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Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informe 1922. 11.

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Disciplina.

 

También me referí en 1921 a varios aspectos de este tema; y en 1922 manifesté que uno de esos problemas no había podido recibir un tratamiento satisfactorio: el de las relaciones con las casas que hospedan a los becarios en cuanto afecta a la organización disciplinaria. Mi impresión al respecto es, más o menos, la misma que varias veces le he expresado al señor Secretario.

 

En el último informe decía que la escuela dictaría disposiciones especiales para conseguir una mejor vigilancia de los alumnos cuyas familias no residen en Heredia. En realidad es difícil progresar en esa dirección sin un apoyo muy activo de las familias de los becarios y sin que éstos puedan remunerar con casos una obra de caridad. Lo lamentable es que por ahora no cabe pensar en la fundación de internados o de residencias de estudiantes.

 

Además, por lo que respecta a la conducta, no suelen faltarle a la Escuela propicios medios de controlar. Es más bien en el aspecto dirección del trabajo del alumno donde encuentra mayores dificultades y, a veces, en otros aspectos como el higiénico o el de educación social.

 

Para concretar estas referencias a la disciplina propiamente dicha, debo decir que los señores Profesores reconocen que en este curso se ha progresado de modo notorio, a pesar de que mantienen su influjo varias circunstancias adversas.

 

Conviene observar que el trabajo de los Profesores Jefes -que len la Escuela resulta, a veces, excesivo- ha sido mejor hecho en este curso, es decir, con mayor regularidad. Que han mejorado los medios de hacer el estudio de los alumnos. Que la comunicación con los hogares ha sido, por lo que toca a la Escuela, más constante.

 

Ciertamente no se ha llegado al estado deseable en la organización del régimen de disciplina autónoma o semiautónoma -que es el que la Escuela ha venido ensayando- ni se ha logrado poner en buen pie el uso del tiempo libre de los alumnos. Para la escuela lo satisfactorio es que, más que luchar con dificultades disciplinarias provenientes de actos o actitudes moralmente censurables, ha tenido tropiezos para encarrilar la actividad de los alumnos conforme a normas que, sin alterar el orden necesario, respeten la libertad. Pero en lo moral la acción de la Escuela deberá manifestarse más intensamente en otro curso, con la tendencia a proteger y enriquecer el desarrollo de las aptitudes que va despertando por consecuencia de su dominante propensión a crear un verdadero espíritu de institución.

 

 

 

Ausencias.

 

Prevalecen en la Escuela necesariamente, las más de las condiciones apuntadas en 1921, pero puede decirse en este curso, con más razón que en 1922, que ha habido progresos en el procedimiento empleado para computarlas, y mejores resultados. Los cuadros siguientes tienen algún interés en relación con este asunto1.

 



1 No se incluyeron los cuadros.

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informe 1922. 10.

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RESUMEN DEL MOVIMIENTO DE FONDOS EN 1923

 

En Colones

Entradas

Salidas

Saldos

Movimiento ordinario:

4400.39

3877.75

522.64

Movimiento extraord:

Entradas

Salidas

Saldos

Departamento Costura

132.15

.....

132.15

DepartamentoTrabajos

Manuales Sritas.

 

30.00

 

.....

 

30.00

Funciones de Cine

 a favor de la Escuela

 

402.20

 

401.45

 

 

Fondos para

reparaciones

 aparato de Cine

 

167.00

 

25.30

 

141.70

Fondos de protección de alumnos

 

287.15

 

242.15

 

45.00

Donaciones en dinero

21.00

....

21.00

Árbol de Navidad

de 1923

58.10

58.10

....

Fondos de Biblioteca

121.25

68.50

52.75

Servicio de Extensión

Popular

 

49.90

 

20.00

 

29.90

Sociedad Cooperativa

639.75

....

639.75

Totales

6308.89

4693.25

1615.64

 

Plan de estudios.

 

A tan importante tópico le he dedicado suficiente atención en otros informes. La simplificación sugerida en 1921 se efectuó oportunamente con resultados satisfactorios; y las adaptaciones sugeridas en 1922 también se ha llevado a cabo con buen resultado. No obstante, es cierto que la Escuela no tiene todavía el plan, verdaderamente técnico, que necesita. Las causas de tal situación son bien conocidas del señor Secretario.

 

La Escuela ha entendido siempre que sus planes son instrumentos perfectibles y ha procurado acumular, año tras año, la experiencia conveniente a mejorarlos, por mucho que no ha solido disponer de los medios que permitirían la organización y la aplicación de aquella experiencia de una manera científica. Probablemente el curso que sigue demandará nuevas adaptaciones, de detalle, al menos si se analizan fundamentalmente, pero que no dejarán de concurrir al progreso del conjunto de los estudios. Si se pensara en hacer esas rectificaciones, sería a principios del nuevo curso, y ya teniendo en cuenta que han surgido nuevos factores resulta de la vigencia de la ley que fija una nueva edad escolara y crea el sexto grado en las escuelas primarias, extremos ambos que la Escuela Normal ha mirado con profunda simpatía. Una vez que el sexto grado llegue a existir en la mayor parte de las poblaciones y que pueda apreciarse su contingente, la Escuela adquirirá la aptitud de intentar serias modificaciones. La nueva edad escolar cambia también el aspecto de algunos problemas.

 

El otro factor  resulta del establecimiento y de la incorporación a las actividades de la Escuela de la Oficina de Investigaciones Pedagógicas y Psicológicas, la cual, cuando funciones debidamente -y para obtenerlo está dando su Jefe los pasos necesarios- permitirá, por la primera vez en el país, estudiar muchos problemas concernientes a organización de cursos, ya con bases científica, y así en acuerdo con la anhelada adecuación a las reales necesidades de nuestra población escolar.

 

Programas. 

 

Me parece que en los informes anteriores han quedado definitivamente expuestas las circunstancias en que el problema de los programas surge en la Escuela. De otro lado, muchos de los conceptos referentes al Plan de Estudios podrían repetirse en este propósito. En resumen, que no conviene proyectar sino con lentitud revisiones de fondo, si bien la experiencia de este año sugiere reformas, a veces de detalle, como las que serían oportunas en estas materias: ramos educacionales, geografía, ciencias físicas, manualidades, dibujo y educación física. Solo que de esto habrá que tratarlo de una manera impropia de un informe como éste.

 

Métodos.

 

En 1921 mencioné, como primordiales, nueve puntos con los que aspiraba a señalar los problemas más urgentes que en cuanto a métodos propone el trabajo de la Escuela. En 1922 dije que ciertas nuevas condiciones hacían menos ostensible la importancia de algunos de tales problemas. Digo ahora que esas condiciones subsisten y enfatizan su influencia y que el progreso, aunque lento, es sensible; pero continúo creyendo que, a pesar de él, radica en los métodos empleados una de las más serias deficiencias de la institución. Los nueve puntos citados serán, por mucho tiempo tal vez, de un modo general, una guía acerca de los aspectos en que la deficiencia debe se insistentemente combatida.

 

La motivación de los estudios puede favorecerse, en parte, con rectificaciones de programa y en el tratamiento de algunas asignaturas ha sido en este curso mejor apreciada. También la correlación de asignaturas, pero en cuanto a ella hay campo para trabajos que no se han emprendido. Las investigaciones y los ensayos encaminados a producir una más racional apreciación de los resultados -capítulo que es fundamental- ha comenzado a prepararse modesta y parcialmente, siquiera en el sentido de recopilar datos: y en el curso subsiguiente, a más de continuar la tarea, se podrá promover en trabajo de sistematización, por lo menos por referencia a las asignaturas que suelen tenerse por fundamentales.

 

Los ensayos de socialización de la enseñanza a se todavía una plena realidad, pero sí van significando, dentro de algunas asignaturas, una prometedora preocupación.

 

La aplicación real de los conocimientos adquiridos no ha tenido el valor recomendable, salvo en casos muy señalados, y, en estos, con dificultades que la misma organización del trabajo opone.

 

Algo semejante habría de decir con relación a los puntos 7, 8, 9, y 10 del informe de 1921, si no importara advertir, además, que no hay medios bastantes a darle, sino muy lentamente, la importancia debida a la investigación personal del alumno; ni medios que garanticen un resultado pronto y fecundo de los esfuerzos dirigidos a que los alumnos aprendan a estudiar de manera benéfica para su autoeducación y para los fines de este centro. En este campo es mucho lo que hay que hacer y cuando la Oficina de Investigaciones consiga organizar sus labores, es de esperar que gran parte de ellas  podrá aprovecharse allí.

 

Las relaciones de que en otros informes he hecho mención, entre los métodos de enseñanza y los factores, complejos, que determinan su eficacia, descubren, a toda luz, que no puede pretender la Escuela sin destruir antes muchos obstáculos, que sus progresos didácticos sean tan efectivos, como son graves las responsabilidades que afronta, mientras todo el profesorado no ponga firmes empeños en la solución de estos problemas. Mientras el espíritu profesional esté amenazado por intereses contrarios a su desenvolvimiento, mientras estas instituciones estén obligadas a aceptar, por su organización, factores de retroceso, todas las hermosas conquistas con que debe soñarse -y que los tiempos reclaman- no pasarán de ser fragmentarios y vacilantes impulsos de progreso. 

Disciplina.

 

También me referí en 1921 a varios aspectos de este tema; y en 1922 manifesté que uno de esos problemas no había podido recibir un tratamiento satisfactorio: el de las relaciones con las casas que hospedan a los becarios en cuanto afecta a la organización disciplinaria. Mi impresión al respecto es, más o menos, la misma que varias veces le he expresado al señor Secretario.

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informe 1922. 9

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SALIDAS

 

 

COLONES

Acarreos

55.10

Servicio Sanitario

2.75

Aseo

76.50

Biblioteca

11.75

Material de Enseñanza

200.00

Reparaciones

238.50

Imprenta

333.30

Porte de correo

3.85

Telegramas

14.30

Útiles

629.95

Publicaciones

347.05

Gastos Generales

453.20

Sumas devueltas

335.00

Mobiliario

9.60

Material de trabajo

376.65

Exposición

531.00

Varios

259.25

Saldo para año 1924

522.64

Total

4400.39

 

 

Nota: Con el saldo de ¢522,64 hay que atender al pago de los vales y cuentas siguientes:

 

 

Origen dinero

colones

S. Sáenz, préstamo

500.00

Imprenta Nacional, trabajos impresión

120.00

Gómez Miralles,  cuenta de fotografías

35.00

Koberg Co. Material eléctrico

50.00

J. M. Caballero, placas para uniformes

19.50

E. de Benedictis, facturas de libros

22.50

Fausto Coto, suscripción revista

24.00

Total

771.00

 

  Queda, en realidad, un saldo en contra de ¢ 248.36.

 

 

MOVIMIENTO EXTRAORDINARIO

Fondos en Depósito

(Informe del Señor Sáenz)

 

 

Comprende esta sección las cuentas pertenecientes a los diferentes Departamentos y Centros de la Escuela. Cada Departamento o Centro tiene la administración de sus fondos y la intervención de la Secretaría se ha limitado a servir la Tesorería y a llevar la contabilidad de esas cuentas. El presente informe se refiere, en algunos casos, solamente al segundo semestre de este año.

 

I. Departamento de Costura y Trabajos Manuales de Señoritas.

 

Cuentan con capitales de ¢ 132.00 y ¢ 30.00, respectivamente, obtenidos vendiendo trabajos ejecutados por las alumnas con material suministrado por la Escuela. Esos fondos se destinan a la adquisición de nuevo material, al ornato del Departamento y a las reparaciones que haya que hacer en él.

 

II. Funciones de Cine a favor de la Escuela.

 

Obligada a ello por la falta de rentas fijas, la Escuela se vio en la necesidad de explotar el Cine para recaudar fondos con los cuales pudiera atender a sus gastos: Se obtuvo así una entrada de ¢402.20, de los cuales se invirtieron en gastos ordinarios de Secretaría ¢ 285.25, en gastos extraordinarios de la Escuela ¢ 77,70 y en papelería para usar en las funciones (entradas, formularios, contraseñas, etc.), ¢ 34.50. Queda un saldo a favor de ¢ 0.75.

 

III. Fondos para reparaciones del aparato de cine.

 

Para atender a la reparación de los desperfectos que pudiera sufrir con el uso el aparato de Cine, se ha venido cobrando un impuesto de ¢ 5.00 por función. Solo cuando el producto de una función ha dejado pérdida en lugar de ganancia, se ha rebajado dicho impuesto o se ha dejado de cobrar. La entrada total fue de ¢ 167.00 y se han hecho gastos por valor de ¢ 25.30, de manera que queda un saldo efectivo de ¢ 141.70.

 

IV. Cuenta de protección de alumnos pobres.

 

Por contribución voluntaria de los profesores se creó un fondo de subsidios para estudiantes pobres de la Escuela, gracias al cual se logró sostener durante todo el año a una joven que -por el número reducido de ellas- no logró obtener una beca en el último concurso; se estuvo dando, durante los últimos meses, un vaso de leche a los alumnos que sus compañeros de clase designaron, y se prestaron oportunos auxilios a otros alumnos. El movimiento de fondos habido en esa sección fue el siguiente:

 

Entradas: ¢ 287.15.   Gastos: ¢ 242.15.   Saldo (en pagarés): ¢ 45.00

 

V. Cuenta de donaciones en dinero.

 

Con motivo del aniversario de la Escuela hubo este año entre los graduados que a ella asistieron un movimiento muy simpático: que cada año al venir los hijos a visitar a su Alma Mater, trajeran una pequeña ofrenda con la cual se la iría enriqueciendo. Allí mismo, algunos dieron joyas; otros, libros; otros, dineros. El dinero efectivo recogido entonces -que fue de ¢ 21.00- y que debe tenerse en reserva para necesidades urgentes e imprevistas de la Escuela, es el que figura en esta cuenta. Ha habido otras donaciones en dinero que fueron invertidas en gastos ordinarios de la Escuela y que aparecen en las entradas de los Fondos de Secretaría.

 

VI. Árbol de Navidad de 1923.

 

Contribuciones de los Profesores y de Decretaría: ¢ 58.10.  Gastos: ¢ 58.10.

 

VII. Fondos de Biblioteca.

 

Producto de los subsidios mensuales de ¢ 45.00 con que se auxilia a la Biblioteca de esta Provincia para comprar libros y hacer arreglar los que están en mal estado. Durante el segundo semestre hubo el siguiente movimiento de fondos:

 

Entradas: ¢ 49.90  Gastos: ¢ 20.00.   Saldo: ¢ 29.90

 

IX. Sociedad Cooperativa de la Escuela Normal.

 

En el año de 1921 los alumnos varones que fueron agraciados con los premios Bennett decidieron cederlos a la Escuela con el objeto de echar las bases de una Sociedad Cooperativa que se ocupara de comprar en cantidad y vender a precios de costo, o con una módica ganancia, útiles, géneros, víveres, etc. a los estudiantes de la Escuela. En 1922 el capital de la Sociedad se enriqueció con el importe de los Premios Bennett que correspondieron a los alumnos, varones y señoritas, de ese año. Pero dificultades habidas en el pago de los Premios, -algunos de los cuales, por valor de ¢ 225.00, aún no se han podido cobrar- impidieron el funcionamiento de la Sociedad de acuerdo con los estatutos de su fundación, y aprovechando la oportunidad que se le presentaba de cooperar en la realización de un pedido de útiles que se iba a hacer con fines parecidos a los que ella perseguía, suscribió, a fines del año pasado, 80 acciones de ¢ 5.00 de la nueva sociedad, que se llamó "Sociedad Cooperativa de Útiles". Esta sociedad, de la cual son socios varias de las escuelas de la ciudad, alumnos de ellas, padres de dichos alumnos y particulares hizo el pedido de útiles a Alemania por mediación de don Alfonso Altschul, quien puso por condición que se pagara la mitad por adelantado y la otra mitad cuando los útiles llegaran. Para atender al primer pago, la Sociedad Cooperativa de la Escuela dio de sus fondos la suma de ¢ 140.00, reservándose el resto de su contribución para ingresarlo al recibir el pedido. Las dificultades con que lucha el comercio alemán han sido causa de que el pedido -hecho en Febrero y aceptado algunos meses después- no llegara a Limón sino a fines de Noviembre, de manera que hasta el año próximo no podrá aprovecharse.

 

Los fondos con que cuenta actualmente la Sociedad Cooperativa de la Escuela, son los siguientes:

 

Efectivo en caja............................................¢ 150.00

Acciones de la Cooperativa de útiles...................¢ 140.00

Vales por recibir...........................................¢ 120.00

Premios sin cobrar.........................................¢ 225.00

 

Total..........................................................¢ 635.00

 

 

 

X. Cuentas diversas.

 

Hay en la Escuela otros Departamentos y Centros de cuyo movimiento económico no estoy enterado, pues han manejado sus fondos independientemente de la Secretaría. Tales son las Directivas de los diversos años, los Centros Gimnásticos y la Liga Sanitaria. La tesorera de la Liga de Bondad, señorita Angélica Gamboa, depositó en la Secretaría para su custodia, al finalizar el año, el saldo de sus cuentas, que alcanza a la suma de ¢ 16.50, y el Presidente del Centro Naturalista, Profesor den Rubén Torres, comunicó que en poder del tesorero de dicho Centro quedaba un saldo de ¢ 36.60.

 

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informe 1922. 8.

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Informe del Profesor de Práctica Escolar Tercero Normal

 

Organización

 

Como en años anteriores, formé grupos de alumnos, esta vez nos resultaron de seis personas cada uno que designamos como antes: Grupos de Práctica.

 

Estos grupos se reunían para la preparación de lecciones, crítica de ellas, para hacer lecturas, estudio de programas, etc. Cada grupo tenía una persona encargada de convocar a reunión, recoger temas y repartir trabajos.

 

De cada reunión se levantaba un acta resumida, anotándoles en un cuaderno que llamamos "Cuaderno de Grupo" y que yo recogía para su revisión.

 

Estos cuadernos me dieron muchos datos para la calificación de alumnos, como puntualidad, esfuerzo, colaboración, etc.

 

Práctica

 

Hicimos la mayoría de las lecciones en la Escuela de Aplicación; a cada grupo correspondía un grado y no pasaba al inmediato hasta tanto los seis alumnos no hubieran practicado en él, siquiera una lección; este sistema nos permitía estar dos veces seguidas en un mismo grado y podíamos conocer un poco mejor el elemento.

 

 

Escuela Normal de Costa Rica

 

 

Señor Secretario:

 

 

Pongo en sus manos, respetuosamente, el informe que corresponde al curso de 1923. Como el de Enero de 1921 y el de Febrero de 1922, y por razones semejantes a las expuestas en ambos, el presente informe solo pretende contener una breve presentación de consideraciones acerca de los principales aspectos de la vida de la Escuela.

 

En el último de esos informes le indicaba al señor Secretario que en la revista Ardua encontraría referencias y apreciaciones de la labor. En este otro caso el señor Secretario se servirá encontrar esos datos, -por aparte en el que figuran en informes especiales ante la Secretaría- en el periódico que es el órgano de la Sociedad de Graduados, El Compañero. La revista dejó de publicarse por obra de dificultades pecuniarias y vino a reemplazarla eficazmente El Compañero, gracias al noble afán de la mencionada sociedad. En la colección de tal periódico podrá encontrar el señor Secretario, entre otras, referencias relacionadas con los siguientes asuntos: Clubs, asambleas, fiestas, Centenario Jesús Jiménez, actividades libres en general, etc.

 

* * *

 

Los temas que son objeto de este informe se agrupan convencionalmente.

 

I. Personal Docente y Administrativo.

 

Con relación a los cambios ocurridos en el año tendría que decir lo que ya consta en las comunicaciones dirigidas a esa Secretaría con fechas 2 de Agosto y 8 de Octubre, sin otra salvedad que la de considerar esta Dirección que son provisionales algunos de los nombramientos a que se refiere el último de aquellos oficios, por lo que se permitirá proponer nuevos arreglos para el curso siguiente.

 

II. Situación Económica.

 

Entiendo que es mi primer deber, al tratar de ella, dejar constancia de la satisfacción con que en la Escuela hemos recibido las declaraciones que hace en su última Memoria el señor Secretario, a propósito de las condiciones económicas de la Escuela. Lo que más complace es que el proyecto de presupuesto para 1924 contempla directamente la necesidad de disponer de una suma para adquirir material de enseñanza. La suma fijada representa una contribución estimable si bien quizás habrá de ser invertida, de preferencia, en los gastos ordinarios de la institución.

 

El decreto de Septiembre de 1923 comporta otra contribución que merece agradecimiento.

 

Para referirme a los problemas económicos siguiendo el mismo orden en que los enumeran los informes de 1921 y 1922, he de decir lo siguiente:

 

1. El de provisión de material es en la actualidad el mismo problema presentado en esos informes con la conveniente amplitud, salvo en cuanto a que, en este curso se han hecho adquisiciones de importancia y en cuanto a que, como ya he hecho notar, se contará con alguna mayor facilidad en el curso entrante.

 

2. Con respecto a la inclusión del presupuesto de la Escuela de Aplicación en el de la Normal, insisto en lo afirmado en informes precedentes, -donde se alude ampliamente a ello- y he de agregar que las razones allí consignadas acentúan su fuerza una vez que ha sido adscrita a esta Escuela la Oficina de Investigaciones Pedagógicas y Psicológicas. Porque la Escuela de Aplicación deberá ofrecerle el campo naturalmente destinado a estudios tales como, -entre otros- los relativos a las condiciones en que el normalista hace el aprendizaje de la Práctica Escolar y deberá ofrecerle uno de los campos preferentes para la realización de varias investigaciones.

 

3. En cuanto a la división de secciones quedan en pie los conceptos de los anteriores informes.

 

4. En cuanto al pago de deudas de la Escuela creo que las pendientes en este curso se cancelarán holgadamente con obtener, una vez más, la autorización para aprovechar el sobrante que resulta en la suma asignada en el presupuesto para el pago del personal de la Escuela. El resto podrá aplicarse a adquirir material o a mejorar la dotación de útiles para bequistas.

 

5. Este problema de la creación de una renta estable para los gastos ordinarios de la Escuela, la contempla, como se ha dicho, el nuevo presupuesto.

 

6. El aumento de útiles para los becarios merece las consideraciones que brevemente se hacen en el informe de 1922. Hay que considerar ya la conveniencia de aumentarles también la pensión. Solo que, comprendiendo que eso no es fácilmente realizable, he de limitarme a enunciar la cuestión.

 

7. Por lo que se refiere a sus proyectos de creación de rentas, la Escuela se ha encontrado en el caso de postergar el desarrollo de los que modestamente concebía. Uno de tales proyectos, el de la fundación de una cooperativa, ha comenzado a mostrar posibilidades de buen éxito, como se verá en el informe del señor Secretario de la Escuela sobre movimiento de fondos. En este curso ha servido de auxilio el producto de representaciones cinematográficas, aunque en circunstancias no del todo gratas a las conveniencias educativas de la institución. Esas representaciones exigen, para otro curso, una mejor organización.

 

8. A este punto alude el aparte 4 de esta enumeración.

 

9. Esta cuestión fue resuelta a comienzos del curso anterior.

 

10. La reorganización de servicios administrativos se consideró, en parte, al comienzo del curso y el presupuesto dejó campo para intentarla. Se procuró mejorar, en efecto, los servicios de Inspección aunque no tanto como es deseable.

 

11. El reconocimiento de los gastos de viaje de los profesores es problema sin resolver y problema que justificaría todo esfuerzo que se hiciera por atenuar siquiera los caracteres con que se presenta y que el señor Secretario conoce. Los horarios, la celebración de Consejos, las actividades libres, etc., todo sufre por la necesidad en que ha venido a estar de supeditarse a las dificultades que les opone el traslado de los profesores que residen fuera de Heredia y reciben escasa remuneración.

 

En compendio, pues, -decía en 1922 y digo ahora- que los problemas económicos de la Escuela y los que la ellos están directamente subordinados, son los que, en general, continúan esperando soluciones acertadas y oponiendo firmes obstáculos. Hay nuevos aspectos de esos problemas a los cuales acaso no sea imprescindible referirse, o a los que se aludirá incidentalmente por sus nexos con otras materias.

 

El informe del señor Secretario de la Escuela que aparece a continuación da clara y completa idea del estado de las cosas en este curso y revela que, como en años anteriores, el esfuerzo de alumnos y profesores va consiguiendo representar en la institución un valor económico modesto, pero de mucha significación moral.

 

* * *

 

MOVIMIENTO ORDINARIO

Fondos de la Escuela

(Informe del señor Sáenz)

 

 

Entradas

Colones

Derechos de matricula

825.00

Derechos de exámenes

455.00

Derechos de Títulos

105.00

Auxilio del Gobierno

1507.00

Donaciones

38.00

Materiales vendidos

75.00

Alquileres de lockers

11.25

Funciones de cine

289.25

Varios

2.35

Préstamos del Sr. Sáenz

500.00

Saldo del año 1922

592.54

Total

4400.39

 

 

 

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informe 1922. 7.

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4

Segundo  Normal

180.00

5

Centro Naturalista

65.00

6

Fondo de Beneficiencia

114.00

7

Extensión Popr. Higiene

104.50

8

Junta del Centenario

121.50

9

Mapa de Costa Rica

25.00

10

Bola de Fútbol

18.60

Total

 

1373.60

Subtotal

 

5189.14

Gran total

 

6562.74

 

En el orden de la numeración anterior se dan las siguientes observaciones:

 

1.      No ha podido cobrar ¢ 225.00 en giros del Gobierno (Bennett)

2.      Gran parte fue puesto por la Profesora Bouthier y el Colegio de Señoritas.

3.      Lo cobrado por impuestos a las funciones dadas.

4.      Destinado al festejo de despedida del III Año Normal, 1922.

5.      Producto de funciones dadas en el año para material de Enseñanza.

6.      Cuotas de Profesores para socorrer a necesitados.

7.      Cuotas de vecinos para la Campaña d Higiene Pública.

8.      Producto de funciones de cine para el centenario de Jesús Jiménez.

9.      (Calculado) Alcancía formada por alumnos para la compra de un mapa bueno de Costa Rica.

10.  Cuotas voluntarias para la compra de una bola para el gimnasio.

 

 

CONSULTAS AL DOCTOR EN EL CURSO DE 1922

 

 

 

Mes

No. Consultas

Mayo

26

Junio

63

Julio

24

Agosto

...

Septiembre

08

Octubre

12

Noviembre

05

Diciembre

02

Total

140

 

 

 

 

 

SECCIÓN NORMAL

Informe del oculista

 

 

 

                                                                  San José 24 de diciembre de 1923

 

 

Señor Director

Escuela Normal de Costa Rica

 

Señor Director:

 

Tengo el gusto de mandarle el informe con relativa estadística, del trabajo realizado en oculística, en los alumnos de la Escuela Normal, durante el pasado año escolar.

 

Se empezaron las visitas a fines de mayo y se concluyeron en el mes de noviembre.

 

En seis meses se ha atendido a 149 alumnos con un total de exámenes de 285. Se han extendido 82 recetas de lentes y 99 para medicinas.

 

En la corrección de la refracción se ha seguido el método racional de la paralización temporánea de la acomodación, para evitar las causas de errores, que la variación de dicha acomodación produce con tanta frecuencia, especialmente en los jóvenes.

 

Parte de los exámenes se han hecho en Heredia y parte en mi oficina de San José a fin de aprovechar las instalaciones necesarias.

 

Aprovecho la ocasión para dar las más expresivas gracias al señor Director y Personal Docente por todas las atenciones de las cuales fui objeto, como también a los alumnos todos que se prestaron con voluntad e inteligencia a los exámenes, demostrando así comprender y apreciar la labor que en provecho de ellos se hacía, y ciertamente ha sido muy profunda.

 

Del señor Director con toda consideración, Atto. Y S.S.

                                   Dr. José Covertti                               

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informe 1922. 6

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Nota: La señorita Mercedes Guzmán Centeno, Bachiller del Colegio de Cartago, ingresó al III Normal de 1922, después de dictado el Reglamento de Matrícula Especial y en virtud del cual deberá hacer un año de Práctica en alguna de las escuelas públicas para recibir el Título.                                                                

                                                                  Heredia, 17 de diciembre de 1922.   

 

MOVIMIENTO ECONÓMICO

 

(Fondos de la Escuela)

 

Entradas

Colones

Por donación

127.95

Derechos de matrícula

652.00

Auxilio del Gobierno

3083.85

Derecho del Título

175.00

Derechos a exámenes

190.00

Varios

145.90

Total

4374.70

Saldo sin cobrar en 1921

814.44

Gran Total

5189,14

Salidas

Colones

Acarreos

8.10

Servicio Sanitario

217.20

Aseo

449.90

Biblioteca

1334.65

Material de Enseñanza

1349.05

Reparaciones

82.35

Imprenta

152.50

Porte Correos

1.00

Telegramas

7.10

Útiles

652.00

Publicaciones hechas

184.50

Varios

118.45

Total

4557.10

Saldo para 1923

632.04

Gran total

5189.14

 

 

MOVIMIENTO EXTRAORDINARIO

 

(Fondos de los alumnos)

 

Por la caja de la Escuela pasaron además, en calidad de depósito o administración los fondos de diversas instituciones organizadas por los alumnos solos o por los alumnos y los profesores. Hay en ellos donaciones de los alumnos y trabajo desinteresado de ellos y los profesores que los ayudaron. Hay también donaciones muy estimables de Profesores.

 

 

 

 

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informes: curso 1922 1.

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ESCUELA NORMAL DE COSTA RICA

 

 

                   Heredia 7 de febrero de 1923

 

Señor Secretario:

 

Tengo la complacencia de dar a Ud. El informe reglamentario de la labor de la Escuela Normal de Costa Rica en el curso de 1922. En el que tuve el honor de dar a Ud. En enero de 1921. Declaraba las razones que me adujeron a reducirlo a una exposición resumida de problemas importantes. Las mismas razones le imprimen al presente un carácter semejante. Insisto, no obstante, en afirmar que la historia de un año de la vida de la Escuela sirve de muy poco a los intereses que la Secretaría encarna. Al menos entiendo que será así mientras la organización del trabajo de la superioridad no permita que tales historiales impliquen un real valor técnico. De otra parte -debo decirlo con franqueza- cada día confío menos en la importancia de acumulas en un archivo la documentación que estos informes integran. Y supongo que un sentimiento similar ha contribuido eficazmente a que tantos funcionarios consideren este trabajo como inútil papeleo de oficina y lo cumplan rutinariamente. Juzgo, y quizás no sea inoportuno sugerirlo, que ya es tiempo de que la Secretaría de Educación disponga de una Sección o Departamento técnico-administrativo de Educación Normal y Secundaria, que se ocupe en suministrar los medios científicos de estudiar, año tras año, el movimiento de las respectivas instituciones, de modo capaz de ofrecer en cualquier momento la base de experiencia necesaria para estudiar con seriedad los actuales problemas de los colegios. Aunque me permito estimar que si se imitara al respecto el sistema empleado para las escuelas primarias, el fracaso sería seguro. Lo que ocurre me parece grave y algún esfuerzo es deseable que se intente para remediarlo. Si para el estudio de cualquier problema de la vida de un colegio se requiere recurrir en busca de experiencia a los informes publicados en las Memorias, se encontraría un tal desorden en la presentación de datos y tan escasa sistematización en el establecimiento de conclusiones, que el trabajo resultaría sin provecho.

 

Como en el informe precedente, no entiendo regir el deber de dar al señor Secretario los datos que pueda solicitar. Presento también, como entonces, varios documentos, una colección de la revista de la Escuela Ardua, y además un número de la revista Repertorio Americano, la cual contiene el discurso que pronuncié en el Acto de Clausura. Allí constan las declaraciones que, a mi juicio, ofrecen mayor importancia de cuantas pudiera hacer por referencia al estado íntimo de la institución.

 

En la revista Ardua el señor Secretario se dignará encontrar amplias referencias y apreciaciones, a veces pormenorizadas, acerca de los diversos aspectos de la labor de la Escuela, tanto ordinaria como extraordinaria, a saber: tendencias y propósitos, actividades de alumnos y Profesores, fiestas, asambleas, clubs, biblioteca; relaciones con graduados, padres y tutores e instituciones; disposiciones reglamentarias, etc.

 

Si se toma en cuenta que esta exposición se complementa con publicaciones y documentos, acaso no parezca insuficiente y consiga sobresalir en ella lo que a la Escuela más beneficia: la afirmación reiterada de que sus verdaderos problemas, los fundamentales, aquéllos que por su naturaleza determinan la eficacia total del funcionamiento, no alcanzarán el estado que las soluciones positivas requieren, en tanto que haya dificultad para apreciar la trascendencia de que la lmáxima función de la Escuela es nada menos que la preparación del maestro costarricense. Trátase de una obra de tan vasto alcance cívico y social, que la institución a que le compete, reclama del Estado una fervorosa atención, elevada y noble, así por el amor con luz del espíritu científico y filosófico en que ellos puedan encontrar el certero oriente que el progreso nacional exige.

 

* * *

 

Los problemas a que alude, siquiera brevemente, esta exposición, se agrupan como en el informe anterior, de modo convencional, y sigue, al considerarlo, el mismo orden de la enumeración de aquel informe.

 

I. PROBLEMAS ECONÓMICOS

 

1.      El de provisión de material de enseñanza es, con diferencias insignificantes, el mismo problema del curso precedente. |Sigue siendo uno de los mayores, si no el principal de la Escuela, al menos en cuanto atañe a la eficiencia de la institución, y en lo que  ésta afecta al desenvolvimiento de la misma como centro profesional. Nada más de lo que he dicho en tantos informes y tantas veces, diría ahora en sustancia, acerca de tal problema. Sino que su  gravedad se acentúa a medida que corren días, y no tanto por cusa del natural deterioro que el material sufre, como porque el progreso de las necesidades y de la experiencia de la Escuela, haciendo sentir más urgentes conveniencias de avance, agravan el problema.

 

2.      La inclusión del presupuesto de la Escuela de Aplicación en el de la Normal, o por lo menos, la independencia de aquélla del estrecho sistema de contralor fiscal que rige a las comunes, es problema que no se ha contemplado tampoco, todavía, y que aumenta en importancia. Pues sucede que la estabilidad obtenida en el régimen de la Escuela de Práctica comienza a capacitarla para convertirse en la escuela experimental que debe llegar a ser, y esto no se lo permite la servidumbre económica a que está supeditada. Mientras se crea que la Escuela de Aplicación es una escuela común, y no lo que debe ser, un departamento de la Normal, ambas adolecerán de incapacidad para desarrollar superiores aspectos del trabajo, esenciales.

 

3.      La división de secciones continúa siendo un problema por resolver o mal resuelto. E insisto en que si en cualquier colegio tiene importancia en la Escuela, dadas las  condiciones económicas de la población escolar, la tiene en grado excepcional. Por cierto que me ha complacido reconocer que a tal problema se le atribuye en países más cultos el mismo interés que la Escuela ha tratado de concederle; y que las razones que al respecto ha invocado son  las mismas que aduce una investigación rigurosamente técnica, hecha hace poco por la Universidad de Illinois.

 

4.      El pago de deudas de la Escuela por fortuna ha merecido la atención de la Secretaría.

 

5.      La creación de una renta estable suficiente para la satisfacción de los gastos ordinarios, es problema que conserva los términos en que varias veces ha sido planteado.

 

6.      El aumento de la provisión de útiles a los becarios, es problema que bajo la presión de nuevas necesidades internas y por obra de la elevación de precios, ha duplicado su alarmante gravedad.

 

7.      El auxilio pedido para los proyectos de creación de rentas, formulados por la Escuela, espera todavía que la Secretaría se encuentre en aptitud de satisfacer las correspondientes promesas.

 

8.      La autorización para aplicar al sostenimiento de la Escuela el sobrante que resulta en vacaciones de reducir a la mitad la pensión de los becarios, ha podido obtenerse con provecho, gracias en parte a la Secretaría y en parte a la Oficina de Control.

 

9.      La autorización a que se refería este acápite del informe anterior, se obtuvo y también eficazmente

 

10.  La reorganización de ciertos servicios administrativos, como fue planteada en 1921, es otro problema sin resolver, y tendré el honor de plantearlo nuevamente, por aparte, a la Secretaría, antes de la apertura del nuevo curso. Lo creo más importante ahora, por el crecimiento de la población escolar.

 

11.  Este problema del reconocimiento de los gastos de viaje del Profesorado está también por resolver y la justicia de que permanezca así se hace evidente en presencia de concesiones que permiten, a veces, el pago de sueldos de Profesores de colegio fuera de las estipulaciones de la tarifa.

 

En compendio, pues, que los problemas económicos de la Escuela, o que de éstos principalmente dependen, los más graves, son los que en general, continúan esperando soluciones, y oponiendo con firmeza eficaz obstáculos al progreso, y, en ciertas direcciones, obligándola a retroceder.

 

 

II. PLAN Y PROGRAMAS

 

 

Cuanto a este aspecto, mis palabras, sin alterar una coma casi, son forzosamente las mismas, bastante amplias, del año pasado. Y la Escuela no solo carece todavía de las condiciones que al efecto ha manifestado desear y desea y necesita para iniciar, en parte, y en parte conseguir una serie solución, que es lenta, sino que ha tropezado con dificultades cuya presencia y acción suele serle difícil de justificar. En efecto, por ejemplo, según parecer del agrado de la Secretaría, la base de un plan realmente eficiente, estaría en el aumento de un año de estudios, lo que por ahora, y por muchos motivos, no viene a ser factible. Por tanto, la Escuela ha procurado, de acuerdo con la Secretaría, obtener el aumento de un año, -el Sexto Grado- en las escuelas primarias y de no, organizar los requisitos de ingreso a la Normal en la forma supuesta en la proposición presentada por la Comisión del Consejo de Profesores con fecha 30 de noviembre. Ella sugería una medida intermedia, por decirlo así, apta para reunir circunstancias concurrentes a la iniciación de un plan más adecuado. Pues bien, la Escuela no logró otro resultado que un rechazo total del Consejo de Educación, honorable cuerpo que conforme he creído demostrar, respetuosamente, al señor Secretario y al señor Jefe de Educación, procedió en el caso sin ningún acierto.

 

Pequeñas adaptaciones del Plan que el curso subsiguiente demanda, serán, en hora oportuna, elevadas al estudio de la Secretaría. Me refiero a reformas que no comportarían interrupción de la continuidad de los estudios, sino que persiguen el constante anhelo de la Escuela de adaptar su trabajo de cada día a las conveniencias que su creciente experiencia va sedimentando. Son, si se quiere, modificaciones de programa, más que de Plan, aunque éste pudiera experimentar alteraciones. Es el caso, por ejemplo, de la Lengua Materna cuyos dominios en el Plan deben ser ampliados como medio de crear condiciones que aseguren la eficiencia del aprendizaje de la ortografía. Es el caso también de ciertas rectificaciones en el orden de los ramos propiamente profesionales. Pero de ello trataré por aparte.

 

III. AUSENCIAS

 

Aunque subsistieron durante el curso de 1922 algunas de las circunstancias mencionadas en el de 1921, en algo mejoraron el sistema y el consiguiente resultado, si bien queda mucho por hacer, y pendiente, en buena porción, de la posibilidad de mejorar los servicios administrativos y las relaciones con los hogares, de preferencia los de alumnos becados.

 

IV. MÉTODOS

 

En relación con este asunto casi repetiría las afirmaciones del informe anterior, si no hubiera de llamar nuevamente la atención hacia la necesidad de considerar con minucioso cuidado todo lo que la Escuela ha manifestado a propósito de las relaciones entre el Plan, los Programas, los Métodos, el Material y el problema interesantísimo que la pubertad propone.

 

Estimo que si se pensara en ellos se le darían a la Escuela las facilidades, repetidamente solicitadas, de ajustar las condiciones de ingreso, y aún las de permanencia, a las más notorias exigencias de aquel grave problema. Éste de los métodos, además, como tanto lo he repetido, depende en mucho del material de que la Escuela disponga, y de las demás facilidades de trabajo que los profesores encuentren. Una Escuela Normal no solo debería ser ejemplar en ese respecto, sino que debería estar en aptitud de constituir un centro de investigación y experimentación al servicio de colegios y escuelas.

 

Debo reconocer, no obstante, que en este curso han comenzado a mostrarse favorables atenciones, gracias a la mayor flexibilidad del Horario, al recurso con que la Secretaría ha logrado apoyar a la Biblioteca, y, finalmente, a los visibles progresos del servicio sanitario de la Escuela.

 

V. DISCIPLINA

 

De los problemas relativos a este aspecto apuntados en el último informe, hay uno que no ha podido recibir de parte de la Escuela el tratamiento satisfactorio y habrá que empeñarse por aplicárselo en el nuevo curso. Digo de las relaciones con las casas que dan hospedaje a los becarios. Por ser tan escasa la dotación que reciben, la Escuela no pretenderá proceder con mucha exigencia, pero debe, y es mi propósito, dictar disposiciones que obliguen a una vigilancia más activa de los intereses de los alumnos. Las relaciones con los hogares necesitan, en general, un cuidado mayor que el que la Escuela ha podido prestarles.

 

VI. OTROS PROBLEMAS

 

De los reunidos bajo este título en el informe anterior, los más importantes están en vías de ser resueltos, o lo han sido, o nuevas condiciones permitirán afrontarlos convenientemente. Los resultados, por ejemplo, del apoyo de la Secretaría a las cuestiones 5, 6 y  10 del informe anterior, son hasta ahora satisfactorias.

 

Finalmente, la Escuela tiene fe en que el nuevo curso le ofrecerá medios de avanzar algo en el sendero de una organización mejor adaptada a sus finalidades y aspiraciones y se complace en agradecer, por anticipado, el apoyo que al objeto quiera darle la Secretaría.

 

Con sentimientos de la más distinguida consideración, soy de Ud. Atto. S:S:

                                                           Omar Dengo

                                                                                           Director de la Escuela Normal

Señor don Miguel Obregón L. Secretario de Estado

En el Despacho de Educación Pública.

 

 

Luis González Porras

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Luis González Porras (1952)

LUIS GONZÁLEZ PORRAS

(1952)

 

Luis Enrique  González Porras nació en Sardinal, Cañas de Guanacaste, el día 28 de marzo de 1952.

 

Ha escrito algunos ensayos sobre diferentes temas, tales como, El libro de los prodigios conocidos, Acerca de la filosofía Vedanta, Reflexiones sobre una filosofía de la Ciencia, Pensamientos de un Filósofo Natural, Un inventario de la infamia, Maneja a 55 M/H (una parábola) y Costa Raca a las puertas del siglo XXI.

 

 

 

LO QUE HA ESCRITO LUIS GONZÁLEZ PORRAS

 

NOVELA

 

1.   Hacker: una novela de ciencia ficción: 1994

 

POESÍA

 

1. Manifiesto Poético:

2. Pistis Poética:

3. Memoria del espejo:

 

Es la única novela que conocemos de este escritor. La publicó con el nombre Hacker: una novela de ciencia ficción, en 1994.1

 

Es la primera novela de ciencia ficción que conocemos en nuestra literatura. El narrador es protagonista, se trata de un ente virtual, Hacker que posee todas las características cibernéticas de un mundo ubicado en el futuro completamente mecanizado. Todo está regido por una inteligencia virtual, una especie de Líder, con turbante como los árabes (se parece a Hussein) y bajo él se subordina toda una serie de subalternos que obedecen sus leyes. En verdad en una especie de Dios, con trinidad incluida, solo que representa el mal, Luzbel, y los que se rebelaron contra Dios, el bien y crearon ese mundo mecanizado que se parece mucho, hasta en la creación al vigente y de origen cristiano. Está diseñado conforme a los códigos cibernéticos, con redes, programas, y una pared capaz de permitir navegar en ese mar de información. Pero ese mundo formal, no posee esperanza y los habitantes, mutantes y sin  cejas desconocen el pasado, la libertad y el futuro así como los sentimientos.

 

El héroe Hacker es el encargado de luchar en batallas sangrientas contra el mal y al final los vence y recobra el verdadero mundo de la esperanza, el mundo de Dios y el cristianismo, al estilo de nuestro origen. Se vuelve al pasado y se recobra el presente. El bien reina sobre el mal.

 

Como podrá comprenderse es una novela moralista, defensora y reafirmadota de la doctrina cristiana. El mundo teológico, puesto en duda por un tiempo indefinido, recobra su originalidad y triunfa sobre las fuerzas del mal. Es el clásico combate entre Dios y Luzbel. No hay una crítica profunda a los valores del presente, ni siquiera inconformidad. Es más bien una especie de previsión que se hace contra la posible materialización de nuestro mundo por los avances imprevisibles de la ciencia programática.

 

Es una novela entretenida, a veces cómica, simple, sin aspiración alguna literaria, tradicional, de héroe combatiente, de aventuras, como los vaqueros del oeste, de guerras, de luchas y al final, de situación feliz. En casi todas las obras de creación de mundos utópicos, estos son, por lo menos intencionalmente superiores al del presente. No sucede eso en esta novela que se convierte en una negación del futuro como posibilidad de superar el presente.



1 González Porras, Luis. Haker: una novela de ciencia ficción. Ediciones Nova Terra, San José C. R., 1994.

 

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informes 3

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7. No hubo oportunidad de celebrar en este curso reuniones de padres de familia fuera de una de madres que se verificó como parte de las actividades de economía doméstica. Las relaciones con los hogares se limitaron a algunas visitas que tuvimos el gusto de recibir y al canje de correspondencia. Esta fue abundante.

 

Muy pocos padres aprovecharon la casilla que los pliegos de notas ofrecen para acoger advertencias procedentes de los hogares. El servicio de información a los padres funcioné como en otros años, pero nos queda la impresión de que conviene extenderlo.

 

8. Con los alumnos graduados, con las escuelas vecinas, con las personas e instituciones que en el año se relacionaron con la Escuela, procuró ella, fiel a sus aspiraciones, ser cordialmente atenta. Para dejar constancia de las provechosas actividades a que esas relaciones a veces dieron lugar, habría que entrar en detalles extraños al campo de un informe como éste. Aludo a asambleas, fiestas, correspondencia, servicios, colaboración de alumnos, etc.

 

Las relaciones con la Sociedad de Graduados, que significan para la Escuela una excelente oportunidad, no están todavía, en lo que al establecimiento concierne, dentro de la zona de servicio eficiente a que querríamos llevarlas.

 

9. En mis informes, a pesar de que en el desenvolvimiento de la Escuela integran un renglón fundamental, nunca he tratado sino por incidencia, de fiestas, asambleas ordinarias y extraordinarias, clubs, actividades libres de los alumnos, trabajo extraordinario de los profesores, servicio nocturno de la Escuela, etc.

 

No lo he hecho, a causa de ser inoportuna una crónica pormenorizada que, además, habría d contener múltiples explicaciones marginales.

 

De otra parte, porque es el caso de una materia en la cual la Escuela, -no obstante abarre sido objeto de frecuentes imitaciones- lo ha sido también de tenaces censuras, incomprensivas las más, así resulte en realidad que una modesta iniciativa de ella termina por darle al país un monumento al autor de la música de su himno. Básteme decir que se ha continuado trabajando dentro de ese renglón con el mejor ánimo de progreso y siempre a la luz del principio que aspira a convertir el ambiente de la Escuela en una fecunda solicitud de la más noble e independiente acción de los estudiantes.

 

10. La experiencia del año aconseja ciertas reformas reglamentarias, en cuanto a matrícula, calificaciones y exámenes, que serán propuestas a la superioridad en estos días.

 

11. Las adquisiciones de material dignas de mencionar son las que se refieren a los siguientes departamentos: Oficina de Investigaciones, Gabinete de Ciencias Físicas, Departamento de Educación Física y Biblioteca.

 

12. Según aparece del libro de actas, el Consejo de Profesores se reunió en el año 18 veces.

 

13. La Junta de Vigilancia de la Escuela ha trabajado con empeño a fin de conseguir que se emprendan las reparaciones del edificio, y gracias a sus instancias la obra se iniciará en breve. El pedido de material a que me refiero en otra sección del informe, es también un activo interés de la Junta. En sus relaciones con ella la Escuela solo ha encontrado motivos de satisfacción y agradecimiento.

 

14. Los informes que la Dirección ha recibido en el año acerca del servicio sanitario de la Escuela son, en general, reservados, razón que exime de consignar aquí los importantes datos que ellos contienen. El servicio ha funcionado con la actividad acostumbrada, gracias a progresos en su organización, a la información acumulada tras varios años de labor sucesiva, y a una más amplia comprensión, por parte de los alumnos, del beneficio que entraña. Importa hacer notar que los exámenes de alumnos muestran que en este curso el cuidado de la higiene personal ha sido mucho mayor.

 

15. El presente informe se completa con los siguientes:

 

1. Informe del Servicio de Biblioteca.

2. Informe de la Oficina de Investigaciones Pedagógicas

3. Informe de la Escuela de Aplicación.

Informe de la Práctica Escolar.

 

Además con los cuadros que van a continuación.

 

Soy de Ud. Con toda consideración atento y seguro servidor,

                                                                                                  

Omar Dengo

 

 

 

 

Benedicto Víquez GUzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informes: 1921. 2

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Todas esas cuestiones se desenmarañan fácilmente con opiniones personales y a base de la ordinaria experiencia. Pero la época exige otras soluciones. Urge pensar en programas flexibles, susceptibles de constante progreso, de blanda adaptación a todas las necesidades. Programas que sean útiles instrumentos de trabajo para alumnos y Profesores, guías, carriles abiertos a la circunstancia de la vida, por los cuales circulen problemas, actividades, aspiraciones, propósitos, en amplia y vehemente solicitud de acción para todas las aptitudes. Eso, más bien que lista de temas copiados de índices de textos... ¡Ojalá la Secretaría se dignara ayudar a la Escuela a iniciar tan vasta tarea1

 

2. Por el momento urgen reformas concordadas con las introducidas en el plan.

 

3. También las que convengan a comenzar la realización del proyecto de la Escuela, autorizado por la Secretaría, para ir transformando en Profesionales los cursos académicos, y así, la Escuela, en un centro de Educación verdaderamente normal.

 

 

PROBLEMAS DE LAS AUSENCIAS

 

 

Este problema está por resolver en la Escuela en cuanto a que todavía no se han fijado normas de relación entre ausencias y promociones, ni entre ausencia y calificaciones; ni se le ha mirado en otros aspectos. Apenas se ha hecho otra cosa que recoger datos. Es uno de los asuntos en estudio y uno de los que merecerán en el curso próximo la atención de especiales investigaciones para aumentar y acaso sintetizar las comenzadas. Con lo que quiero marcar que la Escuela no debe regirse al respecto por la solución reglamentaria y corrientemente aceptada. Sabe usted muy bien que es demasiado convencional; no descansa en ninguna base pedagógica; con facilidad es fuente de errores e injusticias; estorba la individualización del trabajo; obstaculiza la posible y quizá no remota vocacionalización de los estudios, etc. Por mucho pues, que sean cómodas esas medidas comunes de ausencias, por mucho que las recomienda una larga tradición colegial, -más rutina que consciente experiencia- son arbitrarias, son inconsistentes con las necesidades reales y actuales. ¿A qué continuar autorizando su uso? Por este año, está bien que la Escuela adoptara, aunque lo hizo modificándolo ligeramente, el sistema reglamentario. Para el otro, ya tendrá la obligación de mejorarlo, siquiera a título de ensayo.

 

 

PROBLEMAS RELATIVOS AL PLAN DE ESTUDIOS

 

 

1. Por motivos que el Señor Secretario conoce se excluye el del aumento de un año de estudios.

 

2. En consecuencia la Escuela ha indicado que conviene continuar estableciendo sextos grados en las escuelas primarias.

 

3. En consecuencia, también, y así ha sido propuesto a la Secretaría, se impone la simplificación del plan actual, en forma que no acarree la mutilación de ninguna de las materias que lo integran. Las líneas generales de la simplificación obedecerán, principalmente, alfil de aminorar el trabajo de alumnos de los Años Normales que, aunque compatible teóricamente con las condiciones higiénicas de los alumnos, no loes en la práctica, por muchas causas, y, sobre todo, la pobreza de ellos. La reforma no entrañaría modificaciones que interrumpieran la continuidad de los estudios que han venido haciéndose. Siempre procuraría conservar el Plan los cambios que introduje en 1920 con respecto a la extensión de las asignaturas científicas, aunque las revisiones de programas en el último año es forzoso que desaparezcan, en parte para cederle el campo a la intensificación de estudios propiamente profesionales.

 

La Escuela conservará, pues, aunque todavía muy deficientemente interpretada, la aspiración al "Normalismo-universitario". La revisión de programas puede realizarse provechosamente por otros medios. La simplificación del plan consultará también la tendencia a hacer más exclusiva la finalidad normal de la institución.

 

PROBLEMAS RELACIONADOS CON LOS MÉTODOS

 

1. Hay urgencia de efectuar investigaciones, siquiera rudimentarias, para el estudio de los problemas de la adolescencia como se manifiestan en la población de este centro; y especialmente en lo que atañe a las relaciones de esos problemas con los de adopción de métodos de enseñanza. La inmensa importancia de estos problemas casi ha pasado inadvertida en Costa Rica, donde apenas vamos llegando al instante en que los del niño adquieren su verdadera significación. Un estudio concienzudo de las deficiencias reconocidas por el Profesorado en la organización íntima de los estudios, descubre la necesidad de dirigirla atención de los Profesores hacia una consideración detenida de aquellos problemas, que son, según la expresión de Stanley Hall, los de "un nuevo nacimiento".

 

2. Promover una más real motivación de los estudios.

 

3. Promover en más directa correlación de las asignaturas.

 

4. Promover investigaciones y ensayos encaminados a producir una más racional   apreciación de los resultados.

 

5. Ampliar intensificar los ensayos de socialización de la enseñanza.

 

6. promover una más real y activa aplicación de los conocimientos.

 

7.      Favorecer, más eficazmente, los trabajos personales de los alumnos, y de modo   especial las investigaciones científicas

 

8.      Favorecer más eficazmente la formación de hábitos de estudio independiente

 

9.      Promover la supervisión de los estudios hechos en el hogar.

 

10.  Acentuar y organizar los esfuerzos manifestados en pro de la participación de los alumnos en la organización de las lecciones.    

 

 

PROBLEMAS RELACIONADOS CON LA DISCIPLINA

 

1.      Ampliación e intensificación del sistema de autonomía, mediante una organización de las directivas de los Años adecuada a que sea más constante y activa la relación entre el trabajo de ellos y la gestión del profesorado.

2.      Establecimiento, como servicio permanente, del Consejo de Profesores Jefes.

3.      Organización del servicio de observaciones disciplinarias en los  libros de Clase.

4.      Organización de las actividades de los alumnos sustraídos a lecciones por trabajos extraordinarios.

5.      Organización de las actividades de los alumnos sustraídos a lecciones como las de Cocina y Costura por carencia total de medios de trabajo.

6.      Intensificación de la actividad del servicio de comunicaciones a padres o tutores.

7.      Supervisión sistemática de las casas que hospeden a los becarios.

 

OTROS PROBLEMAS

 

1.      Creación de la Dirección de Estudios en reemplazo del Disciplinista Auxiliar, en la forma y por los motivos expuestos separadamente ante la Secretaría.

2.      Vigencia de las disposiciones dictadas para la formación del expediente personal.

3.      Reorganización del Servicio Sanitario para que no se repita la carencia de medicinas, se complete el expediente personal con un índice de salud completo y frecuentemente revisado, y para que haya un mayor asocio entre tal servicio y el trabajo de aula.

4.      Reorganización de la Inspección de la Escuela de Aplicación.

5.      Reorganización, conforme a proyecto que se presentará, de un reglamento de matrícula especial.

6.      Adopción, conforme a proyecto que se presentará, de un reglamento de matrícula especial.

7.      Reorganización del servicio de comunicación de ausencias a padres y tutores.

8.      Reorganización del registro de ausencias de Profesores.

9.      Reorganización del Consejo.

10.  Reglamentación de los exámenes a que se refiere el artículo 26 de la Ley Orgánica del Personal Docente.

11.  Organización de Cursos de Ampliación para graduados.

12.  Organización de la Sociedad Cooperativa de que se informó al Señor Secretario en el Acto de Clausura.

 

OTROS DATOS

 

En la Escuela trabajan además los alumnos en asociaciones libres o clubs: Hay hasta la hora estos instalados, cuyas actividades extraordinarias se desarrollan aparte de las clases y trabajos reglamentarios:

 

1.      Centro Gimnástico de Varones (mayores).

2.      Centro Gimnástico de  Varones (menores).

3.      Centro Gimnástico de Señoritas.

4.      Centro de Cocina.

5.      Centro "Juventud" (sport y estudio).

6.      Centro "La Palabra" (exposiciones y discusiones).

7.      Centro "Liga dea Bondad" (moral).

8.      Centro "Aire" (Libertario).

9.      Centro "Agrícola".

10.  Centro de Práctica Escolar.

11.  Centro Libre de Maestro de la ciudad.

 

* * *

 

La Escuela atiende con especial esmero el aspecto higiénico de los alumnos: hay un médico que atiende los casos que la Dirección indica, con un promedio de 25 al mes. Hay un auxiliar del médico que los examina individualmente todas las semanas, que controla sus hogares, sus ejercicios, etc.

 

La Escuela paga los gastos que ocasionan las enfermedades de los pobres y de los bequistas. El año pasado gastó en ello ¢ 295.00. Para hacer esos gastos y los otros que exige su trabajo, cuenta en mucho con el esfuerzo desinteresado de los mismos alumnos que no omiten nada por ayudar a su institución.

 

La Escuela empieza a las 6 y 30 y termina a las 21 y 30. Es decir, que fuera del tiempo reglamentario, ofrece a la cultura un excedente de 5 horas diarias.

 

La Escuela extiende sus esfuerzos a la sociedad y ha hecho: la generalización de las huertas caseras (para lo cual invierte mucho de sus entradas en semillas que obsequia); movimientos higiénicos, conferencias a padres y a maestros, etc. FALTA

 

Demanda la cardinal aspiración de la Escuela, -a producir un estado de cosas propio de un verdadero instituto profesional, moderno, organizado técnicamente y capaz de ser fecundo por la transparencia, así de sus finalidades como de su actuación.

 

4. Las condiciones en que aparece la disciplina en el curso de 1924 me parecen satisfactorias, y juzgadas por comparación con las del curso precedente, denotan progreso. Lo cual si nos invita a continuar la práctica del sistema que se ha venido ensayando, no excluye la convicción de que todavía hay mucho por hacer. Lo que más nos importa al respecto es que la organización tiende a se más definida en sus características de sistema indirecto, positivo y social.

5. Creo que no se puede hablar de resultados de los estudios, de un modo técnico, sino en presencia de cifras resultantes de la aplicación sistemática de tests. Pero en el terreno de la apreciación meramente personal y subjetiva, diría que en la mayor parte de los estudios se ha conquistado algún progreso. El informe de 1923 resume los resultados de una encuesta que promovió la Dirección con el objeto de comparar el trabajo de ese año con el del anterior y, a la vez, tratar de determinar las condiciones generales de organización de la escuela, siquiera en algunos importantes aspectos. Si la encuesta se repitiera con ocasión de este informe, muy probablemente conduciría a la conclusión de que las causas de dificultad para el buen éxito, han conservado la eficacia de su acción negativa. Ha habido, sin embargo, alguna atenuación del efecto de ciertos factores, pero no actitud de éste, en la mayoría de los casos, tiende a manifestarse en armonía con las necesidades del progreso de la institución.

 

Si, por otro lado, se comparan los resultados que actualmente es posible obtener, con los que alcanzábamos en 1920 o 1921, se llega pensar, con un criterio aplicable a buena parte de los estudios, que el progreso general es firme y se ha realizado en varias direcciones. Esto no excluye la conveniencia de intensificar el trabajo, de rectificar su organización, de enriquecer, en síntesis, todas las posibilidades de sistematizar el avance, que, en mucho todavía, es ocasional.

 

Las actas de exámenes del Tercer Año Normal, -año en que se congregan bachilleres de diversas procedencias, maestros con Certificado Superior de Aptitud, alumnos pues con experiencia profesional, y alumnos que continúan el curso regular de los estudios en la Escuela- son actas que descubren, entre otros hechos dignos de estudio, el de que la labor del establecimiento conquista resultados no inferiores a los representados en las condiciones, privilegiadas al parecer, de esos otros estudiantes que llegan al último año.

 

Lo que podía hacer falta en 1920 o en 1921 era continuidad en el trabajo. Fue en 1920, precisamente, cuando comenzó a producirse la regularidad en la organización del profesorado que al fin se va obteniendo. Hay un dato que he mencionado con frecuencia porque se presta par explicar concisamente el estado de la Escuela por referencia a la continuidad del trabajo durante el período de 1915 a 1919 inclusive. En 1920 solo había en el plantel un profesor que hubiese servido de manera sucesiva a lo largo de los anteriores cinco años. Si por añadidura se advierte que en esos cinco años la Escuela cambió seis veces de Dirección, se comprende que es a partir de 1920 cuando dispone de un régimen relativamente estable. Claro es que también en estos cuatro años se ha presentado la necesidad de introducir variaciones en la organización del personal, aunque las asignaturas consideradas como más importantes con vista a los fines primordiales han estado, casi siempre, a cargo de los mismos profesores.

 

La experiencia de este año, como la de los pasados, fortalece la creencia de la Escuela de que los estudios de la Sección Preparatoria, es decir, del Primer Ciclo, demandan una prudente transformación que, sin caer en exclusivismos, acentúe en ellos el carácter de estudios profesionales.

 

Claro a la Sección Normal, la labor del año confirma también las previsiones del profesorado en lo que dice a la urgencia d perfeccionar los medios de selección de alumnos, y a la necesidad d aumentar la cohesión, la armonía de los estudios profesionales propiamente dichos. A propósito del primer punto es oportuno dar cuenta de que el Servicio Sanitario de la Escuela y la Oficina de Investigaciones han realizado trabajos cuidadosos en el estudio de los alumnos; trabajos incompletos, desde luego, que deben perfeccionarse, y en los cuales sería  muy prematuro apoyar conclusiones, pero que computan ya una contribución estimable.

 

Hay que agregar que a fines del curso se hizo, con la mayoría de los alumnos, un ensayo modestísimo, -quizás, sin embargo, el primero en nuestros colegios- de aplicación de tests de medición mental. Se recurrió, nada más que por vía de exploración inicial, al empleo de una de las formas de los tests colectivos de Meyer. En el curso siguiente se ampliarán esos ensayos.

 

 

 

 

 

 

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informes: 1921. 1.

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EDUCACIÓN NORMAL Y SECUNDARIA

 

ESCUELA NORMAL DE COSTA RICA

 

 

                                                                                      Heredia, 1º. De Enero de 1921

 

Señor Secretario:

 

Tengo el gusto de dar a Ud. El informe reglamentario de la Escuela en el Curso de 1921. Por varias razones se limita este informe a ser una exposición sintética de algunos problemas que más urge resolver. Porque en diferentes ocasiones del curso he informado al señor Secretario de las labores. Porque muchas de ellas reproducen los trabajos del año anterior y no tendría objeto repetir la descripción. Porque la revista Ardua, de la cual agrego los seis números publicados, da bastantes referencias, a veces pormenorizadas, del trabajo cumplido. Porque agrego a éste los informes dados por los señores Profesores y demás funcionarios de la Escuela. Porque, finalmente, para la Secretaría como para la escuela, es más importante la presentación, siquiera resumida, de los principales problemas, que el historial de un año de vida de la institución.

 

No regio el deber de dar al señor Secretario, cuando él tenga a bien, todos los datos que requiera acerca de cualquier aspecto del trabajo.

 

Los problemas anotados en el informe son los que parecen más importantes y los que la Secretaría o la Escuela están en aptitud de resolver. Excluyo la presentación del total problema de la Escuela porque no es obra de un día plantearlo ni menos resolverlo, ya que esto entrañaría la consideración de circunstancias que exceden, si no a las posibilidades económicas, sí a las de organización fiscal del país en este momento; y quizás también a las condiciones de la cultura ambiente.

 

Los problemas aludidos, además, se agrupan en el informe convencionalmente, unos bajo los títulos a que más se refieren, otros bajo un título general. Y las explicaciones se omiten, por lo común, para evitar que el informe sea muy extenso cuando la cuestión ha sido o será planteada por aparte a la Secretaría, o cuando no hay necesidad de que lo sea. Para la solución de todos, quisiera la Escuela el apoyo y el consejo de Ud.

 

La mayor parte de esos problemas y algunos que todavía no es oportuno indicar, son resultado de estudios hechos por una Comisión que el Consejo de Profesores nombró al efecto, a raíz de una sesión especialmente dedicada a señalar las principales deficiencias de la organización y marcha de la Escuela.

 

En la revista Ardua el señor Secretario encontrará referencias acerca de:

 

1.      Tendencias de la Escuela

2.      Calificaciones.

3.      Actividades de alumnos, ordinarias y extraordinarias.

4.      Relaciones con los padres de la familia.

5.      Relaciones con los graduados.

6.      Fiestas, Asambleas, Clubs, etc.

7.      Movimiento de Biblioteca.

8.      Labores extraordinarias de los Profesores.

9.      Servicio Sanitario, etc.

 

En los otros informes anexos el señor Secretario encontrará referencias acerca de:

 

1.      Movimiento de Fondos y Administrativo.

2.      Departamento de consultas para maestros.

3.      Propósitos y procedimientos de la enseñanza.

4.      Desarrollo d programas.

5.      Dificultades y ventajas y, en general, problemas relacionadas con la labor de los señores Profesores, etc.

6.      Labores de la Escuela de Aplicación.

Con sentimientos de distinguida consideración, soy del Señor Secretario muy atento y seguro servidor.

                                                             

                                               Omar Dengo,

Director de la Escuela Normal de Costa Rica

 

 

Señor don Miguel Obregón L.

Secretario de Estado en el

Despacho de Instrucción Pública.

S. D.

 

PROBLEMAS ECONÓMICOS

 

a.       Enumeración

 

1.      Provisión del Material de Enseñanza.

2.      Inclusión del Presupuesto de la Escuela de Aplicación en el de la Normal.

3.      División de Secciones.

4.      Pago de las deudas de la Escuela.

5.      Creación de una renta estable suficiente para la satisfacción de los gastos ordinarios.

6.      Aumento de la provisión de útiles a los becarios.

7.      Auxilio a los proyectos de creación de rentas presentados por la Escuela.

8.      Autorización para aplicar al sostenimiento de la Escuela el sobrante que resulta en vacaciones de reducir a la mitad la pensión de los becarios.

9.      Eliminación de los gastos de la Escuela de partidas que, sin corresponderle, aumentan su presupuesto.

10.  Reorganización de servicios administrativos como se indica al tratar de ellos.

11.  Pago de gastos de viaje a los Profesores no residentes en la ciudad.

 

b.        Explicaciones

 

1. Suele olvidarse que cuando se construyó el edificio de la Escuela, sí se supo proveerla de mobiliario, no hubo, en cambio, oportunidad de dotarla de material. El muy poco que posee, en gran parte deteriorado, anticuado, lo heredó la Escuela del antiguo Liceo de Heredia. Si hubiera de indicar cuál y cuánto es el que falta, haría una enumeración casi interminable; pues hay departamentos que carecen absolutamente de lo que necesitan. Si el de más urgencia, señalaría el de Física y Química, el de Historia Natural, el de Trabajos Manuales, de varones y señoritas, el de Antropometría, el de Costura, el de Geografía, etc., y sin postergar esas ni otras actividades, encarecería la adquisición de herramientas para labores agrícolas y de extensas y modernas series de textos y obras de consulta para la preparación de las lecciones de los practicantes. Estos la hacen deficientemente, en libros anticuados, cuando los hay, con gravísimo perjuicio de la eficiencia académica y, consiguientemente, de la preparación profesional.

 

Creo que si la Escuela obtuviera la asignación de la renta mensual que solicita, debería aplicarla, preferentemente, a la adquisición de material para los departamentos mencionados; pero creo que tratándose de los últimos, es la Secretaría quien debe pagar, directamente, los gastos necesarios.

 

Este problema del material, es preciso considerarlo con escrupulosa atención, sobre todo si se pretende, como cumple al Estado, garantizar el  éxito de la eficiencia de los colegios y exigirles las responsabilidades correlativas de la trascendental función que les corresponde. Trátase de un lugar común muy mal comprendido entre nosotros. Sin dinero no es posible desarrollar las tendencias ni perseguir las finalidades supuestas en un plan de estudios; ni menos perfeccionar las unas y ampliar las otras de acuerdo con las necesidades crecientemente complejas del medio y del pensamiento educacional. O de acuerdo con el progreso natural de las instituciones, determinado por el constante acopio de experiencia. Esa afirmación revela a plenitud, su importancia cuando se establecen las relaciones entre el plan de estudios, los programas, los métodos y el material. Éste logra determinar cambios en los programas y transformaciones metodológicas y de procedimiento con daño inmediato y grave de las finalidades que el plan comporta. La Escuela puede aducir en pro del aserto abundantes experiencias, cuya significación se hace notoria en presencia de los hechos de que no puede prescindir el educador moderno: el criterio dominante de las autoridades en materia de programas quienes tienden, con razón, casi a eliminar de la elección d tópicos los que dentro de las circunstancias del colegio o escuela, no puedan ser estudiados eficazmente; y lo que repetía el Sr. Salas Marchán, "que en ninguna parte quizá como en las escuelas normales, tiene tanta importancia la aplicación de buenos métodos."

 

Solo que por sobre todas las condiciones teóricas prefiero hacer constar, como ejemplo, que el Profesor de Física tuvo que comprar este año de su bolsillo, las pilas eléctricas.

 

2. Tal necesidad aparece completamente justificada en el informe del Señor Director de la Escuela de Aplicación. Siendo éste en realidad el departamento más importante de la Escuela Normal, y debiendo, para llegar a ser lo que le corresponde, transformarse poco a poco en una escuela, -laboratorio de pedagogía viva- urge, cuando menos, que para la creación de plazas y dotación de material y útiles, dependa de las necesidades de organización del Departamento de Práctica. Este problema se presentará por aparte al Señor Secretario.

 

3. La Escuela no ha dispuesto de medios que le permitan distribuir los alumnos racionalmente en secciones, como pueden hacerlo otros colegios. El número de alumnos del Tercer Año Normal, por ejemplo, justificaba la subdivisión en dos secciones. La división del Primer Año Preparatorio, que era indispensable, se hizo, es cierto pero tardíamente  y de una manera incompleta y por eso perjudicial. La división de ese grupo debe subsistir para el curso próximo, pero ser entonces completa, es decir, en todas las asignaturas; también esta cuestión se tratará por aparte.

 

4. El informe del Secretario de la Escuela que explica detalladamente y justifica las deudas de la misma, basta a comprobar que las condiciones en que tales deudas fueron contraídas, permiten esperar que la Secretaría quiera considerarlas como propias y cubrirlas. La escuela ha sugerido oportunamente que a ese fin se destine el sobrante que en vacaciones resulta de reducir a la mitad la pensión d los becarios.

 

5. Del mismo informe del Secretario resulta: que la Escuela no ha recibido durante el curso, sino solo en parte de él, la renta mensual a que tiene derecho para la satisfacción de los gastos ordinarios; que la renta asignada es escasa; que conviene, además de aumentarla, incluirla, como estaba antiguamente, en el Presupuesto de la Escuela. Omito otras consideraciones por haberle sido expuesta esta cuestión por separado al Señor Secretario.

 

6. Esta cuestión ha sido presentada por aparate también al Señor Secretario. Sin embargo, su importancia es tal que, al menos para hacerla constar, importa llamar la atención hacia los diversos informes de Profesores en que se alude a la alarmante carencia de útiles con que han hecho su trabajo la mayoría de los estudiantes.

 

Francamente, el compromiso que el Estado contre con los becarios, lo cumple tan mal, cuando lo cumple, que moralmente pierde su derecho a exigirles el cumplimiento de las obligaciones que ellos adquieren con el Estado, de donde resulta que, debilitada la fuerza legal de éste para ejercer las sanciones del caso, no puede recuperar los dineros invertidos en becas fracasadas, ni obtener, como sería justo, que el normalista pensionado trabaja, cual ocurre en Europa, allí en donde la Escuela Pública lo necesita. Lo cual no sería funesto del todo, si al menos pudiese el Estado exigir la preparación de maestros con la aptitud que a los intereses del país conviene, y si pudiese rodearlos de medios de trabajo propicios al máximo aprovechamiento de tal aptitud.

 

7. También esta cuestión ha sido propuesta separadamente al Señor Secretario. Conviene hacer notar brevemente, no obstante, que la Escuela presenta el primer caso en el país de un colegio del Estado que busca medios de producir las rentas que necesita, obligado en parte por la estrechez en que vive, pero también encaminado por sus aspiraciones y tendencias a convertir sus actividades en el ambiente más propicio al desarrollo de la obra educacional que entiende corresponderle.

 

8. Sin pensara en gastos extraordinarios, sin pensar en rentas crecidas, con solo buscar la forma d autorizar a la Escuela para que cada año invierta ese sobrante en la renovación y adquisición del material, se podría en breve tiempo dotarla de cuanto necesita. Pero ha de mediara una autorización de carácter permanente que faculte a la Escuela, de ser necesario, para comprar al crédito, con la garantía del mencionado sobrante. Aparte de que él pudiera también aplicarse a la satisfacción de las inversiones que implica el presupuesto ordinario.

 

9. 10. y 11. Son cuestiones ya planteadas por aparte.

 

c. Otras Explicaciones

 

Cada vez que la Escuela presenta sus problemas económicos, encuentra, contra las soluciones que pretende conseguir, esta objeción: que la situación económica de la Escuela no difiere ni debe diferir de la de los otros colegios.

La objeción no tiene fundamento, como al pie se demuestra en síntesis. La situación económica de la Escuela debe ser juzgada en sí misma, independientemente de la de los demás colegios, y como capítulo privilegiado de la organización fiscal de los servicios de Educación Pública.

 

Prescindiendo del origen necesariamente constitucional de las Escuelas Normales y de la reconocida y proclamada trascendencia de su función social en el organismo democrático, me referiré a más concretas razones.

 

1.      Hay en el país tres colegios que preparan para el Bachillerato.

2.      Hay solo dos que preparan para el Magisterio, uno es la Escuela Normal.

3.      De esos dos, ambos preparan a las señoritas.

4.      A los varones solo la Escuela Normal de Costa Rica.

5.      ¿En dónde están los intereses directos del Estado, en el Bachillerato o en el Magisterio?

6.      Aquél representa intereses particulares; éste intereses nacionales. Sin negar que el Bachillerato representa cultura ni que haya posibilidad de que ella se torne fecunda, ni añadir una sola palabra al combate contra las instituciones de Educación Secundaria. Solo que debo declarar que el Estado prácticamente favorece los intereses particulares, en perjuicio considerable de los suyos propios.

7.      A lo que hay que agregar que la Escuela Normal es hoy el único colegio del país abierto a los pobres que desean estudiar.

8.      Los estudiantes pobres del centro de San José, de Cartago, de Alajuela y de Heredia, salvo casos de extrema pobreza, pueden concurrir y concurren a los respectivos colegios.

9.      Cuando no viven en los centros, es decir, en las capitales, no les queda otro recurso que pedir la protección del Estado, el cual la otorga mediante becas que actualmente solo se ofrecen en la Escuela Normal. En el curso de 1921 ha habido representadas en ella 19 poblaciones del país.

10.  La Escuela Normal es, pues, la Escuela de los pobres. ¿No ha de merecerle al Estado mayor apoyo que los colegios de los ricos o de los pudientes? Gasta el Estado en preparar Bachilleres y ¿no ha de gastar mucho más, en darle maestros, -y ojalá los mejores- a sus escuelas? Gasta en la educación de quienes, con recursos, persiguen profesiones liberales para provecho propio, y ¿no ha de amparar a quienes, sin medios, buscan los caminos que conducen a un servicio eminente e imprescindible del Estado mismo?

11.  Y queda en alto relieve el mejor blasón de que la Escuela pueda ufanarse: ser la Escuela del pobre, del campesino y del provinciano sin recursos, y estar destinada por ello a proyectar el estadío de nobles actividades donde, -síntesis de poderosas fuerzas vivas de la nación, hogar de fraternidad- se congregan, llegados de todas partes, los que irán después, solidarizados por un mismo espíritu, a consagrarse al acrecimiento y a la elevación de la cultura nacional.

12.  El informe del Secretario comprueba, además, que los derechos de matrícula no pueden computarse como entrada pecuniaria, salvo en una proporción insignificante, lo que establece una diferencia más y digna de atención, entre las circunstancias económicas de la Escuela y los demás colegios. Primero, porque los alumnos que pueden pagar la matrícula son muy pocos; luego, porque los derechos reglamentarios son inferiores a los de otros colegios; luego, porque a los alumnos de la Sección Normal, como es la justicia, no se les cobra.

13.  Finalmente, la pobreza de la población escolar obliga a gastos de provisión de útiles y de médico y medicinas, no solo para los alumnos becarios.

 

* * *

 

Las precedentes afirmaciones me eximen de refutar la objeción contra el gasto que la Escuela exige; sin contar con que su presupuesto actual es muy bajo, que ella propone razonables economías y que indica medios viables de asistirla en su esfuerzo por llegar a producir buena parte de las sumas que a su sostenimiento y perfeccionamiento deben dedicarse.

 

Pero no está fuera de lugar la siguiente afirmación. Las aportaciones de los estudiantes, las de los profesores, los sacrificios de aquéllos, las angustias de éstos, la pésima dotación de material de enseñanza, las reparaciones del edificio costeada en parte por la Escuela, la imposibilidad de extender sus departamentos y de fundar otros, etc., no lo justifica en absoluto la penaría del erario, si, repitiendo el lugar común se conviene en que lo que importa no es gastar poco, sino gastarlo bien. Si la palabra de orden es economía, digamos con Horacio Mann, con Varela y con Sarmiento, que tratándose de darle a educación al pobre y maestros al país, economía es suicidio: El principio de política económica y  pedagógica que la  post-guerra difunde en los países cultos, concede la más abierta latitud a toda forma de prospección en los campos de la cultura. La socialización más amplia de ésta, es ya característica de los valores democráticos. "Ella supone, -decía un educador de nota- no solo la idea universalmente reconocida del derecho a la instrucción, sino también esta otra igualmente admitida, pero muy pocas veces realizada: la igualdad de derechos ante la instrucción."

 

 

PROBLEMAS POR REFERENCIA A PROGRAMAS

 

 

1. La Escuela no tiene todavía, ni tendrá muy pronto el Plan de Estudios que verdaderamente necesita. Tampoco tiene los programas. La crítica superficial cree que con tener programas se conquista la máxima eficiencia en el trabajo. Que los haya es una cosa; que sirvan, otra;  y ninguna de las dos, garantiza la efectiva aplicación. Este es uno de los mayores y cardinales problemas de la Escuela. Programas tiene, y puede tener los mejores. Lo que importa es que tenga los programas que necesita, es decir, sus programas. Pedirle a cada profesor el de su materia y reunirlos en un legajo es cosa que se hace en breve tiempo y cada año. Don Enrique Jiménez Núñez me decía al respecto que desde hace veintitrés, cada año entrega un programa para el archivo de algún colegio; que nadie le ha hablado nunca de principios o tendencias a los cuales conforme el programa, ni nadie, por lo común, se ha encargado de averiguar si los ha desarrollado o no, ni cómo.

 

Hay hoy abundantes estudios sobre programas, ensayos de organización de principios, publicaciones dedicadas al asunto, encuestas, estadísticas y experimentos qué consultar, etc., Nada de eso se consulta ni se aprovecha en el país. Con un programa de cada Profesor y una comisión que los ordene revise, creo que no se sale de tal estado. A más de que las dos recetas que suelen darse para la ejecución del trabajo, son engañosas: unificar los programas y adaptarlos a las necesidades del país. Eso es dorado por fuera, pero vacío por dentro. Lo que llaman unificar, contiene innumerables problemas. Lo que llaman adaptar, también. ¡Dichosas las instituciones que pueden hacerlo! La escuela no puede; y juzgo que pasará algún tiempo sin capacitarse. Mi deseo es que en el curso subsiguiente pueda prepararse. Habrá que esperar especiales disposiciones de la Secretaría, nombrar comisiones y facilitarles el trabajo con un apoyo firme. Habrá que realizar extensas investigaciones, adquirir libros en abundancia; oír a los alumnos sobre necesidades, dificultades, gustos, indicaciones, etc.; habrá que recoger la experiencia de los graduados, de otros maestros y funcionarios, etc.

 

Sin un criterio definido, técnico, sobre necesidades y aspiraciones individuales y colectiva; sobre necesidades, aspiraciones y posibilidades domésticas, locales, nacionales; sin un criterio sobre funciones, posibilidades, extensión y relaciones de las asignaturas, y sobre cien y cien cuestiones más, que en el país en realidad no se han estudiado técnicamente, no hay plan ni programa aptos para encarnar el espíritu de una verdadera función social. Sin que ignore que lo  del Profesorado es fundamental.

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Infores. 2

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Francisco Aguilar Barquero

Presidente Provisional de la República

De Costa Rica

 

En uso de plenas facultades y con el propósito de orientar la escuela Normal de Costa Rica, de acuerdo con las tendencias y novísimo concepto de los establecimientos de su género y con las necesidades del país, pero dentro de las posibilidades económicas del Estado y sin romper la continuidad y armonía que deben existir entre las innovaciones que se introduzcan y el currículo actual,

 

DECRETA:

 

Aprobar, para el curso de 1920, el siguiente Plan de Estudios elaborado por el Director de la referida Escuela:

 

SECCIÓN PREPARATORIA O DE HUMANIDADES

 Períodos

 

                        Asignatura                 I Año   II Año   III Año  Totales                                      

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Informes: 1920 1.

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10. INFORMES

 

 

En este apartado se transcriben todos los informes que como Director de la Escuela Normal de Costa Rica, envió Omar Dengo M. a las autoridades superiores y otros de menor importancia.

 

Consideramos que estos informes son de gran importancia, no solo por la riqueza de los datos que en ellos podemos encontrar, sino porque reflejan los problemas sustanciales que padeció la enseñanza desde el inicio y que aún hoy están por resolverse.

 

La principal necesidad que salía a relucir en el inicio de los informes y se mantenía a lo largo de todos ellos, lo fue, el aspecto económico. Nunca tuvo la educación nacional los recursos necesarios para llevar a cabo sus tareas. Tampoco ha variado a través de los tiempos y hoy pasa lo mismo. El maestro se enfrentaba a la pobreza de los niños y sus familias, sobre todo en el área social. Por ello el ausentismo y la deserción son eneormes. Los padres de familia debían sacar de la escuela a loshijos para que les ayudaran en el mantenimiento esencial del hogar. Las escuelas carecían de lo básico para desarrollar los programas, tales como materiales, libros, aulas, edificios, biblioteca, laboratorio, comedores, residencias estudiantiles, etc. Por ello los maestros y profesores debían acudir a sus escuálidos bolsillos para socorrer a los alumnos pobres. Llenaron las instituciones de actividades extracurriculares tales como, clubs, asociaciones, fundaciones, ventas, rifas, etc. a fin de obtener recursos que le permitieran subsistir en su abnegada labor educativa.

 

Consecuencia de este problema fundamental, que los "politicantes" de turno evadían conscientemente, la educación costarricense nunca se planeó con base en un diagnóstico nacional. Las escuelas y colegios vivían de ocurrencias y buenas intenciones de quienes la dirigían. El mismo Omar Dengo M. se quejaba constantemente de no contar con unos planes de estudio, programas y métodos aadecuados para desarrollar la labor educacional. Las instituciones fueron creándose por iniciativas loables de algunos patriotas que creían en la necesidad de llevar la educación a todo el territorio nacional, pero ello se realizó sin estudios previos y más al tenor de idealismos desmedidos y sin sustento real. Hoy pasa lo mismo. Se hacen llamados a una reforma educativa sin el debido planteamiento y los diagnósticos necesarios. Todos los años se realiza un Estado de la Nación que por lo general se divulga durante una sesmana y se archiva.

 

Bajo esa problemática nuestra educación fue cayendo en una caja de Pandora. Desde el inicio se vislumbraba la típica división entre "el qué enseñar" y el "cómo hacerlo". Dos facetas del mismo fenómeno y ambas necesarias pero sin enfatizar ninguna. Esta problemática desarrolló una atomización de asignaturas por un lado, y un activismo pedagogista por el otro, sin conciliación posible. ¡Qué daño ha hecho esta división al proceso educativo costarricense!  Y si a eso le agregamos la necesidad que sentían los maaestros de llevar a sus alumnos una educación "utilitaaria" adecuada con el fin de que ayudaran a sus hogares empobrecidos de nuestros campesinos, los resultados no podrían esperarse halagüeños. Como solía decir Omaar Dengo M.los hijos de los gamonales, hacendados, dueños de la tierra, tuvieron desde el inicio la Escuela de Derecho de Santo Tomás, los liceos de Costa Rica y Heredia, el Instituto de Alajuelay el colegio San Luis Gonzaga. Los pobres solo contaban con la Escuela Normal de Costa Rica. Y si a ello agregamos que los ricos, con mucha frecuencia, se iban a estudiar a Europa y los Estados Unidos, tras la exportación de café y regresaban con el título de aabogado para defender legalmente las tierras de sus padres, la estrategia era perfecta. Cabría, hoy como ayer, preguntarse si a los gobernantes de Costa Rica, los dueños de la tierra, los ricos y poderosos comerciantes, industriales, exportadores,, gaderos y bananeros, así como a los banqueros, loes preocupa la educación real del pueblo pobre de Costa Rica. No las salidas cortas hacia el mercado laboral inmediato sino las carreras profesionales liberales, tales como las ingenierías, medicina, odontología, etc. Los doctorados y no las carareras cortas en tecnología. Esto de ninguna manera significa que a los pobres se les debe dejar sin obtener aunque sea la capaacitación de un oficio, porque de mucho les serviría. Es que nuestra educación está diseñada de tal manera que los pobres no deben pasar de la educación secundaria si logran pasar el ganar el bachillerato. ¿Qué puerta se  le abre a un bachiller pobre después de que termina la secundaria y obtiene el bachillerato? ¿Las universidades? Estas son para unos pocos, y si acceden a ellas los pobres, no podrán mantenerse hasta el final de la carrera, salvo contadas excepciones. Dirán algunos. Para eso tenemos la educación privada, para que todos puedan concluir la carrera de sus anhelos. Pero, ¿podrán costearla?

 

Éstas y muchas inquietudes lograrán obtener los lectores y estudiosos de los informes detallados y sinceros que presentó don Omar Dengo M. y sus colaboradores a las autoridades del Estado.

 

 

INFORME

 

 

Con el presente comenzamos a enviarle una serie de informes que, en correspondencia con el justo deseo de usted, pueden demostrarle la actividad de la Escuela durante el primer semestre de este curso académico. Como usted se servirá notar, a cada informe agregamos las explicaciones y consideraciones que nos paarezcan convenientes al objeto de aclarar su sentido. Preferimos esta manera de informarlo a la que consiste en una apreciaación general la marcha de la institución, porque esta última, abusando de la subjetividad inherente a todo juicio sobre resultados educacionales, no permite a las autoridades superiores conocer de cerca y vivamente, las condiciones del trabajo sobre el cual se les informa. Con lo que nos excluimos la obligación de informarlo a fines de curso, con el detenimiento y la amplitud convenientes, si bien procuraremos aprovechar aquella ocasión para plantear algunos de los problemas substanciales de la Escuela que en cada año de laboriosa organización vamos dejando en claro.

 

Con respecto a programas nuestra actitud es la misma que muy bien expresa el Director del Liceo de Costa Rica: los conceptuamos provisionales. Cuando quisimos dar cumplimiento a nuestro propósito formulado en oficio dirigido a esa Secretaría el 12 de Febrero de 1920, encontramos al profesorado en la disposición de esperar que transcurriera el curso para pensar entonces, a base de la experiencia acumulada, en trazar los Programass. Como encontramos en tal disposición el ánimo de eludir responsabilidades que no corresponden a justicia al régimen aactual de la Escuela; como encontramos también allí el propósito de proyectar una obra mejor meditada y más capaz de estabilizarsse, dimos por buena la actitud del profesorado y lo dejamos en libertad de adecuar sus programas a las exigencias de las necesidades determinadas que fuese reconocido en los alumnos.

 

Creemos, como en la aludida nota lo declaramos (12 de Febrero, publicada adjunto al Plan de Estudios) que es indispensable organizar un traabajo colegial, o dentro de cada Colegio o encomendárselo a la Junta de Directores, del cual resulte que para el próximo curso académico los Colegios y Escuelas Normales posean publicados, sino programas, índice de materias, al menos, o digamos, guías, que sin imponer una uniformidad  contraria a las posibilidades de diversificación de que emana todo progreso, señalen rumbos y demarquen normas con las cuales vencer los obstáculosque a un trabajo eficiente opone el actual estado actual de cosas. Creemos que ese trabajo, iniciándolo ahora, es decir, preparándolo ahora, instando ahora al Profesorado a recapitulaar su experiencia del presente curso, podría realizarse en vacaciones. Creemos que convendría darle a cada Colegio la suficiente libertad para que pueda aspirar a adquirir un espíritu institucional propio.

 

Cuanto a los Programas mismos, sustentamos el ctriterio de que deben ajustarse en lo posible, a las normas generales que nos permitimos presentar en la nota a que hemos aludido. Pensamos desde hace tiempo, que urge renovar el contenido de la enseñanza de la mayor parte de las materias, y que, en concordancia con las modificaciones ya introducidas en la finalidad de los Colegios y en sus procedimientos de enseñanza, urge, siquiera para dar comienzo a la organización de nueva experiencia, tratar de introducir programas que reflejen, dentro de las deficiencias a que obliga nuestro ambiente cultural, la tendencia moderna a convertir las listas de temas, en series de problemas y de actividades.

 

Sírvase aceptar estas ligeras consideraciones como expresión de nuestro deseo de corresponder a la preocupación de la Secretar+ia por los problemas que le atañen.

 

 

PLAN DE ESTUDIOS DE LA ESCUELA NORMAL DE COSTA RICA

 

 

Dirección de la Escuela Normal de Cosra Rica

Señor Secretario de Estado en el

Despacho de Instrucción Pública

S.D.

 

Señor Secretario:

 

De acuerdo con las graatas instrucciones de usted, tengo el gusto de proponerle algunas reformas al Plan de Estudios de la Escuela Normal de Costa Rica.

 

En cuanto a la sección preparatoria a la Sección Preparatoria, he introducido, con ligeras modificaciones, el Plan vigente en el Liceo de Costa Rica, en atención a bien determinadas necesidades del plantel. Muchos de los alumnos que integran la Sección aspiran a continuar sus estudios en el Liceo de Costa Rica y es posible satisfacer tal aspiración, al par que dar la conveniente preparación a los que pretenden estudios profesionales dentro de la Escuela. Sin embargo, si fuera posible intentar la resolución de todos los problemas que la Sección plantea, en cuanto a sus finalidades, habría quizás que darle una organización muy distinta de la que el proyecto supone. Habría que afrontar, mejor dicho, todos los problemas que surgen en presencia de la necesidad de  suministrar medios de desenvolvimiento a las actividades del vasto grupo de juventud que busca los estudios universitarios, ni tiende a seguir los del magisterio, ni encuentra a satisfacer aspiraciones con la preparatoria elementa.

 

En cuanto a la Sección Normal o Profesional, el propósito principal de las modificaciones introducidas, tiende a estender el estudio de las asignaturas más importantes hasta el último año, con lo que atiende a la satisfacción de una necesidad justamente apreciada por la mayoría de los Directores que ha tenido esta casa. No urge razonarla ante ek señor Secretario, quien como Director de la Escuela en 1917 y principios de 1918, la reconoció y trató con empeño de llenarla. La preparación académica de los alumnos ha sido, por sus deficiencias, uno de los maores, sino el más fuerte de los obstáculos opuestos a la organización eficaz de ese aspecto de los estudios. También lo es, a juicio de las autoridades escolaress, y ya tratándose de maestros, para el efecto de una organización progresiva de las escuelas comunes. Las investigaciones efectuadas en el campo de la educación experimental, comprueban que las deficiencias de preparación académica causan más daño en el principio del magisterio, que las de preparación profesional. Por eso cada día ocupan menos espacio en los Planes de Estudio, los períodos dedicados al estudio metodológico de cada uno de los ramos de educación primaria, y se prefiere concentrar la atención del alumno en los principios fundamentales, predominantemente en los de orden psicológico. (Normal School Education Eficiency in Teaching. - Meriam) Además, las tendencias del día van abandonando el "sistema normalista" en beneficio del "normalista universitario", propiamente dicho (La preparación de los maestros, por Lorenzo Luzuriaga, 1918: The Training Elementary School Teachers in Germany, by I. L. Kandel.) En Costa Rica no podemos secundar la tendencia, por ahora, sino intensificando la preparación académica de los normalistas, de bodoque, en general, pueda equipararse con la que adquieren los Bachilleres.

 

Los estudios cintíficos deberían abarcar en algunos aspectos una extensión mayor, pero mientras subsistan las condiciones económicas que hoy es imprescindible consultar, no caba la amploiación. Habrá que llegar alguna vez, ojalá pronto, al aumento de los años de estudio, sea de educació primaria, de la secundaria o normal, y en mi concepto, preferentemente de la  primaria.

 

Los estudios profesinales se informan, desde luego, en las necesidades del plantel, y consultan la experiencia de buena parte de las instituciones semejantes de Europa y de América. Pero juzgo que ni éstos ni los generales estarán capacitados para adaptarse a las exigencias de sus objetivos, si no se reforma el contenido de la enseñanza que suele corresponder a las varias asignaturas, y en su gran parte, la manera de enseñarlas. Al respecto, oportunamente tendré el gusto de solicitar de usted las disposiciones convenientes a la ejecución de esa reforma.

 

Como el señor Secretario se servirá advertir, el proyecto, sin pretensión de innovar, entraña algunas modificaciones cuya razón de ser y su importancia, es útil señalar en ciertos casos.

 

En Literatura se le ofreece un campo determinado a la hispanoamericana, en obediencia a los mismos motivos que indujeron al señor Secretario, como Director de la Escuela, a consagrarle una actividad predilecta: motivos relacionados con las necesidades y aspiraciones de solidaridad con el Continente, que han encontrado una hermosa expresión en el último Congreso del Niño reunido en Montevideo. Por obra de una sugestión que agradezco cordialmente a don Miguel Obregón, se amplía la Literatura Infantil con un curso de Dirección y Arte de contar, que puede servirle de fundamento, y que contempla la trascendencia de toda la labor realizada para enriquecer la función del cuento en la escuela primaria. El curso ofrece también la oportunidad de asociar su traabajo al de ejercicios de exposición de lospractecantes, indispensable en un momento en que el maestro debe prepararse para ser el tibuno del pueblo.

 

En la enseñanza de idiomas (Inglés y Francés), se procura, con los cursos de traducción del año final, vencer las dificultades que la preparación de los alumnos ha opuesto a la difusión de las obras que podrían poner en contacto a los futuros maestros con las fuentes de la educación contemporánea.

La aplicación de las Ciencias Físicas al estudio de la Industria en el Segundo Año Normal, atiende también las recomendaciones del Congreso del Niño de Montevideo (Conclusiones sobre enseñanza industrial).

 

Los Trabajos y Lecturas Personales con que se complementa, en el Segundo Año Normal, el estudio de Geografía e Historia,sugestión también del señor Obregón, aparte de las ventajas que aportarán por causa del modo mismo de realizarlos, dan pie al adiestramiento en investigaciones aptas para interesar a los alumnos en el conociminto de su país, con la profundidad que al maestro importa. Permiten elevar los estudios histórico-geográaficos, a un plano en que se sustraen al riesgo de la superficialidad, que tanto lamentaba hace poco tiempo el profesor Baillet, de la universidad de Nueva Yorck. A la historia de la cultura, a la historia filosóficamente comprendida, como a la Geografía Humana, por ejemplo, es más fácil penerar a través de un conjunto de lecturas bien dirigidas, que por medio del trabajo habitual de clase, donde no hay tiempo de detenerse en ampliaciones, las cuales, de otra parte, puden de este modo corresponderse con gustos, tendencias y habilidades individuales.

 

El Plan restablece el curso de Lógica y el de Administración Pública y al de Anatomía, Fisiología e Higiene, le agrega un capítulo de Enfermería. Restablece también la Historia de la Educación Nacional.

 

Al curso de Psicología se le da esta distribució: uno de Psicología General, previo a la Educacional, y ésta se subdivide así: Estudio del niño, en Segundo Año Normal; Psicología de los Ramos de educación Primaria, en el Tercero. Con las horas o períodos que se han dedicado a la Psicología Educacional, no es posible estudiarla sino, tan superficialmente, que su función dentro de los planes por lo común no se ha cumplido y el Profesor encuentra dificilísima la tarea de hacer aplicaciones y derivaciones de principios cuyos fundamentos ignoran los alumnos. La experiencia de las Escuelas Normales a este propósito, lleva a la conclusión de que es urgente reformas establecidas, en el sentido de que a los problemas específicos concernientes al método y al niño, preceda el estudio de los generales, (apercepción, atención, memoria, etc.) Además, un curso de Psicología Educacional, para suministrarle al maestro los conocimientos que debe poseer, es preciso que abarque los hechos fundamentales de la vida del niño en sus aspectos genético y funcional, y los problemas implicados en la adquisición de conocimientos. Un solo curso que pretenda comprender ambos aspectos, dado el número de horas que los planes señalan, no está en aptitud de satisfacear la trascendental necesidad que los planes prevén. La Psicología de los Ramos, pues, figura en el Plan independiente, con el objeto de que en ella se haga el estudio, siquiera elemental, de los principios psicológicos en su relación con la enseñanza de las varias asignaturas, así, por ejemplo, de los procesos de aprendizaje, los tipos (sensorio-motor, perceptivo, asociativo, etc.), el interés, la motivación, las formas básicas de lección, etc. (Pshychology of Common Branches, Freedom).

 

Por razones sesmejantes, al restablecer la Sociología Educacional se le anteponen los elementos de Sociología. Tales razones están presentes en la siguiente afirmación del eminente profesor Snedden:

 

"La Sociología Educacional selecciona de la Sociología (y de las otras ciencias sociales) los materiales y los métodos que pueden contribuir a la solución de los problemas de la escuela." 1

 

En Administración Escolar, se separan los estudios relativos a la legislación nacional, de los teóricos, con ánimo de conseguir que el maestro conozca, al menos, las líneas generales del movimiento que hoy aspira a conquistar para los últimos, el carácter de una disciplina cintífica. Sin esa base no se concibe fácilmente que esos estudios avancen en el país, lo bastante a inspirar y sustentar posibles reformas de nuestra administración escolar, que la tornen adecuada a las reales condiciones de la época.

 

La Práctica de la Enseñanza aparece extendida al Primer Año Normal, que ahora no es un año de estudios generales, ni es un año profesional, ni un año de transición. En ese año asume el carácter de Curso de Observación, como en otras escuelas, para evitar que los alumnos ingresen al trabajo de los cursos superiores con la desconcertante impericiacon que a ellos llegan, de la cual resultan serios obstáculos a su propia preparación y graves daños a los niños de las Escuelas de Práctica. Un curso de Observación, que la sistematice con la libertad suficiente a promover trabajos originales, que estimule la lectura, que dé lugar a investigaciones, que comunique a los alumnos, como si dijéramos, por adelantado, con la obra escolara, sus aspectos, sus problemas; conduce a que entren a la Práctica con un buen acopio de observaciones vivas, de juicios, de preocupaciones, acaso de normas, iniciativas y propósitos, en medio de las cuales a veces se mostrarán de pleno, con mpas frecuencia que ahora, y ante el alumno mismo o profesor, las cualidades con que cada cual puede darle a su futura labor de maestro en sentido personal y profundo. El curso, al mismo tiempo, cumpliría las funciones del de Extensión Escolar de algunos de los planes aplicados en el país, que tampoco existe en el actual.

 

Para concluir, quiero dejar constancia de que al formular el proyecto, no siempre fue posible tener en cuenta razones de doctrina, ni otros de indudable valor que la vida de la Escuela sugiere, por lo que el Plan no entiende servir sino para el curso próximo, es decir, con la flexibilidad bastante a que logre adaptarse, sin violencias, a las necesidades de la institución, crecientemente complejas. Los Planes rígidos, como los programas rígidos, como los  maestros rígidos, han pasado de moda.

 

Saluda atentamente al señor Secretario, su devoto servidor:

 

Omar Dengo, Director, Febrero de 1920



1 Snedden. Educational Sociology

Edgar Cambronero Herrera

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Edgar Cambronero Herrera (1938)

EDGAR CAMBRONERO HERRERA

(1938)

 

 

Edgar Cambronero Herrera nació en Pavas de Turrialba, Cartago el día 20 de junio del año 1938. Es un político. Es alcalde de Siquirres, Limón,  carpintero, albañil, autodidacta. Vive en Quepos. También publicó un ensayo que llamó El chapulín y la descomposición social: 1999.

 

 

LO QUE HA ESCRITO EDGAR CAMRONERO HERRERA

 

NOVELA

 

1. El hijo de la montaña: 2000

 

La primera y única novela que ha escrito fue El hijo de la montaña y la publicó en el año 2000.1

 

Es una novela tradicional, biográfica, monofónica, anecdótica y evocativa. El discurso narrativo no supera al referencial. Solo lo interpreta según su visión.

 

Inicia con el nacimiento del personaje principal, El Cartaguito y va poco a poco desgranando su vida de aventuras, anécdotas, congojas, pobrezas, alegrías y tristezas. Son las mismas que padecen todos los hijos de hogares pobres y desposeídos que viven en los alrededores de la ciudad o en el campo. En este caso al niño, ya en su juventud le corresponde vivir durante algún tiempo en diferentes lugares de Limón, Guanacaste, Batán y por último vivir las aventuras de la política criolla, con toda la corrupción que lo acompaña.

 

La novela tiene escaso valor literario y se ajusta más a la realidad social del país y los acontecimientos históricos. Más pareciera una crónica biográfica que una obra literaria. El narrador-autor se esmera por contar los hechos lo más ajustado a la realidad vivida y se esmera en describir casi en forma fotográfica tanto lo que ve como lo que vive. Es más una descripción de anécdotas y vivencias que una creación literaria. Su importancia radica en la exactitud y sinceridad con que va desgranando los acontecimientos que le ha correspondido vivir. Todo ello a través de su personaje El Cartaguito.

 

Termina el relato biográfico con la participación de El Cartaguito en la política criolla. Fue miembro del partido Democracia Cristiana y La Unidad. También participó aunque ocasionalmente en actividades del partido de izquierda Pueblo Unido.

 

Recorrió gran parte del territorio nacional en busca de un mejor mañana que realmente nunca llegó. Anduvo enredado con mujeres de toda calaña y sufrió los embates del alcohol.

 

El texto si no como obra literaria que no lo es, posee los atributos del conocimiento de nuestra sociedad en los estratos bajos, sus padecimientos, alegrías (las menos) y sus desvelos. Hay una pretensión sana por dar a conocer hasta los últimos detalles de los trabajadores de pie descalzo. Esto lo lleva hasta el extremo de los alcances del documento de redactar a pie de página la historia de la ciudad de Limón.



1 Cambronero Herrera, Edgar. El hijo de la montaña. Ed. Cambronero H., San José, C. R. 2000.

Redacción: tipos de narración.

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TIPOS DE NARRACIÓN

 

 

1. EL MITO

 

El mito es un fenómeno cultural complejo que puede ser encarado desde varios puntos de vista. En general, es una narración que describe y retrata en lenguaje simbólico el origen de los elementos y supuestos básicos de una cultura. La narración mítica cuenta, por ejemplo, cómo comenzó el mundo, cómo fueron creados seres humanos y animales, y cómo se originaron ciertas costumbres, ritos o formas de las actividades humanas. Casi todas las culturas poseen o poseyeron alguna vez mitos y vivieron en relación con ellos.

 

El mito es la primera forma del conocimiento humano. Después de él y a muchos años se dio el conocimiento religioso y muy cercano a nuestra civilización empezó el conocimiento científico. Aún el conocimiento religioso sigue teniendo mucha influencia sobre todo por la ignorancia de los pueblos.

 

Ejemplo:

 

Ofrecemos un mito muy conocido y de gran influencia en la cultura occidental. Se trata del mito de Sísifo.

 

Sísifo, en la mitología griega, rey de Corinto, hijo de Eolo, rey de Tesalia. Sísifo observó cómo el dios Zeus se llevaba a la hermosa joven Egina y le contó a su padre lo que había visto. Enfurecido con Sísifo, Zeus lo condenó al Tártaro (infierno), donde estaba obligado a llevar eternamente a la cima de una colina una piedra, que siempre caía rodando y, por tanto, su esfuerzo debía recomenzar. Este mito ha servido para teorías filosóficas, obras literarias, etc.

 

2. LA FÁBULA

 

Fábula, breve composición literaria en verso o prosa, cuyos personajes son en general animales u objetos inanimados. En su forma tradicional, apunta a demostrar una verdad moral que, a modo de advertencia o consejo, se sintetiza al final de la narración en una moraleja.

No es fácil determinar sus diferencias con el apólogo, que practicó Sem Tob, y los exempla (ejemplos) medievales, como los que se insertan en el Libro de Buen Amor de Juan Ruiz o El Conde Lucanor. Parábola y fábula se estudian como formas de la alegoría pero, mientras la primera se ocupa de hechos posibles que remiten a un significado religioso, moral o filosófico (la "parábola del hijo pródigo", por ejemplo), la segunda, al dar voz a los animales o animar lo inanimado, se asienta en impossibilia (cosas imposibles). En la edad media, un rico material complementario de las fábulas se encuentra en los bestiarios, catálogos descriptivos que explicitan el significado alegórico de los diferentes animales.

 Está Constituida por un episodio de carácter moralizante o didáctico; los personajes por lo general son animales. Casi siempre finaliza el relato con una sentencia llamada moraleja. Suele ser una especie de historieta ejemplar.

 

No vamos a referirnos a la parábola, la alegoría o los ejemplos (exempla), porque son variantes de la fábula y aquí no interesa realizar sus pequeñas diferencias.

 

 

Ejemplo:

 

 

El GRANERO Y LA CIGÛEÑA

 

 

"Se oyó un portazo, y el granjero salió de la casa. Descorrió el pestillo de la cerca y penetró en el amplio patio. Luego, se acercó a grandes pasos a las redes que había colocado la víspera para atrapar a las grullas que se comían su trigo.

Con sorpresa encontró a una cigüeña prendida en la red. Cuando lo vio llegar, el pájaro protestó ruidosamente.

 

-Soy inocente, buen granjero- alegó-. No soy una grulla y, además, no he tocado tu cereal. Solo vine con esas aves y ahora me veo atrapada en tu red.

 

- Todo eso podrá ser muy cierto -respondió con tono severo el granjero-. Pero como ibas en compañía de los ladrones, tendrás que sufrir el castigo que a éstos corresponde.

 

Y después de estas palabras, sacó su cuchillo y degolló al pájaro.

 

Dime con quién andas y te diré quién eres, fue su sabio consejo."

 

 

3. EL APÓLOGO

 

 

Este Tipo de narración se diferencia de la fábula por la naturaleza de los personajes: no son animales. Siempre conserva el tono moralizante. Consiste en responder argumentos de un solicitante con ejemplos. Es una manifestación del diálogo. Las primeras manifestaciones de los cristianos se rigieron bajo esta forma narrativa dialogada.

 

 

EJEMPLO:

 

"Otro día hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, de esta manera:

 

-Patronio, bien conozco a Dios que me ha hecho muchos favores más de los que yo podría servir, y en todas las demás cosas mi hacienda está bastante bien y con honra; pero algunas veces me acontece que querría tanto la muerte como la vida. Y le ruego que algún consejo me dé para esto..."1

 

Después viene el ejemplo o la "exempla" que presenta Patronio.  

 

 

 

 

4. LA LEYENDA

 

 

La leyenda es una narración de gran imaginación. Se transmite de padres a hijos y se convierte en una verdad popular, a pesar de que no pueda demostrarse. Así pretende ser real sin serlo. Muchas veces utiliza, sobre todo al principio de la historieta, hechos reales, verosímiles, aceptados por la colectividad y, poco a poco, se le van insertando otros hechos sobrenaturales o que escapan a la lógica de las verdades demostrables o naturales. Participa así del género extraño y termina siendo maravilloso.

 

La leyenda tiene un origen popular y pertenece al folklore de los pueblos. El escritor está consciente de que él no es el creador, sino su recreador. La novedad de su historia consiste en las nuevas peripecias que inventa y cómo las narra al relacionarlas con el inconsciente popular. En Costa Rica contamos con muchas de ellas: La Cegua, El Cadejos, La Llorona, La Tule Vieja, La carreta sin bueyes, El padre sin cabeza, Los Duendes, etc.

 

 

EJEMPLO

 

 

Pío Víquez nos ofrece una bella leyenda llamada La Negrita:

 

"...La esclava de piel de ébano, corrió a su casa en busca de su petaquilla de bagatelas y llegada la noche, encerró a la niña con sus polichinelas.

 

Al día siguiente, ya no estaba allí la dama gnomo. Hubo un poquito de quejas y un poquito de lágrimas; a las esclavas no les era permitido llorar ni cuando inocentes. La negra fue otra vez cabizbaja con su cantarito a la fuente milagrosa, según costumbre y junto al hueco de granito al cual bajaban a beber los pájaros del cielo, descubrió llena de infantil alegría su precioso amuleto. Entonces la ciñó y apretó contra su seno. Llegada la noche, la puso otra vez a dormir con sus muñecas. La petaquilla quedó liada por cuatro rumbos; pero la joya de su amor ya no estaba allí cuando fue a buscarla al primer rubicundo bucle de la aurora.

 

La virgen maravillosa había vuelto a la piedra dueña de aquel camanance.

 

El cura tomó razón de aquel suceso extraordinario. Dio a la escultura de piedra el rango que le convenía entre Dioses y  desde entonces, la Reina de los Ángeles es nuestra gran abogada. Preguntad si cupo ayer en la ciudad de Cartago la gente devota, y pensad que la leyenda tiene más de tres siglos."1

 

 

5. EL CUENTO

 

Es una narración creada por un autor. Consta de una situación inicial donde se presenta un conflicto, un proceso simple o compuesto (degradación-mejoramiento o viceversa) y una situación final. Si estos son los componentes estructurales, además de un tiempo y espacio, indispensables en toda narración, es fácil observar que los cuentos suelen ser de poca extensión y contar con pocos personajes (los necesarios, dos o tres). Por ello el cuento es intensivo y muchas veces con desenlace inesperado para producir un efecto fuerte en el lector. Es compacto, directo, sin rodeos y busca crear en el lector un acercamiento, gracias a su poder inventivo y acaparador. El autor trata, por todos los medios de inventar un argumento interesante y llamativo.

 

El cuento como la novela se inscribe en cuatro géneros o modalidades genéricas: realistas, maravillosos, extraños y fantásticos.

 

Los primeros se ajustan a las leyes naturales, racionales y crean un verosímil muy parecido al real histórico y social que el lector vive. El maravilloso mezcla los planos real y sobrenatural y se funde en una síntesis que el lector social acepta. Por ello los animales hablan, aparecen hadas madrinas, genios, amuletos, elementos mágicos de todas las especies. Una bruja puede convertir un príncipe en rana y el lector acepta ese verosímil del relato como cierto y real. Mientras tanto los cuentos extraños presentan los dos planos, el natural y el sobrenatural pero se mantienen sin integrarse, sin fundirse y al final el narrador explica la razón de la aparición de las leyes sobrenaturales (un sueño, una pesadilla, un truco, etc.). Por su lado el cuento fantástico plantea los dos planos (natural y sobrenatural) pero los mantiene en tensión, crea una gran duda que no resuelve, no da ninguna explicación y el lector social queda con ella. Es bajo su propia explicación que resuelve ese tipo de incertidumbre.

 

Por razones de espacio no brindamos ejemplos de cada una de estas variantes genéricas del cuento pero recomendamos las lecturas de algunos de ellos. Para los cuentos realistas citamos el libro El llano en llamas de Juan Rulfo. Para los cuentos maravillosos Los cuentos de mi tía Panchita de Carmen Lyra y todos los demás de Hadas. Existe un cuento extraño que nos parece muy ejemplar, se trata de Una extraña visita del escritor costarricense Joaquín García Monge y para ejemplificar los cuentos fantásticos pueden leer los escritos por Julio Cortázar. Pueden comenzar por el cuento La casa tomada.

 

6. LA NOVELA

 

De todas las narraciones la novela es la más compleja. Tiene los mismos elementos del cuento solo que multiplicados. Presenta una situación inicial donde se describen o manifiestan los conflictos, solo que muy tenuemente, luego se inician los procesos que son varios y diversos y por último aparece la situación final donde terminan los procesos, ya sea mejorados o degradados o en matices ambiguos. Todo esto hace necesario que la novela exija una mayor duración, más personajes y diversos conflictos, procesos y cambios de toda naturaleza, apenas sospechados. Si a esto agregamos la variedad de espacios (físicos, sociales, psicológicos), de tiempos (cronológicos, históricos, psicológicos) y las perspectivas de los diferentes narradores, la estructura novelesca se torna harta compleja. Aquí no interesa ofrecer una teoría sobre la novela. En otros libros como Las generaciones de la novelística costarricense lo hacemos y a ella remitimos al lector.

 

Recomendamos una novela de un escritor costarricense que nos parece excelente. Se trata de la novela Vamos a Panamá de Rodolfo Arias Formoso.



1 Juan Manuel. El Conde Lucanor. Ed. Ebro, España, 1953, p. 38. No transcribimos el ejemplo que le narra Patronio.

1 Víquez, Pío. Leyenda La Negrita. Ed. Soley y Valverde, San José, 1941, p. 74.

 

EJERCICIO No. 16

 

 

Le rogamos que conteste las siguientes preguntas. Solo deseamos que mantenga en su memoria lo aprendido.

 

1. ¿Cuáles son los rasgos esenciales del párrafo narrativo y cuál el más importante?

 

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2. Escriba una narración inventada por Ud. No importa cuál sea su tipo.

 

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1.      Haga un relato de una leyenda que Ud. haya escuchado.

 

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4. Establezca y explique las diferencias entre el cuento y la novela.

 

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1 Juan Manuel. El Conde Lucanor. Ed. Ebro, España, 1953, p. 38. No transcribimos el ejemplo que le narra Patronio.

1 Víquez, Pío. Leyenda La Negrita. Ed. Soley y Valverde, San José, 1941, p. 74.

Redacción: Ejercicio No. 14 y los tipos de párrafos.

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EJERCICIO No. 14

 

Se debe partir de la oración tópica que encierra la idea fundamental, se insertan otras frases o párrafos, de los cuales unos tienen relación directa con la frase tópica, y otros no. Subraye las frases que a su juicio, no tienen ninguna relación con la principal.

 

Ejemplo:

 

" Las artes, las letras  y las ciencias, no-solo son creaciones del hombre, sino que deben ponerse  al servicio de las sociedades"

 

a.       Se esculpe, se escribe y se pinta y se grabas para hacernos expresivos de la grandeza que llevamos con nosotros.

b.      Se debe estimular la grandeza  quizás, aún no descubierta en quienes contemplan la obra acabada.

c.       Juntos vinimos al Nuevo Mundo los anglosajones y los hispanoamericanos, enlazados quien sabe por qué destino.

d.      La belleza posee la magia de hermosear y mejorar a los seres.

e.       La América del sur es muy sensible a la belleza.

f.        Cosa caduca es la conquista por las armas.

 

RESPUESTA:

No tienen ninguna relación las frases c y f

 

1. "Heredia iba enfrentando en mí lentamente"

 

a. El poeta Carlos Luis Sáenz me inicio en las cosas entrañables de la provincia y me condujo a mirarla desde la placita de Pirro.

b. Carlos Luis Sáenz es un escritor y poeta costarricense.

c. Desde el pirro, Heredia  surgía entera con su iglesia gris, rodeada de casa de adobe.

d. Omar Dengo sembraba con la palabra.

e.  Otras veces leía versos de Juan Ramón Jiménez mientras pasaban las carreteras que iban a los beneficios de café y se oían las campanas de la ciudad.

f. Su inteligencia fina e inquisitiva, su emoción plena de humanidad, su imaginación, se nutren en el primitivismo autóctono de su raza, en la cultura y estudio.

 

 

1-                 " Juan Manuel Sánchez es escultor y dibujante de raras dotes personales"

  

a. La escultura es un arte, cuyo origen, se pierde en el tiempo.

 

b. A veces, sus figuras en piedra o en madera son como llamas trémolas alargándose hacia el cielo.

 

d)Juan Manuel no es un artista que rebaja su obra a la condición de mercader.

 

e) La escultura asombra que el espacio se modelan.

 

f. Vivimos orgullosos de nuestra América, para servirla y honrarla.

 

g. No vivimos como siervos futuros ni como aldeanos deslumbrados.

 

h. Vivimos con la determinación y la capacidad de contribuir   a que se la estime por sus méritos y se la respete por sus sacrificios.

 

i. Con la lanza en la boca pasan la corriente desnuda los indios venezolanos.

 

j. Las mismas guerras son el timbre de honor de nuestros pueblos.

 

k. Nuestros pueblos no han vacilado en acelerar con el abono de su sangre en el camino del progreso.

 

l. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz.

 

m. Hay hombre que viven contentos aunque vivan sin decoro.

 

n. Hay otros que padecen como agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor.

 

o. Cuando hay hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en si el decoro de muchos hombres.

 

p. Estos hombres son los que se rebelan con fuerza  terrible contra los que se rebelan a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro.

 

q. Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía.

 

De acuerdo con el propósito, los párrafos pueden ser:

 

1. Descriptivos (plasman la imagen de algo)

2. Narrativos (cuenten un suceso)

3. Expositivos (informan y explican)

4. Expresivos (ponen de manifiesto los sentimientos del autor)

 

Hay textos en los cuales predomina la descripción; en otros, la narración o la exposición y la expresión; pero en la mayoría de los casos,  se entremezclan y hasta se confunden.

 

 1.     PÁRRAFOS DESCRIPTIVOS

 

Los párrafos descriptivos muestran personas, cosas o fenómenos por medio del lenguaje. En ellos son los detalles bien seleccionados, los que dan al lector la imagen de un lugar, una cosa un animal, una persona una escena, un fenómeno, etc.

 

Cuando se describe una persona, no solo debe importar los rasgos físicos; sino también es pertinente referirse a su manera de ser actuar, pues lo que dice o hace una persona es más revelador que su apariencia física.

 

Al describir objetos y animales, tampoco basta con dar alguna información de lo observado, referido al color, tamaño, forma. Se debe señalar la finalidad del objeto ( que utilidad tiene) o el animal (¿para qué sirve?), sin obviar aspectos como: instintos, morada, locomoción, etc.

 

El trabajo descriptivo exige un ojo clínico para los pequeños detalles y habilidades para expresar sensaciones de toda índole: olfativas, táctiles, gustativas, auditivas, visuales, etc. Lo que hace que la descripción sea más viva que la del otro, es le tipo de detalles que cada uno selecciona. Se deben buscar, de preferencia, los rasgos esenciales.

 

En la descripción de ambientes y escenas se procura describir totalidades dando la idea de mostrar diversos elementos a la vez.

 

En los ambientes o paisajes predomina lo estático; se trata de pintar con palabras las   cosas que se ven o se imaginan. Veamos el ejemplo.

 

En el es importante advertir de que manera el autor  aprovecha los elementos del ambiente para crear imágenes plásticas, como emplea los adjetivos y de que modo usa las sensaciones de color:

 

"San Gabriel sale de la niebla de  rocío. Las nubes de la noche durmieron sobre el pueblo buscando el calor de la gente. Ahora esta por salir el sol y la niebla se levanta despacio, enrolada en su sábana, dejando hebras blancas encima de los tejados. Un vapor gris, apenas visible, sube de los árboles y de la tierra mojada atraído por las nubes; pero se desvanece en seguida. Y detrás de él aparece el humo negro de las cocinas, oloroso a encino quemado, cubriendo el cielo de cenizas.

 

Allá lejos los cerros están todavía en sombras.

 

Una golondrina cruzó las calles y luego sonó el primer toque del alba. Las luces se apagaron. Entonces una mancha como de tierra envolvió al pueblo, que siguió roncando un poco más, adormecido en el color del amanecer"1

 

En la escena, el movimiento es el centro de interés. El escritor está atento con las acciones, las situaciones, los hechos. Conviene describir por planos, de modo que haya un orden claro y la sugerencia plástica sea precisa. En este tipo de descripción se intenta presentar  sensaciones de vida, de actividad, de fuerza animal o humana.

 

Esteban Echeverría describe la huida de un toro furioso. Usa adjetivos que denotan color, fuego y ruido.

 

"En efecto, el animal acosado por los gritos y sobre todo por dos picanas agudas que le espoleaban  la cola, sintiendo flojo el lazo, arremetió bufando a la puerta, lanzando a entrambos lados una rojiza y fosfórica mirada. Diole el tirón el embalador sentando su caballo, desprendió el lazo de hasta, crujió por el aire un áspero zumbido y al mismo tiempo se vio rodar desde lo alto de una horqueta del corral, como si un golpe de hacha lo hubiese dividido a cercén, una arteria un largo chorro de sangre" 2

 

No solo se puede describir lo real, también se puede hacer referencia del mundo interior o de las ideas o juicios de un autor; se describen cosas imaginarias, como por ejemplo el paisaje de otro planeta; pero se deben aplicar a lo fantástico, las cualidades que conocemos en la realidad, exagerando o definiendo ciertos rasgos especiales.

 

Igualmente una descripción puede ser seria, jocosa o, a veces, caricaturesca. Un ejemplo de esta última es la descripción que hace García Monje del gamonal don Soledad Guillén, al que desfigura convirtiéndolo en un personaje ridículo.

 

" Esparrancado en un cuero, con el espinazo en arco como el de un gato sentado, las antiparras de vidrios azules montados en armadura de  madera contando las ganancias del año y con los ojuelos verdes y hundidos prefijos en los montoncillos de reales, escudos y medios.

 

El vetusto lugareño, vestido con una camisa blanca en otros días y ahora tirando a semejar de zaraza por manchas, y con los pies metidos en zapatones de capellada abierta hablaba entrecortado y valiéndose de los dedos para llevar el cálculo"3

 

En la descripción es conveniente tomar en cuenta los siguientes aspectos.

 

-Si el objetivo es real, evocado o imaginado.

 

-¿Los datos sensoriales se dan? Predominio de unos sobre otros.

 

-Con respecto al tono ¿es serio, satírico, jocoso o trágico?

 

-¿Quién presenta el objeto: el observador, un personaje o el objeto mismo?

 

-El movimiento descriptivo. Si en las descripciones el movimiento es de abajo hacia arriba; de lo más cercano al observador a lo má lejano. También si el movimiento va del todo a las partes o si lo hace en sentido contrario.

 

Posición del observador y del objeto observado:

 

1.       DESCRIPCIÓN PICTÓRICA: si el objeto observado y el sujeto que describe se encuentran inmóviles. Es la situación semejante a la de un pintor ante un paisaje cualquiera.

 

2.       DESCRIPCIÓNES TOPOGRÁFICAS: el objeto descrito está inmóvil y el observador, en movimiento. Es el caso de la persona que viaja en tren u otro medio de locomoción.

 

3.       DESCRIPCIÓN CINEMATOGRÁFICA: el observador permanece inmóvil y el objeto descrito se encuentra en movimiento. Por ejemplo tenemos el caso de un locutor que describe las jugadas en un partido de baloncesto.

 

Es importante recalcar que la descripción no es simplemente una enumeración. El foco de interés del lector debe ser conducido a un cuadro unificado, en donde lo más importante ocupe el primer plano.

 

Para iniciar cualquier clase de descripción es necesario tener clara la impresión que se quiere transmitir al lector; después se ordena el material de tal manera que las frases contribuyen a dar esa impresión. Deben usarse palabras específicas, no generales. Si se describe: "La niña  tiene un cabello bonito ", no se ha descrito mayor cosa, puesto que hay muchas clases de cabellos que se valoran como bonitos.

 

 

EJERCICIO No. 15

 

1.      Tome una pintura, descríbala siguiendo estos movimientos.

 

a.       Del conjunto a las partes.

b.      De arriba hacia abajo del cuadro.

c.       De lo que está lejos a lo cercano del observador.

 

2.      Escriba el retrato de un pariente suyo.

 

3.      Describa un monumento conocido por usted.

 

4. Piense en el objeto "mar". Descríbalo, y emplee:

 

a.       Dos frases con datos sensoriales olfativos.

 

b.      Una frase con datos sensoriales auditivos.

 

c.       Una frase descriptiva con carácter  subjetivo.

