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Carlos Manuel Fonseca Suárez

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CARLOS MANUEL FONSECA SUÁREZ

(1987)

 

Carlos Fonseca Alfaro nació en San José, Pavas el día 19/de febrero del año 1987. Es hijo de Fernando Fonseca Zamora y Ana María Suárez Rivera.

 

"Pasó parte de su infancia y  adolescencia en Puerto Rico y fue a la universidad en los Estados Unidos. Se doctoró en literatura latinoamericana (Princeton) y ahora vive en Londres. Tal vez por ese recorrido vital, tal vez no, Carlos Fonseca se atrevió a construir un personaje que quiere "escribir la historia universal en clave íntima". Tan genial como delirante, este personaje es un anciano que lleva algunos años desconectado del mundo, viviendo en algún punto de los Pirineos y emprendiendo una tarea monumental: narrar su vida en relación con los eventos históricos más determinantes del siglo XX (o viceversa): la Revolución de Octubre rusa, la Guerra Civil de España, Mayo del 68... Pero esa escritura no es convencional, es--como reza la contratapa--una narración que reduce la historia política mundial "a unas cuantas citas, a unas cuantas imágenes, a unos cuantos instantes". Lo que quiere el coronel, el protagonista, es "cifrar la historia". Esto último no sorprende cuando nos enteramos que dicho personaje, en su juventud, fue un notable matemático (en la novela, Fonseca hace una recreación libre de la vida del matemático francés Alexander Grothendieck).

Carlos Fonseca, quien también quiso ser matemático alguna vez (se interesó por la lógica matemática, luego por la filosofía y terminó siguiendo a la literatura), debuta así en las letras hispanoamericanas. Y lo hace a lo grande. Coronel Lágrimas (Anagrama) se ha publicado con una de las casas editoriales más importantes de nuestro idioma. Fonseca confiesa que esto significa un gran paso en el despegue de su carrera. También dice que se formó como lector siguiendo el catálogo de la editorial española. Bolaño, Vila-Matas, Piglia, son solo algunos de los nombres que menciona cuando le pregunto al respecto. Fue Ricardo Piglia, precisamente, con quien se topó en la Universidad de Princeton. Según cuenta Jorge Herralde, mítico editor de Anagrama, el escritor argentino, al conocer el trabajo de Carlos Fonseca consideró que se trataba de "su alumno más brillante". El alumno responde que al llegar a la universidad no se imaginaba lo que iba a aprender del maestro (así se refiere Fonseca a Piglia) y tampoco fue consciente de la influencia de éste cuando concebía Coronel Lágrimas. "Mientras escribía la novela sentía que estaba escribiendo algo muy distinto a lo que escribe Ricardo Piglia. Y, sin embargo, recientemente, cuando tuve que releer la novela para corregir erratas, me encontré con su huella muy presente, aunque cifrada y tal vez un poco secreta. Fue una experiencia muy bonita. Nunca sabemos cómo nos influencia el maestro. No hace falta decir que lo aprecio muchísimo. Profesores como él, muy pocos, por no decir, ninguno"1.

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS FONSECA ALFARO

 

 

NOVELA

 

1. Coronel Lágrimas: 2015

 

Coronel Lágrimas es la primera novela que publicó Carlos Fonseca Alfaro1 y lo hizo en el año 2015

 

"A la altura de los Pirineos un anciano ermitaño se ha dado a la tarea de escribir la historia universal en clave íntima. ¿Qué esconde? Guiada por la obsesiva pero juguetona mirada de su narrador, Coronel Lágrimas traza el esclarecimiento de este secreto vital. Comparte, de cierto modo, la caprichosa ambición de su protagonista: reducir el mundo a unas cuantas citas, a unas cuantas imágenes, a unos cuantos instantes. Cifrar la historia. Y así, la narración de una jornada arbitraria dentro de la vida de su enigmático protagonista da paso a una cartografía vital que acaba por elucidar, en clave tragicómica, la historia política del siglo pasado: de la Rusia de la Revolución de Octubre hasta el México de los veinte, de la España de la Guerra Civil hasta las lejanas islas caribeñas, esta novela-catálogo esboza, casi en instantáneas, la vida de un hombre que no estuvo a la altura de su tiempo. Su épica es aquella del hombre privado, su historia la de una sociedad condenada al capricho informático.

