Jorge Méndez Limbrick

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JORGE MÉNDEZ LIMBRICK

(1954)

 

Jorge Méndez Limbrick nació el 5 de noviembre de 1954. Realizó los estudios primarios y secundarios en San José. Los universitarios los hizo en la Universidad de Costa Rica, donde se graduó en Derecho. Ha sido profesor en la Escuela Libre de Derecho. Tiene una novela inédita, Cátedra en el café y escribe otra que le dará el nombre de Rojo Profundo.

 

 

LO QUE HA ESCRITO JORGE MÉNDEZ LIMBRICK

 

NOVELA

 

1.      Noche Sonámbula: 1997 Poema (épico)

2.      Mariposas negras para un asesino: 2005

 

Esta novela de Jorge Méndez Limbrick  que llamó Noche Sonámbula y publicó en el año 1997,1 es una canto al héroe (según la obra) Hernán Cortés. En la contratapa de la segunda novela se afirma que la publicó en 1977 y que es una prosa poética.

 

También ha escrito poesías pero no las ha reunido en ningún libro especial.

 

Es una obra que utiliza un personaje histórico y que comprende los tiempos en que Hernán Cortés realizó las diferentes expediciones a tierras de América y algunas de las batallas que le correspondió en la conquista de México.

 

La obra o novela se gesta desde una noche de farra, de tragos, de amores lujuriosos y borracheras. Desde ese presente, al final de la novela, la voz del narrador, cercana a un cantor, eleva el grito de gloria del héroe  Hernán Cortés, después de muerto, desde el cráneo de su calavera, en la urna donde han depositado sus restos. Es una evocación lírica de sus viajes y hazañas, sus encuentros, acusaciones, traiciones y expediciones. Todo ello desde la tumba, desde la agonía, desde sus últimos momentos de vida y después de su muerte. Es la visión desde la perspectiva española, del conquistador. El indio no posee voz, a pesar de ser la víctima. Es la historia oficial, su alabanza poética, su cantar de gesta, su inmortalidad, más allá de la muerte. Por eso el paso de la vida a la muerte, en ese eterno laberinto es más un encuentro con la paz, con el silencio, con la luz, con las aguas cristalinas y la apacible montaña, remanso de armonía. No hay crítica, ni censura, solo alabanza. El tiempo se ha eternizado en la gloria del héroe y la vida cobra trascendencia, después de la muerte y todo ello en nombre de Dios y la madre iglesia. La burla del bufón de Carlos, el rey, es castigada por la Santa Inquisición y ésta triunfa sobre la ciencia, a pesar de que se vislumbra una inclinación obvia por esta última.

 

Los personajes son configurados por una sola perspectiva, la del narrador o cantor y por supuesto, los conquistados carecen de grito, de alabanza, de gloria. La conquista y la conversión de los herejes justifican las matanzas, los genocidios en las batallas, de las Noches Tristes, del despojo, traición y engaño. ¿Novela o Canto? Pensamos que se acerca más a lo segundo. No tiene la estructura de novela.

 

La segunda novela de este escritor se publicó en el año 2005 y lleva como título, Mariposas negras para un asesino. Recibió el premio de novela Una Palabra por parte de la Universidad Nacional.1

 

En otro lugar hemos llamado la atención sobre el título de las obras y hemos afirmado que éste, en muchos casos es de enorme importancia. Creemos que sin ser parte del discurso literario, como tal, juega un rol semántico trascendente, sobre todo para algunas novelas, que como ésta se configura como del género policíaco.

 

Si analizamos el título obtenemos una serie de datos que esclarecen, desde él, al criminal, sin apenas comenzar a leer la novela. Citémoslos:

 

                  1. Existe un asesino.

2. El asesino es uno.

                  3. Es de género masculino.

                  4. Existen unas mariposas negras relacionadas con el asesino.

                  5. Las mariposas son negras y varias.

 

El título de la novela, por sí solo excluye una serie de hipotéticas posibilidades. Esto limita la estructura de la novela policíaca.

