Rosalía Muñoz Picado de Segura

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ROSALÍA MUÑOZ PICADO DE SEGURA

(1917)

 

 

 Rosalía Muñoz Picado nació el día 08 de julio del año 1917, en San José, en Limones, en una hacienda propiedad de su padre Enrique Muñoz1. Cuando su madre María Luz Picado Suverville muere al dar a luz su otra hija Sonia y es Rosalía a quien le corresponde hacerse cargo de su crianza, siendo apenas una niña. Estudió Periodismo en la Universidad de Costa Rica. Vivió algún tiempo en Guatemala y perteneció a la Asociación de Autores y Compositores de Costa Rica. Por una foto que aparece en la novela Sacrilegio, observamos que fue una mujer muy bella y por sus novelas debió haber sido preparada y estudiosa. Quizás con derechos propios se puede considerar una mujer consciente de género y conocedora de sus deberes y obligaciones pero sobre todo defensora de los derechos de la mujer y la necesidad de luchar por una igualdad genérica justa. Fue elogiada por algunos críticos latinoamericanos por la lucha que dio en ese sentido y los testimonios utilizados en sus obras. Solo se publicaron las de tema moral y religioso.

 

Fue la directora y fundadora, del semanario Mundo Femenino, desde el año 1941 En 1949 escribió la biografía de don Florencio del Castillo

 

Después de su divorcio del primer marido viaja a México y ahí conoce el que sería su esposo definitivo, el señor Chumacero. Sólo engendró dos hijos con el primer marido ya que debido a una operación quedó imposibilitada para volver a tener niños. En ese país se estableció definitivamente. Trabajó en diferentes medios periodísticos locales y revistas tales como Impacto, Jueves de Excelsior y Vanidades.

 

Dejó varias novelas sin publicar: La visitante de la casa gris, Vencedoras del destino, El vaso de las siete almas, Cita en el cementerio y el poemario Corazón de cristal.



1 Algunos datos biográficos son tomados del Blog  http://www.perfildemujeredificiovizcaya.blogspot.com de su nieta Dyana Meyer.

                LO QUE ESCRIBIÓ ROSALÍA MUÑOZ PICADO DE SEGURA

 

NOVELA

 

1. Alma: 1942

2. Sacrilegio: 1944

3. Floración del pecado: 1951

 

POESÍA

 

1. Breviario de emociones: 1949

 

La primera novela que escribió Rosalía Muñoz de Segura la llamó Alma y la publicó en 1942.1

Es una novela amorosa y moralista, tradicional, monofónica, de clásico narrador omnisciente cercano a los personajes protagónicos. Está llena de discurso ideológico, de juicios de valor y preguntas retóricas. Es una novela dirigida a mujeres y pretende ser una especie de espejo educativo. Se da la relación amorosa entre dos personajes de distinta clase social y se hace énfasis en la bondad y pureza de la joven pobre aunque virtuosa y el joven rico bueno pero de padres ambiciosos y materialistas. Ella es Alma y él es, al principio Bernal y luego Diego, pues como es típico en estas novelas se dan los cambios de nombres, los reconocimientos, los encuentros y separaciones y las decisiones del destino.

 

