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Carlos E. Valerio Gutiérrez. Un soñador en el ejército de Morazán. Novela

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 Carlos E. Valerio Gutiérrez, es un biólogo oriundo de Tilarán, Guanacaste,  nació el 13 de enero del año 1944.

Un soñador en el ejército de Morazán[1], es la primera novela que Carlos E. Valerio Gutiérrez ha escrito.

Es una narración lineal de los hechos históricos relacionados con la participación de Morazán en la federación centroamericana en los años treinta. Lo hace a través del personaje Omar Valerio y gracias a él relata no solo sus experiencias personales en Costa Rica desde que llega de Honduras sino las vicisitudes que va viviendo en su misión política y los entretelones privados de su vida personal con diferentes personajes invocados por el narrador. Es un recorrido histórico de esos acontecimientos donde son protagonistas esenciales tanto Morazán como Braulio Carrillo.

De este modo la novela se ubica como histórica pero se mantiene dentro del paradigma tradicional de linealidad, causa y efecto, tiempos cronológicos e históricos y espacios concretos que van desde Puntarenas hasta pasar por Cartago y otros lugares como Santo Domingo, Heredia, Alajuela, etc.

A pesar de ser un recorrido histórico conocido en líneas generales y descrito por la historia oficial, la participación de Omar Valerio le da una faceta de privacidad especial que mantiene el hilo conductor con tensiones y distensiones que permiten mantener un destinatario interesado, atento y con relativa curiosidad por el resultado de la novela de todos conocido como es la muerte del general Morazán.

La narración está diseñada por un sujeto de la enunciación fuera de la historia principal, conocedor al detalle de los acontecimientos pasados y por venir y suele dejar en el personaje protagónico Omar Valerio aquellos episodios en donde participa como parte interesada del hecho. Por ello utiliza descripciones detalladas pasivas, como lo hacían los novelistas del paradigma monofónico, y tipifica los personajes en buenos y malos y discurre en un tiempo lineal fácilmente cotejable con el tiempo histórico real. Solo en algunos episodios se podría observar los gustos e intereses personales de Omar, como el placer de contemplar y clasificar las orquídeas, pero en su conducta se torna predecible, no solo por su condición de amigo de Morazán sino por el descubrimiento de Carrillo a través de personajes secundarios que lo conducen a su encuentro.

Ya en la página 47 el lector puede observar un contrapunto importante en el Omar preso, en la celda que le permite recordar, evocar hechos del pasado reciente Así entra en los discursos de la época para derrocar a Carrillo y comienza a revivir los acontecimientos del casi fusilamiento del mismo Braulio, las intrigas entre los mismos militares, hasta llegar al alcance del poder efímero de Morazán y su propio fusilamiento. No sin antes pasar por golpes de Estado, trifulcas militares, enfrentamientos entre unionistas y contrarios, bodas, visitas y encuentros amorosos y las más variadas vicisitudes sociales, políticas, y personales.



[1] Valerio Gutiérrez, Un soñador en el ejército de Morazán. San José, EUNED, 2010.

Las posesiones. Novela histórica de Carlos Alvarado Quesada

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LAS POSESIONES. NOVELA HISTÓRICA DE CARLOS ALVARADO QUESADA

 

Las Posesiones, así en plural es el nombre polisemántico que el autor Carlos Alvarado dio a su segunda novela escrita recientemente y publicada por Uruk Editores. Y es que desde el título la novela sugiere una pluralidad de sentidos, voces y evocaciones de diversos momentos históricos que sufren los personajes.

La novela se estructura en tres secciones o partes con los títulos, Posesiones y pesadillas, La culpa que durmió en Crystal City El tiempo y la sangre. Cada una de ellas muy bien estructurada tanto desde el punto de vista de la enunciación, como de los acontecimientos que tejen la urdimbre de hechos en los que se ven implicados los personajes. La primera parte incorpora a una pareja de recién casados que vive una experiencia armoniosa y cobijada por la comprensión, el trabajo y la esperanza de realizar su proyecto vital lo mejor posible, vivir en un lugar más tranquilo, construir su casa y procrear uno o dos hijos.

La rutina de esta pareja, Ana y Samuel se ve de pronto interrumpida por una carta que llega a sus manos misteriosamente donde se le comunica a Ana, la muerte de su padre biológico.