 

Con esta información, el lector social se prepara para leer una novela policíaca. La estructura formal de ellas es simple:

 

1. Siempre existe un criminal, un crimen y un detective o investigador.

2. El autor puede iniciar la historia desde el final (in extrema res) y poco a poco ir analizando la forma como el asesino o los asesinos cometieron el crimen (o los crímenes, cuando estos son en serie) o hacerlo a la inversa. Poco a poco va configurando una telaraña de acontecimientos (indicios o despistes, para llegar al final con el esclarecimiento del asesino o los asesinos.

 

En la novela que nos ocupa se escoge esta última estructura.

 

El género policiaco, en las manifestaciones literarias del presente suele utilizar la estructura formal como pretexto para desarrollar otras temáticas, sobre todo, la social. Esta novela no escapa a esa intención del autor.

 

La novela es de corte tradicional. No alcanza la polifonía y menos la sinfonía de novelas sobresalientes publicadas, aún en nuestro contexto. Existe únicamente una perspectiva del discurso independiente que inicia la novela y augura un alcance polifónico deseado pero se deja de lado muy pronto para introducir una enorme digresión relacionada con las culturas griega y romana que en nada le favorece y en mucho le perjudica.

 

La novela, de preferencia, utiliza un contexto social relacionado con el San José presente (1999). Es la joven Jackie quien toma la iniciativa para, desde su perspectiva informe a su confidente Guillermina su vida de prostituta "fina" en los mejores bares de San José. En forma muy atinada el lector social va configurando una imagen social de la ciudad, desde su propia visión.

 

Pero pronto el narrador omnisciente se apodera de la narración y a través de un abogado, oficial jubilado, Henry de Quincey Acosta, comienza a ¿desenredar? la trama de la novela. Es aquí cuando se comenten la mayoría de los desaciertos y atentados contra el verosímil del discurso.

 

Henry pasa de abogado a investigador, después de diez años. Sin razón aparente se dedica, más que a ejercer su profesión, recién obtenida, a esclarecer el crimen de una joven, La Bella sin marcas, que precedía a La Parturienta, que también había sido asesinada en similares condiciones. Es en este momento cuando aparece La Sombra en los sueños de Henry y da indicios de ser el asesino o por lo menos alguien cercano a ella. También se menciona las mariposas negras y una especie de cofradía o club de damas de compañía. A la serie de jóvenes asesinadas se une la llamada Medias de seda y por último la misma Jackie. Ésta última se sale del patrón de jóvenes, por lo menos en la forma como es asesinada.  

 

Uno se ve tentado a pensar que se trata de un texto que pertenece al género de lo extraño pero el discurso novelesco no se ajusta a los ejes de leyes sobrenaturales, unidas a las racionales. El final de la novela no puede ser más elocuente. La sombra, La presencia que reúne casi todos los indicios para codificarse como el asesino, personificadas en Julián Casasola, el médico que realizaba las autopsias, resulta ya muerto en Europa, la casa de campo en San José de la Montaña, apenas son ruinas, Henry aparece enfermo en el sanatorio Chapuí y es sospechoso de ser el asesino en serie. El lector social se entera de que muchos de los sucesos fueron producto de la mente enferma (que nadie sospecho y menos comprobó) de Henry. Es un final que viola absolutamente lo verosímil en el relato y deja en el lector social la sensación de que fue una tomada de pelo. Realmente la novela termina sin que se conozca la identidad del crimen, se establezcan las razones de los asesinatos y otros aspectos propios del discurso del método científico.

 

Por otra parte, si de lo que se trataba, era de comparar dos momentos históricos de la ciudad de San José, las diferencias sociales y la degradación moral del presente, la verdad es que no se consigue sino en una pequeña dosis. La visión social se torna superficial (en la historia de la novela), acrítica y tal vez un tanto nostálgica. El discurso histórico no es aprovechado en su máxima expresión y en ocasiones se torna moroso, empalagoso e innecesario, tal es el caso de la enorme digresión  de la lectura hecha por Julián de un libro un tanto esotérico, greco-romano. 

