mi mundo interior. Los ladridos de esa jauría que me acosa para devorar las mariposas y las flores en mi jardín interior".4

 

Excelente novela. No creí que mi profesor de Filosofía en Estudios Generales la hubiese escrito. Debería ser de lectura obligatoria en la educación secundaria.

 



1 Barahona Jiménez, Luis. El huerto interior. EUNED, San José, 2007.

2 Ídem, p. 74.

3 1 Ídem, p. 75.

 

3 Ídem, p. 75.

4 Ídem, p. 90.

 

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