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Morfología y sintaxis. Ejercicio quinto

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QUINTO

 

 

"Después deseó satirizar a los laboriosos compulsivos y se detuvo en la Abeja, que trabajaba estúpidamente sin saber para qué ni para quién; pero por miedo de que sus amigos de este género, y especialmente uno, se ofendieran, terminó comparándola favorablemente con la Cigarra, que egoísta no hacía más que cantar y cantar dándoselas de poeta, y desistió de hacerlo."

Animales y hombres. Augusto Monterroso.

 

Dividamos el párrafo en oraciones gramaticales con sentido completo.

 

1[Después deseó satirizar a los laboriosos compulsivos] y

2[se detuvo en la Abeja, que trabajaba estúpidamente sin saber para qué ni para quién] pero

3[por miedo de que sus amigos de este género, y especialmente uno, se ofendieran,]

4[terminó comparándola favorablemente con la Cigarra, que egoísta no hacía más que cantar y cantar dándoselas de poeta,] y

5[desistió de hacerlo]

 

El párrafo está compuesto por cinco oraciones gramaticales con sentido completo. Son cinco ideas (o imágenes) secundarias que expresan una sola principal o fundamental.

 

1.1 El verbo conjugado de la primera oración es DESEÓ. Está en pretérito (indefinido) de indicativo y representa la tercera persona singular (representa al mono escritor, si leemos el relato completo). Es un verbo transitivo.

 

1.2  El SUJETO está representado por la desinencia del verbo Ó, tercera persona singular, ÉL.

 

1.3 La frase nominal SATIRIZAR A LOS LABORIOSOS COMPULSIVOS está compuesta por el verbo SATIRIZAR en infinitivo sustantivado. La función sintáctica de esta frase sustantiva es COMPLEMENTO DIRECTO. A LOS LABORIOSOS COMPULSIVOS es una frase nominal complemento directo del infinitivo. Posee un una preposición y un artículo definido en plural y de género masculino y el núcleo de la frase lo representa LABORIOSOS que a pesar de ser adjetivo está funcionando como sustantivo y es calificado por el adjetivo  COMPULSIVOS, ambos en plural y masculino.

 

Esta es una ORACIÓN TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA

 

2.1 El verbo conjugado de la segunda oración es DETUVO. Tiene los mismos accidentes del verbo anterior. Es intransitivo.

 

2.2 El SUJETO de esta oración es el mismo de la anterior en todo sentido.

 

2.3. El SE es una partícula que forma parte del mismo verbo DETENERSE.

 

2.4 En LA ABEJA, QUE TRABAJABA ESTÚPIDAMENTE SIN SABER PARA QUÉ NI PARA QUIÉN es una frase nominal que cumple la función sintáctica de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIA de (¿lugar?) objeto, es una especie de detener la mirada en algo. La abeja es el núcleo de la frase y la determina un artículo definido femenino singular y la califica una oración subordinada adjetiva y otra frase de complemento circunstancial iniciada por la preposición SIN  y los pronombres relativos QUÉ y QUIÉN. ESTÚPIDAMENTE es un adjetivo adverbializado, con el morfema -MENTE; NI  es una conjunción negativa y PARA una preposición.

 

Esta es una ORACIÓN INTRANSITIVA.

 

3.1 El verbo de la tercera oración es TERMINÓ. Tiene los mismos accidentes verbales que los anteriores.

 

3.2 El SUJETO sigue siendo el mismo.

 

3.3 La frase nominal que comienza con la preposición POR y que tiene como núcleo el sustantivo MIEDO determinado por una oración subordinada sustantiva de pertenencia, DE QUE SUS AMIGOS DE ESTE GÉNERO, Y ESPECIALMENTE UNO, tiene como función sintáctica ser COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de causa.

 

3.4 La frase última y compleja COMPARÁNDOLA FAVORABLEMENTE CON LA CIGARRA, QUE EGOÍSTA NO HACÍA MÁS QUE CANTAR Y CANATAR DÁNDOSELAS DE POETA tiene por función sintáctica COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de modo. Esta frase adverbial tiene como núcleo el  gerundio COMPARÁNDO y un complemento circunstancial representado en la frase nominal CON LA CIGARRA, que además esta calificada por una oración subordinada adjetiva negativa QUE EGOÍSTA NO HACÍA MÁS QUE CANTAR Y CANATAR DÁNDOSELAS DE POETA. Esta oración subordinada adjetiva posee otra subordinada adjetiva QUE CANTAR Y CANTAR, que bien podríamos sustituir así: La cigarra que era egoísta y que no hacía otra cosa que no fuese cantar y cantar. La frase DÁNDOSELAS DE POETA cumple con la función sintáctica de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de modo. Su núcleo es otro gerundio,  DANDO. SE es una partícula del verbo DARSE y LAS ES UN PRONOMBRE PERSONAL de tercera persona plural. Aquí el sentido se obtiene por la expresión completa.

 

Esta oración es INTRANSITIVA

 

4.1 El verbo de la cuarta y última oración es DESISTIÓ. Tiene los mismos accidentes verbales de los anteriores. Es intransitivo

 

4.2 El SUJETO de esta oración es el mismo de las anteriores.

 

4.3 La frase DE HACERLO está compuesta por una preposición DE, una forma no personal del verbo HACER y el pronombre personal neutro LO. La función sintáctica de esta frase nominal es de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL.                                                                                                             

 

Esta es otra oración INTRANSITIVA.

 

Morfología y sintaxis. Ejercicio cuarto

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CUARTO

 

"_ ¡Diles  que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad."

¡Diles que no me maten!

El llano en llamas, Juan Rulfo.

 

Ahora dividiremos el párrafo en oraciones gramaticales con sentido completo.

 

1 [¡Diles que no me maten, Justino!]

2 [Anda]

3 [vete a decirles eso]

4 [Que por caridad]

5 [Así diles]

6 [Diles que lo hagan por caridad]

 

1.1 El verbo de la primera oración es DI. El tiempo es presente del modo imperativo, segunda persona del singular. Es un mandato que un yo de la enunciación solicita a un , en este caso se trata de Justino.

 

1.2 El SUJETO lo da la desinencia verbal, sería un pero aquí está expreso en la persona Justino, un nombre propio singular.

 

1.3 La expresión QUE NO ME MATEN ocupa la función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO. Está compuesta por la conjunción QUE, el adverbio negativo NO, un pronombre personal ME y un verbo conjugado MATEN. Es una oración subordinada sustantiva.

 

1.4 LE es un pronombre personal, en este caso sustituye al YO solicitante de la súplica. Tiene la función sintáctica de COMPLEMENTO INDIRECTO.

 

Esta es una ORACIÓN TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA.

 

2.1 El verbo de la segunda oración es ANDA. Es un verbo intransitivo. Está como el anterior en presente del imperativo y representa la segunda persona singular. Esta forma verbal es la oración.

 

2.2 El SUJETO  es desinencial y lo representa un , el mismo Justino.

 

Esta es una ORACIÓN INTRANSITIVA.

 

3.1 El verbo de la tercera oración es VE y tiene los mismos accidentes de los anteriores. Es también intransitivo.

 

3.2 El SUJETO es el mismo (tú, Justino)

3.3 La frase nominal A DECIRLES ESO tiene como núcleo el infinitivo DECIR en función sustantiva acompañado por la preposición A, el pronombre personal LES y ESO, un pronombre determinativo demostrativo, singular y neutro. Toda la expresión tiene la función de COMPLEMENTO INDIRECTO.

 

3.4 TE es un pronombre personal. Ocupa la función sintáctica de COMPLEMENTO INDIRECTO. Hay una reiteración del CI.

 

Ésta es una ORACIÓN INTRANSITIVA.

 

4.1 El verbo de esta oración es elíptico, no aparece pero puede imaginarse, TENGAN, (QUE TENGAN CARIDAD, o QUE LO HAGAN POR CARIDAD). En todo caso sería una oración subordinada sustantiva en función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO pero no aparece el verbo quizás por no reiterarse. DILES QUE ES POR CARIDAD sería otra oración sustitutiva.

 

Esta es una oración llamada UNIMEMBRE. Pero según sea el verbo que imaginemos puede nominarse como ORACIÓN TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA. CARIDAD sería el COMPLEMENTO DIRECTO.

 

5.1 El verbo de la cuarta oración es DI y mantiene los mismos accidentes o formas verbales de las anteriores oraciones.

 

5.2 El SUJETO de esta quinta oración es el mismo Justino.

 

5.3 LES es un pronombre personal de tercera persona plural y cumple la función sintáctica de COMPLEMENTO INDIRECTO.

 

5.4 ASÍ es un adverbio de modo y cumple la función de COMPLEMENTO CIRCUSTANCIAL de modo.

 

Esta es una ORACIÓN INTRANSITIVA.

 

6.1 El verbo de esta última oración es DI y tiene las mismas condiciones formales de los anteriores.

 

6.2 El SUJETO es el mismo Justino.

 

6.3 QUE LO HAGAN POR CARIDAD es una oración subordinada sustantiva en función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO. Esta oración esclarece la cuarta oración que no tenía verbo conjugado. Ahora la podemos equiparar. Aquí sí tiene una oración principal que en la cuarta no apareció formalmente. QUE es una conjunción que subordina, LO es un pronombre personal neutro, de tercera persona cuya función, en esa oración, es de COMPLEMENTO DIRECTO. HAGAN es el verbo transitivo conjugado en presente de subjuntivo, tercera persona plural y POR es una preposición que acompaña al sustantivo abstracto CARIDAD, femenino y singular. Esta última expresión cumple la función de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL, en esa oración subordinada sustantiva. 

 

Morfología y sintaxis: Tercer ejercicio

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TERCERO

 

"Otra, como tantas veces, llegó Mateo a su casa cayéndose de borracho. Llamó a su mujer y a su hija. Cogió dos cuchillos y se puso a amolarlos, uno con otro, porque le daba placer asustar a la gente más débil que él; después hundió el filo de los cuchillos en un horcón. Vomitó unas palabrotas y, entre los azules llamarones del alcohol, dijo lo que muchas veces tuvo ganas de decir:

_ ¡Ya me aburrí de vos, Antonia!.. ¡Tengo ...otra mujer!...'ahí te dejo con esa...mocosa!..."

Los Colores. Carlos Salazar herrera

 

Dividamos el párrafo en oraciones gramaticales y con sentido completo. Cada una ofrece una idea o imagen.

 

1[Otra, como tantas veces, llegó Mateo a su casa cayéndose de borracho]

2[Llamó a su mujer y a su hija]

3[Cogió dos cuchillos]

4[y se puso a moldarlos, uno con otro,]

5[porque le daba placer asustar a la gente más débil que él;]

6[después, hundió el filo de los cuchillos en un horcón.]

7[Vomitó unas palabrotas y]

8[entre los azules llamarones del alcohol, dijo lo que muchas veces tuvo ganas de decir:

- ¡Ya me aburrí de vos, Antonia!...¡Tengo...otra mujer!...¡Ahí te dejo con esa...mocosa!...]

Los Colores Carlos Salazar Herrera

 

1 LLEGÓ es el verbo de la primera oración. Está en modo indicativo y tiempo pretérito indefinido, tercera persona singular. Es un verbo intransitivo.

 

1.2 MATEO es el SUJETO (Suj.) de la oración. Es quien realiza la acción del verbo LLEGAR. Es un nombre propio y representa una persona, un hombre.

 

1.3 OTRA, COMO TANTAS VECES es una frase nominal. El núcleo de ella es VECES y es un sustantivo abstracto que indica tiempo, ocasión. Está en plural y es femenino. Es un sustantivo común. La frase costa de varias palabras que determinan a este sustantivo y especifican su significado. OTRA es un adjetivo indefinido en este caso funciona como pronombre y sustituye a VEZ para no reiterarla. Está por ello en singular y es femenino. COMO es un adverbio de modo y TANTAS es un adjetivo determinativo numeral de cantidad. Concuerda con veces en género y número (femenino y plural). La función sintáctica de esta frase es de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL DE MODO (CC).

 

1.4 A SU CASA es una frase nominal. El núcleo lo ocupa el sustantivo CASA. A es una preposición que indica lugar y SU es un adjetivo determinativo posesivo en singular y de género femenino. La función sintáctica de esta frase es COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de lugar.

 

1.5 CAYÉNDOSE DE BORRACHO es una frase adverbial. Su núcleo es el gerundio o forma no personal del verbo CAERSE. DE BORRACHO es una frase nominal que complementa la acción expresada por el gruñido y da pertenencia. Está compuesta por la preposición DE y el sustantivo BORRACHO QUE A VECES TAMBIÉN FUNCIONA COMO ADJETIVO. (El hombre borracho). Esta frase adverbial cumple la función sintáctica de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de modo. Expresa la manera de LLEGAR Mateo a su casa.

 

Esta es una ORACIÓN INTRANSITIVA.

 

2. 1 El verbo de la segunda oración es LLAMÓ y está en el modo indicativo y su tiempo es el pretérito indefinido. Es singular y usa la tercera persona. Es un verbo transitivo.

 

2.2 El SUJETO de esta oración es el mismo de la anterior pero no hay necesidad de repetirlo. La desinencia del verbo LLAMA (ó), lo señala.

2.3 A SU MUJER Y A SU HIJA es una frase nominal compuesta por dos sustantivos: mujer e hija. Los une la conjunción Y pero, en su conjunto esta frase cumple con la función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO. La preposición A se usa cuando se trata de personas, como en este caso. La palabra SU, repetida es un adjetivo determinativo posesivo en singular y de género femenino. Expresa pertenencia.

 

Ésta es una ORACIÓN TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA. Es yuxtapuesta con respecto a la anterior.

 

3.1 COGIÓ es el verbo de esta oración y tiene los mismos atributos del verbo anterior.

 

3.2 El SUJETO es el mismo de la oración precedente.

 

3.3 DOS CUCHILLOS es una frase nominal compuesta por el adjetivo determinativo numeral DOS y el sustantivo CUCHILLOS, común, concreto, plural y masculino. La frase cumple con la función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO.

 

LA ORACIÓN GRAMATICAL ES TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA. Es yuxtapuesta con la anterior pero coordinada copulativa respecto a la siguiente.

 

4.1 PUSO A AMOLDARLOS es una PERÍFRASIS VERBAL. Tiene los mismos accidentes DE PERSONA Y NÚMERO que las anteriores  pero este verbo está gramaticalizado y necesita del infinitivo AMOLDAR para completar el significado. La palabra LOS es un pronombre personal que sustituye, en este caso a CUCHILLOS y se convierte en COMPLEMENTO DIRECTO del infinitivo AMOLDAR. UNO CON OTRO es una frase pronominal que cumple la función sintáctica de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de modo.

 

4.2 El sujeto es el mismo de las oraciones anteriores. Es desinencial.

 

LA ORACIÓN SINTÁCTICAMENTE ES TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA

 

5.1 El verbo de esta oración es DABA. Los accidentes de género y número son los mismos. El tiempo varía un poco. Ahora es el pretérito imperfecto. Es un verbo transitivo.

 

5.2 El SUJETO es la frase ASUSTAR A LA GENTE MÁS DÉBIL QUE ÉL. Está compuesta por el infinitivo ASUSTAR  y el grupo nominal A LA GENTE MÁS DEBIL QUE ÉL. Asustar es el núcleo, un infinitivo sustantivado, y MAS DÉBIL QUE ÉL es otra frase nominal con el verbo (ERA) elíptico y en función de subordinada adjetiva. Observe que la frase A LA GENTE MÁS DÉBIL QUE ÉL se le puede dar la función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO del infinitivo ASUSTAR. Esto ES factible en el idioma pero no se realiza sino que se toma la función sintáctica del verbo principal y no de las oraciones subordinadas o los complementos de las formas no personales del verbo, a pesar de que existan.                                                                                                       

 

5.3 La palabra LE es un pronombre personal singular y de tercera persona. Su función sintáctica es de COMPLEMENTO INDIRECTO.

 

5.4 PLACER es un verbo en infinitivo sustantivado. Su función sintáctica es COMPLEMENTO DIRECTO.

 

Ésta es UNA ORACIÓN TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA

 

6.1 El verbo de la oración sexta es HUNDIÓ. Cumple los accidentes de las oraciones iniciales. Es Transitivo.

 

6.2 La palabra DESPUÉS es un adverbio de tiempo y eso es lo que señala. Es un COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de tiempo.

 

6.3 EL FILO DE LOS CUCHILLOS es una frase nominal en la función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO. La frase compuesta por el artículo definido EL y el  sustantivo FILO, ambos en singular y de género masculino. FILO es el núcleo y también lo determina la frase DE LOS CUCHILLOS compuesta por la preposición DE, más el artículo definido LOS y el sustantivo CUCHILLOS, ambos en plural y masculino. Es una frase de pertenencia.

 

6.4 EN UN HORCÓN es una frase nominal en función sintáctica de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de lugar. Está compuesta por la preposición EN de lugar y el artículo indefinido UN más el sustantivo núcleo horcón que es singular masculino, común y concreto.

 

Esta es una ORACIÓN TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA

 

7.1 El verbo de esta oración es VOMITÓ y mantiene los mismos accidentes de las oraciones primeras. Es transitivo.

 

7.2 El SUJETO  es desinencial y representa al mismo Mateo.

 

7.3 UNAS PALABROTAS es una frase nominal cuyo núcleo es PALABROTAS y está acompañado por el artículo indefinido UNAS. Ambos están en plural y pertenecen al género femenino. La función sintáctica de esta frase es COMPLEMENTO DIRECTO.

 

Esta oración es TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA

 

8.1 El verbo de la oración octava es DIJO. Es transitivo y tiene los mismos accidentes que el anterior.

 

8.2 El SUJETO es el mismo Mateo, representado por la desinencia del verbo.

 

8.3 Todo lo siguiente desde lo que... hasta mocosa es el COMPLEMENTO DIRECTO (lo dicho por él). Revisemos la composición de este Complemento Directo (CD).

 

a. LO QUE MUCHAS VECES TUVO GANAS DE DECIR: Esta es una oración subordinada adjetiva sustantivada por el artículo definido neutro LO. Tiene un verbo conjugado TUVO, el sujeto desinencial (ÉL) y el Complemento Directo GANAS DE DECIR. Por sí sola es una Transitiva Directa Oblicua, pero no se suele hacer ese análisis pues solo interesa el de la oración principal. La subordinada solo cumple una función sintáctica respecto a la anterior. En este caso de Complemento Directo. Esta misma función de Complemento Directo ocupa la oración, también subordinada de DIJO: ¡YA ME ABURRÍ DE VOS...ANTONIA! y las dos siguientes TENGO...OTRA MUJER... y ¡AHÍ (sin tilde) TE DEJO CON ESA...MOCOSA!

 

Las cuatro oraciones son subordinadas sustantivas y tienen la misma función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO del verbo DECIR.

 

Si preguntamos al verbo ¿Qué fue lo que dijo?, la respuesta estaría expresada por cuatro oraciones diferentes:

 

a. Lo que muchas veces tuvo ganas de decir

b.- ¡Ya me aburrí de vos, Antonia!...

c. ¡Tengo...otra mujer!...

d. ¡Ahí te dejo con esa...mocosa!...

 

Las tres oraciones subordinadas finales son admirativas y son complementos directos del verbo infinitivo DECIR y forman parte de esa interesante estructura formal de la oración principal. En este caso se puede afirmar que las cuatro oraciones forman un COMPLEMENTO DIRECTO COMPUESTO DE ORACIONES SUBORDINADAS SUSTANTIVAS  Y ADMIRATIVAS (las tres últimas) YUSTAPUESTAS.

 

b. La frase ENTRE LOS AZULES LLAMARONES DEL ALCOHOL es nominal y tiene la función sintáctica de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de tiempo. Consta de la preposición ENTRE más el artículo definido plural y masculino LOS, el adjetivo calificativo AZULES y el sustantivo concreto, común LLAMARONES, QUE ES EL NÚCLEO de la frase. Todos masculinos y plurales y determinados por la frase de pertenencia DEL ALCOHOL,  compuesta por la contracción DEL (de+el) y el sustantivo alcohol Que es el núcleo, sustantivo concreto, común en singular y masculino.

 

Esta última oración es TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA.

Carlos Darío Angulo Zeledón

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Carlos Darío Angulo Zeledón (1944)
CARLOS DARÍO ANGULO ZELEDÓN
(1944)
 
Carlos Darío Angulo Zeledón nació en San José el día 11 de junio de 1944. Murió en el año 2000. De profesión periodista.

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS DARÍO ANGULO ZELEDÓN

 

NOVELA

 

1.   Juegos de ceniza: 1996

 

Esta es la única novela que escribió Carlos Darío Angulo Zeledón. La llamó Juegos de ceniza y la publicó en el año 1996.1

 

Es una novela de aventuras. Utiliza el realismo maravilloso como técnica para introducir hechos sobrenaturales que conviven con los reales como algo natural. El protagonista es Juan, el Orangután mercenario que participó en 1953 en un fusilamiento de traficantes de opio en China, por invitación de un militar chino, El sargento chino, que había luchado en bandos contrarios, en la guerra de EUA contra Viet Nam y fueron heridos y confinados en el mismo hospital. Ahí comienzan las aventuras de este personaje que viaja por diferentes países y termina, antes de morir o como el mismo cree reencarnar, en Costa Rica. Es el año 1963, cuando la visita a este país del presidente de los Estados Unidos, J. F. Kennedy y el volcán Irazú, inicia la fumigación de ceniza sobre el valle central y más allá, por más de un año. En este país, se mezcla con los cubanos exilados, y con ellos inicia una serie de aventuras, tanto amorosas como de espionaje y subversivas, contra Cuba y se inmiscuye en el asesinato de Kennedy. Su esposa Amparo y sus dos hijos, Víctor y Flora, todos por separado viven diferentes aventuras de toda naturaleza, amantes, fantasmas, viajes, esculturas, revoluciones, seminarios, misiones, curas, expulsiones de la iglesia, encuentros y despedidas, muertes, hechizos, pitonisas, exorcismos, locuras, manicomios, cegueras, mudos, hospitales, cárceles, matrimonios, nietos, etc. Todas estas aventuras suceden en forma lineal y natural, en este largo recorrido por hechos históricos y acontecimientos trágicos de la naturaleza, hasta llegar al año 1979. Es un recorrido farandulero, turístico por Cuba, E. U., Alaska, Canadá, Europa, Asia, Rusia, en compañías de ballet, misiones anticomunistas, de golpes de estado por Latinoamérica, rebeliones de Víctor, primero con los derechistas y luego con los comunistas, para terminar estudiando para cura y luego de sublevar al pueblo, donde fue enviado, es excomulgado por el obispo y terminar en Rusia con esposa baletista al igual que su hermana.

 

Es una novela entretenida que rememora los acontecimientos de una historia que se inserta en la globalización. Un panorama turístico, fotográfico, olímpico, de enciclopedia que pierde en profundidad lo que gana en volumen.

 

RAFAEL JIMÉNEZ BONILLA

(1944)

 

Rafael Jiménez nació en San José el 24 de septiembre de 1944. Es médico de profesión, hematólogo. Solo ha escrito una novela Un siglo de veinte siglos en la que duró 14 años creándola. Conocemos poco de su biografía. Sabemos que actualmente trabaja en el Hospital Nacional de Niños.

 

LO QUE HA ESCRITO RAFAEL JIMÉNEZ BONILLA

 

 

NOVELA

          

                                                        

1. Un siglo de veinte siglos: 2001

 

 

Un siglo de veinte siglos es la primera novela escrita por el hematólogo Rafael Jiménez Bonilla y la publicó en el año 2001.1

 

Ésta es la única novela que ha escrito este hematólogo. No cabe duda que el proyecto novelesco fue enorme, en ambición y extensión. Eso de escribir una novela que abarcara todo un siglo, el veinte y una vida, como paralelo, de un médico científico inglés, es una gran osadía. El resultado es una novela de más de quinientas páginas, reducidas, según el mismo autor.

 

Es una novela tradicional, realista, monofónica, de una sola voz y perspectiva, la del narrador omnisciente (autor), lineal, cronológica y de una clara y no disimulada visión positiva de la historia, oficialista. No hay censura, criticidad ni ruptura con los paradigmas establecidos por la oficialidad y el poder económico. Está bien escrita y su lectura resulta entretenida. La visión del mundo ofrecida en la obra, es positiva, un tanto ingenua pero sincera y quizás superficial. En ocasiones, cuando leíamos la novela, se nos parecía a un tour, ya no por lugares turísticos e históricos descritos por el guía de turno, sino por la historia del siglo veinte.

 

A pesar de que el autor, al final de la novela, en una especie de aclaración, informa sobre la existencia real de Philip Grimes, el inglés protagonista de la historia novelesca, enterrado en el Cementerio General de San José, en el Camposanto de los extranjeros, y no dudar de esa referencia histórica, preferimos comentar la novela desde su propio verosímil. Un detalle puede ser de utilidad para evitar la tentación de guiar la crítica novelesca en un paralelismo entre realidad histórica y novelesca. Se trata del premio Nóbel en medicina, compartido con el norteamericano Hermann Joseph Muller en 1946 (1890-1967), genetista y premio Nóbel estadounidense, conocido por la inducción de mutaciones en los genes de la mosca de la fruta mediante rayos X. Es también conocido por sus severas advertencias sobre los efectos de la radiación nuclear en los genes humanos.

 Las listas oficiales afirman al norteamericano, como el único premio Nóbel de ese año y no mencionan al inglés que no aparece como un personaje importante en la historia de la inanidad

 

La novela está estructurada como un paralelo entre la biografía del hematólogo Philip Grimes y los acontecimientos del siglo veinte, sobre todo occidentales. Por esta razón la obra se estructura como una biografía de un personaje y de un siglo, al menos eso pretende ser. Así se convierte en una extensa descripción de aventuras acerca del protagonista, envueltas en el contexto histórico-social europeo. El personaje no forma parte protagónica de ningún acontecimiento histórico, se convierte en un simple mortal, espectador y sufriente o admirador de los sucesos históricos. Se mantiene al margen de los sucesos, a pesar de que su propia existencia, lógicamente es determinada por algunos hechos históricos, tal es el caso de la salida de su patria, Inglaterra, como una alternativa de sus padres para huir de la Guerra Mundial y las atrocidades de Hitler.

 

La estructura lineal de la novela se objetiva en tres momentos básicos de la biografía de Philip:

 

1. La niñez en Costa Rica.

 

2. El matrimonio con Agnes, una española de la familia Fiorito, el premio Nóbel y el viaje a Las selvas venezolanas, donde perdió a su esposa, asesinada por unos buscadores de diamantes y se relacionó con los indios en las riberas del Orinoco y se hizo amigo de Omalá e Ito.

 

3. El segundo matrimonio con Isabel, la rica costarricense y su permanencia y muerte en Costa Rica, en el año 1999, octogenario.

 

Niñez, madurez y vejez, tres momentos importantes en la vida de cualquier persona. Aprendizaje, vigencia y muerte, la primera la realizó en Costa Rica, estudió en un centro religioso, El Seminario, conoce Limón, aprende el español, experimenta algunas aventuras propias de su edad adolescente y luego regresa a Inglaterra para continuar los estudios en medicina. Los padres permanecen en Costa Rica, cerca del ferrocarrilero Minor Keith y sus empresas millonarias, en proyectos relacionados con las máquinas de tren. Mueren en un accidente, mientras su hijo permanecía en el río Orinoco.

 

La segunda etapa se desarrolla en Inglaterra, donde se gradúa de médico, investiga y trabaja en hospitales, se relaciona con Agnes, se casa y recibe el premio Nóbel en 1946, juntamente con Muller, viaja a Venezuela, se interna por el Orinoco y convive con los indios en la selva. Aprende de ellos sus costumbres y sabidurías, sufre la muerte de su esposa por manos de un desalmado y solo regresa a su patria, Inglaterra.

 

La tercera parte de su vida se presenta al inicio como un médico responsable, trabajador insigne, investigador incansable pero un tanto aventurero, en lo personal. Se ve envuelto en aventuras amorosas apasionadas, con una bibliotecaria, luego con una enfermera y por último, en forma casual y accidental, con una costarricense, rica que estudiaba en Inglaterra, Isabel Castro, de familia cafetalera, inmensamente poderosa, prototipo de los gamonales de mediados de siglo. Viaja a Costa Rica con ella, y se casa, poco tiempo después. Viven una vida sin tropiezos, salvo la muerte de una hija, Annes, de leucemia, entre viajes a otros países, conferencias, fiestas, paseos, estancias en las muchas haciendas de su propiedad y contemplaciones místicas desde los altos de una enorme casona, cerca del Teatro Nacional que el padre de Isabel, Antonio, le regalara para que viviera con su esposo.

 

Ésta y un sin fin de aventuras, tertulias, viajes, regresos, fiestas, contemplaciones, recuerdos, añoranzas, meditaciones, evocaciones, reminiscencias, casualidades, como la vez que se levantó de su cama porque llamaron a su puerta y al mirar quién lo hacía descubrió que no había persona alguna. De regreso a su cama descubrió la araña luminosa desprendida del cielo raso, en su cama. Todo gira naturalmente, sin rupturas, sin conflictos, a no ser los naturales, las dudas, los deseos, los ideales, las buenas intenciones.

 

Estas tres etapas de la biografía de Philip y sus necesarias relaciones con terceros, están salpicadas de referencias históricas a innumerables acontecimientos ocurridos en el paso del tiempo del siglo veinte. Algunos se enumeran, otros, se citan, los más reciben algún comentario breve. Se presentan como un acopio de erudición, de asombro, de afirmación, de estar enterado, de pulso histórico, de seguimiento, pero nunca de análisis, de criticidad, de rebeldía, de confrontación, de enfrentamiento, de conflicto. Casi no escapa nada, ningún suceso. Es como un noticiero matutino del siglo veinte o como un recordatorio de los muertos del año. Los acontecimientos, quizás olvidados, provienen del lado oficial de la historia, el napam de Viet Nam, el Pinochet de los gringos, estos sucesos feos del "buen gringo", no se desempolvan, se olvidan, se acallan. Lo mismo pasa con la visión de la América indígena. El genocidio español no pasa de ser una leyenda negra. Hay que ver solo lo positivo, y esto, se aproxima mucho al paroxismo de la boda real que acabamos de presenciar, la boda de la vergüenza, el derroche, la ostentación, en frente de miles de hambrientos y menesterosos y vecinos de las peores y más humillantes torturas de la historia, jamás imaginables, realizadas en nombre de Dios, de la libertad y la civilización. ¡Vaya paradoja!   

 



1 Darío Angulo, Carlos D. Juegos de ceniza. Ed. Realidad, San José, 1996.

 

1 Jiménez, Rafael. Un siglo de veinte siglos. Ed. Rafael Jiménez, San José, 2001.

La muerte de la Madre Teresa de Calcuta

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LA MUERTE DE LA MADRE TERESA

 

 

Nació el 26 de agosto de 1910 Skopje. Esta mensajera luminosa del amor de Dios nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, una ciudad situada en el cruce de la historia de los Balcanes. Era la menor de los hijos de Nikola y Drane Bojaxhiu, recibió en el bautismo el nombre de Gonxha Agnes, hizo su Primera Comunión a la edad de cinco años y medio y recibió la Confirmación en noviembre de 1916. Desde el día de su Primera Comunión, llevaba en su interior el amor por las almas. La repentina muerte de su padre, cuando Gonxha tenía unos ocho años de edad, dejó a la familia en una gran estrechez financiera. Drane crió a sus hijos con firmeza y amor, influyendo grandemente en el carácter y la vocación de si hija. En su formación religiosa, Gonxha fue asistida además por la vibrante Parroquia Jesuita del Sagrado Corazón, en la que ella estaba muy integrada.

Cuando tenía dieciocho años, animada por el deseo de hacerse misionera, Gonxha dejó su casa en septiembre de 1928 para ingresar en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como Hermanas de Loreto, en Irlanda. Allí recibió el nombre de Hermana María Teresa (por Santa Teresa de Lisieux). En el mes de diciembre inició su viaje hacia India, llegando a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de profesar sus primeros votos en mayo de 1931, la Hermana Teresa fue destinada a la comunidad de Loreto Entally en Calcuta, donde enseñó en la Escuela para chicas St. Mary. El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa hizo su profesión perpétua convirtiéndose entonces, como ella misma dijo, en "esposa de Jesús" para "toda la eternidad". Desde ese momento se la llamó Madre Teresa. Continuó a enseñar en St. Mary convirtiéndose en directora del centro en 1944. Al ser una persona de profunda oración y de arraigado amor por sus hermanas religiosas y por sus estudiantes, los veinte años que Madre Teresa transcurrió en Loreto estuvieron impregnados de profunda alegría. Caracterizada por su caridad, altruismo y coraje, por su capacidad para el trabajo duro y por un talento natural de organizadora, vivió su consagración a Jesús entre sus compañeras con fidelidad y alegría. 

El 10 de septiembre de 1946, durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para realizar su retiro anual, Madre Teresa recibió su "inspiración," su "llamada dentro de la llamada". Ese día, de una manera que nunca explicaría, la sed de amor y de almas se apoderó de su corazón y el deseo de saciar la sed de Jesús se convirtió en la fuerza motriz de toda su vida. Durante las sucesivas semanas y meses, mediante locuciones interiores y visiones, Jesús le reveló el deseo de su corazón de encontrar "víctimas de amor" que "irradiasen a las almas su amor". "Ven y sé mi luz", Jesús le suplicó. "No puedo ir solo". Le reveló su dolor por el olvido de los pobres, su pena por la ignorancia que tenían de Él y el deseo de ser amado por ellos. Le pidió a Madre Teresa que fundase una congregación religiosa, Misioneras de la Caridad, dedicadas al servicio de los más pobres entre los pobres. Pasaron casi dos años de pruebas y discernimiento antes de que Madre Teresa recibiese el permiso para comenzar. El 17 de agosto de 1948 se vistió por primera vez con el sari blanco orlado de azul y atravesó las puertas de su amado convento de Loreto para entrar en el mundo de los pobres.

Después de un breve curso con las Hermanas Médicas Misioneras en Patna, Madre Teresa volvió a Calcuta donde encontró alojamiento temporal con las Hermanitas de los Pobres. El 21 de diciembre va por vez primera a los barrios pobres. Visitó a las familias, lavó las heridas de algunos niños, se ocupó de un anciano enfermo que estaba extendido en la calle y cuidó a una mujer que se estaba muriendo de hambre y de tuberculosis. Comenzaba cada día entrando en comunión con Jesús en la Eucaristía y salía de casa, con el rosario en la mano, para encontrar y servir a Jesús en "los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupaba". Después de algunos meses comenzaron a unirse a ella, una a una, sus antiguas alumnas. 

El 7 de octubre de 1950 fue establecida oficialmente en la Archidiócesis de Calcuta la nueva congregación de las Misioneras de la Caridad. Al inicio de los años sesenta, Madre Teresa comenzó a enviar a sus Hermanas a otras partes de India. El Decreto de Alabanza, concedido por el Papa Pablo VI a la Congregación en febrero de 1965, animó a Madre Teresa a abrir una casa en Venezuela. Ésta fue seguida rápidamente por las fundaciones de Roma, Tanzania y, sucesivamente, en todos los continentes. Comenzando en 1980 y continuando durante la década de los años noventa, Madre Teresa abrió casas en casi todos los países comunistas, incluyendo la antigua Unión Soviética, Albania y Cuba.

Para mejor responder a las necesidades físicas y espirituales de los pobres, Madre Teresa fundó los Hermanos Misioneros de la Caridad en 1963, en 1976 la rama contemplativa de las Hermanas, en 1979 los Hermanos Contemplativos y en 1984 los Padres Misioneros de la Caridad. Sin embargo, su inspiración no se limitò solamente a aquellos que sentían la vocación a la vida religiosa. Creó los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y Sufrientes, personas de distintas creencias y nacionalidades con los cuales compartió su espíritu de oración, sencillez, sacrificio y su apostolado basado en humildes obras de amor. Este espíritu inspiró posteriormente a los Misioneros de la Caridad Laicos.  En respuesta a las peticiones de muchos sacerdotes, Madre Teresa inició también en 1981 el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi como un"pequeño camino de santidad" para aquellos sacerdotes que deseasen compartir su carisma y espíritu. 

Durante estos años de rápido desarrollo, el mundo comenzó a fijarse en Madre Teresa y en la obra que ella había iniciado. Numerosos premios, comenzando por el Premio Indio Padmashri en 1962 y de modo mucho más notorio el Premio Nobel de la Paz en 1979, hicieron honra a su obra. Al mismo tiempo, los medios de comunicación comenzaron a seguir sus actividades con un interés cada vez mayor. Ella recibió, tanto los premios como la creciente atención "para gloria de Dios y en nombre de los pobres". 

Murió en el año 1997.

Toda la vida y el trabajo de Madre Teresa fue un testimonio de la alegría de amar, de la grandeza y de la dignidad de cada persona humana, del valor de las cosas pequeñas hechas con fidelidad y amor, y del valor incomparable de la amistad con Dios. Pero, existía otro lado heroico de esta mujer que salió a la luz solo después de su muerte. Oculta a todas las miradas, oculta incluso a los más cercanos a ella, su vida interior estuvo marcada por la experiencia de un profundo, doloroso y constante sentimiento de separación de Dios, incluso de sentirse rechazada por Él, unido a un deseo cada vez mayor de su amor. Ella misma llamó "oscuridad" a su experiencia interior. La "dolorosa noche" de su alma, que comenzó más o menos cuando dio inicio a su trabajo con los pobres y continuó hasta el final de su vida, condujo a Madre Teresa a una siempre más profunda unión con Dios. Mediante la oscuridad, ella participó de la sed de Jesús (el doloroso y ardiente deseo de amor de Jesús) y compartió la desolación interior de los pobres.

Durante los últimos años de su vida, a pesar de los cada vez más graves problemas de salud, Madre Teresa continuó dirigiendo su Instituto y respondiendo a las necesidades de los pobres y de la Iglesia. En 1997 las Hermanas de Madre Teresa contaban casi con 4.000 miembros y se habían establecido en 610 fundaciones en 123 países del mundo. En marzo de 1997, Madre Teresa bendijo a su recién elegida sucesora como Superiora General de las Misioneras de la Caridad, llevando a cabo sucesivamente un nuevo viaje al extranjero. Después de encontrarse por última vez con el Papa Juan Pablo II, volvió a Calcuta donde transcurrió las últimas semanas de su vida recibiendo a las personas que acudían a visitarla e instruyendo a sus Hermanas. El 5 de septiembre, la vida terrena de Madre Teresa llegó a su fin. El Gobierno de India le concedió el honor de celebrar un funeral de estado y su cuerpo fue enterrado en la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad. Su tumba se convirtió rápidamente en un lugar de peregrinación y oración para gente de fe y de extracción social diversa (ricos y pobres indistintamente). Madre Teresa nos dejó el ejemplo de una fe sólida, de una esperanza invencible y de una caridad extraordinaria. Su respuesta a la llamada de Jesús, "Ven y sé mi luz", hizo de ella una Misionera de la Caridad, una "madre para los pobres", un símbolo de compasión para el mundo y un testigo viviente de la sed de amor de Dios.

Menos de dos años después de su muerte, a causa de lo extendido de la fama de santidad de Madre Teresa y de los favores que se le atribuían, el Papa Juan Pablo II permitió la apertura de su Causa de Canonización. El 20 de diciembre del 2002 el mismo Papa aprobó los decretos sobre la heroicidad de las virtudes y sobre el milagro obtenido por intercesión de Madre Teresa.

La madre Teresa es un ejemplo para toda la humanidad. Murió dando vida. Hoy que los imperios del poder luchan por la riqueza y arrebatarles a los otros, los pobres lo poco que aún les queda, ella se convierte en un estandarte de la humanidad. La madre Naturaleza agoniza ante la inmisericorde explotación y la voracidad del poder, del todo para mí. Sí, la Madre Naturaleza se destruye y los políticos siguen anunciando , con palabras, que debemos cuidarla Paz con la naturaleza cuando sus obras la crucifican con guerras estúpidas, explotación de los recursos naturales sin medida, luchas fratricidas, contaminación masiva con insecticidas, plaguicidas, tala de bosques y envenenamiento del agua. Es que esa bestia, con perdón de ellas, llamada hombre,  no se da cuenta que están destruyendo su casa, que pronto no habrá agua potable que el hombre, ese mismo que la destruye no podrá salir a la calle, contemplar el amanecer, los atardeceres ni cantar las  aves, ni bañarse en el mar y menos asolearse. Su casa será la cárcel no importa si existen mega hoteles, piscinas y canchas de gol. Todo será en vano si el hombre sigue por el camino de la destrucción. ¡De qué vale el poder y la riqueza si ya no existe nadie ni nada sobre los que puedan hacer uso! ¿Qué será de nuestros hijos y de nuestra madre Naturaleza?: Morirán.

 

LA MUERTE DE LA MADRE TERESA

Llegó sin desearla. Calladita. Cuando menos se esperaba.

De noche, cobijada en el manto negro de las tinieblas,

Detrás del amor, del Cariño, de la solidaridad.

Y no pidió permiso, no avisó. Entró con paso lento

Como la suave brisa, como sale la luna todas las noches.

Y nadie la vio, a pesar de su fría presencia,

Con la rapidez acostumbrada,

Llenó de tristeza la casa del amor.

 

Día tras día se encontró con ella y la desafió.

Desde niña luchó por la vida, corrió tras ella.

Se inició en la escuela del dolor y del amor,

Y con ellos emprendió caminos maravillosos,

Senderos de inspiración, de servicio y de entrega.

El trabajo guió sus pasos por veredas llenas de espinas, abrojos e incomprensión.

No solicitó nada para ella, sino perdón,

Visitó hospitales, casas cunas, campamentos de refugiados,

Donde residía la enfermedad, la muerte, el dolor,

Y entre la sangre, el sufrimiento y la muerte,

Ella entregó, por cada miseria, un bocado de ternura.

No dejó lugar de la tierra que dejara de visitar,

No para pasear o recibir menciones honoríficas,

Sino para entregar su mayor riqueza,

Pedazos de su corazón.

 

Los ancianos olvidados por el egoísmo de los hombres,

Los niños que aún no nacían, por la decisión de los políticos,

Los presos, los desposeídos, los leprosos,

Los que nada dan, por carecer de todo.

Ésos fueron sus amigos y con ellos vio la luz del amanecer

Y, sobre ellos derramó océanos de amor.

 

Solo la muerte pudo separarla de esa entrega,

Cegarla por designios naturales,

O por el paso lento y seguro del proceso de la vida.

Pero nunca por flaqueza de su espíritu,

Por falta de abnegación,

Sino por fallecimiento de su cuerpo.

 

Así murió brindando lo que le sobraba

Y a tantos nos hace falta, solidaridad, comprensión.

Llenó de vida lo que tocaba.

Se ha ido la Madre Teresa

Y con ella la amiga, la hermana,

La mensajera del amor.

 

Por ella tuvieron nombre los desheredados,

Los olvidados, los enfermos, los paralíticos, los que sufren, los que para muchos,

Producen repugnancia, solo al mirarlos.

 

No importa que la Madre Teresa nos haya dejado,

Su ejemplo de amor, de entrega, y desprendimiento,

Siempre vivirán en nuestro corazón.

Es necesario una nueva forma de leer novelas

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ES NECESARIO UNA NUEVA FORMA DE LEER NOVELAS

 

 

Así como la novela polifónica nació de la necesidad expresiva, exigida por un mundo diferente, una sociedad compleja y una visión de esa realidad, y hoy asistimos a los albores de un nuevo paradigma: el sinfónico, así la lectura de las novelas, sobre todo las actuales exigen una nueva modalidad de leerlas y un lector diferente al del las novelas fonológicas, sobre todo. Ya no es posible la identificación del lector con un personaje "héroe", el refuerzo de sus valores, el encuentro con sus realizaciones, sus fracasos y sus éxitos: ya no se puede sufrir y vivir en el personaje moldeado y encontrar en él nuestro mentor; novela polifónica y sinfónica eliminó el héroe y  por lo tanto las posibilidades de esta especie de encarnación mental. Tampoco encontramos la historia completa de un pueblo o unos personajes estereotipados que nos hagan seguirla linealmente, con fácil comprensión de causa y efecto, con hechos, indicios y señales de un mundo ordenado, explicable, comprensible, que por razones también comprensibles, de momento aparece desequilibrado, enfermo pero curable. El mismo autor-narrador de la novela monofónico se encargaba de diagnosticar y dar la receta, el remedio. El paciente (el mundo) podía estar muy grave pero no de muerte, el hombre tenía la culpa debido a desarreglos, errores, excesos, la medicina era volver a recuperar el estado perdido, los valores, las virtudes, la justicia, el perdón, la bondad, el amor, la valentía, el honor, la piedad, etc. Esto dejó de tener efecto en la novela polifónica y abandono total en la sinfónica. El hombre perdió la fe ingenua, todopoderosa, se siente desorientado, enfermo, pero sin saber cuál será la medicina que lo curará y lo que es peor si ya tiene cura. Lucha por vivir pero sabe que les es imposible asirse a una meta clara, ¿la hay? ¿Está al alcance de todos? Un personaje de la novela Memorias de un hombre palabra (1968), dice:

 

"Yo sé quién soy" (Quijote). La seguridad de perderse, de caer en la propia epilepsia, de quitarse la ropa corriente, de tropezar con lo cotidiano, de erguirse como un núcleo de carne y de espíritu. Y yo no sé quién soy, ni quiero saberlo. Cierro el libro (El Quijote) con pavor y lo vuelvo a abrir con sadismo."1

 

En esta novela de Carmen Naranjo, el lector encuentra la diferencia entre los personajes de la novela monofónica y los de la novela polifónica y desde luego la sinfónica. En otro lugar dice el personaje protagónico:

 

"Pero yo, ni bueno ni malo, mezcla de los colores sin luz, de los grises que se pierden en los horizontes, de las lloviznas que no llegan a ser lluvias, de las repeticiones que hacen perder el énfasis, de los énfasis que entierran el discurso, de las copias que niegan el desplante de la figura original. Ni bueno ni malo, apenas incoloro, tibio. Eso sí: cansado dentro del mal, cansado dentro del bien."2

 

Una definición más exacta de lo que es el personaje de las novelas polifónicas, no encontraríamos. Cayó el héroe y dio nacimiento un nuevo personaje, más cercano al ser humano y por ello más real, a pesar de ser ficticio, creado, inventado. Con más preguntas que respuestas, más dudas que verdades. De caminos torcidos y llenos de encrucijadas, de paso firme pero inseguro, lleno de peligros y temeroso de los otros y de sí mismo y por ello con mayor razón, profundamente solo, luchando con un enemigo terrible: la soledad en público, en presencia de los otros y por ello incomunicado, en un mundo cibernético, tratando de ser diferente en un mundo de parecidos, de todos iguales, hecho en serie, como lista de mercado, para manejarlo, manipularlo, para subyugarlo, para explotarlo, para que haga lo que corresponde cuando el poderoso lo ordene. Y como contradicción, terrible contradicción que plantea el reto más importante de nuestra sociedad: ser diferente en la igualdad, en un mundo que confabula contra el individuo, masificándolo, codificándolo, despersonalizándolo pero no en aras de un ser social, sino, y ahí está la paradoja, en beneficio de un individualismo exagerado, egoísta, interesado que persigue el todo para mí y nada para ti.

 

Si tanto la historia, cuando la hay, porque en los paradigmas siguientes al monologismo, cobra otras dimensiones (Léase la novela de Carmen Naranjo, El diario de una multitud (1974) como los personajes, ha sufrido una visión, un modo diferente de verlos y recrearlos, una nueva toma de conciencia con su respectivo cambio del punto de vista, creemos que la lectura debe obedecer a una nueva descodificación de este nuevo texto. Y ésta debe realizarse, según nuestra opinión, hoy más que antes, desde las perspectivas del sujeto de la enunciación y de los sujetos protagónicos, o voces sinfónicas de la novela. El novelista actual que escribe novelas polifónicas o sinfónicas, tiene conciencia de la distancia que existe entre el objeto escrito y él, sabe que es un objeto de ficción, inventado por él, juega con el lenguaje y obtiene en su creación, múltiples posibilidades, conoce los juegos entre las diferentes voces en el enunciado, su armonía en la disparidad, en el clamor popular, los cambios de nivel y las posibilidades casi infinitas del lenguaje polifónico para transformar todo desde las perspectivas, sobre todo desde los sujetos protagónicos que encarnan las voces de los personajes. Ésta, que pareciera subjetividad porque permite al lector distinguir las diferentes voces en la novela y sus puntos de vista, las pequeñas o grandes verdades, dudas o embustes, y no solo una dictatorial como era la del narrador de las novelas monofónicas. Este arcoiris sinfónico, lleno de matices, de claroscuros, de brumas, de colores atenuados, de encuentros y desencuentros, de contrarios apenas invocados, dibujados, de ambigüedades, brindan, sin lugar a dudas, una visión del mundo privado más cercana a la que vivimos pero que, a veces, ni siquiera sospechamos. Esto hace que en algunas novelas, los lectores se resistan a aceptar a personajes como el tirano en el Otoño del Patriarca (1974) de Gabriel García Márquez, porque hubiesen preferido que este personaje fuese terriblemente malo, sin posibilidades de bondad, de arrepentimiento, sin contrastes, sin dudas, más víctima que victimario, sin ambigüedad. El lector acostumbrado a personajes en blanco y negro, a dividir el mundo en dos: buenos y malos (es lo que hoy los poderosos de nuestro país hacen con el TLC entre E. U. y los países centroamericanos y República Dominicana), se ve sorprendido por imágenes de personajes que pueden mover a compasión, a lástima, y que motiven sus culpas o, al menos, las atenúen. No debemos valorar una novela polifónica o sinfónica con la misma escala con que juzgábamos las monológicas. Hay que tener presente que si los creadores han cambiado la forma de ver y crear el mundo novelesco, el lector y el crítico, sobre todo, también deben cambiar su mirada. Y el lector corriente que busca en las novelas héroes, historias agradables y entretenidas, sentimentales y educativas, positivas y moralistas, con lección ejemplar al final, deben seguir leyendo  (y viendo en TV) novelas monológicas que encontrará hasta en las ventas de periódicos pero, por el contrario, aquéllos que deseen aprender, cultivarse, encontrar en el relato un caos armónico de voces, apenas quejidos, dispares, humanas, desgarradas, suplicantes, sorprendidas, confundidas, desorientadas, o personajes comunes víctimas de lo cotidiano, de sus trivialidades, de futilezas, a veces asfixiantes, pero profundamente humanas, personajes ambiguos, sin esperanza, violentos y agredidos, apegados a su mismo abandono, arrastrados por el viento y las soledades, la injusticia y la desprotección, el fanatismo y el odio, entonces tendrá que aprender a leer, si es que quiere disfrutar (sufrir), este mundo tan complejo y cada vez menos lúcido y más aterrador.



1 Naranjo Coto, Carmen. Memorias de un hombre palabra, p. 73.

2 Ídem, p. 75.

 

Un nuevo paradigma novelístico: El Sinfónico

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UN NUEVO PARADIGMA NOVELÍSTICO: EL SINFONICO

 

 

UN NUEVO PARADIGMA NOVELÍSTICO: EL SINFÓNICO

 

Podría pensarse que durante los análisis de las novelas no explicitamos este nuevo paradigma. Fue intencionalmente porque no se ha creado, en la literatura costarricense una sola novela que se ajuste en un porcentaje aceptable a este nuevo paradigma, hasta hoy. Sabemos que el nuevo modelo, el sinfónico abunda en la literatura hispanoamericana y como muestra podemos ofrecer la novela Delirio de la colombiana Laura Restrepo. A pesar de ello, como proyección científica y basados en los análisis de novelas presentes, nos atrevemos a conceptuar un paradigma nuevo, del futuro, con respecto a la novelística costarricense y latinoamericana; se trata de la novela sinfónica, antes describimos los paradigmas monofónicos y polifónicos, ahora anunciamos el nuevo paradigma, que hemos llamado sinfónico. Este paradigma no rompe con el anterior ni se opone a él. Es más bien una transformación cualitativa superior a su antecesor, un mejoramiento, una continuación con cambios y transformaciones que lo mejoran. A pesar de que en Costa Rica algunas novelas se asoman a él, no nos atrevemos a decir que existan algunas de ellas que cumplan con sus características esenciales. Se han escrito algunas novelas que tímidamente se inician en ese paradigma. Nos atrevemos a decir que la novela Vamos a Panamá: 1997 del escritor Rodolfo Arias Formoso (1956) es la que más se acerca a ese paradigma, que pertenece a la generación de 1987.

 

El nombre es una continuación de los anteriores y se ajusta a la misma metodología. Utilizamos el idioma griego que etimológicamente describe la palabra sinfónico como un adjetivo derivado del morfema sin, como preposición que significa "con" y fonía, como sonido, voz, así este concepto expresa la concepción de "con sonido", "con voz". Luego, por extensión, ajustamos el concepto a una significación mayor:

 

 "Armonía de voces en una totalidad artística fónica."

 

Los rasgos de este nuevo paradigma los podemos caracterizar como:

 

1. Muerte de la visión omnisciente fuera del texto, del narrador-autor, metiche, guía, tutor, moralista, sabelotodo, manipulador. Es la desaparición del narrador cercano o casi homólogo al autor, el yoísta y que Gerard Gennette llamaba extra-genético. De ninguna manera desaparecerá la perspectiva de la voz de los personajes, su visión, su punto de vista, protagonista, omnisapiente, o testigo. La enunciación dentro de lo narrado, lo dicho, no desaparece. El mundo narrado se torna suficiente, y dentro de su verosímil, se crean sus propias leyes literarias. El autor crea la obra conscientemente y de su inspiración nace una nueva realidad. Sabe que debe respetarla y sobre todo las cosas, estar plenamente consciente de que se propone hacer literatura.

 

2. Eliminación referencial de contextos físicos, históricos, biográficos como elementos significativos y explicativos del mundo novelesco. Este rasgo debe entenderse como esa tendencia tan generalizada de algunos escritores de pretender dar validez al texto literario citando personajes históricos, hechos, lugares concretos, con el fin de obtener validez a su escrito. La premisa del nuevo paradigma es que el texto llamado novela tiene su propia autonomía, es una nueva realidad y no necesita de esas referencias para su significación y completitud y menos para adquirir carácter literario y notoriedad.

 

El realismo, en una obra literaria bajo este paradigma, lo define la misma creación y no las referencias. Así las nuevas novelas inscritas en esta tendencia se plantean como una virtualidad realista en su misma propuesta, su creación. Las novelas se muestran más para ser vistas, oídas que leídas, aunque ello sea imposible. Lo mostrado, más que narrado, es vivido, el mundo a que asiste, el lector social, es un caleidoscopio de imágenes, un móvil, un mural, un arcoiris, un carnaval, pero no como se podrían ver a simple vista. El arcoiris no es estático sino en movimiento, el carnaval, tampoco es fotográfico sino turbulento, con diversidad de espacios, movimientos y voces. Así la novela se convierte en una vivencia, un espectáculo, un mural vivo, una visión armónica plurisémica.

 

Esa nueva propuesta evita el realismo, renuncia a él, rotundamente no. El realismo, ahora, está en la novela. Ahí el autor, artísticamente, desnuda la vida del hombre, el presente, el pasado y el futuro. Los personajes desgarran sus vidas, sus impotencias, deseos, anhelos, angustias, y muestran el mundo actual corrupto, desigual, injusto, inhumano, en todos los niveles y estratos sociales. Nunca antes hemos asistido a un realismo más desgarrador y qué importan los referentes, el país, los nombres de los políticos, las citas históricas, si esa realidad se afinca como universal en la particularidad, múltiple en la unidad, de la vida de todos los hombres. Por ello lo maravilloso, lo extraño y lo fantástico tienen un horizonte halagüeño en el futuro literario. Lo temático ocasional social e histórico está ahí, esperando al artista. El atentado de la Penca, a pesar de los veinte años de viejo, no ha muerto, los crímenes, los genocidios, la corrupción, los engaños, las injusticias, la juventud latina violenta, a causa del desaliento, los políticos criminales que matan con permiso, en nombre de Dios y la democracia, los fanáticos y fundamentalistas, toda esa bestialidad no ha desaparecido y cualquiera puede escribir sobre ella, pero el verdadero artista es aquél que tiene el poder de ofrecer una obra de arte con esa temática. Irremediablemente el artista literario penetrará en lo privado de ese mundo que ya casi, por más que lo intenten los políticos, los poderosos, los ricos, no puede ocultarse.

 

3. El paradigma del futuro novelístico exigirá una armonía de voces, una sinfonía. No será una sola, sino el concierto de todas ellas, las poderosas, las débiles, las de los sin poder, los tímidos, las mujeres, los niños, los negros, los minoritarios sexuales, pero sin imposición, en contrapuntos, en bemoles, en puntillismos, en claroscuros, en dudas, en penumbras, en insinuaciones, atisbos, orillas, límites, casis y no absolutos. No será el concierto de voces dominantes sino la armonía de ellas, sin jerarquía, sin imposiciones, sin maldiciones ni condiciones. Es la novela de la libertad literaria, de la denuncia social, sin menoscabar el arte.

 

A nadie se le impide escribir lo que desee, ni existe derecho alguno que pueda impedirlo. Lo que se debe exigir es que el autor de literatura tenga claro y respete el mandato de que si lo que desea es hacer literatura, entonces debe ajustarse a las exigencias de ella o correrá el peligro de que lo producido sea cualquier forma de texto, pero nunca literatura, y esto escapa al gusto, la moda y lo que digan las mayorías. Se trata de condiciones esenciales del arte literario. Por supuesto que se seguirán escribiendo novelas que no lo son y que no pertenecen al restringido y exquisito mundo de la literatura.

 

No debe pasar desapercibido que, a través de los análisis hechos anteriormente, hemos venido señalando un rasgo que descubrimos como propio y esencial de la novelística en general y la  costarricense en particular y que comienza a mostrarse en, las generaciones de 1957, en adelante. Se trata del carácter privado como parte indiscutible de la obra literaria, llamada novela. Hoy más que nunca este género se inclina básicamente por evidenciar, narrar, describir, mundos privados, tanto de los personajes utilizados, como de los contextos, sean estos históricos, sociales, políticos o biográficos. Los novelistas escudriñan lo oculto, lo escondido, con intención o no, lo que está detrás del olvido y apenas es sospechado, en fin, el inconsciente psicológico de los personajes y de la sociedad, ahora o en el pasado, o los dos juntos. Pero todo ello, con el mayor respeto al carácter literario de la obra.

 

Ejercicios morfológicos y sintácticos. Segundo

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SEGUNDO

 

 "El labrador desarraigó el terreno, lo reventó en glebas, lo regó con sudor...y por fin, al lerdo caminar de los años, creció gorda y melosa la caña amarilla. Luego hirvieron las pailas y, entre el  vuelo de las abejas, los moldes vaciaron una pirámide de rubias tapas de dulce."

La Dulzaina. Carlos Salazar Herrera.

 

Dividamos el párrafo en oraciones gramaticales con sentido completo.

 

1 [El labrador desarraigó el terreno]

2 [lo reventó en glebas]

3 [lo regó con sudor]

4 [y por fin, al lerdo caminar de los años, creció gorda y melosa la caña amarilla]

5 [Luego hirvieron las pailas]

6 [y, entre el vuelo de las abejas, los moldes vaciaron una pirámide de rubias tapas de dulce]

 

La primera oración es sencilla.

 

1.1. Consta de un verbo conjugado DESARRAIGÓ, de la primera conjugación, en modo indicativo y tiempo pretérito indefinido. Está en singular y tercera persona y es transitivo.

 

1.2. Un sujeto EL LABRADOR, es un sustantivo su núcleo, concreto, común, singular y de tercera persona. Representa a un hombre que cultiva la tierra. El artículo EL lo determina, lo hace cercano, familiar. La frase cumple la función sintáctica de SUJETO (Suj) y concuerda con el verbo  en persona y número.

 

1.3. EL TERRENO es la frase que recibe la acción del verbo realizada por el labrador, por lo  tanto cumple la función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO (CD). Consta de un sustantivo masculino singular, común y concreto TERRENO y está determinado por un artículo definido masculino singular Siempre va delante del sustantivo, en este caso núcleo del CD.

 

Esta es una oración TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA y con relación a las siguientes es YUXTAPUESTA.

 

2. La segunda oración es pequeña y muy similar a la anterior.

 

2.1. Consta de un verbo conjugado REVENTÓ. Utiliza el modo indicativo y la tercera persona singular. También es transitivo.

 

2.2. El sujeto no aparece visible. Es lo que se llama SUJETO DESINENCIAL. Lo señala la desinencia del verbo conjugado. En este caso es ÉL, UN PRONOMBRE PERSONAL de tercera persona singular, masculino. Sustituye a LABRADOR.

 

2.3. LO es un pronombre personal que en este caso sustituye un objeto y es por ello neutro. Lo sustituido es EL TERRENO. Es el objeto que recibe la acción del verbo por ello realiza la función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO (CD).

2.4. EN GLEBAS. Es una frase nominal compuesta por la preposición EN y el sustantivo GLEBAS, femenino, plural, común y concreto. Cumple la función sintáctica del COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL de lugar (CC).

 

Esta es una oración TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA, igual que la anterior y con respecto a ella y la siguiente, es yuxtapuesta.

 

3. Esta es otra oración similar a las anteriores.

3.1. Consta de un verbo conjugado REGÓ, en modo indicativo, tiempo pretérito indefinido, tercera persona singular. Es transitivo.

 

3.2. EL SUJETO es DESINENCIAL, como la anterior y tiene la misma estructura y morfología.

 

3.3. LO es de idéntica naturaleza que el anterior, COMPLEMENTO DIRECTO. (CD)

 

3.4. CON SU SUDOR es una frase nominal compuesta por la preposición CON, el adjetivo posesivo SU, en singular, antepuesto al sustantivo, masculino y SUDOR es el sustantivo núcleo de la frase. Es concreto, común y está en singular y es masculino. La función de la frase es COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL (CC).

 

Esta es una oración similar a las dos anteriores TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA y YUXTAPUESTA.

 

4. La cuarta oración es un poco más extensa.

 

4.1. El verbo conjugado es CRECIÓ. Conserva EL mismo modo, tiempo, persona y número que las anteriores. Esta oración es coordinada copulativa con respecto al agrupo anterior. Es un verbo intransitivo.

 

4.2. La frase LA CAÑA AMARILLA que aparece al final de la oración es el SUJETO de la oración. Es una frase compuesta por un artículo definido femenino y singular, LA,   igual que el sustantivo CAÑA. También tiene un adjetivo calificativo antepuesto, AMARILLA, que destaca esa cualidad de la caña, por ser dulce y muy jugosa.

 

4.3. La frase Y, POR FIN,  está compuesta por la conjunción Y que une las oraciones  y la frase adverbial temporal POR FIN, compuesta por la preposición POR y la palabra FIN, que suele ser un sustantivo más bien abstracto. Representa el término de las cosas. Aquí esa frase cumple la función de COMPLEMENTO CIRCUSTANCIAL de tiempo.

 

4.4. La frase nominal AL LERDO CAMINAR DE LOS AÑOS cumple la función sintáctica de COMPLEMENTO CIRCUSTANCIAL de tiempo. Está compuesta por la contracción prepositiva A + EL (AL),  un adjetivo calificativo, masculino, singular, LERDO y el infinitivo CAMINAR que cumple la función de sustantivo, es el núcleo de esta frase nominal. DE LOS AÑOS es una frase que cumple la función de complemento de nombre, indica posesión o pertenencia, su núcleo es AÑOS, un sustantivo plural masculino, común  y abstracto a pesar de que se puede medir.

4.5. GORDA Y MELOSA es una frase compuesta por dos adjetivos femeninos y en singular, separados por la conjunción Y. Este caso es un típico PREDICADO CONJUNTO, que modifica o señala una especialidad de la acción del verbo CRECER, es un modo de realizar esa acción pero a la vez indica dos cualidades del sustantivo CAÑA, gorda y melosa. Son dos atributos o predicados nominales.

 

Por estas razones la oración se le llama INTRANSITIVA DE PREDICADO CONJUNTO o NOMINAL. Esto la convierte en una oración ATRIBUTIVA.

 

5. La quinta oración es pequeña y se le llama ORACIÓN INTRANSITIVA.

 

5.1. El verbo conjugado es HIRVIERON, es intransitivo. Tiene el mismo tiempo de las anteriores pero aquí está en tercera persona plural (-ron).

 

5.2. La palabra LUEGO es un adverbio de tiempo. Cumple la función de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL  de tiempo (CC).

 

5.3. La frase LAS PAILAS es nominal y está compuesta por el artículo definido, LAS, es femenino y plural y el sustantivo PAILAS, femenino, plural, común y concreto. Tiene la función sintáctica de SUJETO (Suj.).

 

Esta oración es INTRANSITIVA.                                                                                            

 

6. La sexta  y última oración  es más extensa. Es una oración TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA.

 

6.1. El verbo está representado por VACIARON. Tiene el mismo tiempo de las oraciones anteriores y el modo igualmente es el indicativo, está en plural y utiliza la tercera persona. Es transitivo.

 

6.2. La frase nominal LOS MOLDES es el SUJETO. Está compuesto por un artículo masculino plural, LOS y un sustantivo concreto, común plural y masculino, MOLDES. Ellos realizan metafóricamente la acción de VACIAR.

 

6.3. La frase nominal UNA PIRÁMIDE DE RUBIAS TAPAS DE DULCE cumple la función sintáctica de COMPLEMENTO DIRECTO (CD). Está compuesta por un artículo indefinido, UNA, singular y femenino, más el sustantivo PIRÁMIDE, que es concreto, común, singular y femenino. Es el núcleo de la frase nominal. DE RUBIAS TAPAS DE DULCE es otra frase en función de COMPLEMENTO DE NOMBRE  que se refiere a PIRÁMIDES y extiende, especifica la pertenencia de las TAPAS. Además la componen el adjetivo RUBIAS, que califica al sustantivo TAPAS y concuerda con él, en género y número por último la frase DE DULCE, es otro complemento de nombre, en este caso del sustantivo TAPAS que especifica la pertenencia del sustantivo DULCE.

 

Esta oración se llama TRANSITIVA DIRECTA OBLICUA. Con respecto a la anterior es coordinada copulativa (Y). 

 

Ejercicios morfológicos y sintácticos. Primero

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PRIMERO

 

 

"El sol bajo, quebraba sus rayos en las lajas de la escarpa. De tarde en tarde se oían las explosiones de la dinamita rompiendo la cantera y después...una cadena de tumbos que arrastraba el viento sobre la cordillera."

La Calera de Carlos Salazar Herrera.

 

Dividamos el párrafo en oraciones lógicas gramaticales.

 

1.      El sol bajo, quebraba sus rayos en las lajas de la escarpa.

2.      De tarde en tarde se oían las explosiones de la dinamita rompiendo la cantera y

3.      después...una cadena de tumbos que arrastraba el viento sobre la cordillera.

 

El párrafo consta de tres oraciones con su respectivo verbo conjugado y su sentido completo.

 

Analicemos la primera:

 

1.1. EL SOL BAJO es una frase compuesta por un sustantivo SOL, masculino, singular, concreto. Le precede un artículo definido EL que concuerda con el sustantivo núcleo de la frase SOL en género y número (masculino y singular) y un adjetivo calificativo BAJO que indica la posición del sol, casi al atardecer. También concuerda con SOL en género y número.

La función de la frase es SUJETO de la oración.

 

1.2. QUEBRABA es el verbo principal conjugado. Es transitivo. Su infinitivo es QUEBRAR, pertenece a la primera conjugación. El modo empleado es el indicativo y su tiempo es el imperfecto. Está en tercera persona del singular pues debe haber concordancia con el sujeto siempre.

 

1.3. SUS RAYOS es otra frase compuesta por un adjetivo posesivo SUS, antepuesto al sustantivo RAYOS, en plural y de género masculino. Su función sintáctica es de complemento directo (CD). ¿Qué quebraba el sol bajo? - Sus rayos.

 

1.4. EN LAS LAJAS DE LA ESCARPA es otra frase. Está compuesta por varias palabras pero el núcleo de ella es LAJAS, el sustantivo al que modifican y califican las otras palabras. La primera de ellas es EN, una preposición que indica lugar, es invariable y suele servir para introducir complementos circunstanciales. Toda la frase funciona como un complemento circunstancial de lugar (CC). LAS es un artículo definido femenino plural que determina el sustantivo LAJAS y solo puede ir delante de él. Lajas es el sustantivo común, concreto, plural y femenino. DE LA ESCARAPA, es una frase que modifica al sustantivo LAJAS en conjunto. Indica pertenencia. DE es una preposición que se usa para señalar esa relación, es invariable LA es un artículo definido femenino que determina al sustantivo escarpa, ambos están en singular y son femeninos. La frase cumple la función en conjunto de un adjetivo o frase adjetival.

 

Esta oración es llamada OBLICUA. Es una oración Transitiva directa. Es una oración activa y está separada de la anterior por un punto.

 

2. La segunda oración DE TARDE EN TARDE SE OÍAN LAS EXPLOSIONES DE LA DINAMITA ROMPIENDO LA CANTERA costa de las siguientes partes:

 

2.1. DE TARDE EN TARDE es una frase temporal y toda ella cumple la función de un adverbio que modifica la acción del verbo principal. DE es una preposición, TARDE está usado como adverbio temporal. La palabra tarde puede emplearse como sustantivo LA TARDE pero en este caso al unirse con las preposiciones y repetirse adquiere ese carácter de frase adverbial temporal. Se puede reconocer si le preguntamos al verbo principal ¿Cuándo se oían las explosiones? La respuesta es DE TARDE EN TARDE. A esta frase se le señala como complemento circunstancial de tiempo (CC).

 

2.2. SE es una partícula pasiva. Obsérvese que no sustituye ningún nombre o persona.

 

2.3. OÍAN es un verbo conjugado. También está en indicativo y su tiempo es el imperfecto. Tercera persona del plural. Pertenece al verbo infinitivo OÍR y es irregular. Suele ser transitivo pero en este caso la partícula SE le da un rasgo de intransitividad y lo liga a la pasividad. Se puede transformar la oración en pasiva de la siguiente manera:

 

Las explosiones de la dinamita rompiendo la cantera eran oídas de tarde en tarde. El sentido semántico permanece inalterable. Esto hace que esta oración se le dé el nombre de PASIVA CON SE.

 

2.4. LAS EXPLOSIONES DE LA DINAMITA ROMPIENDO LA CANTERA es una frase con muchas palabras. El núcleo de la frase es EXPLOSIONES y todas las demás palabras giran a su alrededor. Es el sujeto de la oración principal. LAS es un artículo definido, femenino plural y determina al sustantivo EXPLOSIONES, éste es femenino y plural, es concreto y común. DE LA DINAMITA ROMPIENDO LA CANTERA es otra frase que califica, especifica, modifica el sustantivo EXPLOSIONES. DE LA DINAMITA indica la pertenencia de las explosiones. Ahora bien la frase ROMPIENDO LA CANTERA consta de la palabra ROMPIENDO que es un gerundio, una forma no personal del verbo ROMPER. Su uso, dijimos, era como adverbio, modificando al verbo, relacionándose con él. Aquí PARECIERA QUE modifica a un sustantivo LA CANTERA pero no es así. Si sustituimos la expresión ROMPIENDO LACANTERA y dijéramos, CUANDO ROMPÍA LA CANTERA, entonces el aparente mal uso del gerundio deja de serlo. En realidad es cuestión de estilo. La expresión usada por el autor es más fuerte, duradera, penetrante que la que sugerimos con el fin de esclarecer la frase. Por lo tanto la frase rompiendo la cantera debe separarse.

 

2.5. ROMPIENDO LA CANTERA es una frase compuesta por el gerundio ROMPIENDO, forma no personal, perteneciente al verbo infinitivo ROMPER y  el artículo definido LA en singular y femenino más el sustantivo CANTERA que es femenino y singular, común y concreto. Su función sintáctica es de complemento circunstancial (CC)

 

Esta es una ORACIÓN PASIVA CON SE.

 

 

3. Y DESPUÉS... UNA CADENA DE TUMBOS QUE ARRASTRABA EL VILENTO SOBRE LA CORDILLERA.

 

3.1. Y es una conjunción copulativa que une la anterior oración y ésta. Por ello se les llama oraciones coordinadas copulativas.

 

3.2. DESPUÉS es un adverbio de tiempo, es invariable, modifica un verbo que no aparece en la oración. Está elíptico y se sustituye por los puntos suspensivos. ¿SE ESCUCHÓ? ¿SUCEDIÓ?, ¿SOBREVINO? No sabemos cuál es el verbo pero podemos imaginar algunos parecidos a los expuestos.

 

3.3. UNA CADENA DE TUMBOS QUE ARRASTRABA EL VIENTO SOBRE LA CORDILLERA es una frase compleja. El núcleo lo ocupa el sustantivo CADENA. Está acompañado por el artículo indefinido UNA, femenino, singular. DE TUMBOS es una frase que da pertenencia a cadena, especifica esa cadena y QUE ARRASTRABA EL VIENTO SOBRE LA CORDILLERA es una oración subordinada adjetiva. Toda ella califica, especifica el sustantivo TUMBOS. La oración subordinada adjetiva posee un verbo conjugado ARRASTRABA, en indicativo, también en el tiempo imperfecto, singular y de tercera persona, pues concuerda con el sujeto de esa oración EL VIENTO. Es el viento el que arrastraba la cadena de tumbos sobre la cordillera. SOBRE LA CORDILLERA es una frase compuesta por la preposición SOBRE, el artículo definido femenino singular LA y el sustantivo, su núcleo, CORDILLERA, que es común, concreto, femenino y singular. La frase cumple con la función de complemento circunstancial de esa oración subordinada adjetiva.

 

En el análisis sintáctico las oraciones subordinadas, de cualquier clase, no se analizan por aparte sino que se les da la función con respecto a la principal. Aquí lo hicimos como un ejercicio nada más. 

 

LA ORACIÓN CON VERBO ELÍPTICO SE PUEDE CATALOGAR COMO UNA INTRANSITIVA, si colocamos un verbo como sobrevino pero si usamos el verbo ESCUCHAR conjugado entonces estaríamos ante otra oración PASIVA CON SE. Esto sería lo más indicado. 

 

Las novelas monofónicas y polifónicas en la literatura costarricense

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LAS NOVELAS MONOFÓNICA Y POLIFÓNICA EN LA LITERATURA COSTARRICENSE

 

La verdad es que ambos paradigmas se dan, en estos momentos en Hispanoamérica, tal vez los primeros en menor cuantía. La vanguardia de la novelística, no hay duda, se aferra al segundo modelo. En Costa Rica podríamos afirmar que sucede lo contrario y que la mayoría de escritores de novela aún se mantienen en el primer paradigma. No obstante existen desde la misma generación de 1942, escritores que comenzaron a dejarlo y se iniciaron en el paradigma de las novelas polifónicas. En las generaciones más cercanas a nuestros días se han destacado algunos de ellos y son muestra de la vanguardia de nuestra novelística. No son muchos pero sí una muestra sobresaliente digna de representar nuestras letras en cualquier ámbito del universo con orgullo y distinción. Nos referimos a escritores como Max Jiménez Huete, Yolanda Oreamuno, Joaquín Gutiérrez Mangel, Carmen Naranjo Coto, Rima Valbona, Daniel Gallegos, Samuel Rovisnki, Virgilio Mora, Tatiana Lobo, Quince Duncan M., Alfonso Chase B., Gerardo C. Hurtado, Anacristina Rossi, Mario Zaldívar, Hugo Rivas, Rodolfo Arias F., Alexander Obando, Carlos Cortés Z., Fernando Contreras C.,

Alfonso Chacón R., y otros más pero no muchos.

 

De todas maneras no siempre el desarrollo de la novelística fue simultáneo en Europa, América y desde luego en Costa Rica. Hoy parece más fácil conocer y estar al tanto de la producción hecha en ambos continentes y debemos reconocer, sin temor a equivocarnos que el escritor debe ser un estudioso, en todo sentido, un buen lector y sobre todo conocedor de la teoría literaria. Tal vez escritores como Humberto Eco, Carlos Fuentes y Mario vargas Llosa, Gabriel garcía Márquez, Alejo Carpentier, Julio Cortázar, Luis Borges y Ernesto Zábato, entre otros, sean ejemplos del escritor contemporáneo avisado, culto, y conocedor, como humanistas, del mundo en que vivimos.

 

Por otra parte, cuando en los años sesenta, los críticos italianos y franceses se referían a la nueva novela en sus países y distinguían en las obras de su tiempo, la pérdida de la aventura, de la acción, la imposibilidad de una épica, etc., en América daba el nacimiento una novelística que, habiendo asimilado las técnicas europeas iniciadas en los comienzos del siglo veinte, irrumpía con novelas épicas, llenas de acción, arrolladoras y una conciencia del autor que auscultaba en nuestra historia y las raíces de nuestra cultura para salir a flote con un mundo barroco, una sociedad contradictoria, unas verdades increíbles y unos hombres también hiperbólicos, llenos de soledad, casi míticos, emprendedores y de gran fuerza espiritual. Una novela que incorporaba los contextos más variados de nuestra realidad y la de más allá, tal y como lo explica Alejo Carpentier en Tientos y diferencias. Novelística ésta que se fue imponiendo no solo en Hispanoamérica sino en Europa y que de "imitadora" pasó a ser imitada. Porque si para los europeos el realismo maravilloso en Alejo Carpentier o en García Márquez, era asombroso, increíble, aterrador, para nosotros, en este lado del mundo, en cambio solo realidad cotidiana. Si para ellos las dictaduras nuestras, el budú africano y su concepción mítica de la realidad, era sorpresivo, excitante para nosotros era más sorpresivo las bodas de reyes y reinas en pleno siglo veinte, tan asombrosas por lo irracional que impresionarían al mismo Quijote de la Mancha, si las presenciara. ¿Y qué decir de las guerras separatistas? ¿Y la destrucción de la naturaleza, el terrorismo, los crímenes, la desigualdad? Nos extraña tanto la irracionalidad europea que quizás por ello no vemos la nuestra que es producto de la de ellos. Y es que existe una diferencia que debemos dejar expresa. Los escritores hispanoamericanos, empezando por Alejo Carpentier el más afincado hispanoamericanista, escribieron, entre otras, para los europeos y sobre todo para los racionalistas franceses. Esta afirmación se sustenta en que las obras, cuando describen objetos, fenómenos, contradicciones, etc., suelen ser explícitas, detallistas, como para que un lector que no viva en este continente y en nuestra realidad histórica y social lo entendiera. Alejo Carpentier lo dice en Tientos y Diferencias:

 

"Europa tiene una virtud, existe una cultura universal (Yo diría Europea), así una palmera bastaba nombrarla porque había sido objeto de los poetas y pintores mientras que una ceiba, no."

 

Pero si se escribiera para los latinoamericanos que la conocemos, también con solo nombrarla la evocaríamos rápidamente, sin entrar en detalles. No es una crítica, es una realidad a pesar de que sus obras reflejan un estudio profundo de la realidad nuestra, conocimiento como pocos en nuestro medio posee, lo cierto es que escribió para los europeos (los franceses) sobre nosotros y ello se justifica, aunque no se comparta, porque París se convirtió en el centro de los creadores hispanoamericanos y quien tenía éxito ahí, le sonreiría la fortuna en todas partes. Pero la cultura europea y la occidental no representan lo universal ni mucho menos, también existe Oriente, el medio Oriente, Asia y África y América.

 

Si desde el Periquillo Sarniento (1816) del mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827), hasta nuestros días ha existido en forma ininterrumpida, la creación de novelas en nuestro continente, lo cierto es que en Costa Rica el género novelístico no ha tenido.

 

Nuestra historia literaria es reciente, apenas un siglo de iniciada. No tenemos una gran cantidad de novelistas aunque sí muchos que dicen escribir novelas. Si contamos todos los que afirman han escrito una novela apenas llegamos a 232 novelistas en más de 104 años, pues el primer novelista costarricense fue Manuel Argüello Mora y la fecha de la primera novela fue 1888, cuando publicó El huerfanillo de Jericó.  Dos novelistas por año. Esto nos hace afirmar que la literatura es un manjar de pocos y un disfrute de menos. ¿Y cuántas novelas se han escrito en Costa Rica?: 440, aproximadamente, menos de cinco por año, a pesar de que en el año 2000 se publicaran más de 35. Estamos contando todas, las que no son novelas y las que no pertenecen a la literatura y que son muchas. Esto hace afirmar que novelas literarias publicadas en Costa Rica, hasta hoy, no alcanzan la cifra de 150. Un poco más de una por año. Aún así, pensamos, que tenemos unas cien novelas dignas de inscribirse en la literatura nacional e internacional y lo que es más halagüeño, los jóvenes novelistas que conocemos, van por buen camino y auguran un futuro mejor. No se debe olvidar la importancia del gusto literario y las programaciones sociales permanentes, así como de mercadeo, capaces de motivar la compra y la difusión de la literatura nacional.

 

Hemos constatado que la novelística costarricense se ha inscrito en tres paradigmas: monológico, polifónico y sinfónico. Los nombres los he inventado, hace algún tiempo, observando la importancia de la voz narrativa y ya algunos comentaristas los usan, sin citar la fuente.

 

El primer paradigma recoge a los novelistas yoístas, de narrador omnisciente personalista, metiche, el moralista, el que está más allá de toda acción, el manipulador, el manda más, el que dirige su vista a los otros desde las alturas, enjuicia, pondera, dirige y dictamina.

 

Este paradigma se inscribió en las primeras generaciones, 1822,1897, 1912, y1927. Fue en esta última generación cuando aparecieron novelistas como Max Jiménez Huete: 1900-1947 y, José Marín Cañas: 1904-1980, que se inicia el nuevo paradigma, llamado por nosotros polifónico. Estos escritores se percataron de que escribir novelas era un arte y comprendieron la naturaleza del nuevo lenguaje polisémico  que estaban creando.

 

En la nueva generación, la de 1942, aparece en nuestras letras Yolanda Oreamuno Unger y Joaquín Gutiérrez Mangel, además de otros reconocidos novelistas que se inscribieron en nuestras letras. Solo destacamos a estos dos porque ellos siguieron la ruta de la innovación, de la incorporación de técnicas narrativas que ya estaban circulando en los contextos universales, Joyce, James (1882-1941), (El Ulises), Faulkner, William (1897-1962), (Mientras Agonizo) como el monólogo interior, el paralelismo, el puntillismo, el distanciamiento, el carnaval, el arcoiris, la relatividad, etc. y lo llevaron a la práctica en sus obras. En otras palabras rompieron con el paradigma anterior del realismo crítico, folclórico, moralista, ideológico, comprometido, no con el arte sino con la ideología. Por cierto que es bueno señalar que una obra de arte puede o no ser comprometida socialmente o ideológicamente, eso no la hace ni mejor ni peor y de hecho las buenas obras, desde el punto de vista literario, por lo general, son críticas y se muestran contestatarias. Lo importante es que sean buenas desde el punto de vista literario y, si son críticas, mucho mejor.

 

Ese avance en un nuevo paradigma novelístico no acalló a los autores tradicionales que siguieron, quizás en mayoría, escribiendo bajo el paradigma tradicional, monológico. Es en la generación siguiente cuando abiertamente se rompe contra él y aparecen novelistas reconocidos bajo una total y nueva postura literaria. Conocen sobre la naturaleza de la obra literaria, leen y están al día de las técnicas empleadas para crear y hacer más atractivas sus creaciones, y se embarcan en una nueva visión de mundo y de la creación literaria.

 

Es la aparición de la generación de 1957, con Alberto Cañas Escalante a la cabeza, la nueva república, la revolución del 48, la consolidación de las garantías sociales, y la aparición de la clase media, con opciones de poder, los que hacen abrir unas nuevas perspectivas, sociales, económicas y, por qué no, una importante visión crítica de la realidad social, a través de la novelística. Después tendrían, esos escritores, momentos para desencantarse, desilusionarse, de ese repuntar político y social y lo evidenciaron con creces, en sus obras.

 

De esta generación, la que más abrió camino literario, fue Carmen Naranjo Coto: 1930. Nos referimos al apego creativo de la novela y las nuevas perspectivas en su creación, que ya se habían iniciado en las dos generaciones anteriores, apenas sutilmente. Simultáneamente a su obra comienzan a aparecer escritores de la talla de Julieta Pinto Alvarado: 1922, Virginia Grütrer Jiménez: 1929, José León Sánchez Alvarado: 1929, Daniel Troyo Gallegos: 1930, Rima Grettel de Valbona: 1931, Samuel Rovinski Grüzco: 1932 que formaron el ideario literario de la novelística costarricense y la elevaron a niveles importantes en el ámbito internacional. Abrieron campo, fueron, y son el sendero por el cual hoy transitan los nuevos creadores de novelas.

 

Luego aparecen los novelistas importantes de la generación de 1972: Virgilio Mora Rodríguez: 1935, Tatiana Lobo Wiehoff: 1939, Fernando Durán Ayanegui: 1939, Quince Duncan Moodie: 1940, Alfonso Chase Brenes: 1944, Gerardo César Hurtado Ortiz, entre otros, que continúan por ese mismo camino de respeto a la literatura, la innovación y su autonomía.

 

En la generación siguiente se da ese avance y se aprecia un auge increíble; ya se está en el concierto de la literatura universal. Solo falta mayor promoción. Aparecen escritores de la talla de Anacristina Rossi Lara: 1952, Mario Zandívar Rivera: 1954, Hugo Rivas Ríos: 1954-1992, Óscar Núñez Olivas: 1952, Jaime Fernández Leandro: 1955, Rodolfo Arias Formoso: 1956, Carlos Cortés Zúñiga: 1962, Rodrigo Soto González: 1962, Fernando Contreras Castro: 1963, Sergio Muñoz Chacón: 1963, y ya la lista es importante y los autores son de primer nivel. Son buenos tiempos.

 

Pero llegan los más recientes y esperamos de ellos mejores obras, Alfonso Chacón Rodríguez: 1967, Carlos Manuel Villalobos Villalobos: 1968 y otros que aún hoy no han sobresalido.

 

Esta tendencia marca un camino: conocer y respetar el arte literario. Los escritores que deseen sobresalir por la calidad literaria deben estudiar y conocer la naturaleza del lenguaje literario y crear su propia manera de expresar su visión de mundo a través de las novelas.

 

Existe otra corriente de novelistas que siguieron otros caminos. A veces los mismos escritores reconocidos por obras importantes escribieron otras no tan literarias. Es lo que hemos llamado la literatura de folletín, comercial, superficial. Novelas de triángulo amoroso, de aventuras sin más, superficiales, moralistas, de recuerdos y evocaciones de tiempos, según ellos, mejores, pero sin ningún aporte literario. No se trata de novelas de infidelidad como conflicto principal sino de la manera como se trata el tema. Y no solo, de tema amoroso, sentimental sino en otros aspectos como el social, el político, el religioso o el policíaco. Esta tendencia se mantiene y es más importante de lo que cualquiera puede pensar. Hoy se publican novelas religiosas, moralistas, amorosas, de aventuras, sin ningún valor literario.

 

Por último, debemos señalar que recién se inicia una apertura hacia los géneros maravilloso y fantástico. Los escritores jóvenes han descubierto y se han animado a incursionar en esos laberintos literarios, llenos de sorpresas. Nuestra literatura ha sido muy apegada al realismo, obre todo el fotográfico, referencial, folclórico y en las últimas generaciones su visión se trasladó del campo que siempre fue visto como paraíso, lugar ameno, a la ciudad. Antes eran los citadinos los que miraban a los campesinos y los describían, luego fueron los mismos burgueses intelectuales los que describieron la vida en la ciudad, la emergente clase media apoderándose de sus posiciones y burocratizando la vida social en general. Desde esa óptica la novela ha desnudado nuestras relaciones sociales. Carmen Naranjo Coto es su más esclarecedor ejemplo y básicamente todos los novelistas jóvenes más sobresalientes se han encaminado por esa tendencia. El realismo nos ha atrapado. Son casi nulos los intentos por abrir nuestra literatura a los géneros maravilloso y fantástico o lo extraño. Apenas contamos con atisbos tímidos de algunos escritores como Fernando Durán Ayanegui y otros. Pero recién empiezan los jóvenes que ven las posibilidades literarias de la novela policíaca, la imaginación, lo fantástico, el sueño y dejan correr las aventuras más realistas y críticas que las tradicionales. No es cierto que los géneros maravilloso y fantástico sean evasivos, todo lo contrario, el buen novelista ha ido descubriendo, que a través de ellos se puede crear novelas abiertamente críticas contra la corrupción, la impunidad, y tanta bajeza de parte de los políticos y gobernantes del mundo. Los frutos apenas comienzan a verse pero el futuro es halagador.

 

Este es el paradigma que visualizamos como promisorio y que lo hemos llamado Sinfónico. Un mural de voces armónicas denunciando las atrocidades de los poderosos y la injusticia social globalizante o americanizante. Este es el paradigma de la nueva novela latinoamericana.

 

Las novelas monofónicas y polifónicas en nuestro marco conceptual

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LAS NOVELAS MONOFÓNICAS Y POLIFÓNICAS EN NUESTRO MARCO CONCEPTUAL

 

Si observamos con cuidado los anteriores criterios de críticos y escritores, podemos constatar que por lo general las diferencias recaían en el narrador, el mundo narrado o en el destinatario. Algunos hablaron del autor y otros del lector social. Nosotros establecimos dos niveles bien claros: el de la enunciación y el del enunciado. De ellos obteníamos el Se (sujeto de la enunciación) y el Sp (sujeto protagónico) y el Destinatario como categoría única de la enunciación. Mientras que el autor y el lector social permanecían fuera de la obra literaria. Ahora bien, los críticos distinguen como elemento importante el narrador que para nosotros es el Se de carácter olímpico, omnisciente, sabelotodo para la novela monofónica (una sola voz). Sólo para citar un ejemplo, la novela Cien años de soledad (1967) de Gabriel García Márquez el narrador es omnisciente, "por detrás", que sabe todo, lo que va a pasar y conoce hasta los últimos detalles de los personajes y es polifónica. ¿Dónde está la el error, si lo hay? Pensamos que todo Se es un narrador omnisciente y cumple esa función dentro del relato. Lo que pasa es que algunos escritores lo utilizan como si fuera la manera de penetrar en la novela, ellos mismos con sus opiniones valoraciones, juicios, etc. Esa es la distancia que no respetaron. El narrador omnisciente de la novela polifónica ejerce su función con independencia del autor. Por eso se distancia de lo mostrado, pareciera como si no existiera, pasa desapercibido. Su función es narrar, describir, mostrar mundos privados sin intervenir es como la cámara cinematográfica en una película, nadie ve el que la maneja a pesar de existir. En una novela monológica la distancia entre el autor y el sujeto de la enunciación, el narrador omnisciente, es nula, por eso Julia Kristeva los homologa y aún más homologa también el autor con el destinatario y nos habla de novelas donde el escritor se oye a sí mismo en ella. Dice Julia Kristeva:

 

"Para él (Bajtin), el discurso narrativo, que asimila al monologismo, una subordinación del código al 1, al Dios. Por consiguiente, la épica es religiosa, teológica, y todo relato "realista" que obedezca a la lógica o-1, es dogmática. La novela realista burguesa para Bajtin denominada monológica (Tolstoi) tiende a moverse en este espacio. La descripción realista, la definición de un tipo, la creación de un personaje, la textura de un tema: todos estos elementos del relato narrativo y descriptivo pertenecen al intervalo o-1."1

 

 

Por ello Julia Kristeva establece dos modelos de la organización de la significación novelesca con la ayuda de dos categorías dialógicas:

 

1.      Sujeto (S)................................Destinatario (D)

2.      Sujeto de la enunciación.........Sujeto del enunciado.

 

A partir de ellas establece las homologías entre Sujeto (autor) y Destinatario= autor o Dios.

 

Lo que interesa aquí es establecer que en la novela monofónica la conciencia del escritor estaba predeterminada por una concepción del mundo lineal, sistemática, "inocente", causal, lógica 0-1, que le hacía permanecer codificado, bajo una conciencia moral, teológica, logocéntrica o teocéntrica y por ello se puede explicar su eje rector, se sentía maestro, guía espiritual y moral de los jóvenes, las señoritas y de todo aquél que leyera la novela. Los temas más  pecaminosos como los de Emile Zolá en Francia, Lawrence, en Inglaterra, Gamboa en México, son tratados con una intención moralista, porque de no hacerlo sus obras eran censuradas. Algunas de estas novelas que se apegaban al código moral religioso fueron admitidas porque servían de lección y no fueran imitadas sus conductas pecaminosas. Además el escritor se sentía dueño de la verdad y con la obligación moral de comunicarla y evitar tropiezos a incautos e incautas.

 

 En nuestra conceptualización solo hablamos de sujeto de la enunciación Se y Destinatario y el enunciado que es lo que el sujeto enuncia y desea que el Destinatario oiga. En el enunciado, si el Se lo permite, puede aparecer el Sujeto protagónico Sp que es la voz, por lo general, de uno o varios personajes (a veces objetos o animales) que narra su vida, la de otro o espía la ajena. Así se van creando enunciaciones en serie y aparecen infinitud (si se deseara) de voces de la novela o del mundo privado que muestran. De ahí el nombre de novelas polifónicas. Nuestra teoría es más simple y completa.

 

Si observamos cuidadosamente entonces diríamos que la novela monofónica no crea enunciaciones en serie. Se mantienen en la enunciación primaria. Esto es nunca el Se da la voz a un sujeto protagónico del enunciado. No pasan, los escritores de este tipo de novela de la enunciación primaria. Cuando establecen los diálogos directos que es una manera de oír la voz de un personaje lo hacen guiados por el narrador-autor que ejerce la función de Se (primaria), no tienen independencia sino que son como el eco de ese narrador omnisciente. Son sus monigotes. Por eso los personajes son criaturas hechas a imagen del narrador-autor, dentro de sus propios códigos ideológicos, sus leyes morales su concepción de mundo estereotipada.

 

No es cierto que los narradores en la novela monofónica utilizaran la tercera persona para mostrar el mundo. Ya hacemos aclarado, y ahora lo repetimos, que la única persona que puede narrar es la primera como Se o Sp y nunca la tercera. Si el sujeto de la enunciación narra sobre una primera persona es porque utiliza un sujeto protagónico igual que ella y entonces el relato se torna biográfico o de un narrador testigo que narra en primera persona lo que ve a su alrededor. Participa en parte de la historia pero no es el soporte absoluto.

 

En Hispanoamérica de una conciencia social estática, rígida, a veces arcaica, moldeada, precodificada y programada con capacidad solo de cambiar sus propias inconsistencias, de una sociedad cerrada, donde el hombre (por lo menos el oligarca), podía disponer de un lugar y un tiempo para leer en soledad con tranquilidad, disfrutar de una puesta de sol en la playa turística o pasear por el mundo y disfrutar los bienes naturales y culturales, se ha llegado a una sociedad desigual, injusta, degradada, corrupta (sobre todo de quienes la gobiernan), conflictiva, compleja, ambigua, de contrastes,  en donde tan lo mismo se observan mansiones lujosas imponentes como se ven precarios de ranchos de cartón y niños desnutridos.

 

Todas las características que se han dado para las novelas monofónica y polifónica se comprenden mejor con nuestra teoría. A pesar de que todavía ambos paradigmas coexisten, lo cierto es que el primero tiende a desaparecer sin importar el esfuerzo de algunos escritores por mantenerse en el pasado. Los tiempos cambian, para bien o para mal y el hombre se enfrenta a retos que apenas si se vislumbraban en el siglo XIX. La historia camina aunque lentamente y como la naturaleza va creando su propio camino arrastrada por los intereses de quienes ostentan el poder económico y político. El hombre se afinca desesperadamente a la desesperanza, al desamor, a la injusticia, a sus impotencias en busca de respuestas a tantos males convencido, a veces, de que en algún momento el egoísmo, la soberbia, la ambición de los que todo lo tienen, los mirarán sino con indulgencia al menos como seres humanos deseosos de poder vivir con alegría, libertad y justicia aunque sea sus propias tristezas.



1 Kristeva. El texto de la novela, pp126-127.

 

 

Las novelas monofónica y poligónica

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LA NOVELA MONOFÓNICA Y LA POLIFÓNICA

 

 

Es necesario aclarar que bajo este título sustituimos los conceptos de novela "tradicional" por "monofónica" y novela "moderna o contemporánea" por novela polifónica. Las razones las iremos brindando conforme nos refiramos a sus diferencias y rasgos particulares de cada uno de estos dos paradigmas.

 

También debemos aclarar que trataremos de esclarecer estos dos modelos de la novela haciendo las diferencias con respecto a la novela hispanoamericana, sobre todo la costarricense y la francesa, que en los años sesenta siguió un camino diferente al emprendido por la novelística hispanoamericana en muchos aspectos.

 

Para iniciar, vamos a entender, en forma general, por novela monofónica, aquélla que obedece a un código rígido dirigido por una sola voz: la del narrador (autor), como sujeto de la enunciación primaria. La novela polifónica, por el contrario, es regida por múltiples voces, diversos puntos de vista y perspectivas y donde desaparece el dictado único del sujeto de la enunciación (autor-narrador). Nuestro trabajo estará dirigido a esclarecer estos dos paradigmas, entendidos a la manera conceptual que lo hiciera T. Khun, en su obra La estructura de las revoluciones científicas.

 

A pesar de que en algunos continentes, la novela como género tuvo origen en la antigüedad, tal el caso de Europa con las primeras novelas greco-latinas, luego las de caballerías y aventuras, las pastoriles en el siglo XVI, lo cierto es que en otros continentes, apenas si se han comenzado y por lo tanto carecen de una trayectoria importante de la novela. Por ello creemos que a través de la historia y en cuanto a su evolución, bien podríamos hablar de dos paradigmas de las novelas. El primero, aquí llamado monofónico, concentrado en el siglo XIX y el otro, polifónico, en el siglo XX.

 

Paraduchos críticos de la literatura, y nosotros lo compartimos, la novela como género propiamente hablando se inició en el siglo XVII, con la picaresca y más propiamente con la aparición de la novela anónima El lazarillo de Tormes en 1554 y luego con la genial novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605-1615) que para no pocos da inicio a la llamada novela moderna. Pero, es sin duda alguna, el siglo XIX, la época de mayor auge de este género literario. En su primera parte se escriben novelas folletinescas, sentimentales, y luego aparece la llamada novela psicológica, de confesión y análisis de almas, tipo Adolphe (1816) de Benjamín Constant, las históricas y románticas de Walter Scout y Víctor Hugo, las realistas de Galdós y Pereda y por último las naturalistas de crítica social de Balzac, Dickens, Sand y Emile Zolá, para citar solo algunos de los más destacados. No terminan aquí las creaciones de novelas bajo este código poético o paradigma, sino que se extienden hasta las primeras décadas del siglo XX, con brotes de cambio y amagos de transformación, hasta que a partir de 1920, aparecen las obras de Joyce, Proust, Virginia Wolf, Thomas Mann en Europa y W Faulkner en Estados Unidos, entre otros, y se abre la virtualidad creativa y la praxis de un nuevo paradigma dentro del género novelístico, que conforme avanza el tiempo y se alimenta de los avances de  la ciencia, del conocimiento social, de las nuevas teorías psicológicas (Freud, Jung), antropología (L. Straus), metodológicas, etc. y de todos los contextos universales y locales del hombre, van adquiriendo nueva fisonomía, nueva personalidad y poco a poco dejan el modelo del siglo XIX, olvidando, tanto en las técnicas, como en la manera de enfrentarse a temas nuevos y a una visión de mundo diferente, se abren a la creación de un nuevo paradigma y lo realizan. No es de interés aquí señalar los hechos históricos y sociales que generaron esta evolución, porque se encuentran, con mucho detalle en los manuales e historias de la literatura y en particular de la novela europea. Nos basta describir el fenómeno para establecer las diferencias entre ambos paradigmas, a fin de que el lector pueda realizar una lectura de las novelas con el conocimiento cierto de saber qué clase de novela está leyendo y el nivel literario de la misma.

 

1. Las diferencias

 

Existen muchos escritores y críticos que se han dedicado a explicar cuáles son las diferencias entre ambas modalidades de paradigmas: Eladio García, Ernesto Sábato, Carlos Fuentes, Alejo Carpentier, Anderson Imbert, Juan Luveluck, Paul Kurz, Renato Barilli, Angelo Guglielmi, entre otros. De todos trataremos de obtener los rasgos pertinentes para cada uno de los paradigmas.

 

2. Autor y narrador

 

Eladio garcía:

 

"Lo primero que utilizan para señalar diferencias es el autor y el narrador. La novela decimonónica utilizó de preferencia un narrador perfectamente perfilado con uso de categorías estéticas y morales definidas."

 

Michel Butor:

 

"Punto de vista del narrador "por detrás""

 

Kurtz.

 

"Narrador olímpico."

 

Imbert:

 

"Narrador omnisciente".

 

Y así todos califican al narrador como un Dios que sabe todo, domina y manipula también todo, que lleva al lector social de la mano y lo interpela constantemente para guiarlo, dirigirlo, enseñarle, moralizarlo, hacerlo cómplice de lo que narra. Y agregamos autor porque es él quien manipula al narrador sujeto de la enunciación e interviene constantemente, como un "metiche" que ignora las leyes de lo verosímil en el relato.

Autor y narrador pierden casi el límite real e irreal que los debería separar.

 

3. Mundo mostrado de "lógica aristotélica"

 

El segundo elemento a que hacen referencia los críticos y autores es al mundo mostrado y de él los elementos comunes: personajes, espacio, tiempo, y el diseño del relato.

 

Eladio García dice al respecto:

 

"Exactitud entre las nociones internas de los personajes y el mundo que los  rodea. En este mundo domina una evidente causalidad y un tiempo de los punteros del reloj."

 

Butor agrega:

 

"Una construcción novelística lineal."

Imbert.

 

"Secuencias narrativas causales".

 

Sábato:

 

"Existe determinismo."

 

Kurtz:

 

"Héroes con una comunidad de apoyo. Sucesos uno detrás de otro."

 

Julia Kristeva:

 

"Lógica aristotélica."

 

4. Los personajes

 

 Eladio García dice:

 

"La profundidad psicológica se da como existencia de caracteres fijos y ya permanentemente fundados. Existencia del retrato."

 

Pouillón:

 

"Dependen (las novelas) de la psicología según la cual un ser existe por los sentimientos que experimenta. Estudian el sujeto consciente independientemente del mundo que los rodea."

 

Imbert:

 

"Psicologismo, introspección."

 

Sábato:

 

"División entre el sujeto y el objeto."

 

Barilli:

 

"Concepción naturalista y determinista de la conducta del hombre. Lugar para un alma bella, para un lúcida conciencia."

 

5. El paisaje

 

Eladio García:

 

"Noción del paisaje como estructura fija. Un "buen escritor se define porque pinta bien."

 

Angelo Gulielmi:

 

"Descripción no como significado de las cosas profundas sino guiada por las leyes de la cohesión y la univocidad, sin ambivalencia, sin contradicción."

 

6. Valores

 

Eladio García:

 

"Sociología categorial y valorativa y por lo tanto el tratamiento del sexo se evita como estereotipo, como pecaminoso."

 

Sábato:

 

"Lector busca descubrir una sociedad, extraer una lección moral, identificarse con un personaje."

 

7. Lenguaje pictórico y demostrativo

 

Eladio García:

 

"El lenguaje es de un solo plano y con afán pictórico o demostrativo, del decir popular con distancia expresa del lenguaje del narrador (Se) que debe ser culto."

 

Guglielmi:

"Creencia en que la historia que se narra es verdadera, de ahí las referencias geográficas, históricas y lingüísticas."

 

 

El paradigma de la novela polifónica

 

 

Por el contrario la novela polifónica tendría los rasgos opuestos:

 

Una invención y creación verbales, desaparición del héroe (bueno), experimentación con el tiempo, ilogicidad, tiempo interior, desaparición del narrador olímpico "metiche" y preferencia del sujeto protagónico, propio de la voz de los personajes, descubrimiento del otro, despedida de la fábula, pérdida de una comunidad de apoyo moral, conocimiento de una sociedad compleja y ambigua, establecimiento de muchas voces narrativas (de ahí tomé el nombre de novela polifónica), lógica correlacional, tiempo denso, diversos escenarios, diversos puntos de vista y perspectivismo narrativo, coincidencia entre escritura y percepción, diálogo con el texto mismo y la escritura, incorporación de los contextos socio-culturales del hombre universal, dilatación de la cotidianeidad, poética de la mirada, monólogo interior, escenario cinematográfico, simultaneidad de escena, contrapuntos, paralelismos, utilización del habla y menos de la lengua, no se hace distinción entre lenguaje popular y culto, la trama no domina a los escritores, importancia de los objetos como relacionantes del sujeto, complejitud, barroquismo, desamparo del lector, no se cree en la receta ideológica como solución, existencialismo y no psicologismo, eliminación de valores inmutables y todopoderosos, antihéroes degradados, búsqueda de lo cotidiano, pluralidad d puntos de vista, arcoiris, carnaval, menipea, paradigma y no sistema.

 

Los vicios de dicción

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ALGUNOS USOS INCORRECTOS O VICIOS DE DICCIÓN

 

1. El solecismo

 

Es un error en que se incurre al construir la sintaxis de la oración. Puede ser de orden lógico y psicológico de la frase. Atenta contra la pureza de la lengua y se acerca al habla vulgar.

 

a. Uso incorrecto de los pronombres relativos

 

En los ejemplos, el primero es incorrecto y el segundo es el correcto.

 

Ejemplos:

 

1. Aquí están las joyas, cuyas joyas fueron robadas. Aquí están las joyas que fueron robadas.

2. A usted es que llamo. A usted es a quien llamo.

3. Son mis maestros, sin el consejo de los cuales nada haré. Son mis maestros, sin cuyos consejos, nada haré.

 

b. Falta de concordancia entre el adjetivo y el sustantivo

 

Ejemplos:

 

1. Ten presente mis problemas. Ten presentes mis problemas.

2. Enojada ella y yo, siempre nos casaremos. Enojados, ella y yo, siempre nos casaremos.

 

c. Falta de concordancia entre personas y número verbal

 

1. Habrán confites para los niños. Habrá confites para los niños.

2. Tú eres de los que ayudas. Tú eres de los que ayudan.

 

d. Empleo incorrecto de las variantes pronominales

 

Ejemplos:

 

1. Te pusiste fuera de . Te pusiste fuera de ti.

2. Te se perdió el anillo. Se te perdió el anillo.

3. A la orden, para servirla. A la orden, para servirle.

 

e. Uso indebido de preposiciones

 

En la parte que comentamos las preposiciones aparecen más casos.

 

Ejemplos:

 

1. Aprovéchese de la ocasión. Aproveche la ocasión.

2. Se miran a la cara. Se miran la cara.

 

f. Omisión indebida de la preposición

 

Ejemplos:

 

1. Se retrasa día y noche. Se retrasa de día y de noche.

2. Honra tus padres. Honra a tus padres.

 

g. Uso de una preposición en lugar de otra

 

1. Lo hizo de casualidad. Lo hizo por casualidad.

2. Vino en puntillas. Vino de puntillas.

3. Lo venderé en cien colones. Lo venderé por cien colones.

4. Deber ocuparse de trabajar. Debes ocuparse en trabajar.

 

h. Mal empleo del artículo

 

Ejemplos:

 

1. Tuvo el valor de amenazarlo. Tuvo valor de amenazarlo.

2. Estuvo varios días en la cama. Estuvo varios días en cama.

 

i. Errores en la construcción del período

 

Ejemplos:

 

1. No caigo en la cuenta. No caigo en cuenta.

2. Esta casa tiene cuarto con o sin baño. Esta casa tiene cuarto con baño o sin él.

3. Más tarde que temprano, lo pagarás.  Más tarde o temprano, lo pagarás.

4. A lo mejor se muere. A lo peor se muere.

 

j. Incorrecta formación de los accidentes verbales.

 

Ejemplos:

 

1. Fuistes.   Fuiste.

2. Hicistes. Hiciste.

3. Veí.        Vi.

4. Vía         Veía

5. Haiga      Haya

6. Haigan    Hayan

7. Cabió    Cupo.

8. Traiba    Traía

 

k. Uso incorrecto del plural en sustantivos singulares por naturaleza.

 

Ejemplos:

 

1. Los carnavales de este año estuvieron buenos. El carnaval de este año estuvo bueno.

2. Celebramos las navidades. Celebramos la navidad.

3. Dame el as de oro. Dame el as de oros.

 

l. Cambio de la función adjetiva por la adverbial

Ejemplos:

1. El concierto tenía mucha mayor cantidad de personas. El concierto tuvo mucho mayor cantidad de personas.

2. Estas noches de marzo son demasiadas calientes. Estas noches de marzo son demasiado calientes.

 

m. Incorrecciones en el uso del participio

 

Ejemplos:

 

1. Han muerto al niño. Han matado al niño.

2. Se han impreso las leyes. Se han impreso las leyes.

3. He frito los huevos. He freído los huevos.

 

n. Otros usos incorrectos

 

Ejemplos:

 

1. Fue requisado el automóvil y los accesorios del mismo. Fue requisado el automóvil y sus accesorios.

2. La carta es ilegible; pero se lee claramente su firma debajo de la misma. La carta es ilegible; pero se lee claramente su firma debajo de ella.

3. Fue realizado el planteamiento de los exámenes y ejecución de los mismos. Fue realizado el planteamiento y ejecución de los exámenes.

4. Te fuiste de bruces. Te caíste de frente.

5. Cuidar las espaldas (solo tenemos una). Protegerse.

6. Se fue de jupas. Se cayó de cabeza.

7. Acuantá me acordé. Hace un rato me acordé.

8. ¡Acharita o acharitica el helado!    ¡Adiós  helado!

9. Montarse sobre las espaldas. Montarse en la espalda.

10. Se pasó el día jodiendo. Se pasó el día molestando.

 

Usos de nexos de las oraciones que varían el significado si van unidas o separadas

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USOS DE NEXOS DE LAS ORACIONES QUE VARÍAN EL SIGNIFICADO SI VAN UNIDAS O SEPARADAS

 

1. SINO

 

Indica  lo contrario: al contrario, excepto, tan solo.

 

Ejemplos:

 

1. No come sino devora.

2. Nadie lo sabe sino yo

3. No pido perdón sino piedad.

 

2. SI NO

 

Son dos palabras independientes: el condicional SI y la partícula negativa NO. Puede colocarse entre ambos el sujeto.

 

Ejemplos:

 

1. Si no te alimentas, podrías morir. Si no te alimentas bien, podrías morir.

2. Si no me quieres es mejor que te vayas. Si no me quieres es mejor que te vayas.

 

3. PORQUE

 

Es una consecuencia de una expresión anterior, una especie de explicación o justificación, es causal.

 

Ejemplos:

 

1. Estoy triste porque no me quieres.

2. Saldré temprano porque parece que va a llover.

 

4. POR QUÉ

 

Es utilizado para realizar preguntas.

 

Ejemplos:

 

1. ¿Por qué llegaste tarde?

2. ¿Por qué me abandonas?

 

5. POR QUE

 

Esta composición la forma la preposición POR y el pronombre relativo QUE. Equivale a EL CUAL, LA CUAL, LOS CUALES, LAS CUALES.

 

Ejemplos:

 

1. Esta es la razón por que no voy. Esta es la razón por la cual no voy.

2. Muchos fueron los pecados por que lo lincharon. Muchos fueron los pecados por los cuales lo lincharon.

 

6. DEMÁS

 

Es un pronombre y se usa con artículo. Significa LOS OTROS, LOS RESTANTES.

 

Ejemplos:

 

1. Estos niños los vacunaremos hoy, los demás mañana.

2. Éstos son unos los demás llegarán por la noche.

 

7. DE MÁS

 

Es una frase adverbial que expresa que algo está DE SOBRA, que es innecesario.

 

Ejemplos:

 

1. Tus gestos están de más.

2. Si revisas bien el salario, te darás cuenta que te han pagado de más.

 

8. ASIMISMO

 

Es un adverbio de modo. Tiene el mismo significado de TAMBIÉN.

 

Ejemplos:

 

1. Asimismo aprovechamos para informarle que ganaste el premio.

2. Les recordamos asimismo la obligación de asistir a los actos cívicos.

 

9. A SI MISMO

 

Es una frase formada por la preposición A,  el condicional SI y el adjetivo MISMO. Se refiere a la persona de quien se habla.

 

Ejemplos:

 

1. Se ve a si mismo como una persona valiente.

2. No es justo culparse a si mismo.

 

9. ASÍ MISMO

 

Es una construcción del adverbio ASÍ y el adjetivo MISMO. Significa parecido a DE ESA MANERA.

 

Ejemplos:

 

1. Así mismo te ruego traer los instrumentos.

2. Te expliqué que la casa estaba vacía así mismo desocupada.

 

10. TAMBIÉN

 

Es un adverbio de afirmación. Significa modo, igualmente, además.

 

Ejemplos:

 

1. No creas que solo me interese por el dinero, también pienso en su salud.

2. Si lo meditas bien, estudiar también es divertido.

 

11. TAN BIEN

 

Es una frase compuesta por el adverbio de cantidad TAN y el adverbio de modo BIEN. Se utiliza para realizar comparaciones.

 

Ejemplos:

 

1. Dibuja tan bien que lo van a seleccionar.

2. Escribe tan bien como su profesor.

 

12. SOBRETODO

 

Puede se un sustantivo compuesto por dos palabras SOBRE+TODO. Significa ABRIGO.

 

Ejemplo:

 

Salió de su casa con el sobretodo puesto.

 

13. SOBRE TODO

 

Es una frase compuesta por la preposición SOBRE y el pronombre TODO. Da énfasis, especifica.

 

Ejemplos:

 

1. Duerme bien, sobre todo cuando se toma las pastillas.

2. Insisto en que estudies las oraciones subordinadas, sobre todo las adverbiales.

 

La descripción en la novela

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LA DESCRIPCIÓN

 

 

No es un tópico sino una técnica, una manera de resaltar lo más importante de un objeto, un lugar, un edificio, un río, una persona (el retrato) y darle al lector un cabal conocimiento físico de lo que se quiere resaltar. Forma parte esencial de la obra literaria. Resaltaremos su uso, su énfasis y lo resultados obtenidos en nuestra literatura.

 

La narrativa utilizó la descripción a veces en forma abusiva. Novelas como Peñas Arriba (1895) de José María Pereda, le levantó un altar.

 

Definimos la descripción así: Un sujeto de la enunciación presenta ante un Destinatario un uno o varios detalles del sujeto del enunciado (persona, objeto o fenómeno). En todo caso si el sujeto del enunciado se refiere a sí mismo se convierte en sujeto protagónico de una segunda enunciación y cumple el mismo papel que el anterior con respecto a la descripción, solo que ahora lo puede hacer de sí mismo. De esta manera tendremos descripciones de las más variadas de personas (seres representados), de objetos o de fenómenos, etc., todos sujetos del enunciado presentados por él mismo o por otro YO como sujeto de la enunciación (Se) primaria.

 

La descripción está ligada a la necesidad de ver a través del lenguaje, de las imágenes, y por ello mismo utiliza la categoría espacial, mientras que la narración se limita, por lo general ala categoría temporal.

 

Debe quedar claro que la descripción puede aparecer la principio de la novela, cuando se presentan los personajes, al centro y al final de ella. No hay lugar fijo. El otro aspecto que debemos considerar es que hay novelistas que mezclan la narración con la descripción, unas veces favorecen más la primera y otras, la segunda y lo hacen en toda la novela.

 

1.      Un objeto o sujeto + atributo+entorno, ligados por una o más funciones. Este esquema simple de la descripción permite evidenciar la ligazón que se establece entre lo que se describe y la función que desempeña en la historia contada. La descripción persigue que el lector (que no puede ver sino a través de lo que lee) se represente lo más exactamente posible la escena, el entorno, el cuadro, el objeto, el personaje, los gestos, los movimientos, etc., siempre que estos tengan algún detalle digno de destacarse. La descripción forma parte intrínseca de la narración, son dos elementos indispensables del relato. Son las dos partes constitutivas de la novela. No importa cuál sea la forma como se haga, ninguna de las dos puede estar ausente aunque se privilegie alguna de las dos. Lo que sí es posible y se hace con frecuencia es separarlas por momentos, en el desarrollo de la novela, pero actualmente se mezclan en perfecta armonía y el lector social lo ve con naturalidad.

 

La manera de realizar la descripción es tan variada como hay escritores y para todos los gustos, las hay en movimiento, estáticas, inflexibles, con cambios.

 

 

1. El retrato

 

La novela tradicional (monofónica) usó de él sistemáticamente. Los personajes cuando eran introducidos por el Se, eran descritos, presentados, moral y físicamente, de una vez por todas, pues durante el desarrollo de la novela no cambiaban. El autor tenía una idea clara del personaje fija y esto demuestra que no podían aparecer novelas, ni personajes haciéndose. Por lo general, si se trataba de personajes principales (el protagonista), se hacía al principio de la novela y, si eran personajes secundarios, cuando iban apareciendo. Eran novelas de atributos fijos y rasgos incambiables: buenos o malos. Por eso se habla de novelas en blanco y negro. De lo que se trataba era de enfrentar personajes buenos (héroes) con personajes malos, villanos y resaltar las virtudes de los primeros y aniquilar los malos. Típicamente novelas de educación sentimental o moral. Aún hoy se siguen escribiendo novelas de ese tipo.

 

La fórmula del retrato es simple:

 

Sujeto+atributo(s) físicos y morales.

 

"La empleada que nos servía era exactamente lo opuesto a la señora. Ésta, de figura esbelta, largos cabellos rubios, ojos verdes, labios muy finos. Aquélla gruesa -aunque no gorda- cabellos cortos negrísimos, labios anchos y piel oscura."1

 

Se trata de brindar al destinatario una descripción de las dos mujeres, en este caso por contraste; la intención del Se es poner de relieve dos modelos diferentes de belleza: la blanca y la negra, a la vez que resaltar la condición social de amabas: la ama y la esclava, por ello le bastan cuatro atributos: cabellos (rubios-negrísimos), ojos verdes (no señala para la sirviente), labios (finos-anchos) y piel oscura (eufemismo). El retrato de amabas queda suficientemente claro desde el inicio de la novela y la intención de señalar los rasgos pertinentes, los indicados para el logro de un fin: contraste entre dos personas de condición social diferente y de raza.

 

"Era un joven como de veintiocho años, de tez ligeramente morena, ojos y cabellos negrísimos y facciones enérgicas que habrían dado a su fisonomía cierta expresión de dureza, si no la suavizaran la boca sensitiva y la mirada acariciadora.

De regular estatura, fuerte, revelaba en su traje y movimientos esa distinción que solo se adquiere en los salones; y por sus manos bien cuidadas y sus musculosos brazos podía conjeturarse que era uno de los hombres que, sin desentender la cultura del cuerpo, consagran más tiempo a la del espíritu."2

 

Es el retrato de Fernando Rodríguez, protagonista destacado de la novela. Su retrato es completo, tanto en lo físico como en lo moral. Representa el ideal del hombre en boca del Se: la armonía entre lo material y lo espiritual. Este retrato da indicios para obtener información de la novela, ya sospechamos el conflicto principal, su adversario posee lo que podría faltarle a Fernando, completarlo.

 

"Aquel mozo rubio, de facciones napoleónicas, inteligente, instruido y de pocas palabras, con su clara visión de los negocios y sus exactas apreciaciones, se había captado la estimación y el cariño del jefe de la casa, el cual, si bien departía complacido con Fernando sobre temas de su literatura favorita, no dejaba de reconocer la superioridad del americano en punto de ciencias, de negocios, y de números, diciendo para sus adentros, "¡Lástima que en el mundo no haya nada perfecto y que estos dos jóvenes no formaran más que uno!"1

 

Insistir en la exclamación que el Se pone en boca del personaje, es redundante, lo cierto es que el retrato evidencia una escogencia, una intencionalidad que pone de relieve la ideología de este tipo de novelas, los códigos, los valores, los modelos, como en este caso donde al costarricense lo que le faltaba para ser perfecto eran las ciencias, los números y los negocios. Si fuésemos más exactos, lo que le faltaban eran los dólares, ser un empresario, pero bueno y culto, con espíritu noble, leal y es precisamente esto lo que le faltaba al gringo y por ello realiza villanías contra la hija de don Rafael.

 

El retrato permitía a los novelistas justificar las actuaciones posteriores de sus personajes y crear su propio verosímil, sus reglas poéticas. El lector sabía desde el inicio de la novela cuál era el personaje bueno y cuál el malo, de quién provendrían las acciones malas y de quién las buenas; se ligaba emocionalmente con los buenos y odiaba a los malos y a través de ellos amaba, sufría, lloraba, reía o "moría".

 

"Pero antes de seguir adelante, permítame describirles rápidamente cómo es, y qué hace don Marino García, que en adelante desnaturalizo y llamo Marino a secas, y hago constar que en adelante hablaré en presente.

Marino, es un hombre de unos treinta y cinco años, soltero, inteligente no hay  duda, bastante bien parecido, usa patillas a la moda, algo calvo, muy simpático, y de carácter alegre. Pero resulta que Marino, con todas sus virtudes, tiene un tremendo defecto, un vicio terrible. ¿Mariguana? No, definitivamente no, ¿Alcohol? No. Marino no es alcohólico. ¿Homosexual definitivamente nooo? Entonces, ¿qué le pasa a Marino? Bueno, Marino tiene el vicio del juego, es un jugador invertebrado, consuetudinario, de ésos que no juegan los calzoncillos porque nadie les ofrece un diez por ellos, pero que juegan hasta la camisa y el bigote se alguien se los acepta. Triste vicio el de Marino, que poco a poco lo llevó a la ruina y hoy al Hospital San Juan de Dios."2

 

Esta descripción tipo retrato, de Marino, es clásica en la literatura costarricense, sobre todo en la tradicional. Resalta algunas cosa interesantes. Es una novela escrita en 1976, por lo tanto, bastante nueva. Aquí el Se se confunde con el autor y lo mismo sucede con el Destinatario y el lector social. El autor, a través del Se establece un diálogo respetuoso, le da explicaciones y hasta le pide disculpas y permiso para continuar el relato-descripción. Así el retrato presenta un personaje virtuoso, pero con un solo vicio: el juego. Es interesante cómo descarta los vicios hasta llegar al juego, siguiendo la técnica del "afirmar negando", con lo cual se evidencia ante la descripción y deja de ser objetiva para mostrar un Se (parecido al autor) que se pone de manifiesto, se personaliza, se duele de la suerte de Marino, se compadece de lo mismo que narra o mejor expresado, describe. Es el autor costarricense y ésta una de las novelas donde el monologismo se da con mayor evidencia.

 

El retrato puede realizarse individualmente, dando atributos al sujeto, objeto de la descripción por contraste con seres ya presentados o conocidos de la misma novela, por referencia (parecidos) puede ofrecer de una vez por todas a través de todo el relato, actuando, participando, "viviendo". La novela contemporánea (polifónica) no utiliza el retrato único sino el personaje en acción, el que se va haciendo conforme actúa, con virtudes y defectos, ambiguo, polivalente, contradictorio y no precodificado. En otras palabras el personaje-humano.

 

2. La descripción de objetos

 

La descripción e interrelación entre el Se y el objeto del enunciado es muy explotada por la novela polifónica. Por supuesto en la novela costarricense aún se sigue empleando con gran regularidad. Escritores como Alfonso Chase Brenes, Carmen Naranjo Coto, entre otros ha dado los primeros pasos en este sentido moderno pero aún es incipiente la producción de novelas polifónicas en nuestro medio

 

Dice Renato Barllini en el congreso realizado en Palermo, Italia, en 1965, lo siguiente:

 

"Si ya no hay lugar para una alma bella, para una lúcida conciencia que refleje y contraponga en términos ideales la concepción abierta o indeterminista con la cerrada y naturalista y que no deba sostener violentos duelos verbales con los burgueses filisteos o tener dolorosos exámenes de conciencia, sucede que ahora toda esta problemática se materializa, penetra en las cosas, en los gestos, en los comportamientos concretos." (Sub. Nuestro)

 

Si esos son los intereses en Europa, sobre todo en Francia, en Hispanoamérica, surge por esos mismos años la gran historia, el realismo maravilloso, la hipérbole narrativa y la evidencia de los más increíbles acontecimientos, jamás contados y presenciados. No es aquí donde nos vamos a detener a precisar esa novelística, lo que nos interesa es dejarlo patente y tratar de encontrar cuál fue y es la importancia que el escritor de novelas da a los objetos y cuál su funcionamiento en nuestra novelística, con el fin de señalar algunos ejemplos y conocer la manera cómo fue utilizada.

 

Siendo el Sp, el centro de toda la atención de nuestros novelistas, la historia y los acontecimientos, sus ingredientes más destacados, la descripción de los objetos ocupó y ocupa, por lo menos en algunos novelistas de nuestro medio, un lugar importante y ha servido como descanso al relato temporal, como efecto secundario, como apoyo circunstancial pero no como la materia prima, De esta manera el sujeto de la enunciación Se describe la naturaleza, los árboles, los ríos, los cafetales, los potreros, los caminos, los platanales, los trenes, carretas, animales, casas, y las costumbres, todo lo que ve y sirve para destacar las gentes y sus costumbres, los bailes en el Teatro Nacional, las fiestas cívicas de fin de año, las corridas de toros. Pero las cosas, los objetos, sirven de marco, de animación, de colorido, de guía turística a los lectores y en ocasiones cobran más interés que la misma acción de los personajes. En muchas ocasiones sirven de relleno, descanso, como entusiasmo lírico, como frustración pictórica.

 

Los títulos de algunas novelas suelen ser elocuentes. Si quisiéramos buscar títulos donde el nombre fuera un objeto concreto, una cosa, posiblemente nos costaría encontrarlo. Algunos se aproximan: El árbol enfermo, Los leños vivientes, Historia de una banca, Una casa en el Barrio del Carmen, La estación que sigue al verano, A ras de suelo, Los cuatro espejos, Mansión (¿canción?) de mis amores, Las puertas de la noche, Los parques, Final de calle, Breve historia de todas las cosas, La Casona, En la Hacienda, Las huellas del puma, La espada de madera, La ruta de su evasión, El sitio de las abras, Ese que llaman pueblo, Muerte al amanecer, La espina perenne, La noche de los tiburones, Los problemas del gato, Asalto al Paraíso, Cenizas, La joya manchada,  La estirpe del volcán, Esa orilla sin nadie, Si trina la canaria, etc. En realidad los autores tratan de dar nombres "simbólicos"; utilizan los objetos pero en realidad representan a personas o aspectos sociales de los mismos. Esto afirma que los novelistas nuestros se interesan más por las acciones y descripciones de los personajes que la descripción de las cosas inanimadas o los fenómenos naturales.

 

"Veíase detrás de la casa otras construcciones más modestas, las cuadras, establos y demás dependencias de la quinta, y, más lejos, colinas, y planicies cubiertas de lozanos pastos."1

 

La descripción se torna enumerativa, casi paisajista, con el fin de informar al destinatario acerca del lugar y se entere cómo era, qué había y cómo estaba dispuesto, para ambientarlo.

 

"El cielo pega un bostezo y echa afuera la luna. Un lunón macilento, que se bambolea sobre los matorrales. A ras del polvo se ven los troncones quebrados y los cactos con las panzas abiertas. El chorrear del lunón sobre la selva pringa de claridad la armazón espesa. La noche, en el confín suda silencio."2

 

 

Fácilmente se destaca como si fuera un cuadro, como escenario, como expresividad poético-lírico. Es el ambiente que ve el sujeto de la enunciación emotivamente, por ello algunos críticos señalan que el ambiente se presenta según el estado de ánimo de los personajes. Habría que agregar, según el estado de ánimo del sujeto de la enunciación o de quien soporta su punto de vista (¿El autor?) El ambiente es lo que quiere que sea el narrador y es él quien le da la característica de triste o alegre. Es el hombre (personaje o narrador) quien da esa connotación, quien lo ve de una u otra manera.

 

La descripción se hace cada vez que el narrador lo desee  y encuentre necesario teñir el ambiente de elementos que impresione al Destinatario. Por esto señalamos que la descripción, en este tipo de novela, está ligada directamente a la enunciación con una fuerte carga apelativa, dirigida al Destinatario.

 

Alberto Cañas Escalante en la novela Una casa en el barrio del Carmen (1965) describe la casa así:

 

"La casa estuvo situada cerca de donde San José se vuelca hacia abajo en busca del río Torres. Era más vieja de lo que parecía. Construida -en adobes y bahareques- cerca de 1880, y reparada a poco costo varias veces sin alterarle su estructura, su fachada era del gusto predominante en el año 24, pues le había sido reconstruida a raíz de los temblores.

 

 

La casa era ancha y esquinera, llena de ventanas en hilera interminable, con un breve zaguán cortado en dos por un cancel de oscuras y fúnebres maderas, y un patio interior rodeado por la medianera y tres corredores, y sembrado de helechos casi gigantes y de pacayas que eran las reliquias de una época efímera, cuando tener pacayas en el patio era señal de elegancia y buen vivir."1

 

Y sigue describiendo la casa, aposento por aposento, los cuadros, sus silencios, los aparadores, etc. Lo importante es señalar que la descripción de la casa es hecha de la misma manera como si se tratara de un personaje: edad, atributos, virtudes, etc. Luego, en el desarrollo de la novela, lo que interesa es destacar una época que se fue y la realidad nostálgica del presente. La misma descripción se torna nostálgica, evocadora, en contraste con el presente, fue un pasado mejor. Entonces la casa se vuelve símbolo, testigo mudo de esos tiempos en que la clase burguesa (oligarquía) podía disfrutar de las comodidades de los distinguidos y, cómo poco a poco, la sociedad fue llegando a menos (así la casa) por el ingreso de la clase media al ¿poder económico? Con su gusto "mediocre", ¿canallesco? Y la llegada también de la "industrialización" y el "progreso". Pero si se continúa leyendo la novela veremos que todo el relato adolece de nuevas relaciones descriptivas con respecto a la casa. Todo se dijo al inicio de ella y luego ocurren acontecimientos con breves referencias circunstanciales a la casa, tales como el embargo, la venta, etc.

Más se preocuparon los escritores nuestros por la descripción del paisaje. Abelardo Bonilla en su novela El valle nublado ofrece el siguiente modelo que puede ser ejemplo de lo mucho que se explotó.

 

"En el fondo del valle, que comprendía casi toda la Meseta Central, reposaba la ciudad. Parecía que de sus propios suburbios se alzaban las montañas del Norte: el Iraza en un extremo y el Poás en otro. Fernando volvió a sentir el dominio del paisaje. A la derecha e izquierda, a largos trechos, observaba con cierta angustia las casuchas de los peones, a cuyas tranqueras se asomaban chiquillos sucios, panzudos y pálidos; caras miserables de mujeres campesinas, tristes y resignadas. No había color en todo aquello. No había matices. ¿Qué diferencia con el campo europeo! No apreciaba los contornos interiores de su personalidad ante el espectáculo desconsolador. Todo se fundía en una sola masa, real y subjetiva al mismo tiempo, que tomaba color de miseria. El color de aquel montón de brozas putrefactas de café, que vio con asco y asombro al lado del río. Más adelante, la carretera pavimentada y bordeada de cipreses le dio una impresión más pesimista. Lo mismo de siempre -pensó-. Lo improvisado. La mezcla de lo primitivo y de lo civilizado, de lo grandioso natural y lo pequeño humano. La ciudad en Europa tiene un carácter geométrico y reposado, técnica y cultura, y el campo la sigue dócil, conquistado también por el esfuerzo del hombre. La ciudad en América es un intento contra la naturaleza, que aún no ha llegado a cuajar. Fernando había sutilizado allá, en climas extraños, el reverso de la tierra y de la patria en la nostalgia de la montaña, de la poza en que se bañaba al robar con sus compañeros algunas horas calurosas a la escuela, de la primera novia, del cielo eternamente azul y de la grama eternamente verde, que iluminaban sus días grises. Pero esto que ahora miraba era muy distinto."1

 

No vamos a comentar la visión del campo costarricense y las comparaciones con Europa, las alusiones a lo que se entendía por civilización, los valores destacados, lo feo y lo bello, eso se deberá hacer en otra ocasión. El ejemplo es claro de lo que ha sido el tratamiento del paisaje aunque la visión cambie conforme cambia el autor. En la novela Los pantanos del infierno (1973) de León Pacheco, hay una descripción de este mismo viaje, así como en la novela de Gerardo C. Hurtado, Así en la paz como en la muerte (1975). Remitimos al lector para que observe el contraste entre los tres escritores antes citados, con respecto al punto de vista y su valoración de un mismo lugar.



1 Duncan Moodie, Quince. Los cuatro espejos, p. 21.

2 Gagini Chavarría, Carlos. El árbol enfermo, p. 40.

 

1 Ídem, p. 41.

2 Fernández, Mauro. Historia de una banca, pp. 23-24

 

1 Gagini, Carlos Op. Cit. p. 17.

2 Cañas Marín, José. Infierno Verde, p. 99

 

1 Cañas Escalante, Alberto. Una casa en el barrio del Carmen, pp. 9-10.

 

1 Bonilla B., Abelardo. El valle nublado, pp. 58-59.

Los tópicos en la novela

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LOS TÓPICOS EN LA NOVELA

 

 

Se ha discutido mucho, a través de la historia de la literatura acerca de la originalidad de la obra literaria. Todos confirman que la originalidad no radica en los temas tratados sino en la manera d presentarlos, de recrearlos. La teoría estructuralista insiste en sostener que no existe forma y contenido por separado (significante y significado) sino un todo integrado indisoluble. La originalidad en una obra consistiría en "lo nuevo" en "lo viejo", la particular visión de los fenómenos, las cosas, los hechos. Así para iguales fenómenos existirían tantas maneras de enfrentarse a ellas (casi) como personas. Cada escritor estaría (teóricamente) en capacidad potencial de mirar, representar, recrear, mostrar los mundos privados (particulares) de forma distinta. El lenguaje posibilita formas particulares de signar los objetos y de interrelacionarlos y si la obra es producto de un lenguaje polisémico  debe ser única y si es de alta calidad literaria su grado de concreción deberá ser óptimo.

 

A pesar de que la modernidad ha traído consigo nuevos problemas al hombre y sobre todo nuevas formas de enfocarlos, lo cierto es que existen algo así como universales temáticos. Temas que por pertenecer al hombre y estar ligados a su misma esencia y circunstancialidad le son muy caros y forman parte fundamental de su constitución existencial. Así tenemos temas como la muerte, el más allá, el amor,, la vida, la existencia, los sueños, los viajes, la ambición, los celos, la avaricia (vicios y virtudes en general), el trabajo, la división social (ricos y pobres), las guerras, las guerrillas, la corrupción, la prostitución, que han sido tratados por pensadores, historiadores, científicos de toda naturaleza y desde luego por los novelistas. La novela, como género no es la excepción y menos tratándose de temas íntimamente ligados al hombre. Cada una de las formas artísticas ha desarrollado esta temática de manera distinta y con elementos también diferentes. Trataremos de encontrar las formas más corrientes que ha empleadla novela para enfrentarse a estos universales que llamamos tópico.

 

1.      El viaje 

 

Podríamos definirlo de manera simple como el traslado de un sujeto u objeto animado o inanimado  de un lugar A a Otro B con la posibilidad o no del regreso. Reseñar el tratamiento del viaje: físico, temporal, psicológico, en el sueño, etc., en la literatura, sobre todo en las novelas, es imposible. Solo nos basta señalar algunos famosos por su universalidad.

 

Desde la antigüedad los escritores escogieron los viajes como motivos importantes de sus obras. La Odisea de Homero, La Eneida de Virgilio, La Divina Comedia (1307) de Dante, Los pasos perdidos de Alejo Carpentier y El viaje a la semilla, El Ulises (1922) de Joyce, Los viajes de Julio Verne, Persiles y Sigismunda de Cervantes, El Quijote de la Mancha del mismo  autor, Peñas Arriba (1895) José María Pereda, etc. ¿Y los viajes en el tiempo, como En busca del tiempo perdido (1913-1927) de Prousdt o los viajes interiores en novelas como Mientras agonizo de William Faulkner, Vamos a Panamá (1997) de Rodolfo Arias Formoso que utiliza el viaje físico y el psicológico, etc.

 

Casi no se encuentra una novela que evite los viajes. Forman parte de ellas. Existen viajes a lugares exóticos, al más allá, a los bosques, alrededor del mundo, por una casa, por un túnel, por el tiempo, hacia el futuro, hacia el pasado, en bus, en tren, a pie, etc.

 

Podemos no obstante distinguir dos especies de viajes:

 

a. Los físicos. No importa el sujeto.

 

b. Los subjetivos. Es un traslado de un estado a otro, interior, imaginario, sufrido. Es simbólico. Si se quiere irracional o con una racionalidad diferente a la tradicional.

 

c. Temporales: al pasado o al futuro.

 

Debemos agregar a estas definiciones o limitaciones tres elementos más para completar el esquema: el tiempo, el espacio y los  personajes y tendremos los elementos fundamentales constitutivos de la narración, los ejes sobre los cuales recaen el peso de la enunciación y sus implicaciones, antes descritos.

 

La vida misma se ha definido como un viaje. Nace, crece, se desarrolla y muere. En este proceso el hombre vive un tiempo y lo hace en un espacio físico. La novela que toma como materia prima la privacidad del hombre, su aventura no podía escapar a estas categorías.

 

Los viajes en la antigüedad sirvieron a los escritores para establecer la comunicación con los lectores sociales. Servían para traer noticias (novela) nuevas, a los ciudadanos que no tenían la posibilidad de viajar por tierras extrañas y encontrar las maravillas que los viajeros contaban. Los viajes abrieron la virtualidad de múltiples cosas. Así conocer mundos desconocidos por las mayorías, establecer contacto con pueblos de costumbres diferentes, obtener nuevos conocimientos, realizar las más variadas hazañas. No en vano las novelas de aventuras estaban llenas de viajes, de hazañas, de naufragios, de personajes que se daban por muertos y luego aparecían contando maravillosas aventuras. Este es el nacimiento de la narración. Sería redundar en lo mismo si recordamos Los cuentos de Canterbury, las famosas romerías religiosas que posibilitaron bellísimas colecciones de cuentos, las andanzas de don Quijote por la tierra manchega, y los héroes de los cuentos populares que salían expresamente a "rodar mundos" en busca de aventuras como signo de iniciación y formación. Las novelas de caballerías, a pesar de diferenciarse de las de aventuras, en cuanto a este aspecto, son parecidas. No se deben olvidar las cruzadas a los lugares santos en busca del Santo Grial y las posibilidades de contar lo que hacían o veían. No de otra manera nacieron enamorica, las crónicas de indias, escritas en su mayoría por viajeros a estas tierras.

 

En la literatura nacional se ha explotado ese tópico de diferente manera. Hay novelas donde los campesinos viajan a la ciudad. Las hay donde la joven campesina viene a la ciudad y es prostituida. Desde novelas como Abnegación (1901) de Joaquín García Monge, pasando por Conchita (1904) de Juan Garita, Ese que llaman pueblo (1942) de Fabián Dobles, El hijo del gamonal (1901) de Claudio González Rucavado, Los leños vivientes (1962) de Fabián Dobles y en alguna manera Bajo el límpido azul de tu cielo de Álvaro Dobles, hasta las más actuales como Vamos para Panamá ( 1997) de Rodolfo Arias Formoso, nos insertan en el tópico de los viajes, unos físicos, otros psicológicos y algunos mixtos. Y el viaje del hijo del rico hacendado que llegaba a Costa Rica, después de pasar vacaciones en Europa o realizar estudios en ese continente, viajar al campo y enamorar a la incauta campesina, o a la bella prima, como en El primo (1905) de Cardona Valverde o las más recientes como El pasado es un extraño país (2000) de Daniel Gallegos Troyo, Más allá del Parismina (2000) de Carmen Naranjo que viaja por toda la zona atlántica en busca de su prometida, para citar solo dos, abundan en nuestras letras.

 

Los viajes al campo de personajes de la ciudad de clase adinerada, enfrentaron dos mentalidades distintas, dos visiones de mundo, dos espacios contrarios en muchos aspectos, uno sincero, hospitalario, reservado, campesino, pobre, bondadoso y desprendido, ingenuo, incauto, mientras el otro, el citadino, engañoso, astuto, desleal, veleidoso, pícaro, vicioso, malvado, embustero, traidor. Los escritores explotaron esto casi hasta los años sesenta. Las novelas se extasiaron en cacerías, paseos, viajes en tren a Puntarenas (puerto del Pacífico), costumbres folklore, aventuras amorosas, "cogidas de café", baños en los ríos, festividades religiosas, turnos, bodas (éstas también en la ciudad). Los escritores de la época aprovecharon los viajes para escribir la vida de los campesinos y sus costumbres y a la inversa, cuando eran los campesinos los que llegaban a la ciudad a prostituirse. Algunos mientras tanto escribieron novelas desarrolladas específicamente en la ciudad, sobre todo en San José. En las últimas generaciones es la ciudad y su degradación el sujeto de estas novelas: Los Peor (1995) de Fernando Contreras, Única mirando el mar (1993), del mismo autor, Cruz de olvido (1999) de Carlos Cortés Zúñiga, El más violento paraíso (2001) de Alexander Obando, etc.

 

La literatura nacional también explotó aunque en menor grado los viajes subjetivos, sobre todo en los novelistas más cercanos a nuestros días. La ruta de su evasión (1948) de Yolanda Oreamuno Unger, Noche en vela (1964) de Rima de Valbona, La estación que sigue al verano (1969) de Julieta Pinto González, Responso por el niño Juan Manuel (1968) de Carmen Naranjo Coto, Murámonos Federico (1973) de Joaquín Gutiérrez Mantel, entre muchas otras, explotan este tópico.

 

2. El triángulo amoroso

 

Este tópico de la novela se podría definir, tal y como lo hace Max Jiménez en su diseño de novela Unos Fantoches (1928): un personaje A tiene una relación amorosa con B y otro C establece nexos amorosos con A o con B. Sea porque un personaje es engañado, por ingenuidad, ambición, falsa educación o desenfreno pasional, no importa cuál sea la causa, lo cierto es que una relación positiva se ve obstruida, imposibilitada en su desarrollo normal y culminación, por un personaje astuto, taimado, negativo. Es algo así como la puesta en prueba de unos valores. El personaje cuyos valores no sean claros, positivos, fracasa, a pesar de ser inocente, como sucede con los enfrentamientos entre campesinas buenas y citadinos malos en la literatura tradicional costarricense. En ella se refleja una problemática social y al hombre humilde (o la mujer), víctima del inescrupuloso y vicioso joven de la ciudad o extranjero.

 

El tema amoroso ha tenido un gran tratamiento en la novela. De hecho algunos aseguran que con él nació el género novelístico. Muchos escritores se preocuparon por señalar la importancia de este tópico temático pero se cuidaron de caer en la sensiblería, en el chantaje sentimental, en la estructura de consolación, propio de la novela por entregas, la folletinesca. De esta forma podríamos afirmar que este tópico dio dos tendencias generales de escritores: los que cultivaron y lo cultivan, el género folletinesco, de estructura sinosoidal (unión, separación, ad infinitum) y los que trataron el tema amoroso en forma cuidadosa, como una problemática importante del ser humano.

 

Otro aspecto observable es que para algunos escritores, sus obras serían fundamentalmente de amor, tal es el caso de la novela Madame Bovary (1857) de Flaubert o El amante de Lady Chattrerley (1928) de D. H. Lawrence, pero para otros el tema amoroso sería algo así como un relleno, un barniz, un pretexto para otros fines. Esta ha sido la manera como más se ha tratado en la literatura costarricense.

 

El la literatura costarricense tenemos gran variedad de novelas que utilizaron como estructura de la historia novelesca el triángulo amoroso, unas, las más, de forma simple y otras, doble. La lista es larga Misterio (1888) de Manuel Argüello Mora, Conchita (1904) de Juan Garita, Hijas del campo (1900) y Abnegación (1901) de Joaquín García Monge, El Primo (1905) de Cardona Valverde, El árbol enfermo de Carlos Gagini (1918), Unos Fantoches (1928) de Max Jiménez Huete, El resplandor del ocaso (1918) de Francisco Soler, Lágrimas de acero (1929) y Tú, la imposible de José Marín Cañas,  Elvira (1940) de Moisés Vincenzi, Aparta de tus ojos de Ma. del Socorro González de Tinoco, Orlando el enamorado (1965) de Alberto Cañas Escalante, Eugenio, un idilio de amor (1973) de Rafael Merino, etc.

 

En estas novelas el tema amoroso puede ser lo determinante como en las de Marín Cañas, pero existen otras que sirve de pretexto para describir, mostrar costumbres, lugares, personajes etc. del pueblo y la ciudad costarricenses, pero no por ello dejan de ser novelas típicamente amorosas y de corte sentimental, generalmente se dirigen a las mujeres (Destinatario con sexo) y educarlas en lo sentimental para que no fracasaran en el amor, por eso se tornan ejemplares y los autores en consejeros sentimentales. El algunas novelas cuando la mujer era mancillada (la campesina sobre todo), y el "valiente" huía de la escena, aparecía el hombre bueno, noble, pobre pero honrado y se hacía cargo de ella y restituía el orden moral puesto en duda.

 

Ahora bien en algunas novelas el tema amoroso es solo un relleno, un pretexto para plantear otra problemática. Estas novelas son más ricas, mejor elaboradas y de más calidad literaria, es el caso de Hijas del campo (1900) de García Monge, La propia (1911), un relato de Manuel González Zeledón (Magón), La caída del Águila (1920) de Carlos Gagini, Pedro Arnáez (1942) de Marín Cañas, El crimen de Alberto Lobo (1928) de Gonzalo Chacón Trejos, etc. En esta novelas el tema amoroso huelga un papel secundario ya que las novelas tienen como eje central otros aspectos,, por ejemplo los políticos, sociales, históricos y el tratamiento amoroso es solo accidental, es como un caramelo en medio del hambre. Tiene una función de apoyo que obedece a la vieja opinión educativa de enseñar divirtiendo.

 

El naturalismo en América Latina, explotó el tema amoroso para denunciar la desigualdad social y una sociedad degradada, viciosa. Santa (1903) del mejicano Federico Gamboa, es una campesina que una vez seducida y engañada por un policía, se traslada a la ciudad y comienza una vida de prostitución. De igual manera con las diferencias del caso ocurre en novelas como Juana Lucero (1900) de Augusto D'Halmar, Nacha Regules de Manuel Gálvez y en Costa Rica Hijas del campo (1900) de García Monge, Ese que llaman pueblo (1942)de Fabián Dobles R., para solo citar dos. Es el naturalismo que se da a conocer a través de la novela de prostitución, hijas de Naná (1877) y otras de Emile Zolá.

 

En resumen, el triángulo amoroso, simple o doble, ha sido utilizado por la literatura universal siempre y la costarricense no es la excepción. El marido engañado o la mujer ofendida seguirá siendo tema importante para el novelista. La familia y la degradación de ella a través del adulterio es tierra fértil para crear sus obras sobre este aspecto o medio para plantear otros de mayor envergadura. El éxito que alcanzan las llamadas novelas o culebrones en la televisión es muestra de que no han desaparecido y que ese tipo de novelas alcanza lectores y hoy televidentes en cantidades asombrosas.

Lo verosímil en la novela

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LA VEROSIMILITUD EN LA NOVELA

 

 

Recordemos que ya Aristóteles decía que "no es obra de poeta relatar hechos que sucedieron, sino lo que puede suceder, esto es lo que es posible según la verosimilitud o la necesidad". Así lo posible y lo verosímil se constituyen, desde la antigüedad, en conceptos importantes de las poéticas y de los escritores.

 

Todorov, en la poética decía que la literatura se somete a dos tipos de leyes, las leyes del discurso literario y las leyes de la realidad que representa una imagen. La novela es ficción, como hemos reiteradamente afirmado, y no se deja someter a pruebas de verdad científica fuera de ella misma. No es ni falsa ni verdadera. Lo verosímil somete a la obra a leyes poéticas: reglas y postulados del género. Algunas ya expuestas aquí.

 

De este modo existe un verosímil en toda obra literaria configurado por la obra misma. Pos sus leyes internas y que los lectores confrontan a veces con la realidad externa. Es su derecho pero ello es incorrecto.

 

El sujeto de la enunciación a través del narrador y las voces protagónicas, configura un mundo privado con sus propias leyes. En la novela tradicional se hablaría de una lógica causal unívoca, uno a uno y lineal, logocéntrica, geocéntrica, mientras que en la novela contemporánea, llamada por nosotros polifónica se rompería con el paradigma anterior para crear una lógica correlacional, del carnaval, del arcoiris, de la plurivalencia, dialógica, de uno a varios, llena de matices. Desaparece de la novela el punto de vista único, la causalidad lineal el blanco opuesto al negro como los únicos ejes del conocimientos personajes estereotipados, preconcebidos, para dar entrada a la contradicción, la ambigüedad, la duda, la incertidumbre a las preguntas más que a las respuestas.

 

Desde el inicio de la literatura los escritores han tenido forzadamente un verosímil que estructura sus obras, un código que establece las reglas del juego y permite la convivencia y así se crearon las poéticas que explicaban y describían las obras enmarcadas en ese paradigma. Pero poco a poco el verosímil, las reglas internas fueron cambiando y se llegó a cambios cualitativos capaces de formar paradigmas nuevos, muchas veces opuestos al viejo y con más innovaciones aunque siempre con residuos importantes de lo viejo. Solo a partir de estructuras viejas se pueden crear las nuevas. Es una especie de evolución como en los seres vivos. Los escritores violentan los códigos y crean otros, son revolucionarios que buscan y anhelan la libertad en la expresión y procuran escapar a las camisas de fuerza que imponen las normas, sobre todo si son de afuera. Pero lo posible y el verosímil de una obra es su propia decisión y obedece a la propia intención del autor. En su ambicionada libertad crea su propio verosímil y no debe traicionarlo en la misma obra porque esto sí sería censurable. Por ejemplo si decide que los animales en su novela deben hablar como los humanos, no podría negarle esa posibilidad a uno de ellos a no ser que esté justificado, por ejemplo que sea mudo. La misma obra cera su propio verosímil.

 

De lo anterior nace un postulado importante:

 

Toda obra literaria (y pienso que de arte) tiene su propio verosímil. Lo que no hace que éste sea parecido o semejante a otros verosímiles de obras diferentes o que asuma algunas normas y otras no. Lo importante es que siempre habrá en la obra un verosímil propio de ella.

 

El lector social cuando lee una obra verifica las leyes de ellas con su propia experiencia, con su propio verosímil y esto le permite decodificar el significante de la obra literaria. Pero pensar que de esta confrontación debe salir una mimesis aristotélica, como imitación burda de la realidad y no como una creación, una visión privada de esa realidad, es un acto incorrecto. De este modo debemos establecer, por lo menos, dos tipos diferentes de verosímil. El del escritor que lo plasma en la obra y que es el verdadero, el único que tiene sentido por pertenecer a ella y darle significado y el del lector social que depende de la realidad en que se desenvuelve, sus propios contextos, su conocimiento de las leyes poéticas, su gusto literario, etc. Si por ejemplo aplicáramos a una obra, o la sometiéramos al verosímil de nuestros días cuando ella fue escrita en el siglo diecinueve, los resultados serían sencillamente desastrosos. El Quijote de la Mancha tiene validez universal pero la verosimilitud pertenece al siglo dieciséis y no a nuestros días. Muchos la critican desde perspectivas actuales y no sobre el verosímil del momento en que fue escrita y su propio verosímil como obra. Son las leyes linternas, las normas, su código el que impera en la obra y no los del lector. Si don Quijote ve castillos y caballeros donde Sancho no, esa es la ley de la obra y punto. Si don Quijote ve en Aldonza Lorenzo la Bella Dulcinea, y Sancho una simple moza que huele a cebolla, ese es el verosímil de la novela. Ahora bien si de pronto don Quijote, sin sufrir cambios racionales en el desarrollo de la novela psicológicos, ve de igual manera que Sancho, entonces el autor está violando el verosímil de la novela. No hay que buscar en la novela lo que a mí me gustaría encontrar sino lo que ella realmente ofrece. Si eso me agrada está bien pero si no encuentro lo que busco, no por eso la novela deja de ser literaria o debo valorarla con calificación baja.

 

Otra distinción que debe tenerse en cuenta es que cada obra tiene su propio verosímil, sus propias leyes y éstas pueden o no parecerse a las leyes naturales, físicas. De esta manera se define, como lo dijimos antes, lo maravilloso, lo extraño y lo fantástico. Los niños no se sorprenden de que en un cuento de hadas los animales hablen como los humanos, ellos aceptan las leyes poéticas, sin confrontarlas con la realidad físico en que viven. Este aspecto que a simple vista pareciera insignificante, cobra importancia en obras donde su misma significación depende de este juego y esta aceptación universal.

 

En la literatura costarricense, desde sus albores, hasta nuestros días, la "crítica" y los escritores mantuvieron un verosímil que de una u otra forma codificó tanto las creaciones  que imposibilitó la evolución normal, de nuestra literatura por un largo tiempo. El apego a un realismo a ultranza, a una visión casi como fotostática de la realidad inmediata, la mimesis sin modificación, dentro de lo que eso pueda ser posible, impidieron la inventiva, los cambios, la revolución, la libertad expresiva, fue una camisa de fuerza que encadenó a los escritores a un realismo simplista, doctrinario, moralista, educativo, programado, convencional. Por ello debemos esperar hasta nuestros días, con autores de la generación de 1956, llamada del irrealismo, para encontrarnos con autores como Carmen Naranjo Coto, y otros que violentaron esos verosímiles atemporales para abrirse camino al lado y la altura de la literatura hispanoamericana vigente en otros países.

 

Muchos escritores, sobre todo los de corte tradicional suelen incurrir en violaciones del verosímil dentro de sus mismas obras. Sabemos que en la novelística tradicional el retrato del personaje, físico y moral, suele darse al inicio de ella por el sujeto de la enunciación. Desde el principio lo definían, lo codificaban de bueno o malo y bajo esa programación se encadenaban todos los acontecimientos siguientes. Su conducta debería obedecer a esa disposición, sino existiera una razón imposible de evadir y se justificara una conducta contraria a lo dispuesto. Pero sucede en muchas de las obras que el personaje actúa contrario a ese verosímil para justificar una acción de un personaje secundario. En el relato de Joaquín Gutiérrez Mantel, Cocorí (1947), sucede con alguna frecuencia. Por ejemplo la mamá Drusila  se codifica por su conducta, trabajadora, sin educación, realista, casi sin imaginación y todo lo contrario a una mujer soñadora. Cuando Cocorí le pregunta ¿por qué las rosas siendo tan lindas duran tan poco, mientras animales tan feos como la tortuga viven tanto tiempo?, ella no le da ninguna importancia y se limita a contestar con la mayor indiferencia ¿qué preguntas? Al final después de que regresa Cocorí a su casa encuentra la ramita de rosa sembrada y con retoños. Es una violación al verosímil y lo mismo sucede cuando regresa a su casa después de salir tras la respuesta y encontrarse con la bocaracá. Sin esperar la respuesta decide regresar a su casa como si supiera que la madre había plantado la rama de rosa. No sucede la narración de acorde con los planteamientos iniciales y los cambios en los personajes más parecieran manipulados por el autor sin percatarse que violentaba su propio verosímil.

 

El papel del lector consiste en leer la obra, describirla, decodificarla, tratar de entenderla, disfrutarla y si lo desea valorarla, pero nunca enjuiciarla con sus propios prejuicios y valores y desde luego con su verosímil.

 

El destinatario en la novela

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EL DESTINATARIO EN LA NOVELA

 

 

El acto de enunciación (y tanto lo dicho anteriormente como lo siguiente es característico de todos los lenguajes e idiomas), exige en su misma realización, no solo un emisor Se, sino un receptor (Destinatario), el que escucha y, en ocasiones contesta. En la expresión oral está representado por la persona o grupo de ellas a quienes se dirige el que habla (emisor). En el acto de enunciación oral, el modelo de comunicación exige, de este modo, como mínimo dos personas: un YO y un TÚ y por supuesto el mensaje. Un YO que hable algo y otro que lo escuche.

 

El acto de la escritura representa el proceso oral de forma tal que el lector pueda representar mentalmente una escena donde:

 

1. Una persona conversa consigo misma.

2. Una persona conversa con otra distinta a ella.

 

Este sería el modelo directo, donde la escritura representa el acto de la enunciación, tal y como ocurre en la forma oral y en cualquier lenguaje. Es lo que comúnmente se llama "estilo directo" y se representa gráficamente por guiones o en algunos casos por las comillas (""). En el primer caso el sujeto de la enunciación, es el mismo que el Destinatario y el enunciado solo llega a él mismo, por lo tanto nunca puede haber oyente. Pero esto no sucede cuando se usa el llamado "estilo indirecto" porque en él si puede diferenciarse los sujetos, tanto el de la enunciación primera como el protagónico cuando el rol de contar es asumido por un personaje del enunciado.

 

La forma escrita de la carta puede sernos de gran utilidad para explicar el fenómeno de la escritura. En ella:

 

1. Yo envío una carta al Rector de la Universidad. Yo soy el sujeto de la enunciación y el Rector será el Destinatario de la misma. Además yo soy el escritor de la carta y el Rector será el oyente de la misma y si él mismo la lee, el lector social.

 

Ahora bien, en la anterior carta yo me representaba en el enunciado como sujeto de la enunciación y sujeto del enunciado, así como el autor (Benedicto). Pero puede variar si el YO escritor introduce un sujeto protagónico diferente a él en el enunciado al hacerlo hablar, actuar. Así:

 

2. Yo (Benedicto) escribo una carta al Rector denunciando las irregularidades que llos estudiantes hicieron en un examen. Aquí el sujeto de la enunciación sigue siendo el mismo YO, mientras que si dejo que los estudiantes explique por su propia voz los hechos, los convierto en sujetos protagónicos de la segunda enunciación que se deriva del enunciado de la primera. De esta manera pueden ir sucediendo cambios en los niveles de la enunciación y el enunciado (sus personajes, tal y como lo hemos venido explicando. Pero nuestro interés ahora es señalar lo que sucede con el Oyente, el Destinatario y con breves alusiones al lector social que no debería aparecer en el relato.

 

Si seguimos utilizando la carta como ejemplo obtenemos los siguientes modelos:

 

1. Yo (Benedicto) escribo una carta al señor Rector sobre los estudiantes (ejemplo inicial)

 

2. Juan escribe una carta a María que consiste en una conversación que oyó, en la que Carlos cuenta a  Ana la acusación del profesor ante el Rector de la actuación de los estudiantes. En este caso Ana es la oyente de la enunciación interna del enunciado escrito por Juan y cuyo Destinatario es María. Y así podría seguirse indefinidamente. Claro al final el lector social se perdería posiblemente en el laberinto de oyentes y destinatarios y sujetos de las más variadas enunciaciones.

 

 Ahora, si estas cartas aparecen en un texto mayor, por ejemplo una novela, podría ocurrir, entre otras variantes, lo siguiente:

 

La carta inicial fue escrita por un autor que se disfraza de profesor como sujeto de la enunciación para acusar a sus estudiantes de un fraude en una prueba escrita. Pero aparece un estudiante del grupo, Juan como sujeto protagónico cuando escribe una carta a María, estudiante acusada de la conversación que oyó de dos estudiantes que no están implicados en la acusación pero se enteraron de la acusación hecha por el profesor. Si el profesor lee la novela se convierte en lector social de la propia novela, incorporado por el autor como lector y destinatario a la vez, desde luego inventados por el autor u objetivados en el texto. Y si quisiéramos seguiríamos creando conflictos entre los personajes y los elementos de las enunciaciones implicados en la novela. Las posibilidades son muchas y posiblemente inagotables. Este simulacro de novela puede convertirse en novela policíaca, introspectiva si el autor deseara llevarla a la vida interior de alguna estudiante que sufra al verse sometida a investigaciones, y desee suicidarse, etc.

 

Oscar Taca dice que el lector social es la persona (o varias) que lee en cualquier tiempo (y lugar, agregamos) y está fuera de la obra. En cambio el destinatario pertenece a la enunciación y está dentro de ella. Es un elemento estructurante de ella, como perspectiva, como ordenamiento, como un posible punto de vista y desde luego un posible sujeto protagónico de una segunda y hasta tercera enunciación.

 

Gennette, en Figuras III, dice que al igual que el narrador es un integrante de la situación narrativa, se coloca al mismo nivel que él y  establece los mismos términos que dio, y describimos, al narrador.

 

Hay autores que afirman, cuando se les pregunta, si ellos dirigen su novela a un lector en especial y algunos lo aceptan, escriben  -dicen- para niños, para mujeres, para adultos, etc. pero existen quienes afirman que no, que ellos no dirigen a un lector en especial, sus novelas, sino para quien desee leerlas. Estas afirmaciones son respetables y fácilmente se puede evidenciar con algunos análisis de las enunciaciones que inconscientemente y a través de la escritura ponen de manifiesto el interés por un Destinatario en especial ya sea porque desea educarlo, convencerlo, adiestrarlo, enajenarlo, criticarlo, ofenderlo, sacudirlo, concientizarlo, etc.

 

Encontrarlos en la novela, describirlos y desentrañar sus implicaciones ideológicas, sus valoraciones a que son sometidos, es de suma importancia pues ello desentraña la relación significativa entre narrador y destinatario y las intenciones del autor, a pesar de permanecer fuera de la obra de influir en el lector social que también está fuera de la obra. La trascendencia de esta categoría aún no se ha esclarecido. Por de pronto la crítica y los teóricos han preferido intensificar sus esfuerzos en el narrador y en los sujetos de enunciación y protagónicos así como en los otros elementos estructurantes de la obra.

 

El Destinatario no solo  suele ser confundido con el lector social sino tomado como tal. Tal vez con mayor insistencia que lo hecho con el autor y el narrador de una novela.

 

El Destinatario es tan importante que Todorov creó tres subgéneros derivados de la obra narrativa que toma como base la intención de crear en el Destinatario la duda en él acerca de los hechos narrados que se mueven en el nivel natural y el sobrenatural del relato. Los llamó Lo fantástico, lo extraño y lo maravilloso. Más adelante los estudiaremos.

 

La enunciación y el enunciado

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LA ENUNCIACIÓN Y EL ENUNCIADO

 

 

Los inicios de la novelística costarricense, sin entrar aún a valorar si son realmente novelas o no y si tienen valor literario, ofrecen ejemplos claros donde los límites entre autor y  sujeto de la enunciación Se, así como con el sujeto del enunciado Sp, se confunden y sin temor a equivocarnos, podríamos afirmar que se trata de textos que por la misma razón se mantienen en los límites mismos entre la historia, la crónica, la biografía y la literatura, favoreciendo ampliamente a las primeras. Así, por ejemplo, si tomamos las llamadas novelas históricas de Manuel Argüello Mora, tales como: El huerfanillo de Jericó (1888), Elisa Delmar (1899), La Trinchera (1899), La sonámbula del Pirro (cuento) (1888), o Misterio (1888), vamos a constatar lo afirmado anteriormente.

 

 

En El huerfanillo de Jericó, el sujeto de la enunciación recuerda, desde un presente de adulto, la historia de su niñez e infancia:

 

 

"Hoy ha mejorado mucho aquella zona y se puede asegurar que de Carrillo a Jiménez el clima es tan sano como el de Esparta, Susurres y demás puntos del Pacífico."1

 

"Hoy se disfruta de una temperatura agradable."2

 

El sujeto de la enunciación da la palabra a Pedro, que es un personaje y en primera persona cuenta su vida picaresca desde la edad de diez años, hasta una edad más o menos de quince. Él mismo dice que escribió y decidió publicar su historia por temor a ser tratado como ladrón. Esto por cuanto el negro Felps (otro personaje), un amo que tuvo, le regaló un reloj de bolsillo con un diamante. A pesar del truco utilizado por el autor se ve claramente que el sujeto de la enunciación es el mismo que el sujeto del enunciado y hay pocas razones para no asegurar que es el mismo autor, como luego se verá, pues el grado de verosimilitud es paupérrimo. Los razonamientos, las valoraciones, los juicios, del niño, pertenecen a la categoría de un adulto.

 

En Elisa Delmar del mismo autor, el sujeto de la enunciación narra un episodio nacional: el desembarco de Mora y Cañas en Puntarenas, su atrincheramiento y la participación de una hija de Cañas, Elisa Delmar, en el ejército Nacional, con el fin de salvar vida de su padre. A pesar de que el sujeto de la enunciación narra en primera persona sin identificarse con un nombre propio, es fácil constatar que se trata del autor pues se refiere a otros escritos suyos.

 

"En otra obrita de este mismo género encontrará el lector la relación de este trágico suceso. Por ahora solo relacionaremos la historia del cruento fin de Cañas."1

 

Y más adelante dice:

 

"Al joven don Manuel Argüello Mora diole un arazo, diciéndole:

- Esto me huele a viaje largo; al país de donde no se vuelve nunca."2

 

Sería redundante insistir en que el sujeto de la enunciación y el sujeto del enunciado son la misma persona que el autor. Más parece una crónica que otra forma.3

 

Otro aspecto que aparece en las obras de Manuel Argüello Mora es la incorporación del lector social violando el postulado número uno antes formulado.

 

"Ahora bien, querida lectora: queréis saber cuál era la desconocida ninfa que había hipnotizado a Julio."

 

"Sí señoras, Ester Montealegre, era el objeto del desesperado amor de Julio. Decimos desesperado, porque esa unión era imposible."

 

"A los que deseen conocer esos hechos, les recomendamos la lectura de "Páginas de Historia" y la de otras publicaciones de la misma índole y del mismo autor que suscribe la presente, y que tiene el honor de besar las manos de sus lectores y los lindos pies de sus lectoras."

 

Y por si quedaba alguna duda agrega:

 

"D. Manuel Argüello Mora, Ministro secretario de Mora."

 

Se destaca no solo la identidad del sujeto de la enunciación con el sujeto del enunciado (en este caso narra la historia de unos personajes y él a pesar de que no es personaje se incluye) sino que introduce al lector social, hasta con el sexo incluido y de la clase alta a quienes desea entretener con historias tiernas y sensibleras. Se coloca casi como testigo de los hechos históricos que le acaecieron a su tío (protagonista). Hay una clara intención: enseñar la historia que vivió su tío Mora y entretener a los lectores con idilios tiernos e intrigas de tipo amoroso.

 

En su novela de mayor desarrollo Misterios (escenas costarricenses) volvemos a encontrar un narrador que no diferencia los niveles entre sujeto de enunciación Se, autor, y sujeto del enunciado que abre la segunda o tercera enunciación.

  "Nuestro viajero estaba constituido en Hércules"

"La noche de la fiesta de que nos ocupamos..."

 

"El lector probablemente supone que las reflexiones anteriores, se han hecho para preparar  la idea de que Julio Espinoza no vio en Delfina más que una mujer bonita"

 

Volviendo a Julio, o más bien al lector que supone que aquél no ve en Delfina más que una joven bonita"

 

"Esto pasaba algunos meses antes de la fiesta de que nos hemos ocupado"

 

"...y que contaremos al lector en el siguiente capítulo"

 

"Mas la verdadera causa la conoce el lector"

 

"Nuestros lectores conocen ya el dichoso bambino salvado por Florencia, que no es otro que el arrogante Julio Espinoza"

 

"Inventó la barbaridad que el lector conoce"

 

"Oigámoslos un rato y enterémonos del estado de su ánimo"

 

 

En este último ejemplo, el autor o el sujeto de la enunciación que constantemente interviene en la narración, invita al lector social a oír a los personajes para conocer ambos el estado de ánimo. Sabe tanto como el lector social y menos que los personajes, pero en otras ocasiones cambia de óptica y se convierte en un sujeto de la enunciación conocedor hasta de los más recónditos secretos. Poner ejemplo de las intervenciones violatorias del autor en el texto como sujeto de la enunciación o la apelación al lector social en el discurso es de nunca acabar, pero es a través de ellos como podemos encontrar la clave a este tipo de relato incipiente de nuestra literatura. No se crea que los autores actuales escapen a estas violaciones literarias. Don Alberto Cañas, hasta se da el lujo de poner en el texto llamadas de atención (notas a pie de página), para esclarecer hechos, veracidad de los personajes, etc. y sobran los ejemplos en otros autores contemporáneos.

 

"Nosotros haremos lo mismo relatando antes las peripecias de ese paseo, (y viene la valoración) el más agradable que puede hacerse en Costa Rica".1

 

Y en el colmo de violación literaria afirma:

 

"Aunque a nadie confió ese secreto el reservado polaco, nosotros, con el privilegio que tiene todo novelista de adivinar lo presente y  lo futuro, diremos que..."

 

El marcado interés por parte del autor para que el lector reconozca en la historia que se narra, acontecimientos de la vida real en Costa rica, es propio de la incipiente narrativa que daba los primeros pasos en la vida literaria de ese entonces y el despegue de la misma de la crónica y la historia hacia la ficción.

 

Ofrecer más ejemplos donde el sujeto de la enunciación es violentado por el autor o el Destinatario por el lector social es fácil y los encontraremos en todos los momentos históricos de nuestra literatura. A pesar de ello deseamos dejar otros de algunas novelas consideradas entre las más destacadas de nuestra literatura.

 

Yolanda Oreamuno Unger escribió una novela muy elogiada que llamó La ruta de su evasión (1948). Observemos:

 

"La figura de la agonizante casi se yergue, pero todo quedó en un estertor. Porque esto que relatamos, pertenecía al penoso pasado. En la teresa de entonces quedó también en proyecto la voluntad de pararse frente a don Vasco y exigir".

 

 

Obsérvese la introducción del YO autor, en el sujeto de la enunciación "relatamos". Se acerca al yo-autor y apela al lector social, lo incorpora como Destinatario y aún más, como oyente del enunciado. Le informa, le explica, le guía.

Y deja el relato para ofrecer al lector unas lecciones de urbanidad y de buen comportamiento en la mesa:

 

"Las buenas maneras se han de adquirir en la infancia, cuando todavía "podemos" (sub. Nuestro) imponer un sello personal a lo aprendido, y no "nos" cuesta ni adquiere ni dar. Entonces se vuelven fáciles, se incorporan medularmente a los gestos habituales; toman de estos la naturalidad, y le dan belleza a lo superfluo, entonces la mecánica de la emoción se disciplina, obedece como el sistema nervioso, actúa eficazmente y se ejecuta sin esfuerzo."1

 

En este párrafo se apela al lector social y el sujeto de la enunciación se incorpora en el enunciado como si fuera un sujeto protagónico, da consejos, opina, y elogia la educación en la infancia, cuando ha sido bien dirigida por los padres. El párrafo sobra, estropea la narración de la historia narrativa. Es opinión de la autora que desplaza al sujeto de la enunciación. Utiliza un lenguaje ensayístico, unívoco y jamás llegaría al lenguaje polisémico que exige el discurso literario.

 

Y como muestra del poco conocimiento de la autora con respecto a los límites entre autor-sujeto de la enunciación, por una parte y el Lector social-Destinatario, el ejemplo siguiente elimina esas barreras propias de la narración dialógica para categorizarse como novela polifónica, tal y como lo señalara Julia  Kristeva:

 

"Y allí, ante los ojos de la persona para quien representaba, se retrovertía nuestro hombre, (Don Vasco), daba la vuelta."

 

Y más adelante:

 

"En aquella casa uno se sentía mirado."

 

Debemos aclarar que quien narra es un sujeto de la enunciación primaria y no un sujeto protagónico. De ahí la violación al postulado primero de la poética descrita.

 

 

Este inocente "uno" evidencia y retrata de cuerpo entera a la autora, viviendo, participando, opinando, tomando bando y con ello persuadiendo al lector a entrar en su tutela, su ideología, su óptica.

 

Pero no toda la novela contiene este tipo de violaciones, hay partes donde el sujeto de la enunciación o el protagónico, deja que sea un personaje quien asuma la enunciación y presente su punto de vista. Esta penetración psicológica dentro del personaje protagónico se realiza a través de la segunda persona y abre la posibilidad del monólogo interior y con ello el conocimiento objetivo-subjetivo de su interioridad.

 

"Tú eras bella. ¡Claro que eras bella! Ahora, en esta absurda posición de la que no te moverás más, maltratada por dolores y castigos eres fea.

Horriblemente fea. Pero eras bella. Siempre es satisfactorio haberlo sido. Recuerda..."1

 

El uso de la segunda persona como sujeto de enunciación protagónica obliga a cambiar el tiempo y llevarlo al futuro, con intercambios de imperativo. Es una especie de conciencia del mismo personaje que le habla. El Yo se refiere a un tú del enunciado (personaje) que se puede homologar con él mismo. Esto permite observar una especie de diálogo consigo misma (Teresa) y esa fórmula es la del monólogo interior. Es ella quien ve su presente, recuerda su pasado y visualiza el futuro y se da ánimos.

 

"Porque en este minuto inconmensurable en que rindes cuenta de ti misma, has revivido todo"1

 

"Rindes cuenta de ti misma". Hay una homología entre el sujeto de la enunciación y el personaje de quien se habla. El oyente permanece oculto. Posiblemente el párrafo no alcance la categoría del monólogo interior que en autores como Joyce se tornan monosilábicos, inconscientes, llenos de imágenes a veces contradictorias, pero por lo menos es un intento de iniciarse en ese tipo de discurso.

 

Pero el sujeto de la enunciación no solo se reprocha como personaje sino que lo hace con los otros personajes:

 

"¿Dónde están, Aurora, todas tus verdades?

 

Y de seguido explica:

 

"Desde luego que éste era el pensamiento de Aurora, no asumimos responsabilidad por él."2

 

En conclusión, a pesar de ser La ruta de su evasión una novela considerada como la más innovadora en las técnicas narrativas y altamente elogiada, un análisis apenas riguroso muestra las deficiencias de la novelística costarricense y ejemplifica la permanencia del paradigma de la novela monofónica hasta nuestros días, salvo pocas excepciones.



1 Argüello Mora, Manuel. El huerfanillo de Jericó, p. 122.

2 Ídem, p. 122.

1 Argüello Mora. La Trinchera, p.150.

2 Ídem, p. 155.

3 Ídem, p. 215.

 

1 Ídem. Volcán Irazú, p. 266.  Ídem, p. 282.  Oreamuno Unger, Yolanda. La ruta de su evasión, p. 34.

 

 

 

1 Ídem, p. 40.

 

 

 

1 Ídem, p. 47.

1 Ídem, p. 49.

2 Ídem, p. 273.

 

Los tipos de narrador

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LOS TIPOS DE NARRADOR

 

 

Tomaremos algunos conceptos de Oscar Taca, de su obra Las voces de la novela, con el fin de explicitar, a la luz de la enunciación y el enunciado, sus alcances y limitaciones.

 

Dice Taca que en toda narración es importante saber si el que cuenta o narra es:

 

1.      Un testigo imparcial

2.      El protagonista

3.      Un actor (personaje) secundario

4.      Un cronista, el verdugo o la víctima. Y sigue luego: la historia o la aventura puede ser contada por:

 

1.      El que la ha vivido

2.      El que la ha escuchado

3.      El que la ha inventado.

 

Nos abstendremos de comentar estas tipificaciones a todas luces limitadas e incompletas. Lo dejaremos para más adelante.

 

Dice poco después: La pluralidad, las diferentes perspectivas provienen de las diferentes voces que el narrador modula a través de la suya, como un sutil juego de espejos (p.32)         

 

Luego pasa a distinguir el autor y  el fautor. Establece dos tipos de voces. La del personaje y la del narrador y la palabra del autor que considera ilegítima, intrusa, por oposición a las del narrador y los personajes que considera legítimas y válidas. Ejemplifica una serie de textos donde aparece la palabra del autor-transcriptor y luego se detiene en el narrador. Destaca el saber y el decir como elementos importantes del narrador y dice que él puede ser alumbrado desde fuera o desde adentro. Establece dos puntos de vista, perspectiva o ángulo de enfoque:

 

1. El narrador está fuera de los acontecimientos narrados. No hace alusión a sí mismo. Usa la tercera persona y es omnisciente (obsérvese el error, la tercera persona nunca puede narrar, se hace solo de una tercera persona pero no a través de ella).

 

2. El narrador participa de los acontecimientos narrados:

 

a.  Como protagonista

b. Bajo un papel secundario

c.  Como testigo presencial de los hechos

 

En los tres casos habla de sí y utiliza la primera persona (no solo aquí sino siempre).Después de hacer algunas aclaraciones que aquí no nos interesa destacar, distingue la relación entre el conocimiento del narrador y los personajes el conocimiento del narrador así:

1. Omnisciente: el narrador tiene un conocimiento superior a los personajes N > P

 

2. Equisciente: el narrador posee igual conocimiento que los personajes N = P

 

3. Deficiente. El narrador posee menos información (conocimiento) que los personajes

    N < P

Y según se considere "desde fuera" o desde "dentro" habrá las siguientes posibilidades:

 

FUERA

 

1.      N > P Omnisciente

2.      N = P Equisciente

3.      N < P Deficiente

 

DENTRO

 

1. N > P Omnisciente

2. N = P Equisciente

3. N > P Deficiente.

 

Luego pasa a comentar la visión estereoscópica o prismática que sería la suma de visiones parciales de otros personajes. Es visión plural, polivalente. Por último se refiere al monólogo interior que define de la conciencia y del mundo. Y afirma que es difícil precisar si el narrador está adentro o fuera de la historia (p. 107). Los otros temas que trata no interesa destacarlos en esta ocasión. Para verificar nuestros objetivos y conceptos con estas breves referencias nos basta.

 

Esta tipificación, al igual que la que establece Todorov, son inspiradas en el libro de Povillón, Tiempo y novela. Tipifica, en este libro tres clases de visiones:

 

1.      La "visión" con: un personaje es el centro del relato. Se le describe desde dentro y con él vivimos (los lectores) los hechos del relato y a partir de él vemos los otros personajes. Suele escribirse (la novela) en primera persona. Existe acuerdo entre autor y lector, a través de la vida psíquica del personaje.

 

2.      Visión "por detrás": En vez de situarse en el interior de un personaje, el autor puede tratar de separarse de él, no para verlo desde fuera, y ver sus gestos y simplemente escuchar sus palabras, sino para considerar su vida psíquica objetiva y directamente (p. 70). Exige la reflexión. El novelista sostiene la obra sin coincidir con uno de los personajes. Está detrás de ella como un demiurgo o un espectador privilegiado que conoce de antemano lo que va a suceder. Es una visión primaria y no derivada.

 

3.      Visión "desde fuera": El afuera es la conducta en tanto es materialmente observable. Es el aspecto físico del personaje, el medio en que vive. Los aspectos reveladores serían la conducta, el aspecto y el medio. Es el afuera de un adentro visto desde fuera.

Fácilmente podrán encontrarse los puntos en común de los dos autores: la división FUERA-DENTRO, el saber más, igual o menos que los personajes, colocarse con un personaje, desde adentro o por detrás, etc.

 

Es innegable el valor que ha tenido esta clasificación del narrador y gracias a ella se ha comprendido mejor la significación del narrador y las relaciones con los personajes, pero nuestra opinión es que no llega a planteara con claridad las verdaderas relaciones entre los niveles estructurales del relato y sus significaciones, no solo intertextuales sino contextuales. Se hace necesario establecer los dos niveles de la narración-escritura, enunciación y enunciado. Precisar los sujetos de ambos niveles, sus imbricaciones, conversiones y múltiples posibilidades de combinación, con el fin, no solo de lograr una tipología genérica sino una clasificación más fina de las novelas a través de estos elementos estructurantes del discurso narrativo. La novela contemporánea ha dejado sin posibilidades una taxonomía que no contemple las posibilidades del relato en sus múltiples asunciones narrativas. La mezcla de puntos de vista, las diversas maneras de ocultamiento del narrador, la inmersión del autor como ente de ficción en el relato, la incorporación, por otra parte del lector social (su lector social) como destinatario y de éste como oyente en el enunciado y los intercambios contraídos, así como las homologías entre sujeto de la enunciación Se y el sujeto del enunciado Sp, lo mismo que con el oyente y el destinatario, hacen todas ellas, que las categorías adentro o afuera, con, detrás de, se tornen innecesarias por insuficientes, para esclarecer los textos novelescos contemporáneos y los posibles, sobre todo aquellos que como afirma Julia Kristeva, son ambivalentes, dialógicos y polisignificativos. No hacemos mención de la teoría de Gerard Gennette, en Figuras III, por considerar que con respecto al problema que nos ocupa, no agrega elementos nuevos. Así:

 

1.      Narrador heterodiegético: la historia es contada por un narrador ajeno a ella. Es un narrador ausente de la historia que cuenta.

 

2. Narrador homodiegético: la historia es contada por un personaje de la misma diéresis. El narrador está presente en la historia. Luego si el narrador además de estar en la historia es el héroe de su relato se llamará: autodiegético y heterodiegético si juega un papel secundario (recordemos a Puillón). Luego podrían realizarse combinaciones entre niveles y llegar a una clasificación básica:

 

1. Narrador extradiegético-heterodiegético: un narrador desde fuera cuenta una historia de la cual está ausente.

 

2. Narrador extradiegético-homodiegético: un narrador cuenta la historia suya o una de la cuales testigo.

 

3. Narrador intradiegético-heterodiegético: un narrador cuenta su propia historia de la cual no forma parte.

 

4. Narrador intradiegético-homodiegético: un narrador (personaje) cuenta su propia historia dentro de otra mayor.

Como podrá observarse, la presencia o ausencia del narrador en la historia, la suya o la de otros, su papel protagónico o secundario, son los elementos que permiten tipificar el narrador. Creemos que a pesar de su importancia para otros efectos, no aporta mayor luz a la problemática del narrador a no ser una nueva y técnica conceptualización. Por ello no insistimos en su análisis.

 

Todas esas clasificaciones se tornan innecesarias si partimos de la enunciación, su sujeto, el enunciado y el sujeto protagónico, el oyente y el destinatario. Los diversos niveles y combinaciones. Sobre todo afirmando los siguientes postulados:

 

1.      El autor no forma parte de la novela, ni el lector social y si se incorporaran serían entes de ficción y perderían su primera naturaleza.

 

2.      El otro postulado es que todo narrador lo hace desde la primera persona (YO) y no existe un narrador de tercera y segunda persona.

 

3.      Toda enunciación sucede en el presente.

 

4.      Los sujetos protagónicos Sp pueden ser tantos como el autor quiera y ellos crean su propia enunciación.

 

5.      Cada una de las enunciaciones tiene su Sujeto de enunciación Se, su enunciado y su destinatario.

 

6.      Son las enunciaciones las que posibilitan los sujetos protagónicos y éstos los puntos de vista y las perspectivas, tantos como el autor desee realizar.

 

7.      Hay infinidad de combinaciones entre sujetos de las enunciaciones, los oyentes y el destinatario. Cada una de ellas con su propia significación.

 

8.      Un sujeto de una enunciación puede generar en cadena una serie de enunciaciones derivadas de la primera o de otras, según sean los sujetos protagónicos que se seleccionen.

 

9. La obra literaria posee su propio verosímil, único e irrepetible.

 

De estos ocho postulados se derivan todas las clasificaciones hechas y por hacer. Los nombres que reciban los tipos de narrador pasan a segundo orden. Lo importante es poderlos conceptualizar dentro de la enunciación o las enunciaciones. Esto es fundamental.

 

El punto de vista en la narración

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EL PUNTO DE VISTA EN LA NARRACIÓN

 

 

Tal y como lo especificamos con anterioridad, en todo acto enunciativo del discurso, se distinguen dos ejes fundamentales: uno que pertenece al YO, sujeto de la enunciación y el otro que pertenece al YO protagónico, sujeto del enunciado. No hay que confundir al sujeto de un enunciado, al hablar, narrar, contar, reflexionar, con el sujeto gramatical aunque a veces puedan coincidir. El sujeto gramatical, personaje, animal u objeto, nunca será sujeto protagónico sino asume ese rol y desde luego no deja de ser sujeto gramatical pero toma el segundo como recargo. El decir y hacer pueden realizarse simultáneamente: "Duermo". Yo lo digo y simultáneamente realizo la acción de dormir. Fisiológicamente no puede suceder, pero en el relato ocurre la licencia. De igual manera sucede con la expresión "Yo despierto" "muero", etc. La verdad es que una especie de yo-conciencia es la que asume la función de ser Se. No es lo mismo si se dice: "iré mañana a mi casa". El YO sujeto de enunciación dice esa oración pero la realizará hasta el otro día. Por lo menos eso es lo que planea. El acto de la enunciación es anterior a la acción que se realizará. Ese es el futuro temporal. De igual forma sucede si se evoca una acción del pasado: "Fui al cine ayer". El Yo Se lo dice en presente pero la acción del verbo ya ocurrió, sucedió ayer. Es un recuerdo.

 

Esto permite al escritor colocar al observador, al Se en una perspectiva, siempre desde el presente, pero contando o narrando hechos pasados (perspectiva del pasado), del futuro (perspectiva del futuro) o del presente (perspectiva del presente), está narrando y actuando en el mismo instante. Así se pueden señalar tres formas de colocarse el Se. Dentro de los acontecimientos, en forma protagonista o fuera de los acontecimientos (de la historia).En la novela Mi Madrina comprobamos que el sujeto de la enunciación Se es el mismo sujeto protagónico Sp solo que el primero se coloca como un observador de su vida pasada desde adulto, de hombre maduro (el doctor) y desde ahí deja que sea el niño, le da la palabra a ese punto de vista infantil para que cuente su vida. Se corre el peligro de que solo sea formal esa designación y que el YO adulto controle el relato. Estos son dos puntos de vista que a pesar de pertenecer a la misma persona deberían de ser muy diferentes. No es igual ir contando los hechos que se está viviendo, aún después de realizarlos, experimentarlos, en poco tiempo de separación, con la visión que se pueda tener después de muchos años. La madurez, los conocimientos y la cultura son otros y la valoración de los hechos es muy diferente. "Nadie que sea el mismo puede bañarse dos veces en el mismo río". Esto ha hecho que muchos escritores violen ideológicamente el punto de vista narrativo. Dejan que narre un niño adulto y no el verdadero niño aunque formalmente así lo parezca. Si bien es cierto, en última instancia es el escritor quien se responsabiliza del texto llamado novela, no obstante, ha quedado claramente demostrado, que el sujeto de la enunciación puede y de hecho se hace, homologarse con el autor no en todos los casos y tampoco mecánicamente porque ello conduciría a errores interpretativos y teóricos sino con el único fin de entender mejor la novela. Puede ayudar al lector a verificar causas, características y visiones de mundo. Hasta ahí. Decir, por ejemplo que Macario, personaje que narra, como sujeto de enunciación secundaria, en el cuento Macario (1953) de Juan Rulfo, es igual al autor, supondría afirmar que Rulfo es retrasado mental y que lo que narra es producto de su experiencia, cosa que a todas luces es falso e incorrecto. Lo mismo cabría decir de los relatos Unratodetenmeallá (1960) de Cabrera Infante o Cachaza (1977) de Virgilio Mora, a pesar de que en ésta el punto de vista y los conocimientos médicos del personaje pongan en tela de juicio, los conocimientos de este personaje con respecto al autor.

 

El punto de vista, o de quien observa, se parece mucho a la cámara fotográfica en una película. Es ella la que permite ver un detalle, una escena pero no otras, desde luego manejada por el técnico. La cámara es quien guía, selecciona, oculta, resalta, destaca, reitera, tanto los hechos como los detalles. Con ello se persigue producir tales efectos en quien mira la película y no otros. Es de gran importancia el papel que juega la cámara en el cine, lo mismo que el punto de vista en la novela. Para Mignolo en Para una teoría del texto literario, un acontecimiento puede ser captado por un observador desde cuatro diferentes niveles, pero no excluyentes: lo que sabe, lo que ve, lo que juzga  y lo que evalúa. Cada orden está relacionada con un punto de vista diferente: temporal, espacial, psicológico e ideológico (p. 142). Para este crítico, por ejemplo, el punto de vista omnisciente se explicaría por la intención del observador en su enunciación y segundo por una invasión ilimitada de los órdenes de saber y ver en la aprehensión del objeto. El narrador lo ve y sabe todo. Otro caso que describe es el de la omnisciencia múltiple. Aquí los observadores son varios y no uno. El observador disfraza su punto de vista desplazándolo a múltiples observadores y ellos otorgan al observador que los presenta, los poderes de la omnisciencia del primer caso.

 

Como podrá notarse, el punto de vista es muy importante en la novela y a través del sujeto de la enunciación Se y los diversos roles que establezca con los personajes u objetos cuando les da la función de sujeto protagónico y crean las enunciaciones subordinadas a la primera, irá configurando una red de relaciones y significaciones capaces de resaltar no solo un saber, un ver, sino un conocer, una visión de mundo privada polifacética, carnavalesca, en suma una ideología que privilegiará un determinado momento histórico, ciertos acontecimientos, ciertas estructuras, ciertos valores y negará o ocultará otros. Por la afirmación de unos o la ausencia (con o sin intención) de otros, el texto literario signará una manera de ver y mostrar el mundo privado, de interpretarlo, de valorarlo y porqué no, de transformarlo aunque ésta no pase de ser una mera intención.

 

Los niveles de la enunciación y sus implicaciones

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LOS NIVELES DE LA ENUNCIACIÓN Y SUS IMPLICACIONES

 

 

Ahora podemos integrar, bajo un diagrama completo, la enunciación y el enunciado, sus relaciones posibles y los  diversos sentidos, producto del juego interno de los diversos niveles y posibles voces o perspectivas de la narración.

      

Lo primero que debemos observar es que tanto el autor como el lector social, quien lee la novela no forman parte de la novela, están fuera de ella, aunque los autores utilicen

 

trucos para ocultarlo dentro de ella. Y cuando eso ocurra dejan de ser los autores o los lectores sociales para formar parte de los personajes de la novela o voces de ella; especie de sujeto de posibles enunciados. Eso se hace y es permitido.

 

Lo que aparece con puntos continuos es el enunciado o discurso producto de la enunciación que realiza el YO señalado con la punta de la flecha de la izquierda para que lo lea (o escuche) el Tú señalado con la otra flecha de la derecha.

 

La otra observación importante que debe señalarse es que las personas YO, YO, YO, Tú y ÉL de la izquierda en ese orden son los posibles sujetos del enunciado que crean sus propias enunciaciones secundarias. Éstas pueden ser infinitas, pero los textos soportan, en forma legible, menos de cinco. El Yo (Se) puede optar por un sujeto protagónico Sp del enunciado (yo, tú él), etc. Así una novela puede tener solo uno de estos sujetos del enunciado, como es el caso de Mi Madrina, que utiliza el YO, o bien utiliza dos y hasta los tres de las posibilidades indistintamente, como es el caso de la novela de Carlos Fuentes La muerte de Artemio Cruz. Los juegos y relaciones posibles se multiplican. Cada uno de ellos tiene su propia significación y capacidad narrativa. Está muy ligado a lo que se ha llamado "punto de vista". Entendemos por este concepto, la intención del sujeto de la enunciación de acercarse a uno u otro sujeto del enunciado (personajes, por lo general), para mirar, a través de él, el mundo privado que se muestra, ya sea a través de uno o varios personajes o de él mismo, dentro de la historia o desde fuera de ella desde una omnisciencia absoluta o limitada.

 

Distingamos ahora, las posibilidades reales y virtuales de las relaciones entre el sujeto de la enunciación y los sujetos del enunciado, dejando de lado al autor y lector social, por supuesto.

1. YO         YO........................YO           YO

 

Debe quedar claro que siempre el sujeto de la enunciación es el YO y que el oyente o lector de ella es un YO o un TÚ. Lo que cambia es el juego que se establece en el enunciado, entre el sujeto protagónico y su destinatario inmediato que por lo general es un TÚ, pero en esta primera tipificación es un YO.

 

La primera clasificación corresponde a lo que tradicionalmente se llama monólogo simple o interior. El YO sujeto de la enunciación cede la voz al YO sujeto protagónico que crea un mensaje para él mismo, es decir el destinatario es el mismo Yo Sp.

 

El YO habla de sí mismo (YO) y se dirige al YO que es el único que leo escucha. Entonces:

 

Se = Sp =  Narrratario = Destinatario.  Todos ficticios, creados por el autor.

 

Se convierte así en la narración donde el sujeto del enunciado es a la vez, representante del sujeto de la enunciación y representado como objeto del sujeto de ella. Es el verdadero monólogo. En la novela de Yolanda Oreamuno Unger La ruta de su evasión, encontrará el lector ejemplos varios de esta forma narrativa.

 

2. YO        O..........................YO           YO

 

En esta segunda variante el sujeto del enunciado es O, cero y puede ser designado por un él (ausente) o por el nombre propio de un personaje. En realidad lo que existe es una virtualidad de sujeto de enunciado que aquí designamos con el símbolo CERO, una casa, una banca, cualquier objeto es factible convertir en sujeto de enunciado. Es el narrador omnisciente, el YO oculto, el Dios todopoderoso quien narra, quien describe, quien permite que los personajes (personas, animales u objetos se conviertan en sujetos de enunciación secundarias, terciarias, etc. Desde el punto de vista de la enunciación es una técnica muy usada desde el inicio de la narrativa. Se le conoce como narrador omnisciente ya que se distancia y se esconde en el anonimato y penetra en los personajes como si fuera un Dios. Por eso algunos le llamaron Deux et machina que quiere decir Dios y la máquina. No obstante este tipo de modelo tan usado está determinado en gran medida por el oyente que según esté presente o no da pie a una serie de variedades. Así en este caso, el sujeto de la enunciación, no aparece representado en el sujeto del enunciado, pero sí lo está en el oyente del discurso y como destinatario. Esta segunda clasificación abre la virtualidad a las siguientes posibilidades de combinación:

 

 

 

De esta misma manera se pueden configurar otros cuadros cambiando el sujeto del enunciado y el oyente. El lector avisado puede entretenerse haciendo esas posibles combinaciones y encontrando textos de novelas para todas ellas. Quizás algunas aún no aparezcan pero en el futuro estamos seguros que sí.

 

Nunca podrá darse el caso de un oyente o destinatario que sea un ÉL. Tampoco un sujeto de enunciación o enunciado transformado en nueva enunciación que no sea un YO. En los casos que describimos anteriormente se trata  de un sujeto de enunciación que puede hablar de un YO, de un personaje (tercera persona), o de un Tú, pero en el instante que estas instancias asuman el rol de narrar o enunciar se convierten en Sp enunciadores, por lo tanto sujetos de nuevas enunciaciones. Las posibilidades son casi impensables.

 

Como podrá observarse, las diversas técnicas que emplea el escritor, abre posibilidades, no solo para tipificar las obras, sino para conocer el avance de la narrativa. Julia Kristeva, que solo establece relaciones entre el sujeto de la enunciación Se, el sujeto del enunciado Sp y el Destinatario, encuentra la clave para distinguir dos tipos de novela: la clásica, tradicional, fonológica y la contemporánea, dialógica, polifónica y establece el siguiente paradigma:

 

      

Observemos algunos ejemplos para apreciar los modelos descritos antes.

 

El cuento Luvina de Juan Rulfo, puede esclarecer algunos de nuestros modelos.

 

El cuento se estructura en dos niveles: el de la enunciación inicial y el enunciad. El primero pertenece al "aquí", el "acá" y está en presente. La escena se desarrolla en una tienda, en las primeras horas de la noche, a la luz de una lámpara de petróleo. El ambiente es sombrío, aparecen dos personajes en una mesa, además Camilo, el tendero, la lámpara, los comejenes y afuera la tienda, el rumor del río, los gritos de los niños que juegan y algunas estrellas asomándose en la noche. Dos hombres, un profesor y un señor, toman una cerveza, aunque para ser más exacto, es el profesor quien toma y habla, el otro únicamente escucha. Una supuesta pregunta de él, la conocemos a través del profesor. El nivel de la enunciación se presenta en cinco ocasiones. Establece una especie de pausas, de respiros, a la voz del profesor ya sea para tomarse un trago, respirar o salir a votar salivas afuera o a callar a los niños. Es presentado por la voz del sujeto de la enunciación primera, desde fuera de la historia y hace alusión únicamente al ambiente, da indicios de ubicación temporal y espacial: la tienda, las cervezas, los comejenes, el río, los niños, etc. Estas interrupciones del sujeto de la enunciación son más frecuentes al inicio del relato y van desapareciendo conforme avanza el narrar del profesor. Son cuatro, antes de que el profesor evoque la primera noche que pasó en Luvina, luego se da, de un tirón, la llegada a ese pueblo, la noche que pasó allá y algunos hechos que ocurrieron, contados por el personaje e interrumpido por algunas apelaciones de quien narra al oyente cercano. El cuento termina con la quinta y última intervención del sujeto de la enunciación. La historia o anécdota del cuento es simple:

 

Un personaje cuenta sus experiencias a otro por las que pasó en Luvina desde su llegada hasta la salida de él. El oyente resulta ser el maestro que lo sustituirá en su plaza vacante de profesor y se dirige a ese mismo pueblo.

 

El cuento es abierto por el nivel del enunciado. El lector social recibe indicios de ello en el segundo párrafo cuando aparece el empleo de la primera persona. No se inicia con señales gráficas de diálogo, ni comillas. Quien narra es un YO, un personaje. Poco después introduce señales de diálogo y nos enteramos de que se dirige a un oyente, un TÚ. Está narrado en pasado, como algo vivido, experimentado, pero desde un presente, el de la enunciación. La historia de su permanencia en Luvina es laque ocupa la extensión mayor del relato. Inicia describiendo poco a poco el lugar, los cerros (Luvina), la tierra, las plantas, etc. Es un lugar árido, desolado, donde anida la tristeza. Luego pasa a recordar, evocar, su llegada a Luvina con su familia, la esposa Agripina y sus tres hijos, la primera noche que pasó allí, dentro de la iglesia. Esta descripción ocupa la atención del narrador de primera persona, sujeto protagónico perteneciente al enunciado, con algunas referencias a los habitantes del pueblo, sus costumbres y modo de vivir. El relato o historia es interrumpido constantemente por el sujeto de la enunciación, sobre todo al inicio y por regresos al presente desde donde se narra. Frases como "usted va para allá ahora", etc. apelan constantemente al oyente del enunciado. Le va informando acerca del tiempo que duró allá (quince años o más), del trato que les da el gobierno a los moradores del pueblo y de su única esperanza: esperar la muerte.

 

También el personaje, sujeto del enunciado, asume la palabra de los habitantes y la representa como suya, en estilo indirecto: "Dicen los de Luvina", "Dicen" y en otras ocasiones se establece, en estilo directo el diálogo entre él, su esposa, el arriero, los habitantes de Luvina y las mujeres. Esto permite verificar subniveles dentro del enunciado. El narrador sujeto del enunciado al asumir su historial y contar la de otros, se transforma en sujetos de otra enunciación, interna al enunciado y representa un enunciado dentro del enunciado mayor.

 

Un esquema será útil para distinguir la macroestructura y la pequeña:

 

 

Un esquema será útil para distinguir la macroestructura y la pequeña:

 

                                                   

 

 

Ésta sería la estructura mayor del relato, pero al asumir el sujeto del enunciado (El profesor) el ron de narrador, se abre otra enunciación que se codificaría así:

 

 

 

     

     Se observa cómo es posible pasar de sujeto del enunciado a sujeto de la enunciación, casi ad infinitud, y quien era oyente del enunciado, convertirse en narratario de la nueva enunciación y hasta en sujeto de otra enunciación si se le diera la voz y narrara algo. La riqueza de posibilidades permite al cuento descrito, y por supuesto a la novela con mayor razón, adquirir nuevas significaciones al establecer diferentes niveles y relaciones entre los elementos dialógicos. Hay un narrador que es protagonista, sujeto de la enunciación segunda, enmarcado en una estructura mayor, presentada por otro narrador desde fuera, que ubica y da tonalidades y ritmo al relato.

 

Con estos recursos el autor refuerza el grado de verosimilitud, enriquece la narración, entrecruza los puntos de vista y beneficia la significación del cuento. Esto agregado a un lenguaje altamente polisémico completa el éxito de este autor al crear las obras literarias.

 

El mismo autor escribe otro cuento con la misma estructura narrativa: El Hombre. Si realizamos un análisis de la obra de este autor veremos que lo descubierto aquí forma parte del éxito en toda su obra. Es su técnica.

 

En la novela de Carlos Fuentes La muerte de Artemio Cruz se dan los tres casos con mayor frecuencia por los novelistas, sobre todo el llamado narrador omnisciente.

La novela comienza así:

 

"Yo despierto, yo despierto al contacto del miembro con el objeto frío..."

 

No hay duda que este YO es el sujeto de la enunciación pero no de la mayor sino de una segunda, la del enunciado. Se trata del personaje Artemio Cruz que como sujeto protagónico (Sp) toma la palabra y nos narra sus vivencias en la cama de enfermo, antes de morir. Aquí podríamos decir que el sujeto protagónico es el mismo que el sujeto gramatical y representa un personaje.

 

Más adelante aparece un texto diferente que con similares palabras dice:

 

"Tú despertarás..."

 

Claramente se observa que el sujeto de la enunciación es un yo, una especie de conciencia interna del mismo personaje que le "futuriza" la muerte. Le indica cómo será y cuál ha de ser su actuación ante la llegada de ella. Es como un juez que le pronostica

 

su futuro inmediato. Por eso el sujeto gramatical es un TÚ mientras que el sujeto de lo enunciado, Artemio Cruz, se ha convertido en sujeto de una nueva enunciación, un YO conciencia o subconciencia.

 

Ahora bien la novela también presenta el clásico narrador omnisciente que no es de tercera persona como suele decirse sino de primera. Quien narra es un YO desde afuera y lo hace sobre el mismo personaje. No nos cansaremos de afirmar que el sujeto de la enunciación siempre es un YO y narra desde un presente. En el caso que nos ocupa evoca, recuerda el pasado del personaje Artemio Cruz y nos va narrando su vida, sus andanzas, sus luchas, sus congojas y aventuras. Este personaje es visto desde afuera, retrospectivamente, por el narrador en primera persona YO que se mantiene oculto, objetivo, distanciado, sin penetrar en el enunciado. Es un mero contador del mundo privado del personaje principal y todo lo que le rodeó, en su vida histórica. Al ser el objeto de la narración, en muchas ocasiones el Se suele utilizar la tercera persona (él llegó, subió, corrió, etc.) y es por esta razón que equivocadamente algunos críticos dicen que es un narrador de tercera persona. Esto no es cierto.

 

La novela bajo esta perspectiva ofrece una riqueza estructural importante y la convierte en una obra sobresaliente. La vida de un personaje (su mundo privado interior y exterior) es vista por él mismo, por su conciencia y por la historia, por la memoria.

 

Con estos recursos el autor refuerza el grado de verosimilitud, enriquece la narración, entrecruza los puntos de vista y beneficia la significación del cuento. Esto agregado a un lenguaje altamente polisémico completa el éxito de este autor al crear las obras literarias.

 

El mismo autor escribe otro cuento con la misma estructura narrativa: El Hombre. Si realizamos un análisis de la obra de este autor veremos que lo descubierto aquí forma parte del éxito en toda su obra. Es su técnica.

 

En la novela de Carlos Fuentes La muerte de Artemio Cruz se dan los tres casos con mayor frecuencia por los novelistas, sobre todo el llamado narrador omnisciente.

La novela comienza así:

 

"Yo despierto, yo despierto al contacto del miembro con el objeto frío..."

 

No hay duda que este YO es el sujeto de la enunciación pero no de la mayor sino de una segunda, la del enunciado. Se trata del personaje Artemio Cruz que como sujeto protagónico (Sp) toma la palabra y nos narra sus vivencias en la cama de enfermo, antes de morir. Aquí podríamos decir que el sujeto protagónico es el mismo que el sujeto gramatical y representa un personaje.

 

Más adelante aparece un texto diferente que con similares palabras dice:

 

"Tú despertarás..."

 

Claramente se observa que el sujeto de la enunciación es un yo, una especie de conciencia interna del mismo personaje que le "futuriza" la muerte. Le indica cómo será y cuál ha de ser su actuación ante la llegada de ella. Es como un juez que le pronostica

 

su futuro inmediato. Por eso el sujeto gramatical es un TÚ mientras que el sujeto de lo enunciado, Artemio Cruz, se ha convertido en sujeto de una nueva enunciación, un YO conciencia o subconciencia.

 

Ahora bien la novela también presenta el clásico narrador omnisciente que no es de tercera persona como suele decirse sino de primera. Quien narra es un YO desde afuera y lo hace sobre el mismo personaje. No nos cansaremos de afirmar que el sujeto de la enunciación siempre es un YO y narra desde un presente. En el caso que nos ocupa evoca, recuerda el pasado del personaje Artemio Cruz y nos va narrando su vida, sus andanzas, sus luchas, sus congojas y aventuras. Este personaje es visto desde afuera, retrospectivamente, por el narrador en primera persona YO que se mantiene oculto, objetivo, distanciado, sin penetrar en el enunciado. Es un mero contador del mundo privado del personaje principal y todo lo que le rodeó, en su vida histórica. Al ser el objeto de la narración, en muchas ocasiones el Se suele utilizar la tercera persona (él llegó, subió, corrió, etc.) y es por esta razón que equivocadamente algunos críticos dicen que es un narrador de tercera persona. Esto no es cierto.

 

La novela bajo esta perspectiva ofrece una riqueza estructural importante y la convierte en una obra sobresaliente. La vida de un personaje (su mundo privado interior y exterior) es vista por él mismo, por su conciencia y por la historia, por la memoria.

 

La sonámbula del Pirro. Cuento escrito por Manuel Argüello Mora.

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LA SONÁMBULA DEL PIRRO

 

Por: Manuel Argüello Mora

 

 

Dedicado a su hija política Doña Clemencia de Argüello de Vars y al Sr. Cleto González Víquez

 

 

El día que la vi por primera vez, sentí que una ráfaga de luz iluminaba todo mi ser, y dudé si en verdad había vivido antes, o si aquel momento era el primero de mi existencia.

 

Los cafetales que rodean a Heredia, la ciudad simpática, habían florecido aquella mañana, y el suave perfume que sus blancas flores despedían, aumentaba la dulce embriaguez que consigo trae el amor primero.

 

Sí, es el primer amor néctar divino que solo una vez es dado paladear al mísero rey del mundo; pero cuyo recuerdo colora de rosa el cielo de la juventud y nos sirve luego de bálsamo que calma y arrulla la edad postrera.

 

Paulina tenía entonces quince años. Vivía olvidada, como diamante escondido en aquel hermoso paisaje.

 

Su casa, igual a otras muchas de su género, tenía un corredor dos varas más alto que el suelo de la calle, al cual se llegaba por ocho gradas de piedra.

 

Los padres de Paulina eran bastante acomodados. En el patio, al norte del corredor, ordeñaban todas las mañanas un hato de vacas cuya leche se destinaba a la venta en la capital. Hacia el sur se hallaban dos grandes galerones: el de las carretas, que al propio tiempo servía de granero, y en que sesteaban los bueyes a las horas del sol ardiente.

 

Paulina ordeñaba algunas vacas; y pasaba el día arreglando la casa, en la costura o leyendo el Año Cristiano. Novelas, periódicos y demás obras mundanas, no las conocía.

 

Y sin embargo de esta vida pastoral y sin emociones, todo en ella era extraordinario y fantástico. En medio del alborozo de una fiesta, se la sorprendía triste y con la mirada fija en un punto del cielo o del azul horizonte. Cuando se le llamaba la atención en medio de esa especie de éxtasis, aparentaba reír y hablar como todas las demás; pero al menor descuido de las personas que la rodeaban, volvía como atraída por una fuerza irresistible, a buscar en el diáfano firmamento, el desconocido objeto que embargaba su alma.

 

No sé si los demás hombres están organizados como yo; pero sí puedo afirmar que a todos nos cautiva lo misterioso y lo desconocido, cuando el misterio anida en el corazón de una mujer joven y bonita.

 

Es lo cierto que  desde que conocí a Paulina, no vi en la tierra y en el cielo más que su suave y poética figura, no oí otra música que su voz, ni en mi pecho cupo otra pasión que la de su amor ilimitado.

 

En cuanto a mí se refiere, sepa el lector que yo era un muchacho de veinte años; mal estudiante y ardiente amigo de mis amigos. El espejo, cuando ante él me detenía, reflejaba una figura pasable; y mi conciencia me decía que no era tonto. En una palabra: era un joven como hay muchos, aventajando a los demás de la provincia solamente en cuanto era más pródigo, más vano y más calavera.

 

Aunque Paulina no me había mostrado preferencia, ni dado prueba siquiera de ser correspondido, jamás dudé de su amor, porque en mi cabeza no cabía el pensamiento de que una mujer de tal modo adorada, pudiera no incendiarse en las llamas que había producido.

 

Así pasaron algunos meses, que me parecieron minutos. Yo la veía todas las tardes cuando salía al corredor acompañada de sus padres. Creo que un siglo hubiera transcurrido, sin notarlo, según era de inmensa mi felicidad: las horas que no pasaba cerca de ella, paladeaba el placer de haberla visto, de haber oído su voz encantadora o de haber sentido su perfumado aliento.

 

Una noche vagaba por las orillas del Pirro, de ese riachuelo lleno de caprichosas sinuosidades, que riega y refresca la parte oriental de la ciudad de Heredia. La luna iluminaba con su luz melancólica, el agua que corría silenciosamente. Eran las dos de la madrugada; pensaba en ella como de costumbre. Un leve ruido llamó mi atención hacia el camino real. Desde abajo, en donde me encontraba, vi destacarse el bulto de una mujer...Corro a la curva donde se cruzan la carretera y los rieles del ferrocarril y...¡oh sorpresa!, veo a Paulina, envuelta en una sábana o sudario blanco. La precedía un hombre de alto cuerpo, vestido de negro, que la volvía a ver cada instante y a quien ella le hacía señas como llamándolo. De tal manera la atraía aquel maldito amante (pues no podía ser otra cosa), que no se dignó mirarme siquiera. La llamé por su nombre; y no me contestó ni detuvo su andar...

 

¿Qué pasó por mi mente, en las cuatro horas que siguieron a aquel terrible momento? No lo sé; matar, asesinar a aquel hombre; derramar su sangre gota a gota ; retorcer su corazón entre mis manos...eso era poco.

 

Cuando me decidí a acabar con él, ya habían desaparecido ambos y no pude averiguar el rumbo que habían seguido. El sol, me sorprendió anonadado, sin poder darme razón del lugar en que me encontraba y del motivo porque estaba allí, en ese Pirro que antes susurraba tan dulcemente, y que ahora me parecía un río de sangre.

 

A las siete de la mañana me dirigí a la casa de Paulina, y la encontré ordeñando sus vacas. Me recibió con la serenidad de los ángeles, y con sonrisa cándida me ofreció un vaso de leche.

 

-¿Qué tal noche ha pasado, Paulina?

 

-Como siempre, muy  buena, Carlos. ¿Y usted?

 

-Mala como nunca. Pero, ¿puede saberse sin indiscreción, por donde salió anoche una persona de esta casa?

-Puedo asegurarle que nadie ha salido anoche, pues mi padre antes de recogerse cierra con llave las puertas que dan a la calle.

 

-Pero usted tendrá buen cuidado de tomar una de esas llaves. Cuando su papá duerme...

 

-No comprendo su broma, Carlos; mas, ¿qué tiene usted hoy? Su semblante es el de un cadáver, su tono, no es el habitual, ¿qué le sucede?

 

-Nada nuevo, señorita, veo que usted es tan falsa de día como de noche.

 

Este insulto me pareció aún muy poca cosa. Abismado me tenía la frescura de aquella niña, cuya corrupción, según lo visto, no tenía límites. ¿Cómo es posible tanta doblez en tan temprana edad? Mis últimas palabras parecieron afligirla y dos lágrimas bajaron como gotas del rocío por sus mejillas.

 

Me ofreció la mano y me dijo:

 

-Adiós Carlos; usted está enfermo, cuídese; su fisonomía no es la de siempre, adiós.

 

Y aquel aborto del vicio se retiró a su cuarto, dejándome lleno de furor, y...¡miserable de mí!, más enamorado que nunca.

 

*

 

La noche siguiente, esperé en la obscuridad, frente a su casa. A la una y media de la noche, vi sobre una tapia el perfil de Paulina y su sombra dibujarse en la pared interior de la casa. Una vez de pie sobre la tapia, la descarriada criatura colocó un madero, en plano inclinado, entre el suelo de la calle y lo más alto del muro. Por ese plano bajó la pérfida  mujer, y ligera como una gacela, corrió hacia la calle que atraviesa la línea férrea. La seguí casi corriendo. Llegó a la estación, y continuó hasta bajar la cuesta que conduce a Pirro. El misterioso personaje vestido de negro la esperaba oculto tras una cerca de la carretera. Paulina no hizo caso de su compañero y continuó su camino. El hombre del negro vestido la siguió, pero, ¿cosa inexplicable!, procuraba esconderse de Paulina. Más bien parecía en acecho, como observando su conducta, temeroso de ser sorprendido. Así caminamos juntos sin dejarnos ver el uno del otro. De repente un rayo de luna hizo que Paulina distinguiera a mi desconocido y sin titubear se dirigió a él, y en voz apenas inteligible pronunció dos o tres veces el nombre de Carlos..."Carlos, me dije, Carlos se llama también el que me roba mi amor y mi vida; que mueran pues él y ella y que la tumba cubra para siempre esa maldita pareja que así se burla de mi desesperación y de mi estúpido amor". Saqué un revólver que había preparado cuidadosamente, y en un momento de delirio y de celos iba a disparar a quemarropa sobre aquellos desgraciados; pero la nube que cubría mi espíritu desapareció por un momento y en vez de tirar del gatillo, desmonté el revólver y eché a correr...sin saber para donde. Pedí un vaso de ron y lo apuré de un sorbo. Poco acostumbrado a tomar licores espirituosos, se apoderó de mí  una especie de rabia, luego vi pasar todas las escenas de la vida plácida e inocente de Paulina, y un raudal de lágrimas brotó de mis ojos...

 

El día siguiente, me marché para Cartago. Nunca olvidaré aquel triste día en que abandoné mi ciudad natal. Tomé el tren de las nueve de la mañana. Llovía un fuerte aguacero, y el cielo estaba cubierto de nubarrones negros como lo estaba mi alma.

 

Al pasar por Santo Domingo, subió al tren un anciano en estado de embriaguez, quien una vez acomodado en su asiento, empezó a sonreír y hablar solo. Entre otras cosas decía: "Aguardiente divino...guaro misericordioso, ¿qué sería de mí si no existiera?...Los males se olvidan...y los bienes parecen mejores de lo que son..."

 

El genio del mal no podía encontrar mejor ocasión para enseñorearse de un hombre. Desde que me instalé en Cartago, empecé a poner en práctica la medicina que recetó el anciano de Santo Domingo. Antes de almuerzo comenzaba a beber para olvidar el pasado, y en la noche seguía bebiendo para perder el miedo a mi destino futuro, que mi mente enferma me pintaba tan espantoso.

 

Así pasé un año. Mas la receta del viejo del tren no producía el efecto deseado.¡cuánto se engaña el que del licor espera el olvido! La herida de mi corazón sangraba cada día con más fuerza, y mi existencia me pesaba de tal modo, que decidí concluir con ese tormento.

 

La embriaguez casi continua en que vivía, me sumió en un estado tal de degradación, que mis mejores amigos se alejaron de mí. Mi nariz roja y una obesidad que cada día aumentaba, me convirtieron en un ente repugnante.

 

*

 

Una mañana tomé el tren para Heredia y para animarme en el terrible camino del crimen apuré una cantidad de licor bastante a incendiarme la sangre y hacer de mí un animal rabioso. Pasé el día encerrado en casa de un conocido y en la noche me aposté frente a la casa de Paulina. La oscuridad era profunda y apenas se podía distinguir los objetos blancos o de color claro.

 

A las dos de la madrugada apareció sobre la tapia la niña maldita que causaba todos mis males. Esta vez no bajó sino que saltó al suelo, y sin ruido casi, empezó a andar dirigiéndose a Pirro.

 

La seguí tan de cerca que casi la tocaba. Ella no se dio por entendida y continuó su camino. Pero esta vez tomó los rieles, la curva que atraviesa el riachuelo, y por fin la carretera. Allí se sentó a la orilla del barranco, que en aquel lugar tiene como diez varas de profundidad. El caballero del negro vestido la observaba en silencio. E valor me faltó para matarlo, y saqué una media botella de ron. De un solo trago la apuré y estuve unos minutos indeciso. De repente sentí un impulso de furor y me lance sobre la infeliz, a quien disparé un tiro de revólver. Dio un grito y cayó en la corriente del Pirro...Como un tigre hambriento corrí hacia mi rival. Pero él mismo se adelantó y avanzó sobre mi persona. Disparé la segunda cápsula poniendo la boca del revólver en el pecho de aquel ser aborrecido. Cayó también; pero asiéndome por un brazo me arrastró en su caída, y con ira profunda me dijo:

 

-Miserable, asesino, ¿sabes lo que has hecho?

 

-Si -contesté-, he matado a tu amante y acabaré contigo.

-Desgraciado de ti-contestó el desconocido, agonizando ya- la niña que has asesinado es la más pura y perfecta criatura...Yo la encontré una noche...vagando sola...y la seguí...Pronto comprendí que era...sonámbula...No es el amor lo que me ha guiado...sino la compasión y la curiosidad...He podido evitarle...algunos peligros. Me llamo Roberto Tellez...Ella...amaba a algún Carlos, pues ese nombre, muchas veces lo repetía...

 

No pudo continuar porque una bocanada de sangre se lo impidió.

 

¿Sonámbula? ¿Dios mío!, sonámbula He allí la explicación de la espantosa pesadilla en que hacía diez y ocho meses se consumía mi cerebro.

 

Los tiros repetidos por el eco de aquellos barrancos, atrajeron a los habitantes más cercanos de la trágica escena.

 

Mi primer impulso fue arrojarme al precipicio donde había caído Paulina. Mas, en ese momento recordé que aún conservaba tres cápsulas intactas...Apoyé el cañón en mi frente y...disparé...

 

No sé cuantos días pasé sin saber si existía, devorado por una intensa fiebre. Una tarde abrí los ojos y vi al pie de mi lecho al médico mirándome con curiosidad.

 

-Valor-me dijo-, ya no hay peligro.

 

Np comprendí nada al principio; pero, poco a poco empecé a recordar los últimos sucesos, y cuando me hice cargo de la terrible realidad, supliqué me dijeran el estado de Paulina, si aún vivía. Está buena y sana contestó el médico. No fue la bala lo que la hizo caer, pues el proyectil apenas tocó uno de sus brazos. Cayó porque el tiro la despertó, y los sonámbulos pierden el tino al despertar.

 

Este drama produjo gran escándalo. Fui juzgado: el jurado me absolvió, teniendo en cuenta las circunstancias excepcionales bajo cuya influencia había obrado.

 

Cuando estuve enteramente restablecido, el cura bendijo la promesa mutua que Paulina y yo hicimos de amarnos siempre. Un niño, llamado Roberto -en recuerdo del desventurado Téllez- y una niña, Mercedes, fueron luego las delicias de nuestra vida conyugal.

 

 

 

 

La muerte del lirio. Poema de Roberto Brenes Mesén

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LA MUERTE DEL LIRIO

 

Por: Roberto Brenes Mesén

 

 

Acuéstame, mamá, sobre las rosas deshojadas;

Acuéstame, mamá, sobre mis sueños,

Como sobre una almohada;

Estoy yerta y triste como una flor enferma;

Se ha muerto para mí toda esperanza.

Acuéstame, mamá, porque me siento

Colgando de la vida sobre el mundo de la nada,

Como en el campo los flotantes lirios

De la efímeras arañas.

 

Así estoy bien, mamá. Entreabre ahora

El cristal de la ventana;

Quiero sentir ese jardín fragante

Sentada al borde de mi cama,

Como un amigo

De la infancia

Que acerca a mis narices su pañuelo

Empapado de esencias de montaña.

 

Mamá, dame perfumes

Porque me embriagan;

Yo entiendo lo que dicen

Las tímidas gargantas de las flores olorosas.

 

Mamá, se rizan los claveles y hablan

Una lengua penetrante,

En cuyas sílabas de aroma muchas cosas olvidadas

Resucitan

Se levantan,

Y ríen lo mismo que los niños en tu alcoba

Si los despierta el sol por la mañana.

 

Acércame el florero: me gustan los claveles;

Su piel, su color y su alma.

¡Es una alma tan serena

El alma de esa flor que nunca engaña!

Mamá, ¿tú crees que hay alma? ¿la tenemos todos?

Si el alma es mariposa, ¿la del hombre es una larva?

-No, sueño mío, ¡tú no piensas! Oye;

Tu padre

-Sí, perdóname, ¡tú lo amas!

¿Te ha comprendido alguna vez mi padre?

¿Verdad que no?...Tu labio tiembla y calla,

Porque temes decir una mentira;

Jamás te ha comprendido, alma de mi alma,

Tus ojos me lo dicen,

Me lo cuenta el silencio de tus lágrimas,

 ¡A mí Luis no me comprende!

-¡Cálmate Blanca!

 ¿Por qué te martirizas? ¿Por qué lloras?

Lirio de amor, ¡ten calma!

-¡No me comprende Luis! Supón, me ha dicho

Que las niñas de mi edad no tienen gracia,

Que no hay en los capullos

Ni un hermano del perfume que se oculta en las entrañas

De las rosas bien abiertas

A la luz de la mañana,

Que las damas de treinta años,

Como copas rebosantes de Champaña,

Están llenas de luz, están llenas de fuego,

Y tienen  a sus pies, como a una sierva, la palabra.

Nosotras las de quince,

No sabemos cómo se ama

Nos seducen los semblantes

O el color de la corbata.

Ignora Luis que toda mi existencia

Está suspensa de las alas de su voz, porque me llega

Como de un bosque fresco, con la carga

De tesoros que no he visto nunca,

Sino a través del tragaluz de su mirada.

Por ella he descendido

Al fondo de una gruta de esmeralda

Y sorprendida me  venció el encanto

De la lámpara

Misteriosa que Aladino ha sepultado

En un rincón de esa alma,

Sólida y luminosa

Como el agua congelada

Que duerme en las pupilas del diamante.

Mamá, Luis no me comprende, y no ama

Quien no puede comprender

A la persona amada.

 

Extiéndame la colcha,

La colcha blanca;

Será mi último sueño

Y quiero morir amortajada

Para que nadie aje mi cuerpo

Ni siquiera con la luz de una mirada.

 

¿Di a Luis, cuando me busque

Que me dormí con la esperanza

De volver a los treinta años!

 

Deja abierto el cristal de la ventana

Quiero sentir ese jardín fragante

Sentada al borde de mi cama,

Como un amigo

De la infancia

Que acerca a mis narices el pañuelo

Empapado de recuerdos y de esencias de aquella alma.

 

 

 

 

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Los elementos constitutivos de la novela

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LOS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA NOVELA

 

 

1. La enunciación

 

Si seguimos a Aristóteles en sus conceptos sobre la teoría literaria, sabremos que según la manera de "imitar", las obras literarias se dividían en aquéllos que imitaban narrando los sucesos de los personajes a través de una voz omnisciente, única y los que imitaban dejando que los mismos personajes narraran sus acontecimientos. La primera agrupación de esta dicotomía estaría integrada por las epopeyas, las novelas, etc. y la segunda agruparía a las obras cobijadas dentro del género dramático, el teatro en general. En estas últimas el personaje es el sujeto de su propia enunciación y el oyente, quien asiste al teatro sería el destinatario del mensaje que en la voz del personaje lo recibe. Por ello podemos observar que en el teatro lo que se da es un natural diálogo entre personajes. Existe un personaje que utiliza un "yo" para comunicarse con otro personaje, un "tú" que le escucha y a la vez se convierte en otro "yo" que contesta el mensaje recibido o da opiniones sobre ello. Estos son los tres elementos básicos de la comunicación. Un "yo" que dice algo, un mensaje y un "tú que escucha el mensaje y lo decodifica. Pero entre ese discurso puede existir otro mayor. El autor que crea los personajes y los pone a hablar y el oyente social, quien asiste a la representación teatral o simplemente lee la novela. Ambos están fuera del discurso literario. En el teatro moderno, en ocasiones especiales el oyente social, quien asiste como espectador, toma la palabra pues suele ser provocado y pasa a ser personaje improvisado del discurso teatral, de ser pasivo se convierte en personaje invitado y por lo tanto integra los elementos estructurales de la obra, es parte de ella. Esto no sucede en la novela, a pesar de los trucos que algunos autores, como Virgilio Mora, utilizan en la creación de algunas de sus novelas donde incorporan a supuestos autores y oyentes críticos con nombres reales de amigas. Este es el caso de María Amoretti que en una de sus obras fue incorporada en la novela. Al penetrar el mundo narrado se convierte en personaje de ella y es la visión, la realidad que el autor le da la que pertenece a la obra y no la real, de carne y hueso que sirve de motivación para realizar ese truco novísimo y significativo.

 

El oyente social que lee una novela o quien asiste a una obra de teatro suele llamarse "destinatario" Es aquél que asiste una obra de teatro, sin importar su condición social, edad, sexo etc. Luego veremos que el autor cuando escribe las obras irremediablemente y a veces sin proponérselo racionalmente codifica un destinatario ideal, tanto en el teatro como en las otras formas artísticas. Es una especie de lector modelo, quien espera que le lea, escuche o asista a una representación de sus obras. Por eso existe literatura para niños, mujeres, hombres, homosexuales, negros, pobres, intelectuales, etc. Difícilmente exista un autor que escriba para un público amorfo, indeterminado. Ahora bien puede ocurrir y de hecho sucede con frecuencia que las obras las leen destinatarios imprevistos, los que nunca el autor hubiese creído que leerían sus obras y en ocasiones son apreciadas por ellos más que los destinatarios que codificaron en sus obras.

 

El teatro es oral, es su condición, por eso la escritura tiene escasa importancia, es para ser escuchado y de ahí la fuerte carga apelativa del lenguaje y la función catártica que experimentamos desde las tragedias griegas hasta las obras actuales.

Cosa bastante diferente sucede con la novela que recae necesariamente en la escritura. El autor, a través de ella, debe lograr un fin inmediato e importantísimo; hacer que el lector, sin estar presente, sin ser testigo ni ver nada, se represente el mundo mostrado, por lo que se ubica en un nivel alto de abstracción ya que el lector utiliza perfectamente la facultad imaginativa para irse representando lo que le va mostrando "a través de" un intermediario del autor: el narrador y un lector virtual, creado, imaginado, configurado, con el que pueden, los lectores sociales identificarse o no.

 

Un esquema sintético será útil para comprender mejor la enunciación y el enunciado así como los elementos constitutivos.

 

                                               

Idealmente, en la escritura de la novela, el autor da la función de sujeto de la enunciación a ese "YO" que puede ser llenado por cualquier nombre, por el mismo autor, por un niño, una niña, un personaje de la novela, un anciano, una mujer, un animal, un loquito etc., o simplemente mantenerse oculto, sin evidencias, sin indicios que lo delaten y dejando que los personajes asuman el rol de sujetos de enunciación, como en el teatro. Las posibilidades combinatorias son más de las que podamos imaginar y de hecho los escritores lo han descubierto, de tal manera que se ha convertido en uno de los factores decisivos en el género novelístico.

 

Otro esquema puede sernos útil para precisar lo que hemos afirmado.

 

            

Como puede observarse en el gráfico el autor posibilita, crea un sujeto de la enunciación y éste produce un enunciado. En él aparece un sujeto del enunciado, puede ser un personaje, que crea un nuevo enunciado y por lo tanto se convierte en un sujeto de una enunciación segunda y así se puede continuar hasta el infinito. El texto soporta las enunciaciones que se desee, desde el punto de vista teórico, pero posiblemente se vuelva incomprensible y muy alambicado después de la quinta enunciación interna de la novela. De hecho el tú interno (narratario) de la segunda enunciación puede convertirse en un sujeto de enunciación (la propia) cuando habla y narra algo, ya sea en respuesta al enunciado anterior o a otro nuevo. Las relaciones son muchas y de hecho se dan sin apenas ser notado por el lector social. El sistema es reversible, En eso consiste el diálogo. Cada enunciado que se cree a través de cualquier voz posee virtualmente cantidad de posibilidades de abrir nuevos enunciados con el mismo u otros sujetos de enunciación que dejan ese rol para convertirse en sujetos de nuevas enunciaciones.

 

1. El sujeto de enunciación

 

Ya lo hemos descrito en el párrafo anterior. Julia Kristeva dice que "podemos estudiar la narración, más allá de las relaciones significante-significado, como un diálogo entre el sujeto de la narración enunciación) y el destinatario (oyente o lector imaginario). Nosotros entendemos por sujeto de la narración, precisamente al sujeto de la enunciación. Esto es, aquél que narra, que asume la responsabilidad y la dirección del relato, sin importar que éste sea un personaje, que se mantenga en la historia hasta el final o desaparezca en cualquier momento, que conozca más sobre la intriga novelesca que otros personajes o menos que ellos. Lo importante es que asuma ese rol de ser sujeto de una o varias enunciaciones seguidas o alternas, propias o de otros. Dice al respecto Julia Kristeva en su Semiótica 1. "El autor es, pues, el sujeto de la narración metamoforseado porque se ha incluido en el sistema de la narración", "no es nada ni nadie, sino la posibilidad de permutación de Sujeto de la narración a Destinatario, de la historia al discurso y del discurso a la historia. Se convierte en un anonimato, una ausencia, un blanco, para permitir a la estructura existir como tal", p. 203. Entonces, al dejar de ser persona y convertirse en una posibilidad, otro, un blanco, creemos que es mejor postular la existencia de un sujeto de la enunciación que aparece como elemento de la narración y lo es de gran importancia, que no es el autor, ni un disfraz de él, aunque algunos malos escritores y críticos los homologuen. Tampoco es su representante sino un ente más de ficción, una abstracción creada por el autor que, en unos casos, se le aproxima mucho (para nosotros es una limitación del conocimiento artístico del autor) pero en otros casos sucede lo contrario o simplemente desaparece para dejar que los sujetos del enunciado sean quienes narren y así se conviertan en sujetos de nuevas enunciaciones. Debemos considerarlo con autonomía, con independencia y nunca con referencia mecanicistas de homologías o reducciones arbitrarias.

 

R. Jakonson (1963), cuando proponía una clasificación de las categorías verbales relacionadas con la situación en la que dos interlocutores intercambian mensajes, distinguió:

 

1.      Enunciación

2.      Objeto o materia enunciada

3.      El acto o proceso en sí mismo de uno cualquiera de sus protagonistas

De estas tres categorías se derivan cuatro componentes:

 

1.      Un acontecimiento narrado o proceso del enunciado

2.      Un acto del discurso o proceso de la enunciación (actualización)

3.      Un protagonista del proceso del enunciado

4.      Un protagonista del proceso de la enunciación

 

En otras palabras, debemos distinguir claramente enunciación de enunciado, a la vez que establecer las relaciones significativas que se establecen entre estos dos niveles del fenómeno escritura. Al protagonista de la enunciación, es a quien hemos llamado sujeto de la enunciación (Se) y al protagonista del enunciado le hemos llamado sujeto del enunciado (Sp), sujeto protagónico. Por supuesto en el diálogo o simplemente en el enunciado los roles son reversibles, por cuanto el oyente de un determinado enunciado, al enunciar algo se convierte en sujeto protagónico de una nueva enunciación que producirá un nuevo enunciado y así sucesivamente.

 

2. El tiempo de la enunciación

 

Siendo el acto de la enunciación un hacer o decir aquí y ahora, el tiempo que le determina es el presente. El lingüista Emil Benveniste (1970), lo expuso así: "las formas verbales articulan, en el presente de la enunciación, las formas axiales de la temporalidad". Para él, el tiempo es producido por y en la enunciación. Palabras y frases del tiempo "ahora", "en este momento", "después", "poco tiempo después", "en ese preciso momento", propios de la narración, tienen significado solo a partir de la enunciación.

 

Por otra parte, se debe tener presente que quien enuncia (Se), lo hace desde una perspectiva posterior, simultánea o anterior a los hechos propios del enunciado. La novela explora de preferencia el pasado, desde el presente de la enunciación y con menor intensidad, la simultaneidad y el futuro. Este último se deja como virtualidad abierta para interrogantes, esperanzas o frustraciones en el lector, después de terminan la lectura de la novela.

 

Otra observación que debemos plantear aquí es la siguiente: el sujeto de la enunciación (Se) está representado, siempre por el pronombre "yo" de la primera persona, sobre todo singular. Benveniste la define así:

 

 "Es el individuo que enuncia la presente instancia de discurso que contiene la instancia lingüística YO. Incluye con los signos a quienes lo usan. Solo vale en la instancia en que es producida. Se pueden distinguir dos instancias:

 

1.                  Instancia de YO como referente

2.                  Instancia de YO como referido"

 

Lo anterior distinción nos será de enorme importancia para establecer relaciones significativas entre el Se y el Sp.

 

Además nos permite categóricamente afirmar que no existe en la novela narrador de tercera persona. Siempre tendrá que ser asumida por la instancia enunciativa YO y que como hemos observado siempre pertenecerá al Se inscrito en la enunciación. El sujeto del enunciado puede ser un él pero siempre que asuma el rol de sujeto de enunciación se convertirá en un YO. Aquí debemos establecer en cada caso las relaciones pertinentes entre ambas instancias. Lo que debe quedar claro es que no debemos establecer homologías arbitrarias entre el YO (autor), el YO (Se) y YO (Sp) que son intercambiables pero distinguibles.

 

El análisis de algunos ejemplos nos será útil para distinguir el Se y el Sp y algunos otros aspectos importantes de la enunciación como son los niveles, el tiempo y el espacio.

 

Partimos de la afirmación de que la enunciación en la narración está íntimamente ligada a la escritura y que a través de ésta, podemos y debemos esclarecer los diferentes procedimientos de que se valen los escritores (algunos) para ocultarse como autores de la historia o entrar en ella camuflados, cuando en realidad ellos jamás podrían aparecer como tales.

 

La novela de Carlos Luis Fallas Sibaja, Mi Madrina (195), presenta al inicio una dedicatoria que de alguna manera tiene relevancia.

 

"Dedico estas mal escritas páginas, que resumen la verídica y  sincera historia de mi infancia, a la humilde gente del barrio donde yo me crié y donde hoy ejerzo mi profesión de médico" J: R: A.

 

Carlos Luis Fallas Sibaja, desde ese mismo instante que escribe eso, se transforma, necesariamente en un Yo, que es el sujeto de la enunciación y que tiene como profesión  el ser médico y bajo las siglas J. R. A. Quienes conocimos a Calufa (nombre cariñoso), sabemos que no fue médico y que nunca ejerció esa profesión en el barrio donde nació, El Llano de Alajuela.

 

Otro elemento que salta a la vista es la escritura: el médico sería quien escribe, narra su infancia y confiesa que es "historia verdadera". La escritura se convierte en un acto posterior al de los hechos. Es desde el presente de la enunciación de un adulto (médico) que evoca, recuerda su vida de niño. Observemos el inicio de la novela:

 

"Por aquellos lejanos días era YO un muchachillo muy despierto, retraído, y fantasiador, criado a la par de mi madrina -una anciana muy buena y abnegada, aunque de gran severidad, que se pasaba las horas enteras sentada en se desvencijado taburete de cuero sobando las cuentas del rosario y musitando oraciones-, desde que tuve uso de razón habíame acostumbrado a entretenerme con mis propias fantasías, mientras sentado cerca de ella cabeceaba y fingía rezar piadosamente, esperando con paciencia su primer ronquido."

 

Fácilmente se observa que el YO protagónico Sp y el YO Se, sujeto de la enunciación veremos que es el mismo. Se trata de un médico, Juan Ramón (secreto de las siglas de la dedicatoria) que desde la perspectiva de adulto, tiempo de la escritura, y presente de la enunciación, comienza a recordar y contar sus aventuras de niño "cuando era un muchachillo", "por aquellos lejanos días". Escoge un tiempo verbal pasado para iniciar casi cronológicamente y linealmente la novela. Esto le permite varias cosas:

1. Conoce toda la historia (ya que la vivió)

 

2. Tiene un punto de vista privilegiado, puesto que puede apreciar, evaluar, comprender, escoger, los hechos, acontecimientos, conflictos, que cuando niño posiblemente no comprendió o juzgó de forma distinta. Esto explica el paréntesis que describe a la Madrina.

 

3.      Ligar el inicio escritural de la novela con el final. De hecho la muerte de la Madrina, le permite heredar una casa y algún dinero con los que estudió y se hizo médico.

 

"Abrir en mi vida un profundo, inmenso vacío que nada ni nadie podría volver a llenar jamás"1

 

En conclusión, el autor crea, inventa, un personaje, el médico, Juan Ramón y desde una perspectiva de adulto, y en la voz protagónica del sujeto del enunciado que se transforma en sujeto de la segunda enunciación, comienza a narrar su mundo privado.

 

La novela se convierte de hecho en la narración de una segunda enunciación, asumida por el personaje Juan Ramón. Por eso se dice que este narrador es protagonista y desde luego aparece en primera persona singular. Tipifica las novelas llamadas biográficas. Ahora bien, en este caso es la biografía del personaje Juan Ramón, mas no la de Carlos Luis Fallas aunque se parezca mucho a la de éste último. En todo caso es la historia biográfica creada por Fallas de su niñez porque la real nadie podría contarla sino "su versión" artística.

 

Otra novela que sirve de ejemplo es Pedro Arnáez (1942) de José Marín Cañas. La historia la cuenta un doctor, después de haber ocurrido y gracias a sus tres encuentros con el personaje pedro Arnáez. El doctor utiliza la primera persona (YO), cuando es testigo o partícipe de la acción narrada o un saber omnisciente cuando no está presente o se trata de acontecimientos que conoce pero no vivió ni presenció. Este juego, aparente para dar el rango de "historia verdadera" a lo contado, puede ponerse en evidencia, transformando el sujeto del enunciado en el discurso donde se usa tercera persona como representado ya que el sujeto es protagónico (YO). En otras palabras el yo (Se) permite que otro YO, el del enunciado segundo, asuma la voz del personaje y cuente la historia de un tercero en forma omnisciente. Veamos que se puede utilizar indistintamente las dos voces de la misma perspectiva.. Los paréntesis usados son nuestros y obedecen a la transformación que hacemos del texto.

 

"Volvió (volví) a tenderse (me) y durmió (dormí) algo. El cansancio era tan completo, que fácilmente se (me) dormía sobre la dureza del frío que comenzaba a saltar por entre las ramas y las estrellas. Lejos, el grito de un coyote, erizado de escalofrío, se sumió a los rumores de la selva. Pedro Arnáez (yo) se (me) incorporó (incorporé) bruscamente. Aquel animal venteaba la muerte. Sus (mis) quince años le (me) temblaron de miedo. Ahora sentía frío dentro de las carnes, por los husos, recorriéndole (me) los nervios."

 

Un ejemplo basta pero bien puede convertirse en la forma expuesta toda la novela sin que afecte el sentido de la historia sino es que la favorece. Esto no quiere decir, por ninguna razón que otras noveleas tengan esa posibilidad de conversión. Lo cierto es que hay un tipo de novelas que la permiten. Son las llamadas novelas, por nosotros, Monológicas y que Julia Kristeva califica de clásica o tradicionales. Típicamente de educación sentimental.

 

Si examinamos el texto trascrito anteriormente, notaremos que algunos elementos cobran más verosimilitud si el sujeto protagónico es quien los enuncia, puesto que una conciencia, un yo olímpico debe penetrar (darse la licencia) en la conciencia del personaje para conocer ciertas sensaciones y pensamientos: "sentía frío dentro de las carnes", etc.

 

Como conclusión, tenemos otra novela que como Mi Madrina, el sujeto de la enunciación y el sujeto del enunciado, se pueden relacionar.

 

Es por esto que el punto de vista del YO Se, se ubica al lado, dentro o por encima  del personaje  protagónico Sp.

 

El lector puede analizar la novela Marcos Ramírez (1952) de Carlos Luis Fallas Sibaja y verificar que es la misma forma que su novela Mi Madrina (1954) y la de muchas novelas de las llamadas monofónicas o tradicionales.



1 Fallas Sibaja. Mi Madrina,  p. 114.

El autor de novelas

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EL AUTOR DE NOVELAS

 

 

Hay quienes se preguntan sobre la importancia del autor de novelas para conocer e interpretar las obras literarias escritas por él. Existe la tendencia crítica que niega todo lazo entre autor y obra y la importancia para el estudio de las obras. Consideran que la obra se basta a sí misma, que es un objeto completo, acabado, terminado, y que precisamente la teoría literaria debe realizarse a partir de ellas y no de los autores. El estructuralismo, el formalismo y algunas tendencias en semiología son de ese criterio. Por ello  sus estudios se convierten en descripciones de las obras particulares sin ninguna referencia al autor o  a la época que la vio nacer. Este postulado es fundamental para codificar y crear una ciencia de la literatura o del ante en general porque se aproxima a lo que hacen las ciencias naturales. La obra como decía Aristóteles no necesita sino de sí misma para comprenderse, explicarse, pues es un ente independiente

 

con naturaleza propia. No importa que los psicólogos, sociólogos, historiadores realicen estudios de ellas sobre los contextos del autor, la época en que vivió o su ideología. Los estudiosos de esta posición pretenden ser rigurosos y se apoyan en los principios de la ciencia experimental y comprobatoria y tienen razones de sobra para mantener esos criterios. Evidencian los errores que cometieron los que utilizaron métodos distintos a los científicos, como el contenidismo, el historicismo, el sociologismo, el psicologismo, etc. que por lo corriente utilizaron la obra como pretexto para desentrañar otros aspectos colaterales a la misma y que nada cierto y objetivo dijeron de ella. Hasta llegaron a evidenciar a críticos que se dedicaban más a los chismes relacionados con los autores que a desentrañar los significados del ideologema llamado novela o de otras obras. No hay duda de que la historia de la literatura está llena de juicios y prejuicios, tanto de los autores como de las musas humanas que los inspiraron. En las entrevistas periodísticas suelen hacerse preguntas tan estúpidas como la que le hizo un periodista costarricense a Juan Rulfo en una visita de éste al Teatro Nacional. Dígame, don Juan, ¿cuál personaje te representa en la novela Pedro Páramo?, y sin dejar contestar, insistió ¿es acaso el mismo Pedro Páramo? Rulfo en forma muy educada y discreta le contestó: Ningún personaje me representa, yo inventé a todos ellos. Ninguno existe en la realidad, son cosecha de mi invención. Por supuesto que el periodista no publicó la respuesta, mas el autor le dio una lección sobre teoría literaria. Esta anécdota es un ejemplo de los errores que se cometían y cometen por quienes con frecuencia confunden la obra literaria con la realidad histórica o natural, ya sea del autor o del mundo narrado.

 

Otros hay que son del criterio de que el estudio de la obra literaria debe complementarse con estudios de la historia, de la sociedad, sobre todo de la vida del autor, en otras palabras de los contextos. Estos obedecen a la dirección idealista de Platón y los anteriores a la le Aristóteles. Desde luego que no es la posición simplista del que ve en la obra el fiel reflejo de la realidad, casi como copia fotostática sino de quienes creen y defienden la teoría de que la obra mantiene estructuras internas producto de las relaciones sociales e históricas, sobre todo ideológicas de la época que le correspondió vivir al autor y en la cual se inspiró para crear sus obras. Ven la obra literaria como una creación artística humana  y por lo tanto un producto del trabajo creativo del hombre. De ninguna manera niegan que la obra literaria tenga autonomía y suficiencia para satisfacer las necesidades epistemológicas de la ciencia. No quiere decir esto que el estudio social o biográfico agrega algo a la obra. Claro que no.

 

La obra es un signo acabado, pero los estudios serios sociológicos e históricos permiten al lector entender temas, problemas, lenguaje, etc. que sin ellos, no por limitación de la obra, pero sí por falta de información y conocimientos por parte del lector quizás no entendería. Por ello se observa la necesidad de estudiar la época y la vida del autor como un problema ligado estrictamente al lector de novelas y nunca a ellas mismas. Los conocimientos de los contextos de la obra literaria son necesarios para el lector, nunca para el sentido o significación de la obra misma.

 

Los valores ideológicos de un escritor, su forma de vida, sus contradicciones, su visión del mundo, sus frustraciones, sus gustos, sus programaciones sociales, sus anhelos y desengaños, todo ello pasa a la obra literaria creada por él, pero de manera tal que apenas si se nota, sobre todo en la actualidad. Las llamadas "noveletas" del cura Juan Garita (1859-1914), evidentemente reflejan la ideología del autor, en ellas casi directamente, sin ocultarlo, el amor  a Dios, la justicia divina sobre la humana, la esperanza de la recompensa de Dios más allá de la tierra, etc. se ponen de relieve. Pero en forma menos evidente, sin la intención del autor, seguramente ignorándolo en muchos casos, está oculta una ideología producto de la época. Las ideas religiosas en contradicción con las liberales de los políticos de la época y el ocultamiento en sus obras de las contradicciones sociales de ella misma que como cura, y como Juan garita, hijo del pueblo, no vio, o no quiso novelar y que en cambio, sí aparecen con mayor claridad, por ejemplo, en Joaquín García Monge (1881-1958) tal el caso de su narración El Moto (1900). Luego, su formación religiosa le llevó  a tener una visión del mundo diferente a la de Joaquín García Monge. Bastaría comparar Conchita (1904) de Juan Garita Guillén con el mismo Moto. Las obras se bastan a sí mismas para obtener esa conceptualización, sí, pero el conocimiento sobre la vida del autor, su profesión etc., permiten al lector, sobre todo si es poco preparado, comprenderla más. Repito es una necesidad del lector y no de las obras.

 

Hay quienes como L. Goldmann que dan poca importancia al individuo-autor y resaltan la importancia del grupo. Así el creador sería el encargado de representar la visión social del grupo que representa y lo representa. Es algo así como el intermediario, el encargado de expresar, narrar, la visión de mundo del grupo. Sin negar que  esto sea de esa manera, sobre todo en nuestra sociedad contemporánea, donde el hombre cada vez más es producto social programado, no obstante creemos que el individuo no solo refleja esta visión colectiva social sino su particular visión individual, su rebeldía o su complacencia y que ambas deben ser tomadas en cuenta aunque la obra se baste a sí misma. 

 

El autor de novelas ha variado desde los tiempos en que se originó la novela hasta nuestros días. En un principio, el interés por escribir novelas era simple entretenimiento. Por ello las novelas giraban alrededor de dos modalidades básicas: o eran amorosas, sentimentales o de aventuras, ya sean éstas de caballerías o de viajes por tierras exóticas y muchas veces imaginadas. El autor no tenía como oficio hacer novelas, sino como pasatiempo, se entretenía inventando historias y entretenía a los lectores, pero poco a poco comenzó a interesarse por narrar hechos importantes de la historia y de las vicisitudes del hombre, de la problemática social y las condiciones en que muchos hombres vivían, sobre todo los más desvalidos. El Quijote de la Mancha y muchas otras novelas que de una u otra forma comenzaron a reflejar o poner de manifiesto la cara fea  de la sociedad, los ideales y las contradicciones de ella, fueron interesando tanto a lectores como los propios autores y la novela inició, sobre todo con la picaresca un desarrollo importante en Europa. El Lazarillo de Tormes (¿1554?) inicia toda una corriente de novelistas interesados en contar las desventuras de los astutos menesterosos y la degradación de su precario mundo en donde vivían. Los autores iniciaron las más diversas técnicas para ocultarse, pues sentían que lo que narraban podría acarrearles problemas con personajes de la nobleza o del clero. Así firmaban con seudónimos o simplemente negaban su autoría y se la achacaban a autores desconocidos que dejaban los manuscritos perdidos. Los escritores no vivían, ni viven, salvo contadas excepciones, de la escritura de novelas. Es hasta nuestros días que los novelistas son preparados, estudian las problemáticas que van a novelar, se convierten en profesionales del arte literario y estudian las técnicas narrativas y hasta escriben sobre teoría literaria. Este es el caso de Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Alejo Carpentier y otros. Se han convertido en estudiosos de la realidad hispanoamericana hasta llegar a sus raíces y reflejan en sus obras su madurez intelectual y profundos conocimientos de la historia del continente y la problemática social desde sus propios orígenes hasta nuestros días. Saben que el lenguaje es el elemento fundamental de la obra literaria y eso los ha llevado a estudiar sus posibilidades expresivas y obtener de él sus mejores frutos. Hay quienes creen que la novelística, sobre todo la francesa, no es más que un juego con el lenguaje. Nosotros creemos que eso no es cierto, que el significante es importante cuando resalta y logra un profundo sentido y que un buen escritor logra esa armonía necesaria entre estos dos aspectos indisolubles (significado y significante) del mismo signo lingüístico.

 

En conclusión, el estudio y conocimiento de la biografía del autor y sus contextos culturales e históricos son necesarios para el lector y con ello logra  obtener de las novelas un mayor conocimiento de las mismas. Es una exigencia del lector pero no de la novela que posee intrínsicamente todo lo necesario para bastarse, explicarse y comprenderse sin la necesidad de acudir a otro elemento que no sea interno a ella.

 

En busca de una definición de novela

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EN BUSCA DE UNA DEFINICIÓN DE NOVELA

 

 

1. El problema de la definición de novela

 

A pesar de que la novela ha sido objeto de múltiples investigaciones y ha tenido, como género, una larga trayectoria, tanto en Europa como en América, en la actualidad no se posee una teorización única y precisa, rigurosa, que nos permita plantear una definición unívoca. Por lo tanto haremos una exposición variada de definiciones y puntos de vista para observar, analizar y llegar a valorar la problemática planteada y obtener algunas conclusiones que nos permitan precisar conceptualmente los rasgos más representativos de este género y al final intentar una definición precisa y objetiva.

 

Algunas definiciones hechas por diferentes autores a través del tiempo1:

 

Paul-.André Lesort:

 

"El arte de la novela es un arte de la comunicación y no un arte del conocimiento."

 

Daniel Huet, 1960.

 

"Las ficciones de aventuras amorosas escritas en prosa con arte, para el placer y la instrucción de los lectores."

 

Dorat, 1970.

 

"La historia usual, la historia útil, la del momento."

 

Sade.

 

"Obra fabulosa compuesta a partir de las más singulares aventuras de la vida de los hombres."

 

George Sand, XIX.

 

"Una cosa muy simple y muy conmovedora."

 

Gourcurt, 1879.

 

"Empieza a ser la gran forma seria, apasionada, viva, del estudio literario y la encuesta social..., se convierte, por el análisis y la investigación psicológica, en la historia moral contemporánea; hoy que la novela se ha impuesto, los estudios y los deberes de la ciencia, pueden reivindicar también sus libertades y franquicias."

 

R. Callois.

 

"La novela es un género poco determinable y su dominio es el de la licencia.

La novela es, pues, ante todo, una narración; el novelista se sitúa entre el lector y la realidad que quiere mostrarle y la interpreta para él."

 

Henry Coulet.

 

"La novela narra una historia, es decir una serie de sucesos encadenados en el tiempo desde un principio hasta un fin."

 

Butor.

 

"La novela es la expresión de una sociedad que cambia."

 

Thrbaudet.

 

"Es el arte de crear una intriga, un carácter, o un estado de alma, bien en la forma equilibrada de los franceses, bien en la caótica de los rusos, en la intelectual de los británicos, en la sentimental de los alemanes, en la realista de los españoles, en la pasional de los italianos."

 

Julia Kristeva.

 

"Todo texto que revele el ideologema ambiguo del signo."

 

Como fácilmente se podrá observar, las definiciones abarcan diversos tópicos y muy variados aspectos. Todas se proponen definir la novela y quizás la naturaleza compleja de este género sea la que permite tan encontradas conceptualizaciones. No obstante eso, trataremos de buscar los elementos comunes y los rasgos pertinentes de este género para aproximarnos lo más posible a una definición rigurosa.

 

2. El carácter ficticio del arte

 

Aristóteles lo definió con claridad cuando hablaba de lo verosímil. El arte -decía- es imitación (mimesis) de la vida, de las cosas, pero nunca copia fiel, real, verdad verificable. Por eso se diferencia de la Historia, en cuanto ésta describe los hechos reales, demostrables, mientras que el arte no. El rasgo de verosimilitud, es retomado por los críticos modernos y permite verificar los elementos internos de la obra, justificar los hechos más inauditos a pesar de que en la realidad histórica no ocurran. Es más "lo posible", dentro de las leyes poéticas establecidas por la propia creación literaria, que lo real concreto de los fenómenos naturales.

Algunos escritores, sobre todo en el inicio de la literatura, buscaron, a veces, hacer pasar sus historias inventadas por verdaderas; algunos llegaron a afirmarlo y colocaron testimonios referenciales que le daban visos de verdad, pero aún estas obras, llamadas históricas, unas y realistas, otras, son creaciones de un autor, son obras ficticias, embustes, como dicen algunos escritores actuales. A pesar de que narren acontecimientos históricos, al exponerlos reflejan la versión (ficticia) del autor. Es su punto de vista. Lo importante, por ahora, es entender que la literatura como todo arte es ficción, es creación, es invención, no importa que si se parece mucho o poco al mundo natural.

 

La literatura es embuste, bella mentira y paradójicamente la más grande verdad humana, gracias al paciente y creativo trabajo del autor con el lenguaje.

 

2. El carácter lingüístico

 

También Aristóteles  expresó que las obras literarias usaban (era obvio) como medio para "imitar", el lenguaje. Con ello distinguió estas obras de otras que usan como medio otro elemento: la pintura, la música, la danza, la escultura, etc. Pero no basta señalar lo anterior, debemos especificar el tipo de lenguaje usado en la obra literaria, su naturaleza, sus características y rasgos esenciales que lo diferencian de otros usos, como son  la comunicación natural y el uso científico. Algunos autores han señalado rasgos propios de cada uno de ellos. Mientras que para el lenguaje científico especifican su carácter unívoco y al natural el equívoco, al lenguaje literario le asignan como especificidad su carácter polisémico. Son los estudiosos de la semiología quienes han hecho los mayores aportes en este sentido y han llegado a hablar de "semiotización" del lenguaje natural para llegar al literario. Así establecen niveles en el lenguaje según sea el grado de "semiotización" primario o secundario, etc. Pero estos estudios no están agotados todavía; más bien podríamos asegurar que recién comienzan y sus resultados aún hay que esperarlos, porque apenas inician su aparición. El carácter lingüístico de la obra literaria trae consigo una serie de implicaciones importantes y es, según nuestra posición, el camino que ha de guiarnos hacia una teoría científica de la literatura de mayor aproximación y comprensión del fenómeno literario.

 

La distinción de las funciones del lenguaje, nos ha permitido clasificar las obras literarias en tres grandes grupos: épica, lírica y dramática, según sea representativa, expresiva o apelativa la función determinante del lenguaje empleado. Pero esto no basta para llegar a una conceptualización de la novela. Esta sería a lo sumo una subcategoría de la épica. Para algunos la "venida a menos" de la epopeya. Aristóteles señalaba, a través de la "manera" de presentar los personajes, una distinción muy importante. Existe un narrador que presenta la historia o fábula, las aventuras de los personajes, sus conductas y acciones, sus vicisitudes. Homero sería el ejemplo típico de este narrador. Luego de solicitar la inspiración a las musas y rogarles que cantaran las cóleras del Pélida Aquiles, narra, evoca, cuenta las peripecias, las peleas, los sufrimientos de este héroe. Lo hace en verso. Sin embargo la traducción al español aparece en prosa y no pierde casi significación. Por ello algunos la consideran como una novela, mientras que novelas como El otoño del Patriarca de garcía Márquez sea apreciada como epopeya. En realidad la diferencia está en el "tono", la solemnidad y los grandes acontecimientos conocidos por todo el pueblo, casi sagrados, que son propios de la epopeya, mientras que la novela narra mundos privados, desconocidos, como luego veremos. Toda novela posee un sujeto de enunciación deferente al autor, no importa que el discurso narrativo sea directamente llevado a cabo por los personajes, en un estilo directo, en un puro diálogo, como lo hace Carmen Naranjo Coto en la novela Los perros no ladraron (1966). También habrá ocasión de referirnos con más detalle a este aspecto.

 

3. El carácter narrativo

 

Este es un rasgo fundamental de la novela pero también del cuento, relato, leyenda, fábula, mito, crónica, etc. El narrar, el contar, exige un algo, un objeto, un personaje, etc. sobre el cual contar algo, decir determinadas cosas. Si bien la epopeya tuvo como temas los héroes más destacados, sus hazañas, glorificaciones de los pueblos, la novela, por su parte, cambió estas preferencias pos temas más comunes, más sencillas, más cotidianas, por intrigas cercanas a los hombres corrientes, hasta llegar hoy a preocuparse por lo obvio y vulgar, lo aparentemente insignificante y fútil pero que, gracias a la novela adquiere relevancia y cobran nuevos sentidos y dimensiones humanas. En otras palabras la novela bajo o penetró el mundo  de lo privado y dejó las grandezas de lo público y conocido. Se percató de la importancia de penetrar en las condiciones humanas más íntimas, pasiones, intrigas, aspiraciones, inquietudes, mentiras y verdades, logros y degradaciones.

 

Se abre así la novela como género a todas las posibilidades humanas, reales o fantasiosas, sueños o verdades. Esto permite comprender la infinidad de definiciones dadas a la novela, sobre todo por considerar la temática como su soporte más importante y abrió un abanico de clasificaciones temáticas: novelas amorosas, de aventuras, negras, de "ciencia ficción", de misterio, de crímenes, naturalistas, realistas, románticas, sentimentales, etc. Un género tan abierto y tan rico en posibilidades posibilita dentro de su discurso, las más variadas funciones del lenguaje, y el uso de sujetos del mismo, no solo de primera persona sino de tercera y segunda o mezcla de las tres como en la novela de Carlos Fuentes La muerte de Artemio Cruz (1962). Hay hasta críticos que hablan de novela lírica y novela objetiva y algunos de novela apelativa. Lo cierto de todo ello es que la novela permite en su estructura genérica todo lo anterior y posiblemente más, sin dejar por ello de ser novela.

 

4. El carácter de totalidad

 

George Luckács destacó este rasgo importante de la novela. Con él quiso llamar la atención de los críticos para que observaran que la novela se estructuraba por intención del autor, como una totalidad, como un mundo completo. Decía: "la novela es forma de la virilidad madura; eso significa que el carácter cerrado de su mundo es, en el plano objetivo, imperfección y en el plano subjetivo de lo vivido, resignación" Y agregaba también. "La epopeya forma una totalidad de la vida acabada por sí, la novela busca descubrir y edificar la totalidad secreta de la vida" Para él, la novela estaba ligada a la biografía, sería algo así como la gran aventura del hombre. Este carácter secreto, íntimo de la novela, confidencial, comunicacional, nos permitió entrever una intencionalidad narrativa: confiarnos un mundo secreto, conocido solo por el narrador, sobre él o sobre otros que intervienen en la novela. No basta entonces la comunicación parcial de un acontecimiento aislado, una impresión, una sensación, es necesario decirlo todo, sin secretos, convencer al lector interno y social de que lo que se va a contar es no solo privado, confidencial, importante, sino que lo será completo siempre exigido por las estructuras internas del texto y las leyes narrativas de lo verosímil y posible. Lo anterior no impide que la novela sea abierta desde la perspectiva de agregar segundas partes. Lo necesario es que la estructura sea de una totalidad y no de un único acontecimiento o proceso porque ello nos conduciría al ámbito del cuento. La totalidad está exigida por las necesidades internas de la novela y nunca por las externas. Si se narra un solo acontecimiento éste será completo en la novela si las exigencias de los puntos de vista narrativos, por ejemplo, necesitan puntos de vista distintos del mismo acontecimiento, resultados diversos y reacciones también ambiguas, multisignificativas.

 

5. El carácter de privacidad

 

Ya hicimos alusión a este rasgo esencial de la novela. Ésta narra, cuenta, mundos privados, únicos, desconocidos, interiores. Son la visión particular del narrador o narradores de ellos. No importa que sea la historia porque será la visión privada de esa historia, lo que Azorín llamaba infrahistoria. Por ello la novela se especializa en darnos conocimientos íntimos, únicos sobre lo existente o sobre lo apenas sospechado. El tiempo y el espacio se tornan en descubrimiento primigenio de la novela pues en ella aparecen prístinos, puros, como invención única del autor y narrado por voces diferentes y muy variadas. El Jesús cristiano no es el mismo al que ve el narrador de la novela El hombre que murió de D. H. Lawerence, a pesar de que se inspirara en el Cristo del evangelio. Aún las novelas que se precian de ser autobiográficas lo son de una visión particular que de sí mismo tiene el autor, pero lo más probable es que su visión sea su propio verosímil, su propia imagen, su propia verdad o su propio embuste. Es una verdad novelesca. Si ésta se acerca más a la real es una casualidad o un gran acierto del novelista y esto suele ocurrir con mucha frecuencia. Muchas personas creen más en el conocimiento histórico de muchas novelas que en los manuales de los llamados historiadores.

 

Después de señalar y precisar los rasgos esenciales del género novelístico, podemos llegar a una definición precisa y forma.

 

La novela es arte literario que a través de un narrador muestra, narra o cuenta, un mundo privado, mediante el lenguaje polisémico.



1 Éstas y otras definiciones de novela las puede obtener el lector de la obra escrita por Bour Neuf, R. Y Ouellet, R. La Novela.

Oración compuesta

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LAS ORACIONES COMPUESTAS

 

 

 

Estas oraciones Tienen la Característica de que suelen aparecer unidas unas con otras o subordinadas. Son proposiciones. Se Presentan tres maneras y solo podemos encontrarlas en los parrafos.

 

1. COORDINADAS

 

Estas oraciones Suelen ir unas Detrás de otras y unidas entre sí por Conjunciones. Reciben el nombre de Acuerdo al tipo de Conjunción que las una.

 

1. El día amaneció oscuro y pronto Comenzó a llover.

 

El pequeño párrafo consta de dos oraciones:

 

1 [El día amaneció oscuro] y

2 [Comenzó a llover pronto]

 

Ambas están unidas por la conjunción copulativa Y. Se les llama oraciones Copulativas COORDINADAS.

 

Ni pica leña NI presta el hacha.

 

En este caso la separación se realiza con la doble aparición de la conjunción negativa NI. Así se les llama Negativas COORDINADAS.

 

Pienso, luego existo.

 

COORDINADAS

 

Son coordinadas consecutivas o ilativas.

 

Tengo que presentarme porque pasan lista.

 

Son las llamadas COORDINADAS causales.

 

2. YUXTAPUESTAS

 

Estas oraciones prescinden de las Conjunciones y en vez de ellas se Usan los signos de puntuación, los cuentos como La Coma, el punto y coma o simplemente el punto.

 

1. Llegué, vi, vencí.

 

2. Anochece, llueve, relampaguea y El hombre permanece Impavido.

 

Las tres primeras oraciones yuxtapuestas hijo y la última Coordinada Copulativa.

 

3. Se abre la flor; El Rocío la ha besado.

 

Oraciones yuxtapuestas separadas por el punto y la coma.

 

 

TIPOS DE ORACIONES COORDINADAS

 

1. COPULATIVAS

 

 N Oraciones de Una Misma categoría Unidas por Conjunciones copulativas: Y, E,  NI.

 

Ejemplos:

 

1. Los días Llegan y las noches se van.

2. Ni lloras NI Ries y pareces una estúpida.

3. Venia E iba con frecuencia cada vez alcalde.

 

2. Disyuntivas

 

Son oraciones separadas por Opuestas Conjunciones disyuntivas: O, U, BIEN.

 

Ejemplos:

 

1. O Entras o Ventas pero no te quedes en la puerta.

2. Bien Llega bien Se retira.

 

La tercera oración es adversativa.

 

3. ADVERSATIVAS

 

Oraciones Hijo Opuestas, adversas, separadas por Conjunciones adversativas: PERO, MAS, SINO, AUNQUE, No obstante, SIN EMBARGO, Etc

 

Ejemplos:

 

1. No tengo Riquezas pero Abundo en amor.

2. Te esperé mas no por toda la vida.

3. Te ruego me mandes el dinero Aunque Mar por correo.

4. Te sigo queriendo no obstante tu pasado.

5. Desde ayer estoy aquí sin embargo no he logrado verla.

 

4. Disyuntivas

 

Son dos oraciones que OFRECEN Cláusulas Diferentes, disyuntivas: YA, ORA,  etc

 

Ejemplos:

 

1. Ya callaba ya Gritaba, Parecía nerviosa.

 

La tercera oración es yuxtapuesta con Respecto a las dos anteriores.

2. Unos Salir DeSean Otros Entrar.

 

3. Ora llovía ora Salía el sol.

 

3. SUBORDINADAS

 

 

Son oraciones que dependencias de una principal. Por sí solas no Pueden existir y Carecen de un sentido pero subordinadas otras llamadas principales, dan matices y complementan el significado de las primeras que las Necesitan.

 

Se Presentan bajo tres Diferentes funciones.

 

a. Undjetivas

 

Acompañan al sustantivo y lo califican, lo especifican, le dan un significado especiales. Se les llama oraciones Adjetivas Subordinadas. Son tan importantes que su introducción Puede agregar Aspectos Nuevos A juicio de las Naciones Unidas. El filósofo griego Heráclito, (C.540-C-475 aC), quien Inició los Estudios sobre el devenir, el constante cambio, el paso del tiempo, expresó su célebre frase:

 

"Una persona no Puede Bañarse dos veces en el mismo río"

 

Esto es cierto pues el agua del río cambia al pasar Constantemente en él. Yo pensando en La importancia de las oraciones subordinadas adjetivas me permití, me tomé la osadía de agregar Una a esa sentencia y la construí así:

 

"Ninguna persona que sea la misma Puede Bañarse dos veces en el mismo río"

 

Es cierto que la subordinada adjetiva no agrega nada a la teoría del devenir pero la Extiende También a las personas, los imperceptibles cambios operados en el ser.

 

La oración "Que sea la misma"Es una subordinada adjetiva e indica que el movimiento no sucede sólo en el agua sino en las personas, pues cuando nos bañamos dos veces en un río entre la primera y la segunda vez hemos cambiado mucho.

 

Ejemplos:

 

1. Los perros (que ladran) No muerden.

 

Observe que la oración destacada cumple con la Función de un adjetivo. Califica a LOS PERROS. A este sustantivo que especifican Suele llamársele Antecedente. En el Párrafo Aparecen dos oraciones: la principal, LOS PERROS NO muerden y la subordinada QUE Ladran Cuya relación se Establece el sustantivo con PERROS.

 

2. Tenía las señales (que el guía había indicado).

 

La oración es una destacada subordinada adjetiva. La otra, TENIA LAS SEÑALES es la principal.

 

b. Sustantivas

 

Estas oraciones son mas abundantes y complejas. Cumplen con las funciones Propias del sustantivo. Pueden ser sujeto de la oración principal, complemento directo, indirecto y circunstancial.

 

1. Sujeto

 

 (Los que llegaron tarde) Permanecerán de pie.

 

Observe que la oración destacada Ocupa La función de sujeto de la oración principal. ¿Quiénes permanecerán de pie? - Los que llegaron tarde. Toda ella es el sujeto de la oración.

 

2. Complemento Directo

 

El hombre Aquél deseo (Que se lo Tragara la tierra).

 

En este caso la oración destacada cumple con la Función de complemento directo. ¿Qué fue lo deseado por el hombre? - Que se lo Tragara la tierra. Es un complemento directo (CD)

 

3. Complemento de adjetivo

 

Los hombres eran Los que tiraban la basura

 

4. Complemento de sustantivo

 

Salia De que Estaban todos los seguros

 

c. Circunstanciales O undverbiales

 

Suelen funcionar como si fueran adverbios y modificar asi al verbo de la oración principal. Utilizan los adverbios para iniciar la construcción de la oración subordinada adverbial.

 

Ejemplos:

 

(Cuando mas la amaba), Menos me Quería.

 

La oración destacada es una subordinada adverbial. Comienza con el adverbio CUANDO Cumple La función de ellos. Es una oración adverbial que indica una Circunstancia de tiempo y por ello se señala como complemento circunstancial de la oración principal de MENOS ME QUERIA.

 

2. (Salía Que siempre),, Aparecia El Gato Negro, en la ventana del vecino.

 

La oración destacada es una subordinada adverbial. Cumple La función de complemento circunstancial de tiempo con Respecto a la principal. Aparecia EL GATO NEGRO EN LA VENTANA DEL VECINO.

 

 

Cuadro sinóptico

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Las oraciones desde el punto de vista del hablante

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LAS ORACIONES DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL HABLANTE

 

 

Las oraciones según la actitud del hablante ante lo que expone, actitud que se manifiesta a través de la entonación. La intencionalidad del hablante individualiza las oraciones ante el contenido de su propio enunciado y así éstas se clasifican en:

 

Enunciativas, interrogativas, exclamativas, imperativas o exhortativas, desiderativas, optativas y dubitativas o de probabilidad.

 

1.  Enunciativas

 

También llamadas declarativas o aseverativas, expresan la conformidad o disconformidad lógica del sujeto con el predicado. Se caracterizan por la ausencia de recursos lingüísticos específicos y por el uso del modo indicativo; pueden ser:

 

a. Afirmativas, si enuncia la conformidad objetiva del sujeto con el predicado

 

Ejemplos:

 

La casa es blanca.

Juan estudia.

 

b. Negativas

Si enuncia la disconformidad objetiva del sujeto con el predicado.

 

1. El carro no es negro.

2. Carlos no regresó.

3. El perro no es de raza.

4. Quizás te vuelva a ver.

5. Tal vez otro día te lo compre.

 

El modo utilizado es el indicativo si la duda está atenuada y el subjuntivo, si presenta mayor intensidad dubitativa.

Ejemplos:

 

1. Acaso está en Madrid

2. Quizás lo haga;

3. Tal vez sea verdad.

 2. Interrogativas

 

Éstas son las oraciones utilizadas para expresar preguntas, para requerir una respuesta verbal al interlocutor en el proceso de la comunicación. El español carece de marcas sintácticas obligatorias específicas de la interrogación. La entonación es suficiente para señalarlas. En la lengua escrita se marcan con signos de interrogación al comienzo y al final.

 

Ejemplos:

 

1. ¿Llegó Pedro?

2. ¿Pedro llegó?

 

Se pueden distinguir

 

a.  Interrogativas totales

Las oraciones interrogativas totales preguntan por todo el contenido de la oración.

Ejemplo:

 

¿Estuvo Juana ayer en su casa?

 

b. Las oraciones interrogativas parciales

Preguntan sólo por un elemento de la oración, que aparece representado por un pronombre interrogativo, por un adverbio interrogativo o por una conjunción o locución interrogativa.

 

Ejemplos:

 

1. ¿Quién ha llamado?

2. ¿Dónde vas?

3. ¿Por qué lo has hecho?

 

c.  Las oraciones interrogativas retóricas

Marcan preguntas cuya respuesta es conocida. Es muy utilizada por los malos narradores y los políticos.

 

Ejemplo:

 

¿Cómo podría yo negarme?

 

d. Y las interrogativas que equivalen a mandatos o peticiones.

 

Ejemplo:

 

¿Te callas de una vez?

e. Las interrogativas directas, son aquellas que reproducen exactamente el discurso del hablante

 

Ejemplo:

 

¿Qué hora es?

 

f. Y las interrogativas indirectas

 

Aquellas en las que la pregunta está suavizada y no va entre signos de interrogación, utiliza verbos que expresan lengua y pensamiento

 

Ejemplos:

 

1. Quisiera saber qué hora es.

2. Pregúntale qué desea.

3. Me gustaría saber qué hora es.

 

3. Exclamativas

 

Éstas expresan emociones directas, se distinguen principalmente por la entonación, un énfasis articulatorio y una curva melódica distinta de la entonación habitual.

 

Ejemplos:

 

1. ¡Se acerca el momento!

2. ¡Qué alegría!

 

Predomina la función expresiva, el hablante manifiesta toda su emoción y expresa con mayor fuerza sus sentimientos.

 

Ejemplo:

 

¡Qué hermoso es amar!

 

Según la forma que presenten, las oraciones exclamativas pueden ser de dos tipos.

 

a. Analíticas

 

Las exclamativas analíticas son las que presentan forma oracional

Ejemplo:

 

¡Qué feliz soy!

 

b. Sintéticas

 

Las exclamativas sintéticas son las que se expresan de forma abreviada o reducida, aunque de un modo significativo, y equivalen a oraciones exclamativas analíticas o enteras. Son las que se expresan mediante interjecciones.

 

Ejemplos:

 

1. ¡Ah!

2. ¡Oh!

 

Los vocativos

 

Ejemplo:

 

¡Niño!

 

O frases exclamativas.

 

Ejemplo:

 

¡Madre mía!

 

3.   Exhortativas o imperativas

Éstas expresan mandato, exhortación o simple ruego.

 

Ejemplos:

 

1. Ven aquí.

2. Tráeme el pan.

3. Salid ya.

 

Estas oraciones pertenecen solamente a la comunicación interpersonal. Predomina la función apelativa, el hablante intenta influir en el oyente para que actúe de una forma determinada. El sujeto gramatical sólo puede ser la segunda persona, a veces el interlocutor, se trata de un vocativo y no del sujeto.

 

Ejemplos:

 

1. Luisa, ven aquí. Luisa, vocativo.

2. Carlos, tráeme el pan. Carlos, vocativo.

3. Niños, salid ya. Niños, vocativo.

 

Se construyen con verbo en imperativo.

 

Ejemplo:

 

Venid.

 

O en presente del subjuntivo, si el mandato es negativo

 

Ejemplo:

 

No vengáis.

 

Aunque pueden aparecer otras formas de expresión imperativa, como las construcciones del tipo: a + infinitivo

 

Ejemplo:

 

La oración simple

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LA ORACIÓN SIMPLE

 

 

La  oración  es la parte fundamental  de nuestro idioma. Es la mínima unidad con sentido completo. Están estructuradas por dos partes:

 

1. SUJETO

2. PREDICADO

 

De acuerdo con su presencia o no se les suele llamar UNIMEMBRES o BIMEMBRES. La perspectiva desde que se le clasifica está ligada a la lógica, al sentido semántico de completitud.

 

1. UNIMEMBRES

 

Las oraciones unimembres constan de un solo miembro. Pueden ser enunciados con sentido completo, aunque falte alguno de los dos constituyentes, bien el sujeto o bien el verbo, o, a veces, el núcleo de ambos.

Ejemplo:

1. Buenas tardes.

2. ¡Socorro!

 

Estas oraciones constan únicamente de uno de los dos miembros anteriores. El contexto del párrafo se encarga de esclarecer el sentido de la oración.

 

las oraciones impersonales, aquellas que carecen de sujeto gramatical son una muestra de ellas.

 

Ejemplos:

 

1. Llueve.

2. Hay mucha gente.

3. Es primavera.

 

2. BIMEMBRES

 

Estas oraciones sí constan de los dos miembros funcionales de la oración, SUJETO y PREDICADO.

 

Antes de precisar la variedad de oraciones simples tipificadas, deseamos referirnos a las diferentes funciones sintácticas que pueden componer las oraciones,

 

FUNCIONES SINTÁCTICAS

 

La primera función que puede o no aparecer en la oración, es el SUJETO.

Esta función la desempeña siempre un sustantivo o grupo nominal. Esto es el núcleo de esta función es el nombre o sustantivo, o la palabra que sea utilizada como tal.

1. El SUJETO (SUJ.)

 

Este es quien realiza o recibe la acción del verbo. Concuerda con éste en su número y puede ocupar diferentes lugares dentro de la oración: ir al principio, al centro o al final de ella.

 

Para reconocerlo se utiliza preguntarle al verbo conjugado de la oración ¿Quién realizó tal acción?

 

Ejemplos:

 

Las formas en negrita son los sujetos y en negrita con cursiva el núcleo.

 

1. La mujer salió de su casa.

2. Llegaron los hombres vestidos de negro.

3. Cuando anochecía, la vieja desdentada, evocó las fuerzas del mal.

4. Lo bueno es enemigo de lo óptimo.

5. La casa sin techo parece un viejo sin pelo.

 

La forma mínima del sujeto lo representa un sustantivo o nombre propio pero la variedad estructural de esta función es inagotable. Eso sí, siempre tendrá como núcleo un nombre o sustantivo o en su caso un sustituto.

 

Ejemplos:

 

1. María estudia.  Nombre propio.

2. El perro negro que estaba echado, se incorporó amenazante. Grupo o frase nominal. Incluye una oración subordinada adjetiva.

3. Los que trasnochan duermen de día. Oración subordinada sustantiva. Es una sustantivación. El núcleo esta ausente pero se intuye que son las personas.

4. La casa de madera, vetusta y vieja fue vendida. Grupo nominal que incluye un complemento de nombre y dos adjetivos en oposición.

5. El general, hombre de hierro, llegó antes de la hora indicada. Grupo nominal o frase nominal que incluye la oposición.

6. Hasta es una conjunción  que indica finalidad. Una sustantivación de la preposición hasta.

7. Desde muy temprano salió a recorrer los caminos de la calumnia el qué dirán. El núcleo no aparece intencionalmente.

8. El cuándo y el cómo te lo diré mañana. Dos adverbios sustantivados.

9. Se vendieron los libros. Sujeto pasivo amparado por la partícula SE pasiva.

10. Los ríos fueron contaminados por los industriales irresponsables.

 

 

2. El COMPLEMENTO DIRECTO (CD)

 

Es el nombre o grupo nominal que recibe directamente la acción del verbo. También puede ocupar diferentes lugares en la oración y desde luego lo puede componer desde un sustantivo hasta una oración. Su estructura es muy variada. Cuando se trata de una persona, su núcleo, entonces acepta la preposición A.

 

Para reconocerlo se suele hacer la pregunta al verbo conjugado ¿Qué, Qué cosa, A quién? La respuesta señala el CD.

Ejemplos:

 

Las palabras o grupos en negrita son los que funcionan como CD. En cursiva se señala el núcleo.

 

1. Los delincuentes roban carros todos los días.

2. El reo pensó que la justicia es pronta y cumplida solo para los pobres.

3. Los versos más bellos crearon los poetas populares.

4. Creo que trabajar y más trabajar solo enriquece a los ricos.

5. Solo los ríos nos traen la comida diaria.

 

3. COMPLEMENTO INDIRECTO (CI)

 

Esta función la recibe el nombre o grupo nominal en forma indirecta. Indica, a veces una especie de daño o provecho por parte del que recibe esa acción indirecta.

 

Se puede reconocer preguntando al verbo conjugado  de la oración, ¿A quién? o ¿para quién?, o ¿Para qué? o ¿A qué? La respuesta señala el complemento indirecto CI

 

Ejemplos:

 

1. Como hombre cariñoso y atento, Pedro trajo flores a María en su día de cumpleaños.

2. Los días, para desgracia del joven, llegan sin misericordia.

3. Espero los diamantes para entregárselos al dueño.

4. Las aves vuelan y vuelan para que los niños los admiren.

 

Esta oración subordinada sustantiva es considerada por algunos gramáticos como circunstancia, como una finalidad y no como complemento indirecto. La oración subordinada podría sustituirse por CON EL FIN DE QUE LOS NIÑOS LOS ADMIREN. Ahora sí aparece el núcleo y se ve claramente que es una subordinada circunstancial.

5. Traje los repuestos para arreglar el auto. Es el mismo caso anterior.

6. Para hablar mal del prójimo y comer pescado, hay que tener cuidado.

 

3. COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL (CC)

 

Es la palabra o grupo de ellas que expresan las más variadas circunstancias de la acción del verbo conjugado de la oración. El núcleo sigue siendo un sustantivo o el sustituto de él. Está precedido por la gran mayoría de preposiciones y se reconoce haciendo al verbo preguntas tales como ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Por qué?, ¿Dónde?, ¿Con quién?, etc.

 

Ejemplos:

 

1. Cuando apenas salía el sol, partimos de aquel lugar tétrico. El núcleo esta elíptico, tal vez sea mañana.

2. El muy bandido y calavera se acompañaba con su amante.

3. Lo buscaron por mar y aire.

4. Iba camino hacia su casa, cuando apareció en la esquina su rival. El núcleo del segundo complemento circunstancial es elíptico ¿momento?

5. Ayer y hoy, los políticos siempre mienten y prometen.

6. De tanto leer y pensar se le secó el cerebro.

 

4. COMPLEMENTO DE NOMBRE (C de N)

 

A pesar de que no es una función del verbo conjugado de la oración, lo señalamos porque es muy usado para extender la significación, sobre todo, del sustantivo. Indica posesión, propiedad, materia, etc. Suele ir precedida por la preposición DE.

 

Ejemplos:

 

1. La casa de madera es la más hermosa.

2. El hijo de Pedro llegó de primero.

3. La casa sin techo era muy vistosa.

4. Las aguas de los ríos estaban contaminadas.

 

5. COMPLEMENTO PREDICATIVO (CP)

 

Se le da esta función al adjetivo, sustantivo, o grupo nominal que complementa la acción del verbo copulativo en las oraciones atributivas o de predicado nominal. A veces es una cualidad que se agrega al sustantivo, pues el verbo copulativo se convierte en una simple cópula o unión. Concuerda en género y número con el núcleo del sujeto.

 

Ejemplos:

 

1. El amanecer permanece inquieto y triste.

2. La jovencita era un misterio.

3. Unos eran pobres, otros, ni siquiera comían.

4. Los ríos son las venas del cuerpo terrestre.

5. Azules, tenía la niña, los ojos.

 

 

Si El sujeto es quien realiza o recibe la acción del verbo. Así según esta distinción la oración puede dividirse en:

 

 

TIPOS DE ORACIONES SIMPLES

 

 

1. ACTIVAS

2. PASIVAS

 

1. ORACIONES ACTIVAS

 

En las oraciones ACTIVAS el sujeto realiza la acción del verbo.

 

Ejemplo:

 

Gabriel pinta la casa.

 

El sujeto es Gabriel, quien realiza la acción de pintar la casa.

 

 

2. ORACIONES PASIVAS

 

 

En las oraciones PASIVAS el sujeto se convierte en complemento agente, el Complemento Directo se convierte en SUJETO y el verbo es pasivo. El sujeto no realiza la acción del verbo sino que la recibe.

 

Ejemplo:

 

La casa es pintada por Gabriel.

 

La casa es SUJETO, es pintada, es el  verbo perifrástico conjugado y por Gabriel es el Complemento circunstancial agente.

Las oraciones pasivas se clasifican en propias e impropias:

1. Las Pasivas propias tienen significado pasivo, el sujeto recibe la acción verbal y el verbo está en forma pasiva.

a. Se llama pasiva completa cuando lleva el complemento agente expreso.

Ejemplo:

La ciudad fue conquistada por los romanos.

b. pasiva incompleta, a la oración que no lleva el complemento agente expreso.

La ciudad fue conquistada.

2. Pasivas impropias o pasivas reflejas son las oraciones que tienen significado pasivo; el sujeto recibe la acción del verbo, pero éste se construye en voz activa.

Se alquilan cuartos.

Sólo se utiliza en tercera persona con el pronombre se, que marca la pasiva refleja y acompaña a la forma activa del verbo

Se venden libros.

Se utiliza en la lengua publicitaria y generalmente aparece sin el complemento agente, ya que el hablante intenta ocultar quien es el agente de la oración expresada.

Se alquilan pisos. Pregunte en información.

 

Si consideramos el PREDICATADO VERBAL, entonces las oraciones pueden ser:

Hacia una definición de la novela

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HACIA UNA DEFINICIÓN DE NOVELA

 

 

1. El problema genérico

 

 

Para algunos teóricos de la literatura, la clasificación de las obras artísticas por géneros es imposible. Afirman que la obra es única y que es inútil hablar de géneros con respecto a ellas. A pesar de que el argumento es legítimo, no invalida el estudio de las obras por sus semejanzas formales. Por lo tanto, si hay obras que mantienen semejanzas observables y demostrables entre sí, es importante agruparlas bajo categorías más abstractas que las engloben.

 

El concepto de género es tomado de las ciencias naturales. Hay diferencias cualitativas entre seres vivos y también entre los objetos del conocimiento. Así, el nacimiento de un espécimen en biología, no altera, o lo hace en una proporción insignificante, la especie sino lo es a través de muchos años y por alteraciones o mutaciones genéticas. En cambio, en las creaciones culturales, las trasformaciones pueden ser sustanciales y a veces muy notables a pesar de que las programaciones sociales sean permanentes. La obra específica modifica la especie. Pero de alguna manera mantienen los rasgos esenciales de la especie.

 

No obstante las dificultades para encontrar las afinidades de las obras culturales, en este caso el arte literario, podemos asegurar:

 

a.       No todo en una obra literaria es original, existe un principio importante: nada se hace de la nada. Por lo tanto, lo nuevo, en una u otro forma, conserva rasgos, características de lo viejo. El artista hereda una gran cantidad de estructuras, normas, conocimientos, el mismo lenguaje, y con base en ellos crea su propia obra. Hay, por lo tanto, afinidades, rasgos formales que se conservan entre un grupo de obras creativas.

 

b.      El texto literario es producto de una serie de combinaciones de elementos preexistentes y a la vez una transformación cualitativa de las innovaciones que conserva lo esencial de una forma modelo.

 

c.       Si pusiéramos un ejemplo, la misma lengua nos serviría. El lenguaje nace, crece, se transforma y puede morir o crear otros lenguajes con base en sus propias transformaciones. No obstante que el español pueda tener diferencias entre los hablantes de diferentes países y regiones, existe lo que Saussure llamó "la lengua" como abstracción (modelo) que lo diferencia de otras lenguas aún aquellas que tienen su mismo origen, como son el francés, el italiano, el portugués, el rumano, el provenzal. El habla particular mantiene ciertas normas, leyes, estructuras, por más creativa que sea, que la hacen pertenecer al idioma llamado español. Esto mismo sucede con otras manifestaciones que son producto del esfuerzo del hombre, como las obras literarias, y con mayor razón aquéllas que utilizan como su medio expresivo o representativo, el lenguaje mismo. Esto hacía decir a Gerard Gennette:

 

  "El discurso literario se produce y desarrolla según estructuras que ni siquiera puede transgredir por la sencilla razón de que las encuentra, aún hoy, en el campo de su lenguaje y de su escritura."

 

 

2. Las clasificaciones genéricas

 

Podemos hablar de dos tipos de clasificaciones genéricas:

 

a.       Los géneros históricos que son los que han existido hasta el momento y han sido reconocidos por los estudiosos y se describen en los manuales teóricos.

b.      Los géneros teóricos o aquellos que aún no han aparecido pero que teóricamente podrían hacerlo en el futuro.

 

Ya Platón había establecido tres géneros teóricos:

 

1.      Obras en las que solo habla el narrador

2.      Obras en las que solo hablan los personajes

3.      Obras en las cuales hablan tanto el narrador como los personajes. Esto es, un género mixto, compuesto por los dos anteriores.

 

Debemos tener en cuenta que toda teoría de los géneros debe fundamentarse, para ser rigurosa, en una representación de la obra literaria, considerando aspectos verbales, sintácticos y semánticos. Así como frases del texto, enunciado, enunciación, puntos de vista,, visiones, relaciones entre las diversas partes de la obra: lógicas, temporales, espaciales, temáticas, y universales semánticos, entre otras.

 

Aristóteles estableció diferencias entre las obras considerando los medios empleados para realizar la imitación. Así, el lenguaje para la literatura, la armonía (sonido) para la música, los colores para la pintura, el ritmo para la danza, etc. Esto le permitió dividir y distinguir a una serie de artes producto de la creación humana.

 

Por todo lo anterior, podemos concluir que las obras literarias se diferencian de los otras artes por el medio que emplea para su realización: el lenguaje.

 

Otra manera de clasificación que empleó Aristóteles, obedeció a la interrogación ¿qué cosas tenían por objeto imitarse, la vida humana, los sonidos, diversos objetos, caracteres humanos, pasiones, acciones, etc.? A pesar de que el concepto "vida humana" es muy amplio y abarca diferentes aspectos del hombre, tales como, conductas, pasiones, sentimientos, acciones, caracteres, etc., Aristóteles logra tipificar, según el énfasis de las obras en estos elementos en: Tragedia, Comedia, etc.

 

Otro aspecto que consideró Aristóteles fue la manera de realizar la imitación. Así, por ejemplo se interrogó ¿se imita narrando, sea por boca de otro, sea por boca única del narrador? ¿Presentando a los personajes imitados obrando y en acción?

Lo anterior le posibilitó distinguir obras donde un narrador contaba y describía, de boca suya, las acciones, hechos, etc. de los personajes tales como las epopeyas homéricas, y otras donde los personajes actuaban directamente, sin intervención del narrador, tales como las obras teatrales, fuesen éstas tragedias o comedias o mezcla de ambas.

En síntesis Aristóteles acudió a tres elementos importantes para agrupar las obras de artes:

 

a.       El medio de imitar

b.      Las cosas imitadas

c.       La manera de imitar

 

El primero le posibilita distinguir los tipos de las obras de arte, el segundo le restringe más la extensión del fenómeno y lo aproxima a una tipología más específica de las obras literarias. El tercero le restringe aún más y le permite agrupar las obras concretas: Epopeya y drama. Él dio los primeros pasos para  llegar a una clasificación formal y epistemológica de las obras literarias por géneros.

 

Por ejemplo, obras que colocaban los personajes actuando como buenos o malos, virtuosos o viciosos, mejores o peores de lo que somos. En el primer caso se obtendría la tragedia y en el segundo caso la comedia. La primera comienza con un mundo feliz, se encuentran con problemas y terminan en un mundo infeliz, degradado, mientras que en la comedia, por el contrario, se comienza con un mundo infeliz, se desarrollan los conflictos y se resuelven terminando en un mundo feliz. Así el drama imita hombres en acción obrando peor (comedia) o mejor (tragedia) de lo que realmente son.

 

Posteriormente fue especificando aspectos, partes, estructuras etc. de las obras lo que le permitió crear una Poética que aún hoy en día sigue teniendo vigencia y cuyos conceptos fundamentales no han variado radicalmente.

 

Otros estudiosos también hicieron sus clasificaciones genéricas. Horacio hablaba de géneros mayores y géneros menores: epopeya y tragedia como los mayores y la fábula y farsa como los menores. Hegel los dividió en tres: Lírica (subjetiva), épica (objetiva) y dramática (subjetiva-objetiva). Para Emil Staiger, lo lírico es recuerdo-pasado, lo épico es observación-presente y lo dramático es expectativa-futuro. Roman Jakobson incorpora las personas gramaticales y afirma: Épica corresponde a la 3ª. Persona como forma referencial del lenguaje; la lírica a la 1ª. Persona como forma emotiva del lenguaje y el drama a la 2ª. Persona como incitación del lenguaje. K Bühler permite, a través de las funciones del lenguaje, tipificar las obras de la siguiente manera: lírica corresponde a la función expresiva del lenguaje; la épica a la función representativa y el drama a la función apelativa. El primero es síntoma, el segundo, símbolo y el tercero, señal.

 

De esta manera los géneros se han ido configurando en tres categorías: Lo épico, lo lírico y lo dramático. Posteriormente han surgido derivaciones de estas grandes abstracciones que han devenido en subdivisiones. El género épico comprendería la epopeya y luego la novela y el cuento y otras especies menores como la crónica, la leyenda, el episodio, la fábula, el mito y otras menos frecuentes. La novela, para algunos críticos se subdividirá en novela propiamente dicha y novela corta. Nosotros creemos que el tamaño no es trascendente para la clasificación. La novela en sus rasgos lo es sin importar si corta, mediana o larga. Ese factor es accidental y nunca esencial.

 

Hay quienes clasifican las obras literarias de acuerdo con las relaciones estructurales entre diversos elementos que la conforman y sus implicaciones, por ejemplo, el comportamiento esperado y configurado del lector interno o llamado "narratario"  por algunos. Así Todorov establece tres tipos de género para las obras narrativas sean éstas cuentos o novelas: Lo extraño, lo maravilloso y lo fantástico. Tendremos ocasión de referirnos adelante a esta tipificación genérica.

 

La Literatura

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LA LITERATURA

 

 

1.      El concepto de literatura

 

Existen dos grandes concepciones que subyacen a las valoraciones e interpretaciones de la literatura en general.

 

a.       Concepción idealista

b.      Concepción realista o materialista.

 

En rasgos muy generales podemos definirlas así:

 

a.       La concepción idealista.

 

Platón (427-347) es el primer pensador que dedica su esfuerzo a esclarecer la naturaleza de la obra de arte. Para él las cosas bellas son participación y efecto de "la belleza". Son su recuerdo. El poeta debe trascender las cosas reales (apariencia de las verdaderas) para alcanzar el conocimiento de las originales (las bellas). El mundo sensible es un trasunto del mundo real (el mundo de las ideas), conocido por el alma alguna vez, antes de unirse al cuerpo. El esfuerzo del poeta consiste en recordara esas ideas-realidad. Por ello el poeta es considerado un poseso, un endiosado, es cosa sagrada. La vista es, entre los sentidos, el medio mediante el cual el poeta logra iniciara el camino hacia las cosas bellas. En otras palabras a través de los sentidos, del mundo de las sensaciones llega, "el alma", al disfrute de la belleza. La poesía no pertenece al mundo racional sino sensorial.

 

A pesar de que para Platón las cosas (observables a la vista y los demás sentidos) permiten, posibilitan el ascenso hacia las verdaderas cosas (ideas), no encuentra explicación en el mundo real (recuerdo) sino en el ideal (imaginado o recordado).

 

Para los pensadores y críticos idealistas, el poeta es un inspirado, un semidiós que a través de musas o inspiración divina, en momentos casi de locura, producto de estados casi inconscientes, logra engendrar la obra. Según ellos, escapa al criterio en su esencia y no puede ser explicada pues es una especie de reminiscencia del momento creador que solo el mismo poeta puede volver a vivir.

 

Plotino (203-260), San Agustín (354-430), Fray Luis de León (1527-1591), San Juan de la Cruz (1542-1591), los románticos como Víctor Hugo y muchos otros más, aún de nuestros días, han explicado y valorado las obras artísticas bajo esta concepción. Los místicos encontraron en Platón el camino para explicar el ascenso del alma hasta Dios. Reacordemos las tres vías para alcanzar esa meta: Vía Purgativa, Vía Iluminativa y Vía Unitiva. Eran tres estados continuos por los que el alma debería pasar para llegar al disfrute de la unión con Dios.

 

 

b.      Concepción realista o material

 

Aristóteles escribió su poética entre los años 334-330 a. C. y se convirtió en el teórico del arte más importante, no solo de su época, sino en el primer impulsador de las teorías realistas y materialistas acerca del arte.

 

Para Aristóteles la obra artística es aquella que resulta de la reproducción imitativa de las acciones humanas ejemplares, tomadas como modelo. Es la que logra recrear los caracteres esenciales del modelo.

 

Afirmaba Aristóteles que "el imitar es connatural para los hombres desde su infancia (diferencia esencial con los otros seres vivientes) y además que el hombre goza con la imitación".

 

Aristóteles no busca la belleza fuera de las cosas sino en ellas mismas. Dice:

 

 "no es obra de poeta relatar hechos que sucedieron, sino lo que puede suceder, esto es lo que es posible según la verosimilitud o la necesidad".

 

Contar los hechos tal y como sucedieron sería obra de los historiadores y no del poeta. Debemos tener presente estos conceptos establecidos por Aristóteles porque ellos nos llevarán a distinguir el ámbito de la literatura: lo posible y lo verosímil.

 

Para él el poeta debe ser un conocedor (racionalmente) de lo esencial, de lo particular y lo universal del mundo de las cosas. Las obras artísticas deben ser armónicas y mantener las medidas correctas posibles. El arte parte de las cosas y encuentra en ellas su origen, no como motivación inicial para buscar la verdad fuera de ellas sino como finalidad del conocimiento y deleite del hombre.

 

A pesar de que la teoría de la imitación fuera mal entendida por algunos seguidores suyos (que pensaron que se trataba de imitar las cosas tal y como se fuesen fotografías), lo cierto es que instituyó los inicios de una ciencia de la literatura, una teoría y creó las bases no solo para conocer racionalmente las obras artísticas sino que permitió iniciar el estudio genérico del arte. Muchos son los seguidores que actualmente ven en La Poética de Aristóteles la primera normativa sobre cuestiones de arte en general y de literatura en particular, con carácter objetivo y racional, capaz de explicar la obra literaria y valorarla sin entrar en prejuicios e interpretaciones indemostrables.

 

c. Hacia una concepción moderna de la literatura

 

El romanticismo con su teoría creacionista (religiosa e idealista) siguió la tendencia idealista platónica.

 

 "La creencia de que la belleza o el arte es una ascensión a lo universal capaz de abolir y de consumar lo particular, lo empírico, pasional o vulgar, es un error, decía Galvano Della Volpe:

 

 "El pensamiento y con él la vida, la historia, es artisticidad, es arte." "El arte es vida, acción, pasionalidad sin purificación teológica, problematicidad inagotable, en cuanto que es historicidad, temporalidad, experiencia." 1

 

La obra de arte constituye un objeto dotado de una estructura racional concreta (imagen-concepto) semejante a la obra científica o historiográfica, por otra parte cuenta con características propias gnoseológicas, semánticas  y técnicas que son indispensables para su validez efectiva. La obra de arte es discurso poético y debemos diferenciarlo del discurso científico y del vulgar o el habla cotidiana.

 

La poesía -y el arte en general-, en cuanto discurso, no difiere de la ciencia o de la historia. Hay pues, una comunidad o identidad a un nivel general del conocimiento. Las diferencias las podemos establecer en el tipo de lenguaje y la intención de su uso. Así:

 

1.      El lenguaje científico es unívoco. La ciencia se caracteriza, entre otras cosas, por su organicidad o heteronomía semántica que comporta una heteroverificación. Esto es la ciencia necesita, depende de otros textos (documentos, investigaciones, conocimientos, etc.)

 

2.      La poesía, en cambio posee autonomía semántica que comporta una autoverificación. Esto es, con su rigurosa organización semántica realiza por sí misma, los valores del conocimiento, de verdad o verosimilitud en relación exclusivamente a ese texto. Se basta a si misma. Posee autonomía semántica. El pensamiento, en la poesía, posee en su lenguaje contextualidad orgánica, mientras que la ciencia omnicontextualidad. La poesía logra ello trascendiendo el lenguaje vulgar (equívoco), corriente,  para llegar a los términos polisemos (polisemantemas) propios de ella y supera los términos unívocos usados en el discurso científico.

 

Así la obra literaria debe estudiarse desde una perspectiva semántica-gramatical. El lenguaje literario permitirá distinguir lo específico literario de lo científico y natural.

 

En síntesis la obra literaria es:

 

1.      Arte

2.      A través del lenguaje polisémico

3.      Con contextualidad orgánica propia.



1 Della Volpe, Galvano. Teoría del gusto, p. 85.

Algunos elementos de la escritura de novelas

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ALGUNOS ELEMENTOS DE LA ESCRITURA DE NOVELAS

 

 

Los escritores de novelas han ido variando la escritura de ellas. Se utilizan ahora diversos signos para lograr efectos significativos y aprovechar los signos gráficos disponibles con fines específicos. En algunos casos se han convertido en elementos importantes de técnicas estructurales de la novela. El interés nuestro es describirlos y distinguir su uso y significado, a pesar de que los escritores modernos los utilizan con suma libertad y apegándose a las propias exigencias del texto que escriben.

 

1. El tipo de escritura y su estructura formal

 

Lo primero que observamos es que por lo general los novelistas usan la prosa y no el verso en sus textos. Lo anterior no quiere decir que sea determinante. Ya en Costa Rica se escribió una novela en verso libre. Se trata de la obra titulada El tibio recinto de la oscuridad (2000), escrita por Fernando Contreras Castro. Lo que sí es frecuente es el uso de poemas o versos introducidos en la novela como elementos secundarios, insertados para obtener algunos efectos significativos o como necesidad de presentar el producto de personajes que son poetas. Suelen colocarse, unas veces en forma completa y otras interrumpidas por párrafos en prosa. El uso es libre y no obedece a norma alguna.

 

La estructura formal de la novela más común es la división en capítulos con o sin título o en partes subdivididas en capítulos. También las hay en forma epistolar como en el caso de la novela de Goethe, titulada Werther (1774). Esta forma no es muy usada, sin embargo ofrece una gran variedad de perspectivas para la enunciación y los sujetos del enunciado. Las cartas suelen aparecer en novelas insertadas en el desarrollo de las mismas. Otra forma usada, con alguna frecuencia, es la inclusión de novelas de tamaño menor en una novela mayor. Éstas pueden aparecer en forma completa, o distribuidas en los diversos capítulos del texto superior. El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha ofrece una variedad de novelas insertadas en ella.

 

Algunos escritores de novelas incluyen en sus novelas prólogos, prefacios y hasta apéndices. En ellos suelen explicar las razones por las que escribió la novela y otras razones de índole personal, aclaran aspectos de la misma novela o los justifican como históricos. Hay ocasiones en que se ocultan como el autor directo de la novela y afirman que los manuscritos de la novela pertenecen a otro autor y que él se los encontró. Son muchos los trucos de esta especie usados por los escritores de novelas. El mismo Quijote de la Mancha ofrece en su segunda parte elementos de esta especie. Hasta existe una segunda parte apócrifa atribuida a Alonso Fernández de Avellaneda (seudónimo).

 

Los escritos novelescos, a veces, suelen colocar al inicio de la novela en las partes o en los capítulos, pensamientos, versos, versículos frases, poemas cortos, etc. con el fin de adelantar intenciones, imágenes, significados, evocaciones  de otros escritores para respaldar sus propias creaciones. Muchas veces utilizan escritores clásicos, libros sagrados como la Biblia, libros exóticos, pero siempre de autoridades universales. Es algo así como un respaldo de autoridad a su texto.

 

2. Los títulos

 

También existen escritores que antes de cada capítulo ofrecen un título. En él dan a conocer el tema o un acontecimiento importante, central del capítulo. Es una especie de resumen, de adelanto al lector para prepararlo, motivarlo con respecto a lo que encontrará en esa parte o capítulo. Ejemplos los obtendremos en el mismo Quijote de la Mancha (1605-1615) de Cervantes, Doña Bárbara (1929) de Rómulo Gallegos, El arpa y la sombra (1979) de Alejo Carpentier, entre muchas otras.

 

Otros escritores no señalan las divisiones de la novela por capítulos numerados, sino que dejan, entre cada parte, espacios en blanco significativos. Así lo hace Samuel Rovinski en su novela Ceremonia de casta (1976). En ocasiones el texto de cada división en blanco utiliza diferentes letras de imprenta, cursiva, negrita, scrip, etc.

 

Hay escritores más atrevidos que  escriben partes de la novela, en forma fragmentaria insertadas en los mismos capítulos. El lector las sigue, no solo por lo narrado y quien lo narra, sino porque utilizan el mismo tipo de letra. También se encuentran textos que necesitan ser leídos en un espejo. Esto lo encontramos en la novela de Julio Cortázar, Rayuela (1963).

 

La novela que llamamos monofónica (una sola voz) solía dividirse en partes y estas en capítulos que de una u otra forma permitían un descanso al lector, porque la historia narrada se continuaba linealmente, sin casi interrupciones. A lo sumo se narraba otro acontecimiento, otra aventura, otro encuentro o la descripción de un paisaje, una casa, un personaje nuevo, pero siempre conservando la lógica, el hilo conductor narrativo, fácil de continuar y seguir. Difícilmente el lector se perdía en la historia narrada. Pero la novela polifónica (recientemente creada), de muchas voces, salta de parte en parte sin previo aviso, se configura como un mosaico y a veces como un rompecabezas que el lector debe ir descifrando. El escritor invita al lector a ser su cómplice en la estructuración formal de la novela, a jugar un papel más activo. Pedro Páramo (1955) de Juan Rulfo ofrece un ejemplo de este tipo de novela pero existen otros más complejos.

 

Los títulos de las novelas son muy importantes. Los hay de todas las especies y calidades. No obstante podemos intentar una clasificación general de ellos. Si escogemos una buena muestra, observaremos que un alto porcentaje lleva como título un nombre propio de persona, con sus posibles variantes: María (1867) de Jorge Isaac, Santa (1903) de Federico Gamboa, Nacha Regules (1918) de Manuel Gálvez, Naná (1880) de Emile Zolá, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605-1615) de Miguel Cervantes y Saavedra, Responso por el niño Juan Manuel (1968) de Carmen Naranjo, Cachaza (1977) de Virgilio Mora, Mi Madrina (1950) de Carlos L. Fallas, Marcos Ramírez de Carlos L. fallas, Werther de Goethe, La muerte de Artemio Cruz (1962) de Carlos Fuentes, etc. En otras palabras, las novelas llevan nombres de los protagonistas de ellas o atributos que tienen los mismos personajes. Cien años de soledad (1967) de Gabriel García Márquez, Los Cachorros (1967) de Vargas Llosa, Mamita Yunai (1941) de Carlos L. fallas. Estas novelas suelen ser llamadas por algunos teóricos como "Novelas de personajes" porque tienen un héroe y es a través de él, que se estructura la historia novelesca, y por lo general todas las peripecias giran alrededor suyo.

 

El otro título muy usado es el de un pueblo, un país o una región. El Jaúl (1937) de Max Jiménez, Coto (1934) de José Marín, El sitio de las abras (1950) de Fabián Dobles, El infierno verde (1935) de José Marín, Puerto Limón (19950) de Joaquín Gutiérrez, Los pantanos del infierno (1973) de León Pacheco, Los Parques (1975 de Gerardo C. Hurtado, Irazú (1975 de Gerardo C. Hurtado, La calle, jinete y yo (1979 de Hernán Elizondo, La región más transparente de Carlos Fuentes, Al Faro (1927)de Virginia Woolf, Peñas Arriba (1895) de José María de Pereda, etc. Los críticos suelen llamar a este tipo de novelas "De espacio", porque la estructura novelesca se desarrolla en espacios concretos, físicos, lugares, pequeños o grandes. El elemento que estructura la novela y acapara la atención del escritor está determinado por el espacio físico y el social.

 

El tercer título que encontramos está relacionado con los dos anteriores pero suele formalizarse de manera simbólica. Son títulos que engloban a personajes y espacios interiores a él. Así suelen tener como elemento estructurante el espacio interior de un personaje, su vida íntima y las manifestaciones psíquicas propias en relación con los espacios sociales y el tiempo. Ejemplos de estos títulos los encontramos en novelas llamadas: Metamorfosis (1919), de Kafka., En busca del tiempo perdido (1913-1927) de Prousdt, El obsceno pájaro de la noche (1970) de José Donoso, Ceremonia de Casta (1976) de Samuel Rovinski, Así en la vida como en la muerte (1975) de Gerardo C. Hurtado, María la noche (1985) de Anacristina Rossi, La Vorágine (1924) de José Eustasio Rivera, Bajo el límpido azul (1979). Algunos símbolos resultan evidentes, mientras otros son más difíciles de aprehender. Este tipo de novelas son más recientes y utilizan las técnicas nuevas en su narración. Los críticos las llaman "novelas de fluir de conciencia o mundo interior".

 

Los títulos son muy importantes. Hay escritores que piensan muy bien el título con que van a llamar su novela y se valen de imágenes sonoras, visuales y simbólicas, otros son más descuidados y les dan un título bastante prosaico. José León Sánchez, en Costa Rica suele nombrar sus novelas con títulos muy poéticos: Campanas para llamar al viento (1987), La luna de la hierba roja (1984), mientras otros, como Fernando Contreras, da el nombre a una excelente novela Los Peor (1995), mientras que la primera novela la llamó Única mirando el mar (1993) que para nuestro gusto es más literario y poético.

 

3. Los signos gráficos

 

1. El guión.

 

Sirve para introducir el discurso directo de los personajes en el diálogo. Indica el habla del personaje y la diferencia del sujeto del enunciado. La novela monofónica (tradicional) lo coloca siempre al inicio del margen y el narrador omnisciente indica el nombre o el personaje que habla directamente. En cambio en la novela polifónica, se introduce al personaje sin utilizar necesariamente el guión. Esto se puede observar en la novela El otoño del Patriarca (1974) de García Márquez. La nueva novelística despista mucho a los lectores ingenuos porque le interesa dar la palabra al sujeto del enunciado para que narre, hable, sin intermediarios, sin narradores metiches, sin explicaciones innecesarias que obstaculizan el directo acontecer, en la novela, del tiempo y las acciones narradas.

 

2.  El guión doble

 

Se usa para encerrar palabras, frases o párrafos que no siguen la misma secuencia descrita. Suelen ser explicativos o aclaratorios. En la narrativa moderna casi no se emplea y si se hace es con otros fines particulares.

 

3.  Las comillas

 

El uso generalizado es para destacar una palabra, frase, oración o uno o varios párrafos, respetar su escritura, brindar citas textuales. En la novelística polifónica juegan un papel muy importante que es necesario conocer para medir su alcance. Por ejemplo, cuando el escritor desea dar dos versiones de un mismo acontecimiento, en forma simultánea, sea éste un monólogo interior, la trascripción de un pensamiento o dos, según sean los personajes que intervienen, entonces uno de ellos puede ir entre comillas o en cursiva. Algunos autores las usan al inicio de los párrafos y no las cierran. Se convierten en llamadas de atención al lector para que se percate de cuál personaje o discurso se trata. Hay que recordar que a la escritura se le torna imposible poner dos pensamientos simultáneamente, por ejemplo lo que un personaje dice y lo que realmente piensa. Es el segundo el que suele ponerse entre comilla o en otro tipo de letra. Otra distinción que se usa por medio de las comillas es cuando narra un personaje y cuando lo hace el narrador omnisciente general, el que está fuera de la historia, el sujeto de la enunciación primaria.

Samuel Rovisnki lo usa con frecuencia en su novela Ceremonia de casta:

 

"¡Mis orejas... tira de mis orejas... me retuerce las orejas!"

 

4. Los puntos continuos

 

Estos se utilizan con el fin de dejar un pensamiento, una idea incompleta para que el lector especule el significado de lo que se calló o no se escribió. Lo usan los personajes sobre todo en el discurso directo de los personajes pero en las novelas polifónicas se emplea, a veces para dividir uno o varios párrafos. Se llena todo un renglón con ellos. Suelen interrumpir una voz o una perspectiva narrativa.

 

Cuando solo se trata de los tres puntos tradicionales, llamados puntos suspensivos, los novelistas los usan para interrumpir párrafos o partes del texto. Es el lector el encargado de darles continuidad y mentalmente unir la parte dejada en suspensión con los tres puntos y unirla con la otra que páginas después comienza con tres puntos que en este caso unen a ésta con la anterior parte. Ejemplos variados de este uso de los puntos continuos o discontinuos los encontrará el lector en novelas como Pedro páramo (1955) de Juan Rulfo.

 

5. Las barras, los paréntesis cuadrados y las llaves

 

Aún no las he observado en las novelas que he leído pero no pasará mucho tiempo sin que los autores innovadores le encuentren usos significativos.

 

6. El lenguaje popular y su escritura

 

El habla de los personajes solía ser representada por los novelistas tal y como la oían. No importó su ortografía ni otras normas gramaticales. Esto sigue igual. Los escritores actuales más bien la han intensificado y cuando narra la voz de un niño o un campesino suelen acercarse lo más posible a su lenguaje. En forma moderna lo encontramos en el llamado "fluir de conciencia".

 

7. Otros elementos usados o por usarse

 

El campo es abierto y la imaginación de los novelistas inconmensurable. Los espacios en blanco, por ejemplo suelen comenzar a usarse para significar vacíos, momentos de lagunas mentales de los personajes, etc. Otros suelen escribir formando imágenes pictóricas, árboles, niños, guitarras, animales. ¿Qué podremos encontrar en la escritura del futuro es impredecible, lo cierto es que ella forma parte del significado total de la novela y debemos tomarla en cuenta para descifrar el contenido, la significación, la interpretación de ella?

 

La recepción de la obra y la crítica literaria en Costa Rica

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LA RECEPCIÓN DE LA OBRA Y LA CRÍTICA LITERARIA EN COSTA RICA

 

 

Las novelas, como cualquier producto creado por el hombre, son parte de la cultura de un país en particular, y de la humanidad en general. Ahora bien, el arte, sea cual sea su manifestación, pertenece a esa cultura, y las novelas, como forma de expresión artística, son parte consustancial de ella.

 

El arte en general, y la literatura en particular, por más que se desee que sean receptados, apreciados, valorados e interpretados por todos, no sucede así. Es un grupo en especial y no muy numeroso, por cierto, el que vive y disfruta de él. Una obra de arte es un objeto que puede, teóricamente, ser motivo del disfrute de cualquier individuo, no importa su condición social, cultural, intelectual, económica, etc. Pero lo cierto es que existen una serie de barreras de diversa naturaleza que obstaculizan este ideal y hacen de él una creación para el disfrute de unos pocos. La primera gran barrera la ofrece el saber o no, leer,  y en el caso de la literatura que utiliza el lenguaje, como su medio de expresión, esto se hace imprescindible. Lo mismo ocurre con el sonido, en la música, el color, en la pintura, las formas, en la escultura y las líneas, en el dibujo, para citar solo algunas.

 

 El escritor de novelas, que es el objeto de nuestro estudio, utiliza el lenguaje polisémico como medio para crearlas. Antes hicimos referencia a este aspecto. Ahora deseamos referirnos a otros rasgos que forman parte de este complejo artístico.

 

Si el lector conoce, como es de esperar, que toda comunicación y la novela lo es, tiene tres aspectos básicos: un comunicador, algo comunicado y un receptor, a quien se dirige el comunicador, con lo comunicado, entonces la comprensión del fenómeno comienza por estudiar estos tres elementos. Esto es elemental y necesario, tanto para que un escritor (comunicador) crea una novela (lo comunicado) para que sea leída y disfrutada por un lector (receptor). Si esto es así, y lo es, entonces el creador de novelas debe interesarse por seleccionar, perfilar, crear un comunicador o narrador, en este caso, objetivo, distanciado de lo que narra, una voz o varias que sean convincentes, que conozcan a la perfección lo que cuentan y sepan hacerlo para lograr que el receptor social disfrute, acepte  lo narrado o lo rechace, en fin que lo comprenda. Si el autor pretende narrar desde su propia perspectiva, utilizando un yo biográfico muy semejante a él, entorpece la obra porque se convierte en un manipulador, un inquisidor del relato, un tirano. Cuanto más alejado se coloque el autor de lo que narra y de los narradores,  las voces de los personajes que escoge para contar la historia o historias, aventuras, acciones, mejor y más convincente se torna lo comunicado. No importan las técnicas usadas o si no las usa para que el narrador sea adecuado y logre su cometido: interesar, entretener, apasionar, inquietar al lector. Ahí comienza la creación artística con la forma de narrar y dar autonomía al, o los narradores. El buen narrador es aquél que pasa desapercibido y deja que los personajes sean los que cuenten, narren sus propias vivencias, sus anhelos, sufrimientos, deseos, en fin, su privacidad. Esto es, deja que los personajes sean libres, cobren vida y con ella, voz propia, autónoma para configurar su propia visión de mundo, expresarse, manifestarse, tal y como ellos lo desean y de acuerdo a sus propias virtudes y defectos, valoraciones y prejuicios, sin importar que el autor no comulgue con ellas y piense diferente. El buen escritor da autonomía absoluta a los personajes y a sus perspectivas y deja que sus voces sean las directrices de lo narrado, sin importar que un narrador omnisciente pueda o no intervenir, de vez en cuando para guiar, presentar, describir, insertar aspectos inherentes al relato, lo haga desde arriba, cerca, por detrás o con el personaje. El narrador omnisciente en El ingenioso  hidalgo don Quijote de la Mancha (1605-1615), la madre de todas las novelas (y no de las guerras), es un buen ejemplo de lo que estamos afirmando. Cervantes se esconde, desaparece y deja que un narrador omnisciente objetivo, distanciado de lo que narra y del autor, cuente y sobre todo, permita que los personajes se conviertan en portavoces independientes de las aventuras, las vivencias, sus contradicciones y aflicciones de la obra. Se vería muy mal que el narrador interviniera en la narración de la aventura en donde El Quijote se enfrenta con los molinos de viento y se pusiera a explicar que está loco, que no son caballeros andantes sino molinos de viento a quienes ataca y llenara de prejuicios y valoraciones tal conducta y acudiera a las preguntas retóricas odiosas para explicar al lector tal aventura. Esto haría de esa novela un panfleto y no una universal obra literaria.

 

El segundo elemento que conforma el proceso de comunicación de la obra de arte, llamada novela, es lo comunicado. También este aspecto está lleno de prejuicios y juicios de valor. Lo comunicado debe ser importante en sí mismo, en la obra, pero no porque sea universal u obedezca a lo que algunos creen que es trascendente, importante, digno de una obra de arte. La historia más sobresaliente de la humanidad y de carácter universal, mal contada, mal estructurada, mal narrada, se convierte en la novela, en algo intrascendente. No es cierto y sí una actitud dogmática, pensar que sobre una india de Pacaca no se pueda crear una obra de arte, (el lector podrá verificar esto cuando lea la novela de Tatiana Lobo Wiehoff (1939), Asalto al paraíso: 1992 y aprecie a la india La Muda, símbolo de toda una cultura), sea un poema, un cuento o una novela. La historia más insignificante, así como un objeto intrascendente en apariencia, puede llegar a ser, si es una verdadera creación artística, digna de la literatura universal. La sonrisa de la Mona Lisa es un buen ejemplo de lo que afirmamos. Muchas veces, lo simple, cobra valor universal, en las manos de un buen creador.