Fina, sutil, elegante, extravagante, rara, Coronel Lágrimas supone el brillantísimo debut narrativo del joven escritor costarricense-puertorriqueño Carlos Fonseca, considerado por Ricardo Piglia como su alumno más brillante de la Universidad de Princeton. Una novela sobre las formas en las que ciframos nuestras pasiones, sobre las maneras en que transformamos nuestros temores en escritura.

«La ópera prima de Fonseca tiene la forma de un caleidoscopio verbal intrigante e inolvidable» (Ricardo Piglia).

«Una de las características de la mejor literatura es su capacidad de regeneración creativa, mutando en fórmulas más modernas y sugerentes (...) En esta línea se publica Coronel Lágrimas, primera novela de Carlos Fonseca y ya una sólida aportación a este proceso de modernización narrativa. Hallamos aquí a un anciano coronel apátrida autorrecluido en una aislada casona del Pirineo; melancólico y decadente, matemático aristocratizante, obseso de los datos y gran bebedor de café. Lleva años dedicado a enmarcar su vida en unos hechos históricos de convulsa relevancia: él y sus ascendientes se pasean por la revolución bolchevique, la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial, Woodstock y Vietnam en un recorrido metafórico que simboliza la conciencia de un siglo XX marcado por la sinrazón. Destaca en este relato -inspirado en el matemático Grothendieck- la ambivalencia entre recordar y olvidar, la condicionante presencia del pasado y la configuración estética de la Historia. Lograda novela de imaginativas propuestas» (Jesús Ferrer, La Razón).

«La primera novela de un autor que escribe magníficamente bien. Y que, encima (para su suerte, y la nuestra) solo tiene 28 años» (J. S. Montfort, Hermano Cerdo).

«La novela posee un ritmo intenso que se nos impone cual salmo, con una musicalidad estudiada que ora estraga, ora se revela como el martilleo necesario para una obra perturbadora y absorbente»1



1 Fonseca Alfaro, Carlos. Coronel Lágrimas. Ed. Anagrama, España, 2015.

 

1 Jesús Nieto, El Cultural, El Mundo.

 



1 Por Jack Martínez Arias. Blog de la Revista Virtual de Literatura EL Hablador.

2 Fonseca Alfaro, Carlos. Coronel Lágrimas. Ed. Anagrama, España, 2015.

 

 

 

 

TRES EXTRAÑOS EN EL PARAÍSO

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                                                                     Foto de Benedicto Víquez Guzmán.

 

Tres extraños en el paraíso. 2012

 

Esta novela publicada en el año 2012 por la Ed. Perro Azul, de Mario Zaldívar Olivas, posee una estructura estratégica literaria muy original y de una enorme creatividad.

 

Está dividida en cuatro partes, la primera inicia la novela es apenas un esbozo de una reunión de un profesor   en la universidad de Stanford, California el 17 de abril del 2014.

 

Tres alumnos presentan su proyecto para un doctorado en Sicología Experimental sobre  realidad virtual.

 

Anne Wilson, una enfermera sobre los estados comatosos. El sacerdote Dylan Patterson estaba interesado por el robo y Karen Miller por el ejercicio de la maldad.

 

La sesión termina y esta primera parte cuando el profesor los invita a pasar al laboratorio de Realidad Virtual.

 

El lector al comenzar a leer la segunda parte se sorprende cuando ésta inicia en una cantina de San José La Malagueña, y luego le sigue otra historia en El Faro, la tercera en La Bohemia, la cuarta en El Cometa, y  la quinta en El Bar Buenos Aires.

 

Luego se repiten historias distintas con los mismos personajes y continuación de algunos hechos relacionados. Es como otra ronda de tragos en la misma cantina.

 

Ese mismo día 17de abril abre la segunda parte, con una muy breve segunda parte donde el profesor anota los resultados de sus pacientes estudiantes en su oficina. Pareciera que ese tiempo de la enunciación es un presente y todo ocurre en ese día.

 

Los personajes más importantes se van destacando.


En primer lugar una mujer muy misteriosa Aguas Santas, Marina, Isaías, Octavio y otros de menor rango como los hermanos Carozzo, El Gallego, La travesti Rosarturo,  el Gringo, unos abogados y oficiales y todos de alguna manera ligados al robo de una pintura muy valiosa de Monet,
Los nenúfares.

