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Si analizamos detenidamente el esquema sinóptico de la obra literaria, observaremos las dos perspectivas de ella: por una parte el autor y por otra el lector. La teoría literaria abunda desde los inicios de la crítica en estudios sobre el autor, la biografía, la época, la ideología, los conocimientos sobre el lenguaje, los aspectos psicológicos, Freud, Jung,, los lingüísticos, etc., también sobre la misma obra, estructuralismos, sociologismos, estilísticos, etc. pero sobre el destinatario de la obra, el lector, son escasos los estudios que existen y los que hay se quedan en meras estadísticas sociológicas, con las salvedades del caso como son los estudios de Galvano della Volpe, sobre el gusto literario. Sobre estos contextos es que vamos a plantear nuestros seguir comentarios y sobre todo con referencia a la perspectiva de la recepción.
Iniciaremos con EL PROYECTO.
"El cerebro límbico procesa las emociones y los sentimientos. Constituye el sentir, la manifestación de las emociones humanas, de los afectos. Posee una estructura similar a la de los mamíferos. En él se registra la sexualidad como fenómeno mental, tal como lo expresa Beauport (1997).
"El territorio del límbico contempla lo que se desea y lo que se quiere, el cómo se afecta ante situaciones que favorezcan los climas emocionales. Desde éste se elevan expresiones tales como "si puedo", "no quiero" y viceversa". Es esa manifestación natural del niño cuando expresa placer o no, ante una situación, preferencias y rechazos, reconoce y diferencia afectos, experimenta fantasías muy ricas, relacionadas con el entorno emocional y sentimental." Pero en armonía con el otro lado del cerebro el izquierdo, "El cerebro Neo-Cortex, está formado por el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho del cerebro, unido por un cuerpo calloso con procesos mentales cada uno. Lo que implica en el campo educativo los procesos cognitivos, se originan los procesos analíticos específicos, se va de las partes al todo. Surgen los para qué, los cómo y los por qué, las causas y los efectos." Esto lo iremos analizando conforme vayamos exponiendo los elementos del esquema del esquema.
EL PROYECTO: Todo lo que el hombre construye pasa primero por diseñar un proyecto, un dibujo, un plano. Así, el arquitecto lo hace antes de construir un edificio, el pintor, antes de su creación y el escritor, antes de escribir la obra. Toda creación pasa antes de concretarse por un diseño del proyecto, concreto o mental, una idea, un esquema, una historia, un sueño, una evocación, un suceso o simplemente algo de la naturaleza, observado.
El escritor como observador: El escritor posee una basta cantidad de conocimientos y experiencias propios de su cultura y los contextos que ha vivido y conocido a través de lecturas que guarda en su memoria. Son los sistemas paradigmáticos que anotamos en el esquema como 1, 2, 3, 4,...Es ahora cuando inicia el proceso de mímesis acuñado por Aristóteles, selecciona, asocia, combina, a través de su único instrumento posible, que es el lenguaje. Imita a través de su creación la naturaleza humana, y más que ello descubre SU verdad del mundo que le rodea y lo interioriza, lo recibe a través de los sentidos y lo decodifica, le da vida interior y lo comunica a un lector social a, través de la escritura. Para ello sigue los lineamientos del lenguaje en la enunciación: Escoge un sujeto (YO), un TÜ, o un ÉL que enuncia un mensaje, el enunciado, siempre en presente, a un receptor interior llamado destinatario, narratario, lector virtual, que puede ser un amigo del sujeto de la enunciación, testigo, la novia, la musa, el amado, etc.. El autor y el lector social permanecen fuera de la obra escrita y solo idealmente son representados, son creaciones del mismo escritor, así como lo afirman algunos escritores, los seres que amo, para ellos escribo, pero en realidad cuando el libro está publicado, hasta los que no ama tanto, cualquiera, podrá leer su hermoso cuento, novela o poema.
