El comentario de texto

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EL COMENTARIO DE TEXTO

 

EL COMENTARIO DE TEXTO

 

 

Este aspecto que vamos a ofrecer en este libro, empata con los anteriores y en cierta medida cierra el propósito inicial del mismo. Si una persona es capaz de conocer y manejar correctamente la lengua, entonces, como consecuencia podrá escribir aceptablemente con ella y comprender el texto. Por lo tanto sabrá realizar comentarios serios y con cierta profundidad sobre lo que lee. Cumplirá así, si fuera estudiante, con una necesidad señalada por todos como carencia en nuestro sistema educativo.

 

Este es el propósito de este ejercicio que realizamos.

 

Uno de los problemas más serios que enfrenta nuestra enseñanza es la dificultad de enseñar, lograr que los estudiantes realicen comentarios de texto, serios, objetivos, desprejuiciados y ajustados a lo dicho en el texto comentado. Aquí les vamos a ofrecer algunos fundamentos para ejecutar tal trabajo. Este es un modelo ideal de comentario. No es necesario ajustarse a él si no se necesita.

 

1. Los instrumentos:

 

1.1 Instrumentos materiales

 

El texto, un cuaderno de apuntes, un lápiz, un diccionario bueno, que le permita en el momento apropiado, conocer el significado de las palabras desconocidas por él. En numerosas ocasiones el estudiante necesitará consultar historias universales, enciclopedias o manuales, revistas, mapas, etc. Por ello es recomendable que el comentario de texto se realice en una buena biblioteca o con los materiales imprescindibles de consulta.

 

1.2 Elementos técnicos

 

Aquí se incluyen todos aquellos aspectos teóricos que permitan al estudiante elaborar un comentario correcto de texto. Manejo morfológico y sintáctico de la lengua. Conocimiento del tema que trata el texto. Sistematización y categorización de las ideas. Niveles adecuados de abstracción y comprensión.

 

2. El contexto

 

Todo texto, pequeño o grande posee un contexto mayor. Es lo que algunos llaman el estado del problema. Lo que se ha escrito sobre ese tema. Los conocimientos que se tienen hasta ese momento. El autor y su posición científica ante la problemática expuesta. Su ideología, sus investigaciones, etc.

 

Si el o los contextos están claros y el comentarista los conoce, puede realizar una breve sistematización de ellos antes de realizar el comentario propiamente dicho, a manera de introducción. Aquí se hace indispensable consultar obras variadas sobre la temática tratada por el escritor en el texto objeto del comentario.

 

El estudio del contexto puede dividirse en tres partes.

 

2.1 El autor

 

Solo si se tratará de un texto anónimo, algo difícil de suceder en estos tiempos, se prescindiría de este aspecto. Aquí podemos, entre otras cosas, interesarnos por conocer la ideología del autor, su origen teórico, escuela filosófica, científica, histórica a que pertenece o con la cual simpatiza, la naturaleza de otras obras escritas por él, si es que las ha publicado. Todo esto con el fin de esclarecer su inclinación científica, filosófica y teórica.

 

2.2 La época

 

Es importante conocer la época en que vivió el autor o si es contemporáneo, los conocimientos sobresalientes de ella sobre todo relacionados con el tema del texto. Saber si existió alguna polémica al respecto y cuáles fueron las posiciones contrarias a ellas. Aplicaciones de esas teorías y sus resultados. Todo ello permitirá medir el avance del conocimiento a través del tiempo y sus consecuencias.

 

2.3 El texto mayor

 

Es muy importante conocer la obra entera escrita por el autor si lo que se comenta es un capítulo de ella, una parte o un párrafo. El texto mayor permite y ofrece al comentarista un marco de referencia superior que le obliga a ajustarse a los lineamientos planteados por el autor y nunca realizar afirmaciones fuera de contexto, error muy frecuente en nuestro medio.

 

3. El texto

 

El texto es un escrito, en prosa o en verso, de cualquier extensión y naturaleza y que versa sobre los más diversos aspectos del pensamiento humano.

 

Según la naturaleza del lenguaje el texto se puede dividir en:

 

1. Coloquial

2. Literario

3. Científico

 

El lenguaje coloquial es equívoco (referencial, conduce a error) el científico, unívoco (verdadero, no conduce a error) y el literario, polisémico (multisignificativo).

