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Otto Apuy Sirias

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OTTO APUY SIRIAS

(1949)

 

Otto Apuy Sirias nació en Cañas, Guanacaste, el día 31 de julio del año 1949. Realizó estudios de Comunicación en la Universidad de Costa Rica y de arte en Bercelona, España, donde residió muchos años. Desde 1970 fue redactor en el Semanario Universidad. Fue Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en 1977. Fue declarado como hijo Predilecto de la ciudad de Cañas entre otros reconocimientos. Colabora en diferentes periódicos y revistas con escritos sobre artes plásticas y literatura.1

Ha publicado también diferentes ensayos sobre algunas manifestaciones de arte tales como él los llama "Narraciones y dibujos".

Ha realizado varias exposiciones individuales, tales como:

2005 LA GOTERÍA. Instalación, pinturas, videoarte. Galería Alternativa. San José, CR.

1999 LA LINEA DEL AGUA. Dibujos. Auditorio Ml. Jiménez Borbón .La Nación.

1976 TRATADO DEL EQUILIBRIO Dibujos gran formato, Instalación de objetos marinos. Galería Matisse, Barcelona, España.

 Otras colectivas:

2005 Museos del Banco Central. Bajos Plaza de la Cultura. Colectiva de artistas abstractos y semifigurativos.

2002 PARTICULARTE. Hitos del Arte Costarricense en manos particulares. Museos del Banco Central, Plaza de la Cultura.

1999 Certamen Nacional de Pintura. El Artista a través de los objetos. Galería Nacional del Centro de la Ciencia y la Cultura. San José. Costa Rica.

Algunos libros que ha publicado:

2004 LAS DUDAS QUE NOS EMPUJABAN EN LA NOCHE. Narrativa. Editorial de la Universidad Estatal a Distancia.

 1992 INDEX COMBINATORIO Editorial Andrómeda-Instituto Goethe. Ensayo monográfico de Roberto Cabrera (Aspectos conceptuales en Otto Apuy)

 1978 DIABOLICA Narraciones y dibujos. 2 ediciones, numerada en pasta dura con dibujo original. J.R.S. Editor. Barcelona España. Presentación de Oscar Collazos

Obras en espacios públicos:

2000. Gran mosaico cerámico. Iglesia de Cañas, Guanacaste .

2002. Escultura en metal. Paz en el Mundo. Parque Municipal Cañas. Gte.

2004. Mural cerámico. Hotel Punta Islita, Guanacaste. Localizado en el Museo de Arte Contemporáneo al aire libre.

Ha recibido algunos premios:

2004 Primer Premio. I Certamen de Artes Visuales. Modelo Punta Islita. Gte. CR.

1997 PREMIO BIENARTE DE PINTURA. Seleccionado Bienal Centroamericana de Pintura.

1999 Hijo Predilecto del Cantón de Cañas, Gte. 25 de Julio de 1999. Cañas Guanacaste, CR.

1999 Mención Honorífica. I Certamen Nacional de Pintura. El Artista a través de los 0bjetos. Centro Costarricense de la Ciencia y la Cultura. San José. Costa Rica.

 

Tiene su propio Museo de Arte y Diseño en San José.

 

LO QUE HA ESCRITO OTTO APUY SIRIAS

NOVELA

6. El jinete con la herida en el pecho: 2009

7. Sbi-Pan y los huesos del dragón: 2010

 

 

CUENTO

 

1. Sin ansias para morir: 1988

2. Memoria hechizada: 1995

3. Donde terminan los círculos: 2004

4. Las dudas que nos empujaban en la noche: 2007

 

POESÍA

 

1. Modelo para devolver el día y la noche: 2007  

 

La sexta novela es de publicación reciente. Le dio el nombre El jinete con la herida en el pecho y se la publicó EUNED en el año 1909.1

Es una novela de clásico narrador omnisciente pero sin intervenir en lo mostrado. La novela se tipifica como maravillosa y de clásicos mundos paralelos, en este caso en el arte. Si se desea comprender la novela en toda su dimensión es importante investigar sobre esas teorías.

La novela centra su dimensión en la figura de Saladino y su formación como escritor pero en realidad  se enmarca en el pueblo Monparal y los viajes de Saladino en busca de su experiencia y su conocimiento espiritual. En ese viaje paralelo encuentra su doble en la figura del Jinete con la herida en el pecho y luego lo suplanta hasta encontrarlo al final y devolverle su identidad y recobrar la suya.

Así la novela se abre a un paradigma diferente al causal y lineal y se posesiona de un mundo de imágenes, como si dijéramos un mural lleno de sonidos, figuras, colores, luces, etc. No es ya la novela maravillosa de aventuras y hazañas sino de imágenes y sensaciones, es un discurrir de ideas-figuras, esculturas pensantes y con memoria, espejismos vivientes, tiempos atemporales, mitos, dioses, nigromantes, pitonisas, sukias y magos pero del arte, de la creación, de la invención. Es el inicio de la nada y la vivencia del ser sensible, creativo que poco a poco se va desarrollando en su misma creación, hasta llegar al reencuentro consigo mismo, a través del arte, de su propio reinvento. Es el viaje a través del río y los orígenes en los elementos naturales como la sal, el fuego, el agua y ellos espiritualizados en sonidos, estatuas, palabras, canciones, poesía, y su total encuentro en la herida en el pecho.

Esa herida es como la puerta a una especie de túnel del tiempo, lleno de misterio y que conduce  a la muerte, lo mismo que al verdadero ser. Es la puerta de la vida y Zoraida instruye a Saladino para encontrarla. Imágenes y palabras se convierten en los elementos mágicos para encontrar su propio destino. Por eso los encuentros y desencuentros permiten llenar los vacíos del ser, siguiendo la máxima filosófica: "conócete a ti mismo".

Esta novela de imágenes abre un paradigma que otros escritores jóvenes han tipificado bajo el concepto que hemos llamado "Polifonismo".

La última novela que publica Otto Apuy Sirias la llamó Shi-pan y los huesos del Dragón en el año 20101.



1 Véase una entrevista que le hace a Otto Apuy. Alfonso Peña, en la revista Agulha Cultura No. 47, sep del 2005. Internet. Es abundante en información sobre la vida y obra de Otto Apuy.

1 Apuy Sirias, Otto. El jinete con la herida en el pecho. EUNED, San José, 2009.

 

1 Apuy Sirias, Otto. Shi-pan y los huesos del Dragón, ed. Andrómeda, San José, 2010.

Figuras en el espejo. Una novela de Rodrigo Soto González

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FIGURAS EN EL ESPEJO. NOVELA DE RODRIGO SOTO GONZÁLEZ

 

Figuras en el espejo. Fue publicada en el año 2001.1 Los nombres de sus cuatro capítulos son: Los petroglifos, Figuras en el espejo, Gina y El tigre frente al Aro de Fuego.

 

Los Petroglifos

 

Es el inicio y el final de la novela que se nos presenta bajo la modalidad de una situaacipon inicial igual a la situación final y con ello muestra una estructura circular. Es un ejemplo del nuevo paradigma que hemos llamado polisémico. Ya el tradicional narrador del viejo molde ha desaparecido y en su lugar aparece un discurso narrativo en poder de los mismos personajes que se convierten en voces de sus propias vivencias y entre todas ellas configuran una sinfonía de imágenes que crean esa bella música coral, capaz de irradiar las vidas de todos ellos en un mural único que se inicia con Los petroglifos.

 

Toni, Ana, Oswaldo, Caco, Milena y Güicho son los personajes que reflejan en el espejo su niñez. No existen grandes acontecimientos pero sí la vida cotidiana que les corresponde vivir. No faltan los problemas hogareños, los pleitos, las borracheras de los padres, las separaciones, los castigos físicos y sobre todo esa vivencia, ese aprendizaje en la escuela del barrio. Todos ellos son figurillas en ese gran espejo de la vida, en este caso de la niñez, reunidos los hombres en el barranco y las piedras con los jeroglíficos indescifrables que guardan los tesoros de ese mundo ido y que la civilización derrumba en aras del modernismo. Vida y muerte simbolizan esa niñez que muere para dar inicio a la adolescencia, la destrucción del mundo indígena para dar nacimiento a la carretera y la separación de Waldo de la mujer extranjera, fracesa-alemana, llamada curiosamente Petra (piedra).

 

Rodrigo Soto González y otros más de esta generación, Fernando Contreras Castro, Carlos Cortés Zúñiga, Rodolfo Arias Formoso y no sigo porque son muchos más, casi cuarenta dan inicio a un nuevo paradigma literario en la novelística costarricense. No hay duda de que estamos a las puertas de un resurgimiento de la creación literaria que abre las puertas a un horizonte mayor que llegará a los linderos universales sin tapujos, ni temores y por fin nos situará en ese altar tan apetecido por muchos pero al que pocos han llegado. El nombre de esta generación tiene por titulo: ecologismo por la inclinación temática de algunos de sus representantes pero ese nombre no reúne su esencia. Como lo dijimos cuando tipificamos esta generación, ella manifiesta el desencanto, la frustración, el desencuentro, el engaño, la impotencia.

 

Figuras en el espejo

 

Es una escena. Se presenta casi teatral. Dos parejas una formal, Ariel y Gina reciben en su casa a Marcela y Oswaldo, amigo y amante. Se estable un diálogo entre ellos un tanto baladíe, mientras toman unos tragos y luego cenan. Al final se despiden de los esposos y Marcela queda comprometida a llamar a su amigo-amante la próxima noche para salir.