Entonces alguien podría preguntar ¿cómo leer una obra literaria? Por supuesto, ahí está la clave del problema. Doy una anécdota, cuando comencé a impartir lecciones de español en un seminario interno, en San Antonio de Belén, los estudiantes casi no leían y había una buena biblioteca, pero les tenían prohibido lecturas como La Celestina, Las mil y una noches, etc. Desde el inicio llevé una novela que posiblemente nadie ha leído de un escritor español, muy poco conocido, llamado Rafael Pérez y Pérez, La casa maldita, y comencé a leerla, capítulo por día, hasta que los fui entusiasmando con la novela y el hábito, comenzaron tal actividad de lectura, que no paraban de leer y por supuesto que leyeron las obras prohibidas. Esa novela no aparecía en los programas oficiales y para ganarme a los curas que son muy acuciosos les leí una obra de teatro de un autor del siglo de Oro que no era Lope de Vega, ni Tirso de Molina, se llamaba El padre de Amescua y la obrita La esclava del demonio. Entonces aplicábamos la lectura crítica para contrastar las posiciones dogmáticas. Los resultados los podemos ver hoy. Muchos de esos alumnos son profesionales exitosos y muy buenos lectores y no cito mis alumnos de las universidades porque la lista es grande. La mayoría logró sus metas propuestas, por sus propios méritos pero con un poco de orientación y entusiasmo así como los conocimientos y el método adecuado para motivarlos y hacerlos viciosos de la lectura.
Refirámonos ahora al sistema sintagmático y el paradigmático. El sistema sintagmático es el más sencillo y no por ello menos significativo. Es lineal y la mínima unidad es una palabra, una frase o una oración. Necesita solo dos dimensiones. Es una línea. Un solo grito. Un ejemplo: el niño cuando nace no conoce el lenguaje, pero lo primero que hace, por sí mismo o provocado, es llorar. Ese es su primer sintagma lingüístico. Tiene imagen acústica (sonido, significante) y concepto, significado. Rápido aprende que cada vez que hace ese sonido, su madre está a su lado y le atiende, le da de comer o cariño. Ese ruido, y el olor de su madre, al inicio, se transforma en sustantivo, el llanto, adjetivo llorón, verbo, llorar, y expresa cualquier cantidad de significados: estados de ánimo, dolor, pasión, tristeza, emoción, ternura, soledad, y no solo estados de ánimo sino acciones y hasta cuentos, novelas; entonces se convierte en paradigma: novelas sentimentales, amorosas, etc. Increíble una sola palabra que inicia como ruido y evoluciona hasta llegar a lo inimaginable. Creo que hasta hay un cuento que se llama el grito, también una pintura y hasta una película. Así lo explica Ricoer:
"Mediación a través de los signos: con ello se afirma la condición originariamente
lingüística de toda experiencia humana. La percepción "se dice", el deseo "se dice". Hegel lo había demostrado ya en la Fenomenología del espíritu.
Freud dedujo de ello otra consecuencia, a saber, que no hay experiencia emocional, por oculta, disimulada o retorcida que sea, que no pueda ser expuesta a la luz del lenguaje para que revele su sentido propio, favoreciendo el acceso del deseo a la esfera del lenguaje. El psicoanálisis, como talkcure, no se basa en otra hipótesis que en esta proximidad entre el deseo y la palabra. Y como la palabra se entiende antes de ser pronunciada, el camino más corto entre "mí y yo mismo" es la palabra del otro, que me hace recorrer el espacio abierto de los signos".
Y de esta manera comprendemos que el autor selecciona no solo entre los contextos reales sino los contextos biográficos y los sintagmáticos. El mismo Ricoer lo conceptualiza así: "Pero incluso la relación más irónica del arte respecto a la realidad sería incomprensible si el arte no des-ordenara y re-ordenara nuestra relación con lo real". Esa es la poiesis, la mímesis aristotélica. No es una copia al carbón sino una reorganización de la desordenación. Su verdad, su creación única e irrepetible.
Con respecto al sistema paradigmático, ya entramos a la tercera dimensión, el tiempo, y aquí encontramos toda la herencia literaria desde el inicio de la humanidad. Así como los científicos dividieron la naturaleza en tres reinos: mineral, vegetal y animal, a la creación literaria se le redujo solo a dos reinos: el lírico y el épico, y de ellos derivan las familias, y los géneros. No podría sino conjeturar que yo pienso que la lírica fue primero que la épica al igual que lo dijera Lord Byron,. El hombre -según mi entender- contempló la naturaleza y la adoró, le cantó y la llenó de asombro y después debió pelear por ella y su alimento, como defensa, es cierto y nunca como usurpación pero al fin las hazañas, la acción vendría después del amor, del sentir, del mundo de las emociones, del grito profundo del dolor o la contemplación. Así el escritor, a través del estudio y la lectura ha venido superando paradigma tras paradigma, desechando unos y a partir de sus restos creando otros para llegar a los que hoy le sirven de modelo para escoger y modificar en sus creaciones. Siempre, como apuntaría con acierto Aristóteles a partir de la mimesis de la realidad. "El lenguaje cumple una función poética siempre que desplaza la atención de la referencia hacia el mensaje mismo" , afirmaba Ricoer y yo complemento: Un escritor a través del lenguaje poético (literario), polisémico solo puede escoger para plasmar sus obras entre Lírica y épica y de la segunda, la epopeya, el cuento y la novela, sin dejar de lado al teatro y otras formas menos complejas. No importa el tema que dese usar en ellos. Si es novela, aventuras, costumbres, amores, bajo cualquier denominación, históricas, sociales, ciencia ficción, etc. Eso es decisión del autor en su escogencia. Lo importante es la calidad de la obra creada y la permanencia en el tiempo y en el espacio.
