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LA FUGITIVA: VISIÓN FEMENINA DE UNA ÉPOCA

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LA FUGITIVA: VISIÓN FEMENINA DE UNA ÉPOCA.

 

 

Esta novela, escrita por el nicaragüense Sergio Ramírez, ha sido publicada este año de 2011 por la editorial Alfaguara de España. Ha recibido muy buena acogida en los ámbitos literarios internacionales y aparecen muchos comentarios y reseñas en diferentes periódicos y revistas literarias así como en las páginas especializadas de Internet.

 

La primera observación que leemos es, si es una novela  o una biografía. Algunos señalan que es una biografía novelada y hay quienes anotan que, por el contrario es una novela biográfica y todos insisten en señalar a la escritora costarricense Yolanda Oreamuno Unger como la protagonista de la obra y que se utilizaron a tres mujeres de su misma época como narradoras de la vida de ella, encarnada con el nombre de Amanda Solano. Se trata de Gloria Tinoco, la primera, cuyo nombre histórico es Vera Tinoco Rodríguez de Iglesias, Marina Carmona, la segunda, que suplantaría a la escritora e intelectual Lilia Ramos y por último a Manuela Torres que sería el seudónimo de Isabel Vargas Lizano, la famosa cantante costarricense, más conocida como Chavela Vargas, oriunda de San Joaquín de Flores, cantón de la provincia de Heredia y no de Santa Bárbara de Heredia, como se anota en el texto.

 

La novela está estructurada formalmente en cinco partes. La primera se le llama La fiesta de los ángeles y corresponde al entierro en Costa Rica de Amanda Solano cuando es traída, años después de muerta y depositada en el Cementerio General, en San José, la segunda parte, Solo a la muerte se llega demasiado temprano, que corresponde a la visión de Gloria Tinoco, la tercera, Las islas de la agonía y los montes de la estupidez ajena, a la de Marina Carmona , la cuarta, Cuántas luces dejaste apagadas, yo no sé cómo voy a apagarlas  a la de Manuela Torres y por último un postfacio tituladoUn abigarrado conjunto de paraguas, fin del entierro.

 

Llama la atención una nota al final de la edición que dice textualmente:

 

"Esta novela es una obra de ficción. Todos los personajes y situaciones han sido inventados y se deben a la imaginación del autor"

 

Comencemos por esta nota. Si la novela hubiese sido escrita en el siglo pasado probablemente esta aclaración sería necesaria pero en el año 2011 quien crea que una novela no es ficción, embuste, invento, creación de un autor, conoce poco del arte literario. Pero cabe la pregunta, ¿por qué se hace esa aclaración? Precisamente porque el autor supone y no es ingenuo, que muchos lectores y críticos, lo primero que buscan en las obras literarias es cotejar los entes de ficción, personajes y acontecimientos con los referentes históricos que posibilitaron esa obra. Error craso pero frecuente. En este caso la novela se presta para acudir a esos referentes por ser muy evidentes y fácilmente detectables pues el verosímil de la misma  obra no los encubre, ni los disimula. Irremediablemente el lector que conoce esos contextos biográficos, sociales e históricos lo primero que hace es verificar, no solo su parecido sino la certeza de los mismos. Y está en todo su derecho de hacerlo, pues ello le permitirá disfrutar más de la creación. Lo malo sería que no trascendiera ese primer eslabón y se perdiera en buscar parecidos y desaciertos y dejara de encontrar la esencia misma de la novela que se refugia en esas visiones femeninas no solo de uno o dos personajes sino de sus propias vidas, sus vivencias sociales e históricas que les correspondió vivir, ese mundo privado que sutilmente el autor va desnudando en cada momento de su creación. Y en esta novela sucede de la siguiente forma:

 

Toda manifestación del lenguaje es una enunciación, un acto de comunicación de un sujeto que enuncia algo a un destinatario, en un tiempo presente. Aquí es un escritor-investigador que enuncia lo que oyó e investigó de parte de tres personajes femeninos distintos sobre una mujer llamada Amanda Solano y otra llamada Edith. De manera inteligente y  con gran conocimiento del arte escritural este sujeto de enunciación se retira de lo enunciado, se aleja, permanece al margen y evita el yoísmo inoportuno del pasado y da la palabra a las voces femeninas que crean su propia enunciación. De esa forma cada una de ellas se convierte en el sujeto de su propia enunciación y cuenta su historia y a su vez las implicaciones con el personaje centro de la novela que es Amanda y muy colateralmente Edith. Tres visiones diferentes y tres perspectivas narracionales que permiten crear una novela polifónica sobre una misma temática: la vida de la mujer en una sociedad patriarcal.