 

 

-Dé razones del por qué predomina lo estático en la descripción de ambientes o paisajes.

 

-¿Cómo se puede aplicar la descripción a lo fantástico?

 

-¿Cuáles aspectos han de considerarse en toda la descripción?

 

 2.  PÁRRAFOS NARRATIVOS

 

 Los párrafos narrativos relatan los acontecimientos en el orden como han ocurrido o se supone que podrían suceder. Es recomendable mantener el movimiento narrativo en una sola dirección y evitar interrupciones innecesarias. La conexión entre una frase y otra se mantiene, si se respeta la secuencia cronológica. La noción de tiempo se subraya por medio de adverbios, tales como, entonces, cuando, pronto, después, etc.

 

También se debe emplear correctamente las formas temporales del verbo. Si se empieza en un tiempo determinado, no puede pasarse a otro, sin razón.

 

Lo usual es emplear en estos párrafos el pretérito indefinido, el pretérito imperfecto o el presente histórico. 

 

Los detalles de tiempo, modo, causa, lugar, etc. son los que hacen comprensible e interesante el párrafo narrativo. Si el lector, después de haber leído el párrafo, sigue preguntándose  ¿cuándo? ¿ donde? ¿por qué? ¿quién? Esto significa que no está lo suficientemente claro.

 

Los elementos esenciales en toda narración son tres: personajes, ambientes, y acción. De éstos, el más importante es el último. Sin embargo muchas narraciones presentan magníficas descripciones como parte de ellas.

 

Véase el siguiente ejemplo:

 

"Lina adora a su marido, aun cuando la blanca serenidad de su temperamento se niega a manifestarlo con zalameras ternuras. Lo quiere, porque  Eliseo es todo un hombre y sufre y se angustia, porque sabe que su marido es muy capaz de querer a dos mujeres al mismo tiempo, y con la misma intensidad.

Pero Lina no estaba dispuesta a dividirse con otra. Ella fue siempre como la piedra caliza, fría, inmóvil, adherida a la roca. Pero ahora, había sido calcinada en un horno ardiente de celosas llamas, que la transformó en cal viva, con fuego blanco acumulado.

Esperaba que Eliseo viniese a derramar sobre su blancura cáustica un chorro de reproches por haberlo espiado... o de indiferencia. Entonces ardería ella, aun cuando tuviera que abrasarse en su mismo fuego, hasta quedar convertida en un puñado de cal apagada.."1

 

 

 

En el ejemplo anterior, se observa cómo el autor, a través del narrador, combina elementos narrativos con otros descriptivos para dar una imagen clara de la acción (angustia de Lina ante la incertidumbre), así como de los sentimientos encontrados que la dominan.

 

La sobreabundancia de los detalles tiende a destruir la unidad del párrafo narrativo, detiene la narración y distrae al lector. Igualmente la tendencia a explicar lo sucedido en vez de mostrar la acción.



1 Rulfo, Juan.  El llano en Llamas, " En la madrugada" , Ed. Planeta, Barcelona, 1977, p. 161  

2 Echeverría, Esteban. El Matadero, SUR, Buenos Aires, 1962. p. 85

3 J. Monge García. El Moto, Lehmann S.A, San José, 1974, p.15.

 

1 Salazar Herrera, Carlos. Cuentos de angustias y paisajes. La Caldera. Ed. Fernández Arce, San José, 1968, p. 27.

 

Redacción: Los párrafos. Estructura y tipos

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Lengua Materna  

4

4

4

12  

Inglés

3

3

3

9

Francés

-

-

3

3

Matemáticas

3

3

3

9

Física y Química

 

3

 

3

 

3

 

9

Ciencias naturales

3

3

3

9

Geografía

3

3

3

9

Historia

2

3

3

8

Higiene

1

1

1

3

Aritmética Comercial

-

2

-

2

Caligrafía

2

1

-

3

Música

2

2

2

6

Dibujo

2

2

2

6

Agricultura (varones)

3

2

2

7

Trabajos Manuales   

2

2

2

6

Cocina (Señoritas)

 

  LOS PÁRRAFOS: ESTRUCTURA Y TIPOS

 

 

 

 


 El diccionario de la Real Academia Española define el vocablo "párrafo" desde el punto de vista formal: es cada una de las divisiones de un escrito, separadas por letra mayúscula al principio del renglón, y punto y aparte al final del trozo de escritura.

En lo interno, el párrafo encierra una unidad de pensamiento. Presenta una idea básica y otras que guardan íntima relación con ella, dado que la explican y complementan.

 

La idea básica o fundamental se manifiesta a través de la expresión denominada oración tópica. Ésta puede ir al principio, en el medio o al final del párrafo, pero es más frecuente encontrarla al inicio de él.

 

Ejemplos:

 

 

1.      Párrafo con oración tópica al inicio.

 

"La relación entre lo que sabe una persona y la forma en que actúa no es sencilla. En general, naturalmente, la gente actúa en forma consecuente con lo que sabe. Si una persona percibe cierto peligro, generalmente se vuelve precavida; si sabe que un restaurante es mejor que otro, habrá de comer en el mejor, y así sucesivamente. Con frecuencia, sin embargo, ocurren incongruencias entre la forma  que actúa una persona y lo que sabe."1

 

2. Párrafo con oración tópica en el centro

 

 

"Para comprobar esta hipótesis, es necesario explicitar el método de análisis. La pregunta fundamental es la siguiente: ¿Cómo podemos verificar esta función que ejercen los medios de comunicación? Para ello, es preciso definir los criterios que vamos a usar para realizar esta verificación. Veamos, brevemente, los puntos centrales del método de análisis ideológico que proponemos."2

 

 

3. Párrafo con oración tópica al final

 

"Con el aumento de la población, la comunicación se hace cada vez más masiva, para que sea efectiva. Esta masificación ha sido posible gracias al desarrollo tecnológico. Pero dicho desarrollo depende de la economía. Por ello, la comunicación social es en nuestros días un efecto de la organización económica."3

 

 

Las ideas que giran alrededor de las oraciones tópicas, se separan con punto y seguido o con punto y coma. Cuando se redacta solo incluye una idea fundamental en el párrafo. Las otras ideas son secundarias y solo la explican, la amplían o complementan.

 

Si se desea introducir otra idea fundamental, entonces el escritor debe abrir otro párrafo y así sucesivamente hasta terminar el escrito.

 

El párrafo sirve como guía a quien escribe o lee. La sucesión de los párrafos permite la comunicación progresiva de un pensamiento, de acuerdo con un orden predeterminado.

 

La razón principal para la distribución de los párrafos en lograr mayor claridad expositiva. También es válido el criterio que se denomina de visual. Se aconseja que un párrafo tenga unas dimensiones comprendidas entre las cinco y las veintiséis líneas. El párrafo largo indispone la lectura y el breve produce, en general, un mejor efecto.

 

Los párrafos, al igual que las frases, deben mostrar una secuencia progresiva del pensamiento. Por esto, se debe procurar que entre el final de un párrafo y el principio del siguiente, haya continuidad; esto es, que la primera frase se desprenda de lo escribió en el anterior.

 

Para ilustrar, obsérvese como en el ejemplo tomado del ensayo "Perseverancia en el estudio", de Santiago Ramón y Cajal, el escritor da continuidad a los distintos párrafos.

 

PÁRRAFO FRASE INICIAL

 

1 Ponderan con razón los tratadistas de lógica...

2 Para llevar a feliz término una indagación científica, ...

3 Casi todos los que desconfían de...

4 La comparación precedente no es...

5 La forja de la nueva verdad exige...

6 Cuando se reflexiona sobre la curiosa...

7 Sí, a pesar de todo, la solución no aparece...

8 También los viajes, al traernos nuevas...

9 En los tiempos que corremos, en que la investigación...

10 Inevitables son, por consecuencia, las...

11 En todo caso, si alguien se nos adelanta, haremos mal...

12 En España, donde la pereza es, más que un vicio, una...

13 Si nuestras ocupaciones no nos permiten...

14 Lo malo de ciertas distracciones, demasiado...

15 No pretendemos proscribir en absoluto las...

16 En resumen, toda obra es...

17 Siendo, pues, ...

 

Apreciemos ahora, la continuidad de los párrafos en el ensayo completo. Lo hacemos porque está muy bien escrito y es un excelente escrito motivador para los que desean triunfar en su profesión.

 

 

PERSEVERANCIA EN EL ESTUDIO

Santiago Ramón y Cajal

(1852-1934)

           

 

Ponderan con razón los tratadistas de lógica la virtud creadora de la atención; pero insisten poco en una variedad del atender que cabría llamar "polarización cerebral" o "atención crónica", esto es, la orientación permanente, durante meses y aun años, de todas nuestras facultades hacia un objeto de estudio. Infinitos son los ingenios brillantes que, por carecer de este atributo, que los franceses designan espíritu de suite, se esterilizan en sus meditaciones. A docenas podría yo citar españoles, poseyendo y un intelecto admirablemente adecuado para la investigación científica, retíranse desanimados de una cuestión sin haber medido seriamente sus fuerzas, y acaso en el momento mismo en que la naturaleza iba a premiar sus afanes con la revelación ansiosamente esperada. Nuestras aulas y laboratorios abundan en estas naturalezas tornadizas e inquietas, que aman la investigación y se pasan los días de turbio en turbio ante la retorta o el microscopio; su febril actividad revélase en el alud de conferencias, folletos y libros, en que prodigan la turba gárrula de los traductores y teorizantes, proclamando la necesidad inexcusable de la observación y estudio de la Naturaleza en la naturaleza misma; y cuado tras largos años de propaganda y de labor experimental se pregunta a los íntimos de tales hombres, a los asiduos del misterioso cenáculo donde aquellos ofician de pontificial, confiesan ruborosos que la misma fuerza del talento, la casi imposibilidad de ver en pequeño la extraordinaria amplitud y alcance de la obra emprendida, han imposibilitado llevar a cabo ningún proceso parcial y positivo. He aquí el fruto obligado de la flojedad o de la dispersión excesiva de la atención, así como el pueril alarde de enciclopedista, inconcebible hoy en que hasta los sabios más insignes se especializan y concentran para producir.

 

Para llevar a feliz término una indagación científica, una vez conocidos los métodos conducentes al fin, debemos fijar fuertemente en nuestro espíritu los términos del problema, a fin de provocar enérgicas corrientes de pensamiento, es decir, asociaciones cada vez más complejas y precisas que dormitan en nuestro consciente; ideas que solo una concentración vigorosa de nuestras energías mentales podrá llevar al campo de la conciencia. No basta la atención expectante, ahincada; es preciso llegar a la preocupación. Importa aprovechar par a la obra todos los momentos lúcidos de nuestro espíritu; ya la meditación que sigue al descanso prolongado, ya el trabajo mental supraintensivo que solo da la célula nerviosa caldeaba por la congestión, ora, en fin, la inesperada intuición que brota a menudo, como la chispa del eslabón, del choque de la discusión científica.

 

Casi todos los que desconfían de sus propias fuerzas ignoran el maravilloso poder de la atención prolongada. Esta especie de polarización cerebral con relación a un cierto orden de percepciones afina el juicio, enriquece nuestra sensibilidad analítica, espolea la imaginación constructiva y, en fin, condensando toda la luz de la razón en las negruras del problema, permite descubrir en éste inesperadas y sutiles relaciones. A fuerza de horas de exposición, una placa fotográfica situada en el foco de un anteojo dirigido al firmamento llega a revelar astros tan lejanos, que el telescopio más potente es incapaz de mostrarlos; a fuerza de tiempo y de atención, el intelecto llega a percibir un rayo de luz en las tinieblas del más abstruso problema.

 

La comparación precedente no es del todo exacta. La fotografía astronómica limítase a registrar actos preexistentes de tenue fulgor; mas en la labor cerebral se da un acto de creación. Parece como si la representación  mental obstinadamente contemplada, emitiera, al modo de un amibo, apéndices invasores que, después de crecer en todos sentidos y de sufrir extravíos y detenciones, acabaran por vincularse estrechamente con las ideas afines.

 

La forja de la nueva verdad exige casi siempre severas abstenciones y renuncias. Convendrá durante la susodicha incubación intelectual que el investigador, al modo del sonámbulo, atento solo a la voz del hipnotizador, no vea ni considere otra  cosa que lo relacionado con el objeto de estudio: en la cátedra, en el paseo, en el teatro, en la conversación, hasta en la lectura meramente artística, buscará ocasión de intuiciones, de comparaciones y de hipótesis, que le permitan llevar alguna claridad a la cuestión que le obsesiona. En este proceso adaptativo nada es inútil: los primeros groseros errores, así como olas falsas rutas por donde la imaginación se aventura, son necesarios, pues acaban por conducirnos al verdadero camino, y entran, por tanto, en el éxito final, como entran en el acabado cuadro del artista los primeros informes bocetos.

 

 

Cuando se reflexiona sobre la curiosa propiedad que el hombre posee de cambiar y perfeccionar su actividad mental con relación a un objeto o problema profundamente meditado, no puede menos de sospecharse que el cerebro, merced a su plasticidad, evoluciona anatómica y dinámicamente, adaptándose progresivamente al tema. Esta adecuada y específica organización adquirida por las células nerviosas produce a la larga lo que yo llamaría "talento profesional o de adaptación" y tiene por motor la propia voluntad, es decir, la resolución energética de adecuar nuestro entendimiento a la naturaleza del asunto. En cierto sentido no sería paradójico afirmar que el hombre que plantea un problema no es enteramente el mismo que lo resuelve; por donde tienen fácil y llana explicación esas exclamaciones de asombro en que prorrumpe todo investigador al considerar lo fácil de la solución tan laboriosamente buscada. ¡Cómo no se me ocurrió esto desde el principio! -exclamamos-. ¡Qué obcecación la mía al obstinarme en marchar por caminos que no conducen a parte alguna!

 

Si, a pesar de todo, la resolución no aparece y presentimos, no obstante, que el asunto se acerca a su madurez, procurémonos algún tiempo de reposo. Algunas semanas de solaz y de silencio en el campo traerán la calma y la  lucidez a nuestro espíritu. Esta frescura del intelecto, como la escarcha matinal, marchitará la vegetación parásita y viciosa que ahogaba la buena semilla. Y al final surgirá la flor de la verdad que, por lo común, abrirá su cáliz, al rayar el alba, tras largo y profundo sueño, durante esas horas plácidas de la mañana que Goethe y tantos otros consideraron propicias a la invención.

 

También los viajes, al traernos nuevas imágenes del mundo y remover nuestro fondo ideal, poseen la preciosa virtud de renovar el pensamiento y de disipar enervadoras preocupaciones. ¡Cuántas veces el rudo trepidar de la locomotora y el recogimiento y soledad espiritual reinante en el vagón (el "desierto del hombre", que diría Descartes) nos ha sugerido ideas que justificó ulteriormente el laboratorio!

 

En los tiempos que corremos, en que la investigación científica se ha convertido en una profesión regular que cobra nómina del Estado, no le vasta al observador concentrarse largo tiempo en un tema: necesita además imprimir una gran actividad a sus trabajos. Pasaron  aquellos hermosos tiempos de antaño en que el curioso de la Naturaleza, recogido en el silencio de su gabinete, podría estar seguro de que ningún émulo vendría a turbar sus tranquilas meditaciones. Hogaño, la investigación es fiebre; apenas un nuevo método se esboza, numerosos sabios se aprovechan de él, aplicándolo casi simultáneamente a los mismos temas y mermando la gloria del iniciador, que carece de la holgura y tiempo necesarios para recoger todo el fruto de la laboriosidad y buena estrella.

 

Inevitablemente son, por consecuencia, las coincidencias y las contiendas de prioridad. Y es que, lanzada al público una idea, entra a formar parte de ese ambiente intelectual donde todos nutrimos nuestro espíritu y en virtud del isocronismo funcional reinante en las cabezas preparadas y polarizadas para su trabajo dado, la idea nueva es simultáneamente asimilada en París y en Berlín, en Londres y en Viena, casi de idéntico modo, y con similares desarrollos y aplicaciones. La invención crece y se desarrolla, al modo de un organismo, espontánea y automáticamente, como si los sabios quedasen reducidos a meros cultivadores de la semilla sembrada por un genio. Todos entrevén la espléndida cosecha. Esto explica la impaciencia por publicar, así como lo imperfecto y fragmentario de muchos trabajos de laboratorio. El afán de llegar antes nos lleva a veces a incurrir en ligerezas; pero ocurre también que él ansia febril de tocara la meta los primeros nos granjea el mérito de la prioridad.

 

En todo caso, si alguien se nos adelanta, haremos mal en desalentarnos. Continuemos impertérritos la labor, que al fin llegará nuestro turno. Ejemplo elocuente de incansable perseverancia nos dio una mujer gloriosa: Madame Curie, cuando, habiendo descubierto la radiactividad del "torio", sufrió la desagradable sorpresa de saber que poco antes el mismo hecho había sido anunciado por Schmidt en los Wiedermann Annale, lejos de desanimarle la noticia, prosiguió sin tregua sus pesquisas; ensayó al electroscopio nuevas sustancias, entre ellas cierto óxido de uranio (la "pechblende" de la mina de Johanngeorgenstadt), cuyo poder radioactivo sobrepuja en cuatro veces al del uranio. Y sospechando que aquella materia tan activa encerraba un cuerpo nuevo, emprendió, con el concurso de M. Curie, una serie de ingeniosos, pacientes y heroicos trabajos, cuyo galardón fue el hallazgo de un nuevo cuerpo, el estupendo "radio", cuyas maravillosas propiedades, provocando numerosas investigaciones, han renovado la química y la física.

 

En España, donde la pereza es, más que un vicio, una religión, se comprende difícilmente  esas monumentales obras de los químicos, naturalistas y médicos alemanes en los cuales solo el tiempo necesario para la ejecución de los dibujos y la consulta bibliográfica parecen deber contarse por lustros. Y, sin embargo, estos libros se han redactado en uno o dos años, pacíficamente, sin febriles apresuramientos. El secreto está en el método de trabajo; en aprovechar para la labor todo el tiempo hábil; en no entregarse al diario descanso sin haber consagrado dos o tres horas por lo menos a la tarea; en poner dique prudente a esa dispersión intelectual  y a ese derroche de tiempo exigido por el trato social; en restañar, en fin, en lo posible, la cháchara ingeniosa del café o de la tertulia, despilfarradora de fuerzas nerviosas (cuando no causa disgusto), y que nos aleja, con pueriles vanidades y fútiles preocupaciones, de la tarea principal.

 

Si nuestras ocupaciones no nos permiten consagrar al tema más que dos horas, no abandonemos el trabajo con el pretexto de que necesitaríamos cuatro o seis. Como dice juiciosamente Payot, "poco basta cada día si lograremos ese poco".

 

Lo malo de ciertas distracciones, demasiado dominantes, no consiste tanto en el tiempo que nos roba, cuanto en la flojera de la tensión creadora del espíritu y en la pérdida de esa especie de tonalidad que nuestras células nerviosas adquieren cuando las hemos adaptado a determinado asunto.

 

No pretendemos proscribir en absoluto las distracciones; pero las del investigador serán siempre ligeras y tales que no estorben en nada las nuevas asociaciones ideales. El paseo al aire libre, la contemplación de las obras artísticas o de las fotografías de escenas, de países y de monumentos, el encanto de la música y sobre todo la compañía de una persona que, penetrada de nuestra situación, evite cuidadosamente toda conversación grave y reflexiva, constituyen los mejores esparcimientos del hombre de laboratorio. Bajo este aspecto será bueno también seguir la regla del Bufón, cuyo abandono en la conversación (que chocaba a muchos admiradores de la nobleza y elevación de su estilo como escritor) lo justificaba diciendo: "Estos son mis momentos de descanso".

 

En resumen, toda obra grande es el fruto de la paciencia y de la perseverancia, combinadas con una atención orientada tenazmente durante meses y aún años hacia un objeto particular. Así lo han confesado sabios ilustres al ser interrogados tocante al secreto de sus creaciones. Newton declaraba que solo pensando siempre en la misma cosa había llegado a la soberana ley de la atracción universal; de Darwin refiere uno de sus hijos que llegó a tal concentración en el estudio de los hechos biológicos relacionados con el gran principio de la evolución, que se privó durante muchos años y de modo sistemático de toda lectura y meditación extraña al blanco de sus pensamientos, en fin, Bufflon no vacilaba en decir que "el genio no es sino la paciencia extremada". Suya es también esta respuesta a los que le preguntaban cómo había conquistado la gloria: "Pasando cuarenta años de mi vida inclinado sobre mi escritorio". En fin, nadie ignora que Mayer, el genial descubridor del principio de la conservación y transformación de la  energía, consagró a esta concepción toda su vida.

 

Siendo, pues, cierto de toda certidumbre que las empresas científicas exigen, más que vigor intelectual, disciplina severa de la voluntad y perenne subordinación de todas las fuerzas mentales a un objeto de estudio, ¡cuán grande es el daño causado inconscientemente por los biógrafos de sabios ilustres al achacar las grandes conquistas científicas al genio antes que al trabajo y la paciencia! ¡Qué más desea la flaca voluntad del estudioso o el profesor que poder cohonestar su pereza con la modesta cuanto desconsoladora confesión de mediocridad intelectual! De la funesta manía de exaltar sin medida la minerva de los grandes investigadores sin parar mientes en el desaliento causado en el lector, no están exentos ni aún biógrafos de tan buen sentido como L. Figuier. En cambio, muchas autobiografías, en las que el sabio se presenta al lector de cuerpo entero, con sus debilidades y pasiones, con sus caídas y aciertos, constituyen excelente tónico moral. Tras estas lecturas, henchido el ánimo de esperanza, no es raro que el lector exclame: Anche io sono pittore.

 



1 González, Jaime. Comunicación social y dominación ideológica. Ed. Martí, San José, 1981, p. 53.

2 Íd.,  p. 17.

3 Íd.,  p. 13.

Redacción: Orden sintáctico y lógico de la oración

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ORDEN SINTÁCTICO Y LÓGICO DE LA ORACIÓN

 

 

El orden sintáctico, primero el sujeto, luego el verbo y después los complementos solo es importante en caso de dudas, puesto que los autores imponen su propio criterio. Éste se rige más por criterios de estilo e intereses particulares que por una tal estructura gramatical lógica.

 

En español, el inicio de la oración es muy importante, puesto que allí, es donde se inscribe preferentemente el sujeto, sin ser esto indispensable. Puede ocurrir que no sea así, pues este no interesa a quien escribe, entonces le da énfasis a un complemento u otra frase que cumple funciones diferentes al de sujeto.

 

En el momento de elegir un determinado orden de los componentes de la oración, deben tomarse en cuenta, tanto el interés psicológico, expresivo, del hablante, sus exigencias y gustos literarios, su estilo,  así como la claridad necesaria en la formulación de su mensaje.

 

Tomemos una oración y tratemos de observar las variantes abundantes que pueden brindarse, según nuestros intereses.

 

Ejemplo:

 

Un fuerte tornado       arrancó      latas de zinc      a las 5 a. m.

        1 = suj.                  2= V            3= CD         4= CC de tiempo

 

VARIABLES

 


1-2-3-4

1-3-2-4

1-4-3-2

1-3-4-2

1-2-4-3

1-4-2-3

2-3-1-4

2-3-4-1

2-4-3-1

2-4-1-3

2-1-4-3

2-1-3-4

3-1-2-4

3-1-4-2

3-2-1-4

3-2-4-1

3-4-2-1

3-4-1-2

4-1-2-3

4-1-3-2

4-2-1-3

4-2-3-1

4-2-3-1

4-3-2-1

4-3-1-2

 


 

 

Todas estas posibilidades en el orden de las funciones sintácticas, en definitiva, son asequibles para todas las personas de habla castellana; pero mientras en algunas, la estructura es clara, en otras, se hace necesario una cierta traducción antes de comprenderlas. La forma de la oración se interpone, entre la percepción por parte del oído y la comprensión final. El estilo del escritor es quien decide el orden expresivo.

 

 

EJERCICIO No 12

 

 

Ordene Lógicamente y con claridad las siguientes oraciones, cuyos elementos sintácticos fundamentales van separados con guiones a fin de facilitar el ejercicio.

 

1. Tuve- que acabó en pesadilla- una de esas noches- un sueño.

 

 

1.      A trabajar- con una energía nueva- empezaron- mis gentes.

 

 

2.      Los Nazis- diecisiete días antes- a Polonia -habían invadido.

 

 

3.      Muchos- de origen traumático- son- de los conductos gomíferos.

 

 

4.      La cadencia de impulsos - rapidísima - era - en que- estribaba- la dificultad.

 

 

5.      Es - la disciplina - la semiótica - entre el código  y el mensaje - que estudia las relaciones - y entre el signo y el discurso.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

6.      Es - la sustancia - del contenido - y de lo pensable - todo el universo - de lo decible.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

7.      Parece - me - mal compuesta- la esfera anillar - una máquina.

 

 

8.      El niño - con una visible impaciencia - cuenta  - cuenta - hasta el otro día - los minutos.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

 

Cuando se escribe, conviene dar cierta coherencia a las oraciones que conforman el párrafo. A veces, una persona escribe incorrectamente el sujeto, o los accidentes del verbo. Con ello produce una alteración de la concordancia y afecta la coherencia y la claridad del mensaje.

 

 

ALTERACIÓN EN EL SUJETO

 

 

Ejemplo:

 

Si se dice:

 

El relojero abrió el reloj y, luego, la reparación fue hecha con mucho esmero.

                    V      S. M. Sing           S F:Sing.

 

Se unen el verbo abrió, el reloj  y la reparación. Ello da la sensación de que el sustantivo la reparación  sea otro complemento del verbo abrió; pero sintácticamente el sustantivo femenino singular (SFSing.)  es el sujeto de la segunda oración y, para evitar la incoherencia y falta de claridad, se debe escribir:

 

El relojero abrió el reloj y, luego lo reparó con mucho esmero.

 

De esa forma el sujeto relojero está presente en las dos oraciones.

 

Otro ejemplo:

 

Alfredo acertó un balazo en la frente a un venado, que se desplomara por una pendiente.

               V                                                                           V orac. Sub. Adj.

 

En este ejemplo, no hay coherencia entre el tiempo y el modo de los dos verbos, el principal y el de la oración subordinada adjetiva. En la primera oración acertó está en modo indicativo, pretérito indefinido y en la oración subordinada desplomara se encuentra en modo subjuntivo y pretérito imperfecto.

 

Lo correcto sería escribir la cláusula así:

 

Alfredo acertó un balazo en la frente a un venado, que se desplomó por una pendiente.

 

 

EJERCICIO No. 13

 

 

 

Ofrecemos una serie de oraciones incoherentes. Corríjalas.

 

 

1.      Al internarnos en la montaña, llevábamos suficiente comida, porque uno no está seguro de lo que puede suceder en lugares tan remotos.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

2.      El lobo hambriento, capturó al conejo, que no había podido huir por lo rápido de la acción.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

3.      Cuando se ha vivido regaladamente, el hombre no se acostumbra a pasar hambres.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

4.      Sufre y se angustia porque supo que su marido es muy capaz de querer a dos mujeres al mismo tiempo.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

5.      Gaitán se acercó, cerciorándose de que aquél es su amigo.

 

______________________________________________________________________

 

6.      Se da cuenta de que se había untado sus propios dedos de sangre.

 

______________________________________________________________________

 

7.      Un chuzaso ha levantado al buey caído, y la carreta fue echada a resbalar de nuevo, mordiendo la gravedad.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

8.      El labrador desarraigó el terreno, y se lo regó con su sudor.

 

9.      Si une procura estudiar todos los días, conseguiremos aprobar todas las asignaturas.

 

______________________________________________________________________

 

10.  Pelé deslumbró primero en Brasil, pero, luego, en toda América y Europa lo aclamaron como excelente futbolista.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

11.  Lo más importante de una investigación descriptiva es, de hecho, describir un fenómeno y dictar algunas recomendaciones que se fundamenten, en este caso, en las posibilidad perenne de bajar en alguna medida los niveles de deserción global que por su naturaleza somete a las instancias universitarias correspondientes a cuestionarse y entregarse a la búsqueda de soluciones.

 

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12.  Los resultados del presente estudio servirán como base para diseñar, modificar, o mejorar, de ser posible políticas institucionales o por lo menos estará disponible como antecedente de una parte del fenómeno de la deserción en la Universidad Nacional.

 

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Redacción de párrafos: El predicado

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EL PREDICADO

 

 

El predicado es lo que se afirma del sujeto. Siempre tiene como núcleo el verbo conjugado. Es el segundo elemento fundamental de la oración lógica que consta de un sujeto y un predicado.

 

Si nos atenemos al predicado las oraciones pueden dividirse de la siguiente manera:

 

1.      Oraciones predicativas.

 

En ellas el núcleo del predicado es el verbo conjugado. 

Ejemplo

 

 

Ese joven, lleno de vigor, pintó su casa.

                                         Predic. Verbal

 

En este caso el núcleo del predicado es la forma verbal conjugada pintó.

 

 

ORACIONES ATRIBUTIVAS

 

 

La estructura menor de estas oraciones atributivas está representada por un verbo copulativo o atributivo más un predicado nominal o atributo.

 

Ejemplo

 

Los niños, por naturaleza, son buenos.

                 Suj.                     V. C.           Pred. N.

 

Donde suj, es igual a sujeto, V.C. es igual a verbo copulativo o atributivo y Pred. N. Es igual al predicado nominal o atributo.

 

Estructura de las oraciones atributivas o copulativas.

 

1.      Un verbo conjugado en función  copulativa (VC) + Predicado Nominal (PN).

 

 

Ejemplo:

 

Es amable.

VC   PN

 

Existe una variante de esta estructura:

 

Suj. +VC+PN

 

Ejemplo:

 

María    es     amable.

  Suj.      VC     PN

 

2.      La estructura se amplía con un complemento indirecto (CI).

 

 

 

    Ejemplo:

 

      María   es    amable    para todos

        Suj.     VC    PN             CI

 

3.      La oración se modifica con un complemento circunstancial (CC). Puede o no conservar el complemento indirecto. Esta es una estructura variante de la anterior. Tanto el sujeto, el mismo verbo, así como los complementos no tienen una posición fija en la oración. Depende del estilo y decisión del autor.

 

Suj.+ VC + PN +CI +CC

 

Ejemplo:

 

María   es     amable   para todos   en la escuela,   cuando se lo propone.

  Suj.     VC    PN           CI             CC de lugar      CC de tiempo

 

 

LA ORACIÓN PREDICATIVA

 

 

Estas oraciones exigen como mínimo un verbo conjugado que no sea copulativo y que ofrezca sentido completo.

 

 

1.      V.

 

Ejemplo:

 

Llueve.

    V

 

Pero es más frecuente que la forma verbal, a través de su desinencia señale el sujeto o que éste se represente por cualquiera de los tipos de sujeto antes expuestos.

 

2.      Suj.   +V

 

Ejemplo:

 

Carlos     baila.

         Suj.         V

 

3.      Suj  + V  +  CD

 

Ejemplo:

 

Carlos    baila     una vieja romanza.

   Suj.        V                  CD

 

Donde CD es el complemento directo del verbo bailar.

 

4.      Suj  + V  +CD  +CI

 

Ejemplo:

 

Carlos     baila     una vieja romanza     para divertirse.

    Suj.        V                  CD                           CI

 

5.      Suj.  + V  +  CD +  CI  + CC

 

Ejemplo:

 

Carlos     baila    una vieja romanza     para    divertirse,     cuando sale del colegio.

   Suj.         V                 CD                            CI                            CC de tiempo

 

 

El lector debe observar que a pesar de que el complemento circunstancial de tiempo, expresado por la oración subordinada adverbial, cuando sale del colegio, está un tanto lejos del verbo principal baila  es a él a quien modifica o complementa.

 

Los complementos circunstanciales pueden ser uno o más, todo depende del estilo y necesidad del escritor.

 

 

EJERCICIO No. 9

 

 

Subraye y clasifique las diferentes funciones en las siguientes oraciones, tal y como hemos venido haciéndolos nosotros.

 

1.      Esta lógica parecía de hierro y lo tranquilizó para que escapara con serenidad en el café.

 

__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

2.      Vi que otra persona salía conmigo y esto complicaba la situación en aquel momento.

     

                  __________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

3.      Una misma noche lo dije por teléfono. Me atendió una mujer y me dijo que María no estaba.

 

        ____________________________________________________________________

        __________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

4.      Cuando cierro la puerta, saben que no deben molestar.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

5.      Sentí una interminable felicidad que comenzaba con aquellas dos palabras.

 

      ___________________________________________________________________

___________________________________________________________________

 

6.      La letra de su carta era nerviosa. Esa nerviosidad encantadora me daba una vaga idea de nostalgia y confirmaba las sospechas del día anterior.

 

 

7.      En Galicia, un día, yo escuché una vieja historia en un café. Era de una niña que del pueblo escapó.

 

 

8.      En un rincón, una familia atendía al padre moribundo. En aquel sitio de algodones y olores de medicina, Rebeca practicaba toda la teoría que sus maestros le habían dado.

 

 

9.      Talamanca es una región poblada de indios. Viven en rancheríos cercanos a los ríos y para subsistir organizan diversas actividades.

 

__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

10.  Me despertó el estridente pitar del tractor que anunciaba la salida.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

11.  Desperté a las cinco de la mañana y los negritos me informaron que el resto de la gente había partido.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

12.  Cuando llegué a Chasse salía el sol y con la brisa fresca llegaba el rumor de las cercanas aguas del Sixaola.

 

____________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

13.  De entre las piedras seculares, tumba de remembranzas del ayer glorioso, recogió mi espíritu fe, paz y fuerza.

 

__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

14.  La lejanía es limón y violeta.

 

 

15.  Los huertos de naranjos extendían sus rectas filas de copas verdes.

 

 

16.  Brillaba el sol deslumbrantemente en las carnizadas hojas.

 

 

17.  Sonaban como zumbidos de lejanos insectos los engranajes de las máquinas de hierro.

 

Redacción de párrafos.

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REDACCIÓN DE PÁRRAFOS

 

 

1.      Sintaxis y expresión.

2.      La oración y sus elementos.

3.      Orden sintáctico y lógico de la oración.

4.      Clases de párrafos y su estructura.

a.       Descriptivos

b.      Narrativos

c.       Expositivos

d.      Expresivos

 

 

 

OBJETIVOS

 

 

Pretendemos que al finalizar esta sección la persona interesada sea capaz de:

 

1.      Identificar los elementos morfológicos y sintácticos de la oración gramatical.

2.      Apreciar la importancia del orden sintáctico y lógico de la oración.

3.      Distinguir los párrafos descriptivos, los expresivos, los narrativos y los expositivos.

4.      Escribir con soltura y corrección los diferentes tipos de párrafos.

 

SINTAXIS Y EXPRESIÓN

                          

 

Redactar no es lo mismo que hablar. Bien o mal, las personas se las ingenian para comunicarse entre sí. La mímica, el humo, los sonidos, los colores, en un semáforo, son formas de comunicar y suelen ser circunstancias que suplen las deficiencias del lenguaje, pues no siempre tenemos a la par un receptor. La redacción es más compleja y difícil; en ella solo contamos con instrumentos lingüísticos para que nos comprendan y eso nos obliga a utilizar un gran caudal de conocimientos del idioma con el fin de que nuestro mensaje sea percibido por el lector, tal y cual lo deseamos.

 

Pero ¿qué es la redacción? Significa expresar por escrito los pensamientos, previamente ordenados. No se busca hacer escritores, sino lograr, mediante la práctica, que la persona exprese con claridad y orden las ideas. Además, todo escrito debe tener dos cualidades fundamentales: propiedad y corrección.

 

Ahora, ¿se puede aprender a escribir? Si hacerlo correctamente es el producto de pensar bien, no existen fórmulas mágicas para ello. En todo texto se refleja la cultura y la capacidad mental del autor. Aprendemos a escribir conforme la mente se enriquece con el estudio, la observación, la reflexión, la lectura,  y la práctica. Una mente atrofiada por falta de estímulos, no podrá producir textos aceptables.

 

Además, el hombre, puede aprender el uso correcto del código lingüístico; igualmente,  aprender a "inventar", hacer que afloren ideas a su raciocinio; también aprendemos cómo disponer las partes de un texto. Adquirir el mayor dominio posible de la lengua materna en forma escrita, es lograr el mínimo de corrección, pero esto requiere constancia y voluntad en el esfuerzo, seguimiento en el trabajo, y una acción natural del tiempo.

 

Los seres humanos para comunicarse entre sí, utilizan códigos. El lenguaje escrito es uno de ellos; posee elementos que se organizan en ciertas formas para expresar las ideas.

En nuestra lengua, las palabras desempeñan diversas funciones, ya sea como sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, pronombres, artículos, preposiciones, conjunciones e interjecciones. Estas palabras se organizan en las frases o  las oraciones para transmitir un mensaje.

 

Desde luego, las palabras no se disponen de cualquier manera. Hay un orden que fija la lengua, acordado según características que son propias de ella. Descuidar esta regularidad significa caer en la expresión confusa y no ser entendido. Salvo en casos especiales de creatividad literaria o formas coloquiales.

 

Algunas personas evaden las normas gramaticales establecidas. La sintaxis, las relaciones de las palabras entre sí, deben ser estudiadas con el cuidado que requiere su importancia y resulta decisiva para la correcta redacción.

 

De todas maneras el lenguaje es una programación social permanente y como tal sufre cambios pero estos son más accidentales que esenciales. Si fueran esenciales estaríamos ante el nacimiento de nuevas lenguas.

 

Por las razones antes expuestas, se hará una sinopsis de los aspectos sintácticos más relevantes, que aportan información valiosa para aprender a redactar. No se brinda un análisis minucioso, por carecer de importancia a estos propósitos.

 

 

 

LA ORACIÓN Y SUS ELEMENTOS

 

 

 

Existen Tres puntos de vista diferentes para definir la oración:

 

Lógico, psicológico y gramatical.

 

El primero la define como la expresión verbal de un juicio. Alguien dice algo a otro. Es una relación entre dos ideas: lo definido y el definidor.

 

El criterio psicológico la define como la menor unidad del habla con sentido completo en sí misma.

 

Por último, el criterio gramatical la conceptualiza como toda expresión que posea un verbo conjugado.

 

Según estos criterios, las oraciones se clasifican de diferentes maneras.

 

Únicamente nos detendremos a estudiar la oración desde la perspectiva lógica.

 

Toda oración lógica establece una relación entre dos ideas.

 

a.       SUJETO: lo definido. Es a él, a quien se le atribuye algo,

b.      EL PREDICADO: el definidor. Es lo atribuido.

 

El sujeto debe poseer el mismo número que la persona del verbo. Así: El hombre saldel    cine y los hombres salieron del cine.                                                               SUJ

                Suj                V

 

También algunos definen al sujeto como la persona o cosa de quien se afirma, o niega algo y a ese algo que se afirma o niega, se lo llama predicado.

 

 TIPOS DE SUJETO

 

1.      Sujeto flexional o desinencial

 

Esta función está determinada por la flexión o desinencia del verbo conjugado.

 

Así en las oraciones, tales como:

 

                   La niña juega en la playa; canta en la casa y parlotea en las calles.

 

La niña es el sujeto de la primera oración. En la segunda y tercera es el pronombre personal de tercera persona singular ella que por supuesto sustituye a la niña y se expresa por las desinencias o flexiones de los verbos canta y parlotea.

 

2.      Sujeto escueto.

 

Está constituido por una palabra. Ésta puede ser un pronombre o un sustantivo. No lleva ningún modificador.

 

Ejemplos:

 

1.      Poesía es el arte de la palabra.

Poesía es el Suj.

     

2.      Yo soy aquél que ayer no más decía.

Suj.

     

3.      Platero es pequeño, peludo.

  Suj.

 

En todos los casos el sujeto es una sola palabra.

 

3.      Sujeto de grupo nominal.

 

El sujeto posee un sustantivo como núcleo o un sustituto de él y además uno o varios modificadores.

 

Ejemplos:

 

1.      Un fresco abrazo de agua la nombra para siempre.

                Suj.

 

Aquí la palabra abrazo es el sustantivo núcleo del sujeto.

 

2.      Los dos centinelas que oyes velar son desdicha y desamor.

                             Suj.

El núcleo de este sujeto es el sustantivo centinelas.

 

4.      De frase sustantiva.

 

En este caso el sujeto no posee núcleo. Consiste en una frase sustantivada a través del artículo definido.

 

 

 

Ejemplos:

 

1.      La del alba sería.

     Suj.

 

Puede observarse que no existe una palabra núcleo, sino una frase sustantivada. Se podría pensar que existe en forma elíptica y que fuera la palabra la hora pero no aparece formalmente. Por ello el núcleo es elíptico.

 

     2. El de la triste figura salió a recibirlos.

                 Suj.

 

Esta frase sustantiva sustituye a Don Quijote de la Mancha. Es el núcleo elíptico.

 

5.      Sujeto fraccionado.

 

Este sujeto está compuesto por un grupo nominal, interrumpido por una o varias palabras que no modifican el núcleo del sujeto si no a otras partes de la oración.

 

Ejemplo

 

La alta virtud resucita que a la hispana progenie hizo dueña de siglos.

   

                                        Suj. Fraccionado (la parte subrayada)

 

     6. Sujeto oracional

 

El sujeto está representado por una oración subordinada que mediante el modificador definido (el, lo, la, etc.) se sustantiva. Suelen llevar una forma verbal conjugada.

 

Ejemplo

 

No prueba nada contra el amor que la amada no haya existido.

                                                            Sujeto oracional

 

En este caso se prescinde, por innecesario del artículo modificador "el".

 

El que siembra vientos recoge tempestades.

           Suj. Oracional.

 

En este caso si se hace uso del modificador.

 

 

EJERCICIO No. 8

 

 

Subraye y especifique el tipo de sujeto que se manifiesta en cada una de las oraciones.

 

1.      Aquella tarde espoléabalo el deseo de ver a Marianela.

 

2.      Ritmo es la aparición periódica de un elemento.

 

3.      De repente, la máquina silbó.

 

4.      Libertad es un derecho del hombre. Es un deber del Estado.

 

5.      No prueba nada contra el amor que la amada ideal no haya existido jamás.

 

6.      Soy las lágrimas que debiste llorar y que nunca asomaron a tus ojos.

 

7.      Las rendij

Redacción: La lectura

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LA LECTURA

 

 

1.      Hábitos de lectura.

2.      Formas de lectura.

3.      tipos de lectura silenciosa.

4.      procedimientos para realizar la lectura de estudio

5.      aplicación.

 

 

 

 

OBJETIVOS

 

 

 

 

Nos proponemos que la persona sea capaz de:

 

1.      Desarrollar hábitos de lectura.

2.      Explicar y comprender los tipos de lectura silenciosa.

3.      Aplicar correctamente el método sugerido para llevar a cabo la lectura de estudio.

4.      Ejercitarse en la comprensión de la lectura en general.

5.      Obtener el mejor provecho de la lectura.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA  LECTURA DE ESTUDIO
                                

 

 

                              

 

 

La lectura constituye un hábito fundamental para el aprendizaje de habilidades y técnicas necesarias en la formación del hombre. Es una de las formas más importantes dell conocimiento humano.

 

A través de ella la persona:

 

1.      Arende la ortografía, la gramática, la semántica y la morfología de un lenguaje.

2.      Se informa de diversos aspectos culturales, científicos, literarios, del mundo.

3.      Se ejercita en el análisis lógico del conocimiento. Inducción, deducción, síntesis.

4.      Ejercita la memoria, la imaginación, la creatividad y la concentraación.

 

 

Se podría afirmar que todo  texto, libro, artículo, ensayo tiene algo positivo para quien lo lee. No obstante es recomendable aprender a esacoger la lectura. Eso sí sin que lo determine los prejuicios, la idiología u otros factores parecidos. Debe conbinarse los tipos de textos de lectura con los estados anímicos del lector. Hay momentos importantes para lecturas recreativas, otros para más densas y si es del caso para leer artículos un tanto livianos. El lector debe seleccionar entre tanto tipo de lectura que el lmundo contemporáneo ofrece. Si fuera necesario, debe asesorarse y así evitar perder el tiempo en lecturas superfluas.

 

La capacidad de la lectura puede desarrollarse si:

 

1.      Se hace una lectura general primero con el fin de enterarse de lo que trata el texto.

2.      Se busca en el diccionario las palabras que desconozca.

3.      Se detiene en el análisis de detalles, indicios o claves del escrito.

4.      Descubre las ideas fundamentales y secundarias para así poder comprender el mensaje. En el caso de obras literarias existen otras técnicas específicas.

5.      Escribir al final de cada párraafo- si resulta difícil la comprensión- comentarios, observaciones, ejemplos y hasta comparaciones, preguntas, etc.

6.      Si se desea aumentar la velocidad de la lectura, un ejercicio auxiliar consiste en abarcar las frases comprendidas en un renglón y saltar rápidamente de uno a otro, en lugar de moverse lentamente de palabra en palabra.

7.      Procurar que la vista no se devuelva mucho sobre lo leído. Eso es motivo de la desconcentración.

8.      Esforzar la mente para que mejore la concentración.

 

   La actividad de la lectura contempla tres aspectos básicos: la percepción visual Esto es el reconociminento de los símbolos, la interpretación y el enlace de los vocablos, en otras palabras la decodificación y la comprensión de lo leído y la respuesta mental a ello.

 

La lectura se realiza mediante tres formas diferentes:

 

1.      Oral.

2.      Silenciosa.

3.      A través del tacto, en el caso de los ciegos.

 

 

De acuerdo a nuestros intereses podemos leer para:

 

1.      Informarnos.

2.      Recrearnos.

3.      investigar.

4.      estudiar.

5.      comprobar.

 

1.      La lectura de información es rápida, poco profunda y solo se interesa por almacenar dato, memorizarlos e informarse en forma general de lo que pasa a nuestro alrededor. Los periódicos y los medios televisivos son la mejor muestra de ello.

2.      La lectura de recreación tiene como objetivo el entretenimiento y desarrollar las habilidades en la apreciación estética de las obras literarias.Se lee por el simple hecho de distraerse y disfrutar de  lo leído.

3.      La lectura de pesquisa o investigación exige un mayor esfuerzo mental del lector. La información, el mensaje, las ideas desarrolladas serán objeto, no solo de estudio sino para redactar futuros trabajos.

4.      La lectura de comprobación busca verificar aspectos que con anterioridad el lector se ha propuesto, como pueden ser la velocidad y la comprensión de un texto.

5.      La lectura de estudio se da con el fin de adquirir conocimientos, retener información valiosa, analizar, sintetizar y verificar ideas, propuestas, tesis, valoraciones, etc. que serán útiles para el desarrollo intelectual y profesional de la persona.

 

Aspectos importantes en el proceso de la lectura.

 

Es muy importante seleccionar un buen ambiente para leer. Si bien es cierto se puede leer en casi cualquier lugar y hora, lo coveniente es hacerlo con una adecuada comodidad. La luz debe ser buena y penetrar, de ser posible por detrás de quien lee. No es conveniente leer en los buses, pues los movimientos bruscos y los cambios permanentes de luz y sombras, obligan al lector a realizar esfuerzos grandes para obtener provecho de la lectura.

 

 

1.      El ordenamiento.

 

Mediante este proceso se distingue y clasificaan las ideas fundamentales y secundarias del lmensaje. Es conveniente disponer de un marcador o lápiz para destacar, si ello es posible las ideas importantes o aquellos párrafos que las contienen.

 

2.      La interpretación.

 

El lector decodifica y da su propia valoraación a lo leído. Se debe ser objetivo y desprejuiciado cuando se realiza este proceso.

 

3.      La valoración

 

Aquí el lector da  sus propios juicios a lo leído. Juzga y aprecia su contenido.

 

4.      La memorización.

 

 El lector retiene y almacena las ideas más importantes del mensaje. Es de gran importancia conservar no solo lo fundamental del texto sino las fuentes de donde procede.

 

La comprensión de un texto

 

Si deseamos obtener una comprensión satisfactoria de un text, se recomiendan los siguientes aspectos:

 

1.      Realizar una primera lectura general del texto, rápida y global, con atención y cuidado. De ella se logrará una noción general del tema y aprecaiar algunos elementos y estructuras fundamentales.

2.      Reconocer todos los términos usados por el autor en el texto. Si éste es técnico se deberá acudir a un diccionario especializado.

3.      Resaltar y comprender la estructura formal del texto.

 

En todo texto existen elementos de primer orden y otros de menor importancia. La tarea del lector consiste en localizar, formalizar e interpretar el mensaje expuesto, expresa o subyacentemente. Aquí se hace necesario realizar esquemas, cuadros y otros ardides para cotejar las ideas fundamentales y las secundarias.

 

Por lo general el párrafo tiene una idea fundamental y otras secundarias que la amplían, explican, valoran y la complementan.

 

Otro aspecto importante que debe considerarse, son los elementos de enlace que cada autor utiliza y los énfasis que explicita a ciertas ideas que él considera de trascendencia.

 

EJEMPLO

 

"Hay una enfermedad que ha costado miles de vidas. Las víctimas son generalmente niños menores de un año. Esta enfermedad se llama gastro-enteritis y se presenta de un momento a otro. Comienza con diarrea. Las heces son aguadas, de color verdoso y con muy mal olor. La diarrease hace constante y generalmlente hay vómito. El niño no resiste ningún alimento en el estómago. Lo vomita o lo evacúa inmediatamente en diarrea. Esta enfermedad es simplementemuna infección en el intestino. Puede ser ocasionada por alguna mosca, que trayendo microbios en sus patas, se para en el chupón o porque el lchupón haya caído en algún lugar recogiendo ahí microbios dañinos. O el niño al gatear, los puede recoger en sus manitas, que luego se lleva a la boca. También puede ser que la leche no sea muy limpia y que no esté hervida. En fin, la lenfermedad se adquiere fácilmente."

 

Procedimiento sugerido.

 

No señalamos algunas deficiencias gramaticales y de usos inadecuados de algunas palabras como el gerundio o como adjetivo.

 

1.      Lectura atenta  del texto.

2.      Verificación del conocimiento semántico del lenguaje usado, tales como el nombre de la  enfermedad, evacúa, infección, microbios, diarrea, etc.

3.      Obtener el tema del texto, la idea fundamental y las secundarias. Estas  se pueden sacar si realizamos una división gramatical rápida. Se hace si dividimos el texto en oraciones gramaticales. Entre ellas encontraremos la idea fundamental y otras ideas secundarias que la explican, la fundamentan  la ejemplifican.1

 

La idea fundamental es que existe una enfermedad fatal len los niños menores de un año, llamada gastro-enteritis.

 

Luego el autor explica los rasgos más importantes, sus consecuencias y la manera de llegar a ellos. Para eso utiliza ideas secundarias. Damos algunos ejemplos.

 

1.      Los niños son las víctimas

2.      El momento en que aparece.

3.      Los síntomas de la lenfermedad.

4.      Naturaleza de ella.

5.      Origen.

6.      Manera de evitarla.

 

Existen una serie de palabras de enlace entre las ideas secundarias que permiten darle al texto una estructura lógica. Éstas son algunas:

 

"O porque...", O el...", "...que luego...", "..."también...", "...y que...", "En fin..."

 

 

 

 

 

 

 

 

EJERCICIO No. 6

 

Lea el siguiente texto sobre Rolad Barthes, tomado del Diccionario del saber moderno: La Literatura.1 Realice un comentario del mismo. Para ello siga el ejemplo anterior.

 

TEXTO

 

      &n

Benedicto víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Libros

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9. LIBROS

   

 

En realidad Omar Dengo no escribió ningún libro aunque se propuso hacerlo y muestra de ello son estos inicios que incluimos en esta sección. García Monge publicó en el Repertorio Americano dos tomitos que llamó Meditaciones pero el mismo Omar Dengo había solicitado a su esposa y amigos que no publicaran nada de lo suyo, pues, según él, nada merecería tal empresa. Creemos que pecó de modestia. La verdad es que su vida se fue muy temprano, precisamente cuando se esperaba el inicio de una producción más original, sistemática y de mayores horizontes intelectuales.

 
NOCIONES DE METODOLOGÍA

 

 

Advertencia

 

 

El propósito del presente trabajo es el de ofrecer a los maestros costarricenses una exposición de nociones de metodología inspiradas en las actuales tendencias de la educación y de la práctica escolar.

 

Se trata, pues, de un trabajo destinado a servir a nuestros maestros, quizá más por la intención que  lo guía, que por la eficiencia de que sea capaz, ya que aspira a poner al alcance de quienes trabajan sin facilidades para consultar obras modernas, aquellas nociones esenciales del actual movimiento metodológico.

 

El trabajo no presume de originalidad, aunque alguna pudiera ostentar, ni entiende ser estrictamente técnico, ni supone la intención de tratar de las cuestiones a que se refiere con la misma amplitud en todos los casos, sino, en cuanto sea posible, con la que en cada uno aconsejen las que parecen ser conveniencias de nuestras aulas.

 

Yoda sugestión que de los maestros se reciba al objeto de que el trabajo satisfaga sus necesidades, será cordialmente recibida por el autor.

 

***

 

INTRODUCCIÓN

 

Referencias históricas

 

 

Conviene iniciar el estudio con algunas referencias de carácter histórico. Ellas establecerán los antecedentes necesarios para situar en su justa posición el criterio general en que este trabajo descansará. Alúdese, por supuesto, a referencias breves.

 

Si se quisiera determinar en pocos momentos, aún con la más rica documentación a la vista, cuántas y cuáles son, y de dónde surgen las voces que proclaman la necesidad de una nueva escuela, de una nueva educación, o que señalan su presencia en el mundo del pensamiento o en el de los hechos, se estaría ante un complejísimo problema, porque la vastedad del movimiento reformador lo hace imposible. Es, por lo demás, natural y conveniente que así suceda. El espectáculo que dan los nuevos educadores, los nuevos libros las nuevas escuelas, las nuevas agencias de fomento educacional, se presenta maravilloso, en realidad, así por la amplitud, como por lo que ella revela de trascendental para el porvenir de la civilización. Ello incita al comentario, pero no es esta la oportunidad. Importa más por el momento advertir que el hecho muestra a nuestra época como una etapa de fecunda transición. Los más prudentes la juzgan de ese modo; los más entusiastas, digamos, imaginan que hemos entrado en un período de realizaciones definitivas. Es lo ordinario, y también lo necesario, en la evolución de las ideas.

 

No podemos comprender que signifique algo diferente del concepto de transición el que aplican los historiadores de la Pedagogía que hablan de nuestra época como caracterizada por tendencias eclécticas. Tal eclecticismo acaso no sea sino confluencia de tendencias y aspiraciones que se enderezan a buscar la unidad dentro de un criterio más amplio o más elevado que el que cada una de ellas expresa.

 

La exposición más clara y mejor ordenada, es decir, más lógicamente presentada, de cuantas conocemos relativas al eclecticismo nos parece que es la del eminente Porf. Monroe, de Columbia, en A Text Book in the History of Education. (El resumen,  A Brief Course, ha sido traducido al castellano). El Prof. Monroe establece, con admirable visión de los hechos, que a la fundación del criterio ecléctico concurren las tendencias directrices del pensamiento educacional de los siglos XVIII y  XIX, a saber: la sociológica, la psicológica y la científica.

 

Monroe, considerada en síntesis su explicación, determina la contribución de aquellas tendencias, así: de Rosseau procede la idea de identificar la educación y la vida, de centralizarla en el niño y fijarle su objetivo en el individuo y en cada particular etapa de la vida de éste; de Pestalozzi proviene el fundamento de la interpretación del niño como ser psicológico; de Herbart la noción del proceso científico de la instrucción, la de una organización científica de los planes y programas, la del carácter como finalidad de la obra educativa; de Froebel se deriva, con la amplia concepción de los intereses infantiles, "la primera y más completa aplicación de la teoría de la evolución al problema educacional".

 

Es claro que esas varias contribuciones han tenido acción sobre todos los aspectos del problema, y no solo sobre el del método. Mas también, que las  de orden psicológico la han tenido, de preferencia, sobre este problema del método. Aguayo, pero el Aguayo de 1916 y el de 1020, al explicar la reforma escolar del siglo XX dice que:

 

 " el tipo del maestro de antaño, falto de cultura científica, que tenía por verdades inmutables las doctrinas de los pedagogos clásicos, ha desaparecido o está a punto de desaparecer; y ya no son las opiniones de Platón y Quintiliano, de Comenius y Locke, de Pestalozzi y de Herbart, las que deciden los problemas escolares, sino los resultados precisos de la observación y la experimentación, las estadísticas de los hechos recogidos y los progresos de la técnica profesional".1

 

Ciertamente, no es posible negar la trascendencia de la labor de los Binet, Meumann, Schuyten, Thorndike, etc., cada día más fecunda, pero tampoco es posible negar la deuda inmensa con la obra de los clásicos, ni menos si la técnica, para ser la técnica, ha de carecer de la inspiración filosófica. Parécenos algo extremada la conclusión del entusiasmo modernista de Aguayo, cuya autoridad y cuya nobleza tantos servicios han prestado en nuestros países. Y la prueba evidente de que incurre en contradicción, encuéntrase en que se apoya en Derwey, el cual ha declarado, y demostrado con su genial trabajo de reforma, que la influencia de Rosseau, -y no solo ésta entre las clásicas- continua, en pleno vigor, contribuyendo a determinara fundamentales modalidades de la situación actual.

 

La afirmación de Aguayo parécenos propia de las exageraciones de un período de transición, como nos lo parece aquella otra del extremo opuesto sustentada por un eminente educador, hace poco, el cual, al decir del Prof. William A. McCall, declaraba que sería desastroso que la educación llegara a ser una ciencia exacta.

 

Pero, no obstante, la afirmación de Aguayo contiene mucho del espíritu con que el pensamiento se va alejando del criterio meramente ecléctico y ofrece un enlace para presentar la idea de que la síntesis de Monroe comienza a resolverse en otras tendencias, producto sin duda de fusión, pero más concretamente definidas. En cuanto al método, precisamente, la transformación es clara. La obra de Pestalozzi, de Froebel y de Harbart, juzgada por las fases psicológicas, conserva el valor de la creación inicial, o mejor, innovadora, pero ha tenido que plegarse a los progresos de la ciencia por ella misma estimulados. El método que tiende a predominar, en teoría y práctica, sigue siendo psicológico, pero han cambiado así el concepto de método como la psicología en que se informa.

 

De Herbart a Dewey

 

La principal de las razones que nos inducen a partir desde Herbart para llegar a la afirmación de una tendencia característica de la presente práctica escolar, encuéntrase en el hecho de que en  nuestras escuelas han dominado, durante largo tiempo, las ideas metodológicas de los herbartianos, por cierto que lamentablemente adulteradas. Las causas del predominio y de la adulteración no urge esclarecerlas aquí.

 

Importa, no obstante, hacer nortar que cuando los "pasos formales" habían pasado a ser en la teoría, y también en la práctica de otros países, un "tipo de lección" (la lección inductiva), en Costa Rica todavía se continuó enseñándolos y aplicándolos en el concepto de "método general".

 

Herbart había sugerido cuatro pasos (claridad, asociación, sistema, y método) con los cuales quedaba explicado el proceso de formación de juicisos. Después de los trabajos de varios continuadores, preferentemente de Séller, Rein, De Garmo y Mc Murry, lo que en sustancia era una explicación psicológica concretóse en un método y más que en un método, en un tipo de lección.

 

La lección inductiva herbartiana, conforme se la ha enseñado los últimos tiempos, consta de los pasos siguientes, que se describen brevemente:

 

a)      Primer paso: Preparación.

b)      Sub-paso: Afirmación del propósito u objetivo.

c)      Segundo paso: Comparación y observación.

d)      Cuarto paso: Generalización.

e)      Quinto paso: Aplicación.

 

 

El primer paso aspira a revivir las ideas que el alumno pueda tener en relación con el asunto por tratar.

 

El sub-paso cumple dos funciones complementarias: atraer la atención del alumno hacia el asunto en estudio, concentrar en él la experiencia; e interesarlo en la nueva cuestión.

 

El segundo paso responde al objeto de suministrar las nuevas experiencias necesarias para que de ellas se desprenda un juicio.

 

El tercer paso (que en la práctica suele fundirse con el precedente) forma la transición entre el análisis de los hechos presentados y la composición de los mismos dentro de un juicio general.

 

El cuarto paso se refiere a la formulación de aquel juicio, es decir, define la regla o principio, o establece la ley.

 

El quinto paso da la ocasión de aplicar la regla, el principio, la ley o la proposición, a casos particulares.

 

La rigidez con que los "pasos formales" se entendieron y aplicaron en muchas escuelas, sea que se les considerara como "método general" o como "tipo de lección", aquella bárbara rigidez que los convirtió en un inmutable carril de acero, no pudo menos que engendrar, en la práctica, la inconformidad de muchas mentes ante el funesto resultado, acaso antes de que los estudios psicológicos establecieran la crítica de los fundamentos y de la aplicabilidad de los pasos.

 

Ya De Garmo a Nagley, por ejemplo, se advierten significativas diferencias y cuando llegamos un poco más acá las encontramos profundas.

 

El análisis de los "pasos formales" como lo presenta Dewey, A nuestro juicio, dentro de las circunstancias que rodean la práctica de nuestro magisterio, es lo que mejor permite apreciar uno de los aspectos básicos de la transformación que se ha operado.

 

Tal análisis parte del concepto de los "pasos formales" como "método general", vale decir, como método aplicable a la enseñanza de cualquier asignatura con prescindencia de la edad del alumno; y se funda, esencialmente, en la discusión del fundamento psicológico. Más concretamente, el análisis se funda en el de una operación completa de pensamiento. Ésta, según la doctrina de Dewey, consta, en síntesis, de los pasos siguientes:

 

1.      La aparición u ocurrencia de un problema, la presentación de un fenómeno que mueve a inquirir.

2.      La observación de los  hechos al objeto de aclarar el problema, de precisarlo, de definirlo.

3.      La formación, de una hipótesis o la sugestión de posibles soluciones al tiempo que la elaboración de ellas por el razonamiento.

4.      La verificación de la idea propuesta aplicándola como guía para nuevas observaciones y experimentos.

 

Hay, en cada caso, un movimiento inductivo-deductivo. De todo lo cual surge una primera diferencia entre el criterio de Herbart y el de Dewey. Herbart, dice el propio Dewey, "no hace referencia a una dificultad que requiera explicación, como origen o estímulo del proceso. En consecuencia, suele parecer que el método herbartiano trata el pensamiento como un simple accidente en el proceso de adquirir información, en vez de tratar a este último, como un accidente en el proceso de desarrollar el pensamiento."

 

Es sumamente importante que el maestro advierta esa divergencia. Cuando, arrancando de ella, se entra al análisis minucioso de los pasos formales herbartianos, uno tras otro se van transformando hasta quedar convertidos de camino para dar la lección que eran, en camino para que el maestro la prepare, con lo que se tiene, además, establecida la distinción entre el procedimiento lógico y el psicológico, de fecundas consecuencias.

 

En efecto, el orden lógico que los pasos herbartianos representan corresponde al concepto del asunto por tratar como puede formárselo el maestro, que conoce el asunto, que puede juzgarlo, y no cabe confundirlo con el orden propio del niño, el orden de la mente al seguir el curso de adquisición de una idea, de un conocimiento. El camino del maestro y el camino del discípulo, no pueden identificarse. El primero recorre lo conocido, el segundo, lo desconocido; el primero es un adulto, el segundo, un niño. Por donde se diría que los pasos formales, si no en la elemental, podrían subsistir para aprovecharse en la enseñanza superior, y así pareciera entenderlo Dewey, pero otra de las críticas de él es válida en cualquier campo en que el método se siga: los pasos destruyen la vitalidad de la lección al excluir imponiendo un curso único de pensamiento, toda forma de flexibilidad que se acuerde con la natural expresión de los estímulos que inducen a pensar.1



1 La escuela primaria como debe ser.

1 Este trabajo quedó inconcluso.

LIBRO DE INSTRUCCIONES RELATIVAS AL DESARROLLO DE LOS NUEVOS PROGRAMAS DE EDUCACIÓN PRIMARIA

 

Introducción

Las  presentes instrucciones consisten en una serie de resúmenes de estudios, traducciones de páginas o párrafos, comentarios, etc. ordenados no tanto en conformidad con un plan lógico ni por otro concepto adecuado al desarrollo de una obra de texto o de consulta, como en acuerdo con las que parecen ser las más urgentes demandas de los maestros al tratar de estudiara y aplicar los programas.

 
 CAPÍTULO I

 

EDUCACIÓN MORAL1

 

Las instrucciones sobre Educación Moral se contienen en el resumen, comentado, de un reciente estudio de George R. Jonson, Director de la Escuela Elemental de Adams, San Luis, Missouri.

 

I. El Propósito

 

No es suficiente que la escuela aspire de un modo general a desarrollar el carácter moral. Debe aspirar al dominio de los elementos mismos que constituyen el carácter, que determinan la conducta de los niños.

 

La formación de hábitos morales, la enseñanza de principios o hechos de orden moral, la sugestión, la creación de ideales, le señalan un fin concreto a la labor del maestro. Porque los procesos de formación de hábitos, de trasmisión de conocimientos, de sugestión de ideales, le son conocidos.

 

Comentarios

 

En la instrucción a los programas se dice de sugerir y robustecer móviles de acción, de crear y fomentar costumbres, de producir la posesión de prácticas, de generar impulsos superiores del corazón, etc. Es decir, que los programas concretan el propósito de la educación moral, con lo que satisfacen la tendencia presente en la crítica de una educación sin contenido, reducida por la inconsistencia de sus propios fundamentos, a la infecunda actividad del verbalismo; cuando no relegada a la arbitrariedad de la disciplina escolar.

 

Los programas indican cuáles son los hábitos y los ideales que principalmente integran el objeto de la educación moral en cada grado de escuela. El programa de instrucción moral, (los hechos, los principios que sea necesario estudiar) queda comprendido en el uso diestro de los procedimientos aptos para la formación de hábitos y la sugestión de ideales. (El sentido de estas palabras lo aclararán las oportunas explicaciones acerca de tales procesos).

 

El maestro que desee estudiar con alguna seriedad el problema de la educación moral, o conocer, al menos, las razones capitales de la tendencia que los programas consultan, puede leer, por el momento, los siguientes libros:

 

Moral principles in Education, por John Dewey; Character in the Making, por J. A. Jones; Social Education, por C. A. Scott, etc.2

Al objeto de presentar, brevemente, una idea general de la tendencia, exponemos algunos conceptos de la primera de las obras citadas.

 

El adiestramiento en lo moral es patológico cuando la corrección de faltas prevalece sobre la positiva formación de hábitos.

 

La actividad del maestro en relación con la vida moral del niño suele consagrarse a la tarea de conformarlo con los convencionalismos de la rutina escolar, siempre arbitraria.

 

Las normas de acción impuestas por la disciplina escolar, violan las condiciones del desenvolvimiento del niño.

 

Toda condición que induzca al maestro a sobreponer la corrección de faltas escolares a la formación d hábitos, conduce al mismo resultado.

 

La corrección de tales faltas debe ser un incidente, no un principio.

 

El niño debe adquirir plena conciencia de las necesidades, circunstancias, normas, relativas a la dirección moral de su vida por sí mismo.

 

Los hábitos morales, los ideales a los que la escuela sirve, carecen de contacto con la realidad de la vida.

 

Son obra artificial, obra de convencionalismo, funesta o estéril.

 

No puede haber dos series de principios éticos, una para la vida, otra para la escuela. La conducta es una, unos los principios.

 

II. Análisis del problema

 

Las acciones habituales, los juicios que repetidos han llegado a constituir puntos de vista o criterios, las manifestaciones emocionales que tienden a ser automáticas, son factores muy importantes en la dirección de la conducta.

 

Pero la conducta no obedece solamente a la acción de respuestas1 automáticas. La dirigen también los ideales.

 

Además, tan importante como los hábitos y los ideales, es el conocimiento de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo verdadero y lo falso.

 

Los conocimientos, los ideales y los hábitos no son, por supuesto, factores separados o independientes, de la vida mental. Representan diferentes aspectos de ésta, y deben ser desarrollados, por lo mismo, mediante métodos peculiares a la  naturaleza de cada uno.

 

Pensamos de los hábitos como resultantes del ejercicio; de los conocimientos como producto de la instrucción; de los ideales como obra de la inspiración.

 

La educación moral no puede, no debe fundarse exclusivamente sobre la instrucción moral, ni depender solo de la influencia personal del maestro, ni de la organización disciplinaria de la escuela.

 

Es necesario organizar la escuela de tal modo que la educación moral surja espontáneamente de las actividades de los niños.

 

La vida social de la escuela, los procedimientos de trabajo, el contenido de los estudios, suministran un conjunto de medios, cuya adecuada combinación, a la luz de los principios realmente científicos, puede conquistar los más deseables resultados.

 

Comentarios

 

Rompiendo, -dice el Profesor Rapeer- la vieja síntesis entre los conocimientos y los  poderes o facultades, insiste el Doctor Yocum en que no es educativo lo que no se retiene como conocimiento en la mente del que aprende, ni se manifiesta como contralor sobre su futura experiencia.

 

Es la precedente, una de las más sencillas expresiones, a nuestro alcance, de mucho de lo que es fundamental en el criterio psicológico que a la actual pedagogía informa. Sería ineficaz la cita, -conviene advertirlo- al efecto de exponer tal criterio por consideración a su misma trascendencia, pero basta apoyar la siguiente explicación.

 

Aceptado que no es educativo sino lo que puede funcionar vitalmente, digamos, en la experiencia, en la conducta del individuo, el problema cardinal de la educación viene a ser el de determinar las condiciones de la adquisición de los conocimientos "y los correspondientes o resultantes formas de controlar".

 

El citado Doctor Yocum distingue las formas de conocimiento y los correspondientes modos de contralor, como aparece en este cuadro:

 

Educación Moral

 

Es decir, el cuadro anterior demarca las direcciones de la actividad escolar, en cuanto ésta obedece al propósito de ser Educación Moral. Pero las mismas direcciones corresponden a todas las demás finalidades de la escuela: Educación Vital, (física e higiénica), Educación Vocacional (industrial, agrícola, económica, doméstica, etc.), Educación Cívica (Social, etc,).

Repetimos que los programas determinan los objetivos inmediatos de la Educación Moral, siquiera lo bastante para que el maestro pueda edificar, sobre líneas definidas, la obra más conveniente a las condiciones y circunstancias concretas de su actuación.

 

En el primer grado, por ejemplo, el compañerismo y la obediencia son los propósitos centrales de aquella educación. ¿Cuál es ante ellos la tarea del maestro?

 

Dar conocimientos, formar hábitos, sugerir ideales; ampliar los conocimientos, o fortalecer los hábitos en formación, cooperar al desenvolvimiento de los ideales. Lo propio expresan, abundantemente, los programas:

 

"conviene que adquieran (los niños) la práctica de virtudes y cualidades"; "sugerirán y aconsejarán actitudes"; "se hará aprovechar todas las ocasiones; "semanalmente se les expondrá un propósito moral"; "hacer ejecutar, realizar, crear costumbres", etc.

 

El problema es el mismo que surge al considerar la función del maestro por referencia a cualquier otro aspecto de la Educación. Sólo que tal función no supone la pasividad, ni una secundaria  o inferior actividad del alumno. En otros términos, más que al alumno,-creación del maestro,-presupone al niño. Por donde se declara que la transmisión de conocimientos, la formación de hábitos, la creación y sugestión de ideales, han de comportar la asistencia de toda actividad, de toda la vida del niño, al de desenvolvimiento y a la realización de los respectivos procesos. Vale decir que la escuela debe capacitar al niño para que adquiera conocimientos, para que dirija la formación de sus hábitos y concurra conscientemente al desarrollo de sus ideales.1

 

III.-CULTIVO DE FACTORES AUTOMÁTICOS.

 

La formación de hábitos demanda una inteligente y atenta repetición de un acto dado, hasta que llegue a constituir una respuesta automática.

 

"Si un maestro desea que sus alumnos adquieran el hábito de la obediencia, debe fijar la atención en cada uno de actos de ellos, de preferencia en los directamente relacionados con el  hábito; debe suministrar frecuentes oportunidades al ejercicio del hábito; aprovechar las que se  presenten; prevenir, cuando pueda, las violaciones." Es obvio que este trabajo es incidental en la vida de la escuela, en el concepto de que sería absurdo dedicarle un período especial. El trabajo diario ofrece situaciones oportunas.

 

Los principios que rigen el procedimiento son constantes, cualquiera que sea el hábito que se quiera implantar. La mayor dificultad reside en la supresión de las violaciones o contravenciones. Se resuelve, en general, evitando los estímulos capaces de provocarlas o mantenerlas, y por la advertencia de la posibilidad de tales contravenciones y la sugestión de los medios eludidos.1

El método general para establecer un punto de vista, un juicio automático, es también una combinación de la instrucción y el ejercicio. A su través el maestro conduce a los alumnos, sea a formular ellos mismos un juicio correcto, sea a interpretar y aceptar uno ya formado.

 

A través de la repetición consciente, de la ampliación de la adecuada y oportuna aplicación, el juicio deviene habitual.

 

El tercer factor automático en el contralor moral, es el prejuicio. La aversión hacia lo que se juzga malo, el amor a lo que se cree bueno, son procesos mentales necesarios a una noble vida moral. Mas la simple recomendación, es ineficaz. El amor, la admiración, el entusiasmo, deben ser inspirados y cultivados con amor, con admiración; por amor, por admiración, por entusiasmo. Cuando al juicio lo enriquece el sentimiento, la acción, la actitud, resultantes, son mucho más positivas y fecundas. Para ser dinámico, el juicio necesita de un correlativo automatismo emocional. El arte de la sugestión da el método. Es decir, -se permite insinuar quien resume y adapta- la grandeza moral del maestro se comunica, -transformada en inquietud, en aspiración, en preocupación, -cuando es capaz de compenetrar toda la obra del maestro- sin excluir su más humilde palabra, su gesto más sencillo.

 

Un estimulo semejante, fecundo, lo contienen la historia, la literatura, la música, etc. enseñadas en forma que comunique su inspiración, su belleza.1

 

 Comentario.

 

Extenso, variado, quizá hasta inquietante sería si la índole de estas páginas no recabase otro.

 

En primer término, cabe explicar, más ampliamente los principios de la formación de hábitos. Siendo el fundamento de las lecciones de habituación, le dan al maestro el dominio de aquellos elementos que integran la técnica de la enseñanza, en lo que ésta tiene d automático. Al margen de la Educación Moral, trataremos de la enseñanza de la caligrafía, de la lectura (mecánica) y de la aritmética. Cuanto a la última, de lo que concierne a las revisiones ("Se propondrán, -advierten los programas- alcanzar cierto grado de automatismo").

 

El profesor Thorndike, con apoyo en James y en Bain, formula los principios de formación de hábitos como sigue:

 

I.- "En la adquisición de un nuevo hábito o el abandono de uno viejo, debemos proveernos de una tan fuerte y decidida iniciativa como sea posible.

 

II.- No debemos tolerar ninguna violación, sino insistir hasta que el hábito arraigue seguramente.

 

III.- Ejercítese el hábito. Aprovéchese toda oportunidad para practicarlo. Búsquese oportunidades."

 

Para Bagley el principio más importante es éste:

 Los procesos que hayan de ser habituales o automáticos, deben ser primero focalizados.

 

 Esto significa algo más de lo que entienden ciertos tratadistas.

 En efecto, no expresa solamente la idea de que debe ser dirigida la atención del alumno a la formación del hábito, sino, además, la de que ha de sentir, comprender, la necesidad de ejercitarlo, de adquirirlo. Las dos primeras condiciones de toda lección de habituación quedan así expuestas: Interesar a los niños activa, profundamente, en la adquisición del hábito. Darles un conocimiento claro, explícito, completo, de lo que deben hacer con tal fin. Pero cuando decimos interesar no significamos "entretener", sino motivar la instrucción, motivar el adiestramiento. Noción que incorpora la del aprovechamiento de los hábitos ya adquiridos, de las tendencias del niño, pero que no subordina el trabajo  del maestro a la sola influencia de esos recursos. Que, al contrario, aspira a suministrarle una nueva, cada vez más activa razón de ser:

  "Idealmente, -expresa Strayer- las lecciones de habituación existen en verdad cuando los niños comprueban que su futuro progreso está condicionado por la formación de los hábitos en que se les ejercita".

A propósito de la motivación, en un trabajo no publicado decimos1:

"Cuando por virtud de alguna circunstancia interesan al niño, más o menos las labores escolares, no incitan, en cambio, su actividad, no la ejercitan, en las condiciones de necesidad en que la vida, momento tras momento, demanda actitudes, resoluciones, esfuerzos, etc. Y el valor inmediato de ella, viene a estar determinado por las responsabilidades nacidas de la actuación individual, complejas y crecientes en la medida de la acción colectiva que implican. Lo que permite asentar que la adquisición del conocimiento excluyente de la responsabilidad entrañada en la aplicación real, directa, necesaria del mismo, quizá no cuenta como educación. El problema de motivar la instrucción, tiende a ser, así, el de dotarla de capacidad educativa."

 En otra parte del mismo  trabajo decimos:

La más importante afirmación de Strayer acerca de esa pregunta2establece que los estímulos subyacentes en la relación entre maestros y alumnos, presentan un carácter esencialmente individualista. Y es verdad; el niño sabe, siente, que el propósito directo de la lección se inclina a satisfacer al maestro. La única justificación de su trabajo, de toda su actividad de alumno, cuando alguna encuentra, la halla en el maestro; en la autoridad de éste. Es la relación del niño con el mundo, -con la naturaleza, con el hombre, con la civilización- casi solo por mediación del maestro; y  lo que es mucho más grave: el contrato del niño consigo mismo, también por mediación del maestro.

 

Todo el pensamiento adverso al magíster dixit subsiste en la lucha contra esa trasmutación del mismo espíritu. Solo han variado, y no tanto como pudiera aparecer, los medios de ejercicio de la autoridad del maestro. Demás de que éste al requerir  la actividad del alumno apela constantemente a incentivos de un carácter individualista. Puede ocurrir y a las veces acontece que el alumno razone y acepte la justificación del esfuerzo que se le pide. Pero  ello no liberta a la justificación de ser artificiosa y en lo tanto infecunda, si emana de las convencionales necesidades de la escuela; no de las vitales del niño. Como lo es cuando invoca móviles inavenibles con los de la espontánea acción del niño, ya que así conspira a la integración de normas de conducta que no se corresponden con las dirigentes de la actividad y de los más altos designios del esfuerzo humano. Sin la experiencia del motivo, no es hacedero que el niño obtenga  la experiencia del propósito. Es decir, sin la asistencia del niño, con la totalidad de sus fuerzas, a la labor de su educación, ésta no logra transformarse en autoeducación."

En otra parte del citado trabajo decimos:

" El problema de proveer a la  motivación real de la instrucción, queda dicho que, en lo hondo, se confunde con el de educar. Falta el dato primordial en el planteamiento de ese problema: el niño, el hombre. Todo el empeño acumulado por los psicólogos del siglo XIX en la conquista de un conjunto de principios al servicio de la pedagogía, contiene el afán con que la escuela ha buscado la consecución de aquel dato. Una más prudente posición de espíritu de parte de los maestros, convertiría a la escuela en el mejor de los laboratorios que trabajan por descubrir el secreto del niño. La libertad del niño, desde antiguo preconizada, marcaría los límites de la supuesta posición. Libertad intelectual, de preferencia; a fin de que al cobrar dueñanza la mente de sí misma, suscite la acción de todos sus más ricos recursos. Porque fecundándose éstos, en la experiencia de su sentido y de sus posibilidades, refluye su vigor sobre una conciencia de la vida, progresivamente comprensiva y penetrante. La escuela se acercaría siguiendo ese rumbo, al hombre, por mucho que continuase ignorando la definición de su conciencia. Motivar es libertar. Libertar es educar.

Libertar al niño, sujetándolo a sí mismo, a la íntegra expresión de su ser, sería abrir el recinto de la escuela, a la sagrada presencia del hombre. Tal la ansiedad de un nuevo realismo pedagógico, no ceñido a la existencia del concepto, sino en cinta de la acción, síntesis en el hombre de la pródiga voluntad de la vida."

 

La cuestión de que el niño sepa qué debe hacer la presenta Strayer en las siguientes palabras:

 "Parece superfluo llamar la atención hacia el hecho de que cada niño debe tener una idea clara de lo que va hacer, antes de comenzar el trabajo de ejercitación; pero sucede a menudo que el maestro lo da por sabido. Los niños vacilan y fracasan, o no hacen nada, simplemente porque ignoran de qué se trata. Creeríase imposible que a un grupo de niños se le pidiese la memorización de algo que no han comprendido; y sin embargo, es lo que ocurre, pues las posteriores interpretaciones de los niños nos advierten de su incomprensión."

No es lo corriente que el maestro aplique con el acierto que dan los conocimientos los principios de formación de hábitos. Los ejercicios de lectura mecánica, las revisiones aritméticas, las lecciones de caligrafía, por ejemplo, de ordinario fatigan y fastidian al niño. Al punto de que generalmente, a más de carecer de objeto, significan una amenaza a la salud del niño y un serio obstáculo para la educación. En muy repetidas ocasiones oímos decir al maestro, a veces presunta autoridad en nuestra enseñanza:

 "Mañana a tal hora, no tengo nada qué hacer." O: "Para ma

ñana no tengo que preparar clases"  y agregar como explicación: "Me toca repaso de aritmética o caligrafía o ejercicios de lectura".

Funciones del lenguaje

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FUNCIONES DEL LENGUAJE

 

 

 

El énfasis del mensaje lo realiza, en primer lugar, el emisor. A veces aparece en el referente y en ocasiones lo promueve el receptor.

 

 

1. FUNCIÓN EXPRESIVA

 

 

Cuando el énfasis se centra en el emisor y éste apela a sus sentimientos, se pone de manifiesto emotivamente, entonces se dice que el lenguaje cobra un alto grado de expresividad. El emisor desnuda sus estados de ánimo, sus sentimientos. Se trata de una relación altmamente apreciativa, por parte de él, ante el objeto y el receptor. La comunicación se da en el plano de lo afectivo. Este rasgo es propio de la poesía lírica.

 

Un ejemplo de texto bajo estas características puede ser el siguiente:

 

"Esto sentía yo por Garcìa Monge, por su bondad, su generosidad, su estilo paternal: cariño entrañable, que en sus viajes al solar nativo me llevó siempre a visitarlo. ¡Su emoción al abrirme la puerta! ¡Su Sorpresa por cogerlo desprevenido! ¡Su sonrisa grata! Y nos uníamos en un estrecho abrazo, aún más estrecho cuando llegaba la hora de la despedida."1

 

 

  1. FUNCIÓN REPRESENTATIVA

 

 

Ocurre cuando el emisor hace énfasis exclusivamente en el referente. El mensaje se torna objetivo, observable, verificable. Está muy cerca del lenguaje narrativo, propio de la novela y el cuento.

 

 

Ejemplo:

 

 

"A la sazón los terrenos comenzaban a colindar unos con otros. Primero los Morales y los Cotos se unieron por un lado de sus obras. Surgieron entonces los zanjones o los setos de piedra que marcaban el lindero. Más adelante Mena y Vega se encontraron, hacha frente a hacha, fijaron losllímites..."2

 

 

  1. FUNCIÓN APELATIVA

 

 

En este caso el emisor hace énfasis en el destinatario, apela a él, le llama la atención, lo incentiva, lo induce, lo acapara. Es el lenguaje propio del teatro, de los discursos políticos, etc. El vocativo y el imperativo son formas gramaticales usadas con frecuencia, por ello suele encontrarse en el lenguaje galante y propagandístico.

 

Los annuncios en los periódicos, las carteleras de cine, los rótulos en los postes y paredes. Todos ellos desean cambiar la conducta del posible lector para introducirlo en la sociedad de consumo. El fin es vender el producto y para ello se utiliza un lenguaje apelativo, persuasivo y engañoso.

 

EJEMPLO

 

 

"Entretenimiento para toda la familia. La incomparable leyenda mágica de todos los tiempos. Un clásico de Walt Disney en todo su esplendor.

¡Despierta al mundo de las sorpresas".1

 

Es necesario aclarar que un texto puede ser fundamentalmente expresivo, representativo o apelativo, pero lo esperable es que las tres funciones se encuentren simultáneamente en él. Lo que sucede es que una función predomina sobre las otras. En el lenguaje literario, la función expresiva priva en la lírica, la representativa, en la narrativa y la apelativa, en el drama.

 

 

EJERCICIO No. 5.

 

 

Clasifique los siguientes mensajes según la función predominante del lenguaje. De ser posible corríjalos.

 

 

1. "Invertir su dinero en una sola empresa que lo invierte en una sola aactividad es muy peligroso. Es como poner los huevos en una sola canasta. Si esta se vuelca, todos los huevos se quiebran. No se ate a una sola actividad. No ponga los huevos en una sola canasta. Analícelo. Converse con nosotros."1

 

2. "Consiga, un canoso exprimer Ministro y ex- ministro del interior, respetado en todo aspecto político por su integridad, juró a la Presidencia, un cargo básicamente ceremonial en Italia, pocos minutos antes de las 5.p.m."3

 

3. "Estás como idiota. Fijate en la milpa. El ternero se murió de puro descuido. Estás desanimado. Vos te desanimás de todo. Sos muy flojo. Aguantemos estos malos ltiempos. No van a ser eternos. ¿Te has fijado en lo bonito que está el cañal? ¿No has pensado en que tal vez se le saque algo a esa caña? ¡Un trapiche, Juan! ¡Con un trapiche estarías salvado...!"1

 



1 Sáenz, Vicente. Ensayos Escogidos. Ed. Costa Rica, San José, 1983,  p. 368.

2 Dobles, Fabián. El sitio de las abras. Ed. Costa Rica, San José, 1977, p. 34.

1 En : La Nación, San José, 4 de julio de 1985, p. 42-A. Todos los medios de comunicación

2 En: La Nación, San José, 3 de abril de 1982. p. 5-A.

3  En: La Nación, San José, 12 de octubre de 1984, p. 12-A.

1 Herrera García, Adolfo. Juan Varela. Ed. Costa Rica, San José, 1977, p. 35.

Barreras de la comunicación: c. Precisión. cont...

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       C. PRECISIÓN

 

 

Ésta consiste en la exactitud rigurosa cuando nos expresamos. Por lo general se acompaña de la concisión y la brevedad.

 

Se debe buscar la precisión en la palabra y la concisión en la oración. Se es conciso cuando no se puede eliminar una palabra sin afetar el sentido de la oración.

 

Para lograr precisión, recomendamos:


1. Evitar términos vagos, tales como, una serie, algunos, muchos, diversos, ciertos, varios. Estas palabras indefinidas suelen usarse si el emisor lo desea de esa manera expresa.

 

2. Usar términos concretos y evitar los abstractos, siempre que la intención sea objetivar.

 

3. Si el texto es científico o  discursivo, evitar el lenguaje figurativo, en lo posible.

 

4. Procurar un lenguaje unívoco y no plurisémico.

 

 

D. CORRECCIÓN

 

 

Se debe utilizar la corrección en la presentación formal de un escrito. Es necesario aplicar el uso correcto de las normas gramaticales y ortográficas del lenguaje.

 

Algunas preguntas nos ayudarán a verificar si nuestros escritos tienen una corrección aceptable.

 

1. ¿Se ajusta la ortografía de las palabras usadas a los principios y normas establecidos por la Real Academia?

 

2. ¿Hay repeticiones involucradas de partículas, tales como, "para", "que", o de terminaciones  como, "-ar,"  "-er", "-ir". "ido", "-ado", "-ando", "-iendo", "-ción"? Esto es lo que se llama cacofonía.

 

4. ¿Es correcto el tiempo utilizado en los verbos con respecto al sujeto? En otras palabras revisar detenidamente la concordancia, no solo en los verbos sino en los sustantivos, adjetivos y artículos.

 

5. ¿Ha incurrido en el error de "solecismo" (altera el uso correcto de la sintaxis del lenguaje) en el uso de los gerundios, pronombres, artículos, preposiciones, adverbios, etc.,?

 

6. ¿Utilizó muchas frases frases hechas, gastadas por el uso constante? Es lo que llamamos lugares comunes, frases trilladas.

 

7. ¿Empleó el vocablo apropiado en cada caso, o por el contrario usó una serie de palabras comodines, tales como, "cosa", "esto", "hacer". Y lo que es peor, muletillas o frases como "o sea", "en otro orden de cosas", etc.

 

8. ¿Hay concordancia  (plural o singular) entre el sujeto y la forma verbal?

 

9. ¿Hay repeticiones innecesarias de un mismo sujeto?

 

10. ¿ Acepta la Real Academia los términos o giros empleados?

 

11. ¿Utilizó correctamente los signos de puntuación?

 

 

E. ORIGINALIDAD

 

 

En la redacción no se debe recurrir a palabras o estructuras muy comunes. El mensaje debe expresar su natural originalidad, ser expontáneo y propio. Hoy es difícil obtener este requisito pues todo parece estar enlatado y existen fórmulas hechas hasta para expresar hasta un dolor.

 

F. UNIDAD

 

 

El mensaje trasmitido debe ser completo e incluir todas las ideas exigidas por el tema tratado.

 

Se reconoce falta de originalidad en un escrito si:

 

1. El título no representa la idea central del tema tratado.

 

2. Las oraciones de un párrafo no se relacionan entre sí.

 

Se exagera la presentación de detalles, accidentes lo que impide la interpretación correcta de la idea fundamental.

 

 

G. COHERENCIA

 

 

La coherencia exige un enlace lógico entre las ideas que se expresan en un escrito. Un texto es coherente si entre los títulos, subtítulos, cuadros estadísticos, gráficos, frases de transición, citas, deducciones, inducciones, generalizaciones, conclusiones, etc., existe coherencia.

 

En un párrafo ordenado, el lector sufre pocos tropiezos al leer y no padece trastornos en su pensamiento, ni saltos abruptos, ni dudas. En cambio, en un escrito incoherente, el lector siente que lee un mosaico de "ideas" sin sentido.

 

 

                                         EJERCICIO No 3.

 

Las siguientes frases contienen palabras supérfluas. Elimínelas y redáctelas nuevamente.

 

1. Cumplo con la obligación de comunicarles que en un futuro muy cercano me iré para siempre de esta isla.

__________________________________________________________________________________________________________________________________________________

                                                                                          

 

2. En el caso de que la avería no se reparase, el barco naufragaría.

 

 

 

 

3. En vista del hecho de que usted desea adquirir la nacionalidad costarricense, se le ruega envíe lo antes posible los documentos impresicibles para iniciar la gestión.

 

 

 

4. Le suplico me haga el favor de darme cuenta si en esa zona ha llovido día y noche durante la última semana

__________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

5. El próximo domingo se llevará a cabo la final del campeonato juvenil; con posterioridad le comunicaré el resultado.

 

__________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

6. En el presente momento todos se encuentran en el velatorio, con excepción de Luisa.

 

 

7. Redacte la carta en forma similar a la que tenía a la que tenía originalmente.

 

 

8. Debido a la prohibición de importar vehículos de lujo; se recomienda a los automovilistas mejorar el mantenimiento de sus carros.

 

__________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

9. Permítame informarle que hoy sé que no eres tú quien yo creía.

 

 

10. Hay que tener en acuenta el hecho de que el ángel que sabía el secreto no volvió nunca más.

 

 

 

 

EJERCICIO No. 4

 

 

 

Redacte los siguientes textos nuevamente y elimine lo innecesario.

 

 

1. "Bajo impresión tan profundamente nacionalista de los mexicanos, en su más justo sentido de autonomía; ha crecido el amor a Hispanoamérica en estas alturas de la Gran Tenochtitlaan, que así celebra sus principales gestas patrióticas, pienso con unción en el visionario sacerdote de los ojos verdes, que el 16 de septiembre de 1810 puso en movimiento el ideal de independencia de la Nueva España. Pero pienso también en Guatemala, pienso en Centroamérica, conturbado el ánimo, al advertir que allí tienen más fuerza los bananos que los próceres."

 

 

TEXTO CORREGIDO

 

 

_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

 

2. "El poder pasó de unas manos blancas a otras manos blancas, mestizas o mulatas, pero el terrateniente siguió como dueño absoluto del latifundio. Y siguió como siervo del amo criollo o de los nuevos ricos, y como esclavo de la tierra y como esclavo de la misma, sin esperanzas de mejorar su suerte en este mundo sino en la gloria eterna, sin noción de patria ni noción de autonomía, el enorme conglomerado de los trabajadores indígenas, vencidos y expropiados primero por el conquistador y después, por la casta dominante, aristocratizada o semibárbara, con el poderoso auxilio espiritual del clero."

 

 

TEXTO CORREGIDO

 

 

_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Barreras de la comunicación

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BARRERAS DE LA COMUNICACIÓN

 

 

 

La acomunicación humana en el quehacer cotidiano, se ve obstruída  por una serie de barreras que causan impedimentos totales o parciales para que la trasmisión esperada resulte diáfana. Estas barreras son de diferente naturaleza.

 

Véamos algunas:

 

 

  1. SEMÁNTICAS

 

 

Consiste en el empleo de vocablos con acepciones diversas, significaciones figuradas o que exigen un especial sentido contextual.

 

Ofrecemos algunas soluciones para evitar  malas interpretaciones.

 

    1. Emplear el mismo código entre el emisor y el receptor.
    2. Aclarar términos desconocidos o con valores semánticos peyorativos o diversos.
    3. Evitar la polisemia es decir ofrecer un lenguaje unívoco.
    4. Evitar la polinimia.
    5. Explicar los objetivos del mensaje.
    6. Desarrollar habilidades comunicativas básicas, tales como el hablar, escribir, saber escuchar y reflexionar. Estas últimas son de carácter remedial y preventivo.

 

  1. FÍSICAS

 

 

Éstas se presentan cuando los medios meramente materiales utilizados para transportar el mensaje,  no permiten o son inadecuados, para que éste llegue en forma clara al receptor. Como ejemplo podemos señalar la letra ilegible, un micrófono en mal estado, el ruido ambiental, etc.

 

Ofrecemos algunas soluciones a este problema de la comunicación.

 

    1. Usar varios canales simultáneamente.
    2. Repetir partes fundamentales del mensaje.
    3. Facilitar, con palabras relacionadas la interpretación contextual.
    4. Conocer las características de cada canal.
    5. Revisar los aparatos que se van a utilizar con anterioridad y cerciorarse de que están en buen estado.
    6. Rehuír medios ambientales hostiles para el receptor y facilitar su correcta audición.

 

 

3. FISIOLÓGICAS

 

 

Estas barreras se producen cuando las personas que intervienen en el proceso de la comunicación presentan deficiencias auditivas, de articulación o de otra índole fisiológica. Por ejemplo el tartamudeo, el uso reiterativo de muletillas, etc.

 

Las siguientes son algunas soluciones al respecto. Sabemos que algunos problemas de articulacaión son inevitables.

 

  1. Comprobar la llegada del mensaje y su veracidad.
  2. Seleccionar otros medios que eviten el problema fisiológico.
  3. Ofrecer variados ejemplos de verificación.

 

 

  1. PSICOLÓGICAS

 

 

Tanto en el emisor como en el receptor pueden aparecer inhibiciones, prejuicios, etc., que gracias a ese modo particular que se tiene del mundo, los hace entender lo que quieren y no lo que escuchan. En muchos casos son verdaderas barreras ideológicas. Si ese mensaje lo dijo un negro, es falso o si proviene de Fidel Castro, es falso. Suelen oírse frases como la siguiente. "No le haga caso, eso lo dijo una mujer". En realidad son falacias, a veces de autoridad y en otras de negación, por credo, etnia, o ideología. El receptor debe deshacerse de todo prejuicio y decodificar el mensaje sin esas barreras.

 

Damos algunas soluciones prácticas para evitar este problema de comunicación

 

  1. Evitar los prejuicios, evaluar el mensaje y no al emisor.
  2. Comprender las necesidades del interlocutor.
  3. Evitar reacciones emocionales internas.
  4. Tener confianza en sí mismo.
  5. Alicar la reflexión y el sentido lógico y no las interpretaciones emocionales o biserales.

 

 

  1. ADMINISTRATIVAS

 

 

Se definen como los obstáculos producidos por la burocracia administrativa y surgen como consecuencia de la estructura y funcionamiento defectuoso en la organización y el lugar que ocupa cada individuo en ella. Van desde fórmulas, giros, apelaciones, etc. Hasta atenciones especiales a jerarcas por medio de frases ambiguas.

 

Esto se puede evitar sí:

 

  1. Se eliminan los intermediarios.
  2. Se fomenta la coordinación
  3. Se planifica la comunicación
  4. Se redactan los documentos en forma atractiva y unívoca.
  5. Se respalda  las palabras con los hechos.
  6. Se disminuyen al máximo las barreras jerárquicas.
  7. Se simplifican las líneas de mando.
  8. Se evita anteponer la posición ideológica del emisor.

 

 

 

EJERCICIO No. 2.

 

 

A continuación se dan diez soluciones a diferentes barreras de la comunicación. Escriba en los espacios subrayados el nombre del tipo de la barrera correspondiente, en cada una de ellas.

 

SOLUCIONES

 

1. Usar varios canales simultáneamente.        ______________________

 

2. Evitar intermediarios.                                  _____________________

 

3. Comprobar la llegada del mensaje.              _____________________

 

4. Evitar las polisemias.                                    ____________________

 

5. Explicar los objetivos.                                  ____________________

 

6. Ejemplificar.                                                 ____________________

 

7. Simplificar las líneas de mando.                   _____________________

 

8. Establecer la confianza.                                _____________________

 

9. Repetir partes del mensaje.                           ____________________

 

10. Emplear un lenguaje similar.                      _____________________

 

 

TIPOS DE COMUNICACIÓN

 

 

 

La comunicación se puede clasificar en formas diferentes, pero para nuestro propósito, hacemos la diferencia solamente entre la forma oral y la escrita. La comunicación oral utiliza como código lingüístico, el lenguaje articulado. En cambio la escrita emplea un sustituto del lenguaje, que es la escritura alfabética.

 

Con cierta regularidad, el hombre hace uso de la escritura para comunicarse mediante, por ejemplo, una carta, un examen, un informe, una invitación, etc. Todas éstas son formas de expresión escrita. Por lo tanto, es indispensable dominar algunos conceptos básicos de redacción, gramática, semántica, morfología y ortografía.

 

 

CARACTERÍSTICAS DE LA COMUNICACIÓN ESCRITA

 

 

Toda comunicación escrita debe cumplir con los siguientes requisitos:  claridad, brevedad, precisión, correccion, originalidad, unidad y coherencia.

 

 

    1. CLARIDAD

 

 

Es una caracteristica del texto bien escrito. Enemigos de ellla  son la oracion larga y los errores de construccion , tales como la falta de concordancia y la ordenacion impropia de las palabras.

 

Igualmente la ausencia de enlace entre una oracion y otra es causa de ambigüedad .

 

Para evitar la oración larga, se debe:

 

-         Incluir en la oracón una sola idea importante.

-         Si es necesario subordinar ideas, limitarlas a una por oración.

-         Tratar de expresar con orciones simples, construcción sintáctica logica (sujeto- vervo- complemento directo).

-         Vijilar el uso de la conjuncion "y". Esta solo une elementos de una misma clase.

-         Evitar las oraciones intercaladas y todo tipo de rodeo.

-         Dar instrucciones, enumerar.

Y para no incurrir en errores de construcción, que se prestan a dobles interpretaciones, se sugieren las siguientes normas:

 

-         Evitar las faltas de concordadncia:

-         Colocar los modificativos lo más cerca posible de sus asendentes.

-         Evitar el uso de "su" o "sus". Enlazar correctamente las oraciones. Son esenciales palabras y frases de transicion como: sin envargo, pues, además, finalmente, después, etc.

-         Y no: caer en el extremo de la orración telegráfica con el afan de conseguir brevedad.

 

 

    1. BREVEDAD

 

 

Es deseable que la persona que habla o escribe un mensaje exprese el máximo de ideas con un mínimo de palabras. De esta manera la exposición de los hechos, ideas, sentimientos, etc. gana en fuerza expresiva y simplifica. Se debe hacer acopio del dicho popular sabio: "Un mensaje, si es bueno y breve, es doblemente mejor".

 

La brevedad del mensaje facilita la facultad de recordar. Si el mensaje se presenta con pocas, escogidas y adecuadas palabras, la información es mejor retenida y decodificada por parte del receptor. Como consejo práctico debe evitarse el uso de más de 35 palabras en una oración gramatical y construir párrafos que no rebasen las cuatro oraciones, si ello es posible. Es conveniente eliminar palabras inútiles, de relleno o repetitivas porque no agregan nada al significado del mensaje y desde luego se debe evitar detalles obvios e innecesarios.

 

 

FRASES RECARGADAS                                                  FRASES CONCISAS

 

 

1. Hay varios problemas en los                             En estos problemas consideramos

cuales se debería considerar que...                                      que.

 

2. Hay que tener en mente el hecho                       Recuerde que...

de que...

 

3. Permítame expresarle que...                             Te expreso que...

 

4. En vista del hecho de que...                              Dado que...

 

5. La opinión general entre la ma-                       Muchos ministros opinan que...

yoría de los ministros parece ser ...  

 

6. En el día de hoy...                                           Hoy...

 

7. Llegó en el instante en que...                            Llegó cuando...

 

8. Le ruego tenga a bien enviarme...                    Sìrvase enviarme...

 

9. Con posterioridad...                                       Luego...

 

10. Ocasionaron la ruina de la cosecha...               Arruinaron la cosecha...

 

11. Llevar a cabo una encuesta...                          Encuestar o Hacer una encuesta.

 

12. Primero que nada...                                         Primero...

 

13. Lapso de tiempo...                                             Lapso...

 

14. En el presente momento...                                  Ahora...

 

15. Imploro el favor...                                              Por favor...

 

16. En el caso de que...                                            Si...

 

17. Tiene un valor de cien colones...                        Vale cien colones...

 

18. Con el fin de arreglar...                                      Para arreglar...

 

19. El MOPT ha efectuado la construcción...           El MOPT construyó...

 

20. Cumplo con mi deber de informarles...              Les informo...

 

21. En una forma semejante a...                             Como...

 

22. Por la cantidad de...                                         Por...

 

23. En un futuro muy cercano...                              Muy pronto...

 

24. Una proporción muy considerable de años...      Muchos años...

 

25. Durante el año en curso...                                  Durante el 2005...

 

26. Un número de 10 apartamentos...                     Diez apartamentos...

 

 

La comunicacón: fuente

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Conocimientos

Sistema Social

Cultura

   EJERCICIO Nº. 1

 

 

 

  1. De acuerdo con lo expuesto elabore un concepto de comunicación.

 

 

  1. Construya un esquema (siguiendo al modelo de Berlo) que represente el plan para escribir una carta. Explique el proceso de comunicasion.

 

  1. Haga concordar la columna de la izquierda (concepto), con la derecha (definiciones). Coloque los números en los paréntisis correspondientes.

 

 

  1. Receptor                                         (  ) Sistema de signos.
  2. Lengua inglesa                                 (  ) Codificación de mensajes orales y escritos.

     

EJERCICIO Nº. 1

 

 

 

  1. De acuerdo con lo expuesto elabore un concepto de comunicación.

 

 

  1. Construya un esquema (siguiendo al modelo de Berlo) que represente el plan para escribir una carta. Explique el proceso de comunicasion.

 

  1. Haga concordar la columna de la izquierda (concepto), con la derecha (definiciones). Coloque los números en los paréntisis correspondientes.

 

 

  1. Receptor                                         (  ) Sistema de signos.
  2. Lengua inglesa                                (  ) Codificación de mensajes orales y escritos.
  3. Tratamiento del mensaje                 (  ) Respuesta obtenida.
  4. Ruido                                              (  ) Descifradores de códigos.
  5. Canal                                               (  ) Recibidor de un mensaje.
  6. Retroalimentación                           (  ) Código para transmitir un mensaje a un                                                       

                                                                     Receptor de habla inglesa.

  1. Código                                             (  ) Elemento que fecta la fidelidad de un

                                                                       Mensaje.                                                       

 

  1. Oír y leer                                         (  ) Decisión que toma el emisor en cuanto al

                                                                    procedimiento para escribir un mensaje.

 

  1. Decodificar                                      (  ) Medio que trasmite un mensaje.

 

  1. Escribir y hablar                              (  ) Decodificación de mensajes orales y escritos.

 

  1. Vista, oído, tacto, gusto y olfato     (  ) Decodificación de mensajes orales y escritos.

 

  1. Emisor

Redacción: La Comunicación

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LA COMUNICACIÓN

 

-Elementos básicos de la comunicación.

-Barreras de la comunicación.

-Tipos de comunicación.

-Funciones del lenguaje.

 

 

 

OBJETIVOS

 

El estudiante será capaz de:

 

  1. Apreciar el mecanismo de  la comunicación.
  2. definir el concepto de la comunicación.
  3. Distinguir qué es emisor, receptor, código, canal, mensaje, referente, ruido y retroalimentación.
  4. Diferenciar las barreras de la comunicación y sus posibles soluciones.
  5. Discriminar entre comunicación oral y escrita.
  6. Enumerar y definir los requisitos de la comunicación escrita.
  7. Precisar algunas funciones del lenguaje.

 

 

El objetivo de este capítulo es aproximarnos al complejo fenómeno de la comunicación.

Cuando se hace un recuento histórico de la teoría de la comunicación, se aprecia una coincidencia entre el estudio y el surgimiento de teorías descriptivas de este fenómeno, así como el auge de los medios masivos de comunicación, prensa, radio y televisión.

 

Dado que los múltiples aspectos de la comunicación se abordan desde varias perspectivas disciplinarias, se pueden señalar variados esfuerzos por definir el hecho comunicativo. Observemos algunos de ellos:

 

Comunicación  proviene del latín "comunicare", poner en común. Es un proceso mediante el cual  se transmiten significados de una persona a otra (s).

Según Dance1, la comunicación se define como la demanda de una respuesta.  Esta definición involucra tanto a seres animados como inmediatos, inmersos en una relación comunicativa.

 

Formas especificas de la comunicación son:

La danza en abejas o los contactos de las antenas de las hormigas. No serán abordados, sino que la definición del término se limitará solo a fenómenos de la comunicación humana. Ésta se define, ante todo, como un "proceso", es decir, un fenómeno que se actualice en un espacio concreto y en una dimensión temporal determinada. Se realiza por medio de la enunciación: Emisión, conducción y recepción de un mensaje

Otro concepto de comunicación lo ofrece Ricardo Noceda:

 

"En su sentido estricto la comunicación no es un hecho o una sustancia, sino un estado resultante del ejercicio de la facultad privativa del hombre." 1

                                                                                        

 

 

La traducción del grafico es: El emisor  A o fuente codifica un mensaje y lo transmite por medio de un canal a un receptor.

Luego el proceso se repite, partiendo del receptor que actúa como emisor B, quien codifica su respuesta para construir otro mensaje que transmitirá a través de un canal al receptor (que fue antes emisor)

 

 

 ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN

 

 

Los elementos que intervienen en una situación comunicativa  son los siguientes:

 

a.      EMISOR

 

Éste es donde surge el objetivo y la razón para comunicarse.

 

Esta fuente puede ser una persona, un grupo de personas de una institución u otros tipos, siempre que deseen comunicarse con receptores.

 

Desde el punto de vista "material" de la comunicación, se debe distinguir entre un emisor humano y un artefacto destinado exclusivamente para emitir una señal. El primero será el "destinado  o fuente "y el segundo, el "transmisor".

 

 

DETERMINANTES PARA EL COMUNICADOR

 

 

En el proceso de la comunicación hay factores que determinan cómo va a operar el emisor.

 

1.      Facilidades para comunicarse, habilidad de pensar, escribir, dibujar, hablar, etc.

2.      Actitudes hacia:

 

a.       El tema que comunica.

b.      Su público.

c.       Sí mismo.

d.      Otros factores.

             

                  3. Conocimiento de:

                           

                                 a. El tema.

                                 b. El público.

                                 c. El código

 

 

4.      El sistema social en el que actúa:

 

a.       ¿Quiénes son sus amigos?

b.      ¿Cuál es su rol o asociación (religioso, educativo)?

c.       ¿A qué grupo pertenece?

d.      ¿Cuáles son sus antecedentes sociales?

 

 

b.      RECEPTOR

 

Es el destinatario de lo que se comunica. Es el actor social o ficticio que conforma el término del acto de la comunicación.

Todos los factores que actúan sobre la fuente lo hacen sobre el receptor.

Esto quiere decir que el papel del destinatario no e pasivo: en el instante de la recepción del mensaje, éste será captado y mediatizado por la personalidad del oyente, por  su sistema de varones, sus conocimientos, sus actitudes, sus expectativas, su ideología, etc.

 

c.       MENSAJE

 

Está construido sobre la base de un conjunto de signos codificados, y tiene como finalidad comunicar e informar. Se constituye en la idea o conjunto de ideas que nacen del emisor; Es el producto material de la comunicación.

 

Cuando se estudia el mensaje se presentan tres factores:

 

  1. CÓDIGO

 

Es el conjunto de símbolos que tienen un significado común para el emisor y el receptor (comunidad lingüística).

 

  1. CONTENIDO

    

      Es la significación. Es el informe que proporciona la fuente.

 

  1.  TRATAMIENTO

 

Tiene relación con la manera de emitir la información, con las características individuales de la fuente, su propósito y lo que desea lograr del receptor. Todo emisor, cuando emite un mensaje, debe antes decidir, qué datos desea brindar, el orden de presentación, con qué detalle los va a considerar, en cuáles de ellos va a poner énfasis, etc.

 

d.      CANAL

 

Es el medio que hace posible la transmisión física del mensaje y que permite el contacto entre el emisor y el receptor. En otros términos, los canales de comunicación son maneras de representar el mensaje para que éste pueda ser visto, oído y paladeado.

 

e.      REFERENTE

 

Está constituido por el contexto, el conjunto de circunstancias en donde se realiza el acto de comunicación y por los objetos reales a los que refiere el mensaje. Este concepto alude al contexto en que se inserta el acto individual, así  como los factores de espacio, tiempo, condiciones sociales que afectan su desarrollo.

 

f.        RUIDO

 

Es un fenómeno perturbador de la comunicación que distorsiona la calidad del mensaje. El ruido puede  afectar varios elementos del proceso en forma continua o simultánea al emisor, mensaje, canal o referente.

 

Se puede definir también como toda interferencia que altera la armonía de los elementos. Por ello el mensaje no llega al receptor con la fidelidad deseada, y si llega es recibido en forma distorsionada.

 

g.         RETROALIMENTACIÓN

 

Es la respuesta del receptor al emisor y viceversa. Tal reacción da seguridad a quien la obtiene, de sí su mensaje fue recibido, de cómo fue recibido y si fue correctamente descifrado.

 

La retroalimentación permite hacer las correcciones necesarias, encaminadas al logro de los objetivos trazados inicialmente.

 

David Berlo representó este complejo fenómeno de la comunicación con el siguiente esquema:

 



1 F. Dances. Hacia una y teoría de la comunicación humana., Ed. Troquel, Buenos

­­­Aires, 1977, p.61.

 

1 Noceda, Ricardo. El libro y la comunicación social. Ed.Troquel, Buenos Aires, 1973, p. 67.

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Últimas cartas.

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CARTA A DON EMILIO

 

Heredia, octubre 31 de 1925

 

 

Se muy bien, mi estimado don Emilio, que su expresión de condolencia es sincera. Pero aún siendo solo obra de cortesía, se la agradecería yo cordial y profundamente. Tengo, desde que yo era niño, una grata impresión de Ud. Más tarde aprendí a admirarlo. Sus palabras, pues, tienen para mí, especial significación.

 

Entiendo que más de una vez ha sabido usted que siempre he estado agradecido por los excelentes servicios que Ud. Le ha prestado y le presta a la Escuela Normal. Es algo que hemos comentado frecuentemente con los alumnos, porque en más de un aspecto tiene para ellos y para todos, el sentido de un ejemplo admirable. Hace Ud lo que no hacen muchos costarricenses radicados en ése, y en otros países, y que viven en condiciones que podríamos obligarlos a interesarse de algún modo por los asuntos de éste. Varias veces, en tiempos recientes, tuve ocasión de comentar con mi padre tal situación.

 

Perdóneme el que en una carta de esta índole y animado por la atrayente confianza que Ud. Inspira, me permita hacerle un ruego.

 

Quiero adquirir para la próxima navidad varios juguetes para mis niños y temo que no haya ocasión ya de pedirlos; aparte de que no sé, por falta de direcciones cómo hacerlo.

 

Los juguetes son: un mecano o juego de construcción mecánica, del tipo del que los magazines anuncian a veces con el nombre de Erector, de un valor aproximado de $ 5.00, pues lo deseo de buena calidad y para un niño que revela aptitudes mecánicas, un trencito eléctrico, pero no de los que funcionan con la corriente común; un sccoper de pie, llanta de hule, para un niño de tres años. Puedo disponer para esa compra, sin incluir fletes, comisión, etc. de una suma no mayor de $ 15.00.

 

Pero es entendido que Ud. No debe sentirse obligado  en ninguna forma a hacer la gestión y que si no pudiera o no creyese conveniente hacerla, no por eso me resentiría yo. Mi estimación no puede depender de circunstancias semejantes. Sí me haría un servicio especial, si, en el caso de no poder atenderme, se sirviera avisármelo a vuelta de correo. Es entendido que la suma total que Ud. Indicara, se la enviaría apenas recibiera su indicación.

 

Es posible que esta oportunidad nos acerque más, lo que me agradaría mucho, especialmente si tal acercamiento diera lugar a que en algo le sirviera su agradecido y affmo. Servidor,

 

Omar Dengo

 

 

CARTA A DON EMILIO

 

San José, enero de 1926

 

 

Muy estimado don Emilio:

 

Recibí su estimable carta antes que la cuenta.

 

Vuelvo a darle las gracias. Pero tengo algo que decirle acerca de mi cuenta personal (de $ 1.41) y de otro asunto. Como Ud. Recordará, hace algún tiempo le escribí para pedirle que esa cuenta se la pagaría como parte de un pedido que pensaba encargarle para navidad. Me di cuenta después de que no había tiempo de hacer el pedido y esperé otra oportunidad: ésta. Ocurre que necesito un cochecillo para una niñita que tiene ahora 4 meses, adaptable a las conveniencias de llevarla a paseara o dejarla, dentro de la casa, dormir en él. Tales cochecillos valen aquí ¢ 200.00 y ¢ 300.00 y se me ocurre que Ud. Puede conseguirme uno -aunque la apariencia sea modesta- por diez $ 10 o $ 12. Si esto es posible, hágame el servicio de enviarme un cochecito tan pronto como le sea dable. A vuelta de correo le enviaré el valor respectivo más la pequeña suma adeudada.

 

El otro asunto es el siguiente: mi situación pecuniaria es, en general, mala, pues mi sueldo apenas me permite pasar y no tengo dentro de la enseñanza posibilidades de mejorarlo; no quiero tampoco dejarlo para tomar mi otro camino, el de la abogacía, pues no me satisface íntimamente ese camino, ni el corazón me deja apartarme de la enseñanza, donde hay tanto que hacer todavía, a pesar de las dificultades. La política no es mi camino y, a pesar de que se me estima, no tengo aquí el apoyo de nadie para pensar en una obra sinceramente inspirada en principios. Lamento ahora no haberme encontrado oportunamente en condiciones de aprender un oficio y estoy pensando en adquirir uno que podría ayudarme modestamente, pues solo aspiro a obtener una modesta entrada que contribuya a evitarme los riesgos de mantener mi presupuesto desequilibrado. Quizás un taller de fotografiado me ayudaría y me daría la base para el posible aprendizaje de alguno de mis hijos. Aquí hay más trabajo de esa clase cada día, lo pagan bien y solamente dos talleres trabajan (Baixench y Canossa) ambos, a lo que entiendo, con procedimientos que ya son anticuados. Usted recibe nuestros periódicos y revistas y ve lo que se hace y lo que no se hace. Supongo que caben en nuestro ambiente muchos progresos siquiera modestos. Usted puede aconsejarme sobre la posibilidad de hacer un ensayo en el caso de que el asunto exija solamente medios mecánicos. Usted puede aconsejarme acerca de máquinas, precios, materiales, libros para estudiar o cursos por correspondencia si los hay; y más adelante, si así conviene a usted, podría ayudarme a hacer compras, et.

 

Sé que sus ocupaciones difícilmente le dejarán alguna ocasión de pensar en el problema, pero confío en que su benevolencia lo moverá alguna vez a interesarse en esta situación de su amigo. Podría pensar también, pues el asunto me atrae mucho, en máquinas de encuadernara (empastar), de fabricar sellos de hule, de imprimir tarjetas, etc.

 

Permítame concluir con la afirmación de que recurro a usted porque aprecio el hecho de que es una persona que sabe realmente cuál es y cuán amargo el significado de la lucha de un hombree honrado contra un ambiente como el nuestro.

 

Lo saluda con toda estimación su agradecido servidor y affmo. Amigo,

 

Omar Dengo

 

 

CARTA A DON EMILIO

 

 

Heredia, 21 de febrero de 1928

 

Muy distinguido amigo:

 

Me agrada mucho referirme a su carta del 29 de Enero, llegada a Heredia mientras estaaba yo en el campo. Ya hemos comenzado a ensayar el polígrafo, con resultado satisfactorio. Más adelante recurriremos a su amabilidad con alguna nueva molestia.

 

He conversado con Guerrero acerca de las interesantes y generosas insinuaciones de Ud. El tiene en prensa un folleto sobre la situación  del país en cuanto a analfabetismo y entiendo que una vez editado se servirá de la amabilidad de Ud. Para hacer circular algunos ejemplares en los Estados Unidos, por aparte de los que envíe a ciertos centros educativos. Es de aplaudir su interés en esos problemas que aquí no consiguen preocupar seriamente ni a los que aparecen como "hombres de estado".

 

 

CARTA A JOAQUÍN FERNÁNDEZ MONTÚFAR

 

 

Heredia, abril de 1927

 

 

Tengo el gusto, estimado Joaquín, de referirme a tu carta y a tu hoja, tan gratas ambas, tan generosa la primera y tan interesante la segunda. Muchas gracias por lo que, para honrarme, concientes en decir.

 

Pero tendrás que excusarme. De esto, preferiría conversar a escribir. Para escribir tendría que ocupar mucho tiempo y mucho espacio; y, además, no haría tanto como externar un parecer, sino que comentaría los tuyos en los cuales encuentro tanto conocimiento de la materia, tanta facilidad para analizar las ideas y para expresarlas galanamente y con la fogosidad de un digno nieto de un ilustre abuelo.

 

Mi parecer no merece la pena -mal barítono y peor actor- de ser oído. No entiendo, por añadidura de asuntos legales a pesar de que pasé por la Escuela de Derecho y estudié allí,  tan mal como solían enseñarlo, lo que querían enseñar: la Ley más que el Derecho. Y de la historia de nuestro país sin historia, apenas si algo voy aprendiendo. Supongo que, doctrinas republicanas y democráticas aparte, hay  reelecciones buenas, malas y mixtas, -según clasificación y lógica de Pedro Grullo; como supongo que no sea fácilmente conciliable tal materia con las actuales realidades sociales, que no obedecen a códigos ni a preconceptos de cuerpo doctrinario. Sociológicamente -no digo jurídicamente- ¿qué sería la soberanía popular?

 

Supongo que lo temible está en las reelecciones que podrían resultar reincidencias.

 

En el caso de lo que ahora preocupa la imaginación de un señor Portugués, creo que tú has dicho muy bien lo esencial, sin comprometer su "exaltada" admiración a don Ricardo.

 

¿Qué entre yo a hacer fila entre los combatientes de un partido político? No, Joaquincito; y de ello alguna vez hablaremos. Tengo muchos temores de los que tú tienes, pero no bastan a moverme. Saldría de me rincón a encontrar solo amarguras y ningún servicio prestaría. Para servirle a mi país, me basta el cultivo asiduo de este lote en que planté la tienda. Y he puesto en lo alto  de ésta una bandera que me parece que está a mayor altura, por la esperanza que simboliza, de los vivas que pegan los políticos en las puertas,

 

La mano agradecida de,

 

Omar

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Cartas. Cont...

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 Señor don Miguel Obregón L.

 Secretario de Estado en el Despacho

 De estadística Pública, San José.

 

 

RESPUESTA AL OFRECIMIENTO DEL MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES

 

 

Muy estimado don Carlos:

 

Para usted1 es grande mi gratitud. Después de la generosidad con que usted ame trató en nuestra última conversación, vengo a encontrar que don Luis Felipe González me trae, de parte de usted, la reiterada insinuación de que reflexione nuevamente sobre si debo o no aceptar la Secretaría de Relaciones exteriores.

 

Mi respuesta tiene que ser esta vez también, la respuesta negativa que hube de darle a don Ricardo.

 

No soy apto para el ejercicio de tales funciones, no sé si podría llegar a serlo y, si supiera que lo llegaría a ser, o que lo soy, tampoco querría trabajaren un campo extraño a mis actividades. No debo abandonar mi carrera de Profesor, a la que me ata el corazón, y menos debo abandonarla para entrar en una zona en la cual no hay campo para obra del espíritu, y en la cual, con daño del Gobierno y del país de hombres bien preparados, por lo menos en la apariencia, y sería peor la situación tratándose de mí, que no tengo ni la preparación ni la apariencia.

 

Como le dije a usted no sé siquiera cómo se llevan los vestidos que usan los diplomáticos, y esto que parece no tener importancia tiene para mí la de que, con el vestido viene la genuflexión, la copa de champagne y la mentira amable como ejercicio cotidiano. No quiero eso para mis hijos, no lo quiero para los profesores, no lo quiero para mí.

 

Usted me perdonará la franqueza con que debo hablarle.

 

Cuanto acompañar a don Ricardo, yo lo acompaño en mi corazón mientras hay tantos que lo sacrifican. Acompañarlo en el gobierno no sería sacrificarse para él sino por los que han tenido fuerza bastante para lograr que la Educación Pública se convirtiese en objeto de ofrecimientos. Debía se objeto de planes de gobierno.

 

Por don Ricardo lo que puedo hacer es serle leal, de modo pleno, desear que triunfe en el gobierno y contribuir en lo que yo pueda, a que nuestros esfuerzos en el campo educacional sigan estando por encima del interés de individuo o grupo y libres del atentado de las ambiciones. De las extrañas y de las que por obra de la vida pudieran roernos el espíritu.

 

Lo saluda cordialmente su agradecido servidor y amigo.

                                                                                          Omar Dengo.

 

UNA CANDIDATURA DE PERIÓDICO

 

 

No dudo, Caldera, de que es usted una mala persona. Me ha obligado, muy a pesar de mi deseo, a escribir; y lo que es peor, sobre politiquería.

 

No obstante, le estoy agradecido del ánimo de simpatía que pone usted en la tarea de hacerme, de cuando en cuando, un vistoso reportaje. Con ellos me va abriendo usted un camino asfaltado hacia la  posteridad. Un camino eficaz, pues los  periodistas suelen ser, como Plutarco, manufactureros de grandes hombres, aunque los hacen a veces de pasta muy endeble.

 

Le temo a sus reportajes, Caldera, porque rara vez, porque rara vez no me traen palos y no siempre de ciego. Pero en esta ocasión tengo que estarle agradecido, porque sus palabras dieron pie a las que se ha dignado dedicarme -todas gentileza y amabilidad- el admirable García Sanchiz, doctor magnífico en belleza y jovialidad.

 

Me preguntaba usted aquel día de nuestra charla bajo la lluvia de sus preguntas maliciosamente insistentes, qué sabía yo de una candidatura ministerial que un periódico me depara y me dispara.

 

Pues nada, Caldera. Y aquí podría poner la firma y el sobre sino me asaltara la tentación de agregar algunas palabras.

 

Se trata de una noticia y de una candidatura de periódico, como tantas otras. Se inspira en un buen deseo para mí, doblemente equivocado. Pues ni hay motivo, personal o político, para que se me incluya en las interminables listas de candidatos, ni me desea bien quien me desea ministerios.

 

Le confieso que las funciones pueden ser seductoras, pero que los puestos no me tientan. Y aquí, generalmente solo se trata de puestos.

 

Tanto es así, que son muchos los hombres de los cuales sabemos que una vez terminado un período presidencial terminan también, definitivamente su incolora actuación pública. Es el mismo caso de ciertos hombres de confianza de las casas presidenciales, de quienes suelo decir que me hacen la impresión de las chimeneas, que una vez trasladada la cocina, ningún papel quedan haciendo sobre el techo, por más erguidas y encumbradas que estén. ¡Ya no hay modo de que siga saliendo humo por allí!