 

En realidad quien escribe un texto solo puede asumir cinco actitudes:

 

1. Describir

2. Narrar

3. Explicar y demostrar

4. Expresar

5. Interpretar

 

Así  un texto puede describir un objeto, narrar una acción o contar un hecho, exponer una idea y demostrarla, expresar un estado anímico, una emoción o interpretar una enunciación, un mensaje.

 

Los textos literarios solo pueden ser:

 

1. Narrativos: cuento, relato, novela, epopeya, épica, crónica, fábula, leyenda.

2. Expresivos: lírica.

3. Apelativos: drama o teatro.

4. Expositivos: ensayo.

 

Esta característica ha permitido a los estudiosos de la literatura  formalizar los géneros: narrativo, lírico y dramático. Queda el ensayo como un posible género literario aún en duda. Algunos de estos géneros, tales como el narrativo en su especialidad novelesco admiten la contaminación de otros lenguajes pertenecientes a géneros diferentes.

 

Después de esas aclaraciones sugerimos el siguiente orden para realizar un comentario de texto.

 

1. Lectura y comprensión general del texto.

 

Muchas veces es necesario realizar varias lecturas del texto para poder obtener un grado de comprensión de él mínimo. En ese momento, debemos usar el diccionario, tantas veces como sea necesario. No es recomendable pasar a la siguiente etapa, sin asegurarnos de que conocemos el significado de cada palabra y poseemos una comprensión del texto general mínima.

 

2. Naturaleza del texto

 

Esta primera clasificación del texto según la naturaleza del lenguaje nos permitirá especificara si el texto es científico, coloquial o literario o de alguna especificidad derivada de ellas como el artículo periodístico, la crónica, la biografía, el chiste, etc. En esta sección nos damos cuenta acerca de la intención del autor con respecto al tema, qué es lo que persigue y a qué puerto intenta llegar. Si hemos precisado la naturaleza del texto ya tenemos un gran avance, pues desechamos los métodos y las técnicas de otras manifestaciones del lenguaje y nos podemos concretar únicamente al expuesto por el autor.

 

3. El resumen

 

Partimos del principio teórico de que todo texto para ser analizado y estudiado, desde el punto de vista metódico, es susceptible de ser resumido, sintetizado, esquematizado, exprimido, esencial izado. El resumir no consiste en repetir lo dicho por el autor con otras palabras, no es un juego de sinónimos, tampoco es una glosa, más o menos comentada, ni se trata de obtener esquemas sinópticos o cuadros. Resumir es presentar en forma coherente, precisa, bajo un nuevo estilo formal, el contenido esencial de un texto. Para ello  es preciso tener en cuenta que toda lengua está estructurada como un sistema, que puede ser representado en forma gráfica. Por ejemplo el español, así como otras lenguas, usa los signos de puntuación para demarcar categorías gráficas del lenguaje escrito. Primero establece el párrafo (todo texto está compuesto por uno o varios párrafos), divididos por un punto y aparte. Los párrafos se componen de oraciones pero una de ellas representa la idea fundamental y las otras la complementan, la especifican, la aclaran, la reiteran, etc. Si se tratara de un poema hablaríamos de imágenes y de un relato de acciones, personajes, tiempo, espacio, etc. Lo importante es que en cada sección de texto siempre encontraremos una idea o imagen fundamental y otras secundarias o suplementarias.

 

Seguiremos hablando solo de ideas y no de imágenes.

 

Los párrafos están, de esta manera, compuestos por oraciones o períodos lógicos del pensamiento. Cada uno de estos períodos representa una idea. Las oraciones suelen estar divididas  o separadas por signos de puntuación: punto, punto y coma, coma, signos interrogativos e interrogativos. Por lo tanto, en un párrafo habrá tantas ideas como oraciones.

 

Para realizar el resumen, entonces el estudiante deberá dividir el párrafo en oraciones, tal y como hicimos cuando realizábamos su análisis sintáctico. Acto seguido y después de cada oración debemos escribir con el menor número de palabras la idea, el significado de esa oración, hasta terminar con el párrafo. Al final revisamos cada una de las ideas y reunimos las que se reiteran o tienen un significado parecido. Entre todas ellas veremos que existe una que se convierte en la reiterada, el núcleo del párrafo, la que recibe mayor atención. Esta es la idea o imagen fundamental. La escribimos por separado y la subrayamos. Algunos autores juegan con dos o más ideas fundamentales en un mismo párrafo con el fin de contrastarlas, oponerlas, subordinar una a la otra. Hay que estar alerta a ese juego dialéctico.

