Disciplina.
También me referí en 1921 a varios aspectos de este tema; y en 1922 manifesté que uno de esos problemas no había podido recibir un tratamiento satisfactorio: el de las relaciones con las casas que hospedan a los becarios en cuanto afecta a la organización disciplinaria. Mi impresión al respecto es, más o menos, la misma que varias veces le he expresado al señor Secretario.
En el último informe decía que la escuela dictaría disposiciones especiales para conseguir una mejor vigilancia de los alumnos cuyas familias no residen en Heredia. En realidad es difícil progresar en esa dirección sin un apoyo muy activo de las familias de los becarios y sin que éstos puedan remunerar con casos una obra de caridad. Lo lamentable es que por ahora no cabe pensar en la fundación de internados o de residencias de estudiantes.
Además, por lo que respecta a la conducta, no suelen faltarle a la Escuela propicios medios de controlar. Es más bien en el aspecto dirección del trabajo del alumno donde encuentra mayores dificultades y, a veces, en otros aspectos como el higiénico o el de educación social.
Para concretar estas referencias a la disciplina propiamente dicha, debo decir que los señores Profesores reconocen que en este curso se ha progresado de modo notorio, a pesar de que mantienen su influjo varias circunstancias adversas.
Conviene observar que el trabajo de los Profesores Jefes -que len la Escuela resulta, a veces, excesivo- ha sido mejor hecho en este curso, es decir, con mayor regularidad. Que han mejorado los medios de hacer el estudio de los alumnos. Que la comunicación con los hogares ha sido, por lo que toca a la Escuela, más constante.
Ciertamente no se ha llegado al estado deseable en la organización del régimen de disciplina autónoma o semiautónoma -que es el que la Escuela ha venido ensayando- ni se ha logrado poner en buen pie el uso del tiempo libre de los alumnos. Para la escuela lo satisfactorio es que, más que luchar con dificultades disciplinarias provenientes de actos o actitudes moralmente censurables, ha tenido tropiezos para encarrilar la actividad de los alumnos conforme a normas que, sin alterar el orden necesario, respeten la libertad. Pero en lo moral la acción de la Escuela deberá manifestarse más intensamente en otro curso, con la tendencia a proteger y enriquecer el desarrollo de las aptitudes que va despertando por consecuencia de su dominante propensión a crear un verdadero espíritu de institución.
Ausencias.
Prevalecen en la Escuela necesariamente, las más de las condiciones apuntadas en 1921, pero puede decirse en este curso, con más razón que en 1922, que ha habido progresos en el procedimiento empleado para computarlas, y mejores resultados. Los cuadros siguientes tienen algún interés en relación con este asunto1.
Leave a comment