Los niveles de la enunciación y sus implicaciones

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LOS NIVELES DE LA ENUNCIACIÓN Y SUS IMPLICACIONES

 

 

Ahora podemos integrar, bajo un diagrama completo, la enunciación y el enunciado, sus relaciones posibles y los  diversos sentidos, producto del juego interno de los diversos niveles y posibles voces o perspectivas de la narración.

      

Lo primero que debemos observar es que tanto el autor como el lector social, quien lee la novela no forman parte de la novela, están fuera de ella, aunque los autores utilicen

 

trucos para ocultarlo dentro de ella. Y cuando eso ocurra dejan de ser los autores o los lectores sociales para formar parte de los personajes de la novela o voces de ella; especie de sujeto de posibles enunciados. Eso se hace y es permitido.

 

Lo que aparece con puntos continuos es el enunciado o discurso producto de la enunciación que realiza el YO señalado con la punta de la flecha de la izquierda para que lo lea (o escuche) el Tú señalado con la otra flecha de la derecha.

 

La otra observación importante que debe señalarse es que las personas YO, YO, YO, Tú y ÉL de la izquierda en ese orden son los posibles sujetos del enunciado que crean sus propias enunciaciones secundarias. Éstas pueden ser infinitas, pero los textos soportan, en forma legible, menos de cinco. El Yo (Se) puede optar por un sujeto protagónico Sp del enunciado (yo, tú él), etc. Así una novela puede tener solo uno de estos sujetos del enunciado, como es el caso de Mi Madrina, que utiliza el YO, o bien utiliza dos y hasta los tres de las posibilidades indistintamente, como es el caso de la novela de Carlos Fuentes La muerte de Artemio Cruz. Los juegos y relaciones posibles se multiplican. Cada uno de ellos tiene su propia significación y capacidad narrativa. Está muy ligado a lo que se ha llamado "punto de vista". Entendemos por este concepto, la intención del sujeto de la enunciación de acercarse a uno u otro sujeto del enunciado (personajes, por lo general), para mirar, a través de él, el mundo privado que se muestra, ya sea a través de uno o varios personajes o de él mismo, dentro de la historia o desde fuera de ella desde una omnisciencia absoluta o limitada.

 

Distingamos ahora, las posibilidades reales y virtuales de las relaciones entre el sujeto de la enunciación y los sujetos del enunciado, dejando de lado al autor y lector social, por supuesto.

1. YO         YO........................YO           YO

 

Debe quedar claro que siempre el sujeto de la enunciación es el YO y que el oyente o lector de ella es un YO o un TÚ. Lo que cambia es el juego que se establece en el enunciado, entre el sujeto protagónico y su destinatario inmediato que por lo general es un TÚ, pero en esta primera tipificación es un YO.

 

La primera clasificación corresponde a lo que tradicionalmente se llama monólogo simple o interior. El YO sujeto de la enunciación cede la voz al YO sujeto protagónico que crea un mensaje para él mismo, es decir el destinatario es el mismo Yo Sp.

 

El YO habla de sí mismo (YO) y se dirige al YO que es el único que leo escucha. Entonces:

 

Se = Sp =  Narrratario = Destinatario.  Todos ficticios, creados por el autor.

 

Se convierte así en la narración donde el sujeto del enunciado es a la vez, representante del sujeto de la enunciación y representado como objeto del sujeto de ella. Es el verdadero monólogo. En la novela de Yolanda Oreamuno Unger La ruta de su evasión, encontrará el lector ejemplos varios de esta forma narrativa.

 

2. YO        O..........................YO           YO

 

En esta segunda variante el sujeto del enunciado es O, cero y puede ser designado por un él (ausente) o por el nombre propio de un personaje. En realidad lo que existe es una virtualidad de sujeto de enunciado que aquí designamos con el símbolo CERO, una casa, una banca, cualquier objeto es factible convertir en sujeto de enunciado. Es el narrador omnisciente, el YO oculto, el Dios todopoderoso quien narra, quien describe, quien permite que los personajes (personas, animales u objetos se conviertan en sujetos de enunciación secundarias, terciarias, etc. Desde el punto de vista de la enunciación es una técnica muy usada desde el inicio de la narrativa. Se le conoce como narrador omnisciente ya que se distancia y se esconde en el anonimato y penetra en los personajes como si fuera un Dios. Por eso algunos le llamaron Deux et machina que quiere decir Dios y la máquina. No obstante este tipo de modelo tan usado está determinado en gran medida por el oyente que según esté presente o no da pie a una serie de variedades. Así en este caso, el sujeto de la enunciación, no aparece representado en el sujeto del enunciado, pero sí lo está en el oyente del discurso y como destinatario. Esta segunda clasificación abre la virtualidad a las siguientes posibilidades de combinación:

 

 

 

De esta misma manera se pueden configurar otros cuadros cambiando el sujeto del enunciado y el oyente. El lector avisado puede entretenerse haciendo esas posibles combinaciones y encontrando textos de novelas para todas ellas. Quizás algunas aún no aparezcan pero en el futuro estamos seguros que sí.

 

Nunca podrá darse el caso de un oyente o destinatario que sea un ÉL. Tampoco un sujeto de enunciación o enunciado transformado en nueva enunciación que no sea un YO. En los casos que describimos anteriormente se trata  de un sujeto de enunciación que puede hablar de un YO, de un personaje (tercera persona), o de un Tú, pero en el instante que estas instancias asuman el rol de narrar o enunciar se convierten en Sp enunciadores, por lo tanto sujetos de nuevas enunciaciones. Las posibilidades son casi impensables.

 

Como podrá observarse, las diversas técnicas que emplea el escritor, abre posibilidades, no solo para tipificar las obras, sino para conocer el avance de la narrativa. Julia Kristeva, que solo establece relaciones entre el sujeto de la enunciación Se, el sujeto del enunciado Sp y el Destinatario, encuentra la clave para distinguir dos tipos de novela: la clásica, tradicional, fonológica y la contemporánea, dialógica, polifónica y establece el siguiente paradigma:

 

      

Observemos algunos ejemplos para apreciar los modelos descritos antes.

 

El cuento Luvina de Juan Rulfo, puede esclarecer algunos de nuestros modelos.

 

El cuento se estructura en dos niveles: el de la enunciación inicial y el enunciad. El primero pertenece al "aquí", el "acá" y está en presente. La escena se desarrolla en una tienda, en las primeras horas de la noche, a la luz de una lámpara de petróleo. El ambiente es sombrío, aparecen dos personajes en una mesa, además Camilo, el tendero, la lámpara, los comejenes y afuera la tienda, el rumor del río, los gritos de los niños que juegan y algunas estrellas asomándose en la noche. Dos hombres, un profesor y un señor, toman una cerveza, aunque para ser más exacto, es el profesor quien toma y habla, el otro únicamente escucha. Una supuesta pregunta de él, la conocemos a través del profesor. El nivel de la enunciación se presenta en cinco ocasiones. Establece una especie de pausas, de respiros, a la voz del profesor ya sea para tomarse un trago, respirar o salir a votar salivas afuera o a callar a los niños. Es presentado por la voz del sujeto de la enunciación primera, desde fuera de la historia y hace alusión únicamente al ambiente, da indicios de ubicación temporal y espacial: la tienda, las cervezas, los comejenes, el río, los niños, etc. Estas interrupciones del sujeto de la enunciación son más frecuentes al inicio del relato y van desapareciendo conforme avanza el narrar del profesor. Son cuatro, antes de que el profesor evoque la primera noche que pasó en Luvina, luego se da, de un tirón, la llegada a ese pueblo, la noche que pasó allá y algunos hechos que ocurrieron, contados por el personaje e interrumpido por algunas apelaciones de quien narra al oyente cercano. El cuento termina con la quinta y última intervención del sujeto de la enunciación. La historia o anécdota del cuento es simple:

 

Un personaje cuenta sus experiencias a otro por las que pasó en Luvina desde su llegada hasta la salida de él. El oyente resulta ser el maestro que lo sustituirá en su plaza vacante de profesor y se dirige a ese mismo pueblo.