La tercera novela, El laberinto del verdugo ganó el premio de la Editorial Costa Rica en el año 2009.1 

 

Esta novela no oculta su categoría. Ya en la portada aparece la leyenda "Novela negra". Por lo tanto pone al lector frente al género policíaco; y además de ese aviso su título es elocuente "El laberinto del verdugo". Las reglas son explícitas. No obstante la novela va más allá y se inserta en la San José de hoy. Su estructura policíaca es un pretexto para crear un mundo social en crisis a través de voces interconexas que dibujan un caleidoscopio de imágenes llenas de preguntas y sin respuestas precisas, solo sospechadas.

La novela tiene la siguiente estructura formal. La divide en cuatro partes: Tres narraciones infames, Amapola reina de la noche, Suite nocturnal o variaciones sobre un mismo tema y La esfera suprema.

 

La primera parte está codificada por lugares específicos y personajes protagónicos que reflexionan, sienten, meditan, planean, discurren, sueñan y recuerdan. Son voces que el lector escucha con atención y sigue su recorrido a través de apariciones libres y sin causalidad lógica sino espontánea.

 

El primer espacio por orden de aparición es El hospital psiquiátrico en Pavas y lo encarna Felipe Ossorio y Henry De Quincey, el famoso investigador de los crímenes, abogado e investigador en el OIJ y  de quien algunos dicen que es el asesino en serie de varias mujeres prostitutas pero que, todo lo contrario es conocedor del verdadero criminal, el señor Julián Cassorla Brown. El señor Felipe Ossorio, como se va presentando no es desmemoriado y más bien se presenta como un estudioso de filosofía con gran conocimiento del pensamiento griego y romano. De loco no tiene nada. Es la conciencia más lúcida que la imaginación podría señalar en nuestro medio.

 

El segundo espacio es un lugar en San José cerca del Valle de las Muñecas: El consorcio Jurídico Data-Ius y el personaje que lo representa en Beatriz Muriel Nigroponte. Una bellísima abogada que trabaja en ese lugar y lleva el caso de la compra de La torre Fénix por JC, un ricachón relativamente joven y misterioso. Morirá misteriosamente

 

El tercero lo representa El OIJ. Y es Ernesto Miranda Rojas el investigador que presta su voz. Se conocen sobre todo las actividades de él y los archivos del vampiro, etc.

 

Tanto los personajes Henry De Quincy, La Sombra, Julián Cassorla y otros, así como los crímenes de las prostitutas, La Bella sin marcas, La parturienta, Y Medias de seda y el mismo Julián con su mansión en San José de la Montaña y otros hechos relacionados son retomados de su primera novela Mariposas negras para un asesino. Ello indica que esta novela es una especie de segunda parte.

 

La novela inicia con las voces de estos personajes que sin orden codificado explícitamente van creando ese mundo  laberíntico josefino, de crímenes, negocios, investigaciones y "locuras".

 

Toda la primera parte, más de la mitad del texto, se convierte en una presentación de los hechos criminales, los personajes protagónicos y sus respectivos roles en la historia. Los lugares donde suelen ocurrir esos crímenes: San José, unos viajes a la mansión de don Julián a San José de la Montaña, las diferentes zonas: zona del vampiro, valle de las muñecas, zona del fantasma y referentes específicos como la Torre del Pacífico y otros menores como el Sanatorio, El bufete, las Torres y sus relaciones con el señor JC y por fin la muerte de Beatriz. No se deben dejar de lado la subciudad, el Parque Gregorio y los lugares soñados por Beatriz y Henry, así como el laberinto.

 

La segunda parte la titula Amapola reina de la noche.

 

En ella se narra el escape del la laberinto realizado por Felipe Ossorio y Henry De Quincy, el famoso abogado que trabajara en el OIJ y que fuera acusado de los asesinatos de las prostitutas. Su refugio en el edificio del Pacífico, cerca de las terminales del ferrocarril y su encuentro con El Gran Archivero de la Noche, nonagenario que conoce todos los archivos judiciales y nunca sale de ese lugar misterioso y terrorífico, más parecido a un laberinto de la historia no oficial de San José y el ojo omnipresente testigo de las zonas del crimen y el Valle de las Muñecas y la vida nocturna josefina.