 

Si quisiéramos llamar esta novela biográfica ¿por qué no hacer lo mismo con todas las novelas de personajes, tales como Doña Bárbara, Pedro Arnáez, Marianela, Marcos Ramírez, El Ulises y tantas otras más?  Lo cierto es que es una novela, una creación literaria, un embuste, una bella mentira que gracias al lenguaje polisemántico crea una hermosa realidad digna de disfrutarse.

 

Las tres visiones son distintas y tratan en su esencia aspectos diferentes de una misma realidad social e histórica, la de Gloria Tinoco la historica a partir de los años veintes hasta el presente de la enunciación que llega hasta el año 1956 e incluye la niñez  y adolescencia de las mujeres, compañeras de colegio y aventuras, la segunda de Marina Carmona más ajustada al ámbito político e intelectual de la época y  la de Manuela Torres establecida en los años de estadía en México por parte de Amanda. Sin dejar de lado el escenario o espacio geográfico que se inicia en Costa Rica, Chile, Guatemala, Estados Unidos y sobre todo México. Así podríamos afirmar que la visión feminista de esa época abarca tanto los aspectos históricos, como los sociales de Centroamérica y México con respecto a la vida patriarcal que vivieron (y nos atrevemos a decir viven) las mujeres en ese período de la historia. Y lo más sobresaliente de esa visión plurifónica, la vida íntima y privada de ese mundo de vivencias, aspiraciones, frustraciones, desengaños, impotencias, alegrías y sinsabores que les correspondió vivir a esas mujeres, cuyo núcleo lo encarnó Amanda Solano.

 

"¡Qué quiere usted? El molde del que Amanda salía era el de una sociedad patriarcal. Poco más tarde vendrían sus opiniones provocadoras acerca del matrimonio, y las más provocadoras aún, acerca de las diferencias entre esposa y amante, que están en un pasaje de un cuento suyo de 1937, escrito apenas cinco años después. Tener esposa, después de todo, no es lo mismo que tener mujer, dice en ese cuento; la esposa fiel es una institución, un deber, y, a veces, una calamidad. La mujer, en el sentido de amante, está dotada de una sensibilidad que la esposa no tiene, porque la esposa , cuando es constante, no conoce el pecado de la infidelidad, de ahí que sea mucho más fácil engañar a una esposa que  a una amante con otra amante, ya que la amante tiene una perspicacia agudizada por la incertidumbre, lo que la hace notar de inmediato cualquier violación al código de las relaciones ilícitas, mucho más implacable que el código de las relaciones matrimoniales" (p. 163).

 

Se va así configurando la tragedia de la mujer en esa sociedad. Y peor sufrimiento si ésta era muy bella, rebelde, de ideas revolucionarias, sincera y natural. Una por lesbiana y borracha, otra por poeta entregada a los placeres carnales, la más recatada por permaneceren  el celibato y nunca casarse y ser intelectual y la más acorde con lo programado con una consciencia diferente sobre la sociedad que la hacía sumisa y sospechosa a la vez. Verdaderamente eran distintas y se presentaban como "anormales" diferentes en una sociedad claramente codificada con los valores cristianos de la mujer para el hogar, educar hijos y realizar los quehaceres domésticos. Solo el hecho de pretender y practicar la escritura y el estudio ya las convertía en violadoras de lo establecido y se les apartaba de la sociedad ideal del momento. Con una salvedad que aparecía en Amanda, la atracción masculina por se desmedida belleza por lo que no podía pasar desapercibida y esa ingenuidad que le llenaba de misterio y dominio sobre los demás. Era demonio y ángel en una misma persona. Y eso quizás fue su perdición en esa sociedad enajenante y machista donde el hombre imperaba sino con la razón,  sí con el poder institucionalizado.

 

La tercera visión se nos presenta un tanto diferente a las otras en cuanto que la voz representa a una mujer muy sensible, cantante de rancheras pero sin estudio formal y víctima del alcohol y por si fuera poco para esa época y sociedad, lesbiana. El verosímil de esa visión interna a la obra se ve violado por su misma naturaleza, pues no existen sustentos reales para su aguda e intelectual visión de ese mundo con respecto a sus conocimientos que no fueron otros que su vivencia cotidiana en bares y borracheras, si bien es cierto alternaba con algunos intelectuales, en esas condiciones es difícil cambiar su visión de mundo. Pero para concluir la novela sí le permitía complementarla con un personaje sufrido, y triunfador, pobre y vicioso pero aplaudido y reconocido más allá de las fronteras patrias que tanto despreciaron todas ellas y con justa razón.

