La Santa Inquisición en Costa Rica, Cartago.

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La Santa Inquisición en Costa Rica, Cartago.

 

El Doctor Esteban Curti, un médico italiano fue la víctima, llegó en el año 1790.En 1794 se le apresó por orden del Santo Oficio y se le dio en custodia a Joaquín Oreamuno. Después de viajar como reo por León, Guatemala llega a México y ahí se le sentencia al destierro en los presidios de África el 24 de marzo de 1798. Escapó del convento y desapareció. Murió en Filadelfia de muerte natural. Véase el librito El Doctor Esteban Curti y La Inquisición en Cartago, escrito por Franaco Fernández Esquivel, historiador, en 1998 y por la Editorial Grafotécnica Editorial e Impresora SRL, Lima, Perú.

 

 

 

EL DOCTOR DE ALMAS Y CUERPOS

 

Por Nicolás Guntanis Papayorgo

 

I

 

A Cartago el Dr. Esteban Curti vino,

pocos entendieron que él era como un trago de vino,

Que deja un buen sabor,

cuando se lo toma sin pudor.

llegó un día que no anocheció,

porque con su presencia a Cartago resucitó,

Alejó a toda peste,

vistiendo a la ciudad de celeste.

Con él vino la sapiencia

pero entre tanta inocencia,

ésta la entendieron por brujería,

Al no comprender que con su presencia Cartago amanecía.

 

II

 

Así se da una contienda entre cristianos y curtianos,

los unos acusaban al Doctor,

porque trató a la vida de quitarle el dolor,

los otros se defendían, aduciendo que a nadie se ofendía,

al entender que después de Él,

no existe nada con sabor, y mucho menos con dolor.

¿Y entonces para qué un Doctor?

 

III

 

Contienda que tiene por escenario un juicio,

donde el Doctor los vuelve a sacar de quicio,

dado que al acusarlo de hereje, los que querían así mandarlo al peje.

El argumentó que el verdadero purgatorio,

es vivir en un pueblo en el que todos creen en el demonio,

pero que se hacen acompañar de un gran odio.

Y aquellos que se creían cristianos

eran en el pensamiento enanos,

al juzgar al milanés,

porque algunas sacó de la viudez.

Parecidos a los que hoy, botan al mar los bananos,

dejando sin comida al hambriento,

y al mundo terrenal con su mayor tormento.

 

IV

 

Ésos con su miopía, a Cartago lo volvían a llenar de hastío,

pues a  la partida del Doctor quedaba un gran vacío.

al dejar a los hombres y niños sin curación,

y a las mujeres sin su consolación.

Algunos pocos lloraron su partida,

los que comprendieron que con su ausencia Cartago perdería

la vida,

al irse con el milanés,

la oportunidad de salir de la idiotez.

sufriendo así la ausencia

de la incivilidad y la Ciencia,

que hubiesen a Cartago resucitado,

si el Doctor de almas y cuerpos, no lo hubieran sacrificado.

 

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