 

En realidad la escena muestra la realidad de lo cotidieano en ese tipo de reuniones informales donde nunca se profundiza en ningún tema y se convierte en una cháchara más. No son más que figuras del parecer reflejado en un espejo, sin proyectos y sin saber lo que quieren. Es el mundo vacío de la clase media pudiente que aparenta una realidad harto conocida. Es la hoja de un árbol que arrastra el viento y no sabe donde caerá. La escena símbolo de la gran tragedia del mundo, lleno de sombras que deambulan por laberintos interiores en busca de un asidero que les dé sentido y reposo existencial.

 

Gina representa la tercera parte y fue publicada por separado tiempo después en el año 2006, como una novelita independiente. Esto fue un error, según nuestro parecer, porque en ella se profundiza ese desencuentro vital de los personajes.

 

Es una autobiográfica pero con una faceta diferenciadora: la biografía la cuenta el mismo personaje femenino, ya conocido, de nombre Gina.

 

Se asume el discurso  narrativo a través de situaciones especiales que afronta Gina desde niña. Es un  constante devenir de accidentes, tanto personales como sucedidos a personas cercanas a ella, tales como su padre y su exesposo. Otros en cambio los sufre Gina en su misma vida como el encuentro con Miguel y luego su relación violenta con él. Esto no es más que la reiteración de Waldo y sus mujeres periódicas.

 

Gina a pesar de pertenecer a una clase media y haber obtenido la profesión de antropóloga, por diferentes razones, desde muy joven vive situaciones sino traumáticas, desarmónicas, que le impiden realizar sus proyectos personales que de todas maneras, dadas sus circunstancias reales le son difíciles cumplir. Esto sucede con el encuentro desde su infancia con jóvenes que la introducen en la vida sexual. La más violenta fue la que sufrió con Miguel, un joven universitario que llegó a agredirla físicamente. Desde su primer matrimonio con Ariel la llegada a su hogar de dos hijas se convierte en el primer obstáculo para llevar a cabo sus aspiraciones profesionales, sus anhelos políticos y su vida más abierta y libre. El matrimonio tradicional no le viene justo a lo que desea para su realización plena como mujer. Busca la separación de su esposo y acude a una vida un tanto aventurera, casi depositada al azar y a los derrepentes. Trata de buscar una casa donde vivir, se compra un carro de segunda y, como una gallina desasosegada ni siquiera desempaqueta sus haberes pues intuye que pronto llegará otra morada y luego otra. Así viaja con sus hijas a Puerto Viejo, donde se relaciona con el negro Miguel, también separado de su esposa como ella  y con dos hijos varones. Forman un hogar y se consolidan en su relación como familia.

 

Al final regresa con sus hijas e hijos de Miguel a San José con la esperanza de encontrar algo parecido a la felicidad.

 

El tigre frente al Aro de Fuego

 

Esta es la última parte de la novela y también tiene como las anteriores al personaje Oswaldo como el eje central de ella. Este es el retablo, el gran mural de la alicaída clase media, sus aspiraciones, vaguedades, superficialidades y luchas por afincarse en un proyecto que les defina, le dé realidad y los saque de ese mundo de imágenes reflejadas en el espejo que aparecen desdibujadas, y muy lejanas de la realidad. Más parece un cadáver que un ser viviente.

 

Novela impresionante, delatora y visionaria. El desencuentro, la búsqueda existencial, el punto esencial de la libertad y la felicidad se confunden con el encuentro de la oquedad, el vacío, la nada, la superficialidad, el repetirse del mundo que vivieron de niños, solo que más amarago, más desolador por el grado de conciencia adquirido en sus estudios.

 

Waldo y Gina, representantes de los dos géneros se convierten en el símbolo generacional de esa sociedad materializada llena de espejismos y estatuas con pies de barro, engañosa, superficial, violenta, material, reiterativa, circular, que convierte a los seres pensantes en figurillas desteñidas de un espejo que tienen dos salidas, la primera ser igual que las mayorías y seguir ese mundo hipócrita, de doble discurso e insípido o lanzarse en las aguas de lo desconocido, del abismo, de su propia nada. Ser domador y exigir el paso de ese león desnaturalizado por el aro de fuego o vivir bajo la consigna de la camiseta de Tamara, ¡A la mierda todo menos el Circo!

 

O la desdicha e impotencia.

 

 "Hacia la desesperanza, hacia el silencio y la impotencia más antiguos, hacia las fauces del dragón que lo devoraba. Cayó durante la eternidad de unos segundos hacia lo más profundo de lo que nunca había visto, de lo que no tenía palabras para nombrar: pegajosa trampa, arena movediza, lodazal de fuego. Se dobló sobre sí mismo hasta quedar en posición fetal, y dejó que la poderosa corriente lo arrastrara. No tenía fuerzas para combatir."1

 

Y llega a la conclusión:

 

"Lo que mejor nos define, lo que nos caracteriza como especie, no es nuestra facultad para concebir pensamientos abstractos, ni nuestra sensibilidad estética o moral, como defienden los optimistas, sino nuestra sorprendente, nuestra increíble capacidad para hacernos los chanchos, ignorando todo aquello que perturbe nuestras fantasías y deseos... (¿Cómo se las arreglan los cerdos para no preguntarse por los motivos de nuestra generosidad?) Hay que tener un deseo muy grande de no ver lo evidente; y  cuando mayor sea la verdad que necesitanmos eludir, más alucinante es la mentira que inventamos para tapar el sol con un dedo."1



1 Soto González, Rodrigo. Figuras en el espejo. Ediciones Perro Azul, San José 2001.

1 Soto González Rodrigo, Figuras en el espejo. Ediciones Perro Azxul, San José, 2001, p. 195.

1 Idem, p. p. 187-188.

Fernando Contreras 2

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 La cuarta novela la llamó Cantos de sirena y la publicó en el año 2006.

 

La quinta novela la tituló Cantos de las guerras preventivas y la editó en el año 2006.1

 

Es una novela polifónica y más que ello sinfónica. Su estructura deja loa paradigmas tradicionales para adentrarse en una sinfonía armónica de cantos que bien podrían, de ser posible, ofrecer ese mural lírico lleno de imaginación en que se convierte el texto de esta novela. Su nombre da indicios de ello: "cantos" pero no solo a las guerras de exterminio masivo de seres inocentes y pueblos indefensos sino de la peor guerra que ser humano pueda imaginarse: la guerra ambiental, la guerra de la contaminación y la conversión de nuestra tierra en un basurero tóxico, donde se hace imposible la vida de ser animado cualquiera.

 

Ya Fernando nos había hecho un adelanto con su primera novela única mirando el mar y en ésta una vez desaparecidas las ciudades constituidas por las guerras preventivas, son los habitantes del mar, los pescadores que viven de la sal y el pescado, los únicos que vislumbran una posibilidad real de vida futura. Así lo testimonia el último canto del brujo en la voz de los niños:

 

"Del mundo, sus ruinas.

De las gentes, sus memorias como tumbas profanas.

Del amanecer, la incertidumbre.

Del cenit, la ilusión de una certeza.

Del ocaso, la lección.

 

De las ruinas, los cimientes.

De las gentes, su semilla.

Del amanecer, la ilusión de una certeza.

Del cenit, una mesa servida.

Del ocaso, el suelo bienhechor."

 

La novela canta a la desesperación, al Dios herido y agonizante, a la impotencia, a la orfandad, a la muerte absurda, al desencanto, a la voz anónima, al pueblo periférico, a los de la intemperie, a la desolación. Y estos cantos se conviertes en voces de auxilio que no son oídos por quienes detectan el poder, los jerarcas, los que caminan ciegos hacia la aniquilación de nuestro planeta.

 

Esta es una novela que rompe con el discurso tradicional, lineal, causal, logocéntrica y ahonda en el lenguaje polisémico, lírico y épico a la vez, pues los cantos como en la Ilíada, son heroicos y tristes, de vida y muerte, de síntesis de un pasado caduco, y aliento de un futuro que podría ser mejor. Y esto da a la novela ese rasgo de incertidumbre, de duda y por ello también de dolor muerte de muerte pues no se vislumbra que hallamos aprendido la lección de nuestra propia destrucción en esa carrera desbocada en máquinas de hierro retorcido que solo sirven para contaminar nuestros bosques y manantiales.

 

No es una novela, precisamente por sus innovaciones técnicas y estructurales fáciles para un lector poco preparado, pero si se lee bajo un paradigma decodificado, libre de prejuicios y valores estereotipados, con toda seguridad de su lectura se obtendrán resultados gratificantes.

La sexta novela fue titulada Cierto Azul y la publicó en el año 2009.1

 

Cierto Azul es una novela pequeña en extensión pero enorme en calidad. Es un canto a la libertad, al amor, a la vida.

 

Su estructura es sencilla. Está compuesta de seis partes, igual al sexteto de gatos que toca jazz  y no llega a las ochenta páginas. El inicio también cierra esa estructura. Es la llegada del gato Freddie Freeloader a las costas del caribe proveniente del sur de los Estados Unidos y la partida del niño ciego Arturo, así sin apellidos, el trompetista callejero, recogido por el sexteto de gatos también callejeros que significa: libres.

