LA FUGITIVA: VISIÓN FEMENINA DE UNA ÉPOCA

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LA FUGITIVA: VISIÓN FEMENINA DE UNA ÉPOCA.

 

 

Esta novela, escrita por el nicaragüense Sergio Ramírez, ha sido publicada este año de 2011 por la editorial Alfaguara de España. Ha recibido muy buena acogida en los ámbitos literarios internacionales y aparecen muchos comentarios y reseñas en diferentes periódicos y revistas literarias así como en las páginas especializadas de Internet.

 

La primera observación que leemos es, si es una novela  o una biografía. Algunos señalan que es una biografía novelada y hay quienes anotan que, por el contrario es una novela biográfica y todos insisten en señalar a la escritora costarricense Yolanda Oreamuno Unger como la protagonista de la obra y que se utilizaron a tres mujeres de su misma época como narradoras de la vida de ella, encarnada con el nombre de Amanda Solano. Se trata de Gloria Tinoco, la primera, cuyo nombre histórico es Vera Tinoco Rodríguez de Iglesias, Marina Carmona, la segunda, que suplantaría a la escritora e intelectual Lilia Ramos y por último a Manuela Torres que sería el seudónimo de Isabel Vargas Lizano, la famosa cantante costarricense, más conocida como Chavela Vargas, oriunda de San Joaquín de Flores, cantón de la provincia de Heredia y no de Santa Bárbara de Heredia, como se anota en el texto.

 

La novela está estructurada formalmente en cinco partes. La primera se le llama La fiesta de los ángeles y corresponde al entierro en Costa Rica de Amanda Solano cuando es traída, años después de muerta y depositada en el Cementerio General, en San José, la segunda parte, Solo a la muerte se llega demasiado temprano, que corresponde a la visión de Gloria Tinoco, la tercera, Las islas de la agonía y los montes de la estupidez ajena, a la de Marina Carmona , la cuarta, Cuántas luces dejaste apagadas, yo no sé cómo voy a apagarlas  a la de Manuela Torres y por último un postfacio tituladoUn abigarrado conjunto de paraguas, fin del entierro.

 

Llama la atención una nota al final de la edición que dice textualmente:

 

"Esta novela es una obra de ficción. Todos los personajes y situaciones han sido inventados y se deben a la imaginación del autor"

 

Comencemos por esta nota. Si la novela hubiese sido escrita en el siglo pasado probablemente esta aclaración sería necesaria pero en el año 2011 quien crea que una novela no es ficción, embuste, invento, creación de un autor, conoce poco del arte literario. Pero cabe la pregunta, ¿por qué se hace esa aclaración? Precisamente porque el autor supone y no es ingenuo, que muchos lectores y críticos, lo primero que buscan en las obras literarias es cotejar los entes de ficción, personajes y acontecimientos con los referentes históricos que posibilitaron esa obra. Error craso pero frecuente. En este caso la novela se presta para acudir a esos referentes por ser muy evidentes y fácilmente detectables pues el verosímil de la misma  obra no los encubre, ni los disimula. Irremediablemente el lector que conoce esos contextos biográficos, sociales e históricos lo primero que hace es verificar, no solo su parecido sino la certeza de los mismos. Y está en todo su derecho de hacerlo, pues ello le permitirá disfrutar más de la creación. Lo malo sería que no trascendiera ese primer eslabón y se perdiera en buscar parecidos y desaciertos y dejara de encontrar la esencia misma de la novela que se refugia en esas visiones femeninas no solo de uno o dos personajes sino de sus propias vidas, sus vivencias sociales e históricas que les correspondió vivir, ese mundo privado que sutilmente el autor va desnudando en cada momento de su creación. Y en esta novela sucede de la siguiente forma:

 

Toda manifestación del lenguaje es una enunciación, un acto de comunicación de un sujeto que enuncia algo a un destinatario, en un tiempo presente. Aquí es un escritor-investigador que enuncia lo que oyó e investigó de parte de tres personajes femeninos distintos sobre una mujer llamada Amanda Solano y otra llamada Edith. De manera inteligente y  con gran conocimiento del arte escritural este sujeto de enunciación se retira de lo enunciado, se aleja, permanece al margen y evita el yoísmo inoportuno del pasado y da la palabra a las voces femeninas que crean su propia enunciación. De esa forma cada una de ellas se convierte en el sujeto de su propia enunciación y cuenta su historia y a su vez las implicaciones con el personaje centro de la novela que es Amanda y muy colateralmente Edith. Tres visiones diferentes y tres perspectivas narracionales que permiten crear una novela polifónica sobre una misma temática: la vida de la mujer en una sociedad patriarcal.

 

Si quisiéramos llamar esta novela biográfica ¿por qué no hacer lo mismo con todas las novelas de personajes, tales como Doña Bárbara, Pedro Arnáez, Marianela, Marcos Ramírez, El Ulises y tantas otras más?  Lo cierto es que es una novela, una creación literaria, un embuste, una bella mentira que gracias al lenguaje polisemántico crea una hermosa realidad digna de disfrutarse.

