MAX JIMÉNEZ HUETE
(1900-1947)
Max Jiménez Huete nació en San José, el 16 de abril de 1900. Es hijo de Roberto Jiménez y doña Anita Huete. Murió en Buenos Aires, Argentina, el 3 de mayo de 1947.
Realiza sus estudios primarios en escuelas de la capital. A los 14 años, en 1914, es estudiante de secundaria en el Colegio Seminario, hasta 1917.
Viaja, en
Su carrera artística la inicia en el Dibujo y
De regreso a Costa Rica publica algunos artículos de crítica, es animado por sus amigos García Monge y Carmen Lyra para continuar con su carrera creativa.
En 1926 contrae matrimonio con Clemencia Soto Uribe. Se retira a vivir en San Isidro de Coronado, rodeado por sus fincas. Es posible que El Jaúl, su novela más acabada, reciba inspiración en este ambiente aldeano de San Isidro.
De este tiempo son muchos los artículos polémicos que escribe para Repertorio Americano, El Diario de Costa Rica y otros periódicos del país.
Dew 1928 en adelante, viaja al exterior con mucha frecuencia, tanto para atender sus negocios como para residir en otros ambientes menos pueblerinos. En París logra editar Gleba, un libro de versos. Viajó por diversos países de Europa: Francia, España, Inglaterra, etc.
En 1931 regresa nuevamente a Costa Rica y de nuevo se traslada a San Isidro de Coronado. Sigue produciendo, no sólo en el Dibujo y Pintura sino en las letras: poesía y narrativa. Poco tiempo después vuelve a España, donde edita el libro de poemas Quijongo. Sigue publicando artículos muy variados sobre crítica de arte: se interesa por el grabado y en 1934 viaja a Estados Unidos a recibir un curso sobre este arte.
Sigue escribiendo poesía. Así en 1936 viajó a Chile para editar su libro Revenar. También edita en Costa Rica Poesías. Realiza nuevos viajes por Cuba y nuevamente Chile. En este país establece amistad con Joaquín Gutiérrez Mangel y otros intelectuales de ese país.
De
Nuevamente en su patria, expone unos óleos en Loetelier y se queja de la poca atención que le prestó la crítica nacional a su obra. En realidad esta fue una crítica muy generalizada sobre los artistas nacionales que se apartaban de los cánones tradicionales, tales como Yolanda Oreamuno Unger, Eunice Odio, etc.
Un año antes de su muerte, en 1946, vuelve a viajar al sur, se instala en Chile, donde se agrava su enfermedad y padece nuevas y más profundas crisis. De ahí pasa a Argentina, a Buenos Aires, el 3 de mayo de 1947. Muere en medio de una nueva crisis.
LO QUE ESCRIBIÓ MAX JIMÉNEZ HUETE
NOVELA
1. Unos Fantoches: 1928
2. El domador de pulgas: 1936
3. El Jaúl: 1937
POESÍA
1. Gleba: 1929
2. Sonaja: 1930
3. Quijongo: 1933
4. Poesías: 1936
5. Revenar: 1936
Max Jiménez Huete escribió múltiples ensayos, artículos y poesías sueltas. Aquí no los constatamos.
La primera novela o diseño de ella que publicó fue llamada Unos Fantoches y la editó en 1928.
Este diseño de novela que el autor llama Unos Fantoches1, plantea los conflictos cotidianos a unos personajes que forman el clásico triángulo amoroso tan caro a nuestros novelistas.
Un comediante (él) casado con una bella mujer (ella) se ve envuelto en una serie de intrigas, entre su mujer y el amante, el público y otra mujer (amante de su amante).
Participa también el autor, el público (opinión pública). Luego de establecer las descripciones o retratos de los personajes y sus relaciones, el relato llega a intensificar los conflictos a tal grado que la honra, y las vidas de los personajes van cobrando sentido a través del mismo discurso de cada uno de ellos.
La publica así, inconclusa y luego incorpora las críticas hechas a su novela y agrega unas cuantas acciones más a la intriga y ahí termina el relato.
A pesar de plantear la intriga necesaria para desarrollar una novela, el autor no lo realiza, la deja abierta. Es novedoso, no sólo por la técnica que incorpora al lector social (público) y al mismo autor, dentro de lo narrado y gracias a esa incorporación cobra poco a poco sentido lo narrado. Además utiliza un tema trillado y de gran uso en la literatura universal y llevado hasta la saciedad en nuestra novelística: el triángulo amoroso que es tan usado por la literatura folletinesca. Aquí, sin embargo, adquiere valor literario, gracias a la simbolización, la ironía y la universalización de la trama. Es una mezcla de drama y relato, un acercamiento a lo cotidiano, a la vida misma y a la tragedia a que está expuesto el ser humano, víctima de sí mismo y de la sociedad.