 

Esta segunda parte permite al lector un recorrido físico e histórico, no oficial, así como sociológico de la San José y sus crímenes desde 1890 hasta el presente, pasando por las Cuevas del Virilla, los asesinatos de las jovencitas del barrio Don Vosco, todos sin encontrar el asesino y la sombra de poderes ocultos detrás de ellos vestidos de políticos y ricachones, eventualmente miembros de Cofradías y rituales insospechados. Ese es quizás el verdadero laberinto del verdugo.

 

No escapan al ojo de los personajes protagónicos la vida oscura en las zonas del crimen, viejas y nuevas. La nuevas nominaciones de la llamada Zona Roja, y la famosa calle 12 hasta los alrededores extendidos hacia el sur, el oeste y el este en las cercanías de la Universidad de Costa Rica con la ya triste y famosa Calle de la Amargura. Pero no se crea que la película caleidoscópica se quede en los niveles del bajo crimen. Todo lo contrario sube a las esferas de los poderosos en las Torres semiprivadas, los hoteles de cinco estrellas, las mansiones, las guaridas de los ricos seudo profesionales, los nuevos moles, las quintas y los condominios privados, alejados de los lugares "contaminados".

 

No escapa a esa conciencia de los personajes que van enumerando los hechos que esclarecen los crímenes. El viaje del Gran Archivero de la Noche al Distrito Federal con una beca para estudiar la restauración y mantenimiento de libros. Los encuentros con personajes importantes como Blackwood y Rocco y la búsqueda de los libros de Paul Morphy y luego la búsqueda del libro El Ismalión en Londres. En verdad Morphy fue un famoso ajedrecista norteamericano.

 

La tercera parte es narrada por una especie de conciencia particular: la de Julián y es así como el lector se acerca a él desde una perspectiva cierta, creíble, conoce los más íntimos pensamientos y hechos realizados por él y sus amigos.

 

"El Valle de las Muñecas en los últimos años ha reverberado en luces y en más pasiones y en más droga... pero algunos lo pueden ver, otros son ciegos a la bufonada, en la risa orquestada de los "monigotes con poder" que vos y Francesco Rocco han fabricado para deseos propios y ajenos."1

 

Esta técnica a pesar de que no es un estado profundo de conciencia, permite salirse del clásico narrador omnisciente y presentar los hechos tal y como los vivió el personaje. Es moderna y tiene grandes posibilidades semánticas y literarias.

 

También es utilizada para presentar al personaje Henry De Quincy y narrar las últimas aventuras de este personaje al lado de Felipe Ossorio, hasta concluir con la muerte de Julián o JC y la propia de ese demente-cuerdo que el causante del asesinato colectivo en el Sanatorio.

 

La novela deja hilos sin concluir y es de esperar la tercera obra para cerrar el ciclo, como es ahora costumbre con las llamadas sagas. Es formalmente policíaca y como tal respeta su estructura y características pero tiene un trasfondo social y político importante que la convierte en una obra que penetra en los antros del poder económico y morales de la San José de las últimas décadas, sin escatimar referencias a las primeras décadas del siglo XX. Tiene como fondo las llamadas cofradías que siempre han existido. Hombres que periódicamente se reúnen para realizar rituales sobre todo criminales para satisfacer sus aberraciones de poder, religiosas, espirituales y sexuales. Los asesinatos de jóvenes en el Virilla y los rituales en las famosas Cuevas son testigo de esas manifestaciones, lo mismo que los crímenes de las prostitutas. Y como se realizan en determinadas fechas por sus mismas creencias se convierten en crimines seriales. A veces se realizan por individuos solos, que no pertenecen a esas cofradías y lo que delatan son personas con serios trastornos emocionales, tales los casos del llamado EL Cóndor que fue apresado y hasta hoy se desconoce qué pasó con él y los famosos crímenes de La Carpintera que también se mantiene en el anonimato su criminal.

 

Como corolario de esa situación la novela no sólo trata de esclarecer los crímenes y los culpables sino, y esto es quizás lo más importante ofrecer al lector un retrato vivo de la problemática criminal de San José, los lugares más peligrosos y los vicios sociales de todo género. No podría escapar la droga y sus estragos en todos los estratos sociales del país.

