PRIMERA GENERACIÓN: 1972. HISTORICISMO
NACIDOS: 1935 A 1949
GESTACIÓN:
VIGENCIA:
Esta generación está compuesta por los novelistas nacidos entre 1935 y 1949. Ellos comienzan a dar los primeros frutos importantes en la creación literaria, a partir de 1965. Son novelistas que conocen, en su mayoría, las técnicas modernas de la literatura y por lo general han estudiado en carreras relacionadas con la literatura o el arte en general. Son lectores asiduos y se han dedicado al estudio de nuestras sociedades, no sólo desde la perspectiva histórica sino, la social. A ellos no escapa el interés de crear obras literarias, por principio y como última finalidad, sin que esto quiera decir que se desinteresan de las problemáticas más importantes de este período. Por eso le hemos llamado historicismo, sin ninguna connotación peyorativa. La creación de su nuevo paradigma se nos presenta más lúdico, más atrevido, sin prejuicios de ninguna naturaleza. Por eso podremos encontrar el tratamiento de temáticas tabúes en el pasado, como lo erótico y sexual, abiertos, el homosexualismo, el racismo, sin contemplaciones, ni moralismos. Se puede encontrar desde el cinismo manifiesto hasta el descaro, en sus creaciones.
Las novelas buscan el mundo de la infancia de los personajes, para mostrar abiertamente los prejuicios recibidos, sus desnudeces moralistas, sus mutilaciones sexuales y carencias vitales como producto de convencionalismos y falsas morales que impidieron sus realizaciones ante la libertad y la búsqueda de su identidad. Y qué decir del enfrentamiento descarnado y profundo de la lucha del ser y el parecer, lo fútil y lo importante, lo interior y lo exterior o superficial, que ya había experimentado un tratamiento importante en algunos novelistas de la generación anterior, la de 1957. Por ello, los personajes se muestran como seres vivos, imperfectos, inacabados, incompletos, en formación, en lucha por sobre vivir a su misma angustia, llena de ludismo impúdico, abierto, como contraparte a la apariencia de los dogmas y de las castraciones. Esto convierte a los personajes en contradictorios, ambiguos, incompletos, agónicos, equívocos, mutantes y, por todo ello, más humanos y menos terminados. Con esta generación, mueren los héroes definitivamente y aparecen las dudas, las variantes, lo complejo sobre lo sencillo e inauténtico.
Lo anterior hará que los novelistas se preocupen sobremanera por el decir, por las voces de los personajes y la manera de comunicarse o incomunicarse; su lenguaje estará lleno de reiteraciones, contradicciones, listas de palabras, simultaneidades, yuxtaposiciones. En otras palabras, el lenguaje se convierte en una especie de carnaval, de multicolores facetas. Esto exigirá del novelista el influjo de la poesía, la música y las artes en general. Por ello, la intertextualidad, también será una técnica muy usada.
No escapa a ellos, el conocimiento de que la obra literaria es un mundo completo en sí, creado por el autor, es su invención, su irrealidad, su ficción. Esto les exigirá un cuidadoso uso del lenguaje y la verosimilitud extremada a la hora de crear los personajes, sus voces y el mundo externo e interior a ellos mismos.
La incursión de los novelistas costarricenses en la historia de nuestra patria y la recreación de etapas importantes de ella, así como personajes de gran importancia, muestra la necesidad de reimprimir lo que Azorín, ensayista español, llamó, la infrahistoria. Es una búsqueda frenética de lo verdadero, sobre lo aparente, lo oculto sobre lo dicho, la verdad en la contradicción, la ambigüedad, la pluralidad y no lo causal. Por eso sus novelas desencarnan los mitos, los rituales, los formalismos, para brindar una historia más irreal y por lo tanto más real, más humana, más hecha por hombres y no por el oficialismo imperante, en determinados momentos, y a través de acontecimientos inusitados y cuidadosamente acallados.
En los últimos años han aparecido historiadores con una visión que se presenta como novedosa, sobre todo en España, encabezada por Fernando García de Cortázar. Reconocen y es uno de sus postulados, los mitos desarrollados y mantenidos durante mucho tiempo por las corrientes historicistas y las turísticas del pueblo y la patria España. Se tornan críticos y aceptan la falsedad de esa visión mítica pero consideran que existe otra España, la positiva, que consideran, la real, la del proyecto, la rescatable, la noble, y es bajo esa visión que se proponen rescatar la memoria, la identidad de España. Pensamos que la verdadera España se encuentra en la diversidad, la pluralidad, ni la buena de unos, ni la mala de otros sino en la síntesis de las dos o tres o más que puedan existir. No se puede, ni se debe, borrar lo feo y lo malo de la religión católica en España, las guerras de ocho siglos contra los moros, ni las cruzadas y matanzas en nombre de Dios, y buscar una aparente racionalidad, pero tampoco pensar que ese país es esencialmente eso. La realidad histórica está en el conocimiento científico, nunca en el mítico y mucho menos en el religioso.
Conforme estudiemos a los novelistas y sus obras iremos señalando estos y otros aspectos del nuevo paradigma de esta generación de novelistas.