 

Además -si no es repetición- la noticia ni es ni podría ser políticamente oficial. Alguien, creo que el temible Obregón, me preguntaba por qué no protesté de la afirmación. Sencillamente porque ni cabe, ni me corresponde tal actitud.

 

Si el asunto da margen para protestas, que las formulen los interesados, , quiero decir, los interesados en dar ministerios y los interesados en aceptarlos.

 

Como ocurrió, mi estimado Caldera, cuando se habló de que yo iría a Relaciones. Sobraron las protestas, solapadas es cierto, pero enérgicas. O como ocurrió cuando alguien me creyó capaz de ser diputado y logró, tras conseguir el disimulo de múltiples protestas, que algún inocente, - al cual Dios recompensará- me diera un voto-, el único, Caldera, que me acredita y me acreditará para el ejerció de la representación popular. O como sucedió, finalmente, una vez  que fui por un rato candidato a munícipe y las protestas mataron la candidatura.

 

¡Ya ve usted que cuando los menesteres democráticos no están reñidos conmigo, soy yo quien está reñido con ellos!

 

Puedo decir, para darme importancia, que he tenido en las manos una Subsecretaría, ofrecida por un ministro en tiempos de don Julio Acosta, y una Secretaría de Estado, después. En ambas ocasiones dejé que se fueran de mis manos esos talismanes tentadores. Es cierto que abren muchas puertas, pero no siempre permiten que, a través de todas ellas se asome serena la conciencia a mirar este paisaje en movimiento de la vida.

 

Por supuesto, Caldera, que si mañana me ofrecen la Presidencia -que aquí, si nos descuidamos, se convierte en tentación de ganapanes, pensaré en el asunto con calma. Y acaso sea así más cauto que otros, que no piensan.

 

Lo saluda su  agradecido servidor,

                                                                        Omar Dengo,

Heredia julio de 1927.

 

 

TELEGRAMA

 

                                                                                     San José, 15 de febrero de 1916

 

 

Srta. Elena Vargas

Alajuela.

 

Haríanos honor aceptar plaza Departamento investigación problemas educacionales, escuela a mis órdenes, colaboración García Monge, trabajo nuevo, digno de sus aspiraciones. Ojalá respuesta hoy.

                                                             Omar Dengo.

 

* * *

 

                                                                                   San José, febrero 17 de 1916

 

Muy estimada Elena:


Apenas - al menos en el curso de esta semana- me es posible saludarla. Aunque la escribo con especial complacencia, sus cartas pertenecen a un vasto conjunto, al cual debo consagrar toda mi atención. Quiero, de preferencia repetirle mi expresión de hondo agradecimiento por el honor y el servicio que significa la aceptación del puesto ofrecido. Quiero explicarle, además que la haga extensiva a su señor padre por el consentimiento que para ello ha sido necesario. Mi ferviente esperanza en el trabajo que vamos a emprender, noble por excelencia, nuevo, fecundo, fraternal, que permite expresar el deseo de que tal manifestación de gratitud cobre ante Ud. el valor de una promesa para sus capacidades de inteligencia y de corazón y para las aspiraciones a que ellas sirven. Con sinceridad y con pureza de hermano, con fe de idealista, le ofrezco, pues, todos los servicios  que sea capaz de cumplir a su lado. Su trabajo -acerca del cual la informaré detalladamente en una muy próxima visita a ésa-, difiere, por entero del de los maestros, aunque a ellos se refiera y a su obra esté consagrado. Con una compañera, que aún no sé quién sea, manejará Ud. el Departamento de Investigaciones de la Escuela. El mencionado Departamento se encargará de estudiar los problemas de más urgente solución en la enseñanza del país; en condiciones que le aseguran una labor eficaz, que ustedes sabrán hacer hermosa.

 

Con mucho afecto,

                                       Omar

 

DOS CARTAS

 

 

CARTA A CORINA

 

                                                                                             Nueva York, enero 19 de 1916

 

Quiero que el mismo sobre les lleve dos cartitas. Ésta la escribo en una hora de congoja, porque mi compañero, Octavio, está en cama, muy enfermo. He debido hacer de enfermero, por primera vez en mi vida, y con tampoco acierto que quizá mi querido amiguito haya de permanecer dentro de su cuarto por el resto de la semana. Hay, como Uds. Ven, en estas cartas, una tendencia al relato minucioso de lo que se hace. El cariño y la distancia explican esa tendencia y pueden excusarla ante Uds. Si no les es grata. Me acostumbré a tratarlas, gracias a las benevolencias de Uds. de esta manera confidencial que tanto me agrada, porque en ella el corazón se muestra al desnudo, si con brusquedad a las veces, también con belleza; y, sobre todo, con la belleza que en esa misma brusquedad puede encontrar el cariño. Me siento, mientras les escribo así, con aquel blando contentamiento que me producía la conversación en la casa de Martha, a media voz, con la inquietud del dolor que pudiera sufrir Corina por la ausencia de unos minutos, con la tristeza de la enfermedad de Martha...Pero, más que nada, con la sensación de una nostalgia presentida, más honda a medida que se acercaban las últimas horas de vida en el Colegio.

 

Hoy, cuando ya sé de cierto que estaremos otra vez juntos, cuando comprendo cómo en determinado momento se nos acercó para que el amor nos comprometiera en el cumplimiento de una nobilísima labor, cuando comprendo la trascendencia que ella, por  causa de su elevado origen desarrollará, hoy, sin embargo, he sentido de nuevo la nostalgia. Recibí un cúmulo de cartas de amigos de Costa Rica esta tarde, y ninguna proveniente de Uds., entre ellas, a pesara de mi esperanza. Sentí como si una trasformación radical de mi ser de este momento, me hubiese puesto en contacto con la realidad tormentosa que muchas veces imaginé en aquellas últimas horas de Heredia. Sentir mi vida en un futuro que entonces creaba el dolor, y era ella ahí cruelmente amarga, sin efectos, sin ideales, llena de desolación espiritual, apenas de cuando en cuando colmada de luz, por la añoranza de ensueños muertos. Pero no podría describirles la sensación de un minuto de nostalgia. Es muy compleja. Después, me ha sido grato pensar que Uds. han contribuido, con más intensidad que nadie, salvo otras dos personas a darme esa sensación. Ello me complace, porque me confirma mi esperanza en la creciente capacidad del corazón para sentir amor puro, ajeno a todo egoísmo, a todo deber resultante de convencionalismos, sin artificialidad, solo amor; y me complace porque tal evidencia contiene la que me permite descubrir para mi vida, en esta encarnación, un objetivo concreto en una obra de servicio.

 

No reprocho la ausencia de las cartas de Uds., tan esperadas, no obstante. Sé que Elena ha perdido mi dirección para escribirme. Así, por informes de ésa recibidos, nada más sé. Si quisiera saber, no es para mi regocijo exclusivamente, sino para saber de Uds.

 

No he podido escribirles cuanto ni como he querido. Es tan corto el tiempo señalado por la necesidad para mi viaje que, escudándome en la bondad de Uds., les he sustraído mucho del que mi corazón me aconsejaba que les destinara. Aludo tan solo al tiempo para escribirles. Que en cuanto al que el pensamiento ocupa, es verdad, que, ni un minuto en tantos días, he dejado de estar en mí venerado como en un santuario, el recuerdo fraternal de mis amigas. Muchos de los trabajos que aquí he emprendido, como lecturas, meditaciones, preparación de conferencias, estudio de museos o bibliotecas, etc., han sido sugeridos por el deseo de recoger información que Uds. pueden utilizar, por el de facilitarles los estudios que desean hacer, por el de buscarles material para más de una tarea que de regreso les propondré. Sueño que cada una de Uds. hará una obra, un pequeño libro, por ejemplo, una serie de conferencias, una investigación y he procurado inquirir acerca de lo que con ese fin fuera dable utilizar. Por los niños, por las mujeres, por los maestros, por los pobres, por el arte, por la filosofía, hay ¡tanto! qué hacer en nuestro país, que Uds. pueden encontrar, en cualquiera de esos tópicos, la finalidad de una tarea hermosísima.

 

Ojalá que desde ahora piensen en ello. Ojalá que al avistarnos no más a mi vuelta, ya sea posible conversar de esos proyectos e iniciar su realización.

 

Ojalá que mediten largo rato, más de una vez, en el valor que puede desplegar la cooperación -de alma-, en la construcción de un hogar para las más altas y más puras devociones del espíritu. Ojalá que si ello les despierta ansiedad de acción, fe, inquietud, se comuniquen entre ustedes las impresiones, las iniciativas, las esperanzas, y vayan, así tejiendo, con seda y rosas, el sustratum de una fraternidad que para siempre viva.

 

Tengo sobre la mesa en que escribo, junta a un pequeño retrato de Emerson, un calendario de Shakespeare. Es decir, un calendario, cada una de cuyas hojas contiene, para que durante el día correspondiente se piense en él, un pensamiento de Shakespeare. El de hoy, hiere, con finísima ironía, la vanidad. Al releerlo antes de terminar la carta, me he preguntado:

 

¿Será fatuo el pretender que mi espíritu, una vez cerrada esta carta, se quede solazándose, como en un valle pastoril de cuento o égloga, con la convicción de que sus ingenuas expansiones serán recibidas amorosamente?    

 

Mi amada Corina, saludará a Bertalia; chiquilla, dulce chiquilla rubia, a Adelia; a Martha, la buena Martha; a Elia. Y todas, cuando alguna vez, con alguna o alguno de los compañeros tengan comunicación, dígales, que en mi penúltima carta para Uds., a todos envié un pensamiento de paz.         

                                                                                                                Omar

PARA EFRAÍM

 

 

Tengo EL alma llena de dolor. Estimaba mucho a Elisa1; era algo su espíritu, de lo que más he querido y admirado en la  Escuela normal, lo estimo mucho a Ud., y luego tengo esta pena profunda de no haber estado en condiciones de servirle ni de acompañarlo. Por esto, Ud. sabrá perdonarme. ¡Siquiera hubiera podido yo tenerlo a Ud. en mis brazos cuando Ud. sintió el terrible golpe!

 

Pero Ud., Efraím, está en la obligación, por Elisa, de ser superiormente fuerte. Ella necesita de la serenidad y de la paz de Ud.; y Ud. puede atraerlas hacia su corazón pidiéndolas a lo alto, para su Elisa, fervorosamente. Ella necesita que Ud. le consagre su vida a su recuerdo sagrado; ella necesita que Ud. piense en ella como si ella estuviese con Ud., como realmente está en la región superior en donde se entrelazan los destinos, en la cual todo es paz. Si Ud. se deja arrebatar por un dolor ciego y desesperado, perturba la paz de ella y entonces ella no podrá consagrarse a la obra de protección espiritual que Dios le encomendará cerca de Ud., ni podrá continuar, sin obstáculos, la vía de ascensión espiritual a que la ha llamado el destino.

 

Haga un supremo esfuerzo, siquiera por un momento, para poder pensar que su deber ante Elisa es acallar la voz del dolor que clama justicia, para dejar oír la del dolor que pide paz. Porque este mismo terrible dolor que hay en Ud., no es, en realidad, sino una de las pruebas que los dioses le imponen a aquellos seres en cuya vida ellos sienten alguna complacencia. Hay luz divina en el fondo de ese dolor, hay luz allí, destinada a iluminar sendas de las almas de ustedes para la realización de designios de bien que la mente no puede alcanzar a comprender, pero que la sabiduría suprema de la vida busca ansiosamente a través de las vidas de los hombres.

 

El espíritu de Elisa, como el suyo, es inmortal, porque ambos son emanaciones del espíritu del Universo. No hay poder que pueda alterar el glorioso destino de eterno progreso del espíritu. La muerte, cuando es obra de Dios, viene, con toda su trágica crueldad, como emisario de la sabiduría. El dolor, cuando sabe ser generoso y justiciero, porque nuestro ánimo así lo torne, refleja mejor la ley infinita de que depende, tras la cual es omnipotente la gloria del espíritu.

 

La plegaria consciente, pura, profunda, noche tras noche y en cada amanecer, la plegaria que desea paz para Elisa y a ella blandamente le pide consuelo, consigue que Dios, -entre los dos espíritus- ponga su pensamiento de Amor, del cual todo lo que existe ha surgido, y los comunique, así, eternamente, allá en la recóndita mansión de su misericordia.

 

Y todo el poder necesario para que la Suprema Piedad venga a Ud. en las alas angélicas del fervoroso orar, allí está en su corazón, por cuya paz, como por la de Ella, yo pediré con amor en las oraciones que consagro a mis hijos.

 

Lo abraza,

Omar.

 

CARTA PARA OCTAVIO JIMÉNEZ

 

   

Hace hoy un año, muy querido Octavio que en un salón del Colonial Inn, en Concordia, comentábamos nuestra visita de la tarde a la tumba de Emerson. ¿Recuerda que esa noche conocimos la nieve? La conversación, cargada de saudades que eran como inciensos, nos rodeaba de la solemnidad de un templo. Había en nuestro desasosiego y en nuestra tristeza, una aspiración vehemente de cosas eternas.

 

Salimos como a las ocho a buscara la biblioteca que guarda los manuscritos de Emerson. Concordia bajo sus pinos se estremecía, como ahora nuestra ciudad, con el regocijo de la Noche Buena. Concordia, crecida en nobles heroicidades, no nos interesaba, sin embargo, ni por su vida de aquella noche, ni por la gloria de su tradición. Nuestros ojos buscaban por sobre la multitud, cielos y estrellas. En el oído, ritmos del mar que acabábamos de cruzar. Ha sido una de las noches en que hemos sentido que cada ser humano trae consigo una nueva visión del Universo. The soul recreals its own truths. Ésa era nuestra glosa al poema de la noche. Apretado el corazón por amor de peregrinaje espiritual, florecían en los labios las palabras más sutiles.

 

En la biblioteca, ante la estatua del grande hombre, yo sentí deseo de decir la plegaria de Renán. No sé si allí se rompió su abstracción. Sí la mía. Alguien nos miraba desde los pupitres. Sorprendí al buscar los ojos, un incendio de alma.

 

La señorita que miraba, apenas pudo ocultar tras la mano enguantada de gris, un gesto de desesperanza. Sentí que toda una vida refugiaba su angustia en el cuenco de la mano enguantada.

 

Ese sencillo gesto, que era una novela, me puso en contacto con la vida de la pequeña ciudad. Salimos a la calle. Compramos libros y juguetes, un muñequillo de los de Rose Me. Klein, un diario de bolsillo... En el mío solo una página ha sido escrita. Habla de aquel viejo que nos guió hasta el cementerio...

 

Emerson ha cobrado dueñanza de su hondo amor de belleza, querido amigo. Usted derrama oro que viene de allí. Los cuentos que le han premiado, expresan un verbo de trascendente sentido. Sencilla la estructura, como la de las hojas de laurel, ciñe conceptos amados de la gloria. No hay máculas de insinceridad en la túnica de su idea. Ahora, cuando place el cuento de saló, presumido de psicologías artificiosas, conviene que el suyo, hijo de más nobles entrañas, nos traiga la reminiscencia y así el encanto de la página de Ruskin. Es siempre la presencia del valor que Emerson entendió como unidad de vida, aunque más cercano a la inmediata realidad.

 

Ahora vive usted cerca del mar, y allí la ola difluye, en una constante meditación de ritmos, el color de infinito de que se tiñe la vida a través del cuento que la mira desde ella misma. No desde los hombres, porque éstos solo son las formas de que se recubren ciertas ideas del Alma Suprema. Los hombres no existen en verdad. Son personajes o moldes. La humanidad viene a ser cosa así como una filosofía, optimista o pesimista. De ahí que valgan más los hombres que más pensaron y más sintieron. Son las más altas, las más bellas, las más profundas ideas.

                                                          

  Diciembre 23 de 1918

 

UNA INTERESANTE CIRCULAR

 

 

                                                                                             Heredia 20 de marzo de 1922

 

 

Escuela Normal de Costa Rica

Dirección

 

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Cartas.

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8. CARTAS

 

 

Transcribimos, en esta sección, algunas de las cartas que Omar Dengo envió a sus familiares (algunas conocidas) y a sus amigas (alumnas) y otras de índole profesional. También se incluyen las oficiales, propias de su función como Director de la Escuela por varios años y las que escribió a sus amigos, profesores y otros personajes de la vida p{ublica costarricense.

 

A CARMEN LYRA

 

 

¿Astucia? ¿Cansancio? ¿Debilidad? De todo eso hay en mí, desgraciadamente. Pero tengo derecho y deber de esforzarme por condensarlo todo en una sonrisa de esperanza. Como el jardinero, pongo en las eras ceniza, cal y estiércol y después planto el rosal con la ilusión de que en las rosas ascenderá todo aquello hacia la alegría del cielo.

                                                                                     

Septiembre, 1927.

 

CARTA A MARÍA ISABEL CARVAJAL

 

 

 

Es triste, María Isabel1, que Ud. supiera, por adelantado, que yo cumpliría loa promesa. Es triste para mí, - quiero decir. Desde hace años mi vida se viene deshilachando en promesas irrealizadas que casi siempre son o han sido pedazos de mi corazón. Siquiera fuese una bandera enarbolada, poco importaría  que el viento la desflecara. Usted señaló mi dolor, y si no supiera yo decir que su mano besa, diría que quema.

 

Por fortuna, ni Ud. es Mahoma, ni yo la montaña. De selva algo tengo; de selva impenetrable, por la oscuridad espiritual en que vivo, ciego casi a la luz que me rodea. Y por mi carácter abrupto, algo de montaña tengo también. De cumbre nada; salvo en cuanto a que la cumbre suele sentir voluptuosidad en los latigazos del rayo, que son como sus cilicios..

 

¡Qué egoísmo el mío, Isabel! No quiero ser romántico, ni soy pesimista, pero a veces me parece espantoso mi egoísmo. Siento que vivo como vampiro, absorbiendo la vitalidad de los corazones que me rodean. Mi madre, toda sacrificio, que yo inspiro; mi Tere, toda bondad y tolerancia infinitas, que yo no recompenso; mis chiquillos, todos porvenir al cual nada consagro; mis amigas y mis amigos, todos generosidad que yo devoro con la ansiedad del fuego.

 

De todo eso vivo, como un mendigo en puerta de un palacio, sin otro gesto que el de saber pedir perdón.

 

Pero tengo una esperanza, una sola, que me consuela, me fortalece y me redime.

 

No estoy de acuerdo con Ud. en algo de lo que me dice, pero prefiero callar la objeción. ¿Para qué decirla, si en cambio estoy de acuerdo con Ud. en lo que es más importante? En la actitud, digamos, hacia las cosas.

 

Chabela, qué triste, qué horrible esto de los tests. Medir, medir, ¿qué? (Y tengo que estudiarlo.)

 

A este paso, el hombre, que siempre ha sido gusano, terminará por ser un gusano medidor.

 

¡Qué linda tu carta, qué grata con esa sutil sencillez que en Ud. es genial! Un vuelo de mariposa su carta.

 

Y deja un lampo azul en el corazón. Beso la mano que la escribió...y que escribirá otras.

 

 

ENSEÑANZA DE LA CALIGRAFÍA1

 

                                                                                                       Heredia, octubre de 1821.

 

Señor Secretario

 

Asociación De Inspectores

San José

 

Estimado amigo:

 

Contesto las preguntas que esa Asociación ha tenido a bien hacerme acerca de la enseñanza de la caligrafía. Las contesto brevemente, pues algunas de ellas dan margen a un estudio extenso. Solo que yo no me he propuesto sino expresar una vez más mi simpatía a los intereses que esa Asociación representa.

 

Porque en realidad, para resolver el problema que el cuestionario formulado implica, poco se avanza con obtener, no digo la mía, sino la mejor contestación del mismo. La organización de la enseñanza de tal asignatura, paréceme un simple aspecto del magno problema de la organización total de nuestra enseñanza.

 

Agradezco mucho que al pensar en el asunto se quisiera tomar en cuenta mi buena voluntad.

 

Contesto las preguntas en el mismo orden que las presenta el cuestionario.

CARTA A CORINA

 

                                                                                               Nueva Cork, enero 17 de 1916.

 

 

 

Esta cartita, querida Corina, ha de pasar de sus manos a las de Elena y a las de Martha. Todas esas manos las estrecha con amor mi pensamiento.

 

Hoy las he tenido más cerca de mí que en ninguno de los otros días de ausencia.

 

Don Roberto, que está ahora aquí, me había invitado a las 11 a. m., al Museo de Arte. Llegué a esas horas al Museo. No me esperaba allí don Roberto, sino doña Ana María. Roberto está un poco enfermo - me dijo -. Después de haber ido a acompañar a la señora hasta el hotel, y de saludar al hermano, volví al Museo. Conocía ya las galerías de pintores, y fui a recorrer las de escultura. Pero solo una visité, y en ella solo una obra vi. Dos horas estuve en un banquillo, ante El Pensador de Rodin.

 

¿Recuerda la alusión que a esa obra hice en una conferencia que a Ud. le agradó mucho? Si mis trabajos, que son muchos, lo permitieran, diariamente iría a contemplar la grandiosa escultura. Situándose de frente a ella, y mirándola con profundidad en los ojos, se siente, en verdad, cómo se agitó, absorto ante lo infinito, el pensamiento de Rodin, al concebirla. Se comprende cómo, las obras eternas en arte, son aquéllas que muestran el alma del artista en el instante en que más hondamente se ha sumido en el misterio de las cosas. La brusquedad, la precipitación de ciertas líneas copia la lucha, trágicamente, melancólicamente melódica, de un concepto eterno, fundamental en la organización del universo al sentir la presión de la forma. El bloque de mármol refleja, en este mundo, la existencia que tiene en otro, una idea de la verdad. El artista ha trasladado la idea de un mundo al otro. Al pasar el límite de las separa, como toda creación es un sacrificio, y todo sacrificio una belleza, sangra gloria.

 

El pensamiento de Rodin, luminoso dentro del bloque imponente, es visible en el espacio que se extiende ante las miradas de Dios de El Pensador.

 

Allí, he pensado tanto amor a Uds. Al llegar a mi casa he encontrado una carta en que don Arturo me dice, desde Sussex, que le han escrito "las muchachas". No sé si Uds. mismas. Me dice que arregle con don Roberto lo que al futuro trabajo de "las muchachas" concierne. Precisamente en eso hemos trabajado en estos días, y mañana terminaremos los arreglos. Así se lo comunicaré a Arturo en seguida. No imaginan las amadas amigas ni los amigos de "la clase de 1915" - las que han manifestado deseos de trabajar  conmigo -, cuánto espero hacer por ellos y cuánto espero que ellos quieran hacer conmigo por el porvenir de nuestro país. Todas las mañanas, cuando visito las escuelas en que recojo el material para mis estudios de esas largas noches, cuando converso acerca de propósitos y procedimientos con las maestras, cuando acaricio a los niños, cuando observo el material de enseñanza, o recorro las bibliotecas, se me llena el alma de una vigorosa esperanza, de un hondo idealismo, de una profunda fe en la obra del maestro. Y sueño que estamos haciendo esa obra, juntos, en nuestra escuela, con un espíritu nuevo en el país, nuevo, aunque eterno, en la educación, fraternalmente, como en Shanti Niketán bajo el arbolado de amor que nuestro corazón sabrá tender sobre la inquietud de la generación que nos espera. Entre las jóvenes maestras, muy distinguidas de la Horace Man School, hay una  - Miss Roxana A. Steele -, que cuando conoció mis proyectos me pidió el libro de notas para escribir en él estas palabras: "Si yo fuera maestra en Costa Rica, trabajaría en su escuela, porque quien sinceramente ama la educación, tiene el deber de buscar aquellas oportunidades que de verdad prometen una labor de idealismo."

 

Le contesté con la lentitud de "mi inglés": " I am sure, Miss Steele, that those who are, as you do, sincerily interested in education will extended to me very possible assistance."

 

"Pero...Miss Steele, yo no estoy dispuesto a abrir la escuela que se me ha confiado, si sus maestros..." Y le dije, cómo esos maestros es preciso que pertenezcan al grupo de Uds. De no, el abrir la escuela nunca significaría, como es mi mayor aspiración, el trazado de nuevas rutas en el porvenir de nuestros niños, de una nueva promesa de engrandecimiento para el país, de una más eficaz asistencia de maestros...soñadores, valerosos, fuertes, pujantes.

 

Mis proyectos, aunque no completos todavía, pero sí lo bastante organizados para que se pueda trabajar con ellos desde ahora, los conocerán Uds. muy pronto, sea porque en uno de estos días los envíe, sea porque, como se acerca mi regreso, prefiera llevarlos conmigo. Cuando los estudien, reconocerán en ellos la presencia del amor de Uds., moviendo mi alma, y sentirán que a ese amor quiero corresponder con el más profundo y con el más puro que en mi ser haya siempre.

 

Acerca de las obras de Rodin, que en el curso de esta semana estudiaré, en una corta visita de todos los días al Museo, mucho, mucho, hemos de hablar.

 

Adiós mis queridas amigas.

                                                               Omar

 

MIGUEL ÁNGEL OBREGÓN

 

Hermano:

 

El símbolo de Juan Santa María es una tea; el tuyo, la proa de una barca.

 

Él ensangrentó una muralla; tu sangre enrojeció las olas, que parecieron, en el momento histórico, otro incendio sublime.

 

Allí donde, caíste con tu legión, el mar -como una voz del destino de la patria- responde el grito de libertad del soldado Juan.

 

Hermano:

 

No he podido salir todavía tras tus pasos. Cuando salga, llevaré en el espíritu un fulgor de gloriosa esperanza: ¡Mis hijos tienen sangre de tus venas!

 

Ahora ruego junto a tu madre.

Omar Dengo

 

 

 

 

                                                                                   Heredia, 24 de Abril de 1923

 

Escuela Normal de Costa Rica

Heredia

Dirección

Señor Secretario

 

Tengo el honor de enviar a Ud. un informe que he recibido, relativo a la fundación y a los trabajos de la Sociedad de Normalistas.

 

Como Ud. se servirá advertir, el Director desea que tal informe sea elevado al conocimiento de Ud. y, además, publicado.

 

Juzgo conveniente hacer notar cómo, no obstante sus deficiencias, no obstante las dificultades que al perfeccionamiento del trabajo oponen y a pesar de la corta vida de la Escuela, ya comienza su labor a salir de las aulas, a estimular actividades independientes del trabajo directo de la casa madre. Con esto se realiza una viva obra de extensión en medio de la cual una juventud encuentra la oportunidad de iniciar su actuación social en la vida del país.

 

Con sentimientos de viva consideración, soy de Ud. atto. y S. S.

                                                    

Omar Dengo

 Director de la Escuela Normal de Costa Rica    

                                                                       

 

Señor don Miguel Obregón, secretario de

Estado en el Despacho de Educación Pública,

San José.

 

 

 

                                                                                        Heredia, abril 12 de 1923

 

Señor Director de

Repertorio Americano

San José

 

Muy estimado don Joaquín:

    

A propósito de nuestra conversación acerca del congreso Mundial de Educación que se efectuará en junio y julio en Oakland, California, tengo la complacencia de enviarle la enumeración de los objetivos de la Conferencia y de los medios que se tratará de emplear para realizarlos. He traducido, un poco al pie de la letra, para La Escuela Costarricense, el manifiesto de la Asociación, el cual quizás convendría reproducir. Como le decía en la última entrevista me atrevo a juzgar que ese Congreso, por sus aspiraciones, puede ser el origen de un estímulo superior y trascendente para los movimientos de paz y de fraternidad.

 

Lo saluda afectuosamente,

                                                Omar Dengo.

 

 

EUGENIO CORRALES: NOMBRE DEL LIBRO DE ORO DE LA ESCUELA

 

Heredia, 26 de octubre de 1919

 

Joaquín García Monge

Secretario de Estado en el

Despacho de Instrucción Pública,

Sn José

                                                                                            

 

En acuerdo con las gratas instrucciones de Ud. he citado en la orden del día en la Escuela Normal, el nombre de Eugenio Corrales "uno de los hijos que mejor la sirven y honran". Con el nombre de Corrales, he abierto el Libro de Oro de la escuela, cuyas páginas mantendrán las referencias que Ud. y las demás autoridades escolares se sirvan enviar acerca de la labor de los alumnos graduados. La importancia de tal libro consistirá no solo en la fuente de estímulos, iniciativas y experiencias que poco a poco irá constituyendo el servicio de los alumnos que la escuela prepara, sino además en la utilidad que podrá ofrecer al departamento encargado de organizar el escalafón del magisterio. Por creerlo así he de rogarle que se digne comunicar la apertura del libro a las autoridades escolares del país a fin de que den cuenta a la dirección de la escuela de toda idea, esfuerzo, iniciativa, realización, etc., provenientes de los alumnos graduados y merecedores de un homenaje como el que es mi intención hacerles.

 

También de acuerdo con sus instrucciones he tenido el gusto de trascribirle al señor Corrales, en esta misma fecha, su oficio y el presente.

 

Con sentimientos de la más distinguida consideración, soy de Ud. atto. y S. S.

                           

                                                        Omar Dengo

Director de la Escuela Normal de Costa Rica

 

 

 

 

Señor don Joaquín García Monge,

Secretario de Estado en el

Despacho de Instrucción Pública.

San José.

 

 

 

                                                                                       Heredia, 5 de octubre de 1919

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PROF. OMAR DENGO, DIRECTOR DE LA ESCUELA NORMAL, CON MOTIVO DE LA VISITA DEL DR. SACASA1

 

 

 

Jóvenes alumnos:

 

Saben ustedes que en las fiestas suele haber notas desagradables. En ésta, ésa es la nota que le corresponde dar al Director, ya que mi intervención en el programa retarda la oportunidad de que oigan  ustedes palabras mejores que las mías. Pero me excusarán ustedes una vez que convengan en que debo explicarles  al señor Sacasa y a sus distinguidos compañeros, cómo se inició la celebración de esta asamblea, en la cual la presencia de ellos es motivo de júbilo y de honor para nosotros.

 

Digo así "el señor Sacasa", porque de esa manera lo pide mi posición oficial, pero si llegara plena a mis labios la voz que sale del corazón de ciudadano, diría de otro modo: el ilustre señor Presidente de Nicaragua y los distinguidos colaboradores de su Gabinete.

 

¡Oigo surgir los aplausos y veo que las manos se agitan ardientemente estremecidas, en tanto que el semblante de toda una juventud se adorna de guirnaldas de cordiales sonrisas! ¡Qué dicha que así admira esta juventud, pues ello comporta una fuerte esperanza para el porvenir de mi país!

 

Dr. Sacasa, en la mañana de ayer, en el curso de una lección sobre tópicos de actualidad, algunos alumnos expresaron el deseo de invitarlo a usted a visitar la Escuela. ¿Es posible que venga? -preguntaban-. Si ustedes lo invitan es posible, -les contesté-. ¿Puedo yo sin ser inconsecuente, negarme a recoger aquel deseo de los alumnos? No, aparte de que me era grato, tuve presente que la primordial función de la Escuela es la de civismo. En consecuencia hay que dejar que los muchachos piensen, hay que darles ocasión de pensar por su propia cuenta, pues que Costa Rica es país hospitalario por tradición. A la verdad, aunque se recuerdan rasgos fastidiosos, tengo, sin puritanismo, mis dudas, y creo que debemos trabajar en el cultivo de aquel ser atento. Tradición o esperanza anhelo de juventud que ustedes lo llevan como maestros al corazón de sus hijos y como padres al corazón de sus discípulos, -con lo cual quiero decir que sueño en que para ustedes llegarán a ser una sola cosa, el hogar y la escuela.

 

Hay urgencia, además, de aceptar la expresión de sentimientos de fraternidad hacia Nicaragua. Amar a la hermana, -está en la necesidad-. Si aspiramos a ser sinceros en nuestras manifestaciones de latinoamericanos- comencemos por darle  plena y profunda realidad  a nuestro afecto para el vecino más cercano. Ahora, sobre todo, inspira amor Nicaragua. No se puede dirigir la vista hacia ella sin mirar que en su cielo, que es el nuestro, se extiende la sombra de un águila. Cuando venía hasta esta tribuna al lado del Dr. Sacasa, nos detuvimos a mirar el mapa de Costa Rica  que construyeron los alumnos en cemento, en uno de los patios. El Dr. Sacasa miraba hacia más allá del río San Juan. Y pensaba yo: ¿verá lo mismo que yo veo? ¿verá proyectada en la tierra, como la lleva en el corazón, la sombra del águila?

 

Jóvenes: a través del corazón angustiado de estos peregrinos pueden contemplar ustedes la realidad del más inquietante y trascendental problema de estas nacionalidades.

 

¿Es el águila, imperial mensajero de los dioses que traen mensaje de sabiduría? ¿Vuelan con ella los superiores designios de más altas normas de civilización? ¿O es sombrío animal de presa que agita alas de tempestad?

 

Si lo primero ¡homenajes entonces, cual los inspira con deslumbradora soberbia el sol! Si lo segundo, ¡ya sabemos, ya sentimos, que es preciso elevar las antorchas de los héroes para despejar de sombras los cielos!

 

Y entonces, que la tea de Juan Santa María no sea solamente gloria inmarcesible del pasado, sino que actualizando su inmortalidad en nueva vida, sea faro erguido sobre el presente para señalarnos los futuros rumbos y delimitar los campos de las futuras gestas emancipadoras. Acaso sea doloroso hablar así, pero hay que pensar, jóvenes, que estos peregrinos aquí presentes no tienen ahora patria que la que llevan en su corazón. Llevan la patria consigo, cual un clamor de justicia y de libertad. Por fortuna la patria esencialmente es eso: una ansiedad del corazón. Allá quedaron la tierra ubérrima, los lagos maravillosos, la montaña altiva, el hombre equivocado, y la madre y y el niño y la hermana.

 

...¡Felices los costarricenses si pudiéramos devolverles todo eso! ¡Felices si pudiéramos darles patria, si tuviéramos la fuerte expresión de justicia, para oponerla a la fuerza que humilla al cerebro!

 

Dr. Sacasa: tras el gesto de sus manos patricias, invictas huestes de adalides sienten la seducción de un ideal de justicia, de libertad y de victoria. Oigo que las voces del destino repercuten en los ecos del galope alado del caballo de Bolívar y de sus centauros, -mitad carne acuñada de  martirio, mitad mármol inmortal-. Y veo que las juventudes agitan respetuosos y resplandecientes estandartes de ansiedad.

 

Llevad de aquí, hermanos nicaragüenses, la alegría de nuestra esperanza en que triunfará la justicia. ¡Que llegue pronto, la victoria que llegue grande: que por justa, noble, y bella, sea digna de inspirar los hosannas de otro gran poeta, cuya lira derrame sobre los laureles las armonías de una definitiva  MARCHA TRIUNFAL!

                                                                                                                     O. D.



1 Este discurso fue reconstruido por La Tribuna y salió a luz el 27 de Mayo de 1927.

Una forma diferente de leer novelas

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UNA FORMA NUEVA DE LEER NOVELAS

 

Justificación

 

Hablar de una forma nueva de leer novelas pareciera no solo pedante sino intrascendente. A simple vista lo nuevo se presenta como fatuo, trivial. No obstante ello creemos que es posible enfrentarnos al texto de la novela de una manera diferente. Así como el escritor ha emprendido caminos de renovación, en el enfrentamiento de los temas y conflictos, el lector puede y debe estar preparado para acercarse a los productos literarios nuevos desde perspectivas renovadas. Esto no quiere decir que lo anterior no sirva y deba rechazarse, todo lo contrario, son su apoyo tratamos de vislumbrar posibilidades nuevas. En todo caso creemos que la lectura del texto literario es responsabilidad del lector y no del escritor.

 

El escritor parte del conocimiento, del concepto, y después de reflexionar encuentra el significante que exprese lo que desea. Para ello se vale o crea sus propias técnicas literarias, las cambia, las modifica, las mezcla o simplemente las inventa. En cambio los lectores parten del significante y luego de estudiarlo, comprenderlo, llegan a esclarecer su sentido. En otras palabras, autor y lector realizan caminos opuestos. Uno selecciona contextos, el otro los asocia y los descodifica.

 

El escritor realiza la creación de una novela. Para ello cuenta con el conocimiento del lenguaje, una cultura, un conocimiento histórico, social y un manejo de técnicas literarias que puede conocer por estudio de las mismas o por lecturas de otros escritores o simplemente las inventa. Cuenta además con determinada visión de mundo, una serie de valores que afirma y otros que niega. Esto es: una ideología. Escribe la obra en una determinada porción de tiempo cronológico e histórico y en ella puede mostrar su presente o retroceder a tiempos pasados, vividas por él o conocidas a través de la investigación. De igual manera el lector cuenta con una experiencia lingüística, unos determinados conocimientos históricos y sociales. Puede vivir o no la época que el escritor muestra en su novela o desconocerla totalmente. Este aspecto hace que el lector, por exigencia del texto, tenga que estudiar, no solo la novela leída, sino los contextos de la misma: históricos, biográficos, lingüísticos, literarios, ideológicos, etc. Si en cambio el lector posee conocimientos parecidos al escritor, la comprensión de la novela, y desde luego su lectura, resultan fáciles y provechosas. Así aprende disfrutando.

 

Otro aspecto que debe considerarse es que el escritor no tiene interés especial en hacer las cosas fáciles para el lector, no por razones de pedantería sino por exigencias literarias de su creación. El autor lucha con el lenguaje, su linealidad, sus limitaciones expresivas, su uso cotidiano y por todos los medios trata de dar a sus obras sentidos nuevos, más significativos y más profundos. Eso lo lleva a realizar fragmentaciones, cambios de escenas, paralelos, contrapuntos, simultaneidades, armonías de voces, diversos perspectivismos, y toda clase de figuras literarias conocidas y nuevas que hagan más expresiva la obra y desde luego de mayor categoría literaria. A esto es a lo que algunos llaman semiotización del lenguaje para alcanzar la categoría de literario, polisémico.

 

En síntesis la lectura de una novela y el grado de aproximación al sentido de la misma depende exclusivamente del lector, Si éste está debidamente preparado puede obtener interpretaciones mejores y más provechosas de la de los lectores sin conocimientos adecuados. Nuestra modalidad para leer novelas es una propuesta a los lectores para prepararse a enfrentar las novelas sistemáticamente y obtener de ellas mayor comprensión y conocimiento.

 

Tal y como lo hemos venido afirmando la escritura de la obra literaria es un elemento importante que nos conducirá a esclarecer ciertos aspectos de la novela. De esta manera los conceptos de enunciación y enunciado serán los elementos capitales de nuestra propuesta.

 

Bajo estos dos aspectos, sus niveles, sus componentes, sus relaciones e implicaciones en los elementos estructurales: tiempo, espacio, personajes y conflictos descansará nuestro esfuerzo.

 

Nos serviremos de una categorización vieja como lo es: La situación inicial Si, los procesos P y la situación final Sf. Conceptos éstos, que son universales para comprender determinados fenómenos y que Aristóteles enunció por primera vez. Es el principio de que todo tiene un inicio, redesarrolla (o crece) y muere, para transformarse en nuevas vidas.

 

 

LA SITUACIÓN INICIAL

 

 

La situación inicial que simbolizaremos como Si, debe distinguirse en dos niveles: la enunciación y el enunciado. La enunciación nos conducirá a su esclarecimiento.

 

El escritor antes de escribir una novela se encuentra con la dificultad de su inicio. ¿Cómo comenzar la novela? Y se le abren muchas y dispares maneras, desde un diálogo entre dos personajes hasta una aclaración sobre el origen de los manuscritos. Pero solo podrán hacerlo a través de la enunciación, sea esta la primaria o las voces de las secundarias.

 

Si comienza por el enunciado a través del  Sp, lo hará a través de la voz de un personaje. Es el caso de la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo:

 

"Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo."1

 

Fácilmente se observa que quien produce la enunciación es el Sp, un personaje llamado Juan Preciado, hijo de Pedro Páramo, y después, en algunas ocasiones, narra mundo privado y posibilita la apertura de otras enunciaciones y la aparición de nuevas voces que por cierto  abundan en esta novela y abren la virtualidad del paradigma que llamamos sinfónico.

 

La otra modalidad es clásica y aparece en todas las novelas monofónicas pero también, con diferencias, en la novelas de los paradigmas siguientes. Veamos:

 

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era..."1

 

"Con el cuello airosamente enarcado, las orejas enhiestas y la negra y reluciente piel salpicada de espuma, el fogoso potro hacía resonar el empedrado con su rítmico manoteo, y chispear entre la polvareda sus bruñidas herraduras."2

 

En amos ejemplos se aprecia que el narrador es el Se y se coloca fuera de la historia y con su saber olímpico comienza a narrar, enunciar esos mundos privados  que escogieron los autores.

 

La enunciación siempre será la que inicie la novela, ya sea a través del Se o el Sp, pero el inicio de la historia narrada puede introducirse de tres maneras:

 

1. Por el inicio de la novela

2. En el centro (más o menos)

3. Al final de ella

4. Fragmentada

 

No es exclusivo de la novela, también lo usan otros géneros literarios y variedades de la narración, como lo es el cuento, la leyenda, etc. En el caso de la novela monofónica, lo frecuente era que comenzaran por el principio y se desarrollaran los procesos en orden lineal y lógico (o-1).

 

En las novelas policíacas, es frecuente que lo primero que ocurra es el crimen que se supone es el final de la historia y después, poco a poco, se van desarrollado y esclareciendo los móviles del crimen hasta llegar a descubrir al culpable y las razones que motivaron tal conducta.

En el ejemplo que citamos de la novela Cien años de soledad es cercano a la mitad de la misma cuando efectivamente Aureliano Buendía, frente al pelotón de fusilamiento recuerda cuando  su padre lo  llevó a conocer el hielo y el narrador inicia la historia de Macondo y va explicando como era el pueblo y todos sus pormenores.

 

En las novelas de los paradigmas recientes, los escritores no brindan completamente el inicio de la historia sino que la reparten en diferentes partes de la novela. El lector tendrá que reconstruirla al final de su lectura.

 

La Si es un marco, un estado de cosas, un ambiente, un clima de tensión (conflictos) que posibilita la apertura de acciones de uno o varios personajes con el fin de superarlo y sucede en un espacio y tiempo determinados. Entonces la Si abre la novela, es la chispa que enciende el motor. Las fuerzas contrarias y complejas dejan su estado aparente de acción, pierden el equilibrio y estallan, saltan en todas direcciones y modalidades. El conflicto no es más que ese estado latente de las fuerzas reprimidas, anuladas pero de pronto viene el desequilibrio y con él la acción (recordemos que la inacción es un tipo de acción).

 

En las novelas monofónicas los móviles de la iniciación de ellas se dibujaban evidentes: un personaje decide salir en busca de un tesoro, contar su vida o la de otros, iniciar una pelea, regresar a su casa, llegar a un pueblo, salir de paseo, iniciar un noviazgo, etc. Pero en las novelas de paradigmas recientes no son tan fáciles de reconocer y describir.

 

"Todo hubiera sido perfecto si no existieran los recuerdos. La mano que se alza, los ojos que miran. Los gestos pacientemente aprendidos frente a los espejos, habrían tenido sentido si no hubieras dejado escapar, una a una, todas las sensaciones acumuladas en el cuerpo, en el cerebro, entre tu piel.

No logra compaginar los acontecimientos. No sabes si en esa época te habían llegado los sudores, el crecimiento de vello, los sueños espantosos y las horas de angustia en la soledad de tu cuarto."1

 

Este ejemplo permite observar lo que apuntábamos anteriormente: un tiempo presente, actual, y  los recuerdos que llegan. Más adelante, en la página siguiente, retrocede hasta la niñez, cuando tenía ocho años. Usando la segunda persona singular, va narrando los acontecimientos y situaciones, ambiente, etc. del personaje. Este Se en una especie de YO-conciencia. En otras secuencias, el Se se presenta como un Yo que se refiere a un él protagónico y luego lo deja para cederle la palabra. Entonces aparece el Sp que enuncia su propia experiencia. La técnica empleada por Alfonso Chase, de permitir los cambios en las enunciaciones, le permite abrir diversas perspectivas o puntos de vista sobre un mismo conflicto y ello da al relato variabilidad y riqueza expresiva. La atención a este aspecto, desde la Si, permitirá al lector una mayor comprensión de la novela.

 

Las Si en los relatos varían según sean las intenciones del escritor. Podemos generalizar y por lo tanto afirmar que ellas pueden ser por lo menos, negativas o positivas desde la perspectiva lógica o.1. Así los personajes se encuentran en un marco social (ambiente de la Si), psicológico, moral, físico, peor o mejor que cuando llegan a la Sf. Esto hizo observar a los críticos, en las obras de teatro, dos modalidades opuestas que llamó, comedia y tragedia. En la primera se partía de una Si conflictiva, negativa, y luego que los personajes llevaban a cabo los diferentes, encuentros, acciones, llegaban a una Sf positiva, feliz, al resolverse (aclararse los conflictos). Por otra parte, lo contrario ocurría con la tragedia. En ella se partía de una Si positiva, feliz, por lo menos en apariencia, y se llegaba a una Sf negativa, infeliz. Los cuentos de hadas son otra muestra parecida a la comedia, con respecto a este aspecto.

 

L novela no escapó a esta estructura. La subliteratura convirtió en constante el iniciar sus novelas (la historia) con situaciones conflictivas, negativas y concluirlas con situaciones finales positivas, felices. Lo mismo ocurre con estos famosos escritores vende libros, llamados bestsellers, tales como el brasileño Paolo Cohelo o la inglesa Joanne Catherine Rowling

 

Entonces el lector no solo debe descifrar en las dos situaciones iniciales, tanto del Se como la de la historia protagonizada por los personajes el espacio, el tiempo, los tipos de conflictos, los personajes que padecen los conflictos, etc. Después tendrá ocasión de cotejar estos aspectos con los procesos y observar la situación final a que llegan.

 

 

LA SITUACIÓN FINAL

 

 

Tal y como lo expresamos para la Si, la Sf se enmarca dentro de la enunciación y el enunciado. No es igual la terminación de la historia que el final de la novela, aunque puedan coincidir.

 

La situación final se convierte en un estado de equilibrio con nuevas y posibles tenciones pero al fin y al cabo es el resultado del desequilibrio inicial, de la tensión que propicio la historia y los procesos que hicieron posible el final de ella y de la novela.

 

Existen diferentes modalidades para cerrar una novela y no se descarta la posibilidad de dejarla abierta a otras novelas que partan de ésta. Hay novelas como las fonológicas que siguen el orden 0-1 de la lógica aristotélica occidental, logocéntrica. La Si abre los procesos y se llega a la Sf. Otras inician y cierran con la misma situación inicial, solo que se explica, en el proceso de la novela cómo se llegó a ese estado. Es como una especie de círculo. Éstas utilizan el paradigma en vez del sistema y presentan escenas, acciones paralelas, voces simultáneas, puntillismos, etc. Nos estamos refiriendo a las novelas secuenciales de los últimos dos paradigmas. Un ejemplo claro de esta estructura la tenemos en la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo y en casi todas las novelas de Carmen Naranjo. Sobrepunto inicia así:

 

"Ella entró. Estaba leyendo aquel párrafo "el tiempo de una colección de monstruos -belleza, fealdad, talento, santidad, virtud- y el mundo es un instante de sueños inconclusos". Ya no recuerdo de qué libro ni de qué autor, quizás era una de esas frases que se sueña escribir y no se llega a saber si solo quedaron en la memoria confundidas con la propiedad de lo aprendido aquí y allá, anónimo párrafo como los lugares comunes o los refranes, recolecta de los oídos, de las escaleras que a veces son libros y otras conversaciones, o pensamientos a medio hacer, sin profundizar por falta de tiempo o por abundancia de pereza o porque la mente sigue dormida en la mecedora de los monosílabos, de los comentarios de siempre, de las mismas preguntas contestadas ayer y antier y hoy."1

 

Y la novela termina así:

 

"Ella entra. Estaba leyendo aquel párrafo "el tiempo de una colección de monstruos -belleza, fealdad, talento, santidad, virtud - y el mundo es un instante de sueños inconclusos". Ella..."

 

Como puede notarse, principio y final de la novela coinciden en un instante, mientras tanto la novela ha terminado y el lector asistió a un desarrollo importante de parte de dos vidas: un hombre y una mujer, y sobre todo, a la vivencia personal y social de una serie de encuentros, escenas, sueños, sufrimientos y felicidades (las menos).

 

El espacio: un cuarto, es el mismo de la situación inicial y final, lo mismo que el tiempo y la tensión: un encuentro entre dos personajes (el hombre y la mujer). El conflicto: la soledad, la incomunicación, la existencia del hombre (su sentido), en otras palabras el hombre tratando de vivir en una sociedad degradada, etc. Este no es el momento para esclarecer la significación de la novela, pero la comprensión de la situación inicial y la final, enmarcadas ambas en las enunciaciones, no permite aproximarnos ya, con mayor acierto, a una interpretación de la novela.

 

La situación final es un nuevo momento, a pesar de que pueda ocurrir en el mismo espacio, el mismo (si ello fuera posible) tiempo y con los mismos personajes. El recorrido de los personajes, recuerdos, acciones, escenas, hechos, encuentros y desencuentros, etc., hacen que la Sf sea diferente, cualitativamente a la Si y por lo tanto el lector social posee un conocimiento e información diferentes antes y después de ocurrir ambas.

 

Los elementos que se encuentran en la Sf pueden denominarse con los mismos conceptos pero no son iguales. Es cuando se hace más cierta la célebre frase de Heráclito: "nadie puede bañarse dos veces en el mismo río" y que yo le agregué, nadie "que sea el mismo" puede...

 

La situación  inicial se presenta como la tesis y la situación final como la síntesis en la dialéctica. La antítesis existe en la situación inicial como parte de las fuerzas contrarias, la tensión. Gracias al desequilibrio de ella comienza la antítesis y se abren los procesos que conducen a la síntesis.

 

También como en la situación inicial, el lector de novelas, debe distinguir dos aspectos diferentes de la narración: la enunciación y el enunciado porque una cosa es el final de la novela y otra el final de la historia. Novelas famosas de la literatura universal, tales como El Ulises de Joyce o Mientras agonizo de W. Faulkner, solo duran unas pocas horas en el tiempo de la enunciación  pero las voces de los sujetos protagónicos del enunciado narran muchos años de existencia. Esto ocurre también en la novela Noche en vela de la costarricense Rima Valbona. En ella durante una noche (la vela) se recuerda o repasa todo un pasado y las relaciones familiares del personaje Leo (tía) y Luisa (sobrina) y otros miembros de la familia y amigos. Otras novelas costarricenses tienen esa misma estructura: Camino al medio día, Diario de una multitud, Los perros no ladraron, las tres de Carmen Naranjo Coto y Muerte al amanecer de Hernán Elizondo Arce, entre otras.

 

 

LOS PROCESOS

 

 

Llamaremos procesos a las conductas o acciones emprendidas por los personajes para obtener una solución favorable (o simplemente salir) de sus conflictos, terminar con ellos.

Las conductas de los personajes pueden ser intencionales o accidentales, por propia voluntad  o movidos por circunstancias ajenas a su voluntad. En todo caso el lector debe distinguirlas, encontrar los móviles de las mismas, los obstáculos, los medios de que se valen los personajes para obtener sus propósitos y las acciones que emprenden.

 

C. Bremond hablaba de procesos de mejoramiento y de degradación. Creemos que lo importante es comprender los procesos dentro de secuencias o series acabadas de proposiciones, destacar su sentido dentro de la totalidad del texto y el papel que desempeñan en él. Los personajes emprenden acciones tendientes a obtener resultados favorables a situaciones negativas, conflictivas, de carencias, individuales o colectivas que impiden su realización como ser. Dentro de la problemática completa de la novelas, encontraremos toda clase de acciones, obstáculos y medios para superarlos, individuales o grupales. Estos en muchas ocasiones son gratuitos, mágicos, providenciales y los personajes se convierten en portadores de rasgos morales (bueno, sumiso, obediente, respetuoso, estudioso, buen hijo, buen marido, etc.) que lo hacen merecedor del apoyo mágico, divino, accidental, casual, y ayudados por seres u objetos sobrenaturales superan sus carencias y conflictos. Para llegar a ser felices al final de la novela.

 

El simple hecho de dejarse morir un personaje como en la novela Murámonos Federico (1973) de Joaquín Gutiérrez Mangel, ya es un proceso, una acción, una conducta o simplemente quedarse indiferentes ante los sucesos de un pueblo como sucede en Pedro Páramo de Juan Rulfo, es una acción llamada indiferencia.

 

Las novelas han incorporado técnicas especiales para desarrollar los procesos dentro de secuencias encadenadas, entrelazadas o interpoladas que de una u otra manera violan la historia lógica, lineal, ordenada, de la novela monofónica, tanto en el nivel del hacer como en el ser de los personajes.

 

En la novela de Julieta Pinto G. La estación que sigue al verano (1969), los procesos de los personajes se intercalan de tal manera que van ocurriendo unos detrás de otros. Así se narran hechos acerca del esposo, luego siguen los de Irene, después los de la esposa, acto  seguido los de Esteban y solo al final de la lectura se sabe  la historia en forma completa. Esto mismo se realiza por otros escritores, intercalando escenas entre los personajes, sin que una de ellas sea necesariamente causa de la siguiente. Todo lo contrario, la historia se debe reconstruir a partir del final de la novela. Es lo que sucede en las novelas de Gerardo C. Hurtado, Así en la paz como en la muerte (1975) y en Los vencidos (1981), donde varias historias (procesos) se cruzan, se tocan, se acercan, se interpolan y a veces se confunden entre sí convirtiéndose en una sola.

 

Lo anterior obliga al lector a estar atento, tanto a la Si, los procesos P como a la Sf, ya que constantemente se mencionan en todo el libro.

 

Dentro de los procesos se hace necesario reconocer, y esto es fundamental en nuestra propuesta, la voz, tanto del Se como las de los Sp. Todas las implicaciones descritas para ellas antes, deben tomarse en cuenta. Gracias a esto, podremos distinguir las diferencias entre los puntos de vista de los personajes que muestran mundo y del  narrador o narradores de las diferentes enunciaciones que se dan a partir de la primaria. Notaremos sus preferencias para presentar determinados conflictos y no otros, resolver, a través de las conductas de los personajes, las situaciones complejas, los medios que utilizan para ello, los aliados, las conductas emprendidas, los fines que persiguen, sus anhelos, aspiraciones, frustraciones, soledades, amores, tristezas, etc. Todo ello permitirá verificar el grado de autonomía de los personajes, sus visiones de mundo, lo que enjuician y censuran y lo que añoran o desean para ellos en particular y para la sociedad en general.

 

En nuestro caso, para el tipo de lectura que deseamos exponer, no es necesario llegar al  detalle en la descripción del objeto literario. Por ello no nos referimos a las acciones, ordinales y cardinales, las diferentes secuencias, los indicios, y otros niveles como el gramatical donde se establecen los modos, la voz, etc. al estilo propuesto por los estructuralistas franceses sobre todo. Dentro de nuestro modelo eso se hace innecesario y quedaría para el especialista que desee profundizar en aspectos más rigurosos.

 

Otro cuidado que se debe tener es el establecer las correspondencias necesarias entre la Si y la Sf. De una justa comprensión de estos tres elementos (incluyendo los procesos) en su totalidad y todos los aspectos explicitados en secciones anteriores, resultará el éxito de una racional lectura literaria de la novela. Nuestra recomendación última es utilizar el análisis detallado de los aspectos, sin perder de vista la totalidad de la novela y llegar a ella a través del análisis y de las generalizaciones: inducción y deducción para concluir en la síntesis del método dialéctico.

 

Por último, el lector después de realizar ese recorrido sobre la novela, esa lectura pausada, estará en condición de estudiar, buscar los contextos histórico-culturales que posibilitaron la creación de la novela con el fin de interpretarla y si lo desea valorarla.



1 Rulfo, Juan, Pedro Páramo, p. 7.

1 García Márquez, Gabriel. Cien años de soledad, p71. (Inicio de la novela)

2 Gagini, Carlos. El árbol enfermo, p, 15.

 

 

1 Chase, Alfonso. Los juegos furtivos, p. 13.

1 Naranjo Coto, Carmen. Sobrepunto, p. 7.

 

 

 

El mundo mostrado y sus elementos estructurales

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EL MUNDO MOSTRADO Y SUS ELEMENTOS ESTRUCTURALES

 

 

Dice W Kayser, en su libro Interpretación y análisis de la obra literaria que:

 

"Hay tres elementos creadores de mundo y que representan por ello los elementos estructurales de las formas épicas: los personajes, el espacio y acontecimiento. Los tres elementos pueden participar en la creación de mundo en proporciones diversas."1

 

Esto le permite dividir la novela en tres categorías:

 

1.      Novela de acontecimiento

2.      Novela de personaje. Aquí tipifica la novela de formación.

3.      Novela de espacio2

 

No hay duda de que la novela es un género complejo, capaz de abrigar en su seno las más variadas posibilidades y que todo esfuerzo por clasificar, enmarcar, tipificar, choca contra las casi infinitas formas de combinación y  creación, disponibles para el autor. A pesar de eso, existen elementos importantes que soportan el peso estructural:

 

1.      Los personajes

2.      Los acontecimientos

3.      El espacio

4.      El tiempo

 

Contar algo, una historia privada, por ejemplo, para que alguien lo escuche, o lo lea si es escrita, supone, en primer lugar, y esto lo hemos afirmado antes, una enunciación. Esta necesita un sujeto de ella y un enunciado, así como un destinatario. El Se puede permitir o simplemente dejas que los personajes de él enuncien sus propias consideraciones, historias, etc. y se conviertan en Sp. Ahora bien es dentro del enunciado que se dan los elementos que estamos describiendo: personajes, acontecimientos, espacio y tiempo.

 

1. El tiempo

 

Michel Butor, en su obra, Sobre literatura3 categoriza el tiempo en tres maneras:

 

1.      Tiempo de la aventura

2.      Tiempo de la escritura

3.      Tiempo de la lectura

 

Es verdad que para cada acción tiene su propio tiempo y los tres que Butor enuncia son importantes. Nos detendremos en el tiempo que él llama "de la aventura", ni sin antes señalar que en las novelas, a veces, suelen usarse los tres tiempos. Sabemos que los escritores no tienen un tiempo determinado para empezar y acabar una novela. Cada uno de ellos tiene su propia disciplina y es totalmente arbitraria. Lo mismo sucede con el tiempo de la lectura. Estos dos tiempos para nuestros intereses, dejan de tener importancia.

 

Con respecto al tiempo de "la aventura" o propiamente de la novela, Gennette, lo divide en dos:

 

1.      De la historia

2.      Del discurso

 

Luego establece una variedad de posibilidades. Utiliza el la combinación entre el orden de la historia y el de la narración. Así llama:

 

Analepsis: retrospección. Es toda evocación posterior de una acción a ese momento. Las hay:

 

a.       Internas

b.      Externas

c.       Mixtas

d.      Competitivas

e.       Repetitivas

f.        Parciales

g.       Completas

 

De acuerdo con nuestra teoría, ya expuesta podemos hablar de dos tiempos fundamentales:

 

1. Tiempo de la enunciación que es el presente y se ubica en el mismo lugar que el de la escritura. Constantemente suele interrumpirse para evocar, recordar, proyectar, hechos ocurridos o por venir. Concatena las instancias del enunciado o discurso que son manejadas por los sujetos protagónicos y se ubican en nuevas enunciaciones con iguales características estructurales a la primaria.

 

Desde el presente de esa enunciación primaria, el narrador Se viaja al pasado, permanece en el mismo presente o se proyecta al futuro. Así:

 

 

 

 

 

Ahora bien el tiempo de la enunciación, el presente, es diferente a los otros tiempos. Una novela puede durar, desde la enunciación, una noche. Este es el caso de Noche en vela (1964), de Rima Valbona. Pero lo narrado, lo mostrado, el mundo privado, la historia, gran cantidad de años, desde la niñez, adolescencia y  juventud de Luisa que es el personaje protagonista. Esto mismo ocurre en la novela de Joyce, El Ulises (1922). Un simple entierro puede permitir al Se narrar toda una vida de más de setenta y cinco años y hasta períodos históricos mayores. El título de la novela de Gabriel garcía Márquez es elocuente: Cien años de soledad. El pasado y el futuro del enunciado no tienen límites. Una visita, una conversación, un sueño, una visión, un viaje, un instante, un accidente son los momentos que duran las enunciaciones pero posibilitan lapsos de tiempo mayores y más complejos. Uno de los momentos más usados por la literatura es el pequeño tiempo, por lo general, de la muerte. Novelas como Mientras agonizo (1930) de W. Faulkner, La muerte de Artemio Cruz (1962) de Carlos Fuentes, utilizan ese instante para mostrar mundos más extensos.

 

1. El tiempo

 

Lo anterior permite hablar de diversos tiempos:

 

1.      Tiempo cronológico: El que marca el reloj.

 

2.      Tiempo Histórico: Es el tiempo de la historia contada. No se debe confundir con el tiempo histórico real. Este último se incorpora en la novela como un referente para dar veracidad a lo que se narra y como tal debe entenderse, Este uso es propio de la novela monológica y su uso es una violación a la verosimilitud de la novela.

 

3.      Tiempo psicológico: Es el tiempo que transcurre interiormente comparable solo con el sueño que dura pocos segundos pero quien sueña puede experimentar períodos mayores, en el presente, hacia el pasado o hacia el futuro Es muy utilizado por los escritores en los llamados monólogos interiores.

 

4.      Tiempo mítico: Algunos hablan de este tiempo simbólico.

 

Los autores, desde el presente de la enunciación pueden evocar, narrar, acontecimientos anteriores a ese presente, simultáneos a él o posteriores a ese presente. Veamos:

 

"Muchos años después, el coronel Aureliano Buendía, habría de recordar la tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo." Cien años de soledad

 

Así comienza esta novela. El Se se coloca en ese presente y evoca la tarde remota en que el padre de Aureliano lo llevó a conocer el hielo. Es un hecho posterior a ese presente de la enunciación y si leemos la novela llegará ese momento y será protagonizado por ambos. Esta novela, y muchas otras, juegan con esas posibilidades. Por eso suelen usar expresiones que inician con las frases: "muchos años después", "por esos tiempos", "muchos años antes", "por aquellos tiempos", "eran los tiempos", "antes de", "al mismo tiempo que eso sucedía", "cuando no había", "hacía apenas unas horas", etc.

 

Para nuestro criterio el lector crítico de novelas debe tener claro los niveles de las diferentes enunciaciones, los sujetos, tanto el de la enunciación primaria, como los protagónicos. Desde ahí podrá descifrar los tiempos usados por esas voces, sus relacione e intercambios y comprender su significado y el papel que juega este elemento estructural del mundo mostrado en la novela.

 

 

 

 

2. El espacio

 

Este elemento estructural de la novela, que W Kayser utilizó para caracterizar un tipo de ellas: novelas de espacio, es sin lugar a dudas de gran importancia en la creación de las novelas. Podríamos afirmar que no existe ninguna novela sin espacio. Ha de existir un lugar donde los personajes o los acontecimientos ocurran. Pero en los últimos años del género y con la consolidación del paradigma polifónico y la apertura del sinfónico, ha adquirido mayor relevancia y en gran cantidad de novelas es el elemento determinante.

 

Así, tanto los personajes como los acontecimientos se subordinan al espacio, en muchas de las novelas.

 

Definimos el espacio como el lugar físico o abstracto, real o imaginario, único o complejo, exterior o interior, individual o colectivo donde el Se o los  Sp, ubican a los personajes para que realicen sus acciones, su vida. Una primera clasificación del espacio sería:

 

1.      Espacio físico

2.      Espacio subjetivo

 

Estos espacios pertenecen a la novela por lo tanto todos son ficticios. Lo importante es que en la novela se objetivan en estas dos formas que se parecen a las que conocemos. Macondo es un pueblo muy parecido a otros que geográficamente se pueden buscar en el mapa, pero no existe sino en la obra Cien años de Soledad. Los autores de la novela monológica acudían a ubicar a los personajes en lugares geográficos conocidos con el fin de lograr convencer a los lectores de que lo narrado era cierto. Lo contrario ocurre con los paradigmas siguientes. Ya desde El Quijote de la Mancha, los críticos se han llenado de canas buscando el lugar que el Se dice "de cuyo nombre no quiero acordarme" y a fe que no lo han encontrado. Los referentes espaciales suelen usarse todavía pero si se ubican en la novela pasan a formar parte de ella y dejan de representar los  lugares históricos como tales aunque se parezcan.

 

En Costa Rica las novelas suelen ubicarse de preferencia en el campo y durante muchos años lugares como Limón, y algunos del llamado Valle Central (Desamparados, San José, Centro), fueron atrayendo, de preferencia a los escritores del paradigma monofónico. Actualmente es la ciudad la que, en mayor grado los atrae y Limón sigue siendo tierra fértil para la creación de novelas, quizás en mayor cantidad que San José. Las otras ciudades parecieran ser poco atractivas para desarrollar novelas. Pero, poco a poco, los espacios físicos van cediendo a los espacios imaginarios, creativos, poéticos. ¡Cómo ha costado que el escritor costarricense se desprenda del código "realista" de la novela monofónica!

 

Otra forma de tipificar el espacio es:

 

1. Espacio social

2. Espacio psicológico

 

Los escritores van comprendiendo quizás que los conflictos del hombre cada vez son más sociales que individuales y que los personajes no son más que particularidades de la colectividad. Por eso los espacios sociales cobran mucha importancia. Los tugurios, los precarios, los parques, las iglesias, los pobres, los ricos, los desvalidos, los ultrajados, las minorías, las mujeres, los gay, las lesbianas, todos estos grupos cobran significación en las actuales novelas como representantes de condiciones sociales, espacios sociales. El escritor comprende mejor las llamadas programaciones, la enajenación, la manipulación, como producto de condiciones objetivas de injusticia, distribución desigual de la riqueza, globalización de la miseria para unos y los dólares para otros, los menos. El hombre ya no se ve en forma aislada sino en el complejo social, desde la familia hasta las más sofisticadas sociedades presentes, antiguas o futuristas.

 

Y como consecuencia de esto los viajes por los lugares interiores del individuo, los monólogos de la incomunicación, el espacio interior que hiere, duda, cuestiona, muere, agoniza, sufre, degrada y la impotencia ante el poder, la corrupción, la miseria frente a la opulencia, el descaro, la justificación, el desamparo frente a la misma vida. Y lo más desesperante los manjares a la mano, a la vuelta, todo ofrecido con sonrisas, música y alegría, sin prima. Todos los sueños se harán realidad si... y comienzan las frustraciones. Unos pocos con todo en abundancia y las mayorías viéndolos disfrutar de su opulencia, sin techo, sin medicinas, sin abrigo, sin comida, alimentándose de promesas, de unos puestas en la otra vida y los otros en el futuro, si... hace lo que le pido. Este es el espacio interior que ausculta, el escritor de hoy, no con rayos equis obsoletos, sino con tacs modernos y ondas electromagnéticas poderosas.

 

3. Los personajes

 

Este es otro de los elementos importantes que estructuran el mundo privado de la novela. En sentido amplio podríamos afirmar que no existe novela alguna que no tenga personajes. Hay teóricos como Greimas que han especificado la naturaleza de este elemento y lo han tipificado bajo diferentes denominaciones: actante, actor, etc. Aquí lo seguiremos llamando personaje y ampliaremos su concepto no solo a representantes humanos sino a elementos capaces de realizar, padecer acciones o efectos de ellos. No importa si es un objeto o un animal o un fenómeno, una casa, una ventana, una banca, un gato, un árbol, etc. Lo que interesa es su función. El sujeto del enunciado que suele ser un personaje de la primera puede narrar su propia vida o la de otros que están a la par o simplemente evocar personajes del pasado o predecir los del futuro.

 

Existen gran cantidad de tipificaciones y muy variadas, según sean los factores que se consideren. Algunas de ellas:

 

1.      Personajes típicos:

 

Sucede cuando éstos representan a sectores humanos, agrupaciones bajo un código común. Ejemplo: El pícaro, el avaro, el sátiro, el burlón, el don Juan, el celoso, el embustero. El loco, etc.

 

Dentro de esta misma categoría se podría ubicar a grupos sociales: el obrero, el campesino, el citadino, el pobre, el rico, el extranjero, el burgués, el proletario, el industrial, el capitalista, el globalizador, el vendepatrias, el tirano, etc. Y por último los que representan grupos como los gays, las mujeres, los negros, las lesbianas, las prostitutas, los fundamentalistas, los curas, los futbolistas, los detectives, los asesinos en serie, el traidor, etc.

 

2.      El personaje individual. Es aquél que, a pesar de tener rasgos comunes con otros seres o personajes de la misma novela, no evidencia sino su particularidad, su vivencia, su yo. Es el héroe de la novela, el protagonista único, el responsable de sí mismo. Es poco usado en nuestros tiempos.

 

3.      Primarios: Los que desempeñan las funciones importantes de la novela, tal el caso  del protagonista. Ellos mismos, a veces suelen contar su propia vida. Estas novelas se llaman biográficas.

 

4.      Secundarios: Estos desempeñan papeles o roles subordinados al protagonista, giran a su alrededor. Son personajes que juegan un papel accidental casi  siempre. Aparecen unos  y desaparecen otros.

 

5.      Simbólicos: Son personajes que simbolizan en la novela un valor, una virtud, un fenómeno o un vicio.

 

6.      Imaginarios: Son personajes que no se explican con las leyes naturales. Ejemplo de ellos, pueden ser, las hadas, los duendes, Dios, la Tzegua, el Cadejos, la Llorona, la muerte, el alma en pena, la bruja o el doctor Moreno Cañas, (este con referente histórico), etc.

 

Como se puede observar existen muchos tipos de personajes, individuales o colectivos, reales, simbólicos o imaginarios, con nombre o sin él. Lo importante es descifrar el rol o papel que desempeñan en la novela y su significación en el contexto de la misma. Antes interesaba lo que hacían hoy lo que dicen, calla, padecen, siente, evoca, anhelan.

 

Los personajes de las novelas monofónicas tenían determinada funciones, exclusivas, y nada más: ser el antagonista, oponerse a tal acción del protagonista, ser el tercero en la novela de triángulo amoroso, el citadino malo, el campesino bueno, el padre ejemplar, la madre abnegada, el novio fiel y abnegado, el ama de casa, la mujer religiosa, el esclavo, la sirviente, etc. Después de ese rol, el personaje no realizaba otras funciones. En muchos casos, cuando el autor sentía que en la novela se complicaban los acontecimientos y no encontraba salida al problema, entonces introducía un personaje que le sacara del atolladero. Esto ocurre en la novela El sitio de las abras de Fabián Dobles. Hoy, en cambio, en los paradigmas siguientes el personaje es múltiple, mucho más cercano al ser humano, en unas ocasiones es bueno y en otras lo es menos y en muchas, por razones explicables actúa mal aunque eso vaya contra sus principios o quizás estos han cambiado. No debemos olvidar que los hombres cambian y lo que muchas veces era bueno y aceptado por la mayoría en otros tiempos, hoy no lo es del todo o en forma absoluta. El machismo es un fenómeno que nos sirve de ejemplo. Las programaciones sociales, aún las permanentes, como son la religión, la familia, el matrimonio, la lengua, evolucionan, tienen cambios que a veces ofrecen otra naturaleza muy distinta a la anterior. El personaje dejó de ser codificado, estereotipado, predecible y funciona hoy, más acorde con las necesidades vitales, sus aspiraciones, sus metas y sus frustraciones.

 

Un personaje como el tirano de la novela El Otoño del Patriarca, de García Márquez, cobra mayor calidad no solo literaria sino humana, cuando es capaz de realizar las acciones más inhumanas y otras veces llorar como un niño sus propias impotencias y debilidades.

 

Otra característica de la novela monofónica es que el Se narraba desde la perspectiva del personaje protagónico (el bueno) y fácilmente se observaba cómo el autor tiraba de los hilos a ese monigote. El personaje se convertía en un intermediario, más o menos simulado, del propio sujeto de la enunciación y, debemos afirmarlo, del mismo autor. Por ello iniciaba y terminaba la novela con él y todo lo que ocurría en ella, de una u otra forma, se relacionaba con ese personaje protagónico. Hoy, en cambio, no es así, El Se da autonomía a los personajes, no solo para que actúen, sino para que narren su propio mundo privado, el Se se independiza de ellos, se distancia y configura el mundo novelesco, no a través de una perspectiva única, sino a través de varias, representadas por las diferentes voces. Así la novela se convierte en un mundo privado visto y narrado, experimentado y sufrido por un concierto de voces dispares, contradictorias, en contrapuntos,  pero que en conjunto forman la armonía orquestal de la sinfonía.

 

Hoy más que nunca los personajes evidencian una visión de mundo desde su privacidad más sincera, llena de dudas, con más preguntas que respuestas. Forman el concierto de las voces nunca oídas, de los seres sin voz que apenas si logran articular sus anhelos elementales de casa, comida, vestido y un poco de salud porque pensar en algo más, se torna cada día, un beneficio de unos pocos, un privilegio de los heredados de la tierra.

 

4. Los conflictos

 

Algunos críticos prefieren referirse a ellos desde el ángulo temático, semántico y hablan de temas. Nosotros lo entendemos pero preferimos hablar de conflictos que padecen los personajes o las sociedades. Existen razones importantes par afirmar que los conflictos pueden ser los mismos pero la manera de enfrentarlos, desarrollarlos y resolverlos, si ello es posible, varía a través de los tiempos, y que un conflicto determinado exige diferentes maneras y algunas especiales para ser resuelto y expresado, mostrado. Por esto afirmamos que existe una relación dialéctica entre los conflictos y la manera de presentarlos, por parte de los novelistas.

 

Entenderemos por conflicto una tensión, un desequilibrio, una fuerza de opuestos que abre la virtualidad de un movimiento. Éste, producto de la fuerza de tensión, necesariamente conduce a cambios, unos accidentales e intrascendentes y otros fundamentales, desde dos perspectivas: cualitativas y cuantitativas. De esta manera el conflicto es como la chispa que enciende, que activa la explosión, es causa, es razón de la conducta de los personajes y la motivación de su ser. Todo ser humano y los personajes los representan, tiene conflictos y la razón del ser, es saber resolverlos.

 

Se pueden clasificar en dos grandes categorías:

 

1. Individuales

 

2. Colectivos

 

Los primeros pertenecen al ámbito del individuo y afectan, en forma significativa solo a él, sin dejar de señalar que quienes están a su alrededor pueden verse afectados por el conflicto que padece ese individuo. Es muy difícil aislar los conflictos individuales del entorno familiar, sobre todo. Pero la mayoría de conflictos individuales tienen causas colectivas, de grupo, sociales. De alguna maneara tienen relación con las condiciones en que ese personaje se desarrolla. Quizás lo más importante es la manera de enfocarlos, de plantearlos en la novela por parte de los narradores o voces protagónicas.

 

Los celos de un personaje afectan a él pero también a la mujer amada y los familiares. El conflicto es individual pero las consecuencias de él repercuten en otros de su entorno y hasta lleva al individuo a desarrollar conductas impropias en el grupo donde vive y más allá. Esto quiere decir que los conflictos pueden tener causas sociales, colectivas pero algunos no. Los celos pueden ser hereditarios, aún no se ha demostrado científicamente. Habría que esperar mayores adelantos en la investigación genética. Pero existen claramente otros que son de índole social, en sus causas y sus efectos. La prostitución, el alcoholismo, las drogas en general podrán sufrirlas determinados individuos y no otros, pero las causas son sociales y los efectos también

 

Los grandes conflictos del hombre aparecen con las necesidades básicas para vivir dignamente: La carencia de techo, vestido, comida, trabajo, salud, educación, recreación, descanso, placer, disfrute, amor, solidaridad, fraternidad, justicia, igualdad, en los más y lo contrario, en los menos forman algo así como los conflictos universales. Ellos son la fuente de las novelas actuales y pasadas y no creemos que desaparezcan en el futuro. Los hay menores y mayores, imaginados y reales (los imaginados son reales en la medida que el personaje lo  cree real). De fácil resolución y complejos. Unos dependen del mismo personaje pero otros de los más variados actores y circunstancias. Algunos afectan a unos pocos y otros a cantidades significativas. Lo cierto es que los conflictos existen, ocurren, se dan, nacen, crecen y desaparecen, algunas veces por un tiempo determinado y vuelven a aparecer. Algunos como la muerte son universales e irremediables: todos moriremos, en un determinado momento. Es el mayor acto de justicia e igualdad en el mundo de los seres vivos. Hay otros inevitables, como el dolor, físico y psicológico, la frustración, el desengaño, el desamparo, la orfandad, la incomunicación, la enfermedad, la soledad, la tristeza, la incertidumbre, el miedo, el temor, la impotencia. Si bien los personajes son los depositarios de ellos, la sociedad en su conjunto se torna un gran personaje también enfermo y sin posibles soluciones a sus grandes conflictos.

 

El lector debe considerar no solo el conflicto sino la manera de plantearlo, desarrollarlo y resolverlo. Gran parte de los cuentos de Hadas iniciaban con conflictos, generalmente carencias y los personajes salían a recorrer mundo para buscar la solución a los mismos y con la única arma de un código moral positivo (pobre, bueno, caritativo, humilde, honrado, etc.) y en el camino encontraba aliados poderosos que le ayudaban a resolver satisfactoriamente el conflicto inicial, sin merecerlo, sin ningún esfuerzo, como premio a su condición de personaje bueno. Esta manera de resolver el conflicto se convierte en una estructura de consolación, pues sabemos que a pesar de ser el verosímil de los cuentos, los convierte en lecturas engañosas para los lectores sobre todo si se trata de niños.

 

Si observamos que la novelística monofónica tenía como fin una función didáctica, moralista y trataban de ser referenciales para convertirlas en historias, según los autores, reales, entonces esta intencionalidad del escritor que escapa al rango literario, pareciera convertir al lector social en un cómplice de esa visión de mundo y sus consolatorias resoluciones de los conflictos, sobre todo sociales. Es un acto de enajenación, alineación y no una acción verdadera de educación de la verdad a pesar de ser difícil de digerir. Y esto lo hacemos al margen del texto literario y está más ajustado a una posible interpretación valorativa.



1 Kayser, W. Interpretación y análisis de la obra literaria, p. 471.

2 Ídem, p. 482

3 Butor. Sobre literatura, p. 121.

 

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Discursos: Contratos...

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CONTRATOS...1

 

¿DÓNDE ESTÁ EL JUAN RAFAEL MORA QUE LEVANTE LA CABEZA?

Su desencanto de la Política y de los Políticos

 

 

El orador dio las gracias por la deferencia hecha con él al ser entrevistado para dictar la conferencia.

 

Debo hacer antes de entrar en materia la advertencia -continuó después el orador- de que voy a referirme al asunto de los contratos de la United Fruit Co. Propuestos recientemente a la consideración del Congreso, no desde el punto de vista del cual han sido tratados hasta el momento. Todos los hombres pensantes de Costa Rica han entrado ya a discutir el asunto numéricamente. Se hacen números y se analizan ventajas. Es decir, se ha contemplado el punto material de la cuestión, olvidando completamente la cuestión espiritual que es acaso la más importante en esta clase de operaciones. 

 

Acabo de leer un libro: La Conquista de los Trópicos, en que se dice, para la ilustración del pueblo norteamericano, que compañías como la United Fruit Co. Son las que deben tener el favor del Gobierno de los Estados Unidos y del pueblo americano, porque ellas son la fuerza de conquista. Es decir, un medio del imperialismo norteamericano. Eso está escrito para ellos. Nosotros debemos, en cambio, analizar aquí la cuestión moral del asunto tomando en cuenta estos ideales. Es el momento de hacerlo. Precisamente estamos contemplando en este momento una muestra de lo que son los Estados Unidos para estos países. Ha sido reconocido el presidente Adolfo Díaz de Nicaragua. Este reconocimiento es también una farsa desnuda. El reconocimiento de Emiliano Chamorro disfrazado de Adolfo Díaz. Y no debemos perder de vista estos sucesos para formarnos juicio de lo que son los Estados Unidos.

 

Yo pregunto: ¿Hay espíritu de conquista? ¿Lo hubo desde la guerra con España? Sí. ¿Lo hubo con la ocupación militar de Haití y Santo Domingo? Sí. ¿Lo hubo con el reconocimiento de Adolfo Díaz? Sí. Se ha dicho recientemente que el ejercicio de la habilidad diplomática es el que puede defender a estos países de aquella penetración.

 

Me atrevería a discutir con el estadista más eminente del país, aunque me pusiera en ridículo, que este camino de la diplomacia no es el que debe seguirse. No aconsejemos la diplomacia. Nuestra defensa está en la cultura, en realizar efectivamente una función de cultura. Hacer pensar al país. Apoyar a la prensa en su tendencia actual de abrir curso a las opiniones de los que deben expresarlas.

 

Los reportajes en que hoy habla don Elías Jiménez Rojas, y mañana Luis Felipe González y después Fidel Tristán contribuyen evidentemente al desarrollo de la cultura. Servirse de la tribuna y de la prensa. Permítaseme aquí una confidencia. En la pasada campaña política yo busqué los grupos que a mi juicio representaban una tendencia cultural en el país. Yo, maestro de escuela, fui a las tribunas públicas, sin recibir dinero para la propaganda y cuando hice gastos devolví lo que me sobraba; sin obedecer consignas de los consejos directivos y sin preguntar a nadie los temas que debía tratar. Confieso que aquello fue una ilusión de muchacho, que me equivoqué y que de ello nadie sino yo tiene la culpa, si bien los directivos del movimiento político no han debido permitir que ciertos hombres habláramos en nombre del partido. Han debido decirnos que nos ocupásemos de las juntas electorales, de los defectos del candidato contrario y de las bondades del propio; pero debieron decirnos lealmente: no tenemos capacidad para abordara los problemas de las ideas. Aquello pasó y ahora yo estoy alejado de los políticos. Por grande que sea el desdén que los políticos sientan por mí, siempre será mayor el que yo siento por ellos. Por eso he venido a la Universidad Popular a buscar el contacto de obreros y estudiantes. Hay que impulsar estos movimientos. Hay que abordar los problemas con altura. Se habla de carreteras. Y no se piensa sino en contratar un empréstito cada cierto tiempo. ¿Cuándo vendrá el estadista de certera visión que aparte los ojos del problema fiscal y los ponga en el problema económico general del país? Lo mismo nos ocurre con todos los problemas.

 

En el educacional es un error creer que la enseñanza de las matemáticas y del castellano representa una orientación de la cultura. Lo que importa no es que se enseñe matemáticas y castellano especialmente, que eso se verá después, sino que se dé a la enseñanza el sentido de la responsabilidad, que se adapte a las necesidades y aspiraciones del pueblo costarricense.

 

Hay que poner fin a la leyenda de que somos un pueblo esencialmente culto, de que vivimos en la Suiza centroamericana, de que ésta es la mejor de las democracias, de que San José es un París chiquito. Hay que torcerle el cuello, que no sé si es de cisne o de serpiente, a esas leyendas engañosas. Eso está bueno para una conversación galante con señoritas, pero debemos confesar que tenemos una población inmensamente analfabeta. No aspiremos a llevar la Universidad a cada una de las ciudades del país; pero sí podremos aspirar a llevar el silabario a los más apartados rincones. Cuando seamos grandes por nuestra cultura, ¡que vengan los Estados Unidos!, que entonces solo recibiremos de ellos lo que sea grande también. Los yanquis vendrán. Nuestra posición entre Nicaragua y Panamá nos hace objeto de codicia. Ya no son las antenas que trasmiten la civilización sino los tentáculos del pulpo en la forma de la política y del capitalismo.

 

¡Qué nos encuentren grandes! Don Ricardo Fernández Guardia escribió recientemente preguntando: "¿Dónde estará el Juan Santamaría que le dé fuego al cuchitril en donde se forjan las cadenas de la esclavitud de Costa Rica?". Y yo pregunto, no dónde está el Juan Santamaría que alce la tea, sino dónde está el Presidente Mora que levante la cabeza para dar a su pueblo un alto sentido de su responsabilidad histórica.



1 Reconstrucción de una conferencia, noviembre, 1926. Fue publicado en La tribuna con el título. Anoche don Omar Dengo. ¿Dónde está el Juan Rafael Mora que levante la cabeza? Su desencanto de la política y de los políticos. Es parecida a un discurso.

PARA LA CLASE DE 1915

 

 

Una sola idea profundamente comprendida para que así sea asumida y pase a inspirar la acción con que deben contribuir, como maestros, al engrandecimiento de la escuela de vuestro país. Sus aulas os esperan con fe. Hay dentro de ellas, en amorosa solicitud de vuestro esfuerzo, la esperanza de una generación que se inicia en el culto de la vida. Culto solemne y heroico que debéis consagrar, dándole a esa generación, como consigna de victoria, la luz de un alto ideal. Porque su esperanza comporta, con respecto al país y al mundo, un derecho permanente, e implica, a la vez, en cuanto a vosotros, un grave deber.

 

Una sola acción, constantemente practicada, si refleja una aspiración superior, basta a edificar una obra. Una sola, aún siendo la menos trascendente, significaría un progreso. El menor que lograrais realizar, al señalarle un objetivo concreto a vuestro ministerio, os daría también un poco de gloria.

 

La idea es de sobra conocida. En los cursos de Historia de la Educación y de Administración Escolar, sabiamente conducidos penetrasteis en ella. Es necesario abrirle cauce a través de la escuela, a la divina corriente de la vida. He ahí la idea. Contemplándola con devoción sentiréis que resurgen evocadas por su majestad, las posibilidades de triunfo que el desencanto adormeció. Os penetra hondamente, como un cálido aliento d vida, la comprensión del destino que os ató a una ley. Vuestra voluntad se despereza para recoger del pensamiento la inspiración que la conducirá hacia la  altura. Rompe la inquietud su temor de fracaso, recobra el afán la serenidad, renace la vehemencia en el anhelo y todo ello se enlaza en un haz de promesas que son fuente incentivo de amor a la vida. Dentro de ella, más querido os será el lote de ensueño que os tocó cultivar. En presencia de esa idea os sentiréis maestros por el alma en busca de los chiquillos a quienes vais a confiar la palabra secreta, sentís, amáis el misterio en que vive recatada la obra por hacer, y a través suyo la miráis levantarse con el impulso de lo que va a alcanzar, por su fuerza y su prestigio, la suprema coronación de la Luz.

 

Fuera vano insistir en la  exposición de esa idea. No así darnos motivos de meditación para que en vuestro taller de silencio trabajéis en el estudio de ella. Estas palabras apenas aspiran a ser sugestiones, con más entusiasmo que luz. Casi confidencias, aunque dichas en voz alta, porque su valor reside en la intención que tras ellas discurre. Son retazos, fragmentos de ideas. En labor solitaria ha de unificarlos vuestro espíritu. Contribuirán a reconstruir, cuando estéis lejos, las añoranzas del aula en que por última vez recibisteis lección.

 

* * *

 

Mirad a un niño cuando juega; miradlo cuando estudia. Comparad esas dos situaciones y alcanzaréis un fecundo conocimiento. ¿Sabéis de algún niño a quien el deseo de jugar haya impacientado durante el juego? El caso inverso sí lo conocéis: el del niño que se propone terminar pronto la tarea para entrar al coro en que los otros cantan. -Así mismo el de quien por jugar, nunca hizo las suyas-. A veces el vagabundo admirable que siéndolo de niño, defendió la gloria del genio que después fue. Vagabundo siempre, sin embargo, erró entonces por los abismos del pensamiento y las cumbres de la historia.

 

Conocía el castigo que convierte en obligar al niño a que deje el juego por el estudio. Ahí la más fuerte sugestión: el estudio, vehículo de la luz, convertido en tortura. La escuela lo ha deformado hasta mutilar su naturaleza. Roto, vertió la vida y es ahora una constante ocasión de dolor y retroceso, con vigor suficiente para ahogar las capacidades de una generación y el porvenir de un país.

 

El cansancio que del juego queda y el  que deja el estudio, comparadlos. ¿Oísteis a algún niño pretextar el cansancio que el juego le produjo, para no jugar por más tiempo? ¿Hubo que castigar a alguien para que jugase?

 

El motivo de meditación sería éste: el estudio debe realizarse en idénticas condiciones de espontaneidad que el juego. La labor del maestro tendería a provocar la oportunidad de que tales condiciones surgiesen.

 

Se nos dirá que el juego responde a la existencia de un individuo. Preguntad en respuesta ¿El juego no educa? ¿No es el juego, durante una edad, la escuela llena de alegría, distribuida en mil aulas, donde a todas horas hay trabajo y cada cosa da con encanto una lección de enseñanza que para siempre sirven y son inolvidables? El trompo, el papalote, el quedó, fueron en alguna hora amada vuestros maestros y crearon en vuestra alma, nutriéndola de secretos, las más hondas devociones. Siempre respetaron vuestra personalidad, consultaron vuestro interés, se adaptaron a vuestras necesidades.

 

Hay que jugar en el aula, se os dirá. Enseñemos jugando. No. Esa es la amenaza de la prestidigitación pedagógica, ya sin decoro. Ante ella, las palabras hondamente sugerentes de don Miguel de Unamuno. El juego pedagógico supone una doble desnaturalización. No es juego ni pedagogía. Enseñemos con la vida. Porque solo ella enseña lo mas grande que sea dable enseñar. Muestra el sendero de la divinidad. Cierto que a las veces es de inmenso dolor su lección, pero de admirable dolor, en nada ni nunca inferior a los regocijos mejores, ni solo son humanos.

 

* * *

 

Recoged en vuestro recuerdo de cuando erais niños el juicio que os sugirió la función de la escuela. Al entrar a la secundaria, cuando aún era para vosotros una promesa, decíais doloridos: nada aprendí en la escuela. Ahora, al salir de esta suntuosa casa de enseñanza, repetís con desaliento la declaración. ¡Es, con todo, tan hermosa! Expresa la cuantía del trabajo que debéis hacer y señala el objeto a que cabe aplicarlo. Ninguno de vosotros querrá que sus discípulos puedan decir las mismas palabras.

 

Algunos años después de éste, la vida os moverá a confesar que lo mejor de cuanto hicisteis fue resultado, sobre todo, de vuestra misma acción. Casi no adivináis en ello la huella que la palabra del maestro trazó. Acaso inculparéis a la escuela al sentir que se agitan en vuestro ser vastas posibilidades, a las cuales no alcanzó su conjuro artificioso, exhausto de gracia, pobre de vida, incomprensivo de la armonía. Comprenderéis a plena claridad, que la escuela pudo redimir su trabajo habiéndolo encomendado, desde niños. El maestro debió haberlos preparado para ser vuestros propios maestros. Los hombres a quienes formó la vida, fueron, por designación de ella, maestros de sí mismos. Se situaron ante su alma, dentro de ella misma, a labrarla, y trágicos o mansos, siempre gloriosos, le dieron relieves dignos del bronce, que la escuela nunca supo marcar.

 

Toda esa inquietud torturante que en lo íntimo mana, como una corriente de misterio y que arrastra hacia fuera el alma en confusión de ansiedades, añoranzas y rebeldías, va a romperse contra el acantilado de la esterilidad, estremecida bajo un sombrío clamor de fracaso. Todo ello surge de cuando en cuando, como obedeciendo a un ritmo, para efectuar una sabia labor de elección. A los débiles abate y a los fuertes levanta. Ante aquéllos a quienes la escuela mutiló, hará en vano la promesa de victoria que su dolor contiene. Porque es eso, una solicitud del Destino que frente a las almas desfila para requerir de cada una la acción que la lleve a unificar dentro de sí todas las cosas. Sumidas en la sombra, adonde no se trasmite ninguna vibración de belleza ni de verdad, el dolor llega, como una redención, a provocar ese renacimiento en que destacan los ímpetus de las dormidas vocaciones. La escuela que no reveló a las almas el signo que permite reconocer la sagrada presencia del destino, viola su función: reproducir espiritualmente a la humanidad. Nada dio a la historia que, en cuanto copia una providencial ordenación de todas las cosas, absorbe la savia de heroísmo que del genio brota, al recibir la unción de las ideas.

 

***

 

Una compañera vuestra retuvo, en una frase, la amargura del desconcierto que la escuela sin vida causa. El profesor, que logró oírla, hizo la siguiente anotación en un cuaderno de páginas íntimas:

 

"Nos dicen tanto".

 

Así dijo este día, una chiquilla rubia, al salir de la clase, en los corredores que el recreo llenaba de estrépito, dijo esas palabras a las compañeras, con amor: con una voz delicadamente tímida en que las pausas, al extender la última vibración de cada palabra, son como crótalos de cristal que la repitieran con más honda dulzura.

 

¡Nos dicen tanto! ¿No sentís, maestros hermanos, que esas palabras saltaron del corazón al herirlo vosotros?  No es decir con amor, no con belleza, ni con verdad. Esas palabras lanzaron sobre la vida los restos de una idealidad que la escuela rompió. Confesad, hermanos maestros, que ese espíritu definió en una queja, nuestra miseria de corazón. ¡Pobres, muy pobres de alma somos! La infinita turbación que vertió gloria en el pensamiento de los siglos, no la expresan nuestras palabras. No sabemos producir la redentora inquietud, sino el desconcierto, que es ruina. ¡Nos dicen tanto! ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Tienen derecho de decir? ¿Saben decir? Hay que escuchar, no obstante. ¿La ciencia, el arte, la congoja y el regocijo humanos, lo que hay más allá de la escuela, lo que hay en mí, en mi pasado y en mi ensueño, lo contendrán, lo comprenderán, lo respetarán las palabras del maestro, siempre repetidas, con el mismo tono, por una santa obligación, sin fuerza, sin fe?

 

* * *

 

Alguien ha dicho del libro que leyó en clase furtivamente, que fue más útil para nosotros que las lecciones en que nos distrajo. Pensad en ese libro prohibido. No lo arrebataréis nunca de las manos del discípulo rebelde, a quien vuestra sabia lección hastió. Ese  libro os presta generosos servicios. Da a un espíritu lo que no pudo darle el vuestro. Es un maestro amigo, invisible, que entra en silencio al aula a trabajar con vosotros en la escultura de almas y os da la ilusión del triunfo cuando fracasasteis. Es como los enanos de los cuentos, que bordan por la noche la tela de la Princesa enamorada.

 

* * *

 

Encontraréis separadas en la escuela, la difusión de los conocimientos y la formación del carácter. Esa situación es en cada individuo una tragedia y así en la vida del país y en el corazón de la humanidad. Los conocimientos de un lado, de otra las ideas, de otro las acciones. Ni un hilo los ata. Son tres centros de fuerza, de distinta potencialidad, varia  e intermitente en cada uno, que al mismo tiempo solicitan la conducta. Al cabo la rompen, subrayándola así a la misión que le compete en el conjunto. Es la ruptura de una obra que nadie puede reconstruir. Los conocimientos no mueven las ideas, las ideas no animan la acción, las acciones no enriquecen el acopio humano. Os cité con frecuencia el caso de aquel prelado enemigo del duelo a quien se le preguntó ¿qué haría si lo retaran? Sé lo que debería hacer, no lo que haría, repuso. A esa respuesta, que es una rendición de la cultura ante la asechanza del instinto, es igual en todos los hombres. En el instante de la acción, se extingue la  luz.

 

Palpadas en su entraña las cosas, lo que se siente en el fondo de esa situación, es de vacío que dejó la vida. Solo los mismos conductos por donde ella fluye a través del ser humano, trasmitirían la esencia de armonía que pudiese unificar, dentro, la idea, el sentimiento, la palabra, el gesto, la acción, fundiéndolos, así como en el alma de ciertos hombres, en un solo principio inmortal.

 

* * *

 

Una mañana el niño entra a la escuela con la impaciencia de una pregunta que su curiosidad recogió en el trayecto. El maestro no la contesta. Afirma que no es la ocasión. El niño no puede expresar la inquisitiva actitud en que hay desilusión y sorpresa. ¿Por qué no se le contestó? El maestro había destinado la lección a tratar de la superficie del cilindro. En la mente del niño nada justifica la lección. ¿De dónde sale el cilindro, qué importancia tiene, qué contacto con su interés, su vida? Si miráis con penetración hacia el aula, encontraréis que al niño se le contesta lo que nunca ha preguntado. Solo eso. Y que, en cambio, los resortes maravillosos de su actividad, capaces de lanzar sobre el mundo un tesoro de fuerza creadora de civilización, permanecen ocultos, intactos, tras la vacilante pregunta que el maestro no contestó. Esas preguntas desdeñadas se suman en la que va a constituir su derrota ante el enigma de los hechos. Son entonces una sola interrogación situada con violencia de reproche, en el pórtico de la escuela, frente a la severa majestad de la vida.

 

* * *

 

Mentira, es mentira que deba supeditarse la escuela a la democracia, cuando a ésta, como entre nosotros, se la comprende. Únicamente una desmedrada aspiración se conforma con el concepto de la ciudadanía, como capacidad para votar. Y es también una pobre aspiración la que acepta que el ciudadano, en ese concepto, le sea bastante saber leer y escribir. Dentro de nuestra democracia, no cabe, sin embargo otra concepción del ciudadano. La ciudadanía así entendida, es nada más que un aspecto de las relaciones sociales y no el más importante, ni siquiera uno de los que mayor valor tiene.

 

La democracia nuestra es de las que reclaman para su boca procaz, el freno de oro de la cultura, que decía Lugones. Es una pobre democracia que alquila las ideas para disfrazar su instinto, grotescamente traducido en una tendencia igualitaria cuya norma de nivelación es la altura imperceptible de la medianía. Su historia la impulsa a ser representada por Poderes Públicos en que aparecen redivivos la ambición del cacique y el despotismo del virrey.

 

La escuela para la humanidad, la escuela construida sobre los valores inmutables de la civilización, se abre al mundo con el contento de un pecho maternal. La escuela debe trabajar para otra democracia.

 

* * *

 

El sentimiento que se depositará en el fondo del ensueño humano, cuando el cristal de la gran guerra, tras consumir miríadas de hombres, funda el concepto de la nueva civilización, reproducirá el evangelio platónico. Otra vez, la cabellera agitada de esa civilización, sentirá que la unge, cubriéndola de estrellas, la eterna virtud del espiritualismo.

 

El intento de restablecer el equilibrio entre la mente y el corazón, brotará en la cumbre de las ideologías. La escuela dictará el dogma de la obediencia y el dogma del heroísmo. Aspirará a fundar el orden social en la personalidad... Es la visión de la aristocracia triunfadora; pero mucho más, se adivina en la confusión que tiembla tras el porvenir, cubierto por las llamaradas de la guerra.

 

Vuestro diploma de maestros, al consagraros caballeros de la Luz a los hombres, confía a las mujeres una alta misión de amor y los hermana a todos en un solemne compromiso ante el país. Id a las aulas a preparar los himnos a la renovación que viene.

 

Que sean cantos de almas acordados con la lira de la sabiduría, y que resuenen dentro del Templo como cuando la Ciencia de las horas serenas, edificaba para el mundo su ideal de belleza; o como cuando caminaban, con el arca de la redención, iluminados por la divina parábola, los doce pensadores de Galilea...

Antonio Yglesias Vargas

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Antonio Yglesias Vargas (1943)

ANTONIO YGLESIAS VARGAS

(1942)

 

Antonio Yglesias Vargas nació en San José Centro el día 16 de mayo del año 1943. Estudio en Italia, Roma, Dirección de Teatro y Dirección de Cine y Televisión en el Centro Experimental de Cinematografía.

 

Su trabajo fue primordialmente Editor y Realizador cinematográfico, durante seis años, en el Centro de Cine del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes. De esta manera su primera experiencia laboral fue el Cine.

 

Junto a otros profesionales Fundó la Cinemateca Nacional y fue socio fundador de Istmo Films, una empresa de distribución y producción de cine, que poco después crearía la Sala Garbo, en San José. También creó Producciones Ariel y Hangar Films, empresas que se especializan sobre todo en el trabajo publicitario.

Dirigió el largometraje de ficción "La Segua", y ganó el Oso de Oro en el Festival Internacional de Moscú con su largometraje documental "Nicaragua, Patria Libre o Morir".

Ha sido profesor de apreciación de cine en la Facultad de Estudios Generales de la UCR., por un  casi 20 años. También, dicta un curso de Dirección de cine en la Universidad Veritas.

Actualmente, Antonio Yglesias Vargas sigue muy activo en el campo de Producción como editor, guionista y realizador. En la escuela de Ciencias de la Comunicación de la UCR. imparte el Taller de Realización de Radio y Televisión con énfasis en Producción Audiovisual.

Ha escrito diversos ensayos sobre diferentes aspectos, tales como, Gracias Padre: 1996 reflexiones sobre el amor del padre), Café de Costa Rica: el mejor café del mundo, Horizonte cero una reflexión sobre el trabajo infantil, etc.

 

LO QUE HA ESCRITO ANTONIO YGLESIAS VARGAS

NOVELA

1. El hijo del cometa: 20091

 

El hijo del cometa es la primera novela que ha escrito Antonio Yglesias Vargas.1

Esta novela tiene una estructura corriente, se trata de construir el relato en secciones temáticas que se interrumpen entre sí, se distancian y se unen. La primera trata el tema histórico no oficial de las tres primeras décadas del siglo XX, hasta 1934, fecha de la Gran Huelga Bananera, la segunda sección se enfatiza en la Maestra Blanca y la tercera tiene por objeto a José Asunción Avilés, el mago. Las tres partes se unen en una estrecha relación bajo la figura del hijo del cometa, José Asunción Avilés.

La narración se inicia por el final y así el lector conoce la muerte de José Asunción por intermedio de Casandra y el final de ella solo enuncia el narrador su muerte después de bajar del Peñón de los tuberculosos y la futura reunión con los científicos de la adivinación que nunca sucede.

Así la novela es de corte tradicional, logocéntrica, monológica y causal. A pesar de ello el narrador logra mantener entretenido y espectante al lector que espera cada episodio con cierta ansia. Más por saber el cómo que el qué de la narración y los sucesos.

Poco a poco se configura una novela de género maravilloso donde lo fenómenos sobrenaturales se imponen a los reales, se mezclan y forman ese mundo dicotómico que el lector acepta como verosímil. Así desde el nacimiento del personaje principal éste se ve influido por el paso del cometa Halley en 1910 y su nacimiento en Cartago, con terremoto incluido. Esto no es tan original. A estos fenómenos naturales se les adhieren una serie de coincidencias tales como la muerte de un rey, los nacimientos de personajes especiales y cualquier cantidad de creencias y supersticiones ligadas a una religión del miedo y las profecías.

Este personaje es el eje central de la novela y desde su nacimiento muestra características sobrenaturales con atributos físicos como la penetrante mirada y sus grandes hojos y sobre todo el poder de adivinación o conocimiento de acontecimientos pasados, presentes o futuros hasta llegar al final de su carrera o antes de su muerte, a la sanación de las enfermedades de enfermos en sus espectáculos en los teatros costarricenses, centroamericanos o en méxicanos. Ël conforme pasan los años se va convirtiendo en el mago más impresionante de América.

Otra técnica narrativa que utiliza el autor es la intriga policíaca. Así el narrador va configurando dos personajes lúgubres que ostentan un gran poder en la oligarquía de la época. Se trata de "El Licenciado", una especie de consejero legal y político de los gerentes de la Compañía Bananera gringa. Se acompaña de otro personaje bruto pero fiel y asesino llamado Plutarco Sandí, un profesor de geografía que lo único que aspira en la vida es ser policía, tener poder para hacer la voluntad de "El Licenciado". Así se abren tres triángulos amorosos. El primero lo componen la maestra Blanca y su esposo, a la fuerza, Plutarco Sandí y el hondureño Luis Delgado Valle, revolucionario como ella. Al final de muchas vicisitudes se encuentran y se unen en un amor que huele a rosas. El otro triángulo amoroso lo forman "El Licenciado y Azucena, la esposa de Davis, el gerente gringo de la bananera y los dos esposos, Felicia, la esposa de "El Licenciado" y el mismo Davis que es asesinado por "El licenciado". Este triángulo se resulve cuando en el teatro Raventos José Asunción Avilés lo evidencia, con sus adivinaciones ya que da a conocer a los presentes, esposos y esposas, y otros personajes de la hipócrita alta sociedad, el asesinato con veneno de Mr. Davis por intermedio de "El Licenciado" (cualquiera lo intuye). Ëste, en su casa confieza a su esposa su acción cobarde y luego se envenena. El último triángulo amoroso es el que conforman José Avilés y Casandra, la ayudante del mago argentino Neblina y María, la madre Teresa de la novela, que vela por los ancianos y los tuberculosos y muere asesinada por un guardia de la policía oficial mejicana y deja a José Asunción como su sustituto.

A pesar de tantas líneas narrativas, la novela se desarrolla adecuadamente con un lenguaje bien utilizado, polisémico y lleno de bellas imágenes sonoras y visuales que resaltan una historia bien contada. Además, la sección histórica es interesante y deja de lado, como debe hacerse y hacen los buenos escritores, lo consabido, lo público y se adentra en ese mundo sugerente de lo privado, lo nuevo, lo desconocido, lo acallado. Lo que Azorín llamó "La Infrahistoria".

Pero, ¿dónde encontramos algunas inconsistencias? No solo en los estereotipados triágulos amorosos resueltos con muertes repentinas sino y sobre todo en el verosímil de la misma novela. Esto se da sobre todo a la hora de acabarla. Ahí se acude a una tesis religiosa que los mismos personajes nunca, siquiera sugieren sino a través de algún nombre como Asunción que al final se convierte casi en un segundo Jesús, un visionario, un mágico divino, representante del Creador. Esto nos hace recordar algunas figuras propias y extrañas: Padre Enrique, Minor, o los predicadores de esas poderosas y gigantescas empresas familiares de adivinadores y saneadores que curan a cambio de la entrega de pertenencias. Esto no ocurre en la novela pero sí los más ignorantes de los pueblos (las mujeres de largas trenzas) hacen filas y se desviven por tocar las ropas de José Avilés en espera de un milagro. Y estos al final de la novela suceden. Tal el caso del paralítico que deja las muletas y camina y otros tantos más. Si ello es así, el lector podría preguntarse, ¿por qué Aviles (el mago) no cura a los tuberculosos y se acabó la tragedia. Si conoce todo y es capaz de vaticinar la muerte, ¿por qué no impide la de María y la suya propia? Éstos y otras inconsistencias de lo verosímil se dan en la novela y sobre todo al final. Y no se crea que ello sea realismo maravilloso pues esta técnica no necesita justificación. Los sucesos maravillosos o de leyes sobrenaturales suceden y punto. El lector los acepta con agrado y no se hace preguntas.

Novela interesante que muestra un escritor que sabe su oficio y posee gran capacidad creativa. Tal vez necesita más trabajo y cuidado técnico pero es esperable mejores y muy buenas novelas.



1 Yglesias Vrgas, Antonio. El hijo del cometa. Editorial Norma, Heredia C. R. , 2009

Las oraciones desde el punto de vista del hablante. Continuación y final.

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Aunque pueden aparecer otras formas de expresión imperativa, como las construcciones del tipo: a + infinitivo

 

Ejemplo:

 

A callar.

 

Con verbos en futuro.

 

Ejemplo:

 

No matarás

 

Con verbos en presente de indicativo.

 

Ejemplo:

 

Tú lo haces ahora

 

Con oraciones en forma interrogativa.

 

¿Dónde vas? Tú no vas.

 

5. Optativas o desiderativas

 

Son aquellas oraciones que expresan contenidos cuya realización se desea. Se caracterizan por el uso del modo subjuntivo, modo de la irrealidad y de lo subjetivo. Con el empleo del presente, la realización del hecho que deseamos va referida al presente o al futuro.

 

Ejemplos:

 

1. Ojalá apruebe el examen.

2. Descanse en paz.

 

Con el imperfecto del subjuntivo, la realización deseada puede referirse al pasado o al futuro

 

Ejemplo:

 

Ojalá aprobase el examen.

 

Son las optativas potenciales y el deseo se considera realizable (menos probable) en mayor o menor grado. En las optativas irreales el deseo se considera de imposible cumplimiento, o bien se sabe que no se ha cumplido. Aparecen marcadas por la interjección ojalá, el adverbio así y también el nexo que.

 

Ejemplos:

 

1. Ojalá hubiese aprobado el examen.

2. Así viviese mi padre hoy.

3. Que Dios te ayude.

 

6. Dubitativas y de posibilidad o probabilidad

 

Son las oraciones en que el hablante cree que su juicio corresponde a la realidad objetiva, formula su pensamiento con una oración afirmativa o negativa. Expresa su incertidumbre mediante adverbios de duda.

 

Ejemplos:

 

1. acaso fui yo el culpable.

 

La probabilidad en pasado o en futuro se expresan mediante el potencial.

Ejemplo:

 

Serían las diez, cuando llegó.

 

O mediante medios léxicos.

 

Ejemplo:

 

Probablemente son las diez de la mañana.

 

Con perífrasis verbales deber de + infinitivo.

 

Ejemplo:

 

Deben de ser las doce.

 

EN LOS FUNERALES DE DOÑA ESMERALDA V. DE MORALES1

 

Una noble institución, La Junta de Caridad de Heredia, se digna poner en mis labios las palabras con que debe expresar su homenaje ante este cadáver de una matrona ilustre de la ciudad. Homenaje de gratitud y de admiración, que no es sino parte de los lauros de que se revestirá el recuerdo de doña Esmeralda, quien fue esmeralda pura en la corona de oro de las glorias urbanas.

 

¡Feliz ese cadáver perfumado! Decía un gran poeta en presencia de un árbol caído bajo el peso de sus flores. ¡Feliz, digamos nosotros, este otro cadáver que es ahora reliquia sagrada en la veneración de toda una ciudad, y que no es el de alguien que ha caído, sino el de quien por no haber nada de terreno en su espíritu, se siente súbitamente levantado, por manos angélicas, hacia la Luz Eterna! ¡Feliz ese cadáver perfumado de virtudes y cubierto de plegarias que surgen, cual incienso, de todos los corazones de la ciudad.

 

Las obras de beneficencia de Heredia -el hospital principalmente- encontraron en la piedad de doña Esmeralda una de las fuentes de la vida, quizás la mejor, la más constante, la que siempre supo ser devotamente solícita. Le dio al hospital terrenos, le dio dineros, le dio ropas, le dio enseres, en suma, le dio de todo lo que hacía falta; le prestó, pues, pródigamente, servicios eminentes en los cuales supo hacer presente aquella delicadeza en el dar que es propia de la caridad verdadera. Dar, ya sea pan, amor o luz, es la forma de sintetizarse en el espíritu humano una ley divina. Y en la vida de doña Esmeralda se realizaba tal síntesis de modo perfecto.

 

Una expresión del doctor González, de don Tranquilino Sáenz, de don Jacinto Trejos, una expresión, pues, que concentra pareceres unánimes, lo declara elocuentemente en su  sencillez: doña Esmeralda tenía la mano tendida hacia el Hospital. Imagino, señores, la mano filial de un ángel levantada en signo de protección por sobre el lecho del enfermo, a fin de cuidar que se cumplieran las palabras evangélicas: ¡curarlo!

 

Mas no solo imagino, puesto que también recuerdo. Uno de los encantos que ha tenido para mí por muchos años esta ciudad, ha sido el de admirar, mañana tras mañana, la imagen de una dulce viejecita, nimbada de azahares, que a través de su ventana miraba reposadamente hacia el parque y hacia el templo, que es como decir, hacia las flores de sus últimas ilusiones y hacia el Dios permanente de su corazón. Y yo no sé qué de franciscano, de angélico, encontraba en aquélla visión. Ahora, cuando sienta su ausencia, volveré los ojos a las estrellas y quizás tras alguna descubra el ensueño de la cabellera blanca, toda beatitud, en torno de una faz que vela por los pobres de la ciudad.

 

Éstos, los pobres, las viudas sin amparo, los huérfanos desvalidos, llorarán hoy como si ya en el mundo no hubiese misericordia. En lo hondo de sus corazones desolados solloza ahora, profundamente, el mejor elogio, el más justo, de doña Esmeralda. Las lágrimas serán bendiciones, los ayes serán plegarias, las oraciones serán himnos sagrados en torno de esta urna que es un altar. ¡Postrémonos a recibir sus resplandores y  pidamos que a todos llegue algún destello de la bondad del ser que ahí dejó su envoltura blanca! Deseemos que el rico poseído de avaricia, de doña Esmeralda, reciba lección; que el corazón soberbio, de ella aprenda mansedumbre; que las gentiles niñas de la ciudad, que con los años serán sus matronas, reflejen en sus vidas el milagro de la vida. La vida se nos da como lote para el cultivo. Unos, lo dejan desierto; otros, lo pueblan de cardos; y así, ni se posa la planta del hombre ni se detienen las aves del cielo; otros lo cubren de árboles, que dan fruto y sombra, con lo que enriquecen la obra del bien en el mundo; otros lo plantan de rosales y con su fragancia y su belleza aumentan la alegría y la esperanza de los hombres. De estas vidas jardines, fue la de doña Esmeralda. ¡Vida ejemplar, oh madre de los pobres, dama gentilísima, Sor Esmeralda de la Gracia! Vidas cual la suya inspiraron la más alta sabiduría de los que comprendieron que el destino superior de los hombres se desenvuelve dentro de las normas eternas de una Ley de Amor y de Compasión...Vidas como la tuya ¡salmos profundos!, florecen en lirios en los jardines del Señor.

 

Llevémosla, llevémosla a la tumba, damas y caballeros, con recogimiento cordial, de modo que parezca que su paz y su gloria, que vienen de la luz celeste, surgen de nosotros en un silencio infinito. Y sintámonos sobrecogidos de pensar, ya que las envolturas de la caja mortuoria nos recuerdan la vestidura purpúrea del Nazareno, que Él también marcha entre nosotros, invisible y supremo, con las manos elevadas en oración...



1 Reconstrucción hecha por el autor a solicitud de La Tribuna.

Ahora que se construye en Heredia un nuevo hospital, éste debería llevar el nombre de esta

insigne herediana; por respeto, reconocimiento y evocación de nuestros valores

y nunca el que lleva que no significa nada para los heredianos. Benedicto Víquez Guzmán

 

 

PALABRAS DE UN MAESTRO DE ESCUELA

 

 

 

Mi querido don Joaquín:1

 

 

A fuerza de traerlo y llevarlo en comentarios que, o lo elevan con exceso o lo señalan demasiado, me obligan, amigos y malquerientes, a publicara el discurso, mal hilvanado, que pronuncié en el reciente acto de clausura de la Escuela Normal.

 

La generosa buena voluntad con que usted acoge trabajos míos, brinda el campo necesario para hacer y comentar las declaraciones principales de aquel discurso. Como lo hice a base de un simple plan se me dificulta ahora la verdadera reconstrucción y la que presento, a más de alterar, seguramente, muchas palabras, contendrá el comentario o la ampliación de algunas.

 

El discurso viene a ser, así, una serie de apuntamientos, si  se quiere, que no harán sino deslucir la obra de revista.

 

Reconocerá usted, a primera vista, que mis afirmaciones carecen de la importancia que se quiere atribuirles y que no han ido más allá de ser, en conjunto, una de las tantas exhortaciones a los jóvenes que en la Escuela solemos hacer y que son uno de los medios de trabajo de ella.

 

Sí me place advertir que poco a poco se alcanza lo que tanto hemos deseado: que las fiestas de los colegios procuren asociar al regocijo la oportunidad de ofrecer a alumnos, padres, y ciudadanos en general, el mensaje de las aspiraciones de que se sustenta la obra que les corresponde construir.

 

* * *

 

Y de ello hablé en primer término. Los actos de clausura como los de inauguración de cursos, más que fiestas, deben ser actos de exposición de problemas y tendencias, por medio de los cuales las casas de enseñanza muestren los propósitos y las inspiraciones de su vida.

 

E insistí en que uno de los méritos de la educación de la Escuela normal consiste precisamente en el empeño con que se ha propuesto sugerirles a los alumnos, y a sus padres y tutores, el concepto de la capacidad en que están y de la obligación que tienen, de cooperar, en la tarea de perfeccionamiento de la institución. Ésta no debe ser considerada simplemente como un colegio, sino como el instrumento importantísimo, de cuya eficiencia puede depender la formación del magisterio dentro de las normas de aptitud que las necesidades del país demarcan. El problema de la Escuela Normal es nada menos que el problema de la educación del maestro, y en lo tanto, el mismo problema básico de la cultura nacional, cuyas trascendentales relaciones con la totalidad de los grandes problemas de la nación, nadie puede ignorar. Insistí, todavía, en que una preocupación de los alumnos, de la Normal y de cualquier colegio, debe ser la de contribuir con sus mejores fuerzas, con su misma actitud de alumnos, y por conveniencias superiores de su propia educación, a perfeccionar el trabajo del establecimiento. Dije que los padres deben apoyar con amor todos los esfuerzos con que sus hijos traten de darle realidad a aquella preocupación. Y que los colegios que cumplen su tarea por aparte del impulso que surge de las aspiraciones del alumnado, se condenan al confinamiento en la zona del pasado. Es claro que el cultivo de aquella preocupación en el ánimo de los estudiantes, debe ser parte de la labor de los colegios.

 

* * *

 

 

Me referí luego al trabajo de la Escuela durante el curso que aquella noche quedaba clausurado. Me referí a eso sin el detalle conveniente, que no era oportuno, sino de manera general, y para formular la afirmación de que tal trabajo fue, al mismo tiempo, pésimo, bueno y admirable. Así es. Pero no solo por referencia al aspecto que se juzgue; si no según que, al analizarlo en todas sus fases, se penetre o no, la importancia que cada uno de ellos ha adquirido por virtud del trabajo ejecutado.

 

Una escuela, que es una época vasta de la vida multánime de una juventud, puede juzgarse como si se tratara de la vida de un hombre, y, como lo decía un pensador, como si se juzgara a un pueblo.

 

Hablé de lo que a mi entender es admirable y digno, sin fingir molestia, de todo elogio: el esfuerzo de un gran grupo de profesores; los impulsos de iniciativa, los entusiasmos d cooperación y de servicio; el surgimiento de ideales; las horas de trabajo intenso y alegre; la acentuación d tendencias que entrañan clara conciencia profesional o cívica etc.

 

Hablé de que la labor, en cuanto representa un resultado concreto en el sentido académico, puede calificarse, en general, de buena, si se toman en cuenta los múltiples obstáculos a ella opuestos: la pobreza de los alumnos, la mala distribución en las aulas, la distancia de tantos hogares cuya cooperación hace falta, a veces con urgencia; la carencia de material; de medios que permitan establecer una organización realmente técnica, etc. Las grandes dificultades, pues, de tantas escuelas nuestras, que se hacen sentir hondamente en la Escuela Normal por las especiales circunstancias que en su actividad se reúnen, y que,  en presencia de las funciones y responsabilidades que le incumben, muestran en ciertos momentos  y aspectos, caracteres de alarmante gravedad.

 

Aludí -y esto parece causar alarma entre nosotros- al peso de rutina con que estorban tantas de nuestras leyes de educación, una inadaptables a las actuales necesidades y condiciones, por anticuadas, y otras, por otras causas. Mucho hay que decir a este propósito  y mucho convendría decir. La legislación educacional del país es problema de alta importancia, cuya situación revela, acaso mejor que la situación de las escuelas, qué lejos estamos de incorporar a nuestras actividades políticas las energías de construcción social en que expresa su vitalidad y denuncia sus rumbos una política pedagógica, cuando ella es el instrumento de una efectiva aspiración nacional. Y el espíritu dentro del cual suele hacerse la interpretación de esas leyes, descubre, a las veces, causales de tan grave error que ya es tiempo de que maestros y profesores se empeñen en la solución del problema. Necesitamos leyes de educación armonizadas con las necesidades de la educación en el país, y no leyes originadas en las transitorias conveniencias de los gobiernos.

 

* * *

 

Y hablé de la labor pésima. De que la Escuela no ha enriquecido, o si lo ha hecho, es en insignificante proporción, su aptitud o capacidad de progreso. En mucho, sus problemas antiguos son sus actuales problemas. Sus problemas de comienzo del curso, son sus problemas de fines del curso. Claro es que hay en las escuelas problemas que forzosamente subsisten y problemas que incesantemente se renuevan, de ordinario para complicarse. Estamos en las escuelas ante el problema del hombre, cuyo máximo problema es el hombre mismo. Pero hay problemas que deben ser resueltos porque de ellos depende el progreso de la institución, y la subsistencia de ellos además de significar debilitamiento y hasta paralización de la capacidad de progreso, comporta el riesgo de convertirse en impulso retroactivo. Por supuesto que no es dable intentar la resolución simultánea de todos los problemas, ni siquiera pensar en confrontarlos siguiendo el orden que la propia lógica de los hechos respectivos aconsejaría, ni posible tampoco proyectar la resolución de ciertos problemas que, por circunstancias diversas de la Escuela misma, o bien del país, o de la ciencia educacional, no parecen ser accesibles.

 

Pero es gravísimo que una institución de esta naturaleza, dada la trascendencia de sus funciones, permanezca atada a la incapacidad de trasuntar en formas de organización y trabajo, las convicciones que en creciente experiencia determina. Una escuela debe crecer constantemente, en obediencia a las líneas de fuerza que sus necesidades trazan. La Escuela Normal, aseguré, está imposibilitada por sus actuales condiciones para desenvolverse conforme su finalidad lo requiere; y, sin duda con exaltación, afirmé que difícilmente hemos comprendido en el país qué es la Escuela Normal. Y pensando en que urge comprenderlo, con la vehemencia de quien sueña en la hora de bellas realizaciones, me dirigí a los alumnos instándolos a sentir la ilusión de llegar a ser ellos los que un día edifiquen para Costa Rica la gran Escuela Normal, que habrá de ser madre de nuestro futuro y superior estado de civilización. Me dirigí a los que permanecen, y a los que aquella noche asistían a la última lección, a los nuevos graduados. Y les dije que debían sustentar, con savia del corazón, el ideal de influir activa y profundamente, por medio de la escuela pública, en la opinión del país, para contribuir a crear los estados de conciencia que hagan posible la fructificación de tales ansiedades.

 

Los gobiernos deben vincular su gestión íntimamente a las exigencias del problema educacional. Los gobiernos deben encontrar en él la más fuerte inspiración de su conducta. Necesitamos gobiernos que ostenten  esta fe, en primer lugar, entre las credenciales de su credibilidad. Ésta, más que de la ley, debe nacer de la capacidad para satisfacer las grandes aspiraciones nacionales, y, de preferencia, de la capacidad para organizar fundamentalmente la educación del país, que es la esencia espiritual, es decir, de su vida como estadio de aptitud para servir a los intereses de la fraternidad humana. La civilización al renovarse, como una corriente, escoge el cauce por razón de la resistencia que encuentre y la que ahora se renueva, simplemente determinará, por siglos, la posición en el mundo espiritual de todos los países. Unos quedarán  como piedras, al borde de la gran corriente; otros, sirviéndole de puente, se llenarán de luz las entrañas y éstos estarán más cerca de ser felices. E invoqué a los grandes de América, a Bolívar y Sarmiento. Puede haber recordado a muchos otros; pero aquéllos bastaban a iluminar la pobre palabra del maestro de escuela que quería hacer sentir la  grandeza de la educación. Pero era demasiada la luz para mis ojos y apenas pude presentir al uno derramando libros y escuelas en las grietas de los Andes para que de aquellos surcos brotara el pueblo argentino. Y apenas si logré adivinar la actitud en que el otro, acariciando la espada resplandeciente, pensaba en las escuelas que transformarían en luz la sangre derramada, para que así, ¡tras la independencia, que era el parto, apareciese la democracia, que era el porvenir!

 

* * *

 

La hora parece predestinada. El ejemplo viene de todos los grandes países. En América la hora es propicia. El eje de la civilización, en efecto, como el del planeta, cambia de oriente, y se diría que los signos zodiacales de una gran evolución social, acaso cósmica, enmarcan con los más benéficos augurios al continente en que nuestro país ostenta su tienda de paz. No en vano hombres de la visión de Lugones sueñan que en América revivirá en plano más alto, el clásico espíritu de belleza.

 

México, por ejemplo, se reconstruye y engrandece en las aulas de sus escuelas. Lo admiramos erguirse en gesta de sembrador, consciente de que el porvenir solo arraiga en los campos de la cultura. Hay sabiduría en ello.

 

No es ya la diplomacia la que lleva los mensajes de fraternidad de pueblo a pueblo. Ella, que en nuestros países suele ser ignorancia enguantada, reclúyese en menesteres de cortesía en el mundo oficial, o bien teje y desteje, sin la fidelidad de Penélope, convenios y tratados en torno de la ley, pero al margen de la fecunda inquietud en que los trabajadores de la cultura forjan aspiraciones, devociones e ideales.

 

Gabriela  Mistral viene de Chile a México, y Eistein y Mdme Curie, de Europa a Nueva York. Y mil y mil otras rutas, por todas las direcciones, recorren otros hombres, todos en el noble peregrinaje que va en pos de los horizontes de la renaciente aurora.