 

El cuento es abierto por el nivel del enunciado. El lector social recibe indicios de ello en el segundo párrafo cuando aparece el empleo de la primera persona. No se inicia con señales gráficas de diálogo, ni comillas. Quien narra es un YO, un personaje. Poco después introduce señales de diálogo y nos enteramos de que se dirige a un oyente, un TÚ. Está narrado en pasado, como algo vivido, experimentado, pero desde un presente, el de la enunciación. La historia de su permanencia en Luvina es laque ocupa la extensión mayor del relato. Inicia describiendo poco a poco el lugar, los cerros (Luvina), la tierra, las plantas, etc. Es un lugar árido, desolado, donde anida la tristeza. Luego pasa a recordar, evocar, su llegada a Luvina con su familia, la esposa Agripina y sus tres hijos, la primera noche que pasó allí, dentro de la iglesia. Esta descripción ocupa la atención del narrador de primera persona, sujeto protagónico perteneciente al enunciado, con algunas referencias a los habitantes del pueblo, sus costumbres y modo de vivir. El relato o historia es interrumpido constantemente por el sujeto de la enunciación, sobre todo al inicio y por regresos al presente desde donde se narra. Frases como "usted va para allá ahora", etc. apelan constantemente al oyente del enunciado. Le va informando acerca del tiempo que duró allá (quince años o más), del trato que les da el gobierno a los moradores del pueblo y de su única esperanza: esperar la muerte.

 

También el personaje, sujeto del enunciado, asume la palabra de los habitantes y la representa como suya, en estilo indirecto: "Dicen los de Luvina", "Dicen" y en otras ocasiones se establece, en estilo directo el diálogo entre él, su esposa, el arriero, los habitantes de Luvina y las mujeres. Esto permite verificar subniveles dentro del enunciado. El narrador sujeto del enunciado al asumir su historial y contar la de otros, se transforma en sujetos de otra enunciación, interna al enunciado y representa un enunciado dentro del enunciado mayor.

 

Un esquema será útil para distinguir la macroestructura y la pequeña:

 

 

Un esquema será útil para distinguir la macroestructura y la pequeña:

 

                                                   

 

 

Ésta sería la estructura mayor del relato, pero al asumir el sujeto del enunciado (El profesor) el ron de narrador, se abre otra enunciación que se codificaría así:

 

 

 

     

     Se observa cómo es posible pasar de sujeto del enunciado a sujeto de la enunciación, casi ad infinitud, y quien era oyente del enunciado, convertirse en narratario de la nueva enunciación y hasta en sujeto de otra enunciación si se le diera la voz y narrara algo. La riqueza de posibilidades permite al cuento descrito, y por supuesto a la novela con mayor razón, adquirir nuevas significaciones al establecer diferentes niveles y relaciones entre los elementos dialógicos. Hay un narrador que es protagonista, sujeto de la enunciación segunda, enmarcado en una estructura mayor, presentada por otro narrador desde fuera, que ubica y da tonalidades y ritmo al relato.

 

Con estos recursos el autor refuerza el grado de verosimilitud, enriquece la narración, entrecruza los puntos de vista y beneficia la significación del cuento. Esto agregado a un lenguaje altamente polisémico completa el éxito de este autor al crear las obras literarias.

 

El mismo autor escribe otro cuento con la misma estructura narrativa: El Hombre. Si realizamos un análisis de la obra de este autor veremos que lo descubierto aquí forma parte del éxito en toda su obra. Es su técnica.

 

En la novela de Carlos Fuentes La muerte de Artemio Cruz se dan los tres casos con mayor frecuencia por los novelistas, sobre todo el llamado narrador omnisciente.

La novela comienza así:

 

"Yo despierto, yo despierto al contacto del miembro con el objeto frío..."

 

No hay duda que este YO es el sujeto de la enunciación pero no de la mayor sino de una segunda, la del enunciado. Se trata del personaje Artemio Cruz que como sujeto protagónico (Sp) toma la palabra y nos narra sus vivencias en la cama de enfermo, antes de morir. Aquí podríamos decir que el sujeto protagónico es el mismo que el sujeto gramatical y representa un personaje.

 

Más adelante aparece un texto diferente que con similares palabras dice:

 

"Tú despertarás..."

 

Claramente se observa que el sujeto de la enunciación es un yo, una especie de conciencia interna del mismo personaje que le "futuriza" la muerte. Le indica cómo será y cuál ha de ser su actuación ante la llegada de ella. Es como un juez que le pronostica

 

su futuro inmediato. Por eso el sujeto gramatical es un TÚ mientras que el sujeto de lo enunciado, Artemio Cruz, se ha convertido en sujeto de una nueva enunciación, un YO conciencia o subconciencia.