 

Y en ella se pueden ver los tres estados de los estudiantes en su experimento de Realidad Virtual. Estado comatoso de Marina, el robo  en Octavio y la maldad en Aguas Santas.

 

Debe mencionarse que el autor utiliza por dos veces respectivas notas para explicar muy sucintamente estados de los estudiantes en su Viaje de Realidad Virtual.

 

Sin duda esta novela utiliza de forma muy acertada la polifonía, pues son diferentes voces, unas masculinas y otras femeninas, las que narran sus experiencias y su punto de vista de los acontecimientos que experimentan. El narrador omnisciente desaparece y son enunciaciones dispersas intencionalmente las que van desarrollando la trama de la novela.

 

Es nuestro juicio que esta novela más que ser polifónica es sinfónica pues su armonía semeja una sinfonía y mantiene atrapado al lector avisado, inteligente, que analiza y reflexiona mientras va leyéndola.

 

Nos impresionó muy favorablemente.

 

Luis Chaves Campos

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LUIS CHAVES CAMPOS

(1969)

Luis Chaves Campos  nació en San José el día 28 de agosto del año 1969. Estudió Economía Agrícola en la Universidad de Costa Rica.

En prosa escribió,  Chan Marshall (Madrid: Visor, 2005; Buenos Aires: Vox, 2011; San José: Editorial El mundial 2010. Apuntes (San José: Editorial Germinal, 2010) y 300 páginas. Prosas (San José: Ediciones Lanzallamas, 2010)

 

LO QUE HA ESCRITO LUIS CHAVES CAMPOS

 

NOVELA

 

1. Salvapantallas: 2014

 

POESÍA

 

1. El anónimo: 1996 Premio Sor Juana Inés de la Cruz

2. Los animales que imaginamos: 1998

2. Historias Polaroid: 2001

3. Chan Marshall: 2005. Premio de Poesía Fray Luis de León

4. Asfalto. Un Road Poem: 2009

5. Monumentos ecuestres: 2011

6. La foto / Das Photo: 2012

7. La máquina de hacer Niebla (Antología poética): 2012 Premio de poesía Aquileo Echeverría, 2012

 

Salvapantallas es la primera novela escrita por Luis Chaves Campos1. La reeditará Seix Barral en el año 2015.

 

"El libro  Salvapantallas, de Luis Chaves, es también una declaración, una que comparte con Herbert el tejido invisible que vincula a las mujeres que "contienen" a sus autores. Chaves, encima de ese tejido, persiste en una costura notoria como de cirugía de urgencias, el tatuaje permanente de la figura de Mayra Campos, su madre.

 

La madre es ese resto de pragmatismo que sobrevive en quien decide ser escritor en lugar de economista agrícola. Le ofrece el plato lleno -como única forma concreta y probable del amor- mientras desarma todas las abstracciones. Un gesto que Chaves sólo puede entender unas décadas después ante el ciclo de la vida y que escribe, no para que sus hijas lo sepan, sino para que lo perdonen.

 

 

"Salvapantallas" es el último libro de Luis Chaves, editado por Lanzallamas. 

 

Sí, tal como dice la contraportada, estamos ante la pretensión de una "novela total" pero editada, somos cómplices de una mutilación brutal. Ese tipo de ediciones en las que se hace consciente que todo lo dicho es irreversible, pero que no puede evitarse como grito, catarsis, ¿despedida?

 

 Los ejercicios de memoria obligan más a la cirugía y a la ortopedia que al psicoanálisis o a alguna rama de la neurología. Están más ubicados en el dolor físico que en la enajenación del pensamiento.

 

En la primera página, Julia -la hija menor de Chaves- empieza a escribir un libro. Julia es sabia, sobre todo porque no la alcanza ese fantasma de la escolaridad.

 

Julia define las letras de su pasado inmediato, y -como el efecto de una ficha de dominó que cae de espaldas- sucede esta novela, de la cual su padre es sólo un instrumento de ejecución.

 

Julia borronea sobre un pasado que en unos años le será develado. Lo suyo es la mancha precoz y automática de una memoria que aún no es daño colateral. Julia es apenas una niña y ya tiene algo que contarnos.