 

* * *

 

Y hubo que precisar los caracteres de esa Escuela Normal, naturalmente que no como casa de enseñanza, sino como fundación social. Esto urge repetirlo mucho. La Escuela Normal no es, no puede ser, un establecimiento de enseñanza pre-universitaria, ni cabe, pues, confundir sus fines y medios de acción con la finalidad de los colegios secundarios. Es una escuela profesional pero de tal naturaleza que se convierte en la escuela democrática por excelencia.

 

El lugar de las escuelas normales está por mucho tiempo en el centro del movimiento constructor de la democracia. Sirviéndole de núcleo. He dicho muchas veces que la función social de esta educación es doble: dentro de la fórmula del estadista Wilson, contribuir a preparar al país, por medio de la escuela común, para el solo ejercicio de la vida democrática; dentro de la fórmula del educador Bagley, concurrir a preparar la democracia para adaptarla a la vida del país. Los objetivos concretos de una escuela normal plantean un profundo problema sociológico. La trasmisión o comunicación de conocimientos no puede ser el objetivo exclusivo. La vida de un pueblo decía Ernesto Nelson, es algo más que libros, ideas y conocimientos. Éstos, adquiridos sin la directa intervención de la actividad consciente del alumno, sin el ejercicio de la responsabilidad implicada en la aplicación real de los mismos, carecen de influencia en la deseable formación de hábitos en la adquisición del desarrollo de ideales y apreciaciones propicios al desarrollo de la personalidad del alumno. Los conocimientos adquiridos como suelen serlo, a más de inestables, son propensos al dogmatismo, ineptos para concurrir a determinar superiores orientaciones de la conducta, expresivas de una voluntad fuerte, de una sana y delicada emotividad, de una clara concreción de las propias responsabilidades, de esa heroica lealtad de las íntimas convicciones. Hemos olvidado que los conocimientos deben ser agentes de autonomía espiritual. Que la instrucción debe constituir alrededor del estudiante un ambiente lleno de oportunidades para el independiente ejercicio de la propia individualidad, ambiente en constante renovación, susceptible de transformarse, enriqueciéndose, a la presión de todas las inquietudes, devociones e iniciativas del alumno.

 

En el caso de una escuela normal todo ello se complica y torna profundo por la necesidad de la instrucción exponga o contenga el fruto directo de una subyacente conciencia de los problemas, posibilidades, necesidades y orientaciones del país, en cuanto se aspira a que el maestro y la escuela pública colaboren derechamente en la formación de las instituciones y de los hombres que han de expresar, como al porvenir convenga, la vida de ellas.

 

* * *

 

Hubo necesidad de volver a decir cuán lejos de tan elevada situación está todavía nuestra escuela Normal, la que, por ahora, con dificultad alcanza a tener la visión de sus elementales problemas. Se les habló a los jóvenes de que deben salir de las aulas a las aulas, a luchar tenazmente en pro de estas distantes conquistas. Lucha noble, lucha heroica, lucha incesante, pero lucha. No conformismo. No pasividad. Si para que la lucha tenga un escenario digno de su importancia es preciso ascender a las alturas del Poder Público, ¡que asciendan los jóvenes!  Lo cual no presupone, como se ha querido creer, nada que diga relación con bandería de politicantes, pues lo importante no es el Poder, sino el gobierno, y el gobierno puede hacerse desde la llanura. Sin contar que lo más honesto, por lo común, es no aspirar al ejercicio del Poder. Mas, si los jóvenes sueñan con él, que se preparen, con tan seria, con tan levantada preparación, con tal anhelo de servirle a su país, que en sus manos el Poder deje de ser prebenda para convertirse de verdad en institución. La juventud intelectual aspira a dirigir los destinos del país. Está bien. Tiene el derecho, pero debe estar segura de poseer la preparación. Las leyes, por sí solas, desgraciadamente no la dan, Y estas palabras, ni entrañan reproche, ni entienden afirmar razones procedentes de móviles personalistas.

 

El más grande yerro de nuestras orientaciones, estriba en imaginar que el aprendizaje de leyes comporta de  necesidad la preparación intelectual que el estudio de los problemas sociales exige. Ni la intelectual, ni menos la moral que la acción cívica requiere y que resulta de consagrar la vida, siquiera modestamente, al cultivo de un lote de intereses nacionales.

 

Juventud intelectual son también los maestros de escuela que, sin títulos ostentosos ni afán de publicidad, elaboran en la colmena de las aulas mieles de cultura y de civismo. Y mal hacen los intelectuales al olvidarlos; y mal hacen los maestros en dejarse postergar. Y ustedes, les decía yo a los jóvenes, conviene que reconozcan su derecho a formar parte de una más amplia juventud intelectual. Como conviene que conciban el deber de renovar el sentido de la intelectualidad en la juventud, exaltando, hasta llevarla a plena luz, la fuerza, ahora retenida, de los motivos puramente espirituales. Los altos motivos de acción de hombres y pueblos. Contra las ambiciones, las aspiraciones. Contra las conveniencias, los ideales. Contra las ficciones, las realidades. Contra la búsqueda de honores, la conquista suprema, a través de nuestra propia vida, el dominio de aquellas altruistas determinaciones del espíritu que se nutren con sangre de sacrificio.

 

Salgan a luchar, ustedes y los alumnos de todos los colegios, sin ánimo de rivalidad que los divida, sino con ansias fraternales que los asocien y vigoricen. Y únanse a los que salieron antes de las aulas y ya recorren el largo camino. La lucha que los espera atesora tras el dolor del combate, bellas glorias ávidas de coronar la frente de un hombre superior. Si al gobierno han de llegar, allá vayan, con grandeza. Si la única manera de operar la mutación de las circunstancias de que aparece rodeada la situación del país, es llegar al gobierno, hasta él lleguen, a fin de probar si asó, en manos de maestros, ascienden las escuelas a ocupar la posición de gloriosa preeminencia a que están destinadas.

 

Pero rompamos la ilusión de que los gobiernos, poseen los dones de cuyo ejercicio depende la sabia  dirección del país. Los gobiernos, como lo están ahora para dirigir la educación, están incapacitados para dirigir la opinión pública. Cuanto más, pueden reflejarla tan malcomo un espejo roto. Falta conciencia cívica en las masas. Faltan ideales de nación. Faltan propósitos de construcción social. Falta patria, que es alma, en el concepto de Renán, y no nos engañemos acarreándonos la deshonra de ocultarlo. Desdichado patriotismo, apenas propio para satisfacer los convencionalismos de la intriga aldeana, el que para amar miente.

 

* * *

 

También en el país hay voces privilegiadas que concitan a los maestros al combate definitivo por la luz. Óiganlas los jóvenes. Y cito  a don Ricardo Jiménez, dije, pensando en el varón de alto pensamiento y en el ciudadano eminente.

 

Contra el cuartel, ha dicho hace poco, repitiendo la antítesis, la escuela.

 

Sí, contra el cuartel, la escuela. Y el cuartel en Costa Rica, no es la casa de las armas, sino un estado de espíritu, amenazante y cruel. Hay que ir  contra el espíritu cuartelario, presente dondequiera que la fuerza o el subterfugio traicionen al derecho o atenten contra su predominio, y dondequiera que la libertad del pensamiento sufra coacción o menoscabo.

 

Cuartel es el egoísmo con que se discuten los problemas económicos. Cuartel es la avaricia que le roba oro a la empresa de cultura. Cuartel es el dogmatismo. Cuartel es la ignorancia. Cuartel es el fraude político. Cuartel en  la escuela misma si encadena al hombre.

 

En nombre del cuartel se quiere derruir la segunda enseñanza defendida, con frase que lo honra, y que no mencionaría, si no lo creyera, por el señor, Presidente.

 

Encontrarán ustedes el error de que una Escuela de Agricultura salvaría al país. Que la haya, no importa. Pero solo servirá para decorar con diplomas a los hijos de los l ricos. Educación agrícola, sí, eso es otra acosa. Y educación higiénica también, y educación industrial y educación cívica, pero todo como obra de una escuela común más amplia que la que poseemos.

 

* * *

 

Se debe analizar, audazmente, a todo fondo, la opinión de tantos hombres que influyen con su criterio en el establecimiento de normas de conducta política. Escudriñen los jóvenes esos pareceres, sin temor y descubrirán que muchos de los ídolos del corrillo y de la antesala pre-eleccionaria, son sin duda hombres honorables y de méritos en el orden de sus actividades, pero los cuales, inflados por la adulación, cobran, a base de alto coturno, proporciones excesivas e incurren en el pecado de opinar, a gran orquesta, con tono de sentencia impecable, sobre muchos problemas que no  han estudiado seriamente.

 

No se dejen seducir los jóvenes, ni por el yerro extraño ni por el propio, y muéstrense dignos de inspirar algún día ellos la fe que a otros nieguen.

 

En el campo de la educación algo semejante sucede. Todos conocen el problema, unos porque estudiaron leyes, otros porque tienen fincas. El campo es inmenso, los surcos tienen sed y hambre de simiente. Hasta ahora unos pocos hombres han arado  y sembrado, algunos eminentes. Algunos han obtenido cosecha envidiable. Mas queda, para los jóvenes mucho que hacer, y desventurados serán si se conforman con ir a repetir lecciones en una aula. Hay que crear. Hacer algo más, siquiera insignificante. Está casi todo por hacer. Estamos en la época de las opiniones personales y urge llegar a la época de las organizaciones técnicas. Técnica con vida, de creación y no de rutina, de ciencia y no de prejuicio. Estamos en el plano de la imitación y hay que ascender al plano de la creación. Estamos en el plano de las desordenadas vacilaciones, y hay que ascender al de las construcciones firmes. Prepárense los jóvenes, con tesón, con ardor, con persistente decisión de victoria.

 

* * *

 

Se les dijo cómo crear algo por pequeño que sea. De tener todos confianza en sus fuerzas y de sentirse aptos para realizar al menos un esfuerzo humilde. Que hagan sonreír a un niño, porque lo hayan hecho sentirse dichoso, ya sería  una obra, humildísima, es cierto, pero comunicada interiormente y en lo superior, con aquel espíritu que según Whately, debe guiar la faena de las escuelas: hace felices la los niños.

 

Hacer felices a los niños y hacer dichosos a los hombres en el porvenir de los niños.

 

Se les aconsejó acerca de su vida. Ello trajo el recuerdo de Tensión, allí donde el verso iluminado canta al respecto de sí, el conocimiento de sí, el dominio de sí. "These thee alone lead life to sovereign power".

 

Se les aconsejó una vez más acerca de educación. Dos brevísimas síntesis fueron presentadas al respecto: el niño y la  sociedad.

Se les confirmó que no deben salir de la escuela ilusionados con el entusiasmo de que llevan la preparación necesaria. La Escuela no posee las condiciones que para darla ha de reunir. Pone en manos de los hijos una semilla y desea con todo su amor de madre que la planten bajo la estrella propicia. Ojalá que del germen sencillo brote una aurora maravillosa.

 

Extraña a las gentes que se hable de las deficiencias de la Escuela. Es decir, ¡desdichadas las instituciones perfectas!  Y extraña que se diga que los que en la Escuela trabajamos, seríamos los primeros en aplaudir a los hombres que sustituyéndonos, sirvieran de tránsito a la corriente de progreso que las aulas esperan de una organización más eficaz. Y extraña que se diga que el Estado no puede aspirar a formar los maestros que necesita, mientras no tenga las escuelas normales que tal vasta empresa reclama. Y extraña que se diga que en este país, a cambio de mostrar resultados externos sintetizados en promedios de promoción, bien pueden permanecer ocultos los méritos más altos y las deficiencias más graves de un colegio, sin que haya suficiente opinión ni suficientemente preparada, para reconocer los unos ni corregir las otras.

 

* * *

 

Se les dijo ¡adiós! Por fin, con el cariño, con la emoción que el maestro siente intensificarse en su entraña dolorida, al alejarse los alumnos y quedarle a él, atenuada por el fulgor de la gratitud, la amargura de los  errores que cometió. ¡Son tantos y tantos los errores en que incurrimos cada día en una escuela Y a las veces son tan grandes, pero de tal modo inasibles, que muy tarde comprendemos que con el golpe de una hoja de hierba hemos roto quizá el ala de un cóndor.

 

¡Adiós! Los rumbos se dividen. Sigan el de ustedes con el pecho abierto a las tentaciones del porvenir, cual una vela a la atracción de los vientos.

 

Como en el ritual de los pitagóricos, saludan, orando, la aurora, con la ansiedad de ser, en la conciencia de nuestra juventud aurora del espíritu.

 

El profesor Carazo, en una fiesta íntima, había exhortado a los alumnos a querer ser algo como un Sarmiento, como una Gabriela Mistral. Al decirles las palabras finales de despedida repetí con vehemencia la instancia, hija también de mi corazón.

 

Separémonos como para no volvernos a encontrar nunca, en el concepto de que cuando las rutas nos reúnan de nuevo, no pueda la Escuela reconocerlos porque hayan llegado a ser tan grandes en el alma o en la vida, que la Escuela exclame asombrada: ¡No son los mismos! Aquel joven que ahora es robusto como un Sarmiento, no puede ser el mismo niño que años hace cruzó el  pórtico. Aquella mujer que la hora es apostólica como Gabriela Mistral, no fue mi discípula.

 

¡Tan alta obra, superior a la de todas las escuelas, solo Dios forjaría en el alma de las juventudes que crecen amando la verdad!

LOS MÁRTIRES1

 

 

Para hablar en público, cuando falta la convicción, falta todo. Y yo no tengo la convicción. Es decir, no podría declarar nada adecuado a la ocasión, y lo que podría y debería declarar, sería inoportuno.  La institución, que debo respetar profundamente, en cuyo nombre hablaría, tendría que sufrir, después de mis palabras, acaso enormes censuras, por causa de lo que probablemente llamarían la inoportunidad o la intemperancia del  representante.

 

En mi concepto la hora no sería de hacer elogios de los mártires, tanto como exaltar ante la opinión el valor cívico del símbolo que con los restos se va a depositar en la tierra, cual si se plantara una gloriosa simiente de libertad. Y exaltar habría de ser afirmar muchos hechos quemantes, capaces de revivir la indignación con que debemos recordar el asesinato de Rogelio y de sus compañeros. Y como tal vez muchas de las levitas que ahora se desempolvan para lucir en la ceremonia, tendrán que ocultar en los faldones la vergüenza de haber aprobado en otra hora el asesinato, mis pobres palabras parecerán manchadas de imprudencia.

 

 Yo, no sé si por ingenuidad que carece de importancia, tengo mucha fe en el valor de los actos que pueden encarnar símbolos de civismo, sobre todo en un país que no recibe de la tradición propia, de la leyenda ni de la historia, el estímulo capaz de adiestrarlo en las grandes empresas de la civilización.

 

Pero cuando la forzada artificiosidad de las ceremonias puede desvirtuar el sentido profundo del símbolo, en su belleza o en su verdad, desfallece aquel noble ardor, que es elocuencia, con que el ánimo debe externar la admiración y la fe.

 

Nada tengo ni quiero tener de relación con la politiquería, pero la verdad es que me llenaría de dolor el encontrar que en algún reportaje se dijera algún día que la  muerte de Rogelio y de sus compañeros había sido un simple paseo... a ultratumba. ¡Y que el país aplaudiera la afirmación como aplaude el homenaje!

                                                                                           Marzo, 1923

 

 



1 A propósito del homenaje a Rogelio Fernández Gëll y compañeros: fragmento de una carta a J. F. G.

GARCÍA FLAMENCO, EL HÉROE DE LA JUSTICIA

 

 

El héroe surge cuando el espíritu del hombre toma posesión de sus más altas capacidades y sintetiza la vida de un pueblo o expresa un designio de la civilización o refleja el pensamiento de Dios.

 

Hay que hacer el elogio del Héroe; el Héroe del trabajo.

 

Hay el Héroe de la verdad; el Héroe que sufrió persecución por querer robarles luz al sol; el Héroe de la virtud, como en el caso de Francisco de Asís; hay el Héroe del amor, el que dicta el evangelio de la fraternidad.

 

Unos están cerca de Bolívar; otros cerca de Jesús.

 

Éste es García Flamenco, el Héroe de la Justicia.

 

Sintamos todos, la grandeza de este momento; sintámosla profundamente.

Permitidme invocar los manes de García Flamenco.

 

Que desciendan a los niños y a los jóvenes y les inspiren el sentido heroico de la justicia.

 

Que desciendan a comunicarle a la escuela la grandeza de un templo.

 

A inspirarle al maestro el apostolado de su misión.

 

Pensad vosotros cómo tiembla en presencia del crimen; cuando están frente a frente el odio, la venganza que es la sombra y la conciencia, el deber del maestro, que es el ojo de Dios sobre el crimen de Caín.

 

Ese es el momento terrible.

 

Hay también el momento angustioso, de una tristeza infinita, cuando al maestro se le quiere implicar en el crimen, obligándolo a redactar un relato del asesinato.

 

En ese momento le hicieron falta, para sentirse consolado, las lágrimas de la Magdalena o las voces de la madre que abrazándole le dijera: Hijo, eres puro.

 

Después viene el momento inmortal: cuando surge la decisión de relatar el crimen: la luz del cielo entra en su alma y produce la eclosión del heroísmo.

Su resolución se impone a los obstáculos y a las montañas y parte a través de las selvas hacia Panamá, llevando en el corazón el honor de los costarricenses, de la República.

 

Lo que atravesó la selva, clamando justicia, era el alma de un Pueblo, en un vuelo audaz.

 

Las fuerzas de la naturaleza y el espíritu de la Historia participan en los gestos de los héroes y si la dignidad costarricense le dio la idea, el viento, el mar y la montaña le dieron ¡fuerza para realizarla!

 

Pero había algo, un poder supremo, detrás de todas esas fuerzas: el alma del niño, la de los discípulos que lloraban, dentro del alma del Maestro por el horror del crimen.

 

La voz de los niños ascendió por su interior, hasta llegar a convertirse en los labios del Maestro en palabra acusadora e implacable.

 

Él sentía que si callaba el crimen no podría volver a enseñar la verdad; se hacía cómplice del crimen, y el que se complica en el crimen no puede servirle a la luz.

 

La palabra de fuego convirtió al Héroe en un símbolo.

 

Hubo el llamamiento de gloria como cuando Santamaría levantó la antorcha sublime.

 

¿No sentís, en presencia de estos restos, que hay agitándose en lo profundo del ser un llamamiento superior para vivir toda la grandeza del acto?

¿No sentís que tiene esplendores de aurora y a veces, como gemidos?

 

Es que hay lágrimas de dolor de los niños que lloran la ausencia del Maestro.

 

Ellos piensan que se trajo al interior y lo que ha ocurrido es que voló a la inmortalidad.

 

Frente al mar bravío, ellos tenían un culto: había una cruz y, como alas de ángel, la cubrían de flores y con oraciones los niños.

 

Ellos lloran la pérdida del Héroe. Aquí lo recibimos para colocar su espíritu entre las sagradas devociones de la Patria.

 

Es el Héroe que viene a nosotros como un Mesías.

 

Es el santuario donde los jóvenes pueden velar las armas para luchar por el porvenir.

 

Para los maestros es el Maestro, y para los costarricenses, una de las glorias inmortales.

 

En presencia de estos restos no se debe decir: descansen en paz, que es la fórmula del Evangelio, sino que sobre ellos reposen las glorias futuras de la República.

                                                                                                                             Abril, 1924

 

DISCURSO PRONUNCIADO ANTE LOS RESTOS DE GARCÍA FLAMENCO

 

    

Yo siento grandemente la ausencia de los niños de las escuelas y de los jóvenes de los colegios, porque en verdad mis palabras, desde el fondo del corazón, estaban dedicadas a ellos.

 

Yo no hablo en nombre de la Revolución, porque no soy digno de ella; hablo en nombre de los niños y de los maestros. Tampoco soy digno de representar a los maestros, pero un deber de la misión que desempeño, me lo impone.

 

Y era que me seducía la idea de hacer sentir a los niños que por primera vez están en presencia de algo sagrado: las cenizas del Héroe.

 

Y más, en presencia de algo que es inmortal: el Héroe.

 

El Héroe se surge cuando el espíritu del hombre toma posesión de sus más altas capacidades y sintetiza la vida de un pueblo o expresa un designio de la civilización o refleja el pensamiento de Dios.

 

Hay que hacer el elogio del Héroe en el sentido completo de la palabra.

 

Hay el Héroe de la libertad; el Héroe del trabajo.

 

Hay el Héroe de la verdad; el Héroe que sufrió persecución por querer robarle luz al sol; el

 

Héroe de la virtud, como en el caso de Francisco de Asís; hay el Héroe del amor, el que dicta el evangelio de la fraternidad.

 

Unos están cerca de Bolívar; otros cerca de Jesús.

 

Éste es García Flamenco, el Héroe de la Justicia.

 

Sintamos todos, la grandeza de este momento; sintámosla profundamente.

 

Permitidme invocara los manes de garcía Flamenco.

 

Que desciendan a los niños y a los jóvenes y les inspiren el sentido heroico de la justicia.

 

Que desciendan a los niños y a los jóvenes y les inspiren el sentido heroico de la justicia.

 

Que desciendan a comunicarle a la escuela la grandeza de un templo.

 

A inspirarle al maestro el apostolado de su misión.

 

Pensada vosotros cómo tiembla en presencia del crimen; cuando están frente a frente el odio, la venganza que es la sombra y la conciencia, el deber del maestro, que es el ojo de Dios sobre el crimen de Caín.

 

Ese es el momento terrible.

 

Hay también el momento angustioso, de una tristeza infinita, cuando el Maestro se le quiere complicar en el crimen, obligándolo a redactar un relato del asesinato.

En ese momento le hicieron falta, para sentirse consolado, las lágrimas de la Magdalena o las voces de la madre que abrazándole le dijera: Hijo, eres puro.

 

Después viene el momento inmortal: cuando surge la decisión de relatar el crimen:; la luz del cielo entra en su alma y produce la eclosión del heroísmo.

 

Su revolución se impone a los obstáculos y a las montañas y parte a través de las selvas hacia Panamá, llevando en el corazón el honor de los costarricenses, de la República.

 

Lo que atravesó la selva, clamando Justicia, era el alma de un Pueblo, en un vuelo audaz.

 

Las fuerzas de la Naturaleza y el espíritu de la Historia participan en los gestos de los héroe y ¡si la dignidad costarricense le dio la idea, el viento, el mar y la montaña le dieron la fuerza para realizarla!

 

Pero había algo, un poder supremo, detrás de todas esas fuerzas: el alma del niño, la de los discípulos que lloraban, dentro del alma del Maestro, por el horror del crimen.

 

La voz de los niños ascendió por su interior, hasta llegar a convertirse en los labios del Maestro en palabra acusadora e implacable.

 

Él sentía que si callaba el crimen no podía volver a enseñar la verdad; se hacía cómplice del crimen, y el que se complica en el crimen no puede servirle a la luz.

 

La palabra de fuego convirtió al Héroe en un símbolo.

 

Hubo el llamamiento de gloria como cuando Santamaría levantó la antorcha sublime.

 

¿No sentís, en presencia de estos restos, que hay agigantándose en lo profundo del ser un llamamiento  superior para vivir toda la grandeza  del acto?

 

¿No sentís que tiene esplendores de aurora y a veces, como gemidos?

 

Es que hay lágrimas de dolor de los niños que lloran  la ausencia del Maestro.

 

Ellos piensan que se trajo al interior y lo que ha ocurrido es que voló a la inmortalidad.

 

Frente  al mar bravío, ellos tenían un culto: había una cruz y, como alas de ángel, la cubrían con flores y con oraciones los niños.

 

Ellos lloran la pérdida del Héroe. Aquí lo recibimos para colocar su espíritu entre las sagradas devociones de la Patria.

 

Es el Héroe que viene a nosotros como un Mesías.

 

Es el santuario donde los jóvenes pueden velar las armas para las luchas del porvenir.

 

Para los maestros es el Maestro, y para los costarricenses, una de las glorias  inmortales.

 

En presencia de estos restos no se debe decir: descansen en paz, que es la fórmula del Evangelio, sino que sobre ellos reposen las glorias futuras de la República.

                                                                                                                               Abril, 1924

NO QUEREMOS MONOPOLIOS EN COSTA RICA

 

 

Muchas gracias, señores1. Acepté complacido y muy honrado la invitación de la Directiva de la Liga Cívica para conversar con ustedes, guiado acaso no más por el impulso de mis simpatías personales  y por los afanes que surgen aún cuando he medido el compromiso. Advierto que después de las palabras hermosas del doctor Victory es difícil que yo diga algo más que en sustancia no resulte lo mismo. Por otra parte, la distinguida concurrencia me cohíbe y me encuentro como falto de fe en la palabra. Sé que se han construido leyendas respecto a mi palabra, pero la verdad es que ella es pobre y vacilante sobre todo para seguir temas en los que no cuenta con la preparación y con los conocimientos técnicos necesarios. Acepté la invitación por los afanes y por el espíritu patriótico de la Liga Cívica. A sus directores doy las gracias por el honor que me han otorgado y a ustedes por la amabilidad de venir a escucharme. Ruego que me excúsenme defraudo las ilusiones de la asamblea. Dijeron que hablaría de una magna cuestión en debate: el truts eléctrico. Es seguro que al respecto haré algunas alusiones, pero, lo digo con franqueza, si sé admirar de la electricidad sus maravillas y sus misterios, y si sé presentir sus grandezas, técnicamente los desconozco, pero los abomino en toda se extensión por el egoísmo feroz que encierran.

 

De los problemas de economía política solo tengo el entusiasmo del maestro preocupado por todo lo que interese al espíritu cívico. Puedo decir de estas actividades lo que el gallego a quien preguntaron sobre sus conocimientos de geografía: respondió que no la conocía porque había  pasado por allí de noche. Yo digo lo mismo: cuando pasé por los estudios, en el Colegio, de estos problemas, lo hice con los ojos cerrados. Recuerdo que tampoco en la Escuela de Derecho existían cursos de economía política ni de sociología. Siempre me parecieron útiles, pero ni siendo bachiller, oí hablar de los problemas nacionales.

 

Siento en estos momentos que la palabra busca el modo de afrontar de lleno el tema de los monopolios, pero debo primero detenerme a contemplar algún aspecto del panorama que a mi vista ofrecen las actividades de la Liga Cívica.

 

Hace poco un amigo me preguntaba si me sería fácil comentar la labor de la Liga Cívica. Le respondí que no solamente me sería fácil sino también muy grato. Mi interrogó entonces si creía en el movimiento. La repliqué  que creía de un modo afirmativo. Que creía convencido y no como el sacristán que sin entender los latines del sacerdote responde que sí. Me doy cuenta perfectamente de las actividades de la asociación y desearía que todos los presentes la contemplaran desde mi punto de vista. Inicia el movimiento un grupo de caballeros en los cuales el país puede poner toda su confianza, son figuras de moral límpida, capaces de mantener todo esfuerzo con lealtad, con desinterés, con hombría de bien y con altura de miras. Cuando me dieron los nombres de esos caballeros me sentí deseoso de trabajar con ellos. Por cierto que varios de esos ciudadanos nunca han ostentado siquiera interés por cuestiones públicas; han vivido al margen de las luchas políticas. Y ahora aparecen en este caso sin otro interés que el de una aspiración por organizar la opinión pública a favor de la conveniencia nacional, a favor de los pueblos que tienen aspiraciones y tienen ideales.

 

Justo es decir que un movimiento semejante inició la Sociedad de Amigos del País y que ya en otros países como Colombia, como Cuba, y como en algunos de Europa, han brotado estas fuerzas que son fuerzas vivas de la nación y que afrontan los problemas de las colectividades.

 

Hace poco leí un libro de un profesor de la Universidad de Columbia, sobre las necesidades de la democracia después de la guerra, en el que se admite y proclama la conveniencia de que los ciudadanos aborden estos problemas verdaderamente nacionales para intervenir de manera directa y fecunda en el Gobierno del país.

 

En Costa Rica somos pesimistas cuando se trata de estas asociaciones. Los costarricenses somos desconfiados en y miramos fríamente las grandes actividades. Es política, en política, es político, dicen la gentes, y lo cierto es que todos queremos una política superior. Y esa misma gente que así recrimina la política superior, cuando se trata de la mezquina politiquería de pasiones, sí acude con entusiasmo.

 

Esto indica algo muy humano: que predomina el interés personal, esclavizado al egoísmo. Y el interés verdadero que debe existir, es aquel capaz de crear, de cooperar, de contribuir por los destinos del país aunque se sacrifique toda la personalidad, aunque se sacrifique toda la vida misma.

 

No hay que dejarse dominar por sentimientos de posibilidades de fracaso. No. Los tiempos han cambiado. Detengámonos un momento en la puerta del teatro y miremos el desfile de automóviles que no existían hace diez años; veamos la prensa abordando los problemas y las palpitaciones nacionales, los asuntos políticos, económicos y sociales como no existían hace diez años.

 

Pongámonos a mayor altura y, excúsenme si soy algo lírico, elevemos el pensamiento a la cumbre, elevemos el espíritu sobre el panorama y miremos cómo en el mundo se desarrollan nuevas fuerzas en filosofía, en ciencia, en religión, en mecánica y en todo, y de tal modo maravilloso, que su presencia nos hace pensar en una nueva civilización que surge de las entrañas de la tierra.

 

A mi modo de ver, la asociación responde verdaderamente a la vida cívica y política del país.

 

Hoy sabemos, por ejemplo, lo que significa una United Fruit Company; tenemos vastas experiencias en diversos sentidos y debemos aplicarlas cuando se trate el problema que se avecina. Tenemos también presente un problema cultural, educacional y otros más que deben resolverse con el lote de experiencia que tenemos en el espíritu. Todas estas necesidades inducen a crear y por eso concibo con fe en que los beneficios de la Liga Cívica serán de trascendencia para el país.

 

¿Hacia dónde va la United?, preguntan las gentes ¿Hacia dónde va la United?, repiten, y la respuesta es: hacia donde quieran los costarricenses.

 

Vamos adelante con nuestros propósitos; que nos sigan todos los costarricenses dispuestos a apoyara algo que es muy suyo, a defender algo bien amado. Soñemos con la reforma de las instituciones, contribuyamos porque sean grandes y fecundas y así contribuiremos a la grandeza de la patria.

 

Traigamos a la asamblea los problemas nacionales y busquémosles la mejor solución inspirados en el bien público. Y excúsenme otro exceso de autoreferencia ya que estas manifestaciones son absolutamente mías y están desligadas de pensamiento de los señores de la Directiva. Sigamos debatiendo los problemas nacionales en esta asamblea aunque más tarde, por un juego de circunstancias, intervenga la política. Cuando las cosas lleguen a ese extremo, si es que llegan, las asociaciones tendremos dos caminos: separarnos o seguir. En la vida, los rumbos son infinitos como la Rosa de los Vientos y el espíritu de la Liga Cívica es el de la libertad y sus ideales. Así cuando la política surja, no de aquí, sino de las camarillas, habrá que preguntar: ¿de dónde la prefieren? Repito que en esto digo mi propio pensamiento, que hablo en nombre mío. Esto no es pedantería pero es de justicia decirlo. Y ¿no es también necesidad sentida, verdadera, reclamada, la de ennoblecer la política? No me separo de la realidad: si en la política vemos farsas encontramos desengaños y luchamos contra intereses, ¿por qué no sentirnos capaces de aspirar a algo mejor? Todas estas causas, todos estos grandes problemas los sentimos y ya es la hora de abordarlos. El mundo se transforma y el mundo evoluciona. Así, por ejemplo, basta ojear hoy un periódico de la mañana o de la tarde para encontrar en él una gran cantidad de preocupaciones de actividades, de polémicas y de causas que esconden un mundo subterráneo  en donde se agitan intereses poseídos de voraces sentimientos que solo aspiran las riquezas de la nación.

 

Tenemos pendientes grandes problemas, los contratos con la United y la construcción del Canal de Nicaragua; se anuncia una grave crisis del café; miramos regiones enteras pobladas de infelices palúdicos y luchamos contra el analfabetismo, ya que aunque casi todos saben leer , son muy pocos los que entienden lo que leen.

 

En Suiza, país admirable, recientemente, con motivo de una pregunta que hiciera el Gobierno al pueblo sobre la conveniencia de si los ferrocarriles deberían pertenecer al Estado, no quedó un solo ciudadano, ni un solo campesino, que no supiera escribir claramente: "Los ferrocarriles deben ser del Estado, tienen que pertenecer al Estado". Y aquí, aún no sabemos cuántos lo podrán escribir tan sinceramente.

 

Encontramos en la Avenida Central, en corrillos, ya en forma de chiste o ya en manifestación enérgica, la censura para la administración pública y la acusación de que existe un ambiente corrompido. Debo aclarar que no le hago un cargo a la actual naciente administración. Me refiero al ambiente general en el cual ella ha tenido que entrar, por el estado de cosas natural. Son muchos, pues, los problemas pendientes; hay, entre otros los del hombre del futuro. Necesitamos de hombres capaces de afrontar las luchas de ennoblecer la política, hombres dignos de vivir la República como nuestros abuelos nos la reclaman desde el pasado, y como nuestros nietos nos la piden desde el futuro.

 

Debemos preparar los ciudadanos de mañana sin temores a sufrir una burla, ya que esto nos ocurre muchas veces con los hombres que consideramos superiores. Es preciso preparar los elementos del mañana. Tengo la impresión de que a  Presidencia e la República no siempre llegan los verdaderamente preparados. Hay figuras en el pasado que no sé por qué no ocuparon la Presidencia y que hoy son dignos del mármol y del bronce. Pero también hay otros, justo es reconocerlo, que llegaron al poder siendo únicamente de ésos incapaces de dar una luz.

 

¿por qué no fueron Presidentes de la República un Julián Volio, un Mauro Fernández, un León Fernández, un Eusebio Figueroa y otros más? En fin, los historiadores son los llamados a aclarar dudas, pues mientras ellos no alcanzaron la posición que pudieron desempeñar con orgullo para el país, otros elementos mediocres surgieron desde la penumbra con facilidades maravillosas. Y esto último es lo que debemos evitar haciendo una política prestigiada. Repito que estos conceptos son únicamente míos; pueden estar errados, pero han salido del corazón y no traigo anotado en la libreta un interés particular o de personal predilección.

 

Otra acusación que se le ha formulado a la Liga Cívica es la de sufrir de boxerismo y de xenofobia. Ese cargo, lanzado por la prensa, hay que tomarlo en cuenta. Los caballeros iniciadores de la Liga Cívica son elementos de amplia cultura y no se les puede calificar de padecer de boxerismo ni de xenofobia. Poseen una educación traída de Europa y muy nobles sentimientos. Ni siquiera se les puede acusar de nacionalismo mal entendido..

 

No existe el afán de perseguir al extranjero ya que para el buen extranjero tenemos solo sentimientos de nobleza. Bien hizo el Dr. Victory en citar a Mr. John Keith, quien no es solamente ejemplo de extranjeros, sino también de costarricenses.

 

Respecto a los intereses extranjeros puestos en juego en el país, recuerdo lo que oí una tarde de éstas en un camión. Y es que el camión es una verdadera cátedra de sociología y de política aunque, a veces, como la política y la sociología, se quede parado en el camino. Pero ya nosotros nos vamos familiarizando con estas cosas. En el camión se oye el comentario hábil y perspicaz, inteligente y agudo. Hablaban unos campesinos sobre las actividades de Mr. Moseley. Advierto que me refiero a ese señor con respeto ya que está ausente del país. Uno de ellos decía:

 

"Yo le preguntaría a Mr. Moseley si él, que acaba de llegar al país enviado por una compañía extranjera, puede tener más interés por los problemas nacionales que yo, que soy costarricense. Francamente tendría que decirle: Mr. Mosely, usted perdone, pero, no se lo creo..."

 

            "Ni yo tampoco", agregaría yo.

 

Nosotros queremos en Costa Rica a extranjeros como Sautre, Scaglietti, Carit, como otros tantos que vienen a convivir con nosotros. Sin ir muy lejos tenemos en nuestro seno apellidos como los Moreno Cañas, los Fournier, los Victory, los Quirós que, extranjeros en su nacimiento, forman hoy nuestra familia. Queremos convivir con esos extranjeros que hasta exponen orgullosos su ufanía de sentirse costarricenses y de compartir con nosotros los destinos de la Patria. Para ellos hay campo en nuestro corazón, mientras que para los otros, para los advenedizos, francamente hay sospecha fundada.

 

Yo no concibo patrias constituidas a base de odio para nadie, no concibo patrias agresivas y solo me explico una conducta enérgica y combativa en casos de defensa de la soberanía nacional. Me explico los sentimientos de Juan Bautista Alberdi pensando en los destinos de la Argentina en el año 97:

 

 "Que vengan a la Argentina ingleses, franceses, alemanes, españoles, suizos,, que vengan todos los bien intencionados, que para ellos la puerta se abre con llave de oro, que vengan a esta tierra cuyas entrañas están ansiosas de cultivo y en la pampa ilimitada el potro salvaje y desenfrenado se rebela contra el gaucho, como un símbolo de que en su tierra no se quiere caudillos."

 

Yo también pienso que vengan, pero teniendo siempre presente la escuela de la experiencia. Tenemos vastas regiones en San Carlos, grandes riquezas en Sarapiquí, una llanura solitaria en Coto y muchos lugares de progreso y de engrandecimiento. Que vengan aquellos extranjeros dispuestos a trabajar y a respetar las leyes. Veamos los problemas como el estadista colombiano, a través de la luz de la espada de Bolívar, no como la ven los estadistas financistas de por aquí que, más que otra cosa, son negociantes.

 

Mantengamos la tesis de Patria en su más elevado concepto y no ya en el sentido ideológico, admirable, pero que yo quisiera atreverme a reformar, de Lugones. Que la Patria tenga el derecho de la libertad y de la justicia. Que el hombre tenga necesidad de amarla y de comprender como el niño a la madre y que esté siempre, como decía Martí, vinculado a la tierra.

 

Traigamos a nuestro seno los sentimientos de cultura de Francia, la organización de Alemania, las energías de los Estados Unidos, la libertad de Suiza, la constancia de Bélgica, la actividad y nobles sentimientos de España, y así de Italia, y de todas partes, pero hay sin embargo algo que no podemos traer de afuera, algo que debemos buscar del pasado, algo de aquel pedazo de arena que cubre las cenizas mortales de Mora y Cañas...

 

Este algo debe ser el espíritu con que debemos enfrentarnos a todos los monopolios y en primer lugar al monopolio eléctrico que está en debate. Esta actividad se mueven un terreno resbaladizo y yo no tengo la competencia técnica necesaria para abordarla. Hago de ella únicamente el comentario sencillo que está al alcance de todos.

 

Leí ayer con sorpresa los avisos en que se ofrecen acciones del trust que va a explotar nuestra energía eléctrica. ¿Qué significa esto? ¿Por qué lo hacen hoy dije- y no lo hicieron antes, ayer? Y es que esto parece indicar que hoy lo que tratan es de estorbar, creando intereses, la acción del Congreso que impone la ley de nacionalización del servicio de electricidad.

 

En el aviso dicen que hay un capital invertido. Yo no conozco el mecanismo de estas cosas pero me pregunto: ese capital invertido, ¿quién lo puso? ¿Cómo se ha invertido? No lo dicen. Yo me pregunto: es lícito ofrecer valores de una compañía cuando no se dan detalles de ella? Dirán que hay nombres conocidos y respetables al frente. Es verdad. Pero en oposición a esto nace otra desconfianza. El asiento de la compañía está en Estados Unidos, en Maryland... Y esto, señores, es lo tremendo del monopolio. ¿Desde el punto de vista nacional, conviene esto al país? No y no porque, como un empréstito contratado en Estados Unidos, siempre es un nuevo instrumento de conquista.

 

En los Estados Unidos el monopolio es una amenaza, ¿qué no será para nosotros?

 

Yo no soy enemigo de los Estados Unidos. Al contrario, siento una verdadera admiración por ese gran país y por sus hombres, pero por sus hombres de la talla de Franklin, de Lincoln, de Washington y de tantos otros más.

 

Pero, como es natural, me alarma todo lo que venga de Wall Street con su judaísmo de antigua fenicia.

 

Por otra parte, le tengo, como es lógico, menos miedo al pirata costarricense, si es que existe. Es menos temible porque está menos bien armado...

 

En todo caso prefiero el productor costarricense al extranjero. El primero está tentado por su interés pero nunca olvida la cuna donde nació, su madre buena y los afectos de su tierra y  el sentimiento de patria que existe como una majestad imperecedera.

 

El proyecto del Licenciado don Alfredo González Flores presentado a la Cámara de diputados por el señor Padilla, es un triunfo para la Liga Cívica.

 

Podría decirse, al desarrollarse el proyecto, que el administrador costarricense es malo, pero lo cierto del caso es que, bueno o malo, siempre es costarricense.

 

Detrás del proyecto está la idea de suprimir la Fábrica Nacional de Licores, proyecto hermoso que algún financista afamado diera ha poco por imposible. Huelga  hablar de los daños del alcoholismo que todo mundo conoce. Lo cierto del caso es que el país debía pasar por esa experiencia para defenderse enseguida con pleno conocimiento de causa.

 

Combatamos siempre los monopolios. Cuando oigo hablar de ellos al señor Soley... (Excúseme la alusión, no pensaba mencionar a ese señor, pero bien, lo formularé con todo respeto). Cuando le oigo, digo, pienso que esas teorías eran buenas para el año 1897. Para esa época estaban buenas. Hoy tenemos que defenderlas desde otro terreno, desde el terreno de la tesis moral. Y es que no me explico por qué motivo los señores defensores del monopolio rehuyen la tesis moral que debe existir como base de todo problema económico, de todo problema social.

 

El trust no es una necesidad de la vida como lo son tantas en la existencia; el trust no es necesidad sociológica, sino el fruto de una civilización materialista que cree que en la vida todo es oro.

 

La civilización que valora todo por oro no está guiada por un concepto del bien.

 

Divaguemos un poco.

Recuerdo el cuento, hecho leyenda, del dios Mercurio. Concedido que fue al Rey el poder de transformar cuanto tocase en oro, bajó en la mañana a su jardín, pleno de bellas rosas, y, sin querer acaso, fue tocando las flores una tras otra, anhelando tal vez, soñando en su perfume delicioso. Y aquellas flores bellas fueron trocándose en oro, sin perfume, brillantes pero sin vida. Y la hija del Rey bajó luego al jardín y al ver sus flores amadas de tal manera convertidas en dorados espectros acudió a su padre para lamentarse de la desgracia. Y su padre quiso explicarse: acercándose quiso acariciar sus cabellos; al tocarla, convirtióla también en oro.

 

Y es así como se explica que el oro, puesto en la mano izquierda, puede ser puñal que agresivo se levanta y en la derecha, en cambio, crucifijo de perdón y amor.

 

Si necesitamos dinero para la vida, busquémoslo como es debido para gastarlo dignamente. Ya es vergonzoso que se estén acusando hasta a los grandes hombres como consecuencia de sus errores y de la política. Yo no deseo ni espero ocupar nunca una posición política, pero si alguna vez ocupara alguna, posiblemente cometería errores prefiriendo en todo caso caer de un piso treinta y tres a caer de una tercera grada por gastar demasiada gasolina.

 

Debemos salir de aquí dispuestos a luchar abiertamente en beneficio de las instituciones nacionales, a contribuir por el buen éxito de todos los problemas, a hacer eco en el sentir de los señores diputados ante el proyecto eléctrico que comenzará a discutirse enseguida. Hagamos valer nuestra actuación. Deliberemos siempre en asambleas como ésta, en magnas asambleas como las griegas donde se podía hablar y opinar libremente. Aboguemos porque el Congreso, cuerpo que mucho respeto, mantenga siempre su libertad de criterio y de pensamiento. En el seno del Legislativo, y esto no significa un irrespeto ya que los mismos diputados lo reconocen, existen corrientes políticas, circunstancias y disciplinas que hacen variar los criterios. Pero en esta ocasión es de esperar que no se ahoguen las buenas iniciativas del pueblo. Y que los anhelos del pueblo bien inspirados flameen, como el pabellón tricolor, consagrado por sus ideales y atento siempre al porvenir de la nación.

 



1 Conferencia pronunciada en el Teatro Nacional, San José, auspiciada por la Liga Cívica, julio de 1928.

DISCURSO DEL DIRECTOR DE LA ESCUELA NORMAL DE COSTA RICA EN LA FIESTA DEL CENTENARIO DEL CAFÉ

 

 

La juventud que la Escuela congrega, vive con alegría, porque es juventud y porque solemos enseñarle alegría, pero en la intimidad vive, en mucho, con una angustia desoladora. La Escuela tiene angustia desoladora. La Escuela tiene un edificio suntuoso, una misión muy alta, un ideal robusto, un abnegado grupo de trabajadores, una bella juventud, una permanente tempestad de envidias que le da conforte y pureza, pero trabaja en condiciones de escasez que le imponen al futuro maestro la obligación  de ser apóstol, ya desde estudiante, sino por el altruismo que lo enardece, sí por la miseria con que estudia, pues tal altruismo difícilmente nace donde la inteligencia no puede abrir las alas. Hay estudiante, en medio al esplendor de este palacio, que no tiene otro hogar que la Escuela misma; sin un cuaderno ni un lápiz, o que, niño todavía, sostiene a sus padres a la vez que estudia; que enfermo, no puede curarse; que jamás compra un libro, y, -esto es lo más grave- que por ausencia de mil y mil condiciones de trabajo, hace el suyo en absoluta contradicción con las ideas e ideales que la Escuela le ofrenda. La Escuela no recibe, fuera del pago de profesores y pensiones de becarios, ni un céntimo del Estado, ni para invertirlo en material de enseñanza; ni para la satisfacción, pues, de ninguna de sus grandes e imperiosas necesidades.

 

Y así, cargada de responsabilidades, está obligada a darle maestros a las escuelas primarias del país. Y no pedimos lujo, sino que deseamos sencillez, pero no podemos ya tolerar que el estudiante viva sometido a una perpetua inhibición de los mejores dones de su espíritu, conducente al pleno rebajamiento de ellos. No he de señalar muchos otros problemas de salud, de ambiente y hogar, ni de técnica de la enseñanza, en cuanto son económicos y conciernen a la Escuela, ya que es sobrada descortesía exhibir hoy dolores y flaquezas. He querido hacer constar, porque es mi deber y propicia la oportunidad, que estamos contemplando con una indiferencia de inconscientes, antipatriótica, estas magnas cuestiones de la escuela pública y de la educación normal, que son, esencialmente, las mismas de la riqueza, de la cultura y de la soberanía de la nación. Se está cometiendo, fríamente, el crimen de formar maestros oscuros para un país cuya civilización la anhelamos resplandeciente. Se está haciendo más por la educación del abogado que por la educación del maestro. Aquello de que tenemos más maestros que soldados, solo es en la realidad íntima, un alarde funesto. SI en verdad es mayor el número de maestros, también es mayor, y mil y mil veces, la preocupación que nos causa el ejército.

 

Esas no son inculpaciones; expongo hechos sin detenerme a pensar si pueden parecer reproches. Es saludable combatir indiferencias, destruir ilusiones que ciegan, rompen la incomprensión.

 

Razones de economía, nada justifican. Economizar en escuelas es economizar en civilización, y ningún pueblo de la tierra tiene derecho a hacerlo. Gastar dinero pródigamente en educación, no es una cuestión de finanzas, sino una cuestión de honor, de decoro nacional. ¿Se quieren, por ejemplo, buenos caminos? Pues hay que abrir caminos de luz en el alma popular para que circulen por ellos la iniciativa y el desinterés, y entonces los caminos invisibles se plasmarán en la tierra ávidos de encauzar energías. Podréis objetar como criterio de economistas  que el problema educacional es económico, y yo responderé con credo de maestro de escuela que el problema económico lo es, fundamentalmente, de cultura; y para saltar sobre florentinas consideraciones, diré, además, que el inextricable entrelazamiento de esas interferentes realidades sociales, se aclara con solo reconocer la preeminencia, en la naturaleza y en la historia, de la energía, de aquello sutil, revelado en el orden moral por las virtudes que el individuo expresa como sacrificio en las horas supremas, y que, iluminadas de videncia, integran la gloria epopéyica de los pueblos.

    

Digo todo eso, sabedor de que no poseo la representación social e intelectual que en nuestro país conquista la sólida politiquería, pero con el derecho que otorga la generosa confianza de una juventud para la cual debemos desear y edificar sobre pasiones y miserias, una patria que, cual el cafeto de la antigua moneda, "¡libre, crezca fecunda!".

                                                                                           

Agosto, 1921

 

EXHORTACIÓN1

    

Señores:

 

En nombre de la Escuela saludo atentamente a las autoridades de la Nación y a los señores representantes de otras naciones que no se han dignado asistir a este acto.

 

Y, recogiendo el eco de la materna ternura, saludo a los hijos de la Escuela que retornan, ostentando laureles, a la casa solariega en cuyo santuario un día se les armó caballeros.

 

Conforta a la Escuela la presencia de sus hijos. Cual si la estrella  del estandarte hubiese cobrado vida, las aulas están llenas de la luz que fluye de la renovada promesa de fidelidad. Cada año, a la llegada de los hijos ausentes se repite el milagro, que parece ya sentir avidez de que una leyenda, apoderándose de su secreto, lo dé a conocer, en poesía y símbolo, como suceso de los más significativos y bellos en la vida de la juventud costarricense. Y así es. Trátase de un convivio anual en que los jóvenes se congregan a crear y a soñar, porque renuevan promesas y porque las formulan, porque reviven entusiasmos y los magnifican. ¡Nobilísimas funciones! Decía Lugones que abstraer exponer espíritu y quitar materia. Soñar y crear, aspectos superiores de la abstracción, es quitar pasado y poner futuro y quitar sombra y poner fulgor.

 

Permitidme que recuerde con brevedad el historial de esta fecha. Celébrase la vez primera en abril de 1917, a pedido del señor García Monge, entonces director de la Escuela, para conmemorar su inauguración, ocurrida en 1915. Los Graduados trajeron al festival su  ofrenda y así, al año siguiente, ya había adquirido un nuevo significado: tras recordar el día de la Escuela, comportaba un homenaje a los Graduados. Pero tal segunda celebración fue en cierto modo trágica. Coincidió con la fecha en que la destitución del señor García Monge agraviaba hondamente a la Escuela. Los Graduados llegaron otra vez con su ofrenda a encontrar a la madre conmovida en los hondones luminosos de su ser por un dolor profundo. Se alejaron, y el otro año no volvieron, y no pudo ser que volvieran sino cuando, a fines de 1919 el actual régimen de la institución, entonces iniciado, declaró, con amor y por lealtad, que se acogía al destello protector de los antiguos blasones de la casa. Y ellos son los que ahora presiden la vida de la Escuela y amparan su laboriosa inquietud: el cuartel azul donde se distiende fulgente la esperanza  de los jóvenes, fragmento de bandera y de cielo patrios; y la estrella blanca, donde una heráldica que no será de la historia, pero sí del corazón, reseña los más elevados orientes del espíritu. En 1919, pues, la fiesta se celebró, como luego, el 12 de octubre, a la verdad sin que se hubiese pensado en asociar los símbolos. La fecha surgió a ofrecerse oportuna, como América en el camino de Colón. Y si de aquel encuentro en el océano -un barco y un mundo- se encendieron glorias y se originó el proceso de una civilización, acaso llegue a ser que de este otro encuentro de una juventud y un día, nazcan las hazañas con que las generaciones descubren y determinan, expresándolo, el destino de las razas. Pero entendamos que raza, como civilización, no es desatada legión de odios, sino camino de fraternidad. Tal es el momento que contemplamos aclararse en la afirmación de las voces privilegiadas del continente. Y en el mensaje que Gabriela Mistral lleva a México, la lira, más que exaltar futuras epopeyas, sin renunciarlas, anuncia dulces evangelios.

 

Atraer la juventud a la Escuela, año tras año,  fomentar la devoción y esclarecer la fe, era poner en marcha una gran fuerza, pero convocarla alrededor de un suceso pleno de las más hermosas síntesis de la historia, ya es ofrecerle a aquella fuerza un cauce extenso, una orientación firme y un ideal definido. Con lo que de solo fuerza que era, tempestad quizás, ahora asciende a ser creación. Y si la tempestad sigue alentando en ella, ya no será para deshacerse en estruendo, sino para acumular en la entraña del país, donde férreas canteras resguardan la savia del continente, un vigoroso impulso de perfección. Atada la juventud a tal ensueño, al contrario de la muerte de Prometeo, la roca habrá sido encadenada al espíritu. Y cuando la juventud cobre alas y las  agite, la roca se tornará alada, y el vuelo la convertirá en astro. Así, quizás en la aventura de Clavileño, Sancho alcanza a sentirse Quijote y puede parecerle que un caballo de madera arrastra las crines resplandecientes de Pegaso.

 

Tres diversos días confunden su aurora en esta mañana de fiesta: el de la Escuela, el de los Graduados, el de la Raza. Los tres de rememoración, de esperanza y de promesa. Los tres de acción y de concordia. ¡Velas, oleajes, huracanes, recuerdo íntimo del aula, la palabra del maestro, la primera lección, el amor del compañero, la lámpara y el libro, caciques y hogueras, corceles y armaduras, Cortés y Moctezuma; la reina Magnánima y el indio rebelde, el Libertador y el Apóstol...! Y es un casto y tumultuoso desfile de imágenes, de toda forma y todo matiz, discurriendo las unas por las sendas secretas del corazón, precisándose otras en la lejanía anochecida del tiempo, imágenes estremecidas de emoción, arrebatadas por la ansiedad de condensarse en aquello que es por sobre todo majestuoso y potente: la idea. ¡Concítalas el amor de la juventud, como atrae el germen  a las fuerzas subterráneas en que fluye la selva cuando todavía es átomo! Y una juventud que se agrupa a solicitud de una idea, es digna de que si ésta no existe, brote del ámbito y se le corone de rosas la cabellera. ¡Démos de nuestro espíritu, señores, una ansia siquiera de perfección, para que los contornos de esta hora se inunden, como de fragancia, de estímulos creadores!

 

Vosotros los hombres que estáis hoy a la sombra de esta juventud, reflexionad que el acto sugiere mayor trascendencia que una fiesta. Hay agrupados aquí jóvenes procedentes de muchos lugares del país, así entre los bienvenidos, como entre quienes los reciben con arco; jóvenes que concurrieron a la fundación de la Escuela y entonaron por la vez primera su himno, y jóvenes que no han cumplido un año todavía de ejercer el magisterio; algunos tienen algo maravilloso en los brazos: el hijo. La evocación de la raza progenitora se hace, pues, poniendo a vibrar la misma solidaridad que la hermana y que es, en lo esencial, el mismo don de armonía que nos une, en pensamiento y virtud, a todos los hombres. Pensad, por consecuencia, que la actitud espiritual aquí manifiesta, atesora fecundos augurios de gestión cívica para la vida posterior del país, los cuales, vinculados al desenvolvimiento de altas empresas nacionales, pueden engendrar vivas realidades, -y hermosas- dentro de una máxima aspiración continental.

 

Jóvenes hay aquí, antiguos alumnos de la casa, desconocidos de los actuales alumnos y para quienes éstos son también desconocidos. Sin embargo, como son hermanos, reúnelos cordialmente la obra común. Mas lo importante es que estoque los reúne  -precisa insistir en ello- invisible lazo de luz;  esto que los invita, inasible atracción; esto de que se les habla, cosa sutil..., presuponen, en realidad, la presencia de aquellos incentivos genitores bajo cuya presión se plasman la conciencia y la misión de un país.

 

Confirmándolo, veréis que en la sesión de trabajo dedicada a los Graduados, después de la fiesta, los actuales alumnos tendrán proposiciones que hacerles, fruto de su iniciativa y cooperación. Desde que recordaron la fecha, proyectaron dedicar algunas horas de este día a la elaboración de nobles propósitos. Suponiendo que con ser ello una nueva forma de labor de la Escuela, fuera, no obstante, algo baladí, o que faltos de vigor los ensayos, fracasen de esta vez, siempre entrañarían un anhelo, una capacidad y un entusiasmo de acción, que para los hombres, y especialmente para los directores de un país, deben ser motivo predilecto de cuidado.

 

La Escuela se transforma de esta manera, cada vez más, de académica casa de enseñanza en activa formación social. Anticípase así, en armonía con la mente de los tiempos, a realizar la gestación ya impostergable, de las horas pródigamente laboriosas en que la educación de los jóvenes, obra de ellos mismos, libertada de la garra de todo dogmatismo, se abra, en medio de un íntimo y multiforme contacto con las necesidades del país, como un haz de arterias vivificadoras, palpitantes de ideal y de dinámica voluntad de creación. Sí, además, se piensa que ésta es una Escuela Normal, matriz de cultura y de opinión pública, por su fin, seminario de justicia y libertad, por su esperanza; la única institución docente de carácter nacional, por la ley; la más pobre, por la condición, a veces misérrima, de sus alumnos; concíbese entonces imperiosa la necesidad de apoyar eficazmente a esta juventud. Ampliarle la oportunidad, es lo que falta, en suma. Darle mármol para que la obra que intenta en arcilla.

 

Admirable campo de siembra, poblado de surcos sedientos, son los jóvenes, cuando la escuela es capaz de provocar la eclosión de sus devociones y de sustraerlas al arraigo en la tierra estéril del pesimismo. Pero si la institución carece de vitalidad para adaptarse a las necesidades de un creciente afán de realidad y fuerza, entonces solo logrará servir de tránsito para que los nuevos jóvenes extravíen la ruta, y vayan, como las generaciones vencidas, a acrecentar la sórdida miseria de espíritu que al cabo va devorando los cimientos de la república. La fiesta de la Raza, señores, interpretaría a maravilla las instituciones de la raza, si contribuyeran a fortalecer e iluminar la conciencia de los deberes que nos reclaman las preocupaciones juveniles. Ellas están consagradas a ser, de preferencia en los maestros, el instrumento de expresión, en las visiones de la historia, en lo que tienen de eterno. No hay problema del país que se pueda resolver sabiamente en ausencia de la capacitación de la juventud.

 

Estoy seguro de que si pensáramos en convertir la Escuela, por medio de los jóvenes en una síntesis fundamental de los hálitos de grandeza del país, y así del continente, aquella síntesis se produciría no muy tarde, con la rutilante belleza de la roca que, acumulando energías, florece en esmeralda. Y si del sur y del centro y del norte llegaran, revestidos de ideas los mensajes de la raza, la cultura del país, acentuando sus naturales corrientes del progreso, llegaría a ser en hora propicia, en mitad del continente, robusto estandarte de la Raza.

 

Pero antes importa, y es urgente, que en todos estos países hermanos, como algunos ya lo hacen, descubramos a plena convicción, el continente interno, la juventud. Hay que determinar su trascendente significación, dándole oportunidad de rebelarse. Ponerla a servir a los intereses permanentes de su vida, es todo el secreto. Lanzarla a buscar doctrinas y símbolos de grandeza, en una aula de trabajo, y en redentora profusión. Suscitar en ella el despertar de alborada, en mitad de la naturaleza, de aquellos ojos escrutadores  del destino humano. Todo ello corresponde a la misión de las escuelas. No son ni las primarias, ni las secundarias, ni las normales, como entiende el vulgo, ilustrado o ignaro, mecanismos que deban juzgarse por razón del gusto que al estado le demanden. Son grandes laboratorios consagrados a transformar las fuerzas oscuras, en aptitud de la muchedumbre para la vida civilizada.

 

Goethe, en el Wilhem Meister, idealiza el concepto de la educación radicándolo en el respeto de sí mismo, noción de reverencia más elevada y comprensiva que la del honor. Pues bien, refutar la conveniencia de la escuela, en todas sus formas por mala que sea, es renunciar al propio respeto, discutir la majestad de la dignidad del hombre y, tratándose de la sociedad, simplemente discutir su derecho a ocupar un puesto en la civilización.

 

En América la escuela confronta una tarea caupolicánica: la de tender, enclavados en el Ande, erguidos como la lanza del Quijote, amamantados de gloria por los senos de dos océanos, los sillares de una civilización nueva y mejor. Al evocarla, recordemos que el genio de la raza sentirá traicionada su virtud mesiánica, mientras las escorias de una ruina les brinden sustento a los despotismos, propios y extraños de que América se avergüenza.

 

Pero estábamos en mirar este espectáculo: Imaginadlo a la distancia de cincuenta años, cuando la juventud que la Escuela entrega, haya crecido siquiera en diez veces. Habrá aquí entonces más de mil jóvenes, tal vez dos mil. Muchos serán ya ancianos, acaso algunos habrán sido estadistas o sabios, héroes o poetas, o habrán ennoblecido la religión de Sarmiento, -la escuela- o llegado a ser, por otro modo, ciudadanos eminentes. En todos los confines del país, estará visible la acción de esas manos, que el cielo proteja.

 

Volverán a su Alma Máter, una vez más, a buscar al hermano, niño todavía, que deba reemplazarlos en el culto del Hombre. Otros, ya estaremos más allá de la sombra: Si alguien nos recordara en aquella gran fiesta ¿qué diría de nuestras actuales responsabilidades?

 

Proponeos, ¡oh jóvenes! Llegar con nobleza a aquella cumbre de cincuenta años...

 

Y los que ya no podamos alcanzarla, procuremos entrar a la sombra seguidos de un bello resplandor...



1 En la fiesta de  Raza y de los graduados de la Escuela Normal de Costa Rica en la mañana del 12 de octubre de 1922.

 

 

 

ELOGIO DE MARÍA1

 

 

Estoy apenado de haberles anunciado esta plática, porque puede ser que Uds. estén esperando un discurso recargado más o menos de conceptos impresionantes. No he pensado sino en dejar discurrir una serena meditación. El sábado, no sabía con precisión qué les diría en elogio de la madre de Jesús. Todavía no lo sé.

 

Tengo desde hace días en el corazón el deseo de hacer un elogio de María, la madre de Tristeza, que dijera un poeta, la mujer hebrea, de casta de reyes, Madre de Jesús. Es como un pajarillo prisionero: se le va a dejar libre. ¿Qué rumbo tomará? ¿En qué fronda irá a deshacer su trino?

 

¿Por qué he pensado en María? Me ha conmovido siempre la piedad de la adoración que las mujeres le consagran. Me ha impresionado con cierta mística perturbación el lenguaje metafórico, Torre de Marfil, Estrella Matutina de las plegarias que ante un altar derraman los corazones, como un incienso que saliera del espíritu. He oído, casi con devoción, de labios de los grandes oradores sagrados, la interpretación del dolor supremo de María. La he admirado en las telas de los Murillos, en los vitrales conmovidos de luz crepuscular, y en los altares del mármol luciente. Por cierto que en mis recuerdos de niñez hay uno, asociado a prematuras tristezas, en el cual aparece como única luz de consuelo la mirada, toda ternura, de una imagen de María, coronada en Mayo de lirios, reclinada, como una meditación, a un alto muro teñido de pálidos oros crepusculares.

 

Por cierto que de niño detuve allí el corazón, pero ha sido de hombre que detengo en ella el pensamiento, en la Madre bendita entre todas las mujeres. ¡Bendita, la más alta, la más digna de Dios! Ella, cuyo espíritu alcanzó la mayor compenetración con el misterio mesiánico, porque de su cuerpo brotó la maravillosa Flor de Divinidad: el Maestro Bienamado - y porque su espíritu le ofreció a los hombres el mayor, el más delicado, el más fecundo de los dones. No cuenta ninguno de los Evangelios nada que revele quién fue esta mujer: nada se dice de Ella en los Evangelios. Se adivina toda la incomparable grandeza  de su carácter; se adivina toda la grandeza de su humildad; se siente palpitar su pureza; se sobrecoge uno ante la majestad de su amor. Se estremece uno hasta sentirse desgarrado ante aquella sobrehumana capacidad de sentir dolor. Pero nada más sabemos fuera de que perteneció a casta de reyes. No hay, me parece, en todas las figuras que el Evangelio pinta, ninguna que demuestre tan sencillamente, ¡tanta y tan alta grandeza, tanta y tan alta trascendencia! ¿Por qué fue Ella la escogida para ser la madre del Maestro Bienamado? Acaso es difícil comprender los enigmas que están presentes en su vida. Ella, Madre también de los redimidos, entregó a su hijo, lo dio todo, en vida y en gloria, en divinidad, sin conservar para sí ninguna alegría, ningún consuelo, ninguna esperanza de las que pudo darles a todos menos a ella, el Maestro de Amor. Las palabras de Simeón se cumplieron siempre: "Una espada herirá tu corazón."

 

No conozco en labios de Jesús una sola alabanza para su madre. Misteriosa grandeza la del amor del hijo, pero más misterioso el amor de la Madre.

Grandeza que refleja lo que constituye la verdadera grandeza de la mujer en la tierra. Porque, reflexionemos en esto. Jesús va esparciendo su doctrina: atrae a las multitudes con el imán de su palabra: Jesús aconseja, cura, redime, llena de esperanzas los corazones de todos los demás. Él lo era todo para todos; pero para la madre, nada: para ella solo fue dolor, nada más que dolor.

 

Cuando -como refiere Lucas- el Arcángel la llama bendita entre las mujeres, en el momento en que le anuncia la elección que ha hecho el señor, Ella, con una fe, con una humildad, con un amor excelso, sin expresar asombro ante el enigma tremendo, acaso sin temblar, dulcemente dice que es la Sierva del Señor y espera que en ella se cumpla la voluntad Omnipotente.

 

"Bendito el pecho que te amamantó", exclama una mujer frente a Jesús, después que éste enseñó la doctrina que el Padre Nuestro atesora. ¿Antes que la Madre? Significado hondísimo de la misión de María: sacrificar al ser amado, a un deber más elevado que el amor. El hijo no era de Ella; era de Dios, que lo escogió y de los hombres, que lo condenaron. De Ella era el Dolor, nada más que el Dolor. Tenía Ella más derecho sobre el hijo que nadie, pero Él tuvo que preferir a los demás; enseñó, aconsejó, dio consuelo, curó a cuantos en la calle le tendían la mano, en gesto de imploración hacia Él; pero a la Madre, -en la tierra cuando menos- parecería que solo Dolor hubiera podido darle.

 

Hay que imaginarse a esta mujer hebrea: blanca, con un blanco que, más que la luz del sol, parece reflejar la luz estelar: delgada, serena, lenta para caminar; de una delicadeza que se hacía visible al menor gesto, al menor movimiento, como consciente de que era portadora de un gran misterio: hay que imaginársela  con una voz dulcísima, estremecida de piedad hasta el infinito, una mirada negra, profunda, levantada a los cielos, que ni la aparición resplandeciente de Gabriel alcanza a turbar. ¿Qué había de extraordinariamente grande en Ella, para quien, oír la voz del mismo Dios, era como oír el canto de un pájaro, y mirar los ángeles, como ver el agua cristalina?

 

¡Ah, dichosas las mujeres que pueden sentir toda la grandeza del sacrificio, que sienten que en su ser va a hacerse, como en el primer día, la luz, y que no se maravillan, que pueden sentirse en el fondo de su ser vinculadas con esta grandeza de María, que no se maravilla de sentir en su cuerpo el misterio de la divinidad!

 

Después, cuando Jesús ha sido enclavado en el madero, la madre llega al pie de la cruz, acompañada de Magdalena, de una ramera perdida en las calles, redimida por la gracia divina, y entre la Madre que solo había sufrido y Magdalena que había sido como el polvo del suelo, Jesús había preferido a ésta.

 

Recordemos el hecho desnudo, con toda la crueldad de un sencillo relato: para la madre que había sufrido no se habían escuchado palabras de consuelo, y para aquélla que parecía hecha del polvo de la callea, Jesús había tenido las más dulces palabras; le había devuelto la paz a su corazón y la alegría de vivir, le había puesto la mano sobre el cabello y la había redimido.

 

Y María sabía todo esto y la llevaba como a una hermana, cediéndole el lugar que la Ella le correspondía; lugar que, por lo menos en la tierra, nunca llegó a ocupar. ¿Y la devoción de los hombres y la piedad del culto que se le consagra? No hace sino aumentarle la amargura al corazón de esta madre.

 

La madre de Jesús por un instante pudo sentirse menospreciada, pero no; plena de un amor de tal modo comprensivo, de tal modo puro, podía permitir que todos los seres ocuparan un lugar en el corazón de su hijo. No encontramos, al menos en la tierra, consuelo para su dolor. Al corazón de María van a recogerse todas las lágrimas de las mujeres que sufren.

 

Considerémosla en los últimos momentos de la vida de su hijo: las palabras sublimes ya habían sido dichas; descendido de la cruz, no murió en sus brazos: a sus brazos llegó el cadáver; los ojos sin luz no la miran; tampoco fue para ella la última mirada, fue para elevar los ojos al cielo, hacia Dios, y, entre tanto, la madre estaba allí, a sus pies, esperando siquiera el mínimo fulgor de una mirada. Si besa la boca, la encuentra fría como una piedra del camino; las manos no devuelven la caricia maternal. Cuando resucitó, no fue María la primera en verlo: antes lo ve Magdalena, los discípulos, los que iban a Meaux, y acaso un niño que jugaba en una calle de Jerusalén.

 

Casi nada dicen los libros sagrados de la vida de María. Hay misterios altísimos en su existencia. Su casta era de reyes, su carácter de una belleza incomparable; su pureza, era celestial realmente.

El Arcángel de la anunciación acaso fuera una voz que salió del destino de Ella misma para revelarle la gloria plena de su estirpe, señalada por Dios como ejemplo de sabiduría. Quizás muy pocos pueden saber por qué fue escogida aquella mujer hebrea para sustentar en su pecho al maestro.

 

Una noche, en un establo, mientras los cielos se conmovían en el resplandor de sus constelaciones, debe de haber sentido aquella mujer, que en su seno, como al principio de la creación, se hacía la luz, la luz eterna.

 

Tengamos un momento de fervor en el corazón: deseemos que la luz de aquel divino dolor llene a las almas que necesitan conocer la abnegación y el sacrificio.

 

¡Madres de los Cristos de todas las horas, de todas las civilizaciones; madres de los Cristos, que no  esperan nada y que sin embargo, se sienten serenas, comprendiendo ellas solas cómo es posible que el hijo se desgarre una a una todas las fibras de sus entrañas, y que permanecen apacibles, como si simplemente llevaran el peso de una rosa deshojada en sus manos blancas y bellas! ¡Qué vuestra grandeza ilumine un instante las almas de los hombres que necesitan sentirse hijos del sacrificio y de la luz!

 



1 Recogido por Carlos Luis Sáenz en la Asamblea del miércoles Santo del año 1928, y en la Escuela Normal.

 

 

 

SALUDO A LA AURORA

 

 

¡Salve, Aurora, rosa del cielo, símbolo de todo renacimiento!

 

¡Sale, ave del Sol, portadora de la Luz!

 

¿Surge y resplandece, en la montaña y en el mar, coronándolos de oro, y lleva a la vida del Hombre el ritmo de tus liras de luz!

 

¡Tú eres el Himno de la energía universal hecho fulgor!

 

¡La tierra se alza conmovida, cual enorme cabeza sedienta de infinito a recibir tu beso redentor!

 

Eres la madre, ¡oh Aurora! De los que en el mundo pertenecemos al linaje de la luz.

 

¡Danos el ser creadores!

 

¡Danos el comprender los misterios del Cosmos!

 

¡Danos el penetrar en nuestros destinos!

 

Danos el privilegio de saber que somos artífices de la evolución del mundo en el taller de nuestras almas; y concédenos que, sabiéndolo, podamos reflejarte, maravillosa como eres, en las primaveras de nuestro corazón.

 

Danos el adornar nuestra cabellera con un destello de tu plumaje de estrellas, para que alrededor nuestro, la vida sea luminosa.

 

De ti nos viene la luz y sentimos que en ella flota una infinita capacidad de perfección, la cual, requiriendo un impulso de todas las fuerzas de nuestro ser, tórnase en nosotros en una potente agitación de ideales.

 

Por eso, ¡madre resplandeciente, te pedimos que, dejándonos seguir el ritmo de tu fulgor divino, nos permitas aspirar a ser, sobre la noche de todos los errores, la Aurora eterna del Espíritu!

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Discursos.

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7. DISCURSOS

 

En realidad esta fue la forma expresiva más querida de Omar Dengo: los discursos. Se hizo famoso por la facilidad con que improvisaba y la persuasión con que motivaba a los oyentes. Su palabra, su verbo, como afirmaban sus amigos, fue un arma poderosa para defender sus ideales, aplaudir los héroes, persuadir a sus discípulos y hasta elogiar a los seres superiores. Nunca dejó de enseñar bajo esta modalidad. Aún en su lecho de muerte, poco antes de abandonarnos dejó oír uno de sus mejores discursos dirigido a los jóvenes de nuestra patria a quienes les pidió no desmayar en defensa de sus ideales y la búsqueda de ese ansiado porvenir lleno de gloria, luz y civilización que siempre dirigió sus pasos.

 

La temática que emplea es la misma que defendió en todas sus actividades solo que su facilidad de palabra, su dulzura de espíritu, su fuerza depositada en su sinceridad y su justicia, le hicieron cargar el honorable título de ser el mejor orador del momento. Y todos acudiern a él para oírlo, en la Escuela, la Plaza Pública, la Universidad, el Cementerio, el Teatro Nacional, El Congreso o en la privacidad de su Hogar.

DISCUSO1

 

 Generosa complacencia de algunos de mis compañeros estudiantes de Derecho, ha querido que venga yo a esta tribuna levantada para hacerle ofrendas a la Libertad, a traer un eco de la devoción que a los corazones jóvenes inspira ese elevado ideal, acaso no mucho con motivo de sus actuales realizaciones, aún raquíticas e impuras, sino más bien a causa de las que le darán efectividad en futuros tiempos, de las que, cuando la mente humanase haya compenetrado mejor de su esencia y sea más hondamente comprendido el objetivo de la vida, alumbrarán, a modo de otros tantos soles, desde todas las alturas de la tierra.

 

Sea, pues, en nombre de ese grupo juvenil y sin mengua de la convicción hermosa que anhela y augura el advenimiento de un Derecho mejor conformado que el actúa, un Derecho extraño a la opresión de los códigos, que no edificará prisiones, ni resolverá disputas sobre la propiedad de la tierra; que no se acogerá en ningún trance al auxilio de las armas, ni formulará sus mandatos de acuerdo con el arbitrio insano de las conveniencias, sea, repito, bajo la égida de tan venturosa idealidad, que vayan mis palabras a llevar un aliento de concordia y de esperanza a todos los que sinceramente laboran en la educación del mañana; a las escuelas, a los colegios, a los talleres y a los campos de labranza del fecundo suelo centroamericano.

 

¡Ojalá pudieran ellas atravesar, cantando libertarias elegías, las crestas argentadas de los Grandes Lagos, aletear más allá con regocijo sobre la cumbre esbelta del Izalco, penetrar por fin a los hondones de las selvas en donde moran los quetzales, esparciendo alientos de fraternidad y de vida, que hagan vibrar consuelos en el seno de los hogares que todavía sufren inclemencias del despotismo.

 

La niñez, la juventud, el grupo de los hombres que piensan, el de los que trabajan en el taller, el de los que aran la sementera, integran la fuerza renovadora de las naciones, la fuerza saludable que las impulsa hacia la victoria de sus verdaderos anhelos, que es pura como las sonrisas infantiles, vibrante como los entusiasmos de los jóvenes, luminosa lo mismo que el pensamiento, fuerte al igual que el mazo subyugador del yunque y tenaz cual el hacha campesina: ¡para ella es mi saludo! Que vaya como una brisa a besar las frentes candorosas de los niños, a refrescar el corazón de los jóvenes, a renovar el cansancio de los talleres, a recibir entre el estruendo de sus máquinas la solemne unción del trabajo, y a impregnarse de fecunda vitalidad en el fondo húmedo de los surcos recién abiertos.

 

Que saluden mis palabras a los que en esta tierra gentil de Centro América sufren y meditan, siempre que sean hombres libres y altivos, solo cuando sean hombres libres y altivos, que atesoren vigor para unirse a la peregrinación de los que siguen, a través de los enfurecidos mares, las huellas inextinguibles del Quijote; pero que mi saludo no se detenga reverente ante las anormalidades efímeras de las cosas, ni se incline servil al pasar frente a las portadas de ilusorios poderíos que al fin el tiempo arruinará, sin dejar de ellos otra traza que la marcada por el látigo en el dorso de los pueblos que los soportaron.

 

En estas festividades de conmemoración histórica, en que se hacen las humanas agrupaciones recíprocas promesas de amistad y ofertas mutuas de cooperación, suelen las conveniencias sobreponerse al deber, y a más proclamar ficticias convicciones, cantar las glorias de un bienestar no por todos sentido y los triunfos de una libertad por muy pocos disfrutada, que a menudo de preferencia ensalzan precisamente aquellos que más afrentas le infieren, como si con todo ello se quisiera acallar la honda lamentación de las muchedumbres que la infamia del predominio arrojó en el exilio del dolor. Esa hipocresía social ha llegado a convertirse en norma venerable, y debe ser en todo caso combatida por los que miran con dolor que se defraude la sinceridad de los hombres.  Antes por el contrario, al pueblo debe decírsele la verdad. Es abominable seducirlo con fantásticas iluminaciones. Por eso es de desear, y prestigiosa conquista sería, que no ocurriera así de esta vez; que de verdad pudieran los pueblos decirse de corazón a corazón lo que sienten y lo que ansían, fuera sin duda, loable modo de recompensar los esfuerzos que a nuestros antepasados costó el iniciarnos en la superioridad de la vida independiente, y sería además, la manera mejor encaminada de adiestrarse progresivamente en la unificación de las tendencias para edificar el porvenir en forma tan sólida, que ninguna fuerza de retroacción pudiera aniquilar su existencia.

 

Porque concentrar la atención en un suceso, si se quiere heroico, alejado por el tiempo de esta hora en que el pensamiento colectivo debate las más importantes cuestiones, es tarea baladí si a la sombra del entusiasmo que su evocación despierta, no se invoca la visión del más allá, que a cada paso debe ser contemplada con ardiente fervor por los corazones que justiprecian el valor de la independencia, y cuya realidad requiere un acopio incesante de esfuerzos que sean, ojalá, lo más diestramente dirigidos, los más constantes; de afanes y sacrificios que atesoren exuberancia de renuevos para cubrirse al cabo de miríficas florescencias. Estos y todos los momentos deben ser consagrados a buscar los medios de darle estabilidad primero, y de ampliar después la libertad ya conquistada.

 

Y cabe recordar a este propósito que otra vez se insiste con inusitada fe en poner por obra el antiguo plan de agrupar en una sola nacionalidad las cinco Repúblicas de Centro América, tal vez pretendiendo impíamente sujetarlas a la barbarie de alguno de los centros que todavía se levantan sobre la faz del mundo con gesto repugnante de horcas que intentaron decapitar la civilización.

 

Hora es entonces de afirmar que la unión política de estos países no equivaldría a la fraternidad de los pueblos que lo habitan, sino al consorcio de las presiones que a veces los aniquilan. Si se comprende cómo se rige el progreso, qué leyes ineludibles combinan sus múltiples acciones, cuáles normas le están demarcadas por el espacio y por el tiempo, no debe pensarse, a menos de cometer un desacato, en impedir por sí mismo cumpla la obra de definitivo bienestar que le está recomendada. Foméntese sí, en cambio, todo otro asocio, toda otra mutualidad que no implique el acrecimiento del dominio expoliador, ni por ese medio promueva los dolores y las desdichas de la ruina.

 

Que antes bien, se facilite ampliamente el desenvolvimiento armónico de las capacidades sociales, que la cultura, solo posible dentro de la libertad, transformará al punto de convertirlas en los manantiales de siempre anhelados que han de derramar sobre el mundo el agua purísima de la paz.

 

Bien decía Esteban de la Boitie que no hay mal más adverso a la naturaleza que el de la esclavitud. Colocar a los países en ocasión de sufrirla tanto vale como destruirlos. Perturbar la tendencia equilibrada de la continua sustitución de adaptaciones individuales y colectivas, es atentar contra la humanidad.

 

Si no impidieron la pretendida unión las divergencias notables marcadas por las alturas de la tierra, la historia, la educación, y en general por la totalidad de las condiciones que rodean la vida de estos pueblos, el ideal robusto de la futura emancipación bastaría para repeler cualquier agravio a lo que ya tiene establecido la naturaleza a pesar de las ambiciones de los hombres.

 

Dos leyes fundamentales gobiernan el desarrollo de las sociedades: una de asimilación evolutiva; otra de progresiva diferenciación. La primera tiende a destruir la influencia de los egoísmos y a nulificar la acción de las impulsiones atávicas que siembran mojones de piedra entre un pueblo y otro y a las veces los colocan frente a frente, en el campo de batalla, a darle vida a la más horrenda tragedia de que pueda tenerse noción. La segunda realiza sin cesar la liberación del individuo, el perfeccionamiento gradual de su conciencia, de modo que día tras día alcance mayor dominio sobre las rebeldías de la naturaleza, de modo que hoy cautive el rayo, que mañana encarcele el mar y recorra sus grutas milenarias, que después atraviese los aires con arrogancia de águila inmensa, que esclavice por fin al universo entero y repose en la contemplación del eterno desfile de los astros, jamás interrumpido por las pasiones del huracán ni por el egoísmo de las tormentas.

 

La primera tiende a convertir la Humanidad en un solo pueblo hermano; la segunda se propone reproducir un hombre superior digno de habitarla.

 

Proceden ambas en misterioso e imperturbable acuerdo, por sucesiva  eliminación de aberraciones, y por sus mensajeros el Arte y la Ciencia.

 

¿Se querrá decir que la iniciativa unionista se ampara a la amplitud de ese plan maravilloso y profundo?

 

¡Mentira! ¡Tan solo se quiere arrancar un puñado de mojones para fortificar el pedestal de un trono carcomido!

 

Triunfan solamente los pueblos que adquieren la conciencia de su evolución; los pueblos que conscientemente se consagran a engrandecer su cultura en todos los órdenes de las actividades sociales; los que arrebatan del hombro del soldado la lanza fratricida y 'ponen el libro bajo el brazo del niño.

 

En esa fe debe inspirarse nuestro voto de simpatía al pueblo salvadoreño: que bien pronto él, antes que ninguno otro, llegue a hacer del libro la coraza de sus esclavos, como bajo el peso de una mole inmensa lanzada desde el cielo, se arruinen todas las explotaciones, que le obstaculizan el goce de la dicha que merece.



1 Pronunciado en una manifestación de simpatía al pueblo salvadoreño, el 4 de Noviembre de 1911.

 

 

Novelistas que no ubicamos en ninguna generación. cont. 1.

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ALEXANDRA TOMASETING CHIUCH

(Italiana)

(1943?)

 

María Alexandra nació en Italia donde se graduó como profesora en el área de la Psicología y poco después se trasladó a vivir a Canadá por varios años.

 

El 16 de noviembre de 1974 llegó a Costa Rica. Le agradó el país, su clima y su gente y se quedó con nosotros.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ALEXANDRA TOMASETING CHIUCH

                                                                                          

NOVELA

 

1. Nido Materno: 1997

 

La única obra que conocemos de esta escritora es Nido Materno y la publicó en 1997.1

 

Esta obra que escribió María Alexandra no es una novela y tampoco pertenece a la literatura. Es un libro pedagógico que tiene muy claro el interés por ejemplarizar y motivar a los jóvenes, sobre todo, en la vida hogareña y positiva, alejados de los vicios y bajo un paradigma familiar cristiano. Es un claro ejemplo de lo que algunas personas, sin conocimientos, llaman novela, a libros que son todo lo contrario de ellas. El libro se parece más a un manual de conducta que a una novela.

 

Sandra, la madre de Geannina establece una relación no solo de madre con ella sino que desde el momento en que se percata de que su hija está embarazada comienza su instrucción sobre el embarazo, el hijo que crea, el ambiente que le debe rodear, su esposo José y cada una de las acciones que realiza. Es un diálogo a veces presencial y la mayor parte por teléfono. En el libro se dan viajes interplanetarios y conversaciones de Geannina hasta con Dios. Los cuidados de la futura madre y su conducta abarcan todos los aspectos apenas imaginables siempre bajo una visión positiva de la vida y de la humanidad. No escapan los ejercicios, los aeróbicos, las dietas, los juegos, las canciones, los sentidos, la filosofía, las curiosidades, los homosexuales, los astronautas, et. Todo tiene su análisis y recibe el tratamiento adecuado según la visión religiosa e idealista de la madre. La obra se convierte en algo así como una utopía del nacimiento y los cuidados que deben recibir la madre y el hijo que nacerá. Es una obra típica de las programaciones.

 

 

LUIS YURÉ

(Seud.)

(     )

 

Luis Yuré que debe ser el seudónimo de este escritor afirma que él es Bachiller en Literatura y Licenciado en Psicología y entre otras ocupaciones trabajó como locutor de radio, cómico, curandero (sobador) y con otras personas fundó el movimiento Neuróticos y practica la homeopatía. Ignoramos si esto es en broma o en serio.

 

 

LO QUE HA ESCRITO LUIS YURÉ

NOVELA

 

 

1. Alba en rodajas: 2002

 

POESÍA

 

1. Tuanis Opus Palo: 2002[1]

 

 

Esta es la única obra que conocemos de Luis Yuré. Ni siquiera sabemos si es su nombre o un seudónimo. La publicó en el año 2002 y la llamó Alba en rodajas.2

 

Formalmente no es una novela, por lo menos tal y como la conocemos. Aquí se inicia la ruptura que experimenta el escritor con todo lo establecido. Es el inicio de la rebeldía, de la visión onírica, subconsciente, contestataria, revolucionaria de la realidad y el lenguaje es el primero que sufre esa violación. La obra se presenta como un juego, un mosaico de imágenes, a veces aparentemente absurdas que van configurando un caleidoscopio de aristas, límites, vértices, contrapuntos, letras, figuras, que en total dan esa gran metáfora rebelde, pecaminosa, irreverente, asesina de la realidad. La imagen final es una historia completa de cobardías, de hipocresías, de lugares comunes, de avenencias, de conformismo, de captación, de manierismos, de códigos, de camisas de fuerza, de prisiones disfrazadas de castillos. El escritor se burla de ellas, las ridiculiza, las desnuda, las expone, las encara, las enfrenta, las niega, las liquida para dar paso a la esencia de esa rebeldía, la muerte del ser, de la vida, el triunfo de la mediocridad, sobre la libertad. Es un desfile de imágenes cotidianas que de tanto verlas y sufrirlas cobran título de ciudadanía, carné de oro pero la imagen violenta, cruda, intrusa, tipo bisturí, penetra en ellas y las evidencia, las tira a la calle, las expone al juicio de la libertad.

 

Es una obra poética, lírica, expresiva, violenta, destructora de mitos, poses y exposición de verdades hipócritamente acalladas. Es un mural descarnado, furioso, insurrecto, rebelde, de esta sociedad caricaturesca que tenemos irremediablemente que soportar.

 

 

 MAY WILLIAM  F.

(          )

 

May William F. nació en

 

 

LO QUE HA ESCRITO MAY WILLIAM F.

 

 

NOVELA

 

1. El informe Alfa: 2008

 

Esta novela de May  William F. llamada El informe Alfa, la publicó en el año 2008 y es la única obra que conocemos de este (a) autor (a).1

 

Es típicamente una novela que pertenece a la categoría de lo maravilloso en su variante de "ciencia ficción". Es quizás la única novela de ese género que se ha escrito en Costa Rica.

 

La novela es de paradigma tradicional, un narrador protagonista y secuencias lógicas entre causa y efecto. Consta de ocho capítulos  con sus respectivos títulos que adelantan el suceso que se narrará y describirá: una misión difícil, una terrible decisión, etc.

 

La estructura temática está determinada por la irremediable destrucción de la humanidad. Casi se puede especificar como una autodestrucción.

 

Tres enviados de otra galaxia: Beta, Gama y quien narra (el jefe) son los encargados de observar el planeta tierra y llevar un informe sobre su evaluación. Éste es el informe Alfa.

 

Luego de un corto tiempo de estos seres poderosos y evolucionados entre los humanos conocen la naturaleza de la tierra, sus habitantes y sus características y llegan a la conclusión de que este planeta debe exterminarse. La decisión es unánime y no admite dudas.

 

El jefe de los extraños y de regreso a su lugar de residencia, medita y decide aplazarla orden y regresar a la tierra para vivir en un núcleo pequeño llamado "La Familia" durante un tiempo adecuado con el fin de conocer los humanos bajo esa organización social y solidificar su decisión final.

 

Así se inicia una segunda parte de la novela con el estudio de una familia típica terrestre y bajo la presencia invisible de los extraterrestres. La novela se detiene en el proceso de la constitución de la familia y la rutina diaria, los problemas de sus integrantes, primero los esposos y luego éstos con los hijos. En este caso son tres niños adoptados pues la esposa de "El Varón" no puede concebir debido a un trauma de niña que sufrió en un bus escolar. En ese accidente murieron varios compañeros. Es por ello que se inclina por la adopción de tres hijos de diferente color o razas (es un término malempleado pues solo hay una: la humana. Debió decir etnias)

 

A pesar de la oportuna descripción de los hechos que han llevado a la humanidad en el planeta tierra a iniciar el proceso cierto y seguro de la destrucción, la visión es bastante superficial y las respuestas son obvias a pesar de ser ciertas y no importarles a quienes lo provocan. Veamos algunas:

 

1. Sociedad violenta.

2. Poco evolucionada. Recién caminan erectos y ello causa una serie de enfermedades.

3. Se matan entre ellos mismos y se suicidan.

4. Varios idiomas. La comunicación entre los humanos es limitada.

5. Engañan, roba, y matan.

6. Se pelean y se destruyen entre sí.

7. Son defectuosos.

8. Son belicosos.

9. Se matan con sus mismos medios de locomoción.

10. Son salvajes.

11. Son desconfiados. No confían ni en su sombra.

12. Son ambiciosos y todos desean ser ricos y engañan, corrompen y matan por ello.

13. Destruyen el ambiente si es les depara riqueza. Y la vida en general. Matan los animales si les impiden el logro de la riqueza y protegen a los que les dan dinero y hasta se los comen.

14. Ha hecho de las guerras su riqueza material. Desde 1914 hasta el final del siglo han matado 244 millones. En la primera guerra mundial mataron 10 millones de seres y en la segunda 55 millones.

 

No se enumeran las guerras llamadas santas, ni las de la edad media, no las cruzadas, ni las hechas por los imperios: las césares, los Carlos, Los Atilas, y qué decir del origen de todas las religiones, ¡todas! Se iniciaron como imposiciones bélicas, fueron aliadas de los poderosos y los protegieron en el poder y aún lo hacen y promovieron la extinción de quienes no creyeran en ellas. ¿Cuánto indígenas murieron en América bajo la tutela de la cruz y la espada de la religión católica? Siempre encontraremos a las jerarquías religiosas del lado del poderoso como cómplices voluntarios y gananciosos y no precisamente de almas.

 

En el segundo viaje de los extraterrestres a la tierra se especifican más las relaciones interfamiliares  que evidencian esas mismas características.

 

A pesar de que lo verosímil sería que ellos conocieran de antemano la realidad terráquea, lo cierto es que la misión continúa en el seno familiar. Al final de la novela verificaremos que la Suprema, "La madre tierra" conocía esa realidad.

 

La rutina de la vida en familia se da de igual manera que lo expuesto en la parte anterior. Odios, peleas, desacuerdos, intrigas, amor a lo material, carencia de valores espirituales, separaciones, desavenencias, rivalidades entre hermanos, maltrato a los animales que dicen amar, engaños, mentiras, robos, venganzas, destrucción de la naturaleza, etc. Todo esto les convierte en seres llenos de enfermedades, belicosos, traidores, criminales y la sociedad en:

 

Sociedad de enfermos físicos, morales, mentales y espirituales, es la sociedad humana!"1

 

El final de la novela se inicia con los informes de los tres hermanos Alfa, Beta y Gamma. Los dos últimos llegan a la conclusión de que la tierra debe ser destruida y en su lugar crear una nueva sin todos esos vicios de los humanos, sabios y menos educados. No debe salvarse ninguno.

 

Alfa después de oír los informes ciertos y detallados de sus hermanos hace el suyo que difiere no en lo apreciado por sus hermanos sino que reconoce en algunos humanos el deseo y las obras rectificadoras de esa conducta irracional por destruir la naturaleza y matarse unos a los otros. Así decide prolongar su existencia con el fin de dar una segunda oportunidad a la raza humana para rectificar su autodestrucción y suicidio generalizado.

 

Lleva los tres informes ante los sabios de su galaxia y es la Suprema quien toma la sabia y última decisión. Considera muy exactos los informes de Beta y Gamma pero al final aprueba el de Alfa porque encierra un gran sentimiento un tanto en extinción: El perdón.

 

Novela positiva de gran valor didáctico, ejemplar en lo expuesto y narrado. Fundamentada en la realidad que vivimos y de gran actualidad. Podría ser el texto de la educación cívica en Costa Rica.

 

A pesar de no ser una novela con los últimos adelantos de la novela polifónica y derroches literarios, enmudece a políticos, religiosos, "sabios" y doctos profesionales que son capaces de matarse entre sí, disfrutar de ello, y destruir su propia casa en aras del poder y de la riqueza, pasajeros.

 

 

 

 



1 Tomasing Chiuch, María Alexandra. Nido Materno. Edición propia de la autora, San José, 1997.

[1] Yuré, Luis. Teatro y Poesía. Ed. Germinal, San José, 2009.

2 Yuré, Luis. Alba en rodajas. Ed. Varitec, San José, 2002.

1 W. F., May. El informe Alfa. Ed. Copieco de San Pedro, San José, 2008.

 

1 W.F.May. Ob. Cit., p. 141.

OTRA NOTA

 

 

Viene a mis manos la revista por obra de la generosidad del bien amado García Monge. Confía en que mis entusiasmos pueden asociarse dignamente a la empresa de idealismo a que ha consagrado su vida. Deseo de corazón merecer su confianza, y acrecerla y recompensarla. Pero no me atrevería a aceptar una tan hermosa porción en el cumplimiento de este grave deber, si la mano del maestro no estuviera dispuesta a vigilar el gesto de la mía, a fin de que siempre convenga al encargo a que lealmente pretende servir.

 

Quizá nada tan inquietante para mí, ahora, como venir al frente de una publicación cuyo origen, cuyo silencioso desenvolvimiento, cuyas aspiraciones, la comunican íntimamente con el espíritu de toda una juventud. Y en una hora en que el mundo va a revestirse de primaveras;  en que para exaltar las posibilidades de su conciencia va la humanidad a sumirse en la conciencia de su juventud  con una majestuosa avidez de plenitudes. Hora que es solemne, por sagrada; que es sagrada, porque trae de lo alto la misión de una buena nueva para el hombre. Si no de renovación en lo que contienen de esencial y permanente los valores constitutivos de la civilización, sí, de revisión, hora de ampliación de ámbitos, de agitación de ansiedades, prolíficas en dones de concordia y de humanidad, que son dones de gloria. ¡Hora imponente, como un designio providencial, en la cual otra vez sentirá el hombre que a sus entrañas consumidas de dolor desciende la luz de lo infinito!

 

En esta hora el país debe levantarse a la contemplación de los horizontes en que se reflejan los magnos incendios de la guerra. Debe disponerse a adquirir la posibilidad de que una conciencia mesiánica le conquiste una significación y le trace un rumbo dentro de la vida del continente.

 

El país no debe dormir por más tiempo, en esta hora, tendido al margen del momento histórico, bajo el letargo de una oprobiosa negligencia. Sin consumirse a sí mismo, su espíritu no puede nutrirse con las visiones de un delirio en que  hay ardores y espasmos de fiebre.

 

De muchacho publiqué o ayudé a publicar periódicos, diría que a montones. Ahora esto es para mí algo que contiene un sentido profundo. Cuando recibí La Obra llegó a mi mente aquella imagen que es majestuosa en el cuadro de John Pettie: la del caballero que vela sus armas. Es toda una noche durante la cual el espíritu del caballero transfórmase en una sola profunda plegaria, ante el altar coronado de fulgores, cuya luz no se ve de donde viene. Y me he recogido en el silencio, con los ojos dirigidos a la altura y las manos en gesto de acariciar una simiente maravillosa. ¡Por mi país, por mi pobre país!

 

Esta labor debe acoger, debe promover, suscitar inquietudes, devociones, preocupaciones, ideas, ideales. Es preciso trabajar para que las instituciones del país adquieran la capacidad de ponerlo en contacto con las necesidades y las normas de una nueva civilización. Escritores, artistas, hombres de ciencia, hombres de estudio, solos o asociados, deben erguir su esfuerzo, como si plantaran antenas para recoger y trasmitir las palpitaciones con que comienza a manifestarse la muda de alma del mundo.

 

 

Pero sobre todo los maestros. Al servicio de éstos, La Obra continuará concediéndole una importancia dominante a los problemas educacionales. Parece ser éste el momento en que más activamente se lograría interesar la opinión común en tales cuestiones. Para que sea más hacedero que la escuela -primaria, secundaria y universitaria- avance hacia los derroteros que le abre el nuevo pensamiento.

 

Para que llegue a ser nutrimentum, por la Verdad, por la belleza, para la Libertad, para la Justicia.

 

Así lo demandan la nación, el continente, la humanidad.

 

                                                 

SIEMPRE LEYENDO

 

 

Siempre, siempre está leyendo. Los cajones de las puertas son su salón de lectura; y tal vez es la lectura la única puerta por donde entra la vida su alma de derrotado.

 

Todos los que comprendemos que un rincón de ésos puede ser el más alto sitial de la tierra, nos hemos detenido a oírlo leer, -que siempre lo hace en alta voz; y todos hemos contemplado con respeto su ademán de filósofo.

 

Es el viejo pordiosero elefancíaco, cuyo aspecto pone imágenes de horror en los ojos buscadores de artificios de las señoritas espirituales y de los jóvenes cultos.

 

Él recoge todos los papeles impresos y que el viento arrastra por las calles, como si quisiera consolarse en la compañía de las cosas que han seguido su misma dolorosa suerte, que han ido como él, rodando, rodando entre el caos de la inmensa polvareda humana.

 

¡Oh gran viejo: sigue, sigue leyendo, que llegará la noche a tus ojos tristes, y no habrás visto nunca destellar en las páginas que lees la luz de la claridad.

                                                                                                             1920

 

 

                                              SEMANA CÍVICA

 

 

Sería Equivocado entender el trabajo escolar que ha de hacerse durante la Semana Cívica, solo como oportunidad para la enseñanza de temas referentes a los acontecimientos de la independencia. Se perdería la mayor parte del tiempo dedicado a la exhibición de series de datos. Sobre todo si ellos no hubieran de ser importantes, o si apareciesen desconectados. O si, organizados, lo fuesen solamente por referencia a criterios de valor externo; es decir, basados no en necesidades de educación, sino en personales conveniencias del trabajo del maestro.

 

* * *

 

Claro que hay que dar conocimientos en esos días, pero subodinándolos a superiores propósitos de educación. Sin un concepto de ellos, que la presida y en torno del cual se organice, la obra puede fracasar.

 

* * *

 

Hay fecunda posibilidad de hacer, dentro del plan propuesto, una obra extensa, armónica.

 

Hay cómo promover la formación de hábitos. Hay cómo continuarla. Hay cómo perfeccionarla.

 

Hay cómo impartir conocimientos, en formas múltiples. Hay cómo despertar interés, cómo acentuarlos, cómo enriquecerlos.

 

Hay cómo producir intensas actividades emocionales.

 

Hay cómo inspirar ideales.

 

* * *

 

Claro que  urge reunir numerosos datos, y que importa ordenarlos, correlacionarlos; pero sin un criterio para realizar la búsqueda respectiva sino uno que gobierne la selección de los mismos, sin otro que dirija su ordenación, la obra podrá resultar vana y quizá fastidiosa para niños y maestros, y ya, por ello, perjudicial.

 

* * *

Para comprender el mecanismo de la correlación de ramos, la oportunidad es propicia. Cuando no se organiza conforme a principios inspirados en la naturaleza de las funciones que aspira a cumplir, trócase en un proceso  funesto. Con suma facilidad es divagación.

 

* * *

 

Es preciso determinar previamente los fundamentales aspectos de la vida nacional por referencia a los cuales se va a organizar el trabajo.

 

Es preciso determinar la relación que convenga establecer entre ellos y los sucesos de la Independencia, y entre ellos, ésta, y sus consecuencias. Después, escoger los temas que dentro de tales asignaturas favorezcan naturalmente el desarrollo de los correspondientes tratamientos. Al menos, éste es un camino.

 

* * *

 

Si pudiera conducirse a los niños a la comprensión del íntimo sentido de la independencia de un pueblo, -de su pueblo- y pudiera dársele noción de las responsabilidades que ella entraña, de los deberes que comporta, de las trascendentes aspiraciones que justifica, -se haría-, sin duda, obra hermosa. Mejor, siquiera, que la de hastiarlos con la árida exposición de datos biográficos aprendidos la noche antes de darles la lección.

 

* * *

 

Que vean vivir a los hombres. Y  tengan idea de qué los hace triunfar. Que los miren como son: sin la mutilación a que suele someterlos el historiógrafo.

 

Que vean desenvolverse los hechos. Que admiren lo que haya en ello de la mano, del corazón, del pensamiento del hombre; que admiren y amen la contribución de la naturaleza. ¡Que se asombren de mirar siquiera por un momento, cómo se construye y cómo se transforma la civilización, y cuál es la obra del tiempo y la cooperación del espacio, y qué sutil urdimbre infinita, se agita en el seno de todo ello, plasmándolo, dándole aquí expresión de Belleza, y allá dándole contextura de Verdad o forma suprema de Bien! Y ¡que contemplen en medio de ello, al hombre: con un enigma, con un dolor, con una esperanza, con un poder!

 

* * *

 

Propicia es la ocasión también para renovar ideas acerca de la Enseñanza de Instrucción Pública. Y propósitos de ella son muchos, y a veces bellos los problemas. Hay escuelas en las cuales toda la enseñanza está supeditada al cumplimiento de fines cívicos. Hay libros valiosos para guiar al maestro. Hay métodos nuevos, experimentos interesantes, ensayos fecundos.

 

Una aspiración dominante: transformar el criterio de ciudadanía, sustrayéndolo a la opresión del concepto jurídico. Una preocupación vital: hacer del niño un ciudadano por su acción, de niño, en la escuela y en el hogar. Y un ciudadano de su país y del mundo.

 

De Aristóteles a Lowell, la línea es recta.

 

* * *

 

La ocasión también es favorable a una revisión de los fines, contenidos y medios de la  enseñanza de historia.

 

Error fundamental el de atribuirle una accesoria significación. Error fundamental, el de creer que su aprendizaje sea fácil y así se enseñanza.

 

Psicológicamente la enseñanza de historia supone el dominio de un complejo y delicado proceso de aprendizaje: ampliación imaginativa de la experiencia. ¡Y creer los maestros que solo es una narración! Y no haber advertido la trascendencia de obligar a los niños a recorrer siglos, tierras, hombres, acontecimientos, costumbres, ideas, etc. en pocos minutos.

 

* * *

 

Convendría pensar en aquello de Renán: "La patria es alma."

 

Y en lo de Marco Aurelio: "la libertad está en mí."

    

Heredia, 1921

 

SUGESTIONES RELATIVAS A LA COMPOSICIÓN

 

 

Lo que suele olvidarse al exponer los procedimientos aplicables a la enseñanza de la composición, es que ésta no debe ser considerada meramente como actividad social. Como frecuentemente se ha dicho, el ejercicio de la composición no corresponde solo a ciertos grados escolares sino a todos, ni corresponde solo a determinado estado del proceso total del aprendizaje.

 

Es claro que la composición es primeramente un problema mental, y de modo secundario la expresión de tal proceso. Este punto de vista guía a quienes quieren que ciertas actividades escolares, de los primeros grados, reciban en conjunto el nombre de composición y obedezcan a la finalidad de adiestrar a los niños, por medios diversos, en el trabajo de organizar ideas. La organización, la producción de ideas vendría a se lo fundamental y a esto le cedería el paso la forma de expresión: oral, escrita, plástica, pictórica, etc.

 

Después de investigaciones como las que fue necesario hacer en los Estados Unidos, por ejemplo, en los días de la gran guerra, no es posible sostener la enseñanza de la composición que parte de dar reglas de gramática para que sean aplicadas en ejercicios especiales, artificiosos, ni la enseñanza que prescinda de considerar que el fundamento de la composición está en que el niño piense. Por ahí es preciso comenzar. Por inducir al niño a mostrar su experiencia, a organizarla por la expresión, a expresarla. Aquello de que el niño habla constantemente en la casa, en la calle, en el juego, aquello que constituye sus temas espontáneos de conversación, los que revelan su interés, sus gustos, sus naturales tendencias, todo eso debe dar el material de trabajo en la asignatura.

 

Se inspira en esas consideraciones la tendencia que al determinar la importancia escolar de la composición le atribuye fines como los siguientes: es un medio o instrumento para cultivar hábitos de observación, para cultivar actitudes de reflexión, de análisis, de comparación, etc.; es un medio de enriquecer las posibilidades de expresión, de intercambio de ideas, y con ellas, la vida intelectual del niño.

 

Hay algo que diríamos sencillamente por nuestra cuenta, si no fuera conveniente decirlo al amparo de una autoridad como la del Prof. Colvin. Se encuentra con frecuencia, en los primeros grados, que es superior el trabajo de composición oral al de composición escrita. Son mayores en el primero la  libertad, la espontaneidad de expresión. En un segundo, obligado el niño a cuidar preferentemente de la forma de expresión, suele descuidar la sustancia. De ahí infiere Colvin que el trabajo escrito no parece ser adecuado al interés de estimular la habilidad inventiva del niño y culpa para ello al maestro por la artificialidad de su enseñanza. No niega que sea preciso estimular a los niños a crear, tanto como a expresar con fidelidad sus creaciones, pero insiste en que en la escuela primaria no debe ser empleada muy extensamente la composición como incentivo de la invención infantil. Prefiere que el niño haga composiciones orales ante sus compañeros, narraciones y descripciones, de preferencia, y que luego se le induzca a escribirlas.

 

Parecería que Colvin hubiera olvidado por un momento  que el niño es, ante todo, un orador y que en la escuela empieza a ser escritor, el cual, por cierto, raras veces encuentra oportunidad para recurrir a su pluma solicitado por los mismos  móviles de que depende el uso natural y social de la composición. Sin contar que el aprendizaje de la escritura  y de la técnica de la composición le oponen una dificultad especial al uso de esta última.

 

Los ejercicios de copia y los de dictado pueden contribuir, discretamente empleados, es decir, sin caer en peligrosas sistematizaciones, establecer el enlace entre el trabajo oral y el escrito.

 

Será necesario que el niño comprenda por qué se le pone a copiar, con cuál fin, y que sepa cómo hacerlo. Si algún ejercicio ha de ser vitalizado con una motivación oportuna, es el de copia. El dictado puede aparecer a continuación, si se quiere, y ser alternado con la copia. Tales ejercicios dan uno de los medios de acercar el niño al conocimiento básico y elemental de los recursos técnicos para organizar la expresión escrita; y bien dirigidos pueden conducir, como la lectura, a despertar el que se ha llamado "sentido de la oración".

 

"Desde el principio,  -dice  O. H. Werner - debe acentuarse la importancia de las sentencias completas. La vida del niño aparece tan llena de acción, que se inclina, como por desbordamiento, a expresar sus ideas en frases, cláusulas y exclamaciones que no se adecuan a la sentencia, en respuesta a una idea, sería el programa ideal de composición escrita en los primeros grados. Esto se extendería en párrafos cortos, de tres o cuatro sentencias, en los grados intermedios, y alcanzaría a ser una página completa en los grados superiores. Hemos insistido, agrega- y mucho quizás, en la cantidad y poco en la calidad".

 

Las frases completas de que tanto se ha hablado, pero que sean del niño, que entrañen por lo tanto experiencia suya, que sean producto de su necesidad de expresión; frase que él corrija, amplíe y transforme, esas frases pueden suponer una labor capaz de despertar eficazmente, sin grandes esfuerzos, el sentido de la oración como unidad. Tales frases una vez escritas, pueden originar excelentes ejercicios iniciales de composición. Cuestionarios formulados por el maestro o por los compañeros permiten ampliarlas. Esos mismos cuestionarios, y los que es posible hacer a propósito de lecturas o de lecciones de otras asignaturas, dan también un punto de partida para que el niño aprecie la necesidad de organizar sus ideas. Inductivamente, por comparación de lecturas, por comparación de composiciones, o por medio del trabajo de hacer sumarios, o de tomar breves apuntes, se llega a obtener que el niño aprecie, siquiera de modo elementalísimo, la importancia de los factores orden, claridad, concisión, etc. Como conviene para complementar, realizar el trabajo correlativo de dar ocasión de que los niños escriban ejercicios en los cuales deba dominar determinado factor o aspecto.

 

Cuanto al dictado, importa también advertir que el niño debe conocer la función que desempeña, que debe ser activamente motivado, como la copia, y que debe suponer un escalonamiento cuidadoso de dificultades.

 

Una labor intermediaria, consiste en la reproducción escrita de selecciones memorizadas.

 

No se afirmará suficientemente la ventaja de que el niño tenga oportunidades, desde el primer día de lecciones, de expresar sus ideas y de comenzar a ensayar la capacidad de corregir errores. Esta práctica constante, cuando el maestro aprecia que el niño ejercita la composición cada vez que habla, traza el camino hacia recomendables resultados. La experiencia acopiada al respecto por ciertos educadores revela que tal práctica alcanza a manifestarse fecundamente cuando se realiza con propósito de autocrítica y de crítica por los compañeros de clase.

 

Si el punto de partida debe consistir en estimular al niño para que exprese sus ideas, en ayudarlo a recoger experiencias y formular observaciones que sirvan de material para la expresión oral y escrita, el trabajo  subsiguiente consistirá, a su vez, no solo en ayudar al niño a organizar las ideas, sino en procurar quede de el principio sienta la necesidad de que su expresión sea correcta.

 

La metódica de la asignatura surge así de modo natural, de la función o finalidad real de la composición, de su psicología, que fundamentalmente debe buscarse en el proceso requerido, de parte del niño, para que aquella función se cumpla de una manera educativa. El estudio científico, experimental, de los tipos o formas básicas de aprendizaje, no nos lleva muy lejos todavía en el campo de la composición, pero lo poco que se ha realizado permite comprender que con base en la promoción de los intereses del niño se avanza rápida y acertadamente. Cuando miramos la composición como actividad social, miramos tras ella la necesidad de expresión, de comunicación, de creación; y cuando ésta aparece, cuando surge el placer y la natural conveniencia de expresar, aparece también la composición y suele ser espontánea y original.

 

Cuando el aula pierde artificialmente, cuando los temas no se originan en el capricho del maestro, cuando el objeto primordial no es el de calificar al niño, cuando se mueve éste con independencia, cuando por todo ello es algo más que un inconsciente reproductor de las ideas del maestro, cuando no se le sujeta a la presión de un plan arbitrario, cuando, en suma, hay genuina motivación del trabajo, los ejercicios ascienden a un plano de realidad que se identifica con el de la vida.

 

Pero no ha de entenderse que el maestro se limita a esperar ocasiones, sino que las provoca o sabe aprovecharlas cuando se presentan traídas por incidentales circunstancias. La advertencia del Profesor Rapeer es oportuna: la socialización es un proceso activo, no un proceso pasivo. A lo cual conviene agregar que las lecciones socializadas parecen ser el ambiente por excelencia de un fecundo trabajo de composición.

 

Es interesantísimo apreciar cómo la más hermosa quizás de la exposición de resultados de escuelas como la de Lighart, de Letz, de Ferrière, etc., está precisamente en las composiciones de los niños entre los cuales hay a veces hermosas o profundas páginas, como no se logra obtenerlas con el sistema de "temas" a desarrollar.1

 

 

REGLAS DE ORTOGRAFÍA1

 

 

Nos pregunta un maestro por qué no suele conseguirse que los niños apliquen las reglas de ortografía que aprenden. Aparte de que convendría averiguar se de veras las aprenden, preguntamos: ¿y cuándo ha tenido regla alguna el poder de inducir a su aplicación, ni menos inmediata o constante, por el simple hecho de aprenderla?

 

Los estudios del Profesor Hoyt a ese propósito, y en general sobre gramática, producirían grandes sorpresas y quizás desconciertos en la mayoría de nuestras escuelas.

 

Importa advertir -primero- la diferencia fundamental que el maestro olvida: el aprendizaje de reglas presupone una forma de actividad mental; la aplicación, otra. Hay que emprender dos diferentes tareas, que difieren en fundamentos, medios y fines: una para enseñar reglas, si esto hace falta; otra para enseñar a aplicarlas.

 

La causa primaria del fracaso de la aludida enseñanza radica allí en donde se confunden tan diversos procesos, que es decir, en el descubrimiento de ciertos hechos primordiales, el cual por cierto, denuncia gravísima ausencia de toda organización del aprendizaje.

 

Después, la enseñanza de las reglas, -y ya esto es repetición- se hace ordinariamente de un modo que no le permite al niño sentir ni comprender la importancia que tienen, ni el fin con que se aprenden. Y no aludimos a la importancia explicativa, digamos así, sino a la vivida, a la que resultaría estableciendo íntima conexión, por medio de casos concretos reales, entre la enseñanza y su aplicación inmediata y efectiva a la satisfacción de verdaderas necesidades, a la solución de problemas también verdaderos.

 

Además, raro es que se haga algún trabajo, y que se haga técnicamente ordenado a fin de que se desarrolle normal y ampliamente el proceso que capacitaría para efectuar las aplicaciones. Sin contar con que se supone que es suficiente el camino que, en rigor, solo representa uno de los medios al alcance del maestro.

 

Por lo demás, si el maestro se preguntara con frecuencia qué de lo que el niño aprende, aplica,, y cuándo y cómo, cada vez se le haría más clara la verdad del profundo reproche que se le hace a la escuela actual cuando se le pinta como divorciada totalmente de la vida maravillosa del niño.

 

                                                                                                                   Heredia, 1922

 

 

PÁGINAS DE LA ESCUELA NORMAL

 

 

Para los graduados de la Escuela Normal de Costa Rica, de 1915,1916 y 1917, las páginas de esta sección de la revista representan, en mucho, el servicio de comunicación con los exalumnos y de éstos entre sí, que la Escuela, tantas veces, les prometió organizar.

 

La aspiración que tal servicio entraña incluye la posibilidad de varias importantes fundaciones postescolares. Si llegasen a existir, todas encontrarán alguna expresión en estas páginas, -ojalá la mejor-. Pero si no, siempre habrá alguna palabra que decir, capaz, por su belleza o su verdad, por su justicia, de ennoblecer la obra cada vez más vasta de la Escuela Normal.

 

Con el estudio de problemas de educación, con la referencia de las actualidades pedagógicas, con la crónica de la vida de la Escuela, se irá edificando poco a poco, alguna porción de aquella obra. La colaboración de los alumnos de la Escuela, graduados y por graduarse es, desde luego, parte principalísima en esta tarea.

 

Desearíamos que las energías que vamos a consagrar a este trabajo, se consumieran modestamente en una apacible labor de meditación serena y fervorosa.

 

Pero la Escuela Normal ha venido viviendo rodeada de una tempestad de incomprensión, toda odio, y esa tempestad se ha nutrido de su misma impotencia, clamorosa en el silencio de quienes podrían romperle las olas a golpes de pluma. Pudiera acontecer, pues, que en algún instante estas páginas de paz, se tornen airadas, también por amor de verdad.



1 A continuación aparece en el texto, una larga cita del Prof. Letz que no se reproduce aquí por encontrarla innecesaria. Nota de Ma. Eugenia Dengo de Vargas.

1 Son solo unos apuntes.

2. Esta con otras páginas estuvo a cargo de Omar Dengo.

 

MÁS SOBRE UNAMUNO

 

 

Es sencillamente admirable el trabajo de don Miguel2. Se publicó hace años y lo conocía. Precisamente fue allí donde encontré la primera mención de Kierkegaard, la que me hizo buscar sus obras, de las cuales sólo una encontré y pronto se la enviaré. Es obra de sumo interés. El hombre es para mí fuertemente seductor.

 

Unamuno es el quinto Miguel de España. Él constituyó una de las devociones de mi adolescencia y principios de mi juventud. Precisamente recuerdo que en la biblioteca que vendí estaban todas las obras publicadas por él hasta aquellas fechas, y en alguna de ellas el artículo aludido. Creo que debe interesarse usted en leer a este viejo. Me es fácil recordarle libros y prestarle el más importante: Del Sentimiento Trágico de la Vida.

 

 

R. STEINER

 

 

Acabo de leer a Eteiner y encuentro que, como tantos otros hombres, encontró en la observación de la Naturaleza el reflejo del Espíritu Supremo, y fundó después su notable escuela en la cual los alumnos  buscan a Dios en el campo y en sí mismos.

 

* * *

 

La nueva crítica de la razón que Brenes Mesén reclama. En parte la encuentra Ouspensky en la interpretación de Kant por Hilton, para el cual los continuadores de Kant son los matemáticos Gauss y Lobachevsky. (La necesaria variabilidad, de acuerdo con las múltiples condiciones de la actividad psíquica, de la intuición del espacio, sugiere la infinitud de las dimensiones del mismo. Además, con Myers, como con William James y señaladamente con Freud, los estados místicos, aunque no de manera definitiva, adquieren la posibilidad de salir de lo patológico, para entrar en lo normal. Este carácter se acentúa en la obra  de Carpenter, y asume contornos definidos con el Dr. Bucke y su  escuela, para la cual la conciencia va de lo simple a lo cósmico.)

 

¿Cuáles habrían sido, me he preguntado muchas veces, las consecuencias filosóficas de que Leibniz hubiera podido desenvolver su concepción matemática de la Lógica?

 

La trascendencia del ensayo de Brenes Mesén merece un estudio en que pudiera poner fervor alguno de nuestros jóvenes estudiosos. Esta nota solo intenta señalar el triunfo. Porque este notable costarricense debería estar al servicio de la cultura en su tierra. Tiene más derecho al respecto y reconocimiento de ella que tantos y tantos que, inculpados como él, ostentan y usufructúan las flaquezas que a él se le imputan, sin tener ninguno de los requisitos de grandeza con que él triunfa, a la distancia, de tanta farsa ignominiosa1.

                                                                                                                                      1921.

H. G. WELLS

 

 

Es hombre que tiene talla suficiente para erguirse ante una Nación y juzgarla, y acusarla, ¡con esta acusación valiente2!

 

Nadie entre los novelistas modernos como Wells, para pintar un carácter.

 

Wells es el novelista más traducido y leído de nuestros días; representante del pensamiento inglés. Si B. Shaw no es el primer autor de nuestros días, lo es Wells.

 

ROMAIN ROLLAND

 

 

Romain Rolland sigue siendo para mí la bella y serena figura del pensador que se redime del perjuicio por obra de luz; -que no de pasión- y a través del concepto de él es que miro la labor social del proletariado con profundo amor, cuando la justicia y la verdad, en mi estrecha comprensión de ellas, están con el proletariado.

 

 

PENSAMIENTOS Y FRAGMENTOS DE LA OBRA DE SANDERSON

 

 

Le envío una adaptación de los pensamientos y fragmentos de la obra de Sanderson1, -pláticas y artículos- que Wells reúne en uno de los capítulos sobre el gran educador inglés. Hay que recomendar a maestros y profesores, especialmente a éstos, la lectura y meditación del libro de Wells que es, como advierte Paul Lapie en el prólogo de la traducción francesa, la biografía de un gran educador escrita por un gran escritor: Se trata de un libro fecundamente sugestivo por el arte con que revela lo que en la vida y en el trabajo de Sanderson es fuente de inspiración: las luchas, las ideas, los métodos, las inquietudes, todo, en suma, lo que tiende a afirmar la actitud espiritual hermosamente apostólica que constituye el tema esencial de Wells: Sanderson contra el mundo, o el maestro de escuela que se ha lanzado a la conquista del mundo.

 

Este mismo Sanderson es aquel Job Hus, noble y atormentado, que le  sirve de héroe a Wells en La Llama Inmortal, otro libro que, -siquiera porque les está dedicado-  deberían leer los maestros. Es el único hombre, dice Wells, que le ha inspirado el deseo de escribir una biografía y el más grande entre los que en su vida, ya bastante larga, ha tratado con cierta intimidad. Hay que leer a Sanderson, en Wells y en sus propios escritos, para apreciar como, hasta su muerte aureolada de misterio, le da a su obra los caracteres de un mensaje espiritual dirigido a los nuevos educadores y a las juventudes nacientes. Realmente, la llama inmortal le salía del corazón...

 

MARAGALL

 

 

¡Este maragall, este Maragall! ¿Recuerdas su elogio de la ciudad que tiene un poeta y una montaña? ¿Qué sería de una ciudad sin una montaña a la vista que trace sobre el cielo el signo de la ascensión? Porque hacen falta símbolos en torno nuestro. Si la vida de los hombres no es estable en el desierto ni en la estepa, a carencia d símbolos de quietud se debe. Las Pirámides desde lejos se ven como deslizándose lentamente sobre arenas. De cerca su altura se muerta sin fin.

 

WILLIAM CROOKES

 

 

La muerte de Sir William Crookes, "padre de la Física moderna", renovará, con análisis de su labor, las ardientes polémicas que provocó la publicación de Investigaciones sobre los fenómenos espirituales. Solo que surgirán las polémicas en un ambiente ya depurado de la intransigencia que hubo de afrontar heroicamente el muy ilustre sabio. Ahora no lo calumniarían los discípulos de la escuela de Basilea; ni hubiera vacilado ante la más amplia ratificación de sus conclusiones desde la Presidencia de la Asociación para el fomento de las Ciencias. Sus declaraciones del año 98, si valerosas, no fueron explícitas.

 

EL ambiente se ha transformado a la  luz de una lucha hermosa. Ya solo los retardatarios de una ciencia agostada, niegan con empecinamiento el superior interés y la fecunda posibilidad de la investigación de los fenómenos del espiritismo. Pero decimos investigación, que es decir estudio ajustado a las condiciones de los métodos científicos observación, clasificación, formulación, de hipótesis, experimentación. Pues lo que de ordinario se entiende por espiritismo por alcanza a merecer, sino a las veces, la atención de los hombres de ciencia; no se ha referido a ello la actuación de tan distinguidos trabajadores como Lodge o Barret, por ejemplo.

 

El ambiente se ha transformado; y tal es, bien que no la única ni solo la de ellos, la gloria de los precursores, en el caso la de William Crookes. Transformación prodigiosa, si  se advierte que ha acontecido muy rápidamente. Sir Oliverio Lodge no habría logrado publicar su último, extraño libro. Raymond, antes de las sensacionales experiencias de Crookes, con Florencia Cook, sin dar pie a escándalos semejantes. Transformación prodigiosa, si se juzga la compleja vastedad de las investigaciones subsiguientes a las de Crookes, en lo que dice relación a los problemas de la materia, de la vida, del alma.

 

Como de una nueva democracia, como de un renovado derecho internacional, como de un nuevo objetivo de la función social femenina, es decir, con entusiasmo apostólico, se ha hablado de la necesidad de "una ciencia más amplia".

 

Un respetable grupo de investigadores insiste en la necesidad de una ciencia que contemple la génesis y la evolución de todas las formas de vida, y proclama, repitiendo la tesis de antiguas doctrinas, que la vida se contiene en todo átomo. Arguye que la ciencia oficial restringe su observación al universo físico, dejando por estudiar la materia subfísica y la superfísica, cuyo análisis lo sitúa en una zona inaccesible a la acción de los sentidos físicos. Esa afirmación -en que revive el espíritu d antiguas ciencias y antiguas filosofías- demanda de la ciencia oficial el reconocimiento de que cada tipo de materia presupone la existencia de órganos sensoriales adecuados a su percepción: funda así esta tendencia su método, sin alterar las condiciones del método experimental, en su concepto de la experiencia, cuya amplitud delimitaría la que a la ciencia dogmática se le pide como indicio de su adaptación a las necesidades de los tiempos.

 

 

KEYSERLING

 

 

¿Lecturas nuevas? Por fin he encontrado a Keyserling. Con él estoy ahora comparando entre sí a los hombres de Oriente y Occidente, y buscando por sobre ellos y en mí, al Hombre.

 

 

MAX JIMÉNEZ

 

 

En confirmación de  lo que hemos dicho a propósito de odios al extranjero y acerca del pesimismo, venimos hoy a hacer notar el caso que se presenta en la labor de Max Jiménez.