 

El novelista, sin embargo, con el paso del tiempo, ha llegado a conocer y aplicar variadas técnicas que si son bien utilizadas, dan relieve y categoría literaria a las novelas. Por ello los escritores, hoy estudian, se preparan en el manejo del lenguaje polisémico y son capaces de crear mejores y más acabados productos literarios. Pensar que el artista nace por generación espontánea, que ese don se trae en la sangre o la genética, y que no necesita prepararse, estudiar, sino sentarse a crear la obra y soplarle el hálito divino, así como nos lo contaba la maestra de religión, cuando éramos adolescentes, que hacía el Niño Dios con pelotitas de barro que moldeaba y luego soplaba y, como por magia se iban transformando en las más bellas figuras, mientras que el demonio le imitaba, solo que, al soplar, salían serpientes y alimañas horribles, al decir de mi maestra. Esta candorosa historia enseña también los prejuicios religiosos de quien la cuenta. Ignoro si comparten conmigo que las serpientes son bellísimas y nada feas, lo mismo que las iguanas y los sapos y otros animales de su especie. El prejuicio religioso de la maestra, que no solo es de ella, hizo que los receptores despreciáramos a ese animal que lejos de hacerle daño al hombre, le produce mucho bien, sobre todo porque limpia de roedores dañinos a los cultivos de los agricultores. Lo anterior no quiere decir, de ninguna manera, que estemos afirmando que el artista no llegue al arte sin vocación, sin inclinación hacia él, como una necesidad irresistible que lo impulsa a crear, ya sea que obedezcan a los contextos donde se creo, las inclinaciones de los que vivieron cerca de él, los gustos y preferencias de personas con influencia sobre su formación o por simple inclinación personal, lo cierto es que  si se posee esas características y se emprende el cultivo de ellas, su crecimiento, su refinamiento, sus conocimientos específicos de todo lo que encierra esa inclinación, entonces el incipiente artista se va consolidando hasta alcanzar una madurez importante como creador. Esto sucede también para cualquier profesión. De ninguna manera negamos la vocación artística, la predisposición, la inclinación, lo que afirmamos es que, si el creador posee esos dones y los cultiva en centros especializados, los educa, se le amplía el horizonte artístico y tendremos un creador mejor calificado que ofrecerá productos artísticos cada vez de mejor calidad. El saber, el conocimiento, no hace daño a nadie; todo lo contrario lo engrandece y lo conduce a mirar hacia horizontes más lejanos.

 

Lo último y por ello no menos importante, es el  papel que juega el receptor, quien recibe el producto artístico. Lo primero que debe señalarse es que ya el autor, en el momento mismo en que comienza la obra tiene en su mente un destinatario imaginario, deseado, potencial. Pero esto no implica que en nada, se parezca al lector social, que es quien lee la obra. A éste nos referiremos a continuación.

 

El receptor social o lector de novelas, en nuestro caso, pertenece a una determinada cultura, con todo lo que ello implica: una ideología, una visión de mundo bajo una compleja gama de programaciones. A ella pertenece el gusto literario del momento y ningún lector, por más avisado, escapa a él totalmente, aunque se lo proponga. Este aspecto es más complejo de lo que se pueda imaginarse, tanto para el creador como para el lector social.

 

El lector de novelas perfecto no existe, pero como aspiración se puede configurar, modelar. Debe, por lo menos tener capacidad y conocimientos suficientes para enfrentarse a la novela y poder comprenderla, disfrutarla, interpretarla, ubicarla. Ver lo bueno y lo malo, lo deseable y lo censurable, desde una perspectiva literaria. Reflexionemos sobre algunos aspectos negativos que tiene un lector, sin preparación adecuada, para leer con éxito una novela.

 

En primer lugar opina sin conocimiento y en forma dogmática. Sus afirmaciones carecen de razones y se refugian en la frase trillada y vacía de "son mis opiniones" y como tales deben ser respetadas. Nosotros le contestamos, pero no necesariamente compartidas. La opinión sin un respaldo racional, bajo el cuidado estricto de los conocimientos teóricos, se convierte, en no pocos casos, en estupideces, generalidades, lenguaje vacío, juicios de valor. Toda afirmación que se haga de una novela, debe ser acompañada de una justificación racional que se sustente en el conocimiento y nunca en  los prejuicios personales.

 

La crítica literaria en Costa Rica la realizan, de preferencia, los mismos escritores, los periodistas, los editores, los amigos del escritor, los sociólogos, los sicólogos, los historiadores, los abogados, y hasta los médicos. Todos se creen autoridades, capaces de juzgar, exaltar, despreciar, votar, condenar determinadas obras y lo hacen con frecuencia como si fueran verdaderas autoridades. Otras veces, los seudocríticos, por el contrario se tornan complacientes y panegíricos, sin ninguna justificación que no sean sus juicios de valor. Aquí comienza la aparición del gusto literario, bajo la tutela de este grupo que crea opinión pública y orienta, o desorienta, a los potenciales lectores. No pretendemos descalificar, ni tenemos poder para hacerlo, a nadie, que después de leer una novela escriba su opinión. Lo malo es que lo haga como si fuera un especialista, un conocedor inmejorable de la creación literaria. Muchas veces el mismo escritor, y en Costa Rica, esto es muy frecuente, opina sobre su creación sin tener conocimientos aptos para ello y afirman, sin sonrojarse, por ejemplo, que lo que han escrito es "una novela" porque él lo afirma así, sin justificarlo. Todos debemos aceptar su veredicto, sin otra alternativa, aunque fácilmente observemos que  lo escrito es otra cosa y muy alejada del género novelístico. Eso ha hecho y hace, que el progreso de nuestra literatura se mantenga en niveles no deseados y se inserte en horizontes de escaso alcance, como decía la novelista Yolanda Oreamuno Únger, aldeanos, localistas que no saltan las fronteras estrechas de su propia miopía.

 

La verdadera obra literaria no necesita de la crítica favorable, del elogio inmerecido, amigable, de los premios, de los prólogos complacientes o del artículo panegírico del escritor cómplice (yo te elogio hoy para que tú lo hagas mañana conmigo). Lo bueno se justifica solo. A lo sumo puede pasar desapercibido en el momento de salir a la luz pública por las mezquindades de unos y de otros, pero con el paso del tiempo sale a relucir con brillo propio. La verdadera y buena obra literaria rompe con las barreras  que algunos tratan de atravesarle y se erige, ante todos, como lo que es: una creación universal digna del reconocimiento humano en todo momento. ¿No fue esto lo que le ocurrió a la novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Cervantes? ¿Quién hoy puede atreverse a negar su enorme y único valor literario? También ocurre lo contrario. Una mala novela, cuando aparece, recibe toda clase de elogios y comentaros positivos de parte de los aduladores del momento y aparece ante el gran público como un portento, pero con el paso del tiempo, se olvida, desaparece su encanto y recibe el único premio que merecía: el olvido y el silencio No hay barreras para la obra excelsa, siempre brillará, mientras que la mala por más que se le dé brillo permanece opaca.

 

Hacen un mal servicio a la literatura los que sin conocimientos adecuados, alaban obras de escaso o ningún valor literario, disimulan los defectos y sobre valoran las escasas virtudes. Con ello impiden el desarrollo artístico, el esfuerzo por mejorar cada vez más sus creaciones, el trabajo constante para producir obras importantes acordes con el contexto internacional. Esta crítica perjudicial se convierte en un discurso sin valor semántico, repetitivo, emocional, prejuiciado, vacío, manido, aprendido de memoria, por lo tanto reiterativo, igual que un código, una fórmula ritual, al mejor estilo de los horóscopos, válidos para todos pero calificados para ninguno. No hay que hacer mayor esfuerzo para entenderla y descubrir sus escasos conocimientos de quien la hace. Se parecen a los guías turísticos que les ocurre con frecuencia equivocar palabras. Esto le pasó a uno de estos guías en cierta ocasión que frente a una iglesia de estilo románico, confundió la palabra con romántico y repitió sus letanías del romanticismo frente a la iglesia románica que tanto le costó aprender para lograr ese trabajo. Los oyentes que por lo general son personas que tienen dinero para realizar esos viajes, pero carecen de los más elementales conocimientos sobre los estilos arquitectónicos, lo felicitaron y elogiaron sus amplios conocimientos del guía.

 

El último aspecto que deseamos presentar de la seudo crítica, es la descalificación de los estudiosos que se han especializado en la crítica y teoría literaria, los que  han recibido estudios formales, se preparan y conocen sobre el arte literario. La descalifican, muchas veces, por el delito de no haber creado una obra literaria, una novela. No necesita el médico padecer una enfermedad para curarla y menos hoy, cuando los conocimientos, las técnicas y la información es copiosa y está al alcance casi de todos. El habitante preparado de hoy conoce más sobre la Edad Media que los propios habitantes de esa época que vivían bajo el oscurantismo religioso. El vivir una experiencia, como lo es la ceración de una novela es muy importante pero no autoriza a nadie para descalificar a quien no lo haya hecho. En el momento en que nos ocupemos de las novelas de cada escritor tendremos ocasión de ampliar un poco estas reflexiones. Repetimos:

 

La literatura es embuste, bella mentira y paradójicamente  la más grande verdad humana, gracias al paciente y creativo trabajo del autor con el lenguaje.

La crítica literaria

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LA CRÍTICA LITERARIA

 

 

En las últimas décadas se ha tratado de esclarecer, por parte de los teóricos de la literatura, conceptos como, lectura, crítica, estudios filológicos, históricos, etc., que fueron utilizados indiscriminadamente para señalar actividades, a veces contrarias y que llenaron de confusión a quienes se iniciaban en los estudios literarios. Para evitar ambigüedades distinguiremos la lectura como la actividad humana, mediante la cual, a través de la vista y el entendimiento, aprehendemos la escritura, y por crítica literaria la actividad humana, que utiliza una o más veces la lectura, que se realiza siguiendo una teoría y bajo estricto orden metodológico comprobatorio. Es una labor de decodificación, de criptografía literaria.

 

Se podría distinguir un primer momento histórico de la manera como fueron vistas o leídas las obras literarias. Lo llamaremos "Poéticas". Las hay de dos clases: una, producto de los teóricos o especialistas, por lo general filósofos y que no eran necesariamente creadores de arte y la otra de quienes tenían ésta como su pasatiempo favorito. Crearon las llamadas "Poéticas" donde externaron sus ideas y preceptivas literarias. Ejemplo de estos es Aristóteles que escribió su poética, Horacio "Del arte Poético". La segunda la formaron los mismos creadores que definieron los preceptos bajo los cuales crearon sus obras. Dejaron patente su manera de crear, su concepción del arte, su pensamiento artístico y lo formalizaron en manuales o panfletos. Víctor Hugo es uno de ellos, lo fue también Góngora, Lope de vega y el mismo William Shakespeare (1564-1616), entre otros. Los más, fueron creadores que se plegaron a las poéticas de las dos tendencias anteriores. Escogieron de preferencia a uno de ellos y en casos calificados violaron algunas leyes preceptivas, en otras ocasiones se apegaron estrictamente a sus códigos y les fueron fieles. Los hay también quienes abiertamente se opusieron a los academicistas y propiciaban la libertad del arte, sin ataduras de ninguna índole. En muchos casos fueron verdaderos innovadores y revolucionarios del arte literario. Lo cierto es que en su afán por renovarse, crearon nuevas normativas que después otros rechazaron e impusieron las propias y así se fue creando la constante recreación del arte. Lo viejo desaparece solo en la medida en que posibilita lo nuevo, en que sirve de abono, de alimento para que el fruto sea de calidad.

 

En la cultura occidental que abarca un lago período histórico desde la antigüedad, hasta el siglo XX, prevalece sobre el arte una concepción logocéntrica, teológica. Algo así como: "En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios, y el  Verbo se encarnó" (San Juan). Una lógica uno a uno, unívoca, de causa y efecto, racionalista, lineal. Ahora bien, los pensadores siguieron en su gran abstracción teórica, dos tendencias: la idealista y la materialista (o realista), representadas desde la antigüedad por Platón, la primera y Aristóteles, la segunda y más recientemente por Hegel y Marx, con las diferencias correspondientes. Lo que nos interesa de esta dicotomía, es que precisamente desde ese primer momento, hasta nuestros días, la obra literaria sigue siendo estudiada bajo esa misma manera, hoy con otras nominaciones. Así, para ellos, los materialistas, la obra será una manifestación única de un fenómeno, de una teoría, de un sistema, cuyas leyes pueden ser descritas, distinguidas y sus manifestaciones particulares previstas. La obra se estudia como objeto único, sin relacionarla con el autor ni con la época, se basta a sí misma porque para los idealistas la obra es un acto creador por inspiración divina, donde la belleza se iguala al bien que es representado por Dios.

 

Por su parte, hay quienes relacionan la obra con la sociedad, con los llamados contextos sociales. La obra como producto mediatizado por la historia y la sociedad. Desde Hipólito Taine, hasta Lucien Golmann, pasando por movimientos como el realismo crítico, historicistas, contenidistas, biografistas, estilísticos, hasta llegar a nuestros días con novedades como la semiótica, la psicología social, etc. Dentro de los fenomenólogos y después algunos estructuralistas y por último los semiólogos es posible encontrar las tendencias anteriores (idealista y materialista) pero se mantiene el mismo principio de que la obra debe tomarse como objeto de estudio único, separado de cualquier otro elemento y a partir de ella, su descripción y análisis crear la teoría literaria capaz de explicar el fenómeno literario. Los marxistas y sociólogos, por el contrario creen que la obra es determinada por factores externos a ella, como son los contextos y no se logrará, según ellos la comprensión de la misma sino se acude a la explicitación de las estructuras sociales que posibilitan el fenómeno literario. Dentro de esa posición se han cometido disparates inaceptables, pues se toma la obra como pretexto para hacer conjeturas, juicios de valor, apreciaciones descabelladas sobre la veracidad de las creaciones a partir de los referentes sociales. Es digno de mencionar los trabajos de pensadores como Galvano Della Volpe, Humberto Eco, Kristeva, para citar solo tres, como muestra del rigor intelectual desplegado para comprender el arte literario en toda su magnitud pero sin caer en especulaciones y valoraciones subjetivas sin verificación estricta de lo afirmado.

 

Nuestro criterio es que los estudios críticos de la obra literaria deben sustentarse en una teoría que sea el resultado estricto de la investigación, sobre todo del lenguaje literario puesto que es él quien brinda la materia, el medio mediante el cual el escritor conforma su creación. Los referentes forman parte de la cultura del creador y del lector, en ambos casos pueden coincidir pero ello no es necesario ni siempre sucede así. No siempre escritor y lector son miembros de los mismos contextos y si lo fueran mantienen las diferencias propias de la individualidad. La semiología o la semiótica se perfilan como la ciencia social que englobaría una teoría científica literaria capaz de explicar no solo el fenómeno literario sino las particulares manifestaciones literarias como son las obras creativas que utilizan el lenguaje. Tenemos aún que esperar los resultados y conducir nuestros esfuerzos investigativos en esa línea teórica.1



1 Para comprender mejor el papel de la semiología puede consultarse las obras de Georges Mounin, Introducción a la semiología, Ed. Anagrama, Barcelona, 1972, Roland Barthes y otros en La Semiología, Ed. Tiempo Contemporáneo, buenos Aires, 1972 y Jurij M. Lotman y la Escuela de Tartu en Semiótica de la Cultura, Cátedra, Madrid, 1979, entre otros.

Las maneras de leer novelas

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LAS MANERAS DE LEER NOVELAS

 

 

Así como existen lectores que leen novelas por entretenimiento y otros por formación intelectual o ambas maneras a la vez, también existen, intrínsicamente ligadas a esas razones, maneras diferentes de leer novelas o penetrar en ellas, acercarse a ellas, relacionarse con ellas. Dos son las maneras que más se emplean: Una lectura emocional y otra, por oposición racional. Todo depende del énfasis que el lector ponga en su lectura.

 

1.  La lectura emocional

 

Es definitivo que los lectores reciben directamente la influencia del medio en que se desarrollan. Los medios de comunicación, los mismos autores, la crítica literaria (generalmente hecha por profesionales de disciplinas ajenas a la literatura como el periodismo, la filosofía, historia, etc.), entre otras. Este complejo social llamado a veces, ideología, programaciones, cultura, precodifica a los lectores. No interesa en este momento desentrañar la red de relaciones que se establece entre consumidores y productores de novelas. El objetivo es caracterizar, delimitar el  tipo de lecturas que realiza el lector y sus consecuencias.

 

A los lectores les bastaría una novela, un texto que arbitrariamente el autor y el editor, (a veces sin conocimientos teóricos) le llamaron novela y la disposición del tiempo necesario para su lectura. La hará de una sola tirada, en ratos libres o por intervalos, en la noche, por las mañanas, cuando viaja en bus o en los días de asueto o cuando visitan lugares vacacionales (playas, bosques, etc.). Las preferencias son tantas como lectores tienen las novelas.

 

La lectura puede ser rápida (a veces veloz, saltando partes), despaciosa, ávida, compulsiva, apasionada, de entrega total, meditada, despaciosa, con señales al margen, llamadas de atención, preguntas, suspensos, cavilosas, violentas, en voz baja o con comentarios y gritos, aplausos y reproches. De todo hay en las lecturas y  se puede realizar hasta diferentes tipos de lectores de acuerdo a la manera de leer novelas y sus reacciones. Así el lector se puede identificar con determinados personajes o los odie. Es una lectura de identificación o descalificación, apasionada, se compadece de los que sufren, los maltratados, los vilipendiados, los desheredados, los pobres, los buenos y se envalentonan contra los malos, los villanos, los cobardes, los que infringen la ley y los códigos sociales establecidos. Premian al bueno y censuran al malo. Los lectores captan el mundo codificado por la novela (algunas de ellas) en una dicotomía logocéntrica: buenos y malos. En verdad la vida escapa a esa codificación y la novela realmente literaria plante un mundo más amplio que contradice esa simpleza de mirar al mundo en blanco y negro. La complejidad de la vida humana y las relaciones sociales que lo ligan al mundo son más complejas como se verá después.

 

El lector emocional exige novelas de código moral inquebrantable, de causa y efecto, de forma lineal y simple. Novelas en blanco y negro, de buenos contra malos, donde al principio los malos parecen ganar pero poco a poco los buenos se van imponiendo, a veces sin mérito alguno, y al final triunfan. Es el clásico camino de la comedia solo que presentado en serio. Este lector no cuestiona ni reflexiona. Es pasivo e impresionable, se deja llevar fácilmente por los códigos morales del texto y lo único que sufre o disfruta es los conflictos de los personajes, la aventura, los enfrentamientos, las pasiones, los chismes, las confesiones, los encuentros, los descubrimientos, las revanchas, las separaciones y los actos "heroicos".

 

Este lector posee escasos conocimientos y no busca en la lectura enriquecerlos. Su fin es el simple entretenimiento, el salir de la rutina, el evadirse, posiblemente de realidades que no puede enfrentar y procura desconocerlas aunque sea por unas horas. Es un lector pasivo y fácil de manipular.

 

Los editores conocen de esa fuente de riqueza y brindan un menú variado de novelas apetecibles a este lector o televidente.

 

 Tipos de novelas apetecibles

 

a. Novelas amorosas

 

En ellas predominan los conflictos de amor y odio. Por lo general presentan triángulos amorosos simples o compuestos, con personajes buenos y malos. A este tipo de novelas se les llama "rosa" y se ofrecen en los supermercados, los periódicos, los lugares de espera, los puestos de venta de periódicos, las pulperías y por supuesto en los programas de radio y televisión. Al principio eran las mujeres las clientas favoritas pero poco a poco se han ido incorporando también los hombres y la juventud. Gracias a diferentes atractivos que ofrecen a esa clientela en especial: música, artistas, sexo, etc.

 

Por supuesto que existen y  existirán novelas amorosas o de triángulo que ofrecen una rica veta literaria. Solo unos ejemplos: María de Jorge Isaac, Werther de Goethe, El amante de lady Chatterley (1928) de D. H. Lawrence, para citar solo algunos clásicos.

 

b. La novela policíaca o novela negra

 

      En ellas predominan los conflictos policíacos, generalmente se presentan crímenes   cometidos por villanos y agentes del orden, inspectores, agentes secretos, los buenos que se encargan de encontrar el criminal, que restituyen el orden, traen la justicia y regresan la paz puesta en duda, amenazada, por los malos. Son novelas de aventuras, es una especie de subgénero. Solo que en ellas el único fin es esclarecer el criminal y dar a conocer la forma como se cometió. Utilizan el terror y el suspenso, la duda, la intriga. El lector se incorpora a ellas como un investigador más y juega el papel de detective.

 

c. Novela de aventuras

 

La esencia de estas novelas es la aventura, la acción, sin importar mucho el fin de ellas. Muchas veces se empeñan en la aventura por la aventura misma. En otras ocasiones describen parajes, ríos, mares, guerras, enfrentamientos tribales, etc. Se hicieron famosas las novelas de Jules Verne (1828-1905). Hasta el mismo Miguel Cervantes y Saavedra  escribió una de ella de escaso conocimiento, llamada Persiles y Sigismunda (1617). De las novelas de aventuras surge un subgénero llamado novelas de "Ciencia ficción".

 

d. Novela de ciencia ficción

 

Pertenece al tipo de novelas de aventuras. Se distingue por el referente "científico", el uso de la tecnología, la visión futurista y la evocación de mundos desconocidos extraterrestres o simplemente imaginados. Es un desborde de la imaginación donde el hombre realiza todo lo soñado gracias al uso de la "ciencia" y la "tecnología".

 

Como puede observarse todas estas novelas son de aventuras: amorosas, de crímenes, de ciencia futurista. Son de fácil lectura, poseen una lógica causal, son lineales, plantean mundos en blanco y negro y ese mundo se muestra debidamente estratificado y formalmente estructurado. Se codifican claramente bajo un marco moral riguroso. No ofrecen crítica a ese orden, ni violentan sus códigos, apenas si lo ponen en peligro para luego redimirlo, consolidarlo.

 

El lector no necesita tener un alto nivel educativo, pertenece por lo general a grupos medios y bajos con una escolaridad preuniversitaria, salvo quienes en los últimos años se han manifestado simpatizantes de las novelas de ciencia ficción o de terror que ofrecen campos abiertos al razonamiento y la imaginación verosímiles aunque sean futuristas. En las novelas de aventuras propiamente hablando y de ciencia ficción lo mismo que el género negro, los más generalizados lectores son los hombres.

 

En este tipo de novelas al aficionado a ellas solo le vasta saber leer, decodificar gráficamente las palabras. El narrador le llevará de la mano con explicaciones, ubicaciones, comentarios con el fin de mantenerlo entretenido, embelesado y dispuesto a leer otras más de igual género. Su meta: vivir en la ficción lo que la realidad les niega, soñar, sufrir, llorar las aventuras de héroes superiores a  ellos que posean los medios a su alcance cada vez que se enfrenten con algún obstáculo complejo. Las novelas dan al hombre las posibilidades de realizar (en su imaginación) todo lo que anhela pero que le es imposible conseguir en sus reales condiciones. Es una especie de consolación para no llamarle alineación quien guía a los lectores y establece un tipo de lectura llamada emocional, sentimental, irracional.

 

2. Lectura racional

 

Esta manera de leer novelas está relacionada con los lectores que buscan alguna enseñanza en ellas. Consiste en poner más atención a los diferentes aspectos estructurales de la novela. Así los lectores se tornan más exigentes con los autores; prefieren narradores objetivos, distanciados, desprejuiciados, que muestren versosimilitud en lo narrado, en las acciones y conflictos que se sustenten en la historia de los pueblos, la problemática social, pero no las aparentes sino las latentes, que haya creación, interés del autor por crear arte, mostrar mundos complejos, contradicciones y posibilidades. Por ello lagunas novelas se presentan un tanto herméticas a los lectores ingenuos.

 

Lo anterior ha hecho que los escritores, luchen por dar una mayor expresividad que los obliga a estudiar y asimilar técnicas narrativas específicas y a veces complejas para tal necesidad. Por ello la lectura exige un lector acucioso, despierto, juicioso, preparado, dispuesto a descubrir los encantos del lenguaje literario y ello lo lleva a investigar, averiguar, informarse, descifrar, decodificar todo ese significante que estructura el texto novelesco y penetrar en el laberíntico mundo narrado. La lectura, entonces, se torna un tanto lenta, pensada, analizada, cuestionada, constatada, profunda. Más que sentida, razonada, analizada. Los lectores acostumbrados a leer novelas fáciles, por entretenimiento, no resisten las novelas complejas, herméticas, llenas de posibilidades literarias y las tiran o simplemente las desprecian, con la frase consabida: "ese escritor escribe en difícil". Si en vez de tirarla, el lector ingenuo hiciera un esfuerzo y aprendiera a leer novelas, no solo disfrutaría de ellas, se entendería, sino que adquiriría los conocimientos necesarios para enfrentarse al mundo real  que es más complejo de lo que se imagina. Se enriquecería intelectualmente.

 

Dentro de esta categoría de lectura encontramos una gama grande de lectores, según sean sus intereses particulares y los logros que desea alcanzar de la lectura de novelas. Los hay quienes se inclinan únicamente por las cualidades estéticas del texto, su lenguaje, su forma. Otros se interesan por el contenido, por aquéllas de conflictos sociales, de denuncia, de compromiso, que muestren al desnudo la descomposición social, las taras, las contradicciones, las injusticias, los privilegios. Y hay quienes las prefieren de conflictos individuales, psicológicos, existencialistas. Lo cierto es que para todos existe la novela adecuada. Lo mejor es que ella tenga el rango categórico de ser arte y que a través de él podamos los lectores disfrutarlo y conocer al hombre y sus contextos, vivirlos, disfrutarlos, odiarlos, enfrentarlos, conocerlos y por qué no, soñar, vislumbrar, esperar, imaginar, otros mejores, más humanos, más justos, más igualitarios sin perder las diferencias naturales, más libres y más solidarios.

 

En fin siempre habrá una novela para un lector, según sea su profesión, sus estudios, su ideología, su gusto literario (prestado o adquirido9, sus influencias, y por qué no, sus frustraciones. Todos encontrarán en ellas lo que buscan y por lo general algo más. Las novelas no solo entretienen sino que cultivan, enseñan, conducen, cuestionan, informan, muestran, descubren, dan luz en las tinieblas y resplandecen en la oscuridad al mostrar mundos apenas sospechados.

¿Porqué se leen novelas?

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¿POR QUÉ SE LEEN LAS NOVELAS?

 

 

Son muchas y diversas las razones que se aducen para leer novelas:

 

1.      Por entretenimiento

 

Para muchos lectores el leer novelas no es más que un pasatiempo. En ellas encuentran un mundo novedoso que les saca de la abulia y les mantiene ocupados en situaciones, conflictos, pasiones, etc., ajenos, pero que, de una u otra forma les distrae y les emociona. La lectura de novelas llega a convertirse en un vicio, en una necesidad casi vital. Son consumidores cotidianos de novelas. Los más apasionados ni siquiera seleccionan autores o títulos. Las leen porque no resisten la tentación de dejar de hacerlo. Basta que los libros lleven título de novela para sentirse atraídos por ellos. Sobre todo son lectores de novelas del género negro y de aventuras, lo mismo que folletinescas. El esfuerzo que ponen en la lectura es el mínimo y se ajusta al interés placentero de la intriga de ellas y las situaciones conflictivas sin más. Es un lector que tiene un acercamiento emotivo, y a veces pasional, hacia el texto novelesco.

 

2.  Por aprender

 

Leen con fines didácticos. Para estos lectores el motivo principal al leer una novela es que ésta les deje alguna enseñanza. Ellos seleccionan a los autores y de éstos, algunos títulos que por referencia de amigos consideran importantes para determinados fines educativos. En ocasiones se hacen asesorar, leen a los críticos y generalmente tienen predilección por escritores de una misma corriente filosófica e ideológica. Así, por ejemplo, leen, algunos, novelas de autores existencialistas: Kafka, Camus, Sartre, etc. Estos lectores, por lo general, son profesionales, intelectuales, y de vasta cultura. Saben que las novelas muestran mundos privados de la historia y de los personajes que la representan. Conocen que a través de ellas adquieren conocimientos sociales, psicológicos, geográficos, históricos y humanos. Su fin es el conocimiento más que el simple entretenimiento aunque éste también desempeñe una función colateral.

 

3. Por obligación

 

 Este tipo de lectores está conformado por estudiantes básicamente. Leen las novelas que los profesores les exigen como lecturas obligatorias, porque necesitan explicarlas y para aprobar la materia. Desde luego, en esta categoría pueden existir aquéllos, que, a pesar de ser obligados a leer una o varias novelas, se entretienen y obtienen conocimientos de ella. A pesar de no acercarse a las novelas por propia voluntad o deseo, ya sea de entretenimiento o por el deseo de aprender, al final logran obtener, muchas veces a su pesar, resultados positivos de la lectura de ellas.

 

No se debe olvidar que la publicidad juega un papel muy importante en la compra de lectores. Es a través de ella que se crean los betsellers más destacados, Corín Tellado, Pablo Coello,

Joanne Catherine Rowling, autora de Harry Potter y en Costa Rica, Lara Ríos (Marylyn Echeverría Zürcher). No Hay que olvidar que existe una sociedad de consumo y la mercancía literatura se ofrece como tal.

Los editores publican algunas novelas masivamente, sobre todo de aquellos autores que se han convertido en bestsellers y con ellos abaratan los costos y ofrecen a los lectores precios relativamente cómodos. Estos se organizan en clubes, fans, y establecen sistemas de intercambio, compraventas, préstamos etc. El fin es el consumo de novelas altamente promocionadas aunque su valor literario sea precario.

 

Existen diferentes razones para que los lectores se acerquen a las novelas: porque evocan la época de su juventud, les trae recuerdos, los acerca a la ciudad natal, los hace vivir amores frustrados, conocer costumbres de antaño o de pueblos remotos y desconocidos para él, porque enseñan a vivir, concientizan, humanizan, dan conocimientos nuevos, enseñan Geografía, Historia (infrahistoria) Psicología, Sexología, Magia, etc. En todo caso porque el lector se siente liberado, desestresado, humanizado. Lo cierto es que leer novelas es todo eso y mucho más. Es un género que en vez de dar muestras de morir, como algunos creyeron, vive y se consolida hoy más que nunca y se constituye en el género literario por excelencia y el más solicitado por los lectores.

 

En síntesis, podemos afirmar que a pesar de existir diferentes razones para leer novelas, lo más importante es que ella ofrece al lector lo que él desea: ficción y verosimilitud, realidad y ensueño, verdad y mentira. La novela es un proyecto vital complejo, oculto, privado que se pone de manifiesto en el texto sin censura alguna, espontáneo, crudo, provocador y abiertamente contestatario. Es por esto que algunos buscan solo el entretenimiento, mientras otros, además del placer, el conocimiento. Sin descartar en todo ello las programaciones sociales acerca del gusto literario, la ideología dominante y la influencia ejercida por los medios de comunicación masiva.

 

Cuento: Entrevista con Dios

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Entrevista con Dios

 

Hace algunos días decidí dejar de andar pidiendo dinero por las calles y los restaurantes. A mis diez años de edad, me daba un poco de vergüencilla, eso de poner la mano y suplicar una moneda. Además de que se me estaban acabando los trucos, que se me murió un hermanito, que mi papá está en la cárcel, que mi mamá tiene cáncer, que no tenemos qué comer (esto sí era cierto.) Además de que ya la gente se estaba volviendo más incrédula y no se tragaba ya tanta mentira, con tal de obtener una moneda. Lo cierto es que Ricardito me fabricó una cajita con tablitas, de ésas que votan los que venden manzanas, y a decir verdad, me quedó lindísima. Me compré dos cajas de betún, una negra y otra cordobán, un cepillo y le robé a mamá unos trapitos viejos y me dirigí al parque de Heredia. Al principio, no fui bien recibido por los limpiabotas, ya establecidos, pero conforme pasó el tiempo, me gané su confianza y, en menos de quince días, ya me daban bromas y hasta me ayudaban para que me fuera haciendo de algunos clientes. Debo confesarlo, con orgullo, ahora trabajo y me gano un salario con lo que ayudo a mi mamá y puedo comprar algunas cositas para mí. Con decirles que hasta dejé de andar descalzo y uso tenis, de las baratas pero para mí, son las mejores.

Un día llegó uno de mis clientes a limpiar sus enormes botas. En él duraba más de la cuenta. Le gustaba que le quedaran bien lustraditas y yo lo complacía. Lo nuevo de esta ocasión es que venía con su esposa y una amiga. Ambas se sentaron en el poyito acostumbrado pero, al extremo de donde yo le limpiaba las botas al señor. Poco después de haber empezado mi trabajo, una de ellas, ignoro si era la esposa de él, se puso a contarle una extraña historia a su amiga. Comenzó diciéndole, que ella había estado muy cerca de la muerte, hacía pocos días. Una enfermedad que le aquejaba, desde hacía algún tiempo, la llevó al hospital, por algunos días, y una noche, cuando tenía un fuerte dolor en el estómago, llamó a la enfermera para que la auxiliara y ésta le aplicó una inyección para calmarla. No había transcurrido ni  cinco minutos, cuando sintió que perdía el conocimiento y,  salía de su cuerpo y contemplaba, cómo éste, permanecía en la cama, y poco a poco, se alejaba más y más de él y se acercaba a algo así como un túnel. Después no supo más nada, hasta que despertó, en medio de varios médicos que la atendían, bastante preocupados, porque casi se muere. La enfermera había confundido las inyecciones y le aplicó una equivocada que no resistió. Esa historia se me grabó tanto en mi mente, que duré más limpiándole las botas al señor, con tal de no perderme ningún detalle. Me impresionó tanto, que por varios días me sentía en ese túnel, sin poder salir jamás. Y como ya tenía experiencia, porque cada vez que entraba en esas obsesiones, no descansaba, hasta tanto no sufriera la caída en ellas, esperaba que en cualquier momento, eso me ocurriera. Pero esta vez, había pasado mucho tiempo y aquello no había ocurrido, pero cuando ya casi olvidaba la historia, sucedió lo impredecible. Me encontraba limpiando los zapatos a un cliente, como de costumbre, cuando de una palmera se desprendió una enorme hoja que se vino derechito donde yo estaba y, sin compasión me abrazó, de tal manera que, según cuentan mis amigos, que fueron testigos de aquel fatal accidente, costó mucho sacarme de ella. Me llevaron, como muerto, al hospital. Yo lo único que veía era mi cuerpo debajo de la enorme hoja y cómo me iba alejando cada vez más y buscaba algo parecido al famoso túnel de aquella mujer, pero a diferencia de ella, había una enorme fuerza que me empujaba hacia él y nadie ni nada podía evitarlo. Lo más extraño que me ocurría era que, desde aquél oscuro túnel y a una velocidad increíble, podía divisar las cosas más extrañas, jamás vistas por humano alguno, al mismo tiempo. De pronto aparecían unos niños debajo de una ciudad, en las alcantarillas, comiendo ratas y con otros niños muertos en sus brazos, flacos y  con caras curtidas en el odio y la miseria y me veían e imploraban que hiciera algo por ellos y lo más sorprendente, una niña, de escasos diez años, a punto de parir, alzó sus manitas sudorosas y me envió, algo así como un rayo, que grabó en un gran pliego de papel que apareció en mi mano, con letras doradas, lo siguiente: Ahora que vas a ver a Dios, llévele este mensaje: "Los niños también tenemos derecho de ser felices aquí en la tierra".

Y seguían apareciendo cientos y cientos de ancianos que deambulaban por las calles de las ciudades, temblando de frío, sin qué comer y me conmovió un caso de uno de ellos que mataba a otro viejito, a golpes, con un leño, para quitarle los cartones que le servirían de cama para pasar la noche, en una de las aceras de la capital. Ambos, uno a punto de morir, y el otro sin fuerzas para matarlo, me enviaron el mensaje: "Los ancianos tenemos derecho a una vejez tranquila y decente".

Y llegaban más y más mensajes, que se depositaban en el pliego de papel con letras grandes y doradas, de todas partes del mundo. Jovencitas, apenas adolescentes, violadas por sus padres, esposas asesinadas por sus maridos drogadictos y celosos, curas violadores, señalados por sus víctimas, los niños. Políticos corruptos que embriagados en su riqueza, engañaban cada vez más al pueblo sumido en la ignorancia y las creencias religiosas que los llevaban cada vez más a la muerte, a través de guerras fratricidas. Y todas esas víctimas dejaban su señal de reclamo en el lienzo que yo portaba en mi mano derecha, con letras doradas: "¡No queremos más guerras! "Queremos educación, no religión con ignorancia". "Pedimos justicia social, derecho a vivir felices". "No creemos en la justicia después de muertos, deseamos que aquí en la tierra, los tiranos, los genocidas, los criminales de guerra, los asesinos, los que dividen la tierra en, lo bueno para los ricos y lo peor, para los pobres, sean castigados y haya justicia".

 Las más variadas leyendas iban llegando, de todas partes y mi pliego crecía y parecía convertirse en algo así como los Cien Mandamientos de los humanos para entregárselos a Dios.

Estaba leyendo uno, que me llamó la atención, por tierno, y porque provenía de una niñita que no había nacido aún. Se encontraba en el vientre de su madre, con unos tres meses de embarazo y quiso dejar el último mensaje: "Si Usted no cambia aquí las cosas y yo voy a ser lo que todo indica que seré, le suplico que no permitas mi nacimiento".

De pronto, algo muy poderoso me detuvo. Estaba en medio de las dos más grande fuerzas que pueda imaginarse, una que me impulsaba por el túnel y otra que me detenía. Apenas me repuse de aquel impacto, cuando apareció ante mí, un lugar bellísimo. Era realmente ameno, prados por doquier, fuentes de aguas cristalinas, ríos de una frescura increíble, con peces de todas las especies que saltaban alegres y más que buscar comida, jugaban con otros animales; por todas partes aparecían mariposas y pajaritos trinando y revoloteando, y una brisa que me llegaba olorosa a las más exóticas fragancias. Montañas llenas de árboles, llenitos de frutas que nadie comía. Y toda clase de animales que jugaban entre sí, sin importar su especie. Pero lo que más llamó mi atención fue que, a pesar de divisar toda clase de angelitos, puros, blanquitos, rubios, bellísimos que jugaban por los prados, y revoloteaban como las mariposas, no pude ver ningún hombre, ni mujer, ni niños. No había personas. Era extraño, no había personas. Seguro era el momento de la siesta y estarían durmiendo. Me encontraba haciendo estas meditaciones cuando, de pronto, en lo alto de un monte, vi una claridad y de ella salió una voz que me decía, porque de seguro era a mí:

-¿A qué has venido a interrumpir la paz de este lugar?

Apenado y sin saber qué contestar, puesto que yo no había llegado hasta ahí, por mi voluntad, no atiné hacer otra cosa que alzar la mano derecha, donde llevaba el pliego enorme de peticiones y mostrarlo. Para qué lo hice; en menos de segundos fui devuelto, por aquella fuerza tremenda, y, como la señora, desperté en medio de varios médicos que decían:

- Lo pudimos rescatar.

Enseñanza del español: Las interjecciones

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9. LAS INTERJECCIONES

 

La interjección, es palabra invariable autónoma, que no se inserta funcionalmente dentro de la oración y constituye por sí sola enunciados independientes, aunque puede establecer relaciones con otras unidades y formar con ellas enunciados complejos. De hecho suele tener significado propio, sin necesidad de las formas verbales conjugadas. Es lo que se llama oraciones psicológicas. Luego se estudiará este aspecto.

Forma

 

La interjección es una palabra invariable, ya que no presenta flexión. Puede ser de dos tipos:

1. Propia

Es aquella palabra invariable que expresa sentimientos, deseos, que se usa exclusivamente como conjunción, como ¡ah! ¡eh! ¡oh! ¡adiós! ¡ea! ¡uf! ¡bah! ¡hala! ¡ay! ¡quia! ¡huy! ¡ojalá! ¡olé! ¡zas! ¡puf! ¡ca! ¡cáspita! ¡hurra! ¡tate! ¡zape! ¡pchs! ¡guay!...

 

2. Impropia

Es aquella que utilizada como interjección, en su origen era:

 

a. Un sustantivo:

 

¡cáscaras! ¡hombre! ¡demonios! ¡silencio! ¡ánimo! ¡caracoles!

 

b. Un adjetivo:

 

¡bravo! ¡otra! ¡qué!

 

c. Un verbo:

 

¡vaya! ¡anda! ¡calla! ¡dale!

 

d. Un adverbio:

 

¡Fuera! ¡despacio! ¡atrás!

 

f. Un grupo nominal:

 

¡Mi madre! ¡su tía!

g. Una oración

¡Válgame! ¡habráse visto!

 

Función

 

Por sí sola constituye un enunciado completo, por lo que no se incluye en otra oración, sino que forma ella sola una oración unimembre:

 

Ejemplos:

 

1. ¡Ah!,

2. ¡Bah!,

3. ¡Jesús!,

4. ¡Vaya!

 

A veces se acompaña de un enunciado exclamativo.

 

Ejemplos:

 

1. ¡Oh! ¡Qué pena!

2. ¡Vaya, ya llegaste!

 

Puede ir con un vocativo.

Ejemplos:

 

1. ¡Cuidado, Pedro!

 

2. ¡Ay, hija!

 

Equivale a una unidad exclamativa qué, con funciones de adyacente del sustantivo o del adjetivo.

 

Ejemplos:

 

1. ¡Vaya vida!

2. ¡Vaya sucio que vienes!

 

Puede llevar un término adyacente, formando una unidad exclamativa.

 

Ejemplos:

 

1. ¡Quita de ahí!

2. ¡Caramba con mis abuelos!

 

El término adyacente puede ser una oración.

 

Ejemplos:

 

1. ¡Ojalá, fuera verano!

2. ¡Anda que no han cambiado los tiempos!

 

Significación

 

Sirve para expresar sentimientos, actitudes y sensaciones del hablante y como llamada de atención al oyente. Expresa estados súbitos de ánimo, alegría, dolor, pena, sorpresa, pero sólo tiene su significado en relación con el contexto, ya que aislada una interjección no comunica más que la actitud del hablante y puede ser aplicable a múltiples situaciones. La entonación es la que marca los diferentes valores significativos de las interjecciones.

La interjección y las oraciones exclamativas, tanto en su significado como en la entonación, están a veces muy próximos; en ejemplos como ¡Válgame la Negrita!, es una oración exclamativa, si se toma como una petición a la Virgen en una plegaria; pero si el hablante expresa esta frase sin la intención de implorar el auxilio mariano, sino como sólo una exclamación de asombro, se convierte en una interjección. Lo mismo sucede con algunos giros o expresiones soeces.

 

Ejemplos:

 

1. ¡Hombre! indica objeción o asentimiento.

2. ¡Hombre, lo hice así! ¿Te gusta? ¡Hombre!

 

Los nombres religiosos: Jesús, Dios mío, Virgen Santísima, indican asombro, extrañeza, temor

 

¡Jesús, Jesús! Qué accidente. ¡Virgen Santísima! ¿Qué ha ocurrido?

 

El adjetivo bueno se usa como fórmula de relleno.

 

¡Bueno, lo hice!

 

Bravo expresa ánimo, aplauso.

 

Ejemplo:

 

¡Bravo, bravo! gritó el público.

 

Claro expresa asombro con un matiz afirmativo.

 

Ejemplo:

 

¿Eso es así? ¡Claro...!

 

Las formas verbales del imperativo pierden su valor significativo al adoptar un matiz apelativo o encarecedor.

 

Ejemplos:

 

1. ¡Anda, qué listo!

2. ¡Vaya, qué suerte!

3. ¡Venga, apártate!

 

También pueden usarse varios adverbios como interjecciones.

 

¡Aquí! ¡Arriba! ¡Pronto! ¡Bien!

 

El sintagma nominal mi madre se puede aplicar en cualquier sentido.

 

Ejemplo:

 

¡Mi madre, qué susto!

 

Atendiendo a su significado y función comunicativa, se ha clasificado la interjección en:

 

a) Onomatopéyicas

 

Expresan adaptaciones fonéticas de ruidos y acciones, que realizan una función lingüística.

El hablante puede crearlas aunque siempre tiene que adaptarse a las reglas de la combinación fonemática de la lengua, llegando algunas a ser usadas con tanta frecuencia que se convierten en sustantivos.

Ejemplos:

 

1. El

Enseñanza del español: Las conjunciones

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8. LAS CONJUNCIONES

 

 

 

¡UY, QUÉ   DIFÍCIL!

 

LA CONJUNCIÓN

Es una palabra o conjunto de ellas que enlaza oraciones o palabras, como su etimología de origen latino explica: cum =con, y jungo= juntar; por lo tanto,  es la palabra que enlaza o une con otra.

Forma

La conjunción es una parte invariable de la lengua que se utiliza para enlazar oraciones y establecer relaciones entre ellas.

Ejemplo:

Luisa va a trabajar y luego regresa a casa.

También enlaza, dentro de la oración, elementos que desempeñan un oficio sintáctico equivalente.

Ejemplo:

Luis y Carmen salen juntos.

La conjunción sólo tiene valor gramatical, no tiene valor semántico, su significado lo adquiere en las relaciones oracionales que puede presentar.

 

1. Valor aditivo

Luisa compra y vende objetos.

2. Valor de oposición

Carmen trabaja, pero no todos los días.

Las conjunciones son partículas que unen entre sí elementos sintácticos equivalentes, aunque hay otros muchos nexos, en su origen adverbios o preposiciones, que encabezan proposiciones y que adquieren valor de conjunción, aunque no tengan forma conjuntiva.

Función

Las conjunciones se clasifican en:

1. Propias

Son las que unen oraciones o elementos del mismo nivel sintáctico, grupo nominal o adjetivo, como son las conjunciones coordinantes o coordinativas, también llamadas copulativas y, ni, pero, sino

Ejemplo:

Luis caminaba triste y pensativo.

2. Impropias

Son las que enlazan proposiciones dependientes, como son las locuciones o partículas subordinantes: cómo, cuándo, que, porque, para que

Las conjunciones de subordinación degradan la oración en que se insertan y la transponen funcionalmente a una unidad de rango inferior que cumple alguna de las funciones propias del sustantivo, del adjetivo o del adverbio.

Ejemplo:

 

Dijo que vendría. Lo hizo porque quiso.

 

Las conjunciones, según los distintos tipos de relaciones o enlaces oracionales que presentan, pueden adquirir valores significativos diversos, y las hay de dos tipos: coordinantes o subordinantes, es decir unen o subordinan.

 

CONJUNCIONES COORDINANTES

 

Las conjunciones coordinantes son copulativas, adversativas, disyuntivas, distributivas.

1. Conjunciones copulativas

 

Las conjunciones copulativas sirven para reunir en una sola unidad funcional dos o más elementos homogéneos e indican su adición.

Son: y, e, ni, que.

Y es la conjunción más usada en la lengua coloquial

Ejemplo:

 

Carlos y María conversan.

 

Se repite frecuentemente en el lenguaje infantil y algunas personas del campo como expresión sucesiva de enunciados.

El perro es mi amigo y lo quiero mucho y juega conmigo y me muerde y mamá me regaña.

Este uso pleonástico se mantiene en la lengua popular de las narraciones, y como recurso expresivo intensificador. Se emplea e, cuando la palabra siguiente empieza por i o hi, para  

Ejemplos:

 

1. Los alumnos se reunieron e hicieron los trabajos.

2. Vinieron los padres e hijos.

3. La conjunción ni señala la adición de dos términos pero implica que sean negativos

4. No hizo los trabajos ni estudió.

5. A fin de marcar la expresividad, se antepone a veces a todos los términos unidos

 

Ejemplos:

1. Ni tengo trabajo ni dinero.

2. Ni pica leña ni presta el hacha

La conjunción copulativa que es de uso arcaizante (viejo), aunque también figura en locuciones con valor intensificador

Ejemplo:

 

Y tú llora que llora.

 

Conjunciones adversativas

 

Las conjunciones adversativas son las que contraponen dos oraciones o términos sintácticos. La contrariedad puede ser parcial o total; la parcial expresa una corrección o restricción en el juicio de la primera oración, entonces la coordinación es restrictiva: mas, pero, aunque, y otra serie de conjunciones que proceden de formas lingüísticas más extensas y que se han gramaticalizado total o parcialmente, son las llamadas locuciones o frases conjuntivas, usadas como nexos adversativos:

Sin embargo, empero, con todo, a pesar de, no obstante, más bien, excepto, salvo, menos.

Si hay incompatibilidad entre ambas oraciones, de manera que la afirmativa excluya totalmente a la negativa, la coordinación es exclusiva: sino, sino que, antes bien, al contrario

Ejemplo:

 

No lo hizo Juan sino Pedro.

 

Las conjunciones adversativas más utilizadas son pero y sino.

Ejemplo:

 

Iría contigo pero no puedo.

Mas está reducida a la lengua escrita y principalmente a la lengua literaria.

Hizo un juramento, mas en vano.

Empero pertenece al estilo literario afectado; pero y mas, pueden encabezar una cláusula con sentido enfático.

Ejemplo:

¡Pero, Juan, si tú no estabas!

 

Conjunciones disyuntivas

 

Las conjunciones disyuntivas indican alternancia exclusiva o excluyente: o, u, se coloca entre los términos que indican la alternancia o antepuesta a cada uno de ellos.

Ejemplo:

 

Llamó Pedro o Juan.

 

Se emplea u cuando precede a palabra iniciada por o, ho.

1. Lo hará uno u otro.

2. Fuiste tú u Horacio.

 

También para evitar la cacofonía (repetido uso del mismo sonido). Otras veces, o indica que los términos unidos son equivalentes y sirven para designar una misma realidad.

 

Todo ocurrió o sucedió en un momento.

 

Conjunciones distributivas

 

Las conjunciones distributivas indican distribución o alternancia, repiten los términos o... o; se emplean a veces unidades de tipo adverbial: bien... bien, ya... ya, ora... ora, también se usa la forma verbal inmovilizada sea, cuando los términos unidos expresan equivalencia.

Ejemplo:

 

 Ya vienes, ya te quedas.

 

Conjunciones subordinantes o subordinadas

 

Las conjunciones subordinantes o subordinadas introducen proposiciones que desempeñan el oficio de un sustantivo (sujeto, atributo, complementos o aposición) o el oficio de un adverbio dentro de la oración principal.

Las conjunciones sustantivas se clasifican según la función que la proposición sustantiva desempeñe dentro de la oración principal. Se utiliza que, conjunción completiva, para la función de sujeto y de complemento directo.

Ejemplos:

 

1. Me molestó que no me lo dijeras. Complemento Directo.

2. Dijo que lo haría. Complemento Directo.

 

A veces, se emplea que con alguna preposición, por ejemplo en función de suplemento.

Ejemplo:

 

Él se convenció de que era importante.

 

También es elemento constituyente de un gran número de locuciones conjuntivas utilizadas en proposiciones adverbiales o circunstanciales.

Ejemplo:

 

Enseñanza del español: Las preposiciones

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7. LAS PREPOSICIONES

 

 

LAS PREPOSICIONES  SON PARTES IMPORTANTES  DE LA ORACIÓN INVARIABLES QUE SIRVEN PARA RELACIONAR PALABRAS. SON ÚNICAMENTE DIEZ Y NUEVE.

 

A,  ANTE,  BAJO,  CABE,  CON,  CONTRA,  DE,  DESDE, EN,  ENTRE,  HASTA,  HACIA,  PARA, POR,   SEGÚN, SIN,  SO, SOBRE Y TRAS.

 

Somos INVARIABLES. ¡Qué risa! SÓLO relacionamos, casi siempre, SUSTANTIVOS.

Y  somos especiales para indicar los DIFERENTES COMPLEMENTOS del sustantivo.

 

Ejemplos:

 

Casa DE madera. Complemento de nombre.

1. Ésta es una casa SIN techo. Complemento circunstancial

 

2. SOBRE la mesa coloqué el florero. Complemento circunstancial de lugar

 

3. CON amor se logra lo más difícil.

 

4. Fui  A la casa DE mi amigo.

 

5. DESDE el balcón diviso la luna.

 

6. Estuve firme CONTRA la nueva ley.

 

7. SO pretexto DE aplicar el cuestionario, nos obligó  A realizar la encuesta.

 

8. Ningún ser humano debería preferir la guerra  A la paz y menos justificarla.

 

9. TRAS DE cuernos palos.

 

10. BAJO la sombra DE ese árbol descansamos.

 

11. Todos deberíamos unirnos CONTRA la violencia cualquiera que sea su naturaleza.

 

12. EN un adiós y el último beso se fue mi vida.

 

13. Trabajaré HASTA que las fuerzas me falten.

 

14. Un presidente SIN amor A los pobres es un azote  PARA un país.

 

OBSERVE QUE TODAS LAS PALABRAS  DESTACADAS SON INVARIABLES, NO PUEDEN PONERSE EN PLURAL, NI TIENEN  GÉNERO Y relacionan palabras, O INDICAN COMPLEMENTOS DE VERBO

 

Ejemplos:

 

1. Fui A la casa. A LA CASA es un complemento circunstancial.

2. Salimos CON los niños. Con los niños es un complemento circunstancial.

 

A VECES SE UNEN DOS O MÁS PREPOSICIONES Y REALIZAN LA MISMA FUNCIÓN QUE HARÍA UNA DE ELLAS. SON LAS LLAMADAS FRASES PREPOSITIVAS

3. TRAS DE cuernos, palos.

 

 

Las frases prepositivas son muy usadas. Deben evaluarse en su conjunto. Es su unión la que indica las circunstancias. La frase tras de indica la circunstancia de que a la persona no solo le pusieron los cuernos sino que le castigaron.

 

A pesar de ser palabras tan pequeñas y realmente sin ninguna significación, las preposiciones son muy mal usadas por los hablantes del español. Algunos usos de ellas son sencillamente inaceptables. Otro rasgo importante de ellas es que se pueden utilizar varias en la misma situación. Algunos ejemplos pueden ser de utilidad.

 

La preposición A expresa:

 

1. Movimiento

 

Las mujeres iban a Limón.

 

2. Lugar y tiempo

 

1. La casa estaba a la derecha de la carretera.

2. La peste inició a comienzos del año.

 

3. Distancia

 

Te mandaré de aquí a la montaña.

 

4. Modo

 

Deseo unas papas a la francesa.

 

5. Distribución

 

Cinco a cinco fueron cayendo.

 

6. Precio

 

Te los vendo a quince colones la docena.

 

7. Instrumento

 

Nunca supimos el culpable pero lo molieron a golpes.

 

8. Con valor de hasta

 

Cruzó el río con el agua a la cintura.

9. Valor condicional

 

A no haberlo sabido por ti, lo negaría.

10. En frases adverbiales

 

Siempre nos veíamos a escondidas.

 

11. En la formación de perífrasis verbales

 

Viniste a estudiar y no a jugar.

 

La preposición A es de uso muy  frecuente por ello tiene tantos, pero por esto mismo, también se suele caer en usos incorrectos. Veamos algunos. La primera forma de la izquierda es incorrecta y la de la derecha es la correcta.

 

Ejemplos:

 

1. El desprecio a la ley no es el camino correcto. El desprecio por la ley no es el camino correcto.

2. Hay asuntos a discutir que son urgentes.  Hay asuntos por discutir que son urgentes.

3. Aparecieron en el aire aviones a reacción.  Aparecieron en el aire aviones de reacción.

4. Compré una olla a presión. Compré una olla de presión

5. Deseo una respuesta a la mayor brevedad.  Deseo una respuesta con la mayor brevedad.

6. Salí de la casa de acuerdo a lo convenido.  Salí de la casa de acuerdo con lo convenido.

7. En base a lo dicho, todo debería salir bien.  Con base en lo dicho, todo debería salir bien.

8. Al momento de pagar salió huyendo.  En el momento de pagar salió huyendo.

9. El doctor mandó operar al órgano señalado. El doctor mandó operar en el órgano señalado.

10. La niña no paraba de mirarse al espejo.  La niña no paraba de mirarse en el espejo.

11. El falso cantante visitó a Heredia. El falso cantante visitó Heredia (sin la preposición).

12. El soldado expresó a donde llegaría. El soldado expresó donde llegaría (sin la preposición).

13. En honor a la verdad, todo me estaba saliendo mal. En honor de la verdad, todo me estaba saliendo mal.

14. Nada es diferente a esto. Nada es diferente de esto.

15. Te convoco a la sesión a realizarse mañana. Te convoco a la sesión por realizarse mañana.

16. Todo se aclarará a breve plazo.  Todo se aclarará en breve plazo.

17. Te lo dije en relación a lo mandado. Te lo dije en relación con lo mandado.

18. Salió conforme a lo establecido. Salió conforme con lo establecido.

19. Se lo enseñé al propio. Se lo enseñé a propósito.

 

La preposición BAJO

 

Esta preposición indica una situación inferior, sujeción o dependencia.

 

 

 

Ejemplos:

 

1. Estuvo bajo tutela por varios años.

2. Por lo menos vivía bajo techo.

3. La temperatura llegó a veinte grados bajo cero.

 

Algunos usos incorrectos

 

1. Todo fue defendido bajo la base epistemológica. Todo fue defendido sobre la base epistemológica.

2. Te lo dije bajo el punto de vista de ella. Te lo dije desde el punto de vista de ella.

3. Nunca hemos hecho tal ridículo como el que hicimos bajo la presidencia del doctor...Nunca hemos hecho tal ridículo como el que hicimos durante la presidencia del doctor...

 

La preposición EN

 

Esta preposición expresa:

 

1. tiempo

 

Estamos en abril

 

2. Lugar

 

La joven que buscas está en la soda.

 

3. Modo

 

Ya sé que lo dijiste en broma.

 

4. Ante ciertos adjetivos da origen a frases adverbiales

 

En general, en particular, en absoluto, siempre diré lo mismo.

 

5. Medio

 

Me gusta viajar en autobús.

 

6. Precio

 

La prenda fue vendida en diez mil colones.

 

7. Causa

 

La tristeza se le notaba en el movimiento de los ojos.

 

Usos incorrectos y su corrección

Ejemplos:

 

1. Fue cuando salí en dirección al callejón. Fue cuando salí con dirección al callejón.

Enseñanza del español: Los adverbios

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6. LOS ADVERBIOS

 

 

 

Los adverbios, observe, Ad-Verbo, se relacionan, modifican, complementan, la acción del verbo. Indican cómo realiza la acción el verbo.

 

NOSOTROS LOS  ADVERBIOS  TENEMOS LA COSTUMBRE  DE ACOMPAÑAR AL  VERBO, sin importar, si estamos o no a su lado. Eso sí siempre dentro de la oración principal del verbo.

PERO TAMBIÉN  MODIFICAMOS A UN ADJETIVO, Y HASTA A UN SUSTANTIVO (EN MUY POCOS CASOS).

 

Ejemplo:

 

TRABAJABA ARDOROSAMENTE, CUANDO LLEGÓ SUTILMENTE LA NOCHE. SE ASOMÓ JUNTO A LA LUNA, TÍMIDAMENTE.

 

Las palabras destacadas, ardorosamente, cuando y sutilmente, son adverbios. Primero son palabras invariables y segundo modifican la acción de los verbos conjugados TRABAJABA, LLEGÓ y se ASOMÓ. En este caso son adverbios que se clasifican como de MODO porque expresan la manera como el verbo realiza la acción, en los terminados en MENTE. El adverbio CUANDO expresa una acción temporal.

 

¿Cómo trabajaba?, ¿Cómo llegó?, ¿Cómo se asomó?

-Ardorosamente, sutilmente, tímidamente.

 

 

 

LO IMPORTANTE  ES QUE SOMOS TAMBIÉN INVARIABLES Y SERVIMOS PARA EXPLICAR E INDICAR LAS  MAS  VARIADAS CIRCUNSTANCIAS.

Veamos ejemplos.

 

Adverbio de tiempo: luego, ahora, antes, después, ayer, hoy, mañana, entonces, tarde, etc.

Adverbio de lugar: cerca, lejos, aquí, allí, arriba, abajo, fuera, alrededor, allá, ahí.

Adverbio de modo: Bien, mal, así, despacio, deprisa, aprisa, gratis... Y la mayoría de los terminados en -ente: lentamente, rápidamente, felizmente.

Adverbio de cantidad e intensidad: más, menos, poco, bastante, demasiado, muy, mucho, apenas, casi, medio, algo, nada.

Adverbio de afirmación: sí, también, ciertamente, claro, desde luego, en efecto, asimismo.

Adverbio de negación: no, nunca, jamás, tampoco.

Adverbio de duda: acaso, quizás, tal vez, probablemente.

Expresamos TIEMPO.

HOY  va llover.

MAÑANA  llegaremos TARDE.

 

Revisemos: HOY, MAÑANA, Y TARDE, son adverbios. Responden a la pregunta

¿Cuándo? 

 

1. ¿CUÁNDO va llover?

 

-  HOY.

 

2. ¿CUÁNDO llegaremos TARDE?

 

-MAÑANA.

Pero no basta con señalar éstos. 

 

Hay adverbios de DE MODO. Unos de ellos son  COMO,  ASÍ, MAL, BIEN y adjetivos terminados en   MENTE que cumplen la misma función.

 

POR LO GENERAL SON ADJETIVOS CALIFICATIVOS A QUIENES SE LES AGREGAN LA TERMINACIÓN  MENTE Y SE CONVIERTEN EN ADVERBIOS DE MODO  O MEJOR EXPRESADO CUMPLEN LAS FUNCIONES DE ADVERBIOS  AL  MODIFICAR LA ACCIÓN DE UN VERBO.

1. FELIZMENTE llegaste porque YA me iba.

 

2. DULCEMENTE me dijiste todas tus mentiras.

 

3. El río se deslizaba  MANSAMENTE hacia el mar.                                                                                                                                                        

4. Pero también hay adverbios de  CANTIDAD como  MÁS,  POCO, etc.

5. Cuanto, MÁS te quiero MÁS te extraño.

                                                                                                                                                            

6. De POCO Sirve dar explicaciones a personas sordas.

7. Dime CUÁNTO tienes y te diré CUÁNTO  vales.

 

De LUGAR como AQUÍ, ALLÍ, ACÁ, AHÍ, ACULLÁ.

De  AFIRMACION: , CLARO.

De NEGACIÓN: NO, NUNCA, JAMÁS.

De DUDA: QUIZÁ, QUIZÁS, ACASO, TAL VEZ,

De CANTIDAD: MÁS, BASTANTE, MUCHO, POCO.

 

Pero esté alerta.   Los adverbios no solo modifican al VERBO sino al ADJETIVO o a otro ADVERBIO.

 

La camisa es  MUY bonita.

Bailas MUY DULCEMENTE. En este caso la frase MUY DULCEMENTE modifica en conjunto la acción del verbo bailar  y está compuesta por dos adverbios.

¿Cómo bailas?

- Muy dulcemente. A este conjunto de palabras que realiza la función de un adverbio, le llamaremos FRASE ADVERBIAL.

 

ASÍ, PUEDES ENCONTRAR FRASES ADVERBIALES. SON DOS O MÁS PALABRAS QUE REALIZAN LA MISMA FUNCIÓN DE UN ADVERBIO. Son los adverbios impropios.

MUY DE A DE VERAS, eres preciosa.

 

Enseñanza del español: Los artículos

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5. LOS ARTÍCULOS

 

 

Los artículos son palabras que se anteponen a otras palabras, sobre todo a los sustantivos pero lo pueden hacer con casi todas las otras partes de la oración, al menos para definirlas. Son muy pocas y concuerdan en género y número con los sustantivos que determinan o las palabras que sustantivan. Siempre van delante de ellas y nunca se encuentran después de ellas o solas.

 

Son los siguientes:

 

a. Definidos

 

EL, LA, LO, LOS, LAS

 

Ej. La casa, el río, el perro, los marinos, las gallinas

Los que cruzaron el río eran soldados del gobierno y al llegar comenzaron a gritar.

 

Las palabras distinguidas con negrita son artículos definidos. Observe que existen dos formas compuestas contractas: DEL y AL, ambas se forman al unir las preposiciones DE+ EL, en el primer caso y A+EL, en el segundo. Es una contracción de la preposición con el artículo.

 

b. Neutro

 

Lo

 

Ejemplo:

 

Lo mejor es callar y esperar.

 

Este es un artículo neutro y solo se usa en singular. Es muy útil para la sustantivación

 

c. Indefinidos

 

Éstos en vez de determinar las palabras sustantivadas, los nombres o sustantivos, los indeterminan, le dan un rasgo de indefinición.

 

Son los siguientes:

 

UN, UNA, UNOS, UNAS.

 

Ejemplo:

Un día de tantos las gallinas dejaron de poner, unos animalillos aparecieron tras un rincón y la casa se sumió en una enorme tristeza.

 

Las palabras en negrita son artículos indefinidos.

Enseñanza del español: Los pronombres

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4. LOS PRONOMBRES

 

 

Los pronombres son partes variables de la oración que funcionan para sustituir a los nombres o sustantivos. Ocupan las mismas funciones que los sustituidos y tienen gran movilidad dentro de las oraciones, al igual que los sustantivos.

 

Los pronombres son de diferente clase. PERSONALES, REFLEXIVOS, POSESIVOS, DEMOSTRATIVOS, INDEFINIDOS, RELATIVOS, NUMERALES (ORDINALES, CARDINALES), RELATIVOS (INTERROGATIVOS)

 

Los pronombres se clasifican de forma tal que reciben casi las mismas nominaciones que los adjetivos. La diferencia es que los pronombres sustituyen al nombre o sustantivo, mientras que los adjetivos lo acompañan y lo determinan de diferentes formas.

 

 

CLASIFICACIÓN DE LOS PRONOMBRES

 

 

1. Personales

 

Los pronombres personales son los encargados de sustituir  los nombres o los sustantivos y las personas. Conservan residuos de la declinación latina y como el sustantivo ocupa sus mismas funciones. Podemos nominarlos de la siguiente manera:

 

 Sujeto     Complemento Directo    Complemento Indirecto   Complemento Circunstancial

 

YO                    ME                                        ME, MÍ                     (En) MÍ, (CON) MI (GO)

                    TE                                          TE,                                 TI                     

ÉL-ELLA      LE, LA, LO, SE, LOS, LAS  LE, SE,                          

NOSOTROS    NOS                                       NOS                                  NOSOTROS

VOSOTROS    VOS                                       VOS                                  VOSOTROS

ELLOS (AS)     SE                                          SE,                                 ELLOS (AS)

 

 

Algunos pronombres personales, según sea su función, se comportan como invariables y suelen confundirse con partículas idénticas pero con otras funciones. Así SE suele aparecer como partícula pasiva o impersonal. Por ahora daremos algunos ejemplos pero será en el análisis sintáctico donde nos detendremos en ellos.

 

Ejemplo:

 

1. María se lava su cabello

 

María es el sujeto que ejecuta la acción de lavarse el cabello. El SE sustituye a María y cumple la función de pronombre de tercera persona singular y femenina. Su función es de complemento indirecto (CI). Su cabello recibe la acción del verbo y cumple la función de complemento directo (CD).

Pero en oraciones como SE VENDE LIBROS, el SE es una partícula que no sustituye ninguna persona sino que es una partícula impersonal que indica la impersonalidad de ese tipo de oraciones.

 

Lo mismo sucede con oraciones como SE ven los rayos del sol. Aquí el SE es señal de pasividad. La oración es una pasiva con se. Puede transformase en algo así como LOS RAYOS SON VISTOS.

 

En ambos casos el SE no es pronombre personal, pues no sustituye una persona gramatical.

 

Deben evitarse el uso incorrecto de los pronombres LE y LA para evitar el leísmo y el laísmo. El LE siempre será complemento indirecto y el LA complemento directo y no al revés.

 

Se llama LEÍSMO, LAÍSMO,  y LOÍSMO, al empleo incorrecto de las formas átonas de los pronombres personales  LE, LA, LO, respectivamente. Este vicio se debe a que muchas personas, en lugar de atender al caso gramatical, se fijan en la terminación en -O o en -A de los sustantivos.

 

 

LEÍSMO

 

El error se presenta cuando se emplea la forma personal del complemento indirecto de los pronombres personales LE y LES con valor de complemento directo, cuando las formas que deberían usarse son LO, LA, LOS, LAS.

 

Ejemplos:

 

1. Le hirieron vilmente. Lo o la hirieron vilmente. El segundo es el correcto.

2. Les mire fijamente a los ojos. Los miré fijamente a los ojos.

 

La Academia Española acepta el uso de LE o LES en el complemento directo cuando se trata de personas.

 

Es correcto decir: Carlitos se extravió y no lo encuentro o Carlitos se extravió y no le encuentro.

 

LOÍSMO Y LAÍSMO.

 

Este uso incorrecto aparece cuando se emplea la forma personal del complemento directo, LO, LA, LOS, LAS, en una función de complemento indirecto.

 

Ejemplos:

 

1. Por favor te lo pido, cuéntala todo lo sucedido. Por favor te lo pido, cuéntale todo lo sucedido. La segunda oración es la correcta.

2. No te preocupes, cómprelo un par de naranjas. No te preocupes, cómprele un par de naranjas.

 

 

 

2. Demostrativos

 

Los pronombres demostrativos son similares a los adjetivos, solo que éstos sustituyen los nombres o sustantivos y los anteriores acompañan lo determinan. Algunos de ellos suelen llevar acento ortográfico y esa distinción les determina su función morfológica de pronombres.

 

Podemos nominarlos de la siguiente manera:

 

ÉSTE, ÉSTA, ÉSTOS, ESTAS

ÉSE, ÉSA, ÉSOS, ÉSAS

AQUÉL, AQUÉLLA, AQUÉLLO, AQUÉLLOS, AQUÉLLAS

 

Ejemplo:

 

Si ves esos perros con cuidado, descubrirás que éste es introvertido, cariñoso, ése, en cambio, es arisco y reservado, mientras que aquél es independiente, más libre y juguetón.

 

Las palabras distinguidas con negrita son pronombres demostrativos. Todos están en singular y pertenecen al género masculino, sustituyen a sustantivos, en este caso PERROS. Si observamos con detenimiento, veremos que el primero señala el perro más cercano (éste), el segundo, el perro un poco más alejado (ése) y el tercero, el perro más lejano (aquél). Este rasgo es propio de los pronombres demostrativos y por ello se les señala como deíticos.

 

3. Posesivos

 

Los pronombres posesivos también sustituyen a los nombres y las personas. Tienen la característica de señalar la propiedad de ellas.

 

Son los siguientes:

 

MÍO, MÍA, MÍOS, MÍAS

TUYO, TUYA, TUYOS, TUYAS

SUYO, SUYA, SUYOS, SUYAS

NUESTRO, NUESTRA, NUESTROS, NUESTRAS

VUESTRO, VUESTRA, VUESTROS, VUESTRAS

 

Como podrá observarse están muy ligados a las personas. Su uso es sencillo y no ofrecen complicación alguna. Algunos son idénticos a los adjetivos posesivos. Los pronombres sustituyen los sustantivos, en este caso las personas mientras que los adjetivos los determinan. Tienen los accidentes de género y número.

 

Ejemplos:

 

1. Esa casa que ves, allá lejos, detrás del árbol de mango, es nuestra.

2. El perro negro es mío y se llama igual que el tuyo, Capitán.

 

Las palabras distinguidas con negrita son pronombres posesivos.

4. Indefinidos

Los pronombres indefinidos suelen sustituir nombres también desconocidos o indeterminados.

 

Algunos de ellos son los siguientes:

 

ALGUIEN, ALGUNO, NINGUNO, NADIE, CUALQUIERA, QUIENQUIERA, CUALESQUIERA, POCOS, MUCHOS, TODOS, ALGO, NADA, DEMASIADO, UNO, OTRO, VARIOS, MUCHO, TODO.

 

Ejemplos:

 

1. Alguien llamó a la puerta y cuando salí no encontré a nadie.

2. Para algunos esto es normal pero ninguno sabe mi asombro.

 

Las palabras señaladas con negrita son pronombres indefinidos.

 

5. Numerales

 

Estos pronombres suelen sustituir cantidades o señalarlas. También están relacionados con personas.

 

Su número es ilimitado pues sustituyen o representan a los números y éstos son infinitos.

 

Ejemplo:

 

Los soldados atacaron de repente. Eran como mil y nadie los esperaba. Diez dirigían la operación y el doble se movían tras los árboles. Los primeros murieron pero los últimos tomaron la ciudad.

 

Las palabras distinguidas con negrita son pronombres numerales

 

6. Relativos

 

Los pronombres relativos se relacionan con otras partes de la oración y son pocos. Suelen subordinarse. También sirven para interrogar y así se les llama relativos interrogativos o exclamativos.

 

QUE, CUAL, QUIEN, CUYO, QUIENES, CUALES, CUYOS.

 

Ejemplo:

 

La casa que ves es de mi madre. La heredó de su padre que murió hace diez años. El árbol, cuyo tronco mide más de dos metros que está a su entrada, tiene la misma edad que mi madre.

 

Las palabras distinguidas con negrita son pronombres relativos.

Ejemplos:

 

1. -¿Quién lo mató?

2. -Fuente Ovejuna, Señor.

3. ¡Qué! ¡Miserable yo!

Enseñanza del español: Los adjetivos 1

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3. LOS ADJETIVOS

 

 

 

El adjetivo es una palabra variable que siempre va unido al sustantivo, lo califica, determina, enumera, le da extensión a su significado y  lo especifica. A pesar de que en algunas ocasiones no se encuentre ligado, a la para del sustantivo, siempre estará unido a él, es como un satélite que gira a su alrededor. Puede ir antes o después de él y siempre concordará en género y número.

 

 

1.      Adjetivos calificativos

 

Son los más frecuentes y abundantes. Tienen como función calificar al sustantivo, agregarle características, valorarlo, ampliara su significado.

 

Ejemplos:

 

La niña de los ojos azules, la mirada tenía triste.

 

Observe que azules califica al sustantivo ojos, mientras que el adjetivo calificativo TRISTE califica al sustantivo mirada. Está separado del sustantivo por el verbo conjugado tenía. Esto es posible y correcto. A esta forma algunos gramáticos le llaman PREDICADO CONJUNTO. En algunos casos califica el sustantivo del sujeto y en otras el sustantivo núcleo del complemento directo (CD). Esto enseña que el adjetivo calificativo puede ir antes, después o estar separado del sustantivo. Siempre concuerda con él en género y número.

 

Los adjetivos calificativos pueden modificarse a través de morfemas para significar diminutivos o aumentativos, tales como pequeñ-ito, pequeñ-ín, grand-ote, grand-ulón, fe-ito, fec-illo, etc.

 

También acepta los grados comparativos, menores, iguales o mayores.

 

Ejemplos:

  1. Luis es menos alto que Juan y más alto que Pedro.
  2. Roberto es alt-ísimo o muy alto. En este caso se le llama  grado superlativo.

 

 

2. La casa rosada es la más bella

 

Rosada y bella son adjetivos que califican al sustantivo casa, concuerdan con ella en el género femenino y el número singular. Observe que bella está separada por el verbo copulativo ES, por eso se le llama ATRIBUTO o PREDICADO NOMINAL o COMPLEMENTO PREDICATIVO. Esto se verá después.

 

Los adjetivos, en general, suelen colocarse a la par del sustantivo, ya sea antes o después de él. Sirven para calificar o dar cualidades de los sustantivos o determinar diferentes aspectos del sustantivo. Si van antes y expresan o intensifican cualidades que ya posee el sustantivo se les llama Epítetos: Blanca leche

 

Estas palabras que acompañan al sustantivo, antes de él o después sirven para expresar las más variadas cualidades de los sustantivos.

 

Si el sustantivo perro se le acompaña con el adjetivo bravo, logramos decir del sustantivo perro que tiene la cualidad de ser bravo. Una oración podría formarse así:

 

El perro bravo de Julio mordió un niño pequeño.

 

Observe que en la anterior oración, existen dos adjetivos calificativos: Bravo y pequeño. Este último nos indica que el niño que mordió el perro tiene la cualidad de ser pequeño.

 

La palabra calificativo expresa esa condición de estos adjetivos, de calificar, es decir expresar cualidades de los sustantivos. Observemos otros

 

Ejemplos:

 

1. Mi bien pintada casita la quiere comprar la gran empresa argentina.

2. El camino empinado me conduce a la ardiente y sencilla ciudad de Heredia.

3. Mi buen amigo Carlos lleva dos largos años sin poder comer su apetecida sopa de mondongo.

 

Note que bien y pintada están juntos, ambos son adjetivos calificativos porque califican a casita. A veces el sustantivo lleva uno o más adjetivos ante de él y también uno o más adjetivos calificativos después. Estos adjetivos puede ir separados por comas, conjunciones (y) o simplemente sin ninguna señal.

 

Otro ejemplo de adjetivos calificativos separados del sustantivo por un verbo conjugado, se encuentra cuando usamos el verbo ser u otros de igual función como estar, yacer, permanecer o quedar. Son las llamadas oraciones copulativas o de COMPLEMENTO PREDICATIVO.

 

 

 

Ejemplos:

 

1. El carro celeste es elegante.

2. La muchacha rubia está triste.

3. El muerto yace  inerme.

4. El tiempo permanece frío.

5. El niño huérfano quedó desvalido.

 

Observe que los adjetivos calificativos van después de un verbo conjugado. Están separados del sustantivo por este verbo, TRISTE, INERME, FRÍO Y DESVALIDO. En cambio los adjetivos calificativos van a la par del sustantivo, CELESTE, RUBIA, HUÉRFANO.

 

Por último debemos señalar que existen los llamados adjetivos calificativos EPÍTETOS. Es una especie de licencia expresiva y se hace para afirmar superlativamente una cualidad del sustantivo y suele colocarse ante el sustantivo.

 

Ejemplos:

 

1. No saben cuánto me deleitaba beber la blanca leche.

2. Salía con entusiasmo y me bañaba en la fría nieve.

 

Sabemos que la leche es blanca y la nieve fría pero el autor desea enfatizar esas cualidades y por eso las resalta con los adjetivos EPÍTETOS.

2. Adjetivos determinativos

 

Los adjetivos determinativos, como su nombre lo indica, determinan la extensión expresiva del sustantivo. Indican, muchas veces la cantidad de sustantivos, el espacio (cercanía o lejanía), la posesión del sustantivo, el orden, etc. Con algunos ejemplos se comprenderá fácilmente cuáles son estos y   su papel con respecto al sustantivo.

 

Ejemplos:

 

1. Este muchacho fue el responsable.

2. Ese animal asustó a la niña.

3. Aquel hombre quiso robarle el bolso a la joven

4. La llorona asustó a estos niños.

5. La policía arrestó a esos muchachos.

6. La tristeza embargó a aquellos jóvenes.

Las palabras en color morado son los llamados adjetivos determinativos y en este caso señalan la distancia con respecto al sustantivo:

 

Este = cercanía

Ese = un poco más lejano

Aquel = totalmente lejano.

 

Lo mismo ocurre con los plurales: Estos, esos, aquellos.

Así tenemos los primeros adjetivos determinativos que se les llama demostrativos.

 

1.      DETERMINATIVOS

 

a. Demostrativos

 

Estos adjetivos determinan, limitan, señalan la extensión del sustantivo y suelen colocarse únicamente delante de él.

 

Son los siguientes:

 

ESTE, ESE y AQUEL, ESTA, ESA y AQUELLA, ESTOS, ESOS y AQUELLOS, ESTAS, ESAS y AQUELLAS.

 

Este niño juega, aquel perro lo mira y esa ardilla le mira asustada.

 

Las tres palabras en negrita son adjetivos determinativos llamados demostrativos. La razón es que no solo determinan el significado del sustantivo sino que señalan la distancia de ellos con respecto al hablante y el oyente. Este indica cercanía, ese, un poco más lejos y aquel, el más alejado. Mantienen el género y número del sustantivo que determinan y siempre se colocan delante de él. No llevan acento ortográfico.

 

Este, ese, aquel, estos, esos, aquellos, etc.  

 

b. Posesivos

 

De igual manera existen otros adjetivos determinativos que se llaman posesivos.

 

Ejemplos:

 

1. Mi árbol dio frutos por primera vez.

2. Tu casa se destruyó

3. Su billetera la encontró aquel niño.

4. Nuestra morada permanece sola

5. Vuestra mansión es hermosa

6. La casa tuya se pintó de rojo

7. El carro suyo se varó.

8. El portafolio vuestro es muy valioso.

 

También forma parte del grupo de adjetivos determinantes posesivos los plurales de los ya señalados: mis, tus, sus, nuestros, vuestros.

Los adjetivos determinativos posesivos son los siguientes:

 

Mi, tu, su, suyo, suya, nuestro, nuestra, vuestro, vuestros, vuestra, vuestras, mis, tus, sus, suyos, míos, mías, suyas, tuyos, tuyas.

 

Note que todos ellos expresan la posesión del sustantivo e igual que los anteriores, se rigen por las personas gramaticales: yo, tú, él, nosotros, vosotros y ellos.

 

Éstos, al igual que los anteriores determinan al sustantivo e indican posesión. Algunos se colocan delante de él y otros después, concuerdan en género y número y no llevan acento ortográfico. Su número es limitado. Son los siguientes.

 

MI, TU, SU, NUESTRO VUESTRO, SUYO y SUYA, MIS TUS, SUS, NUESTROS, VUESTROS, SUYAS Y SUYOS.

 

Ejemplos:

 

Iremos en mi carro, bajaremos en tu casa y saldremos con nuestras hermanas. La hermana suya me pidió que invitara a mi novia pero preferí no hacerlo.

 

Las palabras en negrita son adjetivos posesivos. Todos, menos SUYA, se colocaron ante el sustantivo. Suyo, suya, suyos y suyas, siempre se usan después del sustantivo que modifican. Mi, tu, su, mis, tus, sus, siempre se usan delante del sustantivo y no tienen distinción para el género. Da lo mismo decir MI CASA que MI COCHE. El MI, permanece invariable para ambos géneros. NUESTRO, NUESTRA, NUESTROS, NUESTRAS, VUESTRO, VUESTRA, VUESTROS y VUESTRAS, pueden colocarse antes o después del sustantivo.

 

Lo mismo puede decirse:

 

Visité vuestra casa que visité la casa vuestra. Su uso antes o después del sustantivo es una decisión de estilo y no una regla fija.

 

c. Indefinidos

 

Estos adjetivos determinativos llamados indefinidos, como su nombre lo indica determinan vagamente al sustantivo, no lo precisan.

 

Ejemplos:

1. Algún niño fue el gracioso.

2. Ningún alumno quiere hacerse responsable.

3. Cierto día quise subir en el avión.

 

Observe que las palabras algún, ningún y cierto, determinan al sustantivo muy vagamente. Cuando se dice algún niño no se fija cuál es, es uno entre muchos.

 

Éstos son adjetivos que dan al sustantivo un valor poco preciso. Sirven al emisor para evadir una posible responsabilidad al señalar con precisión y claridad el sustantivo. Son vagos e imprecisos en su referencia al sustantivo. Concuerda con el sustantivo en género y número y puede indistintamente colocarse antes o después de él.

 

Ejemplos:

 

1. -Por favor, dígame quién disparó.

2. - No lo sé con certeza pero creo que fue algún pasajero.

 

La palabra ALGÚN es un adjetivo indefinido. Dice que fue algún pasajero pero no especifica cuál.

 

Los adjetivos indefinidos forman un grupo limitado. Podemos señalar los siguientes:

Solo damos el singular masculino:

 

ALGÚN, NINGÚN, OTRO, POCO, MUCHO, CADA (es invariable), ALGO (invariable), DEMASIADO, TODO, NADA (invariable), CUALQUIER (A), QUIENQUIERA, CUALESQUIERA.

 

d. Numerales.

 

Los adjetivos numerales se refieren a la cantidad que desean especificar de los sustantivos, el orden, y otras cualidades como si son múltiples, colectivos o distributivos.

 

El crimen fue cometido por dos sujetos.

 

1. Cardinales

 

Enseñanza del español. Los sustantivos

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2. LOS SUSTANTIVOS

 

 

Es para nuestro juicio la segunda parte morfológica VARIABLE de la oración en importancia. Sirve para nominar los nombres de las cosas, ideas, sentimientos, personas, seres inanimados e imaginarios, países, lugares, ríos y los más variados conceptos concretos, abstractos e imaginarios.

 

El sustantivo se distingue porque cumple con las más variadas funciones del verbo o de otras palabras. Es el núcleo de todas las funciones sintácticas de la oración. Otra cualidad es la facilidad con que se coloca en diferentes lugares de la oración.

 

Pueden ser el sujeto de la oración, el complemento directo, el complemento indirecto, el complemento circunstancial, complemento de otro sustantivo, como en Casa de madera, oposición, como en Pedro, hombre valiente, complemento de infinitivo, de participio, de adjetivo, etc.

 

Los sustantivos concretos son aquellos que expresan el significado de cosas, objetos, materiales. Dan significado a seres, fenómenos, elementos, etc. científicamente verificables. Los hay comunes, como árbol, río, casa, gallina y propios, que siempre se escriben con mayúscula, como Juan, Costa Rica, Irazú, etc. y los abstractos, como belleza, paz, tranquilidad, solidaridad que expresan sentimientos o ideas opuestas a lo concreto y que no son medibles. A otros se les llama colectivos porque expresan un grupo de elementos, tales como nidada, manada, etc., imaginarios como ángel, Dios, Demonio, Hada, extraterrestres, gentilicios como genovés, costarricense, ticos, etc., patronímicos, como Fernández (hijo de Fernando), Rodríguez (hijos de Rodrigo), etc.

 

Es importante señalar que palabras que no suelen ser por naturaleza sustantivos, son utilizados como si lo fueran. A esto se le llama SUSTANTIVACIÓN. La forma más fácil de realizarla es anteponiéndosele a la palabra (infinitivo, adjetivo, participio, etc.) un artículo o determinante.

 

Ejemplos:

 

1. El bien triunfa sobre el mal, aunque aparente lo contrario.

2. El ir y venir me tienen nervioso.

3. El amado está lleno de gozo.

4. Los malos muchas veces están en la calle.

 

Hay sustantivos que cumplen funciones del adjetivo. Esto es explican o califican el significado del sustantivo. Así cuando decimos que visitamos una casa DE MADERA, el sustantivo madera precedido por la preposición DE, cumple la función de una frase adjetiva y que suele llamarse complemento de nombre. Lo mismo ocurre en la expresión "Me encontré con una puerta SIN CANDADO". En este último caso la frase sustituye una oración subordinada adjetiva. Me encontré con una puerta QUE NO TENÍA CANDADO.

 

Los sustantivos poseen los dos accidentes más importantes, el de género y el de número. Los géneros más frecuentes son el masculino y el femenino. El neutro se da en casos especiales, sobre todo en la sustantivación.

 

Ejemplo:

 

Lo bueno, lo malo y lo feo, una película comercial.

 

El número se divide básicamente en dos: singular y plural.

 

Ejemplo:

 

El niño así como los ancianos deben considerarse seres inviolables de la sociedad.

 

En la anterior oración, niño, es singular y masculino, ancianos es plural y funciona para ambos sexos, masculino y femenino y seres es plural y funciona para ambos sexos, masculino y femenino. Esto es importante destacara porque recientemente ha aparecido un movimiento que iniciaron algunos políticos con la finalidad de atraer los votos femeninos que hace explícito el sexo de su discurso. Así suelen referirse a: Los niños y las niñas, ellos y ellas, unos y unas, y en cada caso reiteran el sexo. Esto debe hacerse en caso de expresar algún énfasis o interés particular pero nunca en todos los caso pues el idioma es suficientemente flexible para expresar el género cuando es necesario y si no lo hace la oración lo hará el contexto.  El movimiento feminista, a ultranza y destrozando la belleza y expresividad del lenguaje no logrará extirpar ese terrible mal social llamado machismo. Esto de ninguna manera significa que el lenguaje contenga estructuras, giros, expresiones, etc. de carácter machista. El lenguaje refleja las estructuras vigentes de la sociedad, es una programación permanente y como tal se comporta. Sus transformaciones son sociales y no personales.

 

 

 

 

Rima Gretchen Rothe de Vallbona

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Rima Valbona de Rothe (1931)RIMA GRETCHEN ROTHE DE VALLBONA

(1931)

 

Rima nació en Guadalupe, San José, el 15 de marzo de 1931. Sus padres el hijo de don Fernando Rothe Cornejo y Doña Emilia  Strasbrirges y Mathir.

 

Realizó los estudios primarios en la escuela Pilar  Jiménez y la secundaria en el  Colegio Superior de Señoritas Y fue Bachiller de Honor en 1948.

 

Obtuvo la licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad de Costa Rica, en 1962. Saco un doctorado en Lenguas Modernas en el Meddlebury de Estados Unidos, en 1981 y otro más en  La filosofía, en la Universidad  de Salamanca, obtuvo Diploma de  en Filología Superior en 1954 y luego La Alianza Francesa Le dio una beca  para que estudiara en La Universidad de París, Faculté de Lettres en 1953.

 

Ganó el Premio Aquileo Echeverría con su novela Noche en Vela.

 

Fue galardonada en 1983 con el Premio Agripina Montes del Valle, Colombia, con su novela Las sombras que perseguimos.

 

Desde muy joven se Traslado a los Estados Unidos de Norteamérica, donde reside actualmente. Trabajo como Profesora  de Literatura Española  y Directora de Literatura Hispánica  de la Universidad de Santo Tomás en Houston.

 

Es casada con  El Dr. Carlos  Valbona  Calbó, Barcelonés, profesor de  Director pediatría, rehabilitación y Fisiología en la Universidad de la Facultad de Medicina y  de Investigación de Texas, Instituto de Rehabilitación e Investigación, en Houston, Texas. Tienen  cuatro hijos: Nury, Carlos Fernando, María Teresa y María Luisa y radica en Estados Unidos.

 

 

LO QUE HA ESCRITO DE RIMA ROTHE VALLBONA

 

 

NOVELA

 

1. Noche en Vela: 1963

2. Las sombras que perseguimos: 1983

3. Mundo, demonio y mujer: 1991

 

CUENTO

 

1. La niña sin amor: 1971

2. Polvo del Camino: 1971

3. Caña Hueca: 1971

4. Cuentos para niños: 1971

5. La Broma: 1971

6. El árbol del Chumico: 1976

7. La salamandra rosada: 1979

8. Cosecha  de pecadores: 1980

9. Risas, canela  y miel: 1980

11. Baraja de soledad: 198310.

12. Mujeres y agonías: 1986

13. El Arcángel del Perdón: 1989

14. Los infiernos de la mujer y algo más ...: 1992

15. Mi alteránimas: 1998

16. A la deriva del tiempo y de la Historia: 2008

17. De augurios y señales: 2012

18. Tomy, La gata prodigiosa. Líos en el Paraíso: 2013. Escritos por Carlos, su hijo y ella.

 

POESÍA

 

1. Senderos del crepúsculo: 2014

 

TEATRO

 

1. El último denario: 1990

 

ENSAYO

 

1. Yolanda Oreamuno: 1971

2. La obra en prosa de Eunice Odio: 1981

3. Vida i suceso de la Monja Alférez: 1992

 

La primera novela de Rima Fue Noche en Vela y la presento a un concurso en 1964.1


Es la más conocida. La editorial de Costa Rica la publicó en 1967.

 

Es una novela intimista, Narrada desde voces casi siempre femeninas. Está Centrada en una familia, un lugar: la sala de la casa de Luisa, un acontecimiento: La Vela de la tía Leonor y un corto tiempo: una noche, hasta el amanecer. Desde este centro narrativo, se desprenden las historias personales de diversos personajes que de una u otra forma han tenido que Relacionarse con la tía Leonor, pero el eje lo centralizan, tanto la tía Leonor como su sobrina, Luisa.

 

 A Pesar De Que Leonor no narra su vida, sí conocemos, un Través de las otras voces, su vida, sus defectos y Su relación vertical con sus familiares que VIVEN su casa. Tía solterona que Recibe de su hermano, Cuando muere su esposa, la custodia de sus hijos, tres hermanos de Luisa. A Pesar De qué se oponen A LOS designios de su padre, todos Irremediablemente Deben vivir en la casa de la tía. Algunos, Después de pelear con la tía se dan por vencidos y se alian con ella para poder subsistir y vivir en paz; otros como Luisa, y la odian Sufren sus vejámenes. De esta situación inicial se van desprendiendo Diferentes historias, tiempos y ambientes y van configurando el marco total de la novela, como un mosaico de vivencias, confesiones y diversos conflictos psicológicos, de personalidad y sobre todo de realización vital de los Mismos. Los personajes, relacionados con su tía, se convierten en héroes degradados, Víctimas de las programaciones sociales y psicológicas de un personaje inflexible, avaro, Inhumano, seco, alienante y enajenado. El resultado esperado y es preciso: una situación degradada final, un Pesar de la muerte de todas las Desdichas, la tía Leonor.

 

Existe otra vertiente Importante en la sobrina Luisa, la búsqueda de Dios, como salvación a todos sus hombres, como Respuesta a sus múltiples inquietudes, religiosas y filosóficas. En ella centra parte de su vida pero su meta no se Logra, privan las dudas, producto de la formación de su infancia por su padre que se consideraba ateo y por las pocas e inseguras respuestas que recibe a sus profundas dudas religiosas. También en esta vertiente, el personaje permanece degradado, insatisfecho. Priva el odio de una y el miedo de la otra. La segunda ha muerto y la primera busca su identidad, su razón de ser, pareciera que en la fe.

                                                                                                                                                                         

La segunda novela Recibió el nombre Las sombras que perseguimos Fue y editada en 1983.2

 

En esta novela se acentúa la búsqueda de identidad de los personajes, Víctimas de circunstancias ajenas, muchas veces, a pesar suyo. Desde el inicio, se Utiliza del texto escrito por otro y accidentalmente hallado, del personaje desconocido y que él mismo no sabe, despues del accidente quién es y hacia dónde va. Este Pretexto Permite al sujeto de la enunciación ir Introduciendo Diferentes personajes e historias que Forman el marco general de la novela, cimentada en conflictos individuales de identidad, de carencia de proyectos vitales, de soledad y de Interioridad. Los personajes se desnudan y muestran sus Limitaciones, sus impotencias, sus anhelos frustrados y resaltan los vicios crónicos de nuestra sociedad: el machismo y la ONUDI en una él, vejamen a la Mujer, hipócrita religiosidad, más parecida una superstición que a fe, y vivir del parecer no ser del, incomprensión del que se sale de lo común CREAR Logra y nuevas y sugerentes alternativas (campo del arte, la poesía y la novela), el autoengaño como una salida a las críticas malintencionadas del grupo social, tal el caso de personajes CREAR para fingir compañía y no soledad. Todo ello se configuraciones en sombras que los personajes persiguen. Debe señalarse También el servilismo político de nuestros gobernantes que declararon la guerra, nada menos que a Alemania, la expulsión de ellos de nuestro país, el robo de sus bienes, la participacion de un costarricense en la guerra de Viet Nam. Su muerte y, como Atmósfera de esa parte de hipocresía y servilismo de los  Costarricenses o parte de ellos, el de Los Poderosos. Se vivia más del parecer que del ser. Por eso la novela busca la identidad no sólo de los personajes sino del País. Tal vez Debería aclararse que en nuestro caso la identidad hay que buscarla en la diversidad. 

                                                                                                                                                          

La tercera novela de esta autora que Publicó la Llamó Mundo, demonio y mujer Y se publicó en el año 1986.1

 

Esta novela de Rima acentúa la temática de las anteriores, solo que el mundo privado de los personajes sobre todo el de Renata Aparece más descarnado y lleno de contradicciones. Los binomios pecado-culpa, Dios-Demonio, mal bien, la obediencia (Sumisión) - trasgresión, libertad-prisión, matrimonio, divorcio muerte vida, Individuo-sociedad, deseo-abstinencia, Placer-sifrimiento, hombre-mujer, mundo ese codifican de Renata.

 

De Esta Manera esos microtemas van tejiendo la trama de ese personaje símbolo que retrata de cuerpo entero una sociedad machista, de valores judeo-cristianos alienantes sobre todo para las mujeres, de absolutos Rigurosos que se enmarcan en el pecado y el castigo, en Dios y El demonio, el bien y el mal y el premio del más allá para quien cumple fielmente con los AEE y programaciones religiosas permanentes y que con el paso del tiempo han llegado A Ser la codificación de valores de nuestras sociedades.

 

El dilema de Renata (vuelta a nacer) es la felicidad, la libertad, la realización de sus proyectos pero trasgredir el pecado, sobre todo los principios (la moral) cristiana.

 

Escoge el viaje como meta de sus soluciones pero en ellos tampoco encuentra esa piedra filosofal. Viaja a la niñez, la adolescencia, al país de origen y si bien es cierto libre de las cadenas del marido, encuentra momentos de alegría, la verdad es que sigue en la misma situación Cuando regresa a su punto de partida, el presente. Quizás el pecado Tener conciencia clara de su viaje esencial, la búsqueda de su ser prístino, se pierde en los recovecos descamino, Comprender el pecado que la felicidad es escurridiza, inaprensibles solas y que Existen momentos indescriptibles de ella y que lejos de ser un Estado es una búsqueda.

 

Lo anterior ha Hecho que pensadores, escritores y científicos consideren que la vida es indefinible. Para una entelequia poetas Llegan hasta a pensar que es un sueño, una ilusión, y otros una quimera, una mentira, el Sonar de otros, una mentira fugaz.

 

Esta novela es una ejemplar no solo en el tratamiento temático sino en su caudal literario. A Pesar de estar dividida en partes tituladas bajo conceptos que adelgazan el contenido, citas textuales y epígrafes alusivos a lo tratado más adelante, la obra se Manifiesta en un discurso espontáneo, creativo, de dos niveles básicos: el presente con las tertulias de los sábados de Renata con otras amigas, las historias paralelas, tal el caso de la monja mexicana, Sor María Marcela o las que TRAE A Colación en forma espontánea Sonia, su vida cotidiana y las intromisiones de Renata en su mundo interior y viaje a la niñez que se Evoca, como un refugio, un lugar ameno, un remanso de felicidad, una especie de virginidad y pureza espiritual.

 

El camino de Renata hacia su adultez está signado por la castración, el pecado, la culpa y el castigo. Ya de niña Recibe de su Madre una educación del "no" que le Impide ir descubriendo por sí sola sin programaciones y Sociales el mundo, su mundo, su desarrollo, su cuerpo y su belleza en todo sentido. El contacto con su familia y familiares es castrante, enajenante, de miedo. Y si a ello agregamos la educación religiosa, los consejos del cura Libidinoso y Vargas su código enfermizo, el banquete está completo.

 

El lector asiste un holocausto Renata donde un familiar, la esposa, la mujer es la Víctima y su esposo, Antonio, el victimario. Es testigo, también de una larga historia de Mujeres Víctimas de lo mismo. El machismo, la visión de la mujer, ya no como ladrona, sino por la razón de ser mujer Se convierte, desde los inicios de la "civilización" es un Objeto más del hombre, una razón para compartir sin disfrutar, sin dar más que un pago monetario, EN OCASIONES exiguo por sus "servicios". A Pesar de Ser Objeto y sujeto nunca, ha DEMOSTRADO y la novela lo señala los grandes atributos científicos, estéticos, creativos, de ingenio que sobrepasan la estulticia de tantos hombres que ponen su único atributo es la fuerza bruta.

 

Esta Condición de la Mujer en la Sociedad, un Pesar de los movimientos feministas de Liberación, tiene la aceptación de una Mayoría de mujeres. Su religiosidad casi enfermiza las Somete Fácilmente A LOS códigos inhumanos exigidos por La Jerarquía. Acepta de grado todo vejamen para Evitar el pecado, la culpa y el castigo eterno. Es incomprensible que los papeles TENIENDO importantes en el campo de la educación, tanto formal como informal en su hogar, Someta A sus hijas un esos códigos férreos machistas que la sociedad les exige.

 

La búsqueda de Renata de su propia identidad y con ella de la felicidad, la llevan un Situaciones extremas. Incapaz de separarse e impedida por él para divorciarse de Antonio, ve la solución de sus hombres, su fracaso de vida, en el suicidio. Se prepara para ejecutarlo, escribe una carta y ya en el momento de tomar la cápsula Recibe una llamada de Antonio que le informa que esa noche no llegará a su casa por razones Propias de vuelo. Ella piensa en sus hijos solos y desposeídos, en la mañana siguiente, con su madre muerta y sin saber qué hacer, decidir, no su plan de ejecutar.

 

Renata recorre Una a una las estancias de su pesadilla, su infierno, su infelicidad y no encuentra un respiro a su vida. Es una sonámbula que pasa por todos los tormentos maritales desde la primera noche de bodas, las traiciones de Algunas amigas, los engaños y vergüenzas al conocer las infidelidades de las sirvientas con hasta Antonio, Los maltratos verbales y las Agresiones físicas de su marido y las humillaciones de su suegra. Se refugia en sus tres hijos pero ellos no llenan el vacío existencial, La necesidad de amor, de ternura, de comprensión que ella, como mujer necesita CUALQUIER.

 

Es esta la novela que Reúne todos los ingredientes de la mujer agredida, del machismo, de la Mujer Víctima de las programaciones sociales y la infelicidad en TODOS LOS NIVELES, un Pesar de Ser profesional el personaje femenino no escapa una Condición de la ESA.

 

Su lectura es una Necesidad social no solo para mujeres sino para todos Aquellos que esten Dispuestos a compartir en las uniones permanentes o no, proyectos vitales que les aporten Atisbos, Aunque pequeños momentos de realización y felicidad.

 

La editorial EUNED recién publicó en el año que pasado una obra que llamaron sus autores, Rima Vallbona y su hijo Carlos F. Vallbona, Tormy, la gata prodigiosa Líos en el Paraíso. La clasifican como cuentos costarricenses.

En realidad y para este comentarista es solo un cuento maravilloso contemporáneo que algunos podrían ubicar como literatura infantil pero que para mi criterio es más que eso.

Si analizamos la estructura formal del cuento, verificaremos claramente que pertenece a los famosos cuentos maravillosos de hadas.

El relato parte de una situación inicial negativa donde  tanto la gata Tormy, como sus amiguitos, pasan por una serie de situaciones peligrosas para su integridad ante un oso que amenaza con matarlos. Es así como el relato abre la virtualidad del conflicto y gracias a la astucia logran salir airosos. Toda la situación inicial reviste ese carácter negativo por parte, tanto de la gata como de los niños. Esto permite abrir un proceso de mejoramiento para salir de esa situación y es gracias a la astucia y la inteligencia de los tres que logran superar esa prueba particular, al monos por esos momentos pues tendrán, antes de resolver su conflicto principal que pasar por varias aventuras y lograr, al final del relato la satisfacción del éxito al vencer a su más acérrima enemiga, la bruja Maleva.

En los cuentos maravillosos de hadas, tradicionalmente la estructura plantea como primera prueba particular, el poner a los personajes bajo un código moral que le convierte no solo en vencedor de esa prueba sino en merecedor de un elemento mágico, capaz de resolver, ya en las aventuras posteriores, varias tareas-cumplimiento o luchas- victorias para alcanzar al final el total éxito de su empresa.

 No es en este relato un código moral quien le posibilita el elemento mágico para futuras aventuras sino la inteligencia, la astucia, los atributos, sobre todo de la gata Tormy, pues es capaz por sus propios méritos de cantar, maullar y hasta silbar. Atributos que la hacen ser especial y  merecedora de elogios por parte de autoridades y vecinos del pueblo y despierta el interés de Maleva que la secuestra y encierra en una jaula. Así los elementos mágicos están en la misma gata y no son otorgados por un dador extraño a su naturaleza.

Cabe destacar que la gata Tormy tuvo que vencer hasta la privación de la libertad y ser atada a una cuerda porque tanto sus amigos como la madre de estos, les desagradaba sus fechorías, propias del animal, que cazaba animalitos en los terrenos aledaños y los llevaba a su casacón lo que causaba molestias a los adultos. Tanto es así que Maleva le declaró la guerra e impedía hasta que pasara al frente de su casa y por la acera. Fácilmente se observa en el comportamiento de ella las conductas insidiosas de los adultos contra los animales y su maldad con respecto a su misma naturaleza. Es un verosímil dl relato que deja ver claramente esa dicotomía entre adultos, niños y mascotas.

 "Era obvio que todos querían tocar a Tormy; incluso Maleva Calamitosa. Pero sus razones eran diferentes, pues tenía planes para Tormy: la quería para esclava, no para compañera. Además, a Maleva no le gustaban los animales." p . 35.

Intentó Maleva comprarla  pero terminó secuestrándola. Fue así como sus amigos acudieron a una hada buena que les prestó ayuda y les ofreció consejo para conseguir ciertos elementos naturales con los cuales pudieron luchar contra enemigos poderosos y vencerlos en luchas desiguales pero guiados por la astucia. Así Zoraida, el hada madrina, asumió el rol de aliada y les dio los consejos necesarios y oportunos para llegar al  éxito. Y afirma que ella no puede matarla pues es esencia de actos de bondad y no de maldad.

Y solo observemos los elementos mágicos que concede esa hada madrina: primero para el  tiempo para que los niños puedan realizar sus aventuras sin llegar tarde a su casa. Y gracias a una energía atómica pueden dejar de dormir, comer y viajar a través de un enorme perro enorme llamado Wáscar que se convierte en el transporte necesario para los grandes recorridos que deben emprender. Les da algunas recomendaciones  para esos viajes, tales como cerrar los ojos mientras los realizan y les cuenta que Wáscar lleva en su cuello una mochila con todo lo necesario: unos polvos mágicos, un frasco piramidal, un escudo a prueba de fuego, una jarra de barro, una bolsa de cuero de culebra y  un espejo.

El viaje de los dos amiguitos de Tormy se ubica en tres puntos geográficos diferentes: La montaña de Pumamarca, "listada en el arcoiris, el volcán Arenal en Costa Rica yuna montaña llena de pinos y abundante vegetación y animales en Norteamérica.

En los dos primeros ya habían recogido el agua especial, la arena y otros elementos importantes para resolver la lucha-victoria que deberían realizar antes de partir para su casa de habitación, lejos de estos distantes lugares.

Una vez que vencieron al oso emprenden el viaje de regreso, a través del lomo y la velocidad de su aliado y amigo Wáscar, eso sí después de obtener el agua clara del lago que era el tercero y  último elemento ingrediente.

Y por último se llega a la situación final de mejoramiento y resolución de los conflictos;

Zoraida mezcla la  tierra de colores del arcoíris con el agua cristalina del lago y la revuelve bien. Se dirigen a la casa de la bruja Maleva Calamitosa para rescatar a la gata Tormy, y se dirige a casa de Maleva para infringirle el castigo:

"-Así fue como decidí que su castigo sería el de sufrir la persecución de Tormy, igual que su gatita la sufrió todo este tiempo. Ahora, como ratón (la transformó), Tormy la perseguirá a ella; vivirá el resto de su vida como un ratón gris oscuro que tendrá que andarse con cuidado de que no lo cace Tormy o cualquiera otro gato. Tiene la suerte de que se le ha dado una segunda oportunidad de seguir viviendo. ¡Tal vez se compone mejor como roedor!" P. 85.

Y hasta aquí, para mi criterio llegaría el relato al final pero el código de verosímil, gracias a las reflexiones y apreciaciones del narrador cambia, de pronto, y da unas explicaciones de índole religiosa que violan el mismo código que tan bien había desarrollado y transforma a Zoraida en ángel de la guarda y agrega tópicos de la Biblia que, repito, violan el verosímil de todo el relato y lo finaliza con moraleja incluida.

Agradable relato maravilloso que lejos de apartarse de la realidad, la incorpora y denuncia una relación muy importante entre la naturaleza y el hombre, en este caso a través de una mascota y dos niños y sus relaciones que se tornaron conflictivas gracias a la insidiosa permisiva de algunos adultos con los animales y su naturaleza.

 

 



1 Rothe de Ballbona, Rima Gretel. Noche en Vela. Ed. Costa Rica, San José, 1967.

2 Rothe de Ballbona, Rima Gretel. Las sombras que perseguimos. Ed. Costa Rica, San José, 1983.

 

1 Rothe de Ballbona, Rima Gretel. Mundo, demonio y mujer. Arte Público  Press, Houston,, 1986.

Álex Solís Fallas

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ÁLEX SOLÍS FALLAS

(1958)

 

Alex Solís Fallas nació en San Isidro de Pérez Zeledón, el día 14 de abril del año 1958. Ocupó algunos cargos públicos como el de Contralor de la República.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ÁLEX SOLÍS FALLAS

 

NOVELA

 

1. La autoridad política: 2008

 

Esta es una novela porque así la llama el autor que algunos la califican de Ciencia Ficción. Ello no es cierto. El autor utilizando una primera persona trata de narrar el caso real, personal que le correspondió vivir como Contralor de la República. Utiliza para ello un contexto político: Instituciones, Poderes y personajes, que aunque disfraza con nombres modificados, todos los costarricenses saben de quienes se trata. Es una historia narrada en forma tradicional, sin censura, de denuncia política, monofónica y con clara vocación denunciante.

 

No existe intención, por parte del autor de crear una obra literaria. El tema no importa. Pudo haber sido el mismo pero no se lo propone y lo que logra es una crónica detallada de las actuaciones corruptas de los políticos y de los hombres que están detrás de ellos. Una verdad pública y no privada. Pues es notorio el papel que jugó, para solo citar un ejemplo, la Sala Constitucional, con respecto a la Reelección Presidencial en Costa Rica, con nombre y apellidos y muchas otras más. Es una historia reciente que aún está en la retina de los costarricenses. Lo mismo podría decirse de las leyes de implementación al Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos.

 

Si el lector desea conocer más de cerca todos esos hechos corruptos de los políticos costarricenses, en esta crónica, lo encontrará en abundancia.

 

May William F

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 MAY WILLIAM F.

(          )

 

May  William F. nació en

 

 

LO QUE HA ESCRITO MAY WILLIAM F.

 

 

NOVELA

 

1. El informe Alfa: 2008

 

Esta novela de May  William F, llamada El informe Alfa, la publicó en el año 2008 y es la única obra que conocemos de este (a) autor (a).2

 

Es típicamente una novela que pertenece a la categoría de lo maravilloso en su variante de "ciencia ficción". Es quizás la única novela de ese género que se ha escrito en Costa Rica.

 

La novela es de paradigma tradicional, un narrador protagonista y secuencias lógicas entre causa y efecto. Consta de ocho capítulos  con sus respectivos títulos que adelantan el suceso que se narrará y describirá: una misión difícil, una terrible decisión, etc.

 

La estructura temática está determinada por la irremediable destrucción de la humanidad. Casi se puede especificar como una autodestrucción.

 

Tres enviados de otra galaxia: Beta, Gama y quien narra (el jefe) son los encargados de observar el planeta tierra y llevar un informe sobre su evaluación. Éste es el informe Alfa.

 

Luego de un corto tiempo de estos seres poderosos y evolucionados entre los humanos conocen la naturaleza de la tierra, sus habitantes y sus características y llegan a la conclusión de que este planeta debe exterminarse. La decisión es unánime y no admite dudas.

 

El jefe de los extraños y de regreso a su lugar de residencia, medita y decide aplazarla orden y regresar a la tierra para vivir en un núcleo pequeño llamado "La Familia" durante un tiempo adecuado con el fin de conocer los humanos bajo esa organización social y solidificar su decisión final.

 

Así se inicia una segunda parte de la novela con el estudio de una familia típica terrestre y bajo la presencia invisible de los extraterrestres. La novela se detiene en el proceso de la constitución de la familia y la rutina diaria, los problemas de sus integrantes, primero los esposos y luego éstos con los hijos. En este caso son tres niños adoptados pues la esposa de "El Varón" no puede concebir debido a un trauma de niña que sufrió en un bus escolar. En ese accidente murieron varios compañeros. Es por ello que se inclina por la adopción de tres hijos de diferente color o razas (es un término malempleado pues solo hay una: la humana. Debió decir etnias)

 

A pesar de la oportuna descripción de los hechos que han llevado a la humanidad en el planeta tierra a iniciar el proceso cierto y seguro de la destrucción, la visión es bastante superficial y las respuestas son obvias a pesar de ser ciertas y no importarles a quienes lo provocan. Veamos algunas:

 

1. Sociedad violenta.

2. Poco evolucionada. Recién caminan erectos y ello causa una serie de enfermedades.

3. Se matan entre ellos mismos y se suicidan.

4. Varios idiomas. La comunicación entre los humanos es limitada.

5. Engañan, roba, y matan.

6. Se pelean y se destruyen entre sí.

7. Son defectuosos.

8. Son belicosos.

9. Se matan con sus mismos medios de locomoción.

10. Son salvajes.

11. Son desconfiados. No confían ni en su sombra.

12. Son ambiciosos y todos desean ser ricos y engañan, corrompen y matan por ello.

13. Destruyen el ambiente si es les depara riqueza. Y la vida en general. Matan los animales si les impiden el logro de la riqueza y protegen a los que les dan dinero y hasta se los comen.

14. Ha hecho de las guerras su riqueza material. Desde 1914 hasta el final del siglo han matado 244 millones. En la primera guerra mundial mataron 10 millones de seres y en la segunda 55 millones.

 

No se enumeran las guerras llamadas santas, ni las de la edad media, no las cruzadas, ni las hechas por los imperios: las césares, los Carlos, Los Atilas, y qué decir del origen de todas las religiones, ¡todas! Se iniciaron como imposiciones bélicas, fueron aliadas de los poderosos y los protegieron en el poder y aún lo hacen y promovieron la extinción de quienes no creyeran en ellas. ¿Cuánto indígenas murieron en América bajo la tutela de la cruz y la espada de la religión católica? Siempre encontraremos a las jerarquías religiosas del lado del poderoso como cómplices voluntarios y gananciosos y no precisamente de almas.

 

En el segundo viaje de los extraterrestres a la tierra se especifican más las relaciones interfamiliares  que evidencian esas mismas características.

 

A pesar de que lo verosímil sería que ellos conocieran de antemano la realidad terráquea, lo cierto es que la misión continúa en el seno familiar. Al final de la novela verificaremos que la Suprema, "La madre tierra" conocía esa realidad.

 

La rutina de la vida en familia se da de igual manera que lo expuesto en la parte anterior. Odios, peleas, desacuerdos, intrigas, amor a lo material, carencia de valores espirituales, separaciones, desavenencias, rivalidades entre hermanos, maltrato a los animales que dicen amar, engaños, mentiras, robos, venganzas, destrucción de la naturaleza, etc. Todo esto les convierte en seres llenos de enfermedades, belicosos, traidores, criminales y la sociedad en:

 

Sociedad de enfermos físicos, morales, mentales y espirituales, es la sociedad humana!"1

 

El final de la novela se inicia con los informes de los tres hermanos Alfa, Beta y Gamma. Los dos últimos llegan a la conclusión de que la tierra debe ser destruida y en su lugar crear una nueva sin todos esos vicios de los humanos, sabios y menos educados. No debe salvarse ninguno.

 

Alfa después de oír los informes ciertos y detallados de sus hermanos hace el suyo que difiere no en lo apreciado por sus hermanos sino que reconoce en algunos humanos el deseo y las obras rectificadoras de esa conducta irracional por destruir la naturaleza y matarse unos a los otros. Así decide prolongar su existencia con el fin de dar una segunda oportunidad a la raza humana para rectificar su autodestrucción y suicidio generalizado.

 

Lleva los tres informes ante los sabios de su galaxia y es la Suprema quien toma la sabia y última decisión. Considera muy exactos los informes de Beta y Gamma pero al final aprueba el de Alfa porque encierra un gran sentimiento un tanto en extinción: El perdón.

 

Novela positiva de gran valor didáctico, ejemplar en lo expuesto y narrado. Fundamentada en la realidad que vivimos y de gran actualidad. Podría ser el texto de la educación cívica en Costa Rica.

 

A pesar de no ser una novela con los últimos adelantos de la novela polifónica y derroches literarios, enmudece a políticos, religiosos, "sabios" y doctos profesionales que son capaces de matarse entre sí, disfrutar de ello, y destruir su propia casa en aras del poder y de la riqueza, pasajeros.



2 W. F., May. El informe Alfa. Ed. Copieco de San Pedro, San José, 2008.

 

1 W.F.May. Ob. Cit., p. 141.

Luis Yuré (Seud) (sin fecha de nacimiento y nombre oficial)

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LUIS YURÉ

(Seud.)

(     )

 

Luis Yuré que debe ser el seudónimo de este escritor afirma que él es Bachiller en Literatura y Licenciado en Psicología y entre otras ocupaciones trabajó como locutor de radio, cómico, curandero (sobador) y con otras personas fundó el movimiento Neuróticos y practica la homeopatía. Ignoramos si esto es en broma o en serio. Según Alexander Obando ahora vive en los EEUU. y debe haber nacido en el año 1966. Parece que él fija su nacimiento el 23 de junio del año 1948. No tenemos ninguna seguridad. Es un representante de la antipoesía. ¿Recuerdan al poeta chileno Nicanor Parra? Por ahí anda su creación.

 

 

LO QUE HA ESCRITO LUIS YURÉ

NOVELA

 

 

1. Alba en rodajas: 2002

 

POESÍA

 

1. Tuanis Opus Palo: 20021

2. Fe de ratas: 20092

 

 

Esta es la única obra que conocemos de Luis Yuré. Ni siquiera sabemos si es su nombre o un seudónimo. La publicó en el año 2002 y la llamó Alba en rodajas.3

 

Formalmente no es una novela, por lo menos tal y como la conocemos. Aquí se inicia la ruptura que experimenta el escritor con todo lo establecido. Es el inicio de la rebeldía, de la visión onírica, subconsciente, contestataria, revolucionaria de la realidad y el lenguaje es el primero que sufre esa violación. La obra se presenta como un juego, un mosaico de imágenes, a veces aparentemente absurdas que van configurando un caleidoscopio de aristas, límites, vértices, contrapuntos, letras, figuras, que en total dan esa gran metáfora rebelde, pecaminosa, irreverente, asesina de la realidad. La imagen final es una historia completa de cobardías, de hipocresías, de lugares comunes, de avenencias, de conformismo, de captación, de manierismos, de códigos, de camisas de fuerza, de prisiones disfrazadas de castillos. El escritor se burla de ellas, las ridiculiza, las desnuda, las expone, las encara, las enfrenta, las niega, las liquida para dar paso a la esencia de esa rebeldía, la muerte del ser, de la vida, el triunfo de la mediocridad, sobre la libertad. Es un desfile de imágenes cotidianas que de tanto verlas y sufrirlas cobran título de ciudadanía, carné de oro pero la imagen violenta, cruda, intrusa, tipo bisturí, penetra en ellas y las evidencia, las tira a la calle, las expone al juicio de la libertad.

 

Es una obra poética, lírica, expresiva, violenta, destructora de mitos, poses y exposición de verdades hipócritamente acalladas. Es un mural descarnado, furioso, insurrecto, rebelde, de esta sociedad caricaturesca que tenemos irremediablemente que soportar.

 



1 Yuré, Luis. Tuanis Opus Palo: Editorial Universidad de Costa Rica, San José, 2002

2 Yuré, Luis. Fe de ratas: Teatro y Poesía. Ed. Germinal, San José, 2009.

3 Yuré, Luis. Alba en rodajas. Ed. Veritaac, San José, 2002.

María Alexandra Tomaseting Chiuch

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MARÍA ELEXANDRA TOMASETING CHIUCH (italiana)

(1943?)

 

María Alexandra nació en Italia donde Se graduó como profesora en el área de La Psicología Después poco y se traslado a vivir a Canadá por varios años.

 

El 16 de noviembre de 1974 Llegó a Costa Rica. Le agradó el país, su clima y su gente y se quedó con nosotros.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ALEXANDRA TOMASETING CHIUCH

                                                                                          

NOVELA

 

1. Nido Materno: 1997

 

La única obra que conocemos de esta escritora es Nido Materno y la publicó en 1997.1

 

Esta obra que escribió María Alexandra no es una novela y tampoco Pertenece a la literatura. Es un libro pedagógico que tiene muy claro el interés por ejemplarizar motivar y a los jóvenes, sobre todo, en la vida hogareña y positiva, alejados de los vicios y bajo un paradigma cristiano familiar. Es un claro ejemplo de lo que Algunas personas, Conocimientos pecado, novela llaman, un hijo que libros todo lo contrario de ellas. El libro se parece más un manual de conducta de las Naciones Unidas Que a una novela.

 

Sandra, la madre de Geannina Establece Una relación no solo de madre con ella sino que desde el momento en que se percata de que su hija está embarazada comienza su instrucción sobre el embarazo, el hijo que crea, el ambiente que le Debe rodear, su y José esposo cada una de las acciones que Realiza. Un diálogo Es a veces la parte presencial y teléfono por mayor. En el libro se dan viajes interplanetarios y de Conversaciones con Dios Geannina hasta. Los cuidados de la futura madre y su conducta abarcan todos los Aspectos apenas imaginables siempre bajo una visión positiva de la vida y de la humanidad. Escapan los n ejercicios, los aeróbicos, las dietas, los juegos, las canciones, los sentidos, la filosofía, las curiosidades, los homosexuales, los astronautas, et. Todo tiene su análisis y Recibe el tratamiento Adecuado Según la visión religiosa e idealista de la madre. La obra Se convierte en algo así como una utopía del nacimiento y los cuidados que Deben Recibir la madre y el hijo que nacerá. Es una obra típica de las programaciones.

 



1 Tomasing Chiuch, María Alexandra. Nido Materno. Edición propia de la autora, San José, 1997.

Valerie San Román (sin fecha de nacimiento)

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VALERIE SAN ROMÁN

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LO QUE HA ESCRITO VALERIE SAN ROMÁN

 

NOVELA

 

 

1.   Una flor en el fango: (sfe)

 

Este relato que la autora llama novela aparece sin fecha de publicación y sin editorial. Lo edita EDISA, una litografía que desconocemos. Tiene una extensión de 34 páginas. Es un relato sentimental, causal y bajo la vieja teoría del determinismo social. Los hechos se dan linealmente. Una niña llamada Isabela se presenta en la casa cural de una comunidad y pide posada al sacerdote. El ama de llaves de la casa se encarga de atenderla y brindarle lo necesario para que pase la noche en esa casa. Es huérfana y sus parientes cercanos la echaron de la casa. Tiene una hermana que corrió mejor suerte que ella pues fue adoptada por una familia rica. El otro día el sacerdote la lleva a una casa de monjas y ahí llega hasta los dieciocho años, cuando debe salir a enfrentar la vida, sola y sin oficio en la calle. Se enfrenta a patrones que desean tener relaciones sexuales con ella y dinero fácil pero ella siempre desecha tales propuestas. Termina en una casa cabaretera, como bailarina y compañera de hombres que acuden allí para obtener los favores pagados de ella. Alquila un apartamento y vive lo más decentemente que puede hasta que se enamora de un vecino hijo único de una anciana, pero antes de casarse con ella abandona la casa para irse a un lugar desconocido a obtener dinero. Por una carta ella se entera de que el joven regresará, después de dos años, donde su madre, casado y con un hijo. Decepcionada, Isabela regresa a la casa de citas y trabaja ahí durante un tiempo. Antes  se entera de que su hermana gemela se casa con un hombre adinerado igual que ella y decide visitarla. Su hermana es orgullosa y la desprecia. Por ello regresa desconsolada a su apartamento. Poco después se enamora de un joven y se casa con él pero sus desdichas aumentan al tiempo para ella y sus tres hijos. El marido se dedica al vicio del licor y termina en la cárcel por un delito cometido. Un veinticuatro de diciembre decide visitarlo en la prisión, más por la suplica de sus hijos, que por propia iniciativa. Ahí pasan un día relativamente feliz, se intercambian promesas y se vislumbra una posible vida mejor.

 

Como puede fácilmente observarse, el relato podría ubicarse en la vieja escuela naturalista, sólo que el personaje no cae en el abismo que solía esperar a los personajes de ese movimiento, pero sí se nota el determinismo social. Los acontecimientos son presentados, sin causa alguna, forzados y repentinos. Esto hace que este relato se torne superficial, sentimental, tierno y artificioso.

 

Es de escaso valor literario y más se presenta como una lección moralista preventiva y un elogio a una joven que se mantuvo virtuosa en medio del fango social.

María Juan Juan (sin fecha de nacimiento)

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JUAN JUAN MARÍA (seudónimo)

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LO QUE HA ESCRITO JUAN JUAN MARÍA

 

NOVELA

 

1.   La flor de dos tiempos: 2000

 

La flor de dos tiempos Es la única novela que conocemos de Juan María Juan. La publicó en el año 2000.1

 

Esta novela es tradicional, Monofónica causal, biográfica. Es la increíble historia de una mujer en una sociedad degradada. Es un desgarrado testimonio, narrado por Laura, desde una perspectiva personalista. Es una sola voz y está muy cerca de la autora. Realmente no sabemos, sino por Indicios del relato Que es una mujer la que narra y de origen española. Porque esto es más verificables desde el inicio Así lo testimonia la obra. Narra desde un presente de adulta mayor, y Cuando Se encuentra liberada del camino depravado que Seguí, Según ella, hasta que encontró a y Yahvé se hace Cristiana.

 

La historia comienza Cuando ella era muy niña, y recuerda a su padre, un hombre depravado de linaje español, ateo, casado con quien por primera vez con Clotilde Tuvo cinco hijos y además un engendro dos hermanas Beatriz y Sofía de Entre ellas varias hijas, Se encuentra a Laura. Así nacieron Laura, mayo, Lucrecia y Angélica de él y Beatriz y Jorge, así se llamaba el español, y Sofía. Todos vivian Bajo un mismo techo. Beatriz lo deja al conocer que Jorge deseaba LLEVAR A VIVIR A ese harén A UNA joven prostituta y se va a sufrir con sus hijas una vida de miseria y abandono. La madre y la niña Laura, Deben trabajar como empleadas domésticas y comienza una descripción ininterrumpida de acontecimientos truculentos, de abusos, orfandad, violaciones, depravaciones, tan impresionante que nunca antes habíamos leído una historia tan increíble e inhumana. Laura no da tregua, se interna en su vida ya borbotones, AGUACEROS, chaparrones, de desgracias, caídas y levantamientos, se interna en su vida y las relaciones con una jauría de hombres que no o Fellini Perro Mundo, Antúnez, jamás, llevar a la Imagen. Ni las novelas de prostitución del naturalismo, ni el tremendismo Fueron la sombra de lo que se va presentando ante nuestros ojos. No hay espacio ni tiempo para Detenerse. La narradora no da tregua ni para respirar. Leíamos la novela y en la Televisión Española Daban algunas noticias. De pronto apareció la imagen Bárbara de un tumulto de bestias de dos patas que corría desaforadamente por las calles de Pamplona seguido por otras bestias de cuatro patas. Esa imagen brutal, propia del realismo mágico, semejaba a la narradora presentando su vida amenazada por los hombres y la Depravación social de una sociedad corrupta, enajenante y que ella llama, pagana.

 

Las escenas se desarrollan Básicamente es un pequeño pueblito que se coligativas y que es Costa Rica. Hay escenas en San José, alcalde de La Parte, en Puntarenas, Limón y Cartago. Por siete años estuvo fuera del país, primero en España y luego en los Estados Unidos. En todos ellos se da la misma situación degradada. Luchando por Laura comer, sobrevivir, víctima del chantaje, de la lujuria, de los vicios, de las intrigas, de la Utilización malsana, del envilecimiento. Su vida gira, desde el intento de incesto de parte de Jorge, la separación de sus hermanas y el confinamiento en el orfanato de monjas, hasta que a ella le llegó el momento de acompañarlas. La búsqueda de trabajo y la Violación por parte de su jefe, un odontólogo, los abortos constantes, Los amores de Manolo, Guillermo, Gerardo, Guido, el Dr. Alemán, quien la Violo, y Luis, otro médico con quien se casó y Tuvo dos hijos, Bruno y Braulio. Y después la vida de perros callejeros que le tocó vivir con él. Pero no se crea que ella se quedó rezando en la casa. También Inicio Un Proceso de amantes, no sé cuantos, ORGIAS, noches de marihuana con su amiga Marta y un hijo del expresidente que señala como Manos Limpias, hongos, licor, viajes de placer, los encuentros con los gringos, chinos, brujas, concubinatos. No había límites al desafuero, y Estuviera Estuviera donde  Con el que Se presentará más a mano. Viajó de amante en amante, pobres, chulos, ladrones, ricos, gringos, La distinción alguna pecado. De aquí para allá. Los hijos se los dejo el depravado esposo con Mujeres y Distintas Fueron creciendo, Mientras ella luchaba aferrada a la locura del sexo y la marihuana, hasta que llegó el momento, Cuando Se cuerpo daba señales de envejecimiento y la lectura de la Biblia le estimulaba a dejar esa vida de tragedia. Al final encuentra un hombre joven que le da un poco de paz a su vida desenfrenada y se Estabiliza con pobreza en un apartamento cerca de la Universidad de Costa Rica. Ve languidecer a todos los que le hicieron daño, familiares y conocidos, incluyendo a, su madre Beatriz, que había escogido el camino de una secta religiosa, equivocada Según ella, y que tanto daño le había hecho a ella y sus hermanas. El capítulo final lo dedica a una especie de perdón, sobre todo para sus hermanas e hijos.

 

La novela Se ofrece un respiro en solitario, de vez en cuando, son citas textuales de la Biblia Durante toda ella que va intercalando, es una especie de intertextualidad, que Airea el relato, lo permea, lo serena, un Pesar De Que Algunas citas reflejan la ira de Yahvé. La novela está Narrada con ira, con violencia, con un lenguaje directo, no hay espacio para la Insinuación, para el distanciamiento, es un lenguaje descarnado, despiadado, unívoco, sin rodeos, sin metáforas, aproximaciones pecado. Es una narración TAPUJOS pecado, al pan, pan, y al vino, vino. Novela de efectos, reflexiones casi pecado, causal. La tesis religiosa de su Redención es válida para ella, un Pesar De Que Llega Cuando ya está madura, Y posiblemente no lo sea para todas las mujeres y menos la sociedad, Porque no se atacan las causas y efectos entre China y los ya Cuando el Mal muy avanzado. La liberación de la mujer y del hombre de una sociedad degradada, tal cual la describe la narradora ya todas luces lo que es así, solo Puede Lograr Efectos positivos, SI SE OBTIENE El Camino del cambio de las programaciones permanentes degradantes que destruyen al Individuo, la familia y la sociedad en general, como son el machismo, el racismo, las drogas, las injusticias sociales, la desigualdad, la violencia, etc Todos Estos Efectos se engendran en SEE estructuras sociales que hemos llamado permanentes y las que propician las religiones , las estructuras de poder, el lenguaje, Ideologías Ciertas, la misma Condición patriarcal de la familia, las relaciones de poder, la educación y otras de menor Importancia.

 



1 Juan Juan, María. La flor de dos tiempos. Ed. Guayacán, San José, 2000.

 

Paulina Forero de Carvajal (sin fecha de nacimiento)

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PAULINA FORERO DE CARVAJAL

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LO QUE HA ESCRITO PAULINA FORERO DE CARVAJAL

 

NOVELA

 

1. El perro de don Bruno: 1986

 

Es la única obra que conocemos de Paulina Forero de Carvajal. La llamó El perro de don Bruno y la publicó en el año 1986.1

 

Es una novela tradicional, causal, monofónica. Es personalista, pero en ocasiones cede la palabra a los personajes y esto le da interés a lo narrado. Es una novela que bien podría enmarcase en la corriente naturalista, donde el destino y el medio, así como las ambiciones desmedidas de algunos personajes los  llevan a fracasar y sufrir sus propias demasías. No obstante esa dominante fuerza del destino, no es solo despiadada. Los personajes, si bien es cierto, sufren espontáneamente fracasos inmerecidos, algunas veces, también ocurren encuentros casuales, ángeles de la guarda, héroes mágicos que salvan, en el preciso momento, de caer en desgracia, al personaje principal, Georgette. El medio es adverso pero el personaje obtiene aliados que le conducen a una situación final feliz, cosa que no ocurría en las novelas de prostitución. Además, las escenas no se describen grotescamente. Es más bien una presentación y comentarios de parte del narrador, los que enuncian tales acatos. Es una novela de comentario, de juicios de valor, ideológica, de posición moralista, de buenos y malos donde triunfan los primeros a pesar de su aparente precariedad.

 

Esta novela tiene como escenario físico algunos países de Europa, Grecia, Francia, Rusia, Polonia y Bélgica. El tiempo histórico se ubica en los años previos a la segunda guerra mundial y se extiende hasta el año 1959, aproximadamente. La historieta es sencilla a pesar de que la novela se asemeja a una narración de aventuras. Tiene la misma estructura de viajes, procesos degradados, de mejoramiento, encuentros, separaciones, muertes, arrestos, secuestros, huidas, regresos, hasta llegar a consolidar un hogar que fue el sueño de Georgette. Precisamente éste es el personaje sobre el que giran todos los acontecimientos, a pesar de que en algunos, ella no aparezca. Es la clásica madre que huye de su pueblo natal con su hija pequeña, víctima de la agresión y las amenazas del padre vicioso y alcohólico. Se hospedan, en varias ocasiones, en centros para huérfanos atendidos por monjas y la madre busca trabajo en restaurantes. La niña recibe educación formal en escuelas y colegios hasta el tercer año de secundaria, cuando su madre, aconsejada por la ambición, decide sacarla para colocarla a trabajar, cerca de un hombre que cree millonario. La joven de catorce años es secuestrada por una organización de trata de blancas, ligada al vicio y la madre muere después, loca y desesperada por tal acontecimiento. Luego da comienzo otra historia que aparece como independiente. Se trata de Bruno, su hija y su nieta. Es un zapatero que se traslada a trabajar a París y en los suburbios de la ciudad se establece e inicia una vida positiva y satisfactoria. Por una enfermedad muere su hija y él queda al cuidado de su nieta, hija de un español malvado y rico. Descubre, en una fonda, donde debe almorzar, una joven que sirve a la dueña del negocio, llamada Georgette y le ofrece su casa para que duerma y atienda a su nieta y los quehaceres domésticos. La nieta crece y la joven se convierte en la tutora de la niña. La ayuda en todo, hasta que a los catorce años Pamela, la nieta, decide participar en una carrera de caballos con obstáculos. El abuelo se resiste a ello, pero al final, a pesar de gastar gran parte de sus bienes, acepta complacerla. Muere en el intento, al caer del caballo y poco después, el viejo bruno, también muere. La única herencia que recibe Georgette es el perro Príncipe. Decide partir en busca de su madre y  le comunican su muerte, se encuentra con unas amigas que trabajan en un centro nocturno y consigue trabajo en él. Ahí conoce a un joven bailarín, Sergio, de quien se enamora y él la saca de ese ambiente, no sin antes, contarse ambos sus historias, llenas de aventuras. Las desavenencias de Sergio con su padre, por el futuro suyo, lo llevan a vivir apartado de la casa paterna y al encontrar a Georgette, ve la posibilidad de formar un hogar con ella. Es el momento en que la fuerza nazi comienza a movilizarse por varios países europeos y la guerra se intensifica. Georgette que era de origen judío es apresada y enviada a Polonia a un campo de concentración. Sergio entra en la GESTAPO con el fin de rescatarla. Después de varias aventuras y aliado con Príncipe, lo logra y se establece en Bélgica con un par de hermanos industriales que le ayudan, pues eran dos de los más de veintiséis mil judíos que él había ayudado a obtener su libertad, de los campos de concentración. Visitan a los padres de Sergio, le pagan la casa en que viven y regresan a Bélgica donde se establecen a cuidar sus tres hijos y vivir felices.

 



1 Forero de Carvajal, Paulina. El perro de don Bruno. Lit. e Imprenta Lil, San José, 1986.

 

Henry Douglas Márquez Chicas

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HENRY DOUGLAS MÁRQUEZ CHICAS

(1979)

 

Henry estudió y se graduó en Diseño Publicitario en La Universidad de las Ciencias y el Arte de Costa Rica (UNICA). Ha participado en innumerables eventos afines a su profesión. Salvadoreño naturalizado.

 

 LO QUE HA ESCRITO HENRY DOUGLAS MÁRQUEZ CHICAS 

 

NOVELA

 

1.   Piratas de otras costas: 1997

 

                                                                             

Esta novela fue escrita fue escrita por  Henry Douglas Márquez y fue publicada en 1997.1

 

Es una novela de aventuras, doctrinal, lineal, causal monofónica. No tiene ningún interés literario. Su lenguaje es descriptivo, natural y sin más intención que contar una historia que conduzca al lector a un posible encuentro con Dios.

 

El tiempo histórico donde se ubican los acontecimientos, más que todo batallas entre ingleses, unos aliados del Rey y otros piratas, se traslada al siglo XVI, cuando los piratas despojaban a los españoles del oro que habían robado a los indígenas de América y luego se alude a la guerra de 1712, entre piratas y oficiales ingleses.

 

Se inician una interminable lucha entre ambos grupos en el mar y los puertos. Unas veces ganaban unos y otras los contrarios. Los piratas se organizaban alrededor de la figura de León, el capitán y Neyla, entre quienes se estableció un romance amoroso. Toda la historia gira alrededor de una isla llamada fantasma, unos mapas colocados en una botella acerca de su posición y un tesoro que habían enterrado los piratas en forma secreta. Después de innumerables incidencias, viajes, batallas, crímenes, ajusticiamientos, encuentran (León y sus subalternos) la botella con los mapas y se dispone buscar la Isla Fantasma. Encuentra la isla y  emprenden su expedición tierra adentro hasta que llegan a una cueva y aquí se inicia una lucha entre los piratas y los fantasmas, esqueletos, espíritus, etc. Esta aparición de los fantasmas abre la virtualidad, al final de la novela e inesperadamente acontecimientos sobrenaturales de una manera natural, pero que tienen como fin el final doctrinal del triunfo del bien (Dios), con una situación final positiva de cuento de hadas que incluye hasta la boda de León con Neyla. Por supuesto que encuentran el tesoro y vencen a los fantasmas o estos se dejan vencer.

 

Novela sin aspiraciones, llena de reiteraciones a veces empalagosas, batallas sin fin, de fuerte carga ideológica por parte del narrador-autor y nada más.

 



1 Márquez Chicas, Henry Douglas. Piratas de otras costas. Una historia que cambiará su vida. Ed. H. D. Márquez, San José, 1997.

Irene Guzmán Ferreto

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IRENE GUZMÁN FERRETO

(1991)

 

Irene Guzmán Ferreto nació en Cartago Centre el día 14 de noviembre del año 1991. Bisnieta de Adela Ferreto. Apenas cumplió los diecisiete años. Es estudiante del Colegio Experimental Bilingüe José Figueres Ferrer. Con esta novela clasificada como literatura infantil ganó un buen premio en efectivo que patrocinó la Embajada de España y el Museo de los niños en el año 2008.

 

 

LO QUE HA ESCRITO IRENE GUZMÁN FERRERO

 

 

NOVELA

 

1. Castillo Fantasía: 2008

 

El primer nombre que recibió esta novela infantil fue Una gran familia y será publicada por Alfaguara con el nombre Castillo Fantasía.

 

Es una novela una novela de la llamada literatura infantil por la simple razón de que va dirigida a los niños y trata temas maravillosos que impresionan a los niños.

 

La historia que se narra es sobre las aventuras de Mario, un niño de nueve años, Ana Sofía de ocho y María Luisa de 11. Todos huérfanos. Viven en un orfanato hasta que aparece un buen samaritano rico que lo invita  a la fiesta navideña que se llevará a cabo en su mansión. Reciben comidas deliciosas y golosinas así como juguetes inimaginables y muchos otros regalos. Es en esa casa que conocen a otros dos personajes Julián y Rebeca, hijos de los dueños de la mansión, Raúl y Elena.

 

Los niños ricos se hacen amigos rápidamente de Mario, Ana Sofía y de rebeca los niños pobres. Los niños huérfanos discurren sobre las posibilidades de que adopten a las niñas. Es la tía Carlota que se encarga de llevar a los niños pobres, junto con sus sobrinos al Castillo Fantasía, un fantasioso parque de diversiones donde resolverá la adopción de los niños.

 

Novela positiva con una visión fantasiosa de la realidad y una clara idea de resolver el problema de los niños pobres, sobre todo de los huérfanos.

 

 

Albán Mora Vargas

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ALBÁN MORA VARGAS

(1984)

 

Nació el 01 de marzo del año 1984, en La Uruca, San José.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ALBÁN MORA VARGAS

 

 

NOVELA

 

1. Cuaderno de rencores: 2005

 

Esta novela fue premiada1 y publicada por la Editorial Costa Rica en el año 2005. Es una novela tradicional, lineal, monofónica, que oscila entre psicológica (S. Freud y los famosos complejos de Edipo y Electra), existencialista al estilo de Hesse, Camus o Sastre, de aventuras (Ulises) y hasta policíaca. La historieta es una mezcolanza de todas y violatoria en muchísimos casos de lo verosímil del relato, lo posible e indicial.

 

La novela comienza con el estereotipado ardid de unos manuscritos encontrados al azar. Su narrador es protagonista pero en algunas ocasiones conoce hasta los pensamientos de los personajes que describe. (Violación de lo verosímil). Luego va introduciendo en el discurso narrativo a dos personajes protagónicos en la novela. Se trata del mismo narrador (que llamaremos el joven) y Jen, una jovencita que sufre la desintegración de su hogar, tanto por culpa de su padre como su madre. Esta última llega a situaciones extremas con ella desde que era apenas una niña. El joven con quien tiene sus mayores conflictos es con su padre u no atiende sus necesidades psicológicas. Ambos, cada uno por su lado y sin conocerse, se van de la casa rumbo a un país del Norte, sin casi dinero y ninguna preparación para enfrentarse a un mundo distinto y desconocido.

 

Ingresan con visas de turista por cuatro meses. Es el joven quien narra y describe como en retazos su estadía en un hotel y el trabajo en la alberca que le satisface la comida. Es ahí donde conoce a un señor llamado Brett de unos 40 años que como ellos se muestra enigmático y solitario, a la joven Tía Kate que recibe visitas nocturnas y se gana la vida satisfaciendo a los hombres por una paga. Brett es uno que todas las noches la visita pero para por la compañía y nunca por el sexo.

 

Se inicia un proceso de amistad o acercamiento entre el joven y Brett y este último le ayuda a encontrar algunos trabajos ocasionales que le aportan algunos ingresos para satisfacer otras necesidades. En ocasiones sabe que es Brett su padrino porque éste se lo dice pero hay por lo menos una, al final de la novela que el lector social no encuentra el origen de ella: la obtención de la residencia que nunca solicitó, esperó o hizo algo por obtenerla. Otras veces le sirvió al mismo Brett de mensajero: traer y llevar documentos que Brett le daba en un parque y que él nunca supo de lo que se trataba. También le contacta con un editorial donde le dan trabajo de traductor del español al inglés.

 

En esa cadena de encuentros conoce a Jen y establece una amistad enigmática, llena de deseos pero más de incomunicación, reproches y ocultamientos, sobre todo de sus respectivos orígenes y sus familias. Así se configura el triángulo de la soledad, los rencores, los odios y ocultamientos. Se vive más de la apariencia, del parecer que del propio ser. Ninguno, ni los jóvenes josefinos ni el gringo Brett tienen proyectos y más se convierten en marionetas de sus propias nadas existenciales.

 

La historia de  Brett es más sencilla y aquí no podemos hablar de ningún complejo a no ser de una culta que nunca se menciona. Su esposa muere con su hijo en un accidente. El joven amigo lo descubre también por accidente, cuando al llegar a la meta en una carrera de bicicleta se cae y ve como Brett camina un poco hacia el monte y limpia una humilde tumba que recuerda los restos de sus familiares. Días después se trasladan a una isla cercana donde hay una casona vieja abandonada. Esa fue la morada de Brett hasta que llegó el accidente. Ahí permanecen unos días y luego regresan al hotel. Es en este lugar que el joven, al entrar en él ve a Brett con una niña en sus brazos, más tarde sabremos que se llama Justine, y su madre La Tía Kate que regresaba después de mucho tiempo. De momento el lugar se llena de gozo pero éste desaparece cuando la madre de la niña sale a traer un chupón con leche y nunca llega al hotel. Justine se queda con Jen y el joven porque las ausencias de Brett aumentan y se alargan cada vez más y hasta la Migra lo busca en el hotel y se ve obligado a disfrazarse de ciego para pasar desapercibido y no ser apresado.

 

Al final de la novelita el joven, Jen y Justine se trasladan a vivir a la casa de la isla y entre otros objetos encuentran un piano que días antes Brett había comprado para Jen y su hija Justine (violación del verosímil porque él nunca hacía el amor con La Tía Kate).

 

La novela termina con la llegada de una carta del correo y Jen descubre que es la residencia. Esto trae un ambiente positivo y quizás de esperanza. Nunca se supo quien  mandó la residencia y el lector social tiene una gama de supuestos pero nunca de certezas. La verdad es que el joven nunca realizó algo que lo hiciera merecedor a tal reconocimiento.

 

EL narrador termina la obra con una comparación no solo entre el joven y Ulises a la llegada a Ítaca (aquí la isla Wildron en Cowlitz Bay) y el fin del relato que Brett le dio en alguna ocasión sobre su esposa y la estadía en la isla.

 

El espacio físico no tiene que ver nada con los espacios reales pues el único que es verdadero es e de la novela y por ello ni quita ni agrega ningún valor literario a la novela. Lo mismo debe afirmarse de los otros contextos, el social, el psicológico y el biográfico pero eliminar estos prejuicios de los "críticos" es una tarea imposible de lograr. Los únicos  contextos reales son los del discurso narrativo los otros pueden ser motivo de inspiración, referentes esclarecedores, auxiliares del lector social por nada más. Todos los contextos son nuevos aún aquéllos que se nombran con sus propias acepciones.

 



1 Mora Vargas Albán. Cuaderno de rencores. Ed. Costa Rica., San José, 2005.

 

Michael Elizondo Brado

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MICHAEL ELIZONDO BRADO

(1982)

 

Michael Enrique Elizondo Brado nació en San José Centro el día 22 de octubre del año 1982.

 

Mi nombre es Michael Elizondo Brado, soy un joven escritor que apenas incursiono en este campo y realmente me gustaría poder recibir el apoyo de su parte. Hace una solicitud con humildad.

 

"Tengo 26 años y ésta es mi primer publicación, soy un joven que ha tenido que valerse por sí mismo, desde la edad de doce años he tenido que vivir solo, sin ningún amparo, no ha sido fácil, no obstante la vida me ha enseñado a luchar por lo que quiero, por más lejano que se vea. 

Realmente mi único anhelo es poder hacer llegar mi primera obra a la mayor cantidad de personas y que estas a su vez, juzguen mi trabajo, lo evalúen y disfruten. Mas todo esto se me ha tornado muy difícil, puesto que yo decidí publicar mi libro por mí mismo y no con el respaldo de una editorial, por lo que la parte publicitaria la he realizado a pasos de hormiga (cabe mencionar que si fue impreso por publicaciones El Atabal, perteneciente a editorial Uruk)".



LO QUE HA ESCRITO MICHAEL ELIZONDO BRADO

 

NOVELA

 

1. Afath I. El nacimiento de un mago: 2009

 

Agregamos una reseña publicada por Sergio Loría en el blog Círculo Maat.

 

La novela se desarrolla en una tierra llamada Monsmar, que se ve amenazada por el creciente poder de un hombre misterioso llamado Kárval. Nadie sabe que el poder de este hombre reside en que es un mago, un antiguo linaje que domina las fuerzas naturales.

Cuando todo parece estar perdido, la esperanza renace en un joven llamado Lail, que descubre lo que es mundo de la magia y que el mismo es un mago, tal vez, si consigue terminar su entrenamiento, el único capaz de enfrentarse a Karval.

La propuesta del libro me pareció bastante fresca, aunque el tema de los magos sea pues, ya recurrente en la literatura fantástica. El tema de la magia y ser mago, es explorado exhaustivamente por el autor, y aun que es un tema que, por naturaleza nos resulta misterioso y de difícil definición, AFATH verdaderamente nos lleva por un camino de aprendizaje en forma clara y sencilla, sin caer en el simplismo y la vaciedad.

No obstante, si me parece, de forma muy personal, que existen ciertos puntos débiles en la obra, principalmente el manejo del lenguaje.

El libro en sus primeros capitulos parece ser a veces un poco parco de palabras y con descripciones demasiado someras. No es que eso sea en si un error, dado que es una forma de expresión propia y el estilo de descripción depende del autor, pero puede, si se maneja incorrectamente, llegar a no crear un ritmo de lectura que haga al autor, mantener el hilo de lectura. Hace falta un cierto manejo de los puntos y comas, además de combinar palabras, para crear dicho ritmo. Afath parece no explotar lo suficiente este aspecto de la expresión escrita. No obstante, conforme nos adentramos cada vez más en los capitulos, esa arritmia parece diluirse, y el mundo de Monsmar cándidamente nos atrapa.

Empero esos detalles que por momentos parecen venir amenos la produccion, hay que dejar un detalle muy claro.

Nosotros aquí en el Círculo MAAT, creemos que una obra fantástica, no tiene valor solo si se trata de una produccion literaria, sino que vale por si misma...El profesor J.R.R Tolkien, , quien no solo escribió fantasía sino que teorizó al respecto, veía a la fantasía como un valor en s mismo., la capacidad de la mente y del espíritu humano de crear mundos diferentes, de ver una realidad poderosa, mas allá de los aspectos concretos de la realidad; a esto, lo llamaba subcreación, aplicándole el termino Mitopoeia (poetizar los mitos, pero también, simplemente el crearlos.). La fantasía tiene pues, un valor artístico y espiritual en sí mismo, tanto para el que los crea como para el que vive la obra. Esta es nuestra base para decir que una obra fantástica, no se hace necesariamente por lograr un producto literario..sino por hacer mitopoeia (fantasía), lo cual abre al camino no solo a la produccion literaria, sino también ala música, la televisión y el cine, e incluso, al por muchos infravalorado Cómic. Todos tenemos el derecho, la capacidad y el privilegio de hacer fantasía, sin que esto nos encasille en alguna forma de expresión, o que se valore en términos exclusivamente, literarios, cinematográficos o pictóricos. Y en esto, AFATH cumple su cometido. de manera que, nosotros somos capaces de apreciar una obra como creación en un aspecto puramente literario, pero también capaz de hacer "apreciación mitopeica" sobre una obra fantástica.

Esta novela no solo aborda los aspectos fundamentales de la temática fantástica que son la magia, la relación de ser humano con esta y de la decisión que debe de tomar este, frente al bien o al mal, sino que es profundamente evocativa hacia mitos tanto universales como locales. Realmente uno se ensueña con estas visones de gigantes y dragones, que nos lleva al corazón mismo de la leyenda. sin embargo lo que me llama mas al corazón, son ciertas evocaciones que nos resultaran hermosamente familiares: clima, ambiente, etc ...

 

 

Carlos Alvarado Quesada

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CARLOS ALVARADO QUESADA

(1980)

 

Carlos Alvarado Quesada nació en  De San José el día 14 de enero del año 1980. Estudio periodismo en la Universidad de Costa Rica y obtuvo una Maestría en Ciencias Políticas en la misma universidad.

 

Algunos Ha publicado libros de cuentos y gano el concurso de cuento de La Revista Nacional de Cultura de la UNED, En el año 2003. Con la presente novela gano el premio Joven Creación de La Editorial Costa Rica.

 

Actualmente labora como asesor político en La Asamblea Legislativa y ha impartido lecciones en la Escuela de Ciencias de Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica y la Escuela de Periodismo de la Universidad Latina.

 

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS ALVARADO QUESADA

 

NOVELA

 

 

1. La historia de Cornelius Brown: 2007

2. Las posesiones: 2012

 

CUENTO

 

1. Cuatro aperturas para Ningún final: 2003

2. Transcripciones Infieles: 2006

 

La primera novela que ha publicado este joven escritor, la Llamó La historia de Cornelius Brown: 2007.1

 

Es una novela de las llamadas de espacio, tanto físico como interior. Es el viaje a la nada, al desengaño A los espacios vacíos. Se estructura como una novela de Situaciones: el personaje anónimo que dura y no vive, que ACUDE como autómata a la búsqueda de algo en que asirse pero encuentra solo la incomunicación. Vive en San José y adolece de un proyecto vital. Es por ello que Se convierte en el símbolo de una Anodina sociedad, que camina por inercia, que siente la nostalgia de algo encuentra solo y soledad, el personaje Asé Establece relaciones casi impersonales, absurdas, con mujeres un tanto parecidas a el.

 

Toda la novela gira Alrededor del absurdo:

 

"El aborto ni me fu ni fa y me la discusión hasta me aburre, Será porque la evado, y sí las religiones las odio a Pesar De Que Respeto a sus practicantes, un poco menos sus jerarcas espirituales. Uno que otro es respetable.

 

 

Entonces quién soy ¿? Si no soy ninguno de Todos los antes mencionados, solo me queda un camino, una salida lógica. Soy el hijo de puta, soy el hombre "normal", soy el opresor ,..."2

 

El hombre normal. Esa es la clave de la novela ese personaje anónimo o el mismo doble Cornelius Brawn Representan el ciudadano corriente, anodino, vacío, el que vive solo por durar, el Incapaz de llenar los espacios perdidos, quien vive solo para el parecer y parecer es el . Su única búsqueda es el reconocimiento, el Premio de otros tan vacíos como él.

 

Detrás de esa  vacuidad se esconde el joven ya no tanto de las generaciones anteriores que se olvidó de sus luchas personales y sociales y se refugio en el anonimato, en el vivir, durar perdón, escondido en su bienestar económico como única meta.

 

Novela de ruptura, de despojo, de impotencia, de absurdos, de Sentidos pecado de espacios perdidos y vacíos, expresada en un lenguaje directo, Expreso, indicios pecado, pecado aproximaciones, sin rodeos, sin preámbulos. Quizás por ello se torna irreverente, fuerte, hiriente, pecaminosa para el hombre corriente, "normal" que se nos antoja en general en nuestra sociedad mediocre.

 

Las Posesiones, es la segunda novela de Carlos Alvarado Quesada y  así, en plural, es el nombre polisemántico que el autor Carlos Alvarado dio a su segunda novela escrita recientemente y publicada por Uruk Editores. Y es que desde el título la novela sugiere una pluralidad de sentidos, voces y evocaciones de diversos momentos históricos que sufren los personajes.

La novela se estructura en tres secciones o partes con los títulos, Posesiones y pesadillas, La culpa que durmió en Crystal City El tiempo y la sangre. Cada una de ellas muy bien estructurada tanto desde el punto de vista de la enunciación, como de los acontecimientos que tejen la urdimbre de hechos en los que se ven implicados los personajes. La primera parte incorpora a una pareja de recién casados que vive una experiencia armoniosa y cobijada por la comprensión, el trabajo y la esperanza de realizar su proyecto vital lo mejor posible, vivir en un lugar más tranquilo, construir su casa y procrear uno o dos hijos.

La rutina de esta pareja, Ana y Samuel se ve de pronto interrumpida por una carta que llega a sus manos misteriosamente donde se le comunica a Ana, la muerte de su padre biológico.

Este recurso de las cartas abre la virtualidad de un mundo oculto, misterioso, lleno de intrigas, dolor y sufrimiento. Y comienza, poco a poco a develarse un pasado familiar desconocido pero muy ligado a un contexto histórico que si bien conocido universalmente, oculto en los aspectos privados individuales y humanos. Se trata del contexto de la segunda guerra mundial donde Alemania al mando de Hitler inicia el holocausto del pueblo judío y declara la guerra a Italianos, japoneses, y hace que Estados Unido, Rusia y los pueblos aliados se enfrenten en una guerra a nivel mundial.

Ahora bien ese contexto histórico de los primeros años de los cuarentas tiene consecuencias en nuestro país y es en ese trasfondo particular donde se inscribe la novela. El mundo privado de los alemanes, italianos, japoneses y costarricenses de origen alemán que sufren despiadadamente las consecuencias de una guerra que no propiciaron, en la cual no participaron y hasta desconocían. Ese contexto ha pasado casi desapercibido, oculto, en nuestra historia oficial y el autor de esta novela se convirtió por un tiempo en investigador del mismo o ofrece su verdad literaria de ese mundo privado, misterioso, inhumano, y que deja patente la vileza de algunos protagonistas de la historia oficial, actores directo e indirectos de todo ello.

Y es en ese momento donde se abre la historia privada a la mirada literaria, esa verdad única, producto de la creación, a través del lenguaje polisémico. Y se convierte en la única forma de conocer la privacidad de ese mundo donde el hombre se muestra tal como es, se descarna y ofrece la esencia misma de su ser y desaparece el parecer con una sola finalidad: la creación artística de las pasiones, vivencias, dolores, angustias, impotencias del ser humano en un contexto del que le es imposible salirse.

La primera parte Posesiones y pesadillas introduce los personajes en un mundo desconocido. Ana y Samuel, casi sin proponérselo, rechazando ese mundo no deseado, ese origen genealógico que los conduce a esas pesadillas y posesiones múltiples que los destroza, los desnuda ante la verdad de su origen y el despojo, no solo de sus pertenencias sino de la propia libertad de lograr y concretar su proyecto de vida, en el caso de Ana y Samuel. El conocer ese origen los desalienta, los desconcierta y su vida pasa de una cotidianidad tranquila y feliz a un mundo de pesadillas, posesiones, dudas, preguntas sin respuesta, y la desazón más angustiosa. Es como si un mural comienza a tomar figura frente a sus ojos y sus ojos penetran en cada imagen ansiosos, temerosos, incrédulos, así la novela llena de voces que narran sus propias vivencias a través de cartas sin respuesta, inconclusas unas, sugestivas, otras, escritas con dolor y angustia, desesperación las más y una con arrepentimiento de lo hecho, como una confesión de su traición y felonía que es la primera que aparece en ese mural histórico cubista.

Vivir para Samuel y Ana en toda la novela y ser ellos uno con su proyecto vital se convierte en una empresa casi imposible, más anhelada pero negada por hechos ajenos que bien llama el autor en la tercera parte: la herencia de la sangre.

Ese mural histórico nacional de los años cuarentas está representado no solo por las voces narrativas de los personajes, tanto desde la omnisciencia del sujeto de la enunciación que permanece impávido ante los sucesos de la historia, sino por los mismos personajes, sujetos del enunciado que desde su primera persona desnudan su ser lleno de dolor, impotencia, desconsuelo y trágico como si se tratara de un destino especialmente diseñado por el dolor , como es el caso de Stefan y su amor imposible con Beatriz, una historia trágica hasta su muerte que simboliza el sufrimiento, la imposibilidad de ser feliz, la privación de sus bienes y lo más cruel, la separación y robo de su amada Beatriz. Stefan simboliza todo ese mundo de odios, pasiones, sufrimientos, despojos que sufren los humanos en una guerra que no hicieron pero que les toca padecer en sus consecuencias y delata ese mundillo de pasiones bajas, traiciones, despojos con el pretexto de defender la libertad y la paz de los pueblos. A Stefan se le privó de su libertad sin acusación, sin dolo alguno, por el simple hecho de ser costarricense y tener unos padres  de origen alemán.

Esa pluralidad de voces y perspectivas, puntos de vista, fragmentos, piezas del engranaje permiten visualizar una novela polifónica, llena de imágenes como un carnaval, un desfile muy parecido a la imagen que el personaje recuerda cuando hizo la primera comunión y se baja del auto de su madre y que evocará al final de la novela y solo descubrirá el famoso desfile de la muerte de un famoso escritor, premio nobel, Böll. Cierre de la genealogía desconocida. Y es que a estos ciudadanos se les impidió no solo tener vivir, sino conocer a sus padres. Los desheredaron hasta de eso. Los convirtieron en desconocidos de sus ancestros, de su propia historia.

Así las posesiones en la novela son varias, no solo los bienes que les roban, les quitan, pues los despojan de todo, tal y como sucedió en San José, después del hundimiento del barco de la bananera El San Pablo en Limón cuando el mismo Manuel Mora arenga a los ciudadanos para que sean lapidados y despojan los comercios de alemanes, italianos y hasta algunos españoles, pues entregaron hojas con la lista de todos ellos, sino de su libertad pues los confinan en campos de internamiento, hipócritamente llamados así, tanto en Costa Rica, uno en la avenida 19 cerca del mercado de mayoreo y la municipalidad y el otro en Guadalupe donde está el colegio Napoleón Quesada que había sido un club de recreo de los propios alemanes y luego son llevados a Estados Unidos donde los mantuvieron un tiempo para mandarlos luego a Alemania y cambiarlos por soldados norteamericanos presos por los nazis.

Agradable fue la lectura de esta novela que sin temor a equivocarme no tiene nada que envidiar a las escritas en otros países, desde el punto de vista literario. Es un trabajo que logró su cometido: develar un mundo privado de una parte de nuestra historia que se ha mantenido oculto, disimulado, sino totalmente al menos parcialmente y que muestra una verdad literaria terriblemente humana o deshumanizada que denuncia los entretelones de los políticos y los mezquinos intereses de hombres que son capaces de ultrajar la humanidad por defender esas bajezas humanas en una sociedad degradada.

 

 



1 Alvarado Quesada, Carlos. La historia de Cornelius Brown. Ed. Costa Rica, San José, 2007.

2 1 Alvarado Quesada, Carlos. Ob. Cit. P. 65.

 

Tercer Período. Polifonismo. Primera Generación: 2017. Polifonismo

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PRIMERA GENERACIÓN: 2017. POLIFONISMO

 

NACIDOS: 1980-1994

GESTACIÓN: 2010-2024

VIGENCIA: 2025-2039

 

Este período recién inicia cronológicamente pero aún no tiene novelistas importantes. Habrá que esperar que inicie la primera generación.

 

Su nombre obedece a escritores que comienzan a abrir las barreras literarias en otros países como Chile, Argentina, México y Europa.

 

Se le ha dado ese nombre porque sus novelas se olvidan de los tradicionales narradores y dejan que sean los mismos personajes los que cuentan y comentan los hechos vividos por ellos y otros personajes que los rodean. El autor pretende crear una novela casi como una sinfonía, donde las voces de sus personajes crean un coro armonioso que se refugia en los contrastes, compases, ritmos, tiempos, claroscuros, etc. Por supuesto desaparece el narrador y el autor. Los personajes ocupan esas funciones.

 

Carlos Alvarado Quesada: 1980 

Albán Mora Vargas (1984)                  

Irene Guzmán Ferreto: (1991)                         

Michael Enrique Elizondo Brado (1982)

 

Alberto Jiménez Alfaro

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Alberto Jiménez (1979)

ALBERTO JIMENEZ ALFARO

(1979)

 

 Alberto nació en Turrialba Centro, Cartago, El día 25 de octubre del año 1979. Es miembro activo del Frente de Trabajadores de la Cultura. Ha publicado varios libros de poesía. Ganó el Certamen La primavera de los poetas de 2000, auspiciado por la Embajada de Francia, la Alianza Francesa y la Universidad de Costa Rica.Cursa la carrera de Ingeniería Agrícola en la Universidad de Costa Rica

 

 

LO QUE HA ESCRITO ALBERTO JIMENEZ ALFARO

NOVELA

 

1 La Rata: 1999.

2. En algún lugar de la esperanza: 2002.

3. El sexto hombre: Inédita

 

CUENTO

 

1. Sed: 2006

2. Los hermitaños amistosos:

 

POESÍA

 

1. Voces sin rumbo: 1998

2. La canción del rebaño: 1999

3. Geografía de la tristeza y la desolación: 1999

4. Canciones poblando el desencuentro:2004

 

 

La segunda novela que ha publicado la Llamó En algún lugar de la esperanza y la publicó en el año 2002.

 

Es una novela tradicional, Monofónica, positiva, y religiosa apologística del tiempo campesinas pasado. Es la visión de un joven de la vida de su abuela Coralia Vargas Calderón y su esposo Mercedes Jiménez, los campesinos de Turrialba, La Suiza y La Esperanza. Después de la muerte de Mercedes, Coralia A través del narrador omnisciente, que a veces se Convierte en testigo, por lo menos del presente de la enunciación, se evoca la vida en el campo, las costumbres en el hogar, el noviazgo, las  relaciones verticales entre los esposos (el machismo que no se ve así en la novela), la fidelidad y el amor entre los esposos, las intrigas de las hermanas de Mercedes y sobre todo la felicidad en el hogar a la Luz y seguimiento de los preceptos religiosos Católicos. La muerte de Mercedes Permite conocer todos esos pormenores Así como los juicios y comentarios del narrador de ese tiempo Que a todas luces se ve como ejemplar y con nostalgia. Cuántos no desearían volver a él, un Pesar de que para muchos no tan idílico Fue, sobre todo los pobres, las mujeres y los ninos Cuyo futuro Estaba decidido, como en la novela desde antes de nacer.

 

La vida se convertía en una especie de Preámbulo hacia la muerte.

 

La novela no tiene valor literario. Es una biografía nostalgica positiva familiar, evocadora de otros tiempos pasados, de 1940, que no Fueron mejores ni peores que los actuales, sino Diferentes y complejos.

 

Para terminar no pude Comprender el final del prólogo que le dedica a la novela Fernando Durán Ayanegui Cuando dice:

"Una seria advertencia al final de una interesante y bien escrita narración novela."1

 

Tampoco pude advertir una Importante Relación entre esta y la novela escrita por el castellano, la novela de premio de literatura, William celebración (1911-1993), El señor de las moscas: 1954, que no fuera la coincidencia de que un grupo de escolares les correspondiera vivir juntos por un período. Tal vez solo se entienden entre novelistas.



1 Jiménez Alfaro, Alberto. En algún lugar de La Esperanza. Ed. J. A. Jiménez, Turrialba, 2002.

 

Harol Vindas Zamora

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HAROL VINDAS ZAMORA

(1979)

 

Harold Oldemar Vindas Zamora nació el día 23 de mayo del año 1979 en El Carmen, San José Centro.

 

LO QUE HA ESCRITO HAROL OLDEMAR VINDAS ZAMORA

 

NOVELA

 

1. La leyenda de MISTICAT: 2004

2. Tiquicia el despertar de las leyendas: 2008

 

Esta es la única obra literaria que conocemos de este autor.

 

La novela La leyenda de MISTICAT la publicó en el año 2004.1 Es una obra que se inscribe en el género maravilloso y el personaje central una mujer gato lleva a cabo un sin fin de aventuras en lugares extraños: bosques, castillos islas, caminos, etc. Se inicia como una novela picaresca, hasta con gitana incluida pero en realidad las aventuras de este personaje monstruoso, se inician desde pocos años de su nacimiento cuando mata a su mamá con unos polvos venenosos que echó a un bebedizo sin percatarse.

 

La tal leyenda no existe pero en realidad lo que sucede es un sin fin de aventuras, unas casuales y otras impuestas como tareas o trabajos para obtener diferentes objetos u objetivos. Lo cierto es que las aventuras ocurren con el único fin de la aventura misma. El personaje, la gitana Misticat, las realiza sin perseguir otro fin que no sea exponer su  astucia y heroicidad que en muchas ocasiones lo que causan es hilaridad por estúpidas.

 

El narrador es omnisciente y va describiendo casi infantilmente las aventuras de ese personaje. Su comportamiento es jocoso e inocente. La novela no tiene otro fin que el "entretenimiento" o aburrimiento de aventuras insípidas e insulsas que en ocasiones provocan el tedio por ser tan reiterativas y sin fin justificado alguno.

 

No creemos que esta novela provoque otra cosa que desencanto, ya sea por carencia de valor literario, interés cognoscitivo o por los innumerables errores ortográficos y gramaticales.

 

La segunda novela la llamó Tiquicia el despertar de las leyendas y la publicó en el año 2008.2

 

Es una novela corta de secuencias lógicas, lineales y causales. Utiliza un narrador omnisciente muy cercano a los personajes, sobre todo los jóvenes y suele realizar algunas veces referencias al lector social.

 

La novela se inscribe en el género maravilloso y es aquí donde encontramos algunas inconsistencias. Ya los erroresformales, sobre todo ortográficos) de la novela anterior Misticat fueron superados, salvo un "habían" (p. 23) y  un "hiendo" por yendo en la p. 59. Palabras dichas por el narrador y no aplicables a los personajes. Esto debería ser responsabilidad del editor, en este caso la EUCR y su equipo de corrección.

 

La estructura de la novela se acerca a la de un cuento maravilloso con relatos intercalados sobre apariciones de personajes que pertenecen a diversas leyendas de Costa Rica. Así se parte de una situación inicial negativa (temblores) y un trabajo que deben realizar en grupo los cuatro estudiantes de un curso: Cristina, Gendry, Marvin y Gustavo. Al final se les une Nela.

 

Los cuatro inician el proceso de solución a sus dos inquietudes, pues el primero, los temblores, sería el trabajo que los llevaría a aprobar el curso. Visitan la Piedra de Aserrí tras el origen de los temblores y entran en el campo de las leyes sobrenaturales. Es lo que podríamos llamar la prueba preliminar donde se ponen de manifiesto los valores que podrían resaltarse para hacerse merecedores al elemento mágico. En la novela es el encuentro con la bruja Zárate que les da una tarea para salvar al pueblo de un terremoto y el desprendimiento de la piedra y la consabida tragedia en el pueblo cercano de Aserrí. La tarea es encontrar el Pavo Real, un antiguo enamorado de ella que no la quizo y ella en castigo lo transformó en esa ave. Así los cuatro héroes emprenden el viaje en busca del famoso pavo Real. No cuentan con ningún elemento mágico para lograrlo sino es su esfuerzo limitado. Es aquí donde se abren poco a poco los encuentros de los personajes, a veces uno y en otras ocasiones dos, con los personajes legendarios: la Zcegua, El Cadejos, La Tule Vieja, El Mico Malo, El padre sin cabeza, La carreta sin bueyes, etc. Después de un sin número de aventuras termina la novela con la destrucción de los conjuros y bebedizos de la bruja Zarate cuando derraman agua bendita, tomada de los pies de la Virgen de los Ángeles y este elemento mágico sale victorioso.

 

Toda esta historia en escasas 67 páginas. Es obvio que la narración se torna atropellada y accidentada.

 

Algunas consideraciones pueden servir para ejemplificar lo dicho y lograr futuras novelas con una mayor disciplina y solvencia literarias.

 

Lo maravilloso, ya sea que se manifieste en cuentos, leyendas, novelas, ciencia ficción, mantiene el tono serio y se aleja de lo risible, lo cómico, lo jocoso, lo picaresco. Los cuentos de hadas que son los más cándidos, inocentes, manifiestan, crean un mundo de fantasía positivo donde los buenos ganan a los malos y nunca se mezcla la hilaridad, lo jocoso en ellos, salvo en casos bien calificados donde se pretende mofarse de los personajes malos. Las brujas son atemporales y tienen un código rígido de valores aunque a veces aparezcan actos de bondad, son calculados e interesados, sus personajes antagónicos son las hadas. Las primeras se alimentan del mal y las segundas del bien. Esto lo entiende el niño y el adulto. Es lo que se llama lo verosímil del relato y ello no puede violentarse.

 

Las leyendas no son mitos sino historias que alguna vez tuvieron inicio y se fueron convirtiendo en visiones creíbles y reales para los pueblos que las oyeron de sus antepasados que supuestamente las vivieron. Por lo general son ejemplares y tienen una intención didáctica: evitar que se cometan esos actos por lo que fueron castigados los personajes principales y ser testimonio ante el mundo de su escarmiento. Su estructura es: Una falta grave y un castigo ejemplar. De esa estructura se derivan un sin fir de leyendas sobre los aspectos más disímiles: elementos naturales o de la tierra, animales, religiosos, mágicos, familiares, etc. Son serias, creíbles para los que no han pasado del conocimiento religioso y  los lectores que siendo preparados disfrutan de esa genialidad de nuestros antepasados de interpretar el mundo y tratar de vivir de la mejor manera.

 

La intertextualidad es una técnica importante de la literatura pero el saber utilizarla no es tarea fácil y más cuando se trata de idearios colectivos desimanados por los diferentes pueblos. No basta citar y poner a las figuras principales de estas leyendas en situaciones modernas y casi ridiculizarlas. Es necesario incorporarlas bajo su estricto código moral y en situaciones donde realmente ellas intervenían. Por ejemplo el Cadejos nunca se sabe de haber mordido a nadie. Para algunos era un joven que se llamaba Joaquín y su padre maldijo. Tenía su trillo por donde caminaba y eso había que respetárselo. Solía llegar a chupar la miel en los trapiches y su presencia imponía respeto y temor. Cada uno de estos personajes sufría su maldición o castigo que sufrían estoicamente y eran testimonios "vivos" de sus grandes pecados. La Llorona ola Tule Vieja se vieron obligadas, por las circunstancias, a tener hijos que sus padres (sobre todo el macho) no aprobaban, y menos la religión y mataron o dejaron morir a sus hijos. Esa falta las condenó a vagar errantes por el mundo tratando de corregir su error. Y esto es de  índole serio, solemne, y se aleja de lo risible, lo cómico.

 

La novela, a pesar de esas inconsistencias comprensibles manifiesta un adelanto, un mejoramiento con respecto a la primera y estamos seguros que con una mayor dedicación, esfuerzo y disciplina autocorrectiva, el autor logrará mejores resultados.



[1] Vindas Zamora Harol. Tiquicia el despertar de las leyendas. Editorial UCR, San José, 2008.



1 Vindas Zamora Harol. La leyenda de NISTICAT. Ed. H. Vindas Z., San José, 2004

2 Vindas Zamora Harol. Tiquicia el despertar de las leyendas. Editorial UCR, San José, 2008.

Juan Gabriel Monge Gapper

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Juan Gabriel Monge Gapper (1977)

JUAN GABRIEL MONGE GAPPER

(1977)

 

 

 

Juan Gabriel Monge Gapper nació en Heredia el 6 de mayo de 1977. Ahí inició sus primeros estudios que terminó en Madrid, donde vivió parte de su adolescencia. Ha viajado por varios países europeos y americanos. Cursó la carrera de ingeniería mecánica en la Universidad de Costa Rica. Es profesor en esa Institución.

 

 

LO QUE HA ESCRITO JUAN GABRIEL MUÑOZ GAPPER

 

 

NOVELA

 

1.   Crónicas del bosque perdido: 1997

 

Esta es la primera novela que escribe Juan Gabriel Monge Gapper. La llamó Crónicas del bosque perdido y la publicó en 1997.1

 

Es una novela de aventuras, lineal, causal, logocéntrica. La guerra de los sexos. Ubica los acontecimientos en el futuro cercano y tiene dos personajes como portadores de la acción principal: Juan Alce y Adriana, jóvenes de 14 a 15 años como el resto de los cincuenta adolescentes varones y cincuenta adolescentes mujeres. El gobierno, una especie de confederación de países deciden, con el veredicto de los padres de familia aislarlos en un bosque en dos bandos, atrincherados en dos especies de edificios modernos. Se les brinda toda clase de artefactos modernos para vivir por casi seis años ahí bajo un estado de guerra abierta entre hombres y mujeres o juego, al mejor estilo de Big Brother, solo que en lugares separados. Tienen acceso a métodos modernos de comunicación, radares, helicópteros, aviones, etc. pero en realidad no los utilizan, la tal batalla es más bien de estrategias, de escondidas, de disfraces, de encuentros, de encierros y huidas reales o fingidas. La tal guerra de los sexos no es más que un pretexto para dejar a los jóvenes sin la tutela social y familiar, para que se inicien en las relaciones amorosas. Los padres no los dejan tener novio o viceversa. A través de estas relaciones por demostrar quien es superior, si los hombres o las mujeres, se desarrolla una serie de interacciones que conllevan la creación de sentimientos, tal y como lo dicta el viejo axioma sociológico que a mayor interrelación, mayor sentimiento. El simple hecho de plantearse la dicotomía hombre- mujer, bajo la interrogante de quién es superior, es una fuerte indicación de machismo y las pruebas a las que se someten los jóvenes son muy  superficiales, si es el hombre el que debe tomar la iniciativa o la mujer, si se declara el hombre o ella toma la iniciativa, si se gana en astucia o no, indican que la problemática es tratada con superficialidad, propia de jóvenes inexpertos y con una educación formal y social, muy limitadas. Sabemos que el machismo, como el feminismo, es una programación social y religiosa (ideológica), permanente, promocionada por nuestra decadente educación. Al final de la contienda se llega a una especie de empate, pero las aparentes y superficiales contradicciones permanecen inalterables, si bien es cierto cada persona libremente escoge permanecer en el bosque o vivir en la robotizada sociedad, esto no altera en nada a las programaciones sociales y menos los condicionamientos individuales y más grave si esta última decisión es única, irreversible, lo que afirma nuestra posición. El mundo no es blanco o negro, es polifacético, carnavalesco, plural. Tampoco se plantea la realidad de que vivir en esa paradisíaca y aislada realidad natural, les exigiría trabajar duro para ganarse el sustento, porque la libertad no consiste únicamente en la decisión de aislarse o no de la sociedad sino de realizar su proyecto vital sin ayuda económica gratuita.

 

Novelita de aventuras que, a pesar de su extensión, ser insustancial, liviana, amena, se deja leer con agrado.



1 Monge Gapper, Juan Gabriel. Crónicas del bosque perdido. EUNED, San José, 1997.

2  El subrayado es nuestro. Esas dos palabras no sé que significan.

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Daniel Moreno Rojas

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DANIEL MORENO ROJAS

(1974)

  

Daniel nació en San José el 9 de diciembre de 1974. Estudió Economía en la Universidad de Costa Rica e Ingeniería Civil en la Universidad Latina de Costa Rica. Es miembro fundador del grupo de comedia "La ½ docena" desde 1994 y se dedica a actuar y crear guiones. Maneja el grupo de rock Gandhi desde el año 2000.

 

 

LO QUE HA ESCRITO DANIEL MORENO ROJAS

 

 

NOVELA

 

1. Renacer: 2003

 
Es la primera novela que ha escrito Daniel. La llamó Renacer y la publicó en el año 2003.1

 

Es una novela tradicional, de clásico narrador omnisciente detrás del personaje. Sólo una voz existe y se da linealmente, causalmente. Es morosa y privilegia el discurso analítico, valorativo, reflexivo. Realmente en la novela no ocurre nada. La historieta se puede resumir en pocas líneas: Un personaje sin nombre, visita un banco, ve una joven y se enamora de ella, sin conocerla. Toda la novela discurre en constantes visitas al banco, bajo cualquier pretexto, con tal de verla y establecer una relación con ella. Al final logra invitarla a uno de los conciertos que el Conjunto Vacío daba y después de grandes dudas la invita a salir. Es el un restaurante, donde ella le comunica que dejará su trabajo en el banco y le comunica que debe partir rápidamente porque hoy es su despedida. Él cree que es del trabajo pero ella le informa que es su fiesta de despedida de soltera, pues se va a casar.

 

El final parece un chiste de mal gusto, pero a través de la novela el lector fácilmente se percata de que el personaje es negativo, inseguro y a pesar de haber tenido éxito como economista y músico y demostrar gran habilidad para el manejo de las matemáticas y la computación, conoce poco de la vida y carece de experiencia. Acude con frecuencia a Diego, un compañero del grupo musical para que le guíe en su casi nulo proyecto de vida: Conjunto Vacío.

 

La tesis de la novela se la plantea el mismo narrador al final de ella:

 

"Había aprendido que no era necesario morir para renacer."2 

 

La obra se mueve en dos planos separados, lo que el narrador personalista llama, "dicotomía". Por una parte estaba el joven racional y por otra el espiritual, el economista y el poeta, el racional y el emotivo, como si existieran por separado y no como dos caras de la misma moneda. Es la clásica y tradicional doctrina, ya en desuso, de forma y contenido, significado y significante, bien y mal, razón y pasión, el polo positivo y el negativo, Dios y Demonio, etc., propios de los tiempos anteriores a Einstein. El hombre sería una reencarnación de un alma anterior que andaría saltando de cuerpo en cuerpo, cada vez que éste muere (teoría jocosa del Karna) y así se iría perfeccionando, por ello la muerte sentimental del personaje, al final de la novela sería un mentís a eso, puesto que no necesitó morir para renacer.

 

Es una obrita liviana, sencilla, sin grandes aspiraciones y escaso valor literario, afincada en una psicología superficial efectista y sin aspiraciones. Es la primera del autor y éste es joven, esperemos que las próximas obedezcan a un mayor estudio del arte literario y manejo de las perspectivas narrativas, acordes con los tiempos que vivimos.

 

Terminamos con una cita elocuente:

 

"Había aprendido que ninguna historia tiene un final triste, todo está en cómo interpretemos ese final. En saber ver el vaso medio lleno y no medio vacío. En aprender que la oscuridad es la que nos permite valorar la luz. Que los obstáculos que nos encontramos en el camino hacen que disfrutemos más cuando finalmente alcanzamos lo que buscamos."

 

La única realidad que existe es nuestra propia interpretación. Es decir la maldad, si existe está en mi valoración. La historia, la ciencia, las injusticias sociales, todo, pero todo, existe en la medida en que yo subjetivamente lo vea. Es la apología del dicho popular de que "no hay mal que por bien no venga". Sobran comentarios.



1 Moreno Rojas, Daniel. Renacer. Ediciones Perro Azul, San José, 2003.

2 Moreno Rojas, Daniel. Ob. Cit., p.113.

 

Javier Enrique Moya Sancho (1973) y Alicia Juncos Moyano

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 JAVIER ENRIQUE MOYA Y ALICIA JUNCOS MOYANO

(1973)

 

Javier Moya Sancho nació en San José Centro el día 17 de julio del año 1973. De Alicia no aparece la fecha de nacimiento.

 

 

 
LO QUE HAN ESCRITO ESTOS AUTORES

 

NOVELA

 

 

1.   Muerte en la capilla: 1990

 

Esta novela es escrita por dos autores Javier Sancho y Alicia Juncos Moyano y la publicaron en 1990.1

 

Es una novela policíaca y la primera que es escrita por dos autores. Es tradicional, causal, deductiva, sin pretensiones literarias. Es de simple entretenimiento. Está bien escrita a pesar de que la estructura narrativa presenta algunas deficiencias en lo verosímil, y da desde el inicio indicios muy claros, un tanto groseros de lo que vendrá a suceder poco después en la narración, adelanta a través de ellos lo esperado. Es el caso del frasco de pastillas del señor León, su conversación con Nina, la insinuación de un veneno, los posibles muertos en el laboratorio. Hay una fuerte inclinación a resaltar que habrá un muerto y que tiene que ver con un veneno y se insinúa a Nina como posible autora y al profesor de español que fue despedido y dice que deseara verlo (a León) muerto. Además, entre muchos otros la muerte de León en el confesionario y hallado después por la conserje es inverosímil porque al entrar al confesionario lo esperado es que alguna persona llegue a confesarse y lo encuentre muerto. No tiempo después. Otro detalle que viola la verosimilitud es que lo primero que hacen es llamar la policía, sin saber si estaba realmente muerto o no. Lo primero por hacer es llamar al doctor y luego la forense. Solo después deberá intervenir la policía. Lo que ocurre es que hay prisa por abrir la investigación de un asesinato, sin conocer si realmente lo fue. El narrador sabe y así lo testimonia que fue un asesinato o dos, como se verá después de iniciada la investigación, cuando se incorpora el segundo asesinato, en este caso de la profesora Nina con la misma sustancia Arsénico.

 

La historia detectivesca es morosa y pierde interés y suspenso. Las entrevistas, de casi todos los profesores, se tornan tediosas y reiteradas. Realmente se convierten en una investigación verbal, impresionista, discursiva y el asesino previsto, el Físico se delata casi infantilmente, a pesar de que no existen pruebas contundentes para enjuiciarlo. Es una investigación donde los especialistas casi no intervienen profesionalmente. Se podría afirmar que nos recuerda  las investigaciones, en los colegios, de robos o pérdidas de objetos.

 

La narración es cronológica y superficial. Carece de interés literario y si el fin era entretener, tampoco, pensamos, que lo logra. Es aburrida y tediosa.

 



1 Moya Sancho Javier y Juncos Moyano Alicia. Muerte en la capilla. Ed. Alcázar, San José, 1990.

 

Carla Fonseca Flores

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CARLA FONSECA FLORES

(1972)

 

Carla Flores Fonseca nació en El Carmen de San José Centro el día 21 de diciembre del año 1972. Obtuvo la licenciatura de Ingeniería Industrial en la Universidad de Costa Rica y luego una Maestría en Administración de Negocios en La UIA.

 

 

LO QUE HA ESCRITO CARLA FONSECA FLORES

 

NOVELA

 

 

1. Donde se guardan los sueños: 2003

 

 

La novela Donde se guardan los sueños1 Fue publicada en el año 2003

 

La primera novela que escribió gano el segundo lugar por la revista Perfil en el año 2000 y publicada por la misma revista.  En el año 2002 Ganó Con esta novela Donde se guardan los sueños El Premio Joven Creación, creado por el Editorial Costa Rica.

 

Esta novela es tradicional y Pertenece a la llamada "novela testimonio". En ella, el discurso no es intencionalmente literario sino que priva la Intención de la autora por contar las experiencias de una señora llamada Noelia de unos cuarenta años, desde un presente histórico cercano al del contexto real del tiempo.

 

Sigue un orden natural: la niñez, la adolescencia, la juventud y la madurez y su Intención es contar las experiencias de etapas Esas Negativas. Están todas ellas unidas por un eje temático que es la Agresión, el maltrato, la enajenación, de las mujeres por parte de las personas con más poder (fuerza física) que ellas. Ya de niña siente en carne propia los Castigos físicos y psicológicos de sus padres (sobre todo de la misma madre) y esa tónica no Disminuye en las otras etapas de su vida.

 

Quizás por ello, sin ninguna experiencia vital que no fuera la Agresión y tal vez pensando en una vida mejor decide Casarse con Julio. Esta es la parte mas importante del testimonio. Poco a poco, en menos tiempo del que Podría sospechar comienza a sufrir las vejaciones Agresiones y de su marido Julio hasta que llega el clímax Cuando él le pega.

 

Después de Soportar estoicamente, humillada y avergonzada decide dejar la casa de Julio. Prepara un plan de escape y con otras mujeres que sufrían iguales y  Hasta peores maltratos de parte de sus esposos, Deciden abandonar sus "hogares". Huyen un lejano lugar de las Naciones Unidas (cuatro horas en bus), alquilan una vieja casa y Comienzan (algunas tenian hijos) Una nueva vida, difícil pero con alguna esperanza, por lo menos de no ser agredidas y humilladas todos los dias.

 

Al final el esposo de una de ellas las encuentra en esa casa, La Amenaza y le pega y llega al colmo de Intentar ASESINAR A Sus hijos. Ella, Fuerzas pecado casi lo ataca con un pica hielo y se lo Coloca en un ojo. Llegan Sus compañeras del trabajo (VIVEN de la venta de palitos de queso y otras confituras) y la socorren. Llaman a la Policía Arresta Y esta Agresor al, lo Acusan ante un juez y lo encarcelan.

 

Las mujeres solas Siguen viviendo en otra casa más grande y cómoda, Reciben otras mujeres agredidas ya ese lugar le llaman El albergue, donde "se guardan los sueños".

 

La novela está lejos de ser cursi. Es un testimonio realista, de gran vigencia que Sufren las Mujeres Hoy en casi todo el mundo. Bien Podría utilizarse para Educar a los Niños y jóvenes de nuestro país.

 

Este no es el momento de Ofrecer Algunos comentarios acerca del contenido de la novelita. Solo deseamos aportar uno Porque es poco mencionado de las Naciones Unidas Pesar De Que Creemos de Gran Importancia.

 

Es cierto que las leyes Deben endurecerse contra el Agresor Pero el aspecto represivo no impedirá que el machismo en todas sus formas desaparezca. Pensamos que el único remedio Eficaz es la educación, comenzando por el hogar y terminando, en el momento que desaparezca como producto cultural de la sociedad.

 

Si se estudia (y ya se ha hecho) ese fenómeno cultural de los científicos sociales lo llaman "primarias programaciones permanentes y", descubriremos que la sociedad se ha desarrollado principalmente por relaciones verticales de poder entre los miembros. Este es un caso típico. Persona que lo verifiquemos Protegen (el modelo), la religión (en todas las denominaciones y hasta la educación en el hogar, la escuela, el colegio, la universidad y en Aquella Refleja que es tan decisiva. Y lo que es más grave y peculiar es que en Gran cantidad de casos son las mujeres MISMAS (concientes o Inconscientes) los sujetos de poder quienes Aplican los fundamentos elementales de esa conducta desastrosa, exclusiva, injusta e inhumana.

 



1 Fonseca Flores, Carla. Donde se guardan los sueños. Ed. Costa Rica, San José, 2003.

Herry Antonio Vargas Salas

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HENRY ANTONIO  VARGAS SALAS (BARZA HENRY ANTONIO) Seud. (1972)

 

 

Henry Vargas Salas nació en Grecia, cantón de la provincia de Alajuela, en 1972. Hizo los estudios primarios en la escuela Ramón Herrero Vitoria y la secundaria en el liceo León Cortés Castro, ambos del mismo cantón. Los estudios superiores los realizó en la Universidad de Costa Rica. Ahí se graduó como licenciado en Terapia Respiratoria. Trabaja en la CCSS. Este libro es su primera experiencia en las letras.

 

LO QUE HA ESCRITO HENRY ANTONIO VARGAS SALAS

 

NOVELA

 

1. Almas de hierro: 2002

 

Henry Antonio Barza, cuyo nombre verdadero creo que es Henry Vargas Salas, si transformamos la palabra Barza así: Bar (Vargas) y Za (Salas), publicó su primera novela Almas de hierro en el año 2002.1

                                                                                                                                                            

Es una novela costumbrista en el contenido y en el discurso. Un narrador omnisciente ingenuo, simplista y sin casi experiencia literaria trata de describir la vida hacia finales del siglo diecinueve del pueblo alajuelense llamado Grecia. Dos son los aspectos que tienen relevancia en la novela, la familia, representada por don Filadelfo Salas y la construcción del templo gótico y de hierro importado de Bélgica y construido con la ayuda del gobierno de Rafael Iglesias Castro.

 

La novela es tradicional, lineal, costumbrista, y con un narrador yoísta que maneja los hilos de los personajes y describe directamente la conducta de ellos. El manejo del lenguaje es sencillo y artesanal. El plano literario casi no existe y el autor se ajusta a narrar los hechos que le han contado y bajo su óptica valorativa.

 

Un ejemplo nos sirve para señalar esto.

 

"Con cara de pocos amigos a la choza se dirigió"

"estaba cabalgando la yegua que el futuro padre le llevó."

 

La colocación del verbo al final de la oración es frecuente y se piensa que con ello el lenguaje se torna literario. No siempre esto logra expresividad y menos cuando se reitera indiscriminadamente. En realidad el autor no toma en cuenta la tradición literaria y el aporte de otros escritores más experimentados para creara su novela.

 

Es importante la descripción de la conducta del hombre, representado por el campesino Filadelfo. Muestra sinceramente el machismo en toda su expresión. El hombre violento que a pesar de amar a su mujer e hijos es capaz de castigarlos físicamente por cualquier motivo o simplemente porque es el hombre y se siente dueño de los objetos llamados mujeres e hijos. En algunas ocasiones el licor aparece como motivante de esa costumbre pero en realidad al final de la novela, cuando la segunda esposa decide ir donde sus padres y el regresa arrepentido con muestras de cambiar de conducta a los cincuenta años y no encontrar a su mujer e hijos, cree que lo han abandonado y decide irse para Limón. En una cantina de San José pelea con unos hombres que hablaban mal de la iglesia de Grecia y ese pueblo, es herido y lo trasladan a su pueblo para que sea atendido (incongruencia si estaba en San José), ahí conoce la verdad de su familia, se sabe que su padre era como él, violento y machista y muere producto de las heridas. La verdad es que la violencia doméstica es de origen antiguo y sus causas son sociales, carencia de educación y, aunque no se menciona, producto de la enseñanza y práctica de una religión machista que brinda a la mujer un espacio de sumisión y castrante.

 

El otro aspecto, la construcción de la iglesia es histórico y tiene un valor más anecdótico que otra cosa. Esclarece la historieta de que el templo iba para la Grecia europea y por error el capitán de un barco lo dejó en Puerto Limón y el esfuerzo de un pueblo que ha entregado parte de su vida en la construcción de templos católicos.

 



1 Barza, Henry Antonio. Almas de hierro. Ed. H. Vargas, San José, 2002

Laura Patricia Quijano Vincenzi

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Laura Quijano Vincenzi (1971)
LAURA PATRICIA QUIJANO VINCENZI

(1971)

 

Laura Patricia Quijano Vincenzi nació en San José, el día 27 de enero de 1971. La niñez la pasó en Hatillo y ahí estudió sus tres primeros años en la escuela general Manuel Belgrano. En 1979 se mudó con su familia a Curridabat y ahí vivió catorce años, hasta 1993. Concluyó el sexto grado en 1982 en la escuela Buenaventura Corrales y de 1983 a 1987 siguió los estudios secundarios en el colegio Calasanz. Los estudios universitarios los inició en la Universidad de Costa Rica, en la facultad de Derecho y los concluyó en 1994. También estudió filología Española en la facultad de Filosofía y Letras, aún no la ha concluido.

 

Se casó en  febrero de 1994 con Rodolfo Arguedas Jiménez y trabaja como profesora de español como segunda lengua en un instituto privado para extranjeros y realiza algunos trabajos como abogada. Le agrada escribir y ésta es su primera novela que obtuvo el premio de Joven creación en 1994-1995.

 

Escribió un relato de ciencia ficción llamado Sueño profundo que quedó de finalista en el XXI Certamen Alberto Magno de Ciencia Ficción de la Universidad del País Vasco, el año 1909. Fue publicado en dos partes en NGC 3660 (portal de ciencia ficción y fantasía), en abril de este año. Trata sobre una telépata venida a menos que es convocada para introducirse en la mente de un viejo colega, quien ha sufrido un accidente terrible por el cual está sumido en coma. Nadie sobrevivió el accidente, excepto él, y sólo él podría indicarles a las autoridades qué pasó y cómo.

 

 
LO QUE HA ESCRITO LAURA PATRICIA QUIJANO VINCENZI

 

 

NOVELA

 

1.   Una sombra en el hielo: 1995

2. A través del portal: Magia (Trilogía): 2006

3. Visiones: 2008 (segunda parte de la trilogía)

 

CUENTO

 

1. Por siempre otro y  otros relatos: 2007

2. El fabricante de sueños: 2008

3. Jodido Lunes: 2008

4. Momento Crucial: 2008

5. Fantasías Controladas: 2009

6. El precio de la eternidad: 2009

7. La estrella: 2009 

8. Mala Copia: 2009

9. Posibles futuros: 2009 Cuentos de Ciencia Ficción

10. Sueño Profundo: 2010. Este relato fue finalista en el XXI Certamen Alberto Magno.

11. Memoir: 2010

12. (Per)Versiones: Historia: 2010                              

13. (Per)Versiones: Cuentos populares: 2010

 

 

Laura Patricia Quijano Vincenzi hasta hoy solo ha publicado esta novela que llamó Una sombra en el hielo y la publicó en el año 1995.1

                                                                                                                                                           

Esta novela se puede ubicar en las novelas de ciencia ficción y pertenece al género fantástico. Es una novela entretenida, bien escrita, de un lenguaje simple y lineal, sin utilización de técnicas modernas literarias y sin incursionar en el tratamiento de un lenguaje plurisémico. Más bien mantiene su interés en la historia misma y el misterio investigativo, propio de la ciencia ficción y la novela investigativa. La intriga se plantea en el futuro, 2995 y retrocede a hechos ocurridos después de 1997. El interés se centra en una científica que desapareció sin      dejar casi rastros en una base científica en el polo norte, bajo una estación rodeada de hielo. Varios científicos se preocupan por encontrar la base investigativa donde trabajaba Rita Claramont, la desaparecida. Tanto Philippe como el doctor Claravetti y Eduardo trabajan en el descubrimiento de la base de Nescerelle, pero el interés último se dirige a descubrir hombres en la vieja base, cadáveres de los antiguos científicos y para Eduardo se vuelve una obsesión encontrar a Rita, viva o muerta.

Existe una periodista que ha escrito sobre ella y el doctor la   invita a visitar la estación, esto abre la posibilidad de conocer detalles de la investigadora. Es en diciembre cuando aparece la periodista y les da la pista para buscar el famoso descubrimiento que había quedado en secreto, tras la desaparición de Rita. Se dedican a penetrar en el piso del túnel y encuentran unas escaleras que los conducen al hallazgo de un reactor nuclear poderoso. La periodista no entra a ver el hallazgo y Eduardo se dedica a buscar el cuerpo de Rita, descubre una sombra en el hielo (título) y se esfuerza por sacarlo del hielo. Así lo hace. Mientras tanto el doctor recibe la visita de los otros científicos que habían participado en un congreso y lo más sorprendente con ellos venía la periodista Elisa Puente. Varias horas descubren después que el cuerpo hallado es de mujer y que está vivo. Eduardo  recibe la noticia y  en presencia de todos aparece Rita Claramont y los saluda.

                                                                                                                                                    

"-Gracias, Eduardo-dijo-. Gracias."

 

Es la última frase de la novela. El personaje que había suplantado a la periodista era Rita. Este cruce de leyes, naturales y sobrenaturales, anticipadas por la leyenda que el pueblo conocía sobre el fantasma que aparecía por los túneles y las visiones, en sueños de Eduardo, hacen que la novela se ubique en el género fantástico, puesto que al lector le asalta la duda, lo arremete, y no se da ninguna explicación racional a lo sucedido.



1 Quijano Vincenzi, Laura P. Una sombra en el hielo. Ed. Costa Rica, San José, 1995.              

 

Catalina Murillo Valverde

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CATALINA MURILLO VALVERDE

(1970)

 

Catalina de los Ángeles Murillo Valverde nació en San José, el día 06 de junio del año 1970. Desde muy joven se trasladó a Cuba a realizar estudios en la Escuela Internacional de Cine y TV de La Habana. Actualmente reside en España. 

 

 

LO QUE HA ESCRITO CATALINA MURILLO VALVERDE

 

NOVELA

 

1.   Largo domingo cubano: 1995

2. Marzo Todopoderoso: 2003

 

 

Esta obra llamada, Largo domingo cubano, y que se le da el título de novela, se publicó en 1995.1

 

Esta obra no pertenece al género novelístico y tampoco es literaria. Es una crónica descriptivo-ideológica de algunos lugares y gentes de Cuba. La autora da juicios, opina, con o sin razón de la forma como viven los cubanos, sus limitaciones, sus relaciones con los extranjeros, la participación oficial del gobierno cubano, la vida de una costarricense, casada con un cubano, su hija y nietos, durante treinta y cinco años. Esta familia y una amiga de estudio, permiten a la autora formular una serie de críticas al gobierno cubano y la manera de mantener el poder en la isla. La crítica es efectista, sin análisis socioeconómico y partidista. No viene al caso ofrecer un comentario sobre esa posición pero se nos presenta bastante superficial. Baste sólo una pregunta: ¿Cuál país de Latinoamérica, de los más desarrollados, soportaría por tanto tiempo un embargo económico por parte de EU y sus aliados? Si se tratara de Costa Rica, no desaparecería si se le hiciera por un año.

 

La segunda novela que publicó Catalina Murillo Valverde le dio el nombre Marzo Todopoderoso y la publicó en el año 2003.2

 

Ésta es realmente la primera novela de esta joven escritora. Pertenece al paradigma tradicional, es monofónica. Se inicia con un narrador en primera persona con género femenino pero en varias ocasiones durante ciertas partes de la novela se convierte en narradora omnisciente y hace guiños referenciales al lector social y a personajes históricos como el arzobispo, en ese tiempo, de San José. A pesar de ello se mantiene bastante alejada de los personajes, sobre todo de Azul, la protagonista e interviene poco con preguntas retóricas y juicios de valor. Es una sola perspectiva la que domina la novela desde dos puntos de vista, la omnisciente y la de Azul que fácilmente se confunden como si fueran una sola.

 

La novela ocupa un tiempo cronológico que comprende los tres meses tradicionales de las vacaciones universitarias. Va desde el primero de diciembre hasta el marzo, al inicio del otro período lectivo. El espacio se circunscribe a la calle Cáutica en los alrededores de la Universidad de Costa Rica (conocida como la calle de la Amargura) y en ella dos bares, el del gordo Malone y el Trago Amable, cercanos entre sí. Algunas escenas se dan en la casa de Azul, una en la de Lota, otras en el departamento que al final alquiló éste y un paseo a Puerto Viejo de Limón, la playa y la cabaña y algún restaurante en Limón. Los personajes son pocos básicamente Azul, Lota y sus otros tres amigos: Arabesco, Caballón y el medianamente tonto, todos cuarentones, solteros y fracasados, uno artesano, otro pintor, y todos viciosos, mujeriegos, vagos, sin proyecto vital y clientes cotidianos del bar de Gordis. También aparecen otros secundarios como Ino, la madre de Azul, la de Lota, la Beiby (gringa) y Orror y desde luego Malón. Casi todos antihéroes.

 

No cabe duda que Azul es el centro de todas las relaciones. Sobre ella gira toda la novela. Tiene diecinueve años y es estudiante de periodismo en la universidad de Costa Rica y vive con su madre. Su padre había muerto. Es de clase media y se tipifica como la clásica niña bien, desenvuelta, liberal, crítica, rebelde, inconforme. A partir de ella se puede establecer un sistema complejo de relaciones: Azul y su hogar, ella y la sociedad, Azul y los hombres (representados por Lota y sus amigos) y por último y no por ello de menor importancia, Azul con Azul.

 

La novela planteada de esta forma se estructura como un relato de personajes, de relaciones, de conflictos, de enfrentamientos. Es la tesis existencial de una mujer que busca encontrar su proyecto vital y así lo dice al final de la novela:

 

"Un hombre de verdad, voy por la vida buscando".1

 

Y la narradora omnisciente agrega:

 

"Y Azul por las aceras pensando, al próximo, qué le hará" 

 

La búsqueda de Azul de un verdadero hombre abre la problemática social de las programaciones tales como la religión y sus códigos, del machismo, del sexismo, del hogar, del matrimonio, de la infidelidad, de las adicciones al alcohol, la coca, el sexo, la calidad de la educación, las relaciones madre-hija y madre-hijo. Toda la novela refleja una joven, Azul, que es impredecible, cambiante, de pronto quiere algo y luego selecciona lo contrario, que tiene más dudas y preguntas que respuestas, que busca en las relaciones "amorosas" con Lota su proyecto vital que tampoco es claro, a veces es tierna, y otras cruel. Sus relaciones con su madre son confusas, desea libertad absoluta pero descuida sus más elementales responsabilidades. En otras palabras Azul vive entrampada, busca y busca y no encuentra nada y por otra parte los lugares donde busca quizás no sean los mejores, si es que los hay. Durante la novela se muestra como liberal para unas cosas, desenvuelta, osada, atrevida y en otras ocasiones, segundos después, aparece como una niña tímida, inexperta, sufrida, anhelante, ansiosa. De veras que se comporta como una joven verdaderamente humana, con virtudes y defectos, dudas, alegrías y tristezas pero terriblemente impotente, enajenada a pesar de las luchas angustiantes que lidera por salirse de esa trampa social. Por eso la pregunta que subyace en la novela es ¿Puede en esta sociedad enajenada, castrante, machista, sexual, devaluada, deshumanizada, encontrar una mujer (y yo agregaría un ser, no importa el sexo) la posibilidad real de desarrollar su propio proyecto humano? La respuesta en la novela es categórica: No. Una sociedad programada en serie, en masa, para seres iguales, materialista, vacía, de prohibiciones, de doble moral, condicionante, de frustraciones y consolaciones abstractas, difícilmente puede satisfacer o siquiera permitir que los seres individuales conscientes puedan se libres, felices, inmersos en ella.

 



1 Murillo Valverde, Catalina. Largo domingo cubano. Ed. Enrique Vargas. San José, 1995.

2 Murillo Valverde, Catalina. Marzo Todopoderoso. Ed. Perro Azul, San José, 2003

 

1 Murillo Valverde, Catalina. Op. Cit.

 

Manuel Marín Oconitrillo

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Manuel Marín Oconitrillo (1970)

MANUEL MARÍN OCONITRILLO

(1970)

 

Manuel Marín Oconitrillo nació en Alajuela Centro, el día 15 de diciembre del año 1970.

 

Desde los tres meses vivió en Cañas, Guanacaste donde estudió en la escuela Monseñor Luis Leipold con sus queridas profesoras: Aida Achío, Verita Córdoba, María Isabel Cerdas y Victoria Viales.1

 

El tenor costarricense, Manuel Marín Oconitrillo, estudió canto en las escuelas de música de la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional Autónoma. Su carrera comenzó con el repertorio barroco, especialmente Cavalli, Haendel y Bach. Luego amplió su espectro en la plataforma del oratorio, y la ópera. Sin embargo, su especialidad ha sido el Lied (canción culta) en donde ha cantado desde obras renacentistas hasta contemporáneas, en tres continentes y 17 idiomas.

 

En el 2005 inició una serie de recitales de compositores del siglo XX y XXI sobre poetas iberoamericanos. El primer recital, a la memoria de Federico García Lorca, fue en el Ibero-Amerikanisches Institut en Berlin. En el 2008 cantó el Homenaje a Pablo Neruda y Allende, este último fue grabado por la radio alemana WDR, en Colonia.

 

Su discografía incluye La petite Messe Solennelle, de Rossini, y forma parte de los cantantes de la producción de EMI 32 Nationalhymnen, realizada en el año 2006 durante el mundial de Fútbol. Desde el 2000 es miembro del Teatro de la Ópera de Colonia.

 

Luego ingresó a la Universidad de Costa Rica donde inició la carrera de Química pero nunca la terminó pues su inclinación era la música y el canto. Así dio y recibió cursos sobre esta temática en diferentes países y, por último se ancló en Colonia, Alemania, donde vive actualmente.

 

LO QUE HA ESCRITO MANUEL MARÍN OCONITRILLO

 

NOVELA

 

1. De Bestiis: 2007

2. El día de la tercera revelación: 2009

3. La puerta de Aravá: 2015

 

CUENTO

 

1. Cerrando el círculo: 1993

2. Fábula de los oráculos: 1997

3. Confabulaciones: 2008

 

POESÍA

 

1. invocaciones: 2012

2. Y te llamé Piedra Cúbica. Versos Masónicos: 2015

 

La primera novela que escribió Manuel Marín Oconitrillo la llamó De Bestiis2 y la publicó en el año 2007.

 

 

La novela De Bestiis está configurada bajo el paradigma polifónico. Se estructura en tres partes sin título.

 

En De Bestiis, los seres imaginarios, los incomprendidos y temidos personajes del bestiario, terminan coincidiendo en el espejo con nuestra imagen asombrada. Así el espacio de la novela se torna laberíntica.

 

Los críticos acostumbrados a encontrar parecidos e influencias recordarán a Borges y esto, a pesar de ser cierto, no agrega mucho a la creación literaria que el autor ofrece. Así se observan voces de personajes que desde un presente, propio de la enunciación, se crean, se delinean, se personalizan y como en un coro de contrastes  y contrapuntos, descubren sus recuerdos, evocaciones, sus tiempos idos y se interiorizan en sus propios laberintos con el fin de reproducir sus imágenes virtuales, apenas sospechadas y escasamente vividas. Una voz se hace presente y evoca:

 

"Mi nombre es Wolfgang Ungeheuer, y dejo claro desde el principio, que le he sido fiel toda mi vida, y que quizá es lo único de lo que estoy orgulloso, si es que a mi edad eso tiene alguna importancia. Anoche, al mirarme al espejo, mi reflejo estaba ausente, era otro quien ocupaba mi sitio, alguien demasiado familiar y cuyo rostro juraría que no he olvidado, aunque no estoy seguro de que tuviera rostro, de que aquellos ojos que me miraban fueran en realidad ojos, tan brillantes, y que a pesar de ello, su luz fuese como la más honda negrura que jamás hubiera visto. Hace ya diez años que me he establecido aquí, y en mí eso es saber donde voy a morir, donde mis recuerdos soltarán el amasijo de ceniza que he sido y dejarán que se lo lleve el viento. Todo aquí es lentitud, igual que si el reino de la ceniza se extendiera por los campos, por todos los valles e inundara los ríos con su sabor amargo, e hiciera de los hombres que habitan sus confines criaturas adormecidas."

 

Y casi de seguido afirma:

 

"¡Qué viejo soy, polvo apenas sostenido por recuerdos! No quisiera recordar a veces, en verdad quisiera que en mi todo fuera olvido, que esta larga aventura fuese sólo un terrible sueño."

 

Y la casa se llenó de bestias, voces, sueños, recuerdos y cobró vida como se fuera un anticuario pero de seres vivos. Una especie de biblioteca vital con una ventana como único ojo que permitía a los habitantes otear el horizonte, contemplar el mundo exterior y armonizar esos dos mundos extraños que tanto impresionaban a sus moradores, perdidos en esos laberintos llenos de espejos.

 

"Aquella sería la primera bestia de su colección, la primera aberración de tantas que inundarían paulatinamente la biblioteca y luego la casa entera. "Parece que papá no respeta la memoria de nuestra madre y llena la casa de monstruos" solía decir Clara muy a menudo, hasta que ella misma empezó a sentir atracción por la horda de criaturas y fue perdiéndose en un mundo silencioso, apenas de vagos gruñidos y miradas vacías, como si ningún ser habitara ya su hermoso cuerpo, ahora semejante a la concha de un caracol olvidada a la vera del camino."

 

En el mundo exterior solo aparecen los lugares y las aventuras como vivencias intuidas, sufridas, más deseadas que experimentadas. Así se enlazan interioridad y exterioridad, coexisten, en espacios diferentes pero experimentados:

 

"Para los que huyen, sólo hay dos caminos hacia la libertad: la locura o la muerte."

 

Dicho por el personaje cuando de Venecia y las lujuriosas noches con Lilith y  la impotencia en los deseos de poseer a Margot, se dirige a África. No solo las imágenes permiten cotejar este dualismo sino hasta los espacios y el tiempo.

 

Así los personajes recorren sus propios laberintos en el mismo laberinto interior y desde su espacio monótono, rutinario y hasta asfixiante como trascurren los días en la oficina, en la biblioteca se abre el ojo-ventana y les permite salir, escapar y visitar no solo países lejanos sino las mismas casas conocidas como la de su prometida, en el caso de Alexánder, y encontrarse con otros personajes ya desaparecidos como don Tobías que evoca otras dimensiones más cercanas a las pesadillas.

 

Así abre ese mundo que la semióloga Kristeva llamaba carnavalístico, Menipea y que yo he codificado como polifónico y cercano a la sinfonía. Y el espejo se convierte en su mejor aliado.

 

Dos mundos llenos de monstruos, uno interior y otro exterior. Este último más conocido, frecuentado y visible. Así Wolfgang no los colecciona porque estos habitan con nosotros en las ciudades y deambulan entre las multitudes y llegan a los bares y cafés de moda. Viven en los espejos porque en definitiva estos monstruos habitan en nosotros, somos nosotros mismos.

 

Entonces la búsqueda de Wolfgang es contraria a la de su padre. Éste colecciona seres monstruosos  reales como el perro de dos cabezas para evadir la monstruosidad que se insinúa en el espejo.

 

Alexander Suárez, que se puede tipificar como personaje corriente y poco llamativo, descubre en él la señal de la bestia maldita. Lo intuía, lo atisbaba, lo presentía hasta en sus sueños. Las claves de ese laberinto llegaban en todo lo que miraba con relación a este personaje, pero huyó, quizás por temor de penetrar en esas puertas que lo tentaban y así traspasar ese umbral del que no se puede regresar. Hasta que leyó el diario.

 

En la tercera parte de la novela se abre la noche de la iluminación. Todas las dudas se han despejado, no así en el mundo exterior, como sí lo fue en el mundo interior de Alexander.

 

Y la novela cierra con una perturbadora afirmación: vivimos un mundo interior y exterior lleno de monstruos, de bestias, e irremediablemente debemos enfrentarlo, pues solo éste existe y, por desgracia y aunque quisiéramos soslayarlo, esa es la naturaleza humana.

 

La segunda novela El día de la tercera revelación, fue publicada en el año 2009.

 

El día de la tercera revelación es una novela maravillosa moderna. Pertenece a este género bajo la estructura de un paradigma polifónico que rompe con la tradicional novela monofónica. Desaparece la linealidad, la lógica causal, la dicotomía de los personajes entre buenos y malos y se abre la verosimilitud de un mundo de vivencias, sueños, denso, lleno de dudas, rompimientos, mitos, leyendas e incertidumbres.

 

Se estructura en diez capítulos y presenta un mural caleidoscopio de espacios y tiempo que semeja un laberinto de imágenes, sueños y sincronías. Todas narradas desde las polifonías de un solo personaje: Antonio, desde perspectivas distintas en la iniciación del ritual vida- muerte que permite penetrar en el mundo privado de su concienciación, proceso que evoca ya adulto en el momento de la muerte de su abuela.

 

El momento en que Antonio llega al cuarto de su abuela y la ve levitando es cuando abre una diversidad de encuentros y desencuentros, vivencias, evocaciones, progresiones, sincronías, dudas, y sobre todo se abre ante sus ojos como en un espejo laberíntico su mundo interior. Es el proceso que da inicio a ese ritual de formación en doble dirección: hacia su mundo interior y hacia el espacio y tiempo exteriores.

 

Así comienza este proceso caleidoscópico:

 

"Cuando entré a mi vieja alcoba y vi  la cama al centro, creí que sobre ella alguien levitaba, por lo que, aunque no me detuve,  la emoción del principio se transformó en recato y este a su vez en solaz. Me parece que duerme, oí la voz de mi madre, casi un susurro. Rigurosamente extendida, las piernas cruzadas lo mismo que las manos sosteniendo el rosario con todas las fuerzas que le restaban, segura de que  aquel era el último esfuerzo de su voluntad, la abuela Claudia no pudo reconocerme cuando me le acerqué."

 

Es el momento justo cuando muere y a la vez crea la vida. La muerte como fin y principio, alfa y omega del proceso vital. Y este es  el final de la novela:

 

 

"Me detuve por un instante a contemplarla. Parecía dormir después de una larga noche de vigilia. Su cabellera era ya completamente blanca, sin mácula. Entonces, igual que lo había hecho por la mañana, levanté su cuerpo cuidadosamente, casi retornando de repente a mi niñez, cuando conmigo en su regazo viajábamos imaginariamente hasta la capital. No pude sentir su peso, infinitamente más liviano al de pocas horas atrás, como si lo que tuviera ahora entre mis brazos fuera solo su recuerdo."

 

El tiempo cronológico, en la novela, no abarca más de un día, quizás una mañana. Pero abre el tiempo histórico que comprende sino una época sí un período de tiempo muy extenso en la formación de un pueblo a orillas de un río: Cañas, en la provincia de Guanacaste. Sin dejar de lado el tiempo mítico, tanto de nuestros antepasados como de la cultura china y sin dejar de lado el tiempo psicológico propio del personaje en su viaje privado a su interioridad. Y todo ello escrito en poco más de doscientas páginas.

 

Es en ese mismo día que suceden las tres revelaciones, pero no se crea que es fácil encontrarlas, que se disponen una tras otra y el lector las reconoce con facilidad. Ellas están esparcidas en ese laberinto de imágenes, sueños y recuerdos, vivencias que como en un  remolino, en cámara lenta, nos envuelve, nos sumerge en el ojo, motor del movimiento y nos invita a "ver". Así la novela se convierte en un ver y junto al personaje asistimos a ese proceso de formación envueltos en esa trama compleja, llena de cenizas, niebla, luces sobrenaturales, animales míticos, encuentros culturales, frustraciones, pasiones, amores, viajes increíbles, todo bajo ese proceso, esa búsqueda de su proyecto vital en medio del remolino vida- muerte.

 

Y Antonio asiste y ve, en sueños su propia existencia en lucha contra los patrones recibidos e impuestos por la sociedad patriarcal, el modelo ideológico religioso, las costumbres, leyendas y mitos de una cultura que aniquila al ser, da muerte e impide Ser con mayúscula, Vivir su propio proyecto.

 

La abuela es la viva encarnación de esa familia, el roble que alimenta los cimientos de los nuevos miembros que giran en derredor de la matrona. Ejemplo de entereza, decisión, nobleza, fuerza, pasión pero también producto de la violación, el desamor, del desarraigo. Es la fuente que alimentó a Antonio, es el ejemplo que penetró ese retoño desde niño y codificó bajo sus estrictos pero nobles valores. Sola, casi huérfana, de niña sufrió, esta mujer indomable, la violación de parte de un gamonal machista, a escasos diez años y luego sufrir los vejámenes de amantes fugaces que pasaron por su vida solo por lapsos de tiempo determinados. Y sola con sus hijas y nietos se abrió camino entre ese mar de incertidumbres, congojas, ultrajes y vejaciones.

 

Antonio no es un personaje corriente, no narra su vida solamente, cronológicamente, es una y muchas voces a la vez. En él se encuentra la polifonía pues es la voz del niño indagador, que duda, que juega, que descubre su mundo y que tiene más preguntas que respuestas, también el adolescente que encuentra el amor como un ritual y se asombra en la vivencia, sobre todo con una niña de otra cultura, Mei Li, de quien se enamora y asimila los mitos del arcón de los amantes, encontrado en la tienda china. Mundo de fantasía, erotismo y rituales, a la vez que de asombros, secretos y misterios. Así el joven Antonio entre su formación musical que le ofrece su madre, los sueños y las sincronías de su abuela, las vivencias de su pueblo , se abre camino entre abrojos y recovecos, dejando de lado la troya que le diseñaron para su seguridad, prefirió llegar a la línea entre vida y muerte, solo, sin ayuda, en su propio camino.

 

Paralelamente a este viaje en su concienciación se abren los viajes físicos por las Antillas y luego por Europa, Francia, Rusia, Alemania, etc. que le permiten enfrentar no solo otras culturas sino su propio proyecto. Es como un viaje circular de encuentros de vistas panorámicas, de uniones y separaciones, de posesiones y desarraigos, hasta llegar a la muerte, en este caso simbolizado por la abuela Claudia.

 

"Luego vi el jardín lleno de rostros y cada rostro, solo después de un instante, en su respectiva cabeza y cuerpo. Había una multitud rodeándome que apenas tenía el peso de una enorme sombra. Fue entonces que regresó a mi el recuerdo de aquel sueño de mi niñez, cuando aún estaba en la escuela primaria. Vi, como entonces, que avanzaba por entre un manto de niebla rodeado de rostros desconocidos. También veía como manos y brazos surgían de la niebla, pero no veía ni  los pies ni el tronco de cada cuerpo, como si en realidad no hubiera allí nada más que rostros, brazos y manos. Todo era ingrávido y silencioso, aunque los rostros gesticulaban vivamente, y podía ver cada detalle. Nos detuvimos al llegar a un precipicio, más bien como una gigantesca grieta que nos separaba de otra porción de aquella niebla. Sentí que manos y brazos me empujaban suavemente animándome a saltar al otro lado, en donde los rostros me aguardaban con júbilo. Fue entonces que oí por primera vez sus voces, confusas en un enorme coro de susurros. Pero tuve miedo y no quise cruzar." (p.167)

 

Es el límite entre la vida y la muerte.

 

El día de la tercera revelación es una novela que rompe con todos los esquemas tradicionales de nuestra literatura y se ubica en el paradigma polifónico de la narrativa contemporánea. Un esquisto ejemplo de creación literaria actual y que ubica a nuestras letras en el ámbito universal con todos los merecimientos del buen narrar.

 



1 Datos biográficos tomados (algunos) de Articulo Z.dirección de artículos gratis.

2 Marín Oconitrillo, Nanuel. De Bestiis. Ed. San José, 2007.



1 Datos biográficos tomados (algunos) de ArticuloZ.direccion de artículos gratis.

 

Rafael Ángel Chavarría Gómez

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RAFAEL ÁNGEL CHAVARRÍA GÓMEZ(1970)

 

Rafael Ángel Chavarría Gómez , utiliza el seudónimo Rafael Alejandro Gómez,  nació el 16 de agosto de 1970 en Moravia, San José. Vivió su infancia entre prados y cafetales en el Carmen de Guadalupe y Santo Domingo de Heredia.

 

 

LO QUE HA ESCRITO RAFAEL ÁNGELALEJANDRO

 

GÓMEZ

 

 

NOVELA

 

1.   Los ojos de abril: una historia escrita en Zarcero: 2002

 

La única novela que ha escrito Rafael Alejandro Gómez la llamó Los ojos de abril: una historia escrita en Zarcero y la publicó en el año 2002.1

 

Es una novela tradicional, si se quiere costumbrista, muy religiosa, causal y de narrador autoral. A pesar de tratar una temática, aparentemente social, ésta no es más que el pretexto para diseñar una novela sentimental, intimista, individualista con atisbos de intervención de hechos sobrenaturales que no pasan de ser estados emotivos, explícitos y explicativos del individuo, como pueden ser los accidentes, los estados emocionales, los sueños reiterativos y los padecimientos mentales, productos de desequilibrios post-accidentes. No alcanza a ser, esta novela maravillosa ni fantástica, sino  portadora de incursiones superficiales en hechos extraños, fácilmente explicables. Tampoco se encuentra un lenguaje polisemántico, técnicas adecuadas y significativas que le den valor literario. Es más bien una novela doctrinal, sentimental y monofónica. Las dos perspectivas de la narración: la historia de Isaac y la historia de Gabriel, se engendran bajo un narrador idéntico y con dos voces similares, desde el punto de vista ideológico y no por la razón de ser almas gemelas, sino por las características formales del narrador-autoral.

 

El viaje al pasado, al campo, a la naturaleza, paralelo a un viaje espiritual que de todas maneras nunca estuvo contaminado, ni siquiera en la niñez de Gabriel y su ambiente degradado. Tampoco Isaac sufría una problemática social y familiar que le motivara ese viaje. Tiene una esposa compresiva y bajo un código moral conservador y religioso. Más bien Isaac abandona, aunque por pocos días su familia para ir al encuentro con su doble Gabriel, más que huyendo de su propia realidad, de la ciudad y sus vicios que apenas si los enumera. Así el pecado social del que ambos personajes se evaden, no para resolverlo sino como evasión individual, queda intacto, sin cambio alguno, sin propuesta, sin alteración y menos crítica. Lo que interesa es buscar la solución individual en una especie de encuentro metafísico con la naturaleza y el bien absoluto, brisa, Romancero Gitano, poesía, quinta esencia del más allá, presente en una especie de arrebato místico o unión con Dios al estilo de San Juan de la Cruz en las tres vías para conocer a Dios. Lucía el amor imposible de Gabriel se convierte en una especie de musa, de música mística que guía, a través de sus ojos ciegos pero su visión espiritual que le encamina no al encuentro terrenal entre ambos sino al camino espiritual del misionero en tierras de negros, lejanas. La salida que la novela vea a la problemática social del vicio y el pecado se afinca en la búsqueda de Dios.

 



1 Gómez, Rafael Alejandro. Los ojos de abril: una historia escrita en Zarcero. Ed. R. A. Gómez, San José, 2002.

 

Rafael Ángel Méndez Alfaro

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RAFAEL ÁNGEL MÉNDEZ ALFARO

(1969)

 

Rafael Ángel Méndez Alfaro nació en Pejibaye de Pérez Zeledón, San José el día 16 de julio del año 1969. Es historiador y en ese campo ha escrito algunos ensayos. Ganó el premio Cleto González Víquez, 2008 por su libro Imágenes del poder, Juan Santamaría y el ascenso de la nación en Costa Rica. Trabaja en la Universidad de Costa Rica es el encargado del Programa de Estudios Generales de la Universidad Estatal a Distancia (UNED). Las figuras del presidente Juan Rafael Mora Porras y el general José María Cañas, son destacadas en el libro: El General y el Presidente, recién publicado por el docente universitario.

 

 

LO QUE HA ESCRITO RAFAEL ÁNGEL MÉNDEZ ALFARO

 

NOVELA

 

1. El General y el Presidente: 2009

 

En la contratapa se dice lo siguiente:

 

Juan Rafael Mora Porras, Presidente de Costa Rica, y el General salvadoreño José María Cañas, su íntimo amigo, recorren, a través de las páginas de esta novela, los pormenores de la historia costarricense de mediados del siglo XIX. Sobre la proa del Guatemala, anclado frente a la costa de la comarca de Punta Arenas, Mora y Cañas se disponen a invadir Costa Rica y derrocar al gobierno liderado por el inescrupuloso José María Montealegre, quien un año antes los expulsara del país, luego de liderar un fulminante golpe de Estado. Mientras las penumbras que anteceden al amanecer se van despejando paulatinamente, el General y el Presidente analizan los pormenores de la insurrección, llevan a cabo un recuento de los altibajos vividos durante una década en el poder, identifican la naturaleza de sus enemigos y muestran sus temores y flaquezas ante la incertidumbre de lo que puedan encontrar una vez que el desembarco se haga una realidad. Esta novela histórica transportará al lector a la convulsa Costa Rica que enfrentó la plaga filibustera, a la nación que sufrió estragos por la presencia del cólera asiático y que se tambaleó, de modo frecuente, gracias a la conspiración que merodeaba el escenario político de entonces.

 

Jéssica Clark Cohen

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JESSICA CLARK COHEN

(1969)

 

Jessica Clark Cohen nació en San José Centro el día 22 de septiembre del año 1969. Es hija de padre costarricense y madre brasileña.

 

Es licenciada en Publicidad por la Universidad de Costa Rica. Ha trabajado como productora en televisión y redactora en diversas agencias de publicidad.

 

En el año 2000 trabajó en la embajada de Costa Rica en Washington D. C. como asesora en comunicación y tras completar su período regresó al país para terminar la maestría en Literatura Inglesa.

Comenzó a publicar una trilogía de novelas que llamó Crónicas Traidoras. Lleva publicadas dos de ellas: Telémaco (2007) y Diagonal (2009)

 

 

LO QUE HA ESCRITO JESSICA CLARK COHEN

 

 

NOVELA

 

1. Telémaco: 2007

2. Diagonal: 2009

 

CUENTO

 

1. Los Salvajes: 2005

 

Telémaco es su primera novela que esta escritora publica.2

 

Esta novela pertenece al género maravilloso en su variante de Ciencia Ficción. Es a nuestro juicio la primera novela típicamente de Ciencia Ficción. Su estructura está configurada por un proyecto interplanetario  que tiene como objetivo central poner en órbita a Telémaco, una nave espacial que será tripulada por nueve personajes especiales creados para gobernar esa nave y con características genéticas parecidas así como sus adaptaciones. El padre del proyecto motriz, Amos Tahly heredó a un vecino Pau,  niño que pertenece a los nueve futuros navegantes, programaciones especiales que le permiten conocer informaciones computarizadas calificadas y conservadas con estricta reserva  a cualquier intruso.

 

La novela inicia con Pau, ya adulto a un mes de llevarse a cabo la expedición, víctima de las drogas", agujas" y la separación de su compañera sentimental, una mesera llamada Lucy. Asiste a una disco para contactarse con Iván que las distribuye pero éste no le da ninguna y agrava su precaria situación. Es así como se van presentando los acontecimientos de algunos jóvenes que pertenecen a los nueve: Miguel, Jota, Laura, Ina y desde luego los responsables de la empresa. Tratan de buscar a Pau que se ha apropiado de la información y desapareció. Los jefes logran agruparlos en la casa donde pasaron su niñez y protegerlos antes del viaje. Son los Agentes de Seguridad quienes comienzan a desarrollar la búsqueda de Pau pues les preocupa que éste emprenda el viaje con Telémaco solo, pues tiene la capacidad y los conocimientos necesarios para comandarla.

 

La novela desarrolla una intrincada trama que devela sutilmente los grupos de poder: Las Habitats, Marte y Las casa financieras. Todas persiguen la meta de utilizar a Telémaco como nave interplanetaria para transportan habitantes entre los diferentes planetas.

 

La guerra no declarada abiertamente pone de relieve los intereses económicos de las partes y la lucha por el poder político. Esto hace que la novela se desarrolle en un sin fin de pequeñas aventuras de Pau y luego sus restantes cuatro compañeros. Existen cinco pero cuatro nunca aparecen. En ocasiones se torna difícil establecer un verosímil y una lógica de las acciones y funciones de los muchos personajes. La historia es reiterativa y poco lúcida. De pronto pareciera un círculo vicioso de sus funciones y los cambios interactivos entre los personajes y las máquinas electrónicas.

 

Al final, el viaje se realiza. Telémaco inicia su viaje. Se da a conocer el inicio de una guerra pero es más lo que omite que lo que narra.

 

Novela de ciencia ficción embrionaria, de escaso o ningún valor literario, descriptiva, de típico narrador omnisciente, un tanto hermética y sin impactos sociales claros. Es más un juego entre ciencia conocida llevada a extremos hipotéticos



2 Clark Cohen, Jessica. Telémaco. Ed. Costa Rica, San José, 2007.

Javier Olivares Ocampo

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Javier Olivares Ocampo (1969)

JAVIER OLIVARES OCAMPO

(1969)

 

Javier Olivares Ocampo nació el día 17 de septiembre del año 1969 en Nandayure, Guanacaste. Realizó sus estudios primarios en la escuela Kilómetro 24 de Golfito y la secundaria en el Colegio Técnico Guaycara de Río Claro de Golfito. Se graduó como profesor de Estudios Sociales en la Universidad Nacional y se egresó de la Universidad Internacional San Isidro Labrador como Bachiller en Educación I y II ciclos, Bachillerato y Licenciatura en La enseñanza de los Estudios Sociales y master en Administración Educativa.

 

Escribió en el año 2006 un libro de historia Camarada Pingüino: historia de un líder del Pacífico Sur y su reciente novela Los sitios abandonados en 2008.

 

 

LO QUE HA ESCRITO JAVIEN OLIVARES OCAMPO

 

NOVELA

 

1. Los sitios abandonados: 2008

 

Ésta es la única obra literaria publicada por este joven escritor. La novela Los sitios abandonados fue publicada en el año 2008.1

 

Es una novela tradicional, monofónica, de claro narrador omnisciente todopoderoso. Los personajes son manejados por éste y nunca narran, por sí solos los hechos que les acaecen a ellos u otros cercanos. Es lineal y cronológica y muy cercana a la realidad social que se narra. La versión del narrador sobre esa realidad, su visión de mundo casi no tiene distancia de la historia oficial que se conoce en los textos educativos.

 

La temática es importante en cuanto evoca los tiempos de auge de esas zonas del sur. Primero por la llegada de la bananera, después de haber abandonado las tierras del atlántico y luego por las inmigraciones de campesinos de Guanacaste, Puntarenas y lugares un tanto cercanos a esa zona como colonizadores y formadores de fincas agrícolas y ganaderas. Es así como a esas familias que arribaron a esos lugares en busca de fortuna tenían dos funciones claras, la primera trabajar en las fincas bananeras y la segunda crear sus propias fincas agrícolas. De esa forma fundaron el pueblito Los Guapinoles y ahí crearon sus hijos y nacieron las futuras generaciones de campesinos foráneos, sin dejar de lado los habitantes oriundos de esos lugares y dueños primitivos de esas tierras de las que fueron desposeídos: los indígenas.

 

El personaje que representa con mayor claridad la vida de esos campesinos es Leonardo o Leonidas, después del falso crimen de Vulcano. Este hombre que abandona a su mujer e hijos por celos, cuando se entera por su propia experiencia que su mujer le ha traicionado con Vulcano, llega a esos lugares huyendo de la justicia y ahí se establece en aislamiento total. Agustín y su familia lo mismo que otros vecinos conviven pacíficamente len esa tierra adquirida por denuncia y poco a poco van creando sus haciendas, mientras sus hijos mayores trabajan en la compañía. Pero poco a poco van apareciendo los terratenientes criollos y gringos (una compañía) que tratan de comprar por una chuchería las tierras valiosas, sobre todo por los ríos, más exactamente del agua y cundo no lo consiguen comienzan el camino de hostigamiento y el "legal" con el visto bueno de las autoridades. Los campesinos se defienden y dan la lucha judicial y ganan el alegato, aunque sea por un tiempo.

 

A final de la novela dejan las tierras por una sola razón: por viejos y regresan a sus lugares de origen "Los sitios abandonados". Así termina esta obra que tiene la importancia de recrear hechos sociales de campesinos que buscan tierras para trabajar en lugares cercanos a la compañía bananera recién ubicada en las tierras del sur.

 



1 Olivares Ocampo, Javier. Los sitios abandonados. Ed. Uruk, San José, 2008.

 

Mario León Rodríguez

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Mario León Rodríguez (1969)

MARIO LEÓN RODRÍGUEZ

(1969) Imagen propiedad del autor

 

Mario León Rodríguez nació en Alajuela Centro el día 25 de septiembre del año 1969.

 

 

LO QUE HA PUBLICADO MARIO LEÓN RODRÍGUEZ

 

NOVELA

 

1. De ellas la piel: 2008

 

POESÍA

 

1. No es una canción de amor: 2002

2. Gatos y lunas: 2004

3. La curvatura del silencio: 2006

4. Transanjosé: 2010

 

La única novela que ha escrito Mario León Rodríguez la llamó de ellas la piel y la publicó en el año 2008.1

 

Es una novela polifónica, carnavalística en la que el narrador se esconde tras la voz de algunos personajes. Ruth y Marina se encargan de exponer el relato de sus vidas en forma de cartas, una desde Estados Unidos y Barcelona y la otra desde Guadalupe en Costa Rica.

 

Tanto en el lenguaje como en la temática la novela es actual y explosiva, directa, explícita. No se oculta nada de las mujeres que se desnudan sin tapujos y cuentan sus vidas privadas y públicas ante ellas y como una especie de purgamiento existencial que evidencia la particularidad simbólica de su vida.

 

El lector social recibe espontáneamente hechos y pensamientos expresados con un lenguaje fuerte, directo, explícito y real, propio de una juventud "intelectual" universitaria que lucha por una "libertad" un tanto imposible, ideal, difícil de obtener y que más bien la sumerge en una cotidianidad predecible llena de excesos, tanto psicológicos como sexuales.

 

Estas jóvenes simbolizan esa juventud que navega en un mar de dudas, impulsos, desenfrenos y dejan la sensación inequívoca de que ese camino no les deparará, ni sabiduría a pesar de una información y práctica de actividades "cultas": visitas a las librerías, cines, conciertos y charlas "intelectuales" y menos un proyecto de vida importante para su realización como persona y ser social. La búsqueda de la libertad no es más que el pretexto para desbocar sus instintos y pasiones en hechos sobre todo sexuales que los bestializa.

 

Desde hace algunos años la juventud intelectual del sexo femenino ha buscado su liberación en gran medida en el libertinaje perjudicial. En vez de iniciar proyectos vitales que las vitalicen, las realicen como mujeres, independientes del machismo, de los códigos religiosos y las programaciones sociales permanentes, han iniciado una carrera desbocada que era propia de los machos enfermizos. Lo que algunos críticos han llamado el "despiche", el vivir hoy lo que venga sin importarles las consecuencias: sexo en todas las variantes, licor y drogas como alicientes, conversaciones seudointelectuales, actividades "literarias" como pose, como pasatiempo y no como creación y realización. Todo ello las convierte en zombies arañando las computadoras, tras el Internet en busca de anonimato y onanismo y nunca como herramienta experimental de ciencia y tecnología al servicio de la humanidad.

 

En esta novela el psicoanálisis deja paso a un nuevo movimiento psicológico, el existencialismo. Éste olvida la libido y los móviles de los complejos para abrirla compuerta a la "libertad" si con ella el individuo satisface sus deseos reprimidos hoy, sin importar consecuencias secundarias. Si se es feliz haciendo lo que hace, el individuo debe seguir haciéndolo. Desde luego respetando las leyes del país y sus prohibiciones que supuestamente son para vivir en sociedad sin tener conflictos con otros.

 

Pareciera que la tesis de la novela es "ser feliz" sin importar violentar algunos códigos enajenantes y alienantes que impiden la consecución de ella. Así la escogencia homosexual o de otra índole está justificada. No importa los excesos de la piel, si con ellos se logra entrar en los profundos misterios de la intimidad del ser.

 

De ellas la piel es una novela que invita a reflexionar sobre el ser en nuestra cotidianidad. Su felicidad y vaciedad en esta modernidad que de repente deja huérfanos a los seres, sobre todo a las mujeres que inician el camino pedregoso de su liberación. Tampoco tiene importancia si Ruth es Manuel y Marina es amiga de Mario y también Rodríguez como él.

 

"Asumir mi vida como mi única responsabilidad, enfrentar una cotidianidad cargada de insolentes signos de derrota, ser el esperpento de la maravilla que soñé". 1

 

"A nadie le pedimos permiso para vivir. Fuimos flamígeras en nuestra auto determinación.

Tenés un amor. Tengo un amor."2

 

 



1 León Rodríguez, Mario. De ellas la piel. Ediciones Perro Azul, San José, 2008.

1  León Rodríguez, Mario. Ob. Cit. p. 111.

2 Ib.

Luis Arguedas Rodríguez

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Luis Arguedas Rodríguez (1968)

LUIS ARGUEDAS RODRÍGUEZ

(1968)

 

Luis Arguedas Rodríguez nació en Desamparados, San José el día 3 de agosto del año 1980. Hizo sus estudios primarios en la Escuela José Trinidad Mora Valverde en Calle Fallas de Desamparados y la Secundaria en El Liceo Dr. José María Castro Madriz.

 

Es fundador del periódico Desamparados Hoy y Siempre. Ha trabajado en distintos medios de comunicación radiales y escritos.

 

Fue el autor de la columna diaria De Párvulos y Parvulillos, Periódico La Prensa Libre (2005-2007).

 

Ganador del Sétimo Concurso de Dramaturgia Inédita del Teatro Nacional (2011) con su obra Burócratas Todos.

 

 

 

LO QUE HA ESCRITO LUIS ARGUEDAS RODRÍGUEZ

 

 

NOVELA

 

1. El invierno de los desposeídos: 2008

 

 

El invierno de los desposeídos es la única novela que ha escrito este autor.1 Es una novelita de escasas sesenta y ocho páginas. Su lectura nos causó una grata sorpresa. Es una novela típicamente polifónica. Los narradores son los propios personajes. No existe linealidad sino circularidad. La historia es fracturada pero entendible. Su lenguaje es espléndidamente literario. Posee elementos maravillosos sin llegar a perder su esencia realista. Patéticamente realista. No existe cronología de los acontecimientos sino que la obra se inicia con una situación inicial negativa donde el personaje más viejo, don Víctor aparece prisionero de una pierna que se le introdujo en el piso y le impide desplazarse. La situación final es la misma escena solo que ene. Diálogo Ana Elena, su hija, le anuncia que él está muerto desde hace dos días.

 

La novela se presenta como un recordar escenas pasadas, unas alegres y otras tristes, pero poco a poco llega el invierno y con él la crisis que empobrece brutalmente a la clase media y desaparece a los pobres o los convierte en limosneros.

 

A pesar de su pequeñez, la novela es intensa y sus escenas se suceden impactantes sin dejar tiempo a rodeos o deslices innecesarios. En ella se conoce cuál fue el camino a la pobreza extrema, la migración del campo a la ciudad, la desaparición de los campesinos debido ala importación de alimentos foráneos, la aparición de los precarios, los inicios de la violenta delincuencia, las promesas de la religión convertidas en consolación desprestigiada.

 

Es una realidad desnuda sin llegar a la exageración. En ella los personajes sueñan sin esperanza, viven a un paso de la muerte casi convertidos en seres ambulantes, bajo un destino crudo que los despierta de las ilusiones y los sucumbe en el abismo de la nada. Son seres sin rostro, sin esperanza que circulan en la nada y solo esperan, como don Víctor a quien se le niega su pensión merecida por sus años de trabajo que se refugia en una mecedora a esperar la muerte quizás lo único seguro que vendrá por él.

 

No es que los pobres de la novela sean tristes por genética, tienen sus ratos de alegría, como la joven que en el turno saca en una rifa una gallina y disfruta el momento cuando se la entregue a su madre, los regalos del señor rico del mercado y la señora que regala a los niños diez mil colones, la solidaridad de ellos con  otro pordiosero que encuentran en el camino y le dan de comer y hasta los diez mil colones. También disfrutan el sexo pero son momentos pasajeros porque su condición de pobreza se impone, no da tregua y con ella los personajes pierden toda esperanza aún en las bondades consolatorias de la religión heredada.

 

Novela importante que se inscribe en las técnicas literarias del momento, de grandes alcances literarios y de impresionante actualidad.

 

Dibuja a través de las escenas y la voz de los personajes esa realidad que recién comienza pero que se arrastra de hace bastante tiempo, producto de la avaricia de unos pocos, la codicia, la corrupción de quienes nos gobiernan y la aplicación de ese mandamiento que los conduce: "Todo para mí y si algo sobra, también será para mí y nada para ti".

 



1 Arguedas Rodríguez, Luis. El invierno de los desposeídos. Ed. UCR, San José, 2008.

Luis Alberto González Porras

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LUIS ALBERTO GONZÁLEZ PORRAS

 (1968)

 

Luis Alberto González Porras nació en San Carlos, Alajuela el día 07 de septiembre del año 1968.

 

LO QUE HA ESCRITO LUIS ALBERTO GONZÁLEZ PORRAS

 

NOVELA

 

1. Hacker: una novela de ciencia ficción: 1994

Francisco González Brenes

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FRANCISCO GONZÁLEZ BRENES

(1968)

 

Francisco González Brenes nació en San José Centro, el día 26 de marzo del año 1968. Estudió en la Universidad de Costa Rica en los años 1985 a 1996. Trabaó en la Trasnacional Firestone de Costa Rica, como Director de Calidad más de 16 años y fue en ese tiempo que escribió su novela El Sétimo Principio.

 

Desde muy joven se sintó inclinado por la temática esotérica desde la óptica espiritual y hace más de 15 años que pertenece a una agrupación mística cuya finalidad es la búsqueda de una mayor espiritualidad.

 

 

LO QUE HA ESCRITO FRANCISCO GONZÁLEZ BRENES

 

NOVELA

 

 

1.   El sétimo principio: 2000.

 

Sólo conocemos esta novela del escritor Francisco González Brenes. La llamó El sétimo principio y la publicó en el año 2000.1                                                    

                                                                                                                                                               

Es una novela tradicional, causal geocéntrica, en toda la extensión de la palabra, doctrinal. Se estructura como una novela policíaca, de misterio y se ubica en el género de lo extraño en los lindes mismos de lo fantástico si no fuera por la explicación racional que delimita los hechos sobrenaturales en la categoría del sueño. Esto lo hace reiteradamente en el transcurso de la novela por lo que, a pesar de que en gran parte del relato, sobre todo en la búsqueda de Carlos, la acción realista se entrecruza con las leyes sobrenaturales y conviven en perfecta armonía y producen la duda en el lector sobre los sucesos más allá de la explicación racional y ubicados en las esferas esotéricas de una dimensión fuera del mundo real.

                                                                                                                                                                        

Pedro despierta de una noche de sueños premonitorios, solo en su departamento ya que su compañera sentimental se ha levantado temprano y dejó una nota informándole que iría a visitar a su madre. Desde su ventana observa un señor misterioso en una esquina cerca de su departamento y luego una mujer que se acerca a él y parten luego con rumbo desconocido. Esta imagen se graba en su mente y le causa extrañeza, además de encuentra una nota con un mensaje borroso que guarda en su chaqueta y sale a la calle con rumbo a un restaurante chino para almorzar. Al acercarse la noche decide visitar un bar que se anunciaba en el papel encontrado, llamado Gandi (sin h) y se dirige a él. Ahí se encuentra con una desconocida que descubre parecerse a la mujer vista frente a su departamento. Ella corresponde a sus miradas y él se dirige hacia ella y se inicia una larga noche de conversaciones, encuentros y búsquedas. Luego de un tiempo la mujer invita a Pedro, el protagonista y narrador, para que visiten un café en la zona rosa de San José, pues quedó de encontrarse con Carlos, un amigo. En el café conversan con el dueño, Francisco sobre las sectas secretas, religión, esoterismo, poesía, números cabalísticos, y se inicia una especie de teoría del conocimiento basada en la clásica conceptualización occidental  de causa y efecto sobre una especie de planeamiento universal donde todo estaba prefijado y justificado por Dios. Es una manera de justificar el destino, a la vez que no impide la aplicación del libre albedrío. Es un destino escogido, relativo, dispuesto pero no impuesto sino conducido por el conocimiento de las fuerzas del espiritualismo. Nunca se aclara, solo a manera de ejemplo si Dios tuvo alguna causa, aunque fuese la no causa. No interesa aquí entrar a reflexionar sobre la validez científica o cognoscitiva de tal teoría sino dejar constancia de ella pues es el motor de toda la novela, son los postulados que permiten explicar los resultados del texto novelesco, su propio verosímil. Poco a poco se va desencadenando una especie de investigación espiritual. En el método es similar al realizado por las novelas negras policíacas, sobre todo porque se parte de hechos particulares para ir formando generalidades y así llegar a la gran verdad, en el desenlace, descubrir, en este caso el misterio que encierra la distribución de las iglesias en San José en forma de cruz, excepto la de Los Ángeles que está en la misma calle que la Merced, pero no pertenece directamente a la cruz. El eje central estaría formado por La Soledad al Oeste y sobre la misma avenida dos, La Catedral y al Este La Merced. El otro eje estaría formado de Norte a Sur, por La iglesia del Carmen, en el centro la Catedral y al Sur La dolorosa. Pasa el tiempo y Carlos no llega y Marcela, muy preocupada decide ir a buscarlo por lo que ruega a Pedro le acompañe en ese viaje por las iglesias, pues intuye que Carlos debe encontrarse en alguna de ellas pues las investigaba desde algún tiempo en busca de un elemento que le explicara ese misterio. Luego de realizar algunas diligencias en la computadora de Carlos y obtenido alguna información sobre lo que Carlos estaría haciendo durante los últimos días deciden salir con rumbo a cada una de las iglesias. Así lo hacen. Es en la iglesia de Los Ángeles donde Pedro sufre el primer sueño y se le dan indicios donde podría encontrar a Carlos. Como podrá notarse en un viaje de iniciación en el ritual místico de ascenso al encuentro con una dimensión espiritual superior. Después de varias aventuras, explicaciones, conjeturas, inducciones y deducciones deciden encaminarse a la Soledad y de ella buscar la iglesia que sumara el número siete y estuviera sobre la misma calle. Así llegaron al Templo de la Música y es ahí donde descubren, gracias al amor de Pedro y Marcela el principio que abriera la puerta invisible que los trasladara al encuentro con Carlos en ese más allá solo intuido. El amor de ambos logra crear la Vibración, el sétimo principio que altera la energía material y produce la virtualidad de la incorporación física y la conversión en una energía espiritual. Así se encuentran con Carlos y con un personaje (el hombre que estaba en la calle fuera del departamento de Pedro) Vek, una especie de sacerdote y con él recorren esa instancia y se internan en la luz, el silencio, la paz y la serenidad, todo debajo de la tierra, en San José. Al final Pedro despierta en su cama en el apartamento y no sabe si lo vivido fue un sueño o una realidad. Se dirige a la ventana y vuelve a ver la pareja, solo que esta vez lo saludan y se van. El autor (narrador) escribe una especie de epílogo donde explicita una especie de esperanza para todo el planeta: el logro para toda la humanidad de ese estado de paz espiritual.

 

A pesar de que los novelistas actuales utilizan la estructura novelesca policíaca para evidenciar aspectos sociales de nuestra realidad, tales como los crímenes políticos, la corrupción, sobre todo de nuestros políticos, los actos enfermizos de sacerdotes de diferentes religiones, etc., no descuidan de ninguna manera los aspectos literarios de sus obras. Esto es se unen intereses literarios, artísticos con estructuras novelescas de las novelas negras y los resultados, en muchas ocasiones, son novelas excelentes desde el punto de vista literario y del misterio. La estructura de este tipo de novelas, que en el principio de su invención tenían como único interés el entretenimiento, hoy no lo abandonan pero le dan igual interés al aspecto polisémico del lenguaje y el uso de técnicas narrativas modernas que la tornan más atractiva y la elevan a la categoría de obra literaria universal.

 

El caso de la novela reseñada, nos parece que el interés se centró en su carácter doctrinal, más que en el espiritual y esto le resta importancia literaria. Es una novela entretenida, invita a la reflexión, mantiene el tono del misterio, se eleva al rango de lo maravilloso y fantástico pero al final se inscribe dentro del género de lo extraño.1

 



1 González Brenes Francisco. El sétimo principio. Adi. S. A., San José, 2000.

 

1 El lector, si le interesa contrastar la teoría geocéntrica o logocéntrica de la cultura occidental puede consultar las obras del escritor francés Jacques Derrida, entre otros. Le servirán para cotejar ambas posiciones.

Carlos Manuel Villalobos Villalobos

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CARLOS MANUEL VILLALOBOS VILLALOBOS

(1968)

 

Carlos Manuel Villalobos Villalobos nació en San Ramón, Alajuela, el día 02 de septiembre del año 1968. Se graduó de Master en Literatura  Se graduó como Master en Literatura Latinoamericana y es Licenciado en Periodismo.

 

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS MANUEL VILLALOBOS VILLALOBOS

 

 

NOVELA

 

1. El libro de los gozos: 2001

 

POESÍA

 

1. Insectidumbres: 2009 

 

La primera novela que ha escrito Carlos Manuel la llamó El libro de los gozos y la publicó en el año 2001.1

 

Es una novela polifónica y polisemántica. No recuerdo haber leído una obra literaria que me produjera tanto gozo, del bueno y del malo. Me divertí tanto que no dejaba de reírme aún tiempo después de haberla leído y de veras que deseaba y aún mantengo esa convicción, que todos leyeran esa novela.

 

Negar que haya disfrute literario por parte del autor al realizar la obra posiblemente sea innecesario e injusto. Lo mismo cabría decir del lector social inteligente. La obra abunda en el valor lúdico, en ese juego con el lenguaje, las imágenes, lo maravilloso, los contrastes, lo sublime y el ridículo, lo sagrado y lo profano, lo noble y lo vulgar, pero sin caer en lo grosero. Hay una fina y sutil ironía, un distanciamiento de lo simple en sí mismo, de lo cotidiano ramplón para refugiarse en la imagen, en la semiotización simbólica, en la parodia, en los contrastes, en la doble figura, en la crítica insinuada, inocente pero mordaz. Todo ello encontrará el lector en esa novela pero no se crea que sea un juego inocente, un pasatiempo literario. La novela va más allá. Detrás de esa manifestación entretenida, lúdica que nos hace reír, hay una crítica social a uno de los temas más escabrosos y evadidos por los novelistas costarricenses. Se trata de la religión, su práctica, (su praxis) su vivencia, su realización, sus implicaciones. Y es aquí donde se evidencia ese doble discurso, lo real y lo oculto, lo aparente y disfrazado, lo latente y lo patente. Sutilmente la obra va desentrañando en los sermones de Juanelo y toda la novela se formaliza como un largo sermón, esa estructura ausente, levanta el velo, la careta, el disfraz, que está en las religiones, la farsa, los verdaderos intereses de quienes la predican con conocimiento y alevosía o simplemente como víctimas propiciatorias de su misma ignorancia y ceguedad. Así en la novela la secta de los Clemencianos seguidores del Elegido Juanelí y la Abuela, La Profeta, lo mismo que en otras innumerables que pululan en nuestro medio, pone en evidencia más que la fe, la ignorancia y los intereses materiales de los falsos profetas y predicadores. Los programas de televisión, así como los parques y paradas son lugares frecuentes para sus manidos sermones. Pero no se crea que las religiones más tradicionales escapen a la crítica de los vicios que jocosamente se evidencian, la religión católica, apostólica y romana es quizás una de las más representativas de lo criticado. Ejemplos abundan y es innecesario enumerarlos, actos de homosexualismo, bonos en trasnacionales de cervezas, riquezas mal habidas, unión de jerarquías con el poder político corrupto, crímenes a religiosos críticos, creaciones y explicaciones esotéricas a fenómenos naturales, ocultamientos de verdades comprometedoras, etc. no escapan hoy, ni escaparon ayer y posiblemente tampoco en el futuro a las jerarquías religiosas interesadas más que en la fe, en sus propios mezquinos intereses.

 

Otro aspecto importante que debe resaltarse es la búsqueda de la identidad y la religión se erige como un refugio importante para el ser humano. Es la consolación de los impotentes, de lo que irremediablemente sucede y no tiene justificación humana, la muerte, la enfermedad, el trabajo, el desamor, la pobreza, la impotencia, la frustración, la traición, la orfandad, todos ellos los humanos lo aceptan como designios de Dios y no exigen explicación alguna. Es su santa voluntad pero los astutos y taimados se aprovechan de esa ignorancia del humilde para obtener ventajas y aparecen entonces un sin fin de supersticiones que se utilizan para resolver los más variados problemas humanos: sacar lotería, ser amado, echar un mal a un enemigo, obtener trabajo, evitar que le roben, sacar una buena nota en un examen, casarse, tener novio bueno, alejar una mala compañía, oraciones al ánima sola, a la Santa Cruz, a la sangre, a los clavos, al gallo, perdón a los yigüirros, etc. La novela abunda sutilmente en esas prácticas. El origen es manifiesto y se identifica fácilmente. La misma Clemencia Osejo y su esposo lo llevan. Son hijos de algo (hidalgos), españoles y tanto la religión católica como todas las supersticiones ligadas a ella la trajeron los españoles que con la espada y la cruz impusieron su visión de mundo, su cultura buena y mala, su lengua, su estructura de pueblo, sus leyes, sus programaciones familiares, todo, todo, de los indios solo nos dejaron harapos, desheredados, seres pictóricos para el turismo, pobres habitantes de tierras que día con día les arrebatamos. Es cierto que aún existen pero el precio que han tenido que pagar por sobrevivir es increíble. La humanidad no ha presenciado genocidio más aterrador que la extinción de los nativos de Las Américas porque aún los que no pudieron eliminar físicamente, los trasformaron a la fuerza a su cultura: sólo el hecho de quitarles la religión y la lengua, así como sus costumbres, fue ya un genocidio cultural.

 

Excelente novela, exportable. Es mi deseo que escape a la Santa Inquisición y a las tribus de los caciques literarios, la legión del Caribe y los novelistas narcisistas y seudocríticos. 

 



1 Villalobos Villalobos, Carlos Manuel. El libro de los gozos. Ed. Fundación Educativa San Judas Tadeo, San José, 2001.

Carlos Rubio Torres

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CARLOS RUBIO TORRES

(1968)

 

Carlos Alberto Rubio Torres nació en San José Centro el día 21 de septiembre del año 1968. Es maestro y se ha dedicado a escribir para niños. Se graduó en la Universidad Nacional y realiza estudios en el Programa de Maestría en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Costa Rica. Trabaja como docente e investigador en Literatura Infantil en la División de Educación Básica del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la Universidad Nacional, Heredia y en la Escuela de Formación Docente de la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica.

 

Ha participado en Seminarios y Congresos sobre Literatura Infantil en diferentes países latinoamericanos.

 

Ha obtenido algunos premios tales como Premio Joven Creación de Poesía en 1984 y Premio Carmen Lyra en 1991.

 

También se ha dedicado a publicar libros de texto sobre esa temática.

 

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS RUBIO TORRES

 

NOVELA

 

1. Escuela de hechicería. Matrícula abierta: 1996

2. Papá es un campeón: 2006 

 

CUENTO

 

1. Queremos jugar: 1989

2.  El libro de la navidad: 2001

3. La mujer que se sabía todos los cuentos: 2003

 

POESÍA

 

1. La vida entre los labios: 1985

2. Queremos jugar: 1990

3. Pedro y su teatrillo maravilloso: 1993

4. El libro de la navidad: 2001

 

La primera novela y de carácter infantil que ha escrito Carlos Rubio Torres la llamó Escuela de hechicería. Matrícula abierta y la publicó en el año 1996.1

 

Es una novela tradicional, causal, monológica, narrada por la voz de un niño pero desde una perspectiva adulta, esto es el conocimiento del niño sobre el mundo es mayor y codificado desde un punto de vista superior en todos los aspectos, manejo del lenguaje, ideología, visión del mundo, valores, etc.

 

A través de una unión entre mundo real e irreal y armonía entre ellos, se desarrolla un enfrentamiento entre lo foráneo, "el progreso", el consumo de una sociedad de masas y el deterioro de una cultura autóctona, nacional, propia.

 

Dos niños, Carlos y Marisol y sus aliados, la bruja o abuela, el búho, el gato y Patricio, el genio, se enfrentan al Doctor Silentio y sus maléficas intenciones de construir un supermercado y vender una bebida capaz de lograr el silencio de todo el pueblo, si llegara a tomarla. Una especie de tónico maligno que haría de la gente, los niños, los jóvenes, seres robots, olvidadizos de su cultura, idioma, religión, valores, etc. Y se convertirían en consumidores enfermizos de todo lo importado e innecesario. Entonces inician el proceso de oposición al Doctor y su proyecto de la embotelladora. Salen, juntos de la casa de la señora y se dirigen a la montaña en búsqueda de los espíritus que les ayudarían a vencer al enemigo. Encuentran la gruta donde viven y tras engañar a una serpiente, la niña descubre dos piedras de jade que representan a los espíritus de la tierra, el hombre y del aire y el agua, la mujer. Recoge las piedras y con ellas inician el regreso para enfrentarse en una lucha- victoria con el doctor, en el castillo. Así lo hacen, primero se disfrazan de mantudos en la mascarada de las fiestas del pueblo y luego se introducen en el castillo, montados en escobas, se disfrazan de empleados de la fábrica y logran penetrar en la máquina productora del líquido del silencio y ayudados por los dos dioses, destruyen la engendradora del mal. Luego se aclara la ausencia de los niños y la señora, le echan la culpa al doctor que huyó del país y la municipalidad del pueblo compró la propiedad y convirtió el edificio en escuela. Fin de mundo feliz como en los cuentos de hadas.

 

La historieta es sencilla, sin artificios, directa, muy manipulada, enseñada, como para niños muy tontitos, y llena de aspectos negativos en pedagogía, ideología, historia y costumbres. Daremos algunos ejemplos.

 

"Con la garganta reseca empujé la puerta. Sabía que detrás de ella estaban mamá y papá con los ojos encendidos de rabia".2

 

Se establece un estereotipo muy generalizado e inconsciente de que los padres son coléricos, iracundos y que no comprenden, ni aceptan que los niños puedan haber tenido un contratiempo. Pésima pedagogía.

El robot se presenta como malo, al servicio del doctor. El mundo que trata de llegar al niño está dividido en buenos y malos y esto no es cierto y es pésima pedagogía enseñarlo así. Existen diferencias, matices, pluralidad, condiciones, intereses, razones, prejuicios, etc. que crean un mundo múltiple y nunca en blanco y negro. El progreso, la ciencia, la técnica nunca pueden ser malas por sí. Lo que las hace peligrosas es el uso que de ellas hagan los hombres para satisfacer mezquinos proyectos de poder y tener. La maestra es presentada como ejemplo de repetidora de clisés aprendidos (lora) y existe verdaderamente el educador que no estudia, no lee, no investiga, tal vez en porcentajes elevadísimos, por ello el sistema educativo es tan deficiente, entre otras razones, pero al final se le vuelve a dar el papel de educadora de la escuela nueva, como si hubiese cambiado por obra de la magia. Esto es una contradicción grosera. Los buenos buscan los espíritus para que les ayuden en su proyecto, ellos se configuran como dioses indígenas, se busca lo primigenio y se ataca lo impuesto, lo extranjero perjudicial, pero se acepta algo que al pueblo de Costa Rica le ha hecho mucho daño, las supersticiones, las oraciones al revés, las invocaciones a San Alejo y  todo esto fue producto de los españoles que nos colonizaron. Hoy la gente humilde invierte sus pocos bienes en curaciones mágicas en manos de vividores, embusteros que se valen de la ignorancia para hacerse ricos con aportes, hechizos, curaciones, bebedizos, polvos, agua contaminada, etc. El pueblo costarricense es más supersticioso que católico. Los indígenas, en cambio acudían, sobre todo a las plantas, los ayunos y el respeto al medio ambiente. La visión de los animales también está prejuiciado por influjo de la religión católica o por supersticiones. Así existen aves buenas y malas, una de ellas el cuyeo y  la serpiente, ambas están estigmatizadas injustamente y esto debe enseñarse. No vamos a defenderlos pues cualquier científico lo haría con facilidad pero en el caso de la serpiente, el papel que se le da en el mito del Paraíso, la dejó señalada para siempre. Otro caso lo representa el hecho de que todo favor debe ser pagado. No se estimula la solidaridad sino la mezquindad. Yo te hago ese favor pero usted me lo paga, a veces con oro o trabajos peligrosos. Nunca se da nada sin recompensa. Esto es lo que sucede con la serpiente y la niña. Además si se cree que los niños son tan inocentes y un tanto tontitos, sería peligroso que cuando se encuentren con una serpiente le acaricien las escamas. Por dicha los niños son inteligentes y saben muchas veces más de lo que los adultos se imaginan. Por último, el amor no es un sentimiento producto de un momento, algo así como una intromisión en el inconsciente, al estilo del método control Silva, es un sentimiento complejo hacia la vida, el semejante, la naturaleza, estable duradera con los más variados intervalos y matices. Por ello no se puede utilizar en determinados momentos para vencer el mal concreto. Por mucho que piense en el amor, si me coloco frente a un auto en una pista, lo más  probable es que me atropelle.

 

Este relato más que novela, deja muchas dudas pedagógicas, ideológicas y mantiene el sistema de las programaciones permanentes, muchas veces enajenantes, inalterables. El enfrentamiento a la empresa embotelladora es más una buena intención pero nunca un camino de redención, de rebeldía, de autenticidad. Se nos presenta un tanto cosmético.

La segunda novela la llamó Papá es un campeón y la publicó en el año 2006.1

 

Esta segunda novela de Carlos sigue la misma estructura de la primera. Pertenece al género maravilloso donde se dan sin contratiempo los dos planos de leyes naturales y sobrenaturales. En ella es un niño de diez años (a veces nueve) vive la experiencia de tener un padre autoritario, machista, mandón, violento, iracundo, irracional, etc. que pretende que su hijo sea un jugador sobresaliente de futbol y para ello no utiliza ninguna razón que no sea la fuerza, el poder que da el ser el padre del niño y los más absurdos argumentos que estén a su alcance. A veces la estulticia y la sinrazón son tan frecuentes y absurdas que violentan la más obtusa racionalidad. Ello convierte al niño en una especie de hazmerreír ante los compañeros de escuela y los que lo miran hacer el ridículo.

 

Paralelo a ese absurdo mundo del padre, divorciado, solo y víctima de su propia enajenación se desarrolla el mundo mágico del niño y sus fantasmas (el abuelo, el poeta, el mago), la música de Wagner, la Maja desnuda de Goya, Cartas a un joven poeta y los poemas del propio Isaac. (obsérvese los nombres bíblicos, Abraham, Isaac, Marta)

 

La estructura formal se diseña como si se tratara de un partido de futbol con un primer tiempo y el segundo. Con entrenamientos, visitas al estadio y hasta partidos vistos en la televisión entre los equipos rivales por todos conocidos y el final entre Costa Rica y México. Así en ese final se configura la muerte de su padre Abraham y el viaje al País de los sueños.

 

Mientras el hijo va cobrando poco a poco su propia identidad el padre va declinando su vida a través de un cáncer que se trató muy tarde, por la propia tozudez de Abraham que no aceptaba su enfermedad y creía que él era el gran campeón del mundo.

 

El desarrollo de la novela delata una clara intención pedagógica y una moraleja evidente: los padres deben estimular las vocaciones de los hijos pero nunca moldear sus propias vidas a su  imagen y semejanza o sus caprichos. Solo así serán felices y ciudadanos encomiables. Esta máxima pedagógica indiscutible se vuelve un tanto opacada por el exceso de los extremos del padre y la idiotez de los actos a que el niño se ve sometido. Es tan evidente la exageración que pierde la calidad del atisbo, el decir mucho sin apenas sugerirlo, lo poético más que lo explícito. Quizás ello hace que un lector avisado, se dé cuenta fácilmente de los hilos un tanto gruesos del mago escritor que está detrás. A veces hasta el niño de diez años actúa y piensa con demasiada madurez, y agudeza que delata la dirección del autor. Todo recurso es útil, hasta los prejuicios y estereotipos acerca de los poetas: afeminado, mujercita, excéntrico, bohemio (le faltó éste y lo pedantes y ególatras que son algunos falsamente llamados poetas y no escribidores. No es éste el caso de don Carlos)

 

Otro aspecto digno de comentario es el fin de la literatura llamada infantil. ¿Está dirigida a los niños? Pareciera que sí y la pregunta recibiría esa respuesta inapelable pero no convendría también que los adultos conocieran la psicología de los niños y los educaran como niños y dejaran que su desarrollo fuera armónico, guiado pero co dirección adecuada, armónica y no impuesta sobre todo en aspectos vocacionales. Todos conocemos de las imposiciones de padres sin educación o madres que tienen como máxima: "Mi hijo o hija será como yo, palero, jornalero, ingeniero, médico", etc. Nunca piensan que lo primero debe ser que el hijo sea como él y sobre todo feliz, libre dentro de lo posible. Así esta novela sería muy atinada para la educación de los padres, quizás más que para los niños.

 

La obra está bien escrita con un lenguaje asequible, polifónico, musical y hasta poético. La parte sobrenatural es liviana y comprensible. No exagera el poder mágico más allá de lo verosímil del relato y ello crea una visión de mundo armoniosa y positiva, sobre todo al final, a pesar del dolor que puede causar una muerte. Su cierre es de perdón, comprensión, armonía, de viaje y nunca de ruptura. Padre e hijo cierran el ciclo "distansiador" con un abrazo esperanzador y de sueño apacible.



1 Rubio Torres, Carlos. Papá es un campeón. Ed. Norma, San José, 2006.

 



1 Rubio Torres, Carlos. Escuela de hechicería. Ed. Farben Norma, San José, 1996.

2 Rubio Torres, Carlos Ob. Cit. p.27.

 

Alfonso Chacón Rodríguez

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Alfonso Chaacón Rodríguez (1967)

ALFONSO CHACÓN RODRÍGUEZ

(1967)

                                                                      

Alfonso Chacón  Rodríguez nació en San José el día 19 de julio del año 1967. Es reconocido en España por sus obras. Se graduó en Ingeniería. Tiene estudios doctorales en Temas del Trópico. Tiene una maestría en literatura con mención en lengua inglesa por la Universidad de Costa Rica y recibió una mención de honor en el concurso de relatos UNA-palabra de la Universidad Nacional de Costa Rica en el año 1998 por Cuentos Improbables. Tiene un doctorado en Ingeniería con orientación en Electrónica por la Universidad Nacional del Mar del Plata, Argentina.En el año 2012 su novela El luto de la libélula fue premiada con el Aquileo, compartido.

       

LO QUE HA ESCRITO ALFONSO CHACÓN RODRÍGUEZ

 

NOVELA

 

1. El tiempo en los ojos: 2000

2. Cuando los ángeles juegan suiza: 2003

3. El luto de la libélula: 2011

 

CUENTO

 

1. El reloj maldito: 1977

2. Cuentos Improbables: 2000   

 

La primera novela que ha escrito Alfonso Chacón Rodríguez la llamó El tiempo en los ojos y la publicó en el año 2000.1
 

Es una novela polifónica. El narrador es omnisciente pero distanciado y muy cerca de los personajes, asume el papel de un cronista y brinda un cuadro de imágenes empotradas en un tiempo lejano, cuando el español colonizó y aniquiló la cultura prehispánica, indígena. En un colage, lleno de vistosidad y colorido, presenta desde un plano familiar y privado, el enfrentamiento de las dos culturas. Es el símbolo de la abuela, Tita, que evoca el tiempo histórico, en forma circular, la novela inicia y termina con la misma imagen: la viejita sentada en una silla, cabizbaja, pensativa, contemplativa, con los ojos en el tiempo.

 

Es un retablo, un mural de imágenes significativas, de la historia patria desde el origen, hasta 1948, con la revolución llevada a cabo por José Figueres, El Padre Núñez, el hacendado y otros liberacionistas, llamados Los Glostoras. Las imágenes se patentizan en encuentros. El más grande y que configura la tesis de la novela es el de dos culturas: la indígena y la española, conquistadores (usurpadores) y conquistados (robados), vistos, estos encuentros entre indígenas y curas, creencias naturales de los indígenas, bajo la armonía de Sibú y Sulá como una unidad inseparable que los curas del catolicismo transformaron en Jehová y el demonio. Los resultados son evidentes, la visión teológica de los españoles se impone, por persuasión o por la fuerza a los indígenas, que se rebelan, en algunos casos, como la india Irinia, pero que tarde o temprano caen bajo la fuerza del poder español. La unión de la mujer indígena con el español forma el mestizaje, en lo que se refiere a lo genético, porque en lo cultural suele ser dominante el dominio español. Es a través de estas imágenes que se van presentando los acontecimientos históricos más sobresalientes, la lucha contra los filibusteros, la guerra declarada contra los alemanes y su expulsión del país y confiscación de bienes y por último la revolución del cuarenta y ocho. También se evocan los procesos familiares, primero el trabajo en las bananeras, luego en la obtención de tierras y el cultivo del café. De peón Ramiro, termina en gamonal, hacendado y degradado por el descubrimiento de su mujer con el vendedor de ropa (polaco) y la separación espiritual de ella y la persecución del viejo de cuanta mujer le servía en su hacienda, al final impotente y ridículo, hasta que muere en la revolución. Y la abuela es devuelta al presente por su nieta que vive los momentos presentes del progreso.

 

La novela se estructura como los relatos de Alejo Carpentier (1904-1980) de Guerra del tiempo: 1958, Semejante a la noche o Viaje a la semilla. Es una novela histórica. Es condensada, apretada, sintética pero sugestiva, ilustrativa, evocadora. Tiene la virtud de ser la parte oculta de la historia oficial, la privada, la ausente. No creemos que sea una búsqueda de la identidad, más bien se configura como un refrescamiento de la memoria, del olvido, de la desmitificación de tantas verdades falsas. Somos diferentes en la pluralidad, pero tenemos una misma historia con los pueblos latinoamericanos y nos parecemos en los vicios y virtudes, no somos únicos, somos un producto de culturas o si se quiere ese carnaval cultural, esa sinfonía, esos contrastes, esa irracionalidad es nuestra propia identidad.

 

La segunda novela que recién publicó, en el año 2003, la llamó Cuando los ángeles juegan suiza.1

 

Es una novela escrita bajo un paradigma literario estructural novedoso. Desde el inicio se aprecia una clara intención de violentar los códigos convencionales, no solo en el género novelesco sino en el tratamiento temático. El lector podrá apreciar y disfrutar desde un autor dialogando con el narrador o éste, conversado con un personaje o recibiendo cartas de él (ella, Aurora), hasta apelando al lector (sin especificar género por innecesario), solicitando su participación o al menos su comprensión.

 

La estructura novelesca se torna un tanto compleja gracias a sus proyecciones y ambiciosas pretensiones. Claramente se configura como una especie de parodia a las novelas folletinescas, un tanto compañera del Ingenioso Hidalgo don Quijote de La Mancha de Miguel Cervantes, no solo en los trucos de la paternidad autoral, sino porque parte de la temática caballeresca: el rey Arturo y la mesa redonda que en ella, más se parece a un bar o una mesa cuadrada. Aurora se convierte en el símbolo femenino y Orlando el escudero del rey Arturo. En ambas, tanto la leyenda del rey Arturo, como en la novela se dan las traiciones. Mordred, el sobrino traiciona al Rey y Orlando al rey político, y sus respectivas esposas también los cambian, Ginebra por Lancelot y Aurora por Orlando que al final también traiciona a su apetecida dama. Los títulos de los capítulos, así como el uso de la letra gótica ubican el texto, dan indicios de la intencionalidad del autor de crear una especie de parodia burlesca entre la leyenda del Rey Arturo y la figura ridícula, esperpéntica, grotesca, inculta, "bruta", sanchesca (sin la sabiduría de éste), del político criollo, machista, borrachín, mujeriego, sin aristas, arribista, porcino, arrogante, ostentoso y cornudo.

Atribuir a  la obra bondades solo por el derroche imaginativo, creativo, innovador del lenguaje, no es justo, si bien se parte de un hecho real. Es gracias a ese lenguaje polisémico que la obra levanta imagen pero no es lo único notable. El contraste entre el parecer y el ser, las dos caras de los personajes, el mundo de las apariencias y las realidades y los diferentes puntos de vista de los personajes, el autor, el narrador y las voces apenas sugeridazas, dan forma a un mundo mayor que se crea a partir de paralelismos, contrastes, contrapuntos, narraciones, escenas, imágenes televisivas, simultáneas, todo ello como un caleidoscopio que capta un infinito mural de imágenes interrumpidas, bruscas, tiernas, insólitas, risibles, sórdidas, crueles, esperpénticas, mordaces, satíricas, burlescas. Es una visión carnavalesca de esta realidad moderna, más parecida a un aquelarre que a una convivencia humana, donde aparecen curas como el Mayor que viven su propio narcisismo, rebosante de poder, endiosado por el dinero y la figuración aunque oculte su otro ego, el solitario, el enfermo, el disfuncional. Esa dicotomía la cargan todos los personajes, el cura Gonzalo que lleva a cuestas su borrachera y su remordimiento de conciencia, Aurora con sus convencionalismos y refugios religiosos, piadosos de caridades formales, el obispo con sus caretas inconfesadas y fácilmente detectables, los amigas de Aurora, las clásicas chismosas que viven de las apariencias, dan consejos y se refugian en los tes y sus frugalidades materiales, más cercanas a los robots que a persona alguna, creen hasta en sus propios embustes, los ayudantes de políticos, como Orlando que viven sus soledades en multitud, en espera de un desliz ajeno para beneficiarse, estereotipo, piltrafa humana, simulacro de hombre y ¡cómo abundan en este medio!, el autor víctima del seudo crítico y maestro literario, poeta engreído que no permite otro espacio que el suyo.1

 

La novela se convierte en un enorme espejo, no solo el del cuarto de Luci, donde se ve desnuda Aurora y comienza su descubrimiento erótico, su intimidad que posiblemente le lleve a su libertad, al final de la obra. Toda ella es un espejo donde se refleja, se delata la parte oculta del ser, la otra mitad, la otra cara de los personajes-símbolos y de la ciudad como espacio ocupado por ellos.

 

No se llega a la visión de esa grotesca realidad desde una perspectiva ajena. Es desde la misma clase, o grupo social que se evidencia. El narrador que se convierte en una especie de detective de novela policíaca, penetra, investiga, se oculta, se hace invisible, indaga en el mundo privado de los personajes de ese grupo, llamado "los ricos y famosos", los poderosos, los políticos, los dueños de vidas y haciendas, los jerarcas de la iglesia en contrapunto con los pobres del tipo de Javier, vilipendiado, excluido de la tribu por el cura Mayor y el periodista Cristino, con la anuencia de Manzanilla. Entra en el hogar de una familia católica rica, bajo todos los convencionalismos exigidos por los tan devaluados "valores familiares de la sociedad de antes", los escarba, los desmenuza y pone de relieve la doble moral, el doble discurso, como en el cuento que recién publicó el periódico La Nación, para exaltar la libertad, donde el lobo prefiere vivir pobre a ser amarrado por el amo a un poste. Para qué riquezas sin libertad, pareciera ser la moraleja y nosotros agregamos y para qué la libertad de los niños de la calle, de los que no tienen qué comer, de los países pobres. No sería mejor la libertad junto a la justicia social, la igualdad de oportunidades, la educación, la vivienda, el vestido. ¿De qué me sirve la libertad para entrar a un restaurante a comer lo que desee si mis hijos no tienen leche desde hace dos días? Esta doble moral pasa desapercibida y la novela nos muestra un sinnúmero de ejemplos. Los precarios donde vive Javier y  realiza su apostolado es un ejemplo claro de esa desigualdad social. Pero es el núcleo familiar de una clase rica el que se manifiesta degradado en la novela. Aurora, Arturo y sus tres hijas lo configuran, pero ninguno es feliz. Aurora es explotada, refundida a la prisión llamada mansión y ahí se convierte en el objeto clásico de mujer rica, no se encarga de los quehaceres domésticos propios de la mujer pobre, pero se dedica a una religiosidad formal vacía, frívola, a las caridades desteñidas de consolación y reconocimientos sociales, a las visitas frecuentes de sus amigas y los chismes, las fiestas familiares de cumpleaños, bautizos o bodas y las frecuentes salidas de compras que van convirtiendo sus mansiones en museos de objetos inservibles pero ostentosos, llevada por la furia de moda, comprar por comprar, como un slogan. Arturo dedicado a sus negocios y su eterna precandidatura  que lo aleja de la casa, perdón mansión, y lo mantiene en brazos de amantes o mujeres de ocasión, en los bares, perdón, clubes privados y reuniones de trabajo, perdón de relajo, de bajonazo de piso, de matráfulas, etc. Las hijas como maripositas jugando a la vida libre, sin ataduras, con tarjetas doradas, novios postizos, como ellas, bailando la danza del día, drogas, licor, sexo, cansadas de no pensar, enloquecidas de no hacer nada, borrachas de vacío, profetas de la nada. El producto a corto plazo se puede inferir. Luci se casa embarazada, boda de hipocresía, fiesta de apariencias, refugio de oportunistas, danza de marionetas y pasiones apenas sostenidas, deseos fugaces y borracheras de costumbre, infidelidades en potencia o descaradas como la de Arturo con Irene. Luego llegará la pérdida del hijo de Luci, producto de  una golpiza de su esposo boxeador, muy hombre, muy macho, hijo de papi. Intentos de Aurora por recobrar el control pero llamadas al orden de parte de Arturo porque primero estaba su candidatura.

 

Estos primeros indicios de Aurora por redimirse, rebelarse, salirse de ese mundo hipócrita empieza por la "traición" al marido, como Ginebra. Sus sueños eróticos se realizan en el 4x4 que recién le compró su esposo y luego continúan en el apartamento de Orlando, hasta que decide dejar al rey Arturo y unirse con su escudero. Sale de su casa casi con nada pero sufre el vejamen del rechazo. Acude a su única amiga, Pilar y busca un arreglo "racional" con su marido. Termina su calvario e inicia una vida más apegada a la realidad, unida con sus hijas y disfrutando de sus propios proyectos vitales.

 

La novela permite visualizar una sociedad degradada y unos personajes también degradados. Algunos adaptados a ella, posiblemente los más, los acostumbrados, los beneficiados, los ostentadores del poder, los inconscientes por ignorancia o por sometimiento religioso y los degradados, los menos, los críticos, los conscientes, los desajustados, los disfuncionales, los rebeldes, los que no soportan la enajenación, el engaño, la injusticia y la iniquidad. Sin embargo no parecieran existir muchos caminos para ser feliz en este tipo de sociedad, norteamericanizante, globalizante, de la pobreza, el materialismo, la injusticia, de la política desmedida del todo para mí y nada para usted. Un camino es el que casi todos hacen, seguir el ejemplo de los que tienen dinero y poder, la corrupción, el robo descarado, el obtener dinero sin importar los medios, el haga lo mismo y no sufra. Esta vía puede ser utilizada con éxito tanto por hombres como por mujeres. El pertenecer a un género u otro no ofrece ningún obstáculo. El hombre está más acostumbrado a él pero las mujeres pueden hacer lo mismo, basta imitarlos en todo, hasta en sus amantes. En el mundo de la corrupción los sexos desaparecen. El otro camino es el más fácil por ser el que tiene todas las bendiciones. Seguir igual y corregir las disfunciones: hacer reformas de toda clase, legales, constitucionales, crear la castración sin percatarse que si se aprobara nos convertiríamos en un país de eunucos, construir más cárceles, endurecer las penas, realizar campañas para volver a los tiempos de antes, como si fueran diferentes; los invito a leer los boletines judiciales de los años sesentas para que descubran cuántas violaciones se realizaban por semana, sin contar las que no iban a los tribunales, iniciar campañas en las escuelas y colegios para que los niños se defiendan de los sátiros (como si no existieran entre los maestros, maestras, profesores y curas), y rescatar los valores, tal y como lo hacen los periódicos. Todo ello siempre que no altere el orden, los privilegios, los mandatos de los poderosos desde los bancos, nacionales y privados, los dictámenes de las trasnacionales que lo único que quieren es ayudarnos a salir de la pobreza comprándonos los seguros, las telecomunicaciones, los bosques, las playas y todo, todo, para convertirnos en un país desarrollado, a la altura de los europeos y EU, ¡qué asco!

 

El último camino es semipesimista, luchar por realizarse aún a pesar de todos esos obstáculos, refugiarse en una especie de anonimato, vivir aislado, no interferir en los asuntos públicos y menos privados de los demás y seguir por el camino, trillo, o vereda que cada uno puede irse construyendo, al lado de los más cercanos, ojala pocos. Huir del mundanal ruido y seguir por la senda de los más sabios que en el mundo han sido: ¿Egoísmo?, ¿Individualismo? Claro que sí, pero conscientemente porque de lo contrario la única luz que aparece desdibujada en el horizonte es...la nada. La felicidad como la libertad no solo hay que ganársela sino saberla disfrutar.

 

La tercera novela que publicó Alfonso, se llama El luto de la libélula y se editó en el año 20111.

 

Es una novela polifónica. El narrador es de primera persona y penetra en la privacidad de su mundo desde una perspectiva casi onírica. Bajo este paradigma narrativo se abren una gama de planos, voces y perspectivas  que diseñan un mural biográfico que desde una enunciación del presente evoca, revive, adelanta y vislumbra los más variados tiempos, tanto los psicológicos como los históricos cercanos y distantes que abre un poliedro de caras y ápices que se entrecruzan llenos de rupturas espaciales y temporales que desfloran una sinfonía de matices, colores, sonidos, figuras entrecruzados por acontecimientos discontinuos como si se tratara de un rompecabezas que el lector deberá ordenar, tanto en su lectura como en la síntesis final.

 

Y es que no se escatiman los recursos idiomáticos y estructurales del relato para diseñar la tormentosa e imprevista de unos personajes que luchan por encontrar sentido a sus vidas, llenas de imprevistos, goces, pasiones, luchas, derepentes, disfraces que irremediablemente los sumerge en la lucha por ser en el parecer.

 

El personaje protagónico, el ingeniero de la compañía Xirtex, se codifica como el eje central, el motor que echa a caminar  las libélulas en su lucha por encontrar la felicidad, sin perder la libertad.

 

Parte de un presente de la enunciación: despido de la compañía, divorcio de Silvia, su esposa y viaje al chalet en una costa litoral. Está solo en su cama y en el techo visualiza una mosca. Así comienza su novela. Esta es la situación inicial. Y desde ella comenzarán los recuerdos, las evocaciones, los sueños, y una nueva vida de divorciado y desempleado. Ese tiempo no será muy extenso, tal vez una o dos semanas y se concentran en una rutina sencilla pero se traslada al poblado vecino y ahí hace vida social con un gringo, exsoldado que perdió los miembros inferiores y tiene un yate como empresa turística de buceo, llamado Jack. Conoce varios personajes, entre ellos los trabajadores de Jack y dos mujeres que siguen el rol de este género degradado: la madre que tiene que vender a su  hijo y una joven que ejerce la prostitución entre gringos y clientes del bar, mientras que los fines de semana se ve salir de la misa con sus dos hijas pequeñas.

 

"Hay un hombre en una cama y una mosca quieta en el cielorraso"

 

Se abre así esta novela de rupturas y desencantos. Diseño de una existencia humana por cuanto se enfrenta a los imperativos de todo humano: ser y permitir que otros sean, sin cosificarlos, enajenarlos, e envilecerlos. Hombre y mujer en la encrucijada del amor, de su realización, de su libertad, de su felicidad en una sociedad que privilegia los patrones tradicionales machistas y estimula el vasallaje de la mujer en detrimento de su realización plena como mujer y como ser humano.

 

Es una imagen enunciada por una tercera persona pero no tarda mucho en presentarse:

 

"El hombre que soy yo se divorció. Fue a un abogado. Luego fue a un terapeuta. Ambos/dos, conjuntamente, abogado/terapeuta, pareja de mosqueteros, los dos hombres más importantes en la lucha contra los monstruos en un armario"1.

 

Esa es la situación inicia. Negativa, fracaso en ambos sentidos, tanto en el trabajo como en su matrimonio. Luego vendrá el rompecabezas, el ir encajando piezas casi al azar, sin orden lógico ni linealidad, espontáneas, como vivencias. Ese mundo privado poco a poco en imágenes y sucesos o sucesos-imágenes se abre al lector y lo va atrapando en esa madeja, en ese tapete, en ese mural de espacios, tiempos, encuentros, desencuentros, vivencias, alegrías y sufrimientos, fracasos.

 

Poco a poco comienza a dibujarse una sociedad patriarcal. Su madre sola, y su esposo representado solo por una foto en su cajita donde guarda los hilos para tejer. No la deja sola, vive con ella. Solo los recuerdos, las evocaciones, sus propias frustraciones, una vida dedicada a él y su casa. Su hermana Andrea, traicionada por una exalumna que ella misma envió a recibir lecciones de su esposo. Ahora con unas niñas y separada. Y él divorciado de Silvia que lo cambió por el amigo de juventud, Lautaro y estudios, chileno que convivió como hermano con él y su novia-esposa y al final lo sustituye en sus ausencias temporales y reiteradas con Abril, la joven que trabaja en el proyecto Libélula a su lado, 14 años menor que él, Victoria, la socióloga que compartía el chalet y su departamento en sus arrebataos pasionales. Y su hija Sofía que dibuja como víctima de un bellaco como él cuando desarrolle.

 

Esa madeja de hilos entrecruzados en un fracaso absoluto de todos, él y ellas muestran al lector un mundo privado doloroso pero angustiosamente real. La narración está llena de atisbos, sugerencias, indicios, imágenes, sueños, evocaciones, vivencias que si bien es cierto nacen de un protagonista masculino, lo es más de una conciencia social lúcida que desnuda su fracaso y las consecuencias en los participantes, sus propias tragedias. No hay quien salga victorioso, tampoco soluciones sensibleras o pasiones desbocadas, pero sí dolor ante la impotencia, cólera ante la injusticia, angustia ante la realidad y se abre la pregunta al lector amenazante, ¿cómo cambiar ese estado de cosas, esos patrones heredados y permanentes y legitimados por una sociedad hasta en las leyes. No hay tragedias violentas, muertes, insultos ni agresiones pero sí enajenación, dolor, frustración e impotencia de los partícipes.

 

 

"Es un mundo de laberintos y dioses perdidos. De pronto, quisiera escuchar la voz rota de la vieja cantante de corridos, (pienso que se trata de Chavela Vargas) diciendo que se va, muy lejos de esta tierra. Se va porque no entiende qué quiere este mundo aldeano: una esclava, sometimiento, entregaUna esclava, sometimiento, entrega. Vivir con convenciones y sin disputa.,"1una esclava, sometimiento, entrega

 

Y en la sección siguiente la inicia así:Aquí dentro. ¿Soy, realmente, un degenerado? Un manipulador, que ve objetos en las mujeres, que de pronto, mirando a su hija hecha un puñito de osamentas y carnes magras, desearía que se asfixiaran en ella los impulsos celulares que la harán mutar en otra víctima más, otro objeto de deseo de hombres como yo."

 

"Hay algo descompuesto. Aquí, adentro. ¡Soy, realmente, un degenerado? Un manipulador, que ve objetos en las mujeres, que de pronto, mirando a mi hija hecha un puñito de osamentas y carnes magras, desearía que se asfixiaran en ella los impulsos celulares que la harán mutar en otra víctima más, otro objeto de deseo de los hombres como yo. En realidad, es todo muy extraño. ¿De dónde todo este revoloteo? Por sesenta y tantos días, las libélulas han faltado a la cita."2

 

La situación final pareciera ser esperada. El hombre recibe una citatoria judicial. Hay una acusación contra él por parte de la compañía. Busca a su abogado y deja en sus manos el caso y aprovecha la llegada a la ciudad para resolver la venta del hijo de la señora que atendía sus necesidades en su estancia con Jack.

 

Su degradación es casi total, hace una primera llamada a la casa de su hija y ésta le responde que ya puede regresar a su casa pues el tío Lautaro ya se fue. En una segunda llamada su madre también reinsinúa que ahora que está en la ciudad, bien haría en volver con Silvia

 

Se ve envuelto en una redada, lo agreden en un despacho de abogado y amanece preso en una prisión. Después de dos llamadas telefónicas Victoria, la socióloga lo saca de la prisión y lo conduce al bufete de Bellorio, su abogado. De ahí se trasladan a la compañía y le presentan una opción importante para reintegrarse con todos los derechos a la misma. Tiene la oportunidad de reiniciar su vida en su antiguo proyecto. El Padrecito lo seduce  con un puesto en la Directiva y todo pareciera volver a la "normalidad". Hasta se podría esperar un regreso a su familia y una renovación familiar con Silvia pero la novela rehúye el cierre folletinesco y enfrenta la realidad desde otras perspectiva.

 

Interesante novela que plantea una temática muy vigente pero históricamente arrastrada desde la colonia y la imposición española de los patrones familiares religiosos abiertamente patriarcales y machistas. La originalidad y su particularidad radican en la forma de plantearse y narrarse. El paradigma literario abre una serie de estructuras y visiones que a pesar de utilizar un personaje masculino, una sola voz, la narración se desdobla en múltiples planos temporales, espaciales, y sobre todo en un discurso que llega a la concienciación del personaje y lo transforma en una conciencia lúcida de su propia tragedia y el daño en las mujeres que le acompañan ocasionalmente. Es la clásica víctima-victimario en la sociedad patriarcal.

 

La novela sin llegar a la tragedia y la violencia si expone la enajenación, la impotencia, la frustración, la desesperanza de la mujer y el fracaso del hombre a pesar de los beneficios carnales ocasionales que le bestializan. Y deja no solo la incertidumbre en las relaciones humanas sino abiertas una serie de interrogantes sin respuesta verosímil y aumenta así la degradación humana. ¿Podrá el hombre lograr relaciones sanas, proyectos de convivencia sociales e individuales sin enajenación y con libertad para conducirlos a su felicidad?



1 Chacón Rodríguez, Alfonso. El luto de la libélula. Editorial Costa Rica, San José, 2011.

1 Chacón Rodríguez, Alfonso. El luto de la libélula. Ed. Costa Rica, San José, 2011, p. 3.

1 Ídem. Ob. Cit. p. 133.

2 Ib.

.



1 Chacón Rodríguez, Alfonso. El tiempo en los ojos. Fundación Educativa, San Judas Tadeo, San José, 2000.

1 Chacón Rodríguez, Alfonso. Cuando los ángeles juegan a la suiza. Ed. de la Universidad de Costa Rica, San José, 2003.

1 Este poeta, pienso que es el mismo que, en una ocasión, le hicimos la siguiente broma. Como tenía la costumbre de quemar todos los trabajos literarios que aprendices de poeta, como él, le presentaran por -según él- carecer de valor literario, una vez le llevamos un poema con el nombre bien claro del autor, un compañero de grupo. Lo leyó y moviendo negativamente la cabeza lo incineró, como Nerón. Su sorpresa fue grande cuando le mostramos en un libro el poema que recién había quemado, un poemita de Trilce (1922) de César Vallejo. Sin decir palabra abandonó la mesa, bajo muestras sonoras carcajadas, pero por lo visto nunca dejó la costumbre.

 

Mauricio Chaves Mesén

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MAURICIO CHAVES MESÉN

(1969)

 

 

Mauricio Chaves Mesén nació en La Uruca, San José Centro ,el día 30 de noviembre del año 1969. Es abogado de profesión y ha trabajado en puestos importantes de organismos internacionales. Es un gran investigador de los secretos ocultos del poder organizado y de las organizaciones secretas a nivel mundial.

 

 

LO QUE HA ESCRITO MAURICIO CHAVES MESÉN.

 

NOVELA

 

1. Círculo de poder: 1996

2. 2012: Las tres llaves de la pirámide: 2010 (esperamos)

 

La primera novela de Mauricio Chaves M. la llamó Círculo de poder y la publicó en 1996.1

Es una novela policíaca, doctrinal, esotérica. Dos jóvenes costarricenses (se supone, nunca se nombra a Costa Rica) durante el tiempo que estudian en Italia, Roma, se relacionan con una joven, Laura, que estudia en Roma arte y se enamora de Arturo y Francesca se relaciona con Ricardo. Después de terminar los estudios, regresan a su país y el Ministro de éste debe nombrar un embajador en Roma, los dos jóvenes participan en el concurso, pero el escogido es Arturo. Ricardo, en principio se enoja y siente celos de su amigo por poco supera ese contratiempo. Arturo se interesa por investigar, en Roma el misterio de unos manuscritos escritos por Nostradamus (las profecías) y esclarecidas por el doctor Havel que se especializaba en arte y conocía sobre La Mona Lisa de Leonardo da Vinci. Esto hace que tanto Laura como Arturo se relacionaran con él desde cuando eran estudiantes. A su llegada como embajador inicia sus investigaciones y las tiene muy avanzadas, hasta que es asesinado cuando viajaba a dar una conferencia. Esto hace que el Ministro de relaciones exteriores, llamara a Ricardo para nombrarlo a él como su sustituto, cuando sufría una crisis depresiva y estaba a punto de suicidarse. No obstante acepta el nombramiento y viaja a Roma. Ahí comienza a desarrollar la investigación de la muerte de su amigo Arturo. Esto lo lleva a participar en una serie de muertes, búsquedas, encuentros. Se convierte en el investigador principal del crimen en forma paralela a la que realizaba la policía francesa en manos del teniente Monti. La otra línea narrativa la conduce el señor Conde, representante del Círculo de poder Ancestral y que representaba EL Mal. Después de una innumerable cantidad de aventuras, encuentros, relaciones amorosas, huidas, asesinatos, visitas, entrevistas, Ricardo se ve envuelto en crímenes que no cometió, se libra de ser asesinado por su ama de llaves, Rosa, que resultó ser un agente encubierto de la policía secreta rusa, y obtiene el libro que todos buscaban. Con ayuda del cura Alberto logran descubrir las claves de las profecías y en lienzo de  la Mona Lisa, un C D con la información de la fórmula para obtener oro a través del uranio, descubierto por los alquimistas. Ricardo es herido en la cabeza en el encuentro con Rosa, la espía rusa, y se le lleva preso al hospital. De ahí lo rescata Alexandra, la periodista y lo entrega a los hombres de Conde. En esa misma escena muere Rosa y Leticia, la ayudante de Monti, mata a éste. Luego es llamada por Del Vecchio, el superior de la policía, y como descubre su doble rol, lo mata y simula que fue un suicidio y desaparece. Mientras tanto Conde tiene todo preparado para hacer cumplir las profecías que consistirían en destruir toda Asia y tomar el mando del mundo, él, como único rey y crear la paz duradera.

 

Ricardo es llevado a la base de Conde y ahí tiene varios encuentros con su amante, Alexandra, que resultó ser hija, al igual que Leticia, la ayudante de Monti, del señor Conde. Discuten ampliamente sobre los proyectos de l padre de ella y Ricardo trata de persuadirla para que comprenda su locura. Ella está convencida de los argumentos de su padre, sobrepoblación del mundo, hegemonía de Asia Oriental sobre Europa al crear el oro como moneda, la violencia y las guerras entre los pueblos africanos, la paz duradera como antes, destrucción del automatismo, la capa de ozono, la destrucción de la naturaleza, etc. Y la necesidad de un rey del mundo humanitario y justo y Conde era el elegido. Así lo decían las profecías.

 

La novela llega al final cuando Ricardo se convierte en un superhéroe, toma una pistolita pequeña y sale solo contra la base militar, se enfrenta a Leticia y ésta lo mata, interviene Alexandra, ya transformada en justiciera, mata a su hermana, llega al cuarto de mando, mata el guarda y abre la computadora y acceso al comando. Es descubierta por su padre y ella no le obedece, entonces él la hiere y, Alexandra, antes de morir, activa la autodestrucción de la base. Así termina la novela.

 

No cabe duda de que es una novela policíaca, al mejor estilo de James Bond. Es manejada por un omnisciente y se estructura en tres procesos separados: la participación de Conde y sus decisiones. Es poco el espacio narrativo que ocupa, la investigación de Monti y la policía francesa, también ocupa poca narración y la investigación que realiza Ricardo que es la que conforma el grueso de la novela. Está dividida en siete capítulos y se narra desde una perspectiva presente, sólo con incursiones en el pasado histórico, cuando se realizan explicaciones sobre las profecías y Leonardo da Vinci o breves explicaciones de hechos relacionados con Arturo, Havel, o Laura y ocurridos en un pasado cercano. En realidad el tiempo cronológico de la novela dura poco más de una semana, escasos trece días. Hay un hecho que permite violar un tanto el misterio de la investigación general, el lector conoce tanto como el narrador y con ello está enterado de que El Mal, lo representa Conde y su cofradía europea de nobles e incondicionales y desde luego el Bien, por Ricardo y sus aliados que en resumidas cuentas solo resulta ser Laura, Alberto, el cura, ocasionalmente y al final Alexandra que se enamoró de él  y él de ella, más allá de su posición en bandos contrarios. La novela es causal, lineal, solo interrumpida por el salto a hechos relacionados por cualquiera de las tres líneas narrativas y que en ocasiones se cruzan. El misterio central y la investigación principal gira alrededor del descubrimiento (búsqueda-encuentro) de los manuscritos, el libro de Havel y la relación de la pintura La Mona Lisa y el desciframiento de las profecías de Nostradamus.  El verosímil de la novela se mantiene fiel al relato pero aparecen ciertas contradicciones, así como untando de acciones forzosas, si nos atenemos a que la novela sigue el juego inductivo de los indicios para conseguir verdades mayores y despistes para mantener ocultos los verdaderos roles de ciertos personajes que solo se descubrirán al final, tal el caso del ama de llaves Rosa, Alejandra y Priscila. Todos pertenecientes al bando del Mal. Digo esto porque los cambios en la personalidad de los personajes son un tanto espontáneos, voluntariosos, emotivos, a pesar de sus discursos racionales en contra. Esto ocurre con Alexandra que de pronto es capaz de matara su hermana y al padre de quienes demostraba estar totalmente ligada, en todos los sentidos. No viene al caso citar estos incidentes, lo cierto es  que aparecen como contradicciones al verosímil de la novela y permiten conocer los esfuerzos, a veces desmedidos por concluir una trama que a todas luces se convirtió en compleja y difícil de cerrar.   

 

 Dos elementos más llaman nuestra atención: si las profecías se deben cumplir irremediablemente, es una especie de imperio del Destino, con mayúscula, ¿por qué tanto esfuerzo, crímenes, fratricidios, etc. por hacer que se llevaran a cabo. Total bastaba esperar para que se cumplieran sin mover un dedo. Y otra inquietud o más bien una ocurrencia, ¿no es extraño que el dueño del mundo, el juez supremo, estuviera ausente en la novela? Y lo que es más curioso, siendo éste el que ha traído la mayoría de los males que se invocan en la novela para destruir parte de la humanidad: guerras, destrucción de la capa de ozono, de la naturaleza, globalización, persecución del oro y el poder, etc. No les parece una ausencia muy notable.

 

La segunda novela aún inédita la llamó 2012: Las tres llaves de la pirámide. Es una novela de estructura policíaca, polifónica y escapa al condicionamiento causal y logocéntrico. A pesar de que utiliza esa estructura de tipo policíaca sin el clásico agente secreto o policía que persigue esclarecer al culpable de un crimen, lo cierto es que sí mantiene a perseguidores y perseguidos, víctimas y victimaraios. Mauricio Forte como el centro de poder del mal y los guardianes de los tres medallones y la pirámide, así como los protectores que representan las víctimas.

 

Pero lo más interesante de la novela es que bajo esta estructura evidente se manifiesta una nueva estructura más interesante. Se trata de una forma estructural propia del género maravilloso y que fue muy utilizada por los Cuentos de Hadas. Se trata de personajes que parten de una situación inicial casi siempre negativa, a resolver los problemas que les aquejan, realizan una prueba particular o tres, según sea el número de personajes, y el vencedor obtiene un elemento mágico que será utilizado en la prueba fundamental de lucha victoria o tarea cumplimiento y llegan a una situación final feliz. En esta novela se da esa estructura, por lo tanto ella pasa a la categoría de novela maravillosa. Los guardianes que sobreviven y algunos protectores llegan al final de la historia en el lugar sagrado y ahí esperan el instante profetizado para utilizar las tres llaves (medallones) mágicas y la pirámide invertida y una vez colocada en el lugar correcto se obtiene el final feliz, no sin antes castigar al malvado Mauricio Forte por impostor. Triunfa el bien sobre el mal.

 

En los Cuentos de Hadas, se mantiene oculta una estructura de consolación a nivel latente. El sistema social y los valores que en algún momento se pusieron en duda por lo personajes malos, al final permanecen inalterables y se vuelve al estatus  social original. Solo fue un susto. Esta estructura que Umberto Eco puso de manifiesto en el análisis de la novela folletín, es más frecuente en nuestra literatura de lo que pueda imaginarse. Ese mundo campesino idílico que los citadinos ponían en riesgo, siempre volvía a prevalecer, luego se tratará del mundo privado familiar y la puesta en peligro de los valores cristianos que nuevamente no pasa de ser un susto y vuelve a consolidarse, por lo menos en la literatura. No es sino cuando algunos escritores aún jóvenes ponen en duda esa estructura patriarcal cristiana que en el fondo se evidencia como hipócrita, injusta, inmoral, se trata de la crítica, a veces mordaz del mundo privado de la ciudad: sus injusticias, sus envilecimientos, la desigualdad social, el machismo, etc. Se pone en tela de juicio los mitos mantenidos hasta el presente, tales como: Costa Rica, un país de blancos, la mejor democracia del mundo, donde hay más maestros que soldados, la Suiza Centroamericana, etc.

 

Y la novela que comentamos se sale de esa tónica de literatura local, acrítica, y "nacionalista" para colocarse en un contexto universal, no solo por la utilización de espacios geográficos variados: San José, Miami, Äfrica, Europa, sino por enfrentarse a esa estructura de poder mundial que engloba la tierra y el capitalismo globalizante deshumanizado.

 

Trata el tema de las predicciones astrales y se adentra en el poder del hombre por alcanzar el máximo exponente. Es la lucha por el poder del mundo en todas las expresiones y para ello no hay límite ético y menos material. Es algo así como el poder absoluto.

 

La obra se sale del común de las novelas escritas en Costa Rica. No solo por el contexto físico y social que trata sino por la creación de un mundo actual materialista, destructivo y con una sola meta: El poder. No importa si éste se logra por caminos violentos conseguidos a través  del poder económico y el soborno, el crimen, la humillación y la destrucción de la misma tierra.

 

Utiliza las teorías ocultistas de la destrucción de Atlante con el Diluvio Universal y la creación de la ciudad de Noe y su famoso monasterio guardián del centro de poder cósmico y donde se gestarán los acontecimientos vaticinados alrededor del año 2012 y sus famosas profecías, aparecidas en el Apocalipsis.

 

La trama tiene como núcleo gestor  tres llaves y una pirámide y las correspondientes tablillas explicativas. Los personajes, tanto los guardianes como los protectores de ellas, se ven evueltos en una serie de aventuras: amor, pasión, traición, engaño muerte, viajes, exploración de lugares sagrados, etc. Todas giran alrededor de Mauricio Forte, el hombre más rico y poderoso de la tierra y su red de poder y los guardianes y protectores.

 

La novela, a pesar de escoger la estructura policíaca solo lo hace para esclarecer los contextos privados del poder político y económico del grupo de los siete comandado por Mauricio Forte.

 

Este oscuro personaje mantiene el poder sobre áreas importantes en el dominio del mundo:

La religión, el petróleo, los recursos naturales, los bancos, los gobiernos de los países, la tecnología, las comunicaciones sociales, el narcotráfico,  etc. Nada escapa a sus garras y las de sus aliados. Es algo así como el grupo de Bilderberg.

 

Por otro lado las estructuras, tanto la policíaca como la maraavillosa hacen que la novela se convierta en un gran coro de voces que narran su mundo privado y estas historias logran un gran mural polifónico que entusiasma al lector, lo hace meditar, reflexionar, vivir junto a ellos esas experiencias que apenas sospechamos. No importa que solo experimentemos en forma indirecta esos designios. El mundo camina hacia la destrucción y solo lo salvará algo así como lo ocurrido en la novela o el cumplimiento de las profecías mayas. No será la destrucción total de la tierra pero sí una gran transformación sobre todo espiritual.

 

Esta situación final no es volver al pasado, recobrar la estructura puesta en duda, todo lo contrario es una renovación generadora de un presente cualitativamaente superior al estado anterior. Es la destrucción que genera creación. Se trata de un nuevo paradigma del orden mundial, social, económico y de redención de la humanidad, tal y como lo profetizaron los mayas.

 

"La séptima profecía maya nos habla del momento que el sistema solar en su giro cíclico sale de la noche para entrar al amanecer de la galaxia. Dice que los 13 años que van desde 1999 al 2012, la luz emitida desde el centro de la galaxia sincroniza a todos los seres vivos y les permite acceder voluntariamente a una transformación interna que produce nuevas realidades. Que todos los seres humanos tienen la oportunidad de cambiar y romper sus limitaciones, recibiendo un nuevo sentido, la comunicación a través del pensamiento, los hombres que voluntariamente encuentren su estado de paz interior, elevando su energía vital llevando su frecuencia de vibración interior del miedo hacia el amor, podrán captar y expresarse a través del pensamiento y con él florecerá el nuevo sentido. 

    La energía adicional del rayo trasmitido por Hunak-Hu activa el código genético de origen divino en los hombres que estén en una frecuencia de vibración alta. Este sentido ampliará la conciencia de todos los hombres, generando una nueva"1

 

No se profetiza la destrucción total sino una transformación del hombre, sobre todo espiritual.

No es una estructura de consolación sino un claro reconocimiento de lo erróneo de nuestro orden social, económico, material del planeta. La alternativa es la transformación o de lo contrario llegará la destrucción total del planeta, tal y como lo están propiciando las potencias del mundo: EU., China y otros aliados, destructores de la naturaleza.

 

Novela para disfrutar, asombrarse, reflexionar y transformas nuestra conciencia.

 



1 WWW.ProfecíasMayas. Mayas.com.

Danilo J. Granera López

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DANILO J. GRANERA LÓPEZ (Nicaragüense)

(1966)

Foto tomada de ECCENATURE - Danilo J. Granera López

 

Danilo J. Granera López nació en Estela, Nicaragua, el 18 de abril de 1966. En 1979 emigró a Costa Rica con su familia y se radicó en San José, donde viven actualmente.

 

Estudió Administración de Empresas, Computación y en la actualidad estudia Derecho, su pasión. Es casado y tiene una hija.

 

 

LO QUE HA ESCRITO DANILO J. GRANERA LÓPEZ

 

 

NOVELA

 

 

1.   Las almas de nadie: 1998

 

Las almas de nadie es la primera novela que escribe Danilo J. Granera López y la publicó en el año 1998.1

 

Es una novela tradicional, causal, que puede ubicarse en lo que algunos críticos llaman  realismo crítico. El protagonista de esta novela es el niño de la calle y la sociedad que los mira impávida, inalterable, cómplice, es el espacio global y las  calles de la ciudad, la única casa donde ellos aparentan vivir, a la vista de todos.

 

Es una novela monofónica, logocéntrica, causal, apegada al código moral religioso, sentimental, sin ningún interés literario. Es más bien una historia típica de una problemática social del país y de muchos otros: los niños de la calle. Escoge dos, Pablito y Menchita, después se agregarán otros y cuenta su historia que es la misma de miles de niños pobres,  que día tras día recorren las calles de nuestras principales ciudades, pidiendo dinero para llevarlo a sus padres, a veces padrastros, tíos, hermanos, etc. con los mismos problemas: sin casa o ranchos cubiertos de latas y cartones, sin ir a la escuela, víctimas de la agresividad de los mayores, padres o familiares, violados, vejados, son hambre, maltratados, etc. Niños no solo sin futuro sino sin presente humano. El autor narrador testigo se hace amigo de Pablito y narra esa relación de información. La historia es tétrica, cruel, emotiva, sentimental y mueve un grupo de conocidos, así como su familia para ayudarles a esos tres niños, les da comida, alguna ropa y juguetes. Su tesis es que si todos ayudamos a esas almas de nadie, cumplimos con un principio religioso de caridad, de amor al que más necesita y resolvemos esa problemática social, con la ayuda de Dios.

 

Conscientemente realizamos un comentario que nada tiene que ver con la crítica literaria, pero que consideramos importante incluirlo en esta investigación.

 

Estos problemas sociales, los niños de la calle, la delincuencia juvenil, la drogadicción desde cualquier edad, el alcoholismo, la prostitución, el tráfico de blancas, la pornografía infantil, la venta de órganos vitales humanos, el tráfico de drogas, nunca, ni antes, ni ahora y posiblemente tampoco en el futuro, se han resuelto o resolverán con actos de caridad, ni enfrentando los efectos uno por uno. Estas enfermedades sociales, así como las pestes o epidemias se pueden y deben atacarse en sus efectos curativos, pero solo mientras se vencen las causas que las provocan. Si aparece el dengue las autoridades sanitarias fumigan y matan el mosquito portador del flagelo pero tarde o temprano los brotes vuelven a reaparecer, a pesar de enfrentar una de las causas. El verdadero tratamiento consistiría en eliminar el ambiente propicio que favorece el nacimiento y reproducción del mosquito: eliminación de suciedades, entubar caños, limpiar lotes baldíos con basura casera, eliminar tugurios, y aguas estancadas, etc. En otras palabras lograr que los seres humanos vivan en condiciones higiénicas adecuadas y estos comprendan la necesidad de mantenerlas. Esto por lo general no se hace y así, cuando llegan las lluvias el problema del dengue ataca a los pobres que viven en condiciones de salud inadecuadas. De igual manera, si el problema social de los niños de la calle se ataca con actos caritativos como ayudas para que tengan al menos ropa, comida y juguetes, las causas de la problemática siguen produciendo más y más niños de la calle cada día. No es que no deban realizarse las actividades tendientes a paliar las necesidades básicas de esos niños o que deba eliminarse la caridad y solidaridad con ellos. Lo que afirmamos es, que si no se atacan las verdaderas causas de esas enfermedades, ellas no solo no desaparecerán, sino que se multiplicarán cada día más y aparecerá, como consecuencia, la delincuencia, la violencia. Por lo tanto si eliminamos la injusticia social, la marcadísima diferencia económica entre unos y otros y les damos condiciones sociales y económicas justas y equitativas así como educación adecuada, solo entonces estamos en el camino correcto de extirpar esos cánceres.

 

Tal vez un ejemplo real que llegó a mis manos sea elocuente:

 

"          Mamí espero que ní me busques por que decidí hacer mi vida y el motivo de esto es que estoy embarazada ¡Son tres semanas! Mi papá jamás me va aceptar con un niño además no soy la niña que papi piensa me duele dejarlos pero estoy con el padre del niño y jamás lo voy abandonar ni voy a abortar porque un niño es un regalo de Dios y espero que me comprendan ya que no fue mi culpa.

Espero que le pidas mucho a Dios por la vida que me espera pero realmente voy a estar muy bien.

 

Att. Valeria     Los quiero mucho"

 

Sin comentarios.



1 Granera López Danilo J. Las almas de nadie. D. J. Granera L. San José, 1998.

 

Wagner Ortega González

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WAGNER ORTEGA GONZÁLEZ

(1966)

 

Wagner Ortega González nació en San José, el 4 de septiembre de 1966. Es licenciado en Administración de Empresas. Se ha dedicado al sector bancario por más de catorce años. Ahora trabaja en el Banco Internacional de Costa Rica (BICSA).

 

 

LO QUE HA ESCRITO WAGNER ORTEGA GONZÁLEZ

 

NOVELA

  

1. De seguas y amores imposibles: 2005

2. Isabela: 2005

 

La primera novela la llamó De seguas y amores imposibles y la publicó en el año 2005.1

 

Es una novela que pretende y aspira a ser maravillosa, al mejor estilo de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. El discurso narrativo es dominado por un narrador omnisciente que maneja todos los detalles de él. Los personajes son manejados como monigotes que obedecen sus mandatos. A pesar de hacer referencia a tiempos un tanto lejanos como las escaramuzas del 48 y del 55, así como en ocasiones, y no pocas, se dedica a explicar y dar información de seres mitológicos como los humanos con aspecto y miembros de animales, tales como la segua que forma parte del elenco de personajes de la novela. También suele dedicar páginas varias a exponer sobre la música popular y deja el discurso narrativo olvidado para dar muestras de erudición en temas apenas importantes en el relato como las parejas de amores imposibles de otros tiempos. En todos los casos corre los riesgos de no abarcar, por ser imposible, la mayoría de ellos y posiblemente deje por fuera algunos de mayor importancia histórica. El narrador de esta manera distrae al lector social de la historia principal, pierde en sus  elucubraciones eruditas y logra, de esa manera que el lector social pierda interés por el discurso narrativo y hasta deje su lectura.

La novela se centra en personajes de rasgos especiales como Antonia, la gran abuela, comadrona y curandera del pueblo de Santo Domingo, Antonio y Joaquín, así como Lili (la segua) y  Lucía la vecina, depositaria de los amores imposibles de Joaquín. Antonia tiene gran parecido a Úrsula Iguarán y los otros dos, a José Arcadio y Aureliano y el pueblo con maldiciones de niños con cola de cerdo, se asemeja al Santo Domingo con mujeres bellas con cabeza de caballo como Li Lorena María de Fátima Rodríguez Arce li.

 

La novela gira alrededor de la casona de los Aguabella y sus aventuras guerreristas de Nantonio, religiosas de Julián, amorosas y sexuales de Joaquín y las solteronas esclavas de los oficios hogareños de la casona. A veces la novela cobra interés y se torna interesante cuando narra aspectos de la vida de los vecinos del pueblo, sus costumbres e inquietudes, así como los acontecimientos maravillosos que van interviniendo poco a poco pero pierde interés y se torna morosa cuando el narrador trata de explicar detalladamente aspectos que va narrando y analiza conductas de los personajes con opiniones valorativas e ideológicas. Es fácil obtener su concepción machista de la mujer y sus funciones. Lucía es el paradigma ideal, mientras que Lili es lo contrario y según el narrador su pecado es divertirse. El hombre puede disfrutar el sexo pero no la mujer. Ella debe ser la mujer de la casa, de los quehaceres, de los oficios domésticos y los mandatos religiosos, también machistas y excluyentes.

 

Es una novela con aspectos interesantes pero con una estructura tradicional en desuso y un discurso de escaso valor literario. Muestra un gran desconocimiento de las técnicas modernas del relato y con ello pierde lo interesante de la historia ficticia que  narra.

 

La segunda novela que este autor ha escrito y publicado se llama Isabela y la publicó en el año 2005.1

 

Esta segunda novela mejora bastante en las técnicas narrativas aunque persiste en algunos defectos de la primera. El narrador es omnisciente pero en algunas ocasiones se incorpora a lo mismo que relata. Esto es propio de las novelas tradicionales monofónicas.

 

  "Ya vimos que no era Catalino sino Jairo el asesino".2

 

Esto se repite en varias ocasiones. Otro aspecto de las novelas tradicionales es la formulación de preguntas retóricas que en esta novela son abundantes.

 

A pesar de todos estos elementos ya superados por la narrativa actual, la novela tiene aspectos muy importantes. Se estructura como una novela amorosa, de aventuras y ubicada dentro del marco paradigmático del género maravilloso pero poco a poco se torna policíaca. La historia de Lázaro, el personaje central del relato se ve, de pronto inserta en el tráfico de drogas. El escenario es Puerto viejo, en Limón y los actores, Jairo, un colombiano, Catalino Despaigne, un extranjero millonario que llegó a Limón atraído por los oscuros negocios financieros, Bab Baldonado, el agente antidrogas y Giuliano (nunca se supo su final)2, un italiano narco traficante. Los amores imposibles de Lázaro con Analaura, la asesinada Isabela y aún su víctima Kimbly, quedan atrás y dan paso a las aventuras políticas.

 

A pesar de las digresiones, aún vigentes en esta novela y la participación excesiva del narrador (casi autor), sus elucubraciones, juicios de valor y conducción del lector social hacia sus intereses, la novela tiene aspectos interesantes y dignos de destacar. A través de su narración el lector puede acercarse a un Limón cercano a la realidad y penetrar en su misma esencia y problemática social: Pobreza, delincuencia, drogas, niñez abandonada, explotación en todos los niveles de los habitantes desposeídos de esa provincia, desampara y abandono y la carencia de futuro digno.

 

Lo que más llama la atención es el conocimiento del narrador (autor) de los detalles del tráfico de drogas y armas. Su discurso es convincente y profundo, tal vez por su experiencia como trabajador por muchos años en los bancos (BICSA). Es la primera novela que conocemos donde este tema se desarrolla con mayor propiedad en esos niveles.

 

Es necesario precisar que esta novela supera en mucho a la primera y cobra una importancia mayor en el desarrollo temático y estructural que la anterior.



1 Ortega González, Wagner. De seguas y amores imposibles. Ed. Universidad de Costa Rica, San José, 2005.

1 Ortega González, Wagner. Isabela. Ed. Universidad de Costa Rica, San José, 2005.

2 Ortega González, Wagner, Ob. Cit. Pp 208-2009.

 

 

 

Luis Ricardo Rodríguez Vargas

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Luis Ricardo Rodríguez Vargas (1966)

 LUIS RICARDO RODRÍGUEZ VARGAS

(1966)

 

Luis Ricardo Rodríguez Vargas nació en El Carmen de San José Centro, el día 11 de noviembre del año 1966. Egresó de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica en 1990. Es abogado.

 

 

LO QUE HA ESCRITO  LUIS RICARDO RODRÍGUEZ VARGAS

 

NOVELA

 

1.   Aurenthal: 1991

 

La única novela que ha escrito Luis Ricardo Rodríguez Vargas, hasta hoy es Aurenthal y la publicó en 1991.1

 

Esta novela se inscribe en el género maravilloso. Se utiliza el viejo truco, muy usado por los jóvenes escritores de las generaciones actuales, de la novela que se hace en la misma historia, de los manuscritos perdidos. Se presenta como la estructura de una novela policíaca pero sin crimen humano. Es de estricto entretenimiento, tanto en su escritura como en la historia y posee la formalidad de los cuentos de hadas y príncipes, con el héroe, el aliado principal, las pruebas particulares y fundamentales, con tareas cumplimientos en el viaje por rescatar el elemento mágico, en este caso una espada y la lucha-victoria al final, que trae la paz y recobra el sistema, puesto en duda por las fuerzas del mal. Es la típica estructura de consolación. Un sistema de valores, aceptados como importantes, imprescindibles en una sociedad se ponen en riesgo de perderse y entonces aparece el héroe, príncipe que sale (se inicia) al encuentro del enemigo para vencerlo en una lucha final y restituir el orden puesto en duda. Para ello basta que el héroe sea portador de valores sociales aceptados, tales como ser valiente, sincero, justiciero, buen hijo, respetuoso de la ley, sumiso con los padres, etc. Este código lo hace merecedor de elementos mágicos y aliados (hechiceros, magos, reyes, adivinos, sabiduría, inteligencia, heroísmo, fuerza inusual, etc.), que le ayudarán a destruir las fuerzas del mal. En esta novela el héroe histórico es un príncipe Rijart (por lo general nombres orientales, árabes) y su aliado es Nalinor, el hechicero que buscan el elemento mágico la espada Agentel, la única capaz de destruir el círculo de poder, elemento mágico del mal. Pero los otros héroes son Gabriel (¿el arcángel?), Steve y el abuelo de Gabriel, un viejo pensionado, profesor de Literatura. Estas dos historias paralelas buscan una misma meta, impedir que unos manuscritos de una historia inacabada, cumplan con el cometido de destruir todos los libros de la humanidad. Para ello los jóvenes, invitados a pasar un fin de semana en casa del abuelo, deben ir escribiendo la historia maravillosa (la segunda), con textos de diferentes libros que se intercalan y dan sentido a la historia que escriben, una especie de intertextualidad (copia) que permite ir moldeando la historia redentora y la búsqueda de un ALGUIEN que se adueñó de los manuscritos escritos por un tal Edgar Ardoni, que llamó Aurenthal y que al final se evidencia como Tomas Bennet, el editor. La novela, desde luego termina con la victoria de Gabriel, Steve y Howell sobre el editor, al vencer en la historia maravillosa Rijart al dragón que no es más que un disfraz del espíritu, espectro del mal y así restituir el tiempo literario global.