 

 Salvapantallas es la unión de fragmentos -algunos de ellos ya publicados- que antojadizamente se convierten en autobiografía. Sin embargo, su título sugiere con frivolidad que se trata de esa primera piel de conocimiento -imágenes de alta resolución y siempre en movimiento que nos remiten a una engañosa idea de verdad-, pero este libro se adentra en la historia personal y en algunos de los más significativos relatos de vida de Luis Chaves.

 

Muchos de esos relatos se cuentan con la más absoluta visceralidad documental entre el San José nocturno, la épica futbolística de los años 90 y la búsqueda de su autor -y su generación- de un lugar en el mundo.

 

Suponemos que un título como este no es otra cosa que escudo, la última opción de Chaves de resguardar un poco de hígado -es decir, de verdad-. El libro anuncia lo fugaz de cada una de las historias con pequeños textos -salvapantallas- que las interconectan sin pretensión. Pensamientos aleatorios como las imágenes que devuelven y descolocan desde el ordenador.

 

César Aira se define como defensor de la novela y esgrime a su favor que esta le permite cambios de idea, arrepentimientos, asimetrías, y unos recorridos sinuosos más adaptables a su verdad o su imaginación. A Chaves quizá le pase lo mismo.

 

Argumentar que  Salvapantallas es una novela lo libera de cierta responsabilidad con los paradigmas de la literatura. Todos los formatos literarios se dan cita para darle carácter a este libro: todos menos la forma explícita de la poesía de un autor que es conocido fundamentalmente por este género. No obstante, la economía de palabras y unos cuantos adjetivos de menos, hacen visible al Chaves de  Historias Polaroid y  Chan Marshall.

 

Cuento, crónica y diario íntimo; este último aparece reforzando ese interés por la cotidianidad y la sobrevivencia como posibles resortes de lo trascendental, pero también para poner en entredicho al género o, en todo, caso para otorgar veracidad a lo que escribe.

 

En este diario íntimo, Chaves cuenta que Julia dice que está escribiendo un libro. Empieza con la palabra ARI (Ariana, la hija mayor de Chaves); unas décadas atrás pasa el Circo Miller. Es definitivamente en la infancia cuando empezamos a recordar"1.

 

 



1 Chaves Campos, Luis. Salvapantallas. Ed. Lanzallamas, San José, 2014.

1 Clara Astiasarán reseña el nuevo libro de Chaves, publicado por Editorial Lanzallamas, La Nación, 15 de diciembre del 2014.

Virgilio Mora Rodríguez

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Foto de Benedicto Víquez Guzmán.

LOS RECICLADOS DESDE ADÁN Y EVA

Esta novela  la publicó Virgilio Mora Rodríguez en el año 20131.

Su estructura es en forma de diario y se desarrolla desde el jueves 20 de setiembre del año 2001 hasta el  día domingo 31 de diciembre del mismo año y es apenas de escasas152 páginas.

El sujeto de la enunciación es un yo  biográfico y no oculta su versión del mundo como si fuera el autor que vive en New York, muy cerca de Las Torres Gemelas que el 11 de setiembre de ese año 2001 fueron destruidas por unos aviones. Es un médico psiquiatra divorciado y vuelto a casar con Golda, una judía y doctora como él y con una hija de 6 años, Polita.

Sorprende, desde el inicio del diario, la conducta de él sobre todo, ante esa tragedia que conmovió a toda la humanidad y que trajo muchas consecuencias colaterales y muerte de emigrantes, sobre todo, aunque también ciudadanos norteamericanos. Y lo más extraño es la actitud del personaje protagónico que intensifica su conducta de tomador, y visita cotidianamente los bares cercanos, se toma dos y hasta tres cervezas, a veces acompañadas con una botella de vino y algún licor exótico. A todas luces descuida su hogar, desde tiempos atrás en decadencia y quizás su única alegría se la brinda, los encantos y mimos de su hija. Porque con su esposa son las discusiones agrias, y hasta hirientes las más frecuentes.

En los bares se entretiene viendo televisión y noticias del acontecimiento reciente, oyendo conversaciones insípidas, y dirigiendo su mirada lasciva a las camareras jóvenes y pasando el tiempo, sin realmente hacer nada importante.

