Víctor Manuel Quirós Zúñiga

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VÍCTOR MANUEL QUIRÓS ZÚÑIGA

(1928-1992)

 

Víctor Nació en Puntarenas el 18 de enero de 1928 y murió el 17 de enero de 1992. Es hijo de padre puntarenense y madre guanacasteca. Fue profesor de Estado e Ingeniero Agrónomo. Laboró como profesor en la escuela de El Carmen, en el Centro de Párvulos y en el Liceo José Martí, en Puntarenas. Trabajó también en el Ministerio de Agricultura y Ganadería, como director del Centro Agrícola Regional del Pacífico Seco en Liberia.

 

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ VÍCTOR MANUEL QUIRÓS ZÚÑIGA

NOVELA

 

1. El festín de los coyotes: 1991

2. Sangre negra en tierras de oro: 1992

 

TEATRO

 

1. Los Negros

2. La agonía de una solterona

3. Mejor no te digo adiós

 

 

La primera  novela la llamó El festín de los coyotes y la publicó en el año 19911.

 

Es una novela única de esta región que denuncia la problemática social en que han vivido los habitantes guanacastecos desde tiempos viejos, desde su misma génesis. Es una novela tradicional, casi se podría ubicar en el movimiento mundonovista, semejante  a Doña Bárbara, a pesar de ser escrita en 1991, si nos atenemos a la temática y su tratamiento, su descarnado realismo y el determinismo social, dadas las pocas o ninguna salida para una vida mejor, más justa de esos campesinos, los sabaneros guanacastecos. Se deja el realismo costumbrista, paisajista, bucólico, pintoresco, casi turístico, para penetrar en la dura realidad, la inhumana vida de hombres y mujeres, víctimas de los brutales designios de los gamonales, representados por Chu, Jesús Cubillo, el dueño de vidas y haciendas de esa región. Antes había publicado un cuento que recibió el nombre del mandador de Jesús que llamó Abelino, antecedente de esta novela.

 

La situación inicial de esta obra es negativa, degradada, de claro conflicto social, donde los campesinos van perdiendo la tierra que pasa, poco a poco, a manos del gamonal, da paso a los procesos de mejoramiento para los campesinos y degradación para el gamonal. Éstos se inician con la llegada de Engracia a la casa del hacendado, la conciencia del abogado de Jesús Próspero, la toma de conciencia del cholo Chombo, la intervención del otro abogado justo, Narciso Alvarado, y la llegada a la hacienda del hijo del gamonal Hilario que se enamora perdidamente de Engracia, la joven concubina de su padre. Poco a poco y aventura tras aventura, la novela mueve la historia por el camino que conduce a una situación positiva para los campesinos. Yolanda se une con el mandador de Jesús, Abelino y juntos preparan al pueblo para enfrentar el desalojo de sus tierras y Plácido da fuego a los pastizales, mientras Jesús planea la boda de su hijo y la futura candidatura a Diputado en Liberia. Ahí se entera de su  traición por parte, cree él, de Abelino, y llega a la hacienda, dispuesto a vengar esa traición. Enfrenta a su hijo que se ha rebelado contra él, luego a Engracia que lo evita y a Yolanda que trata de defenderla. Es Próspero quien, lleno de valor, le da muerte. Aquí comienza el proceso de reparación emprendido por su hijo y luego secundado por su madre Plácida. Los campesinos se van aliando con su nuevo patrón y éste les restituye sus tierras, les ayuda en los préstamos y nombra a Narciso como su abogado. El final es restablecedor de un nuevo orden. La sensatez, la comprensión, la solidaridad, el bien común, se convierten en metas de la convivencia social de esa provincia. Nombran sus propios diputados que defienden sus intereses, realizan sus uniones sentimentales deseadas, libremente y tienen en Ricardo Jiménez y el Partido Republicano sus aliados para obtener una pronta justicia social, y una convivencia pacífica capaz de llevar el progreso, la paz y la libertad a esa provincia e incluir a Limón y Puntarenas en el banquete ideal.

 

La novela se desarrolla en la época de finales de siglo XIX y se extiende hasta 1937 aproximadamente, en el final de la segunda administración de don Ricardo Jiménez Oreamuno. De ese pacto social entre gamonales y campesinos, hoy, no pareciera existir, en la realidad, ninguna huella. Guanacaste, Limón y Puntarenas siguen siendo las provincias más pobres, abandonadas, engañadas del país. Los guanacos y guanacas siguen tan pobres y sin tierras como antes, trabajan bajo ese sol abrasador sin casi ninguna esperanza de salir de la miseria. Tal vez las mujeres no son entregadas al gamonal para pagar deudas pero siguen trabajando de esclavas, en las casa de los ricos blancos o en los hoteles de playa de los ricos extranjeros. Lo cierto es que la pobreza no desapareció y menos la injusticia social. La educación que tanto se evoca en la novela aún no llega a los campesinos sabaneros.