 

No aparece ningún hombre como personaje y tampoco se escucha la voz de Amanda si no es a través de sus amigas y compañeras de viaje hasta la muerte. Vida y muerte de unos personajes femeninos que se atrevieron a ser distintas en una sociedad de iguales y deseáramos agregar, muerte también de esa alienante realidad pero solo avizoramos un horizonte desdibujado que está muy lejos aún por alcanzar.

 

Si bien es cierto esta novela comienza con dos gazapos, más cercanos al editor que al mismo autor, de tipo gramatical cuando usa un gerundio como adjetivo y un mal uso de la preposición "a", los dos en la primera página, con lo que posiblemente desaliente al lector, pero ya en su lectura total, encontramos una novela bien estructurada que atrapa al lector en esa lucha constante entre una sociedad que impone sus reglas infranqueables sin conmiseración alguna a cuatro mujeres que lucharon por realizar sus proyectos de vida, entregando su propia existencia y muriendo en la defensa de sus propios valores humanos que las convirtieron en héroes, si bien degradados, sí reconocidos, en una sociedad degradada y degradante.

 

Y por último, otro de los aciertos de esta novela es la sutil y bien escogida muestras de elementos y accidentes históricos y sociales que dieron marco a estas vidas ejemplares por humanas y distintas. Desde la mención de los lugares, y breves señalamientos de los barrios aristocráticos josefinos, Amón, Tournon, Aranjuez, etc. a las más rancias familias de esa sociedad patriarcal, pedante, clasista, hipócrita, enajenada en lo material y egoísta que victimizó a quienes no pertenecían a ella y hasta a los que perteneciendo, llegaron a menos, o se resistieron a su doble moral.

Warren Ulloa Argüello

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Retrato escogido

WARREN ULLOA ARGÜELLO

(1981)

 

Warren Ulloa Argüello  nació en San Antonio de Belén, Heredia, 8 de junio de 1981. Cuentista, novelista y asiduo colaborador literario de www.89decibeles.com, y el segmento Libros del Semanario Universidad. Ha colaborado con la revista Soho. Administra un grupo literario en Facebook: Literofilia: Adicción por la literatura y posee hace más de siete años un blog:http://literofilia.ticoblogger.com/. En el 2008 publicó su primer cuentario, Finales aparentes (San José: Uruk). Bajo la lluvia Dios no existe es su primera novela. Trabaja actualmente en otra novela.

 

LO QUE HA ESCRITO WARREN ULLOA ARGÜELLO

 

NOVELA

 

1. Bajo la lluvia Dios no existe: 2011

 

CUENTO

 

1. Finales Aparentes: 2008

 

 

Ésta es la primera novela que publica el joven escritor costarricense  Warren Ulloa y es Uruk Editores, colección Sulayön, el encargado de hacerlo en este año 2011.1

 

No creemos, y estoy seguro, que escritor alguno se haya atrevido a escribir una novela de esta naturaleza y bajo un lenguaje directo, expreso, sin dobles sentidos, descarnado hasta provocar posiblemente en algunos lectores tradicionales voces de sorpresa y por qué no de desaprobación. Esa es sin duda alguna el mérito de la literatura, donde el lenguaje se convierte en una polifónica metáfora de la vida real que sin duda alguna posibilita la obra literaria.

 

Novela polifónica, mural de voces desgarradas, profundamente humanas que desfilan como una sinfonía de contrastes y desnudeces en ese mundo privado, de los personajes. Sorprende la rudeza, la franqueza, el desgarramiento de esos jóvenes que alzan la voz para hilvanar entre trozos de vida, aventuras tan humanas como sorprendentes.

 

"Tenía una carita de niña, que según comprobé, tiempo después, contrastaba con el expediente que tenía entre las piernas. Por ahí de uno setenta de estatura, flaca y bronceada, y caminaba con plasticidad, su pelo era una catarata castaña. Usaba un montón de pulseras y grandes aretes"

 

Así presenta a la joven María Belén, un personaje que ocupará la novela y voz de sus alegrías, penas y a la vez víctima de una sociedad hipócrita, de doble moral, de lucha de generaciones, de enfrentamientos entre padres e hijos, llena de prejuicios y propicia a la enajenación del ser humano, sobre todo los jóvenes y más si se es mujer.