 

Sí la novela pertenece al género maravilloso pero no es un cuento de hadas y escapa a todo modelo estructural tradicional. El elemento mágico capaz de transformar la realidad de los personajes en luchas victorias o tareas cumplimientos deja su apariencia de anillo, amuleto, varita mágica y se convierte en instrumento, canto, poesía, vida, amor, libertad. Los viejos cánones de la moral cristiana enajenante dan campo a la improvisación, al instante,  y se despojan de esa camisa de fuerza de la "normalidad" para abarirse a lo disfuncional, lo creativo, lo instantáneo, lo no planeado, lo nuevo, la iniciación.

 

Las leyes naturales y sobrenaturales son una sola vivencia. Los gatos y el niño inician esa aventura única e irrepetible libremente, de noche, bajo el alero de los cielorrasos del Mercado Central o los más inesperados edificios abandonados, guiados por el asombro, la música de la lluvia o el latir de la oscuridad. El día pertenece a los humanos, los dominantes, los que duran, los muertos que se mueven sin saber siquiera a dónde se dirigen, los que comen para durar y engordar y nunca para vivir, los que se han convertido en robots de movimientos calculados y repetitivos cuyo único fin es hacer dinero, ése es su único afán.

 

Novela maravillosa no solo por la armonía y vivencia de leyes sino por la sorpresa del lector de entrar en ese mundo musical, imprevisto, asombroso, llenos de luces y sombras, transformador, vitalizador, embrujado, pletórico de amor, de solidaridad, de compañía, de vivencias.

 

"-¿Ello, dando por sentado que existe algo llamado "normalidad", y que eso, lo que quiera que sea, garantiza el éxito, aunque la vida esté rebosante de relaciones "normales" estancadas en el hastío, la infelicidad y el fracaso!"1

 

Es de ese mundo dominante que los gatos tratarán, por todos los medios de apartar al niño Arturo. De ese mundo que pertenece a los dominantes y que tanto pavor provoca a cada instante.

 

"Y el miedo a chocar con el mundo fue lo que finalmente se convirtió en el gran aliado de Arturo"2

 

Y el refugio en la música y el canto sería, como lo fue en los negros esclavos del Sur norteamericano, su salvación, su arma, su resistencia, su esperanza y su libertad.

 

"Cantaban porque no pudieron robarles sus voces y en sus voces traían sus músicas"3

 

Ese referente histórico permea todo el relato. Es como una evocación del abuelo gato que es testigo de la esclavitud negra y sus vivencias insufribles, hasta recobrar la libertad. Pero nunca para practicar las costumbres de los blancos, esclavos del poder y de la riqueza, inmersos en ciudades anodinas y con esa maldición a cuestas del trabajo para tener dinero, como si se tratara de un ciclo vicioso, o algo parecido al mito de Sísifo.

 

Los gatos huían y repudiaban esa condición del dominante blanco:

 

"La gente diurna se va quedando sola. Nosotros la vemos desde los cielorrasos, sola en sus casas, sola en sus trabajos, sola en la salud y en la enfermedad...sola y triste y sin embargo, defendiendo siempre la soledad, condenando la felicidad, condenando el amor; en las paredes de los lugares públicos abundan letreros con la advertencia de "Se prohíben las escenas amorosas"!!!4

 

Ese arcoiris de sonidos, de claroscuros, de voces cuando se dirigen los gatos al niño o comentan algún acontecimiento que pretende educar al niño para su vida independiente y libre, son la constante en esta novela. Es una sola voz llena de matices, de tonos, de sostenidos, armónica y pletórica de vivencias, de asombros. Es la sinfonía más corta pero intensa que imaginarse pudiera. Quizás esa condición es lo más maravilloso de esta novela. Porque:

 

"¡La música de nuestras vidas! Un mosaico, una cobija de retazos, cada melodía, un cuadrito, pegados todos con sangre, sudor y lágrimas. Cada timbre propio de cada instrumento, como cada instante, y por encima de todos los timbres, la voz hermosa de Valentina: "Buen día, gato callejero", "Buen día Gatita..." Amigos, amantes, cómplices, compañeros de viaje, residentes, sobrevivientes, compañeros de atril."1

 

Una última reflexión: ¿Es ésta una obra de literatura infantil?, ¿Será apta para niños? , ¿Se atreverán las autoridades del Ministerio de Educación a exigirla como lectura obligatoria en los colegios del país? O ¿echará por tierra los viejos moldes de la literatura consolatoria y justificadora del sistema alienante imperante en nuestra sociedad?

 

Esta novela se publicó en el año 2009, al igual que Traspié entre dos estrellas de Myriam Bustos Arratia y otras más. El jurado de premios de ese año y el Ministerio de Cultura dieron por desierto las modalidades de novela y cuento y ello despertó una serie de críticas justificadas y comentarios adversos a esa infortunada decisión. Lo que nunca supieron los lectores y detractores del Jurado fue que los miembros dudaron sin poder llegar a un veredicto si daban a Cierto Azul de Fernando Contreras el premio o a Traspié de dos estrellas de Myriam Bustos Arratia. Solo al puro final llegaron a la conclusión de declararlo desierto, ya que según ellos no podían premiar a las dos y menos a una de ellas, pues si lo hacían se armaría "un pleito de perros y gatos" que sería de nunca acabar.



1 Contreras Castro, Fernando. Cierto Azul. Ed. Legado, San José, 2009.

1 Contreras Castro, Fernando. Ob. Cit.  p. 17.

2 Ib.

3 Ídem, p. 23.

4 Ídem, p. 33

1 Ídem, p. 69.

 

 

 



1 Contreras Castro Fernando. Cantos de las guerras preventivas. Ediciones Farben, San José, 2006.

Los cantos de las guerras preventivas de Fernando Contreras Castro

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LOS CANTOS DE LAS GUERRAS PREVENTIVAS DE FERNANDO CONTRERAS CASTRO

 

Comentario

 

La quinta novela le tituló Cantos de las guerras preventivas y la editó en el año 2006.1

 

Es una novela polifónica y más que ello sinfónica. Su estructura deja loa paradigmas tradicionales para adentrarse en una sinfonía armónica de cantos que bien podrían, de ser posible, ofrecer ese mural lírico lleno de imaginación en que se convierte el texto de esta novela. Su nombre da indicios de ello: "cantos" pero no solo a las guerras de exterminio masivo de seres inocentes y pueblos indefensos sino de la peor guerra que ser humano pueda imaginarse: la guerra ambiental, la guerra de la contaminación y la conversión de nuestra tierra en un basurero tóxico, donde se hace imposible la vida de ser animado cualquiera.

 

Ya Fernando nos había hecho un adelanto con su primera novela única mirando el mar y en ésta una vez desaparecidas las ciudades constituidas por las guerras preventivas, son los habitantes del mar, los pescadores que viven de la sal y el pescado, los únicos que vislumbran una posibilidad real de vida futura. Así lo testimonia el último canto del brujo en la voz de los niños:

 

"Del mundo, sus ruinas.

De las gentes, sus memorias como tumbas profanas.

Del amanecer, la incertidumbre.

Del cenit, la ilusión de una certeza.

Del ocaso, la lección.

 

De las ruinas, los cimientes.

De las gentes, su semilla.

Del amanecer, la ilusión de una certeza.

Del cenit, una mesa servida.

Del ocaso, el suelo bienhechor."

 

La novela canta a la desesperación, al Dios herido y agonizante, a la impotencia, a la orfandad, a la muerte absurda, al desencanto, a la voz anónima, al pueblo periférico, a los de la intemperie, a la desolación. Y estos cantos se conviertes en voces de auxilio que no son oídos por quienes detectan el poder, los jerarcas, los que caminan ciegos hacia la aniquilación de nuestro planeta.

 

Esta es una novela que rompe con el discurso tradicional, lineal, causal, logocéntrica y ahonda en el lenguaje polisémico, lírico y épico a la vez, pues los cantos como en la Ilíada, son heroicos y tristes, de vida y muerte, de síntesis de un pasado caduco, y aliento de un futuro que podría ser mejor. Y esto da a la novela ese rasgo de incertidumbre, de duda y por ello también de dolor muerte de muerte pues no se vislumbra que hallamos aprendido la lección de nuestra propia destrucción en esa carrera desbocada en máquinas de hierro retorcido que solo sirven para contaminar nuestros bosques y manantiales.

 

No es una novela, precisamente por sus innovaciones técnicas y estructurales fáciles para un lector poco preparado, pero si se lee bajo un paradigma decodificado, libre de prejuicios y valores estereotipados, con toda seguridad de su lectura se obtendrán resultados gratificantes.

 

 



1 Contreras Castro Fernando. Cantos de las guerras preventivas. Ediciones Farben, San José, 2006,

Tiquicia: el despertar de las leyendas. Una novela de Harold Vindas Zamora

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TIQUICIA: EL DESPERTAR DE LAS LEYENDAS DE HAROLD VINDAS ZAMORA

 

La segunda novela la llamó Tiquicia el despertar de las leyendas y la publicó en el año 2008.[1]

 

Es una novela corta de secuencias lógicas, lineales y causales. Utiliza un narrador omnisciente muy cercano a los personajes, sobre todo los jóvenes y suele realizar algunas veces referencias al lector social.