 

la operación anterior debe realizarse a los párrafos siguientes hasta terminar con el texto. Una vez terminado ese trabajo entonces el comentarista está en condiciones de realizar el resumen. Para ello tome todas las ideas fundamentales y las redacta en forma lógica y sintética.

 

4. El problema fundamental

 

Algunos autores prefieren llamarle tema. Aquí usamos el concepto de "problema fundamental" lo que vendría a se como la gran idea fundamental o esencia de todas las ideas fundamentales de los párrafos. No se trata de una sumatoria de ellas sino de una gran idea o tema, o problema, planteada por el autor y que fue lo que motivo a ese escritor realizar ese escrito. Este trabajo el alumno lo realizará como una síntesis de las ideas fundamentales en una sola oración.

 

5. El comentario  de texto

 

Ahora el estudiante está en capacidad de realizar el comentario de texto. Este consiste en enfrentar las ideas fundamentales con otras del mismo texto, buscar coherencia en ellas, contradicciones, superficialidad en el manejo de ellas, rigurosidad, prejuicios, generalizaciones falaces, atingencia, rigurosidad de juicios, explicitación de principios y demostración de los mismos, avance científico con respecto a otros autores y los conocimientos actuales, etc.

 

 

 

UN EJEMPLO CONCRETO DE COMENTARIO DE TEXTO

 

 

 

ENTUSIASMO Y ESTUDIO

 

 

"El estudio de la literatura exige en quien se dedica a él ciertas dotes teóricas. Sin la facultad de aprehender los problemas teóricos como tales, de comprender los métodos científicos con que se logró su solución y aún sin la posibilidad de aplicarlos por sí mismo a la resolución de nuevas cuestiones, queda velado para siempre el acceso a la ciencia de la literatura. Ésta exige todavía, como todas las demás ciencias, particular vocación para el objeto inmediato de su estudio. Sin sensibilidad especial para el fenómeno poético, resultarían vanas y estériles todas las nociones de la ciencia de la literatura y faltarle la verdadera comprensión, la que nos habilita para dominar por completo un asunto. Esta facultad, que nos permite darnos cuenta de lo que hay de específico en la obra poética, se manifiesta generalmente por un gran entusiasmo; entusiasmo que, incluso en el joven estudiante que se dedica con seriedad, al estudio de la literatura , sobrepasa casi siempre al interés teórico con la obra poética para despertarse. Pero, cuanto más profundo es el entusiasmo por los asuntos literarios, tanto mayor suele ser la decepción para el principiante.

Al contrario, el estudio, no va encaminado a comunicar las emociones estéticas y hacerlas más profundas; al contrario, parece que no le importan. Los caminos que recorre la enseñanza teórica conducen lejos de la esencia de la poesía. En vez de deleitarnos con la belleza de un poema, es necesario contar sílabas y acentos, investigar y estudiar el esquema de la rima, detenerse en palabras aisladas, cuya aparente facilidad de comprensión se ve complicada por la paciente investigación de la época de su aparición y de la frecuencia de su uso en otras obras del mismo autor o en las de sus contemporáneos. En vez de entregarnos sin reserva a la fuerza y a la violencia de un drama, se hace necesario analizarlo y disecarlo hasta que aparentemente ya no queda en él rastro de vida.

Entonces ocurre con frecuencia que la desilusión se transforma en acusación contra las ciencias del arte, que debilitan la sensibilidad artística e incluso llegan a destruirla. Solo más tarde, continuando este estudio, se reconoce cómo realmente se hace más profunda la receptividad y la comprensión de las cosas literarias. Del mismo modo que un entendido en música "comprende" una fuga mejor que un profano, para el cual no es más que una serie de sonidos, así también quien tiene un conocimiento profundo de la literatura entiende la obra de un poeta mejor que aquél para quien no pasa de ser una atracción pasajera. Esta atracción tiene, en general, un marcado carácter subjetivo, mientras que el otro camino intenta penetrar en la índole de la obra misma.

Trátase,  ciertamente, de una tentativa. El intérprete literario aunque procure ser lo más objetivo posible, nunca podrá prescindir de su individualidad, ni de su época, ni de su nacionalidad. La historia de las interpretaciones de la obra de Shakespeare es uno de los capítulos más ilustrativos de la historia espiritual de Europa. Todo esto, sin embargo, no se opone a la licitud y a la necesidad de una comprensión lo más adecuada posible de los textos literarios.

