Cipriano Güell Partegás (Español)

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CIPRIANO GÜELL PARTEGÁS (español)

(1890-1967)

 

Cipriano Güell Partegás nació en Barcelona, España, el 18 de noviembre de 1890. Su familia, siendo muy niño vino a menos, económicamente y él debió estudiar en un colegio poco apto para la educación. Desde muy joven debió trabajar para poder vivir y así emprendió viajes por diferentes lugares y países que lo alejaron durante mucho tiempo de su patria. Ocupó puestos diplomáticos en diferentes países como Guatemala y Costa Rica, donde radicó por largas temporadas y vivió hasta su muerte. Fue contabilista, periodista, comerciante de maderas (intermediario), una especie de representante de diferentes compañías que compraban y transportaban maderas preciosas de Costa Rica a otros países de Europa y América del Sur, así como Estados Unidos de América. También trabajó como minero, Gerente de la Caja del Seguro Social  en 1958 y periodista en el Diario de Costa Rica. Murió en el año 1967.

 

Escribió algunos ensayos, tales como: Una visita al leprosario ¿Las Mercedes?: 1946, Carreteras y paisajes: 1949, Bombardeo solapado sufre la Caja del Seguro Social: 1956, Agua, por Dios, agua: 1959

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ CIPRIANO GÜELL PARTEGÁS

 

 

NOVELA

 

 

1. De la ruta de la vida: 1940

 

OTRAS

 

1. Una visita al leprosario ¿Las Mercedes?: 1946

2. Bombardeo solapado sufre la Caja del Seguro Social: 1956 

3.Agua, por Dios, agua. 1959

4. Carreteras y paisajes: 1949 

 De la ruta de la vida que Abelardo asegura se publicó en 1940, no es una novela y se publicó por primera vez en 1968.1

 

 Hay escritos en estas crónicas que datan de años posteriores a 1940. Un solo ejemplo "lidiando con el mal tiempo", la escribe en 1960. Algunas sí las escribió antes de 1940. Son crónicas diversas sobre su estadía en Costa Rica, unas y los viajes por el atlántico y algunas islas, otras; así como recuerdos del regreso a España y sus diferentes ciudades, casi como reseñas turísticas. Las crónicas en Costa Rica se realizan sobre las provincias de Guanacaste, Puntarenas y unas pocas de algunos lugares del Valle Central y un paseo al volcán Irazú.

 

Las crónicas de Guanacaste están desperdigadas por el libro y cada una tiene su respectivo subtítulo. Están ligadas a su trabajo como agente maderero y se describen los lugares donde embarcaban la madera, la cortaban o simplemente la contrataban. Chira, todos los cantones de guanacaste y algunos pueblos y algunos cantones de Puntarenas, son el escenario de ellas.

 

Están bien escritas, son paisajistas y describen las labores de los madereros o peones que transportaban las tucas por los ríos hasta colocarlas en los barcos, así como su vida en este duro trabajo.

 

Manifestó gran cariño por Costa Rica y admiraba a sus habitantes, sobre todo los trabajadores humildes. Gustaba de la exuberante naturaleza, las buenas costumbres del costarricense pero, a pesar de que lo hace en pocas ocasiones, no simpatizaba con los políticos de turno. Es oportuno transcribir algunas citas al respecto porque sus apreciaciones tienen vigencia hoy, más de sesenta años de haberlas escrito.

 

"Me disgusta pensar en lo que significan unas elecciones, en todo lo que hay que hacer para estar pegado al festín. Quiero olvidarme del interés que tiene el votante al afiliarse a un partido político. Todos se creen con derecho a pedir, a cobrar su voto aunque sea de un modo indirecto. Y también se cobra la contribución con interés: si no con una pitanza por lo menos con influencia para colocar a los allegados, o si no, oportunamente en dinero contante y sonante. Me indigna pensar que algún día creí que el voto se daba con miras al bien de la patria. Por eso he venido a sorber aire puro y paz a raudales, en el campo huyendo de las miasmas deletéreas llegamos a la población que al parecer tiene más importancia."2

 

Y agrega poco después. Cuando entra en una iglesia:

 

"Contemplé un nuevo sistema de alcancías. Las rendijas para echar el dinero todas en fila en la pared con el nombre del santo a quien correspondía la donación. ¡La compra del favor celestial! Están empotradas todas juntas. Una puerta grande en la parte de atrás para entrar en la "caja" y recoger los fondos. No la vi, por dentro, pero presumo que todos los donativos se juntan; hay que suponer que cada santo lleva su cuenta corriente."3

 

Y finaliza sus sinceras críticas diciendo, con respecto a las elecciones que se realizaban en Costa Rica, ese domingo de paseo al volcán Irazú:

 

"Pero no sé si el hombre que entró en la casa tiene resultados sus problemas; no sé si pudo dar el voto por quien quiso le fue impuesto por el gamonal, el cura, el médico, o un político marrullero, de los que recorren esos campos llenos de paz en son de guerra...No lo sé, pero presumo que alguna de esas influencias hubo de por medio, y quizás, al emitir el voto ya tenía la mira puesta en alguna prebenda."1

 

El lector puede cotejar lo dicho por el autor en los años treintas con lo que ahora escucha y lee en la prensa. Tanto el Partido Liberación Nacional como La Unidad en manos de los dos candidatos, Rolando Araya y Abel Pacheco, hoy presidente, recibieron muchos dólares de una empresa extranjera. El parecido es superado por los años, no para bien de nuestra patria si no para evidenciarla como víctima de la corrupción de los políticos de turno y su impunidad.

 



1  Güell Parategás, Cipriano. De la ruta de la vida. Imprenta Torno, San José, 1968.

2  Güell Partegás, Cipriano. Ob. Cit., p.79.

3 Ib.

 

1 Ídem, p. 82.

 

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