 

La novela se inscribe en el género maravilloso y es aquí donde encontramos algunas inconsistencias. Ya los erroresformales, sobre todo ortográficos) de la novela anterior Misticat fueron superados, salvo un "habían" (p. 23) y  un "hiendo" por yendo en la p. 59. Palabras dichas por el narrador y no aplicables a los personajes. Esto debería ser responsabilidad del editor, en este caso la EUCR y su equipo de corrección.

 

La estructura de la novela se acerca a la de un cuento maravilloso con relatos intercalados sobre apariciones de personajes que pertenecen a diversas leyendas de Costa Rica. Así se parte de una situación inicial negativa (temblores) y un trabajo que deben realizar en grupo los cuatro estudiantes de un curso: Cristina, Gendry, Marvin y Gustavo. Al final se les une Nela.

 

Los cuatro inician el proceso de solución a sus dos inquietudes, pues el primero, los temblores, sería el trabajo que los llevaría a aprobar el curso. Visitan la Piedra de Aserrí tras el origen de los temblores y entran en el campo de las leyes sobrenaturales. Es lo que podríamos llamar la prueba preliminar donde se ponen de manifiesto los valores que podrían resaltarse para hacerse merecedores al elemento mágico. En la novela es el encuentro con la bruja Zárate que les da una tarea para salvar al pueblo de un terremoto y el desprendimiento de la piedra y la consabida tragedia en el pueblo cercano de Aserrí. La tarea es encontrar el Pavo Real, un antiguo enamorado de ella que no la quizo y ella en castigo lo transformó en esa ave. Así los cuatro héroes emprenden el viaje en busca del famoso pavo Real. No cuentan con ningún elemento mágico para lograrlo sino es su esfuerzo limitado. Es aquí donde se abren poco a poco los encuentros de los personajes, a veces uno y en otras ocasiones dos, con los personajes legendarios: la Zcegua, El Cadejos, La Tule Vieja, El Mico Malo, El padre sin cabeza, La carreta sin bueyes, etc. Después de un sin número de aventuras termina la novela con la destrucción de los conjuros y bebedizos de la bruja Zarate cuando derraman agua bendita, tomada de los pies de la Virgen de los Ángeles y este elemento mágico sale victorioso.

 

Toda esta historia en escasas 67 páginas. Es obvio que la narración se torna atropellada y accidentada.

 

Algunas consideraciones pueden servir para ejemplificar lo dicho y lograr futuras novelas con una mayor disciplina y solvencia literarias.

 

Lo maravilloso, ya sea que se manifieste en cuentos, leyendas, novelas, ciencia ficción, mantiene el tono serio y se aleja de lo risible, lo cómico, lo jocoso, lo picaresco. Los cuentos de hadas que son los más cándidos, inocentes, manifiestan, crean un mundo de fantasía positivo donde los buenos ganan a los malos y nunca se mezcla la hilaridad, lo jocoso en ellos, salvo en casos bien calificados donde se pretende mofarse de los personajes malos. Las brujas son atemporales y tienen un código rígido de valores aunque a veces aparezcan actos de bondad, son calculados e interesados, sus personajes antagónicos son las hadas. Las primeras se alimentan del mal y las segundas del bien. Esto lo entiende el niño y el adulto. Es lo que se llama lo verosímil del relato y ello no puede violentarse.

 

Las leyendas no son mitos sino historias que alguna vez tuvieron inicio y se fueron convirtiendo en visiones creíbles y reales para los pueblos que las oyeron de sus antepasados que supuestamente las vivieron. Por lo general son ejemplares y tienen una intención didáctica: evitar que se cometan esos actos por lo que fueron castigados los personajes principales y ser testimonio ante el mundo de su escarmiento. Su estructura es: Una falta grave y un castigo ejemplar. De esa estructura se derivan un sin fir de leyendas sobre los aspectos más disímiles: elementos naturales o de la tierra, animales, religiosos, mágicos, familiares, etc. Son serias, creíbles para los que no han pasado del conocimiento religioso y  los lectores que siendo preparados disfrutan de esa genialidad de nuestros antepasados de interpretar el mundo y tratar de vivir de la mejor manera.

 

La intertextualidad es una técnica importante de la literatura pero el saber utilizarla no es tarea fácil y más cuando se trata de idearios colectivos desimanados por los diferentes pueblos. No basta citar y poner a las figuras principales de estas leyendas en situaciones modernas y casi ridiculizarlas. Es necesario incorporarlas bajo su estricto código moral y en situaciones donde realmente ellas intervenían. Por ejemplo el Cadejos nunca se sabe de haber mordido a nadie. Para algunos era un joven que se llamaba Joaquín y su padre maldijo. Tenía su trillo por donde caminaba y eso había que respetárselo. Solía llegar a chupar la miel en los trapiches y su presencia imponía respeto y temor. Cada uno de estos personajes sufría su maldición o castigo que sufrían estoicamente y eran testimonios "vivos" de sus grandes pecados. La Llorona ola Tule Vieja se vieron obligadas, por las circunstancias, a tener hijos que sus padres (sobre todo el macho) no aprobaban, y menos la religión y mataron o dejaron morir a sus hijos. Esa falta las condenó a vagar errantes por el mundo tratando de corregir su error. Y esto es de  índole serio, solemne, y se aleja de lo risible, lo cómico.

 

La novela, a pesar de esas inconsistencias comprensibles manifiesta un adelanto, un mejoramiento con respecto a la primera y estamos seguros que con una mayor dedicación, esfuerzo y disciplina autocorrectiva, el autor logrará mejores resultados.



[1] Vindas Zamora Harol. Tiquicia el despertar de las leyendas. Editorial UCR, San José, 2008.

Morfología y sintaxis: Ejercicio décimo

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DÉCIMO

 

"Un caballo pasó al galope donde se cruza la calle real con el camino de Contla. Nadie lo vio. Sin embargo, una mujer que esperaba en las afueras del pueblo contó que había visto el caballo corriendo con las piernas dobladas como si fuera a ir de bruces. Reconoció el alazán de Miguel Páramo. Y hasta pensó: "Ese animal se va a romper la cabeza." Luego vio cuando enderezaba el cuerpo y, sin aflojar la carrera, caminaba con el pescuezo echado hacia atrás como si viniera asustado por algo que había dejado allá atrás."

Pedro Páramo. Juan Rulfo

 

Las oraciones gramaticales y con sentido completo son las siguientes:

 

1[Un caballo pasó al galope donde se cruza la calle real con el camino de Contla.]

2[Nadie lo vio.]

3[Sin embargo, una mujer que esperaba en las afueras del pueblo contó que había visto el caballo corriendo con las piernas dobladas como si fuera a ir de bruces.]

4[Reconoció el alazán de Miguel Páramo.]

5[Y hasta pensó: "Ese animal se va a romper la cabeza."]

6[Luego vio cuando enderezaba el cuerpo y, sin aflojar carrera, caminaba con el pescuezo echado hacia atrás como si viniera asustado por algo que había dejado allá atrás.]

 

1.1 El verbo de la primera oración es PASÓ. Es intransitivo. Está en pretérito (indefinido), singular de tercera persona (en este caso un caballo).

 

1.2 El SUJETO lo representa la frase nominal UN CABALLO.

 

1.3 AL GALOPE es una frase nominal en COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de modo.

 

1.4 La frase comienza con la palabra DONDE...hasta CONTLA es una oración subordinada adverbial en la función de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de lugar.

 

Ésta es una ORACIÓN INTRANSITIVA.

 

2.1 El verbo de la segunda oración es VIO. Es transitivo. Tiene los mismos accidentes que e anterior.

 

2.2 El SUJETO es el pronombre indefinido NADIE.

 

2.3 LO es un pronombre personal neutro de tercera persona singular. Aquí representa a UN CABALLO. Ocupa la función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO.

 

Ésta es una ORACIÓN TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA.

 

3.1 El verbo de la tercera oración es CONTÓ. Es transitivo y tiene los mismos accidentes que los verbos anteriores.

 

3.2 El SUJETO de esta oración es UNA MUJER QUE ESPERABA EN LAS AFUERAS DEL PUEBLO.

 

3.3 La frase que comienza con la palabra QUE... hasta BRUCES. Está en la función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO.

 

3.5 SIN EMBARGO es una frase CONJUNTIVA.

 

Ésta es una ORACIÓN TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA.

 

4.1 El verbo de la cuarta oración es RECONOCIÓ. Es un verbo transitivo. Los accidentes verbales son los mismos de los anteriores.

 

4.2 El SUJETO de esta oración es desinencial, una mujer, ELLA.

 

4.3 La frase nominal EL ALAZÁN DE MIGUEL PÁRAMO funciona como COMPLEMENTO DIRECTO.

 

Ésta es una ORACIÓN TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA.

5.1 El verbo de la quinta oración es PENSÓ. Es transitivo y tiene los mismos accidentes de los verbos anteriores.

 

5.2 El SUJETO de esta oración es desinencial y representa a ELLA.

 

5.3 La frase que está entre comillas "Ese...cabeza" ocupa la función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO.

 

Ésta es una ORACIÓN TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA.