Su vida y la de su familia, transcurren en una rutina obstinada enajenante que poco a poco va deteriorando cada vez más los cimientos de  familia. Esa rutina no es tan diferente a la que tenía antes del acontecimiento, pero sí más intensa y lo más grave, es que el personaje toma, por instantes, conciencia de lo mal que su vida se torna cada día.

La abulia hasta le impide leer y escribir y llega tarde al trabajo en la clínica de su esposa y las conversaciones con las empleadas y los colegas, son baladíes y superficiales. De la casa al trabajo, del trabajo a los bares y luego a su casa, sin realmente hacer nada de provecho.

Una nueva rutina se apodera de él y los intentos de su esposa en un principio por comprar un apartamento más amplio y fuera de la ciudad no se concluyen nunca y siempre encuentra una excusa para salirse de esa rutina.

Todo se posterga, hasta la llamada de un amigo y nada se realiza. La única que se muestra alegre y feliz, a pesar de todo ello, es la niña.

"Me gustaría que algunas estaciones de radio y  de televisión nos dejaran de bombardear desmenuzando las secuelas de la tragedia, insinuando la próxima, hablando de guerras biológicas, venenos, máscaras, bombardeos,. También me gustaría que "los nuestros" no se tomaran la justicia en la mano. Algunos musulmanes, algunas mezquita han sido atacadas1

 

Y acude constantemente a otra enajenación: el beisbol, como pretexto para  estar en los bares. Esto le sirve como distractivo, como consolación. Lo mismo que los recuerdos de las idas a la patria chica, como él llama a Costa Rica:

"La última vez que estuve en la patria chica, mi cara amiga María Amoretti. Alias Magah, me invitó a Puntarenas. De regreso me dio el volante de su vehículo motorizado a pesar de que yo estaba pero que ella (borracho), no mucho. Eso fue este año".2

Y la rutina continúa, hasta en ella misma:

" Anoche, aunque había un partido de baseball que me interesaba mucho, me enganché en mi rutina diaria: a las cinco y media Pesce Pasta para las dos o tres cervezas de costumbre y la parla, por lo general insípida, que sostengo con Toni, Xavier el jefe de mesas y todo  el resto del personal, incluyendo al de cocina (todos hispanohablantes)".3

 

Una de las referencias a su patria chica es la de su hermano con quien había tenido en una ocasión una disputa acalorada. Varias veces la reitera y teme por la vida de él pues tiene cáncer y está mal de su salud. Se reprocha constantemente el no haberlo atendido adecuadamente, pero no pasa de ese remordimiento.

La novela termina con la misma angustia que como empezó. Nos recuerda de alguna manera al Kafka de Metamorfosis y El Proceso.

Al final uno llega a la conclusión que la rutina del ser humano es una enfermedad de dimensiones abrumadoras. Y que su cura no tiene medicina y de alguna manera es como la madre de todas las enfermedades contemporáneas, desde Adán y Eva y que el hombre ha sido constantemente reciclado pero conserva esa maldición en su misma esencia. ¿Tendrá acaso remedio?

Creo que la niña nos muestra un poco la solución aunque sea pasajera. La vida hay que tomarla en serio pero teñirla de musicalidad, de alegría, de ternura, de encanto. Y es la creación la única que puede evitar un tanto la rutina, por más pegajosa e inevitable que sea.



1 Mora Rodríguez, Virgilio. Reciclados desde Adán y Eva. EUNED, San José, Costa Rica, 2013.

1 Mora Rodríguez, Virgilio Ob. Cit. P. 11

2 Ídem, p. 58.

3 Ídem, p. 93

 

 

Carlos Morera Beita

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CARLOS MORERA BEITA

(1966)

 

Carlos Moreira Beita nació en La Cuesta de Golfito, Puntarenas el día 01 de mayo del año 1966.

 

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS MORERA BEITA.

 

NOVELA

 

1. Casa al sur: 2013

 

 

La primera novela la llamó Casa al sur y la escribió en el año 20131.

 

"El sur es ese lugar que nos obliga a bajar la mirada, como para recordar que alguna vez alguien que no entendía de geografía lo ubicó siempre "al otro lado"; pero el sur no es este lado. El sur es la casa separada de otra por un mismo muro; una casa de bien social pensada para una clase obrera que jamás saldría adelante, por lo que las cocheras se levantan a destiempo, como un lujo.

 

El sur es la casa desde la que oigo los pasos de mi vecina, su ritual de limpieza a deshoras de la noche (pues su esposo es taxista).