Este recurso de las cartas abre la virtualidad de un mundo oculto, misterioso, lleno de intrigas, dolor y sufrimiento. Y comienza, poco a poco a develarse un pasado familiar desconocido pero muy ligado a un contexto histórico que si bien conocido universalmente, oculto en los aspectos privados individuales y humanos. Se trata del contexto de la segunda guerra mundial donde Alemania al mando de Hitler inicia el holocausto del pueblo judío y declara la guerra a Italianos, japoneses, y hace que Estados Unido, Rusia y los pueblos aliados se enfrenten en una guerra a nivel mundial.

Ahora bien ese contexto histórico de los primeros años de los cuarentas tiene consecuencias en nuestro país y es en ese trasfondo particular donde se inscribe la novela. El mundo privado de los alemanes, italianos, japoneses y costarricenses de origen alemán que sufren despiadadamente las consecuencias de una guerra que no propiciaron, en la cual no participaron y hasta desconocían. Ese contexto ha pasado casi desapercibido, oculto, en nuestra historia oficial y el autor de esta novela se convirtió por un tiempo en investigador del mismo o ofrece su verdad literaria de ese mundo privado, misterioso, inhumano, y que deja patente la vileza de algunos protagonistas de la historia oficial, actores directo e indirectos de todo ello.

Y es en ese momento donde se abre la historia privada a la mirada literaria, esa verdad única, producto de la creación, a través del lenguaje polisémico. Y se convierte en la única forma de conocer la privacidad de ese mundo donde el hombre se muestra tal como es, se descarna y ofrece la esencia misma de su ser y desaparece el parecer con una sola finalidad: la creación artística de las pasiones, vivencias, dolores, angustias, impotencias del ser humano en un contexto del que le es imposible salirse.

La primera parte Posesiones y pesadillas introduce los personajes en un mundo desconocido. Ana y Samuel, casi sin proponérselo, rechazando ese mundo no deseado, ese origen genealógico que los conduce a esas pesadillas y posesiones múltiples que los destroza, los desnuda ante la verdad de su origen y el despojo, no solo de sus pertenencias sino de la propia libertad de lograr y concretar su proyecto de vida, en el caso de Ana y Samuel. El conocer ese origen los desalienta, los desconcierta y su vida pasa de una cotidianidad tranquila y feliz a un mundo de pesadillas, posesiones, dudas, preguntas sin respuesta, y la desazón más angustiosa. Es como si un mural comienza a tomar figura frente a sus ojos y sus ojos penetran en cada imagen ansiosos, temerosos, incrédulos, así la novela llena de voces que narran sus propias vivencias a través de cartas sin respuesta, inconclusas unas, sugestivas, otras, escritas con dolor y angustia, desesperación las más y una con arrepentimiento de lo hecho, como una confesión de su traición y felonía que es la primera que aparece en ese mural histórico cubista.

Vivir para Samuel y Ana en toda la novela y ser ellos uno con su proyecto vital se convierte en una empresa casi imposible, más anhelada pero negada por hechos ajenos que bien llama el autor en la tercera parte: la herencia de la sangre.

Ese mural histórico nacional de los años cuarentas está representado no solo por las voces narrativas de los personajes, tanto desde la omnisciencia del sujeto de la enunciación que permanece impávido ante los sucesos de la historia, sino por los mismos personajes, sujetos del enunciado que desde su primera persona desnudan su ser lleno de dolor, impotencia, desconsuelo y trágico como si se tratara de un destino especialmente diseñado por el dolor , como es el caso de Stefan y su amor imposible con Beatriz, una historia trágica hasta su muerte que simboliza el sufrimiento, la imposibilidad de ser feliz, la privación de sus bienes y lo más cruel, la separación y robo de su amada Beatriz. Stefan simboliza todo ese mundo de odios, pasiones, sufrimientos, despojos que sufren los humanos en una guerra que no hicieron pero que les toca padecer en sus consecuencias y delata ese mundillo de pasiones bajas, traiciones, despojos con el pretexto de defender la libertad y la paz de los pueblos. A Stefan se le privó de su libertad sin acusación, sin dolo alguno, por el simple hecho de ser costarricense y tener unos padres  de origen alemán.