 

Las tres visiones son distintas y tratan en su esencia aspectos diferentes de una misma realidad social e histórica, la de Gloria Tinoco la historica a partir de los años veintes hasta el presente de la enunciación que llega hasta el año 1956 e incluye la niñez  y adolescencia de las mujeres, compañeras de colegio y aventuras, la segunda de Marina Carmona más ajustada al ámbito político e intelectual de la época y  la de Manuela Torres establecida en los años de estadía en México por parte de Amanda. Sin dejar de lado el escenario o espacio geográfico que se inicia en Costa Rica, Chile, Guatemala, Estados Unidos y sobre todo México. Así podríamos afirmar que la visión feminista de esa época abarca tanto los aspectos históricos, como los sociales de Centroamérica y México con respecto a la vida patriarcal que vivieron (y nos atrevemos a decir viven) las mujeres en ese período de la historia. Y lo más sobresaliente de esa visión plurifónica, la vida íntima y privada de ese mundo de vivencias, aspiraciones, frustraciones, desengaños, impotencias, alegrías y sinsabores que les correspondió vivir a esas mujeres, cuyo núcleo lo encarnó Amanda Solano.

 

"¡Qué quiere usted? El molde del que Amanda salía era el de una sociedad patriarcal. Poco más tarde vendrían sus opiniones provocadoras acerca del matrimonio, y las más provocadoras aún, acerca de las diferencias entre esposa y amante, que están en un pasaje de un cuento suyo de 1937, escrito apenas cinco años después. Tener esposa, después de todo, no es lo mismo que tener mujer, dice en ese cuento; la esposa fiel es una institución, un deber, y, a veces, una calamidad. La mujer, en el sentido de amante, está dotada de una sensibilidad que la esposa no tiene, porque la esposa , cuando es constante, no conoce el pecado de la infidelidad, de ahí que sea mucho más fácil engañar a una esposa que  a una amante con otra amante, ya que la amante tiene una perspicacia agudizada por la incertidumbre, lo que la hace notar de inmediato cualquier violación al código de las relaciones ilícitas, mucho más implacable que el código de las relaciones matrimoniales" (p. 163).

 

Se va así configurando la tragedia de la mujer en esa sociedad. Y peor sufrimiento si ésta era muy bella, rebelde, de ideas revolucionarias, sincera y natural. Una por lesbiana y borracha, otra por poeta entregada a los placeres carnales, la más recatada por permaneceren  el celibato y nunca casarse y ser intelectual y la más acorde con lo programado con una consciencia diferente sobre la sociedad que la hacía sumisa y sospechosa a la vez. Verdaderamente eran distintas y se presentaban como "anormales" diferentes en una sociedad claramente codificada con los valores cristianos de la mujer para el hogar, educar hijos y realizar los quehaceres domésticos. Solo el hecho de pretender y practicar la escritura y el estudio ya las convertía en violadoras de lo establecido y se les apartaba de la sociedad ideal del momento. Con una salvedad que aparecía en Amanda, la atracción masculina por se desmedida belleza por lo que no podía pasar desapercibida y esa ingenuidad que le llenaba de misterio y dominio sobre los demás. Era demonio y ángel en una misma persona. Y eso quizás fue su perdición en esa sociedad enajenante y machista donde el hombre imperaba sino con la razón,  sí con el poder institucionalizado.

 

La tercera visión se nos presenta un tanto diferente a las otras en cuanto que la voz representa a una mujer muy sensible, cantante de rancheras pero sin estudio formal y víctima del alcohol y por si fuera poco para esa época y sociedad, lesbiana. El verosímil de esa visión interna a la obra se ve violado por su misma naturaleza, pues no existen sustentos reales para su aguda e intelectual visión de ese mundo con respecto a sus conocimientos que no fueron otros que su vivencia cotidiana en bares y borracheras, si bien es cierto alternaba con algunos intelectuales, en esas condiciones es difícil cambiar su visión de mundo. Pero para concluir la novela sí le permitía complementarla con un personaje sufrido, y triunfador, pobre y vicioso pero aplaudido y reconocido más allá de las fronteras patrias que tanto despreciaron todas ellas y con justa razón.

 

No aparece ningún hombre como personaje y tampoco se escucha la voz de Amanda si no es a través de sus amigas y compañeras de viaje hasta la muerte. Vida y muerte de unos personajes femeninos que se atrevieron a ser distintas en una sociedad de iguales y deseáramos agregar, muerte también de esa alienante realidad pero solo avizoramos un horizonte desdibujado que está muy lejos aún por alcanzar.

 

Si bien es cierto esta novela comienza con dos gazapos, más cercanos al editor que al mismo autor, de tipo gramatical cuando usa un gerundio como adjetivo y un mal uso de la preposición "a", los dos en la primera página, con lo que posiblemente desaliente al lector, pero ya en su lectura total, encontramos una novela bien estructurada que atrapa al lector en esa lucha constante entre una sociedad que impone sus reglas infranqueables sin conmiseración alguna a cuatro mujeres que lucharon por realizar sus proyectos de vida, entregando su propia existencia y muriendo en la defensa de sus propios valores humanos que las convirtieron en héroes, si bien degradados, sí reconocidos, en una sociedad degradada y degradante.

 

Y por último, otro de los aciertos de esta novela es la sutil y bien escogida muestras de elementos y accidentes históricos y sociales que dieron marco a estas vidas ejemplares por humanas y distintas. Desde la mención de los lugares, y breves señalamientos de los barrios aristocráticos josefinos, Amón, Tournon, Aranjuez, etc. a las más rancias familias de esa sociedad patriarcal, pedante, clasista, hipócrita, enajenada en lo material y egoísta que victimizó a quienes no pertenecían a ella y hasta a los que perteneciendo, llegaron a menos, o se resistieron a su doble moral.

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