 

6.1 El verbo de la sexta oración es VIO. Este verbo es transitivo y  tiene los mismos accidentes que los anteriores.

 

6.2 El SUJETO de esta oración es desinencial, ELLA.

 

6.3 La frase que comienza con la palabra CUANDO....hasta ATRÁS está en función de COMPLEMENTO DIRECTO a pesar de su inicio con la palabra CUANDO que introducirá un COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL. Es un problema de construcción. Lo visto por esa mujer fue puede escribirse así Luego vio que el caballo enderezaba el cuerpo y, sin aflojar la carrera, caminaba con el pescuezo echado hacia atrás como si viniera asustado por algo que había dejado atrás. Así construida la frase se esclarece que es un COMPLEMENTO DIRECTO. Es LO VISTO por ella.

 

Ésta es una ORACIÓN TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA.

 

En la oración tercera aparece un sustantivo seguido por un gerundio, CONTÓ QUE HABÍA VISTO  EL CABALLO CORRIENDO... Es un uso incorrecto. El gerundio no debe calificar al sustantivo o modificar su significado. Lo conveniente es que se escribiera la frase así: La mujer contó que había visto el caballo cuando corría con las piernas dobladas...O el caballo que corría con las piernas...

Virgilio Mora Rodríguez 2

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La octava novela la llamó Mano a mano y la publicó en 1998.1

 

En esta novela se plantea el problema de la identidad a través del racismo. Es una cruda desmitificación de la Costa Rica blanca. Sale a flote, (como otra de sus novelas), descarnadamente esa verdad, oculta tantos años por la historia oficial (carlista) y la educación encubridora. Es una novela polifónica, epistolar, carnavalística y de viajes: un viaje físico hacia Europa, principalmente Francia y España, desde donde se establece la enunciación epistolar en una sola dirección, de allá hacia acá, de Morarodríguez o Polo Moro a Gerty, una destinataria pasiva, amiga común de ellos, crítica de Literatura, buena para bailar. Este viaje dura unas pocas semanas y se puede catalogar como turístico, lo realiza Morarodríguez, su familia, y desde luego su computadora en donde viajan los personajes que salen de ella y se incorporan a la vida sin ninguna dificultad. El otro viaje es histórico-psicológico, se trata de las confesiones de la negra Celina y su núcleo familiar, al psiquiatra, Morarodríguez, su vida, sus frustraciones, depresiones, anhelos, sueños, complejos, alienación, enajenación, en lo psicológico y la búsqueda de la identidad como perteneciente a un grupo social importante de Costa Rica: los negros y el racismo disimulado y encubierto por la cultura e historia oficialistas.

 

Antes de iniciar un diagnóstico descriptivo y una posible interpretación de la novela, deseamos dejar claro algunos aspectos teóricos sobre la obra literaria. Lo primero que debemos anotar es que la novela, como toda obra literaria, es ficticia, es creación, es embuste, es mentira y el autor no pertenece a ella, ni el destinatario, aunque tengan el mismo nombre y se explicite como real. El Morarodríguez o  Polo Moro, son personajes de la novela y por lo tanto son creaciones, invenciones del autor que no aparece, ni podrá aparecer nunca en el texto, porque, en el momento en que lo haga, pierde la credencial de autor y toma la de personaje aunque en la novela se diga que es el autor. Todo ello no son más que trucos del verosímil narrativo. Siendo esto así, no podemos estar de acuerdo con la crítica española Margarita Borreguero Zuloaga, que establece planos reales y ficticios cuando dice:

 

 

"Se cuestiona el poder del autor, fuera y dentro de la ficción, su capacidad de manejara al personaje. Se otorga a los personajes una vida propia, una total independencia y estamos otra vez en el eterno dilema entre ficción y realidad".1

 

La realidad es la materia primaria que brinda al autor, la sustancia para realizar la obra literaria, a través del lenguaje. Ése es su papel. Una vez que el autor publica la obra, ésta es autónoma, es una creación propia, con su verosímil interno, sus leyes, sus esencias, sus rasgos, su propia naturaleza. Las relaciones que se puedan y deban establecerse entre ficción y realidad son propias de la valoración que hace el lector o el crítico. No agregan ni quitan nada a la obra. Hasta aquí la aclaración.

 

El segundo aspecto que deseamos aclarar brevemente tiene que ver con el punto de vista o narrador. En esta novela se explota con gran propiedad las posibilidades infinitas y los juegos entre ellos que permiten crear una obra polisignificativa, polifónica y audaz. Es un ejemplo brillante de la utilización tecnológica en favor de la expresividad y la polisemia, propias de la literatura.

 

La enunciación es la mínima forma de comunicación, en presente, del acto de comunicación. Un sujeto comunica un enunciado a un destinatario. Así de sencillo.
 
"Gerty:
Ayer abrí una cesta llena de gusanos. El Polo, de seguro para refregarme su autonomía, me envió, desde esta computadora, un fax al hotel."

 

El esquema es el siguiente: Sujeto de enunciación (Morarodríguez) + Enunciado (lo dicho) +Destinatario (Gerty).
Esto pertenece a la obra, es parte consustancial de ella. El autor de carne y hueso no aparece ni debe aparecer, a pesar de los trucos. El lector social, yo, mi excompañera María Amoretti Hurtado, la prologuista, no formamos parte de ella. Obsérvese que todo acto de enunciación está en presente, aunque lo que diga o cuente sea pasado, presente o futuro. El sujeto del enunciado está determinado por un "YO" abrí una...y por contexto sabemos que se trata de Morarodríguez y se convierte en un narrador de primera persona, una voz, esto es, una perspectiva, y muy importante en la novela. Gerty es otro personaje de la novela que ocupa el rol de receptor, para nuestro gusto, un tanto pasivo. Hubiese sido importante que se transformara en sujeto de enunciado y contara su historia, su visión de los hechos. No se abrió esa veta, lástima, a la larga hubiese sido interesante. Pero Polo, el personaje aludido en el enunciado sí cambia de rol y asume el papel de narrador, es otra voz y de igual o superior nivel que la de Morarodríguez. Ya tenemos dos perspectivas importantes en la novela, la de Morarodríguez y la de Polo Moro, falta otra no menos importante, la de Celina Gracilaso Garcilaso, otro personaje que forma parte del enunciado, tanto de Morarodríguez como de Polo Moro. La primera, ligada al psicoanálisis, la confesión ante el psiquiatra, es la relación individual, paciente-doctor. La segunda, la de Polo Moro, está más relacionada con la ficción, la suposición, los efectos, las apariencias, lo social, lo histórico y es aquí donde la novela cobra la mayor importancia y significación, tanto a nivel polisémico como literario: las dos historias se unen, sufren una simbiosis, se convierten en un punto de confluencia, es su síntesis. Lo social, la raza, los negros, el racismo, la parte real dentro del relato, se funde con lo individual, la ficción, la creación, lo maravilloso, lo sobrenatural, la frustración, la enajenación, los sueños y permiten al lector social interpretar el texto como la vida de los negros en la patria chica y los resultados en ellos como producto de una epidemia social: el racismo, los prejuicios, la hipocresía. Y es que esta novela no podría ser distinta, en ese aspecto a la constante de don Virgilio Mora Rodríguez. En esta sociedad los problemas mentales y las enfermedades relacionadas con ellos son, en gran medida, y desconocemos el porcentaje, pero es grande, producto de las programaciones sociales, los prejuicios, las impotencias, las necesidades, los falsos valores, las frustraciones, propios de una sociedad enajenada y enajenante, castrante, hipócrita, de rueda de Chicago en el poder, de corrupción, de injusticias, de desigualdad, de todo para mí y nada para ti.

El lector en esta novela, bajo esos viajes y a través de las cartas, podrá disfrutar, conocer, sufrir, vivir, toda una serie de vivencias que, desde la más  trivial, hasta la más maravillosa, la más real, hasta la más cruel, cercanas al tremendismo; el incesto, la explotación, los vicios, los amores que matan de una madre enajenada hasta de su propia raza, sobre protectora pero terriblemente humana, ¿comedia? o más bien tragedia, aunque el final sea aparentemente positivo, deja la puerta abierta a un mal que pareciera no tener remedio o por lo menos, no se vislumbra.

 

"No somos más que lo que los padres piensan de uno, especialmente a esta edad. Celina convenció al nieto de que él era el hijo de ella, blanco y muy inteligente. Tato, a pesar de los espejos, a pesar de su fisonomía, a pesar de las bromas de sus compañeros, tener "el pelo malo" como dicen algunos caribeños, Tato hubiese jurado por su madre, por Dios, que él era blanco."1

 
No es de extrañar que en toda la novela se den estos dos niveles, el real y el irreal, siempre dentro de la irrealidad de la obra, y convivan armónicamente, como pertenecientes al género maravilloso. Así, el negro se ve blanco porque su madre lo determinó. Hijos frustrados porque sus padres escogieron su nombre, su escuela, su profesión, su oficio, su esposo o esposa, su casa, su auto, el nombre de sus hijos, todo. Conocemos, en abundancia padres que nunca pudieron realizarse como seres y repiten en sus hijos lo que sus padres hicieron con ellos. Esto sucede también a nivel social. Así los personajes de la novela, tales como Polo Moro, se independizan, como queriendo decirnos, haga usted lo mismo, se rebelan, se desprograman, salen de la camisa de fuerza en que los someten los autores, padres o escritores y dan una lección a sus progenitores al enfrentarse a ellos y tratar de realizar sus proyectos aunque estén equivocados. Es un canto novelesco a la vida plena, al equivocarse, al enmarañarse, al disfrute (aún en el vino) en sus propias decisiones, hasta donde ello sea posible. Es la búsqueda de la sanidad mental y física en la libertad, en el autodefinirse, en ser él, tal cual es, sin colores, sin ropajes prestados, es la búsqueda de la identidad en su propia diversidad, a pesar de tantas barreras históricas y sociales. El hombre debe salir de ese determinismo existencial si es que aspira a ser un hombre feliz y sano.