 

A pesar de algunos juegos con el lenguaje, sobre todo de palabras y la mezcla de lo maravilloso con las leyes naturales, en un perfecto e inalterable mundo (el lector nunca se siente agredido por la aparición de elementos maravillosos, como los temblores, la lluvia, la tormenta, la desaparición de los libros y al final su nueva aparición, los encantos, guerras, elementos mágicos, los sueños y todos los elementos utilizados por este tipo de novelas) verosímil, la novela no alcanza un valor literario, se queda en el simple entretenimiento. El narrador omnisciente, muy cercano al autor,  interviene constantemente en lo narrado, se torna moralista, pedagogo, da juicios de valor, apela al lector social y defiende abierta e intrínsicamente un código de valores tradicional, programado, consolatorio. Su crítica superficial se encamina un tanto a censurar cualquier libro que cuestione la sociedad vigente, lo abiertamente establecido y, a todas luces injusto y consolatorio. Hay una defensa, como tesis del valor del libro (ciertos libros), sobre todo los clásicos y algunos betsellers (Julio Verne y los autores de novelas negras) pero nunca pone en duda la validez y necesidad del código moral de la sociedad que vivimos.

 



1 Rodríguez Vargas, Luis Ricardo. Auresthal. Ed. Norma, San José, 1991.

 

Alí Víquez Jiménez

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ALÍ VÍQUEZ JIMÉNEZ

(1966)

 

 

Alí Víquez Jiménez, nació en Heredia el día 11 de junio del año 1966. Estudió en la Universidad de Costa Rica y se graduó de Bachiller y Licenciado en Filología Española y la Maestría en Literatura.

 

En 11987 y 1988 estudió la lengua rusa.

 

En 1990 recibió una mención honorífica en el XII certamen Una Palabra, en la rama de cuento.

 

Ese mismo año ganó el certamen Joven Creación auspiciado por la Editorial Costa Rica. Eso le valió que le publicaran su libro A medida que nos vamos conociendo

 

Es profesor de la Escuela de Filología en la Universidad de Costa Rica. Imparte cursos de Literatura Española y Teoría Literaria. Se ha dedicado a publicar libros de texto para la enseñanza del español y literatura, a través del Ministerio de Educación Pública.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ALÍ VÍQUEZ JIMÉNEZ

 

NOVELA

 

1. Conspiración para producir el insomnio: 1999

2. El fuego cuando te quema: 2015

 

CUENTO

 

1. A lápiz: 1993

2. Biografías de hombres ilustres: 2002

3. A medida que nos vamos conociendo: 2002

 

POESÍA

 

1. Las fases de la luna: 2004

2. Volar hacia todo el universo: 2006

3. Confesión de parte: 2010

 

La única novela, hasta hoy, que ha escrito Alí Víquez Jiménez la publicó en 19991 y la llamó Conspiración para producir el insomnio.

 

 

Esta novela de Alí Víquez Jiménez se inscribe en el tipo de novelas policíacas, por lo menos en su estructura se utiliza el género maravilloso y podríamos decir, sin temor a equivocarnos que es una novela de tesis, muy cercana al lenguaje discursivo. De preferencia utiliza un narrador omnisciente con una presencia determinante y dominante, a pesar de que en los diálogos a los personajes, sobre todo el protagónico, Santiago Sandoval,  se les concede la voz y les deja discurrir por períodos largos acerca de Dios y el origen del universo. Así la novela se torna tradicional, causal, bajo las técnicas corrientes del retrato, los discursos explicativos de sus historias personales y la costumbre del narrador de intervenir decididamente en lo narrado, hasta con apelaciones directas al lector social, muestran lo afirmado.

 

"Santiago Sandoval no podía proceder a llevar a término sus propósitos hasta tanto su madre no hubiera muerto- perdónesenos la expresión inusitada- en forma tajante."

"No podemos detenernos, ahora en explicar cuáles eran los propósitos mencionados," 1

 

También aparecen las admiraciones y preguntas retóricas del típico narrador metiche, impertinente, que trata de moralizar, encauzar, educar, conducir al lector social. Los ejemplos de lo que decimos,  son numerosos.

 

La novela se centra en el personaje Santiago Sandoval, una especie de Quijote (el parecido es muy evidente), el loco-cuerdo, inteligente, capaz de los razonamientos más increíbles, analítico, observador, calculador y como el personaje universal, asiduo lector sino de novelas de caballerías, al menos policíacas y  de lecturas religiosas (la Biblia) y como él persigue obcecadamente un ideal que tiene que ver también con la justicia y la verdad: el Proyecto Mayúsculo que no es otra cosa que demostrar que Dios cometió un error al crear el mundo, al hombre y para ello tiene también un ayudante, en este caso no es Sancho sino Zobeida, un(a) fantasma femenino morisco, también un poco gorda y graciosa, a veces olvidadiza y demasiado ajustada al raso piso, en palabras de el narrador, a esa infancia de la mujer que las caracteriza al género femenino. Es un personaje sin linaje y con una historia corriente, más bien pueblerina. Cuando nació, murió su padre y le correspondió vivir con su madre y una hermana llamada Magda. Desde niño fue retraído y tratado como loco pacífico y extravagante pero en su conducta muestra conocimientos y pensamientos lógicos, ordenados y una inteligencia fuera de lo común, por lo que fácilmente se observa que los locos son los considerados normales. Antes de llevar a cabo el Proyecto Mayúsculo y después de morir su madre y trasladarse a vivir solo, le corresponde realizar un trabajo de investigación policíaco: descubrir cuál de los dos hermanos gemelos había sido el responsable de quebrar un vitral del resucitado en el colegio de curas donde estudiaban, cuando jugaban un partido de fútbol, en la capilla con otros tres compañeros. Después de varias entrevistas e inspecciones al lugar de los hechos, pone en evidencia que ninguno de los dos participó en el vidricidio y que había sido una estrategia del padre Abelardo para que él evidenciara la corrupción del padre director del colegio, Benjamín, que siempre se aprovechaba de cualquier acontecimiento para obtener ganancias extras de los padres de familia.

 

La novela termina con desengaño para el lector que abrigaba grandes desenlaces a tan complejas metas. Textualmente dice el personaje narrador:

 

"-Producirle insomnio, (a Dios), despertarlo de su delirio incontrolable. Pronunció unas palabras fruto de un mal sueño y ahora no puede controlar lo que ha pasado. Todos estamos locos mientras soñamos; eso es lo que le pasa a Dios. En adelante, nuestra conspiración será producirle insomnio a Dios, Zobeida."

 

Todos los cuestionamientos, las dudas, las críticas, las argumentaciones, los discursos y razonamientos rigurosos, terminaron con el Proyecto Mayúsculo de mantener a Dios despierto. Final de cuento de hadas, ingenuo y restaurador.



1 Víquez Jiménez, Alí. Conspiración para producir el insomnio. Ed. de la Universidad de Costa Rica, San José, 1999.

1 Víquez Jiménez, Alí. Ob. Cit. p.37.

 

Tercera Generación: 2002. Intimismo. Segundo Período: 1980-2024. Poeticismo

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TERCERA GENERACIÓN: 2002. INTIMISMO

 

 

NACIDOS: 1965 A 1979

GESTACIÓN: 1995 A 2009

VIGENCIA: 2010 A 2024

 

 

Esta generación del año 2002, recién comienza a dar los primeros pasos en la novelística costarricense. Es la generación de cierre del período. Es propiamente una generación llamada del desaliento, que también lo fue, la precedente, solo que aún atisbaba algunas esperanzas. Inició sus primeras muestras en la generación anterior y ahora se pronuncia. El novelista se refugia en su propia interioridad y trata de encontrarse, de entender el mundo interior para luego asomar tímidamente y con miedo y mirar el mundo exterior que le repugna, le da asco, lo encuentra superficial, absurdo, aparente, sin nada importante por qué asirse a él, por qué luchar. El mundo exterior le da pesadillas, le impide su realización, lo encuentra vacío, frustrante. Acuden con frecuencia a la novela negra o policíaca pero sin permanecer en el puro entretenimiento. Su lenguaje es crudo, directo, abierto, sin rodeos y el tratamiento de los temas tabúes, en su literatura cobra importancia y son tratados sin rodeos, así sean sexuales, gays, lesbianas, religiosos o políticos. Las taras sociales son enfrentadas sin ambages, sin ocultamientos, sin rodeos o falsas moralidades. Es una generación de cierre del período intimista, crítico, desencantado, desilusionado, degradado, y de incontables preguntas más que respuestas y que continúan las inclinaciones de las generaciones anteriores, pero sin el énfasis de ellas. Ya decae esa fuerza y se vislumbra un conformismo individualista y la carencia de un proyecto vital y social de búsqueda idealista. Es el cierre del período y por lo tanto de un proyecto que pareciera navegar en la derrota de una guerra que nunca inició.

 

Alí Víquez Jiménez (1966)

Luis Ricardo Rodríguez Vargas (1966)

Wagner Ortega González (1966)

Danilo J. Granera López (1966)

Marco Adrián Castro Calvo (1967)

Alfonso Chacón Rodríguez (1967)

Carlos Rubio Torres (1968)

Carlos Manuel Villalobos Villalobos (1968)

Francisco González Brenes (1968)

Luis Arguedas Rodríguez (1968)

Mauricio Chaves Mesén (1969)

Javier Olivares Ocampo (1969)

Jessica Clark Cohen (1969)

Mario León Rodríguez (1969)

Manuel Marín Oconitrillo (1970)

Alejandro Gómez Rafael (1970)

Catalina Murillo Valverde: (1970)

Laura Patricia Quijano Vincenzi (1971)

Henry Antonio Vargas Salas (1972 Barza seud.)

Carla Fonseca Flores (1972)

Javier Enrique Moya Sancho (1973) y Alicia Juncos Moyano

Daniel Moreno Rojas (1974)

Juan Gabriel Muñoz Gapper (1977)

Harol Oldemar Vindas Zamora (1979)

Floria Herrero Pinto (1979)

Alberto Jiménez Alfaro (1979)

 

Petronio Marcenaro Romero

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PETRONIO MARCENARO ROMERO

(1964)

 

Nació Petronio es un tico nacido en tierras de Diriangén, en agosto de 1964.  Realizó los estudios secundarios en el colegio Salesiano Don Bosco en Zapote. Ingresó a la Universidad de Costa Rica, en 1981, a estudiar Físico-Matemáticas pero no tuvo éxito. Es periodista, cineasta y videasta.

 

Ha escrito poesías y trabajado en casi todos los oficios ocasionales. Hasta diagramador con reconocimiento ha sido. Se graduó como periodista en la Universidad de Costa Rica y se convirtió por algún tiempo en redactor del Semanario. Se ha desempeñado en los últimos tiempos como productor en el Centro costarricense cinematográfica y Profesor de Talleres de Comics y caricatura. Se cataloga como un humanista al mejor estilo de Epicuro.

 

 

LO QUE HA ESCRITO PETRONIO MARCENARO ROMERO

 

 

NOVELA

 

1. Al otro lado del San Juan: 2007

 

Ésta la primera y única novela que ha escrito Petronio.1   

 

Es una novela polifónica. El narrador cede su voz a los personajes que narran sus propias aventuras, amores y desamores, congojas y alegrías y van dibujando un mundo pleno de carencias humanas, desde lo elemental para vivir hasta anhelos de vida mejor y que nunca llegan.

 

Los espacios físicos en que se mueven los personajes van desde Nicaragua, del otro lado del San Juan hasta Costa Rica, sobre todo en las barriadas josefinas y el centro de la ciudad. Es ahí donde Yahaira y David, hermanos de origen nicaragüense se ven sometidos a toda clase de vejámenes que van más allá de la xenofobia y la burla insidiosa de los ticos. Es en compañía con un costarricense sui géneris, autollamado Capa Roja, que se convirtió en el paladín de los peatones contra la incultura y pésima educación de los choferes en general que matan, atropellan las normas de tránsito y tratan a los peatones como si fueran ciudadanos de tercer orden. Además realizan verdaderos recitales poéticos que estimulan a los trabajadores josefinos y los indigentes. Con ello reciben algunas monedas que les permiten medio comer y sufrir las ofensas de los incultos costarricenses que cada día son más.

 

Entre un realismo patético, tanto en Nicaragua, después del triunfo sandinista, como en una sociedad carente de valores como la costarricense se destacan estas voces llenas de criticidad y vitalismo. Pero los espacios sociales cambian cuando aparece el hombre grande a quien se le considera una leyenda y hacedor de milagros. Ante los ojos del creyente este personaje ciego llamado Casimiro, proveniente de El Cairo y su perro Buck, con quien conversa es una especie de mensajero divino con poderes del más allá que busca llegar a Los Chiles y emprende su travesía pero a pesar de su poderes se ve impedido de realizar su misión y sufre los agravios de un país Árabe, República Central de Airrecú. También se vislumbra y se describe un tiempo futuro, cuando se establece el canal interoceánico del Río San Juan y sus dos países se preparan para la guerra.

 

Todo ello abre un abanico de voces religiosas y políticas, árabes con Alá, católicos con Jesús y otros con los únicos dioses más cercanos: los poetas, Jorge Debravo, Neruda y Darío, entre otros. Todos tras de sus favores y milagros, ciegos ante la realidad cantada por los poetas y en busca de un Dios más terreno, el dinero. Unos, como único medio para no morir y seguir engañando la vida y otros para llenar sus cajas fuertes con diamantes y dineros malhabidos, producto de sus egoísmos paganos. Esta pareciera ser la síntesis social de una humanidad enferma, sin amor, sin solidaridad, más parecida a una jauría que una convivencia.

 

Y es que el gigantesco viejo Casimiro, con sus harapos, su cayado y su perro vive los más maravillosos hechos en su viaje que resaltan la mente irracional de los habitantes. Unos ven un mesías, a Moisés y otros se enojan porque no les realizan milagros que le exigen, tal el caso de Benjamín Benvenuto, un hacendado y cacique de la zona, analfabeto pero poderoso. Por la imposibilidad de curar a su hija debe salir de su hacienda y sufrir vejámenes. El más sufrido fue la detención de su amigo el perro Buck que huye de ahí y llega en el momento en que un loco trata de ahogarlo en el río Zapote. Lo curioso de todos estos acontecimientos que se presentan como maravillosos, más por los rumores de las gentes que de sus propias cualidades, reciben por parte del narrador una sutil explicación racional que procura inclinar al lector hacia la comprensión de la ignorancia religiosa, supersticiosa de nuestros pueblos.

 

La novela transcurre básicamente en dos tiempos, dos espacios y dos historias: la del gigante Casimiro y su perro y la de David y su hermana Yahaira. La primera en la frontera con Nicaragua y el viaje del viejo hacia Los Chiles para cumplir su promesa. La otra en San José, entre bares y prostíbulos disfrazados de hoteles, casas de señoras estrafalarias y enfrentamientos de Capa Roja con los taxistas y choferes despiadados con los peatones.

 

El final de la novela se acerca a través de encuentros en Los Chiles o sus cercanías: el tico Jorge Goicoechea y Yahaira y desde luego el vejo Casimiro, así como la muerte del despiadado Cayetano, el coyote. Son aires de guerra eminente pero sucede lo impredecible, el viejo sufre un accidente y se le clavan unas varillas de construcción en su vientre. Acude al río a lavarse y poco a poco las aguas de éste se convierten en vino milagroso: Todo aquel que bebe ese vino se transforma en hombre de paz y abandona su egoísmo, sus odios y sus desesperanzas. Es precisamente ésa, la esperanza la que abre sus puertas a la humanidad. Ha llegado la muerte del viejo gigante pero deja la vida con su sacrificio.

 

¿Novela religiosa? Quizás, ¿idealista?, en gran medida; ¿maravillosa?, así termina a pesar de mantenerse, dentro de lo posible en lo extraño, ¿Realista?, no cabe duda y ello le permite una visión humanista del presente histórico que no es nada halagüeño.

 

Nos gustó la novela. Está bien escrita y escapa al paradigma monofónico para realizarse en el nuevo paradigma polifónico. Logra, sin lugar a dudas que sean las voces de los personajes los que mueven el hilo narrativo de la novela que desde ninguna manera es lineal.

 

El contenido está lleno de símbolos y se sustenta en uno de ellos de carácter universal. Dios (Casimiro) vino al mundo a transformarlo, a redimir la humanidad. (Es la misma meta de Casimiro), y lo logra dando su sangre (como Casimiro) que se representa en vino (es la conversión del agua en vino). La muerte de ambos (véase la fecha uno nace y otro muere) crea La Esperanza, La Fe, La Paz, el amor entre hermanos, en la humanidad.



1 Marcenaro Romero, Petronio. Al otro lado del San Juan. Ed. Costa Rica, San José, 2007.

 

 

Sergio Muñoz Chacón

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SERGIO MUÑOZ CHACÓN

(1963)

(Imagen propiedad del autor) 

 

Sergio Muñoz Chacón nació en San José, Desamparados, el día 30 de octubre del año 1963. Estudió Sociología en la Universidad de Costa Rica. Se dedica a realizar consultorías sobre su especialidad. Actualmente vive en Desamparados, un cantón, al sur, de la ciudad  capital.

 

 

LO QUE HA ESCRITO SERGIO MUÑOZ CHACÓN

 

NOVELA

 

1.   Los Dorados: 1999

2. Hasta encontrarnos de nuevo: 2008

 

CUENTO

 

1. Urbanos: 2002 (premio Editorial Costa Rica)

2. Ella estaba donde no se sabía: 2006

3. Tiempos de narrar cuentos centroamericanos: 2007

4. Cuentos del Paraíso desconocido: 2008.

 

La primera novela que ha escrito Sergio Muñoz Chacón, la llamó Los Dorados y la publicó en el año 1999.1

 

Esta novela es polifónica, excelente. Una de las mejores que hemos leído. Está narrada desde una perspectiva omnisciente pero casi no aparece el narrador. Deja que los personajes narren en primera persona. Lo más importante es que el punto de vista de la novela está visualizado desde los antihéroes, los desheredados, los delincuentes, los drogadictos, con su propio lenguaje. Ellos mismos narran sus acontecimientos, sus anhelos, sus anécdotas, su tragedia. Es una de las primeras novelas costarricense que se inscribe en la perspectiva del delincuente, sin moralismos, sin inclinaciones pedagógicas, doctrinales. Las voces diferentes crean un mundo social visto por los de abajo, con sus limitaciones, pobrezas, ideales, congojas, tal cual suceden en la realidad o su irrealidad y no mediatizadas por narradores adultos, positivos, educados, desde perspectivas superiores, de personas sanas, moralistas, cultas. El narrador omnisciente se limita a jugar un papel ambientador, objetivo, no comenta ni analiza, y menos enjuicia o valoriza. Insinúa, más que detalla. Es como una voz lírica en medio de la tragedia. También maneja un lenguaje polifónico insuperable.

 

"Metió el cuerpo hasta que el chorro helado cayó sobre los hombros y sintió los largos dedos de agua recorriéndole el torso, contando las costillas y rodeando la vieja herida cercana al ombligo."2

 

"Al dar la primera chupada al cigarrillo levantó la mirada y descubrió sobre su cabeza la fina uña de la luna, pálida entre las nubes."3

 

"Chalo hizo un esfuerzo y recogió los pedazos de noche flotando a su alrededor, al tiempo que se oía darle la razón y preguntar cómo podría probarla".1

 

Utiliza, con gran éxito, imágenes donde la naturaleza se personifica o adquiere rasgos expresivos del ambiente violento y degradado que sirve de escenario a los acontecimientos.

 

"El niño lo despide con frases manchadas de margarina."

"Un sabor a mar penetra en la habitación y un rayo de sol muerde el cristal."

 

"El cuarto era pequeño y una ventana rectangular dejaba ver los techos herrumbrados al otro lado de la calle. El cuchillo del sol cortaba el polvo y las sombras que flotaban en el aire".2

 

La novela se dibuja como un espacio social degradado. La ciudad estrangulada por la miseria, ahogada por los barrios del sur, sus precarios, sus guiñapos. Es la contraparte de de la riqueza, los seres de la calle, los dueños de nada, los sin nombre: Ñato, la Negra, Cara'epicha, Huevo, Semáforo, Cajeta, etc., los hundidos en el vicio, expertos en la delincuencia que tratan por sobrevivir. Nacidos en la miseria, la violencia, la promiscuidad, las drogas.

 

No se plantea como un problema individual que tiene que ver con un desviado del orden, de la moral, del código, sino como un producto social con causas bien definidas: pobreza, explotación, miseria, carencia de posibilidades, imposibilidad de estudio, inicio en las drogas desde niños, ambiente degradado, sin casas, sin oportunidades de trabajo por diferentes razones, desprecios, engaños, utilización, falsas promesas. Toda la corrupción del poder económico y político conduce a estos marginados, al vicio y las drogas, desde una gama enorme de caminos.

 

La obra explicita la degradación de la familia en los grupos marginales. Es la mujer la que mantiene, con grandes esfuerzos, el precario ligamen familiar entre ella y sus hijos. Los hombres son violentos, drogadictos, chulos, sin oficio y con trabajos ocasionales. Algunos, los más viejos, han perdido el respeto de sus hijos y sus castigos físicos, violentos, desmedidos, los inducen a irse de la casa o cueva en que viven, y dedicarse, desde niños, al deambular por las calles josefinas. Ahí se inician en el vicio, las drogas, la delincuencia. Muchos de esos viejos han abandonado el campo por ser improductivo y llevados por las necesidades y con la esperanza de una mejor vida, inmigran a la ciudad, después de vender sus pequeñas propiedades y se dedican al comercio. Ahí sucumben ante los delincuentes que roban sus enseres, sus dineros e inician, desde la escuela y luego el colegio, a sus hijos, en la delincuencia.

 

Es una novela de espacio social crítica. La ciudad capital de la noche, de las sombras, que es ocupada en las mañanas por los burócratas pero que mientras unos trabajan, en los centros comerciales, los edificios burocráticos, los entes privados, otros, los niños de la calle, los borrachitos, los indigentes, los cadeneros, los chapulines, desde temprano también realizan su cotidiano y degradante oficio. Ya, antes de llegar la noche, apenas se oculta el sol, es poseída por el hampa y los comerciantes del cuerpo, los centros nocturnos que divierten a los trasnochadores, ocultan los amores pagados y se alían con los delincuentes. Mientras unos duermen en las ciudades contiguas, otros ocupan la ciudad y la regresan por la mañana. En el día se realizan los negocios "permitidos" y en la noche los "prohibidos". Es una muestra de la misma moneda con sus dos caras bien delineadas: La ciudad de los pobres y la ciudad de los ricos, los niños de la calle y los niños de la casa y esta novela refleja una de esas aristas. Ya se ha escrito gran cantidad de literatura infantil que resalta la cara oficial y se sigue escribiendo y enseñando en las escuelas y colegios si no lo creen, lean a Lara Ríos, Rubio, Cavallini, o Luis E. Arce. En esta novela los niños no tienen derecho a soñar con hadas o príncipes, ni mundos esperados Sus viajes los realizan con los puros, las piedras, el crack, la coca y si no hay plata con cemento. Y este sistema degradante de nuestra sociedad se hereda. Los padres inician a sus hijos en el arte de las drogas, del buscar el dinero sin importar los medios. Son pocos los que logran salir de las garras del cáncer social y muchos los reincidentes. Es un mundo de cárcel, de venganzas, de intrigas, de fracasos, de supervivencia, de muerte, de violaciones, de pobreza, circular, sin salida y lo peor, de completa indiferencia. Solo prestan atención cuando sucede un crimen o los periodistas no tienen otras noticias que resaltar. Es la sociedad de doble moral, de sepulcros blanqueados que cierra los ojos, se tapa la nariz y da una moneda que lava su conciencia.

 

La segunda novela de Sergio Muñoz Solís la tituló Hasta encontrarnos de nuevo, y se publicó en el año 2008.1

 

Se perfila como una novela histórico-social. Inicia con la descripción de algunos hechos aislados ocurridos en el año 1947 lo que señala como el comienzo, por lo menos cronológicamente de la llamada guerra del 48 que comandó el caudillo José Figueres Ferrer.

 

La novela es narrada por una voz omnisciente, bastante objetiva y alejada de los hechos que va desarrollando poco a poco. Se distancia y trata de presentar los pensamientos de los personajes desde su propia individualidad. Es lineal y sigue los acontecimientos históricos que preceden a la revolución figuerista. A pesar de ello en ocasiones se devuelve a fechas anteriores y recobra el hilo de historias inconclusas que poco a poco va tejiendo alrededor de la figura de un campesino "indio", huérfano, llamado Diego.

 

La historia narrativa está ligada a la vida de un pueblo cercano a San José, llamado San Juan de Los Dorados", los curas de turno y los gamonales, cafetaleros dueños de vidas y haciendas. Si bien es cierto la novela se centra en un mundo privado, a pesar de que los hechos históricos son relevantes, existen lagunas importantes que podemos extrañar. Nada se sabe de la vida en el Club Unión, no solo de las fiestas sino de las componendas políticas y arreglos sobre candidatos y ese mundillo que hasta hoy nadie ha desentrañado. Solo se intuye, se cita, se sospecha pero la vida privada ahí está por saberse.2

 

Otro aspecto también oculto hasta ahora lo representa la jerarquía eclesiástica que siempre ha participado secretamente de los avatares políticos de este país y las decisiones de presidentes electos por el pueblo o impuestos por las oligarquías. Quizás el periodista Parmenio Medina dio a conocer algo de ese mundillo indeseable.3

 

Tampoco se conoce el mundo privado de los gamonales cafetaleros sino los hechos públicos que todos conocemos. Sus aventuras amorosas, sus borracheras y amantes, exhibidas en los turnos, sus relaciones caritativas con los pobres y la iglesia. Todo ello es público pero la vida privada en sus negocios ni sus propias esposas las sabían.

 

La novela incursiona en hechos conocidos, a veces de personajes históricos, Manuel Mora, Calufa, Tavío, Otilio Ulate, Picado, Calderón Guardia, recrean la historia, le da vida literaria, la hace atractiva y el lector probablemente se interesa por ella, pero el mundo privado, la infrahistoria, lo que permanece latente, no sale a flote.1

 

No cabe duda de que la novela está bien escrita (algunos errores tipográficos) y con un discurso narrativo literario envidiable. Descubre un mundo quizás olvidado del San José de los cuarentas, con tranvía incluido, la vida de los parroquianos llena de envidias, venganzas, pequeñeces, engañados con promesas que se lleva el viento. Los rezos y plegarias de las mujeres, víctimas del machismo y consoladas por un cura regañón y refugiado en las clásicas programaciones de su religión. No falta tampoco el burdel donde disipan las penas los hombres y descargan su brutalidad de machos. Todo ello y más se abren paso en el discurso narrativo y acapara la atención del lector.

 

Es un texto que tendrá éxito por su categoría literaria y el recrear de la pequeña historia de esta aldea llamada Costa Rica.

 



1 Muñoz Chacón, Sergio. Los Dorados. 2ª. Impresión Editores Alambique, San José, 2000.

2 Ob. Cit. pp. 25-26.

3 Íd. p. 54.

1 Íd. p. 104.

2 Íd. P. 186.

 

1 Muñoz  Chacón, Sergio. Hasta encontrarnos de nuevo. Ed Norma, San José, 2008.

2 Cuando se firmó el contrato ley que los diputados habían aprobado esa tarde-noche, sobre la explotación de aluminio en la zona sur, por el entonces presidente de la república Joaquín Trejos, lo vimos salir de ese lugar en compañía de un grupo de "amigos" que no conocíamos.

3 En unas elecciones quedó electo un candidato de Liberación Nacional y un amigo mío que el presidente iba a poner como Ministro de Educación, de pronto fue desechado por veto del arzobispo. Tenía el pecado de ser un practicante cristiano y no católico.

 

1 Esto ha pasado con los narradores que describieron lo que ellos creían que era la vida de los campesinos que trabajaban las fincas cafetaleras pero nunca descubrieron lo que ocultaban las suelas rajadas de los siervos de la gleba, lo que era palear, coger café, sanjear, despuntar, vivir al día con lo poco que ganaban. Ver a sus hijos sin poder estudiar, morirse de enfermedades fáciles de curar, trabajar desde los cinco años para ayudar a sus padres en el sustento diario. Es fácil para Magón reírse del concho campesino, burlarse de él, desde una oficina en New York viviendo como un burgués de la fortuna que esos mismos campesinos le producían con su trabajo mal pagado y lleno de privaciones. No es el caso de la novela que comentamos.

Fernando Contreras Castro 1

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FERNADO CONTRERAS CASTRO

(1963)

 

 

Fernando Contreras Castro nació en San  Ramón, el 4 de enero de 1963.

 

Realizó estudios en la Universidad de Costa Rica, donde obtuvo  el Bachillerato en Filología Española y el Master en Literatura Española para lo cual presentó una investigación titulada El hombre preliminar de la Mancha, que es una lectura de El Quijote, utilizando la concepción filosófica de Nietzsche.

 

Es profesor  de Literatura en la Escuela de Filología  de la Universidad de Costa Rica y el Centro de Estudios Generales. Realizó estudios en Francia para obtener el grado de Doctor en Literatura.

 

 

LO QUE HA ESCRITO FERNANDO CONTRERAS CASTRO

 

NOVELA

 

1. Única mirando al mar: 1993

2. Los Peor: 1995

3. El tibio recinto de la oscuridad: 2000

4. Canto de sirena: 2006

5. Cierto Azul: 2009 Publicada recientemente por la Editorial Legado.

 

CUENTO

 

1. Su oficio de escritor: 1986

2. Sueños del Faraón: 1986

3. Urbannoscopio: 1999

4. Sonambulario: 2005

 

También ha publicado varios ensayos sobre diversos temas en revistas especializadas del país.

Única mirando al mar, la publicó en1993.1 Es su primera novela.

Un título poético sin lugar a dudas. Es una novela de espacio social, crítica, de lo que algunos llaman realismo crítico. Las verdaderas novelas reconocidas como literarias son críticas, las otras son pasatiempos, panfletos, folletines. Única es el personaje central de la novela pero a pesar de que la novela gira alrededor de ella, sus congojas, alegrías, anhelos, proyectos, miserias y tristezas, lo cierto es que ella no es tan única, es el símbolo de muchas mujeres y hombres, que como ella, representan una sociedad desigual, injusta, corrupta, despiadada. La vida de Única es la misma de miles de seres que viven en los basureros, la inmundicia, las sobras, los desechos, los excrementos de los que sí tienen, los que sí comen y vomitan para tener el placer de volver a comer. A pesar de que el basurero de Río Azul es el espacio físico y social, en donde se desarrollan todos, o la mayor parte de los acontecimientos de la novela, ese espacio trasciende a todo el país. Río Azul, San José y las otras ciudades no son distintos, a pesar de que no aparezcan en la novela. Solo Puntarenas ofrece la vista del mar, al final de la novela, para que en una escena poética y tierna, Única realice su sueño de conocer el mar.

 

Novela que bien podría decirse de realismo maravilloso por varias razones, no solo por el uso de la exageración, la hipérbole irónica, satírica, la polisemia del lenguaje, a pesar de un narrador, a veces impertinente, sino por la armonía de los planos real  y sobrenatural (irreal) de lo narrado. Ambos se confunden y crean esa gran imagen, casi mítica de Única y su ejército de buzos luchando, en el mejor trabajo de nuestra sociedad, por encontrar el sustento honrado de sus hijos, familias y el sentido de sus precarias existencias. Es como si asistiéramos a un cuento de hadas, pero sin hadas ni príncipes, ni elementos mágicos, donde se da hasta la boda real entre Única y Momboñombo y con final "feliz". Pero al lado de ese maravilloso y aterrador mundo de miseria, también aparece el lado oficial, los políticos y sus ofrecimientos interesados, las negociaciones amañadas, las ALCOAS,  y los engaños y promesas falsas.

 

El lenguaje directo, popular, grotesco a veces, pero siempre expresivo, polisémico, otras veces discursivo y demasiado unívoco, permite vislumbrar la novela como un buceo, no solo en la basura que es lo visual, sino en las entrañas de una sociedad degradada, injusta, desigual, despiadada, indiferente, devaluada, trágica.

 

 Su segunda novela Los Peor, (1995)1 muestra un avance en la utilización de las técnicas narrativas así como en los puntos de vista del narrador, con respecto a su primera novela.

 

En ella, aunque su nombre es justificado, nos parece demasiado peyorativo y poco poético, el narrador se mantiene dentro de la perspectiva del personaje y bastante alejado del autor. Logra que los personajes, no sólo cobren independencia sino que narren desde sus perspectivas, con su visión inocente, ingenua, espontánea, culta, enajenada, etc. Éste, desde nuestro análisis, es un éxito que da como resultado una novela distinta a la tradición de la literatura narrativa costarricense, de generaciones anteriores a la de 1957.

 

Lo anterior hace que la historia de la novela se reduzca a "un ver" el mundo, en este caso la ciudad de San José, desde diferentes ópticas y tiempos: un pasado y un presente, un ahora y un antes y quienes  presentan ese "ver" son personajes comunes, sencillos, ciegos y  locos, niños y prostitutas.

 

El espacio donde suceden los acontecimientos lo configuran  básicamente dos, San José (las calles), la vieja y la nueva y una pensión de putas.

 

El tiempo cronológico de la historia no va más allá de ocho años y cuatro meses pero las referencias al pasado, se remontan hasta el año de 1856. El futuro no aparece. Sin embargo  el pasado remoto está presente en toda la novela,  a través de los conocimientos del personaje Jerónimo, desde la antigüedad clásica griega y  romana, así como la Edad Media. Las referencias bibliográficas, no solo remontan esas culturas sino que se tornan como referentes  contextuales e ideológicos: la locura de Jerónimo Peor, en nada desmerece a la de Don Quijote, ni siquiera en su origen: el mucho leer y poco dormir.

 

La historieta es muy sencilla y sólo sirve como pretexto para "mirar" el mundo. Una familia pobre, Los Peor, vive en una pensión de prostitutas, propiedad de doña Elvira. Consuelo, casada con un hombre sin razón, vegetal, que apenas si logra al final, silabear algunas frases, producto de un accidente, es la jefa de familia. Vive de su trabajo de cocinera y sirvienta en esa pensión; su hermano, Jerónimo un viejo que regresa a la pensión después de haber pasado muchos años estudiando para  sacerdote, en algunos países de Sur América y México, regresa a Costa Rica, víctima de la locura. A ellos se agregan María, madre joven de un niño cíclope, que llega a la pensión, después de que su padre la abandonara en San José por haber quedado embarazada. Es en la pensión donde da a luz al cíclope, que Jerónimo llama Polifemo y ahí se queda a ejercer su profesión de puta. A esta familia se agregan algunas profesionales del sexo (como las llaman ahora) que de vez en cuanto aparecen en escena y los doctores Evans, el padre y su hijo Alberto, los niños cantores (no de Viena)  de los buses y Félix, el viejo ciego, amigo de Jerónimo y su perro Cristalino. El otro personaje que cobra alguna importancia es, El Último Gallo de Ayer.

 

No aparecen grandes acontecimientos, tal cual se conocen comúnmente. Más bien la novela se desarrolla en un mundo cotidiano, trivial, si se quiere anodino, pero visto desde una óptica asombrosa, maravillosa. Los actos más simples se convierten en acontecimientos singulares. Jerónimo se transforma en el vidente del más allá de lo aparente. Es un loco capaz de trascender lo superficial. Para su vista no hay secreto, siempre tiene la explicación profunda que para la lógica teológica tradicional es una locura. Por ello ese "ver" es profundo, distinto, verídico, profético, espontáneo, ingenuo, en otras palabras "humano" y es aquí donde la novela cobra mayor fuerza. Estos personajes desheredados por el hombre "de bien", son capaces de hacer lo que los ciudadanos modernos son incapaces, vivir, sentir, "ver", asombrarse, ser solidarios, llorar, querer, amar. Esta es la tesis de la novela. Y lo afirma en una frase:

 

"La pobreza vuelve mala a mucha gente, y la riqueza hace buenos a muy pocos."1

 

Es una novela que se puede ubicar en el género maravilloso. Lo que los personajes (Jerónimo y Félix) ven,  a pesar de ser uno ciego y el otro permanecer con los ojos cerrados  se acepta sin ninguna duda, sin cuestionarlo, es parte de la verosimilitud de ella. Por eso con los ojos abiertos Jerónimo ve la ciudad de San José, tal cual es, sucia, llena de edificios groseros, sin arte, sin gusto, maloliente a humo y gases tóxicos, con gente que corre despavorida en busca del bus que lo lleva de regreso a su casa o simplemente se refugia en los bares y pensiones como la de doña Elvira, a matar el estrés y satisfacer sus depravaciones, con niños con nombre de insectos, cantando, pidiendo limosna o asaltando y robando; y con los ojos cerrados pasea por la San José de los años treinta, con bellos  edificios, acogedores parques, con paseos en  tranvía o disfrutando de las retretas de la Banda Municipal. Es una alternancia del ayer y el ahora, utilizando la técnica de la simultaneidad, sin justificaciones ni explicaciones, desde la óptica del asombro del  personaje y nunca de la razón del autor-narrador. Es un arcoiris, un calidoscopio de objetos y paisajes, edificios y calles, personajes y acontecimientos que se presentan ante el lector impresionándolo, absorbiéndolo, sacudiéndolo de la modorra intrascendente de su cotidianeidad.

 

Nunca hemos aceptado que hubiese tiempos mejores unos que otros y menos aquella frase acuñada de que los tiempos pasados siempre fueron mejores. Nuestra opinión es que los viejos, presentes y nuevos tiempos no son mejores, unos que otros sino diferentes. En todos ellos existen aspectos buenos y malos pero una ponderación porcentual, siempre ha sido difícil realizarla y menos confirmarla. Lo cierto es que, en la novela, la tesis que se sustenta es que el pasado fue mejor que el presente y desde los aspectos que enfoca, por supuesto que debemos estar de acuerdo: la ciudad de San José se presenta impersonal, sin gracia, contaminada, deshumanizada y los contrastes entre el ser y el parecer de sus gentes  son muy pronunciados. Pero sobre todo, el énfasis en la falta de solidaridad, el amor, la compasión, el apoyo, la ayuda, la ternura, el dar la mano al semejante, todos ellos  y muchos otros aspectos, que  solían existir en ése, no tan lejano tiempo, han desaparecido. Y esto lo resalta la novela con gran acierto, sin decirlo, sin comentarlo, con sólo insinuarlo, "mirarlo".

 

Por ello, en esta novela asistimos al asombro, al milagro, al portento, a lo inusual, a lo extraño, a todo aquello que escapa a la lógica racional logocéntrica pero que al suceder junto a lo más trivial, lo mundano, lo corriente, se matiza, se transforma, sufre una metamorfosis maravillosa que logra el efecto más sorprendente: se crea lo humano que pareciera es la mayor pérdida de nuestros tiempos.

 

La novela termina como debía acabar, con la transformación del niño Polifemo en vegetal, que para Jerónimo fue el verdadero milagro, cuando acepta de manos del doctor Alberto Evans, un limosnero como su producto. El morir dos veces: convertido en árbol, cerca de la madre tierra y morir naturalmente, porque ya su vida dejaba de tener sentido, dan fe de esta simbiosis humana y maravillosa.

 

A la tercera novela le dio el nombre El tibio recinto de la oscuridad: 2000.1 Está escrita en verso libre.

 

 Esta novela formalmente aparece escrita como si se tratara de un poema, un canto, una epopeya. Y a decir verdad es todas ellas, juntas. Es el canto a la vejez, a la vida, más allá de la muerte, a la mujer, a la libertad, a la rebeldía, a la diferencia. Es epopeya a la lucha de esa mujer escritora, que surge de la miseria, de la rutina, del convencionalismo, de la imposición, de los prejuicios, del San José-aldea, estereotipo de ciudad, castrante, enajenante, falsa, superficial que rinde culto a lo mediocre, lo superficial, al falso héroe de pies de barro y brilla con luz propia, sin grandes pompas pero diferenciándose de la multitud, de la medianía, del lugar común. Por ello su biografía, como su vida tiene que ser distinta, sin causalidad, sin hilo, sin lógica, sin sistema, abierta, libre, como una gran imagen. Y en esta gran metáfora se abre un abanico de vivencias, recuerdos, encuentros, rebeldías, desengaños, escenas, disfrutes y castigos (su  misma vida fue un castigo de sus padres adoptivos y el amor ciego de su madre). Y no se crea que está llena de grandes y maravillosos acontecimientos, lo majestuoso de esta biografía es que se inserta en lo cotidiano, lo real, lo corriente. Lo mágico consiste en la transformación de esa realidad trivial en un poema, una canción, una epopeya. Su vida es un camino, un viaje interior pero no de reproches, aunque sí, de rebeldías, no de berrinches y poses, pero sí de entereza y libertad. Aún la muerte es recibida con hidalguía, sin temores, con distinción.

 

Esta novela formalmente aparece escrita como si se tratara de un poema, un canto, una epopeya. Y a decir verdad es todas ellas, juntas. Es el canto a la vejez, a la vida, más allá de la muerte, a la mujer, a la libertad, a la rebeldía, a la diferencia. Es epopeya a la lucha de esa mujer escritora, que surge de la miseria, de la rutina, del convencionalismo, de la imposición, de los prejuicios, del San José-aldea, estereotipo de ciudad, castrante, enajenante, falsa, superficial que rinde culto a lo mediocre, lo superficial, al falso héroe de pies de barro y brilla con luz propia, sin grandes pompas pero diferenciándose de la multitud, de la medianía, del lugar común. Por ello su biografía, como su vida tiene que ser distinta, sin causalidad, sin hilo, sin lógica, sin sistema, abierta, libre, como una gran imagen. Y en esta gran metáfora se abre un abanico de vivencias, recuerdos, encuentros, rebeldías, desengaños, escenas, disfrutes y castigos (su  misma vida fue un castigo de sus padres adoptivos y el amor ciego de su madre). Y no se crea que está llena de grandes y maravillosos acontecimientos, lo majestuoso de esta biografía es que se inserta en lo cotidiano, lo real, lo corriente. Lo mágico consiste en la transformación de esa realidad trivial en un poema, una canción, una epopeya. Su vida es un camino, un viaje interior pero no de reproches, aunque sí, de rebeldías, no de berrinches y poses, pero sí de entereza y libertad. Aún la muerte es recibida con hidalguía, sin temores, con distinción.

 

Contra su voluntad debió vivir en sitios que no deseaba pero que no podía rechazar, ya fuera en la parte superior de la casona de sus parientes ricos o en un país sin nombre, donde pasó casi toda su vida. Solo regresó a su patria, a morir de vieja y escogió el lugar, con plena conciencia de lo que hacía. A ella no la enviaron con engaño, fue por su propia voluntad y ahí escribe su biografía, su novela, desde ese presente por eso se intercalan recuerdos y vivencias del pasado con escenas del presente, desde 1918, abril u octubre, cuando nace de padre desconocido, su niñez, su adolescencia y su vida fuera del país. Todo se intercambia, el abuelo carpintero, el tío Max, la media hermana Elvira, Dorita la empleada de la casa de los ricos familiares remotos, la vida de sus compañeros nonagenarios, bajo ese caleidoscopio poético que despierta al lector, lo sacude, a la vez que lo llena de paz, de solidaridad, de amor, de rebeldía por vivir, a pesar de tanto obstáculo social para conseguirlo.

 

Al final se queman todos sus papeles y queda solo el rollo biográfico, inconcluso aunque sospechado. Es una obra tierna, positiva, a pesar de ser crítica, esperanzadora, sosegada, madura como el personaje que la encarna y la escribe a la vez y que formalmente viola el código escritural del género. Esto no es de extrañar pues el género novelístico es tan rico en posibilidades que son más las que se desaprovechan que las que se han utilizado, hasta ahora.

 

 



1 Contreras Castro Fernando. Única mirando el mar. Farben, San José, 1994.

1 Contreras Castro, Fernando. Los Peor. Farben, San José, 1995.

 

1 Ob. Cit. p. 34.

 

1 Contreras Castro, Fernando. El tibio recinto de la oscuridad. Ed. Farben, San José, 2000.

Luis Guillermo Fernández Álvarez

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GUILLERMO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ

(1962)

 

Guillermo Fernández Álvarez nació el 14 de diciembre en San José en el año 1962. Ha sido editor y profesor. Es periodista. Actualmente realiza estudios en la Escuela de Filología y Lingüística de la universidad de Costa Rica. Su actividad principal es la asesoría a varias editoriales del país. Fue representante por Costa Rica ante los festivales internacionales de Poesía en Medellín, Colombia en 1998 y el de Oaxaca, México, en 1998. También es coeditor de la revista cultural Matérika.

 

Ha recibido varios reconocimientos y premios, tanto nacionales, Joven Creación, otorgado por la Editorial Costa Rica en 1982Premio Nacional de poesía Aquileo Echeverría de Costa Rica en 1997 e internacionales, tales como LIX Premio Juegos Florales de Guatemala, 1997.

 

 

LO QUE HA ESCRITO GUILLERMO FERNANDEZ ÁLVAREZ

 

NOVELA

 

1.  Babelia: 2006

2. Nebulosa.com.: 2007

 

 

 

CUENTO

 

1. Efecto Invernadero: 2001

2. Hagamos un ángel: 2003

 

POESÍA

 

1. La mar entre las islas: 1983

2. Atrios: 1994

3. Estocada Final: 1997

4. Para días posibles: 1997

5. Danzas: 2002

 

 

La primera novela que publicó Guillermo Fernández Álvarez la llamó Babelia y recién la publicó en el año 2006. 1

 

Es una novela que algunos críticos han llamado de "espacio". El personaje principal Ivano mantiene el centro de las historias relatadas por un narrador omnisciente. Él conduce las acciones dentro de un doble espacio: el físico que utiliza un Moll y el pueblo de Desamparados y el psicológico que describe un mundo lleno de inseguridad, de intranquilidad, de enfrentamiento del sujeto con el mundo exterior producto del consumismo, del parecer, del dinero.

 

La novela gira alrededor de esos dos mundos: el del ser que se ve representado por indigentes, hombres y mujeres desheredados de la sociedad del encanto, del ser y lejos del parecer, buscadores a veces en las drogas, de la infancia, de las pequeñas y extrañas cosas, los llamados disfuncionales.

 

El suicidio de Ramiro un hombre que se enfrenta a la encrucijada de comprar el diario de la familia o darle un regalo a su esposa el día de los enamorados. El dinero solo le alcanza para una cosa. Decide tirarse del tercer piso y gritar ¡No tengo dinero! Su muerte es un símbolo de lo que se vive en las sociedades de consumo capitalistas. 

 

Ivano se enfrenta a ese doble mundo y es Georgina la compañera de trabajo de publicidad del Moll la que lo oye y le muestra también su realidad presente y la original allá en Guanacaste con el nombre de Marta.

 

Babelia es el símbolo mayor de esa ciudad confundida, de diversos idiomas pero una sola meta la búsqueda de la felicidad sin poder encontrarla en ella. Por eso desfilan en ella personajes como Víctor, Antonio Zoraida, Gioconda, Andrea, Babel, los profanadores de tumbas, la prostituta, y por último los asaltantes que rompen el dinero obtenido de un cajero como venganza de este mundo materializado y alienado.

 

La segunda novela escrita por Luis Guillermo la tituló Nebulosa.com y la publicó en el año 2007.2

Esta novela es polifónica, paradigmática. Semeja un arco iris de voces que desde diferentes perspectivas e historias van dibujando ese caleidoscopio social que nos corresponde sufrir bajo esa programación casi permanente que las transnacionales y capitalistas del mundo globalizado se han esmerado en crear para sus propios intereses económicos. Sociedad en donde todo es mercancía y la razón de ser es su uso. Por ello el consumo ocupa el centro motriz de ese monstruo devorador de esencias humanas.

 

El narrador no interviene del todo. Son los personajes las únicas voces que el lector escucha y Matilde se coloca en el centro del remolino, del huracán, de la vorágine. Los otros personajes de alguna forma también la van dibujando como una enorme esponja que absorbe las miserias, los piltrafas humanos que la sociedad descarta como mercancía útil a sus intereses del consumo y del capitalismo que hoy sufre esclerosis en sus propias recetas y vaticina dolor y sufrimiento hasta a sus más cercanos socios.

 

La novela se centra en un club intercontinental de rusos, hispanoamericanos y costarricenses. Matilde es la joven josefina que trabaja en una tienda quien recibe los mensajes e historias de esos amigos de la Internet que van exponiendo sus problemas de personajes rebeldes con el sistema y que tratan a su manera de combatirlo, sea este en Rusia, Francua, Estados Unidos, Uruguay o Costa Rica.

 

Entre lo extrajero y lo nacional se da un paralelismo situacional que evidencia las penalidades, la soledad, las impotencias, las soledades de los personajes y quizás lo más importante, sucede en un mundo maravilloso, irracional, desenmascarador y casi pervertido. Así las famosas botas que vente Matilde en la zapatería La Futurista, se convierten en centro de historias crueles, aberrantes provocadas por el personaje Aarón.

 

En ese mundo subterráneo de gatos que hablan y negritos africanos que buscan el pan en casa de Julia y su hermana, aparece el personaje vital: el psiquiatra que también recibe las excentricidades de sus pacientes, tal el caso de Irene y sus regalos. Con acierto y cierto cinismo aconseja a sus clientes tener una máscara para salir a la calle en cada ocasión. En otras palabras se muestra impotente para curar esos males que sufre el hombre y cuya causa principal es la sociedad del parecer, de la inautenticidad, del consumo, de la superficialad, de la indiferencia, de la incomunicación y la soledad.

 

Quizás lo más patético en este estado de cosas es que ese mundo de los más, de la mayoría es aplastante, mientras una minoría crítica es excluida por disfuncional, esquizofrénica, "rara".

 

Excelente novela.



1 Fernández Álvarez, Luis Guillermo. Babelia. Editorial U. C. R., San José, 2008.

2 Fernández Álvarez, Luis Guillermo. Nebulosa.com. Editorial Costa Rica, San José, 2007.

 

Rony Ugarte Quirós

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RONNY UGARTE QUIRÓS

                                                                       (1962)

 

Ronny Ugarte Quirós nació el 3 de agosto de 1962, en Heredia. Sus primeros estudios los hizo en la escuela República de Paraguay, en Hatillo y la secundaria en el liceo Brenes Mesén del mismo lugar. Se graduó en Música por la Universidad Nacional Autónoma y Másyer en Psicopedagogía por la Universidad Estatal a Distancia. Como músico ha compuesto la canción del Año Internacional de la Juventud, celebrado en Costa Rica, en el año 1984, la canción del Egresado de la Universidad Nacional Autónoma en 1991 y el Himno del colegio Técnico Profesional de Escazú. También ha sido productor de televisión y radio.

 

 

LO QUE HA ESCRITO RONNY UGARTE QUIRÓS

 

NOVELA

 

1. La salamandra emplumada: 2006

 

Ésta es la primera novela que escribe Ronny1.

 

Ésta es una novela bajo el paradigma de la novela decimonónica. Su narrador es protagonista y en ocasiones utiliza el "nosotros inclusivo" a la hora de narrar. Suele también en algunas ocasiones adelantar acontecimientos que no debería saber pues narra desde un presente como si la historia estuviera ocurriendo en ese presente. Esto hace pensar que el narrador como personaje conoce ya la historia y solo la va desarrollando para el lector, lo que hace perder en éste el interés y el misterio de la vivencia. En otras palabras la credibilidad del suceso en el momento de vivirse por parte de los personajes y en forma especial por el protagonista.

 

Otros aspectos tradicionales lo son las descripciones iniciales abundantes en detalles físicos y morales de los personajes que impiden en el lector ir, poco a poco, conociéndolos y crear, al final, sus propias concepciones. Ello quizás induce al narrador a largos párrafos discursivos que desvían el interés del lector social por los acontecimientos que se prometen en el futuro. Lo anterior hace que el narrador caiga en reiteraciones formales del verbo ser, tal como sucede en las páginas 72 y 73 con la forma "era".

 

A pesar de que la  novela se plantea desde el inicio como  de aventuras de típico viaje a lo desconocido y misterioso: la búsqueda de un petroglifo empotrado precisamente en una piedra con la serpiente emplumada en un pueblito del sur del país, llamado Juanilama donde los espera Rafa, un nuevo personaje un tanto misterioso, también se configura como una novela policíaca con asesinato y asesinos. Tampoco deja de lado el aspecto amoroso entre el narrador, profesor de Biología) de primera persona e Ingrid, la profesora e investigadora principal de la expedición. El grupo está conformado además por  Fly (Álvaro) un homosexual simpático y experto en la técnica fílmica y Adriana, amiga íntima de Ingrid.

 

La obra tiene un elemento también importante y es el comienzo por la mitad del relato, cuando el personaje Manuel realiza un viaje sin destino, hasta llegar a un lugar desconocido, precisamente cuando celebraba el cumpleaños número 37, huyendo de un futuro casamiento con Ingrid, que en ese cumpleaños le entrega, por su propia iniciativa, el anillo de matrimonio. Él huye de todos y todo y se refugien un lugar remoto y desconocido, con su mochila al hombro; se sienta en una piedra a esperar no sabe qué y se entrega al incierto futuro, quizás -dice- puede ser la eternidad. Esto mismo ocurre cuando termina la novela pues, en esa piedra, el narrador termina su relato sentado en ella, ya casado con Adriana y tras la aventura de encontrarse con Alice, la hechicera que asesinaron los indígenas.

 

Se inicia así el viaje a Juanilama guiados por Rafa y con la ayuda de cuatro indígenas que cargaban el material fílmico y otros de diversa naturaleza y de ahí al centro de una espesa selva, donde aparece un espacio despojado de árboles y maleza y en el centro de él una enorme piedra donde aparece el petroglifo esperado. Tanto en la estadía en casa de Rafa como en el viaje sólo asistimos a diversos comentarios del narrador y acontecimientos triviales, salvo u fuerte temblor en la primera noche que despertó a los huéspedes pero que aparentemente no sucedió nada trascendente.

 

Algunos críticos afirman que por estos acontecimientos y otros sobrenaturales, como la aparición sorpresiva en tres ocasiones al narrador de Alice, su entrega amorosa, su solicitud final de la unión de todas las tribus, antes de que llegaran los blancos, la novela es fantástica, tal y como se afirma en la contratapa. Así tendríamos una mezcla de tipos de novela: de aventuras (viajes), policíaca, amorosa, con triángulo sentimental y amores imposibles (dos) y fantástica pues las diversas apariciones (casuales) de Alice no tienen explicación racional y podrían causar la duda, acerca de tales acontecimientos en el lector social.

 

No aparece  expresamente un contexto histórico y geográfico reales, a no ser porque se conoce el mito de Quetzalcóalt. Éste se cita en la mitología azteca y explicita la huida de Quetzalcóatl, dios tolteca y azteca, habitualmente se le identifica como la Serpiente Emplumada, traducción de su nombre 'náhuatl'. En el siglo X d.C., los toltecas transformaron al que fuera un dios de la fertilidad de la tierra, venerado en Teotihuacán antes del siglo IX, en una divinidad vinculada a la estrella matutina y vespertina, Venus. Los aztecas lo concibieron después como un símbolo de la muerte y la resurrección, así como patrono de los sacerdotes. La divinidad opuesta, dentro del dualismo de la religión tolteca, era Tezcatlipoca, dios de la noche, del cielo nocturno. Se creía que había vencido y expulsado a Quetzalcóatl desde su capital, Tula, al exilio, desde donde, según la profecía, regresaría por donde nace el sol como un personaje barbado y de piel blanca. De tal modo, cuando el conquistador español Hernán Cortés apareció en 1519, el rey azteca, Moctezuma II, se abstuvo de enfrentarse a los conquistadores españoles por identificarlos con Quetzalcóatl. Esto hizo la conquista de Hernán Cortés una lucha desigual. También se incorpora una versión que afirma que este guerrero estaba enfermo y el indio brujo le dio licor para curarlo. Así sucedió pero la vergüenza del guerrero lo hizo huir del lugar, junto a su colibrí inseparable. El pueblo esperaba su regreso.

 

A pesar de utilizar ese mito, la novela se pierde en elucubraciones intrascendentales, amores frustrados y aptitudes de los implicados como si se tratara de adolescentes imberbes y nunca profesionales, propuestas infantiles de difícil cumplimiento, aparición casual de personajes como el canadiense y Alice, explicaciones triviales y superficiales de los acontecimientos o hechos descubiertos y desde luego llena de acontecimientos innecesarios, berrinches, salidas tontas, etc.

 

Sobra decir que al final el narrador explica hasta la saciedad el final de la historia, los casamientos y el mundo feliz esperado. Lo que aparentemente esta en desequilibrio con visos de tragedia termina como los cuentos de hadas: "y se casaron y fueron muy felices..."

 



1 Ugarte Quirós, Ronny. La salamandra emplumada. Ed. Costa Rica, San José, 2006

Walter Rojas Pérez

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Foto Principal: 1320889

 

WALTER ISMAEL ROJAS PÉREZ

(1962)

 

Walter Ismael Rojas Pérez nació en Villa Franca, Pococí de Limón el día 19 de julio del año 1962. Es Doctor en ciencias ambientales y trabaja como profesor en los Estados Unidos. Se desempeña como un ambientalista crítico. Dirige una revista sobre ello. Es Educador. Escribió una antología sobre Ecocrítica muy leída en varios países. También un libro que llamó La Ecocrítica hoy en 2004, José Martí: el indio, el negro y el entorno revolucionario en el año 2005, un libro de reflexiones sobre aspectos ambientales en tres novelas costarricenses, Mamita Yunai de Fallas, La loca de Gandoca de Anacristina Rossi y Única mirando el mar de Fernando Contreras en el año 2005, Costa Rica Violada: el caso de Mamita Yunai, en el 2006, ¿Tripulantes de la nave Tierra o conquistadores?, estudio ecocrítico de La loca de Gandoca, en el 2006, Flujo y reflujo en Río Azul: análisis ecocrítico de Unica mirando el mar en el 2006. Es profesor de Filosofía y Literatura.

            

LO QUE HA ESCRITO WALTER ROJAS PÉREZ

 

 

NOVELA

 

1. Amor en Línea Vieja: 2007

 

Esta novela fue publicada en el año 2007 y la ubican en la categoría de Ciencia Ficción.

 

Esta novela no es de ciencia ficción y se trata más bien de exponer y comentar la vida de dos familias "campesinas" que viven en Zancudo, un pueblito de Línea Vieja de Limón.

 

La obra tiene escaso valor literario. El autor a través de un narrador omnisciente muy cercano a los hechos expuestos es quien dirige los comentarios de los personajes que se tornan bastante irreales. El verosímil de la novela se viola constantemente. Los personajes "campesinos", sin casi preparación académica se comportan como profesores universitarios cuando se refieren a los temas ambientales. Y es que ellos son útiles para que el autor exponga sus puntos de vista sobre los más variados temas sociales: Importancia del agua, la guerra por el petróleo, el uso desmedido de los recursos naturales, la necesidad de la enseñanza, el núcleo familiar, los contratos bananeros (por cierto que Tomás  Guardia no contrató a Minor Keith para crear el ferrocarril después de que existía la bananera sino que fue parte del contrato. Le concedió gran cantidad de tierra para que sembrara banano a ambos lados del ferrocarril.) La novela es un pretexto para exponer sus puntos de vista que compartimos pero no en una novela.

 

Chemo, su esposa e hijos compran un poco de tierra a don Román, un finquero bueno que es su amigo. En el inicio de la obra discute con su esposa Flor las bondades de irse a vivir en esa montaña. Utiliza un discurso culto, racional y un tanto lleno de lugares comunes y un lenguaje actual que pretende ser popular sin lograrlo. Una vez convencida se establecen en ese lugar y las bondades salen a flote constantemente. Es un paraíso terrenal para las tres o cuatro familias que lo habitan. Fácilmente se nota el citar forzado de leyendas, sueños, como parte de ese folclor que se pretende resaltar. Y los hechos van apareciendo como por magia con el fin de exponerlos más que de narrarlos. Es así como sucede con el primero que aparece en la novela que es la caza fortuita de unos cerdos salvajes.

 

Poco a poco ese mundo bello comienza a ceder y augura un final trágico. Es un cuento insertado maravilloso del robo de la niña de Flor, el primer indicio de ello. Si bien es cierto la niña aparece sana y salva, cuenta su historia y su mundo vuelve al equilibrio, se auguran peores tiempos. Es la traición de la esposa de don Román la que nubla la felicidad de su marido y sus amigos. Ella se va con su amante y sus hijos para Río Jiménez donde la abuela y luego hasta Río Cuarto. No es muy  acorde con la mentalidad de los campesinos que se casan para siempre. Luego viene la muerte de la hija de Flor y Chemo ahogada en el contaminado río. De paso se describen los viajes por la línea, las condiciones infrahumanas en que trabajan los peones bananeros, las nulas garantías de salud que reciben, el envenenamiento de los animales con los tóxicos usados para exterminar plagas, etc.

 

Es una tragedia final la que cierra la novela, cuando los trabajadores recién inician la huelga, la muerte de Chema bajo las ruedas del bus. No se da noticia de la forma cómo ocurrió el suceso, pero lo cierto es que Flor, su esposa queda sola con sus hijos y emprende luego un proyecto titánico e imposible para ellos solos: limpiar el río de toda la contaminación que los humanos hacen día a día con él y la naturaleza.

 

Novela importante por el discurso, por la información, por la denuncia, por el llamado a evitar la destrucción del planeta, pero de escaso valor literario. Es una novela discursiva tradicional, monofónica, causal y con muchas fallas en lo verosímil del relato mismo.

                                                                                                                                                       

 

Uriel Quesada Román

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URIEL QUESADA ROMÁN

(1962)

 

Uriel Alejandro Quesada nació en San José el día 06 de julio del año 1962. Estudió en la Universidad de Costa Rica, donde se licenció en estadística en 1990, en New Mexico State University y Tulane University, donde se doctoró en Literatura Latinoamericana. Ha escrito sobre todo cuentos y ha obtenido algunos premios, tales como Editorial Costa Rica, el Aquileo J. Echeverría en 1990 y el Áncora, La Nación en el 2005.

 

Es profesor en la Universidad Loyola en Nueva Orleáns, donde radica desde hace años.

 

 

LO QUE HA ESCRITO URIEL QUESADA ROMÁN

 

NOVELA

 

1. Si trina la canaria: 1999

2. El gato de sí mismo: 2005

 

CUENTO

 

1. Ese día de los temblores: 1985

2. El elefante birmano: 1962

3. El atardecer de los niños: 1990

4. Larga vida al deseo: 1996

5. Lejos, tan lejos: 2004

6. Viajero que huye: 2007

 

Si trina la canaria es la primera novela que ha escrito Uriel Quesada y la publicó en 1999.1

 

Es una novela sencilla, lineal, monofónica. Su estructura está configurada por siete partes enumeradas en forma continua y sin subtítulos. Posee escasos cuatro personajes importantes pero Leandro Amador y luego La Canaria son los más importantes, El caballero y Palomo cumplen una función y salen de la escena, lo mismo que El Ministro que aparece por referencia de los personajes, otros como las secretarias, los periodistas tienen un papel muy secundario.

 

La novela es presentada por un narrador omnisciente objetivo, distanciado pero con algunos rasgos positivos, como su ironía, su aguda crítica, sutil y disimulada. Maneja con solvencia el lenguaje narrativo, el suspenso, el interés sostenido, el misterio y da elementos suficientes para ir deshilando la historia, sin que el lector pierda la emoción por conocer más sobre la historia y el desenlace de la misma.

 

Oto aspecto importante de la novela y que explota el lenguaje polisémico es el simbolismo que la convierte en un enigma por resolver y la elevan significativamente. Observemos algunos de ellos: La canaria no solo es una indigente propia de las ciudades sino que es un testimonio ante el gobierno de lo que ella representa, una amenaza. Su mudez oculta lo que ha visto y vea todos los días en las altas esferas del poder y por ello El Ministro desea desaparecerla, además se convierte en la conciencia social y abre el horizonte de Leandro, su proyecto vital y le despierta de su letargo político, su utilización por los políticos de turno. En otras palabras La Canaria se convierte en proyecto para Leandro y le devuelve las esperanzas perdidas, es el golpe que él esperaba para salir del estado de coma en que vivía y su fracaso como pareja con la presentadora de noticias de un canal televisivo.

 

 Otro símbolo aparece en el edificio deteriorado en que trabaja Leandro, como director de un instituto fantasma, sin funciones, como simple mampara para proyectos de corrupción, tales como los llevados a cabo en Aviación Civil. Esta decadencia de los tiempos malos se ve simbolizada por el cuadro de los perros jugando pool, fumando y tomando tragos. Este cuadro, para nosotros, simboliza a los políticos de nuestro medio, no es necesario tener mucha imaginación para encontrar las semejanzas y el hospital de electrodomésticos simboliza la descomposición, la enfermedad de la ciudad y de la técnica, además confiere significación a la relación de los objetos con los pobres e indigentes de la ciudad y a los trabajadores del "hospital" que prefieren fumar, cantar o mirar pasar el tiempo, que dedicarse a trabajar, es la burocracia y el desinterés de los funcionarios de los hospitales a pesar de la gravedad de los pacientes.

 

En otras palabras la novela se convierte en un gran símbolo de los malos tiempos, la decadencia social, el deterioro de la clase gobernante, la educación, los medios de comunicación, y  los valores. No antepone, esta degradación, a tiempos pasados mejores sino la plantea como una realidad cruel, degradada, decadente. Una sociedad donde el único valor idolatrado es el dinero y su culto es indiscriminado y los medios para obtenerlos no son los mejores y tras esa meta, sucumbe cualquier interés humano elemental.

 

Nos gustó esta novela. Es una radiografía, un tac, una resonancia magnética de nuestra sociedad, sencilla, simbólica, crítica, irónica de un momento presente, una voz de alarma, un diagnóstico profundo simbolizado por un polémico lenguaje que la eleva al rango de literatura y de la buena.

 

La segunda novela escrita por Uriel la titula El gato de sí mismo1 y la publicó en el año 2005.

 

Esta segunda novela de Uriel Quesada Román, sigue el mismo paradigma de la primera. Es monofónica, dirigida por un narrador de primera persona pero en el discurso literario se convierte en narrador omnisciente que no solo conoce su mundo ambiguo y maravilloso sino en de los personajes que le rodean.

 

Es una novela tradicional con respecto a su paradigma formal pero claramente se inscribe en el género maravilloso. Ya el título que toma prestado a un relato de Julio Cortázar, señala esta dualidad entre lo natural y lo sobrenatural, lo racional y lo irracional. Pero no se crea que ambos aspectos se tratan por separado; todo lo contrario forman una síntesis armoniosa que coexisten en una nueva realidad, una tercera visión de mundo.

 

Tres son los elementos que sufren esta simbiosis: los personajes, el espacio y el tiempo. En ellos se engendra la significación del personaje principal llamado Germán.

La novela se torna en una especie de autobiografía de Germán, llena de encuentros y viajes. El principal de ellos es el viaje al conocimiento de sí mismo (el gato) que oscila entre Cartago, Santa Cruz y Versalles en oposición con otros espacios de Francia y en tiempos variados, tanto cronológicos como históricos.

 

El discurso narrativo se torna, en ocasiones, ambiguo, jocoso, irónico y burlesco pero también ripioso, reiterativo e informativo. Carece de criticidad social e ideológica y en ningún momento viola la censura oficial y se entretiene en señalar hechos y lugares referenciales sin lograr significados especiales que de todas maneras no se buscan.

 

Es una novela entretenida, sin grandes aspiraciones ni logros literarios sobresalientes. No viola paradigmas ni crea opciones para apuntar hacia cambios sustanciales de ellos. El principal viaje hacia su conocimiento, tanto de sí mismo como del entorno contextual en el que se desarrolla permanecen inalterables. Si esa era su objetivo principal, lo logró.

 

 



1 Quesada Román, Uriel. Si trina la canaria. Ed. Cultural Cartaginesa, Cartago, 1999.

 

1 Quesada Román, Uriel. El gato de sí mismo. Ed. Costa Rica, San José, 2005.

Rodrigo Soto González

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RODRIGO SOTO GONZÁLEZ

(1962)

 

 

Rodrigo Soto González nació en El Carmen, San José el día 14 de marzo de 1962. Realizó sus estudios secundarios en el Liceo Justo Facio y obtuvo su bachillerato en 1979. Luego inició los estudios universitarios en la Universidad de Costa Rica en la especialidad de Filosofía.

 

Él se define2 como un diletante y repasa, un tanto su vida, a partir, posiblemente, de sus inicios, en el arte y la escritura. En ese entonces, 1984, quizás, ser inconstante, ir de un lugar a otro, sin afincarse en uno solo, era mal visto. Hoy somos del mismo criterio de Rodrigo, parece ser la moda. El mundo no parece estar seguro para nadie y la mejor carrera o profesión, hoy, mañana, puede ser un fracaso. El mundo, después del descubrimiento de la relatividad abre cien puertas y las cierra a la vez. Los códigos y programaciones, seguras, en otros tiempos, hoy se presentan como camisas de fuerza que impiden la vida y ésta no parece ajustarse a metas inmediatas. Para la juventud los valores, que otrora dibujaban el sendero seguro de su vida, hoy carecen de sentido. La duda, la soledad, la degradación, el engaño, la corrupción impune, la traición, han hecho del que piensa, tiene conciencia social, duda de lo establecido por vacío, alienante utilitario, un pobre diablo, inválido, inseguro, sin identidad. Su propio refugio es en él mismo y no porque lo desee sino porque los espacios sociales, establecidos por los hombres del sistema, carecen de verdaderos valores. La libertad, la paz, la justicia, la solidaridad, huyeron, desde hace  tiempo muy lejos de nuestra civilización.

 

Es egresado del Taller Nacional de dramaturgia. Confiesa su admiración por el escritor argentino Julio Cortázar.

 

Acaba de publicar en la editorial EUNED un libro con ensayos, artículos, etc. que llamó:

Pingüinos, camellos y ornitorrincos. Sobre literatura y otras especies.

 

Ha trabajado en el teatro Carpa y el grupo Crisis.

 

 

LO QUE HA ESCRITO RODRIGO SOTO GONZÁLEZ

 

NOVELA

 

1.  La estrategia de la araña: 1985

2. Mundicia. Una farsa épica: 1992

3. La torre abolida: 1994

4. Figuras en el espejo: 2001. Esta novela se estructura en cuatro partes:

a. Los petroglifos: 2001

b. Figuras en el espejo: 2001

c. Gina. Ésta la publicó por separado, después, en el año 2006

d. El tigre frente al Aro de Fuego: 2006

5. El Nudo: 2004

6. Las sombras de Lisandro: 2011

7. La hija de Barbazul: 2011

8. En la oscurana: 2012

9. Aquí las noches se hacen largas: 2015

 

CUENTO

 

1. Mitomanías: 1983

2. Dicen que los monos éramos felices: 1995

3. Figuras en espejo: 2009 (Algunos lectores dicen que se trata de cinco novelas cortas que forman un relato novelado). Para mí siguen siendo relatos

4. Floraciones y desfloraciones: 2006

5. Volar como un Ángel: 2007

6. Otros Reinos: 2012

 

 

 

 

POESÍA

 

1. La muerte lleva anteojos: 1990

2. Damocles y otros poemas: 1999

3. El laberinto encendido: 2010

 

TEATRO

 

1. Aquí las noches se hacen largas: 2008

 

La estrategia de la araña es la primera novela que escribió Rodrigo Soto González y la publicó en el año 1985.1

 

Esta Novela de Rodrigo es polifónica y se ubica dentro de las novelas de crítica social. La obra se desarrolla en la ciudad de San José. Desde un presente, un joven y desde una perspectiva de primera persona escribe su "deambular" por la ciudad de San José, su visión. Es un doble viaje, el primero por los bares y lugares nocturnos de esa desdibujada y degradante ciudad y el otro sobre su propia imagen, su proyecto, su vida que no vislumbra una luz en ese túnel, en ese laberinto en que se encuentra, a pesar de que lucha por hallar un sentido a su vida, no lo obtiene.

 

En ese doble viaje, de visitas de evasión, a los bares para mitigar su soledad y evaporar su desengaño experimenta un encuentro. Es en un bar donde suele asistir a tomarse unas cervezas y descubre una bella mujer. Solo la mira, se miran, se examinan. Ella sale del lugar y él, Ricardo, la sigue, se siente identificado con ella, visita su cuarto y se atraen, casi sin decir palabras. La sorpresa viene cuando ella, por la mañana del día siguiente, aparece desnuda y muestra su doble sexo a su acompañante de turno. Asombro, odio, comprensión, sorpresa. Su mundo, ya precario, se deshizo en un sin fin de conflictos encontrados y preguntas sin respuesta. La evidencia está frente a él. Este encuentro lo marcó, aún más  para siempre. Empieza el viaje a la nada, a ser el prisionero de esa telaraña que lo asfixiaba, lo atenazaba, lo minimizaba. Deja de ser un hombre común, sin aristas, sin sobresaltos, corriente, pura clase media, miembro de un clan convencional como todos los que desfilan por nuestras calles.

 

El relato sigue la historia causal de los acontecimientos, cómo era su familia, sus estudios de derecho en la universidad, el trabajo, sus amigos, su niñez, su adolescencia. Son ráfagas de su biografía, brochazos para codificarlo dentro del paradigma de sociedad vigente, de la gran estafa de la vida.

 

Luego vienen otros encuentros, uno de ellos es con David, un igual, un compañero más de su sin sentido, le acompaña en sus visitas a los bares y sus monólogos interiores, sus anhelos de escritor, su novela que escribe (clásico libro que se hace mientras sucede) y en su deambular por la ciudad un día se encuentra con una mujer que espera a su marido, allá por los barrios del Sur en una calle-símbolo, sin salida. Es confundido por ella que le invita a tomara café. Entra a su casa, una guardilla, la esencia misma de la pobreza, la madre que lucha por buscar comida para sus hijos, humilde pero noble. Es la típica familia del pobre de los  suburbios de la ciudad, ese cordón que se extiende alrededor de la capital y que poco a poco la va estrujando hasta que, pienso yo, terminará por ahorcarla. Sale de ahí más solo que antes, su impotencia llega a tal extremo que ni siquiera mueve un dedo para ayudarla. No es capaz de socorrerla pues como ella son miles los hogares de madres solas que no tienen otro remedio que prostituirse y prostituir a sus hijos para poder comer. Y comienza la caída en el túnel, la telaraña, la entrada al reino de la nada. La ciudad abre sus tentáculos. Inevitablemente inicia el proceso de destrucción, de locura, de prisión. Cada vez más los hilos pegajosos de la araña lo van asfixiando, se le pegan a su cuerpo, lo atrapan, lo despersonalizan, lo minimizan, lentamente, pacientemente la araña-muerte espera desde arriba, lo mira complaciente, hasta parece tenerle lástima, pero tiene hambre y su espera tendrá su recompensa. Las historias se repiten, no importan los nombres, la rutina continúa, pero la búsqueda del sentido a su vida cede, cada vez más, a los hilos de la telaraña.

 

El último encuentro en importancia es con Irene, la revolucionaria Argentina, amiga de Ernesto, su contacto en Costa Rica, luchan por algo, un ideal, así lo comprende Ricardo que se adhiere a ella con desesperación, le confía sus sueños, sus congojas, sus frustraciones, pero ella no está ahí para consolarlo, no está en sus planes. Irene parte a cumplir con su trabajo en la organización y él sigue su lucha angustiosa por la vida en la muerte. Al final sucede lo esperado, lo evidente, la muerte-suicidio.

 

Es una novela degradada como la vida misma del ser consciente, de la impotencia, de lo irremediable, lo esperable, lo inevitable. Trágica desde el inicio al final. Es un grito de auxilio, desesperado, un llamado a la conciencia, con más preguntas que respuestas, más desengaños que alegrías, desde un túnel sin salida aparente, un laberinto a que los mismos hombres, su locura por el poder y la obtención de lo materia, nos han conducido. ¿Habrá esperanza? Pienso que la novela respondería que no. Tendrían que pasar muchas cosas, muchos cambios, en el país y en el mundo y los pronósticos por más positivos que se deseen ver, no aparecen, como tales, en el horizonte cercano.

 

La segunda novela que ha escrito Rodrigo Soto González la llamó Mundicia, una farsa épica y la publicó en 1992.1

 

Esta obra que el autor llamó (in) Mundicia y que le agregó la frase "una farsa épica", reúne todas las características del género novelístico. En lo que sí estamos de acuerdo es en lo de farsa épica porque la novela simboliza la visión mítica, irreal, de una Costa Rica isla, "la isla que somos" o mejor dicho que hemos creado, por no decir, el engaño que pretendemos ser. Desde el inicio del relato con el nacimiento del niño Cabizmundo, la farsa de su nacimiento, la rifa de su suerte y el destino en su seudo madre  Saturnina, así como su padre adoptivo y su seudo hermana Liviana, su vida de niño, en el Paso de la Vaca, lugar de por sí significativo en la ciudad de San José, su origen real, en el cerro de la muerte de Helio (sol) y Selene (luna), su juventud, su deambular por la ciudad y el viaje a la playa Culebra, toda su vida, hasta su muerte, simbolizan esa ilusoria búsqueda de quiénes entendieran, comprendieran, que Mundicia no era una isla. Ese héroe degradado, antihéroe, no logra su meta y muere frustrado, de igual manera que Anselmo, el loquito del asilo, su amigo que se suicidó por la misma causa.

 

La novela que nos sorprende desde el inicio, por lo que comienza por ser una especie de realismo maravilloso, con ironía y sarcasmo incluidos, poco a poco, nos introduce en un mundo más allá de lo maravilloso, es un realismo supermaravilloso y lo evidencia en los acontecimientos que se dan en un parque cualquiera. No sorprende los asaltos, los amores asexuados, las drogas, la delincuencia juvenil, la trata de blancas, la prostitución infantil, no, eso pareciera ser demasiado cotidiano, norma, real, común. Lo verdaderamente maravilloso, sorprendente es la aparición de estatuas en el parque y la manera como se reproducían y atentaban con inundar el parque con su usurpadora presencia, todas casi iguales, de políticos impersonales, desteñidos, inverosímiles. A fe que el realismo maravilloso tradicional da paso a un realismo superior, insospechado, asombroso. Terriblemente real para ser real. Toda la obra se mueve bajo esa distinción, desde el nacimiento del antihéroe Cabizmundo hasta su muerte. Estamos en presencia de una nueva visión de la realidad que supera el ya convencional realismo maravilloso y entonces el personaje principal, a través de su propia voz y perspectiva, la de un narrador omnisciente cercano a ella o las improvisadas participaciones de algunos personajes inician ese viaje por la ciudad y fuera de ella con el único fin de mostrar la verdadera Costa Rica, la de los monstruos ciegos que devoran estrellas y viven en los ríos-cloacas, los predicadores de los mercados (y  de otros sitios públicos) con sus reiterados sermones llenos de necedades y que debemos soportar, el insulso fútbol, las fábricas de nubes (de contaminación), la rutina de las gentes enajenadas, las contaminaciones, las eficiencias mecánicas, las izquierdas o los dialécticos (la izquierda erótica), con una escena excelente en la taberna, cerca de UCR, la ciudad al amanecer de domingo y los indigentes o sus moradores fantasmas, las letanías de personajes sobre la muerte del Cabizmundo, la huelga, los trabajadores y los policías, todo se da en ese plano irreal, imágenes absurdas, mundo de fantasmas que de tanto reinventarse se convierten, poco a poco, en fieles testigos de que Mundicia no es una isla y que existe en la geografía como territorio entre dos océanos y con límites terrestres.

 

La obra se vuelve trágica, cuando nadie comprende, casi ninguno se une a Cabizmundo en su empresa, su proyecto vital, por demostrar que Mundicia no es una isla. Ni la escena del teatro en el concierto, ni la manta en el parque colocada en un alto árbol y él amenazando con lanzarse al vacío para llamar la atención, ni el intento por incinerarse frente a la Asamblea Legislativa, lograron atraer a personas que creyeran en lo evidente. Es la tragedia de un país que se cree la Suiza centroamericana, de habitantes blancos y superiores, donde el único ejército que existe (ahora) es de maestros, a pesar de los innumerables golpes de estado que marcan la historia, donde todos somos iguales (igualiticos), no hay analfabetismo, como si pasar los ojos por las letras, los eximiera de ello, donde se vive la mejor democracia del mundo, donde no hay racismo ni machismo, el país de las mujeres más lindas de la tierra, etc. De verdad que nadie puede creer que no sea una isla, desde esta visión mítica. Solo los locos como Anselmo y Cabizmundo tienen conciencia de que la verdad es otra. Esta es la farsa y es la tragedia de esta querida patria.

 

La tercera novela está compuesta por cuatro partes y la llamó Figuras en el espejo. Fue publicada en el año 2001.1 Los nombres de estos capítulos son: Los petroglifos, Figuras en el espejo, Gina y El tigre frente al Aro de Fuego.

 

Los Petroglifos

 

Es el inicio y el final de la novela que se nos presenta bajo la modalidad de una situación inicial igual a la situación final y con ello muestra una estructura circular. Es un ejemplo del nuevo paradigma que hemos llamado polisémico. Ya el tradicional narrador del viejo molde ha desaparecido y en su lugar aparece un discurso narrativo en poder de los mismos personajes que se convierten en voces de sus propias vivencias y entre todas ellas configuran una sinfonía de imágenes que crean esa bella música coral, capaz de irradiar las vidas de todos ellos en un mural único que se inicia con Los petroglifos.

 

Toni, Ana, Oswaldo, Caco, Milena y Güicho son los personajes que reflejan en el espejo su niñez. No existen grandes acontecimientos pero sí la vida cotidiana que les corresponde vivir. No faltan los problemas hogareños, los pleitos, las borracheras de los padres, las separaciones, los castigos físicos y sobre todo esa vivencia, ese aprendizaje en la escuela del barrio. Todos ellos son figurillas en ese gran espejo de la vida, en este caso de la niñez, reunidos los hombres en el barranco y las piedras con los jeroglíficos indescifrables que guardan los tesoros de ese mundo ido y que la civilización derrumba en aras del modernismo. Vida y muerte simbolizan esa niñez que muere para dar inicio a la adolescencia, la destrucción del mundo indígena para dar nacimiento a la carretera y la separación de Waldo de la mujer extranjera, fracesa-alemana, llamada curiosamente Petra (piedra).

 

Rodrigo Soto González y otros más de esta generación, Fernando Contreras Castro, Carlos Cortés Zúñiga, Rodolfo Arias Formoso y no sigo porque son muchos más, casi cuarenta dan inicio a un nuevo paradigma literario en la novelística costarricense. No hay duda de que estamos a las puertas de un resurgimiento de la creación literaria que abre las puertas a un horizonte mayor que llegará a los linderos universales sin tapujos, ni temores y por fin nos situará en ese altar tan apetecido por muchos pero al que pocos han llegado. El nombre de esta generación tiene por titulo: ecologismo por la inclinación temática de algunos de sus representantes pero ese nombre no reúne su esencia. Como lo dijimos cuando tipificamos esta generación, ella manifiesta el desencanto, la frustración, el desencuentro, el engaño, la impotencia.

 

Figuras en el espejo

 

Es una escena. Se presenta casi teatral. Dos parejas una formal, Ariel y Gina reciben en su casa a Marcela y Oswaldo, amigo y amante. Se estable un diálogo entre ellos un tanto baladí, mientras toman unos tragos y luego cenan. Al final se despiden de los esposos y Marcela queda comprometida a llamar a su amigo-amante la próxima noche para salir.

 

En realidad la escena muestra la realidad de lo cotidiano en ese tipo de reuniones informales donde nunca se profundiza en ningún tema y se convierte en una cháchara más. No son más que figuras del parecer reflejado en un espejo, sin proyectos y sin saber lo que quieren. Es el mundo vacío de la clase media pudiente que aparenta una realidad harto conocida. Es la hoja de un árbol que arrastra el viento y no sabe donde caerá. La escena símbolo de la gran tragedia del mundo, lleno de sombras que deambulan por laberintos interiores en busca de un asidero que les dé sentido y reposo existencial.

 

Gina representa la tercera parte y fue publicada por separado tiempo después en el año 2006, como una novelita independiente. Esto fue un error, según nuestro parecer, porque en ella se profundiza ese desencuentro vital de los personajes.

 

Es una autobiografía pero con una faceta diferenciadora: la biografía la cuenta el mismo personaje femenino, ya conocido, de nombre Gina.

 

Se asume el discurso  narrativo a través de situaciones especiales que afronta Gina desde niña. Es un  constante devenir de accidentes, tanto personales como sucedidos a personas cercanas a ella, tales como su padre y su exesposo. Otros en cambio los sufre Gina en su misma vida como el encuentro con Miguel y luego su relación violenta con él. Esto no es más que la reiteración de Waldo y sus mujeres periódicas.

 

Gina a pesar de pertenecer a una clase media y haber obtenido la profesión de antropóloga, por diferentes razones, desde muy joven vive situaciones sino traumáticas, desarmónicas, que le impiden realizar sus proyectos personales que de todas maneras, dadas sus circunstancias reales le son difíciles cumplir. Esto sucede con el encuentro desde su infancia con jóvenes que la introducen en la vida sexual. La más violenta fue la que sufrió con Miguel, un joven universitario que llegó a agredirla físicamente. Desde su primer matrimonio con Ariel la llegada a su hogar de dos hijas se convierte en el primer obstáculo para llevar a cabo sus aspiraciones profesionales, sus anhelos políticos y su vida más abierta y libre. El matrimonio tradicional no le viene justo a lo que desea para su realización plena como mujer. Busca la separación de su esposo y acude a una vida un tanto aventurera, casi depositada al azar y a los derrepentes. Trata de buscar una casa donde vivir, se compra un carro de segunda y, como una gallina desasosegada ni siquiera desempaqueta sus haberes pues intuye que pronto llegará otra morada y luego otra. Así viaja con sus hijas a Puerto Viejo, donde se relaciona con el negro Miguel, también separado de su esposa como ella  y con dos hijos varones. Forman un hogar y se consolidan en su relación como familia.

 

Al final regresa con sus hijas e hijos de Miguel a San José con la esperanza de encontrar algo parecido a la felicidad.

 

El tigre frente al Aro de Fuego

 

Esta es la última parte de la novela y también tiene como las anteriores al personaje Oswaldo como el eje central de ella. Este es el retablo, el gran mural de la alicaída clase media, sus aspiraciones, vaguedades, superficialidades y luchas por afincarse en un proyecto que les defina, le dé realidad y los saque de ese mundo de imágenes reflejadas en el espejo que aparecen desdibujadas, y muy lejanas de la realidad. Más parece un cadáver que un ser viviente.

 

Novela impresionante, delatora y visionaria. El desencuentro, la búsqueda existencial, el punto esencial de la libertad y la felicidad se confunden con el encuentro de la oquedad, el vacío, la nada, la superficialidad, el repetirse del mundo que vivieron de niños, solo que más amarago, más desolador por el grado de conciencia adquirido en sus estudios.

 

Waldo y Gina, representantes de los dos géneros se convierten en el símbolo generacional de esa sociedad materializada llena de espejismos y estatuas con pies de barro, engañosa, superficial, violenta, material, reiterativa, circular, que convierte a los seres pensantes en figurillas desteñidas de un espejo que tienen dos salidas, la primera ser igual que las mayorías y seguir ese mundo hipócrita, de doble discurso e insípido o lanzarse en las aguas de lo desconocido, del abismo, de su propia nada. Ser domador y exigir el paso de ese león desnaturalizado por el aro de fuego o vivir bajo la consigna de la camiseta de Tamara, ¡A la mierda todo menos el Circo!

 

O la desdicha e impotencia.

 

 "Hacia la desesperanza, hacia el silencio y la impotencia más antiguos, hacia las fauces del dragón que lo devoraba. Cayó durante la eternidad de unos segundos hacia lo más profundo de lo que nunca había visto, de lo que no tenía palabras para nombrar: pegajosa trampa, arena movediza, lodazal de fuego. Se dobló sobre sí mismo hasta quedar en posición fetal, y dejó que la poderosa corriente lo arrastrara. No tenía fuerzas para combatir."1

 

Y llega a la conclusión:

 

"Lo que mejor nos define, lo que nos caracteriza como especie, no es nuestra facultad para concebir pensamientos abstractos, ni nuestra sensibilidad estética o moral, como defienden los optimistas, sino nuestra sorprendente, nuestra increíble capacidad para hacernos los chanchos, ignorando todo aquello que perturbe nuestras fantasías y deseos... (¿Cómo se las arreglan los cerdos para no preguntarse por los motivos de nuestra generosidad?) Hay que tener un deseo muy grande de no ver lo evidente; y  cuando mayor sea la verdad que necesitamos eludir, más alucinante es la mentira que inventamos para tapar el sol con un dedo."1


 La cuarta novela de Rodrigo Soto Quesada es El Nudo, publicada en el año 2004.
1

 

Es una novela de crítica social como casi todas las que ha escrito Rodrigo. Se inicia por el final de la historia. Estas coinciden, aunque el lector social no lo sepa sino cuando la novela concluye. Esto la hace de estructura circular, con idas y venidas a las historias de los cinco (en el desarrollo de la historia principal aparecen otros) personajes principales: Luis, Jaime, Jhonny, Norma y Sonia. 

 

La novela es narrada por un "YO" o "Nosotros" que se acerca cortés al lector para guiarlo, orientarlo,  etc. Es un narrador amigo, simpático y muy cercano al autor de la novela. Ello recuerda las novelas del paradigma tradicional.

 

A pesar de que la situación inicial se describe como una serie de accidentes involuntarios, casuales donde intervienen personajes que al final de la novela, en la situación final tienen vigencia en el relato, es un viaje a playa Panamá el pretexto para que tres amigos de clase media inicien la aventura de su vida y con ella el desarrollote una serie de circunstancias que moldean y truncan los sueños de esos adolescentes y las esperanzas cifradas en ellos por sus padres y amigas.

 

Poco antes de iniciar el regreso a casa se encuentran unos paquetes de cocaína que una lancha tirara al mar con el fin de escapar de los vigilantes que le persiguen. Ese acontecimiento casual, casi sin importancia será el motivo para que los tres amigos caigan en una vida azarosa, llena de crímenes, mafiosa en alguno y pordiosera en otro. A través de las drogas Luis se convierte en narco traficante de la alta sociedad y llega hasta los estrados políticos de la Asamblea Legislativa pero muere en el accidente que inicia la novela. Jaime se consume en las drogas y deambula por la ciudad como un drogadicto común y corriente y Jhonny realiza sus sueños de poder como un asaltabancos y traficante líder de una banda poderosa, cruel y criminal.

 

De esta manera el narrador-autor configura una estructura de fracasos en la vida de estos jóvenes y llena de infortunios. Pareciera que sus vidas están predeterminadas y sujetas a fuerzas fatalistas que impiden cambios radicales en sus conductas. El ambiente social, como en el Positivismo determina el derrotero de la vida de las personas. Ellos nacieron para fracasar en la búsqueda de la felicidad pues sus proyectos nunca estuvieron fuera del interés económico, el prestigio social y la vida vacía, insípida, carente de ideales, ajustadas a un código que no fuera el de la codicia, el todo para mí y nada para los otros. Por ello sus vidas suceden, como juguetes que el viento maneja a su antojo, sin rumbo cierto, sumidos en la nada, el fracaso, la miseria espiritual, la solidaridad y en espera de un final esperado: la nada.

 

No creo que la clase social alta, los riquillos, sucumban a este derrotero. Tal vez algunos, como ellos lo sufran pero eso no es la constante en su núcleo, como sí lo es en las clases de los pobres. En los millonarios es la excepción, en los pobres la constante.

 

Novela importante en la narrativa actual costarricense, bien escrita y con una estructura simbólica excelente.

 

La última novela de Rodrigo Soto González la llamó Las sombras de Lisandro y permanece inédita.



1 Soto González, Rodrigo. Figuras en el espejo. Ediciones Perro Azul, San José 2001.

1 Soto González Rodrigo, Figuras en el espejo. Ediciones Perro Azul, San José, 2001, p. 195.

1 Idem, p. p. 187-188.

2 Soto González, Rodrigo. Elogio del diletante en Viva, La Nación, San José, domingo 22 de diciembre de 2002.

 

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Carlos Cortés Zúñiga

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Carlos Cortés Zúñiga (1962)CARLOS CORTÉS ZÚÑIGA

(1962)

 

Carlos Eduardo Cortés Zúñiga nació en San José el día 25 de septiembre del año 1962. Hijo de una familia de clase media. Es periodista. Tiene una maestría en Sociología de la Prensa, en la Universidad de Navarra, España. Luego viajó a Francia, en 1994 y se especializó en prensa escrita y  un post-grado en Nuevas tecnologías de la Información, como la sociología de la comunicación. Ha trabajado siempre en el periódico La Nación donde ocupó el cargo de director de redacción. Hoy ha dejado ese matutino.

Es colaborador de revistas y diarios en Latinoamérica y España y ha escrito monografías, ensayos, antologías, prólogos y números especiales de revistas, publicaciones especializadas y separatas en Centroamérica, Estados Unidos, España y Francia. Ha ofrecido charlas y conferencias sobre literatura costarricense y latinoamericana en la Universidad del Claustro de Sor Juana, México, Casa de América de Madrid, Universidad de Navarra, Universidad de Extremadura, Casa de la América Latina de París, Universidad de Tulane y Casa de las Américas, Cuba.1



1 Tomado de la página de Internet: Editorial Costa Rica.

 

En 1999 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura, por la novela Cruz de Olvido.

Ha recibido gran cantidad de reconocimientos:

 

Premio "Roberto Brenes Mesén" (poesía), Universidad de Costa Rica, 1981 (Costa Rica).
Premio "Carlos Luis Fallas" (novela), certamen UNA PALABRA, 1985 (Costa Rica).
Finalista certamen latinoamericano de literatura EDUCA (poesía), 1985 (Costa Rica).
Primer premio, poesía, certamen UNA PALABRA, 1986 (Costa Rica).
Primer lugar, Juegos Florales Centroamericanos, México y Panamá, 1988 (Guatemala).
Finalista, premio internacional de poesía "Jaime Sabines", 1994 (México).
Recomendación del jurado XIV Bienal de poesía "Provincia de León", 1997 (España).
Premio nacional "Aquileo J. Echeverría", novela, 1999 (Costa Rica).
Beca de la Casa de Escritores y Traductores de Saint-Nazaire, 2001 (Francia).
Medalla de oro, Círculo de Escritores de Venezuela, 2002 (Venezuela).
Miembro del jurado del premio Casa de las Américas, 2003 (Cuba).

Y en revistas y periódicos nacionales y extranjeros ha publicado infinidad de ensayos.

Artículos en revistas académicas y literarias

"Una panorámica de la poesía costarricense actual",
Poesía, #29, Ministerio de Cultura, Madrid, 1988.

"Poetas costarricenses: de la rebeldía al desencanto" (en colaboración con María Lourdes Cortés),
El Urogallo, #122-123, julio 1996, Madrid.

"Poemas europeos de Roberto Armijo", Cultura,
#85, mayo-agosto 1999, Consejo Nacional para la Cultura y el Arte, San Salvador.

"La poesía costarricense de fin de siglo",
Cuadernos Hispanoamericanos, #588, junio 1999, Madrid.

"La literatura latinoamericana (ya) no existe",
Cuadernos Hispanoamericanos, #592, octubre 1999, Madrid.

"El año de Max Jiménez", Cuadernos Hispanoamericanos,
#594, diciembre 1999, Madrid.

"El paraíso entre comillas", Cuadernos Hispanoamericanos,
#606, diciembre 2000, Madrid.

"Insula rarissima (insularité, mythes et démocratie)",
Nuit Blanche, #82, printemps 2001, Québec.

"El Nobel de Borges", (paréntesis),
#9-10, abril-mayo 2001, México.

"Fronteras y márgenes de la literatura costarricense",
La Casa Grande, #17, 2001, México.

"Homenaje a Roberto Armijo", La Casa Grande,
#18-19, 2001, México.

"El hilo de Ariadna ", Revista de la Universidad de San Carlos de Guatemala, #2, octubre/diciembre 2002.

"Literatura y globalización", Cuadernos Hispanoamericanos, #638, agosto 2003, Madrid.

Antologías que han incluido su obra:

Contemporary Short Stories from Central America de Enrique Jaramillo Levi y Leland H. Chambers. Austin: University of Texas Press, 1994. (Inglés)

Gechiohten aus mittelamerika de José Antonio Friedl-Zapata. Frankfurt: Büchergilde Guttemberg Verlagsgessellschaft, 1994.
Carlos Cortés / Publicaciones (5) (Alemán)

Déluge de soleil. Nouvelles contemporaines du Costa Rica de María Lourdes Cortés y Fernando Aínsa. París: Editions Vericuetos y UNESCO, 1997. (Francés)

Meet, # 4, Saint-Nazaire, La Loire: Maison des Ecrivains Etrangers et des Traducteurs, 2001. (Francés)


Quen Mary 2 & Saint Nazaire.
Saint-Nazaire, La Loire: Maison des Ecrivains et des Traducteurs Etrangers (MEET), 2003. Edición de lujo con textos y fotografías. En francés, inglés y español.


El cuento hispanoamericano actual de Reni Marchevska. Sofía: Grupo Latinoamericano, 2002. (Búlgaro)

En Costa Rica

Antología de una generación dispersa de Jorge Bustamente et al. San José: Editorial Costa Rica, 1982.
Cuento y poesía ganadores en la Revista Nacional de Cultura. San José: EUNED. 1994.
Costa Rica: poesía escogida de Carlos Francisco Monge. San José: EDUCA, 1998.
El amor en la poesía costarricense de Alfonso Chase. San José: Editorial Costa Rica, 2000.
Lunada poética de Armando Rodríguez. San José: Casa de la cultura "José Figueres", 2003.


En Latinoamérica y España

El cuento latinoamericano. México: INBA/Concurso Latinoamericano de Cuento, Universidad de Puebla, 1985.
Poesía de América III. Guatemala, Quetzaltenango Litografía, 1991
"Letras de Costa Rica", Espejo de paciencia, #2, 1996. Las Palmas: Universidad de Las Palmas.
Antología de la poesía latinoamericana del siglo XXI. El turno y la transición de Julio Ortega. México: Siglo XXI, 1997.
"El polvo de los sueños. Aproximación a la nueva narrativa costarricense" de María Lourdes Cortés, Hispamérica, Maryland, número 83, 1999. Pp. 81-116.
Líneas aéreas. Narrativa de Latinoamérica de Eduardo Becerra. Madrid: Lengua de Trapo, 1999.
Cuentos costarricenses de María Lourdes Cortés. Madrid: Editorial Popular, 2001.
Hazañas bélicas. Cuentos contra la guerra. Madrid: Páginas de Espuma, 2001.
Poesía de Costa Rica de Luis Chaves. Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2001.
Los centroamericanos (antología de cuentos) de José Mejía. Guatemala: Alfaguara, 2003.
Subidos de tono. Cuentos de amor de Julio Cortázar et al. Bogotá: Coedición Latinoamericana, 2003.
Pequeñas resistencias. Antología del cuento centroamericano de Enrique Jaramillo-Levi. Madrid: Páginas de Espuma, 2003.
Gaborium: textos en homenaje a Gabriel García Márquez de Julio Ortega. México: Siglo XXI, 2004.1

En 1910 publicó La gran novela perdida, un ensayo teórico critico sobre la critica literaria y un antología de cuentos escogidos que ha publicado en años pasados que llamó La última aventura de Batman.



1 Ídem.

 

 

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS CORTÉS ZÚÑIGA

 

 

NOVELA

 

1. Encendiendo un cigarrillo con la punta de otro: 1985

2. Cruz de olvido: 1999

3. Tanda de cuatro con Rosaura: 2002

4. Larga noche hacia mi madre: 20

 

CUENTO

 

1. Mujeres Divinas: 1994

2. Crucifixiones: 2008

3. La ultima aventura de Batman: 2010 Premio cuento en Los Premios Nacionales Uruk Editores

 

POESÍA

 

1. Diálogos entre Mafalda y Ckarlie Brown: 1982

2. Erratas Advertidas: 1987

3. Los pasos cantados: 1987

4. Salomé Descalza: 1991

5. La carne contigua: 1991

6. ¡El amor es esa bestia platónica!: 1991

7. Los cantos sumergidos: 1993

8. Canciones del prodigioso citarista del río: 1993

9. El que duda no ama: 1994

10. Autorretrato: 2008

 

La primera novela que escribió Carlos Cortés Zúñiga fue Encendiendo un cigarrillo con la punta de otro y la publicó en 1986.1

 

Esta novela es la primera que escribe Carlos Cortés Zúñiga (casi no hay crítica de esta novela). En ella se inicia en el género. Se enfrentó al lenguaje y trató de reinventarlo al mismo tiempo que se rebelaba contra el sentido de su ser. Así la novela es una búsqueda pero no de la trillada y manida búsqueda de la identidad latinoamericana o costarricense, sino del sentido de su vida frente a la sociedad por una parte y  su papel de escritor. Esta ruptura, esta crisis (en sentido griego), este mundo de dudas más que respuestas, estos rituales de iniciación, esos miedos y rencores, ese parto doloroso, se abre en esta primera novela como un tímido asomo a la luz, la salida del túnel, del vientre de su madre, de las tinieblas que lo rodean, lo llevan a asirse al sol, al mar, al aire, a las imágenes, a los intentos. Lo inician en la inevitable escalera y comienza, poco a poco, a subir los escalones hacia algo que apenas sospecha, lleno de miedo y terriblemente solo.

 

La relación entre él y el mundo es de enemistad, de rechazo, de enfrentamiento, a pesar de intuirse destruido, héroe degradado. Es una relación de búsqueda en un laberinto asfixiante, aterrador y de ahí se abre esa respuesta lingüística barroca, absurda, destructiva, violatoria. Enfrentarse al lenguaje convencional es su primera gran batalla. A veces sale victorioso y en otras ocasiones, se torna hermético, barroco, ininteligible, absurdo como el mundo que enfrenta. El intento es importante aunque no pase del primer capítulo y la novela termina con la satisfacción de haber salido a recorrer la ciudad y el parto sucedió. El niño comienza a dar los primeros pasos. Por eso esta novela es como un rito de iniciación, en la vida del personaje y la profesión del escritor.

 

Cándido Bonaparte (su nombre y apellido ya son significativos) no solo es huérfano de padre y espiritualmente de madre sino del mundo. Las relaciones de niño son vacías, vagas, solitarias, absurdas. Por lo menos así las recuerda Cándido. Llegó a la juventud siendo un niño huraño, insociable, lleno de miedos y rencores, sin destino, sin respuestas y muchas interrogantes y con la inevitable verdad de tener que vivir esa vida y enfrentarse a un mundo hostil, vacío, convencional, absurdo, estereotipado, frívolo. Una sociedad insípida más mala que buena, castrante, que te da muestras de libertad pero te asfixia, que te deja salir pero sin entrar, que no te conduce a ninguna parte, donde pareciera que no pasa nada pero que destruye, aniquila, en pocas palabras, donde la esencia de vivir consiste en aparentar, no hacer nada y aparentar que se realizan grandes proyectos. Sociedad sin horizontes, de mirada chata, con ínfulas de París pero cagaderos de hueco.

 

La segunda novela que publicó Carlos Cortés Zúñiga en 1999 fue Cruz de olvido.1

 

Esta novela es polifónica, con una estructura de novela negra, policíaca. Utiliza el crimen de Alajuelita, la muerte de siete mujeres y su atroz descuartizamiento que como otros tantos crímenes, quedó en el misterio. El tiempo histórico novelado se concreta entre 1982 hasta 1986, bajo el mandato político del señor Luis Alberto Monge Álvarez, del Partido Liberación Nacional y el espacio, donde se desarrolla la historia novelada es Nicaragua, al inicio y San José de Costa Rica. Esta última ocupa la mayor parte de la novela. Hay referencias a nuestra vecina Panamá. A pesar de seguir la estructura de la novela policíaca, solo le sirve de pretexto pues, si se lee con detenimiento, veremos que se trata de una novela histórico-social. Es el retrato profundo de una ciudad decadente, degradada, podrida, gobernada por un grupo de políticos oportunistas, ambiciosos, corruptos. Las referencias son elocuentes. A pesar de ello ha pasado desapercibida y los referentes han decidido callar.

 

La novela está narrada, básicamente, desde una perspectiva protagónica. Martín Amador, excombatiente costarricense del ejército Sandinista, después del triunfo de los revolucionarios, se ve obligado a regresar a Costa Rica, luego de conocer que su hijo Jaime, supuestamente había sido asesinado en el crimen múltiple de Alajuelita. En la novela se sustituye intencionalmente a las siete mujeres asesinadas, por hombres. Esta inversión es propia de toda la novela y muy significativa, como lo veremos después. También aparecen otras voces narrativas que van configurando el caleidoscopio del mundo narrado. Esta polifonía permite al lector recibir un coro de voces distintas, enmarcadas en la historia central de la narración, es un abanico, un arcoiris, un carnaval de sentidos con el único fin de provocar en el lector una reacción, un despertar, un percatarse de que en esta "suiza" centroamericana huele a podrido. Hasta hoy, después de casi tres años de haberse publicado, pareciera que eso no ha ocurrido, a pesar de que los referentes históricos y personales son tan evidentes, fuertes y claros, que hasta el más despistado puede relacionarlos sin temor a equivocarse. Un comentario de Ana Cristina Rossi en Áncora y alguna reseña tibia y complaciente, superficial es todo el escándalo que ha suscitado esta importante novela en nuestro país. La indiferencia, el silencio, la abulia se mantiene. Razones, ¿No la han leído?, ¿Qué mi importa?, No va conmigo. Es un resentido. Haga lo mismo y no sufra. "Mejor me tiro los goles del negro Chope". Ni siquiera la izquierda, lo que queda, la erótica de la soda Tapia, o los trasnochadores arreglatodo del Chelles o los eruditos académicos de las universidades, han abierto la boca para asombrarse. Triste realidad la nuestra. Meses enteros peleando por quemar Cocorí, como en los tiempos de la Inquisición o desfiles multitudinarios de hipócritas por la avenida central, rasgándose las vestiduras por la violencia en el hogar o los crímenes de niños, actos de por sí detestables, pero cuyas causas todos parecen evadir cobardemente y menos enfrentar. Esta novela los denuncia en sus causas, en sus raíces y no solamente en sus efectos. No se trata de los trillados relatos amarillistas de jovencitas abandonadas y prostituidas en las calles de los barrios del sur que despiertan lamentos en nuestra camarilla de críticos baratos y complacientes. Es la denuncia de la corrupción, del tráfico de armas, de la intromisión de los Estados Unidos en la política de nuestros países, como la imposición de Violeta Chamorro en Nicaragua, es la política del todo para mí y nada para usted. Es el crimen que nunca se esclarece, precisamente por conocerse los asesinos intelectuales, la Penca del ayer y el Parmenio de hoy. Es el presidente de ese país que noche tras noche desfila por los bares de la capital tomando licor y se satisface, vestido con boina verde, persiguiendo homosexuales en la sabana y  desnudándolos para "chucearlos" y hacerlos hombres, según él. Es su enriquecimiento con la venta de armas a panameños contrabandistas. Es el político al servicio de sus amigos, crea estatuas de barro como su muy adorado periodista, su amigo inseparable o el diputado busca mujeres para su entretenimiento.

 

El viaje de Martín y la búsqueda de su hijo, muerto o vivo, secuestrado o autosecuestrado, no importa eso, permite al autor desnudar la costa rica (con minúscula) de finales de siglo veinte que sigue siendo la misma de hoy con diferencias de barniz. La puesta en evidencia de lo que está ahí a la vista de todos pero que saltamos sobre él para no manchar los zapatos, se torna, en esta novela sorprendente por la fuerza, la crudeza, la cólera, la rabia con que está narrada. Es una bofetada al hipócrita, al cubre manchas, al que todo lo justifica o que siempre deja en manos de Dios para que lo resuelva, al político que siempre hace promesas y nunca las cumple, a los que se rasgan las vestiduras, cuando los gay buscan legalidad a sus uniones de hecho por razones simplemente civiles, pero que no les importa, en lo más mínimo la vida de ellos, la venta de sus cuerpos para poder comer o que se asombran cuando muere una niña asesinada en una buhardilla josefina pero que escamotea el pago de impuestos en las aduanas o lucha por vender nuestras instituciones a las trasnacionales para obtener pinches ganancias. El negocio es neutro, no es moral ni inmoral, lo importante es ganar dinero, sin importar los medios. 

 

El hogar de Martín, el propio que nunca tuvo, y el de su mamá, es expuesto con una dureza espantosa. La visita de él a su madre es una escena brutal, simbólica. Ese emblema de la sociedad llamada familia desaparece. Nos recuerda a Casa Tomada de Cortázar. El agua, el deterioro, la inercia, la abulia, las goteras, los actos más elementales de su madre ya loca y sus hermanas, la miseria, la nada en que viven es un micromundo simbólico de la Costa Rica que encuentra Martín, la nuestra, la que vivimos. Es una escena que nadie podrá olvidar, es desoladora, triste, esperpéntica, dura. ¿No será acaso, esa escena, parecida a esas mal llamadas familias actuales de niñas-madres, solas, expuestas al mejor pastor, en ambos sentidos, a la prostitución, a lo inimaginable?

 

El viaje de Martín por la ciudad de San José tiene un móvil evidente, buscar a su hijo muerto o vivo, o enterrado, pero se bifurca en otras búsquedas simbólicas, su propia razón de ser, su proyecto de vida, su identidad dentro de ese marasmo de pluralidades y el reconocimiento de una sociedad decadente, degradante, degenerada, sin motivación, corrupta, materializada, hipócrita, de doble o triple moral, donde la razón del ser se concreta en buscar dinero no importa cómo, unos para poder comer, los más y otros para acumular, viajar, tener poder y disfrutar de todos los placeres posibles o imaginables. Los medios para lograrlo siempre serán los mismos.

 

La inversión de los personajes, el mundo al revés, los actos sexuales anormales o por lo menos antinaturales, la insinceridad, la traición, el camino torcido, lo inesperado, la sin razón, la falta de solidaridad (con excepciones como el compartir su apartamento de parte de Dante Polimeni, ya muerto, con Martín), el San José patas arriba, la familia degradada, la imposibilidad de un proyecto vital, todo ello muestra un estado de cosas que debería llamar la atención, asombrarnos, sacudirnos, percatarnos, porque el diagnóstico indica que la cirugía debe ser inmediata y profunda, si pretendemos vivir, no durar, en un país digno y respetable, más justo e igualitario en todos los niveles.

 

Pero la novela no parece ofrecer una luz, una esperanza, un camino. Es el divagar de Jaime, el diálogo seco y entre cortado con su padre, la visita al Chelles, la nebulosa, el seguir igual, la impotencia, el fracaso, el regreso al inicio, la abulia, lo cotidiano, el esto no tiene remedio, pareciera, la única respuesta.

 

 

La literatura es embuste, bella mentira y paradójicamente, la más grande verdad humana, gracias al trabajo paciente y creativo del lenguaje.

 

 La tercera novela publicada por Carlos Cortés Zúñiga  la llamó Tanda de Cuatro con Laura y la publicó en el año 2002.1.   

                                                                                                                                                               

Es una novela moderna, polifónica, de temática social y citadina. Se utiliza la técnica paralela entre tiempo, espacio, acontecimientos y personajes. Por ello la novela se abre como un viaje multifacético, un tour en varias direcciones, al pasado del cine, la muerte de las salas de exhibición de películas, simbolizadas por el famoso cine Rex de San José, el centro, el corazón de la capital, al viaje en la interioridad de los personajes, sus recuerdos, sus vivencias, su pasado, al viaje circular de la ciudad capital y sus nostalgias y por último al viaje caleidoscópico de las imágenes, visuales, plásticas, oníricas, planetarias, agnósticas, satánicas, musicales, narcóticas, mortuorias.

 

Es claramente una novela que pertenece al género de lo fantástico. Hasta hoy la mejor lograda, desde el punto de vista estructural y literario. Desde el inicio se presentan los dos planos propios de este género, el racional o real y el sobrenatural. Este último se insinúa, poco a poco, y aparece en los sueños y los viajes sobre todo de Korea y sus relaciones con Alejandra que se va delineado como un fantasma inseparable de Andrés. Estos dos personajes salidos del reformatorio y con una historia familiar similar, forman el eje del relato social, el viaje de iniciación y regreso, de ida y vuelta, del origen degradado, el abandono de su madre y la tierna y protectora tía Moira quien a su manera lo inicia en el mundo del cine y de la sociedad, y el final en el túnel de la nada, del desencanto. Korea desaparece un día y deja huérfano a Andrés que se entrega a los regazos de Alejandra-Laura, más en la búsqueda de una madre, de un sostén, de un regazo que en la mujer-sexo. Sus relaciones amorosas, por eso terminan en impotencia. Desde esta relación Andrés- Alejandra-Laura se desarrolla la novela y se abre el abanico de acontecimientos, relaciones, imágenes, escenas, viajes hacia el pasado, hacia el origen, tanto individualmente como socialmente. No es otra cosa que lo ocurrido a Sátiro, a Soriano y al cine Rex que se convierte en el laberinto, el túnel, la cueva, la morada, la historia ya no solamente de las salas de cine y las películas sino de Andrés. Este personaje es el centro del texto y de él y sus relaciones parten casi todas las microhistorias del universo narrativo. Una imagen bien lograda de El Sátiro lo testimonia:

 

"El Sátiro enmudeció por un momento y se sintió resbalar por un tobogán hasta el pantano de sus recuerdos."1

 

Y es que toda la novela se dibuja como un torbellino, un remolino, que atrae a los personajes y sus historias y los conduce a un túnel en el tiempo, en su existencia, en la historia personal, en su degradación, en su desengaño. Por eso Andrés es el antihéroe, el que sufre y crea su propia tragedia, su propia imagen de vida, su misma fantasía, su autorretrato, su reflejo en el espejo y desde niño vivió su antivida, su nada, su irrealidad, su fracaso, su mismo engaño. Aún sus propias creaciones, sus vivencias más reales, sus apegos, sus asideros desesperados, sus casi diluidos proyectos personales, al final se convierten en sus mismas máscaras, sus imágenes, sus creaciones, su propia falsedad, su nada. Este es el paralelo que estructura la novela y la significa, la vida y muerte del cine Rex, su gloria y su fracaso, su historia brillante y el estado degradado del presente, el abandono, las ruinas, la conversión en cloaca, orines, bodega, guarida de delincuentes. Los dueños solo viven de sus recuerdos y añorando la riqueza para transformarlos en edificios rentables de otras actividades, un parqueo, por ejemplo, tal y como sucedió con la antigua Biblioteca Nacional. Familia que pasó de la gloria a la decadencia, al suicidio, al aquelarre, la impotencia, a la intriga, al odio, a la búsqueda del dinero por encima del honor.

 

Los edificios son el fiel testigo de la muerte, el deterioro, la desaparición de las salas famosas del cine josefino y la apertura al progreso, la llegada del video y con él muere también la censura y quienes se encargaban de prohibir las películas que no eran aptas para menores de edad. Es también la decadencia y muerte de una moral trasnochada, llena de hipocresía y encubrimiento.

 

Quizás esta decadencia individual, social, simbolizados por Andrés y su cine interior, desde niño se creó en las salas de cine con su tía, y el Rex, y los tres viejos testigos de la tragedia, Soriano, El Nica, Curling y hasta El Sátiro, hacen que el mundo se presente trasvertido, sórdido, maleado, invertido, de relaciones anormales o por lo menos fuera de lo corriente, sexo anal, incesto, drogas, alcohol, enajenación, túnel, ascensor cerrado, laberintos sin salida, espejos, monigotes, ausentes del tiempo y el espacio, buscadores de viajes y caminos que los conducen al dolor, la desesperación. Es la noche sin mañana y cuando ésta se entrevé, se le teme, se le rehúye. El Sátiro lo resume así:

 

 

"- ¿No es irresistible? La tragedia del mundo moderno. El antihéroe recorre la ciudad como si fuera la noche y es incapaz de recuperar el orden. Nada que lo salve o que lo condene. En vez del caos lo que encuentra el hastío, el vacío. No nos queda nada más que el narcisismo, imaginarnos unos a otros, hacerse el amor  así mismo,  ¿Verdad? Singular, mi amor. La tragedia reducida al talk-show, la pasión al videojuego, al espejo del alma a la pantalla digital."2

 

La cuarta novela que publicó Carlos Cortés Zúñiga,  en el año 2013, bajo el sello Alfaguara,  la llamó  Larga noche hacia mi madre.

El autor la estructura en XXIII secciones. Y todas son narradas des de una visión personal del sujeto de la enunciación, un yo que se configura como el sujeto del enunciado cuyo parentesco con la mujer, es la de ser su hijo.

"Mi madre no quiso ser otra cosa en la vida que una mujer buena. Y una buena madre. Yo la odiaba y no sé si aún la odio. Odiaba odiarla y odiaba saber que la odiaba. En algún lugar entre su locura y la mía odiarla me hizo bien, me fortaleció, me salvó de algo peor aunque me condenara por el resto de la eternidad. La odiaba como un cordón umbilical hacia lo peor de mí mismo, hacia mi padre, el horror de su muerte y el secreto que lo envolvió como una mortaja de silencio." P. 13

Así inicia la novela y el narrador sujeto de la enunciación homologado al personaje hijo de  primera persona nos delata, ya desde una posición de adulto los conflictos de esta relación, madre-hijo que se desarrollará a través de toda la novela.

Una familia degradada que busca valores en una sociedad, también degradada, y terminan todos degradados.

Y evoca esa degradación desde niño y sobre todo cuando estaba en la escuela y su madre llega por él.
"Comencé a fermentar aquel rencor en la escuela, cuando por primera vez me dio vergüenza ser su hijo" P. 13.

Dos son los conflictos principales desarrollados y expuestos en la novela. Por una parte la muerte de su madre, maestra escolar, ya como paciente del Asilo Chapuí y la muerte, también de su padre, asesinado, cuando él nació, cinco meses después. Y éste es el presente narrativo constante y reiterativo de la narración con la evocación de todos los recuerdos, unos conocidos y los otros apenas sospechados como las relaciones de su padre con la cabaretera llamada  La Tongolele que tanto daño hizo, sobre todo a su madre y las relaciones amorosas con su esposo:

"Yo. Por eso estoy en este cuarto, viéndola morir, y muriendo un poco, apenas un poco con ella, sintiendo la presencia de los demás gravitando sobre mí también sin hacer ruido viéndome morir a mí  también, apenas un  poco, mientras se  posa el ruido feroz del huracán César sobre las latas de zinc del hospital psiquiátrico. Y tiembla el cielo. O algo así Y comienza a llover" P. 20.

Si observamos todos los procesos de degradación de esta familia, concluimos que la misma es determinada, casi por un código férreo no solo moral sino vital.

Obedece ese código aun gran número de familias que de una u otra manera fueron sometidas a vivir desde su propio nacimiento hasta su muerte, como  víctimas-victimarios de su propia situación familiar, humana y social. Abuelos, tíos, tías, madres, hijos e hijas no escapan a esa especie de maldición social de infelicidad, zozobra, tristeza, ayunos de proyectos vitales  incapaces de superar sus propias limitaciones y el ambiente negativo en el cual desarrollaron sus vidas.

Tanto el hijo como sus padres, tíos, tías y abuelos son víctimas de sus propias angustias, incomprensiones, absurdos, fracasos como parejas y lo más trágico,  murieron en la desesperanza, el olvido y la incomprensión de sus mismos miembros familiares. En pocas razones, una sociedad degradada solo puede mantener, personajes degradados que buscan asidero, a veces moral y realización de sus propios proyectos que se tornan limitados y lo único que logran al final de sus vidas es la rotunda degradación.

¿Novela psicológica?, quizás sí pero todo el verosímil de ella se mantiene dentro de esas relaciones enajenantes de  principio a fin. Y la degradación total de sus personajes, sin esperar un hálito de esperanza por resolver o cambiar ese destino marcado casi por un determinismo absoluto y sin ninguna salida.

No es la única novela escrita, en los últimos años sobre esa temática. Solo evoquemos Partículas Elementales del francés Michel Houellebecq y La tejedora de sombras de Jorge Volpi, para solo citar dos.

 



1  Cortés Zúñiga, Carlos. Encendiendo un cigarrillo con la punta de otro. EUNA, Heredia, Costa Rica, 1986.

1  Cortés Zúñiga, Carlos. Cruz de olvido. Alfaguara, Santillana, San José, 1999.

 

1 Cortés Zúñiga, Carlos. Tanda de cuatro con Laura. Alfaguara, San José,  2002. Anacristina Rossi la considera como la segunda novela. No conoció la primera que aquí reseñamos.

1 Cortés, Zúñiga, Carlos Ob. Cit., p. 201.

2 Ib.

 

Jorge Arturo Venegas Castaing

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JORGE ARTURO VENEGAS CASTAING

(1961-2010)

 

Jorge Arturo Venegas Costaing, nació Lourdes de Montes de Oca el día 21 de julio del año 1961 y murió recientemente, en San Vicente de Moravia, víctima de un cáncer,  el 15 de abril del año 2010. Sus padres son costarricenses.

 

Dirigió e integró el Colectivo Kassandra: 1990 y  su sueño fue la revista del mismo nombre donde publicara cantidad de poemas y artículos y Alambique. Esencialmente fue poeta.

 

Trabajó en la Universidad Estatal a Distancia.

 

 

Poeta desgarrado y bohemio, solitario y profundo, profundamente humano. 

 

LO QUE HA PUBLICADO JORGE ARTURO VENEGAS CASTAING

 

 

NOVELA

 

1. La hoguera verde: 1998

2. Las aventuras de Liu Yuan, capitán de ultramar: 2004

3. En el reino de la sal: 2007

 

CUENTO

 

1. Los correos del Diablo: 1999

 

POESÍA

 

1. Se alquila esta ventana: 1988

2. Un paraguas llamado Adrián: 1989

3. El blues del aprendiz: 1992

4. Perrumbre: 1994

5. V poemario colectivo: 2000

6. De un solo dado: 2001

7. La casa del tejedor: 2001

8. El país de los ausentes: 2002

9. Dosal gráfica y poesía: 2002

10. La horda del yo. Tríptico: 2005

11. El pájaro del sol: 2010 (canciones, dibujos, poemas y cuentos infantiles)

 

 La primera novela que publicó la llamó La hoguera verde y salió a la luz en el año 1998.

 

 Es una novela maravillosa. Tiene dos planos el de una familia con dos niños que encuentran el libro La hoguera verde y la leen y sus padres que intervienen de vez en cuando para dialogar con ellos e interrumpirlos con recuerdos.

 

La novela abre unas aventuras en un mundo de animales y lugares maravillosos. Una tortuga, un niño, un ave son los héroes de ellas, en un viaje natural que incorpora el mar, un árbol viviente, un volcán y su hijo, y se enfrentan a una serie de pruebas increíbles que resuelven con astucia y paciencia.

 

El motor de las aventuras es la búsqueda de respuestas a preguntas que encuentra el niño en una botella que lo interroga sobre su ser, su destino y su felicidad.

 

Lo importante es la relación entre los seres animales y los niños que desarrolla una gran empatía entre ellos, respeto y amor.

 

La narración utiliza un lenguaje sencillo, sonoro y casi onomatopéyico cuando se hace necesario. Es entretenida y atrapa al lector que desea saber el final de la historia.

 

La segunda novela la llamó Las aventuras de Liu Yuan, el capitán de ultramar, y la publicó en el año 2004.1

 

Novela maravillosa, ubicable en el Realismo Mágico, contemporánea. Pertenece al paradigma de la novela polifónica. Se enmarca en las novelas de aventuras más por la forma que por lo narrado. Se asiste a la formación y génesis del mundo desde una visión mítica donde la creación sucede al mismo tiempo que se crea.

 

Es una novela del ver, del meditar y no del hacer. Éste no cabe en la imaginación desbordante del discurso pero si se analiza con detalle se cae en la cuenta que lo inventado se distingue de lo real más en la forma y los accidentes que en las esencias. Una lista limitada puede servir de ejemplo: un tigre blanco, mujeres haladas, lobos azules, hombres dragones, objetos vivos, estratos sociales similares a los vigentes: reyes, guerreros, guardianes, poderosos y desposeídos, cuevas, fuego, caza, siembra, recolectores, etc. Por más bebidas maravillosas (semilla del agua) y comidas especiales, los seres siguen dependiendo de ellas. El origen proviene de las galaxias y llega hasta el polvo.

 

El maestro que enseña  y el discípulo que aprende son una escena vieja y las letras sagradas también. Basta recordar el Pancha tantra. Toda religión ha sido creada, salvo excepciones muy calificadas para lograr el poder sobre los otros y la riqueza material, aunque se disfrace de intereses espirituales. Tanto en la novela como en la vida social real las relaciones de los seres son verticales, no de iguales sino de inferiores y superiores, de poder, que terminan en la cúspide. A pesar de que el poder debería descansar en el conocimiento, la sabiduría, la realidad dicta otra máxima: el poder es propiedad exclusiva del mediocre, del ignorante (por lo general).

 

En la página 85 el  personaje vio un mundo atroz, el nuestro, ahora, y en un párrafo lo describe con certeza y tristeza. Pobres y ricos, violencia, muerte, destrucción, guerras estúpidas (todas lo son) destrucción de la naturaleza, carencia de agua y comida, del aire y de la tierra, de la dignidad de morir. Es un mundo de esclavos, de ciegos con vista, un mundo de cadáveres caminantes.

 

La novela continúa con viajes diversos de Liu Yuan y los hombres y mujeres pájaro en la región del hielo, los encuentros con Pluma Roja, La mujer Estrella, Lao, convertido en Escorpión, las esferas de protección, hasta llegar a la muerte de los guerreros, la Triada que evoca una especie de triunvirato espiritual, la coronación jocosa de Aotus y el ataque de los Güigüines y la salvación a través de la culebra escalera y el fin del corazón del frío. Se ven otras especies de seres mixtos, habitantes de esos parajes. En realidad no pasa nada en ningún nivel, a no ser excentricidades hiperbólicas y absurdas que ni explican nada ni conducen a otro lugar que no sea una especie de feudo personal, inducido por tribus y clanes de seres estrafalarios, más parecidos a  objetos deformes con poderes sobrenaturales. Lo mismo cabría decir de los sistemas de comunicación primitivos, más cercanos al ruido que a la comunicación. Así el discurso narrativo se convierte en laberinto de acertijos con atisbos seudofilosóficos y símbolos míticos más cercanos a disfraces de lo existente que creaciones originales.

 

El final de la novela no escapa a la misma tónica. Es la pretensión del encontrarse así mismo en el otro, en la circunstancia, en la búsqueda misma.

 

La tercera novela que le publicó la editorial Alambique la llamó: El reino de la sal y salió a la luz en el año 2007.

 

Es una novela un tanto biográfica que narra la vida de un joven en sus últimos momentos que pasa en la costa entre campesinos, pasiones, crímenes y violencia.

 

Novela polifónica que deja a los personajes narrar su propias experiencias con gran autonomía y que en coro penetran ese mundo privado de la costa, las prostitutas, las intrigas, etc descarnadamente y sin tapujos.

 



1 Venegas Castaing, Jorge Arturo. Las aventuras de Liu Yuan. Ed. Alambique, San José, Costa Rica, 2004.

Iván Molina Jiménez

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IVÁN MOLINA JIMÉNEZ

(1961)

 

 Iván de los Reyes Molina Jiménez nació el 6 de enero del año 1961, en Alajuela Centro. Hizo los estudios primarios en la escuela República de Guatemala y los secundarios en el Instituto de Alajuela. Obtuvo la maestría en Historia en la Universidad de Costa Rica en el año 1983. Ha escrito varios libros en su especialidad y numerosos artículos en revistas y periódicos. También publicó tres libros de cuentos y la novela Cundila en el 2002. Es uno de los investigadores sobre la historia jóvenes más connotados y que encaminan la ciencia histórica por senderos deferentes a las tendencias oficialistas que presidieron, por regla general, a las escuelas anteriores que he llamado Carlistas.

 

Ha escrito gran cantidad de libros sobre historia y temas políticos y sociales. Entre otros, Ensayos Políticos: 2000. El pensamiento de EZLN: 2000, La voluntad radiante: cultura impresa, magia y medicina en Costa Rica, 1987-1932, Héroes al gusto y libros de moda: sociedad y cambio cultural en Costa Rica: 2004, El paso del cometa: estado, política social y culturas populares en Costa Rica: 2005, El que quiera divertirse: libros y sociedad en Costa Rica (1750-1914): 1995, Urnas de lo inesperado: fraude electoral y lucha política en Costa Rica: 1999, Costarricense por dicha: identidad nacional y cambio cultural en Costa Rica: 2002, La estela de la pluma: cultura empresa e intelectuales en Centroamérica: 2004, Historia de Costa Rica: Breve, actualizada y con ilustraciones: 1997, Costa Rica del siglo XX al XXI: Historia de una sociedad: 2005, Del legado colonial al modelo agroexportador: Costa Rica (1821-1913): 2005, Costa Rica: 1800-1850. El legado colonial y la génesis del capitalismo: 1991, Instantes de lo cotidiano: dibujos de Enrique Echandi: 2002, La sonora libertad del viento: sociedad y cultura en Costa Rica y Nicaragua: 1997 y otros más.

 

 

LO QUE HA ESCRITO IVÁN MOLINA JIMÉNEZ

 

NOVELA

 

1. Cundila: 2002

 

 

CUENTO

 

1. La ciudad de los monos: 2002

2. La miel de los mudos: 2003

3. El alivio de las nubes. Y más cuentos ticos de ciencia ficción: 2005

4. Venus Desciende: 2009

 

Cundila1 es la primera novela que publica Iván Molina Jiménez en el año 2002.

 

Tomó el título de un personaje femenino del relato El Moto de Joaquín García Monge. En realidad el personaje le permite desarrollar el proceso de una investigación más histórica que literaria. Se trata de la búsqueda de un manuscrito, de una novela llamada Cundila y su autor. El proceso inicia en la biblioteca del Congreso en Washington, Estados Unidos, en un viaje que realizó el autor, para presentar una ponencia sobre los asilados de Centroamérica en el Repertorio Americano, en el XX Congreso de Latin Americam Literary Studies Asociation. En la biblioteca, revisando algunos tomos y libros de la colección de don Luis Dobles Segreda que la vendió al Congreso de Estados Unidos, descubre los manuscritos de dicha novela, pero no logra obtenerlos en forma completa por estar casi destruidos. Después de pormenorizar los detalles de su ingreso en la biblioteca hasta los balbuceos en la misma, se dedica a describir los detalles y el recorrido de su investigación. La empieza en El Congreso y la termina en Costa Rica, no sin antes realizar algunas comunicaciones electrónicas con la supuesta poseedora de los manuscritos de dicha novela que los pierde en las trifulcas de la protesta popular contra el llamado Combo del ICE, en la que participó. Por ella nos enteramos de que la novela la escribió una salvadoreña, Olga Turcios de Castro, que vivió en Costa Rica en los tiempos de don Joaquín García y que fue comunista a los cincuenta años.

 

La treta de los manuscritos perdidos, algo así como la segunda parte del Quijote, le da el pretexto para desarrollar los pormenores de una investigación más histórica que literaria y esclarecer algunas fuentes importantes de información poco leídas y utilizadas en Costa Rica. La investigación la realiza Froylán Figueroa Camino, doctor en Literatura.

 

Camila, el personaje del relato El Moto, se revela contra los designios de su padre, que la entrega en matrimonio con el gamonal y decide, por la mañana, salir en busca de su novio, el campesino Blas. Este acto de rebeldía es motivo para desarrollar la supuesta novela Cundila, que resulta ser la investigación, más un dechado de erudición que una narración literaria. Al final se da un recuento de los créditos bibliográficos utilizados por el autor, lo que verifica más nuestra interpretación. Esto es propio de la ciencia o de investigaciones sociales pero nunca de la literatura. Al escritor de obras literarias le tiene sin cuidado, si  el lector es erudito o no y si las fuentes utilizadas para novelar son reales o simplemente inventadas por él. Los problemas del lector son propios de éste y no del autor. Cabe, entonces preguntarse si el texto, en cuestión, es literario o no. Nuestro criterio es que el lenguaje utilizado es más científico que literario aunque, a veces, se torna polisémico. La supremacía del primero le hace ubicarse como una obra importante del proceso de investigación en la disciplina llamada historia. No bastan algunos detalles fingidos como el hallazgo de unos manuscritos de una novela o algunos personajes inventados, para evitar el recargo de los hechos reales históricos, los espacios geográficos, si el interés del autor es aparecer, él, sino con su propio nombre, sí con un cargado afán de presentar el proceso de una investigación histórica. El distanciamiento entre acontecimientos y narrador y éste con el autor están reducidos a la mínima expresión, lo que convierte el discurso lingüístico en científico y no literario. Hay una sola voz en la guía del texto y ésta es del narrador- autor y nunca de los personajes que carecen de independencia absoluta.



1 Molina Jiménez, Iván. Cundila. Varitec, San José, 2002.

Tarcisio Salas Bonilla

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TARCISIO SALAS BONILLA

(1960)

 

Tarcisio Salas Bonilla nació Heredia Centro, el día 17 de julio del año 1960. Se graduó en 1984 por la Universidad de Costa Rica, como Licenciado en Administración de Empresas, con énfasis en Contabilidad y Finanzas. Es Contador Público Autorizado por el Colegio de Contadores Públicos de C.R. y en 1988 la Universidad Interamericana de Puerto Rico le otorgó el título de Máster en Administración de Empresas con énfasis en Finanzas.
Ha desempeñado diferentes cargos relacionados con finanzas, y actualmente es  Consultor y Asesor Financiero del Mercado de Valores de Costa Rica, de la Junta de Pensiones del Magisterio, del Instituto Costarricense de Electricidad, de Coopesa R.L., y de Coopeande R.L.

 

 

LO QUE HA ESCRITO TARCISIO SALAS BONILLA

 

NOVELA

 

1. Pasión Púrpura: 1995

 

Pasión Púrpura es la única novela que conocemos de Tarcisio Salas Bonilla. La publicó en 1995.2

 

Es una novela sentimental, amorosa, de corte tradicional, de clásico triángulo amoroso.

 

Un joven profesional, de clase media, descubre una bella joven estudiante en el centro donde enseña administración, llamada Kathy pero ésta se va a casa, apenas termine los estudios con Javier, su único novio de toda una vida. Javier inicia el cortejo con todos los recursos corrientes y superficiales de la conquista varonil: envío de flores, versos y galanteos. Es un amor pasional, a primera vista y que Javier ve como "un ángel transformado en mujer."

 

El triángulo amoroso, poco a poco, va cobrando importancia. Tanto Daniel como Kathya intensifican su relación, primero en un baile, luego en  un encuentro que termina en el Monte de la Cruz en un tierno idilio. A la vez el futuro matrimonio de Katia con Javier también inicia el conteo final. Los acontecimientos se suceden con rapidez. Siguen las rosas y los poemas, conquistando el corazoncito de Kathya pero la inminencia del matrimonio, logra que Kathya escriba una nota a Daniel, donde le expresa lo imposible de su amor. Éste se desalienta y encuentra consuelo en un amigo, Francisco, que le aconseja visitar un centro nocturno y divertirse con otra mujer para olvidar a Kathya. Después de algunos ruegos accede a buscar, en el licor y los brazos de otro joven, aliento para soportar su dolor. Después de una noche de tragos, toma su carro y se dirige, con su acompañante, a un motel. Al llegar a él trata de devolverse, arrepentido y se accidenta. Su compañera muere y él se recupera en el hospital, de varias heridas. Luego de que la noticia llega a Kathia, ésta se enoja y decide, esta vez casarse con Javier, sin importarle Daniel. El amigo de éste se contacta con Kathia y le cuenta la verdad de lo sucedido y ésta comienza a dudar. Luego Daniel la llama y se establece un diálogo emotivo. Kathia decide conversar con Javier y le comunica su decisión de no casarse con él por estar enamorada de Daniel. Se dirige al hospital y se abrazan en el más  tierno idilio. Sorpresivamente aparece un joven con una pistola y dispara dos veces contra Daniel. Es un hermano de la joven que murió en el accidente y juró vengarse por el ultraje a su hermana. Daniel es operado de emergencia y poco a poco se recupera. Cuando despierta encuentra a Kathia a su lado y se cierra el telón.

 

Es una novela tierna, sentimental, folletinesca, al mejor estilo de las telenovelas venezolanas. Carece de valor literario. Creíamos que en esta época, ya no se escribían pero estábamos equivocados. 

 


2 Salas Bonilla, Tarcisio. Pasión Púrpura. Ed. Guayacán, San José, 1995.

 

Yanina Rovinski Giberstein

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YANINA ROVINSKI GIBERSTEIN

(1960)

 

Nació en San José Centro El día 23 de enero del año 1960. Sus profesiones son el periodismo y la química. Los estudios los realizó en la universidad de Costa Rica, los EEUU, Francia, Gran Bretaña y Suiza.

 

Ha trabajado para diversas organizaciones nacionales e internacionales en el campo de la divulgación científica, la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible. En 1994 a 1998 ocupó el cargo de Ministra Consejera en la Embajada de Costa Rica en Francia. Desde ahí impulsó el proyecto para que se incluyera la Isla de El Coco en la lista de sitios del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Actualmente vive en el Pacífico Costarricense. Ahí escribe y trabaja independientemente.

 

 

LO QUE HA ESCRITO YANINA ROVINSKI GIBERSTEIN

 

NOVELA

 

1. Nikki: 2007

 

CUENTO

 

1. En la isla: diario de un viaje: 1996 (relato)

 

Nikki es la primera novela que Yanina Rovinski escribe y la publicó en el año 2007.1

 

Es una novela de aventuras, policíaca y se inscribe en el espacio cibernético.

 

La voz preponderante de la novela la lleva el personaje femenino Nikki. Se inicia con una carta de Nikki a Joao, donde le explica las razones por las que le dejó sin darle explicaciones. Se inicia así una serie de aventuras amorosas en diferentes países de Nikki. Van desde un sueco diplomático, esposo de la árabe Mayid, hasta Wastos un criminal que trafica con drogas. Sus aventuras la llevan de Belice a Honduras y Costa Rica. Al final vislumbra un encuentro con Joao y un final de la novela positivo.

 

A pesar de utilizar una temática vigente en la actualidad, la novela carece de censura, trasgresión e implicaciones sociales. Está bien escrita, es entretenida y despierta el interés del lector pero la estructura se configura como una serie de uniones y  separaciones. Se privilegia las aventuras amorosas del personaje Nikki y las relaciones amorosas con personajes peligrosos y al margen, por lo general de la ley. Es cierto que ese mundillo cercano a los riquillos está plagado de intereses económicos y vacíos de contenido humanista y menos de una crítica social a tono con los acontecimientos que se narran. Por ello la novela se afinca en la aventura por la aventura misma y refleja quizás inconscientemente ese mundo de engaños, amoríos, crimen y desengaños que lo único que muestran es el afán, la lucha  por el dinero fácil y los placeres materiales que los rodea.

 

Es una obra que acapara al lector más por las aventuras amorosas que por la denuncia social del crimen a través de la Internet.

 



1 Rovinski, Yanina. Nikki. EUNED, San José, 2007.

Carlos Tapia Fernández (Mexicano)

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CARLOS TAPIA FERNÁNDEZ (de origen mexicano)

(1960)

 

Nació en Veracruz, México, en 1960. Es Diseñador Gráfico y pintor. Reside en Costa Rica desde hace muchos años.

 

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS TAPIA FERNÁNDEZ

NOVELA

 

 

1. El perfume de un beso: 2001

 

 

CUENTO

 

1. Entre rosa y celeste: 1994

 

La única novela que ha escrito Carlos Fernández Tapia la llamó El perfume de un beso y la publicó en el año 2001.1

 

Esta novela nos agradó. Sin ser un dechado de técnicas modernas y menos un alarde de estereotipos literarios de moda, logra imantar al lector por su franqueza, su desparpajo, su finísima ironía y aguda burla de una realidad decadente frente a un pasado convencional, pero a la larga más sincero y real, a pesar de sus excesos rutinarios y "de poca onda".

 

Sin embargo la novela muestra una originalísima manera de enlazar dos historias de la misma historia, unidas por un personaje bien logrado, doña Etelvides, esta abuelita inicia la primera historia de la novela, de la enunciación que se convierte en la segunda historia de lo narrado, de lo enunciado. A esta primera o segunda historia, según se mire, pertenece el presente de la vida de la anciana cuando se aproximaba su muerte, que se anuncia desde el inicio de la novela, como un personaje más de ella, doña Muerte, la que espera al pie de la cama y nunca perdona. Viven en una casona vieja, ella y sus dos nietas, Carmelina y Leila, con las visitas de un personaje pintoresco, llamado Eusebio, enajenado por la religión y las visitas de Rodrigo, el dueño de una especie de pulpería popular, que les lleva los alimentos a esa casa tipo cárcel. La historia termina cuando las hermanas en una noche de placer violan y se dejan violar por Rodrigo y forman un trío que juran permanecer unidos para siempre. Pero Rodrigo sabedor de que la abuela no aprueba esa unión, en un arrebato de cólera le da muerte y después se casa con Leila y se lleva a vivir a su casa-dispensario a Carmelina, emprenden una carrera increíble de trabajo y mejoramiento, convierten la casona en un hipermercado modernísimo y se dedican a hacer dinero, hasta el mimo Eusebio le dan un pasillo para que abra un local religioso en el supermercado. Todo marcha aparentemente bien hasta que Leila queda embarazada y sufre de achaques y mal humor. Es entonces cuando aparece la abuela en la televisión y les da consejos para seguir adelante y les pide a ambas que traten bien a Rodrigo que ha resultado ser un buen hombre para las dos. Este hecho abre la virtualidad de la convivencia dedos planos diferentes en uno solo. Las leyes naturales se ven violentadas por apariciones de muertos, sueños reales, etc. Es la apertura al género maravilloso donde esto es verosímil. El lector lo ve como algo natural y no se siente afectado, lo acepta y pasa a formar parte del mundo mostrado. También la abuela aparece como fantasma en el supermercado y le devuelve a Leila la felicidad perdida y le alivia de sus achaques. Todo sigue la marcha "normal" de la vida convencional que habían emprendido. Un acontecimiento viene a trastocar ese mundo pacífico y fue la aparición de un español (como Cristóbal Colón) en el supermercado y al ver a Carmelina queda impresionado de su belleza, mezcla de india y española y le ofrece convertirla en una super modelo internacional.

 

La segunda historia o primera como se desee tomar empieza con la juventud de Etelvides, la abuela, su vida pacífica, metida en su casa y bajo el paradigma convencional de la religión católica y apostólica. La joven trabajaba de recepcionista en un consultorio médico y ahí conoció a Pablo Centenario, rico hacendado, casado y con tres hijos. Pocos días de rondarla hasta que la subió a su auto último modelo y se la llevó a dar un paseo en una de sus fincas y ahí, entre guayabas, flores, jocotes y zacate, se consumió con el fuego del amor el más apasionado idilio, recién iniciado. Se la llevó a una de sus tantas fincas que tenía en Tres Ríos y la convirtió en su segunda mujer, la jota, a quien amó hasta que murió al estrellarse contra un carro maderero. De este idilio que duró bastantes años nació Flora y llenó de alegría a los dos, a pesar de que la joven resultó ser un tanto rebelde y no gustaba de la vida carcelaria a que tenía que someterse por ser la hija de un matrimonio ilegal, que la sociedad no aceptaba y censuraba. A los quince años, en su gran fiesta, aunque no fuera en el Teatro Nacional, como correspondía a la hija de ese gamonal cafetalero, sino en la casa que Etelvides había convertido en una casona solariega enorme y llena de cuartos y escaleras, más allá de cualquier imaginación posible, se entregó a Mario Rosablanca y antes de iniciar su fiesta rodaron por el diván, donde dejaron su virginidad. La familia del niño bien, al saber de sus amores lo envió a estudiar a Europa la carrera de médico y así Flora se encontró de nuevo sola, pero poco después se da cuenta de su embarazo.

 

Es aquí donde empieza, a mi manera de ver, lo mas original de esta novela. Simultáneamente Leila empieza el embarazo que dará a luz un niño, Humberto y Carmela se van con el español en busca de la fama y Flora inicia el embarazo que dará a luz la primera hija con Mario, Carmela. Las hijas de Flora, Carmela y Leila solo vivieron con ella unos pocos días de niñas, prácticamente no la conocieron. Fue la abuela la que las crió. Madre e hija, en tiempos diferentes (históricos) pero en un mismo presente narrativo enunciativo, ante el lector salen a buscar mundo, a rodar por el mundo, en busca del ser, del cambio, salen de lo convencional, su casa-cárcel para enfrentarse a lo inusitado, inesperado, apenas vislumbrado. Es algo así como lo que hacen los personajes masculinos en los cuentos de hadas que dejan su hogar y salen a rodar tierras en busca de fortuna. Al final regresan y fundan un nuevo hogar, tan convencional como el que dejaron y en los cuentos maravillosos son felices. Carmela se convierte en una supermodelo y patrocina la marca del perfume "El perfume de un beso", tiene algunos amores pero nunca cuenta con tiempo para su disfrute, ve pasar el tiempo como en un tren sin destino ni puerto, se hace adicta al licor y echa a perder el único amor que le ofreció un joven que se enamoró de ella, Alejandro. Sin pena ni gloria regresa a la patria y al supermercado, solo con la estela de su fama por herencia. Mientras tanto Flora, su madre, viaja por varios países, se convierte en hippy y queda embarazada por segunda vez, también vuelve a su casa, a dejarle a Leila, a su abuela y con Mario, también convertido en hippie, se van a vivir a África a cuidar enfermos y ver realizado su ideal de paz y amor.

 

La novela termina con una entrevista que le realiza la televisión a Carmelina y la presentadora, una arpía y chismosa que practicaba el periodismo amarillista, deseaba envilecer. No lo consigue a pesar de recordarle su conducta impropia con Alejandro a quien presenta en el estudio. Carmelina, en vez de enojarse, abraza a éste y se besan, en presencia del público que enloquece y la presentadora muere de rabia por lo que le sucedió. Hasta Eusebio encuentra su monja y viven felizmente su enajenación religiosa.

 

Novela crítica, irónica, sarcástica, satírica. Enfrenta el convencionalismo con las posturas seudo rebeldes, revolucionarias, libertarias, superficiales, postizas. Pareciera indicarnos con una sonrisa, al estilo de la Mona Lisa, que el único camino correcto para enfrentar la vida, desde cualquier ángulo que se desee, doctrina, religión, institución, etc. Es con autenticidad, con sinceridad, con hidalguía, con rectitud y nunca con poses, caretas, comodidades, conveniencias. Ser por encima del parecer. No importa si se está equivocado, si se es auténtico es fácil rectificar. Lo viejo, el pasado nunca fueron mejores que el presente ni viceversa, solo fueron, y son, diferentes. 



1 Tapia Fernández, Carlos. El perfume de un beso. Ediciones Perro Azul, San José, 2001.

 

Patricia Villalobos Brenes

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Patricia Villalobos Brenes (1959).jpg 

PATRICIA VILLALOBOS BRENES

(1959)

 

Patricia A. nació el día 01 de septiembre del año 1959, en San José, Centro.

 

 

LO QUE HA ESCRITO PATRICIA VILLALOBOS BRENES

 

 

NOVELA

 

1. Las cartas de Elisa: 2006

 

Es la primera novela de Patricia Villalobos Brenes, la llamó Las cartas de Elisa y la publicó en el año 2006.2

 

Es una novelita espiritual, emotiva, sentimental y totalmente positiva. Utiliza un truco interesante que consiste en utilizar un testigo (su amiga Mary) como narrador e interceptor para ir confeccionando algunas cartas motivadoras a sus familiares más cercanos que su amiga enviará después de su segura muerte que se acerca. No envía, curiosamente,  cartas a sus suegros y desde luego a otros familiares como podrían ser tíos y tías que es posible tendría.

 

Entre conversaciones con su amiga y cartas emotivas y persuasivas, transcurre la novela y se da a conocer el mundo privado, espiritual y virtuoso de su familia. Ésta es un modelo casi extinto de virtud, educación, y felicidad total sino fuera por la enfermedad de Elisa y su muerte que pronto llegará.

 

No se llegan a conocer las dificultades sociales, las injusticias, pues ni siquiera se cita el espacio que no sea la casa y el jardín donde viven Elisa y su familia. A través de indicios más del azar que de intenciones se puede concluir que son ricos y la pobreza nunca pasó frente a su casa. Tampoco se conoce algo del mundo social, religioso y menos político. Se vive en una torre de marfil fuera del mundanal ruido.

 

Es una novelita positiva sin grandes pretensiones literarias, ejemplar, espiritual, casi religiosa, emotiva cuya lectura no hará daño a nadie. Todo lo contrario puede ser motivo de superación para aquellas almas que no encuentran la alegría en la abundancia y viven el dolor casi con placer.



2 Villalobos Brenes, Patricia. Las cartas de Elisa. Editorama, San José, Costa Rica, 2006.

 

Víctor Hugo Solano Solano (Víctor Narvales)

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VÍCTOR HUGO SOLANO SOLANO

(VÍCTOR NARVALES)(Seud.)

 (1952)

 

Víctor Hugo nació el día 18 de junio del año 1952 en San José. Victor Narvales es el seudónimo con que suele presentar sus creaciones. Este escritor costarricense estudió filosofía y derecho en la Universidad de Costa Rica, y se desenvolvió en administración pública en diferentes lugares del país. Desde niño le interesó la literatura y se propuso escribir sobre las costumbres, los paisajes, y las gentes de la época. A lo largo de su carrera ha escrito seis libros, incluidos entre ellos poesía y narración costumbrista. Victor Narvales continúa dedicándose a la literatura y disfrutando con su familia en la provincia de Heredia.

Publicaciones:

Narvales, V. (1998). Memorias: El Juramento. Publicado por el autor. San José, Costa Rica. [Autobiografía]
Narvales, V. (2013). Memorias. El Juramento. (Segunda Edición). Publicado por el autor. Versión de Kindle.
Narvales, V. (1995). Tiribi I. Publicado por el autor. San José, Costa Rica. [Narración costumbrista]
Narvales, V. (1997). Tiribi II. Publicado por el autor. San José, Costa Rica.
Narvales, V. (2000). Tiribi. (Versión Unificada). Publicado por el autor. San José, Costa Rica.
Narvales, V. (2013). Tiribi. (Segunda Edición). Publicado por el autor. Versión de Kindle.
Narvales, V. (1998). Sueños y otros poemas. Publicado por el autor. San José, Costa Rica. [Poesía]
Narvales, V. (1996). Vazul. Publicado por el autor. San José, Costa Rica. [Narración]

Escribió el ensayo Los increíbles Narvales: 2008 (aparece en la red)

 

 

LO QUE HA ESCRITO VÍCTOR HUGO SOLANO SOLANO (NARVALES)

 

NOVELA

 

1.   Tiribí: 1997

 

POESÍA:

 

1. Sueños y otros poemas: 1998

 

Esta novela de Víctor Narvales llamada Tiribí se publicó en el año 1997.1

 

Es una novela tradicional, al mejor estilo de las novelas costumbristas, pictóricas, apologistas del campo, positivas, evocativas, nostálgicas. Priva el narrador personalista, yoísta, bajo el código de las novelas fonológicas, causales. Suelen utilizar descripciones de la naturaleza, retratos, para insertar los personajes y narrar alguna vivencia o acontecimiento. Por eso abundan en la descripción de costumbres, supersticiones, turnos, fiestas, paseos (a Puntarenas), viajes a la ciudad, bodas, topes, leyendas, anécdotas y la presentación de personajes típicos de los pueblos, los campesinos valientes, vaqueros, pulperos, curas, gamonales, el cura, el jefe político, el maestro, etc. En ocasiones se describen las visitas de presidentes, en este caso del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, y se citan los logros de ellos, tales como las garantías sociales, la revolución, la caída de arena desde el volcán Irazú.

 

Novela de escenas, paisajes, cuentos, encuentros, costumbres, de hombres y mujeres viviendo al día en armonía con la naturaleza, con sus  rezos, pequeñas ilusiones, sin proyectos que rebasen más allá de sus casas. Novela sin contraste, sin grandes pasiones, de pequeñas cosas. Es una elegía a la rutina, a la vida placentera. Una simbiosis entre hombres y naturaleza, por eso ambos se convierten en personajes de igual categoría. Después de leída la novela solo permanece una galería de costumbres y hombres iguales, como si el tiempo se hubiese detenido. Dormir, levantase temprano para ir al trabajo, desayunar, salir al campo y sembrar, arrear el ganado, darle sal, ordeñar las vacas, regresar a la casa, almorzar, descansar, tomar café, conversar con otros en la pulpería, y volver a dormir. El rol de las mujeres se circunscribe a lo ya conocido. Ser madre, cuidar los chiquillos, hacer comida desde la mañana, lavar, volver a cocinar, limpiar su casa, aplanchar, lavar trastes y rezar, rezar mucho y de vez en cuando, sobre todo los domingos, chismear con las vecinas. De do visitar los familiares. Este es el viejo y aguantador paradigma que tanto se añora y que con algunos  cambios formales, se sigue manteniendo en la actualidad, a pesar de los cambios ocurridos en todos los órdenes sociales, materiales y científicos. 



1Narvales, Víctor (seudónimo). Tiribí. Ed. Hugo Solano S. San José, 1995.

Faustino Desinach Cordero

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Faustino Desinach Cordero (1959)FAUSTINO DESINACH CORDERO

(1959)

(Imagen propiedad del autor)

 

Faustino Desinach Cordero nació en Guanacaste el día 28 de agosto del año 1959. Es de profesión fotógrafo y en ella posee premios y una impresionante y variada cantidad de exposiciones, realizadas en Costa Rica y en el extranjero. Es realmente un ejemplo del artista fotográfico.

En los años noventas vive en Nueva York, estudia y labora ahí temporalmente. Recibió en 1996 el premio  Nacional Aquileo L. Echeverría.

 

Trabaja en forma independiente en fotografía  e imparte lecciones de fotografía personalizada en la ciudad de San José.

"Como fotógrafo independiente ha publicado "Primero de Mayo - Cuba 1996" Edita 1996 (foto prensa). Su segundo libro "Del camerino a la puesta escénica" Edita 1997 (foto teatro). Como artista visual tiene a su haber aproximadamente 40 presentaciones entre exposiciones y recitales poéticos, entre individuales y colectivas dentro y fuera de su país. Además sus fotos han ilustrados portadas e interiores de libros, revistas y periódicos. Participando entre otros documentales para cine-video. Además sus fotos son parte de diferentes colecciones privadas y publicas. Dentro del genero poesía, ha publicado "Itinerario Sexual" Edita 1998. Su segunda publicación en poesía "Coffee - Sex" Edita 1999. Este collage de imágenes es su tercera publicación "El bulevar de los infieles" en poesía Edita 2000. Su última publicación en poesía "Puerto de Pasiones" Edita 2001 cierra EL CUARTETO OBSCENO." http://elbulevardelosinfieles.blogspot.com/

 

LO QUE HA PUBLICADO FAUSTINO DESINACH CORDERO

 

 

NOVELA

 

1. Efectos Personales: 2009

2. Balada clandestina: 2011

 

POESÍA

 

1. Itinerario Sexual: 1998

2. Coffe Sex: 1999

3. El bulevar de los infieles: 2000

4. Puerto de pasiones: 2001

 

Efectos Personales es la primera novela que publica Faustino Desinach Cordero. Lo hizo en el año 2009.1

 

Esta novela la han ubicado como integrante del movimiento llamado "Realismo sucio". En la misma novela el narrador dice:

 

"Narradores en imágenes, ahí es donde está la belleza del realismo sucio de las cosas y del ser humano".2

 

Tendríamos que entender que existe un realismo limpio. Tal vez el nombre no sea feliz. Pienso que es una modalidad diferente de enfrentarse a la misma realidad y crear la obra literaria a partir de ella. El arte en general y la literatura en particular tienen la libertad, propia del creador de escoger qué partes, tonos, claroscuros, matices, de esa realidad para configurar su obra. De esta visión propia del autor surgirá una obra descarnada, tremebunda, desgarradora, u otra positiva, llena de imágenes bellas  y ambas podrían ser literarias si el manejo del lenguaje y otros elementos es el adecuado. Ya el naturalismo como movimiento literario, en el pasado, se encargó de mostrar el lado feo de la realidad y los autores contemporáneos vuelven los ojos hacia una realidad que la sociedad burguesa y la historia oficial tratan por todos los medios de ocultar.

 

La novela tiene un rasgo del que poco se ha teorizado y éste es "lo privado". La épica se dedicó por completo a la vida pública, lo que todos sabían, lo dicho, lo expuesto y quizás podriamos afirmar del mundo oficial pero la novela tendría la oportunidad refundamentarse en ese mundo desconocido, oculto y siempre tan importante como es lo privado. No sólo en cuanto  a los personajes se refiere sino a la historia. El buen novelista siempre encuentra la forma de contar, narrar sobre mundos privados, desconocidos, inventados pero terriblemente reales. Ese mundo subterráneo, lleno de pasiones, descarnado, sádico a veces, terriblemente violento es el que descubre y recrea esta novela: Efectos Personales. Es como si se abriera esa valijita y comenzaran a salir toda clase de imágenes que algunos no quieren ver o desearan ocultar o simplemente mirar para otro lado.

 

Por ello, creemos que el personaje fotógrafo y aficionado a las mariposas Tony Fernández, en sus estadías en San José de Costa Rica y Nueva York, disfruta revelando sus imágenes en ambos sentidos. Es cierto que nuestra sociedad es violenta y eso muy pocos podrían negarlo y que se tiende a empeorar cada vez más. Pero lo que sorprende y quizás llama más la atención es tropezar con personajes corrientes, jóvenes, de clase media, estudiantes universitarios y hasta profesionales como protagonistas de ese desenfreno sexual, esa violencia desmedida e inhumana a que voluntariamente se introducen. El sexo por el sexo mismo. No importa cómo ni con quién. La vivencia de la violencia sexual hoy y mañana... no importa. Pero no nos asombra por falso, pues no lo es. En esa lucha por alcanzar el éxito, medido en poder, no se escatiman medios. Así desfilan por la novela las historias más crudas, desde la muerte de Parmenio, la violación del joven en la sabana, el maltrato y abandono de hijos y madres a la miseria, el asesinato de una joven que rechazó a un viejo sádico, por manos de él, la venganza de su hijo contra ese mimo viejo que era su padre, la violación de un menor por un soldado de la marina, etc. Todas estas imágenes narradas son un testimonio que no podremos ocultar.

 

No más al comienzo de la novela cuando Aurora lleva a Pablo Morfo a la iglesia católica y el padre baña a Pablo con agua bendita, comienza un soliloquio que es de antología. Morfo le da gracias a Dios pero de qué manera. Dejo al lector en suspenso con el fin de que lea la novela y pueda experimentar ése y otros pasajes importantes de la misma. Está en la página 62.

 

Ahora bien, cabría preguntarse, los personajes son felices, se realizan plenamente. Mi respuesta es no. Y la novela es explícita no solo en el lenguaje directo, sin tapujos para describir las escenas más violentas de sexo, como para señalar imágenes de frustración, impotencia, fracaso, y sobre todo de soledad, tal y como muere el personaje Tony Fernández  en un hospital.

 

La novela deja muchas dudas existenciales y abre un abanico de respuestas a la violencia actual ejemplificada en el sexo y las drogas pero sobre todo en la impotencia del ser humano para resolver ésas, sus propias limitaciones.

 

La segunda novela Balada Clandestina acaba, ahora en agosto del año 2011 de salir a la luz pública. Novela de formación y de índole existencial que tendremos ocasión de comentar en breve oportunidad.



1 Desinach Cordero, Faustino. Efectos Personales. F. Desinach, San José, 2009.

2 Desinach Cordero, Faustino. Ob. Cit., p. 144.

 

 

Alfredo Aguilar Quirós

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ALFREDO AGUILAR QUIRÓS

(1959)

 

Jorge Alfredo Aguilar Quirós nació en San José, el día 24 de abril del año 1959.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ALFREDO AGUILAR

 

 

NOVELA

 

1. El amor es eterno mientras dura: 2008

 

CUENTO

 

1. Los gatos negros: 2006

2. Morir dos veces: 1988

 

La primera novela que ha escrito Alfredo Aguilar la llamó El amor es eterno mientras dura y la publicó en el año 2008.1 Recibió el premio, mejor novela en el certamen que organiza La Universidad Nacional todos los años: UNA Palabra en el año 2007.

 

Es una novela interesante. Es dirigida por un narrador omnisciente que suele dar la palabra a dos personajes principalmente Marta e Irma. En el inicio de ella que es el final de las historias femeninas se evocan los recuerdos en forma paralela de ambas, sus compañeros sentimentales y vicisitudes de ellas en ese mundo cotidiano de intrincadas relaciones sentimentales. Ese es el hilo que mantiene unida la urdimbre de la novela.

 

A pesar de ser dos historias amorosas, ambas son bastante diferentes, eso sí, con un fracaso de ambas en lo concerniente a sus proyectos sentimentales. Marta pertenece a una familia pudiente de clase media, más cercana en el tiempo, los años ochentas, mientras que Irma es hija de un hogar rico de los años cuarentas. Las dos se ven envueltas en los acontecimientos bélicos de sus respectivos momentos. Irma vive los años de la creación de las Garantías Sociales y la alianza del Partido Comunista con el Republicano y la Iglesia. Su esposo, Miguel pertenece al primero y sufre las consecuencias (cárcel) cuando se inicia la Guerra del 48 con José Figueres a la cabeza. Ambos eran profesores de enseñanza.

 

Por otra parte y simultáneamente se van narrando retazos de la vida de Marta, sus amores tormentosos con el uruguayo Julio, exilado político y profesor de teatro en la UCR. A pesar de mantener una relación sentimental amorosa, Marta pierde a Julio sin siquiera saber qué se hizo y después de sufrir una crisis emocional que dura tiempo en subsanar,  aparece en su vida otro revolucionario, y con él, a pesar de no quererlo se casa pronto y tiene tres hijos. También él, llegado el momento la deja por otra y ella tiene que lidiar sola con los niños.

 

Mientras tanto, Irma se enfrentaba a una familia donde el padre, un médico, un conservador recalcitrante y machista que puso todos sus esfuerzos para que su hijo mayor Fernando estudiara en EUA y fuera un profesional de altura como él, sin éxito alguno. Marta por su parte vivía en un apartamento y estudiaba, cuando estaba de humor Teatro. Ambas familias, sobre todo la primera gozaban de bienestar económico.

 

Pareciera que la tesis de la novela es plantear la complejidad en la formación de una pareja y luego la consolidación de la familia sin importar el momento histórico en que se den, ya sea por programaciones férreas y religiosas en el pasado o la liberación de la mujer en el presente. Lo esencial en una familia no lo llena ni el dinero, ni las funciones maritales sino el amor pero éste es fugaz, de instantes y cuesta conservarlo por largo tiempo. El mismo padre de Irma tiene una amante y es culpado por la muerte accidental de su hijo y opta por suicidarse mientras que la madre gasta su herencia en viajes y frivolidades.

 

La novela no da una clave para la felicidad por la razón sencilla de que ella depende de muchos factores  y estos a veces escapan a la voluntad de los actores. Es la lucha entre lo ajeno y lo propio, armonía de un proyecto que va más allá de lo individual y se pierde en lo ideológico, lo social, lo ajeno.

 

Más que un recetario sentimental, la novela es una escenificación de lo real, de lo finito en las relaciones interpersonales y sociales del momento.

 



1 Aguilar, Alfredo. El amor es eterno mientras dura. EUNA, Heredia, 2008.

Dorelia Barahona Riera

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Dorelia Barahona Jiménez (1959)

DORELIA BARAHONA RIERA

(1959)

 

 Dorelia Barahona Riera nació en Madrid el día 30 de junio del año 1959. Hija de padre costarricense, Luis Barahona Jiménez y madre española (mallorquina). Hace algunos años radica en Costa Rica. Estudió filosofía y pintura, en la escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica. También realizó otros estudios en Madrid, tales como Historia del arte y otros en México. Ha obtenido algunos premios en su corta trayectoria literaria. La maternidad la inició a los 21 años. Su primera novela De qué manera te olvido: 1990, recibió el premio Juan Rulfo en 1989. El poemario La edad del deseo, el premio Editorial de la Universidad de Costa Rica en 1996 y como pintora ha expuesto en diferentes países de Centroamérica y Europa. Se dedica, de preferencia, a la literatura.  Es guionista de televisión y directora de talleres narrativos. Junto con otros escritores fundó en  2004 la editorial LUMBRE que preside.

 

Es profesora de Filosofía en la Universidad de Costa Rica. 

 

LO QUE HA ESCRITO DORELIA BARAHONA RIERA

 

NOVELA

 

1. De qué manera te olvido: 1990 (Premio Juan Rulfo, 1989).

2. Retrato de mujer en terraza: 1995

3. Los deseos del mundo: 2006

4. La ruta de las esferas: 2007

5. Milagros Sueltos: 2008.  Esta es una novela colectiva. La hicieron entre siete autores 

 

CUENTO

 

1. Noche de bodas: 1991

2. Un amor posible: 1994

3. La señorita Florencia y otros relatos: 2003.

4.. Hotel Alegría: 2010

 

POESÍA

 

1. La edad del deseo: 1993.

 

TEATRO

 

1. Terminó una obrita teatral, su primera, sobre Yolanda Oreamuno Únger: 2010

 

La primera novela que escribió Dorelia Barahona Riera la llamó De qué manera te olvido y la publicó en el año 1996.1

 

Esta novela es sencilla, de estructura lineal y narrador omnisciente aunque se mantiene muy cerca de los personajes y les da independencia. El argumento también es corriente y muy frecuente. Se trata de tres mujeres que inician su amistad desde su estadía en el colegio de Guadalupe. Comparten ilusiones, actividades sociales y estudiantiles. Se trata de Leda, María y Claudia pero los nombres interesan poco, más bien es sus diferencias, sus proyectos vitales, la planificación y el futuro anhelado. Es a través de la vida familiar y social como cada una va creando su propia historia y por qué no su tragedia. María es más práctica, sus sueños se ajustan más a la realidad, un hogar en el campo, hijos y una vida tranquila. A pesar de algunos fracasos iniciales, al final logra lo que buscaba, tras muchos sacrificios y limitaciones. Claudia es la más inquieta y audaz, la más liberal, se hace periodista pero en el amor sufre fracaso tras fracaso. Se va por un período largo a trabajar a Canadá y ahí se desempeña como periodista y vive sola algún tiempo hasta que conoce a Valentín e inician un romance íntimo, suspendido a veces por ausencias de él, debido al trabajo de revolucionario. Un día descubre su soledad y en cierta forma el fracaso amoroso y decide regresar a Guadalupe. Aquí es recibida con alegría por sus familiares y amigos y reinicia la vida pueblerina de antes con los fantasmas y aparecidos del paso del tiempo. Se entrevista con María que viene a San José a realizar unos exámenes sobre su salud y a través de ella se entera de que Leda había muerto en Salvador en un accidente (¿suicidio?) y la debieron enterrar en ese país por diferentes razones en presencia de sus padres. Claudia sufre esa pérdida y se siente culpable, egoísta por la separación de ella sin haberla ayudado. El tiempo transcurre y Claudia es agasajada en la soda Esmeralda el día de su cumpleaños. La vida "norma", cotidiana la absorbe y se ajusta al discurrir del tiempo y el ruido de la ciudad. Termina la novela escuchando la canción "De que manera te olvido" más pensando en Leda que en Valentín.

 

Es novela de formación, de dudas, de proyectos y fracasos, de incertidumbres, de más preguntas que respuestas. Es que la vida hay que vivirla o ¿durarla? Y no existen recetas, manuales auque sobran los expertos. ¿Qué hacer con nuestra libertad? ¿Cómo lograr la felicidad? y ¿La familia? ¿Es una cárcel? Y ¿Cómo relacionarme con los muchachos? ¿Hago o no el amor? ¿Mantengo o mando al carajo la virginidad? No parecieran ser preguntas retóricas, sobre todo en una sociedad degradante, una educación alienante sino contestemos la siguiente pregunta ¿Para qué es apto un estudiante que obtiene el grado de bachillerato después de cinco años, en el menor de los casos, de estudio? La respuesta parece obvia. Para nada, a no ser para luchar por ingresar, cosa que no es fácil, a la universidad pública.

 

Pareciera que la tesis de la novela es que cada quien viva, desarrolle su vida como mejor lo pueda hacer y trate de ser feliz a pesar de todos los obstáculos que lo impidan. De nuestra parte nos gustaría agregar que la esencia de la vida es tener problemas, en el sentido griego y nuestra irremediable tarea es resolver esos problemas sin perjudicar a los demás ni violentar sus derechos y libertad. Tamaña empresa en esta sociedad degradante y alienante.

 

La segunda novela de Morelia la llamó Retrato de mujer en terraza y la publicó en el año 2002.2                                                                                                                                                      

                                                                                                                                                      

Esta segunda novela de Dorelia es la más conocida y elogiada. Es una novela policíaca (novela negra) a pesar de que se ocupa de otros aspectos que por lo general este tipo de novelas de entretenimiento no los considera, tales como la denuncia de la corrupción, la problemática social, la búsqueda de la identidad, los contraste entre sexos, etc. Tampoco es típicamente una novela policíaca, a pesar de que la autora hace con frecuencia a ese tipo de novelas o películas, representadas por James Bond. Desde esa estructura el final de la novela es bastante deficiente y hay muchos elementos que aparecen como casuales y otros sobran o no tienen casi explicación dentro del verosímil de la novela. El lector no entiende el final de la                                                                                                                                                         

novela y la relación de Helia con una Asociación o Partido ya que la novela nunca posibilita la justificación de esa relación y menos que se entregue al gringo Snell para obtener alguna información que solo al final medio se aclara. Tampoco es entendible la intervención de la Cía para asesinar a Snell, a pesar de que él había sido miembro de esa organización. La muerte o asesinato de D. Elena por el cambio de copas que hace Snell es muy floja. La Cía no mata con venenos y nunca se arriesga ni se expone a errores tan groseros. ¿Para qué sirvieron las fotos que tomaron Héctor y su amigo de Snell y Helia? Ni siquiera se utilizan en la narración y menos para esclarecer el tráfico de drogas que era conocido por todo el pueblo. Además, es ingenuo pensar que Snell se arriesgara personalmente en esos trabajos y menos que expusiera a su amante Helia. El papel de Juvenal, padre de Helia, se justifica como personaje distorsionador.

                                                                                                                                                              

La parte interesante de la novela radica en el contrate que se da entre progreso (drogas, vicios, pobreza del pueblo, corrupción, etc.) con la naturaleza y su protección. El personaje D. Elena está muy bien logrado, es una especie de doña Bárbara, disciplinada, exigente, emprendedora, pero con un gran amor por la naturaleza. Era profesora de Ciencias Naturales y a la muerte de su esposo decide comprar la tierra que había sido de sus abuelos para terminar sus días junto al mar y rodeada de la exuberante novela, en paz consigo y con la Salvaje que llevaba por dentro y termina, como Marisela, en Doña Bárbara, encarnada por su nieta, por parte de la hermana, Helia quien al final venga su muerte, mata a su amante gringo Snell y vislumbra un futuro más acorde con sus ideales.

                                                                                                                                                    

Los tres amigos de temporada de D. Elena, el mejicano Héctor y los gringos, Samuelns y Lorenzo deciden por su propio riesgo realizar una investigación sobre el caso Snell y durante seis años Héctor y Lorenzo asisten todos los veranos a pasar la temporada en La Orilla, complejo turístico de D. Elena en el pueblo de Corroóre al sur de la vertiente pacífica de Costa Rica. Samuelns abandona la empresa después de casarse con Amparo y son los otros dos quienes terminan la investigación cuando golpean al enviado de la Cía.  Brubaker, lo amarran y lo echan en un neumático y lo sueltan mar adentro.

                                                                                                                                                                   

Es una novela bien escrita, sin recargos alambicados de técnicas narrativas modernas, llana lineal pero de gran valor expresivo y penetración de los personajes. Permite la voz de un narrador omnisciente alejado de los hechos, casi pasa desapercibido y da la oportunidad de que algunos personajes, tal es el caso de Héctor, se ocupe de narrar parte de los acontecimientos así como otros personajes.

                                                                                                                                                                   

La tercera novela la llamó Los deseos del mundo en el año 20061.

 

Es una novela polifónica. El narrador omnisciente se oculta para dar la oportunidad a otras voces de contar historias ligadas a una codificación superior paradigmática. Es una novela cuyos discursos narrativos giran alrededor de personajes. Todos ellos llenos de soledad, fracasos, incomunicación, tras la búsqueda de la felicidad que no llega sino para unos pocos, al final de la novela. Son personajes marcados por el destino, víctimas de sus propios yerros que anhelan amar y ser amados pero que se topan con la traición, el desengaño, el fracaso, un mundo lleno de vacíos, caminos sin salida, búsquedas sin objetivos, encuentros que más parecen desencuentros, uniones-separaciones, triángulos amorosos desafortunados. Los personajes son más antihéroes que héroes, degradados aunque conscientes de su propia tragedia y ello los desgarra aún más.

 

Los personajes creados por los otros personajes autores, más importantes son Betania Romero y Ofelia. Ambas, de una u otra forma terminan, en la novela con inicios de proyectos familiares; la primera con sus hijos y la segunda en Limón formando un hogar estable con Yafet.

 

Esta novela hace pensar que el hombre es un habitante más de este mundo sin sentido, alienante. Es un solitario en el centro de las multitudes, es un viajero obligado por su propia impotencia que huye de los espacios conocidos para llegar a otros iguales a sus originales. Son personajes cultos, preparados, todos profesionales y escritores que se refugian en un espacio físico, solitario, casi desconocido y personalmente individualistas fracasados, necesitados, menesterosos, vacíos. Esta condición los lleva a crear sus propios personajes con la esperanza de llenar en ellos el vacío de sus fracasadas vidas. No por otra razón acuden a la droga, a las mujeres fáciles, al retiro, al olvido, "a la nada".

 

Este texto es un adelanto formal, por lo menos, a la novela colectiva futura que los autores titularon Milagros Sueltos, que publicaron dos años después.

 

De los cuatro personajes que se reúnen en una solitaria casa de playa para escribir la novela, uno muere, Julio Tales, formalmente porque en vida ya estaba muerto, tras las prostitutas que le brindaban amores ocasionales. Orozco deambula por la playa tras de amores superficiales, producto de su propia incapacidad para amar. Vega confiesa que es gay y se siente impotente para seguir escribiendo. A la única mujer, Betania Romero, se le comunica del accidente en el volcán Arenal, de su esposo Teo y sus hijos. Termina abrazada a Vega, dándose apoyo mutuo en la tragedia y la vuelta a la taza de arroz la que era la jabalí salvaje o por lo menos pretendía ser. Es el regreso a lo establecido, a lo cotidiano porque el ser humano de éxito se adapta al mundo. Lo válido son los deseos del mundo y no los del  hombre.

 

Novela de personajes, rica en interioridad de ellos y desgarradoramente real. Es el hombre de nuestros tiempos que busca su identidad cuando ella es pluralidad y complejidad. El mundo ya no pertenece al hombre sino el hombre al mundo y esto es difícil aceptarlo.

 

La cuarta novela la llamó La ruta de las esferas y publicó en el año 2007.1

 

Esta obra quizás es la más ambiciosa de Dorelia Barahona Riera. Es de narrador omnisciente pero no de linealidad causal cronológica. Más bien su material novelado es retazos de la historia patria que va hilvanando alrededor de personajes, también históricos, unos y otros reconocidos y pintorescos de la ciudad de Cartago. Es precisamente el famoso primer telegrafista de Costa Rica, Nicolás Papasito, casado con la ennovia de Juan Santamaría y con la que procreó siete hijos que heredan oficios importantes, tal el caso de Buenaventura, el picapedrero de Cartago y de construcciones como la iglesia de San Joaquín de Flores que según afirmaban los antepasados traían de Cartago las piedras en carretas.

 

Es así como la novela une la aristocracia, los políticos y cafetaleros, filibusteros ladrones, con los trabajadores de pie en tierra pero forjadores de nuestra patria. Todos unidos bajo el símbolo maravilloso del colibrí (gorrión), que se convierte en su ángel guardián, a través de su viaje de aventuras que completa su hijo Buenaventura. Es una rara mezcla entre la historia oficial y la infrahistoria, tomada casi desde sus orígenes indígenas. Es el recorrido por las rutas de las esferas, por los trillos de nuestra pequeña Costa Rica.

 

Una vez muerto su padre Papasito, su hijo Buenaventura inicia el viaje de su vida, más que de ella de la búsqueda de su identidad, de su origen. Viaja por los Montes del Aguacate, donde encuentra las dos esferas indígenas que simbolizan las llaves capaces de abrir los misterios de los antepasados y la misma fuente de la vida. Recorre los caminos más intrincados de la costa sur del país hasta llegar a la región de Diquís, acompañado por el colibrí que era el ave que se citaba en el mito azteca de Quetzacóalt, ahí radica por un tiempo en casa de Pilar y luego inicia, no sin antes sufrir un sinnúmero de aventuras ligadas con las esferas de piedra indígenas, a su casa en Cartago. Muere antes de llegar en la morada de una familiar y deja como herencia sus dos piedras redondas y pequeñas, el oficio de picapedrero y una memoria casi desconocida de lo que realmente fue.

 

Ésta es una novela de aventuras, de viajes. Por lo menos tres de ellos se dan simultáneamente: el viaje físico por los caminos del Pacífico Sur de Costa Rica, el viaje histórico que lo conduce hasta los misterios, hasta hoy desconocidos, de las esferas de piedra encontrados en la zona sur del país y algunos pasajes sobre la lucha contra los filibusteros y los negocios de Minor Keith en Costa Rica, así como la extinción de nuestros aborígenes por parte de los españoles, incluyendo los curas. En algunos casos cita los nombres históricos como el cacique Pablo Presbere, héroe Nacional, aunque no declarado, el combate entre el ejército costarricense y la quema del mesón por Juan Santamaría, contra William Walter, el fusilamiento de Mora y Cañas en Puntarenas y otras historias más recreadas que oficiales como el matrimonio de Mercedes con Papasito, la enfermedad de Cristina (Teresa), esposa de Minor Keith, mezclada con la caída de ésta en un ascensor en New York, cuando en realidad fue la muerte de la señora.

 

Por último hay que resaltar que la novela asume un discurso maravilloso, sobre todo con la participación de Buenaventura, sus curaciones y encuentros con la energía cósmica de las esferas. Eso convierte, entonces, la obra, en una novela maravillosa, de aventuras espacio-temporales, alimentada con acontecimientos históricos, de espacio interior y búsqueda de la identidad nacional e individual.

 

Escribió una novela colectiva, Milagros Sueltos en el año 20081. En ella participaron seis autores más.

 

Este artificio ha sido utilizado por muchos autores. Los resultados nunca han sido ni siquiera bien vistos por la crítica literaria. El arte y especialmente la literatura es un acto personal, único, subjetivo y en el caso de la narrativa, a pesar de contar historias, hechos concatenados en una misma visión de mundo, éste es privado.

 

Ya el título sugiere la aceptación de una verdad: existen los milagros y estos, son producto de la religiosidad, sobre todo la católica. Ya la misma Virgen de los Ángeles, patrona de Costa Rica, se configura como una verdad incuestionable, a pesar de ser una leyenda y tener una explicación histórica poco creíble.

 

La novela es lineal, de corte tradicional, monofónica, a pesar de ser narrada por varios autores. Cada uno de ellos se encarga de uno o más personajes y los lleva hasta el final. Utilizan Internet para comunicar, por entregas, el discurso narrativo.

 

La situación de la novela y de los personajes es negativa. Todos sufren una condición problemática. El hecho que une las historias de los personajes es el robo de la Virgen de los Ángeles y sobre él suceden los más variados acontecimientos. Es el personaje Paola, una niña de diez años, quien centra la atención de la intriga. Ella escapa de su casa y se dirige a Cartago, más en busca de sus padres y hermano, que por un acto de fe, con el fin de demostrar que deben tomarla en cuenta en sus decisiones. En el camino le ocurren algunos acontecimientos importantes que involucran a un asesino, un detective, un caballista, un español, una abogada, unos "maleantes buenos", etc. y desde luego, la imagen de la Negrita.

 

Después de un sinnúmero de aventuras y ¿milagros? Sueltos, esporádicos de la Virgen, algunos inverosímiles y no por ser milagros sino porque de acuerdo con el discurso narrativo es imposible que sucedieran,  se llega al final feliz de la historia novelesca. Los personajes, de una u otra forma, superan sus problemas, casi casualmente, y todo vuelve a la "normalidad" inicial del relato.

 

No es este el momento, ni el espacio, para realizar un análisis pormenorizado de la novela, los acontecimientos que sobrepasan lo verosímil del discurso narrativo, los personajes que como el detective más hace reír que investigar, la niña-adulta Paola que lo mismo se comporta como una niña de escasa edad que sobrepasa la sensatez de una adulta y es capaz de inducir que la muñeca encontrada en la bodega,  es la Virgen de los Ángeles, el asesino de niñas quien no pudimos averiguar en la novela el porqué de esa conducta, el cura loco que aparece de pronto en el relato, etc. Todo ello aunado a lo fortuito, los derrepentes, lo casual, lo sacado del bolsillo, configura un discurso narrativo improvisado, sin censura, desligado de la problemática religiosa, la ignorancia y la superstición del pueblo.



1 Barahona Riera, Dorelia. De qué manera te olvido. Ediciones Era, México 1990.

2 Barahona Riera Morelia. Retrato de mujer en terraza. EUNED, San José, 2002.

 

1 Barahona Riera, Dorelia, Los deseos del mundo. Alfaguara, San José, 2006.

1 Barahona Riera, Dorelia. La ruta de las esferas, Ed. Norma, San José, 2007.

 

1 Barahona Riera, Morelia. Milagros Sueltos. Ed. Lumbre, San José. 2008. Novela colectiva.

 

Alexander Obando Bolaños

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ALEXANDER OBANDO BOLAÑOS

(1958)

 

Alexander Obando Bolaños nació en San José Centro el día 14 de julio del año 1958. Su niñez y parte de la adolescencia, la vivió fuera de nuestro país. Estudió inglés, tanto en nuestro país como en los Estados Unidos. En 1991 ganó el certamen de poesía Centroamericano, auspiciado por el Instituto Cultural  Costarricense-Salvadoreño y el CSUCA. Se dedica a la creación dentro de la narrativa.

 

Desde 1985 hasta 1993, trabajó en el Taller de Literatura Activa Eunice Odio. De ahí salió la antología  grupal, Instrucciones para salir del cementerio marino que publicaron en 1995. También dirigió el Taller de literatura Julián Marchena, de la Biblioteca Nacional, en 1988.

 

Luego se dedicaría por completo a la narrativa, desde 1990. Escribe novelas, cuento, poemas, ensayos y artículos periodísticos.

 

Actualmente trabaja como profesor de inglés en el Centro Cultural Costarricense-Norteamericano.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ALEXANDER OBANDO BOLAÑOS

 

NOVELA

 

 

1. El más violento paraíso: 2001

2. Canciones a la muerte de los niños: 2008

 

CUENTOS

 

La gruta y el arcoiris: 2008

2. Teoría del caos: 2012

 

POESÍA

 

1. Ángeles para suicidas: 2010

2. Diferentes poemas en varias antologías poéticas.

 

La primera novela de Alexander Obando, llamada El más violento paraíso, la publicó en el año 2001.1

 

Es la primera novela de Alexánder Obando. Trabaja en otra que llevará el nombre de La Vía Láctea. Es una obra moderna, polifónica, bajo la estructura genérica de lo maravilloso, más precisamente, como veremos, una modalidad cercana a lo que hemos llamado superrealismo o sobrerrealidad. Esta novela transcurre en dos planos de leyes, las naturales, propias de la ciencia y las sobrenaturales, producto de una hipersensibilidad de mundos imaginados, soñados, inventados o simplemente experimentados por otra realidad. Este dualismo de realidades, el yo físico y el otro yo sentido, visitante, intruso, foráneo, inmaterial será el hilo narrativo de la novela y producirá la atmósfera física, social, espacial, de la obra y brindará a la vez la estructura significante, polifónica, como de sinfonía, que elevará a categoría literaria esta novela.

 

La estructura de la obra semeja un rompecabezas con 65 piezas unidas con un marco de fondo parecido a un arcoiris pero no plano sino en tres o más dimensiones y de forma laberíntica. Tiene algunos indicios, muy tenues por cierto que ofrecen una visión global de la tierra, su origen y final. El título El más violento paraíso es explícito, se trata de ir dibujando, como un mural, la violencia terrena desde su creación "por los dioses", hasta su misma destrucción. Alfa y omega, vida y muerte, realidad e imagen. Pero no se crea que la violencia se muestra en todas los diferentes modalidades. Es la violencia contra la vida, la libertad, el ser. Por ello el conocimiento mítico juega un papel importante y el énfasis en lo erótico y la trasgresión juegan un papel decisivo en su ficción.

 

Alexander Obando Bolaños debe ser un discípulo sobresaliente del escritor, filósofo francés Georges Bataille (1897-1962) que fundamentó su visión de la historia, de la sociedad y su mística individual en el erotismo que se mezcla con lo sórdido, la ordinariez y el horror, la trasgresión de los tabúes, el sadismo y el masoquismo y de ahí su exageración y ponderación y la violencia. La obra de Obando es ejemplo de todo ello y más. Desde la descripción, evocación de los mitos griegos, en particular del dios Dionisos y el Minotauros, sin dejar de señalar cuidadosamente las más horrendas escenas sexuales, sin censura de ninguna clase, rituales escalofriantes, inimaginables históricos como los que realizaba el mariscal francés Gilles de Rais con los adolescentes o la escena sexual que se describe entre dos jóvenes del Liceo de Costa Pobre donde se llega hasta el límite del pudor y se evidencia el horror explícito entre dos adolescentes sin ningún reparo en su acto sexual.

 

El lector, si logra llegar al final de la novela y la lee detenidamente, no solo se va a sentir sorprendido, agredido, sacudido, violentado, perturbado sino que oscila entre censurar la obra o encararla con valentía y aceptar que la realidad es más cruda que lo que parece. Si el autor deseaba sacudir nuestra modorra, nuestro antifaz, nuestra careta y mostrarnos un mundo que evadimos, que rechazamos por miedo o conveniencia o hipocresía, logró sus objetivos, además de creara una obra literariamente importante para las letras costarricenses.

 

No aparece, como en las novelas tradicionales, un hilo conductor, ni un narrador guía y menos explicaciones al pie de página, pues es típicamente una novela polifónica. Por ello el lector no encontrará, un héroe, ni siquiera un antihéroe que le sirva de orientación. Los fragmentos del rompecabezas distan mucho unos de otros y casi no tienen límites en común, por ello la labor de conformar un dibujo, una silueta, un cuadro, se torna muy difícil pero si se tiene paciencia podemos seguir algunos signos concatenadotes, tales como la violencia sexual, el erotismo, las iluminaciones míticas, sobre todo de Dionisos y el Minotauros, los viajes y rituales de los jóvenes, tanto en Sinus Iridun (seno, bahía, golfo del arcoiris), una especie de base lunar o los alrededores de la Universidad de Costa Rica, los clubes sensitivos, el esquifo (especie de polvo que se ingiere y provoca excitación, sensibilidades extraordinarias), algunos nombres como el de José Antonio, Eunice o los poetas desconocidos de taberna o de Sensus Club, tales como Tabaré,  el malheriano (autor), Diego, Kats, Tirso, o las Abuelitas, que escriben literatura infantil cursi y engañosa y que casualmente se refugian en la escuela de educación y los poetas Caballeros que escenifican una batalla campal cerca de la Universidad, con intervención del gobierno a favor de ellas y la aniquilación de los poetas vulgares.

 

Si bien el tiempo permite al lector encontrarse en un presente cercano a los años sesentas y setentas con respecto a la cronología histórica (el director del colegio Liceo de Costa Pobre José Absurdo (Abdulio) fue su director en algunos de esos años en el Liceo Costa Rica), lo cierto es que la novela utiliza el tiempo mítico e inicia con la creación del mundo y termina en un futuro cercano a la primera mitad del siglo veintiuno.

 

Los estados entre vida y muerte no tienen limitaciones y como los dioses, mueren y resucitan o se rescatan en los segundos finales de ella. Lo mismo ocurre con lo real y lo irreal que se confunden y conviven con naturalidad. Esto hace que las leyes racionales se mezclen y formen una sola dimensión más allá del convencionalismo teocéntrico.

 

Para finalizar esta reseña debemos reconocer el riguroso conocimiento de la mitología griega, la historia, la sociedad, las culturas occidentales y orientales, su filosofía y visiones de mundo. Esto ofrece una obra rigurosamente testimoniada, documentada,  y muy rica en información temática antes descrita. Quizás abunde en demasía y las citas textuales y de autoridades pierdan un tanto la importancia que tendrían si funcionaran más como intertextualidades, voces diversas que agregan significados al arcoiris narrativo y plurisémico de la novela.

 

Es una obra para reflexionar, discutir, interpretar, meditar pero por sobre todas las cosas, para desmitificar un sistema cultural superficial e insulso.

 

La segunda novela de la trilogía, la publicó en el año 20081 y lleva por título, Canciones a la muerte de los niños.

 

Es una novela polifónica y sigue el mismo paradigma literario de la anterior novela. Estructura libre, imprevista, espontánea que se ajusta más a los diversos narradores que al discurso narrativo histórico.

 

Es una novela sin historia, carnavalística, ambigua intencionalmente, sin un hilo narrativo que no sea la guía de las vivencias de los personajes en el momento mismo de ocurrir. Su lenguaje es directo, explosivo, crudo, sin censura, abierto, tal y como sucede en los grupos sociales sobre todo de los jóvenes universitarios y de clase media, más alta que baja. Se podría visualizar como un enorme mural centralizado en el triángulo amoroso-sexual Cachi, Sergio y Lucy. Este triángulo es diferente a los tradicionales. En él Cachi tiene relaciones sexuales con Sergio y Lucy indistintamente y lo mismo sucede con Sergio y Lucy. De vez en cuando se dan otros triángulos como de El Chicano, La Chicana (novios) y Sergio. Todos tienen relaciones sexuales entre hombres. No se dan entre mujeres.

 

Los tres personajes del eje esencial de la novela-mural se ven insertos en pasajes maravillosos, tales como el bulto de Lucy, La aparición de vampiros en la cueva de Dota, y muchos otros más. Las relaciones entre los personajes son de diversa naturaleza y sin límites existenciales. El narrador múltiple, polifónico se encarga de ir desentrañando los pormenores, sin orden prefigurado, de los tres personajes y algunos otros que ocupan ocasionalmente su atención.

 

En realidad el discurso narrativo lo protagonizan en vivo los mismos personajes, sin intermediario, como si se tratara de una gran escena teatral, desgarradora, agresiva, fuerte, directa, amenazante de los mitos e hipocresías sociales, irreverente pero sincera, difícil de digerir pero imposible de eludir sin sentirse parte de ella o un enorme mural al cual no escapa ninguna situación importante. Todo ello inmerso en el mito de Dionisio y sus bacanales, armonizados por la estrella Sirio o can y sus ciclos complejos y vitales; no sin antes representar escenas maravillosas tales como, la de los enanos, los animales carnívoros, los vampiros, los asesinatos en serie de Cachi-vampiro y los estudiantes-víctimas de la Universidad de Costa Rica.

 

La escena teatral está representada por un triángulo amoroso sexual sin límites de la moral por todos conocida y aceptada, alienante, hipócrita encubridora de una sociedad injusta, desigual, desnaturalizada y postiza.

 

Ignoramos si la crudeza de ese lenguaje que evidencia el comportamiento de adolescentes, jóvenes y adultos sea generalizado pero lo cierto es que su violencia aparece en casi todos los estratos sociales, las instituciones educativas y los centros de recreación. El sexo es visto no solo con naturalidad sino como un acto violento y agresivo, desnaturalizado. Las niñas y niños de la escuela no escapan a ello y los embarazos no deseados son abundantes, así como las drogas. De los colegios se puede decir otro tanto y de las universidades con más razón.

 

Tampoco escapa, y en abundancia, la intertextualidad, tanto en español como en inglés. De pronto pareciera un alarde de erudición y educación superiores que escapan al lector no solo poco preparado sino al de elevados alcances.

 

La intertextualidad, lo mismo que el uso del lenguaje literario siempre ha sido en un mismo idioma, salvo los epítomes, pensamientos y citas en el inicio del relato. No tenemos como fin profundizar este aspecto en este lugar, pero lo cierto es que así como se usa el inglés en el texto y no en frases o pensamientos, sino en párrafos extensos, bien podría usarse una lengua exótica o propia de un grupo étnico selecto. ¡Qué haría el lector si en una novela aparecieran textos importantes en Quechua, Nauta, Bibrí¡ Y si somos más estrictos sabemos que el lenguaje literario es diferente al coloquial y al científico y que la lengua madre posee rasgos especiales que difícilmente capta el traductor. Pero éste será motivo de discusión en otro momento.

 

 Hace unos días llegó, por casualidad a mis manos una carta anónima escrita por unas jovencitas (debe ser una) que de repente supera a la novela que comentamos de don Alexander Obando Bolaños. La transcribo textualmente porque servirá de ejemplo.

 

 

"Para: Teresa Salas, Oficinista del Colegio

Insufrible Negra

 

Espero q guarde un poquito de dinero para q se opere las asquerosas várices q deja ver cuando se pone vestido x cierto q se ve bien fea...X q  x más Femenina q quiera vestirse da más bien aspecto de...Q puede ser...!! Travesti???

 

Es x eso q te voy  a dar unos tips...

 

1. No maquille su horrenda cara con bases claars xq parece "un mimo" debe buscar un tono tan tierroso como su piel, Las bases no son recomendadas xq dan aspecto de mascara vieja pero claro...Con esa cara mejor busque un buen taller de Enderezado y pintura; si lo q necesita es disimular el acné le puedo facilitar una de L'bel diseñada para rostros de 50 años en adelante.

 

1.   Caminar x lo menos 1 hra diaria ayuda a eliminar la gelatinosa, celulitis acumulado en su trasero, lo cual da aspecto de merengue para pastel.

2.   No use tips en sus manos, recuerde q a los hombres no les gusta lo postizo sino lo natural...ó x lo menos píntelas Angelicales aunque estas no hagan juego con su cara de demonio.

3.   Amiga... No se alise el cabello xq parece Samara de la película "El Aro" solo q en versión africana y mucho más vieja.

4.   Si hablamos de cabello el baño diario no permite la procreación de piojos xq la he visto rasc´ndose mucho la cabeza, Ojo, si esto no da resultado El Champú para perro puede ayudarle y aparte este hace juego con su reputación, x último existen varios fármacos para ahuyentar esta plaga.

5.   X favor no le cuente a la gente q se le hicieron hemorroides producto de pedirla x detrás esto da mucho de q hablar...Ya q sus "Amigas" no han sido confidentes fieles.

6.   Tenga un hijo lo más pronto posible para q no se le vaya el marido q fue su último Vagón xq un matrimonio sin hijos no funciona, máxime q a usted le gusta retener a los hombres con ese tipo de lazos, entiendo q tiene una hija pre-adolescente y si esta sale Zorrilla como su madre no les queda mucho tiempo para compartir.

7.   Si lo tiene recuerde fajarse x su tendencia a la chanches subre todo sus caderas de Vaca recién parida (este tip es adicional si no quiere verse aún más marrana)

8.   X último no converse sobre sus decepciones conyugales xq ese asunto no es de interés en los demás; resuelva sus Fracasos como mejor lo sabe hacer, a propósito practique más seguido los llamados lavados vaginales ó x lo menos hágaselo 1 vez en su vida q x ahí cuentan q le huele a morsilla 1 vez al mes y los demás días apesta a pescado rancio, no podemos pretender Sexo Oral si el olor es imposible. Cuídate y en lo posible sigue mis consejos xq me das lástima!!!"1

 

 

El lector puede sacar sus propias conclusiones. A pesar de la crudeza temática de la novela comentada, el de esta nota no se le queda atrás. Y es que nuestra sociedad es violenta, contestataria y la moral que hace unos cuantos años era generalizada y represiva, hoy se resquebraja, pierde vigencia y cede ante otra distinta, ni mejor ni peor pero diferente.

 

La novela a través de este sado-masoquista triángulo amoroso muestra a  la vez tres personajes, víctimas de sus propias pesadillas, sus conductas contrarias a los códigos tradicionales e inmersos de los mitos griegos y la cultura universal expuesta, sobre todo por Sergio. Es él quien pierde la cátedra universitaria en Filosofía a causa de chismes ciertos de su conducta homosexual, sobre todo con Cachiy éste sucumbe al mito de Farsi y sus vampiros. Lucy, es víctima del Ministerio de Educación por cambiar los textos de enseñanza y distorsionar el programa escolar. En ningún caso se les acusa de ignorantes o incapaces en la academia pero si censuran su capacidad intelectual simulada en conductas contrarias a lo oficial, en cambio nunca castigan la ignorancia y la superficialidad de los llamados profesores ejemplares.

 

Hay un último aspecto al cual deseamos hacer referencia. Se trata de la erudición abundante que desborda los contenidos de la novela. No es siquiera una crítica sino una observación. Nos parece en demasía su uso y en ocasiones innecesaria. Ello hace que el discurso literario se torne denso, un tanto tedioso, reiterativo e impertinente. No nos referimos al estilo bizantino culturista y barroco del relato sino al exceso conceptual e informativo en la novela. Hay que recordar que el lenguaje narrativo en las novelas suele aceptar toda manifestación que lo convierta en literario al mayor extremo pero rehúye lo informativo por sí mismo, como acopio de una erudición que rebasa los límites del texto narrativo y lo convierte en un "en sí mismo", cuando es un auxiliar que persigue otras finalidades, propias del lenguaje literario.

 



1 Obando, Alexander. El más violento paraíso. Ediciones Perro Azul, San José, 2001.

 

1 Obando Bolaños, Alexander. Canciones a la muerte de los niños. Ed. Costa Rica, San José, 2008.

1 Esta carta circuló en Alajuela, durante el fin del año 2007. Por razones obvias se cambió el nombre de la señora.

Miguel Arturo Ramos Rodríguez

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MIGUEL ARTURO RAMOS RODRÍGUEZ

(1958-1986)

 

Miguel Arturo Ramos Rodríguez nació en Turrialba, Cartago el día 15 de julio del año 1962 y murió en un accidente automovilístico el día 06 de marzo del año 1986.Es un joven turrialbeño que estudió periodismo. Esta novela es un tanto biográfica.

 

 

LO QUE HA ECRITO MIGUEL ARTURO RAMOS

 

NOVELA

 

1.   Babel con un ángel: 1990

 

La única novela que escribió Miguel Arturo fue Babel con un ángel y se la publicaron después de muerto en el año 1990.1

 

Es una novela tradicional a pesar de que aparentemente presenta el intento de una polifonía narrativa. En realidad la voz del personaje femenino Marta viola lo verosímil. La edad al comenzar la novela es de unos seis años y su lenguaje y pensamiento va más allá de lo esperado. Tan lo mismo se refiere a las cantinas como a las personas con conocimientos propios de un adulto y no un niña de un pueblito como Tuis. Lo mismo sucede con respecto a los recuerdos o evocaciones del origen de ese pueblo, con la llegada de Federico Starke, el alemán. A los indios los ignora, es más adelante que cita a Pablo Presbere y comprende lo difícil que debió ser para ellos la imposición de la cultura española pero poco después se describen como vagos y perezosos. En realidad toda la novela, a pesar de haber sido corregida nada menos que por Miryam Bustos, aparece confusa, enredada, contradictoria, y tediosa. Aparece en un momento como novia del Diablo, a los 14 años, y de pronto, en la misma página 38, dice que "nunca hicimos nada carnalmente malo" y más abajo en el mismo párrafo afirma que "Fui suya mucho rato. Éramos una sola masa y entonces muy tarde me percaté de que me había entregado a él". Esto hace-según ella- que la mamá la enviara a San José, donde la madrina rica.

 

La primera parte describe a esa niña confusa que oscila entre Dios y el Diablo, pero que descubre en Cecilio, el pastor, el guía espiritual que la conducirá por el camino correcto y consta de seis capítulos. Se describe el pueblo de Tuis, su origen y la aparición de varias sectas religiosas en él y una familia con miembros en diferentes religiones. El otro aspecto de esta primera parte es la estadía de Marta por unos dos meses en San José y la curación o sanidad divina de la niña Karlita, hija de la madrina a quien ella cuidaba, por parte de Cecilio. La segunda parte gira alrededor del regreso de Marta al pueblo y la muerte y entierro del viejo don Augusto.

 

Tal y como el nombre lo describe Marta se convierte en una especie de ángel de ese pueblo descrito como una Babel, ya no de lenguas distintas, sino de religiones y sectas. Pero no se crea que haya una visión crítica de las religiones. Esa no es la problemática. Todo lo contrario lo que se da es una abierta pugna por defender la secta a la que se pertenece, en ese caso la que lidera Cecilio y Marta. Tampoco se da un planteamiento teológico. El conocimiento es tan superficial que se confunden las sectas con la misma religión cristiana. Si se comienza a notar los conflictos que acarrean en los individuos y la misma familia al pertenecer a diferentes sectas, esto no pasa de ser superficial y efectista y basta con apartarse o callarse de quienes actúan de manera equivocada _según la joven-. Es cierto que la problemática religiosa, como afirma Myriam, se ha tratado poco en la literatura costarricense, pero en esta novela no hay cuestionamiento a las religiones como tales, ni siquiera a las prácticas formales. Lo que se describe es formal y no esencial, los defectos de una y las virtudes de la otra. Como diría Carmen Naranjo, la farsa nunca se toca. Hay otras novelas que sí son contestatarias a las prácticas formales, sobre todo de la religión católica y la proliferación de sectas en nuestro medio, como Ceremonia de Casta de Cardona Valverde y más recientemente El libro de los gozos de Carlos Manuel Villalobos Villalobos.

 

La novela no pasa de ser un intento narrativo de escaso valor literario, a pesar del esfuerzo, no pequeño, por cierto, que debió realizar Myriam Bustos.

 



1 Ramos Rodríguez, Miguel Arturo. Babel con un ángel. UNED, San José, 1990.

 

José Sanchez Jiménez

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JOSÉ SÁNCHEZ JIMÉNEZ

(1957)

 

José Sánchez Jiménez nació en Guipúzcoa, España, el día 3 de abril del año 1957.

 

 

LO QUE HA ESCRITO JOSÉ SÁNCHEZ JIMÉNEZ

 

 

NOVELA

 

1. El bosque de los ovais: 2000

 

 

Es la única obra que conocemos del señor José Sánchez Jiménez que recibe el nombre de novela pero que es un relato. La llamó El bosque de los Ovais y la publicó en el año 2000.1

 

Es un relato lleno de fantasía, doctrinal, pedagógico, tierno, expresivo, con lector social predeterminado. Está codificado para los niños. Es un viaje de aventuras que emprende el abuelo y él recuerda y narra a su nieto. La primera enunciación presenta una escena donde el abuelo descansa en un enorme tronco de árbol mientras el niño termina de sembrar un árbol. Es el descanso el narrador de la enunciación, omnisciente deja que sea el abuelo- personaje el que tome la voz y narre la historia de la leyenda del bosque de los Ovais. Este se ve obligado a dejar la voz a un segundo narrador que es su tío Vinicio. Así se da a conocer el descubrimiento accidental de ese legendario bosque. El tío era aviador aventurero y en una ocasión lo divisó pero murió sin poder visitarlo y dejó a su sobrino la promesa de que lo hiciera él. Es aquí donde comienza la aventura del abuelo joven cuando se interna en el desierto, solo, y después de algunos accidentes propios de un viaje como ése, amanece en tierras del bosque y en medio de criaturas pequeñitas, saludables y cariñosas. Es una niña la que lo cuida y le da los primeros alimentos. El abuelo recuerda al nieto cómo vivían esos pequeñines, los alimentos, los animales, el equilibrio biológico de los ecosistemas, el respeto por la naturaleza y la bonanza vital de sus habitantes. El relato se convierte en la mejor enseñanza naturalista, ecológica que se le puede brindar a un niño, al hacerlo vivir las bondades del respeto a ella. El relato no termina ahí pues el autor incorpora un capítulo XVI que llama el libro. Es una especie de comentarios sobre la selva, la vida en ella, la renovación de las especies, la convivencia social de los Ovais, la llegada del hombre y con él la destrucción irracional de la naturaleza con fines comerciales y técnicas modernas (la motosierra), la convalecencia y la esperanza por restituirlo que sería algo así como lograr la libertad.

 

Relato aleccionador, motivador. No hay crítica expresa a quienes los destruyen, tal vez se intuyen. Es un grito esperanzador que llama al hombre a restituir a la naturaleza lo que le pertenece si es que realmente deseamos vivir en esta tierra contaminada y desértica. 

 

 



1 Sánchez Jiménez, José. El bosque de los Ovais. Ed. Universidad de Costa Rica, San José, 2000.

 

Habib Succar Guzmán

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                                      HABIB SUCCAR GUZMÁN

(1957)

 

Nació en Orotina Centro, Alajuela el día 18 de agosto del año 1957. Se ha dedicado a la edición de obras culturales y literarias. Fue gerente de la Editorial Costa Rica. Se le conoce más por creador de poesía. Ha publicado variedad de poemas en revistas del país y en antologías. Ha sido miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Autores de Costa Rica (1980-1984) y ha formado parte  del Consejo Directivo de la Editorial Costa Rica en el período (1987-1997.

 

LO QUE HA ESCRITO HABIB SUCCAR GUZMÁN

 

 

NOVELA

 

1.   La señal de Caín: 2000 

 

POESÍA

 

1. Agua Fértil: 1980

2. El mundo contra el cielo: 1989 (premio Jorge Debravo)

 

La primera novela que ha publicado Habib (¿Abel?) Surcar Guzmán la llamó La señal de Caín y la publicó en el año 2000.1

 

Es una novela polifónica, estructurada desde un paradigma multifacético con deferentes perspectivas y voces que apuntan a una problemática psicológica de identidad, llena de sugerencias, atisbos, imágenes, recuerdos, vivencias, evocaciones. Todas ella tratadas con profundidad, conocimientos y gran sinceridad. El verosímil de la novela no solo es importante sino convincente, completo, profundo y desgarrador. La lucha de Ramiro por sincerarse consigo mismo y con sus otros produce, no solo la compasión, sino la comprensión, la angustia, la tragedia, la lucha que libra por comprenderse, conocerse, descifrar su historia en sus fracasos, proyectos, vivencias, sueños y su propio presente.

 

Es además una novela de formación y testimonio pero nunca de una biografía explícita, como las tantas que hemos reseñado, tal el caso de Un harapo en el camino de Alfredo Oreamuno. Es una obra literaria a pesar de que se utilice la biografía de Ramiro y la relación de él con los miembros del grupo que se reúnen en La Cueva, alrededor de Santiago, el maestro.

 

Cuatro aspectos nos parecen básicos en la novela. La confesión biográfica de Ramiro ante la psicóloga y Fernando, el reconocimiento de su vicio (las drogas) ante un grupo de rehabilitación, la relación matrimonial y su participación en La Cueva con sus amigos y la realización como escritor. Esta última es como una iniciación en la vida de joven y su inclusión en la vida social, política, sexual y de escritor. Todas están íntimamente ligadas entre sí y configuran un cuadro complejo, propio de un individuo que se inicia en un, también complejo mundo social. Es el alumno que comienza a descubrir su libertad, la vida de los intelectuales, los ideales de una generación que lo introduce en la historia, el mundo de las imágenes, de los sueños, de la rebeldía y de los proyectos. Es la generación de 1972 que tiene su vigencia de 1980 a 1994 y que se gesta en los años 1965 a 1979. A ella pertenecieron los que nacieron de 1935 a 1949. Desde luego que Ramiro pertenece a la generación siguiente, la de 1987, pero recibe de la anterior su formación, su influencia intelectual, social y política. Fue en esos años de formación, pues nació en 1958 e ingresó en los inicios de los setentas, a los dieciocho años a la vida independiente que permite el ingreso a la universidad. Es así un joven inteligente, lleno de vida y de ideales que se abre al esplendor de los acontecimientos e inicia el camino de la rebeldía, sobre todo de los convencionalismos. En eses marco social e intelectual se forma en dos diferentes pero íntimamente ligadas facetas de su vida. La formación intelectual y la adicción a las drogas. Ambas muy de moda en ese período sobre todo en la clase media alta.

 

La novela muestra las tendencias políticas y de compromiso intelectual de los jóvenes de la generación vigente y la siguiente, así como las anteriores que comenzaban el ocaso. Estamos ante hechos nacionales e internacionales de gran importancia: la guerra de Viet Nam, los Hippys, las guerrillas latinoamericanas, la revolución cubana, la guerra fría, los gobiernos militares tiránicos, el boom de la novela latinoamericana, el Che Guevara, Sandino, etc. Para solo citar algunos casos sobresalientes. En ese marco social, político, económico y cultural (recordemos ALCOA), Ramiro y la juventud estudiosa del país, se vio comprometida y se abrió a las rebeldías retenidas por las estructuras ideológicas conservadoras y alienantes del momento. Fue una válvula de escape a la represión consciente e inconsciente de las programaciones sociales castrantes de nuestro sistema educativo, de la religión, de la familia y de los medios de comunicación masiva.

 

En ese contexto Ramiro se abre y lanza sin reservas y ve su propia realización personal pero veinte años después descubre que el camino emprendido no le llevó a un futuro positivo ni en lo personal ni en lo social. Sufre el desencanto, la impotencia, la evasión, la frustración, el fracaso. Es casado y tiene una bella e inteligente mujer, Esmeralda, tres hijos y  pretende escribir una novela pero siente que no puede realizarlo, que es un hombre sin identidad, tiene conciencia de su precariedad, de su oquedad, de su vacío existencial a pesar de que tiene un trabajo normal, una familia ejemplar y él ha dejado el vicio de las drogas y se esfuerza por complacer a su esposa a quien ama sinceramente. Es este presente el que motiva, da pie a la historia de la novela que no es otra cosa que su propia biografía para, a través de ella encontrar la causa o causas de esa vaciedad existencia que le atrapa. Es así como el lector comienza a penetrar en la privacidad del personaje y los miembros del grupo, sus relaciones amorosas de Ramiro con otras mujeres y las insinuaciones de homosexualismo, desfilan algunas mujeres en sus evocaciones, William, Alicia, Lilia y Esmeralda. Sobre todo se detiene a describir la amistad y relación con Leila y su fracaso sexual, su impotencia y la separación definitiva, los diálogos y encuentros con Fernando y Santiago, las citas de terapia con la psicóloga y las confesiones de su drogadicción ante los compañeros de rehabilitación. Todos estos procesos lo conducen a descubrir sus temores, sus miedos, sus limitaciones y sus posibilidades, hasta llegar a cobrar la fe en él y en un ser superior que no define pero acepta como fuerza universal. Se acepta tal y cual es y comienza una vida, quizás un tanto convencional pero más auténtica. Puede escribir entonces su novela, La señal de Caín. Vagabundear eternamente por el mundo por haber matado a su hermano, Abel, pero quien osara matarlo lo pagaría con un castigo siete veces superior al sufrido por Caín. Esa fue la señal.

 

 



1 Succar Guzmán, Habib. La señal de Caín.  Alef Editores, San José, 2000.

Armando Loynaz Blanco

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ARMANDO LOYNAZ BLANCO

(Imagen propiedad del escritor) 

(1956)

 

Armando Loynaz Blanco nació en El Carmen, San José el día 02 de julio del año 1956. Es músico, compositor, cantante en el coro de la Sinfónica Nacional, fotógrafo, cineasta y poeta. Fue mecánico de Helicópteros en el ejército de los Estados Unidos, empapelador, administrados de empresas turísticas, profesor, aviador y practicante de las artes marciales.

 
 
LO QUE HA ESCRITO ARMANDO LOYNAZ BLANCO

 

 

NOVELA

 

1. El Soñador: 2002

2. La maldición de los Steinman: 2014

 

 

POESÍA

 

1. Mis versos de abril: 1976

2. Poemi-graffiti: 1999

 

 

La novela que ha escrito este autor de origen cubano, radicado en Costa Rica la llamó El Soñador y la publicó en el año 2002.

 

Es una novela policíaca, de aventuras, pertenece al género negro y escapa al valor literario. Es de entretenimiento. No es representativa de la novela policíaca clásica. En ella el lector sabe más que los personajes y conoce desde casi el principio el asesino de los diferentes crímenes, es decir, los malos y desde la mitad de ella conoce el autor intelectual que está detrás de la pandilla. Tal vez el único misterio de la novela que se esclarece hasta el final, para el lector, es la identidad de Beka y Victoria como el mismo personaje.

 

La novela es de trama corriente, tradicional, de causa y efecto, lineal a pesar de que los hechos se dan en muchas ocasiones en forma casual y obedecen más a necesidades de resolver procesos posteriores. Así aparecen personajes que tienen poca participación, son como de relleno, para llenar vacíos narrativos o justificar hechos. Los personajes son monigotes al servicio de la acción, de la manipulación evidente del narrador. Un ejemplo de los muchos que pueden ofrecerse lo representan los turistas españoles. Solo sirven para ofrecer las aventuras de Julio, el accidente provocado de los funcionarios universitarios, el encuentro de Julio con Inés. ¿Qué papel importante juega Inga, la prometida de Julio y su boda inconclusa? Es un personaje de relleno. Esto es muy común en la novela. Entran y desaparecen los personajes como cambios, relevos intrascendentes.

 

El centro de la narración recae en Julio, Victoria (Beka) y Roxana la detective y el móvil de la novela es la búsqueda de un tesoro de los mayas, investigación de los antropólogos, la avaricia de otros, Victoria y sus pandilleros, dilucidar el robo de barras de oro del museo y algunos crímenes, Roxana, capturar el trasiego internacional de piezas de arte precolombino, Travis y  el papel del soñador, Julio. Éste, después del accidente en el parque Braulio Carrillo, ve morir a Inés y en su lucha por salir de la montaña, rueda por un precipicio y sufre graves excoriaciones en la cabeza y su cuerpo. Es salvado por los sabios indígenas mayas, lo curan y lo preparan para que regrese a su mundo nuevamente. Este acontecimiento se narra en un lenguaje propio de la cultura mítica maya y lo inicia en ella, conoce a una indígena y como es su costumbre se enamora de ella. Esta narración se intercala en los acontecimientos que van desarrollando los otros personajes sobre la búsqueda del tesoro de unos y el esclarecimiento de los malhechores. Es una especie de  investigación de los mayas y un hipotético éxodo a la vertiente del Atlántico, donde habrían  escondido un valioso tesoro. Es ahí donde aparece Julio después de cuatro meses de estar perdido y, para la detective Roxana comienza el esclarecimiento del caso. Precisamente Julio es secuestrado del hospital, al final de la novela y se da el encuentro entre la ley y los maleantes. Se esclarecen todos los misterios y para variar, Julio se enamora, a primera vista, de Roxana y se casa con ella.

 

Es una novela entretenida que no va más allá del disfrute que este tipo de novelas ofrece. Es logocéntrica, no ofrece polifonía, censura o crítica, y deja un sabor a película moderna de aventuras.

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Rodolfo Arias Formoso

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RODOLFO ARIAS FORMOSO

(1956)

 

Rodolfo Enrique Arias Formoso nació e Guadalupe, Goicochea de San José el día 06 de mayo del año 1956. Es de profesión informático. Estudió en la Universidad de Costa Rica. Es un gran aficionado al juego de ajedrez. Ha escrito diferentes ensayos y artículos periodísticos sobre aspectos de la vida social y cultural del país.

 

 

LO QUE HA ESCRITO RODOLFO ARIAS FORMOSO

 

NOVELA

 

1. El emperador Tertuliano y su legión de los superlimpios: 1991

2. Vamos para Panamá: 1997

3. Te llevaré en mis ojos: 2007

Guirnaldas (bajo tierra): 2013

 

CUENTO

 

1. La Madrigura: 2010 

 

1. El emperador Tertuliano y  su legión de los superlimpios la escribió Rodolfo Arias Formoso en 1992.1 Es una novela social, de desencanto, de espacio social y crítica. Ganó una mención honorífica en 1989.

 

La primera impresión que recibe el lector es el tipo de lenguaje usado en la novela pero conforme avanza en su lectura se percata de que es parte de la significación total de la obra e imprescindible. Puede llamar a alarma y pensarse que es una novela vulgar. Todo lo contrario el lenguaje es propio de los jóvenes de la ciudad, con o sin estudio formal y se constituye en una jerga muy usada en nuestro medio en todos los niveles sociales, más popular de lo que se cree. Algunos consideran que es parecido a lo que ocurría con los "conchos" campesinos pero esto no es similar. El campesino carecía de estudios formales absolutamente o los que tenía con dificultad le permitía leer una carta. El "pachuco" de hoy con diferencias escasas lo usan  hasta en las universidades y no distingue sexos. Después de leer la novela, a pesar de que el uso de esa jerga es manifiesta por hombres, todos sabemos que el "ma'e" o el "güevón" o el "osea",  el "pura birra", el "tuanis" que se escucha en todos los ambientes, quedamos convencidos de que la diferencia de sexos, en cuanto a la jerga no tiene mayores diferencias, sobre todo en la juventud.

 

Otro aspecto que se debe señalar es que el tratamiento y uso de ese tipo de lenguaje, por parte del autor no tiene ningún parecido con lo que hicieron los autores, sobre todo del Olimpo, del habla del "concho". En ese caso el autor se distanciaba del personaje y se colocaba en un lugar de culto, superior, y se reía del campesino y en no pocas ocasiones se burlaba de él, de su candorosidad, de su ignorancia, de su ingenuidad, por ejemplo en El clis de sol de Magón, mientras que en esta novela eso no ocurre. Se asume esa realidad y forma parte del mundo narrado y su verosímil, para significar un fina, aguda, crítica social a lo establecido, la hipocresía de los gobiernos de turno, su corrupción, el ocultamiento de los beneficios propios y nunca de la patria, desmitificar los mitos y estereotipos, desnudar el discurso oficial como encubridor, mentiroso y mitificado por los medios de comunicación, la educación, la religión y los mismos sindicatos públicos. Es la lucha por ideales de papel que cuando se tiene el poder cambian para seguir igual. Se trata de la misma mona y el que sufre esa situación es el pueblo y para los que tienen un poco de conciencia se convierte en impotencia, en desencanto.

 

La historieta argumental de la novela es simple. Un joven de Naranjo, hijo de campesinos, después de obtener el bachillerato recibe una beca de un partido de izquierda para estudiar en Europa, Bulgaria, trata de persuadir a su novia que estudia en la Universidad de Costa Rica para que le acompañe pero ésta prefiere quedarse a concluir su carrera en dicha institución y le ruega que se quede a estudiar agronomía en nuestro país. A pesar de estar enamorados él decide irse para occidente, no sin antes haber disfrutado del amor de la joven que tiempo después da a luz una niña. El muchacho, desorientado, se divierte en diferentes países, conoce nuevos amores, parrandea mucho y estudia poco. Regresa a su tierra sin título auque con algunos conocimientos y decide ingresar a trabajar en un ministerio del Estado, el de Agricultura, se establece en un departamento y se convierte en un burócrata más del sistema público. Se llama el emperador Tertuliano y crea un sindicato en su departamento llamado la "legión de los superlimpios". Se reúnen periódicamente para hacer algunos planteamientos sociales sobre la crisis de valores contemporánea que siempre están precedidas por discursos "deschavados" en apariencia de Tartu y seguidos por borracheras y charlas de catarsis entre compañeros que sufren la misma situación enervante del trabajo alienado, del siempre hacer lo mismo y lleno de estupideces formales y rituales reiterados que les va convirtiendo en algo parecido a monigotes.

 

Entonces aparecen las voces múltiples de los personajes más variados, hombres y mujeres forman un coro multicolor de quejas, súplicas, ideales comunes como la compra de una "cantinucha" que nunca se realiza, las compras enfermizas de chucherías de las mujeres, los lances, las parrandas, los fracasos, las incomunicaciones, la política, la religión consolatoria y encubridora, el fútbol y todo eso que forma el pan nuestro de cada día que los vuelve cada vez más en nada. Las discusiones familiares, los pleitos entre esposos, las conquistas entre compañeros y compañeras, los pequeños intentos por salir del marasmo, la telaraña sin siquiera lograrlo.

 

En medio de toda esa rutina aparece el gran acontecimiento que atrae la atención de la prensa  y de los funcionarios públicos. Se descubren unos tractores repletos de narco-dólares que fueron importados para trabajar en el Ministerio de Agricultura. Es la época del gordo como presidente y el sobrino de las calcomanías y del narcotraficante preso después en Estados Unidos. Se tapa el escándalo y caen algunos empleaduchos de niveles muy bajos pero los grandes, como es costumbre, permanecen en el anonimato. Solo un miembro del sindicato de los superlimpios logró algún dinerillo cambiando algunos documentos y por ello compró una refrigeradora nueva y una cómoda espaciosa que su mujer no sabía cómo llenarle las gavetas, pues no tenía ropa. El esposo le dio dinero para que la comprara y vivió un tiempo con solvencia y sin restricciones.

 

Excelente novela y debería ser de lectura obligatoria por lo menos en secundaria. Es una novela abierta y podríamos continuarla con nuevos capítulos sobre el "despiche" de nuestros políticos corruptos y los famosos casos impunes, Anglo, FODESAL,  y no sigo con la lista. Se podría colocar en Internet  y convertirse en la primera novela virtual de Costa Rica. En menos de un mes tendríamos que sacarla porque los capítulos escritos serían infinitos. Novela polifónica de gran actualidad. Primera en el uso del lenguaje pachuco como significante artístico. Sin lugar a dudas rebasa nuestras fronteras y se inscribe en el ámbito universal.

 

La segunda novela que ha escrito Rodolfo Arias Formoso la llamó Vamos para Panamá y la publicó en 1997.

 

 Novela polifónica, fantástica de gran valor literario. Para nuestro gusto la mejor novela que hemos leído de la literatura costarricense escrita hasta 1997.

 

Un simple e intrascendente viaje a Panamá de una familia de clase media cercana al común de familias citadinas de medio vivir sin lujos ni aspiraciones que no vayan más allá que las de satisfacer las necesidades primarias, se convierte en una tragedia con final feliz.

 

La historieta es simple, llana, corriente, común. La familia decide un día realizar un viaje a Panamá para disfrutar de las bondades de ese país, realizar algunas compras necesarias para sus hijos. Así Miguel Abarca y Maritza Durán y sus tres hijos, dos mujeres, Maruja, de unos quince años y Carolina, tal vez de cinco años y un varoncito de 12 años, llamado como su padre Miguel, se levantan a las cuatro de la mañana  e inician los preparativos del viaje. Al fin salen de su casa y Miguel contra el criterio de su esposa decide viajar por la carretera vieja del Cerro de la Muerte. Al llegar a él y tratar de rayar un trailer se le quiebra un eje a su Land Rover y comienza su tragedia. Comprende que él no puede arreglarlo y se devuelve a Cartago para conseguir un mecánico. Regresa con Perica al lugar del percance y después de varias horas de batallar comprenden que deben llevar el carro a un taller. Mientras tanto un viejillo indica a Maritza que cerca de ahí hay una pulpería y con sus tres hijos se dirige a ella por alguna comida. Al llegar a la casilla la encuentran sola pero oportunamente aparece un alemán, dueño de un hotelito de montaña cercano que se ofrece a llevarlos a pasar la noche. El niño de 12 años, Miguel, insiste a su madre para que le permita regresar donde está su padre con el fin de avisarle dónde podrá encontrarlos cuando arreglen el carro. Después de negarse su madre, encuentra razonable el regreso de su hijo y le da permiso. Mientras eso ocurre, un muchacho llega donde Miguel y Perica arreglan el yip y se ofrece a remolcarlos a pesar de que está bastante embriagado Miguel acepta. De camino no ven a su hijo que les grita en la orilla cuando los ve bajar a gran velocidad. Cuando llegan al hotel se percatan de que su hijo se ha perdido. La búsqueda se inicia con recriminaciones de los esposos, peleas y ofensas. El padre regresa con el alemán a buscar al hijo pero no lo encuentra, la madre llama a todos los hospitales y lugares similares para averiguar si saben algo de su hijo. Todos se interesan por la congoja y tragedia de la familia. Al ser las doce de la noche la madre y sus dos hijas salen a la carretera y caminan hacia el lugar del percance, el padre espera en el mismo lugar la salida de la luna y con ello la desaparición de la niebla. El niño, desesperado busca la orilla de la interamericana, después de haber pasado varias horas en casa del viejito y otras caminando. Al final, al doblar una curva todos se encuentran y disfrutan la felicidad de ese final feliz. Ahí termina la novela con la frase del padre "Vamos para Panamá".

 

La historia es, si se quiere, intrascendente. El arte, la belleza del relato está en la forma de narrar y el tratamiento del lenguaje, el discurso, además de la polifonía de significados que aparecen ocultos, más allá de esa anécdota. La novela es una muestra de la muerte del autor, en el texto y del lector. El narrador omnisciente cercano al autor, el manipulador, el que explica, el narcisista, el que da juicios, etc., desaparece, muere. Óigase o léase bien, la novela está narrada por los personajes. La historia es conocida a través de los cinco miembros de la familia, el mecánico Perica, y El Viejito. Siete focos, siete puntos de vista, siete verdades, siete visiones sobre la misma situación o retrocesos temporales de parte de Maritza o Miguel, cuando se conocieron y fueron novios, o Perica cuando era alcohólico o los escasos encuentros de Maru con su noviecito. Pero no solo se convierten en narradores de su propia vivencia sino que lo hacen con su propia psicología. La visión de Carolina es inocente, ingenua, pura, tal y como debe ser la verdad de una niña de seis años aproximadamente y de esa manera sucede lo mismo con las otras visiones. Esto hace que la novela se convierta en un caleidoscopio, un carnaval, una real polifonía de voces, simultáneas, entrecruzadas, enraizadas en el tiempo. La historia real no va más allá de un día con su noche, pero la historia psicológica, el viaje interior en los personajes abarca grandes períodos, lo mismo que el tiempo histórico que lo simboliza el viejito, según la leyenda un alma en pena de un soldado del 48 que murió en esos hechos sangrientos. La novela se convierte en un gran mural de una situación trágica, una imagen pictórica fácilmente abarcable. La interamericana, el carro desordenado, dos hombres debajo de un plástico tratando de arreglarlo, un poco cerca una mujer y una niñita de seis años, un viejillo, a pocos pasos una jovencita y en la parte trasera del carro un niño de doce años. Esta es la primera escena. La segunda puede visualizarse en el hotel: una mujer don dos hijas, un carro que llega remolcando otro, tres hombres que bajan de ellos y la angustia de los esposos que descubren la ausencia de Miguel, su hijo, las recriminaciones, el caos, las decisiones intempestivas, los gestos de desesperación y la salida de dos hombres en otro carro recién llegado rumbo a la carretera. Por último la escena del encuentro feliz.

 

Ahora bien en cada escena, como si se tratara de una película, siete personajes, como cámaras abiertas, aparecen  aportando imágenes, desnudando su interioridad, mostrándose tal y como son, humanos, limitados, incompletos, tiernos, puros, vivos, asombrados, atormentados, absurdos, ilógicos, subjetivos, explosivos, llenos de ilusiones, deseos, frustraciones, enajenados, desasosegados.

 

La novela invita a penetrar en nuestra propia impotencia, flaquezas, limitaciones. Es la búsqueda, el viaje interior, el reconocimiento de nuestra imagen, del cómo somos, nuestra identidad. Ni superhéroes, ni villanos, sencillamente humanos, más iguales a otros, que únicos, más diversos que particulares. Así la novela desdobla la historia en dos viajes, el interior, el particular y el histórico social. El retrato, la imagen se convierte en una radiografía social de la clase media que cada día viene a menos, de una sociedad decadente, superficial, enferma pero con un claro de luz, simbolizado por el viejito, el elemento mágico que nos invita a buscarnos en nuestra historia y en la historia de nuestra patria. Quizás ahí encontremos respuesta a nuestras dudas y descubramos cuan parecidos a otros somos, sin importar el color de la piel, el país de origen o nuestras muchas diferencias culturales, sociales, raciales. No es lo, muchas veces, en la apariencia, en la ostentación, en la mentira de nuestros propios mitos sino en lo pequeño, lo cotidiano, la solidaridad, el amor, la comprensión, los grandes pequeños detalles, en la ausencia, cuando nos daremos cuenta de que, a pesar de tantas limitaciones, tenemos mucho por qué luchar y ser felices. Tal vez los proyectos humanos deban ajustarse más a nuestra propia naturaleza, nuestras limitaciones y capacidades. Sólo aspirando a lo posible, podemos alcanzar lo que parece imposible.

 

La libertad no solo hay que lograrla sino saberla vivir y disfrutar.   

 

La tercera novela la llamó Te llevaré en mis ojos y la publicó bajo el sello editorial EUNED en el año 2007. Fue galardonada como la mejor novela de ese año.

 

Es una novela voluminosa. A pesar de concederles a los personajes la palabra, lo hace bajo la tutela de un narrador omnisciente que dirige su discurso. El lenguaje es rico en figuras literarias, muy expresivo y de excelente manejo. Es lo mejor de la novela.

 

La novela abarca un tiempo que va desde 1979 hasta nuestros días. El espacio social está determinado por un grupo de jóvenes universitarios de la llamada izquierda y que este servidor ha titulado como "la izquierda erótica". Se detiene quizás en demasía en las relaciones de este pequeño grupo, su vida, sus soledades y fracasos y su activismo político que más pereciera los pegabanderas de los partidos políticos burgueses. Su participación política partidista es inorgánica, movida por ideales y desligada de la realidad nacional y el pueblo. Su activismo se concreta a San José (bares) y la U.C.R. (elecciones). Se detiene con detenimiento en las actividades de José Luis con el ajedrez y sus viajes y las estadías de algunos de ellos en los países comunistas, sobre todo en seminarios y congresos. No es sino cuando se inicia la guerra en Nicaragua que abre la narración al personaje Lucía y su hombre Alirio, antes lo fue Gonzalo que al final deja el partido y se convierte en un burgués más.

 

Algunos personajes mueren casi sin acción alguna (Rodrigo y Paco) y otros como Mari viven en los vicios y convertidos en piltrafas humanas. Establece una relación de mayor amistad con Gonzalo, mejora su conducta y al final visita Argentina y ve a sus hijos. Gonzalo, por su parte descubre que Alirio, el salvadoreño guerrillero y amante de Lucía muere en combate y se reúne con Lucía. Ese es el final de la novela.

 

La novela es morosa, reiterativa, cansina, donde abundan los triángulos amorosos. Es más expositiva y descriptiva, que narrativa. Los personajes buscan, aunque sin esforzarse mucho, valores en una sociedad degradada y terminan convertidos en completos fracasos. Está más cerca de ser una novela de personajes que de espacio social. Éste solo le sirve de marco pero nunca ocupa su atención como fin en sí.

 

Rodolfo Arias Formoso publica, bajo el sello editorial Lanzallamas, en el año 2013, la novela Guirnaldas (bajo tierra).

Es una novela espacio social que utiliza un sujeto de enunciación que curiosamente se inserta discretamente y con la función exclusiva de presentar y dar lenguaje y expresión  a los personajes con sus propias visiones y puntos de vista. Así, este yo, fuera de la historia tiene la oportunidad de configurar las historias de los sujetos del enunciado sin intervenir en los personajes que participan en esas pequeñas-grandes historias que conforman el mapa físico- social de la novela. Una muy original manera, no solo de plantear puntos de vista diferentes y codificar la gama de personalidades, procesos y acciones de los personajes.

 La amalgama de historias, intercomunicadas unas y más independientes otras, permite al sujeto de enunciación evidenciar un verosímil social de una clase media, con aspiraciones de ascenso social y otras, en cambio, derrotadas por sus propias y ajenas condiciones de vida que les correspondió vivir.  Algo así como vida de pasiones, miserias, dolores, necesidades,  infortunios, y errores de una sociedad enajenada, alienante,  supersticiosa, deshumaniza y que mueve a esos personajes a la tragedia y el desamor.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            da Personajes que van configurando, poco a poco en esas casi 500 páginas sus propias historias, tales como las sucedidas en Honduras, por el Pumilla, la de Yéison, empleado en el Aeropuerto con el narco,  el triángulo amoroso entre Manuel, Karla y Alina que ocupan casi el corazón de la novela, las jóvenes estudiantes heredianas asesinadas por el neonazi y otras secundarias pero importantes para configurar ese mapa social explícito en la novela.      

Y por qué no citar las genios, sobre todo, cuando es el personaje científico matemático que después de recibir grandes honores, muere en un supermercado casi gracias al azar.  

Es una novela que sin duda no pasará desapercibida, bien escrita y mejor estructurada que penetra en los rincones sociales de un país, cuyo referente es Costa Rica y desnuda una vida social llena de conflictos degradantes que convierte a los personajes en víctimas y victimarios de su medio y sus propias decisiones, movidos sobre todo por la ambición, el deseo de divertirse, como las chicas heredianas, más allá de sus propias posibilidades.

No deseamos terminar sin antes hacer mención de la historia policiaca de ese crimen y el desenlace fatal para la genio Génesis, al final de la novela. Nos pareció excelente y muy bien estructurada aunque el lector bien puede deducir con alguna facilidad algunos acontecimientos futuros importantes de la historia que se muestran predecibles.

Y la otra historia destacada es el accidente de Manuel, adinerado, que lo conduce a la Reforma y ahí  lo violan dos pandilleros que son pagados por el padre de las jóvenes heredianas, y ante esa desgracia decide suicidarse.

El amor por Karla un tanto espontáneo y producto de una noche de amor, le conduce a la desesperación y comete el gran error de manejar en estado etílico, matar a un hombre, dejar embarazada a Karla y dos familias, la propia y la de Alina, sin esposo y desintegradas, sobre todo la de Alina, su esposa.

Algo inverosímil, lo apuntamos es el acto de su hermano Diego ante Karla, cuando sabe que es hija de su hermano que se presenta al trabajo de ella y le deja la escritura de dos departamentos. Karla rompe uno pero se deja el segundo para vivir con su hija. Es poco corriente que tal generosidad ocurra entre esos ricos. Pero ese es el verosímil de la novela y como tal hay que aceptarlo.

 



1  Arias Formoso, Rodolfo. El emperador Tertuliano y la legión de los superlimpios. EDUCA, San José, 1997.

 

Irene Sancho Artecona

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IRENE SANCHO ARTECONA

(1955)

 

Irene Sancho Artecona nació en El Carmen, San José, el día 27 de octubre del año 1955. Es hija de Milton Sancho Saumell y Marta Artecona Galis. En su juventud fue atleta y participó en algunas competencias. Se casó con Rodrigo Crespo Apéstigui en el año 1973. Es maestra de profesión y tal vez por ello, el niño es un tema recurrente de su poesía. Participó en los talleres de Carmen Naranjo.

 

LO QUE HA ESCRITO IRENE SANCHO ARTECONA

 

NOVELA

 

1. Tiempo Escondido: 2004 

 

CUENTOS

 

1. Tras la ventana: 2002

 

 

Incluye:

 

1. María

2. Cuentas desgastadas

3. La prueba

4. El consejo

 

 

Óscar Núñez Olivas

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ÓSCAR NÚÑEZ OLIVAS

(1955)

 

 

Oscar Núñez Olivas nació el 21 de mayo del 1955, en San José. Su profesión es el periodismo y se ha desempeñado en esa profesión en distintos medios de prensa, sobre todo en agencias internacionales de noticias. Recibió el Premio Latinoamericano de novela 1996, EDUCA y Premio Nacional de Novela 1997, en Costa Rica.

                                                                                         

                                                                         

LO QUE HA ESCRITO ÓSCAR NÚÑEZ OLIVAS

 

 

NOVELA

 

1. El teatro circular: 1997  (Premio EDUCA, 1996)

2. Los gallos de San Esteban: 2000

3. En clave de luna: 2004

4. La guerra prometida: 2014 

 

La primera novela que escribió Óscar Núñez Olivas la llamó El teatro circular y la publicó en 1997.1

 

Es otra excelente novela. Rica en expresividad y significación. Novela polifónica, multifacética, de técnicas complejas pero bien empleadas que en vez de convertirla en laberíntica, la exponen sencilla, asequible. Llena de perspectivas, paralelismos, intertextualidades, perspectivas, puntos de vista que la convierten en una pluralidad de voces distintas pero al unísono, bajo la tutela de un narrador distanciado, discreto que permite y deja a los personajes cobrar categoría de narradores secundarios de sus propias vivencias y por ello más cerca de la condición objetiva de lo narrado.

 

No importa que los personajes se llamen Irene, Esteban, Adelina, Albino, hijos, padres, curas, militares, presidentes, guerrilleros, lo importante es que son voces que dejan escuchar sus rebeldías, compromisos, virtudes y defectos. Unos enfrentados a otros pero todos, víctimas del poder, del odio, de la corrupción, de la imposición e intolerancia. Es la manifestación de la lucha no solo de la supervivencia sino del decoro, de la verdad, de los nobles ideales o los retorcidos deseos de imponer un sistema injusto, una sociedad degradada, decadente, sin valores universales, llena de instituciones desgastadas por la corrupción o la impotencia, del servirse a sí mismos, de la conveniencia institucional pero siempre para beneficios propios y nunca de los destinatarios de sus servicios. Es la justicia de la injusticia, de la ley del más fuerte y poderoso frente al desvalido, al idealista, al débil porque no tiene poder económico.

 

Por esto las voces de rebeldía se levantan como un coro que clama en el desierto, se elevan como símbolo de los que callan, del silencio que impone el poder pero se pierden en la impotencia, en el olvido, en el huracán de pasiones y de fuerza, en el anonimato, en la indiferencia, en el yo no sé, me abstengo de declarar, no estaba allí, no me correspondía. No es una lucha entre buenos y malos es la denuncia de una sociedad que se rige por las leyes circulares, del volver a lo mismo, de la reiteración, de la rutina, del siempre igual, del desaliento, del aparentar que no pasa nada aunque mueran los hijos de la patria.

 

La novela ofrece una variedad de aspectos del hombre y sus relaciones que van desde la enajenación individual hasta los estratos más variados de la sociedad, representados por un sistema bien estructurado que inicia con la familia, la educación, la religión, el ejército, la justicia, hasta llegar a la cúspide del poder político y su mano oculta, el dinero. Todo bien aceitado para aparentar un sociedad justa con desajustes, con elementos disfuncionales que deben rediseñarse, reajustarse o simplemente eliminarse, sin importar cuáles sean los medios, pues el fin es sacrosanto: mantener el estado de cosas social inmutable, incorruptible.

 

Es la denuncia artística de una sociedad alienante, enajenante, desigual, injusta, corrupta pero sin incursionar en el panfleto sino en la vivencia sígnica de un mundo narrado por voces desgarradas, degradadas, aferradas a la esperanza de un mundo mejor, a pesar de que se presenta como un teatro circular donde todo vuelve al mismo lugar y no pasa nada. Es la angustia de un padre que siendo parte del sistema judicial, no encuentra explicación a sus argumentos porque contra ellos aparecen las amenazas, los despidos, los traslados, las desapariciones, los olvidos, las sorpresas y esto es similar en todos los estratos del poder organizado que no acepta desajustes. Lo peor es que, en muchas ocasiones, por el voto universal o por la violencia de la guerra, se cambian los gobernantes y todo sigue igual, solo cambian los nombres, las palabras, el discurso. Es el teatro circular de esta gran comedia humana que vivimos.

 

La segunda novela que escribió este autor la llamó Los gallos de San Esteban y la publicó en el año 2000.1

 

Esta novela, al igual que la anterior, no se ubica necesariamente en Costa rica sino en Honduras, en el pueblito rural de San Esteban. Es una novela de espacio social, de personajes, también de violencia, de enfrentamiento. Una simple pelea de gallos desata las pasiones de dos familias numerosas y la muerte asoma sus narices desde el inicio del texto. La pelea de gallos es el símbolo de la condición humana y de una sociedad violenta, donde la ley del más fuerte es el revólver y las consecuencias, la muerte. El hombre se presenta como violento, frustrado, impotente, amenazador e intolerante, huraño ante esa fuerza y dispuesto a matar y ser matado, sin apenas justificación o por simple enojo o molestia. Cualquier motivo, por más insignificante que sea, conduce a lo mismo, la venganza, el desequilibrio, la aniquilación. Para el Cura Vicente la causa de todos los males es el odio y el miedo, sobre todo, a perder las riquezas materiales.

 

Lo cierto es que la pelea de gallos puso en evidencia la violencia de un pueblo representado por dos familias gamonales, ricas y poderosas en los designios del pueblo de San Esteban. Tanto los Reyes como los Montejo simbolizan el poder, la muerte, el odio, la venganza y por qué no, la ignorancia. La trama es bastante sencilla. Después de la muerte de Gerardo se inicia un proceso de destrucción que llega a la muerte de más de sesenta y nueve personas, la huida de más de dos mil lugareños hacia otros lugares de la región y lo que es más cruel, la mayoría de los muertos fueron inocentes. Los hechos bélicos se van sucediendo con mucha celeridad y se ven envueltos en intereses de terceras personas, ajenas a la intriga de las dos familias. Los militares corruptos intervienen en la situación y se apropian de la contienda para su beneficio. Contratan nicaragüenses de la contra y venden armas a las dos familias y además del tráfico de ellas se dedican a robar ganado a los dos gamonales. Personajes importantes del Estado Mayor del ejército son los autores intelectuales. Así el poder político, los militares y el Poder Judicial, no mueven un dedo para resolver el problema y más bien se aprovechan de él. Es la iglesia católica, a través del padre Vicente y el obispo Moore, en compañía de un militar, el coronel Quesada, los que logran la firma de paz entre las familias y la esperanza de iniciar una nueva vida. Otros hechos rellenan el universo narrativo de la novela, tales como el vicio del alcohol, la familia desintegrada, los amores entre la prostituta y el poeta, la profesora Zulema y la traición de su amiga Luisa, la construcción y destrucción del Instituto, la llegada de la luz eléctrica, las fiestas patronales y las creencias religiosas, pero todos ellos funcionan como tiempos narrativos de distensión del conflicto principal que es la violencia social  del pueblo, la corrupción, la lucha por el poder sin importar los medios y tras de todos ellos, la ambición desmedida por la riqueza, el poder económico.

 

En una novela significativa que evidencia los nuevos conflictos de la región centroamericana en el tráfico de armas y de ganado. Hoy mismo se daba la noticia, aquí, en Costa Rica, de la muerte de un hombre joven por razones ligadas al contrabando de caballos en la zona norte del país. Hace bastante tiempo se vienen sucediendo acontecimientos importantes, tales como secuestros, robos, asesinatos, etc. que ofrecen una nueva problemática en nuestro país que no escapa, de ninguna manera a lo que sucede en los demás países centroamericanos.1

 

La tercera novela de Óscar Núñez Olivas la llamó En clave de luna y la publicó en el año 2004.2

 

Es una novela policíaca que tiene como contexto la masacre de mujeres en Alajuelita y los crímenes en serie del psicópata. Desde luego también se narran las relaciones amorosas entre algunos personajes, tal es el caso de la reportera que investiga los asesinatos Maricruz y  el jefe de homicidios Gustavo. Se forman en el desarrollo de la novela, por lo menos tres triángulos amorosos

 

Desde el inicio se hace hincapié en la tesis de que los crímenes de Alajuelita y los del psicópata tienen como asesino a la misma persona, el llamado psicópata.

 

También se maneja la idea de que los crímenes de las mujeres en Alajuelita sucedieron casualmente por un extravío de las mujeres y el descubrimiento de los guerrilleros terroristas que realizaban prácticas en ese paraje. El fin era desestabilizar el país para evitar que los contras tuvieran éxito en Nicaragua. En ese grupo participaban extranjeros y algunos costarricenses, por lo menos cinco. De ellos dos murieron y otros dos estaban presos. Sería el quinto el asesino en serie. Es la tesis inventada por Funes para despistar a los investigadores de los verdaderos criminales

 

Esta hipótesis se contradice con la que aparece en la novela de Carlos Cortés Zúñiga La cruz del olvido, publicada con anterioridad en el año 1999 que insinúa más bien a guerrilleros de la contra y el contrabando de armas de guerra en el gobierno de un señor gordito de inicios de los años ochentas.

 

En verdad la novela gira alrededor de esos crímenes y la necesidad de entrelazarlos pero existe otro plano que no es de menor importancia. Se trata de plantear el papel que juegan los medios escritos del país. Por ello cobra relevancia el periódico del gringo Bill Gray y los periodistas Maricruz y Juan José. En el primero privan los intereses económicos y en los segundos el periodístico. Esto hace que la novela privilegie la narración de esta temática y deje en segundo plano los crímenes.

 

A pesar de contar con un perfil completo del psicópata el investigador oficial Gustavo es separado de su cargo por pretender llevar a cabo la investigación de un personaje importante en las esferas políticas y económicas del país. Es lo clásico en estos casos. Por lo general toman un don nadie y dictaminan que es el responsable, lo meten en la cárcel y no pasa nada.

 

Al final de la novela el psicópata queda en el anonimato, los crímenes sin resolver y algunos delincuentes comunes muertos o en prisión.

 

Esta es quizás la tesis de la novela: si el delincuente es rico, político y poderoso, la justicia no lo toca.

 

La cuarta novela que ha publicado Óscar Núñez Olivas la llamó La guerra prometida y la publicó Alfaguara en el  año 2014.

 

 

 Ahora nos presenta La guerra prometida (Alfaguara 2014), una apasionante recreación ficcionada de la Campaña Nacional de 1856-57, que tiene como protagonistas mayores al presidente costarricense Juan Rafael Mora y al líder de los filibusteros, William Walker, en su intento por apoderarse de las cinco jóvenes repúblicas centroamericanas para anexarlas como un estado esclavista más a Estados Unidos.

Núñez Olivas no solo es un notable escritor, como lo ha demostrado con estas obras de ficción, sino también un destacado periodista con una formidable formación literaria como lo ha dejado de manifiesto en los diferentes medios por los que ha pasado con éxito en su ya dilatada carrera profesional.

Aunque nunca suficiente, bastante se ha escrito sobre esta gesta heroica, una gesta emancipadora que escribieron con sangre humildes costarricense, un cuarto de siglo después de alcanzar formalmente la independencia de la Corona española (1821). Generalmente, la memoria de esta hazaña nos ha llegado por el lado de historiadores. También la ha investigado con profundidad y acierto el periodista Armando Vargas Araya (El lado oculto del Presidente Mora.2007).

Hay que partir de que La guerra prometida es una novela, una obra de ficción,  eso sí, basada en hechos reales, no un relato histórico.

La más reciente obra de Oscar Núñez tiene abundantes méritos. Uno de ellos es presentarnos el lado más humano de los protagonistas, personas contradictorias, como realmente somos, una condición que resalta inevitablemente en figuras que han desempeñado un papel clave en la evolución de la humanidad. Dos figuras cuyas vidas corren paralelas en sus últimos años: uno preparando la invasión y el otro preparando la defensa, luego la guerra y finalmente la muerte, casi en fechas coincidentes.   

Juanito Mora, el héroe, el jefe de Estado visionario, que supo alertar, inspirar y conducir con éxito a una nación de agricultores y peones apegados a la tierra, pero también un gobernante engolosinado con el poder, que muchas veces confundía con sus negocios privados, enfrentado y sofocando conspiraciones con mano dura.

"Fui víctima inconsciente del efecto adictivo del poder, una droga que como todas solo produce un regocijo pasajero pero que va llevando a su víctima por un ineludible sendero de desgracia. Por eso acepté regresar, por eso cedí a los cantos de sirena de quienes me decían que era mi deber volver a la Patria, no porque en realidad les creyera, sino por vanidad y ambición, los dos sentimientos que informan la voluntad del poder", confiesa el personaje Juanito Mora cuando la suerte de su vida está echada.

William Walker convencido del Destino Manifiesto, de representar una "raza" superior, ante una población degenerada como la centroamericana, india y mestiza, pero que también sufre la tristeza de ver como sus sueños de grandeza son derrotados en una lucha a la que no son ajenas las superpotencias. Y ante aquellos, que tanto despreciaba, en su segundo intento de conquista, esta vez en Honduras, donde terminan sus días. "El gran enviado de Dios a restablecer el esclavismo en la América española, se haya solo, inmensamente solo, y casi sonríe al pensar que morirá a manos de quienes, irónicamente, deberían estar hincados frente a él, agradeciéndole la gracia de servirle", testifica el narrador.

Derrotado, añorando un plato de comida, sucio y andrajoso, es menos que una sombra de quien pocos años antes arribaba codicioso a territorio de Nicaragua, país del que llegó a ser presidente, con ambiciones de conquista y delirios de grandeza para le expansión territorial  y doctrinaria de su nación.

Una gran obra que rescata para la literatura la mayor gesta heroica que hayan protagonizado los costarricenses. Una historia que sigue siendo un filón temático para historiadores, periodistas y escritores. También se suma a la narrativa otra novela sobre estos hechos: El general y el presidente (2009), del historiador Rafael Ángel Méndez, quien trata sobre el trágico desembarco de Juanito Mora y el general José Marín Cañas en Puntarenas.1  



1 Juan Ramón Rojas. InformaTico.com. Domingo 12 de abril 2015.

 



1 Núñez Olivas, Óscar. El teatro circular. EDUCA, San José, 1997.

 

1 Núñez Olivas, Óscar. Los gallos de San Esteban. Ed. Guaymuras, Tegucigalpa, 2000.

 

1 La fecha es el día 27 de mayo del año 2003. También deseamos aclarar que la nota que el autor escribe al inicio de la novela sobre la coincidencia o no de los personajes con individuos reales sería mera coincidencia, es innecesaria para quien conoce sobre la naturaleza de la literatura.

2 Núñez Olivas, Óscar. En clave de luna. URUK Editores, San José, 2004.

Jaime Fernández Leandro

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JAIME FERNÁNDEZ LEANDRO

(1955-2007)

 

 

Nació en San José el 07 de junio de 1955 y murió en el año 2007. Realizó la primaria en la Escuela Juan Rudín y la secundaria en el Colegio Don Bosco y el Liceo San José. Estudió Psicología y Educación en la Universidad de Costa Rica y trabajó como técnico en DINADECO, Dirección Nacional de Desarrollo  de la Comunidad, en varios lugares del país. Esta labor le permitió escribir, con conocimiento directo, algunas de sus obras. Dejó ese puesto y se dedicó a la Literatura. Actualmente escribe y trabaja como profesor de español y Literatura Universal para estudiantes de Bachillerato  por madurez. Vive en Hatillo 2, San José.

 

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JAIME FERNÁNDEZ LEANDRO

 

NOVELA

 

1. Palenque: 1989

2. Aquél fue un largo verano: 1993

3. Retorno a palenque: 1999

4.  Riberas del averno: 2003

5. Ardiente Caribe: 2003

 

CUENTO

 

1. Cuentos de hoy para mañana: 1986

2. Perfume de mujer bonita: 2001

 

TEATRO

 

1. El velorio de Beto Ureña: 1989

La primera novela que escribió recibió el nombre de Palenque y la publicó en 1989.1

 

Esta primera novela de Jaime Fernández Leandro se inscribe en el paradigma tradicional de la novela costarricense, lineal, causal, de clásico narrador cercano al personaje y al autor. Utiliza la voz de un personaje llamado Roy Pineda y otras veces se convierte en un narrador omnisciente, conocedor de todos los pormenores de la historia narrada. Nos sorprendió un tanto los errores ortográficos y tipográficos de la edición pero a la vez, como virtud creativa, la novela ofrece un marco sincero, abierto, objetivo, de la burocracia estatal y política de los partidos políticos de turno y las aspiraciones de los grupos de izquierda, adscritos  al partido Vanguardia Popular, de ideología comunista, de los años ochenta y que hoy, salen a relucir los resultados de esa corrupción política, ideológica y social.

 

La novela abre una instancia, casi no expuesta en nuestras letras: la corrupción burocrática de las instituciones sociales de desarrollo. No es la exposición y crítica de los burócratas incapaces de resolver los problemas individuales de los ciudadanos, ni la imposibilidad de de comprender la angustia existencial del individuo que busca solución a sus problemas cotidianos, el desinterés del empleado, las largas filas, la inoperancia de los burócratas, etc. sino la incapacidad del sistema establecido para enfrentar los retos de una sociedad cada vez más injusta, impersonal, enajenante, corrupta e impune.

 

El grupo de personajes desplazados desde San José a Palenque, pueblo de la península de Nicoya, no importa su nombre, puede ser Paquera, Jicaral o cualquier otro, representa la decadencia burocrática, moral, incapaz de los partidos tradicionales y la izquierda política, ebria de poder y carente de proyectos prácticos aplicables en las zonas rurales. La novela ni siquiera toca el tema del desarrollo social y económico de ese pueblo. Se detiene en la vida desordenada, el alcoholismo, la bohemia y el deschave sexual de los personajes, la irresponsabilidad, el engaño, la insulsa vida, enajenada de ellos y nunca los problemas sociales de los habitantes de la región. Hay un distanciamiento abismal entre la teoría, la verborrea, los planteamientos idealistas, más cercanos al valeverguismo, al a mí qué me importa, al "yo primero y después venga lo que venga", al sálvese quien pueda, y nunca el compromiso con los proyectos sociales que supuestamente deberían desarrollar en esas zonas rurales. Y no se crea que el grupo representa una casualidad, todo lo contrario, es la regla, tanto en las zonas rurales como en la ciudad, en las dependencias centrales. Milena y los demás personajes, secretarias, directores, coordinadores, todos tienen miles de referentes. No son casos aislados en nuestra reciente historia y tampoco pertenecen solo a la administración pública en general. Son símbolos de una sociedad corrupta generalizada y aceptada como una cultura general, como algo normal e incambiable, esa es la tragedia. Está en los partidos de izquierdas, centros y derechas, sindicatos y cooperativas y en las empresas privadas que se aprovechan y lucran de esa corrupción.

 

Las instituciones como el Instituto Interdisciplinario (¿Dinadeco?), el Imas, el Itco, Cáritas, Alianza para el progreso, TLC de hoy, y tantos otros, desaparecidos unos, o existentes aún hoy, otros, se han convertido, igual que la OEA, y la ONU, en instituciones de caridad, de ayuda, de paliativos, de cómplices de guerras injustas, tolerancia de incumplimientos de tratados de protección del medio ambiente, de auxilio ante epidemias y calamidades, de mampara para emplear amigos o partidarios, colocar familiares y servirse de ellos. Es parte importante del soporte social para afirmar la política globalizante del todo para mí y nada para ti. Se convirtieron en grupos políticos, al servicio de los gobiernos de turno, sobre todo si son poderosos. En ellos participaron y participan los militantes pegabanderas, los hijos de amigo de los políticos y se convierten en agentes de espionaje de las centrales, ubicadas en San José. No creo que se diera una guerra abierta entre las  izquierdas sindicales y políticas y las derechas, llamadas social demócratas o cristianas. Lo que ocurrió fue un conflicto de intrigas entre los mismos y de intereses, con diferentes signos ideológicos, ansias de poder y protagonismo. En la realidad no existió ninguna diferencia entre unos y otros, arribistas de la emergente clase media que deseaba participar del botín político que siempre ha estado, salvo las migajas que le han dado a la izquierda, en componendas, sobre todo de prebendas salariales y puestos políticos secundarios, sin trascendencia alguna. Estas alianzas que históricamente se han dado entre las oligarquías y los izquierdistas, han producido algunos alcances de tipo laboral, como la aprobación de las garantías sociales en los años cuarenta, pero más allá de eso, no ha llegado a nada importante que cambie las estructuras hegemónicas de poder.

 

Por lo expuesto en el comentario anterior, la novela no expone, no plantea una verdadera problemática social y una clara propuesta programática, un modelo de desarrollo social y económico de las zonas rurales. Se mantiene en la denuncia de funcionarios corruptos, incapaces, vividores, alcohólicos, pervertidos, en la región de Palenque y en la sede central. Eso sí, la burocracia institucional abre una nueva visión que afirma otro elemento más a la impotencia del pueblo por superar sus problemas sociales, gracias a que los encargados de solucionarlas o abrir vías hacia sus resoluciones, son externos a ellas, y viven sus propias limitaciones.

 

Desde esta perspectiva la novela inicia, en esta generación de 1987, que hemos llamado ecologista, por su marcado interés en esa tendencia de denuncia sobre el robo y destrucción de nuestra naturaleza, una marcada inclinación sobre la crítica social del sistema, más profundo, más directo y deja al descubierto una sociedad lacerada, desprotegida, carente de valores y proyectos prácticos, de doble discurso, de hipocresías, de un solo horizonte: la riqueza de unos pocos y la pobreza de los más. Ya la burocracia institucionalizada se refugia en comisiones y no en delegados detectivescos, en declaraciones abiertas de transparencia, palabra clave, ideológica, oscura, encubridora, llave de los políticos corruptos que con su evocación, tratan de exorcizar su corrupción evidente, tapar la verdad, ocultar sus nefastos intereses personales y materialistas. Por eso en los últimos años, aún la prensa interesada, no con los más desposeídos, por lo menos en sus hechos, ha comenzado a descubrir, publicar, desnudar ese cáncer de nuestros políticos corruptos y las empresas privadas, propiedad de ellos mismos: están fotografiando ese concubinato corrupto y escandaloso, entre los políticos y sus empresas anónimas.

 

La segunda novela de Jaime Fernández Leandro la llamó Aquél fue un largo verano y la publicó en el año 1993.1

 

Esta novela es de corte tradicional, causal, lineal. El narrador es protagonista aunque está más cerca del autor que de un personajes ficticio independiente. Es un narrador que lo mismo narra como protagonista, como testigo y en no pocas ocasiones, como omnisciente y suele adelantar acontecimientos que muchas veces no sucederán, por lo menos en el relato. Es una crítica, un tanto moralista, evidente, superficial, fotográfica a las actividades burocráticas y viciosas de un grupo social del gobierno de turno.

 

Es el joven que después de realizar estudios universitarios obtiene un puesto en el IMAS y viaja a un pueblo llamado Palenque ubicado en la Península de Nicoya, como él lo llama un puerto sin mar. Lleva ilusiones y conocimientos pero ninguna experiencia y desde que inicia su viaje en el Ferry, EL Salinero empieza su enfrentamiento con el ambiente y las costumbres de los que luego serán sus compañeros de trabajo. Poco a poco, se va insertando en las prácticas de los viejos empleados del gobierno que aunque rechaza al principio, también las va incorporando a su vida, sobre todo, en el pueblo. Siente que hace mal pero irremediablemente cae en las muchas tentaciones que el medio ofrece. Participa en las borracheras consuetudinarias, las orgías, las relaciones sexuales con sus compañeras y nunca hace denuncia alguna, a pesar de que como narrador ofrece un repertorio abundante de oposición a la conducta que él mismo acepta y por lo tanto lo convierten en convierte en cómplice. Hay desde luego, la crítica a los gamonales ganaderos de la región, a las municipalidades llenas de políticos corruptos, a los politiquillos inescrupulosos y viciosos, oportunistas y vulgares del lugar, a los comerciantes del alcohol, la farra y la destrucción de los lugareños, el despilfarro de los burócratas, al médico bohemio, a las viejas santurronas, al cura afeminado. Nada escapa a la descripción, muchas veces en un lenguaje discursivo y moralista. De ser necesario interrumpe el hilo narrativo para explicar la historia de un personaje como el negro Harry Brice y su relación con el fútbol e introduce personajes que participan en la misma jauría lujuriosa. Es una descripción cruda, nunca de atisbos o insinuaciones sino de verdadero retrato directo de los hechos y con un lenguaje crudo, sin rodeos.

 

La novela desde un punto de vista literario no ofrece atractivo, sin embargo, los hechos presentados, casi como escenas teatrales, son testimonio de una burocracia oficial corrupta, oportunista, al servicio de intereses particulares de gamonales y políticos inescrupulosos y jamás en beneficio del pueblo. A pesar de que esto es obvio la denuncia es importante por tratarse de una zona poco utilizada en la novelística costarricense. Creo que es la primera novela que aparece bajo esa temática en esta región.

 

La tercera novela de Jaime Fernández Leandro la llamó Retorno a Palenque y la publicó en el año 1999.1

 

Es una continuación de la anterior. Se trata del mismo lugar y hasta de algunos de los personajes utilizados en ella. El personaje central es Roy Pineda, el idealista de izquierda que en su juventud había formado parte de ese grupo de socialistas románticos que deseaban cambiar, aunque fue un acomodado borracho que no movió un dedo por ello, las condiciones económicas y sociales deplorables en que se encontraba la península de Nicoya, sobre todo el pueblo llamado Palenque. Es el regreso al pueblo después de casi veinte años de ausencia. Es un personaje cuarentón, maduro, realista que desea comprar un terreno para afincarse en esas costas, vegetar y convertirse en un cómplice más de lo que en algún momento vislumbró como injusto.

 

La novela, a pesar de seguir la misma estructura de la anterior, lineal, causal, típica del realismo crítico, es a nuestro entender, de mayor alcance literario. El autor aleja más al narrador del mundo mostrado y permite que los personajes cobren cierta autonomía, mayor independencia. Existen así diferentes voces que tras sus comentarios, en algunos casos muy discursivos y valorativos, sus actuaciones y puntos de vista, abren una narración más variable, rica en expresiva, que la convierte en una visión más completa de la realidad y más objetiva. Desde el punto de vista literario es una novela más elaborada, más significativa. El lenguaje utilizado sigue siendo el mismo, expresivo, directo, desnudo, realista, sin rodeos y sin temores. Es crudo y sin matices. Las descripciones de las escenas sexuales van más allá de lo erótico insinuado y dejan poco a la imaginación.

 

La problemática de la novela, los conflictos principales que simbolizan los personajes tienen una clara manifestación. En los aspectos sociales el pueblo sufre varias enfermedades: alcoholismo, pobreza, prostitución, desempleo, desintegración familiar, corrupción en todos los ámbitos. Estos son consecuencia de causas diversas pero la novela las trata muy tangencialmente, por ejemplo desigualdad económica, pésima educación, estructuras de consolación, tanto en las aspiraciones en esos niveles como en lo espiritual y consolidación de sus anhelos individuales y sociales.

 

Roy Pineda regresa a Palenque con un dinero que obtuvo por la suerte al ganar una lotería y no por dineros obtenidos por su trabajo. Es el matrimonio con Maribel, hija de un rico gamonal, lo que le da estabilidad económica y emotiva. Deja los vicios, más por viejo y enfermo que por voluntad de superarlos. Lo mismo sucede con su esposa que a pesar de su ignorancia lo que desea es figurar, llegar a ser alguien importante, como si no fuera nada. Y es que para los personajes de esta novela el ascenso político y social es imperioso. Se cree que la estabilidad económica, la riquezas trae la realización pero personajes como el político Arístides Montelimar es un ejemplo de que eso no es cierto, para la tesis de la novela. Los hechos del precario y la toma de los terrenos de éste personaje se da como un acontecimiento aislado y no forma parte importante de la novela. Algo similar ocurre con las posturas religiosas de las sectas y de la misma religión oficial. Se dan algunas actuaciones pero de exponerlas no pasan. La llegada a la región de los gringos y el aparente progreso material se ve como negativo pero se deja de lado, no se incursiona en la esencia de esta problemática, apenas si se anuncia y medio comenta la venta que hará el gobierno de las costas del litoral.

 

La novela nos deja la sensación de que se privilegia el aspecto de los efectos, lo evidente, lo visto real, lo cotidiano, pero lo profundo, lo esencial, las cusas, las fuentes aunque sospechadas, insinuadas muchas veces, quedan incólumes, sin penetración. Y es que la problemática social denunciada en la novela es la misma en todo el país, con tonos diferentes pero en esencia no es nueva. Cualquiera de los aspectos que deseemos tomar lo vamos a encontrar en todos los lugares. Ejemplos, el licor y sus estragos, la prostitución, la desintegración familiar, la violencia, todos con distintos ropajes han llenado las páginas de cientos de novelas. Fueron mejores los tiempos pasados que los de ahora, afirmamos que no, solo son diferentes. Los políticos de antes, fueron mejores que los de ahora, en términos generales, no. Han variado los estilos de la corrupción, del amiguismo, del servirse del puesto en el gobierno para sí y sus familiares o amigos. Y ¿qué decir de los partidos políticos? Sin importar cuál color los simbolice, todos sin excepción, han mostrado los mismos vicios y limitaciones y el pueblo sigue siendo la víctima siempre, porque los poderosos, los que gobiernan, los dueños de la riqueza, no padecen desmerecimiento alguno en sus fortunas y de ser así, existen mecanismos "legales" para salir de sus momentáneas crisis.

 

La cuarta novela la llamó Riberas del averno y la publicó en el año 2003.1

 

Es una novela policíaca, de las llamadas novelas negras. Es tradicional, monofónica, predecible y bastante superficial y de escaso valor literario. No ahonda en las verdaderas causas y causantes, los peces gordos del trafico de drogas. Se mantiene en los estratos bajos y muy intermedios. La novela no es típicamente policíaca. Hay un crimen y alrededor de él se desgrana una serie de intrigas entre miembros del Organismo Técnico del Poder Judicial, destacado en la zona Atlántica del Puerto Caribe (los nombres sufren cambios pero fácilmente se constata que se trata de Costa Rica, Puerto Limón y los hechos ocurren en los años finales de los ochentas). El interés parece que se centra especialmente en la corrupción de los agentes oficiales, desde el jefe que  se hace de la vista gorda en espera de una jubilación, hasta sus subalternos que se convierten en sicarios pagados por los narcos criollos de la zona. Hay algunas alusiones a personajes de alto nivel, como un diputado que casi llega a ser Presidente de la Asamblea Legislativa y de quien todos sabemos en lo que terminó, pero la novela no incursiona en los estratos altos y más bien, por momento los dos agentes se tornan un tanto cómicos a pesar de sus crímenes. De las dos bandas de narcomafia, Los Panteras Negras, dirigidos por el negro Doctor Chalier Los Demonios Azules, cuyo líder era Barbilindo, es poco lo que se profundiza. También se hacen alusiones a jueces y abogados corruptos pero no pasan del conocimiento que todos conocemos, brindado por los periódicos y generalmente muy impreciso.

 

No hay duda de que el narcotráfico, el lavado de dólares, el tráfico de blancas, de armas, la prostitución infantil, la corrupción política, son epidemias que carcomen los cimientos de nuestra patria y están ahí, a la vista de todos, con completa impunidad, e inmunidad y que la novela es un buen intento por denunciarlos, pero, pensamos que no pasa de la superficie.

 

La quinta novela la publicó también en el año 2003 y le dio el nombre Ardiente Caribe.2

 

Es otra novela que se desarrolla en la zona atlántica. Sigue las mismas técnicas de las novelas anteriores. Carece de valor literario. Es monofónica y tradicional aunque en ella se deja que algunos personajes narren ciertas aventuras. Utiliza el secuestro como motivo de la narración pero en realidad su interés va un poco más allá. Se trata de presentar un caso típico de engaño a dos incautas jóvenes josefinas por parte de un mulato delincuente y un rasta negro de Puerto Limón. En realidad la novela se desarrolla en este puerto y Puerto Viejo, con referencias a la capital, a través de las familias de Andrea y Catalina. Estas jóvenes de familias adineradas viajan solas a la zona atlántica a veranear. Rápidamente se ven asediadas por el mulato Davis, un tanto viejo y su amigo el negro rasta Edgar Lindo. Las incautas muchachas, sobre todo Andrea que se presenta como más avispada y experimentada, poco a poco, ceden a los deseos de los nativos y después de algunas aventuras sexuales entre Edgar y  Andrea, son dormidas en una casa de Puerto viejo y raptadas con el fin de obtener de sus padres un millón y medio de dólares. Ahí comienzan una serie de aventuras y acciones detectivescas que conducen la novela a un desenlace trágico en donde muere Edgar y Davis huye del país, Catalina aparece violada y embarazada y el padre paga al detective para que mate al mulato. Así termina la historieta.

 

La novela pretende, así lo vemos, brindar un ejemplo a las muchachas que tratan de jugar a vivas y les da un consejo didáctico en caso de visitar solas lugares exóticos y aventurarse con desconocidos en relaciones que inevitablemente les traerá daño. A la vez pretende criticar la superficialidad, la conducta frívola, el poco interés que brindan los padres de familias muy adineradas a sus hijos. Así muestra el contraste entre los negros delincuentes de Limón y sus ambiciones y vicios y la vida de los blancos ricos y famosos de la capital y extranjeros, así como el turismo sexual que se practica, especialmente en la zona atlántica. Esto se ofrece directamente, se manipula, se estereotipa, aparece sin mediación. Por ello la novela se presenta como forzada, predecible y gracias a ello, los personajes se ven como ingenuos, casi tontos, ilusos, sin malicia, como monigotes, sin personalidad, manipulables y casuísticos.

La imagen de la zona atlántica, sin negar la problemática social que vive ella y todo el país, no es la mejor, ni la más crítica. Se torna superficial, ahistórica, efectista, lineal, plana y esto, desde luego, no favorece ni a la región ni a la novela.

 



1 Fernández Leandro, Jaime. Palenque. Ed. Guayacán, San José, 1989.

1 Fernández Leandro, Jaime. Aquel fue un largo verano. Ed. UNED, San José, 1993.

1 Fernández Leandro, Jaime. Retorno a Palenque. Ed. de la Universidad de Costa Rica, San José, 1999.

 

1 Fernández Leandro, Jaime. Riberas del Averno. Editorial Universidad de Costa Rica, San José, 2003.

2 Fernández Leandro, Jaime. Ardiente Caribe. EUNED, San José, 2003.

 

Víctor Hugo Fernández Umaña

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Víctor Hugo Fernández Umaña (1955)

VÍCTOR HUGO FERNÁNDEZ UMAÑA

(1955)

 

Nació en San José el día 07 de Agosto del año 1955. Es poeta y ensayista  aunque incursiona en la novela. Escribió una obra teórica sobre la danza: El cuerpo no tiene memoria. Suele escribir en el periódico La Nación, en el suplemento Áncora.

 

 

LO QUE HA ESCRITO VÍCTOR HUGO FERNÁNDEZ UMAÑA

 

NOVELA

 

1.   Los círculos del cuerpo: 1993

 

POESÍA

 

1. Calicantos: 1993

2. Las siete partes en que antiguamente se dividía la noche: 1989

 

 

La única novela de Víctor Hugo Fernández, escrita hasta hoy, la publicó en el año 1993.1

 

Es una novela sencilla, de estructura lineal y de escasos personajes, prácticamente solo uno, Lupita Pola. El narrador omnisciente se acerca a la perspectiva de ella y lee, interpreta sus pensamientos, sus proyectos, sus anhelos y como el cieguito que está detrás de Miguel Ruiz, va construyendo la voz de Lupita, la dirige, la codifica como si fuera su propia voz. Nunca le da independencia, libertad, ella en sus manos, es su monigote, su símbolo. Es una de las muchas novelas de la literatura costarricenses yoísta.

 

Este narrador enfrenta dos facetas del mismo problema: Las voces de América con La musa de América. Lupita encarna el papel de la fanática de los cantantes populares de América que se entrega sexualmente a ellos, les da vida, les hace sentirse hombres, les recuerda que son machos y ella disfruta haciéndolos felices, realizados en su cuerpo. También ella vive para ellos, se complementa en ellos, no existe sin ellos, vive para ellos pero exige únicamente una condición, que le canten al oído sus canciones, sin ella, de nada sirven sus otros atributos. Es la amante de la voz de ellos, el clímax lo alcanza en el susurro de las canciones. No importa que ellos sean niños, estén cansados, vacíos, superficiales, tontos. Su valor radica en la voz.

 

Lupita es millonaria, bellísima, independiente y liberal. Solo existe para encontrarse con los vocalistas, nunca con los que forman sus comitivas, los espera, los busca, paga enormes cantidades de dinero en hoteles y discotecas, hasta que llega la noche del encuentro. Se entrega con pasión, sin restricciones, da y siente cada una de las caricias y disfruta hasta de lo imaginado, soñado, esperado y repasa los recuerdos de esos momentos sublimes de amor. No anhela otra cosa que poseerlos, ser de ellos, ser la musa, eternizarse en el recuerdo de ellos, las letras de sus canciones. Por ello deja de lado las fiestas familiares, las amigas conservadoras, de novios de escuela, de solo un hombre. Abandona todo, hasta su misma familia en pos de ese ideal: ser la musa de las Voces de América. Ellos, por el contrario, buscan su cuerpo, su entrega, su pasión, su orgasmo, su aventura.

 

El final para ella es trágico. Se entrega a Miguel Ruiz, lo ha esperado tanto tiempo, sin límites pero no es feliz, siente que se muere, no se realiza, a pesar de tener todos los atributos de un joven bien formado y buen amante. Se da cuenta que él no le canta al oído, cuando la ama,  la penetra, casi no le habla. Se lo hace saber y recibe la más inesperada respuesta que la envilece y la hace sentirse, ahora sí, como una puta. Él no canta, solo finge que lo hace, es su secreto. No tiene voz. Lupita guarda silencio y lo abandona, huye desconsolada en busca del mar para purificarse, para lavarse de la impureza de haberse entregado a un falso cantante, un intruso, un suplantador. De camino escucha la voz de un locutor radial que anuncia la próxima llegada al país de Durango y eso le trae nuevas ganas de vivir.

 

Esta novela es una especie de ironía a la hipocresía de la sociedad, al machismo, a la superficialidad de una joven millonaria pero con un ideal que aunque estúpido, por lo menos cree en algo y unos hombres que se convierten en falsos héroes, mitos, seres vacíos, niños adultos, hijitos de papi, incultos, aventureros, personajes sin madurez que aún no se han destetado y que de pronto amanecen en la gloria de la fama superficial, por no ser nada, ni siquiera hombres. Lupita era capaz de entregarse por un ideal, ellos ni siquiera tenían alguno.

 



1 Fernández, Víctor Hugo. Los círculos del cuerpo. Ed. REI Centroamérica, San José, 1993.

 

Ana Delamgton

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ANA DELAMGTON

(1955)

 

LO QUE HA ESCRITO ANA DELAMGTON

 

NOVELA

 

1.   El Puente: 1995

 

El Puente es la única novela que conocemos de esta escritora, profesional en sociología. La publicó en 1995.2

 

Es una novela tradicional, lineal y causal. Tiene una fuerte carga discursiva en el lenguaje. La narradora, así se muestra en el texto, juega un papel preponderante. Es una sola voz la que se manifiesta en el discurso y en el diálogo, que es muy escaso, siempre está presente aunque como personaje no hable, lo hace como narradora. Su punto de vista es exclusivo y no da autonomía a los personajes sino desde su propia óptica. Narra desde un presente, el pasado suyo y de dos familias básicamente.

 

La novela cobra relevancia por la problemática tratada, la posición crítica asumida por la narradora-autora, la sinceridad y franqueza adoptadas y la valentía de enfrentarla.

 

Son dos familias las protagonistas de las reflexiones y un personaje femenino que se interpone como elemento distorsionador, entre ambos hogares, Julia. Esto hace que se configuren dos triángulos amorosos y se interrelacionen entre ambos. Pero no se crea que sean los clásicos triángulos amorosos de las novelas rosa. Todo lo contrario, es el marco del enfrentamiento complejo entre el individuo y la cultura, entre el ser social y el ser individual. Más concretamente entre el ser y el no ser, la vida y la búsqueda de su sentido en una sociedad enajenante, programada, llena de prejuicios, mitos y códigos, la libertad, la razón de ser, la felicidad.

 

La historieta puede ser muy simple pero las implicaciones, muy trascendentes. Alberto y la narradora (no da el nombre) son casados y tienen una hija, Clara. Diego y Maricruz forman el otro hogar y tienen varios hijos, hombres y mujeres. Diego tiene una relación de amante con Julia y la narradora es amiga íntima de ella, alguna vez llegaron hasta a relacionarse sexualmente. Ambas mujeres se sienten realizadas, una y la otra, se comprenden, se comunican y sufren la misma rebeldía contra los convencionalismos sociales. Lucía se relaciona con Diego pero descubre que él no llena sus aspiraciones y que jamás dejaría la seguridad, estabilidad social de su matrimonio, trata de suicidarse pero no lo consigue. Poco tiempo después muere y con ello abre nuevas reflexiones en la narradora, esposa de Alberto. Éste se relaciona más con su hija de escasos diecinueve años y viven una especie de incesto virtual. Ambos se complementan, se entienden, juegan. En otras palabras pareciera que la hija sustituye a la esposa que pasa a un segundo plano. Si para Diego, Lucía era la amante, el tercer elemento del triángulo, Clara juega ese papel con respecto a Alberto su padre, por lo menos públicamente, sin el ocultamiento que sí ocurría en el otro triángulo. Lo importante es que la sociedad censura al segundo pero no al primero, mientras no aparezca la concreción del incesto.

 

El anterior marco de relaciones abre una serie de conflictos que llevan a enfrentar a la mujer con varias convenciones unas como efectos y otras causales, pero ambas sociales, culturales o ideológicas. Yo agrego programaciones sociales permanentes. Ante esto se pregunta ¿cuál es el papel de la mujer en una sociedad programada, causal, logocéntrica o teológica? La sociedad lo tiene claramente establecido desde todos los ángulos y la narradora así lo testimonia. La función fundamental de la mujer es SER MADRE y la célula social debe ser LA FAMILIA, así lo dispone también la religión católica que es otra programación social permanente. No hay salida para la mujer. Cualquier otro camino es rebeldía, pecado, disfunción y el castigo es inmisericorde. Dogma sin preguntas, sin interrogantes. Así es y punto. Y no se crea que exista libertad, no. Se decide de por vida terrenal y celestial o infernal si no cumple con la ley divina. Por eso el mito de Adán y Eva, y la función de la virgen María refuerzan esa programación. Tanto los hombres como las mujeres, éstas a pesar de ser perjudicadas en su misma esencia de mujer, lo aceptan con resignación y a veces, en la mayoría, con orgullo y luchan por cumplir ese rol de la manera más ejemplar. No es de extrañar entonces que la mujer que se desvíe de ese modelo o ponga en tela de juicio esa programación, sea signada de por vida, apedreada, desahuciada, vejada, denigrada, abandonada, lapidada y agréguele cualquier cantidad de epítetos más y no alcanzará sino el castigo. El rol del hombre, en cambio es más encubierto, sobre todo en la sociedad machista occidental. Él puede romper el contrato y tener amantes, sobre todo que reencarnen una especie de mujer-madre,1 siempre que sea una aventurilla y no deje, en la apariencia el papel de buen padre, trabajador, cumplidor, protector, estabilizador, proveedor, engendrador. Hay una especie de doble moral, la real y la aparente. La sociedad hipócrita tolera todo eso pero jamás perdonará a la mujer. Porque ésta es madre y debe dar el ejemplo a sus hijos, sacrificarse, minimizarse, alienarse, cosificarse. Ese es su destino, su papel redentor, su sacrificio en la más pura hipocresía de la sociedad.

 

La novela es rica en este tipo de reflexiones y no viene al caso repetirlas. También abunda en análisis sobre la cultura, las relaciones de padres e hijos. Los dos triángulos amoroso-familiares se tornan significativos a partir del papel de Lucía. Ella en el símbolo de lo prohibido, tanto en la relación con la narradora, esposa de Alberto, como en el papel de amante de Diego. Es el elemento disociador, el que introduce la disfunción, la alteración del orden social y la  seguridad del núcleo familiar. Por ello la narradora le da tanta importancia. Es cierto que en la relación mujer-mujer se informa poco, no se narra la intimidad de esa relación. Sí se conoce que eran amigas y que fue en la graduación de la socióloga, cuando conoció a Diego, en casa de Alberto, pero la molestia de Diego y Clara, antes de saberse el papel de amante que mantenía con Diego, era más por considerarla extraña, rara, una compañía inconveniente pero no porque pudiera ser un obstáculo para la consolidación del matrimonio de Alberto. Así Lucía se convierte en una mujer que enfrenta dos conflictos, la amistad-relación íntima con la esposa de Alberto y el ser la amante de Diego. Al final siente que Alberto no cumple con sus promesas. Ella lo ama y él le vuelve la espalda cuando su relación se hace pública y se acoge en el hogar. Ahí con sus hijos y esposa, entierra la relación con Lucía. Ésta opta por suicidarse pues no ve salida a su situación, como ser, y se ve traicionada, aún de su amiga, la narradora que no le ayuda a liberarse de las amarras en la cama del hospital, posiblemente para matarse. Su vida carecía ya de sentido. Ahora bien, esta situación sufrida por la esposa de Alberto y que es casi generalizada en nuestra sociedad pues todos viven bajo las mismas programaciones, no la sufren las personas, mujeres u hombres que no tienen conciencia o que simplemente aceptan el condicionamiento como algo natural y lógico. Digo esto porque también la situación se les presenta a los varones conscientes que ven su vida frustrada por una relación enajenante con su esposa. Ahora bien, al unirse un hombre con una mujer, ¿están conscientes de esa situación? O la pasión, la ilusión, la vitalidad sexual, la alegría superficial y formal de su unión, duran un tiempo suficiente para mantener el entusiasmo del matrimonio y poco a poco, con el paso de los años se toma conciencia, de una parte o de las dos y ¿no se intenta superar la situación? No enajenándose ambos o una de sus partes sino buscando una nueva relación, cualitativamente superior. Ni Quijote, ni Sancho, es la síntesis cualitativa de la unión. Y si una de las partes no acepta ese proceso, entonces la única salida es la separación, por el bien de todos, padres he hijos. Sobre todo si una de las partes no está dispuesta y no tiene por qué estarlo, a sacrificar su realización vital.  

 

El final de la novela es esperado, la mujer narradora, abandona la casa donde vivía la soledad, el distanciamiento con Alberto. El encuentro de abandono es violento y ella sufre agresión física, pero aún así logra salir de la casa y abandonar el lugar donde vivía recluida. Clara, la hija de ambos encontró novio y sometió a su padre a una doble soledad. La escena final, después de algunas reflexiones sobre la vida, la mujer y las relaciones con los hombres, Clara visita a su madre y el diálogo es frío. La situación permanece igual. Ella, sola en una casa, a los cuarenta y ocho años y buscando a qué asirse en su precaria situación. No aparece una respuesta en el horizonte.

 

El final es realista pero podemos agregar que el individuo no puede violentar los convencionalismos, las programaciones sociales sin sufrir el desencanto, el castigo social. La huida, el retirarse de una situación como la vivida apenas ofrece el cambio de rol, la ilusión de una libertad que es también irrisoria, porque no se ha podido salir de las programaciones permanentes. Salir de una situación conflictiva alienante es importante y pareciera el único camino pero no soluciona la problemática que subyace a ese conflicto. Las programaciones sociales atentan contra el individuo, sobre todo si éste tiene conciencia de la problemática. La mayoría se ajusta a las programaciones, se adapta, las adopta, las incorpora, las protege, las defiende, las justifica, las legitima, es su territorio, tal como sucede con Diego y Maricruz, pero las personas como la narradora y Julia, se convierten en héroes degradados de una sociedad alienante, enajenante al servicio de las mayorías conformistas, también enajenadas pero inconscientes y por lo tanto sin problematizarse. La búsqueda de valores en esa sociedad degradada solo conduce a mitos, prejuicios, reafirmaciones de los "valores" permanentes aceptados por todos como tales: el papel de la madre como procreadora, esposa fiel de por vida, defensa del hogar, bajo esa concepción como la única célula social capaz de hacer feliz a los constituyentes de ellas, cuando en realidad es la legitimadora del poder social, político y económico lo que priva. El bien individual se subordina al "bien" social. Los incestos, los complejos de Edipo o de Electra, las violaciones de hijos o hermanos, los fratricidios (Caín), matricidios, parricidios, etc. son rechazados pero se explican como disfunciones que deben ser corregidos al igual que la violencia doméstica entre esposos o cualquiera de los miembros. Todo debe tolerarse, soportarse en aras del bien familiar. Esto fue lo que la narradora no soportó y denunció en la excelente novela que escribió.

 

A pesar de ser una novela típica de narrador enfático, preponderante, absorbente, acaparador, totalizador, propio de un discurso ensayístico, la novela se destaca por la incursión en ese personaje narrador, trágico, lúcido, brillante, crítico, sincero, liberador que estando en el puente no salta al abismo, tampoco regresa a su celda y prefiere crear su propia soledad pues al fin sería su pertenencia, su acto final de libertad condicionada pero único refugio a su encuentro.



2 De Langton, Ana (seudónimo). El Puente, EUNED, San José, 1995.

 

1 Cuando leía la novela y la narradora describía la escena, al caminar por la ciudad y se topaba con los hombres, llenos de cordones umbilicales, cerraba los ojos para retener esa fantástica imagen y no soportaba, la risa que me producía. Estaba disfrutando de esa escena, cuando en las noticias televisivas, la presentadora afirmaba que un hombre que había sufrido un accidente hacía más de diecinueve años, por el cual había perdido el habla, al fin la había recobrado y la primera palabra que pronunció fue MAMÁ. Parece que lo afirmado por la narradora se verificaba.

 

Edgardo Orozco Umaña

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EDGARDO OROZCO UMAÑA

(1954)

 

 

Edgardo Orozco Umaña nació en Sosonate, El Salvador, el día 12 de enero de 1954. Es hijo de padres costarricenses. Se ha dedicado al comercio del libro. Ha TRABAJADO desde dependiente de librería hasta el supervisor del departamento de libros universitarios, promotor de libros escolares y Representante Internacional de par la editorial española Anaya, el mercado latinoamericano.

 

 

LO QUE HA ESCRITO EDGARDO OROZCO UMAÑA

 

 

NOVELA

 

1. Donde El Tiempo Se detuvo: 2002

 

Esta primera novela de Edgardo Orozco Umaña, TITULADA Donde El Tiempo Se detuvo, La publicó en el año 2002.1

 

Es una novela tradicional, Monofónica de clásico narrador protagonista. Aprovecha un incidente automovilístico para Detenerse en el tiempo y evocar su niñez, adolescencia, para terminar en un presente cercano con los hechos de Alcoa, Cuando estudiaba en el liceo Siendo adolescente.

 

Desde el presente narrativo Cuando ingresa en una pulpería, hace una larga regresión en el tiempo y REPASA Algunos Acontecimientos De su vida en familia, la escuela y su pueblo, la llegada de la televisión, los partidos de futbol, las películas en los cines, Los viajes a Puntarenas y otros Acontecimientos más.

 

Es una novelita más de tantas escritas en Costa Rica bajo ese paradigma.

 



1 Orozco Umaña, Edgardo. Donde El Tiempo Se detuvo. Ed. Géminis, Panamá, 2002.

Jorge Méndez Limbrick

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JORGE MÉNDEZ LIMBRICK

(1954)

 

Jorge Méndez Limbrick nació el 5 de noviembre de 1954. Realizó los estudios primarios y secundarios en San José. Los universitarios los hizo en la Universidad de Costa Rica, donde se graduó en Derecho. Ha sido profesor en la Escuela Libre de Derecho. Tiene una novela inédita, Cátedra en el café y escribe otra que le dará el nombre de Rojo Profundo.

 

 

LO QUE HA ESCRITO JORGE MÉNDEZ LIMBRICK

 

NOVELA

 

1.      Noche Sonámbula: 1997 Poema (épico)

2.      Mariposas negras para un asesino: 2005

3.   Asesinos en microchips de memoria Ram:

 

Esta novela de Jorge Méndez Limbrick  que llamó Noche Sonámbula y publicó en el año 1997,1 es una canto al héroe (según la obra) Hernán Cortés. En la contratapa de la segunda novela se afirma que la publicó en 1977 y que es una prosa poética.

 

También ha escrito poesías pero no las ha reunido en ningún libro especial.

 

Es una obra que utiliza un personaje histórico y que comprende los tiempos en que Hernán Cortés realizó las diferentes expediciones a tierras de América y algunas de las batallas que le correspondió en la conquista de México.

 

La obra o novela se gesta desde una noche de farra, de tragos, de amores lujuriosos y borracheras. Desde ese presente, al final de la novela, la voz del narrador, cercana a un cantor, eleva el grito de gloria del héroe  Hernán Cortés, después de muerto, desde el cráneo de su calavera, en la urna donde han depositado sus restos. Es una evocación lírica de sus viajes y hazañas, sus encuentros, acusaciones, traiciones y expediciones. Todo ello desde la tumba, desde la agonía, desde sus últimos momentos de vida y después de su muerte. Es la visión desde la perspectiva española, del conquistador. El indio no posee voz, a pesar de ser la víctima. Es la historia oficial, su alabanza poética, su cantar de gesta, su inmortalidad, más allá de la muerte. Por eso el paso de la vida a la muerte, en ese eterno laberinto es más un encuentro con la paz, con el silencio, con la luz, con las aguas cristalinas y la apacible montaña, remanso de armonía. No hay crítica, ni censura, solo alabanza. El tiempo se ha eternizado en la gloria del héroe y la vida cobra trascendencia, después de la muerte y todo ello en nombre de Dios y la madre iglesia. La burla del bufón de Carlos, el rey, es castigada por la Santa Inquisición y ésta triunfa sobre la ciencia, a pesar de que se vislumbra una inclinación obvia por esta última.

 

Los personajes son configurados por una sola perspectiva, la del narrador o cantor y por supuesto, los conquistados carecen de grito, de alabanza, de gloria. La conquista y la conversión de los herejes justifican las matanzas, los genocidios en las batallas, de las Noches Tristes, del despojo, traición y engaño. ¿Novela o Canto? Pensamos que se acerca más a lo segundo. No tiene la estructura de novela.

 

La segunda novela de este escritor se publicó en el año 2005 y lleva como título, Mariposas negras para un asesino. Recibió el premio de novela Una Palabra por parte de la Universidad Nacional.1

 

En otro lugar hemos llamado la atención sobre el título de las obras y hemos afirmado que éste, en muchos casos es de enorme importancia. Creemos que sin ser parte del discurso literario, como tal, juega un rol semántico trascendente, sobre todo para algunas novelas, que como ésta se configura como del género policíaco.

 

Si analizamos el título obtenemos una serie de datos que esclarecen, desde él, al criminal, sin apenas comenzar a leer la novela. Citémoslos:

 

                  1. Existe un asesino.

2. El asesino es uno.

                  3. Es de género masculino.

                  4. Existen unas mariposas negras relacionadas con el asesino.

                  5. Las mariposas son negras y varias.

 

El título de la novela, por sí solo excluye una serie de hipotéticas posibilidades. Esto limita la estructura de la novela policíaca.

 

Con esta información, el lector social se prepara para leer una novela policíaca. La estructura formal de ellas es simple:

 

1. Siempre existe un criminal, un crimen y un detective o investigador.

2. El autor puede iniciar la historia desde el final (in extrema res) y poco a poco ir analizando la forma como el asesino o los asesinos cometieron el crimen (o los crímenes, cuando estos son en serie) o hacerlo a la inversa. Poco a poco va configurando una telaraña de acontecimientos (indicios o despistes, para llegar al final con el esclarecimiento del asesino o los asesinos.

 

En la novela que nos ocupa se escoge esta última estructura.

 

El género policiaco, en las manifestaciones literarias del presente suele utilizar la estructura formal como pretexto para desarrollar otras temáticas, sobre todo, la social. Esta novela no escapa a esa intención del autor.

 

La novela es de corte tradicional. No alcanza la polifonía y menos la sinfonía de novelas sobresalientes publicadas, aún en nuestro contexto. Existe únicamente una perspectiva del discurso independiente que inicia la novela y augura un alcance polifónico deseado pero se deja de lado muy pronto para introducir una enorme digresión relacionada con las culturas griega y romana que en nada le favorece y en mucho le perjudica.

 

La novela, de preferencia, utiliza un contexto social relacionado con el San José presente (1999). Es la joven Jackie quien toma la iniciativa para, desde su perspectiva informe a su confidente Guillermina su vida de prostituta "fina" en los mejores bares de San José. En forma muy atinada el lector social va configurando una imagen social de la ciudad, desde su propia visión.

 

Pero pronto el narrador omnisciente se apodera de la narración y a través de un abogado, oficial jubilado, Henry de Quincey Acosta, comienza a ¿desenredar? la trama de la novela. Es aquí cuando se comenten la mayoría de los desaciertos y atentados contra el verosímil del discurso.

 

Henry pasa de abogado a investigador, después de diez años. Sin razón aparente se dedica, más que a ejercer su profesión, recién obtenida, a esclarecer el crimen de una joven, La Bella sin marcas, que precedía a La Parturienta, que también había sido asesinada en similares condiciones. Es en este momento cuando aparece La Sombra en los sueños de Henry y da indicios de ser el asesino o por lo menos alguien cercano a ella. También se menciona las mariposas negras y una especie de cofradía o club de damas de compañía. A la serie de jóvenes asesinadas se une la llamada Medias de seda y por último la misma Jackie. Ésta última se sale del patrón de jóvenes, por lo menos en la forma como es asesinada.  

 

Uno se ve tentado a pensar que se trata de un texto que pertenece al género de lo extraño pero el discurso novelesco no se ajusta a los ejes de leyes sobrenaturales, unidas a las racionales. El final de la novela no puede ser más elocuente. La sombra, La presencia que reúne casi todos los indicios para codificarse como el asesino, personificadas en Julián Casasola, el médico que realizaba las autopsias, resulta ya muerto en Europa, la casa de campo en San José de la Montaña, apenas son ruinas, Henry aparece enfermo en el sanatorio Chapuí y es sospechoso de ser el asesino en serie. El lector social se entera de que muchos de los sucesos fueron producto de la mente enferma (que nadie sospecho y menos comprobó) de Henry. Es un final que viola absolutamente lo verosímil en el relato y deja en el lector social la sensación de que fue una tomada de pelo. Realmente la novela termina sin que se conozca la identidad del crimen, se establezcan las razones de los asesinatos y otros aspectos propios del discurso del método científico.

 

Por otra parte, si de lo que se trataba, era de comparar dos momentos históricos de la ciudad de San José, las diferencias sociales y la degradación moral del presente, la verdad es que no se consigue sino en una pequeña dosis. La visión social se torna superficial (en la historia de la novela), acrítica y tal vez un tanto nostálgica. El discurso histórico no es aprovechado en su máxima expresión y en ocasiones se torna moroso, empalagoso e innecesario, tal es el caso de la enorme digresión  de la lectura hecha por Julián de un libro un tanto esotérico, greco-romano. 

La tercera novela, El laberinto del verdugo ganó el premio de la Editorial Costa Rica en el año 2009.1 

 

Esta novela no oculta su categoría. Ya en la portada aparece la leyenda "Novela negra". Por lo tanto pone al lector frente al género policíaco; y además de ese aviso su título es elocuente "El laberinto del verdugo". Las reglas son explícitas. No obstante la novela va más allá y se inserta en la San José de hoy. Su estructura policíaca es un pretexto para crear un mundo social en crisis a través de voces interconexas que dibujan un caleidoscopio de imágenes llenas de preguntas y sin respuestas precisas, solo sospechadas.

La novela tiene la siguiente estructura formal. La divide en cuatro partes: Tres narraciones infames, Amapola reina de la noche, Suite nocturnal o variaciones sobre un mismo tema y La esfera suprema.

 

La primera parte está codificada por lugares específicos y personajes protagónicos que reflexionan, sienten, meditan, planean, discurren, sueñan y recuerdan. Son voces que el lector escucha con atención y sigue su recorrido a través de apariciones libres y sin causalidad lógica sino espontánea.

 

El primer espacio por orden de aparición es El hospital psiquiátrico en Pavas y lo encarna Felipe Ossorio y Henry De Quincey, el famoso investigador de los crímenes, abogado e investigador en el OIJ y  de quien algunos dicen que es el asesino en serie de varias mujeres prostitutas pero que, todo lo contrario es conocedor del verdadero criminal, el señor Julián Cassorla Brown. El señor Felipe Ossorio, como se va presentando no es desmemoriado y más bien se presenta como un estudioso de filosofía con gran conocimiento del pensamiento griego y romano. De loco no tiene nada. Es la conciencia más lúcida que la imaginación podría señalar en nuestro medio.

 

El segundo espacio es un lugar en San José cerca del Valle de las Muñecas: El consorcio Jurídico Data-Ius y el personaje que lo representa en Beatriz Muriel Nigroponte. Una bellísima abogada que trabaja en ese lugar y lleva el caso de la compra de La torre Fénix por JC, un ricachón relativamente joven y misterioso. Morirá misteriosamente

 

El tercero lo representa El OIJ. Y es Ernesto Miranda Rojas el investigador que presta su voz. Se conocen sobre todo las actividades de él y los archivos del vampiro, etc.

 

Tanto los personajes Henry De Quincy, La Sombra, Julián Cassorla y otros, así como los crímenes de las prostitutas, La Bella sin marcas, La parturienta, Y Medias de seda y el mismo Julián con su mansión en San José de la Montaña y otros hechos relacionados son retomados de su primera novela Mariposas negras para un asesino. Ello indica que esta novela es una especie de segunda parte.

 

La novela inicia con las voces de estos personajes que sin orden codificado explícitamente van creando ese mundo  laberíntico josefino, de crímenes, negocios, investigaciones y "locuras".

 

Toda la primera parte, más de la mitad del texto, se convierte en una presentación de los hechos criminales, los personajes protagónicos y sus respectivos roles en la historia. Los lugares donde suelen ocurrir esos crímenes: San José, unos viajes a la mansión de don Julián a San José de la Montaña, las diferentes zonas: zona del vampiro, valle de las muñecas, zona del fantasma y referentes específicos como la Torre del Pacífico y otros menores como el Sanatorio, El bufete, las Torres y sus relaciones con el señor JC y por fin la muerte de Beatriz. No se deben dejar de lado la subciudad, el Parque Gregorio y los lugares soñados por Beatriz y Henry, así como el laberinto.

 

La segunda parte la titula Amapola reina de la noche.

 

En ella se narra el escape del la laberinto realizado por Felipe Ossorio y Henry De Quincy, el famoso abogado que trabajara en el OIJ y que fuera acusado de los asesinatos de las prostitutas. Su refugio en el edificio del Pacífico, cerca de las terminales del ferrocarril y su encuentro con El Gran Archivero de la Noche, nonagenario que conoce todos los archivos judiciales y nunca sale de ese lugar misterioso y terrorífico, más parecido a un laberinto de la historia no oficial de San José y el ojo omnipresente testigo de las zonas del crimen y el Valle de las Muñecas y la vida nocturna josefina.

 

Esta segunda parte permite al lector un recorrido físico e histórico, no oficial, así como sociológico de la San José y sus crímenes desde 1890 hasta el presente, pasando por las Cuevas del Virilla, los asesinatos de las jovencitas del barrio Don Vosco, todos sin encontrar el asesino y la sombra de poderes ocultos detrás de ellos vestidos de políticos y ricachones, eventualmente miembros de Cofradías y rituales insospechados. Ese es quizás el verdadero laberinto del verdugo.

 

No escapan al ojo de los personajes protagónicos la vida oscura en las zonas del crimen, viejas y nuevas. La nuevas nominaciones de la llamada Zona Roja, y la famosa calle 12 hasta los alrededores extendidos hacia el sur, el oeste y el este en las cercanías de la Universidad de Costa Rica con la ya triste y famosa Calle de la Amargura. Pero no se crea que la película caleidoscópica se quede en los niveles del bajo crimen. Todo lo contrario sube a las esferas de los poderosos en las Torres semiprivadas, los hoteles de cinco estrellas, las mansiones, las guaridas de los ricos seudo profesionales, los nuevos moles, las quintas y los condominios privados, alejados de los lugares "contaminados".

 

No escapa a esa conciencia de los personajes que van enumerando los hechos que esclarecen los crímenes. El viaje del Gran Archivero de la Noche al Distrito Federal con una beca para estudiar la restauración y mantenimiento de libros. Los encuentros con personajes importantes como Blackwood y Rocco y la búsqueda de los libros de Paul Morphy y luego la búsqueda del libro El Ismalión en Londres. En verdad Morphy fue un famoso ajedrecista norteamericano.

 

La tercera parte es narrada por una especie de conciencia particular: la de Julián y es así como el lector se acerca a él desde una perspectiva cierta, creíble, conoce los más íntimos pensamientos y hechos realizados por él y sus amigos.

 

"El Valle de las Muñecas en los últimos años ha reverberado en luces y en más pasiones y en más droga... pero algunos lo pueden ver, otros son ciegos a la bufonada, en la risa orquestada de los "monigotes con poder" que vos y Francesco Rocco han fabricado para deseos propios y ajenos."1

 

Esta técnica a pesar de que no es un estado profundo de conciencia, permite salirse del clásico narrador omnisciente y presentar los hechos tal y como los vivió el personaje. Es moderna y tiene grandes posibilidades semánticas y literarias.

 

También es utilizada para presentar al personaje Henry De Quincy y narrar las últimas aventuras de este personaje al lado de Felipe Ossorio, hasta concluir con la muerte de Julián o JC y la propia de ese demente-cuerdo que el causante del asesinato colectivo en el Sanatorio.

 

La novela deja hilos sin concluir y es de esperar la tercera obra para cerrar el ciclo, como es ahora costumbre con las llamadas sagas. Es formalmente policíaca y como tal respeta su estructura y características pero tiene un trasfondo social y político importante que la convierte en una obra que penetra en los antros del poder económico y morales de la San José de las últimas décadas, sin escatimar referencias a las primeras décadas del siglo XX. Tiene como fondo las llamadas cofradías que siempre han existido. Hombres que periódicamente se reúnen para realizar rituales sobre todo criminales para satisfacer sus aberraciones de poder, religiosas, espirituales y sexuales. Los asesinatos de jóvenes en el Virilla y los rituales en las famosas Cuevas son testigo de esas manifestaciones, lo mismo que los crímenes de las prostitutas. Y como se realizan en determinadas fechas por sus mismas creencias se convierten en crimines seriales. A veces se realizan por individuos solos, que no pertenecen a esas cofradías y lo que delatan son personas con serios trastornos emocionales, tales los casos del llamado EL Cóndor que fue apresado y hasta hoy se desconoce qué pasó con él y los famosos crímenes de La Carpintera que también se mantiene en el anonimato su criminal.

 

Como corolario de esa situación la novela no sólo trata de esclarecer los crímenes y los culpables sino, y esto es quizás lo más importante ofrecer al lector un retrato vivo de la problemática criminal de San José, los lugares más peligrosos y los vicios sociales de todo género. No podría escapar la droga y sus estragos en todos los estratos sociales del país.

 

Extrañamos (y esto no forma parte del comentario literario) un tanto la carencia de una realidad nueva de la violencia. Si antes existía, pues es congénita al hombre con manifestaciones en las guerras, las luchas por el poder político y económico, cofradías del terror, o simplemente por imponer mitos y costumbres machistas como los pleitos callejeros de los pueblos, los bochinches a golpes en las cantinas y bailongos, y las peleas campales los domingos después del partido de futbol, lo cierto es que tenían causas y móviles diferentes a la violencia de hoy. En los pueblos no se peleaba por comer, por dinero, por aspectos materiales, salvo excepciones. Traiciones, rivalidades, quizás herencias, borracheras, etc. El robo, por lo tanto no tenía la vigencia motora que hoy tiene. La violencia por el poder económico era propia de los estratos altos, los políticos y los gamonales y ésos crearon la violencia institucional, la desigualdad, y la pobreza generalizada.

 

Hoy existen crímenes sexuales, más por alcanzar el objeto deseado y nunca logrado por el camino correcto del convencimiento amoroso y para satisfacer pasiones y se mata, pues un muerto no puede reconocer al autor. No conozco estadísticas pero se podría afirmar, sin temor a equivocarnos que la mayoría de los crímenes tienen como móvil la obtención del dinero. Claro que se dan otros móviles de los más variados pero creemos que son los menos.

 

Nos agradó la novela. Es un logro literario importante en nuestras letras y evidencia una generación de escritores que se abren camino en ese difícil arte y se insertan en las corrientes más importantes de la Literatura de Hispanoamérica.

 

También es oportuno señalar que el verosímil en el relato, las leyes internas del mismo en algunas ocasiones se ven violentadas, tal el caso de la explicación que da el narrador sobre el origen de Don Julián. El lector fácilmente se da cuenta que en estos tiempos un vecino de Los Hatillos, humilde, y que pasa desapercibido y de pronto se convierte en multimillonario por una herencia que le deja a su muerte un abuelo materno, no es tan digerible. Tampoco conviene, según nuestro entender, que el autor en plena narración de un acontecimiento importante, serio, trascendental, se detenga a explicar que a una exposición fueron invitados Carlos Cortés, Rodrigo Soto y él mismo autor, con más muestras de jocosidad que de seriedad. "Pecatas minutas".



1 Méndez Limbrick, Jorge. El laberinto del verdugo. Ed. Costa Rica, San José, 2009.

1 Méndez Limbrick, Jorge. Ob. Cit., p. 183.

        



1 Méndez Limbrick, Jorge. Noche Sonámbula. EUNED, San José, 1997.

 

1 Méndez Limbrick, Mariposas negras para un asesino. EUNA, Heredia, 2005

 

Hugo Rivas Ríos

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HUGO RIVAS RÍOS

(1954-1992)

 

Hugo Francisco Rivas Ríos se conoce muy poco. Nació en Santa Cruz de Guanacaste el día 30 de julio del año 1954 y murió el día 03 de diciembre del año 1992. Realizó los estudios primariaos en la escuela Josefina López de Huertas. Sólo sabemos que ha escrito algunos libros de cuentos y esta novela. Pareciera que es un proscripto.

 

En 1988 fue merecedor del Premio Nacional de Novela "Aquileo Echeverría".

En 1993 la Editorial Costa Rica publicó su obra de "Cambios de Otoño'.

Escribió el ensayo Golpe de Estado: 1976 y recibió una mención honorífica en la Universidad de Costa Rica.

 

Si existen, en la Internet algunos comentarios importantes sobre la lanovela Esa orilla sin nadie.

 

LO QUE ESCRIBIÓ HUGO RIVAS RÍOS

 

NOVELA

 

1.   Esa orilla sin nadie: 1988

 

CUENTO

 

1. Cambios de Otoño: 1993

 

 

La única novela que escribió Hugo Rivas la tituló Esa orilla sin nadie y la publicó en 1988.1

 

Esta novela ofrece una gama de acontecimientos ligados a la corrupción política y al desencanto. Es una obra desde una perspectiva narracional olímpica pero muy cerca a cada personaje. El narrador omnisapiente se convierte en una especie de eco, de intérprete, de comunicador de lo que piensa y hace el personaje, lo acompaña, está a su lado y hace guiños al lector social para que no se le escapen algunos elementos importantes que desea señalar, reafirmar, destacar. Esto le confiere cierta objetividad, a pesar de su presencia casi absoluta en toda la novela. El diálogo es escaso y está mediatizado por el narrador.

 

La novela tiene como eje principal inclinación, la denuncia de la corrupción política de los funcionarios de las instituciones públicas. El ejemplo lo testimonia don Franco Gutiérrez y los que le rodean de más alto nivel, abogados y empleados superiores. Los hechos se tipifican como un desfalco contra el estado, en beneficio propio. Pero la obra no se estructura únicamente en el desarrollo de este acto ilícito, sino que se intercala con algunos acontecimientos como el asesinato del general Morazán, la revolución y triunfo del sandinismo, la guerrilla en El Salvador, y la muerte del hijo de don Franco, Marco. Es una especie de mural que se intercala, se entrecruza para formar la trama de la novela. Pero lo más importante es el resultado de esa degradación social y política, a nivel centroamericano y familiar, que produce, en la juventud de esos años del período que gobernó Costa Rica, don Luis Alberto Monge Álvarez. Es una muchachada casi sin personalidad, vacía, sin proyectos, desraizada, sin identidad, al garete, sin nada a qué asirse, huérfana, no sólo de padres que se convierten en corruptos, egoístas, coléricos, violentos y que no les importa el futuro de sus hijos, sino de sus propios beneficios y placeres. Este desamparo lo refleja el narrador en la frase:

 

"No este mundo terrible, no este sitio de todos. Es llegar a la otra orilla, esa orilla sin nadie."2

 

Esto hace que el peso de la novela lo mantengan las relaciones del clan de jóvenes que inicia la novela en el bar Chelles. Este grupo formado por varios muchachos de alto nivel económico y social representa una juventud citadina que vivió desorientada, ahuecada, vacía, rebelde, pero engañada, violentada, enajenada. Es una juventud que busca valores en una sociedad degradada y termina, víctima de ella. Por eso sus actos, más que afincarlos en un proyecto vital, solidario, que los realice como individuos y agentes sociales, son vulgares, de escape, sosos, de desencanto, de a mí qué me importa, total nada cambia, todo es lo mismo, salen unos y entran otros, se cambia el nombre del ladrón, del corrupto y todo permanece como ha sido siempre. Una juventud con tal sociedad y tales padres y con el ejemplo de los políticos de turno, sin importar el partido o la ideología de papel o de cafetín o cantina, ¿qué puede esperar y qué resultado podrá dar? ¿Cómo alcanzar la otra orilla sin nadie?

 



1 Rivas, Hugo. Esa orilla sin nadie. Ed. Guayacán, San José, 1988.

2 Rivas, Hugo. Ob. Cit. p.173.

 

Mario Zaldívar Rivera

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MARIO ZALDÍVAR RIVERA

(1954)

 

Mario Zaldívar Rivera nació en San José, el día 22 de julio del año 1954. Su niñez e infancia en Barrio México, fue de gran influencia en su obra.

 

En 1977 se gradúa en Administración Pública por la Universidad de Costa Rica. En ese centro de Educación Superior obtuvo el grado de licenciado. Luego, viaja a Brasil a continuar sus estudios de Maestría en la Fundación Getulio Vargas, en Río de Janeiro.

 

Se desempeña como Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional  de Préstamos  para la Educación, CONAPE. También ha sido de 1989 a 1991. Presidente de la Asociación  Panamericana de Instituciones de Crédito Educativo, APICE, con sede en Bogotá, Colombia.

 

No solo novelas ha escrito sino ensayos importantes sobre la música popular y otros.

 

Es miembro de la Junta Directiva de dicha Asociación.

 

 

LO QUE HA ESCRITO MARIO ZALDÍVAR RIVERA

 

NOVELA

 

1. Ahora juega usted señor Capablanca: 1995

2. Después de la luz roja: 2001

3. Herido de sombras: 2007

4. Tres extraños en el Paraíso: 2012

 CUENTO

 

1. Cuentos Esperante: 1986 (Varios autores)

2. Cuento y Poesía: 1994 (Varios autores)

 

 

Ahora juega usted señor Capablanca, publicada en 1995 es la primera novela que ha escrito Mario Zandívar Rivera.

 

Es una novela tradicional, de narrador-autor con todas las limitaciones de este tipo de novela decimonónica y sin pretensiones formales, más allá que las propias de la novela monofónica.

 

El narrador aparece en primera persona singular pero desde dos puntos de vista diferentes: a veces es un niño de aproximados diez años y otras es un  adulto que recuerda la historia que le tocó vivir, cuando era niño. Esas dos visiones están mezcladas en la novela pero confundidas. De pronto está narrando el yo-niño y aparece el yo-adulto, (autor) y da explicaciones, juicios, opiniones y lo que es más grave, en muchas ocasiones se narra desde la perspectiva del niño pero con un conocimiento de adulto, así como la cultura y la valoración social. En otras palabras el narrador-autor es quien manipula, narra, ofrece las opiniones y comentarios y cede, a veces la palabra al niño-personaje, testigo la palabra para que narre algunas escenas  que presenció. El lector fácilmente se percata de que el niño narra como adulto y no como niño. Este es un grave error técnico de esta novela que le hace perder categoría literaria y verosimilitud intrínseca. La homología niño-adulto-autor impide la credibilidad narrativa y ofrece al lector un mundo narrado, manipulado, enseñado, lineal, referencial que pierde la objetividad narrativa, propia de la obra literaria distanciada, independiente objetivada en su propia significación. Observemos algunos ejemplos:

 

"Para mí aquellos años fueron felices, frenéticamente  felices..."1

 

Quien estaba narrando era el niño, pero de pronto aparece el niño ya adulto que da un juicio: la felicidad de aquellos años. Se le da la palabra al niño pero no se le independiza, objetiva, sino parcialmente. Es más evidente en el siguiente ejemplo:

 

"Penetré en la pieza y percibí aquel aroma antiguo, el olor del pergamino que hasta hoy  lo tengo impregnado en la memoria."2

 

Primero aparece el niño narrando desde  su perspectiva, en un pasado próximo, indefinido "penetré" y acto seguido aparece la valoración del adulto desde un presente "hoy"  que recuerda el olor del pergamino. Entonces el narrador es el autor (adulto) que recuerda hechos de su infancia y entonces da la voz a ese autor-niño para que evoque esos recuerdos pero sólo parcialmente porque el niño no tiene autonomía ni independencia, es un mero formalismo.

 

"Yo tenía, más o menos, la edad que hoy tiene  mi nieto."3

 

Al final de la historia novelada el niño desaparece para que un narrador casi omnisciente, siempre cercano al autor, describa los últimos acontecimientos, como fueron la  frustrada embarcación de las pinturas de arte, la captura de Tony Guiteras, el líder de la lucha antimachadista y Laura Sotomayor, la operación frustrada de la entrega de armas y la celada del cura Ordóñez y la huida de Tony y, por último el destierro a Chile.

 

Los acontecimientos se desarrollan en Cuba, al inicio, en una vieja casona, de un  viejo gamonal.

 

 Don Julián Sotomayor y su esposa doña Roma. Aquí. El niño  ofrece, como testigo los hechos familiares, privados de esa familia rica de los suburbios de la Habana. Las veladas con Capablanca, ese personaje pintoresco, diplomático del tirano Machado, y experto ajedrecista, así como mujeriego empedernido. También se conoce sobre la afición de todos ellos con los músicos de la época, sobre todo con  el famoso Lecuona.

 

El niño presta sus ojos para presenciar las costumbres de la familia, sobre todo de sus abuelos pues de sus padres casi no se entiende, los criados, los secretos de la casona y el descubrimiento de la protección que don Julián brinda a los revolucionarios que utilizan un cuarto secreto para ocultarse.

 

En la segunda parte se narran los acontecimientos del embarque frustrado de las pinturas de arte y el apresamiento del líder Tony Guiteras y la hija de don Julián, el pacto de éste con el Capitán Díaz y la celada por parte del cura Ordóñez y la huida de los revolucionarios y el destierro de la familia Sotomayor a Chile.

 

La segunda novela que publicó Mario Zaldívar Rivera fue Después de la luz roja, en el año 2001.1

 

Es una novela sobresaliente, polifónica. Desde el punto de vista literario no tiene nada que envidiar a las novelas más importantes de los últimos tiempos en la producción latinoamericana. Al fin la novelística costarricense comienza a consolidarse en el ámbito nacional. Sin temor a equivocarnos esta novela descollará fuera de nuestras fronteras.

 

La historieta la da el autor al final de ella y es sumamente simple. Transcribimos lo expuesto por Daniel Mondragón, una de las voces más importantes de la narración:

 

"Aquella misma noche, leí de un tirón la novela escrita por mi padre, cuyo título era Después de la luz roja. Era la historia de un fugitivo francés, quien lo había iniciado en los laberintos del arte; este hombre lo llevó a un erudito inválido quien lo embarcó en el proyecto de un Cristo Móvil en Las Juntas de Abangares, junto a un cura coleccionista de rocolas y un ingeniero alcohólico. Allí reencontró a un cantante de tangos y a una matrona obsesionada por las secreciones del cuerpo humano. Al final de su vida, sufrió prisión por causa de una prostituta, quien le dio un hijo hemofílico."2

 

La novela se inscribe dentro de la corriente literaria del realismo maravilloso. Utiliza básicamente dos perspectivas o puntos de vista que se entrecruzan. Son dos voces diferentes que se complementan. La primera es la de un hijo, Daniel que busca la identidad de su padre a quien no conoció y en él explicarse su propio yo, su sentido, su proyecto de vida. Así se establecen dos tiempos diferentes entrecruzados. Su padre Gabriel representa el pasado, el origen, las aventuras bohemias, el San José de 1953, mientras que su hijo está más cerca de los tiempos actuales, los años setentas. Pero ambos tiempos se confunden para darnos la sensación de que, como el reloj de  los franceses del siglo XVII, el tiempo se acelera, se disloca, se ajusta al tiempo de las prostitutas, como luego veremos.