 

Comienza a trabajar y a surgir. Revela fuerza, revela sinceridad. Su ensayo reciente sobre Arte, por ejemplo, es toda una declaración de fe, llena de amplitud creadora. Hay campo allí para surcos tendidos ansiosamente hacia la luz de todos los horizontes. Es decir, hay vigor para libertarse de escuelas, de modas, de ocasionales influencias. Arte, Vida, Filosofía, se comprenden dentro de la manera de Max Jiménez como perspectivas oceánicas. Tanto cabe en ella la tempestad, como la huella serena de la estrella.

 

Mágica sencillez para expresara y a la vez expresión original. Ansiedad de asir la forma de las más sutiles intuiciones y capacidad de síntesis flexible y armoniosa. Y tras esto, perseverancia de fuentes en el trabajo, y estudio, y devoción sin matiz de fanatismo.

 

¿Se le ha aplaudido? ¿Se le ha censurado? ¿Se le ha maltratado? Sí, y con dureza.

 

Lo optimista, además de ser lo generoso, sería el aplauso sin adulación y la censura sin rencor o sin vulgaridad. Y en ambos casos, si es que alguien quiere o puede darle lecciones, la enseñanza sin pedantería. Se trabajaría de esa manera por lo nuestro, por lo nacional; y se contribuiría a estimular a los jóvenes que cultivan el anhelo de hacer alguna obra de letras.

 

La prensa tiene en sus manos el instrumento y la responsabilidad de su empleo. Si oye los chismes, le sirve a la sombra. Si recoge los esfuerzos creadores, se convierte ella misma en creadora, precisamente de aquello que más necesita la nación: ¡Porvenir!

                                                                                                                   

Septiembre de 1927

 

 
OPINIÓN SOBRE EL LIBRO EVOLUCIÓN DEL PERIODISMO EN

C. R. DE JOSÉ FCO. NÚÑEZ

 

 

Usted cultiva los estudios históricos, que constituyen una manera noble de hacer patria. Necesitamos una historia que nos muestre cómo hemos sido y otra que nos enseñe cómo debemos ser. Porque un país, sobre un individuo, debe vivir dos vidas: una para enriquecerse espiritualmente; otra para dar su tesoro. Ojalá los estudios de usted contemplen las dos caras de la construcción de la nacionalidad, que alguna relación tienen con la del Dios griego.

                                                                                                                Diciembre de 1920.

 

 

RESPUESTA A UN ESTUDIANTE DE PEDAGOGÍA

 

 

Es admirable el comentario del niño. La explicación del hecho la dan acertadamente las palabras de Ud. la disciplina del rigor la adoptan los maestros incapaces de inspirar amor y devoción. Arguyen que los niños "no entienden por bien"; pero suponen que el buen tratamiento consiste en la blandura de la voz y de la  palabra.

 

Afortunadamente las palabras insulsas, por mucho que sean blandas, no suelen influir en el corazón de los niños. Mas, en cambio, es cosa grave que sin mediación de la palabra, por su propia virtud, el pensamiento del maestro actúe en el niño, ¿Si no es puro?

 

En el caso concreto: ¿qué espera Ud. de la labor de maestros, -llamémoslos así- que la confían, como entregan su vida, a los asaltos de la traición? Advierta cómo fracasan, con qué lamentable inconsciencia,  sino es cínico encubrimiento del yerro. Los niños buenos de la escuelita, tórnanse malos bajo el látigo del nuevo régimen. Como ellos, luego que las gentes lo trataron mal, sintióse malo, de pronto el lobo, de ser montaraz que adoctrinó el santo.

 

Le digo con franqueza que si en este país, en donde tantos milagros ocurren, llegara yo a ser Ministro de Instrucción Pública, probablemente expulsaría de la escuela a los maestros que de ella expulsan a los niños.

 

Guiaríame el solo pensamiento de que el Maestro los llamaba hacia sí.

 

Y juzgo, defender a los niños de los maestros. Y a los jóvenes, de estos sórdidos maestros que llenan las aulas de la sombra de su conciencia.



 

1 Se refiere a la actitud de Wells en el caso Saco-Vanzett.

2 Son fragmentos de cartas. Es una lástima no contar con los textos completos.

 

 

1 Es un fragmento de una carta a don Joaquín García Monge.

 

 

EN EL ÁLBUM DE OFELIA

 

 

Con Ud., he conocido en esta amada Escuela cuatro Ofelias: Ofelia Arias, Ofelia Rodríguez, Ofelia Ramírez y Ofelia León, De todas hay huellas en mi corazón, de todas hay huellas en las aulas.

 

Acaso en el nuevo curso -en 1928- no habrá ninguna Ofelia en la Escuela. Me será difícil, pues, tras haber conocido y estimado a cuatro  de ellas, tras haber vivido cerca de ellas por años, acostumbrarme a saber que ya no hay ninguna. Por dicho todas dejaron un fulgor en mí y en la vida de la Escuela. Por dicha todas me hicieron pensar que ese nombre guarda esencias de grandeza.

 

¿Se va Ud.? ¿Vendrá otro Ofelia? ¡Con cuánto cariño la recibiré después de saber cómo son y cómo hacen sentir su ausencia!

 
 
CONCURSO LITERARIO PEDAGÓGICO1

 

 

  

La Escuela Normal inició la realización de un Concurso entre maestros y estudiosos, que ha tenido un buen éxito no esperado. Por ahí de 15 valiosos trabajos se han presentado al Tribunal que integran Carmen Lira, don Joaquín García Monge y don Omar Dengo. Próximamente la escuela organizará la fiesta de este Concurso, cuando el Tribunal vierta su fallo.

 

La Escuela recibió también invitación para participar en los Primeros Grandes juegos Florales Interamericanos de los Normalistas, organizados en la escuela Normal No. 3 de Buenos Aires, República Argentina. Desgraciadamente las bases y los temas llegaron cuando ya los Juegos Florales se habían cerrado y  así no tuvimos tiempo de llevar nuestra voz de solidaridad a la vigorosa hermana del Sur.

 

El Concurso que sí realizó plenamente la Escuela fue el organizado por el Centro "Ariel" entre alumnos, con los siguientes temas: Primero: Poesías cortas; libertad de asuntos. Segundo: Cuentos, narraciones, fantasías, etc., libertad de asuntos. Tercero: Estudios de literatura nacional o centroamericana. Cuarto: Estudio acerca de la influencia de la enseñanza normal en el desarrollo de la democracia en Costa Rica. Quinto: Estudio acerca de la influencia de la Escuela Normal en la cultura de la mujer costarricense (1886-1821). Sexto: Estudios de cualquier otra índole acerca del país.

 

Los premios ofrecidos  - dada la penuria de la Escuela -eran flores; pero el señor Presidente de la República ofreció medallas de plata para los vencedores, quienes las merecen, no tanto por sus trabajos cuanto por su modestia. Sin saber lo de las medallas, fueron condecorados en una bonita Asamblea con la flor que les dio la persona que los mismos vencedores eligieron; esa velada fue amenizada galantemente por la orquesta de la Escuela.

 

Y antes de terminar, permítasenos pedir excusas por no poder publicar ni aun todos los trabajos premiados: el campo disponible no nos lo permite

 

ACTA DEL TRIBUNAL

 

El Tribunal Calificador del Concurso Literario-Pedagógico de la Escuela Normal de Costa Rica, en sesión celebrada a las 13 horas del 15 de Setiembre de 1921, acordó hacer las siguientes declaraciones:

 

Primera declaración: que recibió los trabajos, los cuales alcanzaron un total de 34.

 

Segunda declaración: que no recibió trabajos relativos a los temas tercero y cuarto del Concurso.

 

Tercera declaración: a) que al juzgar los trabajos ha tenido en cuenta el mérito relativo de ellos, es decir, que ha hecho comparaciones entre los trabajos referentes a cada tema; b) que ha tenido en cuenta, asimismo, la conveniencia de fomentar el cultivo de las letras, por lo cual ha sido benigno al juzgar de los trabajos haciendo mención a varios de ellos por considerarlos dignos de estímulo.

 

Cuarta declaración: El Tribunal se permite rogar a los señores Profesores de Literatura de la Escuela, que se interesen de un modo especial por favorecer los estudios literarios de los alumnos que han participado en el Concurso.

 

Quinta declaración: a) por la forma errada en que algunos concursantes enviaron sus nombres, el Tribunal no ha podido eximirse en todos los casos de conocer a los autores de trabajos; ni ha podido, en otros casos, saber cuáles nombres correspondían a determinados seudónimos; b) que por esas razones resolvió autorizar a uno de sus miembros para que en el acto de la distribución de premios explique en qué han consistido aquellos errores y la dificultades del Tribunal.

 

Sexta declaración: El Tribunal, considerando estrecho el plan de distribución de premios, por razón de la cantidad de composiciones presentadas, convino en modificarlo del siguiente modo: para cada tema habrá cuatro premios así:

 

Primer premio

 

Flor natural, lectura en la Asamblea y publicación

 

Segundo premio

 

Flor natural y publicación

 

Tercer premio

 

Flor

 

Cuarto premio

 

Accésits, consistentes en hacer mención del trabajo por considerarlo de mérito.

 

Resultaron premiados los siguientes trabajos:

 

Primer tema. -Poesías.

 

Primer premio.- Lo obtuvo la poesía La Loca, firmada por Perseo; se ignora el nombre correspondiente a dicho seudónimo.

 

Segundo premio.- Le corresponde a la poesía que se titula Todo Concluye y que la firma Mil Flor; se desconoce  también el nombre del autor.

 

Tercer premio.- Fue adjudicado a la poesía que tiene por título A Costa Rica, firmada por Fleur de Lis y que pertenece a Marco Tulio Salazar.

 

Obtuvieron accésits las poesías Paisaje Campestre, cuyo seudónimo Tirteo, corresponde a Marco Tulio Castro, En la noche, firmada por Lil y que pertenece a la señorita Adela Ferrero y Junto al brocal de Nerto, seudónimo correspondiente a la señorita María E. Amador.

 

Segundo tema. - Cuentos, narraciones, fantasías, etc.

 

Primer premio. - Pertenece al trabajo titulado Oye, tú que me guías, firmado por Ario del Monte - se desconoce el autor - y los trabajos firmados por Abeja y que pertenecen a la señorita Emma Gamboa.

 

Segundo premio. - Le corresponde a los 18 trocitos que tienen por seudónimo Non Me Tangere; se ignora el nombre del autor. También tiene segundo premio el cuento titulado La Casita de la tía Casilda y cuyo seudónimo Gladius corresponde a Efraín Monge, y otro segundo premio los tres trabajos titulados así: Mi alma, Meditando y Un Cuento; tienen por seudónimo Nerto. El nombre correspondiente a ese seudónimo es el de la señorita María Ester Amador.

 

Tercer premio. -Ha sido adjudicado a dos trabajos; uno firmado por Lil y que pertenece a la señorita Adela Ferrero y otro firmado por Luz-lay perteneciente a la señorita Umbelina Sáenz.

 

Obtuvieron accésits dos trabajos: Sugestión, cuyo seudónimo Iseo corresponde al joven Ramón Zúñiga y No pierdas esa luz, firmado por E. M.

 

Quinto tema. - Estudio acerca de la influencia de la Escuela Normal en la cultura de la mujer costarricense.

 

Segundo premio. - Le pertenece al trabajo que tiene por seudónimo Fellita; se ignora el nombre del autor. Merece accésit el trabajo firmado por Meñique y que corresponde a la señorita Luisa González.

 

Sexto tema. - Estudios de cualquier otra índole acerca del país.

 

El trabajo presentado por el Paje Azul merece un primer premio pero no se le adjudicó por no haber sido escrito para el Concurso.

 

Carlos Luis Sáenz E., Ofelia Arias y Omar Dengo

                                                                                    Heredia, septiembre 16 de 1921.

 

 

ESTATUTOS PARA LA GALERÍA DE MAESTROS

 

 

A fin de dar la importancia debida a la formación de la Galería de Maestros que se está haciendo en la Escuela de Aplicación de Heredia, se acuerda dar la aprobación a la reglamentación siguiente propuesta por el Director de dicha Escuela y que se desprende de los términos de la convocatoria hecha a los maestros del país con el objeto ya conocido.

 

Artículo I.- La Junta encargada del escrutinio de los votos será nombrada por la Dirección de la Escuela Normal y estará integrada por el Director de la Escuela de Aplicación con el carácter de Presidente; por dos maestros de la misma escuela y por cuatro miembros del personal docente, seleccionados de la lista de candidatos que presente la Dirección de la Escuela de Aplicación.

 

Artículo II.- Esta Junta tomará sus determinaciones por mayoría de votos y está facultada para interpretar fielmente las bases y para rechazar cualquier documento que juzgue improcedente. Entrará en funciones desde el día de su nombramiento y procederá al escrutinio en los diez días siguientes a la fecha de clausura de la recepción de votos.

 

Artículo III.- Esta Junta celebrará sus sesiones siempre que sea convocada por el Presidente, cuando éste lo crea necesario o cuando tres de sus miembros lo soliciten. El quórum reglamentario será mayor de la mitad del número de miembros que integran dicha Junta.

 

Artículo IV.- Tratándose de votos emitidos por particulares, éstos necesitan ser identificados por una certificación expedida por el Director de la Escuela del lugar de donde proceden, en donde se declare fiel y solemnemente sobre los siguientes puntos:

a)      Si el votante es mayor de edad.

b)      Si posee una cultura suficiente para opinar en asuntos de enseñanza.

c)      Si el cariño que tiene por la enseñanza y el aprecio por la misión del maestro los ha manifestado en obras de algún beneficio para la Escuela y para la localidad en general.

 

Esta certificación será pedida directamente por el Presidente de la Junta encargada del escrutinio, y en el caso de que la corporación lo crea conveniente, puede pedir a las autoridades escolares (visitador o inspector de escuela) la visación del documento en referencia.

 

Artículo V.- En el supuesto caso de que el informe suministrado por el Director de la Escuela no lo juzgue la Junta satisfactorio, tendrá derecho a levantar una información aclaratoria.

 

Artículo VI.- En el caso de que dos personas obtengan el mismo número de votos y que constituya ese número la mayoría, se procederá a adjudicar el mérito a la persona que tenga mayoría de votos procedentes de maestros. Si el número de votos de maestros es igual, se adjudicará el mérito mediante un nuevo examen de los documentos a favor de cada una de las personas, determinando por medio del resultado de una votación que se efectuará entre los miembros de la Junta encargada del escrutinio.

                                                                                           Heredia, 9 de noviembre de 1923

 

 

UN MAESTRO DE JUVENTUDES

 

 

Señor: Joaquín García Monge

Repertorio Americano

San José.

 

A usted, mi estimado don Joaquín hemos de agradecerle en esta Escuela la visita de don Agustín Nieto Caballero y de sus compañeros, profesores y estudiantes colombianos. Supongo que es también a usted, -en buena parte al menos- a quien debemos de agradecerle  los maestros de escuelas costarricenses, la visita de ese noble grupo de peregrinos a nuestro país. Creo que usted lamenta, como yo, la carencia de medios para haber retenido en el país, siquiera durante una semana, al señor Nieto y a sus compañeros. Hubiéramos podido entonces instarlo a recorrer los principales circuitos escolares a fin de que los maestros escucharan sus causeries acerca de educación. Don Gustavo Uribe habría podido, a su vez conversar con muchos de nuestros funcionarios sobre temas concretos de organización escolar, especialmente sobre programas y métodos de la escuela decrolyana.

 

De tal labor, pronto palparíamos los resultados. Pero, al parecer, acaso por la fina discreción de don Agustín, no nos dimos plena cuenta de la significación de su viaje ni supimos apreciar cuánto traía consigo. No estamos acostumbrados a oír el mensaje de las embajadas espirituales y sí, en cambio, a recibir muchas otras que nada tienen que decirnos.

 

Nieto Caballero, aparte de la visión clara de muchos problemas que nos atañen de modo inmediato, aparte de la posibilidad de proporcionarnos ocasión de fecundas relaciones con cosas y hombres de sumo interés, trajo, -como una de las refinadas expresiones de su apostolado- el don de comunicar entusiasmo y alegría. Y ¡cuánta necesidad de esas riquezas en estos medios propensos al achatamiento!

 

Si en algún sentido se hizo evidente para mí la presencia de un maestro de juventudes fue precisamente en ése.

 

Don Agustín es el hombre que anima, que sugiere, que infunde confianza, que induce a pensar y a tener fe y que da ejemplo claro de cuál es la posición espiritual que la tolerancia entraña.

 

Decía don Luis Eduardo -su hermano- que don Agustín es por oposición a él, hombre de volumen. Don Luis Eduardo me da la impresión, en sus Hombres de fuera, de ser un hombre que otea horizontes con deleite, y que descubre el detalle bello de cada altura.  Don Agustín es ciertamente en quien la inquietud se hace interior, cada vez más, para volver a la superficie cuando, tras ser profunda, se ha vuelto clara como una natural expresión de vida buena y sencilla.

 

Conversador muy ameno, sutil, delicadamente reticente, exento de toda tentación de pedantería y claro y activamente sugeridor.

 

Quizás había entre nosotros quien esperase a otro hombre. Supongo que a alguno modelado según el tipo que con frecuencia llega y nos fastidia: al orador de plaza, al pensador oficial, cargado de leguyelismo, al recitador de Núñez de Arce o al perfecto pedagogo , tal y como lo piden los  baratos manuales del oficio.

 

¿Cómo haremos, don Joaquín, para que vengan otros maestros? Vasconcelos, Caso, Sanín Cano, Varona, Mariátegui, López de Mesa, Gabriela Mistral y veinte más.

 

¡Qué profunda necesidad tenemos, en educación como en política, en artes, ciencias y letras, de escuchar muy de cerca las voces iluminadas del continente!

 

Personalmente es lo que más le agradezco a don Agustín Nieto Caballero, el haberme avivado esta ansiedad de oír algo más elevado que las monótonas campanas de la Parroquia.

                   

La mano afectuosa de su amigo,

Omar Dengo.

Heredia, mayo de 1927

 

ÁNGEL GANIVET

 

 

  

 En hombres de tan majestuosa talla, hasta las más simples palabras, hasta las que parecen salir de la boca por sí solas, como un descuido, revelan una fortaleza de convicción que no puede ser sino resultado de un vivir, que por entero se conforma con las exigencias del ideal, de que tales palabras son el vehículo que lo lleva a otros corazones.

 

¿Pero cómo se forman esas vidas consubstanciadas con el ideal que las exterioriza? ¿Cómo llega a ser ese ideal una verdadera florescencia de ellas? Precisamente en virtud de la fuerza que le infunde al espíritu, el recogimiento que sabe ser menosprecio de lo transitorio y sagrado amor a lo duradero.

 

 

PRO-UNAMUNO

 

 

Usted1 sabe que leo y he leído con predilección a don Miguel de Unamuno en quien, entre otros profundos placeres, recogí la inquietud de conocer algo de Sören Kierkegaard y de Carducci. Pensando en el ultraje inferido a don Miguel, los he recordado a ambos.

 

Decía Kierkegaard que en un gusano se podría considerar como pecado el tener ciertos pensamientos, pero que no en un hombre creado a imagen de Dios. Me parece que Unamuno ante el juez es el hombre ante el gusano. Pues que esta justicia que mancilla la dignidad del hombre, es justicia de gusanos. Es el gusano contra la luz. ¡Parece llegada la hora allá, por haber descomposición, de que proclamen su reinado los gusanos!

 

Mas del dolor de tal realidad consuela Carducci, cuando en Odi Barbare tiende la lira, como un trofeo, hacia la aurora. El poeta le pide a la aurora, de juventud eterna, que lo lleve en su corcel de llamas. Ya vendrá la aurora, -pastorella del cielo- a besar la frente del viejo deportado, y podrán alzarse millares y millares de espadas, que no igualarán sus fulgores. La frente del viejo rebelde será el símbolo de la hora trágica. La aurora sobre la frente del pensador, fue siempre el signo de que allí pasó Dios su visión de los destinos.

 

Mientras tanto, hay que resignarse a que  el barbero y el cura, quemen los libros de don Miguel de Unamuno.

 

 

 

SIENTO EL HASTÍO

 

 

Siento El hastío de estas filosofías que parecen ubres secas. En todo el panorama de esta hora de vaciedad, mientras tengo en los labios amargura de tabaco, no logro ver nada que me atraiga los ojos. Me quieren enloquecer los chillidos de esos niños que juegan en la calle. Intenté leer un verso y me pareció estúpido. Tras las cortinas de esa ventana hay un resplandor necio que se empeña en traerme añoranzas de otras tardes. Pocas veces he tenido una noción más clara de la presencia de un intruso.

 

Sentir, -esa reflexión pretende asaltarme- sentir, sentir... y como veo que la palabra pretende iniciar una frase y ocuparme la mente con un ruido inoportuno, la dejo ahí detenida en su gesto servilmente: sentir, sentir, sentir... ¡Necia!

 

 

SOBRE EL "DIARIO DE CLASE"

 

 

Las páginas que he leído de su Diario de Clase1, muestran una manera de llevarlo, científica, moderna, que con poco, podría ser ejemplar. Las anotaciones que usted hace después de cada lección, equivalen a las que los maestros norteamericanos llaman "progress notes". Sin éstas, el Diario es una mera colección de planes de lecciones, carentes de objeto.

 

Las anotaciones lo convierten en lo que pudiéramos llamar la biografía espiritual de un grupo de niñas.. Así alcanza el Diario su verdadero ministerio.

 

Mi juicio acerca de esta cuestión me conduciría, si fuera maestro, a procurar que los niños llevaran también un Diario de Clase. ¡Ojalá un diario individual!

 

"La contabilidad que más necesitan las escuelas, -dice el profesor H. E. Bennett-, y la que más han descuidado, consiste en un diario de los progresos y de las necesidades de los individuos y de la clase".

 

Lo que afirma ese autor, lo sabe usted y lo sabemos todos, excepción hecha, a lo que entiendo, del Director de la Escuela en que usted trabaja. Pero hago la cita, y la prefiero a mis propias reflexiones, amplias al respecto, porque conozco el aprecio en que tienen las citas ciertas autoridades escolares.

 

Por lo demás, los procedimientos con que la escuela actual ensaya a realizar el estudio de las necesidades y la fecunda disciplina pedagógica. Nuestras Escuelas Normales, por cierto, y las más de nuestras autoridades escolares, la ignoran en absoluto.

 

El trabajo que usted me ha presentado sería tal vez completo, se las observaciones colectivas e individuales se ajustaran a un plan cuya organización considerara los varios aspectos de la actividad infantil.

 

Al aludido Director conviene hacerle comprender una sencilla idea fundamental: que el plan de una lección de cada día debe apoyarse en el trabajo y no en el plan del día precedente. La ignorancia de tan sencilla noción, denuncia una incomprensión del problema educacional, capaz de atar la escuela al cautiverio de una rutina irredimible.

                                                                                                     Julio de 1918

           

 

SIGLO DE LA ESCUELA

 

 

Lo de preocupar ya a la prensa los problemas del maestro, es una de las consoladoras señales que vamos al cabo reconociendo que el país comienza a ser apto para adquirir la sensibilidad de los problemas o ideales. Sensibilidad que es fuente de la conciencia cívica, en la cual radica la verdadera soberanía. Ya que una nación, como dijera Renán, es un principio espiritual.

 

El país mira pensativamente a la escuela, al maestro, al niño; cuando los haya mirado lo bastante a que su curiosidad e inquietud se truequen en pródiga reflexión, entonces el país estará en aptitud de ser más dinámicamente influido por las corrientes de ideas que cruzan el mundo hacia todos los orientes y arrumban a desembocar en la escuela. En estos días ha declarado un gran pensador que será el de la educación el problema cardinal de la época. Las soluciones de los conflictos sociales que los juzgaron tan solo, o sobre todo, referidas a condiciones económicas, han fracasado con fragor de tempestad.

 

No redime a la miseria el oro. Oro y oro en las manos insaciables de los hombres, si mata el hambre, no enriquece la dignidad de quienes lo piden, ni enriquece de virtud el corazón de quienes codiciosamente lo atesoran. Porque el mal, más que en el hambre de pan, reside, como un monstruo en una gruta encantada, en la sórdida sed del oro.

 

Hay que sustituirla por la sed de luz y ésta no brota del crisol en que hierven los oros, sino del sol y de las estrellas...

 

En las publicaciones educacionales estos son ahora los títulos más frecuentes. Recontratación, La Nueva Escuela, La Escuela Futura, Nuevos Ideales en Educación, etc. Y tras ellos, surge la agitada muchedumbre de ideas y ensueños debatiéndose dentro de la aspiración a conquistar las fórmulas precisas, nítidas, que hayan de ser expresiones del más elevado contenido espiritual de la nueva civilización.

 

Complace, pues, que en el país vaya suscitando serias preocupaciones el problema de la Escuela, porque así se revela que no hemos perdido del todo la capacidad de auscultar, entre las sombras, el corazón de los tiempos.

 

Siglo del niño, siglo de la mujer, se ha llamado al presente, y ahora también, siglo de la escuela. ¡Cosas que se aúnan, dentro de un orbe de misterio, en el símbolo de la madre!

 

Siglo de la escuela, cuando más se anhela libertad, cuando más justicia se demanda y con mayor vehemencia se invoca la expresión plenaria de los sentimientos de amor y de fraternidad. El mundo cargado de tormentas, sangrante, convulso, preso en el parto de una nueva humanidad... Y por sobre todo esto  trágicamente inmenso, anuncia sus auroras, como una luz sinaica, algo tan humilde como el pesebre legendario: la escuela. Solo porque en ella mora la asedada inquietud del niño, esta cosa maravillosa ante la cual conoce el hombre lo único que le explica el milagro de la vida: el Porvenir.

                                                                                                                              La Caja

 

NOTAS

 

A tiempo que en este país hay muchos maestros incomodados con los nuevos Programas de Educación Primaria, -unos por falta de estudio, otros por mala voluntad y sobra de pretensiones- y cuando andan por ahí con ganas de echarlos la perder o de echarlos abajo, llega una tarjeta de D. Ernesto Nelson, el jefe de Enseñanza en la República Argentina, a nuestro compatriota Héctor Naranjo, ahora residente en La Plata y profesor. Dice así la tarjeta:

 

"Mi estimado Naranjo: Suponiendo que Ud. haya recibido un ejemplar del programa de Educación Primaria que me acaba de mandar nuestro común amigo Brenes Mesén, y deseando hacer una trascripción extensa de los mismos, para lo cual necesitaría dos ejemplares, me tomo la libertad pedirle a Ud. no haría el sacrificio del suyo, con un objeto que concurrirá, según espero, a la difusión del notable trabajo de un distinguido compatriota.

 Saludos afectuosos de E. Nelson"

 

Leída esta declaración de una de las primeras autoridades americanas en asuntos de enseñanza pública, los comentarios huelgan.

 

* * *

Con los graduados de la Escuela Normal, -D. Salvador Umaña, graduado en 1917, nos remite tres trabajos literarios. Todos merecen publicarse.

 

D. Abrahán Molina, graduado de 1917 y Director de la Escuela en San Rafael de Heredia, nos escribe y nos refiere que el Domingo 5 de mayo realizó una feria escolar (rifas y una velada). En la velada leyó el cuento de Tolstoi que se titula, La leyenda del rico (de la obrita de Tolstoi Intimo). Contó con la simpatía y la cooperación de los jóvenes y las señoritas de la localidad. Juzga ejemplar para los niños, -futuros ciudadanos- eso de que todos los elementos activos del pueblo lleguen a la escuela y presten sus servicios. Está contento con el apoyo moral que el pueblo le presta a la Escuela. Rendimiento neto de la feria: ¢ 89.

 

* * *

 

Se ha ido para los Estados Unidos, con el objeto de continuar sus estudios pedagógicos, nuestra amiga Corina Rodríguez, graduada en 1915. Con este motivo, nos remite la página siguiente nuestro compañero José J. Salas Pérez.

 

CORINA

 

Como las águilas, confía únicamente en el poder de sus alas. En medio de dolorosos acontecimientos, ¡levanta heroicamente su pensamiento y lo va a colocar allá en el país donde existe un monumento colosal, consagrado al culto de la Libertad! Su corazón queda con nosotros: nadie podrá quitárnoslo  del seno de nuestro afecto.

 

Alma consagrada al ideal, embellecida por el ideal y engrandecida por el ideal: ésa es la suya. En ella encontraréis inteligencia poderosa, virtud de corazón y voluntad de acero; no del acero con que se fabrican las armas de la muerte, sino del otro, con el que se construyen los puentes de la civilización.

 

"Voy en busca de un ideal, -nos dice- y si a mi paso encuentro la muerte, bien encontrada está". ¿Lo veis? ¡Alma de Hipannia!.

 

"Dios la lleve con bien", dicen en mi pueblo y yo agrego: "que los Altos Hados le otorguen tierra hospitalaria y ambiente generoso" y que un día, "llena la mente de recuerdos sagrados" torne a la tierra de nuestros mayores.

 

Mi pensamiento, como un faro, desde la playa, vela y ora por la prosperidad de su viaje. J.J.S.

          

 Para Corina Rodríguez, en su viaje a los EE.UU.

 

* * *

Recibimos el No. 1 de Atenea (Artes-Letras-Ciencias), revista bimestral que dirige en La Plata nuestro querido amigo Rafael Alberto Arrieta. De la presentación y el texto nada diremos que no sea en elogio. Pero hay algo en que sí  queremos insistir por lo que tiene de ejemplar. Recuerden nuestros lectores el artículo del Dr. Joaquín V. González publicado en el No. 4 de La Obra y que se refiere a la República Ulpi, una de las fundaciones sociales-educativas más interesantes de América. Y ahora vean resultados de tan fecunda fundación.

 

 

ASOCIACIÓN DE EXALUMNOS DEL COLEGIO NACIONAL DE LA PLATA1

 

 

Pretende reunir en una vasta comunidad a las generaciones egresadas  de ese establecimiento de enseñanza desde el año 1895, fecha de su fundación. Son sus fines, según rezan los estatutos, contribuir a la vinculación y desarrollo de la afectividad entre sus miembros, propender a la formación del carácter y al mejoramiento moral e intelectual de sus asociados y extender su obra de cultura fuera de la misma. Cumpliendo tales propósitos, aspira a formar el espíritu de tradición del Colegio y a realizar una empresa concordante con el carácter universitario de la ciudad.

 

La Asociación mantiene una escuela popular nocturna donde reciben instrucción absolutamente gratuita acerca de los ramos más indispensables del conocimiento, todas las personas que a ella quieran acudir. Organiza conferencias, conciertos, lecturas y cursos especializados sobre temas de interés general. Publica la revista Atenea. Se ocupa en la organización de una biblioteca. Sostiene el patrocinio de la Universidad, festeja anualmente el "Día del Colegio".

 

La Asociación admite como socios a los exalumnos del Colegio, profesores y exprofesores del mismo y, excepcionalmente, a las personas que fueren incorporadas por el consentimiento unánime de su junta ejecutiva. Los socios abonan una mensualidad de un peso y no se exige cuota de entrada. El local social está instalado en La Plata, Avenida Independencia, No. 1128.

 

Alumnos, los alumnos nuestros, egresados de la Escuela Normal de Costa Rica en los años 1915, 1916, y 1917, he aquí un buen ejemplo que imitar. De estas cosas bastante se les habló. A la acción, asóciense; hay mucho que hacer en este desgraciado país.

 

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Numerosas personas andan con la hora oficial. Pues bien, nada hay más inexacto que la tal hora. Una vez me confesaba un meritísimo empleado del Ministerio de Fomento que el reloj oficial anda a la buena de Dios, que él tenía que rectificarlo con frecuencia. Y que le hacía mucha gracia, por cierto, ver a tantos detenerse ante la ventana en que la hora oficial se anuncia enmendar la que registran sus relojes propias. Esto de la hora oficial, por lo menos acá, es una de tantas supersticiones.

 

Y como el número de los mentecatos es infinito, no solo arreglan conforme a la pauta oficial la hora en que viven, sino todo el curso de la existencia. De modo que todos sus aplausos y opiniones, sus simpatías, sus malquerencias y aspiraciones, caminan de acuerdo con las oficiales.

 

Las supersticiones oficiales pesan como una lápida en la conciencia de innumerables ciudadanos. ¡Dios nos asista!

 

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Nuestro estimado colaborador y amigo, D. Roberto Brenes Mesén, ha recibido del Dr: Varona la siguiente y honrosa carta:

 

Muy distinguido señor y amigo:

 

Verdaderamente valioso es el regalo que debo a su grande amabilidad. Su gramática realza los grandes servicios que han prestado los pueblos hispanoamericanos a nuestra lengua. Tan notable como el que prestó en su tiempo Bello, y como los que después ha debido al sabio Cuervo. He de estudiarla con el mayor cuidado.

 

En 1880 emprendí obra semejante, basada en la famosa obra de F. Díez. Llegué a completar el capítulo sobre los verbos anómalos, o llamados tales, pero tuve la desgracia de perder el manuscrito en uno de mis viajes. Después Me distrajeron ocupaciones premiosas.

 

También me interesa el opúsculo "Metafísica de la materia" Veo por las citas que está Ud. perfectamente documentado.

 

Muy agradecido le queda su amigo atto. y ss.

                                                       

Enrique José Varona,

Vedado, 21 de abril de 1918

                                                                             

 

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Hallamos en nuestro apreciable colega, El Gráfico, de New York, este párrafo, que merece copiarse. Lo suscribe Modesto C. Rolland.

 

"Los pueblos pobres, los pueblos propensos a la inmortalidad, tienen que crearse una virtud fecunda en el sacrificio (tal cual conciben la virtud los espíritus románticos, ni más ni menos) muy diversa de la virtud de los pueblos ricos, fundada en la opulencia y en la pluralidad de la elección. Los pueblos pobres, asimismo, los pueblos que no han acumulado riquezas con su trabajo, deben conformarse con una vida modesta en tanto que sus propias fuerzas le lleven a otro estado. Lo contrario es vivir nacionalmente gracias a la usura de los pueblos ricos y con todos los peligros y las humillaciones del que sigue habitando la casa que ya no le pertenece."

 

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También los postes del telégrafo declaran su filosofía. Decía uno de ellos:

 

"Hace veinte años que estoy aquí clavado, ayudando a sostener los alambres, y he llegado a convencerme de que no hay vehículo mejor que las carretas.

 

Nunca he visto pasar un automóvil ni creo que los haya; eso de los automóviles es fantasía de gente romántica, sin espíritu práctico, ni experiencia de la vida de los caminos."

 

 

Las palabras de este poste, -sabio sin duda- las cita con notoria frecuencia muchos dómines. A las veces, con cierta unción, casi evangélica, tras la cual desaparece la huella de los largos, viejos, tensos alambres...

 

* * *

 

 

El mundo tiene ya una segunda edición de  los evangelios en los consejos y en los ejemplos de los grandes hombres, y todo el que no esté acometido por lo que Groussac llama "el furor de chapucería", que es el afán ridículo de las gentes chicas por hacer obras grandes, puede emplear últimamente su tiempo imitando a la abeja, que prepara su panal y cosecha la miel donde la encuentra.

                                                                                                 Agustín Álvarez

 

* * *

No conozco en el país ningún movimiento encaminado a la supresión de las calificaciones. Conozco pequeños intentos de investigar las condiciones en que podría aplicarse la calificación que aspira, a mérito de fundamentos psicológicos, a ser científica. Pero tales intentos no han pasado de ser personales.

 

* * *

 

La graduación íntegra de clases y cien vicios más que entrañan graves problemas y producen funestas consecuencias, nada tienen que ver con tendencias de uno u otro origen ni época, sino que revelan de pleno la más lamentable ausencia de principios y estudios de verdadero valor educacional.

 

6. NOTAS

 

 

En ellas el autor deja ideas desperdigadas, apuntes y anotaciones varias. Algunas de ellas son apuntes que luego convertiría en artículos publicables. Oras recogen preocupaciones, expectativas, apelaciones, llamadas de atención, insinuaciones, apelaciones, referencias cortas a problemas nacionales, educativas, sobre todo en su organización.

 

En algunas ocasiones se publicaron fragmentos de cartas a sus amigos, discípulos o profesores. Estatutos, reglas de ortografía, preocupaciones de los estudiantes, todo ello, ofrece esta sección. Lo importante es que ellas giran en su mayoría sobre la misma temática social, educativa y política  expuesta por él en la mayoría de sus escritos.

 

 

RECUERDO QUE EL II AÑO NORMAL DEDICA AL III AÑO1

 

 

En elogio del maestro y para gloria suya se han dicho las más hermosas y las más profundas palabras. Ninguna misión ha sido más exaltada. Se ha comparado al maestro con los más grandes seres; no le han atribuido virtudes excelsas; se le ha reconocido una función profundamente trascendental en el trabajo secular de crear y perfeccionar las civilizaciones. ¿Qué más podéis desear para vuestra vida, amados jóvenes, que esto de saber que habréis de participar en una tarea bendecida por el pensamiento de la humanidad? ¿Qué más que esto de saber que se os considera dueños de aquel misterioso tesoro que pertenece a los dioses: el porvenir? Dícese de éstos que del provenirle hacen donación a los hombres. Dígase de vosotros lo mismo.

                                                                                                        3 de diciembre de 1926

 

 

DE LA RECONSTRUCCIÓN DEL PAÍS

 

 

    Como les decía antes de separarnos, creo que en ningún momento de la vida del país ha sido preciso un mayor caudal de fuerzas generosas y constructivas al servicio de la nación. A medida que usted trate de compenetrarse con tal orden de pensamientos irá descubriendo en usted un hermoso conjunto de posibilidades de asociar su modesto y callado esfuerzo de estudiante a la obra de reconstrucción del país. Y esto es fundamental, porque nosotros solo creemos y nos ennoblecemos y perfeccionamos en la medida en que trabajamos por el enaltecimiento de los demás.

 
 

 

DOS NOTAS

Y bien, hombres de mi país...

I

 

        

 

 Me escribe un joven. Es frecuente que lleguen cartas de jóvenes a las manos de quienes hemos trabajado en las aulas. Es estudiante, pero la fuerza de sus aspiraciones lo han llevado fuera del arrebañamiento que los colegios suelen producir y que a veces fomentan deliberadamente. Sus cartas expresan la tragedia en que a poca profundidad encontraríamos sumida, -si fuéramos abriendo almas de jóvenes- toda la riqueza espiritual que puede prometerle a la nación una incomprendida, resignada y vasta juventud.

 

Me dice este joven:

 

"quisiera ser hombre de bien, pero contra una aspiración tan modesta, parece levantarse todo el país."

 

Hay algo imponente, por su belleza o su angustia, perceptible tras la estructura de la frase como un destino tras un alma.

 

Me ha sobrecogido el temor de que en este caso la voz de un niño declare, visionaria, la suerte de una nación. Y como en más de una vez los juegos infantiles, como la lira de los grandes poetas, revelan la sabiduría atesorada en la entraña de las horas y de las cosas...

 

Y bien, hombres de mi país: los que en alguna forma cooperáis a la organización, al desenvolvimiento de sus instituciones, hombres que por la función pública que ejercéis; que por la cultura que representáis; que por vuestra riqueza, que por vuestra posición social, algo debéis hacer al servicio de vuestra nación... ¿Qué hacéis por el porvenir de las generaciones ahora en crecimiento?

 

¿También vuestra actitud conspira contra la aspiración de un adolescente a se hombre de bien?

 

Tal vez plantea su carta el más complejo problema humano; he aquí que este joven, de ser Leonardo, hubiera tal vez trazado su pesadumbre en la inmortal sonrisa. Donde hay, al tiempo, divino regocijo de la gracia y el gesto de la víbora satánica, devoradora de almas y civilizaciones.

 

¿Cuál sonrisa os inquieta, hombres de mi país?

 

 

II

 

PAZ

 

 He rastreado ávidamente, en los periódicos, en los corrillos, las huellas del regocijo que ha traído la paz. ¿Qué piensan los hombres de mi país? ¿Qué sensación expresan las instituciones? ¿Cuáles proyectos surgen? ¿Cuáles propósitos se renuevan? ¿Qué anuncia, qué fecunda, qué crea la Paz?

 

Debe haber fiestas cívicas en San José, a fines de año, para alegrarnos. Ésta es la iniciativa, ¡cosa trascendental!

 

Y el problema: ¿cuánto bajan los precios de los comestibles?

 

¿Para esto queréis la Paz? ¿Para esto se ensangrentó la Europa y se invocó la civilización?

 

¿Para esto hubo un momento tan cruel en que pudo creerse que lo eterno ajustaba sus designios al odio de un hombre loco, que bebía sangre en el cáliz de Dios?

                                                                                                                                           1918

 

NOTA EDITORIAL

 

Pasa La Obra a manos de mi buen amigo y compañero don Omar Dengo. Yo necesito dedicar todos mis esfuerzos económicos y editoriales al Convivio, que ya va siendo una empresa de importancia americana.

 

Nadie más acreedor a La Obra que don Omar. Él ha sido mi constante colaborador; él sabe de dónde venimos y a dónde vamos con estas andanzas periodísticas.

 

Por otra parte, es bueno que tenga campo propio para su acción espiritual, que ya siento fecunda en beneficios para Costa Rica. He dicho.

 

                                                             Joaquín García Monge,

San José, noviembre de 1918.

 

 

SOBRE LOS LIBROS DE TEXTO

 

 

Sin fe en que pueda servirle1 de algo una opinión mía, me permito enviarle esta breve reflexión acerca de los textos. El asunto me preocupa desde hace muchos años y he visto que en los países cultos se trata técnicamente, es decir, no solo a base de opiniones personales, sino, de preferencia, a base de investigaciones especialmente realizadas por medio d comités especiales que han logrado determinar, en general, con bastante precisión, cuáles son las características dl buen texto.

 

Debo advertirle que simptizo con la preocupación que el Ministerio revela a propósito de esos problemas. Es algo de lo que en gran paarte haacía falta en ese despacho: preocupación, traabajo.

 

A riesgo d parecer dogmático y por falta de tiempo, condeno así los puntos de vista.

 

Estoy de acuerdo con don Elías Jiménez en que la cuestión es secundaria. La esencial se refiere al Profesorado.

 

Es muy difícil producir en el país textos que lleven en sí toda la autoridad, producto de años de experiencia en ambientes superiores, que logran acopiar los textos extranjeros.

 

Dudo que alguien pudiera hacer entre nosotros una aritmética para niños superior, por ejemplo, a la de Thorndike, en la cual reúnen tantas condiciones y de modo eminente: pedagogo, psicólogo, especialista en estudios de psicología educacional y en estudios de lo que se llama psicología del número.

 

Esa aritmética está traducida al castellano con adaptaciones a las necesidades de Puerto Rico, por ejemplo, y sería fácil llegar a un acuerdo con la casa editorial para adaptarla para Costa Rica. (Hay cien casos como ése).

 

En el exterior los textos se editan nuevamente cada año, con adiciones y correcciones. Entre nosotros se corre el riesgo de adaptar un mal libro, como libro único, -según ya con algunos ha pasado- por veinte o más años. Y raro es, entre estos libros, el que a los diez años puede prestar algún servicio todavía.

 

El problema viene a depender mucho de cómo sea el texto y de cómo se le use. De modo que si se llega a implantarlos, urge cuidarse de que no sean obligatorios y, sobre todo, de que no sean "únicos". Si es funesto que "cada maestrillo tenga su librillo", es peor que cada alumno lo tenga también. Hay que cuidarse también del uso que se va a hacer de tales libros. Con el mejor texto, el mal profesor convierte a los muchachos en papagayos, con todas las consecuencias que al respecto son bien conocidas.

 

Y el buen profesor, el que quiere que el alumno piense, que observe, que si es posible investigue y ensaye sus fuerzas en los muchos textos, es decir la biblioteca, pero no la biblioteca que alcanza el carácter de taller y de laboratorio porque se ofrece a todos los gustos y a todas  las aptitudes sin restricciones. Por ahí van en los cursos primarios los Decroly y los Ferrière, con el trabajo que llaman de documentación, y por ahí van los que creen hoy, con justísima razón, que la escuela debe dedicar un renglón completo de sus actividades a enseñar a los niños a estudiar, es decir, a buscar dataos en todas las ventas disponibles, como a organizarlos y a hacer uso de ellos.

 

Desgraciadamente los más importantes capítulos de la moderna organización de la enseñanza están todavía, a pesar de nuestras pretensiones, por ser abiertos en Costa Rica y lo grave es que seguimos empeñados en las soluciones esporádicas o fragmentarias.

 

* * *

 

SOBRE LA NUEVA EDUCACIÓN

 

 

Juzgo que es oportuno, estimado señor García, dar a conocer la declaración de principios de The progressive Education Association, fundada en Washington, en 1919, por un grupo de personas interesadas en las actuales reformas educacionales, y con el propósito cardinal de apoyar y difundir esas reformas.

 

El Presidente Honorario de tal asociación es un educador eminente, el doctor Charles W. Elliot. Las varias comisiones que dirigen el trabajo están integradas por hombres de notorio prestigio. Es digno de ser especialmente mencionado, a ese propósito, el hecho de estar representada la sociedad en Inglaterra por H. G. Wells.

 

Por lo demás, la sociedad celebra importantes convenciones anuales, hace frecuentes publicaciones y tiene como principal órgano de expresión una revista excelente: Progressive Education.

 

En este momento la sociedad busca relaciones en los países hispanoamericanos, pues aspira a desarrollar un plan de significación internacional, y sería quizás conveniente que los preocupados por la difusión de una escuela nueva, buscaran, a su vez, el acercamiento a esa sociedad que es, sin duda, una de las fuentes de renovación.

 

Los trabajadores de ese grupo inspiran confianza cordial. Un Salas Marchán, un Ernesto Nelson, por ejemplo, encontrarían una más amplia comprensión de sus ideales por parte de aquellos trabajadores, que en el ánimo reaccionario de muchos hispanoamericanos.

 

No diría lo mismo, por cierto, si hubiera de referirme a otros de los grupos estadounidenses que trabajan dentro de esta órbita de actividades. Hay grupos que no atraen, que no despiertan simpatías, a causa de su afán, patriótico sin duda, de secundar las manifestaciones políticas del dogma imperialista que en nuestros países infunde desconfianzas y temores.

 

Puede ser esta una ocasión de atreverme a declarar, señor García Monge, sin la menor pretensión de que mi criterio promueva resonancias, que en cuanto a hispanoamericanismo, fácilmente dan la  impresión los  que suelen agitar el movimiento, de querer fundarlo en odios. Los maestros de escuela no podemos transitar esa ruta. Me satisface a ese respecto la fórmula, tosca si  se quiere, de preferir un idealista yankee, a un filibustero costarricense. En el filibusterismo. -una de tantas etiquetas para un estado de conciencia inferior- están concentrados los peligros. Todos los peligros, en verdad: traiciones, dictaduras, etc.

 

Eso, sobre todo, me hacía grata la tarea de Elmore: no revelaba odios. Y lo recuerdo, porque así completó una idea. Entre un notable político yankee de los que usan látigo para nuestra América y el noble, el sencillo Elmore, prefiero a éste. Pero entre Chocano y Emerson, prefiero a Emerson.

 

Los maestros no podemos ignorar que los Estados Unidos están construyendo en sus escuelas un vastísimo laboratorio, multiforme, poderoso en medios, del cual saldrán las normas de la nueva educación más accesibles al progreso de la de nuestros países.

 

No es menos nuestro ni menos grande Sarmiento porque sintiera la seducción de la obra de Mann. Ni se trata de hacer en Costa Rica o en Bolivia, escuelas y colegios para cumplir objetivos y satisfacer necesidades de los norteamericanos, sino, simplemente, de aprovechar la lección de los Estados Unidos. Entiendo, y lamentaría afirmar un error, que así lo pensaba Vasconcelos cuando concebía su gran obra mejicana.

 

Don Simón Rodríguez, maestro de Bolívar, a quien seguramente no recordaríamos sin el nexo de tal circunstancia, hubiera podido ser en el medio estadounidense, un precursor de Kerschensteiner, del propio Dewey, o de JanLighart. Merece la mayor atención desde ese punto de vista la obra de don Simón Rodríguez.

 

Le incluyo la aludida declaración de principios, y lo saluda afectuosamente,

 

                                                                           Omar Dengo,

Heredia, febrero de 1920

 

 

SÍNTESIS DE APUNTES RELATIVOS A LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA

 

 

Es una asignatura cuya enseñanza, por difícil y por la importancia que tiene, exige del maestro serios esfuerzos de preparación. Se conviene en que es una de las asignaturas que se enseñan con mayor descuido.

 

Un análisis de varias de las definiciones que de ella se han dado, lleva a la conclusión de que en los últimos tiempos tiende a predominar en el estudio de la Geografía la importancia del factor humano.

 

Como funciones importantes que su enseñanza ha de cumplir, pueden indicarse las siguientes:

 

1. Mostrar ciertas leyes naturales en condiciones que capaciten al alumno para aplicarlas.

 

2. Mostrar hechos y relaciones importantes.

 

3. Despertar intereses permanentes en los estudios geográficos.

 

4. Conocimiento de las herramientas de la geografía.

 

5. Apreciación de las relaciones de la naturaleza con el hombre.

 

 

Como fundamento de esta enseñanza hay que tener presente que su aprendizaje pertenece al tipo en que la actitud del niño tiende a caracterizarse por el hecho de que la imaginación trabaja en el espacio.

 

En cuanto a programas, conviene advertir que es preciso no abusar de la geografía meramente descriptiva, cuyo lugar está, sobre todo, en los primeros grados. Hoy se le da importancia especialmente a las relaciones de cusa y efecto.

 

Los medios d visualización deben abundar en esta enseñanza: mapas, mapas esquemáticos, trabajos de cartografía, relieves, representaciones en la mesa de arena, globos (uso limitado), diagramas, cuadros, postales, etc. Descripción viva. Además, lecturas, proyectos, etc.

 

 

UN COMENTARIO

 

 

Complace la publicación en Repertorio Americano, de trabajos acerca de la reforma implantada por Giovanni Gentile. Es importante que se conozca aquí ese movimiento, como lo es la difusión de la obra del filósofo italiano. Y diremos más: como es importante difundir la cultura italiana. En la escuela Normal solemos aconsejar a los estudiantes que procuran conocer el pensamiento de Italia, y aún nos permitimos sugerirles que busquen en su lengua una vía de fácil acceso a la cultura de otras razas. El trabajo de traducción y comentario sigue siendo fecundo en Italia. Es sabido, por ejemplo, que el pensamiento alemán se llega por ahí con relativa facilidad.

 

De España y de Francia estamos cerca, pero no de Italia. Aunque tampoco estamos tan cerca de Francia como conviene. Pensamos, al hacer tales afirmaciones, en las ideas americanistas de que Repertorio Americano es noble vehículo.

 

Hay la América por la América y la América por España, como hay en las ideas de esta hora intentos de concebir la América por Francia y acaso la América por Italia; pero parece cierto que todo ello viene a quedar subordinado a la amplitud de un superior concepto de latinidad como el expresado en la carta de Romain Rolland al señor Vasconcelos. Juzgamos que tal forma se aproxima más a la de una América Humana. Por lo que, del señor Vasconcelos admiramos tanto las concepciones del porvenir de América, como el poseerlas sin mácula de odio. Nuestra fe es que el odio niega la espiritualidad y, por lo mismo, conspira a imposibilitar toda relación lógica, armónica, entre las tendencias culturales de los pueblos, los impulsos de evolución racial y las urgencias normativas de la civilización. Mas de esto habrá que hablar con calma algún día, quizás dentro de las formas de una naciente concepción de la historia.

 

Con motivo de la publicación referente a Gentile, hemos vuelto a tener en las manos su libro Discorsi di Religione. Y hemos creído que convendría citar algunos párrafos al objeto de mostrar, siquiera parcialmente, la génesis filosófica de la reforma educacional, hay en ello la conveniencia de contribuir a evitar que, mal interpretada la posición de Gentile, se pretenda confundirla con ciertas actitudes reaccionarias. (Un estudio serio de la cuestión -que ha sido prolijamente debatida- requeriría un trabajo superior en mucho a estos breves apuntamientos.)

 

El primero de los discursos se refiere al problema político. Se puede decir que en este capítulo se trata, sintéticamente, de la historia, mejor dicho de la evolución y de la filosofía  del laicismo. Una idea somera del criterio dominante en el discurso se tiene en presencia de sus párrafos finales.

 

La religiosidad no puede ser del Estado sino es del pueblo, es decir, del individuo, en el cual el Estado adquiere conciencia de sí, y, por lo mismo, realidad. Y si el Estado  no debe sera algo abstracto y utópico, sino la forma concreta de la vida de un pueblo, en el Estado -por ejemplo, en la cultura como la representa la escuela-  no es realizable forma religiosa que no tenga su raíz en la conciencia popular: El Estado debe mirar a la Iglesia como aliada, no por lo que ella tenga de particular en cuanto es una Iglesia entre las otras, sino por aquello en lo cual todas las iglesias se acuerdan para la persecución de un ideal común. Ahí reside la fuerza de la Iglesia que el estado debe reconocer.

 

La Iglesia, de su parte, debe abandonar la antigua pretensión de prerrogativas y privilegios no pertinentes al carácter de la misión que cumple. El Estado, sin combatir ninguna particular forma religiosa, debe reconocer y afirmar el valor de la religión como ella vive a través de todas las formas.

 

Gentile aclara el concepto con una justa comparación. Cada hombre de gusto le tributa homenaje a la poesía sin confinarlo en la contemplación de un solo poeta. Y el poeta, el verdadero poeta, por grande que sea, no ambiciona otro aplauso que el del espíritu abierto a la apreciación de toda divina forma de belleza.

 

El problema religioso de la política no es, pues, el de las relaciones entre la Iglesia y el Estado. No cabe renunciar a la autonomía y soberanía del Estado. Afirmándolas, se le atribuye a éste no solo un fin de cultura abstracta sino de plena formación de las energías espirituales. Más reconocido el carácter intrínsicamente religioso de la vida, se reconocerá que tal formación no logra ser intelectual sin ser, a la vez, moral y religiosa.

 

De esto, en todos sus complejos aspectos, se trata en el discurso segundo. "La vida humana es vida espiritual". Tal es el postulado cardinal. "El espíritu es libertad, la naturaleza, mecanismo".

 

De ahí la otra afirmación: La vida humana es pensamiento. Pensar es filosofara. Y filosofar no es afirmar el sujeto ni el objeto, sino ambos. Lo que conduce rectamente a la afirmación de la esencialidad moral de la vida humana. Porque la vida espiritual viene a ser concretezza di pensiero, y la vida en su concreta plenitud no es para el hombre ni arte, ni religión, ni ciencia, sino moralidad, ya que no podemos pasar -advierte Gentile- de un momento moral de nuestra vida a otro que no lo sea. La vida humana es esencialmente moral, y lo que llamamos prácticamente moral es lo mismo que teóricamente filosofía. Por donde entra Gentile a definir el  sentido de la filosofía, mejor dicho, de su problema, que es el problema del idealismo. La filosofía es idealismo después de Platón.

 

Traza brevemente Gentile la síntesis de la evolución del idealismo, de Grecia a Cristo, y después hasta Kant. Luego, tras la crítica del idealismo, de penetración admirable, formula el concepto del idealismo actual, que es trascendental y absoluto, pero antintelectualista y antivoluntarista. El pensamiento, dice Gentile, en su actualidad, como auttocreación de la realidad absoluta, identifica en un todo el querer y el conocer.

 

¿Tal posición es religiosa o impía? Siendo el idealismo moderno el concepto de la realidad como autoconciencia, y siendo ésta sujeto, y éste, sujeto en cuanto es objeto de sí mismo, la realidad del espíritu y la del objeto se confunden -lo que, salvo al modo de la vieja psicología metafísica, ha de concebirse dialécticamente como alteritá del objeto y vida del objeto. Éste es así infinito y, en lo  tanto, trascendente y divino. Por lo que la  filosofía debe contener a la religión. Y debe darle conciencia al hombre de esta inmanente necesidad de Dios en la vida concreta del espíritu.

 

El tercer discurso termina así, en parte: el morir de la religión es el vivir del espíritu, el cual vive la religión superándola, y superándola realiza el bien y cumple su misión eterna por sobre todas las religiones.

 

Gentile, como Alfredo Loisy, parece pensar en la Religión de la Humanidad.

 

 

REFLEXIONES

 

 

El Beethoven de Naoum Aronson me da una enseñanza.

 

Fue esculpido bajo el mismo árbol cuya sombra lo ampara. Ello me descubre la colaboración de la naturaleza en la obra del artista. La luz trabajó en el mármol dejándole huellas de auroras. Y también el aire, y acaso la nieve y la estrella.

 

¿Cuánto que no pudo hacer la mano del artista, lo hizo la naturaleza? ¿Y hasta dónde ella, adivinando en lo recóndito de sus impulsos que allí se le quería dar expresión al genio, contribuyó a plasmar la piedra con algo del mismo esfuerzo que pusiera en producir al hombre prodigioso?

 

Imagino que a veces las tardes se deleitaban deteniéndose sobre la frente trunca, para dejar allí una vibración; y que, a la mañana siguiente, ella se transfundía en la mano del escultor y, sacudiéndola con el temblor de sus ritmos la llevaba sobre el mármol, con tal virtud, que éste se iba llenando de la armonía y de la majestad de la tarde.

 

La caballera parece condensar en las ondas pesadas un fragmento de huracán, como si el viento se hubiera detenido a imprimir en el mármol algún misterio del espacio, y una tempestad hubiese quedado adormecida en las sienes del músico.

 

La sobra del árbol se derramó en los ojos y, concentrada en ellos, insinúa la profundidad del arraigo a la tierra, de cuya entraña asciende, cual instinto que anhela ser idea, la savia que será flor y dulce fruto.

 

La noche reposa en aquel mármol retorcido, como si reclamara fortaleza para sustentar las estrellas.

 

El artista parece haber convocado a los impulsos de la naturaleza a congregarse en el cincel. Una vez que ellos palpitaron en el acero revelándole al poseerlo los secretos del ritmo, el artista con íntimo fervor ordenó: ¡crea! Y el mármol comenzó a estremecerse de gloria.

 

La imagen es algo más que una representación, así cuando en el seno de la nieve modela cristales, como cuando en la mente del hombre plasma mármoles o en la entraña del Caos funde Mundos.

                                                                                                   Heredia, 1923

 

LA ADOLESCENTE

 

 

La casa Francisco Beltrán, de Madrid, acaba de publicar en la admirable serie de sus "actualidades pedagógicas", la primera traducción castellana del ensayo psicológico de Margarita Evard sobre la adolescente. La traducción es obra de Domingo Barés, el Secretario del Museo Pedagógico de Madrid, a quien tanto debe ya la cultura educacional.1

 

El libro de Evard, escrito al servicio de la corriente de sicología individual con que se está construyendo la nueva pedagogía, viene a enriquecer notablemente los trabajos de Stanley may, Mendousse, etc., y en cierto modo a iniciar estudios pedagógicos y psicológicos cuya necesidad se ha sentido con urgencia en los últimos tiempos. Es resultado de un año de investigación con dos grupos de sujetos, de veinte muchachas cada uno, pertenecientes, respectivamente a los años primero y segundo de una escuela secundaria de una pequeña ciudad Suiza. Supone haber vencido la dificultad inherente a la experimentación de los sabios  Binet, Ebbinghaus, etc. que, extraños a la escuela, han encontrado a veces cierta desconfianza en los sujetos informadores y han tenido que ayudarse con informes complementarios  suministrados por los maestros. Consta el libro de dos partes: Sicología General y Sicología Individual y contiene, además, una introducción sobre el desarrollo físico de la adolescente. Alude al problema de la correlación de los procesos psíquicos y establece frecuentemente una antítesis entre la niña del período pre-púber y la adolescente ya formada. Muestra el ensayo de diversos  tests mentales, particularmente de los llamados tests de resultado, y aunque no sustenta verdaderas conclusiones susceptibles de aplicación pedagógica, sí permite juzgar  del alcance o importancia de ciertas tendencias, al tiempo que representa una excelente contribución al estudio práctico de los métodos de investigación preconizados por los más notables psicólogos. Al maestro costarricense, sin entrenamiento en la experimentación psicológica  y casi sin oriente en medio de los estudios que ella ha aportado a la educación, un libro como éste puede prestarle inapreciables servicios.

 

"Por cierto que los que desde modesta tribuna de nuestra aula hemos combatido el dominio de la escuela intelectualista en nuestra enseñanza, nos confirma plenamente, y con esa vigorosa y serena confirmación de la ciencia".
 
LA CASA ABANDONADA

 

 

Tal es el nombre de una hermosa serie de "parábolas y pequeños ensayos" que recién ha publicado un nuevo escritor chileno: Pedro Prado. Y tal es, a nuestro parecer, su primer libro, si bien no lo primero que publica, porque más de una vez hemos visto su firma al pie de ciertas poesías noblemente originales, un poco melancólicas, y por ratos evocadora de aquel humorismo que llegó a se glorioso en las páginas de Heine.

 

* * *

 

Llegó a nuestras manos ese libro, por benevolencia de un compañero a quien se lo remitió el mismo autor, y, a la verdad, que no hemos querido ni estamos todavía en ánimo de separarnos de él. Porque es un libro que nadie que lo lea, por mucho que el criterio filosófico pudiera rebelársele, querrá dejar de tenerlo entre todos aquellos libros amados que constituyan el oráculo de su vida. Es de advertir que nuestro criterio lo ha acogido con abrazos fraternales...

 

Pero, ¿podremos pecar contra la discreción que en cátedra nos recomiendan maestros ¡tan queridos! del vivir honesto y prudente? Trae el libro una dedicatoria sencilla, cuyas palabras vienen a decir como así: "lo escribió un muchacho de aquellos que fueron sus amigos en el colegio y de quienes fue usted el recordado inspector." Nuestro amigo no recuerda quién sea el muchacho que lo escribió. Y esto es lo que nos hace pensar en cómo somos siempre incapaces de que ha de llegar el tiempo a hacer el trazo justo de las distancias y de las alturas, para que entonces sepamos si nuestros pies han venido pisando espinazos o faldas de cumbre. Para que sepamos que ayer miraron sin vera nuestros ojos un ave de vuelo poderoso, cuyos aletazos ahora mismo nos sobrecogen y asombran. ¡Y con qué santa inconsciencia habíamosla confundido nosotros con una golondrina de vuelo fugaz y de quedo y suplicante chiar! De donde se desprende que, como lo afirmaba William James, "una singular ceguera" nos vela el juzgar con acierto las vidas que en nuestro torno hilan su tela. Miopía que por cierto no se cura en las clínicas ni en los libros, sino que puede ser, cuando más, levemente atenuados por virtud del tiempo, con los elíxires de la esperanza o de la ilusión que surgen.

 

El libro, por su intensidad, no presenta el aspecto de la obra de un joven, ni menos aún de la primera obra. Está llena de pensamiento hondo y que vive en forma de sorprendente y grata sencillez. Sencillez selecta, que salta por sobre el dogma gramaticista, para inclinarse luego con elegancia en  obsequio de la lógica y de la armonía. Se ve al poeta tras el pensador, sin que querramos renovar al decirlo un dualismo caduco: para nosotros el filósofo y el artista un mismo ser son, que goza serenamente del milagro de la profecía.

 

Parábolas y pequeños ensayos que te harán pensar mucho en Amiel, lector, que te recordarán a Rodó, y que cuando esparcen como inciensos sus bellas sutilezas, le traen perfumes de los braceros que enciende el mago Maeterlinck. Energía para concentrar la atención en el detalle humildísimo que se fuga, y delicado vigor para extraerle toda su vitalidad en una rica floración de ensueño sereno y majestuoso, como una sentencia oriental. Leyendo ese libro, del cual solo el nombre se te ha mencionado, te sentirás fuertemente unido a la fe en un vigoroso surgimiento de la joven intelectualidad de Hispanoamérica, quizá hasta promisor de la realización de las parábolas que más han confortado el espíritu del mundo. Libros de esa clase, modeladores de almas grandes, y corazones de tal factura, son las fuentes en que ha de observar sus caravanas el presente para alcanzar las tierras del porvenir.            

                                                                                            

 1913

 

LA SENDA DE DAMASCO.

 

Rogelio Sotela: Poesía.

 

La senda de damasco, así titula Rogelio Sotela su primer libro de versos, que imprimió Alsina y vende Tormo. El título de la obra ya nos dice que Sotela está ganado para las andanzas del arielismo. En realidad, cada poesía enhiesta un ideal hermoso, sugiere un noble anhelo. Y lo que más consuela, por ahora, es que este gallardo y fino poeta cuenta con las simpatías de la juventud costarricense. Con ello se dice que será muy leído y escuchado. Que esto le sirva, pues de estímulo y que la obra verdadera supere a la presente, no obstante las bellezas y excelencias que ésta atesora.



1 Él ha traducido también a Bain, a Claparéde y a Dewey.

LA COLECCIÓN ARIEL1

 

 

Su elogio de la labor del Maestro García Monge, -copioso de inefable encanto-, me ha complacido profundamente. Y le agradezco la alegría que en él he recogido, tanto como agradecieran la libertad los muslines cautivos. Sana, serena, y perdurable alegría, divinamente confortadora, como una parábola bíblica.

 

Usted ha puesto en libertad pensamientos míos y sentimientos míos. Debatiéndose desde días en la fecunda impotencia de mi espíritu, han logrado ahora expresión llena de gracia, por lo armoniosa, por lo pródiga en luces de comprensión y de justicia, en el canto solemne y dilecto de su pluma. ¡Bendita sea ella que así es capaz de crear una dicha! Y, sobre todo, ¡decir una verdad! Una verdad heroica que requiere sangre del corazón para vivir, sangre luminosa de casta helena, brotada bajo la umbría de olímpicos laureles.

 

Porque lo que usted ha dicho es que nos debemos por entero al ideal. Y ese divino lugar común, creador de humanidades y de civilizaciones, acarrea sobre quien lo enuncia la empecatada persecución de la taifa de fenicios, que ya desde los gloriosos días de Bizancio había puesto venta de sandías en el propio altar de los venerables higúmenos.

 

García Monge es mi amigo más querido y mi maestro más respetado. Su Ariel es uno de los peregrinos por tierras de ensueño que más secretos de sabiduría eterna le han confiado a mi corazón. Y usted, usted, que también ha vertido hidromieles  aromadas en mi cántaro sediento, tendrá para mí de ahora más, copia de prestigios, y encontrará en mí, más que antes, cálidas y robustas devociones. Cada vez que lo encuentre en mi camino, recitaré fervorosamente en su presencia el verso exquisito de José María de Heredia: luchas de titanes en el puño de una espada. Que eso lleva usted, lucha de gigantes y diálogos de siglos, en su gentil delicadeza de soñador. Ahora comprendo el por qué de aquella fascinación que en la cátedra del Liceo ejercía sobre mí su palabra afectuosa y humilde.

 

Recuerdo que de la humildad me hablaba una vez García Monge. De la humildad todopoderosa de la tierra. Fue una tarde en que lo encontré, vestido de labrador, abriendo un surco para plantar árboles. Vea, -me decía- con qué encantadora humildad obedece la tierra a las súplicas del esfuerzo. Y cómo es de agradecida y generosa. Cada terrón de estos se va a convertir en el alma de un árbol. ¡Ah! Cómo comprendo y amo el afecto de Tolstoi a la madre tierra. "Hay que enamorarla", como decía Eduardo Talero. Yo quiero que mi hijo sea cultivador de la tierra, que plante jardines, que críe abejas y lea a Virgilio...Y el maestro hablaba unciosamente, con dulzura virgiliana, en tanto que desleía el crepúsculo sus tintas de ilusión en una somnolencia suavemente infinita.

 

Si cada hombre, me decía, ya después, al sembrar una semilla meditara su acción y la exornara de entusiasmos ideales, pronto, pronto, iría concretándose en la vida aquel misterioso espíritu de las lauras de la india, y al cabo, tras profundas transformaciones, veríamos pasar de nuevo al pobrecito de Asís por las mismas huellas, estremecidas de inmortalidad del hermano lobo...

Con afectuoso respeto  (Este párrafo no corresponde al texto)

                                    Omar Dengo. 

 

SAN SELERÍN

De la buena fin

¿Cómo hacen los periodistas? *** Así...y así...y así...

 

Carmen Lyra, la amable artista que organizó hace pocos días "la fiesta de los pájaros" y que ha escrito páginas tan bellas por su dulzura, por su delicada originalidad y por su fluidez, como aquella de "Las Campanas", -que podría decirse fue sustraída a la papelera de Edmundo de Amicis por una golondrina-, ha soñado tanto y tan intensamente con el bello anhelo de publicar un periódico para los niños, que ya muy en breve ha de llegar a nuestras manos un manojo de cuartillas, plenas de su alma exquisita, para que lo pongamos en las manecillas inquietas y acaso untadas de miel de los pequeñuelos que en torno nuestro lloriquean o sufren, o meditan la realización de sus ingeniosas travesuras, en tanto que el viento incita a la rebelión a los bucles de oro o de azabache de sus risueñas cabecitas.

 

Pero es justo decir que al buen deseo de Carmen Lyra, se ha unido, con noble fraternidad, los esfuerzos de sus compañeras de corazón y de labor: Lilia González, Ester Madrigal, Matilde Bennefil y otras cuantas maestras de esas pocas que comprenden a lo hondo y sienten en grande aquella antigua verdad: "La educación es la ciencia más profunda, el arte más elevado y la más noble misión."

 

¿Cómo no hemos de estar complacidos, pues, los amigos de los niños?

 

Porque prescindiendo de la actualidad y del momento de la tesis educativa que alienta bajo los pliegues sedeños de ese propósito, ¿quién no comprende su valor y su trascendencia, que es cuanto más grande aquí donde ya no hay campo para las flores entre la multitud de canastas atiborradas de pan que cubren la ruta?

 

Por eso, porque viene de la fuente en que abreva sus caravanas de anhelos y de esperanzas, la vida superior de la conciencia es que a nuestra pluma le ha parecido de su obligación abrirle cauce amplio y límpido a la corriente en que boga, conducido por un barquichuelo de papel. "San Selerín", el Mesías de los niños, el predicador de la buena nueva para la inmensa humanidad de "calzón corto".Y viene aquí, entonces, a pedir a todos los que recuerdan y aman aquella lejana vida de inocencia que se quedara atrás, perdida entre un rimero de juguetes rotos o envuelta en los  jirones de laq última blusa, junto a la audaz asimetría de una "mascota" verdinegro, una sonrisa bien amable para el chiquillo que llega a los estrados del "cuarto poder", con la grandeza con que fue Jesús a instalarse entre los graves Doctores de la Ley, y con el único poder inconmovible que hay en la vida: el del corazón.

 

"San Selerín"... no hará campañas políticas, ni obra de educación popular, ni luchas por la justicia y el progreso, ni labores de engrandecimiento comercial, ni nada de todo lo que saben hacer los hombres, pero por sobre todo eso, entre el bullicio de una ronda, a manera de mensajes para lo futuro, encumbrará los papalotes de su alegría y de su pureza.

Omar Dengo

 

CONTESTANDO A GIL SOL

 

  

Me entero, porque un amigo pone en mis manos La Prensa del 23,de que había recibido de la benevolencia de usted el honor de ser interrogado acerca de un tópico de educación. Sucede que no soy suscritor de aquel periódico, ni he tenido todavía la oportunidad de leer el número en que usted me hizo la pregunta. De suerte que si entendiera aludirme, sus ironías enderezadas a los que guardaron silencio, pierden el objeto ante esta explicación.

 

No conozco la respuesta de don José Ma. Zeledón, sino solamente la del Sr. García Monge, y con ella estoy de acuerdo.

 

Declaro que me interesan muy poco los programas políticos, los cuales se me parecen mucho a los programas de teatro y más a estos modernos, que abundan en objetivos hiperbólicos para anunciar como nunca vista una película mil veces exhibida. Por supuesto que prefiero los del espectáculo menos grotesco.

 

Con todo lo que pueden tener de discutibles ciertas actitudes del fascismo, confieso que me inspiran simpatía cuando afirman que la posibilidad de las soluciones radica más que en los programas, en la voluntad de realizarlos. Y ampliaría el concepto agregando la idea de capacidad, con lo cual se contemplan dos condiciones quizás fundamentales: la de que los partidos representen verdaderos intereses nacionales y los representen dignamente; y la de que la cultura y las demás condiciones del país permitan el ejercicio activo de tal representación por medio del Gobierno. Lo de sustraer la política a la presión del interés personal mezquino, no es obra de programas, ni de organizar partidos, ni podrá serlo mientras la vida toda del país no esté en aptitud de encontrar en la superior expresión de las ideas la natural interpretación de sus designios sociales. Lo difícil no es llegar al poder; lo difícil es gobernar. Y en Costa Rica esto es sumamente difícil, pues, prácticamente lo que revela la mayor porción de las aptitudes ciudadanas en relación con la vida pública es el deseo, y más que el deseo, la infortunada necesidad de un mal gobierno. No entraña pesimismo la declaración, sino que se limita a consignar un hecho ordinaria experiencia; como tampoco niega que todo empeño de ascender a la organización de partidos de ideas, tiene el valor de un estímulo, de un incentivo de progreso.

 

Precisamente por esas razones, juzgo que la acción directriz de cualquier movimiento político digno de tal nombre, debe residir, en lo sustancial, en la aspiración de afrontar sociológicamente los problemas relativos a la organización de la cultura. Hoy mismo he tenido ocasión de conversar con un sociólogo extranjero que ha pasado en silencio por el país y probaba con definida convicción la vieja tesis. He tenido ocasión también de estudiar en estos días las opiniones de varios hombres eminentes a propósito del problema de la democracia, y en todas he podido reconocer el establecimiento de un vínculo indisoluble entre la formación de una elevada conciencia nacional y el valor de la educación. El propio presidente Harding acaba de expresar la idea con singular precisión.

 

El problema más importante en este orden de cosas es, sin duda, el de adaptar la educación a las necesidades del país; pero, en todo caso, es problema que surge con posterioridad al de fomentar la educación. Está bien planteado en el Partido Reformista, y vuelvo a decir que lo entiendo desigual manera que el señor García, sin pretender, por supuesto, que podría yo expresar la convicción con el acierto con que él lo ha hecho. Lo que más me satisface es que aparezca el problema planteado en relación con intereses del trabajador, los cuales ya es hora de que alcancen una representación honrada y consciente en el concierto de las actividades del país. Y me complace también que ello comporte una negación del afán de los hombres que niegan la cultura con el subterfugio de fomentar intereses que solo dentro de ella tendrían significación real; o que deforman intereses nacionales presentando en vez de ellos, como tales, a los que dentro de ellos sabrían ser codiciosos intereses personales.

 

Romain Roland sigue siendo para mí la bella y serena figura del pensador que se redime del prejuicio por obra de luz; - que no de pasión,- y a través del concepto de él es que miro la labor social del proletariado con profundo amor, cuando la justicia y la verdad, en mi estrecha comprensión de ellas, están con el proletariado. Y en este caso están con él. ¡Ojalá pueda mostrarse capaz, en todos los momentos, de que ellas coronándole las sienes, ostenten un triunfo definitivo sobre la miseria y el dolor!

 

Pero señor Gil Sol, debo decirle francamente, que al firmar esta página no pongo la firma en un libro de adhesiones, sino mi fe de educador y de hombre, al servicio de una idea.

                                                                                                      

15 de marzo, 1923.

 
PARADOSSI EDUCATIVI DE GIUSEPPE PRESSOLINI

 

 

Como expresa una nota final, el volumen contiene artículos de periódico que tratan de problemas de educación. Su forma,-explica esa nota- acentúa a veces las verdades expuestas, de modo que les da una ligera apariencia pedagógica. Hay un pensamiento que recorre el libro por la invisible nervadura de su interna unidad: la vida sigue una senda, la escuela, otra. Es el mismo concepto que ha encontrado una expresión plena, como al margen del volumen, aquí y allá, algunas informaciones.

 

Las Universidades, cuando son Universidades, no son populares, cuando son populares, no son Universidades. Las populares han fracasado, por falta de población, en Francia e Italia. La principal causa de desorden ha sido la ausencia de unidad en la enseñanza y la superficialidad de ésta. Al par de las Universidades debe existir la Biblioteca Popular, cuya acción sería más extensa, pero la desorganización subsistirá mientras no se comprenda que la cultura para ser cultura a de ser filosófica. ¿Será capaz el positivismo de constituir la unidad de pensamiento de cultura popular?

 

Se le han regalado al pueblo las cosas mejores que la burguesía ha creado: sus artes, letras, y ciencias, pero no se ha pensado en preguntarle al pueblo qué quiere. Bertoldo murió de indignación en palacio, porque los espléndidos banquetes no le ofrecían el alimento propicio a su estómago fuerte, ni circulaba en las terrazas el aire de sus campos natales. La cultura popular requiere un nuevo centro de interés y de calor, y tal centro ha de radicar en el trabajo, donde se construye la moral, se inspira la filosofía, donde adquieren su más alto sentido humano los intereses del pueblo y discurren las corrientes de la vida. (En nuestras escuelas de adultos, lo corriente ha sido que se trate a los obreros como niños, que se les enseñen cosas convenientes a los niños, con métodos adecuados a los niños. Cuando quedan, a poco de iniciado el curso, despobladas, se inculpa a los obreros por su negligencia y así se exime de su responsabilidad a los maestros y se resuelve cómodamente un inaplazable problema cultura.).

 

Los exámenes son inútiles y desmoralizadores. Convierten las escuelas en un campo de lucha entre ladrones y  carabineros. Se corresponden con los sistemas de la burocracia democrática, fundados siempre en la sospecha. Por temor de que se roben mil liras en una oficina, la democracia paga tres inspectores que cuestan el triple y no impiden el robo. Los exámenes de admisión se justifican, pero no para apreciar la posesión de éstos u otros conocimientos, sino la capacidad general del alumno, no para mirar su pasado sino para juzgar su porvenir. Toda la vida no burocratizada, el comercio, la industria, los trabajos dl campo, etc. proceden así, por exámenes totales del hombre, no por exámenes parciales, (¡Qué haría pensar a Prezzollini la Psicología Industrial del Guremberg?).

 

La enseñanza de la caligrafía podía encontrar una razón de ser cuando no había máquinas de escribir. Los estudios impuestos a los jóvenes para que aprendan a calcular son inútiles desde que hay máquinas que pueden hacerlo. El cinematógrafo y la linterna mágica no deben faltar en la escuela. El cinematógrafo, aparte de su utilidad para enseñar las ciencias, puede mostrar, por ejemplo cómo surge la letra de la pluma. Hay que introducir las máquinas en la escuela, abundantemente, a pesar del horror que les tienen los maestros, (las peores máquinas con frecuencia) a  fin de libertar la mente de los menesteres a los superiores.

 

La enciclopedia, los manuales, los diccionarios, las tablas, etc., deben reemplazar la penosísima memorización de datos y fragmentos a que se obliga al estudiante, el que debe ser adiestrado en el arte de recogerlos en las fuentes. Trabajar con la memoria como se hace, equivaldría a que en las escuelas militares se ejercitara a los jóvenes en el manejo del arco y  de la ballesta con el pretexto de educar los ojos y los brazos.

 

La escuela debe ser nacional. La nación es una realidad. La escuela que niega la realidad no es una escuela. Pero la nación es una realidad como la familia y la humanidad. Y la realidad, el resultado de una esperanza. Y el mañana, el fruto de hoy sumado al de ayer. La humanidad ha de prevalecer sobre todo lo demás, como razón última. ¡Ay de quien deje de ser italiano! ¿Pero, se puede ser italiano dejando de ser hombre? ¿Se quiere una escuela italiana? Hágase una escuela profundamente humana.

 

Si el método Montessori hubiese de caer en las manos de pedantes aplicadores, que lo rodeasen del fetichismo que suele adherirse a los métodos, y de la superstición de cintificismo que los fosiliza muy pronto perdería todas sus virtudes, como las han perdido tantos otros sin excluir a Froebel, por ahora de los pobres de espíritu que creyeron encontraren los métodos las excelencias que su propia alma era incapaz de dar.

 

La calle no es la mejor escuela, pero muchas escuelas son peores que la calle. El golfo es mal educado, ignorante,  grosero, pero presenta ciertas particularidades, ante la vida, de no poca importancia: conoce mejor que los muchachos de la escuela el valor de la fuerza y de la astucia, es más apto para luchar, para sorprender el curso de las cosas. Y en la vida, las nociones nos hacen falta como la autonomía, la independencia, la capacidad y aptitud d usarlas.

 

Que lo otro, -agregaríamos- el sentido de orientación interna que le imprime dirección a la fuerza y le atribuye objeto a la astucia, ni la escuela, ni la calle lo comunican, ni, -al menos en el concepto wilderiano- tiene mayor importancia en la vida.

 
AZORÍN

 

 

Hace poco publicamos una pequeña nota relativa a Vaz Ferreira; ahora vamos a decir algo de AZORÍN. Hay que aprovechar el espacio que los periódicos le ceden a estas glosas. Y advertir que no las dicta un propósito docente, ni que de algún modo incurra en pecado de vanidad.

 

Hoy nos ocurre hablar, decimos, de Azorín, pero casi nada más que para mencionar su nombre y el de algunos de sus libros.

   

 Una manera de presentar a Azorín consistiría en referir cómo presenta él al príncipe D. Juan Manuel, el caballero de noble y sosegada prestancia, que en prosa clara, limpia, sencilla, escribe El Conde Lucanor, para depositar en su libro, cuando la vejez ha llegado, su experiencia del mundo.

 

Hace de ello, caso de cinco o seis años...

 

Azorín lo presenta por medio de un "retrato imaginario" que figura en las páginas 143 y 144 de sus Valores Literarios. Lo pinta, mientras el príncipe escribe en su cámara, cerca de una ventana abierta que permite admirar el noble y sereno paisaje de Castilla. De cuando en cuando entra por ella el lejano son de una campana.

 

Lo pinta de tal suerte, que en el lienzo cobra vida, delicadamente, aún la relación de aquel paisaje con el alma del augusto escritor que lo contempla desde la ventana de su estancia. Y la conmovedora relación de la sensibilidad de Azorín con el misterio de aquella época, 1929, y el sutil contenido de los dos espíritus en el minuto que los une a través de los siglos...

 

Todo ello mueve a admirar el encanto de esas relaciones y a sentir la belleza de las relaciones que presentan y significan, y así enriquece la comprensión de la vida y del arte. Por solo esa representación, que apenas requirió cuatro pinceladas, aunque cuatro pinceladas de vida, se hace amar Azorín. Y se hace amar hondamente, cuando relata y comenta de nuevo, unas cuantas de las historias que el Conde Lucanor le refirió a Petronio, con su gravedad, con su benevolencia de generoso y sesudo consejero.

 

El lector, que al leer el retrato había entrevisto un nuevo modo de estudiar la personalidad de un autor, al leer las historias confirma su visión, y adivina un nuevo modote estudiara la obra. Y en el conjunto del trabajo, como en el conjunto de una serie de trabajos de Azorín, encuentra la realización de un nuevo modo de comprender el alma española, de interpretar la literatura española, la literatura en fin. ¿Osaríamos decir que el alma humana?

 

Cuando el pensamiento adquiere ese secreto, se prepara para comprender otro mayor. Azorín renueva valores, moldes, y al hacerlo, contribuye austeramente a modificar la sensibilidad de un pueblo y engrandecer las glorias de una raza.

 

De ahí que a los literatos suela darles la sensación de frivolidad. Generalmente no comprenden lo profundo, sino en una dimensión. A más de que el germen, con llevarlo en sí, nunca causa la admiración que el fruto.

 

Entre tanto que Unamuno lo respeta y Ortega y Gasset lo ama, periódicos importantes se niegan a aceptarle colaboración.

 

A cambio de que una juventud nueva (sic) lo estudia en España y quiere estudiarlo en América y lo admira en ambos continentes, el patrioterismo español lo excomulga y lo persigue. Es la obra de los bermines.

 

En ello pensábamos hace poco al leer Hernán Cortés y sus hazañas de la Condesa de Pardo Bazán.

Por cierto que no serían menos interesantes las hazañas de la Condesa que las del conquistador.

 

Lamenta indignada que la querida España solo "sufriera" la gloria de Cortés, en retribución del oro que éste le enviaba. Lamenta las ingratitudes de que fue víctima el osado capitán.

 

Repite el comentario de los historiadores a la muerte de casi todos los grandes hombres.

 

Mejor fuera empeñarse, pensábamos, en la defensa de los que están vivos. En la de Unamuno, por ejemplo, cuya destitución será lamentada, reprochada, en alguna época, por las mismas razones y con tanto o más fervor justiciero que el de la ilustre doña Emilia.

 

Mejor fuera empeñarse en hacerle (sic) justicia a los conquistadores de un mundo espiritual, de un continente de ensueño, que le asegurará a España extensos y ricos dominios en los maraes de la gloria y del porvenir.

 

Decíamos que Azorín, o lo vamos a decir, pinta los paisajes, las almas, las épocas, en forma que el pincel deja siempre visible, con maravillosa y tenue luminosidad, el hilo azul que trasmite la esencia de los tiempos, el hilo extraño por donde fluye la corriente que une a la distancia las civilizaciones... Las mismas, cuya fuerza establece la eterna unidad de las cosas.

    

Hemos leído de Azorín estas obras: Confesiones de un Pequeño Filósofo (sic); Castilla, Valores Literarios y Antonio Azorín. Ellas han bastado para crearnos amor a la Dolce Maniera  Nuova. Que viene a ser una manera de libertar a una literatura de la disección del eruditismo y a un pueblo de la disección del conservatismo.

 

Viene a ser un examen de valores en que el artista le sugiere el método al filósofo, y la penetración de ambos se combina para ennoblecer la crítica, dándole, con la gracia del cuento de hadas, la virtud transformadora de las hadas.

 

 

¿QUÉ HORA ES?1

 

 

Nota bibliográfica

 

En la serie Documents Pédotechniques, de la Sociedad Belga de Paidotecnia (Ed. Lamertin), acaba de publicar Adolfo Ferriére, Director de la Oficina Internacional de las Escuelas Nuevas, la traducción de uno de los libros de Georges Kerschensteiner: L`Ecole Active dans le cadre de l`ecole primaire.

 

La publicación se refiere a la parte práctica de la obra de Kerschensteiner, pues de la teoría ya había tratado Ferriere, en 1922, en uno de sus excelentes libros. Y el especial interés que puede ofrecerle a aquellos maestros que entre nosotros, se preocupan por el estudio del movimiento educacional, consiste, por aparte del conocimiento de los ensayos de Kerschensteiner en Minich, en el siguiente hecho, que Ferriere hace notar insistentemente en sus oportunas palabras de introducción. Que, paralelamente a las experiencias realizadas en Suiza por él mismo, y a las más atrevidas de E. F. O. Nelly, deben ser conocidas las de Kerschensteiner, porque las unas representan la extrema izquierda y las otras la extrema derecha del grupo de iniciadores de la nueva educación. A Herschensteiner lo juzgan anticuado los innovadores intransigentes, mientras viene a resultar innovador en presencia de los conservadores del actual régimen escolar. De donde se sigue en el concepto de Ferriere que, para los países latinos, el ejemplo de los ensayos efectuados en Munich muestra lo que se puede hacer en servicio del progreso educacional sin el riesgo de trastornar el estado de cosas que la tradición afirma.

 

El pequeño libro contiene una pequeña exposición, a veces pormenorizada, de las experiencias de "escuela activa" organizadas en las clases primarias municipales de Munich. Presenta las líneas generales de tal organización, consigna los horarios, explica el detalle de la aplicación de programas en las diversas clases, y en un breve capítulo final, destinado a formular conclusiones sintéticas, hace sugestivas consideraciones sobre la importancia de la experiencia. Sobresale entre ellas el concepto esencial del valor del interés en la escuela activa.

 

Puede decirse que no hay página del libro en que no encuentre el maestro estudioso algún dato, algún estímulo, alguna sugestión capaces de moverlo a explorar, los nuevos movimientos de ideas en educación, los cuales tanta falta hace  que despierten en el país fecundas resonancias.

                                                           Heredia, 1925.

 

GLOSAS LITERARIAS

 

Ernestina1, de Prudencio Bertrava

 

Desdichadamente con la lectura de Ernestina

MINUCIAS

 

Muy contento estoy de haber reconocido en la lectura de su libro Minucias... la presencia de ciertos rasgos que infunden plena confianza en que lleva usted un camino que habrá de conducirlo -y  así lo espero cordialmente- al dominio preciso de excelentes condiciones del arte de la novela. Ojalá que lleguemos a tener en usted a uno de los novelistas que nos haacen falta para la expresión del alma del país. Omar Dengo

DESOLACIÓN1

 

 

Libro de dolor. Desolación, en verdad, pero en iluminada plenitud d infinito. El libro ha manado, cual sangre de herida, de un corazón abierto por la tragedia, como costado divino. Es una herida que canta.

 

Pasa, quemante, una onda de dolor colmado de poemas. En la carne cárdena de unos, tórnase garra, los sacude airada hasta desmenuzar los versos en gajos temblorosos, y los arrastra después la onda implacable, para llevarlos en alto cual ardientes coronas de espinas. Hay poemas que loran como bronces heridos; hay poemas que sangran como Cristos azotados.

 

Hay poemas que levantan, entre la gloria de una música de selvas, una garra de pantera sobre el destino.

 

Esta obra está hecha con no sé qué de las canteras de Esquilo, de Dante y de Shakespeare.

 

Aquella manera de concebir Hesíodo las gestaciones divinas, donde el león y la cabra y el dragón, conciertan las fuerzas en la impetuosidad de un soplo flamante, admírase aquí golpeando como oleajes los senos de la vida, para exprimir los jugos cósmicos de fe y sabiduría.

 

Algo de la púrpura ensangrentada de las más grandes almas dolientes. Algo de los turbiones huraños de la conciencia. Algo de la cabellera fragante de la Magdalena. Algo de la aspereza de la roca, del clamor de la tempestad herida en los ijares por el rayo. Algo olímpico, algo prometeico...

 

Mas de pronto, el dolor se hace luz, se convierte en la parábola bíblica, se nutre en lo hondo de la estrofa, de límpidas resignaciones, colórase la tarde estival, refleja praderas de oro, esculpe poemas de agua encantada, y como si besara castamente senos de virgen, se desliza piadoso con la quietud de la plegaria nocturna...Y el dolor, entonces, parece incienso que sube u hostia que corona de auroras la entraña del oro.

 

Atrae, como absorbiéndolos ávidamente, de las fuentes secretas de paz en el espíritu y en el mundo, bellos, profundos silencios; se llena de ellos, se siente exaltado y penetra el dolor en el mal de la vida, calladamente, como en un templo.

 

A veces pasa el dolor como un Profeta, a veces como un niño que llora, a veces como una luz retardada o como un ave perdida en la noche...

 

Por instantes, San Francisco de asís medita en la gruta del verso. Y ya la angustia es sabiduría. Florece el dolor en poemas melíficos, la tragedia es estrella, y  el amor que refulge en las trasparencias del verso, fluye de las liras, transmutadas en lirios, como una suprema maternidad sobre seres y cosas; y con algo de mesiánico, ora y bendice.

 

Teresa de Jesús ha tenido en sus manos las gotas de ámbar de estos versos.

 

Rabindranayh Tagore ha inclinado la frente bajo estas frondas.

 

Ruybroeck ha sentido este fuego lamiéndole las sienes.

Hay rosas de Saadi y vinos maravillosos de Omar Khayam.

 

En siglos lejanos, el mar del crepúsculo naciente, a través de un ventanal de Chartres, ha podido verse, bajo los arcos de piedra milenaria; como la vida aparece en aquellos poemas que presienten al Señor Padre y Señor pensando mundos detrás de todas las cosas. Poemas como música del campo, sencilla; música de ave, risueña; música del alma, litúrgica...

 

Transparencia y calma, ardor y tempestad, amor y sombra, dolor, silencio, luz...

 

Sé la historia de un corazón que un día alzó el vuelo hacia la Primavera coronada de rosas, y que cayó  de pronto sobre un fuego terrible, y que cuando las llamas, fundiéndolo, lo llenan de armonía del Cosmos, ¡canta y resplandece mientras las nuevas alas lo llevan más allá de la Esperanza!

 

¡Gabriela Mistral! Demos la Vida tu Desolación, dénos el sabor amargo de tus horas, dénos tus siete palabras de belleza, dénos tu sagrada emoción maternal para concebir; y dénos también, en hora futura, con toda la misericordia, ¡la divina alegría henchida de fulgores inmortales!

                                                                     

Heredia, marzo de 1923.

 

 

LAS ESTANCIAS ESPIRITUALES1

 

 

En las palabras prologales, Alberto Zum Felde declara: "Manuel de Castro es poeta místico, el primer poeta místico aparecido en estas tierras."

 

El índice contiene: El Divino Hálito. El Oro. Estampas Viejas. Poemas en Prosa, -en suma- cuatro series de poemas, de los cuales el prologuista prefiere, poéticamente, algunas de las prosas que se hallan en las últimas páginas, porque encuentra en ellas más frescura de emoción, más gracia, si bien reconoce en los versos más intensidad de cerebración, más dominio mental.

 

Epígrafes de Baudelaire, Enrique Casaravilla Lemos, Emerson, Maeterlinck, Nietsche, el Evangelio.

 

En "El Viajero" el poeta señala su rumbo:

 

¡Deja el seguro Puerto

Y en el lmar del Misterio

Hiende luego tu Proa!

 

Acaso el nutrimetrum de la filosofía de este poeta se resume en la misteriosa serenidad del soneto "Génesis",  donde la conciencia surge de la duda y la Esperanza se yergue sobre la Vida como un designio fatal, dejando un fondo de pena, como un resplandor de inmortalidad, en el ánima triste...

 

El canto "Oro" despierta en los versos resonancias de una brusca agilidad; las "Estampas Viejas" describen con sencillez vidas y cosas de un color de tarde vencida, humildes...

 

Las Prosas, iluminadas por un tranquilo fulgor de lámpara sagrada, ahondan blandamente en el alma de la parábola, con la emoción de un sereno roce de alas.

 

Leído el libro, pensamos, recordando un inquietud de Guido de Verona, que este poeta ha ido a la prosa en busca de una  expresión del pensamiento lírico, voluble y sutil como los impulsos de la naciente conciencia mística, que tiene temblores de llama votiva y algo de la solemne plenitud del incienso.

 

El libro de Manuel de Castro dice en la página final:

 

 "Así terminan Las estancias Espirituales de Manuel de Castro. Que la Paz sea con él"

 

 

PLATERO Y YO1

 

 

El poeta de los Jardines Lejanos ha publicado en la biblioteca "Juventud" un pequeño libro, una "elegía andanza", que se llama Platero y yo. Es un libro para niños, pero un libro para hombres.

 

A un amigo a quien se lo obsequiamos, le decíamos que ese libro no se lee: se sueña. Leerlo es como situarse bajo un arcoriris a meditar en la melancólica sabiduría de la tarde...

 

Es un libro de páginas blancas como hostias, puras como hostias, divinamente tristes como ellas. Está lleno de la honda sabiduría del color; del malva, del rosa, del oro, del azul...

 

Ese libro es extraño y profundo en su sencillez inmaculada.

 

Parece que hubiera sido escrito con solo colocar las páginas en blanco, bajo los besos del sol de la mañana, bajo el beso del sol de la tarde, bajo el perfume de la luna...

 

Sus páginas son el canto de una luz... Pero de una luz nostálgica que quiere volver a las estrellas... Son el ritmo de un surtidor, que por donde la armonía, ¡ajeado de ser agua para ser tan solo ritmo eterno!

 

Platero es un borriquillo de plata azul, peludo, blando como algodón. Es un borriquillo del poeta y un borriquillo poeta. Juega fraternalmente con los niños, y sus ojos negros, como dos escarabajos de azabache, miran siempre hacia el corazón del poeta.

 

Ha llegado el poeta a lo largo del paisaje moguereño, tras las mariposas blancas, en la primavera, a la hora del Ángelus; y mirando las flores del camino, ha sentido que al pasar la luna lo bañaba en lirios. Mientras los niños que sufren, juegan, Platero se distrae escuchando las canciones sin sentido, que revuelan a lo lejos entre la paz de los recuerdos.

 

Ha sufrido junto al poeta el mordisco de las espinas, el miedo de las sombras, el estremecimiento del frío, el dolor del agua y el dolor del sol.

 

Y después de mirar cómo se conducen los hombres en el Carnaval, se ha puesto a contemplar su figura en un pozo y ha tenido el deseo de caer de cabeza en él, para echarse a correr por los prados del cielo, como un loco, ¡como un reo de inmortalidad! Ha visto alzarse, en la hora, morada, la silueta del pastor sobre la colina, y Platero ha sentido el amor y la tristeza del rebaño. Y como un chiquillo, mientras las gentes lo llamaban ¡loco!, ha tocado la zamoña por casualidad...

 

Cuando la luna, que sube redonda sobre la ermita de Montemayor, se ha ido esparciendo por el prado, a Platero lo detienen las meditaciones:

 

¿Por qué regresa el otoño?

 

¿Por qué sale humo de las chimeneas?

 

¿Por qué recogen flores los niños?

 

¿Por qué no veo yo el Gobierno Civil?

 

Platero ha comido de la nieve y grana de las sandías; ha acarreado grandes y pequeñas cargas de almoraduj; ha corrido, jugando de viento; ha saltado, destrozado nidos; y casi sin quererlo, ha llegado a pensar en él. Y fue entonces cuando pensó en la vida y tuvo amor para el heno y para la ilusión.

 

Platero y el poeta han llorado por un perro muerto. El llanto de los dos hermanos ponía botones de oro sobre la luz que iba cayendo desde una estrella, en las azucenas. Las azucenas, cerca del perro, estaban temblando ¡las pobrecitas! Por temor de que el burro rebuznara.

 

El cascabel de una cabrita le arrancó el dolor a los hermanos, con una nota que dejó caer al moverse, como quien le quita un verso a un madrigal.

 

El burro ahora retoza en los campos de la gloria. Al pobrecillo le da de beber agua de eternidad la buena Samaritana.

 

Y cuando en los paseos pasa cerca de Rocinante, el viejo caballo heroico se queda mirándolo largamente, con los ojos extraviados que buscan la silueta de Jesús sobre unas ancas...

 

 

LO MÁS HUMANO

 

 

La muerte de Amado Nervo interrumpe una obra bien grata a las actitudes con que el pensamiento de la época aspira a definir su posición dentro de la historia. Se dice del poeta que era un místico, dándole al término la falsa acepción en que califica situaciones de pensamiento como la implicada en la comprensión de la finalidad artística que el poeta sustentó. Un místico, entre los  poetas contemporáneos, sería, para mencionar a un inglés, ya  muerto también y eminente, Francis Thompson: cantó con acento de profeta y quiso que la humanidad, tras su lira fabulosa y solemne, retornase a Dios...

 

Pero en la obra de Nervo priva una palpitante variedad de impulsos, nutridos de la inquietud espiritual que es ansia de ascenso íntimo hacia el éxtasis y la divina realización. Y esto no es precisamente misticismo, sino algo de que aquél puede ser, según se le entienda, un aspecto, a la síntesis y el fundamento.

 

Mas sí es algo que está donde quiera presente en el actual instante en mil maneras cambiantes e inasibles; algo que se difunde por los ámbitos del pensamiento, como bajo la presión y el designio de una necesidad cósmica. La guerra, contemplada por ciertos pensadores, aparece simplemente como una modalidad de la vastísima agitación que ha de experimentar la humanidad, para remover y elevar la conciencia de sus ideales y aspiraciones. Cátedras, libros, fundaciones, instituciones; sabios, filósofos, artistas; hombres, pueblos, razas, todo, en todos los aspectos de la vida, todo muestra una movilidad creciente, en cuyo estremecimiento de Sibila, leen los profetas los signos de una civilización.

 

Amado Nervo contribuía con delicada generosidad a sustentar la vida y la obra de la actividad renovadora, en cuanto ella se manifiesta como afán de reespiritualización. Uno solo de sus ensueños descubre un sutil trasmundo de devociones aptas para exaltar el sentido de la dignidad humana. En versos suyos la condición natural del hombre la expresan los hechos que, por excepcionales, solemos llamar milagrosos: la abnegación, la benevolencia, el heroísmo. Manera de sentir, que transforma el mundo. Ante la flaqueza ya no diremos: "Es lo humano, lo más humano". Tal diremos frente a la virtud, a la nobleza, a la delicadeza, a la generosidad. Todo esto será lo humano, lo más humano, cual soñara, hondamente, Novalis.

 

La vida no será como en el achatado pensamiento de los fariseos, una muerte; la vida recobrará, arrancándonoslo de las entrañas, su altísimo sentido de un permanente y superior encanto. Y podremos hacer ante el mundo, algo más humano que las muecas y los gestos de los simios. E iremos volviendo a la dignidad de hombres.

 

Huirá la juventud de esa oscura actuación moral que oculta todas las bajezas bajo la risa provocada por el chiste o la ironía con que recubre la confesión de su derrota. No sonreirá más su perfidia, fundada en que la vida es una mueca.

 

Cesará de amparar su irredenta cobardía a la fórmula traidora: flaquezas humanas.

 

En el hombre la flaqueza es excepción, la nobleza se espontáneo modo de ser, la grandeza la mejor expresión de su alma. Lo otro, sirve al cinismo,  y le arrebata su hermosa fecundidad al perdón y su pureza a la intolerancia. Que el perdón ha de ser compasión, vale decir, fraternidad, y la fraternidad, amo: virtud activa, fuerza de creación y transformación, capaz de embellecer y ennoblecer.

 

Escudémonos en la flaqueza pero con una contrición que nos redima; porque aducirla, para ostentarla, es pedir para las serpientes la gracia que el cielo solo concedió a las aves y a los lirios...

 

¡Cómo conmueve sentir que un verso renueva el mundo y transforma al hombre para que disfrute de su gloria con el corazón henchido de paz!

 

 

EL HALCONERO ASTRAL. EMILIO ORIBE1

 

 

Dedicatoria: a los nuevos poetas del "novecentismo".

Índice. I. La canción multánime,-II.  La siembra sagrada. -III. Motivos de estudiante. -IV. Nuevas odas y poemas.

Las formas del verso: (algunas)

 

"Hace miles y miles de siglos, mi alma

habitaba un paraíso inmortal,

mucho más bello que el de Adán y Eva."

 

"He aquí que han traído unos  enfermos

ante los Rayos X."

 

"Oh, maravilla, oh, maravilla enorme."

 

Los temas: El halconero astral. -Vaso de cristal. -Perfección de la lpampa. -Palos telefónicos.- Los caballos de Elberfeld. - Amanecer en el campo. -Cultivos. - El vendimiador. -El éter. -Amado Nervo. - Oda de la voluntad. - La energía virginal. - Oda a las torres de marfil. -El poema de la doncella y el ave, etc.,etc.

 

Ideas: El holocausto astral era un hombre de espíritu ancestral que creabas halcones a militares para cazar astros. El alma es un vaso de cristal. La pampa y el alma se identifican cuando desde ellas se avizora el horizonte... No son menos maravillosos los hombres, que los  caballos sabios de Elberfeld. En la carne de esta hermética y flexible mujer que pasa por la calle, algún día habrá de despertar una estrella, misteriosa como Venus del fondo de la nébula solar. La muerte, una gruta al borde de la cual hombre es un niño maravilloso. Es poca cosa la transparente copa de tu espíritu: ¡nada de nada! Lo difícil y bello es encontrarse. El alma tendría como el agua quieta la misión de reflejar cosas eternas. En la media luz del nuevo día no se sabe decir si este labrador que levanta el brazo hacia los astros, siembra trigo o apaga estrellas. Las manzanas de la serpiente eran los cinco sentidos, etc.

 

Imágenes: Pechos infecundos, como higos ricos.  Dos hoces lunares hieren el celeste trigal. Los rosales del deseo... Los telares del espíritu.... Las selvas blasonadas de abismos. Los brazos huérfanos de vigor... El reemplazar de las ideas... El barro de la espiritualidad mía...El corazón, una ascua de incienso oloroso...La tarde se aleja en el vuelo de una nube, como Europa en la grupa del olímpico toro, etc. etc.


El poeta dice de él: que es caballo, taciturno, solitario, incomprensible e indócil, indiferente al ruido de las vulgaridades...

 

"Mi vida es mi obra de arte mejor. Adoro el vino,

las mujeres, las joyas, el pecado divino,.

Pero hoy estoy viviendo en los campos sin huella

Y si allá por los cielos distingo astral tesoro,

En mli arco gigante pongo una flecha de oro

Y la arrojo hacia el límpido seno de alguna estrella.

Si acierta, guarda el fruto del silencio nocturno.

Mas no lo muestra  a nadie, callado y taciturno".

 

Hay hermosas sugerencias en este libro de Uribe. Apólogos, parábolas, meditaciones. Audacias de forma.

5. RESEÑAS

 

Esta seción selecciona todas y cada una de las lecturas que don Omar dengo Maison puso por escrito. Se trata de libros sobre educación, pedagogía que estaban a la vanguardia en cuanto a ideas modernas sobre esos temas y él pretendía que los maestros conocieran aunque fuera en forma resumida. Él escogía los párrafos más importantes, los transcribía y comentaba.

 

También solía comentar libros de literatura que salían a la luz pública en el tiempo presente y que consideraba dignos de elogios y oportuno dar a conocer a sus alumnos. Era un gran lector. Su crítica literaria solía ser estilísica y emocional.

 

 

 

 

PREOCUPACIONES1

 

I

 

Esta mañana, al remover una era, he comprendido la misión del estiércol. Él es también emisario de la vida. La trasmite a la flor y fruto, y, desintegrándose,  a su modo, crea y florece. Y esto es lo más admirable: cuando florece, perfuma.

 

Ya no se allegan entonces las moscas a la tierra en que mora, sino que sobre las corolas que sustenta, extienden su ilusión las mariposas.

 

¡Bendito sea estiércol!

 

II

 

Rubia, y una evocación como de ámbares, como de ópalos, era un aura en torno a su paso.

 

Tímida, y tras sus miradas se recogía temblando todo su ser, en una lejana intimidad, impenetrable de silencio.

 

¡Y era serena!

 

Su don era la sonrisa. Su sabiduría el perdón. ¿Su amor?

 

-¿Qué es de ella? Pregunté al amigo.

 

-Sueña.

 

-¿En dónde? Pregunté y agregué:

 

 ¿En dónde?

 

- En su corazón. Sueña que es la luz, y piensa en el mundo solo para encantarlo.

 

 

En esta sección se incluyen los textos numerosos que don Omar escribió sobre libros de otros autores. Van desde poemarios, como Desolación de Gabriela Mistral, hasta opiniones de libros pedagógicos, políticos, etc.

 

CON MOTIVO DEL LIBRO DE RÓMULO TOVAR

 

  

Ilumina el ideal las pupilas, las enfoca el amor, y entonces, al contemplar las notas, - porque ve en ellas el espíritu que las anima, - puede el artista interpretar la música de los maestros. Tal concepto del valor de la idealidad se contiene, admirablemente, en las páginas sugestivas del Dr. Watson. Y encierra, para mí, la mejor explicación que encuentro de cómo han nacido estos robustos ensayos de Rómulo Tovar, que, en verdad, tienen de todo: de la grandielocuencia de la oración, de la voluptuosa misticidad del salmo, del idilio, y del peplo imperial de la rapsodia...

 

¿Cuál es el ideal en este caso? Es tal su amplitud, que por un extremo brilla al reflejar las miradas relampagueantes de Jesús cuando dice ese Sermón de la Montaña que tiene la talla del conjunto de cuantas puede contemplar el hombre... y por otro resplandece al fulgor de la última sentencia de Sócrates. Es tanta, que por entre las selvas de luz, que las palabras de esos hombres hicieron nacer en la infinitud del tiempo, marcha Hércules con el mundo sobre los hombros, abrumado de pesantez por la cabeza de Prometeo, por las aguas del mar, por las diademas imperiales de Job, por el dolor de Ofelia...

El amor que hizo coincidir la imagen de la vida con un punto determinado, ¿cuál es? Es la devoción del discípulo. Es el mismo amor de Fredón

 

 

PRÓLOGO AL LIBRO DE LA VIDA DE LAS PLANTAS DE JUAN JOSÉ CARAZO

 

 

El de Juan José Carazo es un nombre muy conocido de nuestros maestros. Lo que ha hecho al servicio de ellos, lo que se propone hacer, lo que desea que se haga, también es muy conocido, siquiera por una mayoría. Y no solo de muchos maestros que han escuchado sus interesantes conferencias o leído sus artículos, sino de muchos estudiantes  que han estado en comunicación con él en las aulas, -en las cuales el cariño que inspira es envidiable,- y de muchos agricultores, campesinos los más, que buscan en Carazo a un verdadero preocupado por sus problemas.

 

Sin embargo conviene recordar, al menos precisando los rasgos más generales, lo que hay de hermoso en su obra. Fue él quien primero trabajó en el país por organizar las que llamó "huertas caseras", traduciendo a nuestro lenguaje la denominación inglesa. Y trabajó con una tenacidad admirable.

 

Es él quien más se ha interesado por la difusión de la agricultura escolar y por obtener que se le contemple con un criterio amplio, dentro del cual tenga ella, como las manualidades tenga ella, como las manualidades en el concepto del pragmatismo pedagógico, el valor de un centro de correlación de estudios. Carazo ha deseado esto para las escuelas rurales o, si quiera, para ciertas regiones del país.

 

Podrá parecer que eso es poco haber realizado o poco pretender, pero la verdad es que tal obra se impone a la admiración por cierta grandeza que ostenta, así en cuanto tiene de realidad, como en lo que contiene de aspiración y de promesa. Cuando se mira con ojos penetrantes la trascendencia de tales labores, -mutiladas por los obstáculos y cuando se comprende el espíritu de sacrifico que Carazo ha vertido en ellas, surge límpida la fe de que él lleva consigo la luz superior en que se inspiran los apostolados. A más de que la compleja tarea de Carazo comporta la presencia de toda una vasta agitación de problemas nacionales.

 

Es cierto que poco de lo que ha construido subsiste o poco conserva lo que va intentando lograr hacer; mas también es cierto que en ambos casos el obstáculo o el fracaso aparecen más allá de donde alcanza la voluntad de Carazo.

 

Alguna vez se conocerá el historiadle sus esfuerzos y se reconocerá entonces que Zarazo ha sido traicionado por las circunstancias y que éstas fueron a veces crueles o tan torpes, que no respetaron la abnegada devoción con que él supo ponerse al servicio de nobilísimas empresas. Lo más grave es que las circunstancias han tenido, en algunas ocasiones, figura y nombre humanos.

 

En cambio quiere la fortuna que sean muchos los jóvenes  a quienes Carazo ha iniciado en el secreto de amar y comprender la tierra, lo que un día u otro se convertirá en porvenir, y para él, su gloria.

 

* * *

 

Carazo es, pues, agricultor. Esto es lo dominante en él. Trasladado a cualquier campo, lo característico de Carazo será el don de cultivar. Es agricultor que cultiva la tierra con herramienta de ideas, que sabe nutrirla con abono de ensueño y rociarla, si en tiempo de sequía es preciso, con lágrimas. Pero es también el otro agricultor, el que muestra sucias las manos, el que ha recibido en ellas la mordedura de víbora de las espinas, el beso redentor de los soles y la unción misteriosa de las savias. El que, trabajando con sus hijos en una parcela, saca de ella el pan oscuro de cada día. El que de allí saca también haces de ideas, a veces sin limpiarles las raíces, a veces arrastrando con ellas algún secreto del corazón maternal de la tierra.

 

Ha sido también apicultor, y si algo lo revela en esa afición; de las abejas le interesa la vida, el enigma, la belleza del vuelo nupcial; la miel, la regala a los amigos.

 

* * *

 

Una vez un amigo de él le censuraba algún artículo con el decir de que era obra inerte de teórico. Carazo envió a la casa del amigo una canastilla con tomates de los que cultiva esta leyenda: " Tomates teóricos para hombres prácticos".

 

* * *

 

Cuando refiere el suceso disfruta con deleite del sabor de la broma. Hay una expresión popular que pinta a Carazo: "Me lo tire". Discutidor empedernido, conversador y amigo de hacer frases con punta, le gusta contradecir, formular paradojas y ocultarse en el diálogo a atisbar la oportunidad de afirmar enfáticamente y con risueña malicia: "Me lo tiré". Y en cien veces es muy probable que acierte las más, por su observación, por su suelto decir, por su imaginación ávida de inquietud. La violencia se apodera de él fácilmente, lo que fuera grave si no supiese convertirla en ágil broma y si, malhumorado e impaciente, cual suele ser, no acudiera en las horas difíciles de su vida, al reposo en una bella serenidad.

 

Aparte de que en todas brota pródiga de su corazón una ternura paternal.

 

Cuando habla a los jóvenes de ideales, ella vibra en su gesto persuasivo con una fuerza apasionante.

 

* * *

 

Fue, hace años, maestro de escuela en el campo. Hizo allí una labor admirable, por la consagración y por la iniciativa. Me parece que hizo uno de los mejores trabajos que se han efectuado en el país. Trabajo de creación más que de técnica. Su escuela rural algo tenía de la de Tolstoi y, -en otro aspecto- de la de Kerschesteiner.

 

* * *

 

Antes había sido obrero. En San José trabajó en la reparación de instalaciones eléctricas. En la región atlántica había trabajado como mecánico en un aserradero. En esta clase de labores su don es la inventiva. De ahí su interés en los problemas del trabajador.

 

* * *

 

Actualmente trabaja como obrero en múltiples faenas de su huerto. Trabaja como agricultor y ha transformado su huerto, -dentro de la mente,- en un laboratorio. Como Profesor, su clase en un campo de labranza. Obra de fermentación que decía Vaz Ferreira.

 

* * *

 

Hay algo que lo caracteriza: su modo humilde de vestir. Hay un vehículo que prefiere: la motocicleta. Hay algo que bulle sin cesar en su mente: un problema, una negación, la fe en una obra posterior.

 

Hay un amor poético en él: sus hijos. Hay un obstáculo frente a sus empeños: la salud.

 

* * *

 

De viejo imagino que se parecerá mucho a Burbank por la sabiduría que llegará a sorprender en la vida de las plantas.

 

* * *

 

Este libro refleja fielmente el modo de preocuparse de Carazo. Allí está viva movilidad de su mente, de continuo solicitada a la acción por múltiples sugerencias. Su rebeldía nativa rompe en las páginas lo que a él  le parece el prejuicio de la forma.

 

Lo que el libro valga o signifique por referencia a la verdad de sus conclusiones, no sé yo decirlo. La zona de que trata es extraña a mis estudios. De las ciencias, con la educación, -cuya sustantividad se discute- me ha interesado la sicología. En otros campos no me atrevo a dar ni un paso.

 

Ni siquiera sé lo que el libro valga como exposición de un método de trabajo. A lo sumo podría hablar yo de la sinceridad con que ha sido escrito. La sinceridad de Carazo es de una trasparencia nítida y en presencia de la vida de las plantas esa sinceridad se desciñe de toda sujeción para enardecerse a impulso de un amor cargado de intuiciones que lleva a Carazo hasta el delito de conversar al oído de las corolas...Esto es algo más que un modo de decir: es una realidad, y en las noches de este hombre, allá en la soledad de su huerto, es uno de los encantos de su espíritu.

 

* * *

 

Puede haber algún interés en señalar el hecho de que se publica este trabajo en los mismos días en que el Profesor Mc. Dougall, sucesor cierta manera, en Harvard, de James y de Munsterberg, formula la teoría hórmica, que supone, para aplicarla a la sicología una concepción de la vida similar a la de Carazo. Aquél en los animales. Éste en las plantas.

 

Pero a mí sobre todo me complace dar una idea del hombre en cuya juventud admiro uno de los valores nuevos más ricos y fecundos de mi país. Este amigo mío ha venido yva buscando algo grande que ya está en él, en espera de una circunstancia que lo induzca a la eclosión en plenitud de luz. En tal concepto el libro me impresiona como un pretexto de Carazo para profundizar en su misma necesidad de crear y obligarla, concretándola, a aumentar su ímpetu, a medir su trayectoria y a vislumbrar, con su dolor, su gloria

 

* * *

 

Ya escrito lo anterior, Carazo lo ha leído, y ha declarado que no le satisface la expresión empleada al hablar de su carácter. Dice que es grosera  y que este libro puede llegar a las manos de los niños. Que, además, él la usa entre amigos y casi confidencialmente.

 

* * *

 

Él no sospechaba que yo aprovecharía su apreciación para completar estas impresiones, mostrándolo en su aspecto más seductor que para mí tiene, por sobre su talento, por sobre su idealismo, y que es su íntima pureza, propia de un niño. Da un símbolo de esta modalidad de su ser el cariño que siente hacia las rosas, -profundo-. Y allí arraigan, fundamentalmente, sus concepciones del permanente milagro de la naturaleza, y allí se nutren los caudales de sus preocupaciones filosóficas: en el arte de mirar la era y el paisaje con el candor de un niño, y de sentir así el trémulo con que la vida discurre en nuestro interior. Solo que sus ojos cuando miran el mundo, como por la primera vez, en la realidad lo han contemplado dentro de sí mismo infinitamente.

 

SOBRE UN ENSAYO DEL SR. BRENES MESÉN

 

 

 

Los estudiantes costarricenses de filosofía y psicología podemos enorgullecernos de que la última publicación d Brenes Mesén sea obra de un coterráneo. Aludo a El Misticismo como instrumento de investigación de la verdad1 Yo esperaba desde hace algún tiempo la aparición de tal ensayo,, como espero , con ansiedad, el que ha venido preparando acerca de Heráclito. El autor tuvo para mí, en 1916, la condescendencia de comunicarme las ideas generales matrices del ensayo publicado y  de mostrarme las líneas generales del plan a proyectaba sujetarlo.

 

Lo que primero me ha impresionado de la lectura, ha sido la habilidad, realmente admirable, con que Brenes Mesén ha podido sintetizar un tan vasto conjunto de ideas, como el implicado en el curso de pensamiento seguido para remontarse a la conclusión final del ensayo. Si no recuerdo mal, hay modificaciones sustanciales en el plan del trabajo las cuales le benefician la síntesis, en cambio quizás perjudican la difusión de las ideas. La poderosa síntesis velará para la mayoría el fecundo contenido de las proposiciones, las cuales son fuente primoroso de honda y serena creación filosófica. Además, ella es primeramente flor de experiencia mística y no bastará para admirarla el "modo reflejo de pensar místico".

 

* * *

 

Pero mi mayor complacencia viene más que de la arrogante fuerza del ensayo, del triunfo del autor. Porque esta obra de Brenes Mesén está rodeada en el mundo del actual pensamiento filosófico, de profundas y gloriosas afinidades con la labor de ciertos hombres a quienes alguna vez se ha llamado o cabe llamar "profetas de la nueva era del espíritu".

 

* * *

 

Lo digo de muchos pensadores y filósofos originales que hacen su meditación y declaran su verdad, aquí y allá, en muy distintos lugares de la tierra, y que son desconocidos de las mayorías, al par que de los cenáculos academizantes, y víctimas de la excomunión del cientificismo, así como rebeldes a éste y al dogma religioso, y al dogma filosófico, llámese positivismo o teosofía. Ellos esperan su hora. Me refiero a los Bragdon, a los Hinton, Carpenter, Basilking, Ouspensky y cien más. Y de preferencia al matemático Ouspensky, por  la razón de que su libro más importante, publicado en ruso en 1918, y en inglés en 1920, desarrolla a plenitud, al menos en ciertos aspectos, la misma tesis del ensayo de Brenes Mesén. Precisamente el objeto del libro de Ouspensky, es dar la clave de la existencia mística; con lo que entiende crear el Tertium Organum del pensamiento, para cerrar el triángulo, digamos, así, en que ocupan un vértice Aristóteles y otro Bacon.

 

Para concretarnos a las relaciones entre los postulados de Brenes Mesén y los lde Ouspensky, citaremos de éste lo que al respecto parece esencial.

 

1.      Misticismo es conocimiento por medio de la conciencia expandida.

2.      Los estados místicos dan conocimiento que nada fuera de ellos puede dar.

3.      Los estados místicos dan conocimiento del mundo nuomenal con todos sus signos y características.

4.      Los estados místicos de hombres de diferentes edades y pueblos exhiben una sorprendente similaridad, que alcanza a ser, a veces, identidad completa.

5.      Los resultados de la experiencia mística son completamente ilógicos desde nuestro punto de vista ordinario: son superlógicos.

 

* * *

 

La lógica -declara Brenes Mesén- deberá incluir la experiencia mística entre los diversos métodos de investigación científica, enriqueciéndose y vitalizándose, etc. Ouspensky funda la Superlógica o Lógica Trascendental, sobre el análisis psicológico de la experiencia mística y en ella sintetiza la existencia del Tertium Organum, el cual aspira a contener todas las posibilidades de la evolución de la conciencia en cuanto se reflejan o proyectan sobre la organización del pensamiento. Allí la Lógica  de la intuición,  -aunque no a lo a lo Lapier- como la lógica del éxtasis, como la que armoniza las revelaciones del Sinaí con los ordinarios poderes del hombre.

 

Plotino, como JacoboBoheme, en el concepto de Ouspenshy intentaron construir el sistema de superlógica de que se siente ahora imperiosa necesidad en presencia de la renovación de la psicología y del fracaso del agnosticismo positivista.

 

Tal sistema, según él, se contiene en el Tat tivan así vedantino, que se corresponde con la fórmula básica de la lógica Trascendental, a saber: A es, a la vez, A y no A.

 

* * *

 

La nueva crítica de la razón que Brenes Mesén reclama, en parte la encuentra Ouspensky en la interpretación de Kant por Hinton, para el cual los continuadores de Kant son los matemáticos Gaus y Lobachevsky. (La vecesaria variabilidad, de acuerdo con las múltiples condiciones de la actividad psíquica, de la intuición del espacio. Sugiere la infinitud de las dimensiones del mismo. Además, con Myres, como con William James y

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Pensamientos.

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4. PENSAMIENTOS

 

 

Son textos cortos con las meditaciones del autor, sus frases preferidas, sus deseos, sus proyectos de vida y visiones de mundo.

 

PENSAMIENTOS1

 

  

Claro es que siempre son fecundos los Escrúpulos y que cuanto más delicados sean tanto más pródigos en bien serán; pero hay que adquirir la disciplina de no dejarlos convertirse en obstáculos para llevar adelante las decisiones de la conciencia.

 

* * *

 

¡Ah, cuando oigo tanto prejuicio en materia de educación, me acuerdo de que tengo en la gloria un antepasado ilustre, del cual soy el último descendiente y me dan a ratos deseos de alzar la mano y alargar el brazo para coger aunque sea por el extremo del asta la lanza que él manejó en este mundo, y arremeter contra tanto molino de viento que da vueltas y revueltas a sus aspas en esta llanura pedagógica.

 

* * *

 

La alegría es para todo hombre de acción una fuente de virtud.

 

* * *

Fabre, aquel viejecito observador de los insectos, que fue un genio en el campo de la observación.

 

* * *

 

No hay que imaginar que el universo tiene más interés en un hombre que un árbol.

 

* * *

 

Si el espíritu no se derrama en el tiempo, éste no tiene sentido, es simplemente duración, es como el espacio; el espacio sin el árbol, sin la montaña es el vacío: así el tiempo, sino está lleno con el espíritu es la duración, no es la eternidad, ni mucho menos la inmortalidad.

 

* * *

 

De las fuerzas que constituyen la esencia del espíritu de servicio, de ello es de lo que debe vivir la Escuela, si quiere adquirir la permanencia de un ideal.

 

La recompensa está en el servicio mismo: por la alegría de servir, y por la posibilidad de abrir el espíritu hacia más grandes probabilidades de servicio que uno puede ir cultivando en el lotecito de ensueño que le tocó en esta vida.

 

* * *

 

Ciertas zonas oscuras de nuestro ser, se iluminan completamente cuando nos dejamos poseer siquiera por un pequeño sentimiento de admiración para algo o para alguien. En nuestro país y en esta hora, es esencialmente preciso exaltar todos los sentimientos que en alguna forma participen del sentimiento de admiración.

 

* * *

 

Hay un efectivo valor espiritual en admirar los méritos ajenos, especialmente cuando no los poseemos.

 

* * *

 

De los problemas de la Escuelas hay que hablar con los alumnos ampliamente. La escuela es un centro de actividad y de experiencia en el cual pasamos buena parte de la vida; y es bueno que defina claramente su comprensión de la vida de los alumnos.

 

* * *

 

La Escuela es una casa de familia en la cual debemos compartir como el pan, las alegrías y los dolores.

 

* * *

 

En parte he dejado de hacer tales comentarios procediendo con cierta fidelidad en esta manera de entender la educación: que el alumno se mueva por su cuenta; que no haya que estar insistiendo acerca de ciertas normas de su conducta: a la mayor parte de los alumnos quiero dejarlos en paz; en la paz de que o se les está vigilando su conducta. Los verdaderos caminos los descubre o reconoce uno mismo: los otros lo que hacen es indicar la dirección de las rutas, pero los verdaderos caminos los encuentra uno; y nadie sino uno solo puede recorrerlos: ni aún dándonos la mano, como pasa con el ciego, el cual no porque se le lleve de la mano tiene conciencia de por dónde pasa.