 

La novela está hecha por un escritor que conoce el oficio y maneja inmejorablemente las técnicas del relato que desde la perspectiva del narrador o punto de vista o la utilización del sujeto de la enunciación y los cambios, cruces, interferencias entre ellos, es infinito. El prólogo de la profesora española es elocuente y esclarecedor al respecto aunque deben tomarse en cuenta nuestras observaciones.

 

La décima novela que ha publicado este escritor costarricense la llamó Memorias de un psiquiatra y la publicó en el año 2005.

 

La novena novela la llamo, Kpurka Krida  y la publicó en el año 2002

 

La décima novela fue Memorias de un psiquiatra y la publicó en el año  2005.

 

La undécima novela la llamó Enfermedad Mortal1 y la publicó en el año 2009.

 

Esta novela que escribe Virgilio Mora Rodríguez, forma parte de tres novelas consecutivas, Mano a mano: 1998, Memorias de un psiquiatra: 2005 y ésta, Enfermedad Mortal: 2009. Es un ciclo de novelas que de alguna manera intensifican el discurso narrativo en las vivencias de un personaje Polo Moro, sustituto del mismo autor. En todo caso es la visión de Virgilio Mora que de sí mismo tiene, a través de este sustituto. Es su propia visión que se convierte en su verdad. Ya había escrito un cuento, el segundo de la colección que llamó La distancia del último adiós, en 1995, con el mismo título y lo desarrolla en esta novela. En realidad toda la colección le sirve de material para estructurar dicha novela. También aparece el cuento Nora que tiempo después convertiría en una pieza teatral.

 

En esta novela se dan dos constantes que sobresalen primordialmente: la muerte y la evocación. Las dos simbolizadas por un viaje vital y físico de encuentros y desencuentros, llenos de soledad existencial pero de reconciliación consigo mismo y su circunstancia. Ha desaparecido el rencor y entra en una etapa no solo de reconciliación sino de positivismo, de comprensión  De esta manera el viaje se convierte en un "tour" por diferentes lugares que ha visitado el personaje con  su esposa, a veces, sus hijos y algunos amigos. En estos lugares, un tanto turísticos tiene espacio, no solo para sus cervezas, sino para recordar pasajes de su pueblo Desamparados, sus amigos, Sonia Jones, Norita Garita, María (Amoretti) y otros de su infancia así como las constantes evocaciones de los muertos. Hay, quizás,  un gran temor a ese momento que en el personaje se torna un tanto cercano y da la impresión que la vida se le escurre y de ahí ese deseo tácito de no terminar el viaje o por lo menos alargarlo. 

 

En la novela se da lo que alguna vez diría a una alumna mía que lo entrevistó:

 

"La vida mía es como la de cualquiera, con muchos ratos de alegría, muchas tristezas, muchas frustraciones, muchos muertos, muchos nacimientos, muchas cervezas, muchas noches agradables, muchas noches desagradables, y mucha soledad."

 

Sólo le faltó "con muchos viajes y solo uno sin regreso".

 

Pero la novela no empieza y termina con los viajes. Existe una novela insertada que viene a recobrar las clásicas narraciones de Virgilio Mora Rodríguez. Se trata de la biografía de María De La Cruz y Carmelo De La Cruz. Se da en dos planos, uno oficial y otro privado. Disfrazada de película y vista en uno de los cines baratos de la capital. Es aquí donde ese mundo privado del crimen, del narcotráfico, del político depravado, la escoria social de las altas esferas religiosas y políticas deciden la vida de las mayorías sociales. Y esa historia reciente y vigente de nuestro país descarna la hipocresía y la mentira de nuestros gobernantes, de los últimos años antes de 1995.

 

El poder de los dólares, el narcotráfico, la degradación de nuestras adolescentes, los negocios bajo la mesa, los nexos con la iglesia institucional entre políticos y arzobispos; todo ese mundillo oculto, privado, ese cáncer de nuestros señorones se descarna y cobra vida en los personajes María y Carmelo y Juan y Venancio y presidentes y jerarcas religiosos y los gringos, jueces y mandamases todopoderosos.

 

Algunas citas podrían resaltar y asustar a los incautos:

 

"La casa de Carmelo en las inmediaciones del aeropuerto es una fortaleza a todo lujo... Jhon honesto y capaz toma champan a pico de botella...las muchachitas y las muchachotas no pueden creer lo que oyen sus oídos, lo que ven sus ojos lo que prueban sus palabras...muchas no resisten la impresión, el despliegue de poder y se entregan gratis en el segundo piso en donde faltan cuartos..." 1

 

"María aprende que el jefe máximo de la iglesia institucionalizada del país usa peluca, que uno de los expresidentes de la nación libre y soberana es puto, playo, mujer,, le gustan los carajillos, tiene una finca en la que hace orgías todos los güiquenes..."

 

"Que les cuento. Viajes aquí y allá gastos pagados, todo pago señores siempre y cuando usted doblara la cabeza, obedeciera a la gente que controla el narcotráfico y por supuesto siempre y cuando usted doblara la cabeza obediente ante los jefes del Coloso del Norte".2

 

Y así se va evidenciando el cáncer que carcome y mata a nuestra sociedad.

 

Novela que cierra el círculo biográfico con la muerte de la tía del narrador-personaje, muy cercano al autor.

 

La doceava novela la llamó La casa de Jehová y la publicó en el año  2012.

 

Reciclados desde Adán y Eva, es décimo tercera y última novela hasta ahora que ha escrito  y la publicó en el año 2013.

 

"Relato sobre uno de los sucesos más  significativos del nuevo milenio: el ataque terrorista a las torres gemelas de Nueva York, pero tal y como fue vivido por un inmigrante costarricense que ha  hecho de esa emblemática ciudad, su hogar".1

 

Esta novela  la publicó Virgilio Mora Rodríguez en el año 20132.

 

Su estructura es en forma de diario y se desarrolla desde el jueves 20 de setiembre del año 2001 hasta el  día domingo de diciembre del mismo año y es apenas de escasas152 páginas.

 

El sujeto de la enunciación es un yo  biográfico y no oculta su versión del mundo como si fuera el autor que vive en New York, muy cerca de Las Torres Gemelas que el 11 de setiembre de ese año 2001 fueron destruidas por unos aviones. Es un médico psiquiatra divorciado y vuelto a casar con Golda, una judía y doctora como él y con una hija de 6 años, Polita.

 

Sorprende, desde el inicio del diario, la conducta de él sobre todo, ante esa tragedia que conmovió a toda la humanidad y que trajo muchas consecuencias colaterales y muerte de emigrante, sobre todo, aunque también ciudadanos norteamericanos. Y lo más extraño es la actitud del personaje protagónico que intensifica su conducta de tomador, y visita cotidianamente los bares cercanos, se toma dos y hasta tres cervezas, a veces acompañadas con una botella de vino y algún licor exótico. A todas luces descuida su hogar, desde tiempos atrás en decadencia y quizás su única alegría se la brinda los encantos y mimos de su hija. Porque con su esposa son las discusiones agrias, y hasta hirientes las más frecuentes.

 

En los bares se entretiene viendo televisión y noticias del acontecimiento reciente, oyendo conversaciones insípidas, y dirigiendo su mirada lasciva a las camareras jóvenes y pasando el tiempo sin realmente hacer nada importante.

 

Su vida y la de su familia transcurren en una rutina obstinada enajenante que poco a poco va deteriorando cada vez más los cimientos de  familia. Esa rutina noes tan diferente a la que tenía antes del acontecimiento, pero sí más intensa y lo más grave es que el personaje toma, por instantes, conciencia de lo más que su vida se torna cada día.

 

La abulia hasta le impide leer y escribir y llega tarde al trabajo a la clínica de su esposa y las conversaciones con las empleadas y los colegas, son baladíes y superficiales. De la casa al trabajo, del trabajo a los bares y luego a su casa sin realmente hacer nada de provecho.

 

Una nueva rutina se apodera de él y los intentos de su esposa en un principio por comprar un apartamento más amplio y fuera de la ciudad no se concluyen nunca y siempre encuentra una excusa para salirse de esa rutina.

Todo se posterga, hasta la llamada de un amigo y nada se realiza. La única que se muestra alegre y feliz, a pesar de todo ello, es la niña.

 

"Me gustaría que algunas estaciones de radio y  de televisión nos dejaran de bombardear desmenuzando las secuelas de la tragedia, insinuando la próxima, hablando de guerras biológicas, venenos, máscaras, bombardeos,. También me gustaría que "los nuestros" no se tomaran la justicia en la mano. Algunos musulmanes, algunas mezquita han sido atacadas1

 

Y acude constantemente a otra enajenación: el beisbol, como pretexto para  estar en los bares. Esto le sirve como distractivos, como consolación. Lo mismo que los recuerdos de las idas a la patria chica, como él llama a Costa Rica:

 

"La última vez que estuve en la patria chica, mi cara amiga María Amoretti. Alias Magah, me invitó a Puntarenas. De regreso me dio el volante de su vehículo motorizado a pesar de que yo estaba pero que ella (borracho), no mucho. Eso fue este año".2

 

Y la rutina continúa, hasta en ella misma:

 

" Anoche, aunque había un partido de baseball que me interesaba mucho, me enganché en mi rutina diaria: a las cinco y media Pesce Pasta para las dos o tres cervezas de costumbre y la parla, por lo general insípida, que sostengo con Toni, Xavier el jefe de mesas y todo  el resto del personal, incluyendo al de cocina (todos hispanohablantes)".3

 

Una de las referencias a su patria chica es la de su hermano con quien había tenido en una ocasión una disputa acalorada. Varias veces la reitera y teme por la vida de él pues tiene cáncer y está mal de su salud. Se reprocha constantemente el no haberlo atendido adecuadamente, pero no pasa de ese remordimiento.