Su segunda novela, El domador de pulgas la publicó en 1936.
Presenta una historieta muy simple. Un domador de pulgas decide un día, no exhibir más las pulgas en las carpas y se dedica a cuidarlas con su propia sangre. Así se convierte en el redentor de las pulgas, las desanimaliza y poco a poco las va haciendo más y más parecidas a los humanos. Las pulgas se organizan como los hombres; unas son labradoras otras profesionales, comerciantes y políticas. Así se presenta un cuadro impresionante de las diversas congojas de las pulgas: asesinatos por amor pasional, discusiones sexuales, brujerías, prostitución, alcoholismo, etc. Desfilan las pulgas artistas, filósofas, psicólogas y tras ellas, la crítica a una sociedad cada vez más corrupta y sin valores humanos. Conforme las pulgas se van humanizando más, la sociedad se va degradando con mayor ímpetu. Al final, el sabio le increpa al domador el haber redimido a las pulgas.
Esta novela es una especie de parodia de Jesús y la redención del hombre. A través del domador vemos desfilar todos los males y vicios humanos y sociales. Desde el egoísmo hasta el crimen: Encontramos a los pueblos mansos que soportan las tiranías (tratado por nuestra literatura por primera vez) sin apenas resistirse.
Esta novela es un mosaico trágico de la vida social y de las pequeñeces del hombre, víctima del hombre mismo, de sus pasiones, vicios e ignorancia. , Es una burla fina a la llamada civilización del hombre y la redención de la humanidad. Es una visión pesimista pero muy cruda bajo un enfoque realista y de gran actualidad.
El Jaúl, su tercera novela y la más ajustada a la estructura del género, es la más conocida y comentada. La publicó en 1937.
La novela tiene un hilo conductor: el pueblo San Luis de los jaules y un personaje que recibe mayor tratamiento: Chunguero. Se presenta en ella la vida cotidiana y trágica de un pueblito y sus moradores. Con gran crudeza se relatan los acontecimientos brutales que viven los personajes. Chunguero, al igual que su padre, ñor Santiago y sus cinco hermanos, forman una familia típica de ese pueblo. Todos son muy trabajadores, fuertes e ignorantes: matan, roban, se emborrachan, tienen hijos y mueren. Son la justicia del pueblo e imponen sus leyes, donde los más fuertes salen victoriosos y los débiles son vencidos. Chunguero es víctima y victimario. Por eso al final de la novela es asesinado en una de sus tantas peleas.
Los personajes de esta novela no son héroes, ni se recuerdan por sus bondades, son seres degradados víctimas del medio y la brutalidad cotidianos. Quien cobra fuerza trágica es el mismo pueblo, el espacio social. Es el verdadero personaje central de la novela. De ahí que los capítulos reciban títulos llamativos y que no haya casi una secuencia o hilo conductor del relato, sino una atmósfera asfixiante de carácter social: es un pueblo y sus habitantes víctimas de su misma condición salvaje e inhumana y que no vislumbran una salida a su degradación. Es lo que algunos críticos llaman novela de espacio.
Max Jiménez Huete fue un caso distinto en la literatura costarricense de esta generación, las anteriores y algunas posteriores. Marcó la diferencia desde muchos aspectos y en las diversas manifestaciones de su arte, ya fuera la poesía, la novela o la pintura. Fue lo que bien podríamos definir como un escritor de ruptura, de cambio de transformación, muy lejos de las técnicas de nuestro medio bastante aldeano. Quizás por esto es poco comprendido ya que se sale de los cánones vigentes en nuestro espectro artístico. Quizás sólo emulado por escritores futuros como Yolanda Oreamuno, Carmen Naranjo y otros que tendremos ocasión de analizar, tales como algunos novelistas de nuestro tiempo como Virgilio Mora Rodríguez, Anacristina Rossi, Carlos Cortés Zúñiga, Fernando Contreras, Tatiana Lobo, Óscar Núñez, Rodolfo Arias Formoso, para sólo citar algunos.
1 Jiménez Huete, Max. Obras Completas de Max Jiménez. Ed. Studium, UACA, San José, 1982. Las otras novelas también pertenecen a este libro.
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