 

Ahora bien la novela también presenta el clásico narrador omnisciente que no es de tercera persona como suele decirse sino de primera. Quien narra es un YO desde afuera y lo hace sobre el mismo personaje. No nos cansaremos de afirmar que el sujeto de la enunciación siempre es un YO y narra desde un presente. En el caso que nos ocupa evoca, recuerda el pasado del personaje Artemio Cruz y nos va narrando su vida, sus andanzas, sus luchas, sus congojas y aventuras. Este personaje es visto desde afuera, retrospectivamente, por el narrador en primera persona YO que se mantiene oculto, objetivo, distanciado, sin penetrar en el enunciado. Es un mero contador del mundo privado del personaje principal y todo lo que le rodeó, en su vida histórica. Al ser el objeto de la narración, en muchas ocasiones el Se suele utilizar la tercera persona (él llegó, subió, corrió, etc.) y es por esta razón que equivocadamente algunos críticos dicen que es un narrador de tercera persona. Esto no es cierto.

 

La novela bajo esta perspectiva ofrece una riqueza estructural importante y la convierte en una obra sobresaliente. La vida de un personaje (su mundo privado interior y exterior) es vista por él mismo, por su conciencia y por la historia, por la memoria.

 

Con estos recursos el autor refuerza el grado de verosimilitud, enriquece la narración, entrecruza los puntos de vista y beneficia la significación del cuento. Esto agregado a un lenguaje altamente polisémico completa el éxito de este autor al crear las obras literarias.

 

El mismo autor escribe otro cuento con la misma estructura narrativa: El Hombre. Si realizamos un análisis de la obra de este autor veremos que lo descubierto aquí forma parte del éxito en toda su obra. Es su técnica.

 

En la novela de Carlos Fuentes La muerte de Artemio Cruz se dan los tres casos con mayor frecuencia por los novelistas, sobre todo el llamado narrador omnisciente.

La novela comienza así:

 

"Yo despierto, yo despierto al contacto del miembro con el objeto frío..."

 

No hay duda que este YO es el sujeto de la enunciación pero no de la mayor sino de una segunda, la del enunciado. Se trata del personaje Artemio Cruz que como sujeto protagónico (Sp) toma la palabra y nos narra sus vivencias en la cama de enfermo, antes de morir. Aquí podríamos decir que el sujeto protagónico es el mismo que el sujeto gramatical y representa un personaje.

 

Más adelante aparece un texto diferente que con similares palabras dice:

 

"Tú despertarás..."

 

Claramente se observa que el sujeto de la enunciación es un yo, una especie de conciencia interna del mismo personaje que le "futuriza" la muerte. Le indica cómo será y cuál ha de ser su actuación ante la llegada de ella. Es como un juez que le pronostica

 

su futuro inmediato. Por eso el sujeto gramatical es un TÚ mientras que el sujeto de lo enunciado, Artemio Cruz, se ha convertido en sujeto de una nueva enunciación, un YO conciencia o subconciencia.

 

Ahora bien la novela también presenta el clásico narrador omnisciente que no es de tercera persona como suele decirse sino de primera. Quien narra es un YO desde afuera y lo hace sobre el mismo personaje. No nos cansaremos de afirmar que el sujeto de la enunciación siempre es un YO y narra desde un presente. En el caso que nos ocupa evoca, recuerda el pasado del personaje Artemio Cruz y nos va narrando su vida, sus andanzas, sus luchas, sus congojas y aventuras. Este personaje es visto desde afuera, retrospectivamente, por el narrador en primera persona YO que se mantiene oculto, objetivo, distanciado, sin penetrar en el enunciado. Es un mero contador del mundo privado del personaje principal y todo lo que le rodeó, en su vida histórica. Al ser el objeto de la narración, en muchas ocasiones el Se suele utilizar la tercera persona (él llegó, subió, corrió, etc.) y es por esta razón que equivocadamente algunos críticos dicen que es un narrador de tercera persona. Esto no es cierto.

 

La novela bajo esta perspectiva ofrece una riqueza estructural importante y la convierte en una obra sobresaliente. La vida de un personaje (su mundo privado interior y exterior) es vista por él mismo, por su conciencia y por la historia, por la memoria.

 

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