 

Novela de personajes, de formación de Daniel, de espacio social, de privacidad y esto es lo que más deseamos destacar. Ya no se trata de describir y enumerar las costumbres sociales, sean estas del campo o de la ciudad, de la gente sin historia o por lo menos con historia harto conocida, evidente, predecible, en frente de nuestros ojos, de las clásicas historias de prostitutas campesinas que los padres echaron un día de la casa porque quedaron embarazadas, o de alcohólicos empedernidos que se superan después de viejos, o de niños de la calle, o delincuentes en los barrios del sur, ahora, y esto es lo bueno de la novela se abre un mundo privado, oculto, sagrado, enigmático, mítico, ni siquiera soñado, guardado con cien candados, se trata del mundo íntimo de las familias ricas del San José reciente y presente, de los barrios ricos: Los Yoses, Amón, Otoya, Lahaman, falta Bello Horizonte. Del San José fuera del alcance de la mirada de la mayoría y surge lo que siempre despierta intriga e interés, ¿qué se oculta detrás de esas mansiones, siempre cerradas, misteriosas, enormes?, quiénes viven en ellas y ¿cuál es su vida privada? Esta novela corre el velo y aparecen los personajes de esas casas, sus pasiones, sus proyectos, sus aberraciones, sus anhelos, sus virtudes y defectos. Es descubrir la privacidad, parte de ella, del poder en sus múltiples facetas, ir más allá de lo oficial, de la gacetilla periodística complaciente, de lo previsto, panegírico, del adentrarse en el otro lado del reflejo del espejo. ¿Cuántos misterios, historias increíbles maravillosas por lo absurdas y desproporcionadas, por lo increíbles, permanecen detrás del poder eclesiástico, el Castillo del Moro y el de Tibás, y el de Barba y el del Monte de la Cruz, y los sótanos de la catedral metropolitana y los túneles, ¡cuánto nos contó el pintor español, a quien llamábamos don Chema, que llenara los cielo rasos de varias iglesias, entre ellas la de San Joaquín de Flores, de pinturas religiosas los cielorrasos de esos lugares!  Y ¿detrás del poder político y religioso?, de las fiestas suntuosas en haciendas de Liberia con visitas de tiranos centroamericanos y los zares de la droga en el poder y por último ¿la historia privada del poder económico que está íntimamente ligado a los dos anteriores? Eso es lo que no ha hecho la novelística costarricense y que recién comienza a dar los primeros pasos, con timidez, sobre esas arenas movedizas, maravillosas, increíbles, apenas sospechadas. Para quienes buscan la identidad del costarricense se les abre otro campo importante que, sin lugar a dudas desplazará el consabido código de valores de los campesinos buenos, católicos, honrados, trabajadores y su lugar ameno en el campo, ese locus amoenus, tan añorado como engañoso y los gamonales buenos, compungidos, llenos de amor a Dios. Las mejores novelas escritas hasta hoy tienen que ver con la privacidad.

 

La novela posee pocos personajes y no llega a reunir ni siquiera una genealogía. De la familia Mondragón Victory, solo se destacan tres, Gabriel (el padre), Gertrudis (la hermana) y Daniel el hijo de Gabriel. Desde el principio el lector se percata de que el hijo hemofílico (Daniel) no parece tener madre, ella pasa inadvertida, en el olvido, oculta, nada se dice de esa mujer. Al final se descubre que la novela la tenía Margot. Es el doctor Cabezas quien se la entrega y Daniel sorprendido, le pregunta por qué la tenía Margot y recibe la noticia de que ella era su madre. Así se completa la familia. De los abuelos Camilo y Amelia solo se da una referencia sin importancia. Toda la novela recae en esos personajes y los amigos de su padre que Daniel va conociendo, poco a poco. El francés Laprade es del círculo del clan de amigos. Es un pintor francés, erudito que introduce, poco a poco a Gabriel, en las artes, así comienza a relacionarse con él e iniciarse en  la pintura, la literatura y la bohemia; conoce a otros personajes importantes, tales como el doctor Cabezas, de origen nicaragüense, que sería el doctor de cabecera de la familia y por supuesto de Daniel, el cura español Román Camacho, el ingeniero Gustavo Barahona, Ernesto Borbón y por supuesto Daniel Mondragón, el hijo hemofílico de Gabriel y Margot.

 

El título de la novela es significativo, Después de la luz roja. Es una novela que utiliza el truco de los manuscritos desaparecidos, en este caso escritos por el padre de Daniel  y que aparecen, al final, en manos de Margot pero que, en realidad, son la misma la novela, la búsqueda de ella o su historia se confunde con ella y se desarrolla bajo esa premisa. En este caso se reviste de una especie de misterio, tipo policíaco, sin pertenecer a ese género. El proceso de búsqueda doble desencadenado, es más bien de identidad, de formación y lo representa Daniel. Detrás de la luz roja aparecen todas las aventuras o las más importantes, la huida de Margot de su casa con el bailarín de tangos, Piel Roja y su conversión en prostituta con la orquesta de Pérez Prado, a pesar de la guardia imperial de sus hermanos que la vigilaban minuto a minuto, el encuentro de Gabriel con Margot, sus amores, la increíble aventura de la construcción ferroviaria del Cristo Móvil, en Las Juntas de Abangares, pueblo semidesértico, después del abandono de los mineros y la participación de la Matrona, Pompeya Cerdas, del prostíbulo, El chantecler, el encuentro de Daniel con La Doble, la siamesa y sus baños de sangres menstruales curativas, en el Paso de la Vaca, el no menos famoso encuentro con La Covadonga, en el prostíbulo del Ñato Po, los baños mañaneros de Gertrudis y sus placeres eróticos, vistos por Daniel desde el cielo raso, las aventuras musicales de Hugo Palermo que al final muere asesinado por un marica, en El Maracas , las huidas de Laprade de los franceses que le perseguían sin descanso y el enfrentamiento y muerte frente a la Cancillería y la no menos asombrosa búsqueda del reloj del siglo XVII  y las descripciones de la Mesón Doré y la singular colección de rocolas. Es una vista panorámica de ese mundo carnavalesco, maravilloso, tan real, como desconocido de nuestro San José y la vida bohemia de los ricos.

 

Los personajes no son ni buenos ni malos, solo humanos, luchando por lo que consideraban sus proyectos, su razón de vivir. Posiblemente algunos verían la decadencia de una sociedad, pero tal vez, si se mira más de cerca, es la permanente esterilidad del poder, del parecer, simbolizado por Gertrudis, y la puesta en escena de esa cruda realidad. Es el descubrimiento de la novela Después de la luz roja, de lo prohibido y por ello, más apetecido, más deseado, es posible que por ser más auténtico, menos hipócrita aunque nos avergüence esa cruda realidad.

 

La tercera novela la llamó Herido de sombras y la publicó en el año 20071.

 

Esta es una novela que a pesar de ser contada básicamente por un narrador omnisciente, es tal la distancia que éste asume frente a lo narrado que pasa desapercibido. Los personajes discurren, viven disfrutan y sufren sus acciones de forma autónoma.

 

La linealidad está estructurada como una especie de diario. Inicia el día lunes 4 de junio de 1990 y termina el martes 3 de julio de 1990. Un mes escaso dura la novela. Este es el tiempo real, cronológico. El tiempo histórico del discurso narrativo es mayor y posee regresiones hasta los años veintes, cuando el Dr. Clorito Picado vivía y realizaba diferentes experimentos científicos.

 

La novela se desarrolla en tres frentes estrechamente ligados por la misma trama. El primero y  guía de los otros está determinado por las experiencias del Doctor Salinas en la transfusión de sangre de igual tipo genético de una persona relativamente más vieja en una de igual signo pero más joven. La conclusión esperada del científico era retardar la llegada de la vejez. Es aquí donde aparece un triángulo amoroso, más erótico y sexual que otra cosa. El donante lo representa un escritor de novelas olvidado y cuyo proyecto vital es lograr en el presente la fama, que nunca poseyó, llamado Maurico España, la joven que recibe la sangre de Maurico, llamada Violeta y el científico Dr. Salinas que realiza el experimento. Los dos hombres tienen el mismo deseo: la fama. El tercer elemento temático está configurado por el detective Calibre que trata de esclarecer el hipotético secuestro de Mauricio que  inventa éste con la complicidad de los otros para lograr notoriedad en las noticias del Diario donde trabaja como periodista Violeta.

 

¿Novela policíaca, amorosa o de tesis? Las tres forman la estructura de ella. Las dos primeras aparecen, como pretexto para plantear la tesis de la fama como una salida vital, la notoriedad y por ello mismo su vaciedad, su nada, pero llegan al final del relato, sobre todo la primera, a ocupar un lugar preponderante. Es el llegar a la edad cercana a la vejez sin casi ser recordado, como un nadie, un olvidado o que pasó casi desapercibido por esta sociedad llena de anónimos o ídolos de barro, desechables al poco tiempo, cuando ya nadie los necesita o son incapaces hasta de exhibir su propia mediocridad por temor a convertirse en fantoches que promueven la risa y la burla, también de tres fantasmas como lo exhiben ellos. Es el hombre mediocre frente a una sociedad materialista, superficial y también mediocre.

 

Al final de la novela, los hechos que comienzan como inocentes acciones, uno para ser reconocido como escritor cuando en realidad se descubrirá, que tres de las más reconocidas novelas las escribió su hermana; la Violeta es despedida del periódico y huye a Ecuador, y el doctor asesina a Mauricio, el escritor, y es descubierto por un cómico detective más digno de lástima que oficial criminal.

 

Novela policíaca, de triángulo amoroso que terminaron la búsqueda de la fama por parte de ellos y termina con el fracaso rotundo de sus proyectos. Tal vez la moraleja sea: Cada quien crea y se merece su propia fama más allá de lo que piensen los demás. No siempre los medios para lograrla son los apropiados. Un sabio silencio duradero puede ser más famoso que una fortuna mal habida y peor utilizada.

 

Muchos se referirán a la tesis de la búsqueda de la eterna juventud, tan vieja y nueva como elemento importante de la novela. Ello es evidente y así lo demuestran los experimentos del Dr. Clorito Picado, al parecido del escritor fracasado con el autor real y otros elementos de igual procedencia. Para nosotros en ese afán no radica la esencia de la literatura pues una vez seleccionados por el autor dejan de ser reales en la sociedad y empiezan a forjar una nueva realidad: la literaria. Por ello más que la búsqueda de la eterna juventud, tras lo superficial se esconde la búsqueda de la fama, la notoriedad, antes y después de morir. ¿Para qué le sirve a un nadie vivir eternamente si no sobresale en la sociedad por sus obras destacadas e imperecederas?

 

La cuarta novela por el escrita se llama Tres extraños en el paraíso.

 

Esta novela publicada en el año 2012 por la Ed. Perro Azul, de Mario Zaldívar Olivas, posee una estructura estratégica literaria muy original y de una enorme creatividad.

 

Está dividida en cuatro partes, la primera inicia la novela es apenas un esbozo de una reunión de un profesor   en la universidad de Stanford, California el 17 de abril del 2014.

 

Tres alumnos presentan su proyecto para un doctorado en Sicología Experimental sobre  realidad virtual.

 

Anne Wilson, una enfermera sobre los estados comatosos. El sacerdote Dylan Patterson estaba interesado por el robo y Karen Miller por el ejercicio de la maldad.

 

La sesión termina y esta primera parte cuando el profesor los invita a pasar al laboratorio de Realidad Virtual.

 

El lector al comenzar a leer la segunda parte se sorprende cuando ésta inicia en una cantina de San José La Malagueña, y luego le sigue otra historia en El Faro, la tercera en La Bohemia, la cuarta en El Cometa, y  la quinta en El Bar Buenos Aires.

 

Luego se repiten historias distintas con los mismos personajes y continuación de algunos hechos relacionados. Es como otra ronda de tragos en la misma cantina.

 

Ese mismo día 17de abril abre la segunda parte, con una muy breve segunda parte donde el profesor anota los resultados de sus pacientes estudiantes en su oficina. Pareciera que ese tiempo de la enunciación es un presente y todo ocurre en ese día.

 

Los personajes más importantes se van destacando.


En primer lugar una mujer muy misteriosa Aguas Santas, Marina, Isaías, Octavio y otros de menor rango como los hermanos Carozzo, El Gallego, La travesti Rosarturo,  el Gringo, unos abogados y oficiales y todos de alguna manera ligados al robo de una pintura muy valiosa de Monet,
Los nenúfares.

 

Y en ella se pueden ver los tres estados de los estudiantes en su experimento de Realidad Virtual. Estado comatoso de Marina, el robo  en Octavio y la maldad en Aguas Santas.

 

Debe mencionarse que el autor utiliza por dos veces respectivas notas para explicar muy sucintamente estados de los estudiantes en su Viaje de Realidad Virtual.

 

Sin duda esta novela utiliza de forma muy acertada la polifonía, pues son diferentes voces, unas masculinas y otras femeninas, las que narran sus experiencias y su punto de vista de los acontecimientos que experimentan. El narrador omnisciente desaparece y son enunciaciones dispersas intencionalmente las que van desarrollando la trama de la novela.

 

Es nuestro juicio que esta novela más que ser polifónica es sinfónica pues su armonía semeja una sinfonía y mantiene atrapado al lector avisado, inteligente, que analiza y reflexiona mientras va leyéndola.

 

Nos impresionó muy favorablemente.

 



1 Ob. Cit. p. 13.

2 Íd., p. 14.

3 Íd. p. 78.

 

1 Zaldívar Rivera, Mario. Después de la luz roja. Ediciones Perro Azul, San José, 2001.

2 Ídem, p. 261.

 

1 Zaldívar Rivera, Mario. Herido de sombras. EUNED, San José, 2007.

María Bonilla Picado

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MARÍA BONILLA PICADO

(1954)

 

María Bonilla Picado nació en San José centro, el 10 de abril de 1954. Es hija de Abelardo Bonilla Baldares y María Rosa Picado de Bonilla. Realizó los estudios primarios y secundarios en instituciones de San José y los estudios universitarios en la Universidad de Costa Rica., donde se graduó en la Escuela de Artes. Trabajó divulgación cultural en Estudios Generales de la Universidad Nacional de Heredia. Ahí fue becada y se trasladó a Francia donde obtuvo el doctorado en Estudios Técnicos y escénicos de teatro en París VIII. Al regresar a Costa Rica se trasladó a la Universidad de Costa Rica donde trabajó en Artes Dramáticas y como actriz. Enseñó en la cátedra de Actuación, puesta en escena y dio seminarios de Licenciatura y maestría en teatro e investigación. Ha sido profesora invitada en diversas universidades del extranjero y ha asistido a muchos festivales de arte, sobre todo de teatro.

En el año 2010 se jubila y se le concede el premio Fernández Ferraz. Es otorgado por el Instituto de Cultura Hispánica.

 

 

LO QUE HA ESCRITO MARÍA BONILLA PICADO

 

 

NOVELA

 

 

1. Mujer después de la ventana: 1997

2. Al borde del aliento, otoño: 2000

3. La Actriz: 2006 

 

La novela Mujer después de la ventada de escasas 56 páginas es la primera novela que escribió la dramaturga María Bonilla Baldares.1

 

¿Novela? Tenemos dudas de que se ajuste al género. Nos parece estar más cerca del género dramático. El lector social se convierte en espectador y asiste a la audición de una voz de de mujer, cercana a los cuarenta años evocar aspectos de su vida. Es una especie de soliloquio que a través de la ventana vive, llora, duda, sueña y conversa con sus fantasmas, únicos espectadores en la escena vital, privada, de mujer que se ve asediada por pesadillas, sueños y recuerdos de hechos que quizás tampoco ocurrieron. Tal vez los de la niñez, la muerte de su padre y en sus años juveniles los amores que nunca sucedieron o quizás solo se sospecharon: más carencias que vivencias, las dudas existenciales, la mujer allá vista desde la ventana, o la visita de otra y el reclamo por no haber conocido el mar, fueron sus quejas, sus dolores y la ventana que como espejo reflejaba ese infinito apenas sospechado pero deseado y la frustración de no encontrarlo ni en sus sueños engañosos o perdidos.

 

Todo ello en apenas unas cuantas páginas llenas de dudas, de frustraciones, de lo que pudo ser y no lo fue. Esa ventana que la invita a mirar, pero qué, si todo es confuso y distante y cuando se acerca, igual que las sombras y sus fantasmas se diluyen, desaparecen y la dejan más perpleja y desposeída de vida. Es y no es, sombra, claroscuro, sueño, atisbo. Todo ello y nada de ello porque su futuro tampoco vislumbra una mujer fuera de la ventana.

 

Nos gustó este soliloquio y representado en el teatro debe ser apreciado.

 

La segunda novela (¿o primera?) escrita por María Bonilla Picado la llamó Al borde del aliento, otoño y la publicó en el año 2000.1

 

Esta obra pertenece a la novelística actual. Es de una estructura novedosa e ingeniosa. Está dividida más que por capítulos, por estados emotivos, representados por imágenes diversas simbolizadas por colores y discursos reiterativos: Empieza con el rojo, luego amarillo, anaranjado, blanco, negro, verde, transparente e incoloro. Es una novela del sentir y decir y no del hacer. El narrador, desde una perspectiva cercana a una mujer, en la llamada estación de su vida, otoño. A través de un lenguaje poético, circular, reiterativo, estrujado en su valor semántico, con el fin de lograr efectos especiales, penetra en su interioridad y desde ese presente otoñal, revive escenas, pasajes de su existencia, encuentros, atisbos, siluetas llenas de colores pero también de dudas, de incertidumbre, de restos o fragmentos de existencia, de cosas sin terminar y amorfas, y en ese mundo onírico, desentraña la precariedad de su existencia, su dolor, su sufrimiento, su fracaso, su desencanto, su desconocimiento de sí misma y la lucha por encontrarse, por verse, por definirse, por ser en la nada, por recordar. Esta impotencia de realizar sus deseos, de conocerse, de encontrarse se pierde en la vaguedad, lo transparente y lo incoloro, en el no sentido, en la angustia existencial, en la nada.

 

Este personaje, a través de las técnicas empleadas y el juego de imágenes, atrapan al lector, lo sacude de la cotidianidad y lo sumerge en ese torbellino de imágenes borrosas que lo conducen a la triste realidad del no ser, del parecer, del vivir en el otro, del durar, del desencanto, de la inseguridad, del sinsentido, de la esterilidad.

 

Sólo hay un recuerdo transparente que se reitera separadamente en forma poética y éste es la imagen del niño muerto y su entierro en

 

"una ciudad helada, una mañana helada, en una tumba gemela, junto a mi hijo,"

 

Que poco a poco va completando, hasta llegar al final, donde se especifica, con claridad, el acontecimiento imagen,

 

 

"en una tumba gemela, junto a mi hijo, el 7 de febrero de 1997,  a las 12:55 pasada la medianoche, muerto y enterrado, en una mañana helada, en una ciudad helada, lo vi, entre un rayo de sol y un copo de nieve. Era blanco. Se parecía al ángel que me prestaba sus alas para ir a la escuela, al que cabeceaba al pie de mi cama, al que espantaba mis miedos antiguos con el matamoscas de la abuela, al que me enseñó a volar." 1

 

Novela del desencanto es cierto, pero terriblemente humana y llena de ternura. Experiencia existencial, lucha de búsqueda, de angustia, de la certeza de la nada, a pesar de la ansiedad por encontrar la felicidad y la fugacidad de todo aquello que en algunos momentos de esas vidas, pensamos, que era duradero y real.

La tercera novela que publicó María, recibió el nombre de La Actriz y fue publicada en México en el año 2006.1

 

Esta novela es de escaso tamaño. No va más allá de las 74 páginas. Sigue las mismas directrices de las dos novelas anteriores Mujer después de la ventana y Al borde del aliento, otoño en varios aspectos. El personaje principal es una mujer y utiliza la primera persona femenina para narrar los acontecimientos, se inclina, la autora, por un diseño de técnicas teatrales y en este caso contrapuntea con una obra de W. Shakespeare, la comedia Sueño en una noche de verano; por otra parte el personaje femenino se desnuda en su interioridad, lleno de dudas, separaciones, irrealizaciones, sueños y deseos, impotencias y proyectos inconclusos, amores y frustraciones.

 

El diseño formal de la novela es sencillo. Una compañía de teatro solicita la presencia de una mujer que hará un papel en la comedia Sueño en una noche de verano de W. Shakespeare y solicita algunos requisitos que deben presentar en un curriculum vitae. El personaje María, que este es el nombre del protagonista, asiste a la cita y después de un tiempo logra que le den el papel. Deberá representar a Titania, la diosa de las Hadas en la comedia. Durante más de 14 días representan la obra en el teatro y la novela termina cuando llegan a la última representación.

 

La novela simultáneamente va desarrollando el proceso del personaje María como actriz desde el momento en que decide solicitar el empleo y en forma paralela las vivencias del mismo personaje en su búsqueda del amor imposible de la comedia, el viaje al bosque, la separación y los encuentros, la huida hacia el Paraíso, las venganzas, el suicidio y un mundo lleno de imágenes oníricas que ocurren en ese sueño de "amor" en esa noche de verano que en ocasiones es fría, llena de soledad, de incertidumbre, de dudas, encuentros y separaciones. No escapa tampoco la cotidianidad como certeza irrenunciable tanto en la vida del personaje real como el trabajo reiterativo de la puesta en escena de la comedia.

 

Otro aspecto que llena de vitalidad la novela es la intertextualidad que va no solo por la utilización de una obra literaria como trasfondo sino estrofas poéticas, propias y ajenas, pedazos de canciones y hasta incorporaciones de los cuentos de hadas y sus poderes mágicos que yacen en la misma obra de W. Shakespeare y es el lugar (el bosque) donde suceden los encantamientos, transformaciones, enamoramientos, encantos y desencantos.

 

Novela de imágenes, llena de esencias de vida, profundamente humana que desnuda el corazón de una actriz en su cotidianidad y en sus sueños. Esa vida compleja llena de dudas, más que de certezas que invita a reflexionar sobre la misma esencia del teatro que permite representar esos trozos de vida más trágicos que cómicos, más soñados que vividos de ese verosímil incierto, ese azar caleidoscopio que parece, en muchas ocasiones dirigir nuestras vidas por caminos insospechados y escurridizos. Teatro o realidad, verdad o ficción, luz o sombras o quizás lo más certero: síntesis de ese misterioso destino conducido por el azar.

 

Esta novela bien podría tener un uso pedagógico: enseñar a los noveles actores  en ese maravilloso mundo del espectáculo teatral.



1 Bonilla Picado, María. La Actriz. Tintanueva Ediciones, México, 2006.

 



1 Bonilla Picado, María. Mujer después de la ventana. Impresora Obando San José, 1997.

1 Bonilla Picado, María. Al borde del aliento, otoño. Ed. Universidad de Costa Rica, San José, 2000.

 

1 Ob. Cit. p. 77.

 

Cecilia Kruse Bolaños

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Cecilia Kruse Bolaños (1953)

MARÍA CECILIA KRUSE BOLAÑOS

(1953)

María Cecilia Kruse Bolaños nació en San José Centro el día 10 de enero del año 1953. Es sicóloga

 

 

LO QUE HA ESCRITO CECILIA KRUSE BOLAÑOS

 

 

NOVELA

 

1. La realidad soñada: 2005

 

La realidad soñada es la primera novela que ha escrito Cecilia Kruse. La publicó en el año 2005.2

 

A pesar de recibir el nombre de novela no lo es y tampoco es literatura. El discurso utilizado no es narrativo sino discursivo, meditativo, valorativo, juicioso. La escena que sirve para las meditaciones de Juan y del enfermero es un accidente automovilístico que hace que el personaje principal ingrese al hospital y se mantenga en estado de coma pero capaz de discurrir con el enfermero racionalmente sobre los problemas sociales del país.

 

Es el fondo se trata de una utopía social, el sueño de un país sin problemas sociales, visto desde una perspectiva de consultorio psicológico, una confesión pero no de sus pecados sino los de otros, los ciudadanos incorrectos, los "sin conciencia".

 

Y es que la descripción de los hechos y los remedios son casi superficiales, producto de la falta de conciencia de los ciudadanos. El logro de un país ejemplar se obtiene de un voluntarismo, un deseo de hacer las cosas bien. Es casi moralista y no exige un cambio estructural y social de raíz, de fondo como podrían ser las reformas tributarias y agrícolas que logren la justicia social, la igualdad en derechos y deberes y no en buenas acciones individuales y de grupos interesados. El cambio cultural solo se logra mediante una transformación cualitativa y cuantitativa de la educación, profunda, de raíz y todo ello jamás lo permitirá el sistema complaciente con los que más tienen.

 

No es este el momento para debatir sobre problemas económicos y sociales de nuestro país. Esto será objeto en otros debates y con otros autores.

 

 



2 Kruse, Cecilia. La realidad soñada. Ed Progreso, San José, Costa Rica, 2005.

 

Rolando Villalobos Chacón

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Rolando Villalobos Chacón (1953)
OLANDO VILLALOBOS CHACÓN

(1953)

(imagen propiedad del autor)

 
Rolando Villalobos Chacón nació en San José Centro el día 25 de Julio del año 1953. Estudió en el Instituto Tecnológico de Costa Rica una carrera afin con la temática social agraria. Ello se refleja en la novela, Villa Esperanza.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ROLANDO VILLALOBOS CHACÓN

 

 

 NOVELA
 
1. Villa Esperanza: 1992

 

Es la única obra que conocemos de Rolando Villalobos Chacón la llamó Villa Esperanza y la publicó en 1992.2

 

Es una novela tradicional, lineal. Es el mejor ejemplo de un narrador personalista. Todo gira alrededor de él. Es el extremo del yoísmo a pesar de que la novela utiliza el narrador omnisciente. No es un lenguaje narrativo. Es todo lo contrario. La novela se convierte en un largo y tedioso discurso explicativo. Desde el sujeto de la enunciación se van explicando al lector como es el pueblo, donde se ubica, quienes viven en él, como se fue formando, y cómo llegó a ser en la actualidad. Se explica la vida de algunos personajes, las relaciones con otros, las costumbres, las congojas, los amores, los viajes, los estudios de otros. El origen de algunos, los trabajos que hicieron, la construcción de algunas viviendas, las funciones de ellos, todo, hasta los detalles se explican y comentan. Lo mismo ocurre con los conflictos familiares y sociales, la problemática económica entre los muchos pobres y los cada vez menos ricos pero más ricos. Es una larga explicación de la vida cotidiana de un pueblo que comprende a todos los pueblos de esta América, desde su formación, hasta el presente. En este largo desfile explicativo se suceden los mitos, las costumbres, las supersticiones, los rituales pero desde la misma perspectiva omnisciente explicativa y valorativa, comentada, valorada pero nunca narrada.

 

El elemento más importante de una obra literaria como lo es la novela se centra en dos aspectos fundamentales: el lenguaje y el narrador. No basta tener una buena historia para lograr un obra literaria, hay necesariamente que saber contarla, narrarla y el medio para hacerlo es el lenguaje narrativo, plurisémico. Esto no ocurre en esta obra.  

 



2 Villalobos Chacón, Rolando. Villa Esperanza. Producciones Euroamericanas Amadis, San José, 1992.

 

Fernán Ulate Montero

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FERNÁN ULATE MONTERO

(1953)

 

Fernán Ulate Montero nació en el Centro de Naranjo, Alajuela, el día siete de diciembre del año 1953.

Ha escrito, junto a otros científicos de la matemática, varios ensayos sobre esa temática y uno sobre el petróleo y la economía costarricense.

 

 

LO QUE HA ESCRITO FERNÁN ULATE MONTERO

 

NOVELA

 

 

1. Tierra Prometida: 2003

 

Tierra Prometida es la primera novela que escribe Fernán Ulate Montero. La publicó en el año 2003.1

 

Tierra Prometida es una novelita turística, positiva, tradicional, monofónica. Un narrador joven de 14 años,  judío sefardí viaja con Cristóbal Colón en el cuarto viaje hacia América y que se convierte en narrador omnisciente conforme avanza la historia. Llega a la tierra que Colón llamara Costa Rica e incursiona en ella, establece relación con los nativos y regresa a España impresionado por la belleza natural del mundo descubierto por los españoles. Su visión de colón es positiva y reprocha la avaricia de algunos españoles que persiguen la riqueza material. De regreso en España descubre que sus padres desaparecieron perseguidos por la Santa inquisición y decide emprender un segundo viaje con su amigo Próspero. Así vuelve a Costa Rica, encuentra el palenque de sus viejos amigos, se enamora de luna, bella nativa, hija del Chamán y convive con los nativos en armonía con ellos y la naturaleza, tiene varios hijos y es feliz. Sin embargo una profecía del chamán le llena de zozobra pues vislumbra un futuro lleno de violencia, guerras y materialismo. Es su esposa quien le ofrece una esperanza como refugio a su tristeza.

 

La novela no tiene aspiraciones literarias. Es una visión idealista de la llegada de los españoles a estas tierras, el deseo de la convivencia pacífica y tolerante entre españoles y nativos que nunca ocurrió y la esperanza de conservar la naturaleza como única riqueza de esta tierra. También se exalta la democracia nuestra como el fruto de esa convivencia pacífica que sólo en su imaginación ocurrió. Novela de visión oficialista, positiva, idealista y acrítica. 

 

 



1 Ulate Montero, Fernán. Tierra Prometida. Litografía e Imprenta Lil, San José, 2003.

Cristóbal Montoya Marín

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CRISTÓBAL MONTOYA MARÍN (El de vigote)

(1953)

 

Cristóbal Montoya Marín nació el día 16 de agosto del año 1953 en Turrialba, Cartago. Profesor jubilado  de la Universidad de Costa Rica. Es ingeniero agrónomo.

 

 

LO QUE HA ESCRITO CRISTÓBAL MONTOYA MARÍN

 

NOVELA

 

1. Los secretos inolvidables del capitán Marín: 2007

 

Este libro nos devuelve 150 años en el tiempo. Estamos en una Costa Rica más joven, pero siempre amenazada por los intereses filibusteros y oligárquicos. Es una novela histórica, en la que el Capitán Marín nos da una gran cantidad de pistas del por qué hoy somos lo que somos; y del por qué luchamos por la Costa Rica que tenemos.

 

"-Sí, claro -dijo con cinismo el ex-presidente -y ustedes podrán gobernar en paz sabiendo que pueden hacer sus grandes negocios a costillas de los más pobres sin que nadie se los impida. Ustedes podrán seguir cobrando intereses de usura, arrebatándoles las tierras a los más pobres, podrán seguir eligiendo diputados y presidentes que serán hijos de diputados y presidentes, por siempre. Ustedes podrán seguir aumentando la diferencia entre los pobres y los ricos, construyendo mansiones de lujo y mandando a sus hijos a estudiar a Inglaterra mientras los campesinos viven en ranchos y sus hijos son analfabetos. Podrán cambiar constituciones y leyes como les dé la gana, hacerlas a su medida, y a eso llamarán democracia..."

 

Cristóbal Montoya Marín evoca la guerra de 1956 en Rivas de su bisabuelo El Burro Marín, como le llamó Mora, en algún momento.

 

Sin duda alguna el interés del autor es recordar a través de las informaciones de sus familiares a este héroe anónimo de la campaña del 56. Fue herido. Defendió con valentía la patria, junto a otros compañeros que resguardaban uno de los dos cañoncitos de que disponían nuestros soldados, fue trasladado, días después, al hospital con una pierna engangrenada. Un día fue condecorado por el mismo Juanito Mora. Desde su casa en La Merced, y sentado en una poltrona, contaba sus memorias a sus familiares jóvenes.

 

Ana Rojas Calderón

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ANA ROJAS CALDERÓN
(1953)

 

Ana Rojas Calderón nació en San José, en San Ignacio de Acosta, el 30 de abril de 1953. Es periodista por vocación y formación, pues egresó de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica.

 

Además realizó estudios de lengua y civilización francesa y obtuvo una maestría en estudios para el desarrollo, en la Universidad de Ginebra, Suiza. Se ha desempeñado como asesora de prensa en varias instituciones públicas y privadas. Colabora con distintos medios periodísticos del país.

 
LO QUE HA ESCRITO ANA ROJAS CALDERÓN

 

NOVELA

 

1.   Delirio de mil amores: 2000

 

 

Delirio de mil amores es la primera novela que ha escrito Ana Rojas Calderón y la publicó en el año 2000.1

 

El narrador evoca y se extasía en un pasado remoto de Costa Rica que se ubica en 1865 hasta los primeros años del siglo XX, y evoca el San José de Boca del Monte, de los primeros años de vida y la fundación de Chirraca, pueblo de los Mora, los Calderones, de Isidoro y Juana, de Santiago, de Gumersindo y de Damián y también de Juana la Picoteona (la gallina).

 

La novela evoca la creación de ese pueblo, la repartición de la tierra, la creación de la iglesia, el mercado, la plaza, la escuela y la oficina de Policía, lo típico de todo pueblo creado a la usanza de los españoles y a través de ese pueblo regresan los recuerdos como imágenes, en la memoria del narrador, de todo lo vivido, entrecortado, seleccionado, evocado. Es una visión positiva, idílica, paradisíaca, muy propia del costumbrismo olvidado, solo que un tanto poética, nostálgica, de tiempos idos mejores, inolvidable aunque sólo se conozca por las historias contadas o las visiones oficiales establecidas. Es un mundo plano, positivo, sin contradicciones, sin aristas, sin follancos, casi sin obstáculos. La tierra era el único anhelo, sin límites, como único afán, la tenencia motivaba cualquier esfuerzo, era herencia de los españoles, no importaba si pertenecía a los indios, ellos se habían ido más adentro y no regresarían. Y, ¿qué decir del machismo de los hombres de ese entonces y el papel de la mujer que era una propiedad más de el hombre para tener hijos en abundancia, lavar, aplanchar y hacer la comida, y los peones, los que trabajaban la tierra por comida,  cuando eso era lo natural, lo dispuesto por Dios? 

 



1 Rojas Calderón, Ana. Delirio de mil amores. Ed. EUNED, San José, 2000.

Rubén Solano Jiménez

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RUBÉN SOLANO JIMÉNEZ

(1952)

 

Juan Rubén Solano Jiménez nació en La Merced, San José, el día 14 de mayo del año 1952

 

 Realizó sus estudios de Historia en la Universidad Nacional y Derecho en la Universidad de Costa Rica. Ha participado en diferentes asociaciones como dirigente y federaciones deportivas comunales. Ha sido muchos años funcionario público.

 

 

LO QUE HA ESCRITO RUBÉN SOLANO JIMÉNEZ

 

NOVELA

 

1. Pa'Verdades el tiempo: 2004

2. Lola, una historia de ciudad:

 

POESÍA

 

1. Filiberto es poesía:

2. Poesía...Solo eso:

 

La novela que ha escrito Pa'Verdades... El tiempo, la publicó en su segunda edición en el año 2004. Desconocemos la fecha de la primera edición.[1] La novela presenta la realidad sociopolítica costarricense. A través de la historia se describen personajes de una familia rural: Justino Rafael, Flor su esposa y sus hijos. Evoca al costarricense de antes y a los políticos, tanto los viejos, como don Félix que con cara de bonachones y comprensivos, padrinos de los hijos del peón que explotan y con su descarada imagen de servidores públicos, solo  persiguen el enriquecimiento personal y de su familia y así se disfrutan y utilizan los puestos políticos como es el caso del calavera de Felipillo, su hijo, que viajó a la ciudad a esa vida de don Juan, bohemia y corrupción sin acordarse siquiera de los trabajadores de El Bajo de San Fermín. La obra utiliza un contexto histórico de un pasado cercano como es la guerrilla nicaragüense en los años ochentas, inserta en una Centroamérica con una oligarquía que se resiste a perder sus grandes riquezas y que vivimos día a día e inmersos en las los tentáculos de la corrupción y la impunidad en que viven a sus anchas los políticos gracias, no solo a la ignorancia del pueblo sino al servilismo de los esclavos fieles que les rinden pleitesía, sin dejar de lado la sutil y a veces descarada participación de los poderes transnacionales y políticos de los Estados Unidos.  La novela presenta una visión desde adentro, sencilla de esa realidad que sufren los campesinos y  que todos conocen. Se comenta en sus casas, en la pulpería, en el trabajo, hasta en la ceremonia religiosa de curas que también son cómplices, se critica, y como único escape solo queda el berreo, la caricatura y la borrachera. El desposeído es víctima de su propia impotencia. No importa si se lucha y organiza como lo hace Justino, el resultado final es siempre la degradación del campesino y el éxito económico del político, del hacendado, del poderoso.

 

Esta novela evoca los últimos 25 años de gobiernos corruptos y hace mención a las promesas del Premio Nobel de la Paz Oscar Arias, que según él volverá al poder para cumplir los objetivos que no pudo cumplir en la primera administración, 1986 a 1990. Solo él y sus aláteres se lo creen. Ya vamos a terminar su período y este flamante Premio Novel mantiene la desigualdad social, hay mayor delincuencia y descontento, los ricos son cada vez más ricos y los pobres lo único que logran es aumentar en número y miseria. Hasta nuestra agua se regala, se decreta de extrema necesidad la explotación minera en Las Crucitas irrespetando hasta los acuerdos de la Sala Constitucional.

 

Otro aspecto que se evoca es la participación de costarricenses en la lucha contra Somoza y en esos momentos "Los Contras", hace referencia a los últimos hechos sucedidos en la hermana vecina, Nicaragua y la intervención de la administración Reagan y la de Bush padre, que utilizaron su gran poder para que fracasara esa revolución, a través de: "Comandante Camilo" y el affair Iran-Contras y el papel de Oliver North y socios en ese asunto".

 

El protagonista es un campesino de nombre Justino Cañas Porras, líder por naturaleza del pueblo El Bajo cerca de la frontera con Nicaragua. A través de sus actividades en defensa de los intereses del pueblo y sus compañeros campesinos, recorremos también los avatares políticos de los últimos presidentes desde Oscar Arias hasta su segunda elección en el 2004. Una a una se describe las jugarretas de los políticos, su corrupción insuperable, la venta de la patria a las compañías internacionales así como todo el pueblo, su tierra, del Bajo y los fraudes con las organizaciones de seudo ayudas al costarricense que van desde las Asignaciones Sociales, hasta El fondo de Contingencia, los contratos como el TLC, el Aeropuerto Internacional, la Costanera Sur, la regalía del agua a la Cervecería C. R., las concesiones, para solo citar algunas.

 

Los campesinos se ven compelidos dar los frutos que siembran a los intermediarios o vender las tierras e inmigrar a la ciudad como indigentes. No es el caso de los hijos de Justino que estudian en las universidades con éxito y tratan por todos los medios de denunciar la corrupción de los políticos y prepararse para luchar por medios legales a fin de evitar tales desmanes de ellos.

 

Otro aspecto que se describe es el hecho de correr los mojones en la frontera de Nicaragua con la participación de los políticos para obtener grandes latifundios para sus bienes y el paso de los nicas al lado de Costa Rica con las consecuencias más variadas que podría imaginarse.

 

Novela de denuncia crítica social y  política que refleja la realidad de nuestra patria sin tapujos y llena de injusticias que evidencia ese clásica axioma de los ricos y poderosos de aquí y de afuera, sobre todo de los Estados Unidos: "Todo para mí, nada para usted y...si sobra algo también para mí".

 

La segunda novela la llamó Lola, una historia de ciudad. Permanece aún inédita.

 

Lola, es una novela tradicional, logocéntrica que narra una historia de ciudad, y una mujer que lucha por vencer ese contexto corrupto, machista y explotador de ellas. Es el realismo crítico de nuestras novelas que comienza a dar nuevos frutos en la novelística actual. Los personajes son testimonio de esas injusticias en una sociedad que les impiden, sobre todo a las mujeres obtener su propio proyecto de vida que le depare felicidad y realización.

 

La novela expone una historia de lucha por lograr esas metas necesarias en todo ser humano: la felicidad. Vivencialmente nos expone la clásica lucha de una familia donde la mujer es padre y madre al mismo tiempo y en esa constante lucha  que se expone sin tapujos, refleja los de sentimientos y del aprecio por la familia y la lucha de éstos por forjar una vida útil a la sociedad en el entorno que da una ciudad de un país tercermundista de mediados del siglo veinte.

 

En definitiva, la novela en rica en eso, es lucha, es sentimiento, es tragedia y en algunos momentos es llanto, por las vicisitudes que la vida pone a los miembros de ese grupo familiar lograr sobrevivir en una sociedad en donde el hombre es lobo del hombre. Por otra parte, uno de sus temas es el común del irrespeto al ser humano y a la mujer como tal, por el concepto machista de la sociedad en que le toca vivir y por ello se convierte en retrato fiel de ese afán de la oruga por convertirse en bella mariposa y ser la admiración de los que solo cuestionaban su fealdad en ese estado larvario. Lola, Una Historia de Ciudad, es una novela que pronto estará puesta en las librerías de Costa Rica y espera convertirse en un éxito, toda vez que el dramatismo que se impregna en sus páginas hace al lector un voraz devorador de sus hojas para ver en qué culmina la historia.

 



[1] Solano Jiménez, Rubén. Pa'Verdades... El tiempo. 2ª. Edición. Ed. R. Solano J., San José, 2004. Se incluyeron algunos conceptos tomados de la Internet, página de SHVOONG Pa'verdades el tiempo.

 

José Ricardo Chaves Pacheco

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José Ricardo Chaves Pacheco (1958)

JOSÉ RICARDO CHAVES PACHECO

(1958)


Nació en Tibás, San José, Costa Rica el día 11 de julio del año 1958. Desde hace varios años se trasladó a vivir a México, donde le publicaron la novela Los susurros de Perseo: 1993, que la primera que escribe. Ganó en 1983 el concurso Joven Creación en cuento con el libro La mujer oculta Estudió letras francesas en la Universidad Nacional Autónoma de México e hizo, además en ese centro una maestría y un doctorado en Literatura Comparada. Vive en México y trabaja como investigador en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, e imparte cursos de teoría e historia literarias.

 

Ha publicado otros ensayos diversos, tales como, El doble y su teatro en Bruges. La Norte: 1991, Andróginos: eros y ocultismo en la literatura romántica: 2005, El castillo de lo inconsciente: antología de literatura fantástica: 2000, Los hijos de Cibeles: cultura y sexualidad en la literatura de fin de siglo XIX: 1997 y la antología De obscuras extranjerías el el 2007 que reúne entre otros algunos cuentos de Yolanda Oreamuno Ünger.

 

 

 

LO QUE HA ESCRITO JOSÉ RICARDO CHAVES PACHECO

 

NOVELA

 

1. Los susurros de Perseo: 1993

2. Paisaje con tumbas pintadas en rosa: 1998

3. Faustófeles: 2009

 

CUENTO

 

1. La mujer oculta: 1984

2. Cuentos Tropicogónicos: 1997. Premio Nacional de cuento Aquileo Echeverría 1997.

3. Casa en el árbol: 2000

4. Jaguares Góticos: 2003

 

La primera novela que escribió José Ricardo Chaves Pacheco la llamó Los susurros de Perseo y la publicó, en México en el año 1993.1

 

Es una novela polifónica a pesar de que toda ella está presentada por un narrador omnisciente, muy cercano a los personajes. En algunas ocasiones se incorpora en lo narrado y apela al lector social, como cuando dice "A diferencia de nuestro otro personaje".1 Ello no impide que el lector reconozca los personajes, sus voces y su propia independencia del punto de vista del narrador que se mantiene fuera de ellos y les da autonomía, los describe en sus acciones, los retrata interiormente pero les permite independencia de ahí que ellos van formando un mural de personajes diferentes y una contextualización social rica en matices, caracteres, conflictos, pasiones, vicios, modas, programaciones, todo ello de gran relevancia y actualidad.

 

La novela utiliza como escenario principal un colegio privado, dirigido por curas. Los personajes principales son jóvenes del último año de secundaria, quinto año, del paso a la universidad. A él suelen ir, por lo general estudiantes de padres ricos y  recibe solo varones. Tres son los muchachos que selecciona el narrador para ofrecer sus vivencias de contacto con su desarrollo emocional, intelectual, sexual y descubrimiento del mundo, Juliano, Andrade y Renato. Los hilos del relato de este  triángulo amistoso sexual-erótico, se mezclan con las respectivas familias y e el cura Fabio, director del colegio. Poco a poco se va "develando" una serie de hechos públicos y privados que dejan al descubierto unos personajes llenos de miedos, víctimas de familias destruidas, viciosas, fracasadas, inmersas en una sociedad enferma, reprimida, ensimismada, vacía que ofrece un mundo de apariencias mientras los seres viven sus frustraciones, sus impotencias, sus onanismos, sus enajenaciones, sus amores imposibles prohibidos, realizados a medias, en las sombras, en el hipocresía, en los sueños morbosos o los deseos incestuosos. Así se dan triángulos amorosos entre dos hombres que se aman y una mujer que bien puede ser la madre del joven que utiliza sexualmente: Andrade-Renato y Bruria que es la creadora de la novela que vive sus propias acciones y pasiones. Es la novela que se hace en ella misma. Las relaciones de Rómulo - Bernarda - Beatriz, ésta última su sobrina a quien viola dormida y ella se avenga quemando la casa de putas de su tío y a él adentro, al final de la novela. La relación abiertamente homosexual de Momo con Uriel. El enamoramiento del cura Fabio de Juliano. Los rituales de iniciación brutales, crueles, violentos de los alumnos a fin de curso. Todo ese marco de circo romano propio de la barbarie, se contrapone con el mundo grecorromano del clasicismo, del arte erótico, del disfrute de la forma y la armonía, de la belleza física, del placer estético, del hedonismo, del mundo de los dioses y sus relaciones amorosas con los humanos. Es un contrapunto entre una cultura desinhibida, sensual, hedonista y otra prejuiciado, hipócrita, represiva, burda, de pasiones absurdas, suicidios y comercio del cuerpo. Los dos mundos se mezclan hasta en la arquitectura de la Maison Dorée, sus salones y jardines y las vestimentas del travesti Bernarda, sus pelucas y maniquíes. Este contrapunto está precedido por la figura de Perseo, visto  por el escultor Cellini y el símbolo de las cabezas que se mezclan con personajes Bíblicos como Juan el Bautista, Salomé, Rómulo y Perseo.

 

Es una novela de sugerencias, del desenfado, del despojo (de velos), de susurros, de violación de lo prohibido, de sueños, de dibujos, de caras extrañas, de tinieblas, de claroscuros, de carnaval, calidoscopio de intentos y frustraciones, de vacíos e impotencias, de juegos y fuegos. Excelente esfuerzo por desnudar una sociedad llena de prejuicios e hipócrita

 

La segunda novela que publicó José Ricardo Chaves Mata la llamó Paisaje con tumbas pintadas en rosa.1

 

Es una novela polifónica, multifacético, con variedad de puntos de vista a pesar del dominante narrador omnisciente. La temática tratada se inició en la novela anterior pero en esta forma parte consustancial de la misma. Las relaciones homosexuales se plantean sin tapujos, abiertamente, con gran naturalidad.

 

Es una novela de amor pero los triángulos amorosos se dan entre hombres. Las mujeres están ausentes en la novela como género, como personajes. Solo aparece al final una Teresa, la esposa de Martín, brillante, de gran inteligencia y madurez, acepta que su esposo la haya dejado por su compañero sentimental Javier que es portador del virus del Síndrome Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Su esposo se traslada a vivir con el joven y asistirlo en los pocos años o muchos que le faltan por vivir.

 

La novela gira alrededor de Óscar, un joven con inclinaciones amorosas hacia los del mismo sexo. La familia lo echa de su casa y él se va a vivir con su primo Miguel que también es homosexual. En un apartamento del barrio Amón comienza a vivir sus apasionados encuentros de amor con Mario y se establece una serie de conflictos amorosos entre varios jóvenes homosexuales. Mario vive con David y éste desea dejarlo pero no se atreve. Conforme avanza la intensidad en las relaciones amorosas se manifestando varios contextos en donde se desarrollan sus vidas. Se abre al lector, poco a poco una ciudad, San José desconocida, privada que en nada se diferencia de la ciudad de la prostitución femenina, del vicio, del alcohol, de las fiestas privadas, de los departamentos (Cuevas), donde se van formando los jóvenes de familias ricas, de estudiantes universitarios, de artistas, de poetas, de intelectuales de izquierda víctimas del entusiasmo, de sus ideales sin orientación. Es una ciudad llena de sueños, de susurros, de atisbos, de arrepentimientos, de pasiones, de amores "prohibidos", donde las caretas caen y desnudan una verdad apenas sospechada pero tan real como la que transcurre a la vista de todos. Por eso la novela no solo muestra el mundo privado de los personajes sino de la ciudad.

 

A pesar de que la novela no tiene como fin develar la historia de este pueblo, en ella se ofrece como contrapunto algunos acontecimientos que enmarcan los hechos narrados. Se trata del triunfo del sandinismo, la venida a Costa Rica del Papa, La llegada de Reagan a San José, y la aparición del SIDA en todo el mundo y las reacciones de los gobiernos, la iglesia y los grupos conservadores "protectores de la familia" así como la prensa en general.

 

Todos estos hechos aparecen como circo y lo describe muy bien cuando Óscar y un amigo ven al Papa desde el Teatro Nacional y establece un paralelismo significativo entre ambos.

Es la gran comedia humana. El parecer ante el ser, el circo, la máscara que oculta el aquelarre social putrefacto, hipócrita que permanece oculto tras el vidrio de la ventana.

 

El SIDA evidencia la verdadera sociedad, violenta, represiva, inhumana, representada por instituciones que entrañan valores opuestos a lo que practican, de amor, de tolerancia, de comprensión, como la iglesia. Los que sufren el mal del SIDA son tratados casi como animales, como una maldición de Dios, como una reacción milagrosa de la naturaleza contra quienes tratan de destruirla. Nos recuerda a la Santa Inquisición. Y por su puesto el único culpable de todo ello es el homosexual, aunque la ciencia pueda indicar que las causas son variadas y aún desconocidas.

 

Novela valiente, desprejuiciada, de denuncia, rica en expresividad, de gran alcance literario en un país aún aldeano. Autor valiente que deberá soportar sino la indiferencia el ataque de los moralista e ignorantes, de los sepulcros blanqueados.

 

Es una narración humana, más allá de cualquier otra caracterización. Los jóvenes, llenos de errores, con ilusiones, frustraciones y  fracasos tratan de encontrarse en una sociedad que impide cualquier proyecto que escape a las programaciones sociales preestablecidas. Si en los triángulos amorosos un personaje se cambiara y se le diera a una mujer, posiblemente la novela ganaría muchos premios, no importaría el SIDA o la sífilis o la gonorrea, sería algo normal pero como es entre hombres entonces todo cambia. No se trata de defender o propiciar este tipo de relaciones, lo que interesa es rescatar la condición humana de los que viven esas experiencias, su libertad y sus derechos individuales. Todo lo demás puede tolerarse o compartirse. Cada quien tendrá sus propias razones y posiciones pero la realidad refleja la existencia de ellos aquí y en todas partes del mundo, ahora y antes y no debemos esconder la cabeza ante esa realidad. Eso sí enfrentar la problemática y crear las condiciones para que disfruten como otros seres humanos los beneficios de la vida y sus tristezas sin discriminación alguna. 

 

La tercera novela de este autor la publicó en el año 2009 y la llamó Faustófeles1.

 

Esta novela es el cierre de la trilogía. Así que la enunciación y sus implicaciones siguen siendo similares en ellas, no así la estructura que se nos muestra como un mural pero de un rompecabezas en tres dimensiones con 69 piezas. El autor las coloca sin seguir un orden lógico, casi casual, pero si se analiza detenidamente la novela, ésta es circular y multiforme. Ello evidencia ese cuerpo lleno de movimientos e imágenes que se trasforman casi al instante y ofrecen al lector ese caleidoscopio visual impresionante. Y todo gira alrededor de Fausto, un joven que va configurando su propia historia conforme el cuerpo estructural gira y muestra esas 69 imágenes visuales y sígnicas. El espacio sigue siendo el mismo de las novelas anteriores, el San José de los últimos años y la evocación de un tiempo pasado, las tres primeras décadas del siglo XX, cuando Costa Rica caminaba en el ámbito intelectual del esoterismo: Teosofismo, espiritismo, y los movimientos hindúes (Tibet), como una reacción a la religiosidad oficial. Todo ello se convierte en una especie de atmósfera mística, búsqueda de explicaciones más humanistas del ser, su destino y el papel del hoy en un continuo renacer y morir: Muerte y vida como móvil del quehacer humano.

 

Es la generación de 1912, llamada Generación del Mundonovismo, a la cual pertenecieron, entre otros, Rafael Ángel Troyo Pacheco (1875-1910), Alejandro Alvarado Quirós (1876-1945), María Fernández le Capellain (1877-1961), Mimita; esposa de Federico Tinoco. Existen datos acerca de reuniones en su casa espiritistas para conocer el asesino de su cuñado Joaquín Tinoco, Claudio González Rucavado (1878-1928), Joaquín García Monge (1881-1958), Rogelio Fernández Güell (1883-1918), éste escritor publicó en México una novelita espiritista que llamó Lux et umbra (Luz y sombra): 1911, poco conocida en nuestro medio, Diego Povedano Amores (1883-1949), el hijo del pintor, Gonzalo Sánchez Bonilla (1884-1965), José Fabio Garnier Ugalde (1884-1956), María Isabel Carvajal Castro (Carmen Lyra) (1888-1928), Luis Dobles Segreda (1889-1956) y el padre de Alfredo Cardona Peña, Jorge Cardona Jiménez (1888-1975) y Omar Dengo Maison (1988-1928). Roberto Brenes Mesén (1874-1947), perteneció a la generación anterior, propiamente al Modernismo y José Basileo Acuña, el poeta filósofo que nació en 1897, discípulo de Roberto Brenes Mesén, perteneció a la generación posterior de 1927, llamada Superrealismo. Este contexto cultural fue de una trascendencia enorme para el desarrollo del pensamiento costarricense, aunque ha sido poco estudiado. De él el autor José Ricardo Chaves pacheco toma algunos contenidos Teosóficos, pues fue muy importante en esa época.

 

Así el joven Fausto pasa por todas las etapas de la iniciación formativa, niñez, juventud, vida universitaria y social, hasta lograr el estado adulto, tanto física como intelectualmente para emprender su gran viaje, su realización como habitante de esa nave. Es el viaje sin regreso que tendrá como fin el inicio, es el vuelo circular que posiblemente reviva el misterio de la reencarnación. Mueren casi predeterminadamente, Eulogia y Margarita, los dos restantes vértices del triángulo que Fausto a experimentado y queda solo el hombre que triunfa sobre las mujeres vivo para emprender el viaje y cumplir el contrato firmado con Mefisto (Mefistófeles). El alma, su vida por el placer, por el ser terreno, el existir.

 

Los contextos históricos, así como las fuentes del mito de Fausto, el mismo autor, al final de la novela los explicita suficientemente.

 

Así transcurre la novela como un primer viaje sobre los más diversos lugares josefinos, del centro de la ciudad, desde Tibás hasta el Barrio Amón. Se desnudan las vidas de dos clase sociales, una clase media que apenas satisface las necesidades primarias y con posibilidades de ingresar a la universidad más importante del sistema público que es la U C R, y la otra con suficiente dinero para satisfacer viajes, y gustos propios de la clase rica del país. Fausto pertenece a la primera y Elogia a la segunda.

 

El lector pude observar la relación protectora-amorosa de Eulogia, una mujer mayor que Fausto, dos veces casada y también dos veces divorciada  y con una hija de una edad parecida a Fausto. Estas relaciones un tanto predecibles forman un triángulo amoroso que lleva a las dos mujeres a la muerte, una por abortar el hijo no deseado entre Margarita y Fausto y la otra víctima de un cáncer y una alta depresión producto de su culpabilidad. Por eso el final de la novela se convierte en el viaje muerte-vida.

 

"El avión se elevaba sobre las negras nubes: el ascenso del Eterno Masculino, muchos metros arriba del hundimiento de la Atlántida kriptoniana. Fausto, más tranquilo ante la afirmación contundente de su amigo, puso su mano sobre la de Mefisto, contento y temeroso a la vez por ese futuro que se abría más allá de las murallas ahogadas de Atlantis y de las tumbas sumergidas de Eulogia y Margarita."

 

Este es el fin de la novela y  que retoma el inicio de la misma.

 

Si bien es cierto las relaciones homosexuales no se presentan tan explícitas como en las primeras novelas, este final muestra el triunfo (la vida) de los hombres sobre la muerte (Margarita, Eulogia) de las mujeres.

 

Excelente novela. Nos acapara desde el inicio ese mundo en movimiento de imágenes y situaciones y nos deslumbra ese claroscuro, ese contraste entre vida-muerte y la incertidumbre del porvenir. Es un paseo por el San José que todos los días vemos, pero que en esa visión resalta pequeños detalles que configuran un significado tan expresivo que nos sumerge en ese mundo privado tanto de la ciudad como de los personajes que lo simbolizan.

 

Novela de la cotidianidad pero recreada, vivida, experimentada bajo el lente múltiple de imágenes y significantes que va insertando como piezas de un rompecabezas que se eleva en un movimiento armonioso llenos de luces y sombras que nos sorprende y nos vitaliza.



1 Chaves Pacheco, José Ricardo. Faustófeles, Ed. Uruk, San José, 2009.



1 Chaves Pacheco, José Ricardo. Faustófeles. URUK Editores, San José, 2009.

 



1  Chaves Pacheco, José Ricardo. Los susurros de Perseo. Ed. Duero, S. A. México D. F., 1993.

1 Ídem, p. 192.

1 Chaves Pacheco, José Ricardo. Paisaje con tumbas pintadas en rosa. EUNA, Heredia C. R. 1998.

 

 

Mercedes Corrales Carvajal

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MERCEDES MARÍA DEL CARMEN CORRALES CARVAJAL

(1952)

 

Mercedes María del Carmen Corrales Carvajal nació en la ciudad de Alajuela el 7 de diciembre de 1952. Después de su bachillerato viajó a Alemania donde obtuvo un doctorado en Ciencias Naturales y contrajo matrimonio. Vive y trabaja en ese país.

 

 

LO QUE HA ESCRITO MERCEDES CORRALES CARVAJAL

 

NOVELA

 

1. La Chela: 2006

 

ENSAYO

 

1. Cruzando el puente de la vida: 2001

 

 

La Primera novela de Mercedes Corrales la publicó en el año 2006 y la llamó La Chela.1

 

Es una novela de corte tradicional, monofónica, lineal y de claro narrador omnisciente. Lo anterior no es óbice para que la novela tenga aspectos positivos que la convierten en una obra narrativa didáctica y ejemplar.

 

La temática empleada es la violencia familiar y es la mujer, en este caso Marcela y sus dos hijos Jorge y Patricia, los que sufren los vejámenes de don Horacio, político y Diputado del gobierno de turno. También incorpora otros temas, en este caso, secundarios, como la solidaridad y el buen trato con nuestros hermanos, los nicaragüenses y las relaciones humanas y fraternales con ellos. Es Rosa, una joven maestra la que se emplea en casa de Marcela y descubre sus golpizas y malos tratos y en unión con María Mercedes, una amiga que conoció cuando venía para Costa Rica a buscar mejores horizontes. Entre todos y con la ayuda de profesionales logran obtener de parte de Marcela el consentimiento para separarse de Horacio que además de agredirla la traicionaba con una viuda de treinta años alajuelense Victoria, (ella nunca se menciona en la novela). Planean la estrategia para obtener fotos de ellos cuando regresen de un viaje al exterior. Es  Mariano el esposo de una hermana de Marcela, su  hijo Jorge y Rosa quienes impiden que Horacio mate a Marcela al llegar la noche como era su costumbre. El final de la novela es positivo, Marcela viaja un mes a Nicaragua, donde los padres de Rosa; ésta logra a través de María Mercedes un trabajo en su país y los hijos de Marcela siguen sus estudios sin contratiempos y un futuro mejor.

 

A pesar de que la novela es un tanto discursiva, no plantea una tesis acerca de esta problemática.

 

Es una familia de recursos suficientes con lo que desea decir que la violencia familiar no es propiedad únicamente de los hogares pobres, se da también en los adinerados. Esto es cierto solo que habría que contar con datos estadísticos para conocer los índices. Tímidamente censura la participación religiosa en la formación machista del hombre y la sumisión de la mujer a ese mandamiento de por vida, pase lo que pase. Esto es cierto pero hoy su efecto casi no afecta la conducta de hombres y mujeres. Se  dan casi más divorcios que matrimonios religiosos y estos han cedido a la unión libre y la unión civil.

 

No toca la desigualdad social, la escasa educación del sector pobre de la población y el combate de las programaciones sociales permanentes que deben desaparecer o ser superadas. Siempre he dicho que nuestra educación está en manos de mujeres, maestras, profesoras y en la casa se escuchan más las máximas de las mujeres. No se ha hecho o no conozco estudios al respecto pero lo cierto es que las mujeres podrían educar en forma diferente a los niños, adolescente y jóvenes con el fin de crear uniones mejores y si fallan, pues se separan e inician otra vez su vida, sus proyectos. Ese mito de que todos debemos casarnos en algún momento es inútil y mentiroso. Tanto la mujer como el hombre, hoy, pueden vivir en soltería si así lo deciden.

 

Novela importante, educativa, sin grandes aspiraciones literarias pero muy vigente, que invita a reflexionar y a iniciar conductas diferentes para bien de todos los que sufren ese problema.

                                                                                                                                                                                      

 



1 Corrales Carvajal, Mercedes. La Chela. EUNED, San José, 2006.

 

Lorena Rodríguez A. y Mercedes Barquero

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LORENA RODRÍGUEZ A. Y MERCEDES BARQUERO

(1952)

 

 Lorena María de Fátima Rodríguez Arce nació en el cantón central de Heredia, el día 4 de abril del año 1952.

 

 

LO QUE HAN ESCRITO LORENA RODRÍGUEZ A. Y MERCEDES BARQUERO

 

 

NOVELA

 

1. Tiempo de coral...tiempo de silencio: 1995

 

Esta novela la publicaron estas mujeres en 1995.1

 

Es una novela de intimidad, tradicional, de fuerte énfasis de parte del narrador, en parte por una perspectiva protagónica representado por Alicia, una negra y cuando ella no aparece, por encontrarse en Cahuita y la acción desarrollarse en San José, por un narrador omnisciente, cercano a las autoras. Se narra desde un presente, cuando Alicia y Klaus, su pareja, se casan y parten para Alemania. La Novela se desarrolla en Limón, Cahuita y San José y tiene dos historias paralelas que se complementan. La historia del alemán que se encuentra en Cahuita y la propia con Klaus. El conflicto es individual pero con matices culturales y sociales. El problema mayor es la relación matrimonial entre un  negro o negra con un blanco o blanca: el racismo.

 

Alicia ama a un alemán llamado Klaus, ella es negra, profesional y trabaja con éxito en un bufete capitalino. Dudamos que represente a las negras como narradora, creemos que quien narra mantiene un código de mujer blanca. Él es rubio y la ama. Ambos tienen una relación sentimental normal de pareja. Ella queda embarazada y el europeo le plantea su deseo, no por el embarazo sino desde antes, de formar un matrimonio con ella. Alicia le pide un poco de tiempo y viaja a Cahuita para reflexionar sobre su situación y luego tomar una decisión. En ese lugar conoce un extranjero mayor, Karl y establece una relación amistosa. Él también es alemán y fue casado en dos oportunidades, la primera con Inge, una alemana y tuvo un hijo con ella, Hanss, ambos murieron en la guerra. Luego se vino a vivir a este país y conoció a una bella mujer, mezcla de española e india, bellísima, llamada también Alicia. Después de muchas indecisiones de parte de ella y de él, se casaron pero ella enfermó de cáncer y pronto murió. Decide irse a vivir en Cahuita y allí tiene su cabaña entre el mar y el sol, soñando con su Alicia y anhelando encontrarse algún día con ella.

 

La historia de Karl la cuenta el mismo personaje y se constituye en el mejor ejemplo de amor, más allá de toda convención cultural. Es la historia que sirve de motivación para que la Alicia de Klaus, se decida a casarse con él. Entre tanto Alicia visita a su hermana en Limón centro y ocurre el famoso terremoto. La historia se interrumpe y un narrador omnisciente se ocupa del personaje Klaus, su preparación para el viaje de regreso a Alemania, el terremoto, sus preocupaciones por la salud de Alicia, la visita en Guadalupe de los suegros y la espera de noticias. Luego de algunos acontecimientos secundarios Alicia descubre que ha tomado una decisión y viaja a San José, se encuentra con Klaus, lo abraza, llora de felicidad, se casan y enfrentan el mundo sin importarles las diferencias de color, solo gobernados por el gran amor. Es un final feliz que soluciona un conflicto cultural y social de repercusiones más allá de las decisiones individuales. Es deseable que la realidad fuera así pero no lo es. Las posiciones racistas de una u otra parte, pero por razones históricas, más enfáticas de parte de la mayoría blanca, sigue dándose sin tregua.

 

Es una novela bien escrita, agradable que supera la clásica novelita sentimental y se enfrenta a una problemática cultural compleja y que la supera, gracias al amor. Aunque deseáramos que éste fuera el antídoto, no lo creemos así. Esperamos equivocarnos.

 



1 Rodríguez A., Lorena y Barquero, Mercedes. Tiempo de coral...tiempo de silencio. Ed. Guayacán, San José, 1995.

 

Luis Enrique González Porras

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LUIS ENRIQUE GONZÁLEZ PORRAS

(1952)

 

Luis Enrique  González Porras nació en Sardinal, Cañas de Guanacaste, el día 28 de marzo de 1962.

 

 

LO QUE HA ESCRITO LUIS GONZÁLEZ PORRAS

 

NOVELA

 

1.   Hacker: una novela de ciencia ficción: 1994

 

 

 

POESÍA

 

1. Manifiesto Poético:

2. El libro de los prodigios conocidos:

3. Pensamiento de un filósofo natural:

4. Pistis Poética:

5. Memoria del espejo:

 

Es la única novela que conocemos de este escritor. La publicó con el nombre Hacker: una novela de ciencia ficción, en 1994.1

 

Es la primera novela de ciencia ficción que conocemos en nuestra literatura. El narrador es protagonista, se trata de un ente virtual, Hacker que posee todas las características cibernéticas de un mundo ubicado en el futuro completamente mecanizado. Todo está regido por una inteligencia virtual, una especie de Líder, con turbante como los árabes (se parece a Hussein) y bajo él se subordina toda una serie de subalternos que obedecen sus leyes. En verdad en una especie de Dios, con trinidad incluida, solo que representa el mal, Luzbel, y los que se rebelaron contra Dios, el bien y crearon ese mundo mecanizado que se parece mucho, hasta en la creación al vigente y de origen cristiano. Está diseñado conforme a los códigos cibernéticos, con redes, programas, y una pared capaz de permitir navegar en ese mar de información. Pero ese mundo formal, no posee esperanza y los habitantes, mutantes y sin  cejas desconocen el pasado, la libertad y el futuro así como los sentimientos.

 

El héroe Hacker es el encargado de luchar en batallas sangrientas contra el mal y al final los vence y recobra el verdadero mundo de la esperanza, el mundo de Dios y el cristianismo, al estilo de nuestro origen. Se vuelve al pasado y se recobra el presente. El bien reina sobre el mal.

 

Como podrá comprenderse es una novela moralista, defensora y reafirmadota de la doctrina cristiana. El mundo teológico, puesto en duda por un tiempo indefinido, recobra su originalidad y triunfa sobre las fuerzas del mal. Es el clásico combate entre Dios y Luzbel. No hay una crítica profunda a los valores del presente, ni siquiera inconformidad. Es más bien una especie de previsión que se hace contra la posible materialización de nuestro mundo por los avances imprevisibles de la ciencia programática.

 

Es una novela entretenida, a veces cómica, simple, sin aspiración alguna literaria, tradicional, de héroe combatiente, de aventuras, como los vaqueros del oeste, de guerras, de luchas y al final, de situación feliz. En casi todas las obras de creación de mundos utópicos, estos son, por lo menos intencionalmente superiores al del presente. No sucede eso en esta novela que se convierte en una negación del futuro como posibilidad de superar el presente.

 

 



1 González Porras, Luis. Haker: una novela de ciencia ficción. Ediciones Nova Terra, San José C. R., 1994.

 

Jacobo Schifter Sikora

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JACOBO SCHIFTER SIKORA

(1952)

 

Jacobo Schifter Sikora nació en San José el 14 de septiembre de 1952. Es hijo de padre judío y madre polaca, también judía. Estudió historia. Ha publicado gran cantidad de libros de diferente temática, sobre todo relativos a la defensa de las minorías y estudios sobre sexualidad. Se ha desempeñado como profesor en la Universidad Nacional de Heredia y ha ocupado cargos de relevancia en la facultad de Ciencias Sociales.

 

Ha publicado muchos libros que de alguna forma tienen como tema la sexualidad de género. Entre otros podemos citar: Entre otros, Amor de machos (en la cárcel), Caperucita rosa y el lobo feroz, De ranas a princesas (topus), En la mesa del Señor,, Hithler en Centroamérica, La casa de Lila, Ojos que no ven y Psiquiatra y homofobia.

 

 

LO QUE HA ESCRITO JACOBO SCHIFTER SIKORA

NOVELA

 

 

1. Pagos De polaco: 1999

2. Quince minutos de fama: 2004

 

La primera novela que ha publicado Jacobo Schifter Sikoka la llamó Pagos de polaco, amores y traiciones en los años del nazismo y la publicó en 1999.1

 

Es una novela histórica, monofónica, lineal, de secuencia lógica. Explota, en excelente forma, el rasgo de la novela que hemos llamado "privacidad". La novela delata la historia oculta, la irreverente, la que pocos conocen y escoge un sector diacrónico que va desde los finales de la Primera Guerra Mundial, hasta 1942, en los albores de la Segunda Guerra Mundial, y los personajes forman parte de la minoría judía, sobre todo polaca, que emigró a Costa Rica por los años veintes, cuando recién comenzaba la persecución de ellos, en todo el mundo, por los alemanes nacionalista y el régimen de Adolfo Hitler.

 

En Costa Rica se hace referencia a la llegada de los judíos, su establecimiento, sus congojas, desvelos, trabajo, segregación racista, persecución, tanto por algunos costarricenses como por los alemanes y los gobiernos de León Cortés Castro (1936-1940) y Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944) y por último la participación de los Estados Unidos de América en la Segunda Guerra Mundial, en general, y en Costa Rica, en particular.

 

La novela se inicia como una simple conversación entre dos amigos. Uno de ellos (Jacobo) le comunica al otro los sueños que ha tenido durante la noche. En realidad son varios los sueños que utiliza para configurar la obra y solo es interrumpida brevemente en pocas ocasiones, cuando está despierto y conversa con su compañero.

 

La historia narrativa, novelesca, se inicia en el cementerio judío, en San José. Ahí el narrador descubre y conoce después, un señor llamado Carlos que visita la tumba de su madre. Se relaciona con él, establece amistad y obtiene la promesa de recibir documentos sobre la relación de Carlos con Elena (su madre), y éste los va contando según los recibe, poco a poco, como si fueran pagos de polaco. Así se inicia la historia de Elena, sus padres, sus amigos, sus amores, sus desvelos, sus inquietudes, desde pequeña, en Polonia hasta llegar a Costa Rica y morir en este país. En realidad la historia de Elena sirve de pretexto, aunque la mantiene en un nivel importante para desarrollar una serie de temas colaterales de índole privado e histórico, tales como las relaciones entre los gays, tanto nacionales como alemanes y judíos polacos, de ambos sexos, las intrigas políticas de los ricos comerciantes, ticos, alemanes, italianos, y los polacos, las matráfulas de los gobiernos de turno, los oportunismos, los cambios de políticas, las conveniencias, el servilismo, las huelgas de los trabajadores italianos (la primera hecha en Costa Rica) en la zona bananera, los amores de los gamonales como José Sánchez, el despertar del feminismo y su organización con Ema Gamboa, la educación de la mujeres, su rol familiar, la religión y su papel con respecto a los hombres y las mujeres, el machismo, los crímenes, las drogas, el contrabando y tráfico de ellas por los alemanes, la manipulación del pueblo por los políticos para satisfacer sus intereses, el nacionalismo egoísta de la hija de José Sánchez, esposa de Carlos, Yadira, la relación madre e hijo en el caso de Max Gerffin y  la Baronesa Claudia que fue abandonada por el esposo porque la encontró en romances con una amiga. Y por último el comercio de David, padre de Elena, en Costa Rica, como mercader ambulante y vendedor a pagos, de ahí el título de la novela.

 

Nos agradó esta novela, a pesar de que el autor le da demasiada importancia al lenguaje discursivo, y casi no permite escuchar las voces de los personajes, pues se convierte en un narrador yoísta privilegiado. Está bien escrita, es creíble, mantiene un verosímil estricto, su lenguaje es irónico, agudo, rebelde, contestatario, crítico. Se denuncian desde los atropellos individuales hasta los sociales. Hay una fuerte defensa de los derechos individuales, la tolerancia, la igualdad humana, civil, política, sexual y racial. Enfrenta el doble discurso, la hipocresía, la doble moral, el decir una cosa y hacer lo contrario, los desafueros de los gobernantes, el atropello del individuo en aras de una familia degradada y forzada, la discriminación, en cualquier campo, y el nacionalismo exacerbado que defiende intereses mezquinos y privilegios de grupo. En fin, es una novela que mantiene el interés del lector hasta el final y logra producir en él una desmitificación ideológica de los hechos históricos con respecto al pueblo judío y el gran holocausto, que por cierto, lo representa al final como un viaje en tren a Guanacaste con pasajeros animales y no hombres, donde se parodia el arca de Noe, solo que en ese caso, es el viaje a la muerte segura y no a la salvación de la humanidad, es un excelente cierre de la novela que quizás no necesitaba ni prólogo y epílogo. Logra, la novela en el lector, lo que muchas lecciones de historia jamás alcanzarán: conocer la historia sincera, humana, privada, ocultada, con o sin intención, de un pueblo perseguido, maltratado, discriminado, asesinado pero que a pesar de ello dio y ha dado suficientes muestras de ser trabajador, empeñoso, brillante y capaz de sobrevivir a los más atroces genocidios perpetrados por la locura de unos, su ambición desmedida de poder, y la ignorancia y complicidad de muchos.

La segunda novela de este autor la llamó Quince minutos de fama y la publicó en el año 2004.

 

"En esta novela histórica el autor analiza lo que significó crecer en los años cincuentas en sociedades en que la represión de la diferencia era la norma y los inconformes eran torturados por medio de la persecución abierta de la policía y la sociedad civil o la encubierta de la ciencia y de la psiquiatría. Schifter-Sikora, quien es reconocido como uno de los principales autores latinoamericanos en el campo de la sexualidad, ofrece una denuncia de cómo los mismos grupos perseguidos se convierten en verdugos de sus propias minorías. La irracionalidad del odio hace que ninguno, cristiano o judío, costarricense o norteamericano, esté exento de hacer un infierno la vida de los demás. Sin embargo, esta obra no es solo una denuncia sino que también un reconocimiento de que el racismo, la homofobia y el antisemitismo no son eternos y las luchas de las minorías han logrado hacer cambios y mejoras. Finalmente, un fino humor y un análisis perspicaz de las diferencias entre la homofobia judía y cristiana, entre la latinoamericana y la norteamericana y europea, y cómo la teoría freudiana falla en su análisis de la orientación sexual, hace la obra de consulta obligatoria para aquellos interesados en el estudio de la construcción sexual".

Así lo explica el autor.

 

 

 

 



1 Schifter Sikoka, Jacobo. Pagos de polaco, amores y traiciones en años del nazismo, Editorial ILPES, San José 1999.

 

Ana Cristina Rossi Lara

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ANA CRISTINA ROSSI LARA

(1952)

 

Ana Cristina Rossi Lara (así aparece en el Registro Civil) nació en San José, el día 25 de diciembre del año 1952. Sus padres son Álvaro Rossi Chavarría y doña Ana Isabel Lara Tomas. Es la mayor de seis hermanos. Parte de su infancia la vivió en el atlántico, en una finca de sus abuelos, situada entre Turrialba y Limón, desde los dos años, hasta los cinco. Al cumplir los seis, sus padres se trasladan a vivir a San José y ella inicia los estudios primarios en la escuela Anglo-sajona. En 1965 ingresó a la secundaria en el colegio Sant Claire y se graduó en 1970. Ingresó a los estudios superiores en la Universidad de Costa Rica en 1971 pero en 1973 viajó a Europa y se estableció, por espacio de trece años, primero en Inglaterra, donde estudia teatro y danza en el London y luego idiomas en la Universidad de Sussax. Después se traslada a Francia donde estudia Epistemología, teorías económicas, Lingüística, psicoanálisis en la Universidad de París y la Sorbona. Luego ingresa a la escuela de Intérpretes y Traductores en Francia y obtiene una maestría en Ciencias de la Traducción.

 

Desde pequeña le gustaba leer y se dedicaba a crear historias con personajes imaginarios. Ya en Europa se interesa por las obras de Henry Miller.

 

Escribió su primera novela María la noche entre los años 1976 y 1979. Fue en 1980 que trabajó más en la novela y le dio la forma definitiva.

 

Cuando no radica en Europa, vive en Escazú, es casada y tiene una hija, hoy (2003), posiblemente de 21 años.

 

Ha publicado gran cantidad de artículos y ensayos de diferentes temas. Entre ellos se destaca El lado oscuro: ensayos sobre violencia: 2007.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ANACRISTINA ROSSI LARA

 

 

NOVELA

 

1. María la noche: 1985

2. La loca de Gandoca: 1991

3. Limón Blues: 2002

4. Limón Reggae: 2007

 

CUENTO

 

1. Situaciones Conyugales: 1993

 

 

La primera novela que escribió Anacristina Rossi Lara la llamó María La Noche, y la publicó en 1985.1

 

Es la primera novela de Anacristina y recibió muchos elogios de la crítica literaria. Entró por la puerta grande. Es una novela intimista, de interioridad, de viaje hacia lo más profundo del ser, de realización, de libertad, de vida. Es una invitación al disfrute pleno de nuestras posibilidades, de sinceridad, de despojo de prejuicios y falsos valores, de entrega, de unión con la naturaleza y disfrute vital, pleno de nuestras infinitas posibilidades de realización, en unión con la naturaleza.

 

Novela  de amor entre Antonio y  Mariestela, de formación por parte de la narradora protagonista, de encuentro consigo misma, de liberación, de viaje hacia su libertad y despojo de los prejuicios familiares, llenos de estereotipos, de convencionalismos, de castración. Ambos sufren una especie de metamorfosis, el profesor descubre su propia naturaleza y comienza a disfrutar de una vida auténtica, tanto como individuo, como profesional y ella se inicia en el viaje hacia su propia libertad, es un viaje de catarsis, de purificación, de introspección. Es injusto pensar que la novela se reduzca a un erotismo único, a pesar de que se da, pero solo como fuente de purificación. La huida de Mariestela del hogar y el encuentro con Antonio, es una doble vía de posibilidades de ser. Ser en la unión, en la interioridad, en la comunión con la naturaleza, en la purificación, en el despojo de tanta impureza social. Entonces el diálogo se vuelve monólogo y la comunicación se convierte en poesía, evocación y vivencia, despojo y ritual, iniciación y llegada, aventura interior y puerto de identidad, pureza y encuentro en doble vía, consigo misma y con el otro, sin despojarlo del ser e introduciéndolo en la fuente de su propia vitalidad y encontrando su libertad en la unión con el otro.

 

Es una novela que rompe esquemas literarios y abre caminos por donde seguirán produciéndose obras bajo nuevos horizontes. Hay despojo de miedos, de hipocresías, de falsos pudores, de sexo escondido pero enfermo, de lucha contra las formas fosilizadas de la obra literaria, de apertura a la polifonía, de voces que armonizan el coro poético de la creación, de carnaval, de calidoscopio, de identidad en la pluralidad, de ruptura con lo viejo estereotipado del lenguaje prosaico, uniforme, referencial, discursivo. Por ello lo racional en Antonio, no se contradice con lo emocional, vital, espiritual de Marisela, ni la belleza de Olimpia, ni la búsqueda en la fuente mítica del Caribe de Puerto Limón, que es marco prístino del hallazgo existencial del pasado y el futuro, en un presente sin límites, abierto, libre y redentor.

 

Ni solo palabras o imágenes, ni solo erotismo y sensualismo. Una novela esperanzadora, un camino que invita a vivir, a soñar, a disfrutar del arte, sin huir de la realidad, sin escapes pero sí rompiendo esquemas y prejuicios, en esa búsqueda eterna de toparse de pronto con la felicidad, la realización y el descubrimiento de su propio ser.

 

La segunda novela que escribió Anacristina Rossi Lara la tituló La loca de Gandoca y la publicó en 1991.1

 

En esta novela se abre una nueva visión sobre lo nuestro, más allá de lo circunstancial. Se trata de la vida misma, de la muerte de la naturaleza, toda y no una parte como algunos pretenden justificar, y de todos, la vida misma del ser, de la razón del ser, en nuestra especie, en nuestra esencia porque destruir la naturaleza es aniquilar la vida, asesinarla, es el peor de los crímenes solo comparable con las guerras, porque con ella desaparecen los gérmenes de la vida, las posibilidades de la reproducción de las especies, su extinción. El hombre con signo de dólares, no lo entiende, su horizonte no va más allá de la cuenta bancaria, ni siquiera vive el instante, no tiene tiempo de disfrutar la venta de la patria, del exterminio, de la matanza oficial, porque al político corrupto, solo le interesa esa meta. Lo material, el consumo le embrutece y hasta se vende barato a los intereses de compañías extranjeras que llegan, arrasan la naturaleza, dejan unos residuos, unos fósiles como testimonio de su rapiña y se van satisfechos, con la bolsa de la codicia llena de monedas a crear, en otros lugares, más destrucción, más miseria, mas muerte.

 

El espacio donde se ubica la novela es un Refugio Nacional, Gandoca, Un Santuario pero la lucha por protegerlo se desarrolla en las oficinas gubernamentales, en San José. La novela plantea dos procesos diferentes que sufre el mismo personaje principal Daniela, el primero es a nivel personal, su compañero y esposo es alcohólico y  a pesar de las buenas relaciones, entre ellos y el amor que llena de vitalidad el hogar de ella y sus hijos, poco a poco los avances de la enfermedad lo llevan a la degradación, a pesar de los muchos intentos de abandonar el consumo de licor, no logra superarlo y Carlos Manuel muere en un accidente. Daniela se sumerge en una especie de Limbo y no es sino, tiempo después que la lucha por defender el refugio, la que la vuelve a la realidad. Este es el segundo proceso y llega hasta el final, de igual manera que el primero, termina en degradación, es la aceptación de la maldición de estas tierras, primero el despojo de los indios por la rapiña de los españoles, después, la explotación de los negros por las transnacionales del banano y ahora todo el pueblo costarricense, por los europeos y la compañías extranjeras urbanizadoras y destructoras de nuestra naturaleza. Es una novela de denuncia, rebelde, sincera, desmitificadora, que desnuda la pobreza de nuestros políticos, en su misma rapiña, entreguistas, desraizados, sin valores, materialistas, deshumanizados, pero al mismo tiempo es novela interior, evocadora de imágenes y sueños, de vida en la muerte, de armonía en el caos, de identidad en la disolución, de comunión con la naturaleza, de amor en el odio, de paz en la guerra y por lo tanto de intromisión espiritual, intimista.

 

La tercera novela escrita por Anacristina la llamó Limón Blues y la publicó en el año 2002.2
 

Esta novela vuelve al mismo espacio de las dos anteriores. En ella el viaje principal es sobre el origen del negro, su cultura, su identidad, su estirpe, su pasado, pero también desde él, el camino hacia el presente, lleno de angustia, destrucción y despojo. Añoranza y rebeldía, riqueza y pobreza, orgullo y  despojo, vida y muerte. Encuentro de dos tiempos en un ahora, que lucha por sobrevivir y la búsqueda de su esencia en el desarraigo, el envilecimiento, la violación y su negación. De estos dos planos surge la esperanza, el renacer, el regreso al pasado para encontrar la razón de la supervivencia y la rebeldía, para sobreponerse en las cenizas y violentar la usurpación con ojos rejuvenecidos y miradas de libertad.

 

No hay duda de que es una novela histórica, nunca una crónica, como algunos lo sugieren. El tiempo cronológico se extiende de 1904 hasta 1934 o un poco más. También se narran episodios de tiempos más lejanos, pero lo esencial se desarrolla en esos casi cuarenta años. A pesar de que la secuencia de los acontecimientos es lineal, con interpolaciones, paralelismos y regresiones, lo cierto es que la novela es polifónica y se estructura sobre una programación permanente, la familia y dos triángulos amorosos fundamentales de la misma, uno a través del hombre, y el otro, de la mujer. Luego analizaremos esas relaciones entre los personajes y los contextos históricos que las determinan.

 

Es el narrador de esta novela, el elemento más importante, por las siguientes razones. Se plantea un sujeto de la enunciación omnisciente, desde un presente escritural, alejado, distanciado del mundo narrado, del enunciado, que le permite, a su vez, ir creando voces, personificando los diferentes sujetos del enunciado, con nombres concretos: Orlandus, Leonor, Irene, etc. Estos, a su vez, ceden la palabra a otros sujetos de otros enunciados, que a su vez, narran acontecimientos, vivencias particulares que van conformando el mundo novelesco. Esta técnica puede llevarse hasta el infinito, pero posiblemente la novela se torne un tanto hermética. Esto no sucede con la obra que comentamos. El éxito, entre muchos otros factores que después señalaremos, de esta novela, radica, en ese manejo del narrador y la creación de un mundo verosímil persuasivo, convincente, envolvente, atractivo, acaparador. Salvo algunas expresiones del lenguaje que pertenecen al presente escritural, como por ejemplo, el uso de "el y ella", "para nada",  y una "picadura de serpiente" que es muy frecuente leer en los novelistas costarricenses, cuando se sabe que las serpientes muerden, el lenguaje se ajusta al tiempo novelado y la cultura y educación formal de los personajes y narradores, o voces. El narrador omnisciente aparece poco y eso es bueno. Lo hace en los momentos importantes. No es metiche, a pesar de que la novela está planteada desde la perspectiva de la cultura negra y se aprecia la inclinación por ella. Es natural y esperable que así sea, puesto que es una obra contestataria, crítica, que viola la censura oficial y enfrenta la intrahistoria a la historia oficial. Por ello los documentos que la autora señala, al final, como un apéndice que nada tiene que ver con la novela ya terminada y que sirve como aclaración e información de las fuentes históricas, son periódicos de la época en general, dirigidos y escritos por intelectuales negros. Es la voz oculta, silenciada, acallada, que cobra vida en la novela.

 

 

"El tren arranca. Kate se duerme. Irene la coloca a mi lado en el moisés. Hace mucho calor y huele a alquitrán. Irene me toma la mano.

Cómo se alegra Orlandus de tener a Irene. Han superado esa época estéril en que no podían hablarse, o más bien en que Orlandus no le podía hablar."1

 

El primer párrafo está en primera persona. Es la voz de Orlandus la que narra. Obsérvese el estilo compuesto por oraciones cortas, directas, bimembres, como hilando un collar de imágenes. Siempre será así, cuando la voz de los personajes, describe una escena. El segundo párrafo pertenece a una enunciación superior, desde un sujeto omnisciente pero cercano a los personajes. Es como la voz de un director de teatro, como el coro griego de una tragedia, recalca, explica, ubica, testimonia y orienta pero no da juicios de valor, no interviene con preguntas retóricas, modera, atempera, perfila. Es el papel de este narrador omnisciente, pasar casi desapercibido o ser una voz más de la narración. Solo encontramos una intervención exagerada, innecesaria, valorativa, explicativa, fácilmente prescindible. Aparece en las páginas 122 y 123, cuando da una lista de periódicos, como pretendiendo reforzar la verosimilitud del relato, con referentes históricos. Es una violación al texto literario, máxime si al final agrega una coda (que palabra más fea) que no forma parte del relato e informa al lector, sobre las fuentes históricas utilizadas.

 

El matrimonio de Orlandus con Irene y la formación de ese hogar no es corriente, ella es una mulata, oriunda de Cuba y él un negro jamaiquino. Ambos tienen un origen parecido, desde el punto de vista social y cultural, y sufren, de alguna manera, los mismos problemas del desarraigo, y ella más, por ser mujer. Lo que no pareciera ser tan corriente es que Orlandus, a los veinte años, sea poseído, a primera vista, por una mujer blanca, rica y con poder económico y político, Leonor Fernández Jiménez, quien pertenece a la rancia cafetocracia del país. Por otra parte Irene tiene su otro hombre, Ariel, un doctor Judío, sin tierra, sin patria, como los negros, también blanco. Ambos tienen encuentros amorosos llenos de pasión, entrega desbordante y aunque, por períodos entrecortados, muy vitales y desde luego, finamente narrados y descritos. De esos encuentros eróticos, sexuales, vivenciales, enloquecedores, nacen sendos hijos. Kate de Leonor e Ignacio (que no conoció) de Orlandus y desde luego de Irene y Orlandus nacieron dos hijos más: Denmark y Amence. Ambos sabían de la existencia de sus respectivos amantes y aún así, se amaban. El amor de ellos estaba cimentado en lo espiritual, la cultura, la identidad, sus costumbres, música, ideales, y desde luego, en el sexo. Posiblemente lo más evidente que los separaba era el mutismo de Orlandus, su ensimismamiento, su apego al ideal redentor de su raza y el proyecto de Marcus Garvey, jamaiquino (1887-1940), nacido en Bahía de Santa Ana: la unión de todos los negros en una misma patria, África, UNIA, ubicándola en Liberia, paradójicamente hoy en una fratricida guerra étnica, entre hermanos, sedientos de poder y víctimas de los países colonialistas de blancos que los han explotado por tantos años. Esta lucha por buscar sus raíces, su identidad de raza, su origen, más allá de lo histórico y las diferencias de religión, mitos, creencias, se da en dos sentidos. Orlandus viaja al vientre de su madre, su constancia, su firmeza, sus costumbres ancestrales, mientras que Irene lo hace hacia su padre. (Edipo y Electra juntos).

 

Ahora bien estos constantes viajes, unos concretos, de Limón a Jamaica, Estados Unidos, Liberia o viceversa, otros psicológicos, a su madre o padre, están determinados por el viaje mayor, el fundamental, la historia de los negros y el proyecto de reunificación. Todos los procesos individuales de los personajes, están subordinados a ese flujo histórico de ida y regreso, de origen y futuro, de búsqueda, en ambos sentidos: hacia el origen y hacia el mañana. Ese doble viaje se vuelve trágico, angustioso. El descubrimiento de un pasado brillante, de una cultura única, propia, cimentada en valores autóctonos y respaldados por una firme educación europea, al mejor estilo inglés, con obras arquitectónicas sobresalientes, artísticas, bajo una vida cotidiana llena de esplendor artístico, teatro, oratoria, canto, música, literatura, lenguaje, sin dejar de lado las costumbres ancestrales, tales como las danzas, los cantos, las poesías, las hierbas y los espíritus terrestres, poco a poco, va cediendo al poder económico de la frutera norteamericana, la pérdida de las tierras, la imposibilidad para publicar sus periódicos, reunirse, transitar libremente por el mismo Limón, el considerarlos desnaturalizados, como poco menos que animales, ignorarlos, obligarlos a trabajar, bajo condiciones inhumanas, imponerles patrones culturales estúpidos de los pañas, a ellos que tenían una cultura superior, los fueron arrinconando, ultrajando, envileciendo, hasta dejarlos sin aire, sin poder respirar. Esta es la tragedia, el genocidio de un pueblo, de una brillante cultura, por otro que no la tenía y si ostentaba lo contrario, era a todas luces inferior, pues era un remedo de la cultura española, llena de vicios, dogmas y engaños. Lo que los blancos hacían con los negros, era lo mismo que hicieron los españoles con los indios. La historia se repetía. Y lo más trágico de todo era que, a pesar de que el proyecto de Marcus Garvey, fue apoyado masivamente y despertó el entusiasmo en los negros sin patria, que era el de todos los que vivían fuera del continente Africano, no pasó, al final de ser una quimera, un sueño más, una desesperanza, un esfuerzo infructuoso que hasta los mismos negros jóvenes olvidaron. Fue encarcelado, según la historia oficial gringa, por malversación de fondos de Black Star Line y tiempo después murió en Inglaterra.  La fuerza del presente, de mil novecientos treinta y cuatro en adelante es patética y lo simbolizan los mismos hijos de Irene y Orlandus. Intereses mezquinos, personajes corruptos, sabotajes, la misma impotencia, la frustración, la memoria perdida, las divisiones entre los mismos negros, la triste realidad social, política y económica dieron al traste con ese proyecto ideal de Marcus Garvey y sus legiones de seguidores.1

 

La parte histórica acerca de los políticos nacionales y el papel que jugaron en esa época se reduce a citar la indiferencia de ellos y por su parte desmitificar la imagen superlativa de don Ricardo Jiménez, por lo menos con respecto al papel que jugó en los hechos relacionados con los gringos de la bananera y los negros. En general desde Tomás Guardia hasta Rafael Ángel Calderón Guardia, fue de subordinación, aceptación, complacencia con respecto a la bananera, y todas las empresas de don Minor Keith.

 

El otro aspecto que merece comentarse es más de fondo y la novela lo trata como problemática fundamental. Se trata de los grupos minoritarios, en países ajenos, tales como los casos de los judíos, los negros, los mismos indígenas, los chinos, etc. que por razones sociales, económicas, políticas, o todas juntas, debieron establecerse en países con otras culturas.

 

Los negros formaron mayoría en Limón, por lo menos en los tiempos de la construcción del ferrocarril y los inicios de la siembra y tratamiento del banano, pero Limón era y es una provincia de costa, con una cultura, un idioma, una religión, un sistema político y social, diferentes, a los mismos emigrantes de Jamaica y de África. La cultura de los negros era muy diferente, tal y como lo plantea la novela. Vivieron aislados del resto del país por muchos años, en todo sentido, no sólo porque privaba el racismo, de raíces españolas e implementadas por una cultura europeísta, selectiva, de blancos, sino porque a los negros los tenía sin cuidado, vivir fuera de Limón y sus alrededores. No fue hasta, pasados los tiempos de gloria negra, cuando comenzaron a emigrar, en pocas cantidades, al interior del país y a sufrir las mismas discriminaciones de su ciudad. Son los nietos de los primeros trabajadores negros, los que, al traslado de la bananera al Pacífico, cuando la necesidad obligó a estos jóvenes a abrirse campo en las ciudades del interior, sobre todo en San José y Heredia. Hoy la convivencia y la tolerancia, si no es la mejor, por lo menos, en teoría, permiten al negro desarrollarse con derechos y deberes iguales a cualquier ciudadano, costarricense, sin que esto quiera decir que el racismo haya desaparecido. Existen resabios en ambas direcciones pero no se plantea como algo grave e insuperable y tiende a disminuir.

 

La novela fundamenta las relaciones amorosas en dos direcciones de género. Un negro enamorado de una blanca y es correspondido y una mulata enamorada de un blanco y correspondida. Las estadísticas, a simple observación, parecieran indicar que con más facilidad encontramos negros unidos en matrimonio o con relaciones amorosas, sentimentales con blancas, que negras con blancos. Podemos sospechar algunas causas para que esto se dé, pero escapan a este estudio. Lo mismo puede afirmarse de la relación entre negros e indios. Pareciera que la cultura negra se resiste al cambio, a la mezcla, al mestizaje. Se resiste a ceder en ese campo. Comprendemos su propia decisión y la respetamos pero ¿podrá soportar los cambios diacrónicos a pesar de sus programaciones ancestrales, profundas, permanentes? Se me hace difícil creer que lo logren. Esa teórica pureza de la raza, podrá conservar sus rasgos esenciales, pero pienso que se asemeja al lenguaje que llamándose castellano, romance, latín vulgar, indoeuropeo, de pronto observamos grandes transformaciones, sufridas a través de la historia, por guerras, emigraciones, migraciones, calcos, extranjerismos, tecnicismos, etc. ¿A quién se le ocurriría pensar que la palabra canfín, tan usada por nuestros abuelos (queroseno) sea formada por el nombre de una lata en donde se introducía ese líquido, (kan fine)? Así como las lenguas se transforman irremediablemente con el paso del tiempo, de igual manera las sociedades, sufren cambios aunque sean apenas percibidos unos y profundos otros. El estudio de los orígenes de los lenguajes es muy importante y permite conocer sus transformaciones, sincrónicas y diacrónicas, es la memoria de una lengua, pero de igual manera debemos trascender esa incursión para describir la lengua en momentos históricos concretos, descifrar sus transformaciones, sus relaciones, sus niveles, gramaticales, semánticos, fonológicos, etc. para conocerla en su esencia temporal y sincrónica y poder atisbar el futuro. Esto mismo es válido para los pueblos en general. Su identidad posiblemente se encuentre más en la diversidad que es su propia particularidad que representa su misma cualidad. Los tiempos pasados no fueron mejores o peores que el presente, solo diferentes, lo que no significa que éste sea mejor o peor que el otro... 

 

Dejamos de último el aspecto erótico, así llamado por algunos, de la novela. No es nuevo en esta escritora que la crítica haya exaltado este rasgo en sus críticas y comentarios a novelas anteriores, lo que no ha hecho es buscar su verdadera significación. Esto es lo que trataremos de hacer en este análisis. Nuestra posición es que este es un aspecto fundamental de la autenticidad feminista.

 

A pesar de que en la novela, en algunas ocasiones, pocas por dicha, el narrador hace llamadas de atención al lector para que observe acciones feministas de algunos personajes del sexo femenino, lo cierto es que con ello, convence menos que dejando a los personajes vivir, realizar, actuar, disfrutar el ser mujer plenamente. El aspecto amoroso se convierte en un abierto elemento antimachista, una importante rebeldía contra los códigos sociales y morales más oprobiosos hacia la mujer. En las obras de esta autora la mujer rompe esas cadenas hipócritas, propias de una cultura occidental machista donde la mujer es tratada, vista y obligada a convertirse en un objeto, "útil para", "al servicio de", sin derecho, ni siquiera al goce de su propio sexo, ¡vaya enajenación! Esta mujer llamada Irene (mulata) o Leonor (blanca) se liberan de todas las ataduras posibles y disfrutan de su vida sexual, sin  hipocresía, libremente, sin cálculos, fuera o dentro de las convenciones sociales. El acto sexual se torna plurisignificativo, es rito, entrega, placer, vivencia, descubrimiento, goce, libertad, salvaje pero espiritual, violento pero tierno, musical, armonioso y tormentoso, es vida. No es un asunto de uno, sino de dos, sin importar color de la piel y edades. Leonor es casi veinte años mayor que Orlandus y eso no es barrera. Este es inexperto y tampoco es limitante. Lo mismo ocurre con Ariel e Irene. Las convenciones sociales se votan, desaparecen y renacen, la entrega y la unión incondicionales, espontáneas, vitales, sin cálculos, sin esperas que no sean la repetición o superación del acto anterior.

 

La descripción amorosa, el encuentro sexual están representados, no solo por el narrador omnisciente, sino por las voces de los protagonistas. El lenguaje se vuelve imagen, canto, arrullo, lamento, torrente, pasión, disfrute, entrega, ternura, amor, comunión. Las escenas se tornan vívidas, francas, sin tapujos, sinceras, sin disimulos, sin ocultamientos. Es una abierta superación de los paradigmas anteriores, de las descripciones del pelo, la cara, los ojos, los dientes, su porte, su temperamento, su discreción, su caminar, su elegancia, pero con vacíos, abismos que nunca podía llenar la imaginación. De mujer objeto, espectáculo, desfile de modas, decoración, genealogía, se pasó a Mujer, con mayúscula, ser humano, sexual, vital, libre, persona y por ello más real y humana.

 

Este es un paso auténtico a la liberación de la mujer, de tanto prejuicio, al rompimiento de las cadenas machistas que la han envilecido y enajenado, en la búsqueda del verdadero lugar que le corresponde, como mujer y no pareciéndose a los hombres, en sus defectos sino siendo cada vez más mujer y por ello más libre, más humana, más necesaria e imprescindible en la convivencia social.

 

El aspecto llamado erótico es un buen ejemplo para el futuro social de los pueblos: la transformación y no el anquilosamiento. La búsqueda del pasado para entender el presente y configurar el futuro.

 

La cuarta novela, Limón Reggae, la publicó en el año 20071.

 

Es la última de esta triada de novelas escritas por Anacristina. La temática de su Limón querido y admirado sigue ocupando un lugar privilegiado en su discurso literario. No utiliza un discurso imbricado sino transparente, directo, sincero; eso sí crítico, violador de la censura oficial, denunciante, sin prejuicios, liberador, y rico en plasticidad, evocador y lleno de colorido y muy vital.

 

La estructura de la novela está bien delineada, bien pensada y representa un período histórico bastante cercano: desde 1975 hasta nuestros días y no siguen una linealidad cronológica sino histórica y que corresponde a las necesidades vitales del personaje central llamado, entre otros nombres Aisha, una mujer llena de vitalidad, belleza, fuerza interior y símbolo, no solo de la mujer liberada, única sino representante de la fuerza avasalladora de lo natural que vive en simbiosis con la naturaleza limonense, su música y la vitalidad de una raza vilipendiada, destruida, enajenada, víctima de los políticos corruptos y la rapiña de los dueños de vidas y haciendas.

 

Es una novela que utiliza un narrador omnisciente pero impersonal. Casi no interviene y deja que sean los personajes los que narren y describan los acontecimientos. Se oculta, se distancia y permanece casi como un espectador neutral. Se encarga de conducir los hilos narrativos pero sin intervenir en lo narrado. Ello hace que la novela pertenezca al paradigma polifónico.

La novela inicia con la niñez de Aisha en Limón y sus escasos viajes a San José para estudiar. Su familia vino a menos debido a negocios de su padre con ricos timadores y sin escrúpulos que le roban sus exiguos ahorros.

 

Es así como la niña comienza a descubrir la pobreza de los niños en los tugurios y el odio que reflejan con respecto a los que más tienen, los ricos. Al inicio no comprende su hostilidad, su maldad pero conforme va creciendo y comienza a interesarse por los grupos revolucionarios y sobre todo al final de la novela, cuando vuelve a descubrir ese placer al matar, esa brutalidad que solo los seres humanos degradados son capaces de sentir y por qué no, disfrutar. Lo encuentra con las maras centroamericanas, sobre todo los salvadoreños con los cuales pasa unos días.

 

La novela encierra una gran tragedia humana y social: la justicia para todos, la igualdad entre los humanos, la paz pero no la de los cementerios sino la de los hombres completos, humanos, realizados, capaces de realizar sus proyectos vitales en sociedades libres y justas. Ello encierra la gran pregunta subyacente en toda la novela y casi todos los personajes desposeídos y que aspiran a cambiar esa realidad dolorosa e injusta. ¿Es posible realizar una revolución con éxito? Aisha y sus compañeros viajan y viven, casi todas las posibilidades conocidas y llegan al final, ya en la casi vejez, sin vislumbrar la victoria final. La gran esperanza no es más que eso. Todos sus ideales se convierten en una bella utopía.

 

Los hechos bélicos, las matanzas de niños, los pueblos exterminados, las mujeres destruidas y las esperanzas rotas de los guerrilleros por el gran poderío del ejército y la ayuda norteamericana, van unidas, se convierten en un paralelo de la experiencia que Aisha le corresponde vivir, sobre todo en el fracaso de los proyectos amorosos. Por una u otra razón, a pesar de momentos felices y apasionados, el amor verdadero nunca llega. Unos porque no es afrocaribeña, otros por ser paña y los más porque los vaivenes de sus mismas vidas entregadas a la guerrilla, solo les permite momentos, días y quizás semanas pero no permanentes. Es la doble degradación de la gran Aisha: su lucha social y su lucha vital individual. De todo ello solo puede rescatar la entrega avasalladora, su unión inseparable, redentora, vitalizadora, con la naturaleza caribeña, limonense. Ahí encuentra su razón de vivir, sentir, disfrutar. Ése es el encuentro verdadero con el único sentido de su vida y el porqué de su existencia, pero al final cuando regresa por última vez a su Limón querido lo encuentra violento, destruido, violado, degradado. Así su único asidero también lo destruyen y queda huérfana, desarraigada, sin fuerzas, triste y desprotegida hasta de su adorada naturaleza.

Excelente  novela. Es una síntesis dialéctica de las dos anteriores.

 



1 Rossi Lara, Anacristina. María La Noche. Ed. Lumen S. A., Barcelona, 1985.

1 Rossi Lara, Anacristina. La loca de Gandoca. 7ª. Ed. EDUCA, San José, 1995.

2 Rossi Lara, Anacristina. Limón Blues. Ed. Alfaguara, San José, 2002.

 

1 Rossi Lara, Anacristina. Ob. Cit., pp. 211-212.

 

1 Luciano Capella, un italiano que vive entre nosotros desde 1987, realizó un documental importantísimo llamado El barco desaparecido, sobre Marcus Garvey y el sueño de reunir a todos los negros en un lugar de África, en 2001. Es poco conocido y divulgado en nuestro medio.

1 Rossi Lara, Anacristina. Limón Reggae. 2ª. Ed., Ed. Legado, San José, 2007.

Gladys Alicia Miranda Hevia

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ALICIA MIRANDA HEVIA

(1952)

 

Nació en San José el día 07 de octubre del año 1952. Hija de Mario Miranda Gutiérrez y Gladis Hevia Urrutia (de origen chileno). Ambos médicos. Los primeros estudios los realizó en La Metodista. Es la mayor de cinco hermanos. La secundaria la realizó en el liceo Sant Claire, dirigido por monjas. Obtuvo la licenciatura en Filología Española en la Universidad de Costa Rica en el año 1976 y un bachillerato en francés. Posteriormente, marchó a Europa para ampliar en París, en la Universidad de la Sorbona, estudios superiores, y obtener allí el grado de doctora, con el que regresó a su país natal. Fue profesora en la Universidad de Costa Rica, en Panamá y en Guatemala.

 

Es escritora, traductora y editora.

 

En 1977 viajó a Francia para realizar estudios de postgrado y obtiene, en 1981, un doctorado en literatura Latinoamericana en la universidad de París.

 

Ha publicado múltiples artículos sobre literatura, en diferentes revistas internacionales y periódicos del país. Es profesora en la Universidad de Costa Rica, en la escuela de Filología y otros países Ha publicado varios ensayos: El ensayo histórico Jaque mate en el paralelo 14: 2008 y la trilogía: El segundo movimiento (2010-2015), La caída brutal (2010) y Cosecha de tempestades (2012), Novela, discurso y sociedad (San José: Mesén Editores, 1985) y Las sílabas azules (San José: Guayacán, 1991).

 

 

LO QUE HA ESCRITO  ALICIA MIRANDA HEVIA

 

NOVELA

 

1. San Isidro: 1980

2. La huella de abril: 1989

3. El cinturón de orión: 2013

 

CUENTO

 

1. Cruz: 1986

2. El Comprador: 1987

 

CRÓNICA

 

1. Vietam, fénix de sangre y sueños: 2015

 

TRADUCCIÓN

 

1. La historia de la Internacional Situasionista de Jean Francois Martos: 2012

2. El discurso de la servidumbre voluntaria de Etienne de la Boétie: 2015

3.Traducción del inglés al español de W. Shakespeare, Daniel Defoe y Jayanta Mahapatra.

 

La primera novela que escribió Gladys Alicia Miranda Hevia fue San Isidro y la publicó en 1980.1

 

Es una novela positiva, de recuerdos, remembranzas. Evoca la niñez  y desde ella, toma el punto de vista de una niña de escasos seis años y narra un paseo a San Isidro. La obra se convierte en una serie de imágenes, sensaciones que van desde una mañana en la playa, cuando esperan la llegada de los bufeos, hasta la más aburrida rutina diaria, los paseos al puerto, la llegada del tren, las comidas, las evocaciones del abuelo, cuando construyó la casa, las iguanas, el sapo en el baño, los regaños de las tías, las comidas, todo discurre por la mente de los personajes pero digeridos por Alicia, la narradora.

 

Se nota un esfuerzo por independizar la voz de la niña, que recuerda el relato Unratodetenmeallá, de Cabrera Infante y logra dar una visión tierna del mundo, propia de ella pero el relato se va tornando circular, repetitivo y sin asombro, sin tensión. Se hace descriptivo y el lector se percata de que no aparecerá nada sorprendente, sino el final. No basta recordar un paseo, describir los pormenores, entusiasmarse con los sitios donde se recrea, porque se puede permanecer en la simple reiteración de lugares y personajes.

 

La novela no presenta ruptura, rebeldía, búsqueda, ambigüedad. Es una mirada positiva sobre un pasado cercano que trasunta nostalgia, evocación, alegría. No obstante el manejo del narrador, su independencia, su visión, está bien logrado y por ello, la novela se inscribe en el paradigma de la novela polifónica.

 

La segunda novela de Gladys Alicia la llamó La huella de abril, en remembranza de los acontecimientos ocurridos en esa ocasión, y la publicó en 1989.1

 

Esta novela es biográfica. Se remonta a los años posteriores a los sucesos históricos de la lucha estudiantil contra el contrato-ley llamado ALCOA. Es de poco valor literario. Novela de clásico narrador omnisciente que esconde un personaje femenino parecido a la autora.

 

Un desliz al inicio de la novela permite esclarecer este aspecto

 

Dice el narrador:

 

"El comedor olía al café que les traían de la finca de tío Roberto."2

 

Roberto es el tío del narrador omnisciente. Muchas otras veces se encontrarán acontecimientos, hechos, situaciones, viajes, estudios, profesiones que evidencian al narrador con una variedad de semejanzas con la autora.

 

La novela se inicia con  viajes a Chile, relámpago, casi con el único fin de visitar a la abuela, a Estados Unidos para realizar algunos estudios y nuevamente, a Costa Rica, para abrir  y dar inicio a una serie de aventuras juveniles, activistas, en movimientos estudiantiles, reuniones entre compañeros, centros de estudio, trabajo político e ideológico, posteriores a los sucesos del 24 de abril de 1970. Luego siguen los viajes a Europa para terminar en Francia.

 

La novela se convierte en una especie de tour por diferentes países, aventurillas estudiantiles, algunas manifestaciones en las afueras de la Asamblea Legislativa, en apoyo a los salvadoreños, por la intervención militar de la universidad, participaciones en un Congreso Universitario, algunos romances intrascendentes, divorcios y bodas y atisbos feministas, sin profundizar. Es más un recuento familiar y de amigos, de los años de estudiantes universitarios, sus viajes, paseos a las playas, militancias izquierdistas, más de tabernas que otra cosa, de escaso interés y tratado con mucha superficialidad. Hasta con imprecisiones lingüísticas:

Dice el narrador:

 

"Nunca hablaba del viaje al Salvador (sic)."1

 

O como cuando el mismo narrador dice:

 

"Le picaban los ojos por la falta de sueño: llevaba tres noches de acostarse a las doce."2

 

Lo que suponemos es que le sobraba sueño.

 

3. El cinturón de Orión. Es una novela diferente.3

 

La nueva narrativa literaria costarricense cobra vigencia con esta novela de la escritora Alicia Miranda. El lector asiste a una creación innovadora no solo en el uso del lenguaje sino en la manera directa, natural, casi familiar con que una voz que se nos ocurre llamarla Conciencia, interpela al personaje principal Alan-Alano, de principio a fin y le evoca su vida  al momento de cumplir los cincuenta años. Y abre el álbum de fotos familiar y se desgranan esas pequeñas historias que dan forma a la vida de un ser humano corriente, "normal", que pertenece a la familia de los Esquivel, hija de "la dinastía de los conquistadores" como irónicamente la evoca esa voz narrativa.

 

No hay linealidad en la novela, ni causalidad, ni grandes historias, trágicas o portentosas, sino pequeñas historias como las llama Eduardo Galeano que son la esencia misma de la vida de los hombres, y un gran proyecto de vida, sí, Alan-Alano anhela, se propone, ser poeta. Es su gran proyecto y tras esa luminaria, simbolizada por Alnitak, esa estrella más brillante de la constelación El cinturón de Orión, inicia su proceso de creador.

 

Y las hojas del álbum de fotos familiar dejan ver muchas historias, desde niño, en la finca cafetalera de Tres Ríos, la escuela y el colegio, su vida cotidiana en Barrio Escalante, hasta la permanencia en la Universidad de Costa Rica. Una vida corriente, normal, con un padre de apellido anglosajón, una madre hija de cafetaleros y una hermana distinguida. Las escenas van desnudando la intimidad de esa familia en particular y sus parientes pero todas las escenas se dirigen al personaje Alan- Alano y su proyecto vital: ser poeta. Y es aquí donde aparece la síntesis de esa vida. Alan-Alano no escribió, ni publicó un solo libro, por más que lo intentó. Su vida fue un fracaso y así lo constata al llegar a los cincuenta años. Y tanto, su familia como él terminan degradados en una sociedad que también se presenta como degradante.

 

Pero el la autora no solo desnuda esa juventud fracasada  de los años sesentas hasta finalizar el siglo veinte, también y muy sutilmente abre el álbum familiar de una clase social que poco conocemos y la expone tal y como era. Así Alan-Alano se convierte en la estrella sin brillo de un grupo social  importante de nuestro país. Descubre lo que está detrás de ese parecer y muestra sin colorear al lector que es sorprendido gratamente con ese collar de perlas, llamadas "pequeñas historias" de un grupo del costarricense que ha sido tan importante en nuestra historia.

 

Si deseáramos clasificar esta novela en las nominaciones frecuentes, tendríamos serios problemas. ¿Es una novela realista?, sí, pero con diferente voz y niveles, así como visiones. Algunos dirán que se podría ubicar como novela de formación, de personajes y más concretamente, una novela psicológica. No lo creo, si bien es cierto la novela inicia con la llegada a los 50 años de Alana-Alan o Alan-Alana, la verdad es que la penetración psicológica en el personaje no merece en ella una gran inclinación del yo enunciativo, a pesar de que se convierte en una especie de conciencia que lo señala y le recuerda escenas de la niñez, escuela, colegio, juventud, universitaria y sobre todo su gran pasión y proyecto vital: ser poeta. Me atrevo a definirla como una novela, sinfónica humanista.

Y paso a comentar esa decisión.

 

Al penetrar el yo, sujeto de la enunciación en el yo del personaje, Alana-Alan, no solo se convierte es su yo acusador, delator, juez sino que permite al lector conocer a través de él los contextos de su viaje a la niñez, el paso por la escuela, el colegio, la universidad y los viajes a otros países y sus experiencias. Abre entonces una doble visión en ese yo protagónico: el parecer y el ser, Quijote y Sancho, sin vislumbrar una síntesis sino como esperanza lejana. Alana-Alan funda su proyecto vital en ser escritor y más concretamente, ser poeta, y no como Borges o Vargas Llosa, sino como Neruda. Es solo una aspiración que guiará su vida pero en ese viaje solo fracasos obtiene, y su conciencia le repite constantemente Alana- Alan, sos un pendejo, un cobarde, un bueno para nada. Nunca tiene éxito, no escribe un solo poema y si lo hace no se conocen y menos se publican.

 

Pero el otro camino, el viaje por algo más concreto, una profesión como economista, administración de negocios,  una carrera liberal que le garantice el sustento y riqueza necesarios, tampoco lo atrapa. Y es que desde el inicio de la vida universitaria se plantea la clásica pregunta que siempre se hace y yo hacía a mis estudiantes al inicio de lecciones.

 

¿Para qué quieres estudiar?, ¿Qué deseas ser? Y él respondió poeta para sorpresa de todos. Y es que los alumnos siempre nos respondían. Yo quiero estudiar para llegar a ser algo. Y yo les respondía, -es que ahora no sos nada. Era obvio que ellos se referían a obtener una profesión para ganar bastante dinero y ser prestigioso. Alana- Alan fue más sincero, realmente quería ser poeta. Y es que se podía dar ese lujo, era un hijo de la dinastía de los conquistadores, los Esquivel,; otros como los amiguitos de la niñez en la casa de la finca en Tres Ríos no tenían que escoger, serían trabajadores de la tierra, paleros y las mujeres se casarían con el vecino y pasarían a ser amas de casa, hasta la muerte y procrear muchos hijos, los que Dios quisiera o el cura ordenara.

 

El fracaso de Alana- Alan fue doble. No obtuvo ningún éxito en esas aspiraciones. Tuvo que conformarse con unos estudios en lenguas modernas de la U. C. R. en literatura inglesa que apenas si le sirvió para trabajar como guía turístico.

 

Así este personaje fracasado sirve a la autora para crear un paralelismo con el grupo social cafetalero, los hijos de la dinastía de los conquistadores que poco a poco llegaron a menos. Fueron perdiendo sus riquezas y al final se contentaron con ocultar quizás sus deshonras económicas. Murió el padre gringo-venezolano, sus tíos vendieron la fina de su madre y siguieron viviendo en la casa de Barrio Escalante, más en un mundo aparente que ocultaba el real.

La síntesis aspirada en la novela no llega fácilmente: el Quijote-Sancho como vector de ambas direcciones no se da. Y es que la historia es muy elocuente. Difícilmente encontramos un gran escritor en los grupos poderosos de la economía. Buenos médicos, ingenieros, agrónomos, abogados pero que uno de ellos lo sea como escritor, al menos yo no lo conozco. Ni siquiera al nivel costarricense. Quizás solo José León Sánchez puede afirmarse que llegó a tener riquezas ejerciendo como escritor pero no pertenece a ese grupo.

Si el lector se detiene a reflexionar en esas consideraciones expuestas y descubre la armonía en esos niveles, en ese paralelismo, las direcciones de los diferentes viajes sociales y personales en Alana- Alan, se llegarán conmigo a la conclusión que El cinturón de Orión, es una novela muy bien lograda, realista expresada, narrada en una completa sinfonía humana. Él éxito vital humanístico en ella queda planteado, apenas avizorado pero solo como aspiración posible. Habrá que luchar, me refiero a la humanidad, mucho para alcanzarlo.



1 Miranda Hevia, Gladys Alicia. San Isidro. Ed. Costa Rica, San José, 1980. La segunda edición la publicó Ed. Montemira, San José, 205.

1 Miranda Hevia, Gladys Alicia. La huella de abril. Ed. Costa Rica, San José, 1989.

2 Ídem, p. 77.

1 Ídem, p. 96. El subrayado es nuestro.

2 Ib.

3 Miranda Hevia, Alicia. El cinturón de orión. Ed. Montemirano, San José, 2013.

 

 

 

Luis Enrique Arce Navarro

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LUIS ENRIQUE ARCE NAVARRO

(1952)

 

Luis Enrique Arce nació en Ureva de Pérez Zeledón, San José, el día 30 de mayo  del año 1952. Ahí realizó, tanto los estudios primarios, secundarios, como universitarios. En San Isidro realizó los estudios primarios, secundarios y universitarios. La Universidad Nacional, a través de la sede en esa región, le brindó las posibilidades de obtener los títulos en educación I y II ciclos, bachiller con énfasis en Matemáticas. Además cursó una licenciatura en Administración de la Educación, en la Universidad Estatal a Distancia.

 

Durante veintiocho años trabajó como docente en primaria. Pasó desde el centro unidocente hasta ser Asesor Supervisor de Circuito Escolar. Por esta labor se le reconoció con el Premio Nacional de Educación Mauro Fernández Acuña.

 

Ha obtenido diferentes premios, por sus obras, tanto narrativas como poéticas. También ha publicado un relato autobiográfico y otros sobre literatura infantil. Ha participado en diferentes talleres literarios y en edición de revistas y otras actividades comunales.

 

 

LO QUE HA ESCRITO LUIS ENRIQUE ARCE NAVARRO

 

NOVELA

 

1. El Lupanar: 1987

2. Caperucita Ligia se fue por la mar: 2003

3. La quema de la alcaldía: 2009

 

CUENTO

 

1. Alguien mató a Tijerino: 1997

 

POESÍA

 

1. Entonces pasa un sol: 1966

2. Cantos a la eternidad del mar: 1996

3. La casa y todo: 1999

4. Frente al tiempo: 2002

5. Tránsito de ausentes: 2004

 

La primera novela que escribió Luis Enrique Arce Navarro fue El Lupanar que publicó en 1987.1

 

Es el primer intento de don Enrique por mostrar un relato literario importante. La novelita ofrece una temática, pocas veces tratadas en la literatura costarricense, la corrupción y prostitución en la burocracia educativa. A pesar de la crudeza de algunas escenas presentadas y los referentes reales bastante visibles, el texto se muestra un tanto reflexivo, prejuiciado y moralista y muy explícito. En literatura, muchas veces lo insinuado, lo apenas indiciado, lo tenuemente mostrado, si se sabe hacer, cobra mayor relieve y significado que lo abiertamente expuesto. La ironía es un artificio difícil de realizar y si no se maneja adecuadamente, se cae en lo ridículo. Por ejemplo las dos zanahorias que solicita Papá Pitufo (sobre nombre dado a un ministro de educación liberacionista y hoy cuatro veces Presidente del Congreso) para comer, en el fondo no cumplen con una significación especial. No va más allá de la ridiculización del personaje, pero sin una crítica significativa mayor.

 

La novela parte de un estado degradado del narrador protagonista que se toma una cerveza en un bar. Esta es la enunciación. Con ella se introduce la historia y finaliza la corta novela. Dura poco tiempo, menos de una hora. El tiempo necesario para salir del bar y observar el incendio del Lupanar, la Oficina Regional de Educación, en Pérez Zeledón. Pero esta enunciación permite introducir, por parte del narrador omnisciente, la historia del enunciado que va desde la muerte de don Emiliano, su nombramiento como Jefe de personal y nombramiento en El Lupanar, nombre simbólico porque fue con ese puesto que logró obtener los amores de gran cantidad de mujeres, maestras o no y embarazarlas. Engendró 149 hijos. Al entierro asisten solo los hijos, todos vestidos de negro y lo conducen en una cajita pequeña que contiene sus cenizas. Se sospecha que debió morir de SIDA. A partir de esta escena se van presentando abundantes acontecimientos, algunos con la exageración del realismo maravilloso, en donde se evidencia abiertamente la posición interesada y material de Monsecito (Monseñor) con el excremento de las vacas, la aceptación del diezmo de dineros mal habidos, el ignorar la corrupción general de los políticos del pueblo y la apología del muerto corrupto pero hipócrita, las celebraciones mancomunadas entre los miembros oficiales de la educación con los políticos de turno (MUDE) y la iglesia, hasta llegar a la participación abierta de los jóvenes del colegio con la prostituta  Zulay, amante de Emiliano y otros acontecimientos, como la compra del sol y la participación del F. M. I.

 

No escapan tampoco las rencillas entre los mismos educadores que pelean el puesto dejado por Emiliano y son capaces de obtenerlo, sin importar los medios empleados. En general, es una crítica explícita a la administración educativa, desde el Ministro de Educación hasta los de menor jerarquía. No aparece la crítica al sistema educativo en sí, con respecto a la calidad de la enseñanza, los contenidos o el comportamiento de los educadores. Solo interesó la parte administrativa. Una parte, que si bien es cierto es importante, quizás no lo sea la única.

 

Es una obra importante, por la valentía del escritor de exponerse ante el poder, por denunciar la corrupción y concubinato entre políticos, administradores de la educación y la jerarquía eclesiástica, por iniciar la historia no oficial de nuestro sistema educativo y los mitos que encierra y que nadie trata de evidenciar y corregir. Tal vez la obra quede en deuda con la calidad literaria de la educación pero, como intento, es digno de destacarse.    

 

Caperucita Ligia se fue por la mar es su segunda novela y la publicó en el año 2003.1

 

Esta novelita, que continúa al escritor en la narrativa, es monofónica, tradicional, lineal y moralista.

 

Es clasificada como una novela de literatura infantil. No es novela, es un relato moderno que pertenece al género maravilloso. Inicia con una descripción realista, convencional, racional, de un espacio corriente, un pueblo rural y una escuela, unos niños y una maestra. La situación inicial plantea un conflicto individual: el niño de siete años llamado Moisés Porras está enamorado de Ligia Jiménez, una compañerita del mismo grado, el primero de la escuela. La maestra planea una actividad escolar que consiste en representar en forma de teatro (lo que solía llamarse velada) el cuento popular maravilloso llamado Caperucita Roja. Los personajes son reales así como la maestra, Vilma Huertas, que es la misma que le dio clases al autor. Los referentes son históricos y no existe nada que interrumpa la rutina hasta que la maestra hace pública la lista de los niños que representarían los personajes del cuento. Aquí aparece un triángulo amoroso: Moisés, Manuel Otárola (Carlos Alvarado)  y Moisés Porras. Se coloca a Carlos Alvarado, entre paréntesis, porque es al final cuando se sabe que Ligia está enamorada de él y no de Manuel. Esto, Moisés lo supo cuando la maestra leyó la carta de Ligia.

 

La actividad escolar se realizó, sin pena ni gloria, pero despertó más los celos de Moisés que vio en Manuel su rival amoroso. Aquí se abre el proceso propiamente que estructura el relato: conquista del amor de Ligia por parte de Moisés.

 

Lo primero que debemos aclarar es que el relato tiene como protagonista a Moisés Porras y no a Ligia Jiménez, Caperucita Roja que se convierte en el objeto deseado, lo anhelado, la meta de Moisés. Por eso al final del relato, caperucita desaparece con su abuela y la figura de Moisés cobra la relevancia total del relato.

 

Los relatos maravillosos parten de una situación inicial de desequilibrio, de necesidad, sea cual sea la naturaleza, pobreza, falta de trabajo, soltería, enfermedad, etc. Esto abre un proceso de mejoramiento, por parte de personajes que poseen los valores propios de la programación social, religiosa, moral, etc., solidaridad, compasión, caridad, honradez, amor a los padres, respeto, sumisión, y otros. Los personajes pueden ser tres o uno y salen a rodar mundo en busca de una solución al desequilibrio inicial, es una especie de proceso de iniciación, pueden ser personajes pobres, huérfanos, solos, sin nada material pero dotados de todas las virtudes tradicionales y eso es lo primero que se pone a prueba, al salir de sus casas, se encuentran con un personaje que les pide un poco de pan pues tienen varios días de no comer, para citar una variante. Los malos no se detienen a socorrerlos y fracasan en su empresa, mientras que los buenos, los que tienen esos valores, resuelven esa prueba particular y se hacen merecedores a elementos mágicos, aliados positivos que les ayudarán a vencer enemigos poderosos que poseen el objeto deseado, meta de su empresa. Es gracias a esos elementos mágicos y sus aliados poderosos que logran vencer, en una lucha-victoria, al enemigo, un enano malo, un monstruo, una bruja, etc. Esta es la prueba fundamental y que se convierte en una especie de título de estudios, cúspide de la formación, triunfo de su empeño. Lleno de riquezas, a veces, casado con una princesa y con el objeto buscado regresa a su casa y son muy felices. Se restablece el código moral, vuelve el equilibrio del marco social familiar, puesto en crisis. Esto es lo que hemos llamado Estructura de Consolación (de evasión) porque los códigos morales, los méritos de los héroes, su capacidad individual y social no es apropiada para obtener éxito, en sus empresas. Lo mismo debe decirse de los medios que emplea para obtener el logro de lo deseado, los obstáculos complejos que enfrentan los personajes, son resueltos por medios mágicos. Esta estructura, con las variantes del caso, es la que tanto éxito ha dado a los escritores de todas las latitudes, sobre todo los ingleses y sigue tan vigente que forman los puntos altos de las ventas de libros en la actualidad, sino que lo digan Harry Potter y el mismo Cohelo.

 

El relato que comentamos utiliza algunos de esos elementos. Moisés que es muy ajustado a la rutina y el orden, logra la amistad de Ligia y permanecer a su lado, ayudado por su tío Filones, unos pocos años mayor que él, el cuentacuentos. Antes de emprender el viaje al bosque para encontrarse con la abuela de Ligia que no era huérfana y tenía padres que casi no se nombran en el relato, cometen una fechoría. Su tío mata y le saca el corazón a treinta gorriones para que Moisés pueda tener una bella voz y convertirse en un cantor popular, como Pedro Infante, a quien su padre imitaba, sin éxito. La abuela los descubre y se enfrentó a ellos que le mintieron sobre el origen de ese acto violento y cruel. Fue el maestro de música, le dijeron, entonces ella los llevó a la escuela para verificar, lo dicho por ellos. Antes de llegar confesaron la verdad y su abuela los sometió a un castigo casi tortura, al arrodillarlos sobre granos de maíz, durante treinta minutos. Además el autor intercala, fragmentos de cuentos, rondas, textos de autores conocidos como José Martí, más como erudición que como parte del verosímil del relato. Es bastante avanzado el relato, cuando aparece el acontecimiento que introducirá los elementos sobrenaturales. Es de noche y Moisés, Filonús y Ligia regresan a su casa. Filonús decide ir a la pulpería y deja solos a Moisés y Ligia y entran a la casa de Moisés y éste decide que se quede a dormir en su cuarto. Es ahí donde ocurre el fenómeno maravilloso. Moisés sufre una especie de pesadilla, de celos, se siente exaltado y contempla a Ligia en su cama y se acerca a ella, la siente fría y Moisés le arropa. La contempla como muerta. Ligia penetra en su mente, la ve flotar, elevarse, y él también comienza el viaje, en una especie de nube roja. Los dos planos, el real y el sobrenatural se unen, y el sobrenatural cobra vida y es bajo sus leyes que el relato se realiza. Son las nueve de la noche. Ligia se transforma en Caperucita Roja y Moisés es poseído por el espíritu de Ligia. Los dos planos luchan y vence el plano sobrenatural. A las doce en punto, ambos viajan en la nube y llegan al bosque. Éste es el lugar de misterio, de trabajo, de formación, de aventuras, de encuentros, de malos y buenos, de encantamientos, de brujas, de enanos, del saber, del éxito o el fracaso; es el colegio, la casa de enseñanza, la vida misma, el maestro, el laboratorio. Aquí se aprende, se prepara para el futuro.

 

Sucede, antes de emprender el viaje maravilloso, una especie de transformación cultural, aparece en boca de Ligia el dios indígena Sibú, su invocación, cuando antes se había dicho la oración cristiana para acostarse a dormir. Es un hecho aislado que contradice el verosímil del relato, es disfuncional y no agrega nada importante en ese engranaje.

 

Al legar al bosque inician el camino hacia la casa de la abuela y la encuentran sentada tejiendo, no habla, y fue hasta las dos de la madrugada que les habló, contó parte del cuento de Martí, sobre la niña que viajó a la luna porque estaba sola. Les comunica su proyecto de viajar a la luna en la escalera que teje desde hacía muchos años. A las tres de la mañana la abuela y la Caperucita suben la escalera hacia la luna y Moisés permanece abajo, no puede acompañarla porque a las siete, debe ir a la escuela. Se va el plano sobrenatural y regresa el real, la rutina, lo normal. Moisés, poco a poco, recorre el bosque y sale de él. A las siete de la mañana está sentado en su silla en el aula escolar. Descubre la silla de Ligia vacía, unos dos y más días y se preocupa por la ausencia injustificada de la niña y Moisés permanecía callado, nunca dio a conocer la historia del viaje a la luna,  hasta que después de varias semanas la maestra lee una carta que recibió el día anterior. En ella Ligia contaba que había tenido que abandonar su escuela intempestivamente porque sus padres planearon viajar a San Francisco de California, por motivo de trabajo de sus padres. En la carta agrega que estuvo enamorada de Carlos Alvarado, aunque él nunca lo supo y que ella le pidió a la Niña que lo pusiera de Leñador.

 

Moisés se transforma, huye de la escuela, y viaja, como loco, por diferentes partes del país, lo buscan y no lo encuentran, los periódicos dan la noticia y en un viaje al mar, el narrador (autor) lo encuentra desdibujado, desquiciado y lo reconoce, entonces le pregunta cuál es su nombre y el contesta que es Carlos Alvarado. Así termina el relato.

 

El final no es de mejoramiento sino de fracaso. La situación final no restablece el código, todo lo contrario el personaje principal termina peor que al inicio. Ahora bien, Moisés en su conducta amorosa reafirmaba el código moral de la familia cristiana. La respuesta es contundente, no. Moisés violentó un mandato expreso, socialmente aceptado: los niños no se enamoran, como los grandes, no tienen permiso de sus padres, ni la religión, ni la sociedad para desear, querer, volverse loco, por el amor de una niña, de siete años, igual que él. Esta es la causa de su castigo, su pecado fue el amor y la penitencia, la locura. Entonces el código social se restablece, el infractor se castiga, sufre, paga por su osadía, su rebeldía, por haber puesto en peligro los valores sociales del grupo a que pertenecía. La estructura de consolación es la misma, a pesar de los cambios operados. Obsérvese que Moisés deja que Caperucita Ligia lo abandone, lo deje, se vaya con la abuela hacia la luna. Prefiere la escuela que el amor de su vida. En la lucha de esa dicotomía la Lucha-Victoria, Ligia-escuela, triunfa la escuela, lo normal, lo establecido, a pesar de que con ello Moisés pierda el objeto deseado y digo objeto con plena conciencia del significado del término porque así se reconocía a la mujer, antes y ahora, por algunos, conscientemente o inconscientemente. La locura de Moisés no obedeció tanto a la pérdida de Ligia, que ya -repito- lo había abandonado sino al machismo que lleva en su sangre, en su educación, Ligia estaba enamorada de Carlos Alvarado y no de él. Por ello, en su locura, se cambia el nombre, no resistió el no ser correspondido por ella.

 

Otros aspectos evidentes del cuento que contradicen el verosímil, son los castigos-torturas que se imponían. Una abuela que era capaz de enfrentar a los niños con los maestros para averiguar la verdad, nunca supo lo que pasaba en el cuarto de Moisés, su conducta enfermiza, pues es obvio que Ligia nunca estuvo en su cuarto sino en la mente del niño, lo mismo que el viaje al bosque y todo lo sobrenatural que ocurrió, a pesar de que el relato no ofrece indicios de ello. Por esto afirmamos que el relato es un viaje en el interior de un niño, Moisés, en su libido y sería, el relato, un texto interesante para un análisis psicológico, al mejor estilo de Freud, o uno socio-psicológico, sin llegar, desde luego, a cotejar con la biografía del autor como suelen hacer los seudocríticos que no conocen de literatura.

 

Otro elemento que también encontramos en algunos cuentos de hadas, maravillosos es la crueldad y aquí no es una simple travesura, se trata, no solo de matar avecillas, sino de sacarles el corazón y comérselos, uno a uno, durante treinta días. La misma práctica de la religión se evidencia más como superstición que como prácticas de fe, los diablillos, las clasificaciones de los animales, en buenos y malos, las pertenencias materiales ocultas en sistemas de ahorros.

 

Este relato refleja todas las deficiencias de un sistema educativo convencional, caduco, machista, represivo, consolatorio, enajenante, más a nivel inconsciente, que consciente. Mitos y prejuicios, tales como el machismo, son enseñados como algo natural por mujeres, pues tanto la primaria, la secundaria como algunas carreras universitarias son regidas y dirigidas por mujeres, lo mismo que la educación del hogar. Los niños, y esta palabra incluyen ambos sexos, son educados por programaciones caducas que inducen a esas criaturas a regirse luego, bajo los cánones aprendidos en la educación formal y refleja.

 

La tercera novela la llamó La quema de la alcaldía y la publicó en el año 2009.1

 

Esta novela muestra un pueblo que irónicamente el narrador llama Ciudad-Pueblón en el Sur del país. Es claro que se trata de Pérez Zeledón, lugar donde nació el autor. Desde el inicio se puede observar con facilidad que la distancia entre lo narrado y la realidad histórica existe poca distancia y esto hace de la novela casi una descripción de situaciones y acontecimientos claramente vividos por los habitantes de ese lugar y poco elaborados por más que los disfrace con nombres inventados o distorsionados.

 

Por otra parte el centro ideológico de la novela pareciera ser el culto religioso a Cristóbal Colón y la Reina Isabel que brinda el club que lleva ese nombre. La relación historia e intrahistoria es un tanto grotesca, tosca y de poco alcance. No se logra obtener una fina crítica a la historia oficial sino una clara oposición poco elaborada. Los personajes que forman ese club son demasiado distorsionados, groseros y no logran alcanzar la calidad de símbolos, prototipos, ejemplos de servilismo e ignorancia en nuestro país y quizás en toda Hispanoamérica acerca de esa invasión, que nunca conquista ni descubrimiento, de los españoles a nuestras tierras y riquezas. Fue, desde luego más el daño que infringieron a esta región que los tales beneficios.

 

Se percibe claramente una visión de mundo muy cerca a la que mostró José Camilo Cela en España y que dio por fruto el llamado Tremendismo pero sin llegar a la conversión literaria de los hechos que realizó el escritor español. Un ejemplo claro de ello es la matanza de perros, su destace y la venta a las cantinas para saciar el hambre por medio de las famosas bocas de los parroquianos adeptos al licor.



1 Arce Navarro, Luis Enrique. El Lupanar. Ediciones Tríptico, San Isidro de El General, 1987.

1 Arce, Luis Enrique. Caperucita Ligia se fue por la mar. EUNA, San José, 2003.

 

 

1 Arce Navarro, Luis Enrique. La quema de la alcaldía. Litografía Morales, Heredia, 2009.

Jorge Arturo Valle Robles

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JORGE ARTURO VALLE ROBLES

(1951)

Jorge Arturo Valle Robles nació el 23 de abril de 1951 en Liberia, Guanacaste. Cursó los estudios primarios en la escuela Ignacio Gutiérrez del cantón de Aguirre. En esa misma comunidad inició sus estudios secundarios en 1967 y obtuvo el título de bachiller en letras en 1971. Debió trabajar en el campo para obtener  algún dinero que le permitiera seguir los estudios superiores. En 1973 ingresó a la Escuela Normal de Liberia para iniciar la carrera de educador y en el año 1974 se graduó como profesor de primaria y un año después, empezó a trabajar como maestro en diferentes lugares del país, comenzando por la ciudad de Limón. En ese trabajo ha dejado parte de su vida y vocación en más de once escuelas diferentes.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JORGE ARTURO VALLE ROBLES

 

NOVELA

 

1. Libro real: eslabón apocalíptico ingrato: 1999

2. Vivencias de un maestro en el Valle de la Estrella: 1999

 

La  primera obra que escribió este autor la llamó Libro real. Eslabón apocalíptico ingrato y lo publicó en 1999.1

 

Es un testimonio, lo que podría llamarse un caso biográfico. El autor, sin intención literaria, describe un hecho que ocurrió en una escuela de Limón, cuando él era Director de esa Institución. Es una descripción de violación de niños por otros niños mayores. Tanto se violan a niñas como a niños, alumnos de la escuela. El director, autor de la denuncia, inicia una investigación tendiente a brindar ayuda a los niños maltratados sexualmente por compañeros mayores y según él descubre que el problema es muy generalizado y tiene como causa las actividades religiosas de una secta contraria a la católica. Inicia una lucha con los maestros para poner fin a dicha conducta, pero al final se ve acusado ante el juzgado por mentiroso y se le pide retractarse. No lo hace, pero debe trasladarse a otro centro ejecutivo y la situación sigue igual que al inicio.

 

No es novela y menos literaria. Sí deja al descubierto una problemática social de nuestra niñez, importante y actual: el maltrato sexual de los niños. Aparte de, si las medidas y tipo de investigación que realizó el maestro, sean o no las correctas, esto es una realidad que va más allá de una escuelita en Limón y una secta religiosa. También deja manifiesta una pobre educación en nuestro medio, sobre todo en las zonas rurales. El conocimiento académico es muy limitado y se vive de mitos y supersticiones y la profundidad en el tratamiento de estos temas es superficial y prejuiciado.

 

La segunda novela que escribió fue llamada Vivencias de un maestro del Valle de La estrella y la publicó en 1999.1

 

Tampoco es novela y no posee valor literario. Es una crónica biográfica, cuando lo nombran como maestro único de una escuelita del Valle La Estrella, en Limón. Narra emotivamente las peripecias del viaje, desde Filadelfia, Guanacaste, hasta Limón y la llegada al pueblito, su estadía en la escuela, el conocimiento de lugar, los vecinos y algunas costumbres, la pobreza con que tuvo que soportar su estadía desde 1975, durante casi tres años, la huelga bananera de 1976, las torturas por parte de la DIC, a un joven para que delatara al sembrador de marihuana (que él nunca denunció), los turnos con guaro de contrabando para hacer mejoras a la Escuela, etc. Es otra denuncia social aunque bastante ingenua y superficial.

 

 



1 Valle Robles, Jorge A. Libro real. Eslabón apocalíptico ingrato. Ed. Jorge Arturo Valle Robles, San José, 1999.

1 Valle Robles, Jorge A. Vivencias de un maestro del Valle de La Estrella. Ed. Jorge A. Valle Robles, San José, 1999

 

José Ramiro Rodríguez Vargas

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José Ramiro Rodríguez Vargas (1951)

JOSÉ RAMIRO RODRÍGUEZ VARGAS

(1951)

 

José Ramiro Rodríguez Vargas nació en Turrialba, Cartago, el día 12 de octubre del año 1951.

 

 

LO QUE HA ESCRITO JOSÉ RAMIRO RODRÍGUEZ VARGAS

 

 

NOVELA

 

1. El pueblo de los viejos: 2006

2. El hospital enfermo: 209

 

La primera novela que publica este escritor la llamó El pueblo de los viejos en el año 2006.1  A pesar de ser una novela tradicional, insertada en el paradigma de las novelas monofónicas, esta novela sobresale entre aquellas que utilizan la temática obrera frente a los hacendados, tanto nacionales como extranjeros.

 

Es una obra que podría ubicarse dentro de la corriente  del realismo crítico. Está contextualizada en los años cuarenta y plantea el problema de la explotación de los campesinos en una finca de caña y café en el cantón de Turrialba, llamada La Viña.

 

Un personaje llamado Rafael Loaiza Porras sale de la capital rumbo a la Viña con el fin de investigar la muerte misteriosa de su hermano Marcos. Esta motivación detectivesca es solo el pretexto para dar a conocer la vida social de ese pueblo. Así que no es propiamente una novela policíaca.

 

Lo que descubre Rafael en su estadía en la hacienda no solo es el asesinato de su hermano Marcos por intermedio de Stroz, sino, y esto es lo más importante las condiciones de vida de los campesinos que trabajan en esa finca. Poco a poco, a través de algunos personajes que de alguna manera no están de acuerdo con el maltrato y la explotación de los obreros va narrando y en la mayoría de las veces comentando esa dolorosa y explotada vida de ellos. Así lo hace el boticario Amado,  el trabajador Moncho, Gregorio, otro obrero,  Roberto, Joaquín y el mismo alcalde.

 

La estrategia para mantener esas condiciones inhumanas de los trabajadores era utilizar la política del miedo. Así el campesino guardaba silencio pues el mandador general don Stroz contaba no solo con un grupo de incondicionales pagados que el pueblo llamaba "Los malditos" sino con algunos que se granjeaban algún beneficio llevando las noticias ante los subalternos del gran jefe, pues el dueño don Pretty nunca se acercaba por ese lugar y pocos le conocían. Cualquier imprudencia de parte de un campesino era motivo de despido y esa condición para los trabajadores era la muerte para él y su familia. La hacienda les ofrecía una "casa" o pocilga para que durmieran e hicieran sus necesidades. En ese pueblo no existía centros de salud (solo el boticario o el chino del comisariato), las calles eran intransitables hasta para los caballos, sobre todo en invierno, la educación se realizaba solo hasta la secundaria y esto porque el señor Stroz había descubierto una manera de obtener dinero construyendo una escuela: los gastos y las ganancias del señor se lograban exigiendo a los trabajadores horas extras en su trabajo para construirla y al gobierno de turno el pago de una indemnización. Así que la escuela fue pagada por el pueblo casi tres veces el costo y otros materiales fueron comprados a nombre de la escuela pero pasaron a las bodegas de la hacienda.

 

Los niños desde su corta edad trabajaban en la hacienda sobre todo en las famosas "cogidas" de café. Ahí eran explotados pues hasta las ramas que quebraban se les descontaba de su café cogido. En muchas ocasiones no ganaban nada. Trabajaban descalzos pues nunca los usaron, desnutridos, enfermos y llenos de parásitos.

 

La novela tiene la virtud no solo de reflejar esta realidad vivida por nuestros campesinos, sino las relaciones y los fraudes de las elecciones que mantenían una estrecha unión entre hacendados y gobierno. Pocas novelas que han tratado esa temática han logrado reflejar esa realidad campesina y desmitificar el campo como el Paraíso, el lugar ameno e ideal. Y si a esto agregamos que la narración es amena, directa, impactante, que acapara la atención del lector social y que su rango literario es de excelente calidad, entonces estamos al frente de una novela modelo de esa temática.

 

La novela además tiene una innovación en nuestras letras. Existe una narración insertada que se combina con el relato general y esclarece los pormenores del asesinato de Marcos. Al final se unen y, precisamente la novela termina con el descubrimiento del cadáver de Maracos por casualidad, debido a una avalancha ocurrida en un cerro vecino a la Viña.

Con respecto al documento que Anselmo redacta y envía a través de Stroz al dueño de la hacienda Don Pretty donde le analiza una serie de puntos importantes tanto para mejorar las condiciones de los trabajadores como de las ganancias de la hacienda, muy parecido a la Garantías Sociales que aprobarían en el gobierno del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia y que aparecen como obra del triunvirato Manuel Mora, Monseñor Sanabria y el mismo Presidente, existe una noticia, tal vez sin confirmar, de que ese documento lo redactó Francisco Barahona Streber, uno de los esposos de Yolanda Oreamuno Únger. El documento en la novela persigue un máxima importante. Un trabajador educado, sano y contento dará mayores réditos al que lo emplea. Así se proponía que la hacienda mejorara las condiciones de vida de los trabajadores, mejores salarios, derecho a la salud, la educación de los hijos, vivienda decorosa y buen trato. Si esto y otras solicitudes se hacían el señor Pretty obtendría mayores ganancias en se finca.



1 Rodríguez Vargas, José Ramiro. El pueblo de los viejos. Ed. SITSA, Turrialba, Costa Rica, 2006.

Linda Berrón Sañudo

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LINDA BERRÓN SAÑUDO

(1951)

 

 

Linda Barrón Sañudo nació en Cantiveres, España en 1951, pero solo un año estuvieron en ese pueblito. Su familia se trasladó a Madrid donde vivió gran parte de  su vida. A los 22 años, se casó con un costarricense y se fue a vivir a París.  Desde temprana edad comenzó a leer , a la vez que daba los primeros pasos, como escritora; con la influencia de Andersen, Becquer, Tagore y otros, a los 12 años nacieron sus primeros cuentos y a los 14 años, poco tiempo después de la muerte de su padre,  escribió su primera novela  El ruego de una estrella. Después de engendrar su segunda hija, y a raíz de una depresión comenzó a escribir de nuevo.

Linda Berrón, es licenciada en Educación por la Universidad de Costa Rica. Ha realizado estudios de educación en Madrid, de literatura en el Institut des Hautes Etudes de l'Amérique Latine, en l'Ecole International de Langue et Civilisation Française, en París, y en la Universidad de Costa Rica. Ha trabajado en Educación de Adultos, a nivel centroamericano, en Programas de Capacitación en la Administración Pública, y como Agregada Cultural, en la Embajada de Costa Rica, en España. Ha editado libros, folletos, y revistas en el Ministerio de Justicia, Ministerio de Relaciones Exteriores, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, en la Alianza Cooperativa Internacional y en la Agencia Hivos. En 1991 fundó la Editorial Mujeres, que ha dirigido desde entonces. En ella ha editado once títulos.

Tiene publicados dos libros de cuentos, La Ultima Seducción y La Cigarra Autista; una novela, El Expediente y una obra de teatro, Olimpia que fue presentada por la Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica, en la temporada 2003. Sus cuentos han aparecido en numerosas antologías nacionales e internacionales.

Ha sido premiada en Madrid, en 1990, con "IV Premio Internacional de Narrativa de Mujeres de Habla Hispana"; en Guatemala, en 1991, con el "Premio Único de Cuento de los Juegos Florales de México, Centroamérica y Panamá"; en Costa Rica con el "Premio Áncora de Literatura", 1992-1993.

Linda Berrón Sañudo tiene una amplísima experiencia en el trabajo cultural y artístico:

- Administradora de Gerlín S.A. (1990-2009)

- Gerente de la Editorial Mujeres S.A. (1991-2009)

- Miembro de la Comisión Correctora de materiales educativos del Instituto Centroamericano de Extensión de la Cultura (ICECU) (2005-2009)

-Encargada del proyecto "Colección de Preguntas y Respuestas del ICECU  Parte de la Memoria del Mundo-UNESCO, Costa Rica 2009".

- Consultora editorial para el proyecto ICECU-MAG sobre Buenas Prácticas Agrícolas (2009).

- Consultora del IIDH para la producción de una colección de cuatro libros así como de otros materiales impresos y digitales en torno al proyecto "Apoyo psicológico a las víctimas de tortura que presentan sus casos al Sistema Interamericano. (2006-2008)

-- Editora del libro Todo cuenta, Proyectos e Conservación de Mujeres latinoamericanas. San José: Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza, 2003.

- Consultora del Instituto Interamericano de Derechos Humanos para la edición de los libros "Derechos Humanos, Seguridad Ciudadana y Sociedad Civil" y " Memoria del II Curso Interamericano de Derechos Humanos y  Sociedad Civil", "Módulo de Capacitación en Promoción y Defensa de los Derechos Humanos de quienes viven con VIH/SIDA", 2002.

- Consultora del Instituto Interamericano de Derechos Humanos para la edición del libro "III Conferencia Mundial sobre Racismo, Xenofobia y otras formas de Intolerancia. Sudáfrica, 2001

-"Ministra Consejera, Encargada de Asuntos Culturales de la Embajada de Costa Rica en Madrid, 1998-2000

-Encargada de Negocios de la Embajada de Costa Rica en España durante diferentes períodos, Madrid, 1998-2000

- Editora del libro "Costa Rica y España: 150 Años de Amistad". AECI-Embajada de Costa Rica, Madrid, 2000.

- Coordinadora de la Exposición: Arte en Costa Rica: 20 Mujeres del XX, en el Museo de América, Madrid, Noviembre2000-Febrero 2001; Ministerio de Educación y Cultura de España, Museo de Arte Costarricense del Ministerio de Cultura de Costa Rica y Embajada de Costa Rica en España.

- Editora y compiladora de la Nueva Miniserie Literaria de la Editorial Mujeres, compuesta por cuatro libros: "Relatos del Desamor", selección de once escritoras costarricenses; "Canto a mi tiempo", autobiografía de Virginia Grütter; "Perfiles de Tinta. Poemas", de Meritxell Serrano; "Olimpia", de Linda Berrón. San José, Enero 1998.

-Consultora para la edición del "Protocolo Facultativo, Documento de trabajo sobre la CEDAW", Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José, 1998.

-Editora de la Revista "Luna Nueva", de la Alianza Cooperativa Internacional, de 1995 a 1997.

-Consultora del Instituto Interamericano de Derechos Humanos para la edición de la Memoria "Protección Internacional de los Derechos Humanos de las Mujeres", San José, IIDH, 1997.

 -Editora y Compiladora de los artículos procedentes de autoras y autores de América Latina y España para la obra: "Las Mujeres y el Poder", Editorial Mujeres, febrero,1997.

-Editora del poemario "Verbo Madre", de Ana Istarú, Editorial Mujeres, noviembre 1996.

-Consultora del Instituto Interamericano de los Derechos Humanos, para el diseño y la edición de la Memoria: "Diversidad en Beijing. Una experiencia de participación", San José, IIDH, 1996.

-Guionista y Productora del cortometraje "Los ojos de las Poetas", de la Editorial Mujeres, Producciones la Mestiza y la Comisión Cultural de la Unión Europea.

-Editora y Compiladora de la obra "¿Feminismo en Costa Rica? Testimonios, reflexiones y ensayos", Editorial Mujeres, mayo 1995.

-Editora de la obra: "Indómitas Voces. Las poetas de Costa Rica", Editorial Mujeres, San José, marzo, l994.

-Editora y compiladora de la obra: "Relatos de Mujeres. Antología de Narradoras de Costa Rica", Editorial Mujeres, San José, febrero l993.

-Editora y distribuidora del calendario escolar para alumnos de primaria y secundaria: "Mi calendario l992","l993" y "1994"

-Profesora en cursos avanzados de español para extranjeros en el Instituto Forester International, l992.

-Asistente de los talleres literarios de los escritores nacionales: Carmen Naranjo y Rafael A. Herra, períodos comprendidos entre 1987 y l989. Dirigió su propio taller literario en el año l990.

-Redactora de Material Educativo, Instituto Centroamericano de Extensión de la Cultura (ICECU)(1983-1991). Coordinadora del Seminario-Taller 25 Años del ICECU (Septiembre-Octubre l989) Editora del Almanaque Escuela para Todos l991 (Abril-Noviembre 1990).

-Guionista del documental "Reforestación" de la Reforestadota Buen Precio S.A., 1990.

-Profesora del Curso Metodología de la Acción (Teoría y práctica de Dinámica de Grupos), en la Escuela de Planificación y Promoción Social, Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica, 1982.

-Investigadora en el Centro de Evaluación Académica de la Universidad de Costa Rica (Proyecto de Evaluación de los Estudios Generales) (l981)

-Encargada del Proyecto de Creación de la Escuela de Capacitación  del Registro Nacional en relación con el Servicio Civil y la Universidad Nacional de Heredia. Redactora de material educativo para los programas de capacitación registral y editora del Boletín Informativo del Registro Nacional (1979-l980)

-Jefe del Departamento de Documentación y Difusión, Escuela de Capacitación Penitenciaria de La Reforma. Asistente de la Dirección de la Escuela de Capacitación en la planificación de los cursos y programas.

-Editora de la Revista FORO de temas criminológicos y penitenciarios, de la Escuela de Capacitación Penitenciaria, y redactora de las secciones fijas: editorial, entrevista, libros, historia de casos (l976-l979).

-Asistente de Investigación en el Instituto de la Juventud, de Madrid, España, 1972-l973.

-Profesora de Educación General Básica en el Colegio Nuestra Señora de la Concepción, Madrid, España, curso 1971-1972.

Su copiosa creación la ha llevado a publicar, por el momento, los siguientes libros:

1. El Expediente. Novela. Editorial InEditor, La Coruña, España, 2009.

2. Había una vez un derecho (Antología colectiva). Defensoría de los Habitantes, San José, Costa Rica, 2008.

3. Cuentos de Amor (Antología Colectiva). Editorial Páginas de Espuma, Madrid, 2008.

4. Cuentos del Paraíso Desconocido. Antología última del cuento en Costa Rica. Editorial Calembé, Cádiz, España, 2008.

5. Narradoras Costarricenses. Antología de Cuentos. Editorial Universidad Estatal a Distancia. San José, Costa Rica, 2006 

6. Olympe. Drame en quatre actes. Traducción al francés de Ghislaine Fonfreide y Amapola Alama. Editorial Mujeres, San José, 2001.

7. Cuentos centroamericanos. (Antología colectiva) Selección de Poli Delano. Editorial Andrés Bello, Chile, 2001.

8.  Mujer y Poesía. (Antología colectiva) Ed. Anfora Nova/UNESCO, Córdoba, España, 2001.

9. Bolivariennes. Voix de femmes. (Relatos, antología colectiva), Ed. La passe du vent, Francia, marzo de 2000.

- Ecología y Literatura. (Antología colectiva). Ed. Anfora Nova/Ediciones UNESCO, Córdoba, España, 1999.

10. Olimpia. Drama en cuatro actos. Editorial Mujeres, San José, 1998. Esta obra fue representa por la Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica, en su temporada oficial del año 2002, bajo la Dirección de Alfredo Catania.

11. Relatos del Desamor (Antología colectiva). Editorial Mujeres, San José, 1998.

12. Déluge de soleil. Nouvelles contemporaines du Costa Rica. (Antología de relatos costarricenses). Editions Vericuetos et UNESCO, Paris, 1997.

13. Literatura: Humanidad, Tecnología, Tiempo, (relatos, antología colectiva), Cátedra de Comunicación y Lenguaje, Estudios Generales, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica, l994.

14. El Expediente (Novela) Editorial de las Universidades Centroamericanas (EDUCA), l989. San José, Costa Rica. Segunda edición, Editorial Mujeres, San José, 1995.

15. Relatos de Mujeres. Antología de Narradoras de Costa Rica, Editorial Mujeres, l993. San José, Costa Rica.

16. La cigarra autista (Relatos) Editorial de la Universidad Estatal a Distancia (EUNED), l992, San José, Costa Rica. Segunda edición, Editorial de la Universidad de Costa Rica, San José, 2002.

17. Todo va de cuentos (Relatos, antología colectiva) Editorial Horas y Horas, 1991, Madrid.

18. La última seducción (Relatos) Editorial Costa Rica, l989. San José, Costa Rica. Segunda Edición, Editorial de la Universidad de Costa Rica, San José, 2002.

Por su meritoria labor cultural y como creadora ha recibido los siguientes premios:

-Premio de Cuento, de la Revista Nacional de Cultura, de la Universidad Estatal a Distancia, San José, 1993.

-Finalista del concurso de Narrativa "Ana María Matute" l992, Madrid, España.

- Premio "Áncora" de Literatura, período l991-l992, Periódico La Nación, San José, Costa Rica.

- Premio Único en la rama de Cuento en los Juegos Florales de Guatemala, Centroamérica, México y Panamá, Septiembre, l991, Quetzaltenengo, Guatemala

- Premio Internacional Narrativa de Mujeres, "Una palabra otra", Marzo de 1991, Madrid, España.

- Mención Honorífica al cuento "Los Bastardos" (creación colectiva), en el Concurso de Cuento "Carlos Salazar Herrera", del Sistema Nacional de Radio y Televisión, l987.

En revistas y otros medios ha publicado diversos ensayos y artículos:

- "Indómitas creadoras". En: Arte en Costa Rica. 20 Mujeres del XX, Catálogo de Exposición en el Museo de America, Madrid, noviembre de 2000 a febrero de 2001.

- "Plenicia". En: Imago, San José, 1998.

- "Crónica de un Banquete. Ensayo de ciencia ficción". En: Kasandra, Esbozo Nº 10, San José, 1997.

-"El eterno transparente". En: Espejo de Paciencia. Revista de Literatura y Arte. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, 1996, p. 63-64.

- "La soldada". En: Kasandra, nº 9, San José, Costa Rica, 1995.

-"La cigarra autista". En: Blanco Móvil, nº 60, México, l994, p.10-11.

- "Greenwar". En: Revista Istmica, Universidad Nacional, 1994.

- "Sangre Fría". En: Graphitti, diciembre l993, San José, Costa Rica.

- "Esa agüevazón tuya". En: Kasandra, Boleta Urbana nº 8, diciembre l993.

- "Sin nostalgia de las cebollas egipcias". En: Revista PERFIL, octubre l993.

- "Plenicia". En: Aportes, Julio-Agosto, l993.

-"Costa Rica. Una Editorial para las Mujeres". En: Mujeres en acción. Isis Internacional, nº 3-1993, Santiago, Chile, p.50.

- "¿Le gusta la literatura?". En Revista PERFIL, agosto l993.

- ""Plenicia". En: Revista Nacional de Cultura, nº 19, mayo l993.

-"Greenwar", cuento, en: Revista Nacional de Cultura, nº9, Noviembre l990.

-"Del Bestiario Colonial". En:Revenar nº14, l988.

"Conversando con Manuel López-Rey y Arrojo, experto en criminología de la ONU", en: Revista FORO, nº2, agosto l978.

- "Un caso familiar", en: Revista FORO, nº2, agosto l978.

- "La criminalidad en Estados Unidos", en: Revista FORO, nº2, agosto l978. Traducción del inglés del artículo publicado originalmente en TIME, junio l975.

- "Conversando con Joaquín Vargas Gené", en: Revista FORO, nº 1, abril l978.

- "Cómo construye la sociedad un sociópata", en: Revista: FORO, nº1, abril, l978.

- "Los suicidios en las prisiones", en: Revista FORO, nº1, abril l978. Traducción del francés del artículo de Pierre Moreau publicado originalmente en Psychologie, nº51, l974.

La primera novela que ha publicado Linda Berrón Sanudo, la llamó El Expediente y la publicó en 1989.1

Es una novela intimista, de amor, sentimental, pero nunca superficial. Penetra en las relaciones humanas de pareja y profundiza, desde diferentes aristas en ese mundo complejo del amor, la felicidad, la realización, el sexo, los ideales y los estereotipos. No es fácil tener respuesta a este complejo mundo de la relación, entre hombre y mujer. No trata otro tipo de relaciones aunque se sugieren.

El narrador es omnisciente pero se interioriza en los dos personajes importantes del relato: Andrés y Elida, les da vida, independencia y deja que sus voces dirijan el relato con toda independencia y estructura ese mundo de relaciones, en dos perspectivas bien marcadas. Por una parte, la del hombre común, símbolo del prototipo generalizado, don Juan, mujeriego, aventurero, superficial, vulgar, bien parecido, atractivo y representativo del ideal estereotipado del hombre deseado por la mujer, coleccionista de amores, frívolos, sexuales, apasionados, posesivos, egoístas, idólatras, narcisistas, machistas. Vive solo y tiene un trabajo que le permite disfrutar de independencia económica. Por otra parte, Elida simboliza la mujer idealista, soñadora, que busca un hombre modelo que solo se realiza en sus sueños, es la cenicienta que espera el príncipe y el beso de la bella durmiente y se enfrenta con la dura realidad que la degrada. Federico, su esposo, muchos años mayor que ella, profesor de historia, reúne, al principio sus expectativas, pero luego se percata de que debe luchar contra los muros de libros que se antepone a su realización, como mujer, por eso se divorcia de él y comienza el triste deambular de divorciada y su enfrentamiento social con ese nuevo estado humano en nuestra sociedad. A pesar de no tener hijos, la soledad le llena de miedo y la sumerge en un sin fin de dudas. Aúlla como los lobos pero no sabe, como enfrentar la nueva etapa de su vida. Es profesional y tiene un trabajo que le permite defenderse de las necesidades más apremiantes. En este estado de cosas se encuentra con Andrés y ahí comienza el verdadero proceso de madurez, de conocimiento, de enfrentamiento, de pérdida de virginidad, soñadora, se caen los ideales y se enfrenta a una tétrica realidad, que abre todos los secretos. No sale degradada de esa relación superficial, de ser una más, en el expediente de Andrés, de vivir y disfrutar el placer sexual con la imagen de otro soñado, del estar ausente en la presencia degradante, de domesticar la bestia sexual o desbocarse y ser como todos los demás. Vivir el instante, pero sin esperar nada más adelante. También eso descubre, en ella, las contradicciones del ser. Esto la angustiaba, la degradaba pero la ventana, por donde divisa la felicidad, su identidad, su razón de ser y no parecer, la búsqueda del equilibrio, la llevan al final, a renunciar de Andrés y salirse de ese mundo de espejismos y afincarse, con propiedad, en la realidad más que en los sueños, en ser más mujer, sin sentirse objeto, en luchar por ella misma, dentro de los límites restrictivos de su libertad.

"Elida no sentía hostilidad, tampoco tristeza. Ya había renunciado al hombre de sus sueños, porque eso no existe. Había renunciado también a la imposible tarea de convertir a un hombre en su príncipe azul. Solo quedaba tratar de comprenderlos y aceptarlos como son, como se presenten, como Andrés."2

Y al final de la novela, la narradora la ve de la siguiente manera:

"Elida sentía inmensos deseos de aullar, pero solo sonreía, una sonrisa nueva que transformaba su rostro y no necesitaba ser más feliz porque ya no podía ser más ella misma, y esa es la mayor hermosura y la mayor felicidad, y a sus treinta y tres años, la edad de los elegidos, finalmente liberada la energía de un remoto balín de acero, afirmando la vida , la alegría, y una nueva forma de amar."1

Aparte de, si se está de acuerdo con la tesis desarrollada en la novela, lo cierto es que ella invita a reflexionar, es crítica, bien escrita, moderna y contrasta dos voces diferentes que llaman a la meditación sobre las relaciones de pareja, los códigos machistas impuestos por una sociedad también machista, la lucha entre el parecer y el ser, el rol de la mujer en esa sociedad de la cual todos somos víctimas y cómplices, auspiciada por programaciones permanentes y que no permiten la transformación, como son la religión, la educación y los medios ideológicos, formales e informales.

Solo el hecho de emprender la lucha por buscar valores en una sociedad degradada, lo hace a uno, candidato seguro a la degradación. Pero el aceptar ese estado de cosas y hacerse cómplice de él para, entre comillas "ser feliz", no es el camino correcto. La vida es un proyecto imperfecto, es un problema en el sentido griego de la palabra, un lanzarse hacia, muchas veces, lo desconocido e inesperado pero es, irremediablemente importante lanzarse para resolver el conflicto, por medios adecuados. Ello es complejo pero realizable, aunque nunca se logre el ideal apetecido. La vida, desde que se inicia, es un problema, en ese sentido y la esencia de ella radica en saber resolver ese problema, sin afectar sustancialmente otras personas y sin dejar de ser uno y, de ninguna manera, siendo el otro o aceptando ser otro, para salir del problema.

El personaje Andrés, de la novela, es el típico don Juan, el que atesora experiencias amorosas reales o fingidas, el cazador de mujeres o de amores. Su esencia vital es eso conquistar mujeres y doblegarlas, ponerlas a sus pies, pero una vez que lo logra, salir en busca de otro trofeo. Su castigo es la impotencia para amar, para disfrutar, vivir y compartir, por un período suficientemente largo, con una sola mujer, para realizarse en la unión con el otro. Hay muchos estudios psicológicos y hasta filosóficos de este tipo de hombres. Todos ellos lo ven como enfermedad, degradación, inautenticidad, por lo tanto, nadie ve en él un ejemplo por seguir, a no ser, los que padecen del mismo mal. Por ello mal haría la mujer, en imitar su conducta, en aras de una aparente libertad y felicidad engañosas. La mujer debe ser realizarse  en ella, y no en el otro aunque este pueda complementarla. Este ejemplo, con diferente presa y forma, es el mismo del asesino en serie, el que colecciona y archiva muertes de mujeres, el primero es para poseerlas, disfrutarlas, el segundo es para matarlas, creo que ambos disfrutan de sus éxitos. Solo faltaba que aparezcan mujeres asesinas en serie, pues solo conocemos, por ahora, a hombres que hacen ese papel.

La unión entre dos, hombre y mujer, que es el caso planteado, por la novela, pero sería lo mismo si fuera entre sexos del mismo género, es en sí un problema complejo. Tan es así,  que en nuestra sociedad moderna, son miles, pero cientos de miles, los que viven y reciben grandes sumas de dinero, gracias a él. Abogados, psicólogos, teólogos, sociólogos, consejeros espirituales, comerciantes, agentes de turismo, brujos, espiritistas, pitonisas, clarividentes, todos ellos y más, viven de la unión y separación de personas. Todo es visto como normal y por lo general también, legal. Existe, en diferentes formas, en todos los niveles sociales, y tiene visos de epidemia y ahora, hasta la conservadora iglesia católica, ha tenido que ceder y abrirse un poco a la evidencia. Es un problema generalizado y no existe cura para extirparlo. Existen tantas salidas, como pacientes.

El problema nace en el momento en que aparece la unión. Ésta es pérdida de libertad para ambos y con ella, limitaciones, posponer proyectos, dejar de hacer actividades deseadas y soñadas, abrirse a otros aspectos, apenas sospechados y empezar un proyecto para el que nadie está preparado. En una sociedad, como la  nuestra, no analizamos otras que no  conocemos, de consumo, individualista, machista, donde se vive más del parecer que del ser, de auto definición del ego sobre cualquier otro aspecto, donde se promueve el ser diferente, único, pero como paradoja, se produce en serie, se promueve el consumo en masa, el vestirse igual, comer igual, beber igual, etc., hace del hombre un ser desorientado, sin brújula, perdido en ese torbellino social despersonalizado, deshumanizado, en donde se valora al ser por lo que tiene, por el dinero y sus alcances. El justo valor del ser es, cuanto tiene materialmente. Ahora bien, esta realidad está ahí  y no tiene señales de cambiar. En ella debemos irremediablemente que vivir y desarrollar nuestro proyecto de vida. Al unirnos con el otro, dijimos, perdemos un poco o mucho de nuestra libertad pero, así es, ganamos un poco o mucho de la libertad del otro. Si obtenemos la libertad del otro en absoluto, lo aniquilamos, lo destruimos, lo enajenamos y lo mismo sucede, a la inversa. Esto es muy  frecuente en las uniones de parejas. El personaje desea seguir siendo igual que cuando era soltero (a) y más bien obtener beneficios extras en la unión, sin percatarse de que está minimizando al otro, empequeñeciéndolo, aniquilándolo. Al principio, esto se puede tolerar, porque la pasión y el entusiasmo sexual, no da espacio, para siquiera notarlo, pero, poco a poco, uno de los dos, va descubriendo que no es más que el objeto del otro y comienza a defenderse, de muchas maneras y a buscar los derechos perdidos. Ahí comienza el calvario que conduce, en las clases sin educación y pobres, a la violencia doméstica y el asesinato, al final, y en las clases con mayor grado de educación, al divorcio por incompatibilidad. Cuál sería el ideal. La aceptación de trueque en igualdad de condiciones y racionalmente compartidas. Voluntariamente entrego parte de mi libertad y acepto la tuya para configurar otra libertad conjunta que nos permita vivir en unidad, respetando y tolerando nuestras diferencias, asumiendo conjuntamente obligaciones, deberes y derechos en igualdad de condiciones y guiados siempre por la conveniencia de la unión, por encima del individuo, hombre o mujer. Es decir, si en determinado momento es importante para la libertad de la unión y su supervivencia, sacrificar parte importante de mi libertad, debo estar dispuesto a entregarla. Esto es exigido, muchas veces, por razones económicas, por enfermedad o por edad. Pero lo que, por sobre todas las cosas, debe superarse es el código preestablecido de las programaciones, salvo las naturales. Éste será un problema que solo lo superará una educación diferente. Entonces no hay tal, de que la mujer es la esclava de la casa, la que lava, aplancha, cocina, cuida y educa los hijos, está atenta a servir al marido y además mantenerse bien físicamente y dispuesta a satisfacerlo sexualmente, para que éste no busque otra y la deje. Esto se terminará y será el mutuo acuerdo, la conveniencia, la libertad superior de la unión, la que configurará el nuevo código de ese ser superior al individuo que se llama unión libre, matrimonio, juntados, arrejuntados o como se quiera.

La novela permitió realizar comentarios, al margen del análisis estrictamente literario. Por principio esto no debería hacerse pero lo justificamos desde un ámbito extraliterario. Es una virtud de la novela, permitir la motivación, en el lector, para que intervenga en la problemática que plantea. Esto habla a favor de la novela porque logra ir más allá de lo meramente literario y pienso que es un premio a la obra y al escritor, en este caso Linda, por abrir esa perspectiva.

Por otra parte, quedarse en la exaltación de lo erótico en la novela, como único logro, que lo es, no es justo, puesto que la novela plantea otros aspectos, como los comentados que son el trasfondo del texto.


1 Berrón Sañudo, Linda. El Expediente. Ed. Mujeres, San José, 1995.

2 Berrón Sañudo, Linda. Ob. Cit., p.182.

 1 Ídem, p. 194.

 

 

Emilia Macaya Trejos

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EMILIA MACAYA TREJOS

(1950)

(Imagen propiedad de la autora)

 

Emilia María Macaya Trejos nació en San José el día 10 de enero del año 1950. Realizó sus estudios primarios y secundarios en Costa Rica. Vivió dos años en Europa y luego regresó a Costa Rica donde concluyó su licenciatura en Filología y Lingüística. Trabajó en esa universidad en la escuela de Filología, sección de Literatura Clásica como profesora durante algunos años. También lo hizo en la Universidad Nacional, Estudios Generales, como profesora asistente en la cátedra de castellano durante el año 1973. Por último viajó a Canada donde obtuvo el doctorado en Literatura. Fue decana de la facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Costa Rica. Es miembro de número en la Academia de la Lengua Española. Fue galardonada por la revista Áncora (1987-1988) por el cuento La sombra en el espejo.

 

 

LO QUE HA ESCRITO EMILIA MACAYA TREJOS

 

NOVELA

 

 

1. Diez días de un fin de siglo: 2007

 

 

CUENTO

 

1. La sombra en el espejo: 1986

2. Alcestis y Eva: 1991

3. Más allá de de la frontera: 1998 

 

La novela Diez días de un fin de siglo la publicó en el año 2007.1

 

Es una novela que aparenta pertenecer al género maravilloso. La razón es que al inicio aparece un elemento mágico Los Emisarios de la Luz, y en el refugio se dan acontecimientos un tanto extraños, pero el resto de la novela salvo algunos hechos como el ruido externo, suceden casi al final. Ello no da pie para afirmar que pertenezca al género maravilloso. Está escrita con un lenguaje barroco y se refugia en lo enigmático, lo porvenir; así tanto lo inesperado, los sucesos que ocurren en el pueblo, en la casa refugio y sobre todo en la recámara aislada donde habitan los personajes protagonistas de las historias, durante diez días, así lo demuestran. Lo mismo ocurre con las relaciones enigmáticas con los Emisarios de la Luz.

 

Es importante señalar los nombres de esos personajes que casi siempre están nominados por seres mitológicos (dioses y musas, por ejemplo) de la cultura greco-latina y es notable constatar que, por lo general son mujeres las que manejan el poder en esa pequeña comunidad y durante esos diez días, mientras termina la contaminación y los malos olores venidos del exterior. Los personajes se convierten es seres manejados por mensajes, enigmas e historias independientes. Todos manejados desde un punto de vista omnisciente que se convierte en una voz (¿femenina?) superior a ellos.

 

La novela está estructurada por secciones fragmentarias que brotan del cilindro en forma codificada y portador de una cultura (la del libro, la imprenta) vivida hacía muchos años atrás. Se fija el año 2032 como ese presente. Dos niveles se superponen en la casa-refugio, uno sorpresivo, imprevisto, extraordinario y el otro real, concreto. Pero ambos son partes integrantes del todo armonioso, casi como el signo lingüístico con su concepto y su significante.

 

La propuesta para los personajes, extraída del signo lingüístico del cilindro y otros objetos como los libros y un cubo mágico, está codificada como un juego, un pasatiempo o entretenimiento y ellos tendrán que decodificar los enigmas que presenta cada historia y que se encuentran en laminitas.

 

No escapa y con suma facilidad el lector reconoce en la novela la estructura y varios elementos de la colección de cuentos llamada El Decamerón (1353) de Bocaccio que ya tenía sus antecedentes en el Calila et Dimna (anónimo) y Las mil y una noches también de autor desconocido. Nótese los diez días, las diez personas, la peste con respecto a la llegada de los olores tóxicos, etc.

 

En el último por aparición y de autor conocido, la estructura general está configurada por el retiro de un grupo de amigos de diez personas, siete hombres y tres mujeres, que durante diez días cuentan cien historias con el único fin de entretenerse en una casa de campo, refugio, mientras pasa una peste que afligía a los habitantes de la ciudad de Florencia, en Italia. Si bien es cierto el parecido es llamativo lo cierto es que la novela de Emilia da una estructura integral armónica, configurada por varias voces independientes y distintas, alejadas del narrador omnisciente cuyo papel es servir de maestro de ceremonias en tal orquesta. Por ello la novela se configura como un acertijo que deben descifrar los diez personajes, siete mujeres y tres hombres apartados del mundo externo y confinado en un refugio.

 

En ese ambiente aislado los personajes, supuestamente deben analizar (generalmente lo hace el narrador hasta la saciedad) sus vidas y vislumbrar otras en el futuro. Por ello son sometidos más que a oír historias ajenas, a presenciar situaciones ajenas que servirán como laboratorio para tomar sus decisiones futuras posiblemente cuando salgan del refugio.

 

Estas situaciones ajenas permiten sobre todo al narrador abrir meditaciones sobre los más diversos aspectos del ser y la nada y llevarlos a límites más que físicos o histórico-sociales, filosóficos que colindan con las posturas místicas más que las reales. Es un constante reflexionar más cercano del discurso ensayístico que al hacer, sufrir, vivir de los lactantes. Por ello la palabra es el instrumento primordial del quehacer de ellos, durante esos diez días de meditación en el refugio.

 

Ignoro si la vida se hace únicamente pensando o más bien viviéndola, al tiempo que se reflexiona. No basta el discurrir sin la acción. Hasta el reposo es un estado del movimiento. Es en él donde posiblemente se encuentre la esencia de la vida.

 



1 Macaya Trejos, Emilia. Diez días de un fin de siglo. EUNED, San José, 2007

Rodolfo Cerdeño

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RODOLFO CERDEÑO

(1950)

 

Nació en San José en 1950. Ingresó de interno a la escuela Don Bosco en 1956. Su educación secundaria, la llevó a cabo de 1962 a 1967 y fue de corte salesiano y la hizo en el mismo colegio. Siempre fue aficionado a la lectura.

 

Realizó estudios superiores en la Universidad de Costa Rica en psicología, filosofía, y lenguas modernas, pero por tener que viajar, sólo obtuvo el profesorado en español. En Estados Unidos se graduó en Artes y formó parte del Centro de Estudios Experimentales de Artes Integradas en New York.

 

Fue coeditor, en 1974, de la Biblioteca Rodante, Nuevo Universo y editor fundador en 1980 de la revista literaria Andrómeda de cuyas ediciones aún está a cargo.

 

Es miembro de la Sociedad Histórica en Cartagena, Colombia y trabaja en la OEA, como editor de libros científicos.

 

Admira al escritor inglés James Joyce y su novela Ulises. También la novela negra producida en Estados Unidos,  en los años 50.

 

 

LO QUE HA ESCRITO RODOLFO CERDEÑO

 

 

NOVELA

 

 

1.   El cuarto mundo: 1984

 

 

CUENTO

 

1. La caza del planeta: 1982

 

POESÍA

 

1. Tierra de los vientos: 1981

 

El cuarto mundo es la única novela que ha escrito Rodolfo Cerdeño y la publicó en 1984.1


La novela es de carácter filosófico-esotérico-religioso. Los acontecimientos se desarrollan en la ciudad de Buenaventura. Es a Hans Hatter a quien se le encomienda cumplir con ciertas funciones operatorias de ella y estar al cuidado de las Perras Metamorfas de la ciudad.

 

Se recomienda no regir las acciones, a través del tiempo-espacio, sino conocerlas por medio de cilindros y copia de las historiografías que mantienen la historia y así ganar la confianza de los Inefables. Mantiene su influencia en las catacumbas; para ello viaja en un tren, que lo deja a ocho días de la ciudad de Buenaventura. Se dirige a ella montado en un asno y teme no encontrar el camino.

 

Llega de noche y entra en el primer edificio que ve y conoce las diferencias entre la vida exterior y la que se desarrolla en el interior. Las diferencias son notables en las costumbres, la comunicación y las cosas que ahí suceden. Hans empieza un proceso de pérdida de memoria, sin llegar a la totalidad que sería aniquilar todo, hasta el último recuerdo de su experiencia anterior. Es precisamente en la celebración de las fiestas mortuorias que Hans logra entender el proceso de transferencia que experimenta, en el desfile.

 

La novela sale de la corriente general de la narrativa costarricense e inicia un paradigma diferente, más cercano al discurso narrativo maravilloso. La novela se nos plantea como un viaje desde un mundo tradicional, conocido, circunscrito al tiempo y al espacio, convencionales y los sucesos tradicionales, guardados en la memoria particular y la historia en general. El autor, a través del personaje Hans, borra este mundo lógico, logocéntrico y emprende el viaje a la felicidad sin límites, una nueva dimensión, tal vez el, cuarto círculo,  a través de la transferencia, del regreso-viaje al origen, a la nada, a la desmemoria. Doble viaje, uno a través del tiempo y del espacio, abstractos, esto es, el no tiempo, y el no espacio y el otro, a su propia interioridad, hasta llegar, al no recuerdo. Es Buenaventura la ciudad de partida, precisamente en la celebración mortuoria, es decir la muerte-vida, pero no la limitación del ser sino el viaje completo, inconmensurable hacia la libertad, la felicidad eterna.

 

Es una concepción renovada de la vida más allá de la muerte.



1 Cerdeño, Rodolfo. El cuarto mundo. Camaleón Editores, San José, 1984.

 

Ana Isabel Azofeifa Rodríguez

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Ana (Isabel Azofeifa Rodríguez (1950)

ANA ISABEL AZOFEIFA RODRÍGUEZ

(1950)

(Imagen propiedad de la autora)

 

Ana Isabel Azofeida Rodríguez nació en Santiago de Puriscal, San José,  el día 17 de mayo del año 1950. Educadora. Es profesora de Matemática y madre de tres hijos

 

 

LO QUE HA ESCRITO ANA ISABEL AZOFEIFA RODRÍGUEZ

 

 

NOVELA

 

1. Hyla: 2007

 

Hyla es la única novela que conocemos de esta autora. La publicó en el año 2007. 1

 

La novela es tradicional. Es biográfica. Se narra desde una perspectiva del personaje Hyla, la nieta y desde una visión adulta. Evoca la vida tanto de ella como del pueblo, tanto de nacimiento como de residencia una vez que fue nombrada como maestra en Santiago de Puriscal. Se puede ubicar dentro del género maravilloso.

 

A pesar de utilizar la descripción como técnica, lo hace con gran amenidad y con una fina ironía. Así el lector conoce los personajes más importantes del pueblo y su familia. No es como podría suponerse a primera vista una novela costumbrista. La visión no se ubica desde fuera de lo narrado para describir las costumbres de un pueblo o región. Todo lo contrario se ubica dentro de lo narrado y descrito y lo hace vivencial, espontáneo, propio. Por ello su conocimiento es fundamentado en la experiencia vivida.

 

El lenguaje utilizado es el propio de los campesinos, sin cultismos, sin burlas, y con gran propiedad y conocimiento. Forma parte de esa visión de mundo irónica, espontánea, vivaz, alegre, compartida y experimentada en su propia realidad.

 

Desde el inicio de la novela desfilan por su discurso la esencia misma de los rituales cristianos: nacimiento, bautismo, etc. El simple hecho de nombrar a un recién nacido es motivo, entre el cura y los asistentes de polémicas discusiones y discursiones sobre la conveniencia de éste o aquel nombre. Desde luego siempre privan los nombres de santos, vírgenes y otros de orden religioso (de la Santísima Trinidad,) aunque sea después del primero.

 

La narración empieza en Puriscal, luego pasa al pueblo de Aserrí donde transcurre gran parte de la obra, no sin antes pasar por su pueblo natal Nasua, origen de Hyla, Asper y otros que fueron configurando ese gran pueblo que se llama Costa Rica.

 

Los curas, los cantineros, los curanderos, las mujeres llamadas brujas, las putas, los borrachos los ladronzuelos y todo ese paisaje pintoresco abunda en todos los pueblos de América y esta autora los ha evocado, les ha dado vida con gran espontaneidad, picardía, y una sabia ironía.

 

A pesar de que la novela no es crítica abiertamente, no hay censura contra esa realidad castrante sobre todo con respecto a las mujeres, lo cierto es que esa simbiosis entre religión y superstición, desde su misma convivencia ponen de manifiesto la máxima que en algunas ocasiones hemos expuesto. "Costa Rica y los pueblos de esta América no son tan religiosos sino abiertamente supersticiosos".

 

Esa realidad social es ya en sí maravillosa: los hechos sobrenaturales se incorporan como parte de la cotidianidad y son recibidos por el lector con naturalidad. Algunos de ellos se narran con detalle como la aparición del indio sin cabeza a dos hermanos. La lucha se resuelve con la formación casual de la cruz después de que el borrachillo le lanza la cruceta al indio. Éste desaparece furioso pues no soportó la presencia de la cruz. El otro acontecimiento importante es el exorcismo que realiza el cura. Saca del cuerpo de una muchacha al diablo que se había posesionado de él. Es curioso que las posesiones del demonio solo ocurran en las mujeres, salvo el pasaje bíblico de los demonios que sacó el señor y los metió en unos chanchos que por ahí pasaban. ¡Quizás a ello se deba la fiebre porcina que tanta muerte nos está deparando!

 

La novela termina con la llegada de la muerte de Hyla, ya medio bruja que lo mismo visita el templo católico como La Piedra de Aserrí, frente a un nido de lapa y una súplica, más intelectual que maravillosa, para que ella y su especie no desfallezca y más bien proteja a las demás especies, tanto animales como vegetales. Es un canto a la protección de la madre naturaleza.

 

Es una buena novela, amena, maravillosa por cuanto nuestra realidad lo es y sobre todo por incorporar a lo real lo sobrenatural con esa naturalidad que todos los que hemos vivido en el campo hemos experimentado. Es una visión auténtica, espontánea, amena de nuestra Costa Rica de ayer y de hoy.1



1 Azofeifa Rodríguez, Ana Isabel. Hyla. Ed. Perro Azul, San José, 2007.

1 De paso hacemos la observación de que los glosarios, y otros adhesivos no forman parte de la obra literaria y se tornan innecesarios y hacen que el lector haga el mínimo esfuerzo por disfrutar el texto.

 

Segunda Generación: 1987. Ecologismo. Segundo Período: 1980-2024. Poeticismo

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SEGUNDA GENERACIÓN: 1987. ECOLOGISMO

 

 

NACIDOS: 1950 A 1964

GESTACIÓN: 1980 A 1994

VIGENCIA: 1995 A 2009

 

Esta generación comprende los novelistas nacidos entre 1950 y 1964. Llama la atención el número importante de mujeres que se inician en nuestra narrativa, algunas ya con tres o más novelas. Esta generación de novelistas costarricenses que algunos han llamado, con el nombre de un movimiento importante surgido como inclinación casi existencial por proteger lo nuestro  ya sea el sistema ecológico, nuestro planeta, nuestra naturaleza, devorada por la industria, el comercio turístico, la explotación minera, la contaminación ambiental de todo tipo, nuestro derecho a ser feliz, a vivir sin limitaciones sociales y discriminaciones, de encontrar nuestra identidad en la diversidad. Su nombre  Ecologismo1 representa el compromiso de una juventud rebelde, quizás con un poco o mucho de desencanto, por cansancio, por vivir en la corrupción de muchos y la apatía de todos, ante problemas tan importantes como mantener sano nuestro planeta, por lo menos lo poco que aún nos queda, de la explotación desmedida de nuestros recursos naturales, por parte sobre todo de las grandes potencias económicas lideradas por los Estados Unidos, como la peor de todas, en la violación de acuerdos y  tratados internacionales, en aras de la obtención de la riqueza de unas cuantas empresas trasnacionales.

 

Esta temática está, desde luego, unida a la denuncia, tanto de la explotación de nuestras riquezas naturales, como las implicaciones políticas y sociales de ello. El escritor se compromete incondicionalmente a favor de la naturaleza y  censura las condiciones infrahumanas en que vive el hombre, en las ciudades y esto conlleva una relación intrínseca con ellas, con su fuerza, con su asombro. El hombre no establece relaciones de oposición con ésta sino todo lo contrario, de unión, de comunión, de defensa, de admiración, de poesía, de vida. Huye de la sociedad, producto de la miseria humana, los convencionalismos y se refugia en el regazo de la naturaleza o en el desconsuelo de su propio desengaño. Ahí encuentra su realización, su razón de ser, su libertad y su grito desgarrador de protesta. Por ello el novelista le da voz, le permite crear y crearse y las voces de los personajes se convierten en coros de alabanza, de asombro, de poesía, de rebeldía, de amor. Las novelas se tornan muy eróticas, de sexo abierto y sin prejuicios sin importar si son o no del mismo sexo. No sólo imitan a la pureza de la naturaleza sino que juegan con ella, se purifican, se limpian de los prejuicios y disfrutan, viven, se sienten humanos. Regresan a las raíces, forman un solo cuerpo con ella, se purifican. Algunos llaman a esta generación  del desencanto y hay mucho de ello en sus obras. Pro no se crea que la temática naturalista los acaparó, de ninguna manera, los aspectos sociales, políticos, la corrupción, la impunidad, la sociedad de consumo, la guerra estúpida, la desigualdad, y todos esos males sociales de la economía globalizante e injusta, tienen su mejor crítica en los novelistas de esta generación.

 

Esta generación ha vivido acontecimientos históricos importantes, tales como la caída del muro de Berlín, la Guerra de Irak, el triunfo de los sandinistas en Nicaragua, etc. y ello los ha convertido en testigos de una historia violenta, destructiva, avasalladora. Por ello la generación es de desencanto, de ruptura, de desaliento y hasta cierto punto de impotencia. Es importante que desde el punto de vista literario forma un paradigma importante. El discurso es polifónico, fuerte, sincero, expreso y directo. Casi no existe, en estos novelistas el tratamiento de la historia lineal, el argumento sino la vivencia, el coro, el mural. Todo inmerso en un clima social que invita más a la nausea que a la realización vital.

 

Estos novelistas por lo general son profesionales y conocen las técnicas modernas del relato  y del arte en general, por lo que representan un conjunto de escritores calificados, que si bien, recién inician sus primeras incursiones en la novelística, prometen cosas muy buenas en este género. A esta generación pertenece el escritor mexicano, premio Alfaguara 2003, Xavier Velazco (1955), el guatemalteco Adolfo Méndez Vides (1956), con su novela Las Murallas: 1998 y Franz Galich (1951) con Huracán corazón del cielo: 1995, el salvadoreño, Horacio Castellanos Moya (1957) con su novela La diáspora: 1988, y otras posteriores, como La diabla en el espejo: 2000. El mejicano Salvador Novo, Cristina Peri Rossi en Uruguay, Fernando Vallejos en Colombia, para citar solo algunos de los más importantes

 

Los novelistas costarricenses de esta generación son:

 

 

Ana Isabel Azofeifa Rodríguez (1950)

Rodolfo Cerdeño (nicaragüense: 1950)

Emilia María Macaya Trejos (1950)

Linda María del Pilar Berrón Sanudo (1951)

José Ramiro Rodríguez Vargas (1951)

Jorge Arturo Valle Robles (1951)

Luis Enrique Arce Navarro (1952)

Gladis Alicia Miranda Hevia (1952)

Ana Cristina Rossi Lara (1952)

Jacobo Schifter Sikora (1952)

Luis Enrique  González Porras (1952)

Lorena María de Fátima Rodríguez Arce (1952)

Mercedes María del Carmen Corrales Carvajal (1952)

José Ricardo Chaves Mata (1952)

Rubén Solano Jiménez (1952-1992)

Ana Rojas Calderón (1953)

Cristóbal Montoya Marín (1953)

Fernán Ulate Montero (1953)

Rolando Villalobos Chacón (1953)

Cecilia Kruse Bolaños (1953)

María Bonilla Picado (1954)

Mario Zaldívar Rivera (1954)

Hugo Rivas Ríos (1954-1992)

Jorge Méndez Limbrick (1954)

Edgardo Orozco Umaña (1954)

Ana De Langton: ¿1955?

Víctor Hugo Fernández Umaña (1955)

Jaime Fernández Leandro (1955)

Oscar Núñez Olivas (1955)

Jorge Valverde (1955)

Leda Cavallini Solano (1956)

Miguel Fajardo Corea (1956)

Rodolfo Arias Formoso (1956)

Armando Loynaz Blanco (1956 cubano

Habib Súccar Guzmán (1957)

José Sánchez Jiménez (1957)

Miguel Arturo Ramos (1958-1986)

Alexander Obando Bolaños (1958)

Adriano Corrales Arias (1958)

Dorelia Barahona Riera (1959)

Alfredo Aguilar Quirós (1959)

Víctor Hugo Solano Aguilar (1959) (Víctor Narvales, seud.)

Patricia Villalobos Brenes (1959)

Carlos Tapia Fernández (1960)

Yanina Rovinski Giberstein (1960)

Tarcisio Salas Bonilla (1960)

Alberto Jiménez Alfaro (1961)

Iván de los Reyes Molina Jiménez (1961)

Jorge Arturo Venegas Castaing (1961)

Carlos Cortés Zúñiga (1962)

Rodrigo Soto González (1962)

Uriel Quesada Román (1962)

Walter Ismael Rojas Pérez (1962)

Ronny Ugarte Quirós (1962)

Luis Guillermo Fernández Álvarez (1962)

Fernando Contreras Castro (1963)

Sergio Muñoz Chacón (1963)

Petronio Romero, Marcenado (1964)



1 Realmente es un nombre que no recoge todas las manifestaciones de esa generación. Tal vez sea más una generación del Desencanto político, social y moral

Magda Zavala González

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MAGDA ZAVALA GONZÁLEZ

(1951)

 

MagdaZavala (éste es su nombre de escritora) nació en San José Centro el día 15 de noviembre del año 1951. Realizó sus estudios primarios en centros de la provincia de Heredia y los secundarios en el colegio María Auxiliadora. Los Estudios Superiores en los Realizó la Universidad de Costa Rica, en la escuela de Filología. Ahí Se graduó de Bachiller y Licenciada En dicha especialidad. Luego se fue becada un estudias un León II, Francia, donde obtuvo una Maestría en Literatura y un Doctorado en 1990.  Trabaja en la Universidad Nacional Y es la directora de una especialidad en Literatura Hispanoamericana.

 

 

LO QUE HA ESCRITO MAGDA ZAVALA GONZÁLEZ

 

NOVELA

 

 

1.   Desconciertos en un jardín tropical: 1999

 

POESÍA

 

1. Tríptico de las mareas: 2010

 

La primera novela que ha escrito Magda Llamó la Desconciertos en un jardín tropical y la publicó en el año 1999.1

 

Esta primera novela de Magda es tradicional, ya Pesar De Que El narrador oscila entre Algunos personajes, cercanos una Bernal, es éste el centro de casi todas las discusiones del grupo que la rodea. De una u otra Manera, los temas de discusión, las Descripciones de las innumerables escenas, los encuentros y desencuentros "(los más) giran en torno de él. Las voces de otros personajes Tienen también, como Objetivo último, referirse, valorar, enjuiciar, Analizar, sus poemas, escritos, crónicas, ALUSIONES, viajes, fiestas, cine-foros, mítines, congresos, y Las diferentes visiones ideológicas de Bernal, Gabriel , Beto, Ángel, Narciso, Olda, María, etc De Tal Manera Que El discurso, tanto ensayístico de las Naciones Unidas, analítico, valorativo, político, crítico, no Permite visualizar una sola voz sino portadora de un grupo de estudiantes universitarios de clase media que Enfrenta el reto de un período complejo de la historia patria y sus relaciones con el contexto político e ideológico del Ámbito Mundial. Ya en los años sesentas se Inician los primeros Acontecimientos mundiales, con Todo sobre la Participación de los Estados Unidos en el dominio político del mundo. Esto trajo consigo la aparición de los jóvenes rebeldes, llamados hippys, en la sociedad norteamericana que protestaban ante socialmente la Participación de los ejércitos norteamericanos en los Viet Nam hoy y Son gerentes y magos de la computación de las Trasnacionales con grandes éxitos comerciales, en la llamada globalización norteamericanización. El grito de amor y paz (a la par de las drogas) Se hizo sentir en Todos los países del mundo y Latinoamérica no seria la excepción. Otro elemento importante, de carácter político, lo represento la Revolución Cubana y el éxito político de Fidel Castro contra el imperialismo gringo. Los años Setentas También OFRECEN A LOS jóvenes universitarios hechos importantes, que los Unen bajo un ideal común, en contra de la hegemonía de Estados Unidos y la injerencia en nuestros Países, es tal el caso de Allende, en Chile y el golpe de estado violento Auspiciado por La CIA, Que impuso al pueblo de la tiranía de Pinochet y el más cruento genocidio conocido, hasta hoy, en ese culto pueblo. Las guerrillas en Bolivia, Colombia, Nicaragua, El Salvador, etc Tienen el apoyo ideológico de la juventud y crítica de casi la Mayoría de Países Hispanoamericanos. Así los años ochentas que pareciera ser la década que la novela toma como centro de Enjuiciamiento, abre la Posibilidad de concretar la revolución sandinista con la victoria sobre Anastasio Somoza y la esperanza de un futuro promisorio para nuestro país vecino.

 

Si el propósito de la autora era mostrar el desencanto, el desaliento, las contradicciones, las actitudes, las superficialidades Frivolidades por no decir, de una intelectualidad universitaria que recién comenzaba un dar los primeros pasos, en el campo de la organización política, y la Toma de decisiones ideológicas, quizás, digo yo, el género más propicio para ello hubiese sido el ensayo y no la novela, un Pesar De La Riqueza y ductibilidad de Posibilidades QUE OFRECE ella, casi una Cualquier arista del quehacer humano. Esto por cuanto la obra, si quiere ser fiel al manejo de las ideas, al análisis, a la valoración, al juicio, lo hace en detrimento del contar, del hacer, del acaecer, de la ortografía y por qué no, tambien se sacrificará la Emotiva privacidad, psicológica, en particular del personaje y esto es casi lo que Enfrenta Cuando el lector lee la novela. Se tiene la sensación (real) de que en la novela no son nada Ocurre, El Tiempo se detiene y se llega hasta el final, sin ser sacudido por un solo acontecimiento digno de destacarse, un Pesar De Que En la misma novela, se hacen referencias uno hechos ocurridos múltiples. Es una crónica Así que el lector Recibe un recuento, una visión intelectual de toda una década Importante histórica. Aún en las escenas cotidianas, como las fiestas, los viajes en un autobús, las tertulias, los paseos a la playa, se tiene la sensación de que ahí no pasó nada. ¿Se intelectualizó demasiado la realidad? Quizás.

 

Por otra parte, si la novela Desea realizar una crítica, precisamente, una ese no hacer nada, un intelectual de esa esterilidad, una anárquica esa visión de mundo, una esa impotencia de los jóvenes Representados, a la aparición de partidos políticos de izquierda, como Abejones en mayo ya intelectuales de taberna, de pacotilla, a la izquierda erótica panfletaria, una clase de medios una pequeño-burguesa, resentida, hijitos de papi, al ascenso al poder, en los partidos políticos tradicionales, los nuevos corruptos, los vendepatrias, entonces , una fe que el Logro es importante, el lector Aunque Debera realizar un Esfuerzo para llegar extra por esa interpretación, o lo que es lo mismo, ese Objetivo no se semiotización literariamente en la obra.

 



1 Zavala González, Magda. Desconciertos en un jardín tropical. Ed. Guayacán, San José, 1999.

Cor respecto a la fecha de nacimiento el Registro Civil ofrece el 10 de diciembre del año 1949. Magda me aclaró que era un error con la fecha y que por diversas razones nunca había corregido en el Registro. No tengo ninguna razón para no creerle y por ello dejo la fecha que ella me dió.

Heriberto Rodríguez Pacheco

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HERIBERTO RODRIGUEZ PACHECO

(1969)

(Imagen propiedad del autor)

 

Heriberto Rodríguez Pacheco nació San José, el día 22 de septiembre del año 1969 y pasó su niñez y adolescencia en Liberia, Guanacaste, donde cursó los estudios primarios y secundarios. El mismo afirma que es liberiano. Con la novela Juegos Infinitos (1998) ganó, en 1996, el Premio Joven Creación. Vive en San Pedro de Montes de Oca, San José. Es administrador de empresas. Trabaja en una empresa de programas informáticos. Es casado y tiene dos hijos, Mauricio de siete años y Ximena de un año. Su pasatiempo, además de la lectura es el deporte.

 

 

LO QUE HA ESCRITO HERIBERTO RODRÍGUEZ PACHECO

 

 

NOVELA

 

 

1.   Juegos Infinitos: 1998

2.   Archipiélago: 2008

 

CUENTO

 

1. Las cosas que nunca te dije: 2002

2. Atrapainsomnios: 2011

 

 

Juegos Infinitos es la primera novela que ha escrito Heriberto Rodríguez Pacheco y la publicó en 1998.1

 

Es una novela de estructura tradicional, causal, de narrador omnisciente que se traslada a un narrador niño pero desde la perspectiva de adulto y en otras ocasiones, asume la voz de ese adulto que está bastante cerca del autor. En parte es novela biográfica con una mezcla de misterio que la acercan a lo extraño, lo maravilloso y al final de ella a lo fantástico. Esta mezcla de niveles, unas veces oníricas, otras en el mismo límite entre lo real e irreal le permiten incursionar en una especie de viaje biográfico paralelo a un viaje histórico hacia el origen cultural de nuestra sociedad, mezcla de supersticiones, de misteriosos personajes, embrujamientos y regresos a planos míticos anteriores y contemporáneos con nuestra conquista y colonización por parte de los españoles. Por eso no es de extrañar encontrar alusiones a la Santa Inquisición y la persecución de brujas y la búsqueda de extraterrestres por parte de la NASA, en un afán de presentar nuestros orígenes e historia como un calidoscopio de corrientes diversas de culturas y proyectos.

 

La novela inicia con el final de la historia, en el mismo lugar y con los personajes centrales del relato, una casa vieja y misteriosa en Escazú, donde vive Enilda que no es más que una posesión en el cuerpo de Anaclara, la bruja que el pueblo deseaba quemar y que Antonio defiende en un reportaje. El final de la novela es una especie de exorcismo, para Anaclara y de libertad para Antonio. Es una escena medio dantesca donde desfilan como en una película que se devuelve las más variadas imágenes de la infancia de Antonio, los personajes masculinos y femeninos con los que se relaciono, localizados en una serie de cuartos. Es la misma casa embrujada, donde vive Enilda o Anaclara que una vez logrado el exorcismo con caca de gato (elemento mágico), vuelve a su normalidad. Así la novela trata de dilucidar la maraña de acontecimientos, míticos, históricos, biográficos de forma circular.

 

La novela, dada la trama misteriosa se comporta, a veces, como policíaca (El Gato Velásquez juega el papel de investigador), de aventuras sobre todo de fracasos amorosos. Antonio conoce y se relaciona sexualmente con lagunas mujeres, pero no logra su plena felicidad, generalmente son mayores que él. Por otro lado se desarrolla una historia de sufrimientos del niño al ser abandonado por su padre, un puntarenense que se convierte en marinero y su madre que a los seis años lo deja en casa de su tía, en Ciudad Blanca (Liberia) y ahí inicia su formación desde niño, pasa la infancia y llega a la juventud. Después de obtener su bachillerato se traslada a San José e inicia los estudios universitarios de periodista y la novela se traslada a ese lugar y la oficina del trabajo en un periódico. Ahí conoce a Anaclara y junto con María, una amiga que se relaciona sentimentalmente con él. Ella es casada con Marco, un cubano bailarín de una disco gay que se enamora de María y propicia el acercamiento de Antonio con Anaclara que al final se une con él.

 

Novela para todos los gustos, con monólogos interiores, de juegos infinitos circulares, mezcla de mundos y planos, llena de imágenes, fracasos, sinsabores y dudas. Desencanto del pasado pero tampoco entusiasmo del presente. Así lo demuestra el guerrillero sandinista en su fracaso y refugio con el amor de su tía Jazmín, en la ciudad blanca. La crítica fina e irónica del cambio de poder en el vecino país, señala ese desencanto que patentiza lo no deseado. Unos llegan al poder quitando a otros pero las cosa permanecen igual en su estructura. Los cambios son únicamente plásticos, cosméticos.

 

La segunda novela que publicó en el año 2008, la llamó Archipiélago.1

 

Ésta es una novela autobiográfica existencial donde los personajes se convierten en voces del relato y van configurando la estructura paradigmática de ella.

 

El archipiélago no es de islas en un mar sino la simbología de mujeres en el mar de la duda, la ambigüedad, el remolino, la dualidad, la incertidumbre, la imperfección o quizás el verdadero ser del individuo colectivo entre ellas y Terranova. Ese mar tormentoso donde se asientan llamado vida las convierte en jugotes del destino y de la cultura deshumanizada que hoy vivimos. Nos recuerda los versos de Darío: "ser y no saber nada y ser sin rumbo cierto".

 

Las mujeres de esta novela, al igual que el protagonista Terranova, son como las hojas que desprende el viento que dan tumbos por el aire y luego por la tierra y a veces hasta en el mar, sin saber dónde encontrarán el sosiego. Tal vez en el regazo de la muerte o en la vida irremediablemente desnuda, seca, sin puerto donde anclar.

 

La primera isla-mujer es Raquel. Con ella comienza la novela. Su confesor-amante es el personaje principal: Terranova quizás su nombre sea una evocación del triste y famoso Casanova.

 

El sexo es el núcleo central de esta sección. Raquel expone todas sus experiencias que no son pocas, desde su juventud hasta el presente. Terranova es una especie de conciencia sádica que sufre y se complace oyendo a Raquel contar detalladamente los actos sexuales, primero con los familiares cercanos y lejanos y luego con los compañeros de universidad, sin dejar de lado los internacionales: gringo, italiano, etc. Por allí desfilan los apartamentos, los moteles y hasta el ascensor de la Facultad de Derecho. Es tal el conflicto psicológico de Terranova que le exige narrar hasta las veces que hace ella por día y las más detalladas descripciones de esos momentos.

 

Raquel Godínez es una joven perteneciente a una familia josefina de clase  media alta, donde el padre se ocupa de su trabajo y la madre de intrascendencias sociales y físicas. Es un hogar común y corriente, sin nada especial, que disfruta de paseos a la playa. Es una  tía de Raquel quien le presta el auto para sus visitas a los departamentos de sus hombres del momento. La madre, un tanto despistada cree que Terranova es el novio de su hija y lo ve serio, responsable y como un buen partido para su hija de quien desconoce esa realidad de enferma sexual (Ninfomanía).

 

A pesar de ella misma se casa con un francés y tiene dos o ¿tres? hijos con él y forma una familia en Francia tradicional, sin grandes pasiones pero tranquila, lejos de su tierra y sus vivencias deshumanizantes. Trabaja como maestra de párvulos y se afinca en pequeños proyectos pero llenos de solidaridad.

 

Raquel se convierte en la mujer-arte para Terranova, la mujer-madre y él sueña y sufre la opresión existencialista propias de un personaje de Kaffka, sin la pasión y la fuerza de ellos ante el padre-autoridad y el sistema judicial que lo condena sin que él sepa siquiera de qué. Ella, más bien es una obsesión que le impide ser y lo convierte en una cárcel existencial.

 

Casi al final de esta sección introduce al autor de la novela, tal y como lo hace Virgilio Mora Rodríguez y dedica algunas partes a especular sobre diferentes temas que de alguna manera rata la novela. Son una especie de textos ensayísticos que se salen un tanto de la trama y se tornan casi innecesarios.

 

La segunda mujer C. es una nicaragüense que Terranova conoce casi por azar cuando se enrola con una organización para ayudar a los hermanos de ese país. Ella emigra a Costa Rica, se relaciona con Terranova y hasta le sirve de modelo para sus pinturas.

 

También ella es víctima del sexo cosificado de tíos y familiares cercanos y lejanos. Se convierte en la mujer minimizada, callada, que para sobrevivir solo deja hacer lo que otros desean de ella: su sexo. A pesar de su flacura y pequeñez lleva ese estigma de mujer para otros, mujer explotada, mujer reducida, mujer que no vive sino dura en la complacencia de los instintos bestiales de los otros. Terranova también, de alguna forma se aprovecha de ella, de su impotencia, de su invalidez vital. Al final también queda embarazada, sin conocer siquiera y con seguridad el padre de su futuro hijo que posiblemente será como ella innominada.

 

La tercera mujer-isla se llama Charityn Dinarte. Es una cantante ranchera que reside en San Carlos y trabaja ocasionalmente en los bares del lugar. Allí conoce a Terranova que llega a pintar los ricos de la ciudad y establece un lazo amoroso con él. Al igual que con Raquel Terranova sufre los mismos problemas psicológicos. Búsqueda de su origen (la madre) y el sexo como recurrente. También se dan las charlas consuetudinarias con su psiquiatra, el Doctor  Walter y asume el relato personalista autobiográfico. Colonia Blanca (Liberia) sirve de escenario a su estadía en ella en su adolescencia, su paso por el colegio y sus experiencias con Oksana, también colegiala como él. Dinarte le hace jurar la promesa de cantarle en su funeral, vestido de charro. Esto sucederá al final de la novela.

 

Luego de largas reflexiones sobre la existencia humana, sus impotencias y reiteraciones aparece la cuarta mujer: Laura, una viuda blanca. Aquí se asiste al encuentro de Terranova con una mujer que asesina a su esposo, víctima de abusos físicos y sexuales. Se dan a conocer los hechos corruptos de los militares centroamericanos, la obtención de riqueza y lavado de dólares. Con ella Terranova profundiza la búsqueda de la mujer-madre, el origen en el sexo. Pero ella, a pesar de que se relacionaron él sexualmente no llega a sanar su incurable enfermedad.

 

Es en la confluencia de ellas, al final de la novela, cuando se profundiza el conflicto de Terranova: su fracaso como abogado que nunca ejerció, su ligamen del arte con la madre-mujer-sexo y la evidencia, no solo de su complejo edípico sino de su impotencia.

 

En la novela abundan las referencias circunstanciales al origen del hombre como una creación de Dios, el sexo como su origen biológico y la muerte como el cierre del ciclo vital. ¿Y Darwin? Hasta una Congregación de mujeres que tiene como meta defenderse de los abusos de los hombres. Hasta la aparición, de vez en cuando del nombre del autor como personajes hace su presencia sin agregar mayor cosa.

 

Novela biográfica de corte existencial, un tanto ensayística con ligamen espacial en San Carlos, Liberia, San José, Italia, Francia y hasta San Joaquín de Flores (mi pueblo natal).

 

Es un aporte a la narrativa costarricense de importancia.



1 Rodríguez Pacheco, Heriberto. Juegos Infinitos. San José, 1998.

 

1 Rodríguez Pacheco, Heriberto. Archipiélago. Ed. Costa Rica, 2008.

Luis Espinoza Corrales (Nicaragüense)

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LUIS ESPINOZA CORRALES) (nicaragüense)

 (1949)

 

Luis Espinoza Corrales nació en Nicaragua en 1949. Participa como oyente en la facultad de Filosofía y letras de la Universidad Centroamericana en Managua y luego consigue una beca para estudiar en la Unión Soviética.

A finales de septiembre, llegó a Rusia y empezó los estudios generales en la universidad Alexander Pushkin, en Ucrania. En 1977 terminó la carrera de medicina y regresó a Nicaragua. En octubre del año 1977 viajó a Costa Rica para hacer el internado rotativo universitario y se casa con una costarricense. En 1980 regresó a Nicaragua, donde trabaja en la zona atlántica de la Mosquitia para realizar su internado. En enero de 1986 vuelve a Costa Rica y realiza el internado en Limón y se queda definitivamente a vivir en nuestro país. Ahora trabaja en la Caja Costarricense del seguro Social.

 

LO QUE HA ESCRITO LUIS ESPINOZA CORRALES

 

NOVELA

 

1. ¡Es grandioso soñar!: 1999

 

Luis Espinoza Corrales escribió la novela ¡Es grandioso soñar! en el año 1999.1

 

No es una novela. Es una biografía, bien escrita e interesante. Es la enumeración electiva de un joven nicaragüense de clase pobre, inteligente y tenaz que se propone salir adelante con sus proyectos vitales a pesar de los precarios momentos económicos en que se iniciaba apenas terminada la secundaria. Gracias a su fuerza interior y voluntad por estudiar consigue entrar a la universidad y luego viajar con beca a realizar estudios de astronomía en la Unión de repúblicas Socialistas en los tiempos de la guerra fría. No estudió astronomía pero obtuvo la profesión de médico. A través de su relato conocemos todas las vicisitudes que le tocó pasar, triunfos y fracasos, hasta su regreso y posteriormente su incorporación en el colegio de médicos y cirujanos y el inicio de su trabajo en la Caja Costarricense del Seguro Social, en Limón. A pesar de no ser una obra literaria, recomendamos su lectura, que a todas luces será motivadora e inspiradora para cualquier muchacho que empieza su educación superior.

 



1 Espinoza Corrales, Luis. ¡Es grandioso soñar! Ed. Guayacán, San José, 1999.

 

 

Gerardo César Hurtado Ortiz

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GERARDO CÉSAR HURTADO ORTIZ

(1949)

 

Gerardo César Hurtado nació en Puerto Limón el 12 de marzo de 1949. Después de realizar los estudios primarios y secundarios en ese puerto, se trasladó a vivir en San José. Ingresó a la universidad de Costa Rica y se graduó en Filosofía. Realizó estudios en la universidad de Iowa, Estados Unidos. Trabaja en la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional como profesor de filosofía y sobre todo difusor cultural. Siempre se ha distinguido por crear y dirigir revistas, periódicos y órganos diversos sobre las letras nacionales y el pensamiento de los intelectuales del momento. Actualmente dirige con mucho acierto Trópicos del Humanismo en la facultad de Estudios Generales de la Universidad Nacional. Ha escrito gran cantidad de artículos sobre distintos temas de actualidad, sobre todo sobre literatura nacional y mundial. Es traductor, ensayista, novelista, poeta y últimamente ha publicado un libro de cuentos. Ha recibido gran cantidad de reconocimientos y premios por su labor cultural y creador de libros de poesía y novela.

Ha publicado gran cantidad de ensayos sobre diversos temas, tales como, El choque de las civilizaciones (1995), Como el primer día sobre la tierra (1978), La faena inextinguible (1991),. Poemas del libro Baraja: (Káñina, V. 19, No. 1)

 y otros.

 

 
LO QUE HA ESCRITO GERARDO CÉSAR HURTADO ORTIZ

 

NOVELA

 

1. Irazú: 1972

2. Los parques: 1975

3. Así en la vida como en la muerte: 1975

4. Los Vencidos: 1977

5. El libro brujo: 2002

 

CUENTO

 

1. Reino de la oscura noche: 2003

 

POESÍA

 

1. Verano Luminoso: 1973

2. Como en el primer día sobre la tierra: 1981

3. La faena inextinguible: 1991

4. Reino de la oscura gente: 2003

5. La mano inasible del ángel: 2004

 

 

Irazú fue la primera novela que escribió Gerardo César Hurtado Ortiz en 1972.1

 

El título de la novela le permite realizar una especie de paralelismo, tanto desde el punto de vista vital, como por el poder, la fuerza, el misterio, su presencia. Paralelismo que no significa parecido entre el volcán, la sociedad y los hombres. Quizás el volcán se convierte también en símbolo de belleza, de fuerza, de naturaleza impresionante contra el oscurantismo, la fe ciega, el dogmatismo, las llamas contra las tinieblas, la razón contra la ignorancia, impuesta por el poder. Por ello el crimen de Giordano Bruno, científico liberal, representante de la ciencia y la razón contra la ignorancia de la inquisición, cobra significado en la novela.

 

Aparte de la relación amorosa entre Sergio y Flora, que se utiliza más para plantear dudas, preguntas, incertidumbres, existen otros personajes como Sebastián y Lorena, amigos de Tino que se convierten en voces desgarradas de su misma impotencia, gritos desesperados por encontrar sentido a las cosas, a sus vidas, a los acontecimientos que viven en carne propia y el comprender el fatalismo degradado de su participación en el cambio o la búsqueda infructuosa de sentido a las relaciones de poder en nuestra sociedad, la desigualdad social, representada por Juan Rodrigo, la circularidad de los acontecimientos, así como la igualdad en su contenido, la estupidez de las guerras que sólo dejan sangre, muerte y desolación y las cosas políticas si no iguales, con escasos cambios. También se dan referencias a hechos históricos como la manifestación violenta contra el gobierno del Señor Joaquín  Trejos Fernández (1966.1970) y la aprobación del contrato-ley de ALCOA, las torturas atroces en nuestras cárceles llevadas a cabo por la antigua DIC (hoy tiene vigencia).

 

Es una novela de exploración temática, de aplicación de técnicas expresivas acordes con la estructuración de la misma, de fuerza poemática, de intromisión psicológica, de voces trasgresoras, de denuncia sutil de la tragedia humana, de toma de conciencia de los principales problemas de la sociedad moderna y de angustia por la impotencia del hombre ante tal problemática, Es la búsqueda de su propia identidad más allá de lo superficial, aparente y convencional. Lucha agónica que le conduce a convertirse en héroe degradado, solitario, impotente, angustiado.

 

La segunda novela que escribió recibió el nombre Los Parques y la publicó en 1975.2

 

Esta novela de Gerardo César Hurtado Ortiz se inserta en la temática amorosa y la vida en  la ciudad. Es una novela polifónica de estructura cerrada. A pesar de que el narrador es fuertemente omnisciente cede la voz a los personajes más importantes y desde sus propias perspectivas nos llegan sus vivencias, pasiones, sueños, impotencias, engaños, anhelos y frustraciones. El lenguaje obedece a una poética cercana al surrealismo, es hermético, lleno de retrueques, contrapuntos, paralelismos, simultaneidad escénica, rupturas, intertextualidades genéricas, retrospecciones y proyecciones, en fin calidoscopio técnico y carnaval de imágenes.

 

La novela utiliza el clásico triángulo amoroso: Juan Rodrigo y su esposa Teresa y Constantino, el amante de ella. Está codificada por los encuentros entre los amantes, las citas y los paroxismos, las evocaciones de la niñez y la adolescencia, los silencios y misterios, las búsquedas furtivas, las esperas en los parques que precisamente se convierten en los espacios cómplices, los centros de operación, los lugares de encuentros, los puntos de partida, las cámaras de la sociedad donde miles de ojos ven sin mirar. El lugar de la incomunicación, de la soledad en presencia de todos, la rutina, la cotidianidad, el durar sin vivir, la soledad de la presencia, el vacío y la oquedad del trajín de multitudes.

 

El amor y el desamor permiten al narrador ir creando a partir de la vivencia su propia historia, su propia novela, su propia poética. Es un penetrar en la intimidad de los personajes y desgajar despaciosamente, en jirones,  su misma existencia, sus viajes existenciales, sus búsquedas, encuentros y desencuentros, su propio ajedrez lúdico en el sexo, las orgías, las drogas, las rebeldías contra un orden estrictamente codificado enajenante. Enfrentamiento entre la relación social establecida bajo las reglas religiosas y civiles y la prohibida, la censurada. Una que afirma los "valores" tradicionales aceptados como ejemplarizantes, los que confieren seguridad social y económica y la otra, la que viola esos "valores" y se entrega a lo placentero, lo descodificado y liberador pero prohibido. Las primeras fracasan hasta en su misma hipocresía por el machismo, el difícil papel del cornudo a pesar de las conveniencias sociales y las segundas desaparecen porque si se legitiman entran a formar parte de las primeras.

 

Novela de rebeldía, de juventud, de orgía filosófica existencial, de búsqueda, de formación literaria. Es un intento por abrir un manifiesto teórico sobre la novela y la lucha existencial en una sociedad que se afinca cada vez más en la negación del vivir. Vida y muerte en el amor que recrean los personajes en los túneles del tiempo, de los sueños, de las frustraciones, de las impotencias.

 

Así en la vida como en la muerte, publicada en 19751 es la tercera novela de Gerardo César Hurtado  Ortiz.

 

Es una novela de trama compleja. Se usa la técnica escénica y a través de cuadros, fragmentos, encuentros, diálogos, monólogos, recuerdos y vivencias, presenta numerosos personajes envueltos en una telaraña de detalles, acciones, momentos de  su vida que sólo a través de la lectura total, se puede completar el conocimiento global y particular de cada personaje. Esto hace que al final se tenga que acudir a la información de hechos y situaciones para poder aclarar partes importantes de la intriga. Hay que agregar además, que la simultaneidad,  el fragmentarismo y lo rápido de las escenas tienden a presentar  a los personajes en vivo, casi como si se tratase de cinta cinematográfica.

 

El hilo narrativo es mantenido preferentemente por el personaje Eunice y secundado por sus amigos, esposo, amantes y padres. Se convierte así, la novela, en la historia de estos personajes, desde niños hasta ser mayores de treinta a treinta y cinco, en el caso de Eunice. La novela está teñida de un gran misterio, de crímenes y contrabandos, inocencia y maldad.

Es una mezcla de novela policíaca y de denuncia social, de triángulos amorosos y aventuras de toda índole. Resulta ser un mosaico de temas, personajes y acciones.

 

Se inicia con el regreso de Lucas Baldoceda a casa de Eunice y la solicitud expresa de  quedarse a vivir  con ella, como su compañero. Esta virtualidad abre una serie de recuerdos, de procesos y situaciones que, poco a poco, van apareciendo en desorden a través de toda la novela. Se plantea la denuncia de la muerte de Daniel, hermano de Lucas y esposo y amante de Eunice, por parte de  Jorge, amigo de ambos y compañero de empresas contrabandistas. Se van presentando los personajes o mejor expresado, aparecen uno a uno en escenas, que forman parte del grupo: Luis Gallardo, Emilio, Daniel, Jorge, Lucas y por supuesto Eunice.

 

La fábula, estructurada en forma lógica (no es una novela lineal) sería  algo así: Eunice, hija de Adolfo y Estefanía,  nace en San José  y vive con cierta holgura económica, pues sus padres eran ganaderos y contaban con una buena hacienda. Cerca de su casa, llegan a vivir Lucas, Emilio, Daniel, Jorge y los niños precaristas que pasan más en la calle que en sus casas, acostumbrados a jugar con barro, matar animales y hechos en la escuela de la calle, ejercen una influencia decisiva sobre la formación de Eunice. La carencia de educación y la soledad en que vive la conducen a establecer relación  con esos muchachos, así termina siendo una más del grupo. Ya de joven tiene relaciones sexuales con Daniel que se convierte en mantenido. Es vicioso, ladrón y llega a estar sifilítico. Esta es la verdadera razón  por la cual Jorge lo mata ya que el mismo Daniel se lo había pedido. Eunice tiene relaciones sexuales con Jorge, con Roberto  y Lucas. Jorge es encarcelado en una casa, con el fin de que no denuncie a sus compañeros que llevan a cabo  la explotación de la carne de tortuga y la venta ilegal de huevos, así como el contrabando de güisqui. No sólo roban  la lancha La Gaviota, sino que matan al capitán. Después de mantener en secreto sus actividades, son descubiertos  por Bigotes, jefe de seguridad y tras de confesar algunos de ellos, son apresados con la única excepción de Lucas  que escapa  a otro país. Es ahí donde se encuentra con Demetrio, el policía que había presenciado la muerte de Daniel y por ello había renunciado a su trabajo.

 Entre todas estas aventuras, se entrecruzan otras secundarias como las del pordiosero Mojarre, la búsqueda del oro, la manifestación de ALCOA que, de acuerdo a la naturaleza de los  personajes protagonistas,  su participación estaba poco justificada.

 

Esta novela trata  el tema de la formación de la juventud de clase media en la ciudad. Pone de manifiesto los problemas sociales que se extienden por la periferia y ciertos centros públicos del San José de estos tiempos: drogas, prostitución, crimen, contrabando, y robos.  La corrupción de unos y  el vicio de otros hacen que la ciudad se torne enferma y el hombre viva alienado y sin proyectos personales y menos sociales que vislumbren un futuro mejor.

 

Los encuentros entre personajes, las escenas cotidianas, permiten al novelista, mezclar las más variadas y diversas acciones y temáticas. Los triángulos amorosos, hasta llegar al incesto, hacen  que la novela se sienta cargada, densa y que obligue al lector a hilar delgado y seguir la peripecia con detalle y atención y lleva al narrador a tener que explicar algunos elementos al final de la novela con el fin de esclarecer detalles que permanecían  oscuros en la historia general.

 

La cuarta novela que publicó Gerardo César le dio el nombre Los Vencidos y la publicó en 1977.1

 

La novela se inicia con un duelo entre Miguel Suárez y Héctor Figueroa. El final también cierra con la muerte de Miguel Suárez por parte de un hijo de Héctor Figueroa, Lisandro. Hijos que matan a padres y familias que viven el incesto, tienen hijos entre sí sin importar más que las conveniencias. Es un pueblo cualquiera de Limón, sin ley, seres que deambulan por el vicio, la violencia, la muerte, la traición, el desencanto, la superstición. Es una violencia declarada, predecible, de honores ultrajados, de venganzas perennes, vitalicias, arraigadas. Hasta el amor es previsto, interesado, calculado, meditado, interesado.

 

La novela está estructurada por técnicas modernas, paralelismo de historias, encuentros de tiempos, diversas perspectivas y contrapuntos, bajo un narrador impersonal que deja a los personajes contar, vivir sus experiencias, solo atemperadas por esa tercera persona que aparece de vez en cuanto para intercalar momentos apacibles, momentos de sosiego, breves descripciones que acompañan a los estados de ánimo de los personajes o preconizan borrascas en los acontecimientos. Naturaleza salvaje que acompaña los acontecimientos también salvajes de los personajes. Pero las voces narradoras de los sujetos de la enunciación, se tornan en ocasiones muy personalistas, yoístas, discursivos y eso vuelve, la narración a veces intrincada, repetitiva, circular, morosa, muy distante de la atmósfera que envuelve la obra como totalidad.

 

Las venganzas entre dos familias, los Figueroa y los Suárez (Miguel) son el pretexto para desarrollar otro tipo de violencia mayor: la explotación del negro en la construcción del ferrocarril y la plantación del banano y en segundo lugar los hechos políticos de la revolución del cuarenta y ocho en la concreción del crimen del Codo del Diablo, donde murieron seis camaradas (comunistas) en manos del coronel Zúñiga y órdenes superiores, pertenecientes a los revolucionarios encabezados por don José Figueres Ferrer.

 

Pero los hechos históricos más importantes y centro de la novela o marco superior lo encontramos en el relato conmovedor del personaje negro Feliciano que recuerda los tiempos de la construcción del ferrocarril y la explotación de los negros. En un largo discurso, en un perderse en los tiempos pasados deja patente desde los inicios de su padre y él adolescente la historia de los muertos, enfermos, los desterrados por las pestes contagiosas, la trágica peregrinación de familias, padres, hijos y nietos en esa desgarradora época de despojos humanos que sirvió para que el puerto de Limón tuviera su línea férrea.

 

Esta es la primera novela que trata con toda crudeza esa histórica época de explotación humana en carne de los negros. No sólo se presenta la lucha contra los capataces, el maltrato, el envilecimiento, el hambre, las largas jornadas de trabajo sino el producto de esos tiempos. Por ello el pueblo que sirve de presente de la enunciación en el año 1950, es el resultado de esa violencia histórica ya no entre negros que se acostumbraron a resistir y a vivir con ella sino entre los blancos que llegaron posteriormente y formaron fincas y se convirtieron en gamonales.

 

Novela polifónica que forma parte del desarrollo literario costarricense y mueve el género hacia nuevos horizontes más allá de la aldea.

                                                                                                                                                               

La quinta novela que ha escrito Gerardo César Hurtado Ortiz la llamó Libro Brujo y la publicó en el año 2002.1

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

Esta es la última novela que ha publicado Gerardo César Hurtado Ortiz. Aparece como si fueran cuentos en la sigla inicial por error del editorial. Es una novela monofónica, tradicional, de clásico narrador omnisciente cercano siempre del personaje que describe y atiende y se mantiene dentro del mismo discurso barroco, alambicado, recargado de imágenes sensoriales de todo tipo, muy al estilo de Alejo Carpentier. Lo que sí cambia, y es novedoso, es la forma que utiliza el narrador para ofrecer ese mundo de evocaciones, atisbos, sensaciones, conjuros, sueños, viajes, amores, recuerdos e imágenes. Se nos hace difícil utilizar los parámetros tradicionales para realizar un análisis literario descriptivo, interpretativo y valorativo del texto. Por ello vamos a experimentar realizar un análisis bajo la misma perspectiva que ofrece la novela.

                                                                                                                                                            

El libro brujo.

 

Después de leer la novela nos preguntamos ¿Por qué  ese título, sobre todo, la escogencia del adjetivo? El término evoca un poder sobrenatural y algún pacto con el Diablo. Escogimos ese poder sobrenatural como significado para calificar el libro, la novela. Sin lugar a equivocarnos la novela, lo descrito, lo narrado, los personajes, los espacios, el bosque y la ciudad, el tiempo, la historia, las sensaciones, todo ello se nos antoja  una especie de coctel, un bebedizo y qué mejor manera para entenderla que descubrir la receta de ese tónico maravilloso. Nos imaginamos a nuestro amigo Gerardo Cesar en una cueva, con ventana al exterior, frente a un gran fuego y una enorme olla negra, en un bosque tenebroso y a media noche, con unos manuscritos secretos echando ingredientes al agua hirviendo, meneándola con una enorme paleta y vestido de negro con gorro brujo y un búho, como buen filósofo que es, a su espalda y un gato negro en la ventana rascando su espinazo. Unos tornillos herrumbrados, tachuelas, dinamita, bastante sal y tomillo, culantro, orégano, albahaca, ojos de rana saltona y colorada, una foto de Sandino, unos kepis, una metralleta, dos fotos de unos gringos machitos, fundamentalistas, con ojos diminutos y satiricotes, unos monigotes gordos tomando whisky  en Miami, unos indillos sacando guaro y huyendo por la montaña de la guardia, una foto de niña virgen jalando botellas detrás de una mula y mucho barro, algunas plumas de pájaro recién emplumado, un sombrero chino, muchas flores de todos colores, culantro de coyote, canela, apio, cueros de zapatos viejos, y muchas palabras, hileras de ellas, mágicas, evocadoras, proféticas, buscadoras, renovadoras, descubridoras, enraizadas en la tierra, y silencios, pausas, respiros jadeos como de amores precisados, de besos pellizcados, y rotación de sonidos, quejidos, suspiros, lloros retenidos, ansiedades anunciadas, olvidos, gritos degollados. Y el flaco Gerardo César, más brujo que antes, suda copiosamente, baila, canta, evoca, recuerda, conjura y pasa de mano la paleta gigante y sigue echando ingredientes, una foto de Federico Tinoco y su grupo oligárquico y otra del Gordo Morales, y muchas órdenes de los militares de antaño, Tomás Guardia, los Blancos y Cervantes, todo mezclado con porciones de café, rieles de tren y bananos con dientes de negros e italianos y ojitos chispeantes de chino y rabos de mono, pezuñas de chancho montés, dientes de culebra terciopelo, y zapatos gastados de Juan Duarte y cabezas de yegua con los dientes pelados, al mejor estilo de la cegua, y muchos sueños y grandes desalientos olorosos a guayaba y con semillas de guanábana y cáscara de anona mezclados con pacholí y pelucas de Maria Antonieta nostálgica, con una guillotina pequeña herrumbrada y con sangre coagulada y seca, preferiblemente negra y más fotos de Juan y María, de Chong y Lepido y pringues de las jaleas de María Engracia y el guaro de caña y más conjuros, palabras mágicas, poderosas, aniquilantes, desnudadoras, palabras con cara de balas, parecidas a niños con hambre, mujeres violadas, explotadas y promesas guindando de los precipicios y palabras proféticas cercanas a Cuesta de Moras, con malabases egoístas jugando naipe con cartas  ambiguas, barbudas, y semillas de zapote y cejas arqueadas y cachetes de tortirrica bonachona, bañados en saliva resbalosa, insípida e incolora y tranvías diminutos ruiseñores rodeando una ciudad inverosímil y soñando a lo Versalles o Roma y carretitas de café como subvenir de paraísos perdidos y deseos arrepentidos, untados en los balcones del Club Unión, y proyectos fallidos entre juegos de pool y borracheras dispendiosas. Ya como a las dos de la mañana Gerardo César tiró a la gigante olla, unos juguetillos que le quedaban: dos motos de policía con sirenas incluidas y unas patrullas metálicas con sus respectivos policías, una palomita blanca con ramito de olivo y un monigote orejudo, ansioso, esperando la llegada de una tal Maripepa, último grito de la mujer liberada y tetuda y muchos puños de azúcar, etanol, y cosa sospechosa entre el verde y blanco se bambalea el azul y rojo no como contraste sino como armonía cómplice de la semilla de zapote que se le caen las babas por una tal Vip o Big famosa, y unas tangentes y cotangentes, otras secantes y cosecantes, así como los senos y cosenos por desechables aunque así no lo piense la tal Vip. Ya cansado el brujo César, hizo los gestos últimos, pertinentes, cerró los ojos y pronunció las últimas palabras evocadoras, sacó de su secreta un reloj prehistórico, redondo que además de dar las horas tenía la virtud de entonar la frase célebre "para siempre jamás". Era una reliquia que él había heredado de su bisabuelo y éste de Pablo Presbere que lo recibió de un sukia de Talamanca que lo había obtenido de manos de un tal Bartolomé de las Casas en un trato desigual de trueque por unos zopilotes de oro, los despojó de los poderes maléficos con ayuda de Sibú y lo convirtió en emblema del tiempo mitológico Bribri y que siempre lo acompañó por todos los tiempos desde que vivió en Limón, anduvo en tiempos de Los vencidos y el Codo del Diablo, Los Parques de juventud, Así en la paz como en la guerra y hasta en Irazú, cuando nos visitó un tal Mister gringo con espejitos disfrazados de Alianza para el Progreso, igual que hoy lo hace el otro Mister y único que protestó por intuir engaños fue ese coloso llamado Irazú que en su visita llenó el país de ceniza rebelde y llenó al machillo, los ojos de lágrimas y le obligó a regresar a su país con el rabo entre sus piernas, como indicándonos que vendrían otros tiempos en que los vendepatrias disfrazados de gurús con tics nerviosos en el ojo derecho, indicio psicodélico de contratos interplanetarios todopoderosos, hacemilagros, engañosos y mujeres de palo con narices prolongadas de tanto cavilar el cómo extraer agua de las rocas sin acudir a los poderes mágicos del dúo dinámico, por carecer de ellos y no por mentir. Parece que el reloj mágico, según la leyenda lo había obtenido una genovesa bellísima, del mismo diablo, que la Santa Inquisición quemó viva en plaza pública por bruja y no por defenderse de un sátiro calvo que quería violarla a la fuerza. Fue el mismo Triana, aquel capitán español que cuando las naves de Colón arribaron a nuestras costas gritó a todo galillo "¡Oro!, ¡Oro! ¡Oro! por tres veces consecutivas, quien se lo robó de una iglesia católica de Sevilla y luego lo canjeó con un tal Perafán que se lo ofreció a Bartolomé para que en su lecho de muerte, le perdonara todos los crímenes cometidos contra los indios, los despojos, las violaciones de las indias, la usurpación de sus tierras y cuanto vejamen pueda imaginarse cometido por los españoles en estas tierras. Así Bartolomé lo entregó al sukia a cambio de los zopilotes de oro y la pacificación de los indios y además agregó el compromiso de buscar entre los gobernadores españoles que no sometieran a los indios a trabajos forzados demasiado duros sino a los negros, pues eran más fuertes que ellos. Gerardo César con nombre y pose de emperador tomó el reloj mágico en su mano, lo arrimó a su corazón y con gran dolor y un profundo desprendimiento personal, lo arrojó en la olla mágica, dejó caer su flaco cuerpo sobre el suelo pedregoso y se sumió en un profundo y prolongado sueño insustancial. El bebedizo quedó preparado y lleno de poderes sobrenaturales. Al unísono las tinieblas desaparecieron, se hizo la luz, los pajarillos salieron de sus escondites, alegres a saludar la alborada, los ríos se transformaron en aguas cristalinas, con peces alegres y ruiseñor, los yermos montes se poblaron de árboles gigantescos y las más variadas especies de aves y animales resucitaron para poblar la nueva naturaleza que recién comenzaba a surgir. Después de tres días con sus respectivas noches, el brujo Gerardo César con pose de emperador, despertó pero para desgracia de él padecía de la enfermedad contemporánea que suele darles sobre todo a los políticos, del olvido, no recordaba nada. Entonces sucedió el prodigio del siglo, se incorporó cuan largo es y tomó una pluma del pájaro Dulce Encanto, quien desilusionado y frustrado por no poder curar a tanto político ciego, revoloteaba alegre en su nueva morada, la mojó en la olla todavía hirviendo y escribió la frase que inmortalizaría su nombre por toda la eternidad: "Yo no sé cómo escribí lo que escribí... ¡Fue una licencia poética!"1. 



1 Hurtado Ortiz, Gerardo César. Irazú. Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, San José, 1972.

2 Hurtado Ortiz, Gerardo César. Los Parques. Ed. Costa Rica, San José, 1975.

 

1 Hurtado Ortiz, Gerardo César. Así en la vida como en la muerte. EDUCA y la Ed. De la Universidad de Costa Rica, San José, 1975.

 

1 Hurtado Ortiz, Gerardo César. Los Vencidos. Ed. Costa Rica, San José, 1977.

1 Hurtado Ortiz, Gerardo César. Libro Brujo. Ed. Costa Rica, San José, 2002.

1 Este método no es científico, es subjetivo. Consiste en usar el texto como pretexto para ironizar y crear un humor crítico.

Marco Tulio Aguilera Garramuño

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MARCO TULIO AGUILERA GARRAMUÑO

(1949)

 

Nació en Bogotá, Colombia, el día 27 de febrero del año 1949. Desde muy joven se vino a vivir a Costa Rica y se radicó en San Isidro de El General, Pérez  Zeledón. Publicó su primera novela en Buenos Aires cuando tenía 24 años. La obra Breve historia de todas las cosas fue presentada con gran estruendo publicitario por Ediciones La Flor, diciendo que era mejor que Cien años de soledad y que Marco Tulio Aguilera Garramuño era un escritor mejor que García Márquez pero sin bigote. La crítica se ensañó con el novato. Ya en el año 2002, este autor  ha publicado más de veinte libros, recibido decenas de premios literarios, entre nacionales e internacionales; ha sido aclamado por críticos y lectores de muchos países. Entre sus títulos más reconocidos están Cuentos para después de hacer el amor, Mujeres amadas y Los placeres perdidos. A principios del 2002 aparecieron en México las novelas La hermosa vida y La pequeña maestra de violín, pertenecientes a la tetralogía El libro de la vida, cuyo primer volumen, ya publicado, se llama Buenabestia: Las noches de Ventura.

Marco Tulio Aguilera es investigador de la Dirección Editorial de la Universidad Veracruzana, en México; durante cinco años ha mantenido el máximo nivel de productividad académica de dicha universidad; ha sido galardonado con los títulos de Creador Artístico y Creador con Trayectoria del Estado de Veracruz. Fue becado residente del Centro Banff para las Artes de Canadá, y ha dictado conferencias en universidades de varios países.

 

Ensayista y narrador, estudió la licenciatura en Filosofía en la Universidad del Valle de Cali y tiene, además, la maestría en Literatura, por la Universidad de Kansas en Lawrence, E.U. Ha vivido también en Costa Rica y los Estados Unidos y desde 1977 radica en México en la provincia mexicana, de Xalapa.

 

Este escritor colombiano y quizás mexicano lo ubicamos entre los novelista costarricenses a sabiendas de que solo pasó en nuestro país una temporada y que en ella escribió la novela que comentamos. No es novelista costarricense.

 

 

LO QUE HA ESCRITO MARCO  TULIO  AGUILERA GARRAMUÑO

 

 

NOVELA

 

1. Breve historia  de todas las cosas: 1975

2. Paraísos Hostiles: 1985

3. Mujeres Amadas: 1988

4. Los placeres perdidos: 1989

5. El juego de las seducciones: 1989

6. Buenabestia: Las noches de Ventura: 1992

7. Los grandes y los pequeños amores: 1992

8. La hermosa vida: 2002

9. La pequeña maestra de violín: 2002

10. La hermosa vida: 2002

11. Las noches de ventura: 2002

10. El amor y la muerte: 2008

11. Plenitud del amor (inédita)

 

CUENTO

 

1. Alquimia Popular: 1979

2. Aves del Paraíso: 1981

3. Cuentos para después de hacer el amor: 1983

4. Los juegos de la imaginación: 2002

5. Mujeres Amadas: 2002

6. Los placeres perdidos: 2002

7. El pollo que no quiso ser gallo: 2004

 

ENSAYO

 

1. Poéticas y obsesiones: 2007

 

 

Breve historia de todas las cosas es una novela que desde su publicación en Colombia y una vez conocida por un grupo pequeño de intelectuales costarricenses, sobre todo de la capital, fue objeto de una polémica.

 

La discusión se presentó porque algunos lectores encontraron mucho parecido de ella con la novela de su compatriota Gabriel García Márquez, Cien años de soledad (1967). El mismo autor de la novela costarricense, acepta que leyó con gran entusiasmo la novela de su compatriota y que influyó en él, de alguna manera. Esta discusión, si no obedece a una estricta metodología de la literatura comparada, adolece de toda importancia. Lo mismo ocurre con la ubicación de la novela en las letras costarricenses o en las colombianas. Para nosotros, si un escritor, de un determinado país, escribe una novela sobre un tema, por ejemplo de la cultura mexicana, tal es el caso de José león Sánchez Alvarado, con su novela Tenochtitlan, pero sólo vivió e investigó la temática durante un corto tiempo, la novela y el autor pertenecen a la literatura costarricense, pero si el caso fuera que el autor se trasladó a vivir a un determinado país y después de muchos años de convivir en él y haberse nacionalizado a esa nación, la obra y él pertenecen a la literatura del pueblo que le acogió y que le  dio su cultura y él asimiló y se incorporó a ella, convivió con ellos, disfrutó y sufrió sus proyectos, etc. Entonces, repito, pertenece al país que escogió como segunda patria. Pensamos que este es el caso de Marco Tulio Aguilera Gararmuño.1

 

La novela plantea el origen de un cantón de la provincia de San José, Pérez Zeledón y su relación con la ciudad, antes citada, y el vecino país del sur, Panamá. La construcción de la carretera panamericana por parte de una compañía norteamericana le permite establecer nexos entre los peones locales y los gringos y conocer las costumbres de estos al incorporarse a la vida social del cantón. Esto se establece desde dos perspectivas, manejadas por el narrador personaje Mateo Alemán. La primera, la historia del pueblo y la segunda, la historia de la escritura de la novela. El sujeto de la enunciación introduce la técnica del autor casual de la novela y la segunda conlleva el peso de los acontecimientos y las relaciones de los personajes. Es la evolución que sufre un pueblo, a través de la influencia de lo foráneo, del cambio exterior, la búsqueda de su propia identidad en la diversidad, incorporando lo bueno y malo de las influencias extrañas a él pero irremediablemente presentes en el desarrollo moderno, de la apertura al exterior. La vida en el trabajo de la construcción de obreros y gringos, las relaciones sociales en el pueblo, sobre todo después de la jornada de trabajo, entre extranjeros y mujeres de la vida fácil, dejan entrever un complejo sistema de enajenación que comienza a gestarse a raíz de la transformación del pueblo. Todo esto narrado bajo las técnicas propias del realismo maravilloso, al mejor estilo de García Márquez.

 

Esta novela interesa, por dos razones, porque renueva la clásica oposición entre ciudad- campo y porque se interesa por una zona geográfica que ha sido poco seleccionada para la creación novelística. Únicamente dos novelas lo hacen: Peón Misceláneo de José Barroso Samudio y El mundo de Juana Torres de Carlos Luis Argüello. Coto de José Marín Cañas, a pesar de utilizar el espacio de este pueblo del sur, no se interesa sino por los acontecimientos bélicos.

 

El resto de novelas no las conocemos y no aparecen en las librerías ni en las bibliotecas.

 



1 Si el lector desea conocer más a fondo sobre esta polémica le recomendamos leer el artículo de don Fernando Herrera Villalobos, titulado Tradición y novedad: Breve historia de todas las cosas, en la Revista Iberoamericana, Enero- Junio, New York, 1987, p. 455. De paso Carmen Lyra no pertenece a la generación del 40 que nosotros rectificamos como del 42 y Bananos y hombres no es una novela.

Eduardo E. Saxe Fernández

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EDUARDO E. SAXE FERNÁNDEZ

(1948)

 

Nació en Cartago el día 16 de junio del año 1948. Es hijo de Eduardo Saxe Gutiérrez y Zulia Fernández Luján. Hizo los estudios primarios y secundarios en esa ciudad. Estudió en la  Universidad  de costa Rica Filosofía y trabaja en la Universidad Nacional de Heredia como profesor de diferentes materias relacionadas con el pensamiento filosófico, la sociedad y la Política Internacional, desde 1973. Ha sido Director de la Escuela de Filosofía en varias ocasiones.

Es autor de innumerables artículos sobre diversos temas del pensamiento contemporáneo, publicados en diversas revistas del país y fuera de él. Además ha escrito algunos libros sobre una variada temática. Entre otros, Colapso mundial y guerra (2005), De la ciencia y la ideología...(1978), Filosofía y teoría general de sistemas en el pensamiento de A. Rapoport Revista Filosofía, V 27, No. 60), G. Bachelard y la epistemología histórica ( Revista Filosofía V 24, No. 60) y más.                                                                                                                                                      

                                                                                                                                                       

 

LO QUE HA ESCRITO EDUARDO E. SAXE FERNÁNDEZ

 

NOVELA

 

1. Amor en la selva (Leyenda Costarricense): 2000

 

Es la única novela que conocemos del autor. La llamó Amor en la selva (Leyenda Costarricense) y la publicó en el año 2000.1

 

Es una novela tradicional, de clásico narrador-autor, logocéntrica, lineal y de aventuras amorosas homosexuales. Tiene muy escaso valor literario. Es básicamente descriptiva y ensayística. El planteamiento ideológico radica en defender la tesis respetable de que el amor, la amistad y la relación humana van más allá del distintivo natural del sexo. Así defiende las relaciones homosexuales como sentimientos humanos propios de la libertad del hombre y la descontaminación cultural ha que ha estado expuesto por culturas puritanas y moralistas, sobre todo la imposición ideológica de la religión católica.

 

La novela destaca la relación amistosa de dos jóvenes cartagineses de familias ricas y aristócratas de 1910, hasta el año 1916, cuando termina la novela en el volcán Barba  con el último acto de liberación sexual de los personajes masculinos, en una especie de ritual apoteósico y eufórico de celebración del triunfo liberador del sexo entre iguales.

 

"Maurice y Alec por el Sur,

Mócata y Manuel por el Este,

don Carlos y don José por el Oeste,

y lógicamente, nosotros dos por el Norte."1

 

Es la tesis de la novela. Los jóvenes, al final, se casan con dos hermanas respectivamente de cada uno de ellos, forman un hogar respetable, tienen hijos y se incorporan a la sociedad cartaginesa. Sin embargo el verdadero amor, según la novela, continúa dándose a escondidas entre los jóvenes y sus padres. Se dan dos planos: el "real", el social, el que todos ven, el de la crónica social y el sermón del cura, los domingos en misa y el real oculto, el privado. La novela descubre el mundo de las caretas. Por un lado el mundo que aparentamos y por el otro el real que ocultamos, los dos discursos de la sociedad hipócrita, a través de las relaciones sexuales del hombre.

 

El terremoto de Cartago le sirve de contexto para iniciar una relación amorosa entre los jóvenes Luis y Cristóbal. Ambos son jóvenes, apenas terminan el bachillerato y vecinos. Sus familias son adineradas y pertenecen a la clase gobernante. Sus padres son comerciantes y los hijos descubren que al igual que ellos tienen relaciones homosexuales secretas.

 

La ciudad de Cartago en ese entonces, como ahora, mostraba una moral católica que censuraba cualquier acto que se saliera de los estrechos cánones morales por ella impuestos a los habitantes. No aceptaba relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y el pueblo reprochaba y rechazaba a quienes osaban violentar esos preceptos. Era y es una ciudad moralista y si se quiere ser más fuerte, como en la novela, hipócrita, porque predicaba una moral que en privado violaba, tal y como acallan los dos respetables padres de los muchachos. Eran los tiempos de la muy noble y leal ciudad de Cartago y que hoy tantos añoran, de los "hijos de algo", blancos, españoliticos, riquillos, cultos, únicos, los cartagos, los hijos de Oreamunos, Jiménez, Fernández, Guzmanes, Villanuevas, González y Juárez. Familias aristocráticas, gobernantes, a pesar de algunos cachinvalillos furtivos, que no se mezclaban (¿lo harán hoy?) con los de abajo, los sirvientes, los negros y los indios a quienes, como en la novela explotaban y violaban como amantes pero nunca como esposas. Era la época de los llamados Olimpistas y su más admirado ejemplo lo constituyó Ricardo Jiménez Oreamuno, el tres veces presidente de Costa Rica.

 

El otro contexto está representado por Inglaterra que era el lugar donde los ricos cafetaleros, ganaderos y comerciantes, enviaban a estudiara, sobre todo derecho a sus hijos, para que a su regreso defendieran sus riquezas. En esos años el joven Luis vive y disfruta de la época puritana, victoriana de Londres y le corresponde compartir en algunas fiestas con autores del grupo llamado Bloomsbury, cuyo personaje más famoso lo fue la escritora Virginia Wolf (1882-1941), que por ese entonces podría tener unos 30 años. En el grupo, conocido como Grupo de Bloomsbury, participó --además de Bell y otros intelectuales londinenses-- el escritor Leonard Woolf, con quien se casó Virginia en 1912. En 1917 ambos fundaron la editorial Hogarth. Virginia es la autora de la novela  AL Faro: 1927 La historia es el resultado de la vida interior de los personajes. Los efectos psicológicos se logran a través de imágenes, símbolos y metáforas, lo que comúnmente se ha dado en llamar, el fluir de conciencia. Los personajes se despliegan gracias al flujo y reflujo de sus impresiones personales, sentimientos y pensamientos: un monólogo interior en el que los seres humanos y sus circunstancias normales aparecen como aspectos fuera de lo común. Influida por el filósofo francés Henri Bergson, Woolf, como el escritor francés Marcel Proust, se adentra en una nueva idea del tiempo. Los acontecimientos en La señora Dalloway abarcan un espacio de doce horas y el transcurso del tiempo se expresa a través de los cambios que, paso a paso, se suceden en el interior de los personajes, en la conciencia que tienen de sí mismos, de los demás y de sus mundos caleidoscópicos, es el llamado tiempo interior, psicológico. De sus restantes novelas, Las olas: 1931 es la más evasiva y estilizada, y Orlando: 1928, basada en la vida de su amiga Vita Sackville-West, es una fantasía histórica a la vez que un análisis del sexo, la creatividad y la identidad.

 

Virginia era casada y se suicidó, al tirarse a un río, con ese propósito. Se convirtió en un símbolo de la defensa de los derechos femeninos tan restringidos en ese momento en Londres. En Costa Rica las técnicas literarias empleadas por ella reciben atención hasta la generación de 1942, cuando Yolanda Oreamuno las emplea con éxito en su novela La ruta de su evasión: 1943. Virginia perteneció a la generación de 1912y fue precursora de los nuevos paradigmas de la literatura moderna, que fue llamada Mundonovista en Latinoamérica y fue la tercera generación del período naturalista que conducía el modernismo por la senda literaria de los nuevos paradigmas polifónicos. Lástima que  a Eduardo no le interesara el aspecto literario. Por cierto que cuando el narrador-autor se refiere a la Compañía Bananera, alude a La Mamita Yunai y dice: "como le decían en Alajuela". Ésta es una imprecisión histórica porque Carlos Fallas (1909-1966), el autor de Mamita Yunai: 1941, aún no había publicado la novela (tendría un año) y en ese tiempo y antes de él nunca se le llamó así. Fallas de lo verosímil novelesco con respecto a sus referentes históricos.

Otros escritores, cita el autor de la novela, ligados con la defensa del homosexualismo, tales como Oscar Wilfe (1854-1900), E, M. Forster (1879-1970), autor de la novela Maurice: 1971, escrita entre 1913 y 1914) y La vida futura (1924, libro de cuentos escritos a lo largo de su vida) tratan ambos de la homosexualidad, y no se publicaron hasta después de su muerte. Eduardo toma de esta novela los personajes Maurice Hall, Halec Scudder y Clive Dirham y los incorpora en su texto. En ambos casos lo que interesa al autor de la novela es justificar, dar derecho, legitimar la homosexualidad como una práctica existente entre intelectuales sobresalientes de Europa en tiempos represivos y moralistas.

No encontramos, salvo lo señalado, otros aspectos que resaltaran la novela. Tanto la vida social de Cartago, como la política e histórica, fueron tratados con superficialidad y no se profundizó en ellos, pues posiblemente ése no era su interés.

 



1 Saxe Fernández Eduardo E. Amor en la selva (Leyenda Costarricense). Ed. ILPES, San José, 2000.

1 Saxe Fernández, Eduardo. Ob. Cit. p.187.

 

Rocío Pazos Baldioceda

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Rocío Pazos Baldioceda (1948)

ROCÍO PAZOS BALDIOCEDA

(1948)

 

Rocío Pazos Baldioceda nació el 24 de diciembre de 1948, en San José. Es graduada por la Universidad de Costa Rica y la Universidad Internacional de las Américas. Es profesora en el Saint Clare College.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ROCÍO PAZOS BALDIOCEDA

NOVELA

 

1. La estirpe del volcán: 2002

 

La estirpe del volcán la publicó Rocío Pazos Baldioceda en el año 2002.2

 

Esta novela de Rocío Pazos es la primera novela que asume sin ambages el realismo maravilloso y se inscribe en él desde el mismo inicio del relato. No interesa, por ahora realizar comparaciones con la novela del colombiano Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, porque es obvio que tiene gran cantidad de elementos similares, tales como la fundación de un pueblo, los orígenes de los fundadores, las características de algunos personajes, uno con cola de cerdo y otros emplumados, la circularidad del relato, la reiteración de motivos, la genealogía, las exageraciones, los personajes excéntricos, los ritualismos, etc. Aquí lo que interesa es la particularidad de la novela, sin importar si se parece a otra o no, o si  en Costa Rica aparecen las obras después de treinta años de haberse creado en otros países latinoamericanos.

 

La novela nos agradó porque al fin un escritor da cabida sin restricciones a la imaginación y abre los horizontes a un mundo fuera de la rutina folklórica y costumbrista, de crítica evidente y aburrida de la sociedad y se coloca en un mundo donde las fronteras son mayores. Éste no es  el camino de Rocío en exclusivo. Contamos con varios autores costarricenses que han inscrito, en los últimos años novelas en lo maravilloso, lo fantástico y lo extraño y es de esperar que la producción sea cada día mayor. Con esto descartamos que se desee una literatura alejada de la realidad, todo lo contrario, es la visión de ella, el tipo de crítica y la creación literaria lo que está en juego y no el apego a paradigmas anquilosados que agotaron sus límites.

 

La estirpe del volcán es una novela circular, donde el tiempo se da más allá de la linealidad. Así la novela inicia con el matrimonio de Teodoro y Rosa Alejandra y su llegada a Costa Rica, a las faldas del volcán Rincón de la Vieja, ese sería el principio de la historia, con retrocesos en el tiempo para referirse a los padres y familias de ellos, pero el presente del discurso está más cerca en el tiempo cronológico actual y desde ahí se miran los sucesos acaecidos muchos años antes. El personaje del presente es Maruja y con ella se abren todas las virtualidades de la estirpe, sin importar cual sea primero o después. Se da como un abanico y así aparecen las voces y las perspectivas narrativas que van configurando el mundo mayor que es la novela (el macrocosmos).

 

Hay dos acontecimientos  que asumen el liderato del relato, el primero es la queimada que abre la novela al mundo maravilloso, a esa visión fantasiosa de la realidad. Es un ritual de iniciación, de purificación, de limpieza, de identidad. El segundo acontecimiento aparece casi al final de la novela y se le señala como el ritual de la menstruación. Está relacionado con la llegada del ciclo menstrual a Maruja que es el punto de convergencia de toda la novela. Estos dos hechos abren los múltiples procesos de los personajes que se dan bajo dos circunstancias diferentes: bodas o emparejamientos y muertes, bajo la tradicional forma social de la familia. Así forman parte importante las familias que inician la historia: Leandro-Elvira y Teodoro-Rosa Alejandra, por una parte y el Hijo del volcán y la Negra. Aquí se inicia el primer acto de violación de la censura con respecto al código moral de la familia. El Hijo del volcán tiene relaciones sexuales con Elvira, esposa de Leandro y cuñada de Teodoro. De la unión de Elvira y el Hijo del volcán nace Carmela y del hogar legítimo del Hijo del volcán y la Negra nace Ernesto. Estos dos son hermanos por parte del padre, el Hijo del volcán. Ambos se enamoran y se casan y tienen siete hijos, todos emplumados. Son producto del pecado, del castigo divino, según las leyes religiosas. Entre ellos están dos mujeres, la llamada Tía soltera y la que será madre de Maruja que se casa con el gallego y tiene dos hijos, Maruja y otro que no nació. Fácilmente se puede observar que Maruja será el producto de dos culturas diferentes y dos concepciones religiosas también diferentes. Es la síntesis del volcán y los emigrantes españoles, en teste caso representados por un gallego.

 

El otro aspecto señalado es la muerte. A pesar de que es inevitable aparece como un personaje más de la novela y conversa con los vivos como si fuera uno de ellos. Se da una simbiosis entre vivos y muertos en la estirpe. Realmente los muertos no desaparecen de la escena  familiar, conviven con ellos y los motivan y guían sus pasos. Este culto a los muertos es propio de ambas culturas, la occidental y la nuestra que a pesar de originarse en el volcán poco influye en la emigrada que la asume y la opaca por no decir la aniquila. Debe entonces estar atento a los rituales mortuorios de los miembros de las parejas que conforman las bodas y los cruces fuera de matrimonio para entender la unión de las dos posiciones culturales y su mezcla que enfrenta una posición alejada de la tierra, en un más allá inalcanzable con la otra que une al muerto con la tierra, en el acá y lo liga con la naturaleza, lo hace vida en ella y no muerte en la eternidad con una vida más allá del acá.

 

Por último debe señalarse que los personajes más importantes son femeninos y resaltan el papel redentor de la mujer que lucha por liberarse de la esclavitud masculina a que la ha confinado la cultura occidental. También aquí se da esa dicotomía y es la mujer la que emprende la reivindicación social. No sólo deberes tendrá la mujer sino derechos y la novela los plantea claramente, quizás demasiado esquematizados. Aquí faltó la creación y el elemento mágico.



2 Pazos Baldioceda, Rocío. La estirpe del volcán. EUNED, San José, 2002.

 

Jorge Eduardo Rodríguez Ruiz

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JORGE EDUARDO RODRÍGUEZ RUIZ

1948)

(Imagen propiedad del autor)

 

 

Jorge EduardoAntonio Trinidad Rodríguez Ruiz nació en Barba de Heredia el día 22 de enero del año 1948.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JORGE EDUARDO RODRÍGUEZ RUIZ

 

NOVELA

 

1. Manchado: 1971

 

CUENTO

 

1. Cenizo: cuentos infantiles: 1995

 

POESÏA

 

1. Lluvias de estrellas: poemas infantiles: 1995

 

 

Manchado es la única obra que conocemos de este autor y la publicó en 1971.1

 

No es una novela sino una serie de cuadros anecdóticos, amenos, que van configurando un relato alegre sobre algunas vivencias que ambos disfrutan. Manchado, su perro le sirve de compañía y ambos descubren la vida cotidiana del pueblo, el río, la plaza, el potrero, las flores, la iglesia, el cura, la casa, su cuarto, las aves, los cafetales, los sueños, todos dan pie a las imágenes que va compartiendo con su amigo. Es un calidoscopio de pequeñas vivencias, ingenuas, positivas, cristalinas, puras que solo terminan con la muerte del perro.

 

Es una obra motivadora para sensibilizar las relaciones de los niños con los animales.

 



1 Rodríguez, Jorge Eduardo. Manchado. Ed. Costa Rica, San José, 1971.

Rosibel Morera Agüero

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Rosibel Morera Agüero (1948)

ROSIBEL MORERA AGÜERO

(1948)

(Imagen propiedad de la autora)

 

Rosibel Morera Agüero nació en Alajuela Centro, el 2 de septiembre de1948. Es graduada en Teatro por el Conservatorio Castella, donde realizó la secundaria. Obtuvo el grado de licenciatura en Filosofía por la Universidad de Costa Rica, en 1974. Ese mismo año comienza a trabajar como profesora de Filosofía en la Universidad Nacional, tanto en el Departamento de Filosofía como en Estudios generales. También impartió Teoría del Arte e Historia en la Escuela de Teatro de dicha Universidad. Ha recibido diferentes premios por sus creaciones literarias, tanto en el país como fuera de él. Premio de ensayo: 1983, Premio Latinoamericano de poesía Alfonsina Storni: 1986 y 1988, Premio de narrativa Universidad Nacional: 1989, Mención Honorífica en Poesía en Los Juegos Florales de Guatemala: 1992 y premio de Poesía en el certamen Una-Palabra de la Universidad Nacional: 1993.

Ha escrito algunos ensayos, tales como, La proyección eescénica: hierofanías y maná del arte del autor (1983), Los fines de la educación costarricense en la Ley Fundamental de Educación (s.f.p.)

 

 

LO QUE HA ESCRITO ROSIBEL MORERA AGÜERO

 

 

NOVELA

 

1. Los héroes impuros: 1995

2. A pesar de mujer: 2004

 

CUENTO

 

1. Historias de un testigo interior: 1990

2. Resurrecciones y reencarnaciones de Lázaro Fuentes: 1988

 

POESÍA

 

1. Cartas a mi Señor: 1973

2. Toda la lumbre derramada: 1994

3. Yo solo sé decirme a los amantes: 2003

 

La primera novela escrita por Rosibel Morera Agüero la llamó Los héroes impuros y la publicó en 1995.1

 

Es una novela histórica aunque desde una perspectiva diferente. Los hechos históricos seleccionados abarcan los años de la conquista, después de 1505 y  se refiere a la conquista realizada especialmente por Balboa y los españoles que participaron con él en la conquista del Darién, en Panamá, pero participan otros conquistadores importantes, tales como Pizarro y la "pacificación" de los Incas en Perú. No interesa tanto señalar distintas tribus, ni determinados conquistadores, porque no es ese el interés del relato.

 

Lo importante es distinguir la relación entre indios y españoles, entre los mismos indios y los españoles entre sí. Es una novela histórica pero no del hacer, del realizar, del resaltar proezas, hazañas, conquistas o guerras, no. Es una novela histórica, aunque parezca paradójico del sentir, del meditar, del reflexionar, del símbolo y la imagen más que del acontecer. El mismo título sugiere eso. Son héroes impuros, diferentes, más humanos. No hay estereotipos, ni lucha entre buenos y malos sino entre hombres complejos, con virtudes y defectos, posiblemente más víctimas que victoriosos en el caso de los españoles y violados, violentados, asombrados, estupefactos, en el caso de los indígenas.

 

Lo anterior exige un acercamiento a nivel del narrador distinto al omnisciente acostumbrado. Se acerca al sentir, a la privacidad de los personajes y penetra en su decir, reflexionar, pensar, sentir, sufrir y vivir, casi con un discurso ritualista, simbólico, sugestivo, lleno de sugerencias más que con certezas. El caso que podría ejemplificar lo dicho lo encontramos en mayor medida en el personaje femenino indígena llamado Lluvia, tal su nombre, penetra en lo profundo del ser, moja el espíritu, llena el contorno de vida plena, libertad, rebeldía, irradia alegría, germen. Es como el polen que se ofrece sin pedir nada más que el milagro. Por eso Pizarro a pesar de violarla nunca logra poseerla en sus misteriosos y profundos manantiales.

 

Quizás para un lector acostumbrado a un relato del hacer, del actuar, esta novela se torne un tanto densa y repetitiva, discursiva pero el mérito radica en ese ingrediente que la diferencia y potencia como una nueva narrativa más cercana al hombre y más alejada del superhéroe tradicional. Nos agradó esta perspectiva innovadora.

 

La segunda novela que publicó fue llamada A pesar de mujer. Salió a la luz en el año 2004.1 Recibió el primer lugar en el certamen UNA-Palabra de la Universidad Nacional, Heredia, en el año 2002.

 

Es una novela de tesis que utiliza la religión católica en sus jerarquías para contrastar las funciones de la mujer con respecto a las de los hombres. Plantea el clásico problema de géneros y el poder en la pirámide religiosa y por añadidura en la sociedad patriarcal.

 

Es tradicional, de típico narrador omnisciente, lineal, causal, monofónica, de lenguaje explícito, abierto y preciso. Casi no hay ambigüedad y menos carnaval en términos de Kristeva. Es un texto, sin embargo bien escrito.

 

La novela inicia su discurso narrativo por el final. Utiliza el truco del texto ya escrito y dado a leer, analizar por el Abad en su propio monasterio. Ahí José Italbin hizo la solicitud de leer su historia, sus relaciones, vida y pasiones con su esposa María Inés, como disfrazada de hombre ingresó a los estudios de los hombres que deseaban hacerse curas, como su inteligencia fue tal que llegó a ser el Papa Juan VII (este Papa no existió. Se conoce la historia del Papa Juan VIII y otros pero no él.). El abad termina aceptando leer la historia y así comienza el discurso narrativo con respecto a esos personajes y sus aventuras.

 

La tesis que desea plantear la autora es la trasgresión. Describir una mujer capaz de hacer las veces de hombre en la jerarquía católica. Lo que ignoramos es ¿para qué? El ocupar todas las instancias administrativas importantes hasta legar a ser papa en nada favorece a la mujer como género. Si de lo que se trata es de demostrar que han existido mujeres muy inteligentes, más que muchos hombres en su  mismo nivel intelectual y científico, bastaba con tomar una de las tantas que a pesar de las circunstancias desfavorables y de exclusión lograron metas muy elevadas en esos campos. Para Juana ser papa en nada le cambió a no ser en la osadía.

 

Nos parece una novela insípida, intrascendente, con deseos de explicitar una erudición mal entendida si se usa sin sentido. No creo que esta novela trascienda el anonimato.

 



1 Morera Agüero, Rosibel. Los héroes impuros. Editorial Costa Rica, San José, 1995.

1 Morera Agüero, Rosibel. A pesar de mujer. EUNA, Heredia, C. R. 2004.

 

Héctor Chavarría Carrillo

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HÉCTOR CHAVARRÍA CARRILLO

(1948)

 

Héctor Chavarría Carrillo nació el 19 de noviembre del año 1948 en Santa Bárbara, Santa Cruz, Guanacaste. Arquitecto.

 

 

LO QUE HA ESCRITO HÉCTOR CHAVARRÍA CARRILLO

 

 

NOVELA

 

1. Los tugurios están de fiesta: 1990

2. Demetrio Torres: comandante del universo: 2002

3. Ojos Urbanos: 2003

4. El día del silencio: 2008

 

CUENTO

 

1. Ballena: 1999

2. Tierra de hombres, sin hombres: 1986

 

Hernán Solís Bolaños

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HERNÁN SOLÍS BOLAÑOS

(1948)

 

Hernán Antonio Solís Bolaños nació en Villa Quesada, San Carlos de Alajuela el día 09 de abril del año 1948. Hizo sus primeros estudios en la escuela Otilio Ulate de ese cantón y Se graduó con honores. Los estudios secundarios los llevo A Cabo en Naranjo, también de la provincia de Alajuela. Terminada la secundaria Ingreso al Seminario de Tacares  pues deseaba ser sacerdote y seminarista.

 

Después de abandonar el seminario se fue a México, donde Realizó los estudios superiores en Ingeniería y luego concluye en los la Universidad de Costa Rica. También Realizó estudios de postgrado en Rumania.

 

Sus Padres Viven en Zarcero y él es uno de los nueve hijos. Está casado con doña Virginia Solís Solís Tienen y tres hijos.

 

Ha TRABAJADO en el ICE y en la Universidad de Costa Rica, como profesor de Ingeniería Civil.

 

Ha viajado mucho por Europa, Asia, Egipto. Sigue estudiando, ahora en Inglaterra donde se traslado con su familia.

 

 LO QUE HA ESCRITO HERNÁN SOLÍS BOLAÑOS

 

NOVELA

 

1. Sexto: no exterminar: 1984

2. El aprendiz de redentor: 1992

 

POESÍA

 

1. Ternuras, Geometría, infamias: 1991

 

 

La primera novela que ha escrito Hernán Solís Bolaños lleva por título Sexto: No exterminar y la publicó en 1984.1

 

Es una excelente Novela. N Utiliza técnicas literarias especiales pero Logra que la historia Narrada Mantenga una gran tensión y dinamismo. La temática novelada es la primera vez que se Utiliza en la narrativa nacional. Las torturas A LOS reos políticos por un Régimen Militar. Esto contradice lo que Algunos críticos creen que para TRATAR de temas tiranos o guerrilleros mar Necesario sufrirlas en nuestro país. Costa Rica no tiene una trayectoria permanente sobre la tortura de los reos políticos un Pesar De Que Históricamente se ha afirmado que sí existió y Organismos Especializados en Procedimientos Estos no han recibido el beneplácito de la Mayoría del pueblo y los políticos han desistido un incipientes Intentos que nunca prosperaron. Por otra parte Siendo este método propio de politares, como los llama el autor (políticos militares) y habiendo Costa Rica proscrito El Ejército Las posibilidades de su materialización se esfumaran.

 

Así los hechos Narrados Pueden haber ocurrido En cualquier país centroamericano. Unas manifestaciones estudiantiles contra el Régimen Militar en el poder, permitio la represión de estos, y el imprisonment la tortura en los antros llamados Cárceles. Los hechos los  narra el mismo joven que los sufre. Es un narrador protagonista. Tiene una secuencia de los hechos, desde que la manifestación es reprimida, el Enfrentamiento con los militares, el momento en que hacen Presos A LOS 27 estudiantes, el imprisonment Y lo más intenso las infinitas torturas de toda clase A que Fueron sometidos para Obtener la de los documentos que atestiguaban que eran culpables de firma de los hechos que se les acusaban, muerte de militares, Violación de la propiedad privada, de desacato a la autoridad, instigación, inimaginable y una lista de cargos. Pero lo que deseaban los militares, más que la confesión de su culpabilidad era ablandarlos, acobardarlos, envilecerlos, destruirles el idealismo, robotizarlos, volverlos al Orden Establecido, acallarlos.

 

"Era un día malo para los dos, en él había empezado la lenta Destrucción de su cuerpo, en mí había empezado la lenta Destrucción de mi alma".

 

 Este es el recuerdo de la enfermedad de su amigo que vaticina El proceso venidero que Debe sufrir. Las torturas abren en los muchachos y sobre todo en el narrador ventanas reconfortantes Para lograr su resistencia. En el caso del joven hijo protagonista los recuerdos o mejor expresado las tres imágenes que despiertan su mirada a traves del recuerdo, la inhabilidad para ser amado, la muerte de su amigo, Cuando apenas comenzaba la adolescencia, un vecino parapléjico y el nacimiento de su Hombría. Estas tres imágenes desarrollan narraciones intercaladas que OFRECEN Una especie de descanso en la intensidad de las torturas Permite configurar y personaje y al abrir sus facetas humanas A UNA Importante dimensión vital, de búsqueda de libertad, de justicia y rebeldía contra toda conducta impuesta para seccionar la vida humana. La figura del personaje cobra altura y dimensión simbólica más allá de la simple denuncia del Régimen Militar, sus atropellos, la Violación de los más elementales Derechos Humanos, desnudar la fuerza del poder político y económico de las potencias, lo medios de comunicación al servicio de los Intereses de sus dueños que son Los Mismos que gobiernan o sus Compinches. El joven simboliza el derecho a la vida, la rebeldía ante el atropello genocida, el ideal de todo ser humano: la paz pero no de la tumba y del silencio sino de la vida plena para todos. El joven que descubre,

 

"El Ser Humano Puede encontrar su ración de felicidad desperdigada en pedazos en diferentes sitios y épocas, sin pretender adueñarse del infinito, un pretendiente sin cultivar de jardín de flores inmortales, amaestrar pretendiente pecado y encadenar una las personas".1

 

La novela termina con la excarcelación del joven gracias a la traición de uno de ellos, un psicólogo especializado que se disfrazó de estudiante preso como ellos y Logro Obtener las verdaderas informaciones de lo que realmente habían Hecho de los Muchachos, Sufrió los mordiscos de las ratas inmundas su confianza y ganó. Vez realizado eso les Comunico a las Autoridades Militares Una el resultado de su experimento en solitario y cinco de los 26 el porque ya no contaba, permanecieron pobres. En su apartamento vive su soledad y Deterioro físico pero sobre todo espiritual hasta que en una fiesta descubre a la mujer que había llenado de zozobra su corazón Cuando lo apresaron. Esta estudiante de pintura le dio la mejor lección de su vida, Porque la tortura, los genocidios, las hambrunas y el exterminio, tenian el lado fértil: La Paz y la Abolición de todos los ejércitos del mundo. Un noble, loable ideal y esperado. ¿Llegará?

 

La segunda novela de Hernán Solís Bolaños Llamó la El aprendiz de Redentor y la publicó en 1992.2
 
Esta novela de Hernán Solís Bolaños Utiliza una temática muy poco Tratada en la novelística costarricense, la guerra como única Posibilidad de la extinción de todos los militares del mundo, reunidos en los ejércitos y el Enfrentamiento con los dogmas de la religión católica. Este último aspecto desde una visión maravillosa de la realidad que tambien es poco empleada por nuestros novelistas.

 

La situación social y DeGrAdAnTe de los Habitantes de un pueblo llamado Zarcero desde varios ángulos, cuentos como la falta de tierra para quienes la Trabajan, la explotación de los Trabajadores por los hacendados, el envilecimiento de la Mujer por el maltrato y explotación del hombre, La falta de educación, la violencia en el hogar entre padres e hijos, esposa y esposo, los curas que prometían el paraíso y violaban a jóvenes en los pueblos de las Naciones Unidas y Dios sordo a las súplicas Ruegos y por frenar esa barbarie emprendida por los humanos . Esto protegido por un gobierno tiránico y militar, violador de todos los derechos humanos. Es este marco de cosas aparece el Arcángel Gabriel que trae la nueva de la segunda venida de Dios a la tierra, un nuevo redentor. Así se inicia una serie de procesos donde de una u otra forma el pueblo experimenta la presencia del Mesías. Se abre el inicio de Un Nuevo Tiempo que Enfrenta el Presente y Pasado el denuncia, lo desnuda.

 

La novela Se convierte en una especie de juicio histórico al arquitecto del mundo y especialmente del hombre. Entonces se escuchan las voces de niños denunciando las barbaridades de padres violentos y madres torturadas, envilecidas, VIOLADAS jóvenes, judíos cantores del peor genocidio Hecho por hombre alguno. Es un canto de dolor, de sufrimiento, de Súplica, de Imploración, de ruego, de postración. Un deténgase tanta maldad contra el hombre realizada por el mismo hombre y el silencio cómplice de ese Dios, distraído, mudo y olvidadizo.

 

Es la familia de José, María, Hildebrando, Eva, Aurora, Leticia, Roboam (Robo horas), etc Pastor, Lula, Todos ellos, de una u Otra Manera conforman el despertar del pueblo, la parodia del nacimiento de Jesús y la Redención de la Humanidad, según los preceptos cristianos. En esta segunda vez, el Dios se hace humano, sufre como cualquiera de ellos, sin perder la parte de Dios. Enfrenta el dolor del pueblo, lo entiende y le ayuda. Así Inician una guerra santa, la guerra contra la guerra. Es la Guerra a los que hacen la guerra y fabrican las Armas, los científicos que Crean las armas sofisticadas para matar, una los ejércitos, una gobernantes los que los Utilizan para Mantenerse en el poder. Se Unen Campesinos y se preparan, luchan, ayudados con los Poderes Sobrenaturales de Dios, se internan en las montañas y desde ahí, desde la mina, empieza la Gran Guerra y OBTIENEN la Victoria.

 

No creemos que la paz produzca la violencia. Toda violencia, mar Cual sea su naturaleza, engendra violencia. La paz es una meta y solo se Logrará Cuando La Mayoría del mundo Esté convencida de que vale la pena vivir bajo su regazo. Pero La Paz, en concreto y no en abstracto. La paz sin hambre, sin muertes violentas, sin egoísmos, sin la política de todo para mi y para usted un poquito, La Paz con justicia social, con respeto, con tolerancia, con Igualdad en la desigualdad, con amor y vida con.



1 Solís Bolaños, Hernán. Sexto: No exterminar. Ed. Costa Rica, San José, 1984.

1 Solís Bolaños, Hernán. Ob. Cit. p. 90.

2 Solís Bolaños, Hernán. El aprendiz de redentor. Ed. de la Universidad de Costa Rica, San José, 1992.

 

Cecilia Hidalgo Calderón

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 Cecilia Hidalgo Calderón (1948)

CECILIA HIDALGO CALDERÓN

(1948)

 

Cecilia Hidalgo Calderón nació en San José Centro, el día 20 de marzo del año 1948. Es licenciada en Enfermería con énfasis en Salud de la Mujer y Perinatología de la Universidad de Costa Rica. Obtuvo el Máster en Enfermería Materno Infantil y Obstetricia de la Universidad de Santa Lucía, Alajuela.

 

 

LO QUE HA ESCRITO CECILIA HIDALGO CALDERÓN

 

 

NOVELA

 

1. El cautivo de San Anselmo: 2005

2. Misteriosos laberintos: 2006

 

La primera novela que ha escrito Cecilia Hidalgo Calderón, la llamó El cautivo de San Anselmo y la publicó en el año 2005.1

 

Esta novela, escrita por Cecilia Hidalgo Calderón, se mantiene en el paradigma tradicional. Novela monofónica, de clásico narrador omnisciente que dirige y seleccionan el discurso narrativo y planea su estructuración.

 

Se configura como una novela de aventuras, tanto por algunas escenas de Gregoy Kelerman, el inglés traficante de drogas (en realidad el tratamiento de ese tema es intrascendente en la novela) y su perro Kásser y por otra parte el triángulo amoroso que se desarrolla entre José Belisario, Florencia y Malena. Estas dos muchachas y José Belisario nos recuerda a Santos Luzardo y Marisela en Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, así como otros elementos: civilización y barbarie, el progreso, las supersticiones, Jacinto, etc.

 

La novela se desarrolla básicamente en una isla del Pacífico costarricense llamada San Anselmo, nombre que recibe de la congregación contemplativa referente a ese santo y una casa en Los Yoses, San José, donde José Belisario lleva a las isleñas a cultivarse.

 

La novela es entretenida, acapara la atención del lector y lo mantiene atento a las escenas que se van narrando. Todo gira alrededor de los monjes y Kelerman, sobre todo en su conversión hacia el camino de Dios y la oración. Ese es el núcleo principal al que se une la resolución de Florencia de convertirse en misionera católica. Todo lo demás gira alrededor espiritual de estos personajes. En la isla no existe el mal, a no ser alguna enfermedad que padecen los monjes y que el doctor cura a tiempo. Por eso al final el triunfo del bien-Dios es total y el futuro matrimonio de Malena con José Belisario hace posible la unión perfecta entre civilización y barbarie, ya superada. La isla cuenta con luz eléctrica, una futura escuela. El Bien prevalece contra las tinieblas del mal, ¿un deseo?, ¿un anhelo?, ¿una realidad? Es una obra positiva, religiosa, donde el mal solo es un espejismo.

 

La segunda novela la tituló Misteriosos Laberintos y la publicó en el año 2006.2

 

Esta novela sigue la misma estructura de la anterior El cautiverio de San Anselmo. Es tradicional y logocéntrica, de narrador omnisciente y lineal.

 

La historia permite delinear una estructura casi policíaca y de tipo amorosa donde el personaje principal  se configura como un joven, Miguel, que por razones imprecisas se le mantenía en un reclusorio tétrico junto a otro joven (su doble) en las mismas condiciones. Después de matar en una entrevista al psiquiatra jorobado, el doctor Alemán, el primero logra escapar de esa cárcel psiquiátrica, mientras que su amigo permaneció oculto en una bodega sin conocer él, Martín, su suerte. Eso es lo que aparece en el inicio pero poco a poco se van esclareciendo las verdaderas identidades y el móvil del crimen así como el asesino.

 

En su huida Martín llega a una vieja casona que conoce, en un pueblo retirado, en la haacienda Villa Esperanza y encuentra trabjo en ella. Allí conoce a Eduviges, la dueña que muere accidentalmente y participa en la defensa de la nieta heredera de la anciana del acoso de Tito un personaje despiadado que vive en la misma casona.

Los encuentros, uniones y separaciones, triángulos amorosos, de repentes, accidentes, se van dando alrededor del triángulo amoroso central entre Martín o De la Torre, el pintor y Gloriela su alumna. Todo ello llega en momento del relato a un mundo feliz pero pronto comienza la debacle final que desde luego termina como en los cuentos de hadas de manera feliz: Gloriela se casa con De la Torre y el profesor con otra joven que le aparece por casualidad y todos son felices.

 

Novela de aventuras policíacas con crimen incluido, dos tribunales, uno legal y otro de venganza, amores imposibles realizados, anagnórisis, preguntas retóricas, esclarecimientos de los malos y redención de los buenos. Todo ello al mejor estilo de Corín Tellado.

 



2 Hidalgo Calderón, Cecilia. Misteriosos Laberintos. URUK Editores, San José, 2006.

 

 



1 Hidalgo Calderón, Cecilia. El cautivo de San Anselmo. Uruk Editores, San José, C. R. 2005.

 

Beila María de los Ángeles Zíder Solís

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 BEILA ZÍDER SOLÍS

(1947)

 

Beila María de los Ángeles Zíder Solís nació el día 10 de junio del año 1947 en la ciudad de Heredia Centro. Es socióloga.

 

Ha escrito algunos ensayos sobre libros literarios y cine.

 

 

LO QUE HA ESCRITO BEILA ZÍDER SOLÍS

 

NOVELA

 

 

1 Cantocu: 1997

 

Es la primera novela que conocemos de esta autora. La llamó Cantocu y fue publicada en 1997.1

 

Es una novela de amor. Se estructura bajo un paralelismo entre acciones y canciones románticas, boleros y música, recuerdos y nostalgias. La misma novela es un canto al amor. Se afinca en un paradigma moderno, de novela abierta a la originalidad, al contraste, al retorcimiento del lenguaje para ofrecer un espacio propicio al amor. Es de triángulo pero que distante del sentimentalismo barato, es apasionado, de entrega, de vivencia pero que lejos del sexo ocasional, brutal, desdibujado. La enunciación abre la perspectiva de un presente desgarrante pero nunca muerto, siempre noble, abierto, vital, consciente y sincero. Es el sujeto del enunciado, representado por una voz femenina, julia quien confiesa su viaje en las aguas profundas y sonoras, armónicas y reconfortantes del amor, sin barreras, sin vecinos, sin estorbos, sin preguntas, lleno de silencio cómplice, olas arrulladoras, música y boleros inspiradores, encuentros, uniones y separaciones pero abundante como el rocío, fresco como el amanecer, sonoro como el riachuelo. El tiempo se detiene en la comunión, en los viajes reiterados a Limón, centro espacial de las entregas sin fin, del presente eterno y la satisfacción plena. Los actos cotidianos del trabajo, solo se citan y nunca aparecen las familias, ni amigos cercanos, son ellos únicamente, Julia y Alberto, en ese orden y de su relación, el prodigio, el canto, la armonía, la música, la unión. Sin reparos, él con los avances científicos y el saber tecnológico y ella con el humanismo como estandarte formaron una síntesis del futuro espiritualizado, de la ciencia humanizada, al servicio del hombre y no de su destrucción. Por eso la ciencia y la tecnología no se ven como aspectos negativos para el hombre sino como avances en su realización.

 

Pero cuanto más ella ama, sin barreras, llega el miedo, el temor, el obstáculo, la convención, el titubeo, la duda de Alberto, no al amor de Lucía, sino al suyo, a ser poseído, a ser absorbido, minimizado, a perder su condición de marido y padre de dos hijos. Con ello comienzan las separaciones, primero ocasionales y poco a poco más pronunciadas. Julia había renunciado a todo, menos al amor de Alberto que nunca dejó, hasta la virtual muerte de él y más allá. Nunca apareció otro amor, ni amigos, ni familiares, se entregó sin barreras, sin compromisos y solo esperó amor. No le importó que éste fuera clandestino y distanciado, por teléfono o con visitas perdidas en el tiempo. Solo aspiro al amor. El impotente ante el convencionalismo fue él que a pesara de luchar por continuara con Lucía, no lograba dejar sus compromisos. Lucía callaba, nunca le incomodó con preguntas, nunca hubo escenas de celos. Alberto no tuvo ninguna excusa para alejarse. Es su lucha por no perderlo, Lucía acudió incrédula al principio y obstinada al final a brujas y hechiceros, pitonisas y quirománticos, disfrazados de parasicólogos o simplemente embaucadores y se alimentaba con la esperanza de la unión total, en el tiempo y en su casa, se ilusionaba con oportunas visitas y callaba porque sabía que Alberto no podría superar el machismo, los prejuicios sociales a pesar de desearlo. Y Lucía narradora cambia el lenguaje musical para dejar campo a la expresividad del pueblo, la creencia  y la superstición y se confiesa, interpela a Alberto, le reclama la corrección del borrador de su obra que protagonizaban juntos pero nunca logra la corrección y entiende que él la aprueba. Hasta que llega el final, pero no el esperado, de mundo feliz, quizás el trágico de las novela románticas, rebeldes, violatorias. Lucía decide encontrarse con Alberto, matarlo y suicidarse. Así lo hace, lo ve montar en su carro una joven y llegar a un restaurante, Los Girasoles Bar y se atreve a terminar con los veinte años de ese amor, ahora imposible, lo distingue, se acerca y dispara, pero solo hiere a su acompañante. La justicia le condena a cinco años de prisión, condicional pero ella renuncia y obliga a los jueces a recluirla como cualquier otro delincuente que infringió las leyes. Cumple con la pena y regresa a su casa con la cara en alto, sin vergüenza, con hidalguía porque su castigo había sido por un delito que no aparecía en los códigos, por amor. Luego se entera de que Alberto está en el hospital y se acerca su muerte. Lo visita y lea deja el olor y sabor a ella y él llora con las manos sobre su rostro, estrujando, deteniendo lo que no tuvo valor para asumirlo y disfrutarlo hasta el final.

 

Sorprende esta novela por varias razones. Es una historia de amor. El tema es tan común que cualquiera podría, iniciarla a leer, decir: una novelita amorosa más. Pero no lo es. La originalidad esta en lenguaje, en la forma como estructura la obra, la sinceridad narrativa, lo verosímil del relato y el convencimiento que experimenta el lector. Sorprende el uso de la intertextualidad, el remanso que brinda la letra de los boleros que responden acertadamente las interrogantes que suscita cada situación que enfrentan los personajes. El lenguaje es riquísimo en expresividad, este es el caso de la introducción del personaje Inés, sonoro, musical. No importa que la única voz que se escucha sea la de Lucía porque la novela es personalista, subjetiva, íntima, sincera, abierta, sin prejuicios, transparente. No hay excusas para el amor, o más bien no deberían existir. Si se entiende éste como un acto de libertad, pleno, de realización, más allá del egoísmo y los cálculos sociales. Y no se crea que sea una novela positiva, acrítica, todo lo contrario, es rebelde, contestataria, crítica, pero nunca panfletaria. El lector encontrará una conciencia lúcida de la problemática social vigente, la injusticia de la justicia, la corrupción y el amiguismo pero sobre todo encontrará una actitud valiente del amor, de la mujer, de la libertad. No deseamos terminar sin agregar, aunque no sea nuestra costumbre una cita del lenguaje expresivo que ejemplifica la plurisemia del lenguaje literario.

 

"Así como se va el calor del verano y la lluvia del invierno y en otras latitudes, en el otoño mudan los árboles sus follajes, también se aquietan las pasiones".1



1 Zíder Solís, Beila. Cantocu. Unicornio, San José, 1997

 

1 Zíder Solís, Beila. Ob. Cit. p. 77.

Óscar Monge Maykall

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ÓSCAR MONGE MAYKALL

(1947)

 

Óscar Octavio Monge Maykall nació el día 29 de junio del año 1947, en Quepos, Aguirre, cantón de la provincia de Puntarenas. Realizó los estudios primarios en la escuela central de Boca Vieja, hoy María Luisa de Castro. Los estudios secundarios los realizó en los liceos Luis Dobles Segreda en San José y en el colegio de Quepos. En 1973 ingresa a la Universidad Nacional y se gradúa en historia. Reside en Curridabat.

Ha publicado algunos libros en prosa como Cantos de un ángel (2000), Cuando las palabras vuelan (2003) y La real historia de Quepos (2001).

 

 

LO QUE HA ESCRITO ÓSCAR MONGE MAYKALL

 

NOVELA

 

 

1. El capitán Pinillo: 1995

2. Cuando las lluvias se van: 2000

 

La primera novela la llamó El capitán Pinillo y la publicó en el año 1995.1

 

Es una novela tradicional de aventuras. Utiliza el diálogo directo para narrar. Son los mismos personajes los que se convierten en sujetos del enunciado y narran sus experiencias. Es la costa del Pacífico la que sirve de escenario y más concretamente La Uvita y otros lugares de esta zona. Un personaje de más de setenta años vista a unos amigos en La Uvita, después de que muere su esposa. El viaje de Osa hasta este pueblo le permite realizar una serie de comentarios sobre el turismo, los extranjeros, la tala de bosques, la contaminación, la venta de tierras a los extranjeros por parte de los campesinos que luego se convierten en asalariados de ellos, la pérdida de colas costumbres nacionales y la incorporación de las extranjeras, etc. Esta crítica se extiende a los políticos de los dos partidos tradicionales encabezados por los hijos de los caudillos Calderón Guardia y José Figueres Ferrer. No es una crítica profunda sino superficial, más de hígado  que de reflexión, pues mientras se critica a los extranjeros se oculta a los explotadores ricos nacionales que son los más. Se critica a algunos educadores pero no al sistema educativo en todo lo esencial. Lo mismo sucede con las costumbres, la novela no ofrece contrastes entre las buenas de antes y las malas de ahora. Lo que sí pareciera que se destaca es la vida del mar, las comidas que se describen hasta la saciedad, las tomatingas en los bares, las acciones religiosas formales, rituales, sin contenido, elogia a las canciones rancheras cuando estas también son extranjeras (mejicanas). Casi no existe en lo que plantea como original nada que no sea extranjero, ya sea español, mejicano, gringo, etc.

 

La crítica  a los políticos actuales y sus conductas no son diferentes a las que se empleaban con los gobernantes del pasado, tal el caso de la bananera que critica, con justa razón, por la contaminación y que fue creada en tiempos de Tomás Guardia y Bernardo Soto a finales del siglo XIX. Más bien pareciera que lo que admira es la vida en la costa y las aventuras que ahí se dan.

 

Es una novela superficial de un realismo exacerbado, evidente con énfasis en las aventuras, bajo un código moral conservador religioso en lo formal.

 

La segunda novela de Óscar Monge M. la llamó Cuando las lluvias se van y la publicó en el año 2000.1

 

Es una novela tradicional, a pesar de que está configurada solo con el diálogo directo de los personajes. Estos en las conversaciones son los que van dejando conocer quiénes son, sus gustos, costumbres, lugares donde viven, sus actividades, recuerdos y amigos. Tiene un desarrollo lineal, causal y se podría decir sin temor a equivocarse que es una novela biográfica, testimonial, de aventuras, como tantas y tantas novelas que se han escrito en nuestro país y se seguirán escribiendo. No tiene valor literario y tampoco creemos que al autor eso le preocupe.

 

Un personaje, Enrique, se va a vivir a Golfito y ahí desarrolla su proyecto de vida, tiene sus propiedades, sus amistades, sus fiestas, sus negocios, sobre todo la siembra de sandía. A pesar de esa comodidad su esposa vive en San José, cerca de su madre y no le gusta la zona de Golfito, sobre todo por las incomodidades y las picaduras de mosquitos y tampoco el ambiente. Por el contrario a su marido le llena de dolor el tener que visitar la casa de su mujer en la ciudad, pues se encuentra como preso entre barrotes y sin ninguna posibilidad de salir de la casa-cárcel. Por esta razón, cuando las lluvias se van se pone melancólico, toma licor y emprende el viaje que no desea. Espera que vuelvan las lluvias y regresa a Golfito a cultivar sandías y vivir plenamente el ambiente costero de ese lugar.

 

La novela desarrolla una serie de aventuras, tipo trabajo en el mar, una isla y los cultivos de sandía cerca de la playa de esa isla. Por eso abundan las conversaciones con sus compañeros de viaje, la pesca, las comidas que se narran con abundancia, las juergas entre amigos, los viajes a los lugares cercanos, los tipos de peces, las posturas de huevos de las tortugas y todo lo que se relaciona con el mar. Hay atisbos superficiales de crítica a  los gobiernos de turno, los políticos corruptos por hacer poco por evitar la contaminación, la tala de bosques y el deterioro ambiental de la zona, pero eso es circunstancial. Lo importante es las  aventuras en el mar, la playa, la isla y los lugares comerciales de la costa así como visitar amigos para conversar de todo, comer y tomarse unos buenos tragos.

 



1 Monge Maykall, Óscar. El capitán Pinillo. Ed. Guayacán, San José, 1995.

1 Monge Maykall, Óscar. Cuando las lluvias se van. Ed. O. Monge M., San José, 2000.

 

Enrique Villalobos Quirós

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Enrique Villalobos Quirós (1947)

ENRIQUE VILLALOBOS QUIRÓS

(1947)

(Imagen propiedad del autor)

 

Álvaro Enrique de Jesús Villalobos Quirós nació en San José el día 27 de agosto del año 1947, Hizo sus estudios básicos en la Escuela Buenaventura Corrales y el Colegio Seminario. Viajó a Pamplona, España donde se graduó en 1970 en periodismo, en la Universidad de Navarra. Luego cursó varios cursos de Filosofía y Letras en Roma.

 

En Costa Rica trabajó de redactor en varios diarios del país como La Nación, La república y La Prensa Libre. Luego inició la carrera de Derecho en la Universidad de Costa Rica y se graduó de abogado y notario en 1983. En Derecho ha publicado varios libros.

 

Es catedrático de la UACA y la UNED. En esta última universidad labora como profesor desde hace 21 años.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ENRIQUE VILLALOBOS QUIRÓS 

 

NOVELA

 

1. Huellas de ceniza: 1993

2. El eclipse de los sátiros: 1998

3. Crónica de un amor en el Paso de la Vaca: 2000

 

 

La primera novela que publica Enrique Villalobos Quirós es Huellas de ceniza y lo hace en el año 1993.1

 

Es una novela policíaca o detectivesca pero no es literaria y no pasa de ser una historia amena aunque, si penetramos en ese género de subliteratura, descubriremos algunos elementos que evidencian una estructura bastante superficial. El verosímil se ve en ocasiones violentado y el conocimiento del lector, impropio de este tipo de novelas, del  autor del crimen desde el inicio por parte del lector le resta suspenso, emoción y le merma interés a la historia. Si en este tipo de novelas es importante el principio y la escena del crimen, el final debe ser de indiscutible resolución, de cierre perfecto y en ella esto no ocurre pues se da en forma superficial, que más semeja la última aventura de una mala película mejicana detectivesca. No es cierto que este género se diera en escala planetaria como dice el prologuista. Esto es imposible de conocer. Lo cierto es que en España se desarrolla en el siglo XIX y en Latinoamérica hasta muy avanzado el siglo XX. El género nació con Edgar Allan Poe (1809-1849) y el Romanticismo y se ha extendido por muchos países como novelas de entretenimiento de fácil lectura. En Costa Rica Juan Frutos Verdesia ha escrito algunas novelas detectivescas en los mismos años en que aparece publicada esta novela, tales como El insólito Emeterio: 1985, El mambo número cero: 1994, y otras. Lo que pasa es que éstas son literarias y no policíacas comerciales. Esto es, las primeras utilizan el crimen y el detective, como factor subordinante para significar aspectos históricos, sociales o de otra naturaleza, con el fin de crear una obra literaria, mientras que las segundas son una estructura en sí y no se subordinan a nada. Su interés es mantener al lector en los entretelones del crimen, crear obstáculos para que el lector participe en el descubrimiento del criminal y juegue a detective. Al final se descubre el asesino y termina la novela. Es una simple distracción.

 

La segunda novela que escribió Enrique la llamó El eclipse de los sátiros y la publicó en 1998.1

 

Es una novela de corte tradicional policíaca, prototipo de la novela negra. Sigue la estructura de este tipo de novelas. Hay un crimen y se inicia la investigación policíaca. En este caso se trata de un crimen en serie. Aparecen hombres maduros, extranjeros asesinados en diferentes moteles de la capital y con la peculiaridad de que les cortan el pene a todos ellos. La policía se hace presente y levantan los exámenes pertinentes, fijan al detective que se hará cargo del caso y se siguen los trámites de rigor. Justo Pastor y sus subalternos inician el proceso para encontrar al o los asesinos. En los inicios de la investigación es internado en el hospital por habérsele estallado una úlcera y debe abandonar el caso por razones de salud. Es llamado de emergencia Manuel Quirós, un abogado e investigador privado y se le asigna el caso. Este inicia el proceso de investigación tendiente a esclarecer los crímenes o la persona que los ejecutaba. Después de realizar un análisis del expediente, los exámenes médicos, algunas entrevistas a psicólogos y psiquiatras, establece una estrategia para su investigación. La historia policíaca cae en una especie de limbo, tal es la astucia y la perfección del asesino, hasta que el lector conoce, por parte del narrador, no solo la persona que realizaba los asesinatos sino que asiste a uno de ellos, donde ofrece una  gama de torpezas inesperadas. Una vez conocidos los detalles, hasta el nombre de la mujer que los realizaba, el misterio, la expectación, pasan a un segundo nivel, y se abre un proceso nuevo, tendiente a capturar a esa mujer y averiguar las causas que motivaron tal conducta. Empieza entonces, de hecho, ya antes había sucedido, una  serie de digresiones, explicaciones, informaciones, descripciones que cambian la estructura de novela negra, policíaca por un discurso analítico, psicológico, social. Se apresa y encarcela a la mujer y se inicia el proceso biográfico de la asesina, desde que nació y se da la clásica historia de la hija producto de una violación, la pobreza, la violación de la niña por el padrastro, el abandono, la huida a la ciudad, etc. hasta que cae en esa personalidad asesina, producto de ese determinismo social, otras se convierten en prostitutas.

 

Es una novela sin pretensiones literarias que utiliza la estructura de la novela policíaca para evidenciar una problemática social evidente, conocida y por casi todos, callada, ocultada, pero vista como parte de nuestra cotidianidad. Pero no se enfrentan las verdaderas causas que la producen, solo se rasgan las vestiduras, se desgranan unas lágrimas de cocodrilo y se sigue en lo mismo.  

 

La tercera novela la escribió en el año 20002 y la llamó Crónica de un amor en el Paso de la Vaca.

 

No es literatura y tampoco novela lo que el autor escribe. Es más bien una serie de cuadros familiares, recuerdos contados por sus padres de cómo vivían ellos antes de casarse y sus padres, de las costumbres de esos tiempos, las comidas, los tipos de trabajo, las casas y sus divisiones así como los servicios, la llegada de la luz, los juegos de niños, las relaciones con los mayores, las modas. En otras palabras se detallan las descripciones de la vida hogareña de las primeras décadas del siglo XIX, intercaladas con comentarios, citas, fotos y acontecimientos históricos. Es importante su lectura desde el punto de vista social e informativo. Abre las páginas del pasado de unas familias de clase media baja que asciende, poco a poco, a clase media alta, gracias-según el autor- al esfuerzo, el trabajo, la honradez y la disciplina. No tiene nada que ver con la literatura y el género novelístico.

 



1 Villalobos Quirós, Enrique. Huellas de ceniza, Ediciones Unicornio, San José, 1993.

1 Villalobos Quirós, Enrique. El eclipse de los sátiros. EUNED, San José, 1998.

2 Villalobos Quirós, Enrique. Crónica de un amor en el Paso de la Vaca. EUNED, San José, 2000.

 

Carlos Morales Castro

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CARLOS CASTRO MORALES

(1947)

 

Carlos Alberto Morales Castro nació el día 05 de julio del año 1947. Estudio y Se graduó de periodista. Algunos años ocupo por la Dirección del Periódico La Universidad de la Universidad de Costa Rica y Director Fue de la Escuela de Periodismo de esa institución.

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS MORALES CASTRO

 

NOVELA

 

1.   Los sonidos de la Aurora: 1991

2. La rebelión de las avispas: 2008

 

OTROS

 

1. Los hechiceros del siglo XX: 1978

2. El hombre que no Quiso la guerra: 1980

3. El Café de las Cuatro: 1985

4. ¡Y no lo dejen respirar!: 1995

5. Los hechizados del siglo XXI: 2006

 

La primera novela que escribió Carlos Morales Castro Llamó la Los sonidos de la Aurora y la publicó en el año 1993.1

 

Es una novela histórica de las Naciones Unidas Pesar De Que los hechos que se narran son relativamente recientes y su estructura de venta de la novelística y tradicional se Inserta en la novela Polifónica.

 

Antes de referirnos a la novela de Los sonidos de la Aurora, Deseamos hacer Algunos comentarios generales atingentes a la escritura de este tipo de novelas. El escritor tiene como profesión el periodismo Carlos Morales Castro. Siempre hemos considerado que esta profesión es ideal para un escritor, sobre todo de novelas históricas, sobre guerras, la guerrilla, política, etc El periodista no solo tiene Acceso a fuentes de información primarias, muchas veces directas, como es el caso del reportero de Una guerra, sino a la privacidad de personajes importantes, En el Ámbito político, asiste uno de reuniones, bailes, fiestas, reuniones. Además en los centros de trabajo, Reciben toda clase de informaciones una Través de los cables, crónicas, videos tele, etc Si Desea escribir una novela sobre esa temática y sabe usar las técnicas ADECUADAS polisémico y el lenguaje, entonces tiene un enorme camino recorrido. Sólo tiene que escoger, seleccionar el material que Desea novelar, de ese mundo gigante de información, Y posiblemente Tendrá una orientación importante, Cuando Los dueños de los medios Utilizan la censura y archivan Ciertas noticias, crónicas Ciertas, Ciertas imágenes.

 

Otro aspecto que deseamos Mencionar Qué es el periodista trabaja muy cerca de las imágenes que son las que Mueven el relato. Seleccionar las imágenes esenciales Permite al artista comenzar el echar un motor de la narración. Doy un ejemplo. La televisión y los periódicos Dieron una conocer una imagen impactante en la guerra  de Vietnam. ¿Recuerdan la niña desnuda Envuelta en llamas? Y ahora en la guerra de Irak Aparece en la televisión un padre que la venta de su casa y conversa con unos soldados norteamericanos que le apuntan sus metrallas en contra, luego entra a su casa con la venta y su esposa y dos de sus hijos, una niña de Escasos seis años y su hermanito de cuatro. Tanto la esposa como los dos niños salen con sus manitas en alto y se detienen, ante los soldados. La cámara capta el instante donde la niña, con sus Bracitos levantados, mira a los soldados y se le dibuja una especie de gesto, señal, temblor en su rostro que desgarra el alma a cualquiera. Esa imagen es más elocuente de lo que es la guerra, que todas las crónicas de terror escritas por los reporteros. Es un poema, una pintura, un cuento Capaz de sacudir al más Inhumano de los seres. ¿Y las imágenes de las torturas a los presos? No existe nada más conmovedor y espantoso. Y la novela es una gran imagen compuesta por muchas imágenes más, es como un mural, donde todas las imágenes se Unen para Formar esa gran imagen superior. Por eso repetimos que los periodistas son privilegiados, en el arte de escribir novelas. No en vano muchos de los mejores escritores de novelas o relatos Fueron periodistas o hijo.

 

Los sonidos de la Aurora se sustenta en tres importantes imágenes históricas: el terremoto de 1973, el asalto a la casa del banquero José María Castillo Quant, el 27 de diciembre, y el asalto al Palacio de los Diputados con,, Dentro de él ese mismo año. Un Año Después se elige un Somoza, fraudulentamente. Luego vendría la muerte de Joaquín Chamorro en 1978 y un Año Después Somoza huye de Miami, luego pasa a Guatemala y por último a Paraguay donde es asesinado en 1980. Estas imágenes matrices, interrelacionadas con dos procesos importantes de los periodistas Julio Estévez y Rogelio Orozco. El primero es de formación positivo y, el segundo, en cambio, es negativo y de corrupción. Todo ello entretejido por una serie de relaciones sociales y amorosas privadas y públicas de los Diferentes personajes.

 

Es una excelente novela que se enmarca Dentro de la literatura nacional que abre el horizonte de nuestras letras. Los hechos históricos seleccionados son de gran Importancia abarcan dos y Países hermanos en la búsqueda de la Democracia y la Liberación de los Pueblos Centroamericanos, uno victima de una dinastía de casi cincuenta años y un pueblo expoliado por una camarilla militar que cada vez se hacian más Ricos y dueños de vidas y haciendas, y el nuestro, víctima de una oligarquía, que de una u otra Manera, ha Gobernado para unos Pocos, un espaldas del pueblo, ESTE Mientras espera el milagro de un gobierno que lo saque de la pobreza y le de mejores condiciones de vida. Ambos con Los Mismos problemas de corrupción, la misma dependencia económica y política de EUA y con una camarilla de políticos, que en vez de servir a la patria, Utilizan el poder para enriquecerse cada vez mas. Esto no es de ahora, es de siempre, Y posiblemente lo siga siendo. Se da en TODOS LOS NIVELES e Instituciones. Bien lo afirma la hija de Rogelio Orozco Cuando critica la Construcción de la Carretera Interamericana y los desvíos por las fincas de los ministros de Obras Públicas. Estoy convencido que no solo existe un pueblo de mi país que no Tenga Ejemplos de este tipo de corrupción, que tanto los que lo hacen-y esto es muy grave-como el pueblo, en general lo ven como algo natural y normal. Recuerdo hace muchos años apenas Cuando era un adolescente coño, don Bernardo y don Belisario Víquez Arguedas, Cuando eran munícipes del cantón de Flores en Heredia. Liberación y uno por por el otro, La Unidad, O como se llamara en ese entonces. Ambos se pusieron de Acuerdo y pavimentaron las calles que pasaban Frente a sus casas o las comunicaban con El Centro del Cantón Y lo que es más evidente, en el caso de don Bernardo, la pavimentación Llegó solo hasta su casa y quienes vivíamos Después de ella seguimos caminando con el barro hasta los Tobillos (¿se parecerá eso a la calle que se pavimento al diputado Papo o la diputada Valerín?). Eran dos señores a toda prueba, un ejemplo de Padres de Familia Grandes y católicos que comulgaban todos los dias, prueba de que eso no era malo, según los entendidos. ESTO SE Hacía a pleno día y en presencia de todos. ¿Y lo que no sabemos? La novela lo dilucida con claridad Cuando Rogelio que había sido muy pobre de niño, Llega a ser muy rico, gracias a la corrupción, al callar, al ocultar, al servir con eficiencia A Los Dueños del medio donde trabajaba. El dinero y su amor por él lo hizo olvidar el origen humilde y la pobreza con honradez. Sufre un Proceso de Degradación moral y familiar. Se ve envuelto con otras mujeres, se hace aliado vicioso y termina con unos ricos nicas como dueño de una casa de prostitución fina en Escazú, Mientras su hija deja los estudios de música, en Inglaterra, y se une con unos amigos para cantar en tabernas Dinero y mandarles A LOS sandinistas y sus otros hijos, derrochando burguesmente su abundante capital, en diversiones superfluas. La contraparte la OFRECE El joven periodista Julio Estévez veia que, al principio, un Rogelio como un ejemplo, en su futura formación como periodista. Poco a poco, va madurando, conforme descubre la verdad del poder, de los dueños de medios de comunicación, de las Necesidades del Pueblo, de las luchas por liberarse, del poder del capital y la dependencia de Países Estos, de EUA. Mientras el primero toca la sima de la Degradación, el segundo llega a la cima de la rectitud y la formación periodística.

 

No existe en la novela subordinación de unos sobre otros elementos. Los personajes se interrelacionan en un espacio social, político e histórico como parte de él. Viven los Acontecimientos y se Forman o deforman, en su mismo desenvolvimiento. La parte privada de sus vidas está muy Ligada A LOS Acontecimientos bélicos y profesionales. Esto hace que los Acontecimientos históricos enriquezcan los procesos vitales de los personajes y desnuden una sociedad corrupta, materialista y vacía desde Cualquier ángulo que se quiera mirar.

 

La segunda novela de Don Carlos Morales Castro, la Llamó La rebelión de las avispas y la publicó en el año de 2008.1

 

Esta es una novela tradicional, Dirigida por un narrador omnisciente dominante. Se una finca Dentro del discurso cómico e irónico. Disimula no se ni se detiene en detalles sino que va directo a los hechos que describe. Es una novela con una sola voz y un discurso directo, Expreso, desafiante, una veces sin que vulgar Lugar a dudas busca Producir Efectos rápidos y convincentes del lector social. N Sugiere, se dirige abiertamente A LOS hechos. Su ironía se oculta para dar paso a Los Efectos directos.

 

La temática de la novela se circunscribe a la lucha de sexos. El lugar donde Ocurre Es una universidad privada del país que el narrador llama La UPA, La Universidad Popular Auténtica.

 

Son las mujeres las que Inician Organizan y los grupos opuestos A Los Hombres.

 

El primer impacto que Recibe el lector es el nivel académico, tanto curriculares como la Preparación Académica de los profesores, Así como el tipo de carreras estrafalarias. Ya desde el inicio de la novela se retrata una Universidad de nombre Porque no tiene nada de ese rango. En ella Suceden las más increíbles ocurrencias que van desde la Creación de una lengua especial que Incorpore a las mujeres hasta carreras de modelaje y pasarela. Es cierto que las mujeres feministas han incorporado los artículos "el", "la" para referirse A LOS sustantivos y EN OCASIONES colocan "una" al final de ellos para Distinguir el sexo, pues afirman que el lenguaje es machista y las Excluye, pero esa fórmula traída de Chile por un candidato a presidente de Costa Rica con el fin de ganar sus votos, no Logrará cambiar el lenguaje pues es el pueblo y  Los intelectuales no los que lo Crean. En todo caso eso no hace a una mujer mejor ni peor. Siempre hemos creído que Debe existir Igualdad de Oportunidades para ambos sexos en todos los sentidos del mar y que la Capacidad, quien DECIDA el Logro de sus éxitos. Quizás a Través de la educación se logre esa meta pero no con cuotas de poder, como Suele Hacerse.

 

La novela peca de reiterante, cercanía a la realidad. No tiene Elaboración literaria en el lenguaje. No alcanza los Niveles de la polifonía y por ello el efecto se ve un tanto burdo e intencional. La ironía se pierde en Los Efectos directos. Es una grosera bufonada a la Mujer Que Trata de salirse de una sociedad machista, injusta y cosificadota y la descalifica con justa razón.

 

La obra termina con  La llamada "Coda" por parte del autor que no es más que un final explicativo de los personajes y la misma institución.



1 Morales Castro, Carlos. Los sonidos de la Aurora. Editorial de la Universidad de Costa Rica, San José, 1993.

 

1 Morales Castro, Carlos. La rebelión de las avispas. Ed. Prisma S. A.,  San José, 2008.

Floria Jiménez Díaz

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FLORIA JIMÉNEZ DÍAZ

(1947)

(Imagen propiedad de la autora)

 

 

Es una escritora Dedicada a La Literatura Infantil. Nació en El Carmen, San José Centro el día 08 de enero del año 1947. Es Egresada de la Escuela de Filología de la Universidad de Costa Rica. Ha sido profesora de español en diferentes colegios del país. Es catedrática y profesora de Literatura Infantil en el CIDE de la Universidad Nacional. Ha recibido, Por sus propios méritos, muchos  Premios Nacionales e Internacionales, sobre todo por la publicación de diversos libros de Literatura Infantil.

 

 

LO QUE HA ESCRITO FLORIA JIMÉNEZ DÍAZ

 

NOVELA

 

 

1. La tortuguita Paz: 1996

2. Galipán y yo: 2002

3. ¡No te rasques, pequitas!: 2008

 

 

LIBROS DE CUENTOS Y POESIAS INFANTILES

 

1. Mirrusquita (poesía infantil): 1978

2. Me lo contó un pajarito (poesía): 1979

3. El color de los sueños (cuentos infantiles): 1984

4. Detrás de donde nace el sol (cuentos infantiles): 1989

5. Las canciones del viento (poesía): 1990

6. Las Piedritas mágicas: 1995

7. La tía Poli y su gato fantasma: 2007

8. Amigos del bosque hasta el mar: 2007

9. Paulina y el caracol: 209. Poesía.

10. Érase este monstruo: 2009. Poesía.

 

La primera novela infantil que escribió Recibió el nombre de Tortuguita Paz y la publicó en el año 19961.

 

Las novelas no son infantiles, adultas, de la tercera edad, etc Son novelas o no lo son. Si el autor, Cuando escribe un texto literario, lo hace pensando en los niños y Utiliza una temática cercana A sus Intereses, eso es intrascendente desde el punto de vista genérico. Aún Esisten textos que escribiéndose para niños son profundos y muchas veces ni recordemos los adultos logran captar su verdadero sentido, El Principito (1943) de Antoine de Saint-Exupéry (1900 - 1944). La visión más cercana a los Niños Puede Ser la más Compleja para ellos y solo aparente. Además de que no todos los niños son iguales ya muchos un mensaje le es desagradable Mientras Que a otros no. Si muchos adultos fueran tan creativos e inteligentes como algunos niños los textos serian mejor Interpretados. Esta es una discusión que nunca se ha resuelto y Ni siquiera planteado. Algunos creen que Porque los personajes son animales y Tienen un lenguaje cercano al que Usan los Niños, ya lograron Crear una obra infantil. Eso es un error.

Esta novela Reúne los anteriores elementos, sin embargo se fundamenta en un gran científico de error: el creacionismo. Y dentro de ella, por esta misma razón tumbas comete errores para una enseñanza científica del origen del mundo y sus especies. No se Trata de metáforas, personificaciones sino de crasos errores del conocimiento científico para beneficiar el conocimiento religioso. Si pensamos que de preferencia esta novela Será leída por Niños de Diez A catorce años el daño es mayor, pues Cuando LLEGUEN A LOS Estudios Superiores les costará mucho prescindir de esos Conocimientos religiosos  y ubicarse en el conocimiento científico.

 

La novela es maravillosa pues su mundo narrado es aceptado como tal por el lector sin la menor duda. Se parte de una situación negativa y se Llega a otra de signo contrario Después de haber pasado las pruebas necesarias que al final se resuelven por La T-C (tarea cumplimiento) impuesta por el volcán, por tres veces. Por ello se privilegia los valores morales tradicionales del amor, la solidaridad, la paz, la unión, la tolerancia y la convivencia, entre otros y esto nos parece muy bien, solo que al lado de ellos se exagera el amor y La función que llena Los objetos de oro, plata, diamantes, perlas y joyas en general. Su poder es casi inconmensurable, deseado y fuente de éxito, no hay envidia de Asís muerte, del poder malo y desigualdad. Lo mismo sucede con la intriga y el combate entre hermanos. De esos desmanes Generalmente endilgados a la mujer (la tierra, la nube, etc) contra el sol nacen otros Fenómenos, unos benéficos y otros, como el diluvio, perjudiciales. Realmente, Aunque Se citan, nunca Creó al hombre Aunque sí otras especies vegetales y animales (las aves).

 

Los Niños Pueden, con poca inteligencia, Descubrir una serie de sinrazones religiosas que no obedecen al conocimiento científico, los cuentos como ¿Cuán Fue la madre que procreo posprimeros los hijos? Tanto el creador como los hijos ¿salieron de la nada? ¿Y el tercer hijo?, Pareciera ser de los dos hermanos, un Pesar De Que El narrador corrige y dice que también lo Fue de El Creador. Y así toda la Creación pude ser Objeto de preguntas Cuyas respuestas dadas Podrán ser solo por el conocimiento religioso. La educación, hoy, No Puede afincarse en la religión. Ella es un producto que se sustenta en el dogma y no en la razón.

 

Si el inicio de la novela (y no como los cuentos de certificación La Editorial Costa Rica) es la cacería y Comercialización de las tortugas y sus huevos por hombres blancos locales, el final es el regreso de ellas a las playas MISMAS un desovar pues los blancos han dejado de cazar las tortugas Castigados por ser Temor. El triunfo es del indio Kue-Yami y sus aliados.

 

A Pesar De exaltarse La Paz, el amor, la amistad, la hermandad, en la novela se manifiestan la envidia, el rencor, el egoísmo, la  Traición sobre todo en una tortuguita llamada Aliu. Cierto es que fracasa pero de alguna Manera dividir el mundo en buenos y malos sin que un niño Pueda intuir por qué, además eso no es cierto desde Ningún punto de vista científico Después y, sobre todo de la teoría de la relatividad.

 

La segunda novela infantil que ha publicado en el año 2002, la Llamó Galipán y yo.1

 

Es una novela que se Ubica en el género maravilloso. Se puede afirmar sin temor una equivocarnos que la novela tiene una estructura lineal de causa y efecto. Es un narrador adulto femenino que evoca la niñez y Permite que esa pequeñita con un personaje del diálogo, básicamente, llamado Galipán, un muñeco que simboliza un marinero y ella que construyo. Con él viaja por mundos desconocidos ya Través de su vida cotidiana que de alguna Manera le hace sufrir, por tanto sus enfermedades contagiosas Propias de la Niñez Cuando no se ha vacunado, las Desavenencias entre sus padres que su tía Quilina, creada También por ella, Trata de mitigar. Es como la propia madre comprensiva, cariñosa que no Realiza su propia madre, pues es una niña adoptiva ella y bastante enojosa. Otro tanto le ocurre en la escuela con la maestra de grado que se Desempeña como un ogro. No Comprende un Las niñas, las castiga por sus travesuras inocentes, les mete miedo con las matemáticas, las pellizca y las castiga sin miramientos. Es todo lo contrario a lo que DEBE SER una maestra de niños.

 

Otro tanto hace la maestra de religión, una viejecita vestida de negro al igual que su corazón.

 

Se dan otros Acontecimientos como la Creación de Rimpumpá, una especie Opuesta un Galipán, defectuoso fÃsicamente y moralmente desde luego. Es maleducado, malhumorado, pendenciero y violento. La niña lo corrige Y entonces desaparece Galipán, quizás por celos.

 

Existen otros personajes secundarios como el Presidente, ya muerto, Detrás del perro viejo y flaco con el fin de quitarle su reloj de oro, Evocando quizás la búsqueda del tiempo perdido.

 

Novela amena, entretenida, evocativa, educativa, imaginativa, llena de sueños, de felicidad y la tristeza de que todos los educadores de párvulos Deben Analizar.

 

La tercera novela infantil La Llamó ¡No te rasques, pequitas! y la publicó en el año 2008.1

 

Esta es la última llamada novelita infantil que la autora publica. Pertenece al género maravilloso y es de Monofónica corte tradicional,. Utiliza como contexto real de la finca de ka escritora Carmen Naranjo, Oslo, que Posee en Calle Vargas de Alajuela y hasta su vecino "mencho". Ahí es donde ocurren gran parte de las aventuras de pequitas la perrita de la  escritora Valentina, pequitas y sus aliados Así como el hermano y el inventor Las pulgas extraterrestres.

 

Es una historia de aventuras donde Estos personajes Realizan una serie de travesuras y ponen de manifiesto su solidaridad, trabajo en equipo y fidelidad con sus amos. Después de haberse perdido el perro Colochos pequitas y, el primero Raptado por unos extraterrestres, el hermano de Valentina, Socotrín,  Trata de comunicarse con ellos un Través de inventos electrónicos. Los perros enojados cambian su amor por él por rencor y huyen como si fuera su enemigo. Pequitas es Depositaria por el aporte de los extraterrestres de tres pulgas maravillosas que permanecen en la oreja derecha de ella, hasta el acto final en el Teatro Principal donde Valentina Recibe un homenaje y Suceden los actos maravillosos de las Pulgas y la llegada de la burbuja extraterrestre que Se lleva las pulgas y agradecen el acto de Generosidad de Colochos con su pueblo. Gracias a él los habitantes no mueren de frío pues le dona su pelaje.