Esa pluralidad de voces y perspectivas, puntos de vista, fragmentos, piezas del engranaje permiten visualizar una novela polifónica, llena de imágenes como un carnaval, un desfile muy parecido a la imagen que el personaje recuerda cuando hizo la primera comunión y se baja del auto de su madre y que evocará al final de la novela y solo descubrirá el famoso desfile de la muerte de un famoso escritor, premio nobel, Böll. Cierre de la genealogía desconocida. Y es que a estos ciudadanos se les impidió no solo tener vivir, sino conocer a sus padres. Los desheredaron hasta de eso. Los convirtieron en desconocidos de sus ancestros, de su propia historia.

Así las posesiones en la novela son varias, no solo los bienes que les roban, les quitan, pues los despojan de todo, tal y como sucedió en San José, después del hundimiento del barco de la bananera El San Pablo en Limón cuando el mismo Manuel Mora arenga a los ciudadanos para que sean lapidados y despojan los comercios de alemanes, italianos y hasta algunos españoles, pues entregaron hojas con la lista de todos ellos, sino de su libertad pues los confinan en campos de internamiento, hipócritamente llamados así, tanto en Costa Rica, uno en la avenida 19 cerca del mercado de mayoreo y la municipalidad y el otro en Guadalupe donde está el colegio Napoleón Quesada que había sido un club de recreo de los propios alemanes y luego son llevados a Estados Unidos donde los mantuvieron un tiempo para mandarlos luego a Alemania y cambiarlos por soldados norteamericanos presos por los nazis.

Agradable fue la lectura de esta novela que sin temor a equivocarme no tiene nada que envidiar a las escritas en otros países, desde el punto de vista literario. Es un trabajo que logró su cometido: develar un mundo privado de una parte de nuestra historia que se ha mantenido oculto, disimulado, sino totalmente al menos parcialmente y que muestra una verdad literaria terriblemente humana o deshumanizada que denuncia los entretelones de los políticos y los mezquinos intereses de hombres que son capaces de ultrajar la humanidad por defender esas bajezas humanas en una sociedad degradada.

¿Qué era aquello que hacían sus manos?. Cuento de Diego López

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¿Qué era aquello que hacían sus manos?

Diego López

Costarricense

Cuando Andrés se distrajo un poco de ese "sueño" de ser escritor, después de no tener dinero para fumar, comer, beber, ni amar, le ofrecieron un bonito trabajo, de ocho horas, seguro social, y "garantías" sociales. Andrés en la desesperación de intentar la normalidad, acogió la oferta sin pensarlo dos veces.

- A la mierda la poesía, a la mierda las historias. Quiero, prosperidad, "normalidad" y amor, en una casa pequeñita con chimenea, y una linda damita como esposa, quizás dos hijos para que ninguno de los dos crezca solito. Me cansé de los besos vacíos, la resaca, las faltas de ortografía y la falta de lectores. Así que dónde firmo.

El robot - que a partir de ese momento iba a ser su patrón -le paso la hoja de contrato. Andrés tomo el lapicero, y mientras escudriñaba su firma -la misma que soñó en utilizar, firmando autógrafos- todo se empezó a tornar gris a su alrededor, dibujándose en su rostro una amplia sonrisa fingida.

Al otro día ya todo era normal. Le sirvieron un caliente desayuno, algo nuevo para Andrés, se olvido de fumar al despertar, se baño y se vistió de robot. Al llegar a la fábrica de consumo, le colgaron un gafete en el pecho que decía "compañerito número 5" le dieron un pequeño tour, por toda la fábrica. Más que todo para explicarle las reglas del juego: no puedes hacer esto... no puedes hacer lo otro...lo que sí puedes hacer es, darte a esta empresa, que tú le debes agradecimiento, mientras tanto no puedes hacer esto... no puedes hacer lo otro...y ahí iba la sonrisa cada vez mas fingida.

Durante la hora del almuerzo, se reunió felizmente a hablar con el compañerito número 7. Éste, en medio de un almuerzo de microondas, le preguntaba.

- ¿Te gusta el trabajo?

- Claro cómo no, es un bonito cambio - decía Andrés, mientras tomaba un vaso de gaseosa.

- ¿Qué hacías antes compañerito número 5?

- No lo sé. Desde ayer no recuerdo nada del pasado

- Es raro - dijo el compañerito número 7 - deberías visitar al médico, pero no se te ocurra incapacitarte, el robot general no permite, ese tipo de permisiones en los 3 meses de prueba.

- No tranquilo - decía Andrés echándose a la boca un pedazo de plátano frito - el pasado ya no interesa mucho.

