WARREN ULLOA ARGÜELLO
(1981)
Warren Ulloa Argüello nació en San Antonio de Belén, Heredia, 8 de junio de 1981. Cuentista, novelista y asiduo colaborador literario de www.89decibeles.com, y el segmento Libros del Semanario Universidad. Ha colaborado con la revista Soho. Administra un grupo literario en Facebook: Literofilia: Adicción por la literatura y posee hace más de siete años un blog:http://literofilia.ticoblogger.com/. En el 2008 publicó su primer cuentario, Finales aparentes (San José: Uruk). Bajo la lluvia Dios no existe es su primera novela. Trabaja actualmente en otra novela.
LO QUE HA ESCRITO WARREN ULLOA ARGÜELLO
NOVELA
1. Bajo la lluvia Dios no existe: 2011
CUENTO
1. Finales Aparentes: 2008
Ésta es la primera novela que publica el joven escritor costarricense Warren Ulloa y es Uruk Editores, colección Sulayön, el encargado de hacerlo en este año 2011.
No creemos, y estoy seguro, que escritor alguno se haya atrevido a escribir una novela de esta naturaleza y bajo un lenguaje directo, expreso, sin dobles sentidos, descarnado hasta provocar posiblemente en algunos lectores tradicionales voces de sorpresa y por qué no de desaprobación. Esa es sin duda alguna el mérito de la literatura, donde el lenguaje se convierte en una polifónica metáfora de la vida real que sin duda alguna posibilita la obra literaria.
Novela polifónica, mural de voces desgarradas, profundamente humanas que desfilan como una sinfonía de contrastes y desnudeces en ese mundo privado, de los personajes. Sorprende la rudeza, la franqueza, el desgarramiento de esos jóvenes que alzan la voz para hilvanar entre trozos de vida, aventuras tan humanas como sorprendentes.
"Tenía una carita de niña, que según comprobé, tiempo después, contrastaba con el expediente que tenía entre las piernas. Por ahí de uno setenta de estatura, flaca y bronceada, y caminaba con plasticidad, su pelo era una catarata castaña. Usaba un montón de pulseras y grandes aretes"
Así presenta a la joven María Belén, un personaje que ocupará la novela y voz de sus alegrías, penas y a la vez víctima de una sociedad hipócrita, de doble moral, de lucha de generaciones, de enfrentamientos entre padres e hijos, llena de prejuicios y propicia a la enajenación del ser humano, sobre todo los jóvenes y más si se es mujer.
Y poco a poco se establece una relación amorosa entre el joven, voz del enunciado primario que abre, la virtualidad de un proceso lleno de uniones y separaciones pero que desnudan los roles de otros personajes, también importantes como son la madre del joven y el padre de la niña. Es así como el abanico de relaciones no solo amorosas sino donde ellos se ven insertos en las drogas, los engaños, las desnudeces de sus familiares que sin duda alguna van penetrando en la privacidad no solo de ellos sino, y esto es lo más importante, de la propia sociedad en que viven. Se deshilvana así la madeja de relaciones, ese tejido oculto que los mismos personajes con sus acciones y vivencias sutilmente van explicitando.
No escapan de ese mundo privado las vivencias de padres y los resultados de ellas:
"¿Qué los habrá unido? Buena pregunta. Según lo que me había contado don Lorenzo, mi mama se había enamorado de él por esas cosas inexplicables tan estúpidas que tiene el amor o --creía él-- porque cuando joven tenía cierto aire arabesco cuyos atributos étnicos siempre habían enloquecido a mi mamá; nunca lo sabré ni volveré a preguntar a ella qué le vio a mi tata".
Y así se va conociendo ese mundo que aparece como obvio pero que entraña un proceso de enajenación cuyos resultados sufren los hijos y así el círculo se va cerrando y abriendo como una espiral sin fin.
Y cuando se inicia la parte más cruda del relato, aparece la voz encarnada en un personaje tan vigente: Ratatás.
"Me dio la mano. Pura vida, Germán, pero dígame Ratatás, yo le dije mi nombre el que de seguro no escuchó. Al saludarnos (no apretó mi mano sino que la estrechó como si tuviera anemia) nos pidió que subiéramos cuanto antes a la camionetilla. Me detuve, Mabe me preguntó qué me pasaba, le dije que no me iría con un bicho tan raro que apenas conocía, hizo un gesto de enojo y me dijo que no me pusiera delicadito, además que Ratatás era un compa de toda la vida. Está atrasando, decídase. ¿Sube o se queda? La presión de quedar como un verdadero macho que se respeta me impulsó a que me montara en la vanette"
Otro personaje víctima de ese mundo degradado. El amigo, no solo drogadicto sino dispuesto a negociar en pequeño y grande el comercio de las drogas. Y aquí como en tierra fértil ingresan los jóvenes y viven ese mundo de espejismos, de magia, de alucinación que los lleva a las más audaces aventuras tras la insaciable búsqueda de la felicidad y su propia identidad que nunca alcanzarán. Padres fracasados en sus proyectos deshumanizados, arañando un poco de felicidad y fracasando siempre en sus intentos e hijos por su lado luchando por "vivir" ese mundo de las drogas como único lenitivo a su precaria existencia. Héroes degradados en busca de valores en una sociedad donde escasean y se torna cada vez más difícil encontrarlos.
Esa es la gran incógnita y paradoja de esta novela: buscar la felicidad, su desarrollo pleno en una sociedad ayuna de posibilidades. Jóvenes que desde niños abren ese proceso de iniciación en sus hogares, luego en los colegios y finalmente se convierten en guiñapos humanos, desterrados de una sociedad hipócrita que practica el doble discurso y engaña a los jóvenes tras un futuro que ni es humano y menos ejemplar.
La novela ofrece ese manojo de imágenes que aunque sea tan fuerte, nunca pierde momentos líricos como cuando los personajes reflexionan una tarde en la playa y al final cuando la joven deja los versos llenos de lirismo sobre su tumba y que da nombre a la novela: Bajo la lluvia Dios no existe. Esta frase se convierte como en un grito que sale de lo más profundo de su ser desamparado, desvalido, despojado de humanidad y de rebeldía justa.
Y este poema refleja esa fatal decisión:
"Fui el gusano fénix que resurgió
de la carroña.
Me convertí en una mariposa carnívora,
Devoré mi cuerpo putrefacto
Mi cielo estaba conformado
por tres metros bajo tierra,
las señales de humo
no existían.
Ahora soy la momia
más hermosa que
los antropólogos hallaron.
Mi domingo de resurrección
lo canjeé por un viernes de boleros"
Exquisita confesión que sintetiza la vida de esa joven y de la juventud en general, en una sociedad degradada como la nuestra.
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