La novela termina con la misma angustia que como empezó. Nos recuerda de alguna manera al Kafka de Metamorfosis y El Proceso.

 

Al final uno llega a la conclusión que la rutina del ser humano es una enfermedad de dimensiones abrumadoras. Y que su cura no tiene medicina y de alguna manera es como la madre de todas las enfermedades contemporáneas, desde Adán y Eva y que el hombre ha sido constantemente reciclado pero conserva esa maldición en su misma esencia. ¿Tendrá a acaso remedio?

 

Creo que la niña nos muestra un poco la solución aunque sea pasajera. La vida hay que tomarla en serio pero teñirla de musicalidad, de alegría, de ternura, de encanto. Y es la creación la única que puede evitar un tanto la rutina, por más pegajosa e inevitable que sea.

 



1 Mora Rodríguez, Virgilio. Mano a mano. Ed. ICODE, San José, 1998.

1 Mora Rodríguez Virgilio. Ob. Cit. pp. 112-113.

 

1 Ídem, p. 121.

1 Mora Rodríguez Virgilio. Enfermedad Mortal. Ed. EUNED, San José, 2009.

2 Entrevista de una alumna con el autor, 1986.

 

 

1 Mora Rodríguez, Virgilio. Ob. Cit., p.241.

2 Ídem, ´. 257.

 

1 Contratapa.

2 Mora Rodríguez, Virgilio. Reciclados desde Adán y Eva. EUNED, San José, Costa Rica, 2013.

1 Mora Rodríguez, Virgilio Ob. Cit. P. 11

2 Ídem, p. 58.

3 Ídem, p. 93

 

 

Enfermedad Mortal. Novela de Virgilio Mora Rodríguez

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ENFERMEDAD MORTAL. ÚLTIMA NOVELA ESCRITA POR VIRGILIO MORA RODRÍGUEZ

 

La décima novela la llamó Enfermedad Mortal2 y la publicó en el año 2009.

 

Esta novela es la última, hasta hoy,  que escribe Virgilio Mora Rodríguez y forma parte de tres novelas consecutivas, Mano a mano: 1998, Memorias de un psiquiatra: 2005 y ésta, Enfermedad Mortal: 2009. Es un ciclo de novelas que de alguna manera intensifican el discurso narrativo en las vivencias de un personaje Polo Moro, sustituto del mismo autor. En todo caso es la visión de Virgilio Mora que de sí mismo tiene, a través de este sustituto. Es su propia visión que se convierte en su verdad.

Ya había escrito un cuento, el segundo de la colección que llamó La distancia del último adiós, en 1995, con el mismo título y lo desarrolla en esta novela. En realidad toda la colección le sirve de material para estructurar dicha novela. También aparece el cuento Nora que tiempo después convertiría en una pieza teatral.

 

En esta novela se dan dos constantes que sobresalen primordialmente: la muerte y la evocación. Las dos simbolizadas por un viaje vital y físico de encuentros y desencuentros, llenos de soledad existencial pero de reconciliación consigo mismo y su circunstancia. Ha desaparecido el rencor y entra en una etapa no solo de reconciliación sino de positivismo, de comprensión  De esta manera el viaje se convierte en un "tour" por diferentes lugares que ha visitado el personaje con  su esposa, a veces, sus hijos y algunos amigos. En estos lugares, un tanto turísticos tiene espacio, no solo para sus cervezas, sino para recordar pasajes de su pueblo Desamparados, sus amigos, Sonia Jones, Norita Garita, María (Amoretti) y otros de su infancia así como las constantes evocaciones de los muertos. Hay, quizás,  un gran temor a ese momento que en el personaje se torma un tanto cercano y da la impresión que la vida se le escurre y de ahí ese deseo tácito de no terminar el viaje o por lo menos alargarlo. 

 

En la novela se da lo que alguna vez diría a una alumna mía que lo entrevistó:

 

"La vida mía es como la de cualquiera, con muchos ratos de alegría, muchas tristezas, muchas frustraciones, muchos muertos, muchos nacimientos, muchas cervezas, muchas noches agradables, muchas noches desagradables, y mucha soledad."1

 

Sólo le faltó "con muchos viajes y solo uno sin regreso".

 

Pero la novela no empieza y termina con los viajes. Existe una novela insertada que viene a recobrar las clásicas narraciones de Virgilio Mora Rodríguez. Se trata de la biografía de María De La Cruz y Carmelo De La Cruz. Se da en dosplanos, uno oficial y otro privado. Disfrazada de película y vista en uno de los cines baratos de la capital. Es aquí donde ese mundo privado del crimen, del narcotráfico, del político depravado, la escoriasocial de las altas esferas religiosas y políticas deciden la vida de las mayorías sociales. Y esa historia reciente y vigente de nuestro país descarna la hipocresía y la mentira de nuestros gobernantes, de los últimos años antes de 1995.

 

El poder de los dólares, el narcotráfico, la degradación de nuestras adolescentes, los negocios bajo la mesa, los nexos con la iglesia institucional entre políticos y arzobispos; todo ese mundillo oculto, privado, ese cáncer de nuestros señorones se descarna y cobra vida en los personajes María y Carmelo y Juan y Venancio y presidentes y jerarcas religiosos y los gringos, jueces y mandamases todopoderosos.

 

Algunas citas podrían resaltar y asustar a los incautos:

 

"La casa de Carmelo en las inmediaciones del aeropuerto es una fortaleza a todo lujo... Jhon honesto y capaz toma champan a pico de botella...las muchachitas y las muchachotas no pueden creer lo que oyen sus oídos, lo que ven sus ojos lo que prueban sus palabras...muchas no resisten la impresión, el despliegue de poder y se entregan gratis en el segundo piso en donde faltan cuartos..." 2

 

"María aprende que el jefe máximo de la iglesia institucionalizada del país usa peluca, que uno de los expresidentes de la nación libre y soberana es puto, playo, mujer,, le gustan los carajillos, tiene una finca en la que hace orgías todos los güiquenes..."

 

"Que les cuento. Viajes aquí y allá gastos pagados, todo pago señores siempre y cuando usted doblara la cabeza, obedeciera a la gente que controla el narcotráfico y por supuesto siempre y cuando usted doblara la cabeza obediente ante los jefes del Coloso del Norte".3

 

Y así se va evidenciando el cáncer que carcome y mata a nuestra sociedad.

 

Novela que cierra el círculo biográfico con la muerte de la tía del narrador-personaje, muy cercano al autor.



2 Mora Rodríguez Virgilio. Enfermedad Mortal. Ed. EUNED, San José, 2009.

1 Entrevista de una alumna con el autor, 1986.

2 Mora Rodríguez, Virgilio. Ob. Cit., p.241.

3 Ídem, ´. 257.

Lectura de Mi Noche de Alfredo Cardona Peña

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Lectura de Mi Noche
Alfredo Cardona Peña

 

 

Alfredo es un miembro importante de esa dinastía de buenos escritores, los Cardonas. Nació en San José el día 11 de agosto del año 1917 y murió en México el 31 de enero del  año 1995. En la capital realizó los estudios primarios en la escuela San Buenaventura y los secundarios en El Salvador. En ese país se desempeñó como periodista en el periódico La Patria. Luego viaja a México en 1938, a los veintiún años con el interés de llegar a ser escritor, poeta, crítico y pensador.

Fue reportero, editorialista, reseñista y entrevistador de Novedades; catedrático de la Escuela de Verano de la UNAM y de la Escuela Normal de Maestros; perteneció a la generación de Tierra Nueva. Colaboró en Cuadernos Americanos, El Búho, El Hijo Pródigo, El Nacional, La Palomilla, Letras de México, Novedades, Revista de Revistas, y Tierra Nueva. Premio Centroamericano de Poesía 1948, Guatemala. Premio Continental de Poesía 1951, Washington. Premio Nacional de Poesía 1961, Costa Rica. Premio Nacional de Poesía Aquileo J. Echeverría 1962, Costa Rica. Premio Carmen Lira de Literatura Infantil 1978, Costa Rica. Premio Nacional de Poesía de Campeche 1984. Presea Sor Juana Inés de la Cruz 1984. Premio Nacional de Cultura Manuel Gómez Celedón 1985, Costa Rica. Premio de Cuento de la California Hispanic Society de Los Ángeles 1989. Ha dejado una larga vida de éxitos literarios entre nosotros, desde el género maravilloso hasta el fantástico. La obra que ubican dentro del género novelístico es un relato maravilloso bellísimo, de lectura obligatoria para los estudiantes de escuelas y colegios y por qué no, para algunos adultos que coquetean con la guerra, inconscientes de sus devastadoras consecuencias. Por ello la incluimos en esta investigación. 