 

* * *

 

Nosotros no necesitamos soldados que se le enfrenten a un buque de guerra americano, sino ciudadanos que se le enfrenten al porvenir de la Nación con sus virtudes y su preparación, mujeres que sean garantía del porvenir de Costa Rica.

 

* * *

 

¿Hombres prácticos? Sí, está bien. Pero ¿qué es ser práctico? Porque el mal de este país es haber hecho hombres prácticos, demasiado prácticos, tanto que ya solo comprenden sus propios intereses; tan prácticos que los más altos intereses de la Nación, guiados por su excesivo practicismo, los han convertido en negocios, y algunos de ellos impúdicos.

 

* * *

 

¡Lo que ha construido la civilización en el mundo son los ideales!

 

* * *

 

A mucha gente lo que le perdería no es que abandone sus creencias, sino que fueran consecuentes con sus ideas religiosas.

 

* * *

 

La misión de la Escuela es presentar a los alumnos una gran cantidad de oportunidades de acción.

 

En la más modesta actividad de la Escuela el alumno tiene la oportunidad de hacer su propia educación.

 

* * *

 

Entendamos que raza como civilización no es desatada legión de odios, sino camino de fraternidad. Tal es el concepto que contemplamos aclararse en la afirmación de las voces privilegiadas del Continente. Y en el mensaje que Gabriela Mistral lleva a Méjico, la lira, más que exaltar futuras epopeyas, sin renunciarlas, anuncia dulces evangelios.

 

* * *

 

Estoy seguro de que si pensáramos en convertir la Escuela, por medio de los jóvenes, en una síntesis fundamental de los hálitos de grandeza del país, y así del Continente, aquella síntesis se produciría no muy  tarde, con la rutilante belleza de la roca que, acumulando energías, florece en esmeraldas.

 

* * *

 

La fiesta de la Raza, señores, interpretaría a maravilla las intuiciones de la raza, si contribuyera a fortalecer e iluminar la conciencia de los deberes que nos reclaman las preocupaciones juveniles. Ellas están consagradas a ser, de preferencia en los maestros, el instrumento de de expresión, en las visiones de la Historia, de los dones del espíritu humano, en lo que tiene de eterno. No hay problema del país que se pueda resolver sabiamente en ausencia de la capacitación de la juventud.

 

* * *

 

En América la Escuela confronta una tarea caupolicánica: la de tender, enclavados en el Ande, erguidos como la lanza del Quijote, amamantados de gloria por los senos de dos océanos, los sillares de una civilización nueva y  mejor. ¡Al evocarla, recordemos que el genio de la raza, sentirá traicionada su virtud mesiánica, mientras las escorias de una ruina le brinden sustento a los depositarios, propios y extraños, de que América se avergüenza!

 

* * *

 

El sendero que el maestro sigue en su formación, y el que el niño ha de seguir a través de la escuela y de su vida, al cabo se identifican en un solo camino de ruina o de triunfo. Y el sendero del maestro, tanto como el del niño, está trazado sobre sutiles líneas y delicadísimos cimientos.

 

* * *

 

No hay educación posible si no está destinada al cumplimiento de los deberes humanos, en la más comprensiva acepción de la palabra. Es decir, a preparar al hombre para el cumplimiento de sus deberes en el campo que cada cual deba cultivar particularmente y prepararlo para la siembra, el cultivo y la recolección, en el inmenso lote de actividades y aspiraciones que el conjunto como conjunto le corresponde.

 

* * *

 

Opinar, pues, y prodigar alfalfa de opiniones a la veracidad aborregada de la callejera opinión, que hartándose de luz querrá devorar estrellas y aprenderá a comer margaritas.

 

* * *

 

Vivimos en un país todavía instintivo, con algo d horda, donde es imperioso aprender a pensar, cumplir "el deber de ser inteligentes".

 

* * *

 

Para hablar en público, cuando falta la convicción, falta todo.

 

Nadie como quien trabaja en las aulas sabe cómo, para dar ejemplo a los menores, hay que vivir arrancándose, con garfios, de la carne flaca, las lacras que estorban el paso de la luz.

* * *

 

Opinar, en cierto sentido, esto es la civilización. Un conjunto de opiniones: esto es su historia. Opinar y enseñar a opinar tal es la función de la Escuela, de la Iglesia, de la Ciencia.

 

* * *

 

La democracia nuestra es de las que reclaman para su boca procaz, el freno de oro de la cultura, que decía Lugones; Es una pobre democracia que alquila las ideas para disfrazar su instinto, grotescamente traducido en una tendencia igualitaria cuya norma de nivelación es la altura imperceptible de la medianía, Su historia la impulsa a ser representada por Poderes Públicos en que aparecen redivivos la ambición del cacique y el despotismo del virrey.

 

* **

 

Hombre del campo y del taller, hermano del arado y del martillo: sabes sonreír ante las amenazas de la fatiga y desdeñar las iras del cansancio, aprende también a sonreír con la meditación, lévala a tu lado e invítala a las gratas fiestas del amor en que repartes caricias a tu compañera y a tus hijos; hazlo cuando el amanecer alegra la tierra la tierra, o cuando  al despedirse el sol de los hombres, das tu adiós cariñoso a las herramientas que te ayudaron a trabajar. Estas incansables herramientas que saben la historia de tu vida y escriben la de tu alma en todas partes, serán más aptas para construirse el porvenir cuando la meditación te dé sus consejos.

 

* * *

 

No, -y esto no es un reproche, ni pretende expresar la voz de un mentor-, usted y todos estos nuevos y sanos jóvenes, deben estar fraternalmente unidos para la obra a que los llame el destino, así sea -¡y bienvenida!- la de esparcir al viento las cenizas de quienes hemos amado en ustedes a la indomable esperanza. Si fecundatur optime: y ¡sembrar el campo!

 

 

* * *

 

No le tema a su juventud. Al contrario, ¡ámela! Es privilegio divino. Incurrirá en errores, sin duda, pero con tiempo al frente para rectificarlos. Ni tema que se piense que usted se propone causar asombro con novedades. Sería mil veces peor que se pensara que usted renuncia a la novedad por respeto a la rutina. Acaso siempre convendría regir las exageraciones, pero ellas mismas son preferibles a la insinceridad y a la inacción.

 

 

* * *

 

¡Es tan dura a ratos esta lucha con las gentes que dependen de las circunstancias! Pero nosotros tenemos en cierto modo la obligación de colocarnos por encima de las dificultades a cambio de contribuir en nosotros y fuera de nosotros al desarrollo de las fuerzas superiores de que dependen los  intereses permanentes.

 

 

* * *

 

De estrella o de barro, de carne o de lirio, la mujer es sagrada.

 

* * *

 

 

En la mujer hasta la ironía es sonrisa.

 

* * *

 

Hay que reflexionar un momento acerca de los hombres que pretenden colocarse "más allá del bien y el mal".

 

Generalmente solo consiguen colocarse más allá del bien, y cuando se les busca en el mal o en el Infrabien...

                                                                                                     1923

 

* * *

 

 

Lo más difícil de aprender en la vida es el dominio de sí.

 

* * *

 

 

La bondad es una fuerza invencible.

 

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La sinceridad es fruto del jardín de Hespérides; no se encuentra en los jardines por donde pasamos todos los días.

 

* * *

 

 

Es muy difícil ser conscientemente sinceros; a veces somos sinceramente falsos.

 

 

* * *

 

Las cosas, como los espejos de los magos de Tesalia, revelan todos los enigmas. Esta ánfora que acoge las rosas, afirma un verbo profundo. Nada sabe de ellas, sino que limitan su callada existencia. Ignora que vierten sobre ella un perfume. Y así ignorante, envuelta en aromas, esta ánfora vive porque hay rosas, y para ellas, al reposar, perfumen tu meditación. ¡Qué noble menester: llevar en alto las rosas!

 

* * *

 

Como una tela de araña se trama y entreteje esta conversación. Los hilos salen de un centro, hacia todas las direcciones pero sobre un plano. Pasan a su través las ideas y dejan allí suspendida una música. Es mi presa, y también la tuya Tú y yo nos alimentamos de insectos maravillosos que arrastra el viento... Solo que sueles  extender la tela de frente a un rumbo y éste limita la fecunda asechanza.

 

Conviene dotarla de un amor y de un sentido de esfericidad... Si llegara a enredarse en su tela alguna estrella, tendrías un hermoso festín.

 

* * *

 

¡Espejos mágicos! Aprende a mirar en ellos. El hombre de quien voy a hablarte, no supo hacerlo. Largas las horas, las pasaba ante un espejo de antaño, en el afán de obtener una revelación. A este hombre le inquietaba profundamente su porvenir.

 

-           Quiero saber cómo viviré mañana.

 

Al cabo vio. Vio su vida, durante un día, veinte años más tarde. Los veinte años, tan solo habían acercado su muerte. La visión lo enloquecía. No pudo comprender que el espejo e hubiese anticipado tantos sucesos, y en los días que vinieron erró por la ciudad repitiendo enronquecido: "He roto el Tiempo, he roto el Tiempo".

 

* * *

 

Ruega por este hombre loco, caballero de una audacia. Ruega para que sea leve el apocamiento de su razón y no perturbe a las gentes, ni éstas, en cambio, lo persigan ni torturen. Si lo recluyen, privan a los preocupados de la contemplación de una bella locura.

 

 

* * *

 

Ruega devotamente. En la plegaria beben los corazones un invisible aceite que redime. Lámparas sin aceite son las almas que no ruegan, y así, nada tienen en común con la estrella. En los cadáveres de las mariposas hay un trofeo perdido para la gloria de las almas pobres en recogimiento yen oración.

 

* * *

En la primavera todo renace: hasta en cada persona y en cada afecto hay una transformación.

 

* * *

 

Las cosas más profundas de este mundo se han dicho con los ojos.

 

* * *

 

El maestro no es un mago que pueda transformas por la sola virtud de su palabra.

 

* * *

 

¡Qué fácil es perdonar cuando se tiene el poder en las manos!

 

* * *

 

La escuela es un foco de luz que esparce rayos de fe, claridad y amor.

 

 

* * *

 

Los maestros trabajamos en esta seda impalpable de las almas de los niños; si se rompe un hilo queda una rotura por la que se escapará hasta el derroche, la luz que conducía.

 

* * *

 

La alegría es para todo hombre de acción una fuente de virtud.

 

* * *

 

No hay que imaginar que el Universo tiene más interés en un hombre que en un árbol.

 

El Universo tiene interés en todo su conjunto.

Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Pensamientos.

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* * *

 

 

Es muy difícil ser conscientemente sinceros; a veces somos sinceramente falsos.

 

 

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 Las cosas, como los espejos de los magos de Tesalia, revelan todos los enigmas. Esta ánfora que acoge las rosas, afirma un verbo profundo. Nada sabe de ellas, sino que limitan su callada existencia. Ignora que vierten sobre ella un perfume. Y así ignorante, envuelta en aromas, esta ánfora vive porque hay rosas, y para ellas, al reposar, perfumen tu meditación. ¡Qué noble menester: llevar en alto las rosas!

 

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Como una tela de araña se trama y entreteje esta conversación. Los hilos salen de un centro, hacia todas las direcciones pero sobre un plano. Pasan a su través las ideas y dejan allí suspendida una música. Es mi presa, y también la tuya Tú y yo nos alimentamos de insectos maravillosos que arrastra el viento...Solo que sueles  extender la tela de frente a un rumbo y éste limita la fecunda asechanza.

 

Conviene dotarla de un amor y de un sentido de esfericidad... Si llegara a enredarse en su tela alguna estrella, tendrías un hermoso festín.

 

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¡Espejos mágicos! Aprende a mirar en ellos. El hombre de quien voy a hablarte, no supo hacerlo. Largas las horas, las pasaba ante un espejo de antaño, en el afán de obtener una revelación. A este hombre le inquietaba profundamente su porvenir.

 

-           Quiero saber cómo viviré mañana.

 

Al cabo vio. Vio su vida, durante un día, veinte años más tarde. Los veinte años, tan solo habían acercado su muerte. La visión lo enloquecía. No pudo comprender que el espejo e hubiese anticipado tantos sucesos, y en los días que vinieron erró por la ciudad repitiendo enronquecido: "He roto el Tiempo, he roto el Tiempo".

 

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Ruega por este hombre loco, caballero de una audacia. Ruega para que sea leve el apocamiento de su razón y no perturbe a las gentes, ni éstas, en cambio, lo persigan ni torturen. Si lo recluyen, privan a los preocupados de la contemplación de una bella locura.

 

 

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Ruega devotamente. En la plegaria beben los corazones un invisible aceite que redime. Lámparas sin aceite son las almas que no ruegan, y así, nada tienen en común con la estrella. En los cadáveres de las mariposas hay un trofeo perdido para la gloria de las almas pobres en recogimiento yen oración.

 

 

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INQUIETUD FILOSÓFICA

 

 

La inquietud es el principio de la filosofía.

 

En filosofía, como en ciencias, la época aconseja ¡prudencia! Tantos cambios, tantas y tan vastas inquietudes, ¡tanto nuevo esfuerzo de creación! Pensar, pensar sin excederse, sin descuidar la significación de ningún valor, sin caer en el riesgo de prematuras generalizaciones: tal pudiera ser el consejo aprovechable, ya que la época, como tierra en Primavera, se cubre de renuevos. Hay quien desconfía de la ciencia, precisamente en los días en que más progresos ha conquistado. Hay quien anuncia el resurgimiento de la Metafísica, precisamente cuando se creía que el bello cisne había dado toda la gloria de su canción única. Hay quien mira una transformación en el seno de las religiones. Hay pretende que la nueva filosofía tenga el sentido de una nueva sabiduría, es decir que entrañe una vital actitud del espíritu por sobre las síntesis y los conocimientos. Hay quien espere fervoroso el renacer de antiguos cultos y rituales. Cambios en las Bellas Artes, como en la Política; cambios en todo, agitados y fecundos. Y el hombre, el mismo hombre de siempre, lanzándose como tantos infortunados aviadores, tras el abismo y tras la gloria, y perdiéndose trágicamente en el espacio, del cielo o del espíritu, mientras cielo y océano siguen dando su infinita lección de permanencia.

 

De cera como las de Ícaro, -alas de leyenda y de filosofía- parecen ser también las fuertes alas de acero del avión...

 
DIOS ES EL DON

 

 

No me crea maestro, ni guía: no soy más que un hombre que aspira a ser bueno. Si algo doy a los demás, ello es la obra de mi deseo de dar. Sigo creyendo que ésa es una firme manera de perfeccionarse. Y luego, es tan consolador y tan bello pensar que podría tener uno en este mundo el mismo sentido que una humilde de flor. A veces se me ocurre que todo el Universo no expresa una sencilla aspiración: dar. Dios es el Don.

 

Tenemos la humana pretensión de ser superiores a las cosas: La Naturaleza no es individualista, mira conjuntos. Solo la vanidad humana nos hace creer que nosotros y solo nosotros somos los reyes de la tierra. No hay que imaginar que el Universo tiene interés en todo su conjunto. En el Universo no hay más rey que Dios.

 

Ciertamente Dios no necesita de altares, pero los hombres sí necesitan de ellos. Y es para éstos, para los hombres, para quienes se rigen templos, acaso, por cierto, porque han olvidado, o porque no siempre pueden comprender que, según evangélicas palabras, repetidas por Novalis, ellos mismos son templos.

 

 

INSTRUCCIÓN  MORAL1

 

 

Acerca de la situación de ánimo en que lo colocan las discusiones de que me habla, creo que significan para usted una buena ocasión de ejercitarse en la adquisición de una disciplina que importa mucho desenvolver en la vida: la de habituarse a oír con calma las opiniones que nos contrarían. Además, esas discusiones le dan a usted ocasión de conocer con algún detenimiento, aunque fragmentaria y casi rudimentariamente, la opinión opuesta a la de usted, con lo que puede perfeccionar la suya. La mía coincide con la de usted en buena parte y también por fortuna es la más generalizada en este momento entre los educadores y pedagogos. A la instrucción moral no se le niega valor, sino que se le subordina hasta convertirla en un instrumento indispensable de educación moral. Por supuesto que cuando se dice instrucción moral no se piensa en el carreño de su amigo, ni en aquellas lecciones que deforman la vida y la obra de los grandes hombres con anécdotas y moralejas de un pobre sentido interno y sin relación con las inmediatas realidades de la vida diaria.

 

 

LA MUERTE

 

 

Creo que, a pesar de tosas las apariencias, la muerte obedece a razones que nunca entrañan injusticia. Nos llena de angustia y de pavor también, hasta desesperarnos a veces, pero no porque en sí lleve crueldad ni sea arbitraria, sino porque no hemos aprendido a verla en aquel profundo sentido en el cual ella es apenas cambio de forma de vida. Como usted ve, hablo desde un punto de vista que supone, como fundamento, la afirmación de que hay algo en el hombre que no muere nunca, que progresa siempre y que necesita pasar a través de una extensa serie de transformaciones para  alcanzar a manifestarse de la manera superior a que está destinado

 

LA VIDA

 

EL VUELO

 

Una ala que se rompe, vencida por la violencia del vuelo o la traición del choque, quiebra un esfuerzo más profundamente grato a la Vida, que todos los afanes de una dialéctica por interpretarla. Con solo que el vuelo llevara al nido una paja o una frutilla, es mucho más dolorosa para la Vida su interrupción, que la muerte de un hombre, o de un sistema de ideas. Con solo que el vuelo llevara un canto...

 

¿Cuándo una idea que se rompa las alas en el vuelo, hará sentir su ausencia en el nido, en la colmena, en el manantial?

 

 

EVOLUCIÓN

 

 

La evolución no es de una sola cosa, es simultáneamente de varias: materia, forma, vida y conciencia. La materia dando forma, la forma dando vida, la vida dando evoluciones que hacen aparecer al espíritu dando luz.

 

Dos leyes fundamentales gobiernan el desarrollo de las sociedades: una de asimilación evolutiva; otra de progresiva diferenciación. La primera tiende a destruir la influencia de los egoísmos y a nulificar la acción de las impulsiones atávicas que siembran mojones de piedra entre un pueblo y otro y a las veces los colocan frente a frente, en el campo de batalla, a darle vida a la más horrenda tragedia de que pueda tenerse noción. La segunda realiza sin cesar la liberación del individuo, el perfeccionamiento gradual de su conciencia, de modo que día tras día alcance mayor dominio sobre las rebeldías de la naturaleza; de modo que hoy cautive el rayo, que mañana encarcele el mar y recorra sus grutas milenarias; que después atraviese los aires con arrogancia de águila inmensa, que esclavice por fin el universo entero y repose en la contemplación del eterno desfile de los astros, jamás interrumpido por las pasiones del huracán ni por el egoísmo de las tormentas.

 

La primera tiende a convertir la Humanidad en un solo pueblo hermano; la segunda se propone producir un hombre superior digno de habitarlo.

 

La tierra también ha resucitado en estos días y es promesa. Las fuerzas de la vida renacen estremecidas y recorren los espacios y todo abre una nueva alegría bajo las auroras. Todo renace con esta agua de la primavera. Su propia juventud renace agitada por estas fuerzas invisibles y eternas. Abran sus corazones, abran su entendimiento y sean flor y espiga en los surcos de la tierra y aprisiones en ella el anhelo de una nueva esperanza para los hombres.

 

 
LA SERPIENTE

 

 

Un día, por abrir uno de los hoyos en que plantaba almáciga, desenterré con la punta del cuchillo una serpiente que dormía.

 

¿Qué te hace pensar este suceso?

 

Piensa en el sueño de la serpiente allí donde luego surgió la planta. Yo habría querido ser encantador para encantarla. Imagina que hubiera quedado erecta, rígida, e modo que los tallos hubiesen subido a lo largo de su cuerpo y florecido sobre su cabeza. Y que al abrirse la primera flor, roto el encanto, hubiese despertado la serpiente. Habría tenido la ilusión de que la flor brotaba de su sueño.1

 

 

LA VOZ DE LAS LECHUZAS

 

 

En aquella acalorada discusión ninguna voz sobresalía tanto como la de las lechuzas. Ellas eran las más empeñadas en negar las glorias y el poderío del sol. Alguna llegó hasta obstinarse en afirmar que el Sol no existía. En vano insistía el águila en revertir de majestuosa elocuencia su principal argumento: era gracias al Sol que ella sentía la presencia de una meta en lo infinito...Por eso desplegaba las alas, por eso encontraba, en cada vuelo, que había un  nuevo Azul más allá, y más allá.

 

La intervención del cóndor renovó el entusiasmo de las lechuzas. Era un cóndor ciego, no por ser cóndor menos ciego que un topo.

 

Él también discutía la grandeza del Sol.

 

El águila prefirió callar convencida de que no la comprendían, en tanto que las lechuzas, que ahora opinaban como cóndores, la colmaban de denuestos y la ensordecían con sus gritos.

 

Hizo bien, pues, en levantar el vuelo y alejarse de ahí bajo el resplandor de sus alas bañadas en la gloria del Sol.

 
ORACIÓN

 

 

Siento que estas horas sagradas se deslizan en un plano superior a mi vida, sobre la mente, sobre el corazón, sobre los hombros, sobre las cosas... Son como una ola d solemne quietud, que fuese envolviéndome, sutilizado a su contacto, en celestiales claridades.

 

Siento una majestuosa ascensión de mi ser, un sopor mirífico, un sueño...

 

Siento que hay en mi alma silenciosa grandeza, un amor y una gloria. Siento que luchan para desprenderse de mi carne, de mi pasión, de mi apetito, en ímpetu tan sutilmente de lira que se estremece... No la sensación de las alas que se abren vigorosas. ¡No, Dios mío! Todo calladamente, todo delicado. Impulso hay en mí de cerrar los ojos y, juntas las manos sobre el pecho, ascender por el aire hasta la Luz...

 

¡Ruego por los hombres! Para que las naciones en guerra se arrodillen sobre las armas. Para que un ritmo profundo de corazones, suceda al estruendo de las metrallas... ¡Incienso de plegarias llene el espacio que enrojecieron las llamas!

 

Ruego para que el hombre se recoja en sí mismo, y nada fuera de él exista... ¡Nada que no sea el silencio, nada que no sea el tiempo, y el espacio, y el alma, y Dios!

 

¡Que desaparezca el mundo dentro del corazón del hombre! ¡Y sea la hora de la Suprema Paz!

 

Campanas, campanas de la tierra que renováis el recuerdo de la vida... ¡Campanas, dolientes campanas, no turbéis mi contemplación! Ante mí está Jesús, el Maestro. ¡Bien amado el Maestro! ¡Bien amada su eterna palabra!

 

Fuiste la verdad, serás la Verdad, ¡oh mi Maestro! ¡Eres la Verdad, serás la Verdad y ante ella el hombre es Genio, Santo, Héroe, Profeta Creador! Levántate y anda, ¡oh hombre!... Y a mí permíteme, Maestro Amado, que me levante y vaya por los caminos del mundo, seguido de los hombres, con el corazón abierto como una estrella: Caballero de Dios con la misión del milagro, por los siglos de los siglos... Amén

 

 

REFLEXIONES

 

 

Esto de que un día una idea que habíamos amado profundamente, se aleje de pronto de nosotros, y quizás para siempre, es tan cruel como si la idea fuese una mujer. La experiencia es frecuente en la vida del hombre de estudio, mas no se presenta siempre, por fortuna, con caracteres de tragedia. Antes bien, suele acontecer que se sienta la alegría de abandonar una idea que nos seduce. Pero cuando la idea se va como a pesar nuestro, y se esfuerza por no hacerlo, y parte, al fin, manifestándonos su dolor y dejándonos su última luz, entonces sufrimos horriblemente. ¡Es horrible en realidad mirar a una idea que hemos amado, ensangrentada por la garra de nuestro propio pensamiento!. Y sentir que mientras hay algo en nosotros que ansía conservarla, que la ama todavía, que pone ternura en el adiós  inevitable, hay algo también que nos impone con severidad quemante el deber de separarnos bruscamente.

 

Mientras tanto, en la cámara, elegante, fría de mármoles, serenamente iluminada, la otra idea nos espera. Hace alarde a nuestra llegada de cierto imperio, como que sabe que la aceptaremos sin poder evitarlo, y que con el corazón lleno de nostalgia, le entregaremos la vida, siquiera por un tiempo. Y nos parece que esta idea, de la cual podrá depender hasta el perfeccionamiento de nuestra misma bondad, tiene algo de pantera. Y casi odiándola, caeremos en sus brazos...

 

 
PEQUEÑAS DUDAS

 

 

El señor Jiménez Rojas nos inspira un respeto profundo. Nos inspira también una firme simpatía. Es gloria, este señor, del pensamiento costarricense. No osaríamos discutir con él, a menos que ello pudiera ser en la actitud de quien aspira a aprender. No vamos, pues, a discutir, sino a presentar ciertas dudas, acaso pueriles, a propósito de recientes afirmaciones del señor Jiménez. No pretendemos que él haya de resolverlas. Deseamos hacer pensar acerca de algunos problemas, siquiera superficialmente, o por un instante.

 

"Dios está en todas partes; su mundo es el del pensamiento" -Así ha dicho el señor Jiménez Rojas con la grata concisión que le es peculiar.

 

Ahora bien, si Dios está en todas partes y su mundo es el del pensamiento, o tal mundo es omni-abarcante y las aludidas partes se refieren a algo diferente del mundo del pensamiento, Dios está o puede estar fuera de su mundo. Convendría saber, pues, si el mundo del pensamiento es el único que existe o si existen otros y cuáles son, y qué relaciones hay entre ellos y qué relaciones entre ellos y Dios.

 

Si se quiere decir que Dios mera abstracción, o una idea, acaso no debería serle atribuida entonces la capacidad de estar, y menos, la de estar en todas partes, que son partes determinadas. Pues todas, entraña determinación, lo mismo que una parte. Podríamos preguntar también si aquellas partes se identifican con las cosas y   con los seres. Es decir, con el mármol, con el oro, o con esa mariposilla que en este momento se detiene en mi ventana, como un punto final... de un vuelo. Y quizás podríamos preguntar, en ese caso, si el pensamiento, en cuanto constituye un mundo, o lo persuade o compenetra, en una modalidad de la materia, o de la energía. En suma, que la afirmación del señor Jiménez -tal es el don de fecundidad del pensador verdadero- renueva múltiples problemas y nos lleva, con las más sencillas palabras, a hacer el recuerdo de las cumbres del  pensamiento desde Platón, hasta el Conde de Keyserling.

                                                                      Septiembre de 1927



1 fragmento de una carta a V.C.

 

1 Omar Dengo. Página de un libro inédito

 

LAS NUEVAS MATEMÁTICAS DE LAS ESCUELAS

 

 

El renombrado Profesor de Matemáticas de la Universidad de Columbia (Teacher`s College), David Eugene Smith, ha resumido en un estudio reciente los trabajos efectuados por la Comisión que nombró la Asociación Matemática de América para revisar los programas de matemáticas de las escuelas. La comisión ha trabajado durante cuatro años. (El profesor Smith es bien conocido de nuestros maestros por los textos escritos en colaboración con el profesor Wentworth.).

 

En breve resumen del profesor Smith podría tener especial interés entre nosotros si estuvieran ya organizadas las escuelas complementarias o las intermedias, o si los colegios pudieran desprenderse un poco de la preocupación de servir exclusivamente a la preparación de estudios universitarios.

 

Sin embargo, a los maestros de escuela elemental puede interesarles conocer la conclusión relativa a los estudios primarios de Aritmética. La comisión afirma que las escuelas deben eliminar de sus programas todo lo que no sea esencial en el aprendizaje de esa materia, de modo que los alumnos vengan a estar en aptitud de hacer los cálculos ordinarios, hacia fines del sexto grado. Cuando se piensa que tal es la opinión de especialistas que han estudiado el problema durante largo tiempo, con recursos abundantes, por medios científicos y en un país de educación activamente progresiva, se tiene clara la noción de que nuestros empeños por producir matemáticos en el tercero y cuarto grados, son cosa ridícula, s no atentatoria contra la salud, la personalidad y el porvenir de los niños.

 

La salud de los niños y la aritmética.

 

A propósito de la cuestión a que alude la nota anterior, tomamos de una reciente y notable obra de Feeland los siguientes apuntes acerca del aspecto higiénico de la enseñanza de la Aritmética.

 

"Hay un límite del tiempo que debe ser provechosamente empleado en el estudio de la Aritmética dentro de las aulas. El exceso conspira tanto contra la vitalidad como contra los resultados; produce un aprendizaje cada vez más lento e incompleto. Kirby, Thordike, Burnnam, Stone Rice and Brown, informan que la disminución del tiempo dedicado a ltal estudio, se traduce en un aprendizaje más eficaz. En los grados inferiores no debe exceder de quince minutos diarios."

 

Burnham sugiere que: "Si en el 16% al tiempo escolar, los alumnos aprenden tanta aritmética como en el 20%, el tiempo superfluo que se le dedica debe ser dedicado al juego al aire libre. Si se quiere obtener los mejores resultados, el maestro ha de hacer lo que esté a su alcance para evitar estos momentos de ansiedad, de depresión, de tristeza, de tensión mental, en el estudio de aritmética; pues esta asignatura parece ser, más que las otras, la causa de las ciertas enfermedades nerviosas de los niños. El maestro debe también saber que algunos niños se enferman del sistema nervioso a causa de serles muy difícil la asociación matemática. El equilibrio nervioso del niño es más digno de atención por parte del maestro que sus progresos en aritmética. Si el niño da impresión de ser delicado, de estar mal nutrido, de ser nervioso, o especialmente retrasado en la asignatura, el maestro debe cuidarse de no aumentar los males y dificultades con su método de enseñanza".

 

Estos problemas, los más importantes de la escuela actual, están por estudiarse en Costa Rica. La Escuela Normal y la Jefatura Técnica carecen de los medios adecuados al trabajo que las soluciones de tales problemas suponen. Hacen falta bibliotecas modernas y abundantes al alcance de una oficina de investigación; hacen falta laboratorios de sicología y de educación experimental; hacen falta escuelas experimentales u organizaciones que permitan aprovechar el trabajo de las comunes al efecto de investigar; hacen falta publicaciones para maestros entendidas al modo moderno, es decir, no para la expresión de opiniones personales, ni para recetar planes de lección, sino para promover investigaciones  y exponer sus resultados, conforme a planes científicos; y lo grave es que la ignorancia en materias tan delicadas, y hoy tan complejas, nos sitúa, con todas nuestras pretensiones, en un campo inferior al del analfabetismo que entendemos combatir. De poco sirve la luz cuando se produce a consta de una degeneración de los  hombres del porvenir.

                                                                                                                           Abril, 1921

 

¿PRECOCIDAD?

 

 

Desde hace mucho tiempo oigo aludir con frecuencia a la precocidad intelectual del niño costarricense. He de decir francamente, guiado por mi interés en temas como ése y sin ánimo de herir respetables opiniones expresadas en tal sentido, que tengo el temor de que estemos dándole vida a un fantasma semejante a aquellos otros que tanto daño nos han causado: "democracia modelo", "París chiquito", "Suiza Centroamericana", etc.

 

¿Cuándo, por quién y en qué forma se ha demostrado la existencia de la precocidad intelectual de nuestros niños, al punto de que debamos contar con ella como factor para la organización de nuestra enseñanza?

 

¿En qué parte están, quién las hizo y por cuáles procedimientos, las observaciones sistemáticas, extensas, que condujeron a la afirmación de tan interesante resultado?

 

Se me dice que una fácil observación realizada en los hogares y al alcance, en las escuelas, de todo maestro que posea cierta experiencia, revela que existe la socorrida precocidad. Con franqueza he de decir que tales fuentes son muy sospechosas, sobre todo para derivar de ellas corrientes de ideas destinadas a ser fundamento de organizaciones escolares.

 

Y luego, aún suponiendo que se hubiera demostrado la existencia de la precocidad, ¿qué esfuerzos dignos de respeto se han efectuado en el sentido de apreciar su significación? ¿Es una ventaja? ¿En qué medida? ¿Es un peligro? ¿En qué medida?

 

Volveremos a referirnos a este asunto. Por ahora apenas queremos plantear una duda, a riesgo de maltratar la vanidad colectiva tan ufana, según presumo, de este criadero de genios con que estamos contribuyendo los costarricenses a la gloria del mundo.

 

 

UN NUEVO MOVIMIENTO EDUCACIONAL

I

El nuevo movimiento

 

Son varios ya los autores de libros o artículos de educación que convienen en señalar como la más importante contribución al progreso pedagógico, en los últimos diez años, los medios creados para medir los resultados de la obra escolar. Se puede decir que, al menos en los Estados Unidos, y en materias de investigación educacional, dan la nota del día los trabajos con que asiduamente se concurre al estudio, ensayo y perfeccionamiento de aquellos medios, El progreso conquistado en tanto, que a pesar de las vacilaciones del nuevo movimiento, se siente la presencia fecunda de una naciente disciplina educacional.

 

En cuanto al fin primordial de las investigaciones, la novedad no existe, trátase de resolver un permanente problema de la escuela, de diversos modos planteado, constantemente discutido, y que con mayor urgencia  que ahora requiere eficaces soluciones. Es el mismo vasto y complejo problema a que las calificaciones pretenden dar solución. Sobre el fracaso constante de los  sistemas de calificación y de examen, ya viene a parecer pueril y rutinario tratar. Discutidos ampliamente por psicólogos, pedagogos, higienistas, maestros, padres de familia, estudiantes; condenados por los unos, odiados de los últimos, no hay ya quien confíe en ellos. Científicamente los refuta un Binet, filosóficamente los combate un Dewey o un Vaz Ferreira, un Prezzolini clama contra ellos, con su fuerte ironía; en suma, nadie cree en ellos. Se mantienen en los colegios y escuelas por obra de rutina, o del convencionalismo -que es rutina- en que se apoya lo que está en espera de algo mejor con lo cual ser reemplazado.

 

A reemplazarlos vienen los procedimientos de medición de resultados: escalas y tests. Y vienen solicitados por las demandas imperiosas de una nueva educación, más apta cada día para justificar su sustantividad en el conjunto de las ciencias. Vienen atraídos por el espíritu de la nueva escuela, donde tiene que ser absoluto el fracaso de todo lo que representa al espíritu de la antigua, sobre todo si en ella misma ya comporta un estado de retroceso.

 

La novedad del movimiento, si la hay, o mejor su  trascendencia, viene a residir en la aspiración a fundamentar científicamente el propósito, los medios, la aplicación y  el análisis de los sistemas de medición de resultados educacionales.

 

Antecedentes.

 

Varias interesantes investigaciones, algunas muy extensas, se han llevado a cabo con el objeto de juzgar de la eficacia de los sistemas de calificación. Citamos, para dar ejemplo, la muy conocida y comentada de Starch y Elliot. Su propósito fue el de juzgar de la precisión con que los profesores califican en geometría. Envióse a cada una de las escuelas comprendidas en la Central Association of colleges and Secondary, Schools una reproducción de un examen de geometría presentado por un alumno. El resultado de las 116 respuestas recibidas demuestra que, calificado el examen con la escala usual, de uno por ciento, dos profesores lo situaron por sobre 90; uno, bajo 30;  veinte, en un sobre 80; veinte, bajo 70, etc. y algunos consideraron que no merecía calificación. Una investigación hecha en historia, dio un resultado semejante. Se ha juzgado también de la aptitud de otros sistemas de calificación; se ha tenido en cuenta, al hacerlo, los factores de error más ostensibles; y el resultado, en 1911 como en 1817, ha afirmado categóricamente la falsedad de las calificaciones y la necesidad de buscarles un fundamento científico. Las conclusiones de la amplia investigación se resumen en una, a saber: los errores, frecuentemente funestos, a que conducen los sistemas, débense a su excesiva subjetividad. Hay que reemplazarlos, pues, por escalas objetivas, universales, que expresen idénticos valores o significados, ante todas las personas, en todos los lugares, en todos los momentos. Se aspira a establecer criterios, normas, módulos o standards tan precisos como las medidas de magnitud. Mientras eso no se consiga, dice el profesor, Strayer, todo juicio sobre los resultados de la educación, por autorizado que sea, no pasará de ser un juicio personal; sin valor para la construcción de una ciencia. Y Thorndike sugiere que en la actualidad, con sus sistemas de medición. Ocupa la educación el mismo lugar que la física cuando ésta, ignorante del termómetro, calificaba la temperatura con la superficial e inestable vaguedad que calificamos a los alumnos:¡ bueno, regular, malo!

 

II

 

Otros antecedentes.

 

Una historia del movimiento de medición de resultados educacionales, desde sus orígenes, descubriría muchos y a veces notables esfuerzos de investigación. Los nombres de Rice, Stone, Courtis, Thorndike, etc., aparecerían frecuentemente en ella. Si el nombre de Rice se cita constantemente como el de un pioneer, el de Thorndike se cita con el elogio que merece el actual director intelectual de la obra. Por cierto que los estudios de educación y psicología de este eminente profesor deberían ser traducidos al castellano.

 

El estado actual.

 

Para dar una noción de la amplitud del movimiento y por referencia solamente a la escuela primaria, mencionaremos los principales tests y escalas hoy en uso:

 

I. Aritmética:

 

1.      Tests de Courtis

2.      Tests de Woody

3.      Tests de Stone.

 

II. Lectura:

 

1.      Escala de Courtis

2.      escala de Thorndike

3.      Tests de Hggerty

 

III. Caligrafía:

 

1.      Escala de Ayres

2.      Escala de Thorndike

3.      Tests de Courtis

4.      Escala de Freeman

 

IV. Deletreo:

 

1.      Escala de Buckingham

2.      Escala de Starch

3.      Escala de Ayres

 

V. Dibujo:

 

1.      Escala de Thorndike

 

Educación secundaria.

 

Algunos de esos tests son aplicables a los estudios secundarios, especialmente los relativos al lenguaje; pero ya los hay exclusivos de la educación secundaria, sino para la medición en todas las materias, sí de los resultados de las más importantes. Sin embargo tales tests deben considerarse provisionales, es decir, más como instrumentos de investigación en este nuevo campo que como verdaderas conquistas científicas.

 

Los programas del señor Brenes Mesen.

 

Estos programas al tratar de caligrafía, en segundo grado, dicen:

 

"Permitirá juzgar el adelanto caligráfico el uso de escalas destinadas a este fin".

 

Alguna vez tuve ocasión de preguntar al señor Brenes Mesén con qué objeto exigían sus programas las escalas, siendo desconocidas en Costa rica y contestó:

"Para que los maestros tengan oportunidad de construirlas"

 

El mismo espíritu se muestra en muchas de las iniciativas que los Programas contienen: estimular al magisterio hacia la construcción de una obra nueva, propia, elevada. Se explica así que no hayan sido comprendidos. Con el mismo espíritu nos proponemos dar a conocer este movimiento, como después expondremos otros. Acaso haya algún grupo de maestros que se interese en seguirlo y una vez en posesión del impulso se ponga a la obra, ya indispensable, de adaptar a las condiciones de nuestro  país y de nuestra escuela la técnica de la medición de resultados, para que construyamos nuestros tests y nuestras escalas y entremos en la corriente de la educación científica, donde tampoco valor tienen las opiniones personales y ninguno alcanzan los odios.

                                                                           Omar Dengo,

Heredia, octubre de 1920

 

 

PEDAGOGÍA EXPERIMENTAL1

 

 

Estos problemas, los más importantes de la escuela actual -los de enseñanza higiénica y psicológica- están por estudiar en Costa Rica. - La escuela Normal y la Jefatura Técnica carecen de los medios adecuados al trabajo que las soluciones de tales problemas suponen-. Hacen falta bibliotecas modernas y abundantes al alcance de una oficina de investigación; hacen falta laboratorios de psicología y de educación experimental; hacen falta escuelas experimentales u organizaciones que permitan aprovechar el trabajo de las comunes al efecto de investigar; hacen falta publicaciones para maestros entendidas al modo moderno, es decir, no para la expresión de opiniones personales, ni para recetar planes de lección, sino para promover investigaciones  y exponer sus resultados, conforme a planes científicos; y lo grave es que la ignorancia en materias tan delicadas, y hoy tan complejas, nos sitúa, con todas nuestras pretensiones, en un campo inferior al del analfabetismo que entendemos combatir. De poco sirve la luz cuando se produce a costa de una degeneración de los hombres del porvenir.

                                              

 Abril de 1922.

 

 

TRABAJEMOS DE NOCHE

 

 

"No es libro de actualidad y por eso es más duradero"

 

Palabras de Ángel Ganivet son ésas, que tienen por cierto una relación con la vida de ese grande hombre, en cuanto ella, a fuerza de no perseguir nunca las glorias de la actualidad, obtuvo de ser inmortal. No quiso vivir para el minuto, y vive, tal vez, en verdad, para siempre. A fuerza de hacer vida subterránea, llegó a ostentarla en la más alta cumbre, en la única cuya euritmia, por ser la misma con que perdura el globo, no está sujeta al caprichoso vaivén de humanas alteraciones que promueve el odio o impulsa el amor.

 

En hombres de tan majestuosa talla, hasta las más simples palabras, hasta las que parecen salir de la boca por sí solas, como un descuido, revelan una fortaleza de convicción que no puede ser sino el resultado de un vivir, que por entero se conforma con las exigencias del ideal, de que tales palabras son el vehículo que lo lleva a otros corazones.

 

¿Pero cómo se forman esas vidas consubstanciales con el ideal que las exterioriza? Cómo llega a ser ese ideal una verdadera florescencia de ellas? Precisamente a virtud de la fuerza que  le infunde al espíritu, el recogimiento que sabe ser menosprecio de lo transitorio y sagrado amor a lo duradero de buscarse el trascender por conducto de la historia, sino el revivir en otros corazones, por gracia de una reencarnación en que fluyan las corrientes mismas del universo, con destellos de astro y músicas de arboleda. Misteriosa reencarnación que por provenir del silencio y de la sombra, opere sus  trasfusiones misteriosas por medio de vehículos luminosos y sonoros.

 

Así, trabajando de noche, por amor al propio trabajo, lejos del clamoreo de la opinión catedrática que consagra o anula, semejante a veces, en su algarabía, el piafar oloroso a heno que sale de los establos... y en un tranquilo taller en que no se lean los libros de antropomorfista clasificación, ni humeen los crisoles de la ciencia industrial, trabajando así las juventudes lo son por la vida y por el alma y para la vida y para el alma.

 

Pues que hay dos modos de conformación de las ideas y de los ideales, que entre sí se excluyen: unos son firmes, robustos, concretos y maravillan con las líneas de la obra concluida y con la superior armonía de lo que vive por sí mismo. Otros, apenas si son esbozos, croquis, es decir, conjunto  de trazos que recuerdan, tan solo, la obra entera, pero que contienen la inamovilidad impotente del esqueleto. Aquellos se organizan en el silencio con el vigor de un soplo de eternidad; los otros, que no son susceptibles de organización, adquieren su ficticia estructura deleznable, fuera de la sombra, donde los corroe el soplo del minuto que pasa. Les da vida. Por donde llegamos a comprender que la luz más pura la constituyen las tinieblas. La luz creadora, la lux inextinguible...

 

Las primeras ideas y los primeros ideales, los que viven callados porque llevan su vida en sí, dan la materia en que el tiempo esculpe a los grandes hombres, a los hombres que a su vez han de esculpir humanidades enteras, en un solo bloque que bien puede no ser el mundo. Las otras nutren el espíritu de secta y se convierten por ahí en génesis de la "horda infrahumana" que marcha siempre, en todas las épocas, "a la vanguardia del progreso" y que sin embargo de ir adelante y de llevar la bandera conductora, no alcanza jamás a pisar las tierras donde el "más allá" remoto, sin pasiones y sin cálculos, con frialdad de nieve, hace el balance definitivo de los éxitos y ratifica o revoca las coronaciones.

 

Silencio, pero silencio que vibre con el ruido de grandes tempestades mentales y el ritmo de intensas exaltaciones del corazón. Soledad que sea presencia en el alma de muchedumbres, de anhelos y esfuerzos. Tales han de ser los motores de la vida trascendental y noble. Mas no ha de buscarse el trascender por conducto de la historia, sino el revivir en otros corazones, por gracia de una reencarnación en que fluyan las corrientes mismas del universo, con destellos de astro y músicas de arboleda. Misteriosa reencarnación que por provenir del silencio y de la sombra, opere sus trasfusiones misteriosas por medio de vehículos luminosos y sonoros.

 

Así, trabajando de noche, por amor al propio trabajo, lejos del clamoreo de la opinión catedrática que consagra o anula, semejante a veces, en su algarabía, el piafar oloroso a heno que sale de los establos... y en un tranquilo taller en que no se lean los libros de antropomorfista clasificación, ni humeen los crisoles de la ciencia industrial, trabajando así las juventudes lo son por la vida y por el alma y para la vida y para el alma.

 

 

RIFLE AL HOMBRO

 

 

Como ponemos un seudónimo al pie de estas líneas, hemos de advertir que ninguna de las alusiones en ellas contenidas acerca de ciertos pareceres, pretende referirse a las personas que los han emitido. El empleo decente del seudónimo requiere, de modo indispensable, que nunca sirva para encubrir ataques personales.

 

Cuando salían hacia Panamá nuestras expediciones guerreras, salimos con una de ellas, rifle al hombro. Por cierto que no hicimos otra cosa, una vez que la  expedición llegó a su término, que defendernos de los mosquitos... valientemente.

 

Suponemos que si fuera necesario rechazar alguna agresión, tomaríamos armas otra vez, a pesar de que no estamos seguros de saber manejarlas y sobre todo a pesar de que no querríamos matar hombres.

 

Pero si se estuviera formando una lista de los costarricenses que no quieren una frontera de odios entre Costa Rica y Panamá, pediríamos que se nos pusiera en ella en lugar bien visible. Hemos pertenecido al grupo de personas que se han complacido en corresponder a las cortesías de los maestros panameños. Es más: a algunos de ellos les hemos declarado enfáticamente que nos sentimos obligados y dispuestos a contribuir a la difusión de un espíritu de concordia entre los dos pueblos, digno de las aspiraciones más altas de nuestros tiempos. Nos referimos a las que por sobre fronteras y convencionalismos diplomáticos sustentan los grandes conductores del pensamiento.

 

Porque no es precisamente el Derecho Internacional la disciplina que da las fórmulas de armonía que más atrae a los hombres de mayor significación en el mundo. Buena parte de tal Derecho no pasa de ser retórica leguleya codificada burocráticamente bajo la presión de grandes intereses financieros. Los verdaderos pensadores, los creadores de civilización, los representativos de una superior conciencia humana, han sentido asfixia en  el ambiente de invernadero de las soluciones protocolarias.

 

Agreguemos la consideración de

EL PROBLEMA DE LAS AUSENCIAS1

 

 

El problema importantísimo que a Ud. y a todo maestro consciente tanto preocupa, no ha sido tampoco resuelto fuera del país. Aunque muchas escuelas extranjeras lo afrontan con un acierto que promete soluciones de valor definitivo. Así que los libros que Ud. quisiera leer, no le ofrecerían ninguna. Daríanle, cuanto más, una noción muy amplia por supuesto, de las condiciones en que hoy se plantea el problema en otros países. El planteamiento de carácter nacional, claro es que le corresponde a nuestra escuela. Solo que, muy a pesar de tantos alardes, no está preparada para formularlo.

 

No ignora Ud. que la escuela del país vive sumida en un pasado ya lejano; si bien una que otra de sus manifestaciones parece indicar que tal ambiente comienza a serle inadecuado. La expresión, pues, de éste como de cualquiera otro problema escolares, adopta aquí, necesariamente, una forma impropia de las orientaciones que la época impone. La escuela nacional ante el problema que Ud. propone, acoge o acogería las mismas retardatarias soluciones que por mucho tiempo ha aceptado y que constituyen uno de sus fracasos permanentes, casi escandaloso.

 

Hago notar que cuando afirmo la retardación de nuestra escuela no me desentiendo de tantos generosos esfuerzos como han servido al empeño de edificarla cual cabe. Como Ud., conozco y admiro la obra, en mucho ignorada, de los Brenes Mesén, Obregón, Facio, García Monge, Luis F. González, etc., etc. Sé también de la acción del pequeño grupo de maestros que junto a aquéllos y a algunos otros trabajadores más, son los únicos que en el país conocen o estudian seriamente los presentes problemas, las necesidades, las tendencias de la educación. No omito la apreciación de cuantas circunstancias pudieran favorecer la posibilidad de un avance; pero desconfío, por abundantes razones, de la fuerza que en este momento significarían. Imagine la transformación que resultaría, por ejemplo, de aplicar a plenitud los nuevos programas. Pero Ud. sabe que, sin incluir excepciones casi milagrosas, la escuela los está desarrollando formal, no fundamentalmente; que es decir, externa, no internamente, como lo requeriría la comprensión del elevado espíritu que los anima. Recuerdo a este propósito la característica declaración de un maestro: "lo que importa es aplicarlos, aunque ignoremos los fundamentos de las tendencias que representan". Es decir, lo que importa es resguardar la rutina de toda amenaza de progreso. Traslade Ud. el criterio y la actitud que supone, a los distintos planos en que aparecen los problemas cardinales de la escuela, y encontrará cómo, convertido en clave, irá mostrándole buena parte de la explicación del estancamiento y del naufragio que presenciamos.

 

Ahora cuando la inquieta el problema, pregunte Ud. a la Jefatura Técnica y Administrativa, cuál es, en el circuito en que Ud. trabaja, la causa dominante de ausentismo; cuál el porcentaje medio, anual, mensual, diario, conque ha ocurrido o concurre a la producción del resultado; cuál la razón de ser de su predominio; cuáles los recursos ensayados para combatirla; cuáles las condiciones en que ocurrió cada ensayo; cuáles los respectivos resultados, etc., etc. Pregunte Ud. con respecto a otro circuito. Pregunte las cuestiones que interesarían a la solución de algún otro problema. Nadie sabrá contestarle. Al menos, nada se le contestará que por su valor técnico y por la experiencia que traduzca, convenga al progreso del trabajo de Ud. Esta incapacidad de las instituciones educacionales para aprovechar la propia y la extraña experiencia, la encontrará Ud. en todos los aspectos de la vida institucional del país. Es signo de organización rudimentaria.

 

Comprenderá, cuando determine la situación íntima de la enseñanza, por qué en la Escuela Normal -de 1915 a 1917- se intentó promover la formación de un maestro de otro tipo. Un maestro creador de patria como lo llamaba García Monge, un maestro leader de la democracia, como decía Torres, un maestro que solíamos llamar dinámico, progresivo. Un maestro apto para impulsar la escuela hacia una reconstrucción, dentro y fuera de las aulas, capaz de levantarla hasta la altura en que el pensamiento contemporáneo la destina a promover la vitalidad espiritual de las naciones.

 

Comprenderá, -para aludir al caso de su problema- por qué Torres, García Monge y Corina Rodríguez, procuraron conformar la enseñanza de la Administración Escolar, con las normas que la dirigen desde que sus problemas entraron en el concepto de lo técnico. El comentario de la Ley de Educación Común, no cabe ya en un curso de Administración. Pertenece Al de Historia de la  Legislación Escolar. Menos, si como de ordinario sucede, es un pobre comentario, menesteroso de ciencia y filosofía.

 

En los mencionados cursos, el problema del ausentismo era propuesto con relación a un orden de hechos bien diferente del en que se le sitúa. Era un problema relativo a la constitución de la escuela, o sea, a sus propósitos, a sus fundamentos, a su más interna estructura. La solución no se le encomendaba, como en los hechos, a la policía, ni al régimen disciplinario de la escuela.

 

Basta contemplar la constante lucha entre el hogar y la escuela, de que tanto se duele el maestro, para juzgar las cosas de otro modo. La escuela la comprende y la explica como ignorancia del hogar; como desidia u hostilidad engendradas en ignorancia. No obstante, otro puede ser el origen. Porque acontece que la escuela no siempre merece el cuidado ni el sacrificio que la asistencia del niño exige. La indiferencia o la hostilidad de los padres son muchas veces una gravísima acusación cuya importancia acrece se pretende esquivarla. Por lo común, en el ánimo del padre, va el hijo a la escuela a aprender lectura y escritura. Ya no solo el maestro rural, sino que también urbano, saben que la familia necesitada de los servicios del niño, los retira de la escuela, del todo o con frecuencia. Poco le importa que no estudie, a cambio de que ayude al sostenimiento del hogar. A veces, a costa de su salud y aún de su vida. Una viejecita de Heredia me decía: "Si mi nieto encontrara en la escuela cómo ayudarme a ganar la vida, yo no tendría inconveniente en enviarlo". Palabras que no se tacharán de ignorancia, pero tras las cuales querráse descubrir solamente la miseria que devora al país. Sin embargo, al maestro podrían seguirle fecundas reflexiones.

 

La conducta del hogar frente a la escuela, se corresponde con un criterio del objetivo y de la labor de ella, inspirado por esa misma labor. Es algo accesorio la escuela len la consideración del padre, porque así lo es en la vida del hijo. Porque a través  de éste no llega al hogar una actuación de la escuela que la acredite. Porque a la vida del niño tampoco llega.

 

Mas si lo atrajese por amor; si éste naciera en la satisfacción que el niño encontrara en la escuela, se sus problemas y necesidades; en la cordial y sabia atención de sus inquietudes; en la solicitud que rodeara sus flaquezas; si allí se le amparara y socorriera maternalmente; si conscientemente se le guiara; si se le respetara; se le comprendiera; se reconociera el profundo sentido en que el niño solo tiene derechos; entonces sentiría y amaría el niño a la escuela como algo esencial de su vida. Y colmada ésta de los dones que el aula prodigara, sería el niño en el hogar, el defensor vigoroso de los intereses de la educación. ¡Los más altos, digámoslo otra vez, los más altos del país!

 

La escuela que la viejecita concebía se desenvolvería espontáneamente y con toda amplitud dentro de esa órbita de amor y de respeto al niño. Pero de la pedagogía de la viejecita hablaremos en otra oportunidad.

 

No va a decirme Ud. que conocemos en el país la escuela que hemos soñado. Porque sé, desde la época de Montaigne, cómo fastidia, cómo deprime, cómo atormenta y aniquila la escuela a los niños. Porque sé cómo consume en un derroche sombrío, la savia espiritual de la nación. Así la primaria, como la secundaria. En innúmeras ocasiones el niño tan solo es un pretexto, infamado de codicia, para que el maestro perciba un salario. Desgracia que éste no le da para vivir al maestro lo que merece. Pues si muchos maestros de espíritu apostólico, permanecerán en las aulas, gloriosamente miserables, también acudirán a ellas muchas gentes con hambre de pan y de luz.

                                                                      Omar Dengo.

Agosto de 1918.

 

 

EL SENTIDO DE LA POLÍTICA

 

 

Con ocho días más que discurran ya estaremos en elecciones y triunfantes, por lo menos en el sentido que más nos importa: en el haber hecho oír la voz de los principios.

                                                                                                           

Cuanto a la política, le diré francamente que en el primer momento, después de conocido el resultado de las elecciones, cometí el error, grave, de desalentarme. Poco después miraba las cosas con el ánimo optimista que suelo ostentar. Supongo que usted conoce el aspecto que últimamente muestran los sucesos y que han desaparecido sus temores. Para mí todo esto tiene un gran interés como fuente de reflexión, que es decir, el desenvolvimiento de la conciencia social. Claro es que, como costarricense, no puedo entregarme a especulaciones frente a los problemas políticos, sino que debo mirarlos prácticamente, pero tampoco abandono las consideraciones que pueden conducirme a penetrar en el sentido de lo que en ellos es capaz de representar un valor permanente. Quiero decir un valor de porvenir y de juventud, porque debemos hacernos la ilusión, creadora, de que estamos buscando un campo para una obra, y de que estamos preparándonos para ella y de que estamos ya realizándola. Pero en el fondo mi criterio es el mismo de hace muchos años: la política se engrandece cuando se consigue ponerla fuera del alcance de los politicantes, y mientras éstos la dominen, lo poco, lo único que podemos hacer los idealistas es -y recuerdo con horror a Maquiavello - evitar que nos conviertan en instrumentos de intereses de ellos aunque, a veces, nos encontremos en el caso de aceptar sus intereses como carriles de aspiraciones más altas, de las más altas, si es posible.

                                                                                                    

 Diciembre, 1923

 

HOME CREDITS1

 

 

En la tarea de asociar más íntimamente el trabajo de la escuela la vida doméstica, la institución del home credit logra ser instrumento muy eficaz. Los home gardens que tan acertadamente organiza y difunde el empeño de Juan José Carazo, son una forma importantísima de los home credits y nos dan un cabal ejemplo del valor que éstos alcanzan a significar cuando se manifiesta del todo alguna se sus múltiples posibilidades.

 

La actual organización de los home credits, en las escuelas norteamericanas, se conforma, en general, con la estructura del plan de O`Reilly, de Palk County, Oregon, -iniciador del sistema-. De acuerdo con ese plan, la escuela equipara el trabajo realizado por los alumnos al servicio del hogar, con el que hacen dentro del aula. Así, el trabajo diario de encender el fuego y el de bañar al niño recién nacido, equivalen respectivamente, al cabo de un término convencional, a cinco y diez minutos de trabajo escolar. De modo semejante, todas las ocupaciones y actividades del hogar, le dan derecho al niño por su participación en ellas, a un día de asueto, en cierto momento. Este día, así conquistado, como es de triunfo, lo es de verdadera fiesta. Pero conviene observar que por acuerdo del padre y del maestro, ambos juzgan el trabajo. Debe éste consistir en obra bien hecha, y cada día mejor hecha. Los respectivos procedimientos los sugiere o enseña la escuela, por donde se abren a su llamado las puertas del hogar, con una amplitud propicia decisiva.

 

Una vez que la escuela sea colaboradora directa de las faenas domésticas, puede serlo tan activa, tan diestra y noblemente, como para representar allí el mejor esfuerzo de la civilización. Con lo que queda sugerida la importancia de la institución en cuanto a su través entra la escuela al hogar; sin hacer mérito de que los recursos de la escuela se enriquecen pródigamente, en todos los aspectos de su trabajo. Los puntos de apoyo y las direcciones de su labor, se multiplican y amplían en circunstancias que rodean a aquélla de una realidad vital. La aplicación de conocimientos, la correlación de materias o tópicos, la motivación de la enseñanza, la formación o el desarrollo de virtudes de hogar, la educación de los hábitos de servicio, etc., encuentran en las relaciones con el hogar, una real razón de ser, un propósito definido, una constante sugestión de normas e iniciativas, etc. En suma, cuanto conviene a que la escuela adquiera aptitud para afrontar sus responsabilidades de institución social, matriz de progreso, alma mater de civismo y renovación espiritual.

                                                                                                     

  Septiembre, 1918

LA CIUDAD ESPIRITUAL

 

 

Pienso en la obra social de Patrick Geddes, una de las formas del esfuerzo de espiritualización del mundo que ha merecido ser señalada entre las que comportan aspiraciones a una nueva civilización. Llamaría a este original y noble profesor, el constructor de la ciudad espiritual. Diría que es su propósito el  de edificar con belleza, si se entendiera que no corresponde simplemente al posible ideal de un arquitecto. Porque Geddes más que esto es un pensador y un moralista, y en cierto modo, uno de los creadores de la que se ha dado en llamar Sociología Cívica. Su tendencia propende a la construcción  del hombre interno, por medio de la material edificación de la ciudad. Este es su principal instrumento de acción dentro de las posibilidades de una norma que nos hace pensar en otro inglés: Ruskin. Edificar ciudades bellas como un modo de contribuir a formar hombres buenos. De esto han hablado en nuestra América Leopoldo Lugones y Pedro Prado, con una distinción admirable.

 

Proyectar sobre la ciudad material la más bella luz del espíritu de sus habitantes, de suerte que animada de nuestra vida la fábrica, alcance a arraigar, más profundamente que en el subsuelo, en el amor de belleza y en el amor de paz de los hombres. Pero hay una más leal expresión del contenido íntimo de las iniciativas de este civilizador: darle conciencia a la ciudad, acaso mediante la reincorporación al trabajo de la gracia que en otras horas derivaba de las disciplinas del misterioso arte operativo.

 

Comunicar a los cimientos de la ciudad, a sus vías, muros, torreones, en el contacto con nuestro corazón, algo de nuestra ansiedad de perfeccionamiento. Transformar las vetas de la piedra, en la comunicación con nuestro amor, en arterias que conduzcan la humana inquietud para que ésta sea el sustento de la ciudad y como una savia hechizada lleve al seno de los mármoles el estremecimiento de nuestra ilusión.

 

Sabemos que algo nuestro prosigue su vida en lo que hace nuestra mano; y si aprovecháramos todo el valor de tal condición, convertiríamos la obra nuestra en vehículo de un constante y progresivo renacimiento. Por su virtud el trabajo iría dejando de ser conquista y dominio impuestos a la naturaleza y a los demás hombres, para convertirse, tras hondas mudanzas, en conquista y dominio de nosotros  mismos. Verdad que el hombre habría de trabajar en la obra más conveniente a sus capacidades, entendidas en aquel sentido que determinase la preponderancia de las cualidades expresivas de lo que constituye la devoción.

 

Comprendemos que si el trabajo supone una participación activa de las cosas en los designios de nuestra vida, lo que de ésta le cedamos, lo que ellas vinculen a su transformación, eso es lo permanente y esencial en el trabajo. La obra mejor, la de los que dieron lo mejor.

 

Consideraciones semejantes conducen a Gedes a la exaltación del valor espiritual del trabajo de la mano, tan noblemente comprendido por algún poeta inglés. Y a través de la exaltación, al culto de la obra material, en cuanto adquiere uno como poder de orientación sobre la vida humana. La mano que fija un ladrillo en el tejido de un muro, si con amor de perfección, lo coloca en la senda de los hombres dotado del prestigio de un signo de felices advenimientos y le trasfiere una fuerza capaz de coadyuvar a aceptarlos.. Al cabo, la ciudad levantada en obediencia a esta fe y a este ensueño, representaría para sus habitantes y para los peregrinos, algo nutrido de un altísimo significado espiritual y del vigor simbólico de una Catedral de Reims. Viene bien pensar cómo contribuyó ésta a crear y organizar un sentido moral en la gran guerra. Y cómo así, el símbolo, que es fuerza y dirección, poder, promovería el encauzamiento de las voluntades hacia una aprehensión más completa de las funciones de la responsabilidad, fecundaría el cultivo de una superior simpatía y de una más cordial asistencia entre los hombres. La ciudad en torno de ellos sería milagrosa por el poder de evocación de las cosas más altas y de las eternas. Sería una protección contra el decaimiento de las devociones, de las nobles preocupaciones, y del vivir inspirado en el ansia de fraternidad.

 

Por mucho que fuera tormentoso el tráfago que inundase a la ciudad, ésta, vitalizada por un ideal, majestuosa de belleza, lo tornaría en sutil y armoniosa aparecería en medio de la belleza ambiente, con matices de tragedia de dioses, cuya sangre ennoblece y redime siempre.

 

Patrick Geddes cuyas fundaciones son ya fecundamente estables, abarca de pleno el aspecto que atañe a la preparación del individuo para la original empresa. Ha hablado de despertar la conciencia cívica a la vida de una acción hondamente espiritual. ¡Qué altura la de estos países en que se trata del refinamiento y de la elevación de la conciencia cívica, matriz de la civilización! En los nuestros apenas cabe hablar de despertarla, no a una vida superior, sino solamente a despertarla...

 

El ejercicio de una ciudadanía espiritual ya parece cosa propicia a las necesidades de un Reino de Dios, y es, sin embargo, como éste, sencillamente humano...

                                                                                                            

  Junio, 1919

 

LA FLOR DE LOTO

 

 

Sé decirle, porque lo aprendí en lo más hondo de la vida, que la suya será noble y grande y bella, en la medida en que la sabiduría de su corazón se manifieste en ella. Usted sabe que la flor de loto ha sido durante muchos siglos en el Oriente el símbolo de la vida humana. Porque la planta vive, al mismo tiempo, en tres distintos mundos; la tierra, el agua, el aire. Florece en el aire, sobre la superficie de las aguas, y en la flor se concentra la gracia y se muestra la maravilla de la vida. Nosotros florecemos en el mundo del corazón y es maravillosa la florescencia, si la tierra y el aire que nos nutren ascienden tras una constante aspiración de Virtud y de Belleza.

 

¡Espejos mágicos!, aprende a mirar en ellos. El hombre de quien voy a hablarte, no supo hacerlo. Largas las horas, las pasaba ante un espejo de estaño, en el afán de obtener una revelación. A este hombre le inquietaba profundamente su porvenir.

 

Quiero saber cómo viviré mañana.

 

Al cabo vio. Vio su vida, durante un día, veinte años, tan solo habían acercado su muerte. La visión lo enloquecía. No pudo comprender que el espejo le hubiese anticipado tantos sucesos, y  en los  días que vinieron erró por la ciudad repitiendo enronquecido: "¡He roto el tiempo, he roto el tiempo!"

 

LA VIDA DE LA ESCUELA1

 

 

El nuevo curso fue inaugurado a las 7 p. m. del 20 de febrero, por medio de una asamblea pública de alumnos y profesores, en la cual el señor Director pronunció un discurso en conformidad con el esquema siguiente:

 

a.       La Escuela en relación consigo misma.

b.      En relación con los graduados.

c.       En relación con la ciudad.

d.      ¿Cómo solucionar la situación económica de los estudiantes más pobres? Las libretas de cuentas personales. Las actividades manuales y agrícolas y su sentido económico dentro de la Escuela. Beneficencia y ahorro. La cocina escolar. Anteojos y malas dentaduras. Las cédulas de salud. Las relaciones de los mayores con los más chicos. Los clubes; las nuevas posibilidades de acción. El ornato de la Escuela;  cada cual una planta. La ocupación favorita. Más actividades científicas. L'esprit de suite.

e.       Un departamento de correspondencia. La revista La Obra.

f.        Más acción social. La escuela nocturna de obreros. El ornato público. La Plaza Flores a cargo de la Escuela Normal. Veladas en pro del Hospital de la ciudad.

 

 

SALUDO A LOS ALUMNOS

 

 

Temprano del día de la inauguración, el señor García escribió en el pizarrón de la Secretaría de la Escuela estas palabras, tan sencillas como nobles:

 

"Hijos míos, sean ustedes bienvenidos. De nuevo están en su casa. En este día, aséenla, reúnanse, conversen, cambien impresiones, organicen su trabajo y formulen sus buenos propósitos; todo en honra, gloria y progreso de su Alma Mater. El Director."

 

Comentarios: Los colegios suelen recibir a los alumnos, cuando estos regresan de sus vacaciones, con la amenaza de la repetición de exámenes. Lo cual contribuye eficazmente a estorbar la formación de un espíritu institucional orientado hacia el cumplimiento de los fines permanentes de la educación. El alumno siente desde el primer día de clases, a que la reanudación de éstas constituye una forma de vida hostil a la maravillosa espontaneidad con que en todos los momentos se le reveló la naturaleza y se le reveló su alma, en medio de ella, durante las horas de vacaciones.

 

Los padres de familia deben oír de labios del Director del colegio, cada vez que se inicie un año d estudio para los hijos, la formulación clara, amplia, razonada, de los propósitos, normas y medios determinantes de la vida del establecimiento. Los alumnos deben oírla también

 

 

 

ESCUELA DE ARTES Y OFICIOS

Palabras preliminares

 

 

El problema hay que abarcarlo en toda su majestuosa amplitud. En esa tarea, que sobrepasa los bordes de la discusión personal, para remontarse a la altura en que distiende sus prestigios una noble idealidad, si quiere un campo nuestra pluma. Porque se facilita la labor que tal anhelo entraña, es que poscausa grata complacencia la intervención en el debate, del señor Director de El Republicano cuya categórica declaración de que no mediarán de esta vez en el logro de la grande obra los ya conocidos y siempre perversos intereses de la pérfida politiquería que aquí suele hundirlo todo en los abismos del fracaso, resulta de cierto halagadora y digna de un aplauso efusivo que regocijados le brindamos. Tiene la virtud de abrirle cauce amplísimo a la convicción enemiga, de retroactivos sectarismos, que en este momento nos empuja a declarar, con voz muy alta, que ha de comprenderse la tendencia armonista (sic) del grupo literario de este país, como una profunda aspiración ética, basada en la más racional concepción de las leyes cosmológicas, que es resultado de un proceso filosófico surgido de las propias fuentes de la naturaleza, y que excluye de la zona ilimitada en que busca efectividad, todo aquello que, por venir de la región no evolucionada de la conciencia, pueda de algún modo obstaculizar la inclinación manifiesta del individuo o del conjunto de individuos, a desarrollar integralmente todas las fuerzas psíquicas que constituyen su retrasada personalidad.

 

Es lo que bellamente expresaba Ossip Lourié -el amable comentador de la filosofía tolstoiana- en estas palabras: "la vida recompensa a quien la busca, no a quien evade su contacto. Creo que algún día conocerá el hombre la verdad final de la vida, mediante sucesivas transformaciones, más o menos penosas, que lo purificarán al punto de hacerlo apto para comprenderla y amarla; al punto de permitirle alzarse a mucha altura sobre si mismo y dar nacimiento en esa suerte de vuelo de águila o de alba hermosísima, a una especie más poderosa, casi perfecta que al fin igualará a la ideal abstracción de todos los siglos: la divinidad".

 

Nosotros buscamos la vida para salvarla de las mutilaciones a la que la somete el egoísmo ancestral que refinadamente se expresa en la injusticia yen el odio

Benedicto Víquez Guzmán. Cuento La Imagen

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La Imagen

 

Hace muchos años en un pueblito de Heredia, llamado San Joaquín de Flores, un niño pobre pero alegre, el último de una familia de trece hermanos, asistía por primera vez a la escuela Estados Unidos de América, que así la bautizaron los que más sabían.

Desde inicios del mes de junio comenzaban los preparativos para celebrar, a lo grande, la fiesta de independencia de los Estados Unidos de América, el 4 de julio. La escuela comenzaba a vivir una inusitada alegría que contagiaba a maestros y niños y los llenaba de entusiasmo. Asistíamos, por las tardes, a disfrutar de películas que enviaba la embajada de los EUA sobre diferentes aspectos de su país, la vida política, la geografía, sus gentes, su historia y muchos otros temas que nos informaban de esa gran nación, orgullo de ellos, nosotros y la humanidad, según nos lo enseñaban. La escuela se llenaba de banderitas de ambos países que revoloteaban de alegría y llenaban las ventanas y pasillos con su presencia llena de vistosos y significativos colores.

Por nuestra parte nos preparábamos en diferentes juegos, porque sabíamos que ese día era de fiesta y no cabíamos de alegría y menos dormíamos pensando en la llegada del 4 de julio. Desde muchos días antes, realizábamos diferentes juegos, como corridas de sacos, caballitos, rueda, bola, que sabíamos eran escogidos para realizar competencias entre los niños de la escuela y otros centros educativos vecinos, invitados a tan esperado acontecimiento.

El día ansiado llegó y desde muy temprano me levanté sin apenas dormir, me bañé, cosa que muy pocas veces hacía, y antes de la hora acostumbrada, bien mudadito, de pantalones cortos, sin calzoncillo, pero limpios y bien aplanchaditos, así como la camisita, me eché la chuspa  al hombro y me dirigí a la escuela. De camino nos fuimos reuniendo con otros compañeros y ¡cómo íbamos de felices! Las piedras y el rocío de la mañana no hacían ninguna mella en nuestros pies descalzos y menos el frío que nos entumecía. Los pajarillos que madrugaban y piaban en nuestro camino no podían robarnos el entusiasmo y se sentían envidiosos a nuestro paso.

Tuvimos que esperar a que abrieran la escuela pero eso era poca cosa. Sentados en las gradas tragamos los minutos de ansiedad y nos reconfortó la aparición de Talí que permitió con sus llaves la entrada al recinto de nuestra ilusión. Nunca antes éramos tan obedientes y disciplinados. Esperamos la llegada de la maestra y al unísono la saludamos con el reconfortante ¡Buenos Días! Poco después, estábamos haciendo fila en el patio para rezar las oraciones y hacer los ejercicios de costumbre. Una hora de espera y se presentó el Director de la escuela, don Abel, y anunció la llegada del embajador de los Estados Unidos a nuestra escuela. Momentos de emoción nos hacían respirar con mayor aceleración, hasta que vimos aparecer, desde la oficina, la comitiva de señores, elegantemente vestidos, que se acercaban al frente de donde estábamos, allá en los altos del corredor principal. Después de un saludo, por parte del maestro de ceremonias, nuestro director dio la bienvenida al señor Embajador, nos mostró una campana rota que era el regalo para la escuela, y pronunció un discurso de agradecimiento por haber aceptado la invitación y querer celebrar con nosotros el día de la independencia de su patria. Terminada su intervención se invitó al Embajador a dirigir la palabra y éste dio un discurso corto que no entendimos porque no sabíamos inglés, pero a nosotros eso no nos importó porque él sonreía todo el tiempo y nos imprimía la imagen de un hombre bueno, cariñoso y desprendido. Al finalizar, eso sí, su participación, todos aplaudimos con entusiasmo, no tanto por lo que había dicho, sino porque, para nosotros, comenzaba la verdadera fiesta.

El Director, con una gran sonrisa, nos señaló el camino hacia la plaza de deportes y con voz sonora nos ordenó. Prepárense para las competencias. Salimos en desorden y ocupamos el centro de la plaza y las maestras nos organizaron para comenzar los juegos. Después de que llegó el señor Embajador al lugar de las competencias y estábamos preparados para iniciar los juegos. El señor Embajador dio por inauguradas las justas y comenzó con la carrera en sacos, por ser realizada por los niños de primer grado. Ahí estaba yo, como una liebre, dispuesto a ganar la competencia. No había dado, el Embajador la señal de partida, cuando estaba de primero, salte que salte, sin caerme, hasta que con gran diferencia llegué de primero. Gritos de alegría, aplausos de todos. Mi corazón se hacía pequeño para sostener el torrente de sangre que amenazaba con salirse. Con dificultad me despojé  del saco y con un gran temblor de cuerpo que me dificultaba mantenerme de pie esperé el premio prometido  y que sería entregado por el propio Embajador.

No podría saber cuál fue la razón, si la confusión final o la conversación que tenía el Embajador con una maestra, lo cierto de todo fue que el señor Embajador con una sonrisa que contagiaba de alegría y paso firme se dirigió con una pluma o bolígrafo, nunca supe de qué se trataba, y se la entregó a un niño que había llegado de tercero, después de mí. Nadie, ya fuera por respeto y educación, o por no saber el idioma, o por congoja, se atrevió a indicarle que el que había ganado la competencia había sido yo. Después el Director me dio un librito de cuentos y me reconfortó. Me hizo ver que lo más importante había sido el participar y que ante todos yo había sido el triunfador, pero de mi boca no salió una sola palabra. Aquella imagen del Embajador y su sonrisa se quedó grabada en mi corazón para siempre. Mi tristeza no tenía límites. Ese día no almorcé y tampoco salí al cafetal a jugar con mi perro.

Hoy, cuando veo por televisión a los soldados norteamericanos repartiendo caramelos a los niños de Irak, después de haber matado a centenares de civiles y dejado huérfanos a miles de niños, de observar esa carita de tristeza y esa mirada buscando un horizonte, que ponen cuando salen y se encuentran con su madre muerta, no puedo sino recordar la imagen del señor Embajador de los Estados Unidos de América, cuando entregaba el premio al perdedor.

DECÁLOGO DE LA DEMOCRACIA1

I.

 

 

Los problemas de la democracia son objeto de constante debate. Los unos proclaman la bancarrota del sistema; los otros preconizan su triunfo. En el país, con ocasión de la propaganda política, se habla de la democracia hasta por los codos y a veces...hasta los codos. Cada orador, cada propagandista, define o interpreta el sistema a su modo. Hay preocupación siquiera fingida, siquiera transitoria, y si con ello no tiene el pueblo una clara oportunidad de cultura, cuando menos son disimulados los insultos por un rato, o, para hacer más ameno el espectáculo, aparecen los improperios en escena con traje de ideas... lo malo está en que a veces se miente mucho; y con facilidad se piensa que un escándalo, por ejemplo, es una privilegiada manifestación de espíritu democrático.

 

Los americanos del Norte, de los cuales tanto se dice que realizan la más grande farsa democrática del mundo, como se dicen que viven a perfección el sistema, aplican a todas las actividades de su país el mismo procedimiento de análisis y medida. Del mismo modo disponen de una oficina para determinar cuál es el cemento de mejor calidad o el más resistente tipo de caminos, como nombran un comité encargado de determinar cuáles son las características del gobierno democrático. En efecto, el comité se reúne, presidido por profesores universitarios, oye las opiniones de la mayoría de los políticos y después de una serie de deliberaciones, formula solemnemente el decálogo de la democracia...para uso de sus compatriotas.

    

 

COMENTARIOS SIN ORDEN

II-

 

 

Novedades yanquis, como se ve, aunque...demasiado humanas. El aparato magnificador de la voz que usan en fonógrafos y aparatos de radiotelefonía, parece ser allí de aplicación universal. En cambio, cuando se trata de cerrar los oídos al clamor del mundo, no hay hermetismo tan completo como el de los yanquis.

 

¿Qué hay en el fondo del análisis de la democracia? Poca cosa, quizás. Los derechos del hombre, como siempre, es decir, sin una norma que determine su naturaleza y campo de acción. ¿Pero es que alguien podría fijarla? ¿Es que alguna de las normas de antaño señaladas puede realmente cumplir esa función? Normas aparentes son las que imperan, y quizás venga de ahí la duda que, como a tantos otros, parecería asaltar a Materlinck cuando se inclina a creer que las termiteras están mejor organizadas, mejor regidas que las sociedades humanas. Normas aparentes son, cuando menos, las que los hombres definen como tales; pero ello no sería obstáculo a la posible dominación de verdaderas normas, de normas naturales, inasibles dentro de las estructuras de los sistemas humanos. Con toda la Economía Política que los hombres saben, no se organizaría la vida económica de una termitera. Con toda la moral de los hombres, no se inspiraría la vida de sacrificio de tantos seres a él destinados, como son los que en las termiteras perecen. La potencia que al decir de Maeterlinck regula la vida de los termites, acaso pudiera ser la misma que dirige a los hombres, pero manifestando su actuación en más complejo escenario. Y los sistemas humanos podrían ser entonces meros ensayos de interpretación, acomodada a condiciones históricas, de medio y de raza, de la naturaleza, de las posibilidades y de los objetivos de la oculta potencia directora. ¿Casualidad? ¿Providencia? ¿Mecanismo? ¿Qué por fin? Pero así marchamos.

 

Aparece la cultura como fundamento del sistema democrático. ¡Ojalá! Pero ese hecho basta a dictarle a la cultura un rumbo. La democracia entra a definir el sentido de la cultura. Probablemente cualquier sistema de gobierno presupone la existencia del mismo fundamento y, en lo tanto, ofrece la misma objeción. Afortunadamente la cultura puede romper todos los grilletes. Como la energía solar, puede el hombre utilizarla y transformarla, pero sujetándose a ella.

 

¿Quién fija los  límites entre lo socialmente ofensivo y lo que les, al contrario, socialmente deseable? Es evidente que Sacco y Vazetti, por pertenecer a los llamados partidos radicales, caen dentro de la primera zona, -que en este caso resulta trampa.- Como, a su vez, caen dentro de ella, a los ojos radicales, el juez Thayer y el Gobernador Fuller. Por el momento, tiene  la razón el que tiene la mayoría y con ella la fuerza.

 

De ahí que la auto-afirmación de derechos, deberes y oportunidades, es decir, la exaltación de la personalidad, deja de serlo realmente para convertirse en aceptación de normas impuestas por las mayorías de cada momento. Es la permanente oposición entre individuo y sociedad y entre mayoría y minoría. Es el esfuerzo complejo y confuso por buscar un estado de equilibrio entre dos extremos que tal vez no lo admiten, según parecería indicarlo la constante y trágica lucha. Quizás la oposición debería ser planteada entre otros pares de conceptos opuestos y no entre ésos, o debería ser planteada en otra forma.

 

Igualdad, a pesar de todos los evidentes designios de la naturaleza. Igualdad democrática, -la cual evade los absurdos que entraña, mediante requisitos y condiciones opuestos, precisamente, a toda tentativa de coacción igualitaria: habilidades, capacidades, etc. Pero en todo caso, estos yanquis han ido algo más allá de donde llegan los que entienden la igualdad con el aplastante criterio de la vulgar concepción democrática.

 

Mientras domine la mayoría o se pretenda que domine, mientras el poder le corresponda necesariamente, no caben limitaciones del ejercicio del poder. Si la mayoría se equivoca, si la mayoría delinque, ¿quién rectifica el yerro o, su caso, quién aplica la punición? O no domina efectivamente la mayoría ni debe dominar, y en esa coyuntura sería más cuerdo reconocerlo así. El predominio mayoritario no puede disponer de las aptitudes necesarias para elevar, como se desea, el sentido de la responsabilidad, la aspiración individual, el concepto del derecho o el sentimiento del deber. Ni puede valorar la significación del esfuerzo propio ni del servicio equivalente.

 

Lo grave, no obstante ser lo natural, es que tras los comentarios casuísticos del comité, que son extensos, se extienden, como un oleaje, el formidable ruido de máquinas de una civilización ostentosamente industrial y que creería realizar con ello las únicas posibilidades de la dignidad humana. Lo grave, porque es país que da ejemplo o lo impone.

 

Hay mucho todavía de la agresividad del cow-boy, convertida, laboriosamente, sin claridad, en filosofía. Hay mucho de primitivo y propio así de ese gran pueblo genialmente ingenuo, que estampa en su  moneda omnipotente una declaración de confianza en Dios: In God we trust.

 

Difícil, ciclópea tarea, ilustrada por grandes vidas y grandes gestas, ésta de definir y aplicar sistemas de gobierno. De Aristóteles a Lenin parecería no haberse hecho otra cosa que buscar la relación entre dos especies de conceptos: absolutos, los unos; relativos, los otros.

 

Sigue el hombre, mientras tanto, escapando, a veces trágicamente, a la presión de los sistemas. Hay hombres en los cuales no encuentra el sistema, la resonancia que requiere; y hay hombres en los cuales la encuentra.

 

Por cierto que cuando uno piensa en la democracia, -el gobierno y el ensueño de su país-, recuerda con amargura la reflexión de uno de los grandes críticos franceses: la democracia de Atenas mató a Sócrates. Aunque no olvida que en ella encontraron ciertos hombres la oportunidad de revelar su grandeza.

 

 

   

EL CASO DE DON SAMUEL SÁENZ

 

 

Sin pensar en esta fiesta, que el señor Sáenz y a mí nos ha tomado por sorpresa, había escrito, para publicarla en El Compañero, una página referente a don Samuel. Me parece oportuno leerla ahora y pedir a Uds. que perdonen sus deficiencias.

 

El caso del señor Sáenz merece que reflexiones en él los jóvenes. Lo digo a propósito de los muchachos de nuestra Escuela.

 

Se ha tomado de "profesores de idealismo"  y de "profesores de energía". En presencia de la vida y del trabajo del señor Sáenz debe hablarse de "profesores de rectitud". Esta cátedra de rectitud lo es también de energía, en un sentido nobilísimo, y también lo es de profundo idealismo. Mas trátase de rectitud que se taraza en delicadas líneas de belleza moral, rectitud consciente y, si viene bien decirlo, flexible rectitud que en nada es semejante al borde de envejecido infolio, sino que algo ostenta del rayo de luz.

 

De tal palo tal astilla, dicen los mayores, y entre ellos el patriarca de nuestra Escuela, don Tranquilino, que es el roble de donde tenemos con orgullo este brote vigoroso.

 

Hace poco que el señor Secretario de Educación Pública, con acierto le propuso a don Samuel que aceptara la Jefatura del departamento Técnico de Construcciones escolares, y don Samuel rehusó aceptar la proposición fundándose en que no cree poseer la aptitud conveniente al ejercicio de aquellas funciones. ¡Él, laureado distinguido de la Real universidad de Bologna, él, que dentro del país, en Obras públicas, y fuera -en EE.UU., Colombia y Panamá, - en asocio de ingenieros y geólogos de nota, ha demostrado poseer una competencia perfecta!

 

Don Samuel da la explicación de que no posee experiencia en construcciones ni debe adquirirla a costa de obras nacionales. Esto es sencillamente admirable, sobre todo en un país donde la audacia suele reemplazar a la experiencia.

 

Poco después, también con acierto, el señor Secretario de Fomento le propone que asuma la dirección del departamento de Caminos nacionales, y el señor Sáenz no acepta el carago, entre otras razones, porque juzga que no debe privar a la Escuela Normal, repentinamente, de su secretaría y profesor de Matemáticas.

 

 Expone él, esa razón y a mí, a quien él honra con su confianza, me declara que además de tales motivos hay en su ánimo el temor de que le sería difícil encontrar los medios de controlar necesarios para el efecto de afrontar una responsabilidad tan grave. Y para hombres como él, la responsabilidad tiene un valor predominante. Lo cual, también es escaso entre nosotros.

 

Pienso, pues, que advertidos los jóvenes de tales actitudes de su Profesor, conocedores de cuánta es su competencia, sabedores de que pecuniariamente se perjudica con permanecer en la Escuela, de que pierde así bellas oportunidades de progreso profesional, de que se sacrifica, en suma, convendrán conmigo en que le somos deudores de un gran servicio de la juventud de la escuela. Y todo el bien excelente que esta juventud sea capaz de dar como flor de su corazón.

 

Pero interesa más que todo, que los jóvenes aprecien una vez más el hecho de que el Profesor de Matemáticas, no es, en primer caso, un mero expositor de lecciones, ni, en el segundo caso, un simple funcionario administrativo, sino que, además de su saber, de su tenaz actividad, de la abnegación con que entrega buena parte de sus haberes a la protección de los estudiantes, -hay en él, como fuente de la cual todo ello fluye, una conciencia límpida de lo que es dignidad humana y una comprensión alta del concepto de ciudadanía.

 

Es don Samuel el hombre que yo querría ver alguna vez encargado de la Secretaría de Fomento.

 

He dicho varias veces en la Escuela que no me importaría que los alumnos no aprendieran Historia con su prof. Don Tranquilino Sáenz, a cambio de que tengan ante sí el ejemplo de su vida, que es historia viva de hombría de bien costarricense.

 

Y declaro ahora que me preocupa más el aprendizaje con don Samuel Sáenz, de su rectitud, de su amor al trabajo, de su noción de responsabilidad, que el aprendizaje de la ciencia maravillosa de Euclides. Él es de los que pueden enseñar cómo la ciencia emancipa. Por fortuna para los estudiantes, profesores como ellos, -el padre y el hijo- y como otros de esta Escuela tan combatida, dan con su espíritu mismo, la mejor de las lecciones.

 

Y adiestran así a la inquieta mocedad en aquel exquisito saber de cómo el conocimiento puede trasfundir sus savias de luz en sangre y convertirse en conducta, en acción, que es decir, en vida.

 

En nuestra Costa Rica, donde cuentan que un ilustre gobernante ha dicho que hay dos períodos de gobierno, uno de hartazgo y otro de trabajo, conviene traer a la vista de los jóvenes estos ejemplos, casos excepcionales de hombres que pertenecen siempre al segundo período.

 

Y conviene más tenerlos ante los ojos cuando éstos sufren la ofuscación de ese espectáculo que llena de vaivenes los pasillos de Palacio, de sombra a las almas, y de vergüenza a los que el país conserva de sensato y de puro. Eso de que a cada cargo público lo amenaza el atentado de centenares de aspirantes, de los cuales quizás solo cinco acreditan la idoneidad, en tanto que los restantes solo tienen la ambición, o, lo que es peor, pretenden convertir la función pública en detentadora ventaja personal.

 

Leía hace poco, en relación con un hombre y educador eximio, Charles Eliot, que el Presidente de la Universidad de Virginia ha hecho rodear su escritorio de cuatro retratos memorables: Jefferson, que significa libertad; Erasmo, que es estudio paciente iluminado de sabiduría; Roberto Lee, que encarna elegancia moral y distinción; y el propio Eliot, por fin, que entre otros dones expresa una fe inconmovible en el porvenir.

 

Si es lícito, como reza la locución, comparar con los grandes las cosas pequeñas, yo confesaría que entre los ejemplos que he recibido en la Escuela de alumnos y de compañeros, que compañeros son todos, me complacen hondamente los ejemplos que recojo en mi oficina. En la pared situada detrás del escritorio hay un busto de Marco Aurelio, y al frente, en otro escritorio, admiro cotidianamente la labor de don Samuel, cuya obra es enseñanza, como lo es su vida y lo es, delicadamente, su cordial amistad.

 

Jóvenes: un voto de nuestro corazón por el bien de este hombre.

 

PASCUA DE RESURRECCIÓN

 

Acabamos de celebrar la Pascua de Resurrección y acaban de abrirse las fuentes de los cielos para que el agua empape los senos de la tierra en esta bienvenida primavera. ¡Pascuas de Resurrección, lluvia de la recién llegada primavera! ¿Qué relación tienen estos dos hechos, el uno que acaso evoca nuestras devociones místicas y el otro, alejado de nuestras cotidianas preocupaciones por el olvido en que vivimos de la naturaleza, los milagros que se realizan en la tierra? ¿Y, sobre todo, qué relación tienen estos dos hechos con la vida de ustedes? Permítanme desenvolver estas ideas y acercarme a su pensamiento con este sereno gozo de la época y situarme en donde puedan escucharme, es decir, comprenderme.

 

En una sucesión de crepúsculos rojos y dorados bajo la caricia de los cefirillos que galoparon del norte, el sol secó la tierra, nuestra generosa tierra, y las plantas agonizantes abrieron sus flores para dejar en el polvo las semillas dormidas. Como un sepulcro que escondió la vida ha sido la tierra reseca; pero estas lluvias de primavera son el soplo que infunde la vida o que proclama a los vientos la voz de resurrección. Todo reverdecerá, todo será esperanza y la nueva cosecha endulzará los labios y el hombre vivirá. Lo que parecía muerto renacerá, revivirá, rejuvenecerá, se levantará de las sombras con este riego de los cielos. Fuerzas trepidantes ascienden de las entrañas de la tierra y llegan de lo infinito de los cielos para engendrar la vida múltiple y eterna..

 

No hay que esperar que lleguen los años maduros para empezar a reflexionar en todo eso que hay de grandioso en torno de nosotros, desde las lumbres del alba asomada en la cima de las montañas y la noche bañada en la luz de un astro extinguido, hasta el despertar de la primavera con sus maravillas y su esplendor y el pensamiento devoto, que surge en relación con la vida de un santo o un Dios. Porque ya han dicho todos los que han hablado con voz autorizada que la juventud es la  época para el aprendizaje en las aulas -acaso el peor de cuantos aprendizajes pueda el hombre realizar- sino la época propicia para adquirir aquella sabiduría que debe enraizar en el corazón, en la comprensión nobilísima de la vida, sabiduría que despierte nuestra conciencia y encamine nuestros pasos por los senderos que conducen a la ansiada felicidad.

 

Pasó la Semana Santa y llegó el domingo de Resurrección. ¡Cuán pocos de ustedes se han detenido a pensar en estos acontecimientos de tan grandes proyecciones para los hombres! ¡Cuán pocos abrieron las páginas del Evangelio para leer con deleite, con fervoroso deleite, las palabras de Marcos, de Lucas, de Mateo o de Juan! ¿Quién se detuvo, humilde y admirado, ante la majestuosa bondad, ante la dulce y glorificada bondad del Sermón de la Montaña, para sentir, conmovido y elevado, la profunda y consoladora verdad de la Palabra que, como música, toda amor, va diciendo a las multitudes: "Bienaventurados los mansos... bienaventurados los limpios de corazón...? ¿Cuáles de ustedes, mujeres delicadas, guardadoras del secreto eterno de la vida, cuáles de ustedes, niñas fieles en el recuerdo, fieles en el amor, todo adversidad y tinieblas o todo dicha y luz? ¿Cuáles de ustedes se detuvieron a meditar ante el ejemplo doloroso de las mujeres del Evangelio, de la Marías, de las Martas, de las que no se citan y que son, como ustedes, fuerza creadora en el mundo? ¿Cuáles?...

 

El silencio está respondiendo porque, en verdad, son pocos los que quieren adelantarse en los sucesos del mundo y de la existencia, en los que el Universo ofrece y en los que nos presenta la propia historia de la humanidad. Son pocos los que prefieren la reflexión serena a estas poderosas influencias que presiden el cinelandismo y otros ismos feroces que azotan a la humanidad y la ensangrientan desde los cielos límpidos y desde los mares azules...

 

Unos sucesos encadenan los otros. Llegó el esplendor de la Pascua de Resurrección y la alegría de las primeras aguas que se derraman como ola creciente de la primavera. La tierra está en plena y renovada gestación y hay un renacer de esperanzas. ¿Por qué nos interesa también la fiesta de resurrección? Jesús, el Maestro de bondad, murió crucificado y resucitó de entre los muertos. Lo corruptible del sepulcro no alcanzó la forma mortal y Jesús se levantó, nimbado de luz, desde las tinieblas del sepulcro que estaba guardado por los soldados de Pilatos. Se hizo luz y se hizo esperanza eterna para la humanidad. Los cielos se abren para recibir el hombre cuando se levanta desde las sombras de la muerte. Y porque resucitó de entre los muertos para ser luz eterna, y la luz es alegría y esperanza, la Pascua de Resurrección es fiesta de alegría y de esperanza. He aquí lo que ha conmemorado ayer la Iglesia: la alegría inmortal de la vida en la Resurrección; es decir, en la eternidad del espíritu, que es vida. Según el Evangelio, cuando las mujeres, ansiosas de ver al Maestro, llegaron al sepulcro al amanecer del día tercero, vieron que un ángel de vestiduras resplandecientes lo guardaba y, al retroceder espantadas encontrándolo vacío, escucharon la voz que les decía:

 

"Por qué buscáis entre los muertos al que vive" (Lucas XXIV, 5).

 

¿Por qué ha de buscarse entre de los muertos al que vive en el corazón, al que tiene vida perfecta en nosotros mismos? ¿Es que estamos aprendiendo, desde la juventud, a buscar en los sepulcros creyendo que allí está encerrada la gloria de la vida, la fuerza y la inspiración de la vida? Nos iniciamos en esta búsqueda fuera de nosotros mismos, creyendo encontrar deleite y consuelo, vida y alegría, y nos engañamos porque lo  único que tiene vida está en nosotros mismos, en alegre resplandeciente realidad.

Lo que tiene vida es esta juventud que no está en el sepulcro de la indiferencia, que no está en el sepulcro de la pereza, que no está en el sepulcro de la vulgaridad. ¡Y hay tantos sepulcros que se tragan en flor la esperanza de una juventud!

 

¡Resurrección! ¡Invitación a surgir, a ascender, a levantarse sobre el dolor y los fracasos de la vida y sobre la oscuridad de la sombra! Resurrección que levante, de entre los olvidadizos generaciones, la verdad del espíritu del hombre que no ha de estar en el sepulcro. Y es que en cada joven resucita la vida, renace la esperanza. Es que ustedes son en toda a tierra lo que se ha levantado invisible, maravilloso y fuerte -ola del espíritu eterno y creador-. Ustedes son, jóvenes, la alegre resurrección de la vida que se viene derramando en alusión de amor sobre la vasta tierra, para florecer en grandezas cuando el espíritu encienda sus corazones.

 

Yo entiendo que cada día el hombre puede resucitar de entre sus muertos pensamientos, de entre sus muertas aspiraciones, de entre su muerta voluntad. Cada día podemos ser asombrados por la voz del ángel que nos dice:

 

¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?

 

Sobre todo en ustedes, jóvenes, esta resurrección del espíritu es siempre necesaria, no sea que la corrupción y las sombras del sepulcro impidan que sus ojos puedan gozar de la luz y del esplendor de la vida. Resurrección que es promesa, que es anhelo de vida nimbada con la luz que irradia el corazón generoso, el del joven que es bueno y puro y busca sabiduría.

 

La tierra también ha resucitado en estos días y es promesa. Las fuerzas de la vida renacen estremecidas y recorren los espacios y todo abre una nueva alegría bajo la aurora. Todo renace con esta agua de la primavera. Su propia juventud renace agitada por esas fuerzas invisibles y eternas. Abran sus corazones, abran su entendimiento y sean flor y espiga en los surcos de la tierra y aprisiones de ella el anhelo de una nueva esperanza para los hombres.

 

 

EL PRESIDENTE

 

El presidente confía en las mismas fuerzas imponderables de que habla: el honor, la amistad, el civismo, la lealtad. Reconoce así que hay en él un poder privilegiado, puramente moral, capaz de ser ejercido eficazmente. Tal es el principio que podría ser nutrimento espiritual de toda la actuación de los hombres de estado, una  vez que éstos estuvieran dispuestos a sentir que pueden ser verdaderos constructores de pueblos. Una vez dispuestos a aceptar el sacrificio de considerarse como apóstoles del credo de una nacionalidad dentro de la civilización; y una vez convencidos de que si hay en ellos real grandeza, ésta debe ser síntesis, siquiera por un minuto, de un proceso de la historia de un pueblo.

 

Nos es difícil concebir al Presidente funcionario. Es y ha de ser depositario del poder, pero sería hermoso que aspirara a alcanzar un más alto valor, el de depositario del espíritu de la nación.

No nos colocamos en ese punto, desviados de la realidad por fugaces impulsos de sentimentalismo. Al contrario, buscamos dentro de realidades más altas que las tangibles, el sentido heroico de la misión presidencial. Cuando menos, es ésta una manera de desear que aspiren a ejercerla los muy grandes y solo éstos.

 

Buscamos que el Presidente sea un hombre en alguno de los excelentes conceptos que la palabra guarda. Pensamos en la palabra hombre como si estuviese colocada en una altura a la cual no pudieran llega, con su cortedad de alas, las vanidades del matonismo, ni las concepciones egoístamente estrechas de la vida. Pensamos en esa palabra cuando expresa una idea como la que quería significar Clemenceau al aplicársela a Demóstenes.

 

El hombre enlaza de algún modo las capacidades de la visión y las capacidades de acción. Las primeras le marcan rumbos; aquéllas le dan fe y éstas fuerza; las unas le encienden la ansiedad de lo porvenir, y las otras le despiertan el valor de afrontarlo dignamente y con igual serenidad y sabiduría en la tragedia que en la paz.

 

EL PRESIDENTE COMO HOMBRE SUPERIOR

 

Por lo común fundan sus afirmaciones los presidentes en la observación de las masas, y a éstas les acontece precisamente lo opuesto: fundan sus afirmaciones en inspiran sus actitudes en la observación de los gobiernos. Se dice que no es lo mismo ver las cosas desde arriba que verlas desde abajo. Si tal razón existe, tanto vale para aplicarla en un sentido como en el inverso. Y tratándose de saber quién puede ver más, probablemente llegaríamos a sostener que los hombres tienen la altura en sí mismos, es decir, en su propia visión superior.

 

En ningún caso debería justificar el desencanto a la inacción. Las lamentaciones son justificables, desde este punto de vista, por la experiencia que contienen. Una vez recogida la experiencia, es decir, convertida en luz la amargura, hay que aplicar la luz para buscar los rumbos y seguir adelante.

 

Felices seríamos los pequeños hombres oscuros que vivimos consagrados a nuestros modestos menesteres, si pudiéramos disponer de la fuerza que tienen a su alcance y en su mano los hombres superiores. Con solo el respeto, con solo el temor, con la simpatía que un presidente mueve, es posible, sobre todo, si el hombre es grande, trazar carriles fecundos de acción constructora. Las medianías se moderan en su indiscreción, las cobardías se refrenan, las ansias voraces de lucro se contienen, los intereses ruines disimulan su lucha, los odios se limitan, -todo cede algo de su fuerza enfrente del grande hombre. En cambio, lo noble, lo generoso, lo que es capaz en alguna manera de destellar, acentúa en presencia de ese hombre su entusiasmo y su actividad, porque siente el estímulo, porque siente el apoyo, porque encuentra la justificación de su esfuerzo.

 

LO QUE DEBE DURAR LA ENSEÑANZA EN COSTA RICA

 

 

Señor General don José María Plasuel

 

Tenemos el gusto de referirnos, estimado señor, a las preguntas que usted ha tenido a bien hacerme en reciente carta abierta. No pretendemos con las respuestas que aconsideraci´n se servirá encontrar a usted, otra cosa que expresarle nuestra simpatía por su interés en los tópicos a que ellas aluden y nuestro agradecimiento por la amabilidad con que se ha dignado atribuir méritos a nuestros pareceres.

 

Primera pregunta

 

I. Entendemos que no se dispone en el país de medios que permitan dar una respuesta concreta, en el sentido de consultar, si las hay, como es muy probable, circunstancias muy peculiares de Costa Rica. Una vez generalizados y sistematizados los servicios antropológicos, psicotécnicos y otros, se tendría una base estable para el planeamiento del problema en los términos en que hoy paraece conveniente formularlo, y por comparación con los resultados obtenidos en otros países.

 

II. Esta misma cuestión se discutió en 1902, y la Facultad de Medicina, consultada por el Ministerio de Instrucción Pública, opinó, por medio de su Presidente, el doctor don Elías Rojas, "que antes de los 8 años de edad no se ha verificado el desarrollo completo del niño; que a los 7 años está mudando los dientes y el cerebro no está todavía vigorizado."

 

III. Neumann, una de las eminentes autoridades alemanas en materia psicopedagógica, refiriéndose al efecto de las influencias secundarias en el desarrollo de los niños, y entre ellas, a la entrada a la escuela, afirma lo siguiente: la entrada no ha de tener lugar antes de los seis añosy, si es posible, al comienzo del séptimo: que principalmente los niños débiles han de retardarse más todavía.

JUVENTUD CREADORA

 

 

Es urgente, que en todos estos países hermanos, como algunos ya lo hacen, descubramos, a plena convicción, el continente interno: la juventud. Hay que determinar su trascendente significación, dándole oportunidad de revelarse. Ponerla a servir a los intereses permanentes de su vida, es todo el secreto. Lanzarla a buscar doctrinas y símbolos de grandeza, en un aula de trabajo, y en redentora profusión. Suscitar en ella el despertar de alborada, en mitad de la naturaleza, de aquellos ojos escrutadores del destino humano. Todo ello corresponde a la misión de la escuela. No son ni las primarias, ni las secundarias, ni las normales, como entiende el vulgo, ilustrado o ignaro, mecanismos que deban juzgarse por razón del gasto que al Estado le demanden. Son grandes laboratorios consagrados a transformar las fuerzas oscuras, en aptitud de la muchedumbre para la vida civilizada.

 

Gothe, en el Wilhem Mister, idealiza el concepto de la educación radicándolo en el respeto de sí mismo, noción de reverencia más elevada y comprensiva que la del honor. Pues bien, refutar la conveniencia de la escuela, en todas sus formas por mala que sea, es renunciar al propio respeto, discutir la majestad de la dignidad del hombre y, tratándose de la sociedad, simplemente discutir su derecho a ocupar un puesto en la civilización.

 

No le tema a su juventud. Al contrario ¡ámela! Es privilegio divino. Incurrirá en errores, sin duda, pero con tiempo al frente para rectificarlos. Ni tema que se piense que usted se propone causar asombro con novedades. Sería mil veces peor que se pensara que usted renuncia a la novedad por respeto a la rutina. Acaso siempre convendría rehuir las exageraciones, pero ellas mismas son preferibles a la insinceridad y a la inacción.

 

¿En dónde, en dónde inquietud más hermosa que ésa que mueve a los jóvenes a escribir? Si cada edad tiene su belleza, -que decía Montalvo-, acaso la belleza de los adolescentes esté vinculada en ese amor a la obra del espíritu, de la  cual el mejor revestimiento de gracia es su propia impremeditación. En ella ensaya su fuerza la sinceridad; y ésta, en arraigo de victoria cuando se levanta, con vigor de ola que sube, hacia su fin. Y el fin es el poder de creación.

 

Hablando de Tiresias, hijo de Forbas, Circe le dice a Ulises cuando lo envía al Erebo: "Proserpina no ha concebido más que a este muerto la inteligencia y el pensamiento; los otros serán únicamente sombras en derredor suyo". Lo mismo la Gloria, no ha concebido más que a la sinceridad vida fecunda y duradera. Lo demás es el desfile de las sombras dentro del espíritu, y afuera, en el contorno de la trágica ilusión. Solo la sinceridad hincha de belleza a la palabra, solo ella la llena de luz, porque la refunde en la idea misma, porque la trasfunde en la fantasía, porque la recubre del color del alma en que se forma y de la cual va a ser el canto maravilloso.

 

Conviene que conciban el deber de renovar el sentido de la intelectualidad en la juventud, exaltando, hasta elevarla a plena luz, la fuerza, ahora retenida, de los motivos puramente espirituales. Los altos motivos de acción de hombres y pueblos. Contra las ambiciones, las aspiraciones. Contra las conveniencias, los ideales. Contra las ficciones, las realidades. Contra la búsqueda de honores, la conquista soberana, a través de nuestra propia vida, del dominio de aquellas altruistas determinaciones del espíritu que se nutren con sangre de sacrificio.

 

Se debe analizar, audazmente, a todo fondo, la opinión de tantos hombres que influyen con su criterio en el establecimiento de normas de conducta política. Escudriñen los jóvenes esos pareceres, sin temor, y descubrirán que muchos de los ídolos del corrillo y de la antesala pre-eleccionaria, son sin duda hombres honorables, y de méritos en el orden de sus actividades, pero los cuales, inflados por la adulación, cobran, a base de alto coturno, proporciones excesivas e incurren en el pecado de opinar, a gran orquesta, con todo de sentencia inapelable, sobre muchos problemas que no han estudiado seriamente.

 

No se dejen seducir los jóvenes, ni por el yerro extraño ni por el propio:

 

Y muéstrense dignos de inspirar algún día ellos la fe que a otros nieguen.

 

 

                                         

JÓVENES QUE TRIUNFAN

 

 

Un amigo nos ha dado a conocer el trabajo del señor Director del Censo, don José Guerrero, acerca de Estadística Vital. Merece ese trabajo las mejores felicitaciones. Sin desconocer el valor de muchos esfuerzos previos realizados en direcciones semejantes, pretendemos que el señor Guerrero ha iniciado una obra de estudios estadísticos realmente técnicos, es decir, realmente serios. Nos complace que le corresponda  a él el honor de aportar una contribución de importancia primordial al análisis  de los problemas nacionales, los cuales, en buena parte, reclaman un puesto al sol, es decir, fuera de las bastardías politiqueras y de la omnisciencia del leguleyismo. Los esfuerzos destinados a la formación del censo vendrán a contener aquella contribución.

 

Nos alegra de manera especial los triunfos del señor Guerrero, -quien es actualmente el único  costarricense que haya hecho estudios especiales de estadística-. Por cierto que el servicio debe serle agradecido al apoyo que el señor Guerrero recibió de una institución extranjera.

 

Nos alegran esos triunfos, porque pensamos en el origen modesto del señor Guerrero, en los esfuerzos nobilísimos de su vida, en sus aspiraciones generosas. Porque pensamos también en que no es frecuente el caso de él: los méritos por sí mismos le han abierto el surco de su siembra. Sin títulos universitarios, reales o de similar, sin apellidos ostentosos, sin capital, sin complicidades dolosas en el bataclán politiquero, sin la sombra de privilegiadas simpatías, el señor Guerrero ha triunfado. No sabemos que de muchos se pueda decir lo mismo. Ni sabemos que su triunfo sea de los que se borran al paso de las circunstancias.

 

 

NO, JÓVENES AMIGOS

 

 

Con tiempo apenas para escribir estas líneas, he de condensar en ellas lo que me agradaría decirles ampliamente. No, jóvenes amigos, no hablemos así como así de idealismos enfermos. Si estamos enfermos en Costa Rica, a buen seguro que no será de idealismo, sino de anquilostomiasis, de paludismo y de chatura.

 

Vuelvan ustedes los ojos a la política, por ejemplo. Insultos, insultos, insultos. Cosa de avestruz que se oculta: la cabeza escondida y la cola en obscena exhibición. Como si no hubiera de salir de la política, en gran parte, la solución de tantos problemas que mientras tanto, preocupan a unos pocos: empréstitos, monopolios, fronteras, bancos, etc.

 

Acaso estemos enfermos de practicismo, por no comprender todavía que el mejor de los practicismos es el idealismo bien entendido. No se comprende bien esto de sembrar odios, concupiscencias y negaciones... para recoger cosecha de progreso. ¡Una verdadera masturbación de apetitos colectivos!

 

Hay que crear. Hacer algo más, siquiera insignificante. Está casi todo por hacer. Estamos en la época de las opiniones personales y urge llegar a la época de las organizaciones técnicas. Técnica con vida, de creación y no de rutina, de ciencia y no de prejuicio. Estamos en el plano de la imitación, y hay que ascender al plano de la creación. Estamos en el plano de las desordenadas vacilaciones, y hay que ascender al de las construcciones firmes. Prepárense los jóvenes, con tesón, con ardor, con persistente decisión de victoria.

 

No,  - y esto no es un reproche, ni pretendo expresar la voz de un mentor- usted y todos estos nuevos y sanos jóvenes, deben estar fraternalmente unidos para la obra a que los llame el destino, así sea, -¡y bienvenida!- la de esparcir al viento las cenizas de quienes hemos amado en ustedes a la indomable esperanza. Si fecundatur optime: ¡y sembrar el campo!

 

Falta con frecuencia en la labor de la juventud que pretende, como colectividad, llevar a cabo determinada tarea en la vida, la plena evaluación del propósito que la impulsa a situarse erguida en el campo de la lucha.

 

La alegría que el empeño batallaroso provoca en el ánimo, encubre los colores del estandarte que se sigue, y ni siquiera se sabe, al entrar en marcha hacia dónde se va.

 

Siéntese que una fuerza poderosa obliga a levantar el brazo en que destéllale lanzón con hambre de gloria; se siente que el primer golpe magnifica y fecunda el ansia de triunfo, y se intenta entonces la conquista del puesto donde la lucha haya de ser con el riesgo mismo...

 

Pero, qué desventurada finalidad la de los anhelos juveniles armados para la pelea, cuando no los sustenta una comprensión honda de las responsabilidades que se recogen en la liza, con los trofeos que la victoria tiende a la mano gallarda que la consagra.

 

De ordinario la juventud se ampara al ariete destructor de murallas. Lo prefiere a la azada que tritura glebas y hace sonreír a la tierra en las bocas generosas de los surcos. Lo empeña con violencia contra el granito de las instituciones que juzga opresoras de la libertad, y cegada por el polvo que le arranca a las piedras, sufre la visionaria ilusión de que va realizando un derrumbamiento proficuo.

 

¿Acaso en verdad ha conquistado en la capacidad de construir, el derecho a demoler? ¿Sabe, siquiera, destruir? Las ruinas son absolutamente estériles, si al romper la fábrica que construyeron, no las levanta, sujetas al ritmo organizador de un nuevo conjunto, un vigoroso soplo de creación.

 

Los fragmentos de columna, lo mismo pueden ser el recuerdo de una gloria que de una infamia. Hay que aprender, por ello, a destruir, y ninguna enseñanza más amable y pródiga en iniciaciones de esfuerzo, que la de que edificando se destruye. Un jardín abandonado no atrae tanto al espíritu, como  un mármol bello en un paraje solitario. ¡Cuánto más sugestiva es la oración del Ángelus después de la siembra, que el reposo siniestro del guerrero sobre una pira de cadáveres! ¡Hay tanto de grande en el amor a la simiente!

 

De cierto, cuando se tiene una semilla entre las manos, para lanzarla a las fauces del surco, se asiste a una ceremonia solemnísima en que vive, con toda su incognoscible grandeza, el acto generador del Universo. Y solo cuando se lleva un grano de luz en el corazón, es vivificadora la siembra de la palabra. Por eso pudieron crear con ella pastores ignaros de Galilea. El mar, que es una eterna renovación de grandezas, les había trasfundido, con el óleo de la espuma que muchas veces los bañaba, ese rico poder de la tormentosa quietud del alma, en que se organizan, llenas de virtud bastante para asumir forma externa, las enseñanzas imperecederas.

 

¿Vive en el corazón de la juventud ese poder?

 

¿Ha construido dentro de sí lo que anhela construir afuera?

 

Pues que la virtualidad de la propia renovación, no reside en el vano afán de censura que el odio origina y encauza, y que, torpe y apasionado, supone que son armas de combate eficientes las mismas picas que los laceran.

 

Y hay empresas de lucha que nacen en la tiniebla de un desprecio hacia todo lo que maltrata con el peso de su superioridad. Fórmanse de modo tan instintivo, que sus propios agentes se imaginan actuar bajo la inspiración de un apostolado. Se alimentan en la simple necesidad de conservación. Y se las reconoce por el signo externo de la tendencia a excusar, con lucubraciones semejantes a teorías, la ausencia de todo afecto conocimiento reputado como revelación de algún mérito. Están siempre manchadas de fanatismo, y alientan el espíritu de secta, que es germen de inanición donde quiera que se encuentre. Se libran del desprestigio de las manchas, extendiéndolas sobre el entorno. Poseen el mérito con derecho exclusivo. Cuando otras empresas, sanamente guiadas, toman el rumbo que ellas trazaron, y lo siguen con paso de victoria, les imputan, al menos, para desprestigiarlas, el delito de la imitación. Son hogueras que calcinan toda virtud. Son hornacinas donde se evapora la potencia de todo ideal...

 

Y son ésos, rastros de conjunto, trazados con brevedad, sobre el dolor de una experiencia.

 

 

DON OMAR DENGO CONTESTA A LOS JÓVENES. NO PODRÍA IR AL LICEO, DICE.

 

 

Agradezco profundamente las generosas manifestaciones de los jóvenes que han propuesto mi candidatura a la Directiva del Liceo de Costa Rica, pero debo declarar que no podría hacerme cargo de aquella Dirección en reemplazo del señor Dávila. La razón la conocen los jóvenes: he autorizado con mi opinión la actitud de ellos, en cuanto niega la eficiencia y bondad del régimen educacional del señor Dávila, porque entiendo que un colegio que no vaya encaminado a ser una fuerza de acción social y cívica dentro de la vida nacional, defrauda el objeto que a juicio de los Educadores contemporáneos le corresponde cumplir en una democracia. Lo cual no impide que el Liceo con respecto a otras finalidades pueda ser una institución de primer orden.

 

Debo declarar, además, que lamento, como los jóvenes, la renuncia del profesorado.

 

 

LA GRAN HOJALATERÍA

 

 

Como el tema es arcaico y desabrido, su  simple enunciado podría alejar de este deficiente desarrollo las miradas de los lectores, las que seguramente se detendrán en él si con antelación advertimos que el problema  político lo reviste de novedad. Además, hay que arruinar esa tendencia cada vez más definida entre nosotros a no combatir los males inveterados; parece que con ello quisiera hacérseles, en gracia a su edad, demostración de reverencia.

 

Pocos días hace que en nuestro periódico El rayo, hicimos copia textual de algunos párrafos de la última Memoria de Instrucción Pública, que hacen incidental reverencia al escaso valor que el raquítico criterio de la generalidad de nuestros jóvenes concede al aprendizaje de los oficios manuales; al preciado influjo que ellos tienen en el desarrollo progresivo de la mentalidad de un país, y a la atracción perversa que sobre el plasmable pensamiento juvenil ejerce la perspectiva de un empleo público pródigo en honores, comodidades y riquezas, pero también en constantes humillaciones que anulan la facultad de progresar inherente a la personalidad. A la reproducción de los párrafos de la Memoria, adicionamos una notita en la que manifestábamos nuestro intento de aludir a toda la juventud, no en especial a la afiliada a tal o cual agrupación política.

 

Ese hecho produjo lo que nosotros llamamos eterna reacción, la enfermiza, la que se resuelve len conjeturas ofensivas por lo calumniantes e injuriosas. En efecto, alguien se captó nuestro sincero desdén con su dicho osado de que nos causan envidia los buenos éxitos políticos que obtienen ciertos jóvenes, y la probabilidad de los que otros muchos han de obtener.

 

Allí la razón del presente humilde esfuerzo favorable a la idea emancipadora.

 

Los triunfos políticos, los que más laureles brindan al vencedor, los que son más aclamados, toman a nuestros ojos, acaso inadecuados para contemplar los movimientos de esta civilización, el aspecto de humillantes farsas en las que lo delictuoso fulgura siniestramente.

 

Nos seduce y fascina de modo poderoso la victoria de una idea por la que se ha luchado con ferviente y heroica lealtad.

 

Pero de los triunfos que ajustan los bronces de su pedestal con la argamasa inconsistente del engaño, tenemos un concepto profundamente despectivo.

 

Los puestos públicos que exigen de quien los desempeña siquiera una claudicación, son propiedad exclusiva de los que tienen el cerebro carcomido por el vicio, adquirido o heredado. Para esos puestos están los hombres enfermos, que dejaron las energías perdidas en el festival deshonesto.

 

Y parece, -es dolorosamente cierto- que la juventud, en su mayoría,  viera la realización de sus anhelos en la adquisición de una tarea de esas que se cumplen en el gabinete de la farsa. Y parece también, -también es dolorosamente cierto- que los conductores de la juventud la impulsan hacia esa rápida y fácil conquista de su anulación completa.

 

No ha de quedarnos a los que sentimos deseos de combatir la peligrosidad de ese avance, que avasalla y derrumba las energías sociales, otro recurso que esperar que algún día se dispongan los hombres de ideas a impulsar la evolución natural, para que llegue a comprenderse que el gobierno solo tiene funciones educativas y para realizarlas ampliamente se le organice.

 

Los estudios sociológicos son entre nosotros algo menos que el aprendizaje de la hojalatería. De ahí viene que casi todo lo que imaginamos de acero, es de hoja de lata. Y lo que es peor: de hoja de lata oxidada ¡como nuestra juventud!

 

DE AQUELLOS DÍAS

 

 

De aquellos días de candorosa vida mucho hay siempre que recordar; y todo ello se recuerda con júbilo. Bendita esa época ya lejana de los deliciosos días escolares...

 

Yo recuerdo con exactitud las impresiones del primer día que estuve en la alegre pajarera de los niños, tan bulliciosa siempre, siempre tan animada. Su recuerdo, al desvanecerse entre la humareda del tiempo, deja prendidas del corazón lianas de amargura.

 

Me imaginaba yo, cuando entré en el envejecido capuchón, que todos sus habitantes -los niños y las maestras- estaban allí para darme sufrimientos. Seguramente que ellos no querían jugar conmigo, ni hablarme, ni nada. Tal vez a ninguno le gustarían como a mí los caballitos de madera ni las cornetas doradas. Me sorprendía ver que no tuvieran juguetes en sus manos y que no me dijeran "chichí", como en mi casa solían decirme. Era imposible que en la escuela no se jugara: sin juguetes no había vida. ¿Qué podía haber en el mundo más atractivo que mi "mula" -un velocípedo de mala medra en que a todas horas cabalgaba yo con gran envidia del hijo de la cocinera, a quien muy raras veces veía jugar.

 

Creía yo que a la escuela se iba cuando era muy malo, y estaba seguro de ser muy bueno, ¡tan bueno! Yo sabía que no debía mentir, ni pelear, ni... hacer ninguna de las cosas que a papá le disgustaban.

 

¡Cómo lloré cuando mi papá se retiró de la Dirección. Dichosamente entonces llegó a mí, con mucha dulzura, la maestra del curso que me correspondía seguir, y de la mano me condujo a clase. En adelante ella fue mi mejor amiga: acariciaba regocijaba mi cabecilla y me obsequiaba flores y frutas de las que otros niños le obsequiaban a ella. Mi mejor delicia consistía en juguetear con un dije de oro que usaba pendiente de la cadena de su reloj: era un corrongo corderito con ojos de rubí. Un día de tantos le insinué que me lo regalara, y ella -la muy buena- satisfecha de hacerlo, lo puso en mis manos y con fingida gravedad me dijo: "si no se porta bien tiene que devolvérmelo". No iba a ser yo quien se deshiciera de la figurilla. Presto llegué a deletrear admirablemente las seriotas palabras del cartel que entonces se usaba para enseñar a leer. Era acaso el que con mayor rapidez recorría las esferitas negras y rojas del ábaco. No pude acostumbrarme nunca -eso sí- a la posición forzada y  antihigiénica que a los alumnos se les hacía adoptar ni el pesado silencio que se le imponía. Jamás cesaba de moverme y hablaba incesantemente. No había medio de obligarme a callar: ni súplicas ni castigos.

 

Una mañana le refería a mi maestra un suceso que la hizo reír mucho y que desató el bullicio de la clase, contenido a fuerza de enojos y  amenazas. "Niña Elena: ya hay un renco más en el mundo".

 

-¿Por qué?- contestó ella sonriente.

 

-"Figúrese que anoche un perro que hay en casa mordió a un hombre en una pierna."

 

Y era verdad: un terrible "Bravonel" que llamábamos, había mordido a un campesino que se acercó al corredor a vender "varitas de San José."

 

 

POR LA SINCERIDAD

 

 

Enfermo está usted1, cansado y lleno de pesadumbres...Así lo dice su carta sin riesgo de ser desmentida por el tono de sus palabras, menos briosas tal vez que las que otrora  pusiera al servicio del Arte, de la Democracia y de la Sinceridad. Pero sin embargo y antes bien con lujo de dominio sobre los decaimientos, su ánimo sabe sentir complacencias ante la evocación del elevado ideal de su juventud. No imagina cuánto regocijo me ha producido la hermosa salutación que a su pluma le inspiró el anuncio de la venida de Ugarte. Porque precisamente la incapacidad de todos nuestros jóvenes para sentir entusiasmos en presencia de las cosas que rompen con su grandeza los moldes mezquinos de las tarifas comerciales y de los aranceles de aduanas, es uno de los males de esta tierra infecunda que con mayor fuerza suelen contristarme. La incomprensión del ideal está atrofiando la vitalidad de nuestra juventud. Supongo que a sus oídos ha llegado la declaración reciente que algunos jóvenes hicieron: "vamos a buscar ideales en el Comercio"; es decir, tras el mostrador y junto al vaivén sospechoso de la balanza... Pues que también se ha dado en creer que el idealista requiere un campo especial de lucha, como si no fuera saludable verdad que el ideal en todas partes dispone de una amplísima zona de combate: es la conveniencia la que exige límites, es el cálculo el que pide dimensiones. El corazón está por sobre todo en la vida. Recuerde que Jesús le daba siempre la razón a Pedro, pero le ofrecía su generoso amor al dulce Juan. Pueden triunfar el Arte y la Democracia, pero mientras no triunfe la Sinceridad, todo lo que pretende destruir continuará imperturbablemente su curso y seguirán muriendo bajo el peso de las iniquidades los hombres que nazcan para combatirlas. Y es que la evolución debe nacer dentro de nosotros mismos, organizarse allí y luego esparcirse por la vida en cumplimiento de su obra de redención.

 

Le diré confidencialmente que a pesar de lo que en público ha dicho acerca de Ugarte, pienso con dolor que no merecemos su visita. Nosotros sabríamos acoger la llegada de un Carnegie o de cualquier otro famoso traficante de los que anuncian con donativos su negocio; pero nunca a un soñador, a un poeta, a un hombre que le haya consagrado su vida a la Humanidad. Por una razón muy clara: estamos castrados de la mente y del corazón...

 

 

¿PUEDE ACTUAR LA MUJER EN LA ENSEÑANZA?

 

 

Es la generosidad del señor Director de La Prensa Libre lo que le ofrece un campo a mi opinión en el complejo asunto a que estas líneas se refieren. Y no bastaría ella a moverme a opinar, si no invocara la acción de quienes se preocupan por los problemas que a la cultura nación atañen. Cabe que entre aquéllos me cuente, sin que pretenda convertir en merecimiento lo que tan solo es un deber.

 

La pregunta que ha hecho La Prensa Libre es ésta. ¿Qué se piensa acerca de la  labor de nuestro magisterio femenino? Entiendo que tal pregunta alude a la eficacia de esa labor, en relación con la efectuada por los maestros (varones) del país. De ser ello así, he de decir que no está a mi alcance la respuesta, ni creo que para alguien sea posible formularla, en ninguna dirección. Al menos, si, como se debe, se quiere mantener el problema dentro de los límites que su propia naturaleza le señala. Pues juzgo que no se trata, -lo cual sí sería factible- de montar una teoría acerca de la obra realizada por nuestras maestras, sobre un concepto retórico del valor de esa obra. Es preciso producir, en uno u otro sentido, una afirmación de carácter técnico, con base en un vasto proceso de investigación, técnico también. Y el país no suministra los elementos que tan difícil tarea requiere.