 

Extrañamos (y esto no forma parte del comentario literario) un tanto la carencia de una realidad nueva de la violencia. Si antes existía, pues es congénita al hombre con manifestaciones en las guerras, las luchas por el poder político y económico, cofradías del terror, o simplemente por imponer mitos y costumbres machistas como los pleitos callejeros de los pueblos, los bochinches a golpes en las cantinas y bailongos, y las peleas campales los domingos después del partido de futbol, lo cierto es que tenían causas y móviles diferentes a la violencia de hoy. En los pueblos no se peleaba por comer, por dinero, por aspectos materiales, salvo excepciones. Traiciones, rivalidades, quizás herencias, borracheras, etc. El robo, por lo tanto no tenía la vigencia motora que hoy tiene. La violencia por el poder económico era propia de los estratos altos, los políticos y los gamonales y ésos crearon la violencia institucional, la desigualdad, y la pobreza generalizada.

 

Hoy existen crímenes sexuales, más por alcanzar el objeto deseado y nunca logrado por el camino correcto del convencimiento amoroso y para satisfacer pasiones y se mata, pues un muerto no puede reconocer al autor. No conozco estadísticas pero se podría afirmar, sin temor a equivocarnos que la mayoría de los crímenes tienen como móvil la obtención del dinero. Claro que se dan otros móviles de los más variados pero creemos que son los menos.

 

Nos agradó la novela. Es un logro literario importante en nuestras letras y evidencia una generación de escritores que se abren camino en ese difícil arte y se insertan en las corrientes más importantes de la Literatura de Hispanoamérica.

 

También es oportuno señalar que el verosímil en el relato, las leyes internas del mismo en algunas ocasiones se ven violentadas, tal el caso de la explicación que da el narrador sobre el origen de Don Julián. El lector fácilmente se da cuenta que en estos tiempos un vecino de Los Hatillos, humilde, y que pasa desapercibido y de pronto se convierte en multimillonario por una herencia que le deja a su muerte un abuelo materno, no es tan digerible. Tampoco conviene, según nuestro entender, que el autor en plena narración de un acontecimiento importante, serio, trascendental, se detenga a explicar que a una exposición fueron invitados Carlos Cortés, Rodrigo Soto y él mismo autor, con más muestras de jocosidad que de seriedad. "Pecatas minutas".



1 Méndez Limbrick, Jorge. El laberinto del verdugo. Ed. Costa Rica, San José, 2009.

1 Méndez Limbrick, Jorge. Ob. Cit., p. 183.

        



1 Méndez Limbrick, Jorge. Noche Sonámbula. EUNED, San José, 1997.

 

1 Méndez Limbrick, Mariposas negras para un asesino. EUNA, Heredia, 2005

 

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2 Comments

This is good! How did you learn this stuff when you were a newbie?
Le pasaré la pregunta al escritor.
Benedicto Víquez Guzmán

Me gustaría saber cómo se originaron o cual fue el motivo de varias "cuevas" que se encuentran cerca del rio Virilla, por La Uruca.
Me acuerdo que de niño, se decían pequeños cuentos acerca de “Las Cuevas Del Virilla”, pero nunca hubo ninguna explicación al respecto. Ahora, luego de muchos años de vivir fuera de mi país natal, me ha dado curiosidad por este “cuento”.
Si es posible para algún miembro de este sitio (Website) de indagar y compartir esta curiosidad, le agradecería mucho.

Gracias por tu comentario.

No es mucho lo que se ha escrito sobre las famosas cuevas del Virilla. El ideario popular le han asignado diferentes temas, todos relacionados con el misterio, el crimen, los aparecidos, murciélagos, criminales que han vivido en sus entrañas, crímenes pasionales, y hasta seres fantásticos como cocodrilos, sirenas, piedras encantadas, etc., hasta guarida de forajidos. La realidad es que existen unas cuevas enormes que aparecen a la orilla del río Virilla. Quién las hizo y con qué fin, no se sabe a ciencia cierta y se dan muchas versiones.

Cuando tenga más información con gusto la agregaré.

Saludos
Benedicto Víquez Guzmán

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This page contains a single entry by Benedicto Víquez Guzmán published on 14 de Septiembre 2009 2:22 AM.

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