Juana Fernández Ferraz

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JUANA FERNÁNDEZ FERRAZ

(1834-1918)

 

Juana Fernández Ferraz nació en Santa Cruz del La Palma, Islas Canarias, el día    4 de junio del año 1834 y murió en Alajuela, Costa Rica  el 30 de noviembre del año 1918. Hermana de Valeriano y Víctor. A este país llegó en el año 1872. Fue la esposa de Benito Salazar León, abogado y perteneciente a la logia masónica. Engendraron cinco hijos entre ellos la escritora Caridad Salazar Fernández que nació en Santa Cruz la Palma el 16 de agosto del año 1869, Encarnación, otra escritora y Juan Carpintero y maestro ensamblador de retablos.

Poco a poco se fue dando a conocer como una gran escritora sobre todo en la poesía. Aquí se  inició con la publicación de la novela El Espíritu del río. Novela que ella misma catalogó como socialista al igual que el crítico costarricense Abelardo Bonilla.

 La obra está ambientada en gran parte en su isla natal y otra parte en Brasil.1

 LO QUE ESCRIBIÓ JUANA FERNANDEZ FERRAZ

NOVELA

 1. El espíritu del río: 1912

 El espíritu del río se publicó en el año 1912.2 

Esta novela de Juana Fernández Ferraz, publicada en San José, Costa Rica en el año 1912 y se terminó de escribir en el año 1909, en la ciudad de Alajuela. Reúne todas las características del paradigma decimonónico de la novela que hemos llamado monofónica. Es tradicional, logocéntrica, realista con tendencias a costumbrista y afincada en los ideales románticos de aventuras y amores imposibles, realizables a la luz de la fatalidad. Novela culterana al mejor estilo de las novelas grecolatinas de aventuras y amor, solo que en ella sobresale la motivación educativa y un modelo social que la autora llama socialista, basado en la moral cristiana del nuevo testamento.

La situación inicial se desarrolla en Santa Cruz de La Palma, Islas Canarias, pueblo natal de la autora. Se describe una tradición en ese puerto como es la bajada de la Virgen de las Nieves y la fiesta en su honor que dura más o menos 28 días, sin faltar los juegos artificiales. Se privilegia la descripción hasta el detalle y las costumbres de los católicos, devotos de la virgen.

El narrador apela constantemente al lector para irlo incorporando a lo narrado amablemente y prepararlo para los misterios de la trama novelesca. Ya en el capítulo II se incorpora un personaje importante que tendrá que ver con los acontecimientos propiciados en esa situación inicial degradada. Se trata de María, la viuda de un militar muerto en batalla por la defensa de la patria. Le corresponderá cuidar al joven César desde niño y hasta que se casa con Argelina, para luego desaparecer en la escena del encuentro de César, al regreso de un viaje y el rapto de su hijo, Albertico por él, cuando cree que su amada esposa lo traiciona. En la recuperación de Angelina suceden una serie de hechos fortuitos, donde la fatalidad van enlutando la vida de ella y su padre que se da por muerto en un naufragio y la misma Angelina muere en un incendio provocada por ella misma cuando sabe de esa muerte y desiste de el viaje que pensaba realizar con su padre en busca de su hijo. Su padre era el hombre que César creyó su amante y por quien trató de matarla y la desposó de su hijo.

No escatima la novela en la presentación y comentarios de la narradora sobre las costumbres, las pasiones como los celos, el destino, lo divino y sus decisiones, la fatalidad, mitología griega, etc. Con ello va preparando al lector para emprender el viaje de aventuras a Brasil, donde se desarrollará la segunda parte de la novela, no sin antes describir la participación de otros personajes importantes como doña Carmen, vecina de Argelina, y sus dos hijas Corina y Adela, el doctor que cuida el restablecimiento de Angelina y el esclarecimiento del rapto del hijo de Angelina por César, Juancho y Juanelo, así como Bonifacia. Aparecen las primeras ideas en Juanelo y seguidas por Juancho de la necesidad de socializar la agricultura y privilegiar la educación del pueblo como móvil del cambio.