 

A Pesar De Algunas imprecisiones científicas, y tal como Aparece en el inicio de la novela, la confusión del nombre, por una vez, del jinete que lleva una Valentina a la ciudad (p.123)  Y luego al teatro, el uso, por parte del narrador, del regionalismo "comelones" por "comilones" Que es lo correcto (pág. 102), la novela es agradable, entretenida y con esa sencillez que atrae A LOS lectores Pequeños y grandes .

 



1 Jiménez Díaz, Floria. Tortuguita Paz. Ed. Costa Rica, San José, 1996.

1 Jiménez Díaz, Floria. Galipán y yo. , Editorial Costa Rica, San José, 2002.

1 Jiménez Díaz, Floria. ¡No te rasques, pequitas! Ed. Farben Norma, San José, 2008.

 

Zoraida Ramírez Miranda

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                                       Zoraida Ramírez Miranda (1946)

ZORAIDA RAMÍREZ MIRANDA

(1946)

 

Zoraida Ramírez Miranda nació en Barrio Jesús de Santa Bárbara, Heredia, el día 21 de octubre del año 1946.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ZORAIDA RAMÍREZ MIRANDA

 

NOVELA

 

1.   Borina: 1997

2. La Promesa: 2004

 

Borina es la primera novela de Zoraida Ramírez Miranda y la publicó en 1997.2

 

Es una novela monofónica, tradicional, doctrinal, educativa. No tiene pretensiones literarias y el lenguaje empleado carece de polisemia. Es una historia ejemplar que utiliza un romance de Borjana con un extraterrestre para contrastar dos mundos similares, uno, la tierra, contaminada, sobre poblada y víctima de algunas pestes, como la avaricia, el egoísmo y el ansia por obtener riqueza material, en detrimento de lo espiritual. Es una novela efectivista, y no hace referencias a las causas que provocan las "enfermedades" que padece nuestro planeta, tanto en lo social como en lo natural (destrucción de la naturaleza).

 

El encuentro de Borina, cuando regresa de trabajar, en una calle josefina con Dileo, el extraterrestre, ofrece a la autora-narradora-Borina, la oportunidad de cotejar, para ella dos sistemas sociales y naturales diferentes, un atrasado, la tierra y otro desarrollado, Oneón, una especie de Clon de la tierra. No es ciencia ficción, ni estamos ante una obra maravillosa, es solo el pretexto para ofrecer al lector un contraste. El esfuerzo educativo es loable, pero el texto no es literario. Si se analiza con detenimiento se descubren los hilos gruesos del argumento y la superficialidad al enfrentar la realidad contaminada a las causas mediante las cuales se ha llegado a ese estado. No es de ninguna manera, como pareciera ser la tesis de la autora, un regreso al paraíso terrenal, al locus amoenus, al jardín del Edén, como se va a resolver los problemas complejos de la contaminación y la autodestrucción del mundo en que vivimos. No se puede eliminar la enfermedad si no se atacan las causas y la primera y fundamental es la industrialización pesada de los países desarrollados como EUA y Japón para citar solo dos. Los tratados internacionales sobre esta problemática, en el caso de EUA nunca los firma ni los suscribe, siendo el más alto contaminador y destructor de la capa de ozono. Este esquema se reproduce en todos los países, sobre todo en Latinoamérica porque las trasnacionales están en todas partes, algo así como Dios, solo que destruyendo la naturaleza, los ecosistemas y todas las que la autora llama "pestes", pero que no son tan naturales y si bien es cierto la educación puede lograr que los habitantes no tiren la basura en las calles, lo cierto es que nuestra sociedad es el reflejo de la apabullante diferencia entre los que tienen el poder económico y político y los que viven en la miseria.

 

Son muchos los aspectos que pueden citarse como productos más de un idealismo utópico que la reflexión analítica de la realidad. El mundo extraterrestre muestra animales sin violencia que viven en armonía unos con otros. Esto no es posible en la realidad sin llegar a destruirla, los animales, así como las plantas forman ecosistemas que de forma natural se conservan y no alteran el hábitat natural y armónico de la naturaleza, sin importar si unos matan a otros para alimentarse, pues esa es una condición para esa armonía. El único animal que mata por diversión es el hombre. No haremos más análisis, pues el interés nuestro escapa a esa función. A pesar de todo ello, existe un anhelo de parte de la autora que es noble y loable: salvar nuestro mundo de las manos depravadoras del hombre. Esto es encomiable.

 

 La segunda novela que ha escrito Zoraida Ramírez Miranda la llamó La Promesa y la publicó en el año 2004.1

 

Esta novela es tradicional, lineal, en blanco y negro, monofónica de clásico argumento aventurero. Pertenece, en cuanto al tratamiento temático al paradigma tradicional. Desconoce todo lo que ha evolucionado el discurso narrativo actual.

 

La historieta se da en dos momentos y espacios diferentes. El primero narra y describe la niñez del personaje femenino Tenzuel, su hermano Bilo y su amigo Nuaret. Es un ambiente hogareño, de clásico lugar ameno. No existe ningún elemento negativo para nadie. Ahí conocen un hogar de personajes italianos que la tratan como si fuera una hija.

La segunda parte inicia cuando su novio Nuaret viaja a los Estados Unidos a estudiar. Luego de algún tiempo van muriendo los abuelos biológicos y afectivos y la joven hace la promesa (título) a los señores italianos de que irá a Turín para visitar el lugar de su procedencia.

 

Con el fin de reunir el dinero suficiente se dirige a Nueva Yersy a trabajar como ama de casa en un hogar extraño. Todos son gordos y comen demasiado, viven como cerdos, gritan y son desconsiderados. Ella dura en ese empleo algún tiempo pero luego de algunos inconvenientes amorosos con su novio Nuaret, se trasladan a Miami donde trabaja en casa de un señor solo que resultó ser un delincuente y embustero. Se ve, poco tiempo de trabajar en ese apartamento, envuelta en los problemas policiales del estafador pero al final sale airosa y termina la novela en mundo feliz, sin consecuencias negativas que pudiera lamentar.

Como puede verse la novela es intrascendental, superficial y carente de importancia narrativa para nuestras letras.



2 Ramírez Miranda, Zoraida. Borina. EUNED, San José, 2000.

 

1 Ramírez Miranda, Zoraida. La promesa. EUNED, San José, 2004.

 

Edgar Leal Arrieta

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EDGAR LEAL ARRIETA

(1946)

Edgar Leal Arrieta nació en San José de la Montaña del cantón de Santa Cruz de Guanacaste, el día 12 de diciembre del año 1946. Ahí transcurrió su infancia y realizó los estudios primarios y secundarios. Fue becado por la Americam Field Service y se trasladó a Indiana, Estados Unidos, donde realizó el High School. Luego se trasladó a España donde se doctoró en la Universidad de Salamanca como médico. En Madrid se especializó en Foniatría y Audiología.

 

Trabajó en el Hospital San Rafael de Alajuela, en la Clínica Marcial Rodríguez y en el Ministerio de Salud y desde 1979 en el Hospital México.

 

También ha laborado como docente en la Universidad de Costa Rica y en la Escuela de Educación de la Universidad Latina.

 

Pertenece a organizaciones guanacastecas de cultura, sobre todo en Santa Cruz, compone y ejecuta música. Forma parte del centro Literario de Guanacaste. Ha escrito cuatro obras, De fiesta en fiesta en Guanacaste: 1998, Santa cruz el Paraje de Diriá: 1998. Es básicamente un escritor realista, costumbrista.

 

 

LO QUE HA ESCRITO EDGAR LEAL ARRIETA

 

NOVELA

 

1. Los devotos del negrito: 2000

 

CUENTO

 

1. De fiesta en fiesta en Guanacaste:

 

POESÍA

 

1. Aromas de Guayacán en Flor:

 

 

La primera novela que ha escrito este autor la llamó Los devotos del negrito y la publicó en el año 2000.1

 

Esta obra se ubica en el género de la crónica costumbrista. Es más que una narración de hechos, una minuciosa descripción de las costumbres regionales de Santa Cruz. En razón de la celebración del Negrito de Esquipulas, un personaje periodista se traslada a esa ciudad y comienza a vivir, describir, y a veces contar o dejar que otros cuenten, historias, leyendas, como el origen del santo y su devoción, anécdotas, y desde luego los acatos populares y religiosos celebrados durante tres días de fiestas regionales (nacionales). Se describen la monta de toros, los bailes, la música, las peleas, las comidas, los rosarios, las chichadas, los topes, las bombas, los ritmos, los adioses, y todas esas bellas costumbres de las gentes de pueblo que aún se conservan, un tanto mezcla de costumbres españolas e indígenas.

Es una obra que debe leerse más como documento testimonial y descriptivo de la vida cultural de un pueblo, que como literatura. Su importancia radica en la memoria de esa identidad guanacasteca que tanto debe enorgullecernos.  

 



1 Leal Arrieta, Edgar. Los devotos del negrito. Ed. Edgar Leal Arrieta, San José, 2000.

Alvaro Sibaja Artavia

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ÁLVARO SIBAJA ARTAVIA

(1946) Imagen propiedad del autor

 

Álvaro Sibaja Artavia nació en Mercedes de Atenas, Alajuela, el día 05 de enero del año 1946 pero desde niño se trasladó al cantón de Pérez Zeledón, donde ha pasado toda su vida. Ahí realizó los estudios primarios, secundarios y universitarios. Es maestro. Trabajó en la Universidad Nacional y en la UNED.

 

Ha sido cofundador de talleres literarios y revistas, tales como Poetas de Pérez Zeledón, Chirripó, y Ojoche. Tiene varias obras inéditas y ha publicado con éxito Raíces de Arena y Sal y otros cuentos: 1999 y Testigos del tiempo: 2001, también de cuentos.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ÁLVARO SIBAJA ARTAVIA

 

 

NOVELA

 

 

1. Pueblo Niño: 2002

2. El largo camino del Sur: 2008

 

CUENTO

 

1. Raíces de Arena y Sal y otros cuentos: 1999

2. Testigo del tiempo: 2001

3. Cambio de estación:

 

La  primera novela Pueblo Niño la escribió Álvaro Sibaja Artavia en el año 2002, hace poco.1

 

Es una novela tradicional, típica de costumbres y anécdotas, realista. La clásica novela biográfica del personaje que cuenta su niñez, sus peripecias, el lugar donde nació y vivió, de sus antepasados, su familia, sus amigos, sus anhelos, sus congojas y sufrimientos y sus logros, bajo un estricto código conservador.

 

Una familia de Atenas, viaja a Pérez Zeledón en busca de mejores condiciones de vida. Ahí lo espera un familiar y se radican en un pueblito llamado Palma. La novela es la historia de esa familia, en ese pueblo. Se ubica poco después de los hechos del 48. El que narra lo hace, desde la primera persona, desde un presente de adulto que cuenta todas las peripecias que le correspondió pasar desde que llegó a ese lugar, su estadía en la escuela, los pleitos con sus compañeros, los baños en el río, las aventuras en los cortos viajes, como la muerte del perro, mordido por una serpiente, las historias y leyendas que oía de los mayores, la pulpería, las ventas de tamales, sus primeras aventuras de adolescente, las historias de sus padres y familiares cercanos. Es un recordar todo lo vivido, los rezos, las siembras, los viajes, las aventuras de sus abuelos, las peleas de joven, los primeros amores, las fiestas parroquiales y por último, el gran paseo, el viaje a la capital para navidad y su éxtasis al contemplar el comercio. Es curioso, mientras los ricos viajan al exterior, al campo y las playas, los campesinos lo hacen al revés, buscan la ciudad y las fiestas de fin de año.

 

Es una novela sin valor literario y pienso que,  tampoco al autor le importó eso, pero relata una vida llena de aventuras, congojas, alegrías, folclórica, si se quiere, llena de anécdotas, referencias históricas, y de amenidad. Su lectura evoca tiempos pasados recientes que son propios de los campesinos que verdaderamente cultivaron y vivieron de la tierra. Tal vez, sin una visión crítica, que siempre ha estado lejos de ellos, pero muy apegada a la realidad social e histórica. Mientras la tierra pertenezca a quien no la trabaja, siempre habrá injusticia.

 

La segunda novela que ha publicado Álvaro Sibaja Artavia la llamó El largo camino del Sur y la publicó en el año 2008.2

 

También este libro enfoca los orígenes y la fundación del pueblo de Pérez Zeledón. Su importancia radica en precisar no sólo el viaje de una familia a esa zona sin el papel que juegan algunos núcleos familiares en la fundación y génesis de es pueblo.

 

No escapa esta monografía a la cita exacta de documentos, entrevistas y lugares geográficos en esa región. Hasta la práctica del futbol tiene su relevancia.

 

Como podrá notarse esta obra no es una novela, ni tiene carácter literario. Es más una monografía histórica de gran importancia, sobre todo para los habitantes de esa región o aquéllos que se dedican a la historia de los pueblos.

 

 

 



1 Sibaja Artavia, Álvaro. Pueblo Niño. Lit. Morales, San José, 2002.

2 Sibaja Artavia, Álvaro. El largo camino del Sur. Litografía Morales, Heredia, 2008.

 

Omar Contreras Díaz

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OMAR CONTRERAS DÍAZ

(1946)

 

Omar Contreras Díaz nació en Golfito, Puntarenas, el 22 de abril de 1946. Cursó los estudios primarios en las escuelas, Central Mixta de Golfito y Álvaro París, del Pueblo Civil, Golfito.

La secundaria, la inició en el Colegio Vocacional Carlos Vicente Castro, en Golfito y la terminó en San José en el Liceo de Costa Rica, sección nocturna. Realizó estudios superiores en la Universidad de Costa Rica, en la escuela de Administración de Negocios.

 

El 25 de noviembre de 1981 recibió el título de Contador en la Academia Comercial Minerva y el 26 de marzo de 1982 se incorporó al Colegio de Contadores Privados de Costa Rica.

 

 

LO QUE HA ESCRITO OMAR CONTRERAS DÍAZ

 

 

NOVELA

 

1. Huellas Sin fin: 2000

 

Esta obra, que algunos han llamado novela, de Omar Contreras Díaz llamada Huella sin fin y que publicó en el año 20001, es un testimonio biográfico del autor y no tiene valor literario y por supuesto no es novela.

 

Es una autobiografía que narra cronológicamente, linealmente, siguiendo una lógica causal todas las peripecias de un alcohólico después de haberse recuperado totalmente del vicio. Es como un diario donde van apareciendo cada situación del personaje desde que se inició en el vicio del alcohol, hasta el presente, cuando dejó el vicio.

 

El autor inicia el testimonio en la fecha de su nacimiento, el lunes 22 de abril de 1946, en Golfito, cantón de Puntarenas, un puerto. Su hogar era bueno y su niñez normal. A los once años inició lo que él cree fue el primer paso en el vicio, cuando tomó un compuesto, en un rezo, que tenía un poco de alcohol. Luego aprendió a fumar, llegó la juventud y los amigos. La pobreza le inclinó a salir a buscar trabajo y estudiar, se hace polizonte y participa en bailes y siempre manifestó desinterés por el licor y los cigarros. En golfito encuentra trabajo y también se inicia como músico, en una orquesta. En una reunión de amigos bebieron mucho y tuvieron el primer accidente automovilístico, pues todos iban muy tomados. Ahí comenzó, poco a poco, su calvario. Se traslada a vivir solo, a San José y encuentra su paraíso. Conoce a una muchacha, luego se casa y siguen las peripecias del consumo del licor, nuevos trabajos, nuevas irresponsabilidades, hasta llegar a tocar fondo. El domingo 24 de setiembre de 1978 llegó el nuevo camino de su vida, al encontrarse con un grupo de cristianos. A pesar de estar borracho, entró en el templo y dio inicio a su recuperación espiritual, en el amor de Dios y una nueva vida. Es un testimonio sincero que puede servir de motivación para personas que se encuentren en condiciones iguales a las que el pasó y deseen dejar el vicio.

 

 



1 Contreras Díaz, Omar. Huella sin fin. Confesión de un ex enfermo alcohólico. Imprenta Lil, San José, 2000.

 

Enrique Castillo Barrantes

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ENRIQUE CASTILLO BARRANTES

(1945)

 

José Enrique de Jesús Castillo Barrantes nació en El Carmen, San José el día 27 de agosto del año 1945. Es sociólogo, Jurista, Catedrático, Consultor, y Conferencista Internacional. Diplomático Ha escrito algunos libros sobre leyes y dos de Literatura: Pesadillas de un hombre Urbano: 2003. Con él ganó el premio Aquileo J. Echaverría y El círculo menor en 1998 que algunos llaman crónica novelada. Habla varios idiomas y ha sido reconocido con varias distinciones nacionales e internacionales.

 

LO QUE HA ESCRITO ENRIQUE CASTILLO

 

NOVELA

 

1.   El círculo menor: 1998

 

 

CUENTO

 

Pesadillas de un hombre urbano: 2003

 

La primera novela que ha escrito Enrique Castillo la llamó El círculo menor y la publicó en 19981

 

 Es una crónica. El autor cuenta las experiencias y vivencias suyas y de un grupo de costarricense y latinoamericanos en los inicios de 1972, cuando fue a estudiar a Burdeos, Francia, con una beca un postgrado en Derecho. Ni es novela y menos literatura. El libro puede ser útil para quienes inicien gestiones y sean electos para estudiar fuera del país con una beca. Conocerán las limitaciones, los obstáculos, la nueva cultura, las relaciones y convivencias con personas extrañas y la nostalgia de estar lejos de su patria. 

 

 



1 Castillo, Enrique. El círculo menor. Ed. Universidad de Costa Rica, San José, 1998.

 

Dagoberto López Villalobos

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Visita domiciliar

DAGOBERTO LÓPEZ VILLALOBOS

(1945)

 

Dagoberto López Villalobos nació el 02 de julio de 1945 en San Rafael de San Ramón, Alajuela. Empezó la primaria en la escuela de San Rafael, luego en la Volio Llorente y la continúa en el Centro educativo Federico Salas del distrito de San Juan de San Ramón. Luego se traslada a Atenas y realiza el tercer grado en la escuela Santa Eulalia y llega hasta el cuarto grado. Debió incorporarse a las labores agrícolas para ayudar a la familia.

Ha publicado algunos ensayos tales como, Mil...y una lucha y Las nuevas repúblicas

 

 

LO QUE HA ESCRITO DAGOBERTO LÓPEZ VILLALOBOS

 

NOVELA

 

1. Monchito: 1999

2. Don Ramón:

3. Entre la pluma y la espalda:

4. Alethia, mi pequeña princesita:

 

POESÍA

 

1. ¡La rosa está viva! ¡Qué viva la rosa!:

 

Dagoberto (Dago) solo ha publicado en el año 1999 una novela (autobiografía) que llamó Monchito.1

 

En realidad esta obra no es una novela sino una autobiografía comentada, reflexiva, descriptiva. No posee valor literario. Es un testimonio sincero de un hombre que recuerda su vida desde niño y trata de dar ejemplo de una familia trabajadora, y sobre todo, un padre ejemplar, don Camilo y una madre singular, doña Lupe. Es lineal y narrada desde la niñez, su nacimiento, hasta su matrimonio con la joven Soledad. Describe varios pueblitos de la provincia de Alajuela, en los cantones de San Ramón, Palmares y San Carlos, sus costumbres, su vocación agrícola, su entrega al trabajo y desde luego las ingenuas y sinceras dudas de Monchito acerca de la naturaleza, Dios, la educación, los educadores, las religiosas y su papel de educadores. Realmente la educación formal no le atrajo. Fue la escuela de la vida, como él dice, quien le dio las luces para forjar su destino y el ejemplo de su padre. Así aprende a tocar la guitarra pero el ambiente que le rodeaba, en las actividades donde participaba, no le agradaba, sobre todo la relación música-licor. Por ello decide dedicarse, por entero, a la agricultura.

 

Monchito es un libro motivador que exalta la vida campesina y la bondad de los agricultores.

 

 



1 López Villalobos, Dagoberto. Monchito. Ed. Dagoberto López Villalobos, San Ramón, 1999.

Harry Wohistein Rubinstein

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HARRY WOHLSTEIN RUBINSTEIN

(1945)

(Imagen propiedad del autor)

 

Nació en San José, cerca de la escuela Mauro Fernández, donde inicia precisamente sus estudios primarios que concluye en la escuela Juan Rafael Mora. Es hijo de emigrantes suizos.  Los estudios secundarios los realizó en el Liceo Costa Rica. Es hijo de emigrantes europeos, su padre austriaco y su madre, polaca. Llegaron a Costa Rica huyendo de los horrores de la Segunda Guerra mundial. De joven se inclinó por la organización estudiantil y como parte de ese movimiento participa en diferentes actividades políticas, tales como ocupar la cartera de Ministro de Gobernación en la administración de Rodrigo Carazo Odio. Es precisamente en la escuela de Derecho, donde se destaca con mayor énfasis. Ahí se gradúa como abogado en 1969. Luego se traslada a Nueva Cork para continuar estudios de postgrado. A su regreso, se integra a la universidad de Costa Rica, como docente en la facultad de Derecho y a la práctica privada. Ha desempeñado diferentes cargos en la administración estatal y forma parte de FUNDECOR, fundación para el desarrollo de la cordillera volcánica central. Esto lo ha mantenido ligado a la conservación, reforestación y manejo forestal en programas de educación ambiental. También se dedica a la literatura como actividad importante pero complementaria.

 

 

LO QUE HA ESCRITO HARRY WOHLSTEIN RUBINSTEIN

 

NOVELA

 

 

1. De Sarapiquí a Bruselas: 2003

2. Piedra sobre piedra: 2015

 

La obra que ha escrito Harry Wohlnstein Rubinstein y que algunos han ubicado como novela, la llamó De Sarapiquí a Bruselas (Vía Zapote) y la publicó en el año 2003.1

 

No es una novela pues no reúne las características esenciales de ese género literario. Es un informe sobre un proyecto ambiental, realizado en Sarapiquí por DUNDECOR y que mereció un premio internacional. Esta organización privada tiene como objetivos proteger y promover el desarrollo sostenible del patrimonio natural del Área de Conservación Cordillera Volcánica Central, una de las once áreas de conservación de Costa Rica. Esta organización promueve la autosuficiencia económica de los parques nacionales e impulsa actividades privadas y sostenibles en las áreas de amortiguamiento.

 

Esta obra recoge una experiencia particular realizada en Sarapiquí y utiliza una profesora de ciencias naturales, en el colegio de Puerto Viejo, Coralia Carranza. Después de sufrir una especie de culpabilidad por no realizar actividades sociales verdaderas que fueran de impacto en el pueblo, decide iniciar un proceso positivo en ese sentido, a través de sus estudiantes. Los lleva a una excursión-laboratorio para que admiren y aprecien el bosque y todo  el entorno natural que implica. Gracias a ello recibe, en un informe, la confesión de una joven, de la historia familiar, sus esfuerzos, desvelos, alegrías y fracasos. Movida por esa ejemplar historia le ruega a la muchacha que invite a su padre para que visite el aula y cuente a sus estudiantes, con lujo de detalles, esa biografía. Así lo hace Shirley y, a través de su madre, Rosita Salas, convencen a su padre Gilberto Quintero para que realice el proyecto.

 

Esta historia familiar la empieza a narrar Gilberto, pero poco después de iniciada, la continúa el narrador-autor. Tiene varias violaciones de lo verosímil. Lo primero que observamos es una contradicción entre la preparación académica de los esposos, Gilberto y Rosita, son de extracción campesina aunque se conocen en una fábrica de maquila en Belén de Heredia. Habían salido de sus pueblos, él de Salamanca, y ella de un pueblo, no identificado. La condición para casarse fue interpuesta por Rosita: volver al campo. Él lo acepta y se dirigen a Puerto Viejo de Sarapiquí, donde unos  familiares. Ahí viven dos años, hasta que deciden, con un hijo de dos años y otro en el vientre de la mujer, entrar a la montaña, como precaristas y abrir una parcela, con otros campesinos del lugar. Trabajan durante varios años, cultivan la tierra, talan los bosques, venden maderas, introducen las motosierras, los tractores y  poco a poco construyen su pueblo, sus casas, y sus productos agrícolas. Llegan los madereros y compran las tucas y les dejan unos cuantos colones por su trabajo. Todo ello en tierras sin titulaciones, ilegales, y con un futuro de subsistencia. Es precisamente, cuando los hijos mayores se dedican a esas actividades, cuando Rosita visita a los miembros de FUNDECOR y recibe asesoramiento para un proyecto sostenido ambiental. El éxito de ese proceso motivó que la casa presidencial, en Zapote, invitara a esa familia para homenajearlos y el Rey de Bélgica, Alberto II, les otorgara un premio. Gilberto fue a Bruselas a visitar a su tocayo y el informe termina con su regreso a Costa Rica y los chocolates que trajo de ese viaje.

 

Decíamos que el relato es llano, causal, lineal, ameno, un tanto ingenuo, sin intención literaria. Más bien se puede observar un interés publicitario de un logro institucional privado muy merecido. Los personajes, campesinos, realizan funciones que van más allá de sus posibilidades académicas. Son precaristas pero ese aspecto se disimula. Entran a la montaña con niños muy pequeños y ella con un parto por venir. Posiblemente, no aparece en el texto, se fueron a la ciudad por no encontrar posibilidades económicas en el pueblo, ninguno de los dos. No tienen ninguna preparación académica. Su conciencia acerca de la importancia del cuido y trato del medio ambiente, no tiene una motivación aparente en el texto. Su crisis emocional, casi al final de la historia, por haber destruido la naturaleza, es sorprendente, casual y  después de muchos años.

 

No obstante estas limitaciones, pensamos que la obra es importante para la educación de los ciudadanos, sin importar la edad y su condición y las autoridades políticas deberían tomar esos ejemplos para llevarlos a la práctica, no en casos aislados sino en políticas generales. La tierra debe entregárseles a campesinos que se comprometan con esas medidas, y no a trasnacionales que destruyen el medio ambiente y contaminan el agua, envenenan los ríos, destruyen la naturaleza y la vida animal, vegetal y humana. Ejemplos de ello los tenemos, desde hace muchos años. Desde niño vivía cerca de un río, hoy estercolero, llamado Quebrada Seca, en San Joaquín de Flores, Heredia y era refugio de peces, flores, árboles y aves, hasta que se construyó un beneficio de café, en San Rafael de Heredia y echaron los desechos al río. Esto lo convirtió, hasta hoy, en una cloaca. Nadie ha podido parar la contaminación, los intereses económicos y políticos son superiores a la vida humana. La historia de este río es la misma de todos los que aún existen en la Meseta Central o Valle Intermontano. La minería al cielo abierto es otro ejemplo, así como la falta de tratamiento de los desechos de los cítricos y así podríamos llenar páginas y páginas que afligen nuestro espíritu, contaminan el ambiente, venden nuestra patria y destruyen la vida del planeta


1 Wohlstein Rubinstein, Henry. De Sarapiquí a Bruselas (Vía Zapote). Ed. Corporación Litografía Internacional, San José, 2003.

 

Juan Bautista Frutos Verdesia

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JUAN BAUTISTA FRUTOS VERDESIA

(1945)

 

Juan Bautista nació en San José el día 04 de abril del año 1945. Realizó los estudios secundarios en el Liceo del Sur. Trabajó como maestro rural y profesor universitario en el Departamento de Filología de la Universidad de Costa Rica. Fue Director del Departamento de Publicaciones del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes.

 

 

LO QUE HA ESCRITO  JUAN BAUTISTA FRUTOS VERDESIA

 

 

NOVELA

 

1. Entre el amor y la sombra: 1985

2. El insólito Emeterio: 1985

3. Encuentro en guardalabarca: 1989

4. El mambo número 0: 1994

5. Después de balas y velas: 2006

 

 POESÍA

 

1. Aquella estancia perenne: 1997

 

La primera novela fue llamada Entre el amor y la sombra y la publicó en 1985.1

 

Esta novela no es de corte tradicional. Se aprovecha una historieta detectivesca para mostrar una serie de hechos históricos entre militares y familias ricas, de corrupción y muerte, de poder y fracaso, de tiranía y anhelos por liberar la patria de la postración social, el crimen, la delincuencia, el fracaso personal, del miedo a ser el siguiente en la lista de los ejecutados, ya sea por el propio general Clemente Berrocal, por el checo Bohumil o los gemelos. Y en ese cuadro de inseguridad, nace el amor entre el checo y Eugenia Jambós, espontáneo, sin esperas, vital, añorado, y con él, la muerte de ambos y el cochero, encerrados en una tumba del cementerio, por los gemelos Concepción. Se insinúa un mundo irreal cercano a lo maravilloso, a lo extraño bajo un lenguaje reiterativo, circular, de vuelta a lo mismo que produce asombro, inquietud, zozobra, tensión. Se podría decir que estamos a las puertas de un paso literario hacia lo fantástico.

 

Es el personaje Jacobo Landa, el idealista, el que de alguna manera centraliza el relato e hilvana los acontecimientos. Inicia su papel de rebeldía contra el gobierno, pero pronto se percata de que eso es imposible y da inicio a una serie de hechos, que solo le deparan desgracia, la muerte de su gatito Momo, envenenado, el alacrán en su cama y otros vaticinados por la señorita Barroeta, solterona que se rosa con las familias ricas de la ciudad y lleva una vida programada y que es vidente.

 

Muestra también, la novela, el asesinato del general Berrocal y su fracaso como presidente y como hombre, que fue incapaz hasta de escribir sus propias memorias. Al final solo queda el amargo sabor del fracaso y que las cosas seguirán igual y el recuerdo de los gemelos Concepción, viejos y retirados de sus andanzas criminales.  

 

La segunda novela la publicó en el mismo año que la anterior y en el mismo libro. Le dio el nombre de El insólito Emeterio.

 

Es un relato y ya no hay duda, es fantástico. El personaje Emeterio Villanueva Durán es el protagonista que guía los acontecimientos. Sobre él gira el proceso principal en dos direcciones importantes: la degradación de Emeterio en su vida privada y la del país donde vive, que por las referencias, es Costa Rica, representada por su capital, San José. La pobreza de Emeterio y el camino de mala suerte, vendió, el bajo de las guayabas, le cayó el maleficio al barranco de los pepinos, vendió el hotel, sus hijos se fueron por el mundo, murieron sus hijas y murió su esposa y bajo su casa del monte, encontraron metal. Esta situación negativa, lo obliga a partir hacia la capital, para poner una fábrica de candelas de cebo, como la que tenía su abuelo. El viaje hacia la solución de sus problemas económicos lo llevan a visitar una antigua amiga y convivir con ella y el gato, sus penurias. Para lograr el permiso de apertura de la fábrica necesita una recomendación. Emeterio se relaciona con La enana y el hijo del Ministro que visita a Eduviges, saltando los balcones, pues su padre, lo tiene encerrado en el mismo edificio donde vive él y muchas familias más. El relato se desarrolla lentamente, circularmente, morosamente pero, poco a poco, se presentan indicios que ya desde el inicio habían sorprendido al lector, tales como la amistad de Emeterio con los dos sombreros, cazadores de serpientes que también huyen del campo, por quedar desempleados. El amor imposible e ideal de la enana que le vende cervezas, en un negocio sin clientes, el asalto que sobrevivió y casi la mata, la amistad y trabajo de ella con el Ministro, la visita en la ciudad de los dos sombreros y la solicitud del hijo del Ministro para acompañarlos en su viaje a la cripta y que motiva su muerte en el edificio, la aparición de los oficiales que le ofrecen la recomendación a Emeterio, siempre y cuando se hagan pasar por padres del muchacho, que se mató para ocultar al pueblo su identidad, los rumores del pueblo, las compras de tierras del Ministro y la escasez de frijoles, la represión y el pueblo que se inquieta y sufre, hasta llegar a la confesión de la enanita, que termina con la virtualidad del asesinato del Ministro y el relato.

 

Es un relato bien estructurado y bajo una estructura fantástica y que denuncia una sociedad corrupta y unos políticos que la propician y practican. Doble degradación, la de Emeterio en el ámbito individual y la del pueblo, en el social.

 

La tercera novela escrita por Juan Frutos Verdesia la tituló Encuentro en Guardalabarca y la publicó en el año 1989.1

 

Esta novela sigue la misma estructura de todos sus relatos, un personajes principal sobre el que giran los acontecimientos más importantes, un tiempo presente mezclado con el pasado, y el futuro como si fuera uno sólo, la misma ciudad capital, San José, los mismos negocios y avenidas, así como edificios, el mismo gato Momo, la tensión y suspenso como elementos importantes del relato, los crímenes y las investigaciones detectivescas. Todo ello en una sociedad corrupta, reiterante, circular, enajenante y degradada, llena de políticos y gobernantes podridos, ambiciosos, pegados de por vida al poder y la riqueza, y la buena vida.

 

En este relato el personaje central es Vito Suchoparek, funcionario del gobierno del tirano Berrocal y ligado a un sueño esperado por muchos años, ser diplomático en un lejano país. Con este fin se relaciona con María del Milagro y a su alrededor, se va tejiendo una telaraña de intrigas, crímenes y actos de corrupción que le permiten, al final, conseguir el permiso del partido y viajar a ese país soñado, como embajador. No importó para ello matar a sus adversarios y chantajear a otros, para lograr su meta que duró poco, pues en ese lejano paraíso se encontró con Dunia, una disidente y fue descubierto por la policía secreta del partido y devuelto al país de origen y degradado hasta el extremo de obligarlo a planear un suicidio. Ni sus amigos más cercanos deseaban tener el menor contacto con él, tal el caso de su amante María del Milagro. Al entrar a su apartamento recibe la sorpresa de la visita de Dunia que le cuenta cómo entró al país y se queda a pasar un tiempo con él. Luego sale a realizar unas compras, deambula por las calles capitalinas y de repente se encuentra con Clemente Berrocal, el tirano que de incógnito, lo ve y le comenta que se esconde de la fuerte vigilancia a que ha sido sometido, del fracaso de su gobierno y qué él no gobierna sino los segundones del estado, y una rafia de desalmados. Le solicita que le esconda en su apartamento y él no puede negarse. Dunia aprovecha la compañía del presidente Berrocal a quien fácilmente reconoce y lo asesina, mientras Vito estaba en otras ocupaciones. Al entrar a la sala y descubrir lo que ha pasado, huye de su casa, viaja a Limón y se refugia en una playa remota, casi desierta, llamada Guardalabarca y espera la ocasión para tirarse al mar y morir ahogado. Poco después es descubierto por la prensa y su antiguos enemigos que fueron también sus amigos, como María del Milagro, quienes le comunican que él es un héroe y así lo reconoce el pueblo, por haber matado al tirano y a una espía importante del contraespionaje y que, como héroe, todos lo esperan en la capital para llenarle de honores y hacerlo presidente.

 

Tanto la estructura de la novela, las reiteraciones de frases y oraciones, de lugares, de círculo perfecto, muestran una sociedad igual que ella, de siempre lo mismo con diferentes nombres y acontecimientos pero terriblemente reiterativa. No importa, por eso, el tiempo, el pasado, el presente y el futuro, serán lo mismo. Es algo así como el proverbio de que "aunque la mona se vista de seda, mona se queda". El que está abajo, sube, y el que  está arriba, baja, y luego sube, pues la corrupción es tal, que parece imposible destruirla. No basta el discurso florido, ni las promesas, cuando los intereses son los mismos de siempre.    

 

 

La cuarta novela que publicó le dio el nombre de El mambo número 0 y la editó en 1994.1

 

La cuarta novelita, El mambo número cero, tampoco es la excepción a la estructura antes expuesta, de los relatos anteriores. Cambia el nombre del personaje, que aquí es Heriberto Montoya, un alto jefe de un organismo de inteligencia, que a la muerte de un ciudadano judío sefardí, David Robles, inicia una investigación para averiguar si fue un asesinato y quién lo mató. Esta muerte le conduce a conocer a un joven amigo de David, llamado Serafín Quintana, a su hermana Emilia y desarrollar un largo proceso de relaciones con terceras personas, tales como Sonia, la de Electra, su amante y espía, la marquesa de Castromonte, Caifás, el cochero (otro esbirro de la policía), básicamente.

 

La investigación que realiza Heriberto Montoya, lo lleva a conocer, que el judío poseía el tesoro de la isla del Coco y que por decisión de su abuelo, debería entregar a los judíos de Israel, a la muerte del último heredero de su estirpe. La ambición de Heriberto lo lleva a realizar muchos actos de violencia y posesionarse de la única idea capaz de guiar su conducta, obtener el tesoro de la isla. Mueve todos los contactos y, poco a poco va descubriendo que un grupo de judíos había entrado al país y se había llevado el tesoro. Mientras tanto el joven Serafín comienza a sufrir una transformación en su personalidad y sus proyectos y pasa, de un estudiante de historia idealista y amante de los libros a inclinarse por la riqueza y, para ello, estudia el diario que David le dejó en herencia y se prepara para viajar al Pacífico y luego a Salamanca en busca del tesoro.

 

Todo ello se ve interrumpido por un golpe de estado que las fuerzas opositoras (los mismos que estaban disconformes con el régimen) dan al gobierno y Heriberto desilusionado de todo ello y, con mucho miedo por su vida, pues se desató una gran persecución y  asesinatos, se va para Naranjo, donde vive la hermana de Serafín y le pide que lo esconda en su casa. Ahí descubre que Caifás también se refugia en el mismo lugar, se establece una pelea donde muere Caifás y sobrevive Heriberto que recibe la atención de Emilia.

 

El nuevo grupo en el poder, dura poco, y vuelve nuevamente a gobernar el antiguo régimen. Heriberto es llamado para ocupar un alto puesto, en el gobierno, regresa a la capital, San José, y arregla todos los asuntos para dejar a sus amigos en puestos seguros y desiste de la vida en la ciudad. Mientras él cambia de proyectos y de moral y busca la felicidad en el amor de Emilia, Serafín ha viajado al Pacífico y Salamanca y descubre yacimientos de oro y esmeraldas que le ruega a Heriberto que comparta con él, en una compañía que explote esa riqueza. Los papeles se truecan. Heriberto le agradece y le comunica su deseo de regresar al campo para encontrase con su hermana, de quien está enamorado (sic) y formar un apacible y  decoroso hogar. Así lo hace y viaja hasta el pueblo de ella y entra a la casa de Emilia, la encuentra vacía, la busca por todas partes y descubre, en la mesa, una carta que le comunica que se ha ido para el pacífico a un lugar lejano donde piensa pasar sola los últimos días de su vida. Desesperado toma una pastilla de cianuro y se envenena.

 

Como se podrá observar es la misma estructura, igual denuncia y también el mismo desenlace. Da la impresión de que en esas circunstancias sociales y morales el individuo cada vez más se degrada y no existe posibilidad de ser feliz, ser persona con todos los atributos a que tiene derecho el hombre para desarrollarse plenamente.

 

La quinta novela de este autor la llamó Después de balas y velas y la publicó en el año 2006.1

 

Sigue en esta novela la misma estructura de las anteriores y hasta algunos de los personajes utilizados en ellas: los gemelos Concepción, ahora habitantes de otra galaxia y el gato Momo que es un personaje animal, símbolo de la inteligencia y enemigo de sus coterráneos gemelos.

 

La tesis que sustenta el relato es que el hombre con el poder se corrompe y se convierte en un enemigo del pueblo. En la novela se plantea el poder después de la victoria. Se funda un gran país compuesto pos estados independientes pero todos al mando, primero de los gemelos Concepción y luego el Secretario General y Primer Ministro y que es ocupado, primero por Arnaldo Ochoa y luego por el checo Bohumil. Al primero, junto a su Corte Pretoriana, los asesina los mismos gemelos por considerarlos traidores. Lo mismo hará con los emisarios, los Sátrapas del poder cuando plantean las necesidades de saber guiar al pueblo con principios humanos y sin convertirse en los vicios de la tiranía anterior.

 

El triunfo de la revolución es una especie sumatoria de todas las luchas armadas de Latinoamérica, sus héroes históricos: el Che, Camilo, Sandino, etc. que permite a los revolucionarios fundar un gran país que va desde El Bravo hasta Patagonia y cuyo centro deponer se ubica en Costa Rica.

 

Todos los acontecimientos se ven enfrentados a la tesis principal. Es diferente palucha revolucionaria a gobernar un Estado. Apunta en la dirección de que se cometen los mismos errores, los crímenes, las injusticias y el pueblo no solo pone los muertos sino que carga con las mismas penalidades por las que le solicitaran la lucha por combatirlas y obtener una sociedad diferente, opuesta a la que viven.

 

La historia novelesca se ve salpicada con los amores del checo Bohumil con la salonera Sonia a quien llaman Sonia la del Electra y es precisamente esta mujer, sin preparación intelectual la que mata a los gemelos Concepción por consejo de Momo, su gato que resulta muerto también en el mismo acto cunado Sonia aprovecha que los gemelos duermen y con la pistola láser de Bohemil, los desintegra. Es importante señalar que la novela falla en lo verosímil. Los gemelos son capaces de conocer -según acontecimientos anteriores- los pensamientos de los humanos y sin embargo, en esta ocasión caen como pollitos ante la treta de Sonia.

Los acontecimientos van sucediendo de igual manera. Bohumil sufrirá el asesinato de sus propios súbditos. Asume el gobierno su mujer Sonia la del Electra que pare a gemelos y muere de una peste. También muere su amiga Fanny la del Bellavista y todo vuelve como al inicio.

 

Novela de rasgos maravillosos al estilo de García Márquez pero sin la ironía y exageración naturales que tanto admiramos.

 

Es verdad evidente que el poder corrompe y que toda tiranía sea roja o verde perjudica al pueblo. El arte de gobernar lleva implícito el sacrificio individual en aras de las mayorías. No se trata de convertir a todos en pobres pero sí de lograr el bienestar de los más. La solidaridad, la justicia, la tolerancia y el respeto son pilares de un Estado bien administrado. Ello pareciera que es imposible ante el traidor, el corrupto, el delincuente político y no se trata de unos u otros sino de todos los que gobiernan para satisfacer sus ansias de poder y el bienestar de unos pocos. Esta es una realidad demasiado evidente, casi obvia por no decir descarada.

 

Parodia, quizás, crítica mordaz, indudable, pero ante todo narración de una verdad histórica que duele por injusta, por cruel, por despiadada y porque no se vislumbra un horizonte que no sea el mismo sino peor.



1 Frutos Verdesia, Juan. Entre el amor y la sombra y El insólito Emeterio. Ed. Imediex S. A., San José, 1985.

 

1 Frutos Verdesia, Juan. Encuentro en Guadarlabarca. Ed. Guayacán, San José, 1989.

 

1 Frutos Verdesia, Juan. El mambo número 0. Ed. Guayacán, San José, 1994.

1 Frutos Verdesia, Juan. Después de balas y velas. Ed. Litografía Morales, Heredia, 2006.

 

Carlos Goicochea Carranza por Benedicto Víquez Guzmán

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CARLOS GOICOCHEA CARRANZA

(1945)

 

Carlos Goicochea Carranza nació Alberta, Canadá, el mesde Julio del año 1945. Desde joven recibió la educación en Costa Rica, Chile, Canadá y EEUU, pero no concluyó su ansiada carrera en Geología. Se ha dedicado a la exploración subterránea, la espeleología y pertenece al club de montañeros de Costa Rica. Ha publicado innumerables ensayos sobre ese tema y editado obras en revistas especializadas, tanto nacionales como internacionales y recibido varios premios por su labor  en ese campo, entre ellos La Caverna de Gavinarraca y otras investigaciones realizadas en Mal País.  Ha realizado numerosas expediciones por las montañas del país y estudiado las cavernas de Barra Honda y otras, poco conocidas. También ha participado en otros países, en experiencias similares.

 

LO QUE ESCRIBIÓ CARLOS GOICOCHEA CARRANZA

 

NOVELA

 

1. La serpiente dormida: 1998

 

La única novela que este escritor ha publicado hasta hoy la llamó La serpiente dormida y la dio a conocer en el año 1998.1

No es una novela propiamente, es una crónica de aventuras científicas, mezcla de verdad y proyección, experiencias, vivencias, confrontaciones, cálculos y estudios de campo o ciencia ficción. Es una obra que debe leer todo ciudadano interesado por la naturaleza, los secretos y misterios de sus entrañas, sus poderes, sus fuerzas y potencialidades. Como texto de lectura complementaria para estudiantes de Ciencias Naturales, es excelente. Además está muy bien escrito, es atractivo, ameno y mantiene un alto grado de atención del lector, a pesar de no ser especialista en la materia.

 

Es una novela positiva, de clara intención aventurera y con final cómico. El descubrimiento del uso de la Sima, El Encanto, como lugar sagrado por los indígenas y la manera como se encuentran los dos grupos, "los blancos" como exploradores, conquistadores y los indios como protectores de los lugares sagrados, se contradice con el lenguaje utilizado por los indígenas y los juramentos y promesas, ante el dios católico y no Sibú. Además de la explotación del guía indígena que los conduce a la cueva, recuerda los engaños con espejitos que hacían los españoles a los indígenas para cambiarlos por el oro y sus tierras. Estos hechos y la descripción de la pobreza que soportan los pueblos aborígenes del sur se observan, como algo natural, y no asombran a los nuevos conquistadores, a pesar de que el hallazgo encontrado en las profundidades de la sima lo dejaran sin tomar nada pues respetaban un código universal de ese deporte o ciencia exploratoria.

 



1 Goicochea Carranza, Carlos. La serpiente dormida. EUNED, San José, 1998.

 

Sonia Caamaño Polini

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SONIA CAAMAÑO POLINI

(1945)

(Imagen propiedad de la autora)

 Educadora. Terminó los estudios primarios en la escuela García Monge en Desamparados y la secundaria en Colegio de Nuestra Señora del Pilar. Se graduó de maestra en el Instituto de Formación Profesional del Magisterio. Luego obtuvo el Bachillerato en Ciencias de la Educación con énfasis en español en la Universidad Nacional.

Ingresó en una congregación religiosa pero poco después la deja, para dedicarse a su labor de maestra. Trabajó en zonas indígenas y se destacó como organizadora comunal.

 

 

LO QUE HACRITO SONIA CAAMAÑO POLINI

NOVELA

 

 

1. 500 años después: 1992.

                                                       

La única novela escrita por esta educadora costarricense que llamó 500 años después1  y que publicara en 1992, es de tipo religioso. Es una novela tradicional, causal, logocéntrica, monofónica y de muy escaso valor literario.

 

Casi todas las acciones giran alrededor de un personaje femenino llamado Greisi. Esta joven ingresa a estudiar en una congregación religiosa pero debe salir del convento por no satisfacer las aspiraciones e ideales que ella abrigaba de la conducta de las religiosas. Éstas no hacán real los votos que profesaban y vivían con mucha riqueza. Así decide estudiar para maestra, y a través del obispo, logra viajar a un pueblo indígena del sur. Ahí realiza una labor encomiable, tanto en la organización de los aborígenes, como en su educación. Comienza para ella una serie de aventuras sociales e individuales que giran alrededor de su ideal religioso y su papel de misionera. Estudia algo de primeros auxilios en enfermería y capacitación para organizar grupos. A través del obispo logra ir brindando a los indígenas salud, protección y vivir más decentemente y sobre todo, que se le respeten sus derechos. Hace denuncias de los ultrajes de los blancos a los indios, violaciones, despojo de la tierra, etc., así como que el registro civil inicie procesos para que los indios tengan cédula y otros derechos. Luego es trasladada a otro pueblo indígena, llamado Ucaré y es bien recibida.  Debe, no obstante sufrir algunos problemas, tales como ser atacada en algunas ocasiones, ser herida de bala en la espalda y salir ilesa por lo que se presenta como una especie de milagro, pues un cristo impidió que le ingresara el proyectil. Suceden más acontecimiento que giran alrededor de su papel de misionera, hasta que muere el obispo y nombran al padre conservador del pueblo, que no compartía la labor de ella, tal y como lo llevaba. Así viajan sus compañeros misioneros a Brasil para desarrollar esta labor, y ella, decide casarse con Victoriano y trasladarse, poco después, a Brasil y ser feliz al formar una familia.

 

Como puede observarse, la novela es importante por las denuncias de los ultrajes a los indios y el desamparo en que los han dejado los gobiernos de turno, pero no alcanza a enfrentarse a lo establecido, a romper con los códigos morales religiosos conservadores, y acomodados a los hombres. La iglesia mantiene su estatus, tal y cual se estableció y se erige como la rectora de la moral de los indios. Los conflictos, entre las religiones, se ocultan bajo el manto del amor cristiano pero se mantienen. Los indios tienen el derecho de proteger su cultura, sus costumbres, su lengua, pero nunca su religión. El catolicismo no admite duda, es la religión universal y todo lo que ella trae consigo no se cuestiona. Es intocable.

 

La novela, si revisamos la biografía de la autora, podría afirmarse que responde a la experiencia de ella, tanto en el aspecto religioso, como de maestra.

 



1 Caamaño Polini, Sonia. 500 años después,  Departamento de Publicaciones, Heredia, 1992.

 

Eduardo Vargas Ugalde por Benedicto Víquez Guzmán

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EDUARDO VARGAS UGALDE

(1944)

 

 Eduardo Vargas Ugalde nació en el cantón central de Naranjo, Alajuela, el día 28 de mayo del año 1944. Microbiólogo pr la Universidad de Costa Rica. Recibió el Premio Editorial Costa Rica en 1996 por el libro de cuentos Mujeres, sombras y coloquios de uno.

 

LO QUE HA ESCRITO EDUARDO VARGAS UGALDE

 

NOVELA

 

1. Oromundo: 1989

 

CUENTO

 

1. Mujeres, sombras y coloquios de uno: 1998

2. La llave de Hecate: 2003 

 

Oromundo es la única novela que conocemos de Eduardo Vargas Ugalde. La publicó en el año 1989.1

 

Es una novela que pertenece al género de lo fantástico. A pesar de mantener un narrador- autor como parte de la enunciación o presente que introduce las historias narradas por Alcides Heldionero u otros personajes míticos, indígenas y desaparecidos, solo mencionados en los manuscritos, y mantener una perspectiva única, la novela se configura como polifónica. El narrador omnisciente, complaciente, explicador, guía, interviene poco, quizás sólo para justificar y dar visos de realidad histórica a los hechos fantásticos que narrará, sobre todo Alcides.

 

La enunciación de la historia se ubica en Alajuela y en una recepción Municipal con motivo de celebrar la efemérides de la gesta del soldado Juan Santamaría en 1856. El autor recibe promesa de Rosario, esposa de su amigo Félix, de darle unos manuscritos que conserva sobre narraciones o historias contadas por un héroe nacional de esa época, se trata de Alcides Heldionero, cuyo autor es desconocido y dejó una carta de fecha 1917 donde da algunos detalles del misterioso manuscrito, posiblemente escrito en 1906 y se ubica en el pueblo llamado Oromundo, de donde son oriundos ambos.

 

Luego y con breves interrupciones por parte del narrador-autor, se inicia la narración que poco a poco va describiendo el pueblo Oromundo, sus moradores, costumbres y misterios. Así da inicio una serie de historias y leyendas relacionadas con viejos ancestros que vivieron en esa remota época. La historia de Nira y su esposo Jacinto y la esfera luminosa que parecía producto de extraterrestres y la extraña muerte de su esposo en el bosque.

 

La muerte de Alcides pero antes las narraciones increíbles de él relacionadas con el volcán (¿Arenal?), la laguna y el pueblo Oromundo y las ceremonias religiosas de las mujeres alrededor del árbol de aguacate. Se abre un mundo sobrenatural, que choca con el real, que trata de obtener un espacio que le fue arrebatado. Así se plantea la obra como la lucha de dos mundos: el real, de leyes naturales, vigente, actual y el sobrenatural, ancestral, mágico, de la cultura indígena, de los aniquilados que aparece como testimonio, abre espacios para mostrar su virginidad, su pureza, su armonía con la naturaleza, su derecho a existir a pesar de haber sido extinguido por los españoles, luego  por los filibusteros que intentaron, sin éxito arrebatar nuestro suelo y riquezas naturales.

 

La novela discurre en ese contraste entre dos culturas distintas, una vigente y otra olvidada y la tesis es el esfuerzo manifiesto por parte del autor por redescubrir, recordar, evocar, darle vida a ese pasado olvidado, abrir la memoria histórica para resaltar la magnificencia de nuestros antepasados, desgraciadamente hoy olvidados.

 

El capítulo III inicia con el subtítulo, Los Orígenes y en él se pone de relieve el origen de ese pueblo y la llegada de los primeros moradores españoles Ronulfo y Adelaida. Representan el inicio de los colonos y no los conquistadores. Se incorporan a la vida de los indígenas y conviven pacíficamente con ellos. Poco a poco comienza la imposición  de una cultura sobre la otra, sobre todo cuando interviene la religión católica, a pesar de no haber sido violenta. Los franciscanos ocupan un potrero que había sido el Centro Ceremonial de los indígenas y desplazaron las esferas de piedra del lugar estratégico donde las habían colocado, para construir la iglesia y el convento. Al tiempo de establecidos y llevar una vida enclaustrada, los monjes fueron advertidos de  deberían irse de ese lugar. No lo hicieron y entonces después de un largo temporal, Rómulo y Adelaida observar asustados  la  desaparición del edificio envuelto en llamas.

 

En los capítulos siguientes se narran otros hechos fantásticos que nos recuerda la Divina Comedia con Caronte, Dante y Beatriz incluidos, con laguna, nieblas, cuevas, apariciones de monstruos horripilantes, rituales invocados por personas no iniciadas, aves espantosas y crueles, propias de la mitología griega y desapariciones de hombres intelectuales que invocaron a dioses que Sibú tenía presos y cobraron libertad e iniciaron actos de maldad como es el caso del dios del mal Bi-Ña. Se narra la gesta del soldado Juan, los estragos del Cólera, y termina con la vuelta de Alcides al pueblo de Oromundo a morir ahí, viejo y solo, después de encontrar un día a su esposa Dulce, muerta, también de vieja.

 

A pesar de existir una mezcla de hechos mitológicos, leyendas, historias indígenas con otros más recientes como lo ocurrido en 1856 y que aparentemente pertenecen a momentos y condiciones diferentes, la novela es prometedora, se esfuerza por mantener al lector interesado y lo logra sobre esa insuficientemente estudiada cultura de nuestros indígenas. Su evocación abre fuentes importantes en la visión indígena desde una perspectiva distinta, no oficialista, desmitificadora. Ya no se trata ni de la apología idealista del salvaje bueno, romántica ni la del impostor español que la despreció y vilipendió negándole autenticidad, riqueza espiritual, conocimientos avanzados en diferentes campos como la astronomía, el poder medicinal de las hierbas, la agricultura y sobre todo la convivencia armónica entre los hombres y la naturaleza.

 

Es una novela que deseamos estimule un proceso de creación literaria desmitificadora,  revindicadota, esclarecedora de ese pasado ignorado consciente o inconscientemente por muchos.

 

En la presentación de la novela en su segunda versión de Emmanuel Thompson Quirós Bajo el sol de América, publicada en 1932, en España, dice textualmente el presentador:

 

Emmanuel Tompson Quirós nació en la ciudad de San José, capital de la república de Costa Rica, una de las más cultas de América, y donde la población es fiel referente europeo."1

 

 Este dato es de 1932 pero la constante es copiosa y aún hoy se mantienen ya mitificados las connotadas citas de que Costa Rica es la "Suiza Centroamericana", donde todos somos blancos españoliticos, de ojos azules, los más democráticos, hablamos el mejor español, no hay pobreza que por supuesto desconoce la zona de Talamanca y los aborígenes que viven en extrema pobreza, etc. Nuestra identidad histórica oficialista hace abstracción de esa importante e increíble cultura tan nuestra que debería ser el orgullo nacional pero no turístico sino humano.

 



1 Vargas Ugalde, Eduardo. Oromundo. Litografía Cosmos, San José, 1989.

 

1 Ob. Cit. Inicio de la presentación. El subrayado es nuestro.

Rafael Jiménez Bonilla

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Rafael Jiménez Bonilla (1944)

RAFAEL JIMÉNEZ BONILLA

(1944)

 

Rafael Jiménez Bonilla nació en San José el 24 de septiembre de 1944. Es médico de profesión, hematólogo. Conocemos poco de su biografía. Sabemos que actualmente trabaja en el Hospital Nacional de Niños en hermatología. Es doctor en Microbiología y un excelente investigador sobre temas como la leucemia y otros.

 

LO QUE HA ESCRITO RAFAEL JIMÉNEZ BONILLA

 

 

NOVELA

         

                                                     

1. Un siglo de veinte siglos: 2001

2. Los rostros del azar: 2006 

 

Un siglo de veinte siglos es la primera novela escrita por el hematólogo Rafael Jiménez Bonilla y la publicó en el año 2001.1

 

Ésta es la primera novela que ha escrito este hematólogo. No cabe duda que el proyecto novelesco fue enorme, en ambición y extensión. Eso de escribir una novela que abarcara todo un siglo, el veinte y una vida, como paralelo, de un médico científico inglés, es una gran osadía. El resultado es una novela de más de quinientas páginas, reducidas, según el mismo autor, lo indicara.

 

Es una novela tradicional, realista, monofónica, de una sola voz y perspectiva, la del narrador omnisciente (autor), lineal, cronológica y de una clara y no disimulada visión positiva de la historia, oficialista. No hay censura, criticidad ni ruptura con los paradigmas establecidos por la oficialidad y el poder económico. Está bien escrita y su lectura resulta entretenida. La visión del mundo ofrecida en la obra, es positiva, un tanto ingenua pero sincera y quizás superficial. En ocasiones, cuando leíamos la novela, se nos parecía a un tour, ya no por lugares turísticos e históricos descritos por el guía de turno, sino por la historia del siglo veinte.

 

A pesar de que el autor, al final de la novela, en una especie de aclaración, informa sobre la existencia real de Philip Grimes, el inglés protagonista de la historia novelesca, enterrado en el Cementerio General de San José, en el Camposanto de los extranjeros, y no dudar de esa referencia histórica, preferimos comentar la novela desde su propio verosímil. Un detalle puede ser de utilidad para evitar la tentación de guiar la crítica novelesca en un paralelismo entre realidad histórica y novelesca. Se trata del premio Nóbel en medicina, compartido con el norteamericano Hermann Joseph Muller en 1946 (1890-1967), genetista y premio Nóbel estadounidense, conocido por la inducción de mutaciones en los genes de la mosca de la fruta mediante rayos X. Es también conocido por sus severas advertencias sobre los efectos de la radiación nuclear en los genes humanos.

Las listas oficiales afirman al norteamericano, como el único premio Nóbel de ese año y no mencionan al inglés que no aparece como un personaje importante en la historia de la inanidad

 

La novela está estructurada como un paralelo entre la biografía del hematólogo Philip Grimes y los acontecimientos del siglo veinte, sobre todo occidentales. Por esta razón la obra se estructura como una biografía de un personaje y de un siglo, al menos eso pretende ser. Así se convierte en una extensa descripción de aventuras acerca del protagonista, envueltas en el contexto histórico-social europeo. El personaje no forma parte protagónica de ningún acontecimiento histórico, se convierte en un simple mortal, espectador y sufriente o admirador de los sucesos históricos. Se mantiene al margen de los sucesos, a pesar de que su propia existencia, lógicamente es determinada por algunos hechos históricos, tal es el caso de la salida de su patria, Inglaterra, como una alternativa de sus padres para huir de la Guerra Mundial y las atrocidades de Hitler.

 

La estructura lineal de la novela se objetiva en tres momentos básicos de la biografía de Philip:

 

1. La niñez en Costa Rica.

 

2. El matrimonio con Agnes, una española de la familia Fiorito, el premio Nóbel y el viaje a Las selvas venezolanas, donde perdió a su esposa, asesinada por unos buscadores de diamantes y se relacionó con los indios en las riberas del Orinoco y se hizo amigo de Omalá e Ito.

 

3. El segundo matrimonio con Isabel, la rica costarricense y su permanencia y muerte en Costa Rica, en el año 1999, octogenario.

 

Niñez, madurez y vejez, tres momentos importantes en la vida de cualquier persona. Aprendizaje, vigencia y muerte, la primera la realizó en Costa Rica, estudió en un centro religioso, El Seminario, conoce Limón, aprende el español, experimenta algunas aventuras propias de su edad adolescente y luego regresa a Inglaterra para continuar los estudios en medicina. Los padres permanecen en Costa Rica, cerca del ferrocarrilero Minor Keith y sus empresas millonarias, en proyectos relacionados con las máquinas de tren. Mueren en un accidente, mientras su hijo permanecía en el río Orinoco.

 

La segunda etapa se desarrolla en Inglaterra, donde se gradúa de médico, investiga y trabaja en hospitales, se relaciona con Agnes, se casa y recibe el premio Nóbel en 1946, juntamente con Muller, viaja a Venezuela, se interna por el Orinoco y convive con los indios en la selva. Aprende de ellos sus costumbres y sabidurías, sufre la muerte de su esposa por manos de un desalmado y solo regresa a su patria, Inglaterra.

 

La tercera parte de su vida se presenta al inicio como un médico responsable, trabajador insigne, investigador incansable pero un tanto aventurero, en lo personal. Se ve envuelto en aventuras amorosas apasionadas, con una bibliotecaria, luego con una enfermera y por último, en forma casual y accidental, con una costarricense, rica que estudiaba en Inglaterra, Isabel Castro, de familia cafetalera, inmensamente poderosa, prototipo de los gamonales de mediados de siglo. Viaja a Costa Rica con ella, y se casa, poco tiempo después. Viven una vida sin tropiezos, salvo la muerte de una hija, Annes, de leucemia, entre viajes a otros países, conferencias, fiestas, paseos, estancias en las muchas haciendas de su propiedad y contemplaciones místicas desde los altos de una enorme casona, cerca del Teatro Nacional que el padre de Isabel, Antonio, le regalara para que viviera con su esposo.

 

Ésta y un sin fin de aventuras, tertulias, viajes, regresos, fiestas, contemplaciones, recuerdos, añoranzas, meditaciones, evocaciones, reminiscencias, casualidades, como la vez que se levantó de su cama porque llamaron a su puerta y al mirar quién lo hacía descubrió que no había persona alguna. De regreso a su cama descubrió la araña luminosa desprendida del cielo raso, en su cama. Todo gira naturalmente, sin rupturas, sin conflictos, a no ser los naturales, las dudas, los deseos, los ideales, las buenas intenciones.

 

Estas tres etapas de la biografía de Philip y sus necesarias relaciones con terceros, están salpicadas de referencias históricas a innumerables acontecimientos ocurridos en el paso del tiempo del siglo veinte. Algunos se enumeran, otros, se citan, los más reciben algún comentario breve. Se presentan como un acopio de erudición, de asombro, de afirmación, de estar enterado, de pulso histórico, de seguimiento, pero nunca de análisis, de criticidad, de rebeldía, de confrontación, de enfrentamiento, de conflicto. Casi no escapa nada, ningún suceso. Es como un noticiero matutino del siglo veinte o como un recordatorio de los muertos del año. Los acontecimientos, quizás olvidados, provienen del lado oficial de la historia, el napam de Viet Nam, el Pinochet de los gringos, estos sucesos feos del "buen gringo", no se desempolvan, se olvidan, se acallan. Lo mismo pasa con la visión de la América indígena. El genocidio español no pasa de ser una leyenda negra. Hay que ver solo lo positivo, y esto, se aproxima mucho al paroxismo de la boda real que acabamos de presenciar, la boda de la vergüenza, el derroche, la ostentación, en frente de miles de hambrientos y menesterosos y vecinos de las peores y más humillantes torturas de la historia, jamás imaginables, realizadas en nombre de Dios, de la libertad y la civilización. ¡Vaya paradoja! 

 

2. Los rostros del azar: 2006

 

Esta segunda novela tiene la misma estructura de la anterior y forma parte de un proyecto ambicioso que costa de tres novelas sobre una misma problemática: un médico en el contexto europeo  en el siglo XX.

 

La novela es lineal, logocéntrica y de clásico narrador omnisciente. Por lo tat es una visión superior que conoce y maneja los hilos del relato desde una perspectiva todopoderosa.

 

En esta novela se estructuran tres momentos diferentes en espacio y codificados por tres personajes distintos que se turnan en las aventras en ocasiones alternas y que dan inicio y final a una novela que pretende ser circular. La situación inicial y la situación final son la misma en cuanto a personajes y biografías de los tres autores. Manuel (Moreno), Destroyer y Misingo, tres alcohólicos que desaparecen en los fríos asesinos de las heladas del momento, tirados en una acera.

 

Se vuelve a la temática, un tanto olvidada del naturalismo científico que explica el fatalismo como causa de los males sufridos por los personajes. Los tres, sobre todo Manuel, son víctimas del destino y se ven envueltos en un sin fin de aventuras, unas veces de gloria y otras de tristeza. Pasan por la fortuna de ganar el premio mayor, hasta perderlo todo en una vida signada por la prostitución, el alcoholismo, la destrucción del hogar y la pérdida de los valores sociales cristianos.

Luego se abre la perspectiva de Ezequiel, el joven que estudiaría medicina en Francia y se van narrando simultáneamente las aventuras biográficas de Manuel, el joven aventurero que trabaja en lo que le aparece y Ezequiel, de familia acomodada que busca sus horizintes en el estudio, la medicina y recibe una beca para hacerlo en el exterior. Así comienzan las incansables avaenturas de Ezequiel en Francia, sus viajes, sus estudios, sus encuentros amorosos, su participación en los hechos bélicos de la frontera francesa y aventuras al por mayor. Y por otro lado no se quedan atrás las innumerables aventuras de Manuel, solo que en este caso, con amoríos, prostitutas y licor.

 

Los personajes terminan degradados y sirven de ejemplo de lo que sus destinos hicieron con ellos irremediablemente planteando implícitamente la moraleja de que, la vida mal encaminada conduce al individuo al fracaso.


La novela está bien escrita, es ejemplarizante y tiene una clara pretensión: educar con ella a las generaaaciones jóvenes para lograr una mejor vida.

 

 



1 Jiménez, Rafael. Un siglo de veinte siglos. Ed. Rafael Jiménez, San José, 2001.

Alfonso Chase Brenes

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ALFONSO CHASE BRENES

(1944)

 

Alfonso Chase Brenes nació en Cartago Centro el 19 de octubre de 1944. Es descendiente de familia norteamericana de origen hebrea. Cursó sus estudios primarios en una escuela de su ciudad natal y los secundarios en San José, en el Liceo del Sur. Realizó algunos estudios  informales en México y Estados Unidos pero nunca obtuvo ningún título formal en universidad alguna. Toda su formación  intelectual, cultural  y literaria, es autodidáctica.

 

A través de sus innumerables cargos que ha desempeñado en diversas instituciones culturales y educativas del país, se encuentran, entre otras: profesor de talleres literarios en la Universidad Nacional, asesor en la Vicerrectoría de Extensión, investigador en la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje, Director de Extensión del Centro de Estudios Generales y otros cargos en dicha Universidad donde, por sus múltiples publicaciones y cargos ocupados en la educación superior se le concedió el título de Catedrático en 1989.

 

Toda su vida ha girado alrededor de la cultura oficial del país. Ha ocupado puestos de diversa naturaleza en casi todas las instituciones de Costa Rica: Editorial Costa Rica, Asociación de Autores, Ministerio de Cultura Juventud y Deportes, en donde actualmente ocupa la Dirección Nacional de Cultura, puesto al que recientemente renunció, y además ha ganado casi todos los premios que este país ha otorgado en diversas ramas del acontecer literario: Premio Magón, Aquileo Echeverría de cuento, poesía y novela, etc.

 

 

LO QUE HA ESCRITO  ALFONSO CHASE BRENES

 

 

NOVELA

 

1. Los juegos furtivos: 1967

2. Las puertas de la noche: 1974

3. El pavo real y la mariposa: 1996

 

CUENTO

 

1. Mirar con inocencia: 1975

2. Ella usaba bikini: 1991

3. Historias de las tierras del Tigre de Agua y el Colibrí de fuego: 1992

4. El hombre que se quedó adentro del sueño: 1994. (Por error de la editorial aparece                                                                                        como novela)

5. Fábula  de fábulas: 1979

6. Cara de santo: 1999

 

POESÍA

 

1. Los reinos de mi mundo: 1966

2. Árbol del tiempo: 1967

3. Cuerpos: 1972

4. El libro de la Patria: 1976

5. Los pies sobre la tierra: 1978

6. El tigre luminoso: 1983

7. Las armas de luz: 1985

8. Cultivo una rosa blanca: 1988

9. Entre el ojo y la noche: 1991

10. Jardines de asfalto: 1995

11. Esta tierra es nuestra tierra: 1976 En el libro de la patria

 

Además ha publicado muchos libros antológicos, ensayos diversos pero aquí no interesa señalarlos.

 

La primera novela que escribió Alfonso Chase Brenes la llamó Los juegos furtivos y la publicó en 1968.1

 

Formalmente la novela se identifica con una sinfonía. No es de extrañar, ni en este autor ni en otros de la misma generación, el uso de  la intertextualidad de las diferentes artes, para configurar su obra. Esto le da una significación mayor al relato y cobra relevancia sígnica. En Alfonso Chase Brenes, conocedor, no sólo de las técnicas modernas vigentes en la literatura actual, sino cultivador de la poesía, aficionado a la música clásica y lector ávido, no le es difícil utilizar esos recursos en sus novelas.

 

Juegos furtivos, es la novela de la adolescencia, del descubrimiento de sus posibilidades, del recuerdo, del sueño, de la poesía, hecha realidad. En ella, el autor ausculta el pasado, para jugar con él, distraerse, deleitarse, en su misma contemplación, pero también para explicarse el presente, su presente, sus dudas, sus angustias, sus posibilidades, sus frustraciones. El personaje más que hacer, ve, mira su origen, a través de una ventana, como podría ser de un lente, de un túnel, no importa. Es la visión de su existencia, de sus primeras experiencias. La novela se convierte así en una especie de desnudez profunda, sincera, desprovista de lo superficial, de lo convencional, de lo aparente. Por eso se asemeja a un viaje interior íntimo y sin sobresaltos, sincero y por ello más real que la realidad aparente de los convencionalismos. Se interna en el tiempo de los recuerdos para explicarse, conocerse, tal cual es, humano, suma de virtudes y defectos, síntesis del ser imperfecto, en búsqueda desgarrada de su perfección que quizás sea su misma imperfección. Esto explica los monólogos interiores, los desdoblamientos, los soliloquios, los diálogos consigo mismo. Es una novela de lucha, pero de lucha interior.

 

La segunda novela la tituló Las puertas de la noche y la publicó en 1974.1

 

Ésta es otra novela de Alfonso Chase Brenes de la intromisión, del interior psicológico, del tiempo. No es casual que juegue con los verbos en tres tiempos específicos: el presente, el pasado y el pretérito imperfecto de indicativo que es más cercano que el pasado, al presente pero más duradero, más incompleto. No importan los nombres de los personajes. Lo mismo da si es mujer u hombre. Con la primera se busca un sentido a sus desvelos y luchas y no se encuentra sino en la duración, en la imperfección porque el presente es degradado, de insatisfacción, de repugnancia, de arrepentimientos, de muerte, aunque ésta llegue de repente, como las noticias de los asesinatos que cada vez se acercan más a su propia muerte. Elisa, Cristina y Josefina más que personajes, son voces de la noche del tiempo ido, de la oscuridad, del fracaso, de la castración, de la enajenación, de la no vida, de la unión con la piedra, de la carencia, de la repetición. La vejez es el recuerdo de lo ido y lo ido cercano, lo imperfecto y el pasado, lo ilusorio, la fantasía engañosa que cierra el círculo trágico-cómico de la vida humana. En el hombre, sea presente, imperfectivo o pasado, es la lucha estéril, la guerra como fin y no como medio, la muerte como salvación al fracaso. Por eso las puertas de la noche no se abren a la luz del sol y cuando lo hacen descubren, no el mañana esperanzador, vital, sino la realidad reiterativa de lo trivial y cotidiano, el desgano, la impotencia. El pasado en la lucha por el poder, en el período de los Tinoco, no es más que un espejismo que alimenta algunas esperanzas en don Lorenzo, pero luego, antes de comenzar, se transforman en realidad degradante, por lo infructuoso, por lo repetitivo, lo lineal, lo esperado. La poesía, la imaginación sin tiempo ni medida, se presenta como el alimento esperanzador del hombre, en su lucha por vivir, por ser, por la verdad, por la libertad, por la realización.

 

La tercera novela le dio el nombre El pavo real y la mariposa y la publicó 1996.2

 

Esta novela es más abiertamente histórica. Se ubica en los tiempos de don Ricardo Jiménez, 1885, y narra, no sólo los hechos históricos sino la privacidad de los personajes, su mundo interior. Se utiliza el discurso histórico oficial, pagado, convencional para penetrar en lo oculto, en la infrahistoria, tanto de los personajes, como del tiempo, del espacio y de los acontecimientos que cobran nueva vida, nueva visión; se hacen más humanos y por lo tanto más cercanos a lo real, de lo irreal. Personajes históricos tales como doña Pacífica, don Ricardo, el pavo real, los golpistas quita presidentes, Blanco y Cervantes, Manuelita, la mariposa y toda una serie de lugares variados que van desde San José a otros países, del mercado central al Club Unión o de las barberías, a las hosterías. Es una radiografía de la época en todas sus facetas, históricas, sociales y políticas, sin escatimar las costumbres, las noticias del momento y los personajes más conocidos del pasado inmediato y el más lejano. Todo esto visto desde un presente histórico pero narrado en forma lineal por los años importantes para el conocimiento privado, oculto, disimulado, olvidado o simplemente decorado por los historiadores oficiales. Es una novela histórica que debió exigir un gran esfuerzo de estudio e interpretación de parte del autor, para poder crear su propia historia, su visión privada de esa época y darle vida, imagen, independencia, credibilidad.

 

 

CARLOS DARÍO ANGULO ZELEDÓN
(1944)
 
Carlos Darío Angulo Zeledón nació en San José el día 11 de junio de 1944. Murió en el año 2000. De profesión periodista.

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS DARÍO ANGULO ZELEDÓN

 

NOVELA

 

1.   Juegos de ceniza: 1996

 

Esta es la única novela que escribió Carlos Darío Angulo Zeledón. La llamó Juegos de ceniza y la publicó en el año 1996.1

 

Es una novela de aventuras. Utiliza el realismo maravilloso como técnica para introducir hechos sobrenaturales que conviven con los reales como algo natural. El protagonista es Juan, el Orangután mercenario que participó en 1953 en un fusilamiento de traficantes de opio en China, por invitación de un militar chino, El sargento chino, que había luchado en bandos contrarios, en la guerra de EUA contra Viet Nam y fueron heridos y confinados en el mismo hospital. Ahí comienzan las aventuras de este personaje que viaja por diferentes países y termina, antes de morir o como el mismo cree reencarnar, en Costa Rica. Es el año 1963, cuando la visita a este país del presidente de los Estados Unidos, J. F. Kennedy y el volcán Irazú, inicia la fumigación de ceniza sobre el valle central y más allá, por más de un año. En este país, se mezcla con los cubanos exilados, y con ellos inicia una serie de aventuras, tanto amorosas como de espionaje y subversivas, contra Cuba y se inmiscuye en el asesinato de Kennedy. Su esposa Amparo y sus dos hijos, Víctor y Flora, todos por separado viven diferentes aventuras de toda naturaleza, amantes, fantasmas, viajes, esculturas, revoluciones, seminarios, misiones, curas, expulsiones de la iglesia, encuentros y despedidas, muertes, hechizos, pitonisas, exorcismos, locuras, manicomios, cegueras, mudos, hospitales, cárceles, matrimonios, nietos, etc. Todas estas aventuras suceden en forma lineal y natural, en este largo recorrido por hechos históricos y acontecimientos trágicos de la naturaleza, hasta llegar al año 1979. Es un recorrido farandulero, turístico por Cuba, E. U., Alaska, Canadá, Europa, Asia, Rusia, en compañías de ballet, misiones anticomunistas, de golpes de estado por Latinoamérica, rebeliones de Víctor, primero con los derechistas y luego con los comunistas, para terminar estudiando para cura y luego de sublevar al pueblo, donde fue enviado, es excomulgado por el obispo y terminar en Rusia con esposa baletista al igual que su hermana.

 

Es una novela entretenida que rememora los acontecimientos de una historia que se inserta en la globalización. Un panorama turístico, fotográfico, olímpico, de enciclopedia que pierde en profundidad lo que gana en volumen.



1 Chase Brenes, Alfonso. Los juegos furtivos. Ed. Costa Rica, San José, 1968.

1 Chase Brenes, Alfonso. Las puertas de la noche. Ed. Costa Rica, San José, 1974.

2 Chase Brenes, Alfonso. El pavo real y la mariposa. Ed. Costa Rica, San José, 1996.

 

1 Darío Angulo, Carlos D. Juegos de ceniza. Ed. Realidad, San José, 1996.

 

Froylán Escobar González (Cubano)

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FROYLÁN ESCOBAR GONZÁLEZ (cubano)

(1944)

 

Es un escritor cubano, en San Antonio de los Baños, radicado desde hace algunos años en Costa Rica. Aquí fundó un grupo literario llamado La pluma es flecha que se reúne periódicamente, estudia y publica trabajos literarios. Casi todas las obras las ha publicado fuera de Costa Rica. Tiene como profesión el periodismo. No forma parte de la literatura costarricense. Es literatura cubana. No obstante comentamos el relato El cartero trae el domingo: 1995, por vivir, desde varios años en Costa Rica, y reconocer que es literatura costarricense.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ FROYLÁN ESCOBAR GONZÁLEZ

 

 

NOVELA

 

1. El cartero trae el domingo: 1995

2. Largo viaje de ceniza: 2001

3. La última adivinanza del mundo: 2009

 

 

CUENTO

 

1. El monte en la sombrero: 1986

2. Ana y su estrella de color: 1994

3. El patio donde quedaba el mundo: 1997

4. La vieja que vuela: 1997

5. El patio donde quedaba el mundo: 1997

6. Ella estaba donde se sabía: 2006

 

CRÓNICA

 

1. Martí a flor de labios: 2008

 

El cartero trae el domingo, considerada, por algunos, como novela, cuando realmente es un relato maravilloso moderno, la publicó Froylán Escobar González en 1995.

 

Es un relato maravilloso moderno. Sigue la estructura de los cuentos de hadas con las diferencias propias de un nuevo paradigma literario. El relato se inicia con una situación inicial negativa (Si-). El cartero, el héroe encuentra un pueblo desolado, triste, con habitantes sin memoria y sin conocimiento, con casas y edificios vacíos. No tienen  historia, no hay recuerdos. Entonces inicia el viaje de búsqueda, de explicación y  con sus amigos, el silbato y la bicicleta llegan a una casa muy vieja y ahí tiene la primera prueba (Pp), la que llamamos prueba particular en donde se encuentra con un álbum, en él las fotos de muchas personas, entre ellas la de una niña y con ella el rugido y los elementos mágicos que lo conducirán al papalotero (el abuelo) y éste a la niña Deneb. Gracias a su empeño y la buena acción que realizaba, devolverles la memoria a los habitantes del pueblo, obtiene la alianza de la niña mágica que lo ayudará a vencer la segunda prueba (Pf) que llamamos prueba fundamental que en este caso es la lucha-victoria con el gordo Señorón, no sin antes realizar una serie de aventuras maravillosas, como el encuentro con el boticario Monsieur Lumiére, el circo, el trapecista y por último la lucha-victoria ante el señor Señorón. Después de ello llega la situación final feliz (Sf+). El pueblo recobra la memoria, llegan los recuerdos y con ellos la dicha, la felicidad. Llega el domingo.

                                  

 

La forma más reducida de la estructura es:

 

Si- : Pp : * : Pf : Sf+    (*) = elemento mágico.

 

El relato termina con una carta de la niña Deneb y la respuesta de Benito, el cartero. Son explicativas, justificativas y están un tanto al margen del relato.

 

Nos gustó este relato, el tratamiento del lenguaje, ese juego de palabras, sonidos y frases le dan vitalidad, expresividad y le convierten en un lenguaje polisemántico que hace armonía con las imágenes, encuentros, hallazgos, viajes, visiones, escenas. Es un mundo mágico, maravilloso donde el lector es atrapado, sacado, extraído del mundo cotidiano, real para sumergirse en ese mundo de sueños, de fantasía pero nunca como venta de ilusiones sino como simbolización de una enseñanza. El ser humano no puede y no debe olvidarse de su historia ni personal ni nacional. Y la otra máxima es que si se recuerda el pasado, se comprende, se puede ser feliz. Vuelve el domingo. El cartero se convierte así en un pedagogo moderno. Enseña divirtiendo. Como toda propuesta restauradora, propia de los cuentos maravillosos, ésta también lo es. Al final se restituye el código social e ideológico puesto en duda, violentado, eliminado en la situación inicial. La programación social solo sufre una disfuncionalidad momentánea, que el cartero y sus amigos restablecen en la situación final.

 

Mercedes Sancho Barrantes

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MERCEDES SANCHO BARRANTES

(1943)

 

Mercedes Sancho Barrantes nació en Buenos Aires de Palmares, Alajuela, el día 15 de diciembre del año  1943.

 

LO QUE HA ESCRITO MERCEDES SANCHO BARRANTES

 

NOVELA

 

1. La casa del alto: 2006

 

Es la única novela que ha publicado Mercedes. Transcribimos el comentario de Adriano Corrales Arias, poeta y novelista.

 

"La casa del alto (Ediciones Azul, 2006) de Mercedes Sancho, es más que un relato pletórico de imágenes íntimas y familiares. Es una nueva forma de acercarnos a la historia popular a través de la historia de vida de un personaje. En este caso se trata de una mujer: la misma Mercedes Sancho. Lo interesante del mismo, como se notará, es que el personaje es la misma autora del relato. Así, en una historia de vida doble, o dialógica, el personaje central, que es la misma autora/narradora, nos invita a pasar a la Casa del alto.

 

 Esta novela/memoria/testimonio - con una presentación de Ginnette Barrantes Saénz y un prólogo de la historiadora Patricia Alavarenga Venutolo, además de una excelente edición gráfica en portada, contraportada y en las magníficas fotos del interior - nos regresa a la verdadera patria de todo ser humano: la infancia. Patria que llevamos para siempre. En el argumento la patria se forma y se reconfigura en una Costa Rica que se nos está yendo, o ya se nos fue. La Costa Rica rural con amplios potreros, bosques, ríos, cafetales, patios familiares: espacios abiertos sin contaminación y sin los peligros de la modernidad. Una Costa Rica donde la educación era ciertamente una posibilidad de asombro, conocimiento y ascenso social. Por eso la escuela y la maestra (la narradora nuevamente) son elementos y personajes imprescindibles en este sencillo pero hermoso relato.

 

 La visión femenina de la narradora nos enfrenta a un paisaje campesino donde podemos detectar los olores, las texturas, los colores, los sabores y los sonidos de una casa y una infancia/adolescencia apretujada por sus 18 hermanos y sus padres Octavio y Cleofé. Esa feminidad nos brinda la posibilidad de ingresar a la intimidad de una familia campesina, ciertamente patriarcal, con todos sus avatares y sus posibilidades de sociabilidad en el trabajo, la fiesta y el padecimiento por despedidas y ausencias.

 

 En esa familia patriarcal adivinamos la severidad y los posibles excesos de un padre celoso por resguardar y formar, dentro de los valores de su visión de mundo, a una numerosa familia. La madre, Cleofé, es el personaje que más nos sensibiliza, pues es una mujer que enfrentó 21 embarazos y 19 hijos sobrevivientes, recluida en su casa y en ese entorno de trabajo doméstico que no le permitía salir ni a los viajes de recreo que hacían su esposo y sus descendientes.

 

 En ese sentido la novela autobiográfica es una muestra de los cambios acontecidos en el país a partir de la integración de la mujer a la producción pública y privada y a la vida ciudadana. Mercedes ya no sufre las privaciones de su madre y puede estudiar y convertirse en educadora para fundar una familia más abierta y más urbana. De allí su paso a la literatura como poeta y narradora, para restaurar en el discurso la realidad vivida.

 

 Justamente ese cambio es el proceso central de la narración. El texto nos sirve hoy para, con cierta nostalgia e inquietud interna, conocer, comprender e interpretar una Costa Rica que ingresaba aceleradamente a la modernidad con las reformas sociales de los años 40 y el estado benefactor de la socialdemocracia. Hoy, quebrantado el "pacto social" y rotas muchas de esas formas de vida, especialmente en el campo con los Planes de ajuste estructural (PAEs) y con la globalización bajo esquema neoliberal, nos corresponde coexistir en una "nueva" Costa Rica. Es decir, en un país más polarizado socialmente por la concentración de riqueza en pocas manos y por la transnacionalización acelerada; por ello cada vez más inseguro.

 

 La lectura de la Casa del alto nos previene ante la amenaza de una nueva concepción socioeconómica que pretende arrasar con todos los rasgos de aquél país pobre pero solidario, pueblo rural pero esperanzado, tranquilo pero presto a defender sus más caras conquistas. La historia de una familia pueblerina (el Alto de Buenos Aires en Palmares de Alajuela) bosqueja la epopeya de los sectores populares en condiciones adversas pero en llamativos procesos de cambio.

 

 Por todo lo anterior, no dudo en recomendar su lectura como un testimonio que servirá para abordar nuestra historia reciente de otra manera, e intentar otras vías en la lucha social, sin olvidar nuestra más grande riqueza: la socialización popular desde la familia y su entorno comunal y regional. Pero además, para reconocer la poesía popular desde la sensibilidad de una mujer que no se deja atrapar ni por el facilismo costumbrista, ni por la pose seudointelectual".

 

Marcos Valverde Monge

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Marcos Valverde Monge (1943)

MARCOS VALVERDE MONGE

(1948)

 

Marcos Valverde Monge Nació en San Isidro de El General, Pérez Zeledón, el 27 de junio de 1948. La primaria la hizo en la escuela 12 de Marzo y la secundaria en el Liceo UNESCO. Luego realizó estudios universitarios en la Universidad Nacional donde amplió la carrera de maestro en secundaria. Su niñez la pasó en Pérez Zeledón. Ahí vivió en la finca de su padre y es en esta novela El paso de las olominas donde describe una serie de estampas de su niñez y adolescencia. Ha recibido algunos premios: Certamen Brunca en 1985, Certamen Brunca en 1986, Certamen Julián Marchena 1986-1987 y Certamen Ande 1987.

 

 

LO QUE HA  ESCRITO MARCOS VALVERDE MONGE

 

 

NOVELA

 

1. El paso de las olominas: 2001

 

POESÍA

 

1. La noche voluntaria del caracol: 1991

2. En la ciudad del bosque: 1993

 

OTROS

 

1. Antologías de poetas generaleños: 1988

2. Narraciones generaleñas: 1995

 

 

La novela El paso de las olominas, la publicó en el año 20011. Es una novela tradicional, monofónica, biográfica. El énfasis de ella es la descripción con pretensiones poéticas. Es la evocación de un adulto de escenas, estampas y más que ellas imágenes de su vida en la finca, su escuela pro sobre todo de la naturaleza. Más pareciera un diccionario folklórico, popular, de animales, plantas, encuentros, matices, de la naturaleza, leyendas solo que incompleto. Su visión es paradisíaca, positiva, ensoñadora, prístina, sin conflictos ni congojas, ni contradicciones. Casi no aparecen personajes a no ser imágenes espontáneas y escuetas de ellos, mudos y sin nada que contar.

 

La novela parece un calidoscopio de imágenes bellas vivido espiritualmente por un niño bueno en toda su extensión pero contada por un adulto a manera de recuerdo. Todas las evocaciones suceden en un pueblo rural y especialmente en una finca agrícola. No escapan las leyendas aunque no se narre ninguna y cuando se hace alusión a La Llorona, parece desconocer su origen. En el título "Noche pintada de luna", el párrafo final afirma:

 

"La Llorona va presurosa a orillas del río, desgreñada y sucia, perdida en el cantar del agua buscando un niño que se le fue de sus brazos entre la corriente y las piedras".1

 

Según se sabe en la leyenda  de La Llorona, ésta fue una mujer que la embarazaron, no se dice quién pero ella sabía que si su padre lo sabía la echaría de la casa junto con su hijo pues había pecado contra lo mandado por Dios. Ella cuando lo tiene, en un solar corre al río y lo tira en sus aguas como escondiendo su pecado pero Dios la condena a vagar por los ríos toda la vida buscando a su hijo. Se aplica la máxima católica que dice: ella pecó (la falta), luego viene el castigo. No se aclara nunca si pecó por engaño como solía ocurrir con las campesinas que ilusamente eran engañadas por los hijos y a veces por el propio gamonal. Tampoco importaba llevar a estas campesinas a extremos con tal de no ser castigadas por el padre machista y tiránico que se convertía en juez sin permitir oír siquiera a quien castigaba.

 

El colmo de la novela es tal que llega a incorporar como capítulo "VIII parte" un glosario. Tenemos que ser sinceros, esto lo que demuestra es un gran desconocimiento de la teoría literaria del género novelística por parte del autor y quizás hasta del editor.

 



1 Valverde Monge, Marcos. El paso de las olominas. Ed. Pérez Zeledón, C.R. M. Valverde M., San José, 2001.

1 Valverde Monge, Marcos. Ob. Cit. p. 102.

Enio Víquez Rodríguez

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Enio Víquez Rodríguez (1943)

ENIO VÍQUEZ RODRÍGUEZ

(1943)

 

Enio Vinicio del Carmen Víquez Rodríguez nació el 10 de septiembre del año 1943, en mercedes Centro de Heredia. Estudió filología española en la Universidad de Costa Rica. En ese centro de educación superior se graduó como profesor, bachiller y licenciado en Literatura y Lingüística. Se ha desempeñado como profesor de español y funcionario en el Ministerio de Educación Pública, en esa área. Actualmente vive en Tibás, San José.

 

 

LO QUE HA PUBLICADO ENIO VÍQUEZ RODRÍGUEZ

 

NOVELA

 

1. Chela y Trombón: 2002

 

CUENTO

 

1. Cuentos de María, la tierra y el hombre: 1944

 

La primera novela que ha publicado Enio Víquez Rodríguez es Chela y Trombón y salió al público en el año 2002.1

 

Es una novela positiva. A pesar de que la situación inicial de la enunciación enmarca el final de la historia desde la perspectiva de Alen Castillo, cuando dirige la orquesta de Leningrado en la catedral de San Isaac e interpreta su Scherzo para bandas.

 

"cerró momentáneamente sus ojos y dejó que su pensamiento se hundiera en el ahora iluminado laberinto de sus emociones y recuerdos más profundos."2

 

Y finalizó la novela con la misma frase, pero desde la perspectiva de su madre, Chela, cuando en el Teatro Nacional, exponía su trabajo sobre la educación especial.

 

"Chela, en medio del escenario, cerró momentáneamente sus ojos y dejó que su pensamiento se hundiera en el ahora iluminado laberinto de sus emociones y recuerdos más profundos."3

 

Así la novela se estructura desde dos perspectivas, la de Chela y la de Alen. Pero desde un presente después de que los hechos han ocurrido. Los dos narradores conocen perfectamente lo que van narrando pues ya lo han vivido. Esto hace que la novela ofrezca un punto de vista narrativo casi omnisciente, como si se tratara de un narrador que está por encima de esos dos puntos de vista que se presentan como parecidos, desde diferentes aspectos: ideológicos, visión de mundo, valoraciones, juicios, opiniones, etc. Quizás por ello se torna, en algunas partes, el discurso de la novela, muy ensayístico, tal el largo análisis y valoración apologística del director del Castella, don Arnoldo Herrera, sin que ello deje de ser merecido, en el contexto histórico referencial.

 

Otro aspecto que debe destacarse es la visión que la novela ofrece del campesino. Es mucho más ajustada a la realidad histórica y social de nuestra convivencia en el campo. Ya no aparece aquella idílica imagen del campesino como el poloncho bueno, el hombre que vivía feliz en armonía con el gamonal, en una especie de paraíso, un edén, sino el hombre y sobre todo la mujer campesina víctima de vejaciones, pobreza, abandonada a su propia suerte con hijos que educar y mantener, sin educación, no porque no lo quisiera sino por imposibilidades y limitaciones económicas y sociales. Sometida a paradigmas y códigos machistas, propios de la educación y la religión vigentes. En ella los trabajos más duros se hacían realidad, sin importar su condición humana y de sexo. Tanto sufrió y padeció en el campo como en la ciudad, a pesar de que con hidalguía, valor, entereza, nobleza y valentía supo resolver, todas las tribulaciones sola, pero sin desmayar, se levantó para proteger, crear, educar y defender a su hijo genio, que el sistema educativo, los médicos y casi todos creían limitado, minusválido. En otras palabras Chela, fue madre, padre, maestra, enfermera, doctora, y profesional, en educación especial, a la vez que trabajaba de conserje, como ama de casa, oficinista y vendedora de tortillas. Y nunca sucumbió, ni a los vicios, ni al robo, ni al deshonor.

 

Nos llamó la atención de que Chela fuera incomprendida por su madre y más que eso que era propio del machismo de la mujer por programaciones sociales, que ella se desviviera por su hijo genio y, por lo menos en la novela nunca se sabe nada de sus otros dos hijos, Pedro y Mónica, la sobrina que le dejaron en su casa. Tal vez ellos no eran héroes de novela como Alen. Al fin fue una decisión del autor.

 

Para nuestro gusto la historia de Chela es superior a la de Alen, a pesar de que las dos son parte de la misma historia. La narración de Chela se nos ofrece bajo un verosímil más espontáneo, más cercano, más posible, más humano. Lo narrado por Alen se torna más ampuloso, ensayístico, ideológico, insustancial y quizás hasta un tanto manipulado. El viaje a Rusia permitió al autor, a través de la visión de Alen, hacer una crítica a ese país un tanto superficial, efectista y poco analítica. El asombro del amor lesbiano de las dos balletistas rusas, muestra que no conoce lo que ocurre en nuestro país a vista y paciencia de todos, hasta en los mismos colegios. Quizás era más censurable lo que hacían sus dos amigos en Rusia pero eso se pasa por alto o por lo menos se ve como normal. Es parte de la visión machista del costarricense, a pesar de que ésta sea inconsciente.

 

No es fácil enfrentarse a una problemática social desde una perspectiva individual. Tanto Chela como Trombón se tratan como casos individuales aunque en el primero con mayor razón tienen causas sociales. La mujer en nuestra sociedad ha sido, es, y desgraciadamente lo será por algunos años más, explotada, despersonalizada, vista como posesión del macho, codificada, enajenada. Esto no impide que una mujer, a pesar de ello, logre triunfar y llegar a superar los conflictos y obstáculos encontrados en el desarrollo de su proyecto de vida y Chela es ese ejemplo que se realiza sola, sin hombre alguno, los que tuvo a su lado, no servían para nada (a pesar del socialismo de uno de ellos), estudió hasta llegar a ser oficinista y se le admiró por su conocimiento sobre la educación especial y se realizó como madre, por lo menos de un hombre Alen, no lo sabemos si fue lo mismo con Génova. Los logros la hicieron feliz, pero su vida no fue un camino de felicidad o por lo menos de pleno desarrollo. En otras palabras, el hombre degradado que busca valores en una sociedad corrupta, difícilmente termina feliz. Esto suele suceder en los cuentos de hadas pero no en la vida real. El final feliz de ambos personajes puede ser referente histórico, veraz, y haber existido, quizás en más casos de lo que podamos imaginarnos, pero no es lo corriente, sino lo excepcional. Por ello, las novelas de las últimas décadas, las más reconocidas por la crítica experta, no contienen héroes sino antihéroes.

 



1 Víquez, Enio. Chela y trombón. Ed. Perro Azul, San José, 2002.

2  Es en la parte inicial.

3 Es al final. La situación inicial y final de la enunciación es la misma.

Roxana Pinto López

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ROXANA PINTO LÓPEZ

(1943)

Roxana Pinto, se graduó como psicóloga. Es egresada de la maestría en Diplomacia. Nació en San José, Costa Rica en el año 1943 y una maestría en el año 2000. Parte de su adolescencia la pasó en París y fue ahí donde se graduó de psicóloga, estudios que había iniciado en la Universidad de Costa Rica. Posteriormente, en esa institución realizó una maestría en  Literaruta Hispanoamericana. Trabajó como psicóloga en el Hospital Nacional Psiquiátrico y en la Fundación Paniamor en el tratamiento de la prevención contra el abuso físico y psicológico de los niños. Ha dirigido Talleres y Seminarios de relaciones interpersonales y de autoestima.

 

En 1999, además participó en los Días de la Investigación de la Universidad de Costa Rica. Paralelamente, entre 1992 y el 2000, realizó talleres y seminarios sobre las relaciones interpersonales y la autoestima.

 

En el año 2000 integró el Comité que organizó un coloquio sobre la literatura de las mujeres en Costa Rica en el museo Calderón Guardia, en San José, en el cual participó. También, fue integrante  del tribunal en el concurso de ensayo del Movimiento de la Juventud. En el año  2001, participó en la Expo UCR en la ciudad universitaria Rodrigo Facio, donde estuvo encargada de valorar los textos.

 

Del 2001 al 2002, fue profesora e investigadora en el marco del programa de "Géneros e identitad" en el Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericana (CIICLA) de la Universidad de Costa Rica. Del 2002 al 2004, integró la Comisión de Promoción de la Lectura en la Cámara del Libro de San José. Paralelamente a sus actividades universitarias, la señora  Roxana Pinto López siguió una carrera de investigadora, de ensayista, de poeta y de narradora entre 1990 y el año 2004. Así, fue autora de una colección de poesías  titulada "Noticia de silencio", el ensayo "Frida Kalo: una experiencia de límites", la novela "Donde ellas" y de numerosos artículos en periódicos y revistas especializadas costarricenses o extranjeras tales como Archipiélago (México), Ístmica (Universidad de Costa Rica) y Mapalé (Canada). Nombrada como Embajadora de Costa Rica en Francia, presentó sus credenciales el 6 de junio de 2005.

 

LO QUE HA ESCRITO ROXANA PINTO LÓPEZ

 

 

NOVELA

 

1. Donde ellas: 2004

 

POESÍA

 

1. Noticia de silencio: 1996

2. Frida Kahlo: 2001

 

ENSAYO

 

1. Mujer y depresión: 1990

 

Esta primera novela de Roxana pinto, publicada en el año 2005, Donde ellas...1, utiliza como discurso literario un diario que encuentra en una vieja casa del barrio Amón, de su madre, donde pasó la niñez y su adolescencia. La autora es el mismo personaje Ela. Es un viejo truco muy usado en la literatura universal. Se trata de la biografía de Ela, personaje femenino que abre su corazón, su vida privada al conocimiento de todos.

 

La novela es polifónica a pesar de que utiliza una segunda persona que desde un saber omnisciente guía a los personajes. Es importante la utilización del tiempo y el espacio que fracciona la linealidad y le da un aire innovador.

 

A pesar de que la novela abre la intimidad de Ella como una hija prisionera de la ideología conservadora de su madre, sus regaños y temores hacia ella ante los peligros del mundo que la llevan a casi encarcelar a su hija y obligarla a las mismas vejaciones que ella sufrió de su padre español y su madre, no se presenta únicamente como una novela de censura a esa educación. Es el núcleo de ella pero paralelamente se narran otras situaciones importantes.

 

Ela se manifiesta como una mujer vital, capaz de vivir su vida independiente sin casi limitaciones. Es profesional, trabaja en un periódico llamado El Imparcial, vive sola después de la muerte de su madre en un departamento en el centro de San José, tiene relaciones íntimas con su jefe Enrique en el trabajo, antes las realizó con un joven cuando era colegiala en su misma casa cuando su madre había salido por algún tiempo. Luego se va a vivir sola a un pueblito lejano de la ciudad llamado Junguaniquil en una cabaña y un lugar paradisiaco. Desde ese lugar comienza a dar cabida a voces de mujeres, unas posesivas como Matilde y otras como su tía Eleonor hasta que muere su esposo de un paro respiratorio cuando a los setenta años realizaba relaciones sexuales con una joven de veinte años.

 

Así comienzan a desfilar "las otras", "las ellas", las mujeres víctimas de los prejuicios del parecer, de la sociedad machista, de la religión hipócrita alienante, mientras ellas asiste en su diario a esas vivencias frustrantes, comienza a vivir un anhelo, conocer las hierbas medicinales y así invita a Carao un mexicano conocedor de ellas. Con él aprende cada detalle de las plantas y llega a unirse en una relación sexual liberadora. Pero su gran proyecto comienza a vislumbrarse y aparece luego de que su empleada le cuenta su vida llena de pobreza y la lista de hijos de diferentes hombres que había parido. Unos estaban con ella pero otros los había dado en adopción. Es aquí donde Ela comienza su gran embarazo y con él su proyecto inicial y vital: escribir una novela  y el diario que leía día a día, solo interrumpido por breves episodios se fue convirtiendo en esa  obra por nacer.

 

Las mascaras de su tía Leonor le sirven para crear dentro de su ser esa novela, cuya esencia era demostrar las diferentes máscaras que les tocaban vivir y emplear a todas las mujeres. La misma Ela sentía que era, por momentos otra ella y por eso dio como nombre al fruto de su vientre el nombre "Donde Ellas" como símbolo no solo de su creación sino de todas las mujeres víctimas de esta sociedad enajenante y machista. Su parto fue recibido con felicidad y la alegría desbordó su pequeño mundo.



1 Pinto, Roxana. Dondeellas... Ed. Ojos de Perro Azul,  San José, 2005.

Floria Herrero Pinto

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FLORIA HERRERO PINTO

(1943)

(Imagen propiedad de la autora)

 

Floria María Herrero Pinto nació en El Carmen,  hospital Calderón Guardia, San José el día 23 de noviembre del año 1943. Es licenciada en Artes Plásticas. En 1979 recibió el premio Carmen Lyra de Literatura Infantil por su obra El planeta verde. En 1987 ganó un concurso en Argentina con un poemario. En 1991 obtuvo el primer lugar en el concurso de Literatura Juvenil Esperante auspiciado por la universidad de Northeasten, Illinois con su libro No se detiene el tiempo. Es Premio Carmen Lyra por su libro Planeta Verde en 1979.

 

En 1987 ganó un concurso de poesía de la Fundación Gibré, en Buenos Aires Argentina y en 1991 obtuvo el primer lugar en el concurso de Literatura Juvenil Esperante auspiciado por la universidad de Northeastern Illinois, con su libro No se detiene el tiempo.

Ha escrito otros libros de Literatura Infantil, tales como El duende Bambú, El robot enamorado, La peña Bruja y Los pasos del sueño en poesía. También se dedica a la fotografía como arte.

 

En 1992 publicó su primer libro de poesía para adultos que tituló Galope de luces. Fue traducido al inglés.

 

LO QUE HA ESCRITO FLORIA HERRERO PINTO

 

NOVELA

 

1.   No se detiene el tiempo: 1997

2.   El lugar verdadero: 2004

 

CUENTO

 

1. El planeta verde: 1979

2. El duende

3. Bambú

4. El robot enamorado

5. La peña Bruja

6. Frente al tiempo: 2002

7. El duende Bambú: 2003

8. El Planeta Verde: 2004

9. Abuelas que vuelan: 2006

10. El día en que las hadas: 2010

 

POESÍA

 

1. Los pasos del sueño: 1989

2. Galope de luces: 1992

 

No se detiene el tiempo es su primera novela y la publicó en 1997, a pesar de que la escribió en el año1991.1

 

Es una novela de la que llaman infantil. No lo creemos así, a pesar de que la narración se detenga en los recuerdos de una niña de ocho años y se extienda hasta la adolescencia. El punto de vista superior es de una narradora adulta que concede la voz a un personaje femenino de ocho años y conforme avanza en edad va narrando sus vivencias en una especie de viaje interior. Se da una especie de paralelo entre el transcurrir del tiempo biológico de la niña, social e histórico y el paso cronológico de su edad. Pero este prestar la voz a la niña es solo un pretexto porque el mismo lenguaje, su dominio, su visión de mundo, sus reflexiones son de una adulta que evoca los recuerdos de niña hasta la llegada de la adolescencia.

 

"Dicen que se enamoraron los dos de la misma perra, aquella zaguatilla coqueta que venía a buscarlo de noche."2

"- Genaro vino de Europa con su título de doctor en una mano y su eterno bastón en la otra. Desde que me vio, se quiso casar conmigo. Yo tenía doce años."3

 

Esta expresión subrayada es acusadora de la perspectiva de adulta de quien narra, aunque se disfrace de la niña María, de doce años. Más adelante agrega:

 

"En esa época vivíamos en una casa frente al parque, muy grande y pintada de verde y blanco."1

 

Nos detenemos un poco porque este tipo de fenómenos ocurren con mucha frecuencia en las novelas costarricenses, aún en las actuales. Lo mismo sucede con el tratamiento del tiempo y el espacio en todas sus variantes. Pero el narrador y sus relaciones con el tiempo, el espacio y los acontecimientos, es muy importante. De él depende el verosímil del mundo mostrado en la novela, la distancia con el autor y el lector social, el tipo de lenguaje utilizado y la credibilidad de lo enunciado. De ninguna manera se trata de eliminar la biografía de cualquier novela, cuando precisamente defendemos el carácter privado como un rasgo esencial en este género. Nada se crea de la nada y la ficción, los embustes de la novela, solo son el producto creativo que parten de la realidad, social, ideológica y biográfica del autor y sus contextos. Pero lo cierto es que el verdadero embuste del artista consiste en convertir todo ese material real en una nueva realidad que represente la esencia de la realidad que alimenta su creación y no las circunstancias.

 

María, la niña, desde la respectiva de la adulta, da a conocer sus experiencias vitales ante su familia, el código social de ella, sus prejuicios y valores. Deja ver la disciplina férrea de su abuela y sus tías con excepción de Isaura que es víctima del mismo código moral alienante. La niña es vista como una futura madre, ama de casa, servidora del macho, obediente, ajustada a los cánones estúpidos de la religión católica y más si se trata de una familia emigrante de España. Su visión es crítica pero impotente por lo que se convierte en un héroe degradado igual que Isidoro, sufre la imposición machista de su abuela y añora la ternura de su abuelo, pasan por sus ojos la revolución del cuarenta y ocho, la participación de sus tíos, la búsqueda de su padre para apresarlo, las injusticias hechas a los campesinos por su misma familia, la muerte de Pedro, la expulsión de Herminio de su trabajo por su abuela ya que era sindicalista. Es la toma de conciencia de una niña casi adolescente de la injusticia social, la desigualdad entre los ricos (ellos) y los desposeídos (los trabajadores de su misma hacienda). Novela de denuncia sin aspavientos, tierna, dolorosa, de desaliento, desamor y desencanto. 

 

 La segunda novela, El lugar verdadero, la publicó en el año 2004.2

 

Esta novelita es una versión renovada de la primera. Sigue siendo tradicional y manteniendo los mismos defectos señalados para la anterior. Es aún más ensayística y la autora mantiene su punto de vista de lo que dice, pues casi no se detiene a narrar. Es un discurso del decir, opinar, demostrar sus puntos de vista. El personaje central sigue siendo la adolescente María e incorpora a un tío Gorgonio, un tanto sátiro y su hermano Ruperto. También se enuncia la presencia de su prima, de igual edad, Alicia, unos primos, otras tantas tías y su hipotético novio. Hasta la narradora-autora participa en lo dicho:

 

                    "Cuando regresaron a la ciudad tenían el corazón

estrujado de  nostalgia. El clima  cambia totalmente,

una nube negra lo cubre todo, y el ruido de

los carros nos deja sordos".

La idea central, pues el discurso es ensayístico, es que María simboliza a una joven rebelde, víctima de la educación de su familia y de las monjas del colegio Sión, donde estudia. Sufre una especie de enajenación educativa y se convierte en una mujer, parodiando a Yadira Calvo, víctima y cómplice. Así se describe una serie de situaciones donde la voz de la autora va sugiriendo o presentando momentos en que la adolescente actúa en escenas típicas de los ricos hacendados: vacaciones en sus fincas cerca de la Reforma, una cacería de los tíos (muerte del pájaro bobo), el clásico paseo al puerto y algunas superficiales aventurillas, algunas escenas en el colegio y su relación con las monjas, una fiesta, el cumpleaños, una boda, etc. Todas ellas sirven de marco para desarrollar la tesis de que las mujeres sufren en una sociedad machista, los vejámenes de los hombres (para ellos es el Paraíso, para ellas la pureza y la sumisión) y desde luego detrás de esa visión cierta pero muy simplista está la religión como causante directa de esa desigualdad de género.

 

No se podría negar que la tesis de este ensayo-novela, se ajusta a la verdad pero lo que más sorprende en el final. Tanto las tías, como la madre de María, ejemplo de sumisión  y amor incondicional a su marido, se sobreponen, inician un proceso de mejoramiento, cultivan las tierras dejadas por los hombres en abandono, cambian de conducta y se convierten, de repente en estandartes de mujeres liberadas y emprendedoras. La misma María cambia radicalmente de conducta y convierte sus sueños evasivos en acciones prácticas al lado de la madre que antes odiaba y ahora admira. Hasta su padre, se acerca de nuevo a la casa y comienzan una nueva vida. Todo sucede como por obra de magia, pues la religión sigue siendo la misma, las programaciones sociales no variaron. En otras palabras cambiaron los efectos sin alterar las causas. Un buen deseo pero difícil de suceder. Por eso la novela violenta el verosímil del texto constantemente y la visión crítica inicial termina en un final de cuento de hadas: es la clásica estructura de consolación. El mismo título señala la dirección de lo deseado: el lugar verdadero. Suponemos que existe otro falso.

 



1 Herrero Pinto. Floria. No se detiene el tiempo. Ed Farbe, Norma. San José, 1997.

2 Ob. Cit. p. 19.

3 Ídem, p. 23. El subrayado es nuestro.

1 Ídem, p. 39.

2 Herrero Pinto, Floria. El lugar verdadero. Ed. Farben, San José, 2004.

 

Rafael Ángel Herra Rodríguez

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RAFAEL ÁNGEL HERRA RODRÍGUEZ

(1943)

 

Rafael Ángel Herra Rodríguez nació Alajuela Centro, el 18 de noviembre del año 1943.   A los seis meses se enfermó de fiebre malta y eso lo obligó a  vivir con sus abuelos en Canoas, pueblito del cantón de Alajuela, mientras que sus papás permanecieron en San Carlos. Sus  abuelos eran solventes económicamente y tenían una finca cafetalera, así como sus tías con quienes vivía.

 

De niño, oía los cuentos e historias muy variadas que contaba su abuelo. Esto- dice él- le agradaba mucho. También guarda gratos recuerdos de su estancia en La Agonía de Alajuela, donde vivió algún tiempo. Ahí experimentó la entrada de un toro en su casa, cosa que era frecuente que sucediera en Alajuela, cuando los toros se escapaban de la plaza. Este acontecimiento le servirá más tarde para una de sus novelas: Viaje al reino de los deseos.

 

A los seis años entró a la escuela, en 1949, pero debió abandonarla por una crisis de su enfermedad. Luego en 1950, lo hizo de nuevo, esta vez en la escuela Guatemala. Años después pasó a la escuela Carlos Gagini Chavarría y, por último volvió a la escuela Guatemala, donde terminó sus estudios primarios, en el año de 1955. De esta época, dice él, que era buen estudiante y que le gustaba el dibujo y sobre todo hacerlo con lápices de color, las artes y dibujar paisajes y sobre todo la lectura de ficciones.

 

Inició los estudios secundarios en  1957, en el Instituto de Alajuela. Contó con todos los medios para realizarlos, libros, dinero, etc. Es del criterio de que tuvo buenos y malos profesores y que el estudio de la literatura que recibió no fue adecuado y  no le motivó, a pesar de que años después fue  de su interés. Le gustaba escribir poesía amorosa.

 

De joven se desempeñó como locutor de radio en la emisora Progreso de Alajuela, durante los sábados y domingos. Se graduó en el año de 1961, a los 17 años. Luego ingresó a la Universidad de Costa Rica en 1962. Ahí recibió los Estudios Generales y tuvo como profesor a Constantino Láscaris quien influyó positivamente para que se decidiera a estudiar Filosofía, a pesar de que pensaba estudiar Derecho. En 1964, deja de estudiar Derecho que llevaba paralelamente con Filosofía y decide ingresar en los Estudios Clásicos. Empezó decididamente a escribir poesía, cuento, ensayo. Publicó durante dos años una página en el periódico La Nación y en el Semanario  Universidad.

 

El primer mérito lo obtuvo  cuando ganó el premio de la Alianza Francesa sobre Pascal.

 

En 1967 se graduó en las dos carreras: Filosofía y Estudios Clásicos. Presentó la tesis en 1968 sobre Sartre y los prolegómenos a la Antropología.

Viajó a estudiar  un postgrado, en Filosofía, a Alemania, en 1968. A los cuatro meses de permanecer en ese país, se casó con una costarricense, en 1969. En ese país fue profesor Huésped en las Universidades de Bamberg y Giessen. Desde 1973 dirige  y edita la Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica. Se doctoró en la Universidad Johannes Gutenberg, Maguncia. Ha cursado estudios de filología clásica, literatura comparada y filología románica. En la Universidad de Costa Rica obtuvo el Bachillerato en Estudios Clásicos y la licenciatura en Filosofía y Filología. Fue Director de  la Escuela de Ciencias de la  Comunicación Colectiva (periodismo) de la Universidad de Costa Rica. También ha sido Director del Suplemento Literario del periódico La Nación, llamado Áncora. Ganó un concurso centroamericano y del caribe de radioteatro artístico auspiciado por la Westdeutscher Rundfunk de Colonia y el Instituto Goethe de San José. Actualmente (año 1998) fue nombrado Embajador en Alemania por el gobierno de Miguel Ángel Rodríguez, lo mismo que ahora, con el gobierno de Abel Pacheco.

 

Es padre de una hija.

 

Ha publicado innumerables ensayos sobre diferentes temas, tales como, Autoengaño: palabras para todos y sobre cada cual: 2007, Carlos Monge Alfaro, la filosofía de la educación y de la universidad: 1965, Las cosas de este mundo: 1990, Crítica de la filosofía global, quinientos años después y otro tanto más.

 

 

LO QUE HA ESCRITO RAFAEL ÁNGEL HERRA RODRÍGUEZ

 

 

NOVELA

 

1. La guerra prodigiosa: 1986

2. El genio  de la botella: 1990

3. Viaje al reino de los deseos: 1991

4. D. Juan de los manjares: 2012

 

 

CUENTO

 

1. El soñador del penúltimo sueño: 1983

2. Había una vez un tirano llamado Edipo: 1983

3. La divina chusma: 2012

 

POESÍA

 

1. Escribo para que existas: 1993. En el año 2011 se edita en italiano.

2. La brevedad del goce: 2012

 

TEATRO

 

1. Narciso y las dos hermanas: 2011

2. Viaje al Reino de los deseos: 2011 (adaptada para teatro, y presentada en el TN por la CNT bajo la dirección de Mauricio Astorga)

 

 

También ha escrito varios ensayos, tales como: Líder y los prolegómenos a la antropología, Violencia, tecnocratismo y vida cotidiana (1984), Lo monstruoso y lo bello. Conversaciones con Amigheti, y otros que no citamos por escapar al interés de este libro.

Obras de Filosofía:

 

1. Sartre y los prolegómenos a la antropología (Primera edición en 1965 y la segunda en 1983), ensayo.
2. Violencia, tecnocratismo y vida cotidiana (1991 y traducido al francés), ensayo.
3. El desorden del espíritu. Conversaciones con Amighetti (1987).
4. Lo monstruoso y lo bello. Ensayos de estética (1988), ensayo.
5. Las cosas de este mundo (1990), ensayo.
6. ¿Sobrevivirá el marxismo? Compilador (1991), el pensamiento de importantes intelectuales en relación con el tema.
7. Autoengaño (ensayo, 2007)

 

La primera novela recibió el nombre La guerra prodigiosa  y la publicó en 1986.1

 

Es, sin lugar a dudas, una novela de aventuras, desde el inicio hasta el final. Como los libros de caballerías, en busca de justicia, aquí simbolizada por el bien, pero no en forma absoluta sino relativa. Así como don Quijote se sanchifica y Sancho se quijotiza, en esta novela se da una evolución en los personajes, símbolos del bien y el mal. Tanto el Santo, representante del primero se relativiza hacia el mal, como el mal absoluto termina relativizándose hacia el bien. Es la guerra prodigiosa de dos polos opuestos que terminan luchando por el mismo objetivo: viajar a Alejandría para dar muerte a Semíramis. Antes deben pasar por innumerables pruebas, tal y como sucede en los cuentos de hadas.

 

La novela pertenece al genero maravilloso y esto hace al autor, acudir a la técnica de la intertextualidad y la utilización de un lenguaje expresivo propio de la época que novela, pero la temática del bien y el mal, la vida y la muerte, la justicia y la injusticia, siempre estarán presentes en la vida humana, sin importar el momento histórico. Los personajes son harto conocidos y el tratamiento de ellos una innovación, a pesar de que los espacios y conflictos parecieran, a primera vista, reiterativos, no lo es así. La guerra se convierte en un prodigio, en una convivencia, en una transformación, en una metamorfosis y ello es esencial y clave en la novela. Las voces de los personajes, sus conflictos, y sobre todo las vivencias, pueden ser conocidos pero los resultados están condicionados en el juego de la fantasía, de la creación, de una diferente y sustancial visión del mundo. No importa si la novela se parece o no al Quijote, si toma el estilo, a veces de Cervantes y conduce a los personajes a través de múltiples aventuras a metas semejantes o si son producto de los cuentos maravillosos de hadas, lo cierto es que el autor abre una importante veta en la literatura nacional y esto de por sí ya tiene su importancia.

 

Otro aspecto que se debe señalar es el distanciamiento del autor del mundo narrado y el narrador. Esto permite dar vida, tanto a los personajes primarios como a las voces ocasionales de los secundarios. De esta manera, temas y acontecimientos tratados en otros momentos, cobran originalidad, en esta nueva y particular visión de ellos y le da carácter universal desde su propia particularidad. La verosimilitud en la novela se mantiene en forma coherente.

 

La segunda novela la llamó El genio de la botella y la publicó en 1990.1 También es una novela que se inscribe en el género maravilloso, quizás en demasía. A pesar de ser una novela lúdica, irónica, no logra alcanzar méritos para catalogarse como la novela que dio el salto hacia horizontes universales. Tiene, eso sí, el mérito de ofrecer una poética literaria moderna. El autor refleja en esta obra un conocimiento sobre literatura, poco común en nuestros escritores, y da un derroche de las particularidades esenciales del arte literario y sus características. Desde esta perspectiva la novela se abre a una clara y manifiesta explicitación  de rasgos esenciales en la creación literaria, tales como lo verosímil, el punto de vista, el distanciamiento del narrador, la perspectiva, la realidad de la obra literaria y su autonomía, su privacidad, su posibilidad del uso de la intertextualidad, carnavalística,  el juego lingüístico, y la relatividad de lo real, fuera y dentro, de la novela. Es una superación a la anquilosada y aldeana necedad de hacer de la obra literaria una copia de la realidad histórica y social.

 

El uso de un genio y los textos maravillosos de los conocidos cuentos de hadas, las leyendas y mitos universales y particulares, así como el poder de la palabra, dan al autor una libertad expresiva absoluta y de ello se aprovecha. El diálogo entre el genio Aldebarán y el perro Perropinto, así como los diálogos entre el maestro y Diógenes que nos hacen recordar, quizás en abundancia, los diálogos de Platón o de Sócrates y sus discípulos, así como Las mil y una noches, cuentos narrados por una legendaria reina llamada Sherhezada que trataba de evitar su muerte, narrando historias interesantes al sultán, forman la estructura enunciativa del relato. Es la instancia que permite ir conociendo ese mundo de sueños, anhelos, vivencias, tragedia, del hombre contemporáneo. A través de ellos y de los cuentos truncados, alterados, reiterativos, a veces cansados y aburridos, de los círculos viciosos, los sísifos, las falacias y justificaciones, engaños y atisbos, se abre un abanico caleidoscópico de la vida cotidiana reflexiva del hombre, sus respuestas y más que ellas sus interrogantes a los pequeños y grandes problemas del ser, sus necesidades, sus angustias, el bien y el mal, la muerte, el destino, la pasión, los sueños, los deseos, los encuentros, el amor, el engaño, la consolación y todos esos pequeños y grandes problemas universales del hombre.

 

El juego novelístico está representado por tres instancias conceptuales importantes: El sazebacepmor que es el truco más usado por el autor de escribir las palabras de atrás hacia delante. Esta palabra representa el concepto "rompecabezas". Luego aparecerá el laberinto y al final de la novela, el crucigrama. En la página 151 formaliza una figura parecida a un árbol donde se cruzan diferentes formas de la misma palabra "encrucijada" y en la base está el laberinto y el germen de la vida: el semen. Pareciera que el autor, a través de los juegos lingüísticos, la intertextualidad de relatos y los juegos discursivos del perro, el genio, el maestro y Diógenes, ante la vida, el destino, la libertad, la condición de hombre, privilegiado por el lenguaje, capaz de crear, engañar, soñar, imaginar, se inclina por éste como germen, origen de la esencia del ser consciente, racional, el homo parlante. Por ello el perro es privilegiado por el genio al darle el poder de hablar, aunque fuese por 24 horas y a través del lenguaje logra evitar el castigo: la muerte. Pero al final lo deja en su estado de bestia y al hombre en la encrucijada laberíntica como marioneta tratando de liberarse del Minotauros, a través de Teseo.

 

Es una narración lúdica, erudita, jocosa, a veces, y aburrida en otras, pero invitadora a pensar, discurrir, reflexionar y reírnos de nuestras propias impotencias, carencias, sueños, imposibilidades, frustraciones, de nuestra propia naturaleza.

 

Ese encuentro casual del genio con Perropinto abre la virtualidad de ofrecer una visión conceptual logocéntrica, europeista sobre el mundo y los valores. Se parte de un genio todopoderoso a quien el perro le da la libertad y como recompensa no le ofrece cumplir deseos o beneficios sino la muerte, en el final del día o la noche que se avecina. En ese tiempo, le exige que le entretenga contando cuentos, historias, leyendas (La Llorona y la Cegua) o partes de ellas. Le da el don de la palabra pero condicionado a su mandato. Al final le quita el don del habla y le deja en su estado natural.

 

Esa situación inicial propia de los cuentos de hadas y no pocas narraciones, en todos los tiempos de la cultura occidental y norteamericana, evidencia una premisa incondicional. Te doy esto pero tú debes hacer esto y aquello. Los beneficios los obtendrá el menesteroso si, y solo sí, se cumplen las condiciones expuestas. Y aquí se desarrollan un sinnúmero de castigos y premios, si el personaje cumple o no, con lo solicitado. ¿Es esto libertad?, ¿ayuda? Rotundamente no. Se trata, en el fondo, de lograr seres que se comporten bajo mis paradigmas, mis condiciones, mi visión de mundo, mi moral. Esta narración de Herra está llena de ejemplos bajo esa máxima.

 

Viaje al reino de los deseos la publicó en 19901  y es su tercera novela.

 

Es una narración que pertenece, al igual que las anteriores, al género maravilloso:

 

"Después de aquel arrebato de locura, vagué por las calles de Uruq, un día, una noche y un día más de carnaval. En la embriaguez de las ficciones a las cuales me abandoné mágicamente (al fin y al cabo era yo, su ayudante, quien inventaba las historias del tiranuelo Maese Pedro), me dio por confundirlo todo y por imaginarme que me sucedían aventuras incomparables y que era un robot al cual habían condenado a buscar el Libro de los deseos."1

 

Esta explicación la da el mismo personaje y se mantiene dentro de la historia. En el último capítulo, se aclara que el Caballero Orellabac (caballero) es el mismo Tremolán, el ayudante de Maese Pedro, el Titiritero que es la historia que Baltasar leyó al niño en su  tienda  de compra-venta, el día que un toro entró en su casa y él huyó por temor. La historia, según  el viejo Baltasar estaba en un baúl viejísimo que abandonaron los piratas en la playa. Éste es el truco final del origen del manuscrito y la historia del relato.

 

La novela consta de dos perspectivas básicas: la del Caballero Orellabac, narrada en primera persona por él o en tercera persona por un narrador  omnisciente que asume su punto de vista y que está cercano al caballero  y la perspectiva de Tremolán,  que aparece en el capítulo cuatro. Ésta es narrada en tercera persona y va paralela a la primera. Es más corta y hay un sólo personaje, Tremolán, que también emprende una búsqueda extraña por las calles de Uruq, un día de carnaval. Como lo señalamos, ambos son la misma persona, sólo que Tremolán soñó que era un robot, una máquina. Esto  se aclaró al final. La narración de Tremolán juega una especie de contrapunto a la historia que ocupa mayor atención en la novela, la del Caballero Orellabac, por eso es corta, descriptiva, escénica y de poca duración, donde se intercala en cada capítulo.

 

La historieta de esta novela es sencilla: Un Caballero (¿Don Quijote?), llamado Orellabac2 (al revés caballero), creación de un titiritero llamado Maese Pedro, hecho  de hierro, sale a rodar mundo en busca de El Libro de los Deseos. Esta es su meta. Al igual que en los cuentos de hadas o maravillosos, el personaje parte de una situación degradada de necesidad espiritual: carecía de sentimientos, era una máquina y lo gobernaba el destino (el amo, el tiranuelo, su titiritero) y  estaba destinado a obedecer siempre ciegamente. No tenía  deseos y por lo tanto no era humano. De esta forma inicia su recorrido (Como Dante en La Divina Comedia) por diferentes lugares. Como sucede en los cuentos maravillosos, enfrenta luchas-victorias, tareas-cumplimientos, padece fracasos cuando desafía las prohibiciones y tiene aliados para resolver las más difíciles empresas. Cuando obedece las órdenes  tiene éxito y se hace merecedor a elementos mágicos que le ayudan en sus luchas. Anillos, espadas, pelos, pócimas, etc.  Forman una gama de elementos mágicos que de una u otra  forma le conducen por el sendero de la victoria final. Pero la novela redunda en tareas, viajes, aventuras, luchas, enfrentamientos, etc. En los más increíbles sitios: castillos, torres, pirámides, ríos, mares, esferas, etc. Esto permite a la novela recorrer los más variados y estrafalarios lugares, las más maravillosas, espantosas e increíbles formas, sobre todo geométricas. Se enfrenta a  figuras mitológicas, semihumanas y, experimenta la visión de  juegos de colores y luces así como de palabras. Es como un calidoscopio, un carnaval de figuras y colores, contrastes, ambigüedades, contrapuntos, juegos, sonidos etc.

 

La estructura del relato maravilloso llega así a lo que hemos llamado la prueba fundamental que es la lucha-victoria contra el Dragón, no sin antes enfrentarse al Tiranuelo que lo hace merecedor a la joven Dulceluz (¿Beatriz?) que le guía hacia la torre donde está la Biblioteca, lugar en el que se decía estaba El Libro de los Deseos, también le ayuda Laquelee (La que lee), mujer que encuentra en La Pirámide, antes de desencantar a Dulceluz. Con estos aliados llega a la Biblioteca y ahí se encuentra con una niña que  lee arte de su historia en El libro de los Deseos pero se deja una hoja que el Caballero lucha por conseguir. Al final la niña le señala un libro de donde obtiene la espada negra que le permitirá vencer al dragón (prueba fundamental), figura mitológica que inicia y termina la historia. El dragón es como un símbolo del poder de los tiranos, con el que intimida al pueblo. Por ello,  al final, el Caballero  es destruido por  los Cazahierro, después de vencer al dragón y hacerse merecedor a la vida humana, su vida es símbolo de muerte:

 

"y entonces Orellabac, el Caballero Metálico, reconoció el deseo y, con el deseo, el dolor y el fin de todas las cosas. En el vértigo de morir quiso la vida y, deseando  la vida con desesperación, recordó que en realidad se llamaba Tremolán, y le vino a la memoria el episodio extraordinario a causa de la cual había enloquecido y se había quedado sin memoria: trabajaba en el teatro de Maese Pedro, ya  tarde, escribiendo la historia de un Caballero y un Dragón, cuando de pronto el dragón y  el Caballero  estaban ahí, entre llamaradas de luz..."1

 

La aventura termina cuando el Caballero Orellabac sufre la transformación final de máquina en ser humano: su esencia es desear, sufrir y morir, en fin tener sentimientos. Esto lo diferencia de las máquinas. Así un mago, un titiritero hace que una máquina recorra un mundo maravilloso (una vida) para que busque la esencia de los humanos y muera al encontrarla.

 

Es una novela bien estructurada, cinematográfica, para ser "vista" más que leída, ingeniosa que logra mantener interesado al lector en casi toda ella. Está, posiblemente, llena de símbolos: el poder del tirano (el dragón) que mantiene a sus súbditos bajo el temor y la intimidación y haciéndolos ignorantes, la doncella Dulceluz, que lo guía a la Biblioteca que simboliza la sabiduría, el conocimiento, la memoria, la niña que muestra los libros como portadores del conocimiento, la vieja Laquelee, el dragón, el toro, las esfinges, las figuras geométricas así como el Palacio de los Espejos, etc. Todos ellos simbolizan o muestran un pequeño momento de la vida de un personaje en ese peregrinar por el mundo, en busca de su propia imagen, su propio ser, su propia esencia, hasta que encuentra la muerte. Ese mundo está lleno de apariencias, de irracionalidades, de sueños, de pesadillas, de dolores y placeres, por ello, el día de carnaval representa muy bien esa vida, esa búsqueda de sí mismo, de su propia identidad. Escapa al interés de este libro realizar un análisis detallado de estos aspectos. Sólo señalamos sus posibilidades.

 

La cuarta novela que llamó D. Juan de los manjares, novela de Rafael Ángel, la última y recién publicada por Alfaguara (2012),1 es sin temor a equivocarme la más renovadora y experimental que hasta hoy conozcamos.

 

" La palabra no siempre tolerable ni fidedigna de los Miserables, las noticias de la prensa, ciertas alusiones ocasionales de Juan sobre sus amores y algunas entrevistas, me ayudaron a mascullar una historia fragmentaria que al final acabé emborrando en un texto con algo de novela erótica, picaresca y cierta inclinación al género policiaco." (p. 273).

 

Dicho en otras palabras un mural, un carnaval de géneros, tipos, asuntos, voces, puntos de vista, temas, tonos, que bien encajan en nuestra denominación de novela polifónica sinfónica.

 

El juego formal se inicia entre los narradores y los destinatarios. Un esquema nos puede ser útil:

 

AUTOR ENUNCIACIÓN ⌡ LECTOR. La novela se inscribe en la enunciación. El autor y el lector no forman parte del texto literario. Ahora bien la Enunciación está compuesta por tres elementos básicos: SUJETO DE LA ENUNCIACIÓN, ENUNCIADO Y DESTINATARIO). El enunciado a su vez posee un Sujeto de Enunciado y un Oyente. De esta manera lo que la teoría tradicional llama Narrador omnisciente, suele ser el sujeto de la enunciación. Ahora bien en determinado momento le da la palabra a un personaje y éste cuenta, narra y por lo tanto se convierte en el sujeto del enunciado y crea su propia enunciación. Así cada personaje tiene las posibilidades de ser sujetos de sus propias historias e intercambiarlas con otros personajes. Lo mismo ocurre con el destinatario (que suele llamarse lector cuando el narrador sujeto de enunciación primaria así lo hace, tal y como con frecuencia aparece en esta novela. Ej. "Querido lector, " p. 271), cuando lo incorporan como personaje del enunciado. Esta complejidad dialógica, poco estudiada y casi ignorada por nuestros escritores sino es en las formas tradicionales, cobra relevancia en esta novela. Así el lector social, usted y yo, hombre o mujer, asistimos a un relato que  violenta todas las estructuras tradicionales y se inscribe en un experimento muy rico en posibilidades formales y semánticas. Es precisamente en este carnaval de voces y puntos de vista donde debemos ejercer un rol de investigador, más que de voyeur, mirón, o samueleador como suele llamarlo el autor.

 

Desde esta enriquecedora estructura paradigmática se insertan, por lo menos tres historias o temáticas un tanto diferentes pero totalmente ligadas que son básicas en la novela. La primera tiene que ver con Los Miserables, grupo de amigos con un perfil unificador que los convierte en voces, narradores, visores de una sociedad que transcurre en su misma cotidianidad. Son asiduos visitantes de bares capitalinos y tienen un día y una hora fijas para sus encuentros: los viernes al caer la noche. Las cantinas varían, según sus gustos y costumbres, pero por lo general no tienen predilección alguna.

 

Estos señores, casados o solteros, eso no interesa, tienen su propio perfil y sus mismos nombres los delatan: El Triste, Ovidio El poeta, Pedro Blablablá, Juan de los Manjares, etc. No hay mujeres entre ellos y solo de vez en cuando se incorpora Diana, la investigadora de los crímenes  en serie de mujeres que son noticia en los medios de comunicación.

 

Este grupo ve y describe, comenta y critica la vida social del momento: Son los chismosos y criticones de todo lo que se mueve a su alrededor. No escapan así de sus lenguas, la farándula, las modas, la poesía, la política, las mujeres, el fútbol. Nos extrañó que la religión no fuera motivo de sus cavilaciones.

 

La novela se convierte en un manjar en sí misma, se deja saborear y el lector a pesar de que busca posiblemente otros manjares se asoma a los expuestos a través de la cerradura. No ve posiblemente lo buscado y lo apenas atisbado lo deja confuso. No participa de la cena y se conforma con la apariencia. Muchos pasan así ante la vida, entre tinieblas porque la alcoba está oscura y el invitador no lo deja saborear sus manjares y es que quizás estos son también de mentirillas. La escena es más soñada que vivida, más anhelada que disfrutada.

 

Es así como las voces de ese discurso llamado novela ofrecen en dos niveles, por lo menos, el mundo del parecer y el otro, el oculto, el del ser. Y ese lector fisgón no desea sino ver el de las apariencias, no quiere penetrar y se resiste a ser detective en el mundo del ser, ese maravilloso mundo de la mujer más allá de la piel, que pondrá en evidencia, el dilema existencial en ella que tiene que ofrecerse como pastel para el disfrute de otros pero no de ella misma.

 

Es así como la novela ofrece ese abanico polifónico de las conversaciones superficiales en bares, restaurantes y pasarelas. Y si el lector es avisado lo problematiza, lo degrada pues es víctima y victimario de ese mundo también degradado que lo robotiza, lo enajena por no decir lo idiotiza. No solo la mujer es un objeto al servicio de esa sociedad devaluada sino el hombre. Ambos son protagonistas de esa comedia y pareciera que la disfrutan pero la voz trasgresora del autor posibilita a través de ese mundo verosímil cómico, trágico, degradado, su toma de conciencia, lo sacude de la modorra, de lo cotidiano y aceptado como normal y lo tira de cabeza por el hueco de la cerradura para que por lo menos se asome a contemplar su propia miseria.

 

Si bien es cierto en la narrativa costarricense aparecen casos aislados de la incorporación del lector como personaje en la novela, tal el caso de José Marín Cañas que en una poco conocida novela, Lágrimas de acero, en media novela, se deja decir: "Ahora incauta y encantadora señorita, detengámonos a examinar, estos tres corazones" y yo me llevé tamaño susto que terminó en una maliciosa sonrisa, la verdad es que el lector social pocos se han atrevido a incorporarlos aunque, sobre todo en las novelas policíacas juegan un papel importante ya que por encima del hombro del detective, se colocan las miradas de los lectores y viven casi como personajes esas vivencias. El autor sí suele incorporarse como personaje, tal y como sucede hasta en las obras de teatro como es el caso de Aristófanes en la comedia que se presenta en estos días dirigida por María Bonilla. Claro está que en ambos casos se convierten en personajes, entes ficticios de la obra literaria.

 

Al final solo quedan los abrojos:

 

"Flor Salvaje. Así me llamaron. Hoy solo queda lo salvaje. Desde hace mucho tiempo se marchitó la flor.

El rostro del espejo ya no se fascina mirándome" (p. 216).

 

El proyecto de Flor Salvaje había fracasado.

 

"Sin muchos rodeos, llegamos al punto: D. Juan, el ágora de los miserables, las pobres muchachas asesinadas, Flor Salvaje, el fumador de dientes amarillos y sus interminables cigarrillos, el clan, la trata de blancas. A decir verdad, aquella noche tocó a la puerta de mi casa la oportunidad de colmar vacíos que no podía disimular mi relato fragmentado y pobre en detalles.". (pp. 284-285).

 

 

Se cierra el círculo de la enunciación.

 

Hay una oportunidad para el lector social y es convertirse en ente de ficción, una especie de narratario que con o sin permiso del narrador entre en el texto literario creado y se rebele contra el narrador y no permanezca frente a la cerradura de la puerta y solo vea lo poco que le permite ver ese huequito. Yo crié mi propio visor y penetré en todos los aposentos y escenarios y logré mirar más de lo que me permitía el narrador. No solo vi el mundo aparente de los personajes sino sus manipulaciones, sus congojas y pasiones, tanto como sus placeres.

Visité a los mis miserables y hasta oí los versos del poeta que nadie atendía y las discusiones entre ellos sobre las mejengas del futbol tico y las corruptelas de los políticos de turno y hasta las envidias de los miserables por los inimaginables noches de lujuria de D. Juan.

 

Ya entrada la noche, lo visité para fisgonear esos manjares gustativos y llenos de erotismo, entré por la cerradura de su casa y me dirigí directo a su alcoba pues sospechaba que visitaría en vivo la mansión de todos los placeres, pero me llevé una sorpresa. En la espaciosa cama dormía como un bendito D. Juan y roncaba como temeroso de que lo despertaran y más al lado, semidesnuda y con un libro grueso y de portada negra, a la luz de una lámpara pequeña, leía Flor Salvaje muy concentrada y ensimismada, LasCincuenta sombras de Grey.

 

Al final llegué a la casa del narrador y sin molestar entré directo a la biblioteca pero no había ojeador unos cuantos libros que llamaron mi atención cuando, oí unos gritos en la alcoba y preocupado de que me encontrara con el asesino de mujeres, modelos de prendas de vestir, pues podía percibir lamentos evocativos a Dios, ¡Ay Dios, ya, ya, por favor. No esperé por más razones y penetré. Lo que vi no me asustó porque en la cama luchaban, el narrador y Diana, que de cazadora se había convertido en cazada y su cara no era de moribunda sino de agradecimiento. Salí de ahí con una sonrisa dibujada en mi rostro.

 

Sí trasgredí ese  mundo ofrecido en la obra y disfruté más de la creación que quienes por miedo no pasaron el hueco de la cerradura.



1 Herra Rodríguez, Rafael Ángel. D. Juan de los manjares, Alfaguara, San José, 1012.

 



1  Herra Rodríguez, Rafael Ángel. La guerra prodigiosa. Ed. de la Universidad de Costa Rica, San José, 1996.

1 Herra Rodríguez, Rafael Ángel. El genio de la botella. Ed. De la Universidad de Costa Rica, San José.

 

1 Herra Rodríguez, Rafael. Viaje al mundo de los deseos. Ed. De la Universidad de Costa Rica, San José, 1990.

Óscar Aguilar Bulgarelli

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ÓSCAR AGUILAR BULGARELLI

(1943)

 

Óscar Aguilar Bulgarelli nació en San José Centro el día 16 de julio del año 1943. Es catedrático jubilado. Su especialidad es la Historia que ejerció en la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional. En esta última ejerció cargos importantes en la Administración Académica.

 

Ha publicado gran cantidad de libros y ensayos sobre historia, sobre todo de Costa Rica. Además ensayos sobre aspectos históricos y un sin fin de artículos periodísticos, sobre todo de Política.

 

Ocupó por algún tiempo la Dirección del Canal 13, televisora Cultural del país.

 

 

LO QUE HA PUBLICADO ÓSCAR AGUILAR BULGARELLI

 

NOVELA

 

 

1. A las puertas del infierno: 2002

 

ANÉGDOTA

 

1. Variopinto: 2007

 

A las puertas del infierno,1 es el nombre que Óscar Aguilar Bulgarelli dio a su primera novela.

 

Esta es la única obra literaria que conocemos de este profesional.

 

A pesar de ser una novela de corte tradicional, con narrador omnisciente director del discurso narrativo, aún en las disertaciones o diálogos de los personajes, lineal, monofónica y sin pretensiones literarias más allá de lo necesario, tiene gran importancia por cuanto muestra un lenguaje asequible, un discurso sincero, directo explícito y de gran impacto en el lector.

 

A veces se podría advertir un verosímil forzado pero la tónica de la historia hace que pase inadvertido y de poco impacto. La problemática tratada o sufrida por los personajes permite acaparar la atención del lector y llevarlo a emociones de alto nivel solidario y comprensivo que aporta la realidad social del discurso narrativo.

 

No se dan resoluciones trilladas a los problemas que sufren los personajes, ni críticas valorativas sino que se presentan los acontecimientos casi desnudos, tal y como van sucediendo. Es lo que antes se llamaba novela de denuncia pero sin juicios de valor propios de un narrador ideologizado o tendencioso. La realidad expuesta es de tal magnitud que impide los comentarios o distractivos.

 

Es Manuel, su esposa y la niña María de los Ángeles la familia que vive en un tugurio y afronta la pobreza con valentía y honradez y que al final logra salir del "infierno" para volver al campo, junto a su familia e iniciar un final mejor para todos, no sin antes, repito de saborear la amargura y los engaños de los políticos de turno y las penalidades de los que tienen que acudir a la criminalidad si es que desean que sus seres queridos tengan, por lo menos el sustento diario.

 

Tal vez no se profundiza en la problemática social y política del país, quizás porque no era necesario, bastaba colocar a los personajes en ese ambiente y seguir su diario trajinar. Es posible que con ello logre el autor un mayor impacto emocional en el lector sobre todo aquél que tiene pocos conocimientos académicos pero un caudal enorme de experiencia.

 

Novela sin grandes pretensiones literarias pero con un gran valor humano que es digna de leerse y meditarse.

 



1 Aguilar Bulgarelli, Óscar. A las puertas del infierno. Progreso Editorial, San José, 2002.

 

Alejandra Gutiérrez George Nascimento

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ALEJANDRA GUTIÉRREZ NASCIMENTO

(1942)

 

Alejandra es hija de Joaquín Gutiérrez Mangel y Helena George Nascimento. Nació en EL Carmen, San José el día 26 de diciembre del año 1942. Pasó su niñez e infancia en Chile, de donde es oriunda su madre. Ahí terminó su educación secundaria. También vivió en Venezuela parte de su juventud. En 1969 se gradúa en el Instituto Estatal de Artes Escénicas de Moscú (GUITIS) como master of Arts en Dirección Teatral. Ahí tuvo como sus maestros algunos destacados discípulos de Constantin Stanislavsky, y además le tocó vivir en Moscú entre el 2004 y el 2005 recogiendo la realidad que vive actualmente el teatro en la nueva Federación Rusa. En  Octubre del 2005 tuvo el honor de estrenar "El Coordinador" de Benjamín Galemiri en el Teatro Ermitage de Moscú. La misma sala donde se inició el Teatro de Arte y donde éste estrenara sus dos primeros espectáculos: "El Zar Fiodor Ioanovich" de Tolstoi y "La Gaviota" de Chejov.

Ha sido Profesora de Actuación Teatral, Dirección y Teoría Teatral de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México),   Universidades de Chile,  Católica, ARCIS, Finis Terrae, UNIACC y de las Américas. Se ha desempeñado como Directora Artística de la Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica, Coordinadora del Centro Universitario de Teatro UNAM y de la Compañía Nacional de Teatro del INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes de México).

Luego se traslada a Chile donde trabaja como profesora de teatro en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, durante el período 1969 a 1973 y dirige en el ITUCH. De regreso a Costa Rica, en 1973, después del golpe de Pinochet, ocupa el cargo de Directora de la Compañía Nacional de Teatro, desde el año 1974 a 1977 y recibe en el año 1975 el Premio a la mejor dirección teatral.

 

En 1979 obtiene, en Varsovia, el doctorado en Ciencias Humanísticas con su tesis "La Dramaturgia en la Novelística de Dostoievski."

 

A partir de 1980 se traslada a trabajar a México, en la UNAM.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ALEJANDRA GUTIÉRREZ NASCIMENTO

 

 

NOVELA

 

1. María sin casa y sin amo: 1980

 

CUENTO

 

1. Zarcillos: 1966 Mención Honrosa por la Revista Chilena El Siglo.

2. La Gioconda: 1993

3. Dos caminos, dos vidas: 1993

4. El jardín de la osadía: 1998

5. Tras la ventana: 2002

6. La soledad no se ve en los espejos: 2002

 

 

La novela María sin casa y sin amo,1 la publicó en 1980.

 

Es su única novela y su tamaño es pequeño. La novelita es de corte existencial. Desde el inicio lo muestra, cuando se asoma en el agua y se ve reflejada. Eso la insita a recordar y a buscar sentido a su vida, no sin antes, sentir la fuerza, por adentrarse en ella. El personaje es femenino, María Espino.

 

Se ubica en un espacio natural, ríos, montañas, fuentes y diferentes puntos cardinales. Es María la que recibe la atención de la autora. Ella soporta todos los conflictos y acontecimientos. Sobre ella descansa la historia. Es una mujer poetisa, música, soñadora, viajante, trovadora de la vida, de la belleza del terruño, de la libertad, del sueño. Ella misma, poco  a poco, se va convirtiendo en un poema, como la propia novela, un canto perenne a la vida, a la naturaleza. Y tal vez su mayor conflicto existencial es lo efímero de la vida, sobre todo, en aquello que es trascendente, por ello la muerte, la desaparición de todo lo natural, vidas, instantes, vivencias, al desaparecer, le hacen daño, le entristecen, la violentan, la amargan.

 

"No me pongas rojos-suplicaba- yo me moriré pronto, no hay rojos en mi cara."2

 

La muerte la desconsuela, la llena de pavor. La posible muerte de su hijo en manos de los soldados le aterra. La narradora presenta este momento de la siguiente manera:

 

"Y comprendió que no volvería jamás a ver a su hijo. Y para seguir viendo cerró los ojos con fuerza, como si quisiera volverlos hacia sus entrañas. Cuando los abrió, los soldados yacían en tierra y el minero se secaba el sudor con el antebrazo."1

 

El título es más que elocuente. María es la búsqueda de la libertad. La mujer encarna ese ideal. Sin casa y sin amo. Canto a la mujer libre, a la esperanza, a la fe, y tributo a la lucha, a la persistencia, a la solidaridad, al amor, más allá del interés.



1 Gutiérrez Nascimento, Alexandra. María sin casa y sin amo. Ed. Nascimiento, Santiago de Chile, 1980.

2 Ob. Cit. P. 24.

1 Ob. Cit. p. 25.

 

Mario Gatjens González

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MARIO GATJENS GONZÁLEZ

(1942)

 

Mario Gatjens González nació en Cerrillos de Esparza, Puntarenas, el 18 de marzo de 1942. Trabaja como vendedor de libros.

 

LO QUE ESCRIBIÓ MARIO GATJENS GONZÁLEZ

 

 

NOVELA

 

1.   Frente a sus puertas: 1979

 

 

CUENTO

 

1. Cuentos para dormir a Rasputín: 1970

2. El pozo triangular: 1977

3. El gallo Stradivarius: 1989

 

POESÍA

 

1. Poemas para confirmar que somos inmortales: 1994

 

Frente a sus puertas es la única novela que conocemos de Mario Gatjens González. La publicó, por primera vez en 1979 y la segunda edición en 1990. 1

 

Nos gustó esta novela. Inicia como una novela biográfica con relatos del mismo personaje, José Arias, un joven de apenas veinte años, guanacasteco, que sale de su provincia a buscara trabajo en San José, sin dinero pero con grandes esperanzas de resolver sus angustias económicas. Logra obtener trabajo por comisión en una compañía de venta de libros, especialmente enciclopedias. Si vende gana la comisión y si no lo hace, nada. Así comienza su peregrinar por las casa de los ricos en el barrio Amón en busca de ventas que en los primeros días no llegan. Poco a poco va creciendo en el negocio y después de narrar sus aventuras comerciales, llenos de anécdotas, llega a se el candidato idóneo para ocupar la gerencia de la compañía. Es ahí, al final de los relatos cuando comienza a recordar a su pueblo natal, sus habitantes, amigos y no tan amigos pero por sobre todo evoca las relaciones entre los campesinos pobres y el gamonal, las tristezas y congojas de unos y la estulticia ciega por el dinero de los otros, no sin antes referirse al libidinoso cura que los visitaba cada muerte de obispo. Es aquí donde cierra en forma clara la hipocresía de los ricos, su ignorancia, sus relaciones egoístas con los que no tienen, los tratos desiguales e injustos con los que humildemente piden trabajo, los engaños, las falsas ilusiones y por sobre todas las cosas la insensatez de un sistema vacío que despersonaliza, crea robots con rostro humano que pasan por la vida sin dejar huella, fantasmas de sí mismos y carentes de ideales capaces de hacerlos felices, reales, humanos, dignos de mirarse en el espejo de su propio ser. Habitantes del parecer y nunca del ser.

 

Al final los poemas dejan escuchar la voz de un coro que canta su decisión de renunciar a la compañía y regresar a su terruño, tal vez sin dinero pero lleno de vitalidad.

 



1 Gatjens González, Mario. Frente a sus puertas. Gráfica Litho Off-Set, San José, 1990.

Francisco Cartín Rodríguez

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FRANCISCO CARTÍN RODRÍGUEZ

(1941)

 

Francisco nació el 15 de abril de 1941 en San José. Se graduó de médico cirujano en la UNAM, México, 1966. Es hijo de Andrés Cartín Morales y Concepción Rodríguez.

 

Realizó estudios de postgrado en la Universidad de Costa Rica y en el Mount Vernon Hospital de Nueva Cork sobre cirugía, medicina del adolescente y gestión Local de Salud. Se ha interesado por conocer la problemática de la violencia familiar.

 

Escribe novela y cuento. Pertenece al taller literario que dirige Carmen Naranjo Coto.

 

 

LO QUE HA ESCRITO FRANCISCO CARTÍN RODRÍGUEZ

 

 

NOVELA

 

1. ¡Baila rumbera...Baila!: 2000

 

CUENTO

 

1. De molinos y otras cosas: 2006

La primera novela que ha escrito recibió el nombre ¡Baila rumbera...Baila! y la publicó en el año 2000.1

 

Es una grata sorpresa haber leído esta novela de un autor poco conocido en el ámbito literario. La obra es polifónica, multifacética, carnavalística y utiliza una serie de perspectivas y verdades relativas que le hacen ofrecer una historia compleja del mundo de las relaciones humanas y sobre todo familiares. Maneja con gran propiedad el punto de vista y aleja el narrador de lo narrado, lo suficiente para abrir las narraciones, desde ángulos propios de los personajes o acercamientos disimulados, de una voz omnisciente. Con ello la novela se torna creíble, importante, crítica, contestataria y muy humana.

 

No hay duda de que la sociedad actual ofrece una temática desgarradora para la convivencia interfamiliar y hay un polo que sufre las consecuencias de unos valores caducos, unipersonales, enajenantes y disimulados o ignorados por una parte mayoritaria de los componentes sociales y sus instituciones, sean éstas formales, como la educación y la religión o informales como la tradición cultural popular y las costumbres. Esto retrata, desnuda, ausculta, devela, la novela. El código tradicional en que descansan las relaciones personales en el hogar actual, está en crisis. El papel clásico de la mujer y los hijos, tal y como nos lo han programado durante tantos años, no responde a unos valores justos, equitativos, propicios para ejercer la libertad, la felicidad y el desarrollo personal de todos los miembros en inigualdad de posibilidades. Es lo que comúnmente se ha llamado machismo pero que hoy ha llegado a extremos intolerables, como es el asesinato.

 

La novela ofrece una gama compleja de situaciones donde la mujer es víctima del maltrato y la vejación por parte del hombre. Abuelos, padres e hijos, viven, sufren, padecen, son víctimas de ese lugar común llamado hogar que asfixia sus vidas y los obliga a sufrir de diferentes formas: ignorarlas, maltratarlas de palabra, ofenderlas, agraviarlas, avergonzarlas, forzarlas a realizar lo que no desean, privarlas de las más elementales formas de vida, pegarles físicamente y hasta atentar contra sus vidas. A los hijos, explotarlos, obligarlos a estudiar lo que no les agrada, casarlos, con quienes ellos creen, son personas adecuadas. En otras palabras castrarlos, convertirlos en sus fracasados proyectos e impedir, desde todos los puntos de vista que sean ellos mismos, felices o no pero bajo su entera responsabilidad y elección.

 

Toña, la hermana que defiende hasta con su vida a Mariana y se convierte en aliada de ella y Marcela que se rebela contra la tiranía e insolencia de su padre, son las mujeres que con su conducta, su aguante, su valentía, su coraje, se enfrentan a una sociedad latinoamericana machista. La primera, no sólo deja a su marido e hijos y regresa a su casa, en San Carlos a rehacer su vida, ya vieja, sino que se convierte en un ejemplo para sus propios hijos y su hermana que sale a correr mundo para lograr cumplir sus metas. No le aparece un ambiente fácil, debe trabajar, luchar, arañar, bailar, cantar y una gama increíble de trabajos para ir conformando su mundo, su felicidad, sus alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, pero al fin sus propias y posibles decisiones hasta llegar a morir de tuberculosis, en tierra mexicana, olvidada por su hijo Mario y esperada con amor por su hermana, Toña.

 

Las dos familias, la de los padres de Toña y Mariana y otros más, así como la formada por María Antonieta y Fernando, son corrientes, no tienen nada de sobrenatural ni extraordinario. Son dos hogares cristianos como miles en este país. Lo extraordinario es el papel que juegan las mujeres, no todas pero al fin, las dos hermanas rompen con entereza, con valentía, la cárcel de horror, que tras las puertas de una casa, bonita o fea, grande o pequeña, con garaje o sin él, con finca o sin ella, encierra, para las mujeres e hijos en general, la fuerza y la brutalidad de machos que se creen dueños de ellos por la gracia de Dios y el beneficio que da el poder.

 

Por último deseamos señalar que la novela no es un clásico panfleto de feminismo histérico sino un mural de relaciones humanas complejas donde unos miembros sufren más que otros y nadie es feliz. Todo bajo el manto de un lenguaje altamente literario y por ello polisémico.

 



1 Cartín Rodríguez, Francisco. ¡Baila rumbera...Baila! Ed. Perro Azul, San José, 2000.

Guido Sandoval Salas

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GUIDO SANDOVAL SALAS

(1941)

(Imagen propiedad del autor)

 

Guido Antonio Sandoval Salas nació en Atenas, Alajuela, el día 31 de mayo del año 1941. Estudió teología y obtuvo el grado de Bachiller. Se ordenó como sacerdote en 1966. Fue director de Radio Meaux y ejerció el sacerdocio en varias parroquias y Asesor del Movimiento Familiar Cristiano. Dejó el estado clerical en 1968 y se casó. Es padre de tres hijos y ejerce como profesor en Guápiles de Pococí.

 

LO QUE HA ESCRITO GUIDO SANDOVAL SALAS

 

NOVELA

 

1. La Cárcel: 2000

 

La Cárcel es la primera novela que ha escrito Guido y la publicó en el año 2000.

Es una novela tradicional, monofónica, lineal, de narrador omnisciente cercano al autor.
 
Hacía mucho tiempo que la temática religiosa crítica no era objeto directo de una novela. Prácticamente desde la novela de Jenaro Carmona Valverde, Ceremonia de Casta (1914), no leíamos sobre el celibato, la corrupción formal de la iglesia, en sus mandos superiores, las relaciones de poder económico y político, expuestos con tanta crudeza y realismo.

 

Esta novela tiene el mérito de que el autor fue un sacerdote, obtuvo las dispensas necesarias y se casó y formó una familia. Por lo tanto es conocedor, desde adentro, de la privacidad en las relaciones entre la jerarquía y sus subalternos. Claro está que algunos aspectos denunciados son del conocimiento público aunque casi nadie hace referencia a ellos. Tanto los medios de comunicación, como los artistas, han ignorado el papel corrupto de la jerarquía eclesiástica o por lo menos lo han tratado (salvo el periodista Parmenio Medina) superficial o muy tangencialmente. Aspectos como los denunciados en esta novela, suspender un cura y enviarlo a un pueblito lejano, por razones ideológicas-políticas, por denunciar la injusticia social o el papel corrupto de los gobernantes y los hacendados o las compañías extranjeras explotadoras de los trabajadores, las complicidades entre la jerarquía católica y los gobernantes, las prebendas, la consolidación de los intereses personales y de grupo, etc.

 

"Allá en Lagunas, la ley era San North, el dueño del emporio bananero...acá en el pueblo del Edén, lo era Tico Mata. Ambas con la misma insana ambición por más y más dinero y mil sueños de grandeza y poder."1

 

La historia es simple: El cura Jesús, hijo de indígenas, es enviado al pueblo el Edén para acallar su voz de denuncia. Se enamora de Marielos, hija del hacendado Tico Mata y esto lo hace odioso a los ojos del latifundista que además se ve envuelto en la muerte de su padre, después del incendio de su casa. Deja la casa cural del cura Blond y viaja a San José, en busca de trabajo. Ahí es bien recibido, por un amigo periodista, dueño del periódico, La Conciencia, y trabaja durante un tiempo, pero la situación económica del periódico lo hace buscar trabajo. En una manifestación es apresado y llevado a la cárcel. Ahí comienza una vida llena de aventuras. Conoce las torturas, es expuesto al público, como instigador, conoce a un camarada, Arturo, con quien establece relaciones de solidaridad. Un grupo rebelde los saca de la cárcel, con violencia y él se ve recluido por ese grupo revolucionario comunista, se le adoctrina y lo convierten, aparentemente, en un miembro más de él, pero Jesús nunca deja su vocación doctrinal, su creencia en Dios, el rechazo de la violencia y el amor a la libertad y la paz, con justicia social. Huye de ellos, antes de que realicen un atentado, y se dirige a la casa cural de Blond. Antes de llegar ahí, pasa por una serie de aventuras en la zona atlántica, se ejecuta la muerte de un candidato a la presidencia y su hijo (futuro esposo de Marielos, por conveniencia) y, en principio, le echan la culpa a él, gracias a un pañuelo que lo incriminaba. A la llegada donde Blond se entera de los acontecimientos, éste le cuenta, acerca del asesino de su padre, que no fue Tico Mata sino un peón, que estaba enamorado de su madre. Don Tico Mata es enterado de quién había sido el que le había quemado su casa, por medio de Blond que obtuvo la verdad cuando el asesino estaba por morir. Así la novela termina en mundo feliz, Tico Mata perdona a Jesús, apresan a los verdaderos criminales del político y las puertas de la casa del hacendado se abren al futuro yerno.

 

Este final de telenovela no compagina con los conflictos que plantea la novela. Es una salida que no obedece al verosímil del texto. Los conflictos sustantivos de la novela desaparecen, como por encanto, se resuelven a nivel individual, cuando eran planteados a niveles sociales, existenciales y políticos. Preguntas como las planteadas en el inicio de la novela, tales como la naturaleza de una revolución, ¿pacífica?, ¿violenta?, ¿a través de la educación? ¿Cómo eliminar la corrupción, eclesiástica y política? ¿Cómo obtener la justicia social? La novela se inclina por la educación, por la no violencia, por el camino de la verdadera religión, la de Cristo. Pero el final de la obra no hace justicia a la problemática que plantea, vigente, actual, compleja, inhumana, desigual, etc.

 



1 Sandoval Salas, Guido. Ob. Cit. P. 11.

 

Edgar Guadamuz Rosales

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EDGAR GUADAMUZ ROSALES

(1941-2006)

 

Jenaro Edgar Guadamuz rosales nació en Quebrada Honda, Copal de Nicoya, el día 19 de septiembre del año 1941. Educador. Publicó la novela Grietas del Llano. Murió el 10 de octubre del año 2006.

 

 

LO QUE HA PUBLICADO EDGAR GUADAMUZ ROSALES

 

NOVELA

 

1. Grietas del Llano: 2000 

 

Flora Herrera Fonseca

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FLORA HERRERA FONSECA Y SU ESPOSO

(1940)

 

 

Flora Herrera Fonseca nació en el cantón central de Heredia, el día 20 de septiembre del año 1940. Es de profesión, abogada.

 

LO QUE HA ESCRITO FLORA HERRERA FONSECA

 

NOVELA

 

 

1. Las pavas tirándole a las escopetas: 2001

 

 

Las pavas tirándole a las escopetas es la primera novela, así la llama ella, publicada por Flora Herrera Fonseca, en el año 2000.1

 

Creemos que no reúne las condiciones del género novelístico y que su valor literario es escaso. Esto de ninguna manera quita el mérito que tiene el libro desde otras perspectivas. Consideramos que esta obra es un testimonio importante y que debe ser considerado por quienes se interesan por la aplicación de la justicia en nuestro país y la funcionalidad de las instituciones correspondientes. La autora, a través de numerosas pruebas documentales plantea una hipótesis de gran relevancia para la vida democrática de nuestra nación, la credibilidad de nuestras instituciones y explicita fehacientemente la corrupción de los funcionarios públicos y las autoridades implicadas en los casos expuestos.

 

La hipótesis abre las siguientes interrogantes: ¿Es la justicia costarricense creíble? ¿Se aplica a todos por igual? ¿Existe corrupción en el Poder Judicial de Costa Rica en general y los juzgados en particular, así como en los Municipios? ¿Son algunos o muchos administradores de la justicia sobornables? Pareciera, después de  leer la obra que el testimonio de esta pareja de esposos, Marcelina y Leo, demuestran en carne propia que las preguntas tienen una respuesta positiva. No se podría, quizás generalizar esta hipótesis pero cabe preguntarse hasta dónde este caso se repite aún hoy, en sus aspectos fundamentales denunciados.

 

Un caso sencillo que debió resolverse sin necesidad de acudir a los tribunales se convirtió, por negligencia, malos procedimientos, complacencias, prepotencias, ignorancia de algunos funcionarios, servilismo, en un caso complejo, enredado que hizo mucho daño a personas inocentes, a una comunidad e incurrió en gastos burocráticos onerosos y pérdida de tiempo. Da la impresión de que esa práctica de los municipios por resolver los problemas sin estudios adecuados, a la buena de Dios y creer que las comunidades se van a beneficiar con la llegada de personajes adinerados que  impresionan con un saco  lleno de promesas deslumbrantes pero que luego de obtener sus granjerías se vuelven lobos y dejan a los pueblos peor que antes de su llegada. Los mismos funcionarios se hacen de la vista gorda cuando se trata de empresas poderosas y sucumben ante los  ofrecimientos que por lo general olvidan.

 

Todos los días escuchamos en las noticias reportajes de constructoras de casas que no cumplen con lo establecido. Se retiran o se dan en quiebra y dejan a los clientes sin dinero y sin casa o no cumplen con las características de las viviendas que se comprometieron a entregar. Obtienen los permisos para realizar las urbanizaciones sin estudios por parte de las municipalidades, sin contar con agua potable para satisfacer las necesidades de los futuros habitantes o cumplir con las exigencias del sistema de cloacas, alcantarillados, zonas verdes, encunetados, aceras, etc. Las comunidades después, si es que les entregan algún día la casa, se tienen que organizar para realizar los proyectos que la misma administración de la urbanización debió cumplir. En muchos casos ni siquiera se hace un estudio de tierra para saber si los terrenos son aptos para la construcción de casas de habitación y ¿qué decir de los permisos municipales para establecer talleres, cantinas, discotecas, plazas de deportes, iglesias (a veces escandalosas) y otros negocios que no son propios para la tranquilidad y la salud de los moradores?

 

El caso del libro testimonial abre una serie de deficiencias políticas que enmarcan a la justicia como arbitraria, partidaria, interesada (y no por ser pronta, adecuada y cumplida) irrespetuosa del debido proceso e incapaz de resolver hasta los más elementales conflictos contravencionales. Y no es por falta de leyes o contradicciones entre ellas sino por conveniencias, intereses particulares, ignorancia o desconocimiento o funcionarios sin ninguna preparación como es el caso de los policías de Barba. Este tipo de no justicia o injusticia, acarrea una serie de males. No solo a los que padecen su ineficacia sino al país y la credibilidad del mismo sistema judicial y esto es sumamente grave. La Defensoría de los habitantes no debería de existir y de hecho no existiría si los ciudadanos tuvieran una justicia adecuada e igual, para ricos y pobres, negros y blancos pero pareciera que eso no es posible.

 

El caso de esta urbanización en San José de la Montaña de Barba, perteneciente a la provincia de Heredia, no es único y esto es lo más preocupante. Por otra parte si esta odisea jurídica la sufrió una pareja de esposos con grado académico alto, ella es maestra, y con conocimientos fundamentales de sus derechos y deberes como ciudadanos y dispuestos a defenderlos ante los encargados de impartir justicia. Nos preguntamos ¿qué no les podrá ocurrir a campesinos o ciudadanos sin estudio y que aceptan con impresión lo que le ordena cualquier don nadie vestido de pajarraco? Lo que sucede en el país es grave. Se está generalizando un alto grado de desconfianza e incredibilidad en las instituciones del estado y los encargados de proteger los derechos de los ciudadanos.

 



1 Herrera Fonseca Flora. Las pavas tirándole a las escopetas. Herrera F. San José, 2000.

 

Quince Duncan Moodie

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QUINCE DUNCAN MOODIE

(1940)

 

Quince Duncan Moodie nació el 5 de Diciembre de 1940, en San José. Fue su madre Eunice Duncan Moodie. Su niñez la pasó en una población ferrocarrilera, llamada Estrada, cerca de Limón. Ahí realizó sus primeros estudios en la escuela de ese lugar y  la escuela nocturna Ricardo Jiménez. Después de haber ganado el sexto año se trasladó a San José y realizó los estudios secundarios en el Liceo Costa Rica.

 

Su inclinación por las letras comenzó con la publicación del libro de cuentos Una canción en la madrugada (1970). Cinco años después  publicó Hombres curtidos (1975), su segunda novela.

 

También es coautor con Carlos Meléndez  en el libro ensayístico El negro en Costa Rica, publicado en 1972.

 

Fue miembro del Consejo directivo de la Editorial Costa Rica en 1971, así mismo Presidente del Gobierno Estudiantil de la Universidad Nacional de Heredia de 1973 a 1974. Ocupó el cargo de Director del Colegio Saint Clare, de 1984 a 1989. También fue miembro del Consejo Universitario de la Universidad Nacional de Heredia de 1986 a 1989, así como Director del Instituto de Estudios Latinoamericanos, en dicha Universidad. En ella obtuvo el grado de Licenciado en la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje.

 

Ha recibido gran cantidad de premios por sus obras literarias: Primer escritor, hijo del cantón de Matina, en 1971, Premio Nacional de novela Aquileo Echeverría por su novela Final de Calle y mención honorífica por la colección de cuentos titulada Tierra de abril.

 

Ha representado a Costa Rica en gran cantidad de Congresos en el exterior. El último fue en Francia en 1997. Actualmente trabaja como profesor e investigador en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Heredia y está a punto de pensionarse.

 

 

LO QUE HA ESCRITO QUINCE DUNCAN MOODIE

 

 

NOVELA

 

1. Los cuatro espejos: 1973

2. Hombres Curtidos: 1975

3. La paz del pueblo: 1978

4. Final de calle: 1979

5. Kimbo: 1989

6. Un mensaje de Rosa: 2006

 

CUENTO

 

1. El pozo y una carta: 1969

2. Una canción en la madrugada: 1970

3. Bronce, reto a su piel, ídolos: 1970

4. Los cuentos del hermano araña: 1975

5. La rebelión pocomía y otros relatos: 1976

6. Los cuentos de Jack Mantorra: 1989

7. The Best short stories: 1995

 

TEATRO

 

1. El Trepasolo: s.f.p.

 

Ha publicado varios ensayos que aquí no interesa citarse.

 

Hombres Curtidos (1971)1 es la primera novela escrita por Quince Duncan Moodie. La fábula de ella es bastante simple.

 

Clif Duke regresa a Limón, provincia del Atlántico de Costa Rica, su principal puerto, después de catorce años de estadía en San José, la ciudad capital. Ahí estudió y se convirtió en escritor. Su regreso al pueblo natal está motivado por la idea de matar  a Bowman por haber deshonrado a su abuelo Jakel Duke. No lo hace y más  bien decide escribir la historia de su abuelo e integrarse a la vida limonense de sus antepasados.

 

Luego de su llegada, Clif, comienza a recordar los tiempos pasados. Narra el viaje desde Jamaica por parte de su abuelo y otros personajes relacionados con él, así como algunas costumbres, tales como, bailes, cantos, cacerías, etc. Da a conocer parte de la genealogía  de su abuelo, los motivos del viaje a Costa Rica, cómo se casó y se estableció en Limón, hasta llegar a la enfermedad del  abuelo y su muerte y empatar la historia con su regreso a Limón después  de su permanencia en la capital.

 

La narración es rápida, precipitada a veces, y su trama muy fragmentada. La figura principal, Jakel Duke aparece muy desdibujada y carente de personalidad. No hay manejo del personaje y sus relaciones con el medio. Así, por ejemplo, la cacería queda como un acontecimiento aislado sin motivación alguna y con ello pierde toda verosimilitud. No se explota la vivencia existencial del sujeto, con relación al objeto, la historia y las circunstancias que vivieron los negros en Limón.

 

La novela no alcanza la denuncia social, pues queda en resentimientos individuales o en planteamientos teóricos, sobre integración del negro a la cultura costarricense. Este conflicto se presenta a nivel intelectual y no existencial.

 

La segunda novela escrita por el autor se llama Los cuatro espejos y la publicó en  1973.1

 

 La novela consta de doce capítulos que reciben su respectivo nombre, un tanto simbólico y referente a su contenido. El espacio, en que se desarrolla, es San José y Limón. Se parte de un presente, tal vez tres días, y un determinado conflicto, seguido de un acontecimiento, como por ejemplo, la llegada al Teatro Nacional de Ester y el protagonista, Charles. Ellos abren el tiempo cronológico de pasados cercanos y remotos, de la génesis del negro en Limón, sus angustias, logros y esperanzas.

 

La búsqueda de identidad de Charles se concentra en casi toda la novela. Es un negro que sufre las consecuencias de una cultura importante pero asediaba por la cultura de los blancos, su poder económico y los indicios, ciertos, de querer extinguir. Es la lucha por la supervivencia de una cultura real, rica, auténtica, contra otra postiza, heterogénea, foránea, inauténtica y si se quiere, superficial, como es la de los blancos, sólo que los últimos tienen el poder económico, mientras que los negros arrastran la maldición de la esclavitud. Posiblemente esto explica las conductas complementarias de Charles, según esté, en Limón o en San José. A pesar de su adaptación, más por necesidad, a las costumbres y prejuicios de la capital, Charles sufre, es víctima de toda clase de prejuicios y conductas racistas en San José y su estancia en esa ciudad, necesaria para estudiar y llegar al conocimiento, se convierte en un conflicto existencial que lo mueve a buscar su propia identidad en los suyos, pero al mismo tiempo, la incorporación de nuevas facetas de su vida en la ciudad, que de una u otra manera afecta la pureza de su origen. Es una especie de paradoja, ser puro o ser contaminado y este conflicto es clave en la novela. La respuesta es, pareciera, ser moderno, sin perder lo importante, lo esencial de su cultura, su origen. A pesar del ambiente, de la contaminación, es posible mantener su propia identidad, cuando ésta se tuvo y vivió auténticamente y fue real. No importa, en cual espejo se mire, de los cuatro o más que se le presenten, la verdad de su imagen siempre será la misma, si no sucumbe a la renuncia, la pérdida, la desvaloración de su propia esencia, ser negro y sentir el orgullo de serlo auténticamente.

 

Cabe decir que esta novela no escatima el uso de las técnicas modernas del relato y muestra un escritor que las conoce y usa adecuadamente. Es un  autor que, a pesar de narrar sus propias experiencias y las de los suyos, se distancia lo suficiente para dejar que las voces de los personajes cobren vida propia, se independicen, sufran, vivan, su propia desnudez  y conflictos más sobresalientes de nuestros tiempos.

Final de calle es su tercera novela y la publicó en 1978.1

 

Trata el tema de la manifestación de los estudiantes universitarios, sobre todo de la Universidad de Heredia, dirigidos por el padre Royo, un 11 de abril, en la ciudad de Alajuela. Se mezclan dos planos temáticos, los hechos del 48 y su principal líder José Figueres y Carlos López, así como su hijo Daniel. El marco del pasado reciente de la revolución permite al autor, enfrentar dos momentos parecidos, uno como regresión al pasado y otro presente, la manifestación el 11 de abril. El desencanto de los personajes, cercanos o no, al presidente, es evidente. La lucha del 48 se presenta como inservible, contradice el idealismo de los jóvenes por abrirse campo en la construcción de una patria mejor. Pero los encargados del orden, del sistema, utilizan la fuerza para sofocar el mitin, los acusan de comunistas y los tratan de viciosos y vagabundos. La novela termina con esa degradación, no sólo de los personajes, sino por parte del narrador principal, cuya tesis se ve claramente definida. Los políticos, antes de emprender una revolución, prometen reformas sociales, libertades políticas, reestructuración y bienestar económico para los más necesitados, etc. Pero, una vez en el poder, se olvidan de lo prometido y se afincan en él, junto a los poderosos y mantienen la nación, casi igual que como la recibieron. Un cambio intrascendente aquí, otro allá, pero nada  profundos. Este desencanto y crítica, expresados en esta novela, se observa en autores de la generación anterior, la de 1957, tales como Julieta Pinto González, Carmen Naranjo Coto, Samuel Rovinski Grüzco y otros, así como en compañeros de generación como Gerardo César Hurtado Ortiz.

 

La cuarta novela la llamó La paz del pueblo y fue publicada en 1986.2

 

Es una novela bien escrita, polifónica y que rompe con la linealidad. A pesar de que el narrador es omnisciente, sin embargo, está muy cerca del personaje y se convierte en algo así como una conciencia fuera de él, alguien que le sirve como interlocutor, que le insita a actuar, hablar, pensar, discurrir.

 

La novela gira, básicamente, alrededor de dos personajes, Pedro Dull y Sicaira, nombre bellísimo y poético. Su amor es más una identificación, un encuentro, un culto a la rebeldía a la búsqueda, no solo de la libertad sino de su propia identidad. De ellos parten todos los procesos, sobre todo, los recuerdos de tiempos idos, amargos, de esclavitud, de venta de negros, de envilecimiento, de ultraje. Son el símbolo de la rebeldía pero también, el fruto del dolor, del llanto, de la pobreza, de la usurpación. Si Pedro sufre su propia impotencia, con hidalguía, con orgullo de hombre limpio, fuerte, noble, Sicaira invoca la poesía, la belleza salvaje, la pureza, la simbiosis con la naturaleza, la libertad, el ideal inalcanzable para los comunes, es la diosa que simboliza, sobre todo, la vitalidad, la pureza y la libertad.

 

Todas las frustraciones de un pueblo explotado, esclavizado, acallado, engañado, traicionado y envilecido, desfilan por la novela que se convierte en un espacio trágico, degradado, donde la paz, pareciera ser sinónimo de conformismo, dejar hacer, dejar pasar, de consolación, de muerte a la rebeldía, a la lucha, al ideal. Pueblo de alabanzas a dioses silenciosos, cómplices, partidistas y representados por pagados con limosnas, agachados, incondicionales del poderoso, del rico, del dueño, del esclavista, como en los tiempos idos. Una religión cristiana al servicio de lo establecido, ganado con limosnas, a costas del dolor de los peones y la complacencia cómplice del mandato oficial.

 

Sicaira muere y la encuentran en el río, su frecuente lugar de refugio, de comunión y la muerte se la endosan a Pedro, a quien ella amaba y con quien fundían, no solo el amor sino el ideal soñado, la libertad, la igualdad, la verdadera paz y no el sometimiento. No importa quién haya sido, si el loco, hijo del patrón o el río que quiso protegerla entre sus aguas o el Obeah, Nyambe o Changó o el mismo Samamfo que deseaba tenerla en su regazo, lo cierto es que con su ida, el pueblo se manifiesta tal cual es, sumiso, cómplice, conformista, aletargado, espoleado, víctima del engaño y la postergación. Y Pedro recibe todas las acusaciones del poder económico y oficial. Se le señala como el asesino, instigador  al desorden porque osó pedir, al patrón, que pagara un médico por un peón que perdió la salud en su provecho y soñaba con la huelga que nunca dio inicio, tal era "la paz de ese pueblo". Aún así, y contra todos los que le aconsejaban que huyera, Pedro se entrega a las autoridades con hidalguía, con coraje, sabiendo cuáles serían las consecuencias, porque sí, porque era un hombre, todo un hombre.

 

Estos procesos de degradación de los dos personajes principales se dan paralelamente con la degradación general del pueblo y los negros. Se escarba en los orígenes de su propia historia y se llega hasta los tiempos míticos y se desencarna la desgarrante égida, la diáspora de ese pueblo vendido, violado, vilipendiado, esclavo desde su misma salida de África, en Jamaica y en Limón. Buscar su origen es, sin lugar a dudas, encontrarse con el dolor, el sufrimiento, la violación y su mayor mérito es que están ahí, como testigos fieles de ese maltrato, de ese genocidio al servicio de los intereses de unos cuantos blancos poderosos y el consentimiento de todos. Su mejor identidad está en el presente, sus raíces lo han templado, como el acero, pero es la lucha, la sobre vivencia  a la tempestad la que da fuerzas para conformar el futuro que tendrá que ser, irremediablemente plural en la singularidad. El negro del mañana podrá blanquearse pero su especificidad en la multiplicidad lo hará soñar con el futuro, al igual que a toda la humanidad. El pasado explica el presente y lo dispara a conquistar el futuro, a pesar de que el precio siga siendo muy alto y la espera muy prolongada.

 

  También tenemos conocimiento de la quinta novela que publicó en 1989 y que llamó Quimbo.1

 

Esta novela de Quince reúne la riqueza técnica más lograda de todas las anteriores. Está configurada por un discurso multifónico y abre un abanico carnavalístico, al estilo de un coro de voces variadas, sobre un mismo acontecimiento: un secuestro y un acusado negro, Kimbo. Es un buen ejemplo de la relatividad de la verdad y de que el arte en general y la novela en particular es un embuste, una nueva realidad, entre muchas otras, una creación.2 Si se quiere, la historieta que da pie a la novela, es bastante simple. Hay un secuestro de un comerciante millonario y  culpan a Kimbo de ser el autor intelectual de él, junto con un grupo ¿comunista? En realidad él no fue y el grupo que lo realizó fue más bien de derecha más oficial, que privado. Este cotidiano hecho abre todo un abanico de voces, despierta las conciencias y las acalla y mueve a los oportunistas a sacar provecho. No son voces simples, representan a personajes privados y públicos, de importancia, la esposa del secuestrado, el cura, la madre de Kimbo, su esposa y su amante, algunos testigos de oficio, el coronel de inteligencia que ofrece un legajo de torturas dignas de la Inquisición, el compañero de prisión, el escribiente pobre  diablo, su compañera amante, el abogado y su amante. Todos cómplices del silencio, de la mordida, de la conveniencia, del miedo, del interés económico y político y de la iglesia con su papel castrante y enajenante, timorata y cómplice. Esta estructura novelística ofrece una especie de drama, de obra trágica, angustiante, de una realidad casi mítica pero real, por ser obra, casi de los dioses. Es una sociedad postiza, sin raíces, sin pasado ni futuro y un presente huérfano, carcomido por la corrupción, el parecer, lo superfluo, lo material sobre lo espiritual.

 
"Largas habían sido desde entonces las horas de auto aniquilamiento, y de auto compasión. Largas horas de vivir sin vivir, de vivir sin ser, de ser por el otro. Ser lo que el otro quiere. La señora del Barrigón, la mujer del Barrigón, la propiedad personal del Barrigón. Toda una vida en función de su marido, para cumplir sus deseos y sus caprichos. La mujer, decía, nacía para ser compañera del hombre, para llenar de alegres momentos su vida, para compartir sus depresiones."1
 

Pero ésta no es una experiencia de enajenación de la esposa del Barrigón secuestrado, es la vida del pueblo entero, de todos, unos por una razón, y otros por otra, pero todos iguales: durando sin sentido, sin proyectos, viviendo y haciendo lo que otros obligan a realizar, abdicando de ser, aunque fuese por un instante.

 

El final de la novela, si no es esperado, por lo menos es deseado. Se da la rebeldía, se esclarece la verdad del secuestro. La muerte de Kimbo no fue en vano. Su mensaje abre una esperanza, un presente-pasado en simbiosis armónica, a favor del ser, del hombre histórico, del hombre hombre, con la cabeza levantada, con altivez. Así Kimbo se convierte en el símbolo del pasado y rescate de sus valores, la identidad del ser en la pluralidad del presente y un futuro prometedor. La tesis aparece en la novela, casi al final:

 

Quiero decir: es cuestión de vivir hoy. Y eso es el Samamfo. Ese es el régimen de los vivos y de los muertos. Porque el pueblo sobrevive. La rebelión del pueblo sobrevive y está siempre presente. Porque la astucia del hermano Araña sobrevive y se impone. Porque nosotros vivimos por los abuelos, y por los abuelos de los abuelos. Vivimos, existimos en nosotros. Se encarnan en nosotros, se actualizan todos los días en nuestros actos, y por eso es que siempre te digo que no existe el ayer. No existen los recuerdos. Ayer y hoy son lo mismo: son dos momentos del pensamiento. No se pueden dividir porque entonces el ayer se convierte en una ilusión nefasta: esos recuerdos se vuelven ídolos y nos consumen."2

 

Es una tesis general y no de un grupo. La novela se universaliza particularizándose, se sale de la frontera estrecha de los paradigmas pasados y se inserta en el concierto de la nueva novela polisémica, polifónica y denuncia una sociedad enajenada y deshumanizada. Excelente obra literaria de Quince que lo exhibe en su madurez intelectual y artística.

 

La sexta novela (según el autor) la tituló Un  mensaje de la rosa y la publicó en el año 2005.3

 

¿Es o no una novela? El autor dice que sí, que se trata de una novela de relatos. Nosotros tenemos nuestras fundamentadas dudas. El género novelístico es muy flexible y casi todo es bien recibido en su discurso pero existen límites convencionales que lo definen.

 

La novela se ha escrito siempre en un lenguaje polisemántico que mantiene una unidad estructural dentro de sus variantes estilísticas, intertextualidades, insertaciones de otras novelas, relatos, poemas, fábulas, etc. No es cierto, como en la máxima del Derecho que "lo que no prohíbe el género, está permitido". Esto equivaldría a aceptar que en una obra de teatro un personaje se pusiera a contar una novela un tanto larga o que comenzara a hablar en Bibrí durante todas sus intervenciones. Por supuesto que el público se enojaría. Lo mismo ocurre con el género novelístico.

 

No es este el momento de abrir una polémica sobre esta problemática pero debemos ser claros: si aceptamos un género como la novela, debemos compartir los rasgos esenciales establecidos y aceptar los cambios necesarios que la  enriquezcan y la hagan más artística cada vez pero sin llegar a absurdos innecesarios. Para nuestra normativa El Quijote de Cervantes sigue siendo un buen ejemplo.

 

Los relatos que el autor considera que forman la novela tienen como temática y esto es muy importante, la cultura África-caribeña de los negros, la llegada a estas costas americanas, sus creencias, leyendas, vivencias, etc. Esto lea da cierta unidad temática que mantiene al lector atento a lo que sucede en cada relato. La divide en tres partes: Primera parte Raíces, Segunda parte, La travesía y Tercera parte, La Diáspora. Cada una de ellas mantiene una la unidad y se inserta en la totalidad, que da nombre a la novela. Si el lector lee con detenimiento los llamados relatos por parte del autor no son más que piezas hábilmente estructuradas que relatan momentos importantes de cada momento mayor. Son como las voces de un mismo coro en tres tiempos. Las raíces, la travesía y la diáspora de un pueblo: los negros. Así conocemos su visión de mundo, sus congojas, sus dificultades para sembrar la semilla de su reino y el camino tortuoso que emprendió hasta convertirse en un pueblo diseminado por todo el mundo.

 

Es una novela y no un grupo de cuentos, solo que el autor llama relatos a esos momentos esenciales de un pueblo que fue sembrado en el mundo con dolor y sangre.



1 Duncan  Moodie, Quince. Hombres Curtidos. Imprenta Metropolitana, San José, 1971.

1 Duncan Moodie, Quince. Los cuatro espejos. Ed. Costa Rica, San José, 1973.

1 Duncan Moodie, Quince. Final de calle. Ed. Costa Rica, 1978.

2 Duncan Moodie, Quince. La paz del pueblo. Ed. Costa Rica, San José, 1986.

 

1 Duncan Moodie, Quince. Kimbo. Ed. Costa Rica, San José, 1989.

2 Es importante señalar esto porque, precisamente, un grupo limonense solicitó al presidente Pacheco y el Ministerio de Educación Pública, retirar Cocorí, como lectura obligatoria en la educación secundaria, por considerarlo racista en algunas frases dichas por personajes y ni siquiera por el narrador. Fue la niña rubia quien le dijo a su madre "mira mamá un monito". Esto es un desconocimiento total de lo que es la literatura. Los personajes si son bien creados tienen su propia independencia en todo. Esta novela que comentamos es un buen ejemplo de ello y bien podría enseñarles eso, Quince.

1 Duncan Moodie, Quince. Ob. Cit. p. 83.

2 Ídem, p. 126.

3 Duncan Moodie, Quince. Un mensaje de la Rosa. EUNED,  San José, 2006.

 

Eliseo Valverde Monge

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ELISEO VALVERDE MONGE

(1939)

 

Eliseo Valverde Monge nació en San José Centro el día 04 de noviembre del año 1939. Su especialidad es la medicina. Empezó su carrera como médico cirujano residente en el Hospital Nacional para Tuberculosis. En el año 1969 fue anestesiólogo. Fue subdirector y Director de la Escuela de Medicina en la Universidad de Costa Rica, Director de posgrado en anestesiología y recuperación en la misma universidad y ocupó otros cargos en la Universidad de Costa Rica y algunos hospitales nacionales.

 

Su segunda actividad la ocupó la literatura. Escribió la novela que comentamos y algunos poemarios y libros sobre la historia costarricense de la medicina.

 

En Chile lo acreditaron como miembro activo de ASOLAPO en el año 2005. Escribe en los diarios nacionales y revistas especializadas en medicina.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ELESEO VALVERDE MONGE

 

 

NOVELA

 

1. Juan luz y sombra: 2008

 

POESÍA

 

1. Fragmentos del asombro: ¿?

 

La novela Juan luz y sombra la publicó en el año 2008.[1]Más que una novela es un testimonio religioso sobre un joven tuberculoso llamado Juan.

 

La situación inicial es negativa. Una madre soltera residente de la zona Norte, tiene dos hijos gemelos. Uno se llama Juan y el otro Carlos. El primero es el protagonista, mientras que el segundo aparece cerca del final de la narración. Juan vive en la calle hasta que cumple dieciocho años, allá por el año 1968, cuando adquiere la terrible enfermedad llamada Tuberculosis y es trasladado al hospital del mismo nombre en el Valle Central. La madre, se dice al final dio a Carlos en adopción y se refugió sola en el otro lado de la frontera.

 

Juan inicia una nueva vida de contrastes con respecto a su salud. Hoy tiene mejoría y mañana aparece una nueva enfermedad (diabetes, problemas psíquicos, complicaciones en el Tórax, anemia, etc.). Un año dura en el centro de salud hasta que se cura. En ese proceso ocurren hechos que el narrador, un doctor, califica de milagrosos. Juan cura a un paciente que espera la muerte, una niña sin siquiera verla, recibe un rayo de luz sobre la frente,  la radio se enciende sola y se oye una oración, luego se apaga sola y los encargados de la radio aseguran que no pasan aspectos religiosos en ella y otros sucesos parecidos sobrenaturales. Juan (ya su nombre es elocuente) aparece como un joven bueno, positivo, de gran fe religiosa (no se sabe como la adquirió), milagroso, testimonio de humildad, y fiel ejemplo de Dios. En otras palabras un santo varón. Sufre mucho pero con paciencia y fe va sorteando su destino fatal que desde el inicio se sospecha que su final no será la muerte sino su felicidad total. Así sucede.

 

Tal y como ocurre en el desarrollo de la narración son los de repentes los que mueven el hilo del testimonio, lo casual, lo impredecible, pero de igual manera ocurre su resolución: mujeres que aparecen de pronto, amigos insospechados, apariciones oportunas de acontecimientos y personas, huidas de Juan que terminan en acontecimientos felices y oportunos. Todo ello es predeterminado por una voluntad superior que se llama en el testimonio Dios.

 

La situación final esperada no puede ser sino feliz. Juan regresa a su pueblo, no sin antes visitar La Virgen de los Ángeles con su hermano, encuentra a su madre y se entera de que Ana, su amor juvenil tiene una familia. Le escribe una cata positiva y desde luego trabaja en una hacienda con su hermano y hasta se hace socialista pues solicita ayuda para los pobres y que se les den servicios de salud, vivienda y alimentación. Ese mundo se parece al Paraíso prometido por Dios después de la muerte para aquellos que mueran en gracia de Dios.

 

Después de ello el doctor narrador hace una reseña histórica sobre los adelantos médicos, la vacuna y otros medicamentos modernos que auguran la extinción y control de la Tuberculosis.

 



[1] Valverde Monge, Eliseo. Juan luz y sombra. Ed. Perro Azul, San José, 2008.

 

Luis Lara Saborío

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 LUIS LARA SABORÍO

(1939)

 

Nació en Alajuela Centro el día 17 de diciembre del año 1939. Estudió Filosofía en la Universidad de Madrid y obtuvo el grado de Doctor. Trabaja en la Universidad de Costa Rica, en las cátedras de Metafísica y Teoría del Conocimiento.

 

LO QUE HA ESCRITO LUIS LARA SABORÍO

 

 

NOVELA

 

1. Binardo: 1986

2. Jaíro o la eterna juventud: 1994

 

La primera novela que escribió la llamó  Binardo y la publicó en 1986.1

 

Es una novela ensayística, filosófica, existencialista, metafísica, fenomenológica.

 

Este filósofo alajuelense ha incursionado en la literatura costarricense, desde su propia soledad, aislamiento y su concepción ideológica racionalista, fenomenológica.

 

Es una novela bien escrita, con un lenguaje exquisito, atractivo, lleno de imágenes y capaz de incursionar en los niveles más recónditos del ser humano. Novela de dudas, de preguntas, reflexiva, racionalista, pero qué gran problema enfrenta un escritor que no utiliza uno de los elementos más importantes de la narrativa, como es, la acción. No basta  dialogar, pensar, reflexionar, discurrir, describir, si no se activa a los personajes en el hacer, el actuar. Binardo no lo hace, solo padece, sufre, no emprende casi ninguna acción para superar sus dudas.

 

Novelas como Niebla: 1919 de Miguel de Unamuno (1864-1936) o Molloy: 1951 de Samuel Beckett (1906-1989), en la misma dirección que Binardo, expusieron personajes llenos  de acción, emprendedores, luchadores, se arrastraron, como Molloy, por los caminos, dejaron su misma vida, hecha pedazos, sobre el camino. Esto no sucede en la novela de Luis Lara, y quizás ahí está su problema. No creemos que esta novela pase a ser lectura, sino de algunos especialistas en la disciplina filosófica. El autor olvidó que los personajes de una novela deben actuar y no solo pensar.

 

La segunda novela y ésta de dimensión enorme (630 páginas en letra pequeña), la llamó Jaíro o La eterna juventud. La publicó en el año 1994.2

 

Esta novela o antinovela es más extensa que la anterior. Está estructurada por partes y éstas por secciones, que el autor titula de diferentes maneras, con subtítulos, actas, sesiones, entrevistas, números romanos, etc. Tres son los grandes motivos de su interés: La enfermedad, la vejez y la muerte (VEM). No forma parte de esta tríada el nacimiento, pero lo trata como el origen del ser, desde un punto de vista endógeno, científico, a través de los embriones. Da una explicación genética de carácter especialista de acuerdo con la genética, la biología y la experimentación. El texto se torna en un discurso científico de carácter unívoco y especializado. Elimina la narración, minimiza los acontecimientos, el espacio y el tiempo y centra su atención en el lenguaje rigurosamente científico. Las discusiones- sesiones entre Jaíro y sus discípulos, entre los que se encuentra Yajaira, su ayudante, más que su mujer, en un espacio único que asemeja un laboratorio en El Orbe, también se dan escenas en bosques, acantilados, cavernas, rocas sobre todo, cerca del mar y otros de menor importancia. El libro se convierte así, en una especie de tratado sobre los tres aspectos señalados y centrados en un personaje guía, Jaíro, y sus discípulos y ayudantes así como las visitas de periodistas y otros personajes variados que le sirven de apoyo a sus elucubraciones científicas. Es una puesta en escena (teatro), más que una narración, de una temática que ha sido motivo de pensamiento a través de la humanidad. La búsqueda de la eterna juventud y sus implicaciones que han sido tratadas desde los más variados ángulos del saber, sea éste mítico, religioso o científico pero que aún no encuentra respuestas a las, cada vez más, preguntas que despierta. El autor le da una visión desde una perspectiva fenomenológica. Es el hombre como objeto de investigación, más allá de accidentes exógenos a su naturaleza científica. A pesar de ello, si se lee con detenimiento, más del que ya de por sí debe brindársele, para medio entender lo que se va leyendo, se encontrará que el individuo se aísla de todo contacto social. Un ejemplo puede ilustrar esto. En una de las sesiones Jaíro se refiere a la posibilidad de crear unos aparatos sofisticados capaces de absorber el desencadenamiento nuclear y aislarlo, chuparlo. Nuestra pregunta un tanto ingenua, ¿no sería mejor eliminar los aparatos bélicos capaces de provocar la destrucción de la humanidad mediante la fuerza nuclear?

 

¿Por qué hacer alarde de tanto conocimiento enciclopédico, sobre todo occidental, en una "novela"? ¿No sería mejor escribir un tratado sobre el tema propio de especialistas? ¿Habrá alguien, después de este lector, un tanto masoquista, que la lea o que termine de leerla, si la empieza a leer? Sinceramente no lo creemos. En las páginas 318, 319 y 320 se intercala un relato-carta de la hija de Jaíro, Urginia a su amiguita, Tamara, sobre la creación de una cabrita y su muerte. Nos agradó mucho y sobre todo lo que afirmó Jaíro  de que en la literatura debería utilizarse el punto de vista de quien narraba, así, si era una niña, su conocimiento debería de ser de niña y no de adulto, lo mismo que el lenguaje. Esto es correcto.

 



1 Lara Saborío, Luis. Binardo. Alma Máter, Universidad de Costa Rica, San José, 1986.

2 Lara Saborío, Luis. Jaíro o la eterna juventud. Ed. Guayacán, San José, 1994.

 

Fernando Durán Ayanegui

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FERNANDO RAMÓN DURÁN AYANEGUI
(1939)

 

Nació en Alajuela, cerca de la Terminal del ferrocarril, el día 03 de agosto del año 1939. Es hijo de padres artesanos. Desde muy niño viajó por varios países. El primero fue Cuba a los once años, donde permaneció seis años. Los estudios realizados en Cuba no se los reconocieron, presentó exámenes por suficiencia e hizo el bachillerato en un colegio nocturno.1 Obtuvo el bachillerato en Química en la Universidad de Costa Rica. Realizó otros estudios en Holanda en la universidad de Lovaina, Bélgica y Harvard.

 

En Costa Rica se dedicó a trabajar en la política académica y llegó a ocupar el cargo de rector (1981). Ocupa importantes cargos en la divulgación cultural del país. Es asiduo colaborador en los periódicos con artículos críticos sobre diferentes aspectos de la vida social y política. Es casado con varios hijos y nietos. Trabaja en la fundación Oscar Arias y vive en San Pedro de Montes de Oca.

 

Ha publicado diversos ensayos y artículos periodísticos de diversa temática, tales como Aforismos sin aforo: 2000, Las aventuras de comote (humorismo): 1986, La constitución en breve: 1994,  El lugar común en la sonrisa: 1997, Una Macedonia: 2000, y muchos otros más.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ FERNANDO DURÁN AYANEGUI

 

NOVELA

 

 

1. El lugar común en la sonrisa: 1997 (relato)

2. Retorno al Kilimanjaro: 1988 (relato)

3. Las estirpes de Montánchez: 1993

4. Cuando los topos desaparecieron: 1994 (relato)

5. La joya manchada: 1995 (relato)

6. Tienes nombre de Arcángel: 1998

 

CUENTO

 

1. Dos reales y otros  y otros cuentos: 1961

2. El último que se duerma: 1976

3. Salgamos al campo: 1977

4. El benefactor y otros relatos: 1981

5. Diga que me vio aquí: 1981

6. Cuentos para Laura: 1986

7. El rey que se apoderó de la luna: 1986

8. Las aventuras de Camote: 1986

9. Opus 13 para cimarrona: 1989

10. El viaje de la familia Hueco: 1988

11. Dos reales y el puntito curioso: 1993

12. El fin de la historia: 1993

13. Y yo jamás veré Marsella: 2000 (aparece en la misma publicación de Retorno al Kilimanjaro, 2° edición).

14. Una Macedonia: 2000

15. El puntito curioso y otros cuentos: 2010

 TEATRO

 

1. Billy come back. La poca ejemplar historia de Julio césar Pérez y el escuadrón de la muerte: 1994

 

POESÍA

 

1. Hojas en el viento: 1993

 

 

La primera novela (relato) que publicó Fernando Durán Ayanegui la llamó El lugar común en la sonrisa y la publicó en 1997.1

 

No es novela, es un relato. Se utiliza el clásico truco del texto encontrado o como en este caso, el resumen de una enorme novela que se perdió y el autor ofrece un resumen. La verdad es que no pertenece al género novelístico. Es un relato jocoso, irónico, lúdico casi de humor negro. Más pareciera una broma de doble sentido, con moraleja y sonrisa al final. Un chiste de buen gusto.

 

La estructura es simple y corriente. Un relato con situación inicial neutra, feliz, para unos e infeliz para otros, que abre un proceso superficial de mejoramiento en un desteñido personaje llamado Romualdo Bermúdez, pobre, lineal, indigente, con la única característica que lo distinguía de los demás, siempre estaba triste y nunca se le había visto una sonrisa dibujada en su rostro. El pueblo, donde vivía era igual que todos los que nacieron bajo los códigos españoles: una iglesia, una plaza, tres cantinas, una escuela y los clásicos personajes importantes de él: el cura, el gamonal, el ejecutivo, el maestro (aquí falta) y las mujeres sin voz ni voto. Todo rutinario, nada fuera de lo común, hasta que un día cualquiera Romualdo por guarecerse de un fuerte aguacero acude a una especie de casona, tipo bodega abandonada, en los alrededores de la finca de Julián, el hacendado y dueño del pueblo. Ahí descubre a una hija de éste haciendo el amor con un joven que su padre no aceptaba como pretendiente de su hija. Los tres convinieron en guardar el secreto y así lo hicieron. No obstante un día algunos habitantes del pueblo descubrieron un sonrisa en labios de Romualdo, a una mirada de la muchacha (esto último no fue percibido por ninguno) y un rumor, un extraño presentimiento, una señal  premonitoria, comenzó a penetrar por las calenturientas cabezas de los ciudadanos de ese pueblo. La sonrisa se convirtió en profecía, para ellos, de calamidades futuras y los más extraños acontecimientos inevitables. Los principales del pueblo se reunieron y Julián dictaminó que era señal de subversión, alzamiento bélico contra el gobierno y el cura le echó la bendición. Todos vivían en zozobra y alerta roja. Por casualidad, Romualdo recibe un telegrama que le comunica que una tía, que nadie sabía que tenía, había muerto. Decide viajar a la capital en tren y disfrazado de polizón. Pide un préstamo a un primo y éste le regala una Santa Cena, un dinero y una escopeta para que cace conejos en su pueblo para alegrar el estómago de su familia. Mientras tanto, el presidente municipal preguntó al gobernador, si el gobierno disponía de suficientes fuerzas bélicas para enfrentar un levantamiento armado y sin pensarlo mucho, el interlocutor, respondió que sí. Luego vinieron las dudas, las suposiciones y el rumor y los miedos, elevaron la pompa de hielo y ésta rodó o se elevó a las alturas políticas, y hasta la primera potencia del mundo puso el ejército para aplastar el eminente acto subversivo, comunista, revolucionario, terrorista que atentaba contra los más nobles ideales de la patria, cifrados en su democracia. De regreso a su pueblo, Romualdo siguió su vida igual de corriente, como antes, solo que salió con su hijo a cazar conejos. El final es esperado, Romualdo desaparece y la hija de Julián se casa con un pretendiente del agrado de él. En la fiesta la joven agregó otra sonrisa a su alegría, al recordar a Romualdo y su viejo amor.

 

Es un relato sarcástico, irónico, picaresco, típico del estilo de Fernando Durán. Se burla de nuestros políticos, de su ignorancia de que hacen gala, y deja al descubierto el doble engaño, social e individual. La verdad muchas veces, por ser tan evidente, no se ve y el afán de magnificar lo natural, los hace convertirse en monigotes ridículos del escenario político nuestro. De los ignorantes que se creen doctos, líbrenos las fuerzas ultraterrestres y submarinas porque el mundo está lleno de ellos.

 

La segunda novela que publicó la llamó Retorno al Kilimanjaro y la publicó en 1988.1

 

No es una novela. Es un relato que pertenece al género  Extraño y no Fantástico, como se ha dicho y lo veremos a continuación.

 

La primera observación que deseamos hacer es la grata sorpresa de encontrarnos con un análisis técnico de don Jézer González y no las consabidas excusas explicativas del autor sobre su obra o los prólogos panegíricos de un amigo que ningún bien le aporta a la obra y menos al escritor. Deberían eliminarse todas esas explicaciones torpes que nada tienen que ver con la obra, así como las citas a pie de página. En cambio es importante y esclarecedor, al final y no al inicio de la novela o relato, permitir que un especialista realice un análisis literario de ella, tal y como lo hizo don Jézer. Digo que al final de ella porque deja la decisión al lector, si lo lee o no, y si lo hace antes, o después de la lectura. Nosotros recomendamos que lo haga, si así lo desea, después de leer la novela. En vez de prólogo, prefacio, etc. debería llamarse algo así como póslogo, posfacio, etc.

 

Retorno a Kilimanjaro2 es un relato y bien lo plantea Jézer González Picado cuando afirma que su composición, propia del relato, ofrece una introducción (los dos primeros capítulos) que para nosotros corresponde a lo que llamamos la "Si" (situación inicial). El primer capítulo corresponde a la situación inicial narracional de la enunciación principal y el capítulo segundo a la situación inicial de la historia o el enunciado y se explicita en la carta que envía Manuel Rivera al escritor  norteamericano de ciencia ficción, Ray Bradbury, residente en los EUA. El desarrollo que abarca los siete capítulos siguientes y corresponden a los procesos emprendidos por los personajes, sobre todo el señor Bradbury y sus aliados para satisfacer la necesidad de Manuel Rivera, planteada en la situación inicial del enunciado. Por último se llega al final y que nosotros llamamos "Sf" (situación final) y está explicitada en el relato, en los dos últimos capítulos, donde se encuentra el desenlace del relato. Esta composición o estructura es típica del relato y no de la novela. Se parte de una situación inicial de necesidad, negativa, por parte del personaje principal, en este caso el problema de la vejez de Manuel Rivera (60 años) y el amor de Amelia, muchos años menor que ella (30 años), a pesar de ser felices, Manuel siente la necesidad de regresar a los treinta años para hacer realmente feliz a su amada, casarse con ella y ofrecerse un mayor tiempo de amor. Este estado de cosas se presenta como un desequilibrio producido por la diferencia notable de la edad, por lo tanto, debe emprenderse una conducta, un proceso para volver a la estabilidad social, emocional, psicológica del personaje Manuel, porque Amelia juega un papel secundario, irrelevante, aún más, no presta atención a ese conflicto y acepta pasivamente la condición de la diferencia de edad.

 

Manuel Rivera abre el proceso de restauración, de equilibrio, de restablecimiento psicológico y social de la estructura o programación, puesta en duda por él y posiblemente la sociedad que reprocharía una conducta dispar en esa relación, el parecer social, el qué dirán. Abre así el personaje, el proceso de mejoramiento, de resolución a su necesidad y para ello acude al señor Ray, un escritor americano de ciencia ficción que había expuesto, en uno de sus libros la posibilidad de transgredir el tiempo, hacia el pasado o futuro a través de una máquina, artefacto Device, y él, asiduo lector de sus libros, desea someterse a ese experimento que le regresaría a la edad de treinta años, igual a la de Amelia y casarse con ella y realizar el sueño de hacerla completamente feliz. Como podrá observarse el medio por el cual el personaje Manuel desea resolver su conflicto pertenece a las leyes sobrenaturales o irracionales que hemos llamado "LS", en contraposición con las leyes naturales o racionales, propias de la ciencia natural que designamos con las letras "LN". Esta convivencia de los dos planos, uno regido por leyes naturales, los dos primeros capítulos, se ve abruptamente usurpado por la posibilidad, virtualidad de ser intervenido, usurpado, violentado por leyes sobrenaturales, opuestas a su código natural. El relato que por su misma naturaleza es irreal, ficticio, como todo texto literario, ofrece la dicotomía antes citada como posible, como verosímil y despierta en el lector, no sólo virtual, sino social, la intriga, la expectación, la sorpresa, el asombro. Es de enorme importancia el impacto que produzca la aparición de las LS en el lector y de ello dependerá el género en que se inserte el texto. La inserción del plano sobrenatural en el plano convencional, real, natural y su convivencia, se inicia al principio del relato, y puede durar durante el desarrollo del mismo y muchas veces solo se da en el desenlace, eso no es tan importante; lo cierto es que del mismo relato crea el verosímil propio de él. El lector acepta las reglas y la estructura del relato y es éste el que define su propia naturaleza, en relación con el lector. En el caso que nos ocupa el personaje Manuel no realiza ningún acto, no emprende conductas, sólo solicita la ayuda de un aliado o cómplice para obtener lo deseado. Su único merecimiento obedece a su condición de admirador del escritor Ray. Es éste el que realiza, bajo sus propios medios: averigua la genealogía de Manuel a través de los ariones, dos religiosos que viven en el país de origen de Manuel, un español amigo y, cuando se le comunica que existe un hijo de Manuel, de una edad parecida a la de Amelia, treinta años, decide viajar al encuentro de él y utilizarlo para realizar su trabajo: regresar a Manuel a la edad de treinta años y para ello utilizará a su hijo que, desde luego, Manuel desconoce que existe. El lector está al tanto de esta estrategia racional, por lo tanto, el relato se desarrolla dentro del plano de las leyes naturales "LN" y ese plano no se ve violentado, en ningún momento. Una vez que tienen todo listo, el escritor se comunica con Manuel y planea un encuentro en un hotel capitalino. Ahí conversan un poco, piden vino y se lleva a cabo, dentro del plano real, racional, la aparición, frente al hotel del joven hijo, muy parecido a su padre y de la edad de treinta años. Le es fácil, al escritor, convencer a Manuel Rivera de que el personaje que verá en las afueras del hotel es él, a la edad solicitada. Manuel Rivera, ya viejo y casi chocheando (lo dice el narrador) observa bajo los efectos de la sugestión y la impresión de la escena que su sueño se ha cumplido y se desvanece cuando cree que logró su cometido. Este desenlace, a pesar de que el escritor Ray Bradbury le hace ver que ha sido una treta, un embuste, causa la virtualidad del regreso a un tiempo anterior, el esperado, por parte de Manuel y ya su vida, como viejo deja de tener sentido, por eso muere. Podría decirse que las leyes sobrenaturales se interpusieron al plano de las leyes naturales, pero eso no es cierto. El lector sabe que fue un embuste y que nunca hubo tal viaje, por lo tanto no se asombra, no sufre un impacto que le cree la duda. Todo lo contrario el relato le ha facilitado la explicación racional esperada y que desde el inicio del proceso de mejoramiento por parte de Manuel, ya conocía. El relato puede clasificarse como perteneciente a la modalidad de lo extraño y nunca de lo fantástico.

 

Los recursos técnicos utilizados en el autor, tales como la intertextualidad, el distanciamiento del narrador y la utilización de la ironía, los espacios reales, más sugeridos que enunciados, tales como Costa Rica, Limón, y San José crean un discurso literario polifónico que dan expresividad al relato y lo colocan dentro del paradigma de la literatura actual.

 

Ahora bien ¿qué está detrás de este relato extraño? ¿Cómo podríamos interpretarlo?, si es que ello es posible. El conflicto aparece como una necesidad individual, pero solo en apariencia. La búsqueda de la felicidad, de la identidad personal escapa a los deseos individuales para refugiarse en las estructuras ausentes, ocultas, no manifiestas y aquí se ofrecen indicios de una de ellas. La realización personal, en el amor, de la compañera tiene una codificación social alienante, enajenante: ser uno en el otro, realizarse en el ajeno. Dejar de vivir en el presente, como un acto de impotencia, para refugiarse en el pasado que tampoco lo fue en ese momento adecuado. Es la respuesta a la estructura enajenante de que los tiempos pasados fueron mejores que los presentes aunque en el pasado tampoco se fue feliz y menos en el amor, como lo demuestra el personaje que evidencia un fracaso completo en su realización personal y en relación con la otra, su compañera, a quien deja embarazada y la abandona. Cuando se cree que alcanza el verdadero amor, entonces resulta que es muy viejo y se refugia en la impotencia de dar felicidad a la mujer, precisamente a quien cree feliz, a pesar de su edad. La frustración del sujeto interior es producto del inconsciente colectivo que le censura los amores desiguales por motivo de edad. Nadie se lo dice pero el relato le abre la felicidad, en el otro, y acepta la muerte como algo que le redime y no que le extermina. Así se devuelve el desequilibrio a la situación inicial, por causa de un amor imposible sublimado, en la enajenación, la alienación muy propio de la sociedad enajenante en que vivimos.

 

La segunda novela la llamó Las estirpes de  Montánchez y la publicó en 1996.1

 

Es una novela histórica muy condensada. Abarca acontecimientos que van desde la conquista (invasión) de los españoles, a las tierras indígenas, hasta el 10 de abril de 1992, que es la fecha con la que comienza la enunciación de la novela. Desde este presente se viaja hasta el pasado remoto, del 29 de junio de 1543. Es el tiempo histórico, a través de fechas en las cuales se dieron acontecimientos importantes, en los países latinoamericanos. El espacio se enfatiza en San Marcus, pero eso es insustancial. Los hechos narrados sucedieron en todos los lugares, las islas del Caribe y los países del continente, desde México, hasta el sur.

 

La historia se desgrana en una especie de gajos, fracciones de tiempo, páginas de nuestra historia, bien seleccionadas e intensamente narradas y el hilo conductor lo desarrolla los diferentes Montánchez, extremeños aventureros que dejaron sus vidas en los ajetreos de la guerra, el poder y sus ideales de libertad. A veces se dan indicios biográficos pero carecen de importancia, o si la tienen, no es más que el pretexto para resaltar estas estirpes y su papel en la historia de Latinoamérica. Es el viaje a las raíces, a la identidad, un viaje en el tiempo histórico y familiar, para comprender el presente y también histórico y complejo, plurisignificativo y multifacético como nuestra historia misma. Por eso el viaje, motivo de tantas obras literarias se presta para el relato en tres dimensiones: el histórico, el de sus generaciones y el individual. Y los tres se dan simultáneamente, desde la perspectiva de los mismos actores, son los Montánchez los que narran sus mismas experiencias. Se parte de la incertidumbre fantástica de ser confundido por los demás, en el tiempo y lo individual pero no en lo histórico y testimonial. Esta tricotomía fantástica abre la virtualidad del viaje búsqueda y se cierra con la fecha idéntica con la que inicia la novela, como la historia de un sueño que apenas si dura unos pocos minutos. El círculo histórico se cierra también y deja más preguntas que respuestas pero invita a la reflexión, la comprensión y la certeza de que nuestra historia polifacética, posiblemente tenga la respuesta final de lo que somos: una diversidad buscando una identidad.

 

El tercer relato que publicó en el año 1994,1 lo tituló, Cuando desaparecieron los topos.

 

Algunos equivocadamente lo consideran novela corta. Este relato fue premiado en España. Otro equívoco es considerarlo como fantástico, cuando realmente no lo es, lo que de ninguna manera le disminuye, en nada, su gran calidad literaria por otras razones que trataremos de exponer. Es posible que el desenlace del relato haga incurrir en este error. La posible intromisión de un personaje sobrenatural al final, una especie de doble, tiene explicación racional y no deja en el lector la duda propia del relato fantástico. Podríamos estar ante un relato que pertenece al género de lo extraño pero no fantástico.

 

La estructura formal es similar a otros relatos del autor, once secciones o partes. Los dos primeros plantean la situación inicial, el personaje y el espacio. Por supuesto es una situación inicial negativa. Los siguientes siete secciones abren el proceso y narran algunos acontecimientos que justifican el estado de soledad, angustia, rencor del personaje y los dos últimos precipitan el desenlace.

 

La acción del relato recae en un hombre, sin nombre, solo, enigmático, en un ambiente desértico como él, una casa vieja, sola, un corredor, una mecedora, unas gradas y afuera una tierra también sola, yerma, abandonada, sin vida, a no ser por las negras aves de rapiña y las serpientes venenosas. El hombre parece uno de esos personajes de Rulfo, también en un ambiente de susurros y sequedad, estéril. Se intuye un hombre lleno de rencor que vive su propia tragedia y espera, en la venganza, la muerte. Hay un paralelismo o simbiosis entre personaje, casa y hacienda: soledad, abandono, vacío, sequedad, muerte.

 

Se abre el proceso de venganza, de rabia, de dolor, de aniquilamiento de los demás  más de que de su propia destrucción final. Se dan detalles de hechos fatales: la muerte de su esposa y la violación de ella por la pandilla de desalmados del pueblo lejano, la muerte de sus padres en un accidente, la muerte de sus dos hijos, al mayor, lo mata él, por accidente. Simultáneamente se dan detalles de la degradación en la hacienda, al igual que él se fue secando, fue muriendo, primero por la llegada de los topos que se comían todos los  productos, "entiéndase se los robaban" y éstos también desaparecieron, víctimas de las serpientes, las buenas y las malas. El hombre, la casa, la  hacienda y las serpientes (sus aliadas), son los únicos sobrevivientes a la devastadora rapiña que sufrió su tierra, su casa, su familia y sus sueños. Nada vive a esa catástrofe. El pueblo vecino es reflejo de las mismas consecuencias, como se observa en la familia de los suegros del hijo que mató por accidente. Después de quedar embarazada, su hija, huyeron lejos de ahí. Lo que en tiempos pasados fuera una hacienda productiva, con ganado en abundancia, buena agricultura y sustento de la familia fue por obra y gracia de los usurpadores de siempre, los oficiales del gobierno y los ricos de la ciudad, dueños de las compañías poderosas que absorben las riquezas materiales y dejan los pueblos y hombres pobres, secos, vacíos, sin proyectos, como sombras en un desierto. ¿Y las autoridades? ¿El gobierno?, como en Luvina: ese nunca mira hacia acá y si lo hace es para traer más corrupción y engaño a los pobres habitantes. Ya no es una Casa Tomada al mejor estilo de Cortázar, sino una tierra violada, esterilizada, destruida, enajenada. Y un hombre símbolo de la impotencia, el fatalismo, el desamparo, esperando matar a quien llegue a robarle lo único que le quedaba, su sombra, su rabia, su venganza, su propia nada. Por eso no importa quién muere al final, mordido (y no picado) por las serpientes, pues al morir su sombra, solo queda el espectro de su propia sonrisa macabra.

 

La cuarta novela, y que nosotros consideramos un relato, la llamó La joya Manchada y la publicó en 1995.1

 

Este relato, sí es típicamente fantástico y nos hizo recordar el cuento fantástico de W. W. Jacobs, titulado La pata de mono. Los dos tienen el título del objeto sobrenatural, una pata, una joya.

 

Es grato encontrar, tal y como lo sugeríamos en el análisis del relato Retorno al Kilimanjaro, que al final y no al principio, se incluyera un estudio del género fantástico y el análisis del relato, por parte de un especialista, Claudio Bogantes, profesor de la Universidad de Aarhus Dinamarca. Pocas son las diferencias que separan mi reseña de la postura teórica del profesor y muchas las coincidencias.

 

Este relato también, como Retorno al Kilimanjaro, tiene once capítulos. El primero describe la situación inicial. Se trata de un hombre viudo. Hacía más de seis años que murió su esposa  Ana María. Vive solo en un apartamento, tiene dos hijas pero viven lejos de él y nunca las ve, son casadas, una hasta en EUA y la otra en Venezuela. Considera "su deber" pasar los últimos años de su vida, pues es viejo, solo, cerca de donde reposa su mujer que vivió veinticinco años con él. Se siente solo y solo espera la muerte. Es un profesor de secundaria pensionado y económicamente la pasa bien. Se mantiene saludable y a su esposa la consideraban como "su madre". Tuvo aventuras amorosas pasajeras, efímeras. Tiene un perro, Caniche,  y una empleada que le hace el oficio hogareño y recibe la visita, de vez en cuando, de una mujer, Magda, que le satisface sexualmente sus deseos carnales. Este es el marco de la situación inicial a nivel del enunciado y el sujeto del mismo que coincide con el narrador, en primera persona. El personaje, sin nombre, cuenta su propia historia. Esta situación inicial ("Si") es positiva, solo en apariencia. Presenta algunas necesidades o desequilibrios. El hombre es viejo, solo y viudo y su solvencia económica no es tan buena. No ha podido llenar el vacío de su mujer-madre y su felicidad y seguridad emocional solo lo es en apariencia. El marco referencial es propicio para abrir el proceso de mejoramiento y se da con una extraña visita.

 

La presencia de algo extraño introduce el plano de las leyes sobrenaturales ("LS") en el mundo hogareño del personaje, manejado por las leyes naturales ("LN"). Alguien visita al hombre pero, a pesar de verificar su presencia, no encuentra respuesta positiva. Cree que es un ladrón y se prepara para defenderse y no lo encuentra, a pesar de que

 

"más abajo se escuchaba el lento ascenso de aquellos fantasmales pies descalzos."1

 

Obsérvese dos indicios importantes. El personaje está seguro de que el ruido lo produce unos pasos de pies descalzos y son fantasmales. Estamos en presencia de una visita fantasmal y no hay duda de que se trata de una mujer: su esposa. El plano de lo sobrenatural hizo presencia e irrumpió en el plano de las leyes naturales. Además la visitante no violentó puertas, ni ventanas y  tampoco fue sorpresa para su perro. Es indicio de que éste lo conocía y a pesar de ser un fantasma, gozaba del cariño del animal. El personaje descubre que

 

"una parte de la normalidad había cesado de funcionar. Poco antes de despertar, lo recordaba ahora, había soñado que me levantaba y descendía a abrirle la puerta al perro."2

 

Y la convivencia con los sueños y la materialización de ellos, en su casa, se convierten en una realidad. Esto demuestra que las leyes sobrenaturales (LS) pueden coexistir con las leyes naturales (LN) durante todo el proceso del relato y no solo al final, en el desenlace. El personaje comenzará a recibir objetos soñados en forma material y continua. Primero son frutas, luego naranjas y después anillos de oro, finos, iguales a los de su mujer, cuando más necesitaba de ellos para pagar algunas deudas. Es el momento en que acude a vender las joyas (algunas) que había dejado Ana María, después de muerta, por si hubiera algún imprevisto. La visita de su esposa-madre le socorre en el momento que más lo necesitaba. Así comienza a vender a un judío las joyas que aparecen en sus reiterados sueños y amanecen materializados en su apartamento. Establece amistad con el comerciante de joyas y resuelve el conflicto económico. Se restablece el orden que se manifestaba en desequilibrio. Y no es de extrañar que el tipo de joya reiterado sea el anillo. Recordemos que es el símbolo de la unión entre esposos. Su mujer-madre está presente y le recuerda, en su socorro económico, su compromiso matrimonial, su fidelidad. Tanto en vida como tiempo después de la muerte de Ana María, él había tenido aventuras amorosas pero ésas, no ofrecían problema alguno porque no eran de amor, de traición, de infidelidad real, de cambio sino de placer ocasional y ellas, a nivel social, son aceptadas y toleradas como algo pasajero, normal y si se quiere necesario, por lo tanto su esposa lo toleraba pero una amante con carácter de cambio, de sustitución, eso no era permitido, ni por la mujer y menos socialmente. Pareciera que su mujer se lo recordaba con los sueños y la presencia material de los anillos. Pero llegó la violación al código por parte del marido. Sucedió cuando apareció la nieta del joyero, Elina, joven de diecisiete años, bella, llena de vitalidad y próxima a graduarse de bachillerato, huérfana de padre y madre. Un bocado apetecible, aunque el viejo, se muestre, en apariencia desinteresado.

 

"Y no debe entenderse mal mi admiración por la niña, pues a mi edad ya se habían atemperado en mí todos los motivos para el apasionamiento carnal, y mis decrecientes ímpetus eróticos encontraban satisfacción suficiente en las visitas que me hacía ocasionalmente Magda. La única mujer en el mundo capaz de sustituir, en parte, a Ana María."1

 

Es cierto que la parte necesaria, sexual era aceptada por su mujer y la sociedad, por eso no hay castigo, él no violentaba el código, pero al aparecer Elina se da la violación del código, por más que el viejo, hipócritamente, asegurara que era intrascendente su admiración. Se empieza a enamorar y eso sí, no se lo va a perdonar, su esposa muerta. La respuesta no se hace esperar y sobre todo, cuando aparece con unos rizos de Lina en su mano. Comienza un proceso inverso al anterior que era de mejoramiento y ahora es de degradación. Los sueños, ya no son sólo de joyas valiosas sino de restos humanos, huesos de un esqueleto, ¿su propia esposa?, se convierten en pesadillas. Empieza una relación de temor con su amigo, el joyero, de culpable, de alguien que tiene una conducta impropia, se llena de objetos sin valor, ausentes de belleza, monstruosidades de consumo. La joven trae consigo su propio castigo, la frivolidad, la juventud vacía, la sociedad de consumo, el parecer y despierta en él, la sensación de que alguien desea matarlo. Y es, en esa insoportable situación, que se materializa un anillo, producto de una pesadilla, es una joya

 

"solamente alcancé a recordar que, al tomar en mi mano aquel hermoso anillo, lo sentí impregnado de una pastosidad repugnante que se me antojó sangre coagulada."2

 

El elemento sobrenatural inicia su papel de castigo, de restaurador del orden, de vengador. Y se da el encuentro que abre la virtualidad del amor pero se cierra con el castigo del infractor del código, del contrato, del matrimonio hasta la muerte. El nombre visita al joyero para vender la joya manchada y recibe la visita de Alina que llena de alegría le comunica que ha ganado el bachillerato, le abraza y le contagia de su entusiasmo, hasta le dio un beso...en la mejilla. La niña observa el anillo que el viejo había puesto en la mesa y con suma curiosidad lo toma y se lo coloca en uno de sus dedos y

 

"Le ajustaba a la perfección."3

 

La culminación de la traición, la sustitución, mentalmente, subjetivamente, espiritualmente, amorosamente, estaba consumada. Lo que vendrá es esperable. El viejo le comunica al abuelo el destino del anillo y logra que lo acepte como un regalo, un premio por haber ganado el bachillerato. Sale de su negocio y observa a Alina, cuando mira la ventana de una librería, trata de ocultarse para que no lo vea, pero oye los gritos de ella, cuando es víctima de un ladrón que trata de quitarle el anillo. Acude en su auxilio, pero el ladrón huye y Alina es atropellada por un auto. Ve, a lo lejos, al ladrón que se parece a él y se entera de que Alina ha muerto. Otro día, después de uno de esos tétricos sueños, descubre el anillo sobre el escritorio biblioteca de su cuarto. Es la situación final (Sf), en este caso de restauración social del código puesto en entredicho, violado, que regresa a su estado original. El culpable es castigado. La armonía vuelve a relucir, desde el punto de vista individual, pero sobre todo social.

 

Es un brillante relato fantástico, literariamente bien logrado, con aplicación plena de las técnicas adecuadas y sin dejar ninguna duda sobre su naturaleza.

 

La interpretación se fue planteando durante el desarrollo del comentario. Solo podemos concluir que, a pesar de que algunos consideran que estos relatos, ya sean maravillosos, extraños o fantásticos, son juegos literarios, creaciones artísticas del arte por el arte y sin violación de la censura, incapaces de sobresaltar la tranquilidad social y sus programaciones, lo cierto es que no es correcta esa apreciación. Un simple cuento como La Hormiguita1 o La cucarachita mandinga, según Carmen Lyra. Posee una estructura oculta, latente que posibilita la resolución conflictiva de su naturaleza, gracias a una significación patente que la encubre, la legitima y permite la resolución de los conflictos, bajo medios consolatorios que el mismo personaje es incapaz de poseer y que no es merecedor de ellos y lo que es peor no realiza esfuerzo alguno por obtener la resolución real de sus propias necesidades, tanto individuales como sociales. Rápidamente podríamos señalar que ese cuento infantil, candoroso, inocente, oculta estructuras y programaciones sociales tales como el machismo, la codificación religiosa que perpetúa a la mujer como ama de casa y el hombre no debe meterse en sus quehaceres, que el matrimonio es de por vida y que la mujer, una vez muerto su marido, debe sentarse en el quicio de la puerta, como la hormiguita, a llorar su desventura, sin poder rehacer nuevamente su vida. Tanto en el cuento La Hormiguita, como en el que comentamos, las violaciones a los códigos establecidos son castigados y mal vistos por la sociedad. La hormiguita, así como el señor, no importa el sexo y, lo es peor para la mujer, deben permanecer viudos y solos, de por vida, y esperar la muerte, en esa condición. La sociedad les da una consolación y la religión un premio, después de su muerte.

 

 La quinta novela la llamó Tienes nombre de arcángel y la publicó en 1998.2

 

Es una novela fantástica de trama detectivesca pero que evidencia y censura un espacio social corrupto, degradante y de tácita aceptación por parte de los individuos, más por miedo, por impotencia, por prejuicios, porque los culpables de ese estado de cosas son los abanderados de dos grandes programaciones sociales poderosas: el cura y el maestro. Estos son los victimarios y el pueblo, representado, sobre todo en los hombres, bajo el miedo de las mujeres y la posibilidad de perder su estabilidad, las victimas. El héroe es Gabriel, un niño delgado, flaco, desnutrido, pero símbolo de entereza, nobleza, rebeldía, inteligencia e insobornable.

 

La situación inicial comienza con la enunciación, donde un hombre se enfrenta con el cura, Aristides Trujillo, e intenta matarlo por haber deshonrado su hogar al tener relaciones sexuales con su mujer e hija, se trata de Paco Quesada. No lo hace y por miedo, por temor a Dios, por impotencia y como un acto de cobardía quema su casa.

 

La situación inicial del enunciado se describe como un pueblo, llamado Pasquera, donde el cura tiene relaciones sexuales con casi todas las feligreses, impone su ley divina y mancilla la honra de todos, hombres, mujeres y niños. Ante esta situación, lo único que sobresale es el silencio, no por complicidad sino por miedo e impotencia. Es un pueblo intrascendente, donde no sucede nada sobresaliente, de vida tranquila, la mayoría de la gente es pobre. Tiene un banco, un mercado, una escuela, una iglesia, un jefe político, igual que cualquier otro pueblo. Todos saben o sospechan lo que ocurre con el cura y el maestro de escuela porque ambos son iguales: uno con las esposas de los hombres y el otro con las niñas de la escuela, pero callan, aguantan, soportan, se humillan y no es para menos, se trata de dos personajes importantes de la vida social del pueblo. La palabra del cura es palabra de Dios y la palabra del maestro es palabra de sabiduría, ciencia, progreso, bienestar. Por ello callan, excepto Gabriel, el niño de doce años que aparenta nueve. Descubre a su compañerita Ángela que sale de la casa del maestro llorando. La ha violado y así lo denuncia a todos, a su madre y sus vecinas, a la madre de Ángela y al padre de ella, el carnicero, pero no logra que le crean. La misma Ángela niega los hechos y Gabriel queda como la única voz que grita en el desierto, con valentía, sin miedo y no se deja intimidar ni por el propio maestro, cuando se entrevista con él. Es el arcángel Gabriel que anuncia la nueva del embarazo de María, del nacimiento del redentor y es él, quien se convertirá precisamente en redentor del pueblo, el enderezador de entuertos, el justiciero, el libertador.

 

La novela se constituye bajo dos niveles de corrupción encabezados por el maestro y el cura. A éste se le traslada como embajador a Luxemburgo pero las cosas permanecen igual porque el maestro no solo ocupa su lugar sino que lleva el papel a la degradación infantil. Se convierte en el antimaestro, el anticristo no estaba pero pronto regresará y esto ocurrirá para las elecciones presidenciales del país. El cura también cumplía con los menesteres políticos de los gobernantes de turno, era socialista y se oponía a los socialcristianos que pierden las elecciones. Éste era el elemento que faltaba para completar la tragedia de Pasquera (la paz que era). Es aquí cuando se da la desaparición y muerte del maestro y comienza la investigación detectivesca para encontrar al culpable. No importa quien realiza el proceso, lo interesante es que por más que se trata de dar con el culpable, lo cierto es que lo que sale a flote es la situación degradante del pueblo. Todos desean ser el justiciero que dio muerte al maestro pero nadie lo confiesa, por miedo a la cárcel, y no por haberlo matado, pues era lo que todos deseaban, en sus adentros. Es algo parecido a la célebre frase de Fuente Ovejuna, la obra de teatro de Lope de Vega:

 

"-¿Quién mató al comendador? Y al unísono respondían- Fuente Ovejuna, Señor"

Tatiana Lobo Wiehoff (Origen Chilena)

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TATIANA LOBO WIEHOFF(chilena)

(1939)

 

 

Tatiana Lobo Wiehoff nació en Puerto Montt, Chile, en 1939. Desde el año de 1967 se trasladó a vivir con nosotros, a San José y se naturalizó costarricense. Sus estudios se inclinaron por el teatro y la pintura. En Madrid hizo estudios de cerámica. Algunas de sus obras han sido traducidas a otros idiomas y se ha hecho merecedora a algunos premios internacionales así como nacionales, tal es el caso del Premio Nacional Aquileo J. Echeverría de novela, en 1993 y en el año 2005 se le concedió el premio de novela 2004 y en el año 2008 recibió el Premio de la Academia de la lengua española costarricense, sobre todo por su novela El corazón del silencio, publicada en el año 2004. Sus obras obedecen a investigaciones no solo bibliográficas sino en los mismos lugares donde viven los personajes. Talamanca y sus indígenas, fueron motivo de ellas.  

 

Ha publicado ensayos, tales como Negros y blancos: todo mezclado: 1997 y otros más.  

 

 
LO QUE HA ESCRITO TATIANA LOBO WIEHOFF

 

NOVELA

 

1. Asalto al Paraíso: 1992

2. Calipso: 1996

3. El año del laberinto: 2000

4. El corazón del silencio: 2004

5. Candelaria del azar: 2008

6. El puente de Ismael: 2014

 

 

CUENTO

 

1. Tiempo de claveles: 1989

2. Entre Dios y el Diablo, mujeres de la colonia: 1993. El editor lo clasifica como crónicas.

  

TEATRO

 

El caballero del V Centenario: 1989

 

 

CRÓNICA

 

1. Entre Dios y el Diablo: 1993

2. Parientes y venta: 2010

 

 

Asalto al Paraíso que publicó en 19921, es la primera novela escrita por Tatiana Lobo Wiehoff.

 

Compartimos con Joaquín Gutiérrez Mangel el criterio de que esta novela es nuestra primera gran novela histórica,2 por el valor literario del discurso narrativo y el tratamiento temático. Y no sólo es la primera sino la de mejor calidad literaria. La historia sirve de fuente para crear una obra de arte y no al revés porque no es la historia la que ocupa el primer nivel sino el arte, el carácter literario.

 

La novela se estructura bajo un importante manejo del narrador y los puntos de vista. Nunca aparece el autor que se distancia y deja que sea el narrador, sujeto de la enunciación, quien dirija los hilos narrativos y forme enunciados de los personajes que se convierten en narradores de lo que realizan o ven. Así se forma un calidoscopio de voces que narran, viven, sufren sus propias acciones y las de otros que se relacionan con ellos.

 

Las principales voces narrativas están dirigidas por el narrador principal omnisciente que permite a las voces narrativas de los personajes contar la historia de la novela. Principalmente son: la voz del personaje Pedro Albarán o Pedro de la Baranda, el español que huye de España, acusado por la Inquisición y llega a Cartago donde participa en casi todo lo concerniente al relato, su amigo El Ruiseñor, un zapatero vecino de la ciudad, doña Águeda Pérez, esposa de José de Casasola, militar, el fraile Juan de las Alas, Pablo Presbere, el indio que levantó a su pueblo contra los españoles, La Muda, Jerónima, La Madre de los Forasteros, La Chamberga, etc.

 

La novela comienza con un canto al pueblo indígena,  su tierra, sus dioses y su cultura. Es una especie de introito al altar, donde posteriormente serán masacrados los nativos y violados todos sus derechos, vilipendiados, robados, engañados, esclavizados por parte de los españoles. Es el primer capítulo de la novela y  lleva por título Ba-brú Presbere sueña a Surá Señor del Mundo Más Abajo. Son las profecías del Dios a su Cacique guerrero de la suerte que espera a su pueblo. Se observa el uso de la letra gótica y la descripción del suceso principal del capítulo, tal y como lo hizo Cervantes en la novela Don Quijote de la Mancha. Esto no es casual sino un recurso técnico que da a la novela una clara ubicación histórica: 1700 y algunos  años sucesivos. Es el tiempo de la "pacificación" de los indígenas y la imposición de la cultura española, por las buenas o preferiblemente por las malas.

 

La primera sección se dedica a la historia del personaje Pedro Albarán, su origen, sus reflexiones, sus inquietudes, sus vicisitudes, hasta que, en una mesa de un bar, se burla de algunas autoridades políticas y religiosas. La historia se interrumpe para trasladarse a la ciudad de Cartago, en la parte tercera. Parte del final de la intervención del Santo Oficio, se conocerá más adelante.

 

Las interrupciones de la historia permite disfrutar de una novela polifónica, rica en posibilidades técnicas, tales como el manejo del tiempo, a través de frases introductorias, tales como "mucho tiempo después", años antes", "muchos años después", "Ese lado oscuro de su vida se me revelaría mucho tiempo después", "años después", etc. Esto también lo utilizó Gabriel García Márquez: 1928 en su novela Cien años de soledad: 1967. También la obra de Tatiana, utiliza el realismo mágico en algunos de sus acontecimientos. Es una novela que puede competir con cualquiera otra del ámbito latinoamericano, en calidad literaria e importancia histórica.

 

La novela narra las aventuras de Pedro Albarán, tanto en España como en Costa Rica, en la ciudad de Cartago y la zona de Talamanca. A través de su vida y aventuras se van desarrollando los acontecimientos históricos y la vida privada de algunos personajes que evidencian sus aspiraciones, vicios, degeneraciones, intereses.

 

Tres grupos bien caracterizados se pueden observar, a nivel colectivo: Los indios, los españoles y los costarricenses blancos, los criollos, producto de la mezcla entre ellos, los mestizos. Los primeros, los indios se dividen en dos, los rebeldes, los que no aceptan el yugo español y los evangelizados y esclavizados o pacificados como prefieren llamarlos los franciscanos. Los españoles se dividen en dos, pero con idénticos fines: los representantes de la corona, civiles que con las armas imponen su  ley y los que se cobijan alrededor de la religión católica, representados, en la novela, por los franciscanos. El tercer grupo, mezcla de españoles, nacidos en la colonia, se presentan como aliados de los españoles, ricos y explotadores de los indígenas, dueños de las haciendas, sobre todo de cacao, en la zona atlántica.

 

Por último cabe destacar el papel sobresaliente de las mujeres, no importa a cuál grupo pertenezcan. Están representadas por mujeres  brillantes, de gran personalidad, inteligentes, símbolos de virtudes, ideales, cultas y de gran ternura, solidaridad, visionarias. Las mujeres se destacan en las novelas de esta escritora.

 

A manera de ejemplo se pueden destacar a La Muda y su hermana Jerónima, ambas indígenas. A pesar de que la joven muda, se presenta como pasiva, aceptadora de lo que deseen hacer con ella y desde luego, sin voz, como la cultura indígena, es a través de sus ojos que logra comunicar su inmensidad de posibilidades. En ellos se pierden los que se atreven a sondearlos. Esto le sucede a Juan de las Alas y al mismo Pedro, que no resisten su belleza, su misterio, su reclamo, su rebeldía, sin casi no resistirse, su embrujo. Los ojos se convierten en grito inconmensurable de ser, de vitalidad, de asombro. La muda y Jerónima que es todo valor, valentía, esfuerzo, rebeldía, trabajo, protección, se convierten en símbolos de esa cultura avasallada por los españoles.

 

Otro personaje femenino que alcanza gran relieve es Águeda Pérez, es independiente, emprendedora, inteligente, visionaria, valiente. Brilla con luz propia y comprende su papel en el enfrentamiento entre los indios alzados por Pablo Presbere y los españoles. Lo mismo se enfrenta a los oficiales de España, en Cartago, como a los frailes. Su simple presencia es motivo de respeto y admiración.

 

Hay otros personajes femeninos que sin importar el papel que desempeñan, son nobles, inteligentes, solidarias y humanitarias. Nos referimos a la Señora de los forasteros y a La Chumberga, capaces de grandes actos para defender la amistad y sus empresas.

 

Esto no opaca a los personajes masculinos sino que los iguala, los humaniza, los personaliza. No son buenos y malos enfrentados en el conflicto sino personajes humanizados que luchan por sus ideales aunque muchas veces estén equivocados. Es su propia conducta la que  les da la estatura que alcanzan.

 

La novela no es una repetición de acontecimientos lineales y cronológicos, desde un punto de vista oficial sino la multivisión de un grupo de personajes de diferentes estratos y culturas enfrentados en defender lo que consideran justo y suyo. Unos usurpadores y otros, víctimas de esa usurpación. Así los hechos históricos se mezclan con la vida privada, sus pasiones, lo íntimo, lo secreto de sus aspiraciones, vicios, defectos y hasta aberraciones. Por ello el Santo Oficio se refleja en sus más bajos instintos. No sólo juzga, hasta crímenes comunes, sino que condena, tanto materialmente como espiritualmente, a los que se oponen a sus dogmas e imposiciones. La iglesia, con él, se une al poder político y económico de la corona y sin importarles el método, se convierten en dueños de vidas y haciendas. Los frailes franciscanos no escatiman esfuerzos y acciones, en aras de conseguir los fines de evangelización, de imposición de una cultura extraña con base en la cruz y la espada.

 

La novela termina con la victoria de frailes y militares sobre los indios, la humillación de estos, el encarcelamiento de gran parte de ellos y la derrota de los españoles, víctimas de epidemias y enfermedades propias de esta región. Es la naturaleza la única que obtiene la victoria al final de la obra, con símbolos como las guacamayas que se apropian de la iglesia en la ciudad y las levitaciones de Juan de las Alas que augura una nueva visión espiritual. Es la síntesis de la locura de unos y la búsqueda de una identidad cultural que sólo se encontrará en la pluralidad de la misma.

 

La segunda novela que escribió Tatiana la llamó Calipso1y la publicó en 1996.

 

También es una novela histórica, sobre la región de Limón, la costa del Atlántico. Es un canto a la cultura caribeña, al negro, representado en tres mujeres: Amanda, Eudora y Matilda. Alrededor de ellas se van tejiendo las historias de un pueblo, desde su fundación hasta su extinción. También en esta novela, los acontecimientos se desarrollan, giran, aparecen, con relación a un blanco, Lorenzo Parina, llegado a la costa desde el centro del país, en busca de un futuro mejor. Se relaciona con un negro, Plantintáh, trabajan juntos y deciden establecer un negocio propio. Para ello se trasladan a una ensenada de la costa, totalmente virgen, construyen una especie de comisariato, a medias, y comienzan las aventuras comerciales y privadas. El negro se casa con Amanda y se dedica a pasarla bien, un tanto preocupado, más por el placer, que por el trabajo. Esto lo lleva a la quiebra y se ve obligado a dejar el negocio en manos de Lorenzo que comienza su éxito en los negocios pero su rotundo fracaso en el amor. Se enamora de Amanda y ello lo conduce al asesinato de su amigo y la persecución de Amanda que lo rechaza.

 

De esta manera comienza el desarrollo del pueblo que gira alrededor de Lorenzo y sus empresas, legales e ilegales y las negras de la estirpe de Amanda y su descendencia. El éxito de Lorenzo va emparejado a la impotencia, el fracaso en sus  empresas sexuales y amorosas que lo llevan a la mínima expresión, a convertirse en un títere de sus propias pasiones y un asesino aunque nunca fue a la cárcel.

 

El pueblo que Lorenzo llama Parima, al principio con el agregado y CÍA, ve llegar el progreso. Aparece la iglesia y las sectas, la escuela, la plaza de deportes, la carretera que los comunica con la ciudad, el salón de baile y con ellos el pueblo recibe también a los más variados personajes extranjeros y nacionales, atraídos más por la exuberante  y exótica naturaleza, la vitalidad de la etnia negra, su cultura, su música y su visión de mundo mágica. Así como llegan, se trasladan a vivir en el Alto, o en casa de la solterona Emily, hermana de Tantintáh, mujer esotérica, que hace de la música una religión y de su vida una entrega a los demás. Es la comunicación con la naturaleza y el poder mágico de los muertos y la conciencia maravillosa de una raza a quien protege  y lucha por mantener incólume. Por ello, las tres mujeres que comienzan las Scarlet con Amanda y termina con Matilda, se convierten en el centro de la novela y a la par de ellas alusiones a la segunda guerra mundial y a los hechos revolucionarios del cuarenta y ocho, al mando de José Figueres que no se llama con su nombre histórico pero que se intuye con claridad que es él.

 

La novela está signada por el realismo maravilloso, sin ambages, sin ocultamientos. Va desde la conversión de Plantintáh en gallo, hasta las más bellas manifestaciones del poder sobrenatural que yace en la cultura afro caribeña y la vida increíble de Stella. Más allá de lo cotidiano, de lo material, de lo efímero del ser, está lo verdadero, lo mítico, lo maravilloso que redime al hombre de lo caduco, de lo intrascendente, lo superficial. Por ello los únicos que viven realmente, a pesar de sus congojas y pobrezas, son los negros y no quien posee la riqueza material y política, como Lorenzo, pero que su misma impotencia vital le convierten en un hombre que despierta lástima, conmiseración, por no decir compasión y que termina viviendo con Olga, la dueña de una librería y de una casa de prostitución. Es la única mujer que lo acepta, lo consiente y como él pertenece a la cultura superficial de la posesión de lo material como único proyecto vital.

 

La novela resalta la permanencia cultural del pueblo caribeño sobre el resto del país, de cultura postiza, superficial, robotizada y llena de lo foráneo y no precisamente de lo mejor sino de lo material, insustancial, propia de una subcultura adquirida y ni siquiera digerida.

 

Calipso es un tributo a esa gran cultura caribeña, representada por los negros de Limón, un poema a su naturaleza, a su lucha por ser y no parecer. Excelente novela que da relieve a esa cultura a través de tres bellísimas y significativas mujeres: Amanda, Eudora y Matilda.

 

La tercera novela, la más reciente que ha escrito Tatiana, lleva por título El año del laberinto1 y la publica en el año 2000.

 

Es otra novela histórica excelente. Retoma algunos hechos históricos de 1890 y siguientes. Es el tiempo en que Rafael Iglesias asume el poder en Costa Rica: 1894-1898. La novela fija el día 18 de enero de 1894 como el inicio del recorrido del relato2. La autora utiliza, en vez de capítulos, los meses de un año y en algunos de ellos, títulos explicativos de algún acontecimiento importante que se piensa enunciar. Así la novela se estructura de enero a enero. Pero la historia de los personajes abarca retrospecciones a tiempos muy distantes, sobre todo en el pasado.

 

El hilo narrativo, de alguna manera, gira alrededor de Sofía, la esposa del cubano Armando Medero, rico panadero y comerciante afincado en Costa Rica con su familia que apoya la revolución cubana contra la monarquía española. Cerca de esta perspectiva narrativa se dan dos derivadas de ella. Pío Víquez  y Ricardo Jiménez, conjuntamente con los cubanos y los españoles y su revolución para obtener la libertad unos y conservar el dominio político los otros. Y la perspectiva social comandada por María, la Motetes al mando de las putas y Martín Camacho, su protector, chulo, etc. Otro grupo que se deriva de ambos es el gobierno de Rafael Iglesias, que gobernó Costa Rica desde 1894 a 1898, los clericales bajo la tutela de Bernardobispo3 y circunstancialmente Minor Keith, dueño del ferrocarril al atlántico y las plantaciones de banano que pronto formarían la United Fruti Company, en 1899. El escenario general es la calle del Laberinto, sus alrededores y específicamente la casa de Sofía.

 

El crimen de Sofía el 18 de de enero de 1894 inicia y termina la novela. El esclarecimiento del criminal, el juicio y condena de su esposo y tío Armando Medero sirve de marco, no sólo policíaco sino histórico para conducir al lector social por la recreación de los acontecimientos políticos, tanto nacionales como exteriores, sobre todo la preparación de la revolución cubana contra los españoles. Costa Rica sirve de escenario para preparar la estrategia bélica y recibe a los líderes más importantes de esta gesta gloriosa, tales como José Julián Martí (1853-1895), Loynaz, los hermanos Boix, Antonio Maceo (1845-1896) y otros.

 

Otros acontecimientos como la construcción del Teatro Nacional, la persecución de las putas y su destierro a Talamanca y Gofo Dulce, la inundación de ratas, el atentado del presidente, las escaramuzas de Montero, los juegos de billar, las noticias del Heraldo forman un mosaico de la vida social de finales de siglo en la capital, las luchas entre conservadores, los cafetaleros y clericales contra los liberales anticlericales, en medio de chismes, dimes y diretes y  una ciudad más aldea que otra cosa con aspiraciones europeas, más de forma que de realidad, donde privaba la chabacanería, el superficialismo, la hipocresía y las aspiraciones más que las realizaciones. Un poco al estilo de los clásicos apagones de luz frecuentes en la capital y las carretas y caballos, como medios de locomoción, además del tren recién fundado que llevaba el café a Limón y el banano de las fincas de Minor Keith. 

 

Es la visión de Sofía, ya muerta, la que va desgarrando una vida de privaciones a pesar de su riqueza, de soportar embarazos, tuvo once hijos, jugar un papel de anécdota en toda aquella maraña de muertes y desamparos. Por ella conocemos su niñez, su educación en las letanías de los noes de su madre, los intereses de los padres, en su  lucha de casar a su hija con un pariente rico, a pesar de que ella no lo quería. Es la visión de la mujer, víctima del machismo, de los celos, del pasar desapercibida, ante todo acto de importancia, siempre sirviendo de objeto social. También, a través de ella, cobra vida la perspectiva de María, La Motetes que de sirvienta en su familia, a su muerte, debe regresar a su casa pero nunca llega a ella y se queda a vivir donde Martín, que le da techo y comida. María se levanta como un símbolo de respeto, de hidalguía, de solidaridad, de valentía, de amparo y de lucha contra todas la adversidades que ella y su grupo atraviesan, tanto por la hipocresía de la iglesia y sus acólitos, como de las decisiones de los gobernantes para ocultar maniobras, actos de corrupción, ventas de la riqueza nacional que sólo aportaban beneficios a algunos ricos de la oligarquía en el gobierno.

 

Del binomio Pío Víquez y Ricardo Jiménez, el tres veces presidente de Costa Rica, en ese entonces, jugando el papel de abogado defensor de Sofía y sus familiares que acusaban a Armando Medero, de haber asesinado a su esposa  Sofía por celos y porque se resistió a dar una firma para liberar una hipoteca. Ricardo llevaba el caso del divorcio presentado por Sofía, de ellos, quien más se destaca es Pío Víquez, que a través de su periódico, abre polémicas sobre los acontecimientos políticos del momento y bajo su aguda mirada, a veces hipócrita, por conveniencia, se van conociendo los entretelones de la politiquilla aldeana y la mezquina y cursi sociedad capitalina. La novela desmitifica al liberal Ricardo Jiménez y le da su verdadera dimensión. Es curioso que las mujeres de ambos se mantengan ocultas a la autora. Tal vez La Cucaracha, que había sido tratada con mucha amplitud por Alfonso Chase Brenes, en su novela El pavo real y la mariposa: 1995, pasara desapercibida pero de la esposa de Pío Víquez, casi no se sabe nada. Es posible que al ignorarla, se realce el papel que jugaban algunas mujeres en la vida de estos personajes masculinos: pasar desapercibidas. Puro machismo.

 

La cuarta novela que recién publica Tatiana lobo, 2004, la ha llamado El corazón del silencio.1

 

Esta novela, publicada en el año 2004 y premiada como la mejor novela por el Ministerio de Cultura y Deportes recientemente, es sin duda alguna la mejor novela publicada en Costa Rica, de autora a nuestro juicio costarricense aunque su origen sea chileno, en el año 2004.

 

La novela está narrada por una voz omnisciente muy impersonal, distanciada del mundo narrado y muy cercana a los personajes que ocupan indistintamente su atención. Así conocemos, los lectores sociales, los acontecimientos, lo que piensan los personajes y hasta los fantasmas. Es claramente un narrador omnisciente distanciado, intermediario. Esto no elimina la polifonía de untos de vista, a pesar de ser mediatizados. Es por lo tanto una novela moderna sin pretensiones tecnicistas ni alardes artificiosos, más propiamente de la novela monofónica pero bien escrita.

 

Lo interesante de ella es la estructura y los logros a nivel de recursos genéricos. Por una parte se nos muestra como una novela de estructura claramente policíaca, con una investigadora, Yolanda, un crimen, el del señor Marcelo, una atmósfera de misterio, una casa antigua, de dos pisos, propia de las mejores historias de misterio; fantasmas, testimonios, testigos, y esclarecimiento del crimen en la parte final de la obra. El lector vive cada uno de los episodios con atención, no se le informa más de lo conveniente, solo se dan los indicios necesarios para mantenerlo absorto en la trama de ella y atento a descifrar los hilos del crimen que no se presentan evidentes, sino apenas sospechados.

 

Por otro lado la novela se evidencia a través de varios viajes. El primero es físico y cronológico. Yolanda, una funcionaria de las Naciones Unidas, en el área de los Derechos Humanos asiste a un Congreso sobre el tema a la capital chilena y aprovecha esa circunstancia para visitar a una tía, Aurelia, que aún vivía, y de paso investigar la muerte de su primo Marcelo y pasar un tiempo en la casa que le vio nacer y donde permaneció hasta su juventud. Este viaje permite abrir otros más, uno histórico, regresar a su niñez, redescubrir el pueblo, sus fantasmas, el colegio de monjas, el seminario de los Jesuitas, los cambios sufridos en lo social, político y civil, etc. Y el otro viaje es el psicológico, un regreso a su niñez, sus temores, sus vivencias, sobre todo religiosas, confrontadas con la formación científica del presente novelesco que se ubica, unos días antes del encarcelamiento del General (Pinochet, la novela nunca da el nombre) en Inglaterra y la noticia que recibe Aurelia, antes de que Yolanda partiera de su casa paterna o mejor expresada, "tiaterna".

 

Estructurada así la novela, se torna histórica, policíaca, psicológica, maravillosa, pero sobre todo "evidenciadora", denunciadora. En el fondo lo que queda en el lector es la tragedia que vivieron los ciudadanos chilenos con la llegada al poder del General Pinochet y la ola de asesinatos de los que eran allegados al gobierno de Allende y creían en un gobierno popular que redimiera  a los más necesitados y que no sirviera, como es la costumbre, a los intereses de los ricos y las empresas transnacionales en la dirección de los Estados Unidos.

 

La novela es sencilla y ese es uno de sus logros. A pesar de tratar un tema tan angustioso como es el asesinato y desaparición de civiles, por el simple hecho de oponerse al régimen dictatorial, escapa al panfleto, se mantiene distanciada y da créditos al respeto de la imagen literaria, de la esencia de la literatura: primero arte y luego lo demás. Tampoco cae en las valoraciones subjetivas. Todo lo contrario, el lector social va descubriendo, casi sin proponérselo, las vivencias de una familia en un pueblo lejano y unos habitantes corrientes, sin grandes aspiraciones, con proyectos de vida más codificados por las costumbres pueblerinas y la religión católica, llenos de prejuicios, temores, mitos, dogmas, muy cercanos posiblemente a Dios pero muy alejados de la razón, la civilización y la realidad del acontecer histórico.

 

La tesis de la novela se evidencia en la confesión de Yolanda, con el viejo cura del seminario Paul, cuando dice:

 

"_ Me acuso de no perdonar lo que no puedo castigar". 1

 

Es el momento en que Yolanda ya sabe que Marcelo había sido muerto por agentes de la inteligencia del gobierno, por no confesar dónde estaba el dirigente político, su amigo, que es precisamente el hombre del bote que viajaba al inicio de la novela con Yolanda en el mismo bus y que como ella también regresaba de su exilio.

 

Es el momento en que Yolanda opta por no perdonar, por no mantener el silencio, a pesar de que con él se beneficiara el precario donde se creía existía la tumba donde enterraron a los disidentes asesinados. Paul sabía eso y más, pues había ayudado a escapar del país a Miguel Cárcamo, el hombre del bote, y callaba para que, gracias a la denuncia de esa tumba, los pobres tuvieran casa digna y una vida mejor, porque ahí no encontrarían los cadáveres, ya que habían sido trasladados, y todos, gobernantes y pobres, saldrían ganando. Lo mismo ocurría con Aurelia que sabía del asesinato de Marcelo, la complicidad de Óscar, pues había depositado el cadáver, a solicitud de éste, en el pantano. Terrible decisión: callar, guardar silencio por unos beneficios pasajeros o denunciar la verdad,  sobre todo la verdad histórica. Este es el momento en que Yolanda:

 

"Yolanda retrocedió hasta la puerta para alejarse de la seducción. Así y todo, era un consuelo saber que había alguien viviendo en el corazón del silencio. Alguien que había hecho estallar todos los límites para huir del dolor. Valor o cobardía, qué más daba. Era, estaba, existía esa presencia de lo incomprensible y también de lo posible".1

 

Se trata de la celebración con Cárcamo, en su casa, de la noticia del momentáneo apresamiento del General y la decisión de éste de seguir luchando por la libertad de su pueblo.

 

Novela llena de contrastes. Enfrentamiento entre lo real y lo imaginario, la fe y la razón, la fidelidad a los principios religiosos más allá de lo razonable o el  esclarecimiento de la verdad. De génesis de una familia, intrigas de amor. El hermano de Marcelo, Óscar, es quien denuncia a Miguel Cárcamo de reunirse en su casa con otros disidentes, pero también pretendía a la novia de su hermano, la loca Melania, era dueño de los terrenos del precario, que posiblemente, y así se intuye de los hechos, inició la locura, al presenciar la muerte de su amado novio. Y ¿qué decir del fantasma La Tontaloca (significativo nombre) que vivía con Aurelia y tenía libertad, pues los otros fantasmas los mantenía la vieja tía de Yolanda, Aurelia, prisioneros, de igual manera que escondía la foto del General a quien amaba y le guardaba fidelidad y respeto?

 

Excelente novela. Invita a pensar, reflexionar  sobre el futuro de nuestra América, tan agraviada, saqueada, vilipendiada, explotada, enajenada, desde la llegada de los españoles y la dependencia económica, política e ideológica del mayor imperio del mundo.

 

Es una novela que desde el punto de vista literario llena las aspiraciones de cualquier crítico exigente y sería muy conveniente y necesario que se exigiera como lectura obligatoria para los alumnos de los últimos años de secundaria y, por qué no, de los universitarios.

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La quinta novela que llamó Candelaria del azar, la publicó en el año 2008.2

 

Es una novela polifónica donde el narrador da la voz a los personajes y éstos son los encargados de llevar la acción de los hechos que pertenecen a ellos u otros que observa y describe. Se configura una estructura del discurso narrativo como una especie de coro donde las voces forman una sinfonía perfectamente armoniosa y con diferentes tonalidades.

 

Hay personajes como Candelaria del Azar, que se van convirtiendo en el núcleo de la historia. A través de ella y un narrador que se inicia como el esposo de Violeta pero que forman una pareja independiente donde cada uno camina por senderos diferentes a la propia Candelaria. Es así como se va desarrollando la intriga.

 

Candelaria vive en la calle de la Amargura junto a la Universidad de Costa Rica. Espacio éste que se ha hecho famoso por la drogadicción y los crímenes que en sus cercanías o dentro de ella suceden. La joven trabaja un cuarto de tiempo en la Universidad y suele visitar un restaurante llamado La Torre, ubicado en la famosa calle precisamente al frente de la llamada Universidad Paralela. En ese lugar Candelaria se hace amiga de la dueña y con ella comparte algunas intimidades y los sucesos más importantes ahí ocurridos. Es un crimen de una joven de nombre Adelaida, estudiante de la U. que visita a los profesores que viven en ese lugar para consultar sobre sus notas. Misteriosamente aparece muerta y es así que se inicia la investigación por parte de Candelaria de los móviles del crimen. Se reúne con dos de los profesores por separado y averigua que es Quirós quien de forma accidental motivó que a la joven le diera un paro respiratorio y perdiera la vida, por lo que no existen pruebas que lo incriminen.

 

Luego de algunos incidentes Candelaria decide viajar al pueblo natal donde viven sus padres y así lo hace en el período de vacaciones. Es recibida por un grupo de niños y una comida que prepara su padre.

 

Luego de pasar unos días en casa de sus padres y presenciar la llegada de un cura español alcohólico, regresa a la calle de la amargura, trabaja en la soda de Mimí y se inician, por separado una serie de episodios aparentemente aislados pero que poco a poco comienzan a integrarse alrededor de Candelaria, su cédula de identidad perdida, el crimen de Adelaida y un triángulo amoroso entre un narrador, compañero del grupo el petitcomité, profesor de literatura, Candelaria y Lou una estudiante d éste. Alrededor de la cédula de Candelaria robada se desarrollan una serie de episodios sobre estafas y las intenciones de don José un funcionario judicial de bajo nivel de escribir unos cuentos que tomaran a Candelaria (su cédula) como núcleo de ellos, pero después de algunos episodios muere en circunstancias extrañas y se pasa a narrar otras historias ligadas  a Candelaria.

 

Dicen los más entendidos escritores de novelas que tanto el inicio como el final son momentos difíciles en la confección de una novela. Esto, pareciera que sucede con el final de esta novela. Se le hace difícil a la autora tratar de unir tantos hilos sueltos e historias particulares de muchos personajes, tanto los principales como los secundarios. La novela en su historia se torna sorpresiva, casual, como las hojas que desprende el viento y que nadie sabe donde caerán, así ocurre con las microhistorias secundarias que rodean la estructura mayor de la obra. No basta el azar, a pesar de ser intencional, la casualidad para resolver o dar fin a las historias cuando abunda y se da casi en todos los encuentros y apariciones de los personajes, deja de ser azar y se convierte en manipulación... Por ello la novela se torna fraccionada, bajo la filosofía de los "de repentes", las casualidades, la aparición inesperada de personajes, de sus mismas historias que violan el verosímil y se refugian en el sombrero del mago. No otra es la explicación del final de algunos personajes que se acude a la numeración y su explicación del fin de su rol en la historia. Este es un recurso flojo y falso que deja un sinsabor en los lectores. Con él se corre hasta el riesgo de olvidar personajes como en este caso de la Jerarquía, los detectives y su nueva organización, de Verónica, de los padres de Candelaria y su familia, del cura alcohólico español, etc. Pareciera que algunos personajes salen de la nada y al final desaparecen también en la nada. Así sucede con la madre del profesor, de la chancera pitonisa, y de tantos otros que tienen un rol secundario. Hasta el mismo caso de la muerte del nicaragüense por los perros y la complacencia de los policías permanece un hecho aislado de ese mosaico.



1 Lobo Wiehoff, Tatiana. Asalto al Paraíso. Cuarta edición. Editorial de la Universidad de Costa Rica, San José, 1996.

2Antes de esta novela se publicaron algunas obras sobre temas históricos, tales como las de Manuel Argüello Mora,  El Delfín del Corubicí de Anastasio Alfaro González, El crimen de Alberto Lobo de Gonzalo Chacón Trejos, ¿Será la bestia?, de Mariano Padilla Bolaños y muchas otras ya comentadas, pero ésta novela de Tatiana Lobo es la primera en utilizar los contextos históricos en forma  literaria y con una clara visión crítica por desentrañar la intrahistoria y desenmascarar la historia oficialista que llamamos carlista.

 

1 Lobo Wiehoff, Tatiana. Calipso. Primera edición, Ediciones Farben, San José, 1996.

1 Lobo Wiehoff, Tatiana. El año del laberinto. 1ª. Edición. Ediciones Farben, San José, 2000.

2 Ídem, p. 292.

3 Se trata del obispo don Bernardo Augusto Thiel, de origen alemán que ejerció el poder eclesiástico desde 1830 hasta su muerte en 1901, con un lapso de dos años, tres meses y 15 días que mantuvo su destierro decretado por Próspero F

Marco Retana Padilla

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Marco Retana Padilla (1938-1997)

MARCO RETANA PADILLA

(1938-1997)
 

Nació Marco Aurelio Retana Padilla en Guadarrama de Desamparados, San José, el día 02 de agosto del año 1938 y murió de un parao cardiorrespiratorio el día 07 de julio del año 1997. Trabajó como profesor de español para estudiantes en bachillerato por madurez. Ejerció el trabajo, además,  el de edición de textos y corrección de estilo. Fue un autodidacta.

 

LO QUE ESCRIBIÓ MARCO RETANA

 

NOVELA

 

1. Bar Roma: 2008

 

 

CUENTO

 

1. El manicomio de los niños dioses: 1973

2. La noche de los amadores: 1975

3. La Chócola: 1980

4.  De orates y semejantes: 1982

 

POESÍA

 

1. El libro de las pequeñas cosas: 2008

 

La única novela que escribió Marco Retana lleva por título Bar Roma y la publicaron, un tanto "corregida", ya desaparecido, en el año 2008.2

 

A pesar de ser una novela de corte tradicional, un tanto discursiva, de períodos extensos, de reflexión y evocaciones del pasado, su discurso narrativo en presentado por un narrador omnisciente que deja espacio para que el personaje masculino protagónico haga sus elucubraciones, evoque tiempos idos y mantenga un ambiente crítico de la ciudad de San José mojigato, campechano, aldeano y lleno de prejuicios sociales. Este es el grupo de mujeres beatas, hijas de María que se escandalizaron con una estatuilla de un ángel con sexo explícito de hombre, al frente del edificio del correo.

 

El Bar Roma se convierte en centro social de personajes importantes de la cultura nacional del momento: la bohemia de la izquierda erótica que bajo los alcoholes de más, resolvía todos los problemas sociales y políticos del mundo y en especial de Costa Rica.

 

Pero no se crea que exista un narrador sabelotodo. No. Son diversas voces las que se hacen oír y forman así un coro, a veces dispar, lleno de crítica mordaz, hiriente, sincera sobre todo de las lacras sociales, la estulticia colectiva de políticos y seudo intelectuales que pululaban en esa aldea llamada San José en los años sesentas y setentas.

 

La tesis que pareciera develar al escritor se perfila a lo largo del relato y las historias de los bebedores consuetudinarios. La transformación social de San José y el país en general gira en retroceso. Por una parte los políticos se abren camino y llegan a las alturas de los poderes, a través de promesas que nunca cumplen y por otra los pobres se embrutecen más cada día en su miseria, impotencia, abandono y orfandad. Mientras esto ocurre la izquierda de escritorio, erótica y arribista se pierde en viajes a Rusia y terminan como los políticos en bares y centros de muchachos jóvenes convertidos en los prostitutos de ellos y los diplomáticos, nacionales y extranjeros que disfrutan de sus perversiones.

 

Nostalgia, para algunos, de la ciudad de San José anterior, puritana y conservadora, vivencia desgarradora para los desposeídos y un futuro incierto, lleno de preguntas pero ayudo de respuestas tal y como lo vivimos hoy solo que con más resultados nefastos: aumento de la delincuencia, corrupción de los políticos, ignorancia del pueblo y amplios sectores periféricos de la ciudad.

 

Es así como los personajes que desfilan por el Bar Roma se convierten en símbolos de grupos amplios de nuestra sociedad: La Negra y La Macha, Odilón, Bienvenido, Lulú, María Elena Viky, el doctor, Periscopio, Walter, Martínez, los músicos de la Sinfónica, don Alberto, etc. Todos ellos representan la conformación social de San José.

 

Novela importante en nuestras letras que retrata críticamente una sociedad decadente y un futuro incierto que no vaticina nada bueno que no sea la riqueza mayor de unos cuantos y la pobreza de las mayorías.



2 Retana, Marco. Bar Roma. UNED, San José, 2008.

 

Rodolfo Solórzano Bonilla

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Rodolfo Solórzano Bonilla (1938)

RODOLFO SOLÓRZANO BONILLA

(1938)

(Imagen propiedad del autor)

 

 

Este maestro guanacasteco nació en La Cruz el 2 de abril de 1938. Hizo los estudios primarios en la Escuela Josefina López bonilla y la secundaria en el liceo de Santa Cruz. Es educador. Se graduó de maestro en el Instituto profesional del Magisterio. Y cursó dos años de Educación en Universidad Nacional. También un año de estudio en la Etapa Básica de Música. Se jubiló en la Escuela Puerto Rico de Lagunilla, Santa cruz, Guanacaste.

 

Ejerció como músico, poeta y escritor y fue miembro del grupo Literario de Guanacaste.

 

LO QUE ESCRIBIÓ RODOLFO SOLÓRZANO BONILLA

 
 

NOVELA

 

 

1. Los Trompillales: 2000

 

 CUENTO

 

1. Poesía y cuento:

 

POESÍA

 

1. Alusivo secreto:

 

Este texto de Rodolfo1 ni es novela, ni pertenece a la categoría literaria. Algunos creen que con solo cambiar de posición las funciones sintácticas de la oración el discurso se torna poético. Eso totalmente falso. Sucede lo contrario, se torna ripioso, empalagoso, cursi y sin ningún valor polisémico.

 

Ese tipo de estilo es propio de maestros escolares de hace tiempo y que ahora desean dejar en escritos sus experiencias, mezcla de lugar ameno con penalidades superadas.

 

En este texto el autor ofrece una especie de testimonio moralista-religioso, bastante superficial de los personajes Camilo y su  esposa Jacinta. Caen en las drogas y al final feliz salen de ellas gracias a un matrimonio amigo Óscar y Yadira, no sin antes recordarnos la misericordia de Dios y la voluntad de ellos para permitir la terapia del doctor Blanco.

 



1 Solórzano Bonilla, Rodolfo. Los Trompillales. S Ed., La Cruz, Guanacaste, 2000.

Guido Sibaja Pereira

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GUIDO SIBAJA PEREIRA

(1936)

 

Guido Alejo Sibaja Pereira nació en San Isidro de Coronado, San José, el día 15 de junio del año 1936. Se graduó en Ciencia musical. Obtuvo el bachillerato en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica. Ha desempeñado el profesorado en Santa Ana y otros colegios del país. Además de narrador ha cultivado la poesía.

 

 

LO QUE HA ESCRITO GUIDO SIBAJA PEREIRA

 

NOVELA

 

1. Historia de una madre: 2006

 

CUENTO

 

1. Cuentos con diálogos y narración sin fantasía: 2001

 

POESÍA

 

1. Poesía Sincera: 2001

 

La novela Historia de una madre de Guido Alejo Sibaja Pereira1 la publicó en el año 2006. Es una novela tradicional, lineal, monofónica, causal y, hasta cierto grado, biográfica. La historia empieza desde la infancia y recorre las diferentes etapas del crecimiento. Es narrada por una primera persona que se desdobla en una tercera pero nunca deja de evidenciar la cercanía del autor con lo narrado. Pretende ser educativa, por ello es corriente encontrar un discurso ensayístico y valoraciones en toda ella.

 

Melina es la niña que ocupa el interés del narrador cercano y comienza la novela con su nacimiento el 4 de marzo del año 1910. Sus padres son Francisco Y Brígida su madre. Campesinos en Santa Cruz de Turrialba.

 

Entre los padres existe una diferencia que de algún modo los separa: mientras Brígida es avenida, conformista y de pocas ambiciones el marido, Don Francisco es rebelde y critica su suerte constantemente pues son pobres y por más que trabajan nunca ven el sol. Esta diferencia es la causa aparente de que Brígica deje su casa y se vaya a vivir a San Isidro de Coronado. Deja a su hija Emelina de ocho años sola con su padre, la abandona. Después sabremos que Brígida lo hace porque desea que Francisco sea persuadido por la niña para que se traslade al pueblo donde ella vive con una hermana. Así sucede. Claro que el verosímil de la novela se ve forzado con ese hecho, pues una madre campesina de esos tiempos jamás dejaría, bajo ningún pretexto, abandonada una hija.

 

La familia comienza una nueva vida en San Isidro. Todos trabajan hasta los niños y no levantan cabeza. Suceden una serie de acontecimientos que más se comentan que narran que exponen los sufrimientos y congojas de los niños que tienen que dejar la escuela para trabajar. Hasta la mima maestra explota a la niña Emelina y la trata como una empleada, solo que con un salario miserable.

 

Emelina viaja a San José donde vive una tía, Micaela, casada con un tinterillo, don Felipe, pero que gozan de buenas condiciones económicas. Lo hace para ver el primer hombre que llega a Costa Rica en avión. Es así como comienza su vida en la capital.

 

La novela transcurre con la misma estructura y gira alrededor de Melina. Novios del gusto de sus padres pero no de ella hasta que aparece Chico un trabajador oriundo de Santa Bárbara y se convierte en su marido a pesar de la oposición de su padre. Así comienza su nueva función que no es otra cosa que la repetición de casi todas las mujeres de ese tiempo y aún ahora. Comienzan los partos hasta llegar a ocho y los problemas para la madre sobretodo. Chico trabaja en fincas y viaja por diferentes pueblos hasta llegar a San Isidro de Coronado y de ahí pasar a Tibás, etc. Mientras tanto Melina administra su casa en las ausencias de su marido que viaja a Venezuela a trabajar y ganar un poco de dinero. Así viven los hechos del 48, la invasión del 55 y otros acontecimientos políticos. Los hijos crecen y algunos ceden al vicio del alcohol y las "mujercillas". Entre congojas, dolores, enfermedades, pequeñas alegrías, viajes de pueblo en pueblo, la madre Melina termina en el masocomio con la amargura de todos y en espera de una pronta salida de ahí, sana y dispuesta a seguir trabajando.

 

Novela realista, reiterativa de las viejas estructuras, lineal, con poemas y versos entremezclados en el texto. Un lenguaje que sin ser popular utiliza algunos giros y escritura de él pero se mantiene más cerca del narrador culto que de los personajes. Nunca llega a alcanzar el grado polisémico que exige el lenguaje literario.

 



1 Sibaja Pereira, Guido Alejo. Historia de una madre. Ed. Guido A. Sibaja Pereira, San José, 2006.

William Sibaja Góndrez

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WILLIAM SIBAJA GÓNDREZ

(1936)

 

 

William Sibaja Góndrez nació el 18 de junio de 1936 en  Limón. Actualmente vive en Cartago. Es casado y tiene cinco hijos.

 

Hizo los estudios primarios en la escuela Juan Rudín, en San José y la secundaria en el Liceo Costa Rica. También realizó estudios en la Escuela de Servicios comerciales. Allí obtuvo el título de Tenedor de Libros y Contador Mercantil en la Escuela Comercial Minerva y se especializó en Alta Contabilidad en la misma Academia. Trabajó en la Auditoría Tributaria y es técnico en Equipo IBM. También obtuvo título en Mercadotecnia en el Instituto Mexicano de Investigación Administrativa.

 

Ha desempeñado gran cantidad de cargos en su especialidad, tanto en forma privada como en el gobierno. Todos relacionados con la actividad comercial.

 

También ha dictado numerosas conferencias sobre esta temática para muchas empresas. Fue profesor del Colegio Universitario de Cartago.

 

 

LO QUE HA ESCRITO WILLIAM SIBAJA GÓNDREZ

 

NOVELA

 

1. Alma nativa: 1960

2. Del otro lado del sol o el despertar de un ángel: 1981

 

POESÍA

 

1. Palabras del polvo: 1919

 

TEATRO

 

1. Viudita Laurel: 1919 Teatro infantil)

 

Alma Nativa es su primera novela y la escribió en 1960.1 No fue posible encontrarla.

 

Del otro lado del sol o el despertar de un ángel, es su segunda novela que publicó en 1981,2 en forma mimeografiada.

 

Es una novela de corte tradicional y con todas las limitaciones de ella. Desde el inicio, el autor, da explicaciones al lector social de su novela, explica sus alcances y propósitos, afirma que es una historia imaginativa y defiende su tesis de la comunicación como el fin supremo del hombre.

 

Ubica su historia a partir del año 1940, poco después de la primera guerra mundial y el hilo narrativo causal lo soporta el personaje Lutrik, que después de la guerra se retira a pasar su vida en la montaña, solo y cerca de la naturaleza. Ahí construye una cabaña con la ayuda de los indios y pasa recordando sus experiencias dolorosas vividas, hasta que un día ve llegar una nave con un extraterrestre que viene mal herido y con un hijo recién nacido. Lutrik acude en su ayuda y salva al niño pero el adulto muere al momento que explota la nave y se hunde en la laguna. Quince años después continúa la historia, esta vez con la participación de Esteban, el niño ya adolescente y Arturo, un sobrino que desconocemos de donde llegó. Estos inician una guerra sin cuartel, ayudados por los peones de su hacienda, contra los cuatreros vecinos, que les roban el ganado y sus pertenencias. Al final, después de ser ayudados por los poderes especiales de Esteban, Arturo y sus guerreros logran vencer a los ladrones, guiados por Oliveira, terrible hombre que comandaba a los cuatreros.

 

La novela cierra los acontecimientos con algunas reflexiones de Esteban que nunca deseó participar en las matanzas enemigas, por odiar la violencia y deja una moraleja prevista desde el inicio. La comunicación entre los hombres, la comprensión y  la paz son los ingredientes necesarios para vivir feliz.

 

La novela está regida por una doble moral y clasifica a los hombres como buenos y malos pero si entre ellos se estableciera la comunicación, entonces desaparecerían las guerras, los odios y las intrigas. Pero se ve como natural que los indios sean sus esclavos y las indias sus amantes:

 

"Al son de aquellos acordes melodiosos y lenta vocalización, Arturo se alejaba de Sebastián buscando de nuevo el calor y compañía de la pletórica y sensual indígena que, tendida y perezosa como animal en celo, esperaba el ataque de su macho."1

 



1 Sibaja Góndrez, William. Alma Nativa. No conocemos el editor, 1960.

2 Sibaja Góndrez, William. Del otro lado del sol...o El despertar de un ángel. S. Ed. Mimeógrafo, San José, 1981.

1 Ob. Cit. pág. 25.

Justo Arroyo Simancas (Panameño)

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JUSTO ARROYO SIMANCAS (panameño)

(1936)

 

Nació en Colón, Panamá en 1936. Se licenció en la Universidad de Panamá  y se desempeñó en ese mismo centro como profesor. Luego realizó estudios de postgrado en la Universidad Autónoma de México. Obtuvo la maestría y el doctorado en Letras. Recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad Simón Bolívar de Venezuela. Se le ha llamado "El Príncipe de las letras panameñas". Ha recibido gran cantidad de premios por sus obras. Ha vivido en  Costa Rica durante algún tiempo. Ahora reside en su patria.

 

En realidad este escritor y su obra no son de literatura costarricense.

 

 

LO QUE HA ESCRITO JUSTO ARROYO SIMANCAS

 

NOVELA

 

1. La Gayola: 1966

2. Dejando atrás al hombre de celofán: 1971

3. Dedos: 1972

4. El pez y el segundo: 1978

5. Geografía de mujer: 1982

6. Semana sin viernes: 1995

7. Lucio Dante resucita: 1998

8. Sin principio ni fin: 1999

9. Vida que olvida: 2002

10. Otra luz: 2008

 

CUENTO

 

1. Capricornio en gris: 1972

2. Rostros como manchas: 1991

3. Corazón de águila: 1991 (Biografía novelada)

4. Para terminar diciembre: 1995

5. Héroes a medio tiempo: 1997

6. Cuentos de Eduardo: 2000

7. Réquiem por un duende: 2002

 

 

A pesar de que no es un escritor costarricense sino panameño, la novela El pez y el segundo se publicó en Costa Rica por la editorial centroamericana Educa y de alguna manera ha tenido influencia en Costa Rica. De todas maneras nos parece importante comentarla. Las otras novelas no serán consideradas aquí.

 

Esta novela se publicó en 1979.

 

Realmente no es una novela sino un relato pero la lectura de ella fue una grata sorpresa por dos razones. Es el primer relato literario que utiliza un narrador en segunda persona singular y el realismo maravilloso como una técnica literaria. La literatura costarricense y la novela en particular se ha apegado tanto al realismo que forma parte de su misma razón de ser y ha creado un gusto literario apegado a este movimiento. No importa si es crítico, con énfasis naturalista o modernista, lo importante es que sea lo más apegado a la realidad concreta posible y ha abandonado todo intento de ir más allá de esta visión. Por esto es asombroso conocer narraciones que rehúyen de él o lo combinen con elementos extraños, maravillosos o fantásticos. Esto recién comienza a verse en escritores actuales, tales como Fernando Durán Ayanegui, Rafael Ángel Herra y Tatiana Lobo, sin olvidar los cuentos de Alfredo Cardona peña, Fábula Contada.

 

La novela, El Pez y el segundo1 frece un argumento sencillo, es el clásico triángulo amoroso. Alberto, un joven profesor conoce a una compañera, también profesora y poco a poco, establece una amistad con ella que los lleva a tener relaciones sexuales clandestinas hasta que el esposo de ella se entera y los sorprende en casa de Alberto y los mata.

 

Es un relato que inicia con la consumación del acto sexual y después abre el proceso rápido e intenso de su conocimiento y concertación de la cita de amor y su asesinato al final. Un desenlace sino espera previsible. Esta trama es corriente sino fuera porque  desde el inicio del relato aparece El Segundo, una especie de ego, otro yo, su conciencia que se materializa y no sólo va narrando los acontecimientos de la relación de los amantes sino que le endilga su mal proceder, le hace hincapié de lo incorrecto de sus actos desde un punto de vista racional, objetivo y sin moralismos, hasta que llega al final donde se cumplen sus predicciones. El otro personaje que aparece como un recipiente que espera solo su desenlace es El Pez. Se presenta definido al principio del relato y al final del mismo, para devorarlo, triturarlo y desaparecerlo en su vientre una vez que ha sido asesinado.

 

Otro aspecto que se debe señalar es que tras los amantes existen dos familias. Ambos son casados. Alberto tiene a su esposa embarazada de su primer hijo y ella (no aparecen nombres) es madre de dos hijos. Tiene un esposo ejemplar que le satisface todos sus caprichos, le estima y viven cómodamente una vida deseada por cualquiera. Ninguna familia presenta fisuras que permitan esperar un cambio en su  status social y familiar. Esto le recrimina El Segundo constantemente a Alberto. ¿Por qué cambiar una rutina, un orden social positivo por otro, que si bien puede ser distinto, no es más que otro orden, otra programación, posiblemente peor que el anterior? Por supuesto Alberto sigue adelante en sus propósitos y su amante le exige definir con prontitud la situación futura de su relación y le da plazo hasta que su hijo nazca. Es precisamente en ese momento que se dan cita para discutirlo pero Alberto no desea destruir su hogar y ella sale de la casa de él muy enojada. En la misma puerta la espera su marido y los mata a los dos.

 

Sin ser un dechado de obra literaria este relato se sale de la modorra del realismo de nuestra literatura y ofrece otras aristas que desde hace muchos años han venido desarrollando los escritores latinoamericanos con gran éxito.

 



1 Arroyo Simancas, Justo. El pez y el segundo. Educa, San José, 1979.

Napoleón Pizarro Centeno

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NAPOLEÓN PIZARRO CENTENO
(1935)
 
Ramón Napoleón Pizarro Centeno nació en Filadelfia, Guanacaste, el día 1º. de septiembre del año 1935. En ese pueblo realizó los estudios primarios. Los secundarios los hizo en Puntarenas, en el Liceo José Martí. La enseñanza superior la llevó a cabo en la Universidad de Costa Rica. Ahí se graduó de licenciado en Filosofía y Letras.

 

 

LO QUE HA ESCRITO NAPOLEÓN PIZARRO CENTENO

 

NOVELA

 

 

1.   Los fugitivos: 1994

 

CUENTO

 

1. Cuentos de amor, vida y muerte: 2005

2. La rueda gira en su eje: 2005

 

Los Fugitivos es la única novela que conocemos de este autor y la publicó en 1994.1

 

Es una novela tradicional, monofónica, de esas que los críticos suelen llamar de realismo crítico. En realidad la novela evoca más las llamadas novelas de prostitución del Naturalismo. Es una novela de espacio social. Es la narración biográfica de cuatro jóvenes, desde los primeros años escolares, hasta que llegan a la adolescencia e inician su juventud: Bonifacio Malacara, Jaime González, Amancio Espinales, Humberto Bogantes y Moisés Delgado. Pero no importa el nombre ni los apellidos, ellos solo simbolizan los jóvenes pobres e hijos de padre alcohólico del pueblo Villa Esperanza, esperanza es lo que menos abrigan. Los acontecimientos no se dan linealmente sino a intervalos, con cortes separados de uno u otro muchacho y, a veces, de dos en dos, pero lo cierto es que cada historia individual no es más que un calco de las otras. Es un narrador personalista pero bastante distanciado de lo que narra, que lo hace desde un presente de la enunciación, como recuerdo, evocación, como una visión superior de esas vidas iguales, con una historia trágica, también similar, determinista, cruda. Si las novelas de prostitución tenían como antihéroes a campesinas que eran violadas en la ciudad y luego seguían el calvario de la prostitución en ella, como algo irremediable, determinista, en esta novela, los antihéroes son apenas niños que desde su mismo nacimiento y a pocos años de vida, comienzan la tragedia de vivir en un hogar desintegrado, lleno de violencia, de hambre, de vejámenes y ultrajes y fuera de éste la vida, para ellos no cambia. No hay esperanza, en la escuela no están seguros y menos en el hogar. Desde niños se ven compelidos a robar, como único medio, para comer ellos y sus madres y los hermanos menores, mientras el padre deja el salario en licor y mujeres, para llegar a la casa y realizar los escándalos de siempre. A pesar de que existe la educación, ésta se ve relegada por las necesidades primarias, llevar el sustento que los padres alcohólicos no hacen, mientras que las madres sufren, paren más hijos y no les queda más remedio que enviar a sus hijos, apenas terminada la primaria, o antes, a buscar trabajo, para poder comer.

 

La novela, de principio a fin, muestra esa vida fatal, signada por el fracaso, la desolación, el fatalismo. No hay una ventana, una luz por donde buscar atisbos de solución a sus necesidades primarias. La huida se presenta como única salida, pero ésta que se realiza al puerto de Puntarenas y en él, en vez de mejorar, empeora. Los hombrecitos, obligados por las circunstancias buscan trabajo y lo que encuentran es apenas para medio comer, con un agravante, que poco a poco, se van iniciando en el vicio, el licor que en todos, a pesar de no desearlo, son compelidos a realizarlo. En el puerto, empieza el deambular de antro en antro y se mezclan con el lumpen, las prostitutas, el hambre, la desolación. El liceo Martí les invita a estudiar y algunos entran en él, pero circunstancias adversas impiden que puedan concluir con éxito la secundaria, que de todas maneras, de poco les serviría. Sufren el abandono de sus madres, en algunos casos por muerte y en otras por buscar a un padre ausente que no promete nada y deben asumir responsabilidades de adultos, sin haberlas buscado, ni estar preparados para ello.

 

Una novela importante, por varias razones, primero porque está bien escrita y brinda una mirada objetiva, sin prejuicios, valiente, de una realidad insoslayable. Sin ser un dechado en recursos literarios, utiliza los necesarios, para narrar, a través de un lenguaje polifónico, un mundo hostil para los hijos de una región, casi nunca tomada en cuenta por los escritores nacionales. Esto alienta a otros para que esos espacios físicos y sociales encuentren voces que los den a conocer, desde la perspectiva literaria.

 

La novela termina en una última huida, la esperanza hecha viaje, uno, para el norte, dos para lo desconocido, la aventura en un barco Colombiano. Solo Humberto y Jaime permanecen anclados en el puerto, con la esperanza puesta en el estudio.

 



1 Pizarro Centeno, Napoleón. Los Fugitivos. Ed. Costa Rica, San José, 1994.

 

Melba Escalante Lobo

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MELVA ESCALANTE LOBO

(1935)

 

Melba Escalante Lobo nació en el Centro de Flores (San Joaquín), Heredia el día 23 de marzo del año 1935.

 

LO QUE HA ESCRITO MELBA ESCALANTE LOBO

 

 

NOVELA

 

1.   Plomo: 1999

 

Es la única novela que ha escrito Melba Escalante Lobo. La llamó Plomo y la publicó en 1999.

 

Es una novela documental, testimonial, tradicional, causal, de narrador omnisciente condicionado hacia lo que narra, prejuiciado, interesado. Es la visión del narrador-autora sobre la guerrilla del FSLN, la toma del poder en Nicaragua y la aniquilación del tirano Anastasio Somoza y su poder militar, político, económico, por más de cuarenta años. No tiene valor literario.

 

Un joven nicaragüense se convierte en guerrillero del Frente Sandinista y se relaciona con una familia acomodada en Costa Rica. Es recibido en casa con cariño y desde ahí se relaciona con sus altos mandos y viaja constantemente a la zona en conflicto al norte de Costa Rica, participa en varias batallas y en una de ellas es herido. De inmediato los hijos del doctor en Costa Rica, lo van a buscar y lo traen a San José, lo atienden y le curan. La hija del doctor se enamora de este joven y se establece un romance entre ellos. Al final la guerra la ganan los Sandinistas pero el joven guerrillero muere. Es una novelita de aventuras revolucionarias que ofrece un ejemplo de solidaridad y amor a los principios revolucionarios y un romancea que desde el principio, debido a las diferencias sociales de los dos, se ve que no se concretará.

 

Emrique Feoli Tufi

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ENRIQUE FEOFI TUFI

(1935)

 

Enrique Feoli Tufi nació en San José el 5 de marzo de 1935. La educación primaria y secundaria las realizó en Costa Rica. Luego se traslada a Italia donde estudia Medicina y Cirugía. Después llevó a cabo estudios de postgrado en los Estados Unidos de Norteamérica. Comenzó a ejercer la medicina en 1987.

 

En los años setentas, inicia la práctica de la navegación aérea y realiza constantes viajes por Centroamérica  y México. Así se familiariza con las culturas indígenas de México y Guatemala. Esos estudios le permitieron la creación de esta novela.

 

 

 

LO QUE ESCRITO ENRIQUE FEOLI TUFI.
  

NOVELA

 

 

1. Camino a Xibalbá: 1993

 

La única novela que conocemos de Enrique Feoli Tufi se llama Camino a Xibalbá y la publicó en 1993.1

 

Es una novela histórica de tema indígena. Se trata de contar en forma pormenorizada la conquista y los alzamientos de los pueblos indígenas mayas en la península de Yucatán. Abarca un tiempo cronológico que va desde la conquista española y la imposición de su poder en toda Latinoamérica, a partir de la llegada de Cristóbal Colón y los otros conquistadores, al lado de los curas de la religión católica, hasta principios del siglo veinte. Su objetivo principal es describir la participación de los guerreros mayas en la llamada "pacificación" indígena de la península de Yucatán. La primera parte es una pormenorizada descripción de todos los alzamientos indígenas mayas llamados, Guerra de las Castas. En ellas se destaca la participación de los criollos enfrentados con los caciques indígenas y la utilización por parte de los mayas de símbolos cristianos como la Santa Cruz de Digna de Chan Santa Cruz, el imperio de Maximiliano y su caída con el fusilamiento de este personaje en 1867; el auge de Tulum con el ritual de la Santa Cruz, su nueva vidente, María Ulicab y su asesora Digna, después de haber sitiado Chan Santa Cruz, abierto el ferrocarril y cortado el comercio con Inglaterra a través del río Hondo Es una novela de corte tradicional, lineal, de clásico narrador omnisciente. El discurso que prevalece es el descriptivo, expositivo, casi como una crónica de hechos bélicos en los diversos enfrentamientos entre los Cruzobes y los criollos, los infinitos levantamientos, huidas, aniquilaciones, sacrificios humanos, espionajes, estrategias, alianzas y traiciones que abarcan casi medio siglo diecinueve, hasta la muerte de Crescencio Poot2 (suicidio), la huida Camino a Xibalbá, a la región de los muertos. Es una introducción a ese apasionante mundo de los mayas, su vida, su cultura, su visión de mundo, su rebeldía y su apego a las raíces, de sus ancestros. Es un  relato que bien podría considerarse émulo a la permanencia, la inmortalidad de un pueblo que no quiso ni permitió ser aniquilado por los invasores españoles, ingleses, franceses o norteamericanos.

 

No cabe duda de que esta obra es de enorme importancia para conocer la vida del pueblo Yucatán, sus costumbres, su religiosidad, su visión de mundo, la agricultura, su rebeldía y bravura, su inteligencia. Fue un pueblo que vivió una verdadera teocracia y supo aprovechar los conocimientos y ritos religiosos de los españoles para su propio beneficio, sin renunciar nunca a sus propias raíces ancestrales. La relación que se establece entre la joven blanca Digna, secuestrada por el guerrero Crescencio, violenta al principio, pero realista al final y de algún sentimiento de comprensión, por parte de ella, que fue tratada con dignidad por el militar Yucatán, es de enorme importancia. Gracias a ella se va desentrañando toda una compleja maraña de poder religioso de los cruzobes. Se describe un ritual religioso de sacrificio humano con los tres criollos presos y se asiste a una ceremonia donde se reparte la carne humana entre los presentes y la sangre, en nombre de La Santa Cruz. También se conoce el uso y los designios de ese símbolo y el poder de hablar y predecir las estrategias, políticas, sentencias, etc. con carácter absoluto. Es una mezcla del símbolo católico con los poderes de los dioses mayas.

 



1 Feoli Tufi, Enrique. Camino a Xibalbá. Euroamericana de Ediciones, San José, 1993.

2 Este personaje seguramente fue inspirado por Rejón, Manuel Crescencio (1799-1849), político mexicano. Nació en la localidad de Bolonchentaicul de Yucatán. Realizó estudios de filosofía en Mérida y fue diputado al congreso en varias ocasiones y encarcelado por Iturbide cuando encabezó el imperio. En 1840 defendió la separación de Yucatán de la República centralista mexicana y propiciaba el federalismo. Falleció en México pero no se suicidó.

 

Benedicto Víquez Guzmán. Cuento: ¿Me llevas?

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¿Me Llevas?

 

El otro día que visité a Ricardito, con el fin de entregarle una historia que había escrito para que me la corrigiera, después de revisarla, me dijo, que él también tenía muchas historias qué contar pero que no sabía cómo hacerlo. Entonces me pidió que escuchara una de ellas y que otro día se la trajera escrita, tal y como yo hacía con las mías y así lo hice.

Un domingo que visitaba a una amiga, compañera de la universidad, en el barrio Don Bosco, me sucedió algo muy extraño. Cuando llegué a la casa de ella, después de saludar a varias personas que estaban ahí, todas jóvenes, de una edad que oscilaba entre los dieciocho a los veinte años, me invitaron a que participara en el juego de la güija, que ellos estaban a punto de iniciar. Con gusto acepté, ya que, cuando era adolescente, había practicado ese inocente juego. Después de apagar las luces, y dejar encendida sólo una vela, y concentrarnos bastante, tomados de las manos, dos amigas de las más expertas en el juego, pusieron sus dedos índices en una especie de moneda grande y cerrando los ojos, pidieron, en voz alta, que apareciera un espíritu joven, de alguien que hubiese muerto recientemente. De pronto comenzó a moverse la moneda sostenida por las dos jóvenes y dirigiéndose a las letras, que había alrededor, fue señalando, que él estaba ahí y preguntó:

-¿Qué desean?

 Entonces una de las muchachas le interrogó:

-¿Cómo te llamas?

A lo que señaló:

-Esteban.

Luego, amplió la respuesta.

-Hace más de un año me estrellé con mi moto, cuando venía de Guanacaste hacia Heredia, donde vivía, apenas a los veinte años.

La otra amiga que seguía el juego le interpeló:

-¿Puedes darnos alguna señal de que realmente estás presente, entre nosotros?

Él indicó:

-Cuando Ricardito vaya para su casa, y pase por el río Virilla, voy a montarme en su carrito para hacerle compañía, hasta Heredia.

Todos soltaron la risa, menos yo, que aquella broma no me gustó para nada, máxime que viajaba solo. Pero rápidamente el susto se fue borrando, cuando le siguieron haciendo preguntas baladíes, como que "si me casaría", y "con quién", que si "mi novio me daba vuelta", que con mucha facilidad y soltura él contestaba. Así fui olvidando la broma de mal gusto y también el tiempo de regresar a mi casa. Me percaté de que eran pasadas las doce de la noche y entonces cortésmente, me despedí  del grupo y también de mi amiga. Tomé el volante de mi carrito y emprendí el regreso. De camino recordaba las anécdotas de mis amigos y venía tranquilo, sin nada que me preocupara. Al llegar a la cantina que llamaban La última copa, frente a la Pozuelo, en La Uruca, un joven me pidió que le diera un aventón, recordé la broma en el juego y me dije. ¡Qué bien me queda este acompañante!, porque, si el espíritu de la güija deseara cumplir su promesa, ya no lo podrá hacer, pues llevo compañero. Detuve mi auto y el joven, muy atento, me dio  las gracias, pues había perdido el último bus hacia Heredia y sólo esperaba alguna persona caritativa que le hiciera el favor de llevarlo. Era apenas un muchacho, tal vez un poco menor que yo, vestía con una suéter azul y lucía amigable. De camino me contó que a él le gustaba mucho venir a ese negocio porque se distraía enormemente viendo jugar pool. Así pasamos el río Virilla y, por su puesto que me sentía feliz, porque al pasar el puente nadie se había montado en mi carro, como me lo hubiera anunciado la güija. Sí sentía, como un viento frío, algo pegajoso, que de vez en cuando me llegaba a mi brazo derecho, pero lo achaqué a que el joven había abierto la ventana y entraba algo de brisa. Sin ningún contratiempo, llegamos a Heredia, y en el parque de El Carmen, me solicitó que lo dejara en la esquina. Detuve mi carro y él bajó, no sin antes darme las gracias, y ya, cuando ponía en camino mi carro, alcancé a oír:

-Disculpe compañero, no te dije mi nombre, yo me llamo Esteban, hasta luego.

 Sólo atiné a continuar mi camino, y por inercia, miré hacia atrás. Pude comprobar que el joven había desaparecido.

Entrevista con Dios

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Entrevista con Dios

 

Hace algunos días decidí dejar de andar pidiendo dinero por las calles y los restaurantes. A mis diez años de edad, me daba un poco de vergüencilla, eso de poner la mano y suplicar una moneda. Además de que se me estaban acabando los trucos, que se me murió un hermanito, que mi papá está en la cárcel, que mi mamá tiene cáncer, que no tenemos qué comer (esto sí era cierto.) Además de que ya la gente se estaba volviendo más incrédula y no se tragaba ya tanta mentira, con tal de obtener una moneda. Lo cierto es que Ricardito me fabricó una cajita con tablitas, de ésas que votan los que venden manzanas, y a decir verdad, me quedó lindísima. Me compré dos cajas de betún, una negra y otra cordobán, un cepillo y le robé a mamá unos trapitos viejos y me dirigí al parque de Heredia. Al principio, no fui bien recibido por los limpiabotas, ya establecidos, pero conforme pasó el tiempo, me gané su confianza y, en menos de quince días, ya me daban bromas y hasta me ayudaban para que me fuera haciendo de algunos clientes. Debo confesarlo, con orgullo, ahora trabajo y me gano un salario con lo que ayudo a mi mamá y puedo comprar algunas cositas para mí. Con decirles que hasta dejé de andar descalzo y uso tenis, de las baratas pero para mí, son las mejores.

Un día llegó uno de mis clientes a limpiar sus enormes botas. En él duraba más de la cuenta. Le gustaba que le quedaran bien lustraditas y yo lo complacía. Lo nuevo de esta ocasión es que venía con su esposa y una amiga. Ambas se sentaron en el poyito acostumbrado pero, al extremo de donde yo le limpiaba las botas al señor. Poco después de haber empezado mi trabajo, una de ellas, ignoro si era la esposa de él, se puso a contarle una extraña historia a su amiga. Comenzó diciéndole, que ella había estado muy cerca de la muerte, hacía pocos días. Una enfermedad que le aquejaba, desde hacía algún tiempo, la llevó al hospital, por algunos días, y una noche, cuando tenía un fuerte dolor en el estómago, llamó a la enfermera para que la auxiliara y ésta le aplicó una inyección para calmarla. No había transcurrido ni  cinco minutos, cuando sintió que perdía el conocimiento y,  salía de su cuerpo y contemplaba, cómo éste, permanecía en la cama, y poco a poco, se alejaba más y más de él y se acercaba a algo así como un túnel. Después no supo más nada, hasta que despertó, en medio de varios médicos que la atendían, bastante preocupados, porque casi se muere. La enfermera había confundido las inyecciones y le aplicó una equivocada que no resistió. Esa historia se me grabó tanto en mi mente, que duré más limpiándole las botas al señor, con tal de no perderme ningún detalle. Me impresionó tanto, que por varios días me sentía en ese túnel, sin poder salir jamás. Y como ya tenía experiencia, porque cada vez que entraba en esas obsesiones, no descansaba, hasta tanto no sufriera la caída en ellas, esperaba que en cualquier momento, eso me ocurriera. Pero esta vez, había pasado mucho tiempo y aquello no había ocurrido, pero cuando ya casi olvidaba la historia, sucedió lo impredecible. Me encontraba limpiando los zapatos a un cliente, como de costumbre, cuando de una palmera se desprendió una enorme hoja que se vino derechito donde yo estaba y, sin compasión me abrazó, de tal manera que, según cuentan mis amigos, que fueron testigos de aquel fatal accidente, costó mucho sacarme de ella. Me llevaron, como muerto, al hospital. Yo lo único que veía era mi cuerpo debajo de la enorme hoja y cómo me iba alejando cada vez más y buscaba algo parecido al famoso túnel de aquella mujer, pero a diferencia de ella, había una enorme fuerza que me empujaba hacia él y nadie ni nada podía evitarlo. Lo más extraño que me ocurría era que, desde aquél oscuro túnel y a una velocidad increíble, podía divisar las cosas más extrañas, jamás vistas por humano alguno, al mismo tiempo. De pronto aparecían unos niños debajo de una ciudad, en las alcantarillas, comiendo ratas y con otros niños muertos en sus brazos, flacos y  con caras curtidas en el odio y la miseria y me veían e imploraban que hiciera algo por ellos y lo más sorprendente, una niña, de escasos diez años, a punto de parir, alzó sus manitas sudorosas y me envió, algo así como un rayo, que grabó en un gran pliego de papel que apareció en mi mano, con letras doradas, lo siguiente: Ahora que vas a ver a Dios, llévele este mensaje: "Los niños también tenemos derecho de ser felices aquí en la tierra".

Y seguían apareciendo cientos y cientos de ancianos que deambulaban por las calles de las ciudades, temblando de frío, sin qué comer y me conmovió un caso de uno de ellos que mataba a otro viejito, a golpes, con un leño, para quitarle los cartones que le servirían de cama para pasar la noche, en una de las aceras de la capital. Ambos, uno a punto de morir, y el otro sin fuerzas para matarlo, me enviaron el mensaje: "Los ancianos tenemos derecho a una vejez tranquila y decente".

Y llegaban más y más mensajes, que se depositaban en el pliego de papel con letras grandes y doradas, de todas partes del mundo. Jovencitas, apenas adolescentes, violadas por sus padres, esposas asesinadas por sus maridos drogadictos y celosos, curas violadores, señalados por sus víctimas, los niños. Políticos corruptos que embriagados en su riqueza, engañaban cada vez más al pueblo sumido en la ignorancia y las creencias religiosas que los llevaban cada vez más a la muerte, a través de guerras fratricidas. Y todas esas víctimas dejaban su señal de reclamo en el lienzo que yo portaba en mi mano derecha, con letras doradas: "¡No queremos más guerras! "Queremos educación, no religión con ignorancia". "Pedimos justicia social, derecho a vivir felices". "No creemos en la justicia después de muertos, deseamos que aquí en la tierra, los tiranos, los genocidas, los criminales de guerra, los asesinos, los que dividen la tierra en, lo bueno para los ricos y lo peor, para los pobres, sean castigados y haya justicia".

 Las más variadas leyendas iban llegando, de todas partes y mi pliego crecía y parecía convertirse en algo así como los Cien Mandamientos de los humanos para entregárselos a Dios.

Estaba leyendo uno, que me llamó la atención, por tierno, y porque provenía de una niñita que no había nacido aún. Se encontraba en el vientre de su madre, con unos tres meses de embarazo y quiso dejar el último mensaje: "Si Usted no cambia aquí las cosas y yo voy a ser lo que todo indica que seré, le suplico que no permitas mi nacimiento".

De pronto, algo muy poderoso me detuvo. Estaba en medio de las dos más grande fuerzas que pueda imaginarse, una que me impulsaba por el túnel y otra que me detenía. Apenas me repuse de aquel impacto, cuando apareció ante mí, un lugar bellísimo. Era realmente ameno, prados por doquier, fuentes de aguas cristalinas, ríos de una frescura increíble, con peces de todas las especies que saltaban alegres y más que buscar comida, jugaban con otros animales; por todas partes aparecían mariposas y pajaritos trinando y revoloteando, y una brisa que me llegaba olorosa a las más exóticas fragancias. Montañas llenas de árboles, llenitos de frutas que nadie comía. Y toda clase de animales que jugaban entre sí, sin importar su especie. Pero lo que más llamó mi atención fue que, a pesar de divisar toda clase de angelitos, puros, blanquitos, rubios, bellísimos que jugaban por los prados, y revoloteaban como las mariposas, no pude ver ningún hombre, ni mujer, ni niños. No había personas. Era extraño, no había personas. Seguro era el momento de la siesta y estarían durmiendo. Me encontraba haciendo estas meditaciones cuando, de pronto, en lo alto de un monte, vi una claridad y de ella salió una voz que me decía, porque de seguro era a mí:

-¿A qué has venido a interrumpir la paz de este lugar?

Apenado y sin saber qué contestar, puesto que yo no había llegado hasta ahí, por mi voluntad, no atiné hacer otra cosa que alzar la mano derecha, donde llevaba el pliego enorme de peticiones y mostrarlo. Para qué lo hice; en menos de segundos fui devuelto, por aquella fuerza tremenda, y, como la señora, desperté en medio de varios médicos que decían:

- Lo pudimos rescatar.

Virgilio Mora Rodríguez 1

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VIRGILIO MORA RODRÍGUEZ

(1935)

 

Virgilio Antonio de Jesús Mora Rodríguez nació el 09 de octubre de 1935 en Desamparados, Goicochea, cantón de San José. En la escuela de ese lugar realizó sus primeros estudios, mientras que la secundaria la llevó a cabo en el Liceo de Costa Rica. Es divorciado. Antes de iniciar la carrera de Médico, en la Universidad Autónoma de México, trabajó en el extinto Banco Anglo Costarricense. Se graduó como médico en dicha universidad en el año 1956.

 

Después de haberse graduado, regresó a Costa Rica y trabajó en el Hospital Psiquiátrico Chapuí, como residente y luego en la Caja Costarricense del Seguro Social. Años después se marchó a Los Estados Unidos de Norte América, donde reside permanentemente. En ese país se especializó en la rama de Neurología, en La Washington Universy, en 1965.

 

Actualmente trabaja en un hospital de New York, como psiquiatra, y asiste a talleres literarios con el fin de aprender mejor el arte de escribir. Dice de sí mismo:

 

"La vida mía es como la de cualquiera, con muchos ratos de alegría, muchas tristezas, muchas frustraciones, muchos muertos, muchos nacimientos, muchas cervezas, muchas noches agradables, muchas noches desagradables, y mucha soledad."1

 

Virgilio ha escrito obras en diferentes géneros, cuento, poesía, teatro pero sobre todo novelas. Aunque en Costa Rica, por lo menos oficialmente, se le ha mantenido inexplicablemente en el anonimato, pues es un novelista que ha sobrepasado las fronteras formales y tradicionales del paradigma monofónico de la novela y se ha inscrito en la cúspide de la innovación técnica del género, en nuestro medio y fuera de él, tal y como lo veremos en la obra objeto de este estudio. Es la novela Cachaza, la que le da a conocer como novelista.

 

Ha realizado constantes viajes por el mundo pero sobre todo a Costa Rica, donde suele visitar las diferentes playas de sus dos costas.

 

LO QUE HA ESCRITO VIRGILIO A. MORA RODRÍGUEZ

 

NOVELA

 

1. The Grandfather: 19742

2. Cachaza: 1977

3. De su historia hace mucho...: 1985

4. La Película: 1991

5. Los problemas del gato: 1996

6. A Flote: 1996

7. La loca Prado: 1998

8. Mano a mano: 1998

9. Kpurka Krida 2002                                                                             

10. Memorias de un psiquiatra: 2005

11. Enfermedad Mortal: 2009

12. La casa de Jehová: 2012

13. Reciclados desde Adán y Eva: 2013

 

CUENTO

 

1. Dos Cuentos: 1985

2. Nora y otros cuentos: 1985

3. La distancia del último adiós: 1994

4. Kpukta Kvikda: 2002 o novela corta para algunos

5. Hiroshima: 2003

6. Los problemas del gato y otros cuentos: 2008

7. De la vida diaria y otros relatos: 2008 y también algunos considerados como novelas cortas

8. Puta Vida: 2011

 

TEATRO

 

1. Nora

2. No thing call

 

La primera novela que aparece con el nombre en inglés The Garandfhather y que publicó en 1974 no la conocemos y no la hemos encontrado ni en inglés ni en español. No sabemos siquiera si es una novela.

 

Cachaza, publicada en  19771 es la segunda novela de Virgilio Mora Rodríguez.

 

Es la narración de las miserias de un personaje: Cachaza, contada por él mismo. Narra su vida en el Asilo Chapuí, La Penitenciaría y los alrededores del Mercado Central.

 

Cachaza, desde muy  pequeño presenció la muerte de su padre en manos de los revolucionarios del levantamiento de 1948. Estos irrumpieron  en su pobre casa y obligaron a su padre a cavar un hueco para que le sirviera de tumba, después de que lo mataran. Su delito consistía en haber forrado su casa con las fotos del candidato contrario, para cubrir las rendijas y evitar que su hijo Cachaza, se enfermara. Muerto su padre, el hijo huye de Los Prados, su pueblo natal y pasa a formar parte de los vagos  y pordioseros del Mercado Central. Ahí aprende el oficio de vagabundo y pasa luego a la Penitenciaría, por no poder pagar los diez céntimos que le cobraban  por el uso del servicio sanitario; tiene que defecar en presencia de un muchacho y lo acusan de vicioso y degenerado. En la Penitenciaría aprende a fumar marihuana y conoce toda clase de rufianes. A su salida, comienza nuevamente a robar lo necesario para comer, y vive la clásica vida del vagabundo de la ciudad. Toma licor y visita los parques, el mercado y se hace acompañar por rufianes. En una ocasión ve una mujer muy parecida a su madre que sale de una cantina con rumbo a un hotelucho; la sigue y muy furioso golpea a la mujer. Esta rueda  por las gradas y muere. Este es el hecho, quizás que lo hace ingresar al asilo. Ahí recuerda algunos acontecimientos de su vida, pero por sobre todas las cosas describe las barbaridades que ocurren en ese centro de salud. A pesar de que no habla y pasa por mudo, goza de gran lucidez y no pierde detalle de lo que ve, oye o presencia. Así muestra todos los hechos que rodean a los personajes habitantes del asilo. Se presenta como un paciente viejo de estar ahí pero sano de cuerpo y sin la menor intención de salir del lugar, por no tener a dónde ir. Por ello prefiere no hablar y disimular que comprende mejor que nadie lo que está ocurriendo en el hospital. Ayuda al doctor Montuno con la máquina de electrochoques, lava el carro a los médicos, hace mandados, borra la pizarra los días de presentaciones de casos, y goza de la simpatía de las enfermeras, auxiliares y médicos del plantel. Ellos lo utilizan para diversos trabajos como limpiar y ayudar a bañarse a los pacientes que no pueden hacerlo por sí mismos.

 

Este punto de vista privilegiado permite al autor penetrar en la historia y la vida cotidiana del hospital. Así se muestra el abandono en que viven los enfermos, la ignorancia de los médicos, las enfermeras jugando a doctores con los locos, la irresponsabilidad del personal, tanto médico como auxiliar. Ninguno trabaja  las  ocho horas, unos  tienen una cantina y pasan más ahí, que en el hospital, otros visitan más el bar México, que los enfermos; les interesa más un partido de fútbol que la vida de un paciente, toman licor en el asilo y duermen las borracheras ahí mismo, a vista y paciencia del Director que nunca está y menos atiende a ningún enfermo. Por otra parte, en forma descarnada, se describe la vida de los locos, sus verdaderas necesidades, tanto afectivas como de alimentación que poco a poco, tras ser llevados a los electrochoques y ser drogados inmisericordemente, van perdiendo su identidad y se convierten en vegetales,  en seres peores que animales, sin que nadie se preocupe por lo que en ese centro de salud está pasando. Viven como cerdos en charcos de excremento, comiendo lo mismo todos los días. Mientras que los médicos y residentes se dan la gran vida, comen bien, tienen a las secretarias como amantes, son bohemios y viciosos y sobre todo irresponsables y deshumanizados.

 

Un día Cachaza decide ocultarse debajo de la  cama de El Viejito y pasa ahí los días sin ser visto ni molestado por nadie. Después de muchos días, lo encuentran, gracias a un perro, hecho un puñito de huesos, desnutrido, peludo, con piojos y envuelto en sus propios excrementos. Poco a poco vamos conociendo los diversos  pabellones del hospital: aislamiento, Prestinari, Comedor, etc. y más calamidades, sufrimientos, abandono de los enfermos. Se hace un paralelismo entre el Chapuí y la Penitenciaría y no se encuentran  casi diferencias y cuando las hay, sale ventajosa la Penitenciaría. La historia termina cuando el 24 de Diciembre, Cachaza  que ha mudado al Viejito para que asista  a la fiesta de Noche Buena y se ha peinado y puesto una corbata vieja, aunque descalzo, ve partir al Viejito rumbo al  hospital San Juan de Dios, enfermo y casi muerto: un médico descubre, por primera vez y después de muchos meses de estar ahí, que, el Viejito, tenía  un tumor cerebral. Cachaza no resiste la separación y grita desesperadamente que no se lo lleven, hasta tanto no reciba sus visitas: sus padres. En su desesperación, habla, grita, y se enfurece. El resultado es predecible. Se lo llevan y, poco a poco, bajo los fuertes electrochoques y las pastillas diarias y la poca comida, la mala atención, van convirtiéndolo en un loquito más, en un vegetal, en un ser, sin identidad, en un desecho humano, en una noche de paz.

 

La novela, no sólo evidencia un mundo lúgubre, descarnado, crudo, sino que pone al descubierto las causas sociales de la locura, el abandono a que son sometidos estos pacientes por sus familiares y por quienes paga El Estado, para que sean atendidos correctamente y no lo hacen. Es la representación gráfica de nuestra sociedad, nuestros valores degradados. Un hombre que se ha deshumanizado y que vive de las apariencias, de los vicios y de las futilidades; para quien la vida de un semejante deja de tener sentido por el simple hecho de carecer de apellido reconocido y aún aquellos que teniéndolo y con  dinero, son abandonados por sus familiares por vergüenza social. Las aspiraciones materiales han cobrado más valor que los mismos seres humanos. El hombre se ha embrutecido y es víctima de sus mezquindades, de sus pasiones. Por eso los médicos hacen gala  de su ignorancia, ni siquiera saben  escribir correctamente sus nombres, su cultura es la del guaro y el fútbol, las amantes y los excesos del sexo. A lo sumo ven a los pacientes como conejillos de indias para fantasear seudo científicamente con otros colegas. Tienen varios trabajos y lo único que les preocupa es el sueldo y sus "pachangas".

 

Novela contemporánea, de trazo simple, sin complicaciones en su estructura, pero profundamente desgarradora. El lenguaje sirve de elemento unificador y juega un papel importante en el efecto directo hacia el lector social. La vida  de los personajes  sin nombre, los triviales, cobra  magnitudes sobresalientes, a través del punto de vista que adopta  el narrador. No hay afán moralizante, opiniones sensibleras del narrador-autor, sino descripción y narración  de hechos que hablan por sí mismos. Es denuncia de una situación social, no pasada, acabada, y por lo tanto superada, sino presente,  profundamente presente, en nuestra sociedad deshumanizada, hoy como ayer o más que ayer. El Asilo Chapuí de la novela puede ser distinto, al real de hoy y éste puede haber cambiado las condiciones sanitarias y quizás sus métodos empleados a los pacientes, pero los males sociales de nuestro sistema político y económico que provoca el estado depresivo o esquizofrénico de los pacientes, aún sigue vigente. Los hechos que narran los internos de los hospitales nacionales, por  irresponsabilidad o mala praxis de los médicos, siguen alarmando a quienes la sufren. Pero sin duda alguna, los fenómenos más importantes que denuncia esta novela, aún tienen vigencia: la deshumanización de nuestra sociedad, la corrupción moral y política, la pérdida de valores (positivos) en el hombre de hoy como ser social e individual, la materialización  y masificación sociales, la alienación del individuo, todos estos factores, hacen que nuestra sociedad se presente como enferma. En pocas palabras, la violencia institucional, social y política del hombre contemporáneo son temas que no han dejado de tener vigencia.

 

La tercera novela de Virgilio Mora Rodríguez la llamó De su historia hace mucho... y la publicó en 1985.1

 

Es una novela relativamente corta. En ella plantea la problemática social de un pueblo, como tantos, de nuestro país. Se vale para ello de un narrador- autor testigo que da la palabra al doctor Monzones para que narre la historia de una epidemia de gonorrea que sufrieron los habitantes de ese pueblito josefino llamado Los Prados y que se ubicaba cerca de la Penitenciaría (La Peni). Este hecho permite al autor, a través de los personajes, sobre todo el doctor Monzones y  Juanita Jiménez, describir en algunas ocasiones, o simplemente ver lo que sucedía en ese pueblo. Establece acertadamente un contrapunto entre el fútbol, las elecciones presidenciales y la peste de gonorrea. El lector entonces asiste a un mosaico de escenas, donde se desnudan los vicios de los políticos de turno y sobre todo, lo más importante, los profesionales, en este caso  de la medicina, que sin respetar su juramento, se convierten en cómplices de los políticos de turno, para realizar toda clase de actos inmorales y disfrutar de su poder político en beneficio de sus intereses. Estas tres estructuras de consolación: el fútbol, la religión (desde el punto de vista supersticioso, dogmático y oportunista) y la política, vista como una fiesta superficial y orgiástica, donde no importa quién gane, pues los problemas sociales del pueblo, seguirán siendo los mismos y  las respuestas de los políticos de turno, no importa cuál sea el partido en el Gobierno, serán las mismas, se ponen al desnudo en esta novela.

 

A pesar de su poca  extensión esta novela abre una panorámica de la corrupción política de  la sociedad que desenmascara.

 

La mujer que sirve de contaminante de todos los borrachos del pueblo no tiene nombre y fue presa por el Jefe Político para que sirviera de prostituta en la cárcel de todos ellos, contra su voluntad, para ganarse un dinero y poder mantener sus vicios. Pero ello no es lo más descarnado de la novela sino los oídos sordos de las autoridades de salud y el propio Ministro que en su lucha por ganar unas segundas elecciones, intimida al doctor que trata de conseguir las medicinas mínimas para curar al pueblo infectado.

 

Podría pensarse que esta novela debería haberse escrito en el período naturalista, por su temática y crudeza, por la fuerza en la denuncia y por el determinismo de los males sociales y las víctimas: los pobres y desheredados. Lo cierto es que tanto la temática como  la desnudez de esos males siguen siendo vigentes en nuestro país. Buscar, para representar personajes a profesionales corruptos que se prestan a los más bajos intereses personales y aprovechan su poder político para realizarlos, hoy está más que vigente. No sólo entre los médicos sino en todas las profesiones. ¿Habrá un abogado que denuncie la inmoralidad en esta profesión? Desde luego, desde un punto de vista literario, para no sufrir sus consecuencias y, ¿Qué decir de los políticos en los Centros de Educación, los sindicatos, los ministerios, etc.?

 

Desconocemos cuánto conoce Virgilio  Mora Rodríguez de las técnicas narrativas y de los alcances del lenguaje literario. Lo cierto es que esta novela corta escapa al documento y el relato periodístico. Sin ser un dechado de virtudes literarias es digna de leerse y ocupar un puesto importante en las letras nacionales.

 

La cuarta novela de Virgilio Mora Rodríguez la llamó La Película y la publicó en 1991.1

 

Magnífica novela. Está narrada desde una perspectiva de primera persona pero se utiliza la técnica del cine para obtener simultaneidad escénica y evitar el continuo traslado del tiempo y la intervención del narrador, explicando al lector los cambios temporales. La cámara se encarga de captar a los personajes y sus actuaciones, no solo en diferentes tiempos sino en espacios también diversos. Lo mismo sucede con la radio y la audición periódica  del horóscopo, como otro elemento de consolación codificado. Los puntos de vista presentados por la cámara, no obstante mantienen un mismo ángulo de referencia, el del narrador-autor que se incluye, al final en el relato e interviene en el mundo narrado, con el nombre del Doctor Mora y trabaja en el mismo hospital que la esposa de Cedeño, ambos personajes protagónicos de la novela.