Todo el estudio teórico de la obra poética está inicialmente al servicio del importante y difícil arte de saber leer. Solo quien sabe leer bien una obra está en condiciones de hacer que los demás la entiendan, es decir, de interpretarla con acierto. Y quien es capaz de leer una obra puede satisfacer las exigencias inherentes a la ciencia de la obra poética. Por otra parte, estar en condiciones de responder a todas las cuestiones acerca de la esencia y significado del estudio literario,  impone el riguroso conocimiento de los objetivos que deseaos alcanzar y de los métodos adecuados."

Wolfgang Kayser.

 

 

Iniciemos el comentario de texto siguiendo el modelo expuesto antes.

 

1. El autor

 

El autor de este texto es el alemán Wolfgang Kayser. Tenemos muy poca información de él. Sabemos que recibió una fuerte influencia de parte de los filósofos alemanes poshusserlianos. Sus maestros inmediatos fueron Husserl y Román Ingarden. Así pues, su concepción de mundo se sustenta en la tendencia fenomenológica que no presupone nada, ni el mundo natural, ni el sentido común, ni las proposiciones de la ciencia, ni las experiencias psicológicas. Se coloca "antes de toda creencia y de todo juicio para explorar simplemente y pulcramente lo dado". Una enciclopedia nos puede ayudar.

 

Fenomenología, movimiento filosófico del siglo XX que describe las estructuras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia, sin recurrir a teoría, deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas tales como las ciencias naturales.

Edmund Husserl

El fundador de la fenomenología, el filósofo alemán Edmund Husserl, introdujo este término en su libro Ideas. Introducción general a la fenomenología pura (1913). Los primeros seguidores de Husserl, como el filósofo alemán Max Scheler, influenciado por su libro anterior, Investigaciones lógicas (1900-1901), proclamaron que el cometido de la fenomenología es estudiar las esencias de las cosas y la de las emociones. Aunque Husserl nunca renunció a su interés por las esencias, con el tiempo mantendría que sólo las esencias de ciertas estructuras conscientes particulares constituyen el objeto propio de la fenomenología. Husserl, a partir de 1910, definió la fenomenología como el estudio de las estructuras de la conciencia que capacitan al conocimiento para referirse a los objetos fuera de sí misma. Este estudio requiere reflexión sobre los contenidos de la mente para excluir todo lo demás. Husserl llamó a este tipo de reflexión 'reducción fenomenológica'. Ya que la mente puede dirigirse hacia lo no existente tanto como hacia los objetos reales, Husserl advirtió que la reflexión fenomenológica no presupone que algo existe con carácter material; más bien equivale a "poner en paréntesis la existencia", es decir, dejar de lado la cuestión de la existencia real del objeto contemplado.

Lo que Husserl comprobó cuando analizaba los contenidos de la mente fue una serie de actos como el recordar, desear y percibir, e incluso el contenido abstracto de esos actos, a los que Husserl llamó 'significados'. Esos significados, proclamó, permitían a un acto ser dirigido hacia un objeto bajo una apariencia concreta, y afirmó que la direccionalidad, que él llamaba "intencionalidad", era la esencia del conocimiento. La fenomenología trascendental, según Husserl, era el estudio de los componentes básicos de los significados que hacen posible la intencionalidad. Posteriormente, en Meditaciones cartesianas (1931), introdujo la fenomenología genética, a la que definió como el estudio de la formación de esos significados en el curso de la experiencia.

Martin Heidegger

Todos los fenomenólogos siguieron a Husserl en el intento de utilizar descripciones puras. Así, suscribieron la frase de Husserl que conducía a aprender "las cosas mismas". Sin embargo, diferían entre sí tanto en lo referente a si la reducción fenomenológica puede ser llevada a cabo, como en lo tocante a lo que es evidente para el filósofo al dar una descripción pura de la experiencia. El filósofo alemán Martin Heidegger, colega de Husserl y su crítico más brillante, proclamó que la fenomenología debe poner de manifiesto qué hay oculto en la experiencia común diaria. Así lo mostró en El ser y el tiempo (1927) al describir lo que llamaba la 'estructura de la cotidianidad', o 'ser en el mundo', que pensó era un sistema interrelacionado de aptitudes, papeles sociales, proyectos e intenciones.