 

Es sin embargo la única novela que conocemos que levanta la voz y muestra esa desigualdad social en la provincia de Guanacaste. A pesar de llegar tardíamente, la importancia radica en que la problemática en ella planteada aún tiene vigencia.

 

La segunda novela que escribió Víctor Manuel la llamó Sangre negra en tierras de oro y no aparece la fecha de publicación. Pensamos que debió publicarse allá por el año de 1991.1

 

Es la segunda novela de este autor. Sigue la misma estructura formal de la anterior. Cambia, eso sí, la problemática aunque mantiene la misma denuncia: la explotación del hombre pobre, en este caso el minero. La novela es tradicional, logocéntrica y predecible. Su estructura es simple: ocho partes divididas en secciones enumeradas. El narrador es protagonista pero solo es un disfraz, pues en realidad es omnisciente y solo existe la perspectiva única de esa conciencia superior. La acción es morosa, descriptiva y se torna un tanto reiterativa y cansina. Lo importante es la denuncia de la explotación minera del oro en Las Juntas de Abangares y las consecuencias sociales de los habitantes de ese pueblo, de todas las nacionalidades que atraídos por la fiebre del oro se radicaron en ese pueblo rural.

 

Tres son los elementos que conforman los conflictos denunciados: los mineros, la compañía y el gobierno. Los primeros son los explotados en todos los niveles, bajos salarios, jornadas agotadoras, condiciones de trabajo inhumanas, alcoholismo, prostitución en todas las edades, conflictos entre capataces negros y trabajadores cholos, nativos de la región que terminan con una matanza de negros como venganza a las violaciones que realizaban de los mineros.

 

La compañía representada por Minor Cooper Keith, el mismo dueño de la compañía bananera que obtuvo un contrato favorable y complaciente para explotar el mineral, el llamado Contrato Montealegre-Ford, firmado el 3 de febrero de 1898 que permitió la fundación de la Abangares Gold Fields of Costa Rica y que otorgaba para comenzar 8.800 hectáreas de tierra con Las minas Tres Hermanos y Tres Amigos. Así, como es costumbre de estas compañías se creaba un estado sobre otro estado y la doble explotación, la minera y la humana, bajo sus propias leyes y privilegios otorgados por el gobierno de Rafael Iglesias Castro (1894-1902), dos veces presidente en forma continua.

 

El tercer elemento lo representan el gobierno y la iglesia, así como las mujeres esposas de los gobernantes o sus hijas, tal el caso de Chayito. Para estos, lo importante era erradicar la vida inmoral de las prostitutas en la Calle del Vicio, las peleas y las muertes, por mujeres de la vida fácil, el licor, el robo y la falta de fe. Sobre todo porque los hombres se habían alejado de la iglesia. Ven la solución en conseguir varios misioneros para evangelizar a tanto desalmado y avaricioso hombre. Desconocen las causas y solo ven los efectos. El gobierno por su parte no realiza nada sin consultar a Minor C. Keith y es él quien dialoga con los alzados y llega a una solución: no habrá acusaciones contra nadie, se atenderán las peticiones de los mineros en la mejora de las condiciones de trabajo y nunca más se contratarán negros como capataces. Así termina la novela pero las verdaderas causas de la explotación minera y humana quedan intactas. Esa ha sido la historia de las relaciones de los trabajadores con las compañías norteamericanas, antes y ahora. Y a esto le llaman los políticos negociaciones, tratados, convenios, donde el amo pone las reglas, paga la música y todos bailan al son de su orquesta.

 



1 Quirós Zúñiga, Víctor Manuel. El festín de los coyotes. Ediciones Guayacán, San José, 1991.

 

1 Quirós Zúñiga, Víctor Manuel. Sangre negra en tierras de oro. Departamento de Publicaciones de la Universidad Nacional, Heredia, ¿1991?

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1 Comment

Mi tio me comento acerca de esta pagina y tengo que decir que tenia razon. Esta bastante buena

Muchas gracias por su comentario. Muy generoso
Saludos
Benedicto Víquez Guzmán

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This page contains a single entry by Benedicto Víquez Guzmán published on 12 de Septiembre 2009 7:05 PM.

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