 

Y poco a poco se establece una relación amorosa entre el joven, voz del enunciado primario que abre, la virtualidad de un proceso lleno de uniones y separaciones pero que desnudan los roles de otros personajes, también importantes como son la madre del joven y el padre de la niña. Es así como el abanico de relaciones no solo amorosas sino donde ellos se ven insertos en las drogas, los engaños, las desnudeces de sus familiares que sin duda alguna van penetrando en la privacidad no solo de ellos sino, y esto es lo más importante, de la propia sociedad en que viven. Se deshilvana así la madeja de relaciones, ese tejido oculto que los mismos personajes con sus acciones y vivencias sutilmente van explicitando.

 

No escapan de ese mundo privado las vivencias de padres y los resultados de ellas:

 

"¿Qué los habrá unido? Buena pregunta. Según lo que me había contado don Lorenzo, mi mama se había enamorado de él por esas cosas inexplicables tan estúpidas que tiene el amor o --creía él-- porque cuando joven tenía cierto aire arabesco cuyos atributos étnicos siempre habían enloquecido a mi mamá; nunca lo sabré ni volveré a preguntar a ella qué le vio a mi tata".

 

Y así se va conociendo ese mundo que aparece como obvio pero que entraña un proceso de enajenación cuyos resultados sufren los hijos y así el círculo se va cerrando y abriendo como una espiral sin fin.

 

Y cuando se inicia la parte más cruda del relato, aparece la voz encarnada en un personaje tan vigente: Ratatás.

 

"Me dio la mano. Pura vida, Germán, pero dígame Ratatás, yo le dije mi nombre el que de seguro no escuchó. Al saludarnos (no apretó mi mano sino que la estrechó como si tuviera anemia) nos pidió que subiéramos cuanto antes a la camionetilla. Me detuve, Mabe me preguntó qué me pasaba, le dije que no me iría con un bicho tan raro que apenas conocía, hizo un gesto de enojo y me dijo que no me pusiera delicadito, además que Ratatás era un compa de toda la vida. Está atrasando, decídase. ¿Sube o se queda? La presión de quedar como un verdadero macho que se respeta me impulsó a que me montara en la vanette"

 

Otro personaje víctima de ese mundo degradado. El amigo, no solo drogadicto sino dispuesto a negociar en pequeño y grande el comercio de las drogas. Y aquí como en tierra fértil ingresan los jóvenes y viven ese mundo de espejismos, de magia, de alucinación que los lleva a las más audaces aventuras tras la insaciable búsqueda de la felicidad y su propia identidad que nunca alcanzarán. Padres fracasados en sus proyectos deshumanizados, arañando un poco de felicidad y fracasando siempre en sus intentos e hijos por su lado luchando por "vivir" ese mundo de las drogas como único  lenitivo a su precaria existencia. Héroes degradados en busca de valores en una sociedad donde escasean y se torna cada vez más difícil encontrarlos.

 

Esa es la gran incógnita y paradoja de esta novela: buscar la felicidad, su desarrollo pleno en una sociedad ayuna de posibilidades. Jóvenes que desde niños abren ese proceso de iniciación en sus hogares, luego en los colegios y finalmente se convierten en guiñapos humanos, desterrados de una sociedad hipócrita que practica el doble discurso y engaña a los jóvenes tras un futuro que ni es humano y menos ejemplar.

 

La novela ofrece ese manojo de imágenes que aunque sea tan fuerte, nunca pierde momentos líricos como cuando los personajes reflexionan una  tarde en la playa y al final cuando la joven deja los versos llenos de lirismo sobre su tumba y que da nombre a la novela: Bajo la lluvia Dios no existe. Esta frase se convierte como en un grito que sale de lo más profundo de su ser desamparado, desvalido, despojado de humanidad y de rebeldía justa.

 "Los informes forenses dieron los resultados: Mabe murió en pleno proceso de aborto matando al bebé y suicidándose de paso".

 

Y este poema refleja esa fatal decisión:

 

"Fui el gusano fénix que resurgió

de la carroña.

Me convertí en una mariposa carnívora,

Devoré mi cuerpo putrefacto

Mi cielo estaba conformado

por tres metros bajo tierra,

las señales de humo

no existían.