 

Otro aspecto digno de destacarse es que al final de la novela se descubre una especie de poética novelística muy importante. El autor Mora y la Doctora, protagonista de la novela discuten sobre los manuscritos del doctor y le hace algunas observaciones, tales como la muerte de ella en la ficción, asesinada por su esposo. Entonces Mora le contesta:

 

"Me había sentado a escribir mi ficción a la luz de los problemas que confrontaba la doctora con su marido, hacía más o menos un año. Sin embargo, súbitamente, una madrugada cuando escribía, los personajes se habían independizado, convertido en entes diferentes a las personas que debían representar".1

 

La novela se desarrolla New York, EUA. Es la vida de una pareja, dos doctores y sus relaciones entre ellos, los pacientes y algunas autoridades de los hospitales respectivos. Ella, con ancianos y él, con enfermos mentales y de otras especies, alcohólicos, prostitutas, drogadictos, etc. Los dos centros son cercanos. La relaciones entre la pareja, Tulio, un cubano de 75 años y ella, una doctora con cáncer terminal, calva y sin un seno. Tienen un hijo, Tulito, casado y que vive lejos de ellos, en distancia y comunicación. Las relaciones de esta pareja son traumáticas, de irrespeto, de maltrato, de intolerancia, de pleitos diarios: una especie o mezcla de sado-masoquismo. Su trabajo, en estos centros permite conocer una sociedad llena de vicios, enfermedades, necesidades, frustraciones, miserable, de seres que son víctimas de una sociedad corrupta, de consumo, materialista, impersonal, egoísta, abandonada por unos y otros, políticos y autoridades. Se describe crudamente y se presenta como un mundo maravilloso oscuro, subterráneo, increíble, tal y como si fuera una irrealidad truculenta que ni siquiera el tremendismo fue capaz de presentar pero que es terriblemente real y rodea nuestros hogares, no ya los suburbios de la metrópoli de Estados Unidos.

 

Es muy importante señalar que esta novela es un grito angustioso contra el maltrato de la mujer, no solo por su compañero sino por la sociedad, la religión y las instituciones, sociales y legales. Es una voz de denuncia que se une a tantas que claman por justicia, igualdad de oportunidades y tratamientos iguales ante la ley y las relaciones interpersonales que la ha esclavizado desde los orígenes de la humanidad, con, o sin su consentimiento.

La quinta novela la llamó Los problemas del gato y la publicó en 1996.

 

Es una novela de ciudad, monofónica pero desde una perspectiva cercana al punto de vista de ambos esposos Amara y  don Bilo, padres de Manuelito que estudia medicina en México. En realidad el punto de vista se mantiene, casi en toda la novela, salvo en algunas ocasiones que se deja narrar a la señora Amara, desde la perspectiva de don Bilo. Se desarrolla en la ciudad de San José, en un barrio pobre y tiene como escenario la pulpería de los viejos, en tiempos de don Mario Echandi, cuando era presidente de la República, de 1958 a 1962.

 

La historia es simple. Los viejos se sacrifican, sufren pobreza, casi no pueden trabajar, no tienen dinero ni para pagar las cuentas indispensables que cubran sus necesidades primarias y, a pesar de ello, envían, mes a mes, el dinero a Manuelito para que pueda graduarse como médico. Al final de la novela Amara muere de soledad, de tristeza, de impotencia, de presentimientos, de ignorancia, de enfermedades mentales, de suposiciones, víctima de un ataque de nervios y de miedos y males achacados a una vecina, sin saber que su hijo nunca estudió y que el dinero que ellos le enviaban lo gastaba en licor.

 

El éxito de la novela radica en la forma de la narración, la tensión conflictiva de la rutina, la atmósfera asfixiante que logra crear alrededor de la pulpería y los viejos. A simple vista en la novela no pasa nada, la vida transcurre lentamente, sin señales de hechos extraordinarios. Esa es la clave: la rutina, la programación, el hacer siempre lo mismo, la repetición, la línea cíclica. La lluvia que no cesa, los vecinos que siempre hacen lo mismo, los clientes que escasean pero los que llegan compran lo mismo, la rutina de los quehaceres de su mujer, las horas de las comidas, los lugares donde se acostumbran sentar, la limpieza de la casa, los programas de la televisión, todo es igual, hasta las cartas que envían a su hijo y las respuestas cada vez más escuetas y sin contenido que reciben de él, y la postergación de su regreso, graduado como médico.

 

Ese viaje en el tiempo circular, casi lineal en el aspecto físico no se da de igual manera en la interioridad de los viejos que cada vez muestran más su tragedia, su impotencia, su debilidad, su desamparo, su frustración. Los apoyos van siendo cada vez menores, las puertas se cierran irremediablemente, ni hermanos, ni amigos, ni vecinos, ni la pulpería, ni las pastillas contra los nervios, ni Dios, ni la telenovela que tanto le ayudaba a encontrar una consolación a unos padres iguales a ellos, logra mantener esa degradación. No hay asidero al desamparo por más que se refugien en los males ajenos, en pláticas de vecinos enfermos, en soluciones mágicas, el desenlace se espera e irrevocablemente llega y, como el gato, toma posesión entre los vivos-muertos, como una maldición, una peste, un aguacero pertinaz, una rutina impenetrable. La pobreza ligada a la ignorancia, a la consolación, al desamparo es una peste que llegó para no despedirse de la mayoría que lucha, anhela, desea, aspira, exige, una vida más digna, justa y equitativa pero aquí y fuera de nuestra patria parece que nada ocurre.

 

El autor de esta novela incursiona en la peor enfermedad de esta sociedad injusta, la frustración, la impotencia. Todo está ahí, a la vuelta de la esquina, los almacenes están abiertos, las ventas de autos nuevitos, los restaurantes con apetitosos manjares pero... muchos deben hacer lo que hace la zorra de la fábula, ante las uvas maduras, que no puede alcanzar, "- de por sí están verdes". Y se empieza a buscar culpables, como la vecina que no tenía vela en ese entierro para justificar, ante sí, su derrota, los malos tiempos, el aguacero, los supermercados, la ropa que andan puesta, el gato, el muerto, el robo de La Virgen de los Ángeles, el día trece, la llegada de la suegra, la escalera, el paso de un negro, todo sirve para encontrar la causa a esa enfermedad pero nadie, o muy pocos, se dan cuenta que la razón está en la injusticia social, la distribución de la riqueza, la desigualdad, la avaricia, la insaciable sed de riqueza de las trasnacionales, la enorme avaricia de los poderosos (unos pocos) y la insoportable pobreza de las mayorías.

 

Y otro elemento que la novela expone con claridad es la esperanza que los padres depositan en los hijos. Muchas veces los proyectos que nunca realizaron esperan que éstos los lleven a cabo. ¡Ah, si mi hijo fuera doctor, ingeniero, presidente de la república, diputado, jugador bueno del equipo de fútbol Saprisa o de la Liga, ¡cuánta alegría me daría!, dejaría de trabajar, compraríamos casa, viajaríamos! Y sigue la lista soñada interminable de las proezas de sus hijos. En un sistema como el nuestro, la verdad es que el hijo también estará bajo las mismas frustraciones de sus padres, aumentadas por los regaños y castigos de ellos, cuando estudian y no obtienen las notas necesarias (en un sistema educativo también alienante) para ganar el curso, no son diestros para jugar al fútbol, o no encuentran trabajo o simplemente no desean ser como sus padres. La frustración y enajenación aumentan. Y los hospitales y centros de atención médica psicológica y física se ven abarrotados. El consejo para los padres, sino desean pasar por la experiencia de los personajes de la novela, es no esperar nada de sus hijos, que no sea su felicidad, su realización, hasta donde lo permitan sus capacidades y posibilidades. Brindarles todo el apoyo posible, en sus propias decisiones pero no imponerles nuestras frustraciones. Vivir dentro de lo posible sus propias y limitadas existencias, disfrutar hasta de las necesidades, asombrarse hasta de la soledad en compañía, inventar proyectos fáciles de realizar, ser conscientes de nuestra naturaleza humana, la existencia de un sistema político injusto, alienante, y no dejarse absorber por la inanición, la frustración, la tensión (surmenage, o chiripiolca, según sea su clase social). No es conformismo y menos consolación, es realismo puro, debemos vivir, sobrevivir asidos a lo posible, sin dejar de soñar y cultivando siempre la imaginación, conscientes de ello y arrastrar nuestra impotencia ante la desigualdad social injusta. 

 

La sexta novela que escribió recibió el nombre A Flote y la publicó en 1996.1

 

Esta novela de Virgilio inicia el uso de técnicas narrativas novedosas. Se trata de incorporar un narrador con el nombre del autor o un seudónimo, Polo Mora, y permitir que los personajes intervengan en la novela que se hace así misma, mientras se publica y luego es leída por algunos personajes aludidos en la novela. Así la novela se va desarrollando a la vez que los personajes, los miembros del Taller de literatura de Cary. Da la impresión de que la novela se ha editado y los "expertos" en arte, al leer la novela se percatan de que ellos son los personajes de ella y que el autor los ridiculiza, los desnuda, los evidencia como lo que son, homosexuales, escribidores, fracasados, corruptos, superficiales, impotentes, oportunistas, farsantes, ridículos, incultos, cultivadores de su ego, sobalevas, narcisistas, manipuladores, estériles en la literatura, serruchadores de piso y lo que es peor, ni siquiera se dan cuenta de que son unos completos ignorantes.

 

La novela se inicia con una fiesta en donde el autor visitante es homenajeado, exaltado y recibe la promesa de que el editorial de una universidad a la distancia le publicará su obra. Aquí se inician una serie de relaciones entre él y los miembros del taller, sobre todo con Leda y La Duquesa. Esto permite desnudar un mundo enajenado, superficial, de relaciones eróticas, sexuales y homosexuales. Además expone la manera como se publican las obras en ese medio, los premios que se dan entre ellos mismos, los pontífices de las tribus, la vida disipada que llevan en privado y las apariencias sobre las que se esconden. Los hogares destruidos, por los vicios de la mujer, el hombre o de ambos. El poder político y económico de algunas familias, donde el marido se desvive por hacer dinero y la mujer se dedica al arte de traicionarlo con otros y otras. No muestra la novela pudor para mostrar el doble discurso, la falsa conducta, la superficialidad de esos grupos, los alcances del dinero y de las relaciones políticas, no es necesario auscultar mucho en nuestra memoria para ubicar los referentes de los personajes en el contexto real, ni formar parte de ese contexto, basta tener la mínima inteligencia, como por ejemplo para saber a quién se alude con el personaje "psiquiatra-escritor", llamado Caín de la Estrella. Todo se mantiene a flote, está a la vista, es un espejo de los "directores" de la cultura.

 

Esta novela muestra solo una faceta del oficialismo en la cultura costarricense. La queja es vieja, viene desde Yolanda Oreamuno Únger, Max Jiménez Huete, Eunice Odio y otros tantos escritores que salían de la aldea por no aguantar la mediocridad del medio. Caciques de esas tribus, los tienen todas las generaciones, unas veces fueron los izquierdistas dogmáticos, los Analfabetos Camas, los Chausis, otras, los Juan Carlos Rosas, los Marco Antonios, la izquierda erótica, etc. Entre ellos se han repartido todos los premios habidos y por haber y, si no ostentan más es porque no los han inventado. Hacen honor a la frase latina Hodie mihi cras tibi.

 

Si el epílogo forma parte de la novela, no me agradó como final. Hubiese preferido que terminara sin él. Ahora bien si se trata de un comentario posterior a la obra, fuera de ella, entonces sí tiene sentido y me agrada. Termino esta reseña con una cita esclarecedora:

 

"la literatura nuestra es con muy contadas excepciones, una literatura de escritores mediocres que escriben libros mediocres que premian con premios mediocres, establecidos por ellos, los mediocres."1

 

La sétima novela la tituló La loca prado y la publicó en 1998.2

Primera generación: 1972. Segundo Período: 1980-2024. Historicismo

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PRIMERA GENERACIÓN: 1972. HISTORICISMO

 

 

NACIDOS: 1935 A 1949

GESTACIÓN: 1965 A 1979.

VIGENCIA: 1980 A 1994

 

 

Esta generación está compuesta por los novelistas nacidos entre 1935 y 1949. Ellos  comienzan a dar los primeros frutos importantes en la creación literaria, a partir de 1965. Son novelistas que conocen, en su mayoría, las técnicas modernas de la literatura y por lo general han estudiado en carreras relacionadas con la literatura o el arte en general. Son lectores asiduos y se han dedicado al estudio de nuestras sociedades, no sólo desde la perspectiva histórica sino, la social. A ellos no escapa el interés de crear obras literarias, por principio y como última finalidad, sin que esto quiera decir que se desinteresan de las problemáticas más importantes de este período. Por eso le hemos llamado historicismo, sin ninguna connotación peyorativa. La creación de su nuevo paradigma se nos presenta más lúdico, más atrevido, sin prejuicios de ninguna naturaleza. Por eso podremos encontrar el tratamiento de temáticas tabúes en el pasado, como lo erótico y sexual, abiertos, el homosexualismo, el racismo, sin contemplaciones, ni moralismos. Se puede encontrar desde el cinismo manifiesto hasta el descaro, en sus creaciones.

 

Las novelas buscan el mundo de la infancia de los personajes, para mostrar abiertamente los prejuicios recibidos, sus desnudeces moralistas, sus mutilaciones sexuales y carencias vitales como producto de convencionalismos y falsas morales que impidieron sus realizaciones ante la libertad y la búsqueda de su identidad. Y qué decir del enfrentamiento descarnado y profundo de la lucha del ser y el parecer, lo fútil y lo importante, lo interior y lo exterior o superficial, que ya había experimentado un tratamiento importante en algunos novelistas de  la generación anterior, la de 1957. Por ello, los personajes se muestran como seres vivos, imperfectos, inacabados, incompletos, en formación, en lucha por sobre vivir a su misma angustia, llena de ludismo impúdico, abierto, como contraparte a la apariencia de los dogmas y de las castraciones. Esto convierte a los personajes en contradictorios, ambiguos, incompletos, agónicos, equívocos, mutantes y, por todo ello, más humanos y menos terminados. Con esta generación, mueren los héroes definitivamente y aparecen las dudas, las variantes, lo complejo sobre lo sencillo e inauténtico.

 

Lo anterior hará que los novelistas se preocupen sobremanera por el decir, por las voces de los personajes y la manera de comunicarse o incomunicarse; su lenguaje estará lleno de reiteraciones, contradicciones, listas de palabras, simultaneidades, yuxtaposiciones. En otras palabras, el lenguaje se convierte en una especie de carnaval, de multicolores facetas. Esto exigirá del novelista el influjo de la poesía, la música y las artes en general. Por ello, la intertextualidad, también será una técnica muy usada.

 

No escapa a ellos, el conocimiento de que la obra literaria es un mundo completo en sí, creado por el autor, es su invención, su irrealidad, su ficción. Esto les exigirá un cuidadoso uso del lenguaje y la verosimilitud extremada a la hora de crear los personajes, sus voces y el mundo externo e interior a ellos mismos.

 

La incursión de los novelistas costarricenses en la historia de nuestra patria y la recreación de etapas importantes de ella, así como personajes de gran importancia, muestra la necesidad de reimprimir lo que Azorín, ensayista español, llamó, la infrahistoria. Es una búsqueda frenética de lo verdadero, sobre lo aparente, lo oculto sobre lo dicho, la verdad en la contradicción, la ambigüedad, la pluralidad y no lo causal. Por eso sus novelas desencarnan los mitos, los rituales, los formalismos, para brindar una historia más irreal y por lo tanto más real, más humana, más hecha por hombres y no por el oficialismo imperante, en determinados momentos, y a través de acontecimientos inusitados y cuidadosamente acallados.

 

En  los últimos años han aparecido historiadores con una visión que se presenta como novedosa, sobre todo en España, encabezada por Fernando García de Cortázar. Reconocen y es uno de sus postulados, los mitos desarrollados y mantenidos durante mucho tiempo por las corrientes historicistas y las turísticas del pueblo y la patria España. Se tornan críticos y aceptan la falsedad de esa visión mítica pero consideran que existe otra España, la positiva, que consideran, la real, la del proyecto, la rescatable, la noble, y es bajo esa visión que se proponen rescatar la memoria, la identidad de España. Pensamos que la verdadera España se encuentra en la diversidad, la pluralidad, ni la buena de unos, ni la mala de otros sino en la síntesis de las dos o tres o más que puedan existir. No se puede, ni se debe, borrar lo feo y lo malo de la religión católica en España, las guerras de ocho siglos contra los moros, ni las cruzadas y matanzas en nombre de Dios, y buscar una aparente racionalidad, pero tampoco pensar que ese país es esencialmente eso. La realidad histórica está en el conocimiento científico, nunca en el mítico y mucho menos en el religioso.

 

Conforme estudiemos a los novelistas y sus obras iremos señalando estos y otros aspectos del nuevo paradigma de esta generación de novelistas.

 

En la literatura hispanoamericana destaca como impulsor de esta generación el escritor peruano Mario Vargas Llosa (1936) y su novela, entre otras, La ciudad y los perros: 1962, por lo menos en la primera etapa de su carrera literaria, la panameña Gloria Guardia (1940), con su novela El último juego: 1984, el nicaragüense, Sergio Ramírez (1942), con su novela Margarita está linda la mar: 1988 y Sombras nada más: 2002. Existen muchos otros novelistas en Hispanoamérica que pertenecen a esta generación. Hay cuatro, novelistas costarricenses, entre otros, de esta generación que se destacan por haber escrito novelas históricas de gran trascendencia, Virgilio Mora Rodríguez: 1935, Tatiana Lobo Wiehoff: 1939, Alfonso Chase Brenes: 1944 y Fernando Durán Ayanegui: 1939. Tendremos ocasión de referirnos a sus obras a continuación.

 

Los novelistas costarricenses de esta generación son  los siguientes:

 

Virgilio Mora Rodríguez (1935)

Enrique Feoli Tufi (1935)

Melba Escalante Lobo (1935)

Ramón Napoleón Pizarro Centeno (1935)

Velma Sari Montero Gutiérrez (1935)

Justo Arroyo (1936) Panameño

José David Elizondo Quesada (1936)

William Sibaja  Góndrez (1936)

Guido Alejo Sibaja Pereira (1936)

Rodolfo Solórzano Bonilla: 1938

Marco Retana (1938-1997)

Edgar Cambronero Herrera (1938)

Tatiana Lobo Wiehoff (1939)

Luis Soto Castro (1939)

Fernando Durán Ayanegui  (1939)

Luis Lara Saborío (1939)

Quince Duncan Moodie (1940)

Flora Herrera Fonseca (1940)

Edgar Guadamuz Rosales (1940)

Guido Sandoval Salas (1941)

Francisco Cartín Rodríguez (1941)

Mario Gatjens González (1942)

Óscar Aguilar Bulgarelli (1943)

Flory Chaves Quesada (1943)

Alejandra Gutiérrez Nascimento (1943)

Rafael Ángel Herra Rodríguez 1943

Floria Ma. Herrero Pinto (1943)

Marino Ramírez Huertas (1943)

Roxana Pinto López (1943)

Enio Víquez Rodríguez (1943)

Manuel Aguilar Vargas (1944)

Froylán Escobar González (1944)

Alfonso Chase Brenes (1944)

Carlos Darío Angulo Zeledón (1944)

Rafael Jiménez Bonilla (1944)

Eduardo Vargas Ugalde (1944)

Carlos Goicochea Carranza (1945)

Juan Bautista Frutos Verdesia (1945)

Henry Wohistein: 1945

Dagoberto López Villalobos (1945)

Enrique Castillo Bolaños (1945)

Omar Contreras Díaz (1946)

Álvaro Sibaja Artavia (1946)

Edgar Leal Arrieta (1946)

Zoraida Ramírez Miranda (1946)

Floria Jiménez Díaz (1947)

Floria Jiménez Díaz (1947)

Carlos Morales Castro (1947)

Enrique Villalobos Quirós (1947)

Oscar Monge Maykall (1947)

Beila Zíder Solís (1947)

Cecilia Hidalgo Calderón (1948)

Hernán Solís Bolaños (1948

Héctor Chavarría Castillo (1948

Rosibel Morera Agüero (1948)

Jorge Eduardo Rodríguez (1948)

Rocío Pazos Baldioceda (1948)

Eduardo Saxe Gutiérrez (1948)

Marco Tulio Aguilera Garramuño (1949). Colombiano

Gerardo César Hurtado Ortiz (1949)

Hubert Villegas Rojas (1949)

Luis Espinoza Corrales (1949) (nicaragüense)

Heriberto Rodríguez Pacheco (1949)

Magda Lorena de Jesús Zavala González (1949)

Segundo Período: 1980-2024. Poeticismo

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SEGUNDO PERIODO: 1980-2024. POETICISMO

 

 

Este período se extiende  desde 1980 a 2024. Algunos le han llamado Poeticismo por el énfasis que estos novelistas ponen en su prosa de carácter poética. Hay un gran compromiso con el lenguaje. Se tiene plena conciencia de que la literatura es ficción y que el éxito radica en el tratamiento del lenguaje y su expresividad. Es un período que recién empieza y sobre él es poco lo que se ha escrito. Consta de una generación consolidada, otra que ha producido bastantes novelas de gran importancia y la siguiente, con novelas recientes que se abren horizonte; la más nueva  apenas  inicia sus primeras armas.

 

Los novelistas de este período se inclinan por escribir, entre otras,  novelas históricas, es un afán por reinterpretar nuestra historia y la de otros países, como lo había hecho José León Sánchez en la generación anterior, con respecto a México. Casi la mayoría de ellos son académicos, profesores de nuestras universidades y muy relacionados con la vida intelectual del país. Sus obras son contestatarias con respecto a la historia. Es una muestra de crítica artística a la historia oficial que por lo general fue hecha por historiadores apegados a los gobernantes de turno (los carlistas). Su visión de los hechos se torna más individualizada, más sutil, más taimada, y sobre todo más aguda. Su visión es irónica, lúdica e intencionalmente elude la narración temporal cronológica, lineal. Los hechos se particularizan y pasan por el tamiz de la conciencia de los personajes que los vivieron. Nos recuerda las técnicas de Alejo Carpentier en novelas como El arpa y la sombra.

 

Estos jóvenes escritores manejan, no sólo las técnicas modernas de la narración, tales como la diversidad de puntos de vista del narrador, los acercamientos y distanciamientos, el cubismo en los diversos planos narrativos, el calidoscopio en los espacios, sino el juego con los diferentes tiempos, etc. Sus novelas, por ello, se presentan como difíciles de comprender o descifrar para lectores comunes y poco avisados. El esfuerzo de estos novelistas se afirma en su interés por crear obras de arte, estrictamente literarias, de ahí su nombre "período del Poeticismo". Además de que, por lo general, los novelistas también cultivan el género lírico.

 

Con respecto a lo temático, no sólo se inclinaron por narrar y reinterpretar los hechos históricos, tanto de la historia de finales del siglo XIX y principios del XX, sino los hechos más recientes, como fueron los de la alzada de 1948. También se interesaron por la vida social de los pueblos y sus luchas por reivindicarse. Pero, para un número considerable de estos novelistas, su interés cayó en la interioridad del narrador o los personajes. La constante que se había iniciado con Yolanda Oreamuno, en la novela La ruta de su evasión y que había continuado con escritores tales como Carmen Naranjo, Samuel Rovinski, Rima Valbona, Julieta Pinto y otros es continuada por los escritores de este período y por consiguiente de las dos generaciones que lo componen, ya sea, la primera que llamamos, Historicista o la segunda que le dimos el nombre de Ecologista, sobre todo tomando en cuenta el énfasis temático de esos dos tópicos. A la tercera le dimos el nombre de Intimista.

 

Pero si hay algo que distingue a estos novelistas y tiende a codificar un nuevo paradigma, tanto de la novelística hispanoamericana en general y la costarricense en particular es la dicotomía campo-ciudad que al fin alcanza su culminación con la aporía sujeto-ciudad. Es el hombre, sin tintes sexistas, quien intenta penetrar ese laberíntico, enigmático, carnavalístico, impersonal, mundo de la ciudad. Sujeto- narrador, desde cualquier ángulo que se coloque, omnisciente, protagonista, voces de los enunciados, se ve desgarrado, solitario, criminal, loco, disfuncional, huérfano, abandonado, incomunicado, enajenado. De ahí que el espacio ciudad- multitud lo excluya, lo margine, lo aliene. Este particular enfrentamiento abre la estructura novelesca a lo criminal, lo anormal, lo inusitado, lo sobrenatural, y no precisamente por se extraordinario en el sentido de extravagante, divino, sino todo lo contrario, por salirse de lo cotidiano, lo convencional, lo previsto, lo racional, lo aceptado, lo "bueno", lo codificado, lo ejemplar. Así se incursiona en lo extraño, lo policíaco como estructura novelesca, lo fantástico, lo feo y grotesco, llegando a lo esperpéntico, lo impredecible, lo inesperado, lo inimaginado pero que está ahí, en el sujeto de la ciudad que se rebela y se siente excluido, el que no acepta y renuncia a ser otro, el deseado, el esperado, el exitoso, el héroe positivo, el todopoderoso, el lleno de valores convencionales, el igual a todos, el galán, el machista, el profesional, el gerente, el político todo terreno, el gentleman, el casanova, el estilizado, el que vale según los números de la cuenta bancaria o el color de la tarjeta de crédito. Dime cuánto tienes, en dólares, y te diré quién eres y cuánto está a tu alcance, cuánto vales.

 

Este período ubica la novelística costarricense dentro del contexto latinoamericano. Los escritores abren una narrativa mucho más desprejuiciada, más atrevida y se despojan de tabúes, prejuicios, miedos. Así se enfrentan a temáticas abiertamente evadidas en generaciones pasadas, tales como el sexo abierto entre parejas de distinto e igual sexo, el machismo, el racismo, la religión, la familia (desintegración y valores caducos), la corrupción política, los antihéroes, la prostitución infantil, en ambos sexos. La ciudad es vista desde la óptica del pachuco, del delincuente, del prostituto, del sufriente y no desde la careta del moralista, el doctrinario, el conductor. El lenguaje se retuerce, se desacraliza y convierte el relato en abierta y directa manifestación del enajenado, del masificado, del producto social obtenido de la sociedad hipócrita del parecer y el consumo. Personajes, lenguaje, acontecimientos, espacios, se endosan sin máscaras, sin retoques, sin sugerencias, sin suspensos, sin puntos suspensivos, sin  autocensuras. Se lanzan a la cara del lector con furia, con indignación, sin reparos, sin paréntesis. Lo sumergen en el mundo subterráneo, sin darle tiempo a respirar, lo ahogan en el excremento que han creado, lo atrapan sin piedad y lo obligan a respirar, oler sus propios excrementos. Estos novelistas escriben con rabia, con furia, con sangre y desean sacudir al lector de la modorra, del adormecimiento, del envilecimiento, de la desatención, del qué me importa a mí.

 

En el estudio de cada generación ampliaremos estas observaciones.

 

Cristina Zeledón Lizano

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CRISTINA ZELEDÓN LIZANO1

                                                  (1934)

1 Imagen tomada de diario extra.com

 

 

Cristina Zeledón Lizano nació en El Carmen, San José, el día 15 de febrero del año 1934. Es de profesión Filósofa. Se ha dedicado al estudio de las religiones indígenas.

 

Ha publicado varios libros de variados temas, tales como: Labrador de ideales. Semblanza de José María Zeledón Brenes (Billo): 2003, La tranca y Costa Rica, país libre de exploración y explotación petrolera: 2003, María maga maestra: 2006, etc. Y ensayos en la Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica.

 

LO QUE HA ESCRITO CRISTINA ZELEDÓN LIZANO

 

NOVELA

 

1. La trenza de Teresa:

 

Esta novela, Cristina Zeledón Lizano la publicó en el año 2008 y le dio por nombre La trenza de Tereza.1

 

Es una novela tradicional, monofónica, causal, un tanto autobiográfica y de corte realista. En su exposición predomina el discurso analítico, propio del ensayo.

 

Se estructura en tres partes y cada una de ellas en episodios separados por circunstancias externas: viajes  a Puerto Viejo, a Talamanca o visitas y encuentros con amigos, sobre todo de Teresa con Candelaria o con el gruto de las Panteras Azules (nombre poco original).

 

El relato tiene como eje principal el tema sobre "la energía" y sobre él se dan un sin fin de discursiones, diálogos, anécdotas, etc. Entre los miembros del grupo, Teresa pero sobre todo dirigidos por Candelaria.

 

Poco después del inicio de la novela se intercala un relato que narra en primera persona Sylvia. Es una especie de testimonio sobre su niñez, pubertad y juventud, sumidas en escapes de la cas, drogas y viajes dentro y fuera del país. Al final logra a través de una organización religiosa salir de esa vida, volver donde su madre y seguir una vida "normal". Se integra nuevamente al grupo de las Panteras Azules y participa como ejemplo vivo del poder de la energía.

 

Al final de la novela Teresa sufre un accidente que la deja postrada en una silla. Dieciocho días después y como muestra del poder de la energía logra quedar sana y volver a caminar.

 

Es una novela positiva, didáctica, motivadora para la juventud actual un tanto descarriada en busca de identidad y una libertad absoluta a la que no está acostumbrada y no puede manejar para su propia realización personal y social.



1 Zeledón Lizano, Cristina. La trenza de Teresa. Ed. Andrómeda, San José, 2008.

Eduardo Oconitrillo García

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EDUARDO OCONITRILLO GARCÍA

(1934)

(Imagen propiedad del autor)

 

Eduardo Oconitrillo García nació el 5 de julio de1934, en San José. Es economista y contador público y escribe sobre historia, según algunos historiadores, con rigor de juicio y amenidad. Sobre todo se ha dedicado a escribir biografías como la de Alfredo González Flores, Rogelio Fernández Güell, Los Tinoco, el Doctor Moreno Cañas, curiosamente todos ligados a un mismo tiempo histórico (1900- 1948), y las famosas Memorias de un telegrafista...pero de la casa presidencial publicadas en 1986 y que algunos tipifican como novela, cuando en realidad es una crónica de acontecimientos importantes de principios de siglo XX. Es expuesta   por Juan Mena Mora a un interlocutor (¿el autor?) que casi ni interviene. La razón, pensamos, para que algunos piensen que es novela se deriva de la forma amena con que narra el señor Mena Mora sus experiencias acaecidas durante los años que trabajó en la Casa Presidencial como telegrafista. Entra así en ese mundo privado, no solo de su persona, si no de la historia patria. Es lo que Azorín solía llamar la intrahistoria. Todo aquello que se quedó olvidado o que intencionalmente los historiadores oficiales, que son los más, no describieron, algunas veces por considerarlos intrascendentes y otras por ser comprometedores para los actores. Así se describen aventuras amorosas, duelos, actos de corrupción, negociaciones políticas, sobornos, montajes y todo aquello que se da debajo de la mesa y nunca se conoce. Recomendamos la lectura.

 

LO QUE HA ESCRITO EDUARDO OCONITRILLO GARCÍA

 

NOVELA

 

1. Un tango llamado nostalgia: 1990

2. Un dictador en el exilio: 2001
 

CUENTO

 

1. Con perfume de lejanos recuerdos: 2007

  
La primera novela escrita por Eduardo Oconitrillo García la llamó Un tango llamado nostalgia y la publicó en 1990.1

 

Es una novelita de recuerdos y anécdotas. Es lineal y monofónica y casi sin aspiraciones literarias. Se trata de relatar, describir, comentar, las vivencias personales de un grupo pequeño de sastres, bajo la tutela del Maestro, así llamado Julio César. Las cuenta un sobrino de él como testigo, a veces y otras, por haber escuchado las anécdotas de su tío y su socio Juan de Dios, el guanacasteco. Los personajes novelados se remontan a 1932 y sus aventurillas jocosas y a veces picantes, se extienden hasta 1960. El relato está teñido por algunos sucesos políticos de esos tiempos, como el  Villavistazo, el levantamiento del 48 y otros sucesos de menor importancia. Lo fundamental es ocupado por las aventuras amorosas del Macho, otro sastre, las pequeñeces cotidianas del personaje central, sus amoríos y fracasos, sus pleitos con la esposa y sus anécdotas ocasionales con sus amigos y clientes de la sastrería El Arte, ubicada en el barro La Merced. No escapa a estos personajes la vida aldeana de ese entonces, la politiquería, los chismes, el primer vuelo en avión hecho en Costa Rica, las fiestas de fin de año, los entierros, las cantinas y toda una serie de hechos diarios, narrados sin otra intención que recordarlos con nostalgia, como el tango. No hay censura social y el distanciamiento narracional es insignificante. Es una novela con más pena que gloria.

 

La segunda novela es reciente y la llamó Un dictador en el exilio (Federico Tinoco), publicada en el año 2001.1

 

Es una novela histórica a pesar de que mantiene algunos aspectos que la limitan, sobre todo el escaso valor literario y la estructura genérica del texto. Se utilizan explicaciones por parte del editor, notas al pie de la página, apelaciones al lector social y confusión de los planos literarios y los reales históricos, entre otros. Ya en 1982, el autor había escrito un libro histórico sobre Los Tinoco que abarca casi todos los hechos narrados en la novela, con excepción de los años del exilio y el descubrimiento del autor del crimen de Joaquín.2 No vamos a repetir los rasgos del arte literario que el lector encontrará al inicio del primer  libro. La novela aunque sea histórica o utilice el discurso histórico, es y seguirá siendo una creación, un nuevo discurso. Si el autor desea demostrar, verificar los acontecimientos novelados como historia, entonces debe escribir bajo los principios de esa disciplina y lo menos que debe hacer es mezclar los niveles o realidades porque son dos realidades diferentes totalmente, aunque una se fundamente en la otra. El autor de novelas históricas selecciona en el discurso histórico lo que desea manipular, recrear, insertar en un nuevo discurso llamado literario y que mantiene su propia verosimilitud. Deja la primera, su punto de partida y cobra una nueva realidad que se sustenta en sí misma, bajo los puntos de vista, las miradas de los narradores y sus personajes que se convierten en sujetos de nuevas enunciaciones que van estructurando el mundo novelesco. Así los años en que se dan los hechos, los lugares, los nombres de los personajes pueden ser los mismos de los hechos históricos comprobados pero no así las relaciones, sus apreciaciones, sus escogencias, sus aspiraciones, etc. Todo ello cobra sentido en la obra misma.

 

Un dictador en el exilio es una novela que utiliza el discurso histórico de un tiempo establecido de dos años. 1917 a 1919 que fue lo que duró el gobierno de Federico Tinoco, llamado, aún no sabemos por qué, tiranía, que nada tiene que ver con un mal gobierno con muchos errores y arbitrariedades. Nunca EUA reconoció ese mandato. Utilizó la política del no reconocimiento por influencias de compañías de EUA en el país, como lo fue la bananera United Fruit Companny. La novela en cambio ocupa un tiempo mayor que se podría fijar aproximadamente desde antes del gobierno de Alfredo González Flores, últimas décadas del siglo XIX, principios del siglo XX y llega hasta 1960, cuando el cuerpo de Federico, muerto en 1931, es traído para ser depositado en el Cementerio Central de San José. El espacio se desarrolla sobre todo en Francia aunque hay alusiones a Costa Rica, Estados Unidos, España, Inglaterra, Brasil y otros de menor importancia pero el más usado es París, la capital francesa, donde se van a vivir la familia Tinoco y un grupo de amigos íntimos.

 

La novela es monofónica, cronológica, lineal, de corte tradicional. Se aprovecha el autoexilio de Federico, su esposa María Fernández de Tinoco, Mimita, y el sobrino político Oldemar Murinho Fernández, hijo de una hermana de Mimita con un brasileño diplomático. Este aparece como el escritor de las memorias de Federico, sobre todo en el exilio y que las trajo su padre en 1974, en el gobierno de don Daniel Oduber Quirós. Luego desaparecieron del Archivo Nacional. El autor con algunos agregados, según él, transcribe esas memorias que crean la novela.

 

Los años de estadía en Francia permitieron a este sobrino ir conociendo, de viva voz, los entretelones de la vida política de Federico y su hermano Joaquín. Es un pequeño estudio en su casa de habitación, el que sirve de escenario a las conversaciones entre sobrino y tío que, poco a poco, dan a conocer los pormenores de la vida política de este militar rico de Costa Rica y que tanto ha dado de qué hablar, por diferentes razones. Así el discurso histórico da pie a otro literario que se va desarrollando desde una atmósfera privada que viola la censura oficial histórica y abre varias perspectivas interesantes de la vida de este personaje y los que le rodearon, antes y después, de su corto gobierno.

 

Esta nueva visión de los hechos históricos es amena, crítica, escudriñadora, y penetra en el ámbito privado lo que le da un acercamiento humano, expresivo, emotivo y acerca a los personajes a una dimensión plurisémica, capaz de enfrentar al personaje central con su propia intimidad y observarlo más cerca de su verdadera biografía. La novela abre virtualidades sígnicas que la simple historia nunca podría realizar y por ello atrapa más al lector social y le hace partícipe de una verosimilitud distinta, más humana, y por qué no, más creíble.

 

Conocemos a través de la trama una serie de hechos, no importa si fueron o no históricos que develan y esclarecen mucho los hechos ocurridos en esos tiempos. Los personajes son de clase social alta, cafetaleros o hijos de ellos, espiritualistas, a veces masones, teófilos, intelectuales, cultos y pertenecientes a un grupo político que gobernó el país siempre aunque cambiaran de familias y de color de bandera. Fue la cafetocracia la que de diferentes formas, gobernó el país hasta 1948 y después de este año hasta hoy, los hijos de los caudillos o los ricos comerciantes o industriales, liberales unos y conservadores otros, pero todos bajo un mismo patrón, con algunos cambios superficiales, que no estructurales, en los principales grupos de poder real, económico y político del país.

 

Lo anterior es confirmado por el desarrollo de la novela. El general Federico releva del gobierno, con golpe de estado incruento, a Alfredo González Flores, en 1917, el 27 de enero, y luego logra ser electo por un 98 de los votos válidos en ese mismo año, gracias al apoyo del mismo grupo que había puesto en el poder a Alfredo González Flores, a quien no perdonaba sus planes tributarios que pensaba implantar y por sus desaciertos, imposiciones, intolerancias, militarismo de Federico y su grupo. Es obligado a dejar el gobierno, precisamente por los mismos personajes que un día lo aplaudieron y lo vitorearon como su salvador. Creo que el peor error de Federico fue tocar el bolsillo de los maestros o docentes para mantener su ejército. Quitarle dinero al ejército de maestros para dárselo al ejército militar fue el detonante que incendió a los ciudadanos y unió a ricos y pobres para quitarlo. El símbolo de esa rebelión lo hicieron patente las mujeres, maestras y obreras, cuando quemaron el diario La Información, un  periódico al servicio de la oficialidad, guiadas por Carmen Lyra.1

 

Por lo anterior no es de extrañar que al final, la novela, permita la intromisión del editor y nos dé una explicación de quién fue el asesino de Joaquín Tinoco. Revisa y desecha una serie de hipótesis, la del vecino de El Jocote en Alajuela, Agustín Villalobos, la de la señora Bonilla, porque Joaquín  había dado muerte, en un duelo a su esposo, Manuel Argüello de Vals y que había intentado matarle sin éxito en alguna ocasión, o del  extranjero que alguien contrató para asesinarlo, hasta plantear la hipótesis que en la novela se convierte en la real. A Joaquín Tinoco lo mató Julio Estrada, su mejor amigo, por celos. Él pensaba que su esposa mantenía amoríos con Joaquín y por eso lo mató y poco después también dio muerte a su esposa Alicia Varga. Histórica o no, lo importante es que esta es la verdad de la novela y es la que vale para ella y su verosimilitud. Existe una novela de Gonzalo Chacón Trejos, El crimen de Alberto Lobo: 1928 que muchos años antes trata el tema de los Tinoco y el crimen de don Joaquín.3 La hipótesis es pasional y se atribuye a un personaje de nombre ficticio llamado Alberto Lobo, ebanista y pobre que descubre a Joaquín después de regresar de la casa de su amada. Lo embosca y le da muerte. Ambas posiciones coinciden en que Joaquín fue muerto por un problema pasional. La tesis de la novela que comentamos es más verosímil, pues solo alguien muy cercano a Joaquín podría llevar a cabo ese crimen por la confianza y complicidad con que se realizó. 

 

Llama la atención que los personajes femeninos tienen poca importancia en la novela. La única que ocupa un lugar preponderante es Ofelia, la médium, quizás más por ser el personaje que podría resolver el enigma de la muerte de Joaquín y que nunca reveló, a pesar de que el sobrino lo intentó hasta lo indecible. Este personaje fue tratado por Daniel Gallegos en su novela El pasado es un extraño país.4 La nombra Ofelia Corrales, igual que en la novela comentada y afirma que es joven, guanacasteca y muy amiga de Mimita. Los otros personajes, tal como la esposa de Federico, casi no reciben atención por parte del autor, a pesar de ser personajes importantes en la vida privada del expresidente y la vida social del país. Hay que recordar que Mimita es hija de un educador importante del país y hasta escribió una novela Zulai y Yonta: 1902,  y otros relatos como Chira: 1935 y Una ocarina Hüetar: 1937. Hasta se dice que Zulia fue dictada a través de Ofelia Corrales, la médium, por una india.

 



1 Oconitrillo García, Eduardo. Un tango llamado nostalgia. EUNED, San José, 1990.

1 Oconitrillo García, Eduardo. Un dictador en el exilio (Federico Tinoco). Ed. Oconitrillo, San José, 2001.

2 Oconitrillo García, Eduardo. Los Tinoco (1917-1919). Ed. Costa Rica, San José, 1982.

 

1 En algún momento se debe estudiar el papel que ha jugado ese ejército de maestros, no solo en el desarrollo educativo sino en mantener un estado social injusto, desigual desde el punto de vista económico. Ejerce un poder solo comparable al de la iglesia católica. Posee una organización, solo a través de La Ande, que está presente en todo el país y con una organización que se la desearía cualquier partido político y si a ella le agregamos La APSE y El SEC estamos a las puertas de la mejor organización social del país y el poder en sus manos. No necesita tener armas, pues las escuelas, para bien o para mal, están bajo su control. El político que toque sus intereses es político muerto aunque siga respirando. No conocemos ningún estudio que se haya realizado bajo esta temática. Sería importante que se hiciera.

3 Consúltese el interesantísimo libro sobre este tema de Hugo Murillo Jiménez. Tinoco y los Estados Unidos. Génesis y caída de un régimen. EUNED, San José, 1981.

4 Esta novela es comentada en el mismo libro.

Marilyn Echeverría Zürcher (Lara Ríos)

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MARILYN ECHEVERRÍA ZÜRCHER (Lara Ríos, seudónimo)

(1934)

                           

Marilyn Echeverría Zürcher nació en El Carmen, San José el día 09 de abril del año 1934, 150 metros al Norte de la Avenida Central, cerca de Discolandia. La familia la formaron tres hijas y sus padres. A los ocho años pasó a vivir con su familia al barrio La California. Estudió en la escuela El Perú y luego en el colegio de Sión. Pertenece a un grupo social de clase adinerada, aunque a la muerte de su padre, le tocó vivir una situación incómoda, desde el aspecto económico. Muy joven sufre la pérdida de su padre, don Gonzalo Echeverría Flores, Magistrado del Tribunal de Elecciones e hijo menor de Aquileo a quien casi no conoció en vida, murió cuando tenía cinco años. Trabajó en el Banco de Costa Rica, pero su salario era poco y todo se lo daba a su madre. Tenía de novio a Werner con quien se casó. ÉL era comerciante, vendía toda clase de objetos importados. Era dueño de la firma José Sauter e hijos. Su boda la realizó en la iglesia Santa Teresita. El matrimonio mejoró notablemente la economía familiar.

 

En 1975 obtuvo el premio Carmen Lyra por su poemario Algodón de azúcar. Se ha dedicado a escribir y promocionar la lectura de obras con un destinatario social específico: los niños y los adolescentes.

 

 

LO QUE HA ESCRITO  MARILYN ECHEVERRÍA ZÜRCHER

 

 

NOVELA

 

1. Mo: 1991

2. Verano de colores 1993

3. Pantalones Largos: 1995

4. Pantalones Cortos: 1996

5. El círculo de fuego blanco: 2000

 

CUENTO

 

1. Cuentos de mi alcancía: 1991

2. El país rosado:

3. El duende y el Joboto:

4. El rey que deseaba contar un cuento:

5. Cuentos de palomas:

6. Las aventuras de la lora Dora y Chico Perico: 2004

7. El rey que quería escribir un cuento: 2005

 

POESÍA

 

Algodón de azúcar: 1975

 

TEATRO

 

 

1. El eco y el miedo:

 

 

La primera novela que publicó fue llamada Mo1 y lo hizo en el año 1991.

 

En realidad es un relato maravilloso moderno, como lo veremos a continuación. Tiene la clásica estructura de los cuentos maravillosos clasificados como de hadas.

 

El personaje principal comienza con una situación inicial negativa, de necesidad, es bueno y sin necesidad de someterse a una prueba particular, pues posee los rasgos de bondad, amor, religiosidad, cariñosa y por ello se hace merecedor de un elemento mágico2 que le ayudará a vencer al enemigo, el mal, en una prueba fundamental y luego de la victoria, termina con una situación final feliz, positiva. La estructura se puede formalizar así:

 

 

Si- : Pp :: Pf : Sf+

 

 

El relato se da de la siguiente manera. Mo, una joven indígena, cabécar, tiene varias necesidades que satisfacer, en primer lugar desea ser sukia, doctora india para ayudar a su pueblo que tanto lo necesita. De alguna manera, Mo representa las necesidades de su pueblo. A pesar de que tiene poderes especiales, no puede desarrollarlos por ser muy joven, apenas ha cumplido los catorce años. La otra gran necesidad es saber qué les ha ocurrido a sus dos hermanos que se fueron de su casa y no sabe de su suerte. Por último desea estudiar en el colegio y no puede hacerlo, por falta de dinero. Su abuelo, entonces, se convierte en el iniciador de su camino hacia el final feliz, le da consejos y la empieza a preparar para que llegue a ser una sukia. Además le dota de los elementos mágicos necesarios para enfrentarse, no sólo a la prueba particular, sino que le ayudarán en la gran tarea- cumplimiento final, la que hemos llamado fundamental, que es el rescate de su hermano de las fuerzas del mal, representadas por Teófilo o Dolólo, sukia enemigo de su padre. Preparada así, emprende el viaje o camino de las aventuras en pos del encuentro de su hermano Milo y la lucha victoria contra Teófilo. El viaje le trae algunas aventuras donde se pone en prueba el poder de los elementos mágicos de que iba provista. Es el sapo muerto el que en un apuro, cuando están perdidos y fueron engañados por los duendes del mal, cobra vida y les guía hacia la Gran Laguna, donde está preso su hermano, por el desacato a los deberes impuestos por Teófilo, de dar un regalo como muestra de agradecimiento hacia él por todo aquél que entrara en su territorio. Milo no lo hizo y se hizo merecedor al castigo, tampoco quiso construir tambores que el sukia le solicitó.

 

Mo, ayudada por el sapo, elemento mágico y sus aliados, sobre todo José, que también se iniciaba en el arte de la medicina indígena, como sukia, logra vencer, tras luchar contra la adversidad, a Teófilo. Penetra en la cueva y rescata a su hermano, con amor y decisión. Resuelta la prueba fundamental, llega a una situación final feliz. Entra al colegio, estudia odontología y se convierte en la primera mujer de la colonia indígena en ayudar, primero a su padre que había perdido los dientes de arriba, y luego a sus hermanos. Lo mismo ocurrió con José, su amigo y enamorado. Solo faltó la boda para completar el relato maravilloso.

 

Como lo demostramos en el libro Los cuentos de Mi tía Panchita: modelo, género e interpretación1, este modelo oculta una estructura de consolación. Los personajes no luchan por obtener sus metas sino que ello sucede por el poder de elementos mágicos, casi como único merecimiento por ser buenos y no violar el código social establecido o las programaciones permanentes de la sociedad. El logro de sus éxitos aparece casi por obra de seres alados, superiores, fuerzas del bien y nunca por su trabajo. Basta ser respetuoso del código social, del paradigma estatuido para obtener la victoria. El relato deja patente que el estudio, la preparación de los indígenas será el camino que los lleve a su mejoramiento social y económico y esto es innegable pero para lograrlo se necesita algo más que los elementos mágicos. Esto no obedece al verosímil del texto sino a un buen deseo. La lucha-victoria de Mo y sus amigos tenía como fin rescatar a su hermano y vencer al sukia malo y nunca obtener el éxito en la educación, como realmente sucedió en el relato. Lo establecido socialmente en la comunidad de Mo y sus familiares, puesto en peligro por las fuerzas del mal, se restablece y ahí debió terminar la historia, a lo sumo con el matrimonio de Mo con José. El resto de la situación final escapa a lo verosímil y se refugia en lo deseado, anhelado.

 

No deseamos finalizar este comentario, sin hacer referencia a un aspecto que está presente en todo el relato y es la ausencia del hombre como protagonista y la suplantación por parte de la mujer intencionalmente. La familia de Mo no cuenta con el padre y ya Mo se convierte en la heroína del relato moderno maravilloso. El mismo narrador hace la observación de que Mo podría ser la primera sukia de los indios y es ella la que viola algunos códigos cuando decide salir a buscar a su hermano. Los hombres se convierten en aliados y sus roles son de subordinación a ella. El único masculino que realiza un papel importante es el sapo que debió ser una rana para ajustarse a esta inclinación de la autora. Al final Mo realiza la última proeza que consiste en entrar a la cueva por una hendija pequeña. Realiza esa hazaña y no una lucha con espada, con fuerza, pero al fin logra su cometido: rescatar a su hermano, la víctima, que también es un hombre, y no una mujer, como solía ser en los cuentos de hadas maravillosos.

 

Para concluir afirmamos que la liberación de la mujer, la igualdad de derechos, oportunidades de toda índole, no se logrará cambiando los roles únicamente sino superando una cultura machista y una educación que la facilita, la propicia y la cultiva y lo que parece una paradoja, está en manos de mujeres, por lo menos en el hogar, la escuela y el colegio y hasta en algunas carreras universitarias.

 

Verano de colores es su segunda novela y la publica en 1993.1

 

Esta novelita está escrita en forma de diario y su narrador es un joven de undécimo año que aún no ha cumplido los dieciséis años. Pertenece a una familia compuesta de cuatro hijos, una mujer y tres varones y los padres. Viven en un barrio, se entrevé, de clase alta, en San José y tienen solvencia económica. Se inicia, cuando el joven sale de vacaciones, y concluye, cuando inician las lecciones, en el año siguiente. Son tres meses de aventuras, travesuras, idilios superficiales, paseos, campamentos, bailes, dormir, oír música, ir a misa y trabajar un mes en una librería. Los conflictos que se presentan se dan entre el joven Arturo, el que narra, y las relaciones con sus padres, algunas incidencias con sus amigos, conocidos o vecinos que también tienen el mismo código social. No existen verdaderamente conflictos serios y las relaciones se mantienen en un plano superficial, a veces cursi y, por lo general se resuelven sin grandes esfuerzos. En realidad la novela se mantiene en un paradigma conservador, tranquilo, cómodo, alegre, normal, más paradisíaco que trágico. Es un mundo sin contradicciones en el que se puede soñar, hacer algo de caridad, ir a misa y vivir en paz con Dios y con los demás. Las travesuras de los jóvenes no llegan a nada que pueda poner en duda el hogar, su seguridad, sus valores y su futuro halagador, sobre todo, en tener fortuna, buena posición y un hogar parecido al de sus padres. Las pequeñas diferencias entre los hijos y los padres se resuelven con un beso, un abrazo, o un regalo.

 

Ninguna programación se pone en tela de juicio y menos se atenta contra ella. El éxito está asegurado, si el sujeto social permanece ajustado al paradigma establecido. Las diferencias con relatos del siglo pasado, que describían la sociedad burguesa de los gamonales solo se manifiestan porque estos últimos mezclaban a campesinos con gamonales y aquí solo se da una cara de la moneda. El código ideológico es el mismo y contra él no se da la violación a la censura.

 

La tercera novela fue llamada Pantalones Largos y la publicó en 1995.2

 

Es una novela que abarca  más o menos cinco meses de tiempo y va desde el 20 de julio hasta el lunes 23 de noviembre. Es el último semestre del bachillerato de Arturo. Este es el narrador de sus propias aventuras o travesuras en primera persona. La familia es la misma, así como los personajes. Los conflictos que presenta el personaje son un poco más serios e importantes pero nunca los sufre directamente ningún miembro de la familia Pol sino sus amigos. Un ejemplo de esto es la incursión en las drogas por parte de su amigo Manolo y las relaciones de éste con Sandra, la novia de Raúl, que al final resultó ser usada por éste como enlace para vender drogas. Arturo se ve envuelto en situaciones difíciles por la relación de amistad con Manolo y Sandra pero él no protagoniza hechos de relieve que permitan ponerlo en situaciones difíciles de vencer. Al final resuelven el conflicto de las drogas, al mejor estilo de las películas malas, policíacas. Capturan a Raúl y sus aliados, rescatan a Manolo y Sandra, y se vuelve a establecer el orden, que por un momento estuvo en peligro.

 

El relato mantiene el mismo código moral e ideológico conservador, fijado por occidente, sustentado en la familia, el cristianismo y sus valores. Es la estructura familiar que se sustenta en el parecer, lo superficial, el éxito del dinero, del poder económico, el consumismo. Establecen su meta en el futuro, como un proceso de lucha por obtener una profesión, deseable que sea liberal, como medicina, ingeniería, derecho, etc. Y casarse con un buen partido, sea femenino o masculino y formar un matrimonio o familia ejemplar feliz, constituida en el parecer.

 

La novela Punto de referencia de Daniel Gallegos la describe y la censura. Es la que destruye a Roberto, el padre y Patricia, la hija y que tanto se crítica en la novela. Es la misma que en los relatos de Lara Ríos se concibe como el ideal de una sociedad. En la primera es destructora del ser, alienante, en las otras, el modelo, lo ideal, lo deseado. Hay algunos vocablos utilizados por ambos autores: la tribu. Con este término se denomina al grupo de familias amigas que comparten una misma vida social y se relacionan ritualmente entre sí. "La tribu", ¿sin connotaciones racistas? Está por verse. El otro término o frase lo utiliza la autora en Pantalones Largos  sobre todo y está muy en boga, se trata de la típica frase "pura vida" que representa un estado de los personajes, alegre, vital, positivo, feliz. Es el clásico vocablo "tuanis" de un nivel más vulgar. Obedece de preferencia al ritual de saludo ¿Cómo estás? Y la respuesta es "pura vida" o la otra usada por analogía "pura birra" refiriéndose a la cerveza en un inglés españolizado. Estas frases no son inocentes y reflejan toda una ideología del costarricense, significada en el conformismo, el vivir el presente, la superficialidad, la pereza mental, el salir del paso, el vivir el presente sin aspiraciones mayores, el no comprometerse en algo importante. Es el ¡Qué me importa! Y vulgarmente "me vale mierda". "Haga lo mismo y no sufra". El lenguaje delata la ideología del que habla.

 

La cuarta novela de Lara Ríos la llamó Pantalones Cortos y la publicó en 1996.1

 

Es una continuación de la novela anterior en cuanto a la forma de diario utilizada. Lo único que cambia es la edad del personaje que es el mismo pero unos años anteriores a la que tenía en la novela anterior. Ahora el que narra es un niño de once años que recién ingresó al colegio, antes de la edad corriente que es de trece años. Desde esta perspectiva, esta novelita debería ser anterior a la novela Verano de colores que utilizó las vacaciones y en este caso el tiempo de lecciones. Esto le sirve al narrador para contar algunas travesuras de estudiante en el colegio. Por lo demás la novela comprende el diario del siete de marzo hasta el lunes 18 de julio, cuando salen a vacaciones de mitad de año.

 

El núcleo familiar es el mismo: Bernardo, Luisa y sus cuatro hijos, Jaime, Arturo, Ana y José y la criada Cecilia. También aparece su abuelita pero vive en otra casa. Las relaciones entre ellos son comunes a una familia de solvencia económica y que no presenta ningún conflicto importante. Es una familia religiosa, por lo menos formalmente, caritativa por parte de la madre, un padre comerciante y una esposa que se mantiene en el hogar, casi siempre y vela por la educación de sus hijos y está pronta a socorrerles en sus necesidades elementales. Viven felices y no intervienen en la problemática social, política, religiosa, económica del país. Se mantienen al margen y no se complican con problemas "ajenos". Forman parte del consenso y están contentos con el estado social de las cosas. Las travesuras, sobre todo del protagonista, son ingenuas, individuales y no atentan contra lo establecido. En otras palabras no hay violación de la censura social. La visión social es ingenua, ocultadora y legitimadora. Hasta el valor del dinero se desconoce, tal y como sucede en la página 46. Un niño de 11 años desconoce el valor de ¢36.50 en 1996. A esa edad cualquier niño sabe que esa cantidad es insignificante.

 

La última novela fue llamada El círculo de fuego blanco y la publicó en el año 2000.1

 

Es un relato maravilloso moderno. Tiene la misma estructura que la llamada novela Mo. Las diferencias son circunstanciales pero el sentido es el mismo, así como la estructura de consolación que apuntábamos, cuando la comentamos.

 

La situación inicial negativa se transforma en situación final positiva, gracias a que un personaje posee virtudes cristianas que le hacen merecedor a un ayudante o aliado que le da consejos y le brinda medios para que resuelva una prueba particular que pondrá de relieve la virtud del protagonista. Este hecho se resuelve favorablemente y entonces se le da un elemento mágico o varios con el fin de que se enfrente en una lucha contra el enemigo, las fuerzas del mal, las venzan, y obtengan sobre ellas, la victoria y ésta los conduzca al éxito, el logro de sus metas.

 

El relato que comentamos, al igual que Mo, utiliza como personaje protagónico a una mujer, en este caso una niña, Lisa, de once años y la tarea que debe emprender es rescatar a su hermano Martín de las fuerzas del mal, también igual que el relato citado. Su aliado principal es ángel(a), femenino y un perro de compañía. Es buena y obtiene dos elementos mágicos para lograr el éxito, en su empresa, un ancla de oro y un cuarzo. Con ellos se enfrenta al mal y lo vence, no sin antes, pasa por una serie de aventuras en diferentes lugares, encuentros y luchas con sus respectivas victorias. Otros elementos mágicos son más humanos, tales como el amor y nunca odiar, la perseverancia, el ser positivo y no desmayar, a pesar de enfrentarse a fuerzas superiores. Es la positividad de la mente, la que conducirá al éxito  a la niña, guiada por el amor y el poder de Dios.

 

Otros aliados que le dan apoyo, son los tres ancianos representantes de los tiempos presente, pasado y futuro. Ellos le ofrecen la visión de ellos, si ella es capaz de luchar por sus proyectos. Desde luego el futuro se presenta como lo deseable, la felicidad, lo apetecible, el paraíso en la tierra y en el más allá.

 

A parte de si se comparte o no la estructura de consolación del relato, éste está bien escrito, mantiene la atención del lector y despierta la imaginación, sin llegar a ofrecer realidades nuevas, que no ofrezcan parecidos obvios con la realidad que posibilita la creación literaria. Tal vez la escasez de relatos maravillosos en nuestra literatura, nos hacen resaltar el encuentro de alguno de ellos. Repito, a pesar de que  no existe censura a la estructura alienante que posibilita y mantiene precisamente lo que se aspira a superar y que todos deseamos se logre algún día. El amor y Dios se han utilizado para tanto crimen en la humanidad que sería cansado recordar esos momentos: La Inquisición, Las Cruzadas, los ocho siglos de guerra en España entre hermanos, las más variadas guerras mundiales o parciales, las del Golfo Pérsico, la de Afganistán, la que hoy sufrimos contra Irak y las que seguirán, sin duda alguna, se han defendido por los que las inician como motivadas en la defensa, el nombre de Dios, la paz, la justicia, la libertad y  el amor. Por ello creemos, que a pesar de ser un motivo positivo, bueno, encubre, casi siempre, otros intereses menos bondadosos y espirituales y sí muy materiales.

 



1 Ríos, Lara. Mo. Ed. Farben, San José, 1991.

 

 

1 Por cierto que para los indígenas, algunos animales eran considerados como dioses, tal el caso de la serpiente y la conocían muy bien y sabían que ella no pica sino muerde. Es frecuente en muchos relatos de escritores costarricenses encontrar este error biológico. El miedo a la serpiente proviene de la cultura religiosa cristiana y no indígena.

1 Ríos, Lara. Verano de colores. 2° Edición,  Ed. Farben, San José, 1994.

2 Ríos, Lara. Pantalones Largos. Ed. Farben, San José, 1995.

 

1 Ríos, Lara. Pantalones Cortos. Ed. Norma, Colombia, 1997.

 

1 Ríos, Lara. El círculo de fuego blanco. Ed. Farben, San José, 2000.

 

Nery Castro de López

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NERY CASTRO DE LÓPEZ

(1934)

 

Nery Castro Arce de López nació en Orotina, Alajuela, el día 07 de noviembre del año 1934.

 

 

LO QUE HA ESCRITO NERY CASTRO DE LÓPEZ

 

NOVELA

 

 

1.   El mundo maravilloso de los Yusti: 1971

 

Esta novela de Nery Castro de López es de índole sentimental y sin alcance literario. Se parte de una situación inicial positiva, una familia feliz sin ningún problema económico, hasta que en un viaje la esposa de Alfredo desaparece y es llevada a una montaña donde vive por casi diez años con un pueblito llamado Los Yuste, feliz, en paz y sin los problemas cotidianos de la tierra, después de contar todas esas aventuras de su separación del hogar, aparece en las orillas de una carretera, es llevada al hospital  y poco a poco va recobrando el conocimiento hasta que prepara el encuentro con su esposo. Es en San José, en el hotel Europa,  desde donde llama a su esposo y él va a su encuentro y regresan a su casa y nadie cree lo que ella cuenta. Termina en una situación final feliz. Es una novelita rosa, sentimental y llena de aventuras placenteras. 

 

Jorge Blanco Campos

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JORGE BLANCO CAMPOS

(1934)

 

Jorge Blanco nació en San José Centro el día 28 de septiembre del  año 1934. Realizó estudios superiores en universidades europeas. Se casó con la chilena, escritora de novelas Tatiana Lobo W. y se divorció hace algún tiempo. Trabajó como profesor de latín y estudios románicos en la Universidad de Costa Rica.

 

LO QUE HA ESCRITO JORGE BLANCO CAMPOS

 

NOVELA

 

1. Víspera: 1981

 

Víspera fue publicada en  1981.1 Se editó como una novela corta pero nuestro criterio es que pertenece al género del cuento o relato.

 

Consta de 68 páginas, pero no es el tamaño el que nos induce a tal afirmación, sino otras razones de tipo estructural. Los personajes no desarrollan un marco de acción (una atmósfera) amplio, sino un hilo de acción simple, con tensión y desenlace único. No hay presentación de una totalidad narrativa, desarrollada y completa.

 

Divide el relato en cuatro partes condensadas: En la primera Antevíspera se introduce la noticia del estado de hechos en Costa Rica: toques de queda, suspensión de garantías sociales y abolición de la Asamblea Legislativa. Se dan arrestos y presenta, el narrador, a un matrimonio que será el portador del punto de vista: Juan y Laura. La policía irrumpe en las casas, los centros educativos y toman presos a los dirigentes de izquierda con algunos de extrema derecha, incluyendo al Obispo de Limón. La segunda parte  se llama Víspera y corresponde a los diálogos de los presos en la cárcel, las torturas y la búsqueda de Juan que ha sido preso. Aparece el Capitán Chaverri y fragmentariamente, se van presentando las escenas. A la  tercera parte se le da el nombre de "Hoy" y corresponde al discurso del Presidente Manuel y la justificación de los acontecimientos, al pueblo que se reúne en La Sabana. Por la noche, Juan y Laura comentan el discurso del Presidente. Se observan los hechos como justificados desde un punto de vista histórico y se vislumbra un nuevo amanecer positivo. La cuarta parte  y última, se le llama Mañana y se ubica, cien años después. Se recuerda el Golpe de Estado y la implantación de la dictadura de Manuel pero desde un presente distinto, donde el abrazo de todos: Comunistas, anarquistas, fascistas, centristas, indios, negros, etc. es una realidad. En síntesis, la propuesta es la integración del ser humano sin distingo de raza, credo político, religioso o ideológico. La unión abarca no sólo a Costa Rica sino al mundo. Va desde el Volga al Missisipi. ¡Vaya utopía!

 

Este relato esquemático puede resumirse de la siguiente manera: el hombre para ser libre y vivir realmente en paz debe integrarse. Este será  el futuro de la humanidad. Hoy hay desintegración, guerra, tiranía, tortura y muerte, mañana habrá amor, paz, hermandad. Los contrarios se integran (no se transforman) sin desaparecer y se hermanan. Es decir desaparecen  los factores que les hacen ser opuestos por obra de magia. La superación dialéctica exige, no sólo la transformación cualitativa y cuantitativa de los contrarios sino su  misma desaparición en su estado original. El planteamiento del autor es muy noble pero idealista y antihistórico. Es sólo un buen deseo.

 

Desde el punto de vista genérico  podemos encontrar claramente momentos estructurales que inducen a catalogar esta novela corta como relato. Hay una situación inicial conflictiva, brevemente diseñada como introducción: Antevíspera solo un desarrollo rápido de un sólo proceso o movimiento, sin detalles ni descripciones: Víspera y un desenlace catártico, único, rápido, quizás hasta inesperado, previsto en él: Hoy y presentado en el Mañana: integración. El narrador de la enunciación no se detiene en detalles, casi no hay imágenes descriptivas, presenta un diálogo rápido, directo y las escasas escenas son veloces por que lo que interesa es el desenlace, el punto final. Todo gira hacia ello. Los mismos personajes casi no tienen historia y sus actos son pocos, los más necesarios. Tampoco hay  un espacio social que permita un desarrollo importante por parte del narrador, de un mundo privado. Por ello afirmamos que este texto no posee las características de la novela. Es un relato.

 



1 Blanco Campos, Jorge. Víspera. Ed. Costa Rica, San José, 1981.

 

Alberto Ramírez Fletis

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ALBERTO RAMÍREZ FLETIS

(1933)

 

Nació en Cartago Centro, el 31 de marzo de 1933. Es el quinto de nueve hermanos. Sus padres fueron  Miguel Ramírez Barbarena de origen nicaragüense y Albertina Fletis Elizondo. Si el lector desea conocer más detalles de la vida de este escritor le recomendamos leer Volver a vivir: 1987. Es una autobiografía.

 

 

LO QUE HA ESCITO ALBERTO RAMÍREZ FLETIS

 

NOVELA

 

 

1. Volver a vivir: 1987

 


Volver a vivir es la única novela que conocemos de este escritor y la publicó en 1987.2

Este libro, que no es novela ni literario, a pesar de que en las bibliotecas se le considere como tal, es una autobiografía. Es un testimonio biográfico. Recomendamos su lectura, sobre todo a jóvenes que recién comienzan a dar los primeros pasos en la vida del alcoholismo y aquéllos que tratan de dejar ese vicio, en cualquier momento de su vida alcohólica en que se encuentren.

 

Estamos casi seguros que don Alberto Ramírez Fletis lo primero que pensó, al escribir esta autobiografía, fue en dar un testimonio a la juventud y a los alcohólicos, en general para que unos no tomaran el camino seguido por él y los otros, dejaran el sendero en donde se encuentran. No creo que le importara mucho, si hacía o no, una obra literaria y menos si ésta era novela u otra cosa. Su meta, como él mismo lo dice, al final de su obra, una vez recuperado y lúcido, es ayudar a quienes necesiten de su consejo para que salgan del vicio. Es por esto que recomendamos su lectura, a pesar de no pertenecer al género novelístico y alejarse del ámbito literario.

 



2 Ramírez Fletis, Alberto. Volver a vivir. Ed., San José, 1987.

 

Myriam Bustos Arratia (origen Chileno)

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MYRIAM BUSTOS ARRATIA

(1933)

 

Myriam es de origen chileno y después del golpe de Estado al presidente Allende, en 1974, se vino a vivir con nosotros y aquí permanece. Es una intelectual de gran valía que ha desarrollado en nuestro medio una gran labor pedagógica. A través sobre todo de las obras escritas y su actividad docente en La Universidad Estatal a Distancia. Es una  escritora muy amable  y siempre está dispuesta a atender a los estudiantes. Precisamente una de ellas  recogió  de Myriam esta autobiografía que transcribimos  textualmente.

 

"Nací en Santiago de Chile, el día 3 de Agosto de 1933. Fui la primera hija de los dos que tuvieron mis padres. Mi padre René Bustos Quesada era médico Psiquiatra; mi madre Olga  Arratia Guevara no tenía profesión: era la época en que a las mujeres, sólo se les educaba  para el matrimonio. Tanto mi padre como mi madre eran grandes lectores, cada uno escribía también.

Mi único hermano Iván Bustos Arratia nació un año después  que yo. Cuando  tenía cinco años  y mi padre treinta y tres; murió en un dramático accidente en 1938. Quedamos muy pobres y desprotegidos; mi madre no podía reponerse y hasta pensó en eliminarse y eliminarnos.

Un par de años después volvió a casarse: como buscaba un padre para nosotros y no un amor para ella, se casó con un hombre llamado Aníbal Brías Aumado, que tenía treinta años  más que ella. Él nos quiso  a mi hermano y a mí; fue tal vez mejor que un padre. Pero la diferencia de edad que tenía con mi madre lo enfermaba de celos. Las dificultades entre ellos dos eran un gran sufrimiento  para mi hermano y  para mí. Creo que a mí esos hechos me marcaron para toda la vida: soy una persona deprimida y angustiada, que hace lo que puede por disimularlo.

A los siete años entré al colegio, era tal mi interés por aprender a leer y escribir, que lo conseguí en apenas quince días, esforzándome por mi cuenta en casa. En vista de mi avance en lectoescritura, en el colegio cometieron el error de pasarme dos cursos más arriba, lo que me produjo dificultades en Matemática, que nunca logré superar. Jamás repetí curso, pero en varias ocasiones me quedé para marzo en Matemática y Física.

Desde que ingresé al Liceo Manuel de Salas, un colegio mixto experimental,  a los diez años, adoré ir al colegio, allí  además de escaparme  del ambiente de mi hogar, tuve todas las oportunidades posibles de convivencia grata con compañeros  y profesores (muy especiales éstos), de adquirir  responsabilidades en los distintos Comités de trabajo del Gobierno Estudiantil, de poner a prueba  -exitosamente- mis capacidades creativas.

Comencé a escribir  desde más o menos los doce años, y a dibujar. Enviaba mis colaboraciones a una revista infantil que se llamaba El Cabrito (es decir, El Niñito), desde siempre me las publican y me estimulan. Más adelante, participé  con éxito en los concursos  literarios que se efectuaban anualmente en el Liceo.

Cuando tenía dieciséis años y cursaba el último año de secundaria, se produjeron dos hechos vitales para mí: se descubrió, tras largos  y angustiosos meses de malestares físicos y de exámenes médicos, que padecía  Tuberculosis Peritoneal, y mi madre logró separarse, por fin, -e mi padrastro. El primer hecho -mi enfermedad- representó una dura prueba: debí permanecer seis meses  en cama, en plena adolescencia, y suspender mis estudios. Me aplazó, por lo tanto, mi soñada entrada a la Universidad.

Al cabo de los seis meses, se vio que el mal se había ido del peritoneo, pero había contaminado las Trompas de Falopio, no había más remedio que extirparlas, y así se hizo. (Esa es la razón por la que no pude tener hijos).

El segundo hecho (la separación de mi madre y  mi padrastro) significó grandes penurias económicas, pues mi padrastro, creyendo obligar así a mi madre para que volviera  con él, nos quitó todos los enseres  de la casa y nos mandó a la calle, sin un centavo para ella  ni para nosotros. Mi madre no tenía profesión  ni había trabajado nunca. Sólo sabía escribir a máquina  (naturalmente, con dos dedos  y mirando el teclado). Encontró un modestísimo trabajo, con ese escaso dinero tuvimos que sobrevivir los tres y hasta costear  los enormes gastos  de mi enfermedad y de un accidente espantoso que tuvo mi hermano Iván al mismo tiempo.

Un año después en 1951, logré ingresar a la Universidad, para ser, como anhelaba profesora de castellano (Español). Allí, el primer día de clases y a los dieciocho años, conocí a Raúl Torres Martínez, que cinco años después sería mi marido, con quien acabo de cumplir  treinta años de matrimonio.

Durante los cinco años de estudio en la Universidad, dejé de escribir: imposible hacerlo, con las tremendas exigencias que nos planteaba la Universidad. Después, cuando nos casamos y hube de pasarme la vida  dedicada a preparar, dar clases y corregir trabajos  y exámenes  de mis alumnos, tampoco pude hacer nada. Además, mi marido, que conoció mis escritos de adolescente, no les concedió valor y eso me quitó el ánimo.

Varios años después, cuando ya había pasado los treinta años, me sentí necesitada de escribir nuevamente. Empecé un relato novelesco que le leí  a él cuando estaba muy avanzado; tanto lo entusiasmó, que decidí seguirlo y lo hice. Pero cuando me hallaba en la mitad, se me ocurrió otro tema, y dejé de lado el escrito, para iniciar el otro, que también gustó a mi marido y le produjo igual entusiasmo. Esa historia quedó también, a medio  terminar, pero reavivó en mí el deseo de escribir, además de que me devolvió la seguridad.

En Chile, los inviernos siempre fueron dura prueba para mí: al inicio, ya avanzada la estación y al final de ella, me sobrevenían gripes espantosas que me obligaban a  por lo menos una semana de cama. Entonces, aprovechaba el tiempo  de inactividad  obligada, comencé, en cada gripe, a escribir  uno o dos cuentos, los primeros me resultaron tan fuertes, que no me atreví a leérselos a mi marido sino hasta mucho tiempo después, cuando lo hice, tenía escritos tantos, que ya  podía construir  con ellos un libro.

Leí  en el periódico las bases del Concurso  anual Gabriela Mistral para obra inédita. Mi marido me entusiasmó para que me presentara  y lo hice. Logré ese premio con mi primer libro de cuentos Las otras personas, en 1971.

Tres años antes, en 1968, ambos habíamos viajado a España por seis meses, con una beca del Instituto de Cultura Hispánica. El viaje lo repetimos en 1970, cuando nos invitaron a un Congreso de exbecarios.

Entre 1970 y 1973 publicamos una obra  de ambos, cuatro libros relacionados con nuestra profesión: Nuevo concepto de composición en la enseñanza del Castellano y tres textos más para la enseñanza básica (6º, 7º, y 8º años, ambos son un ejemplar distinto para el profesor y para el alumno. Yo escribí y publiqué  por mi cuenta, otro titulado La puntuación al alcance de todos, que se reeditó y continúa reimprimiéndose en Costa Rica.

Nuestra vida familiar se desarrolló en Chile con dos personas más en la casa: mi madre y una sobrina que quedó sin padres muy chiquita; se fue a vivir con nosotros y la educamos. Fue la única de sus hermanos  que llegó a tener una carrera universitaria: es Psicóloga.

Debo agregar, sobre mi vida en Chile, que siempre fui muy enfermiza, la anemia no me ha abandonado nunca, he tenido bastantes enfermedades crónicas.

Mi trabajo allá cono profesora se desarrolló en colegios particulares en secundaria; luego en colegios  oficiales de enseñanza profesional (para  contadores y secretarias) y finalmente en la Universidad, donde alcancé  a trabajar varios años  antes de que llegara  el fatídico 1973, año del golpe que puso fin al gobierno de Salvador Allende (de quien mi marido y yo éramos partidarios) y a una legendaria tradición democrática.

En ese mismo año  1973 gané por segunda vez  el Premio  Gabriela Mistral por obra inédita  con Tribilín Prohibido, libro de cuentos también.

Al producirse el golpe, mi marido no quiso vivir más en Chile y salió al exilio. Partió al Perú, donde estuvo cuatro meses, sin que las leyes del país  le permitieran quedarse trabajando como residente. Yo decidí quedarme, pues no había perdido mi trabajo en la Universidad (donde tenía un tiempo completo como profesora de Técnica de la Expresión) y porque mi inseguridad me hacía creer que esa dictadura sería pasajera. Mi marido partió desde el Perú a buscar destino a Costa Rica,  en marzo de 1974. Yo continué en Chile, pobre, sola y desesperada, no me resignaba a partir: allá se hallaba toda  mi vida: mi trabajo, mis libros, mis amigos, mi madre, la sobrina que crié, pero mi depresión era muy grande, tomé la decisión, pero no tuve valor para liquidar mi casa, ni vender nada. Dejé todo tal cual y salí el día 3 de setiembre de 1974 rumbo a Costa Rica, para reunirme con Raúl, mi marido, él me esperaba con tres horas de clases que tenía  en la Universidad  de Costa Rica (de Historia de la Cultura), con una cama  y una refrigeradora, adquiridas después de cinco meses  de vivir acá. Así empezamos.

 Don Alberto Baeza  Flores me tenía un modesto trabajillo como correctora de estilo en el Centro  de Estudios Democráticos  de América Latina (CEDAL), que funcionaba en  La Catalina, en Santa Bárbara de Heredia. El sueldo era bajísimo. Allí permanecí tres años, durante los cuales, en las noches di clases  en el Instituto de Cultura Hispánica  en la UACA y en la Escuela  Superior  de Ciencias Contables, siempre en la noche.

Casi desde mi llegada, además de proseguir mi tarea de cuentista, empecé a escribir en los periódicos. Suman centenares mis artículos en los diarios La República, Excélsior, La Nación y otros, y en revistas.

En 1978 gané el Premio Único  de cuentos en los Juegos Finales Centroamericanos de Huetzoltenango (Guatemala), viajé a recibirlo, éste ha sido el único viaje fuera del país desde que llegué  a Costa Rica. La obra premiada  Que Dios proteja a los malos, se publicó en Costa Rica en 1979, año en que  el gobierno de Chile emitió un decreto para prohibirme el ingreso al país. Inicié mis trámites para nacionalizarme costarricense. Lo conseguí en 1981.

En 1980 obtuve el Premio Único de cuento en el certamen Una Palabra de la Universidad Nacional de Heredia, con  Del Mapocho, del Virilla, publicado un año después.

En 1979 ingresé como Productora Académica a la Universidad Estatal a Distancia, donde continúo  trabajando hasta ahora. Para esta Universidad he escrito varios libros didácticos, todos sobre la enseñanza del idioma.

En 1984 publiqué mi  último libro de cuentos Rechazo de la Rosa. Un año antes, en 1983, se publican mis Tres novelas breves, una de las cuales obtuvo en 1975, el segundo premio en el Concurso Continental de Novela Corta convocado en Venezuela, por el Instituto de Cultua Hispánica.

Hace seis años traje a mi madre Olga a vivir aquí; su mala salud y su soledad me exigen ocuparme de ella y acompañarla. Como no tengo tiempo para leer ni escribir, menos aún  para hacer vida social, ni participar  en nada, no he vuelto a publicar. Pero intento robarle tiempo a la vida para escribir algún cuento".1

 

Myriam Bustos Arratia publicó muchas obras didácticas, tales como: Descubriendo Chile y otras tierras: 1970, Nuevo concepto de composición en la enseñanza del Castellano: 1971, coautora con su marido Raúl Torres),  Hombre y sociedad: 1971, coautora con su marido Raúl Torres, El hombre en el mundo: 1972, coautora con su marido Raúl Torres, ¿Cómo autorregular la distorsión en la comunicación lingüística: 1980, La puntuación al alcance de todos 1981, Aprendamos a redactar notas verbales o recados escritos: 1985, Aprendamos a redactar presentaciones y recomendaciones: 1985, Aprendamos a formular peticiones escritas: 1985, Aprendamos a redactar resúmenes: 1985 y Aprendamos a elaborar esquemas: 1985, El estudio, activo trabajo intelectual: 1998, entre otras. Su actividad de escritora la ha llevado a escribir prólogos a novelas, artículos periodísticos en diferentes medios del país y fuera de él y gran número de ensayos. Precisamente la EUNED, en el año 1995, el ensayo Reinterándome o la "Elevación" frente a la negación, excelente trabajo analítico de uno de sus cuentos. Ahora veamos  sus obras literarias.

 

 

LO QUE HA ESCRITO MYRIAM BUSTOS ARRATIA

 

 

 

NOVELA 

 

1. Tres novelas breves: 1983

 a. Las otras personas

 b. La tierra del Edén

 c. Tábula Rasa

2. Traspié entre dos estrellas: 2009

 

CUENTO

 

1. Tribilín prohibido y otras vedas: 1978

2. Las otras personas y algunos más: 1973 y1978

3. Que Dios proteja a los malos...: 1979

4. Del Mapocho y del Virilla: 1981

5. Rechazo de la rosa: 1984 y 2008

6. Reiterándome: 1988

7. El regreso de O. R.: 1993

8. Cuentas, cuentos y descuentos: 1995

9. Cuentos para almas diáfanas: 1995

10. Recuentos: 1996. Más cuentas, cuentos y descuentos.

11. De pluma y de plomo: 1997

12. Aprendiz de investigador: 1998 y 2005

13. Una ponencia y otras soledades: 1999

14. Objetos Interiores: 200

15. Temas recurrentes: 2002

16. Microficciones: 2002

17. Inefable Animal: 2003

18. Almas Diáfanas: 2003

19. Los ruidos y Julia: 2004

20. Microvangacias: 2005.

21. Eso no tiene nombre: 2007

22. Las cosas no son tan simples: 2010

23. Cabos, rabos y otros: 2014

 

Las tres novelas cortas

 

Las otras personas es la primera y es el título que Miryam Bustos Arratia1 le dio a este relato que publicó en Costa Rica en 1983 pero escribió en Chile entre 1970 y 1971.

 

Lo inicia con una cita de Marguerite Yourcenar, cuyo nombre de bautizo fue Marguerite de Crayencour (1903-1987), tomada de su novela más conocida Memorias de Adriano: 1951, epistolar  y biográfica, sobre la vida de este emperador romano, muchas veces novelado.

 

El motivo que sirve para iniciar la enunciación es un viaje, ese eterno elemento tan preciado por los escritores que ofrece múltiples y variadas perspectivas, desde cualquier punto, que se le mire. El viaje es separación, fin, dejar un pasado e iniciar un presente provisorio, por lo menos eso es lo deseado. Es dejar parte de la vida para comenzar otra, cifrada en las esperanzas, los sueños, los anhelos. Pero no solo es separación sino camino hacia nuevas metas, ilusiones, con la esperanza de obtener lo que no se pudo lograr antes. Por eso el viaje no solo es espacial, de negocios, de búsqueda sino de autodefinición, de intromisión, de reencuentro o de fracaso si lo deseado no se obtiene.

 

Este relato abre la virtualidad, a través del viaje, del reencuentro de los amantes Alfonso y Mónica, él hacia Buenos Aires y ella a España, dos años después de haberse separado. El viaje es el proceso de sus relaciones, entre lo real y lo aparente, entre jefe y secretaria, entre esposo y esposa, de otros. Ella es casada con Jorge y él también tenía esposa y otra, la segunda y posiblemente otras ocasionales. Pero es el final del relato porque la historia termina con la separación de ellos. Ella sigue hacia Madrid y él a Buenos Aires y se evidencia que durante sus relaciones amorosas ella fingía el placer que nunca llegó a tener, pues sus actos sexuales no llegaron nunca al orgasmo y él se lo confiesa, mientras que con Jorge, su esposo sí lo lograba. El desenlace llega, cuando él le pide que le confiese el método que emplea su marido para lograr el éxito sexual y ella se niega a descubrir el lenguaje sádico que usaba su marido para estimularla, mientras la acariciaba.

 

Este presente permite al lector conocer la intimidad de las relaciones entre ellos, sus puntos de vista. La cultura sexual del hombre, su concepto de la infidelidad y la de ella. El engaño visto por la mujer y el hombre y el placer ocasional frente al aprecio, la aceptación social, el parecer, la impotencia, el refugio, la ansiedad, la pertenencia, y el amor bajo diferentes matices. También se manifiestan las diferencias de la infidelidad para el hombre y la mujer según el rol de cada uno. Pero, a pesar de que por momentos se plantea la igualdad entre los dos sexos, desde la perspectiva de la infidelidad, lo cierto es que el código social, la estabilidad familiar, la institución del matrimonio priva sobre lo ilegítimo aunque liberador, lo social ante lo individual, lo aparente ante lo real, la conveniencia, ante el placer. Lo privado desnuda la impotencia del ser, no solo física, sino espiritualmente y los obstáculos de diferente naturaleza que impiden el viaje hacia la felicidad deseada.

 

Nos agradó la estructura del relato y la forma novedosa del diálogo en ambas formas, la tradicional con guiones y la nueva con énfasis en las letras y sin guiones o intervenciones inoportunas del narrador que permite que sean los mismos personajes los que desarrollen el relato según sus puntos de vista. Es como una película intertextualizada en una obra teatral. El viaje y la charla del avión y la cámara captando el arribo de Alfonso al aeropuerto y la despedida de sus familiares y ella imaginando, suponiendo, recordando y abriendo entonces el retroceso en el tiempo, reviviendo sus relaciones a través de una narración diálogo que se da entre ella, en letra corriente, y él en negrita (¿por qué no fue al revés?, resabios machistas o concesiones).

 

La segunda novela que viene en el libro le da el nombre de La tierra del Edén y la escribe entre Chile (1973) y Costa Rica (1976).

 

El motivo o pretexto es también un viaje: de Chile a Puerto Rico. También se maneja el complejo mundo de las relaciones entre personas, mujeres y hombres y el amor está de por medio y la familia, como núcleo, es el espacio emocional, social y económico de la novela. Lo que cambia aquí es que aparece en un contexto diferente: las diferencias económicas y culturales (ideológicas) y económicas de algunos personajes y los sucesos políticos de los años finales de los sesentas y primeros de los setentas.

 

El viaje a Puerto Rico ofrece una dicotomía clara: para Marta y el mismo Jaime era prometedor, mientras que para Esteban, el esposo de Marta y Marisol, la amante de Jaime era separación, fracaso, degradación, huida. El viaje nunca se realiza pero permite a los personajes desgranar sus anhelos, sus sueños, sus impotencias, sus sufrimientos. Tanto Esteban como Marisol, frustran el tan ansiado viaje, sobre todo para Marta que se refleja como la típica mujer superficial, consumista, soñando con el ideal gringo, del disfrute de la riqueza, del placer, de la frivolidad. Para Marisol significaba perder todo lo que soñaba y que nunca tuvo; por eso al igual que Esteban, intentan suicidarse y con ello frustran el viaje. Es la amante de Jaime que sueña con tener todo lo que otros, como Jaime tenían, hasta para ayudar a su padre enfermo y alivianar la extrema pobreza en que vivían.

 

Otro aspecto que envuelve el texto y es de enorme importancia, sucede cuando llega al poder Salvador Allende y con él el socialismo en Chile. Este aspecto lo representa Esteban y su familia que con gran esfuerzo y privaciones poseyeron una imprenta importante en Chile, y de la noche a la mañana, son desposeídos de todo y  quedan sin su patrimonio. Este es el motivo de su viaje al que se resiste Esteban, porque era como desairragarlo y cortarle sus raíces, secarlo, despersonalizarlo. Es el símbolo de la clase media chilena que el nuevo gobierno nunca supo mantener, ni comprender y que fue una de las causas internas del fracaso revolucionario, junto con el nivel educativo de quienes llegaron al poder sin preparación para el pretexto del movimiento. El descontento de esta clase y el boicot  de las compañías extranjeras y la ayuda de la Cía y otros aspectos propiciaron el golpe de estado llevado a cabo por Augusto Pinochet en 1973.

 

Excelente relato y técnicamente bien logrado. Es importante señalar que, al igual que en el anterior, el narrador casi no aparece o se mantiene oculto, tras los puntos de vista de los personajes y sus apreciaciones. Esto le da al texto un alto grado de verosimilitud y le permite brindar una visión de conjunto polifónica, multifacético, caleidoscopio, propia de la narrativa contemporánea.

 

La tercera narración le llamó Tábula Rasa y ésta la escribió en Costa Rica en el año 1975.

 

La dedicó a los "educadores". No es una novela. Utilizando la técnica usada por Myriam de la innovación, podríamos afirmar que el texto es una crónica ensayística biográfica pero no una novela. El mismo título es más explicativo que poético y lo que predomina en el texto es el discurso analítico, el predominio de las ideas, de la exposición, de la confrontación de tesis opuestas y un alto énfasis en la ironía.

 

El motivo inicial es también el viaje pero aquí sí se da. La enunciación que inicia la crónica utiliza una tercera persona que describe los primeros pasos de estudio de un joven chileno Inocencio Alberto Pizarro Hernández, inteligente, brillante y de gran éxito en los estudios, sin importar cuáles emprendiera. Para complacer a su padre inicia, en la universidad, estudios de derecho, pero pronto descubre que su vocación lo inclinaba hacia la literatura y llega a ser, años después, un excelente profesor de literatura española, con el grado de catedrático y puestos directivos importantes, en la administración académica. Es un hombre de éxito académico, admirado por unos y otros. Y le llega el amor, a través de una brillante estudiante, Elisa, y se casa con ella, sin pensarlo dos veces, no sin antes embelesarla con sus lecciones expositivas.

 

Poco tiempo después de casado, Chile comienza a sufrir una fuerte crisis económica, cuando arribó al poder Salvador Allende y eso obligó a los centros educativos a tomar medidas de reajuste presupuestario y cambios en los programas y currículos. Muchos profesores se sintieron coaccionados, en la libertad de cátedra y obligados a realizar cambios que no compartían. Esta situación motivó, a no pocos profesores, a trasladarse a otros países que no impusieran tales estrategias pedagógicas. Inocencio es uno de ellos. Tiene buenas informaciones de Costa Rica, estudia un poco sobre ese país centroamericano y se viene solo, en busca de nuevos horizontes. Si tenía éxito, traería a su familia, cuanto antes, a vivir en Costa Rica. Y digo que es biográfica porque este profesor se me parece a Raúl Torres y la joven Elisa a Myriam Bustos que precisamente llega después de él a Costa Rica (es solo una suposición).  

 

El regreso a este país, inicia el enfrentamiento de Inocencio con una "innovadora" estrategia pedagógica que iniciaba su aplicación en las dos principales universidades del país, sobre todo en la recién creada Universidad Nacional. Se trataba de la puesta en práctica de la pedagogía participativa o de la liberación que algunos, sobre todo teólogos de la nueva iglesia, trataban de cambiar los viejos y herrumbrados, según ellos, instrumentos de la enajenación, alienación, sometimiento, etc. que habían sido utilizados desde muchos años atrás. En síntesis la lucha por superar una pedagogía del oprimido, del sometido, del receptor pasivo, por otra pedagogía donde, repito, según ellos, el estudiante fuera sujeto del proceso, participativo, iniciador, engendrador. Para ello aplicaban el llamado núcleo generador, algo así como la máquina fantástica para iniciar el proceso educativo. Muchos son los defectos de esta posición superficial de la educación, el abandono, casi absoluto del pasado, la falta de preparación de quienes guiaban el proceso, la superficialidad de los planteamientos. Todo ello permitía al profesor asumir el papel pasivo que antes tenía el estudiante y al alumno el papel del profesor. El resultado era esperado. Lo que se daba era un intercambio de ignorancia entre unos y otros. La tábula rasa, de que sin proponérselo partían, estas posiciones pedagógicas no resistían el menor análisis aunque no fuera muy riguroso, y hacia esa tesis se dirige la crónica ensayística y biográfica de Myriam. El aquí y ahora se volvió insuficiente.

Este texto tiene una contextualización histórica cierta y a nosotros nos correspondió vivirla de cerca. La Universidad Nacional se fundó en 1973, precisamente, cuando en Chile era depuesto, por golpe de estado, Salvador Allende, el 11 de setiembre. Costa Rica recibe dos grupos de chilenos intelectuales, un tanto diferentes, desde el punto de vista ideológico. Los que salieron de su país, cuando Allende inicia su presidencia socialista y los que comienzan a llegar después del golpe, dado por Pinochet. Ambos fueron bien recibidos en nuestros centros educativos y de ellos, salvo muy insignificantes casos, solo cosas buenas recibimos, sobre todo, en el campo intelectual.

 

Si en otros tiempos, Chile había cobijado a muy variados e importantes costarricenses en su patria, tales como García Monge, Carmen Lyra, Joaquín Gutiérrez  Mangel que se casó con una brillante chilena, Elena Nascimento que me honró siendo alumna en un curso que impartí en La Universidad Nacional sobre Literatura Hispanoamericana, Isaac Felipe Azofeifa y muchos otros cuya lista se haría interminable enumerar, ahora éramos nosotros los que no tuvimos la oportunidad de beber en esas aguas del conocimiento anterior, los que los recibíamos y aprendíamos de ellos. La lista de ambos grupos es categórica, algunos nombres resaltan lo que afirmamos, Hugo Montes, Eladio García, Gastón Gainza, Juan Durán Luzzio, Carlos Santander, Myriam Bustos, Eduardo Montesinos (quien editó la obra que comentamos), Raúl Torres, solo para citar algunos de nuestra profesión. Unos se quedaron en Costa Rica y aún nos hacen compañía, otros regresaron a su país y los menos han muerto pero lo que sí estoy totalmente seguro es que ellos nos dieron, y nos siguen dando, lo mejor de sí y este país debe recordarlo siempre, como muestra de gratitud.

 

Por último debo agregar que la crónica que comentamos desde nuestro punto de vista no despertó en mí, como sí lo hicieron las anteriores, sinfrosine, afrosine, ni simpatía y menos empatía como novela, pero me ofreció el recuerdo de un tiempo lleno de ideales que algunos iniciábamos con entusiasmo y sinceridad. La discusión planteada en el texto se dio constantemente en quienes siempre creíamos y creemos que,

 

Un excelente programa, en manos de un mal profesor, será un fiasco. Pero un buen profesor, con un mal programa hará una excelente lección.

 

Y que, por más que se quiera minimizar el papel del profesor, a él se le paga para enseñar y, a pesar de que se aprende mucho del estudiante, los roles no pueden ni deben sustituirse. La enseñanza, al igual que la literatura, no nace de la nada. Es un producto, en el primer caso y una creación, en el segundo, que tienen sus referentes históricos, culturales (ideológicos) y biográficos. Todo cambia, se transforma, pero a partir siempre de un precedente. Al decir de Heráclito:

 

"Una persona no puede bañarse dos veces en el mismo río."

Debemos agregar. Eso es cierto, pero:

 

"Nadie que sea el mismo se puede bañar dos veces en el mismo río"

 

La cuarta novela publicada por Myriam Bustos Arratia, la llamó Traspié entre dos estrellas y se editó en el año 2009.1 En realidad es la primera novela, en importancia que publica esta escritora chilena ya costarricense.

 

Esta novela es una obra de madurez de esta escritora que ya pasa los setenta y cinco años de edad y con una amplísima producción intelectual.

La estructura formal de la novela es simple. La divide en setenta, así con palabras, partes y sigue un orden casi causal.

 

Está escrita con un lenguaje impecable y una sencillez intencional. Da la impresión de que se dirige a un lector ficticio especial, solitario, incomunicado, necesitado de comprensión y quizás como esencia de la literatura viviendo de quimeras existenciales. Desde este punto de vista es una novela sugestiva y positiva (y para no pocos será de autoayuda).

 

La obra bien puede catalogarse como biográfica. Se trata de la vida de un hombre ya cuarentón, agente de viajes en una empresa de esa naturaleza, llamado Enrique, que cuenta sus vivencias personales y las de otros, pocos personajes con quienes se relacionó en determinados momentos de su vida. Como toda obra de ficción es un embuste, una construcción, una visión de mundo, una nueva realidad, única e irrepetible pero como he señalado en muchas ocasiones, capaz de mostrar la más escondida y única realidad que existe.

 

La novela se inicia y termina de igual manera, como un círculo. Es el paralelo entre la "poesis", la creación, el embuste, "mi verdad" literaria y Julia, el ideal, lo creado y por lo tanto el engaño, la mentira, el embuste. Así Enrique abre estas dos virtualidades paralelas y las enfrenta a su vida real, referencial, de lector asiduo, inteligente, amante no solo de poetas reconocidos como César Vallejo (El título de la novela es elocuente), García Lorca, etc. sino de otros pensadores contemporáneos en áreas científicas de gran relevancia, tal el caso de psicólogo Daniel Goleman. Lo que la filóloga Kristeva llamaba intertextualidad. Es una persona culta en medio quizás de una numerosa cantidad de personas incultas, incoloras e insípidas. Sabe muy bien que para ser ignorante, torpe, "bruto" basta parecerse a la mayoría y mezclarse como uno más de ellos.

 

Éste es el conflicto central de la novela: ser o parecer y Enrique decide "ser" y ello lo obliga a separarse de las convenciones sociales enajenantes que desde niño aprendió en el catecismo y las mínimas prácticas sociales establecidas como correctas: casarse, tener una familia, vivir con otros, y todas las ya consabidas. Él se presenta como disfuncional en esa sociedad y escoge vivir pensando en Julia su ideal que apenas si oyó alguna vez pero que cree existió. Ésta es la motivación de su precaria vida pero llena de libertad y otras realidades que para él son de enorme trascendencia.

 

Empieza por separarse de Sussana, su  esposa, vivir solo en una casita pequeña y no cultivar más amistad que las visitas o conversaciones con su amigo Hernán que giraban alrededor de comentarios de familia y de libros de autogestión y en ocasiones sobre una Julia que Enrique creía que era "su Julia".

 

Luego de breves conversaciones su amigo se presentó a su casa con un regalo, un perro, que desde luego Enrique rechazó pero permitió bajo juramento pasar una semana con él y si no le agradaba, lo devolvería. Así se hizo pero el desenlace fue una estrecha amistad entre animal y hombre, a tal grado que se convirtió en la relación esencial en ambas vidas. El can de nombre Candorio. Se me ocurre pensar (y esto es gratuito y sin conocimiento que doña Myriam debe tener muchos perros y disfrutar su desinteresada y noble compañía)

 

La novela discurre entonces en encuentros ocasionales de Enrique con algunos vecinos que salen por las mañanas a pasear con sus cachorros, las pocas conversaciones con unos vecinos jóvenes, bulliciosos pero amigos, sobre todo Esteban de Julia, la historia de ella y Felipe, su esposo y la madre que la abandona con su marido, la historia de la otra Julia y su marido de nombre Enrique y su madre y la hija de éste con una empleada nicaragüense, ante de casarse con Julia, la muerte (el asesinato) de Candorio por un perro pastor vecino, etc., hasta llegar al final en una escena donde Enrique descubre el origen de "su" Julia.

 

En cada una de estas historias se da la misma situación: degradación, fracaso. Pareciera ser que la verdad radica en la misma esencia del ser humano: "ser y no saber nada y ser sin rumbo cierto". El precio por crear un proyecto humano con otro es muchas veces el peor de los sacrificios y si éste es un sometimiento total a las condiciones de un sistema impositivo, se convierte en un suicidio. Y la respuesta, la verdad, pareciera que aún tendremos que esperar mucho tiempo por ella.

 

La novela tiene como referente literario un cuento de la misma autora llamado Los ruidos de Julia, ya publicado tiempo antes. La problemática es la misma. Un sistema social enajenante sobre todo para las mujeres que las obliga casi a la esclavitud y a vivir una vida (¿'vida?) peor que la de un animal y lo peor del caso con la complacencia de muchas de las mismas mujeres y por supuesto, la de la mayoría de hombres que esa situación les favorece. Solo escapan aquellos que como Enrique tienen conciencia de esa injusticia y víctimas de lo mismo tratan de aislarse, incomunicarse como una solución que a todas luces tampoco es la mejor.  

 

Me agradó la novela. Sin grandes aspiraciones y autobombo, logra interrogar, reflexionar, inquirir sobre la condición humana, desde las más pequeñas cosas que hacemos y buscar sentido a ese anhelo por lo menos de quienes alguna vez se han puesto a pensar en su propia existencia.



1  Bustos Arratia, Myriam. Tres novelas breves de Myriam Bustos. Nueva Década, San José, 1983.

 

1 Bustos Arratia, Myriam. Traspié entre dos estrellas. Ed. Tecnociencia, San José, 2009.

Miguel Zúñiga Díaz (Miguel Salguero)

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MIGUEL ZÚÑIGA DÍAZ (Miguel Salguero)

(1933)

 

Miguel Zúñiga Díaz, más conocido públicamente como Miguel Salguero, nació el 1° de Julio de 1933 en Guaitil de Acosta de Pérez Zeledón. Su niñez la pasó en Aserrí, Desamparados que es el pueblo de toda su familia. Ha vivido en otros lugares del país. A los 14 años se enroló con los soldados de José Figueres para la revolución de 1948. Ha desempeñado muy diversos oficios: mensajero de correos, guarda fiscal, oficinista, pequeño industrial, agente vendedor, pulpero, periodista, guionista, director de la radio y televisión nacional, Diputado y se ha casado varias veces. En Costa Rica, se dio a conocer como cronista del periódico La Nación donde solía publicar una serie de reportajes de pueblos que él visitaba, crónicas, leyendas, biografías, aventuras, etc. También se destacó como fotógrafo. En los últimos veinte años ha escrito algunas novelas, casi todas de aventuras y con escaso valor literario.

 

 

LO QUE HA ESCRITO MIGUEL ZÚÑIGA DÍAZ

 

 

NOVELA

 

 

1. Jaque mate a la televisión: 1984

2. El bajo de Los Camachos: 1984

3. La república independiente de Chirripó: 1986

4. Joaquín Matatigres: 1989

5. A la casa del coyote: 1993

6. El primer hombre: 1994

 

 

CUENTO

 

1. El general de seis esclavos: 2006

2. Las historias de Aniceto Valderrama: 2006

3. El hombre del carromato: 2006

 

 

La primera novela que escribió Miguel, la llamó Jaque Mate a la televisión.1

 

Es una novela de aventuras, sin ningún atributo literario. El deseo de un norteamericano Mark Adams por poner a prueba un potente transmisor de televisión nuclear, de gran potencia, capaz de intervenir las trasmisiones realizadas por los canales nacionales y enviar a la teleaudiencia mensajes críticos contra lo que se esté ofreciendo en ese momento. Un periodista Ramón Acosta, geógrafo que conoce todos los caminos y lugares del país (el autor) y su esposa Mayra Jiménez se unen para realizar una guerra contra los mensajes dañinos (según ellos) que los canales brindan a los televidentes. Se ubican en una cabaña en Jericó y desde ahí comienzan a intervenir los canales, en momentos en que se pasaban anuncios sobre gaseosas, licores, cigarrillos, mensajes mentirosos de políticos en el gobierno, y todo aquello que atentara contra los "valores eternos".

 

Este propósito moralista es positivo pero improcedente, cómico, folclórico y un tanto pintoresco por no llamarlo superficial. No se debe tener mucho juicio para comprender que la lucha contra los efectos jamás podrán impedir las enfermedades, sino paliarlas. La televisión, como invento científico no es buena o mala en sí. Todo depende del hombre, del uso que se le dé. El ataque, si es que alguna vez se pudiera realizar, debería ser dirigido a los gobernantes, los dueños de los medios de comunicación masivos a través de leyes y una permanente campaña educativa. Transformar, desde la perspectiva del autor, es como eliminar la pobreza sin cambiar las estructuras capitalistas liberales de la sociedad, la injusticia social, la mala distribución de la riqueza. No bastan los buenos propósitos y deseos moralistas para que las programaciones permanentes de poder en las sociedades se trasformen de repente.

 

Por las anteriores razones la novela se convierte en una serie de aventuras jocosas entre un militar medio loco norteamericano y los tres mosqueteros que intervienen las trasmisiones televisivas. Al llegar a nuestro país los expertos en comunicaciones electrónicas de esa potencia, los buenos de la novela, comienzan a enviar mensajes cortos, críticos y trasladarse del lugar donde se origina la señal a otros. Así se trasladan desde Jericó a Monte Verde, de ahí a Las Juntas de Abangares en Guanacaste, luego al Arenal, y por último a Limón. Es un paseo turístico sobre diferentes partes de Costa Rica y un gringo tonto detrás de ellos hasta caer en una cueva minera abandonada y escenificar una serie de actos estúpidos, hasta que los mosqueteros dejan de enviar señales y un campesino con su hijo encienden el equipo y abren la señal interceptora y el señor se asusta y sufre un paro cardiaco. Por ello termina en el hospital y así la novela.

 

Si alguno desea conocer los trillos y veredas que comunican a los pueblos del país para evitar usar los tradicionales, le recomendamos leer la novela. Es como una tomadura de pelo. Es un buen deseo pero su enfrentamiento es superficial, moralista y pintoresco.

 

La segunda novela fue llamada, El bajo de los Camachos y la publicó en 1984.


Esta es a nuestro juicio la novela mejor lograda de este escritor. Desde el punto de vista literario es superior a todas las que publicó después. La obra presenta una estructura que supera el paradigma de la novela tradicional. Su linealidad causal desaparece y abre varias narraciones que se presentan simultáneamente y narradas por los mismos personajes. Así el lector puede irse enterando, en el momento en que va leyendo, de varias historias diferentes, ligadas a la visión total de un pueblo El bajo de los Camachos. Los diferentes puntos de vista, las diversas voces y visiones dejan ver un mural importante, un caleidoscopio, un mundo social completo de ese pueblo. Esta técnica propia de de la novela actual, evita la causalidad, la linealidad, las intervenciones innecesarias del narrador-autor, sus valoraciones, juicios y prejuicios y deja que los propios personajes narren, comenten, expliquen, vivan, sus propias experiencias vitales y su valoración de la vida y proyectos.

 

La narración parte de una enunciación de presente: un padre y su hijo, vendedores caseros, llegan a un pueblo a ofrecer a sus moradores su mercadería pero encuentran un caserío yermo, vacío, casi sin habitantes, un loco ambulante, unas casas bonitas y otras muy pobres, una iglesia, una escuela, unas fincas, una pulpería, un río y un puente en construcción. Es un pueblo solitario, sin árboles y con tierras rojizas partidas e improductivas, sin montañas, con fincas de pastoreo infértiles. Se nos parece esta escena, sobre todo cuando el padre entra a la pulpería y se pone a jugar dominó, al cuento de Juan Rulfo, Luvina.

 

No venden nada y no existe una persona que desee comprar algo. La estadía en la pulpería del padre y su hijo, es utilizada para esperar el bus que los traslade de ahí, a las tres de la tarde, como pretexto, y para contar, dialogar, esperar el terremoto que es previsto por el muchacho y la llegada e ida del loquito con sus frases incoherentes. Este presente enunciativo abre una serie de relatos que van desnudando el pueblo: los problemas hogareños, las desavenencias entre los esposos, los chismes, las supersticiones, las traiciones, las leyendas. La vida social de todo pueblo, narrada por sus habitantes, ingenuamente, sin tapujos, con inocencia y con una fina ironía que va descubriendo los diferentes problemas de esas gentes, desigualdad social, injusticias, ignorancia, doble moral y discurso de los políticos, los vivillos que se aprovechan de los campesinos, la tala de árboles, los engaños, las alegrías y tristezas de los lugareños. Tal vez algunos temas quedaron por fuera, tales como la religión, la educación (la iglesia y la escuela) pero lo  expuesto es suficiente para brindar una imagen crítica de un pueblo de Costa Rica.

 

La novela termina con el terremoto de Santa María y el deslizamiento de tierras (hecho histórico) que plantea irónicamente, con la posibilidad de un mundo mejor para esos pueblos, un terremoto pero no solo natural sino social, político, que elimine la corrupción, la injusticia, la improvisación, el oportunismo, el gobierno para unos, en fin, la política de moda: todo para mí, nada para usted. Pero queda en el mundo de lo deseado.

 

La tercera novela la llamó La república independiente de Chirripó1 y la publicó en 1986. No la conocemos.

 

Joaquín Matatigres es su cuarta novela y la publicó en 1989.

 

Igual que las anteriores es una novela tradicional, fonológica, lineal y sin ningún interés literario. El autor tiene como fin único contar, narrar las aventuras del personaje, utilizando su propia voz. No le interesa el cómo contar las aventuras sino ellas mismas. El lenguaje es el corriente, sin afán literario y las  técnicas narrativas son limitadas y de escaso servicio literario.

 

El personajes Joaquín Murillo, llamado Joaquín Matatigres, es presentado por el autor como histórico, real y al inicio da sus datos biográficos fundamentales para luego dejar que el mismo personaje cuente todas sus aventuras, sobre todo de cacería, desde los diez años hasta su vejez. A través del relato se va conociendo el personaje, su familia y amigos, los lugares donde habita, como El Vergel, lugares montañosos de la provincia de Guanacaste, Tilarán para ser exactos. Poco a poco se va consolidando el personaje por sus actos heroicos en un héroe de pueblo, admirado por todos y querido en el pueblo. El código es el corriente, valentía, coraje, hombría, hidalguía, osadía, arrojado, sin dejar de lado el ser mujeriego, parrandero, peleador, dicharachero y jugador. Estos últimos rasgos desarrollados como secundarios y a veces en menor grado, pero al fin y el cabo, presentes de una u otra forma. El muchacho empieza enfrentándose a los aparecidos, las luces de muerto y las manifestaciones de algunas leyendas como El Cadejos, con acierto y descubriendo los trucos de los que se aprovechaban de ellas por el simple hecho de tomar el pelo a los miedosos.

 

Otro aspecto de este tipo de novelas de aventuras es que el hijo ve en su padre la imagen positiva por imitar. El papá le sirve de ejemplo. Es como si se convirtiera en un clon, es el modelo por seguir y el héroe lo es en la medida en que va aprendiendo de su padre el oficio aventurero y el código expuesto antes, a través de sus propias experiencias. La mejor herencia de su padre es hacer y lograr que su hijo se parezca a él y mejor si lo supera.

 

Toda la novela está llena de aventuras con animales salvajes. Es como una guerra a muerte entre el cazador y la fiera, donde se pone a prueba la valentía y coraje del hombre, su inteligencia para enfrentarse al peligro y casi siempre el premio al acto heroico: cazar la presa, una buena cena con tragos y reunión de amigos.

 

La quinta novela la llamó A la casa del coyote y se publicó en 1993.1

 

Por el título se podría pensar que continúa con las aventuras de la cacería de la novela anterior pero solo lo es en apariencia, pues la novela sigue siendo de aventuras pero la cacería es de hombres, llamados coyotes que se encargan de pasar indocumentados a los Estados Unidos de América, a través de la frontera con México y cruzando el río Colorado.

 

En esta novela el personaje se llama Rubier y es hijo de Aquiles Barrantes y se inicia cuando este joven trata de pasar unos indocumentados por el río Colorado hacia EUA. Este momento presente lo lleva a recordar su vida y la de su padre, como ejemplo por imitar.

 

Rubier narra su vida desde la infancia, su adolescencia, hasta convertirse en coyote y ya viejo, en comerciante. Desde joven fue un muchacho aventurero, peleador, delincuente, jugador de fútbol, parrandero, irresponsable, hasta que decidió irse para el norte con otros habitantes del Valle del General y así comenzó su formación, como mojado primero, y coyote después, llegando a alcanzar fama, hasta en el ámbito latinoamericano, pues logró pasar a un chileno como ilegal a EUA y algunos guatemaltecos.

 

La novela está llena de aventuras variadas y relacionadas con ese trabajo ilegal. No escapan los encarcelamientos, las muertes, los ahogados, los chantajes, las traiciones, las muestras de solidaridad, los actos heroicos, las privaciones, las compras de autoridades corruptas, sobre todo mejicanas y costarricenses (prestamistas y contralores políticos y prestamistas), los sacrificios y los éxitos, todo movido por una sola meta: alcanzar el dorado, es decir llegar a trabajar a los EUA y amasar una fortuna para regresar a Costa Rica y vivir con su familia en mejores condiciones. Algunos lo logran pero muchos perecen en el intento y otros pierden sus ahorros en busca de este bien material más allá de su propia vida.

 

El personaje realiza más de sesenta viajes con indocumentados y deja patente de que en EUA existen más de cien mil costarricense que ingresaron ilegalmente a ese país. Es la zona de Pérez Zeledón la que más se ha destacado en ese comercio ilegal de almas.

 

La sexta novela se llamó El primer hombre y se publicó en 1994.2

 

Sigue siendo una novela de aventuras aunque éstas varían de escenario y tema. Ahora es la ciencia ficción la que se aúna con las grandes potencias, en ese momento EUA y Rusia para desarrollar un arma poderosa, sofisticada que consiste en una especie de videotape. Con ella el poseedor logra devolver un misil enviado en su contra el que lo envía. Envueltos en esta lucha por obtener las ventajas de la guerra y el poder, se ven los gobiernos de esta dos potencias y hasta San Pedro y San Juan, así como unas familias de negros de los EUA, sin dejar de lado a Adán y Eva que sirven de motor para realizar el inicio de la novela y enmarcar la idea de volver al paraíso terrenal y desandar el camino de la historia que había destruido, casi por completo, la naturaleza y hecho un gran daño a la humanidad. El personaje que posee los secretos de esa contra arma se llama Firesgood (buen físico), es el héroe  de ella y en él se centra la atención científico-ficción del relato.



1  Zúñiga Díaz, Miguel. Jaque mate a la televisión y El bajo de los Camachos. Ed. Imediex, San José, 1984.

 

1 Zúñiga Díaz, Miguel. La república independiente de Chirripó. Ed. Imédiex, San José, 1986.

1 Zúñiga Díaz, Miguel. A la casa del coyote. Ed. Universidad de Costa Rica, San José, 1993.

2 Zúñiga Díaz, Miguel. El primer hombre. Ed. Costa Rica, San José, 1994.

 

Samuel Rovinski Grüzko

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SA

 

 

MUEL ROVINSKI GRÜZKO

(1932-2013)

 

 

 Samuel nació el 28 de noviembre de 1932, en San José. Es hijo de padres judíos, Román Rovinski  y doña Dina Grüzko. Murió el día 01 de septiembre del año 2013.

 

Su educación primaria la realizó en la escuela Buenaventura Corrales. La inició en 1940 y la concluyó en 1945. Tuvo algunos problemas raciales por su origen. La maestra de  los primeros cinco años lo fue doña Hortensia Vargas y en el sexto grado, la Srta. Rojas. Desde la primaria escribió algunos trabajos en  un periódico para niños a nivel nacional.

 

La secundaria la hizo en el Liceo de Costa Rica de 1946 a 1950, cuando era director del plantel don Alejandro Aguilar Machado. En este tiempo colaboró con trabajos en el periódico Vértice, El Diario de Costa Rica, siendo director don Otilio Ulate Blanco y  también en  La Hora.

 

Los  estudios superiores los llevó a cabo  en el extranjero. Viajó a México  y en la Universidad Autónoma, durante los años de 1951 a 1957,  estudió Ingeniería Civil, donde obtuvo  la profesión de Ingeniero Civil, en 1956.

 

En 1955 se casó con  Sarita Gilberstein, quien nació en Costa Rica en 1934, licenciada en  Filosofía por la UNAM. De ella tuvo tres hijos: Benjamín, Phd. en bioquímica por McGill University, Yanina, Msc. en comunicación por Berkely University, y Leonor, Msc en traducción por Ottawa University; además cuatro nietos  (hasta hoy) Randall, Danielle, Mijal y Diana. Ha viajado por diferentes países del mundo y desempeñado otros tantos cargos diplomáticos, sobre todo en gobiernos de la Unidad Social Cristiana.

 

El padre de Samuel, don Román,  poseía un estudio fotográfico en San José, una zapatería y unas agencias de representaciones. En ellos Samuel lo ayudó  de niño y  aún de joven.

 

Don Samuel comienza a escribir  en 1960, una vez terminados sus estudios superiores, tres años después  de regresar a  su patria.

 

Ha viajado  por varios países y continentes, México, donde conoció y estrechó amistad con Miguel Ángel Asturias, Francia, donde residió por tres años con su familia y estudió cine, Venezuela, Colombia, Moscú, Montevideo, Estados Unidos, Cuba, Berlín, etc.

 

Ha ganado varios premios por sus obras literarias, cuento, teatro, ensayo y novela. Pero sus mayores éxitos los ha obtenido en el teatro, su género favorito.

 

Durante quince años trabajó como ingeniero civil y en esta carrera diseñó obras importantes.

 

Ha ocupado cargos variados sobre todo en universidades del país  y otras instituciones culturales, tales como: Profesor de Apreciación Teatral e Historia del Teatro en la Universidad de Costa Rica, por  dos años, Ministro Consejero de la Embajada de Costa Rica en Francia, de 1972 a 1975, Miembro de la Junta  Directiva de la Compañía  Nacional de Teatro, de 1976 a 1978 y de 1994 a 1995, Director Ejecutivo del proyecto  de la Plaza de la Cultura y del Departamento Cultural del Banco Central de Costa Rica, de 1975 a 1977, Presidente de la Asociación de Autores Costarricenses, 1976, Presidente de la Compañía  Cinematográfica Istmofilm, S.A., 1977 a 1985, presidente de Producciones Icaro, S. A., de 1986 a 1996. De mayo de 1996 a junio de 1998, ocupó el cargo de Subgerente General del Servicio Nacional de Radio y Televisión Cultural de Costa Rica, (SINART), Actualmente es productor del programa De escritor a Escritor, en Canal 13 y es el Director del Instituto  Centroamericano  para la Educación Audiovisual y  finalmente, en estos días fue incorporado  a la Academia  Costarricense de la lengua conjuntamente con otro escritor nacional importante, Fernando Durán Ayanegui. En la Universidad Nacional ha sido miembro del Consejo Universitario, de 1982 a 1985.

 

Se incorporó al Colegio de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica, en 1958.

Cursó un taller de cine en L'Ecole Louis Lumière, de París, de 1972 a 1973.

 

Actualmente reside en Costa Rica, en San José y sigue una vida muy activa en  el campo cultural, sobre todo en la actividad teatral.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ SAMUEL ROVINSKI GRUZKO

 

 

NOVELA

 

1. Ceremonia de casta, Premio Nacional Aquileo Echeverría de novela (1976).

2. Megalópolis Beta: 1973, publicada en el periódico Al Día, en entregas (1997). Es una novela de ficción política.

3. Herencia  de sombras: 1993.

 

CUENTO

 

1. La hora de los vencidos, Premio Nacional Aquileo Echeverría (1963).

2. La Pagoda: 1968.

3. Cuentos judíos de mi tierra: 1982.

4. El embudo  de Pandora: 1991.

5. El dulce sabor de la venganza: 2000

6. Un sitio para morir

 

TEATRO

 

1. La Atlántida: 1960.  Mención Honorífica en Guatemala, (inédita).

2. Cuarto Creciente: 1964

3. Los Agitadores: 1965. Mención Honorífica en Guatemala, (inédita).

4. Gobierno de alcoba: 1967. Estrenada por el Grupo Israelita de Teatro de Costa Rica. Texto para la ópera cómica, del compositor Carlos Castro, estrenada en el Teatro Lawrence Oliver  en 1992.

5. El Laberinto: 1969. Estrenada por el Teatro Nacional de Costa Rica.

6. Las fisgonas de Paso Ancho: 1971. Estrenada  por el Teatro Universitario de Costa Rica.

7. Un modelo para Rosaura: 1974 Premio Editorial  Costa Rica (1975). Estrenada  por La Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica. Premio Nacional Aquileo Echeverría, teatro (1975).

8. Los Pregoneros; 1978. Finalista del Premio Tirso Molina, España, fue publicada por El Teatro Nacional de Costa Rica (1990).

9. Los intereses compuestos: 1981. Estrenada por el Teatro de La Colina en 1985. Publicada por el Teatro Nacional de Costa Rica.

10. El martirio del pastor: 1982. Finalista del Concurso  Casa de las Américas, La Habana.  Publicada por EDUCA en 1983.

11. La víspera del sábado: 1984. Estrenada por el Teatro Nacional de Costa Rica.

12. Gulliver Dormido: 1985. Estrenada y publicada  por el Teatro Nacional de Costa Rica.

13. El embudo de Pandora: 1991

14. Big Bang: 1993. Estrenada por El Teatro La Comedia, Costa Rica y  fue  presentada en Chile en agosto de 1993.

15. Un trágico tico a pesar suyo: 1994. Es una adaptación de la obra de Anton Chejov y la estrenó La Compañía  Nacional de Teatro de Costa Rica.

16. Mister Piggs: 1998. Será estrenada  en agosto de 1999 por La Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica.

17. Génesis: 2006.

18. El Almuerzo: Es una adaptación de un cuento de Somerset Maugham y está inédita.

19. La Aventura

20. La Colección

21. La pulpera de la esquina

 

ENSAYO

 

1. Cuarto Creciente: 1964 autobiografía novelada Premio Nacional Aquiles Echeverría: 1964, ensayo.

2. Política Cultural de Costa Rica: 1976.

3. La dramatización de lo inmediato: 1999.

 

CINE

 

1. La guerra de los filibusteros: 1981. Documental para Istmofilm, de Costa Rica, 16 min. 2. Pork biano ia de bronce en Internationa orklm Festival: 1982, New York.

3. Eulalia: 1987. Guión para largometraje de ficción para la Compañía Cinematográfica del Istmo, S. A.

4. Las Fisgonas: 1989-1990. Guiones para la televisión Serie. Estrenada por Canal 7.

5. Five against the sea: 1991. Guión para cine, Paradise Productions.

 

Ceremonia de casta fue publicada en 1976 y es la primera novela escrita por Samuel Rovinski Gruzco.1

 

Es desde nuestro punto de vista, la novela más representativa de esta generación, tanto a nivel nacional, como hispanoamericana. Sería de mucha importancia para la literatura comparada, realizar un estudio de la novela del norteamericano William Faulkner (1897-1962), Mientras Agonizo: 1930  y novelas hispanoamericanas como La muerte de Artemio Cruz: 1962 de Carlos Fuentes (1929), Pedro Páramo: 1955, de Juan Rulfo (1918), perteneció a la generación anterior, la de 1942, Noche en vela: 1968 de Rima  de Valbona (1931) y Ceremonia de casta: 1976 de Samuel Rovinski Grüzco (1932). Los parecidos técnicos y temáticos son de enorme importancia, sin que ello desvalorice literariamente cada una de estas obras.

 

Ceremonia de Casta es un título que no abarca ni podría hacerlo, la enormidad técnica y temática de esta novela. La ceremonia es el acto, a manera de rito, con que Juan Matías, reúne su descendencia alrededor de la mesa, durante todas las tardes, para tomar café y magnificar el rito que lo entroniza como el sumo sacerdote de su propio clan y recuerda su poder vertical sobre cada uno de ellos, no es más que la apariencia de una tragedia mayor: la conciencia, el conocimiento cierto de que todo ello no es más que eso, un ritual, un formalismo, un espejismo, una apariencia. Lo de casta, que evoca las famosas y poderosas castas de la india, no es si no, un cascarón, una ilusión, una costumbre, un espejismo que conforme se va desarrollando la novela, se va evidenciando como una realidad vencida, aparente, una especie de cadáver.

 

Quizás lo más importante de contrarrestar, para comprender la novela, es el mundo aparente, superficial, del ritualismo de Juan Matías, su esposa Beatriz, de apellidos poco ilustres, según su esposo, sus seis hijos, esposas e innumerables nietos, así como Rosa María, la campesina y su hijo, el bastardo y otros miembros como el tío Manuel y lo oculto, lo irreal o lo superreal, por lo tanto lo único real, la conciencia de lo aparente, representados en los sueños de Beatriz, la impotencia sexual de Juan Matías, el bastardo, la muerte de un grupo social, su decadencia, su reiteración ahistórica, su circularidad.

 

La novela, en el tiempo cronológico, quizás no va más allá de un día, es la agonía del gamonal, del cacique, del paterfamilias, del sostén económico de toda la familia y sus descendientes pero también, del reconocimiento de su impotencia, de su pobreza espiritual, su hipocresía, su fracaso personal y con él, de una u otra manera, de toda su familia, incluyendo al hijo de Rosa María, que lo odiaba y deseaba su muerte, no para superarlo en sus proyectos personales y de grupo, sino por el simple placer de verlo morir, por vengarse de él, por haber recibido incontables humillaciones, sus castigos (como el de la pecera), del ultraje a su madre, de su abandono, etc. Y aún más, el de su esposa Beatriz, que a pesar de mantener las apariencias de mujer sumisa, fiel, respetuosa, no lo quería y en sus sueños le engañaba con Manuel. Juan Matías así, se convierte en un pobre diablo, que daba compasión, tristeza, dolor y que nos recuerda a Pedro Páramo y Artemio Cruz, ya a punto de morir. Es la vivencia de la muerte, a través de la agonía del poderoso, porque tiene dinero y es dueño de vidas y haciendas, de los rituales acompañados con vinos finos, comidas europeas y ostentaciones. Todo ello no es más que carencia de vitalidad, de proyectos importantes para él y para la sociedad. Todo su poder se centraba en el dinero y su apego a la vida, su desesperación por la idea de morir y dejar su riqueza en descendientes que no se la merecían, perder todo y saber que aún sus hijos y su esposa esperaban, con ansia, su muerte.

 

Muchas son las formas cómo el patriarca o hacendado, se hacía poderoso y era respetado por todos. El apego a una especie de rectitud, la apariencia de una conducta irreprochable, la práctica de la religión oficial, en este caso la católica, con todas sus hipocresías que el pueblo valora como positivas, tales como ir a misa, comulgar, dar limosna, formar parte de las directivas comunales de bien social, etc. Asistir a los lugares públicos y saludar a los campesinos, aceptar ser dedicado de partidos de fútbol, asistir a los entierros de niños y algunos trabajadores pobres de importancia, ser padrino de los hijos de los trabajadores y en los turnos comerse un tamalito, junto a los ciudadanos o un plato de olla de carne, sin importarle si después debía acudir al médico para limpiar su estómago más acostumbrado a los vinos franceses.

 

La casa, su cárcel, donde guarda con siete candados, no sólo sus riquezas, sino la ceremoniosa vida de actos intrascendentes, que no representaban más que la guarida de su propia impotencia, tras rejas y barrotes de hierro, cerca de sus haciendas y beneficios de café o construidas en los barrios ricos de la capital, es un símbolo para este grupo cafetalero. Solían ser grandes, de enormes corredores y enormes jardines, fuera y  dentro de ella, sus ventanales eran altos y sus puertas gruesas y siempre cerradas que daban la impresión de no ser habitadas y hasta temidas por los mismos ladrones, de grandes habitaciones y cuartos con enormes camas de maderas preciosas, sin que faltaran cómodas talladas, espejos espaciosos y arañas traídas de Europa, por sus hijos que viajaban junto al café a estudiar, sobre todo, Derecho, para defender, a su regreso, sus propiedades, sus haciendas y sus inversiones y por qué no sus robos. Aún hoy solemos encontrar, en San José casas de este tipo, sólo que convertidas en oficinas de abogados o de turismo, empresas comerciales o industriales; en Heredia se les ve de lejos, desde la calle, muy bien pintaditas, con grandes potreros y jardines, junto a la iglesia que algún día fue de su propiedad, hasta con bancas, sobre todo las primeras, con sus nombres reservando así el lugar para sentarse, cuando asistían a la misa dominical. Sí, la casa es un símbolo de la decadencia de un grupo, de la ostentación, de la riqueza producida por el grano de oro y la pobreza de los trabajadores y en San Joaquín las podemos observar convertidas en restaurantes con viejos patios (hoy parqueos) para secar el café, lavarlo y echar la fetidez de su caldo a los caños que llegaban (y llegan) a las acequias y éstas, a los riachuelos y ellos a los ríos y por fin al mar. ¡Qué importancia podría tener esto si el país se llenaba de riqueza y era hasta capaz de construir un Teatro Nacional para que asistieran las esposas e hijas de los gamonales a compartir su ignorancia y aparentar cultura que no tenían sino en apariencia o de guía turística, mientras los campesinos que por alguna necesidad visitaban la capital y pasaban al frente de él, se santiguaban pensando que era una iglesia y Beethoven y Calderón de la Barca, dos santos que la custodiaban! Y qué decir de la construcción de las iglesias, con sus limosnas y el trabajo increíble de los pueblerinos que eran capaces de traer una piedra de Cartago y llevarla hasta San Joaquín en carreta, para construir templos que hoy son reliquias y punto de llegada, exigido por los guías de turismo, para que se extasíen en  su contemplación.

 

Y lo más importante, en la novela no se vislumbra, ni a nivel de los personajes, ni del sujeto de la enunciación primaria, una salida a la muerte de Juan Matías y con él el grupo cafetalero o su casta. El bastardo por más que descubre la apariencia de su padre y su propio fracaso, no es una alternativa para superar cualitativamente, el estado social que deja la muerte de Juan Matías, no tiene proyecto y no representa a nadie que no sea su propia e individual venganza. Sus hijos y nietos, por más que representan un abanico grande de posibilidades, están más llenos de dudas, incapacidades e individualismos que ideas y proyectos de reformas sociales importantes para el país. Están más atentos a su herencia que a otras inquietudes positivas, que de todas maneras no tienen. Y queda un personaje, que quizás sea el más indicado para simbolizar el cambio estructural de la sociedad, que se llama Pedro y representa los más nobles ideales del pueblo pero muere y con él toda esperanza. Además de que el pueblo, por su propia ignorancia, por  tener poca conciencia y organización, se avenía al estado de cosas existente, se conformaba con comer y vivir más o menos bien. No tenía grandes aspiraciones, así fácilmente se convirtió en aliado de los ricos y defensor del modelo social y político que estos crearon para su propia comodidad.

 

 

El mito del paraíso, de la felicidad, del lugar ameno en el campo, de la falta de conflicto entre los hacendados y los trabajadores de la tierra, en esta novela, se descubre, se evidencia, se desencarna, sale a flote, se hace evidente. Si en las novelas anteriores a esta generación, los hijos de los gamonales deshonraban a las hijas de los trabajadores y las dejaban desvalidas, en ésta es el propio gamonal, tal conducta, antes, se veía como una aventura, un desliz, un pecadillo de un muchacho alocado. Aquí no, el bastardo, hijo de Rosa María, cobra importancia y es acontecimiento de primer orden en la novela y su significación a pesar de que no va más allá, de la suplantación a su padre, Juan Matías, cobra relevancia porque se convierte en una conciencia señaladora, deslegitimadora.

 

Lo expuesto someramente nos permite observar una novela cíclica, reiterativa, circular, casi se repite lo mismo. Es un laberinto sin salida, por cualquier camino que se escoja se llega al mismo lugar. Los poderosos, los ricos pueden cambiar de ropaje, sus fincas o haciendas se pueden convertir en urbanizaciones, pero los cambios cualitativos que exijan algún sacrificio de su riqueza, por más pequeño que sea, no lo van a permitir de ninguna manera. Por eso, la generación de 1957 que siente en su propia carne la muerte de sus ideales, sufre, se desgarra describiendo, narrando, desentrañando las falsas promesas de los políticos  y la realidad social que se creó, después de la "revolución del 48". No fue más que un "quítate tú para ponerme yo". Si antes los gobernantes, puestos por los cafetaleros en el club Unión, mantenían un aparente país, llamado oasis o remanso de paz, sin alterar la división social entre quienes poseían el dinero y el poder político, y los que no tenían riqueza, después de l948, tenemos un país democrático, porque existen elecciones cada cuatro años, no hay fraude electoral, creamos un tribunal electoral que cuenta los votos, un país sin ejercito, por que existe otro, los maestros, por eso los políticos repiten hasta la saciedad que "en Costa Rica hay más maestros que soldados". Es cierto que apareció, se le abrió espacio a la llamada clase media, se nacionalizó la banca, se abrieron las fronteras hacia el exterior, pero el poder económico, así como el político siguió en las mismas manos y la distribución de la riqueza sigue siendo cada día más desigual. Los pobres siguen siendo, hoy más pobres, la clase media tiende a empobrecerse y ya no le alcanza para mantener la sociedad de consumo desmedida, al estilo de Norteamérica y la globalización económica atenta contra los bienes del estado y los políticos se hacen de ojitos para ver cuándo se duermen los pocos defensores de nuestras riquezas, para hacer su agosto y satisfacer su voracidad desmedida hacia la riqueza.

 

La segunda novela publicada por entregas en el periódico Al Día, Megalópolis Beta en 19711. No la conocemos.

 

La tercera novela recibió el nombre de Herencias de sombras y la publicó en 1993.2

 

Herencia de sombras es una excelente novela desde cualquier óptica que se le analice. Es una continuación de su primera novela Ceremonia de Casta. Pertenece a la novela polifónica. Su estructura es sencilla. Está compuesta de seis partes sin título alguno y cada una de ellas se configura por diferentes puntos de vista o voces que obedecen a la necesidad de introducir personajes o acontecimientos en forma simultanea y respetando cierta linealidad arbitraria pero consecuente con la estructuración del relato.

 

Lo más sorprendente de la novela y que ofrece gran calidad literaria, verosimilitud y objetividad al relato, independencia a los personajes, profundidad psicológica y mantienen interesado al lector, intrigado, despierto, anhelante, sumergido en las peripecias de los personajes y sus intrigas, es el tratamiento del narrador. Y es que este elemento es el causante directo de una novela, tanto la  fútil, como una sobresaliente.

 

El narrador participa poco y prefiere dejar a los personajes que lo hagan y si prefiere hacerlo desde esa instancia, se aleja lo más posible y se convierte en una especie de intermedio, vehículo para dejar saber al lector, sus congojas, pensamientos, sufrimientos, desdenes, dudas. No participa de esas particularidades, no opina, no invita al lector, no da señales, no toma partido, no forma alianzas con el lector y no le mantiene informado más que lo que saben y dicen los personajes. Esa estrategia es su éxito. Por ejemplo, cuando Raúl regresa a su mansión, luego de una de sus infidelidades con Blanca, piensa cambiar, regenerarse, rescatar su hogar y él mismo de la ruina espiritual en que ha caído, sin percatarse de que su esposa ha recibido una carta anónima de su otra amante Susana, donde le entera de sus aventuras sexuales y desvaríos amorosos. El lector conoce más que los personajes, como es de esperarse pero el narrador no opina, se mantiene al margen y deja que Raúl se enfrente a su esposa en una escena posterior. Y a pesar de que la novela utiliza el suspenso propio de la novela policíaca, el narrador deja la historia transcurrir por sí sola, sin adelantar acontecimientos o informar al lector sobre posibles asesinos. El crimen se mantiene hasta el final sin dilucidarse, aún más, nunca conocemos el autor intelectual del crimen, aunque sí las razones y los implicados: políticos, narcotraficantes, traficantes de armas, la CIA,  el gringo Bull, los contras, los gobiernos militares de algunos países centroamericanos, los empresarios corruptos (los nuevos ricos del país, banqueros, globalizantes, etc.)

 

La novela mantiene una estructura policíaca, pero solo como pretexto para denunciar, ofrecer la degradación de dos estirpes, castas, Los Matías, y Los advenedizos, Los Alfaros, el bastardo, y con alusiones a los Rodríguez de Alajuela. Desde esta perspectiva la novela se comporta como histórica a pesar de no referirse abiertamente a hechos históricos. Conocemos claramente que se trata de un lapso de tiempo que podríamos verificar como parte del gobierno de los sandinistas en Nicaragua, después de la revolución y su triunfo electoral, el gobierno de Luis Alberto Monge en Costa Rica (1982-1986) y los inicios del gobierno de don Oscar Arias (1986-1990) y alusiones a los años sesentas de efervescencia universitaria política e ideológica así como a la colonia alemana, el fascismo y la identificación por ellos de parte de León Cortés. Hay otra novela escrita en la misma época por el joven novelista y periodista Carlos Cortés Zúñiga (1962), llamada Cruz de olvido: 1998 que novela algunos acontecimientos similares a los aquí comentados. La conspiración propia de la novela, en la cual participa indirectamente el padre de Manuel y Catalina, don Pedro Matías, el patriarca, y por la cual lo asesinaron es la trama que envuelve todo el relato, pero este marco sirve de fondo para desgranar, desnudar dos familias de abolengo, muy ricas a través del tiempo, desde la vida patriarcal, ceremonial, de respeto e idolatría al apellido, al honor, a la conservación del buen nombre, al apego a la familia y su código cristiano, vertical, de rectitud hasta llegar a un estado de terrible degradación de los descendientes, la búsqueda de poder, de la riqueza, de la ostentación, del maquiavélico precepto de que el fin justifica los medios. Por ello la gran tragedia que llevan algunos personajes los convierte en algo más que desdichados, el tenerse lástima ellos mismos de sus propias acciones. Don Fernando, en la familia Matías y Catalina en Los Alfaro, hijos de don Juan, el bastardo, son dos símbolos de esa tragedia. Luchan por mantener el ideal del buen nombre, del honor y hacen lo indecible por ser consecuentes con su código moral, pero los hechos, la realidad, los conducen a la triste aceptación del silencio, del deshonor. Don Fernando traiciona y engaña a sus hermanas con la venta de la finca El Poró, a instancias del hijo Raúl, acuñado en el nuevo código del todo para mí y nada para los otros, y Catalina, la luchadora por dilucidar la corrupción política y la participación oficial en los acontecimientos ocurridos en Nicaragua, bajo la tolerancia solapada de los políticos de turno y que se calla y deja la denuncia y la investigación cuando su hermano le entera de que su padre fue asesinado por saber mucho de esos negocios y por haber mantenido relaciones comerciales con Mr. Bull. La degradación no puede llegar más bajo para ella.

 

Todo lo demás, la desintegración familiar, la falsedad, la hipocresía, el guardar las apariencias, la ostentación, las riquezas de fantasía, las mansiones, las infidelidades, los negocios turbios, los engaños, las falsas promesas, los crímenes del bajo mundo, los matrimonios por conveniencia, los divorcios, los hijos desteñidos, la rutina enervante de los ricos y sus ceremonias de páginas sociales, forman el condimento apropiado para darnos esa visión de muerte, de desdibujamiento, de tragedia de una clase social que pierde su ropaje de domingo para embarrialarse en el charco de la corrupción de las nuevos tiempos, amparados en la impunidad. No sólo la ciudad, los edificios, las mansiones, sufre los embates del tiempo y la mezquindad del hombre y su desenfreno por el poder y el dinero, también los hombres, que son el sujeto de la historia, se transforman, se envilecen aún más, se destiñen y pierden todo ropaje de distinción. Ya no hay reliquias, el pasado importa un bledo. Hay que saludar a los magnates de la globalización, de la apertura, de la entrega de nuestra riqueza, del bienestar, de la riqueza, no importan los medios y lo que se tenga que entregar. El honor, la patria, la soberanía, el buen nombre, el futuro de nuestros hijos y nietos, a la larga ni en los museos tendrán cabida.

 

La nueva hornada de ricos los representa Raúl Matías:

 

"En el ambiente de lujoso esparcimiento del condominio, su país se le hizo pequeño y soñó con expandir sus negocios por las principales capitales del mundo.

En sus ensueños, se veía como un tiburón de las finanzas, desplazándose en aviones, helicópteros y yates hasta los confines más remotos, temido y respetado por sus iguales, con su foto en las revistas de los ricos y mafiosos,(perdón esto lo agregué yo) famosos, rodeado de estupendas beldades."1

 

Y resaltaba aún más su código financiero:

 

"Sin embargo para ser un  tiburón de las finanzas tenía que probar fortuna en los grandes mercados internacionales del capital y olvidarse de su diminutivo y casi desconocido país.

Wall Street no toleraba las pequeñeces, las malas conciencias ni los melindres nostálgicos por la Patria, el paisaje, la comida, los amores, la familia o los amigos".2

 

El párrafo anterior define con claridad las dotes, el modelo anhelado de los nuevos ricos. El lector puede fácilmente crear su propia lista. Tal vez la real no sea tan numerosa pero los aspirantes forman legión.

 

La novela termina con la muerte de Beatriz, la matriarca, el último bastión de la casta y de una época. Con su desaparición solo quedan las sombras, los recuerdos, el dulce encanto de una oligarquía olorosa a café, abolengo pero con apego a lo nuestro, al honor, al nombre, a la distinción y por qué no a la hidalguía. Como dice don Alberto Cañas Escalante, las graderías de sol ocupan hoy los puestos de mando en nuestro gobierno, sobre todo en la Asamblea Legislativa. Habría que agregarle que, para nuestra desgracia, la mafia con plata, ignorante y arrogante, y la inteligente, hoy conduce y es dueña de nuestro destino y el de Costa Rica.

 



1 Rovinski Grüzco, Samuel. Ceremonia de casta. Ed. Costa Rica, San José, 1989.

1 Rovinski Grüzco, Samuel. Megalópolios Beta. Periódico La Hora, San José, 1971.

Flory Chaves Quesada

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FLORY CHAVES QUESADA

(1932)

 

Flory Chaves Quesada nació en El Carmen, San José Centro, el día 12 de marzo del año 1932 y vivió en uno de los barrios históricos de San José, Aranjuez. Es hija de don Joaquín Chaves y la señora Sofía Quesada. Los estudios primarios los realizó en instituciones importantes de la capital. Es doctora en Filosofía y profesora de esa disciplina en Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica desde 1978. Catedrática de esa institución educativa. Estudió además, Educación y Economía y Pintura con el profesor José Ureña Monge, de escultura en la Casa del Artista y de ballet con Roberto Snowball y Teresita de Marsdem. Habla varios idiomas. Ha escrito y publicado varios poemarios y uno sobre crítica literaria: Juana de Ibarbourou, una visión filosófica (2000). Tiene además publicados abundantes artículos y ensayos en diferentes revistas costarricenses y la revista Studi Sciacchiani de Génova, Italia.

 

Ha realizado varias exposiciones artísticas. La primera (1958-1959) en Quezaltenango y durante los años, 1987, 1988, 1989, 1990, 1991, en varias instituciones del país, como el Banco Nacional de Costa Rica, la Galería de Arte de ese banco y la Universidad de Costa Rica.

 

Publicó una antología biográfica de su padre: Un hombre, un pensamiento. Joaquín Chaves Barrientos en sus fuentes: 2006. Fue una edición únicamente de 60 ejemplares.

 

LO QUE HA ESCRITO FLORY CHAVES QUESADA

 

 

NOVELA

 

1.   Aurora Alvarado: la ruta de un destino: 1997

2.  En el umbral: 2003

3. Piscis: 2003

4. Tierra Virgen: 2010

 

CUENTO

 

1. Cuentos del crepúsculo: 2008

 

POESÍA

 

1. Canto a la vida: 1991

2. Fuego Sagrado: 1992

3. De amor y dolor: 1993

4. Cántaro Roto: 1994

5. Cruz y misterio: 1998

6. Ritmo Vital: 1999

7. Amareto: 2003

8. Ámbar: 2008

 

 

Aurora Alvarado: la ruta de un destino es la primera novela que ha escrito Flory Chaves Quesada y la publicó en el año 1997.1

 

Es un documento biográfico, una crónica, tradicional, logocéntrica, causal. Está narrado en primera persona, descrito desde un tiempo narrativo posterior al enunciado. El presente es de adulto y evoca el pasado, desde el origen, su nacimiento en un pueblo de la capital, Aranjuez. No cita fechas, ni escuelas o colegios donde estudió. Es una evocación de lugares que describe, referentes históricos y físicos que tienen que ver con su vida de hogar y los alrededores de su barrio, sus primeros trabajos, sus jefes, sus relaciones con su madre y su padre a quien admiraba e idealizaba. A su madre le reprocha no haberla dejado escribir poesía. Su historia es evocada desde dos espacios concretos, Aranjuez, y Guanacaste, donde solían ir de paseo y terminaron comprando (su padre) una hacienda de ganado en donde pasó algún tiempo, pero casi no describe ese lugar, solo lo hace sobre las costumbres, las comidas, las canciones, a pesar de ser propietarios por más de cuarenta años. Le interesa más bien la participación de su padre en el logro de la construcción de la carretera y el desarrollo del pueblito de Huacas, cerca de la playa Conchal. Se entretiene más en San José, y sus trabajos, los profesores que tuvo y sus enseñanzas, sus compañeras de estudio y por fin, sus estudios universitarios, su graduación en Filosofía y su trabajo como profesora en la universidad. Termina su crónica biográfica afirmando que su papel de soltería fue satisfactorio porque tuvo muchos hijos (de otros, pero vistos por ella como propios) y desempeñó con acierto el papel de madre de un hogar y que eso la realizó. Es un final positivo.

 

La segunda novela que ha escrito Flory Chaves Quesada la llamó En el umbral y la publicó en el año 2003.2

 

Esta segunda novela de Flory Chaves Quesada es también de corte tradicional, sencilla, causal y lineal. Es la historia de una mujer, Eugenia, una muchacha de clase media, de un hogar corriente, simple: un padre italiano y una madre costarricense, con tres hijos. Eugenia es la mayor, le sigue Samanta y luego Rodolfo, viven en San José casi pobremente. Cuando termina Eugenia sus estudios primarios decide trabajar y gracias a una amiga, Mireya, consigue trabajo en un bazar situado en el Mercado Central, luego de un tiempo lo hace en otra tienda en la Avenida Central y por último en una comercializadora de chocolates. La vida que lleva es corriente, bajo una rutina puntual, sin aristas, sin contratiempos, sin grandes acontecimientos, llana, nada sobresale en ella: unos estudios de pintura y otros, los menos, de computación, un noviazgo fracasado y una amistada con Jorge, compañero en la academia de arte que se convierte en una boda intrascendente. De este matrimonio nace Enrique y pareciera que ahí comienza la tragedia de Eugenia y su esposo. Se desarrolla una relación de dependencia con su hijo que la lleva a la posesión de la vida del joven, hasta que lo casa con Lucía, su sirviente y esta mujer humilde, en apariencia, logra hacer de Enrique su alter ego y con él abandona a sus padres y se distancia de ellos, los desprecia y por último, los encierra en un asilo. Solos, aun entre ellos, Eugenia en un pabellón y Jorge en otro, solo esperan la muerte que llega primero a Jorge y luego a Eugenia. Precisamente con esa muerte termina la novela.

 

Se podría especular y poner de relieve, que la unión familiar, tal cual se desarrolla en esta sociedad, en muchas ocasiones, produce el fracaso del proyecto humano, tanto en hombres como en mujeres, sobre todo en éstas pero no encontramos en la novela indicios para concluir que haya esa crítica intencional. Creemos que el realismo con que se narra la vida de Eugenia desde un narrador omnisciente, muy cercano a ese personaje y que en ocasiones hasta utiliza la primera persona, al referirse a los lectores, la sinceridad con que se presentan los hechos y los múltiples comentarios del narrador, inducen a pensar que la estructura es latente y no intencional. Es consecuencia de lo ocurrido y por lo tanto se mantiene en el nivel de lo inconsciente.

 

Los elementos que motivan ese fracaso, como proyecto humano de la pareja y el hijo, tales como la educación formal recibida, las programaciones moralistas y religiosas, así como el código familiar y las relaciones de poder verticales, entre padres e hijos, la rigidez de una sociedad machista, de doble moral, el reclutamiento de la mujer en la casa y para la casa, cuyo complemento, son los deberes del hogar, tener hijos y servir al marido, hacen un paradigma propio para el fracaso humano. Máxime si la sociedad es degradada y degradante y ofrece pocas expectativas a la mujer (también al hombre) para realizarse como persona y en unión de pareja. Todo esto, ahumado a una fuerte sobreprotección de la madre, un amor alienante, por parte de ella, con respecto a su hijo, una relación enfermiza de enajenación que convirtieron a su hijo en un monigote con profesión, inmaduro, dependiente, incapaz de resolver sus más mínimos problemas pues era ella la que se los resolvía, una relación envolvente, propia de padres (sobre todo de la madre por sus hijos) que desean que sus hijos realicen los proyectos que ellos nunca pudieron llevar a cabo, o los realizaron incorrectamente, llevaron a este hombre a ser presa fácil de una empleadita ambiciosa e inescrupulosa, en un principio, aliada de su madre, para mantener bajo su poder al hijo, según ella. No conocemos al final, la historia el éxito o fracaso de esa pareja pero es de suponer que debería ser igual al de Eugenia y Jorge que quiso encontrar en sus últimos días la comprensión en Cristo y murió degradado, en una absoluta soledad e impotencia.

 

La novela, sin llegar a ser un dechado literario, tiene la virtud de presentar unos personajes simples, llanos, casi sin problemas, ayunos de grandes tragedias, sin problemas existenciales, rutinarios, muy parecidos a los que diariamente conocemos, pero que dejan entrever el enorme fracaso de sus exiguos proyectos humanos. Aún en la no vida, en su misma enajenación, sin ellos percatarse, fracasan y esto los convierten en personajes todavía más empequeñecidos. Su misma carencia de tragedia los evidencia como personajes trágicos, que viven su "no vida" y mueren en su misma soledad, irremediablemente. Su tragedia consiste en no tenerla, no sentirla, no conocerla, no ser conscientes de ella y morir en un asilo, al lado de otros, iguales que ellos, sin ninguna esperanza. Ni siquiera anhelan la muerte. 

 

La tercera novela la llamó Piscis y la publicó en el año 2003.1

 

Es una novela similar a las anteriores. Tradicional y monofónica, con clara participación del narrador omnisciente como eje de mando del discurso narrativo.

 

En ella la vida de los personajes de clase media y campesinos se torna intrascendente con excepción a la de Juan Vicente, el pintor que cobra algún relieve, sin llegar a nada sobresaliente en el marco existencial y social. La vida de estudiante en el colegio, así como la carrera inconclusa de sus estudios universitarios transcurre llanamente y su trabajo en el colegio así como con los dos grupos de mujeres aspirantes a pintoras carecen de relieve de principio a fin. Su mismo matrimonio con Ana y su función de consejero lo convierten en un hombre común y corriente, de igual manera que su vida social y la amistad con Marisol de quien se toma el título de la novelita.

 



1  Chaves Quesada, Flory. Aurora Alvarado: la ruta de un destino. Imprenta y Lit. Mundo Gráfico,

2  Chaves Quesada, Flory. En el umbral. Ed. Guayacán, San José, 2003.

 

1 Chaves Quesada, Flory. Piscis. Ed. Guayacán, San José, 2003.

Julio Suñol Leal

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JULIO SUÑOL LEAL

(1932-2000)

 

Julio Suñol Leal  nació en Puntarenas un 5 de marzo de 1932, en unión de sus padres, ya fallecidos, Juan José Suñol Mora y su esposa Segunda Leal. desde el año 1980 se divorció de Irma Prego y 24 de setiembre 1982 Julio Sunol Leal contrajo matrimonio y estuvo casado con Victoria Garcia Larco hasta su fallecimiento el 16 enero 2011
 

Realizó la educación primaria en la escuela  Antonio Gámez. Posteriormente realizó los estudios secundarios en el Colegio José Martí de Puntarenas. Los estudios superiores los  inició en la Universidad de Costa Rica, donde se graduó en Periodismo.

Realizó  cursos sobre Periodismo en la Universidad de Gacinisvillie, en Florida, Estados Unidos y también cursos de Periodismo de Comunidad en New York de la Fundación Fiedrich Edver en Costa Rica.

 

Su hogar estuvo compuesto por su esposa Irma Prego Ortega y sus hijos  Roberto, Marcela y Fernando.

 

Ha viajado por todo el mundo: México, Estados Unidos, España, Asia, India, Rusia, África y Latinoamérica. Solo tres viajes no ha hecho: a la luna, al fondo del mar y el de sin regreso que deseamos se postergue mucho tiempo.

 

Ha sido profesor  en la Universidad de Costa Rica, durante  más de 15 años y en la  Universidad Autónoma de Centro América. Fue Diputado a la Asamblea Legislativa, en el período de gobierno de Francisco J. Orlich: 1962-1966.

 

Pertenece  a organizaciones como a la Asociación de Autores de obras literarias, científicas, artísticas de Costa Rica y ha formado parte del Partido Unidad Social Cristiana, sobre todo en el área de prensa. Ha escrito algunos ensayos: Latinoamérica en revolución (1960), El gran carnaval (1963), un testimonio: Robert Veco compara una república (1974) y varias novelas.

 
LO QUE ESCRIBIÓ JULIO  SUÑOL LEAL

 

NOVELA

 

1. La noche de los tiburones: 1978

2. Siempre hay un nuevo día: 1981

3. Los honorables intrigantes: 1983

4. Juegos de poder: 1987

5. La novela sin nada: 1991

 

TEATRO

 

1. La república de latón: 1980

 

Julio Suñol Leal ha escrito cinco novelas. Es un periodista de profesión pero se ha destacado más como político. Ha viajado por diferentes partes del mundo y esto le ha permitido conocer gentes, costumbres, culturas y la problemática política de nuestro mundo contemporáneo, tanto local como universal. Esta temática es la que le ha servido de fuente a casi todas sus novelas.

 

Sus obras son de un volumen considerable, lo que, de alguna manera, muestra la abundancia y riqueza de lo que describe, comenta y expone porque casi no narra. Pero la práctica de las técnicas modernas del relato, escapa a sus inquietudes, sobre todo el distanciamiento del autor, tanto de los narradores, como del mundo narrado, a pesar de que las conoce, las comenta y las expone en La novela sin nada: 1991. Es aún mayor el acercamiento y su permanente presencia como autor que lo sucedido en las novelas de José León Sánchez, también perteneciente a esta generación y a la de casi la mayoría de novelistas costarricenses que se afincan en el paradigma de la novela monofónica, tradicional. Por ello los conceptos emitidos cuando nos referíamos a las novelas de José león, son válidos para todas las escritas por Julio Suñol Leal.

 

La primera novela que publicó recibió el nombre La noche de los tiburones y lo hizo en 1978.1

 

Es una novela política, ensayística, de denuncia de la corrupción, el poder económico de emigrantes que lograron grandes fortunas y se establecieron en Costa Rica, gracias a la benevolencia de los políticos corruptos que se dejaron comprar y pusieron en entredicho los derechos políticos de este pequeño país.

 

En esta novela se inicia en la denuncia política y la impunidad de la clase rica, bancaria  e industrial de Costa Rica, tal y como se hace hoy. Es un largo desfile de políticos y dueños de la riqueza nacional, buscando más dinero fácil y entregando la soberanía nacional a Norteamérica.

 

 

La segunda novela la publicó un año después, 1979, y le dio el nombre Siempre hay un nuevo día.1

 

La temática de esta novela, la vida política contemporánea, utiliza más la vida social de nuestro tiempo. Sigue así la corriente de esta generación por descalificar la sociedad de consumo, superficial, comercial, enajenante que fue objeto de casi todas las novelas de Carmen Naranjo Coto, entre otros novelistas, que pertenecieron, como él, a la generación de 1957.

 

La novela se ubica en la ciudad y gira alrededor de los personajes Manuel Sanjurjo, un periodista y Carla, una joven consumista, víctima de la cosificación y la utilización del sexo comercializado, llámense anuncios o concursos de belleza. Por la trama de la novela pasan políticos, profesionales, economistas, dejando el rastro evidente de la corrupción, los intereses partidarios o individuales, sobre todo económicos y la deshumanización de nuestra sociedad cobra el rango preponderante de ser el gran personaje de la novela, guiado muy de cerca por el autor con su presencia constante y omnisciente. Las noticias del día sirven para desarrollar extensas discusiones y valoraciones, a veces superficiales y efectistas. Así se comentan los acontecimientos previos a la guerra nicaragüense, tales como la muerte de Chamorro, el secuestro de un anciano, los jóvenes alzados en Masaya, la represión de los militares hasta llegar a la renuncia de Manuel como director del diario y la escogencia de un proyecto vital diferente. Lo mismo hace Carla que termina refugiándose en un convento de carmelitas descalzas.

 

A pesar de que el título augura una salida a esta situación "siempre hay un nuevo día", lo cierto es que la esperanza de un cambio social en las relaciones desiguales de los hombres, no vaticina una pronta y casi tampoco, lejana sociedad mejor: más justa, menos individualista, menos desigual y desde luego más digna para la raza humana. Esto explica los conflictos existenciales de algunos personajes que presentan más preguntas que respuestas y que no ven la luz a su angustiosa vida. Es una respuesta superficial a conflictos individuales que tienen causas sociales complejas.

 

La tercera novela es menos conocida y la llamó Los honorables intrigantes: 1984.2  

Es una novela política, tradicional, lógica, causal y monológica. El narrador omnisciente posee amplio dominio ideológico sobre los personajes y logra establecer funciones específicas para cada uno pero siempre dependiendo de él.

 

Es una visión crítica de la realidad política del continente latinoamericano y sobre todo de los países del Caribe y Centroamérica. A pesar de cambiar los nombres de algunos de ellos, el lector fácilmente se percata del tinglado político que los maneja. Los diplomáticos afincados en la ONI, una organización americana de países independientes que se parece mucho a la OEA y su escaso poder de decisión política y que de independencia solo lo aparenta en su nombre. Los dos ejes del poder en ese entonces y la guerra fría son los que deciden el destino de esos países y en el caso específico de Cocos, Buenaventura y los otros, son los países llamados de la Confederación Norte, los que mantienen el poder suptremo. En otras palabras es EU de Norteamérica el amo y señor de esta región.

 

La pacotilla de diplomáticos, los honorables intrigantes,  que vegetan al amparo de del manto de los Estados Unidos, son lacayos, títeres que disfrutan de las migajas que caen del banquete de los poderosos y no hacen sino el ridículo, como suelen hacerlo ahora.

 

De tal manera que los gobiernos de esta región caen por Golpes de Estado y se vuelven a eregir por la intervención del amo de la región, el imperialismo norteamericano. Esto es lo que le ocurre al país llamado Cocos y los otros que han padecido por años de esa política intervencionista. Le pasó a Guatemala, República Dominicana, Cocos y ahora a Honduras. Vaya vaticino.

 

Los honorables intrigantes es una novela un tanto ensayística pero llena de esa triste realidad que padece el continente americano hoy y posiblemente por muchos años más. El poder corrompe y si es absoluto destrye. En vano se invoca la libertad si ésta es para los poderosos y nunca para el pueblo.

 

Juegos de poder es su cuarta novela y la publicó en 1987.3

 

Es una novela tradicional, lineal, logocéntrica, causal, monofónica. Es la típica novela de narrador-autor. Desde el inicio hasta el final el discurso del narrador omnisciente es ensayístico, valorativo, director, doctrinal. Es una novela de argumento. Se van exponiendo algunos acontecimientos y a la vez se valoran, se enjuician, se critican, se tipifican.

 

La novela tiene como tema la política en Costa Rica. El narrador suele cambiar los nombres de lugares y personajes históricos, reales y les da nombres irónicos pero para el lector resulta fácil identificarlos. Se aprovecha del gobierno de (Gu)alberto Mong (e) galo que ejerce su mandato presidencial de 1982 a 1984 para describir y valorar la problemática social del país, los gobernantes, la corrupción, la crisis política y social del país, el descontento, así como los entretelones de las campañas electorales entre los dos partidos tradicionales y los grupos emergentes, como es el caso de La izquierda o comunistas, también le da alguna relevancia a un grupo trotskista que se inicia en la novela con el fallido intento de robar un banco, es el llamado grupo La Familia y que al final se organiza y al mando de Feliciano Godoy y Liliana, una burócrata ingenua procuran dar un golpe de estado. Este fracasa, a pesar de que el país y las condiciones sociales y económicas presentan un cuadro de descontento y de manifestaciones callejeras, robos, desgobierno, desmantelamiento total, y dos partidos unidos tras el logro de la presidencia. Al final la novela termina con una intervención económica por parte de las Naciones Unidas.

 

Es una obra más cómica que trágica, un tanto ingenua, de análisis político, a veces acertado otras no tanto, que juega con esa farsa que se llama elecciones populares democráticas y que deja en evidencia la lacra política de ese grupo de poderosos que han ostentado el poder en nuestro medio para su beneficio y satisfacer vanidades personales.

 

Es una novela entretenida, crítica sin llegar a las verdaderas raíces a pesar de que el diagnóstico social y político, así como el económico es bastante cercano a la realidad. Las causas últimas de esa realidad no pasan del enunciado y no se afincan en la primera y más histórica que es la dependencia de Estados Unidos en todos los campos. La relación interna entre los grupos minoritarios poderosos y el pueblo es una copia fiel de la relación entre los países pobres, la mayoría, y los dueños del mundo, hoy representados por Estados Unidos y el grupo de los ocho.

 

Como la novela solo tiene una voz, entonces no podemos asistir a una obra pluridimensional, polifónica, disfuncional, divergente, contradictoria, sino a un paradigma que, a pesar de reflexionar acerca de la pobreza, el descontento, la injusticia social, la corrupción, el endeudamiento externo e interno, los gastos desmedidos superfluos, el consumismo, los viajes al exterior innecesarios, la burocracia, no plantea una salida, si es que la hay, a ese estado de cosas, que no sea componendas, arreglos políticos, reformas, modificaciones, declaraciones como la neutralidad o la paz. Tampoco profundiza en las contradicciones de los partidos políticos tradicionales y menos en el de La Unidad Social Cristiana o los medios de comunicación masivos de los que el autor debe tener mucho conocimiento pues en ambos ha incursionado y trabajado continuamente.

 

Esta novela ofrece una crítica importante a los círculos de poder, pero deja incólumes las programaciones permanentes tradicionales de nuestro país y mientras éstas no sufran cambios profundos, las cosas seguirán siendo iguales, por más promesas y cambios cosméticos que se les hagan.

 

Por último, escribió la obra La novela sin nada en el año 1991.1

 

Es una novela biográfica ensayística y desde luego los viajes son su obsesión. En esta obra asistimos a varios. El primero es un viaje por la historia política de América en las últimas décadas, los tiranos, sus caídas, el contexto geopolítico mundial, la caída del muro de Berlín, la independencia de algunos países del Este, el triunfo sandinista, Fidel Castro, Afganistán, Turquía e Irak, Kuwait, etc. y lo que él llama:

 

"El mundo dejó de ser bipolar para transformarse en multipolar."

 

Nosotros creemos todo lo contrario. El mundo hoy es unipolar y el poder lo posee en forma absoluta Estados Unidos de Norteamérica.

 

El segundo viaje es físico de carácter diplomático y periodístico. Se describen sus viajes desde su adolescencia y explicita sus estadías, encuentros, entrevistas, hasta con García Márquez, en un hotel de lujo en Venezuela, donde se sorprende de que el escritor esté ahí y no de su propia estadía, tal vez pagada por el pueblo. Y esto no lo criticamos, solo lo señalamos. Aquí el autor-narrador-personaje o los tres juntos, el que tiene la historia y la trasmite a otro (Blanco a Sorel (el autor)) o quien la materializa, (Morales), viajan por una infinidad de países y forman parte importante de los hechos políticos históricos. Se da un protagonismo sobresaliente.

 

El tercer viaje es menos importante pero ocupa una clara constante en la novela. Se trata del viaje literario. Ya el título lo insinúa, La novela sin nada, pareciera que es irónico porque si algo no tiene nada es un conjunto vacío, por lo tanto, si la novela tiene nada ya tiene algo, nada y deja de ser vacío. Se nota una crítica encubierta a los que de una u otra manera comentan y teorizan sobre el género. La posición de él se sustenta en otros autores de novela. Hay que recordarle que la teoría nace, en este caso de las novelas y son los autores de ellas los que han innovado y creado la teoría y nunca los teóricos. Los monólogos interiores, los puntos de vista, los niveles, los planos narrativos, las perspectivas, los tipos de narradores, el distanciamiento, todo, pero todo fue producto creativo de los novelistas. Los teóricos, y yo me considero uno de ellos, solo hemos sistematizado, formalizado, explicado, lo hecho por ellos. El buen creador siempre estará abierto a innovar, crear. Es esa necesidad vital, la fuerza, el motor que mueve el avión de la creatividad por senderos apenas sospechados. Ahora bien, muchos se montan en ese avión y realizan viajes gratuitos, son los pasajeros (así, literalmente) y no los aviadores. Por eso la historia literaria se encarga de los aviadores, los creadores y no de los pasajeros. Esto que parece obvio ha sido motivo de polémica y pocas veces comprendido. Los teóricos no son creadores, aún más muchas veces lo han intentado y resultan ser un fiasco. Su campo es diferente al del creador. Éste no tiene que ser teórico sino creador, aunque el conocimiento de aspectos teóricos literarios puede, no necesariamente, servirle para estimular su creación. El arte está por encima de todo formalismo, toda camisa de fuerza. Es una manifestación absoluta de la libertad o por lo menos así debería ser.

 

Ahora bien, dentro de esa abundante libertad existen parámetros, rasgos esenciales que dan límites a los géneros literarios, tales como ser narrativo, para solo dar uno. Antes ya nos referimos a ello.

 

La novela es de corte tradicional, monofónica, biográfica y trata el tema político latinoamericano. La importancia más sobresaliente radica en la denuncia, el hacer público aspectos que el común de la gente desconoce, tales como los 500 millones de dólares entregados a Costa Rica por Venezuela para solventar problemas económicos ocurridos como consecuencia de la guerrilla sandinista, los convenios, políticos, los acuerdos entre los gobernantes, el papel jugado por ellos en esos conflictos y todo ese mundillo diplomático que únicamente quien está ahí en su interior conoce con profundidad. ¿Sabremos algo de los dineros aportados por Taiwán al Ministerio de relaciones Exteriores hoy y ayer?

 

Nos ha llamado la atención de que don Julio Suñol Leal nunca se haya referido, puede ser que no lo hemos conocido, a  hechos importantes de nuestra vida política y económica      cuando el país ha estado en manos de presidentes de oposición, no liberacionistas, por ejemplo el caso de ALCOA, en el gobierno de José Joaquín Trejos Fernández  (1966-1970) y muchos otros más. Esto no desmerece ni quita importancia a lo denunciado que le ha merecido hasta un atentado en su casa y que lo coloca como una de las personas más críticas y honestas de los intelectuales actuales de Costa Rica. Es una duda que sería importante que esclareciera y esto no tiene nada que ver con literatura.



1 Suñol Leal, Julio. La noche de los tiburones. Imprenta y Litografía Lehmann, San José, 1977.

1 Suñol Leal, Julio. Siempre hay un nuevo día. Imprenta y litografía Lehmann, San José, 1979.

2 Suñol Leal, Julio. Los honorables intrigantes. Editorial Imediex S. A. Csa de las Revistas, San José, 1983

3 |Suñol Leal, Julio. Juegos de poder. Ed. Costa Rica, San José, 1987.

 

1 Suñol Leal, Julio. La novela sin nada. Ed. Fuentes-Pomaire, Caracas, 1991.

2 Suñol Leal, Julio. Ob. Cit. p. 139.

 

Velma Sari Montero Gutiérrez

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VELMA SARI MONTERO GUTIÉRREZ

(1935)

(Imagen propiedad de la autora)

 

Velma Sari Montero Gutiérrez nació en Moravia, San José, el día 02 de noviembre del año 1935. Se define como escritora y poetiza. No sabemos cuál es su profesión y su especialidad, si es que tiene alguna.

 

LO QUE HA ESCRITO VELMA SARI MONTERO GUTIERREZ

 

NOVELA

 

1. La cruz del ceibo: 2006

 

POESÍA

 

1. Los versos de mi vida: 1997

2. Poemario a la Virgen María: 2000

3. Poemario de las mieles del amor...Nocturnos de pasión: 2000

4. Gotitas de fantasía: 2002

5. Canto a la naturaleza: 2002

6. Pensamientos del alma: 2002

7. Burbujitas de colores: 2003

8. Sentimientos del alma: 2003

9. Desolación...Carcajadas del silencio: 2004

10. Mariposas de colores y duendes al momento: 3004

11. Ocasos de sol: 2005

 

 

Velma Sari Montero Gutiérrez escribió la novela La cruz del ceibo en el año2006.1. Es una novela tradicional, logocéntrica, monofónica, causal y legitimadora de las programaciones sociales: machismo, religiosidad como alienación, sumisión de la mujer, etc.

 

Se presentan hechos familiares de finales del siglo XIX. La historia narrativa la inicia con el matrimonio por conveniencia (en ella no se cuestiona) entre don Betulio Roldán, rico hacendado y una humilde campesina. De este matrimonio nacieron tres hijas: Rebeca, Eulalia y Lucinda. Se exalta el código de la mujer sumisa y hacendosa, hogareña y madre de los hijos que Dios tuviera a bien mandarle. Esto se repite cada vez que una de las muchachas se casa. Llama la atención la conducta amorosa y civilizada de don Betulio que primero trata con cariño ganarse la confianza de la esposa y días después la hace su mujer con toda la consideración necesaria. ¿Sería eso posible en esos tiempos machistas y sobre todo de emigrantes españoles?

 

"-Mira Elenita, eres mi esposa y siempre tendrás lo que necesites, solo tienes que pedirlo."2

 

La novela se torna reiterativa en sus explicaciones y se hace cada vez más confusa. Inserta la narradora muchos personajes a la vez y luego se enreda en el relato y la justificación de su permanencia.

 

De seguido pasa a narrar las vicisitudes de Abigail, una joven hortelana que vive con su padre en una covacha y su único sustento proviene de la venta de hortalizas. Es bella, de unos 29 años pero debido a su trabajo se presenta como desgreñada, pobremente vestida, andrajosa, etc. Eso no impide que el destino le tenga preparado un esposo cuarentón bueno, honrado y cariñoso, también de origen español, llamado Don Genaro Castellón. También en su presentación introduce varios personajes de sopetón y enreda la historia: Fredo, Mardoqueo, Toño Caliche Alfredo Antonio Mungía, Eugenio Chamorro, etc.

 

Lo importante es que Don Genaro se enamora de Abigail y con gran rapidez se ejecuta la boda. Es otro matrimonio muy parecido al de Elenita con Betulio, casi perfecto. El esposo, también hacendado y rico, quizás supera en atenciones al primero pero las campesinas son felices como en los cuentos de hadas. Aquellas novelas de  inicios del siglo XX donde los hijos del gamonal y el propio gamonal se burlaban de las campesinas y después de dejarlas embarazadas las abandonaban a su suerte, son hechos del pasado. La visión desde el presente de familias  y amores de un pasado anterior (S. XIX) es positiva. Seguro después empeoró.

 

"-¡Era tan bella así de sucia- pensó él!"1

 

En síntesis las dos bodas son positivas de personajes puros. No importa la diferencia económica, ni la educación, ni su origen. Todo es perfecto por lo menos en la novela. Ricos y pobres viven en un paraíso terrenal y en perfecta armonía. Luego vendrán los hijos y los hijos de estos: Justino y Cristiana Casilda. Hay otra entrada de personajes nuevos Brígida y su hija Remedios, Florinda y su hija Juana, etc. 

 

Y aparecen poco a poco los personajes malos. El primero en llegar es Mauro, un vaquero que después de dos meses se lleva a la hija de Chamorro y Brígida. Por fin Juana se va a servir a Abigail y estos muestran su contento.

 

Luego viene la educación de Justino y poco después la de Cristiana. Ambos son depositados en manos de un seminarista, Miguel Aguirre, hijo de Mardoqueo, que ya realizó los estudios secundarios. Este los educa bien y recomienda a don Jenaro que envíe a Justino al Seminario para que continúe los estudios superiores. Así lo hace y a su salida su padre desea enviarlo a España para que realice una especialización pero Justino no acepta y prefiere volver a la hacienda donde está su ambiente deseado.



1 Montero Gutiérrez. Velma Sari. La cruz del ceibo. Ed. B. S. Montero G., San José, 2006.

2 Ídem, p. 19.

1 Ídem, p. 35.

 

Álvar Antillón Salazar

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ÁLVAR ANTILLÓN SALAZAR

(1931)

 

Álvar Antillón Salazar nació en San José el 23 de junio del año 1931. Se licenció en Relaciones Internacionales  y Ciencias Políticas. Desde muy joven ingresó a trabajar en el Ministerio de Relaciones  Exteriores. Es un embajador de Carrera. Su trabajo y la  relación directa con el proceso de Paz en Centroamérica Contadora: 1980-1985, le permitieron conocer los diferentes conflictos bélicos. Esto le sirvió como contexto de su novela Teodora "La guerrillera" en el año 2002.

 

Escribió además otras obras  sin el interés literario, tales como, La magia de Haití: 2004, La ODECA y el parlamento Cetroamericano: 1996 y otros ensayos en diferentes revistas.

  

 

LO QUE HA ESCRITO ÁLVAR ANTILLÓN SALAZAR

 

 NOVELA

 

1. Teodora "La Guerrillera": 2002

2. El rostro: 2007

3. La magia de Haití: 2004 1.Ed y 2007 2. Ed.

Esta novela, Teodora, "la guerrillera"1, es de corte tradicional. Es una obra que se inscribe en el paradigma de la novela monofónica. Un narrador protagonista, llamado Óscar Salazar Zúñiga dirige la historia linealmente y da la palabra de vez en cuando a los personajes para establecer sobre todo el diálogo.

 

La novela se remonta en el tiempo y acciones a los años anteriores a los cuarentas cuando un grupo de guerrilleros llamados "los osados" dirigidos por Alfredo Noguera Gómez quien llegó a Costa Rica en el año 1929 y encabezó un pelotón contra Anastasio Somoza García (Tacho), el tirano de turno de Nicaragua. Antes participa como trabajador en los bananales del Atlántico y éstos son descritos sucintamente. Quizás lo más importante fue la labor extra que realizaban algunos de los peones en la caza de serpientes con el fin de venderlas en San José y así redondear un salario más decoroso. Luego de un incidente donde murió su amigo Ben por una mordedura de serpiente, decidió irse a San José y desarrollar la industria del cuero.

 

Fue en el año 1940 que nace Teodora, hija de padres campesinos: Esquilo y Luzmilda. Estos años iniciales de los cuarentas fueron el momento en que el grupo de nicaragüenses emprendió la lucha contra Somoza. Fueron derrotados fácilmente por el ejército de Somoza y los milicianos ticos que los acosaban desde el río San Juan.

 

Luego de narrar este incidente se ocupa el narrador de la niñez y vida de Teodora, su educación e inclinación por la poesía.

 

La novela es cronológica y los acontecimientos se van detallando conforme avanza el tiempo, año con año. Más parece una crónica que una novela.

 

La novela continúa detallando tanto los acontecimientos del desarrollo de Teodora, su relación con Ramiro, sus estudios y su vida cotidiana con su familia en San Telmo y luego en San José y por último el viaje a Nicaragua cuando se incorpora con su esposo a un grupo armado. Se narra omniscientemente los acontecimientos que llevaron a prisión a su esposo en Managua, las incidencias de ella en León hasta lograr la liberación de su esposo en la visita que hizo Tachito a San José en el año 1963, cuando la visitó J. F. Kennedy. Hasta los detalles del viaje de León a Limón y luego a San José, el nacimiento del hijo de ambos hasta la liberación de Ramiro en 1967 y la organización de El Frente Sandinista se enumeran y describen.

 

Estos son los antecedentes que justifican y explicitan los acontecimientos siguientes. El núcleo de la historia está compuesto por los hechos bélicos en Nicaragua entre el Frente Sandinista y la Guardia Zomocista. Ramiro muere en el terremoto de 1973, así como su hijo en un hotel que se desplomó. Poco tiempo después Teodora se une a Juan Carlos un oficialista noble que era su amigo pero también fallece en un atentado y por último se une a René otro militar prestigioso del ejército sandinista. Con él tiene una hija, Emilia precisamente la joven de diecisiete años que se cita al inicio y lleva como nombre Jenny Patterson con quien se cierra la novela cuando visita a este narrador protagonista y omnisciente llamado Óscar Salazar Zúñiga que fácilmente y por su función en la diplomacia tiene rasgos biográficos del autor.

 

Tanto él como Emilia parecen ser los únicos sobrevivientes de estos años de guerra centroamericana, básicamente nicaragüense y salvadoreña. Al puro final se cita al Premio Novel de Costa Rica como mandatario importante en la pacificación, a través de la diplomacia de la acción bélica y las matanzas en esos países.

 

La novela, más parecida a una crónica, tiene la importancia de recordar hechos particulares de personas poco conocidas y que de alguna manera fueron actores y testigos de esa guerra. Desde el punto de vista literario es de poco alcance y se ajusta al paradigma de la novela tradicional monofónica.

 

La segunda novela que publicó este escritor la llamó El Rostro1 y fue editada en el año 2007.

 

La tercera novela la publicó en el año 2010 y la tituló La magia de Haití

 

"La novela de Antillón, titulada *La magia de Haití*, es una de tres. Las otras dos se titulan *Teodora la Guerrillera* y *El rostro*. Para mí esta producción literaria ha sido una sorpresa, porque no suponía a Antillón en estas actividades creativas, ya que siempre se le ha ubicado como un prestigiado diplomático de carrera que, por cierto, muchos y brillantes servicios ha prestado a Costa Rica. Quizá mi ausencia del país por períodos prolongados me impidió estar al día con la entrega y circulación de estos libros.

En esta obra sorprende darse cuenta de lo mucho que conoce Antillón de la historia haitiana. Pero más aún de las prácticas del vudú, del vuduismo y del vudú Rada y el Petro. Y el comentarista se pregunta si es que el autor vivió largo tiempo en aquella nación, la primera en independizarse en nuestra América y también una de las primeras en padecer los males de las dictaduras, la pobreza y la corrupción.

En *La magia de Haití*, como en las otras obras, Antillón se empeña en destacar los valores éticos de la siques femenina. Y aquí cuaja una relación directa entre el nacionalismo, el acontecer del país y la gran vitalidad de los próceres y del pueblo haitiano. Por ello no extraña que aparte de describir con minuciosidad y detalles las prácticas religiosas insertas en el vuduismo, el autor también haga citas muy puntuales de los próceres de aquella nación, como fueron Toussaint-Louverture, Alexander Pétion, Henry Christophe y Jean Jacques Dessalines.

Rinde así admiración merecida para estos patriotas que derrotaron en su tiempo al poderoso ejército expedicionario francés, comandado por el general Leclerc, cuyas capacidades y ambiciones se igualaban aunque no soportaron el heroísmo y el coraje de los hijos del pueblo.

La novela es un auténtico *thriller* (pieza escalofriante) la cual sirve de marco para destacar valores y creencias, prácticas religiosas, historia política e historias de amor en la vida haitiana, dándose la impresión de que el escritor vivió muchas experiencias en aquella hermosa isla y también se documentó formalmente y, asimismo, con las charlas sostenidas con mucha gente, incluyendo a Francois Duvalier, cuando este formaba parte de la Misión Sanitaria Americana y supuestamente, todavía no había sido mal influido y distorsionados por Clément Barbot, quien habría conducido a *Papa Doc* al despotismo y a la paranoia política".

El editor. Tribuna Democrática 8 de junio del 2010



1 Antillón Salazar, Álbar. El Rostro, Uruk Editores, San José, 2007.



1 Antillón Salazar, Álbar. Teodora "la guerrillera". Ed. La Buganville, Barcelona, 2002.

Julio Sánchez Rodríguez

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JULIO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ

(1931)

 

 

Julio Sánchez Rodríguez nació en el cantón central de Alajuela el 21 de noviembre del año 1931. Realizó la secundaria en el Instituto de dicha ciudad y algunos cursos de inglés en la Universidad de Costa Rica y en la Universidad de Coral Gables, Miami. Se tituló como maestro  y realizó un posgrado. Luego se graduó de Profesor de Estado en Administración. Laboró como profesor de inglés en diferentes colegios del país. Años después se desempeñó como Director en diferentes colegios, en Palmar Norte, San Ramón nocturno, Grecia, el Liceo de San Rafael de Heredia y otros más.

 

 
LO QUE HA ESCRITO JULIO  SÁNCHEZ RODRÍGUEZ

 

NOVELA

 

1. Triunfo Sublime: 1984

 

Ésta es su primera novela y obra literaria publicada por este educador.

 

Es una novela tradicional, lineal, monofónica y de clásicas aventuras amorosas superficiales. Es un fiel representante de la novela folletinesca, llamada "Rosa".

 

Los conflictos amorosos principales recaen sobre la familia formada por Fhilippe y Paola, así como sus hijas Silvie y Marie, una orgullosa y la menor humilde. La historia se desarrolla en Estados Unidos de Norteamérica en la ciudad de San Luis de Missuri.

 

La obra comienza con una clásica situación positiva, feliz para los personajes, de riqueza en abundancia y grandes fortunas, sobre todo de los padres de Paola. Poco a poco se van dando los acontecimientos adversos que se inician con la muerte de la familia Messenet. En un viaje de placer con ellos, de regreso a su Mansión son atacados por una fuerte tempestad y sucumben arrastrados por el caudal del río. Es en ese momento que comienzan las desgracias en la incipiente familia, sobre todo cuando Fhilippe pierde toda su fortuna en un juego de naipes con el conde Monsieur Dryden, un tanto viejo, quien está locamente enamorado de  Silvie. El calvario continúa con la huida de Silvie y la entrega a Dryden de parte de Marie, en un acto de coraje y valor, para recuperar la fortuna perdida por su padre en el famoso juego "tramposo" de póquer. Desde luego que Dryden se resiste a entregar los documentos pero Marie huye con ellos e inicia una serie de aventuras singulares para conservar la botella donde están depositados. Es en esa desesperada huida perseguida por los criados del Monsieur Dryden, cuando cae desmayada y ya va perder su botella cuando la asiste un joven que "casualmente" es doctor y apuesto y pasa, en ese momento por el lugar, de nombre Maurice. Surge el amor entre ellos.

 

La estructura de la novela: unión-separación, fortuna- desfortuna, sigue su curso. Así crecen los hijos de Silvie. Esta muere en prisión y Marie con hombres malos y que castigaban a ellas. Crecen y es precisamente el hijo de Marie quien sin saberlo reta a su abuelo el conde Dryden y le gana el juego. Luego debe confesar sus acciones indebidas y la manera como mató a Philippe.

 

Robert Messenet se casa con Judith Smith y regresan ala Mansión inicial y después de tantas vicisitudes adversas la felicidad vuelve a los vivos, entre ellos la Viuda Paola, abuela de Robert. Su encuentro es de fantasía y lleno de felicidad. Es el triunfo sublime.

 

Novela decimonónica en su tema y estructura, rosa, propicia para una serie televisiva.

 

Álvaro Fonseca Bonilla

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 Álvaro Fonseca Bonilla (1931)

ALVARO FONSECA BONILLA

(1931)

 José Álvaro Fonseca Bonilla nació el día 17 de abril del año 1931 en Turrialba, Cartago. Publicó también dos obras más: Cuando el destino trilla el camino: 1991 y 15 años en el monte: 1993

 

LO QUE HA ESCRITO ÁLVARO FONSECA BONILLA

 

NOVELA

 

1. Yate 463: 1995

 

POESÍA

 

1. Cuando el destino trilla los caminos: 1991

2. El Rostro:

 

CRÓNICA

 

1. 15 años en el mar: 1993

 

Yate 463 es la primera novela que conocemos de este autor, la publicó en 1995.1

 

La novela Yate 463, publicada en 1995 es de tipo de aventuras y romances. No tiene valor literario. Es más una composición de los recuerdos de juventud del narrador y un grupo de amigos y sus familias. A pesar de que Limón es el escenario más importante de la novela, lo cierto es en ella desarrolla

 

un sinnúmero de viajes turísticos por diferentes partes del país y otros países del mundo,  asistimos a otros escenarios de menor tratamiento. La visión que se tiene de Limón, así como los lugares visitados es totalmente turística, superficial, ingenua, sentimental, positiva. Esta visión va ligada a una filosofía moralista, inspirada en la Biblia y el amor cristiano. Ello no le permite encontrar contrastes sociales o conflictos colectivos sino problemas pequeños, individuales que con un poco de esfuerzo y ayuda de Dios, se resuelven fácilmente. No obstante la novela se interesa por personajes blancos y ricos, bajo circunstancias de poco relieve y más bien de vida fácil, placentera, armoniosa, pura, descontaminada. El Limón de los negros y la problemática social y cultural pasa desapercibida, mientras cobra importancia la naturaleza y la belleza del mar, los ríos y los animales. Esta visión ingenua se da en todas las circunstancias en que se ven envueltos los personajes, ya sea en los múltiplos viajes-paseos, como en los matrimonios, bailes, uniones, hijos ilegítimos (uno) que no separa sino une. Todo es armonioso y la felicidad unida en todos.

La novela presenta gran cantidad de acontecimientos que van desde los pequeños paseos en el yate 463, hasta secuestros por ultraterrestres, mensajeros amables de los marcianos, bailes en discotecas, acontecimientos históricos, todos aparecen de pronto, sin causalidad, más por un afán de contar que por una estructuración de la obra. Así, en la narración de una aventura, se le ocurre recordar a Cristóbal Colón y entonces le dedica varios párrafos. Lo mismo sucede con las citas de la Biblia y de los ángeles, buenos y malos. Suele detenerse a dar consejos, moralizar y reflexionar de todo lo que se le ocurre espontáneamente, aunque no venga al caso.

La novela termina con la problemática que trae el embarazo de la joven limonense secuestrada por los marcianos. Después del secuestro, de haberla dejado en el mar y ser recogida por el yate 463, es llevada a Limón y se abre una gama de acontecimientos a su alrededor. Limón, el yate, la joven y todo lo que les rodea son asediados por la prensa y se hacen famosos. Hasta EUA toma partido en las investigaciones y esto se multiplica por el hecho de que ella aparece embarazada y afirma no ser violada nunca, aspecto que los médicos confirman. Aquí es cuando aparece el mensajero marciano con una carta en donde explica que la joven es hermafrodita y así termina la novela.

 

Es una novela como muchas escritas en Costa Rica, sin pena ni gloria. Ha pasado y pasará desapercibida.



1 Fonseca Bonilla Álvaro. Yate 463. Ediciones Zúñiga y Cabal, Heredia, 1995.

 

Fabio Rosabal Conejo

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 Fabio Rosaball  Conejo (1931)

FABIO ROSABAL CONEJO

(1931)

Fabio Rosabal Conejo nació en Alajuela centro, en 1921. Desde los seis años sufrió el divorcio de sus padres y debió trabajar como vendedor de chances en el mercado municipal. Desde joven le gustó participar en la política, así se enroló en el grupo figuerista que se estableció en San Carlos, contra los invasores calderonistas que invadieron a Costa Rica, desde Nicaragua con el interés de sacar del poder a don José Figueres. Lo mismo hizo en 19955 pero en Liberia y como estudiante de medicina.

 

Después de algún tiempo regresó a México y se graduó como cirujano. Ahí se destacó como un excelente estudiante. Es esa misma escuela trabajó como auxiliar de la cátedra de Anatomía y Biología.

 

A los 26 años se contaminó de tuberculosis. Una vez superado el problema se trasladó a estudiar a la universidad de Lousiana y le correspondió impartir la cátedra de Anatomía y también se dedicó a la investigación. Luego se especializa en Neurología en el Hospital de la Salpetriere París, Francia. Laboró en la Universidad de Costa Rica, en la escuela de Medicina. Desempeñó la docencia como catedrático hasta su jubilación.

 

También participó en la política nacional dentro del partido Liberación Nacional y ocupó cargos como regidor de la municipalidad de San Pedro de Montes de Oca, diplomático en Francia. En 1987 renunció y regresó a Costa Rica. Se retiró de la medicina, por jubilación y se dedicó a la agricultura en Parrita y decidió publicar los libros que había escrito y otros que aún escribe.

 

 
LO QUE HA ESCRITO FABIO ROSABAL CONEJO

 

NOVELA

 

1. El centurión Marco: 2000

2. Las rezadoras del año 2000: 2000

3. No hay regreso del más allá: 2000

4. ¡Qué frondoso y bello está mi valle!: 2000

5. Mis días con Napoleón: 2000

6. ¿Quién mató a Cornelio?: 2001

7. Una noche con drácula: 2002 (relato)

 

CUENTO

 

1. La gallina culeca y otros cuentos más: 1999

2. Érase una vez un bosque: 2001

 

OTROS

 

1. José (Hijo de María Magdala): 1999 (religioso)

2. El día de las iguanas verdes: 2000 (ecología)

 

El centurión Marco (las profecías), es la primera novela que publicó Fabio Rosabal Conejo en 1999.1

 

Es una novela de aventuras que utiliza algunas figuras bíblicas para crear una serie de profecías sobre el papel del hombre en la historia de la humanidad. Algunas de ellas son expuestas por los textos de la religión judaica antes de 1999 y otras acaecidas recientemente y que son atribuidas a ese centurión romano. Se deja entrever una visión de una nueva sociedad entre humanoides y humanos en el futuro pero más cercana a la ciencia ficción  y carácter religioso, que a una verdadera profecía.

 

La novela es de corte tradicional y de casi ningún valor literario. Es monofónica, lineal y casuística, propia de una lógica racional logocéntrica y apegada a una conceptualización religiosa superficial. No presenta violación a la censura y se alimenta de los códigos establecidos sin ningún reparo.

 

La historia como le llama el mismo autor se inicia con la muerte de Jesús en la cruz y el poder que obtiene el centurión Marco, después de haber abierto el pecho de Jesús para cerciorarse si había o no muerto, de ver el futuro. A la acción mala se le premia con un bien. Bajo este principio, el centurión inicia una serie de aventuras que lo enfrenta a Barrabás en varias ocasiones, encuentros con María Magdalena y Simón Cirineo y luego con Esther de quien se enamora y tiene un hijo. Es vendido como esclavo a Libia, una prostituta romana cuarentona que posee un elegante prostíbulo en Roma y ahí conoce al emperador romano Nerón y se convierte en un guardián privado del emperador. Al final todos mueren de viejos sin pena ni gloria pero el centurión Marco deja sus últimas profecías sobre la humanidad; algunas parecen obvias y otras muy fantasiosas, más parecidas a las películas comerciales de ciencia ficción que a las enigmáticas profecías de los textos sagrados de todas las religiones.

 

La sexta novela la llamó Las rezadoras del año 2000 y la publicó en ese mismo año.1

 

Es una novela tradicional, sin valor literario. A pesar de que el autor insiste en su carácter ficticio es biográfica. Se narra la historia de una mujer viuda que aparentemente tiene relaciones íntimas con otra mujer y padece de grandes depresiones por creer que tiene un tumor cerebral. Esto permite establecer relaciones profesionales y amistosas con el doctor Paredes, sustituto del autor, que poco a poco se va enamorando de ella, a tal extremo, de no poder olvidarla. Entre ellos se crea una relación amoroso que lleva al doctor a realizar actos, que según él, van contra las normas sociales y religiosas. Helda lo inicia en la lectura de la Biblia y los rituales religiosos. Al final no se da la unión real de ellos sino una especie de amor platónico, virtual. El médico deja su profesión, ocupa un cargo diplomático en Francia que le permite especializarse en neurología y en 1987 renuncia a la embajada y regresa a Costa Rica, se establece en Parrita y se convierte en agricultor. Lleva una vida paradisíaca en una casa de campo y disfruta de riqueza económica y el placer de la naturaleza cerca del mar y se dedica a escribir cuentos, narraciones y una novela, tal y como lo hace el autor de la obra que comentamos.

 

La novela es tradicional, causal, superficial, anecdótica. Es más bien el repaso, los recuerdos de alguien que llega a la tercera edad y cree necesario contar su vida o parte de ella como legado a su necesidad de perennizarse.

 

La tercera novela que publicó fue llamada No hay regreso del más allá y la publicó en el año 2000.2

 

Es una novelita de aventuras sin trascendencia. Tiene las mismas limitaciones estructurales de las obras anteriores. No es literatura. Es una obra superficial, infantil, hasta con errores ortográficos increíbles. Su lectura no deja nada en el lector que no sea una aventurilla en el mar. Una salida a pescar con unos amigos y algunos incidentes que los hacen perderse en el mar, divisar una isla, incursionar en ella, descubrir unos narcos, enfrentárseles y ahuyentarlos y encontrar unos dólares con los que uno compra una bomba en Alajuela y otros una nueva embarcación. Es una novela turística, de bella y elegante edición aunque con gran desperdicio de papel y nada más.

 

La cuarta novela la llamó ¡Qué frondoso y bello está mi valle! y la publicó en el año 2000.3

 

Es una obra similar a todas las que ha escrito este doctor. Sencilla, positiva, ingenua, sin valor literario. No es una novela. Es una composición descriptiva sobre las bondades de la naturaleza.

 

La quinta novela le dio el nombre  Mis días con Napoleón y la editó en el año 2000.4

 

Es una novelita sin pretensiones literarias. Es sencilla, inocente, ingenua y carece de las más elementales técnicas narrativas. Da la impresión de que quien la realiza es un adolescente, sin casi ninguna experiencia literaria.

 

La historieta es ingenua. Un doctor, el nombre se parece al apellido del autor, Rozaba, viaja en el tiempo a Francia y aparece en el siglo XVIII, en los tiempos de Napoleón. Ahí conoce a Erick de quien se hace amigo y con él se relaciona con algunos personajes de la nobleza parisina y se entretiene en actividades triviales sociales como cenar, ir al teatro, pasear, describir comidas y vinos y otras, intrascendentes. Conoce a Teresa la amante de Napoleón y con ella regresa a la isla de Palo Seco en Parrita, el lugar de origen del doctor y ahí Teresa se socializa en el presente actual, tiene un hijo de Napoleón y el doctor se convierte en abuelo.

 

La novela no tiene nada que ver con la literatura. Es más bien una historieta ingenua, turística y un viaje en el tiempo que más recuerda una ingenua película gringa. Tal vez se debe rescatar la simpatía del autor por temas históricos y la exaltación de la naturaleza.

 

La sexta novela la publicó en el año 2001 y le dio el nombre ¿Quién mató a Cornelio?1

 

Es un relato de aventuras y tiene las mismas deficiencias que las obras anteriores. Su estilo es similar a ellas. Se ubica en Puebla, México y el viaje, esta vez es en un tren y el muerto Cornelio, se describen las comidas, los encuentros entre personajes varios como sacerdotes, doctores, monjas, un francés y su hijas, bodas. Es la aventura por la aventura. Al final se descubre que el muerto es Cornelio y lo mataron en el tren.

 

Una noche con Drácula la publicó en el año 2002 y es la séptima novela2 (relato).

 

No es una novela. Es un relato sencillo, ingenuo, sin malicia, superficial. Otra vez el personaje Rozaba se traslada a Transilvania y se hospeda en un hotel frente al castillo del Conde Drácula. Antes de dormirse es interrumpido por los golpes en la ventana producto de la tempestad que reinaba en esa noche. Al cerrar la ventana de su cuarto ve una sombra y al ir a investigar se encuentra con el conde Drácula y éste gentilmente le invita a su castillo. Se establece un diálogo amigable, conocen algunas jóvenes que viven en el Castillo y el Conde invita a su huésped para que asista al baile de gala que se llevará a cabo esa noche. Ahí Rozaba conversa con personajes históricos de todos los tiempos, desde Pasteur, Darío, Miguel Ángel Asturias y otros hasta incluir el mismo pirata Morgan. Las conversaciones son intrascendentes y sobresale el interés de hablar de su isla Palo Seco, en Parrita.  Invita a algunos de ellos para que lo visiten y luego se despiden y termina la historieta.

 

No tiene valor literario y tampoco despierta algún interés más allá que una anécdota ingenua.

 



1 Rosabal Conejo, Fabio. El centurión Marco (las profecías). Publicaciones FAROCO, San José, 1999. Esta misma obra la publicó bajo el título: Los cuatro olvidados de la Biblia. Esto no debe hacerse pues puede hacer que el  lector incurra en error y compre el mismo libro con título diferente.

1 Rosabal Conejo, Fabio. Las rezadoras del año 2000. Publicaciones FARROCO, San José, 2000.

2 Rosabal Conejo Fabio. No hay regreso del más allá. ISBN, Puntarenas, 2000.

3 Rosabal Conejo, Fabio. ¡Qué frondoso y bello está mi valle! ISBN, Puntarenas, 2000.

4 Rosabal Conejo, Fabio. Mis días con Napoleón. ISBN, Puntarenas, 2000.

 

1 Rosabal Conejo, Fabio. ¿Quién mató a Cornelio?, ISBN, Puntarenas, 2001.

2 Rosabal Conejo, Fabio. Una noche con drácula. Publicaciones FAROCO, Parrita, Puntarenas, 2002.

 

María Isabel Chavarría Salazar

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MARÍA ISABEL CHAVARRÍA SALAZAR

(1931)

 

Esta autora nació en San José Centro el día 21 de agosto del año 1931. Ejerció la profesión de farmacéutica. Hoy vive, por su propia voluntad, en un centro especial para personas de la tercera edad. Entró en él por razones de salud, pues padecía de grandes depresiones. Posiblemente por la soledad, entre otras razones. Ahí encontró su proyecto de vida escribiendo y es feliz. Estimulante ejemplo. Ha escrito cerca de tres libros.

 
LO QUE HA ESCRITO ISABEL CHAVARRÍA SALAZAR

 

NOVELA

 

1.   Cuando florece el café: 1997

2. El crisantemo dorado: 2004

 

Es la primera novela que conocemos de Isabel Chavarría Salazar. La llamó Cuando florece el café y la publicó en el año 1997.1

 

Es una novela de corte tradicional, logocéntrica, causal, monofónica. El narrador, a veces se explicita como femenino, narra olímpicamente desde un presente de adulto mayor, los recuerdos de un pasado idílico, armonioso, de la Costa Rica de los años de la primera mitad del siglo veinte. Es una visión positiva de esa época de cafetales, gamonales buenos y campesinos felices. Se parte del origen de una hacienda-pueblo, Niña Bonita, más adentro de Barba de Heredia. Con esfuerzo don Tomás y su esposa Jovita, el viejo, creó, ayudado por hombres humildes y mujeres abnegadas, su hacienda cafetalera y de ganado. Poco a poco se van sucediendo los hechos, viajes al exterior, bodas, nacimiento de hijos, bailes, romances, fiesta, turnos, enfrentamientos con animales, sustos, leyendas, enfermedades, sin entrar en contradicciones, conflictos importantes. El mundo es armonioso, feliz, idílico, donde el gamonal convive con sus trabajadores casi como si fuera uno de ellos. La iglesia representada por el cura, se convierte en custodia de esa arcadia. Claro está que los que viajan al exterior y estudian son los hijos del gamonal, las tierras les pertenecen y los campesinos, hablan en concho, y permanecen igual, generación tras generación, pobres pero contentos, sin otra aspiración que no sea servir al patrón, comer, dormir, trabajar e ir a misa, casarse y tener hijos para que sigan el mismo ciclo. Todo esto se plantea como algo natural, normal, añorado, apetecido, soñado.

 

Es una novelita con escaso valor literario, de tipo costumbrista, que como tantas novelas costarricenses, se extravió en el tiempo. 

 

La segunda novela que Isabel Chavarría Salazar escribió la llamó El crisantemo dorado y la publicó en el año 2004.1 Es una obra tradicional de clásico narrador omnisciente, lineal, en blanco y negro, monofónica y costumbrista.

 

Inicia la novela con la presentación de una familia compuesta por la madre Eva y sus cinco hijas. El padre recién había muerto. Éste fue el típico machista que educó a sus hijas bajo un riguroso código moral cristiano y castrante, propio de los tiempos idos y sobre todo de los campesinos. Eva fue la esposa sumisa, callada, sin voz ni voto y la ley la imponía su esposo. En el momento de inicio de la novela las mujeres visten de luto riguroso y el lastre del hombre aún pesa sobre las mujeres. Se inician las relaciones de ellas con el mundo exterior, los primeros pasos de libertad y el despertar de ideales encarcelados que poco a poco comienzan a ver la luz.

 

De esta manera la novela se convierte en un vivir cotidiano la nueva experiencia tanto de la madre como de las hijas. Las relaciones se intensifican entre ellas, se sacuden las intervenciones rigurosas, peores que las del marido y padre, de la hermana de éste. Cortan su relación y comienzan a dejar el parecer y vivir sin esas enajenantes ataduras sociales y religiosas, sin llegar a extremos.

 

Es a través de la descripción de las acciones y los lugares que comienzan a ofrecerse las costumbres de eso tiempos pasados, los paseos, el tren a Limón, las fiestas pueblerinas  y las vicisitudes de las muchachas, enfermedades y muertes, el estudio apenas soñado, los noviazgos, los celos, las medicinas de los indios brujos, las visitas a su morada en San Carlos, los regalos, los males de amor, etc. Toda la novela ocupa la vida cotidiana y privada de los personajes femeninos y las relaciones con otros de diferente sexo y condición social.

 

Poco a poco van sucediendo hechos que de alguna manera devuelven la imagen de don Marcial y sus arbitrariedades. El embarazo de Ninfa y los intentos de suicidio, resabios de las órdenes de su padre. La ida a Guápiles donde la tía Camila y su esposo don Daniel. Los amores entre Gladis y Ramiro, el lisiado de la guerra en Europa pero de familia rica y "noble". El romance entre la madre de las muchachas doña Eva (58 años) y Abelardo (otro cincuentón), etc.

 

Se da también, como en todo pueblo rural de esos tiempos la intervención del cura. Es así como es sacerdote abre las ventanas de esa casa, manda a limpiarla, y bajan al sótano donde está la oficina que fuera de su padre. Reza y saca el conjuro del viejo Marcial último reducto del inflexible hombre que tanto daño les había hecho con su moral inquebrantable. Y que desde el más allá regresaba su casa, para continuar haciendo daño y hasta bromas pesadas. Son atisbos de realismo maravilloso, la hamaca y otras manifestaciones, que aquí se entiende como el poder del muerto y su antiguo código alienante.

 

Y siguen las últimas intervenciones de la hermana de Marcial, la tía Alberta, hasta que Eva le da la noticia de su amor por Abelardo y cae fulminada como si un rayo le hubiese alcanzado. Luego aparecen otros personajes de origen italiano y se narra las historias de Benébolo, Fiorella, Fredy, relacionados, de alguna manera, con de Elizabeth y su familia.

 

La novela terminó con la realización de los amores de Freddy y Elizabeth.

 

"Y seguidamente (de cuclillas) le tomó la mano a Eli y le dijo: Elizabeth Islvester, ¿te querés casar conmigo?"

 

Y todos fueron muy felices y...

 

Lo más rescatable de esta novela es la denuncia del daño que se hacía a las mujeres (y se hace) con esos códigos morales, impuestos por la religión y el dominio del hombre sobre la mujer. La síntesis que brinda la obra al concluir es que las mujeres, la familia, pueden ser más feliz y correcta sin esos tipos machistas de hombres dueños de la verdad, la moral y el poder. Las relaciones verticales deben dar cabida a la responsabilidad, educación, trabajo, etc., compartidos.



1 Chavarría Salazar, Isabel. Cuando florece el café. Litografía Morales, San José, 1997.

 

1 Chavarría Salazar, Isabel. El crisantemo dorado. Litografía Morales, San José, 2004.

Jézer González Picado

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JÉZER GONZÁLEZ PICADO

(1930- 2005)

 

Jézer1 González Picado nació el día 14 de julio del año 1930 en Grecia, Alajuela, en un pueblito llamado Puente Piedra. Es de origen humilde. En su juventud debió trabajar como lechero "de a caballo". Tiempo después fue becado y estudió en la Universidad de Costa Rica, donde obtuvo la licenciatura en Filología. Gracias a su esfuerzo y talento fue enviado con una beca a Francia y ahí se doctoró en la misma especialidad. De regreso al país, se dedicó a la enseñanza en la Universidad de Costa Rica. También obtuvo una maestría sobre literatura en Chicago, EE.UU. Fue un profesor muy querido por los estudiantes y dedicó su vida a impartir sus conocimientos literarios y lingüísticos que eran muy vastos. Se ocupó, de preferencia de los cursos iniciales de gramática, y de la literatura hispanoamericana. Murió ciego y pobre el día 23 de agosto del año 1930 l, en San Vicente de Moravia, San José, víctima de una diabetes fulminante. Dejó un gran legado en quienes fuimos sus amigos, alumnos y compañeros que le estimamos sobremanera.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JÉZER GONZÁLEZ PICADO

 

 

NOVELA

 

1. Tiempo del Ángel: 2005

 

Jézer escribió libros sobre gramática y varias antologías sobre literatura (cuento y poesía). Casi no hay libro sobre literatura que no lleve un prólogo de don Jézer.

 

La novelita Tiempo del Ángel la publicó en el año 20052, poco antes de morir. Es pequeña, no más de ochenta hojas pero, a nuestro juicio una joya de los últimos años de la narrativa costarricense.

 

El tiempo cronológico no va más allá de una noche, aunque durante los sueños del viejo ciego Pilín Molina sucedan acontecimientos de más de trece años.

 

La novela utiliza una segunda persona, especie de conciencia, para atestiguar y narrar el acontecer en los sueños de Pilín. Este recurso le permite al sujeto de la enunciación, ese tú, conocer todos los más íntimos pensamientos del personaje, reprenderlo, criticarlo y hasta recordarle constantemente que nunca será feliz "porque nació de pie y lloró antes de nacer".

Es su secretaria personal la encargada de llevar a Pilín desde San José a Puente de Piedra en Grecia, ya viejo, ciego y cerca de su muerte, hasta la casa de la mejor amiga de su madre, doña Hermelinda. A su llegada no la encuentran pero le indican un cuarto en la parte trasera de su casa, donde podrá pasar la noche y el tiempo que desee. Como ya es tarde y la noche se avecina, deciden acostar al viejo y este comienza uno tras otro sus sueños. Los inicia desde su niñez y los termina, junto con la novela, después de los trece años y algunos recuerdos de su etapa de profesional cuando queda solo con su hijo y su esposa muere en un accidente aéreo.

 

Los sueños evocan la vida del niño en Puente Piedra y los distritos vecinos. Son vivencias de esa etapa de la vida llena de travesuras, juegos y sacrificios. Es la vida del campo vista desde dentro, por quien la sufrió en carne propia. Tipifica como ningún relato anterior esa vida dura de la niñez, llena de privaciones, sinsabores pero a la vez de felicidad, de inocencia, de relación íntima con la naturaleza y sus amigos cercanos. El relato está lleno de pequeños detalles, intimidades, desalientos, miedos, sobre todo a la noche y sus fantasmas, como fue y es la vida de los pueblos alejados de la ciudad pero desde el inicio, esa conciencia escondida le recuerda que nunca encontrarás la felicidad y sí la soledad. Ese viaje a su pueblo se convierte en la búsqueda de sí, su esencia como ser social e individual pero conforme avanza en esa dirección el túnel es más oscuro y las posibilidades de ver la luz más remotas. La búsqueda del sentido de la vida le depara al personaje más interrogantes que respuestas y lo llena de impotencia, desasosiego, dolor. Es el ciego tras la luz, el amor, el vencimiento de su propia soledad el dilema del relato.

 

No es necesario tipificar la novela como biográfica, aunque sobran razones para encontrar referencias; tampoco se puede ubicar como una novela del campo pues supera la visión folclórica de sus antecedentes. Quizás se acerque más a una novela inserta en lo maravilloso con pasajes que nos hacen recordar a Rulfo y García Márquez pero sin caer en fáciles y trilladas imitaciones. Lo que sí nos atrevemos a afirmar es que, para nuestro juicio es un relato bien escrito, de una estructura única acerca de la visión y la escogencia del "tú" como narrador que la hace ser la primera en su formalidad en la narrativa costarricense.

 

Excelente novela digna de ser leída y comentada en los centros educativos del país.

 



1 En el Registro Civil aparece como Jéser, con ese y no con zeta.

2 González Picado, Jézer. Tiempo del Ángel. Ediciones Guayacán, San José, 2005.

 

Vilma Loría Cortés

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VILMA LORÍA CORTÉS

(1930)

 

Vilma Loría Cortés nació en San José, el 12 de Diciembre de 1930. Estudió Artes Dramáticas y Literatura del Arte en la Universidad de Costa Rica. Es madre de cinco hijos y abuela de catorce nietos. Se dedica a leer y escribir, sobre todo cuentos. Entró a estudiar a la universidad de Costa Rica en 1973 y a escribir en 1980. Nunca ha deseado permanecer quieta en su hogar sino que se ha empeñado en aprender lo nuevo y necesario, sin importar la edad ni su sexo. Considera que la mujer debe luchar por su liberación sin descuidar sus deberes y haciendo valer sus derechos. Si el lector desea conocer más sobre su biografía lea la obra La hija de Adriana Cortés. Actualmente vive en Turrúcares. Ha sido una asidua asistente de los talleres literarios de Carmen Naranjo.

 

LO QUE HA ESCRITO VILMA LORÍA CORTÉS

 

 

NOVELA

 

1. La hija de Adriana Cortés: 2001

2. Sagrario una exiliada cubana: 2005

 

CUENTO

 

1. Flora: 1995

2. Relatos del desamor: 1998

3. Ellas y nosotras: 2003

 

 

La hija de Adriana Cortés es la única novela, así le han llamado, de Vilma Loría Cortés y fue publicada recientemente, en el año 2001.1

 

No pertenece al género novelístico y tampoco es literaria. Es un libro de recuerdos que giran alrededor de la familia Cortés y sus diferentes relaciones de parentesco con los Loría de Alajuela.

 

La obra se estructura bajo una serie de recuerdos hilvanados bajo la visión de la autora con respecto a su familia. Es una especie de relación de linajes entre los Cortés y sus acontecimientos particulares, sociales y políticos, toda vez que un tío de la autora lo fue León Cortés, expresidente de Costa Rica.

 

La lectura de estos recuerdos cercanos a la crónica social y biográfica es amena y tiene la importancia de ser contada por un miembro de la familia. Se asiste así a la visión particular de los hechos familiares de sus abuelos, contados por su madre, hasta los privados de la autora y sus relaciones con el San José de los años cuarentas, sobre todo, aunque se cuenta también pasajes autobiográficos de años recientes.

 

Otros aspectos que pueden tener relevancia para los estudiosos es conocer la vida social, política e intelectual de un grupo económico solvente. La participación de algunos miembros en la política, las relaciones con otros políticos coetáneos, los viajes a otros países como representantes del  gobierno de turno, los estudios realizados y la vida que llevaban. Se puede apreciar, muchas veces la superficialidad de los rituales sociales, la vida aparente, los estereotipos como la posición social, el dinero, el parentesco y el linaje. Tanto valgo como tengo. Otro aspecto importante es distinguir el uso que estos miembros distinguidos de nuestra sociedad, hacía del poder político para mantener su riqueza, su influencia, su posición y sus beneficios a través del poder político. Esto se extrae de la obra aunque la autora no se propusiera denunciarlo ya que en ningún momento trata de violar la censura. Hay que resaltar ese intento por dignificar a la mujer y criticar la forma como era tratada por los códigos familiares y sociales de ese tiempo.

 

La autora a pesar de ser asidua asistente a los talleres literarios de Carmen Naranjo Coto, no leyó sus novelas o nunca las entendió.

 



1 Loría Cortés, Vilma. La hija de Adriana Cortés. EUNED, San José, 2001.

Daniel Gallegos Troyo

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DANIEL GALLEGOS TROYO

(1930)

 

Daniel Gallegos Troyo nació en San José en 1930 pero muy joven viajó a EUA donde inició sus estudios, sobre todo en su adolescencia. Luego regresa a Costa Rica, en 1951 para estudiar y graduarse en  Derecho, en 1957. Después regresó a los Estados Unidos  y realizó un postgrado. Su dedicación estuvo siempre ligada al teatro, donde se desempeñó como autor, director, actor y se convirtió, hasta hoy en uno de los dramaturgos más importantes de nuestro país. Vivió largas temporadas en México, donde se dedicó al arte escénico. Se trasladó a Europa y en diferentes países estudió y se mantuvo en contacto con diferentes instituciones relacionadas con el teatro y la enseñanza de las artes escénicas. Lo mismo hizo en EUA donde se le considera como uno de los más importantes exponentes dramaturgos costarricenses.

 

Es profesor emérito de la Universidad de Costa Rica. Fue director del Teatro Universitario de 1963 hasta 1979 y de la Escuela de Artes Dramáticas de 1969 a 1976, donde también se graduó como licenciado en arte escénico en 1982. Constantemente publica artículos especializados en diferentes revistas culturales del país. A pesar de haber escrito algunos cuentos y dos novelas, su principal actividad es el teatro y todo ese mundo que lo envuelve. Ha recibido diferentes premios por sus obras. Ganó el Aquileo Echeverría en novela en 1994 y el Premio Magón de Cultura en 1998.

 

 

LO QUE HA ESCRITO DANIEL GALLEGOS

 

 

NOVELA

 

1. El pasado es un extraño país: 1993

2. Punto de referencia: 2000

3. Los días que fueron: 2009

 

TEATRO

 

 

1. La casa: 1966

2. Ese algo de Dávalos: 1967

3. La Colina: 1968

4. En el séptimo círculo: 1982

5. La casa y otras obras: 1993

6. Una aureola para Cristóbal: 1993

 

El pasado es un extraño país, es la primera de dos novelas que ha publicado Daniel Gallegos Troyo y lo hizo recientemente, en 1993.1

 

Es una excelente novela. A pesar de no utilizar un derroche de técnicas modernas de la narración, no obstante ello, la novela es moderna y pertenece al paradigma polifónico. Se aleja de la novela tradicional y se incorpora en el relato polifónico, con diversidad de puntos de vista, trasgresión de la censura oficial, violación del mundo privado, diversidad de visiones y puntos de vista, ruptura con la linealidad causal y cronológica, tratamiento del tiempo psicológico como elemento importante de la historia y por último y quizás lo más importante alejamiento del autor del mundo narrado. En esta novela los personajes cobran libertad en cualquier sentido que se le mire. El punto de vista está íntimamente ligado, como pertenencia al narrador o voz que produce el enunciado por ello, al final de la lectura de la novela, el lector social guarda en su memoria la imagen de cada personaje, los tres más importantes: padre, madre e hijo y su mundo de valores, prejuicios que conforman su condición humana total y no selectiva, arbitraria desde una visión superior.

 

Sin duda alguna la novela gira alrededor de un personaje en cualquier estado del tiempo en que aparezca y donde desarrolle sus vivencias, ya sea en la hacienda El Retorno (nombre simbólico), en el campo costarricense, en la casa ubicada en San José centro, o en Limón, en el barco, el tren, o los diferentes países y ciudades que visita y donde estudia. Los tiempos que se enumeran, la niñez, la adolescencia, la juventud, como adulto o como viejo, que es el presente desde donde se retrocede a las demás edades o momentos vivenciales, el personaje se relaciona con otros, preferentemente su padre, su madre o sus compañeros de estudio, su nana, o su amigo íntimo. Por eso la novela se presenta como en tres actos, muchas escenas en diferentes espacios o ambientes y con encuentros, uniones y separaciones, llegadas y partidas y todo ello bajo una meta o premisa: mi encuentro.

 

La vejez se posesiona del presente del personaje, es estéril, vacío, fracasado, es el primero y último acto. Su amigo Sam ha desaparecido y de su compatriota, la mujer a quien convierte en su interlocutora, la que recibe el relato de su vida, la mujer que amó, la que pudo ser y no lo fue, por diferentes razones, en parte por la vejez de su padre a quien tuvo que cuidar y a quien culpa, en gran medida de su fracaso y esterilidad. La mujer a quien inicia en el arte y que al final se une con Sam, por su propio consejo, no interviene en el relato, solo juega el papel de escucha, de receptora y se niega a encontrarse con ella, a no ser en el recuerdo del pasado. No es de extrañar que la novela termine en el presente del viejo y en el lugar inicial del relato, en la hacienda El Retorno, su herencia, su lugar ameno, su campo, su  virginidad, su pureza, tanto a nivel natural como social. Ahí encuentra la paz, el retorno al pasado, ese extraño país que recuerda desde su vejez. Lo que pudo ser y no fue, y las razones se expondrán, poco a poco, en un caleidoscopio de escenas variadas del personaje Manuel Fernández Rodríguez.

 

El otro elemento que centraliza al personaje Manuel en el relato es lo que Segmun Freud llamó el complejo de Edipo. El amor del hijo por su madre y es este motivo el que da a la novela el carácter trágico pero no de crímenes y asesinatos, aunque estuvo a punto de matar a su padre, cuando era una piltrafa humana, en silla de ruedas, no lo realiza y más bien lo cuida con esmero, compasión y ternura, casi como si hubiera sido su madre, que murió antes que su padre. Entra aquí el segundo acto y quizás el más largo y a él pertenece su niñez y adolescencia. Es el esplendor de su padre y su gloria como general de Federico Tinoco. También a este acto pertenece la historia patria, en lo privado, lo oculto, lo no oficial, de los Tinocos, de 1919 a 1919, agosto para ser exactos y se evocan algunos acontecimientos esenciales, caída y sustitución de don Alfredo González Flores por la oligarquía que no aceptaba las reformas fiscales y quien vitoreaba a los Tinoco, para deponerlos dos años después y obligarlos a salir de Costa Rica y exilarse en Francia, no sin antes, suceder el asesinato de Joaquín, cuyo crimen nunca se esclareció. Estos hechos están relacionados con el niño Manuel que no admira a su padre sino que le causa miedo, repulsión, aversión, rechazo y las razones son muchas, los maltratos a su madre, las humillaciones, las otras mujeres, sus malos hábitos, el encuentro con la negrita y sus remordimientos, sus primeras experiencias sexuales, sus sueños, su relación con Josefa a quien admira y quiere como madre, los juegos con los niños del campo en contraposición con los de la ciudad que le humillan y le insultan. La novela, desde cualquier perspectiva que se le mire, presenta esa dicotomía campo y ciudad, ricos y pobres pero sin estereotipos, más bien como escenas simultaneas de una vida que le tocó al niño sufrir, desde una posición de rico insatisfecho, falsa, hipócrita, de oquedad espiritual. Es la dualidad presentada por El Retorno y La ciudad, el campesino y la oligarquía y que le hace, al final, tal vez como una consolación de viejo fracasado, convertir su hacienda El Retorno en una cooperativa para los campesinos.

 

El tercer acto se da cuando entra en amistad con Sam y comienza a descubrir que es un hombre, un adulto con mayoría de edad y el momento de iniciación se da con una gran crueldad y humillación por parte de su padre. En frente de su madre y su hijo, lo mismo que Josefa, brinda por los amores de Manuel con Tatiana, un amor imposible, su primer amor y lee los versos que había escrito a la joven. Es un acto de violación a u privacidad, a sus secreto, a su ser, a su vida, a su proyecto. La respuesta del joven es gráfica y recuerda a su padre las relaciones con las prostitutas. El joven se ha iniciado en la completitud de la vida y se han pronunciado sus diferencias irreconciliables con su padre y también con su madre. Se independiza, y comienza a vivir sus propias experiencias como estudiante, se intensifican las relaciones con su amigo Sam y éste lo introduce en el campo social, la injusticia de los ricos, como sus padres, las formas de explotación y la miseria en que los hacen vivir para acumular sus grandes fortunas que cuidan y malgastan en vanidades y apariencias aunque sus vidas sean estériles y vacías. El joven descubre, que a pesar de que en su país se afirma que los pobres son felices y que los patrones los tratan bien, lo cierto es que gracias al trabajo de los campesinos es que se amasan fortunas para que los hijos, como él, de los ricos (gamonales) puedan viajar y estudiar en colegios y países europeos, mientras los felices campesinos permanecen en la ignorancia y sus mujeres muriendo de parto y llenándose de hijos que serán pobres y campesinos como sus padres.

 

Sin lugar a dudas es una novela de formación, de reencuentro, de búsqueda, de justificación y de comprensión y Manuel es el personaje que juega ese papel al lado de la otra búsqueda en la historia de la patria. La historia personal se interrelaciona con la historia del país para realizar ese cometido: la búsqueda de su identidad, pero deja ver que el pasado, tanto personal como social, son un extraño país. Posiblemente la experiencia del núcleo familiar como espacio espiritual para el joven, así como el espacio mayor de la historia patria, no fueron los mejores ambientes para realizar su proyecto de vida y agregamos nosotros, no lo serán nunca porque la identidad, lejos de estar en la unidad se encuentra en la diversidad.

 

La segunda novela de Daniel Gallegos la llamó Punto de referencia y la publicó en el año 2000.1

 

Es una novela polifónica y de gran calidad literaria. El autor se propone, como principio fundamental, crear una obra literaria, antes que cualquier otro fin. Comenzaremos la reseña de esta novela desde esta perspectiva.

 

Al final de la novela que coincide con la exhibición de la película que ha realizado Juan, ayudado por Teodoro y María, Juan se ve enfrentado a la interpretación de la verdad de sus vidas.

 

Dice el narrador:

 

"¿Será una tortura para Rebeca y Juan enfrentarse a una interpretación de la verdad hecha ficción pero basada en sus propias vidas...? ¿Qué sentirán esta noche al ver la película? ¿Podrán soportarla como una indagación pública de su intimidad?2

 

Desde el inicio de este trabajo venimos afirmando esta poética literaria. La obra literaria es un embuste, una ficción. Se fundamenta, se alimenta de la realidad y crea la propia verdad artística, y cuanto más se aleje de su punto de referencia, mejor será, siempre y cuando mantenga lo verosímil y el respeto a sus propias leyes poéticas. Sólo así dejará de ser biografía, crónica, historia o panfleto.

 

La novela se desarrolla, básicamente, en dos planos simultáneos y desde luego, ambos irreales y se forman por dos triángulos amorosos, el primero conformado por Franco, Juan y Rebeca y el segundo que aparece en el guión de la película y es representado por Jorge, Esteban y Ana. Este sería el producto literario, ficticio, artístico de la transformación del triángulo real anterior. Es una especie de creación dentro de otra creación. Uno, el primero sirve de inspiración a Juan para realizar la película y cumplir con la promesa de de escribir, por separado una especie de diario que hicieron cuando estaban en Grecia, juntos, en un viaje por el mar Egeo. Al final es Patricia, la hija de Franco la que lleva el diario de su padre y lo entrega a Juan. Los tres se reúnen para ver la película y es ahí cuando termina la novela.

 

Los triángulos amorosos no son extraños a la literatura costarricense, abundan y aparecen casi en todas ellas, unas veces como fin en sí mismos en las novelas folletinescas y sensibleras y otras como parte de la trama para resaltar otros aspectos importantes. En estos casos se da con fines literarios. En la novela que nos ocupa los dos triángulos amorosos son, por muchas razones, diferentes a los dos tipos más comunes de nuestra literatura. Observemos algunas diferencias.

 

En primer lugar el triángulo amoroso entre Franco, Rebeca y Juan es voluntario y aceptado por los tres personajes. Es su convenio y no media ningún elemento disociador que no sean sus propios sentimientos, deseos, celos, anhelos de libertad, etc.

 

Otro aspecto que debe señalarse es que, por lo general en los triángulos amorosos tradicionales aparecen dos personajes que se aman, hombre y mujer, y otro hombre o mujer que tratan de disociar esa unión establecida, se convierte en elemento distorsionador, disociador. Es símbolo de lo prohibido, lo censurado socialmente. En el caso de la novela comentada, los tres personajes se aman abiertamente y forman una especie de trío, de trinidad, que los lleva a formar una nueva célula familiar, bajo su entera libertad y como contrato espontáneo de los tres integrantes.

 

La formación de esta trinidad vital, amorosa, amistosa, se da en los años sesentas y en plena juventud de los tres, cuando eran estudiantes y se formaban para enfrentar la vida de la mejor manera posible. El contexto histórico social se realiza en el marco de la guerra de Viet Nam, los hippies, el rock y los inicios de los primeros movimientos revolucionarios en Latinoamérica, con el Che Guevara, la revolución cubana y el fracaso de la guerra emprendida por los gringos. El espacio es variado pero con mayor énfasis en Estados Unidos y Europa, sobre todo en Francia. Existen referencias al Uruguay, país de origen de Rebeca y Costa Rica de donde es Franco. Los tres pertenecen a familias adineradas o por lo menos acomodadas. El dinero no fue un problema esencial para ninguno.

 

Grecia y sobre todo las islas del mar Egeo y Atenas, se convierten en el punto de referencia para, desde ahí, producir las ondas que desarrollan los acontecimientos de los personajes o más bien sus encuentros, y separaciones y  los diálogos frecuentes que dan vida al relato. Desde este lugar se abre la creación del guión que lleva por título Punto de referencia, igual que en la novela y con el caleidoscopio de relaciones entre los tres personajes que posibilitan una creación nueva: la película, pero que abren la virtualidad de un proyecto de vida, también distinto, descodificado, abierto, más propicio a la realización personal en unión con otros. La nueva tribu, como lo llamará Patricia, al final de la novela.

 

Lo anterior permite al autor contraponer dos mundos opuestos y abiertamente diferentes. El primero sustentado en un paradigma estereotipado, lleno de prejuicios, convencionalismos, vacío, castrante, sin libertad para cualquier manifestación posible, enajenante, machista, desigual, producto de los grandes contrastes económicos, entre los ricos y los pobres, los países desarrollados y poderosos y los pobres y subdesarrollados, programaciones enajenantes como las religiones, las estirpes familiares, los conformismos y convencionalismos y las injustas diferencias por razones sociales y económicas. Este es el caso de Franco y su familia, que al separarse de la trinidad en Grecia, vuelve a su tribu, se casa con Madeleine y tiene tres hijos, Karla, Patricia y Francis. La primera se aparta del paradigma de su familia y por ello, su padre se acerca más a ella. Karla es el fracaso de la familia, es la chica vacía, drogadicta, superficial, con un amante distinto cada semana, la hija de papi y mami que disfruta del placer, dormida en sus apariencias, y Francis, el hombre que solo piensa en el dinero, es su vida, su proyecto, su fin. Y la esposa es la quinta esencia del paradigma, no solo pertenece a él sino que lo defiende y es capaz de cualquier sacrificio con tal de ser reconocida por los miembros de la tribu como un representante honorable de ellos.

 

En uno de los tantos rituales sociales que la familia realiza bajo la estricta vigilancia de Madeleine, el cumpleaños de Franco, éste sufre una parálisis que le mantiene enfermo durante algún tiempo. Su recuperación fue lenta y ello intensificó la relación con su hija Patricia a quien, poco a poco, va contando parte de sus secretos de juventud hasta morir. Así los dos paradigmas se van sucediendo simultáneamente. Esto hace de la novela un coro de voces, como lo establecen los subtítulos del relato que algunos reciben el nombre de portafolios. Se puede asistir a una especie de intergéneros, novela, teatro, cine, que configuran un texto exquisito y rico en posibilidades expresivas, de gran originalidad y pluralidad sémica.

 

Los aspectos históricos, tratados en la novela, sólo sirven de marco, de contexto al desarrollo de las relaciones entre los personajes a quienes no escapa ese contexto sino que los permea, los motiva, los sensibiliza, los cambia, los vitaliza y  los lleva a la creación, en sus proyectos personales con una nueva visión de la realidad social e histórica. Los valores establecidos, bajo el paradigma tradicional, se ven sobrepasados; así la libertad, el amor, la amistad, la solidaridad, la vida y la muerte se ven sometidas al ojo crítico, liberador, desprejuiciado de un nuevo y más sincero paradigma. Las relaciones más escabrosas y ocultas, por prejuicios encubridores, tales como la homosexualidad, las relaciones libres en el sexo, el amor libre, etc., son tratadas con una nueva moral, que desde ningún sentido justifica, ni defiende el uso de las drogas, por lo contrario las ve como un estímulo a  una vida vacía y superficial, propias del paradigma viejo.

 

Esta obra es una muestra clara de que la novelística costarricense, de seguir por este camino, abrirá mejores horizontes y saldrá de nuestras estrechas fronteras literarias en las que hemos permanecido durante tanto tiempo y lo que más nos reconforta es que no es la única que va por ese camino.

 

La tercera novela que publicó Daniel la llamó Los días que fueron y vio la luz en el año 2008.1

 

Esta es su última novela escrita por Daniel. Algunos críticos creen que es una novela histórica. Ello no es cierto. Los acontecimientos históricos y todo su contexto de segunda mitad del siglo XIX y principios del XX no son más que eso: contextos. El interés del novelista no se centra en ellos sino en un personaje: Rafael Ángel Troyo Pacheco, su vida, sus aventuras, sus ideales, sus viajes y su vocación literaria. Es lógico que lo ubica en un tiempo histórico, ya explicitado y un espacio nacional: Cartago y varios extranjeros: Estados Unidos en un principio y Europa después. Por otra parte el narrador desarrolla la vida cotidiana de toda su familia y para ello acude a otros espacios necesarios como las que vive su padre Don Ramón, antes de casarse con Dolores, en su vida aventurera de marino. A pesar de ser lineal y con un narrador omnisciente tradicional, la obra se mantiene distansiada de la realidad conocida y se inscribe en la vida privada de sus antepasados, abuelos e hijos y los acontecimientos se insertan en la época de la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX. Hay que recordar que Rafael Ángel Troyo Pacheco murió muy joven, en el año 1910, como consecuencia del terremoto de Cartago.

 

Se inicia con la llegada de la familia Bassard a San Ramón, cantón de la provincia de Alajuela y el señor Monsieur Brassard y su esposa deciden viajar luego a la ciudad de Cartago. Se ubican en los hechos históricos que antecedieron a la construcción del canal de Panamá y los sinsabores de este ingeniero. Apacece el personaje femenino llamado Eugenia, la tutora irlandesa Deidre Hyde y poco a poco la llegada de las niñas Eugenia, Emile. Esta familia se une a la otra familia, la del difunto Ramón y doña Dolores Pacheco y sus tres hijos: Rafael Ángel, Rogelio y Juan de Dios, no sin antes describir los hechos ocurridos a la familia en la tiranía de Carrillo y las aventuras de Ramón Arnesto como marinero por el mundo entero, dueño de un hotel en Estados Unidos, etc.

 

Esta retrospección da pie para que luego el interés narrativo recaiga en los miembros de la familia en Cartago. Poco a poco van sucediendo los episodios alrededor de doña Dolores, la matriarca, sus hijos Juan de Dios, Rafael y Rogelio y desde luego las diferentes bodas palaciegas de ellos sin dejar de lado las vicisitudes en París de la hija Lydia y su esposo colombiano y calavera y diplomático, su separación y regreso a Cartago y las relaciones maritales entre las jóvenes Brassard y los hijos de Dolores, Juan de Dios y Rafael.

 

Por último, la venida a menos de la familia. El uso de drogas (morfina) en algunos, la pérdida de sus riquezas en manos de su sobrino de Dolores Aristides Pacheco, la muerte de todos ellos y la vida de algunos en la pobreza con dignidad.

 

Tampoco debe quedar de lado el desencanto del joven poeta Rafael con la crítica literaria del momento que creía más en el costumbrismo que el modernismo recién incorporado en casi todo el mundo civilizado.

 

Novela importante para rememorar una época, asistir a la privacidad de una familia hidalga de Cartago y conocer sus alegrías y dolores, tristezas y sinsabores.

 



1 Gallegos Troyo, Daniel. El pasado es un extraño país. REI, Centroamérica, S.A. San José 1993.

 

1 Gallegos Troyo, Daniel. Punto de referencia. Ed. Costa Rica, San José, 2000.

2 Ídem, p. 236.

 

1 Gallegos Troyo, Daniel. Los días que fueron. Ed. Alfaguara, San José, 2009.

Francisco José Ramírez Fletis

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FRANCISCO JOSÉ RAMÍREZ BONILLA

(1935))

 

Fue profesor de Matemáticas en la Universidad de Costa Rica y jubilado desde 1988. Nació en Cartago Centro el día 23 de junio del año 1935. . Obtuvo su Doctorado en matemáticas en La Sorbona, Francia. Vive  en un pueblito en las faldas del volcán Irazú en armonía con la naturaleza, lejos de la ciudad, cuida su finca, hace muebles y escribe. Esta es su primera novela. Tiene una cabaña en una montaña de la costa caribeña.

 

 

LO QUE HA ESCRITO FRANCISACO JOSÉ RAMÍREZ BONILLA

 

NOVELA

 

1. Constanza entre cocos, bares y corales: 2000

 2. Recreo en el Caribe: 2007

 

Esta es la primera novela que ha escrito Francisco. La llamó igual que el nombre y las aventuras de esta mujer, Constanza entre cocos, bares y corales y la publicó en el año 2000.1 Lo de bares no le viene bien al título pues en realidad, a pesar de que conversan mucho entre trago y trago, lo hacen en restaurantes de la región atlántica.

 

Es una novela polifónica y no es lineal. Es de excelente nivel literario y nos augura un buen novelista. El lenguaje es polisémico, ameno, sin rebuscamientos y muy expresivo. Es lugar a equivocarnos es una novela muy meditada y producto de una gran madurez intelectual.

 

Lo primero que llama la atención favorablemente es el manejo del narrador. Abre la novela con una voz omnisciente, distanciada pero con mucha empatía con la naturaleza a quien constantemente describe, califica, admira, elogia y desde luego se identifica plenamente con ella. Ubica el personaje Luis B. que luego tendremos oportunidad de verificar que de una u otra forma, simboliza la personalidad del autor, en la zona atlántica del país, en el Refugio de Villa Silvestre de Gandoca-Manzanillo. En realidad la novela se irá a desarrollar básicamente en la zona del atlántico, Limón, Puerto Viejo, Cahuita, Manzanillo, Punta Mona y Gandoca, con significativas referencias a otros lugares como las faldas del volcán Irazú, la finca donde vive Luis B. habitualmente, algunas playas de la zona del Pacífico, Canadá, Rusia y Francia y por supuesto brevísimas incursiones a San José, sobre todo a la ciudad central y  los alrededores de la Universidad de Costa Rica. Luego cederá la palabra a diferentes personajes que narrarán la historia principal o parte de ella u otras narraciones colaterales que conformarán la totalidad de la novela. Son las diferentes voces que con sus verdades particulares, van formando ese caleidoscopio, ese arcoiris, ese carnaval que se va mostrando, de imágenes, visiones, puntos de vista, tesis, contradicciones, acontecimientos, vidas, pasiones, costumbres, preferencias, vivencias, frustraciones, de cada uno de los personajes y sus intrincadas relaciones entre sí. Es el desarrollo de la vida vista desde diferentes ópticas y posiciones del hombre frente a su irremediable enfrentamiento con su proyecto vital, aquí, en este país y este planeta. Es la madeja compleja de los seres humanos que se sacude, se estira y encoge, cobra vida y comienza a dar forma a una imagen de un mural pictórico, complejo, llamado vida humana.

 

De principio a fin la novela sorprende al lector por la diversidad de puntos de vista, la relatividad de la verdad y esto nos agrada. Cada personaje tiene su propia verdad de él y de los demás, de los acontecimientos y de las relaciones entre ellos, de la vida, del destino, del más allá y sobre todo el más acá. Cada uno tiene su perfil, su propia conciencia, sin adjetivos, su verdad, verdadera o equivocada pero al fin su propia verdad y eso es lo que importa. Los personajes no solo narran sino que tienen una visión de mundo y la exponen sinceramente y luchan por vivir, a pesar de la complejidad individual y social de nuestra contemporaneidad. Y lo que es más novedoso, el autor del libro, que también es personaje, ente de ficción, así se configura dentro de lo verosímil del relato, deja a los personajes que escriban partes enteras de la novela, las llamadas reconstrucciones y los fragmentos finales y luego ofrece el manuscrito de la novela a los mismos personajes para conocer su opinión. No queda satisfecho del todo. La verdad de los mismos protagonistas, los vivos hasta el final, no le satisfacen pero es su verdad y con ello la novela cierra la tesis que pareciera encerrar en su esencia misma: La vida es propia de cada individuo e irremediablemente hay que vivirla y cada quien posee su propia visión de su vida, de la vida y es responsable único de ella a pesar de los contextos históricos, ideológicos, religiosos, culturales en los que le ha tocado desarrollarse.

 

Ahora bien, colateralmente se exponen una serie de contextos ambientales, históricos, ideológicos, sociales, etc., que influyen en el ser: "el hombre es un animal racional, de costumbres", "es un ser político", "yo soy yo y mi circunstancia". Esto de ninguna manera se obvia. Hay en la novela una segunda tesis importante. El hombre de nuestros tiempos vive enajenado en la estandarización, en el consumo, en el poder del dinero y hacia esa meta encamina todos sus esfuerzos. Su meta es hacer fortuna y esto es cierto. Este profesor (Bene) solía hacerles a los estudiantes la pregunta, cuando iniciaban el curso de ingreso a la universidad, ¿para qué querían estudiar? y la respuesta era uniforme, rápida, directa, contundente y clara,-contestaban- Para llegar a ser algo. Y ese algo se traducía en dinero, obtener una profesión para ganar dinero y con él...Lo más triste es que no se sentían nadie, no eran nada antes de iniciar la universidad y tampoco llegarían a ser nada, cuando tuvieran una profesión, porque el tener dinero a nadie lo convierte en alguien, sino en una máscara, un parecido a casi todos, un igual, uno en serie, un robot perteneciente a la gran máquina del capital, del consumo, de la enajenación. El dinero solo debe mirársele como un medio y nunca como un fin.

 

A esa realidad la novela ofrece la alternativa de salirse de ese ambiente, es el viaje del reencuentro, huir de la ciudad y abrigarse en la naturaleza. Pero no de forma turística, de paseo entusiasta, de recorridos juveniles sino de estrecha relación con ella. Es la búsqueda de la armonía del hombre con la naturaleza. Este es el secreto, vivir con ella, establecer lazos íntimos, esenciales entre ambos de bien común, de mutuo desarrollo, de amor, de entrega, de comprensión y ayuda. Es esto posible a pesar de los políticos, los comerciantes, los destructores de la vida, de las guerras, de la explotación desmedida, de la contaminación en todas las variantes inimaginables, del recalentamiento. Por lo menos parece que el autor de la novela y este servidor aún creemos que la esperanza no ha desaparecido aunque los locos que gobiernan el mundo digan una cosa y hagan otra. Muchos creen que es posible proteger nuestros bosques, el agua y todo lo que rodea a la conservación de las fuentes naturales y se realizan muchos esfuerzos en esa dirección. Nuestro país aún conserva refugios como los descritos en la novela y a pesar de la burocracia y desafueros de los funcionarios, los hoteles, el depósito de basura internacional en nuestras costas, aún tenemos esperanzas pero si no las defendemos con hidalguía, sabemos que sobrarán imbéciles que dentro y fuera de nuestra patria, preferirán un poco de dinero destruyendo la ya raquítica naturaleza que nos queda.

 

La historia novelesca un tanto policíaca es el hilo que permite al novelista mostrar esas inquietudes antes expuestas. Se trata de la desaparición misteriosa de Alberto, esposo de Constanza e hija de Luis B. y la lucha de ella por esclarecer esa situación. Esto permite conocer una intrincada red de relaciones, intrigas, crímenes, conversaciones, juicios y valoraciones, conductas, rituales, viajes, estudios, uniones libres, trampas, viajes de pesca, etc. Todo ello ofrece un sin número de imágenes y los personajes más importantes en acción: Constanza, Alberto, Luis B. Nena, Serena, Nube, Vibra, Livia, Santa, Compa, Zoila, Rafa, el Zukia, Kilo, Paco, Rosario y otros de menor importancia.

 

Hay varios aspectos que se pueden destacar por la importancia que tienen en la novela. Los personajes, en su totalidad son adultos de más de cuarenta años, de clase media alta y salvo excepciones intelectuales que han obtenido alguna profesión universitaria. Son josefinos que han emigrado a la zona atlántica, blancos y gozan de holganza económica. Algunos de ellos, como Alberto, provienen de pueblitos pobres del suburbio capitalino y que llegaron a triunfar en el estudio y las empresas que fundaron. Alberto es un ejemplo importante de ello. Se convirtió en un médico de gran empuje empresarial y logró acumular una gran fortuna, desde antes de casarse con Coti. Su matrimonio no llegó a lograr el éxito a que aspiraba la bella Coti. Ella deambuló por Canadá, donde se graduó de Actuaria y nunca ejerció como tal. Casi no vivió, en unión con Alberto, porque en los primeros años de matrimonio, dedicó más tiempo a su éxito empresarial y profesional que a ella. Así que la lucha de Coti es doble, por una parte su propio proyecto vital y la verdad de la desaparición de su marido, cuando ella estudiaba fuera del país.

 

Otro elemento destacable es que la huida hacia el campo, la montaña, se da cuando se está cercano a los cuarenta y cinco años y se tiene holganza económica. Los niños no aparecen en la escena, a no ser ocasionalmente el hijo de una compañera de Compa, que la madre dejó en sus manos para seguir un gringo que le ofreció el éxito como modelo en los Estados Unidos y tras él se fue. Es la madre de Compa la que termina realizando el papel de madre. Coti encuentra en Compa el compañero ideal y refugio a su proyecto vital. Este también proviene de estratos pobres pero por propia iniciativa y con gran esfuerzo logró graduarse como licenciado en Filosofía por la Universidad de Costa Rica aunque no ejerció esa profesión y anduvo por las más variadas actividades comerciales, ligadas a la cultura. La familia, como se entiende tradicionalmente, no existe. Hay otra conceptualización más abierta, se trata de relaciones entre personas afines, de igual o diferente sexo, pero a nivel más vital e intelectual que sexualmente. Este último aspecto es muy secundario y en la novela casi no aparece. El hombre y la mujer en armonía con la naturaleza, no están sujetos a códigos y programaciones tradicionales. Se destacan como personas libres, vitales, amistosas, críticas, profesionales, cultas, conscientes de sus actos y conductas y a su manera disfrutan, más de una conversación amena e interesante sobre diversos aspectos de la vida, junto a unos tragos de vino y un plato de langostas, que de una noche de placer lujuriosa. Hay conciencia entre ellos de sus propias o ajenas limitaciones intelectuales, sus rituales enajenantes, sus charlas baladíes, y su vida, un tanto superflua, que viven algunos a pesar de extasiarse con la naturaleza. Esto se puede observar con abundancia en la fiesta de fin de año que da Luis B. en su casa en las faldas del volcán Irazú y a la cual asiste Alberto, más para demostrar su ascenso intelectual que el convencimiento por descubrir un nuevo proyecto de vida que lo realizara como persona, como sujeto y no como objeto.

 

Varias son las teorías o religiones que se exponen en la obra y van desde las orientales hasta las más conocidas occidentales, las espiritualistas, las trascendentales, las animistas, las mentalistas, el karma y sus ramificaciones, pero pareciera que a pesar del respeto con que se manifiestan y aplican, sobre todo por Vibra, la tesis que prevalece es la vivencia armónica del individuo con la naturaleza y el respeto hacia ella como fuente de vida de la humanidad. No es la clásica huida "del mundanal ruido por donde ha ido los pocos sabios que en el mundo han sido." No, es la completa convivencia armónica del hombre con la naturaleza, su alianza beneficiosa, la clave de la felicidad del hombre aquí y ahora, a pesar de todo y de todos.

 

¿Individualismo?, tal vez sí, y quizás egoísmo, falta de solidaridad, mezquindad y muchas cosas más. Pero la novela ofrece conductas de personajes importantes que en su juventud y antes de optar por esa salida, ofrecieron todos sus mejores esfuerzos en luchas contra la corrupción y la impunidad, los políticos inescrupulosos, militancias, mítines, reuniones, propuestas en las mismas universidades, como es el caso del profesor de matemáticas que nunca recibió apoyo a sus ofertas del mejoramiento de la enseñanza de las matemáticas. Todos los esfuerzos hechos se estrellaron contra el muro del poder, del dinero, de la burocracia, de la corrupción, en todos los niveles. Pareciera entonces que al hombre consciente no le quedaba más alternativa que la expuesta en la novela, a no ser que fuera el suicidio, las drogas, el envilecimiento, el hacerse igual a los otros porque eso no resolvía ni siquiera las justas aspiraciones individuales del ser.

 



1 Ramírez Fletis, Francisco José. Constanza entre cocos, bares y corales. Imprenta y Litografía García Hermanos, San José, 2000.

 

José León Sánchez Alvarado...cont.

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Tres historias que se cruzan, se entretejen, entrelazan, se estructuran en una sola: el poder político y económico de un grupo y el exterminio del pueblo, no importa si este pueblo es indígena, blanco, negro, mandinga (nombre genérico que se emplea para denominar al grupo lingüístico principal de África occidental o a los pueblos que hablan esas lenguas. Este grupo, que se desarrolló con los imperios de Ghana y de Malí, está presente en África occidental, desde Mauritania a Nigeria, en Guinea y en Liberia. Corresponde al área de extensión del comercio ejercido por los dyula, los comerciantes del imperio de Malí.) Y los, mestizos.

"Para Nicoya quedaba un negro: grande, alto, casi no hablaba el castellano, pero le sobraban las energías, y en la hacienda del capitán Gonzalo Fernández de Oviedo sirvió como padrote. Y hasta su cuarto le llevaban todos los días tres o cinco indias. En tres meses cubrió a todas las indias de Nicoya, tanto a las chorotegas como a las aztecas; después le volvieron a llevar a las mujeres que no quedaron preñadas hasta que lo logró. Y cuando todas las mujeres de Nicoya fueron habilitadas por ese negro mandinga, entonces se lo llevaron para Rivas, porque el negro destinado a Rivas murió de un hartazgo de carne de caballo y atol".1

 

A este hecho se explica el color de los nicoyanos y sus rasgos físicos de hombres y mujeres, según el autor.

La novela no solo desmitifica la historia oficial con respecto a los indígenas, los negros, los blancos pobres, nacidos de españoles criollos o de éstos con indias porque casi nunca las españolas tuvieron hijos con indios o negros. También desmitifica el machismo, el ultraje a la mujer en general y la indígena y negra en particular, la religión y la corrupción de los políticos en el gobierno. No sabemos si las referencias tan directas a personajes de la política y farándula nacionales, los abogados, comentaristas de televisión, directoras de escuelas universitarias, sean oportunas para dar relieve a lo narrado. Lo verosímil del relato no necesita de citas a pie de página y ese recurso, aunque muy valiente y directo, bien podría empobrecer la calidad literaria. Quizás sea necesario para lectores poco informados pero en todo caso la obra no debe ser complaciente con los lectores sociales sin preparación. Este hecho tan generalizado en nuestro medio hace que los lectores confundan la realidad del texto literario, su verosímil, con la verdad histórica, real de los contextos que sirvieron al autor para crear su propia verdad o realidad. Muchos escritores han incurrido en esta confusión y testigo de ello es la famosa "Cocoricada" surgida en nuestro medio literario, donde injustamente se trata de aplicarle el ostracismo (Santa Inquisición) a ese hermoso cuento de don Joaquín Gutiérrez Mangel, poniendo al descubierto un craso desconocimiento de la naturaleza de la obra literaria, hasta en escritores como Anacristina Rossi, Fernando Durán y Quince Duncan. Si se aplicara esto a esta novela, también recibiría el mismo trato.

Dice el narrador:

"Y en una mañana del ayer lejano, Cecilia, la niña Cecilia, se despertó cuando la hermana Caridad hizo repicar las castañuelas de su petaca.

Y en esa mañana del ayer lejano en el Hospicio de Huérfanos, localizado en una orilla de la ciudad capital, Cecilia siempre recordará el seudo-miedo que le cogió de repente.

Evocaba como hoy, como ahora, como ya, cuál fue su proceder. Se tiró prácticamente de su camón de tablas - orinadas de anoche como siempre- y corrió llena de asombro hasta donde estaba sor Caridad:

- Hermana, hermana, está quemada, una niña se ha quemado...

Y halando el delantal oscurote la hermana Caridad, que corrió tras ella, llegaron al camón donde una muchachita medio despierta que tampoco salía de su asombro.

- Vea hermana, se quemó, se quemó...

- Sí, sí, está quemada - repetían a coro las otras niñas huérfanas del Pabellón Azul.

- No, no está quemada, es que es así...

- ¿Pero cómo hermana, cómo una niña va a ser así?

Y después del susto, Cecilia, la huérfana, cayó en la cuenta de que la niña que amaneció junto a su camón de tablas, no era la (sic) que se había quemado. Era negra y nativa de Limón."1

 

 La tesis de la novela se intuye, ¿Será posible la interrelación, la convivencia entre grupos étnicos distintos con el respeto a sus propias diferencias, a sus pluralidades, especificidades? Y con ello, si la respuesta es afirmativa, al cambio fecundo, enriquecedor, creador, realizador. Transformación dentro de la libertad, la igualdad y nunca la imposición, el aniquilamiento, la muerte.

La novela va más allá de la simple descripción, narración, exposición, vivencia, de un pueblo; es la denuncia, con rabia, con dolor, de un grupo poderoso, aquí y fuera de aquí, corrupto, demoledor, inescrupuloso, deshumanizado e inhumano, sediento de poder, dueño de vidas y haciendas, terrorista, maquiavélico, hitleriano, genocida pero amparado a la ley, su ley, el dinero. Es la tragedia latinoamericana, la guerra no declarada, el terror entronizado, el miedo, el silencio, la agonía de estos pueblos sin voz acallados por la religión de los blancos, porque a pesar de que en algún momento el narrador afirma que la religión2 no tiene poder político eso no es cierto, lo tiene y se le paga para consolar a los pobres y mantenerlos bajo esa estructura de consolación que afirma que ésta no es la verdadera vida sino la venidera, después de la muerte, los medios masivos de incomunicación y desinformación o información interesada, la educación formal que se empeña en desconocer la verdadera historia de los pueblos y se empeña en mostrar y obligar a las estudiantes a repetir la historia oficial de la pantomima, del carrusel, de la trágica comedia, del maquillaje, de las promesas, de las mentiras o los énfasis de obras que ocultan los muertos en su construcción, la explotación, el precio en regalías, servilismos, las compensaciones. ¿No es esto acaso lo que hoy denuncia algún diputado sobre el financiamiento de la campaña del presidente en ejercicio? ¿No son los mismos de antes con nombres diferentes?

 

Nos complace que José León inicie el camino de la literatura  polifónica con esta novela, con esas líricas descripciones de la naturaleza, con ese doble misterio de la creación y realización del hombre más allá de sus penalidades cotidianas, con esa firmeza y fuerte voz de llanto, de dolor, de rebeldía pero perfumada con el aroma del indio, del pueblo, de la rosa, de la flor, del fruto, del contraste, del arcoiris. No importa que por ahí se asome una "picadura de serpiente" o un personaje idealizado más allá de lo verosímil, de la referencia. Nos imaginamos las carcajadas, si leyó la novela, de Julieta Pinto. Además el tratamiento del asesinato del presidente, a pesar de realizarse con tanto esmero y tecnicismo, fracasa (esto también es risible) porque la esposa del coronel, cambia de camposanto para depositar sus restos. Es una salida jocosa y nada verosímil. Esas inconsistencias se pueden obviar si al final la obra brilla con luz propia.

 

Por último es necesario agregar un comentario acerca del estilo, del uso del lenguaje de este escritor, sobre todo cuando describe y  narra acontecimientos relacionados con los indios. Es una técnica que emplea en todas sus obras que tratan esta temática.

 

El lenguaje se torna cortado, ritual, evocador, de estructura preferentemente bimembre, con predominio de imágenes y símbolos. Es el tipo de lenguaje de los libros sagrados y lo encontramos en casi todos ellos. La razón es sencilla. Es producto del recuerdo, de la memoria, individual y colectiva. Los mitos, las leyendas, todo el conocimiento y con él la historia, se transmitió en forma oral. Los padres heredaron ese conocimiento mítico a sus hijos y estos a sus hijos y así sucesivamente hasta que fue convertido en escritura. José león lo sabe muy bien, por eso evoca la imagen del patriarca, sentado en una piedra, evocando a sus antepasados, transmitiéndoles ese conocimiento, con palabras, imágenes, gestos, ritos y así trata de impregnarlo en la escritura. Este estilo se perfila más en su novela Tenochtitlan.

 

"Yaxal Chac, Lluvia-verde, es la cara del katun que dominará en el cielo. Bajarán abanicos del cielo, bajarán enramadas de hojas del cielo, bajarán ramilletes perfumados del cielo. Sonará el tabal, sonará la sonaja. Ah Bolon Yocteil, el -neve-de-la-pata--de-palo, Ah Buluc Ahau ti Tocte Tock, el-once-señor--pata-de-palo-pedernal-,..." 1

 

"Años vendrán de langostas, años fieros de lluvias fingidas, de lluvias de hilos delgados, escasa. Guerras y apedramientos. Suspendidas estarán las vasijas de barro durante la carga de soporte la generación de Maax, Mono, cuando haya llegado el juez del cielo a cargar el katun y haga doler durante siete años las hojas del silil y haga arder con fuego de llamaradas los cuernos de Yuc, Venadito, en Ichcaansihó, Faz-de-nacimiento-del-cielo."   

 

"El asceta Valmiki interrogó a Narada, versado en el ascetismo y en la ciencia de los Vedas, príncipe de los oradores y toro de los munis: ¿Cuál es actualmente, en este mundo, el hombre virtuoso, el hombre fuerte, justo, agradecido, verídico, firme en sus decisiones? ¿Cuál aquél cuya conducta es noble? ¿El que sabe hacerse útil a todos los seres? ¿El sabio, el hábil a quien acercarse es siempre agradable ¿Quién es el que, dueño de sí mismo, doma su cólera; el lleno de gloria, el extraño a la envidia, y de quien los Dioses mismos temen el enojo en el campo de batalla? Quiero saberlo, pues me interesa más que toda otra cosa. Y tú, ¡oh gran asceta!, puedes hacerme conocer a tal hombre.

Narada, para quien los tres mundos no tienen secretos, oyendo estas palabras de Valmiki, le dijo consintiendo gustoso en instruirle: "Las numerosas cualidades, difíciles de adquirir, que acabas de enumerar, ¿oh Muni!, te diré, pues lo sé, qué hombre las posee; escucha: Un vástago de la rama de Ikshvaku, llamado Rama, ilustre entre los hombres."1

 

"El Tiempo había nacido, porque el Tiempo nació al hacerlo la primera criatura, y Luonnotar no era la primera criatura. Luonnotar era una virgen, una hermosa virgen hija de Ilma. Su vida se deslizaba hacía mucho tiempo casta y pura. ¿Cuánto? Esto no se sabe porque no lo dijo el runoia que la creó. Porque los dioses, sus hijos y cuanto pertenece a ese maravilloso más allá, que está por encima de lo puramente terrenal, dominio es del incomparable arte de los poetas, y éstos, a veces dejan creaciones incompletas para que los demás hombres discurran sobre ella. Pero lo que sí nos dijo el que hizo a Luonnotar casta, pura e hija de Ilma fue que vivía en medio de las vastas regiones del aire, recorriendo, por hacer algo, los espacios inmensos de la bóveda etérea."1

 

"Entonces fue la creación y la formación. De tierra, de lodo hicieron la carne. Pero vieron que nos estaba bien, porque se deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se caía, estaba aguado, no movía la cabeza, la cara se le iba para un lado, tenía velada la vista, no podía ver hacia atrás. Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento. Rápidamente se humedeció dentro del agua y no se pudo sostener.

Y dijeron el Creador y el Formador. Bien se ve que no puede andar ni multiplicarse. Que se haga una consulta acerca de esto, dijeron.

Entonces desbarataron y deshicieron su obra y su creación. Y en seguida dijeron:- ¿Cómo haremos para perfeccionar, para que salgan bien nuestros adoradores, nuestros invocadores?

Así dijeron cuando de nuevo consultaron entre sí: -Digámosles a Ixmpiyacoc, Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú: ¡Probad suerte otra vez! ¡Probad a hacer la creación! Así dijeron entre sí el Creador y el Formador cuando hablaron a Izpiyacoc e Ixmucané."

 

Y después de fracasar con los seres creados de madera, el Hacedor y el Formador decidieron confeccionarlos de granos de maíz.

 

No es necesario hacer comentarios. Los textos reflejan un narrador, un aeda, un transmisor del mensaje y un lenguaje ritual, alegórico, casi nominal, evocador, mítico, portador de la verdad, intermediario, sacerdote, sabio, mesiánico. Brindamos algunos datos obtenidos de la enciclopedia Encarta 95, con el fin de que el lector tenga información de cada uno de los libros sagrados citados.

 

La quinta novela que escribió fue Tenochtitlan y la publicó en1986.2

 

Es una novela histórica, pero de la intrahistoria, de la historia no oficial, recibió el premio Nacional de novela y Áncora, 1987. Narra los acontecimientos bélicos de la llegada de Hernán Cortés a México y la toma violenta de la ciudad de Tenochtitlan. José León investigó durante varios años la historia de esa brutal matanza, sobre todo en la llamada Noche Triste, las crónicas de la época, desde principios del siglo XVI, allá por el año 1518. Casi sigue un orden cronológico, con  pocas desviaciones al pasado inmediato y ninguna hacia el futuro. Es una narración causal y dirigida totalmente por un narrador protagonista y testigo, es parte de la historia que narra, en el primer capítulo y luego toma la palabra un narrador omnisciente que valora y con sus propios puntos de vista, va presentando y describiendo los hechos, los personajes, sus pensamientos, ideas, cultura, deseos, como una sola voz. Desde una misma perspectiva. En el capítulo X, vuelve a narrar desde una perspectiva protagónica, casi como testigo, como un guerrero. Pero el que narra sabe más que un protagonista o un testigo:

 

"Hernán Cortés se había presentado frente al gran muro de piedra que rodeaba a la nación de Tlaxcala y que tenía una hechura extraña, en forma de laberinto. Ya desde lejos Cortés había oteado árboles y ramas cruzadas en el camino que indicaban que ingresaba en tierras enemigas de los aztecas".1

 

Quien dice esto es, a todas luces un narrador omnisciente, no puede ser ni testigo y menos protagonista. Esta mezcla utilizada obedece a una sola voz, aunque se utilicen tres diferentes, es sólo formal. Y lo que señalamos en la presentación del autor cobra sentido. Hay una fuerte carga narrativa depositada en el narrador omnisciente muy cercana al autor.

 

El inicio del capítulo XXV es otra muestra de lo expuesto.

 

La novela la inicia con la celebración en la ciudad de Tenochtitlan, no sin antes recrearse el narrador en el lago Texcoco, la calzada y otros sitios que contrastarán con el final de la novela, cuando se vestirán de rojo y se llenarán de cadáveres, de los actos solemnes en honor del supremo dios Quetzalcoalthl, la serpiente emplumada. En ese momento se recibe noticia de que por el Atlántico, llegan enormes montañas flotantes. Aquí comienzan los innumerables acontecimientos y descripciones, que van desde el asombro de los nativos por los caballos, perros y blancura de su cabello, hasta las raras armas que portaban. Al principio Hernán Cortés es recibido como el dios esperado, pero poco tiempo después los indígenas, dirigidos por Montezuma, se percatan de las verdaderas intenciones de los visitantes y comienzan los acontecimientos bélicos. La novela es rica en pormenores de cada uno de los acontecimientos, describe los espacios y los personajes de ambos bandos más importantes, hasta la toma de Tenochtitlán, por Cortés en la Noche triste y la descripción de la muerte del jefe guerrero más importante y la matanza de los guerreros indígenas. No escapa al narrador la censura a los curas españoles que facilitaron y justificaron el genocidio en nombre de dios, como algo necesario para convertir a esos "bárbaros" a la fe católica.

 

Cabe señalar que el autor trata por todos los medios de presentar la caída de Tenochtitlan, desde la voz de los nativos, los derrotados y esto es importante, pero a nuestro juicio, no logra dar vida, objetivar, independizar la voz de cada personaje. La fuerza del narrador-autor es tan fuerte que impide su misma propuesta. Es un canto, un poema épico al indígena azteca. La voz de los olvidados, el canto al origen, la rebeldía, la resistencia, la fuerza, la naturaleza contra el usurpador, la violencia, la violación, el engaño, la usurpación, la ignorancia. El poder de la fuerza, las armas, la cruz y la espada contra el aire, el agua, el fruto, la convivencia, el amor. Y por último, canto a la mujer indígena, por su valor, firmeza, entrega, fuerza, permanencia. Énfasis que se realiza reiteradamente en las obras de este autor.

 

Campanas para llamar al viento fue su sexta novela y la publicó en 1986.2


Es otra novela histórica que tiene como personaje principal un monje español, Fray Junípero Serra (1713-1784), en México. Este monje español sirve de centro para desarrollar toda una atmósfera religiosa propia de la época renacentista y la Edad Media. Se describen la vida de santos, mártires, personajes relacionados con la Biblia, como el caso narrado en el libro Los Jueces, sobre la matanza de todo un pueblo y la guerra entre hermanos por la violación y muerte de una concubina y la venganza solicitada por su marido al pueblo de Jerusalén contra Benjamín, la vida de San Francisco de Asís, la niña del cuervo que fue quemada por considerarla bruja y muchas otras historias que dejan al descubierto dos aspectos fundamentales en la novela: por una parte la humildad, el amor, la entrega, la solidaridad de algunos mártires de la fe católica y por otra la crueldad, la violencia, el crimen, el genocidio, la insensatez, el fanatismo y dogmatismo, la imposición, la esclavitud, la violación, etc. de la estructura formal, oficial de la religión y algunos, no pocos representantes de ella, sobre todo en la "pacificación" de los pueblos de América. No se concreta el narrador a describir la vida de fray Junípero y  su función en la Alta y Baja California, sino que describe la vida cotidiana, las funciones y relaciones de los monjes en Europa, Japón y América, para citar solo los más importantes. Esta amplitud de mundo abarcado y la complejidad de la problemática utilizada, ofrece una obra densa, morosa, erudita, meticulosa, especializada que desalienta al lector desinformado o desinteresado de esa temática.

 

La novela tiene un hilo constructivo importante en el símbolo de la campana y su relación con el libro sagrado de los quichés, el Popol Vuh. Es como la clave para su lectura. La campana tiene un proceso igual que la creación del hombre americano. Primero se construye de barro, luego de madera y después de bronce, al igual que los indios entendían la creación del hombre hecha por El Hacedor y El formador (los abuelos) primero de barro, luego de madera y por último de granos de maíz. Así la novela toma al fraile Junípero y a través de él da cuenta de estos tres momentos del símbolo llamado la campana, mientras que la génesis de los pueblos, su desarrollo y formación se dan en íntima relación con él, su concepción religiosa del mundo, con respecto a los indígenas que habitaban esas regiones. A pesar de que desde el principio fray Junípero pretende evangelizar a los nativos pacíficamente y a fe que lo logra en gran medida, por lo menos desde su propia concepción de la religión y su papel en este mundo pero es testigo, partícipe, cómplice de grandes actos de violencia, de tortura y brutalidad. Los fines cristianos no son justificantes de los actos brutales con que los militares, la Inquisición, hacían aceptar sus códigos morales, espirituales, a los indígenas. Es tan genocidio destruir la vida de un pueblo por imponer la fuerza y el poder militares, pero es peor, ese genocidio, si es por imponer una cultura diferente a las nuestra. No hay razón alguna para eliminar de golpe, por la fuerza, la imposición, la destrucción, la privación de la libertad, a un pueblo que piensa diferente a otro. Esto lo entendió muy bien el discípulo amado de fray Junípero, Nopoloo y Marisú y por qué no, la decisión de sor Águeda de vivir con el Monge  Miguel José y ¿qué de la vida de Beleida? Nopoloo y Marisú se convierten en los rebeldes por excelencia. Se enfrentan no solo a las prédicas de los frailes sino a la fuerza del militar Rivera y les hacen sufrir en carne propia las torturas que ellos hacían en nombre de Dios, cuando caían bajo sus dominios.

 

Los asesinatos, las torturas, los juicios por apostasía, las incineraciones, la rapiña, el robo de las tierras, la esclavitud, la venta de indios, no son y nunca podrán ser medios para imponer una cultura, una religión, una ideología, a un pueblo. Es preferible morir a sufrir tales vejámenes. El ejemplo de fray Junípero, su sacrificio infinito, su apego al dolor, casi colindante con el masoquismo, su amor a una empresa religiosa, su muerte angustiosa, su entrega al ideal cristiano y su orden, todo ello aunque noble y asombroso, caen por tierra al ser cómplice, tolerar, ser juez de la Inquisición, infringir torturas contando los azotes del acusado aunque él no los diera. Fue artífice, cómplice, partícipe de la destrucción de los pueblos indígenas, por omisión y acción y sus buenos deseos no bastan para justificar uno solo de esos inhumanos actos.

 

Las religiones del mundo, todas las conocidas y atestiguadas en los libros sagrados, de una manera u otra ofrecen una cosmovisión de los pueblos, de sus culturas, sus creencias, sus organizaciones, sus programaciones permanentes y en todas se ofrecen los tres elementos básicos de ellas: la génesis, su desarrollo o formación y su establecimiento y consolidación. Ahora bien las religiones todas han estado cerca del poder, político y económico, por lo menos en sus estructuras formales organizativas. Algunas de ellas se mantuvieron muy ligadas al hombre y la naturaleza que les rodea, otras, como la religión cristiana, trascendió lo terrenal para crear otra instancia más allá de la humana. Así ésta no sería más que un tránsito para llegar a la verdadera vida que está en el más allá. La cosmovisión de los indios americanos pertenece a las primeras, las que explicaban los hechos, los fenómenos naturales cercanos, los conocidos. Así la lluvia, el sol, la tierra, los granos, los animales y el hombre y sus relaciones cobraron importancia entre ellos. Los dioses están aquí, en las profundidades de la tierra o en las misteriosas aguas del mar, en los aires, pero se relacionan con ellos y les dan poderes para su bien, los guían, les den los secretos de las hierbas para curar las enfermedades, para conocer los tiempos, las estaciones, los caprichos de la naturaleza, por ello su principal objetivo era respetarla y vivir en paz y armonía con ella. Esto está en el Popol Vuh y por ello lucharon sus héroes y esta cultura, así simplificada, fue la que destruyeron los españoles para crear otra completamente diferente, opuesta.

 

La novela de José León Sánchez, a veces tediosa, demasiado morosa, descriptiva, erudita, infinitamente informativa, cumple con esta máxima: desnudar la imposición, con amor y sacrificio, es cierto, de una cultura extraña, sobre otra natural, propia, auténtica, y a fe que lo logró, a pesar de las consecuencias tan funestas. Campanas para llamar el viento, llamar el dolor, el silencio, la nada, el odio, la crueldad, la destrucción.

 

La séptima  novela que ha publicado José león Sánchez la llamó ¡Mujer...aún la noche es joven! y la publicó en el año 2001.1

 

Es una novela que utiliza el personaje histórico y artístico del cholo mexicano Agustín Lara como punto de partida. Es lineal y logocéntrica. Tiene un original inicio. Consiste en un diálogo entre el autor y el difunto Agustín Lara. Después de un rico diálogo entre ellos se abre el segundo capítulo con la narración de la autobiografía del Maestro, con muy breves interrupciones del oyente o entrevistador, que no es otro que una especie de simulacro del autor, incorporado en el relato. Es obvio que tanto el narrador protagónico como lo narrado, su verdad biográfica como el lector interior, son ficticios, pero como estrategia técnica de la narración no solo es válida sino importante. Le da un mayor grado de verosimilitud. Es una lástima que el narrador, Agustín Lara no privilegie, en conjunto con el interlocutor-autor, la narración sobre la descripción. La novela tiene pasajes bien logrados al respecto como cuando el narrador expone la compra de una india a una vieja taimada o cuando le da la palabra al personaje Concha y ésta narra su adolescencia en los colegios de monjas y el tipo de educación que recibían, para ser útiles a los hombres y a los patronos.1 La descripción en general se privilegia demasiado y al igual que en las otras novelas se torna, a veces pesada, densa, meticulosa y pierde en atracción, captura del lector social, acaparamiento e impide que la novela, en ciertas partes, atrape al lector. El balance de la novela, no obstante no es tan desigual y permite, gracias a las historias intercaladas de las mujeres relacionadas con Agustín y los tipos de narrador, obtener una novela histórico-social importante, tanto por los logros  literarios como la importancia y el trato de los temas históricos y sociales de los años que van desde 1900, fecha del nacimiento de Agustín, hasta 1970 cuando murió.

 

La novela inicia desde un presente enunciativo actual y da la palabra al sujeto del enunciado para que comience su biografía. Así se remonta hasta su niñez, sus precarios años de infancia, su iniciación en la vida y la música al lado de del patrón vendedor en un trabajo de ayudante del pícaro embustero, tocando el tambor o como cantante nocturno del salón, Las nalgas de Eulalia, todo intercambiado con aventuras callejeras y desavenencias con su padre militar, venido a menos en las milicias y los tiempos de Benito Juárez y las largas descripciones del México de esos tiempos, intercambiadas también con los primeros amores y la relación con la Concha Michel.

 

La novela es un largo viaje del personaje Agustín Lara del Pino por la historia de México, de los años veintes hasta los cuarentas, con interrupciones hacia el pasado, reiteraciones, descripciones, retratos, encuentros y desencuentros y la vida personal del hombre y sus relaciones con mujeres, amigos de farándula, contratistas, compositores, pintores, vivencias, amores, frustraciones, juegos, pasiones, canciones y la historia de la farándula: la radio, el disco, el cine, el teatro, y muy cercano en el tiempo la televisión. También se asiste a viajes físicos, Cuba, Estados Unidos, España, Francia. Es un recorrido multifacético en varias direcciones, en el tiempo, en el espacio, en la intimidad, en la música popular mexicana, el disco, el cine y la radio. El centro es la figura de Agustín Lara pero alrededor de él gira ese macrocosmos englobante que lo determinaron y del cual él dejó su huella, como compositor, organista, cantor o intérprete (malo). Se abre el velo de la explotación del artista popular, la pobreza de ellos antes del éxito, los oportunistas del poder económico que explotan al artista, la vida de miserias, los engaños y traiciones, la falta de reconocimiento a los derechos de autor que hoy casi permanece igual y la exaltación hasta la locura del intérprete sobre cualquier otro miembro del espectáculo, también igual que hoy.

 

Los matrimonios y mujeres de Agustín Lara, verdaderos o fingidos forman una larga lista, cinco de ellos incluyendo a la María Félix e incontable desfile de mujeres ocasionales, su código de don Juan, las rosas, las palabras arrullantes al oído, hacer  y decir lo que ellas esperan, con palabras o canciones, gestos o rituales, confesiones y juramento, etc. Nada desconocido pero sí al servicio de una misma causa conquistar mujeres y disfrutarlas sin más ni más, sin importar el tiempo ni los resultados, en un vivir el presente sin exigir casi nada, solo su amor y si éste desaparecía, ya vendría otro. ¿Impotencia?, ¿Soledad? o... No se dice que tuviera hijos a pesar de que duró en relación amorosa por largos períodos con algunas de ellas.

 

El autor se apasionó mucho con la figura de Agustín Lara, ya desde novelas anteriores era frecuente encontrar citas de este afecto, y la novela que le dedicó es su mejor testimonio. Pero nos queda, al final, la duda  de sí Agustín Lara, aparte de ser un excelente compositor y creador de canciones populares de gran éxito, a pesar de que ninguna de ellas esté en los diez primeros lugares del repertorio mexicano de la canción, fuera una figura universal sobresaliente. Pareciera que no y las enciclopedias apenas dan un cuarto de página para reseñarlo. Le dan más importancia a María Félix. De lo que sí estamos seguros es que de la vida privada, de su vida íntima, se puede crear más de una historia importante, por vital, persuasiva, contradictoria, carnavalesca que sobresale de las figuras corrientes de la farándula, sin llegar a nada extraordinario.

 

Al final nos queda la duda de si la novela despeja el velo de la ¿intimidad? de ese personaje o más bien es un pretexto para mostrar la vida social e histórica del México de los años veintes o si fuéramos más complacientes, de ambas. Tal vez valió la pena el esfuerzo, pues la novela experimenta grandes avances e importantes logros en el tratamiento estructural y el lenguaje, a pesar de mantener la abundante descripción, la morosidad y la reiteración temática, tal vez innecesaria.

 

Por último debemos aclarar que la vida individual no puede estar por encima de lo colectivo, histórico y social. España no podrá olvidar los genocidios hechos en América y menos los americanos. El hecho de que los españoles de ahora no tuvieran nada que ver con la conquista, no los libera del daño histórico que realizaron sus antepasados. ¿No es que se busca en el pasado la identidad del presente? No todos los españoles podían venir a nuestra tierra a imponer su cultura con los rezos y dogmas, espadas y caballos, pero lo permitieron y fueron sus trasnochados e incultos reyes, antes y ahora, los que condujeron esos crímenes de lesa humanidad o es que también ¿deben salirse de la culpa los norteamericanos de lo que realizan los gobernantes del reino de la globalización y la guerra? No es, por nuestra parte un grito de venganza ni de odio, ni siquiera resignación o perdón, se trata de fijar los mandatos de la historia y la verdad (aunque humana) de los hechos realizados por los gobernantes y tolerados y a veces aplaudidos por sus pueblos.

 

Al florecer las rosas madrugaron... Novela de José León Sánchez Alvarado.

Una novela biográfica1, de iniciación o deformación. El viaje en un tiempo existencial de una mujer en el más descarnado proceso degradado y la búsqueda de la felicidad en las sombras del abismo.

La novela se estructura en setenta y cuatro secciones, cada una de ellas con un pensamiento simbólico referente a lo narrado y se codifica en al menos seis momentos espaciales diferentes. Netyali2 y la perra Vicenta inician un recorrido buscando en la miseria un hálito de vida en Tepostlan, un pueblito mexicano, ya en la vejez, pobre, miserable, un despojo humano.

"-Te lo dije Vicenta, te lo dije...aquí ya nonos quieren..."3

El segundo momento se traslada al pueblo de San Joaquín de Flores en la ciudad de Heredia, Costa Rica. Narra la niñez de Natyeli. La polio le llegó muy pequeña y solo por las manos milagrosas de una señora, logró caminar aunque cojeaba un poco. Creció  como una avecilla salvaje, se vestía de hombre y frecuentaba con su guitarra lugares censurados por el cura y los mojigatos habitantes. Fue despreciada hasta por su madre y huérfana de amigas. Sufrió el desamparo y el abandono de su propia familia.

Un día a los diecisiete años asiste a un circo mexicano que llegó al pueblo, se enamora de Juan, y parte con el en la gran aventura de su vida, deseaba ser cantante, tocar guitarra y libre para disfrutar su vida y se va con él a Cuba.

Es en esta isla de paso donde inicia el tercer momento y conoce un ambiente bohemio  y también la infidelidad y abandono de su primer amor.

Huye a México tiempo después, y es ahí donde recorre y transcurre su peregrinar por pueblos, galleras, pocilgas, palenques y rueda por el fango siempre soñando en un éxito como artista que siempre se le escurría como el agua ensus manos temblorosas, víctima del alcohol y el desasosiego.

Casi a los setenta años vuelve a su pueblo San Joaquín con un camionero hondureño y ahí es rechazada por su hermana y rueda por las cantinas como un harapo, roba, vende lo que le dan manos caritativas como las del rector de la Universidad Nacional y como a la quinta es la vencida, una senadora mexicana le ayuda a regresar a México y ahí su amiga Marta la auxilia a pesar de que le vende sus pertenencias hasta que un día ya cerca de morir deja de tomar licor y comienza un renacer como una diva querida por muchos.

El último momento es de gloria total cuando viaja a España y es condecorada por los reyes españolas en un acto solemne donde se le aplaude y canta como solo ella sabía hacerlo las melodías de Agustín Lara y por su puesto Macorina.

Si observamos con detenimiento la novela es un recorrido triste, amargo, doloroso de una mujer que huye a la ciudad, al gran país del norte, al México soñado por los artistas como la meca del arte y las oportunidades. Pero para disfrutar esa gloria ha de entregar toda una vida a la miseria y al vicio.

Nada nuevo en las novelas de la generación de 1957 a la que pertenece José León Sánchez Alvarado.

Esta generación se convirtió en el paradigma ideal del primer período de la época contemporánea. Es su conclusión, su cierre y en ella se encuentra el modelo de lenguaje literario anhelado por este período de ruptura. El uso de las técnicas narrativas más importantes que nos habían legado los escritores europeos, aquí fueron superadas con creces. El narrador se despoja de ese papel privilegiado de censor, de guía, de moralista, de tutor, para dejar abierto un mundo complejo, ambiguo, carnavalesco, arbitrario, caprichoso, maravilloso, mágico, inconmensurable. La orfandad del lector se ve beneficiada con una gama de posibilidades interpretativas, vivenciales, nunca antes conocida.

El juego con el tiempo, con el lenguaje, con los diferentes espacios, sobre todo el interior o psicológico, sorprende a los lectores ingenuos, les exige estudio, detenimiento, cuidado y no se debe afirmar, como lo han dicho algunos críticos, que los textos son para eruditos y que no permiten el disfrute, el placer de lo narrado, eso es falso. Si una persona solo ve en nuestra realidad latinoamericana, una planicie, una meseta, unos pocos colores, un claroscuro, entonces es que está miope, porque nuestra realidad es compleja, polivalente, ambigua, multifacética y casi siempre escurridiza, difícil de aprehender.

Otro de los rasgos que los une, como generación, es que sus obras giran, por lo general, sobre la ciudad y, en especial, San José. Ya no aparece el enfrentamiento entre campesinos y citadinos sino la temática citadina y sus múltiples facetas sociales: corrupción, prostitución, drogas, alcoholismo, burocracia, consumismo, delincuencia, inseguridad, soledad. Las novelas giran dentro de esta vasta temática. Lo ilustra el título de una novela de Carmen Naranjo Coto, Diario de una multitud: 1974. Se empeñan en mostrar la burocracia, lo cotidiano, el diario vivir, la fealdad de la ciudad y sus lacras, los bajos fondos, y algunos hasta hacen paralelos con la ciudad que los vio nacer y les formó en su juventud. Es una especie de añoranza, porque casi todos nacieron en San José o en el llamado Valle Central, de Cartago a San Ramón y por otra parte, salvo excepciones, muchos pertenecen a la llamada clase media. Son profesionales y gozan de una cultura importante. Algunos son periodistas y abogados, otros hasta obtuvieron licenciaturas en Filología, como es el caso de Julieta Pinto González que, a pesar de disfrutar de holganza económica, ofrece una gran sensibilidad social por los más necesitados y lo mismo podría decirse de Carmen Naranjo Coto.

José León, desde muy joven como escritor admiró unos cuentos que le impresionaron mucho de José Marín Cañas, llamado Rota la ternura y nunca olvidó esas tramas de la ciudad. Esta novela que hoy comentamos tiene muchas virtudes más.

El discurso ya no es lineal sino vivencial, crea el personaje con su propia voz, le da la palabra y con ella, la vida, el dolor, el sufrimiento, el sueño y la pasión. La palabra crea el personaje lo resucita, lo inspira.

Si bien es cierto el narrador como director de orquesta no desaparece del todo, lo cierto es que ha dirigido los movimientos, las voces, y los sonidos para que ese discurso sea armonioso, musical y penetre los más profundos recovecos del lector, lo atrapa, lo hace vivir esos dulces y amargos momentos existenciales de los personajes y su sentir.

"¿La muerte?

La traigo

Atravesada

Y quiero vivir a mi

Santo riesgo hasta

La última gota del

Tequila"

 

"Como una serpiente sibilina he apretado mis tetas contrala guitarra para ensombrear Macorina en el alma de los oyentes"

" Habitaba un cuartucho de mala muerte en Lerma. En la puerta tenía un rótulo que decía:

 Aquí vive una puta (nuestra Eunice)

 Aceptaba hombres por una botella de tequila.

 También ahí se refugió Yolanda Oreamuno que llego desde alguna parte.

 Un día devorada por el cáncer murió en los regazos de Eunice Odio.

 Eunice continuo sorbiendo la miseria", p . 215.

  

Tampoco está de más afirmar que José  León presenta una novela que si bien es cierto tiene un referente histórico  contextual, lo cierto es que es su propia visión, su propia interpretación literaria y como tal forma un verosímil creíble y que se explica en sí mismo. Quizás, como suele ser la costumbre los

José León Sánchez Alvarado 1.

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JOSÉ LEÓN SÁNCHEZ ALVADADO

(1929)

 

José León nació el día 19 de abril en  Cucaracho de Vara Blanca,  provincia de Heredia, en 1929. Es el último hijo de Ester Sánchez Alvarado, de una familia de mujeres. A los diez días de nacido su madre (no tenía padre reconocido), lo regaló.

 

Lo internaron desde pequeño  en el Internado del Hospicio de Huérfanos hasta los siete años. Luego  fue recluido en el Reformatorio de Menores San Dimas, hasta la  edad de 14 años. Ahí aprende la educación de los desadaptados sociales. Huyendo de este lugar deambuló por las calles  josefinas y algunos países de América Central y aún en México.

Ingresó a Costa Rica a los  19 años de edad.

 

En compañía de unos delincuentes se le relacionó con un delito y se le sentenció a 45 años de cárcel. Sus compañeros fueron declarados inocentes y él recibió  el peso de la ley. Se trató de un robo en la Iglesia de la Virgen de los Ángeles, Patrona de Costa Rica, donde hubo  un muerto. Después de muchos años, hoy José León, está presentando un recurso ante la Sala Cuarta para revisar su caso, a pesar de gozar de libertad desde hace muchos años.

 

Después de la sentencia fue internado en un calabozo de seguridad por nueve meses, en 1950 y luego fue trasladado al presidio de San Lucas, una isla  que sirvió durante muchos años de presidio en Costa Rica. De ella se fugó y fue vuelto a capturar. Por ello fue  encerrado  en una celda de máxima seguridad durante cuatro años en la Penitenciaría Central de San José, hoy Museo del Niño.

 

También se fugó del penal, después de 17 intentos, el día 28 de noviembre de 1954.

 

Se unió a un grupo revolucionario que se oponía al Presidente José Figueres Ferrer en  1955. Cayó herido en el campo de aterrizaje  de Aviación Civil de Sardinal, en febrero del mismo año.

 

Fue trasladado  poco después a la Penitenciaría. Ahí pasó mueve meses encerrado en un calabozo. Permanece en muletas por varios años.

 

En 1956 hace amistad con el capellán  de la Penitenciaría, el Presbítero Carlos Humberto Rodríguez Quirós, exarzobispo de Costa Rica. Esta relación fue parte fundamental de la renovación personal de José León.

 

En febrero de 1959, el hampa organizada de la Penitenciaría lo condena a muerte por considerarlo traidor a los intereses de los penados. No  gusta a ellos la amistad de José León  con personas como la de este sacerdote.

 

El Colegio  de Médicos y Cirujanos de la Habana, Cuba, le confiere en 1959 un Pergamino de Honor y Medalla de la Cruz Roja Cubana por organizar un club de Donadores de Sangre, un solo de los hospitales de La Habana. Además fue fundador del Primer club de Donadores de Sangre en Costa Rica.

 

El Papa Pío XII le concede una Bendición  Especial que le fue entregada por el Presbítero Carlos Humberto Rodríguez Quirós, por su labor como Secretario Interno de la Liga Espiritual Católica para la Asistencia del Preso.

 

A mediados  de 1959, de nuevo es llevado al Penal de San Lucas, donde escribe  su primer cuento: Una guitarra para José de Jesús.

 

En 1960 se convirtió en Director  y Fundador de la Primera Biblioteca y Escuela en la Isla de San Lucas. En este penal escribe la novela La isla de los hombres solos, en 1963, bestseller que lo dio a conocer ante todo el mundo, fue traducida a 18 idiomas y llevada al cine por una compañía mexicana

.

En 1963 ganó el primer lugar en Los Juegos Florales auspiciado por el Ministerio de Educación  Pública y la Asociación de Escritores de Costa Rica con su cuento El poeta, el niño y el río. No pudo ir a recibir el premio al Teatro Nacional.

 

Por  sus estudios autodidactos  en Derecho Penal y como su propio defensor logró que le disminuyeran su pena en 15 años. Fue la primera vez que un reo ganaba una causa  en el Derecho Penal de Costa Rica.

 

En 1964 es trasladado a la cárcel de  Heredia, donde permaneció un año. En 1965 se le trasladó a la cárcel de Alajuela por otro año. En este mismo año ganó un Premio Internacional de Literatura con su obra Cuando canta el caracol en el Festival de las Artes y Letras de la República de Guatemala.

 

En 1966 la Municipalidad de Alajuela solicita  al  Consejo Superior de Defensa Social una libertad condicional para José León y le fue  concedida.

 

En 1967 recibió el merecido Premio Nacional de Cuento. También, la  Mención de Honor  en Los Juegos Florales Costarricenses y Centroamericanos de 1969 con su novela La colina del buey.

Trabajó como peón en las municipalidades de Desamparados y Santa Bárbara.

 

Es miembro del círculo de Poetas y Escritores de Costa Rica, y otras de esta misma especialidad. Estas organizaciones solicitaron al Gobierno de Costa Rica  su libertad definitiva. No lo  obtiene sino hasta  el 8 de junio de 1970, a las 11 de la mañana cuando se le concede un indulto que le da libertad a partir del día 27 de julio de 1969.

 

A partir de ese momento viajó a Estados Unidos a impartir conferencias, invitado por  el Departamento del Estado.

 

En 1970 fue nombrado Agregado Cultural  de la Embajada de Costa Rica  en Washington por el gobierno de don José María Figueres Ferrer.

 

También fue agregado Cultural en Europa donde estudió  mucho sobre la cultura de México.

 

La universidad Nacional Autónoma de México lo honró con el Doctorado Honoris Causa por su novela Tenochtitlan.

 

Es profesor universitario en la Universidad de Costa Rica y profesor conferencista en la Universidad Nacional de Costa Rica, en Heredia.

 

Vive en San José de la Montaña, Heredia, Costa Rica. Es casado y vive, esencialmente de lo que escribió y escribe.

 

LO QUE HA ESCRITO JOSÉ LEÓN SÁNCHEZ

 

NOVELA

 

1. La isla de los hombres solos: 1963

2. Picahueso: 1971 o La colina del buey: 19721

3. Los gavilanes vuelan hacia el sur: 1981

4. La luna de la hierba roja: 1984

5. Tenochtitlan: 1986

6. Campanas para llamar al viento: 1987

7. ¡Mujer...aún la noche es joven!: 2001

8. Al florecer las rosas madrugaron: 2014

 

CUENTO

 

1. A la izquierda del sol: 1967

2. Cuando canta el caracol: 1967

3. La cattleya negra:

4. God was loking the other way: 1973.

 

La primera novela que le llevó a la fama y sin lugar a dudas la más leída, la llamó La isla de los hombres solos y la publicó en 1963.2

 

Está basada en un acontecimiento de la vida del Autor. A los 19 años de edad, salido de un hospicio, pues de muy niño quedó huérfano, se ve envuelto en el asalto,  y robo de la basílica de los Ángeles, en Cartago. Los autores fueron apresados y condenados a prisión en el penal ubicado en la isla de San Lucas, en el pacífico. Permanece en ese lugar 20 años. Ahí aprende a leer y escribir y comienza a escribir la novela La isla de los hombres solos que le daría fama internacional, convirtiéndose en el autor nacional más leído en el mundo. Su novela se tradujo a 18 idiomas y sirvió de base para que el cine mexicano realizara una película que tomó esa historia como guión.

 

La crítica ha girado en dos vertientes opuestas. Hay quienes aseguran que la novela es en parte, sobre todo por la temática, imitación del bestsellers Papillón y que carece de valor literario, como tal. Otros la defienden y la ven como un gran esfuerzo de un hombre autodidacta que a los 19 años no sabía leer ni escribir y termina formándose, no sólo como escritor sino como un gran conocedor de la historia patria y sobre todo de los orígenes y conquista de México, donde residió por mucho tiempo y ha estudiado su cultura precolombina e inicios de la colonia. Producto de ello, son, dos de  las novelas más voluminosas del escritor: Tenochitlan y Campanas para llamar al viento.

 

Lo cierto es que José León Sánchez Alvarado es un escritor importante de la literatura costarricense y como novelista ocupa un lugar destacado en nuestras letras.

 

Antes de comentar la novela La isla de los hombres solos brevemente, deseamos señalar algunas razones, que a nuestro juicio, han hecho que la crítica intelectual, no haya valorado tan positivamente sus novelas.

 

Ésta es la primera novela que le inició en las letras, quizás con poca formación, sobre todo de la técnica literaria para escribir novelas y le sirvió de modelo  escritor José Marín Cañas, con su librito de cuentos, Los bigardos del ron, no sólo a él sino a Alfredo Oreamuno (Sinatra), para dar sus primeros pasos en las letras nacionales. Es de esperar que sobre todo en la técnica se mantuviera en el paradigma de la narrativa decimonónica, lineal, lógica, causal, de narrador subjetivo y moralista, con apego a un socialismo sentimental e individual, donde prevalecieron los acontecimientos sobre el aspecto psicológico de los personajes y el decir constante, opinar, juzgar, describir, retratar, valorar, etc. del narrador omnisciente y metiche. Pero lo importante es que a pesar de su desconocimiento de las técnicas modernas del relato, José León tenía un caudal enorme de cosas que contar y esto aunado a su dedicación para investigar, auscultar, husmear viejos documentos de la cultura y antropología de nuestros antepasados compensaron en demasía las limitaciones técnicas que justificadamente desconocía o simplemente no aplicaba, con o sin intención.

 

Este enigma se ha mantenido hasta el momento y las preguntas que algunos se hacen, en privado, son varias. ¿Por qué las novelas de José León, sobre todo las últimas, no han sido recibidas por la crítica intelectual de Costa Rica con entusiasmo y se han escrito pocas, por no decir ninguna investigación seria, sobre ellas? ¿Por qué las novelas, según algunos lectores importantes se tornan un tanto aburridas, tediosas, monótonas y atraen poco al lector para leerlas con entusiasmo (no creemos que sea el tamaño)? Y por último, ¿por qué estas novelas no se escogen con lectura y estudio en la educación secundaria y universitaria, salvo contadas excepciones?

 

Ésta y otras preguntas, trataremos de contestar, después de haber leído detenidamente las novelas y realizar pormenorizados estudios de las mismas. Nuestro interés fue más allá porque sabíamos que esta problemática la experimentaban otras novelas de escritores nacionales y fuera de nuestra frontera. En Costa Rica podríamos señalar que casi todas las novelas monofónicas enfrentan este mismo problema. Como ejemplos recientes tenemos las novelas de Julio Suñol, en menor grado algunas de Julieta Pinto, las de Hernán Elizondo Arce, Mauro Fernández Luján y otros que serán citados en su debido momento.

 

Las relaciones entre el autor, el narrador, la voz de los personajes que se convierten en narradores, el mundo narrado y el lector social y el virtual, son, todos ellos, los elementos más importantes que determinan, no sólo la verosimilitud de la novela, sino la categoría estética de ella y en mucho la aceptación del lector, sobre todo si éste posee una cultura literaria importante. Otro elemento que debería tomarse en cuenta es el gusto literario, que está más ligado a la cultura en general y el grado de escolaridad del lector, así como la ideología imperante en determinados momentos históricos en un país. Si realizáramos una encuesta, posiblemente las novelas tipo folletín, que se pasan por los canales de TV, ganarían en puntos a las novelas propiamente literarias. Este segundo aspecto no interesa, por el momento, en este trabajo.

 

El sujeto de enunciación o narrador primario, en una novela y que algunos llaman narrador omnisciente, Dios, que todo lo sabe, no es el autor, de ninguna manera, como tampoco lo son los otros narradores, tales como el protagonista y el testigo, aunque utilicen la primera persona singular para contar o narrar su historia o la de otras. Estas categorías son propias del relato y cuando el autor interviene en ellas, no hace otra cosa que crear elementos que desvirtúan la narración y lejos de producir verosimilitud en la novela, la empañan, la convierten en panfleto, documento o crónica. El o los narradores, así como el mundo mostrado y el lector social, son partes indispensables del relato y forman la creación, el ser nuevo literario que el autor se propone. Tiene sentido o no en sí mismo y no por el autor. Así cuanto éste más se aleje del narrador, más independencia le dé, más se distancie, mejor será la creación. Las opiniones del autor, sus aclaraciones, interpelaciones al lector social, preguntas retóricas, juicios de valor, moralismos, inclinaciones, ideologías evidentes, formas ensayísticas para inclinar, manipular al lector, son detestables y convierten el texto en un panfleto.

 

La obra literaria tiene que tener completitud en ella misma. Debe bastarse por ella, para explicarse y valorarse. No necesita ningún tipo de referencia para cobrar sentido. El lector social puede acudir a los contextos biográficos, literarios, históricos, ideológicos, sociales para completar sus conocimientos, aclarar dudar, satisfacer curiosidades, ubicar la obra, etc. Pero nunca para entender, comprender, encontrar sentido al texto, porque éste se vale por sí mismo para significarse.

 

Lo expuesto brevemente, es suficiente para explicar el por qué de las preguntas que motivaron estos comentarios. José León Sánchez Alvarado y no pocos escritores costarricenses de novelas, incurren en esa problemática comentada, por tradición, por ajuste a los paradigmas anteriores de la novela tradicional, por el afán de buscar referentes reales que justifiquen sus obras y, según ellos, pienso, con el fin de lograr notoriedad histórico-social, de sus relatos. Pensamos que al final logran lo contrario de lo que persiguen.

 

El esfuerzo de todo novelista que se precie de ello debe centrase en crear personajes independientes de ellos, capaces de tener su propia identidad, su voz, ser uno entre otros, con su propia personalidad o sin ella, un héroe o un villano, no importa si es homosexual, asesino, terrorista o lo que sea, lo importante es que sea él y no un monigote, un títere del autor. Carmen Naranjo, en sus novelas ni los nombra, los deja hablar, actuar, opinar, desnudarse, interiorizarse y expresarse y el lector recibe crudamente, esa creación, no sólo como parece ser sino como es, no importa lo que opine el autor de él. Así entre voces, historias, acontecimientos, vivencias, etc., va creando un mundo insólito de seres enajenados, víctimas de una sociedad de consumo, burocrática, superficial que es posible, la autora deseaba, en última instancia, crear. No basta poner a hablar a las bancas, los perros, o los objetos si estos hablan como el autor, hay que darles autonomía, si no la obra pierde todo interés por lo mostrado. No importa que uno o más personajes defiendan una posición ideológica, determinada, lo importante es que no sean portavoces, referentes fáciles, monigotes manipulados del autor. El lector, en vez de admirar, sufrir, vivir una gama de voces, personajes y situaciones, lo que obtiene no es más que la voz unívoca del autor, con todas sus virtudes o defectos. En última instancia un personaje importante, sugestivo, se transforma en la visión exclusiva del novelista y no en un ser con vida propia, humano, lleno de virtudes y defectos, aunque estos pasen desapercibidos para quienes no lo conocen. Nuestro mundo no ha sido ni será un cosmos de buenos contra malos, esta lógica hace tiempo que desapareció (por lo menos para algunos como nosotros) y la relatividad, la pluralidad, la polifonía, el caleidoscopio, el carnaval, la polivalencia, la ambigüedad, hoy más que nunca cobran vigencia. En los comentarios de las novelas haremos más hincapié en estos aspectos, pues los creemos de la mayor importancia.

 

La primera novela que escribió José León Sánchez Alvarado, la llamó La isla de los hombres solos. La historia es narrada por el personaje Jacinto desde la llegada al penal hasta su traslado a una cárcel en San Carlos de Alajuela. Por él conocemos que fue condenado a más de veinte años de prisión en el penal de San Lucas, una isla del Pacífico, perteneciente a Costa Rica, provincia de Puntarenas. Se brindan todos los pormenores del personaje narrador, desde la comida que les dan, el maltrato, las violaciones, las torturas, los vejámenes, la corrupción de las autoridades, las condiciones sanitarias del penal, las relaciones sexuales entre hombres y con la burrita. Todo esto ofrece un tétrico marco donde "viven" los presos más odiados del país. La novela fue muy leída y hasta el cine mexicano la llevó a la pantalla pero no escapa a todos los elementos señalados anteriormente. El personaje Jacinto, fácilmente se puede identificar con el autor o por lo menos con la imagen que José León tenía de él, cuando escribió la novela. Es su propia versión y nunca la verdadera pues teóricamente cuando un yo habla o cuenta su propia verdad, ésta es su verdad, su opinión de su verdad y no la verdad última que tal vez nunca se podrá saber. Ahora, que la novela se basa en su propia vida, es cierto. El mundo físico, el espacio concreto del penal es histórico, así como el tiempo y los hechos que motivaron el castigo del personaje, que por disimulo le da el nombre de Jacinto. Lo que se narra en la novela obedece a la única visión del personaje, manipulado por el autor. Por ejemplo, todos los presos, tienen, de una u otra manera, relaciones con la mulita y con otros hombres, excepto Jacinto. Esto puede ser verdadero, pero deja la duda, de acuerdo con la verosimilitud que se establece en la vida del penal. Es decir, ésta se contradice. Se da la impresión de que Jacinto es un reo diferente a los presos del penal y que está al margen de la vida corrupta, cruel, vulgar, etc. del presidio. Su participación es casi como testigo y no como actor y esto vuelve a contradecir la verosimilitud de lo narrado.

 

Picahueso, publicada en 19711es la segunda novela del escritor José León Sánchez Alvarado. La reeditó en Costa Rica con el nombre La colina del buey, en 1972 en la EUNA, editorial de

La Universidad Nacional, en 1999.

 

Es una novela tradicional, lineal, causal, monofónica, sin argumento como afirma Constantino Lascares en su presentación.

 

"Hay algo que he ido trasluciendo en lo que de José León Sánchez he leído. Podría ser acaso un defecto como novelista. Sus escritos no tienen propiamente un argumento. Lo que caracteriza a Doetoyeuski o a Dickens, en este novelista falta. En cierto modo cada una de sus novelas o de sus narraciones más breves, tiene una "tesis", una idea, y la narración la va desplegando, no en forma argumental, sino temática. En ningún momento se apodera del lector el ansia de saber la continuación de desenvolver el nudo de una situación. José León Sánchez nunca podrá escribir una novela de misterio con intriga."

 

Esta observación de don Constantino es acertada y va más allá de una simple opinión. Esto mismo sucede en una gran cantidad de escritores costarricenses de todos los tiempos. Tiene que ver con el conocimiento y tratamiento de las técnicas narrativas y más concretamente con el uso del narrador y el distanciamiento del autor.

 

El género novelístico es, por excelencia, narrativo y no descriptivo, discursivo aunque en las novelas suelan existir descripciones, retratos, y opiniones, ya sean en la voz del narrador o los narradores o en la de los personajes, sobre todo. Cuando prevalecen los juicios, los análisis, las tesis, las defensas de ideas, estamos en presencia del género ensayístico y si son las descripciones, las que prevalecen nos acercamos a la crónica. La novela es narrar, contar, y los hechos son su materia prima, no importa si los vivimos, los presenciamos o los imaginamos o simplemente, los presentamos. Esto no quiere decir que la novela se sustenta del hacer y no del ser porque ambos son determinantes en ella. Es la manera, el modo de narrar, contar. Esto es esencial en la novela, no basta tener una buena historia, hay que saber contarla y el logro literario de ella radica en esa posibilidad del narrador. Esto la hará buscar modos narrativos, voces, perspectivas, distanciamientos, tiempos, espacios, lenguajes, técnicas, todos apropiados a la narración y los efectos que se deseen causar al lector.

 

En José León, como en tantos otros escritores costarricenses, el narrador se encierra en lo personal, en un apego al yo, lo mío, lo vivido, lo deseado. Es mi propiedad, mi punto de vista, mi tesis, mis ideas. Este narcisismo del narrador les impide abrirse a un mundo más complejo, multifacético, plurisémico, plurisemántico, carnavalístico, anticausal, relativista, antilogístico, antieuropeísta. Este limitante impide diferentes lecturas de la novela, exige una sola, no hay ambigüedad, duda, diversas posibilidades, el mundo se torna plano, sin contornos, sin aristas, en blanco y negro, no es arcoiris.

 

La novela Picahueso es el mejor ejemplo de lo dicho por Constantino y ampliado por nosotros. Es la descripción de una vida, la de Manuel Miranda Miranda, desde niño hasta su postración en un hospital a los setenta y dos años. Y como la vida de un personaje, contada por él mismo como testimonio, es su propio y personal punto de vista, sin aristas. Su visión, desde un presente de viejo, no deja oportunidad de interpretación. Así fue y punto, en línea directa, llana, sin bemoles, desde la primera causa, su niñez hasta la última, su vejez. Es una autobiografía, como según él mismo fue, como si dijera, éste es mi rollo de hilo, aquí te lo dejo, desenróllelo y como nadie puede vivir sin un espacio y un tiempo, te los describo al mismo tiempo que te describo mi vida.

 

Entonces la novela nos brinda un tiempo pasado bueno, paradisíaco, añorado, armónico, la paz social entre peones y gamonales, sin contradicciones, a pesar de que existían y en gran cantidad. Aquí no las vamos a repetir pero en muchas novelas el lector las encontrará. Es la niñez de Manuel de aventurillas, anécdotas, juegos, travesuras sin importancia a pesar de que a los diez años se emborrachaba, lo cotidiano de un pueblo en formación bajo los cánones de las programaciones sociales permanentes de la religión católica y la sociedad española. Después, el viaje a San José, el de antes, su descripción morosa de las costumbres, las calles, el tranvía, los serenos, los gobernantes, etc. Luego viene la adolescencia, la juventud y la formación del macho, del hombre valiente porque trabaja y se gana el pan o el guaro con el sudor de su frente. El hombre que disfruta del sexo de la mujer, pelea, juega, y se agacha ante la brega cotidiana. Sigue la descripción de las aventuras, las fiestas del pueblo, los turnos, las bombetas, los juegos de azar, las vivencias, los aparecidos, las leyendas, los paseos, los viajes en carreta, los cambios de trabajo, el cocinero, el carnicero, el minero aquí y allá, los poligalleros, los robos, las revoluciones, las pestes, las bodas, etc. El repaso de todo ello no es más que la vida social, superficial, cotidiana, de ricos y pobres desde la colonia, de Tomás Guardia, hasta los días de los años sesentas, sin contrapuntos, como si fuera una película realista, cuyo lente fue captando todo eso y lo expusiera en un gran mural.

 

Es una larga y morosa descripción costumbrista de la Costa Rica, así nada más, como cuando uno revisa un álbum de fotografías familiares y comienza a recordar y  describir lo vivido desde su propia verdad, mi punto único de vista, como Dios, sin que esto signifique nada más que "mi verdad" aunque existan otras tantas diferentes y no por ello menos reales.

 

Los gavilanes vuelan hacia el sur es la tercera novela y la publicó en el año 1981.1

 

Esta novela es tradicional, monofónica, causal. Es de formación, a pesar de que no tiene el guía típico de las novelas picarescas que le dieron origen, que les enseñaban con su ejemplo y consejos, que los educaban, les mostraban el camino, les moralizaban o los descarriaban (esto casi nunca sucedió o por lo menos no ha sido tomado en cuenta, todavía). Creemos que más bien sigue la estructura de los cuentos de hadas que de una situación inicial degradada, pobreza, necesidad, hambre, falto de novia, etc. salen a recorrer el mundo en busca de fortuna y ésta es la razón que motivó la salida de Renán de su hogar para deambular por el mundo en busca de un mañana mejor. Desde esta perspectiva la novela se confirma como de aventuras, y desde luego, gracias a ellas, al final el personaje termina con un conocimiento del mundo, una visión, mejores que le permite enfrentarse a las adversidades con experiencia y mayores oportunidades para obtener algún éxito, al final.

 

La novela se inicia con una enunciación presente del personaje narrador ya adulto. Es decir la perspectiva desde donde se cuentan los hechos está al final de la historia de la novela. Es un recuerdo y recuento de su vida y las relaciones con otros personajes desde que era niño hasta que se encuentra con ese presente de adulto. El saber del narrador es omnisciente aunque se inscriba en la primera persona, pues nunca narra desde la edad que vive, desde el presente narrativo del personaje por eso se utiliza el tiempo pretérito indefinido: "nací", "llegué" o el pretérito imperfecto que da una acción imperfectiva duradera: "llevaba", "caminaba" o el pluscuamperfecto "había visto", "había  muerto" y nuca el presente a no ser en el diálogo.

 

Es una novela tierna, sencilla, si se quiere un tanto ingenua, sentimental. Carlos el hijo menor de un matrimonio de clase media que vino a menos narra su vida desde antes de los doce años, hasta llegar a adulto. Inicia con un ambiente positivo. Viven en San José, pero el padre debe viajar hasta una finca donde trabaja como administrador y la madre debe permanecer en su casa para cuidar a la niña Cecilia, su hermanita menor que padecía de tuberculosis. Él es el menor de los tres hermanos Jaime y Renán. Fue precisamente la muerte de éste por un accidente que cambia la alegría de vivir en el campo del niño y sus deseos de regresar al lado de su madre. El aparente mundo armonioso sufre los primeros sufrimientos. A la muerte de su hermano, llega la muerte de la empleada y luego la necesidad de viajar a Tierra Blanca, al Sanatorio Durán para curar a su hermana. La madre inicia así, sola, un camino de sacrificio y abnegación. Ofrece sus servicios en esa institución y logra internar a su hija ahí por un tiempo. Luego se lleva a su hijo Carlos a vivir con ella pero luego decide ubicarlo en una casa, en Tierra Blanca. Ahí continúa Carlos sus estudios primarios, luego salen del Sanatorio y se trasladan a vivir a Cartago pero la madre debe realizar estudios en San José, entonces se dirigen a vivir en la capital, en Aranjuez. Carlos continúa los estudios de secundaria en el colegio Seminario. Su madre, que ya se había separado y tiempo después divorciado del padre de Carlos, conoce a otro hombre, Fernando y se casa con él. A los dieciocho, Carlos ya hombrecito, decide irse a estudiar a México, ayudado por su padrastro y durante un tiempo realiza estudios para completar la secundaria, pero cuando se preparaba para realizar sus sueños que eran estudiar medicina, recibe contestación a su carta, donde su madre le comunica que no podría pagar, por más tiempo, sus estudios. Regresa a Costa Rica y con su hermano Jaime solicitan tierra virgen para trabajarla. Les dan una parcela cerca de Turrialba pero la encuentran en manos de unos campesinos, queman los papeles y regresan a San José. Emprende otro viaje, esta vez para la zona sur, a trabajar en la bananera, vive una serie de aventuras, hasta conoce a un "revolucionario" llamado Abel Pacheco (¡qué ironía!)1 y realiza varios trabajos en la Compañía hasta que un día se pelea con los gringos y regresa a San José donde su madre y su novia Maruja. A las dos les compró un regalo. Días después emprende nuevas búsquedas de trabajo, se inclina por la computación y logra convencer a Maruja para que se casaran. Es el año 1948. Después de dar una serie de juicios de valor sobre la revolución, termina los estudios de secundaria por madurez y se dedica a estudiar literatura por su cuenta, ingresó a la Universidad de Costa Rica y luego estudió en algunas universidades de Estados Unidos. Fue precisamente en 1952 cuando viajó a ese país a continuar los estudios superiores. Regresa a Costa Rica a presentar sus proyectos pero obtiene tropiezos de índole politiqueros. Entonces con su hijo y su esposa, viajan nuevamente a los Estados Unidos a trabajar en ese país.

 

Esta novela es en parte biográfica, causal, de formación si por ello entendemos que el niño se va convirtiendo en hombre a través de la experiencia diaria, la lucha por obtener una posición económica mejor y salir de la pobreza. Es una novela plana, sin aristas, logocéntrica, donde el hombre se hace en la brega ayudado un tanto por la suerte y el destino. La madre sirve de modelo para ser imitado, de ella el hijo aprende la constancia, el amor al trabajo, la insistencia, la positividad y la lucha contra las adversidades. Mantiene las referencias de personajes "importantes", sobre todo políticos de quienes considera ¿ingenuamente? que fueron grandes figuras (tal vez figurones) y que él tuvo como amigos o compañeros a pesar de ser de clases opuestas, sin incluir los doctores en medicina que se aluden y estudiaban en México.

 

 La cuarta  novela la publicó en 1983 y recibió el nombre de La luna de la hierba roja.1

 

José León Sánchez suele escoger significativos nombres a sus novelas. Son casi poéticos. Esto no es lo corriente entre los novelistas costarricenses. El título es una ventana que abre la imaginación del lector y lo invita a ese banquete aunque algunas veces no pase de ser una comida chatarra. No es éste el caso.

 

Esta es una de las muchas novelas voluminosas que ha escrito don José León Sánchez Alvarado. Como en casi todas sus obras, con excepción de La isla de los hombres solos, la crítica la ha ignorado o poco se ha referido a ella. En el libro de publicación reciente 100 años de literatura costarricense, las autoras la ignoran o ¿la habrán leído? A veces pienso que muchas obras pasan desapercibidas porque no las leen, por voluminosas, porque no van acompañadas de propaganda "intelectual" (el autor no es del clan). Esta es la primera novela de José León que lo introduce en la literatura costarricense con méritos propios. Es realmente una de las primeras novelas históricas de valor en nuestra literatura. Es la historia oculta, la no dicha ni escrita de nuestro pueblo, narrada con rabia y con amor, con furia y ternura, con impotencia y esperanza, con dureza y dulzura. Es un grito desgarrador de la voz olvidada de los indios, los negros, los mandingas, pero sobre todo de los pobres, de los explotados, de los engañados, los desprotegidos, los hambrientos, los desheredados, los violados, los aniquilados, los sin voz, sin nada más que su propia rebeldía, su propia mansedumbre, su propia soledad cuya única aspiración más allá del más allá es su libertad aunque sea para escoger su muerte.

 

No es solo una novela  histórica (intrahistoria), del pasado remoto, es un contraste entre el origen de nuestros antepasados, los verdaderos, los indios, creados del maíz, su sustento, su alma, su Dios, y los tiempos cercanos del dominio de los blancos criollos, de españoles nacidos aquí de padres españoles. Contraste de culturas, de paradigmas pero nunca de opuestos absolutos de luchas entre el bien y el mal, no. Es una cultura, una raza, un pueblo que poco a poco o mucho a mucho, fue estrujada, deshuesada, carcomida, despersonalizada, violada, como la guerrillera Aire, una y mil veces, porque sí, por ser india. Por eso la novela no es lineal, sino caleidoscópica, arcoiris, carnaval, simultaneidad de espacios y tiempos aunque ocurrieran en cronologías dispares. Es un enfrentamiento escénico al estilo de los murales mexicanos, donde el lector ve todo y a la vez desmenuza el detalle en un ir y venir. De pronto asiste a la descripción de un encuentro guerrillero, como a la estrategia de un acto de  defensa (eso que ahora ase llama terrorismo), así como a un accidente automovilístico planeado para eliminar a un coronel corrupto.

 

José León da un mentís a don Constantino Láscaris, que decía que no era capaz de crear una novela de misterio, policíaca y a fe que ésta cumple con los elementos necesarios para ubicarla bajo esa categoría. Hay argumento pero no lineal. Se podría afirmar que la novela se alimenta en una línea argumental por la compra de un maíz altamente contaminado a una trasnacional norteamericana, promovida por La Organización, que no es más que la mafia del Norte. La compra del maíz se realiza en Estados Unidos y llega a Puntarenas. Aparecen aquí dos personajes honestos que pertenecen a la Oficina de Salud, el Dr. Carlos Calvo y la señorita Cecilia Córdoba que descubren el estado insalubre del maíz, altamente venenoso. Se inicia aquí una lucha desproporcionada entre los que desean desembarcar el maíz de Tailandia y ellos dos. Intervienen altos personeros del gobierno y de la compañía vendedora dirigida por el pillo Guillermo Tates y el Sr. Duval, el bufete de Fesio  Fesio & Fesio (el nombre es más que elocuente)1 hasta llegar a ministros y el señor presidente del país (los nombres de los personajes reciben cambios pero son fácilmente identificables. Además los hechos ocurren en la historia reciente, del 48 para acá, hasta 1980 aproximadamente), Figueres Ferrer (1970-1974), tercera administración y  la de Daniel Oduber (1974-1978).

 

Al final, a pesar de los esfuerzos de Carlos y Cecilia,  el maíz es desembarcado y parte importante de él, se distribuye entre los más necesitados. Como es de esperar mueren muchos niños, pobres de aguantafilo, y desaparece todo un pueblito en la frontera norte del país. Como es frecuente en nuestro medio la culpa se la echan a Cecilia, que aparece muerta en un accidente y a Carlos Calvo que debe huir hacia el norte para evitar la muerte en manos de los militares costarricenses. Al final muere en manos de la guerrillera Aire que lo cree culpable del envenenamiento de su pueblo. Doble tragedia para un inocente. La otra historia, la creación de la represa del Arenal, forma como una síntesis entre el origen de los pueblos indígenas, el exterminio por parte de los españoles y luego de los blancos, y el repliegue de los indios a tierras altas de las montañas, la destrucción de sus casas, cementerios, siembras y querencias y el despojo de sus tierras, como había sido costumbre desde la llegada de los españoles. Esta es la historia de la guerrillera indígena Aire y los actos de sabotaje hasta terminar con la destrucción de la laguna del Arenal. La rebeldía de un pueblo al norte, en Río Frío.

Virginia Grütter Jiménez

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VIRGINIA GRÜTTER JIMÉNEZ

(1929-2000)

 

Virginia Grütter Jiménez nació en Puntarenas, el 20 de abril de 1929. Hija de Lía Jiménez Guido y de un esposo que duró poco. Luego Lía conocería en Club de Amigos a Rolando Grütter Graff, un alemán que llegó a la zona de Guanacaste huyendo de la crisis europea. Se casa con él y se trasladan a vivir a la pampa. Poco después regresa a la ciudad de Puntarenas, a la casa de su abuela, para que su hija realizara sus primeros estudios en la escuela Delio Urbina de Guevara, además del estudio del alemán. Con su madre y padre adoptivo viajó por toda Europa.Es precisamente en ese continente cuando sufren la declaración de guerra de Alemania a Polonia y ambos deben huir, ellas por Italia y su esposo por la Unión Soviética.Luego se reencontrarán en Puntarenas. En 1941, Costa Rica declara la guerra a Alemania y persigue a los ciudadanos de ese país. Rolando es hecho prisionero y enviado a un campo de concentración en Estados Unidos.

Virginia cuenta con trece años y es, en ese preciso momento, cuando inicia los estudios secundarios en el colegio Sión, en San José, que concluyó en el liceo nocturno, José Martí de Puntarenas, después de haber perdido el curso por mala conducta. Luego se trasladó con su madre a Tejas y sufrió los rigores de la guerra. Viajaron a Alemania como intercambio con algunos prisioneros pero su tragedia continuó. Ahí vio desaparecer su primer novio, Kart, un soldado alemán. Sus aventuras continúan, es internada en un colegio alemán pero al descubrir que no tenía sangre pura alemana, es expulsada, entonces tratan de huir de Alemania y en ese intento, conoce un ruso, Boris, pero el romance fue fugaz. Se refugió en Francia y luego volvió a su patria, en unión de su madre. En Costa Rica estudió Letras y Filosofía en la Universidad de Costa Rica. Fue cofundadora del teatro Arlequín. Vivió y trabajó durante once años en Cuba. Se interesó por el teatro e ingresó  en el "Berliner Ensemble", teatro fundado por el dramaturgo Bertolt Brecht, en Alemania. Ahí realizó cursos de teatro, bajo la dirección de Manfred Wekwerph y Ruth Berghaus.

Se casó con un chileno, Carlos Pérez Vargas, quien durante el golpe de estado, hecho por Pinochet en 1973, fue apresado por los golpistas, el 10 de septiembre de 1974, y permaneció, hasta ahora, desaparecido. La misma suerte corrieron sus hermanos, Aldo, que también fue apresado y desaparecido, mientras que Dagoberto cayó muerto en Malloco, luchando contra las fuerzas de la DINA, muy superiores a ellos. Los otros dos hermanos mellizos, Iban y Mireya, estudiantes brillantes de 19 años, fueron brutalmente asesinados un mes después. También libró una segunda batalla por liberar a su hija de las cárceles nicaragüenses, en tiempos de Somoza, donde fue torturada y solo logró su libertad con el triunfo de los sandinistas.

 

La desaparición de su esposo la inspiró a escribir la novela que lleva ese nombre, Desaparecido, en 1978.

 

En 1995 dejó en imágenes de una película sus recuerdos y pensamientos. Lo realizó en Alemania, gracias a la cineasta independiente Quinka Store y se presentó en Costa Rica en 1997.

 

El 3 de marzo del año 2000 murió a la edad de 70 años, debido a un paro respiratorio. Sus restos fueron depositados en el cementerio puntarenense.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ VIRGINIA GRÜTTER JIMÉNEZ

 

NOVELA

 

1. Los amigos y el viento: 1978 (al principio se llamó Boris)

2. Desaparecido: 1980 

 

POESÍA

 

1. Dame la mano: 1954

2. Poesía de este mundo: 1973

3. Canción de cuna y de batalla: 1994

4. Canto de mi tiempo:

5. Canto al soldado del amor:

6. Cantar de Gabriel, hijo de la tierra de Ilón:

 

La primera novela de Virginia Grütter Jiménez la llamó Los amigos y el viento y la publicó en 1979.1

 

Es la primera novela de Virginia Grütter Jiménez. Sucede en la Alemania nazi, cuando apenas tenía dieciséis años. Es una novela monofónica y de corte tradicional pero la diferencia con otras novelas es, en primer lugar el distanciamiento de la autora de lo narrado. En la novela cuenta la historia de la adolescente, ella misma, sin intervención de la autora. Se observa el punto de vista de la joven, sus sueños, sus alegrías, sus contradicciones, su ternura y su solidaridad. Hay un claro contrapunto entre la vida y la muerte, la alegría por vivir y la esperanza truncada de las víctimas de la guerra. Las estaciones temporales y sus diferencias no escapan al panorama del conflicto humano. La primavera inicia la vida y con ella termina la novela, pero también se dan los inviernos pavorosos y el otoño y con ellos se evidencia los cambios emotivos, sentimentales, poéticos del personaje joven, con una vitalidad por el amor, la vida, los sueños, la esperanza de concluir sus proyectos y por otra parte los estragos de la guerra, las secuelas después de terminar de oírse los bombardeos y las muertes que se sienten, se palpan en las madres sin esposos e hijos, los mutilados, los hospicios de huérfanos y los hospitales. No habrá precio alguno que justifique la guerra, pareciera ser la síntesis de la novela. El título de la novela es elocuente, Los amigos y el viento, no importa la nacionalidad ni las diferencias culturales porque el amor está por encima de toda maldad y el viento revive, trae noticias de esperanza, de paz aunque en la muchacha se muestra la cólera, el rencor, la impotencia.

 

La novela Desaparecido se publicó en 19781 de Virginia Grütter Jiménez, la segunda que escribe, es la más conocida de ella.

