El mal del tiempo. Novela de René Rodríguez Sodiano (dominicano) por Benedicto Víquez Guzmán

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El mal del tiempo (mediaIsla, 2011) es una novela polifónica sinfónica. Se abre como un mural de imágenes insertas en una vida llena de voces que canta con sus tonalidades y vibraciones sonoras los acordes de esa orfandad que experimenta en el tiempo. 

Todas las voces salen del mismo personaje como instantes rasgados de esperanza pero truncados al solo comenzar. Así el viaje de iniciación en ese ceremonial llamado vida se desgarra en instantes y se alimenta de matices, dolores, sinsabores, recuerdos, vivencias apenas sospechadas y cae en el vacío existencial que sólo se recupera por instantes líricos que penetran esa interioridad laberíntica llena de sombras, luces, palabras e imágenes idas y sólo sospechadas. 

Novela canto, novela poema, novela inspiración, sí, novela existencia cíclica, desgarrada, convertida a la vez en búsqueda sin fin pero perdida en el tiempo de su misma enunciación. Es ese anhelo existencial de encontrarse en un presente, un aquí y ahora degradantes, llena de soledad, nostalgia, comienzos, fuerza, entusiasmos que se derrumban antes de parirse y sucumben ante la realidad espejo, violencia, atemporal, cíclica, violatoria, hipócrita. Vaya impotencia cuando llega el domingo y todo augura un final síntesis, tumba de la vida, sepulcro de ilusiones y refugio de olvidos y esperanzas. Y esa sed, ese empeño por descubrir la ciudad, el puerto, que no es otra cosa que conocerse, hacerse como proyecto que choca día a día y derrumba sus ideales. 

Dejar su niñez en el campo así como el seminario y salir lleno de esperanzas y proyectos al encuentro con la ciudad, la universidad; abrirse al saber y conocer los misterios de la ciencia le empujan a vencer tropiezos imprevistos pues también debe olvidar sus querencias, sus antiguos e iniciales atisbos de vida. Y día a día penetra en su interioridad a la vez que va descubriendo lo nuevo, lo apenas sospechado que le devora sin piedad y lo doblega. 

San José del Puerto sigue siendo una ilusión, sigue siendo un deseo. Sigue siendo algo que deseo visitar. Una sed que no se sacia y me arde y me atormenta y me incita y me llama y me reclama; vital necesidad. Por la tarde, sin más religión que las ganas de subir la montaña, de volver y darme de frente con mis recuerdos, me desbando por esos caminos. Llego y salgo a dar vueltas. San José agoniza. Sus calles, sus barrios, sus gentes. Sólo viven y muestran una velada sonrisa de tristeza, sus flores. San José no es ya mi San José, muere a marcha lenta. Sigo caminando, contemplando, y lo veo llorar por la mañana. (¡Mi Pueblo!) Doy muchas vueltas sin rumbo fijo. Sin punto de partida ni meta. Por la tarde vuelvo sobre mis huellas, tomo la ruta y ya estoy otra vez en mis amados lodazales. Han sido dos días de receso, adelanto y retraso, en esta vida de amarguras. La vida es algo que camina como un reloj mutilado a manos de un agricultor. Pág. 39 

La vida se desgarra cuando se enfrenta a lo nuevo, solo regresa a su pueblo, cuando sale del Seminario y sufre la primera desilusión, su degradación empieza lentamente, sin piedad. 

Es el inicio de una biografía del dolor, de lucha, de enfrentamiento, de incertidumbre, de frustraciones, de luchas. Es el camino a través del tiempo, no como una cronología del pasado sino como vivencia del instante, del hoy. Es el diario de un ser anónimo en busca de su propia identidad, pero que irremediablemente su patria le niega el derecho de ser. Así comienza ese proceso de iniciación, de búsqueda, de vida, reproyecto, de ser pero choca contra la realidad del parecer, del ser otro, que lo niega y lo convierte en símbolo del hombre hoy. Muy fuerte para un iniciado pero terriblemente real. 

¿Quién debe integrarse? ¿La sociedad a mí o yo a ella? Después del examen, obligada: La Cotica, las cervezas y las chicas. Por algún rincón sale el tema, se discute y me cuestionan, quieren saber, las intrigo tanto yo que ni yo mismo puedo responderme una pregunta sobre mí. Mi ser, tema supremo, cumbre vital de los estados y las naciones soberanas. Sonia sostiene que este carajo raro y taciturno, un tipo tan solo y tan jodido, sólo ha ido a la cama para dormir con su almohada, que no ha sudado otros sudores. Bueno, el examen de Introducción me traicionó. No estoy muy seguro, es posible que lo repita. Confuso y contrariado, me he propuesto lograr buenas calificaciones este semestre, pero tan entretenido como ando ya ni acierto ni pego una, mejor el cine y La balada del desierto. Pág. 43 

Observemos esas dualidades: ser- no ser, yo-el otro, interioridad-exterioridad, afuera- adentro, saber-no saber, conocerse-desconocerse, etc. No hacen más que crear esa lucha por ser "normal" en una normalidad que no acepta un "anormal". Y esa lucha continuará hasta el final de la novela. Qué terrible incertidumbre, un ser que lucha por negar el pasado y vivir el instante para solo llegar a un futuro que se convierte en el mismo presente que le angustia, le llena de lluvias y le conduce a ser por lo menos calle para que sobre él pasen los caminantes y se desborden las aguas quizás esperando una renovación, una purificación que nunca llega. Vive asomado a la muerte, a la nada, al absurdo de lo cotidiano y de todo lo que ello conlleva y entonces se busca como una necesidad en sus desgarrados poemas de lamentos y tristezas. 