Ahora soy la momia

más hermosa que

los antropólogos hallaron.

Mi domingo de resurrección

lo canjeé por un viernes de boleros"

 

Exquisita confesión que sintetiza la vida de esa joven y de la juventud en general, en una sociedad degradada como la nuestra.



1 Ulloa Argüello, Warren. Bajo la lluvia Dios no existe. Uruk Editores, San José, 2011.

 

 

 

 

CONCIENCIA DE LUZ

 

 

 La conciencia de la luz, da la luz. Lo que me creó, crea en mí.

 

El adquirir conciencia de aquello que me creó, me hace creador.

 

Yo voy hacia el jardín o hacia el erial, según quiera guiar los pasos. Y miro el cielo de tarde o por la noche, según me plazca. De ahí que si me habitúo a contemplar el jardín, tan intensamente como si lo incorporase a mi vida, para embellecerla y algo de su colorido de su fragancia se comunica a mi pensamiento, cuando adversas circunstancias me inducen a llegar al erial, éste,  - ennobleciéndose súbitamente - se transforma en jardín. Mi pensamiento redime el erial. Mi pensamiento es redentor si yo le doy en mí la libertad. Y yo se la doy rompiendo las ondas que le impiden reconocer su propia maravillosa naturaleza. Tras ellas, la aurora es un bien permanente. Son densas sombras que han cristalizado en mármol y hay que romperlas a golpes tremendos de mazo. Pero cuando se desgajan las primeras moles y empieza a irrumpir la luz primaveral, entonces los mármoles se funden y flota sobre las sombras dispersas la gloria del poder creador. Es la aurora ¡es la luz!

 

¡Sentir que tu vida es la obra de tu pensamiento, sentir el ímpetu del amor que pones en labrarla, sentir la férvida voluptuosidad de contemplar la concepción dentro de la cual la ajustas, y sentir el encanto de pulirla, y admirara la severa dirección de las aristas, y palpar el estremecimiento de las fuerzas en rebelión, y acariciar las crines rubias de la bestia y cegarla cuando encabrita echándose en los ojos puñados de esmeraldas...!

 

¡Mirar el ángel que asciende, mirarlo tornar la aurora en breve imperial!

 

La conciencia de la luz, da la luz.

 

DEL JARDÍN

 

1. ¿Qué pasará?

Para Carmen Lyra.

 

 

El viento, a veces por las noches, sobre todo en las altas horas, aletea tan inquietamente entre las plantas del jardín, que parece haber sido encargado de transmitirles, con cautela y prontitud, quién sabe qué mensajes extraños.

 

Unas plantas cuando pasa, se estremecen como asustadas; otras, se inclinan repentinamente hacia atrás con un gesto de sorpresa; algunas manifiestan su asentimiento con una breve inclinación; otras, como que se alegran y ríen con bullicio infantil; y no deja de haber algunas que permanezcan imperturbables, ni muchas que se quejen o lloren, ni unas cuantas que al oírlo llegar, no más, casi se tiendan sobre el suelo, medrosas tal vez, o serviles...

 

Y parece también que luego que ha pasado, todas comentan sus palabras. Unas, con evidente regocijo que le da suaves tonos al entrechocar desigual de sus hojas; otras con voces airadas que resuenan por todo el jardín; otras..., como si dudaran, se balancean casi con indiferencia; y hay unas que callan profundamente, quizás porque meditan, o porque sufren...

 

Cuando el viento ya va lejos, todas se ponen tan silenciosas, que solo se escucha entonces el rumor musical de algún idilio de los rosales, o el diálogo sereno y melodioso de los altos árboles...Las actitudes empiezan a ser otras: hay plantas que se muestran tranquilizadas; otras que revelan estar temerosas de una nueva noticia fatal; y las hay, que fingiendo desearla, se levantan por sobre las demás para ver venir otra vez al viento que trae...Y cuando vuelve a pasar, se renuevan en el jardín todos los movimientos, ora con violencias, con perezosa lentitud, con forzada rapidez o con ritmos de corazón...Unas se amparan a las otras, rozándose como mujeres que se codean, se trasmiten otras con malicioso deleite el mensaje, o se ocultan tímidamente...

 

Y a veces, de entre la sonora agitación sale a escape un pájaro asustado, como una idea de entre un conjunto de dudas...Otras veces, cuando el viento llega, cesa de croar un sapo que ha estado repitiendo una imprecación. O, cuando se va, rompe a cantar un grillo, para lamentarse largamente o para decir por muchas horas el regocijo del jardín...