Se parte de una situación feliz, idílica y poco a poco la fortuna de la muchacha comienza a sufrir el engaño, la violación de su pureza, hasta llegar a convertirla en madre soltera y una víctima de las convenciones sociales y la rigidez moral de un padre que, al enterarse que va a ser madre soltera la lecha de su hogar. Por otra parte la fortuna parece sonreír al calavera que abandona a su suerte a quien tantas promesas le hiciera, se casa con una señorita de su clase y vive en la opulencia pero la esposa no solo no le da hijos sino que vive de placer en placer y le traiciona con sus propios amigos, hasta que muere en un accidente. Bernal es infeliz, mientras que Alma es recibida por una señora buena que había perdido a su hija y sufría mucho por ello. Es el cura el que encuentra ese hogar para Alma que al lado de Angélica vive feliz y educa a su hija Maribel que se desarrolla entregada a su madre. Muerta la anciana viven felices en un pueblo y Maribel trabaja en un banco. Ahí conoce a Jorge, un compañero pobre pero muy honrado que protege a su madre y ve por ella. Duda en el amor hacia él se abre un triángulo amoroso con un cliente del banco muy rico llamado Diego. La muchacha se decide por éste a pesar de tener una edad considerable, cuarenta años, y lo lleva a su casa para que conozca a su madre. En ese encuentro descubren su verdadera personalidad. Él no es otro que Bernal, el padre de Maribel y novio de Alma. De ahí en adelante todo es felicidad. Alma y Bernal se unen para siempre y Maribel se dispone a casarse con Jorge y Diego ayuda a éste económicamente para que pueda seguir protegiendo a su madre y hermanas. Es una situación final positiva, de mundo feliz, idílica. Los valores puestos en evidencia al inicio se refuerzan y todo regresa a la normalidad.

 

Es una novela similar a las muchas que se han escrito en Costa Rica desde el inicio de nuestra novelística. Después las uniremos diacrónicamente para relacionarlas unas con otras y destacar su paradigma.

 

La segunda novela escribió Rosalía Muñoz de Segura la llamó Sacrilegio y la publicó en 1944.1

 

Es una novela tradicional, de clásica estructura folletinesca: unión, separación. Está ligada al fatalismo, el destino. Los personajes son dirigidos, estereotipados, el hijo malo, vicioso, malagradecido, sin moral, la huérfana, la madre abnegada y heroica, el calavera, el don Juan, el buen abuelo, la tía celestina, todos víctimas del destino, de las oportunas enfermedades, pasiones perversas, designios del mal, accidentes casuales y fatales. Quizás lo único nuevo es la clase de actos a que son sometidos los personajes, que en esta novela lo representa el amor malsano del hijo Arturo por la madre Elena, capaz de darle somníferos para poseerla dormida y la muerte de él por su propia madre al conocer su embarazo de su propio hijo.

 

Pero no se crea que estos hechos respondan a una problemática social. Todo lo contrario, obedecen a ese fatalismo anodino, irracional de las bajas pasiones, productos de designios del mal pero inexplicables y que en la novela sirven de ejemplo moralista para que nadie los realice.

 

La obra se afinca en los más tradicionales valores cristianos y si los personajes manipulados por la autora como monigotes, son capaces de infringir ese código, entonces sufre las consecuencias degradantes de su vida. A pesar de la vida de los increíbles dolores que es el nombre de Elena, tomado al final cuando entra en una congregación de monjas, igual que su hermana Lilya, sufridos por ella, el final es restaurador de lo positivo, de lo aspirado, de lo irrespetado, de lo violentado. Todos debemos vivir bajo el código religioso católico si aspiramos a ser felices y quien lo infrinja, sufrirá las desgracias más grandes posibles. Lo cierto es que Elena sufre las consecuencias de otros y no sus propios pecados, pues es virtuosa y ejemplar.

 

Los triángulos amorosos se presentan constantemente en esta voluminosa novela, todos bajo la trágica sombra de amores imposibles, entre ricos hacendados, aristócratas buenos y piadosos. El primero se da al inicio de la novela con la boda entre Elena y  Fernando, en la ciudad de México, de origen español y el elemento distorsionador de ese idílico amor fue la muerte que arrebató a su esposo en un accidente, la dejó viuda y loca y con un hijo por nacer, Arturo. Luego comienza el desenfreno de aventuras y acontecimientos trágicos, todos ligados a amores imposibles. Un torero se enamora  de Elena, la loca, cuando el padre Alberto cree que de la otra hija Lilya. Sabiendo que es un amor ciego pero imposible se deja matar por el toro y Lilya, enamorada de él, se convierte en monja. Poco después las aventuras se trasladan a París don Arturo se dirige a estudiar medicina. Ahí se dedica a conquistar mujeres, deshonrarlas, tomar licos y gastar la inagotable fortuna de sus padres y abuelo. Estudia poco y disfruta mucho de los placeres del cuerpo. Conoce a un yugoeslavo y se convierten en inseparables de bohemia. Comienza la segunda guerra mundial y Ruperto, su amigo, queda huérfano y pobre cuando su padre pierde la fortuna y se suicida. Entonces regresa en compañía de su amigo a su patria, no sin antes dejara colocado a su amigo en una empresa en Estados Unidos.