 

A pesar de ser muy corta, es de gran intensidad y realismo político y psicológico. Se propone narrar los hechos brutales de Pinochet y sus asesinos, tomando como ejemplo a su marido, Carlos. Se configura así como una novela de denuncia política, de realismo crítico, sin escapar la fuerza humana de la descripción psicológica de los personajes que vivieron tal genocidio y que de una u otra forma representan a personas reales.

 

La novela se desarrolla en Chile. Una mujer describe a su esposo desaparecido y desgarra su soledad, su tristeza pero alienta su ternura y su fuerza para encontrarlo, aunque sabe que ello es casi imposible. No obstante inicia el camino de la búsqueda. Acude a todas las personas posibles que estuvieron con su esposo, antes del secuestro, las autoridades, las instituciones internacionales y la respuesta es la misma: no lo sabemos o el silencio por temor a ser callados para siempre. Es la impotencia ante el crimen generalizado, protegido, ocultado y no de un hombre sino de cientos de ellos, familias enteras, por el simple delito de pensar diferente, de tener ideales, opuestos al fascismo más virulento de un país que había dado muestras de cultura y tolerancia a toda prueba pero que sucumbió a las fuerzas más poderosas de los ricos e imperialistas del mundo. Todo bajo la tutela y la protección de la CIA norteamericana.

 

El personaje central femenino escoge su único medio lícito, permitido, por no poder evitarlo, la denuncia pública del crimen colectivo, el genocidio, que al día de hoy sigue impune y las mujeres se reúnen, año con año, para denunciarlo, sin obtener respuesta alguna. Esa fue la motivación de esta desgarradora, tierna y poética novelita de Virginia.   

 



1 Grütter Jiménez, Virginia. Los amigos y el viento. Ed. Costa Rica, San José, 1978.

1 Gütter Jiménez, Virginia. Desaparecido. Ed. Costa Rica, San José, 1980.

 

 

 

Delfina Collado Aguilar

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DELFINA COLLADO AGUILAR

(1929-2002)

 

Delfina Collado nació el 16 de mayo de 1929 en en San José, osea hace casi 73 años.
Sus estudios primarios y secundarios los Realizó en el Colegio de Sion. Luego estudio Periodismo en la Universidad de Costa Rica. Trabajo como periodista en el Diario de Costa Rica en 1963 y en Excelsior. También lo hizo en La Nación Y fue colaboradora de la revista Contrapunto de 1992 a 1994. También trabajo como reportera en el periódico El Imparcial de Guatemala. Obtuvo Gran Cantidad de premios, como el Aquileo Echeverría de 1996, en cuento.

Fue una de las primeras mujeres en trabajar como periodista. Laboro en los desaparecidos Diario de Costa Rica desde 1963 hasta su cierre y Excélsior. También trabajo en La Nación Fue colaboradora de la revista y Contrapunto Desde 1992 hasta 1994.

Durante seis años Fue reportera en el periódico El Imparcial, En Guatemala.

Al regresar a se Costa Rica dedico a su gran pasión: la literatura.

La Cantidad de Premios y Reconocimientos en su vida También Fue Voluminosa. Destacan entre ellos el Premio Carmen Lyra, en 1988, por su obra El unicornio y sus estrellas, y el Aquileo J. Echeverría de cuento, en 1996, para Canto por no llorar.
Fue además nominada al premio Hans Christian Andersen en 1989 y la UNICEF la galardonó con el Premio Especial de la Comunicación en 1995. También Recibió la Medalla John F. Kennedy en 1970, por su desempeño en el periodismo.1

 

Escribe María José García Romero en Homenaje a México en nuestra abuela: Delfina Collado

 

"Corría el último año de la década de los años 20. Ella nació en el seno de una familia adinerada y de buena Posición social de la naciente aristocracia costarricense. Fue la primogenita y con los años se convertiría en la única hija del matrimonio formado por Roberto Collado Quirós y Angela Aguilar Esquivel. Su padre murió Cuando ella Tenía tan sólo cinco años, por lo que Delfina Collado se criaría sólo con su madre.
La hija consentida de Doña Angela y la sobrina preferida tanto de sus tíos y tías y Collado Aguilar. Delfina Sería consentida toda su vida. Estudio en el Colegio de Sion, Institución al que sólo asistían las hijas de las mejores familias josefinas.
Pero el capullo se deshizo y salió la mariposa. Delfina se convirtió en una bella mujer y decidiría Casarse a los 17 años, una Pocos días de haber concluido sus estudios secundarios.
Su marido, Guillermo Romero, de ascendencia española y hacendado desde su nacimiento, acababa de Adquirir su primera finca en Carrizal de Alajuela, en el camino que lleva al Volcán Poás.
Así Delfina de un día para otro paso de vivir en el mejor barrio residencial de la capital, una sencilla una finca cafetalera y ganadera en un pequeño alejado de la civilización.
En lugar de carros encontraría Carretas, en lugar de electricidad, la luz de las velas y las cocinas de leña, en lugar de peones sirvientes, y en lugar de personas animales.
Durante casi 10 años, Guillermo y Delfina, juntos a sus Retoños, ahí vivirían. Años después Delfina pasaría de ser una abnegada madre y esposa a una de las mejores escritoras costarricenses.
Pero esos años no Quedaron en el olvido. Ella mantuvo un diario en el que escribió todos sus recuerdos y anécdotas finqueras y años más tarde la transformaría en una novela: Bajo la luna de jade ".

 

LO QUE ESCRIBIÓ DELFINA COLLADO AGUILAR

 

 

NOVELA

 

1.   Bajo la luna de jade: 1987

 

CUENTOS

 

1. Mundo de Tiripito: 1979

2. Tierra Oscura: 1985

3. Yigüirro Real: 1985

4. Los Geranios: 1986

5. La vaca que se comió el arco Iris: 1987

6. El sapito dorado: 1987

7. La vaca que se comió el arco iris: 1987

8. El unicornio y sus estrellas: 1988

9. Las fierecillas mágicas: 1989

10. Los Niños y Los Canastos: 1989

11. Fiesta de girasoles: 1993

12. El Globo Azul: 1994



1 Estos datos son tomados y la cita de Club de Libros, dirigido por Evelyn Ugalde. Fueron escritos en el Homenaje a México en nuestra abuela: Delfina Collado
Por María José García Romero.

 

POESÍA

 

Canto para no llorar: 1996 (Premio A. Echeverría)

 

La única novela escrita por Delfina Llamó la Bajo la luna de jade y la publicó en 1987.1

 

Es una novela de poca extensión. Está muy bien escrita. No es lineal ya Pesar De Tratar el tema agrario, La Hacienda, el gamonal y los peones, su visión abre dos procesos paralelos, simultáneos llenos de expresividad, de dolor, de soledad, de comprensión, de amor y de frustración. No es la novela que Plantea el conflicto entre el campo y la ciudad, lo bueno y lo malo, el villano y el Redentor. Es el retrato de un contraste humano, la visión de una mujer desde su propia vivencia. Es la esposa del Gamonal, del rico, del malvado despiadado y egoísta, del símbolo de la posesión, de tierra y vida. Este contraste lo inicia la visión positiva del Campo, El lugar ameno, el café como símbolo de belleza, de Disfrute, de poesía, de colorido, de fuerza vital de la tierra. Por eso se Eleva un cato de amor, de Exaltación a la Madre Naturaleza, una vida que los cafetos son todos para, ilusión del campesino y motivo de celebración, de alabanza a Dios y la Virgen del café, su última Creación. Y qué mejor motivo para iniciar la unión del amor entre Ella y Gregorio y con ello el viaje doble, a la finca soñada ya la nueva casa donde se forjaría, se realizaría su amor. Amorosa Esta situación, positiva, como en las tragedias griegas Comienza a desvanecerse. Los topos Comienzan un recorrer la hacienda y Gregorio Tenía que muy fijo el código familiar: La mujer en la casa cocinando mucho y bueno, TENIENDO hijos sanos y fuertes y, aplanchando, lavando, bajo la máxima de "Os doy esta como esclava" y no mujer como. Se inicia Así los dos Procesos de Degradación. Por una parte la finca con la llegada de los topos y los precaristas y la mujer, victima de un marido estúpido, lleno de dinero y ambición, Patan y mujeriego. Ambos van decayendo, poco a poco con Intervalos de distracción, Esfuerzos de alegría Cuando Florecen Los cafetos y la peonada canta alegre y celebra la vendimia, y Cuando la mujer descubre las entrañas de la naturaleza, sus secretos y se contagia con ellos, Los Posee y los vivifica. Pero Aparece Carmela que le arrebata un su marido y la desplaza hasta la humillación, Mientras Jerónimo Se convierte en el símbolo de la Redención de la tierra y los campesinos. Ella, en cambio, espera el germen de una hija y sus dos hombrecitos se encaminan bajo las huellas de su padre. Asiste a las fiestas de su marido y descubre ese mundo de hipocresía, de falsedad de oquedad, de violencia, de vicios, de apariencia, de ostentación, de poder en el dinero. El desenlace se da en ambos campos simultaneamente. Jerónimo se levanta con los campesinos y da Fuego a los cafetos ACUDE Gregorio y sus peones y con el mandador  Sapo de Loza Mata a Jerónimo. La naturaleza se agita, el volcán se rebela Y también el mandador muere. Se abre un abanico de sucesos, de evocaciones, de imágenes, de Dolores, unos cuantos hacendados,  aportando dinero para Construir el Teatro Nacional, a la vez que se reunían en el Club Unión para Nombrar presidentes o para realizar golpes de estado, una peste que mata doce caballos de raza de Gregorio, ella buscando la montaña, desnuda para poseerla y poseida Siendo termina por su propio marido, la lluvia que lava los cafetos y fecunda la tierra, una boda inconclusa por machetazos entre hombres borrachos y celosos con ella y una pistola en la mano echando de su casa al marido infiel y la empleada traidora y sobre todo, llena de miedo. Fiestas del guaro en el pueblo y en las fiestas de los ricos y Mujeres Solas en compañía, con maridos de mentirillas pero llenos de fortuna, hacendados, llenos de café y guaro y ahítos de ambición. Mujeres vacías que Encuentran en La Fortuna la única razón de ser y seguridad para sus hijos, Que no se divorcian por pura conveniencia económica. Gritos de rebeldía y señales de revolución, de sueños y esperanzas unos de otros, resumidos en el poema, al final del libro "tu mano en mi mano".

 

 Nada Puede resumir mejor la tesis de la novela que estas palabras de Jerónimo:

 

"_ Yo vivo en el tiempo detenido, hijo de soja de las aguas y el campo, no quiero venganza, sino Impedir que unos Pocos hombres se apoderen de todo".1

 

Hoy habría que agregar "que unos Pocos (solo uno) Países se apoderen de todo".

 



1 Collado Aguilar, Delfina. Bajo la luna de jade. Editorial DEI, San José, 1987.

 

1 Collado Aguilar, Delfina. Ob. Cit, Pág. 84.

 

José Manuel Salazar Navarrete

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JOSÉ MANUEL SALAZAR NAVARRETE

(1928)

 

José Manuel Salazar Navarrete se graduó en Ciencias Económicas y Sociales por la Universidad de Costa Rica, en 1961. Nació en San José, Merced Central el día 16 de abril de 1928.

 

Ha ocupado varios cargos en la función pública bajo los gobiernos de Liberación Nacional. Fue Inspector de Bancos de la Auditoria General de Bancos del Banco Central de Costa Rica; Jefe Financiero en el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo, Subgerente del Consejo Nacional de Producción, Presidente Ejecutivo del Instituto de Tierras y Colonización, Presidente Ejecutivo del Instituto de Desarrollo Agrario con rango de Ministro de Gobierno y miembro del Consejo de Gobierno.

 

En el campo docente ha sido profesor, investigador y Decano de la Escuela de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Costa Rica y miembro del Primer Consejo Universitario de la Universidad Nacional y catedrático de la Universidad de Costa Rica.

 

También fue Diputado a la Asamblea Legislativa en el período 1974-1975 y Jefe de la Fracción Parlamentaria del Partido Liberación Nacional.

 

 

LO QUE HA ESCRITO JOSÉ MANUEL SALAZAR NAVARRETE

 

 

NOVELA

 

1. La gran serpiente verde: 1996

 

La gran serpiente verde es la única novela que ha escrito José Manuel Salazar Navarrete y la publicó en 1996.1

 

Es una novela y no porque lo diga don Eugenio Rodríguez en su prólogo sino porque reúne los rasgos esenciales de este género. Desde el punto de vista literario no es un dechado de virtudes, a pesar de que sobresalen algunos aspectos que le dan gran relieve. Desde el punto de vista temático es una novela histórica. El autor logra seleccionar una serie de elementos de carácter histórico que hacen del relato un discurso, no solo importante, sino entretenido, ágil y ameno, máxime que va unido a  la narración privada de la vida de algunos personajes históricos sobresalientes, tales como MIBOR Keith. Las mujeres casi no reciben atención del autor.                                                                                                                                                    

                                                                                                                                                        

La novela comienza con un presente propio de la enunciación y desde el punto de vista del sujeto del enunciado. Se trata de un joven que visita la finca de sus padres en Guápiles con dos amigos, durante tres día, en los cuales casi no sucede nada sino unas discusiones nocturnas superficiales sobre temas, como lo fantástico que confunden con el más allá, descripciones o retratos de los dos amigos suyos, Felipe, quien de niño sufrió un terrible accidente en ese lugar. Su madre murió en un incendio, cuando era muy niño y Blas. Ambos pensaban diferente y el amigo narrador, deseaba ponerlos de acuerdo en algo pero nunca lo logró. Lo que sí permite este encuentro de amigos es leer y comentar una autobiografía que el padre del joven heredó de don Minor Keith y él la conserva en su casa. Prometen reunirse durante algunos días para leerla y analizarla al regreso del paseo, en San José. Esto abre otra perspectiva del discurso que aparece como un diálogo entre el padre e hijo, mediante el cual el viejo le va dando información de la relación de él con don Minor cuando trabajó para este señor y cómo le fue entregando los apuntes biográficos y sus comentarios, mientras él, en New York, vivió en su casa y fue confeccionando esa biografía. La tercera perspectiva, la da   la propia autobiografía y se destaca en el relato con letra cursiva. Esta estructura permite al autor crear una especie de texto entrecortado que evita la linealidad y causalidad del relato tradicional y logra crear una atmósfera que acapara al lector, le inserta en lo narrado y le  mantiene entretenido e interesado por lo que va leyendo sin perder el interés de la historia global.

                                                                                                                                             

Conocíamos, no solo por la historia, sino por algunas novelas los hechos históricos de la construcción del ferrocarril a Limón y la creación de la compañía bananera, la United Fruit Company, por la lectura de novelas tales como Mamita Yunai y Los pantanos del infierno, sobre todo, de Carlos Luis Fallas Sibaja y León Pacheco respectivamente, pero ninguno de ellos había globalizado la temática y la visión en una sola obra desde una perspectiva general y dada por los mismos actores de los hechos. Esta novela nos permitió conocer el criterio, las opiniones, los desvelos, las pasiones, los proyectos, etc. del personaje más importante de ambos acontecimientos: la construcción del ferrocarril y la bananera. Si bien es cierto es una visión parcializada, interesada, lo cierto es que se da la contraparte con las posiciones independientes de Felipe y el tío Andrés que mantienen gran objetividad y equilibrio. Esto hace que la novela esté desprovista de juicios de valor o prejuicios, preguntas retóricas o intenciones panfletarias conducentes a tomar partido por tesis a veces encontradas o interesadas desde puntos de vista ideológicos.

 

La autobiografía comienza en el capítulo tres y se remonta al 19 de enero de 1848, cuando nace Minor Keith que proviene de una familia de cinco hermanos, él es el segundo. Su padre fue maderero y de este negocio vivió por mucho tiempo, toda la familia. Poco a poco, y con los cortes necesarios de la biografía en cursiva, y las conversaciones del viejo, se va describiendo a esta familia y sus tíos, por parte de madre, los Meiggs que fueron los que introdujeron a Minor en el negocio de los ferrocarriles. De esta manera conoceremos cómo llegó a Costa Rica, su matrimonio con la hija de Castro Madriz, Blanca, su relación con Tomás Guardia, Bernardo Soto, José Joaquín Rodríguez y Rafael Iglesias; la creación de sus empresas que fueron de toda naturaleza, agrícolas, navieras, mineras, de construcción y hasta de arte. Sus viajes de negocios sobre todo a Inglaterra y la muerte el 14 de junio de 1929, a los casi ochenta y dos años.

 

La construcción del ferrocarril la inició en 1870 bajo un contrato que firmó su tío Henry Meiggs y se lo dio a él para ejecutarlo, con el presidente, gracias a un golpe de estado, Tomás Guardia que gobernó Costa Rica desde este año hasta 1982 cuando murió. A los dos años los trabajos se detienen porque el gobierno de Costa Rica no tenía dinero y es gracias al nuevo contrato Soto-Keith que se inicia nuevamente. El mismo Minor viaja a Inglaterra para renegociar la deuda de nuestro gobierno y logra nuevo financiamiento. Inglaterra dio al país poco más de un millón de libras esterlinas y Costa Rica debió pagar tres millones cuatrocientas mil libras.

 

El ferrocarril se termina de construir a los veinte años y se considera que es el más caro de Centroamérica y el que cobró más vidas, cerca de cuatro mil personas, víctimas de la inclemencia del trabajo, la dureza de éste, el tipo de jornadas y las enfermedades tropicales.

 

Algunos aspectos son dignos de señalar del contrato y las prebendas recibidas por Minor. Se le entregó gratuitamente por noventa y nueve años, las mejores tierras de la región a ambos lados de la línea ferrocarrilera. Realizó la obra casi sin arriesgar dinero alguno. Los empréstitos los realizaba nuestro gobierno y era quien debía honrarlos. Minor solo administraba y ejecutaba la obra. Si bien es cierto él permanecía durante mucho tiempo en el país y supervisaba los trabajos, la realidad es que fueron los trabajadores, sobre todo negros de Jamaica, chinos, italianos y costarricenses los que realizaron los trabajos. Muchas de las tierras recibidas por Minor las regaló y otras las dedicó a sembrar banano. Él podía disponer de ellas según su propia necesidad. También Tomás Guardia regaló a sus amigos tierras importantes como pago a sus servicios sobre todo en el golpe que lo llevó al poder, tal es el caso de los cuatro hermanos Quirós que con otros ricos del valle fundaron lo que hoy es Guápiles. Otro aspecto que pertenecía a Minor era el transporte, no solo de la fruta sino de cualquier producto. Él sería el dueño y podría ejecutar todo lo concerniente a este aspecto y para ello creó compañías especiales. Compraba y transportaba la fruta propia y la de finqueros nacionales. Pagaba los precios que le convenían y aceptaba, bajo sus reglas, el banano de producción nacional. No se le cobraba impuesto alguno por parte del estado, ni siquiera sobre sus ganancias.

 

Minor creó el primer monopolio del país y con un solo cultivo. Lo que EUA no permitía en su nación, si lo consentía fuera de él. Es la política de todo para mí y un poquito para usted (o nada) con el fin de que siga trabajando para mí. Esto atentó contra la democracia y la justicia social de Costa Rica. A pesar de ello, nuestros gobernantes lo vieron como un héroe y lo glorificaron como un dios. Usó la política del soborno, aunque Tomás Guardia dijo que él empleó ese dinero en beneficio del pueblo. Al fin, cuando llegó la recesión, consecuencia de la primera guerra mundial, en el año 1929, los ricos de Costa Rica y el pueblo le dieron dinero para que saliera adelante con sus empresas. Aún así, parece, que al final murió, si no en la pobreza, lejos de la fortuna imperial que poseía, en sus mejores tiempos.

 

Con respecto a lo social la novela deja bien claro sobre todo con el testimonio y los comentarios del tío Andrés, la vida de los trabajadores, sus penurias, su alimentación sus largas jornadas de trabajo, sus escasos entretenimientos, sus vicios, sus vicisitudes y pobrezas. Deja claro la división de los grupos sociales, tales como los que mostraban las viviendas de ellos. Por un lado estaban las mansiones de los americanos, con jardines y todos los servicios, luego las de los capataces y después las de los trabajadores, en los barracones inmundos y llenos de alimañas y suciedades así como privaciones y por último las más pobres donde vivían los que no trabajaban para la compañía y vivían de servicios ocasionales y ventas callejeras que eran perfectos ranchos y desprovistos de los más elementales servicios.

 

La novela es digna de leerse y quien así lo haga, estamos seguros que, esta parte de nuestra historia, será grabada con más fuerza y penetración que como la han contado los mismos libros de historia oficial.



1 Salazar Navarrete, José Manuel. La gran serpiente verde. EUNED, San José, 1996.

 

Constantino Rodríguez Vargas

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CONSTANTINO RODRÍGUEZ VARGAS

(1928-2006)

 

Constantino Rodríguez Vargas nació en San José, en San Ignacio de Acosta el día 11 de marzo del año y murió el día 15 de febrero del año 2006. Hizo los estudios primarios en la escuela del lugar y los secundarios en el Seminario Menor de Nuestra Señora de los Ángeles y en el Colegio Los Ángeles. En este colegio concluyó su bachillerato en 1954. La enseñanza superior la realizó en la Universidad de Costa Rica, en la Facultad de  Farmacia. Obtuvo el título de farmacéutico en 1960. También realizó estudios en inglés y Administración de Empresas. Fue durante muchos años de su juventud campesino. Sólo ha escrito esta novela que evoca su vida campesina.

 

 
LO QUE ESCRIBIÓ CONSTANTINO RODRÍGUEZ VARGAS

 

 

NOVELA

 

1.   Antonio y Camila: 1995

 

Antonio y Camila es como llamó Constantino Rodríguez Vargas, la única novela que conocemos de él y la publicó en 1995.1

 

Esta novela es lo contrario de Lino XIX. Es de corte tradicional, monofónica, costumbrista, lineal, causal, descriptiva, positiva. Es la evocación de la vida del campesino del siglo pasado, los años de la primera mitad del siglo veinte. Por ella desfilan todas las costumbres de los campesinos, la creación de un pueblo, posiblemente San Ignacio de Acosta, al sur de San José, la familia campesina, su religiosidad, su forma de vivir, la esposa ejemplar con su código de mujer, muchos hijos, buena madre, católica, servidora de su marido, etc. La naturaleza reparadora de todo lo necesario para vivir, los cultivos, las leyendas, los turnos, las fiestas patronales, las niguas y piojos, los bailes, las pulperías, las bodas, los bautizos y confirmaciones, los logros de algunos políticos y fracasos de otros. En otras palabras es una novela costumbrista completa, tanto de la vida social como de los campesinos y los gamonales en completa armonía y disfrutando de un tiempo pasado paradisíaco, bucólico que manifiesta añoranza de todo lo bueno del pasado campesino, para algunos.

 

 



1 Rodríguez Vargas, Constantino. Antonio y Camila. Sin ed. San José, 1995.

 

Mario Picado Umaña

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Mario Picado

MARIO PICADO UMAÑA

(1928-1988)

 

Mario Picado Umaña nació en San José en el año 1928 y murió en la misma ciudad en 1988. Fue hijo adoptivo del Doctor Clorito Picado (1887-1944), el primer gran científico costarricense y Margarita Umaña. Lleva los apellidos de ambos.

 

A pesar de haber escrito una novela su principal actividad artística fue la poesía.

 

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ MARIO PICADO UMAÑA

 

NOVELA

 

1. Lino XIX: 1996

 

POESÍA

 

1. Noche. En tus raíces un puerto están haciendo: 1953

2. Hondo gris: 1955

3. Viento-Barro: 1957

4. Humedad del silencio: 1962

5. Tierra del hombre: 1964

6. Homenaje poético: 1967

7. Serena Longitud: 1967

8. Soneto a su recuerdo: s.f. e.

9. Poemas Impares: 1970

10. Poemas de piedra y polvo: 1972

11. La piel de los signos: 1974

12. Testimonio de entonces: 1978

13. Estampas en blanco y negro: 1980

14. Absurdo Asombro: 1982

15. Manifiesto Olvidado: 1989

16. Orillas y caminos:

 

Mario Picado Umaña escribió su única novela Lino XIX y la publicó en 1996.1

 

Es una novela suigéneris, diferente al común de las novelas anteriores a él y muchas otras posteriores. Intencionalmente se propone escribir una antinovela, con un antiprólogo y una estructura formal diferente. Lino, el personajes central es un antihéroe, las crónicas que narran su actividad se van sucediendo sin el orden causal prefijado, lineal. También aparecen una serie de mensajes cortos, especie de sentencias y paréntesis irónicos y una visión aparentemente absurda de la vida y que nos parece la más fina e inteligente manera de violar la censura del mundo real, aldeano, superficial, frívolo, burocrático de la sociedad en que le tocó vivir y un futuro menos halagüeño.

 

Por la novela desfilan los más variados temas, problemas, vicisitudes, contradicciones. Es la más fina incisión a los programas sociales, los lenguajes preconcebidos, las conductas antes codificadas. No escapa casi nada a su aguda observación y sentencia. Es una novela, más del decir, del reflexionar, que del hacer. Por ella desfilan el amor, la muerte, la vida, la educación, el trabajo, el ocio, el placer, y hasta una bellísima historia o cuento insertado La historia de Hillman Minx, un auto que narra, aquí sí, tradicionalmente su vida, aventuras y los diferentes patrones que tuvo y sus relaciones con ellos. Es un relato picaresco al mejor estilo de las novelas de este género.

 

La novela en sí, es una especie de poética del género y no sólo desde el punto de vista del arte sino formal y temáticamente. Ya desde el inicio empieza con un paradigma contrario al tradicional. No aparece el clásico personaje y su retrato, el ambiente que lo rodea y describe el narrador y la presentación del héroe. Aquí lo inicia así:

 

 

"Pensaba poco pero conocía mucho. El orden de prioridades de Lino era dormir, fumar y saludar el recuerdo de las hojas."2

 

Y más adelante:

 

"Lino no tendría biografía."

 

 

En la página 29 escribe:

 

"Hoy empezaré a escribir mi novela titulada El árbol con las ramas al revés".1

 

En la página 30 hace una crítica a las novelas tradicionales, biográficas, que tanto gustan a los escribidores costarricenses. Muchos creen que por haber llegado a viejos tienen el derecho (lo tienen, pero no a exigir que sea considerada como literatura) de contar su biografía que consideran la más importante y describir hasta la saciedad las costumbres de antes, con la clásica y estereotipada frase de que "todo tiempo pasado fue mejor" y que en realidad hoy sabemos que no fue ni mejor ni peor, sino diferente.

 

Y da una definición de novela tradicional aunque él no agrega ese epíteto.

 

"Las novelas son: o posibilidades de la vida del autor que refleja en sus personajes, o parte de la vida del autor que relata. Es decir, novelas de ficción o reales. Lo que se hizo y lo que no se pudo hacer."2

 

Habría que agregar o lo que el autor, considero que hizo, su verdad, su visión, su ocultamiento que nunca se expuso.

 

Y así desarrolla su novela en forma de diario o por lo menos usando fechas contiguas pero no cronológicas, sino arbitrarias. Al lunes 4, sigue un martes 7 y después un miércoles 9.

 

La novela carece de una situación inicial, unos procesos y una situación final, tradicionales. Es más bien una especie de caleidoscopio de pensamientos, de sentencias, de enfrentamientos de sentidos, de carnaval, de arcoiris. Se abre así una concepción de mundo antilógica, polifónica, de crítica a lo preestablecido, al orden, a lo codificado, lo hecho, a la lógica aristotélica causal.

 

Hay sin embargo y es entendible, dos temas que casi no son tratados y menos criticados o por lo menos se hace muy tangencialmente. Me refiero al tema de la religión y el sexo.

 

Es una novela refrescante, diferente, de ruptura de paradigmas y apertura a posibilidades despreciadas por nuestros escribidores y que sólo han sido explotadas por algunos de los novelistas más sobresalientes de nuestro país.

 



1 Picado Umaña, Mario. Lino XIX. Ed., San José, 1996.

2 Picado Umaña, Mario. Ob. Cit., p. 13.

 

1 Ídem. P. 29.

2 Ídem p. 35.

 

Carmen Naranjo Coto

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CARMEN NARANJO COTO

(1928-2012)

 

Carmen nació en la ciudad de Cartago el día 30 de enero de1928 y murió el 4 de enero del año 2012 a pocos días de cumplir 83 años. Fue hija de don Sebastián Naranjo Prida (comerciante) y doña Caridad Coto Troyo. Es la tercera de una familia de cuatro hermanos, todos hombres.

 

Realizó sus estudios primarios en la escuela República del Perú y ahí obtuvo su diploma en 1941. Los estudios secundarios los  inició en el año de 1942 en el Colegio Superior de Señoritas donde recibió el Bachillerato en 1947.

 

Los estudios superiores los inició en la Universidad de Costa Rica. Obtuvo la licenciatura en Filología en 1953. Luego viajó a México. Ahí obtuvo una especialización en administración pública, en la universidad Autónoma de México en 1964; además realizó estudios especializados en Literatura en la Universidad  Autónoma y la Universidad de IOWA de Estados Unidos.

 

De regreso a Costa Rica trabajó en el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). Desempeñó importantes puestos en diversas instituciones del país,  como el de Secretaria General, Asistente de Gerencia y Subgerente administrativo de la Caja  del Seguro Social. De 1972 a 1974 fue embajadora de Costa Rica en Israel, experta en las Naciones Unidas y en la Organización de Estados Americanos, en el campo de la seguridad social, en Venezuela, El Salvador, República Dominicana, México y Estados Unidos.

 

Ocupó el cargo de Ministra de Cultura Juventud y Deportes en 1974 y renunció en el año 1976. En ese puesto visitó  América Latina, Estados  Unidos, África, Asia y Europa. Fue profesora en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Costa Rica. Se ha interesado por conocer  las experiencias que las mujeres del Tercer Mundo, principalmente África y América Latina, han vivido en sus luchas por desarrollar  económica y socialmente sus respectivos países. Ha promovido la participación de la mujer en actividades productivas de diversa índole. Fue directora de la Editorial EDUCA y miembro de diferentes  juntas directivas de diversas organizaciones culturales.

 

Carmen decía que le gustaba escribir, al mismo tiempo que escuchaba música, y lo hacía de 9 p. m. en adelante, hasta altas horas de la  madrugada. Lo que escribe -nos decía- lo tengo previamente dispuesto y configurado en mi mente.

 

Fue una de las escritoras costarricense que más premios ganó y mereció, en y fuera de Costa Rica. En 1967 el Premio  a la mejor novela con Los perros no ladraron, en 1972 Premio de novela otorgado en Guatemala con Camino al mediodía, Premio Nacional por Responso por el niño Juan Manuel, Premio Educa por Diario de una multitud, etc. Es considerada como una de las mejores escritoras latinoamericanas. Esto no lo sabemos pues no hemos leído las obras de todas esas escritoras, pero lo que sí es cierto, es que es una sobresaliente escritora y en Costa Rica, no abundan bajo esa condición.

 

Carmen Naranjo Coto fue, a nuestro juicio, la primer gran novelista de Costa Rica, no sólo por la calidad de sus novelas sino por la cantidad de las mismas, su continuidad técnica y el conocimiento del arte de novelar. Luego tendremos oportunidad de ejemplificar estos juicios.

 

Vivió durante gran parte de su vida en una casa de campo, llamada OLO, en un pueblito de Alajuela llamado Calle Vargas, Tambor, retirada del mundanal ruido. Es su santuario.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ CARMEN NARANJO COTO

 

 

NOVELA

 

1. Los perros no ladraron: 1966

2. Memorias de un hombre palabra: 1968

3. Camino al mediodía: 1968

4. Responso por el niño Juan Manuel: 1968

5. Diario de una multitud: 1974

6. Sobrepunto: 1985

7. El caso 117.720: 1987

8. Más allá del Parismina: 2000

 

CUENTO

 

1. Cultura: 1973

2. Hoy es un largo día: 1974

3. Ondina: 1983

4. Nunca hubo alguna vez: 1984

5. En Partes: 1994

 

POESÍA

 

1. América: 1961

2. Canción de  ternura: 1962

3. Hacia tu isla: 1966

4. Misa a oscuras: 1967

5. En el círculo de los pronombres: 1972

6. Idioma del invierno: 1971

7. Los girasoles perdidos: 1968

8. Homenaje a Don Nadie:

9. Mi Guerrilla: 1984

10. Poesía para niños:

11. En esta tierra redonda y plana: 2001

 

Ha publicado gran cantidad de ensayos y artículos periodísticos. Aquí no los señalamos. Pero su obra más sobresaliente está en el género novelístico y es que se ha convertido, si no en la mejor novelista de Costa Rica, sin lugar a dudas, sí lo es de esta generación. Todas sus novelas giran alrededor de la gente de la ciudad, para ser más exacto de la capital, San José pero está muy lejos de repetir la visión superficial, descriptiva de ella. Sus novelas profundizan las relaciones entre los hombres y mujeres, desde niños hasta la vejez, sin dejar de lado el sexo, la edad y su posición social y cultural. El ser humano es visto desde adentro, en su mundo más privado. No se trata de presentar personajes que actúan ante un diferente espacio físico, sino la vivencia misma de lo cotidiano, lo trivial, lo diario, lo insignificante. Sus personajes son innominados, se convierten en voces llenas de angustia, luchando por encontrarle sentido a la vida y la muerte, rescatando los instantes de felicidad en su larga lucha por sobrevivir en una sociedad llena de prejuicios, superficialidad, vacuidad y alienante por no llamarla enajenante que iría más acorde con su visión crítica.

 

Es la primera escritora, que con toda propiedad, se incorpora a la vanguardia novelística latinoamericana. Sus obras superan las novelas monológicas, lineales, causales, predecibles para dar paso a la novela polifónica, carnavalesca, polifacética, plural. Por ello el lenguaje simple, lógico, da pie a una multivisión polisemántica. Lo cotidiano, trivial, superficial se transforma en las diferentes voces de los personajes anónimos, en reiteraciones, paralelismos, monólogos interiores, soliloquios, reiteraciones, secuencias de imágenes que hacen de la novela una especie de poema trágico, profundo y bello. El extremo de este estilo lo encontramos ya en su primera novela Los perros no ladraron que no utiliza la enunciación tradicional llevada a cabo por narradores cercanos al yo autoral, sino que presenta a los personajes como sujetos de su propio enunciado, técnica usada por el teatro que presenta a los actores dialogando entre sí, sin intervención alguna.

 

La primera novela la llamó Los perros no ladraron en 1966.1

 

Esta obra está escrita en forma de diálogo entre los diferentes personajes. Es la segunda novela que se realiza con esta técnica, pues La primera sonrisa es una novelita de José Fabio Garnier que también usó esa técnica. La razón de ello no obedece a un simple formalismo y menos a un capricho; es una exigencia de la temática tratada. Los personajes viven directamente la burocracia de la ciudad, se enfrentan crudamente a ella, en vivo, sufren la impotencia para resolver las más insignificantes diligencias, tales como buscar trabajo, ser atendidos por un empleado ante una solicitud, tan simple como pagar un recibo, sacar una cita, subir en un ascensor, caminar por la ciudad, aspirar a un ascenso, etc. La burocracia exige de los personajes despojarse de toda posibilidad de resolver sus problemas con simpleza, sentido común, lógica, rapidez y eficiencia. Los jefes menores o mayores, los simples empleados, todos han creado una lógica única para hacer perder el tiempo a los ciudadanos, impedir resolver sus problemas y llevarlos a extremos impredecibles de impotencia, sufrimiento. Es una lógica irritante, alienante, destructiva de todo sentido humano. Cada empleado se cree con poder para desequilibrar al solicitante, se convierte en un punto más de la maraña burocrática y colabora para imponerla, mantenerla vigente y en cierto sentido se convierten en sádicos de la burocracia, pues gozan, se divierten, se dan importancia haciendo nada, enredando lo fácil, repitiendo el ceremonial que entierra todo intento racional o irracional por dar satisfacción a los sorprendidos ciudadanos que ya cansados acuden diariamente a una respuesta satisfactoria a sus solicitudes, se convierten en autómatas conformistas que a dejan su suerte a los que manejan los hilos de sus propias marañas. Lo curioso es que en la empresa privada que no trata la autora, esto casi no sucede. Pareciera que es propio de las instituciones públicas, donde los que las gobiernan no son los dueños de ellas. El título de la novela refleja el anonimato, lo intrascendente de los personajes. Su importancia es tal que ni los perros no ladraron, cuando uno de ellos murió.

 

 

Memorias de un hombre palabra fue su segunda novela y la publicó en 1968.1

 

Esta es la novela de él, del hombre. Es el personaje sobre el que se dan todos los pequeños sucesos. Se plantea el enfrentamiento del hombre frente a la sociedad, la ciudad que le acapara, le engaña, le convierte en un autómata más. Desde la niñez sufre la orfandad, no sólo del padre sino de una sociedad vacía, alienante, destructiva, con "valores" burgueses, discriminatorios, alienantes. Desde niño su madre le aísla de los juegos de los niños pobres de su barrio, lo encierra en su caso bajo su tutela y sobreprotección.

 

Al llegar a su madurez, la madre, le echa a la calle para que por sí solo se enfrente a su destino. Parece que por irse con un hombre, pero lo cierto es que este hombre no  sabía qué hacer en la ciudad, carecía de preparación e iniciativa. Pronto se ve visitando los prostíbulos y haciendo amistad con las mujeres que los frecuentan. Y en él esa casa le causaba los más variados sentimientos:

 

"reacciones, encuentros, afinidades, odios, miedos, rincones".2

 

 Y el personaje, no sólo recuerda su educación en su hogar, sino la relación que experimenta cuando se enfrenta a la ciudad, a las calles, a los encuentros, a las modas, a las etiquetas, en fin a todas las marañas diarias de ella. Es la lucha por ser ante el avasallante parecer. O se hace masa o perece y él, poco a poco, comienza a ceder ante la sociedad. Busca trabajo en una empresa y, llevado por las modas, comienza a comprar objetos, a consumir desmedidamente y poco dura en la fábrica. El deber mucho dinero, lo lleva a robar y es descubierto y mandado a la cárcel. Poco después, recibe la noticia de que una mujer obtuvo su libertad, gracias a que pagó sus deudas. Al tiempo descubre que fue su madre. Después de rodar, solo, sin tino, sin proyectos, acude a los bailes y lugares de citas, encuentra a una amiga de su infancia, amiga de juegos y sueños. Está sola, pobre. Es una indigente más de la ciudad. La invita a vivir con él y ella y sus niños sin padre conocido, se dirigen a su cuartucho. Ahí el hombre le pide que tenga un hijo con él. Ello se ha convertido casi en una obsesión, en su único sentido de vivir. Su amiga queda embarazada, pero en el parto, el niño muere. Entonces la madre que tenía varios hijos decide darle el menor y él lo acepta como padre y siente gran felicidad, cuando el niño le llama papá.

 

Su lamento y más, su rencor, es contra quien lo convirtió en

 

"un hombre palabra, desentonada, mal construida, cobarde, inhábil incapaz."3                         

 

La novela termina con la formación de un personaje crítico, con conciencia social, defensor de los pobres y aceptando para sí la vida humilde, pero sincera, de su amiga indigente, Adelilla. Se convierte en el padre que nunca tuvo. Está preparado para ser un hombre, sin adjetivos.

 

Camino al mediodía fue su tercera novela y data del mismo año, 1968.4

 

Es la novela más corta de Carmen Naranjo Coto. Pero de gran intensidad. La trama es simple un personaje del sexo masculino se suicida y un yo que se dice ser su íntimo amigo asiste a su entierro. Aprovecha la estancia del muerto en la funeraria, El último descanso, para recordar la vida del personaje, su familia y realizar el viaje, Camino al mediodía, hacia el cementerio de Cartago. Durante ese tiempo, casi dos horas, recuerda y contrasta la vida de Eduardo Campos Argüello, tanto la aparente como la real.

 

La novela presenta  una especie de desdoblamiento del personaje Eduardo. Toda ella permanece en dos estados contrapuestos: lo aparente, el parecer y lo real, el ser. El suicidio permite a su doble mirar y comentar, describir, penetrar en lo profundo del personaje. Se vale para ello de un paralelismo entre el parecer y el ser. Se puede afirmar, sin temor a equivocarnos que el que narra en primera y tercera persona sobre Eduardo es la conciencia del mismo Eduardo. Por eso se presenta como invisible y sólo el hijo de Eduardo, ya muerto, le nota su presencia y se duerme en su regazo. Otra técnica que le permite llevar a cabo su propósito narrativo, es la intertextualidad que consiste en introducir textos de otros autores conocidos, simultáneamente apropósito, en la novela.

 

A partir del suicidio se presenta la dualidad del personaje, sus equívocos, sobre todo los reales, tales como la confusión reiterada de la capilla y del muerto y de los asistentes a los entierros. A partir de este momento mantiene, tanto el espacio físico, como el tiempo en forma real, concretos, lugares de San José, y posteriormente el cementerio en Cartago y la hora de la llegada del féretro a la capilla, así como el final del entierro y de la novela.

 

Este contraste entre tiempo y espacio reales y tiempo y espacio psicológicos hace de la novela, una vivencia crítica polifónica de la realidad social, sus hipocresías, sus apariencias, sus vanidades y mezquindades frente a lo oculto, los cuartos oscuros, el maltrato a su esposa, la castración de su hijo, la búsqueda del amor en su misma soledad e impotencia, su incapacidad para mantener sus empresas seguras económicamente, su flojedad en el trabajo y su hiperactividad sexual sin límites de honor, amistad y lealtad. Es un ejemplo del qué dirán, de las apariencias del ego exaltado, del orgullo tonto, de su misma mediocridad y el epitafio es descrito por los discursos preparados a la hora de enterrarlo. Es un desfile de personas, que como él, figuraron en los colegios profesionales, ministerios, Asamblea Legislativa, hospicios. Son los políticos vividores que exponen su propia ignorancia, su carencia de honradez, el disfrute del puesto para su  beneficio, en aras del amor a la patria y la democracia, interrumpido por la voz de la conciencia, su alter ego, que con valentía va presentando lo contrario, tanto del muerto como de los oradores. El famoso doble discurso.

 

A pesar de que el narrador es un personaje masculino, su visión de la mujer es sincera, realista; la presenta como víctima del hombre y de la sociedad machista que muchas veces, por mantener las apariencias, es el caso de Aurora, prefiere mutilar su personalidad, convertirse en una cosa para guardar las apariencias y no enfrentarse al marido que la humilla, la maltrata, la mantiene abandonada, la avergüenza públicamente pero que ella prefiere callar, ocultar, hacer la voluntad de él, sin importar la destrucción moral, espiritual, sus propias necesidades como ser humano y las de sus hijos, antes de enfrentarse a su marido. Es una profunda crítica a la familia tradicional que se mantiene unida, en apariencia, más por el orgullo de no ser piedra de escándalo, que por el derecho a la vida decente, creativa y el deseo de los individuos por ser y no parecer. Descubrir y desarrollar su propia identidad y sus proyectos vitales y no convertirse en monigotes, manipulados por la autoridad del padre o de programaciones sociales castrantes y enajenantes, llámense estos, partidos políticos o instituciones tales, como la iglesia católica o religiones de diversas concepciones.

 

La cuarta novela es del año 1968 y la llamó Responso por el niño Juan Manuel1 (Premio de novela en los Juegos Florales de Guatemala, año 1968).

 

Sigue la misma temática de las novelas y cuentos anteriores. La sociedad de consumo, la vida y la muerte, la soledad, la incomunicación, el hombre cosificado, la búsqueda de una salida a estos conflictos sin esperanza alguna y en medio de todos, el enfrentamiento entre desposeídos y ricos.

 

Responso por el niño Juan Manuel, no es más que el responso por cada uno de los hombres, inventado por cada uno de ellos. La técnica del desdoblamiento, del narrar su propia vida inventando otro personaje que no es más que su reflejo o el deseado por él como ser o ambos a la vez, el personaje invisible que penetra y narra lo que ve, opina discurre y que se convierte en una especie de conciencia crítica, de sí mismo, de los otros y  de la sociedad, víctima de la soledad, la incomunicación y por qué no del absurdo, empiezan a dibujarse en Hoy es un largo día, recordemos el personaje que queda atrapado en un ascensor en la ya comentada novela Camino al medio día. Sus novelas no llegan a pertenecer al género fantástico, a pesar de que la duda y el cruce entre lo real y lo irreal se mantienen, se cruzan, ya que al final el lector social recibe, si no una explicación racional, sí el conocimiento de que los sucesos sobrenaturales obedecen a un dolor de cabeza o la imaginación de un personaje, por ello se quedan en el género de lo extraño y se alejan de lo fantástico. Por eso la lectura de ésta, como de las anteriores novelas de la autora, se convierte en un discurrir angustioso de la realidad y fantasía del hombre que se transforma en un monigote, no para vivir, sino para durar, como si fuera una cosa o algo peor que ella.

 

La muerte de Juan Manuel, un niño de apenas quince años, huérfano y cuidador de casas vacías, sin casi ningún proyecto o acontecimiento importante, que cumple rituales diarios casi sin importancia, como visitar la misma sodita para tomar café con tacos enchilados y que idealiza a la mesera, sin que ella le dé importancia; que su única manera de pasar el tiempo es conversado con Carlitos, el compañero de su imaginación, muñeco creado por él y lo único de valor; éste niño inventado, creado por cuatro hombres de posición rica e intelectuales que viven en completa soledad e incomunicación, les permite acercarse, comunicarse, hablar, dialogar, sentirse algo, penetrar en cada uno de ellos y desnudar su miseria. No importa si son cultos, estudiosos,  filósofos, pintores, lo común en ellos es su soledad y su impotencia. Tanto es así que crean a Juan Manuel y lo matan para tener su propio responso, porque al final el responso deja de ser por la invención y se convierte por el responso de los cuatro que quizás son los que están muertos. Así su tragedia o comedia, su invento, muere y los deja más solos que al inicio.


La novela está estructurada por dos momentos diferentes íntimamente ligados. El primero es la vela en la casa de los hombres ricos. Es una especie de presente cronológico y luego el pasado o el presente de Juan Manuel, antes de morir, con breves alusiones al orfanato donde estuvo cuando era pequeño pequeño. Se plantea como una simultaneidad de acontecimientos pero lo importante de estos dos escenarios: el primero en un cuarto y una antesala de la casa donde se vela a Juan Manuel y el segundo en la ciudad, la soda y las calles. Esta segunda dimensión narrativa es más restringida. En ambas lo importante no es lo que pasa, lo que sucede, si no el diálogo, lo que se dice, lo que se piensa y analiza. En otras palabras, la visión del mundo, el hombre, la ciudad, las cosas, la poesía, las palabras, de la vida y de la muerte, de los ricos y de los pobres, del pueblo, de la dignidad del pobre, de los mendigos, del frío y la lluvia, así como del ser y el no ser.

La novela no sólo termina con la muerte de la idea de Juan Manuel y el responso final por él que se revierte en los cuatro amigos, sino con la conversión de Juan Manuel que de poeta, de centro de inspiración, de punto de encuentro, de idealista puro, se va transformando en el más fiel reflejo de realista, antes de ser asesinado por los hombres, decide matar a Carlitos, ve la realidad de la mesera, torpe, fea, sucia, con un hijo a cuestas, es engañado por un compañero del orfanato y ve con ojos realistas su circunstancia. Tenía que morir, pues ya no era nadie sino uno más de la muchedumbre, una cosa más de la serie, valía más una silla que por lo menos podría pasar a los museos de objetos raros y adquirir valor histórico. Es una especie de Quijote que se sanchifica, pierde su idealismo y baja al mundo real de la soledad, del desaliento, de la incomunicación.

 

Podemos afirmar que ésta, como casi todas sus novelas, en su técnica estructural, así como en la temática y la multitud de voces y puntos de vista, se asemeja a la explosión de una bomba en un juego pirotécnico. En un instante el cielo se ve inundado de lucecitas de todos los colores, llenas de vida, de poesía, de luz, de alegría, pero esto no dura más que un instante, pronto desaparece, llegan las sombras, las tinieblas y la muerte.

 

La quinta novela recibió el nombre Diario de una multitud y la publicó en 1973.1


Esta novela de Carmen Naranjo reúne, no sólo las técnicas modernas de la narración, ya señaladas, sino  la culminación más lograda de la técnica escénica, tan cara a la autora. Es como la puesta en escena de una monumental obra de teatro en tres actos que ella llama: Hilos, Claves y tejidos. Y como aporte sobresaliente, el diálogo directo es escaso, pero oportuno. Pocas frases de los personajes, permiten el despliegue de un sinnúmero de voces que se intercambian y van formando el tejido narrativo, desde ese presente dialógico, hasta los más recónditos escondites psicológicos de los personajes. Todo se desnuda, los sueños, las intranquilidades, los dolores, las angustias, las pasiones, los ideales, las torpezas, los desengaños y desamores, los temores, y esto matizado, entretejido con diálogos indirectos, entrecortados, tumultuosos, matizados, abruptos, de la vida social de los personajes, del cotidiano durar, del pasar el tiempo, del jugar a no hacer nada importante, de la rutina, de las programaciones cotidianas.

 

Si la novelística monofónica tradicional del siglo diecinueve y parte de la primera mitad del siglo veinte, se dedicó a fotografiar la realidad, tanto del espacio como de los personajes, a captar lo aparente, lo visible a primera vista, al retrato de los personajes y la descripción de los espacios físicos, lo más fielmente posible, con sus modelos conocidos; o a lo sumo llegar a la radiografía como en las novelas naturalistas, descarnadas que pintaban las lacras de la sociedad, por el contrario, las novelas de Carmen Naranjo y sobre todo, la que comentamos, van más allá de esa penetración social y sicológica y traspasan lo aparente, es como en la ciencia médica el ultrasonido, aún más el "tac" que descubre los más escondidos embriones de la enfermedad. La visión de lo oculto y el conocimiento de los personajes, a través de sus voces y acciones, así como la presentación o vivencia de sus conflictos, permiten observarlos desnudos, como si se pudiera penetrar más allá de lo físico-emocional. Por ello la novela se convierte en una paradoja de lo real, sea éste social o psicológico de lo aparente, superficial, contrapuesto a lo irreal, y por ello más real, de lo profundo psicológico de los personajes, desnudado por sus propias y desgarradas voces. La obra, escénica,  multifacética, llama a la piedad; son como un coro del teatro griego, polifónico y poético que se desgarra, grita, canta, sufre, anhela, suplica:

 

-"he buscado la autenticidad y no hay puerta que lleve a ella."

 

"Esas terribles mentiras de lo puro, lo bueno, lo limpio, me han envenenado".1

 

Y comienza entonces la danza del sueño, del ideal; el canto a la vida, a lo auténtico:

 

"Decir: aquí empieza un mundo distinto, un mundo en que nadie es perseguido, un mundo en que se construye una casa porque se necesita, se cultiva un campo para comer, se dice para comunicarse, se piensa para ayudar, se vive con esa alegría seria de haber abandonado vallas, cercas alambradas. El pan repartido alcanza para todos, el mismo gesto de repartirlo ya calma el hambre: ése es el milagro que esperamos. Alguien que empiece a repartir pan, el de trigo, el de maíz, el de cebada, porque con el pan da la paz y con la paz da todo, desde la luz un solota la música... Aquí se puede celebrar la gran danza del café, el canto espirituoso de la tierra, la ceremonia humana del agradecimiento a la tierra. O la danza del banano. O la danza del algodón, o la del arroz".2

 

Y continúa, más adelante esta danza-canto, que se convierte en la tesis de la novela:

 

"llegará un cable contundente. Stop bomba atómica stop lunes stop a las nueve stop obligación stop proteger stop el mundo stop contra stop los locos stop. Nos reiremos a carcajadas. Héroes al fin solos. Héroes libres...bailamos la danza maravillosa de la libertad, de la independencia, de la dignidad humana".3

 

El final de este canto se cierra con la tercera escena de la novela, llamada Tejidos. Aquí el canto se vuelve tragedia, trasgresión, violencia, acto vivo del saqueo, de la rapiña de unos y otros, de la puesta en escena de lo contrario a la danza del amor, la libertad. Es la lucha por los objetos, por el tener, por el robar, más que por hambre, por el simple deseo  de poseer lo que siempre desearon y nunca pudieron obtener. La libertad momentánea y falsa del populacho lo lleva a incendiar la ciudad, arrancar la riqueza de los otros y con ella, también, la hipocresía de los ricos. El pueblo desposeído, lo que más anhela es ser, por un instante, ellos, a la vez que vengarse de tanta privación, romper vidrieras, saquear el comercio y hasta las casas intocables de los ricos. Es la danza de la venganza, del desquite, de la libertad tantas veces reprimida: ser como los ricos y destruir todo, hasta  a ellos mismos. Es el desenfreno del poseer objetos que tanto le han ofrecido en las vitrinas del comercio, pero que por falta de dinero, nunca han logrado obtener. Ahora lo destruyen y al final no saben qué hacer con las cosas robadas. Es el escape a tanta privación, a tantos deseos reprimidos. Es el estallido violento a la castración, a la enajenación, la injusticia, el todo mío y nada suyo. Y cállese, aguante, soporte, resista.

 

La novela deja entrever, al final, que sólo la educación de los pueblos podrá, algún día, lograr los cambios que tanto esperan los pueblos.

 

"No se sale a caminar para enseñar a otros los caminos. Primero hay que enseñar a andar. Ahora sólo nos queda esperar a que nos llamen".1

 

En 1985 publica la sexta novela que llama Sobrepunto.2

 

En ella, la autora deja la ciudad como fin en sí y se interesa en presentar las voces de personajes anónimos en sus relaciones más triviales. Por ello la novela se desentiende de los acontecimientos y el espacio físico, así como el tiempo cronológico y elige su interés en la penetración psicológica de los personajes, sus visiones del mundo, de las cosas, de su misma vaciedad y frustraciones. Los encuentros, los más elementales actos cotidianos como casarse, una cita, una conversación, la lectura de un diario, una noticia, un chisme, una cena, etc., se convierten en temas importantes de la novela. Los personajes se sumergen en sí mismos, se desnudan y abren su intimidad al lector con gran sinceridad pero a la vez ofrecen su miseria, su dolor, sus fracasos, sus tristezas, su cosificación, su conversión en máquinas, en monigotes, a pesar de no desearlo y ven la muerte como la única solución a su existencia. En los personajes se reflejan los esfuerzos por ser alguien distinto; hay fuertes anhelos de identidad, aún en la misma estupidez de sus deseos.

 

La situación inicial de la novela se convierte así en la misma situación final. El círculo es casi perfecto, tanto en el tiempo subjetivo, como en la carencia de proyectos de vida, capaces de hacerlos felices.

 

"Entró con su gesto acostumbrado. Aquella violencia de alguna novedad, tal vez buscando un poco de atención".3

 

El espacio es un simple cuarto. Lo importante es el diálogo entre un hombre y una mujer. Y los recuerdos. Esa mezcla de presente, siempre igual y el pasado, aunque distinto, insuficiente. Es el encuentro casual, pero esperado por ser la rutina de casi todos los días, personajes sin nombre, acostumbrados a lo mismo, al hablar de lo mismo, a contemplar sus mismas cosas, a ser personas-cosas y cosas personas.

 

Y llega el momento de dar su clave:

 

"Ahora está todo claro: un punto que tiene conciencia de sí es un sobrepunto. Cada ser, ahí, en su versión o en mi versión, es un sobrepunto. En la misma forma cada cosa es una sobrecosa."

 

Y toda la novela gira sobre esa tesis. Se podría afirmar que esta novela gira alrededor de una mujer. Es la novela de la mujer frente a la sociedad de consumo, superficial, impersonal. Los personajes que forman el coro de voces desgarradas se convierten en sobrepuntos que de una u otra forma giran alrededor de "ella". Su misma conciencia de sí, de sus limitaciones, sus impotencias, sus desnudos, su pequeñez y sobre todo el saber que por más que lo deseen, a lo sumo pueden durar una vida pero nunca "vivir". Por eso la muerte les brinda la oportunidad de una salida.

 

Los personajes son como sísifos destinados a buscar, buscar, a veces sin saber qué. Por ellos pasa el amor, la amistad, la tristeza, el dolor, a veces el odio, la ternura y siempre lo mismo. Una sed insaciable por vivir, a pesar de no poder hacerlo. No importa casarse, si poco después llega el aburrimiento. Por eso la riqueza, el poder del dinero de su padre, en una joven, el abolengo de su abuela, el encuentro de un marido rico y de profesión liberal, nada, nada es capaz de evitar un desenlace fatal. La búsqueda puede llevar a los personajes al vicio, a las drogas, a la prostitución, al engaño, al sexo desaforado, sin poder encontrar sosiego, paz, felicidad, amor, solidaridad, ternura, amistad y quizás lo más importante: poesía.

 

Las modas, los viajes a otros países, las guerras y sus revoluciones, las reuniones de amigas, los matrimonios, las creencias en Dios, los clubes, las páginas sociales, las noticias o chismes, las compras de moda, etc., son una serie de costumbres o programaciones sociales que hacen del ser humano un objeto, un robot que disfruta de su misma ignorancia, su no ser. Mientras tanto los personajes que tienen conciencia deben solo esperar, pero esperar...qué: la nada, lo mismo, por más sofisticado que esto se presente. Y no hay que pensar que la universidad escapa a esta rutina superficial. Desfilan los estudiantes, hijos de papi, vacíos, ostentando su propia ignorancia y buscando amores superficiales, así como los profesores loros, repetidores, de cultura de barniz turística. Y todo ello lleva a "ella" a crear la filosofía "sport". Nada más gráfico de la superficialidad intelectual, tanto de estudiantes como de profesores. Es algo así como la filosofía del "caparachón" del famoso personaje, llamado, Cotico, que tanto se divulgó en la universidad de Costa Rica, allá por los años sesentas.

 

 Al final de la novela el personaje se enfrenta a la ciudad y se pierde en ella. No bastan las máscaras de Dios para encontrarse, porque,

 

 "el mundo es un instante de sueños  inconclusos."1

 

La sétima novela recibió el nombre de El caso 117.720 y fue publicada en 1987.2

 

A pesar de continuar con algunos tópicos ya empleados en novelas anteriores, tales como la muerte, la agonía, la decadencia social, la superficialidad del costarricense, la frivolidad de algunas mujeres de la clase alta, no obstante la novela ofrece una visión profunda del paso de la vida hacia la muerte.

 

Pablo Cejudo Velázquez (Español)

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Pablo Cejudo Velázquez (1928-1986)

PABLO CEJUDO VELÁZQUEZ (español)

(1928-1986)

(Foto propiedad de su hija)

 

Este escritor y periodista español vivió por  más de veinte años en Costa Rica y se dedicó a escribir, sobre todo  en el periódico La Nación, como columnista. Nació el día 15 de enero del año 1928 en Daimiel, España y murió el día 11  de agosto del año 1986. Escribió varios libros de variada temática. Cursó estudios en San Sebastián, Madrid, Roma y en la Universidad de Ottawa, Canadá. Vivió también en Bolivia y se nacionalizó en ese país. Autor de los libros y ensayos, Colorista del Collao (sf.), Leonardo Flores, 1966; Werner s f., Luis Emilio Werner Otermin, 1966, Túpac Amarú, un rebelde con causa: 1973, Uruguay: el ciclo de la violencia: 1985, Colorista del Collado: una biografía de Italaque y del pintor Leonardo Flores: 1966,Te llamarás Israel: 1966, El fin del celibato: 1971, Werner: 1966, Cuando Israel cumplió treinta años: 1978, Poetas bolivianos: 1965,

 

LO QUE ESCRIBIÓ PABLO CEJUDO VELÁZQUEZ

 

NOVELA

 

1. Y Cristo volvió: 1983

 

CUENTO

 

1. Viaje al planeta: 1962

2. La casa y otras obras: 1993

 

POESÍA

 

1. Edad Cósmica: 1971

 

La novela Y Cristo volvió fue publicada por este escritor español radicado en Costa Rica, en 1983.3


Es una novela religiosa y tiene como personaje central a la figura bíblica de Jesús y se ubica en el contexto en que se desempeñó como hombre. Es de corte tradicional, logocéntrica, causal y monofónica. En ella se narra la historia de la humanidad desde el punto de vista del pecado, de la creación  de un mundo materialista. Parte desde el origen de la muerte de Cristo hasta la nueva llegada de él, cuando la humanidad esperaba su destrucción y él volvió para redimirla en una especie de abrazo todopoderoso que arranca la tierra y la salva de la destrucción llevándosela fuera de su órbita y tomando una nueva, fuera del peligro devastador de la bomba.

 

La casa y otras obras no es novela sino unos "relatos" un tanto parecidos a crónicas.

 

 



3 Cejudo Velázquez, Pablo. Y Cristo volvió. Ed. CECOR, San José, 1983.

 

Carlos Luis Argüello Segura

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CARLOS LUIS ARGÜELLO SEGURA

(1928)

Carlos Luis Argüello Segura nació en Alajuela  en 1928. Los estudios primarios los realizó en su ciudad natal y los secundarios en el Instituto de Alajuela, pero no los concluyó. A los quince años escapa de su casa y se dirige al sur del país, a los bananales de Puerto Cortés. Ahí trabaja como "menerero", esto es ayudante de los que rociaban veneno a los bananales. En ese lugar permaneció dos años y regresa a Alajuela por un breve tiempo y de nuevo regresa a los bananales y trabaja como peón y después como administrador de una finca en Palmar.

 

Otra vez regresa a Alajuela y decide estudiar. Se graduó en Administración Escolar. Ingresó al Magisterio Nacional  y ocupó las direcciones  de los Colegios de El Roble y San Joaquín de Flores, ambos de la provincia de Heredia, del Instituto Agropecuario de Coto Brus y fue asesor en Enseñanza Agropecuaria.

 

Recibió en el año 1987 el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en novela.

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS LUIS ARGÜELLO SEGURA

 

NOVELA

 

1. El mundo de Juana Torres: 1986

 

CUENTO

 

1. Cuentos de Sábado Grande: 1977

2. Gente en mi camino: 1980

 

El mundo de Juana Torres, publicada en 19911, es su única novela  y escrita en los sesentas. Es lectura obligatoria  para los alumnos  de sétimo año.

 

Es una novela de corte tradicional, monofónica de narrador-autor con todas sus implicaciones formales e ideológicas, lineal y bajo una lógica causal y logocéntrica. Es lo que algunos  críticos tipifican como novela de aventuras y otros, de formación, pues un personaje joven sale a conocer mundo  (formarse) y a través de múltiples aventuras va forjando su propio destino y personalidad. Sólo que en esta novela el narrador-autor  sólo da la palabra al joven para contar algunas de sus aventuras en donde a veces es protagonista y en otras, testigo, pero que no logra independizarlo de su visión madura. El narrador- autor está cerca de la enunciación y desde ahí, en un presente de adulto, trata de recordar las aventuras de un joven (él mismo)  desde la huida de su hogar hasta el internamiento en la vida de los bananales, no sin antes sufrir una serie de aventuras  peligrosas en donde se vio mezclado en un asesinato, realizado por un hombre que se ofreció a  viajar con él.

 

El narrador, a veces joven y en otras, adulto, aprovecha el viaje por la zona Sur de Puntarenas, Parrita, Quepos, para ir describiendo los lugares, el viaje en tren, las gentes los paisajes, la vida de los lugareños, pleitos, borracheras, fiestas etc. En todo momento se dan las opiniones del narrador-autor, las clásicas preguntas y admiraciones retóricas, las referencias de lugares geográficos, y las ubicaciones temporales propias de los hechos históricos reales.

 

"¿Qué iba a hacer  al día siguiente? ¿Cuánto tiempo podría vivir un ser humano comiendo sólo bananos?".1

 

"No hay duda de que en los tiempos que corren, Sisi no pasaría de ser un caso más, pero en aquella época era toda una novedad".2

 

El colmo se da cuando  coloca asteriscos en algunos términos y al pie de la página da su significado, cuando se trata de comidas típicas  u objetos regionales y al referirse a una serpiente dice:

 

"Está lista para  picar (mejor morder)".3

 

La mayor parte de la novela se desarrolla en los barracones  de la finca bananera. Es el mundo de Juana Torres, personaje que cobra relieve y acapara la atención del relato por sus experiencias, su personalidad, su conocimiento de los obreros del banano. Se convierte en una especie de mamá para el joven y le da consejos, le protege y le sirve de guía en ese espantoso lugar. Es  ahí donde el joven se va haciendo hombre al lado de los "pericos" o trabajadores del banano, aprende el oficio y describe las penalidades, alegrías, vicios, congojas y sufrimientos  de varios de ellos. Después de Mamita Yunai de Carlos Luis Fallas, no se había tratado esa temática en la narrativa costarricense



1 Argüello Segura, Carlos Luis. El mundo de Juana Torres. Ed. Costa Rica, San José, 1991.

1 Íd. p. 33.

2 Íd. p. 33.

3 Íd. p. 33.

 

 

 

 

 

César Valverde Vega

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CÉSAR VALVERDE VEGA

(1928-1998)

 

César Valverde nació en El Carmen, San José, el día 08 de marzo del año 1928 y murió el día 03 de diciembre del año 1998. Desde niño quiso ser pintor, pero estudió abogacía, por petición de sus padres. A la edad de seis años un maestro llamado Gonzalo Morales, le hizo un retrato y ello fue un estímulo decisivo para fortificar su vocación de pintor. Su pintura, dijo él,  era su lenguaje, sus palabras, sus formas, colores y sus diseños. Nos contó que un recuerdo de su niñez fue, cuando:

 

"Me regalaron un globo o mapamundi, tan pequeño que podía cubrir con mis manos. Era mi más preciado tesoro; por las noches, lo acariciaba con mis dedos infantiles, leía los nombres de lejanos países y trataba  de imaginar cómo serían  esos parajes. Tal vez los idealicé, quizás por ello me esforcé tanto por viajar, quizá por eso mi pintura sea universal y no localista.".1

 

Fue licenciado en Artes Plásticas por la Universidad de Costa Rica y también Licenciado en Leyes por la Universidad de Madrid, España.

 

Estudió además pintura en la Academia de Belle Arti de Roma, La Carcoran School of Art, en Washington D. C., La Regiknal School of Art de Manchester, Inglaterra. Tiene también estudios de postgrado en Administración y Desarrollo Económico en Inglaterra y Francia.

 

Ha ocupado, entre otros cargos, los de Director de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica, Asesor Internacional de la OEA. , en países de Centro América y Sur América, Subdirector de la Oficina de Planificación Nacional y Agregado  Cultural de Costa Rica en Roma.

 

Como pintor, ha ganado numerosos premios y tiene una obra pictórica mural de gran relevancia.

 

En cuanto a la pintura, empezó con el óleo, técnicas mixtas y serigrafías. Sobre ello, dice:

 

 

"En mi pintura la mujer ha sido una constante. La forma femenina representa el género humano y sus formas me permiten resolver plásticamente mi ideal de la belleza".2

 

En el campo literario ha publicado varios libros, tratando en todos ellos con amenidad, los problemas de la cotidianidad. Él dijo que escribió por juego, en broma, pero que al pintar lo hizo en serio y tomó todas las medidas pertinentes para que todo saliera bien.

 

Él adoraba la libertad de expresión, y dijo:

 

"Me acostumbré a decir, sin ambages lo que pienso, pero cuando escribo hay algo en mí, irónico, mordaz, pues me gusta jugar con el humor, reírme un poco de todo".3

 

Admiraba, en literatura, a Kaffka, Doestoieski, y Camus y le deleitaban  al mismo tiempo que le atormentaban con su visión del mundo.

 

Le gustaba la música y no hacía distinción de ninguna clase de ellas, todas las disfrutaba, desde Michael Jackson hasta Straus.

 

Ocupó diferentes cargos en la administración cultural del país. Viceministro de Cultura en 1978 y 1979 y luego en 1981, Director de la Escuela  de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica en 1980, Cónsul de Costa Rica en Canadá y Subdirector de la Oficina de Planificación.

 

Por su obra plástica obtuvo más de once premios, nacionales e internacionales. Fue miembro del llamado grupo de los ocho.

 

Murió el jueves 3 de diciembre de 1998 de una peritonitis aguda, a los 70 años de edad.

De su matrimonio nacieron tres hijos Giovanna, César y Rocío.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ CÉSAR VALVERDE VEGA

 

NOVELA

 

1. La feliz indolencia: 1982

 

La única novela que escribió César Valverde vega, la llamó La feliz Indolencia y la publicó en 1982.1

 

La novela trata de un personaje aventurero tanto en lo amoroso, como en lo profesional, víctima o victimario de sí mismo, de sus ambientes, de sus fracasos y proyectos inconclusos. Se trata de Enidio Schneider Pastor que nació en San José de padre alemán y madre costarricense. Quedó huérfano cuando sus padres murieron en un accidente. Fue creado por su abuela y una tía, ambas de solvencia económica, por lo que le dieron todo lo que deseaba, desde sus primeros años de adolescencia. Tuvo una vida escolar y secundaria normal y despertaba a la vida sexual a la luz de las experiencias de sus amigos, así como las suyas, daba salida a los deseos reprimidos y las imposiciones educativas de sus tutoras. Su tía deseaba que fuera un virtuoso del violín y con ese fin, lo traslada a Austria para estudiar, pero más se dedicó a los ajetreos amorosos que a sus estudios. Conoció en ese país a Ingrid y deciden irse a Roma, donde se relacionan por un tiempo. Luego conoce a Graciela y con ella comienza otro episodio sentimental más seguro y placentero. Un día lo llamó su tía desde Costa Rica y decide venirse a su país natal y dejar a su amiga sentimental. En Costa Rica, se entera de la desaparición de su abuela y los anhelos de su tía para que se presente a tocar violín en el Teatro Nacional. La noticia conmocionó al pequeño grupo de burgueses "cultos" que eran los asiduos visitantes a sus presentaciones, salió en los periódicos como noticia importante y el acto se formalizó. Pero llegado el momento de salir a escena, se resistió a hacerlo, alegando que un delincuente refinado se hallaba presente en la sala. El público entendió su valentía y coraje y le aplaudió.

 

Como no tenía título formal decidió irse a Orotina a trabajar como maestro de música en una academia dirigida por un extranjero. Poco duró allí pues se unió a una muchacha que había sido compañera en la universidad y se inclinaba por las ideas izquierdistas. Decide regresar, poco después a San José para partir hacia Cuba, donde decía, encontraría sus verdaderos ideales, pero el viaje se desvió hacia Europa, en busca de Graciela o de cualquier otra mujer.

 

Es una novela de formación, de vivencias, de búsqueda de identidad, en un mundo superfluo, que no le permitió ser él mismo, desde su propia infancia. Hay intromisión en el mundo interior del personaje y muestra una permanente búsqueda de identidad. No encuentra respuestas a sus preguntas y problemas y la vida social se le presenta como un obstáculo a sus ideales.



1 Entrevista con el autor.

2 Ib.

3 Ib.

 

1 Valverde Vega, César. La feliz indolencia. Ed. Costa Rica, San José, 1982.

 

Víctor Manuel Quirós Zúñiga

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VÍCTOR MANUEL QUIRÓS ZÚÑIGA

(1928-1992)

 

Víctor Nació en Puntarenas el 18 de enero de 1928 y murió el 17 de enero de 1992. Es hijo de padre puntarenense y madre guanacasteca. Fue profesor de Estado e Ingeniero Agrónomo. Laboró como profesor en la escuela de El Carmen, en el Centro de Párvulos y en el Liceo José Martí, en Puntarenas. Trabajó también en el Ministerio de Agricultura y Ganadería, como director del Centro Agrícola Regional del Pacífico Seco en Liberia.

 

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ VÍCTOR MANUEL QUIRÓS ZÚÑIGA

NOVELA

 

1. El festín de los coyotes: 1991

2. Sangre negra en tierras de oro: 1992

 

TEATRO

 

1. Los Negros

2. La agonía de una solterona

3. Mejor no te digo adiós

 

 

La primera  novela la llamó El festín de los coyotes y la publicó en el año 19911.

 

Es una novela única de esta región que denuncia la problemática social en que han vivido los habitantes guanacastecos desde tiempos viejos, desde su misma génesis. Es una novela tradicional, casi se podría ubicar en el movimiento mundonovista, semejante  a Doña Bárbara, a pesar de ser escrita en 1991, si nos atenemos a la temática y su tratamiento, su descarnado realismo y el determinismo social, dadas las pocas o ninguna salida para una vida mejor, más justa de esos campesinos, los sabaneros guanacastecos. Se deja el realismo costumbrista, paisajista, bucólico, pintoresco, casi turístico, para penetrar en la dura realidad, la inhumana vida de hombres y mujeres, víctimas de los brutales designios de los gamonales, representados por Chu, Jesús Cubillo, el dueño de vidas y haciendas de esa región. Antes había publicado un cuento que recibió el nombre del mandador de Jesús que llamó Abelino, antecedente de esta novela.

 

La situación inicial de esta obra es negativa, degradada, de claro conflicto social, donde los campesinos van perdiendo la tierra que pasa, poco a poco, a manos del gamonal, da paso a los procesos de mejoramiento para los campesinos y degradación para el gamonal. Éstos se inician con la llegada de Engracia a la casa del hacendado, la conciencia del abogado de Jesús Próspero, la toma de conciencia del cholo Chombo, la intervención del otro abogado justo, Narciso Alvarado, y la llegada a la hacienda del hijo del gamonal Hilario que se enamora perdidamente de Engracia, la joven concubina de su padre. Poco a poco y aventura tras aventura, la novela mueve la historia por el camino que conduce a una situación positiva para los campesinos. Yolanda se une con el mandador de Jesús, Abelino y juntos preparan al pueblo para enfrentar el desalojo de sus tierras y Plácido da fuego a los pastizales, mientras Jesús planea la boda de su hijo y la futura candidatura a Diputado en Liberia. Ahí se entera de su  traición por parte, cree él, de Abelino, y llega a la hacienda, dispuesto a vengar esa traición. Enfrenta a su hijo que se ha rebelado contra él, luego a Engracia que lo evita y a Yolanda que trata de defenderla. Es Próspero quien, lleno de valor, le da muerte. Aquí comienza el proceso de reparación emprendido por su hijo y luego secundado por su madre Plácida. Los campesinos se van aliando con su nuevo patrón y éste les restituye sus tierras, les ayuda en los préstamos y nombra a Narciso como su abogado. El final es restablecedor de un nuevo orden. La sensatez, la comprensión, la solidaridad, el bien común, se convierten en metas de la convivencia social de esa provincia. Nombran sus propios diputados que defienden sus intereses, realizan sus uniones sentimentales deseadas, libremente y tienen en Ricardo Jiménez y el Partido Republicano sus aliados para obtener una pronta justicia social, y una convivencia pacífica capaz de llevar el progreso, la paz y la libertad a esa provincia e incluir a Limón y Puntarenas en el banquete ideal.

 

La novela se desarrolla en la época de finales de siglo XIX y se extiende hasta 1937 aproximadamente, en el final de la segunda administración de don Ricardo Jiménez Oreamuno. De ese pacto social entre gamonales y campesinos, hoy, no pareciera existir, en la realidad, ninguna huella. Guanacaste, Limón y Puntarenas siguen siendo las provincias más pobres, abandonadas, engañadas del país. Los guanacos y guanacas siguen tan pobres y sin tierras como antes, trabajan bajo ese sol abrasador sin casi ninguna esperanza de salir de la miseria. Tal vez las mujeres no son entregadas al gamonal para pagar deudas pero siguen trabajando de esclavas, en las casa de los ricos blancos o en los hoteles de playa de los ricos extranjeros. Lo cierto es que la pobreza no desapareció y menos la injusticia social. La educación que tanto se evoca en la novela aún no llega a los campesinos sabaneros.

 

Es sin embargo la única novela que conocemos que levanta la voz y muestra esa desigualdad social en la provincia de Guanacaste. A pesar de llegar tardíamente, la importancia radica en que la problemática en ella planteada aún tiene vigencia.

 

La segunda novela que escribió Víctor Manuel la llamó Sangre negra en tierras de oro y no aparece la fecha de publicación. Pensamos que debió publicarse allá por el año de 1991.1

 

Es la segunda novela de este autor. Sigue la misma estructura formal de la anterior. Cambia, eso sí, la problemática aunque mantiene la misma denuncia: la explotación del hombre pobre, en este caso el minero. La novela es tradicional, logocéntrica y predecible. Su estructura es simple: ocho partes divididas en secciones enumeradas. El narrador es protagonista pero solo es un disfraz, pues en realidad es omnisciente y solo existe la perspectiva única de esa conciencia superior. La acción es morosa, descriptiva y se torna un tanto reiterativa y cansina. Lo importante es la denuncia de la explotación minera del oro en Las Juntas de Abangares y las consecuencias sociales de los habitantes de ese pueblo, de todas las nacionalidades que atraídos por la fiebre del oro se radicaron en ese pueblo rural.

 

Tres son los elementos que conforman los conflictos denunciados: los mineros, la compañía y el gobierno. Los primeros son los explotados en todos los niveles, bajos salarios, jornadas agotadoras, condiciones de trabajo inhumanas, alcoholismo, prostitución en todas las edades, conflictos entre capataces negros y trabajadores cholos, nativos de la región que terminan con una matanza de negros como venganza a las violaciones que realizaban de los mineros.

 

La compañía representada por Minor Cooper Keith, el mismo dueño de la compañía bananera que obtuvo un contrato favorable y complaciente para explotar el mineral, el llamado Contrato Montealegre-Ford, firmado el 3 de febrero de 1898 que permitió la fundación de la Abangares Gold Fields of Costa Rica y que otorgaba para comenzar 8.800 hectáreas de tierra con Las minas Tres Hermanos y Tres Amigos. Así, como es costumbre de estas compañías se creaba un estado sobre otro estado y la doble explotación, la minera y la humana, bajo sus propias leyes y privilegios otorgados por el gobierno de Rafael Iglesias Castro (1894-1902), dos veces presidente en forma continua.

 

El tercer elemento lo representan el gobierno y la iglesia, así como las mujeres esposas de los gobernantes o sus hijas, tal el caso de Chayito. Para estos, lo importante era erradicar la vida inmoral de las prostitutas en la Calle del Vicio, las peleas y las muertes, por mujeres de la vida fácil, el licor, el robo y la falta de fe. Sobre todo porque los hombres se habían alejado de la iglesia. Ven la solución en conseguir varios misioneros para evangelizar a tanto desalmado y avaricioso hombre. Desconocen las causas y solo ven los efectos. El gobierno por su parte no realiza nada sin consultar a Minor C. Keith y es él quien dialoga con los alzados y llega a una solución: no habrá acusaciones contra nadie, se atenderán las peticiones de los mineros en la mejora de las condiciones de trabajo y nunca más se contratarán negros como capataces. Así termina la novela pero las verdaderas causas de la explotación minera y humana quedan intactas. Esa ha sido la historia de las relaciones de los trabajadores con las compañías norteamericanas, antes y ahora. Y a esto le llaman los políticos negociaciones, tratados, convenios, donde el amo pone las reglas, paga la música y todos bailan al son de su orquesta.

 



1 Quirós Zúñiga, Víctor Manuel. El festín de los coyotes. Ediciones Guayacán, San José, 1991.

 

1 Quirós Zúñiga, Víctor Manuel. Sangre negra en tierras de oro. Departamento de Publicaciones de la Universidad Nacional, Heredia, ¿1991?

Alfonso Quesada Hidalgo

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ALFONSO QUESADA HIDALGO

(1921-1997)

 

Alfonso Quesada Hidalgo nació el día 15 de enero del año 1921 en Alajuelita Centro, San José y murió el 31 de octubre de 1997. Fue un hombre que vivió en Pérez Zeledón y conoció la realidad de los colonos que habitaron y fundaron ese pueblo. Fue profesor de Historia.

 

LO QUE ESCRIBIÓ ALFONSO QUESADA HIDALGO

 

NOVELA

 

1. En el General de antaño: 1983 (¿1970?)

2. Las dos hermanas pa'yo: 1983

 

CUENTO

 

1. Goteras en verano: 1983

 

La novela En el General de antaño,  pareciera que se publicó en 1983.2 Decimos esto porque el autor se la autobiografió al Ministro de Juventud y Deportes Hernán González el 27 de junio de 1983. En el mismo libro se encuentra la segunda novelita Las dos hermanas pa'yo y un llamado entremés que tituló Goteras en verano, que es un cuento.

 

La obra es tradicional, monofónica, de clásico narrador omnisciente, lineal y causal. No obstante es amena, con un lenguaje rico en expresiones populares en boca de los personajes y comuna riqueza increíble en lo social e histórico. La historia de amor entre Ulderico y Melinda, trágica y apasionada que sirve de núcleo a la novela, refleja ese mundo llenode vicisitudes, vivencias de toda clase y un sin número de encuentros y desencuentros. Ulderico es el centro de la familia Cisteros y sobre él, desde pequeño descansa el futuro de esa familia así como los sinsabores de su futuro trágico.

 

Los padres Lulo y Oliva son esos  seres que no se arrugan ante la adversidad y luchan por salir airosos en sus vicisitudes. Luchan contra las adversidades que los envuelve en violaciones (a su hija Lucía), peleas con muertes y la cárcel, venganzas en el asesinato de otro hijo, los fracos amorosos de Ulderico y su vida donjuanesca y viciosa.

 

Emprenden el viaje desde Corralillos de Cartago a El General huyendo de sus enemigos y en busca de mejores tierras para cultivar. Su travesía se lleva otro hijo pequeño y aún así siguen en su afán de hacer su finca. Así llegan al Sur y gracias a la solidaridad de los pioneros logran establecerse con alegría y éxito.

 

En su nueva morada sufren, aman, trabajan, casan, sudan y disfrutan de sus logros económicos que son mejores que los que tenían. Taladran el bosque sin hacer mayor daño ecológico y cercan su hacienda que poco a poco se llena de cerdos, vacas, novillos y caballos que conviven con ellos, les sirven de alimento y los venden en Cartago o a intermediarios que pagan poco por ellos pero aún así les dejan ganancias. Son los pioneros, los colonos de las tierras de San Isidro de El General que llegan en los inicios de los años treintas y se quedan ahí como arraigados a esas tierras que se convierten en sus raíces.

 

Los contextos sociales e históricos de la novela desnudan una realidad ficticia que evidencia esa relación entre el hombre y la tierra y las relaciones de solidaridad, amor y a veces de enemistad, sobre todo en las cantinas, y sus borracheras.

 

Novela rica en experiencias existenciales, violencias, luchas, amores, sinsabores, rivalidades, luchas (pleitos), venganzas, muerte que plantea una visión de esos tiempos bastante cercana a la realidad pero convertida en literatura.

 

Termina la novela con la muerte de Ulderico y Melinda por separado, él luchando con los revolucionarios dirigidos por don José Figueres y ella víctima de un hecho trágico. Son los años 1947 y 48 que se evocan con nostalgia pero con dolor por la sangre derramada entre hermanos: calderonistas y comunistas contra liberacionista (figueristas) y ulatistas. Los últimos obtienen la victoria final pero murieron en la lucha desde la plaza de El General hasta Juan Viñas de Cartago.

 

La segunda novelita Las dos hermanas pa'yo sigue la misma tónica amorosa de la primera. Ahora se trata de Gustavo y la familia compuesta por Gabriela, Montoya y sus dos hijas Manuelita y Antonia.

 

La novela se desarrolla desde el primer encuentro de Gustavo con Manuelita y la solicitud del permiso para casarse con ella hecho al suegro que le da el visto bueno. Luego se inician los procesos en la vida cotidiana, las fiestas, las velas, las borracheras, las cacerías, y por último la búsqueda del oro en las famosas guacas, junto al indio Valerio quien dirige a Gustavo y Montoya hasta el sitio donde está el cementerio indígena. Lo hace por guaro y unas monedas. Encuentran el tesoro no sin antes sufrir fenómenos sobrenaturales que evocan los elementos maravillosos en la novela. Luego parten al rancho de Montoya donde preparan el viaje a San José para vender el oro encontrado. También aquí se encuentran con un viejo extraño que es socorrido por ellos y a cambio les augura éxito en el viaje. Es otro elemento maravilloso.

 

De regreso a su casa, después de vender los tesoros, se realiza la boda con gran pompa y comienzan los preparativos para construir su rancho y todo augura un futuro feliz pero llega la desdicha. Un rayo mata a Manuelita y Gustavo se queda solo. Corre al rancho de  sus suegros y da la noticia. Ahí es consolado por ellos y se abre la virtualidad de volverse a casar, esta vez con Antonia, la hermana de Manuelita y termina la novela con la expresión de Gustavo: "Las dos hermanas pa'yo".

 

Novela agradable, sincera, crítica de narrador omnisciente pero discreto. Solo realiza algunos, pocos, comentarios sobre la pobreza de los campesinos y la ambición de los ricos que con la ley engañosa se apoderan fácilmente de las tierras trabajadas por los colonos.

 

El lenguaje de los personajes que suelen narrar sus propias hazañas y aventuras es jovial, popular, muy expresivo y se convierte en un fiel testigo de esos gratos recuerdos del pasado de nuestros pueblos.

 



2 Quesada Hidalgo, Alfonso. En el general de antaño, Ed. KATINA, San José, 1983.

 

Royé Muñoz Zamora

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R0YÉ MUÑOZ ZAMORA

(1927)

 

Royé Muñoz Zamora nació el día 03 de diciembre del año 1927 en San José Centro. Estudió la secundaria en el Lico de Costa Rica Se graduó de médico cirujano en la universidad UNAM, México en 1956. En el año de 1962 obtuvo el postgrado en oftalmología en la misma universidad. Trabajó como médico en diferentes hospitales del país. Le correspondió inaugurar, en 1969 el hospital México como jefe de servicio. Fue profesor de su especialidad en la Universidad de Costa Rica y se jubiló en 1988. Luego se dedicó a la lectura y estudio de las ciencias del universo y la materia, así como la historia del mundo y las diversas culturas.

 

 

LO QUE HA ESCRITO ROYÉ MUÑOZ ZAMORA

NOVELA

 

1. Escape del laberinto: 2005

 

Ésta, su única novela publicada hasta el momento1. Es un escrito anecdótico, evocador del pasado, según la máxima de la mayoría de adultos mayores de que todo tiempo pasado fue mejor. Por ello se entablan conversaciones entre los compañeros de colegio y recuerdan los mejores momentos de su juventud. La verdad es que no existen tiempos mejores o peores y ese este afán comparativo es ocioso sino diferentes. En algunos aspectos el presente supera aplazado y en otros es el pasado quien supera al presente.

 

La llamada por él novela gira alrededor de dos viajes turísticos, uno físico que lleva al grupo de amigos (hombres) por sitios naturales y el otro, según ellos por los caminos del conocimiento cultural, más que el científico. Son discusiones amigables un tanto generales por no tipificar como superficiales y estereotipadas. Su gran meta consiste en lograr una educación que se parezca a la de ellos y así alcanzar una humanidad mejor. Es un buen deseo pero la ciencia, tanto natural como social indica que por esos caminos no se llega a la justicia social, a la igualdad de oportunidades educativas, etc.

 



1 Muñoz Zamora Royé. Escape del laberinto.  Ed. Diseño, San José, Sin año.

Fernando Ortuño Sobrado

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FERNANDO ORTUÑO SOBRADO

(1927-2004)

 

Nació el 26 de marzo del año 1927en El Carmen, San José Centro y murió el día 14 de mayo del año 2004. Estudió pre-leyes y Letras en Canada y La Universidad de Costa Rica y se graduó como abogado. Tuvo participación en la guerra del 48 y en el gobierno de La Junta, presidida por don José Figueres Ferrer. Recibió el grado de Mayor en La Junta. Ha ocupado diferentes cargos fuera del país y sobre todo en la organización comercial del café y RECOPE. Fue Director de la Cámara de Industrias.

 

Fue agregado comercial de la embajada de Costa Rica en Washington y representante ante la Junta Interamericana de Defensa.

 

Fue Diputado en la Asamblea Legislativa en 1962 y luego embajador de Costa Rica en EUA. Y ocupó otros puestos diplomáticos y comerciales, así como en Instituciones del estado costarricense.

 

Fue empresario y se dedicó al cultivo de café, caña de azucar, piña y marañón. Sus empresas mantienen varios proyectos de reforestación en la zona del Pacífico Seco y en la Meseta Central. Además de escritor y comentarista de varios periódicos locales,  presidió un complejo de compañías financieras.

 

Publicó algunas obras sobre diversos temas, tales como, El Monopolio Estatal de la Banca en Costa Rica: 1963, Opiniones y Comentarios: 1971, Los últimos noventa días: 1981, El armario de Caoba y El Proyecto Fénix: 1989.

 

LO QUE ESCRIBIÓ ESCRITO FERNANDO ORTUÑO SOBRADO

 

 

NOVELA

 

1. Conspiración en el Caribe: 1986.

2. El gallo pinto: 1990

 

TEATRO

 

1. Eulalia: 1996

 

La primera novela que llamó Conspiración en el Caribe que publicó en 19861 le inició en las letras nacionales como narrador.

 

Es una novela de corte tradicional que utiliza parte de la historia reciente de Costa Rica para abrir una especie de utopía social, más como previsión que como modelo apetecido. Podría decirse que incursiona en el campo de la historia inventada, desde luego nunca realizable y menos esperable, más producto del temor que de un análisis propio de la ciencia ficción. La novela permanece bajo el verosímil del realismo de la crónica histórica tradicional a pesar de que configure una sociedad comunista en Costa Rica y una distribución geopolítica diferente a la establecida. Es más una maraña de acontecimientos en que se ve envuelto el personaje burócrata, Roberto Jiménez y dos compañeras de aventuras Marielos y Raquel. El narrador protagonista se complace en describir estrategias bélicas, la burocracia de poder de un régimen comunista piramidal, sus secretos, ardides, estrategias, formas de mando, armas sofisticadas, más propias de una película de James Bond, que otra cosa. Presenta lo narrado en forma de diario que intercambia con un presente que luego transforma en el presente del pasado retocado.

 

La sociedad sin clases sociales, con una revolución histórica, museos, medicina avanzada, hospitales ejemplares, todo bajo un sistema perfecto Automatizado, utilizando a México como modelo y los sistemas totalitarios muestran un narrador que conoce al detalle su constitución formal, jerarquías de poder y sobre todo la robotización del ser humano bajo ideales colectivos que minimizan el individuo, a pesar del culto a la personalidad y la fachada humanista. Pero él fue el escogido para destruir ese sistema inhumano y sin proponérselo, poco a poco se va convirtiendo en El Trovador, el único y todopoderoso, que defenderá nuestro país de todas esas fuerzas extrañas que se habían apoderado en la Revolución de octubre y que sucumbirá con la llamada guerra de las Malvinas y la conspiración del Caribe que invade Costa Rica y le da Libertad y restablece la democracia.

 

Por la novela pasan todos los hechos de la historia reciente, de los años sesentas y ochentas, a partir de la revolución del 48 y el anquilosamiento burocrático en que había caído nuestro país. Por ello la Revolución de Octubre impone un nuevo, para nosotros, régimen político y es Roberto Jiménez el escogido del movimiento clandestino (¿extraterrestre?), para devolver la paz a Costa Rica. No hay duda que la novela está llena de reuniones políticas con conocimientos pormenorizados de la política latinoamericana, centroamericana y fuera de ellos. Por ella circulan políticos históricos e inventados o de nombres ficticios, hechos reales mezclados con otros imaginados, fantasiosos. Lo cierto es que la novela encierra un mundo político enmarañado bajo una telaraña de intrigas que solo alguien que haya estado metido en ella, podría presentar. Al final se vuelve al estado original y la ruptura no aparece, la crítica es solo superficial y nunca estructural. La sociedad sigue bajo la misma lupa ocultadora de los mitos costarricenses, de somos diferentes,  los más democráticos del área, somos blancos, no hay indios y abominamos de ellos, somos los más inteligentes, cuando la verdad sigue siendo todo lo contrario, tenemos más maestros que soldados, cuando añoramos y deseamos la guerra y jugamos a los soldaditos. La censura es para afuera y superficial, nunca hacia adentro y profunda, pero por sobre todas las cosas seguimos buscando una identidad que nunca hemos tenido porque siempre nos hemos refugiado en lo superficial foráneo. Vivimos más del parecer que del ser.

 

La tercera novela la tituló El gallo pinto y la publicó en 19901.

 

Esta fábula, así llamada por el autor, en realidad es un relato maravilloso, con situación inicial de necesidad, salida a recorrer mundo como proceso de iniciación que lleva al personaje, un gallo pinto al conocimiento de la vida, de sus leyes y la situación final de muerte del personaje pero estabilidad del código.

 

El relato es interesante y plantea una serie de inquietudes importantes sobre la vida, la sociedad, el hombre, el estar y el ser, la evolución, la libertad, el condicionamiento, la rebeldía, la búsqueda de la perfección, los límites y el contrato social o código moral.

 

Desde pequeño el gallo pinto es inquieto y diferente a la mayoría, suele preguntase por las cosas, los fenómenos cotidianos y buscar sus propias respuestas y soluciones. En otras palabras se inicia como un rebelde, un ser que viola sus límites permitidos, se sale del código establecido, por lo tanto se hace merecedor del castigo. Para ello se somete a un proceso de prueba donde tiene que realizar sus acciones de acuerdo a sus propias experiencias que va viviendo. Lo primero que debe enfrentar es perfeccionar el vuelo y rebasar los límites de los de su especie que no vuelan. Logra perfeccionar las técnicas, vence sus propias limitaciones impuestas por el uso y las costumbres y nunca por su naturaleza. El parecido con la novela Juan Salvador Gaviota es evidente y el autor no lo niega, lo acepta y lo da como ejemplo de lo que es indebido. Luego el gallo es sometido a las pruebas de la lucha, que en los cuentos maravillosos se da como L-V, (lucha -victoria). El hombre y no la propia naturaleza le prepara para una función que no cae bajo su condición. El animal lucha por comida, por sobrevivir o por defender sus crías pero nunca por diversión, dinero o crueldad. El gallo es llevado a pelear y aprende a defender su vida, su estar, como se indica en el relato. Sobresale en ellas y vence a sus rivales con sus propias técnicas de vuelo. Cansado de esas prácticas incorrectas del hombre huye en busca de respuestas y se dirige al bosque donde su madre le recomendó encontrarse con la lechuza Jerónima para recibir consejo. Este personaje de nombre indígena, y símbolo de la sabiduría, se convierte en la búsqueda del Gallo Pinto. Así recorre grandes trechos de llanuras y montañas. En ellas recibe el consejo de otros personajes y vence al gavilán que una vez sacó un ojo a su madre cuando lo defendía. Luchó con él y lo venció, le sacó un ojo y creyó que había hecho justicia. Después recibió cierto desprecio por sus amigos aliados y uno de ellos lo llevó ante la lechuza. Este encuentro lo hace comprender los errores, según la lechuza, que había cometido, en sus experiencias anteriores. Todos ellos tuvieron que ver con el rebasar los límites permitidos por su grupo. El autor, a través de la lechuza,  trae a colación la doctrina de la ley del talión y sus causas nefastas pero justifica que el gavilán le sacara el ojo a la gallina pero no él al gavilán, por ser más grave, según él las consecuencias en el gavilán que muere y con ello induce a morir de hambre a sus hijos. Lo cierto es que el gavilán mata para comer, mientras que  el gallo lo hizo por venganza y esta característica es de los hombres y no de los animales. Antes, el gallo rebasó las limitaciones propias de su género sin hacer daño a nadie y cuando mató lo hizo por conservar su vida, en su defensa. Por lo tanto la infracción que se le cobra no correspondía a él sino al hombre. Así los ejemplos de barrer para adentro y sumar, no son achacables al gallo sino al hombre.

 

Otro aspecto importante que tampoco es achacable a los animales y menos a los gallináceos, es la estratificación de poder. No funciona como símbolo de jerarquía las tres varillas donde duermen, sencillamente porque nunca lo hacen unas debajo de otras. Y esto es una característica de todas las aves. Ninguna de ellas recibe en su cuerpo el excremento de la otra porque siempre duermen al mismo nivel o en lugares separados. Las ramas de un árbol donde suelen colocarse las gallinas siempre se mantienen limpias, son las de niveles más bajos las que aparecen sucias. Esto mismo lo puede observar cualquiera con los llamados zanates y las golondrinas que suelen dormir en los cables del tendido eléctrico. Siempre están separados unos centímetros uno del otro y en el mismo cable. El espectáculo es muy bello para quien se detiene a mirarlo. Las jerarquías de poder y la lucha por ascender puestos y categorías económicas (sumar) es del hombre. Y el Gallo Pinto nunca se rebeló contra esa imposición humana.

 

El gallo después de recibir los consejos de Jerónima regresa a su gallinero y se encuentra con Calixto, el gallo viejo que terminaría por educarlo, sujetarlo al código. Ahí recibió consejos de él y prometió vivir como todos, no salirse del rebaño, perdón del gallinero. Entendió las razones de las tres ramas del poder, sin hacer referencia a lo económico o las clases sociales, las razones de la guerra y el equilibrio de los sistemas ecológicos.

 

Aquí debe señalarse que la naturaleza tiene sus propias leyes y cambios. Si no fuera así la evolución de las especies no tendría sentido. Todo nace, se desarrolla, se transforma y muere para dar nueva vida. El hombre, por el momento es el último eslabón de la evolución pero no puede afirmarse que sea el final. Las diferencias entre la vida vegetal y animal con respecto al hombre son muchas y no pocos desearían regresar a las leyes vegetales o animales por encontrarlas más justas que las de los hombres pero ello ya no es posible sin dejar de pertenecer a la naturaleza humana. Pensar que el hombre debe estar, durar, y no ser, cambiar, ser libre, ser diferente, rebelarse de todo aquello que lo sujete a la masa, al ser igual y no diferente, es equivocado. El hombre debe luchar por encontrar proyectos vitales superiores a los actuales, buscar nuevos horizontes que viole todos los límites impuestos por los códigos morales injustos. Si algo ha hecho el poder de los ricos y que han determinado las normas sociales es imponer sistemas injustos desiguales, encastados, llenos de privilegios y limitantes para unos y no para todos. El principio de la ley como principio de igualdad no es más que un postulado teórico, porque en la realidad no hay tal. Es fácil hacer leyes cuando éstas atacan solo conductas indeseables (¿para quiénes?) o principios de convivencia que solo beneficia a unos y no a todos.

 

Otro de los aspectos que se reflejan entre líneas es la frontera, el pecado de ser mejor que Dios que ejemplarizó Luzbel cuando se rebeló contra Él. Pareciera que en el fondo esa doctrina está presente. Nadie puede rebasar ciertos límites pues será castigado. Los sistemas sociales tienen sus fronteras y el sujeto de ellas debe permanecer contento dentro de sus límites. Si se sale de esas barreras (¿naturales?, creo que impuestas por conveniencia de los poderosos).

 

No deben confundirse los sistemas ecológicos naturales y sus leyes naturales con los sistemas sociales y sus imposiciones. Es el hombre que con sus despropósitos y aquí sí es valida la teoría del barrer para adentro (egoísmo) y el sumar (riquezas) el que ha cambiado las leyes naturales y no los miembros de esos sistemas. Ello no implica que rebasen los límites de sus propias limitaciones pues son capaces de adaptarse, de cambiar, de transformarse y desarrollarse. La teoría solo es aplicable al hombre egoísta y deshumanizado pero nunca al género pues los límites si estorban a la libertad, la justicia, el conocimiento, la sabiduría, las metas superiores, deben desaparecer y el hombre debe luchar por borrar las fronteras que se lo impiden. Esto no significa que las normas sociales, las leyes que permitan la convivencia pacífica, la igualdad en derechos y deberes deban eliminarse. Todo lo contrario. No podemos volver al origen sino a través de la memoria y este solo sirve para comprender el presente, explicarlo y proyectar el futuro. Negar esto es afincarse en una teoría involutiva, cuando cada vez más se comprende la teoría evolutiva, genética, social y hasta psicológica.

 

El único pecado que cometió el gallo fue querer parecerse al hombre y nunca luchar por ser mejor gallo y superar los límites impuestos dentro de su propio entorno de gallos. El volar no ha sido una necesidad del gallo y posiblemente cuando se convierta en una necesidad de su especie, lo hará sin incurrir en los errores humanos del egoísmo y el poder desmedido por la riqueza.

 

Por último el Gallo Pinto no inventó las peleas de gallo, ni las navajillas y las falsas espuelas. Esas técnicas asesinas las creó el hombre para ganar las peleas y  con ello las apuestas en dinero. A pesar de que el gallo es un animal doméstico, es decir amaestrado, castrado, alienado, enajenado, convertido a los designios del hombre, nunca obra contra la naturaleza de sus semejantes sino en defensa de su "estar", como dice el narrador del relato. Todos los animales domésticos han mostrado un alto grado de adaptabilidad, de estabilidad, que asombra. No por su bien sino por las necesidades del hombre sean éstas válidas o no.

 

El relato muy cercano a lo maravilloso en su estructura tiene la virtud de mover al lector a pensar, a reflexionar sobre los proyectos de vida, las normas sociales que el hombre a hecho para mantener el sistema (justo o no) y la tendencia de él, por destruir la naturaleza, los ecosistemas que tanto bien traen a la humanidad, solo por beneficios pasajeros y materiales de unos pocos.

 

Es un relato que debería leerse y comentarse más, en la educación de los jóvenes.

 



1 Ortuño, Fernando. Conspiración en el Caribe. Editorial Costa Rica, San José, 1986.

 

1 Ortuño Sobrado, Fernando. El gallo pinto. Ed. Albertazzi's M.S.A, San José, 1990.

 

Zeneida Fernández de Gil

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ZENEIDA FERNÁNDEZ DE GIL

(1926)

 

 

Zeneida Fernández de Gil es una escritora ligada al campo espiritual. Nació en Heredia Centro el día 01 de septiembre del año 1926. Ferviente católica. Todas sus  obras giran alrededor de la vida espiritual de los personajes. Varios son los libros que ha publicado, Ante la crisis actual, La senda del Amor, Las Raíces del ser humano y su proyección en el matrimonio y en el trabajo de la mujer, La Divina Aventura, No abandones, Señor, la obra de tus manos y Despertar (1969). Ante la crisis actual (1977).Todos son libros de motivación positiva, moralista y religiosa.

 

LO QUE ESCRIBIÓ ZENIEDA FERNÁNDEZ DE GIL

NOVELA

 

1. Retorno: 1954

 

La primera novela que Zeneida Fernández de Gil publicó le dio el nombre Retorno y la publicó en el año 1954.1

 

Ésta es una novela tradicional, logocéntrica, lineal, de clásico narrador omnisciente cercano al personaje que tiene la atención de la autora. Llama la atención, como veremos luego, el estilo enunciativo cercano al drama:

 

"La puerta se abre y entra Luis en la habitación, más moreno, más fuerte y más seguro.

Su mirada, como una flecha, se lanza sobre Lucía.

La duda renace en el alma de Carpincho. Saluda a Luis y se despide:

-Lucía, dígale a Alberto que más tarde hablaré con él.

Lucía calla.

El silencio es más significativo que las palabras.

El automóvil corre veloz. Carpincho se identifica con la tristeza del paisaje; su dolor lo vuelve más humano.

Cuarenta y cinco años y Lucía veinte; el suyo fue un sueño imposible."2

 

 Todos los tópicos del paradigma de la novela monofónica están presentes en esta novela. Los triángulos amorosos, los retratos, las descripciones, el costumbrismo, el moralismo, los juicios de valor del narrador, a posición ideológica expresa, la dicotomía entre buenos y malos, las referencias sociales e históricas directas, los lugares físicos reales (Plaza Víquez, La Avenida Central, El Sesteo, etc.), las costumbres de fin de año. Todo sirve de maraco para desarrollar las relaciones amorosas entre tres mujeres y tres hombres.

 

Dos triángulos amorosos sirven de estructura a esta novela que tiene la particularidad de utilizar mujeres como centros narrativos de interés. Sandra es el personaje que se ubica como el contramodelo y Lucía atrae la atención del narrador(a) como el personaje modelo femenino y Carmen se ubica en un plano intermedio. De parte de los hombres, Carlos representa el don Juan, el mujeriego, el hijo de papi, vago, sin oficio, superficial y galán. Luis es una especie de personaje misterioso, bueno, revolucionario (no se da información suficiente para entender su función en la novela) y Carpincho, el joven-viejo que se hizo doctor después de la muerte de su madre pero que nunca vivió u vida sino la que su madre quiso que viviera. Bueno, caritativo, sano, ejemplar  pero viejo para Lucía. El otro personaje masculino que juega un papel secundario, un tanto ridículo es Alberto, el padre de Carlos de La Torre, rico hacendado que hace el ridículo amoroso con Sandra.

 

Sandra es el comodín de los conflictos. Se convierte en la novela como una mujer llamativa, liberal y atrae a los hombres como la miel a las abejas. Así se convierte en rival de Carmen, de Lucía y de Luisa, la esposa de don Alberto. Solo Carpincho no la corteja. Es la causa de los celos de Carmen porque Carlos la corteja y e desvive por ella y de Lucía, la prima de Carmen, porque también Luis tiene una relación amorosa con ella aunque nunca se delata en la novela expresamente. En general las relaciones amorosas se mantienen en el nivel asombroso de un beso. Realmente Sandra es una mujer virtuosa pues no permite licencias a ningún pretendiente. Es más víctima que victimaria. En realidad los personajes femeninos todos son buenos y aún los masculinos también. El mismo Carlos termina casándose con Carmen, tiene un hijo y se convierte, por obra de la magia literaria en un hombre ejemplar.

 

Es una novela positiva donde los personajes femeninos se ven expuestos a  situaciones embarazosas pero salen bien librados. La tesis de la novela es reafirmar los valores cristianos de la familia, del comportamiento de las mujeres con respecto al noviazgo, la amistad, la caridad, la piedad, la comprensión, el respeto, el amor a Dios y nuestros semejantes, el mantenimiento de la familia, la moral, las buenas costumbres y el vivir en paz. Eso sí nunca dejar de ayudar a los pobres, a seguir siendo pobres, pero felices, contentos. La riqueza es una jaula de oro... pero, ¡qué fácil es mirar la felicidad de los pobres cuando se vive en la abundancia!

 

"Sus padres, con el traje dominguero  los ojos húmedos, también como ellos, esperaban; los buenos patrones iban a dar a sus hijos la alegría que ellos, dentro de sus escasos medios, no podían brindarles. Como niños grandes aguardaban que les dieran su regalo: una corbata, un par de pañuelos, y en los tiempos de auge, una camisa flamante para ir los domingos a la iglesia o a la pelea de gallos." 1

 

Este mito de los buenos patrones y la gran esplendidez en navidad aún persiste en a historia de Costa Rica. Lo encontramos en gran número de novelas que hemos comentado. Y en todos los casos hemos afirmado que los gamonales, los cafetaleros, los ricos hacendados explotaron a los campesinos y que amparados en la religión y las migajas que les daban se hicieron cada vez más ricos. Nunca llegaron a satisfacer las más elementales necesidades de los trabajadores, salud, educación, vivienda digna, diversión, cultura, ciencia, conocimientos, comodidades. Los supieron mantener agradecidos, serviles, contentos, vivos, tal vez, sin hambre pero sin ninguna oportunidad de salir de esa condición de pobres.

 

Retorno, es una novela más de las tantas que se han escrito en nuestro medio. Novela de escaso valor literario y difícil recuerdo. Lo religioso ocupa el centro de ella. Es un manual de religión.



1 Fernández de Gil, Zeneida. Retorno. Trejos Hermanos, San José, 1954.

2 Ib.

 

1 Ídem, p. 86.

Victoria Urbano Pérez

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VICTORIA URBANO PÉREZ

(1926-1984)

 

Victoria Urbano Pérez nació en San José en el año 1926 y murió en el año 1984. Realizó sus estudios en el colegio Señoritas. Toda su obra literaria la ha realizado y publicado fuera de Costa Rica, en España, San Francisco de California y Francia especialmente. En Madrid editó Platero y tú: 1962. Escribió crónicas de España y de Los Estados Unidos, un tanto costumbristas. Su padre es de origen español y su madre pariente de Leonidas Pacheco. Escribió poesía y cuentos y por lo menos sabemos de una comedia llamada La hija de Charles Green. Recibió el premio Dr. José Arce en Argentina.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ VICTORIA URBANO PÉREZ

 

 

NOVELA

 

1. La niña de los caracoles: 1961

 

CUENTO

 

1. Marfil: 1951 (cuentos y poesía)

2. Los nueve círculos: 1970

3. Y era otra vez yo: 1978

 

ENSAYO

 

1. Platero y tú: 1962

 

La niña de los caracoles es una novelita que completa un libro con varios poemas de Victoria Urbano Pérez y la publicó en 1961.1

 

La niña de los caracoles es una novelita lírica, poética, expresiva, evocativa en el tiempo, la infancia, el espacio, de Puerto Limón. Novela de espacio interior, de recuerdos, de tiempos ensoñadores, de mar, conchas, palmeras y canciones de piratas.

 

Ricardo e Iris se encuentran en casa de su antiguo amigo, el negro Toñito, al nacer su primer hijo y realizan su sueño esperado, evocado, reiterado, se unen en el lazo del amor. Desde ahí, en la cama, en un cuartito junto al mar, evocan el pasado reciente, su infancia, sus anhelos, su iniciación en el proceso vital, las travesuras, las escapadas, los juegos, los sustos, las castigadas, las durezas de sus padres. Ella, la vida bucólica del mar, los caracoles, los sueños, los zopilotes en los techos de las casas, las palmeras, las flores de las enredaderas, su casa y las cuevas junto al mar, su música, los castillos en la arena y los ojos de Ricardo, su despertar sentimental, lleno de dulzura y pletórico de ternura, sus idas y regresos hasta llegar la separación con la huida de Ricardo a la montaña, pero nunca el adiós. Ricardo, por su parte, sus tristezas, los malos tratos de su padre contra él y su madre, el abandono y la búsqueda incansable de su proyecto vital. Quiso ser y lo intento, pescador pero no llenó sus aspiraciones, entonces se refugió en la montaña y ahí junto a un ermitaño que pagaba el castigo por haber matado a su hermano, espera la muerte, odiado por los campesinos y condenado por todos. De él, Ricardo aprende a amar la naturaleza y, a la muerte de su compañero hereda parte de la tierra y junto con los campesinos inicia su entrega a la conquista de los secretos de la tierra y con ella se une y cumple con su vocación.

 

La novela es un cúmulo de imágenes, sentimientos, contraste de estrellas y nubes, luces y sombras, sueños y desasosiegos, envueltos en las misteriosas olas del amor. 

 



1 Urbano Pérez, Victoria. La niña de los caracoles. Gráfica, Madrid, 1961.

 

Nelly Vargas Morales

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NELLY VARGAS MORALES

(1924)

 

Nelly Vargas Morales nació en Mercedes Norte del cantón de Puriscal, en la provincia de San José, el 29 de junio de 1924. Es hija de Salomón Vargas Marín y doña Dolores Morales Gutiérrez. Su hogar lo forman este matrimonio y once hijos. Sólo obtuvo la enseñanza primaria que completó adulta. Es autodidacta. Trabajó en labores agrícolas para ayudar a sus padres, tales como el trapiche, los tabacales y los cafetales y el cuido de animales domésticos. Se casó y quedó viuda con cuatro hijos. Logró un puesto en Correos de Costa Rica en su pueblo natal y ahí laboró por 30 años. Ha servido a su comunidad en aspectos sociales de mucha importancia hasta hoy.

LO QUE HA ESCRITO NELLY VARGAS MORALES

 

NOVELA

 

1. Timio: historia de un niño campesino: 1984

 

Esta novela de Nelly Vargas Morales, llamada Timio: historia de un niño campesino, se publicó en 1984.1

Es el esfuerzo de una mujer sin preparación académica en literatura. Por ello el relato no tiene ni pretende, carácter literario. Es una novela de iniciación. Es la historia de un niño, contada por él mismo. Alegrías y tristezas, vivencias e ilusiones, travesuras y anhelos, forman parte de esta tierna historia. La voz del niño va narrando, describiendo, presentando con espontaneidad, inocencia, ternura, todo lo que ve. El espacio es el campo, las fincas de un gamonal bueno, amigo de sus padres y forma parte de una familia modelo, sin vicios. Padre y madre entregados al trabajo y a sus hijos bajo la tutela religiosa de sus creencias. Este marco idílico se ve violentado por el destino, cuando el niño cae de un árbol y sufre diversas quebraduras. Debe trasladarse a la capital y permanece ahí mucho tiempo, hasta que le dan la salida y al llegar a su casa le dan la noticia de que su madre había muerto. Esto le hizo sufrir mucho pero siguió su lucha por la superación. Años después es su padre quien muere, pero él ya está adulto y acepta el hecho con valentía, regresa a su pueblo y mira los cambios que había experimentado todo.

 

Es una novela positiva, religiosa, de motivación. El niño se convierte en una especie de ejemplo de esfuerzo, valentía, nobleza, dedicación, solidaridad, entrega, sin grandes aspiraciones pero con la convicción de que la vida puede ser mejor, si el que la vive así lo quiere y nosotros agregamos y la sociedad le da las oportunidades necesarias.

 



1 Vargas Morales, Nelly. Timio: historia de un niño campesino. Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, San José, 1984.

Jhon de Abate Jiménez. (Pablo Ariel)

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JHON DE ABATE JIMÉNEZ (PABLO ARIEL)

(1924)

 

Jhon de Abate es de origen italiano, nació en San José el año 1924. El nombre literario que utilizó fue Pablo Ariel. Realizó estudios en España. Obtuvo el doctorado en Tulane (Ph D). Ha sido catedrático durante más de 32 años en universidades de Costa Rica y Venezuela., respectivamente. Fue asesor de instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo, La OEA y muchas universidades. Es un destacado conferencista.

 

Ha escrito gran cantidad de libros católicos, tales como, El libro de los magos: 2005, Con el alma en las llamas: 1997, El reino de la luz: 2003, Tus semillas de grandeza: 2004, Biología general: prácticas de laboratorio: 1965, Interpretación del extraordinario viaje de Media'tia: 1970, El muchacho azul: 2001.

 

 

LO QUE HA ESCRITO JHON DE ABATE JIMÉNEZ

 

 

NOVELA

 

1. Mi amigo Pedro: 1964

2. Adriano Emperador: 1999

 

CUENTO

 

1. El angelito que se quedó perdido.

 

La primera novela que escribió este autor la llamó Mi amigo Pedro y la publicó en 1964 bajo el seudónimo de Pablo Ariel.1

 

Esta novela es una especie de ratazos de vida del personaje Pedro, desde la infancia hasta que desaparece en las brumas de la soledad. Es la búsqueda del amor, del hombre, de sí mismo y encontró la capacidad de amar, y... amó todas las cosas de la vida.

 

La novela parte del mar, su vida, su misterio, del agua como elemento propiciatorio y se adentra en el bosque, en lo misterioso, en lo primitivo representado por los negros y sus ritos, se identifica con los leprosos a quienes socorre, visita las tabernas y en ellas los olvidados, huye de la mentira, la traición, el ruido, el poeta engreído y estudia el bien y el mal. Encuentra luz en los libros, en la magia, en los ángeles, en los hombres. Su viaje tiene una meta, encontrar el amor, fue escultor, músico, poeta, dramaturgo, y filósofo y renunció a los vanos elogios y el brillo hipócrita venido del crítico zalamero. Solo lo humano, lo simple, lo cotidiano, se detuvo en las encrucijadas del mundo, a pedir amor y recibió compasión, simpatía y tolerancia pero nunca cayó ni una gota de amor en sus manos mendicantes. Solo encontró el amor amando las cosas de la vida.

 

Novelita sugestiva, positiva, motivadora que a través de una vida simple de un hombre que pudo ser genio o loco, le inspiró un elogio a la búsqueda del amor por la vida simple.

La segunda novela de este escritor español, Adriano Emperador,2 fue una grata sorpresa.

 

Esta novela no tiene nada que ver con la literatura costarricense. Ni el autor, ni la novela pertenecen a ella. Abelardo Bonilla lo cita, en su Historia de la literatura costarricense, como autor de la novela Mi amigo Pedro: 1964 y no da ningún dato sobre él.

 

Después de leer y estudiar las novelas apologistas de la guerra del escritor Guillermo Castro Echeverría y sufrir día a día las amenazas del fanático Bush sobre la guerra contra Irak, estaba saturado de guerras y guerreros y anhelaba leer alguna novela diferente pero como seguía un orden cronológico para estudiarlas, me encontré con la novela Adriano el Emperador y me resigné a seguir leyendo sobre guerras, pero la sorpresa, cuando inicié su lectura, fue grande. No solo no se trataba de guerras y guerreros sino de la vida de un emperador, don Adriano Publio Elio. Ya sabíamos que una escritora, Marguerite Yourcenar (1903-1987), había escrito una novela epistolar e histórica, sobre este personaje Memorias de Adriano: 1951.

 

Adriano Emperador, es una novela tradicional, monofónica pero con muchos aciertos literarios. Es una novela histórica sobre este emperador, pero no sobre los grandes logros en el arte marcial sino sobre su vida privada, sobre la intrahistoria. Es la historia de la vida de un hombre poderoso pero que desentraña sus grandes y pequeñas inquietudes sobre la vida, sobre los dioses, sobre el pueblo, sobre las contradicciones, sobre el bien y el mal, sobre la vida y la muerte, sobre lo cotidiano, las enfermedades, el futuro. Adriano creía en el oráculo, los designios, el destino y en la novela se plantea, aunque circunstancialmente, la reencarnación, el amor terrenal y fuera de él. Los diálogos con su amigo Hierofante, por las tardes están llenos de ternura y sabiduría, de búsqueda, de paz, de amor, de tolerancia, de comprensión y solidaridad. Escribió poesía y se preocupó por el saber, sobre todo admiró al pueblo griego.

 

Los viajes por los más remotos pueblos de su imperio permiten conocer al emperador y la manera de resolver los problemas. Es un viaje de entendimiento de pacificación pero lo resaltado se encuentra en los diálogos con los ancianos del desierto (el anciano), los leprosos y los sufrimientos de Adriano que son mayores a sus alegrías. La muerte de Antínoo le permite crear un Dios que regala a los pueblos y a su imperio y le inquieta sobremanera la relación con su esposa Sabina y la negativa a tener hijos con él. Por eso procrea uno con Plautia, llamado Antonio Pío que sería su sucesor pero, según el vaticinio muchos años después de él. En realidad al joven no le interesaba ese cargo, ni estaba preparado para ejercerlo. La novela termina con la muerte de su esposa y el deseo de Adriano por morirse, anhelaba la muerte.



1  De Abate, Jhon. Mi amigo Pedro. Ed. El Camino, San José, 1964.

2 De Abate, Jhon. Adriano Emperador. Plaza y James Editores, España, 1999.

Joaquín Garro Jiménez

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JOAQUÍN GARRO JIMÉNEZ

(1924-2005)

 

Joaquín nació en Limón el 8 de septiembre de 1924 y creció en Cartago. Sus padres fueron  don Rafael Garro Alfaro y doña Clemencia Jiménez. Murió en marzo del año 2005.

 

Sus estudios primarios los realizó en dos escuelas: Ascensión Esquivel en Cartago y la Escuela Jesús Jiménez. Sus estudios secundarios los llevó a cabo en el Colegio San Luis Gonzaga. Los universitarios, en la Universidad de Costa Rica, donde obtuvo la Licenciatura en Derecho. Estudió  derecho en Administración y Sociología en París, como postgrado.

 

A don Joaquín le gusta mucho el arte  de la pintura y la música. Su autor  preferido es Beethoven y  su pintor es Van Gogh.

 

Aprecia sobre manera a escritores como Ortega y Gasset, Unamuno, Pío Baroja, Camilo José Cela, Graham Green, Jorge Luis Borges y Kafka y afirma que de los autores nacionales que han influido en él, están, Mario Sancho y Fabián Dobles y su poeta preferido es Isaac Felipe Azofeifa.

 

Contrajo matrimonio con doña Lilliam Fonseca  Mena y  con ella  ha tenido tres hijos.

 

Ha sido Diputado a la Asamblea Legislativa dos veces, por el Partido Liberación Nacional, en los años 1953- 1958, en el gobierno  de don José María Figueres Ferrer y durante  el gobierno de don Francisco Orlich G., en 1962-1966.

Participó en los movimientos armados de 1948 y 1949 (El Cardenazo) y también en 1955, al apoyar a la Junta de Gobierno del señor Figueres Ferrer.

 

Fue Miembro de la junta Directiva de la Asociación  de Autores Costarricenses y de la Editorial Costa Rica. Actualmente es Magistrado Suplente. Escribe regularmente sobre asuntos políticos y literarios para La Prensa Libre. Está escribiendo un libro de ensayos que se titula De las generaciones. Colaboró con el periódico La Nación durante los años setenta.

 

Murió  en Desamparados, San José, en marzo del año 2005.1

 

LO QUE ESCRIBIÓ JOAQUÍN GARRO JIMÉNEZ

 

NOVELA

 

1. Los pasos cotidianos: 1979

 

La única novela que escribió Joaquín Garro Jiménez, la llamó Los pasos cotidianos y la publicó en 1979.1

 

Es una novela tradicional, lineal, monofónica. A pesar de ello utiliza algunos trucos literarios como los manuscritos encontrados y escritos por un personaje de la novela, la locura para recrear sueños, cuentos, episodios, recuerdos de infancia. Es una novela bien escrita que a veces abusa del discurso y se distrae en comentarios innecesarios. Su narrador principal es un personaje de la novela y cambia en ocasiones a narrador omnisciente cuando se trata de narrar historias de personajes ajenos a la acción donde él participa. A pesar de utilizar referentes con nombres cambiados, el lector fácilmente se ubica en el tiempo y el espacio y los identifica. Es esencialmente biográfica.

 

La novela parte de los episodios de la llamada revolución del 48. El personaje que narra en primera persona forma parte del gobierno oficial y es hecho prisionero por parte de los alzados, guiados por Figueres Ferrer (el cambia el nombre) y la legión del Caribe. Se llama Gonzalo Redondo y pertenece al partido comunista. Después de breves descripciones y comentarios, sobre su presente como prisionero, la vida, la cotidianidad, las programaciones diarias, la abulia y el sin sentido social, sufre una especie de muerte o pérdida del conocimiento, entra al túnel negro y despierta en los años sesentas, y comienza un enfrentamiento ideológico, un repaso de la vida social y política de ese tiempo, antes y en el gobierno de Francisco Orlich (un personaje). Hay que recordar que el autor fue diputado en ese período legislativo. Y a través de algunos amigos abogados va desentrañando los entretelones de la corrupción pública y la entrega de la soberanía del país a los intereses de las compañías extranjeras, sobre todo las norteamericanas. Hay numerosas discusiones entre Gonzalo Redondo y Eduardo Herrera (¿Facio?), abogado de todas esas compañías, Julián Gómez, un ingeniero y Roberto Salas, sobre política y la realidad del país, generalmente en mesas de tragos.

 

Otro aspecto que ocupa parte de la narración y está relacionada con la historia principal es la infidelidad de Eduardo a su esposa Virginia Fernández con Betty. Al final terminan divorciándose y con la virtualidad de una unión entre esta dama de la oligarquía cafetalera y Julián.

 

La tesis de la novela es el enfrentamiento político entre los partidos oligárquicos y los postulados marxistas. No hubo revolución real en el 48 a pesar de que el grupo rebelde respetó las garantías sociales e incorporó al partido comunista como aliado, el personaje que narra y que pertenecía al PC, trabajó para el gobierno liberacionista, y derrotó a  los Republicanos liderados por el doctor Calderón Guardia. No se realizó un cambio profundo de las estructuras. Lo que se llevaron a cabo fueron una serie de reformas superficiales que convirtieron el país en una democracia ficticia, burguesa, dependiente de EUA. La segunda república abre una serie de expectativas a la clase media, a la industrialización, el comercio, los negocios bancarios, el turismo, la construcción y la diversificación de los productos que propicia el abandono del negocio del café como única alternativa.

 

El lector puede asistir a los tradicionales viajes al puerto, las fiestas de fin de año, la rutina de una ciudad llena de vehículos, la masificación de las relaciones entre los ciudadanos, la incomunicación, la creación de la sociedad de consumo y la lucha por el poder económico como fin en sí mismo.

Es una novela importante con todos los ingredientes ideológicos de esa generación, sin grandes pretensiones literarias pero que testimonia una sociedad en tránsito hacia lo que vivimos a principios del 2004.

 



1 Entrevista con el autor, marzo de 1985, hecha por una alumna.

1 Garro Jiménez Joaquín. Los pasos cotidianos. Imp. Lehmann, San José, 1979.

 

Rodolfo Cardona Cooper

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RODOLFO CARDONA COOPER

(1924)

 

Rodolfo Cardona Cooper nació en San José el 17 de enero de1924. Pertenece a la familia de los Cardona. Realizó los estudios universitarios en Estados Unidos, donde se graduó en matemáticas en la universidad del estado de Luisiana, Boston Rouge. En ella también obtuvo una maestría en Historia del Arte. En 1948 se doctoró en Lenguas y Literaturas Romances en la universidad de Washington. En 1956 fundó la revista anual Anales Galdosianos. Ha enseñado en varias universidades como profesor visitante y es un destacado conferencista. También se destaca en la escultura, donde ha ganado algunos premios.

 

 

LO QUE HA ESCRITO RODOLFO CARDONA COOPER

 

NOVELA

 

1. ¡Adiós inocencia: ¡memoria a Estrella!: 2000

2. Doña Carmen y su barrio: 2000

3. El hechizado y otras narraciones: 2002

 

La primera novela que escribió Rodolfo Cardona Cooper, la llamó Adiós Inocencia: ¡memorias a Estrella! Fue publicada en el año 2000.1

 

Desde el inicio, en lo que él llama Advertencia preliminar, el autor justifica su obra como novela, como tratándose de curar en salud y para justificar esa afirmación acude a la clásica falacia de autoridad. Acude a palabras de Camilo José Cela, el escritor español que define la novela como "cualquier narración de ciertas dimensiones a la que el autor diera como subtítulo el nombre Novela". La novela en verdad es una narración, pertenece al lenguaje narrativo pero qué se debe entender por "ciertas dimensiones" y lo más grave, es el autor quien califica, si es novela o no. Cualquier análisis serio demuestra que la novela no puede ni debe definirse así y que la afirmación escueta del creador no basta para conceptualizarla. Al inicio del libro planteamos con claridad lo que se debe entender por novela. Ahora nos basta decir que el libro de Cardona Cooper, a pesar de carecer de atributos literarios e incorporar elementos propios de la biografía y la crónica, así como del autor, es una novela pero no porque lo dijera el autor o don Camilo José Cela sino por observar ciertos rasgos esenciales del género novelístico.

 

La novela presenta las inquietudes, aventuras, visiones, necesidades de un personaje visto desde tres perspectivas dirigidas, por no decir manipuladas, por una visión superior: la del autor, ya mayor. Así fue presentado el personaje desde el momento en que -dice el autor-narrador-superior- tenía tres meses y es visto por una visión superior para respetar el verosímil del relato, luego al paso de algunos años es el niño de cinco años quien comienza a contar sus inquietudes y visión de mundo y poco después lo será el joven de diecisiete o dieciocho años quien termina la novela con su amor por la joven Estrella, su viaje de estudio hacia EUA y el paso por México. Todo lo narrado está entrecortado por comentarios finales, agregados, correcciones y llamadas de atención por parte del narrador-autor.

 

El relato es ameno y entretenido y resalta los principales acontecimientos de una familia de clase media, sus premuras económicas en tiempos de guerra y consolidación del país. Abarca los años de 1924 a 1942 más o menos y describe la vida tranquila de los josefinos y los cuartelazos, la vida cultural del momento puesto que su padre se desenvolvía en ese medio como músico.

 

Es una novela de iniciación, de incorporación a la vida individual y social de un joven que se enfrenta a su medio y se prepara para realizar su proyecto vital.

 

 

La segunda novela la llamó Doña Carmen y su barrio y se publicó en el año 2000.1

 

Consiste en una serie de relatos con cierta independencia y completitud pero mantiene algunos personajes, el espacio y el tiempo como coordinantes. Esto le da una totalidad mayor que hace del relato mantener ciertos rasgos propios de la novela.

 

Salvo esta novedad, el relato se mantiene dentro de las características de la novela tradicional. Los acontecimientos son presentados por un narrador omnisciente, un tanto distanciado de los hechos narrados, el tiempo es cronológico, el espacio es real e histórico y los personajes usados como referentes, responden a personas concretas.

 

Doña Carmen, una cartaginesa casada con un gamonal de Cartago, que a su muerte solo dejó deudas, con astucia acude a ofrecimientos y favores sexuales a un acaudalado hombre de Cartago. Con este dinero que le da, forma una pequeña fortuna que utiliza para comprar una casa en San José en un residencial privado y establece clandestinamente un burdel de jovencitas traídas de Cartago. A él acuden políticos y personalidades importantes de la clase alta del San José de los sesentas y ochentas. Después de engañar a los vecinos, pactar con algunos de ellos y lograr el convencimiento de las celosas esposas de que lo que tenía en su casa era un centro de jovencitas maltratadas, sobre todo en sus hogares, logra obtener un respetable aprecio social y aceptación.

 

La novela termina con el enamoramiento de un joven llamado Carlos de una muchacha, Gracielita, que había trabajado en la casa de doña Carmen y que se trasladó a vivir con la familia de Benigno, el dueño de la pulpería. Después de lograr que la joven lo aceptara, Carlos emprendió una victoriosa carrera profesional que remató con la aceptación para trabajar en una importante oficina empresarial. Después de disfrutar de una fiesta los jefes de Carlos lo invitan a un lugar especial para que termine la noche de parranda. La sorpresa es grande cuando descubre que ingresaron al barrio donde él y Gracielita vivían y entraban a la casa de Carmen que era donde había trabajado y se había recuperado su novia.

 

Es una novela simple, sin pretensiones literarias que de todas maneras no posee, que describe una época pasada, sus habitantes, sus costumbres y sus picardías sin entrar en profundidad de ningún aspecto y menos exigir la fantasía para ofrecer una realidad transformada y crítica que rebase la censura social e ideológica.

 

El hechizado y otras narraciones la publicó en el año 2002.2

 

Esta novela de poca extensión ofrece aspectos importantes que comentaremos detenidamente. Pertenece al género fantástico. Es una novela de final fantástico y tiene una serie de atributos literarios. En primer lugar está muy bien escrita. Su lenguaje es polifónico, claro, sencillo, expresivo y a través de él se logra mantener el interés por conocer cada una de las acciones que componen su estructura. Esta es simple y lineal, con las regresiones necesarias para informar al lector, sobre todo, sobre el origen de algunos personajes importantes, como es el caso de los dos que soportan el peso narrativo: Agustín Cedeño y Enriqueta Méndez.

 

La estructura de la novela es corriente: una situación inicial, un desarrollo y una situación final. Es una historia de amor. Agustín es un personaje solo, honrado, trabajador, ordenado, de clase media, vive en un barrio corriente  en Aranjuez. Ahí alquila un apartamento y tiene un trabajo como burócrata en una institución del estado. Su vida es metódica, plana y sin nada sobresaliente. Se relaciona poco con sus vecinos. Entre ellos se destacan dos, Brígida, la del enorme güecho, corriente, chismosa, ya madura y sola y Enriqueta que también vive sola y muestra curiosidad a los vecinos. Vive con una gallina escondida y disfruta de una pensión que le dejó su padre al morir y la casa. Esa fue su herencia. No se mete con nadie pero Agustín cree que ella se interesa por él y como no le presta atención, entonces, según él, desea echarlo del barrio, cree que le tiene ojeriza. Detalles más, detalles menos, ésta es la situación inicial. Se puede observar que es negativa para Agustín, según sus propias especulaciones.

 

El proceso principal comienza entonces cuando Agustín desea defenderse de Enriqueta y echa a rodar un chisme: vio salir una escoba de la casa de Enriqueta, en la noche y ésta se introdujo en la morada de Brígida. Así se lo hace saber a ésta, entre un sinnúmero de insinuaciones. El efecto es fulminante. Rápidamente el pueblo, los pocos vecinos se organizan y visitan la casa de Enriqueta y la agraden. Esta se defiende como puede pero el resultado es que pierde la razón y el habla. Los paramédicos se la llevan al asilo Chapuí y ahí permanece durante algún tiempo internada.

 

Agustín sufre una especie de arrepentimiento por su acción y como recompensa comienza a visitar a su enemiga en el asilo. Convence a Brígida para que alterne sus visitas a la vecina y después de algún tiempo los resultados positivos van dando sus frutos, hasta lograr que Enriqueta mueva los dedos, camine, visite el jardín sola, y hasta dirija algunos mensajes. La salida del centro médico se anuncia y Brígida acepta hospedarla en su casa, hasta que ella vuelva a su rutina inicial y supere el conflicto que motivó se enfermedad.

 

Se inicia otro proceso importante para la relación entre Enriqueta y Agustín. Poco a poco las visitas de éste se van intensificando y los sentimientos de amistad, aprecio y cariño, van cediendo campo al amor. Se convierten en novios y tiempo después se casan. Se trasladan a la casa de Enriqueta y  se inicia una vida sosegada, placentera, hogareña, normal. Hasta que un día, Agustín llega de sorpresa a su casa y escucha una conversación de su esposa con un desconocido. El diálogo es corto, imprevisto, fulminante.

 

-¿Y cuándo pensás vengarte de Agustín?

Al escuchar esto paré en seco. No podía creer lo que escuchaba. Esperé ansioso la respuesta de Enriqueta, que esperaba fuera tranquilizadora y, por lo menos, aclaratoria.

-Todavía no... Quiero sacarle el jugo..."1

 

Agustín entra inmediatamente a la cocina y la encuentra sola, preparando su comida, solo Fufo, el gato, permanecía acostado en la ventana y cuando entró violentamente Enriqueta le sonrió.

 

Final fantástico. El lector se asombra, se sacude, espera respuestas, se hace preguntas, la duda le embarga y no hay explicaciones. Lo sobrenatural y lo real se fundieron y provocaron ese efecto impactante en el lector. Esto es esencial en el género fantástico.

 

Ahora bien ahí termina la novela. Pero el autor ofrece, agrega, unos comentarios al final de ella, como apéndices.

 

Primero ofrece un comentario literario de la novela excelente, objetivo, con conocimientos teóricos que van más allá de un escritor corriente. Lo primero que llama la atención es su posición frente al género. Dice textualmente:  

 

Mi recomendación inicial era convertir la novela corta en un cuento. Pero luego me puse a pensar que un cuento suele narrar un incidente y no un proceso: Para narrar un proceso se necesita otro género literario: la novela (larga o corta).1

 

 

Aquí diferimos un poco quizás en lo conceptual. La novela puede tener poca o mucha extensión pero eso no define su naturaleza genérica, a pesar de que tiene su importancia, como luego veremos. Nuestra diferencia con el autor es que la novela no tiene un solo proceso, sino dos o más y por lo general muchos. Ellos forman la totalidad del universo narrativo llamado novela. Ahora decimos que la diferencia es conceptual porque si por proceso se abarca esa totalidad, entonces estamos de acuerdo, pero según los teóricos de la literatura por proceso se entiende más bien una conducta de acción que emprende un actante para pasar de un estado positivo o negativo a su contrario y los dividen en dos: de mejoramiento o de degradación. Así un solo proceso correspondería a lo que nadie quiere referirse, al relato. El relato lo identifica un proceso y la novela, en cambio se tipifica como una gama de procesos, microprocesos y macroprocesos continuos, intercambiados, separados, interrumpidos, retrospectivos, progresivos. Este tejido complejo que exige la totalidad del mundo mostrado es lo que definimos como novela. Así la novela de poca extensión que comentamos consta de por lo menos tres procesos: degradación de Enriqueta que la conduce al asilo, mejoramiento de Enriqueta que recupera la salud, mejoramiento de Agustín y Enriqueta en su relación de amor, matrimonio y vida hogareña. Precedidos por una situación inicial negativa, por parte de ambos: Agustín desea vengarse del daño que creía le infligía Enriqueta y antecedidos por el desenlace de la novela que convierte a Agustín en víctima de Enriqueta. El título como otros elementos importantes son indicios de que él fue hechizado por ella.

 

El rumor, el parecer, según el autor, de que Enriqueta era bruja, al final cobra categoría de verdad y así lo indican algunos indicios soltados al azar en la novela: Enriqueta era oriunda de Escazú, conocida popularmente por ciudad de las brujas, su madre había muerto de una extraña enfermedad, le habían hecho un maleficio, era como un volcán en la cama, pareciera que tenía mucha experiencia en el amor, su pelo era rojizo, teñido, le gustaban los gatos y de hecho adoptó uno con patitas negras, así como su hocico, que estaba destinado para una familia cercana pero el panadero curiosamente tuvo que desistir porque fue atacado por un hombre cuando llevaba el pan y el gato. Estos hechos sobrenaturales están desimanados en la novela que desde el inicio el autor o el narrador se esmeran en dejar patente de la realidad de lo contado. Abundan los referentes, personajes, edificios y lugares, las explicaciones del narrador, las justificaciones, todo con el único fin de lograr convencer al lector de la veracidad de lo contado. Así el impacto final es de mayor fuerza. Esta mezcla de planos, real y sobrenatural, que en el comentario literario realizado por el autor, reciben el nombre del parecer y el ser, forman la base estructural de la novela y el sentido polifónico de la misma.

 

Dejamos de comentar los trucos utilizados del autor anónimo, del narrador, del texto encontrado, etc. pues son de sobra conocidos por los lectores y de uso antiquísimo, sobre todo por la literatura del género de lo extraño y lo fantástico.

Por último, certificamos que en realidad, el cuento se ocupa de un incidente y por ello su extensión es corta aunque ello sea accidental y no esencial.

 



1 Cardona Cooper, Rodolfo. Adiós Inocencia: ¡memorias a Estrella!, EUNED, San José, 2001.

1 Cardona Cooper, Rodolfo. Doña Carmen y su barrio. UNED, San José, 2000.

2 Cardona Cooper. El hechizado y otras narraciones. EUNED, San José, 2002.

 

1 Cardona Cooper, Rodolfo. Ob. Cit. p 54.

1 Ídem, p. 70.

 

Jorge Gallardo Gómez

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Jorge Gallardo Ballart

 

Jorge Gallardo Gómez

(1924-2002)

 

Jorge Gallardo Gómez nació en San José el 12 de diciembre de 1924 y murió el día 04 de abril del año 2002. Estudió primaria y secundaria y luego obtuvo el título de contabilidad, a la vez que trabajaba en el Banco de Costa Rica. En 1948 recibió una beca del Instituto de Cultura Hispánica y se fue a estudiar pintura a España en la Real Academia de San Fernando, en Madrid, durante cuatro años. Luego con otra beca, esta vez del gobierno italiano realizó estudios de especialización en pintura mural en la Academia de San Marcos, en Florencia y en la Escuela de Bellas Artes de Roma. También permaneció un año en París realizando otros cursos y luego dos años en México en la Academia Esmeralda.

Al regreso a Costa Rica y luego de una gran crisis espiritual se entregó por completo a la religión católica y los designios de Dios y "desintoxicarse" de la cultura que había recibido en Europa y México.

 

Años después se casa con Ruth Retana y engendran dos hijas, María de los Ángeles y Rosario.

 

En 1967 inicia la corriente de pintura titulada por él, Realismo Cristiano. Editó algunos libros de dibujos y ha recibido algunos premios por sus obras pictóricas. Una de ellas se exhibe en El Vaticano, "La Eucaristía". Ha publicado también libros de poesía y cuento.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JORGE GALLARDO GÓMEZ

NOVELA

 

1. La guerra intrauterina: 1975

 

CUENTO

 

1. La Justicia Divina: 1974

 

POESÍA

 

1. Dar amanecer del amor: 1974

 

 

La guerra intrauterina es la única novela que conocemos de este autor costarricense y la publicó en 1975.1

Esta novela corta, así llamada por el autor, no reúne los rasgos esenciales del género novelístico. Es un cuento y carece de valor literario. Es una historia ejemplar de carácter religioso, de afán moralizante y aleccionador.

 

La intención del autor es manifiesta y expresa: Dios es el camino hacia la única verdad. Lo terrenal, expresado por las dos potencias, en ese momento, Estados Unidos y Rusia, materialismo de parte del capitalismo y ateísmo de parte del comunismo, son representantes del mal y opuestos al bien: Dios. Bajo esta dicotomía presenta la historieta de un exmultimillonario norteamericano, víctima del alcohol, el desencanto, la degradación total y producto del materialismo y el apego al dinero, en detrimento de las enseñanzas de Dios. El protagonista narrador, un profesor de español, de apellido Soto, se encuentra con él en un viaje al puerto de Puntarenas, se apiada del gringo y le ayuda a llegar a su casa. Ahí conoce, de voz del gringo la vida de millonario y su venida a menos al suicidarse su novia, Marylin (¿Monroe?), después de grandes éxitos materiales, caer en desgracia con sus protectores millonarios, casarse con una joven, Lupe García, a quien hizo sufrir mucho, que muere descuartizada por un tiburón y llegar a Costa Rica para abrir el negocio hotelero en las playas del Pacífico, encuentra una total degradación espiritual. Al final el profesor Soto le lleva al gringo un sacerdote, éste se confiesa y muere en manos de Dios. De paso logra convertir la prostituta Amanda, conocida por él, que había dejado una familia en San José y acercarla al camino religioso y buscar nuevamente su hogar. Es el triunfo del bien sobre el mal y el regreso de las ovejas descarriadas al redil del Señor



1 Gallardo, Jorge. La guerra intrauterina. Sin editorial, San José, 1975.

 

Marie Bravo Rudín

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MARIE BRAVO RUDÍN

(1924)

 

Es hija de de Alfonso Bravo e Ida Rubín, el primero de origen español y su madre, hija de Juan Rubín, de origen suizo. Nació en El Carmen, San José Centro el día 16 de enero del año 1924 La biografía puede obtenerla el lector del libro Montefrío. Además de novelas escribió un libro de recetas de cocina: Cocinando con amor. Un compendio de recetas de cocina, sencillas, rápidas, económicas y deliciosas para recién casados, en el año 2003. Ya antes en el año 2000 había escrito El placer de la cocina en Costa Rica, publicado en el año 2000. Trabajó en programas televisivos atinentes a esa temática.

 

LO QUE HA ESCRITO MARIE BRAVO RUDÍN

 

NOVELA

 

1. Montefrío: 1999

2. La hija del cocodrilo: 2000

3. Amores Misteriosos: 2000

4. Wend: 2001

3. La cuerda de un violín: 2001

4. Una mujer valiente: 2003

 

Es la primera obra de esta escritora que conocemos. La llamó Montefrío y la publicó en 19991.

 

No es una novela. Es una crónica genealógica, de biografías, evocaciones, escenas familiares, evocadora de recuerdos y tiempos idos. Un reencuentro con el pasado positivo, las costumbres, los valores, la religión, la familia. Obedece a la máxima (nosotros no la compartimos) de que todo tiempo pasado fue mejor. El presente de la enunciación, que se ubica en 1998 es un marco negativo, una sociedad degradante, no como producto del pasado sino del progreso, de la pérdida de valores, de la identidad (nunca he podido escuchar ni leer ¿cuál identidad?) y por lo tanto se evoca el pasado, se resucita con el fin de llamar la atención del ciudadano para que, según esta posición regresemos a ese tiempo y volvamos a utilizar los códigos que lo definían, que si se analizan, en profundidad son los mismos que rigen el presente. La religión es la misma, los cambios que ha sufrido son cosméticos, el lenguaje ha evolucionado básicamente en lo semántico pero no en lo estructural o lo ha hecho en escasa medida, los ricos y pobres siguen siendo los mismos, hijos o nietos, unos heredaron la riqueza y otros la pobreza, los políticos no han variado sus prácticas corruptas, solo basta leer la historia no oficial. La destrucción de la naturaleza y su explotación irracional, ha sido siempre la misma, después de la llegada de los españoles; la constitución de los pueblos y ciudades con todos los defectos actuales, fueron diseñadas por  imitación de los de España, la plaza, la iglesia, la escuela, la alcaldía y la cantina (pulpería) siguen siendo con los cambios de rigor los mismos elementos. Las leyes provienen de afuera y mantienen la hegemonía como inspiración para formalizar los diferentes códigos o leyes. Lo nuevo solo ha hecho mantener y reforzar lo viejo. La familia sigue siendo la célula social básica y la educación no ha cambiado sino en los programas o contenidos pero sigue las viejas normas y programaciones permanentes de la sociedad patriarcal y las relaciones verticales de poder, machismo, racismo, militarismo (aunque lo neguemos), individualismo, chovinismo, cultura del guaro, amiguismo, corrupción, gobierno para servirse él o sus amigos (Tomás Guardia), papel maternal de la mujer como rol fundamental, justificación legal y explotación de los hijos menores y las mujeres en trabajos con escasa remuneración y de niveles secundarios, cargos y estudios inferiores, cuando no pudieron evitar la entrada a la universidad confeccionaron carreras "aptas para mujeres" como secretariados, enfermerías, manualidades, etc. Y esto que las mujeres son las que educan en las escuelas y colegios. Están codificadas, enajenadas, adaptadas, las programaciones les impiden rebelarse y si lo hacen, pobres de ellas, recibirán la furia de los padres, hermanos, maridos y de Dios. Y para qué seguir.

 

Esta obra tiene la importancia de visualizar, desde la perspectiva directa de la autora, esa visión nostálgica, unilateral, positiva, de una Costa Rica oficial, armoniosa, alegre, sin conflictos, "hermaniticos", donde los ricos eran buenos y convivían con los pobre en un remanso de paz y felicidad. Habría que conocer  la otra perspectiva, la de los pobres, los explotados, los sin tierra, los que no podían estudiar, los que soportaban de sol a sol las intemperies agrestes del tiempo bajo el surco, cogiendo café, paleando, ordeñando, desramando, volando hacha, zanjeando, enyugando los bueyes, jalando leña, volteando frijoles, cortando caña y toda clase de trabajos agrícolas, por un salario que apenas si le alcanzaba para comer, comprar en diciembre alguna ropilla para todo el año, y viviendo en ranchos o casa prestadas, sin horizontes, sin poder completar los estudios primarios y menos los universitarios, sin viajar, sin conocer la ciencia ni las comodidades del confort de los ricos; de niños cuyas diversiones eran ver pasar los carros de los ricos y jugar a la adivinanza de los números finales de las placas o su color, ver llegar el tren, como dice don Eladio Jara, para ofrecer unos bocadillos a los ricos que paseaban y así obtener algún dinerillo que llevarle a su madre que inclinada en el fogón, en la plancha, en la batea, esperaba el dinerito que sirviera para comprar la leche a sus hijos pequeños, mejenguear en las calles llenas de piedras, asistir a los turnos y gastar alguna plata para la causa cural, sin importar si los padres se emborrachaban en esas fiesta populares, pues el fin era divino, jugar jaboncillos, chapas, o cantar las romanzas españolas que enfrentaban a los moros con los cristianos, (hay vienen los moros. - ¿A qué? - A matarlos, ¿recuerdan?). Es cierto que teníamos comida, frutas, verduras, todas sembradas por los pobres, pero la ropa, el estudio, las medicinas, las planchas eléctricas, la cocina, la lavadora, la refrigeradora, para solo citar las indispensables, aparecieron hace muy poco tiempo en las casa de los pobres que las tienen. Detrás de la espuma del jugo de caña, Don Eladio, el sobado o la melcocha, estaba el trabajo duro del campesino explotado pero contento, porque así lo predicaba, todos los domingos, el cura español y así lo quería Dios;  las largas jornadas de la corta de caña, la lucha con los bueyes para darle vuelta al molino, las quemaduras en las grandes pailas o las luchas con el bagazo y las fraguas, hasta obtener las tapitas cilíndricas que el patrón llevaba al mercado y recibía a cambio el dinero, era fruto del esfuerzo del trabajador. Esta es la visión que no ofrecen los libros de historia, ni las literaturas de Aquiles, ni Magón, es la voz del que sufrió en carne propia esa condición y que ningún sermón enajenante fue capaz de acallar, a pesar del silencio cómplice de casi todos durante tantos años. No hay rencor, hay verdad, hay dolor por ellos y por los que aún hoy sufren esa explotación que son los más.

La segunda novela que publicó fue La hija del cocodrilo y la publicó en el año 2000.1

 

Es una novelita positiva, tradicional, polifónica, ingenua, sin malicia, realista, de poco valor literario. Desde una perspectiva omnisciente, única, yoísta, se narra las aventuras de una familia jamaiquina en Limón, por los años cincuentas. Con gran rapidez se describen los acontecimientos que llevaron a Teo y Daisy a viajar a Costa Rica, llenos de entusiasmo e ilusiones y establecerse sin ningún contratiempo en la zona Atlántica. Todo sucede a las mil maravillas y la felicidad llena el hogar, los vecinos y el pueblo donde se establecieron. Se relaciona la aparición de un cocodrilo en un playón del río con la hija que nace del hogar, por el color de sus ojos. La paz del hogar se ve enturbiada por la violación de Samantha a los cinco años por un hombre blanco extranjero que cuando se ve descubierto se lanza del tren y muere en la caída.

 

Luego comienzan las aventuras de Samantha que se junta con un Hipólito y sufre mucho con él, pues le pega y la trata muy mal. Su padre se entera de eso y habla con ella pero Samantha le explica que ella resolverá la situación. Huye de Limón y viaja a Cartago donde se emplea en una casa. Al poco tiempo el esposo de la señora trata de poseerla, la esposa se entera y la echan de la casa. Se dirige a San José y se emplea en una casa que había conocido cuando los patronos anteriores viajaban por ese lugar. Ahí recibió buen trato, entró a estudiar a un colegio nocturno y se enamoró de un negro de Barbados, compañero de estudios. Luego se dirigen a Limón y con la ayuda de su familia se establece ahí. Su compañero es sastre viven bien. La novela termina con el nacimiento de un niño.

 

Fácilmente se observa que la novela es lineal, sin aristas, apegada a la rutina cotidiana de personajes sencillos, corrientes, buenos, positivos. No hay rebeldía, los hechos malos que suceden a los personajes no pasan más allá de contratiempos, experiencias negativas que suelen ocurrir. No hay penetración en ninguna problemática social ni psicológica. La novela discurre en el nivel lógico, superficial, ingenuo. Lo mismo ocurre con el lenguaje que es sencillo, lleno de diminutivos, ok, corrongueras, y divineces.  

 

La tercera novela la llamó Amores Misteriosos y la publicó por primera vez en el año 2000.2

 

Es una novela tradicional, monofónica de típica visión personalista, unipersonal, propia del paradigma decimonónico y de principios del siglo veinte.

 

Ya su misma presentación realizada por un amigo y no un especialista indica el carácter personalista de la narración.

 

Desde el comienzo se establece el inicio de la historia de un personaje Jimena de Borbón, proveniente de una familia adinerada que realiza sus estudios secundarios en Santiago de Chile mientras sus padres viven en Colombia. Obsérvese el uno del apellido "de Borbón" que significaba poder, riqueza, abolengo, prestigio. Todo dentro de los códigos burgueses que  indican ese mundo del parecer de las familias adineradas cuyas mujeres eran un poco más que objetos de exhibición.

 

La novela se desarrolla de la mano de un narrador omnipresente que siente gran simpatía por ese mundo lleno de castillos, príncipes y personas muy adineradas. Chile se convierte en el lugar de estudio de los hijos de Los Borbón y los colegios de monjas o curas los centros de educación de ellos.

 

La narración es ingenua, cortés y explicativa. Se codifica alrededor del miedo que se asoma por  las noches a Jimena cuando duerme. En esas reiteradas pesadillas ve una mujer vestida de blanco que huye con dos niños y es víctima de un asesinato. Ese misterio es el núcleo de interés principal que desarrolla los hilos de la novela. Es así como se ligan los acontecimientos cotidianos de las familias nobles y sus hijos en relaciones amorosas que poco a poco van esclareciendo los hechos, hasta el punto de fijar la boda final entre Max, uno de los hijos de la misteriosa mujer y Jimena. Ahí termina la novela.

 

Esta obra no pasa de ser un folletín al mejor estilo de Corín Tellado. Carece de valor literario e importancia de algún género.

 

La cuarta novela recibió el nombre de La cuerda de un violín y la publicó en el año 2001.1

 

Es una novela tradicional, lineal, monofónica, superficial, de aventuras hogareñas, paseos, romances, bodas, castillos, fantasmas inocentes, positiva, color de rosa, sin contradicciones, y de final feliz.

 

Dice el prologuista Antonio Pacheco:

 

"En medio de tanta literatura destructiva nos hacía falta la producción de la abuela, de la abuela incesantemente rejuvenecida gracias a su afán por producir."

 

Ignoramos cuanta literatura destructiva lee don Antonio y cuál es la literatura que él considera destructiva. Sospechamos, por oposición a la novela que prologa que se trata de la novelística que utiliza la problemática social de los bajos fondos, los conflictos degradantes de los explotados, expuestos críticamente, con rebeldía y crudeza. Pero ahí no radica el problema. La literatura no es positiva o negativa, es literatura sin más o no lo es. Negar categoría literaria al movimiento tremendista, a toda una gran producción importante como fue la novelística de prostitución del siglo XIX, con novelas como Santa, Nacha Regules, Juana Lucero, La Charca, para solo citar algunas novelas latinoamericanas, porque es literatura destructiva, es demasiada osadía. El carácter literario de una obra no lo da el tema, lo bonito o lo feo, sino el tratamiento de él, el distanciamiento, el perspectivismo, el poder creativo. Aunque sea pueril este ejemplo, es válido por lo elocuente y gráfico. Se dice en un evangelio apócrifo que El Niño Dios un día se puso a jugar con barro. Tomaba este material y formaba figuritas a quienes les daba el hálito de la creación y obtenía animalitos bellísimos de él. El Diablo, envidioso, trataba de imitarlo y del  mismo barro, formaba también figurillas, les daba el hálito de la creación y salían animalillos feísimos como serpientes y otras alimañas. Si ponemos atención a ese pasaje simpático, notaremos que de la misma materia, ambos hacían creaciones. Ahora si unas eran bonitas y las otras eran feas, no dependían de ellos sino del gusto, de la ideología, de la educación, de los mitos, de las supersticiones, de la cultura, de la visión de mundo. Para mí las serpientes son bellísimas, lo mismo que las iguanas y otros animales que algunos consideran repugnantes. Esto no sucede de igual manera con muchas personas por razones religiosas y no estéticas. Lo importante es que de una materia corriente, el artista realiza una creación. El que no lo es la deja igual, aunque la retoque, la vista de ceda, y la saque a pasear. Así es la literatura, es ante todo arte, ni fea ni bonita, ni constructiva, ni destructiva. Estos atributos ideológicos se los dan los demás, de acuerdo a su ideología, cultura, gustos, prejuicios, racismos, machismos, limitaciones, ignorancia, etc.

 

La novela, tal y como afirma el prologuista es positiva, sigue la misma técnica de las novelas anteriores, describe, valora, usa preguntas retóricas, pasa de un acontecimiento a otro rápidamente según convenga a sus decisiones, usa el diálogo pocas veces y lo hace desde la perspectiva del narrador omnisciente yoísta. Se ubica en Europa, Roma y se concreta a personajes buenos, positivos, sin dobleces, felices, maravillosos, que viven sus sueños, casarse, tener hijos, viajar, conocer museos, lugares, comer, dormir, oír música clásica o tocar violín. Cuando tienen algún contratiempo lo resuelven con facilidad. Su vida es plana, sin aristas, individualistas. Viven su Edén sin preocupaciones. La novela se convierte en una bella foto de un paseo turístico agradable por los caminos placenteros de la vida armoniosa.

 

La cuarta novela, que comentamos, fue llamada Una mujer valiente y la publicó en el año 2003.1

 

Esta novela tiene las mismas características de las anteriores. A pesar de que al inicio el personaje principal Socorro sufre una degradación al ser abandonada por su marido Arturo, esto se narra con gran rapidez. La misma boda con él se mantuvo sin importancia y no es sino después de que él comenzó a llegar tarde los sábados a su casa en el campo, que ella recibe la noticia de su decisión de casarse con su secretaria y divorciarse de ella. Socorro recibe la solidaridad de sus vecinas y amigos y afronta positivamente su situación. Cuando ya sus hijos necesitan estudiar piensa vender su casita de campo y viajar a San José, comprar una casa junto a su familia y trabajar en el hospital como enfermera. Es en ese momento que aparece el príncipe encantado que ofrece comprar su propiedad, la de su esposo y otras fincas aledañas, se enamora de ella y rápidamente le solicita que se case con él. Antes casualmente su esposo sufre un accidente y muere en ese percance junto a su esposa. Llenos de emotividad se preparan para la boda, le comunican a sus hijos la decisión, la los hermanos de Socorro sabían la noticia y estaban de acuerdo con el matrimonio. Todo es armonía, felicidad, alegría. Se casan y se van de luna de miel a México, regresan a vivir el idilio, se enteran del embarazo de su hija, rápidamente alistan la boda y todo sigue ese remanso de paz y felicidad. Hasta un nietito reciben al final.

 

Todo se resuelve por casualidad, pero lo más importante es que siempre aparece el portador del bien y la riqueza tanto material como espiritual, aspecto que en la vida real casi nunca van de la mano.



1 Bravo Rudín, Marie. Montefrío. Ed. del Norte, San José, 1999.

 

1 Bravo Rudín, Marie. La hija del cocodrilo. Ed. del Norte, San José, 2000.

2 Bravo Rudín, Marie. Amores Misteriosos. Ed. del Norte, San José, 2000.

 

1 Bravo Rudín, Marie. La cuerda de un violín. Ed. del Norte, San José, 2001.

 

1 Bravo Rodín, Marie. Una mujer valiente. Editorial del Norte, San José, 2003.

Álvaro Dobles Rodríguez

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ÁLVARO DOBLES RODRÍGUEZ(1923-2004)

 

 

Álvaro Dobles Rodríguez nació en Atenas de Alajuela el día 07 de marzo del año 1923 y murió el día 21 de diciembre del año 2004. Estudió arquitectura, teatro y pintura. Es un intelectual multifacético. Ejerció su profesión de arquitecto en Costa Rica,

Venezuela y sobre todo en Estados Unidos pero su interés siempre ha estado centrado en las manifestaciones culturales y artísticas.

 

Vio su nacimiento en Atenas de Alajuela, cuando su padre se dedicaba a ejercer la medicina y de él tiene grandes recuerdos, sobre todo de su clima y paisajes, así como de sus gentes.

 

Sus estudios, sobre todo los secundarios, los realizó en el colegio Seminario, en San José y ahí, gracias a los sacerdotes que estimularon el teatro en su vida cultural, empezó su inclinación por este arte literario.

 

Ya de adulto y viviendo en Washington, se ha destacado como actor y  dramaturgo y un gran escenógrafo. Ha presentado ahí obras tradicionales de la literatura costarricense como Uvieta de Alberto Cañas Escalante y Mercando Leña de Aquileo Echeverría.

Sus pinturas se han expuesto en Caracas y Washington, así como algunas de sus obras de teatro. Participó en el festival de teatro en Venezuela con la obra En los Andes, en 1964 y La fábula del pequeño jardín que presentó en Washington en 1972.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ ÁLVARO DOBLES  RODRÍGUEZ

 

NOVELA

 

1. El Manchado: 1977

2. Bajo un límpido azul: 1979

 

La primera novela la llamó El Manchado y fue publicada en 1977.1

 

Esta novela es poco conocida por los costarricenses. La crítica no se interesó por ella. Es una novela importante para la literatura nacional. Rompe con los moldes tradicionales tanto en lo temático como en lo técnico. Su estructura no es lineal, es compleja y quizás por ello algunos aspectos, como veremos luego, quedan inconclusos, se pierden y ello pone de manifiesto ciertos vacíos estructurales del relato.

 

El narrador es básicamente omnisciente, discursivo, explicativo y a veces hasta valorativo pero cuando deja a los personajes que narren, reflexionen, disfruten, discutan, entonces la novela atrapa al lector, lo entusiasma, lo interesa.

 

Los hechos narrados se realizan en tierras venezolanas, básicamente en un pueblito llamado Concepción y en la ciudad de Altamira. La problemática central que se trata es la familia y las relaciones verticales patriarcales y machistas. Es la célula familiar la base narrativa de esta novela. Se dan dos situaciones paralelas: la primera se desarrolla en el pueblo Concepción y se remonta al origen de una familia pobre, de escasa educación y ligada a los estereotipos de la religión católica y la segunda se desarrolla en Altamira y la configura una familia rica, de ciudad y bajo los intereses del dinero, sobre todo del jefe de familia llamado Lucas. Las escenas de ambas perspectivas se intercruzan y relacionan a través de toda la novela aunque al inicio se detiene más en el pueblo y poco a poco se intensifica los acontecimientos en la ciudad. Más bien la primera es como una evocación del pasado y lo importante es la vida de la familia de Lucas.

 

Si tuviéramos que colocar los acontecimientos en forma causal y lógica, para explicar la novela, debemos afirmar que la historia comienza con la familia de Ariel, el viejo sacristán de la iglesia, la Dolorosa de Concepción, su esposa y sus dos hijos, Lourdes y el Manchao. Se ubica en los años iniciales de los sesentas. Es un pueblo bajo los más estrechos límites de la pobreza, la religiosidad, las costumbres de cualquier pueblo y una familia sencilla, sin pretensiones que no fueran las iras de Manchao, el monaguillo de la parroquia, cuando los jóvenes miraban con malicia a su hermana Lourdes, sus relaciones con Rosalina, la vecina despierta  y pícara que inicia al Manchao en el conocimiento de la vida, la confesión de José Terrero, la muerte del cura al darle la comunión y la boda de este viejo rico con Lourdes, el negocio de la venta de las cajetas entre Rosalina y Manchao y la panza de la hermana mayor de ella por parte de un chofer. Luego la muerte de la madre de Manchao, la gata de Rosalina y sus crías, el regalo de ellas y los sustos de un gato a la madre de Manchao y la muerte también de la gata, el pleito en la escuela de Manchao y el recién llegado hijo de un doctor y las preferencias de éste por parte de la maestra.

 

Hasta ahí esta historia se intercala con el viaje de Lucas de regreso de Miami a la ciudad, la amistad con Octavio y Poncio. Lucas Rondón es casado con Inés y tiene dos hijos, Simón y Victoria. Esta familia es la que ocupa la mayor parte de la narración. Inés es la clásica mujer sumisa, callada, sufrida, maltratada, explotada, a pesar de provenir de una familia rica. Lucas es el clásico machista, mujeriego, comerciante inescrupuloso, arribista, intruso, ambicioso, cuyos únicos proyectos se encaminan a tener dinero, poder, y figurar en el ámbito social. Desde luego tiene una amante oficial, la modelo Olga, una argentina que vino a menos después de casarse con un joven traficante, aspirante a actor de televisión. Es el clásico matrimonio aparente de una familia rica pero cuyas relaciones hogareñas son castrantes, tanto en el nivel de esposos como con los hijos. Lucas no ve más allá de sus negocios y para él la esposa es un objeto decorativo que le nutre de valor económico y social y sus hijos solo cuentan si le sirven a sus intereses. La vida transcurre en una rutina predecible, hasta que a Lucas se le ocurre ser el candidato a las elecciones para presidente y emprende el camino hacia esa meta. Junto con sus amigos Octavio y Poncio inician la compra de conciencias, el engaño, las promesas y todo ese largo vía crucis hasta alcanzar su meta. Para ello se valió de toda clase de artimañas, engaños, acciones, vilezas, sin importar si pasaba sobre honor de sus propios hijos y su esposa. Es en una de esas acciones indignas que realiza contra su propia hija Victoria, cuando se descubre que Lucas es el mismo Manchao y su hermana a la que nunca atendió, la que despreció, la que vivió una vida casi de prostituta y alcohólica, llamada Lula, no era otra que Lourdes. Así las dos historias se unen y se convierten en una síntesis. Lo que queda ignorado es cómo ocurrió el cambio en la historia entre el chiquillo Manchao del pueblo y el ricachón Lucas (sabemos que el dinero lo obtuvo del matrimonio con Inés pero esto nunca se muestra). Esta laguna narrativa atenta contra la verosimilitud no solo en lo histórico sino en lo ideológico. Hay una doble transformación y ésta se da sin que el lector encuentre justificación alguna. Al final la novela termina con el accidente de Victoria cuando es herida en un mitin que realizaba el partido de su padre. Ella con muchos otros jóvenes protestaba contra el candidato y sus engaños y fue golpeada por la policía. Al final se unen todos en familia alrededor de esta tragedia y Lucas permanece degradado y sumido en una gran soledad. Pero como buen político empieza de nuevo su trabajo proselitista para la próxima elección, más loco que cuerdo.

 

La novela rompe con el paradigma anterior y se inscribe en el nuevo código de la novela de ciudad, enfrenta la problemática de la familia, las relaciones de poder, los mitos, el machismo, el materialismo desenfrenado sin importar los medios para alcanzarlo. Es la deshumanización de una sociedad que se encuentra en los años sesentas sin importar en cuál país se ubique en el área latinoamericana. Esta problemática sigue vigente y se agudiza cada vez más. La familia como célula indispensable de la sociedad se pone en duda, bajo los parámetros patriarcales, machistas, de mujer produce hijos, sumisa, ama de casa, sin proyectos, cosificada. Es un grito que abre horizontes en pos de una familia cualitativamente diferente, que supere esos valores alienantes y que al negarlos perfile, crea, otros diametralmente diferentes que permitan a todos los miembros de ella, ser felices, ser sujetos de la familia, amar y sufrir, pero sobre todas las cosas vivir y no aparentar, durar.  

 

Bajo un límpido azul se publicó en 1979.1 Es su segunda novela. Premio de novela Aquileo Echeverría (1977).

 

Es curioso que en Costa Rica esta novela no haya sido casi estudiada, la crítica la ha ignorado, no sabemos las razones. ¿Será acaso por la sombra de su hermano Fabián Dobles Rodríguez? Aquí sólo lo extrañamos pero no nos sorprende.  Está escrita por quien conoce las técnicas modernas de la narración y posee un dominio profundo del manejo del lenguaje y los puntos de vista. Así  encontramos paralelismos, escenas simultáneas, monólogos, soliloquios y escenas directas sin ninguna participación del narrador, técnica que acerca el relato a la representación objetiva de la enunciación, propia de la novelística contemporánea.

 

Existe el diálogo tal y como se ha usado tradicionalmente pero también se presenta en forma directa, sin guías tipográficas, ni señalamientos del narrador omnisciente. Es una novela contemporánea, propia de la generación de 1957. Los acontecimientos son simples pero dentro de la obra cobran gran relieve y trascienden lo trivial y cotidiano. Los sucesos, así como las acciones y relaciones entre los personajes, son vistos desde diferentes perspectivas y forman una especie de calidoscopio que  simbolizan un momento importante de la vida social, intelectual, moral y política de nuestra sociedad de los años setenta.

 

La novela se diseña a través de un personaje que, de una u otra manera, relaciona los acontecimientos, las vivencias, las experiencias de los personajes. Se trata de Rubén. A él se ligan dos personajes más que  alimentan su existencia. Doña Pacífica, a quien él llama Noble Patria (fue un personaje histórico de Costa Rica) y Copérnico, su profesor.

 

La novela es la historia de una familia de clase media común y corriente. Está compuesta  por doña Lola, viuda de Esteban y madre de tres hijos: Marta, Cristina y Esteban. También son parte de ella, doña Pacífica, anciana que llegó a la familia, traída  por doña Berta, madre de doña Lola y don Manuel, su esposo y Zulay, la empleada de la casa. En el momento de la narración forma parte de la familia Rubén, hijo fuera de matrimonio,  de Marta y Carlos, su amante al inicio y después su esposo.

 

Rubén estudia en la Universidad  y se relaciona con compañeros de grupo, alrededor de un profesor amigo: Copérnico. A través de los mismos personajes se va conociendo la historia, en sus partes más esenciales de cada uno de ellos, no como recuerdos únicamente sino como experiencias vividas. Así conocemos el origen de doña Pacífica, oriunda de Pérez Zeledón que vivió en Limón y de ahí llegó a San José a vivir con doña Berta. Es Pacífica, quien en diálogos con Rubén cuenta algunos episodios importantes de Berta y don Manuel. También conocemos la vida del barrio, los deseos sexuales  de don Rafael, el pulpero por Zulai, al cartero y sus reflexiones y poco a poco la vida sexual intensa de Marta, la madre de Rubén, con Julio, hombre de la clase alta, con Carlos, padre de Rubén, hombre también de posición alta y por último con Mario, un taxista. Es la mujer típica de la clase media, viviendo desesperadamente del consumo y de la aspiración, del parecer pero vacía, alienada, con relaciones apuradas, sin tiempo, en constante zozobra y sin proyecto propio alguno.

 

Por otra parte, está Cristina y sus alienaciones sexuales y religiosas, víctima de sus arrepentimientos, ignorancias y aprehensiones.

 

La otra vertiente de importancia la forman Copérnico y su grupo de estudiantes, entre los que se destacan, Rubén, Susana, Felicia, Rodolfo, René y  Carmina. Copérnico logra que algunos de ellos comiencen a cuestionarse, a pensar acerca de la sociedad, la política y el arte. Logra interesar y motivar  con sus críticas, como personaje degradado a Rubén y Susana con más  énfasis que  a los otros, que en menor grado impresiona. Sólo a Carmina la  desalienta porque le resquebraja su vida vacía que lleva, sin siquiera percatarse. A través de  las reuniones que realiza en su departamento, nos enteramos de los principales conflictos del momento, tanto en el nivel político internacional, como nacional. Los diálogos destilan ironía y criticidad sobre una sociedad enferma, un hombre alienado en su mecanicidad que pierde cada vez más su esencia humana. Esto se observa perfectamente al final  de la novela cuando Copérnico y Rubén vuelan por los aires de la Patria en busca de una salvación que no se vislumbra, en un vuelo desesperado por asirse a lo mejor de la Patria: sus raíces. Rubén, tomado de las manos de su maestro, ya loco, y del recuerdo de Noble Patria y sus enseñanzas. Esta es la síntesis que propone el escritor a través de su novela como única salvación.

 

Hay, en esta novela, dos vertientes que se unen al final, el saber profundo de la cultura de la humanidad, puesto al servicio del hombre, la autenticidad, el ser uno y no otro y la voluntad de dar y darse,  como proponía doña Pacífica, por ello se privilegian dos edades: la niñez y la vejez.

 

Novela de retrato, de representación desnuda de la sociedad costarricense  del momento. Sin prejuicios, ni dogmas, en directo, sin explicaciones moralistas ni ideológicas y por ello más significativa. Con denuncia pero no folletinesca sino con calidad literaria. Llama a la reflexión sobre los estereotipos de  una  visión simplista de Costa Rica.

 

Cabe agregar que es una novela que debe leerse atendiendo al sujeto de la enunciación y el punto de vista de quien narra. Ahí radica el éxito y cobra sentido lo que aparentemente  aparece como fragmentado.

 

La fábula en esta novela pierde el carácter preponderante que tenía en la novela monofónica de la época moderna, llamada tradicional. Aquí cobra una nueva significación: está al servicio del lenguaje, del juego de imágenes y sentidos, a la vivencia directa del personaje sin ser manipulado por un interlocutor o narradora-autor. El escritor presenta las experiencias en bruto, descarnadas, como salidas  directamente de los personajes y de la realidad misma, como si fueran grabaciones que se trasmiten. Por ello la novela se desarrolla con base en escenas sucesivas, a veces sin conexión aparente. Así la escena entre Zulay y don Rafael, el pulpero, entre  Rubén y doña Pacífica, entre Marta y Rubén, Rubén y sus amigos (Susana y Carmina). Estas escenas por lo común son presentadas por un narrador oculto que participa poco, sólo para dar algunos indicios o ubicaciones, mientras que existe otro tipo de escena más directa: los monólogos de algunos personajes como Cristina y sus aprehensiones, Marta y sus experiencias sexuales vacías, en vivo, el cartero, etc. Estas últimas escenas son presentadas en primera persona y si el narrador, sujeto de la enunciación, interviene, lo hace sutilmente, sin indicaciones  ni siquiera gráficas que hasta se eliminan cuando pareciera que se da el diálogo, usando el recurso de informaciones en las respuestas del mismo personaje que discurre:

 

"...pero me tenés que dar un cigarrillo primero, ¿ves?, ay, maricón, sí, ríete, te gusta mortificarme, cuidado, un trato es un trato, un cigarrillo primero, ríete, no importa, ¿qué?, no, ¿ahí?, ay, juelacha, maricón qué ocurrencias tenés, Julio,..."1

 

El personaje que habla, Marta, comunica a la vez que expresa indicios, señales, información, etc. que permiten al lector comprender, decodificar el lenguaje, tales como el nombre del personaje que está con ella, Julio, lo que están  haciendo: forcejeo de Julio para hacerle el amor. Se sabe que Julio se está riendo y que hizo un trato con ella: darle un cigarrillo antes de hacer el amor. No interviene Julio, no interesa, se ha sustituido el diálogo tradicional por esta especie de soliloquio, monólogo o para ser más preciso, unilocutor que comunica toda la información necesaria, a la vez que expresa vivencialmente sus expresiones como si las ejecutara en el presente, no como recuerdos sino como vivencias.

 

Otro aspecto importante de señalar es que la obra literaria no es original por el tema tratado, los contenidos, los asuntos, sino por el tratamiento de ellos, por la significación que cobran ellos a la luz de una nueva manera de verlos, esto es el punto de vista, el modo narrativo; lo nuevo radica en esa visión y el uso que se hace del lenguaje. Por ello temas como la campesina prostituida en la ciudad (Zulia), la relación joven-viejo, la incomprensión entre padres e hijos, la descomposición del hogar, sobre todo en la clase alta con los amantes, divorcios, la relación profesor-alumno, los  paseos por las calles de la ciudad de San José, etc., cobran nueva dimensión en esta novela, debido al uso de técnicas modernas narrativas. Aún se da el lujo de ubicar su novela en lugares geográficos reales como San José, San Pedro de Montes de Oca, Tibás, Heredia, Pérez Zeledón, Limón, Desamparados, etc. Las referencias reales no buscan  apelar al lector directamente para que acepte la historia como verdadera, no es con estos recursos como se logra impresionar hoy al lector. La historia está ahí, en retazos esenciales, como un mosaico cuidadosamente diseñado racionalmente  y dispuesto para  escenificar los actos de los personajes, sin rebuscamientos, con sencillez pero sutilmente apuntalados.

 

Murieron los personajes buenos y malos, resucitaron en cambio los hombres olvidados, los comunes, los  de la calle, los desapercibidos. Y aparecen  tal y como son, con virtudes y defectos, sufriendo la existencia  con dificultad, abriéndose paso en un espacio degradado y tratando de encontrar luz en sus tinieblas, en una sociedad  donde se dificultaba vivir porque lo común ha sido durar, pasar, ser nadie, ser otro. Por eso Copérnico realiza el acontecimiento que cambiaría el curso de la historia: entrar en la tienda El Globo con un caballo para que comprara una corbata. Sería la noticia del año y sería publicada en todos los periódicos del mundo. La realidad fue otra pero el objetivo se cumplió irónicamente. Los actos de locura de Copérnico, lo son en la medida que son juzgados por la masa ignorante, por los alienados, por eso se le considera un loco (un tanto parecido a don Quijote y quizás una alusión irónica a G. W Villalobos, candidato a la presidencia de la República en esos años que el novelista ubica su historia y que solía desfilar por la Avenida Central en Gitana, su yegua y que convirtió la campaña electoral en carnaval, risas y máscaras, quitándole la solemnidad a los otros candidatos pero descubriendo la falsedad, las caretas de los políticos tradicionales).

 

Noble Patria es el nombre con que Rubén llama  a Pacífica. Este símbolo evidente puede decodificarse desde dos niveles de significación complementarios: el primero por aludir a una anciana toda sabiduría y bondad, entrega y amor, por ser un testigo de tiempos mejores pasados (diferentes) que evocan  personajes que vivieron a pesar del sufrimiento y adversidades. El ejemplo de las raíces nuestras provenientes del campo, el deseo de redimir la ciudad que angustia con  su impersonalidad, su incomunicación, su contaminación, su consumo como obstáculo para el hombre que desea realmente vivir, y por otra parte, Noble Patria como símbolo complementario del anterior amor a la Patria, de nacionalismo sin chovinismo. La esperanza de un futuro mejor en la juventud unida a la vejez del ayer, vistos en  el vuelo último de la novela: Rubén y Copérnico asidos en la comunión con Noble Patria.



1 Dobles Rodríguez, Álvaro. El Manchao. Ed. Costa Rica, San José, 1977.

1 Dobles Rodríguez, Álvaro. Bajo un límpido azul. Ed. Costa Rica, San José, 1979.

1 Íd. p. 34.

 

Manuel Aguilar Vargas

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MANUEL AGUILAR VARGAS

(1923)

 

Manuel Aguilar Vargas nació el día 27 de Julio del año 1923 en Esparza, provincia de Puntarenas. No concluyó los estudios primarios. A los 9 años murió su madre y tuvo que comenzar a trabajar como coligallero a los 14 años. Luego pasó a la Compañía bananera en el Pacífico Central y Sur. Siempre fue sindicalista y apoyó las huelgas de trabajadores en esa Compañía.

 

En el año 1959 en la huelga de 29 días defendiendo el pago del Aguinaldo y fue inscrito en una lista negra. Se trasladó entonces a unas tierras baldías en las montañas de Caracol de Ciudad Nelly. Poco tiempo después encontró una mujer, madre soltera con cuatro hijos y vivieron juntos durante doce años y engendraron seis niños más. Se separaron en el año 1972. Él se llevó cuatro varones y una niña. Solo le dejó el más pequeño de un año de edad.

 

Durante un tiempo trabajó en San Gabriel de Upala y tras un accidente fue hospitalizado en el centro médico San Rafael de Alajuela. A la salida de ahí se empleó como guarda privado de la fábrica de muebles de metal para oficina llamada Metalín en Belén de Heredia. Se pensionó a los sesenta y ocho años en 1991. Hoy a sus 82 años trabaja en la carpintería y escribe empíricamente.

 

LO QUE HA ESCRITO MANUEL AGUILAR VARGAS

 

NOVELA

 

1. Los papeles de Silvio Víctor: 2007

 

CUENTO

 

1. Cuentos y relatos del Pacífico Sur: 2008

2. Canción, letra de paja y el cuento que más me gusta: 2009

 

POESÍA

 

1. Abracemos el mundo: poesía para niños: 1985

2. Pequeñas huellas: 1994 

 

La obra Los papeles de Silvio Víctor es la única novela que, con intención literaria, ha publicado Manuel Aguilar Vargas1

 

Es una novela tradicional, de clásico narrador protagonista muy cercano al autor. Claramente evidencia una cercanía subjetiva entre el narrador y los hechos que contextualizan la obra. A pesar de que pertenece a una generación posterior a la del 42, cuando se publicaron la mayoría de esta novelas, no obstante ésta ve la luz hasta hace escasos dos años. La evocación del pasado biográfico e histórico es evidente. Esto, de ninguna manera las posibilidades literarias de la novela. Es una simple acotación.

 

Solo recordamos otra novela con la problemática del trabajo en las bananeras del Pacífico Sur en el país. Se trata de la obra Titulada El mundo de Juana Torres de Carlos Luis Argüello, publicada en el año 1986.

 

La obra que comentamos se inscribe en la corriente de novelas de aventuras o de formación, En ella el personaje protagonista se llama Abelito. Joven a quien se le muere su madre único familiar cercano a los cinco años y le corresponde iniciar su vida independiente para alimentarse y salir adelante en sus necesidades primarias. No concluye la escuela primaria cuando se traslada al Sur en busca de trabajo a escasos diez y seis años. Ahí comienza su formación como peón en una bananera. Primero como hachero y luego como paleador en la segunda tercera parte. A pesar de la dureza del trabajo el joven Abel recibe amistad y aprecio de todos los peones y mujeres de la ranchería. Aprende poco a poco el oficio, disfruta del baño en los ríos, del cariño de la familia de Clarita y hasta se enamora de ella. Es un asistente pasivo en la vida social de ese rancherío y muy querido por todos. Solo dura un año ahí y regresa a su pueblo natal como para darse un estirón o un recreo grande a su escuela vital.

 

Abel no enfrenta un mundo social hostil a su persona,  más bien es si se quiere es armonioso. Hasta se convierte en maestro de su Clarita y Maruja. El único factor que le incomoda y le hace reflexionar es la tala de árboles y el daño inmediato y futuro del sistema ecológico y la extinción de animales y vida silvestre. En ese lugar vive cerca de un año.

 

Otro elemento que debe destacarse es que el personaje central siempre encuentra un ángel que le guía, le ayuda y le enseña el camino correcto que debe seguir. De todas maneras el personaje se inscribe como bueno, ejemplar, sin vicios y trabajador, además de inteligente. No tiene defecto alguno, por lo tanto es merecedor de toda clase de ayuda y ésta no obedece a la lástima sino a su corrección. Es un sujeto que fácilmente se acomoda al contexto en que vive y nunca aparece como disociador.

 

La segunda parte sigue esa misma estructura solo que en otro ambiente y la tercera y última, auque más duradera cierra el ciclo de aprendizaje. Esta vez no será dando la selva sino la tierra. En ella es una mujer la que le enseña el arte de picar la tierra y hacer zanjas donde se siembra la mata de banano. Esta etapa se realiza en Palmar y Ester es su ángel de la guarda, maestra y guía en su formación.

 

La novela termina en una conversación entre Abel y Erasmo, su viejo amigo que le pone al corriente de lo que pasó con el rancherío y su enamorada Clarita. El amigo le informa que casi todos murieron (en un incendio)  y otros en una voltea, que Maruja se casó y se fue a vivir a Nicaragua, él se casó con Lucita y tiene una niña. Ésta no es otra que su adorada Clarita que se llamaba Claraluz.

 

La novela sin llegar a grandes pretensiones es entretenida, evoca un mundo aunque conocido significativo en la vida de los trabajadores bananeros, recrea un lenguaje dicharachero y jocoso propio de los guanacastecos y enseña el origen de las fincas bananeras su daño ecológico.



1 Aguilar Vargas, Manuel. Los papeles de Silvio Víctor. Rd. Universidad de Costa Rica, San José, 2007.

Alfredo Oreamuno Quirós (Sinatra)

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Alfredo Oreamuno Quirós (1922-1976) 

ALFREDO OREAMUNO QUIRÓS (Sinatra)

 (1922-1976)

 

Alfredo nació en San José en 1922. Es hijo de una  profesora de estado y un padre que trabajaba  en una farmacia. Era alcohólico.

 

Nos cuenta que sus primeros años de infancia los vivió con mediana comodidad. Dice:

 "Fuimos ayudados por parientes de buenos recursos  económicos. Poco después de los tres años, llegaron mis hermanas y según cuenta mi madre la situación era cada día peor. La forma de vivir estrecha, fue creando en mi ánimo cierto desasosiego y a los siete años, daba muestras de una precocidad  excesiva para esa edad. Vino luego la escuela, y bien lo recuerdo,  día a día iba creciendo en mí un incontrolable deseo de independencia, tal  que a los once años  intenté fugarme. En ese entonces se castigaba directamente. Finalmente obtuve mi certificado de estudios primarios, luego vine al Liceo de Costa Rica. Fui expulsado sin terminar el bachillerato debido a mi mala conducta. Teniendo apenas diecisiete años  falleció mi padre. La situación se agravó de tal manera  en nuestro hogar que no tuve más recursos que buscar  otros horizontes y solventar en parte lo mal que la iban a pasar los míos. Mi madre disfrutaba de una  pensión, pero materialmente insuficiente.

La segunda guerra mundial había estallado y los trabajos del Canal de Panamá me ofrecieron una gran perspectiva; así me enrolé entre los grupos de trabajadores de todas partes del hemisferio. Siendo un adolescente tuve que tratar con toda clase de gentes, no obstante, siempre  supe comportarme con dignidad. Con ello metía  el hombro en mi casa. A los 19 años pesaba 165 libras, era un poco  pendenciero, no me dejaba amilanar por nadie, creo que gran parte  de esa actitud se debía a la crudeza del ambiente.

De regreso en mi tierra, el deseo de aventura continuó y la estadía  en Costa Rica duró poco. Pronto embarqué en un pesquero con destino a la isla Galápagos, en donde la pesca del atún  estaba en su mejor temporada. Poseía una constitución física admirable y había sabido cuidarme. El dinero y las diversiones abundaban, sin embargo, las juerguillas eran esporádicas. Regresé cuando cumplía 21 años, traía buen dinero y venía contento. De nuevo en mi  tierra comencé a llevar una vida social bastante aceptable; buenas amistades y desde luego un ambiente  al que no estaba acostumbrado. Fiestas magníficas, paseos, nuevas amistades y así transcurrió el  tiempo. Hay algo sí muy importante que me sucedió en ese lapso  de actividad social; surgió dentro de mí una nueva faceta: la bohemia. Me encantaba  la noctambulidad y era feliz amaneciendo donde había música y artistas. Solamente  mi acendrada afición al deporte, el cual practicaba  con verdadero cariño, me detuvo de continuar participando de esa bohemia. Después comencé  a trabajar en la Carretera Interamericana, donde me casé con una buena muchacha, Doris Burke y nos trasladamos a San José.

Voy a permitirme llamar  destino a esta  fase de mi vida. Había llegado a San José no muy bien económicamente. Cierto día me encontré con un buen amigo de apellido Quesada, el cual me invitó a que conociera  una oficina de Turismo que él tenía instalada  en el viejo edificio de Feoli. Me propuso trabajar para él, que era a la sazón agente  autorizado de las dos compañías más importantes que  operaban en el país, Pan American y Taca. Esto sucedió por el año de 1946. Como yo ignoraba en qué consistía el trabajo, le rogué me explicara  la labor que  tendría que desarrollar, a la cual contestó que, siendo como era una persona conocida con buenas conexiones, lo único que debía hacer era visitarlas, entregarles mi tarjeta a efecto de hacer  los clientes y que la oficina se encargaría de tratarles todos los documentos de viaje. En vista de lo fácil que encontré  la cuestión, acepté  gustoso.

Sin darme cuenta  había aparecido la gallina de los huevos de oro. Ese sistema  no se conocía en Costa Rica suficientemente, y desde luego ganábase  el dinero que uno  se propusiera. Unido a este tipo de relaciones públicas, está de por demás decir las invitaciones a toda clase  de fiestas, etc., a que  está uno diariamente invitado. Aunque yo no tomaba, las circunstancias a veces  lo exigían. La situación económica  tan holgada me convirtió pronto en verdadero dandi.

Usaba la mejor ropa y me presentaba siempre muy  bien vestido. Cometí un error, me culpo y no lo niego, hice abandono de mi esposa en cuanto al cariño, llegaba tarde a la casa y no le prestaba  la debida atención. La señora  un buen día, buscó otra compañía. No había sospechado cuan intensamente la amaba. No pude percatarme  de las fatales consecuencias  que ello me traería más adelante.

El aliciente al trabajo lo perdí casi por completo; ya en las fiestas tomaba un poco más para olvidar  la separación. Los negocios se fueron liquidando. Durante los primeros cinco años tomaba diariamente, todavía no afectado del todo. Luego sí apareció la bohemia con toda su fuerza. Ya no vivía  de día ya que las serenatas me entusiasmaban  más que el licor. Siempre amanecía en la vieja Esmeralda. Así, paulatinamente como quien no quiere  la cosa, me fui  adentrando en el vicio del licor, penoso y largo camino que habría  de recorrer y que estaba destinado para mí. A pesar de todos los esfuerzos que hice para detenerme, no lo conseguía.

Después del esfuerzo realizado por salir de ese mal, decidí escribir un libro que recogiera  mis experiencias: Un harapo en el camino, que no es otra cosa  que el relato de las miserias y de las aventuras, que como alcohólico viví".1

 

El éxito obtenido con la publicación de esta obra, 31000 ejemplares lo llevó a escribir otras más.

 

Alfredo muere  a la edad de 54 años en el año de 1976, víctima de un paro respiratorio.

 

Engendró dos hijas con su esposa Doris: Lesly y  Laura Marcela.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ ALFREDO OREAMUNO QUIRÓS

 

 

NOVELA

 

1. Un harapo en el camino: 1970

2. Noches sin nombre: 1971

3. El callejón de los perdidos: 1972

4. Mamá Filiponda: 1973

5. Terciopelo: 1974

6. El jardín de los locos: 1975

7. Las hijas de la Carraca: 1976.

 

CUENTO

 

1. El jardín de los locos: 1975

 

La primera novela que publicó Alfredo Oreamuno y que recibió gran acogida del público, fue Un harapo en el camino, 1970.1

 

Es una novela testimonial, biográfica y de tema social. El personaje principal narra su vida de alcohólico, en primera persona, con referencias biográficas del autor, en su totalidad y de espacio físico, San José y los barrios bajos, visitados por los viciosos. Es la visión moralista de la vida de alcohólico que llevó el autor. No existe distanciamiento entre ambos, por lo que la novela se convierte en un folletín moralista, narrada desde un presente del personaje cuando ya ha dejado el vicio y trata de dar un testimonio de la vida de tragedia, desordenada, privaciones, acontecimientos atroces de miseria humana. Desde un presente de sanidad, recuerda y narra en forma biográfica su vida de privaciones y depravaciones que pasó cuando era alcohólico.

Todas las otras novelas giran alrededor de personajes y acontecimientos relacionados con los bajos mundos de las drogas y el alcoholismo. Algunas centradas en prostitutas o matronas, como Mamá Filiponda y otras en los lugares frecuentados por él y sus camaradas que conocía muy bien.

 

La segunda novela la llamó Noches sin nombre y la publicó en 1971.2

 

El autor en una introducción afirma que se trata de complementar la primera novela que había escrito con narraciones anecdóticas en donde él había participado con otros amigos. En realidad se detiene más en aventuras ocurridas a sus amigos y él se mantiene como testigo y partícipe ocasional en hechos de menor relieve como veremos más adelante. También descarta con humildad la calidad literaria de sus obras. A pesar de ellos personajes importantes del ámbito cultural costarricense sostienen equivocadamente lo contrario. Es el caso de don Guido Sáenz que en el periódico La Nación  del 19 de julio de 1970 afirma:

 

"Un harapo en el camino, es un documento desgarrador, terrible, aleccionador. Es un patético y escalofriante confesión, un testimonio, pero también, es una obra de literatura, de perturbadora fuerza y sentido poético. Alfredo Oreamuno, el hombre que regresó, es un escritor." 

 

También otros críticos como don Alberto Cañas Escalante, don Alejandro Aguilar Machado y otros han tenido similares criterios. Nuestro criterio es contrario a ellos en lo que respecta al carácter literario y pensamos, como el autor que sus obras no tienen ese interés. Sobre todo las primeras tres, lo que interesa es dar un testimonio, ser libros positivos motivadores para alcohólicos que desearan dejar ese mundo aterrador y llamar la atención a los ciudadanos sobre esos vicios y algunas instituciones relacionadas con ellos que no cumplían con los fines para los que fueron creadas, tales como las cárceles. De hecho el éxito de esos libros obedeció a esa denuncia valiente y personal del autor y el poder testimonial de sus obras.

 

Noches sin nombre sigue la misma técnica narrativa de la primera novela. El narrador se identifica o se homologa con el autor y lleva de la mano al lector social por diferentes lugares y aventuras por las que suelen pasar quienes viven bajo la sombra del alcohol y sus consecuencias, la prostitución,  la delincuencia, el crimen, etc. Busca un personaje que le recrimina su conducta al inicio de la novela y sale a caminar con él y le va contando sus historias para lograr, al final su comprensión. Se detiene más en las aventuras de otros, se configura como un testigo participativo, sufre las consecuencias del alcohol, la pobreza, la degradación, la vagabundería, el robo, pero él es observador de lo que rodea ese mundo a pesara de formar parte de él. Realmente nunca hace un robo significativo, no viola, no pelea violentamente, casi no delinque y como narra desde una perspectiva de hombre ya curado, se dedica a moralizar, enjuiciar esa vida y dar consejos. Hace ver lo malo de ese mundo y critica el maltrato de que son víctimas los alcohólicos por parte de las autoridades y los encargados de las cárceles. También enjuicia a personajes de la política y de niveles sociales altos que participan de la corrupción y el vicio desde sus esferas altas de la sociedad. Tres son las ciudades descritas por el autor en forma preferencial: San José, Puntarenas y Limón y el Sur de la costa del Pacífico. Hace tétricas descripciones de la antigua Penitenciaría, las casas del vicio, los métodos para engañar a las gentes y obtener dinero fácil como en el caso del Dr. Villa, el incesto, la mansión de Satanás en Limón.  

 

La tercera novela la publicó en 1972 y le dio el nombre de El callejón de los perdidos.1

Esta novela se detiene más en ciertos lugares donde viven las familias más miserables de la sociedad capitalina, son evocaciones, recuerdos de pasajes de su vida. Sigue la misma técnica, el autor recuerda esos lugares y las cosas desagradables que vio, sobre todo en el Callejón de los perdidos, allá por los años posteriores a 1948 y los cincuentas. Reafirma su carácter ensayístico, moralista y educativo, persuasivo. Las aventuras giran alrededor de su amigo Valverde. En realidad el autor nunca vivió solo, siempre narra aventuras de sus compañeros. Se detiene en familias que viven en esos lugares en condiciones infrahumanas, sin nada que comer, ejerciendo la prostitución sin importar el sexo ni la edad, con niños llenos de tórsalos en la cabeza. Es escalofriante lo que describe de las pocilgas donde viven y lo que hacen. Es un mundo donde la realidad supera la imaginación.

 

La cuarta novela la llamó Mamá Filiponda y la publicó en 1973.2

 

En esta novela hay varios cambios importantes. En primer lugar el autor se oculta bajo la forma de un narrador impersonal omnisciente y se distancia más de los hechos descritos y las aventuras. El nivel literario se insinúa y a pesara de no alcanzar la altura deseada, al menos la intención es más explícita. La experiencia hace que el autor deje el carácter biográfico, testimonial y pase a narrar, a describir, a dejar que otros personajes cuenten sus propias experiencias. Así Mamá Filiponda se convierte en un personaje en un símbolo de la mujer del prostíbulo. Reúne todas las características de ellas, desde su niñez, su adolescencia, juventud y la decadencia que es cuando se inicia en el negocio de la prostitución. Se convierte en la matrona, la dueña, la poderosa de la típica casa de prostitutas, tanto en Limón como en San José, donde funda y maneja una de las casas más famosas de prostitutas de alcurnia. Tiene como ocho hijos de padres diferentes, y de alguna forma se convierten en una especie de casta, de familia, de miembros importantes de la cofradía de ese fructífero negocio. Todos son ignorantes, solo una hija llegó hasta tercer año de escuela y todos viven de ese comercio. Es importante la manera como se van presentando sin la linealidad de las novelas anteriores, cada uno de esos hijos y la función que desempeñan en esa casa y fuera de ella, tanto por parte de de las mujeres como de los hombres. Es precisamente Plutarco el que nunca perdona a su madre la trampa que le hiciera cuando estaba con su amante rica Rosaura.

 

Al final muere Filiponda, después de haber realizado en deschavado paseo a Puntarenas en tren con su harem de putas y toda su familia, del matrimonio de su hija Dolores y la muerte de Josefa, otra de sus hijas. Novela de aventuras desde un prostíbulo junto a un río en la zona bananera de Limón, junto a su amigo El Negro y su amiga inseparable La Cova, hasta el barrio Los Ángeles en San José, en la casa del farolito verde. Es la mejor de sus novelas.   

 

La quinta novela recibió el nombre de Terciopelo y fue publicada en 1974.1

 

Terciopelo es un personaje. Es un ladrón. En esta novela se narra la vida y aventuras de él. El narrador es protagonista pero se ubica en el punto de vista de ese personaje y a pesar de que narra desde la primera persona, lo hace más como testigo que como protagonista. Se plantea, en un inicio como una novela policíaca. Es la muerte (según él) de un maleante, también ladrón, llamado el Diplomático, en manos de terciopelo. Este huye y se mantiene alejado de los lugares públicos por miedo a ser descubierto. Al final se entera de que no fue delatado por el Diplomático, que éste no murió y se mantiene preso en la cárcel. En el ínterin el lector conoce la vida de este misterioso personaje, una especie de chucho el roto, amigo de los pobres y que roba a los ricos solo, bajo sus propias normas y que es sensible a los problemas sociales y las necesidades de sus vecinos necesitados. A pesar de narrarse la historia de este personaje desde su origen, la narración se interrumpe en varias ocasiones y se insertan aventuras e historias colaterales que enriquecen la novela como totalidad. Usa menos el discurso ensayístico, a pesar de que los juicios de valor y el carácter moralista se mantiene, eso sí en menor grado.

 
La sexta y última novela le dio el nombre de Los hijos de la Carraca y la publicó en 1976

 

Ésta es la última novela que publicó Alfredo Oreamuno. No tiene editorial conocido y aparece llena de faltas de ortografía y muy descuidada en su edición. En su primera página se dan los nombres de cuatro novelas más sin editar y seis en preparación. Se ve que la industria editorial de ese tipo de novelas era gratificante en lo económico. Algunas de las publicadas recibían la segunda edición y con cifras altísimas para nuestro medio. Una de ellas se realizó con 20.000 ejemplares.

 

La novela Las hijas de la carraca no tiene nada nuevo y diferente a las anteriores. Ya el autor había dejado de narrar sus parciales aventuras en el bajo mundo y el vicio del alcoholismo y se dedica a contar las historias de otros que en realidad fue lo que hizo en todas sus narraciones. Siempre bajo la misma temática: las prostitutas, sus casas de citas, los hombres viciosos que las frecuentas y las clásicas historias de todas ellas, las aventuras de héroes como Cataclismo que se adentran en las selvas en busca de riqueza y para olvidar desengaños amorosos. Este mundo de aventuras no tiene límite y el autor lo conocía a la perfección por su experiencia o por relatos de sus amigos y amigas del bajo mundo. Los puertos, los pueblos cercanos a las minas, las bananeras y todos los lugares donde apareciera la oportunidad de ganarse unos dólares, sirven de espacio para describir, narrar, opinar, hacer las clásicas preguntas retóricas y de vez en cuanto sus discursos moralistas pringados de caridad, sensibilidad social consolatoria y críticas superficiales a los desmanes de la ley puesta en manos de hombres desalmados como los que luchaban en esos lugares por abrirse un camino.

 

La Carraca es la prostituta vieja que pierde los encantos de la juventud y toma el camino de matrona, celestina, regente del lupanar y contrata a unas cuantas prostitutas y abre la casa del placer, del vicio y del envilecimiento. Sirve de pretexto para describir la heroicidad de Cataclismo, un hombre machista que persigue la venganza porque otro deshonró a Piedades, la jovencita de quien él estaba enamorado. Al final ni eso pudo vengara porque Maclovio, el policía lujurioso se le adelantó y mató al Chele, quien borracho no hizo más que violar a la joven que lo deseaba. Ambiente de violencia, de machismo, de encuentros con el machete, el vicio, la prostitución, donde la ley no existe y cuando aparece está del lado del poderoso, del que tiene el dinero, el chantaje, el soborno. Nada diferente a lo que ocurre hoy en el San José nocturno, tal vez un poco más abierto y menos hipócrita.

 

No posee la novela ni el menor atisbo de rango literario.

 



1 Oreamuno Quirós, Alfredo. Terciopelo. Lit. Imprenta Metropolitana, San José, 1974.

 



2 Oreamuno Quirós, Alfredo. Mamá Filiponda. Antonio Lehmann, San José, 1973.



1 Oreamuno Quirós, Alfredo. El callejón de los perdidos. Antonio Lehmann, San José, 1972.

 

 



1 Oreamuno, Alfredo. Un harapo en el camino. Antonio Lehmann, San José, 4ª. Edición, 1970.

2 Oreamuno Quirós, Alfredo. Noches sin nombre. Antonio Lehmann, San José, 1971.

 



1 Oreamuno, Alfredo. Un harapo en el camino. Antonio Lehmann, San José, 4ª. Edición, 1970, p. 7.

Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno

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MANUEL DE JESÚS JIMÉNEZ OREAMUNO

(1854-1916)

 

 

Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno nació el 16 de junio de 1854 en la ciudad de Cartago. Es el hijo segundo del doctor Jesús Jiménez Zamora y de doña Esmeralda Oreamuno Gutiérrez. Sus otros hermanos fueron: Celina, Ricardo, Alberto, Alfredo, Julia y Adela. Siete en total. Familia de Cartago, aristocrática y destacada. Su padre fue dos veces presidente de Costa Rica, durante los  años 1863-1866 y 1868-1870. En este año fue destituido, mediante golpe de Estado que, con breves interrupciones, mantuvo en el poder al general Tomás Guardia, desde 1870 hasta 1882.

 

Sus primeros estudios los realizó  en el colegio de  Cartago, San Luis Gonzaga, que había sido fundado por  su padre y que en ese momento, dirigía el doctor Valeriano Fernández Ferraz, un republicano español, al igual que su hermano Juan. Ambos  fueron importantísimos en el desarrollo educativo y cultural del país.

 

Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno no realizó, estudios superiores formales. Los historiadores afirman que, a pesar de querer estudiar medicina, la pobreza de su hogar, después del golpe de estado de 1870, impidió que realizara sus anhelos. No obstante, don Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno se convirtió, por propia iniciativa, en uno de los más destacados pensadores de ese entonces y un excelente escritor, así como el pionero  de los estudios históricos en el país.

 

Poco tiempo después de salir del colegio San Luis Gonzaga, ingresó de nuevo en él, pero esta vez,  no como alumno, sino como profesor de historia, geografía, literatura, religión y moral. Así comienza, para este profesor, una riquísima  vida humanística y científica  como educador autodidacto y se fue convirtiendo en estudiante incansable. Esa virtud le permitió sobresalir, años después, en diferentes campos del saber: historia, oratoria, escritura, política y literatura.

 

Casó con  María Cristina Rojas Román y formó un hogar, por espacio de treinta y tres años, de gran arraigo católico, conservador y patriarcal.

 

Don Manuel de Jesús ocupó importantes cargos públicos, desde regidor municipal, hasta el de aspirante a la presidencia de la república, que declinó.

 

En 1886 salió electo, diputado al Congreso de la República, durante la administración  de Bernardo Soto (1885-1886), luego ocupó la cartera  de Relaciones Exteriores y nuevamente salió electo diputado, entre los años 1888-1893, período que abarcó varios jefes de estado: Ascensión Esquivel (1886-1889), Bernardo Soto (1889-1889), Carlos Durán (1889-1890) y José Joaquín Rodríguez (1890-1894).

 

En el gobierno de Ascensión Esquivel (1886-1889) fue nombrado Ministro de Hacienda y Gobernación. En 1903 (con don José Joaquín Rodríguez), fue candidato a la presidencia de la república. También, poco después, fue nombrado Cónsul General de la República, ante el gobierno de El Salvador. En el año de 1910, las provincias de Alajuela y Cartago lo eligieron diputado, bajo la administración de su hermano Ricardo Jiménez Oreamuno (1910-1914). En 1912, Cartago le elige de nuevo, faltando dos años para finalizar su nombramiento anterior como diputado. También fue nombrado  por el congreso, en 1910, como primer designado a la  presidencia de la República.

 Murió, don Manuel  de Jesús Jiménez Oreamuno, en la ciudad de Alajuela, de una dolencia renal, el 25 de febrero de 1816.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ DON MANUEL DE JESÚS JIMÉNEZ OREAMUNO

 

NOVELA

 

1. Doña Ana de Cortabarría: 1902 (relato)

 

CRÓNICAS

 

1. Tranvía a Grecia: 1911

2. Noticias de antaño: 1902 (Las crónicas así como los cuadros se editaron en 1946).

3. La Ambulancia

4. Honor al mérito

5. El año 23

6. La alborada del siglo XIX

7. Las carreras de San Juan

8. Siempre lo mismo

9. Fiestas Reales

10. Antaño

11. Cartago la mayor lástima y compasión del mundo

12. Tesorero de Costa Rica con ochocientos ducados al año

13. Las cuatro manzanas de Heredia

14. El más antiguo documento

15. Un suegro como no hay dos

16. Pleitistas y revoltosos  eran los cartagos

17. Tierra a 77 centavos la manzana

18. Aranjuez y su triste destino

19. La guacalona del padre Bonilla

20. Jerónimo Felipe, el del escándalo parroquial

21. Domingo Jiménez Maldodano y Juana Sojo Pereyra

22. Domingo Jiménez el coplero

23. Santería

24. Honor al mérito

25. El capitán Antonio Pereira

26. Álvaro de Acuña, el de El Dorado

27. Alonso de Bonilla

28. Don José Antonio Ximénez y doña Petronila Rodríguez

29. Gerónimo de Retes, el descubridor de San Carlos y Sarapiquí

30. El capitán Juan de Bonilla

31. Juan Solano, caballero hidalgo de solar conocido

32. Diego Peláez, el de la encendida fe

33. Salvador de Torres labró tierras de pan llevar

34. La vida aventurera de Cristóbal de Madrigal

35. La cadena de los Juan Mora

36. Alonso de Guzmán

37. Aniversario

 

 

La única novela, que algunos consideran  una crónica y este servidor como un relato, escrita por este  autor costarricense, fue Doña Ana de Cortabarría y la publica en1902.

 

La ubica a finales de 1644 en la ciudad de Cartago. A pesar de utilizar el famoso triángulo amoroso, sólo lo hace como pretexto para describir costumbres de la época, aspectos  relacionados con las familias españolas, residentes en Cartago y los criollos de origen español, y las más variadas intrigas de índole amorosa y derivadas del poder.

 

El gobernador de Cartago, Gregorio de Sandoval, casado con Gregoria de Escobar, que es la madre de doña Ana de Cortabarría, espera la llegada del sucesor de su cargo. Para ello realizan una serie de preparativos, con el fin de recibir al nuevo gobernador, don Juan Chaves de Mendoza, entregar el poder y regresar a España. En este contexto social, un  joven de la nobleza cartaginesa, de diecinueve años, Juan Solano, enamorado de doña Ana, sufre por la próxima partida de su amada.

 

El gobernador saliente, preocupado por el juicio de residencia que el nuevo gobernador debe realizar sobre sus funciones pasadas, planea un baile para impresionarlo y  toma a su hijastra Ana, como celada para lograr el favor del gobernador entrante. Luego de exhibir a doña Ana como bailarina  y cantante, logra que don Juan  Chaves de Mendoza se prenda  de doña Ana y luche por conquistarla. El triángulo amoroso se completa. Los acontecimientos se van sucediendo y Juan Chaves de Mendoza, valiéndose de su poder despeja todos los obstáculos para lograr el amor de doña Ana. Destierra al novio que tenía doña Ana, y logra que los mismos familiares de Juan Solano, el enamorado de doña Ana, lo envíen fuera de Costa Rica Solicita la mano de doña Ana a su padrastro y éste se la niega, por haberla comprometido con un guatemalteco, de familia noble. Al verse rechazado, don Juan decide conseguirla por medios  de conveniencia. Prepara una carta y, por intermedio de un señor aliado, la hace llegar a doña Ana, para que lo espere cierta la noche,  en el jardín de su casa. Don Juan acude a la cita, lleno de expectativas, pero doña Ana no se presenta. Él es descubierto por la familia, en el jardín; le dejan escapar, velando los intereses de don  Gregorio de Sandoval. Pero una burla de parte de don Juan contra éste, hace que don Gregorio rete en duelo a don Juan, pero éste no acude al mismo. Víctima de una enfermedad que hacía tiempo aquejaba a don Gregorio, muere y deja  a su esposa, doña Gregoria, y a su hija, solas. Éstas enfrentan el juicio de residencia con hidalguía, aunque el fallo definitivo, según el narrador, nunca se supo. Luego deciden dejar Cartago, en busca de un mejor horizonte.

 

El narrador de esta novela no cede la  palabra a los personajes. Nunca sabemos lo que piensa y siente doña Ana. Ésta se convierte en un objeto, un botín de guerra pero nunca en una mujer. Lo  mismo ocurre con su enamorado  Juan Solano, que sólo aparece al principio de la obra y luego desaparece. Hay retrato fijo, estático de los personajes, tal el caso de doña Ana, pero no hay desarrollo psicológico y menos pasiones fuertes. Es un relato de intrigas políticas y nada más. Se observan detalles, no sólo de machismo, sino  de racismo, esclavitud y sobre todo, la presentación de las familias aristocráticas de los primeros años de la colonia, españolas y descendientes de españoles.

 

Es un relato que no toma en cuenta a los campesinos ni sus problemas. Utiliza un contexto histórico propio de la ciudad pero enmarcado en las costumbres aristocráticas y no en la problemática social de la época. El triángulo  amoroso enfrenta a dos criollos, doña Ana y Juan Solano, con un extranjero, el gobernador don Juan Chaves de Mendoza, pero no es a través de conflictos sociales sino individuales.

 

Tampoco podemos observar un parecido o rasgos similares con respecto a  Juan Garita, escritor de su misma generación. A no ser las mismas deficiencias del narrador y su visión monofónica del mundo narrado, bajo la misma óptica realista e ingenua de la realidad.

 

Manuel Argüello Mora

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Manuel Argüello Mora (1834-1902)

MANUEL ARGÜELLO MORA

 (1834-1902)

Manuel  Argüello  Mora perteneció a la generación de 1867. Tuvo su gestación de 1860 a 1874 y su  vigencia de 1875 a 1889. Es la tercera generación del período romántico segundo de la  época moderna.

 

Nació en San José, el 5 de Junio de 1834. A los pocos años de vida, mueren sus padres. Estos fueron el licenciado Toribio Argüello Agüero, exilado nicaragüense y doña Mercedes de Jesús  Mora Porras, hermana del  Jefe de Estado Costarricense, don Juan Rafael Mora Porras.

 

Después de la muerte de sus padres, Juanito Mora, su tío, se convirtió en el tutor de Manuel y fue él, en realidad, como su verdadero padre. Bajo su responsabilidad se educó y creó.

 

Sus primeros estudios los realizó en Heredia, y fue, en el colegio dirigido por Manuel Paúl, donde aprendió las primeras letras. Ahí fue internado don Manuel en el año 1843, a los diez años. En su crónica El primer colegio, Manuel narra algunas anécdotas que vivió en él.

 

Luego continúa sus estudios en la Universidad de Santo Tomás, centro que no sólo lo  abrigó como estudiante sino como profesor y rector interino. En esa institución educativa obtuvo el bachillerato  en 1953. Días después, se trasladó a Guatemala con el fin de estudiar Derecho. En ese país se gradúa de abogado, en la Universidad de San Carlos, en el año de 1857, a los 23 años.

 

De Guatemala pasa a Costa Rica a desempeñar el cargo de Juez, en el Juzgado de Primera Instancia.

 

Desde sus primeros  pasos en la sociedad costarricense, se introdujo de llena en la Política. Fue consejero importante de su tío y ocupó cargos relevantes bajo su administración.

 

Cuando Juanito Mora fue derrocado por la fuerza militar, salió con él hacia Nicaragua y ahí comenzó, para Manuel Argüello Mora, una vida de viajes incansable que le llevó por Europa, Estados Unidos y otros países.

 

Cuando estaba en Europa, fue llamado por su tío, desde El Salvador, para organizar el ataque y reconquista del poder, en Costa Rica. A pesar de haber planeado la entrada al país por Nicaragua, por razones imprevistas y traiciones, lo realizó por Puntarenas. Este hecho ocurrió en 1860. Manuel Argüello Mora lo describe en su crónica La Trinchera, así como en Don Juanito  Mora en Puntarenas y otros relatos del autor. Fue ahí, precisamente, donde fusilaron a su tío y al general Cañas, su aliado. Y, ¿por qué no decirlo?, donde estuvo a punto de  ser fusilado también él, hecho que no se dio gracias a su amistad con el General Blanco. Lo relata el escritor  Manuel Argüello Mora en la crónica El río Barranca.

 

Después de estos hechos, fue desterrado. Sale rumbo a San Salvador, donde su tío tenía una  pujante hacienda de café. Luego se traslada a Panamá, y poco después, se dirige a Europa. Visita Bélgica, Austria, Italia, y Dinamarca. Es, en este momento, cuando don Manuel Argüello Mora  disfruta de una jugosa herencia y pasa por ser un costarricense rico. Aquí comienza su  itinerario por casi todo el mundo y el gozo de lo que él llamaría:

 

 "La cultura que dan los viajes  por diferentes países del mundo".1

 

En 1861, regresa de Europa a Costa Rica, y es en el gobierno de José María  Montealegre, enemigo de su tío, cuando Manuel comienza el tiempo de influencia política  más importante en la historia costarricense. Fue por ese entonces que se casó y ocupó un importante puesto en la Corte de Justicia, como magistrado. En 1888 se realizó la reforma judicial, por iniciativa de don Ascensión Esquivel y el señor Manuel Argüello Mora pasó a ser Juez en La Sala de Casación, el más alto Tribunal de Justicia Costarricense.

 

Además de ocupar estos cargos importantes, Manuel Argüello Mora fue agricultor, como su tío,  y comerciante. Fue dueño de una librería, que a pesar de vender pocos libros, cumplió una función importante en el país, ya que alquilaba o prestaba sus libros. Esta fue una labor sobresaliente que realizó Manuel. La librería se fundó  en 1870 y se llamó Bazar Atlántico. Llegó a convertirse  en un servicio ambulante que llevó la cultura  y las letras a todas partes, por más de tres años. Fue la biblioteca de la Casa de Estudios de Santo Tomás. Aún más, a él le tocó abrir este centro de estudios superiores y ocupar en forma interina el cargo de Rector. Se dice que Manuel Argüello Mora pagaba, de su propio peculio, la luz y el alquiler del edificio.

 

En 1878 fundó, el señor Mauel Argüello Mora, en compañía de don Bruno Carranza y el Dr. Orozco, un semanario llamado La Reforma, con objetivos claros: encauzar las políticas del general Tomás Guardia. Tuvo mucha influencia, en ese tiempo, y el mismo Tomás, se manifestó dispuesto a seguir las directrices  dictadas por La Reforma. Fue así como a Manuel se le llamó  a ocupar La Secretaría de Fomento. Desde este cargo se le dio enorme importancia a la construcción del ferrocarril al Atlántico y la carretera Carrillo.

 

Años después ocupó la curul de Magistrado y llegó a ser el Procurador de la República.

 

Manuel Argüello Mora, desde muy joven,  fue colaborador en diversos periódicos y revistas. Se inclinó por los estudios literarios y colaboró,  con producciones periódicas, tanto en los diarios nacionales, como extranjeros, así como en otras tantas revistas. Fue ferviente colaborador de la revista Costa Rica Ilustrada. Es precisamente, en esta revista  cultural donde publica casi toda su obra. Escribió en revistas del  exterior, tales como  La Ilustración Española y Americana, Pluma y Lápiz, Álbum Salón, Blanco y Negro y otras.

 

Fue masón y miembro de la logia Caridad No. 26.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ MANUEL ARGÜELLO MORA

 

 

Las obras que escribió Manuel Argüello Mora2  van, desde un simple cuadro de costumbres, hasta una novela. Abarcó, de preferencia los cuadros de costumbres y las crónicas. Se arriesgó en el género novelesco y el cuento. Sus novelas, aunque en realidad, sólo  Elisa Delmar se puede considerar como tal, son de marcado interés histórico, y relacionadas con los hechos que protagonizó su tío y las aventuras que él mismo pasó a su lado.

 

Se le cataloga como el primer escritor y novelista costarricense.

 

El relato que escribió lo llamó El huerfanillo de Jericó. Es un intento de escribir una novela picaresca, matizada de datos autobiográficos y el primero en describir la zona Atlántica.

 

NOVELAS

 

1. El huerfanillo de Jericó: 1888 (proyecto de novela picaresca)

2. Misterio: 1888 (Escenas de  la vida en Costa Rica). (Es un relato)

3. Elisa Delmar: 1899

4. Margarita: 1899 (relato)

5. La Trinchera: 1899 (relato)

6. Luisa: Está inédita

 

CUENTO

 

1. La bella  herediana: 1900

2. El amor a un leproso: 1900

3. Las dos gemelas del  Mojón: 1900

4. La loca de la  Avenida Central: 1899

5. La serenata  de Shubert: 1899

6. La  sonámbula del Pirro: 1899

7. El ciego del Torres: 1900

 

CUADROS DE COSTUMBRES

 

1. Un abogado de fin de siglo: 1899

2. El prusiano  de San Antonio: 1899

3. Los cuatro  hijos de Ambrosio: 1899

4. Quince días en Holanda: 1899

5. Tres semanas en Venecia: 1899

6. Terranova y los bajos: 1899

7. Los bienaventurados: 1899

8. Un hombre honrado: 1900

9. Mi sobrino Cordelio: 1900

10. Mi tío Silvestre: 1900

11. Las hijas de  doña Rogelia: 1900

12. Mi primo, el Lic. Cascajal: 1900

13. Mi cuñado, el cura: 1900

14. Mi criado, Zoilo: 1900

15. Mi primo, don Ramiro: 1900

16. La poza de la sirena: 1900

17. Historia de un billete de banco: 1900

18. Un día nefasto: 1900

19. Mi Familia: 1900

20.  drama en el presidio de San Lucas: 1900

 

CRÓNICAS

 

1. La fiebre amarilla: 1899

2. Adelina Patti, en 1859: 1899

3. Irlanda  a vista de pájaro: 1899

 

LEYENDA

 

1. La  Llorona: 1899

 

HISTORIA

 

1. Ligero esbozo de la vida de D. Juan Rafael Mora: 1900

2. Secretos de la historia: Mora y Buchanan: 1900

3. Primer período de mando de don Jesús Jiménez: 1900

4. El 14 de agosto: 1900

5. El canal de Nicaragua: 1900

6. Secretos de la historia patria: 1900

7. D. Juan Rafael Mora en Puntarenas: 1900

8. El río  Barranca: 1900

9. Condenado a muerte: 1900

10. Primer período de mando del Benemérito D. Jesús Jiménez: 1900

11. Elección del Dr. Castro: 1900

12. El primer Colegio: 1899

13. Discurso pronunciado en la inauguración de la vía mixta al Atlántico: 1900.

 

 

En Costa Rica  no existe una generación de novelistas románticos, tal y como lo hemos explicado. Solo aparece un autor, Manuel Argüello Mora (1834-1902) y difícilmente podría afirmarse que escribió una novela digna de ocupar una antología universal o por lo menos hispanoamericana. No  obstante, fue nuestro primer novelista y es digno de destacarse en la literatura patria.

 

 

El huerfanillo de Jericó: 1888. Es el primer intento de novela de don Manuel Argüello Mora.1

 

Manuel plantea la siguiente historia. Pedro, a la edad de diez años, queda huérfano de padre y madre. Víctima de los trabajos difíciles en la zona atlántica y de las enfermedades sufridas, en los bananales, decide trasladarse desde la hacienda Jericó a la hacienda Pepilla. Ahí conoce al negro Phelps y es adoptado por él. Este primer amo de Pedro, lo  convierte, a su pesar, más por miedo que por otra razón, en un ladrón. Después de varios intentos  por escapar a su tutela, lo consigue. Padece varias aventuras, de diversa índole, y termina encontrándose con unos huleros que lo conducen a San José. En esta ciudad  trabaja como mandadero y, luego, como ayudante en el hospital. Un día descubre que uno de los pacientes de ese centro, es el negro Phelps y, luego de conversar  con él,  y como recompensa por varios servicios que le hiciera, el negro le confía  un secreto: él tiene un tesoro escondido y promete regalárselo. Muerto el negro, Pedro viaja  a Nueva Corinto y descubre el tesoro. Después de ello, por temor a ser descubierto con su riqueza, que consiste en un reloj de  bolsillo con diamantes, decide publicar la historia para que no  pensaran  que había sido producto del robo y por ello, ir a la cárcel.

 

Como podrá notarse es un intento de novela picaresca, biográfica, de formación, con un antihéroe pero, esquemática, moralista y muy simplona, inocente. Y desde luego realista y con un narrador-autor preocupado por contar una historia realista  y creíble más que de crear una obra de arte. Recordemos que la picaresca se dio en el período neoclásico (1800-1944), básicamente en la primera generación de 1792.

 

 La segunda novela de Manuel es Elisa Delmar y la publicó en 1899.1

 

Mora y Cañas desembocan en el Pacífico, en la ciudad de Puntarenas y  deciden atrincherarse ahí, con el fin de iniciar el derrocamiento del gobierno de turno. El General Cañas viaja a Esparta  para inspeccionar  la situación  y se encuentra con su hija Elisa Delmar, hija del caudillo que presiente la muerte de su padre,  por lo que decide ayudarle. Después de ser vencidos los generales Cañas y Mora por las tropas oficialistas, son apresados,  y el gobierno decide fusilarlos. Elisa se alista, en las tropas del gobierno, y se presenta  disfrazada de soldado en el cuartel, donde su padre, está preso, y le solicita a Mora que huya con él (ella). Mora descubre a su hija  y rechaza  la proposición  y es sentenciado a morir fusilado. Él mismo da la orden de fuego. Elisa  Delmar, con gran tristeza  se convierte en monja y frecuenta visitar la tumba de su padre para llevarle flores.

 

En esta novela encontramos referencias históricas, explicaciones, llamadas de atención al lector para que acepte como reales los hechos que se narran. Desde luego se dan los referentes históricos, tales y como sucedieron en la realidad.

 

Otra de las llamadas novelas de Manuel Argüello Mora, la tercera, es La Trinchera que publicó en 1899.

 

Como la anterior, sigue los hechos históricos vividos, tanto por él, como por su tío.

 

El joven Julio Valera, hijo de una familia rica de Cartago, es enviado a Europa para que estudie. Permaneció ahí durante cinco años pero no concluyó su carrera, debido a la escasez de dinero de su familia, que  fue víctima del cólera. Julio, se trasladó a Londres, donde sufrió muchas privaciones. Trabajó en varios oficios. Un día conoció un rico comerciante  herediano que lo regresó a su patria. Una vez en su país y en las fiestas cívicas de Heredia, conoció a Juan Rafael Mora, presidente de Costa Rica. Estableció una gran amistad con él y hasta llegó a ocupar un cargo en su administración. Gracias al golpe de estado  que llevó al poder a José María Montealegre, Juan Rafael Mora tuvo que expatriarse a El Salvador. Julio, permanece en Costa Rica, al cuidado de la hacienda  del señor Mora. En un viaje que realiza a San José, salva a la señorita María Ester Montealegre, hija de José María Montealegre, Jefe de Estado, de un accidente, y establece una gran amistad con ella y se prenda de su belleza. Este inicio de idilio se interrumpe  por el arribo de Mora  y Cañas a Puntarenas, suceso que exigió su presencia en esa provincia para luchar al lado de sus benefactores. A la caída de Mora y Cañas, Julio Valera se traslada a San José y vive clandestinamente. Sabe que  la dueña de sus desvelos es hija de su enemigo político y decide amarla en secreto. Un día se presenta un joven  inglés que conoce  de sus amores y le confía que él es el pretendiente de María Ester. Acto seguido se establece un duelo a muerte entre ambos, y muere Julio Varela. La novela cierra con una carta de María Ester donde declara que no los amaba.

 

Otra vez observamos la mezcla de lo histórico con lo amoroso, muy frecuente en el romanticismo y el famoso triángulo amoroso que tanto será utilizado en la novelística costarricense, en este caso, entre dos costarricenses y un extranjero.

 

La novela presenta todos los rasgos propios del narrador-autor que señalamos para la novela monofónica y llega hasta la interpelación del lector a quien da el sexo de femenino.

 

"Ahora bien, querida lectora: queréis saber ¿cuál era la desconocida ninfa que había hipnotizado a Julio?...1

 

"Sí señoras, Ester Montealegre era el objeto del desesperado amor de Julio. Decimos desesperado, porque esa unión era imposible".2

 

Sobra señalar que los clásicos motivos del romanticismo sentimental europeo aparecen en esta novela: amor imposible, duelos, fatalismo, etc.

 

Manuel Argüello Mora no disimula su intención de distraer, entretener a las lectoras con historias tiernas y sensibleras a la vez que recordar los hechos históricos, relacionados con su tío y donde él participó muy superficialmente.

 



1 Argüello Mora, Manuel. Ob. Cit., Editorial Costa Rica, San José, p. 19.

2 Solo citamos las obras que se crearon con intención literaria. Esto será así para todos los novelistas costarricenses.

 

1 Argüello Mora, Manuel. Obras literarias e históricas. Ed. Costa Rica, San José, 1963, p. 121.

1 Ob. Cit. p. 161.

 

1 Ob. Cit. La Trinchera. p. 171.

2 Ib.

Julieta Pinto González

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JULIETA PINTO GONZÁLEZ

(1921)

 

Julieta Pinto González nació en Panamá, ciudad de Panamá el 31 de Julio de 1921. Es hija de don Enrique Pinto Fernández y doña Graciela González. Realizó sus estudios primarios en la escuela República del Perú en 1928 y los secundarios en el colegio Superior de Señoritas en el año 1936.

 

Después de una larga pausa debido a su primear matrimonio, ingresó a la Universidad de Costa Rica y obtuvo el grado de  licenciada en Filología y Lingüística entre los años 1961 y 1967. Luego se trasladó a Francia donde realizó estudios de postgrado, en la especialidad de Sociología de la Literatura, en la universidad de La Sorbona, de 1971 a 1972.

 

Ha ocupado diversos cargos en instituciones públicas. Fue directora del IMAS (Instituto Mixto de Ayuda Social) de 1974 a 1978. De 1974 a 1979, ocupó el cardo de directora de la escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Nacional. También un puesto en la directiva del Patronato Nacional de la Infancia, de 1978 a 1982 y fue presidenta del Comité de Reubicación de esa entidad, de 980 a 1983. Formó parte del Consejo de la Editorial de Costa Rica en 1982. Es miembro de la Real Academia Española de Costa Rica. Ha recibido variados premios literarios, en 1969 Premio Nacional Aquiles Echeverría en novela, en 1970 y 1993 Premio Nacional Aquiles Echeverría en cuento y en 1996 recibió el Premio Nacional de Cultura Magón. Perteneció, no sabemos si aún lo hace, al Partido Liberación Nacional. Vive retirada de casi toda actividad política, recogida en su hogar y la lechería.

 

 

LO QUE HA ESCRITO JULIETA PINTO GONZÁLEZ

 

 

NOVELA

 

1. La estación que sigue al verano: 1969

2. El sermón de lo cotidiano: 1977

3. El eco de los pasos: 1979

4. Entre el sol y la neblina: 1986

5. Tierra de espejismos: 1991

6. El despertar de Lázaro: 1994

7. El lenguaje de la lluvia: 2000

8. Tata Pinto: 2005

9. El laberinto de los recuerdos: 2011

 

CUENTO

 

1. Cuentos de la tierra: 1963

2. Los marginados: 1970

3. David (cuentos infantiles): 1973

4. A la vuelta de la esquina: 1975

5. Si se oyera el silencio: 1976

6. La lagartija de la panza color musgo: 1986

7. Historias de navidad: 1988

8. Detrás del espejo: 2000

9. El niño que vivía en dos casas: 2002

10. Pizco: 2009

 

POESÍA

 

1. David: 1977

2. Abrir los ojos: 1982

3. El lenguaje de la lluvia: 2001

 

La primera novela que escribió fue La estación que sigue al verano y la publicó en 1969.1 Recibió el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría.


Esta novela fue la que inauguró a Julieta Pinto González en la novelística. Se desarrolla en la ciudad y plantea, a través de dos triángulos amorosos, la problemática del paso del tiempo y las huellas psicológicas y sociales que afectan las relaciones familiares entre los esposos a la edad otoñal. El título de la novela es elocuente: La estación que sigue al verano, en otras palabras el otoño, la vejez. A pesar de que es un conflicto individual, logra ubicarlo en la clase social económicamente alta y relacionarlo con dos personajes de la clase media: Julieta y Esteban. La primera una campesina que logra obtener el título de secretaria y trabajar en la oficina del esposo de la señora, así sin nombres. Se convierte, Julieta en el elemento distanciador  del matrimonio burgués. Para ampliar el conflicto principal introduce otro personaje: Esteban, un dirigente sindical que aspira a ocupar el cargo de presidente del Partido. Esto le permite incursionar, aunque en forma superficial, en las luchas reivindicativas de los trabajadores. A través de la novela se va conociendo la vida alienada, enajenada, de la esposa del señor y sus amigas. Es un mosaico de superficialidades, de vida sin sentido, de sustitución del ser por el parecer, de durar y no vivir, en aras de qué dirán y, en el caso de la señora, sacrificándose por su marido, que vive un romance con su secretaria, Julieta, con quien piensa casarse y dejar a su esposa. La novela termina con la decisión de la señora de permanecer en su habitación y no salir a recibir a su esposo que regresa del trabajo.

 

El lector notará que la utilización del triángulo amoroso es tradicional en nuestra novelística. En otras novelas anteriores el personaje que violaba el código era el hijo del gamonal, el extranjero, el rico. En esta novela la campesina, casi sin proponérselo destruye formalmente el matrimonio burgués y deja al descubierto su falsedad, su falta de autenticidad. Se podría afirmar, sin temor a equivocarnos que en ella no hay héroes sino personajes desteñidos, sin proyectos o si los tienen son de poco alcance individual y socialmente. Casi no hay tragedia, o lo que es peor su misma tragedia es no tenerla. Se afincan a pequeñas cosas cotidianas que no van más allá del momento en que fracasan. Sus aspiraciones son tan superficiales que se convierten en lugares comunes y triviales, casi rindiendo culto a la nada, a la impotencia, al fracaso.

 

Por último, deseamos señalar que la autora escoge la técnica de presentar las relaciones entre los personajes, en forma simultánea, con breves  incursiones en recuerdos del pasado, que desde luego fue mejor al presente que se novela. No obstante lo que nos llamó la atención fue que,  a pesar de usar la tercera persona para narrar, esto no es más que una apariencia del verdadero narrador que es un yo típico de la narración del personaje protagonista. Si el lector escoge, al azar, cualquier párrafo de la novela y lo transforma a la primera persona, notará que no varía el sentido del texto. Veamos un ejemplo. La novela inicia con el siguiente texto:

 

"Sintió el peso del oro y las perlas. Desprendió los aretes. Por un instante se creyó más liviana y echó la cabeza hacia atrás, con arrogancia".1

 

Si transformamos el texto quedaría así:

 

"Sentí el peso del oro y las perlas. Desprendí los aretes. Por un instante me creí más liviana y eché la cabeza hacia atrás, con arrogancia".2

 

La diferencia es sólo formal y no afecta el sentido del texto pero tras esta pequeña transformación descubrimos una inclinación de varios autores costarricenses: el acercamiento del yo narrativo a la fuerza del autor por manejar lo narrado. Esta presencia autoral que impide el distanciamiento del autor de lo narrado hace que el texto pierda independencia, objetividad, propiedad, multiplicidad de puntos de vista, perspectivismo, polifonía. Elementos estos propios de la novela polifónica.

 

La segunda novela escrita por Julieta Pinto González la tituló El sermón de lo cotidiano que publicó en1977, ocho años después de escribir su primera novela.3

 

Retoma el tema del celibato sacerdotal y tras una trama sencilla incursiona en un joven sacerdote víctima de la imposición de su madre que le obliga a ser cura cuando él no tenía esa vocación. En toda la novela se refleja el conflicto personal de ser alguien que no desea y el compromiso moral con esa profesión y sus pasiones humanas con las mujeres, sobre todo a través de la confesión de una mujer que tampoco era feliz con su esposo y buscó un amante. La problemática aunque individual, no deja de tener importancia en cuanto representa un problema social de incalculables consecuencias tanto a nivel personal como social y religioso. La historia se torna tierna y acapara al lector por violar la censura religiosa sobre todo y contarnos lo privado, lo íntimo de estos personajes que sufren las programaciones sociales y en este caso religiosas, acatadas bajo fuerte disciplina por padres ignorantes y dogmáticos. Es la clásica lucha del ser por decidir sus propias acciones y proyectos en contra de la jerarquía patriarcal, que en este caso es matriarcal.

 

En esta novela que sigue siendo monofónica se vislumbra una intención por abrirse a los aspectos intimistas, psicológicos del ser humano y rebelarse contra los procesos de alineación o enajenación derivados de las programaciones sociales ideológicas de diversa naturaleza.

 

El eco de los pasos, novela publicada en 1984 es su tercera novela.1

 

Acude, esta vez, la autora, a la historia reciente, se trata de los acontecimientos de 1948, cuando don José Figueres Ferrer y un grupo de jóvenes decide destituir el gobierno de Picado, impuesto por el doctor Calderón Guardia, después de destituir a don Otilio Ulate, electo por elecciones populares. Según Calderón Guardia, éstas habían sido fraudulentas. Esto y otras razones fueron la causa para que José Figueres y un grupo de jóvenes se levantaran en armas, depusieran el gobierno de Picado y dejaran en el poder a don Otilio Ulate, que gobernó desde 1949 a 1953.

 

La novela parte de un presente histórico que se remonta a la prisión de Carlos Amador (líder revolucionario de Nicaragua que luchaba por derrocar al tirano Anastasio Somoza) en Costa Rica, en Alajuela. Es Ernesto, una especie de narrador testigo, quien dirige el relato y hace los comentarios de los diferentes hechos que los personajes van narrando. La novela se convierte así en una especie de reproche hacia los altos dirigentes del partido en el poder a causa de la prisión de Carlos y esto lleva al narrador a evocar los acontecimientos históricos del 48.

 

La novela presenta superficialmente estos hechos, casi como si fueran parte de su formación ideológica, no hay crítica, sino descripción fiel de los escogidos por la autora y deja algunos más polémicos, tal el caso de las muertes del Codo del Diablo. Esta primera parte de la novela es dirigida por el narrador, desde la perspectiva de José. A pesar de estar narrada en primera persona, se nota la fuerza omnipresente de un narrador fuera de la escena. Es un intento de justificar su posición (la de Ernesto) de lo que achaca al partido por no liberar a Carlos. Pretende ser una especie de paralelismo entre ambos líderes y sus ideales sociales y políticos para ambos países. La tesis de la novela pareciera obedecer a esta pregunta: ¿Por qué este gobierno que luchó por los mismos ideales del líder Carlos, lo mantiene preso, en nuestro país? Esta pregunta, hace que la autora coteje los hechos del 48 con el estado de prisionero de Carlos y al final deje la sensación de que su propio partido ha traicionado los ideales por los que derramó sangre.

 

La cuarta novela que escribió Julieta Pinto González, la llamó Entre el sol y la neblina: 1986.2

 

Es una novela de poca extensión y se podría afirmar que pertenece a la literatura infantil. La autora recrea parte de su infancia, cuando pasaba, igual que ahora en la lechería propiedad de su padre en Coronado. Según sus mismas declaraciones de niña solía pasar ahí sus vacaciones y disfrutaba del ambiente puro de las faldas del Iral y todo lo que sucedía alrededor de la lechería y sus peones que por lo general eran de una misma familia.

 

La historieta es bastante simple. Un viejo llamado Rafaelito le cuenta a un niño, Carlos Luis, sus aventuras, dichas y desdichas en la lechería. Lo inicia en el oficio y le enseña los secretos del trabajo, así como sus peligros. Poco a poco y utilizando la simultaneidad de la presentación de los hechos desde un presente, va recordando cada una de sus faenas con vacas y terneras y los otros peones de la finca y a través de ellas va formando el carácter de Carlos Luis, le va haciendo un hombre de bien, trabajador y honrado.

 

La autora utiliza la descripción ambiental casi desde una perspectiva lírica, contemplativa. Los hechos trágicos que ocurren se deben más a las circunstancias ambientales, a la fatalidad que a conflictos sociales o individuales. El espacio se nos ofrece como un lugar ameno, donde estos dos personajes, principalmente viven en armonía con la naturaleza. No se ofrece una descripción de las costumbres aunque se evocan circunstancialmente, algunas de ellas como el turno, y las leyendas El Cadejos y Los Duendes.

 

La novela además de presentar la formación del niño Carlos Luis, ofrece el sentimiento de la amistad, la lealtad, la gratitud y el amor de este niño ya joven hacia su tutor, Rafaelito en el momento de su último adiós. Termina con la llegada de Carlos Luis, después de un viaje desde el Pacífico hasta La Nubes de Coronado, donde agoniza su formador, amigo y padre, a quien encuentra muerto, cuando entra en su casa, después de haberse ido a trabajar en esa zona, con el fin de mejorar económicamente y cambiar de ambiente.

 

Es una novela de gran ternura que exalta los valores de los campesinos, el ambiente paradisíaco de la lechería y la vida sana de ellos, su poca ambición, siempre dispuestos al servicio y el sacrificio, propios de tiempos ya idos y sólo añorados. El narrador sigue siendo similar a las otras novelas comentadas: un yo fuerte que maneja los hilos del relato e impone un sólo punto de vista. Es una novelita monofónica.

 

La quinta novela la llamó Tierra de espejismos y la publicó en 1991.1

 

En ella la autora trata el tema agrario, los precaristas, el intermediario que es un elemento nuevo en este tipo de novelas y los políticos de turno.

 

Los acontecimientos se presentan en forma lineal y causal con breves incursiones en historias de personajes que justifican su actual comportamiento y diálogos cortos entre los mismos personajes. Es una novela monofónica y de corte tradicional. Se sigue manteniendo un fuerte lazo entre el narrador omnisciente y el autor y cuando deja que el personaje presente parte de sus pensamientos y deseos, lo hace bajo la tutela del narrador omnisciente. A pesar de esto ofrece, sobre todo la perspectiva del joven Ulises en primera persona y le da alguna independencia aunque para ello utiliza las comillas.

 

La novela se evidencia como de formación. Ulises viaja con su tío a la provincia de Guanacaste para cultivar la tierra y llegar algún día a tener su propia casa, una esposa, hijos y su parcela para cultivarla y alimentar a sus hijos. Su tío Ramiro será su maestro, su ejemplo, su tutor, su guía en la dura decisión de invadir una finca baldía aunque con dueño, conjuntamente con otros campesinos de la zona. De Ramiro aprende su hidalguía, su valentía, su fuerza de voluntad y coraje, pero la muerte de su tío lo toma por sorpresa y debe enfrentarse sin tener esos atributos a las autoridades, a don Héctor el dueño de la finca, a Eugenio el vividor que se aprovecha de los campesinos para enriquecerse a sus espaldas y de su pobreza. En cierta medida, Eugenio representa los citadinos corruptos y maleados, vagos, vividores, maleantes que ven en la invasión de tierras un negocio.

 

La historia se desarrolla en idas y venidas de campesinos a la ciudad, Liberia, en busca de ayuda y legalidad para ser dueños de la tierra, visitas de los políticos, asesinatos, peleas y amores prohibidos e idílicos como el de Ulises y Claudia, ilusiones por las cosechas esperadas, ventas de las tierras al mismo dueño a quien compraron la finca las autoridades, visitas de la prensa, inauguraciones, promesas y desengaños, rencillas entre mujeres y hombres para llegar a un final esperado de fracaso en casi todo lo buscado y la huida de Ulises hacia Nicaragua, después de haber matado a don Héctor. Es como la venganza de la muerte de su tío Ramiro.

 

La novela se mantiene en un nivel cotidiano, superficial, un tanto ingenuo, bajo el manto del realismo social. No hay penetración en los conflictos, ni en los personajes. El paradigma viejo de este tipo de novelas se mantiene, no ofrece ruptura, polifonía, ambivalencia, arcoiris, carnaval expresivo. La ironía, así como la violación de la censura ideológica, son predecibles y a nivel de visible y comprobable. 

Esta novela utiliza un contexto real de enorme importancia en la distribución de la tierra. Los hechos se remontan al gobierno de Oscar Arias y la apropiación de la tierra en Liberia, Guanacaste, por Luis Morice y el asesinato de  el campesino Talavera. En el juicio se le impusieron 8 años de prisión al asesino que nunca descontó pues huyó a Nicaragua y nunca lo detuvieron.

La novela aunque tímidamente denuncia la corrupción de los políticos de turno y la impunidad de sus aliados poderosos.

En años recientes (2007) en la ciudad de Liberia, se acusó al cura Ronal Vargas Araya que denunció otros hechos parecidos pero achacados a Oscar Arias, en un acto cívico en la escuela Gil Tablada, por parte de una autoridad municipal que lo acusaba por calumnias, injurias y difamación. No sabemos cómo terminó esa acusación.

 

La sexta novela la tituló El despertar de Lázaro y la publicó 1994.1

 

Toma como motivo un pasaje de la Biblia: la muerte y resurrección de Lázaro y de Jesús. Desde un presente narrativo, el personaje Lázaro, después de haber sido resucitado por Jesús, recuerda pasajes de su vida anterior y los contrapone a su presente. Poco a poco, inicia una reflexión sobre su segunda vida y la relación con Judas y Jesús. Al primero lo vea como un instrumento, no sólo para obtener la muerte de Jesús y así dilucidar su duda de que éste cumpla con la voluntad, tanto de su padre, como de él mismo de morir por amor a la humanidad y resucitar, tal y como estaba establecido por las escrituras.

 

Lázaro, no sólo increpa a su maestro por haberlo resucitado si no por crear en él dudas, incertidumbres, vacíos vitales, enajenación, inutilidad de su segunda vida, etc.

 

La autora utiliza el monólogo para dar a conocer el estado anímico del personaje, sus dudas, desdichas y fracasos y plantear la dicotomía entre vida y muerte. Es un monólogo racional, reflexivo que lo mantiene desde la entrega de Jesús y su encarcelación, su muerte y por fin a su resurrección. Espera los tres días escondido detrás de las rocas hasta que Jesús resucita y con ello le trae la paz, la comprensión y el amor a su maestro.

 

La novela no se aparta de la cercanía del narrador, en este caso en primera persona y protagonista que observamos en todas sus novelas y en el contenido a pesar del odio de Lázaro contra su maestro, por lo general, no se aparta de los escritos bíblicos. Está muy bien escrita, llena de hermosas descripciones, con un lenguaje exquisito que no escatima importantes figuras literarias.

 

La sétima novela que ha publicado Julieta Pinto González le dio el nombre El lenguaje de la lluvia y la publicó en el año 2000.2

 

Es una novela monofónica, intimista, biográfica, de añoranzas, de recuerdos alegres y tristes, de evocaciones. Se mantiene el predominio del yo narrativo predominante que no cede la palabra ni el punto de vista a nadie que no sea su misma perspectiva. La narración a pesar de ser lineal no lo es en sentido clásico sino en tres niveles diferentes creados a partir de un presente de adultez cercano a la actualidad. Son dos momentos importantes que se evocan, desde una especie de coro lírico enmarcado en la lluvia como motivadora, inspiradora, vitalizadora. La lluvia trae evocaciones, recuerdos y abre los dos procesos reiterados en la narración. El primer plano lo ocupa la niñez del yo narrativo. Son las evocaciones de un mundo feliz ubicado en los cuatro y cinco años y en el campo, en la finca de su padre. Es la niña libre que a pesar de mantener una estrecha relación con su padre no sucede lo mismo con su madre que apenas si la menciona. La relación padre e hija es importante y decisiva en la futura vida de la niña. Tanto es así que la muerte de éste es casi simultánea con la separación de ella con Felipe, su esposo. Ambos cierran la novela. Uno huye de la vida y otro de su hogar.

 

La niña establece unos nexos con la naturaleza que no se borrarán nunca. Es la paz del campo, los animales, los mimos de los peones, el trapiche, su caballo y su perro, los mangos, la brisa, el viento y la lluvia, la tormenta y el sol, pero sobre todo su libertad. La relación niña campo, al igual que niña padre corren paralelas y opuestas a la ciudad. Ésta se convierte en cárcel, escuela, maestra, ruido, prisión y se une a la relación de incomunicación, desamor, soledad en que se convierte su hogar. Felipe es el clásico ejecutivo que vive en reuniones, llegadas tardías, olvidos y traiciones. Así niñez-padre-campo se oponen juventud-Felipe- ciudad, de la misma manera que la libertad a la prisión, la felicidad a la tristeza, el amor a la traición, la vida a la muerte.

 

La novela soslaya otros aspectos del espacio campo ciudad que no interesan destacar. Por ejemplo la visión del campo se da desde la perspectiva del rico, del poseedor de la hacienda y  se enmarca en una especie de imagen positiva propia de la casa paterna, del edén, del paraíso, del lugar ameno donde pasar vacaciones y contemplar la naturaleza, su poesía, su vitalidad. La otra cara, la del campesino, la del pobre, la del trabajador apenas si se insinúa cuando echan del trabajo a la empleada siendo inocente, cuando la joven Julia camina por los callejones del cafetal y ve a una mujer juntando café y decide permanecer callada ante ese robo de lo que se iba a podrir. Salvo estas dos menciones, la novela es una visión individualista de un personaje ante las adversidades existenciales, su fracaso en el hogar  y la incomprensión de Felipe y su desamor. Es la lluvia, el canto quien le indica, lo mismo que hiciera su abuelo cuando era niña en aquel encuentro maravilloso, los que le señalan el camino que le hará feliz: el lenguaje, la obra literaria, la creación poética. Ser escritora.

 

Es una novela lírica, tierna, sincera que desnuda la interioridad de una mujer patéticamente humana que exterioriza sus dudas, amores, alegrías, pasiones, fracasos y tristezas, que quiso comprender y no fue comprendida, que amó sin ser correspondida y que dio más de lo que recibió y se arropó en el arrullo de la lluvia, las armonías del viento, las zalameras caricias del perro y la paz de la soledad en compañía con la reconfortante naturaleza. Es parte de la biografía de una mujer que ha sobresalido por una virtud poco común en nuestros tiempos: ser buena.

 

La octava novela la llamó Tata Pinto1 y fue publicada en el año 2005.

 

Es una novela tradicional, monofónica, lineal, en blanco y negro. Mantiene el mismo discurso narrativo de las novelas anteriores y su lenguaje está recargado de aspectos sentimentales y preguntas retóricas innecesarias, aún si quien dirige y cuenta sea un personaje de sexo diferente. Veamos un ejemplo.

 

"¿Estará Rosario esperándome?...

¿Lograré verla otra vez?...

¿Será ése mi destino?...

 

Las páginas 224 y 225, al final de la novela están llenas de ellas.

 

Ahora bien, este es el discurso de Antonio. El de su esposa Rosario está plagado de ellas.

 

Véase la página 59 para verificar nuestra afirmación.

 

También se dan algunas imprecisiones históricas unas y por errores formales otras:

 

"Pasan los años. Tuve ocho hijos, seis están vivos y tres murieron".1

 

Hay violaciones de lo verosímil del texto narrativo. La mamá de Rosario la cuida al extremo de no dejarla estar con Antonio a altas horas de la noche pero se narra que recorrió la distancia de San José a Puntarenas sola, en caballo, para encontrarse con él a su  llegada al puerto. De hecho esa travesía era difícil realizarla sola. Las familias solían realizarla en caravanas de carretas y duraban varios días.

 

La novela sed presenta como histórica. Se inicia en el momento que a don Antonio, ya esposo de Rosario, le corresponde dar la orden de fusilar a Francisco Morazán. Luego se devuelve el discurso y comienza una especie de relato en dos secciones, el diario que escribe Rosario, histórico también pero más amorosos y sentimental y el que va describiendo Antonio sobre su participación en los acontecimientos históricos del período que se inicia en 1810 y termina en 1860 con la muerte del "legendario capitán portugués" Tata Pinto. Se describen los acontecimientos de acuerdo con una visión oficial de la historia y se introduce la figura de Antonio como personaje protagonista de casi todos ellos. Es una reiteración de hechos históricos tal y como se encuentran en la Cartilla Histórica de Ricardo Fernández. No existe profundización en las causas que los gestaron y menos violación de la censura oficial.

 

La novela termina con la aparición y los estragos que hizo la peste del cólera y la muerte de Antonio, más por su dolor de no haber sido reconocidos sus méritos de Comandante General y Salvador de la Patria que por una simple enfermedad.

 



1 Pinto González, Julieta. La estación que sigue al verano. Imprenta Lehmann, San José, 1969

1 Pinto González, Julieta, Ob. Cit., p. 9.

2 La trasformación es nuestra.

3 Pinto González, Julieta. El sermón de lo cotidiano. Ed. Costa Rica, San José, 1977.

 

1 Pinto González, Julieta. El eco de los pasos. Ed. Costa Rica, San José, 1984.

2 Pinto González, Julieta. Entre el sol y la neblina. Ed. Costa Rica, San José, 1986.

 

1 Pinto González, Julieta. Tierra de espejismos. Ed. Costa Rica, San José, 1991.

 

1 Pinto González, Julieta, El despertar de Lázaro. Ed. Iberoamericana, San José, 1994.

2 Pinto González, Julieta. El lenguaje de la lluvia. Ed. Costa Rica, San José, 2000.

 

1 Pinto González, Julieta. Tata Pinto. EUNED, San José, 2005.

1  Pinto González, Julieta. Ob. Cit. pp. 19 y 21.

 

Edgar Bonilla Quirós

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EDGAR BONILLA QUIRÓS

(1921-2006)

 

Edgar Bonilla Quirós nació en Paraíso de Cartago, el día 12 de febrero del año 1921 y murió el día 26 de febrero del año 2006, educador de vocación, maestro y director de escuela. Casado, con 6 hijos. Muere el 26 de febrero del 2006. Trabajó en zonas rurales donde hizo una labor muy amplia alfabetizando a adultos gratuitamente. También se preocupó de orientar a los agricultores en sus labores agrícolas para que obtuvieran mejores rendimientos.

 

 

 

LO QUE HA ESCRITO EDGAR BONILLA QUIRÓS

 

 

NOVELA

 

1.   Esmeralda, no te dejes: 1993

 

CUENTO

 

1. Narraciones poar reír y reflexionar: 1900

2. De ingenuos, picaros y enamorados: 1900

 

Esmeralda, no te dejes es la única obra que conocemos escrita por don Edgar Bonilla Quirós. La escribió en el año 1993 y la llamó Esmeralda, no te dejes.1

 

Más que una novela es un testimonio de una maestra contado por un narrador masculino, mayor, de cierta cultura occidental. El lenguaje es discursivo, reflexivo, propio del ensayo y los personajes, pocos, tienen la misma perspectiva del narrador omnisciente, cercano al autor. Se reflexiona por parte del narrador acerca del personaje Esmeralda, una joven maestra rural y las injustas experiencias que tiene que soportar por parte de una sociedad, inculta, deformada, desinteresada por la educación de los niños y jóvenes. La llegada a una escuela de esta maestra, que tenía el delito de ser muy bonita, da pie para que se ponga de manifiesto la reacción de los padres de familia, machistas, incultos, viciosos y un gamonal aprovechado que le acusa injustamente de actos contra la moral que Esmeralda nunca hizo, por celos y sentir que su dinero no podía lograr el beneficio amoroso de la excelente maestra. Aquí comienza el calvario de esa ejemplar docente, víctima de todo tipo de vejaciones de padres de familia machistas, políticos corruptos, autoridades de Educación incapaces e inmorales, hasta llegar a optar por salir del país y refugiarse en Venezuela, donde conoce a un periodista de Filadelfia y recibe el cariño merecido y se casan y son felices.

 

El valor literario de la obra, posiblemente escapa al interés del autor. Pienso que su preocupación fundamental fue denunciar las injusticias de los docentes rurales, sobre todos aquellos de escuela única, los atropellos de las autoridades, el desinterés de los padres de familia, la desatención de las causas del deterioro educativo en general, las pésimas directrices educativas, los pésimos métodos empleados en la enseñanza primaria, el olvido de los valores de tiempos pasados y el advenimiento de una sociedad materializada, deshumanizada y mecanizada. Es un poco la nostálgica evocación de un tiempo ido, pasado, mejor y la certeza de que es irrecuperable.

 

No se crea que la obra sea absolutamente reivindicadora, restauradora de códigos convencionales, aunque no los cuestiona, es contestataria no tanto de causas como de efectos. Si bien es cierto, censura, critica y deplora prácticas injustas, inmorales, politiqueras, desleales, machistas, etc., lo cierto es que más por desconocimiento deja intactas las programaciones permanentes sociales, tales como la religión, las desigualdades económicas y sus injusticias, la ideología occidental logocéntrica, causal, teológica, como progenitoras de una sociedad cada vez más injusta y más deshumanizada. Sólo ofrecemos un ejemplo del sistema educativo actual que el con justa razón critica. Si a alguien se le ocurriera realizar una encuesta entre los maestros del país para saber cual es el grado de lectura de ellos, libros de literatura, historia, filosofía, artes, ciencias, etc. se llevarían la tétrica noticia de que más del ochenta por ciento de ellos no leen absolutamente nade desde hace muchos años. El tan vigente y criticado machismo de nuestro país para solo citar éste, es propiciado, confirmado, condicionado, recalcado, sembrado, alimentado, abonado, por la escuela primaria (no agregamos las otras, pero sabemos que es igual) y quienes imparten esa desdichada enseñanza son, como dice el narrador de la obra comentada, mujeres, "el bello sexo", el "sexo débil", ¿machismo? Tampoco olvidemos lo que le ocurrió a don Roberto Brenes Mesén en Heredia cuando implantó la coeducación. Y de eso hace mucho tiempo.

 

Me llamó la atención el título de la obra, Esmeralda, no te dejes. Es original, no conozco un nombre así en obra alguna. Por una parte es una especie de orden, de imperativo, de súplica, de solicitud. Ahora bien, ¿quién la enuncia?, ¿el autor?, ¿el narrador?, ¿el lector social? Por el tipo de discurso del texto, suponemos que en este caso es el autor quien la enuncia, ¿lo es en todas las obras y novelas en particular? ¿Forman parte de la obra literaria los títulos de ellas? ¿Se pondrán antes de escribirla o después de terminarla? Este aspecto casi no ha recibido atención de la crítica.



1 Bonilla Quirós, Edgar. Esmeralda, no te dejes. Ed. E. Bonilla Q. San José, 1993.

 

Alfonso Portocarrero Argüello

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ALFONSO PORTOCARRERO ARGÜELLO

(1921)

 

 Alfonso Portocarrero Arguello, casado una vez, agricultor, vecino de San José. Fue diputado del partido Unión Nacional, por Limón en el período 1949 a 1953. Primero suplente y en 1950 propietario.

 

LO QUE HA ESCRITO ALFONSO PORTOCARRERO ARGÜELLO

 

NOVELA

 

1. Negro Desgraciado: 1993

2. Limau el jaguar que hizo leyenda: 1995

 

Esta novela, Negro Desgraciado, de Alfonso Portocarrero la publicó en 1933.1

La novela plantea varios aspectos que deseamos comentar. En primer lugar utiliza números pequeños en el texto para notas a pie de página que explican, palabras o frases usadas en la novela y que, según el autor, los potenciales lectores no conocen y se hace necesario trascribirlas, en una especie de glosario al final de cada capítulo. Esta costumbre había desaparecido de nuestros novelistas y, en la actualidad, ninguno de ellos la aplica. El problema del lector inculto no forma parte del interés de los novelistas. El fin de éste es escribir una buena obra literaria y si ésta lo es el lector verá que hacer para obtener de ella placer, satisfacción y conocimientos. Sólo imaginemos una novela de Humberto Eco sobre la cultura de la Edad Media, explicando con citas términos, nombres, etc. de esa época. O, las novelas que hoy, utilizan la intertextualidad como recurso técnico. Esto afea el texto y es totalmente innecesario. Los problemas del lector deben dejarse para que los resuelva él.

 

Otro aspecto que interesa destacar es la estructura misma de la novela. Inicia por el final. Esto es usado por muchos novelistas, sobre todo en novelas de misterio. Sucede el crimen y luego empieza la investigación acerca de los móviles de él y por último el esclarecimiento del mismo. Un relato importante de este tipo es El doble asesinato de la Calle Morgue, del escritor norteamericano Edgar Allam Poe. En la novela el misterio aparece en el inicio de la misma con la muerte del negro Bully y el futuro de su herencia. Obedece a la pregunta, ¿dónde está el dinero que poseía el difunto?, pero la respuesta se da en el capítulo II,  cuando conocemos de viva voz de Micaela que dice a su hija:

 

- Dios bendiga a mister Bully por haberse acordado de mis pobrecitos hijos y de yo, dejándonos tantas cosas. Por fin podrán tener cama en qué dormir, trastos en qué comer y algunos mueblecitos. Pero más que todo, por el cocal y los cayucos. Ahora ya podremos recoger cocos de nosotros y llevarlos al pueblo, hasta sin pagar bote. Y yo que siempre pensé que mister Bully era un jodido y que no nos bajaba a mis panzones y a yo".2

 

Aquí se aclara el misterio y la novela que comenzaba como una narración de espacio social, cede al narrador la palabra y tanto él como los personajes manipulados por el autor describen y narran las aventuras del negro Bully y del padre de Ed y de él mismo. Se deja la relación Laguna- pueblo y sus habitantes para presentar las aventuras en sí y las relaciones Bully Edouard, Bully Ed y por último Edouard y Ed. Esto nos hace pensar que realmente la novela es de aventuras aunque se dan en un ambiente hostil desde el punto de vista social y majestuoso desde la relación hombre naturaleza.

 

El tercer elemento que señalaremos es el uso del lenguaje coloquial. Está bien logrado, es rico, ágil y muy expresivo. Lástima que el autor-narrador no dejara a los personajes narrar sus propias aventuras, reflexiones, inquietudes, desdichas, pasiones, etc. y las conociéramos a través de su intermediación. Esto hace que la obra siga el paradigma de las novelas monológicas, tradicionales y pierda en expresividad y calidad literarias. Como dato anecdótico nos llamó la atención de que el narrador dijera:

 

"Podrá picarlo (sic) en el monte una terciopelo o una cascabela muda y caerá fulminado, a la vista ya del ranchillo, tras la agonía del esfuerzo por llegar donde los suyos".1

 

Sobra decir que las serpientes no pican sino muerden. Si esto lo dice un personaje estaría mal pero justificable por carencia de educación y nunca censurable, pero dicho por el narrador-autor, sí. Este hecho no es aislado, se encuentra en gran cantidad de novelistas y de los más prestigiosos.

 

Esta novela tiene importancia por varias razones. Una de ellas es el planteamiento social de unos seres humanos, no importa su color o raza, que viven en contraste con la naturaleza pero que la respetan. La laguna se convierte para ellos en una especie de madre y como tal la aman, la admiran, la respetan. Lo mismo hacen con el resto de la naturaleza, viven de ella, pero no la violan, no la exterminan. Hay una armonía entre el hombre y la naturaleza, a pesar de la pobreza y las muchas necesidades que los agobian. No obstante es digno de señalar las condiciones de esta relación, hombre naturaleza. Ésta termina imponiéndose al hombre, lo domina y lo amaestra, sin proponérselo lo convierte en una víctima y así termina en la famosa y bien descrita, en la novela, modorra. Ese ver pasar los días iguales, los meses y años, ese sufrir la tristeza que los convierte en seres solos. La angustia de sentirse impotentes ante la majestuosidad de la naturaleza que les castiga sin quererlo: los largos temporales, los animales indeseables que los atacan, las enfermedades que los minan y la dureza para lograr obtener algo con qué mantenerse despiertos, los convierte en seres que duran lo que pueden, que tienen pocos ideales, que se avienen a comer algo hoy, si lo hay, para esperar el mañana sin saber si amanecerán vivos. Y las mujeres sin otra salida que trabajar en la casa y fuera de ella, dar a luz y cuidar hijos sin futuro alguno. Sólo personajes como Bully, con su fuerza y empeño, más allá de lo natural pueden durar tantos años en ese lugar, olvidado por todos y amado por los visitantes ocasionales con dinero que viajan a él con el fin de gozar, por unos días de la majestuosa belleza de este parque nacional.

 

Pero la novela deja esta temática en los dos primeros capítulos y comienza la narración de las aventuras de Bully, desde adolescente hasta la muerte, más allá de los ochenta años. Este personaje, odiado por muchos, más por defender lo suyo, que por hacer el daño y por ser fuerte y aventurero, pasa a ocupar el centro de la atención del narrador. Sobre él gira toda la atención en la mayoría del relato. Desde que se enrola como grumete, hasta a ser dueño de su propia embarcación. Es borracho, valiente, contrabandista, peleador, buen amigo, estricto, guerrillero, cocotero, pescador, cazador, cuidador de la cabaña del francés Edouard y vive sus últimos días en la más completa soledad.

 

Otro aspecto que debemos destacar es la relación vertical padre -hijo. Desde los primeros capítulos se describe la primera de  estas relaciones entre Miguelito y su padre Miguel. El hijo huyó de su pueblo, y se vino a vivir  a las propiedades de su padre, pero éstas le fueron robadas y él no tuvo el valor de reclamarlas, más bien se enroló como peón de quien se las quitó a la muerte de su padre. Comenzó a trabajar duro pero poco a poco fue cediendo a la abulia del lugar. Embarazó a María, la hija de Micaela y tuvo que llevársela a vivir en una galera cerca de la laguna. A ellos es a quienes Bully, que los  aprecia sin decirlo, les deja su herencia. El padre de Miguelito fue muy amigo de Bully en su juventud, pero éste -según Bully- no era como él, valiente, trabajador, fuerte. Miguelito era débil, flojo y sin iniciativa, pero en el fondo el negro lo quería.

 

La otra relación padre-hijo se da entre Edouard y Ed El primero francés y el segundo costarricense por haber vivido toda su vida en este país. Muchas son las páginas de la novela que se dedican a esta relación y pareciera que es la tesis del autor. Se da una armonía entre ambos, a pesar de algunas diferencias, más propias de la edad que de su propio código. Ed, al igual que su padre es piloto. El primero luchó con los aliados en la Segunda Guerra Mundial y perdió a su esposa muy joven. Por ello le tocó educar a su hijo desde los primeros meses. Debido al tipo de trabajo que ocupó después de la guerra, se vino a vivir a la capital de Costa Rica y le compró a Bully parte de su terreno, junto a la laguna para construir una cabaña y pasar ahí algunos días observando la naturaleza de la zona. Por eso se estableció una estrecha amistad entre él, su hijo y Bully.

 

Estas relaciones padre, hijo, tan destacadas en la novel, descubren un interés  por parte del autor de fijar una especie de código de las mismas y a él no escapa el hecho de que el padre sea un modelo para el hijo y éste lo emule siguiendo su ejemplo. Se nos presenta como una especie de perpetuar al padre en su hijo. Hacerlo igual a él en lo bueno y emularlo en lo particular que sea aceptable, no sólo a los ojos del padre sino de la sociedad. Por ello las relaciones, al final de la novela entre Ed y Pía, la hija de un italiano borracho, venido a menos, son ocultadas al padre de Ed y su amigo Bully. Precisamente a la muerte de Bully sucede la desaparición de Ed, después de mandarle un escueto telegrama a su padre, que se encontraba en México, comunicándole la muerte del amigo común. Las relaciones entre hijo y madre no se narran en la novela pero sí se destaca el respeto de los hijos hacia la madre, la obediencia y el amor.

 

Por último cabe señalar que  la novela, a pesar de mostrarnos un negro orgulloso de su raza, de su color y de su vida, no se detiene en narrar, describir, reflexionar sobre su propia cultura. Es más bien los aspectos externos como la nobleza, la valentía, la honradez, el trabajo, los aspectos que se destacan. A la vez existe censura a la conducta de su sobrino e hija que viven en  la capital y desean ser blancos y luchan para vivir como ellos. Estos, que buscan la herencia del negro Bully, su único interés, no logran absolutamente nada.

 

La segunda novela que ha escrito Alfonso la llamó Limau el jaguar que hizo leyenda y la publicó en el año 1995.1

 

Limau es una historia interesante de la vida de un jaguar, en cautiverio, desde recién nacido hasta su desarrollo de adulto. Se describen algunas aventuras, como la caza de la madre del cachorro y su cruel muerte, por buscar alimento para sus crías. Se evocan algunos acontecimientos en la zona bananera pero sobre todo se describe el crecimiento del cachorro, sus juegos, sus costumbres, su adaptación al medio doméstico y al final la necesidad de independizarlo y respetar su naturaleza salvaje. Es un hermoso libro que estimula el respeto por la naturaleza, la necesidad de conservarla para bien de la humanidad, a pesar de que el autor no lo hizo cuando destruyó el bosque para civilizarlo (según él).

 

Recomendamos su lectura pero debemos ser respetuosos con la profesión y afirmar categóricamente que la obra no pertenece al género novelístico, por no reunir sus rasgos fundamentales y esenciales y que tampoco tiene categoría literaria a pesar de que está bien escrita, es entretenida y estimulante.   



1 Portocarrero Argüello, Alfonso. Negro Desgraciado... Ed. Costa Rica, San José, 1993.

2 Portocarrero Argüello, Alfonso. Ob. Cit., pp 50-51.

1 Id. P. 32.

 

1 Portocarrero Argüello, Alfonso. Limau, el jaguar que hizo leyenda. Ed. Progreso, San José, 1995.

Mauro Fernández Luján

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MAURO FERNÁNDEZ LUJÁN (1924-1990)

 

 

Mauro Fernández Luján1 nació el día 07 del mes de septiembre del año 1924, en San José y murió el día 05 del mes de diciembre del año 1990. Fue hijo de Mauro Fernández Acuña y Ada Le Capellain que tuvieron 5 hijos: Yonta, Zulay, Telma, Ligia y Mauro (Obsérvense los dos primeros nombres Yonta y Zulay que también son los títulos de dos novelas de Doña María Fernández de Tinoco, hermana de su padre). Se casó en primeras nupcias con Grace Enríquez y procrearon dos hijos: Mauro Fernández Enríquez y Hermann. En segundas nupcias se casó con Grace Golochi y tuvieron cuatro hijos.

 Ha trabajado siempre como periodista. Fue Jefe de Revisión del diario La Prensa Libre y Director de la columna Cabos Sueltos. Fue Miembro del Colegio de Periodistas de Costa Rica. Se convirtió en un Periodista y hombre ejemplares. En su honor se creó un premio como reconocimiento al mejor maestro de Costa Rica, que se da todos los años.

 



1 Existe una confusión con la fecha de nacimiento. La Academia de las Ciencias Genealógicas especifica lo que aparece arriba mientras que el Tribunal Superior de Elecciones, afirma que nació en el año 1921 y a su padre le da el apellido LECAPPLLAIN en vez de Acuña y a su madre le da el nombre de LOLA LUJAN FERNANDEZ. No pudimos esclarecer este enigma.

 

Fue Miembro del Colegio de Periodistas de Costa Rica. Se convirtió en un Periodista y hombre ejemplares. En su honor se creó un premio como reconocimiento al mejor maestro de Costa Rica, que se da todos los años.

 

Fue jefe  de redacción del diario La República, Jefe de Redacción de La Prensa Libre. Director Propietario del  Diario Costa Rica, Director de La Palabra de Costa Rica, Corresponsal de Internacional Neg. Servicie, hoy ligado a la UNED Pred International UPI, en China i la Unión Soviética, Jefe de Redacción del diario La Prensa de New York, Delegado ante las Naciones Unidad Agregado  de Prensa  a la Embajada de Costa Rica en Madrid, España y Miembro de la Comisión Reorganizadora de la Hacienda Pública en el Gobierno de José Joaquín Tejos Fernández (1966-1970).

Fue también Embajador  Extraordinario en Misión Especial ante el Presidente  de México, Gustavo Díaz Ordaz, Embajador Extraordinario en Misión Especial de Venezuela, a la reunión de los  Jefes de Estado en la Organización de países exportadores de petróleo, que se efectuó en marzo de 1957, en Argel, África,  a donde acompañó al presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez, presidente fundador del Colegio de Periodistas de Costa Rica y dos veces presidente de la Asociación de Periodistas de Costa Rica.

 

Ha vivido en Europa y en Los Estados Unidos.

 

Fue director del periódico La República, en Costa Rica.

 

 

LO QUE HA ESCRITO MAURO FERNÁNDEZ LUJÁN

 

 

NOVELA

 

1. Historia de una banca: 1976

 

CUENTO

 

1. Los cuentos de ñor Román: 1973

2. Cuentos para  un viajero: 1974

 

Esta novela, que publicó Mauro Fernández Luján, en 19761, es la única que conocemos, escrita por él.

 

Recibió premio al primer lugar de novela otorgado por el Colegio de Periodistas en el año 1975. Como su nombre lo indica es la historia de una común, sencilla y vieja banca del parque central. Se inicia con unas divagaciones sobre la creación de las cosas y continúa en forma lineal con la banca, desde el día en que unos empleados municipales la arrancaron del suelo y la dejaron tirada en el suelo y huyeron para no mojarse, hasta que un grupo de ciudadanos que conocían la virtud de la banca que poseía el don de hablar, deciden visitar la casa de la señora Welks para saber qué ha pasado con la banca, pues saben que esta extranjera se la llevó para su residencia. Por ella desfilan una serie de personajes, algunos históricos que tienen diferentes problemas y la banca entabla diálogos con ellos y les da consejos, en algunos casos para que desistan de sus propósitos, tal el de Marino García, el primero que aparece en la novela y que por sus múltiples problemas había decidido suicidarse. Al percatarse de que la banca le estaba hablando se exaltó, pegó un brinco y se golpeó la cabeza. Este incidente lo lleva a conocer a la doctora González, entablan amistad y terminan por comprometerse y volver la alegría a Marino y el olvido del suicidio.

 

De igual manera se van sucediendo las historias de los que se sientan en la banca y unos con otros se van relacionando, todos alrededor de Marino y la doctora y por último con la inglesa doña Anita, poseedora de la banca. Finaliza la novela con una reunión en su casa y la visita de curas y arzobispos y preguntas a la banca sobre la existencia de Dios.

 

La novela es entretenida, superficial, sin carácter crítico, si se quiere jocosa, pícara de final feliz y anecdótica. Más parece una crónica que una novela y desde luego, escapa a las inquietudes, tanto literarias como sociales, de la generación de 1957. Pertenece a la corriente moralista que se da en muchas novelas escritas en Costa Rica, sobre todo por mujeres, y que tuvo una gran aceptación en las novelas de autores como, Juan Garita, María del Socorro González de Tinoco y Rosa Lía Muñoz de Segura, entro otros.

 



1 Fernández Lujan Mauro. Historia de una banca. Ministerio de Cultura, juventud y Deportes, San José, 1976.

 

 

Hernán Elizondo Arce

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HERNÁN ELIZONDO ARCE

(1920-2012)

 

Don Joaquín Hernán Elizondo Arce nació en Santo Domingo de Heredia el 28 de octubre de 1920. Es hijo del hogar formado por  don Leonardo Elizondo y doña Maclovia Arce.  

A los siete años emigró con su familia a la ciudad de Guanacaste, al cantón de Tilarán.

 

En 1928 ingresó a la  escuela central de Tilarán y a los nueve años empieza a interesarse por el paisaje guanacasteco. En 1935  ganó el quinto año de la escuela y tuvo que esperar un año más  para obtener el sexto grado en otra escuela, pues en Tilarán no  lo podía lograr.

 

En 1945 viajó de Tilarán a San José y el expresidente José Figueres le financia su primer libro de versos Alma, dolor y paisaje. García Monge lo elogia.

 

En 1949, a los 28 años, ingresa al Liceo Nocturno Carlos Gagini, en San José. Tuvo problemas con el estudio porque debía atender a sus ancianos padres. No fue sino hasta 1968 que obtuvo el Bachillerato por madurez. Estudió en el Centro Internacional de Enseñanza y ahí obtuvo el título de Contabilidad y Secretariado.

 

Se casó con la señorita Aracelly Murillo y con ella tuvieron siete hijos: Itza María (ya muerta), Marta María, Aracelly, Eugenia, Shirley, Adriana y Marcos Hernán.

 

Trabajó en el Servicio Comercial y fue profesor de inglés.

 

En el año de 1980 se pensionó.

 

Admira a don Alejo Carpentier y  de él, su novela  El arpa y la sombra: 1979.

 

Murió el día 22 del año 2012 en Esparza y dejó una novela próxima a salir.  

 
 
LO QUE HA ESCRITO  HERNÁN ELIZONDO ARCE

 

 

NOVELA

 

1. Memorias de un pobre diablo: 1964

2. La ciudad y la sombra: 1971

3. La calle, jinete y yo: 1975

4. El santo, el niño y el mar: 1980

5. Muerte al amanecer: 1982

6. Adiós Pestiño: 1985

7. De este lado de la eternidad: 2001

 

POESÍA

 

1. Alma, dolor y paisaje: 1945

2. Un hombre, un soldado, un héroe: 1948

3. La Fuga...: 1952

4. Alma Criolla: 1953

4. Romance de campo: 1955

5. Me dijo una voz: 1956

6. A Miriam Francis: 1956

7. Señor: 1956

8. Canto a Guanacaste: 1960

 

CUENTO

 

1 La Ventana: 1983

 

Memorias de un pobre diablo, publicada en 1964,1 es la primera novela de Hernán Elizondo Arce.

 

Recibió un premio en los Juegos Florales de 1963 y el Premio Aquileo Echeverría de novela en 1964. La segunda edición se publicó  en 1969 con un prólogo del mismo autor donde  agradece la acogida a su novela y se defiende básicamente de dos  críticas:

 

1.   Alberto Cañas Escalante lo acusa de usar temas muy trillados como la campesina prostituta.

2.   Joaquín Garro se pregunta si su obra  es una novela  o un documento. Plantea el problema del género.

 

Es difícil establecer una historia en esta novela, porque la misma está configurada  por cuadros, reflexiones, presentaciones de diversos tipos de personajes que el autor trata de configurar  como  una síntesis de los problemas sociales, algo así como un espacio social: Guanacaste. No obstante, se utilizan algunos elementos que dan cierta continuidad a la novela: El pobre diablo, personaje- escritor, además del lugar geográfico, y en cierta medida de La Toña, su compañera.

 

La novela la inicia un narrador protagonista, El pobre diablo, que desde una perspectiva adulta, escribe (recuerda) sus memorias. Así comienza con su presentación: sin nombre, es de El Llano o de la costa, sabanero o peón, pero eso sí desheredado, desarraigado, explotado, ultrajado por la sociedad. Nació a orillas del Tempisque en un rancho, con el destino marcado y en un ambiente hostil. Es huérfano por abandono del padre y vive con una hermanilla y su madre. Sus amigos son  La Carmencilla, chiquilla huérfana como él y víctima de la madrastra, y muerta poco después por las aguas del río; Robertillo, un jugador de lotería que murió por la caída de un rayo, Francisco, su primo, encarcelado, cuando se hacía  adulto, por haber asesinado, en una riña, a un hombre y la hermana de Roberto que se hizo prostituta.

 

Su  paso por la escuela está señalado por la presencia de dos maestras: La niña Cristina, muy bondadosa que  no terminó  el primer año ya que el policía y el inspector de escuelas querían abusar de ella y la niña Dorila, agresiva y violenta en los primeros años; después se convierte en abnegada madre, luego de sufrir una peligrosa enfermedad.

 

Continúa la novela con la presentación de otros personajes, que como él, sufrieron el destino cruel de ser pobres. Cachecho es un joven que comenzó limpiando zapatos para ayudar a su madre, cuando en realidad era su padrastro el que se robaba la plata para tomar licor.  Muere de cáncer, después de viajar a Golfito a  trabajar en los bananales. Doña Clara, y sus tres hijos, dos niñas y un varón, esposa de don Andrés, el Jefe Político que junto con  doña Luz, esposa del Alcalde y doña Rosa, esposa del médico, forman la Cofradía de la Caridad y el chisme en el pueblo. La Juanilla, una campesina honrada que viaja a la ciudad para trabajar como sirvienta de una familia rica y termina embarazada por el hijo del patrón y prostituida. Don Antonio, el gamonal de Santa Rosa, don Paco Arrieta, el barbero, el chino Li con su taberna, el boticario y una serie de personajes que con sus chismes se entretienen en los lugares públicos de la localidad. Desfilan  La Zoila, muchacha embarazada que creen que está maleficiada, La Toña, compañera del narrador- autor, La Teresilla, que después de vivir en San José, llegaba a impresionar a los congéneres y luego se describen las fiestas y las borracheras, los políticos, Yigüirra, el pordiosero y escarnio del pueblo, el mandamás y sus tretas políticas, el figurón y también Vargas, la voz de la verdad, acallada por el fraude electoral. El Zacarías, encarcelado por trabajar tierras que no eran suyas y por último, los reproches de Toña al narrador personaje (escritor) para que dejara de protestar. No lo consigue y lo abandona. El personaje-narrador-escritor muere repudiando a los  explotadores hipócritas que pasan por la vista en los momentos de su agonía.

 

El narrador-personaje comienza la novela contando sus congojas y muy pronto termina narrando o reflexionando sobre las miserias de otros, que como él, sufren. Esto está bien, el problema se plantea cuando deja la perspectiva personal para narrar en  tercera persona con un conocimiento que escapa al punto de vista protagónico. Esto es, pasa a narrar más cerca del autor que del personaje. Éste  cuenta  sus experiencias y las que ve, escucha o conoce, pero debe mantener la distancia que posibilita la verosimilitud de la historia.

 

Por lo apuntado anteriormente, el narrador se coloca siempre en un presente cercano de la enunciación como adulto, como el escritor, que desea contar sus memorias (escribir) pero al hacerlo constantemente mezcla la omnisciencia de quien conoce todo con la visión limitada de quien narra hechos (sus hechos) de la infancia y juventud.

 

El pobre diablo posee una cultura y unos conocimientos que contradicen su origen, educación y vida (apenas terminó la primaria). Esto también es válido para doña Toña, su compañera. Esta característica del narrador-personaje-autor le llevan a detener la narración de los hechos  para encajar grandes reflexiones, opiniones y comentarios de los más diversos temas, por ello algunos vieron en esta novela un problema de género, pues se torna ensayística, documental. Lo anterior se ve robustecido con toda clase de referencias geográficas e históricas que le comprometen más en ese aspecto genérico.

 

El abuso de las clásicas preguntas retóricas y la apelación al lector le  acercan más, esta novela, al folletín, que en Costa Rica tuvo algunos cultivadores, tales como José León en La isla de los hombres solos,  Alfredo Oreamuno en todas sus novelas y otros escritores que como José Marín Cañas, en Tú la imposible y Lágrimas de acero, así como Moisés Vincenzi, en Elvira y otros más, como Luis Barrantes Molina, el primero, escribieron novelas folletinescas: unas sentimentales y otras documentales, apegadas al modelo del escritor francés Eugenio Sue.

 

Como observación final que verifica nuestro análisis, podemos   detectar que el personaje protagónico casi no  participa en los acontecimientos que se narran (pocos). Es más un espectador que ve desfilar hechos por su vista y que no padece. Citemos algunos ejemplos:

 

"No me he rozado nunca con los sabios intocables del Olimpo estético ni con los cerebros iluminados de los cenáculos literarios. No sé qué fuerza extraña me arrastra a escribir estas páginas, donde no pueden caber el dolor y la amargura de mi casta maltratada".1.

 

"Yo sé que mi pluma es humilde, sí pero rebelde siempre, que guarda el mensaje de las masas oprimidas, cansadas de frases hechas, hastiadas de figurones soberbios y de mediocridades pensantes".2

 

 

"La hermana de Roberto vive aún. Es la única que ha colmado su esperanza".3

 

Este "aún" es el fiel testimonio de que se narra desde un presente propio del escritor. Además las referencias en los párrafos anteriores a los escritores del Olimpo, los críticos e intelectuales, etc. se salen de la ficción propia de un relato literario.

 

Y no lo  disimula, sino lo afirma sin ambages:

 

"Hoy, pasados ya los años, comprendo que en la niña Dorila se unían cien complejo".4

 

"He retrocedido con el recuerdo muchos años atrás, cuando ya salido de la escuela, me ganaba la vida trabajando.5

 

No se crea que hoy este problema del narrador y los puntos de vista. Esto está superado. Lo hemos señalado  con anterioridad. Hasta los escritores más consagrados (en nuestro medio) ceden a esta tentación. Sólo un ejemplo: Ahora juega usted Capablanca: 1995 de Mario Zaldívar Rivera

 

Por lo demás, don Alberto Cañas Escalante tenía razón al señalar lo trillado de la temática usada, sin embargo, nuestro criterio es que no es la temática lo que hace exclusivamente una novela  pobre desde el punto de vista literario, sino la manera de mostrarlo: el punto de vista, la distancia del narrador entre él y lo narrado, la ironía, el humor, la insinuación más que la referencia directa, etc. Hoy, leemos novelas sobre prostitución  que nos sorprenden favorablemente y nos impactan como producto literario y  humano. Sólo un ejemplo: Los Peor: 1995 de Fernando Contreras Castro.

 

La segunda novela que escribió fue llamada La ciudad y la sombra y la publicó en 1971.6

 

El tema es el mismo de muchas novelas de la generación de 1942. El hombre que destruye la naturaleza para crear la ciudad. Es el viejo conflicto que tantas novelas deparó a la literatura costarricense: campo contra ciudad, civilización contra barbarie, buenos contra malos, campesinos contra citadinos, el paraíso perdido, contra el avance del "progreso". Las sombras simbolizan el campo, la montaña que sufre el embate de citadinos ansiosos por hacer dinero y logran crear la ciudad, a expensas del extermino de la montaña. Gabriel Arcángel, junto con Aurora, su amante, son los primeros en comenzar la destrucción de la naturaleza y comienza la rapiña por el terreno limpio. Así nace la ciudad y la escuela y la religión y todos los elementos que trae la llegada de la "civilización". Se funda el pueblo de San Gabriel, de gente sencilla y noble y empieza el enfrentamiento contra los foráneos, los de la ciudad que quieren desalojarlos de sus tierras. Comienzan a llegar a este pueblo tranquilo también los vicios de la ciudad. La prostitución es la primera en aparecer y con ella el alcoholismo. Se funda el Luzbel Bar, propiedad de Mamá Chola y comienza la degradación del pueblo. También aparecen los primeros síntomas de homosexualidad entre Florindo, el sacristán y Pedrito Luna y el suicidio de Florindo por la traición de Pedrito luna. Luego se desarrollan una serie de aventuras-situaciones de diversa índole como la muerte del hijo del farmacéutico Diego Arguedas y la quema de su farmacia. El Doctor Arnáez ve cómo su esposa, doña Águeda lo traiciona con Luis Agustín Romero (Lagartija), hombre de baja ralea  que es raptado por el mismo Satanás del Bar y que sirve de escarmiento para que los habitantes de San Gabriel se acerquen más a Dios y dejen las bajas pasiones y los vicios. Pero la ciudad impuso su poder y volvió otra vez a caer en la tentación de los vicios. Aparecen nuevos personajes que se matan como Casimiro Piedra que pierde la vida en una pelea y Julio, inocente va a la cárcel sin ser el autor. La novela termina con una serie de familiares de Gabriel Arcángel, hijos y nietos que sufren las consecuencias de la ciudad, hasta con partido de fútbol incluido.

 

El lector puede observar con facilidad los grandes conflictos como algo evidente, referencial, superficial, casi como catecismo religioso: Por una parte el arcángel San Gabriel luchando contra el demonio. Éste quizás sea el motivo principal de la novela. Todo el aparataje social y el conflicto entre ciudad y campo se explican como un problema religioso. Es una visión superficial y equivocada de la problemática social del país. Es una novela que no transgrede la censura, se torna moralista y panfletaria.  

 

La calle, jinete y yo publicada en el año 19751 es la tercera novela de Hernán Elizondo Arce.

 

Esta novela presenta las mismas fallas técnicas  de las novelas anteriores.


Miguel Zumbado, queda huérfano de madre a los tres años de edad, a los siete era un niño abandonado, callejero, no iba a la escuela y cuidaba a Julián, su medio hermano, ya que su padre  se casó de nuevo. Poco a poco se incorpora a los juegos de la plaza, en ellos sufre bromas pesadas de sus iguales, entra a la escuela y como cualquier hijo de vecina  padece las mismas aventuras. A los doce  años muere su padre y debe abandonar su casa en busca de sustento y techo; así se convierte en un nuevo vagabundo de aquella empobrecida calle. Tiene que realizar toda clase de trabajos que no exijan aprendizaje sino arrojo, valentía y necesidad. En una de estas andadas encuentra a Jinete, un perro, también como él, callejero, flaco y pulguiento. Lo  salva de los mordiscos de sus congéneres y se lo lleva a vivir con él. Éste será su compañero en sus aventuras  y desventuras. De este modo asiste  a un circo, donde Jinete es entrenado para realizar un acto público, pero a la hora llegada se quema un poco y huye despavorido. La calle le sirve para mirar a las gentes, buscar algún bocado para él y su perro: el club, la casa de doña Mónica, el matadero o la pensión de doña Rosario, desfilan por la mirada de Jinete y Miguel Zumbado.

 

En los capítulos  finales se deja la narración biográfica y se pasa a un narrador que conservando la primera persona, utiliza la omnisciencia y se convierte en descriptor, comentador, juez, analizador de otros personajes: doña Mónica, doña Rosario, Ramiro, Antonio, Serafín. Esto cambia la novela por completo. Su estructura picaresca, personal, desaparece y se abre campo  a una novela de corte tradicional con un narrador juez que valora y brinda discursos. Se abren  grandes discusiones políticas, sobre la vida y la muerte, la religión, las ideologías, cayendo así en un ensayismo que niega fuerza a la  narración.

 

Se narra desde una perspectiva presente de adulto, la vida  del joven Miguel y Jinete como recuerdos, como pasado. Es una repetición de las mismas limitaciones de la novela Memorias de un pobre diablo, y La ciudad y la sombra, ya comentadas.

 

La cuarta novela la publicó en 1982 y le dio el nombre de Muerte al amanecer.

 

La historia se centra en la vida de Juan, campesino humilde que viaja a la ciudad a estudiar. Se narran sus aventuras y congojas, éxitos y fracasos hasta que llega su muerte, en el hospital.

Esta novela la dedica a su hija que murió al concluir la secundaria.

 

La quinta novela recibió el nombre de Adiós Prestiño y la publicó en 1985.

 

Esta obra gira sobre uno de esos personajes característicos de ciudad, el pícaro, el hombre bueno pero alma de Dios, sencillo, especie de indigente pero sin vicios, pobre y sin futuro pero pletórico de amor y sentimientos religiosos. El hazmerreír del pueblo. Es el típico personaje folclórico y pintoresco que tanto se explotó en la literatura costumbrista.

 

La sexta y última novela la llamó De este lado de la eternidad y fue publicada en el año 2001.1

 

A pesar de que don Alberto Cañas elogia esta novela en su presentación, la verdad es que mantiene loas mismas limitaciones literarias de las anteriores. Utiliza un colage de personajes que reúne en un asilo y comienza a contar sus historias biográficas. Este término y la naturaleza de estos lugares hoy están superados pero no interesa aquí examinar ese aspecto. Parte del principio de que todo tiempo pasado fue mejor, a pesar de que constantemente se contradice cuando narra las vidas de algunos personajes como por ejemplo Griselda, la prostituta que no puede evitar contar su origen degradado en ese tiempo dorado de lugar ameno que defiende. Lo mismo ocurre cuando ataca el progreso y solo ve en su llegada el vicio, cuando en realidad es una visión parcial de la realidad, pues también llegaron importantísimos avances en las ciencias, la medicina, las técnicas, las construcciones, la calidad de vida, etc.

 

Casi toda la novela está constituida por aporías, contrarios, bien contra mal. Su visión de mundo es logocéntrica, teológica y cuando se refiere críticamente a la religión católica solo lo hace desde el punto de vista formal, administrativo, como es el caso de la disputa entre el cura viejo y el joven y la discusión entre el periodista y un cura. A pesar de razonar abiertamente y con argumentos irrefutables en beneficio de la razón, la ciencia, lo cierto es que antes y después de ello se acude al mito de Adán y Eva, el diluvio, que Fallas revivió en su novela Gentes y Gentecillas, la serpiente, que sublima el ancestral racismo de los gringos, los códigos tradicionales de la familia (papel de la mujer), la vieja historia del cura "engañado" por una bella mujer, utilizada por varios autores, los homosexuales, quemados por el brazo divino y augurado por el pájaro de la muerte, ya aacaabó. Le parece bien el origen del pueblo: iglesia, plaza y (a veces) escuela,  pero no la llegada del "progreso" que él señala como los bares, las salas de baile, etc. Nunca cita la electricidad, las vías de comunicación, el teléfono, los dispensarios, los medios de transporte, la salud. Se destacan unos aspectos y se ocultan otros. Con los curas españoles llegaron también las enfermedades venéreas, los fanatismos, los dogmas, las supersticiones, los juegos violentos como los toros, La Inquisición, el despojo de las tierras a los indios, la esclavitud, la violación de una cultura, el genocidio y para qué sigo. Eso no se dice porque la religión católica lo ignoró y a veces lo propició.

 

Tal y como se auguraba al inicio de la novela al final de ella ocurre un terremoto que destruye el asilo y mueren todos los anciano, por designio de Dios.

 

Novela tradicional recurrente a las historias de personajes típicos pero sin profundidad psicológica bajo una problemática nueva cual es la tercera edad, lo que le permite dar a conocer vidas de personajes, anécdotas, vivencias pero que no supera los viejos cánones de su poética literaria platónica y la creación de novelas monofónicas y logocéntricas, propias de generaciones anteriores.



1 Elizondo Arce, Hernán. Memorias de un pobre diablo. Ed. Costa Rica, San José, 4ª. Edición, 1978.

1 Íd. p. 16.

2  Íd. p. 21.

3 Ib.

4 Ib. P. 35.

5 Ib. P. 43.

6  Elizondo Arce, Hernán. La ciudad y la sombra. Ed. Costa Rica, San José, 1978.

 

1 Elizondo Arce, Hernán. La calle, jinete y yo. Ed. Costa Rica, San José, 1981.

 

1 Elizondo Arce, Hernán. De este lado de la eternidad. UNED, San José, 2001.

 

Victoria Garrón Orozco

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VICTORIA GARRÓN OROZCO

(1920-2005)

 

 

Victoria nació en San José el 8 de octubre de 1920 y murió el día 30 de julio del año 2005. Sus padres fueron Estanislao Garrón Lermittey y doña Claudia Orozco Casorla. Cursó sus estudios primarios de la escuela Julia Lang y los secundarios en el Colegio Superior de Señoritas.

 

Luego realizó estudios para educadora de primaria y secundaria. Obtuvo la licenciatura en Letras y Filosofía en la Universidad de Costa Rica. Después recibió una beca de UNICRF y realizó estudios de postgrado en pediatría Social en París y en el ciclo de conferencias llamado "La vida Cultural de Francia", en la Alianza Franco Costarricense y cursos de Administración Escolar ESAPAC.

 

Durante varios años trabajó como profesora en la educación superior, en diferentes colegios y diversos centros de enseñanza públicos y privados, tales como la Escuela Normal Superior en Heredia, el liceo Anastasio Alfaro y el Colegio Superior de Señoritas.

 

Se desempeñó como Directora en el Liceo de Señoritas, Anastasio Alfaro; fue Presidenta del Colegio de Licenciados en Letras y Filosofía, miembro de la Comisión Costarricense de cooperación con la UNESCO, desde su creación, Secretaria permanente de la Comisión Costarricense de cooperación de dicho organismo, presidenta de la Asociación Costarricense de Mujeres Universitarias, miembro de la Asociación de Autores, secretaria de la Asociación del Niño y el joven ciego, tesorera del Instituto de Literatura Infantil y coordinadora de Relaciones con la prensa de la Asociación de Mujeres Universitarias.

 

Participó en varios cursos y reuniones internacionales, tanto en forma personal como en representación del país, y ha sido galardonada en diversas ocasiones por su participación en diferentes actividades internacionales.

 

Ha escrito algunas obras,  artículos, poesías, una novela y biografías.

 

Es la primera mujer de Centro América, México, Estados Unidos y Canadá que ocupa el puesto de Segunda Vicepresidenta del país. Hoy  ya existen mujeres que han desempeñado la Primera Vicepresidencia de la república, como es el caso de Linet Saborío y ocupó la Presidencia en 14 ocasiones.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ VICTORIA GARRÓN  OROZCO

 

NOVELA

 

1. Casteldefels: 1941

 

CUENTO

 

El  rayo y otros sucesos: 1976

 

POESÍA

 

1. El aire, el agua y el árbol: 1962

2. Para que exista la llama: 1971

3. Un día vendrá: 1989

4. Bouquet de violettes: 1990

 

Casteldefels es la única novela escrita por Victoria y la publicó en 1941. Según don Abelardo es una novelita sentimental y de temática europea.1 Esta presedida por una presentación que le hizo don Roberto Brenes Mesén.

 

Y es verdad, se trata de una novelita de 34 páginas, sentimental y típicamente amorosa. Se ambienta en el mediterráneo y una playa primorosa y ese rincón de Castelldefelds sirven de escenario al amor entre Carlos de Orellana y y Marcela Fermés, ambos de una belleza inusual física y espiritualmente. Se conocen por casualidad y el amor brota primero en él (rico arqueólogo) y luego en la joven de 24 años, ambos huérfanos pero llenos de virtudes.

 

El encuentro se inicia en un atardecer cuando Marcela deja olvidadas unas hojas de su diario y Carlos las encuentra y las lee. Marcela lo descubre y solicita sus notas. Así se inicia el idilio más tierno y lleno de espiritualidad y pasan los días llenos de alegría, hasta que Carlos confieza con gran turbación a Marcela que elposee la enfermedad contagiosa llamada lepra. Son minutos de tristeza y angustia pero la nobleza de Carlos le hace suplicar a Marcela que lo olvide. Ella parte para su hogar al día siguiente y deja a Carlos lleno de tristeza y door. Es la separación por el destino, típico del romanticismo la que cierra este episodio sentimental.

 

Novelita bien escrita, apegada a los cánones del Romanticismo sentimental de amores imposibles y mujeres ángeles y hombres llenos de virtudes el paradigma de ella.



1 Gira-Sol (Victoria Garrón Orozco). Castelldefels. Imprenta Española, San José, 1941.

Francisco Rodríguez Jiménez

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FRANCISCO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ

(1920)

 

Francisco Rodríguez Jiménez nació en Zaragoza de Palmares el 31 de julio de 1920. Cursó los estudios primarios en la escuela de Zaragoza y la secundaria en el Instituto de Alajuela. En 1942 se graduó como maestro en la Escuela Normal de Heredia.

 

Toda su vida la dedicó a la educación. Fue maestro y director de escuela en Palmares, Supervisor de escuelas, director del colegio de Palmares, director regional  de enseñanza en Pérez Zeledón y la Zona Sur y además suplente en el Consejo Superior del Ministerio de Educación.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ FRANCISCO RODRÍGUEZ  JIMÉNEZ

 

 

NOVELA

 

1. Tormenta en el Valle: historia de un amor prohibido: 1999.1

 

 

Esta novela de Francisco Rodríguez Jiménez Tormenta en el valle es de tipo tradicional, monofónica, moralista y de triángulo amoroso, aunque no sensiblero.

 

Lo que sorprende, al iniciar a leer la novela, no son las largas descripciones del lugar  Valle Verde, cerca del monte del Aguacate y perteneciente al cantón de Palmares, ni los tradicionales retratos de los personajes y menos la creación del pueblo y los consabidos constituyentes españoles de ellos: iglesia, plaza, escuela, higuerones, comercio y después, lo demás. Tampoco llama la atención el clásico triángulo amoroso, tan caro a los escritores costarricenses, aún aquellos de cierto nombre. Lo asombroso es que el elemento distorsionador es un cura. Don Benito se convierte en el disociador de un matrimonio ejemplar, en el perturbador de la paz de la familia de cuatro miembros Esmeralda, Jacinto y su pareja de hijos. La llegada del cura al pueblo, trajo la perturbación de la mujer y el enamoramiento de don Benito. La aventura amorosa se plantea bajo la tolerancia ingenua del esposo que entrega a su mujer al cura porque cifraba las esperanzas de que éste la curaría del extraño mal que venía padeciendo, el amor, la pasión y ella correspondió a los deseos del sacerdote que también se cura de su melancolía y abatimiento que sufría. Así penetró en el hogar y traicionó la confianza del hombre y disfrutó del placer carnal de su esposa. El autor-narrador lo plantea con cierto disfrute, un tanto pícaro y burlón. Luego de vivir el placer a su antojo valiéndose de tretas, como la sábana que ponía la esposa en un árbol para señalar que su esposo no estaba, y podrían solazarse, hasta realizar un paseo de ocho días a Puntarenas. En este viaje logra fácilmente permanecer al lado de la mujer, sin ser motivo de sospecha alguna. También se detiene en descripciones amplias de la naturaleza, un discurso a la obra de Dios por parte del cura y otros comentarios sobre las costumbres de ese entonces, las casas, las comidas, etc. Al regreso del paseo comienza el fin del paraíso y se suceden una serie de tragedias injustificadas. Algo así como la expiación del pecado de ambos. El cura, cuando las autoridades religiosas se dan cuenta de lo que había hecho, es trasladado a otro pueblo y ahí murió de enfermedad natural. Los dos hijos, producto del amor prohibido de don Benito y Griselda, murieron, uno después del otro. Su marido enfermó y debió ir a EUA para no quedar ciego. La mujer comienza a enfermar y acude al cura nuevo para confesar su pecado. Éste la obliga a confesara a su marido todo lo hecho con Benito y ella sufre la humillación de narrarle su pecado a él. La perdona pero, tiempo después muere, y ella confiesa su amor prohibido a sus hijos, unos, al principio no la perdonan pero al final sí lo hacen. Así la mujer se retira a su casa a vivir su vejez con sus hijos y sus nietos, hasta que llega al pueblo otro cura que, poco a poco, la incorpora a la sociedad y a su iglesia. El hogar de la abuela sigue bajo el estigma del mal y algunos miembros de la familia se hacen alcohólicos y hasta mujeres de mala reputación.

 

Deja, al final, la novela una visión conservadora de la moral cristiana. El verdadero violador de la moral fue el cura pero él no sufre vejación alguna, se saca de la escena, mientras la mujer es humillada, arrastrada a pedir mil veces perdón y su familia queda estigmatizada. Es una visión machista del papel de la mujer, moralista. Cuando sucede una acción mala, por parte del cura, el culpable es el destino, el demonio pero, si es la mujer, entonces se le castiga, privada y públicamente. La religión, puesta en duda por un momento, recobra su estatus de incólume, de única que tiene la verdad, la incuestionable, la dueña de vidas y haciendas, la que dicta el camino correcto. Los tropiezos son sólo eso, piedras en el camino para probar la virtud. Es una moral falsa, del parecer, superficial, hipócrita y ocultadora de la verdad.

 

Nuestra sorpresa, al principio de la novela se disipa al final, y quedamos, iguales o peor que antes. El costarricense no es religioso sino supersticioso y la religión es una conveniencia para ocultar la realidad de su propia tragedia que no se toca. Priva más la ignorancia y el dogmatismo que una inteligente visión religiosa del mundo. Además sirve de escudo, de pretexto para ocultar lo verdadero. El costarricense y en esta novela lo evidencia la visión del autor-narrador, vive del parecer, del qué dirán, de las apariencias, de la verdad programada que incorpora como si fuera verdadera. Lo evidente es una visión machista religiosa de la familia y el honor.



1 Rodríguez Jiménez Francisco. Tormenta en el valle: historia de un amor imposible, Ed. Propia, Heredia, 1998.

 

Guillermo Castro Echeverría

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GUILLERMO CASTRO ECHEVERRÍA

 (1920-1999)

 

 

Guillermo Castro Echeverría nació en San José, según lo informa en la última novela, fue en un hospital de Panamá, el 23 de septiembre de 1920. En el Registro Civil aparece que fue en San José Centro y murió el día 10 de abril del año 1999. Pasó parte de la niñez en Santa Ana, Escazú y en Cartago, de donde era su madre. Engendró tres hijas. Obtuvo el título de Relaciones Internacionales en California. Militó en el ejército de EUA desde 1943 hasta 1946, durante la segunda guerra mundial, en la infantería. Desempeñó funciones en el Ministerio de Relaciones Exteriores desde 1953 hasta 1955; fue Gerente del Instituto Costarricense de Turismo de 1955 al año 1960, gobernador de la provincia de San José de 1963 a 1965. Trabajó en la embajada de Costa Rica en EUA.

 

En Costa Rica se ha dedicado a las empresas comerciales. Fue fundador del Fondo Patrimonial de Empresas y del Instituto, INCAE.

 

 

LO QUE ESCRBIÓ GUILLERMO CASTRO ECHEVERRÍA

 

NOVELA

 

1. Al final del arco iris: 1958

2. Ceniza: 1977

3. Soda Palace: 1981

4. Cartago: 1989

5. Perafán, un centauro agónico: 1992

6. Su norte es el sur: 1999

 

 

Al final del arco iris: 18582, es la primera novela escrita por Guillermo Castro Echeverría.

 

No entendemos por qué, don Alberto Cañas Escalante afirma, en el prólogo de ella, que son siete relatos3,  Ésta, como el resto de novelas de este escritor, utiliza el tema de la guerra y de conflictos amorosos para rellenar el tema bélico. Las vicisitudes amorosas de los personajes dan inicio desde el mismo momento en que inicia la guerra. Dos soldados hacen guardia por parte del ejército triunfador  que ocupó el territorio enemigo. Los soldados amigos visitan la ciudad, recorren parte del pueblo vencido poco antes por sus enemigos y deciden entrar a un bar, donde tienen un inconveniente por no quitarse los zapatos a su entrada, que era una vieja tradición. Prisa, uno de los jóvenes recuerda la muerte de su novia: se ahogó. Poco después Prisa enferma de pulmonía e ingresa al hospital, donde duró un mes inconsciente. Ahí conoce a una joven, casada con un veterano de la guerra del 98 y se enamoran. El anciano mejora de su dolencia y le corresponde salir del hospital, entonces Prisa le pide a la joven que huya con él. La muchacha no acepta pero concuerda en tener una cita con él, unos días después, pero el encuentro no se da porque Prisa recibe la visita de su madre y llega tarde, cuando la joven  ya se había marchado.

 

El joven decide estudiar medicina, entra a la universidad y ahí conoce a una muchacha, con la que contrae matrimonio, poco después. Comienza un período de acontecimientos degradantes, pues no tiene dinero y sus pinturas no se venden y cuando logra colocar un cuadro sólo le dan quinientos colones, y por ello, lo celebra con una fiesta. Sigue triste y  su comportamiento es extraño y lo que ve se convierte en desolado, vacío. Se siente desesperado, con gran soledad y desesperado. Decide buscar su destino y recorre calles vacías deprisa y sólo vislumbra su felicidad al final del arco iris. Este mundo de visiones y desequilibrios mentales, lo despiertan hacia una amarga realidad, estaba loco. El arco iris que divisó y hacia el que dirigió su desenfrenada carrera, no era un arcoiris sino una locomotora que le arrolló y le produjo su muerte.

 

Es una novelita de corte tradicional, monofónica y de técnicas corrientes. Tal vez sea importante señalar que lo más destacado es la locura del personaje pero no se manifiesta, abiertamente, como producto de la guerra, sino del fracaso amoroso que siempre le rodeó.

 

La segunda novela de este autor, la llamó Ceniza y fue publicada en 1977.1

 

Es una novela pequeña en la historia narrada, como en la ambición literaria. El autor utiliza la circunstancia natural de una de las más grandes erupciones de ceniza, realizadas por el volcán Irazú. Comienza con la llegada del presidente de los Estados Unidos de América, Jhon  F. Kennedy, a Costa Rica, el 18 de marzo de 1963 para reunir a todos los jefes de estado del área centroamericana con el fin de proponerles la famosa y difunta Alianza para el Progreso.

 

La novela es lineal, realista, causal, monofónica y se destaca la voz única del narrador omnisciente manipulada desde el punto de vista del el autor. Escoge este accidente y narra los acontecimientos politiqueros de vida diaria de un Gobernador de la provincia de San José. Hay que recordar que el señor Guillermo Castro Echeverría fue nombrado como tal, por don Francisco Orlich, presidente en ejercicio, en el año 1963, precisamente en el año del acontecimiento natural.

 

La novela transcurre en una presentación de los planes del Gobernador en ejercicio para limpiar la ciudad de San José, de la ceniza que llegaba desde el volcán a la provincia y más allá. Esta actividad, lo mismo que toda la administración está dirigida como si se tratara de una guerra, bajo el ordenamiento y la disciplina militares. El conflicto principal, sin embargo, no aparece por esa razón sino por el enfrentamiento del Gobernador con los politiquillos de turno, de su mismo partido Liberación Nacional y no por razones administrativas o político-sociales, sino de índole electoreras. La tesis de la novelita se plantea, como el enfrentamiento de los intereses de la provincia, contra la conveniencia electorera de los dirigentes liberacionistas. Ni en la novela, ni hoy, y posiblemente nunca, se podrá anteponer los valores e intereses de la patria contra la politiquería de quienes viven de ella y se benefician con su papel individualista, carente de una visión desinteresada de lo que debe ser un país. Esto es quizás lo más importante de la novela porque ella no censura otra cosa. La visión de mundo es llana, superficial, utilitaria y de horizonte estrecho. La administración de la ciudad debe ser algo así como pintar la casa por fuera, hacerla placentera a los ojos del visitante. Está inmersa en el parecer y no en el ser. El hombre no tiene asidero como sujeto político, social, histórico, trascendente. No es personaje importante ante sí ni ante la historia, desde ningún ángulo que se desee mirar, sea éste individual o social.

 

Otro aspecto que está ausente es la crítica política hacia un país rico y poderoso como es EE.UU. de quien el autor, no sólo siente admiración sino aceptación, entrega sin reservas, a todo lo que provenga de él. No existe la mínima duda de que lo propuesto está por encima de todo. Es la voz única, la verdad y ante ella, sólo cabe la obediencia ciega, como en el ejército. Sólo existen las relaciones verticales y se ignoran o no se aceptan las horizontales. No olvidemos que en el contexto social y político de ese momento histórico, EE.UU. libraba la guerra de Viet Nam e internamente, había aparecido el movimiento Hippy en la juventud del  país. De pronto, si el lector no conociera al autor, podría imaginarse que la novela giraría alrededor del volcán Irazú y la lluvia de ceniza como una protesta contra las políticas del todo para mí y una limosna para ti.

 

La tercera novela recibió el nombre La Soda Palace: 19811.

 

Esta novelita trata del tráfico de drogas, en este caso desde Panamá. Está matizada por un idilio entre un panameño y una muchacha llamada Sandra. El lugar donde se conocen es la popular Soda Palace que fue muy famosa por haber sido visitada por muchas personalidades del país y extranjeros. La mesera Miriam le va narrando los pormenores del lugar, hasta el día en que llega su contacto y le traslada a una casa fuera del centro de San José. Los dos son vigilados y seguidos por agentes antidrogas que los apresan cuando depositan la droga en la casa del contacto y se disponen a recibir el dinero. La muchacha de quien el panameño se había enamorado en la soda, resultó ser Sandra, policía a cargo del operativo.

 

Es una novela como todas las del autor, tradicional, monofónica y sin ninguna importancia literaria. Se mantiene en la corriente realista, ligada más a la crónica, la descripción, la anécdota que a un afán de producir obras literarias.

 

La cuarta novela que escribió fue Cartago y la publicó en 1989.2

 

Esta novela, como las demás, es tradicional, monofónica. Da inicio a varias novelas de corte histórico, sobre todo de los orígenes de la provincia de Cartago. Es un elogio a los conquistadores españoles y está escrita desde una perspectiva oficial, panegírica. Acudió a fuentes históricas, en su mayoría españolas, como lo certifica en una especie de prólogo a la crónica apologística. Es el libro de León Fernández Bonilla, Documentos para la historia de Costa Rica. Su tesis parte del principio de que los costarricenses somos diferentes al resto de centroamericanos porque los españoles que nos conquistaron (apaciguaron, según él) fueron diferentes, eran "hombres honorables, soldados disciplinados y buenos cristianos". Este tipo de hipótesis está sustentado en afirmaciones falsas que no soportan ni un análisis superficial. En primer lugar, es un estereotipo vulgar, afirmar que los costarricenses somos diferentes al resto de centroamericanos en el sentido de que somos superiores. Esto es falso a no ser que nos atengamos a los aspectos formales tales como el color de la piel, de los ojos o la figura de los pómulos. Es más rica la cultura indígena de Guatemala que la de Costa Rica, en todos los aspectos y si el alcance de la educación es más alto, en nuestro país, en nada depende ello, de los conquistadores españoles, que por lo general fueron los mismos en esta región. La segunda afirmación de que los españoles que conquistaron Costa Rica fueron diferentes, superiores, a los que conquistaron el resto de países centroamericanos, desde cualquier punto que se le mire, es falso. La religión católica fue la misma para todos y el idioma español también. La cultura guerrerista de los españoles, después de ocho siglos de guerra estúpida contra "los herejes", es la misma para todos, sin olvidar a la Santa Inquisición que hasta en Cartago tuvo sus desacertados y dogmáticos juicios como el que emprendieron contra el primer médico que llegó en el siglo XVIII a Cartago, el italiano Esteban Curti, y si acudimos a su organización social, sustentada en la familia, también fue igual. La formación de los pueblos y su código jurídico, tampoco fue diferente. Lo mismo cabría decir de las costumbres, virtudes y defectos. Entonces ¿donde está la diferencia? En ninguna parte, porque no existió.

 

A pesar de utilizar una hipótesis obvia, el historiador Samuel Stone, para demostrar que los gobernantes costarricenses provenían de Juan Vázquez de Coronado y sus 16 ramas genealógicas, Antonio de Acosta Arévalo y Nicolás González y Oviedo, realizó, a pesar de la hipótesis, una investigación histórica  de gran valor y sumamente importante para comprender la formación social de Costa Rica. En cada una de estas ramas se explicitan los árboles genealógicos, sincrónicos y diacrónicos. Es verdaderamente una fuente objetiva para conocer la historia de Costa Rica, a través de sus descendientes españoles, las diferentes clases sociales, los grupos de ricos y plebeyos, etc. Lo que aparece como obvio es que, así como los gobernantes de Costa Rica provienen de esas familias españolas con poder económico, salvo excepciones, más cierto es que también, de ellos, derivan los demás estratos de nuestra sociedad, trátese de prostitutas, alcohólicos, delincuentes o personajes de alto linaje. A esos grupos, por supuesto, no pertenecen los grupos indígenas y los negros que de todas maneras fueron marginados. También puede, el lector, encontrar cuadros comparativos de la constitución de españoles, indios y negros en los diferentes países de Centroamérica. Con ello la tesis que trata de plantear Guillermo Castro Echeverría se cae, además se aclara, que las diferencias del color de la piel, obedece únicamente a que los indígenas se agruparon en mayor número en países como Guatemala y El Salvador, más al norte de nuestras fronteras, y los indígenas de Costa Rica, en zonas periféricas del país, como Guanacaste, Puntarenas, y Limón y algunos grupos en el Valle Intermontano.

 

Otro libro que deseamos recomendar sobre el tema del indigenismo, sobre todo en el aspecto jurídico, lo escribe Mayobanex Ornes y se titula Los caminos del indigenismo1. Esclarece en gran medida, los prejuicios raciales, el papel de los gobernantes con respecto a los indígenas y trata el tema con rigurosidad científica, sin eufemismos.

 

La novela Cartago se desarrolla cronológicamente y se dan todos los detalles del viaje de Juan Vázquez de Coronado, desde Nicaragua, los diferentes lugares que les sirven de descanso, tales como Chomes y otros, hasta llegar al llano donde fundó la ciudad de Garci-Muñoz, en recuerdo de su pueblo natal. Se describe detalladamente el viaje, las estrategias de la guerra, las conquistas (robos) de territorios vecinos, la lectura de las ordenanzas, y la configuración física de la ciudad, así como la configuración política y jurídica, no sin antes tomar parte, la jerarquía religiosa. Luego se realizan varias excursiones a palenques y pueblos indígenas que son "pacificados" y al final se funda, en el Guarco, la ciudad de Cartago, también por Juan Vázquez de Coronado y sus españoles "selectos." 

 

 

 

La quinta novela, la llamó Perafán, un centauro agónico y la publicó en 1992.1

 

La novela se ubica en los primeros años de la conquista española, según él, el apaciguamiento de los indios, la culturización cristiana del catolicismo, la posesión de la tierra por parte de los españoles, la búsqueda del oro, sobre todo en el río La Estrella y la fundación de la ciudad de Cartago. Los hechos se narran cronológicamente desde 1564 hasta 1571, aproximadamente y se escenifican en Cartago y la zona del Pacífico Sur.

 

Lo primero que hace el autor, en esta novela tradicional, monofónica, como el resto que escribió, es citar las fuentes de su investigación. Todas ellas son vistas, interpretadas y presentadas bajo un discurso autoral español. Es la visión del español de la conquista de nuestra tierra, como algo natural, como un don divino, algo así como una cruzada inspirada por Dios y guiada por los mensajeros de Él, los curas españoles. Es la conquista de lo ajeno en nombre de Dios, a través de la cruz y la espada.

 

La novela está signada por un fuerte tono bélico. El autor-narrador se extasía en citar españoles, sus cargos, su linaje, sus títulos y sus hazañas. Lo mismo hace tras breves descansos, en que se detiene a describir la naturaleza, en las estrategias bélicas, las hazañas. El arte de la guerra le apasiona y le guía por toda la novela. Los diálogos son breves y sobresalen los comentarios acerca de los españoles, su vida aventurera, su religión, sus familias, sus merecidos despojos de la tierra de los indios, del oro, de sus hijas, de la esclavitud solapada de negros y sobre todo indígenas, como un premio a los españoles por llevar a cabo tal empresa redentora.

 

Esta visión oficial de la historia la hace parcial, justificante y perpetúa el genocidio, el crimen, el ultraje, el desposo, la imposición de una cultura ajena, en muchos casos peor que la de los indios y llena de egoísmo, avaricia, dogma, imposición. Es una visión enajenante, alienada, foránea, como si naciera de un español y nunca de un costarricense. Una india robada, muy bella se casaba con un usurpador español y adquiría, en boca del narrador, el estatus de persona, para citar un solo ejemplo de los muchos que existen. Tampoco escapa el código familiar de relaciones machistas de poder, vertical y patriarcal. La familia, la tierra, el linaje, los títulos, fijan el estatus de un hombre. Esta novela es el canto español, aunque no poético, al crimen justificado de la conquista española de los pueblos latinoamericanos, realizado por un costarricense.

 

La sexta novela y posiblemente, la última, fue llamada Su norte es el sur y la publicó en el año 1999.2

 

Es una crónica biográfica del autor, narrada desde el presente por una tercera persona, sobre un personaje llamado Guil, que no es más que el diminutivo de su nombre  de pila Guillermo. La historia comienza desde su nacimiento y abarca su carrera militar en los EUA, hasta llegar a Costa Rica y participar en la guerra del 48, llevada a cabo por don José Figueres, la toma del poder y su elección como presidente. Es la reiteración de las obras anteriores, solo que ésta es biográfica y se detiene más en aspectos familiares, sus estudios militares y la participación en la segunda guerra mundial que enfrentó a los EUA contra Japón.

 

La novela es reciente, de corte tradicional, con escaso o ningún valor literario, igual que las anteriores.



2 Castro Echeverría, Guillermo. Al final del arco iris. Ed. Cultural de Cartago, Cartago, 1958.

3 Ídem, prólogo, VII. Edición publicada por la EUNED, 2000.

 

1 Castro Echeverría, Guillermo. Ceniza. Talleres Borrasé, San José, 1977.

 

1 Castro Echeverría, Guillermo. La soda Palace. Ed. Talleres Gráficos, San José, 1981.

2 Castro Echeverría, Guillermo. Cartago, génesis de una nación. Ed. Cultural, Cartago, 1979.

 

1 Ornes, Mayobanex. Los caminos del indigenismo. Ed. Costa Rica, San José, 1980.

1 Castro Echeverría, Guillermo. Perafán, un centauro agónico. Ed. Cultural, Cartago, 1992.

2 Castro Echeverría, Guillermo. Su norte es el sur. Ed. Cultural, Cartago, 1999.

 

Alberto Cañas Escalante

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ALBERTO CAÑAS ESCALANTE

(1920-2014)

 

Alberto Cañas Escalante nació en El Carmen, San José, el 16 de marzo de 1920. Sus padres fueron  Alberto Cañas Iraeta y doña Claudia Escalante Bonilla. Su madre fue maestra y su padre comerciante  y funcionario público. Su hermana Hannia  murió. Alberto quedó sólo con sus padres. Fue un niño bastante enfermizo. Siempre vivió con sus padres y abuelos.

Murió en San José el día 14 de junio del año 2014.

 

Sus primeros estudios los realizó en la escuela  Buenaventura Corrales en el Edificio Metálico. Ingresó en 1927 y la terminó en 1932. La secundaria la realizó en el Liceo de Costa Rica. La inició en 1933 y se graduó en 1937.

 

Entró luego, a estudiar Derecho, en La Universidad de Costa Rica, en 1938 y en 1944 se graduó de abogado con su tesis Los partidos Políticos.

 

Empezó a trabajar  al segundo año de ingresar a la Universidad, en 1939.También laboró en el Diario de Costa Rica. Fue fundador del Centro para el estudio de los problemas nacionales, cuyo líder indiscutible era Rodrigo Facio. También fue director y fundador del diario La República.

 

Es casado  con doña Alda Collado y con  cuatro hijos de familia: Víctor, Daniel, Alberto y Alda María.

 

De 1948 a 1949 y de 1956 a 1958, ambos gobiernos de don José Figueres Ferrer, fue embajador  de Costa Rica en La ONU. Fue Viceministro de Relaciones Exteriores de 1955 a 1956. Diputado por San José de 1962 a 1966 y Jefe de la fracción parlamentaria del Partido Liberación. También, por segunda vez, fue Diputado al Congreso en el período que ocupó el hijo del Expresidente, José Figueres Olsen,  de 1994 a 1998.

 

Tanto en la escuela, como en el colegio, tuvo problemas con las maestras y profesores, así como con el Director del Colegio. No tuvo ninguna educación especial. Fueron sus padres quienes lo iniciaron en el teatro, el  cine y la música, ya que solían llevarlo a las diferentes funciones que se presentaban en San José.

 

En el colegio recibió la  guía del profesor don Isaac Azofeifa, fallecido  en l997 y de él guarda grandes recuerdos. Fue quien lo inclinó por el camino de la literatura. Conoció a don Julián Marchena, primo de su padre y a don Joaquín García Monge, quien fue maestro de su padre. Él los conoció siendo niño.

 

En el colegio ganó un concurso de cuento y poesía, fueron sus primeras composiciones literarias.

 

Desde muy joven ha sido un gran lector. De mil maneras se las ingeniaba para conseguir los libros que  devoraba febrilmente. Su materia predilecta ha sido la literatura.

 

Ejerció el Derecho durante 25 años y luego se retiró de esa profesión que dejó de interesarle.