Ha escrito gran cantidad de obras literarias y ensayos, entre ellos se destacan: Ensayo: Crónica de México, Antigua Librería Robredo, México y lo Mexicano, núm. 23, 1955, Pablo Neruda y otros ensayos, Ediciones de Andrea, Studium, núm. 7, 1955, Semblanzas mexicanas. Artistas y escritores de México actual, Costa Amic, Biblioteca Mínima Mexicana, núm. 10, 1955, Alfonso Reyes en la poesía, Instituto de Intercambio Cultural Mexicano-Ruso, Cultura, núm. 6, 1956, En amistad y diálogo, Manuel Porrúa, Biblioteca Mexicana, núm. 27, 1961, Recreo sobre las Letras, Ministerio de Educación, Contemporáneos, núm. 14, San Salvador, 1961, El monstruo en su laberinto (Conversaciones con Diego Rivera, 1949-1950), Costa Amic, 1965, Danza de rostros, SEP, Cuadernos de Lectura Popular, núm. 179, 1969, La entrevista literaria y cultural, UNAM., Viento en prosa, Editorial Costa Rica, San José, 1982, Oaxaca en el mundo y temas precolombinos, Casa de la Cultura de Juchitán, 1988, Cincuenta años de poesía, Oasis, Percance, 1948, Valle de México, Cuadernos Americanos, 1949, CONACULTA, Lecturas Mexicanas, 1992, Zapata, Cuadernos de Artes de México, núm. 4, 1954, Alfonso Méndez Plancarte (1909-1955), Manuel Porrúa, 1955,  Lectura de Dante, Cuadernos Julio Herrera y Reissig, núm. 56, Montevideo, 1958, Asamblea plenaria , Joaquín Mortiz, 1976, Segunda asamblea plenaria, Alcaraván, 1978. 

Entre esa cantidad inmensa de poesías que escribió, se destaca el poema Lectura de mi noche que publicara en el año 1963.

Deseamos participar a los lectores de este poema lleno de expresividad, que ese yo poético va dejando salir de su privacidad lírica y llena de amor, soledad, tristeza, su presencia en este mundo. A este sentimiento es al que podríamos llamar con mayúscula Amor. Es de tal magnitud que no se extingue con la muerte de su ser amado y perdura en su yo, hasta cuando el nuevo día da paso a la vida.


Lo que yo amaba
-tan palpable y luminoso
como los racimos de la luz
en la mañana-
se fue de mí. He adquirido
naturaleza de sombra.
Ya no es lo mismo.

La voz en donde mi nombre
ardía como un incienso,
y cuyas ondas enviaban
ramas de su ser al mío,
se apagó como se apagan
los ecos en la montaña.
Nadie me nombra. No hay nadie.
Ya no es lo mismo.

Lo que en la tarde, esperando
como una cierva a su ciervo,
era, en la mesa tendida,
porción de júbilos hechos
y diálogo con aromas,
fue invadido por el monte
de las cortezas amargas,
hoy, se fue enfriando lo mismo
que un leño bajo la lluvia.
No tengo hambre. Prefiero
mendigar este recuerdo.
Ya no es lo mismo.

La presencia que miraba
al despertar, a mi lado,
y la que yo despedía
al penetrar en el sueño
-tibio, cotidiano apoyo
de mi soledad, certeza
de un premio a mi alma asiduo-
desvanecióse. De pronto
fue arrebatada en la urna
de un viento hostil, conducida
a la oquedad que no vemos.
Ya no es lo mismo.

Las fechas que cada año
cubrimos de mar y selva
-oro guardado en el tiempo,
hada fiel de la memoria-
van atravesando el cielo
como flechas agresivas,
y al llegar dejan caer
pesadamente la ausencia.
Ha oscurecido. Ha temblado.
Quemó el granizo mis plantas.
Ya no es lo mismo.

Lo que tomaba en mis brazos
-el bosque de la existencia,
el mar, la luz, la dulzura
del fruto bajo la estrella-
desapareció, se hizo
pariente de las raíces,
bajó a la tierra y es huésped
de sus palacios sombríos.
No tengo imagen. Voy ciego.
Ya no es lo mismo.

El ángel de mi poesía
ha reclinado su frente
bajo las piedras. Rasgando
la vestidura del sueño,
cubrió de ceniza y polvo
su desnudez. Cómo duele
decir que llegó su noche,
que está sin alba, que un rayo
hirió de pronto su aliento.
Estoy sin ángel. No puedo
iluminar mi silencio.
Ya no es lo mismo.

¡No es lo mismo! Y mientras cubren
las soñolientas neblinas
mi alma, como a una choza,
de nuevo florece el mundo,
y el sol y el amor levantan
con sus diamantes el día.

Alfredo Cardona Peña.

 

Eloy González Frías

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ELOY GONZÁLEZ FRÍAS

 (1856-1954)

 

 

Eloy González Frías de Bethencourt nació el año 1856 en las Islas Canarias, España y murió el año 1954, en Costa Rica. Hijo de Juan González Bethencourt y Carolina Frías Saravia.

 

Es un emigrante español. Llegó a Costa Rica allá por el año 1870, proveniente de Panamá y antes de Venezuela.  Fue colono y finquero en Pococí de Limón en tiempos de Keith, en el año 1879. Se le consideró como un fundador de ese cantón. Se conoce que casó con María Luisa Feo Pacheco y engendró dos hijos: Mario que nació en las Islas Canarias el 6 de octubre de 1889 y murió el 22 de marzo del año 1969, vivió en Barrio Amón y su casa es Patrimonio Nacional, fue escritor y pintor, un hombre de gran cultura. Fue el abuelo de Guido Sáenz González, exministro de Cultura, Juan Lang Sáenz que se casó en 1918 con Berta González Feo (1896), hija de Eloy González Frías, así como Luisa González de Sáenz, pintora y la madre de Guido. A su muerte José Marín Cañas le dedicó un largo poema: Presencia y permanencia de don Eloy González Frías que publicó en el Diario de Costa Rica el 25 de diciembre del año 1955, p. 4. La Academia de la Lengua estableció, ese mismo año, a solicitud de su hijo Mario González Feo, el premio Eloy González Frías de ensayo y lo ha venido concediendo a figuras prominentes de la cultura costarricense. Fue el creador del Teatro Moderno en San José.

 

Escribió un ensayo que lo publicó en México, Nuestras vidas son sueños: 1952

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ ELOY GONZÁLEZ FRÍAS

 

NOVELA

 

1. Memorias de Juanito: 1944

 

CUENTO

 

1. La pretensión Humana o fábulas: 1947

 

Eloy González Frías solo escribió esta novela llamada Memorias de Juanito y que la publicó  en 1944.1

 

Dice Abelardo Bonilla en el prólogo que es una novela autobiográfica muy espontánea y sobre problemas del agro. En realidad es una aburrida novela de aventuras que el personaje Juanito de Monteverde a la edad de 88 años cuenta y deja como parte de sus memorias. No sabemos cuál es el papel de Eloy González Frías pues en la novela pareciera ser el editor de parte de esas remembranzas.

 

La obra comienza por el origen de Juanito, se da noticia de sus padres, Juan Betancourt y Clara su esposa, ricos hacendados de un lugar un tanto mítico, Archipiélago de las Afortunadas, de origen italiano. Se hace una descripción de ellos, el cura y familiar Lorenzo, la fundación del pueblo, sus costumbres, el sistema rígido de educación, y la rutina familiar. Luego de obtener la educación primaria, el personaje Juanito uno de varios hermanos y hermanas de esa familia, se dedica a la cacería y otros quehaceres relacionados con la tierra, realizan algunos paseos al mar y se dan algunos romances sin importancia. También se describe la forma como su madre Carolina se casa con don Antonio, su muerte posterior y por último se informa sobre la decisión de Juanito de viajar a América.

 

La novela se torna morosa, explicativa, valorativa. Se da cuenta del viaje de Juanito con su amigo Antonio a Venezuela, la estadía en Caracas y otras ciudades, sus negocios, convenios y aventuras superficiales y casi rutinarias. Luego se describe el viaje a Panamá, y de ahí a Costa Rica. Se detiene en algunas consideraciones de nuestro país, los puertos de Limón y Puntarenas, el ferrocarril, el gobierno de Tomás Guardia a quien se le critica ser militar y se detiene en una serie de negocios, compras de tierras, exportaciones de café, hasta terminar la novela con palabras del autor que comunica al lector su complacencia por haber escrito la biografía de Juanito con una alta moralidad y cristiana visión que - según él- será de gran valor para la juventud futura. ¿Será acaso su propia biografía? La respuesta es afirmativa.

 

La novela tiene la importancia documental. Es una visión positiva de la vida, el esfuerzo, el empeño, la honradez y la buena conducta. Desde el punto de vista literario es poca su importancia. Es una novela monofónica, lineal, explicativa, moralista, superficial, no penetra en la psicología de los personajes ni en los problemas sociales. Es descriptiva, morosa, valorativa. Tal vez desde el punto de vista histórico-genealógico tenga importancia investigar el origen y la participación de los colonos italianos de apellido Monteverde que llegaron a Costa Rica a mediados del siglo XIX y los mismos españoles.



1 González Frías, Eloy. Memorias de Juanito. S Ed. San José, 1944.

 

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