 

A la llegada a su casa de su madre. Elena y su abuelo se alegran pero dura poco ese sentimiento porque comienzan las trastadas de Arturo en su propia casa. El abuelo viaja (lo saca de escena) a ver a su hija monja y comienza un proceso de degradación para Elena que ve en su hijo reunidos todos los vicios. Después de varios acontecimientos en ese sentido, llega a su casa Ruperto y se inicia otro triángulo amoroso. Ruperto se enamora de Elena y cambia su conducta. Se convierte en trabajador y honrado, con solo medio conocer a la madre de su amigo. De ese romance imposible nace la enemistad entre los antiguos amigos y la desgracia llega nuevamente al hogar de Elena cuando Ruperto debe abandonar la casa y Arturo comienza la estrategia de dormir a su madre para poseerla, hasta que llega el desenlace de la muerte de éste por su propia madre, la posible condena del único sospechoso que era Ruperto y la súbita confesión de Elena de su crimen. Luego se aclara todo Ruperto se va como servidor social a la guerra europea, Elena se dirige a Buenos Aires, al lado de su hermana y su padre, se convierten monja y las fortunas pasan a manos de las instituciones de caridad.

 

Novela folletinesca al mejor estilo francés, de uniones y separaciones, chantaje sentimental, intencionada consolación, justificación del código moral cristiano y claramente ejemplarizante, doctrinal.  

 

La tercera novela escrita por Rosalía Muñoz de Segura recibió el título de Floración del pecado y la publicó en el año 1951.1

Es una novela tradicional, de estructura folletinesca, monofónica, causal y lineal. Es de clásico triángulo amoroso, de unión y separación. Se ubica en Guatemala y abarca los años posteriores a la segunda guerra mundial, de 1925 a 1950, más o menos. La visión es dada desde una perspectiva omnisciente cercana a las heroínas, Vivian y Beatriz, su hermana.

La novela inicia con el matrimonio de Vivian con Max Valdeperas, son felices y tienen un hijo. Es una familia adinerada, aristocrática. Las hermanas fueron educadas por monjas y se inscriben en un código social conservador, católico y de la alta sociedad guatemalteca. Esa aparente felicidad de Vivian, se ve pronto empañada por el abandono en que la deja su esposo y su carácter materialista y bohemio. Pronto comienza un si fin de calamidades en las que se ve envuelta Beatriz. Se divorcia, se convierte en acérrima enemiga de los hombres y vive solitaria, sin presencia de ellos, hasta que un accidente lleva a la tumba a su único amor, su hijo Oscar. Esto la transforma en una especie de libertina que trata de vengarse de hombres y mujeres. Se convierte en una cortesana que con su belleza enloquece y atrae a los hombres. Su hermana Beatriz también se casa con Octavio Irigoyen y es muy feliz pero recién comienza a ser cuestionada por su esposo y la familia de éste por no quedar embarazada. En realidad, sufre de una malformación que le hace imposible tener hijos. Vivian lo sabe y se propone a toda costa lograr la felicidad de su hermana. Para ello comienza la conquista de Octavio y logra quedar embarazada de él con la finalidad de darle, en secreto, su hijo a Beatriz y así lograr que Octavio no destruya el matrimonio de su hermana. Así lo hace y en complicidad con ella se alejan de la ciudad e intercambian sus nombres. De esa manera logran engañar a  Octavio y éste es feliz con Beatriz y su hijo, Enrique. Vivian se retira de la escena y comienza una vida de mecenas, de samaritana, de Madre teresa y finalmente se refugia en Cuba, donde presta ayuda a los niños y menesterosos de ese país. Enrique crece rápidamente y estudia, como su padre medicina y su madre Beatriz cae grave en un hospital víctima de una grave enfermedad. En sus últimos momentos le cuenta a su hijo, ya casi médico, la historia de su hermana Vivian, su propia madre, y muere. El hijo reclama a su padre y este que la odiaba por haberlo rechazado, como amante, comprende la nobleza de ella y se dedica a buscarla. Mientras tanto Vivian, ya casi anciana, se comunica con Alicia, su mejor amiga y confidente, que ya conocía la historia de Enrique y le comunica que regresará a Guatemala. Después de saludarse en el aeropuerto, Vivian decide vivir sola en una mansión y desde ahí se dedica a prestar servicios en los hospitales, sobre todo de niños. Es precisamente en uno de ellos que se encuentra con el joven Enrique y reconoce a su hijo pero se guarda el secreto. Establecen amistad y constantemente el joven la visita en su casa. Poco tiempo después Vivian se enferma y a través de Alicia entera a Enrique de la verdad sobre ella. Éste la abraza y la cuida hasta el momento de su muerte. Octavio llega a los funerales y junto a su hijo la despiden en el cementerio. Así termina la novela.