 

Desde esa pared delgada que une mi cuarto con su cocina, la oigo apurarse porque ya casi llega el marido, pero, en la mayoría de las veces, la oigo llorar queditito, como pidiendo perdón por cada lágrima.

 

Sin embargo, también hay otros "sures". Lo sabe Carlos  Morera Beita, autor de esta novela; y, a través de Santiago, su personaje viajero, nos demuestra que el sur es un escondite de la nostalgia, entre paisajes olvidados, gritos ancestrales de mujeres que se confunden con el ruido del Térraba e historias enterradas en el silencio.

 

En ese mundo olvidado, ajeno y lejano: la mujer;  la mujer porque es una historia común, una pena común que se arrastra por el recuerdo como un eco.

 

El sueño en esta historia no se abre paso como un estado de quietud e inconsciencia; todo lo contrario.

 

Santiago ha tomado la decisión de abandonar su vida rutinaria, en la cual los preceptos sociales han prevalecido para cerrarle el paso al encuentro ineludible que cada uno tiene consigo mismo, con ese "yo verdadero" que nos grita en la cara nuestra verdad ancestral; que nos susurra de dónde venimos y nos recuerda que, si hemos perdido el rumbo, ha sido también nuestra culpa.

 

Junto a Santiago, el lector inicia un viaje, una búsqueda. Su vida se ha disipado y se ha confundido entre las banalidades de la ciudad y las relaciones socialmente correctas.

 

Santiago está hecho de otro material, y esto se lo recuerda, como una bofetada, su profesión de médico. Sabe que la vida tiene otro valor, pero ese valor se le ha borrado entre los convencionalismos sociales. Entonces es cuando emprende aquel recorrido hacia el sur, hacia la búsqueda de su verdad.

 

Para dejar todo atrás se requiere valentía. Como todo viaje de un héroe, sabe que quizás se enfrentará con sus temores o sus fantasmas, pero Santiago está decidido. La lluvia lo acompañará como un elemento purificador de recuerdos para iniciar el reencuentro con su pasado, más cercano a él que su propio futuro.

 

Lentamente, empieza a sentirse parte de aquel fragmento de territorio, a reconocerse en las aguas del río que alguna vez "fue un dios para los habitantes primigenios de estas tierras" y que hoy es solo un triste riachuelo. Todo empieza a confabularse en una especie de ritual místico para que prosiga hacia su destino.

 

En  Casa al sur, Santiago se traza a sí mismo un rumbo (un norte, diríamos en cualquier otro caso) hacia "aquella casa": no la casa paterna (fortaleza de poder y dominio ancestral), sino hacia la casa materna, esa impregnada de recuerdos y penas, pero, sobre todo, de ternura y silencios forzados.

 

Parece irónico, pero, en  Casa al sur, el sueño que se apodera de Santiago al llegar a la casa de su nostalgia es generador de conciencia. Solo mediante este sueño apaciguado por las caricias de su abuela ausente, encontrará la verdad que tanto anda buscando.

 

La novela nos abre luego generosamente un gran paréntesis. La historia común de las mujeres parece ser siempre la menos importante, la versión de las "vencidas", pero, en  Casa al sur, el discurso de las mujeres se erige como una gran muralla de la que cuelgan silencios, dolores, pero, sobre todo, esperanzas.

 

 Casa al sur  nos deja claro que la historia de las mujeres es la misma; lo que cambia es la geografía donde se gesta la nostalgia, porque las vejaciones son comunes sin importar la clase social. El poderío del patriarcado atraviesa fronteras.

 

Santiago intenta entenderse a sí mismo como "producto de las mujeres de su vida". Las voces de su abuela, de su madre, de sus tías son las que le han trazado ese camino que él está dispuesto a recordar.

 

En esta historia, un hombre se ha dejado habitar por un lugar en el que convergen los sueños. ¿Será que a veces hay que viajar un poco para encontrarse?  Casa al sur nos insinúa que quizás la sencillez de una piel morena y de una hamaca sean un buen remedio para la nostalgia"1.



1 Morera Beita. Carlos. Casa del sur. Uruk, Editores, San José, Costa Rica, 2013.

1 Silvia Arce Villalobos. La Nación, Actualizado el 15 de diciembre de 2013.

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