Las conversaciones se extendían por todo el rato, Andrés nuevamente olvidaba de fumar bajo el sol de medio día. Una estridente corneta hacía recordar, que era hora de ponerse en la posición tradicional de trabajo. Ésta consistía en agacharse un poco, parecido a cuando te agachas para que te pateen el culo.

Las tardes eran eternas, no se sabía si llovía o hacia calor, no había noticias, ni música, ni nada. Solo un zumbido creado por las máquinas, que hacían que todos los compañeritos, sintieran extraños mareos, alrededor de las 4 de la tarde. Una vez intentaron pedirle al dueño de la empresa, audífonos para sus trabajadores, pero esto no se les permitió, ya que las ganancias de las empresas aún no han llegado a la meta del 1001% de producción, además ya es gasto suficiente, comprarles el costoso uniforme de robot, cada 3 años.

Al final de la jornada laboral, Andrés volvía a casa, cansado. La esposita lo recibía con una suculenta cena caliente, comían amenamente y se actualizaban de las funciones del día, pues no había mucho qué contar. Miraba las noticias, algunos deportes; se olvidó de leer. Pero por sobretodo, notaba que en la habitación de descanso, siempre yacía una hoja en blanco, una computadora con un documento de Word abierto y un bolígrafo, sin tinta. Se quedaba largo rato mirando esos objetos, sin poder recordar para qué los usaba. Confundido se acostaba en la cama matrimonial, con su compañía, ponía el despertador a las 5:30 am y a veces le hacía el amor a su esposa, a veces al dolor de cabeza, otras veces a la menstruación.

Luego el otro día, era igual. Y el otro, y el otro, y el otro...

Poco a poco el cansancio se fue acumulando en su espalda. Endureciendo sus músculos, tornándolo de mal humor, perdiendo la audición. Le aterraba sentir, un cúmulo de sensaciones, que el doctor de la empresa etiquetó de ataques de pánico, diagnosticándole "estrés". Haciéndolo tomar pastillas, que le bajaban su poca función sexual. Esto hizo que la esposita se fuera sintiendo más aburrida de la rutina, las deudas, las cuentas, y la inservible mesa con una computadora, una hoja en blanco y un lapicero sin tinta. La cena se enfriaba en medio de las discusiones, Andrés sentía que estaba fuera del charco. La esposita se acostaba a soñar con sus dos hijos para que uno no se la pase tan solito, mientras Andrés descubrió un lugar donde poder dejar parte de su salario. Este era un bar que estaba encima de un cerro, alto muy alto de la ciudad. Allá donde ni siquiera el ruido podía llegar.

Siempre se sentaba en la mesa que daba vista a la ciudad. Solo pensaba en la mesita con la computadora, trataba de recordar qué más hacían sus manos, antes de firmar aquella hoja que lo convirtió en robot, mas no lo lograba, sus manos solo pedían cerveza y cerveza. Lo apañaba la madrugada, volvía con su esposa, en una gran cama matrimonial vacía, se acostaba, casi se podía jurar que con la soledad.Pasó de dormir 8 horas a dormir 7, luego 6, luego 4. Su rendimiento en la fábrica de consumo se vio afectado, así que un día mientras estaba agachado, como cuando uno lo hace para que le pateen el culo, se acercó el gerente robot.

- Compañerito número 5 ¿puedes pasar por mi oficina apenas termines eso?

Andrés asentó con la cabeza. Se dirigió apesadumbrado, entró a la oficina. El gerente robot lo recibió, extendiéndole la mano e invitándolo a sentarse en aquella silla metálica. Mientras él se tomaba un sorbo de café, aclarar la mente y prestarse a dar uno de sus cuantos discursos. Siempre con una sonrisa fingida en su cara.

- Como puedes ver compañerito número 5. En esta empresa siempre tendrás las de ganar. Así que lo mínimo que te pedimos es rendimiento. Pero estamos altamente preocupados de tu productividad, cosa que nos aterra. Pues compañerito número 5, eres un excelente peón. Te garantizamos la sonrisa fingida, por eso nosotros solo exigimos interés, el cual se ha venido abajo. Así que esta conversación solo es para, pedirte de la manera más cordial, que no descuides tu función, y si estás de acuerdo, me firmes esta carta de amonestación, que no es nada grave simplemente un aviso.

- ¿Cuántas me quedan? - Preguntó Andrés mientras firmaba.

- ¡JA JA JA! Buen chiste compañerito número 5, me gusta tu sentido del humor.