 

Vista la novela desde la perspectiva de la fábula, no tiene nada de sorprendente y se ajusta claramente a los folletines decimonónicos romanticotes y de socialismo panfletario, pero la autora hace esfuerzos por salirse de ese paradigma y por momentos lo logra. La novela refleja una gran osadía en los tópicos usados. Los cambios de conducta de Vivian, la búsqueda de su proyecto vital, las decisiones que toma: salirse del código convencionalista de la alta sociedad y burlarse de ella, divorciarse, irse a vivir sola y retar sus amistades burguesas, tener relaciones y hasta enamorarse del esposo de su hermana y luego rechazarlo cuando quedó embarazada, dar sin poner resistencia a su adorado hijo a su hermana con tal de verla feliz con su esposo, buscar su felicidad en la solidaridad  humana, sobre todo en los niños y pobres menesterosos como los negros e indios y no por caridad superficial sino con completa conciencia de la explotación de ellos por los políticos y ricos hacendados, defender con el ejemplo la igualdad genérica sin poses ni súplicas. Todo ello la convierten en una figura rebelde, luchadora, consciente de su rol y forjadora de luchas posteriores en las batallas de las mujeres por rescatar su dignidad e igualdad.

 

Otro aspecto que es digno de señalarse es el marco histórico social en que se desenvuelve la novela. La descripción de Guatemala, de sus gentes, de la riqueza cultural indígena de los Quichés y del Petén, de la pobreza y explotación y su grandeza e hidalguía a pesar del despojo realizado por los conquistadores españoles, son rasgos que la ubican como una novela digna de ubicarse en el contexto de la novelística nacional más allá de la casuística que mueve la conducta de los personajes, del poder del destino que señala los senderos y límites del hombre. La novela escapa al superficial informe turístico y se adentra en la realidad desigual, injusta de las sociedades centroamericanas e hispanoamericanas a que se han visto sometidas por los poderosos gobernantes de estos pueblos tristemente explotados desde su misma conquista.

 

"Recorrió enseguida las cuatro hermanas de su Patria asombrándose de cómo la ignorancia de los hombres en unos casos, la ambición de los políticos en otros y la obcecación de los que se constituían en dirigentes, habían tenido cercenados por años de años a cinco estados, hijos de un mismo parto, el doloroso de España, al concederles la libertad, para que crecieran juntos, formando todos una nación pujante dueña de un porvenir que pudo ser glorioso en todos sus aspectos y que se frustró al separarse las que por haber nacido juntas, juntas debieron haber seguido." 1

 



1 Muñoz de Segura, Rosalía. Alma. Sin editorial, San José, 1942.

1 Muñoz de Segura, Rosalía. Sacrilegio. Imp. Borrasé, San José, 1944.

 

1 Muñoz de Segura, Rosalía. Floración del pecado. Sin editor, San José, 1951.

 

1 Muñoz de Segura, Rosalía. Ob. Cit. p.141.

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