UNA OPINIÓN SOBRE LA NOVELÍSTICA ESCRITA EN COSTA RICA EN EL AÑO 2012
Este año que termina fue muy productivo para la narrativa costarricense. Escritores jóvenes y otros consagrados, no tan jóvenes, publicaron su novela para debutar en ella o continuar con su productiva creación.
Si hacemos un balance general, debemos afirmar que fue un año bueno para nuestra literatura, tanto en el número de novelas publicadas como en su calidad. Conocimos más de diez títulos y algunas muy destacadas.
En general los escritores siguieron dos modalidades formales, la novela policíaca y la histórica y otras pocas se inclinaron por temas más populares como el fútbol o la problemática social.
Como lector de novelas y de literatura en general, declaro que cuando leo una obra deseo encontrar en ella, un mundo verosímil en sí, privado, humano, digno de conocerse, que me haga llorar sí es posible, me intrigue, me dé conocimientos hasta ahora ignorados y que esté bien escrito.
Los griegos conocían las gestas de sus héroes y las llamaban epopeyas. Nosotros también conocemos la historia de nuestro país, más o menos, los grandes acontecimientos pero la infrahistoria, lo que se ha mantenido oculto, pocos tienen el conocimiento de ello. Así la novelística, la que a mí me agrada, se encarga de ofrecerme ese lado oculto de la historia, de nuestra sociedad, de la naturaleza específica del costarricense, la manera de vivir, de sentir de, sufrir, y de resolver sus dificultades. Pero no basta develar esos secretos escondidos, han de ser escritos de manera verosímil y sin sentimentalismos, moralismos y prejuicios a no ser que ese sea su interés. Un hecho si es bueno y mejor narrado, se torna más importante y el lector disfruta conocerlo de esa manera. Así aparecen, y nos agrada, los narradores diversos, objetivos, omniscientes, protagónicos o testigos, conocedores muy cercanos de los hechos o simplemente espectadores y si el mismo hecho es narrado desde diferentes perspectivas, niveles y voces, mi conocimiento como lector de ese acontecimiento es mayor y diverso. Eso me agrada sobremanera porque asisto a una novela cuando la leo como si estuviera escuchando una sinfonía.
Así debo confesar sin sonrojarme y con toda honestidad que entre las novelas, llamadas policíacas, me agradaron mucho, sin señalar, calificaciones, Don Juan de los manjares de Rafael Ángel Herra y Ojos de muertos de Guillermo Fernández, En la oscurana de Rodrigo Soto y Huellas de Zopilote de Francisco D'Alanese. En la modalidad histórica, sin duda alguna, Las Posesiones de Carlos Alvarado, Ver Barcelona de Dorelia Barahona, Mejor bruja que mujer de Patricia Rothey Avancari de Santiago Porras.
Otra novela que podría ubicarse como histórico-social e la que escribiera Geovanny Jiménez Salas y que llamó Una huella. No la he leído.
También se publicaron otras novela de diferentes temáticas como Los cuatro lados del fútbol del periodista Sebastián Aureliano que ofrece cinco historias diferentes de protagonistas de ese apasionante deporte desde perspectivas un tanto consolatorias pues sus proyectos vitales están ligados a satisfacer necesidades diferentes relacionadas estrechamente con un partido de fútbol de una final.
Los respectivos comentarios de las novelas los encontrará el lector en este mismo blog El arte literario y su teoría.