Para Heidegger, el individuo, y, por extensión el ser humano, es lo que uno hace en el mundo, pues una reducción fenomenológica a la experiencia privada es imposible, y como la acción humana se compone de un dominio directo de los objetos, no es necesario situar una entidad especial mental, llamada significado, para explicar la intencionalidad. Para Heidegger, la situación dentro del mundo entre las cosas en el momento de realizar proyectos es un tipo de intencionalidad más trascendente y fundamentadora que el manifestando sólo con mirar o pensar sobre los objetos, y es esta intencionalidad más fundamental la que hace posible la direccionalidad analizada por Husserl desde el saber científico.

Fenomenología francesa

El filósofo francés Jean-Paul Sartre, uno de los principales representantes del existencialismo trató de adaptar la fenomenología de Heidegger a la filosofía de la conciencia, recobrando de ese modo, las enseñanzas de Husserl. Coincidió con éste en que el conocimiento está siempre orientado hacia los objetos, pero criticó su afirmación de que tal direccionalidad fuera posible sólo por medio de entidades mentales peculiares llamadas significados. Otro filósofo francés, Maurice Merleau-Ponty rechazó la idea de Sartre de que la descripción fenomenológica revelara que los seres humanos son puros, aislados y con una conciencia libre. Recalcó el papel de un cuerpo activo y comprometido en todo el conocimiento humano, y por esta vía amplió las nociones de Heidegger destinadas a incluir en la fenomenología el análisis de la percepción. Como Heidegger y Sartre, Merleau-Ponty es un fenomenólogo existencial que niega la posibilidad de situar la experiencia del hombre entre paréntesis o en suspenso respecto a la conciencia del ser.

La fenomenología ha tenido una influencia creciente sobre el pensamiento del siglo XX. Se han desarrollado interpretaciones fenomenológicas de teología, sociología, psicología, psiquiatría y crítica literaria, y la fenomenología sigue siendo una de las escuelas más importantes de la filosofía actual.[1]

 

2. La época

 

En forma muy sucinta podemos decir que el autor vivió en la Alemania de las dos guerras mundiales (su obra fue publicada en julio de 1948) y que experimentó los cambios más bruscos, tanto en lo social y económico como en lo político, de la Europa de principios y mediados de siglo veinte. Su férrea formación académica y las constantes crisis políticas le condujeron a la visión fenomenológica del mundo y bajo ese movimiento filosófico escribió se obra Interpretación y análisis de la obra literaria de donde extrajimos el texto Entusiasmo y estudio.

 

3. Texto mayor

 

El texto escogido pertenece a la introducción, página 13 y 14 del volumen citado: Interpretación y análisis de la obra literaria.

 

Libro clásico del estudio de la teoría literaria que ha ejercido una gran influencia en el ámbito nacional sobre la enseñanza de la literatura.

 

Todo el libro es una llamada de atención sobre la necesidad de estudiar la obra literaria en sí, sin acudir a pretextos, subjetividades, prejuicios, biografías o referentes más o menos señalados. Su intención fue introducir los estudios literarios dentro de la ciencia social llamada teoría literaria y lograr los postulados esenciales que describieran el fenómeno literario en sí sin acudir a otras ciencias.

 

4. El texto en sí

 

4.1 Lectura y comprensión general

 

Una vez hecha la lectura (cuantas veces fue necesario) llegamos a la l conclusión de que para conocer, interpretar una obra literaria se hace necesario el entusiasmo y el estudio. La vocación y la ciencia. El deseo y los conocimientos.

 

4.2 Naturaleza del texto

 

El texto es científico. Expone ideas y las demuestra. Su lenguaje es unívoco.

 

4.3  El resumen

 

Enumeremos los párrafos. El texto consta de cinco párrafos.

 

Párrafo primero

 

Vamos a escribir las ideas de cada oración que compone el párrafo.

 

1.1 El estudio literario necesita de la teoría científica.

1.2 Un científico de la literatura debe aprehender los problemas literarios y aplicar la teoría científica.

1.3 La ciencia literaria exige vocación del estudioso.

1.4 También la sensibilidad es indispensable en esta ciencia.

1.5 El entusiasmo es el reflejo de la facultad para comprender una obra.

1.6 Éste sobrepasa, a veces, el interés teórico.

1.7 El entusiasmo, algunas veces, es síntoma de capacidad creadora.

1.8 A mayor entusiasmo, mayor decepción para el principiante.

 

Resaltemos la idea fundamental del párrafo.

 

La persona que posee vocación científica y sensibilidad artística comprende mejor la obra literaria.

 

Párrafo segundo

 

2.1 El estudio inicial no persigue la comunicación estética.

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