Andrés simplemente se quedo mirando al robot general un poco confundido, pues él hizo la pregunta con toda la seriedad del mundo. Volvió a su posición tradicional, pero esta vez no sentía que le fueran a patear en el culo, sino que le iban a bajar el pantalón, para que el miembro más gigantesco de la ciudad lo "ascendiera" de rango. Esa misma noche rumbo a su hogar, mirando la ciudad en blanco y negro, pensaba que el único consuelo era, los lindos momentos con su esposita, pero al llegar a casa, se encontró, solo un ropero vacío, la luz de la cocina apagada, y una nota que decía "Te dejo solo en tu infierno, no podría confiar jamás en alguien que tiene una mesita con una computadora, una hoja en blanco y un bolígrafo sin tinta". Andrés se quedó ahí, petrificado, no había nada, ni cena, ni perro, ni gato, ni esposa. Así que se dirigió al bar, allá alto en un cerro. Pidió una cerveza, mientras se concentraba mejor en la tarea de averiguar qué hacían sus manos.

Las semanas pasaban cada vez más lentas, los ataques de pánico eran más recurrentes, el pecado capital de la pereza su único pan de cada día, y el salario en la caja del bar de allá arriba en el alto de un cerro. Un día no soportó más perder y perder, así fue que decidió dejar la llave del gas abierta, en su casa, subió al bar pidió una cerveza, mientras adivinaba donde podía verse su casa, se sentó en la mesa a esperar. De un pronto a otro un destello se vio en la ciudad, una gran llama se alzo justo donde estaba su casa. Los clientes salieron corriendo a ver qué era lo que pasaba, unos llamaban a los bomberos, otros comentaba lo sucedido. Andrés se quedó sentado en su mesa, sintió que la sonrisa ya no era fingida. Le pidió a la salonera un lapicero con tinta, en una servilleta escribió algunas palabras, luego en otra y luego en otra, hasta que por fin se dio cuenta qué era lo que hacían sus manos en el pasado. Pagó la cuenta y se perdió en un camino oscuro.

Al otro día el compañerito número 5 no fue a trabajar. Cuentan que lo han visto, con la sonrisa sincera, escribiendo y escribiendo, tranquilo. Allá en un bar alto, en el cerro.

Ver Barcelona: Una mirada a la creación

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VER BARCELONA: UNA MIRADA A LA CREACIÓN

 

Existen muchas poesías, escritas a través de los años sobre el arte de realizarlas. Es lo que los críticos y los mismos poetas han llamado "Ars poetica". Suelen ser poemas en los cuales el autor ofrece, en versos su teoría acerca de la creación poética y explicita su gestación pero no recuerdo haber leído una sola novela que intente tal empresa literaria.

Y esta novela Ver Barcelona lo hace. Utiliza como recurso intertextual un manuscrito del pintor Maestre Bonnin, acuarelista canario y militar de profesión.

"Mira al otro lado de tus ojos. Entre la atracción y el reflejo. Une las partes y aprende a descubrir la imagen oculta que espera ser mirada"

Este podría ser el punto de partida para la creación y no solo de la pintura sino de cualquier manifestación de ella..

Así asistimos a la gestación de la novela Ver Barcelona, Gloria, una pintora catalán en su Palomar frente al caballete y con pincel en mano, intenta ese instante maternal para engendrar la acuarela, mientras que una niña Bibri, de escasos diez y seis años, huye de su  pueblo inundado para salvar su vida de una inminente muerte. Dos historias a muy larga distancia que viajan en el tiempo y el espacio al encuentro necesario para la creación. En una de la pintura de las mujeres y en la otra de su hija Soledad.

Este encuentro de dos mujeres, dos culturas, dos vidas diferentes y muy diversas, será el detonante para develar las sombras y mirar la imagen oculta. Es el encuentro entre el cómo y el qué del arte, simbolizados por el manual de Bonnin y Forever, la niña Bibri.

Así la novela también se muestra desde estas dos perspectivas, desde las dos visiones y devela en forma fraccionada, retazos de historia, escenas más que historias, imágenes narrativas que violan la linealidad del relato y se muestran como imágenes narrativas que forman el rompecabezas de la narración total. Esto hará que el lector se asombre, se desoriente y le impida tener una secuencia lógica esperada, causal que le oriente hasta el final pues la novela solo podrá develarse hasta que se descubra la última imagen, al igual que en la pintura de Gloria, las mujeres.