17 años después de esos sucesos aparece en el pueblo un rico hacendado, ya cuando Pancho había estudiado y se convirtió en el sabio del pueblo, un famoso médico. Se casó con una rapaza muy  bella y fueron formando los ideales de su educación, crearon un Hospicio para los ancianos y ayudaron a los pobres a salir adelante con sus necesidades e ideales.

Aparecen otros personajes, entre ellos el paisano, y se abre al final la boda entre el finquero brasileño, de casi setenta años con la joven de veinte, llamada Arminda. Es una especie de búsqueda de la felicidad en el campo.

¡Dichosos de vosotros, pequeños propietarios! Sois más felices en vuestros rústicos albergues, que en sus palacios muchos potentados..." (pág. 118)

Después de varias escenas de fortunas dejadas en herencia, muerte de tía y testamentos reales y fingidos, aparece don Guillermo Soldevilla, ese brasileño, de Belén de Pará que se desposa con la señorita Armida, virtuosa joven de  apenas 20 años, con un solo propósito que lo vea en su vejez y él le dejará toda su fortuna. Después de ella se dirigen a Brasil.

En América comienza el proceso de Arminda, al lado de Guillermo y la aparición de Alberto, de forma casual cuando ella viajaba en su mula a dejar regalos a los indígenas. Desde su encuentro se enamoran, pero Alberto sufre al saber que su amada tiene marido.

Siguen las aventuras, interrumpidas y a veces estimuladas por los accidentes naturales ocasionales. Así Arminda desaparece después de un tornado y es salvada por el hombre de la gruta, llamado el Espíritu del Río que más adelante se sabrá que es Alberto Soren, padre de Angelina y suegro de César, padre del hombre del bosque y que al final de la novela en una boda trilógica, se casa con Arminda.

Los encuentros casuales, accidentales, padre, hija, nieto y yerno, suelen darse en condiciones emocionales que sacarán más de una lágrima al lector incauto y sentimental.

Una vez reunidas todas las fortunas, hasta la obtenida por el premio mayor de lotería y las personas importantes protagónicas, se dedican a fundar el pueblo nuevo en tierra brasileña. Es entonces Alberto Sorel el futuro gobernador quien emprende ese proyecto, ayudado por otros socios acaudalados.

Fundan el pueblo El Espíritu, civilizan a los salvajes y crean esa utopía bucólica fundamentada en dos pilares: la educación y la moral cristiana. Reviste importancia el sistema de gobierno: un solo gobernador y unos inspectores, escogidos por el gobernador que es el mismo Sorel. Construyen las casas por hectáreas y los habitantes viven por familias tal y como se conocen hoy. Tienen un templo donde realizan las actividades importantes del pueblo, las bodas que realiza el mismo gobernador y otras celebraciones. Tienen escuela y un científico, un cura que no puede celebrar misa, pues los médicos le prohibieron injerir licor. Además no se celebra la misa por temor a comer carne humana (la hostia y el vino) que podría despertar la antigua costumbre de los salvajes de comer carne de humanos.

La tierra pasa a manos del que la trabaja, así como la industria, y las demás actividades. Entre todos realizan los servicios comunales y mantienen el pueblo en paz y orden. Priva la persuasión sobre la fuerza y el raciocinio sobre la imposición.

La novela termina con la visita de u Delegado y una comitiva del Emperador de Brasil, su recibimiento y estadía y la complacencia de ellos ante el éxito de ese nuevo pueblo, ejemplo de sociedad moderna.


1 Consúltese el importantísimo libro de Teresa González Pérez. Ediciones Idea, España, 2006. Mujeres y emigración. Su tataranieto Alberto Berríos Pérez gentilmente me ofreció los datos de nacimiento y muerte de esta prestigiosa escritora. Mi más sentido agradecimiento.

2 Fernández Ferraz, Juana. El espíritu del río. Ed. Imprenta Moderna,  San José, 1912.

 

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