II PARTE La Recepción:
Si la perspectiva de creación de la obra es importante, la más importante, ésta no estará completa sin los lectores. ¿Creen ustedes que Magón escribió sus cuentos para que lo leyeran los campesinos costarricenses, los llamados conchos? o más tajante aún que los costumbristas y novelistas del realismo social, Fallas, Fabián, Gutiérrez , etc. escribieron para que los leyeran los campesinos o tal vez que García Márquez, Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias, escribieron las novelas para que los leyeran los latinoamericanos, sobre todo los pobres. No. Los escritores costarricenses escribieron, en el mejor de los casos, para que los leyeran sus amigos, los citadinos y los otros para los europeos. Las razones son obvias en nuestro caso, los campesinos a pesar de ser el objeto de las obras, el modelo, no sabían casi leer y si lo sabían no leían o leían muy poco. Y lo primero que un escritor, seguro piensa, o lo sabe inconscientemente es que el lector sabe leer y entenderá su obra, le gustará, se emocionará con ella, se identificará con sus personajes o sentimientos expresados y disfrutará mucho de hacerlo. No siempre será así, por su puesto pero ese es su expectativa. Esto nos abre una gama de lectores finita pero enorme. Todos saben leer pero sus contextos pueden ser muy diferentes, y sus conocimientos también, sin considerar sus experiencias vitales que irán a influir en las lecturas. Y si eso es así, como lo creo, las interpretaciones y valoraciones van a ser casi indeterminadas e imprevistas. Hay por lo menos tres modalidades que utilizan los lectores, cuando leen una obra, supongamos, una novela. Una lectura apasionada, emocional, donde utilizan de preferencia el lado derecho del cerebro. Viven, lloran, ríen, y exponen todos sus sentimientos ante los personajes y sus peripecias. Se identifican con ellos y a unos aman y otros detestan. Así lo observaba Vargas Llosa con respecto a Madame Bovary, de G. Flaubert. Es una lectura apasionada, emocional. La segunda lectura es racional, el lector se detiene en su lectura, analiza, reflexiona, destaca, subraya, escribe notas, y hace esquemas, comentarios y escoge palabras, frases, señala sintagmas, personajes, algunas descripciones, aptitudes, codifica los personajes, los contrapone, etc. Es decir aplica la inducción y la deducción para ir entendiendo los detalles, lo oculto de la obra, el paradigma de la misma, las relaciones entre contextos ideológicos y sociales y literarios y los valores subyacentes, etc. Con ello crea una hipótesis de interpretación. La tercera modalidad no es más que de verificación de su hipótesis, confirma su interpretación, respira profundo, con satisfacción, disfruta la obra, y la valora.
Yo suelo hacer una sola lectura lenta que integra las tres modalidades, no es fácil pero después de muchos años de practicarla, he llegado a la conclusión que nuestro cerebro es capaz de realizar esa tarea simultánea y que no es tan difícil. Intenten realizar una lectura integral de la obra y verán que es posible y los resultados son muy halagüeños.
Esto nos explica por qué aparecen tantas posiciones sobre una misma obra literaria. Si ella es de calidad y bien escrita, su lenguaje polisemántico y de gran sencillez pero profunda significación, entonces permitirá muchas interpretaciones, diferentes de ella pero todas destacarán sus atributos. No hay malas, ni buenas lecturas de una obra sino lecturas más detalladas, profundas, esclarecedoras, fundamentadas y verosímiles. Un conocedor de la naturaleza de la obra literaria y con buena sensibilidad hacia el arte, siempre dará una mejor interpretación y valoración de la misma que un lector desprovisto de los conocimientos básicos. Todos dirán al final, me gusta o no me gusta pero no pasará de ser una opinión más.
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