Entonces sí puede el lector "ver" en el tiempo histórico y espacial una historia global del origen del padre de Gloria y de Jordi, su compañero, la guerra civil española y algunos incidentes de la misma sobre estos personajes, como la muerte del poeta García Lorca, la madrugada del 19 al 20 de agosto del año 1936, sin juicio, sin ninguna acusación comprobada, asesinado, junto a dos banderilleros y un maestro, o el dinero para comprar armas que desaparece misteriosamente y que intercala la escena donde muere en una avioneta un señor con mucho dinero. Historias que aparentemente no tienen un nexo con la narración esencial y se presentan como innecesarias.

La otra perspectiva y que es fundamental la capitaliza Forever, la joven Bibri, que es secuestrada, violada y llevada a Barcelona para servir de sirvienta a Gloria. Se convierte en la antítesis de la pintora y produce el milagro de abrir la génesis a la creación en la pintora. Gloria ante ella engendra, vuelve a ser vital, e inicia el proceso de gestación artística, mientras Forever lo inicia de su hija Soledad. Así se abren estas dos visiones creativas. Una dará nacimiento a la vida humana y la otra vivirá de nuevo y creará su obra esencial viva del arte, mientras ambas crean la otra obra, llamada novela. Triple génesis artística. Es lo que alguna vez llamé la "interartisticidad".

Todas las peripecias, escenas, historias, sucesos, accidentes que dan forma a la novela, giran alrededor de esta poiesis literaria. Los viajes a España, los regresos a Talamanca y las aventuras justificadas o no, son parte de ese engranaje de imágenes, que dan forma y espíritu a la obra.

Dejé de último el comentario sobre los colores en la teoría de Bonnin y los códigos en clave de su manual porque este texto se convierte en la novela como una guía, un camino en la búsqueda de esa partícula diminuta que explica el origen de la materia pero no el instante en que puede develarse y verse, pues está fuera del ver corriente y se ofrece solo al mirar único del creador. Significante que es esencial en el significado y que forman ese dualismo necesario en el arte. Si en la pintura los colores y sus matices son lo esencial en la literatura lo son las palabras, materia indispensable para que se dé el milagro literario. Y la mezcla entre unos y otras doblemente producirá efectos insospechados pues potencian el poder creativo con su unión.

Finalmente dos observaciones al margen. La primera se dirige más al editor que a la autora y tiene relación con algunos errores, muy pocos por cierto, de ortografía. El más grave aparece en la página29 al inicio cuando se escribe "cuando el fuego a pasado por ella" Así sin h. y otras menores como tildes, etc.

La segunda observación, al margen -repito- es el uso de citas a pie de página. Consideramos que ello afea y es innecesario para el texto literario. Es una amable atención de parte del escritor, hacia el lector. Esto se puede evitar con un glosario al final del libro y en muchos casos con una traducción al español entre paréntesis al lado del texto original. Solo imagínense un libro como  El Quijote utilizando citas a pie de página.

Por lo demás considero la novela y esto es una valoración, como excelente obra literaria, muy original y con una magnífica intención de parte de la autora por crear una obra de calidad literaria importante y sobresaliente. Esto es encomiable.

La fotocopia. Cuento

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LA FOTOCOPIA

 

¡Vas a abrir, señor!

Sí, pase adelante ¿Qué deseas?

Una fotocopia.

Ese día abrí, antes de la hora establecida, el bazar, después del almuerzo en la sodita china vegetariana, una crepa en salsa blanca y un té frío. Algunas veces lo hacía solo y esa mañana, al ser mediodía, así lo hice.

A la puerta de la soda me saludó Yupi, una niña de escasos cuatro añitos. Pase señor, siéntese, y me daba la carta emplasticada del menú. ¿Qué va a comer? Éste y le señalé el primer dibujo de la cartilla, ¿y de tomar? Un té frío

Y salió corriendo para la cocina. Al momento salió su madre y corroboró lo que su empleadita diminuta le decía.

Después de pagar y dirigiéndome a Yupi, le dije ¿Te vas conmigo, yo no tengo una niña tan linda y simpática como vos. No, me replicó al momento, y concluyó, mamá se quedaría muy triste sin mí y me miró con ternura. Tienes razón Yupi, adiós... y salí de la sodita.

Cuando llegué  al bazar, minutos después, me encontré con la negra que esperaba en la puerta y de reojo vi su mirada distante, como perdida en el olvido y no pude evitar recordar los ojillos vivaces de Yupi, cuando miraba a su madre.