LAS PRIMICIAS DE DON LUIS CASTRO UREÑA

 

 

Hemos de concederle, pues, atención del Congreso Constitucional, don Luis Castro Ureña, al argumentar contra el proyecto de ley del joven diputado Peralta que hizo alarde de su desprecio a los trabajadores del país en lenguaje vacío de razón y de cultura, y con un gesto de insolencia bien distinto de las genuflexiones  cortesanas que suelen usar los políticos para llegar hasta el taller o el campo de labranza en solicitud de la limosna del voto inconsciente que sustenta sus ficticias grandezas.

 

Cuando en días recientes ese mismo señor, desde su pupitre de fiscal del Colegio de Abogados clamaba por la moralidad de la profesión, muy a pesar de las murmuraciones callejeras que encontraban el origen de su ira en móviles de competencia mercantil, hubimos de lamentar que su energía razonadora no tuviera un campo de acción en esas altas labores de la Administración Pública que con todo y ser por su naturaleza ineptas para cumplir la finalidad a que obedece su existencia, puedan servir a veces a los hombres sinceros y esforzados como medio de lograr hermosas realizaciones.

 

Pero ahora, que desde su curul de diputado justifica con palabras que mucho tienen de congratulación, las iniquidades de que se alimenta el capitalismo voraz, hemos de lamentar y ya no a media luz que el señor Castro Ureña haya alcanzado la posición  que hoy ocupa y esté confundido dolorosamente con esos pobres Diputados de oficio que nunca han hecho ni harán nada en bien del manso pueblo elector.

 

Porque si es repugnante y odioso, por inmoral e inhumano, el remate público de cadáveres, más aún lo es la destrucción de la vitalidad obrera entre las garras de la fiebre mercantilista que posee a las empresas mineras y acaso a sus defensores de trastienda.

 

Hemos de concederle pues atención a la voz amiga que tantas veces nos ha aconsejado mirar con desconfianza ciertos pujas de justicia y de verdad. Y confesaremos entonces que estaba en lo cierto Eliseo Reclus cuando decía que la experiencia de los siglos cristalizó en esta frase del gran libro indo: "El hombre que pasea en el carro triunfal, no será nunca el amigo del hombre que va a pie."

 

Es necesario que los trabajadores observen cuidadosamente la labor de esos hombres a quienes les tiran el mendrugo de su esfuerzo para que alcancen las cumbres del Poder, desde el cual los latiguean sin pudor y les dan de lanzazos, a fin de que lleguen a formarse plena conciencia de la necesidad de construirse por sí mismos, con sus propios brazos, lejos de la sombra palaciega, la vida superior libre y tranquila con que sueñan enardecidos mientras los martirizan la fatiga y la miseria.

 

Ojalá anoten todos en sus humildes y sucias libretas de apuntes, con su letra tosca y su ortografía irreverente, las palabras desbordantes de ultraje que ayer hizo oír en el Congreso el Diputado Castro Ureña: "Si se les paga semanalmente se tendrá cada sábado una bacanal, una orgía..."

 

Pero no repetiremos aquí sus frases. Baste saber que llamó borrachos a los trabajadores, sin exceptuar a más de cinco en cada finca y sin recordar que el Gobierno que les vende el aguardiente paga los sueldos de los diputados tal vez en mucho con el producto de esa venta inmoral que para no serlo requiere la mediación de copas finamente labradas y de las licoreras elegantes que mantienen sus puertas cerradas a la encarnecida miseria de los obreros y abierta siempre a la inconsistente moralidad de los voceros del capitalismo.

O. Dengo

 

MIS PALABRAS FINALES

 

 

Se me llama a esgrimir serenamente la razón. ¿Qué arma sino ésa he usado yo en esta justa? Si ha habido fuego en mis palabras lo encendieron las del señor Castro Ureña. Las primeras, -las que pronunció en el Congreso,- porque concitaron a la lucha mis entusiasmos fervorosos por la caus proletaria, la más alta y la más noble de todas. Las segundas, -las que escribió en respuesta a mi primer artículo- porque cometieron la osadía irritante de insultarme. No ha de negar el señor Castro que me acusó de calumnia, que me aatribuyó ánimos de falsaria explotación, y que pretendió manchar la limpia sinceridad de mi protesta, con lasimple fuerza de sus afirmaciones, atacándola de sumisión al mezquino afán adulador que enmarca, a modo de una doctrina, las actividades nocivas de los políticos. ¿Cómo iba a consentir mi corazón que quedara impune tal ultraje? De ningún modo: si en defensa del proletariado soy capaz de realizar cualquier sacrificio, en defensa de mi nombre sé también lanzar al combate mis más grandes energías. Porque de mi prestigio personal depende en mucho elbuen éxito de las ideas a que me lleve mi odio a la injusticia tremenda que con los obreros comete a cada paso el orgullo o la conveniencia de los hombres que convierten en dineroel esfuerzo doloroso de esos pobres parias de esta edad, en que, por fortuna comienzan a iniciarse las horas augustas de la redención que se anhela en los talleres en las campiñas, y donde quiera que un ser humano sufre las amarguras de la esclavitud.

 

*

* *

 

Dice el señor Castro que nunca se ha referido en el Congreso a los obreros de la Línea, sino a los peones. Las palabras no puedn trasformar la realidad imponente de las cosas: obreros o peones, todos son víctimas de un mismo dolor y de una misma injusticia, y aunque unos se fatiguen a lapar dl yunque y otros marchando tras el arado, como que constituyen la gloriosa fraternidad de los oprimidos, todos sienten que les quema la sangre el ansia de un poco de libertad, de un poco de alegría, deun poco de luzque los levanten hasta la altura de la dignidad inmaracecible que les corresponde por el solo hecho de ser hombres. ¿No se comprende acaso lo que significa ser hombre? No se comprende que la personalidad humana solo se encuentra en una posición digna de su destino cuando ha obtenido el desenvolvimiento más completo posible de la mayoría de sus facultades. ¿O es que quienes acogen las declaraciones de la constituyente de 1789, se olvidan que todas ellas están coordinadas sobre la base de un noble principio igualitario que aspira, como la humanida, a destruir las diferencias ignominiosas que por virtud de atávicasanormalidades mantienen a los hombres separados en dos categorías: la de los amos y la de los siervos?

 

Que sean peones o que sean obreros los que han recibido elinsulto del señor Castro Ureña, repito que no importa; yo insisto en que para lanzar ciertos cargos es necesario fundarlos en la inocencia propia. Si el señor Castro Ureña hubiera dicho en el Congreso, como en su último artículo, "que se reconoce ipso facto gran pecado, que necesita mejoramiento y que aspira a él", mi actitud habría sido distinta. Puede estar cierto de que mi defensa lo habría comprendido, con orgullo para mí. Porque yo no solo creo que la verdad nos hará libres, sino además que el arrepntimiento merece la más amplia acogida del corazón. El aacto más hermoso de Jesús he creído siempre que fue la caricia purificadora que le prodigó a María de Magdalena. Tanto que si ahora alguien intentara prevalerse de mis palabras para enfrentar al señor Castro Ureña, yo le saldría complacido al paso, para decirle: ¡quien se encuentre limpio que tire la primera piedra! Porque me ha llenado de tristeza el tono plañidero con que el señor Castro exclama: "Con humildad confiezo que he menester más que nadie, de seguro, convertirme en Reformado, que es más difícil que ser Reformador."Ahora ni es lícito siquiera inquirir, ante este aacto de contrición por qué en su precedente artículo afirmaba que el oponerse al proyecto de Peralta haabía querido contribuir a evitarles a a los peones de la Línea la desgracia del vicio que a su decir los azota. Por mucho que lo lógico, de acuerdo con su principio hubiera sido reformarse primero y reformar después. Ése y no otro ha sido el fundamento dee mis réplicas y enbuena hora, con hidalguía que regocijado le reconozco, ha venido a justificarlo el señor Castro Ureña.

 

Niega, sin embargo, que haya encarnecido ante la Representación Nacional la desgracia de los trabajadores y que haya contribuido a crearla, a lo cual he de responderle que señalarla, en la forma que él lo hizo, tanto vale como escarnecerla, puesto que sus palabras más tuvieron de airadas que de compasivas. Su contribución a crearla nace del hecho mismo de ser Diputado que, dada la predisposición suya  a favor de los obreros, implica una aceptación tácita de la pasividad, solo por momentos quebrantada, con sus discusines infecundas, en que el Congreso se ha mantenido ante tantos problemas de gran momento, cuya solución instantemente reclaman los intereses proletarios.

 

Me reta don Luis a que especifique cuándo ha deprimido a los obreros y en que forma ha coadyubado a que se les explote.

 

Yo acepto el reto y sin ir a recoger al Congreso dus frases depresivas, que a tiempo reprodujo la Prensa, encuentro en un artículo suyo de defensa, estas otras que comprueban plenamente mi afirmación: soy amigo, compañero y camarada de los trabajadores costarricenses cuando ellos son honrados, pundonorosos y correctos pero de ningún modo puedo convertirme en paladín de los que "por sus vicios, ¿no son acreedores a la estimación de sus conciudadanos, sino apenas a su compasión y lástima". No es esa, en boca de quien se reconoce pecador y necesitado de mejoramiento, una forma despectiva e insultante de señalar un mal?

 

¡Ah! Pero yo no voy a satisfacer los deseos de don Luis que quiere desviarme de mi camino. No discutiré por eso de la pretendida tesis "político-científica" que me plantea. Lo que yo he afirmado se ha encargado él humildemente, de confirmarlo: que lanzó un insulto sin tener derecho para lanzarlo. En este escrito quedan consignados el pecado y la expiación.

 

La silla curul que me ofrece no la necesito. A mí me basta para consagrarle mis igores a la verdad y la justicia, con que la ocupen los que no saben respetarlas. Ya he dicho que mis aspiraciones no caaben en los límites estrechos de la farsa parlamentaria. El mismo don Luis, que sí cree en la bondad de la política, lamenta que las suyas estén imposiblitades de ralización.

 

No es cierto que yo pida la supresión de los patrones: me limito a pedir que los patrones no roben. Confieso que para darse más clara cuenta de cómo los explotan, si les serviría la contabilidad a los obreros. Con ese fin que se las enseñé cuando antes don Luis, pero que nunca les dé clases de política, que es el arte de la sumisión y del engaño, a menos que sus conferencias sobre contabilidad puedan prepararlos para conocer cómo, cuándo y en qué cantidad les roban los derechos que como hombres tienen a ser los únicos directores de sus destinos.

 

Don Luis afirma que son muy pocos en esta República sanchopanzuna los caballeros de la Triste Figura. Es verdad. Pero también lo es que los hay de la misma cepa gallarda y nobilisima del fundador de la orden.

 

Para brindarle prueba absoluta de ello, perdono que diga que yo le he asaltado y le pido a los trabajaores que hayan acatado mi voz, que le perdonen la ofensa que les infirió, en gracia a su oportuno arrepentimiento.

 

¡Que no es hidalgo ataacar a un hombre que se bate de rodillas!

Omar Dengo

 
CÓMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS A ESTUDIAR

 

   

 Enseñar a estudiar es una de las más importantes funciones de a escuela actual. Enseñar a aprender, digamos. Y enseñarlo, por ser ese uno de los recursos del otro superior aprendizaje que sobre todo hace falta: pensar. La escuela debe enseñar a pensar y como uno de los medios de lograrlo, debe enseñar a estudiar. Es ridículo pensar que la función predominante  de la escuela pueda ser la de enseñar, es decir, la de dar conocimientos o suministrar información, como también se dice, - a menos que se entienda que los imparte de modo que su misma adquisición entrañe desarrollo del pensamiento, y de modo que obtener tales resultados sea el propósito primero de dar los conocimientos.

 

Por fortuna son mejor conocidos cada vez los procedimientos que el maestro puede aplicara para enseñar al niño a estudiar. Repetidas veces se ha dicho que el problema de enseñar a los niños a estudiar consiste en enseñarles métodos de investigación, de organización de ideas y de formación de hábitos, siendo entendido que tal enseñanza supone, tanto como cualquiera otra, la conveniente práctica y aplicación de los principios aprendidos. Las llamadas lecciones de estudio responden a esos fines.

 

En las asambleas celebradas por los Inspectores de Escuelas, en febrero, me permití exponer la conveniencia de publicar, para nuestros maestros, alguno de los estudios que hoy es dable aprovechar acaezca de tal asunto. Hay varios libros que tratan de él de un modo fundamental, pero yo no pensaba en la traducción de ninguno de ellos, por ser obras caras y quizás demasiado teóricas, - lo cual no deja de ser un inconveniente en un país donde nos vamos acostumbrando, a fuerza de desidia y practicismo chato, a sentir el horror de la teoría. Pensaba pues en la traducción, o por mejor decir, adaptación del excelente opúsculo de H. B. Wilson (Warwick and Cork, Baltimore). Escribí a la casa sobre la posibilidad de la traducción y obtuve la respuesta de que se me autorizaría hacerla si el Gobierno tomara un número de ejemplares suficiente a costear el trabajo de imprenta. Me ha parecido prudente dejar las cosas en ese estado y dar las gracias por el ofrecimiento. Creo oportuno sí, instar a los maestros que puedan leer inglés a que lean ese folleto, aunque me propongo resumir en esta publicación lo que contiene de práctica e inmediatamente aplicable.

 

Tal folleto se publicó en 1917, por primera vez, como parte de instrucciones dadas a los maestros de Topeka, Kansas, por el Inspector del respectivo circuito, señor Wilson. Mereció pronto el favor de los maestros de otros circuitos, a causa de que se reconocieron enseguida sus méritos esenciales: Es claro, breve, completo y práctico. Y al decir lo último aludo al sentido moderno de la práctica como dentro de las aulas sabemos interpretarla: la práctica escolar actual es la teoría experimentada con éxito, es decir, sugerida, comprobada y perfeccionada por la acción.

 

En efecto, el trabajo del señor Wilson ordena y sistematiza, dentro de un plan de principios generales, y a título de ejemplos de aplicación, diferentes casos concretos de aplicación de esos principios por maestros expertos.

 

El índice mismo del libro viene a ser así, en su mayor parte, una enumeración general de los principios que se estudian y aplican y que, por su orden, concurren a integrar los factores en que se descompone la enseñanza del estudio. Véase:

 

I.-  Cómo suministrar propósitos y problemas específicos.

II.- Cómo recoger datos.

III.- Cómo complementar el pensamiento

IV.- Cómo juzgar qué hacer, y el valor de los datos recogidos.

V.-  Cómo mantener una actitud de juicio.

VI.- Organización de los datos.

VII.- Cómo alcanzar una conclusión.

VIII.- Cómo aplicar las conclusiones.

IX.- Memorización.

X.- Preservación de la individualidad del estudiante.

XI.- Establecimiento de hábitos correctos de estudio.

 

Allí tiene el maestro enumeradas ordenadamente las cuestiones acerca de las cuales debe formarse un criterio si aspira a introducir en su enseñanza la del estudio. Allí están - en otras palabras  - las diversas fases del trabajo que debe proponerse cumplir. Conviene, en consecuencia, explicar primero, y ejemplarizar después, los puntos que tal enumeración abarca. Los títulos anotados descubren sustancialmente todo el procedimiento.

 

I. Se comprende al leerlos que el maestro debe plantearse un primer problema: ¿cómo dar a los niños propósitos y problemas específicos que sirvan de puntos de partida para el estudio, de motivos para inducir a él? He aquí, pues, que las tareas, a cambio de abandonar la rutina que las tiene convertidas en una tortura para los niños, pueden dar la ocasión, elevándolas al plano superior de temas de estudio, de resolver adecuadamente ese problema. Precisamente son las tareas, entre los procedimientos escolares, los que mejor revelan la necesidad de una enseñanza sistemática de los métodos de estudio, y los que más acremente denuncian la ignorancia funesta con que se procede al recomendar a los niños que estudien tal o cual lección. Suele decírseles que estudien, sin decirles cómo ni dónde, ni por qué, ni para qué, y así crece el absurdo, a veces ignominioso, de que el pobre niño que va a la escuela a prender, que apenas si sabe leer, que ignora el uso de un libro, haya de estar preparado para estudiar cualquier cuestión con el acierto que lo haría el maestro y solo para satisfacer el prejuicio de poner tareas.

 

El niño suele cumplir las tareas en la actitud de la víctima de un trabajo penoso, sin la alegría del trabajo generador, sin la ilusión del triunfo, salvo con la egoísta ilusión de vencer al compañero, o instado por el temor del castigo o de la mala nota. Pero nada se hace para que sienta y comprenda la importancia de su labor, ni nada para que sepa cómo ejecutarla provechosamente. Y los fraudes que el niño comete al hacer sus tareas, los fraudes que tan encarnizadamente persigue el maestro, más que denunciar malas condiciones del niño, revelan a grito herido la inmoralidad de una obra hecha a ciegas por el maestro. El niño ejerce con el fraude cierto inicial derecho de legítima defensa ante el absurdo de imponerle trabajos superiores a sus fuerzas o a los cuales no le reconoce importancia, o trabajos que no sabe, porque no se le ha enseñado, cómo se hacen. Su misma naturaleza, para evitarle mayores prejuicios, lo induce al fraude. Y éste, que suele parecerle al maestro grave delincuencia, las más de las veces no es sino elemental reacción biológica.

 

Cuando al niño se le indica que estudie determinada lección, lo único que se le ocurre hacer, y lo que hace, es tratar de memorizarla de manera mecánica y rutinaria.

 

¿Se le ha enseñado a memorizar? No. ¿Hay medios de enseñarlo? Sí. Y debe ensenársele. Hacerlo, es parte de la lección de estudio. La memorización se realiza conforme a prefijados procesos mentales y si no se respetan, se perjudica  el desenvolvimiento del niño y se amenaza seriamente su salud. Cito el caso para hacer evidente el error de tantas tareas que en la memorización se apoyan y confirman así la necesidad de pensara en que esas y las demás tareas, deben, como se ha dicho, ascender al plano en que se convierten en formas del aprendizaje del estudio, del desarrollo del pensamiento, en medios de solicitar la plena expresión de la nativa originalidad de cada ser. Al pensar, pues, en cómo suministrar propósitos y problemas específicos de estudio, puede el maestro pensara en servirse a ese objeto de las tareas, a cambio de que, de acuerdo con la moderna aspiración, modifique el sentido y la forma de ellas. Habrá entonces, o una hora para ejecutar tareas bajo la guía del maestro, o frecuentes lecciones para enseñar a hacerlas, o períodos determinados al final de la lección, o las tareas desaparecerán para ser sustituidas por lecciones sistemáticas de estudio en las cuales se recorran todas las fases de la labor que actualmente suponen las tareas. Las tareas pueden convertirse también en proyectos individuales, de hogar.

 

Una vez que el maestro estudie la materia a que se contrae este trabajo, encontrará muy variadas formas de utilizarlas. Pero la tarea como ahora se entiende, debe desaparecer.

 

II. El problema que después debe afrontar el maestro es el de enseñar a los niños a recoger los datos que el estudio de un asunto requiere. Ahora se fomenta mucho, y se procede bien al hacerlo, el trabajo que consiste en que los niños mismos aporten a la clase datos sobre alguna de las cuestiones de que se va a tratar. Pero los niños marchan sin guía. Prácticamente lo ordinario es que reduzcan su labor a copiar de un texto o de un diccionario algunas frases, por lo común mal copiadas, sin juzgar si se refieren o no directamente al asunto en estudio, ni entrar a conocer del valor relativo de los conceptos, sin separar lo esencial de lo accesorio, ni en suma, prepararse para adquirir con esos ejercicios la habilidad de hacer resúmenes, de seleccionar datos, de organizar ideas, es decir, de leer con la discriminación del verdadero lector que la cultura demanda. El segundo punto se refiere, pues, a los medios de conseguir tales resultados.

                                                                        

  Omar Dengo,

Heredia, Escuela Normal, 1922.

                   

 
CES DIABLES DE SAVANTS

 

 

  

Una carta que me envía un estudiante de uno de nuestros colegios, refiere este suceso.

 

Algún alumno ha llevado a la lección de francés, para proponer que se hagan ejercicios de traducción, las Lettres de Mon Moulin. Sugiere el trabajo al profesor. Este toma el libro y pregunta con cierta curiosidad de anticuario: "¿Qué es esto?" Luego dice resignado: "Bueno, leamos..."

 

Otro alumno lee..... « La nuit de mon arrivée, il y en avait bien, sans mentir, une vingtaine assis en ronde sur la plate-forme, en train de se chauffer les pattes a un rayon de lune. »

  

 El profesor rompe la lectura violentamente:

 

"Eso es lo que yo no tolero de la literatura, los rayos de la luna no calientan. Eso científicamente es una falsedad."

 

Y poseído de una elocuencia estereotipada, hinchado de ira, el enteco catedrático consagra la lección a anatemizar la literatura.

 

Si hubiera continuado la lectura - le contestó el estudiante - los alumnos habrían asistido al castigo de tan torpe afrenta.

 

Castigo espontáneo como el enojo del profesor de francés; pero sobrio, mesurado, como la apacible narración de Daudet.

 

Pinta éste la alarma que le produjo a un viejo búho su presencia en el molino. Era un búho que hacía veinte años vivía allí, y que a la entrada de Daudet diose a gritar ¡Hou!, ¡Hou!, a tiempo que agitaba difícilmente las alas empolvadas.

 

Daudet, que llegaba de París hastiado de la opinión académica, no pudo menos que exclamar: ¡también aquí!

 

Y en verdad, allí, aquí, y en toda hora, aparece entre las ruinas el viejo búho, inmóvil, siniestro, empolvado. Su hou, hou, conjura, en medio de las sombras, las sordas resonancias de una vida sin florescencia, castrada de ensueño, estéril como el pecho que envejeció sin verter la divina leche maternal.

 

¡Ah! la bella ingenuidad de los conejillos que forman corro bajo la luna para calentarse las patas...

 

La luz de la luna, dotada de un calora milagroso, desentumece las almas y les trasfunde aquel sereno amor de ilusión que alcanza a ser sabiduría.

                                                                                                 Omar Dengo,

agosto de 1918

                                                                                                

 

INTROMISIÓN

 

 

Estoy de acuerdo con la opinión de don Elías Jiménez Rojas acerca del uso de pseudónimos, pero tal coincidencia de pareceres no basta a libertarme de la timidez, o llámase cobardía si se quiere, conque acaso por ser extranjero, llego a las columnas de este diario1 en solicitud de un espacio modesto para uno que otro comentario. De suerte que  al modo de persona que se hace llamar Eufrasio Méndez, -escritor dilecto- recurro a un nombre supuesto: Clemente. Pues he recordado al de Alejandría a propósito de los pareceres a que ha dado pie la iniciativa salesiana destinada a fundar un templo en San Lucas.

 

Para Clemente de Alejandría, el gnóstico se conduce en sus relaciones con Dios con la misma serenidad que en sus relaciones con el prójimo. "Su vida, -resume Bardy- es una plegaria continua. No tiene necesidad de días, ni de templos, ni de fórmulas".

 

Pero ¿quién es el gnóstico? ¿Se le encuentra en San Lucas? Y lo que del gnóstico preguntamos, cabe preguntarlo también acerca del "cristiano austero"., al cual acertadamente alude el señor Jiménez Rojas. Ese cristiano como el gnóstico, como mil otros hombres que aparecen en muy diferentes campos, seguramente no necesita de concurrir al templo para alcanzar la presencia de Dios. Mas, en cambio, millones de hombres, católicos, mahometanos, budistas, o otras denominaciones, casi no conciben, o simplemente no conciben a Dios, si no es por la mediación del templo, de sus altares, de sus rituales y de sus sacerdotes. Ciertamente Dios no necesita de altares, como dice el señor Jiménez Rojas; pero los hombres sí necesitan de ellos. Y es para éstos, para los hombres quienes se erigen templos,  - acaso, por cierto, porque han olvidado, o porque no siempre pueden comprender que, según evangélicas palabras, repetidas por Novalis, ellos mismos son templos.

 

Vamos a decir otras palabras en orden a este mismo tema.

                                                                                                Septiembre, 1927

 

 

LOS HÉROES DE LA MISERIA

 

 

 

Los héroes de la miseria, la escultura genial de Juan Ramón Bonilla, que tiene para mí el encanto excelso, mayor que el de los escrúpulos, de simbolizar toda una filosofía rebelde y agresiva, -la que asoma en los ojos tristes y en los labios contraídos de los hambrientos- será colocada, dicen los noticieros, en uno de los salones del Teatro Nacional. ¡Eso no puede ser! Y hemos de oponernos a su realización los que somos de la hermandad de los desposeídos, de los que queremos poseer son robar y sin recibir limosna.

 

Levantar en el interior del Teatro el monumento divinamente bello de Bonilla, fuera arrebatarle la grandeza del simbolismo, porque quedaría allí como diciendo que Costa Rica refugia a los miserables, siendo así que ni siquiera hay cariño para ese ideal entre nosotros.

 

LOS PROCEDIMIENTOS DEL TROGLODITISMO1

 

 

El 19  de octubre recibí, procedente de Heredia, una postal que he depositado en manos del señor Director de La Obra, y que dice:

 

 

"Como Exdirector de la Escuela de Aplicación consideramos a Ud. obligado a decir algo en contestación al informe que publica La Gaceta del viernes 11 de los corrientes. - UNOS NORMALISTAS."

 

Breve es mi respuesta al autor del anónimo. No he leído el informe, y una instancia e insinuación tan sospechosa solo consigue que me abstenga de leerlo. Porque me mueve a una prudente reflexión semejante a ésta: de tal palo, tal astilla. Y el tiempo no está para que todos  comentemos imprudencias.

 

 

A LOS FARISEOS

 

 

Cuando se nos querría ver sufriendo las torturas de un desaliento provocado por dolorosas reacciones; cuando se nos querría contemplar perdidos en la noche de una decepción profunda, o cuando, talvez, se nos querría mirar confundidos en la turba de los apóstatas, ofrecemos nuestro afán altivo risueñamente matizado por el iris de la alborada que vivimos y vigorizado poderosamente por el desprecio que bulle en el santuario de nuestros ideales y que asoma a sus puertas cuando las desventuras llegan a tocar, cuando a pedir entrada se acercan las asechanzas.

 

Se nos dice, con meliflua voz de burgués envejecido en la explotación, que Costa Rica no sufre los efectos de un desequilibrio social similar al que en otros países víctima de las energías de la juventud y del obrero y que, por lo tanto, la esterilidad de la tarea que atrae nuestros esfuerzos, es evidente. Argumentación semejante enfrentan los exploradores de otras regiones, en que estas cosas se dilucidan en la cátedra, cuando para disculpar los desniveles sociales, profanan la verdadera ciencia y afirman que el orden universal excluye toda razón anárquica.

 

Ambos argumentos, aún cuando en la forma difieren, se enlazan en la esencia, ya que los dos tienen por origen una inconcebible desvergüenza.

 

Negar que en Costa Rica los obreros y los jóvenes están desposeídos de la categoría que en la vida colectiva les corresponde, o sea, negar que dichas entidades están nulificadas por la acción nociva del mercantilismo, es precisamente manifestar que sucede lo propio, pues no habría necesidad de obstaculizar una labor vana, en el concepto de extemporánea, porque ella perecería víctima de horrenda inanición.

 

Sabemos, y lo sabemos de modo perfecto, que esa prudencia trajeada de doctrina, con que nos quiere acallar una minoría que en la lid vergonzosa conquistó preponderancia, no es otra cosa que una trampa oculta por enramadas, colocada en mitad del camino que seguimos.

 

Vosotros los que nos habláis en tono consejero, sois fariseos en la tribuna; os conocemos demasiado. Os hemos visto, borrando con caridades que hacéis la caridad de publicar, el rastro de hechos indignos que os dieron grandeza.

 

Y diríamos, pero lo haremos en otra vez, es espectáculo entero que hemos visto, a pesara de que nuestra mirada se ha distraído mucho en la contemplación de los bellos paisajes del ideal.

 

Pensad si os conocemos, que tenemos ya sabido el regocijo que os produce la perspectiva de una noche orgiástica, afrentosa, para la miseria: el próximo 25 de Diciembre, que nos recuerda la cuna esplendorosa de Jesús, el humilde pesebre que sirvió de urna a las riquezas de tres Reyes Magos que sintieron vibrar en su corazón generosidades tan luminosas como los fulgores de la estrella que los guió hacia Belén...

                                                                                                                   

Omar Dengo

 

 

LA SUPRESIÓN DE LA SEGUNDA ENSEÑANZA

 

 

Cambiando impresiones con nuestro amigo Omar Dengo, acerca de la Segunda Enseñanza, este distinguido profesor se sirvió manifestarnos lo siguiente:

 

La Constitución debe declarar concretamente que al Estado le compete el sostenimiento de la Segunda Enseñanza, -o, como hoy cabe decir, de la Educación Secundaria-. Ante la Asamblea Constituyente ésta no es ya una cuestión técnica ni política, sino una mera cuestión de consecuencia con las ideas que acerca del gobierno, más o menos clara, más o menos sinceramente, ha manifestado en algunas de sus actitudes. Se dice que aspira a construir una verdadera democracia; ello importa una concepción dinámica del Estado, la del Estado que se construye a través de los individuos, lo cual le impone la obligación de capacitarlos para ser instrumentos conscientes de una activa creación de fuerzas e intereses, que puedan traducirse en constante mejoramiento de las instituciones que expresan la vida de la nación. En otras palabras, le impone la función d educar. Dentro del concepto moderno, es decir, sociológico, es decir, funcional, del Estado, los problemas políticos no son sino problemas de educación. Por cierto que a falta de verdaderos estadistas, más que los politicantes, debieran discutir tales problemas los educadores.

 

¿Basta la Escuela Primaria a realizar la función educadora del Estado? Imaginando que fuese como en esta hora la conciben las disciplinas en que informa su  orientación teórica, no por ello dejaría de ser simple campo de preparación, como si dijéramos, preliminar. Requeriría siempre la posibilidad de prolongarse sobre sí misma en una serie de instituciones que organizaran y acrecieran los intereses que despertó, las aspiraciones y los ideales que sugirió, las actividades que pudo encauzar, etc. Pero nuestra escuela, por obra de la presión del medio, sigue siendo un centro de enseñanza de primeras letras. Para el padre de familia cumple su finalidad a maravilla, cuando enseña al niño, como la maestra Reducinda, a leer, escribir, contar y... rezar. Precisamente lo mismo que se le pide al aspirante a policial. Un estudio efectuado por la Escuela de Aplicación en 1916, me permite afirmar que de cada 100 hogares urbanos costarricenses, 15 están preparados para comprender sus relaciones con la escuela, y sin plena conciencia, el actual objetivo de ella. Me permito afirmar también que 5 0 6 de cada 100 pueden satisfacer completamente las necesidades del escolar en su aspecto económico. Por donde resulta, además, no ser bastante que la enseñanza primaria sea gratuita, para que todo niño costarricense pueda cursarla. Si no recuerdo mal, según los datos de un cuadro estadístico formado por don Arturo Torres en 1914, solamente el 8% de los niños costarricenses cruzan completa la Escuela Primaria. Los más, de preferencia en las escuelas periurbanas y rurales, se detienen en el III grado. Los datos revelan muchos problemas. No es ocasión de analizarlos. Conviene advertir que la empresa hermosísima de don Mauro Fernández, -que abarcaba el sostenimiento por el Estado de la Educación Secundaria- apenas está iniciada. Cuando los periódicos, en editoriales de réclame patriotero, repiten para halagar a Juan Cedeño que el país tiene más maestros que soldados, encubren la tremenda verdad de que tiene más analfabetos que proyectiles. Aparte de que no solo es analfabetismo la ignorancia del Catón, sino también la mentira reputación, y la mentida cultura de mucho intelectual, y aún de mucho prohombre.

 

Analfabetismo puro, aunque glorioso, es el de estos hombres de Estado que todavía lo comprenden  al modo aristotélico. Cuentan que don Ricardo Jiménez dice de algunos de ellos que, en materia de Derecho Público, todavía secan con arenilla.

 

...Y se nos quiere conducir a la aceptación de las ideas que en aquel país2 sustentan la docencia libre. Ideas propias para aplicarlas a pueblos en que como producto espontáneo de la experiencia histórica y social, existen, por necesidades del progreso mismo, sistemas generales de cultura, y conflictos de sistemas. La verdad es, señor Redactor, que después de haber intentado suprimirnos la vida el patíbulo, resulta inocente que nuestros prohombres quieran dejara el país a oscuras. Pues que la supresión de la Segunda Enseñanza es la misma pena de muerte, aplicada a la cultura.

 

 

RECOJO LA INDIRECTA

 

 

A propósito de un artículo publicado en El Republicano acerca del proyecto de fundación de una Escuela de Artes y Oficios1, afirma su periódico que seguramente no pasará inadvertida la indirecta que dicho artículo contiene en estas palabras: "Los verdaderos libertarios, los que no lo son de palabra, deben trabajar empeñosamente con nosotros para conseguir el establecimiento de la institución a que nos hemos referido". Si bien no acierto a descubrir la intención, acaso excelentemente animada, conque su periódico hace resaltar la indirecta, como mi aspiración libertaria me autoriza plenamente a recogerla, lo hago así, y sin entrar a saber si siquiera de la palabra serán libertarios los que la han lanzado, ni a discutir la sinceridad de mis convicciones, me doy el placer de manifestar que teóricamente estoy del todo acorde con los que piensan que el estado social obrero en nuestro país reclama de manera urgente la creación de un centro educativo, que venga a concentrar las actividades intelectuales de los artesanos, sobre una base científicamente sistematizada, en lo que se refiere al aprendizaje de los oficios con que ellos aspiran a engrandecer su vida y la vida nacional.

 

Precisamente el que la Escuela de Artes y Oficios,-de que tanto se habla cuando se inician y mientras transcurren las comedias eleccionarias- no exista aún, es una de las razones que más poderosamente han contribuido a convencerme de la verdad que alientan las prédicas anti parlamentarias de esta hora. Porque es de cierto cosa grave que nuestros Congresos, muy a pesar del verbalismo patriotero que despliegan en sus debates, no hayan logrado la fundación de ese establecimiento. Lo mismo podría decir con respecto a las leyes sobre a accidentes de trabajo, que hasta ahora no han pasado de ser objeto de los más brillantes ejercicios  dialécticos, y que fuera de Costa Rica creo que solo Zululand1 que no se las conoce. Sin que ello implique, por supuesto, la menor duda acerca de las altas capacidades de nuestros hombres públicos ni de su buena voluntad para hacer, como Moisés, la felicidad completa del pueblo pacífico y trabajador en que ellos, por fortuna, han podido colmar todos sus anhelos de bienestar personal.

 

En la práctica confieso que tal vez haya de disentir de la opinión de más de una de las personas que han formulado proyectos de Escuelas de Artes y Oficios. Y por eso estudiaré detenidamente la cuestión, a fin de ponerme a trabajar, con mucha humildad, al lado de los que se empeñan en labores de tan noble trascendencia.

 

Pueden estar seguros usted y el señor  editorialista de El Republicano de que, muy en breve, tomaré a este campo a traer el producto modestísimo de mi labor, y, como siempre, los entusiasmos ardientes de mi juventud.

                                                                            Agosto, 1912.

 

 

APÓSTOLES DE FERIA

 

 

Voy a sintetizar la respuesta que ha dado don Luis Castro Ureña en "El Republicano" de ayer a los cargos que parte de la Prensa y mi pluma le han hecho, y a comentarla también.

 

Es falso "que yo he dicho en el Congreso que todos los obreros son una manada de ebrios."

 

Es falso que yo lucho ante la representación Nacional porque los patrones puedan explotarlos a sus anchas.

 

Sé de donde procede la infamia y adonde va dirigida.

 

Se me cree simpatizador con las ideas del Partido Republicano y piensan los que me difaman que hiriéndome a mí, lo hieren también de rechazo.

 

No es del caso de indicar mi afiliación política, que sea cual fuere, lo que hago o manifiesto, solo a mí me es imputable.

Mi norma de conducta no tiene que afectar al partido de mi predilección.

 

Soy amigo, compañero y camarada de los obreros y trabajadores costarricenses cuando ellos son honrados, pundonorosos y correctos; pero de ninguna suerte puedo convertirme en paladín de los que, por sus vicios, no son acreedores a la estimación de sus conciudadanos, sino apenas a su compasión y lástima.

 

He sido y soy artesano; tengo amistad sincera con multitud de obreros y trabajadores a quienes nunca he pedido su voto para nada, pero no puedo mentir para conquistar aplausos inconscientes que solo a los necios halagan.

 

En Costa Rica no hay tal opresión para los trabajadores: el obrero, peón o dependiente, bueno o idóneo, es mimado por los patrones.

 

El único enemigo del obrero bueno, es el obrero malo.

 

He pintado las escenas inmorales que ocurren en la Línea los días de pago, en que la mayor parte de los obreros se entregan a la bebida  hasta concluir con el sueldo y he deducido en consecuencia que menudear los días de pago es multiplicar las ocasiones para que el brasero se sumerja en el vicio con daño suyo, de la familia y de las fincas donde trabaja.

 

Jamás podría yo, viejo luchador por las libertades patrias, abogar por la explotación indebida que los patronos puedan hacer en sus trabajadores.

 

Soy finquero1; y ningún peón mío puede decir que yo soy un patrón inhumano o desconsiderado.

 

"...Y como reconozco que es un deber apremiante de todos los costarricenses procurar por cuantos medios estén a su alcance, el mejoramiento de la patria común, aprovecho este medio para excitar a los buenos amantes del bienestar y progreso de ellos, para que todos juntos, de consuno, establezcamos una escuela nocturna de obreros, a fin de fomentar la cultura intelectual, moral y física de éstos y la nuestra también".

 

Desde luego suscribo con  lo siguiente con el plan que propongo, ¢ 30 semanales para ayudar a todos los obreros del país, hasta que llame así a algunos o a uno solo de los que lo son, para que pueda yo decirle que los miembros de los Poderes Públicos no tienen derecho a escarnecer una desgracia que han contribuido a crear, o que por lo menos no han sabido disminuir, como es de su obligación y mucho menos si el cargo puede rechazar y traer  en su regreso la agravante de que los hombres que han recibido una educación completa, al punto de pretender dársela a los demás, están mayormente obligados a conservarse libres de la acción perversa de los vicios.

 

¿Cuándo ha trabajado el señor Castro Ureña, en sus campañas de viejo luchador, porque el Gobierno no le venda licores a los obreros y busque otros medios más conformes con su pretendida finalidad para sufragar los gastos no siempre necesarios de la administración pública? Ni, ¿cuándo, en alguna otra forma, se ha empeñado en contribuir a evitar que caigan en las cisternas del vicio a huir de los campos de explotación en busca de una alegría que amortigüe sus intensos dolores?

 

Es así, al contrario, que cuando surge la ocasión de procurar que les sea menos penosa su prolongada esclavitud, se vuelve airado contra ellos y los deprime y los insulta torpe y despiadadamente. Pues que es de tener en cuenta que si el trabajador se embriaga se debe ello a que en medio a las torturantes privaciones de su existencia alquilada, el licor se reofrece como un placer muy barato, al cual no es capaz de hacerle frente su pobre voluntad debilitada por las penurias que sufre el cuerpo ni su razón llena de sombras. Y el vicio entonces lo arrastra pendiente abajo con daño propio, de sus familias y de sus patrones tan bondadosos y justicieros de esta tierruca, entre los cuales ha de incluirse, sin duda, a un riquísimo industrial que no ha muchos días exclamaba con el más repugnante cinismo: "son una partida de bandoleros que no han hecho más que robarme". Siendo así, que a estas horas él guarda en sus arcas cerca de ¢ 90.000, y ellos, hombres todos honorables, apenas si logran reunir cada día lo necesario para proveerse de la peor alimentación.

 

Cierto es que don Luis no lucha ante la Representación Nacional, de un modo sistemático, porque los patrones puedan explotar a los obreros a sus anchas; pero no lo es menos que sus primeras labores han sido de contribución a las iniquidades que con ellos comete la empresa frutera  de la Línea y las compañías mineras de la región del Pacífico. Y ésa no debe ser nunca la tarea de un artesano, amigo sincero de los trabajadores, que quiere fomentar la cultura física, intelectual y moral de los obreros y salvarlos de las miras sospechosas del libertarismo fingido. Una buena comprobación de sus palabras habría consistido en escoger el proyecto reinvindicador de Peralta con el entusiasmo que le dedicaron otros diputados que no son ni han sido nunca paladines de la libertad.

 

En cuanto a que se sabe de dónde proceden y a dónde van dirigidas mis palabras, he de decir que proceden de lo más hondo del corazón y que van dirigidas hacia la cumbre esplendente en que florece el más alto ideal de justicia. Tanto se remontan, que no podría seguir sus vuelos la mirada de don Luis empañada por los intereses transitorios y estrechos de la política que ofrece enseñar en sus conferencias.

 

No he pensado herir directa ni indirectamente al Partido Republicano, uno de cuyos miembros prominentes, por cierto, fue el primero en felicitarme por mi modesto artículo anterior.

 

Nada tengo ni quiero tener que ver con ningún partido político, porque pienso que los verdaderos intereses de los pueblos nunca alcanzarán satisfacción dentro de la zona de la política, que, para decirlo francamente, constituye una industria vulgar, fomentada por unos pocos profesionales,- aristócratas o republicanos- ,- como un medio holgado de vivir sobre los flancos de la sufrida inconsciencia de las mayorías.

 

Los partidos son los partidos, los candidatos son los candidatos; las aspiraciones efectivas de los pueblos y la senda en que ellos encontrarán la conciencia absoluta de sus deberes y el reconocimiento pleno de sus derechos, están a mucha altura por sobre esas oquedades tenebrosas donde se refugia el egoísmo de los hombres sin ideales amplios, que no comprenden la progresiva realidad de la emancipación proletaria, como obra hermosa del propio esfuerzo, valiente e incontrastable, de los trabajadores.

 

La política perdió ha tiempo sus prestigios ante mi ánimo, precisamente por las inconsecuencias de los hombres que la profesan. El hacer notar para bien de los obreros, uno de sus males, fue acaso lo que más me decidió a exhibir la actitud del Sr. Castro Ureña. A más de que no puede inferírsele a mi juventud la burda ofensa de creerla interesada en explotaciones a los obreros. Bien le consta a muchos de ellos que más de una vez he reprobado con suma franqueza ciertos defectos suyos, con el resultado de que se vayan disgustados conmigo, así como ocurrió con motivo de una conferencia que tuve el honor de dictar en la "Sociedad de Trabajadores".

 

Quería tratar con detenimiento lo de que no hay opresión patronal en Costa Rica. Diré hoy que la simple existencia del patrón no implica una violencia ejercida sobre el obrero sin justificación alguna. Si para el señor Castro el único enemigo del obrero bueno es el obrero malo, para mí, entre otros enemigos, es siempre, y  de la peor clase de patrón aunque sea un sano obrero bueno y al obrero malo los considero hermanos.

 

 

EL PROFESOR SR. DENGO HACE DECLARACIONES

El proyecto para crear rentas a la Escuela Normal de Heredia

 

 

Respecto a la iniciativa del Scretario de Educación Pública para crearle rentas a la Escuela Normal, hízonos ayer el profesor don Omar dengo las siguientes declaraciones:

 

El interés máximo de la Escuela Normal está encaminado a obtener rentas y ojalá amplias. Sus funciones son muy extensas y sus responsabilidades enormes. La escuela Normal es la base de la democracia, puesto que de su eficiencia llega a depender la idoneidad de la escuela primaria. Ahora bien, note usted que la educación buena es cara, como la buena higiene, como el buen teatro, como todo lo bueno, en fin.

 

En el país hay cinco colegios: dos en San José, uno en Alajuela, uno en Cartago y uno en Heredia; este último es la Escuela Normal, el único de este tipo en el país. Los demás son colegios de preparación para el bachillerato.

 

Todos esos colegios representan intereses del Estado, porque todos entrañan adquisición de cultura, pero la Escuela Normal representa intereses directos o inmediatos puesto que prepara maestros para las escuelas públicas del Estado.

 

¿Hay proporción  -pregunto yo- entre el esfuerzo que se dedica a preparar bachilleres y el que se dedica a preparar maestros?

 

La Escuela es el colegio que recibe menos rentas. Un alumno que hace estudios de bachillerato paga 60 colones anuales, si pertenece a la sección preparatoria que consta de tres años; y no paga ni un céntimo si se inscribe en la Sección Normal que consta de tres años también.

 

Un título de bachiller paga de derechos creo que sesenta clones y uno de maestro, diez, de los cuales corresponden a la Escuela la mitad. Compare usted esas situaciones y dígame si es cierto o no que a pesar de otras entradas que recibimos el estado pecuniario de la Escuela es inferior al de los colegios. Yo no deseo que estos se perjudiquen de ningún modo. Al contrario, deseo que aumenten sus posibilidades de trabajo. Pero tampoco puedo mirar con calma por más tiempo, que la Escuela ocupe una posición postergada. Éste es el ánimo del profesorado y de los alumnos.

 

Venga del norte o del sur, es decir, de las taquillas o de la ley de presupuesto, lo cierto es que la Escuela Normal necesita más dinero. Me dice usted que es preferible el segundo de los caminos. Está bien. Lo que urge son las rentas. Y si se ha llegado a pensar en buscarlas fuera del presupuesto, es porque durante muchos años se han encontrado cerradas las puertas de éste, casi herméticamente. Si ahora se van a abrir, que sea en buena hora: alguna vez decía yo que economizar en escuelas es economizar civilización. Ahora digo que gastar en ellas, y sobre todo gastar en mejorarlas, es atesorar riqueza para el porvenir de la nación.

 

 

 

Y FINALMENTE EL SEÑOR DON OMAR DENGO, EXPUSO LAS IDEAS QUE CONTINÚAN

 

Señores:

 

Ved en quien habla, a un compañero en elídela político, que lo comprende de modo hostil a las ruinas consagradas; que lo comprende como son comprendidas las cosas después de analizarlas en el amplio ambiente de un pensamiento que no sufre el cautiverio de intensas preocupaciones, que sí repele los asedios de la corrupción, y que por lo tanto, labora guiado por las tendencias que en el moderno vivir sintetizan la aspiración de los pueblos avanzados.

 

Es en tal virtud que solicito el apoyo colectivo a mi desacuerdo con una de las tareas previas a la organización de esta asamblea: me refiero al hecho de que se desea proseguir practicando el viciado sistema de elegir presidente Honorarios de la Junta Directiva.

 

¡Cuando se está rudimentariamente compenetrado de los principios que marchan al frente de la causa republicana, y se lee una lista encabezada por puestos de honor, le parece a uno que presencia un desfile funeral de palaciegos!

 

¡Y es que, en realidad, señores, esas vanidosas divisiones, esas odiosas preferencias, caben perfectamente en una esfera política impropia para la germinación de las doctrinas democráticas; esa repartición de honores en una obra que únicamente requiere soldados, es, para decirlo francamente, un germen de monarquía en el organismo de la República! De manera, que solo debemos aceptarlas si se vive en nuestro espíritu el anhelo de proseguir vegetando en la casa de los amos. Demos el adiós de eterna despedida al arrullo de los embaucadores, y reconozcamos que esa que digo -mísera condición de esclavos- ha sido hasta la presente edad, la designada para la juventud en el intercambio de faenas que la consociación implica.

 

Si hubiera una atmósfera de verdad rodeando las energías nuevas, los vigores juveniles, decir podríamos, a pesar de la protesta airada en los envejecidos, que somos la única real potencia que la patria tiene a su servicio, la sola capaz de organizar para que el ideal se robustezca con el vigor que ella abandona, la única ante la cual se rinde azorado el desencanto, porque siempre vibra su afán con los acordes de una marsellesa redentora.

 

Pero, no hemos de aniquilar el espíritu en la contemplación de ficticios panoramas; si dirigimos la vista al campo en que nuestras actividades luchan,  las veremos, amargamente, caer derruidas al paso de la caravana de los mercaderes.

 

Tal y no otra es nuestra situación.

 

Si representar debiéramos, como con nuestros hermanos de lejanos lares ocurre, una briosa falange que avanza sembrando luminares y esparciendo flores, hemos de reconocer, que solo somos una turba de figurantes a quienes se encamina a través de de los campos  obstruidos, para que abramos brecha a los que marchan atrás afanados en la recolección del botín.

 

Si amamos la condición de lacayos, y ha de ser la finalidad de nuestra vida tener alfombras y colgar cortinajes, bien está que hagamos del silencio nuestro eterno acompañante y que prosigamos muy ufanos, en la peregrinación del vicio. Mas, si para resarcir a Costa Rica de la afrenta que le inferimos con nuestra pasividad de parias, y para resarcirnos de la ofensa que se nos ha hecho, nos disponemos, poseídos de una intensa pasión demoledora, a echarnos sobre tanto pedestal de cartón que nos oscurece el horizonte, hemos de empezar ahora mismo derrocando el momificado sistema de los nombramientos honoríficos.

 

Hay quien nos acaudille, no a título de explorador mandarín, sino en calidad de compañero que siente como nosotros bullir en su cerebro el ideal de la renovación, y antes de agregarnos a sus huéspedes hagámonos acreedores a ello, verificando algo digno de ese caudillo y de las ideas que proclama.

 

Al efecto, encarguemos la gestión de nuestros intereses y la orientación de nuestros asuntos, a un cuerpo directivo libre del baldón de los honores, e integrado por juventud competente en el doble concepto de íntegra y activa, porque una dirección raquítica, vaciada en los viejos moldes, equivaldría a la venta de nuestra independencia, y por tal manera, a la prolongación de la vida de desastres que hemos realizado siempre. Elijamos a quienes, sin necesidad de oír interesados consejos, puedan organizarnos, para que efectivamente seamos un escuadrón pronto a asaltar las tiendas enemigas.

 

¡No es otro el intento que llevó a la tribuna, a quien antes de abandonarla, os propone que nombréis presidente de este grupo jimenista, a José María Zeledón, jefe como ninguno capaz de guiarnos por un sendero que nos atraiga el nombre de juventud altiva y con él la gloria de haber limpiado de telarañas el estandarte de los ideales, para que sea en el futuro el pabellón nacional!

 

Como en el anterior discurso fue propuesto José María Zeledón para presidente del club, la asamblea agitada por poderoso entusiasmo, lo aceptó como tal y entonces dicho señor, ocupando de nuevo el estrado, dijo así:

 

Riñe con todas mis convicciones en la materia, la aceptación de una supremacía entre mis compañeros. Nunca he podido comprender que esas desventajosas posiciones sean precisas para que una agrupación de hombres conscientes, trabaje en la fraternidad de un alto esfuerzo. Pero no dejo de darme cuenta de que una asamblea tan

POR LA GLORIOSA INCONCIENCIA DE LOS NIÑOS

 

 

No sabe decir mi memoria quién escribió que, -así como el invierno al sacudir su nieve sobre las cosas, o la luz de las noches serenas al esparcirse las metamorfosean maravillosamente- los niños animan y transforman cuanto sus manecitas tocan, con una gracia que viene de más alto que los blancos copos y que los rayos de la luna.

 

Y así. Su gracia viene de la Virtud, que está más alta que las nubes y aún que el sol.

 

Pero, ¿por qué pensar ahora en los niños?

 

Porque se les quiere agraviar una vez más. ¡Como si no fuera mucho no haber sabido apreciarlos nunca!

 

Quieren La Información, -y sin duda lo quiere sinceramente- que el próximo aniversario de la independencia nacional sea celebrado por medio de una pomposa festividad escolar, si bien distinta por la forma de las que a ese propósito suelen efectuarse, idéntica a todas ellas en lo fundamental y en lo tanto justamente acreedora a que se ponga algún empeño en la obra de obstaculizar su realización.

 

Solamente tiene loable esa iniciativa el ser adversa a la que sustentan los que con mejores ojos verían que "el quince de septiembre" fuera conmemorado mediante festejos de índole militar. Y si hubiéramos de decir en forma alguna por qué esa otra idea no merece el afecto de nuestro criterio aunque sí todo nuestro odio, diríamos con entusiasta franqueza que tenemos por incultas las manifestaciones de ese torpe afán, decorativamente bélico, que en la hora presente domina a los más de nuestros hombres. Diríamos que eso es inculto y socialmente nocivo...

 

¿Será éste,- nos hemos preguntado, no sin cierta desesperanza- el caso afirmar que los periodistas suelen no hacer un uso consciente de su lápiz y que en fuerza de inquietudes por cumplir la enorme tarea diaria, cometen con frecuencia el desacato de echar mano del primer proyecto que les viene en gana formular?

 

No es fácil dejar de recordar  que fue asimismo La Información quien se complacía días atrás en acoger  con notoria fruición aquel otro proyecto peregrino, en hora feliz fracasado, de celebrar un concurso de belleza infantil. Ni tampoco que cuando se intentó ponerlo por obra alguien hubo que invocó en defensa de los niños el derecho inviolable con que los cubre para protegerlos la suprema virtud que alienta en sus corazones.

 

Esa misma muy grande virtud, gloriosa inconsciencia, ha de invocarse ahora en que otra vez se pretende satisfacer con daño suyo las mezquinas vanidades de los hombres, sus torpes regocijos.

 

¡Virtud todopoderosa como el diamante que el hada Beryluna pusiera en la frente de Tyltyl, el amable buscador del Pájaro Azul! ¡Es en nombre tuyo que se le pide a los hombres respeto para tus hijos!

 

¡Es sagrado el derecho de los niños! No han de ser ellos, en tanto la verdad busque el cenit, flores que engalanen las bacanales de la urbe viciosa, que no siente, que por lo ficticias no puede sentir, las glorias de esa independencia que quizá en pretensión de adormecerla incesantemente se le canta.

 

¡No merece el Ídolo Patria, sangriento como el dios de los fenicios, que en sus aras sea sacrificada la pureza lilial de los niños!

 

Abusar del dominio que sobre ellos se tiene para unirlos al coro de una encerrona patriotera, tanto valdría como enfilarlos a lo largo de una calle, tras la irrisión de una "cruz alta" en marcha. ¿Podría hacerse así? ¿Qué derecho se tiene a suplantar el pensamiento de nadie? Y no se diga maliciosamente que el de los niños no se manifiesta en forma definitiva, sino cuando corren tiempos y se transforman en hombres. He ahí que lo venerable es la gestación de ese pensamiento que quizá haya de brotar en florescencias bien distintas de las que se pretende adivinar a través de los ojillos inquietos y risueños de la infancia.

 

Cuánto más diríamos si no hubiera con recordar que toda esperanza de restauración moral está muerta donde no solo los de los niños sino además las conciencias de los hombres, son a cada instante violadas por la proclamación de fingidos ideales, -que tal es hoy día la flauta en que ponen sus labios resequidos las conveniencias para hacer que marchen en pos suya los rebaños humanos...

                                                                                                                       1911

LA PAZ, EMPRESA DE NIÑOS

 

 

Un caballero inglés, el cual desea que su nombre quede en silencio, ha dirigido una carta al Presidente Wilson para sugerirle la organización de una liga infantil, internacional, al servicio de la Paz. La fundación es posible, le dice, "si usted da a la idea la fuerza de su posición de Guía Espiritual del Mundo". Luego expone su proyecto. Las madres, las hermanas, las mujeres todas, dice, lo acogerían. Ellas no quieren que sus hijos sean sacrificados a los Dioses de la Guerra. La esperanza de paz contiene la alegría de toda una vida para el corazón de las madres. Una nueva "Era de felicidad" comenzará para todo ser humano.

 

Sería fácil formular reglas sencillas a fin de que las adoptaran en todos los países las escuelas, las asociaciones infantiles, etc. Luego, se crearía toda una literatura de amor a la paz: lectores, textos de historia, libros, en suma, dedicados a mostrar cómo los efectos del miedo, acumulados en siglos  de civilización, culminaron en la ultima guerra; cómo había el temor de educar a las masas y se las mantenía recluidas en la ignorancia. Estos libros impondrían, venciendo al pasado, ideas de paz y de buena voluntad.

 

Habría oportunidades para niños y jóvenes de consagrarse voluntariamente a la ejecución de trabajos sociales o educacionales, durante un mes de cada año, por ejemplo, y con el propósito de realizar planes de mejoramiento colectivo ("Senderos de servicio" llama a esas formas de labor el incógnito caballero inglés). Los trabajos podrían también, ser obligatorios como el servicio militar al cual reemplazarían.

 

Todo ello obtendría los mismos efectos vitalizadores que atribuyen a la guerra los escritores militaristas. Y así por medio de las escuelas, por medio de los niños, se llegaría a desenvolver gradualmente, para que floreciera y fructificara en la vida de una nueva generación, una profunda y estable conciencia social, internacional, universal, en vez de la conciencia nacional o de clase. El pensamiento de la paz se grabaría indeleblemente en la mente del mundo, y las naciones avanzadas lo trasmitirían, de un modo fraternal, a las retardatarias.

 

La carta concluye con un discreto elogio de la noble iniciativa y con la súplica al Presidente de que haga por ella lo  que crea justo.

 

No pretendemos comentar la carta, sino subrayara en ella ciertos signos de los tiempos: sed de renacimiento, preocupación por el niño, fe en la escuela, ánimo de servicio, fraternidad internacional,  etc. Fuerzas todas que están construyendo un mundo nuevo, brazos que el dolor humano tiende hacia el futuro, obra de soñadores, cosa de profetas... Y mirar que el hombre sueña para que construya el niño, y que cuanto ya éste es hombre, sueña de nuevo...Y el objeto de la vida, y el progreso, quizá explicados en esa capacidad de renovar múltiplemente el ensueño, tejiendo con hilos de siglos, la ilusión de un mundo, la ilusión de un hombre, y un culto y una idea y un amor...

                                                                              Agosto, 1919

 

 

LA NUEVA EDAD ESCOLAR

 

 

Sin tiempo para intentar un estudio completo de tan importante cuestión. Limitamos nuestro contingente a publicar los siguientes apuntes.

 

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Los estudios psicoanalíticos en cuanto permiten tentativas de aplicación a la ciencia educacional (Piffer, Badouin, Heal, Boret, etc.), promueven una creciente complicación de los problemas metodológicos y de disciplina escolar ante la cual viene a ser científicamente deseable que la escolarización del niño sea tardía. De preferencia en nuestros países, ya que los resultados de la investigación casi no llegan, o llegan muy tarde, -y parcialmente- a informar el criterio predominante en el trabajo de las aulas. El solo problema del desarrollo emocional (Crichton Miller) considerado por referencia al efecto de la autoridad del maestro sobre el niño, mueve a tomar una actitud de suma prudencia ante la escolarización temprana.

 

* * *

 

Hay resultados de experimentos (Penschew, Menmann) que parecen favorecer la conveniencia de comenzar el aprendizaje en una edad temprana; pero ello es así solamente en la apariencia, ya que tales estudios han contribuido a afirmar el concepto de la fluctuación del aprendizaje en el niño. Cuánto más joven sea tanto mayores serán las fluctuaciones de su progreso.

 

* * *

Aprende por impulso, o, en las palabras de Freeland: "su habilidad avanza y retrocede". Y como la escuela está habituada a esperar progresos constantes y casi a exigirlos, el peligro de la situación aumenta en la medida en que la edad del niño decrece.


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Lo que podría ser una sorpresa para muchos es que los l7 años, más que cerrar, fisiológicamente un ciclo, quizás representen un momento de transición en el cual, por serlo, resultaría equivocado iniciar las tareas escolares. (La más baja razón, -0.15- aparece a los 6 años en una serie de investigaciones acerca  del crecimiento físico y el progreso escolar, al fijar índices de peso, altura y capacidad vital (B. Thomas Baldwin).

 

"Las demandas de la instrucción deben adecuarse, en primer lugar, a la capacidad innata del niño, a su estado de desenvolvimiento y condición de salud, después de lo cual debe rodeársele, en lo posible, de condiciones óptimas de trabajo; ... finalmente debe atenderse al cumplimiento de las leyes de salud mental, cuidando de cultivar convenientemente hábitos de atención, asociación de ideas y reacción emocional" (A. S. Beik).

 

Cuando las escuelas no están en actitud de ajustar su labor a tales preceptos, el peligro es mayor para los menores aunque exista para todos.

 

* * *

El estudio de la precocidad intelectual (T. A. Willams) lleva a la conclusión de que ella comporta muy graves amenazas para el niño que la muestra, cuando se trabaja de modo que estando el maestro supeditado a las necesidades de las mayorías, del conjunto, no puede individualizar la instrucción. La precocidad no puede ser nunca un argumento a favor de la escolarización prematura.

 

* * *

Con el niño pobre todos los problemas acentúan su complejidad.

 


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Para Burnhan y Kilpatrick el aprendizaje de la aritmética no debe comenzar antes de los 8 años y sería preferible que comenzara a los 10.

 

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Varios de los higienistas que se han especializado en este campo convienen en que el aprendizaje de la lectura puede comenzar informalmente y sin peligro en el Kindergarten, pero convienen también en que el aprendizaje formal debe ser postergado lo más que sea posible Burnhan, Thompson, Burgerstein).

 


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"Paton, en su Psiquiatría, atribuye el enorme crecimiento de las enfermedades nerviosas y mentales al instinto de educar individuos cuyo sistema nervioso está funcionalmente incapacitado para soportar la tensión que se le impone" (Meyer).

 

* * *

Otro gran progreso de los estudios educacionales es la introducción reciente del llamado "diagnóstico pedagógico" que permite determinar, siquiera aproximadamente, las causas y condiciones del fracaso del alumno en el estudio de las varias materias.

 

Trátase de un sistema d mediciones que dispone de recursos cuyo empleo todavía no es accesible entre nosotros. Es uno de los instrumentos de la individualización y gracias a él, se logra evitarle al niño muchos perjuicios.

 


* * *

 

La ley se complementaría, como alguien sugirió, con el establecimiento del Kindergarten, lo que por ahora no es factible.

 

Pero, eso sí, a cambio de que se tratara del verdadero y moderno Kindergarten; no de peligrosas imitaciones.

 

* * *

No pasará mucho tiempo sin que se logre disponer de los medios que las investigaciones psicológicas y pedagógicas requieren y entonces estas cuestiones se estudiarán en nuestro país con base en el conocimiento científico de nuestro niño, con lo que nos libertaremos del capricho de las opiniones personales.

 

* * *

La exposición de don Luis Felipe González acerca de este problema está, en lo sustancial, confirmada por las conclusiones más generales de la educación experimental (Feedman).

 

* * *

 

En estos tiempos es posible que un eminente profesor declare que el que ha nacido maestro no puede competir con el que conoce técnicamente la profesión".

                                                                                                    

 Heredia, Septiembre, 1928

 

LA BELLEZA DE LOS NIÑOS

 

 

Es definitiva ya la decisión de premiar, en los festejos cívicos de fin de año, la belleza física de un niño. Definitivamente puede aclararse que esa resolución exterioriza un criterio no conformado a las tendencias de esta hora de la evolución ideológica.

 

Las ideas que ahora gallardamente inician la conquista de los tiempos subsiguientes, excluye de la vida social hasta la celebración de concursos de belleza femenina. El intelecto a oído de labios de la ciencia sociológica el vaticinio de su triunfo. Y en los aparatos de laboratorio hay complicidades de la Pitonisa.

 

Los días de las bellas tontas sonrientes, que un escritor, están organizando. Surge la época de la intelectualidad femenina. La mujer que triunfa no es la bella Otero danzando lascivamente; es la señora Curie disertando en la Sorbona.

 

A una amiga a quien le obsequié el  último libro de José Fabio Garnier, recuerdo haberle dicho: "se lo envío con la alegría que se recoge en los triunfos ajenos". Porque ésos, los del pensamiento, son los triunfos de ahora.

 

Los que aquí consagramos tienden a preparar una época de cortesanía; a refinar el funesto tartufismo social.

 

En la edad infantil, del todo instintiva, los halagos de la vanidad influyen inmediata y ventajosamente en el desarrollo del egoísmo y alejan al hombre de la vida fecunda que podría realizar si fuera orientado por otra senda. Educando niños para la vida del egoísmo, se atenta contra el equilibrio social, se propende a dificultar la convivencia. Hay  que educar para las épocas futuras, no para las que fueron. El niño cuya belleza sea objeto de un premio, adquirirá la noción de que en poseerla consiste el mérito más grande de la vida, y sobre esa concepción ruinosa de su finalidad encaminará sus pasos por ella.

 

El que en otros países se organicen y verifiquen certámenes similares al proyectado, cuando más denuncia que somos un pueblo instintivo, absolutamente dominado por las leyes de la imitación.

 

Si se educa a los niños para el exhibicionismo de los salones, bien está que se fomente la belleza física, y hasta que se proclame francamente la estulticia de los bellos como grandeza de la vida. Si se les prepara para que en el cumplimiento consciente y honrado de las funciones sociales del hombre triunfen los vicios de hoy, no se les inicie siquiera el concepto de esa belleza repugnante. En la colectividad-infancia, más sugestionable que las otras, engendran grandes males los ejemplos y las nociones extraviadas.

 

La dicha del hombre se llama: yo quiero, dice Nietzche. "Yo quiero" es la consigna  para entrar en la nueva vida. El desarrollo pleno de la voluntad, dominadora fuerte del egoísmo, es el ideal de la evolución humana. A herirlo brutalmente propende el concurso de niños bellos.

 

Mejor fuera pensar en que es esplendorosamente bella la fealdad del niño inteligente o estudioso.

 

 

EL DEBATE ORAL

 

 

No recuerdo cuál de los maestros del debate, quizás Parker may, o quizás alguno de los grandes tribunos de Inglaterra, dijo alguna vez que la discusión oral tiene sobre la escrita, la ventaja de poner a los hombres en el caso de afrontar inmediatamente las responsabilidades que sus ideas y actitudes comportan.

 

Pero no es esa la única razón que me mueve a preferir la forma oral en el debate acerca de la educación. Si no que, para hacer refutaciones completas por la prensa,  con todas las rectificaciones y aclaraciones que ellas suponen, se necesita mucho tiempo; y, además, los periódicos no pueden ofrecer todo el espacio deseable o necesario. Tras esto hay que contestarles a varias personas a la vez, y exponerse a ataques anónimos. En la tribuna nadie puede ocultar su nombre. Y lo que es más hermoso: si los hombres están cerca el uno del otro, fácilmente se dan la mano cuando llegan a estar de acuerdo; y se trata de discutir sus vidas, más viva, más poderosa, se mostrará la energía que pongan en defender la pureza de ellas.

 

 

LA BIOGRAFÍA DE LOS POBRES

 

 

El nombre del caballero don Felipe J. Alvarado ha aparecido con frecuencia y acertadamente elogiado en los periódicos de estos días, con motivo de la venta de su magna empresa. Una de las aludidas publicaciones, una entrevista, contiene interesantes referencias acerca de cómo llegó a poseer el señor Alvarado el capital de que hoy disfruta. Temas semejantes suelen ser muy sugestivos. ¿Cómo llegó a ser rico Fulano? ¿Cómo hizo dinero Henry Ford?; ¿Cómo se hace una fortuna?, etc. Hay toda una corriente literaria desenvolviéndose en esa dirección. Y no siempre para hacer el elogio impúdico del dinero, sino, al contrario, para mostrar las posibilidades éticas de su conquista y posesión, y para derivar de ellas optimista enseñanza. Véase, por ejemplo, lo que al respecto piensa un Ramiro Maeztú, o de lo que, ya dentro de un sistema filosófico, establece con ánimo profético, el Conde Keyserling.

 

Podría surgir una corriente que tendiera a desarrollarse en sentido inverso. Es decir, que tuviera el fin de exp

NOTAS SOBRE EDUCACIÓN

 

 

Escribo estas breves notas después de leer en esta misma revista un artículo acerca de La enseñanza utilitarista escrito por don Clodomiro Picado T. Las escribo sin ánimo de polémica. Entre los pocos hombres que en Costa Rica se han dedicado a las ciencias, el señor Picado es uno de los que me complace admirar. La simpatía viene de lejos. Recuerdo que el primer artículo mío que se publicó con mi firma, hace muchos años, fue escrito en elogio del señor Picado en el momento en que él salía hacia Europa a continuar los estudios que lo han convertido en uno de nuestros hombres de positivos méritos.

 

Creo que todo lo que se haga por aportar al estudio de los problemas de nuestra educación la ciencia y  la experiencia de trabajadores intelectuales del prestigio del señor Picado, constituye un beneficio efectivo. Es, no solo lamentable, sino vergonzoso comprobar que los mecanismos que podrían vivificar y aun organizar efectivamente tal contribución, o han muerto, desde tiempo, en manos de la desidia oficial, o, -al menos con los perfeccionamientos de que hoy se dispone- no podrían existir todavía entre nosotros. Comprendemos y aceptamos la fundación de una oficina técnica de minería, pero ni comprendemos ni aceptaríamos la existencia de una oficina técnica, moderna, de educación.

 

Repetidas veces he citado ciertas palabras del Sr. Robert Blair a propósito de la facilidad con que se suele atribuir la causa de las deficiencias de nuestra educación a estos o los otros hechos o factores, según la personal apreciación de quien juzga. En el admirable discurso con que el eminente Profesor inauguró los trabajos de la Sección de Educación de la Asociación Británica para el Progreso de la Ciencia, efectuada en 1920, dijo:

 

"El valor para la educación de la ciencia y del método científico ha sido hasta aquí, en su mayor parte, directo e incidental. Ha consistido principalmente en deducciones de otra rama de los estudios, la psicología, y ha resultado, en mucho, de la invasión del campo educacional por individuos extraños a él. Pero ha llegado ya un momento en el cual la educación, en sí misma, debe ocupar un departamento determinado de la ciencia. Hay a este respecto  una estrecha relación y analogía entre la educación y la medicina. El entrenamiento de la mente implica un conocimiento de la mente, del mismo modo que la curación del cuerpo supone un conocimiento del cuerpo. Solo que la medicina es algo más que fisiología aplicada. Pues constituye un sistema independiente de hechos, reunidos y analizados, no tanto por los fisiólogos en el laboratorio como por los médicos en el hospital y a la orilla de la cama del enfermo. Del mismo modo la ciencia educacional debe ser algo más que psicología aplicada. Debe construirse no a base de las especulaciones de los teóricos, ni solo sobre las deducciones de los psicólogos, sino principalmente por medio de investigaciones ad hoc, directas y definidas, sobre los problemas del aula y por los maestros mismos...

...El educador debe procurar que su ciencia sea reconocida, considerada como tal, y ya no como un tópico de interés general acerca del cual puede dogmatizar cualquier hombre culto...

... Con los test experimentales, el progreso realizado durante la última década en educación ha sido enorme...

...Más recientemente se ha hecho el intento de medir directamente los resultados del trabajo escolar y de registrar en términos cuantitativos el curso del progreso de año a año, por medio de test especialmente adecuados a ese fin...

...La edad de las opiniones personales en educación ha pasado ya para ser reemplazada por la investigación científica de las causas de progreso y fracaso."

 

Muy justa me parece la actitud con que el señor Picado reconoce la buena fe inspiradora del llamado afán de renovar. Si se estudiara detenidamente la historia de algunas de la instituciones educacionales ensayadas en el país, se reconocerían que obedecieron a una profundamente comprendida necesidad de progreso; y si se estudiara el desenvolvimiento de las perspectivas iniciativas, se reconocería que las más de las veces fracasaron no por la falsedad de sus fundamentos, no por su inaplicabilidad a las condiciones del país, sino porque se desarrollaron en medio de circunstancias del todo adversas.

 

Las innovaciones pedagógicas de los norteamericanos, o proceden de Europa, cuando solo son aplicación o deformación de principios o de sus nociones, o cuando son autóctonos han sido aceptadas por los educadores y psicólogos europeos de mayor importancia. El movimiento iniciado por Binet, por ejemplo, ha alcanzado su mayor amplitud en EE.UU. Y si en el estudio psicológico de las actividades motrices escolares, hay que partir de  Claparade y de Mlle. Joteyko, entre otros, ya no se puede prescindir en cambio de Whipple, ni de Thiorndike, ni de Freeman.

 

Tendencias pedagógicas como la que representa Dewey, no han aparecido en EE.UU. aisladas del movimiento educacional europeo sino, al contrario, como en concordancia con tendencias similares surgidas en diversos países de Europa y como expresión del progreso natural de las disciplinas pedagógicas en cuanto ellas están determinadas a continuar la vastísima obra de Montaigne, Rousseau, Pestalozzi, Herbart, Froebel, etc. Una comparación entre las líneas generales de la evolución del pensamiento filosófico conforme se ha exteriorizado en los EE.UU., las líneas generales del progreso de la Sociología y la Psicología, y las líneas generales de la evolución de las ideas pedagógicas, explica fundamentalmente, cómo esta últimas son una simple consecuencia del progreso. Claro es que las condiciones de vida del país dan pie a múltiples exageraciones y exclusivismos, pero éstos, ni predominan, ni son extraños a ninguna forma de progreso.

 

Aquí se ha afirmado a veces, por ejemplo, que el aspecto sociológico de la obra de Dewey y que la Sociología Educacional son algo típica y erradamente norteamericano. Error de errores, basta leer la apreciación de Claparéde sobre Dewey y rastrear en Eslander siquiera y en el propio Kerscheinsteiner los antecedentes de la tendencia.

 

Si se quiere decir que la supresión de los textos es obra de la influencia norteamericana, el error es muy grave. No he de hacer el historial de la cuestión, pero sí declarar, estadística la vista, que el país en que hay mayor número de textos escolares en uso es EE.UU. Este problema de los textos está por resolverse en el país. A una solicitud de la Secretaría de Instrucción para implantar textos en la Escuela Normal, contesté así.

 

 

Señor Secretario:

 

Tengo el gusto de referirme a su circular No. 25, de 12 de enero, relativa a la conveniencia de que los colegios implanten el luso de textos en la enseñanza de determinadas asignaturas.

 

Sin pretender recurrir a Ud. en representación, digamos, y sin perjuicio de dictar  inmediatamente las disposiciones conducentes a que en la Escuela Normal se cumplan fielmente las suyas, me he de permitir hacer al respecto varias declaraciones.

 

1.      Complace que la Secretaría preste esmerada atención a los problemas internos de los Colegios, que -juzgo por la Escuela-  son muchos y, de momento a momento, más complejos.

2.      Éste de mejorar la eficiencia de la enseñanza es uno, sin duda, y cardinal, y uno de los medios de resolverlo puede consistir seguramente en promover la adopción de textos cuyo uso es dominante tendencia de la educación europea, norteamericana y, en general, hispanoamericana.

3.      Sobre todo, si el texto ha de venir a reemplazar la copia pasiva; pero siempre que se recuerde que tan mal uso se puede hacer del texto como del cuaderno y como de la ausencia de ambos; como, de otra parte, cabe hacer el mejor uso de tales recursos. Es del muy ilustrado criterio de Ud. que alrededor de esa cuestión, del posible mal uso del texto, han surgido muchas de las repetidas controversias que su adopción suele suscitar.

4.      Por lo que convendría pensar, hayan de provenir de la Secretaría o de la Junta de Directores, en las instrucciones correspondientes a la adopción de textos, a fin de evitar oportunamente que éstos lleguen a convertirse en meros sustitutos del cuaderno de dictados o copias serviles, y que, por consecuencia, los textos no lleguen a exigir del Profesor sino el poco trabajo mecánico indispensable para señalar las páginas que el estudiante haya de leer o memorizar, y para escuchar después, corrigiéndole detalles, la exposición o recitación.

5.      El texto, no obstante que reacciona contra el cuaderno de apuntes, puede fácilmente identificarse con él y, ambos, no obstante podérseles aplicar de modo que no impongan una memorización de palabras, fácilmente se usan de modo que la sustituyen por una memorización de ideas, pero mera memorización siempre.

6.      Contra esos desvíos, va el texto que ahora están adoptando en los EE.UU., lo que llaman "el texto con la nueva idea"; semejante al que proponía Ernesto Nelson para los Colegios de la República Argentina; del cual, desgraciadamente no tenemos muestras en nuestra lengua, a no ser tan de excepción como el texto de Química de D`Ovidio, y alguno más, probablemente no tantos como la enseñanza de las principales asignaturas requiere.

7.      Aludo al texto que se ha llamado también, "de actividades", organizado de suerte que, por procedimientos adecuados a la naturaleza de la respectiva materia, centra el trabajo en la actividad del alumno dándole oportunidad a la actuación independiente de él, impulsando sus habilidades para la investigación, señalándole el camino hacia las fuentes originarias, todo ello en circunstancias que promuevan una fecunda formación de hábitos de estudio y garanticen un aprendizaje real.

8.      Para insistir, al texto que es guía o instrumento de trabajo, su obra de consulta, que acerca a los que contienen el conocimiento de primera mano.

9.      En la Escuela Normal hemos hecho la experiencia, -y los informes del Sr. Bibliotecario se lo mostrarán a Ud.- de que el estudiante trabaja mejor rodeado de varios textos, auxiliares del cuaderno de notas, y de que, muchas veces solo, se encamina con facilidad hacia la obra fundamental. Hay estudiantes que han progresado notoriamente en la traducción de lenguas extranjeras, movidos por el afán de ampliar por su cuenta los estudios hechos con el profesor. Puedo citarle a Ud. varios nombres.

10.  Con decir lo anterior quiero, ya expuestas las ideas de esta Dirección sobre tipos de textos, -siquiera brevemente- dar idea de cómo comprende que la adopción de ellos en la enseñanza costarricense podría servir de ocasión, así, -rodeando al estudiante de oportunidades  de trabajo personal y de instrumentos para realizarlo, incluso abundantes textos de cada materia- para introducir la tendencia, hoy muy en boga, a enseñar a estudiar y para favorecer el posible desenvolvimiento de aquella corriente formación de investigadores que como ha dicho Vaz Ferreira, aún no ha brotado en la educación de estos países.

11.  Y con decir todo lo anterior, quiere esta Dirección, secundando los propósitos de esa Secretaría, hacer notar que acaso fuera mejor retardar o postergar el cumplimiento de la disposición a fin de que si lo declarado hubiera de tomarse en cuenta, pudieran los profesores, antes de recomendar la ordenada selección de textos, tener a la vista abundante número  de ellos. Para ese efecto la Secretaría haría importar, ahora mismo,  ejemplares de todos los que se usan en los Colegios y Escuelas Normales de los más adelantados países de habla española.

 

 

UNA ESCUELA NUEVA EN BÉLGICA1

I

 

 

Este libro trae para nuestros maestros, -¿leen los maestros?- la oportunidad de conocer mucho de la vida de las Escuelas Nuevas. Es un nuevo servicio de Barnés a la cultura educacional hispano-americana.

 

Faría de Vasconcelos, el autor, lo es también de muy importantes publicaciones. Es Doctor en Derecho y Ciencias Sociales; portugués de origen, pero belga por su enseñanza: es profesor de Pedagogía y Psicología en la Universidad de Bruselas.

 

Ferriére, autor del interesante prefacio, es Doctor en Sociología, Profesor del Instituto J. J. Rousseau y Director del "Bureau Internacional de las Escuelas Nuevas".

 

¿Qué son las Escuela Nuevas (Ecoles Nouveiles)? He aquí un resumen de los caracteres que les atribuye el comité encargado de su propaganda.

 

1. La Escuela Nueva es un laboratorio de pedagogía práctica. Es decir, una escuela que ensaya.

 

2. Una escuela que cree en el influjo total del medio en que se desenvuelve el niño.

 

3. Está situada en el campo o en las poblaciones pequeñas.

 

4. Agrupa a sus alumnos en casas separadas. (Internados semejantes a los hotels ingleses).

 

5. Es educacional, porque cree "que la coeducación da resultados morales e intelectuales incomparables."

 

6. Organiza trabajos manuales para todos los alumnos durante hora y media diaria, con un fin educativo y un fin de utilidad individual o colectivo. (Educación industrial), Educación Económica, Educación Social. Que dicen los programas de Brenes Mesén).

 

7. Cultiva el suelo y cría animales. (Educación Agrícola).

 

8. Organiza trabajos libres. (Sin programa. Sin maestro).

 

9. Su gimnasia es natural: juegos y deportes.

 

10. Los viajes, excursiones y paseos, juegan en ella un papel importante. (Esto lo llama la suficiencia criolla "perder el tiempo").

 

11. En materia de educación intelectual la Escuela Nueva procura abrir el espíritu por una cultura general del juicio, más bien que por una acumulación de conocimientos memorizados. (Por supuesto que en Bélgica ignoran que ya esto se ensayó en Costa rica y ... fracasó).

 

12. La cultura general se duplica con una especialización, desde el primer momento espontáneo: Cultura de los gustos preponderantes de cada niño.

13. La enseñanza está basada sobre los hechos y la experiencia. La teoría sigue en todo caso a la práctica: no la precede. (Métodos funcionales que contra viento ha preconizado la Escuela Normal).

 

14. La enseñanza está pues basada sobre la actividad personal del niño. "Esto supone la asociación más estrecha posible del estudio intelectual, del dibujo, con los trabajos manuales diversos". (Motivación, Correlación, Proyecto).

 

15. La enseñanza está basada, en general, sobre los intereses espontáneos del niño. Las actualidades de la Escuela o del ambiente dan pie, entre los mayores, como entre los pequeños a lecciones ocasionales, que ocupan en la Escuela un lugar relevante. (¿Caben las lecciones ocasionales dentro del programa rígido, dentro del horario férreo?).

 

16. El trabajo individual consiste en investigaciones en los hechos, en los libros, en los periódicos, etc.

 

17. El trabajo colectivo supone elaboración en común. (Socialización ¡ciegos!).

 

18. La enseñanza está limitada a las mañanas, por las tardes tiene lugar el estudio personal.

 

19. Se estudia pocos ramos por día.

 

20. Un sistema de cursos, análogo al que regula el trabajo universitario, permite a cada alumno tener su horario individual. (No debe ser cosa muy parecida a los horarios alternos).

 

21. "La educación Moral, (¡oiga la gendarmería pedagógica, que dijera Pezzolini!) como la intelectual, debe ejercitarse no de fuera a dentro por autoridad impuesta, sino de dentro a afuera, por la experiencia práctica gradual del sentido crítico y de la  libertad".

 

22. El desempeño de cargos sociales de todas clases permite la realización de un auxilio mutuo efectivo.

 

23. los premios o recompensas consisten en proporcionar a los espíritus creadores ocasiones de aumentar su potencia de creación.

 

24. Las sanciones negativas (castigos) tienden a poner a los niños en condiciones de alcanzar mejor, por los medios apropiados, en el porvenir, el fin juzgado bueno que han alcanzado mal, o que no han alcanzado.

 

25. La emulación tiene lugar sobre todo por la comparación del trabajo presente con el trabajo pasado del niño.

 

26. La Escuela es un ambiente de belleza.

 

27. La música colectiva, canto u orquesta, ofrece un influjo purificador profundo.

 

28. "La educación de la conciencia moral consiste principalmente en los niños en narraciones que provocan en ellos reacciones espontáneas, verdaderos juicios de valor que repitiéndose y acentuándose, acaban por ligarlos consigo mismo y con los otros. Este es el objeto de las lecturas nocturnas". (Entre nosotros llaman esto "romanticismos").

 

29. "La educación de la razón práctica consiste principalmente, entre los adolescentes en reflexiones y en estudios que se refieren a las leyes naturales del progreso espiritual, individual y social". (Cuando se ha tratado de hacer esto, se dice que se hace literatura).

 

Estas escuelas, que han sido repetidas veces llamadas "escuelas del futuro" y sobre las cuales se ha publicado recientemente en Inglaterra un libro que las describe extensamente, son verdaderos laboratorios de pedagogía y psicología infantil prácticas, en el sentido de que ellas concentran el esfuerzo de muchos maestros cuyo idealismo no encuentra ambiente entre la ignorancia y la rutina dominantes en el mundo escolar. En tales escuelas se congregan a ensayar y a estudiar devotamente la renovación de la educación. A ellas van los niños de los padres  que no creen en la educación actual. A ellas dirigen su pensamiento los altos trabajadores de la escuela a quienes la rutina no escucha o no entiende. Se explica así que el comité encargado de propagarlas  en Bélgica esté constituido casi solo por hombres de elevado prestigio intelectual: maeterlinck, Shuyten, Guillermo de Greef, Oliveira Lima, Berrearen, el gran poeta desaparecido, era miembro, y lo son muchos otros hombres eminentes.

 

                                                                       Omar Dengo.

Heredia, diciembre de 1920.

 

LA NUEVA EDUCACIÓN CÍVICA

 

 

Este Capítulo de la educación, es decir, de economía social, de sociología, preocupará mucho, constantemente, a los trabajadores de La Obra. Corresponde a una vigorosa y constructora inquietud de este momento. Es uno de los signos del advenimiento de la nueva era: nuevos ideales, nuevas esperanzas nuevos dolores. La insinúa en la vida del mundo un suceso tan sencillo como la presencia de Jesús en un pesebre: la sonrisa de Alsacia. Pues que traduce la angélica sonrisa para el destino humano, un pensamiento de Dios: ¡Justicia! Comienza a entenderse como solidaridad. Para una distinta aspiración social, un hombre nuevo que la sienta, una nueva escuela que lo prepare.

 

Hay un matiz dominante en la muchedumbre de ideas nuevas: el concepto de ciudadanía se ha transformado. El objetivo de la escuela debe reflejar la trascendental renovación.

 

En estos pequeños países es probable que ningún maestro haya de estudiar estas cuestiones con tanto empeño como el maestro costarricense. Porque trabaja en una escuela de una nación sin ciudadanos: Lo decimos, conscientes de la irreverencia a la funestísima tradición de alardes que ha rodeado al país de un ambiente de vanidades, asfixiante.

 

Publicaremos opiniones. Entendemos servir a un movimiento que acogería la divisa querida de García Monge: Hacer Patria. Lo que no importa afirmar la vida de mesnada, de tribu, sino aspirar a que la tierra en que se mora adquiera aptitud para concurrir al desenvolvimiento de la civilización. A que su pueblo sea algo más que una multitud sin oriente, medio hambreada, que rumia prejuicios bajo la acción de dolorosos atavismos.

 

 

EDUCACIÓN DE LA NIÑEZ1

 

 

 

Es un hecho  comprobado por las modernas investigaciones penales, que esa decadencia que se llama delito, es, o bien producto de la herencia, o bien un resultado del medio ambiente en que se vive; es decir, es una degeneración adquirida.

 

Los de alcohólicos  son a  menudo epilépticos, tísicos, idiotas o criminales.

 

El alcoholismo es un verdadero azote de la humanidad. Debemos entonces combatirlo.

 

Loa hijos de sifilíticos y leprosos, muestran a sus padres los resultados de pasadas orgías, y sus gritos de dolora, los son también de protesta a la vida que miserablemente les dieron.

Reformemos nuestras leyes civiles acerca del matrimonio entre esos enfermos.

 

Y que debemos hacer, nos lo dice la misma naturaleza, que cumple en ellos la ley de selección, ¡dejándolos que vivan una vida de hospital y agostándolos temporalmente, como flores de invernáculo!

 

Los hijos de criminales, con el ejemplo recibido y la psiquis heredada, son verdaderos vasos en donde se encuba la desastrosa tendencia.

 

Luchemos contra los criminales y sobre todo los incorregibles. Hagamos con ellos la función que nuestro organismo opera con los elementos que les son nocivos.

 

La sociedad es también un organismo y para la convivencia armónica de los coasociados, necesita apartar a los seres que le perjudican.

 

No me refiero a la pena de muerte. Quienes no dan la vida no pueden quitarla. Pero el hombre puede ser recluido indeterminadamente en un lugar penal, y volver al seno de la sociedad cuando el tribunal respectivo crea en su rege

BIENVENIDOS LOS NEGROS

 

 

Varias personas me preguntan qué pienso acerca del proyecto de ley destinado a traer gentes de color a la Escuela Normal. Contesto brevemente. Recibiré a los negritos con los brazos abiertos. Vienen en busca de la poca y pobre luz que la Escuela puede dar y es deber de ésta el de recibirlos cordialmente. Vienen a buscar en estas aulas las aspiraciones propias de la ciudadanía costarricense, y a quien viene tras ese galardón para su vida, sería menguado negarle la entrada.

 

Se me dice que debería la Escuela oponerse a la ejecución del proyecto porque al ofrecerles facilidades de arraigo a los negros en nuestro territorio, se amenaza a la nación costarricense con una peligrosa mezcla de razas. El peligro de la zona atlántica no está en los negros, quizás, sino en sus amos y en los costarricenses filibusteros. Y si efectivamente hubiese un peligro en la mezcla de razas, - cuestión muy compleja- tal peligro se contrarrestaría con el esfuerzo que se hiciera por atraer europeos, de diversas nacionalidades, hacia las grandes zonas dolorosamente desiertas que el país posee. Mientras los negros estén en el territorio costarricense, es preferible procurar que sean costarricenses. La política de nacionalización que los norteamericanos aplican en estos casos, parece ser aconsejable. Las circunstancias determinantes de la permanencia de los negros en Costa Rica, son independientes de las posibilidades que del proyecto de ley emanan. Mientras aquellas circunstancias predominen, allí estarán los negros. Y es mejor que estén con nosotros que contra nosotros. Una vez que tuviéramos maestros y alumnos costarricenses, tendríamos dentro de aquellas zonas del Atlántico un tesoro moral de que ahora carecemos y un tesoro material también.

 

Se me insinúa por varias personas que los negros pueden ser una amenaza para las conveniencias morales del régimen coeducacional de la Escuela. Le tengo miedo a las pasiones, así parezcan de ébano como si refulgen como alabastro. Le tengo miedo a la fiera, sin fijarme en el color.

 

Altas por la alcurnia, blancas por la raza, bellas damas gentiles, dieron escándalo en Europa entregándose a la lujuria de los soldados africanos, en recuerdo tal vez de aventuras de harem, Y cuando danzas y músicas de origen negro invaden los salones, rompiendo todos los rituales del ritmo, no es precisamente la inferioridad de los negros la que se ostenta entre las luces y perfumes de las fiestas.

 

Lo otro, lo de las diferencias sociales es argumento que nadie debe levantar contra los negros, si aspira a que la escuela costarricense siga siendo instrumento de la organización democrática del país, o si quiere que podamos trabajar en ella la mayor parte de sus maestros.

 

Un Rey Negro, siglos hace, llevó ofrendas al pesebre inmortal, simbolizando así que la fraternidad de los hombres, dentro de reales aspiraciones espirituales, no puede realizarse sino por sobre las razas.

                                          1927

 

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA

 

 

  

¿Sabe qué estoy leyendo? La vida de un maestro de persuasión: Clemente de Alejandría.

 

¡Qué bella figura! Dice en el siglo II, como Krishnamurti hoy, que solo hay un conocimiento esencial: el de la ley, es decir, el de Dios. Él lo encuentra en Cristo. Lo difícil es encontrar a Cristo, pues según San pablo, y todos, hay que buscarlo en nosotros mismos.

 

 

COMENTARIOS VARIOS

I

 

¿Tiene derecho el marido de impedir a su mujer que vaya a la iglesia?

 

He ahí una interesante cuestión que, a iniciativa de una revista europea, ha sido objeto de una enquete prolífica, en conclusiones bastante de momento, en lo que mira a la filosofía y a la moral. Se trata de uno de esos análisis ideológicos de escasa importancia aparente, pero que encubren problemas de muy útil solución, sobre todo para quienes, avezados a observar el orden general de las cosas y a considerarlo como un todo de modo admirable organizado, pueden descubrir en ellos enlaces entre unas y otras que al confirmar el concepto unitario sustentado acerca de lo que ocurre en la realidad que nos rodea, aumentan la firmeza de los ideales y con mucha claridad permiten entrever la trama de las futuras evoluciones que han de guiarlos hasta su positiva efectividad. Y de ese hecho se desprende buena porción de enseñanza inmediatamente aplicable a la conducta individual. Cuando sea rectificación de detalles favorece en mucho la demarcación de las líneas generales y en lo tanto la asimilación de las ideas, que así, por ese modo, paso tras paso, van engrandeciéndose y allegando cada vez más la posibilidad de ser los solos móviles de la acción. Así, por ese modo, mediante esa disciplina, se robustecen las iniciaciones de progreso que haya en el pensamiento y cobran el vigor necesario para llegar a transformarse en pasiones llenas de fecunda savia creadora.

 

Queremos comentar determinados aspectos de la opinión a propósito de esa pregunta, por Armand - director de L'Ere Nouvelle, de Orleáns - cuyo criterio en lo relativo a los "problemas sociales" se adapta con perfección a las ideas que la filosofía de esta época permite formular como representaciones sintéticas de las que han de ser en lo futuro, por fuerza de ineludible devenir, normas de la vida colectiva e individual en cuantos órdenes la determinen.

 

Atrmand, - cultor infatigable del acratismo, - da base de las futuras relaciones sociales, en sus aspectos colectivo e individual, la contratación, el pacto consciente, la colaboración fraternal asentada en el anhelo del común bienestar y del general progreso, lo que implica, en término primordial, libertad absoluta para concurrir al nacimiento de la convención, voluntad libre dentro de los límites en que a esa potencialidad le es dable alcanzar el grado mayor de su desarrollo, es decir, hasta donde la herencia y los factores mesológicos lo hacen posible. Sobre esa libertad volitiva en la plenitud de su ejercicio, producto de una educación rigurosamente científica, que implica un amplio conocimiento de las leyes del universo y del organismo  del individuo, han de asentarse  las demás condiciones que la naturaleza de cada especie particular de contratación imponga. Extremada afinidad moral e intelectual y completo dominio del instinto sexual, en el caso del matrimonio, por ejemplo. Pero he aquí que las condiciones actuales de vida impiden, mejor dicho, estorban demasiado, que ese necesario desenvolvimiento tome cuerpo., y apenas, si a costa de tenaces esfuerzos dan hogar a las generosas aspiraciones que se proponen implantarlo. El período evolutivo que alcanzamos no da para más. Los propósitos no alcanzan aún a socializarse. Las ideas innovadoras se propagan con evidente lentitud, a causa de la enorme resistencia que el ancestral conservatismo les opone. La armonía consciente, fecunda, entre unos y otros hombres, y entre los grupos humanos y la individualidad aislada ha de mirarse mientras tanto como un noble ideal digno de cuanta lucha se pueda emprender y también del sacrificio cuando no haya otro medio de difusión que éste. Y es ante todo el encauzamiento de la voluntad, su orientación metódica, sujeta a principios, realizada por los maestros esforzados en el seno de la escuela, a fuerza de paciente labor, y por los hombres de aspiraciones nuevas dentro del hogar, tras constante tarea, la sola fuerza capaz de procurar el bienhechor nacimiento de esa augurada armonía, de esa amorosa reciprocidad, amoldada a la verdadera lógica de los hechos, que hará la dicha humana. La acción de los hombres avanzados, persistente y valerosa, tiene a su cargo ese trabajo; en ninguna otra zona pueden prosperar los gérmenes que han de originar su proficua y gloriosa existencia. La educación de ahora, inavenible con la estrecha verdad acientífica, inepta para actuar sobre la plasticidad de los conglomerados sociales de modo eficiente, marcha por vías de fatal regresión, hondamente nociva a los ideales libertarios, arrastrada por el impulso retroactivo que, en virtud de la naturaleza misma de los sistemas en que descansan, le impelen los gobiernos. Como hemos dicho, en el esfuerzo individual, educado, instante, intenso, tenaz, reside la potencialidad transformadora que puede operar con provecho sobre la psiquis hiperexcitable de las colectividades.

 

Hay pues, en la primera proposición de Armand, - la única a que en esta ocasión hemos hecho referencia, entre las que integran su escrito, - suficiente amplitud para espaciar la meditación, campo florecido de sonrisas para los que, - espíritus altos, - suelen buscar solaz en la serena contemplación de las ideas: para los que de sus filaturas sutiles obtienen el secreto de a propia renovación moral e intelectual: para los que necesitan renuevos de vigor que brindar al altivo afán de lucha.

 

Armand sintetiza con clarividencia las ideas y los ensueños que enmarcan la nueva tierra de promisión hacia la cual encaminarse anhelante la humanidad. En próxima vez iremos de nuevo tras la estela de su pensamiento conceptuoso.

                                                                                         Omar Dengo

 

 

COMENTARIOS

II

 

 

"¿Tiene derecho el marido de impedir a su mujer que vaya a la iglesia?"

 

Dice Armand, - en mejores términos, - un ser de sexo femenino puede atraerme: 1º, por su sensualidad; 2º, por lo afectivo de su temperamento; 3º, por su desarrollo intelectual. Y en verdad, no otros móviles, salvo el caso patológico de uniones que en el seno de aviesas conveniencias se forman, con detrimento de la salud social, son los que demarcan los límites del terreno en que ha de asentarse el hogar. El ideal, como él dice, consiste en encontrar reunidos esos tres motivos de unión, fuentes de amor, en una misma persona. Hasta allí nuestro criterio con regocijo se acoge al suyo: es gran deleite encontrar expuestas con maestría por mano ajena, las ideas que el propio pensamiento ha esbozado y que hace visto obligado a abandonar al torbellino destructor del siempre prometido "después" que llama en auxilio suyo, en horas de desasosiego y tortura, la voluntad ineducada. Pero no aceptamos, en cambio, su aserto de que ninguno de esos géneros de influencia goza de superioridad con respecto a los demás. Basta mirar las consecuencias sociales que cada uno de ellos puede generar para tener por cierto que difieren mucho entre sí y que son, en cuanto puntos de mira, de modo muy diverso, aptos para servir con provecho al desarrollo de los ideales que la mentalidad contemporánea persigue. El amor meramente sexual, el que al arrullo de la lascivia crece, - amor instintivo, sin vigor que lo haga perdurable, - es infecundo y por ese hecho o por especial acción, dañoso socialmente si se le considera con relación al objetivo que a la humana prole se le asigna. Es por desdicha el dueño del campo en la actual sociedad burguesa, aunque que bien pronto habrá de ser arrollado por más nobles tendencias. Harto revelan su poderío las modalidades con que manifiesta su desenvolvimiento enfermizo, en lo tocante al vestir, la mentalidad femenina, carente por modo casi absoluto de ideales que le den prestigio a su acción en la vida y la tornen eficiente y benéfica. A ese respecto todo tiende a conseguir que el ansia del macho por la hembra no sufra desvanecimientos. La transformación irracional de los trajes, operada por fuera de las vías de evolución que la necesidad traza, afirma de más en más la esclavitud femenina y hace nula la intención de ciertos movimientos feministas que imaginan a la mujer capacitada ya para realizar una colaboración útil en el progreso social. La constante mutación de las modas, sustentada por el ánimo lucrador de los trabajadores de la especie, que a su vez se apoya en la excesiva vanidad femenina y en el ínfimo desarrollo del sentido estético de la mujer, productos ambos de la hereditariedad y el desvío pernicioso de la educación, va encaminada a obtener que bien pronto los ojos hambrientos del sátiro puedan apreciar en toda su incitante belleza, sonrosadas, palpitantes, las formas en que ha sido modelada la carne de la víctima. Tampoco vale ante el criterio de los hombres la elevación del femenil intelecto: es tan poco apetecida por ellos la excelsitud del corazón femenino, el predominio de la afectividad; y con tal ansia se solicita de las mujeres, y en ocasiones hasta brutalmente se les arrebata, pasto para el desarreglado refocilamiento del placer venusino que, necesariamente, por inevitable impulso de acomodación, ellas, a quienes de otra parte inveterados conceptos mal orientan, desarrollan su actividad, con afrenta del amor consciente y puro, en el sentido que más al alcance las coloque de conquistar el dominio estéril de los encantos físicos, y en lo tanto mayores probabilidades les ofrezca de asegurar la posesión del hombre. Gloria es ésa, que así son las suyas, de la organización social de esta hora que ya empiezan, para depuración de la humanidad, a azotar las ráfagas candentes del aniquilamiento. No fue menos grosero ni fatal el clásico culto de Baco, que esta epidémica adoración libidinosa, engendro de los dogmas religiosos y políticos imperantes, cuyos festivales orgiásticos consumen sin piedad el poder autorrenovador que en el fondo de la conciencia humana se espacía, pronto a brotar al conjuro de una obra de inteligente y metódica dirección.

 

Y es así que, como en glosa anterior dijimos, nada hace por destruir tan nociva malaventuranza, la agobiada escuela - taller que no podrá forjar los ejes de la futura maquinaria social, en tanto Minerva asista al festín del Estado y sea humilde devota de la Santa Madre Iglesia. El martirio de Ferrer le presta a esa verdad la luz de su propia grandeza; la hace inconmovible como lo fue la roca de su carácter y lo es el jalón transformador que su interrumpida tarea planteó sobre el salvajismo de la monarquía hispana; la hace amplia, como amplio fue el predio de sus nobles propósitos.

 

Quede, pues, constancia de que a nuestro entender, y puesta en parangón con la que por virtud del sentimiento cristaliza y aquella otra a que el intelecto da vida, resulta desmedrada la atracción que la sensualidad, pérfida sirena, puede desplegar.

 

Cuanto a los otros veneros de amor que la pluma de Armand señala, cabe también hacer distinciones que en gracia a la prioridad de otros aspectos de la cuestión prescindimos de consignar.

 

Opinamos con Armand que en el caso del atractivo voluptuoso el punto de idea queda in vacuo; y que no asume mayor interés cuando es la ternura de la mujer la que nos ha llevado hasta ella a requerirla de amores. El problema surge cuando al contraer la unión, han sido las ideas quienes han hecho hermandad y dispuesto proseguir juntas a lo largo de la vida.

 

Entonces...¿tiene o no el marido derecho de impedir que su mujer vaya a la iglesia? Quédese para el lector la resolución del problema. Armand dice que solo contraería matrimonio con una mujer copartícipe de sus ideas ácrato-individualistas, atea como él, y que ya unidos, basarían la orientación moral e intelectual de su vida, en todos sus aspectos, en el "libre examen" de las tesis que se presentaran y en la elección libre entre sus diversas consecuencias prácticas. Y piensa en definitiva, que es esta una cuestión de temperamento... como el amor.

                                                                                                              Omar Dengo

COMENTARIOS DE LECCIONES

 

I.

 

Seguiré asistiendo, con mucho gusto, a las lecciones de Práctica de los jueves y como no podría dedicar mucho tiempo de mis lecciones al comentario de lo que observe, seguiré anotando en esta forma y en este lugar algunas de las impresiones recogidas.

 

Preguntas que obligan casi a adivinar, por lo vagas. ¿Qué objeto tienen? Es deseable que las preguntas hagan recordar o hagan pensar. Y el niño necesita tiempo y estímulo para pensar. No basta preguntarle. Es preciso preguntar con claridad, con concisión, con insinuación.

 

Aplaudo la manera heurística de trabajar, sin embargo. La prefiero mil y mil veces a la forma expositiva y solo expositiva. Pero conviene tener presente que si un niño contesta, hay que darle o reconocerle algún valor a su respuesta cualquiera que ésta sea. ¿Qué se logra con decirle simplemente: no, vamos a ver qué dice otro? ¿Qué se logra con no tomarle en cuenta lo que contesta? Y ¿si se desalienta, y si se le deja la impresión de que se pregunta por preguntar?

 

No. Toda respuesta tiene un valor. Representa un esfuerzo del niño, un deseo de trabajar, o un deseo de complacer. No digo que lleguemos al extremo de dar por buenas las respuestas inaceptables. Pero no caigamos tampoco en el de aceptar solo las respuestas que coinciden exactamente con nuestro pensamiento.

 

¿Qué hacen ustedes, jóvenes practicantes, en el sentido de obtener que todos los compañeros escuchen al que contesta y tomen en cuenta sus respuestas? Algo hay que hacer en esa importantísima dirección. El niño debe llegar a sentir qué papel es capaz de representar su criterio dentro de la vida de la clase.

 

II

 

En segundo grado y tratándose de problemas con monedas, es recomendable el camino que se siguió, al menos en sus líneas generales. Me refiero a la conveniencia de tener monedas a la vista y de que los niños hagan operaciones con ellas. Ciertas escuelas extranjeras, ricas por supuesto, tienen departamentos de ventas en las cuales los niños, mediante situaciones reales en las cuales participan, aprenden el mecanismo de la compra-venta y de sus instrumentos. En las nuestras y en otras, se ha ensayado, a veces, a simular moneda con cartoncitos. El recurso, si no se abusa de él, no es malo. Pero se dispone también del que se aplicó hoy, aun sin que todos los niños tengan monedas en sus manos, a cambio de que los problemas se refieran a situaciones de las que los niños recuerdan, relativas a tratos en que ellos han intervenido al ejecutar los encargos de compra de sus hogares. Hay muchos niños en las escuelas que trabajan como vendedores de confituras y otras cosas, y sería muy aprovechable a experiencia de ellos en cuanto a valores, cambios, etc.

 

Pero no hay que imaginarse que una lección puede ser objetiva por solo hecho de que intervengan objetos, sobre todo, si como en el caso de la moneda, tales objetos son meros símbolos de abstracciones. A la larga, si el maestro no se cuida de que le sirvan para hacer concretas las ideas, la lección puede resultarle simplemente como un ejercicio corriente con números, oral o escrito.

 

¿Por qué en las lecciones de los practicantes tienen los niños como única actitud la de oír para contestar?

 

¿Por qué los temas suelen ser tratados sin tomara en cuenta las posibilidades de correlación?

 

Entiendo que, de preferencia en los primeros grados, las lecciones deben darse de modo que sea más viva su motivación, es decir, con mayor fundamento en las experiencias y en los intereses de los niños. Debe haber constantes alusiones a los hechos que les son conocidos y que se sabe que les interesan.

 

Más ejemplos, y menos explicaciones abstractas. Y dejar a un lado los falsos conceptos provisionales que se suele dar con el pretexto de que los niños no comprenden. A cambio de que adquieran con firmeza la idea, poco importa, en muchos casos, que no conozcan los nombres técnicos ni las definiciones del texto.

 

¿Por qué no recurrir al dibujo, por los niños, o al recortado de papel en aquella lección que utilizó figuras geométricas? Si los niños intervienen, es decir, colaboran de ese modo, se obtiene no solo un mayor interés en la lección, sino también un provechoso ejercicio de la actividad sensorial de ellos.

 

¿Por qué no asociar el dibujo a la lección sobre plantas? Aplaudo lo de haber llevado flores, pero habría preferido que los niños hubiesen estado en mayor contacto con ellas en el momento de recoger observaciones.

 

Por qué en matemáticas se trabaja siempre solo en la pizarra? Conviene la colaboración del niño con trabajos de pupitre, siquiera en vez en vez. No olvidemos lo de Dewey, - mil veces repetido,- el pupitre ahora solo sirve para oír y debemos convertirlo en instrumento de trabajo. Visto con los ojos de la escuela activa, el pupitre es un pequeño taller y un pequeño laboratorio. Dibujos, notas, recortes, etc., pueden suministrar los medios de que en ese taller y en ese laboratorio se forje la obra de un ser que puede hacer algo más que oír y contestar: que puede pensar, que puede crear.

 

Insisto amablemente en que las lecciones de Geometría pueden interesar doblemente a los niños se provoca una más activa participación de ellos en el trabajo. Si se dibuja una figura en la pizarra, ¿por qué no la dibujan también los niños en sus cuadernos? O, ¿por qué no distribuirles figuras recortadas, o lograr que ellos las recorten? Las explicaciones, comparaciones, etc., se harán en ese caso concretamente sobre la figura de cada niño.

 

Me gustó la manera de preguntar, de insinuar, de ser paciente para oír respuestas y amable para aclararle al distraído o al que no comprendía. Esos recursos, con más experiencia, con más meditación de las posibilidades del plan de lección, se podrían aprovechar en un trabajo más productivo para los niños. Nótese que de dieciocho que estaban presentes, cinco a lo sumo levantaban la mano para indicar que deseaban contestar, es decir, la tercera parte de la clase, ¿Qué le ocurría al resto? Es difícil que den definiciones y, sobre todo, si son abstractas, pero en cambio es fácil que den explicaciones, ejemplos y conceptos y que el maestro se cuide de ayudarlos a enmarcar sus ideas dentro de los términos convenientes de una definición.

 

El trapecio en sí, la figura geométrica, no les interesa; pero el costado de un puente, la medición de un terreno, el recortado de un papel para construir una canastilla, no solo les interesa sino que dan pie a fáciles y convenientes asociaciones con experiencias reales. Pero como al fin de la lección no tiende a dibujar, ni a recortar, ni a construir, sino a dar la noción, y hacer observar, y a hacer apreciar la importancia de la medida, de la forma, etc., hay que cuidarse de abstraer luego, por comparaciones sucesivas, de modo que los objetivos desaparezcan y queden las figuras y las ideas.

 

Observo que las practicantes olvidan mucho que los objetivos geométricos son abstracciones, que las que en la pizarra llamamos líneas, son en realidad planos, que los que en la pizarra llamamos planos son, en realidad cuerpos; y que si no nos preocupamos por hacer con claridad las necesarias distinciones quedan en los niños muchas nociones confusas.

 

La geometría tiene una belleza que no sabemos llevar a las lecciones. Dichoso el maestro que pudiera inspirar esa enseñanza en la inmortal sentencia de Platón: ¡Dios geometriza!

 

 

LOS MAESTROS Y LA POLÍTICA

 

Ya suponía yo que sería en La Tribuna donde se hiciera la refutación de mi carta La política y la escuela.

 

Hay  allí una pluma diestra y por fortuna limpia, que suele ocuparse en aclarar estos temas.

 

Solo que mi carta, a quien la lea línea tras línea sin ánimo de encontrar el contraste con una tesis previa, sino de determinar si es o no justa, no le parecerá alarmante.

 

El espíritu que parece dominante en la refutación, -si lo es- y el espíritu de mi carta, se funden en ciertos anhelos comunes.

 

Se comenta, sin embargo, una  sola de mis preguntas. ¿Por qué no otras? ¿Por qué no todas? Y se le niega su valor con una explicación que yo acepto si no se contradice con las declaraciones, incondicionales, de la circular. Que no exista la contradicción, es lo que yo deseo. Pero la circular es terminante y las instrucciones que hemos recibido acerca de la ejecución de ella, lo son más todavía.

 

Mas, mi interés no es político sino pedagógico, y mi propósito solo aspira a sembrar inquietudes que contribuyan a preparar el advenimiento de más amplias posibilidades.

 

Ciertamente es hermosa la doctrina que se invoca de restringir un poco los derechos de los hombres para defender los derechos de los niños. Precisamente para que los hombres estén en aptitud de defenderlos, es que yo quiero que se reconozcan los derechos de los hombres. Y de nada sirve que se respeten los derechos de los niños si, una vez que sean hombres, se les debe mutilar.

 

Al señor Obregón le consta que antes de formular él su Circular fui a pedirle, lealmente, por medio de un amigo, que hiciera una circular sin el tono de las que dejan al maestro en una situación humillante.

 

Y no le dije: "Haga una circular que le convenga a los partidos". Sino una circular digna de un maestro. Del maestro que don Miguel ha sido.

 

Don Miguel ve de cerca las necesidades del Gobierno, y toma el camino de la ley. Yo veo de cerca las aspiraciones del aula, y siembro preocupaciones en los mismos surcos de donde habrá de brotar otra manifestación de aquellas necesidades. Sé que el problema es complejo.

 

Pero se habla en La Tribuna de que lo que yo digo de cultivar intereses cívicos en los alumnos, es pretexto para darle entrada en las aulas a la política. Si se quiere poner en duda la sinceridad de una tesis pedagógica, se me ofende con el error.

 

Años hace que la predico en la conferencia, que la defiendo en el artículo y que la enseño en la lección. ¡Centenares de jóvenes son testigos!.

 

Si se quiere decir que en la Escuela Normal estoy haciendo propaganda política, franca o velada, protesto de la afirmación con todas las fuerzas de mi vida. Véngase a ver mi labor, a interrogar a los alumnos y a mirar cómo, - sin duda con grandes diferencias- se cultivan los intereses cívicos a través de la acción de múltiples actividades.

 

Así se ha hecho desde antiguo.

 

Mi trabajo de maestro de escuela está lleno de pecados de incomprensión, pero la honradez con que lo hago no consiento que nadie lo discuta. Si hay un abuso o un engaño o una perfidia allí, el camino para llegar a que se me destituya no tiene tropiezos.

 

La doctrina es vieja, de práctica tan constante en otros países, que podría yo discutirla teniendo a la mano planes, programas, libros, estadísticas y hasta invitar al contrincante a presenciar experimentos de laboratorio pedagógico. Lo de si los intereses cívicos están fuera o dentro de la comprensión del niño o del adolescente, es delicadísimo problema técnico que se estudia hoy a la luz de la ciencia que crearon los Stanley y may, los Meuman y los Claparede. Han salido ya estos problemas del dominio de la retórica de los periódicos.

 

Relataré, para dar un dato curioso, que tengo a la vista un folleto que se llama: Escuela para medir la importancia de los hábitos de ciudadanía.

ACLARACIÓN

 

 

La en Heredia, ataqué a los obreros. "Claro está que a sus obreros reformistas", dice el periódico citado.

 

No es cierto. Ni a esos ni a otros obreros ataqué. Lo que ocurre es que cuando hablo ante los obreros no los adulo, como no adulo a nadie cuando hablo. Estoy profundamente convencido de que el mayor mal que se les puede hacer a los trabajadores consiste en adularlos. Sobre todo si se les adula con el interés del que busca votos.

Prensa en sus "Saetas y flechas", del 4 de junio afirma que en un discurso que pronuncié

Ataqué al General Volio. Esto sí es cierto. Y lo ataqué decente, francamente, es decir, sin injuriarlo, sin mentir, sin ocultar siquiera que ciertos rasgos de su vida me inspiran admiración.

 

Soy un convencido de la necesidad de que se produzcan grandes reformas sociales, pero as entiendo de manera muy diferente de cómo las entiende la brillante improvisación del General Volio. Y lo ataqué, porque combatirlo es, en mi concepto, la manera mejor de defender el reformismo en lo que éste tiene de aspiración legítima a un régimen de justicia.

 

Acaso no pensaba lo mismo al principio de esta campaña política. Pero una vez que he leído los discursos del General, que he estudiado su obra en La Nave, su actuación en el Congreso, que he conocido sus procedimientos de propaganda personal aquí en Heredia, he llegado -no sin pena- a la convicción de que no basta que sea "tribuno de la plebe" ni "guerrillero de la libertad" para que pueda ser presidente de la República. Menos: si el Poder, en sus manos, habría de ser el punto de partida de importantes reformas en la vida del país.

 

No he atacado, pero tampoco he adulado a los trabajadores. He combatido al General Volio en el terreno político, porque creo que su espada no obstante ser gloriosa puede convertirse en amenaza grave para los intereses más elevados de la nación, entre los cuales coloco, en primer término con los del niño, los del campesino y los del obrero.

 

Me sitúo por encima de la política, por encima de toda conveniencia personal de cualquier orden que ella sea, para declarar que temo, profundamente, que los obreros estén sufriendo el error irreparable de imaginarse que llevan en el corazón la aurora de las redenciones sociales, cuando quizá solo llevan en los hombros a un caudillo militar.

 

Omar Dengo

 

EL PROFESOR SR. DENGO HACE DECLARACIONES

El proyecto para crear rentas a la Escuela Normal de Heredia

 

 

Respecto a la iniciativa del Scretario de Educación Pública para crearle rentas a la Escuela Normal, hízonos ayer el profesor don Omar dengo las siguientes declaraciones:

 

El interés máximo de la Escuela Normal está encaminado a obtener rentas y ojalá amplias. Sus funciones son muy extensas y sus responsabilidades enormes. La escuela Normal es la base de la democracia, puesto que de su eficiencia llega a depender la idoneidad de la escuela primaria. Ahora bien, note usted que la educación buena es cara, como la buena higiene, como el buen teatro, como todo lo bueno, en fin.

 

En el país hay cinco colegios: dos en San José, uno en Alajuela, uno en Cartago y uno en Heredia; este último es la Escuela Normal, el único de este tipo en el país. Los demás son colegios de preparación para el bachillerato.

 

Todos esos colegios representan intereses del Estado, porque todos entrañan adquisición de cultura, pero la Escuela Normal representa intereses directos o inmediatos puesto que prepara maestros para las escuelas públicas del Estado.

 

¿Hay proporción  -pregunto yo- entre el esfuerzo que se dedica a preparar bachilleres y el que se dedica a preparar maestros?

 

La Escuela es el colegio que recibe menos rentas. Un alumno que hace estudios de bachillerato paga 60 colones anuales, si pertenece a la sección preparatoria que consta de tres años; y no paga ni un céntimo si se inscribe en la Sección Normal que consta de tres años también.

 

Un título de bachiller paga de derechos creo que sesenta clones y uno de maestro, diez, de los cuales corresponden a la Escuela la mitad. Compare usted esas situaciones y dígame si es cierto o no que a pesar de otras entradas que recibimos el estado pecuniario de la Escuela es inferior al de los colegios. Yo no deseo que estos se perjudiquen de ningún modo. Al contrario, deseo que aumenten sus posibilidades de trabajo. Pero tampoco puedo mirar con calma por más tiempo, que la Escuela ocupe una posición postergada. Éste es el ánimo del profesorado y de los alumnos.

 

Venga del norte o del sur, es decir, de las taquillas o de la ley de presupuesto, lo cierto es que la Escuela Normal necesita más dinero. Me dice usted que es preferible el segundo de los caminos. Está bien. Lo que urge son las rentas. Y si se ha llegado a pensar en buscarlas fuera del presupuesto, es porque durante muchos años se han encontrado cerradas las puertas de éste, casi herméticamente. Si ahora se van a abrir, que sea en buena hora: alguna vez decía yo que economizar en escuelas es economizar civilización. Ahora digo que gastar en ellas, y sobre todo gastar en mejorarlas, es atesorar riqueza para el porvenir de la nación.

 

 

UNA ESCUELA LIBRE

 

                                                                                                             Heredia, enero de 1926

 

 

Mi estimado don Joaquín:

 

Entre lo que en estos día he encontrado digno de atención con respecto a progresos escolares, poco me ha parecido más interesante que la adjunta publicación de la revista Nuestros Hijos. Espero que usted querrá darla a conocer en el Repertorio Americano, para estímulo de maestros y de autoridades escolares; y luego porque hay urgencia de que la propaganda favorable a las "Escuelas Nuevas" encuentre acogida en nuestro país.

 

Hay varias observaciones que hacer acerca de esa publicación.

 

En primer término, que el movimiento lo inicia nada menos que Luisa Luisi. Es notorio que la  enseñanza se beneficia cada día más en estos países de la contribución exquisita que suelen representar mujeres como ésta, capacitada para darle nuevos prestigios.

 

Merece elogios cordiales la actitud del Consejo de Enseñanza Primaria del Uruguay. No es actitud frecuente, por cierto, en esa clase de corporaciones, aunque, a la verdad, no causa extrañeza dentro de las normas que en aquel país fácilmente se adoptan con respecto a la escuela pública.

 

Conviene, además, para referirnos a lo nuestro, hacer notar que no hemos andado desacertados  los que hemos creído conveniente dar a conocer las tendencias de Decroly; ni los que hemos insistido en que ya conviene introducir en nuestras escuelas, siquiera por vía de ensayo, los procedimientos de clasificación de los alumnos por referencia a edad mental. Quizás la escala de Binet-Simón no sería la más adecuada; pero en todo caso iniciaría un camino.

 

Da gusto leer, en otras páginas de la revista, la admirable interpretación que de las ideas básicas de Decroly se ha hecho en los programas de la "Escuela Libre". Son "programas de ideas asociadas", es decir, programas constituidos a base de tópicos y actividades correlacionadas.

 

También interesa notar que en la lengua se aprovecha la literatura uruguaya escogida, sin que manos irreverentes se atrevan a emulsionarla con pretextos de trasiego.

 

Todos los aspectos del movimiento inspiran simpatía, por mucho que no sea hora de juicios definitivos, y mueven a desear cordialmente que triunfe.

 

Podríamos decir que la nueva educación tiene ya un centro de arraigo en cada país del Continente: Lo que hace concebir la esperanza de que cada día se amplíen más sus hermosas perspectivas.

 

Lo saluda afectuosamente,

                                                                                                         Omar Dengo

 
LA NUEVA INSPECCIÓN DE ESCUELAS

 

 

Si las nuevas ideas educacionales hacen del maestro un leader de leaders de la Democracia, del Inspector de Escuelas hacen un leader de leaders. Si transforman la escuela, conforme a la expresión de Dewey, y en el centro de la vida social de la comunidad, de la Inspección de Escuelas hacen lo mismo en mayor grado, capacitándola para ser el centro organizador, acumulador, distribuidor, de la experiencia y energía que las escuelas deben recoger e irradiar en cada población, pequeña o grande, en que las haya. Pequeños centros constructores de civilización son las escuelas; son como oficinas telegráficas que recogen y trasmiten mensajes de luz, y la Inspección debe ser en medio de ellas como una poderosa estación central a la que lleguen todas las vibraciones circulantes en el vasto organismo, para que de ella, con un impulso nuevo, reciban una mejor dirección. La Inspección de Escuelas, mientras limite su tarea a visitarlas de tarde en tarde para revisar "diarios de clase" o presenciar lecciones, mientras circunscriba sus funciones a llenar periódicamente, sin espíritu, con números a veces caprichosos, el encasillado rígido de los formularios estadísticos, carece de finalidad y es, por lo tanto, con muy poco, una infecunda institución. No mejora la escuela, no enaltece al maestro y, por sobre todo, no sirve a los intereses del niño. Es, cuanto más, sino un cacicazgo pedante para amedrentar a los maestros negligentes, una estéril oficina d acumulación de datos, informes y apreciaciones, que al cabo nadie utiliza para sustentar en ellos el estudio técnico de algún problema fundamental de educación. ¿Cuáles son las empresas de renovación o perfeccionamiento educacional que las Inspecciones impulsan o crean? ¿Cuáles las investigaciones que formulan u organizan y realizan, en un momento en que las ideas convierten a la escuela len un activo laboratorio de experimentación educacional? ¿Cuál es la contribución con que concurren a resolver los problemas del país, siendo así que podrían aportar a las zonas en que se les estudia y debate, las iniciativas, las necesidades, las posibilidades, los ideales, digamos, de las poblaciones donde las escuelas dependientes de la Inspección, sienten y recogen, a través del niño y en el contacto directo con los hogares, las palpitaciones de la vida de éstos?

 

La escuela nueva, que lentamente se va construyendo, que debemos ir construyendo, supone una nueva Inspección, con una diferente y más amplia finalidad, con una nueva organización, con nuevo espíritu, con fundamento de una nueva ciencia. La Sociología Educacional, naciente apenas, -más una aspiración que una disciplina- concibe lo que en inglés se llama survey, adoptando un vocablo de ingeniería, y da con tal noción un extenso concepto de gran parte de los trabajos que podrían efectuar las Inspecciones de Escuelas. A ellas correspondería, en mucho, el estudio de la comunidad que pudiera revelarnos las reales e íntimas necesidades de la escuela.

 

En tros países el progreso escolar es la obra de las Inspecciones. Algún día tendremos que llegar a la organización de cursos especiales de preparación para el ejercicio de la Inspección de Escuelas. Por el momento cabría incluir la asignatura de Técnica de la Inspección de enseñanza en los planes de las Escuelas Normales, como desde 1914 existe en España.

 

Importaría también hacer sentir a los maestros cuán grande honor es, -si se mide por las responsabilidades que entraña- desempeñar una Inspección de Escuelas, el cargo público, precisamente, que aceptaba Sarmiento después de ser Presidente de la República.

 

                                                    Omar Dengo.

 Escuela Normal, Heredia, septiembre de 1920

 

 

 

BERTA SINGERMANN

 

   

Todos los poderes, todos los misterios, todas las maravillas de la voz.

 

Toda la vida del gesto: ritmo, transparencia, holocausto, mármol, luz, fuego, hierro...

 

¡Evocación! ¡Inspiración! ¡Creación!

 

La plegaria, la oda, el cuento., la elegía, la ironía, la visión, la profecía, la tempestad...

 

¡Aquella voz que vierte todas las armonías, que se deslíe en rosas, que asciende a ser fulgor, o se recata en relentes de Sermón del Monte, y que límpida o rugiente, penetra el alma de todos los ramos y se extasía en lo que hay de divino en ellos!

 

El silencio abre sus entrañas de angustia a la palpitación de la eternidad. Odio, miedo, asombro, veneración...

 

La sombra oceánica... la desesperanza... La muerte.

 

El salmo augural del alba...

 

Rondas de niños...

 

Las estrellas...

 

El corazón...

 

La libertad...

 

El Poeta (sic)...

 

¡Dios!

 

Ecos de Antífona en la actitud... y no sé qué en la mirada, de este Tolstoi cuando el genio se torna locura y clava en la infinitud ojos de león  y de ángel, con los cuales se diría que ata su propio espíritu en las cumbres del horizonte.

 

La caballera se da al ungüento divino, o florece en lotos, o florece en llamaradas.