En la literatura hispanoamericana destaca como impulsor de esta generación el escritor peruano Mario Vargas Llosa (1936) y su novela, entre otras, La ciudad y los perros: 1962, por lo menos en la primera etapa de su carrera literaria, la panameña Gloria Guardia (1940), con su novela El último juego: 1984, el nicaragüense, Sergio Ramírez (1942), con su novela Margarita está linda la mar: 1988 y Sombras nada más: 2002. Existen muchos otros novelistas en Hispanoamérica que pertenecen a esta generación. Hay cuatro, novelistas costarricenses, entre otros, de esta generación que se destacan por haber escrito novelas históricas de gran trascendencia, Virgilio Mora Rodríguez: 1935, Tatiana Lobo Wiehoff: 1939, Alfonso Chase Brenes: 1944 y Fernando Durán Ayanegui: 1939. Tendremos ocasión de referirnos a sus obras a continuación.
Los novelistas costarricenses de esta generación son los siguientes:
Virgilio Mora Rodríguez (1935)
Enrique Feoli Tufi (1935)
Melba Escalante Lobo (1935)
Ramón Napoleón Pizarro Centeno (1935)
Velma Sari Montero Gutiérrez (1935)
Justo Arroyo (1936) Panameño
José David Elizondo Quesada (1936)
William Sibaja Góndrez (1936)
Guido Alejo Sibaja Pereira (1936)
Rodolfo Solórzano Bonilla: 1938
Marco Retana (1938-1997)
Edgar Cambronero Herrera (1938)
Tatiana Lobo Wiehoff (1939)
Luis Soto Castro (1939)
Fernando Durán Ayanegui (1939)
Luis Lara Saborío (1939)
Quince Duncan Moodie (1940)
Flora Herrera Fonseca (1940)
Edgar Guadamuz Rosales (1940)
Guido Sandoval Salas (1941)
Francisco Cartín Rodríguez (1941)
Mario Gatjens González (1942)
Óscar Aguilar Bulgarelli (1943)
Flory Chaves Quesada (1943)
Alejandra Gutiérrez Nascimento (1943)
Rafael Ángel Herra Rodríguez 1943
Floria Ma. Herrero Pinto (1943)
Marino Ramírez Huertas (1943)
Roxana Pinto López (1943)
Enio Víquez Rodríguez (1943)
Manuel Aguilar Vargas (1944)
Froylán Escobar González (1944)
Alfonso Chase Brenes (1944)
Carlos Darío Angulo Zeledón (1944)
Rafael Jiménez Bonilla (1944)
Eduardo Vargas Ugalde (1944)
Carlos Goicochea Carranza (1945)
Juan Bautista Frutos Verdesia (1945)
Henry Wohistein: 1945
Dagoberto López Villalobos (1945)
Enrique Castillo Bolaños (1945)
Omar Contreras Díaz (1946)
Álvaro Sibaja Artavia (1946)
Edgar Leal Arrieta (1946)
Zoraida Ramírez Miranda (1946)
Floria Jiménez Díaz (1947)
Floria Jiménez Díaz (1947)
Carlos Morales Castro (1947)
Enrique Villalobos Quirós (1947)
Oscar Monge Maykall (1947)
Beila Zíder Solís (1947)
Cecilia Hidalgo Calderón (1948)
Hernán Solís Bolaños (1948
Héctor Chavarría Castillo (1948
Rosibel Morera Agüero (1948)
Jorge Eduardo Rodríguez (1948)
Rocío Pazos Baldioceda (1948)
Eduardo Saxe Gutiérrez (1948)
Marco Tulio Aguilera Garramuño (1949). Colombiano
Gerardo César Hurtado Ortiz (1949)
Hubert Villegas Rojas (1949)
Luis Espinoza Corrales (1949) (nicaragüense)
Heriberto Rodríguez Pacheco (1949)
Magda Lorena de Jesús Zavala González (1949)
Gracias. Fue de mucha ayuda para aclarar algunos puntos y poner en perspectiva algunas ideas que tenía sobre ésta generación.
Sólo una pregunta: ¿Dónde puedo hallar la bibliografía que avala lo que usted, aquí, afirma con tanta propiedad?
Estoy en el proceso de acabar mi tesis en Literatura Chilena Contemporánea y me interesaría encontrar información más acabada para citarla en mi trabajo.
Un saludo muy cordial.
Atte. a Ud.
Oriana Di Gonzalo.
Gracias Oriana por tu comentario. Esata página escrita sobre la llamada generación de 1972 pertenece a un libro voluminoso que publiqué como folletos en el año 2005 y que llamé "Las generaciones de los novelistas costarricenses". Fueron pocos ejemplares y fue distribuido entre amigos y otros que compraron algunos ejemplares. Consta de tres tomos y se encuentra en la Biblioteca de la Universidad de Costa Rica. En él hay una abundante bibliografía que de una u otra forma fue utilizada. Tal el caso de Julián Marías pra la tipología de las generaaciones y la historia de la novela hispanoaméricana de Cedomil Goic, publicada en Chile y que Ud. conocerá detalladamente. Mucho de lo expuesto responde a muchos años a cargo de la Cátedra de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Nacional, Costa Rica y La Cátedra de Literatura Costarricense.
Es un cúmulo de ideas que se fueron desarrollando en mis lecciones y años de dura investigación en búsqueda del conocimiento literario a través de las teorías actuales que seguramente Ud. conocerá.
Saludos
Benedicto Víquez Guzmán