Extraño como miras el presente, | recuerdo lo pasado que pasamos. | ¿Cómo estás? | Sembraste de canciones las paredes; | dejaste para siempre tu perfume entre mis dedos. | Se fueron muchas hojas, muchos otoños, | quedan nuestras huellas | (dolores de cabeza para arqueólogos del mañana).| Hoy, ya ves, le sigo fiel al viejo árbol.| Soy algo ayer. Mucho mañana.| Sabes, camino acelerado por las horas| y las puertas del tiempo me alejan de tu ayer,| no es como antes, el brillo de tu pelo, tus ojos y tu boca.| Ahora, aunque te pienso,| los hombres somos carne de cañón;| la vida crece y se acorta, hay que decidirse,| sembrar canciones, tomar el vino agrio de la hora.| Ya ves, no es como antes.| Hacen falta tus ojos, mis ojos| y otros tantos para mirar al frente, tomar tajada,| untarse con el jugo del presente,| laboratorio de nuestros sueños niños.| Pisamos el umbral, no hay chance| para el comadreo de hadas| y solitarios con caras florecidas en las montañas.| Lo ves, la era nos pide ser grano de tiempo,| estar con él y germinar.| La hora de elegir llegó.| Apenas un segundo más,| quedamos fuera. Págs. 65 y 66 

Es el tiempo del instante, del ahora el que trata de aprisionar, y hasta los recuerdos se hacen presente en su interioridad, mientras afuera, lucha por huir de ese presente asfixiante que impide su realización. Tesis y antítesis de la vida de un ser consciente que trata de buscar un espacio en una sociedad que lo estruja, que lo iguala, que lo convierte en un igual, un número, una carrera, un puesto, un trabajo burócrata, una enajenación. Esa es su tragedia y la reparte entre todos, amigos y extraños, pues él es también un extraño de su propia existencia. Símbolo de una juventud que se materializa en ese ser que busca, no sólo su camino, que se inicia en el ritual dionisiaco de su existencia con el seguro e incierto destino de su propia esclavitud. 

El tiempo de la patria podría convertirse en esa realidad anhelada, apenas soñada, pero no parece sino quedarse en un deseo frustrado. 

Soy un iluso y no me atrevo a admitirlo, no quiero, no puedo. Pienso vivir entre recuerdos (¿como un tonto?) y recuerdos, recreándome en inolvidables añoranzas. Soy tan mentiroso, pero a la vez tan ingenuo. El primero en creer sus propias patrañas. Estoy tan así, alienado de mí mismo, que no sé lo que hago ni digo, ni nada. Pág. 90 

Lo traicionan los recuerdos de los héroes de su patria, las hazañas de ellos contadas en los tiempos pasados pero se encuentra con realidades que lo hacen dudar hasta de sí mismo. Su vida se convierte en incertidumbre y esto lo hace degradarse, negarse, desconocerse y perderse en su propio laberinto. 

Y ya al final de la novela, como si fuera el principio:

 Por fin mañana 

Todavía sigo siendo nada y estoy donde no estoy. Soy lo que no sé ni me pregunto. Ando, harto de andar, temperatura variable. Duélenme los pies. Ha llovido y sigue lloviendo. He dado muchas vueltas. Me falta la fuerza decisoria para decir el nombre de las cosas. Hoy, según mamá, nací. Hoy, una tarde como ésta, llegué y comencé a caminar por estos parques. Siempre tengo un engaño para engañarme, yo. Ya terminaron los exámenes. ¿Y qué? Ahora el reto, el resto. ¿Qué, por fin, qué? O el miedo, siempre ha sido así... Pág. 131

 Es el tiempo cíclico, la llegada al mismo puerto y  abre la virtualidad de un mañana que apenas si se sospecha, también incierto, dudoso. 

El mal del tiempo abre la narrativa hacia nuevas formas y voces, acerca el discurso a la enunciación convertida en instante y mural de voces que salen del mismo sujeto que enuncia, narra, canta, llora, languidece, busca, y se pierde en el laberinto de esa dualidad, ser y desaparecer, florecer y morir en la nada que le devora como sucede con la antimateria. Y deja en el lector esa dolencia profunda: vivir una vida así, vale la pena y luchar por una patria de huérfanos, una madre sin hijos que en vez de cobijarlos los transforma en su propia nada. 

René Rodríguez Soriano, con este poema épico, lleno de lirismo y voces, hace soñar con una novelística plena de posibilidades y rica en significados. Es un acercamiento bastante fiel a lo que hemos llamado el nuevo paradigma polifónico convertido ahora en sinfonía. | BENEDICTO VÍQUEZ GUZMÁN, escritor costarricense, autor de Cómo leer novelas, 1998.-

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1 Comment

Hola. Buena reseña. Yo también leí esta novela y le hice una entrevista a René Rodríguez Soriano para mi blog. Es un tipo muy dedicado a su literatura y con un estilo propio. Este es el enlace: http://libroabierto.vmramos.com/2009/05/rodriguez-soriano-escribir-es-una-toma.html

Gracias Víctor, efectivamente es un autor excelente y muy dedicado a la literatura, ejemplo de lo bueno que se puede hacer en la creación literaria.

Saludos

Benedicto Víquez Guzmán

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This page contains a single entry by Benedicto Víquez Guzmán published on 2 de Septiembre 2011 6:44 PM.

LA FUGITIVA: VISIÓN FEMENINA DE UNA ÉPOCA was the previous entry in this blog.

Quise hacer una gracia y me salió un sapo. Cuento is the next entry in this blog.

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