 

El traje vibra de ideación: ala, fulgor, púrpura, ola...

 

El cuerpo es delicadísima prolongación de la voz.

 

La voz es espíritu.

 

¡¡¡Gloria a Berta Singerman!!!

                                                              1927

EL HOMBRE SIN PATRIA1

 

 

Edward Everett Hale. ¡Pudiera llegar hasta los mármoles donde reposas, con la espada  de los magos en alto, a evocarte, y sé que surgirías de la sombra, - espectro y gloria- para responder gravemente a mi conjuro! ¡Acaso los manes del Descubridor de América hicieran sentir su poder en la viril actitud de mi espada evocadora! Y tornarías  a la vida un momento a oír de mi labio quizá el reproche de un alma en juventud, en la cual tendría fuerza en su presencia el eco de la voz, que arrastra siglos, conque el destino de un Continente, formulando los enigmas de su historia, busca la conciencia de sus rumbos  y el espíritu de una raza. Pero pusiste redentora ternura en la obra de tu vida, amaste la juventud, diste esperanza al infortunio, inspiraste fe, y yo, que tengo blando el corazón, prefiero llegar  humildemente a los mármoles que te guardan, conmovido con algo que hay en ellos de sagrado.

 

Escribiste para la juventud  de tu país aquella historia  de Philip Nolam, el hombre sin patria. La historia es bella. La escribiste amándola y para dar a tus intrépidos jóvenes rubios un sentido de culto a la patria. Quisiste infundirles un sagrado terror a la deslealtad. Escribiéndola, fuiste grande, porque algo que casi solo es de Esquilo, aquella sensación del tránsito de las Furias por el alma, hubo un instante en que supiste reflejarla en la angustia de Philip Nolam, quien pudo haber entrado de tu mano al infierno dantesco. Condenado a no poder pronunciar jamás el nombre de su patria, condenado a no leerlo, a no saber nunca nada de ella, a mirarla desde un barco cual  si solo fuera una visión que fingiera el océano, a pasa de éste a otro barco, como de tumbo en tumbo, siendo en todos la carga infamante que la tripulación se avergonzaba de lleva. Condenado a vagar por los mares, cosa efímera como un rastro de algas, sin saber ni las rutas que a la patria llevaban, sin escuchar  una resonancia de su vida tumultuosa, sin percibir un resplandor de su historia... y sin embargo consagrado a servirla y a defenderla; y de pronto lo conviertes en héroe y da sangre de su sangre de traidor, abnegadamente, por una patria que no existe para él sino como una afrenta. Luego lo tornas redentor, poniendo en su gesta algo de profético, y liberta a un grupo de esclavos el hombre sin libertad. Haces de Philip Nolam un cautivo judío errante que va incubando en el mar, a fuerza de sentirlas allí, las tempestades de su corazón; consecuente como el ancla de donde para el buque, los ojos abiertos frente al horizonte buscando en las nostalgias siempre la visión de una tierra gigantesca... Y cuando el miserable va a morir, lo dejas escuchar un rumor que parte de la patria trayéndole dolor, y en su agonía, cuando un cirio o una  flor, o una dulce voz, o una celeste visión, le hubieran abierto un sendero en la sombra infinita, entonces cubres su cuerpo con la bandera de su patria, destellante de estrellas, tal vez por no saber ¡Edward Everett Hale! Que para muchos hombres que no han sido traidores como Philip Nolam, esa bandera está maldita.

 

La maldicen con tanto fervor como puso él en amarla, a la hora de la muerte. Y no yo, que la respeto. Pienso en Emerson y en Walt Witman. Aquél que me revela cultos supremos: éste despierta mi oído al fragor de los himnos futuros. Miro Hacia tus mares y me deslumbran los resplandores de la antorcha con que la Libertad desafía al cielo. Sigo al imponente desfile de tus ejércitos y los veo detenerse ante una estatua donde el general Pershing, descubriéndose, exclama: "aquí estamos, Lafayette." "¿No es este pueblo a pesar de su rudeza la casa hospitalaria de los oprimidos?", preguntó Martí.

 

Pero hay un hombre sin patria que no es Philip Nolam, que en ella vive y no en el mar, que la ama entrañablemente y no la tiene, que da su sangre por ella y no la salva, que habla elocuentemente en lengua de Quijote a los esclavos y no los redime; hun hombre que no fue desleal ni ingrato, que a su patria venera y por ella ora en las auroras y en las noches vela, que para ella vive y le consagra su trabajo y le entrega sus hijos, que le dedica su espíritu, que la ve, la siente, la palpa y no la posee...¿De dónde es este hombre?, preguntarás; y la historia te contestará: de Filipinas, de Santo Domingo...

 

Tal es la formidable acusación, justa o injusta, pero es un resentimiento y una idea, y encarna un símbolo, y tiene un rugido y una garra, y aspira a una lira y a una epopeya y un día puede ser una guerra o un conjunto de guerras, y corporizar en héroes y aumentar el dolor del vientre de la tierra, fatigada ya de parir humanidades y sustentar civilizaciones para el dolor...

 

¡Edward Everett Hale! Vuelve a hablar a los intrépidos jóvenes rubios de tu país para hacerles saber que quien alienta ultraje a la patria de otros hombres, a la suya propia es desleal, porque a la humanidad traiciona. ¡Escribe otra bella historia, también persuasiva y elocuente, pon en ella fuego del espíritu y arrebato del Sermón de la Montaña, que los endereza en amor de humanidad, como si un soplo divino los alzara; inspíralos, sedúcelos y hazles sentir, comunicándoles una definitiva misión en el mundo, que  si Philip Nolam por siempre dejó de oír nombrar la patria, los que conspiran contra el hombre, que es su hermano, por siempre dejarán de oír nombrar a Dios!

                                            

                                                Omar Dengo.

Heredia, Escuela Normal, 12 de octubre de 1920

 

 

 

LAS PRIMICIAS DE DON LUIS CASTRO UREÑA

 

 

Hemos de concederle, pues, atención del Congreso Constitucional, don Luis Castro Ureña, al argumentar contra el proyecto de ley del joven diputado Peralta que hizo alarde de su desprecio a los trabajadores del país en lenguaje vacío de razón y de cultura, y con un gesto de insolencia bien distinto de las genuflexiones  cortesanas que suelen usar los políticos para llegar hasta el taller o el campo de labranza en solicitud de la limosna del voto inconsciente que sustenta sus ficticias grandezas.

 

Cuando en días recientes ese mismo señor, desde su pupitre de fiscal del Colegio de Abogados clamaba por la moralidad de la profesión, muy a pesar de las murmuraciones callejeras que encontraban el origen de su ira en móviles de competencia mercantil, hubimos de lamentar que su energía razonadora no tuviera un campo de acción en esas altas labores de la Administración Pública que con todo y ser por su naturaleza ineptas para cumplir la finalidad a que obedece su existencia, puedan servir a veces a los hombres sinceros y esforzados como medio de lograr hermosas realizaciones.

 

Pero ahora, que desde su curul de diputado justifica con palabras que mucho tienen de congratulación, las iniquidades de que se alimenta el capitalismo voraz, hemos de lamentar y ya no a media luz que el señor Castro Ureña haya alcanzado la posición  que hoy ocupa y esté confundido dolorosamente con esos pobres Diputados de oficio que nunca han hecho ni harán nada en bien del manso pueblo elector.

 

Porque si es repugnante y odioso, por inmoral e inhumano, el remate público de cadáveres, más aún lo es la destrucción de la vitalidad obrera entre las garras de la fiebre mercantilista que posee a las empresas mineras y acaso a sus defensores de trastienda.

 

Hemos de concederle pues atención a la voz amiga que tantas veces nos ha aconsejado mirar con desconfianza ciertos pujas de justicia y de verdad. Y confesaremos entonces que estaba en lo cierto Eliseo Reclus cuando decía que la experiencia de los siglos cristalizó en esta frase del gran libro indo: "El hombre que pasea en el carro triunfal, no será nunca el amigo del hombre que va a pie."

 

Es necesario que los trabajadores observen cuidadosamente la labor de esos hombres a quienes les tiran el mendrugo de su esfuerzo para que alcancen las cumbres del Poder, desde el cual los latiguean sin pudor y les dan de lanzazos, a fin de que lleguen a formarse plena conciencia de la necesidad de construirse por sí mismos, con sus propios brazos, lejos de la sombra palaciega, la vida superior libre y tranquila con que sueñan enardecidos mientras los martirizan la fatiga y la miseria.

 

Ojalá anoten todos en sus humildes y sucias libretas de apuntes, con su letra tosca y su ortografía irreverente, las palabras desbordantes de ultraje que ayer hizo oír en el Congreso el Diputado Castro Ureña: "Si se les paga semanalmente se tendrá cada sábado una bacanal, una orgía..."

 

Pero no repetiremos aquí sus frases. Baste saber que llamó borrachos a los trabajadores, sin exceptuar a más de cinco en cada finca y sin recordar que el Gobierno que les vende el aguardiente paga los sueldos de los diputados tal vez en mucho con el producto de esa venta inmoral que para no serlo requiere la mediación de copas finamente labradas y de las licoreras elegantes que mantienen sus puertas cerradas a la encarnecida miseria de los obreros y abierta siempre a la inconsistente moralidad de los voceros del capitalismo.

O. Dengo

 

MI VIAJE AL SUR

ALMA MATER

(Una explicación)

 

 

El sentido dela expresión "Alma Mater" es bien conocido. Con respecto al uso actual dice la Cyclopedia of Educaation, de Monroe, Vol. I, lo siguiente:

     

"El término se aplica ahora como expresión de afecto al colegio o universidad a que se ha pertenecido. El uso es universal en las universidades inglesas, americanas y alemanas."

 

Como expresión de afecto al colegio a que se pertenecieron suelen usar la expresión los graduados de la Escuela Normal. En el mismo sentido la empleaba Don Ricardo Jiménez cuando en su conocida y excelente defensa del Colegio de Cartago lo llamaba su Alma Mater. Me parece que al llamarlo así no entendía ponerlo sobre otros con detrimento de éstos. Y no sé yo que aplicándole la expresión a la Escuela Normal, sus graduados causen agravio a los demás colegios. De modo pues, que ningún cargo les resulta a ellos, ni le resulta a la Escuela de tal situación, sino que, al contrario, a la institución y a los alumnos les viene de ahí un elogio, ya que afirmando que la llaman Alma Mater, se establece tácticamente que ellos le guardan simpatía y que ella es capaz de inspirarla. Lo cual, será siempre motivo de orgullo para la institución.

 

De otra parte, conviene recordara que la expresión Alma Mater aparece en la primera estrofa

del himno de la Escuela. Mejor dicho, inicia la estrofa:

 

"Alma Mater, venimos,

respetuosos tus hijos

a ofrendarte con himnos

homenajes de amor."

 

 Ese himno lo escribió en 1915 el Prof. don Roberto Brenes Mesén, a pedido del entonces Director de la Escuela Arturo Torres. Y si alguna insinuación hubo de hacerle el Sr. Torres al Sr. Brenes acerca de los versos, quizás fue precisamente la de que en ellos quedara presente la idea del Alma Mater.

 

Al señor Torres le correspondió dirigir la Escuela durante el primer año de trabajo y siendo, como es, hombre científicamente preparado en educación, hombre de visión moderna, se propuso conseguir, desde el primer momento, que el plantel realizara su labor dentro de normas definidas con vista se objetivos pedagógicos y sociales técnicamente sustentados. El señor Torres había concluido recientemente sus estudios de educación en la universidad de Columbia, donde fue discípulo nada menos que de Profesores como John Dewey y Edward Thorndike, por ejemplo y traía viva, en aptitud de ser fecunda, la noción de lo que allá es Alma Mater. Él sabía lo que significaban expresiones como "Columbia man" o "Harvard man", y sabía cuánta importancia se le da en los países más cultos a los que se llama "espíritu de institución." De ahí que él se empeñara en que todos los trabajos de organización de la Escuela, tanto los relativos a aspectos fundamentales, como los de detalle, se caracterizaran por la tendencia a formarle un espíritu de institución. En otras palabras, como los Directores que le sucedieron, que la Escuela llegase a reunir en su organismo, más que las condiciones de una casa de enseñanza, las de una fundación social.

 

 Para el señor Torres el himno era el símbolo mejor de tales aspiraciones. Y la expresión Alma Mater las ha sintetizado de modo admirable, ya que, aparte del contenido espiritual que deriva de sus orígenes y de su historial, ha venido a ser para los estudiantes como otro nombre de la Escuela. Es, en efecto, el nombre que se invoca con solemnidad y fe cuando se insta a los alumnos asumir tal o cual actitud, a sustentar determinado ideal, a realizar ésta o aquella obra, a ser fieles, en suma, a la promesa que se recoge de ellos el día en que se les entrega su diploma.

 

 Y la mayor de las preocupaciones que se han amparado a la invocación del Alma Mater, ha sido la de dignificar la misión del maestro. Cuanto en ese sentido se haya hecho, es obra plausible, dadas las circunstancias de que aparece rodeada la profesión en nuestro país, y si por exaltar al maestro la Escuela se ha exaltado a sí misma, nada hay en ello que merezca reproche. Sobre todo si se considera - y consta en informes publicados y les consta a los alumnos- que la Escuela jamás ha ocultado sus deficiencias. Como no les ha ocultado a los alumnos cuáles son las deficiencias de la preparación que procura darles.

 

 La obra del señor Brenes, Director en 1916, la del señor García Monge, en 1917, - de la cual queda en la Escuela huella profunda- se inspiró también en la fe de vincular la vida de la institución a un sentido social de sus actividades. El señor Brenes se esforzó por elevar la visión de los alumnos hacia el concepto de un maestro capaz, por su vida y su obra, de ser agente más eficaz de toda empresa de mejoramiento social. El señor García entendió siempre que la escuela, como institución social, debía conectar su vida, directamente, y por medio de los alumnos graduados, a los intereses de la democracia, de su máxima cultura, en el país, y aun en el Continente. Él inició en la Escuela los cultos de Bolívar y de Sarmiento. Tanto él como el señor Torres, como el señor Brenes, como los actuales trabajadores de la Escuela, pusieron sus empeños bajo la custodia simbólica del  Alma Mater.

 

Una Escuela que ha procurado inspirar ideales, nobles inquietudes siquiera; una Escuela en la cual solo por excepción ha habido castigo, que  ha fomentado activamente la participación de los alumnos en su gobierno; que ha tratado de habituarlos a ayudarse mutuamente; que les ha permitido vivir como en un hogar; que se ha esforzado, contando muchas veces con el sacrificio de sus profesores, por auxiliar a los más pobres; que ha querido que en ella se viva con libertad y con alegría; que ha prolongado sus actividades más allá de las lecciones y de las aulas; una Escuela así ha tenido que llegar al resultado que se le reprocha: encontrarse al cabo rodeada de la estimación, si no de todos, de muchos de sus graduados.

 

 Esa honrosísima estimación es la que le ha permitido, desde 1916, reunir una vez por año a sus graduados, en su Sala Magna; ella es la que ha logrado que los graduados organicen una sociedad independiente y publiquen un periódico, El Compañero, ambos para trabajaren bien de su propio progreso profesional; ella es la que ha conseguido que buena porción de los alumnos graduados busque cómo comunicarse frecuentemente en el establecimiento; gracias a ella se ha dado el caso, por dos veces, de que gracias a ella se ha dado el caso, por dos veces, de que alumnos graduados le devuelvan premios en dinero que han recibido; gracias a tal estimación ha sido posible que los alumnos la obsequien, el día de la asamblea anual, con joyas, libros, dinero, etc.

 

Los graduados la defienden de los ataques, y aun exageran sus méritos al hacerlo; y, en cambio, es natural que cuando se les hostiliza busquen apoyo en su Alma Mater. Y éste es el otro aspecto del asunto. Que no ha habido, que no hay colegio en el país más combatido y maltratado por toda forma de murmuración y de hostilidad. Los graduados, víctimas en muchas ocasiones de la mala voluntad que conspira contra la Escuela o que persigue a sus directores, se han encontrado obligados a reaccionar contra el obstáculo, a veces con violencia. Se han acercado más íntimamente, en otros casos a la institución, al sentirse perseguidos, y  ella, a su vez, ha experimentado la complacencia de una lucha en que la apoyan o en que apoya a sus hijos.

 

Pero la verdad es que la Escuela no ha hecho todavía suficiente trabajo, ni bien dirigido, para servirles a esos hijos. Como no lo ha hecho para beneficiarse de la estimación que les profesan, más activamente. En el primer aspecto, debe tender a crear medios de contribuir al perfeccionamiento de las tareas de sus graduados. En el segundo, debe interesarse por recoger la creciente experiencia de ellos a fin de aplicarla a la rectificación y así al enriquecimiento de los estudios que modestamente puede ofrecer.

 

 Habrá que hacerlo con entusiasmo y firmeza, aun cuando con ello llegue a ser mayor la razón para que se le acuse de exclusivismos. Pues mientras éstos no sean vehículos de odios, ni de ambiciones, ni de sectarismos, no habrá qué reprocharles. Sino que a la Escuela, en tanto que expresen lealtad hacia ella, devoción o fe, le traerán honores.

 

 
A LOS GRADUADOS DE 1926

 

 

En elogio del maestro y para gloria suya se han dicho las más hermosas y las más profundas palabras. Ninguna misión ha sido más exaltada. Se ha comparado al maestro con los más grandes seres; se le han atribuido virtudes excelsas; se le ha reconocido una función profundamente trascendental en el trabajo secular de crear y perfeccionar las civilizaciones. ¿Qué más podéis desear para vuestra vida, amados jóvenes, que esto de saber que se os considera dueños de aquel misterioso tesoro que pertenece a los dioses: el porvenir? Dígase de éstos que del porvenir le hacen donación a los hombrees. Dígase de vosotros lo mismo.

 

El fulgor de la gratitud, la amargura de los errores que cometió. ¡Son tantos y tantos los errores en que incurrimos cada día en una escuela! Y a las veces son tan grandes, pero de tal modo inamisibles, que muy tarde comprendemos que con el golpe de una hoja de hierba, hemos roto quizá el ala de un cóndor.

 

¡Adiós! ¡Los rumbos se dividen! Sigan el de ustedes con el pecho abierto a las tentaciones del porvenir, cual una vela a la atracción de los vientos.

 

Como en el ritual de los pitagóricos, saluden, orando, la aurora, con la ansiedad de ser, en la conciencia de nuestra juventud, aurora del espíritu.

 

El profesor Carazo, en una fiesta íntima, había exhortado a los alumnos a querer ser algo como un Sarmiento, como una Gabriela Mistral. Al decirles las palabras finales de despedida, repetí con vehemencia la instancia, hija también de mi corazón.

 

 Separémonos como para no volvernos a encontrar nunca, en el concepto de que cuando las rutas nos reúnan de nuevo, no pueda la Escuela reconocerlos porque hayan llegado a ser tan grandes en el alma o en la vida, que la Escuela exclame asombrada: ¡No son los mismos! Aquel joven que ahora es robusto como un Sarmiento, no puede ser el mismo niño que años hace cruzó el pórtico. Aquella mujer que ahora es apostólica como Gabriela Mistral, no fue mi discípula.

 

Tan alta obra, superior a la de todas las escuelas, solo Dios puede forjarla en el alma de las juventudes que crecen amando la verdad.

                                                                              1926

 

 

APRECIACIÓN DE CUADROS

 

  

Como los Programas de Educación Primaria le dan señalada importancia al estudio de cuadros, los maestros vienen interesándose con frecuencia por conocer medios de guiar a los niños en ese estudio. En respuesta a n maestro escribimos estos apuntes, previa consulta de varias autoridades. Breves apuntes, pero el tema es digno de una monografía.

 

El criterio que más nos satisface es el del Prof. Fred. H. Daniels, Director de enseñanza de Dibujo, de Newton, Massachussets. Cuanto al respecto pedagógico de la cuestión, se inspira en las actuales tendencias de la escuela; cuanto al estético, en Ruskin.

 

Daniels considera cuatro fases del estudio de un cuadro, a saber: sugestión, interpretación, idealización y apreciación.

 

Sugestión, sería el trabajo que el maestro hiciese a fin de interesar a los niños en el estudio del cuadro, de motivarlo, de provocar una actitud favorable a la interpretación. Preguntas como ésta: "¿qué representa este cuadro?" ¿Tienen allí su lugar?.

 

Interpretación, sería el trabajo hecho para conseguir que los niños penetren en las relaciones del cuadro con la vida humana como la música es un lenguaje; que se inicien en el juicio del valor de la expresión alcanzada, ojalá por comparación con la que podría tener el mismo asunto mediante otra forma de creación artística.

 

La idealización comporta ya alguna comprensión, siquiera elemental, de la actividad del pintor, de sus recursos, de la naturaleza y trascendencia de su trabajo. Supone algún esfuerzo para que el alumno, cuando menos  por un segundo, sienta la presencia de ideales que la naturaleza o la vida inspiran y que el artista expresa o interpreta.

 

La apreciación, entendemos que está en todo ello, del principio al fin, pero que puede consistir en la actitud de admiración o de gozo, en la curiosidad o preocupación que el progresivo estudio del cuadro haya suscitado. Entendemos que se manifiesta de una elevada manera cuando el alumno asiente ante el cuadro algo que sea la obra misma del cuadro, o mejor, la acción del pintor, o mejor todavía, la influencia del ate en el espíritu.

 

Camino difícil, ciertamente. Camino sutil y peligroso. Porque si tales sugestione originan una serie de pasos mecánicos de lección, la virtud de la labor quedará destruida. Si no hay adecuación del trabajo a la experiencia infantil, también. Si los cuadros carecen de valor artístico, también. Si el maestro mismo no aprecia el trabajo, si no lo interpreta, si no siente la idealización que el arte entraña, por real que sea, si no ha experimentado la emoción ni la inquietud que desea producir, probablemente no encontrará posibilidad de ejecutar el trabajo.

 

Y no olvidar que él va tras un fin superior: inducir al niño a crear, así sea solamente dentro de la recóndita intimidad del pensamiento.

 

Habría que hablar, y extensamente, de métodos, cuadros y libros para esta tarea.

                                                                                                             

Octubre, 1921

 

 

A PROPÓSITO DE LAS MEDITACIONES DE N. PACHECO

 

 

Pocas páginas, escritas en el país, hemos leído en las últimas horas, tan gratas a la reflexión como las de este adolescente preocupado.

 

Como a tantos otros, muévelo la pródiga inquietud de coronar de rosas la propia cruz; mas su esfuerzo se inclina a permanecer bajo la luz del impulso genitor, tras de resistencia cuyo silencio, por ser heroico, es su gloria. En tanto que el esfuerzo de los más, muchedumbres al cabo, suele deformar la originaria virtud, en una desgarradora subordinación del poder creador a las más externas necesidad del ser. Por lo que el trabajo de este adolescente inicia y augura el dominio de la obra capaz de infundir vida.

 

Parécenos advertir en estas páginas la presencia de alguno de los estados en que Séller reconocía la proximidad de una intensa aprehensión de la vida. Artista o pensador, su obra dará verdad y dará belleza, en la medida en que se identifiquen los designios de su espíritu y la expresión de su pensamiento.

 

Pertenece a la generación intelectual que, en nuestro concepto, más vale en el país. A la de los pocos jóvenes que aman una obra con el profundo amor que arraiga en la comprensión de que la obra fundamental es la propia vida. No va, pues, este adolescente en busca de la toga del politicante; no tras la gloria del verificador. Va hacia u corazón, - el apacible refugio donde, por sobre el dolor y el mal, la gloria y la vida se confunden-.

 

 

A PROPÓSITO DE LOS PROGRAMAS

Apuntes sobre proyectos

 

 

 

¿Qué es un proyecto?

 

El profesor Ernest Horn, de la Universidad de Iowa, ha publicado recientemente los resultados de una encuesta que promovió en 1919 para obtener una contestación a esa pregunta. Obtuvo 120 respuestas procedentes de inspectores, directores y maestros de escuela de muy diversos tipos y lugares. Las personas que participaron en la encuesta integraban la población de un curso de verano a cargo del Profesor, quien pudo, gracias a tal circunstancia, señalar un término preciso para escribir las respuestas en el aula misa, y así, asignar a cada pregunta un tiempo determinado en relación con su importancia; a la vez que definir cuidadosamente las palabras empleadas en el cuestionario que presentó. Los ejemplos de proyectos dados por los concurrentes, se refirieron, agrupados por orden de cantidad, a estas materias: trabajos manuales, economía doméstica, agricultura, geografía, inglés, instrucción cívica, historia, química, latín, imprenta, matemáticas, higiene, y educación física. Cerca de las dos terceras partes de los ejemplos se refirieron a trabajos manuales, economía doméstica y agricultura; pero la encuesta hace evidente la aplicabilidad del proyecto a todos los ramos, lo cual, de otra parte, está confirmado por la experiencia de muchas escuelas, no solo primarias sino secundarias. Aun el aula universitaria ha entrado al proyecto.

 

Juzgado el total de las respuestas, parecen autorizadas estas conclusiones:

 

La idea ordinariamente extendida acerca del proyecto lo comprende, de acuerdo con el concepto del Profesor, Stevenson, como un acto problemático, surgido de una necesidad real, desarrollado naturalmente y en condiciones que impliquen algo más que la mera actividad mental del alumno. La idea dominante, después de la anterior, supone el desarrollo natural de un propósito, pero sin participación del alumno en actividades manuales. En los casos en que se imaginó un proyecto con participación en tales actividades, las respuestas denotan que se le atribuyó un carácter constructivo.

 

Proyectos agrícolas

 

 L. H. Dennos, Director de Educación Agrícola (Bureau of Vocational Education, Harrisburg, Pa) dice, sobre proyectos agrícolas, lo siguiente: "El proyecto agrícola es definitivamente estudiado, sometido a un plan sistemático. Implica mucho estudio preliminar y una organización de materia agrícola relacionada con el trabajo que haya de emprender. Supone no solo el aprendizaje de un principio científico relativo a alguna práctica agrícola, sino, además, la aplicación del principio o principios a los correspondientes trabajos prácticos. Usualmente abarca un especial período de tiempo.

 

Para que un proyecto agrícola tenga valor, debe tener importancia económica. Debe implicar el mejoramiento de algunas condiciones o la producción de alguna cosecha. Debe ser realizado en tales condiciones que el buen éxito del proyecto produzca ganancia, y su fracaso acarree pérdida. Un proyecto es, pues, en este sentido, una empresa comercial."

 

Condiciones esenciales del proyecto

 

En síntesis, las expuestas a continuación son las condiciones esenciales de un proyecto agrícola, doméstico, según C. L. Lane, jefe Especialista en Educación Agrícola del Departamento Nacional. (EE.UU.).

 

1.      Debe haber plan de trabajo en el hogar, que abarque el tiempo de una estación o un período más o menos extenso.

2.      Debe ser una parte de la instrucción agrícola dada en la escuela.

3.      Debe presentarle al alumno un problema más o menos nuevo.

4.      Los padres o encargados de familia y el alumno, deben convenir con el maestro en el desarrollo del plan.

5.      Alguna persona competente debe inspeccionar el trabajo hecho en el hogar.

6.      Debe llevarse un informe detallado acerca del tiempo, métodos, costo, entradas, etc.

7.      Con base en tal informe debe dársele uno al maestro, detallado y completo, al final de la obra.

 

El proyecto en educación cívica

 

Annie L. Jilek, como conclusión de un estudio sobre ese asunto, afirma que el de proyectos es el método más adecuado al aprendizaje de la ciudadanía, cuando se hace por medio de la actuación de los alumnos en las situaciones sociales de la escuela.

 

Los alumnos de la escuela Herzl, de Chicago, ha realizado vastos proyectos al servicio de la población.

    

El proyecto condición esencial de la escuela socializada

 

Walter Robinson Smith, en su Introducción a la Sociología Educacional, dice al respecto: "Los proyectos colectivos, como los proyectos individuales, deben ser  libremente usados como estímulos del esfuerzo. El efecto dinamogénico del alumno sobre el alumno debe ser un completamente utilizado, como el estímulo del maestro sobre el grupo."

                                                                                                     

Heredia, junio de 1921.

 

 

BREVES PALABRAS CON OMAR DENGO

 

 

En la Avenida Central tuvimos el gusto de conversar con Don Omar Dengo.

 

El distinguido prof. Con su carácter modesto, afable y sedante, nos respondió con su natural gentiliza. Hablamos con él sobre los problemas educacionales. Oyéndole nos hacía su palabra suave, reposada y discreta, el efecto de una conversación de dama o apóstol.

 

Nos declaró que estaba de acuerdo con el problema de las pensiones, con el pensamiento de la delegación del Magisterio Nacional.

 

Y barajando conversaciones, abordamos el tópico de los programas  existentes. Dice ya que su modo de pensar fue conocido cuando tuvo una polémica con el señor Quesada. Participé en ella -agrega- en defensa del amigo ausente. ¿Qué le parece a Ud. El sistema actual de educación que durante los últimos tiempos ha merecido algunas personas?

 

El tema es muy amplio, y es necesario abordarlo con calma. Si se suscitara una discusión pública yo estaría en ella, me interesa mucho. Pero una idea de renovación de sistemas, en nuestro ambiente, es muy difícil.

 

Las discusiones públicas quizás no den el resu

Las generaciones de los novelistas costarricenses y sus novelas 7

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10. ALESSANDRA TOMASETING CHIUCH (1943?)  (Italiana)

 

1. Nido Materno: 1997

 

11. LUIS YURÉ (Seud.) (     )

 

1. Alba en rodajas: 2002

12. MAY WILLIAM  F. (          )

 

1. El informe Alfa: 2008

Las generaciones de los novelistas costarricenses y sus novelas 6

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51. TARCISIO SALAS BONILLA (1960)

 

1. Pasión Púrpura: 1995

 

52. IVÁN MOLINA JIMÉNEZ (1961)

 

1. Cundila: 2002

 

53. JORGE ARTURO VENEGAS CASTAING (1961)

 

1. La hoguera verde: 1998 Falta

2. Las aventuras de Liu Yuan: 2004

 

54. CARLOS CORTÉS ZÚÑIGA (1962)

 

1. Encendiendo un cigarrillo con la punta de otro: 1985

2. Cruz de olvido: 1999

3. Tanda de cuatro con Rosaura: 2002

4. La gran novela perdida (inédita)

 

55. RODRIGO SOTO GONZÁLEZ (1962)

 

1.   La estrategia de la araña: 1985

2. Mundicia. Una farsa épica: 1992

3. Figuras en el espejo: 2001. Esta novela se estructura en cuatro partes:

a. Los petroglifos

b. Figuras en el espejo

c. Gina. Ésta la publicó por separado, después, en el año 2006

d. El tigre frente al Aro de Fuego

4. El Nudo: 2004

5. Las sombras de Lisandro: (inédita)

 

56. URIEL QUESADA ROMÁN (1962)

 

1. Si trina la canaria: 1999

2. El gato de sí mismo: 2005

 

57. WALTER ISMAEL ROJAS PÉREZ (1962)

 

1. Amor en Línea Vieja: 2007

 

58. RONNY UGARTE QUIRÓS (1962)

 

1. La salamandra emplumada: 2006

 

59. GUILLERMO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ (1962)

 

1.  Babelia: 2006

2. Nebulosa.com.: 2007

 

60. FERNADO CONTRERAS CASTRO (1963)

 

1. Única mirando al mar: 1993

2. Los Peor: 1995

3. El tibio recinto de la oscuridad: 2000

4. Canto de sirena: 2006

5. Cantos de las guerras preventivas: 2006

6. Cierto azul: 2009 Falta

 

61. SERGIO MUÑOZ CHACÓN (1963)

 

1.   Los Dorados: 1999

2. Hasta encontrarnos de nuevo: 2008

 

62. PETRONIO MARCENARO MONTERO (1964)

 

INTIMISMO. TERCERA GENERACIÓN: 2002

 

1. ALÍ VÍQUEZ JIMÉNEZ (1966)

 

1.   Conspiración para producir el insomnio: 1999

 

2.   LUIS RICARDO RODRÍGUEZ VARGAS (1966)

 

1.   Aurenthal: 1991

 

3.   WAGNER ORTEGA GONZÁLEZ (1966)

 

1. De seguas y amores imposibles: 2005

2. Isabela: 2005

 

4. DANILO J. GRANERA LÓPEZ (1966)  (Nicaragüense)

 

1.   Las almas de nadie: 1998

 

5. ALFONSO CHACÓN RODRÍGUEZ (1967)

 

1. El tiempo en los ojos: 2000

2. Cuando los ángeles juegan suiza: 2003

3. El luto de las libélulas: Inédita

 

6. HERIBERTO RODRÍGRUEZ PACHECO (1967)

 

1.   Juegos Infinitos: 1998

2.   Archipiélago: 2008

 

7. CARLOS RUBIO TORRES  (1968)

 

1. Escuela de hechicería. Matrícula abierta: 1996

2. Papá es un campeón:

 

8. CARLOS MANUEL VILLALOBOS VILLALOBOS (1968)

 

1. El libro de los gozos: 2001

 

9. FRANCISCO GONZÁLEZ BRENES (1968)

 

1.   El sétimo principio: 2000.

 

10. LUIS ALBERTO GONZÁLEZ PORRAS  (1968)

 

1. Hacker: una novela de ciencia ficción: 1994

 

11. LUIS ARGUEDAS RODRÍGUEZ (1968)

 

1. El invierno de los desposeídos: 2008

 

12. MAURICIO CHAVES MESÉN (1969)

 

1. Círculo de poder: 1996

2. 2012: Las tres llaves de la pirámide: 2010 (inédita)

 

13. MARIO LEÓN RODRÍGUEZ (1969)

 

1. De ellas la piel: 2008

14. JAVIER OLIVARES OCAMPO (1969)

 

1. Los sitios abandonados: 2008

 

15. JESSICA CLARK COHEN (1969)

 

1. Telémaco: 2007

 

16. RAFAEL ÁNGEL MÉNDEZ ALFARO (1969)

 

1. El General y el Presidente: 2009 Falta

 

17. RAFAEL ALEJANDRO GÓMEZ (1970)

 

1.   Los ojos de abril: una historia escrita en Zarcero: 2002

 

18. MANUEL MARÍN OCONITRILLO (1970)

 

1. De Bestiis: 2007 Falta

2. El día de la tercera revelación: 2009 Falta

3. El diario de Wolfgang Ungeheuer:

4. En el jardín del crepúsculo: inédita

 

19. CATALINA MURILLO VALVERDE (1970)

 

1.   Largo domingo cubano: 1995

2. Marzo Todopoderoso: 2003

 

20. LAURA PATRICIA QUIJANO VINCENZI (1971)

 

1.   Una sombra en el hielo: 1995.

 

21. HENRY ANTONIO  VARGAS SALAS (1972)  (BARZA HENRY ANTONIO)

 

1. Almas de hierro: 2002

 

22. CARLA FONSECA FLORES (1972)

 

1. Donde se guardan los sueños: 2003

 

23. JAVIER MOYA SANCHO (1973) Y ALICIA JUNCOS MOYANO

 

1.   Muerte en la capilla: 1990

 

24. DANIEL MORENO ROJAS (1974)

 

1. Renacer: 2003

 

25. JUAN GABRIEL MONGE GAPPER (1977)

 

1.   Crónicas del bosque perdido: 1997

 

26. GUILLERMO BARQUERO UREÑA (1979)

 

1. El Diluvio Universal: 2009 Falta

 

27. HENRY DOUGLAS MÁRQUEZ CHICAS (1979)

 

1.   Piratas de otras costas: 1997

 

28. HAROL OLDEMAR VINDAS ZAMORA (1979)

 

1. La leyenda de MISTICAT: 2004

2. Tiquicia: el despertar de las leyendas: 2008

 

29. ALBERTO JIMÉNEZ ALFARO (1979)

 

1. La Rafa: 1999 (Inédita)

2. En algún lugar de la esperanza: 2002

3. El sexto hombre: Inédita

 

POLIFONISMO.  PRIMERA GENERACIÓN: 2017

 

1.  CARLOS ALVARADO QUESADA (1980)

 

1. La historia de Cornelius Brown: 2007

 

2. MICHAEL ELIZONDO BRADO (1982)

 

1. Afath I. El nacimiento de un mago: 2009 Falta

 

3. DANIEL GARRO SÁNCHEZ (1983)

 

1. Deux ex Machina: 2009

2. El niño mariposa: 2009.

 

4. ALBÁN MORA VARGAS (1984)

 

1. Cuaderno de rencores: 2005

 

5. IRENE GUZMÁN FERRERO (1991)

 

1. Castillo Fantasía: 2008

 

NOVELISTAS QUE NO UBICAMOS EN NINGUNA GENERACIÓN

 

1. MIGUEL CONDE ZUBIETA (       )

 

1. El jirón de una sotana: 1927

 

2. FAIT, ANNY (Alemana) (        )

 

1. En el valle: 1927 Falta

 

3. JULIETA PUENTE MC GRIGOR (Puertoriqueña) (     )

 

1. Voluntad y redención: 1929 Falta

 

4. JAIME GÁLVEZ (1896-     )

 

1. Paola: 1922 Falta

 

5. LUIS MARTÍN DE CASTRO (      )

 

1. Emelina: 1873 Falta

 

6. LUIS DE SOTO CASTRO (      )

 

1. Cenizas: 1929 Falta

 

7. MARCO ADRIÁN CASTRO (      )

 

1.   La vuelta de Jean D'Angers: 1945

 

8. PAULINA FORERO CELES DE CARVAJAL (        )

 

1. El perro de don Bruno: 1986

 

8. MARÍA JUAN JUAN (Seudónimo) (    )

 

1.   La flor de dos tiempos: 2000

 

9. VALERIE SAN ROMÁN (       )

 

1.   Una flor en el fango: (Cfe.)

 

 

Cuadro Las generaciones 5

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64. MARCO TULIO AGUILERA GARRAMUÑO (1949) (Colombiano)

 

1. Breve historia  de todas las cosas: 1975

2. Paraísos Hostiles: 1985

3. Mujeres Amadas: 1988

4. Los placeres perdidos: 1989

5. El juego de las seducciones: 1989

6. Buenabestia: Las noches de Ventura: 1992

7. Los grandes y los pequeños amores: 1992

8. La hermosa vida: 2002

9. La pequeña maestra de violín: 2002

10. La hermosa vida: 2002

11. Las noches de ventura: 2002

10. El amor y la muerte: 2008

11. Plenitud del amor (inédita)

 

65. GERARDO CÉSAR HURTADO ORTIZ (1949)

 

1. Irazú: 1972

2. Los parques: 1975

3. Así en la vida como en la muerte: 1975

4. Los Vencidos: 1977

5. El libro brujo: 2002

 

66. LUIS ESPINOZA CORRALES (1949)  (Nicaragüense)

 

1. ¡Es grandioso soñar!: 1999

 

67. MAGDA ZAVALA GONZÁLEZ  (1949)

 

1.   Desconciertos en un jardín tropical: 1999

 

ECOLOGISMO.  SEGUNDA GENERACIÓN: 1987

 

1. ANA ISABEL AZOFEIFA RODRÍGUEZ (1950)

 

1. Hyla: 2007

 

2. XINIA PERALTA BALLESTER (1950)

 

1. Muerte por mala praxis: 2009

 

3. ROXANA CASTRO JIMÉNEZ (1950)

 

1. Piel de rana: 2009 Falta

 

4. RODOLFO CERDEÑO (1950)

 

1.   El cuarto mundo: 1984

 

5. EMILIA MACAYA TREJOS (1950)

 

1. Diez días de un fin de siglo: 2007

 

6. JUAN RAMÓN ROJAS PORRAS (1950)

 

1. Desertor: 2009.

 

7. LINDA BERRÓN SAÑUDO (1951)

 

1. El Expediente: 1989

 

8. JOSÉ RAMIRO RODRÍGUEZ VARGAS (1951)

 

1. El pueblo de los viejos: 2006

2. El hospital enfermo: 2009

 

9. JORGE ARTURO VALLE ROBLES (1951)

 

1. Libro real: eslabón apocalíptico ingrato: 1999

2. Vivencias de un maestro en el Valle de la Estrella: 1999

 

10. LUIS ENRIQUE ARCE NAVARRO (1952)

 

1. El Lupanar: 1987

2. Caperucita Ligia se fue por la mar: 2003

3. La quema de la alcaldía: 2009

 

11. MANUEL DELGADO CASCANTE (1952)

 

1. El vuelo de Ra: 2010

 

12. GLADYS ALICIA MIRANDA HEVIA (1952)

 

1. San Isidro: 1980

2. La huella de abril: 1989

 

13. ANACRISTINA ROSSI LARA (1952)

 

1. María la noche: 1985

2. La loca de Gandoca: 1991

3. Limón Blues: 2002

4. Limón Reggae: 2007

 

14. JACOBO SCHIFTER SIKORA (1952)

 

1. Pagos de polaco: 1999

2. Quince minutos de fama: Falta

 

15. LUIS GONZÁLEZ PORRAS (1952)

 

1.   Hacker: una novela de ciencia ficción: 1994

 

16. LORENA RODRÍGUEZ A. (1952) Y MERCEDES BARQUERO

 

1. Tiempo de coral...tiempo de silencio: 1995

17. MERCEDES CORRALES CARVAJAL (1952)

 

1. La Chela: 2006

 

18. RUBÉN SOLANO JIMÉNEZ (1952)

 

1. Pa'Verdades el tiempo: 2004

2. Lola, una historia de ciudad: Falta

 

19. ANA ROJAS CALDERÓN (1953)

 

1.   Delirio de mil amores: 2000

 

20. CRISTÓBAL MONTOYA MARÍN  (1953)

 

1. Los secretos inolvidables del capitán Marín: 2007

 

21. FERNÁN ULATE MONTERO (1953)

 

1. Tierra Prometida: 2003

 

22. ROLANDO VILLALOBOS CHACÓN (1953)

 

1. Villa Esperanza: 1992

 

23. MARÍA CECILIA KRUSE BOLAÑOS (1953)

 

1. La realidad soñada: 2005

 

24. MARÍA BONILLA PICADO (1954)

 

1. Mujer después de la ventana: 1997

2. Al borde del aliento, otoño: 2000

3. La Actriz: 2009 Falta

 

25. MARIO ZALDÍVAR RIVERA (1954)

 

1. Ahora juega usted señor Capablanca: 1995

2. Después de la luz roja: 2001

3. Herido de sombras: 2007

 

26. HUGO RIVAS RÍOS (1954-1992)

 

1.   Esa orilla sin nadie: 1988

 

27. JORGE MÉNDEZ LIMBRICK (1954)

 

1.      Noche Sonámbula: 1997 Poema (épico)

2.      Mariposas negras para un asesino: 2005

3.   El laberinto del verdugo: 2009

 

28. EDGARDO OROZCO UMAÑA (1954)

 

1. Donde el tiempo se detuvo: 2002

 

29. ANA DE LANGTON (1955)

 

1.   El Puente: 1995

 

30. VÍCTOR HUGO FERNÁNDEZ UMAÑA (1955)

 

1. Palenque: 1989

2. Aquél fue un largo verano: 1993

3. Retorno a palenque: 1999

4.  Riberas del averno: 2003

5. Ardiente Caribe: 2003

 

31. JAIME FERNÁNDEZ LEANDRO (1955-2007)

1. Palenque: 1989

2. Aquél fue un largo verano: 1993

3. Retorno a palenque: 1999

4.  Riberas del averno: 2003

 

 

32. ÓSCAR NÚÑEZ OLIVAS (1955)

 

1. El teatro circular: 1997  (Premio EDUCA, 1996)

2. Los gallos de San Esteban: 2000

3. En clave de luna: 2004

 

33. LEDA CAVALLINI SOLANO (1956)

 

1. Duranta: una flor con nombre de árbol: 2000. La primera edición es de 2001.

 

34. RODOLFO ARIAS FORMOSO (1956)

 

1. El emperador Tertuliano y su legión de los superlimpios: 1991

2. Vamos para Panamá: 1997

3. El alfiler y la mariposa (inédita)

4. Te llevaré en mis ojos: 2007

 

35. ARMANDO LOYNAZ BLANCO  (1956)

 

1.   El Soñador: 2002

 

36. HABIB SUCCAR GUZMÁN (1957)

 

1.   La señal de Caín: 2000 

 

37. JOSÉ SÁNCHEZ JIMÉNEZ (1957)

 

1. El bosque de los ovais: 2000

 

38. JOSÉ RICARDO CHAVES PACHECO (1958)

 

1. Los susurros de Perseo: 1993

2. Paisaje con tumbas pintadas en rosa: 1998

3. Faustófeles: 2010 Falta

 

39. MIGUEL ARTURO RAMOS RODRÍGUEZ (1958-1986)

 

1.   Babel con un ángel: 1990

 

40. ALEXANDER OBANDO BOLAÑOS (1958)

 

1. El más violento paraíso: 2001

2. Canciones a la muerte de los niños: 2008

 

41. ADRIANO CORRALES ARIAS (1958)

 

1.   Los ojos del antifaz: 1999

2.   Balalaika en clave de son: 2005

 

42. ÁLEX SOLÍS FALLAS (1958)

 

1. La autoridad política: 2008

 

43. DORELIA BARAHONA RIERA (1959)

 

1. De qué manera te olvido: 1990 (Premio Juan Rulfo, 1989).

2. Retrato de mujer en terraza: 1995

3. Los deseos del mundo: 2006

4. La ruta de las esferas: 2007

5. Milagros Sueltos: 2008.  Esta es una novela colectiva. La hicieron entre siete autores.

 

44. ALFREDO AGUILAR QUIRÓS (1959)

 

1. El amor es eterno mientras dura: 2008

 

45. FAUSTINO DESINACH CORDERO (1959)

 

1. Efectos Personales: 2009 Falta

 

46. JUAN CARLOS GÓMEZ SÁNCHEZ (1959)

 

1. La niña de la piel prohibida: 2009 Falta

 

47. VÍCTOR HUGO SOLANO AGUILAR (1959) (VÍCTOR NARVALES) (Seud.)

 

1.   Tiribí: 1997

 

48. PATRICIA VILLALOBOS BRENES (1959)

 1. Las cartas de Elisa: 2006

 

49. CARLOS TAPIA FERNÁNDEZ (1960) (Origen mexicano)

 1. El perfume de un beso: 2001

 

50. YANINA ROVINSKI GIBERSTEIN (196

Las generaciones de los novelistas costarricenses y sus novelas 4

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8. JOSÉ DAVID ELIZONDO QUESADA (1936)

1. Cuando perdemos el derecho de vivir: 2002

9. WILLIAM SIBAJA GÓNDREZ (1936)

 1. Alma nativa: 1960

2. Del otro lado del sol o el despertar de un ángel: 1981

 

10. GUIDO SIBAJA PEREIRA (1936)

 1. Historia de una madre: 2006

 

11. RODOLFO SOLÓRZANO BONILLA (1938)

1. Los Trompillales: 2000

 

12. MARCO RETANA PADILLA (1938-1997)

1. Bar Roma: 2008

 

13. EDGAR CAMBRONERO HERRERA (1938)

 1. El hijo de la montaña: 2000

 

14. TATIANA LOBO WIEHOFF (1939)  (Origen chileno)

1. Asalto al Paraíso: 1992

2. Calipso: 1996

3. El año del laberinto: 2000

4. El corazón del silencio: 2004

5. Candelaria del azar: 2008

 

15. FERNANDO DURÁN AYANEGUI (1939)

 

1. El lugar común en la sonrisa: 1997 (relato)

2. Retorno al Kilimanjaro: 1988 (relato)

3. Las estirpes de Montánchez: 1993

4. Cuando los topos desaparecieron: 1994 (relato)

5. La joya manchada: 1995 (relato)

6. Tienes nombre de Arcángel: 1998

 

16. LUIS LARA SABORÍO (1939)

 

1. Binardo: 1986

2. Jaíro o la eterna juventud: 1994

 

17. ELISEO VALVERDE MONGE (1939)

 

1. Juan luz y sombra: 2008

 

18. QUINCE DUNCAN MOODIE (1940)

 

1. Los cuatro espejos: 1973

2. Hombres Curtidos: 1975

3. La paz del pueblo: 1978

4. Final de calle: 1979

5. Kimbo: 1989

6. Un mensaje de Rosa: 2006

 

19. FLORA HERRERA FONSECA (1940)

 

1. Las pavas tirándole a las escopetas: 2001

 

20. CLAUDIO BOGANTES ZAMORA (1941)

 

1. Memorias del pueblo: 2009 Falta

 

21. EDGAR GUADAMUZ ROSALES (1941-2006)

 

1. Grietas del Llano: 2000 Falta

 

22. GUIDO SANDOVAL SALAS (1941)

 

1. La Cárcel: 2000

 

23. FRANCISCO CARTÍN RODRÍGUEZ (1941)

 

1. ¡Baila rumbera...Baila!: 2000

 

24. CARLOS LUIS ROJAS CONTRERAS (1941)

 

1. Ivana: 2010 Falta

 

25. MARIO GATJENS GONZÁLEZ (1942)

 

1.   Frente a sus puertas: 1979

 

26. ALEJANDRA GUTIÉRREZ GEORGE NASCIMENTO (1942)

 

1. María sin casa y sin amo: 1980

 

27. ANTONIO YGLESIAS VARGAS (1943)

 

1. El hijo del cometa: 2009

28. ÓSCAR AGUILAR BULGARELLI (1943)

 

1. A las puertas del infierno: 2002

 

29. RAFAEL ÁNGEL HERRA RODRÍGUEZ (1943)

 

1. La guerra prodigiosa: 1986

2. El genio  de la botella: 1990

3. Viaje al reino de los deseos: 1991

 

30. FLORIA HERRERO PINTO (1943)

 

1.   No se detiene el tiempo: 1997

2.   El lugar verdadero: 2004

 

31. ROXANA PINTO LÓPEZ (1943)

 

1. donde ellas: 2004

 

32. MARINO RAMÍREZ HUERTAS (1943)

 

1. La vieja:

2. Camino largo: 2001

3. El hijo del Diablo: 2009

4. Revolución de supervivencia:

5. La cuenta especial:

6. El Psicópata:

7. Guerrillera: una gringa loca:

8. El rey de los zopilotes:

9. Las noches de las serpientes: S. ed.

10. La alondra azul: S. ed.

 

33. ENIO VÍQUEZ RODRÍGUEZ (1943)

 

1. Chela y Trombón: 2002

34. MARCOS VALVERDE QUIRÓS (1943)

 

1. El paso de las olominas: 2001

 

35. MERCEDES SANCHO BARRANTES (1943)

 

1. La casa del alto: 2006 Falta

 

36. FROYLÁN ESCOBAR GONZÁLEZ (1944)  (Origen cubano)

 

1. El cartero trae el domingo: 1995

2. Largo viaje de ceniza: 2001

3. La última adivinanza del mundo: 2009

 

37. ALFONSO CHASE BRENES (1944)

1. Los juegos furtivos: 1967

2. Las puertas de la noche: 1974

3. El pavo real y la mariposa: 1996

 

38. CARLOS DARÍO ANGULO ZELEDÓN (1944)

 

1.   Juegos de ceniza: 1996

 

39. RAFAEL JIMÉNEZ BONILLA (1944)

 

1. Un siglo de veinte siglos: 2001

 

40. OLMAN QUESADA MURILLO (1944)

 

1. Aquellos tiempos: 2008

41. EDUARDO VARGAS UGALDE (1944)

 

1. Oromundo: 1989

 

42. SONIA CAAMAÑO POLINI (1945)

 

1. 500 años después: 1992.

 

43. CARLOS GOICOCHEA CARRANZA (1945)

 

1. La serpiente dormida: 1998

 

44. JUAN BAUTISTA FRUTOS VERDESIA (1945)

 

1. Entre el amor y la sombra: 1985           

2. El insólito Emeterio: 1985

3. Encuentro en guardalabarca: 1989

4. El mambo número 0: 1994

5. Después de balas y velas: 2006

 

45. HARRY WOHLSTEIN RUBINSTEIN (1945)

 

1. De Sarapiquí a Bruselas: 2003

 

46. DAGOBERTO LÓPEZ VILLALOBOS (1945)

 

1. Monchito: 1999

 

47. ENRIQUE CASTILLO BARRANTES (1945)

 

1.   El círculo menor: 1998

 

48. OMAR CONTRERAS DÍAZ (1946)

 

1. Huellas Sin fin: 2000

 

49. ÁLVARO SIBAJA ARTAVIA (1946)

 

1. Pueblo Niño: 2002

2. El largo camino del Sur: 2008

 

50. EDGAR LEAL ARRIETA (1946)

 

1. Los devotos del negrito: 2000

 

51. ZORAIDA RAMÍREZ MIRANDA (1946)

 

1.   Borina: 1997

2. La Promesa: 2004

 

52. FLORIA JIMÉNEZ DÍAZ (1947)

1. La tortuguita Paz: 1996

2. Galipán y yo: 2002

3. ¡No te rasques, Pequitas!: 2008

 

53. CARLOS MORALES CASTRO (1947)

1.   Los sonidos de la aurora: 1991

2. La rebelión de las avispas: 2008

 

54. ENRIQUE VILLALOBOS QUIRÓS (1947)

1. Huellas de ceniza: 1993

2. El eclipse de los sátiros: 1998

3. Crónica de un amor en el Paso de la Vaca: 2000

 

55. ÓSCAR MONGE MAYKALL (1947)

1. El capitán Pinillo: 1995

2. Cuando las lluvias se van: 2000

 

56. BEILA ZÍDER SOLÍS (1947)

 1. Cantocu: ensayo a la memoria del amor- con ritmo de bolero: 1997

 

57. CECILIA HIDALGO CALDERÓN (1948)

1. El cautivo de San Anselmo: 2005

2. Misteriosos laberintos: 2006

 

57. HERNÁN SOLÍS BOLAÑOS (1948)

1. Sexto: no exterminar: 1984

2. El aprendiz de redentor: 1992

 

58. HÉCTOR CHAVARRÍA CARRILLO (1948)

 

1. Los tugurios están de fiesta: 1990

2. Demetrio Torres: comandante del universo: 2002

3. Ojos Urbanos: 2003

4. El día del silencio: 2008

 

59. ROSIBEL MORERA AGÜERO (1948)

 

1. Los héroes impuros: 1995

2. A pesar de mujer: 2004

 

60. JORGE EDUARDO RODRÍGUEZ RUIZ (1948)

 

1. Manchado: 1971

 

61. ROCÍO PAZOS BALDIOCEDA (1948)

 

1. La estirpe del volcán: 2002

 

62. EDUARDO E. SAXE FERNÁNDEZ (1948)

 

1. Amor en la selva (Leyenda Costarricense): 2000

 

63. OTTO APUY (1949)

1. Sbi-Pan y los huesos del dragón: Falta

2. El jinete con la herida en el pecho: 2009

 

 

 

Las generaciones de los novelistas costarricenses y sus novelas 3

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21. ZENEIDA FERNÁNDEZ DE GIL (1926-2003)

 

1. Retorno: 1954

 

22. FERNANDO ORTUÑO SOBRADO (1927-2004)

 

1. Conspiración en el Caribe: 1986.

2. El gallo pinto: 1990

 

23. R0YÉ MUÑOZ ZAMORA (1927)

 

1. Escape del laberinto: 2000

 

24. VÍCTOR MANUEL QUIRÓS ZÚÑIGA (1928-1992)

 

1. El festín de los coyotes: 1991

2. Sangre negra en tierras de oro: 1992.

 

25. CÉSAR VALVERDE VEGA (1928-1998)

 

1. La feliz indolencia: 1982

 

26. CARLOS LUIS ARGÜELLO SEGURA (1928)

 

1. El mundo de Juana Torres: 1986

 

27. PABLO CEJUDO VELÁSQUEZ (1928-1986) (español)

 

1. Y Cristo volvió: 1983

 

28. CARMEN NARANJO COTO (1928)

 

1. Los perros no ladraron: 1966

2. Memorias de un hombre palabra: 1968

3. Camino al mediodía: 1968

4. Responso por el niño Juan Manuel: 1968

5. Diario de una multitud: 1974

6. Sobrepunto: 1985

7. El caso 117.720: 1987

8. Más allá del Parismina: 2000

 

29. MARIO PICADO UMAÑA (1928-1988)

 

1. Lino XIX: 1996

 

30. CONSTANTINO RODRÍGUEZ VARGAS (1928-2006)

 

1.   Antonio y Camila: 1995

 

31. JOSÉ MANUEL SALAZAR NAVARRETE (1928)

 

1. La gran serpiente verde: 1996

 

32. DELFINA COLLADO AGUILAR (1929-2002)

 

1.   Bajo La luna de jade: 1987

 

33. VIRGINIA GRÜTTER JIMÉNEZ (1929-2000)

 

1. Los amigos y el viento: 1978

2. Desaparecido: 1980 

 

34. JOSÉ LEÓN SÁNCHEZ ALVADADO (1929)

 

1. La isla de los hombres solos: 1963

2. Picahueso: 1971 o La colina del buey: 19721

3. Los gavilanes vuelan hacia el sur: 1981

4. La luna de la hierba roja: 1984

5. Tenochtitlan: 1986

6. Campanas para llamar al viento: 1987

7. ¡Mujer...aún la noche es joven!: 2001

 

35. DANIEL GALLEGOS TROYO (1930)

 

1. El pasado es un extraño país: 1993

2. Punto de referencia: 2000

3. Los días que fueron: 2009

 

36. VILMA LORÍA CORTÉS (1930)

 

1. La hija de Adriana Cortés: 2001

2. Sagrario una exiliada cubana: 2005

 

37. JÉZER GONZÁLEZ PICADO (1930- 2005)

 

1. Tiempo del Ángel: 2005

 

38. MARÍA ISABEL CHAVARRÍA SALAZAR (1931)

 

1.   Cuando florece el café: 1997

2. El crisantemo dorado: 2004

 

39. FABIO ROSABAL CONEJO (1931)

 

1. El centurión Marco: 2000

2. Las rezadoras del año 2000: 2000

3. No hay regreso del más allá: 2000

4. ¡Qué frondoso y bello está mi valle!: 2000

5. Mis días con Napoleón: 2000

6. ¿Quién mató a Cornelio?: 2001

7. Una noche con drácula: 2002 (relato)

 

40. RIMA GRETCHEN ROTHE DE VALLBONA (1931)

 

1. Noche en vela: 1964                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

2. Las sombras que perseguimos: 1983

3. Mundo, demonio y mujer: 1991

 

41. ÁLVARO FONSECA BONILLA (1931)

 

1. Yate 463: 1995

 

42. JULIO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ (1931)

 

1. Triunfo Sublime: 1984

 

43. ÁLVAR ANTILLÓN SALAZAR (1931)

 

1. Teodora "La Guerrillera": 2002

2. El rostro: 2007 Falta

 

44. JULIO SUÑOL LEAL (1932)

 

1. La noche de los tiburones: 1978

2. Siempre hay un nuevo día: 1981

3. Los honorables intrigantes: 1983

4. Juegos de poder: 1987

5. La novela sin nada: 1991

 

45. FLORY CHAVES QUESADA (1932)

 

1.   Aurora Alvarado: la ruta de un destino: 1997

2.  En el umbral: 2003

3. Piscis: 2003

 

46. SAMUEL ROVINSKI GRUSZKO (1932)

 

1. Ceremonia de casta, Premio Nacional Aquileo Echeverría de novela (1976).

2. Megalópolis Beta: 1973, publicada en el periódico Al Día, en entregas (1997). Es una novela de ficción política. Falta

3. Herencia  de sombras: 1993.

 

47. ZORAIDA UGARTE NÚÑEZ (1932)

 

1.  El solar de las siete hierbas: 2006

 

48. MIGUEL ZÚÑIGA DÍAZ (1933)  (Miguel Salguero)

 

1. Jaque mate a la televisión: 1984

2. El bajo de Los Camachos: 1984

3. La república independiente de Chirripó: 1986 Falta

4. Joaquín Matatigres: 1989

5. A la casa del coyote: 1993

6. El primer hombre: 1994

 

49. MYRIAM BUSTOS ARRATIA (1933)

 

1. Tres novelas breves: 1983

 a. Las otras personas

 b. La tierra del Edén

 c. Tábula Rasa

2. Traspié entre dos estrellas: 2009 Falta

 

50. ALBERTO RAMÍREZ FLETIS (1933)

 

1. Volver a vivir: 1987

 

51. JORGE BLANCO CAMPOS (1934)

 

1. Víspera: 1981

 

52. NERY CASTRO DE LÓPEZ (1934)

 

1.   El mundo maravilloso de los Yusti: 1971

 

53. MARILYN ECHEVERRÍA ZÜRCHER (1934) (Lara Ríos, seudónimo)

 

1. Mo: 1991

2. Verano de colores 1993

3. Pantalones Largos: 1995

4. Pantalones Cortos: 1996

5. El círculo de fuego blanco: 2000

 

54. EDUARDO OCONITRILLO GARCÍA (1934)

 

1. Un tango llamado nostalgia: 1990

2. Un dictador en el exilio: 2001

 

55. CRISTINA ZELEDÓN LIZANO (1934)

 

1. La trenza de Teresa: 2008

 

HISTORICISMO PRIMERA GENERACIÓN: 1972. PERÍODO POETICISMO

 

1. FRANCISCO JOSÉ RAMÍREZ BONILLA (1935)

 

1. Constanza entre cocos, bares y corales: 2000

2. Recreo en el Caribe

 

2. VIRGILIO MORA RODRÍGUEZ (1935)

 

1. The Grandfather: 1974 Falta

2. Cachaza: 1977

3. De su historia hace mucho...: 1985

4. La Película: 1991

5. Los problemas del gato: 1996

6. A Flote: 1996

7. La loca Prado: 1998

8. Mano a mano: 1998

9. Memorias de un psiquiatra: 2005 Falta

10. Enfermedad Mortal: 2009

 

3. ENRIQUE FEOLI TUFI (1935)

 

1. Camino a Xibalbá: 1993

 

4. MELBA ESCALANTE LOBO (1935)

 

1.   Plomo: 1999

 

5. NAPOLEÓN PIZARRO CENTENO (1935)

 

1.   Los fugitivos: 1994

 

6. VELMA SARI MONTERO GUTIÉRREZ (1935)

 

1. La cruz del ceibo: 2006

 

7. JUSTO ARROYO SIMANCAS (1936) (Panameño)

 

1. La Gayola: 1966

2. Dedos: 1970

3. Dejando atrás al hombre de celofán: 1971

4. El pez y el segundo: 1978

5. Geografía de mujer: 1982

6. Semana sin viernes: 1995

7. Lucio Dante resucita: 1998

8. Sin principio ni fin: 1999

9. Vida que olvida: 2002

10. Otra luz: 2008

 

8. JOSÉ DAVID ELIZONDO QUESADA (1936)

 

1. Cuando perdemos el derecho de vivir: 2002



1 Las editoriales y el autor no deben incurrir en estas prácticas de cambiar el nombre a una obra ya publicada. Esto induce a los lectores a comprar una novela que es posible que ya tienen. Si lo hacen deben indicarlo en la edición con el nuevo nombre. Sánchez Alvarado, José León. La isla de los hombres solos.  5ª. Edición, Ed. Novaro, S. A., México, D. F. Abril, 1971.

 

 

 

 

 

 

Las generaciones de los novelistas costarricenses y sus novelas 2

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22. ALEXANDER FRANK SKUTCH (1904-2004)

 

1. Merenda: un romance en las selvas del trópico: 1997

 

El Neorrealismo.  Segunda generación: 1942

 

1. MARÍA DEL SOCORRO GONZÁLEZ QUESADA DE TINOCO (1894-1959)

 

1. Aparta de tus ojos: 1947

 

2. CIRIACO ZAMORA FERNÁNDEZ  (1905-1987)

 

1. La canción de los libres: 1932

 

3. MANUEL ANTONIO ARGÜELLO MONTERO (1906-1994)

 

1.   Yo y la negra histérico musical: 1995

 

4. EMMANUEL THOMPSON QUIRÓS  (1908-1989)

 

1. El castellano de Bosworth: 1928

2. Bajo el sol de América: 1932 (Repetición de la anterior)

 

5. CARLOS LUIS FALLAS SIBAJA (1909-1966)

 

1. Mamita Yunai: 1940

2. Gentes y gentecillas: 1947

3. Marcos Ramírez: 1952

4. Mi Madrina: 1954

 

6. JOSÉ NERI MURILLO PORRAS (1910-1966)

 

1. El retorno de la paz: 1948

2. Aguas Cristalinas: 1956

3. La isla de las orquídeas: 1965

 

7. GONZALO GONZÁLEZ MURILLO (1910-2005)

 

1. Don Pedro (relato biográfico en espejo): 1966

 

8. MARIO VALVERDE ÁLVAREZ (1912-1987)

 

1.   La muerte piadosa o el derecho a morir: 1977

 

9. VÍCTOR MANUEL CASTRO LUJÁN (1913-1999)

 

1. El blanco que tenía el asma negra: 1966 Son unos relatos

 

10. CARLOS ENRIQUE K. OSSENBACH (1914-1980) Alemán

 

1. Arco Iris sobre Costa Rica: 1949 (en alemán)

 

11. LUIS BARAHONA JIMÉNEZ (1914-1987)

 

1. El huerto interior: 2007

 

12. ADOLFO HERRERA GARCÍA (1914-1975)

 

1. Juan Varela: 1939

 

13. ALFONSO ULLOA ZAMORA (1914-2000)

 

1. La espada de madera: 1955.

 

14. JOSÉ RAMÍREZ SÁIZAR  (1915- 2001)

 

1. La venganza de Nandayure: 1950

 

15. YOLANDA OREAMUNO UNGER (1916-1956)

 

1. Por tierra firme: 1941

2. Casta Sombría: 1944 (desconocida)

3. Dos tormentas y una  aurora: 1945 (debió publicarse en México)

4. De ahora en adelante: 1947 (Guatemala)

5. La ruta de su evasión: 1948 (Es la única que se conserva)

6. José de la Cruz: recoge su muerte: 1949 (desconocida).

 

16. ROMÁN JUGO LAMIECG  (1916)

 

1. Los límites del hombre: 1950

17. ÍVER ROMERO ROJAS (1916)

 

1. La casona de los Torres: 1996

 

18. JOSÉ ABEL BARROSO SAMUDIO  (1917-1999) (Panameño)

 

1. Peón Misceláneo: 1978

 

19. ALFREDO CARDONA PEÑA (1917-1995)

 

1. El secreto de la reina Amaranta: 1946

 

20. ENRIQUE MUÑOZ FONSECA (1917-2001)

 

1. Un amor imposible: 1996

 

21. ROSALÍA MUÑOZ PICADO DE SEGURA  (1917)

 

1. Alma: 1942

2. Sacrilegio: 1944

3. Floración del pecado: 1951

 

22. FABIÁN DOBLES RODRÍGUEZ  (1918-1997)

 

1. Ese que llaman pueblo: 1942

2. Aguas Turbias: 1943

3. Una burbuja en el limbo: 1946

4. El sitio de las abras: 1950

5. Los leños vivientes: 1962

6. En el San Juan hay tiburón: 1967

7. Los años, pequeños días: 1993

 

23. JOAQUÍN GUTIÉRREZ MANGEL (1918-2000)

 

1. Manglar: 1947                                                                                    

2. Puerto Limón: 1950

3. Murámonos Federico: 1973                                         

4. Te acordás hermano: 1978

 

24. OTTO JIMÉNEZ QUIRÓS (1918-1989)

 

1. Árbol Criollo: 1964

2. El no iniciado: 1967

 

25. JUAN ANDRÉS SOLANO MONTOYA (1919)

 

1. Alma Nativa (1960)

2. El hijo del arroyo (inédita)

3. Los hijos de la noche (inédita)

4. Azucena Negra (inédita)

 

26. FABIO SOTO DELGADO (1919-1999)

 

1. Juanito y Madeleine: 1993

2. El maestro de Santa Lucía: 1995

 

El Irrealismo. Tercera Generación: 1957

 

1. ALBERTO CAÑAS ESCALANTE (1920)

 

1. Aquí y ahora: 1965. Este libro originalmente comprendía tres obras: La labor de una vida,  Orlando, el enamorado y Una casa en el barrio El Carmen.

 a. Una casa en el barrio del Carmen: 1965. La separó del libro anterior y la publicó     independientemente.

b. Orlando, el enamorado: 1965. Ídem

c. La labor de una vida: 1965. Ídem

2. Feliz año Chaves Chaves: 1975

3. La soda y el F. C.: 1983

4. Los molinos de Dios: 1992

 

2. GUILLERMO CASTRO ECHEVERRÍA  (1920-1999)

 

1. Al final del arco iris: 1958

2. Ceniza: 1977

3. Soda Palace: 1981

4. Cartago: 1989

5. Perafán, un centauro agónico: 1992

6. Su norte es el sur: 1999

 

3. FRANCISCO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ (1920)

 

1. Tormenta en el Valle: historia de un amor prohibido: 1999

 

4. VICTORIA GARRÓN OROZCO (1920-2005)

 

1. Casteldefels: 1941

 

5. HERNÁN ELIZONDO ARCE (1920)

 

1. Memorias de un pobre diablo: 1964

2. La ciudad y la sombra: 1971

3. La calle, jinete y yo: 1975

4. El santo, el niño y el mar: 1980

5. Muerte al amanecer: 1982

6. Adiós Pestiño: 1985

7. De este lado de la eternidad: 2001

 

6. ALFONSO QUESADA HIDALGO (1921-1997)

1. En el General de antaño: 1983 (¿1970?)

2. Las dos hermanas pa'yo: 1983

 

7. ALFONSO PORTOCARRERO ARGÜELLO (1921)

 

1. Negro Desgraciado: 1993

2. Limau el jaguar que hizo leyenda: 1995

 

8. RAMÓN EDGAR BONILLA QUIRÓS (1921-2006)

 

1.   Esmeralda, no te dejes: 1993

 

9. JULIETA PINTO GONZÁLEZ (1921)

 

1. La estación que sigue al verano: 1969

2. El sermón de lo cotidiano: 1977

3. El eco de los pasos: 1979

4. Entre el sol y la neblina: 1986

5. Tierra de espejismos: 1991

6. El despertar de Lázaro: 1994

7. El lenguaje de la lluvia: 2000

8. Tata Pinto: 2005

 

10. ALFREDO OREAMUNO QUIRÓS (1922-1976) (Sinatra)

 

1. Un harapo en el camino: 1970

2. Noches sin nombre: 1971

3. El callejón de los perdidos: 1972

4. Mamá Filiponda: 1973

5. Terciopelo: 1974

6. El jardín de los locos: 1975

7. Las hijas de la Carraca: 1976.

 

11. MANUEL AGUILAR VARGAS (1923)

 

1. Los papeles de Silvio Víctor: 2007

 

12. ÁLVARO DOBLES RODRÍGUEZ (1923-2004)

 

1. El Manchado: 1977

2. Bajo un límpido azul: 1979

 

13. MAURO FERNÁNDEZ LUJÁN  (1921(4)-1990)

 

1. Historia de una banca: 1976

 

14. MARIE BRAVO RUDÍN (1924)

 

1. Montefrío: 1999

2. La hija del cocodrilo: 2000

3. Amores Misteriosos: 2000

4. Wend: 2001

3. La cuerda de un violín: 2001

4. Una mujer valiente: 2003

 

15. JORGE GALLARDO GÓMEZ (1924-2002)

 

1. La guerra intrauterina: 1975

 

16. RODOLFO CARDONA COOPER  (1924)

 

1. ¡Adiós inocencia: ¡memoria a Estrella!: 2000

2. Doña Carmen y su barrio: 2000

3. El hechizado y otras narraciones: 2002

 

17. JOAQUÍN GARRO JIMÉNEZ (1924-2005)

 

1. Los pasos cotidianos: 1979

 

18. JHON DE ABATE JIMÉNEZ (1924) (Español)

 

1. Mi amigo Pedro: 1964

2. Adriano Emperador: 1999

 

19. NELLY VARGAS MORALES (1924)

 

1. Timio: historia de un niño campesino: 1984

 

20. VICTORIA URBANO PÉREZ (1926-1984)

 

1. La niña de los caracoles: 1961

 

 

 

Las generaciones de los novelistas costarricenses y sus novelas 1

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LAS GENERACIONES DE LOS NOVELISTAS COSTARRICENSES Y SUS NOVELAS

 

 

El Romanticismo: Tercera Generación: 1867

 

1. MANUEL ARGÜELLO MORA  (1834-1902):

 

1. El huerfanillo de Jericó: 1888 (proyecto de novela picaresca)

2. Misterio: 1888 (Escenas de  la vida en Costa Rica). (Es un relato)

3. Elisa Delmar: 1899

4. Margarita: 1899 (relato)

5. La Trinchera: 1899 (relato)

 

2. JUANA FERNÁNDEZ FERRAZ (1834-1918)

 

1. El espíritu del río: 1912. Falta

 

El Criollismo. Primera generación: 1882

 

1. MANUEL DE JESÚS JIMÉNEZ OREAMUNO (1854-1916)

 

1. Doña Ana de Cortabarría: 1902 (relato)

 

2. ELOY GONZÁLEZ FRÍAS  (1856-1954?)

 

1. Memorias de Juanito: 1944

 

3. JUAN GARITA GUILLEN (1859-1914)

 

1. Clemente Adán: 1901 (fue  un relato publicado en tiradas en El Eco Católico).

2. Conchita: 1904 (relato)

3. Juanita Ruiz: 1911 (fue llamada Los héroes inéditos, publicada en El Independiente). Es un relato.

 

El Modernismo. Segunda Generación: 1897.

 

1. JENARO  CARDONA VALVERDE (1863-1930)

 

1. El Primo: 1905

2. La esfinge del sendero: 1917

3. Retablo Político (inédita)

 

2. MANUEL GONZÁLEZ ZELEDÓN (1864-1936) (Magón)

 

1. La Propia: 1909 (relato)

 

3. CARLOS GAGINI CHAVARRÍA (1865-1925)

 

1. El duende de Encinar: 1887 (Cuento)

2. Elisa: 1887 (tiradas)

 

3. El Sargento Gerard: 1890

4. El árbol enfermo: 1918

5. La caída del águila: 1920

6. La Sirena: 1920

7. El Erizo: 1922

 

4. CARIDAD SALAZAR FERNÁNDEZ DE ROBLES (1869-1948)

 

1. La pastora de los  Ángeles: 1909. Falta

2. La cruz de Caravaca: 1924 Falta

3. El Legado: 1925 Falta

4. Flor de café: 1926. También aparece como La partera de los Ángeles

5. Un Robinson tico: 1927

6. Diana de Malvar (inédita)

 

5. MÁXINO SOTO HALL (1871-1944) (Guatemalteco)

 

1. El Ideal: 1894 Falta

2. El  Problema: 1899

3. Catalina: 1900

4. La sombra de la Casa Blanca: 1927 Falta

5. Don Diego Portales: 1935 Falta

6. La divina reclusa: 1938 Falta

 

6. RAMÓN JUNOY (1875-1951) (Español)

 

1. El doctor Kulmann: 1926

 

7. ROBERTO BRENES MESÉN (1874-1947)

 

1. Estrella Doble: 1900

2. Lázaro de Betania: 1932

 

Mundonovismo. Tercera Generación: 1912.

 

1. RAFAEL ANGEL TROYO PACHECO (1875-1910)

 

1. Corazón Joven: 1904

 

2. ALEJANDRO ALVARADO QUIRÓS  (1876-1945)

 

1. Episodios nacionales de la guerra: 1915 Falta

 

3. MARÍA FERNÁNDEZ LE CAPELLAIN (1877-1961) (De Tinoco)

 

1. Yontá: 1902

2. Zulai: 1907

 

4. CLAUDIO GONZÁLEZ RUCAVADO (1878-1928)

 

1. El hijo de un gamonal: 1901

2. Escenas Costarricenses: 1906             

3. ¿Egoísmo...?: 1914

 

5. JOAQUÍN GARCIA MONGE (1881-1958)

 

1. El Moto: 1900 (relato)

2. Hijas del campo: 1900

3. Abnegación: 1902

 

6. ROGELIO FERNÁNDEZ GÜELL (1883-1918)

 

1. Lux et umbra: 1911 (Luz y sombra).

2. Lola: 1918 (Romance de costumbres nacionales). Falta

 

7. DIEGO POVEDANO AMORES (1883-1949) (Español)

 

1. Arausi: 1928

 

8. GONZALO SÁNCHEZ BONILLA (1884-1965)

 

1. El pobre manco: 1910

 

9. JOSÉ FABIO GARNIER UGALDE (1884-1956)

 

1. La primera sonrisa: 1904

2. La esclava: 1905

3. Inquieta como una llama (inédita)

4. A la sombra del amor: 1921 (inédita)

 

10. LUIS BARRANTES MOLINA (1885-1949)

 

1. La intriga del Sanedrín: 1918

2. Drama del día: 1918

3. Un artista del crimen: 1919

4. Maximalismo en marcha: 1919

5. La vergüenza de su propia sangre: 1920

6. La tragedia del calvario: 1920

7. Amor Sublime: 1922. Está en la B. Nacional

8. El terror negro: 1922

9. Idilio Extraño: 1923

10. Desde mi tonel: 1933

11. El cisma de Antioquía: s.f. e.

12. La decadencia de Siria: s.f.e.

 

11. MARÍA  ISABEL CARVAJAL CASTRO (1888-1949)  (Carmen Lyra)

 

1. En una silla de ruedas: 1918

 

12. JORGE CARDONA JIMÉNEZ (1888-1975)

1. Hombres y máquinas: 1958

 

13. LUIS DOBLES SEGREDA  (1889-1955)

 

1. El rosario de marfil: 1928 (relato)

2. Fabrique Gutiérrez: 1954

 

El Superrealismo. Primera Generación: 1927. (De la Época Contemporánea, Primer Período

 

1. CIPRÍANO GÜELL PARTEGÁS (1890-1967)  (Español)

 

1. De la ruta de la vida: 1940

 

2. GONZALO CHACÓN TREJOS  (1890-1969)

 

1. El crimen de Alberto Lobo: 1928

 

3. JORGE OROZCO CASTRO (1891-1967)

 

1. Bajo el sol tropical: 1932

 

4. FRANCISCO SOLER CARRANZA (1893-1920)

 

1. El resplandor del ocaso: 1918.

 

5. RICARDO JINESTA MUÑOZ (1894-1968)

 

1. Martelo Silió: 1914

 

6 HERNÁN ZAMORA ELIZONDO  (1894-1967)

 

1. Y el perro cayó muerto...: 1926

 

7. MANUEL SEGURA MÉNDEZ  (1895-1978)

 

1. El Fracaso: 1919

2. Doña Aldea: 1948

 

8. MOISÉS VINCENZI PACHECO  (1895-1964)

 

1. Atlante: 1924

2. La Rosalía: 1931

3. Pierre de Monval: 1933

4. La señorita Rodiet 1936

5. Elvira: 1940 

9. MARIANO PADILLA BOLAÑOS  (1897-1971)

 

1. ¿Será la bestia? : 1943

 

10. CARLOS JINESTA MUÑOZ (1896-1979)

 

1. La gran Ciudad: 1957

 

11.

 

ABELARDO BONILLA BALDARES  (1898-1969)

 

1. El valle nublado: 1944

 

13. LEÓN PACHECO SOLANO (1898-1980)

 

1. Once grados de latitud norte: 1940 Falta

2. Los pantanos del infierno: 1974

 

14. EUCLIDES CHACÓN MÉNDEZ (1898-1963)

 

1.   Matla, (fantasía indígena): 1933.

2.   El adelantado (inédita): 1986.

 

15. RUBÉN YGLESIAS HOGAN (1899-1980)

 

1. En la hacienda: 1922

2. La Casona: 1975

 

16. MAX JIMÉNEZ HUETE (1900-1947)

 

1. Unos Fantoches: 1928

2. El domador de pulgas: 1936

3. El Jaúl: 1937

 

12. GEORGES VIDAL (19003-1964) (Francés)

 

1. Mi mujer y mi monte: 1929.

 

17. ARTURO CASTRO ESQUIVEL  (1904-1981)   

 

1. El tesoro de Rajah: 1927

2. Trapiche: 1927 Falta

3. Minucias: 1927

4. Junto al surco: 1931

5. El médico del pueblo: 1934

 

18. GONZALO DOBLES SOLÓRZANO  (1904-1984)

 

1. La voz de la campana: 1928

 

19. JOSÉ MARÍN CAÑAS (1904-1980)

1. Lágrimas de Acero: 1929

2. Tú, la imposible: 1931

3. Coto: 1934

4. Infierno Verde: 1935

5. Pedro Arnáez: 1942

 

20. EDELMIRA GONZÁLEZ HERRERA (1904-1988)

 

1. Alma Llanera: 1946 (ganó el  primer lugar en el concurso de Los Premios Florales de la  Universidad de Costa Rica).

2. Mansión de mis amores: 1956.

3. Chinta: (inédita).

4. Las huellas del puma: 1956 (ganó el primer lugar en concurso que sacó la Universidad de Costa Rica, en 1956).

5. Yo soy Marlín: 1995.

 

21. LUISA GONZÁLEZ  GUTIÉRREZ (1904- 1999)

 

3. ARTÍCULOS

 

Aquí se incluyen textos de contenido liviano, más propios de un periódico. Van desde un simple comentario hasta una opinión sobre un problema de actualidad. A veces son artículos que le envía a don Joaquín García Monge para que los publique en repertorio Americano y por ello llevan la forma de carta, cuando en el fondo se trata de un artículo de opinión.

 

Los temas siguen siendo, por lo general los mismos, sobre todo la escuela y los sujetos más importantes de ella: niños, adolescentes, jóvenes, maestros y padres de familia. No escapan a su pluma la referencia a los diferentes problemas de la educación, su organización y los avances con respecto a programas, métodos, actividades. Hasta unos estatutos y algún concurso literario ocupan su atención. Aquí los temas son más variados y se nota una preocupación organizativa de la escuela y un deseo de superar los problemas, desde los más triviales hasta los más complejos.

 

 

ACERCA DEL PROBLEMA DE LA ASISTENCIA

 

 

Sobre este problema de la asistencia escolar, como sobre cualquiera otro de los que afronta la escuela, nada es posible afirmar hoy sino con vista de los resultados de una investigación cuidadosamente hecha con el objeto de determinar las causas de la ausencia. ¿La ha realizado alguna escuela en el país? ¿Cuáles, si la ha hecho, son los resultados de tal investigación?

 

¿Cuáles son las causas de ausencia dominantes en esa escuela? ¿Con qué porcentaje exacto, diario, mensual, anual, concurre cada una a producir el resultado? Sin remover las causas, ¿cómo pueden desaparecer los efectos?

 

Cierto es que las causas generales son conocidas, pero que su influjo varía con las condiciones de cada escuela, por lo que, técnicamente al menos, no puede formularse una solución concreta sino en presencia de los resultados de una investigación.

 

De otra parte, hoy se va comprendiendo que este problema del ausentismo no es un mero problema disciplinario de simple organización escolar, sino que está estrechamente relacionado con la función misma de la escuela, con sus aspiraciones, con sus medios de trabajo, entre éstos, con los métodos de enseñanza, con su disciplina, con sus condiciones sanitarias, etc., etc.

 

¿Cumple la escuela una función tan importante y la cumple tan sabiamente que el hogar se sienta por causa de ella activamente interesado en que los hijos aprovechen la obra de las aulas?

A través del niño, de sus progresos intelectuales y morales, de su crecimiento espiritual, del enriquecimiento de sus aptitudes, de su actuación cada vez más amplia y elevada en el hogar, ¿ve el padre, siente el padre, comprende y respeta y admira la obra de la escuela?

 

Si no, ¿cómo pedirle al hogar que la estime, que la comprenda, que la apoye, salvo en el caso de hogares de suyo incapacitados al efecto?

 

Y cuando el hogar necesita irremisiblemente del esfuerzo económico del niño, ¿qué hace la escuela, o qué forma de escuela tenemos, que permita que en las escuelas mismas, sin fomentar el pordioserismo, gane el niño lo que la casa con imperio le demanda?

 

Conviene pensar a este propósito en la Educación Económica y en la Educación Industrial de que hablan los programas del señor Brenes Mesén, así como interesarse en el moderno movimiento de la escuela primaria industrial, del cual se están intentando importantes aplicaciones en Buenos Aires.

 

     En muchos lugares del país la Cocina Escolar ha duplicado la asistencia: el problema es económico.

 

     En ciertas escuelas los campos de juego y  las pilas de baño logran atraer a los niños: el problema también, como antes se había dicho, es de organización interna.

 

¿Cómo se quiere que sienta deseo de ir a la escuela un niño cuando allí se le fastidia o se le fatiga, o se le maltrata?

 

Cuando la escuela es un lugar sucio, incómodo, donde el niño vive rodeado de prohibiciones y amenazas.

 

En suma, no hay recetas pedagógicas para la solución de tan vasto problema. Hay recursos utilizables que podría enumerar en otra ocasión si así se deseara, pero con los cuales poco provecho se obtiene sin un cambio previo, fundamental, en el espíritu con que éstas suelen contemplarse.

 

 

HAY QUE CREAR EL PORVENIR

 

Y cuando el hombre ha vuelto la vista hacia los horizontes tras huella de rumbos, ha visto surgir a la distancia como si fuera un faro de mármol coronado de fulgores, el pórtico de la escuela. Diréis que siempre fue el instrumento de creación del futuro; sí, pero nunca más que ahora. De todos los ámbitos del pensamiento viene la voz que lo confirma. Si antes era para trasmitir la civilización, ahora, más que para eso, la escuela es para comunicarla superada, enriquecida de ansiedad y posibilidad de perfección. Tal es la fe de quienes sugieren la doctrina de su obra en este momento. Y las demandas que constantemente recibe de la sociedad, lo confirman también. La escuela está cambiando  rápidamente, de un modo que la hace trepidar, como si exaltada la vida del niño, ya no cupiese dentro de la escuela y se proyectara fuera en ansia de luz, arrastrando al salir los muros y dejando el interior súbitamente sometido al oleaje de todos los movimientos y agitaciones de la sociedad ambiente y en libertad de recoger todas las palpitaciones de la naturaleza. Y es que una civilización nueva, necesita un hombre nuevo y una nueva escuela.

 

E invoqué a los grandes de América, a Bolívar y a Sarmiento. Puede haber recordado a muchos otros, pero aquéllos bastaban a iluminar la pobre palabra del maestro de escuela que quería hacer sentir la grandeza de la educación. Pero era demasiada la luz para mis ojos y apenas pude presentir al uno derramando libros y escuelas en las grietas de los Andes, para que de aquellos surcos brotara el pueblo argentino. Y apenas si logré adivinar la actitud en que el otro, acariciando la espada resplandeciente, pensaba en las escuelas que transformarían en luz la sangre derramada, para así, tras la independencia, que era el parto, apareciese la democracia, ¡que era el porvenir!

 

En América la escuela confronta una tarea caupolicana: la de tender, enclavados en los Andes erguidos como la lanza del Quijote, amamantados de gloria por los senos de dos océanos, los sillares de una civilización nueva y mejor. Al evocarla, recordemos que el genio de la raza sentirá traicionada su virtud mesiánica, mientras las escorias de una ruina les brinden sustento a los despotismos, propios y extraños de que América se avergüenza.

 

 

ACTUALIDADES PEDAGÓGICAS

 

Página para los maestros

 

 

I. Las nuevas matemáticas de las escuelas.- El renombrado profesor de Matemáticas de la Universidad de Columbia (Teacher's Collage), David Eugene Smith ha resumido en un estudio reciente los trabajos efectuados por la Comisión que nombró la Asociación Matemática de América para revisar los programas de matemáticas de las escuelas. La Comisión ha trabajado durante cuatro años. (El Profesor Smith es bien conocido de nuestros maestros por los textos escritos en colaboración con el Profesor Wentworth.)

 

El breve resumen del Profesor Smith podría tener especial interés entre nosotros si estuvieran organizadas ya las escuelas complementarias o las intermedias, o si los colegios pudieran desprenderse un poco de la preocupación de servir exclusivamente a la preparación de estudios universitarios.

 

Sin embargo, a los maestros de la escuela elemental puede interesarles conocer la conclusión relativa a los estudios primarios de Aritmética. La Comisión afirma que las escuelas deben eliminar de sus programas todo lo que no sea esencial en el aprendizaje de esa materia, de modo que los alumnos vengan a estar en aptitud de hacer los cálculos ordinarios, hacia fines del sexto grado. Cuando se piensa que tal es la opinión de especialistas que han estudiado el problema durante largo tiempo, con recursos abundantes, por medios científicos y en un país de educación activamente progresiva, - se tiene clara la noción de que nuestros empeños por producir matemáticas en el tercero y cuarto grados, son cosa ridícula, si no atentatoria contra la salud, la personalidad y el porvenir de los niños.

 

 

LA SALUD DE LOS NIÑOS Y LA ARITMÉTICA.-

 

 

A propósito de la cuestión a que alude la nota anterior, tomamos de una reciente y notable obra de Freeland los siguientes apuntes acerca del aspecto higiénico de la enseñanza de la Aritmética.

 

"Hay un límite del tiempo que debe ser provechosamente empleado en el estudio de la Aritmética dentro de las aulas. El exceso conspira tanto contra la vitalidad como contra los resultados; produce un aprendizaje cada vez más lento e incompleto. Kirby, Thorndike, Burnham, Stone Rince and Brown, informan que la disminución del tiempo dedicado a tal estudio, se traduce en un aprendizaje más eficaz. En los grados inferiores no debe exceder de quince minutos diarios.

 

"Burnham sugiere que: si en el 16% al tiempo escolar, los alumnos aprenden tanta Aritmética como en el 20% el tiempo superfluo que se le dedica debe ser dedicado al juego al aire libre".Si se quiere obtener los mejores resultados, el maestro ha de hacer cuanto esté a su alcance para evitar estados de ansiedad, de depresión, de tristeza, de tensión mental, en el estudio de aritmética; pues esta asignatura parece ser, más que las otras, la causa de las ciertas enfermedades nerviosas de los niños.- El maestro debe también saber que algunos niños se enferman del sistema nervioso a causa de serles muy difícil la asociación matemática.- El equilibrio nervioso del niño es más digno de atención por parte del maestro que sus progresos en matemática.- Si el niño da impresión de ser delicado, de estar mal nutrido, de ser nervioso, o especialmente retrasado en la asignatura, el maestro debe cuidarse de no aumentar los males y dificultades con su método de enseñanza."-

 

* * *

 

Estos problemas, los más importantes de la escuela actual - los de enseñanza higiénica y psicológica -están por estudiar en Costa Rica. -La Escuela Normal y la Jefatura Técnica carecen de los medios adecuados al trabajo que las soluciones de tales problemas suponen.

 

-Hacen falta bibliotecas modernas y abundantes al alcance de una oficina de investigación; hacen falta laboratorios de psicología y de educación experimental; hacen falta escuelas experimentales u organizaciones que permitan aprovechar el trabajo de las comunes al efecto de investigar; hacen falta publicaciones para maestros entendidas al modo moderno, es decir, no para la expresión de opiniones personales, ni para recetar planes de lección, sino para promover investigaciones y exponer sus resultados, conforme a planes científicos; y lo grave es que la ignorancia en materias tan delicadas, y hoy tan complejas, nos sitúa, con todas nuestras pretensiones, en un campo inferior al del analfabetismo que entendemos combatir. -De poco sirve la luz cuando se produce a costa de una degeneración de los hombres del porvenir.

                                                                                             

 Heredia, 1922

 

EN LA TRIBUNA

 

 La presencia de un grupo de jóvenes alrededor de una tribuna, a la cual van subiendo unos tras otros, todos con decisión, sinceros, arrogantes, para difundir o defender ideas o ideales, no suele responder, por sus resultados, a una realidad digna del entusiasmo generoso que convoca los esfuerzos a la acción de prédica o de combate.

 

Hay que contemplar serenamente la consideración de que el efectivo valor de las obras que en tal forma se realizan alguna vez, no justifica, por lo común, el gasto de noble energía que a construirlas se destinó.

 

Falta con frecuencia en la labor de la juventud que pretende, como colectividad, llevar a cabo determinada tarea en la vida, la plena evaluación del propósito que la impulsa a situarse erguida en el campo de la lucha.

 

La alegría que el empeño batalloso provoca en el ánimo, encubre los colores del estandarte que se sigue, y ni siquiera se sabe, al entrar en marcha, hacia dónde se va.

 

Siéntese que una fuerza poderosa obliga a levantar el brazo en que destella el lanzón con hambre de gloria; se siente que el primer golpe magnifica y fecunda el ansia de triunfo, y se intenta entonces la conquista del puesto donde la lucha haya de ser con el riesgo mismo...

 

Pero, qué desventurada finalidad la de los anhelos juveniles armados para la pelea, cuando no los sustenta una comprensión honda de las responsabilidades que se recogen en la liza, con los trofeos que la victoria tiende a la mano gallarda que la consagró.

 

De ordinario la juventud se ampara al ariete destructor de murallas. Lo prefiere a la azada que tritura glebas y hace sonreír a la tierra en las bocas generosas de los surcos. Lo empeña con violencia contra el granito de las instituciones que juzga opresoras de la libertad, y cegado por el polvo que le arranca a las piedras, sufre la visionaria ilusión de que va realizando un derrumbamiento proficuo.

 

¿Acaso en verdad ha conquistado en la capacidad de construir, el derecho a demoler? ¿Sabe, siquiera, destruir? Las ruinas son absolutamente estériles, si al romperse la fábrica que construyeron, no las levanta, sujetas al ritmo organizador de un nuevo conjunto, un vigoroso soplo de creación.

 

Los fragmentos de columna, lo mismo pueden ser el recuerdo de una gloria que de una infamia. Hay que aprender, por ello, a destruir, y ninguna enseñanza más amable y pródiga en iniciaciones de esfuerzo, que la de que edificando se destruye. Un jardín abandonado no atrae tanto al espíritu, como un mármol bello en un paraje solitario. ¡Cuánto más sugestiva es la oración del Ángelus después de la siembra, que el reposo siniestro del guerrero sobre una pira de cadáveres! ¡Hay tanto de grande en el amor a la siembra!

 

De cierto, cuando se tiene una semilla entre las manos, para lanzarla a las fauces del surco, se asiste a una ceremonia solemnísima en que vive, con toda su incognoscible grandeza, el acto generador del Universo. Y solo cuando se lleva un grano de luz en el corazón, es vivificadora la siembra de la palabra. Por eso pudieron crear con ella pastores ignaros de Galilea. El mar, que es una eterna renovación de grandezas, les había trasfundido, con el óleo de la espuma que muchas veces los bañara, ese rico poder de la tormentosa quietud del alma, en que se organizan, llenas de virtud bastante para asumir forma externa, las enseñanzas imperecederas.

 

¿Vive en el corazón de la juventud ese poder?

 

¿Ha construido dentro de sí lo que anhela construir afuera?

 

Pues que la virtualidad de la propia renovación, no reside en el vano afán de censura que el odio origina y encauza, y que, torpe y apasionado, supone que son armas de combate eficientes las mismas picas que lo laceran.

 

Y hay empresas de lucha nacen en la tiniebla de un desprecio hacia todo lo que maltrata con el peso de su superioridad. Fórmase de modo tan instintivo, que sus propios agentes se imaginan actuar bajo la inspiración  de un apostolado. Se alimentan en la simple necesidad de conservación. Y se las reconoce por el signo externo de la tendencia a excusar, con lucubraciones semejantes a teorías, la ausencia de todo afecto o conocimiento reputado como revelación de algún mérito. Están siempre manchadas de fanatismo, y alimentan el espíritu de secta, que es germen de inanición donde quiera que se encuentre. Se libran del desprestigio de las manchas, extendiéndolas sobre el contorno. Poseen el mérito con derecho exclusivo. Cuando otras empresas, sanamente guiadas, toman el rumbo que ellas trazaron, y lo siguen con paso de victoria, les imputan, al menos, para desprestigiarlas, el delito de la imitación. Son hogueras que calcinan toda virtud. Son hornacinas donde se evapora la potencia de todo ideal...

 

Pero hay que pensar en los trigales estremecidos por el paso del arado, que parecen mares de ámbar donde boga el prodigio de una barca de luz...

 

Y son ésos, rasgos de conjunto, trazados con brevedad, sobre el dolor de una experiencia

                                                                                                                               1914

                                                      

Benedicto Víquez Guzmán. Cuento: Me Busco

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ME BUSCO

 

 

Me dijeron que era fácil...Escriba la contraseña y entre. Sí, fue fácil...y ¿ahora qué hago? Buscar. Pongo mi nombre. Búsqueda rápida. Clip. Cero resultados. Lo intento de nuevo. Cero resultados. Me ofusco. Lo vuelvo a intentar y aparece un señor muy bien vestido. Ése no soy yo o ¿lo seré? Yo soy Dios. Yo crié el mundo, todo me pertenece, lo hice de la nada, con mi trabajo. Hice la luz donde solo había tinieblas y en pocos días crié al hombre a mi semejanza. Lo hice blanco, rubio como yo; inteligente, trabajador, emprendedor, amante del bien, y poderoso, como yo y a la mujer la fabriqué de la costilla del hombre, para que le sirviera y fuera su compañera y tuviera hijos y su descendencia nunca terminara. También salieron de mis manos los ángeles para que fueran mis mensajeros, pero unos de ellos se rebelaron contra mí. Yo, su amo, su creador, su Dios y adoraron a otros dioses y se apartaron de mi camino. Por eso los castigué, sí, los mandé a las tinieblas, al reino del mal. Sí, yo hice al Diablo, a Bil Laden, a Hussein, a Fidel Castro y a Hugo Chaves. Salieron también de mis manos pero fueron desagradecidos, quisieron apartarse del recto camino fijado por mí. Yo que soy el dueño del mundo, Dios, el todopoderoso, el gerdamen del cielo y la tierra, el que da y quita, el dueño de la verdad. Hoy debo hacer justicia por los que sufren el terrorismo de estos demonios, engendros del mal. Mil veces me arrepiento de haberlos hecho.

Mi cuarto seguía oscuro, sólo la pantalla dejaba entrever aquella misteriosa ventana. Afuera seguía lloviendo cada vez con más fuerza. A lo lejos se oían truenos y los relámpagos se colaban por las rendijas de las paredes.

Yo quiero la paz pero para ello debo hacer la guerra. Sí contra el terrorismo, contra los que no quieren convivir así, con justicia, con democracia, con igualdad, con tranquilidad, con amor. Contra los que se apartan de mi camino y no comparten los bienes espirituales y materiales. Los que se arman para destruir la humanidad. Por eso pido a todos que apoyéis mi propuesta: desarme total en un plazo perentorio. Llegó la hora, todos debemos estar unidos contra el terrorismo. Ya les dimos tiempo para desarmarse, para destruir las armas químicas y bacteriológicas. Todo, todo debe ser destruido. Han irrespetado los mandatos de la ONU.

No, ese no era yo. Salí de ahí, sin encontrarme, lleno de miedo y terror y me metí en cualquier lugar. Haga clip aquí. Sí, por supuesto y apareció de una página negra un cardenal que gritaba furioso: ¡Excomulgados!, los padres, los médicos, los hijos, la niña y el niño, todos, todos. La muerte es potestad de Dios. Solo él puede quitarla.

Otra vez la guerra, la muerte, la exterminación y nuevamente salí apresurado y entré a otro  lugar.

Cibersexo, totalmente gratis. Pedófilos en México. Sacerdote, vídeo televisado cuando hacía el amor. Niños violados por curas en EUA. La iglesia va quebrar con tantos pagos a familiares que han presentado denuncias. Niñas indígenas violadas y embarazadas por blancos. Padre de familia mata a su esposa e hijos y se entrega a las autoridades. Haga el amor por cable. Adolescentes dispuestas a todo. Mujeres ardientes y picantes te harán compañía por tres días. Vacaciones en C. R. supercalientes. Todo incluído. Ud. Escoge la edad de ellos o ellas. Hay para todos los gustos.

No, no estaba ahí. Corrí la ventana y afuera seguía lloviendo con más fuerza. Había tormenta y granizos. Ya los rayos llegaban con el ruido y la descarga eléctrica juntos. Tomé un respiro y volví a entrar.

Silencio en la noche ya todo está en calma. No es que yo no quiera hablar con la prensa. Vea Ud., si eso es lo que más me gusta, por experiencia lo digo, todos ustedes son mis amigos y me conocen, pero algunos me ha aconsejado que me calle y que deje de sacar tarjetas porque después me las sacan a mí y usted sabe, a mí lo que más me gusta es ser árbitro. Es que este país es pequeñito pero difícil de jinetear, aunque a mí, arrestos no me faltan. Dicen los que más saben que en boca cerrada no entra mosca y es verdad, los abuelos tenían razón. Vea usted con todo esto de la guerra. Lo mejor es esperar a que se aclaren los nublados del día, como decían nuestros sabios abuelos. Para qué pronunciarse, es mejor callar y no hacer mucho escándalo y no ahogarse en un vaso de agua, total qué más ganamos si nos mantenemos neutrales, eso sí, como dijo el canciller sin meternos muy adentro en lo que no nos importa. Si hablamos mal de un presidente y luego necesitamos de él es una traición. Mejor  calladitos y que sean otros los que peleen por nada. Nosotros somos un país católico y pacífico, de maestros y amantes de la paz.Hasta amamos la naturaleza. Por eso le ponemos Crucitas. Sigamos ese camino. Muchas gracias.

Salí del silencio. Poco a poco me iba desencontrando más. Ya perdía hasta los movimientos de mis dedos. Me guarecí en un sopor terrible, cuando fui sacudido por un canto de luz. Era una música triste pero llena de paz que se mezclaba con las más variadas imágenes. Mujeres y hombres desnudos en forma de círculo tomados de la mano, mares sosegados con aguas cristalinas y luminosas, niños cantando, recitando poemas de amor. Valles y montes arrullados por el viento perfumando la tierra y engendrando la simiente de la vida. No podía salir de esa ventana que se abría ante mi asombro y me invitaba a poseerla. Me dejé llevar por su encanto y disfruté el momento más confortante de mi vida. Fue un instante. Afuera, ya no llovía y pude oír una voz que llamaba a la puerta de mi cuarto.

-Está...

- No. No me encuentro. Salí.

POR LOS AIRES

 

"Escribiendo con las alas

En las páginas del viento

La esbelta caligrafía

De sus círculos ligeros,

La libélula elegante

Va deslizando su cuerpo

Igual que un largo cilindro

Gentil, ingrávido y bello."

 

Salvador Rueda.

 

 

Antes, momentos antes de intentar el aviador Seligman su primera ascensión a nuestro cielo primoroso, en el cual entonces las nubes trenzaban airosas fantasías, dándole yo vueltas a la cabeza, entre los repliegues de un vago presentimiento ungido de pesar, a ese fragmento de una bella poesía de Salvador Rueda: La Libélula Y me afanaba por alejar de la mente todo recuerdo del vuelo de las aves, y con mayor deseo quería olvidar el de aquéllas que en sus giros veloces simulan trazar collares de no sé qué materia extraña, unidos entre sí por rítmicas inflexiones, por armónicas combas que se extienden de uno a otro monte, de una nube a otra nube...

 

A todo trance quería que volara el aeroplano como una libélula, que cual ella escribiera en las páginas azules del cielo "la esbelta caligrafía de sus círculos ligeros..." sin grandezas, sin volubilidades admirables. No me sentía dispuesto a contemplar grandes hazañas porque no quería que vibrara en mi imaginación el ansia de lo ilimitado, para no establecer contrastes entre la posible restauración del mundo y su miseria moral de ahora, tan evidente cuando se concede a las masas un minuto de jolgorio, ya que entonces los más bestiales apetitos se ponen de juego, así bajo la delicadeza rutilante del frac como tras la sencilla tosquedad de la chaqueta campesina. También porque es doloroso comprender que no serán los hombres de ahora quienes efectúen la sumisión del reino del aire al genio de la tierra, dolor que es más agudo, más intenso, cuando al admirar cómo prodigiosamente juega con las crines del viento una aeronave, se adivina allá en la lejanía, semicubierto por las imponentes cimeras de las nubes, el porvenir esplendoroso de la aviación.

 

Tampoco quería pensar si la conquista del espacio borraría las fronteras que hoy separan a los hombres o si, al contrario, las elevará a la altura de los astros... ni si la lucha contra lo indómito del huracán y sus traiciones arrebatará vigor a la saña repugnante que el egoísmo mantiene vivo en la tierra, o más bien le infundirá su aliento poderoso para hacerla aún más osada, más terrible todavía, más atroz...

 

Cuando los gritos de la enorme masa humana arremolinada en torno del anchuroso campo por la locura de lo nuevo, de lo incomprendido, gritos feroces, salvajes, incitaron cruelmente la audacia del aviador, a pesar de las furias incesantes del viento anunciadas con ruidosos temblores por las sucias copas de los árboles y por el sordo rodar de las polvaredas que a lo lejos se amontonaban como huyendo de las ferocidades del corazón humano, sentí piadoso horror al imaginar que podría escribir el gigantesco pájaro de alas blancas y acerado plumaje, no ya un canto que fuera de victoria ante los ojos mismos del sol que tantos cóndores ha visto, sino una siniestra estancia funeraria que descolgara sobre la tierra, y uno tras otro los esparciera, quién sabe cuántos puntos suspensivos de sangre...

 

Y una vez que hubo fracasado la tentativa de Seligman, acariciando piedad hacia ese hombre, pensé que hay en el alma de los aviadores todo lo que el hombre tiene de toro, de salvaje, cuanto es en él reviviscencia del lejano troglodita... pero ¡también lo que tiene de astro, de Sol, de Superhombre!

 

Y mascullando palabras de reproche para las estolideces  de la inmensa muchedumbre, me retiré del campo de aviación.

 

                                                                                                                                           1912

 

¿ODIO AL EXTRANJERO?

 

 

¿Odio al extranjero? No, que sería injusto, sería insensato y sería infecundo. Pues de ser en alguna manera fecundo el odio, -si el odio puede serlo- sería fecundo en males, en dolores y desgracias. ¡Triste fecundidad, comparable a la de esas prolíficas familias de delincuentes que con tanto interés estudian los creadores de la ciencia eugenésica! Aunque acaso por reacción pudiera aquel odio engendrar una afirmación de lo propio, de lo nacional, que es necesaria. Solo que debemos aspirar a que tal afirmación surja y se desarrolle libre de las gangas del odio. Debemos pretender que arraigue firmemente en un alto sentimiento de amor. Fuente de tal amor la tenemos en la contemplación del porvenir de nuestro país.

 

Bien ha dicho el señor presidente cuánto le debemos al extranjero. De ingratos sería el desconocerlo: De torpes  el no saber aprovechar la cooperación. Pero no es forzoso suponer que la lucha contra determinados intereses extranjeros, si existe emana del odio. Es posible, en cambio, que veamos en ella el esfuerzo enderezado a exteriorizar aspiraciones o anhelos nacionales, confusos acaso, vacilantes, pero que pueden contener fuertes capacidades de expresión del espíritu de la nacionalidad. Es más, es posible que deseemos contribuir al encauzamiento de aquellos anhelos y que, ilusos tal vez, forjemos planes destinados a buscarles plenitud de expresión en nuestras instituciones, actividades y costumbres.

 

La electrificación del ferrocarril al Pacífico, por ejemplo, no obstante que el contrato respectivo ha debido celebrarse con extranjeros, parece tomar ante buena parte de la opinión pública la forma de un instrumento de nacionalización, de resguardo o custodia de magnos intereses que, más que al presente, le pertenecen al porvenir del país. La construcción del muelle de Puntarenas causa regocijo por razones semejantes. El interés manifestado con motivo de los proyectos de construcción de carreteras, también participa de esa probable interpretación.. Cien manifestaciones más podríamos mencionar, grandes o pequeñas, a través de las cuales se transparenta cierta actitud de fe en las posibilidades del país, cierta esperanza de futuro, cierto ánimo de decisión para afrontar sus problemas. Y aún podría haber en todo ello cierta receptividad a la vibración de grandes corrientes de impulsos afines que parecen cruzar el Continente d habla española. Pero si tememos ser demasiado optimistas, procuremos reconocer, al menos, que en todas aquellas situaciones busca su camino un esfuerzo d comprensión del significado de nuestra nacionalidad.

 

Odio al extranjero, no. Pero sí conviene que nos formemos la ilusión de que somos capaces de realizar por nuestra propia cuenta grandes empresas, grandes obras. El intento de concebirlas, el sueño de poseerlas, el ensayo de crearlas, el orgullo de suponerlas nuestras, nos educan.  Vana sería y no solo vana, sino peligrosamente adormecedora, una fe lírica en nuestra capacidad o en nuestra grandeza. Pero es concebible y realizable un propósito de darle realidad a la fe. Tarea de hombres públicos, de hombres de Estado precisamente, en cuanto les corresponde las más grandes quizás de las responsabilidades que les son atribuibles: la de ser educadores de su pueblo.

 

Es fácil ver que países como los Estados Unidos  de Norteamérica, verdaderas cumbres de poderío en el curso de la historia, no descuidan ni por un momento, sino que acentúan sin cesar, esa tarea de inspirar fe en las capacidades de la nación. La filosofía de la confianza en sí, que es genial en un Emerson y popular en un Marden, la aplican los americanos al individuo como a la comunidad. Es más, la han reducido a recetas de fácil uso doméstico y de multiforme aplicación, para que, como los chicles, no falte en labio alguno. Gobierno, escuela, prensa, comercio, teatro, todo allí tiene, como producto de aquella gigantesca fuerza de expansión, un aspecto en el cual es cátedra de un vasto culto de fe en lo americano de habla inglesa.

 

Producto se dirá, pero no causa. Razón de más para que pensemos en no obstruir el cauce de las manifestaciones nuestras que parecen indicar la presencia d fuerzas semejantes a aquellas poderosas fuerzas creadoras de civilización. Por cierto  que no necesitamos ir hacia allá para aprender la lección de fe. "Ay del pueblo que no tiene fe en sí mismo", dijo en nuestra lengua el Presidente Sarmiento.

 

¡Odio al extranjero, no! Amor a lo nuestro, amor hondo, amor capaz de despertar clarividentes concepciones de nuestro destino. Ese amor nos salvará de algo peor que el odio al extranjero: la sumisión venal al oro extranjero.

                                                                                       Septiembre de 1927.

 

LOS BÁRBAROS

 

 

No hay nadie que de verdad comprenda el complejo funcionamiento del progreso, que mire con regocijo el empeño de sustraer las energías que van siguiendo sus pasos redentores, de la acción funesta de los intereses egoístas y transitorios que, por referirse a las necesidades primarias de la vida pueden, con su expansión, obrar negativamente sobre el refinamiento que de la conciencia individual se requiere  para adaptar la mentalidad colectiva al cauce superior de una evolución intelectual. Así, al menos, lo determina la lógica que se va construyendo ante la contemplación analítica de los complicados procesos de la historia. Ya se ha dicho que el valor y la utilidad sociales de toda obra humana, están determinados por la naturaleza, alta o baja, del deseo que la genera o más directamente la influye. Y como para nuestro criterio, que a este respecto encuentra en su apoyo una fuente pródiga de confirmaciones científicas, es siempre la política, de cualquier clase que ella sea, una supervivencia de los abusos primitivos emanados de un proceso instintivo de mera conservación vital, y no de una tendencia hacia el mejoramiento, lógico es que no querramos admitir de ningún modo, la mediación nociva del interés político, en empresas que marchan por sendas de intenso laboreo cultural y que aspiran a cimentar el impulso eugenésico que vive en lo más hondo del corazón del hombre.

 

Pero conviene decir ahora que también nos explicamos, de sobra, la razón primera de los obstáculos que en distinta forma se arrojan al paso majestuoso de nuestra fe armonista (sic), ora desde las torres de una respetable sinceridad equivocada, o bien desde las cuevas en que oculta sus fracasos lamentables la cólera mercenaria. La ley del conformismo social viene en amparo de nuestros enemigos. Es por cierto una de las glorias de la sociología moderna el haberla formulado. Su esencia es que toda sociedad de progreso regularizado le impone a sus miembros una similitud de hábitos, de opiniones, de ideas, de sentimientos, etc. Sighele, al decir de Palante, estudia el fenómeno como de mimetismo moral. Es necesario o indispensable si se quiere, cuando se cumple normalmente, para equilibrar la marcha del progreso y explicar a la maravilla la existencia del servilismo aplastante que corroe la vitalidad de pueblos como éste, dignos, por la predilección que les consagró la naturaleza en cuanto a ornarlo de primores y proveerlo de abundancias, de ser orientado por hombres de mayor altura moral y de avanzado pensamiento.

 

El conformismo de la sociedad determina una lucha de ésta por eliminar los individuos que a causa de su educación sin preconceptos, y de su temperamento libertario se muestran reacios a aceptar los rituales del régimen moral y social que los rodea. Tal eliminación claro es que la realiza el conglomerado sin participación de su conciencia. Es como si dijéramos, automática. "Ningún bárbaro -decía Bagehot-, puede resignarse a ver que algún miembro de su nación quiera eludir las costumbres salvajes y los usos de su tribu." Sin embargo, hay bárbaros aquí capaces de violar la ley social si en ello puede ir encubierta alguna victoria monetaria que confirme la fe del sacerdocio judaico a que suelen entregarse nuestros jóvenes y hasta nuestros "prohombres de campanario."

 

Si, pero el conformismo no puede extender sus dominios más allá de donde convenga para contener el riesgo de prematuras innovaciones. Pues cuando éstas alcanzan a germinar en la conciencia colectiva, no hay poderío bastante a extinguir sus resplandores. Una vez encendidos bien pueden los depositarios, de la moral, del pensamiento,  de la fuerza y del placer, amontonar sobre la hoguera sus anatemas, su oro, su poder y su ciencia, que las llamas desarrollarán vigor suficiente no solo para lanzar su luz a través de todos los resquicios, sino también para fundir, al cabo, en el crisol de un incendio formidable, los detritus todos y todos los restos de la antigua barbarie con que hoy se nutre el espíritu de nuestras sociedades burguesas y decadentes...como si provinieran de razas de macacos o de negros zulúes.

Omar Dengo

 

APÓSTOLES DE FERIA

 

 

Voy a sintetizar la respuesta que ha dado don Luis Castro Ureña en "El Republicano" de ayer a los cargos que parte de la Prensa y mi pluma le han hecho, y a comentarla también.

 

Es falso "que yo he dicho en el Congreso que todos los obreros son una manada de ebrios."

 

Es falso que yo lucho ante la representación Nacional porque los patrones puedan explotarlos a sus anchas.

 

Sé de donde procede la infamia y adonde va dirigida.

 

Se me cree simpatizador con las ideas del Partido Republicano y piensan los que me difaman que hiriéndome a mí, lo hieren también de rechazo.

 

No es del caso de indicar mi afiliación política, que sea cual fuere, lo que hago o manifiesto, solo a mí me es imputable.

Mi norma de conducta no tiene que afectar al partido de mi predilección.

 

Soy amigo, compañero y camarada de los obreros y trabajadores costarricenses cuando ellos son honrados, pundonorosos y correctos; pero de ninguna suerte puedo convertirme en paladín de los que, por sus vicios, no son acreedores a la estimación de sus conciudadanos, sino apenas a su compasión y lástima.

 

He sido y soy artesano; tengo amistad sincera con multitud de obreros y trabajadores a quienes nunca he pedido su voto para nada, pero no puedo mentir para conquistar aplausos inconscientes que solo a los necios halagan.

 

En Costa Rica no hay tal opresión para los trabajadores: el obrero, peón o dependiente, bueno o idóneo, es mimado por los patrones.

 

El único enemigo del obrero bueno, es el obrero malo.

 

He pintado las escenas inmorales que ocurren en la Línea los días de pago, en que la mayor parte de los obreros se entregan a la bebida  hasta concluir con el sueldo y he deducido en consecuencia que menudear los días de pago es multiplicar las ocasiones para que el brasero se sumerja en el vicio con daño suyo, de la familia y de las fincas donde trabaja.

 

Jamás podría yo, viejo luchador por las libertades patrias, abogar por la explotación indebida que los patronos puedan hacer en sus trabajadores.

 

Soy finquero1; y ningún peón mío puede decir que yo soy un patrón inhumano o desconsiderado.

 

"...Y como reconozco que es un deber apremiante de todos los costarricenses procurar por cuantos medios estén a su alcance, el mejoramiento de la patria común, aprovecho este medio para excitar a los buenos amantes del bienestar y progreso de ellos, para que todos juntos, de consuno, establezcamos una escuela nocturna de obreros, a fin de fomentar la cultura intelectual, moral y física de éstos y la nuestra también".

 

Desde luego suscribo con  lo siguiente con el plan que propongo, ¢ 30 semanales para ayudar a todos los obreros del país, hasta que llame así a algunos o a uno solo de los que lo son, para que pueda yo decirle que los miembros de los Poderes Públicos no tienen derecho a escarnecer una desgracia que han contribuido a crear, o que por lo menos no han sabido disminuir, como es de su obligación y mucho menos si el cargo puede rechazar y traer  en su regreso la agravante de que los hombres que han recibido una educación completa, al punto de pretender dársela a los demás, están mayormente obligados a conservarse libres de la acción perversa de los vicios.

 

¿Cuándo ha trabajado el señor Castro Ureña, en sus campañas de viejo luchador, porque el Gobierno no le venda licores a los obreros y busque otros medios más conformes con su pretendida finalidad para sufragar los gastos no siempre necesarios de la administración pública? Ni, ¿cuándo, en alguna otra forma, se ha empeñado en contribuir a evitar que caigan en las cisternas del vicio a huir de los campos de explotación en busca de una alegría que amortigüe sus intensos dolores?

 

Es así, al contrario, que cuando surge la ocasión de procurar que les sea menos penosa su prolongada esclavitud, se vuelve airado contra ellos y los deprime y los insulta torpe y despiadadamente. Pues que es de tener en cuenta que si el trabajador se embriaga se debe ello a que en medio a las torturantes privaciones de su existencia alquilada, el licor se reofrece como un placer muy barato, al cual no es capaz de hacerle frente su pobre voluntad debilitada por las penurias que sufre el cuerpo ni su razón llena de sombras. Y el vicio entonces lo arrastra pendiente abajo con daño propio, de sus familias y de sus patrones tan bondadosos y justicieros de esta tierruca, entre los cuales ha de incluirse, sin duda, a un riquísimo industrial que no ha muchos días exclamaba con el más repugnante cinismo: "son una partida de bandoleros que no han hecho más que robarme". Siendo así, que a estas horas él guarda en sus arcas cerca de ¢ 90.000, y ellos, hombres todos honorables, apenas si logran reunir cada día lo necesario para proveerse de la peor alimentación.

 

Cierto es que don Luis no lucha ante la Representación Nacional, de un modo sistemático, porque los patrones puedan explotar a los obreros a sus anchas; pero no lo es menos que sus primeras labores han sido de contribución a las iniquidades que con ellos comete la empresa frutera  de la Línea y las compañías mineras de la región del Pacífico. Y ésa no debe ser nunca la tarea de un artesano, amigo sincero de los trabajadores, que quiere fomentar la cultura física, intelectual y moral de los obreros y salvarlos de las miras sospechosas del libertarismo fingido. Una buena comprobación de sus palabras habría consistido en escoger el proyecto reinvindicador de Peralta con el entusiasmo que le dedicaron otros diputados que no son ni han sido nunca paladines de la libertad.

 

En cuanto a que se sabe de dónde proceden y a dónde van dirigidas mis palabras, he de decir que proceden de lo más hondo del corazón y que van dirigidas hacia la cumbre esplendente en que florece el más alto ideal de justicia. Tanto se remontan, que no podría seguir sus vuelos la mirada de don Luis empañada por los intereses transitorios y estrechos de la política que ofrece enseñar en sus conferencias.

 

No he pensado herir directa ni indirectamente al Partido Republicano, uno de cuyos miembros prominentes, por cierto, fue el primero en felicitarme por mi modesto artículo anterior.

 

Nada tengo ni quiero tener que ver con ningún partido político, porque pienso que los verdaderos intereses de los pueblos nunca alcanzarán satisfacción dentro de la zona de la política, que, para decirlo francamente, constituye una industria vulgar, fomentada por unos pocos profesionales,- aristócratas o republicanos- ,- como un medio holgado de vivir sobre los flancos de la sufrida inconsciencia de las mayorías.

 

Los partidos son los partidos, los candidatos son los candidatos; las aspiraciones efectivas de los pueblos y la senda en que ellos encontrarán la conciencia absoluta de sus deberes y el reconocimiento pleno de sus derechos, están a mucha altura por sobre esas oquedades tenebrosas donde se refugia el egoísmo de los hombres sin ideales amplios, que no comprenden la progresiva realidad de la emancipación proletaria, como obra hermosa del propio esfuerzo, valiente e incontrastable, de los trabajadores.

 

La política perdió ha tiempo sus prestigios ante mi ánimo, precisamente por las inconsecuencias de los hombres que la profesan. El hacer notar para bien de los obreros, uno de sus males, fue acaso lo que más me decidió a exhibir la actitud del Sr. Castro Ureña. A más de que no puede inferírsele a mi juventud la burda ofensa de creerla interesada en explotaciones a los obreros. Bien le consta a muchos de ellos que más de una vez he reprobado con suma franqueza ciertos defectos suyos, con el resultado de que se vayan disgustados conmigo, así como ocurrió con motivo de una conferencia que tuve el honor de dictar en la "Sociedad de Trabajadores".

 

Quería tratar con detenimiento lo de que no hay opresión patronal en Costa Rica. Diré hoy que la simple existencia del patrón no implica una violencia ejercida sobre el obrero sin justificación alguna. Si para el señor Castro el único enemigo del obrero bueno es el obrero malo, para mí, entre otros enemigos, es siempre, y  de la peor clase de patrón aunque sea un sano obrero bueno y al obrero malo los considero hermanos.

 

 

LOS GUARDIANES DE LA CULTURA

 

 

¡Cómo hemos sentido una emoción sagrada al leer la protesta de la Junta de Directores de Colegios!

 

Quien la escribió puso en ella su espíritu y la convirtió en látigo hecho de haces de luz. Si en nuestras manos estuviera, la haríamos circular por todos los confines del país, para que cada ciudadano tuviera junto a sí una página memorable. Cobra la protesta una mayor significación, se piensa que los caballeros que la suscriben no son políticos, sino educadores que comprenden realmente cuál es la virtud de la nación y cuál es la manera de cultivarla. En el alma del educador no hay otra cosa que amor verdadero por la patria, que es amor por sus hijos y por sus instituciones. De ahí que cuando se trata de defender la patria en lo que ella tiene de grande, de espiritual, de sublime, de eterno, es el maestro el único que puede decir sin complicidades ni temores la esencia de las cosas: El maestro no tiene más compromiso que el hilo invisible que lo ata al corazón puro del niño. Cálculo ruin amparado bajo un mentido sentimiento patriótico, no es nunca huésped de su vida escueta de perversidades políticas.

 

Por eso la franqueza con que la protesta fustiga hechos de un alto funcionario. En otros habría habido rodeos y hasta afán de querer convencer al señor Ministro de la conveniencia de retirar las palabras expresadas en presencia de la Cámara de Diputados. Se le habría llamado con palabras hechizantes y al cabo quedaría como limpio de todo pecado original. Mas los educadores son lección constante de civismo, del más alto civismo que han de aprender los jóvenes, para bien de la patria tan maltratada por la suerte. Al señor Ministro había que decirle lo que ellos le dijeron en tono serenamente airado. ¿Qué dirían ellos a los padres y a sus alumnos si ante injusticia de los tiempos pretéritos, se les hubiera hecho un rollo la lengua, un guiñapo la mano? La protesta vino como sagrada tempestad y lleva en sus adentros la misión de conmover al país y despertarlo a la contemplación de un más venturoso panorama. Es que la presente es obra de los educadores y no de los políticos, gente de otra visión, pasada ya por fortuna de los pueblos y el mundo entero. Mientras el político calcula despiadadamente, el educador labora honradamente y da a la nación a una grandeza que no puede darle el que no está unido a ella sino por intereses ocasionales.

 

De seguro a ciertos espíritus pusilánimes y achatados parecerá arrogancia la actitud decidida de los Directores. Pero al país, que son todos los ciudadanos que no pertenecen a círculos peligrosos, llegará ella como bendición. Al Congreso toca considerar lo expuesto en esa protesta, para no falsear su conciencia de buenos costarricenses. En sus manos esta el pesar el cargo ligero del señor Ministro de Relaciones y la exposición brillante de los Directores. Triunfará, no hay duda, la buena causa, y pueda que ella dé comienzo a tajos que es menester hacer valerosamente.

O.D



1 Ignoramos si don O. D. fue o no finquero. Creemos que no. El fue básicamente un maestro de maestros y dedicó su vida a la enseñanza, sin escapar a los vaivenes políticos de ese tiempo. Nota del compilador.

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