Aquí está el documento, señor, sáquele una copia y me extendió una hoja amarilla, sucia, roída, casi partida por la mitad.

Está un poco vieja, debe ser un documento muy usado.

Sí, le perteneció a mi madre y ella lo recibió de su madre y , ya no sabría decir cuántas mamás lo heredaron a sus hijas.

Lo tomé con cuidado en mis manos y sentí como si se moviera y un extraño frío desusual al mediodía caluroso de mayo y alcancé a ver tres cruces arriba y en letra grande "ORACIÓN AL ESPIRITU INTRANQUILO".

¿Solo una copia, deseas?

Sí.

Y luego que lo depositara en la máquina, marqué el número dos.

Aquí la tienes, salió como nueva. Ya no debes temer que se te destroce...

Tomó en sus manos las dos hojas y las dobló por separado, sacó un sobre amarillo y las echó en él. Me miró interrogante y me dijo. Sabes, yo soy de Limón, y vine desde el viernes a San José, donde mi hermana porque ella tenía el papel. La encontré feliz, ahora ya vive con su marido y sus dos chiquillos. Ya no pelean. Me sentí muy contenta estos tres días que pasé con ellos.

Y guardó un prolongado silencio... Anoche soñé que debía sacarle una fotocopia al papel en Alajuela. Así me lo señalaba un señor muy viejo y le hice caso. Tomé el bus en las cercanías del parque de La Merced y llegué a la terminal, ahí a los  cien metros y como si supiera el lugar caminé hasta aquí y ya ves, no me perdí. Ahora vuelvo a San José y mañana regreso a Limón.

Era una negra como de treinta y cinco años, un poco cansada, quizás triste pero muy serena y con una mirada como si quisiera alcanzar el olvido. Me volvió a ver y dijo: Gracias señor... y salió por la puerta del lado izquierdo y se disipó rápidamente. Me quedé pensando, por un momento, sorprendido. Pero, -me dije- en voz apenas audible, si esa puerta debería estar cerrada, yo no pude abrirla, pues no tengo llave. Es posible que la dependiente la dejara sin cerrar... y tomé en mis manos la copia que había sacado de más y esto es lo que decía:

PARA ATRAER EL HOMBRE QUE ABANDONE EL HOGAR

Oh, Espíritu Intranquilo sugestivo y dominador, vos que en el infierno estáis y al cielo no podéis entrar por vuestros lazos con Satanás, consígueme lo que os pido, por el poder del hombre, me tenéis que conceder por veintiuna (21) lámparas que os ofrezco para que me concedas lo que te pido.

A vosotros que nadie os llama, nadie os quiere, yo los necesito, los quiero y los llamo. Oídme bien. Espero que se posesione de los cinco sentidos de (fulano de tal) y lo intranquilicen y lo dominen y no lo dejen estar tranquilo, que ni en silla pueda sentarse, ni en mesa comer, ni en cama dormir, que con blanca ni negra, ni china, ni mulata, ni soltera ni casada, pueda asociarse.

Que corra y nadie lo socorra, hasta que tenga que venir a pedir perdón a mis pies.

(Fulano) son las 12 y todavía no has venido donde mí pero tienes que venir porque   El Intranquilo, sugestivo y dominante te ha de traer; porque así lo pido YO, Fulano, que juro tienes que venir y andar detrás de mí, como perro detrás de su amo, como vino, detrás de la Cruz y los muertos detrás de su Luz.

Oh, Espíritu Intranquilo traedme a Fulano.  (Aquí se dan 3 zapatazos en el suelo y se dirá: ven a mí,  Fulano, y se rezarán 5 padrenuestros, 3 avemarías y un amén).

Al terminar la lectura, no puede evitar una sonrisa maliciosa y recordar la negra limonense que de seguro ya iría rumbo a su pueblo.

Dos semanas después de la escena de ese lunes de mayo, al abrir el periódico en la sección de sucesos, mi vista se detiene en el siguiente enunciado: "Esposo celoso se quita la vida, en Limón, no sin antes haber disparado tres veces contra su esposa, delante de sus hijos menores".

Detuve la vista en la imagen de la negra que aparecía en un cuadrito y descubrí la misma mirada de aquella negra de la fotocopia que se perdía en el olvido.

 

Benedicto Víquez Guzmán

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