 

Y quién sabe qué tragedias surgirán durante esas noches allí, porque en la mañana hay muchos pétalos y muchas hojas en el suelo, y desde la primera hora comienzan a llegar, como azoradas, las mariposas.

 

2. LA LLOVIZNA

Para Lilia González

 

La llovizna tímida que en ciertas noches deshila sobre el jardín sus madejas de plata, mientras lo colora de azul la tenue luz lunar, despierta todas las plantas y las emociona de tal modo, que se oyen entonces palpitar sus corazones. En las de hojas largas y anchas es más intensa la pulsación y claramente se oye el levísimo tac, tac..., tan delicado, tan extraño, que simula ser el adiós con que los perfumes vagabundos se despiden de las pródigas corolas...

 

El viento acompaña con su laúd la música de los corazones, que se distiende blandamente por sobre el regocijo de las plantas, como una gran esperanza sobre un ensueño.

 

En las vibraciones de esa música se trasfunde el alma del jardín: tristezas de araucaria, pesadumbres de violeta, sonrisas de rosal...

 

Y en el jardín, los aromas iluminan, la luna canta, la música perfuma, la lluvia siente, el viento lo tiñe todo de nostalgia y de frío, mientras la noche conmovida recita melancólicamente su poema de estrellas pálidas y de sombras.

 

 

3. LAS NEBLINAS

Para Ester Madrigal A.

 

  

Como una gasa lentamente caída del cielo, cubre la neblina esta noche el jardín.

 

De las plantas, a la distancia, apenas si se ven los contornos, bajo el velo vaporoso. Salvo cerca de los focos, cuyos ojos empañados iluminan, al mirarlas, las eras, y se dilatan contemplando en plenitud de encanto, a través de la humareda de agua, toda la opulencia irisada de las flores y del joyelero verde que las sustenta.

 

Los focos semejan grandes clavos de cabeza luminosa que aquí y allá prenden, para que no lo alcen los vientos, el sutil manto de seda.

Conforme se avanza por las callejas húmedas, que suspiran vapores de argento, van surgiendo, cual evocaciones de dicha, claras y risueñas, las enramadas fragantes, los leves acentos que se creyera ausentes, y vibran los ritmos suaves que se creyeran muertos.

 

Las sendas solo por trechos se adivinan, pero el ruido de los pasos que avanza, ahuyentan las mariposas de nieve que las cubren, y así, a cada paso, aparece limpia una nueva extensión. Mas si se torna la mirada al camino recorrido, ya no se le encuentra, oculto como está de nuevo por los infinitos aleteos blancos. Es tan rápida la transformación, como si dependiera del movimiento de los párpados.

 

Se puede pensar que las neblinas avanzan ante nosotros y siguen también nuestra marcha, tal que si unas fueran los recuerdos y otras las esperanzas.

 

¿Qué encantamiento destruye y crea, a su capricho, sucesivamente, el jardín, como ensayando una representación vesperal de las nubes, que han de dar al día siguiente, el viento y el sol?

 

Y a las neblinas, ¿qué manos ocultas se empeñan en contonearlas, que no cesan de moverse con pesada lentitud, procurando ajustarse, cada vez mejor, al diseño de las plantas? ¿Acaso rizan las estrellas un crespón para la Aurora?

 

La marcha silenciosa, pausada y tímida a lo largo del jardín, tiene la incertidumbre de la imaginación cuando va y viene entre una alegría y un dolor.

 

Y el jardín, esta noche, es como su misma proyección sobre un lago de aguas turbias.

 

Se ponen a ratos violados los focos, por misterios de su alma, sin duda, y dan la impresión de que la lluvia finísima que cae, tiñe suavemente la gasa de niebla.

 

El quiosco, las balaustradas, los bancos de piedra, ¿qué se hizo todo ello?

 

Tal vez la estatua, ahora que nadie la ve, peregrina calladamente entre las arboledas, ocultándose como una lujuria que fulgura en los ojos, mientras los labios, con dulce solemnidad, dicen castas palabras de amor,

 

Los pasos lejanos de las gentes suenan como repetidas rasgaduras del manto inmenso, roto por los extremos de los pinos.

 

Son las neblinas sobre el jardín, como una gran nostalgia que comienza a cubrir todas las dichas del espíritu..., o como un profundo sollozo inesperado que paraliza la vibración de un beso.

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