 

Lo que más le ha gustado es el teatro, la literatura en general y  el periodismo.

 

A pesar suyo ha dejado el Partido Liberación nacional por considerar que perdió los postulados de su fundación y se convirtió en un partido electorero igual que su oponente tradicional.

 

Él ha  sido  profesor de literatura costarricense en la Universidad de Costa Rica y de periodismo, materias que conoce e imparte por propia iniciativa, pues nunca llevó cursos formales de ellas. Quien escribe este trabajo fue alumno del curso sobre Literatura Costarricense que impartía en la Escuela de Periodismo.

 

Don Alberto es gran conversador y muy  ameno. Entre tazas de café  puede pasar todo un día hablando de teatro, lo mismo que de novela, cuento o política. Le gusta sobre manera la música,  el teatro y el arte.

 

Fue Director de la Escuela de Periodismo. Director fundador del diario La República en 1950 y aún hoy escribe la columna Chisporroteos, Presidente de la Asociación de Periodismo en 1952, Presidente de la Asociación de Escritores de 1960 a 1961, Presidente de la Editorial Costa Rica después de 1960. En  1970 se le nombra como Ministro de Cultura Juventud y Deportes, es el primer ministro del recién creado ministerio. El 25 de mayo de 1981, el Instituto Costarricense de Cultura Hispánica lo eligió como su Presidente, cargo que ocupó hasta 1983. Diputado por varias veces al Congreso, fundador del Partido liberación Nacional y hoy, por razones muy respetables se aleja de él y funda otro partido el PAC, Partido Acción Democrática.

 

Alberto Cañas Escalante en Costa Rica, es como un narrador omnisapiente en una novela. Tiene presencia en toda parte y lugar. Pero, no todo el tiempo sus opiniones son compartidas por todos y esto no debe extrañarnos. Por ejemplo, cuando, en una entrevista que le hace Alejandra Vargas Morera, del Clubdelibros, del ¿por qué la literatura costarricense no ha trascendido nuestras fronteras?

 

Él contesta:

 

"Porque en Costa Rica no hay guerrilla y por ello no le resultamos interesantes a los lectores".1

 

Esto no es cierto y existen muchos países que sin guerrillas, han dejado como testimonio excelentes obras literarias, escritas en períodos de paz.

 

Se le ha dado, por su destacada labor  cultural, gran cantidad de premios: Premio Nacional García Monge en 1964,  el Magón, en 1976 y  el Aquileo Echeverría, en 1962, 1965, 1977, y 1980.

 

 

LO QUE  ESCRIBIÓ ALBERTO  CAÑAS ESCALANTE

 

 

NOVELA

 

1. Aquí y ahora: 1965. Este libro originalmente comprendía tres obras: La labor de una vida,  Orlando, el enamorado y Una casa en el barrio El Carmen.

 a. Una casa en el barrio del Carmen: 1965. La separó del libro anterior y la publicó     independientemente.

b. Orlando, el enamorado: 1965. Ídem

c. La labor de una vida: 1965. Ídem

2. Feliz año Chaves Chaves: 1975

3. La soda y el F. C.: 1983

4. Los molinos de Dios: 1992

 

CUENTO

 

1. La exterminación de los pobres y otros pienses: 1974

2. Los cuentos del Gallo Pelón: 1980

3. Crisantema: 1990

4. Tanto esfuerzo para nada: 2004

 

POESÍA

 

Elegía Inmóvil: 1946

 

TEATRO

 

1. El Héroe: 1956

2. El luto robado: 1963 (Premio Aquileo J. Echeverría, 1962)

3. En agosto hizo dos años: 1968

4. La Segua y otras piezas: 1974

5. Una bruja en el río: 1978

6. Tarantela: 1978

7. Operación T. M. T.: 1978

8. Uvieta: 1980

9. Ni mi casa es ya mi casa: 1983

10. Oldemar y los coroneles: 1984

11. Cosas de mujeres: Cuatro comedias breves para dos actrices: 2001

12. Algo más que dos sueños: 1956

13. Los pocos sabios: 1961

14. La Solterona: 1966

15. Escena de la torturada y el gorila: 1978

 

 

A pesar de que don Alberto Cañas Escalante es primordialmente un hombre de teatro, ha cultivado todos los géneros literarios. Ya sus novelas forman un grupo considerable de creaciones.

 

 La primera novela, la más conocida y aceptada por el público es Una casa en el barrio del Carmen y la publicó en 1965.1 Premio Aquileo Echeverría del mismo año. Forma parte de la trilogía Aquí y ahora. Es la segunda del libro. Las otras dos son La labor de una vida, la que aparece primera y Orlando, el enamorado, que coloca de última.

 

Ésta fue la obra que lo dio a conocer como novelista. La novela gira en torno a la compra de una casa antigua, vieja, pero cómoda y rústica, llena de ventanas y sobre toda repleta de historia y recuerdos. Estaba situada en el Barrio El Carmen de San José y era como un símbolo para la vieja oligarquía y para los que la conocieron y frecuentaron, sobre todo los políticos. Tal fue su fama, que don Ascensión Esquivel la llamó La República. La casa estaba hipotecada a don Pablo Alvarado, cuñado de los hermanos Pérez y que, por razones económicas, tuvo que ceder la hipoteca a su abogado Rubén Bonilla. Uno de los compradores de la casa era don José Eduardo León, yerno de don Pablo Alvarado. Pretendía instalar en ese lugar una gasolinera. En cambio, Rubén Bonilla quería venderla, a través de Walter Jiménez, al Instituto Nacional de Previsión, del cual era representante.

 

No se llega a ningún acuerdo,  por lo que Rubén Bonilla decide sacar la hipoteca a  remate por la suma de veinticinco mil colones. Interviene Eusebio Pérez Quesada que solicita el dinero prestado a su sobrino, José Eduardo León y se presenta ante Rubén Bonilla para sacar  la hipoteca pero éste le ofrece una buena cantidad de dinero con tal de que no impidiera el remate. Faltando pocos días para el remate, los propietarios de la casa, los hermanos Pérez Quesada, buscan el dinero, por todos los medios, pero nadie se los presta. Como último recurso Brígida, decide visitar a Walter Jiménez, viejo amigo de sus padres y que solía visitar la casa, en tiempos pasados, y  éste decidió comprarla y la puso a nombre del Instituto Nacional de la Previsión, a través de un decreto ejecutivo.

 

Como puede observarse con facilidad, toda la trama gira alrededor de la  vieja e histórica casona del Barrio de El Carmen. El litigio legal, las intrigas entre los abogados y los ricos del momento sirven de pretexto al autor para presentar, a través de la casa, el paso del tiempo, el enfrentamiento entre dos épocas bien distintas, con intereses opuestos: unos viviendo la desgracia del llegar a menos, del no tener dinero, ni siquiera para rescatar su casa y con ella sus mismas raíces, sus antepasados, sus recuerdos, su historia y los otros para obtener ganancias con ella, sacar provecho económico sin importarles un comino el valor cultural de la casona, es la gente nueva del consumo, del tonto con plata, cuya meta única es tener dinero no importa por cuáles medios se consiga.

 

Podría afirmarse que es una novela de recuerdos y nostalgias, de enfrentamiento de tiempos, pasado y presente pero, sobre todo, en ella se avizora el futuro de la ciudad de San José, su transformación arquitectónica y social. De ciudad semiseñorial, llena de historia y cultura, se llega, con la venida del modernismo, a la ciudad oficina, comercial, ciudad supermercado, un tanto atiborrada de talleres y prostíbulos y tomada por las noches por el hampa. Es la ciudad despersonalizada, fea, sucia, donde de día, un montón de gente viene a trabajar y de noche se va a dormir en lugares, fuera de ella, para convertirse en un fantasma, propiedad de la delincuencia y los vicios.

 

La labor de una vida es la segunda novela y se publicó en el mismo año.

 

Fue una sorpresa agradable, su lectura, porque sin llegar a ser un dechado de técnicas literarias y mantenerse en una sólo perspectiva, la del narrador omnisciente, logra interesar al lector, entretenerlo, hacerlo reflexionar y adentrarse en un conflicto, que en apariencia es intrascendente, pero que, en el fondo, es de enorme importancia para desentrañar lo aparente, lo superficial de un grupo social decadente y sin ninguna autenticidad. Es una novela simple, monofónica, de narrador omnisciente, cuando en realidad, si el lector lo desea, la puede rehacer en primera persona, sin que desmerezca su calidad literaria, que plantea el problema de la identidad del personaje Paco, propietario de un almacén y casado con Elena Terry, frívola e intelectual. Es una especie de matrona que organiza la vida de Paco y todo lo que él significa y sigue los cánones sociales vigentes, frívolos y superficiales. Ya antes, la madre de Paco, había moldeado su personalidad: correcto, impecable en el vestir y bastante tímido con las mujeres. Es el perfecto hombre de bien y apegado a las normas sociales de la época.

 

Un día que sufría de un fuerte dolor de cabeza, decide regresar a su casa y ahí escucha a su esposa decir a unas amigas, que ella había hecho a Paco, tal como era. Esto le llena de cólera y opta por separase de Elena, después de doce años de casados. No tenían hijos.

 

Elena viaja a Europa, por un tiempo, y Paco conoce a una joven humilde con las características contrarias a su esposa: es poco refinada, alegre y segura, comprensiva y espontánea. Estos atributos hacen que Paco se fije en ella.

 

Como puede observarse, la labor de toda una vida, en boca de Elena, al final del baile de fin de año, se ve, en un breve momento echada por tierra. Así lo dice ella a sus amigas de clase.

 

Paco decide ser él mismo y tomar su propio camino, muy opuesto a las conveniencias y prácticas sociales de una vida superficial y frívola, en una sociedad a la cual él, aunque tuviera dinero y algún linaje familiar, no pertenece.

 

La crítica es sutil e irónica. Plantea un conflicto familiar, de relación entre pareja con otro más trascendente, la sociedad decadente, alienante y superficial de los ricos sin cultura que viven del parecer a expensas de su propio ser. Paco representa o simboliza la nueva clase de ricos comerciantes que recién subían al altar de los ricos refinados y europeístas, abogados y profesionales, que gracias al café, se habían cultivado en Europa, bajo su cultura, dulce encanto y refinada posición. La conducta de Paco, después de deshacerse de esas programaciones que lo convertían en un monigote, hechura de su madre y esposa bajo las más estrictas normas de la alta burguesía ya decadente, es el resultado de una rebelión interna que encuentra, en una viuda pobre, y una familia vulgar, sin linaje, su propia libertad, su realización individual, a expensas de la crítica, y el choteo de sus antiguas amistades, que en realidad lo eran de su mujer.

 

Orlando, el enamorado es la tercera novela que conforma el libro Aquí y ahora publicado por don Alberto Cañas Escalante en el año 1965.

 

Es una novela un tanto diferente a las que ha escrito don Alberto Cañas Escalante, antes. Ofrece una novela de formación, de juventud o mejor expresado de joven a adulto, en cuestiones de amor. La historia es sencilla, un estudiante universitario de Derecho conoce a una muchacha que visita el despacho donde él trabaja ocasionalmente, casi como conserje, y recibe una escasa paga del dueño del bufete y que despierta en él un interés especial. Realiza algunas averiguaciones y se entera de que la joven, bastante mayor que él, se piensa divorciar  y realiza las gestiones para ello, ante su jefe. Así comienza una relación que se ve completada con la intensidad amorosa que se convierte en su amante. Flora que así se llama logra el divorcio que su mismo marido, Pedro, había convenido y pagado. Éste murió en un accidente y dejó a Flora sin casi como mantener a su hija y ayudar a su familia, que vendió una finca y se trasladó a vivir con ella, después de invertir el dinero en una pulpería. Orlando se ve desplazado, poco a poco, de Flora, por la familia de ésta y el trabajo a que se ve necesitada de realizar, en varias empresas. Se distancian y, sobre todo él, se percata de que aquella relación ha terminado y descubre que al fin se ha convertido en hombre. Se dedica más al partido político al que se había inscrito, intensifica sus estudios y formaliza su futuro. Al fin la empresa había sido eso una aventura que lo convertía en hombre.

 

La novela permite al autor desarrollar una visión social sobre ese grupo familiar de la clase media, más pobre que rica, sus aspiraciones, sus anhelos y sus inquietudes. Es el escenario que don Alberto habría de usar con alguna insistencia, la ciudad pobre, llena de contrastes y decadente que se comienza a dibujar después de los años cincuentas, con el apogeo del comercio y la industrialización galopante que, poco a poco, va desalojando la ciudad para dar paso al progreso chabacano, de mal gusto, decadente de una clase que arriba al poder, a través del dinero, como única carta de presentación. Por ello, en esta novela, como en otras del autor, se plantean las costumbres de la clase pobre y algunos riquillos de los pueblos, como los paseos del domingo al potrero y los baños en las pozas de los ríos que aún eran limpios y sin contaminación. Los amores furtivos entre los jóvenes, más como afirmación de sí mismos, como pruebas de su hombría que por otras razones y la búsqueda de su propio sendero en la encrucijada vital que les esperaba.

 

La novela es de corte tradicional, también puede narrarse en primera persona, pero es amena, pícara,  y de una fina ironía, tanto de las costumbres de la época como de las costumbres y programaciones de los grupos sociales que novela. Utiliza en ella, como en las otras novelas, los clásicos paréntesis para aclarar, resaltar, o simplemente para llamar la atención sobre aspectos que desea enfatizar, más como autor, que como narrador. A pesar de conocer las diferentes técnicas literarias que podrían evitar esos paréntesis, se resiste con pleno conocimiento, creemos, a utilizarlas.1

 

La cuarta novela que escribió, le dio el nombre Feliz año, Chaves Chaves y la publicó en 19752. 

 

El personaje principal, sobre el que gira el relato es el diputado Bruno Chaves Chaves, el mismo de la siguiente novela La soda y el F. C. El lugar de donde proviene el diputado es también el mismo, San Luis, al este del cerro Zeraquí, bautizado por el cura como el monte de la Concepción, así como su novia de juventud, Maruja o María Eugenia y otros habitantes de ese pueblo. Pero en esta novela se detiene, el autor, a examinar, no sólo el papel del diputado del pueblo sino los cambios que sufre éste a través del tiempo y las decisiones de los políticos de turno y sobre todo, la firma del contrato con la trasnacional Mineralogical para explotar el mineral del Monte Zeraquí. Así éste cobra tanta importancia como un personaje, se convierte en símbolo de soberanía, identidad, belleza natural, honor, hidalguía, honradez. Es el corazón del pueblo que los mismos vecinos entregan a la rapiña extranjera y Bruno se ve obligado a votar el contrato, a favor de la compañía, el criterio del cura, los vecinos, el maestro, el alcalde o jefe político, todos, inocentemente unos, y calculadoramente otros creyeron que era la salvación del pueblo y la llegada de fuentes de trabajo, el progreso, la riqueza, la industria, el modernismo pero no sucedería así, y Bruno se da cuenta de ello y comienza su descenso en la soledad, su reproche interior, la voz de la conciencia que no le deja descansar, ni dormir, ni le permite sosiego alguno, habla, camina, busca, huye de sí mismo, se emborracha, acude a Teresa y luego a María Eugenia, más, para que lo consuelen que para amar, más para apaciguar, callar su  conciencia, que para vivir. Su vida misma se transforma en un carnaval de luces, colores y gritos que le señalan con el dedo, le piden cuentas, lo estigmatizan como traidor a la patria, al pueblo, a su partido y corrupto que recibió, aunque esto no fuera cierto, dinero por su voto. Es el diputado destronado de su sitial de honor que camina por la ciudad ebrio de soledad, de tristeza, desamor, huérfano de todo, hasta de cariño, que se encierra en sí mismo, se degrada y se convierte en un antihéroe desmoralizado, derrotado por sus mismos actos.

 

Esta novela ofrece cambios importantes en la forma de narrar, utilizada frecuentemente por Alberto Cañas Escalante, que da belleza a la novela y logra mayor expresividad. El narrador omnisciente, cercano al autor, deja esa intromisión y permite a los personajes, que bajo su perspectiva, narren, opinen, vivan, sufran, y esto le da mayor verosimilitud al relato. No lo hace totalmente, aún acude a citas innecesarias a pie de página o a los frecuentes paréntesis, en muchas ocasiones innecesarias, cuando son aclaratorios o explicativos que se pueden evitar dejando a los personajes el proceso directo de la enunciación del predicado. Pero lo cierto es que hay evolución, en el uso de esta técnica, para bien de la novela. Esto cobra mucha importancia al final de ella, cuando llega el encuentro de Bruno con Eugenia y recorren la ciudad vestida de carnaval, de fiesta de fin de año. Esta polifonía de colores sociales y psicológicos se ve robustecida, vivencial, con la conducta de Bruno y la búsqueda de salida a sus remordimientos. Está lleno de colorido y se coteja expresivamente este contrapunto, paralelismo carnavalesco, para dejar la sensación de impotencia, de frustración, de actos irremediables, de los hechos sin retroceso, sin reversa. Es el torbellino no sólo del fin de año, sino de un hombre, de un pueblo, de una identidad.

 

La novela ofrece un gran desaliento, un desamor, una desesperanza llena de nostalgia. Lo ido, ido está, sin remedio y lo nuevo se presenta como decadente, despersonalizado, superficial, extraño. Es una sociedad irresistible, víctima de su misma voracidad material, de consumo, de mal gusto, de todo igual, en serie, de la multitud sin alma, sin espíritu, deshumanizada, de la vorágine social que devora todo intento de ser y cobra importancia, carta de ciudadanía, el parecer, el qué dirán, la fachada, el corredor de afuera, la acera de enfrente, la mirada chata, sin horizonte, del comer para durar o el durar para comer y desaparece el comer para vivir, disfrutar, ser auténtico, no importa la pobreza, si ésta se vive con dignidad.

 

No está bien comentar aspectos que no aparecen en la novela, pero no resistimos a la tentación de esperar de don Alberto la novela de los diputados, gobernantes, magistrados, etc. que ostentan y han ostentado el poder durante la existencia de este país, antes, ahora y es de esperar, después. Los ricos que nos han gobernado y han hecho de nuestra patria lo que él censura en sus novelas porque no son los Chaves Chaves quienes han convertido la patria en lo que es hoy y esto lo conoce mejor que nadie don Alberto y quizás él más que nadie nos ha quedado debiendo esta otra cara de la moneda.

 

La quinta novela que publicó en 19831, don Alberto Cañas Escalante, la llamó La soda y el F. C.

 

El autor aprovecha su experiencia como diputado de la Asamblea Legislativa (1962-1966) para, con fina ironía y mordaz crítica, denunciar las prácticas corruptas de los diputados y su poca capacidad para ocupar un puesto en ese recinto. Se ubica en la Asamblea Legislativa y en el pueblito San Luis, al este del cerro Zeraquí. Los padres de la patria se dedican a llevar partidas específicas a diferentes grupos sociales sin ninguna planificación y con el único afán de ganarse el aprecio de los que votaron por él. Poco o casi nada saben de leyes y menos del interés político y social del país. Están más interesados en ayudar a un equipo de fútbol o una soda, que legislar por el bien común de los ciudadanos. Entre un tiempo presente y otro histórico no tan lejano, se intuye una crítica, al deterioro social del país, la pérdida de valores y los cambios vividos en este presente insulso, interesado, inculto, pero irremediablemente real. La tesis es evidente. Los tiempos idos fueron mejores, al menos en estos aspectos, que el presente. Se inicia así la crítica social del ascenso al poder de la clase media mediocre, al tonto con plata, inculta pero audaz, consumista, chabacana, o como suele decir el autor, la "canalla", la gradería de sol, que cambió los intereses de los novelistas e inició la generación irrealista de 1957 y que produjo tantos y tan buenos novelistas. El campo, por fin cede su hegemonía, a la ciudad.

 

La última novela que ha publicado don Alberto Cañas Escalante la llamó Los molinos de Dios en 1992.1

 

Estas novela es la última que ha escrito don Alberto Cañas Escalante. Es la más ambiciosa desde el punto de vista temático. Es histórica y abarca un período con alusiones escogidas de los hechos que considera más importantes donde fueron testigos y actores sus personajes, que va desde finales del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX, aproximadamente. A pesar de que los acontecimientos se presentan de alguna manera linealmente, no así los personajes, pues la novela es la crónica de una especie o tribu como prefiere llamarla el autor. Se trata de la familia fundada por Bartolomé González y María Teresa Juárez. El eje central, sin embargo es una hija de ellos doña Tila o La tía Tila, cuyo nombre real fue Domitila González Juárez de Guzmán y el motivo, una declaratoria de la "mujer del año". La historia de esa estirpe comienza con el episodio que le ocurre a Patricia Bustamante de Martínez, cuando descubre a su esposo Armando Martínez, en los brazos de una amante ocasional, la señora Trotter, cuando veraneaban en la playa de Flamingo. Huye de ahí y viaja, en su auto, hasta su casa, en Escazú, donde al entrar a su residencia es asaltada por un delincuente que le hiere en el estómago. Esta escena instituye el presente de la enunciación y desde ella comienza el narrador-autor a desarrollar, desde los orígenes, la historia de esa familia y sus ramificaciones, a través de la Tía Tila que es algo así como el testimonio viviente de ese largo recorrido del tiempo y la historia. Termina con el reconocimiento de Patricia del atacante que es un vecino de San Luis, descendiente de un amigo de Bartolo González que llegó a menos después de vender una finca al mismo Bartolo y otras a un alemán de apellido Schultez, descendiente de los famosos Melitones de apellido Muñoz.

 

Bajo esta estructura sencilla, el autor va mostrando la vida privada y pública de cada uno de los principales personajes de la estirpe González Bustamante, una mezcla de ciudad y campo, cultura, por lo menos turística, de unos cafetaleros de origen humilde pero que, gracias al café, llegaron a ser muy ricos. Bartola González era un joven peón pobre y gallero que, por el consejo de Juanito Mora, que visitaba la finca en que trabajaba, economizó, compró unos terrenillos en Escazú, fue ensanchando su hacienda, se hizo beneficiario (compró un beneficio) y luego exportador. Es decir cumplió con el requisito, para llegar a ser millonario: tener tierra sembrada de café, beneficiar el mismo y exportarlo a Inglaterra. Esto permitió, sobre todo a sus hijas y su hijo Vicente, visitar varias veces Europa, sobre todo París y rozarse con la cultura refinada de ese país. Sus descendientes tuvieron todo el dinero necesario para disfrutar de lo que deseaban. Así se fue creando una especie de cafetocracia. Fueron los momentos más gloriosos de eso millonarios, cuando crearon el Teatro Nacional, el Club Internacional que después sería el Club Unión y por último se trasladarían al Costa Rica Country Club, se construían mansiones en el barrio Amón, Otoya y Lahmann, así como en Escazú y Tres Ríos. Las ciudades más importantes, en ese orden, eran San José, Cartago, Alajuela y algunas familias de Liberia. Fueron los años anteriores a la llegada de Alfredo González Flores, Tinoco, Durán, etc., al poder. Y después de ellos, hasta la llegada del Doctor Calderón Guardia. A este grupo se les llamó El Olimpo. Como consecuencia de la guerra mundial y la crisis del 29, comienza esta aristocracia cafetalera a decaer y aunque no pierden el poder político, pues seguían colocando al presidente que les convenía, sí ven, cómo aparecen grupos de oposición que tratan de cambiar el estado de cosas, que los mantenían en la riqueza, sin siquiera tributar. Se da la huelga bananera y Ricardo Jiménez obliga a la compañía a negociar con los trabajadores (1934), se aprueba el código de trabajo, bajo la administración del doctor Calderón Guardia, puesto por ellos, aparece la alianza del gobierno con Manuel Mora (los comunistas criollos) y la iglesia, con Monseñor Sanabria y por fin llega la guerra civil del 48, encabezada por José Figueres Ferrer y se establece la nacionalización de la banca, la abolición del ejército, etc.

 

Se puede observar, que lo que se da en Costa Rica, en el campo económico, político y cultural, es una especie de arco. Se parte del campo (maiceros), a través del café se llega a la riqueza desmedida, se colocan a los políticos afines a ellos o dentro de su grupo, a la vez que exportaban el café, mandaban a sus hijos a estudiar a Europa (Inglaterra) unos y "turisquear", otros, se hacía gala de la imitación cultural de occidente, esta es la parte más sobresaliente del arco pero luego vienen los precios bajos del café y el deterioro de la economía, la guerra fría, los disturbios, la inconformidad de los jóvenes, la rebeldía, el desalojo de los políticos al servicio del grupo cafetalero, las revoluciones y con ellas el ascenso de grupos sociales, de clase media, más amplios y de menor cultura. Así se inicia un camino más participativo en lo político y la apertura a los habitantes fuera de la ciudad para llegar al poder. Lo que don Beto llama y critica con fina ironía, la "canalla".

 

La novela lleva un paralelo entre ambos planos, el histórico y el privado de la estirpe y sus relaciones, en el plano político, social y económico. Es una visión generosa de esos largos años, a pesar de que, como es natural, deja de lado hechos que para don Beto, fueron paréntesis en la historia, tal el caso de la presidencia de dos años de los hermanos Tinoco, el golpe de estado y la muerte de Joaquín, así como el poder de los Estados Unidos sobre estos países, sin excluir a Costa Rica, para reconocer o no presidentes o gobiernos. Tampoco se refiere en detalle a ningún acontecimiento en concreto, tal la revolución del 48. Él fue fundador del Centro y como tal estuvo implicado en el movimiento. Prefiere narrar acontecimientos  relacionados con personajes de la dinastía de menor importancia como el caso de la joven que muere en brazos por un francotirador en Limón, pero no hace referencia al asesinato del Codo del Diablo, para citar solo uno. Esto es lo que llamamos el derecho de selección que tiene el autor de una novela histórica de seleccionar lo que desea narrar. A pesar de que lo importante y subordinante es la tribu y la Tía Tila, que el autor entrevista, en las faldas del Barba, con frecuencia, las bodas, los viajes, los bailes, las aventuras amorosas, los vaivenes y vicisitudes del negocio del café, los hechos históricos le dan el marco referencial a la novela. La obra va más allá y se presenta como el nacimiento, desarrollo y decadencia de la cafetocracia, porque en realidad hoy el poder del café sigue siendo tan importante como antes, solo que las fincas, sobre todo las que se crearon cerca de las ciudades, van dando paso a las urbanizaciones al comercio, así como la industria liviana. Los mismos dueños de las fincas han cambiado de actividad, a través de quienes le administran los bienes y trabajan para ellos, pues casi nunca trabajaron la tierra aunque disfrutaron, como nadie, de sus beneficios.

La visión de la novela es bonachona, pícara, irónica, con una fina sonrisa burlesca que nos recuerda a Magón y Aquileo pero más disimulada. También un tanto nostálgica, de añoranza, de tiempos idos y nunca repetibles y si se quiere, al final, se intuye un poquitín o mucho de frustración.1



1 Rovinski, Samuel y otros. Alberto Cañas Escalante, personajes de dos siglos. Clubdelibros, p. 2.

 

1 Cañas Escalante, Alberto. Una casa en el barrio del Carmen. Tercera edición, ed. Costa Rica, San José, 1977.

1 Otro aspecto a que don Alberto se mantiene fiel, en sus novelas, es al realismo y para resaltarlo no escatima esfuerzos. Llega hasta a poner citas a pie de página para explicar, dicho autor,  que tal personaje,  Maruja, aún existe y que no es tan gorda, etc.

2 Cañas Escalante, Alberto. Feliz año, Chaves Chaves. 2°. Edición, Ed. Costa Rica, San José, 1981.

 

 

 

 

 

 

Tercera Generación : 1957. Irrealismo. Período Superrealismo.

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TERCERA GENERACIÓN: 1957. IRREALISMO

 

 

NACIDOS: 1920 A 1934

GESTACIÓN: 1950 A 1964

VIGENCIA: 1965 A 1979



Es la tercera generación de cierre del período superrealista y la de mayor número de novelistas, en la narrativa costarricense. También recibió el nombre de Generación de Ruptura. A nosotros nos parece mejor el nombre de Irrealismo, no por oponerse al realismo sino por inscribirse en un paradigma más poético, de escritores que en su mayoría conocían el arte de novelar y se percataron de que la obra se afinca en la vida real pero crea su propia realidad, es ficción, embuste, mentira. Los escritores de esta generación se interesan por el problemático mundo social de la ciudad que conocen y viven. Ya no tienen que novelar la vida de los oligarcas en el campo y las costumbres de los campesinos. Dejan por completo esa visión idílica, estereotipada y manida del ambiente rural y se dedican a desentrañar su propia realidad. Esto no quiere decir que muchos novelistas sigan en la corriente anterior y hasta hoy sigan bajo el paradigma anterior.

 

A esta generación universal, pertenecieron, el alemán Günter Grass, premio novel de Literatura 2001, el colombiano Gabriel García Márquez (1928), premio novel de literatura en 1982, José Donoso (1924), chileno, Manuel Puig (1932), Mario Benedetti (1920), Guillermo Cabrera Infante (1929), Carlos Fuentes (1929), Aníbal Ponce García (1932), Mercedes Valenzuela Álvarez (1924-1993), chilena que usó el seudónimo de Mercedes Valdivieso y se le considera como la primera escritora feminista del continente, con su novela La Brecha: 1961, entre muchos otros. El mismo José Saramago (1922), premio Nóbel en 2000, portugués, pertenece a esta generación. Igual que el recién nombrado premio novel V. S. Naipaul (1932), premio Nóbel 2002, de origen trinitense pero arraigado en Inglaterra desde los dieciocho años y el escritor guatemalteco Augusto Monterroso (1921-2003) así como la poesía y narrativa del uruguayo Mario Benedetti (1920-2009)

 

La novela que llamó más la atención de los lectores, sobre todo de los europeos, fue Cien años de Soledad: 1967, del colombiano García Márquez y sin lugar a dudas lo promocionó al premio novel de literatura de 1982. Pero también otras obras de escritores de la misma generación, tuvieron gran éxito editorial, La muerte de Artemio Cruz: 1962 de Carlos Fuentes, El obsceno pájaro de la noche: 1970 de José Donoso, Boquitas Pintadas: 1969 de Manuel Puig y formaron esta generación de novelistas (1957), llamada del Irrealismo o de ruptura y que, en Latinoamérica, hasta hoy, ninguna otra, ha alcanzado tanto éxito.

 

Esta generación se convirtió en el paradigma ideal del primer período de la época contemporánea. Es su conclusión, su cierre y en ella se encuentra el modelo de lenguaje literario anhelado por este período de ruptura. El uso de las técnicas narrativas más importantes que nos habían legado los escritores europeos, aquí fueron superadas con creces. El narrador se despoja de ese papel privilegiado de censor, de guía, de moralista, de tutor, para dejar abierto un mundo complejo, ambiguo, carnavalesco, arbitrario, caprichoso, maravilloso, mágico, inconmensurable. La orfandad del lector se ve beneficiada con una gama de posibilidades interpretativas, vivenciales, nunca antes conocida.

 

El juego con el tiempo, con el lenguaje, con los diferentes espacios, sobre todo el interior o psicológico, sorprende a los lectores ingenuos, les exige estudio, detenimiento, cuidado y no se debe afirmar, como lo han dicho algunos críticos, que los textos son para eruditos y que no permiten el disfrute, el placer de lo narrado, eso es falso. Si una persona solo ve en nuestra realidad latinoamericana, una planicie, una meseta, unos pocos colores, un claroscuro, entonces es que está miope, porque nuestra realidad es compleja, polivalente, ambigua, multifacética y casi siempre escurridiza, difícil de aprehender.

 

En Costa Rica, esta generación, si bien es cierto, no tiene los alcances literarios importantes de otros países como Colombia, con Gabriel García Márquez, premio novel en 1982, creador del Realismo Maravilloso o Realismo Mágico que violentó y superó todos los códigos de los paradigmas literarios anteriores, sobre todo del realismo fotográfico, referencial, biográfico y superficial. Aún se escriben novelas tradicionales que utilizan el paradigma anterior, pero lo importante es que algunos, pocos, eso sí, han logrado crear importantes novelas que pueden y han rebasado nuestras fronteras por su calidad literaria y la renovación de viejos moldes ya estereotipados y aldeanos.

 

La primera decisión fue unirse en un proyecto ideológico y político. Casi todos, por no pecar de desconocimiento, con la excepción de Julio Suñol Leal y José León Sánchez, fueron militantes del Partido Liberación Nacional. El que inicia la generación, por ser el mayor, Alberto Cañas Escalante, fue fundador importante de ese partido, del que ahora se retira, no por su gusto, sino porque el partido perdió el rumbo de sus postulados originales y, por esa razón se unió a una nueva agrupación política llamada PAC, Partido Acción Ciudadana. Creemos que don Alberto tiene razón, son más las semejanzas entre ambos partidos que las diferencias. No sabemos cuáles son las decisiones de los otros novelistas, pero lo importante es que, en su momento todos pertenecieron a ese ideario modernista liderado por don José Figueres Ferrer, dos veces presidente de Costa Rica. Muchos de estos novelistas ocuparon cargos políticos en diferentes gobiernos de Liberación Nacional y hasta fundaron ministerios, tal el caso de don Alberto que le correspondió crear el Ministerio de Cultura, juventud y Deportes, Julieta Pinto en el IMAS, Carmen Naranjo, como embajadora en Israel y otros cargos. Apostaron a la nacionalización de la Banca, la Educación y la salud. Fueron promotores de la creación de la llamada clase media costarricense, que ahora comienza, poco a poca, a desaparecer, por empobrecimiento.

 

Otro de los rasgos que los une, como generación, es que sus obras giran, por lo general, sobre la ciudad y, en especial, San José. Ya no aparece el enfrentamiento entre campesinos y citadinos sino la temática citadina y sus múltiples facetas sociales: corrupción, prostitución, drogas, alcoholismo, burocracia, consumismo, delincuencia, inseguridad, soledad. Las novelas giran dentro de esta basta temática. Lo ilustra el título de una novela de Carmen Naranjo Coto, Diario de una multitud: 1974. Se empeñan en mostrar la burocracia, lo cotidiano, el diario vivir, la fealdad de la ciudad y sus lacras, los bajos fondos, y algunos hasta hacen paralelos con la ciudad que los vio nacer y les formó en su juventud. Es una especie de añoranza, porque casi todos nacieron en San José o en el llamado Valle Central, de Cartago a San Ramón y por otra parte, salvo excepciones, muchos pertenecen a la llamada clase media. Son profesionales y gozan de una cultura importante. Algunos son periodistas y abogados, otros hasta obtuvieron licenciaturas en Filología, como es el caso de Julieta Pinto González que, a pesar de disfrutar de holganza económica, ofrece una gran sensibilidad social por los más necesitados y lo mismo podría decirse de Carmen Naranjo Coto.

 

Es notorio que  casi no aparezcan escritores de novelas del partido opositor a Liberación Nacional, no importa cuál sea el nombre que se le dé: Unidad Nacional, Social Cristianismo, etc. Salvo los dos novelistas antes señalados. Pensamos que no se preocuparon por escribir obras literarias. Esto no es una observación casual porque desde los inicios de la historia literaria son pocos los escritores que no han pertenecido o a partidos de izquierda que son los más o a Liberación Nacional. Es tema para un mayor análisis futuro. Esto unido a que la izquierda perdió la perspectiva, se encuentra desorientada y sin un futuro cierto. Éste es un gran reto para los futuros y actuales novelistas costarricenses.

 

Otro rasgo importante que se le debe señalar a esta generación, es que no abandonó del todo el realismo, se pasó del campo a la ciudad  y se afincó de preferencia en el hombre, su tragedia frente al sistema, su propia impotencia pero no dio el salto a lo maravilloso, a lo mítico, a lo extraño, a lo hiperbólico, a lo universal, a lo fantástico. Su universo siguió siendo chico, su horizonte no llegó más allá de lo que podía ver. Este rasgo de nuestra literatura y de la personalidad del costarricense que no ensancha sus horizontes, que no piensa en grande, que se ajusta demasiado a sus propias limitaciones, que no abre su imaginación y da rienda suelta a su poder creativo, es quizás una camisa de fuerza que ha impedido la creación de obras de gran envergadura y aplauso universal. Somos de poco alcance. Salvo algunas obras, como las de Carmen Naranjo, Rima Valbona y Samuel Rovinski, para  solo citar tres de los más importantes.

 

En Costa Rica se destacan algunos novelistas por la calidad de las obras y por el logro de las mismas en el proceso de la creación literaria innovadora. Tendremos ocasión de referirnos, en detalle, a los más sobresalientes de ellos.

 

El primero, por la edad, es Alberto Cañas Escalante (1920); es más un escritor de obras de teatro que de novelas. Sin embargo escribió varias novelas importantes, entre ellas una, un tanto nostálgica, sobre el pasado, para él, del San José, de principios de siglo. La llamó Una casa en el barrio del Carmen: 1965. Es el iniciador de una generación de novelistas progresistas, fundador del partido Liberación Nacional y uno de los principales ideólogos de esa agrupación que se inspiró en la Social Democracia  Alemana. Es un gran lector y quizás uno de los intelectuales más destacados de este país, a pesar de que, como muchos otros intelectuales de Costa Rica, no tuvo una gran formación académica universitaria, en el campo literario.

 

La segunda escritora de importancia es Julieta Pinto Alvarado (1922). Es de origen adinerado pero de gran sensibilidad social. Forma parte de ese grupo sobresaliente de mujeres que iniciara Yolanda Oreamuno Unger, en la generación de 1942. También como Alberto Cañas Escalante y, como veremos luego, Carmen Naranjo Coto (1930) y otros más forman esta generación de 1957, inspirados en lo que algunos historiadores llamaron la creación de la Segunda República. Julieta ha escrito varios libros de cuentos y diversas novelas. Se inició en las letras con la publicación de su novela La estación que sigue al verano: 1969, El sermón de lo cotidiano: 1977, El eco de los pasos: 1979, Entre el sol y la neblina: 1986, Tierra de espejismos: 1991 pero quizás la novela que mejor revela su poética literaria es Tierra de espejismos: 1991 y El despertar de Lázaro: 1994. Luego tendremos oportunidad de referirnos a ella más en detalle. Otro escritor de esta generación, con características un tanto diferentes, por su origen y calidad de las obras, un tanto diferentes, es José León Sánchez Alvarado (1929). Se inició con una novela tipo betsellers, inspirada en algunos detalles de su vida que llamó La isla de los hombres solos: 1963. No es un dechado de virtudes literarias pero tuvo el éxito que ninguna otra novela costarricense alcanzó, salvo quizás Mamita Yunai, de Carlos Fallas Sibaja. Fue leída en varios idiomas y llevada a la pantalla. Debe reconocerse que en el momento de escribir esta novela José León Sánchez Alvarado era un preso en la isla de San Lucas y poseía escasos estudios formales. Poco a poco se fue convirtiendo en un intelectual autodidacta y un estudioso, sobre todo de la historia indígena de México. Obras como Tenochtitlan: 1984 y Campanas para llamar al viento: 1987 y ¡Mujer...aún la noche es joven!: 2001, forman parte de las novelas más importantes de nuestra literatura.

 

Otro escritor de la misma generación que sobresalió con la publicación de sus novelas Ceremonia de Casta: 1976 y Herencia de sombras: 1993, es Samuel Rovinski Grüzco (1932). Más que novelista es un dramaturgo y conjuntamente, con Alberto Cañas Escalante y Daniel Gallegos (1930), que también escribió, entre otras, una novela, El pasado es un extraño país: 1993, forman la trilogía más importante de esta generación, sobre la dramaturgia costarricense.

 

No debemos dejar de destacar a otras dos mujeres de esta generación que dan relieve a nuestra literatura, se trata de Carmen Naranjo Coto (1930) que ha escrito por lo menos siete novelas de gran valor literario, Los perros no ladraron: 1966, Memorias de un hombre palabra: 1968, Camino al mediodía: 1968, Responso por el niño Juan Manuel: 1971, Diario de una multitud: 1974, Sobrepunto: 1985, El caso 117.720: 1987 y Más allá del Parismina: 2000. Su temática más importante es el hombre frente a lo cotidiano, sus angustias, fracasos y sufrimientos. Su obra es una finísima crítica a nuestra sociedad de consumo, estereotipada, burocratizada, despersonalizada, mediocre.

 

La otra escritora que sigue por este mismo camino es Rima Gretel R. De Valbona (1931) que ha escrito novelas tan importantes como Noche en vela: 1968, La espina perenne: 1981, Las sombras que perseguimos: 1983. Tendremos ocasión, más adelante, de referirnos en detalle, a estas novelas. Los demás miembros de esta generación serán retomados en su momento. Algunos de ellos escribieron folletines, otros bestsellers, algunos, una sola novelita, casi sin importancia. Como veremos, quizás dos de ellos se aproximaron a los novelistas mencionados, Álvaro Dobles Rodríguez (1923), con su novela Bajo el límpido azul: 1979 y Julio Suñol Leal (1932) con sus novelas, La noche de los tiburones: 1977, Siempre hay un nuevo día: 1979, Los honorables intrigantes: 1984, Juegos de poder: 1987 y La novela sin nada: 1991, a pesar de ser novelas ensayísticas.

 

No es nuestro interés reseñar los contextos históricos y sociales de los autores porque sabemos que abundan investigaciones de historiadores, sociólogos y politólogos que lo han hecho en abundancia y con mayor propiedad; no obstante anotamos, a modo de observación, que los novelistas de esta generación, se inclinaron por un ideario político ideológico común. Casi todos ellos, por lo menos los más importantes, pertenecieron al partido Liberación Nacional, y se inspiraron en la ideología Social Demócrata que dio nacimiento a este partido, en Costa Rica. Con su líder José Figueres Ferrer a la cabeza emprendieron una serie de reformas constitucionales y crearon, bajo su mandato importantes instituciones que demarcaron el derrotero de lo que hoy es Costa Rica. Iniciaron el proceso de la segunda república con medidas trascendentales tales como la nacionalización de la banca, la creación de instituciones como el ICE, AYA,  El Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes. Abolieron el ejército (1948), crearon el banco de los trabajadores, iniciaron una apertura masiva de la educación primaria y secundaria, se amplió la clase media, impulsaron y crearon universidades de educación superior, tales como la UNA y el ITCR, etc. En éstos y otros proyectos, directa o indirectamente, estuvieron adscritos, casi la mayoría de los novelistas de esta generación. Fueron  la vanguardia de ellos y ocuparon puestos importantes en casi todos. Eso nos permite valorar el poder de la generación y afirmar, sin lugar a dudas, que fue una generación de grandes logros en todos los niveles de nuestra vida social y cultural, no sólo en el ámbito de la novelística nacional.

 

El paradigma de esta generación evidencia un narrador problemático y crítico. El ascenso de la clase media al poder de mandos medios y su estabilidad económica, propia del empleo público y sus privilegios, fueron creando una burocracia aberrante que sustituyó la simplicidad del manejo político de la primera república, propio de la clase oligárquica. Esto abrió dos vertientes narrativas. La primera que frustrada por el cambio social que propiciaba una alta industrialización liviana, de engranaje, de refracción y ensamblaje así como la apertura del comercio y la entronización del consumismo galopante, volvió los ojos al pasado y con nostalgia revivió ése, para algunos y no pocos, paraíso terrenal perdido, ese edén. La segunda posición y la más significativa que fijó todas las esperanzas y proyectos en la revolución del 48 y sus reivindicaciones pero que, poco a poco, fue comprendiendo que la tal revolución, solo fue cosmética y de cambio de timón, se frustró y evidenció en sus novelas, ese desengaño, esa enajenación pero a pesar de ese fracaso ideológico, no vio cerradas las puertas del futuro y auscultó en el pasado, la historia, el origen de su cultura, la explicación a la tan deseada identidad perdida y se abocó a la incursión en la intrahistoria, la naturaleza, las minorías y al rechazo de la sociedad enajenada que vivía. Reinventó el lenguaje y se abrió a las técnicas modernas de otras artes y no escatimó esfuerzos hacia la incursión de la psicología de los personajes, a través del monólogo interior, los contrapuntos y sobrepuntos. Lo privado e íntimo abre sus secretos y muestra los miedos, el terror, la impotencia, la incomunicación, la soledad y la frustración.

 

Esta generación abandona el viaje del campo a la ciudad y se afinca en la ciudad, ya sea para sufrirla o para regresar al campo como una salida hacia ese mito que aún persiste en muchos, sobre todo cuando llegan a viejos, de que todo tiempo pasado fue mejor, cuando en realidad solo fue diferente, ni mejor, ni peor.

  

 A la generación de1957 pertenecen los siguientes novelistas. Es la más abundante en escritores y novelas.

 

Alberto Cañas Escalante (1920)

Guillermo Castro Echeverría (1920-2007)

Francisco Rodríguez Jiménez (1920)

Victoria Garrón Orozco (1920-2005)

Hernán Elizondo Arce (1920)

Mauro Fernández Luján (1921-1990)

Alfonso Quesada Hidalgo (1921)

Alonso Portocarrero Argüello (1921)

Edgar Bonilla Quirós (1921)

Julieta Pinto González (1921)

Alfredo Oreamuno Quirós (1922-1976)

Manuel Aguilar Vargas (1923)

Álvaro Dobles Rodríguez (1923-2004)

Marie Bravo Rudín (1924)

Jorge Gallardo Gómez (1924-2002)

Rodolfo Cardona Cooper (1924)

Joaquín Garro Jiménez (1924-2005)

Jhon de Abate Jiménez (1924)

Nelly Vargas Morales (1924)

Victoria Urbano Pérez (1925)

Zeneida Fernández de Gil (1926-2003)

Fernando Ortuño Sobrado (1927-2004)

Royé Muñoz Zamora: (1927)

Alfonso Quesada Hidalgo (1927-2001)

Víctor Manuel Quirós Zúñiga (1928-1992)

César Valverde Vega (1928-1998)

Carlos Luis Argüello Segura (1928)

Mario Picado Umaña (1928-1988)

Constantino Rodríguez Vargas (1928-2006)

José Manuel Salazar Navarrete (1928)

Pablo Cejudo Velázquez 1929)

Carmen Naranjo Coto (1928)

Mario Picado Umaña (1928-1988)

Constantino Rodríguez Vargas (1928-2006)

José Manuel Salazar Navarrete (1928)

Delfina Collado Aguilar (1929-002)

Virginia Grütter Jiménez (1929-2000)

José León Sánchez Alvarado (1929)

Daniel Gallegos Troyo (1930)

Vilma Loría Cortés (1930)

Jézer González Picado (1930-2005)

María Isabel Chavarría Salazar (1931)

Fabio Rosabal Conejo (1931)

Rima Gretel Rothe de Valbona (1931)

Álvaro Fonseca Bonilla (1931)

Julio Sánchez Rodríguez (1931)

Álvar Antillón Salazar (1931)

Julio Suñol Leal (1932)

Samuel Rovinski Grusko (1932)

Zoraida Ugarte Núñez (1932)

Miguel Zúñiga Díaz (Miguel Salguero) (1933)

Myriam Bustos Arratia (1933) (chilena)

José Alberto Ramírez Fletis (1933)

Jorge Blanco Campos (1934)

Sonia Caamaño Polini (1934)

Nery Castro Arce de López (1934)

Marilyn Echeverría Zürcher (Lara Ríos) (1934)

Eduardo Oconitrillo García (1934)

Fabio Soto Delgado

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FABIO SOTO DELGADO

(1919-1999)

 

Fabio Soto Delgado nació en el centro de Poás, Alajuela el día 2 de diciembre del año 1919 y murió el día 25 de agosto del año 1999.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ FABIO SOTO DELGADO

 

NOVELA

                                                                                    

1. Juanito y Madeleine: 1993

2. El maestro de Santa Lucía: 1995

 

La primera novela que escribió Fabio Soto Delgado la llamó Juanito y Madeleine y la publicó en el año 1993.2

 

Esta es una novela tradicional, de clásico narrador omnisciente cercano al autor. Tiene una clara intención  moralista, positiva, pedagógica, referencial. Es la narración dirigida de un joven, Juanito que perdió a sus padres y a un  tío, sus únicos familiares y comienza su proyecto de vida en la casa cural de un sacerdote bondadoso. Ahí desarrolla sus primeros pasos de adolescente, su juventud y su trabajo en la casa del sacerdote. A pesar de los contratiempos iniciales su vida se desarrolla sin problemas y cada vez más va obteniendo éxito en sus empresas. Conoce a una joven, Madeleine, de origen Francés que vino a Costa Rica con sus padres y se instaló en Puriscal, donde radicaba el joven turrialbeño. Se enamoran y comienzan una relación pura y amorosa que terminará en boda y viajes al exterior, después de haber tenido éxito en sus estudios.

 

No tiene valor literario y se mantiene en el nivel de crónica anecdótica de un joven que tuvo éxito en su vida, descripción de algunas costumbres, de hombres de bien, de pueblos de campesinos buenos, donde anida el fervor religioso y las buenas acciones.

 

La segunda novela la publicó en el año 1995 y la llamó El maestro de Santa Lucía.1

 

Esta es otra novela similar a la anterior, tradicional, llena de faltas de ortografía, preguntas retóricas, notas aclaratorias dentro del relato, cronológica, causal, moralista, hasta un poco cursi, de mundo plano, llano, positivo, especie de paraíso terrenal y de habitantes de un pueblo ideal sin contrastes.

 

La historia la acapara un joven maestro que es nombrado director de una escuela en un risueño pueblecito llamado Santa Lucía. Se describe su llegada, sus proyectos educativos, sus alcances, algunos paseos, costumbres, fiestas, amores tiernos y puros, y un accidente natural que cegó la vida del maestro, Mauricio Ramos Fuentes, y la yegüita de la niña Anita. Al final hasta una boda postmortem se describe.

 

Lo importante de esta novela está en la información, el modelo, los rasgos esenciales de la educación costarricense que aún se mantienen en el campo. No tiene valor literario.

 



2 Soto Delgado Fabio. Juanito y  Madeleine. Sistemas Gráficos, sin editor, San José, 1993.

 

1 Soto Delgado Fabio. El maestro de Santa Lucía. Lit. Rex, sin editor, San José, 1995.

 

Juan Andrés Solano Montoya

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JUAN ANDRÉS SOLANO MONTOYA

(1919)

 

 

Nació en Cartago el 31 de octubre de 1919. Quedó huérfano, a los seis años. Asistió y obtuvo la  primaria en las escuelas Jesús Jiménez y Ascensión Esquivel. Esta fue su preparación formal. No obstante por propia iniciativa se cultivó en el conocimiento de la literatura, sobre todo de la poesía a la que dedicó gran parte de su vida.

 

Conoció los primeros poemas de su padre Trinidad Solano. Así desde niño, cuando cursaba la primaria solía escribir poemas y memorizar cuentos y canciones, lo mismo que crear sus primeras poesías que enviaba a los concursos de la Botica Oriental.

 

Publicó sus primeros poemas en diferentes medios cartagineses: Semanario, El Tiempo, La voz del Santuario,  La Semana de Cartago, La Voz Amiga, El Heraldo Seráfico, El semanario de María Auxiliadora y luego en los periódicos del país, tales como La Prensa Libere, La Nación, y El diario de Costa Rica.

 

Los sucesos políticos del año 1948 le dieron tema para escribir su única novela publicada, Alma Nativa: 1960. Escribió otras que permanecen inéditas. También compuso obritas de teatro que muy poco se conocen.

 

 

LO QUE HA ESCRITO  JUAN ANDRÉS SOLANO MONTOYA

 

 

NOVELAS

 

1. Alma Nativa (1960)

2. El hijo del arroyo (inédita)

3. Los hijos de la noche (inédita)

4. Azucena Negra (inédita)

 

CUENTO

 

1. Relatos de lodo (inédito)

 

POESÍA

 

1. Palabras del polvo (inédita)

2. Voz de la sombra (inédita)

3. Bajo claves en cruz (inédita)

 

 

TEATRO

 

 

Lo dividió en teatro sin palabras y teatro hablado. Casi todo permanece inédito.

 

1. Julieta y su Romeo

2. Blanca Nieves y los tres niños

3. Yo me como dos

4. Cuento de Navidad

5. El Gran Juicio  (Estas obras pertenecen al primero)

6. El certamen de las flores

7. El doctor don Sapo

8. Viudita Laurel (premio Carmen Lyra)

9. Viudita Laurel II  (pertenecen al segundo grupo).

 

 

También se dedicó a componer himnos a diferentes instituciones y organizaciones de Cartago y todavía escribe. Prepara una novela infantil que llamará Lluvia de Luna.

Su novela Alma Nativa fue publicada en 1960.1

 

Tiene como escenario los acontecimientos, antes, durante y después del cuarenta y ocho y como contraparte un idilio amoroso entre Carlos y Gladys que conoce accidentalmente en el parque central de Cartago. El autor trata de simbolizar en Carlos a nuestro pueblo, es descendiente de campesinos: Don Alberto y Doña Rosa, en cambio Gladys representa la patria, la libertad y el tercer personaje de la discordia es Diego que representa el mal gobierno y Doña Zoila la Ley, la Justicia. La separación de los dos novios se le endilga a los bandos políticos en lucha. Por supuesto que el final será feliz.

 

Es una novela tierna, sentimental con un trasfondo histórico, tradicional y monofónica. Es poco lo que ofrece nuevo, a la literatura costarricense. Es ingenua y sin crítica social. No hay distanciamiento entre lo narrado y el autor y los símbolos se presentan como evidentes, obvios. Forma parte de la larga fila de novelas sentimentales, amorosas de la novelística costarricense. Tal vez lo único que merece rescatarse de ella es la parte histórica de los hechos del 48. No obstante la visión es totalmente parcializada. Es una mirada ingenua entre buenos y malos muy manipulada por parte del narrador, llena de juicios de valor, con generalizaciones inoportunas, y sin profundidad analítica de los hechos históricos. Para él el doctor Calderón Guardia, los aliados de izquierda, las luchas de los trabajadores y el logro de las garantías sociales, son engendros del demonio, mientras que los partidarios de León Cortés, Otilio Ulate y la Oposición Nacional son los buenos, los patriotas, los angelitos enviados por Dios para rescatar al país de las garras del mal.

 



1 Solano Montoya, José Andrés. Alma Nativa. Imprenta Covao, Cartago, 1960.

Otto Jiménez Quirós

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OTTO JIMÉNEZ QUIRÓS

(1918-1989)

 Don Otto nació el 17 de enero de 1918, en la ciudad de Cartago y murió el día 02 de mayo del año 1989.

 Inició sus primeros estudios en la Escuela  La Dolorosa en 1925 y los concluye en la Escuela Buenaventura Corrales en San José. La secundaria la inicia en 1931 en el Liceo de Costa Rica y en 1935 obtiene el Bachiller en Ciencias y Letras.

 

Los estudios superiores los realiza  en la Universidad de Costa Rica. En 1937 cursa el primer año  en la Escuela de Farmacia y luego se traslada a Italia donde en 1938 cursa el primer año de Medicina en la Universidad de Roma.

 

En 1945 obtiene el doctorado en Medicina y Cirugía en esa Universidad y dos años después, en 1947  se especializa en Medicina Tropical y Subtropical.

 

Una vez en Costa Rica, en 1948 realiza el internado en el Hospital San Juan de Dios.

 

En 1948 ocupó la cátedra de Fisiología General en la sección de Microbiología de la Universidad de Costa Rica. Ese mismo año fue Director de la Unidad  Sanitaria de Santiago de Puriscal y un año después trabajó como médico en el Hospital Central de la Caja Costarricense  del Seguro Social.

 

En 1954  le nombran Médico Jefe de la Sección de Salud del Departamento de Bienestar  y Orientación  de la Universidad de Costa Rica.

 

Fue investigador en el Departamento de Parasitología de la facultad de Microbiología de la Universidad de Costa rica y por último fue Vicedecano de la Facultad de Microbiología de la misma universidad.

 

Ocupó muy variados cargos en diferentes instancias gubernamentales. Fue miembro de la Comisión nacional de Energía Atómica, en 19665, no sabemos para qué, en 1965-69 Presidente de la Asociación Nacional de Artes Plásticas y de 1968 a 1969 fue Presidente de la Asociación Cultural Dante Alighieri.

 

 Recibió varios premios. En 1950 Primer Médico Interno del Hospital  San Juan de Dios, en 1960 Catedrático de Medicina en la Universidad de Costa Rica, en 1967 Premio de Novela en el Certamen Quetzaltenango y en 1975,  Premio Magón de la Cultura.

 

Se casó con doña Clara Cornelli Marochi, profesora de griego en la Facultad de Ciencias y Letras de la Universidad de Costa Rica y tuvo tres hijos. Se radicó en Escazú, San José.

 

 Los últimos años de su vida los pasó separado de su familia.

 

Murió el 02 de mayo de 1989, en San José.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ  OTTO JIMÉNEZ QUIRÓS

 

NOVELA

 

 

1. Árbol Criollo: 1964

2. El no iniciado: 1967

 

Escribió gran cantidad de artículos que publicó en revistas  y periódicos del país, sobre temas relacionados con su profesión de médico y como intelectual interesado por los temas políticos de su momento.

 

Árbol Criollo es la primera obra que escribió Otto Jiménez Quirós como novela y la publicó en 1964.1

 

No es una novela. Es una crónica genealógica de la familia Quirós, desde los orígenes españoles e indígenas hasta la juventud del escritor. No se crea que sea cronológica o histórica. Todo lo contrario. Es una especie de caricatura de los familiares ancestrales. La crítica es irónica, pícara, humorística, epidérmica, individual, folklórica, pintoresca. A través de escenas, acontecimientos, bodas, encuentros, bailes o fiestas, viajes, muertes, juegos, paseos, va presentando las facetas más pintorescas de sus familiares. No es hiriente, más bien complaciente, socarrón. Es un humor al estilo de Aquiles y Magón solo que lo hace con respecto a sus familiares. A veces se torna narrativo, otras descriptivo, algunas discursivo pero las más de las veces valorativo, suspicaz y señalativo. Solo la primera y segunda partes están unidas por el tío Paía que es quien cuenta, expone y representa la parte jocosa y estrafalaria, a veces de sus antepasados. Después se refiere a los descendientes de los abuelos maternos y de ellos escoge seis como sus representantes y resalta aquellos aspectos que considera dignos de mención, sobre todo por ser poco corrientes, según él.

 

Es una rica variedad de escenas de los ricos de la época, sus excentricidades, vivencias, locuras, pasiones, defectos y virtudes. No alcanza a ser una crítica social, es más bien un anecdotario picaresco familiar.

 

El no iniciado es su segunda novela y la publicó en 1967.2

 

Recibió el Primer Premio de novela en Los Juegos Florales de Guatemala en ese  año. Se sale de la temática de esta generación pero sigue siendo una novela de corte monofónica. Es de crítica social y a pesar de utilizar personajes de la mitología griega, así como sus rituales, incorpora con sarcasmo e ironía las costumbres sociales de los costarricenses, sobre todo la incorporación de la cultura del guaro. Todo acontecimiento, aún el más insignificante debe ser celebrado consumiendo licor ya sea por alegría o por tristeza.

 

La novela se inicia con la llegada de un pirata a las costas americanas, llamado Ulises. Viene con el fin de invadir este territorio pero al perder una pierna de palo, decide quedarse a vivir en esta región. Poco después se une con Rebeca Quijongo y forma el clan de los Quijongo. Tienen como Dios, a Baco, el dios romano y griego del vino. Así se inicia su culto de iniciación al clan a través del consumo de vino o licor. Para ello aprovechan cualquier ocasión: bautismo, Primera Comunión, Muertes, Bodas, etc.

 

Con la muerte de la matrona del clan Babelia, después de una enfermedad y el consumo de licor en gran cantidad, el clan se reúne en Babel. A ella sigue en el poder Minos, hermano de Minos y quien a la muerte de éste toma el poder de Minos. Hermes, no sólo era diferente a los miembros del clan, sino que no puede tomar licor por impedírselo una enfermedad. Se había hecho rico fabricando guaro y vendiéndoselo a su mismo clan, secreto que sólo conocía su sobrino Orfeo.

 

La novela sigue con un sin fin de rituales sexuales y el deseo de varias mujeres de iniciar a Hermes en el sexo, pero para ello éste debería primero pasar por el ritual del consumo de licor. Por ello acude a un a un especialista para que pueda tomar licor sin perjuicio.

 

La aparición de su madre, después de muerta, encomienda al clan que Hermes sea el timón de los tres clanes que habían formado en la región. Estos eran: Eleusis, el de la capital, y el de Lutecia. Es de este último que aparece Aurora, una joven muy bella y buena que se enamora de Hermes y ambos se oponen a los rituales de los clanes Hermes es sometido al ritual de iniciación, no sin antes haberse iniciado en el sexo con Olga y otras mujeres. En el rito de la embriaguez se muere y en la vela Hermes se manifiesta, proveniente del más allá y manifiesta que resucitará. Tiempo después se confirma esta afirmación y con él trae una nueva concepción del mundo y sus valores que se fundamenta en el amor, el perdón y la esperanza.

 

Otto Jiménez Quirós tuvo por esposa a doña Clara Cornelli, de origen Griego. Era conocedor de la cultura Griega y de eso hace gala en la novela. Utiliza el ritual del no iniciado para plantear un paralelismo entre la cultura del guaro costarricense o americana y los rituales griegos, fundamentados en el dios del vino Baco o Dionisio.1

 



1 Jiménez Quirós, Otto. Árbol Criollo. Ed. Irazú, San José, 1964.

2  Jiménez, Otto. El no iniciado. Ed. Costa Rica, San José, 1974.

 

1 No haremos referencia a las particularidades de la mitología Griega. El lector puede obtener información de una enciclopedia.

Joaquín Gutiérrez Mangel

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JOAQUÍN GUTIÉRREZ MANGEL

(1918-2000)

 

 

Don Joaquín nació en Mata Redonda, San José Centro, el 30 de marzo de 1918 y murió el 16 de octubre del año 2000, en San José.

 

Sus padres fueron Francisco de Paula Gutiérrez Ross y doña Estela Mangel Rosat. Este hogar, además de don Joaquín contó con sus hermanos, Francisco Gutiérrez  Mangel (muerto) y su hermana Margarita Gutiérrez Mangel.

 

Pasó su infancia en Limón; le gustaba  brincar troncos en los bananales, jugar fútbol en las calles y encaramarse en los hombros de un enorme negro llamado Tom.

 

 "Yo viví en la selva, mi  papá tenía una finca y me llevaba con él cuando apenas tenía 7  años."1

 

Allí se crió y estudió. Dice haber sido un niño voraz en la lectura, leía todo lo que tenían su hermano y su padre en la biblioteca y después hizo lo mismo en la Biblioteca Nacional, cuando vivió en San José. Afirma que leía un libro diario durante muchos años.

 

La infancia y su juventud las pasó en Limón. La costa y la selva caribeñas moldearon mucho su forma de vivir.

 

Él considera que la necesidad de escribir surge:

 

 "cuando uno descubre la sensación de ser libre y aprende a mirar en  profundidad... y eso se lo debo a mi mar de Limón."2

 

De este puerto se vino a estudiar en  el Colegio Seminario, en San José, donde dice que se volvió a reavivar después de varios años  "sin gracia". Su profesor fue Monseñor Sanabria y sus otros maestros lo fueron Joaquín García Monge, Carmen Lyra, Chabela como él la llamaba y con el nombre que escribió un hermoso poema en 1949 cuando murió, Mario Sancho y Clorito Picado.

 

Su  padre que tenía fincas de banano en Limón, decidió mandarlo a Estados Unidos para que estudiara Economía Política. Dice don Joaquín que estuvo un año, pero:

 

 "me salí de la Facultad porque encontraba estúpido lo que me enseñaban, no era para mí."

 

Decidió  salir a correr mundo y por una:

 

 "extrañísima carambola llegué a Chile."

 

 

Chile le dio mucho a don Joaquín y a  él nuestro escritor entregó más de lo que podía dar.

Joaquín se graduó de Bachiller en el Liceo de Costa Rica en 1934. Se inclinó  por las Letras con don Joaquín García Monge y Carmen Lyra.

 

Desde el inicio de sus escritos se expresa con cariño de su Puerto Limón y matiza sus comentarios con historias de su infancia y otras experiencias  que ahí pasó. Limón es su pequeño universo, un microcosmos donde están todas las razas apretujadas en 10.000 habitantes y unas cuantas manzanas de vivienda. Por eso fue óptimo como espacio novelable. Con su selva tropical y la dura vida de los peones, es al mismo tiempo social y romántico.

 

 "San José no me motivó para la literatura, en cambio Limón me lo ha dado todo."

 

Al principio escribió poesía y dos cuentos. La primera la publicó en el diario La Tribuna, llevaba por título "Se murió Paola". Pero el género que más cultivó fue la novela.

 

En 1939 lo invitaron al Campeonato Mundial de Ajedrez que se realizó en Buenos Aires y los argentinos en vez de pagarle el pasaje de regreso a Costa Rica se lo  pagaron a Francia. La Segunda Guerra mundial le imposibilitó viajar a Europa.

 

Cuando decidió iniciar los estudios superiores, se encontró que en San José, sólo se podían realizar tres carreras: Derecho, Agronomía  y Farmacia, de ellas ninguna le interesaba, pues  deseaba ser Ingeniero. Decidió lanzarse a la Universidad de la Vida, donde no dan diplomas, pero se aprende mucho.

 

El 21 de septiembre de 1939 llegó a Chile y dijo:

 

 "Me toca un Chile en que había una primavera política y  cultural. Fue el decenio del 38 al 48. Nacía el teatro, el ballet, estaba lleno de los poetas más grandes de América y de lengua Española."

 

"Mi viaje a Chile obedeció a una razón muy simple: soy muy patacaliente, pero no paro en ninguna parte."

 

Estuvo viviendo en Rusia, en China, en Nueva York, en Europa pero fue en Chile donde se casó  y decidió instalar su centro de operaciones, como él decía.

 

Contrajo matrimonio con doña Elena Ester Nascimento Márquez, hija del dueño de una de las imprentas más prestigiosas de Chile, La Editorial Nascimento que publicara gran parte de la obra de Neruda y que al mismo don Joaquín le correspondiera corregir las pruebas. De este matrimonio nacieron dos hijas: Alejandra y Elena.

 

Trabajó como crítico de arte, periodista, fue corresponsal en Viet Nan en 1964, traductor. Tradujo muchas de las obras de W. Shakespeare.

 

Ha sido campeón por muchas veces de ajedrez en Costa Rica y ha recibido gran cantidad de premios por sus obras. Tres veces el Aquileo Echeverría, tres veces el Magón y el premio Rapa Nui y el de Casa de las Américas.

 

Habla correctamente cinco idiomas.

 

Fue profesor en la  Escuela de Filología de la Universidad de Costa Rica. Ahí impartió, tanto talleres de creación literaria, como cursos de literatura en general.

 Junto con Adolfo Herrera García, Carlos Luis Fallas, Fabián Dobles, Carmen Lyra, y otros, fue miembro del Partido Vanguardia Popular y defendió como el que más el ideario de ese partido.

 

De su matrimonio con la chilena Elena Ester George Nancimento Marquez  nacieron dos hijas Alejandra (que también ha escrito una novela) pero se dedica más al teatro y Elena que es bailarina profesional.

 

Algunas de sus novelas han sido adaptadas al teatro.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JOAQUÍN GUTIÉRREZ MANGEL

 

NOVELA

 

1. Manglar: 1947                                                                                     

2. Puerto Limón: 1950

3. Murámonos Federico: 1973                                         

4. Te acordás hermano: 1978

 

CUENTO

 

1. Cocorí: 1947 (considerada novela)

2. La Hoja de aire: 1973 (considerada novela)

 

POESÍA

 

1. Poesía: 1937

2. Jicaral: 1938

3. Chabela: 1949

4. Te conozco, Mascarita: 1973

5. Los azules días:

 

La primera novela que escribió este distinguido escritor costarricense la llamó Manglar y la publicó en 1947.1

 

Es una novela crítica, de las llamadas de protesta social. Su personaje central es Cecilia, una maestra capitalina que se desplaza hasta guanacaste, a la ciudad de Cañas, donde le corresponde laborar en una escuela campesina de las llamadas de maestro único. Se inicia con su llegada al pueblo y su hospedaje en el hotel de un chino. Pronto hace amistad con Fidel, joven inteligente y bueno que le instruye sobre el lugar y le conduce a diferentes partes, tales como Tierras Morenas para que lleve la educación a los muchachos de esa región. En este lugar el narrador describe los problemas educacionales de los estudiantes, sus conflictos y su escasa preparación. Tiene algunos enfrentamientos con Fidel Grajales y conoce a la familia de don Arnoldo, su esposa e hijos, a Sor María y al cura del pueblo, que le brindan hospedaje, consejos y ayuda, sobre todo porque padecía de una gran soledad. Así comienza sus labores educativas en la escuela y también sus conflictos, tal el caso del enorme aguacero que le impide trabajar y la salida de Grajales hacia Alajuela a llevar un ganado. Con él establece una

estrecha amistad y acepta salir de cacería. Durante la misma se pierde y Fidel debe encontrarla. Vienen otros sucesos como la herida de Vindas y la curación por parte de Cecilia, lo mismo hace con Enrique que se cayó de su moto en los disturbios que comenzaban a darse en el pueblo por su lucha en pos de mejoras salariales. Estas protestas de los campesinos mueven a Cecilia a regresar a San José. En la capital se encuentra con su padre y éste la pone en conocimiento de los problemas sociales en Centroamérica. Luego se reúnen con el sindicalista Francisco en casa de Clemencia y redactan un documento en procura de mejoras a los campesinos. La novela termina con el enamoramiento de Cecilia del sindicalista francisco y el alejamiento de su soledad.

 

La novela es de corte tradicional, cronológica, monofónica y lineal pero presenta algunos elementos dignos de destacarse. Por primera vez el personaje central  es una mujer, precisamente una maestra y desde esta posición se plantean los conflictos sociales y educativos y lo que se vislumbra como hilo conductor en las novelas de este autor, se comienza a notar, la preocupación por el individuo, su condición humana, su psicología, su interioridad, en otras palabras, el interés por mostrar la parte interior del personaje como producto de las condiciones sociales en que vive. Coincidencia o no, este será un elemento importante en las siguientes novelas de  Joaquín Gutiérrez Mangel y la gran novedad que aportara Yolanda Oreamuno Unger con su novela La ruta de su evasión, publicada un año después de esta novela, pero que estamos seguros ya estaba escrita.

 

 También debemos destacar que esta novela se enmarca en el movimiento llamado neorrealismo y que se incorpora dentro de esa corriente Latinoamericana que estaba en boga, durante los años cuarenta.

 

Otro detalle que deseamos señalar es que la zona pampera, la región guanacasteca, no ha presentado un gran atractivo para los novelistas costarricenses de relieve y esta novela quizás sea la única de valor literario y de crítica social que se haya producido porque algunas novelas de escritores anteriores y posteriores sobra la temática guanacasteca más bien se inclinan por lo folklórico y paisajista, así como costumbrista de la región.

 

La segunda novela de don Joaquín Gutiérrez Mangel la llamó Puerto Limón y la publicó en 1950.1

 

Esta novela es más ambiciosa y se inserta directamente en la crítica social de las injusticias que hacían tanto las compañías bananeras nacionales como la United  Fruit Company, con los obreros del banano. Está ubicada en Puerto Limón, su provincia natal y uno de sus muchos amores. La trama es sencilla dado que lo que lea interesa al autor es ofrecer a los lectores los conflictos entre los trabajadores del banano y los intereses despiadados de los dueños de las plantaciones bananeras, tanto nacionales como estadounidenses. Se vale de un personaje joven, Silvano, recién graduado de bachiller, rebelde, inteligente pero un tanto displicente que viaja de visita a Limón, a casa de unos tíos, más como vacacionista que otra cosa. Su tío es Héctor Rojas, hombre ambicioso cuyo único propósito es el dinero y para ello explota a los campesinos que trabajan en sus plantaciones de banano. A su llegada conoce a los trabajadores de su tío y la miseria y forma de vida de ellos le choca, le llena de pavor y por qué no, de asco. Conoce la oscuridad de la selva y sus misterios y también los primeros brotes de huelga por parte de los trabajadores. El narrador prosigue la novela con múltiples crímenes, traiciones, mítines, enfrentamientos entre los huelguistas y los dueños de los bananales, tanto nacionales como gringos. En este escenario de la huelga se desarrollan los más variados conflictos, tanto amorosos, como políticos. Silvano se enamora de su prima Diana. Se conoce la historia del negro Ton y su hermana Azucena enferma de lepra y su despido de la compañía y otros que si bien se presentan como individuales cobran el símbolo típico colectivo. Este es el caso de Silvano, un personaje que podría aparecer como antipático, superficial, grosero, propio de un adolescente de la ciudad hijo de papi que no conoce la realidad de los pobres y asalariados, pero su soledad, su misma tristeza, su carencia de proyectos, su vaciedad, mueven a compasión. Se hace merecedor al perdón, a la comprensión y por qué no a la lástima. Este elemento psicológico del personaje, ya lo habíamos señalado en su primer novela Manglar, es un acierto del autor. La introspección, la creación de caracteres, ciertamente humanos, ante la problemática social, permite que el lector se identifique con ellos, los considere creíbles, verosímiles. Ya no se presenta el típico personaje bueno o malo sino el personaje humano, que es complejo, mezcla de todo y producto del medio social y familiar que le ha tocado vivir. Es el inicio prometedor de una novelística polifónica que inspirará la creación literaria de muchos autores de las generaciones siguientes.

 

La tercera novela que escribió Joaquín Gutiérrez Mangel la llamó Muramos Federico y la publicó en 1973.1

 

Obtuvo dos importantes premios nacionales, el primero fue el premio de novela Editorial Costa Rica y el segundo, el premio de novela Aquileo J. Echeverría, ambos en el mismo año de su publicación. Esta novela continúa la tendencia inicial del autor de enfatizar el relato en los personajes, su hablar, su diálogo, su discurrir, su pensar, su decir. Poco a poco va rompiendo con la novelística monofónica para ir abriendo paso a la novela polifónica (términos que acuñamos en 1986 y que otros se han apropiado, sin señalar la referencia bibliográfica). Esto quiere decir que el autor opta por los personajes, no en el hacer sino en el pensar y decir, hasta llegar a niveles importantes del discurso. Su mismo título se inclina por ello: "Murámonos Federico", es una invitación cordial, una interpelación a su receptor inmediato, Federico de parte de Colacho, más como provocación, como ira por  que la Compañía no quería pagarle la finca y todavía Federico pensaba que tal vez le diera el dinero justo por ella. La que termina aceptando la muerte es su esposa, como única salida a su situación amorosa. El mundo interior de los personajes se abre sin tapujos, sin cortapisas y el lector poco a poco va conociendo sus temores, sus anhelos, su desolación, su soledad y tristezas y todo ello desde cada perspectiva del personaje que desaparece como bueno y malo y se convierte en un ser humano con todas las debilidades, virtudes, defectos y su carga ideológica y cultural, sus prejuicios y estereotipos y se abre paso a la lucha por metas mayores, sobre todo políticas, sin borrar su complejidad humana. De una u otra forma el autor permite que los personajes se den a conocer con sus propias voces y se presentan diferentes. Apuesta eso sí al estudio, a la preparación como una vía posible para resolver tanto la problemática individual, como la social, sobre todo en el ámbito político.

 

Una novela así, lograda a través de las voces de los personajes y las escasas intervenciones del narrador omnisciente, no puede ni debe verse como una serie plana, continua y lineal de acontecimientos. El lector no encontrará esto, a pesar que los personajes se ubican en espacios concretos y tiempos reales. Esos elementos se tornan secundarios porque lo más importante es la problemática vital de los personajes que les toca vivir determinada sociedad, dividida en los dueños del poder, los ricos y poderosos y los pobres y asalariados y, esto deseamos destacarlo las relaciones patriarcales de la familia que alienan al individuo, lo enajenan y le impiden el desarrollo humano deseado, en un sistema económico injusto, donde unos tienen todo y otros casi nada.

 

La novela plantea a estos personajes bajo dos grandes conflictos, uno individual, el de Estebanita y Federico, familiar, hasta con triángulo amoroso con la Nicoyana y el otro político, social, Federico y la Compañía Bananera. El espacio concreto es Limón con referentes breves a otros lugares del país como San José. Del matrimonio de Federico y Estebanita  nacen dos hijos Flor de María y José Enrique. Federico no sólo lucha contra la bananera que trata de apropiarse de sus tierras sino con su esposa que sabe y cree que él la engaña y como venganza decide quedarse en la cama y no hacer otra cosa que esperar la muerte. Ninguno de los dos conflictos se resuelve favorablemente a los personajes pero muestran la dureza que enfrentan en una sociedad  como la que vivían. Federico favorece la entrada en las fincas bananeras del moko, For de María comunica a su padre el deseo de casarse, la enfermedad de su madre y la de Colacho y la historia de Víctor Julio y el diario intercalado de su hermano José Enrique. Este mosaico de situaciones permite al lector entrar en lo más profundo de la tragedia humana, sus debilidades y aspiraciones así como sus luchas y fracasos. Al final conocemos a seres humanos viviendo la realidad de un país y sus propias limitaciones.

 

La cuarta novela que escribió Joaquín Gutiérrez Mangel la llamó Te acordás hermano y la publicó en 19781.

 

Premio Casa de Las Américas en 1977. Es importante señalar que la evolución novelística sufrida por el autor, en sus dos primeras novelas llega a presentarnos una novela más del decir que del hacer. Por eso encontramos mucho diálogo, más pensar, reflexionar que actuar y esto es importante porque se inicia una notable mejoría en el quehacer literario, es una nueva ruptura con la tradición de las generaciones anteriores que se mantenía en el nivel del hacer, de la aventura. Ahora este escritor presenta personajes que piensan, difieren de otros, se equivocan pero son pensantes, críticos, analíticos. De ahí que la historieta narrada sea secundaria y el primer nivel lo asuma el discursivo.

 

Así la historieta se nos presenta sencilla. Pedro Ignacio Palacios, joven intelectual que inicia su papel como militante político, crítico y consciente según su propio narrador, se inserta en la problemática política de Chile en los años que van de 1948 a 1950 que fue el período, o parte de él, del presidente chileno Gabriel González Videla. Se ubica en los hechos históricos de la proclamación de la Ley de la defensa permanente de la democracia, más conocido como La época de la infamia, en ese país. Esta novela se presenta como la primera en importancia que se interesa por un tema que nos es nacional directamente y esto abre a la narrativa nacional las fronteras de un horizonte universal, deja ver al autor que el mundo es mucho más amplio, que su aldea y se dispara hacia nuevos retos. Viola lo nacional y se introduce, aunque tímidamente en lo universal. El hombre no tiene fronteras.


La novela se inicia con un diálogo entre Pedro Ignacio y El Marqués. El narrador es protagonista. Es el mismo Pedro Ignacio y el espacio en que se realiza la escena es su departamento. Es la época de otoño, en el mes de mayo y la novela se prolonga hasta la primavera en el mes de enero. Precisamente fue parte del tiempo que el autor estuvo en Chile y le correspondió corregir las pruebas del Canto General: 1950 del poeta chileno Pablo Neruda. El personaje principal sobre el que gira el relato es Pedro Ignacio Palacios, joven escritor e intelectual que abandonó su madre de niño y se creó con su padre. Es traductora de libros y trabaja en un periódico local y milita con el partido comunista. Por otra parte el Marqués que representa el interlocutor de Ignacio, es venezolano y reside en Chile en busca de dinero. También es escritor, también es militante comunista y crítico del sistema dictatorial. La novela discurre en una serie de acontecimientos propios de los jóvenes militantes de izquierda y su participación política contra un régimen dictatorial de derecha. Así muere el estudiante de medicina Lucho Fefres, atropellado por un carro (¿Intencionalmente?). Es la época de formación del intelectual latinoamericano crítico, comprometido con el pueblo y sus ideales. Por eso esta novela es reveladora de una conciencia joven intencionalmente comprometida, partidaria y solidaria con los más necesitados pero, sobre todas las cosas, comprometida  con un ideal político claro antiderechista, anticapitalista y antiimperialista.

Cocorí la publicó en 1948.1

 

Es la segunda ¿novela? que escribió don Joaquín Gutiérrez Mangel. En verdad la escribió en 1947 y fue premiada con el Premio Rapa-Nui en 1947. Se ha considerado como una novela corta. Nuestro criterio es que es un cuento maravilloso moderno.

 

El motivo que desarrolla este relato es "la fugacidad de la vida", tema que ha sido  incorporado en la literatura  desde los místicos españoles del siglo VII. Tanto Sor Juana Inés de la Cruz, como Quevedo habían escrito sendos sonetos  con este motivo y usado la rosa como elemento significativo o simbólico. Expresa Sor Juana Inés:

 

"Rosa divina que en gentil cultura

Eres con tu fragante sutileza

Magisterio purpúreo en la belleza,

Enseñanza nevada a la hermosura;

 

Amago de la humana arquitectura,

Ejemplo de la vana gentileza

En cuyo ser unió naturaleza

La cuna alegre y triste sepultura;

 

¡Cuán  altiva en tu pompa, presumida,

Soberbia, el riesgo de morir desdeñas!

Y luego, desmayada y encogida,

 

De tu caduco ser das mustias señas;

¡Consigo, con docta muerte y necia  vida,

viviendo engañas y muriendo enseñas!"

 

Quevedo, en el soneto a  Velisa, utiliza el mismo motivo y el autor de Cocorí,  cita dos versos como epígrafe en su relato:

 

"A  breve vida nace destinada

Sus edades son horas en un día".

 

Como se observa existe una intención expresa por parte del autor de Cocorí de utilizar ese viejo motivo de la brevedad de la vida utilizando la rosa como símbolo.

 

La historia de Cocorí se puede sintetizar  así:

 

Cocorí, un niño negro vive con su madre en un puerto (¿Limón?). Un día  llega un barco y en él una niña rubia. Cocorí la conoce y le promete  un monito Tití, después de intercambiar unos caracoles por una rosa. Cuando Cocorí logra capturar el monito y regresa al barco para entregárselo a su amiguita, ésta ha desaparecido. Cocorí se entristece por ello y más aún cuando encuentra su rosa marchita y con los pétalos en el suelo. Decide salir a rodar tierras en busca de respuesta a la pregunta: ¿Por qué unos seres viven tantos años y otros tan poco?

 

Esto le permite abandonar su casa en busca de la respuesta. Así visita a los  hombres sin obtener resultado. Luego decide ir donde viven los animales más viejos: El Caimán y la Bocaracá. Después de varias aventuras en la selva, regresa a su casa y de camino se encuentra con  El Negro Cantor. Éste le explica con facilidad la importancia de vivir dando luz, generosidad y amor y no vegetando como algunos animales. Cocorí se siente satisfecho con la respuesta  y  regresa a su casa muy feliz, sobre todo  cuando descubre que su madre Mamá Drusila ha sembrado un rosal con la flor (la rama) que le había dado la niña.

 

El narrador es típicamente omnisciente y se coloca  desde fuera de la historia, aunque por momentos se evidencia en la primera persona de la enunciación (narrador-autor):

 

"La selva continúo abriéndose ante nuestros tres amigos."1

 

Incorpora también al destinatario social y dice:

 

"Y la tortuga explicó a sus asombrados amigos  que los pájaros, ante esa mirada hipnotizante, sienten que las alas se les paralizan y comienzan a acercarse como sonámbulos. La culebra no hace otra cosa que mirarlos, vibrando su lengua viperina entre las fauces. El pájaro salta de rama en rama, siempre acercándose sin poder  apartar la vista, hasta que se va de bruces  en la bocaza abierta.

 

_ Por eso, por si acaso -terminó sentenciosamente doña Modorra-, lo mejor es no mirarlas de  frente".2

 

El primer párrafo es presentado por la voz del narrador, sin embargo en el segundo afirma  que fue la voz de la tortuga Doña Modorra. Esto evidencia dos cosas:

1.   El narrador no logra  desprenderse de la historia, objetivarla. Se pone de manifiesto y toma partido.

 

2.   El narrador, sujeto de la enunciación, da la palabra a los personajes para que narren pero interfiere en sus relatos. No  cede la autonomía al sujeto del enunciado. Lo anterior  permite afirmar que el sujeto de la enunciación es  homólogo al sujeto del enunciado y al destinatario. Es decir se presenta una contradicción entre el modo de la narración y los puntos de vista de las voces narrativas. Esta ambigüedad permite establecer otros elementos del relato, tanto al nivel de la expresión como el conceptual, que explican la estructura del cuento y su sentido.

 

Cocorí se estructuró formalmente como un cuento maravilloso (de hadas) moderno.

 

Los cuentos de hadas o maravillosos se estructuran de la siguiente manera: Parten de una situación inicial negativa, donde el héroe se rebela contra lo establecido. Se presenta como necesitado, en crisis con la sociedad  o consigo mismo y rompe el contrato (lo preestablecido). Sale  a "correr mundo" en búsqueda  de respuestas; es  como un  proceso de iniciación para concluir restituyendo el contrato. La situación final es el triunfo  no del héroe sino de lo establecido. Para ello el héroe  es sometido a dos momentos estructurales importantes: una prueba particular y otra fundamental. En la primera  se pone a prueba  las virtudes morales del personaje y en la segunda su heroicidad maravillosa, luego que es asistido por un elemento mágico obtenido en la prueba particular. Por ello hablamos de una iniciación: el héroe se inicia en la vida. No conoce las leyes sociales y naturales y sale en busca de aventuras que le enseñen sobre lo desconocido. Al final comprende no sólo las leyes sociales y naturales sino que restablece  el orden social inicialmente puesto en duda.

Cocorí  así como el narrador  afirman constantemente:

 

"El mundo marcha de cabeza y yo soy un niño y no puedo comprenderlo".1

 

"A Cocorí se le cayó el alma  a los pies. ¡Cien años! ¿Cómo podría esperar cien años en un mundo patas arriba?"

Fabián Dobles Rodríguez

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FABIÁN DOBLES RODRÍGUEZ

(1918-1997)

 

 

Don Fabián Timoteo de Jesús Dobles Rodríguez nació en San Antonio de Belén, cantón de la provincia de Heredia, el 17 de enero de 1918 y murió recientemente el 22 de marzo de 1997. Fue  uno de los siete hermanos que constituyeron el hogar formado por  el Dr. Miguel Dobles Sáenz y doña Carmen Rodríguez Solera. También su hermano  Álvaro  es escritor y novelista como él.

 

Desde muy pequeño, a los tres meses le corresponde viajar por  el país. Esto por la profesión de su padre. Este deambular  lo  comenzó en el cantón de Atenas a los  tres meses. Después le corresponde vivir, por tiempo indefinido en Santo Domingo, Barba, San Pedro de Poás, San Antonio de Belén, Atenas y Villa Quesada. Ello le permitió, desde muy pequeño estar siempre  vinculado  a las zonas rurales del país.

 

Los estudios primarios los realizó en la escuela de Atenas, cantón  de la provincia de Alajuela. Desde sus primeros años escolares Fabián muestra habilidades especiales para escribir. Era el primero de la clase en composiciones y ayudaba a su padre a pasar en limpio algunos escritos que realizaba para el periódico El Correo Nacional. Su padre ganó un segundo lugar en cuento en un certamen convocado por la Botica Francesa, en 1915. Esta influencia  y el cuido del idioma por parte de su madre fueron moldeando al futuro escritor.

Los estudios secundarios los realizó en el Colegio Seminario y los concluyó en el Liceo Costa Rica. Se graduó de Bachiller en 1935.

 

Realizó estudios superiores en la Universidad de Costa Rica. Se inclinó por la carrera de Derecho. Obtuvo la pasantía pero muy poco  ejerció esa profesión. En un principio trabajó en la Sección Legal del Patronato Nacional de la Infancia y en la Caja del Seguro Social de Costa Rica, desde su fundación hasta 1948. Impartió lecciones en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y la Escuela de Servicio Social, ambas de la Universidad de Costa Rica.

 

A partir de 1948 trabajó como repartidor de leche a domicilio y fabricante, en pequeña industria, de mantequilla. Poco después montó una empresita de telares manuales, donde  él mismo es obrero, tintorero y tejedor.

 

De 1951 a 1958 se dedica a la empresa maderera. Se convierte en administrador de un taller de puertas y ventanas y laqueador de muebles. Manejó la sierra, la canteadora y otras máquinas de ebanistería.

 

Por algún tiempo fue profesor de inglés en el Liceo de Costa Rica, desde 1958 hasta 1960.  De ahí fue despedido por sus ideas y militancia política en el  Partido Comunista.

 

Además de estas variadas ocupaciones que intercaló con  la lectura y escritura, se desempeñó como periodista y  redactor y corrector de pruebas de la revista Aurora y los semanarios Adelante y Libertad. Ha sido Presidente  del Instituto  Cultural Costarricense -Soviético.

Sus últimos años los pasó en su finquita El sitio de las abras, una propiedad de tres manzanas. Se dedicó al cultivo del aguacate y los cítricos. Está ubicada en San Isidro de Heredia.

 

Vivió  ahí en compañía de su familia, su esposa doña Cecilia Trejos y algunos de sus hijos menores y con la visita cariñosa de sus nietos. Tuvo cinco hijos: Natalia, Catalina, Aurelia, Paula y Cecilia. Su matrimonio lo inició en 1942.

 

En 1948, durante la guerra civil, fue encarcelado, por razones políticas y por ser miembro del Partido Vanguardia Popular, de ideología comunista.

 

Murió el 12 de abril de 1997.

 

LO  QUE ESCRIBIÓ FABIÁN DOBLES RODRÍGUEZ

 

NOVELA

 

1. Ese que llaman pueblo: 1942

2. Aguas Turbias: 1943

3. Una burbuja en el limbo: 1946

4. El sitio de las abras: 1950

5. Los leños vivientes: 1962

6. En el San Juan hay tiburón: 1967

7. Los años, pequeños días: 1993

 

CUENTO

 

1. La Rescoldera: 1947

2. Antes que nada: 1952

3. El Jaspe: 1955

4. Historias de Tata Mundo: 1955

5. La Conejera: 1957

6. El maijú y otras historias de Tata Mundo: 1957

7. El Targuá: 1960

8. El violín y la chatarra: 1966

9. La pesadilla y otros cuentos: 1984

10. El abuelo cuentacuentos: 1987

 

POESÍA

 

1. Tú, voz de sombra: 1944

2. Verdad del agua y del viento: 1949

3. Yerbamar: 1965

4. Antes que nada tata: 1952

 

TEATRO

 

1. La Barrilete: 1965

 

 

La primera novela que escribió Fabián Dobles Rodríguez fue Ese que llaman pueblo y la publicó en 1942.1

 

Y de verdad que el autor se preocupó por dar a conocer, al pueblo, a sus habitantes, sobre todo los campesinos y sus congojas, amores y traiciones. Es la clásica novela de denuncia. Es la crítica al sistema social injusto, donde priva el poder del rico sobre los intereses de subsistencia de los más desposeídos, el poder del más fuerte. Se descarna la sociedad víctima del vicio, de la explotación, de la familia degradada, de la violencia doméstica y las relaciones patriarcales, donde la mujer lleva la peor parte y apenas si se dibuja un atisbo de esperanza, al final cuando una de ellas ingresa a estudiar.

 

El triángulo amoroso está presente pero es el pretexto para mostrar las penalidades de los personajes y no lo sentimental, únicamente, de ellos. Juan Manuel Anchía, novio de Rosalía Campos, se traslada a Parrita en busca de mejores opciones de trabajo, pues su pequeña finca no le da sino para los gastos. En ese lugar enferma de paludismo y sufre grandes calamidades económicas. Un año y medio después regresa a su pueblo con la esperanza de casarse con Rosalía. Él cree que ella tenía otro hombre, por lo que decide irse para San José. Ahí conoce a Reyes Otárola y se hacen amigos. El narrador aprovecha para contar, a través de este personaje, su vida. Es una historia insertada, rica en aventuras, venganzas, muertes, huidas, maltratos de las mujeres por esposos machistas, matrimonios que duran poco tiempo y nuevas huidas en busca de mejores oportunidades.

 

Todas estas historias son aprovechadas por el autor, que a través de los personajes da a conocer las costumbres del pueblo, sus vicios, sus necesidades, la falta de educación y las escasas oportunidades de un futuro mejor. El lector viaja con los personajes por los centros de prostitución de San José, sus fiestas. Es la típica degradación de los campesinos que viajan a la ciudad en busca de mejor suerte. Al final Lico conoce por medio de su hermano que Rosalía no lo había traicionado y decide iniciar de nuevo su vida de campesino asalariado y casarse con ella. Es un final de esperanza, positivo pero que no cambia en nada la problemática social imperante, más bien en un poco de resignación e impotencia.

 

La segunda novela es Aguas Turbias y la publicó en 1943.1

 

Su fábula es la siguiente. Un campesino se enamora de la hija del gamonal del pueblo. El padre de ella, desde luego se opone a la relación y Chepe González, hermano de Chela, se vate en duelo con Moncho. De la pelea resulta muerto Chepe. Moncho huye y se dedica a fabricar licor de contrabando pero dura poco en esta actividad porque lo apresan en su fábrica. Fue encarcelado por dos años. De regreso a su pueblo, se enamora de Ninfa, una campesina, madre soltera que fue recogida por la madre de Moncho y se casa con ella y se dedica a la caza de pájaros  y sigue fabricando licor. De su matrimonio nace una hija.

 

Poco después se realizan unas elecciones en su pueblito natal el barrio de La Concepción y  el candidato de Juan Ramón (Moncho), perdió. Decide entonces trabajar la tierra y para ello realiza muchos préstamos  al gamonal del pueblo, don Bermúdez. Así Moncho comienza su endeudamiento y su degradación paulatina que lo lleva a enfermar y morir poco después. La familia se ve despojada de su casa, su hijo enferma y su madre busca ayuda para comprar las medicinas; entonces aparece el socorro interesado de ñor Bermúdez. A pesar de los esfuerzos Monchito muere.

 

Esta novela de Fabián es poco citada y menos comentada por la crítica. En el argumento o fábula tiene mucho parecido con Juan Varela de Adolfo Herrera García y es como la antesala de la novela El sitio de las abras de Fabián, que si tuvo éxito en la novelística costarricense.

 

La novela se mantiene dentro de la misma corriente de la generación de 1942. Es de corte social y se da el enfrentamiento entre campesinos explotados y gamonales ricos que se apropian de las pocas tierras de los campesinos y los convierten en trabajadores de sus haciendas, mal pagados y a veces maltratados. Es el campesino del campo enfrentado a un destino casi seguro de pobreza y muerte. Buscar antecedentes a este tipo de novelas con triángulos amorosos de por medio es fácil. Podríamos afirmar que hasta la generación de 1957, se dieron constantemente. Así podríamos citar sólo algunas, El pobre Manco, El hijo de un gamonal, El Moto (relato), Juan Varela, etc. Son sólo algunas de las más conocidas.

  

La tercera novela que escribió, fue titulada como Una burbuja en el Limbo y la publicó en 1946.2

 

La historieta es lineal, cronológica y sencilla. Ignacio Ríos vuelve a su hogar después de haber estado algún tiempo en Puntarenas. Es una especie de hijo pródigo que regresa. Su padre y sus otros dos hijos deciden poner en juicio al hijo descarriado que ya desde la escuela mostraba su rebeldía con el sistema educativo y social, en general. Lo pone a trabajar de guarda en su finca pero Ignacio poco le importa lo que hagan los peones y más se preocupa por la naturaleza. Más bien se dedica a crear esculturas, sus ángeles, como les llama, juega con papalotes y vagabundea (según los cánones del pueblo). Por eso le llaman el loco Ríos o simplemente el vago Ríos. Se enrola en una campaña militar en Guatemala pero cuando llega a Nicaragua la misma ya ha terminado. Participa en nuevas aventuras políticas, esta vez en las elecciones entre conservadores y liberales. Asiste a enfrentamientos físicos y le corresponde trasladar a su casa a su padre gravemente herido. Huye de la casa y años después venga la afrenta sufrida por su padre. Da muerte al comandante que lo había golpeado y permanece casi en el olvido.

 

Es una novela de tipo aventurero pero sin tomar las aventuras en sí mismas si no para presentar un personaje degradado socialmente, un rebelde contra las convenciones sociales, las injusticias, los tradicionalismos familiares, la educación, sobre todo la secundaria, alejada de la realidad y descontextualizada, sin importancia para el individuo y sí para mantener el sistema injusto como tal.

 

La cuarta novela es quizás la más conocida y comentada por los críticos e historiadores de la literatura. La llamó El sitio de las abras y la publicó en 1950.1

 

Podríamos decir que Juan Varela: 1939, de su amigo Adolfo Herrera García, ya había tratado el  asunto de la tenencia de la tierra que es el tema central de esta novela. Comienza con la llegada a la montaña de ñor Espíritu Santo Vega y sus dos hijos mayores y empiezan a votar montaña con el fin de cultivar la tierra. A esto se le llama "abras", limpieza de la tierra. Junto con otros campesinos que hacen lo mismo, forman una comunidad amorosa, solidaria y a su manera próspera. Todo marcha bien hasta que ñor Vargas, ya entrado en años decide vender su finca a Ambrosio Castro, hombre de la ciudad, ambicioso y de mucho dinero. No más llegado a la comunidad, se da la lucha entre los campesinos, por defender sus tierras y éste por despojarlos de ellas, gracias a su dinero, la astucia y el apoyo de las autoridades corruptas. Es aquí donde aparece en escena un personaje providencial, una especie de salvador, llamado Martín Villalta, hombre justo, astuto, sagaz y justiciero. Se dedica a cazar tiburones y, al percatarse de la situación injusta que se da contra los campesinos inicia la lucha junto a ellos. Logra sus propósitos por un tiempo, pero un día, muere su esposa y Martín Villalta se aleja de las abras y la lucha por la tierra regresa de nuevo y esta vez vencen Los Castro.

 

Después de algún tiempo llega a las abras, cuando ya eran un latifundio de los Castro, Martín Vega, bisnieto de ñor Espíritu Santo Vega y nieto de Martín Villalta. Los campesinos se habían convertido en peones explotados por el gamonal y se habían empobrecido, trabajando en tierras ajenas. Inicia una lucha, legal sin cuartel por recobrar las tierras a los campesinos sin obtener éxito. Al final de la novela, Martín Vega se encuentra con su padre Marcelino Vega, lo invita a tomarse unos tragos en el Comisariato y empiezan una relación familiar que nunca habían tenido. Marcelino le perdona el olvido y el alejamiento en que lo mantuvo, cuando mató a Laureano Castro por abusar de su esposa, su estadía en la cárcel y su poco interés por los bienes familiares. En su conversación dejan la sensación de que la lucha continuará y vislumbran un futuro mejor para los campesinos.

 

Esta novela es la culminación de las llamadas novelas del agro, de la tierra. Con ella se rompe, si no totalmente, al menos en gran parte, con el mundo armonioso entre campesinos y terratenientes, ese mundo donde los peones y sus esposas vivían idílicamente como en un paraíso, donde el gamonal y su esposa eran los padrinos de los hijos del campesino, hacían fiestas el día del santo patrón, invitaban a su casa y compartían la comida en franca armonía, donde el gamonal convertía parte de su finca en potrero para crear equipo de fútbol, regalaba el terreno para construir la iglesita o la escuelita y el campesino tenía asegurada la subsistencia de su familia. Esto desaparece en esta novela porque ya el personaje rico es de la capital y no vive en la hacienda, sus relaciones sociales no existen sino las comerciales. Se da la clásica relación de todo para mí y nada para usted. Esto se da en esta novela. Aquella visión paradisíaca de las novelas, relatos y cuentos de las generaciones anteriores desaparece, por lo menos para los autores de esta generación más críticos, tal el caso de Fabián Dobles Rodríguez, Adolfo Herrera García, Joaquín Gutiérrez Mangel y Yolanda Oreamuno Unger, estos dos últimos abren la temática social desde otras perspectivas, como la introspección de los personajes.

 

La quinta novela Los leños vivientes fue publicada en 1962.1

 

La escribió doce años después y la dedicó  a Carmen Lyra. Presenta una historia sencilla y lineal. Cuatro camaradas se encuentran presos por supuestos delitos políticos: Pedro Canalías, un viejo Asturiano y padre de Carlos, Federico Picado, Ustos Robinson, un negro sastre, el de las manos delgadas, joven escritor (¿Carmen Lyra?). Se  entretienen comentando los  acontecimientos y jugando tablero o ajedrez, así como improvisando simuladas corridas de toros. Se aprovecha  la  cita de Bautista Valerio para  introducir su historia.

 

Una familia de Barrio Jesús de Atenas de Alajuela compuesta por María Rodríguez y sus seis hijos ya  que Anselmo, su esposo, ha muerto, llega a la ciudad en busca de  un futuro mejor y se insinúa para solicitar  ayuda a los camaradas de Anselmo. En  San José,  después de algunas impresiones  llegan al Parque Morazán, donde les toma la noche sin poder encontrar a una amiga que supuestamente  les buscaría alojamiento. Se encuentran  con una mujer que después de  averiguar su vida les conduce hasta el María  Aguilar, donde les ubica en su rancho.

 

Ahí pasan los días hasta que María da a luz. Tres días después  es llevada presa acusada de haber matado a su hijo. En el juzgado se aclara la intriga "salomónicamente" al descubrir que el  hijo Anselmito no  había muerto, sino que había sido  entregado a Teresa, novia y compañera de Bautista Valerio con el fin, no sólo de engañar  a éste que anhelaba tener un hijo, sino poder venderlo a una familia adinerada. La que preparó toda esta intriga fue Filomena Galindo, la mujer que ayudó a la familia a encontrar casa y que era partera, además de otros oficios. Enterado Bautista Valerio de su desgracia y burla, decide regalar todos los haberes que había comprado para su hijo, a Anselmito y así  lo hace. Solicita ser el padrino del niño y se lleva a vivir a María a casa con su madre, emplea a José en su carnicería y le lleva a la concentración del primero de mayo. Ahí ven pasar a los trabajadores organizados y los camaradas.

 

De nuevo en la cárcel, se comenta sobre la supuesta muerte de Bautista Valerio y los actos vandálicos de los alzados. Se introduce el nombre de Belisario Albajes, vendedor de santos y da comienzo su historia.

 

Aparece el personaje en compañía  de Elías Largaespada, un nica revolucionario, medio aventurero que andaba en busca de armas para derrocar a Somoza. Después de un  encuentro donde se toman unas copas y charlan un poco, Belisario parte con Felipa, su compañera, mujer fortísima que  le salva de los peligros cuando está pasado de licor. Deambulan por las calles en busca de compañía que les inviten a unas copas y así llegan donde los muelleros y un campesino que cumple  con el orden judicial. Esto les permite contar algunas historias, mientras toman tragos y aplacan el frío. Algunas historias son picarescas como la de Belisario sobre las abuelitas y la del trapichero y sus hambres desmedidas. Belisario además da a conocer, a través de sus monólogos, la historia de su abuelo, sus perros, la montaña y su muerte.

 

Nuevamente se presenta otro encuentro de Belisario con Largaespada y la presentación de Eufemio Barga. A través de él se da a conocer sus andanzas y la historia de su padre e hija María  Esperanza que fue novia de Belisario, y cómo llegaron a tener fortuna en negocios ilícitos. Después de otra borrachera, aparece Felipa y se lleva a Belisario para la casa. De camino encuentran a Carlos, hijo de Pedro Canalías que lo están linchando por mariachi, los  liberacionistas y Felipa lo salva. Esto permite un encuentro entre Belisario, poco después en casa de Pedro Canalías, donde se recupera  Carlos. Ahí se conoce la historia del asturiano y después de unos monólogos de Belisario, donde se ponen de manifiesto sus fracasos, Pedro lee a Carlos unos escritos de Belisario biográficos. Por ello se conoce  parte de la vida de éste, sus viajes a la zona sur, el encuentro con Mauricio Forrester y su esposa Luisa Forrester, visita Puerto Cortés, Golfito y playa Madrigal, se describen las penalidades de los trabajadores y deja la historia, inconclusa.

 

Continúa la narración con el llamado que hace la burguesía para una concentración, en San José, el 12 de octubre de 1947. Se contrapuntean los preparativos de la burguesía en casa de Eufemio Barga y el viaje de los trabajadores del sur a la capital. Por  otro lado la comodidad de los ricos y por otro las penalidades y sufrimientos de los trabajadores en su travesía y la orden de no dejarlos pasar del Guarco.

 

Nuevamente, en la cárcel, se habla de la muerte de Mauricio Forrester, que venía con los trabajadores del Sur, y de Bautista Valerio, así como Belisario. Los gritos de los presos llama la atención de, el de las manos delgadas que descubre la llegada de Bautista Valerio como prisionero nuevo. Con esta entrada termina la novela.

 

La novela está bien estructurada. Desde un presente y un lugar físico: la cárcel, se desarrollan historias de algunos personajes (camaradas) que tuvieron  alguna participación en los hechos sangrientos del 48. El punto de vista es planteado desde los personajes principales, el narrador permite a ellos contar sus historias, dialogar e ir desarrollando los hechos. El narrador interviene poco con sus comentarios, pero sí deja una clara posición ideológica: la marxista.

 

A veces los hechos no responden a una búsqueda de los personajes sino al azar: conflictos de María en San José y encuentro casual con  Filomena Galindo, trama del niño Anselmito y aparición del benefactor Bautista Valerio, encuentro de Forrester y Belisario, en la playa, etc. Todos ellos muy casuales o manipulados.

 

"De momento, como por arte de magia le  tiene techo a María Rodríguez. Filomena Galindo lo sabe todo. El comprador para la casa más lujosa, pero también de con una mujer encinta que vaga en apuros y conoce un cuchitril que  la ciudad le ha reservado."1

 

En ella se usan las referencias geográficas reales y el nivel simbólico es superficial. Los hechos son narrados bajo la óptica causal o mejor dicho casual y los personajes se presentan como buenos y malos y con casi ninguna evolución. Sigue siendo válida la dicotomía campo-ciudad y ésta es contaminante para los campesinos.

 

Es, en fin, una novela sin mayor trascendencia.

 

En el San Juan hay tiburón la publicó en  1967.2 Es la sexta novela de Fabián Dobles Rodríguez.

 

Se le dio el premio nacional Aquileo J. Echeverría de novela. La escribió cinco años después.

La historia está llena de aventuras como todas las novelas de Fabián Dobles Rodríguez. Se inicia la obra con una escena entre Gugú, un sordomudo del pueblo, unos vecinos y el pulpero y la relación, según ellos, de la maestra de escuela Graciela y don Jovel, dueño del aserradero. Es un escenario para iniciar una serie de relaciones entre personajes, que de una u otra forma tratan de ayudar al movimiento sandinista contra la dinastía de los Somoza. Se dan los primeros contactos entre los costarricenses Fermín y Archibaldo Pastora y Sebastián Molinos, este nicaragüense y la relación amorosa con la maestra Graciela. Esperan la llegada de un camión. Se suceden unas cuantas escenas de relleno que abren futuros procesos amorosos entre la pareja, Gugú el sordomudo, don Jovel y la espera del camión. Después de tres semanas llega el camión y don Jovel, Sebastián, Fermín y Archibaldo se embarcan en el San Juan para ir a esperar a Matagalpa, Luciano Argucia y otra persona no identificada. En la travesía se cuentan historias y promesas, reacuerdos de niños y jóvenes aventureros. Al llegar al punto indicado se percatan de que Matagalpa es un traidor, lo amarran y dejan a Archibaldo en su custodia. Mientras tanto se narran acontecimientos de rellano de índole amorosa, tales como la visión del Gugú de Graciela bañándose en el río. Asistimos a informaciones por parte de personajes como las de Sebastián y Luciano que cuentan a don Jovel sobre las cárceles de Nicaragua, sus experiencias, que van indisponiendo al lector contra la dinastía somocista y sus crueldades. Siguen las aventuras, esta vez el encuentro de los buenos contra la guardia somocista y la muerte de don Jovel, víctima de las quemaduras, no sin antes asistir a escenas jocoso-trágicas de Gugú y la muerte de Matagalpa por parte de Archibaldo, la llegada de Cayetana con la noticia de que Matagalpa era traidor, la discusión entre Fermín y Luciano y las explicaciones  y la posible, casi virtual unión entre Graciela y Sebastián. Así termina esta novela de aventuras revolucionarias que desde nuestro punto de vista es la más forzada de don Fabián Dobles Rodríguez.

 

La séptima y última novela de Fabián Dobles Rodríguez la llamó Los años, pequeños días y la publicó en el año 1989.3

 

Esta es la novela de aventuras de la infancia y juventud de un personaje adulto que recuerda con nostalgia los tiempos idos. Es un viaje con camión incluido hacia su pueblo natal y sus aventuras de niño, costumbres de la época, remembranzas, pequeñas cosas valoradas desde la perspectiva de la vejez. Van desde las enfermedades de sus padres, los primeros acercamientos a las niñas vecinas, las pestes (su padre era doctor y Fabián lo acompañaba por todo el país), el intento de violación por un sacerdote, las primeras socas, hasta llegar al reposo de su hogar a los setenta años.

 

Esta novela se convierte en la biografía incompleta del autor, lo que faltaba por contar. Es el recuerdo de su niñez e infancia. Por eso tiene un marcado tono de nostalgia, de tristeza por lo ido y de reposo por lo vivido. Es el otoño que llega con sus muchos recuerdos del pasado. Así como Carlos Luis fallas Sibaja escribió su Marcos Ramírez: 1952 y Mi Madrina: 1950, Joaquín Gutiérrez Mangel, su Crónica de otro mundo: 1999, Fabián Dobles Rodríguez dejó Los años, esos pequeños días: 1989, como su última novela de recuerdos de la infancia.

 



1 Dobles Rodríguez, Fabián. Ese que llaman pueblo. 2ª. Edición Editorial Trejos Hermanos, San José, 1968.

1 Dobles Rodríguez, Fabián. Aguas Turbias. Ed. Costa Rica, San José, 1983.

2 Dobles Rodríguez, Fabián. Una burbuja en el Limbo. 2 da. Ed. Trejos Hermanos, San José, 1971.

 

1 Dobles Rodríguez, Fabián. El sitio de las abras. Ed. Costa Rica, San José, 1975.

1 Dobles Rodríguez, Fabián. Los leños vivientes. Ed. Costa Rica, San José, 1962.

 

1  Ob. Cit. p. 48.

2 Dobles Rodríguez, Fabián. En el San Juan hay tiburón. Ed. Costa Rica, San José, 1978.

3 Dobles Rodríguez, Fabián. Los años, pequeños días. Ed. Norma, San José, 1993.

 

Rosalía Muñoz Picado de Segura

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ROSALÍA MUÑOZ PICADO DE SEGURA

(1917)

 

 

 Rosalía Muñoz Picado nació el día 08 de julio del año 1917, en San José, en Limones, en una hacienda propiedad de su padre Enrique Muñoz1. Cuando su madre María Luz Picado Suverville muere al dar a luz su otra hija Sonia y es Rosalía a quien le corresponde hacerse cargo de su crianza, siendo apenas una niña. Estudió Periodismo en la Universidad de Costa Rica. Vivió algún tiempo en Guatemala y perteneció a la Asociación de Autores y Compositores de Costa Rica. Por una foto que aparece en la novela Sacrilegio, observamos que fue una mujer muy bella y por sus novelas debió haber sido preparada y estudiosa. Quizás con derechos propios se puede considerar una mujer consciente de género y conocedora de sus deberes y obligaciones pero sobre todo defensora de los derechos de la mujer y la necesidad de luchar por una igualdad genérica justa. Fue elogiada por algunos críticos latinoamericanos por la lucha que dio en ese sentido y los testimonios utilizados en sus obras. Solo se publicaron las de tema moral y religioso.

 

Fue la directora y fundadora, del semanario Mundo Femenino, desde el año 1941 En 1949 escribió la biografía de don Florencio del Castillo

 

Después de su divorcio del primer marido viaja a México y ahí conoce el que sería su esposo definitivo, el señor Chumacero. Sólo engendró dos hijos con el primer marido ya que debido a una operación quedó imposibilitada para volver a tener niños. En ese país se estableció definitivamente. Trabajó en diferentes medios periodísticos locales y revistas tales como Impacto, Jueves de Excelsior y Vanidades.

 

Dejó varias novelas sin publicar: La visitante de la casa gris, Vencedoras del destino, El vaso de las siete almas, Cita en el cementerio y el poemario Corazón de cristal, que fue publicado en San José en el año 1956. En México publicó Perfil y Pensamiento de la mujer mexicana.



1 Algunos datos biográficos son tomados del Blog  http://www.perfildemujeredificiovizcaya.blogspot.com de su nieta Dyana Meyer.

                LO QUE ESCRIBIÓ ROSALÍA MUÑOZ PICADO DE SEGURA

 

NOVELA

 

1. Alma: 1942

2. Sacrilegio: 1944

3. Floración del pecado: 1951

 

POESÍA

 

1. Breviario de emociones: 1949

 

La primera novela que escribió Rosalía Muñoz de Segura la llamó Alma y la publicó en 1942.1

Es una novela amorosa y moralista, tradicional, monofónica, de clásico narrador omnisciente cercano a los personajes protagónicos. Está llena de discurso ideológico, de juicios de valor y preguntas retóricas. Es una novela dirigida a mujeres y pretende ser una especie de espejo educativo. Se da la relación amorosa entre dos personajes de distinta clase social y se hace énfasis en la bondad y pureza de la joven pobre aunque virtuosa y el joven rico bueno pero de padres ambiciosos y materialistas. Ella es Alma y él es, al principio Bernal y luego Diego, pues como es típico en estas novelas se dan los cambios de nombres, los reconocimientos, los encuentros y separaciones y las decisiones del destino.

 

Se parte de una situación feliz, idílica y poco a poco la fortuna de la muchacha comienza a sufrir el engaño, la violación de su pureza, hasta llegar a convertirla en madre soltera y una víctima de las convenciones sociales y la rigidez moral de un padre que, al enterarse que va a ser madre soltera la lecha de su hogar. Por otra parte la fortuna parece sonreír al calavera que abandona a su suerte a quien tantas promesas le hiciera, se casa con una señorita de su clase y vive en la opulencia pero la esposa no solo no le da hijos sino que vive de placer en placer y le traiciona con sus propios amigos, hasta que muere en un accidente. Bernal es infeliz, mientras que Alma es recibida por una señora buena que había perdido a su hija y sufría mucho por ello. Es el cura el que encuentra ese hogar para Alma que al lado de Angélica vive feliz y educa a su hija Maribel que se desarrolla entregada a su madre. Muerta la anciana viven felices en un pueblo y Maribel trabaja en un banco. Ahí conoce a Jorge, un compañero pobre pero muy honrado que protege a su madre y ve por ella. Duda en el amor hacia él se abre un triángulo amoroso con un cliente del banco muy rico llamado Diego. La muchacha se decide por éste a pesar de tener una edad considerable, cuarenta años, y lo lleva a su casa para que conozca a su madre. En ese encuentro descubren su verdadera personalidad. Él no es otro que Bernal, el padre de Maribel y novio de Alma. De ahí en adelante todo es felicidad. Alma y Bernal se unen para siempre y Maribel se dispone a casarse con Jorge y Diego ayuda a éste económicamente para que pueda seguir protegiendo a su madre y hermanas. Es una situación final positiva, de mundo feliz, idílica. Los valores puestos en evidencia al inicio se refuerzan y todo regresa a la normalidad.

 

Es una novela similar a las muchas que se han escrito en Costa Rica desde el inicio de nuestra novelística. Después las uniremos diacrónicamente para relacionarlas unas con otras y destacar su paradigma.

 

La segunda novela escribió Rosalía Muñoz de Segura la llamó Sacrilegio y la publicó en 1944.1

 

Es una novela tradicional, de clásica estructura folletinesca: unión, separación. Está ligada al fatalismo, el destino. Los personajes son dirigidos, estereotipados, el hijo malo, vicioso, malagradecido, sin moral, la huérfana, la madre abnegada y heroica, el calavera, el don Juan, el buen abuelo, la tía celestina, todos víctimas del destino, de las oportunas enfermedades, pasiones perversas, designios del mal, accidentes casuales y fatales. Quizás lo único nuevo es la clase de actos a que son sometidos los personajes, que en esta novela lo representa el amor malsano del hijo Arturo por la madre Elena, capaz de darle somníferos para poseerla dormida y la muerte de él por su propia madre al conocer su embarazo de su propio hijo.

 

Pero no se crea que estos hechos respondan a una problemática social. Todo lo contrario, obedecen a ese fatalismo anodino, irracional de las bajas pasiones, productos de designios del mal pero inexplicables y que en la novela sirven de ejemplo moralista para que nadie los realice.

 

La obra se afinca en los más tradicionales valores cristianos y si los personajes manipulados por la autora como monigotes, son capaces de infringir ese código, entonces sufre las consecuencias degradantes de su vida. A pesar de la vida de los increíbles dolores que es el nombre de Elena, tomado al final cuando entra en una congregación de monjas, igual que su hermana Lilya, sufridos por ella, el final es restaurador de lo positivo, de lo aspirado, de lo irrespetado, de lo violentado. Todos debemos vivir bajo el código religioso católico si aspiramos a ser felices y quien lo infrinja, sufrirá las desgracias más grandes posibles. Lo cierto es que Elena sufre las consecuencias de otros y no sus propios pecados, pues es virtuosa y ejemplar.

 

Los triángulos amorosos se presentan constantemente en esta voluminosa novela, todos bajo la trágica sombra de amores imposibles, entre ricos hacendados, aristócratas buenos y piadosos. El primero se da al inicio de la novela con la boda entre Elena y  Fernando, en la ciudad de México, de origen español y el elemento distorsionador de ese idílico amor fue la muerte que arrebató a su esposo en un accidente, la dejó viuda y loca y con un hijo por nacer, Arturo. Luego comienza el desenfreno de aventuras y acontecimientos trágicos, todos ligados a amores imposibles. Un torero se enamora  de Elena, la loca, cuando el padre Alberto cree que de la otra hija Lilya. Sabiendo que es un amor ciego pero imposible se deja matar por el toro y Lilya, enamorada de él, se convierte en monja. Poco después las aventuras se trasladan a París don Arturo se dirige a estudiar medicina. Ahí se dedica a conquistar mujeres, deshonrarlas, tomar licos y gastar la inagotable fortuna de sus padres y abuelo. Estudia poco y disfruta mucho de los placeres del cuerpo. Conoce a un yugoeslavo y se convierten en inseparables de bohemia. Comienza la segunda guerra mundial y Ruperto, su amigo, queda huérfano y pobre cuando su padre pierde la fortuna y se suicida. Entonces regresa en compañía de su amigo a su patria, no sin antes dejara colocado a su amigo en una empresa en Estados Unidos.

 

A la llegada a su casa de su madre. Elena y su abuelo se alegran pero dura poco ese sentimiento porque comienzan las trastadas de Arturo en su propia casa. El abuelo viaja (lo saca de escena) a ver a su hija monja y comienza un proceso de degradación para Elena que ve en su hijo reunidos todos los vicios. Después de varios acontecimientos en ese sentido, llega a su casa Ruperto y se inicia otro triángulo amoroso. Ruperto se enamora de Elena y cambia su conducta. Se convierte en trabajador y honrado, con solo medio conocer a la madre de su amigo. De ese romance imposible nace la enemistad entre los antiguos amigos y la desgracia llega nuevamente al hogar de Elena cuando Ruperto debe abandonar la casa y Arturo comienza la estrategia de dormir a su madre para poseerla, hasta que llega el desenlace de la muerte de éste por su propia madre, la posible condena del único sospechoso que era Ruperto y la súbita confesión de Elena de su crimen. Luego se aclara todo Ruperto se va como servidor social a la guerra europea, Elena se dirige a Buenos Aires, al lado de su hermana y su padre, se convierten monja y las fortunas pasan a manos de las instituciones de caridad.

 

Novela folletinesca al mejor estilo francés, de uniones y separaciones, chantaje sentimental, intencionada consolación, justificación del código moral cristiano y claramente ejemplarizante, doctrinal.  

 

La tercera novela escrita por Rosalía Muñoz de Segura recibió el título de Floración del pecado y la publicó en el año 1951.1

Es una novela tradicional, de estructura folletinesca, monofónica, causal y lineal. Es de clásico triángulo amoroso, de unión y separación. Se ubica en Guatemala y abarca los años posteriores a la segunda guerra mundial, de 1925 a 1950, más o menos. La visión es dada desde una perspectiva omnisciente cercana a las heroínas, Vivian y Beatriz, su hermana.

La novela inicia con el matrimonio de Vivian con Max Valdeperas, son felices y tienen un hijo. Es una familia adinerada, aristocrática. Las hermanas fueron educadas por monjas y se inscriben en un código social conservador, católico y de la alta sociedad guatemalteca. Esa aparente felicidad de Vivian, se ve pronto empañada por el abandono en que la deja su esposo y su carácter materialista y bohemio. Pronto comienza un si fin de calamidades en las que se ve envuelta Beatriz. Se divorcia, se convierte en acérrima enemiga de los hombres y vive solitaria, sin presencia de ellos, hasta que un accidente lleva a la tumba a su único amor, su hijo Oscar. Esto la transforma en una especie de libertina que trata de vengarse de hombres y mujeres. Se convierte en una cortesana que con su belleza enloquece y atrae a los hombres. Su hermana Beatriz también se casa con Octavio Irigoyen y es muy feliz pero recién comienza a ser cuestionada por su esposo y la familia de éste por no quedar embarazada. En realidad, sufre de una malformación que le hace imposible tener hijos. Vivian lo sabe y se propone a toda costa lograr la felicidad de su hermana. Para ello comienza la conquista de Octavio y logra quedar embarazada de él con la finalidad de darle, en secreto, su hijo a Beatriz y así lograr que Octavio no destruya el matrimonio de su hermana. Así lo hace y en complicidad con ella se alejan de la ciudad e intercambian sus nombres. De esa manera logran engañar a  Octavio y éste es feliz con Beatriz y su hijo, Enrique. Vivian se retira de la escena y comienza una vida de mecenas, de samaritana, de Madre teresa y finalmente se refugia en Cuba, donde presta ayuda a los niños y menesterosos de ese país. Enrique crece rápidamente y estudia, como su padre medicina y su madre Beatriz cae grave en un hospital víctima de una grave enfermedad. En sus últimos momentos le cuenta a su hijo, ya casi médico, la historia de su hermana Vivian, su propia madre, y muere. El hijo reclama a su padre y este que la odiaba por haberlo rechazado, como amante, comprende la nobleza de ella y se dedica a buscarla. Mientras tanto Vivian, ya casi anciana, se comunica con Alicia, su mejor amiga y confidente, que ya conocía la historia de Enrique y le comunica que regresará a Guatemala. Después de saludarse en el aeropuerto, Vivian decide vivir sola en una mansión y desde ahí se dedica a prestar servicios en los hospitales, sobre todo de niños. Es precisamente en uno de ellos que se encuentra con el joven Enrique y reconoce a su hijo pero se guarda el secreto. Establecen amistad y constantemente el joven la visita en su casa. Poco tiempo después Vivian se enferma y a través de Alicia entera a Enrique de la verdad sobre ella. Éste la abraza y la cuida hasta el momento de su muerte. Octavio llega a los funerales y junto a su hijo la despiden en el cementerio. Así termina la novela.

 

Vista la novela desde la perspectiva de la fábula, no tiene nada de sorprendente y se ajusta claramente a los folletines decimonónicos romanticotes y de socialismo panfletario, pero la autora hace esfuerzos por salirse de ese paradigma y por momentos lo logra. La novela refleja una gran osadía en los tópicos usados. Los cambios de conducta de Vivian, la búsqueda de su proyecto vital, las decisiones que toma: salirse del código convencionalista de la alta sociedad y burlarse de ella, divorciarse, irse a vivir sola y retar sus amistades burguesas, tener relaciones y hasta enamorarse del esposo de su hermana y luego rechazarlo cuando quedó embarazada, dar sin poner resistencia a su adorado hijo a su hermana con tal de verla feliz con su esposo, buscar su felicidad en la solidaridad  humana, sobre todo en los niños y pobres menesterosos como los negros e indios y no por caridad superficial sino con completa conciencia de la explotación de ellos por los políticos y ricos hacendados, defender con el ejemplo la igualdad genérica sin poses ni súplicas. Todo ello la convierten en una figura rebelde, luchadora, consciente de su rol y forjadora de luchas posteriores en las batallas de las mujeres por rescatar su dignidad e igualdad.

 

Otro aspecto que es digno de señalarse es el marco histórico social en que se desenvuelve la novela. La descripción de Guatemala, de sus gentes, de la riqueza cultural indígena de los Quichés y del Petén, de la pobreza y explotación y su grandeza e hidalguía a pesar del despojo realizado por los conquistadores españoles, son rasgos que la ubican como una novela digna de ubicarse en el contexto de la novelística nacional más allá de la casuística que mueve la conducta de los personajes, del poder del destino que señala los senderos y límites del hombre. La novela escapa al superficial informe turístico y se adentra en la realidad desigual, injusta de las sociedades centroamericanas e hispanoamericanas a que se han visto sometidas por los poderosos gobernantes de estos pueblos tristemente explotados desde su misma conquista.

 

"Recorrió enseguida las cuatro hermanas de su Patria asombrándose de cómo la ignorancia de los hombres en unos casos, la ambición de los políticos en otros y la obcecación de los que se constituían en dirigentes, habían tenido cercenados por años de años a cinco estados, hijos de un mismo parto, el doloroso de España, al concederles la libertad, para que crecieran juntos, formando todos una nación pujante dueña de un porvenir que pudo ser glorioso en todos sus aspectos y que se frustró al separarse las que por haber nacido juntas, juntas debieron haber seguido." 1

 



1 Muñoz de Segura, Rosalía. Alma. Sin editorial, San José, 1942.

1 Muñoz de Segura, Rosalía. Sacrilegio. Imp. Borrasé, San José, 1944.

 

1 Muñoz de Segura, Rosalía. Floración del pecado. Sin editor, San José, 1951.

 

1 Muñoz de Segura, Rosalía. Ob. Cit. p.141.

Enrique Muñoz Fonseca

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ENRIQUE MUÑOZ FONSECA

(1917-2001)

 

 

Enrique Muñoz Fonseca nació en La Unión de Cartago el 5 de septiembre de 1917 y murió el día 3 de abril del año 2001, en Mercedes Central, San José.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ ENRIQUE MUÑOZ FONSECA

 

 

NOVELA

 

1.   Un amor imposible: 1996

 

 

Un amor imposible que se terminó de escribir el 5 de abril de 1973 y público que La EUNED en 1996.1

 

Es una novela sentimental de clásico triángulo amoroso y con todos los ingredientes de este tipo de novelas. Y Es subliteratura Carece de valor literario. Se podria decir que es de aventuras amorosas Porque abunda en ellas. Se plantean dos matrimonios Diferentes y en uno de ellos, el de Edgar, se da la ruptura por Incompatibilidad o por la sencilla razón de que él se enamora de Rebeca, una bella joven que se enamora de él sin saber que es casado. Esta situación Permite que Comience La estructura sinusoidal de unión y separación que es la empleada en este tipo de novelas hasta que se llega a la unión y final se OBTIENE la felicidad. Para ello pasan por toda clase de aventuras, uniones públicas y privadas, Acontecimientos casuales e inesperados o simplemente guiados por el destino. Los personajes son simples monigotes Víctimas de los designios de la Fatalidad, muertes, separaciones, huidas, encuentros, viajes, regresos y toda clase de circunstancias que envuelven las desventuras de los amantes y que en esta novela no son solo de ellos sino de sus hijos . Por parte de él dos hijas y por el matrimonio de ella, dos hijos y uno de ellos Alejandro se casa con la hija de Don Edgar, Margarita. Fortunas QUE LLEGAN por el azar y se van También de igual Manera como llegaron, viajes de Panamá un regresos y Costa Rica. Cruceros de trabajo por parte de Rebeca y de placer  en la luna de miel, Después del matrimonio de los dos ancianos que se comportan como jóvenes de veinte.

 

A veces el narrador es protagonista y en otras es omnisciente pero sigue siendo el mismo que se Coloca Muy cerca del autor, lo que hace que la verosimilitud del relato se ponga en tela de juicio. Narra hechos como protagonista que no conoce y confunde las perspectivas. Es una novela Que puede servir como ejemplo de Lo Que No Debe Hacerse En la literatura pero que por desgracia se ha Hecho y se hace con mucha frecuencia

 



1 Muñoz Fonseca, Enrique. Un amor imposible. EUNED, San José, 1996.

 

Alfredo Cardona Peña

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ALFREDO CARDONA PEÑA

(1917-1995)

 

 

Alfredo es un miembro importante de esa dinastía de buenos escritores, los Cardonas. Nació en San José el día 11 de agosto del año 1917 y murió en México el 31 de enero del  año 1995. Es hijo de Jorge Cardona Jiménez y Carmela Peña.  En la capital realizó los estudios primarios en la escuela San Buenaventura y los secundarios en El Salvador. En ese país se desempeñó como periodista en el periódico La Patria. Luego viaja a México en 1938, a los veintiún años con el interés de llegar a ser escritor, poeta, crítico y pensador.

Fue reportero, editorialista, reseñista y entrevistador de Novedades; catedrático de la Escuela de Verano de la UNAM y de la Escuela Normal de Maestros; perteneció a la generación de Tierra Nueva. Colaboró en Cuadernos Americanos, El Búho, El Hijo Pródigo, El Nacional, La Palomilla, Letras de México, Novedades, Revista de Revistas, y Tierra Nueva. Premio Centroamericano de Poesía 1948, Guatemala. Premio Continental de Poesía 1951, Washington. Premio Nacional de Poesía 1961, Costa Rica. Premio Nacional de Poesía Aquileo J. Echeverría 1962, Costa Rica. Premio Carmen Lira de Literatura Infantil 1978, Costa Rica. Premio Nacional de Poesía de Campeche 1984. Presea Sor Juana Inés de la Cruz 1984. Premio Nacional de Cultura Manuel Gómez Celedón 1985, Costa Rica. Premio de Cuento de la California Hispanic Society de Los Ángeles 1989. Ha dejado una larga vida de éxitos literarios entre nosotros, desde el género maravilloso hasta el fantástico. La obra que ubican dentro del género novelístico es un relato maravilloso bellísimo, de lectura obligatoria para los estudiantes de escuelas y colegios y por qué no, para algunos adultos que coquetean con la guerra, inconscientes de sus devastadoras consecuencias. Por ello la incluimos en esta investigación. 

Ha escrito gran cantidad de obras literarias y ensayos, entre ellos se destacan: Ensayo: Crónica de México, Antigua Librería Robredo, México y lo Mexicano, núm. 23, 1955, Pablo Neruda y otros ensayos, Ediciones de Andrea, Studium, núm. 7, 1955, Semblanzas mexicanas. Artistas y escritores de México actual, Costa Amic, Biblioteca Mínima Mexicana, núm. 10, 1955, Alfonso Reyes en la poesía, Instituto de Intercambio Cultural Mexicano-Ruso, Cultura, núm. 6, 1956, En amistad y diálogo, Manuel Porrúa, Biblioteca Mexicana, núm. 27, 1961, Recreo sobre las Letras, Ministerio de Educación, Contemporáneos, núm. 14, San Salvador, 1961, El monstruo en su laberinto (Conversaciones con Diego Rivera, 1949-1950), Costa Amic, 1965, Danza de rostros, SEP, Cuadernos de Lectura Popular, núm. 179, 1969, La entrevista literaria y cultural, UNAM., Viento en prosa, Editorial Costa Rica, San José, 1982, Oaxaca en el mundo y temas precolombinos, Casa de la Cultura de Juchitán, 1988, Cincuenta años de poesía, Oasis, Percance, 1948, Valle de México, Cuadernos Americanos, 1949, CONACULTA, Lecturas Mexicanas, 1992, Zapata, Cuadernos de Artes de México, núm. 4, 1954, Alfonso Méndez Plancarte (1909-1955), Manuel Porrúa, 1955,  Lectura de Dante, Cuadernos Julio Herrera y Reissig, núm. 56, Montevideo, 1958, Asamblea plenaria , Joaquín Mortiz, 1976, Segunda asamblea plenaria, Alcaraván, 1978.  

 

LO QUE ESCRIBIÓ ALFREDO CARDONA PEÑA

 

NOVELA

 

1. El secreto de la reina Amaranta: 1946 Es un cuento maravilloso.

 

CUENTO

 

1. La máscara que hablaba: 1946

2. La muerte cae en un vaso: 1962

3. Cuentos de magia, de misterio y de horror: 1966

4. Finisterre, Relatos Extraordinarios: 1966

5. La ramita: 1969

6. Fábula contada: 1972

7. La nave de las estrellas: 1980

8. Los ojos del cíclope, Diana: 1980

8. Festival de sorpresas: 1983

9. Viñetas terminales: 1987

10. Los mejores cuentos de magia, misterio y horror, Diana: 1990

11. La camelia: 1992

12. La camelia: 1992

13. La ranita y otros cuentos de Juchitán: 1992

 

POESÍA

 

1. La máscara que habla: 1944

2. El mundo que tú eres: 1944

3. Bodas de tierra y mar: 1950

4. Poemas numerales: 1950

5. Bodas de tierra y mar: 1950

6. Los jardines amantes: 1952

7. Recreo sobre las barbas: 1953

8. Primer Paraíso: 1955

9. Poema nuevo: 1955

10. El pueblo que eres tú: 1956

11. Sonetos enamorados: 1958

12. Mínimo estar: 1959

13. Oración futura: 1959

14. Poesía de pie: 1959

15. Poema de la juventud: 1960

16. Poesía de pie: 1960

17. Poema del retorno: 1962

18. Cosecha Mayor: 1962

19. Lectura de mi noche: 1963

20. Poemas de nuestro tiempo: 1964

21. Confín de llamas: 1969

22. Sonetos al soneto: 1976

23. Trampa del olvido: 1977

24. La nave de las estrellas: 1978

25. Poemas y Ensayos: 1978

26. Anillos en el tiempo: 1980

27. Llama poética para El Salvador: 1982

28. Selección poética: 1988

 

El secreto de la reina Amaranta, es una de las primeras obras que publica este escritor. Lo hace en 1946, en México.1

 

Es agradable descubrir un cuento maravilloso tan significativo en la literatura infantil. El narrador protagonista nos introduce en el mundo mágico de las hadas, los enanos, los gnomos con gran maestría. El relato se inicia con la descripción de un bosque. La sola evocación nos llena de misterio, de encanto, de iniciación, de encuentros, de mundos mágicos, de habitantes distintos a los de la ciudad. El bosque evoca lo nuevo, lo prístino, lo limpio, la vida, la sencillez, lo primitivo, lo no mancillado. Es sinónimo de ensueño, de pureza, de hallazgo, de inicio, de imaginación, de libertad y de vida.

 

No más se desprende de sus amigos el protagonista del relato, un niño, e iniciando la penetración en el bosque sufre el encuentro con los elementos mágicos, en este caso representado por un enano, un hombrecito llamado Zapatilla. Se saludan, conversan poco. El hombrecito revela el motivo de su viaje, su misión y el niño se compromete a guardar el secreto. Logra el permiso para acompañarlo y se internan en el bosque a la magna asamblea con la Reina Amaranta, protectora y soberana de hadas, duendes y demás personajes de los cuentos de hadas. El viaje iniciación, conocimiento, encuentro, descubrimiento les lleva a la espesura del bosque y ahí el niño ve, al ser las diez y quince minutos de la noche, descubre, conoce todo un mundo mágico de seres tiernos, puros, buenos, protectores de los niños. El prado se engalana de alegría, "todo era risa y juego" y las virtudes cobraban vida en bellas muchachas. Hay tiempo hasta para Melusina que llega tarde siempre a las reuniones pues su función es cuidar a los niños enfermos. De pronto aparece el paje Margiolano y tras él se anuncia la llegada de la Reina Amaranta. Los seres benefactores se preparan para recibirla y forman coros diversos y aparecen los Coriganes, los Enanitos de Blanca Nieves, los Trolls, el potente Origán, el viejito de luengas barbas blancas y comienza el desfile precedido por los Heraldos, las Princesas del ensueño y los Nixos y comienza la reunión.

 

La reina confiesa su tristeza que le embarga a ella y la infelicidad que espera a los niños en la próxima navidad. El motivo: La Guerra. El hombre se está matando, las aldeas son abandonadas, los niños quedan huérfanos, las mujeres solas huyen hacia los bosques. Todo es desolación. Entonces brota al unísono las voces de todos los personajes, en armoniosa solidaridad contra la guerra y la búsqueda de la paz. Todos ofrecen sus dones mágicos para lograrlo y la lucha inmortal comienza. Y se escucha el Himno de la felicidad y la Reina, magnánima le concede a Zapatilla el don de la invisibilidad, antes prometido. De pronto se escuchan unos disparos y el mundo mágico, como por encanto desaparece. Los hombres entran al bosque. Tiempo después el niño despierta en un cuarto del hotel. Lo encontraron desmayado en pleno bosque, sin sentido y temieron por su vida. Él protesta pues desearía haber permanecido en el bosque con sus amiguitos. Otro día emprenden el regreso a la ciudad y descubren al pueblo lleno de alegría. Al indagar la causa, las gentes le contestan. ¿No te has dado cuenta de que se ha firmado la paz?  ¡Ya no hay guerra!

 

Al subir las gradas de la escalera que conduce al cuarto, el niño o joven escucha una voz que le dice:

 

-¡He tú!... ¿no me conoces?

Miré por todas partes. No había nadie. Pero aquella voz habló por segunda vez.

-¡Soy Zapatilla! Exclamó lleno de gozo. ¿Dónde estás? ¡Anda que te vea!

- No es posible. Solo he venido a decirte dos cosas: primero, que la Reina se dio cuenta de tu presencia en la Pradera de la Violetas; segundo, que ella misma me ha dicho que puedes contar a los niños lo que allí observaste.1

 

Y le confía el secreto de la Reina Amaranta: hacer felices a los niños es la única forma de acabar la guerra.

 

No hay estructura de consolación. Los niños son buenos por sí y no necesitan probar nada, por ello no se someten a prueba alguna, ni tareas, ni luchas victorias. La situación inicial negativa se transforma en situación final feliz sin violencia, con música, poesía, amor, alegría. La libertad, la paz si son fiemes y sólidas resisten los embates más brutales de la estupidez humana. Por lo menos así debería ser. Los hechos recientes en diferentes pueblos víctimas de la guerra, demuestran lo contrario. Los niños mueren y junto a los ancianos y mujeres, son las víctimas más corrientes de la irracionalidad bárbara del hombre en su afán de poder y gloria efímeras.



1 Cardona Peña, Alfredo. El secreto de la reina Amaranta. Colección Lunes, México, D. F. 1946.

 

1 Cardona Peña, Alfredo. Ob. cit. p.31.

José Abel Barroso Samudio (Panameño)

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JOSÉ ABEL BARROSO SAMUDIO (Panameño)

 (1917-1999)

 

 

José Abel Barroso Samudio nació en Chiriquí, Panamá el da 26 de abril del año 1917 y murió el día 29 de abril del año 1999. Llegó a Costa Rica en el año 1956, cuando la invasión panameña de 1955, para apoyar al presidente José Figueres Ferrer. Algunos años después se nacionalizó costarricense y se casó con doña Leticia Freer y engendró seis hijos.

 

Ha trabajado en la radio del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes. Fue marino y su trabajo principal lo realizó en una flota peruana.

 

Su estadía en el Sur le permitió conocer las gentes de esa región y le inspiró escribir la novela Peón Misceláneo: 1978 que obtuvo el tercer lugar de novela en un concurso que abrió la Editorial Costa Rica. Fue administrador durante algún tiempo del Parque Nacional Manuel Antonio y la Reserva Cabo Blanco y escribió sobre ellos, algunos ensayos.

 

Escribió un Tratado sobre alcoholismo y Cultura: 1993.

 

LO QUE ESCRIBIÓ JOSÉ ABEL BARROSO SAMUDIO

 

NOVELA

 

1. Peón Misceláneo: 1978

 

Peón Misceláneo se publicó en 1978.2 Es una novela tradicional y más parece un catálogo de puestos o definiciones de los trabajos que realiza quien recibe el nombre de peón misceláneo.

 

Es una obra sobre los trabajadores de la tierra en la zona Sur del país. Posee sensibilidad social aunque no logra alcanzar una criticidad sobre los  conflictos colectivos. Es importante el tratamiento que hace en la novela del trabajador de esta región pues ha recibido poca atención de los escritores costarricenses. Es de muy escaso valor literario.

 

 



2 Brarroso Samudio, José Abel. Peón Misceláneo. Ed. Costa Rica, 1978.

 

Íver Romero Rojas

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ÍVER ROMERO ROJAS
(1916)

 

Íver Romero Rojas nació en San José el día 10 de marzo del año 1916. Se graduó como abogado en la Universidad de Costa Rica y ha trabajado como juez en diversas localidades del país, incluyendo San José.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ ÍVER ROMERO ROJAS

 

 

NOVELA

 

1. La casona de los Torres: 1996

 

 

CUENTOS

 

1. El tribunal de Equis: 1985.

 

El tribunal de Equis es la primera obra que escribe y la publica en 1985.2

 

Esta obra está compuesta por una serie de anécdotas, historietas, estampas, sucesos, casi todos  relacionados con la justicia y su aplicación en la Costa Rica de mediados del siglo XX. Son realistas, descriptivos, humorísticos, y muchos biográficos. No es una novela.

 

La segunda obra, que también se le llamó novela, es La casona de Los Torres y la publicó recientemente en 1996.1 Se trata de una biografía anecdótica. Inicia su relato lineal describiendo su familia, sus costumbres, su vida hogareña y luego pasa a explicar, describir algunos acontecimientos de su vida en diferentes años, 1922, 1925, hasta 1931. Luego. En una especie de segunda parte llamada Los secretos de la casona, inicia por describir las actividades que se llevaban a cabo en ella sobre diferentes aspectos de la vida política y social de la época, para terminar describiendo los diferentes viajes que realizó por diversos países del mundo. Son cuadros costumbristas biográficos. No es novela y escapa a  las obras literarias.

 



2 1 Romero Rojas, Íver. El tribunal de Equis. Ed. Texto, San José, 1985.

 

1 Romero Rojas, Íver. La casona de Los Torres. Imprenta Nacional, San José, 1996.

Ramón Jugo Lamiecg

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ROMÁN JUGO LAMIECG

 (1916)

 

 

Ramón Jugo Lamiecg nació en San José en 1916, fue abogado y magistrado de los tribunales de justicia. Publicó algunos poemas y en prosa estudios jurídicos y lo que él llamó la historia de una novela y que se publicó con el título Los límites del hombre. No sabemos el origen de sus padres pero por los apellidos y la novela, su papá debió ser español.

 

 

 

LO QUE HA ESCRITO ROMÁN JUGO LAMIEG

 

NOVELA

 

1. Los límites del hombre: 1950

 

 

Los límites del hombre es la única novela que conocemos de este escritor que publicó en 1950.2

 

Nos sorprendió favorablemente esta novela. Es diferente a las que se venían publicando en nuestro medio. Novela de tesis, ideológica, de propuesta existencial, cercana a la doctrina cristiana. Es la vida de un hombre, el doctor Rodolfo Santacruz (posiblemente el apellido no sea casual), sus ideales, sus fracasos, sus metas, su visión del mundo, del hombre, de la sociedad y de la mujer.

 

Se inicia con su entierro solitario. Solo asisten cinco amigos, el mejicano que lo busca para editar sus obras y es quien narra, una especie de narrador investigador, testigo, Alberto Lesmes, el ingeniero, Armando Llaguno, el  abogado, el doctor Virgilio, su hermano mayor y Gregorio Espinosa, el delator, el judas. No contamos a Margarita, el ama de llaves que informa al narrador sobre aspectos importantes de la vida de Rodolfo y le permite obtener algunos escritos que no quemó ni a la mujer de sus amores que nunca apareció, sino por una carta. Tampoco a sus padres que no tienen voz en la novela, a pesar de que se nombran y describen suficientemente como para conocerlos. Su padre es español, terco, militar, violento, gruñón y quería que su hijo fuera como él. La madre pasaba por una feminista, preocupada por el sufragio y la participación de la mujer en la política. Recibe poca atención de parte de las voces narradoras de los cuatro amigos de Rodolfo. La hermana menor murió a los quince años.

 

A la muerte de Rodolfo, la novela se inicia por una enunciación de final de historia. El mexicano se dedica a investigar sobre la vida y obra de Rodolfo. Así comienza a escuchar la voz de los cuatro amigos que asistieron a su entierro y de ellos aprehende la historia de ese hombre que se parece a un Jesús hombre, un modelo humano por imitar. Todos los narradores tienen la misma codificación de una sola voz que resalta las virtudes de Rodolfo y sus  límites que se descubren casi al final de la obra. La novela se va construyendo conforme se va desarrollando la historia que cuentan los personajes, Es la técnica vieja de la novela que se hace mientras se desarrolla.

 

La tesis de la novela se evidencia a través del comportamiento del protagonista principal Rodolfo, a pesar de que éste nunca habla, sino a través de sus escritos o los recuerdos de los narradores. El hombre debe luchar por sus ideales y dentro de estos debe privar la justicia social, la libertad, la igualdad, el desalojo del miedo bajo tres vértices: la moral que conlleve la honestidad, la política, la lucha por el bien común, sin temores y en lo social, la marcha unida en pos de la justicia e igualdad de la humanidad. Todo ello, su armonía, traerá la solución a todos los problemas económicos y habrá un repudio total a la violencia. Dice:

 

"Por eso creo en una humanidad justa y comprensiva, donde no sea necesario arrebatar, porque lo que se merece se recibe; donde no sea necesario mentir, porque todas las ideas serán realmente respetables y lo único que se opondrá a una será otra: y donde, en el debate sereno de las cosas públicas, la colectividad, por medio de quienes ha elegido libremente para regir sus destinos, sabrá reglamentar equitativamente la vida de todos sus miembros."1

 

Y poco después, el narrador hace alusión a alguien que dijo cosas parecidas hace dos mil años, sin nombrarlo pero que claramente se refiere a Jesús. Es la utopía de un mundo sin desigualdad, justo, libre, tolerante, feliz. Se parece más al paraíso celestial esperado por la humanidad cristiana.

 

No escapan a la novela el planteamiento paradojal, entre el bien y el mal, entre las buenas obras y la corrupción, la traición, el odio, la envidia, los celos, la violencia, la injusticia, el dolor, el poder de la perversidad como los límites del hombre y su realización. La impotencia humana de Rodolfo por superar, solo, esas barreras, de ahí su grito desesperado contra los vicios del hombre incompleto, maleado, el huérfano, pobre y vicioso, representado en Gregorio Espinosa, el judas, el traidor.

 

Ha una defensa de la mujer que se presenta como feminista y quizás lo sea para algunas personas pero que encubre un disimulado y tal vez no deseado machismo. En la primera carta que lee el investigador, narrador testigo, conocemos que Rodolfo estuvo enamorado de una bella y abnegada mujer, Marcela, que huyó, hacia Estados Unidos, con el fin de encontrar su propio yo. Ya desde el principio de la novela se insistía en la suerte que tenía Rodolfo con las mujeres porque les prestaba atención, las oía, las atendía pero es en la carta que escribió donde conocemos lo oculto. Rodolfo necesitaba la mujer para ser él y consecuentemente, esto es lo grave, la negaba, la enajenaba. Su amor aparentemente comprensivo, atento, elogioso, respetuoso, durante quince años de compartirlo todo como una yunta, parejos, sin vicios, sin violencias, tierno, cariñoso, comprensivo, atento, servicial, que la colocaba en un pedestal, resulta ser el más claro chantaje amoroso porque la aniquila, la convierte en objeto de él, la hace sumisa, esclava sin que ni siquiera se dé cuenta. Ella, por amor, se convierte en su complemento, su fuerza, su musa, su jugo vital. En otras palabras deja de ser para lograr las metas de su amante. Es feliz en él y no por él. La dicha de Rodolfo, sus éxitos, la hacen feliz pero bajo su propio sacrificio. El ideal es que la unión no enajenara a ninguno de los dos y creara un proyecto superior para realización y felicidad de ambos. Esto no ocurre así. Y cuando descubre la ausencia de ella y la necesidad de tenerla cerca, es para resaltar y perpetuar el código tradicional cristiano del hogar:

 

"Me vas a dar un hogar. Hijos. El hijo tuyo y mío, en el que podamos sembrar todo lo que buscamos en la vida. Un hijo que proyecte hacia el futuro todo lo que no pudimos conseguir."1

 

Aquí no solo se reafirma el código sino que se cae en el error de creer que el hijo debe realizar todo lo que nosotros no pudimos hacer. Craso error y que echa por tierra los más caros ideales. Los hijos deben ser ellos y no otros aunque estos sean sus padres. Es difícil que esta posición la entiendan muchos. Los padres están obligados a proporcionar al hijo las condiciones necesarias para que poco a poco, bajo su mirada compresiva y orientadora, vaya descubriendo sus propias virtudes, sus caminos, sus proyectos, su vida. El hijo no debe ser enajenado, precodificado, conducido, tal y como trataron de ser los propios padres de Rodolfo. Sin pretenderlo está cometiendo los mismos errores que sus progenitores. No importa que los proyectos que desea que sus hijos lleven a cabo, sean nobles. Se debe respetar sus propias decisiones aunque no se compartan.

 

Novela que insita a la reflexión y ya eso es bastante.



2 Jugo Lamieg, Román. Los límites del hombre. Editorial Borrasé, San José, 1950.

 

1 Jugo Lamieg, Román. Ob. cit. p. 151.

 

1 Ídem, p. 139.

 

Yolanda Oreamuno Únger

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YOLANDA OREAMUNO UNGER

( Retrato del pintor Roberto Salazar)

(1916-1956)

 

Yolanda Oreamuno Unger nació en San José, el 18 de abril de 1916. Fue hija única del  hogar formado por don Carlos Oreamuno Pacheco (cartago) y doña Margarita Únger Salazar. Una especie de mezcla del Francés y Nórdico.

 

Un año  después de haber nacido  quedó huérfana de padre. Hizo sus primeros estudios en escuelas de la capital y a los 17 años termina la secundaria en el Colegio Superior de Señoritas. Ese mismo año gana su primer premio: Mención de Honor  por su ensayo ¿Qué hora es...? que había presentado en un concurso de su colegio.

 

En 1936 realiza estudios de Mecanografía y Secretaría. Esto le serviría después para escribir sus propias obras.

 

Ese mismo año contrae matrimonio con un diplomático chileno de nombre Jorge Molina y decide trasladarse a vivir a Chile. Ahí enfermó su marido y poco tiempo después se suicida. Yolanda regresa a Costa Rica y un año después vuelve a casarse, esta vez con don Oscar Barahona Streber, conocido economista y político de  Costa Rica.

 

En 1941  es cuando comienza realmente su carrera literaria con la presentación de su primera novela Por tierra firme, en el Concurso de Escritores  Hispanoamericanos  de la Editorial Farrar & Rinehart. Esta novela se extravió. Hoy sólo queda  el recuerdo.

 

Del segundo matrimonio nació su único hijo, Sergio Simeón Barahona  Oreamuno, el 21 de septiembre de 1942. El 2 de julio de 1945 se divorció de don Oscar y pierde la custodia de su hijo. Este hecho la entristeció por toda su vida. Comienza un largo calvario debido a su enfermedad y sus  constantes operaciones. No obstante sigue escribiendo, sobre todo novelas que nunca dio a conocer. Es hasta el año de 1948 cuando participa en un concurso en Guatemala  con su novela La ruta de su evasión y gana el premio 15 de Septiembre. Este mismo año  se convierte  por propia voluntad  en ciudadana guatemalteca muy desilusionada con la indiferencia de los costarricenses por los artistas nacionales innovadores. Ella es la primera mujer que rompe con el Naturalismo de la última generación de la época moderna. Luego nos referiremos a ello.

 

De Guatemala viaja a Estados Unidos de Norte América, ya muy enferma. Ahí permanece cuatro meses recluida en  un hospital de caridad. Luego se traslada a México y el 9 de julio  muere de cáncer, en el hogar de su amiga y escritora  costarricense Eunice Odio. Era el año de 1956. Sus restos fueron enterrados en México en una tumba con solo un número.

 

Hasta 1961 son trasladados los restos a Costa Rica y depositados en el Cementerio General. También aquí fueron depositados en otra tumba con solo un número y pronto, en julio de este año (2011) se le pondrá una placa por medio de un grupo de jóvenes que desean reinvindicar en algo el olvido oficial de este país que ella abandonó y donde dejó testimonio de no querer volver, ni viva ni muerta y que su nombre no quedara en las listas de escritores costarricenses, pues ella había adquirido la nacionalidad guatemalteca.

 

Para quienes la conocieron  Yolanda fue una mujer de extraordinaria belleza, tanto física como espiritual pero lo más importante de ella fue su inteligencia, su rebeldía, el amor a la libertad y su hidalguía para denunciar el sistema social patriarcal que tanto oprimía y oprime a la mujer. Esa voz rebelde fue silenciada con el olvido y el silencio oficial de un pueblo hipócrita y unos habitantes que ella llamaba "costarrisibles", también hipócritas y aldeanos.

 

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ YOLANDA OREAMUNO UNGER

 

NOVELA

 

1. Por tierra firme: 1941

2. Casta Sombría: 1844 (desconocida)

3. Dos tormentas y una  aurora: 1945 (debió publicarse en México)

4. De ahora en adelante: 1947 (Guatemala)

5. La ruta de su evasión: 1948 (Es la única que se conserva)

6. José de la Cruz: recoge su muerte: 1949 (desconocida).

 

CUENTO

 

1. La lagartija de la panza blanca: 1936

2. Las mareas vuelven de noche: 1936

3. Don Juvencio: 1936

4. Pasajeros al Norte: 1944

5. Valle Alto: 1946

6. Un regalo: 1948

7. La Llave: 1948

8. De su obscura familia: 1951

 

CUADROS

 

1. Vela Urbana: 1937

2. Insomnio: 1937

3. Misa de ocho: 1937

4. 40 º sobre cero: 1937

5. 18 de septiembre: 1937

6. Apología del limón dulce y del paisaje: 1944

7. Gentes de café en el México de  1945: 1945

 

 

La ruta de su evasión, publicada en 1948,1 Premio centroamericano 15 de septiembre, en Guatemala, y publicada en 1949 por el Ministerio de Educación de ese país.

 

Es la novela  que conocemos de Yolanda Oreamuno Unger. Escribió otras pero  no se conocen. Es una novela de ruptura, diferente, rebelde y violatoria del código tradicional aún dentro de su propia generación y ello le costó a Yolanda, por ser diferente y escribir también diferente, buscar otros países que la albergaran. Esto le dolió y ella lo dice con amargura: nuestro país es aldeano y no entiende lo que pasa fuera de él. Y era cierto, nuestros escritores, como lo hemos demostrado a la saciedad arrastraban una literatura criollista elemental, realista referencial, decimonónica y los escritores como Max Jiménez o en este caso Yolanda Oreamuno eran rechazados. Cuánto daño ha producido a la humanidad la ignorancia. Yolanda conocía lo que se escribía en Europa y las técnicas narrativas  usadas en ese momento. Y su novela es  un ejemplo de su aplicación pero en nuestro medio los políticos marcaban otro designio, pensando que la literatura, por sí, les resolviera los problemas sociales y económicos que ellos mismos no podían resolver. Esta mujer rompe, a pesar de los detractores, con el realismo social o la literatura comprometida al servicio de la política y nos da una muestra de novela diferente, más acorde con lo que estaba pasando, desde el punto de vista literario en Latinoamérica y el mundo europeo. La polémica emprendida en las generaciones anteriores que anteponía a los nacionalistas contra los europeístas deja de ser trascendente a partir de Yolanda, que emula a Max Jiménez Huete, su amigo. Lo extranjero, lo europeo, no es dañino. Se puede escribir sobre temas nacionales con las técnicas usadas fuera de nuestro contexto y el arte no posee límites ideológicos. Los prejuicios sólo provienen de los dogmáticos, sean éstos políticos, religiosos o racistas. Nuestra literatura recordará a Yolanda Oreamuno Unger como la mujer que violentó uno de los códigos  ideológicos más dogmáticos de nuestra literatura, y abrió el camino para futuros escritores que con menos presión han comenzado, sobre todo los jóvenes a sembrar nuestro campo literario con obras que tímidamente comienzan a abrir el camino de nuestra literatura al nivel de nuestros vecinos, cercanos y lejanos.

 

La novela La ruta de su evasión publicada en 1948 se centra en una familia formada por don Vasco y Teresa y sus tres hijos: Roberto, Gabriel y Álvaro.

 

La agonía de Teresa permite al narrador incursionar en dos direcciones: la interioridad de Teresa y sus recuerdos, así como las relaciones con otros personajes, sobre todo familiares. Así Teresa vive un período breve: su muerte, su agonía y recuerda su vida (un largo período) que transcurrió de manera sumisa a la tiranía de su esposo.

 

Cada hijo tiene su historia: Roberto, el mayor se parece a su padre, se casa  con Cristina por conveniencia social (norma) ya que la embarazó, sin quererla. Cuando nace el hijo mueren ambos. Roberto Abandona el hogar no sin antes enfrentarse con su padre a quien responsabiliza de toda la desdicha de su familia.

 

Gabriel, el segundo hijo, estudia medicina, es amado por Aurora  a quien no corresponde y trata mal, mientras que sostiene una desbordante pasión por Elena Viales, hija de Fernando, que al final lo convence de abandonar a Elena por  ser una muchacha diferente a las demás y  que le haría sufrir. Gabriel la deja y luego de increpar  a su madre su infelicidad, se va a vivir con Aurora a un departamento; pocos días después tiene una fuerte discusión con Aurora, la echa de su departamento y luego se suicida.

 

Álvaro, el menor, casi no  se le da importancia, sólo se sabe  que pasa masturbándose y que es enfermizo.

 

Al final, Teresa muere, casi simultáneamente que Gabriel. Es velada y Aurora le asiste. Al regreso al departamento Aurora encuentra el cadáver de Gabriel y se vislumbra una nueva vida para ella positiva.

 

Desde el inicio  de la novela, el narrador de tercera persona, se distancia:

 

"Cuando Roberto le llamó no tuvo, de momento, idea de la misión que se le iba a confiar."1

 

Quien dice esto es un "yo" que conoce lo dicho y sabe que Roberto enviará a una misión a Gabriel. Es el narrador omnisciente que permite que el personaje intervenga en su discurso en primera persona: usa comillas.

 

"Es  de noche. Salgo de casa para traer a mi  padre; voy sin saberlo camino de la facultad. ¿Qué estúpido!"1

 

No sólo le da independencia sino que el narrador omnisciente, cuando lo hace, utiliza su punto de vista. Con  ello abre una doble perspectiva: desde afuera y desde adentro del personaje. Gracias a esta técnica se conoce lo trivial del personaje y lo que va sucediendo en su interior:

 

"Gabriel se rinde. "¿Pero qué palabra tan fea? Putas. ¿Por qué no había entendido? Comienza la peor  parte del relato. Recuerdo menos, pero siento más. Se va haciendo fácil decirlo. Las palabras vienen, pero esta  vez no son sólo palabras: son conceptos."2

 

Esto es lo que se llama penetración en la conciencia del personaje. Este  va desnudando sus pensamientos, su interioridad. Por este camino llegará al monólogo interior o fluir de conciencia. Técnica usada  en esta novela por primera vez en la literatura costarricense.

 

El primer capítulo se narra desde estas dos perspectivas y desde el punto de vista  de Gabriel. La escena se concreta a la búsqueda y encuentro de Vasco, su padre. El espacio es la ciudad de San José.

 

Gabriel es un joven sin experiencia vital y menos mundana. Su madre está enferma y su padre ha ido a tomar licor en algún prostíbulo.

 

En el segundo capítulo aparece el punto de vista de Teresa, madre de Gabriel, Roberto y Esteban. También se dan los dos niveles: exterior e interior:

 

"Voy entrando en el cono negro. Es difícil entrar aquí. ¿Teresa? Ahora Teresa soy yo. ¡Ya voy! Ya voy entrando, ya  acudo al llamado ¡Ya voy...!"3

 

 

Se observan claramente los dos niveles. Teresa está a punto de morir. En la página 33 se ve claramente que el punto de vista narrativo es de una mujer:

 

"Pero ya es bastante desagradable verme obligada a cocer primero la comida de los cinco perrazos que la de mis hijos."4

 

El párrafo citado aparece entre comillas para que se observe que quien narra es el personaje Teresa y no el narrador de la enunciación (yo). Pero lo cierto es que hay una homologación entre ambos. El "yo" narrador deja y adopta en cada caso la perspectiva, el punto de vista del personaje y conoce tanto como ellos.

 

Sólo cuando utiliza la tercera persona cercana al autor, da explicaciones  e interpela al lector. Aún la técnica furtiva del narrador no se maneja absolutamente:

 

"La figura de la agonizante casi se yergue, pero todo quedó en un estertor. Porque esto que relatamos, pertenecía al penoso pasado. En la Teresa de entonces quedó también en proyecto la voluntad de pararse frente a don Vasco y exigir."4

 

La palabra relatamos acerca el "yo" narrativo al autor y apela al lector social para informarle, guiarle, explicarle.

 

En la novela se juega con un presente: Teresa agonizante, y un pasado: los recuerdos.

 

En ocasiones el narrador "yo" cercano al autor, deja de narrar para dar lecciones de urbanidad:


"Las  buenas maneras se han de adquirir en la infancia, cuando todavía podemos (los subrayados son míos) imponer un sello personal a lo aprendido, y no nos cuesta ni adquirir ni dar. Entonces se vuelven fáciles, se incorporan medularmente a los gestos habituales; toman de éstos la naturalidad, y le dan belleza a lo superfluo, entonces la mecánica de la emoción se disciplina, obedece como el  sistema nervioso, actúa eficazmente y se ejecuta sin esfuerzo."1

 

En este párrafo se apela al lector social y el "yo"  narrador se personaliza como  el autor y da consejos, opina y elogia la educación de  la infancia autoritaria, lo que  en otras partes de la novela se critica. El párrafo sobra, más bien estropea la narración de la historia que se cuenta y describe.

 

Poco después vuelve a  intervenir:

 

"y allí, ante los ojos  de la persona para quien representaba, se retrovertía nuestro hombre, (Don Vasco), daba la vuelta."2

 

El uso de ese nuestro viola la distancia narrativa. Tendremos que esperar muchos años después para que los  novelistas costarricenses entendieran ese error y lo evitaran.

 

El capítulo IV presenta una nueva modalidad narrativa. El narrador "yo" básico, a través del uso de las comillas, deja que un  "tú" narre. Son los recuerdos de Teresa cuando  era niña. Entonces el "tú" se convierte en una especie de interlocutor del "yo" Teresa: es su conciencia, su  pasado  que le habla y le trae al presente su voz. Este es otro acierto de la novela.

 

"Tú eres bella. ¡Claro que eras bella! Ahora, en esta absurda posición de la que no te moverás más, maltratada por dolores y castigos eres fea. Horriblemente fea. Pero tú eras bella. Siempre es satisfactorio haberlo sido. Recuerda."3

 

Años después Carlos Fuentes (1929), escritor mexicano utilizó esta técnica en una novela de gran acogida universal: La muerte de Artemio Cruz: 1962. No sabemos si leyó La ruta de su evasión de Yolanda Oreamuno, lo cierto es que el uso del "tú" también lo utiliza en un personaje moribundo Artemio, como  una especie de conciencia que le recuerda el futuro que le llegará poco a poco. El "yo" para el presente, mientras muere y  "él" para narrar el pasado. O quizás la hipótesis más realista es que ambos leyeron la novela de William Faulkner, Mientras agonizo: 1930, perteneciente a la llamada generación perdida norteamericana. Esta generación tuvo gran influencia en la literatura hispanoamericana en general.

 

Es importante señalar que en esta novela se usa el tiempo futuro así como el imperativo. El uso de "él" para el pasado y el "yo" para el presente:

 

"porque en este minuto inconmensurable en que rinde cuenta de ti misma, has de revivirlo todo."1

 

Esta cita explica claramente en la novela, los juegos con el tiempo, el uso de los puntos de vista y el narrador  básico.

 

Esta novela no sólo marca un hito en la literatura narrativa costarricense con el uso de las técnicas modernas utilizadas en otros países, sino que se aparta de la constante temática que venía siendo utilizada por nuestros novelistas: el campo contra la ciudad, lo autóctono o nacional contra lo extranjero  y el famoso triángulo amoroso en lo sentimental. En ella hay profundidad en la psicología de los personajes. Estos no son planos, o buenos o malos, sino humanos: víctimas de una sociedad machista, autoritaria, alienante, enajenante.

El espacio es exclusivamente,  la ciudad de San José y se describe sólo en lo más necesario.

 

Esta novela inicia en nuestro medio una nueva corriente narrativa que se irá robusteciendo en las generaciones siguientes. Escapa a la  novelística de protesta social o comprometida que produjo gran cantidad de novelas en nuestro medio, no sólo con esta generación sino en escritores de generaciones posteriores.



1 Oreamuno Únger, Yolanda. La ruta de su evasión. 5ª. Edición. EDUCA, San José, 1994.

1 Ob. Cit. p. 9.

1 Íd. p. 14.

2 Ib.

3 Ídem, p. 34.

4 Ib.

 

 

1 Ib.

2  Ib.

3  Íd. p. 47.

 

1 Íd. p. 49.

José Ramírez Sáizar

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JOSÉ RAMÍREZ SÁIZAR

 (1915- 2001)

 

Es Guanacasteco. Nació en Santa Cruz de Abangares el día 25 de mayo del año 1915 y murió el día 05 de agosto del año 2001. Fue también poeta y músico como su padre.

A los seis años de edad sus padres lo trajeron a San José donde realizó sus estudios primarios en la Escuela Jesús Jimenez y estuvo luego 3 años en el Colegio San Luis Gonzaga de Cartago. Volvió a la capital y fue a concluir sus estudios en heredia, en donde se graduó de maestro de escuela. Regresó algún tiempo a su pueblo natal para establecerse definitivamente en San Jose.

Desde los 8 años de edad empezó a componer versos, demostrando una natural capacidad y una inspiración poética poco común. Muchos de sus poemas fueron publicados en los diarios. El "Poeta de la Pampa" como se le ha llamado. Ha sido un gran enamorado de su tierra natal, de sus paisajes, de sus costumbres, de su gente y en ellos a vertido un caudal de hermosa poesía: "Cinco mil Albardas", "Nayuribes", "Chirco y reseda" ,"Poema Mi hora anímica"....

Escribió también canciones como La coyolera y ensayos tales como, Folklor costarricense: 1979 e Himno de la anexión de Guanacaste.

 

LO QUE ESCRIBIÓ JOSÉ RAMÍREZ SÁIZAR

 

NOVELA

 

1. La venganza de Nandayure: 1950

 

POESÍA

 

1. Escarceos: 1927

2. Chirco y reseda: 1930

3. Poema de mi hora anímica: 1935

4. Bajo los cedros en flor: 1959

5. Nayuribes: poemas regionales guanacastecos: 1942

 

 

La primera novela que escribió José Ramírez Sáizar, la llamó La venganza de Nandayure y la publicó en 1951.1

 

Esta novela es de corte tradicional, monofónica. El autor la ubica en Guanacaste y utiliza un paseo de un grupo de amigos por esa región que dura aproximadamente dieciocho días para mostrar dos historias paralelas, una de  la época de la conquista, la venganza de Nandayure y la otra, las vicisitudes del paseo y las remembranzas de Dinarte en la zona bananera del sur. El que narra es un personaje oriundo del Guanacaste, llamado Cecilio, novio de Esmirna. La enunciación permite conocer las vicisitudes del viaje por los diferentes cantones y pueblos de esa zona, así como algunas playas. Este relato está lleno de juicios de valor, apreciaciones, valoraciones, críticas a los diferentes gobiernos por el abandono en que han mantenido esa provincia y la explotación de los trabajadores en la zona bananera. También al final de la novela se plantea un idilio entre un guanacasteco hacendado y  Emilia, la novia de Carlos que por haber regresado a San José, aprovecha para relacionarse amorosamente con el joven Choncito. Es el enfrentamiento entre campo y ciudad que termina siempre con el ultraje y la degradación del campesino. En esta novela el código moral puesto en duda, se restablece cuando Emilia confiesa a Chon que ella tiene novio y que no le quiere. Éste reconoce su error y acude al amor de Jovita, una joven de su tierra que le amaba y compartía su misma cultura.

 

La otra historia, la aborigen es de tipo también amoroso. Se remonta a los años de la conquista, 1599 a 1600 y se da entre Nandayure y Nicoyán y el tercer elemento de la discordia, el español don Fernán. A pesar de referirse a las aventuras amorosas de este cacique, el discurso es descriptivo, valorativo, ideológico. La narración cede el lugar a comentarios diversos de crítica a los españoles, los curas, y se complace en una apología a los indígenas aún en las costumbres bárbaras como los sacrificios humanos, las aventuras mujeriles. Nicoyán se presenta como un garañón violador de indias, aventurero, pendenciero, una especie de don Juan Tenorio indígena. El narrador se detiene en los lugares naturales, los montes, los ríos, las costumbres, y se hace morosa, tediosa. Al final se dan traiciones entre las diferentes tribus de los indígenas, batallas entre españoles y guerreros, lucha entre Nicoyán y don Fernán por la indígena Nandayure. El cacique lo vence y lo entrega a los dioses indígenas para evitar el sacrificio de su amante. Después huye para evitar males a su tribu. Al final Nandayure se venga y muere en el río de su mismo nombre y el cacique la buscó por toda la región. No la encontró y maldijo los árboles florecidos en el Valle del Cayere, los jicarales y luego se lanzó en el playón  del río Diriá, donde murió, esa fue la última unión con su amada Nandayure.

 

Novela tradicional, monofónica, sin pretensiones literarias, privilegió el discurso valorativo sobre el narrativo y nunca superó los códigos conservadores sociales e ideológicos. La apología no favorece el género novelesco.



1 Ramírez Sáizar, José. La venganza de Nandayure. Editorial La Nación, San José, 1950.

 

Alfonso Ulloa Zamora

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ALFONSO ULLOA ZAMORA

(1914-2000)

 

  

Alfonso Ulloa Zamoras nació en San José el día 22 de noviembre del año 1914 y murió el día 16 de julio del año 2000. Se le conoce más como poeta. Realizó la secundaria en el colegio nocturno Omar Dengo y la universitaria en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de Costa Rica. Trabajó como profesor en la secundaria y también realizó estudios en España. En prosa escribió un librito de recuerdos que algunos consideraron como novela y la historia del Teatro Nacional, llamado El Teatro Nacional: apuntes para la biografía de un Coliseo: 1972, así como un Panorama de la literatura costarricense: 1900-1958

 

Murió el día 16 de Julio del año 2000 en el cantón Central de Heredia.

 

LO QUE ESCRIBIÓ ALFONSO ULLOA ZAMORA

 

 

 NOVELA

 

1. La espada de madera: 1955.

 

POESÍA

 

1. Alto sentir, persistencia en ti y otros poemas: 1953

2. Lograd conmigo el canto: 1954

3. Suma de claridades y los sonetos del beso: 1955

4. Ameliris: 1966

5. 10 canciones y 3 odas para un hermoso pasado: 1981 

6. Antología personal: 1982

7. Cantera permitida: antología personal: 1982

8. Canto a un árbol derribado: 1952

 

La obra  La espada de madera que Alfonso Ulloa publicó en 19551 y que no pocos escritores la citan como novela, es solamente una serie de anécdotas pero nunca una novela.

 

En este trabajo citamos al autor y esta obra para que el lector se dé cuenta lo que no es, precisamente una novela, sino unos recuerdos de su vida, de su niñez y adolescencia, unas anécdotas. Tampoco el autor se propone otra cosa.

 

Los recuerdos anecdóticos se remontan hasta su infancia y sus  dos casa en que vivió, desde una perspectiva de adulto y da el nombre de a su obrita. Fue cuando se le quebró la última espada de madera. Después nos hace brevemente el retrato de su abuela y su muerte, su madre. Luego describe la primera casa, la de madera, la más vieja y después la segunda que tuvieron que hacer un préstamo para obtenerla. La anécdota mas importante de su niñez, se remonta al momento en que, una vez que había aprendido a leer y escribir visita la biblioteca para solicitar el libro Pinocho, aventuras de un muñeco del autor Carlos Lorenzini. Ya en la adolescencia su padre le cuenta algunas anécdotas, entre ellas, la aventura de la paisana, su abuela colombiana que ayudó a unos compatriotas a luchar contra un gobierno adverso. Cuenta el naufragio de su lancha en el río Toro Amarillo y otros detalles. Nos cita los libros preferidos en sus lecturas, sobre todo de cuentos  y las películas de vaqueros que veía en el cine. Otra aventura tiene que ver con una parodia que escribió acerca del libro los tres mosqueteros y que él llamó los cuatro reyes. Está fue su primera novela infantil. Cuenta también sus aventuras de niños cuando asistían a los desfiles de las bandas locales y de cómo se hizo de la primera novia a los 11 años y terminó con ella porque asistía a un templo protestante y él era católico. Por último el librito termina con el enfrentamiento con un profesor al entrar al liceo y un trabajo que dejó como tarea. Él llevaba una mariposa para mostrárselo al profesor pero otro compañero se la robó y cuando peleaban por defender, él lo suyo, y el otro lo robado, se apareció el profesor y tomó partido por el villano y a él le castigo. Sus recuerdos terminan con la siguiente frase:

 

 

"Aquel rapazuelo llegaría a figurón político2



1 Ulloa Zamora, Alfonso. La espada de madera. Ed. Costa Rica, San José, 1955

2 Ulloa Zamora, Alfonso. Ob. Cit. Final de sus memorias.

 

Adolfo Herrera García

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ADOLFO HERRERA GARCÍA

(1914-1975)

 

 

Adolfo  Herrera García nació el 24 de agosto de 1914 en San José. Sus estudios primarios los  inició en Limón y los concluyó en la escuela Buenaventura Corrales en San José. Los estudios secundarios los realizó en el Liceo de Costa Rica, en San José, en 1924. Desde muy corta edad ingresó en el periodismo que fue su pasión. En esta profesión realizó una labor casi siempre anónima y  fue, en ella, donde realizó sus mejores obras. Es autor de guiones radiofónicos, corresponsal viajero  y otros cargos de gran relieve. Fueron muchos los premios que obtuvo por su destacada labor periodística: Premio Nacional de Periodismo en 1945,  Medalla  en 1968, dada por la Asociación de Autores de Obras Literarias Artísticas y Científicas de Costa Rica, Medalla de Oro  en el Primer Concurso Literario  de la Asociación de Prensa de Costa Rica, Premio Pío Víquez de Periodismo, en 1974 y Premio Nacional de Periodismo Cultural Joaquín García Monge, en 1974, un año antes de su muerte. Fue un precursor de los programas radiales, no sólo de noticias sino humorísticos y de radionovelas. Murió  el 17 de junio de 1975, en San José.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ ADOLFO HERRERA GARCÍA

 

NOVELA

 

1. Juan Varela: 1939

 

CUENTO

 

1. Los Novios: 1959

2. El barbero de Santa Ana: 1959

3. El Gamonal: 1959

 

 

La única novela que publicó Adolfo Herrera García fue Juan Varela y la publicó en 1939. 1939.1

 

Es la primer novela de esta generación y por haberse publicado antes de 1940, algunos críticos no la consideraron como parte de lo que ellos, equivocadamente llamaron generación del 40. Este escritor forma parte de esta generación como el que más, no sólo ideológicamente sino por la estructura de la novela, su temática y el tratamiento crítico de la realidad que se presenta en dicha obra.

 

Juan Varela es, sin lugar a dudas, la primera novela de importancia literaria en Costa Rica. Representa el inicio de la primera generación de novelistas costarricenses, la de 1942, llamada del Neorrealismo.

 

Esta obra inicia una producción importante de novelas de tipo social, de denuncia, de crítica directa, sin tapujos, de enfrentamiento descarnado de las injusticias sociales que padecían los campesinos, los pobres de nuestro país. No importó en que zona ocurriera, de preferencia se inclinaron por la provincia de Limón, por razones muy comprensibles, pero denunciaron las injusticias sociales en diferentes partes, el Valle Central, como en esta novela y algunas de Carlos Luis Fallas Sibaja, Fabián Dobles Rodríguez y Joaquín Gutiérrez Mangel, que son, con Yolanda Oreamuno, en otra temática, los más destacados novelistas de esta generación de 1942.

 

Esta novela presenta algunos adelantos, aunque pocos, en el ámbito técnico y literario. El lenguaje es tratado con más cuidado, el narrador utiliza algunos trucos para ocultarse y existe un distanciamiento del autor con respecto a lo narrado. No se utiliza el relato para narrar la propia historia del autor sino la de un campesino corriente Juan Varela. Creemos que el oficio de periodista de Adolfo Herrera García le permitió utilizar recursos que casi nunca fueron empleados por los novelistas de generaciones anteriores.

 

La fábula de la novela es cronológica y lineal. Juan Varela con su esposa deciden salir al campo a cultivar una tierra que recibieron, como parceleros, después de casarse. Luchan por hacer de aquella finca inhóspita, una tierra fértil y poco a poco lo logran. Su finca produce pero comienza el calvario de vender sus productos agrícolas que no reciben el precio justo y prácticamente deben votarlos. Frustrado por eso empieza a fabricar dulce y monta su propio trapiche y para ello recibe un préstamo del banco y la respectiva hipoteca de su finca. En esta ocasión le vuelve a suceder lo mismo. Los intermediarios, los comerciantes no le pagan con justicia su producto y vuelve nuevamente la frustración de Juan Varela y su esposa y lo que es peor el banco se apropia de su finca porque éste no puede pagar el préstamo. Pasa a ser un simple peón de un terrateniente pero su salario no le alcanza para mantener a su familia. Entonces construye su propia fábrica de licor clandestino, es denunciado y perseguido por las autoridades, mata  a uno de ellos y tiene que huir entre la montaña. Tiempo después desesperado y cansado de esconderse, se entrega a las autoridades y es enviado al presidio de San Lucas. Sus hijos mueren y su esposa se une a un nicaragüense.

 

Esta novela inicia lo que algunos críticos han llamado la novelística del agro, del campo, de la tierra. Ciertamente es la primera en tratar esta problemática y vendrán muchas novelas de esta generación a descarnar las injusticias entre los terratenientes, la oligarquía cafetalera, las transnacionales del banano, etc. Y los trabajadores, los desposeídos, los peones, los que hacen la riqueza de los ricos. Esta problemática aún persiste en nuestro medio y está lejos de solucionarse.



1 Herrera García, Adolfo. Juan Varela. 1ª. Reimpresión. Ed. Costa Rica, San José, 1994.

 

Luis Barahona Jiménez

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LUIS BARAHONA JIMÉNEZ

(1914-1987)

 

Nació, Luis, en Cartago el día 20 de abril del año 1914 y murió en San José el día 26 de junio del año 1987. Fue Filósofo de profesión y la ejerció en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Costa Rica. Ejerció diferentes actividades sociales y políticas. Su doctorado en Filosofía lo obtuvo en España en 1959 con honores. Su tesis se publicó como libro y le dio el nombre El ser hispanoamericano. Desempeñó además diversas cátedras, tales como la de Estética, Filosofía Política Metafísica, Historia del Arte e Historia de la Música. Como político fundó en compañía de otros ciudadanos el partido Demócrata Cristiano, de poca duración pues se incorporó a la Unidad Social Cristiana. También fundo el Instituto de Cultura Hispánica y El Ateneo de Costa Rica. Fue miembro de la Academia de la lengua y ocupó cargos diplomáticos en varios países.

 

LO QUE ESCRIBIÓ DON LUIS BARAHONA JIMÉNEZ

 

NOVELA

 

1. El huerto interior: 2007

 

A pesar de ser un investigador y gran ensayista ésta es su única obra literaria que escribió.1 Es una novela tradicional, monofónica, de clásico narrador protagonista. A pesar de que algunos neófilos en la materia la vean como ensayística, no lo es. El personaje principal Juan, inicia su relato paralelo a sus vivencias. Éstas van desde sus primeros estudios universitarios hasta su participación en la política costarricense. De joven se muestra como cualquier muchacho con algunos méritos de estudiante, luego se desempeña como maestro de escuela. Sufre como cualquiera otro de amores alejados por las circunstancias y comienza una vida sino de plenas aventuras, sí de vivencias importantes que le van llenando su mochila de una experiencia rica en el conocimiento de nuestro pueblo.

 

Por diversas razones viaja a Liberia y  ahí conoce de primera fuente la vida de los trabajadores, sus congojas, pobrezas y sinsabores. Mientras ellos labran la tierra y le sacan la riqueza, ésta pasa a manos del propietario que día con día se enriquece más. Es así que sus conocimientos teóricos van dando lugar a la realidad social, a la injusticia producto del capitalismo y de la codicia desmedida del oligarca.

 

No se crea que todo ello suceda a nivel intelectual, del discurrir ensayístico. Todo lo contrario, tanto en la finca ganadera en Cartago, como en Guanacaste, el lector se va enterando de estos hechos a través de un discurso narrativo ameno, sincero, sencillo y apegado a la realidad que le sirve de fuente para su novela. Es una visión serena pero desgarradora de nuestros trabajadores, sin aspavientos, sin posiciones postizas ni enfermizas sino claras y sinceras. Tal vez se pueda observar que la novela privilegia la descripción sobre la narración pero lo cierto es que ambas son formas importantes del discurso narrativo y la primera, en muchas ocasiones se convierte en la manera más apropiada para presentar los hechos sino en el momento de ocurrir, sí después de lo acontecido. El personaje Juan en muchos casos no vive los acontecimientos sino que los conoce a través de personajes secundarios que se los cuentan y describen. Pero la vida de guerrillero no solo la vive sino que se convierte en su ideal. Juan vive y muere como guerrillero. Comienza sus luchas en Costa Rica, en la guerra del 48, pasa por Guatemala, Nicaragua, Cuba, Perú y Chile. Gana batallas y pierde otras, dirige y participa en la mayoría de ellas pero la batalla final, la de su proyecto vital, la del huerto interior la deja inconclusa y antes de morir crea su propio hijo que será el encargado de finalizarla. Es su diario el epitafio final de sus ideales y coincide con su última batalla frente a la muerte.

 

"Casi todos han muerto y ninguno ha podido ver coronados sus ideales. Por todas partes han surgido obstáculos que amenazan con el rebrote de nuevas dictaduras que buscan el poder, apoyándose en los imperialismos imperantes, amparándose en el chantaje del exterminio nuclear."2

 

Y más adelante en la siguiente página:

 

"La duda, sin embargo, ensombrece estos nobles ideales; el diablo suele esconderse detrás de la cruz, como se dice, y bien podría ocurrir que al amparo de los héroes, procuren medrar las ambiciones y los egoísmos de las almas frustradas, y, aún más,, los intereses de las grandes internacionales que tienen los ojos puestos en nuestras riquezas."3

 

En sus meditaciones finales ejemplifica con las palabras de Manuelito, el hijo de un guerrillero amigo:

 

"Sólo Manuelito había escrito, con su mala ortografía aquello que costaba mucho leer: "Cuando sea regrande me boi al monte onde dicen que sta sandino con mi papá bolando plomo pa sacar a los gringos de Nicaragua.""3

 

Y ya al final de sus meditaciones:

 

"Es la soledad que me aturde con los gritos que se levantan en los oscuros rincones de mi mundo interior. Los ladridos de esa jauría que me acosa para devorar las mariposas y las flores en mi jardín interior".4

 

Excelente novela. No creí que mi profesor de Filosofía en Estudios Generales la hubiese escrito. Debería ser de lectura obligatoria en la educación secundaria.

 



1 Barahona Jiménez, Luis. El huerto interior. EUNED, San José, 2007.

2 Ídem, p. 74.

3 1 Ídem, p. 75.

 

3 Ídem, p. 75.

4 Ídem, p. 90.

 

Carlos Enrique K. Ossenbach (Alemán)

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CARLOS ENRIQUE K. OSSENBACH

(1914-1980)

 

 

Carlos Enrique K. Ossenbach nació en Honnef am Rhein, Alemania, en 1914 y murió en Tres Ríos de Cartago, Costa Rica en el año 1980. Fue contratado por la casa Bayer en el año 1938 y se ocupó de la venta de productos químicos y fotográficos de su empresa y ello lo llevó a recorrer todo el país y aprendió su cultura y la idiosincrasia del costarricense.

Al terminara la guerra mundial fue reo del ejército estadounense y se convirtió en intérprete. Esto le benefició en su trato. Fue en 1946, como prisionero que escribió la novela Arco Iris sobre Costa Rica en Alemán y luego fue traducida al español y se publicó en 1949. En 1999 se dio a conocer en nuestro idioma.

 

Luego de su estadía en la cárcel regresó a Coata Rica con su familia en el año 1947 y adoptó la nacionalidad costarricense hasta su muerte.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ CARLOS ENRIQUE K. OSSENBACH

 

NOVELA

 

1. Arco Iris sobre Costa Rica: 1949 (en alemán)

 

Esta novela se publicó en Costa Rica en el año 19991. Es una novela costarricense y no alemana como se indica en la edición. El autor es de origen Alemán pero se naturalizó costarricense y la temática, aunque no sea necesario es local.

 

Sin lugar a dudas es una novela sentimental de tipo amoroso. Dos jóvenes, ella costarricense y de familia rica, hacendada, Virginia, hija del viejo patriarca Joaquín se enamora perdidamente de un joven panameño radicado en el país llamado Mario.

 

El narrador, muy cercano al personaje Henry, un canadiense, se encarga de describir, presentar y narrar los incidentes ocurridos en el ínterin de esa relación y no escatima esfuerzo alguno en contextualizar las aventuras amorosas de Mario, amigo de Henry en la Costa Rica de los años treintas. Así viaja desde la capital a Puntarenas, a Río Grande de Tárcoles, al volcán Poás y vista los lugares más bulliciosos de Puntarenas, Los Baños, El Paseo de los Estudiantes, el mara y los más cercanos de la capital, El Teatro Nacional, El Sesteo, El Parque Central, El Parque Morazán, etc. Unas veces es Mario y sus amigos los que protagonizan las acciones en esos lugares, otras es Henry y Mario y al final los encuentros furtivos entre Mario y Virginia.

 

Tres son las partes que estructuran la novela: la estancia en Puntarenas de Mario y Henry y las relaciones sobre todo con jóvenes lugareñas, luego la hacienda ocupa la segunda parte donde Mario parece sentar cabeza. Es la hacienda ganadera de Las Palmas, propiedad de don Joaquín

Padre de Virginia. Después de trabajar con éxito como mandador de ella, por una desavenencia con el dueño, huye del lugar y se refugia en San José. Ahí ocurre la tercera parte que es el encuentro final con Virginia, su promesa de matrimonio, el rapto y la huida hacia Puntarenas donde su amigo Henry con ella en el auto robado a Claudio esposo de Carmen su cuñada. Luego de unos días Henry se dirige a casa del viejo Joaquín y le comunica que en su casa vive se hija Virginia con Mario. A pesara de su enojo, éste decide ir a la casa de henry y enfrentarse a su hija y Mario. Ahí ocurre lo esperado. Joaquín no tiene otra opción que aceptar los hechos y acepta a Mario como el futuro yerno. Regresan a la finca, se casan por la iglesia y el mundo que se había puesto en conflicto recobra su "normalidad" y como en los cuentos de hadas todos terminan felices y contentos.

 

Novela entretenida, ratificadora de la sociedad patriarcal y sus valores, idílica, amorosa y de clara visión positiva de Costa Rica. Quizás un tanto turística. Aún se siguen escribiendo este tipo de novelas en Costa Rica. Ésta tiene la ventaja de que evoca un pasado un tanto distante de nuestro país aunque su visión sea solo de un lado: el positivo y un poco aventurero.

 

Cabe señalar, por último que el verosímil de la obra tiene algunas contradicciones un poco imperceptibles. La joven Virginia al inicio de las relaciones con Mario muestra una personalidad madura, como de una muchacha de más de veinte años. Al final por el contrario aparece como una niña caprichosa y menor de edad. El intempestivo rompimiento de Mario con el Gamonal es un tanto precipitado e injustificado. Da la impresión de que es forzado para abrir el proceso de rompimiento y luego llegar a la reconciliación final. Estos son solo algunos de los contrasentidos de historia novelada.



1 Ossenbach, Carlos Enrique. Arco iris sobre Costa Rica.  Ed. Universidad de Costa Rica, 1999.

José David Elizondo Quesada

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José David Elizondo Quesada (1936) y su esposa

JOSÉ DAVID ELIZONDO QUESADA

(1936)

 

 

José David Elizondo Quesada nació en Buena Vista de San Carlos, Alajuela el 16 de julio del año 1936. Salió de su ciudad natal para estudiar y fue así como logró graduarse en Matemáticas y ésa fue su profesión durante su vida, Luego de jubilarse se dedicó a leer y escribir. Ha escrito, entre otras, Calín y su lagarto mágico, El ronrón del coyolar, Jineteando el pasado, Ayúdame, selva mía, El mañana nació ayer y La muerte viajaba en tren. No las conocemos.

 

LO QUE ESCRIBIÓ JOSÉ DAVID ELIZONDO QUESADA

 

 

NOVELA

 

1. Cuando perdemos el derecho de vivir: 2002

 

La novela de Josó David se publicó en el año 2002.1 Es más un testimonio que una novela. Es parte de la biografía del mismo autor y la relación que establece con los centros de ancianos del país, sobre todo es como una moral cristiana. Es una crónica biográfica llena de historias de todo tipo pero de alguna manera, relacionadas con el tema de la vejez, su soledad y la necesidad de vivir, como un derecho de todo ser humano que alcanza esa edad.

 

La obra que catalogamos como testimonio se inicia describiendo la vida campesina de un niño, sus esfuerzos, su dedicación al trabajo para ayudar a su madre y la lucha por salir adelante, "cogiendo" café, vendiendo empanadas, trabajando en una lechería o como dependiente en un negocio comercial. No importa el tipo de trabajo, si con él podían medio comer y vestirse.

 

Es importante señalar que el texto tiene claramente la intención de ser motivador, un ejemplo vivencial de un grupo de personas de la tercera edad que con sus testimonios muestran la manera de vencer los obstáculos que sufren al llegar a esa edad y encontrarse solos y muchas veces con enfermedades terminales. La solidaridad entre ellos y el encuentro con personas como el señor Amores, los profesores y conferencistas, hacen que los anhelos por vivir, por ser aún útiles, por exigir el derecho a la vida, son vigentes. No importa que sus mismos familiares, víctimas de su propio egoísmo y avaricia, se conviertan en obstáculos indeseables para que su padre o madre, suegra, abuelo, desarrollen su proyecto de vida. Es precisamente en la conveniencia con sus amigos del hogar y simbolizados por su compañera Teresa, como logran volver a creer en la vida y los humanos.

 



1 Elizondo Quesada, José David. Cuando perdemos el derecho de vivir. E. y M. Ediciones y Publicaciones Unidas, San José, 2002.

Víctor Manuel Castro Luján

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VÍCTOR MANUEL CASTRO LUJÁN

(1913-1999)

 

 

Víctor Manuel Castro Luján nació en la ciudad de Alajuela Centro, el día 9 de marzo del año 1913 y murió el día 27 de marzo del año 1999.

 

 

LO QUE HA ESCRITO VÍCTOR MANUEL CASTRO LUJÁN

 

 

NOVELA

 

1. El blanco que tenía el asma negra: 1966

 

No es una novela. Se trata de unos relatos.

 

 

Euclides Chacón Méndez

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EUCLIDES CHACÓN MÉNDEZ

(1900-1963)

 

Euclides Chacón Méndez es un escritor alajuelense. Nació en esa ciudad en el año 1900. Hizo sus primeros estudios en el Instituto de Alajuela, después ingresó a la Escuela Normal en Heredia y luego viajó a La Habana a concluir su carrera. Fue farmacéutico de profesión y educador de vocación. Se destacó como educador en el Instituto de Alajuela, donde se desempeñó como Director de esa Institución y otras instituciones educativas del país. Escribió gran número de ensayos históricos sobre aspectos importantes de nuestra historia, tales como, el libro de El centenario de Juan Santamaría 1831-29 de agosto- 1931: 1934, De ayer y hoy: 1930, Indice cronológico de la Campaña Nacional, 1856-1857: 2002 y otros más.

 

 
LO QUE ESCRIBIÓ EUCLIDES CHACÓN MÉNDEZ

 

 

NOVELA

 

1.   Matla, (fantasía indígena): 1933.

2.   El adelantado (inédita): 1986.

 

La novela Matla que se publicó en 1933 pertenece a la llamada novelística indigenista.1

 

 Esta novela de Euclides Chacón Méndez la publicó en Repertorio Americano en forma de tiradas. Se puede ubicar dentro de la corriente indigenista que idealizó a los indígenas y no observó su miseria, extermino, desarraigo, desculturalización y esclavitud en aras del cambio de religión propia por otra que no entendía y que estaba muy lejos de su realidad.

 

Lo primero que  se obtiene de su lectura es que no es literatura o no reúne lo mínimo para serlo. Es un panfleto que pertenece a la subliteratura. Las deficiencias van desde el uso del narrador que se confunde con el autor, el uso de preguntas retóricas que apelan directamente al lector social y tratan de adelantar acontecimientos, esclarecer hechos o crear meras conjeturas superficiales que hasta los lectores más ingenuos logran descifrar. Se usa la cita de frases que pertenecen a otras novelas, de igual temática, como Zulia de María Salazar de Tinoco. Se inicia usa formalismo del Decamerón para justificar la presencia de Yara ante el cacique Cararé y su permanencia en su Palenque contándole cuentos fantásticos, para apaciguar su espíritu. La historia es lineal y causal y el verosímil creado es ingenuo y poco creíble. No trasciende una concepción idealista del indígena y sólo persigue destacar la valentía de Matha, una esclava antigua perteneciente al cacique Cararé y su tribu. Y para colmo de males lo casual, inesperado y artificioso se completa con la aparición de Xilotl, un indio gallardo y valiente que se disfraza de poeta y cantante para leer la mano del cacique, hablar con su enamorada Yara, permitir que Cararé se entere de su falsedad y decida matarlo. Es el momento en que aparece Matla y después de escuchar a Yara la necesidad de huir del Palenque, ésta le da ayuda y posibilita el escape de ella con Xilotl que no debe realizar casi ninguna hazaña difícil para lograrlo. La novelita termina con el sacrificio de Matla, su entierro a escondidas hecho por Cararé, que en el fondo no era tan malo y el encuentro de unos españoles, muchos años después de un amuleto que Xilotl había dado a Yara para que lo protegiera y que ésta dio a Matla, cuando recibió ayuda para huir. El español tomó el amuleto, un tigre en oro, y recibió una fuerte quemada en su mano, por lo que se desprendió de él.

 

Un folletín que utiliza el tema indianista para exaltar a los indios por simple admiración pero que carece de importancia histórica y literaria.



1 Chacón Méndez, Euclides. Matla. Repertorio Americano, tomo V XXVII, No. 13, Sábado 7 de octubre, 1933, pp. 205-207, No. 14, 17, 18, 19, 20, 22, 23 y 24, hasta el 23 de diciembre de 1933.

Mario Valverde Álvarez

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MARIO VALVERDE ÁLVAREZ

(1912-1987)

 

Mario Valverde Álvarez nació en Alajuela centro en 1912 y murió el día 08 de marzo del año 1987. Desde los tres meses de nacer, su familia se trasladó a vivir en San José. Ahí realizó los estudios primarios y secundarios. En 1946 se graduó como abogado en una universidad de América del Sur. Siempre le gustó el fútbol que practicó en buenos Aires, donde estudiaba. A su regreso a Costa Rica, en el año 1947, participó en un juego con la Liga Deportiva Alajuelense, pero no pudo continuar jugando con ese equipo, por problemas de salud, pero se desempeñó como directivo de varios clubes. Piensa publicar otra novela que ha llamado Un viaje alrededor de la eternidad. Murió el día 08 de Marzo del año 1987.

 

LO QUE HA ESCRITO MARIO VALVERDE ÁLVAREZ

 

 

N0VELA

 

1.   La muerte piadosa o el derecho a morir: 1977

 

Es la primera novela que ha publicado este autor y lo hizo en 1977.1

 

Formalmente es una novela tradicional, lineal, sin aspiraciones literarias. Es más un testimonio doctrinal, moral que otra cosa. Tiene el mérito de tratar un tema tabú en nuestro medio, la eutanasia, por primera y única vez y lo hace desde una perspectiva racional y no religiosa. En otras palabras la justifica en condiciones extremas, cuando el dolor es intolerable, la muerte es irremediable y pronta y la medicina no tiene respuesta a la enfermedad.

 

Pero no se crea que el énfasis de la novela sea la enfermedad, la angustia, el dolor, etc. Todo lo contrario el relato, desde el inicio es positivo. Se trata de una familia millonaria compuesta por cuatro miembros, don Fernando, su esposa Ana Isabel y sus dos hijos, Ana Isabel y Jorge Enrique. Una dolencia por parte de su esposa mueve a don Fernando a buscar,  en San Lorenzo, pueblo costero, abrigo a su familia para favorecer la cura a su padecimiento. Lo realiza en un plazo record, gracias a su posición de banquero y riqueza. Obtiene todo cuanto desea. Una vez establecidos en el pueblo su familia solo éxitos logra, la hija obtiene el bachillerato y Jorge Enrique se enrola en el equipo de fútbol. Este es el  tema que más apasiona al narrador y en él se gasta el mayor tiempo y espacio narrativos. Solo triunfos se describen. Así trascurren los días, los viajes a la capital y los partidos de fútbol gloriosos, hasta que un día Jorge Enrique accidentalmente golpea a su amigo y rival (ambos gustaban de la misma chica, Yolanda, pero sin enfrentarse) en el estómago. Poco a poco y bajo los cuidados que paga don Fernando se recupera y vuelve Alejandro a las canchas con tanto éxito que es contratado por un equipo famoso de la primera división. Luego se casa con Yolanda y Fernando le regala una casa amueblada (se nos parece a Vesco) y todo es felicidad. Jorge Enrique termina sus estudios y viaja a España a estudiar medicina y se hace médico. Antes Alejandro sufre un desfallecimiento en una práctica, se le somete a exámenes y se descubre un terrible daño canceroso en el estómago. Se le opera pero sigue sufriendo terribles dolores. Yolanda le escribe a su amigo Jorge Enrique y le cuenta lo acaecido a su marido. Este regresa a su pueblo y se hace cargo de Alejandro hasta que descubre que su mal no tiene remedio y los dolores son cada vez más insoportables. A solicitud de Alejandro le inyecta una sustancia letal y lo duerme para siempre. Se confiesa culpable, es tomado preso y acusado como homicida, por su propia voluntad y el deseo de no vivir y sentirse culpable. En la cárcel medita y desea pagar su daño a la familia de su amigo. Decide solicitarle a Yolanda que se case con él y promete ser un padre para los dos hijos de Alejandro. El tribunal de Justicia acoge una apelación del abogado defensor y lo absuelve. Se casa con Yolanda y como en los cuentos de hadas son felices para siempre.

 

Es una novela positiva, moralista, acrítica, motivadora que se interesa más por el fútbol y el derecho que por la problemática existencial de la eutanasia y la muerte.

 



1 Valverde Álvarez, Mario. La muerte piadosa o el derecho a morir. Ed. Texto Lda., San José. 1977.

 

Gonzalo González Murillo

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Gonzalo González Murillo

GONZALO GONZÁLEZ MURILLO

(1910-2005)

 

Gonzalo González Murillo nació en Concepción de Atenas de Alajuela el 24 de noviembre de 1910 y murió el 25 de marzo del año 2005. Se graduó de médico psiquiatra. Fue el Director del Hospital Nacional Psiquiátrico de 1960 a 1967 y Director de la Cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de 1942 a 1953. Profesor de Neuroanatomía y Esplacnología y otros cargos públicos relacionados con su profesión. Murió el día 25 de Marzo del año 2005 en el cantón Central de San José, hospital México.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ GONZALO GONZÁLEZ MURILLO

 

 

NOVELA

 

 

1. Don Pedro (relato biográfico en espejo): 1966

 

 

POESÍA

 

1. Cantos: 1976

2. Búsqueda: 1990

3. Antología Poética: 1998

 

La novela Don pedro relato biográfico en espejo es la única obra de ese género que ha escrito y la publicó en 1996 a los 86 años.1

 

A pesar de algunos trucos utilizados por el autor esta novela es tradicional y por lo tanto monofónica, tradicional, causal y logocéntrica. La aparente polifonía de voces no es más que una apariencia1. En ningún momento aparece tal variedad. La perspectiva desde donde se narra la historia o autobiografía de Pedro es de adulto mayor y ésta se mantiene de principio a fin a través de las diferentes etapas psicológicas del desarrollo humano: niñez (Pedrín), infantil (Pedrito), adolescente (Pedrón), adulto (Peter) y vejez (Don Pedro). Si el lector estudia el discurso, el lenguaje utilizado, la codificación, y hasta el estilo se dará cuenta que se mantiene igual en las aparentes voces empleadas. El niño nunca habla o piensa como niño a pesar de referirse a los acontecimientos como tal. Algunos ejemplos pueden aclarar este aspecto. Ya, desde la presentación del personaje al inicio de la página 54, aparece la voz y visión del narrador omnisciente.

 

"Nació Pedrín rodeado de los suyos, la parentela y las demás gentes."2

 

Y sigue la descripción del niño, sus características, lo que hacía, el ambiente, los padres y sus ideas, las referencias a los códigos familiares como la teoría de los "noes" o prohibiciones y los síes o lo permitido y la manera de crear a los niños por parte de los familiares cercanos, el haga esto, aquello, eso no, es malo. Siempre en una lógica teológica o logocéntrica propia de la cultura europea, dividida en dos opuestos: bien- mal, Dios- Demonio, como si no existieran múltiples matices e intermedios. Se describe el Edén del campo, el locus amoenus, descritos con nostalgia y melancolía. Pero lo que interesa destacar es la visión de pasado, de recuerdo y no de presente. El narrador desde un presente de vejez se remonta en el tiempo y recuerda cuando era niño y como actuaba y se comportaba.

 

"Mamá me decía: ¿hiciste caquilla Pedrín-Pedrito? No Mami. Entonces metía una cosita en mi culito para que la hiciera, eso me gustaba y al mismo tiempo me asustaba. Por eso no volví a decirle que no había hecho caquita."3

 

El tiempo pasado del relato "Mamá me decía" y los que aparecen en el discurso delatan lo expuesto anteriormente. Las expresiones con el uso del diminutivo "cosita", "culito", "caquilla" son muy expresivas de un adulto y no de un niño de siete años.

 

Los ejemplos para las otras etapas abundan y no es necesario destacarlas ya que con facilidad se detectan. Esto verifica que la visión de la novela y la voz narrativa es una sola. Es un narrador omnisciente que hace esfuerzos por colocarse cerca del personaje principal pero no le da verdadera independencia. Podemos concluir que el narrador omnisciente y el personaje llamado Pedro en su doble condición, vivo-muerto, ser-parecer, exterior-interior, es el mismo.

 

Tampoco podríamos afirmar que es una novela de formación, tal y como la conocemos en la novela Don Segundo Sombra de Rómulo Gallegos. Aquí no existe un personaje que desde niño se va formando en su camino a la madurez imitando, copiando o simplemente siguiendo el ejemplo de un adulto que se convierte en guía, tutor, ejemplo, maestro, hacedor. La novela de don Gonzalo es una descripción interesante de un personaje desde su niñez hasta la vejez, aunque las etapas de la adultez y vejez las presenta en un apretado resumen que por cierto en el caso de Peter, es muy original e imaginativo. Es un largo listado de palabras, frases, sustantivos, verbos que se convierten en imágenes sugestivas de los acontecimientos o situaciones por las que pasó el personaje en esa etapa. Si atendemos con detenimiento el relato nos daremos cuenta que la novela tiene como  interés sobresaliente la niñez y la adolescencia del personaje hasta terminar con la secundaria en la ciudad. Las otras etapas no merecen mucho su atención. La mirada del narrador es morosa, minuciosa en las primeras dos etapas, no así en las otras.

 

A pesar de que el autor es psicólogo, el personaje no es sujeto de intromisión profunda en su psique. No hay desnudez causal del comportamiento. Da la impresión de que sus observaciones obedecen más a los efectos y a las determinantes sociales, ambientales, contextuales, pero no como causas sino como programaciones, costumbres, códigos fijos, por ello acepta algunas desgracias humanas como rasgos propios de todo humano sin importar el paso del tiempo.

 

"Está convencido de que gobiernos de cualquier tendencia o congregaciones de diferente índole o grupos humanos de trayectoria humanista u otro, serán siempre productos de un universo-ambiente en el cual hay y habrá envidia, irresponsabilidad, rivalidad, odio, competencia, agresividad, vanidad, orgullo, placer y dinero."1

 

 

Este determinismo universal es el sustento ideológico donde se afinca la novela. Sobran los comentarios. La mezcla de conceptos no es homogénea. Por ejemplo la competencia, el orgullo y aún el dinero como herramienta de cambio, no son malos en sí. Es el hombre el que ejerce su dominio y le da el rol positivo o negativo que desea o pueda dar. El dinero es un medio y nunca un fin. Lo mismo podría decirse del placer. No hay razón para reprimirlo si con él no se hace daño a un tercero. ¿O es que este mundo es un mar de lágrimas, de dolor que hay que pasar irremediablemente para llegar a la verdadera felicidad? Si así fuese, ¿qué sentido tiene vivirlo?



1 González Murillo, Gonzalo. Don Pedro relato biográfico en espejo, Ediciones González Murillo, San José, 1996.

1 En el prólogo Jézer González señala esa polifonía, su carácter maravilloso y la clasifica como novela de formación. Creemos que nuestro amigo Jézer fue muy ligero en sus valoraciones. Solicitamos que se lea la novela Vamos para Panamá de Rodolfo Arias Formoso publicada en 1997, dos años después de ésta que nos ocupa para que descubran la polifonía en la narración de una novela. El hecho de que un personaje utilice el truco de haber muerto y vivir en el Edén no es suficiente para afirmar que se trata de una novela maravillosa. Se debe utilizar como verosímil del relato la convivencia de hechos sobrenaturales y racionales (naturales) como parte consustancial del texto y que no ofrece al lector alteración alguna, tal y como sucede en los cuentos de hadas. Otro aspecto que puede señalarse es que a pesar de escribirse y publicarse la novela en 1995, pertenece a la generación de 1942 por la visión de mundo del autor. El enfrentamiento entre campo y ciudad es evidente y prevalece la valoración del primero como positivo, encantador, idílico. Es el Edén perdido y de ahí su nostalgia representada por la niñez e infancia del personaje. No importa que en esos tiempos hubiera niguas, pulgas, se le olvidaron los piojos y liendres, si la vida en el campo era alegre, armónica, tranquila y bella.

2 Ídem, p. 54.

3 Ídem, p. 60-61.

 

1 Ídem, p. 150.

Carlos Luis Fallas Sibaja

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CARLOS LUIS FALLAS SIBAJA

(1909-1966)

 

 Francisco Carlos Luis Fallas Sibaja nació de una familia pobre el 21 de enero de 1909, en San José Centro1 y luego se iría a vivir a El Llano de Alajuela Centro. Es hijo de Lastenia Adelina Fallas Sibaja, nacida el 29 de mayo de 1882 y de padre desconocido (¿Coronel Roberto Cantillano?). Murió el 7 de mayo de 1966, precisamente en el año que se le entregaba el Premio Nacional de Literatura Magón.

 Cuando  tenía cuatro años su madre, Abelina Fallas Sibaja, humilde campesina, separada de su marido, contrajo matrimonio nuevamente con un obrero zapatero con el que tuvo seis hijas.

 Los datos biográficos los  conocemos de parte del mismo escritor.

 A los pocos años de edad se trasladó a San José. Ahí realizó los estudios primarios y dos años de la secundaria ya que por razones económicas debió abandonarla. Él  cuenta en su novela Marcos Ramírez,  que fue expulsado del Colegio.

 Fue aprendiz en los talleres del ferrocarril al Atlántico.

 A los 16 años se traslada a la bananera en el Valle La Estrella de Limón. Ahí trabajó durante 6 años. Se desempeñó como jornalero del banano y  sufrió todas las implicaciones que la naturaleza de ese trabajo incluía.

 El primero de mayo de 1930 participó en la Brigada de Choque Lenin al frente de un grupo  de vecinos alajuelenses.

 En 1931 se le desterró a  vivir en Limón. Murió su madre y entonces se trasladó  a su ciudad natal para asistir a su funeral. En Alajuela se enroló en las filas del partido Vanguardia Popular de ideología comunista en el que militó hasta su muerte.

 El 22 de mayo de 1933 es apresado por haber participado en una manifestación  pública  de desocupados A raíz de este acontecimiento tuvo que trasladarse nuevamente al Atlántico.

 En 1934, participa junto con gran cantidad de trabajadores y compañeros de partido en la Gran Huelga Bananera de 24 millas. La prensa se ensañó contra los huelguistas y el gobierno emprendió  su persecución. Carlos nos contaba, a don Víctor Manuel  Arroyo y quien escribe, cómo la prensa predisponía a los habitantes del país contra ellos. Decía que al paso  por San Joaquín de Flores, donde hoy está  la clínica del seguro social, a orillas del río Quebrada Seca, hoy desagüe  de desechos de café, al lado de  un Corazón de Jesús, la gente salía a su paso  con cruces de piñuela y adornadas con chinitas, les hacían la cruz como si fueran verdaderos demonios.

 En 1934, meses después de la huelga fue hospitalizado  por haber contraído  el paludismo. Un año después fue encarcelado nuevamente en la Penitenciaría Central.

 En las elecciones del 13 de febrero de 1938, el Partido Republicano Nacional realizó fraudes electorales y Carlos Luis, como era fiscal de su partido, lo elevó a conocimiento  del Gran Consejo Electoral. Sus argumentos no fueron escuchados. Sin embargo este sería un motivo para emprender la revolución civil de 1948 que llevó a cabo don José Figueres Ferrer.

 En 1940 fue fiscal en una mesa electoral de Talamanca. Estos hechos, y la manera como hacían fraude los oficialistas, lo narra en su novela Mamita Yunai: 1941, que publica, en forma de tiradas, como un documento que denunciaba lo ocurrido en Talamanca, en el periódico Trabajo, órgano oficial de su partido, del 16 de marzo al 7 de septiembre de 1940. Luego corregiría estos escritos y los publicaría como su novela Mamita Yunai, título sugerido por Carmen Lyra, que lo dio a conocer en el ámbito literario del país y  más allá de nuestras fronteras.

 Fue electo como regidor municipal en 1940-1944 y como Diputado al Congreso de 1944 a 1948. Al final de este año fue cuando estalló la Guerra Civil y Fallas la vivió intensamente. Él, lo mismo que su partido, formaron una coalición con el gobierno y fueron derrotados por los hombres comandados por don José Figueres. Al final de la revolución sufrió varios meses de cárcel. Con el apoyo de sus amigos obtuvo la libertad y emigró a México donde estaba desterrada por José Figueres Ferrer, su amiga Carmen Lyra que habría de morir en ese país.

 Se casó con Zahira Agüero Solé, divorciada de don Carlos Morera  y compartió parte de su vida con ella.

Antes de su viaje a Moscú con su amigo Joaquín Gutiérrez Mangel, en San José se le diagnósticó un cáncer maligno. Había acudido al médico por un fuerte dolor en la ingle. Calufa no quiso que lo operaran y siempre viajó a Rusia.

Al regreso su enfermedad se agravó y murió el 7 de mayo de 1966 a causa de un cáncer de riñón Sus restos yacen en el Cementerio Obrero junto con 12 cuerpos más, en una bóveda prestada y sin lápida de identificación. En el centenario de su muerte el Ministerio de Cultura solicitó del estado la bóveda para establecer el Panteón de los Escritores Nacionales.

 La producción literaria es significativa. Su experiencia, el  conocimiento de lo  que inspiró sus obras, superaron las deficiencias de una escasa formación académica. Es, hasta hoy, el escritor más leído dentro y fuera del país, el más elogiado y más traducido.

 Por sus méritos, le fue entregado el Premio Iberoamericano, por la Fundación Faulkner, de Los Estados Unidos de Norte América, Premio Magón  de Cultura, otorgado poco antes de  su muerte (1963)  y Premio Nacional de Literatura en 1965 y declarado por la Asamblea Legislativa como Benemérito de la Patria en el año de 1977.

 Murió don Carlos Luis Fallas Sibaja, en San José,  de cáncer, el 7 de mayo de 1966.

  LO QUE ESCRIBIÓ CARLOS LUIS FALLAS SIBAJA

NOVELA

 1. Mamita Yunai: 1940

2. Gentes y gentecillas: 1947

3. Marcos Ramírez: 1952

4. Mi Madrina: 1954

CUENTO

 

    1. Tres Cuentos: 1967 (publicación póstuma, los  había  escrito en 1954.

 Su primera novela Mamita Yunai la publicó en 1941.1

 Es el fruto de sus experiencias como trabajador en la zona atlántica del país y como delegado de su partido a unas elecciones presidenciales. La publicó en tiradas o informes que entregaba a su partido y éste lo publicaba en su revista Trabajo, como medio de denuncia política. Gracias a varios amigos decidió conjuntamente con su partido convertir los informes en una novela y publicarla como tal. Por eso, no es de extrañar que la novela termine con un discurso de corte político sobre los hechos de la Huelga Bananera del año 1934.

 Esta novela es de corte tradicional, sin aspiraciones literarias pero de denuncia, de evidente, intencionada y clara crítica a los procesos electorales amañados y las injusticias y atropellos que llevaba a cabo la trasnacional bananera en la zona atlántica del país.

 Fallas Sibaja utiliza un narrador protagonista de nombre José Francisco José Francisco Sobaja (Sibarita) que es su segundo apellido. Este personaje encubierto se encarga de contar lineal y cronológicamente los hechos más sobresalientes de la contienda electoral previa  a 1940, antes del 34, cuando ganó las elecciones el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, que gobernó de 1940 a 1944. El mismo Carlos Luis Fallas Sibaja fue electo regidor de la municipalidad de Alajuela para ese período de gobierno.

 La novela y el autor no ocultan, en ningún momento las intenciones de denunciar los hechos reales bajo su óptica. Por eso desde el primer momento se inicia con el viaje de Sibajita a la zona atlántica, a Talamanca, pueblo indígena. Él era el fiscal en el pueblito de Apure del partido Bloque de Obreros y Campesinos. El personaje describe la zona, sus indios y negros, las dificultades que enfrentaba en su viaje, las matráfulas de los partidos contrarios para hacer fraude, el papel de los policías al servicio del partido oficial, la utilización de los indios para el llamado chorreo de votos y la situación critica de la vida social del indígena y el negro en la región. El abandono a que eran sometidos los indígenas, las condiciones precarias de su vida, su casi ningún motivo de esperanza de una vida mejor, el embrutecimiento por los vicios, sobre todo el alcohol que lo llevaba el blanco a la comunidad indígena. Narra además la participación en los hechos del trabajador Herminio, su explotación por parte de un gringo en el llamado Comisariato, de Calero, trabajador  alegre, ingenuo de gran corazón. Por último la novela termina con la participación de los trabajadores bananeros y obreros en general en la Gran Huelga Bananera del 34 y el discurso que pronuncia en el Congreso. Hasta una historia insertada se dio el lujo de intercalar, la historia de Eulogio Ramírez, El Renco.

 No hay duda de que Carlos Luis Fallas Sibaja era un gran contador de historias. Le encantaba conversar, narrar historias y eso fue lo que hizo. Este poder de evocar, de encantar a quien lo escuchaba lo supo aprovechar para crear, a pesar de sus escasos conocimientos académicos formales, novelas que recorrieron el país y el mundo.

 La segunda novela de Carlos Luis Fallas  es Gentes y Gentecillas y la publicó en 1947.2

 Para nuestro gusto es la novela mejor lograda, desde la perspectiva literaria, de Carlos Luis Fallas Sobaja y así lo creía el mismo escritor. El título es elocuente. Se trata de mostrar, presentar, dar voz a dos sectores de la sociedad, bien definidos, los llamados gentes, los ricos, los "buenos", los hijitos de papi, los de la ciudad, los de a carro y las gentecillas, los de a pie, los campesinos, los maiceros, los pobres y trabajadores. Así la novela enfrenta a estos dos grupos de personajes y bajo una fuerte carga de ironía, de sarcasmo, sin ser demasiado truculento ni directo, va dejando ver al lector cuáles son las gentes y cuáles las gentecillas. Su tesis es que los nombres están invertidos y es a través de sus conflictos, sus acciones, sus intereses, sus pasiones, como el lector se percata, a través de toda la novela quiénes son los buenos y cuáles los malos. Es importante señalar que Fallas Sibaja da la voz narrativa a los personajes y éstos se encargan de presentar sus propias vidas, sus debilidades, sus limitaciones, así podemos conocer a través de Rosita, el típico personajes de "sociedad", chismoso, vanidoso, racista, superficial, metiche, supersticioso, propio de la llamada alta sociedad y con ella también aparecen los arrastrados, los chupalevas, los vendidos, llámense periodistas o autoridades y el otro personaje que simboliza el grupo rival lo representa Rodolfo, campesino honrado, trabajador, honesto y que lucha por los ideales de justicia social y la igualdad en el desarrollo del proyecto humano y económico, en ese orden. El lector encontrará en la novela, desde el clásico triángulo amoroso, hasta una versión folklórica del Diluvio. Todo se presenta a sus ojos y abre una perspectiva multifacética de la realidad costarricense, tanto del campo, los cafetales, como de la ciudad, sin dejar de mostrarnos la traición y violación de la campesina por  parte del citadino.

 Marcos Ramírez, publicada en 19522 es la tercera novela de Carlos Luis Fallas Sibaja.

 Se podría decir que es la hermana de Mi Madrina, que publicará dos años después. El personaje Marcos es el narrador protagonista y se encarga de contar sus propias aventuras. Esta es una novela de aventuras que nos hace recordar a Zalacaín el aventurero, del escritor español Pío Baroja. Es la historia de un niño que va desde que estudia la secundaria, sus travesuras, la expulsión del colegio, sus congojas, desventuras, travesías, contiendas, ilusiones, proyectos y desencantos. Pero al lector no le llegan las aventuras únicamente sino el espacio social que le sirven de marco. Asistimos a una fina crítica a la religiosidad supersticiosa de nuestro pueblo, su hipocresía, sus pasiones, sus estereotipos, su carencia de educación. En el fondo lo más destacable de la novela es la rebeldía de un joven que enfrenta las más variadas programaciones sociales castrantes de nuestra sociedad, de esa época y de ahora. A manera de ejemplo, podemos citar las relaciones verticales de poder de la familia, la religión alienante y supersticiosa, basada en la ignorancia, la educación moralista y desligada de la realidad (casi extraterreno), la justicia amañada, el poder del más fuerte y no de la razón o inteligencia, etc.

 Marcos Ramírez abre un sendero para algunas novelas de madurez de escritores que poco antes de morir, sintieron la necesidad de recordar y contar su juventud, su formación, evocar su pasado, su iniciación desde un presente ya maduro.

 Mi Madrina es la cuarta y última novela que publica en 1954,1 Carlos Luis Fallas Sibaja.

 Es la más corta de ellas y quizás la más costumbrista. Relata la vida y costumbres de una época pasada. Los personajes son básicamente dos, el niño y su madrina; el espacio, una casona detrás de la finca de don Luis Jiménez. La madrina del niño es su único vínculo familiar de éste. Ña Chon, como le llama el pueblo, representa la típica mujer de un pueblo. Es curandera, bruja, rezadora y el alma de ese conglomerado humano. A través de ella el lector guiado por las ocurrencias del narrador personaje Juan Ramón, conoce las más variadas intimidades de ña Chon, su participación en los rezos de muertos, la utilización de bebedizos para resolver congojas económicas, la ignorancia de los campesinos, sus creencias, sus dolencias, sus aspiraciones que no van más allá del vivir hoy, comer y dormir y, eso sí, la solidaridad con el necesitado.

 Después de pasar grandes congojas ña Chon muere y Juan Ramón vislumbra un futuro positivo, gracias a don Rafael, director de la escuela y sus hermanas que le ofrecen hogar y educación.

 La novela se torna tierna, positiva, si se quiere pedagógica. Enseña las congojas de una mujer sola, sus creencias, sus anhelos, su firmeza, su valentía ante la adversidad (recibió la excomunión del cura, por dedicarse a curar enfermos de amor, sobre todo). Es podría decirse de formación, de iniciación. Además, ejemplifica lo que a casi todo campesino le correspondió vivir en su infancia, por lo que la madrina de Juan Ramón es la de todos los campesinos. Es algo así como un símbolo. Se convierte en un guía del pueblo, es la psicóloga a quienes acuden para recibir un consejo, una ayuda o simplemente un bocadillo.


1 Ivan Molina se impresiona de que el Servicio de inteligencia de EU. Testimonia que este costarricense naciera en San José y no en Alajuela. Lo cierto es que en el Registro Civil aparece como hijo de Adelina Fallas Sibaja y sin padre conocido. Se afirma que fue el Coronel Roberto Cantillano que no lo reconoció. Francisco Carlos Luis Fallas es oriundo de El Llano de Alajuela, pero su madre dio a luz a este niño el 21 de enero de 1909 en el hospital de San José Centro.

1 Fallas Sibaja, Carlos Luis. Mamita Yunai. Premio Nacional de literatura 1965. Sin Editorial, San José, 1966.

2 Fallas Sibaja, Carlos gentes y Gentecillas. 4ª. Edición. Ed. Costa Rica, San José, 1977.

 1 Fallas  Sibaja, Carlos. . Mi Madrina. Ed. Costa Rica, San José, 1967.

2 Fallas Sibaja, Carlos. Marcos Ramírez. 4. Edición,  Ed. Costa Rica, San José., 1995.

José Neri Murillo Porras

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JOSÉ NERI MURILLO PORRAS

(1910-1966)

 

José Neri Murillo Porras nació en San pedro de Poás, Alajuela el día 09 de abril del año 1910 y murió el día 23 de agosto del año 1966.

 

Ha publicado ensayos y otros títulos, tales como, Madre del mundo y Tierra y paz.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JOSÉ NERI MURILLO PORRAS

 

 

NOVELA

 

1. El retorno de la paz: 1948

2. Aguas Cristalinas: 1956

3. La isla de las orquídeas: 1965

 

TEATRO

 

1. Maldita Ambición: 1943

2. El retorno de las águilas: 1970

 

Las novelas de José Neri Murillo Porras, son de índole educativa, moralistas, pedagógicas. Son sentimentales, tiernas, positivas, de héroes valerosos y ejemplares. Algunas son descriptivas de la naturaleza. En esta ocasión comentaremos brevemente la primera novela El retorno de la paz y su última novela La isla de las orquídeas que publicó en 19651 y Aguas Cristalinas, en el mismo año.

 

El retorno de la paz es una novela sentimental y la publicó en 1948.

 

Esta obra es de corte tradicional con estructura de novela folletinesca de unión y separación o sinusoidal. Los acontecimientos casuales o inesperados unen o separan a los enamorados, a veces por poco tiempo y en algunas ocasiones hasta por seis años como es el caso de esta novela o al final es la muerte quien se encarga de separar la felicidad terrenal en aras de un ideal mayor, como en este caso que se trata de la misión de Carlos, el esposo de Yolanda que se convierte en monje franciscano para llevar la paz por todo el universo y una esposa, imposibilitaría tal misión. La novela carece de valor literario y se adjunta a la novela didáctica de tipo moral. No obstante el ideal que persigue es plausible y digo de reconocimiento aunque el método que se persigue no pasa de ser una quimera.

 

La historieta es sencilla y causal. Carlos un joven argentino estudia medicina en San Francisco de Estados Unidos y conoce una estudiante mejicana, en un colegio de monjas llamada Yolanda. Ambos son de familias ricas. Se enamora perdidamente de ella. Carlos es además músico y compositor y ella pintora. Después de terminar su último año de estudios, ella regresa a México y él poco después la visita por un tiempo. Regresa a terminar su tesis de doctorado y se ve mezclado en un asesinato que nunca cometió. Yolanda está embarazada y su padre se comporta como el peor de los estúpidos, aconsejado por la madrastra de Yolanda, y la echa de la casa. Ahí comienza el calvario de esta joven que después de dar a luz a un niño le llama Mario. Se ve forzada a viajar a la Argentina y ahí, después es abandonada por la familia de su amiga Ruth y tiene que dejar a su hijo en un orfanato y buscar trabajo. Lo encuentra en una familia rica y después de un tiempo decide irse a vivir con ella a una ciudad del interior. Antes su hijo es atendido por su padre que casualmente llega a trabajar en la institución, se hacen muy amigos y él desea ser su padre. El traslado de Yolanda a otra ciudad, hace que Carlos piense en el niño y no es hasta que recibe una carta de una amiga llamada Margarita que se entera de que Yolanda está en Buenos Aires y le da la dirección de ella. Empieza a buscarla y llega a la casa donde debería estar Yolanda pero ésta ha salido en la búsqueda de él. Encuentra a su hijo y descubre que es el mismo niño que conoció en el orfanato. Se lo lleva a vivir a la quinta que le prestó su colega doctora y espera el regreso de Yolanda. Este se realiza entre llantos y abrazos y un mundo lleno de felicidad. Así trascurre un tiempo, se casan por lo civil y compran la quinta y la estancia de ganado pero cuando Carlos viaja a Buenos Aires a operar a un médico amigo, Yolanda enferma y a la llegada de Carlos muere sin que éste pueda hacer nada por impedirlo. Este acontecimiento lo lleva a convertirse en monje franciscano e iniciar el papel de apóstol de la paz.

 

Como fácilmente se desprende de la historieta, la novela no ofrece nada nuevo. Es la clásica novela sentimental de un amor realizado a medias e impedido por una misión superior espiritual. Por cierto que la teoría de la novela está muy ligada a la espiritualidad y el catolicismo y explícitamente se elogia el papel que realizan los clubes de Leones y Rotarios. La guerra contra la guerra se ganaría si la humanidad se uniera en un solo abrazo y dejara que las fuerzas del bien que todos tenemos se impusieran a las del mal y se creara la hermandad mundial. Esto se da en el contexto de la primera y segunda guerras mundiales, por lo que los efectos de ellas impulsaron a no pocos por el camino de la paz. Las profecías y vaticinios de las corrientes espiritualistas hindúes, el karma y otras corrientes filosóficas esotéricas se utilizan como argumentos, pues la novela es muy discursiva, para avanzar hacia esa meta de paz. Lo cierto es que hoy, 2003, la realidad marca otro camino, la hermandad aparece solo del lado de las transnacionales que ostentan el poder económico y político y la globalización es el camino de los tecnócratas y dueños de los bancos y el capital de un nuevo capitalismo inhumano y despiadado, muy lejos del amor, la solidaridad, y la justicia social1.

 

La novela La isla de las orquídeas es -dice el autor- una continuación de la novela Aguas cristalinas que es de corte sentimental y "educativa". La Primera la publicó en el año 1965.2

 

No pareciera que al autor le interese que sus obras sean o no literarias. Lo que sí se puede observar fácilmente es que la novela utiliza el género con fines utilitarios, en este caso ideológicos. Se trata de mostrar las posibilidades del hombre, de cualquier lugar del planeta tierra de ser feliz, si se lo propone. La libertad, la justicia, la igualdad son metas posibles si los seres humanos dejan los vicios, cultivan la mente en forma positiva, algo así como la teoría del método Silva y lucha por ser feliz, a pesar de sus limitaciones individuales. Es defensor del idioma universal amaranto como medio de comunicación y unión de todos los seres en un mundo feliz. Utiliza en defensa DEA, sus tesis y ejemplos varios de personas que han logrado esa meta, gracias a su mente positiva, la práctica del espiritualismo, los métodos yogas y la medicina natural vegetal de las terapias psicosomáticas.

 

Esta teoría se ejemplifica con algunos personajes que sirven de ejemplo a sus puntos de vista. Ricardo que lo describe como elegante, culto y distinguido caballero de cincuenta y cinco años de edad. Le faltó decir que era rico, pero se deduce del relato. Vive en una casa moderna cerca del volcán Poás. Vivía con su hermana Laura y su hija Iliana de veintidós años.

El otro personaje en importancia es Rudy Pablo, conferencista de sus mismas teorías, espiritualista, dueño de la isla de las orquídeas, en el golfo de Nicoya. Es rico, culto, músico. Se enamora de Iliana y se casa con ella. Es la unión perfecta. Pero no se crea, que existe triángulo amoroso. De ninguna manera. La novela no ofrece obstáculo alguno al logro del amor ideal de la pareja.

 

La narración está intercalada por algunos intentos de crear otra novela interna por parte de Iliana que simula como si fuera ella la que escribe su propia novela. Pero el truco es demasiado evidente y se ve opacado por las constantes reflexiones, tanto de Ricardo, su tío, como Rudy Pablo, su tierno amor. En ella abundan las preguntas, las citas, las exclamaciones y los argumentos a favor de sus tesis. Lo que sí aparece como el ausente no invitado es el conflicto social, las causas de los males de los seres humanos. Los pobres son felices en el campo y los hacendados los tratan bien, les dan regalos y los visitan de vez en cuando. No hay diferencias, a no ser que unos son ricos y los otros pobres, unos viven en el campo y los otros en la ciudad, aquellos carecen de educación y los otros son cultos, viven en casas modernas, viajan, comen bien, tienen la mejor medicina y sus hijos no carecen de nada. En cambio los pobres, aquí felices se conforman con limosnas y, aunque el autor no lo dice, se intuye que carecen de todo.

 

La novela presenta un disfraz, una careta de la realidad social, no sólo del país, sino del mundo. Hay ausencia total de la verdadera sociedad. La utopía planteada es panfletaria y no resiste el menor examen que se le haga.

 

Esta novela así se convierte en un panfleto, sin aspiraciones literarias y con una fuerte estructura de consolación que justifica, sino abiertamente, sí solapadamente, las injusticias sociales de nuestra sociedad desigual, guiada por el "todo para mí y si sobra algo, también para mí".

 

Sería interesante contrarrestar esta novela con otra, un poco más reciente que enfrenta críticamente la sociedad costarricense, representada por los habitantes cercanos a los canales del Tortuguero. Me refiero a Negro Desgraciado: 1993 del autor Alfonso Portocarrero. El lector podrá sacar sus propias conclusiones con facilidad.



1 Murillo Porras, José Neri. El retorno de la paz. Segunda Edición, Imprenta Vargas, San José, 1953.

 

1 Inicio de la novela.

2 Murillo Porras, José Neri. La isla de las orquídeas.  Imprenta Torno, San José, 1965.

 

Emmanuel Thompson Quirós

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Emmanuel Thompson Quirós (19081989)

EMMANUEL THOMPSON QUIRÓS

 (1908-1989)

 

 

Emmanuel Tompson Quirós nació el día 22 de octubre del año 1908 en San José y murió el día 29 de julio del año 1989. Su padre es de origen castellano y su madre española, radicados en Costa Rica. Gran lector en la biblioteca del colegio y la Biblioteca Nacional. Estudio en el Liceo de Costa Rica y mostro inclinación por la literatura e Hizo Algunos escritos que publicó en Algunos diarios del país. A los diecisiete años se traslado a vivir una y Cartago Comenzó la enseñanza de castellano. Años después se fue a vivir a Panamá donde desempeño una cátedra de Lengua y Literatura Castellanas. Poco tiempo Después regreso a su patria y se desempeño como periodista. Escribió sus Cuentos Medievales Que lo mostro como uno de los más prometedores cuentistas de Costa Rica. Recibió una beca por parte del Gobierno y se embarcó rumbo a Europa. En Madrid se especializó en Literatura clásica  y Viajo por toda España. Se quedó a vivir en Barcelona Durante muchos años. También recorrió otros Países como Francia e Italia. 

 

También fue abogado y Juez Penal en Limón. Y se jubiló por el Poder Judicial.  

 

 

LO QUE HA ESCRITO EMMANUEL THOMPSON QUIRÓS

 

 

NOVELA

 

1. El castellano de Bosworth: 1928

2. Bajo el Sol de América: 1932 (Repetición de la anterior)

 

CUENTO

 

 

1. Cuentos Medioevales: 1930

 

 

La primera novela que escribió Emmanuel Llamó la El castellano de Bosworth y la publicó en 1928.1

 

Esta obra se Puede ubicar Dentro de las novelas de aventuras. Está Rodeada de un contexto histórico real: algunos Acontecimientos que ocurrieron cerca del año 1820, desde luego desde una visión histórica oficial2,, Colonialista española católica y abiertamente.

 

"Imparcialmente, pues, nos atrevemos a decir, y aun lo sostendríamos con toda y suerte de argumentos antiguos y modernos, que el sistema colonial español Fue y ha sido el mejor sistema colonial y más Humanitario ".3

 

Y sigue, explicando en la misma página:

 

"No intentamos negar que hubo sus hombres crueles que buscaban por tenian y móvil y norma de sus giras expedicionarias el buscara tesoros y Águilas (zopilotes, esto es nuestro) Arrancadas de oro con un tormento los naturales".4

 

Y en forma indignada afirma:

 

"¡Pero eso de hacer culpables A UNA Nación de las faltas de un ciudadano sentar y crueles como regla general aislado Un hecho (la matanza de más de trescientos mil indígenas de los cuatrocientos mil que Existían, nuestro paréntesis), es una injusticia y Incalificable una mentira que echa una sombra sobre la historia! "1

 

Los comentarios en ese sentido se extienden por toda la novela. La tesis es mostrar La importancia de la fe católica en la conquista de América y el valor, hidalguía, amor, entrega, solidaridad y agréguele todas las virtudes que se le ocurran, de los misioneros católicos, sobre todo los franciscanos Qué están Representados por Miguel O Lorenzo, su nombre inventado.

Es una novela tradicional, Monofónica, de narrador con el lector atento, le saluda, le invita a dormir, le explica, le informa, le llama la atención, lo saluda y le da los buenos días. Narra desde una perspectiva extranjera y su Punto de Vista es española e inglesa. Costa Rica solo le sirve de escenario Para algunas escenas, ubicar los personajes, sobre todo en Cartago, referirse a la bondad de los Españoles, el malvado militar llamado Salvo Carlos Saavedra, símbolo del mal y contrario al catolicismo. Los principales acontecimientos, pues la novela es prodiga en aventuras, ocurren en Panamá, Venezuela, Inglaterra, Francia y el mar.

 

La historia que sirve de marco a la novela es larga. Se concentra en el clásico Triángulo Amoroso: Francis (bueno), Rosa (buena) y Carlos (malo). Cada personaje tiene su propia historia que no se escatima contar desde los orígenes. Así llega Francisco un azar por Costa Rica (la novela está llena de casualidades, reconocimientos, encuentros, anagnórisis, luchas victorias, batallas, viajes, huidas, raptos, chismes, noticias, posadas, etc) pues DEBIDO A UN padecimiento es Enviado a Estos lares para Recibir los Beneficios del clima. El Barco Naufraga y la familia, que lo trae lo deja en manos de un buen señor que hace las veces de padre. Así que hasta crece ya Mancebo encuentra casualmente a doña Rosa es un peligroso percance donde moriría Irremediablemente Sino fuera por la Intervención Oportuna de Francis que la salva. Así nació el amor entre ellos. Pero el padre de Rosa Tenía en su mente casarla con un hombre rico y violencia en su sobrino Carlos el Pretendiente APROPIADO PARA SU hija. Así Comienzan las aventuras amorosas de la pareja y las malvadas Intervenciones de Carlos para Impedir la Culminación de esos amores. Después de mil aventuras Rosa y Carlos se casan clandestinamente en presencia de su padre y dos testigos. Lo hace Lorenzo el buen franciscano que Apoya la revolución independentista de las colonias de España, que Después se conocerá que es su hermano. Luego CONTINÚAN Las aventuras Guerreristas donde Francisco, el hijo de Eduardo, Dado por muerto, o su verdadero nombre Jorge huye hacia Maracaibo y se enrola en las huestes de Bolívar y OBTIENE brillantes victorias sobre los españoles y es una de ellas, ayudado por su sirviente Juan, encuentra a su amada y Carlos Rosa, que es prisionera de él, pues la había Raptado, lo reta a pelear con la espada y lo vence. Luego se encuentra con el arribo del barco  QUE LLEGA A Puerto comandado por James Frank y huyen de ahí. En el mar Se encuentran con un barco pirata y se Enfrentan en cruenta batalla. En ella muere o Lorenzo Miguel, se esclarece la verdad de su origen, tambien esta en el barco Lucía, la hermana de ellos y se Reconocen pues es la esposa de Frank que había ayudado de Lorenzo Cuando huyó de su casa y se disponía para estudiar Misionero. Ahora, su padre Eduardo y familia toda su, incluyendo a, católica era de Frank, gracias a la lectura del libro Paralelo, Escrito por Walter Londez También que viajaba en el barco y los Esperabán en el Castillo de Bosworth. El final No Puede ser mas positivo. Triunfo del amor, del catolicismo, de los buenos españoles, de los criollos de América y los independentistas de los nobles ingleses. ¿Pasaría lo mismo con los indígenas de toda América?

 

No obstante la novela es entretenida amena, bien escrita, Mantiene al lector atento e interesado en el desarrollo de los Acontecimientos y está bien estructurada. Algunos la consideran como novela histórica similar, un Scout Walter LAS OBRAS DE.

 



1 Thompson Quirós, Emmanuel. El castellano de Bosworth. S. Ed., San José, 1928. Esta novela de la Publicó por primera vez en el año 1926, en Correo Nacional y luego, en el año 1932 la Volvió a publicar en Mallorca, 166-168, España, Barcelona, nombre con el  Bojo El Sol de América, En La tipografía Mauci, Con algunas variaciones formales. Esto induce un error, por eso lo denunciamos como algo incorrecto. La 1a. ed. La Publicó Soley Reyes y en 1928.

2 A Pesar de que el párrafo Algunos historiadores Sería mejor llamar este aspecto "cultura oficial", que de hecho es atinado, creemos que esa conceptualización es muy general, pues Abarca toda la cultura humana con la bendición de los gobernantes. Mientras que la visión histórica oficial más restringe nuestra conceptualización y la Ajusta a la Manera como testimoniaron los historiadores, cronistas y escritores Algunos los hechos históricos del pasado ES NUESTRA PATRIA Y posiblemente en todos los lugares del mundo. La historia es oficial La que se enseñó y enseña en las escuelas y colegios y aun en Algunas cátedras universitarias. Es ocultista, sectaria, Panegírica, selectiva, racista, y deja clara la visión histórica parcializada de los hechos reales acaecidos. Su interpretación es ideológica oficialista. En Costa Rica la hemos llamado, por ser bastante ejemplar "La historia carlista" en Referencia a los historiadores llamados Carlos y que reflejan esa visión. 

3 Ídem, p. 70.

4 Ib.

 

 

 

 

 

 

1 Ib.

 

Manuel Antonio Argüello Montero

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MANUEL ANTONIO MONTERO ARGÜELLO

(1906-1994)

 

 

Nació en San José el 31 de agosto  1906 y murió el 25 de diciembre de 1994. Fue músico, maestro y compositor. Recibió un premio en los Juegos Florales de Guatemala en 1946, con su cuento Yo y la negra histérico musical: 1995 y Algunos consideran que una novela. Su verdadera vocación Fue la música.
 
 
LO QUE ESCRIBIÓ MANUEL ANTONIO MONTERO ARGÜELLO

 

 

NOVELA

 

1.   Yo y la negra histérico musical: 1995

 

 

La única novela que conocemos de Manuel Antonio Argüello Montero es Yo y la negra histérico musical y la publicó en 1995.1 En realidad son unos cuentos. Fueron escritos en los años treintas Cuando trabajo como maestro de música en Limón. Dejamos constancia de este error genérico.

 



1 Argüello Montero, Manuel Antonio. Yo y la negra histérico musical. Ed. Costa Rica, San José, 1995.

Ciriaco Zamora Fernández por Benedicto Víquez Guzmán

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CIRIACO ZAMORA FERNÁNDEZ

 (1905-1987)

 

 

Ciriaco Zamora Fernández nació en El Mojón, San José Centro, el día 19 de febrero del año 1905 y murió el día 25 de mayo del año 1987. Su profesión fue el Derecho.

 

Escribió libros como La tierra para todos: 1942, Doña Rosarito: apuntamientos para una biografía, con sección de anotaciones: 1968.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ CIRIACO ZAMORA FERNÁNDEZ

 

 

NOVELA

 

 

1. La canción de los libres: 1932

 

La canción de los libres se publicó en 1932.1

 

Esta novela desarrolla un romance mezclado con una revolución militar. Mario y Marta, ésta casada con Hal, un médico inmiscuido en el oficialismo que gobernaba Venezuela en un determinado tiempo que no se especifica, se enamoran y aprovechan los momentos en que Hal, doctor del hospital de un puerto en el atlántico, se retira de la ciudad para intervenir como revolucionario en los legionarios que invadieron y sustituyeron el poder político de ese país. Sólo que Hal era un traidor al servicio del Ministro de la guerra y seguía las órdenes de éste por dinero.

 

El idilio sentimental y romántico entre Mario y Marta se ve interrumpido por las aventuras militares. Éstas siguen un orden lógico y plantean las intervenciones del Jefe Político, aparentemente al servicio del Ministro, hombre hecho en la montaña, fuerte y sin temor a la muerte. Huye del líder Ferreto, jefe de los revolucionarios y regresa a la ciudad. Después de varias gestiones en ella y encuentros con algunas personas amigas regresa al frente de batalla por orden del Ministro pero decide cambiarse de bando y descarrila el tres de soldados que se dirige al puerto para detener la revuelta. Mata a los soldados del gobierno y  se dirige al encuentro con Ferreto a quien se le pone a su servicio. Éste ordena la muerte del traidor Hal por las manos del Jefe Político y éste así lo hace cuando Hal pensaba matar a Mario, por conocer de sus relaciones con su esposa. Tanto el Jefe Político como Mario se destacan en la toma del puerto. Este último es herido en un acto de heroísmo y es descubierto por Marta en una cama del hospital. Con esta unión termina la novela.

 

El autor más que narrar o dejar que los personajes de propia voz cuenten sus acontecimientos, lo hace él, a través de un narrador omnisciente que se inmiscuye en los sucesos y toma partido. Lo más sorprendente es que la reflexión por parte del narrador-autor, está presente encada uno de los actos emprendidos o realizados por los personajes. No hay distanciamiento alguno. Es el clásico enfrentamiento entre el bien y el mal, la justicia y la injusticia. En sus propias palabras es la canción de los libres que se escucha en las montañas y los campos, en el trabajo y en la armonía universal. Es el ideal del hombre joven que ve posible una sociedad justa, con libertad y bajo la tutela del todo Creador


1 Zamora Fernández Ciriaco. La canción de los libres. Sin editor. San José, 1932.

Segunda Generación del período superrealismo: 1942. Neorrealismo

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SEGUNDA GENERACIÓN: 1942. NEORREALISMO

(1949-1964)

 

NACIDOS: 1905 A 1919

GESTACIÓN: 1935 A 1949

VIGENCIA: 1950 A 1964



La generación de 1942, que en nuestros textos, tanto historiadores como críticos literarios llaman, generación del 40, marca, para las letras nacionales y sobre todo para la novelística, el primer gran momento de nuestra literatura. Es la generación que trasciende el ámbito nacional e inserta nuestra novelística, en el concierto universal.

 

Esta generación se inclina, en Latinoamérica, por la temática social de zonas de la realidad, que de una forma u otra, tuvo que ver con la explotación de la clase social trabajadora. Así la zona atlántica y las bananeras transnacionales, el cacaotal, el cafetal, la montaña, así como el latifundio y la explotación de sectores de estos países totalmente desprotegidos, tales como los indios, los negros y los campesinos en general, son considerados como materia prima de estas novelas. Con ellas realmente podemos hablar de una verdadera conciencia nacionalista y un marcado antiimperialismo.

 

El novelista cree con certeza o sin ella que su poder es importante para denunciar las injusticias sociales, el robo de nuestra riqueza por las transnacionales y los ricos criollos entreguistas. Cree en la causa de los desprotegidos, de los trabajadores, de los indios y los negros, por eso el mundo mostrado se divide claramente en dos: buenos y malos, ricos y pobres, nacionales y extranjeros, explotados y explotadores, etc. Crea el personaje colectivo, representativo que va más allá de sus propios intereses: aparece el obrero, el proletariado, el negro, el indígena, el esclavo, el capitalista, el marginado.

 

Esta temática y esta visión de la realidad exigió, en algunos novelistas la creación de un paradigma estilístico nuevo que algunos críticos llamaron Neorrealismo. Y a esta literatura se le llamó de compromiso, de denuncia de realismo crítico.

 

En Latinoamérica la formaron novelistas de la talla de Juan Rulfo (1918-1986), José María Arguedas (1911-1969), Juan Carlos Onetti (1909-1995), Julio Cortázar (1914-1984), Augusto Roa Bastos (1917-2005), Fernando Alegría (1918), Ernesto Sábato (1911), Arturo Úslar Pietri (1905), entre muchos otros de gran relieve e importancia.

 

Los  siguientes novelistas costarricenses   pertenecen a  la generación de 1942, llamada Neorrealista. Muchos de ellos no escribieron novelas que la crítica considerara importantes y tampoco se unieron a un paradigma que los novelistas latinoamericanos ya venían configurando. Se puede rescatar de esta generación la importancia de que por primera vez, los novelistas costarricenses forman una generación de ellos. Tal vez no están a la altura de los novelistas hispanoamericanos, pero lo importante, es que aparece un paradigma que unifica a varios novelistas que creen en él y lo testimonian con sus obras.

 

De ésta, que realmente podemos llamar la primera generación de los novelistas costarricenses, debemos destacar a los siguientes novelistas con sus respectivas obras. Adolfo Herrera García (1914-1975), con su novela, Juan Varela: 1939, a pesar de que los críticos no lo incorporan en esta generación, porque ellos han considerado que la novela Juan Varela se publicó en 1939 y no obedece a lo que ellos consideran la generación de 1940 equivocadamente. Este escritor es quizás el más importante de esta generación y marca el inicio de la misma. A él siguieron escritores tan importantes como, Carlos Luis Fallas (1914-1966), con sus novelas MamitaYunai: 1941, Gentes y Gentecillas: 1947, Mi Madrina: 1950 y Marcos Ramírez: 1952, Fabián Dobles Rodríguez (1918-1997) con  siete novelas, Ese que llaman pueblo: 1942, Aguas Turbias: 1943, Una burbuja en el Limbo: 1946, El sitio de las abras: 1950, Los leños vivientes: 1962, En el San Juan hay tiburón: 1967 y Los años, pequeños días: 1989, Joaquín Gutiérrez Mangel (1918-2000), con sus novelas, Manglar: 1947, Puerto Limón: 1950, Murámonos Federico: 1973 y Te acordás hermano: 1978 y Yolanda Oreamuno Unger (1916-1956) que a pesar de haber escrito varias novelas sólo publicó La ruta de su evasión: 1948. Otros escritores que pertenecen a esta generación no fueron tomados en cuenta por diversas razones. Nosotros reseñamos aquéllos de quienes pudimos conocer sus novelas y si a nuestro criterio, éstas eran de escaso valor literario, preferimos sólo catalogarlas.

 

Ciriaco Zamora Fernández  (1905-1987)

Manuel Antonio Argüello Montero (1906-1994)

Emmanuel Thompson Quirós (1908-1989)

Carlos Luis  Fallas Sibaja (1909-1966)

José Neri Murillo Porras (1910-1966)

Gonzalo González Murillo (1910-2005)

Mario Valverde Álvarez (1913-1987)

Euclides Chacón Méndez (1913-1957)

Víctor Manuel Castro Luján (1913)

José David Elizondo Quesada (1913-1992)

Luis Barahona Jiménez (1914-1987)

Adolfo Herrera García (1914- 1975)

Carlos Enrique Ossenbach Karlhinz E, (1914-1980, Alemán)

Alfonso Ulloa Zamora (1914-2000)

Antonio Morales Rivera (1915)

José Ramírez Sáizar (1915-2001)

Yolanda Oreamuno Unger (1916-1956)

Íver Romero Rojas (1916)

José Abel Barroso Samudio (1917-1999)

Alfredo Cardona Peña (1917-1995)

Luis Enrique Muñoz Fonseca (1917-2001)

Rosalía Muñoz de Segura (1917)

Fabián Dobles  Rodríguez (1918- 1997)

Joaquín Gutiérrez Mangel (1918-2000)

Otto Jiménez Quirós (1918-1998)

Juan Andrés Solano Montoya (1919)

Fabio Soto Delgado (1919-1999)

 

Alexander Frank Skutch (Estadunidense)

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ALEXANDER FRANK SKUTCH

(1904-2004) 

 

Es un investigador naturalista estadounidense que llegó a Costa Rica en el año en 1935 procedente de Guatemala. Nació el 20 de mayo de 1904 en Baltimore, Estados Unidos y murió en Pérez Zeledón el 13 de Mayo del año 2004. Se doctoró en el año 1928. En este cantón josefino compró 50 hectáreas de tierra y se dedicó a escribir, pensar, investigar y amar la naturaleza. Es uno de esos extranjeros que todo país desea albergar en sus tierras. Realizó innumerables investigaciones sobre aves, plantas en su finca Los Cusingos, como él la bautizó y escribió más de 29 libros sobre aspectos relacionados con esos temas. 

 

Alexander Skutch nació en Baltimore, Maryland. Recibió un Doctorado en Botánica desde Johns Hopkins University. Luego encontró empleo en la La United Fruit Company, Que tenía un problema con banano las enfermedades, para lo cual necesitaban la experiencia de un botánico.

Después de una estancia inicial en la Jamaica, Viajó a Skutch Guatemala, Panamá y Honduras. Durante este tiempo se enamoró de los trópicos y también adquirió un profundo interés en las aves. Comenzó a estudiar sus hábitos.

Skutch recogidos plantas para los museos para hacer dinero, pero la observación de aves sigue siendo foco principal de su vida. En 1941 compró una granja en Costa Rica, Donde vivió el resto de su vida. En 1950, se casó con Skutch Pamela Lancaster, Que también era un naturalista.

Uno de los escritores de su obituario, dijo: "Un vegetariano de por vida, Skutch cultivaban maíz, yuca y otros cultivos, y, sin agua corriente hasta la década de 1990, se bañaba y bebía del arroyo cercano. Creía en" pisando ligeramente sobre la madre tierra ". Con su esposa Pamela, la hija del naturalista Inglés Sir Ray Lankester, Con quien se casó en 1950, y su hijo adoptivo, Edwin, se quedó allí por el resto de su vida. "

Skutch escribió más de 40 libros y más de 200 artículos sobre ornitología, que prefieren un estilo descriptivo y las estadísticas e incluso evitando bandas.

Alexander Skutch murió una semana antes de su cumpleaños número 100, en el mismo año recibió el Loye y Alden Miller, Premio de Investigación. Él es universalmente considerado como uno de los ornitólogos más grande del mundo.

Es un investigador naturalista estadounidense que llegó a Costa Rica en el año en 1935 procedente de Guatemala. Nació el 20 de mayo de 1904 en Baltimore, Estados Unidos y murió en Pérez Zeledón el 13 de Mayo del año 2004. Se doctoró en el año 1928. En este cantón josefino compró 50 hectáreas de tierra y se dedicó a escribir, pensar, investigar y amar la naturaleza. Es uno de esos extranjeros que todo país desea albergar en sus tierras. Realizó innumerables investigaciones sobre aves, plantas en su finca Los Cusingos, como él la bautizó y escribió más de 29 libros sobre aspectos relacionados con esos temas. 

 
LO QUE ESCRIBIÓ ALEXANDER FRANK SKUTCH
 

Así como de numerosas contribuciones a la literatura científica, los libros y documentos de libro-autor o coautor de longitud por Skutch incluyen:

1954 -- Historias de la Vida Central American Birds I: Las familias Fringillidae, Thraupidae, Icteridae, Parulidae y Coerebidae. (Pacific Coast Avifauna N º 31). Cooper Ornithological Society: Berkeley.

1960 -- Historias de la vida las aves de América Central II: Familia Vireonidae, Sylviidae, Turdidae, Troglodytidae, Paridae, Corvidae, Hirundinidae y Tyrannidae. (Pacific Coast Avifauna No.34). Cooper Ornithological Society: Berkeley.

1967 -- Las historias de vida de las aves de la Meseta Central América. (Publicaciones del Club de Ornitología Nuttall N º 7). La Universidad de Harvard, Cambridge.

1969 -- Las historias de vida de las aves de América Central III: Familias Cotingidae, Pipridae, Formicariidae, Furnariidae, Dendrocolaptidae, y Picidae. (Pacific Coast Avifauna No.35). Cooper Ornithological Society: Berkeley.

1970 -- El Núcleo de Oro de la Religión. Holt, Rinehart and Winston: Nueva York. ISBN 0030850827

1971 -- Un naturalista en Costa Rica. University of Florida Press: Gainsville. ISBN 0813003121

1972 -- Los estudios de las aves tropicales de América. (Publicaciones del Club de Ornitología Nuttall N ° 10). La Universidad de Harvard, Cambridge.

1973 -- La vida de la Hummingbird. Crown Publishers: New York. ISBN 051750572X

1976 -- Padres aves y sus crías. (Serie Corrie Herring Hooks, N º 2). University of Texas Press: Austin. ISBN 0292764243

1977 -- Aventuras de los observadores de aves en América Tropical. (Serie Corrie Herring Hooks, N º 3). University of Texas Press: Austin. ISBN 0292707223

1979 -- El imperativo de la Convocatoria: En busca de un naturalista en zonas templadas y tropicales de América. University of Florida Press: Gainesville. ISBN 0813005795

1980 -- Un naturalista en una granja Tropical. (Ilustrado por Dana Gardner). University of California Press. ISBN 0520038029

1981 -- Nuevos estudios de las aves tropicales de América. (Ilustrado por Dana Gardner). (Publicaciones de la Nuttall Club de Ornitología N º 19). La Universidad de Harvard, Cambridge. ISBN 1877973297

1983 -- Aves de América Tropical. (Ilustrado por Dana Gardner). (Serie Corrie Herring Hooks, N º 5). University of Texas Press: Austin. ISBN 0292746342

1984 -- Aves de Costa Rica. (Ilustrado por John S. Dunning). Editorial Costa Rica: San José. ISBN 9977231087

1984 -- Tropical de la naturaleza a través de Windows. University of California Press. ISBN 0520047451

1985 -- La Finca De Un Naturalista. (Ilustrado por Dana Gardner). Libro Libre: San José, Costa Rica. ISBN 9977901201

1985 -- Vida Ascendente. University of Texas Press: Austin. ISBN 0292703740

1985 -- La vida del Pito. (Ilustrado por Dana Gardner). Ibis Publishing: Santa Mónica. ISBN 0934797005

1987 -- Ayudantes en los nidos de aves: una encuesta mundial de la Cooperativa de cría y los relacionados con el comportamiento. (Ilustrado por Dana Gardner). (1 ª edición). University of Iowa Press. ISBN 0877451508

1987 -- A Naturalist medio Tropical Splendor. (Ilustrado por Dana Gardner). University of Iowa Press. ISBN 087745163X

1989 -- Una Guía de las Aves de Costa Rica. (Con F. Gary Stiles. Ilustrado por Dana Gardner). Comstock Publishing Associates / Cornell University Press: Ithaca. ISBN 0801422876

1989 -- Aves Asleep. (Serie Corrie Herring Hooks, N º 14). University of Texas Press: Austin. ISBN 0292707738

1989 -- La vida de la Tangara. (Ilustrado por Dana Gardner). Comstock Publishing: Ithaca. ISBN 0801422264

1991 -- La vida de la paloma. (Ilustrado por Dana Gardner). Comstock Publishing: Ithaca. ISBN 080142528X

1992 -- Los orígenes de la belleza de la naturaleza. Ensayos. (Corrie Herring serie de ganchos). University of Texas Press: Austin. ISBN 029276037X

1996 -- Hormigueros y horneros: sus vidas y hogares. (Ilustrado por Dana Gardner). University of Texas Press: Austin. ISBN 0292777051

1996 -- Orioles, mirlos, y sus familiares: A Natural History. (Ilustrado por Dana Gardner). University of Arizona Press. ISBN 0816516014

1996 -- Las mentes de las aves. (Louise Lindsey Merrick Natural Environment Series, No.23). Texas A & M University Press: College Station. ISBN 0-89096-671-0

1997 -- La vida de la Flycatcher. (Ilustrado por Dana Gardner). Universidad de Oklahoma, Norman. ISBN 0806129190

1999 -- Ayudantes en los nidos de aves: una encuesta mundial de la Cooperativa de cría y los relacionados con el comportamiento. (Ilustrado por Dana Gardner). (2 ª edición ampliada). University of Iowa Press. ISBN 0877456747

1999 -- Trogones, Laughing Falcons, y otras aves neotropicales. (Louise Lindsey Merrick Medio Natural de la serie). Texas A & M University: College Station. ISBN 0890968500

2000 -- Armonía y el conflicto en el mundo de los vivos. (Ilustrado por Dana Gardner). University of Oklahoma Press: Norman. ISBN 0806132310

2002 -- Guía de Campo para la Vida Silvestre de Costa Rica. (Con Carrol L. Henderson y Steve Adams). (Corrie Herring serie de ganchos). University of Texas Press: Austin. ISBN 029273459X

2006 -- Fundamentos morales: Introducción a la Ética. Axios Press. ISBN 0966190890

 

La norma abreviatura Skutch se utiliza para indicar como autoridad en la citando un nombre botánico.1

 

 

NOVELA

 

1. Merenda: un romance en las selvas del trópico: 1997

 

CUENTOS

 

1. Cuentos de un naturalista:

 

Merenda: un romance en las selvas del trópico es la única novela que conocemos de Alexander y la publicó en 1997.1

 

Es una novela tradicional, de clásico narrador omnisciente y personalista. Sin embargo se mantiene distanciado de lo mostrado y logra una narración amena, sencilla, objetiva, lineal y mantiene interesado al lector en toda la historia.

 

Es una novela que se ubica dentro del llamado género maravilloso. Se desarrolla en un valle llamado Cuipalá, básicamente, de Guatemala, habitado por grupos indígenas y retirado de la civilización. También se hace referencia a la región del Térraba, en Costa Rica, donde nació y pasó los primeros años Merenda y  murió su madre de fiebre, cuando atravesaba el Chirropó Grande a 1823 metros de altura sobre el nivel del mar.

 

La estructura de la novela es simple y se ajusta a las novelas maravillosas. Un personaje que sufre una situación inicial negativa, en este caso es el personaje Francisco o Francis, joven naturalista que viaja por las selvas con dos motivos expresos: clasificar plantas y animales de los bosques húmedos del trópico y asentarse en algún lugar tranquilo, formar un hogar y vivir feliz. Viaja con cuatro acompañantes indígenas asalariados que cargan sus haberes. En otras palabras se adentra en el bosque en busca de su felicidad, como el héroe clásico de los cuentos de hadas, tiene el mérito moral para superar la prueba particular que le dará el elemento mágico con el cual vencer la prueba fundamental y obtener, al término de la historia, la situación final feliz, casarse, formar un hogar y tener muchos hijos y ser feliz.

 

La prueba particular, en la novela la simboliza el encuentro con el nido de un pajarito que corre el peligro de caerse y quebrar los huevos que ha depositado la hembra. Él se compadece de las avecillas, observa el nido y trata de sujetar el nido a la rama, cuando descubre que esta labor ya ha sido hecha por alguien. El nido fue amarrado con hilo de coser y así evitar su caída. Extraña al lector, después de conocer que fue Merenda la que realizó esa tarea y llama la atención que siendo una joven montañesa pero educada, haya hecho el amarre con hilo "civilizado" y no con hilo de alguna planta que abundaba a su alrededor. Lo cierto es que el joven Francis comienza a mostrar virtudes suficientes para obtener el elemento mágico: es bueno, no le hace daño a los animales y los trata con cariño. Establece con ellos y con las plantas (aunque algunas orquídeas las envíe a otros países como mercancía) una relación armónica y protectora. Luego terminará ganándose ese derecho cuando se convierte en doctor y cura al joven de una herida putrefacta que tenía en una pierna. Así la familia de él le promete el elemento mágico que no es otra que la joven Merenda. Le preparan un encuentro con ella y así se inicia el más idílico romance en esa selva tropical. Merenda es la joven bella y virtuosa que Francis buscaba, se presenta como la compañera ideal. Es la Eva que vive en perfecta armonía con la naturaleza en ese Edén. Juntos comienzan un idilio amistoso a prueba de todo intento por destruirlo. Ella es huérfana de padre y madre y vive con unos esposos viejos en un valle retirado, misterioso, fuera del alcance de la civilización y rodeada de un hálito de Hada, Espíritu del bosque, Tarzana, protectora de los animales, virtuosa, virgen, inmaculada y bellísima y por si hubiese dudas y malos entendidos blanca, pues su padre era un geólogo que viajaba por estos países en busca de minas para compañías extranjeras y su madre, Elena, de origen español. Todo iba saliendo como en los cuentos de hadas hasta que de la relación brota el sentimiento del más maravilloso y esperado romance y Andrés, el viejo esposo de la familia que la cuidaba, muere en un accidente al quedar debajo de un árbol.

 

Se abre entonces un proceso importante para la novela, la boda de los tiernos enamorados. Hay una prueba que superar, el padre de la joven dejó dicho que quien se casara con su hija debería posar junto con ella la mano sobre el lomo de una avecilla azul cuando empollaba los huevos y era muy arisca. La prueba se convertía en un obstáculo casi imposible para Francis, no así para Merenda que mantenía relaciones de amistad con las aves más allá de las leyes naturales. El amor es tanto que Francis se somete a la prueba y fracasa. Es el momento de degradación que le obliga a emprender un proceso de trabajo, de hacer méritos para pasar la prueba en una segunda oportunidad. Merenda se va al pueblo con la vieja viuda de Andrés a vivir con la familia de Benedicto y él se interna en el bosque ha ganarse la confianza de los animales, a estrechar su vínculo durante un año. Después de realizar los méritos necesarios y con ese elemento mágico invisible de incorporar la naturaleza en su misma esencia, manda a llamar a Merenda y se enfrentan a la prueba de la avecilla. Esta vez tienen éxito y el final de la historia llega con los resultados imaginables.

 

Novela maravillosa de aventuras positiva, idealista. Es el reencuentro del hombre con la naturaleza que día a día destruye. Un mensaje a los hombres para protegerla y vivir en armonía con ella. Es una buena y bien intencionada utopía en este mundo corrupto y materialista, donde el poder político y económico arrasa hasta con las mínimas condiciones naturales para respirar. A pesar de ello la lucha por mejorarlo y hacerlo habitable es un reto que debemos mantener.



1 Alexander Frank Skutch: Tomado de Wilpedia Enciclopedia.

 

1 Shutch, Alexander F. Merenda: un romance en las selvas del trópico. Ed. Halder Books, San José, 1977.

 

Luisa González Gutiérrez

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LUISA GONZÁLEZ  GUTIÉRREZ

(1904- 1999)

 

 

Doña Luisa, como mejor  se le conoce, nació en  la  ciudad de Heredia, en el Barrio del Hospital, el 25 de abril de 1904. Proviene del hogar formado por don Ismael González Chaverri y doña Rosalina Gutiérrez. Murió el día 20 de octubre del año 1999 en San José.

 

Los estudios primarios los realizó en varias escuelas del país: Heredia, San José y Puntarenas. La razón fue que le tocó peregrinar, desde niña, por diversos lugares, ya que su hogar fue de muy escasos recursos económicos.

Su familia estuvo compuesta por seis hermanos. Doña Luisa fue la mayor de ellos. Todos trabajadores y pobres aunque alegres y festivos como los campesinos costarricenses.

 

Los estudios secundarios los realizó en la Escuela Normal  Superior de Heredia. Tuvo que hacer tres años de Preparatoria y dos de Especialidad. Al cabo de ellos obtuvo el título de Maestra de Primaria, en el año de 1922.

 

Después de ello y con grandes dificultades, dedica su vida a trabajar como maestra  de escuela ya que por su pobreza no pudo realizar estudios superiores. Ella los sustituyó con su esfuerzo personal, gran cantidad de lecturas y el ejemplo de compañeros de enorme valía, como Carmen Lyra, Carlos Luis Fallas Sibaja, Fabián Dobles Rodríguez, Joaquín Gutiérrez Mangel y otros.

 

Como escritora fue conocida cuando dio al público su novela A ras de suelo,1 en el año de 1970, donde narra los hechos más sobresalientes de su vida.

 

En la actualidad esta novela consta de diez ediciones y una puesta en escena como adaptación teatral. Ella escribió esta novela en tiradas para una revista del Partido Comunista, en el año de 1948. En 1970 la reelaboró.

 

Fue fundadora de la Revista Infantil Triqui-Traque. Además, junto con Carmen Lyra, le correspondió crear, en 1826 el Kinder Maternal Montessoriano, donde trabajó durante largo tiempo. Esta escuela fue fundada, precisamente al ser despedida de la Escuela Pilar Jiménez, por razones políticas.

 

Es socia fundadora de la Alianza de Mujeres Costarricenses y gerente de la Librería Germinal, así como la Internacional.

 

Al lado de don Manuel Mora y don Arnoldo Ferreto, fundó el Partido Comunista Vanguardia Popular, al cual sigue adscrita como militante activa.

 

Es una voz  siempre presente en defensa de los trabajadores de la patria, de los derechos humanos y bajo su pensamiento socialista colabora en revistas y periódicos del país.

 

Obtuvo el Premio Aquileo Echeverría por su guión dramático A ras de suelo, en el año de 1974.

 

Murió en San José en el año 1999 a los a los 95 años de edad.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ LUISA GONZÁLEZ GUTIÉRREZ

 

 

1. A ras de suelo: 1970

 

CUENTO

 

1. Dos viejos relatos: 1981

 

Esta novela, A ras de suelo, que inició su historia como publicaciones periódicas de una mujer pobre que tuvo que luchar demasiado para ejercer su profesión de maestra, en 1948, fue reelaborada y publicada en 1970.

 

Su mismo nombre delata directamente su contenido, a ras de suelo, pobre, sin zapatos, sin poder económico. Esto la hizo parecerse demasiado a la realidad, casi a un documento biográfico. Sin embargo, gracias a su contenido social de carácter colectivo y representativo de un sector de la población que vivía y, desgraciadamente vive esa misma problemática, la novela alcanzó gran importancia en la crítica literaria del momento y casi de inmediato se divulgó masivamente, dentro y fuera del país. De esta forma pronto alcanzó premios y fue objeto de transformación para escenificarla en los diferentes teatros populares de la capital. Fue así como alcanzó el galardón premio Aquileo Echeverría, en 1974.

 

La novela es de una trama sencilla. Inicia desde la perspectiva de un narrador protagonista, muy directo y parecido a  la autora, hasta en género. El narrador-mujer mete directamente al lector en un espacio de suma pobreza, su casa, un pasado desde la perspectiva de la autora que recuerda y trata de recrear en la novela. A este primer enunciado le llama La casa de la plancha y lo mismo hace con los diecinueve restantes partes en que divide su obra. El lector se entera de las condiciones en que vivían los pobres en esos tiempos y sobre todo las mujeres, las congojas, las dificultades para estudiar, el machismo y todos los estereotipos de una sociedad alienada y alienante y por sobre todas las cosas terriblemente desigual e injusta. Las secciones no suceden en un mismo espacio físico, aunque sí suceden cronológicamente y en forma lineal. Los sucesos ocurren en diferentes pueblos del país, desde La Normal, en Heredia, hasta La Puebla, con las respectivas fechas históricas.

 

A pesar de que esta novela es de corte tradicional y sin pretensiones literarias. No se echa mano a técnicas modernas de la narrativa, ni elaboraciones creativas del lenguaje y más parece un documento biográfico, tuvo mucho éxito, pensamos nosotros que por la nobleza y sinceridad con que se trató la problemática social. Es una novela de denuncia directa, sin trampas, sin elucubraciones, directa y muy representativa de una gran parte de la población pobre de Costa Rica. Y, a pesar de que se publicó en 1972, se escribió en 1948 y esto hace de

 

Luisa y su novela que sean el mejor testimonio de su generación la de (1927), la del Superrealismo, que en Costa Rica, produjo muy poco, salvo, como hemos dicho, lo creado por Max Jiménez Huete y José Marín Cañas, sobre todo con su novela Pedro Arnáez.

 



1 González Gutiérrez, Luisa. A ras de suelo. Ed. Costa Rica, San José, 1970.

Edelmira González Herrera

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Edelmira González Herrera (1904-1988)

EDELMIRA GONZÁLEZ HERRERA

(1904-1988)

 

 

Edelmira González Herrera nació en Taras de Cartago, el 12 de julio de 1904. A su muerte el día 08 de junio del año 1988, residía en San Jerónimo de Moravia, San José. Nunca se casó.

 

Sus padres fueron don Francisco González Sánchez y doña Benigna Herrera Artavia. Este hogar se compuso de trece hermanos y los  padres. De ellos sólo Edelmira estudió.

 

La escuela  primaria la realizó  en su pueblo natal, donde está la escuela República Francesa ahora y  los últimos cuatro años los realizó en San José, en la escuela de la niña Eloísa.

 

La educación secundaria  la realizó en San José, únicamente el primer año lo hizo en el Colegio San Luis Gonzaga de Cartago. Los otros años los pasó  en el Colegio Superior de Señoritas.

 

Cuando obtuvo el título de bachiller, debió esperar  algunos años para continuar los estudios superiores, pues su padre  no les permitía trabajar. Económicamente era solvente. Fue así como  comenzó a  llevar algunos cursos  de Metodología y Legislación Escolar, con el profesor Carlos Luis Sáenz Herrera (el poeta). Los hizo en las vacaciones de tres meses.

 

Debido  a que su padre tenía una finca en Guanacaste, se trasladó a esa  región y ahí trabajó como maestra en un pueblito rural. Sólo un año se desempeñó  como docente en ese lugar; después de ello se trasladó a San Jerónimo de Moravia y se estableció ahí por 13 años. Los últimos cuatro años ocupó la dirección de la escuela de ese pueblo.

 

Realizó estudios superiores en la Universidad de Costa Rica. Se graduó de profesora de castellano y de francés en la Facultad de Filosofía y Letras.

 

Edelmira no se casó y vive con una hermana y cuida de sus sobrinos. Ella misma se califica de conservadora, tal es así que se opuso a la decisión de conceder el voto a la mujer y su participación en la política. Se considera miembro del Partido Liberación Nacional.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ EDELMIRA GONZÁLEZ HERRERA

 

 

NOVELA

 

1. Alma Llanera: 1946 (ganó el  primer lugar en el concurso de Los Premios Florales de la  Universidad de Costa Rica).

2. Mansión de mis amores: 1956.

3. Chinta: (inédita).

4. Las huellas del puma: 1956 (ganó el primer lugar en concurso que sacó la Universidad de Costa Rica, en 1956).

5. Yo soy Marlín: 1995.

 

 

CUENTO

 

1. Los granitos de café democrático y los granitos de café totalitario: 1947  (más parece un ensayo)

 

La primera novela que escribió le dio el nombre de Alma Llanera y se publicó en 1946 y recibió el Primer premio de los Primeros Juegos Florales en la Universidad de Costa Rica, en ese mismo año.1 Tiene como escenario la pampa guanacasteca.

 

Es una novela tradicional monofónica, de claro dominio del narrador omnisciente. Está bien escrita y logra describir con mucha propiedad la vida del sabanero y sobre todo los trabajadores de las minas, los poligalleros y los hombres curtidos por el sol, la dureza del ambiente y lo precario de su vida apegada a la aridez de la pampa y la falta de oportunidades, y desde luego las costumbres, como la del zopilote.

 

Se inicia presentando la familia del italiano Simeón Caldereta, su esposa indígena nicoyana compañera, o esclava, dura como él y trabajadora callada, sin protestar ni hablar, solo recibiendo órdenes y críos. De los tres hijos, uno es  minusválido José Justiniano. Es débil pero de gran sensibilidad y recibe por parte del narrador mayor atención.

 

Los acontecimientos se van dando causalmente, en forma lineal, sin casi aparecer el diálogo. El narrador ofrece una especie de diálogo indirecto que le permite ofrecer el pensamiento de los personajes pero muy mediatizado por él. Así desfilan los incendios de los charrales, los viajes por la sabana, las relaciones con los animales, sobre todo los caballos y yeguas, la doma, la montada y los gritos llenos de sentimientos y valor, orgullo del éxito en sus pequeñas empresas cotidianas. Los finqueros nacionales que lograron sus tierras con el sudor de su frente, poco a poco van cediendo y se ven obligados a vender sus tierras tanto a Caldereta que se convierte en un latifundista que distingue su finca con su mirada, como a la Compañía extranjera que explota el oro en las minas de Abangares y con arreglos legales, hechos por abogados y jueces corruptos se van apropiando de otros yacimientos de oro pertenecientes a ciudadanos honrados. Este es el caso del amigo de Caldereta José Ivanovich que pierde todo en manos de ellos.

 

La historia de la novela, no solo presenta la vida dura de los guanacastecos, ciudad que en ella se va configurando como la cenicienta del país, dejada de la mano por los gobiernos de turno y entregada a los intereses de los inescrupulosos y millonarios extranjeros sino que va configurando un personaje central que es José Justiniano, hijo de La Bonifacio, compañera de Caldereta, pero al final se sabía que no fue hijo de él. Este personaje inválido viaja a la capital y después de largos años de tratamiento médico logra superara su enfermedad, se hace maestro y regresa a su ciudad natal y comienza su intervención en la política para ayudar a su provincia a salir de la precaria vida que llevaban los coterráneos. Después de solicitar el apoyo de ellos logra obtener un respaldo masivo, lo que hace que los caciques de la época y políticos de turno, temerosos del diputado que defenderá los intereses de los pobres, le obtengan una beca para que viaje a estudiar medicina a Italia, después de obtener, con muchas dificultades económicas el título de doctor, regresa a su pueblo y se  dedica a trabajar como médico. Participa como candidato a diputado por la provincia y obtiene la mayoría de los votantes. No dura mucho en San José en ese ambiente de intrigas y  decide regresar a la pampa a servir a sus pamperos como médico rural. La novela termina con el encuentro de José Justiniano con su amiguita de infancia, la jija de José Ivanovich, Guisela, quien le cuenta su historia desventurada, luego de que el amigo se interna en la Policlínica, fue engañada por un hermano de Caldereta, guapo militar que llegó a Costa Rica a reclamar la herencia de su hermano, llamado Cándido Calderetti, la embarazó y ella perdió al hijo que llamó José Justiniano. La tesis de la novela es elocuente: la vida comienza mañana. Es la visión de una maestra que deposita toda su fe en la educación, en los valores, en la verdad, en la justicia social pero que no deja de ser un bello ideal, para un país carcomido por la corrupción de los políticos de turno, tanto ayer como hoy.

 

Es esta novela se observa un narrador más alejado del mundo narrado, muy conocedor del mundo narrado, con gran manejo psicológico de los personajes que los hace tan humanos que logra despertar compasión hasta por el asesinato de Simeón Caldereta por el llanero, despojado de su tierra, Indalecio Alfaro. Y es que en ese ambiente tan árido hasta el mismo Caldereta tuvo muestras de amistad sincera con José Ivanovich a quien ayudó desinteresadamente para que volviera a empezar a trabajar en el lugar.

 

El diálogo que sostienen el niño José Justiniano y  la niña Giselle, cuando su padre la lleva a casa de Caldereta, en un ejemplo de sinceridad, ternura, bondad, alegría, amor. Lástima que explotó poco esa cualidad que, la autora poseía pero usó muy poco.

 

Llama la atención lo expuesto sucintamente por Inés Trejos de Montero en el prólogo a la novela Las huellas del puma que rescató la EUNED del olvido y  publicó en  el año 2002. En la página VIII, dice textualmente:

 

"Su primera obra, Alma Llanera, está basada en la gesta del doctor Francisco Vargas Vargas, quien, en pos de una diputación para ayudar y sacar del olvido al Guanacaste, recorrió, seguido de centenares de caballistas, las dilatadas sabanas de esa provincia, rodeado de una popularidad que le hubiera dado la victoria, si no fuera por un ardid político, muy en boga entonces, de escamotearle su puesto en el Congreso."

 

Los hechos reales son retomados por la autora y, bajo su creatividad, le da relieve y calidad literaria. Viola la censura oficial de la historia y penetra en la privacidad del personaje, sustituido por José Justiniano.

 

Mansión (o Canción) de mis amores es su segunda novela y la publicó en 1973.1

 

Es la historia de una familia: el hogar de Viva-Cuba y la Damiana. Tienen un hijo: Horacio Oquendo que se casó con Anselma y tuvieron un hijo, Solimán  Oquendo que se casó con  Gala Dita Dinarte.

 

La novela se inicia con un viaje, cosa muy corriente en las novelas costarricenses, por el Llano de Juan Polín Dinarte, ciego músico que va a casa  de Malequías Morales con el fin de recibir  al señor Esquipulitas. De paso, se encuentra  con Artidoro Oquendo y del escaso diálogo y los comentarios  y descripciones del narrador conocemos las costumbres guanacastecas: los viajes y milagros del santo de Esquipulas y otras más. Luego de asistir a este recibimiento, oír las oraciones  y la descripción de la fiesta, comienza la narración alrededor de la familia Oquendo. Es Honorio y su madre La Damiana la que ocupan mayor atención del narrador, ya que  se ubican del lado de  la esposa del ciego cantor y  al lado de los amores  de Honorio. De él se narran acontecimientos de la niñez, juventud, como la mordedura de la serpiente en el cañal, su salvación, el nuevo trabajo como carpintero y por último, la separación de La Diamantina, debido al encuentro con el ciego y el matrimonio con Anselma. Aquí se une la historia  narrada con la niñez de un hijo de Honorio: Solimán, las relaciones con la hija de la Diamantina Gala Dita Dinarte, desde su niñez hasta los amores apasionados de su juventud. No fueron suficiente los esfuerzos de  La Anselma para impedir que su hijo se casara  con la hija de una mala mujer como lo había sido La Diamantina. Al final la novela termina con el matrimonio de Solimán Oquendo con Gala Dita Dinarte.

 

La novela no contempla únicamente los acontecimientos amorosos o familiares sino que se detiene con mucho empeño en la descripción y reflexión sobre las costumbres del Llano, las supersticiones, su fe religiosa, los rezos, las canciones, entre ellas Mansión de mis amores que lleva el título de la novela, las penalidades y alegrías de los moradores de las orillas del río Diriá, así como los chismes del  barbero don Japilán.

 

Como en la mayoría de novelas de esta generación (excepto las de Max Jiménez Huete), el narrador interviene con explicaciones, valoraciones, juicios y toda especie de consejos que prefiguran la novela monofónica:

 

"El montañero Malaquías Morales, tipo genuino de la pampa, nos recuerda (¿a quiénes?) a nuestro amigo Artidoro Oquendo, como aquél, pregunta al ciego, por su compañera La Damián.1

 

"Dijimos que la casona cuyas maderas habían perdido el   rubio de  su juventud..." 2

 

"En vano sería el intento de describir  con toda su gracia..."

 

"Podría dudarlo quien lee."3

 

"En los tiempos de nuestra historia."4

 

 Y los ejemplos son innumerables. El narrador- autor interviene constantemente, en detrimento de lo  narrado Si tuviéramos que dar un consejo a los escritores les diríamos que apliquen la técnica  furtiva que tanto éxito les dio a los gringos en la guerra del Golfo Pésico  que consiste en el ocultamiento, en la evasión de los radares para penetrar los  espacios enemigos sin ser detectados y atacar sus objetivos. Así el narrador-autor debe ocultarse, distanciarse, evitar los radares y dejar que los personajes, los narradores internos del enunciado sean los que cuenten las historias, realicen la acción desde sus propias perspectivas. El autor debe pasar desapercibido en una novela, así como en cualquier obra de arte.

 

La tercera novela que escribió Edelmira González Herrera, la llamó Las huellas del puma5 y fue publicada hasta el año 2002 por la editorial EUNED.

 

Las anteriores novelas, a pesar de que fueron escritas, una en 1956, Alma Llanera  y Las huellas del puma: 1976, que se presentaron a sendos concursos de novela auspiciados por la Universidad de Costa Rica, ganaron el primer lugar y debieron publicarse. El contrato no lo honró la universidad y las novelas se mantuvieron inéditas. No se ha dicho cuál fue la razón, pero es fácil deducir que privaron intereses ideológicos, sobre la importancia de la novela y su calidad literaria. No escapa a la observación que en ese tiempo estaba en voga la aparición de un paradigma literario de gran importancia por las repercusiones nacionales e internacionales de sus obras. Nos referimos a las novelas que recién empezaban a publicar los escritores de la generación de 1942 y que fácilmente se abrigaban en una ideología socialista y  el manto del realismo crítico. Es la segunda generación del período llamado superrealista y que recibió el nombre de generación del neorrealismo. Es el punto alto de este período y como tal se convirtió en una generación, no solo muy importante sino clave para la novelística costarricense que aún hoy ejerce gran influencia.

 

 

Edelmira González Herrera, perteneciente a la generación anterior, se definió como una maestra amante de la libertad, opuesta a todo dogmatismo, conservadora, en su momento defensora de las instituciones democráticas y con la aparición del partido Liberación Nacional, gran militante de él. Por supuesto se opuso abiertamente a la ideología comunista y dejó un ensayo donde explicita nuestras observaciones, que llamó Los granitos de café democrático y los granitos de café totalitario: 1947. Tal vez sería importante encontrar la respuesta a esa inquietud, si comparamos el éxito de una autora que escribió solo una novelita biográfica, muy cerca al documento, que nació el mismo año que Edelmira y como ella fue maestra de escuela pero su éxito fue radicalmente opuesto a ella. Nos referimos a Luisa González Gutiérrez y su novela A ras de suelo: 1970.

 

Las huellas del puma, es una novela histórica. Está bien escrita. Es de corte tradicional, monofónica y con fuerte dominio de la perspectiva del narrador-autor, en ella representada por la figura de un español llamado don Zenón de Rivas y Castro, profesor de historia y literatura y por el narrador omnisciente que se encarga de la descripción ambiental, la contextualización y otros detalles propios de la novelística tradicional, como son el retrato, la presentación de los personajes, las valoraciones de los acontecimientos, las retrospecciones, etc.

 

Los hechos históricos novelados se remontan a  los años 23, 42 y 56, 48 y los sucesos importantes de esos años que de alguna manera formaron la república de Costa Rica. Principalmente se novela la gesta del puma, representada por Gregorio José Ramírez en 1823 contra los imperialistas cartagineses y heredianos que se declararon bajo el tirano mexicano Iturbide, cuando éste ya había sido depuesto del poder y lucharon en Ochomogo bajo su mando y entraron a la ciudad de Cartago, y tomaron el poder por unos días y luego nombraron una junta de gobierno por asambleístas que duró aproximadamente 45 días, mientras se restablecía el orden constitucional.

 

Los hechos son presentados por el profesor español en un diálogo o monólogo, que mantiene con un ex discípulo suyo llamado Marco Livio Figueroa y luego otros españoles tales como el dueño de un bar llamado Tranquilino Cárdenas Grijalva, cuyo hijo al final de la novela se convierte en un héroe de la revolución del 48, al igual que Figueroa, ambos pretendientes de una hija del profesor llamada Marilú, que desde luego prefería a Figueroa como novio y a Juanito sólo como amigo. La relación amorosa es bastante superficial y no concluye en nada importante, es más bien un pretexto para reunir a los personajes para que bajo la voz del profesor se narraran los hechos históricos.

 

No cabe duda de que la novela presenta la historia oficial pública, la que aparece en los libros comunes de ella. No hay valoración y casi ninguna interpretación de los personajes. Estos portan la acción de los sucesos pero son agentes casi mudos. Así José Gregorio Ramírez interviene muy poco en algunos diálogos que son de mando, de órdenes militares. La vida privada de la historia, la intrahistoria, así como de los personajes nunca hacen aparición. La diferencia entre un texto histórico y la novela es casi más de tipo formal, el diálogo, las descripciones, las presentaciones, los retratos, las valoraciones religiosas y la exaltación del personaje Gregorio José Ramírez a la estatura de héroe, restaurador, y otros calificativos, hacen la diferencia.

 

Otro aspecto que merece destacarse es el paralelismo histórico que insinúa entre don Gregorio José Ramírez y José Figueres Olsen y su revolución de 1948. Es la primera novela que trata, aunque someramente estos acontecimientos históricos.

 

La cuarta novela que escribió Edelmira González Herrera la llamó Yo soy Marlín y también la publicó, la EUNED, en el año 2002. También se escribió con anterioridad, en el año 1977.1

 

Es posible que la escribiera antes de este año que es cuando la presentó al Primer concurso para el Premio Editorial Costa Rica de novela  y que fue ganado por Joaquín Gutiérrez Mangel con la novela Murámonos Federico: 1973.

 

La publicación de esta novela y la anterior de Edelmira González Herrera, han generado en algunos novelistas, como don Alberto Cañas Escalante y otros críticos, una voz de protesta acompañada de juicios de valor por haberse mantenido a esta novelista casi en el olvido y sus obras sin recibir la atención de los editoriales. No creemos que las novelas de Edelmira, ahora publicadas, reciban una gran aceptación del público actual.

 

Comencemos brevemente por esclarecer algunas afirmaciones de don Alberto Cañas Escalante. Afirma este escritor que Edelmira González pertenece a la generación de José Marín Caña, Carlos Salazar Herrera y Rómulo Gallegos (1884-1969). Efectivamente Edelmira (1904-1988) perteneció a la generación de 1927, llamada superrealismo, al igual que José Marín Cañas (1904-1980) pero Rómulo Gallegos (1884-1969) perteneció a la generación de 1912, llamada, mundonovista y es anterior a la de 1927. Con respecto a Carlos Salazar Herrera (1906-1980), el cuentista costarricense, perteneció a la generación de 1942, llamada neorrealista y es posterior a la de 1927. Los novelistas hispanoamericanos, entre otros, que sí pertenecieron a la generación de doña Edelmira, son Miguel Ángel Asturias (1899-1974) y Alejo Carpentier (1904-1980).

 

Los otros juicios de valor son opiniones de don Alberto que respetamos aunque no compartimos, salvo la afirmación de que la autora no perteneció a las argollas, camarillas literarias y agregamos nosotros integradas en su mayoría por los mismos escritores.

 

Para don Alberto esta novela, Yo soy Marlín es una obra de gran categoría, de ambiente limonense, profunda observación y muy bella acción.2

 

La novela se enmarca en el paradigma de la novelística tradicional, monofónica y tiene todas las características de ella. El narrador es de primera persona y cae bajo la perspectiva de una niña o adolescente de escasos 15 años pero que cuando narra sus acontecimientos que giran alrededor de ella, su pueblo natal Limón o su relación con Clyton, Carlos, maestros y profesores, lo hace con un conocimiento de persona mayor, adulta y con experiencia suficiente para plantear algunos conflictos que mueven el acontecer de la joven Marlene, tal el caso del racismo. Lo mismo sucede con las descripciones  de la naturaleza, los retratos de los personajes y la presentación de los acontecimientos. Son vistos por un narrador mucho más experimentado que una joven quinceañera. A esto hemos visualizado como un error de verosimilitud del narrador y un acercamiento al yo del autor, inadecuado.

 

La novela se puede ubicar dentro de un realismo que nos atrevemos a llamar ingenuo, al igual que gran cantidad de novelas costarricenses escritas en casi todas las generaciones. Se trata de presentar la realidad tal cual es a simple vista, como una fotocopia, llana, sin auscultar sus facetas ocultas. El Limón que observamos en la novela es el que ve cualquier turista que visita el puerto por unos días. Le atrae la naturaleza, las costumbres de los negros, sus aparentes conflictos sociales, sus elementales necesidades vitales, sus inclinaciones ante el mar, los ríos y la exuberante naturaleza pero nada más. Así el triángulo amoroso que comienza con la amistad de Marlene con Clyton a escasa edad y desde antes de ingresar a la escuela, se mueve por la inclinación de la negrita por los blancos, su idioma y apariencia. Este conflicto ingenuo de racismo va creciendo a lo largo de la novela cuando  aparece el tercer elemento del triángulo, el rubio Carlos Díaz y se relaciona amorosamente con Marlene en la adolescencia, cuando apenas si ingresaba al colegio. La relación entre ellos, el incipiente amor de la joven termina cuando Carlos, después de finalizar el carnaval, pretende forzarla para que acepte  sus caricias y abrazos y ella lo rechaza, socorrida a tiempo por su amigo y enamorado Clyton. El conflicto no va más allá y se resuelve con la comprensión de la joven y el deseo de ser periodista y escritora. Para ello viaja a la capital a estudiar y ahí comienza una vida importante para ella incorporada a los blancos que la tratan bien y reciben complacidos. Triunfa la inteligencia, el deseo de superación y desaparecen los tímidos arrebatos raciales.

 

A través de la novela se plantean circunstancialmente conflictos individuales tales como el alcoholismo del padre de Clyton y su muerte en el mar, la pobreza de esa familia y el peso enorme de la madre y el mismo Clyton que debe trabajar para ayudarla y decimos individuales porque nunca se ven como una problemática social. La familia de Marlene es de mejor nivel económico y les permite tener a la madre de Clyton de empleada de ellos y a la misma Marlene sin necesidades económicas. Su padre goza de un buen salario, pues trabaja en la compañía bananera, cerca del Parismina.

 

La novela, como las otras de Edelmira, está bien escrita, y permite al lector conocer aspectos importantes de Limón pero, repetimos, sin violar la censura del realismo ingenuo, sin penetrar en  lo que está más allá de lo aparente real. Es lo que algunos críticos han llamado realismo fotográfico, superficial.  



1 González Herrera, Edelmira. Alma Llanera. Ed. Costa Rica, San José, 1977.

1 González Herrera, Edelmira. Mansión de mis amores. Ed. Costa Rica, San José, 1973.

1 Íd., p. 29.

2 Íd., p.43.

3 Id. p. 40.

4 Ib.

5 González Herrera, Edelmira. Las huellas del puma. EUNED, San José, 2002.

 

1 González Herrera, Edelmira. Yo soy Marlín. EUNED, San José, 2002.

2 González Herrera Edelmira. Ob. Cit., prólogo de Alberto Cañas Escalante.

 

Rubén Yglesias Hogan

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Rubén Yglesias Hogan (1899-1980)

RUBÉN YGLESIAS HOGAN

(1899-1980)

 

Rubén Yglesias Hogan fue un emigrante español. Fue historiador y periodista. Perteneció a la Academia de la Historia. Publicó gran cantidad de artículos y ensayos sobre la temática indígena en Costa Rica, tales como Nuestros Aborígenes, publicado en 1942 en la revista de Geografía e Historia No. 2. 65. Nació en San José el 05 de abril del año 1899. Fue hijo de don Gerardo Yglesias Umaña y doña María Teresa Hogan Guardia. Se casó con Elvira Vieto y de ese matrimonio nacieron cuatro hijos: Rodolfo, Álvaro, Rodrigo y María Cecilia. 10 de julio de 1934 fue electo como presidente de la Primera Junta Directiva de Periodistas.

 LO QUE ESCRIBIÓ RUBÉN YGLESIAS HOGAN

 

NOVELA

 

 

1. En la hacienda: 1922

2. Tierras de sol: 1935

3. La Casona: 1975

 

 

POESÍA

 

1. Álbum: S.f.e.

 

La novela En la hacienda, Es la primera que escribió en forma de tiradas. La Terminó de escribir en diciembre del año 1922, más que una novela es un cuento. El autor le da el subtítulo Ensayo para una novela costarricense. La publicación en Repertorio Americano.

 

La fábula del relato es simple. El hacendado Francisco Álvarez, vive en la hacienda de su propiedad con su esposa y sus hijos, Mercedes, Isabel y Miguel. Después de realizar el retrato de su hacienda y sus hijos, se Refiere A su mandador, ni Gabriel y su nieta Mabel. El narrador omnisciente, muy cercano al autor nos informa de los amores que siente Mabel Hacia el hijo del hacendado, Miguel, y la intervención amorosa de Pablo un vaquero de la hacienda. Cómo aparece este parte del triángulo amoroso, Mabel Aunque sólo tiene ojos para Miguel. Después de esta situación idílica, de lugar ameno, se Establece Un proceso de encuentro entre Mabel y Miguel, en casa de un tío de ella, en una mañana en que Miguel había salido un recorrer la finca, cerca de la casa del tío. Mabel Aprovecha la ocasión y lo espera sola en la casa, ya que su tío había Salido a recoger el ganado. Ahí Tienen un romance tierno y luego Miguel regresa a su casa un tanto avergonzado. Poco Después se inicia otro Proceso, es la cita acordada entre la pareja, el día de Noche Buena. Aquí se cambia la fortuna de los personajes, pues El abuelo de Mabel que partía muchos celos de su nieta, PENSABA Que esta a quien Quería una era y Pablo Estaba DISPUESTO A darle un susto si lo encontraba cerca de ella. Después de tomarse unos tragos Fue a su casa y tomo la Guapil (especie de escopeta) y con ella se fue a esperar al malvado, según él, de Pablo. En las sombras de la noche se ocultó Detrás de un árbol de naranja y espero por un rato la aparición de él. Al tiempo Diviso una sombra y pensando que era de Pablo le disparo. Fue enorme su sorpresa Cuando comprobó que había Dado Muerte a su nieta. Poco Después Apareció Pablo y OBSERVANDO La Escena, tomo la Guapil y le suplicó al abuelo que se alejara y se entrego a las Autoridades como si él fuese el asesino, por lástima del anciano. Este relato tiene temáticamente cierto parecido con el cuento de Carlos Salazar Herrera, El Matoneado.

 

La importancia que tiene este cuento es el retrato que hace de la hacienda cafetalera, de Algunas costumbres de la familia y la descripción del beneficio, Las Casas, Las relaciones entre el gamonal y sus hijos con el mandador y los peones. ES IMPORTANTE Señalar el comportamiento de la familia rica con Respecto a la presencia del padre, de los hombres y las relaciones con la Iglesia. Todo esto será lo que Ceremonia de casta de Samuel Rovinski Gruzco, criticará, posteriormente. ES IMPORTANTE que tambien el autor de En la hacienda, Se la dedica a Rucavado Claudio González, autor de una novela sobre la misma temática, El hijo de un gamonal, Sólo que con mucha anterioridad.

 

El lector notara que el narrador manipulación El relato desde el punto de vista de sus Intereses estructurales. La verosimilitud de este cuento, se ve Violentada, desde Dentro del mismo texto. Una joven, como la nieta de ni Gabriel, creada con una moral conservadora, religiosa, sumisa, obediente, no es verosímil que tome la iniciativa de encontrarse sola en la casa del tío y menos una cita en un lugar solitario con Miguel. Otro aspecto que no obedece a la verosimilitud creada es la conducta de ni Gabriel, mandador de la respetuoso bueno, religioso, noble, finca, honrado, y nunca violento, menos borracho. El Hecho de resolución de su conflicto de celos por su nieta, con violencia no Armoniza con la verosimilitud del relato. Este desenlace es manipulado truculento, artificioso y poco convincente. Y es espectacular se Intuye, antes de suceder.

 

La segunda novela que escribió Rubén Iglesias Hogan Llamó la Tierras del Sol y la publicó en 1935.1

 

Esta novela es de corte y tradicional Pertenece al paradigma de la novela monológica. Es la primera incorporación que la explotación minera en nuestro país. Se Ubica en Guanacaste, en Abangares y se describe la vida de los obreros de la Mina, sus congojas, sus pasiones, los vicios. Las minas de El Pueblo convierten en una especie de puerto donde Llegan Como en él, todo tipo de personajes, buenos y malos, aventureros, villanos, Zurdos y desde luego no faltan los chinos y su comercio de comidas, ropas y licores, Así como los juegos de mesa.

La novela es costumbrista y paisajista. El narrador de primera persona se EXTASIA Describiendo y contemplando los paisajes que divisa Mientras se dirige uno de Nicoya, Los Ríos, Los Bosques y montañas Reciben su mirada idealista, Así como sus habitantes que caracteriza con epítetos positivistas. Las corridas de toros, la monta, el baile y la cena Así como la marimba, Forman parte del repertorio descriptivo. Hasta se detiene en La Mansión de Maceo el caudillo cubano que habito esa casa Cuando preparaba Martí con la revolución contra el Régimen español en su adorada patria, Cuba.

 

Si bien es cierto el protagonista se enamora de la hija del hacendado Pablo de las Rosas, Rosarito, Chayito, la verdad es que las escenas amorosas no pasan de Ciertas miradas y evocaciones idealistas. No es sino Cuando El Macho amigo de Rosas, El Minero Villano, raptar jura Que a Chayito, le cuenta al ingeniero sobre SEE intenciones Y este desde que antes le Tenía ojeriza, renueva su animadversión. Es precisamente al final de la novela Cuando Se describen esta escena violenta. Rosas aprovecha una confusión, en la Celebración de la Fiesta de San Juan y tras unos disparos y muertes de hombres algunos, ella toma uno huye y con Chayito en su brioso caballo. A Pesar De Que lo PERSIGUEN él y su aliado Juan de la Rosa, No es sino la aparición de un desconocido que le da Alcance y pelea con el desalmado. Rosas toma su puñal y le da muerte pero da tiempo para que LLEGUEN Todos los hombres de la ley y le apresan y rescatan a Rosario.

 

Importante Un aspecto de la novela es el Enfrentamiento de los obreros del oro, guiados por Rosas contra Los Dueños  de las Minas. El narrador, un Pesar De Comprender A LOS Trabajadores y Juzgar de los LEGITIMOS Intereses, Se mantiene al margen de la contienda y se refugia en el idilio amoroso con Rosario. Sin embargo de describir la situación con gran objetivismo.

 

"Dondequiera que hallara y con todo Pretexto alzaba tribuna contra Los Ricos y Poderosos, contra los Gobiernos que explotan A LOS Trabajadores Porque Están al servicio de los pudientes. Trataba de la injusticia con que se encuentra repartida la riqueza, de cómo millones de personas Sufren de hambre y de frío, Mientras otras nadan en la abundancia, y en fin, se Refería un tantas verdades como andan por el mundo y que solo la ceguera egoísta de los potentados Pretende ignorar, permitiendo Así que la violencia "venga a intentar resolver problemas que la Cooperación el  simplificarían amor fraterno ".1

 

Es la mina La Que Recibe una descripción de pavor por la oscuridad, los animales, los túneles, los líquidos amarillentos y sus fuertes olores, Así como las altas temperaturas que Trabajan en multitud de obreros. Nunca antes habíamos encontrado una novela costarricense, que mostrara esta Conciencia de Clase A Pesar de que talvez la solución que daba no era la más Adecuada. La rebelión tal no paso a más y Fue socavada por las Autoridades y el triste desenlace del rapto de Rosarito pero dejó patente de ser una de las primeras Manifestaciones sociales de rebeldía y denuncia por parte de los Trabajadores Contra las Compañías que explotaban el oro en nuestro país, ubicadas en Abangares de Guanacaste.

 

Novela costumbrista, paisajista, bien escrita que Trata, por primera vez, el trabajo de las Minas y que, una Pesar De no Detenerse en los Aspectos Sociales, hace referencia brevemente A por ellos y nos deja una clara visión de los conflictos y los protagonistas de ellos.

 

La tercera novela que escribió Rubén Yglesias Hogan Llamó la La Casona y la publicó en 1975.

Es una novela tradicional, de costumbres, bucólico, de Paraíso, ameno lugar, casa paterna. Novela Monofónica de clara intervención del narrador omnisciente que quien es un principio de describir las costumbres final de La Casona, los personajes, la dinastía de los Enríquez, su vida social de los gamonales distanciados del pueblo. Es la clásica visión del citadino del campo como lugar de descanso, paradisiaco, de paseos, baños en los ríos, amores imposibles, costumbres religiosas, semanas santas, trapiches y picaras aventuras en el viejo continente y regresos nostálgicos.

 

En esta novela el trágico final, romántico, no es armónico con la vida hogareña Pacífica, religiosa y conservadora de la familia Enríquez. Elenita y Miguel se lanzan al abismo en el Cráter del Volcán Irazú, en la Culminación de un paseo de fin de Semana Santa. Ella estaba embarazada y enamorada de Miguel con quien había Mantenido amoríos secretos en La Casona, Donde ambos vivian pero ignoraban que eran hermanos de padre. Al conocer el secreto guardado por mucho tiempo por sus familiares más viejos, por boca del sacerdote, no se Encuentran otra solución que morir.

 

El mismo sacerdote se siente Incapaz de resolver el conflicto. La salida matrimoniales entre hermanos no lo aceptaba el aborto la iglesia,, tampoco. La solución del suicidio Fue Decisión de ellos, además de matar al niño en el vientre. Con esa Determinación finaliza la novela.

 

La época en la que el autor Ubica la obra Puede afirmarse que es en los primeros años del Siglo Veinte. Los tiempos del apogeo patriarcal, El desarrollo cafetalero y la posesión de las grandes haciendas por los ricos del país. A Pesar De Que El autor insiste en las marcadas Diferencias entre nuestro país con el resto de Centroamérica, por la ausencia de Numerosos pueblos de indígenas-según el narrador-y los Pocos que Existían o Murieron por enfermedades contagiosas del español o por los incidentes bélicos o por haberse retirado una sitios montañosos muy alejados, lo cierto-insiste-es que los costarricenses Básicamente son blancos y nunca Fueron esclavos de los Españoles, sí como lo eran los indígenas esotros Países del área. Así los españoles Tuvieron que ser los colonos y se mezclaron con los campesinos pobres. No pensamos igual que él. Hoy Gran Existen Cantidad de indígenas en nuestro país, un Pesar de las matanzas hechas por los españoles para robarles la tierra y someterlos uno su dominio político y económico. Lo que pasó, Posiblemente Qué es el autor creyó que Costa Rica era sinónimo de San José y Cartago, zonas Porque las guanacastecas, puntarenenses, limonenses y talamanqueñas se Dieron por olvidadas. Tal vez los indígenas de la Meseta Central, Del Guarco, Tabarcia, guaraní, Getsemaní, Cuna, Orosi, Tarbaca, Cachi y otros lugares cercanos Fueron desposeídos de sus tierras y se convirtieron, de una u otra forma en los campesinos de los gamonales, vendieron la tierra por razones millas o la PERDIERON por engaños. La tan cacareada armonía entre los hacendados y Trabajadores de la tierra no fue lo Sino Formalmente. Las Los ricos lo tenian todo, los pobres, lo Necesario para subsistir, unos estudiaban, otros los que no, los primeros gozaban de las comodidades, los pobres apenas si podian comer y qué decir de la salud, las profesiones, los matrimonios entre ricos y Violaciones de las campesinas y el poder político siempre estuvo y está en manos de los ricos.

 

Es una novela más de la estirpe costumbrista, vista desde la óptica del citadino Miembro de la oligarquía.



1 Yglesias Hogan, Rubén. Ob. cit. p. 52.

 

 

 

 

 



1 Yglesias Hogan, Rubén. Tierras del Sol. Imprenta Trejos Hermanos, San José, 1970. La primera edición de La Publicó La casa de Guanacaste en imprenta La Tribuna, En el año 1935.

José Marín Cañas

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JOSÉ MARÍN CAÑAS

(1904-1980)

 

 

José Marín Cañas  nació en San José, el día 28 de agosto del año 1904 en el seno de una familia de origen español  y falleció en agosto de 1980 a los 76 años, víctima de una afección bronquial, en el Hospital San Juan de Dios.

 

 Sus padres fueron, ambos españoles: José Marín Rico y doña Emilia Cañas Jaramillo. Este hogar tuvo  tres miembros más: Francisco, Carmen y Emilia.

 

José Marín Cañas casó con doña Eida Praynter con la que tuvo tres hijos: Jorge, Berta y Eida.

 

Realizó sus  primeros estudios en el Liceo de Costa Rica, en el Colegio Seminario y en el Conservatorio de Música Santa Cecilia. Viajó a España donde continuó sus estudios superiores en matemática e ingeniería.

 

Desde muy niño sintió atracción por el periodismo y por las letras, ya a los siete años le pidió a su padre una máquina de escribir, como  regalo del niño.

 

A los 13 años editó, junto con Manuel Velázquez, El Colegial, diario semanal y  a los 14 años  publicó su primera carta en La República de ese tiempo.

 

A los 15 años viajó a España  por poco tiempo ya que la situación económica de su padre le hace regresar a Costa Rica, donde tiene que dedicarse al comercio. Realizó diferentes oficios como tocar violín en sesiones de cine mudo, bailes y serenatas. Le tocó que cargar y descargar mercaderías en el almacén La Giralda. Tocaba en el teatro Adela por tres pesos la noche. Luego pasó  a formar parte de una orquesta.

 

A los 23  años de edad escribió Los bigardos del ron: 1928, entre otros escritos y un prólogo donde le promete a una mujer escribir la novela Tú, la imposible, que publicará años después en 1931, una serie de cuentos de los bajos fondos de la ciudad. Fue participando  en las labores periodísticas hasta ocupar el cargo de Director del periódico La Hora, que ayudó a salir de una pésima situación y convirtió en un prestigioso diario del momento.

 

En este diario escribía continuamente sobre diferentes temas pero sobre todo de arte. La página tres era dedicada a ellos. En ella escribía tanto él como Francisco, su hermano, así como  el académico Abelardo Bonilla Baldares. Trabajó al lado  de periodistas como Adolfo Herrera García y Rubén Hernández y fue el precursor de lo que pasaría a llamarse La página 15 del periódico La Nación y diversas secciones literarias de otros medios.

 

Luego de escribir algunas obras  como Infierno Verde: 1935 y Pedro Arnáez: 1942,  dejó de seguir escribiendo un tanto resentido por la crítica negativa que hicieron sobre estas novelas. Casi duró treinta años en silencio, tiempo que dedicó a su empresa de películas. Después volvió a escribir con el mismo ímpetu que solía hacerlo.

Obtuvo el título de contabilista en la Escuela  Manuel  Aragón.

 

En 1980 recibió el premio de Periodismo Pío Víquez y el Premio Magón de cultura y el Joaquín García Monge. Fue presidente por muchos años del Instituto Costarricense de Cultura Hispánica, miembro del ateneo de Buenos Aires y tuvo la Gran Cruz de Alfonso X, El Sabio.

 

José Marín Cañas falleció el 14 de  diciembre de 1980 a la edad de 76 años en la  unidad de cuidados intensivos del hospital San Juan de Dios, luego de una pronunciada y prolongada  afección bronquial.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JOSÉ MARÍN CAÑAS

 

 

NOVELA

 

1. Lágrimas de Acero: 1929

2. Tú, la imposible: 1931

3. Coto: 1934

4. Infierno Verde: 1935

5. Pedro Arnáez: 1942

 

CUENTO

 

1. Rota la ternura: 1928

2. La vejez de la espada: 1928

3. Los  bigardos del ron: 1928

 

RELATOS

 

1. Tierra de conejos: 1950

 

COMEDIAS

 

1. Como Tú: 1931

2. En busca del candidato: 1930

3. El tesoro de la isla del Coco: 1930

4. Tragedia de ocho cilindros: 1930

 

José Marín Cañas escribió muchos artículos y ensayos sobre los más variados temas. Aquí no interesa señalarlos.

 

La primera novela que escribió fue llamada Lágrimas de acero y la publicó en 19291.

 

El título es elocuente, se trata de una novela folletinesca de tipo sentimental y sensiblera con todos los ingredientes que suelen presentar estas novelas. Se desarrolla totalmente en España, el lenguaje utilizado es arcaico, barroco, rebuscado y con todos los giros usados en España, así como la visión de mundo, desde cualquier faceta que se le mire. No escapa la erudición empleada en toda la novela. Los personajes, así como el narrador de turno que suelen estar muy cerca del autor, utilizan toda clase de citas eruditas de escritores, pintores, músicos y personajes, sin importar si son importantes o simplemente escritores de poca monta. Está llena también de discursos, compartidos entre los personajes o simplemente presentados por el narrador al destinatario social que por lo general es una incauta jovencita. La novela ocupa gran cantidad de páginas dedicadas a reflexiones sobre el amor de tipo moral, psicológico, filosófico y hasta teológico. En la página 198 el autor invoca al lector a  examinar los tres corazones de las mujeres protagonistas de la novela: Rosario, Maruja y Blanca. Dedica doce páginas en esas reflexiones.

 

La novela es típica sentimental pero no presenta el amor de una pareja con los clásicos personajes obstáculos, el tercero de la discordia. En ella se dan tres parejas y el autor alterna sus historias. Los hombres forman un grupo organizado detrás del nombre, el Ágora. Lo forman, Juan Antonio que se relaciona con Rosario, Luis con Maruja y Javier con Blanca. Las mujeres se conocen y relacionan  poco entre sí. El Ágora está compuesto por estos tres jóvenes que son estudiantes: uno de pintura, otro de música y el tercero de medicina. Son pobres pero pretenciosos y viven una vida precaria de estudiantes llenos de sueños pero con pocas posibilidades de lograrlos. Los tres se enamoran pasionalmente de las mujeres citadas y cada uno de ellos y algunas veces en conjunto viven una serie de aventuras amorosas y privaciones inverosímiles. Llega un momento en que la trama es tan enmarañada, llena de imprevistos, de casualidades, de acontecimientos rebuscados productos, según el autor, del destino, y se dan hechos no esperados que impiden la concreción de los amores juveniles. Maruja muere de un parto y deja a Luis un hijo que no sabe que lo hará, Luis huye a Cuba y muere luchando por mantener en manos de España lo ajeno, Javier, el pintor, viaja por todo el mundo y se convierte en un artista de gran prestigio, regresa a España y después de contemplar a Blanca, su amada y recordar su amor decide suicidarse. Así comenzó la novela, por el final de la historia, cuando Juan Antonio Espinel se convierte en narrador, ya viejo recibe una carta donde se le comunica la muerte de Javier. Antes se habían encontrado en un casino donde recuerdan toas sus aventuras pasadas.

 

Sería de no acabar si nos pusiéramos a citar pasajes donde se evidencia la ideología del autor, a través del narrador y   algunos personajes. Machismo, racismo, resentimiento, aburguesamiento, moralista, intelectual de moda, pedantería, frustración por no tener dinero y poder vivir la vida burguesa de los ricos españoles, et. Un ejemplo puede ser elocuente, veamos como define a la mujer:

 

"Obra única, primera y última-harto conocida es la rebelión de Luzbel-, que juntos, en contraste de grandeza, hicieron Dios y el Diablo. De esta guisa resulta atracción y desengaño, deseo y hastío, reclamo y repulsa. Es la mujer, a mi forma caduca de pensar, como una taza de humeante café con leche. Esos tazones limpios, robustos, espesos, que de la lumbre separan en el campesino hogar para que los chicos y los viejos vigoricen el cuerpo, devolviendo las gastadas fuerzas.

Dios, todo bondad, puso el blanco de la leche. El amor puro, el deseo casto, el sentimiento delicado y flexible. Luzbel, todo rebeldía, echó el café excitante, coloreador, dañino. Hay mujeres en que triunfa Dios. Pero en los cafés, donde el parroquiano busca el rato de charla y el amigo íntimo, consúmese más el café solo, fuerte, espeso, que la amalgama creada. Tal vez en este detalle esté la salvación de la humanidad"1.

 

La cita no necesita comentarios.

 

Por último deseamos señalar que las obras de José Marín Cañas, incluyendo algunas crónicas como Tierra de conejos que publicó en La Nación en forma de tiradas y Valses Sentimentales, no tienen nada que ver con Costa Rica, de desde el espacio usado, ni la ideología, los temas, los personajes, todo, pero todo, es español. A pesar de que José Marín Cañas nació, vivió y murió en Costa Rica y desarrolló su profesión de periodista, músico, escritor, etc. en nuestro país, no logró compenetrarse con lo nuestro y sí con España, la patria de sus padres y  la añoranza de él.

 

El mismo José Marín Cañas, en una conversación con José Fabio Garnir le afirmó, refiriéndose a esta novela. Escriba:

 

"Novela pésima. Más mala no puede ser y dará usted en el blanco exacto"

 

La segunda novela también fue de tipo folletinesco sentimental y le dio el nombre de Tú, la imposible. La publicó en 1931.1 También podría escribirse lo dicho anteriormente.

 

Tanto esta novela, como la anterior, Lágrimas de acero, las escribió  José Marín Cañas, antes de los veintisiete años. Son novelas de juventud y en ellas hizo sus primeras armas literarias, y de ellas se conoce muy poco. Fueron olvidadas por la crítica y consideradas, como lo que son, dos novelas sentimentales de tema amoroso y cursis, como el mismo autor lo reconoce. La EUNED las ha reeditado hace poco, la que comentamos en 1999 y don Alberto Cañas Escalante hace la presentación de Tú, la imposible en forma de prólogo. Le da el título de La novela imposible de José Marín Cañas. Este artículo lo escribió, don Alberto en 1968 y lo presentó en el homenaje que se le hacía a José Marín Cañas en el Instituto de Cultura Hispánica por haber obtenido el Premio Nacional de Literatura, Magón, del año 1967. Don Alberto señala algunas deficiencias de la novela, pero, en general, trata de justificarla, darle un

lugar en las letras nacionales que nunca tuvo y sacarla del olvido en que ha estado hasta ahora y -agregamos nosotros- tendrá que ocurrir un milagro para que ello suceda. Primero resucitaría Persiles y Sigismunda: 1617, novela de aventuras de Cervantes, que estas novelas sentimentales de José Marín Cañas. Sin embargo, las novelas existen, son obras que deben conocerse, sobre todo por el estudioso de nuestra literatura y eso es lo que hacemos aquí.

 

Argumentar que  todo novelista tiene el derecho de escribir alguna vez una novela de amor (don José escribió dos) y más que el derecho, la obligación y citar algunos novelistas universales que lo hicieron, no convence a nadie. Existen novelistas famosos que escribieron obras de amor pero no folletinescas, sensibleras y cursis. No vamos a realizar una lista de novelas de amor que se han escrito en la literatura universal y en todos los idiomas, por ser innecesario. Baste citar las muchas novelas pastoriles, sentimentales y románticas, que se escribieron con la temática del amor, para solo referirnos a subgéneros de ellas. Lo malo no es usar el amor como temática en una novela o el amor imposible, los suicidios, los encuentros y separaciones, sino el tratamiento del tema, la forma como se estructura, la profundidad con que se penetra en la psicología de los personajes. Tampoco se debe justificar, con el encasillamiento fácil, de que la novela es de juventud y es romántica porque el romanticismo es más que un tratamiento sentimental del amor.

 

El romanticismo fue un período de rompimiento que enfrentó al racionalismo del clasicismo. Fue un grito de protesta contra lo establecido, de ruptura. Creó su propio paradigma ideológico, sustentado en la historia, el nacionalismo, lo primitivo, lo espontáneo, la libertad, lo exótico, lo sobrenatural, lo primigenio, el rompimiento con lo establecido, lo programado, las formas manidas y desde luego, y al dejarlo de último no deseamos desmerecerlo, la afirmación del sentimiento sobre la razón y el amor fue un tópico que acaparó la atención de muchos escritores románticos, sin desvalorizar los otros rasgos.

 

Concluir que José Marín Cañas es,

 

 "quien da el golpe de gracia a la literatura patriarcal, representada por todos, absolutamente todos los novelistas anteriores a él".

 

 No es cierto. Solo citemos algunos novelistas que escaparon a esa clasificación y que fueron anteriores a José Marín Cañas. Estos son novelistas tomados al azar: de Rafael Ángel Troyo (1875-1950), Corazón Joven: 1904, de José Fabio Garnier Ugalde (1884-1956), La primera sonrisa: 1904 y La Esclava: 1905, de Caridad  de Salazar (1869-1948), Un robinson tico: 1927, de Roberto Brenes Mesén (1874-1947), Lázaro de Betania: 1932 y Estrella Doble: 1901, de Anastasio Alfaro González (1865-1951), El Delfín del Corubicí: 1923 y de su misma generación existen muchos otros, tales como, de  Arturo Castro Esquivel (1904), El tesoro de Rajah: 1927 y otras, de Gonzalo Chacón Trejos (1890-1969), El crimen de Alberto Lobo: 1928. Pero el que sí rompió con el paradigma patriarcal, al igual que don José Marín Cañas y ambos iniciaron un nuevo paradigma literario y artístico, es el escritor Max Jiménez Huete (1900-1947). Novelas como las dos primeras escritas por don José Marín Cañas, se escribieron muchas en Costa Rica, antes y después de él. Moisés Vincenzi Pacheco (1895-1964), escribió, varias que se publicaron antes de 1928 y otras, pocos años después, tales como Atlante: 1924, La Rosalía: 1931 y Elvira: 1940. Francisco Soler (1893-1920) escribió una novela de amor, sin llegar a la cursilería, que llamó El resplandor del ocaso: 1928. Tampoco estamos seguros de que las novelas de Genaro Cardona Valverde (1863-1930), El Primo: 1905 y La esfinge del sendero: 1914, pertenezcan a las novelas patriarcales. La primera es muy  parecida a estas novelas de José Marín Cañas, y la segunda trata el tema del incesto y del comportamiento privado y público de los curas, aspecto éste que nunca han tratado los novelistas costarricenses.

 

Si miramos a nuestro alrededor, en países vecinos, encontraremos, en esta misma generación de 1927, llamada superrealismo, escritores de la talla de Alejo Carpentier (1904-1980), cuya primera novela El reino de este mundo la escribió en 1949 y Miguel Ángel Asturias (1899-1974) que publicó Leyendas de Guatemala en 1930 y El señor Presidente en 1946 y Eduardo Mallea (1903-1982) que inició su creación en 1940 con la novela La bahía del silencio y Las Águilas en 1943. Estos escritores, don Alberto, sí rompieron con el paradigma anterior y crearon otro nuevo, llamado por la crítica superrealismo, que se extendió de 1935 a 1979, básicamente. Las novelas del escritor José Marín Cañas, Infierno Verde: 1935 y Pedro Arnáez: 1942, sí son novelas importantes en las letras nacionales y tienen el mérito de ubicarse en este período, tan sobresaliente en la literatura hispanoamericana y ellas no han pasado desapercibidas.

 

En Crónicas de Costa Rica: 1857-1860, publicado por la Imprenta Nacional en los números 8-9, año I del 29 de abril y el 2 de mayo de 1857, aparece una novela amorosa, llamada Luisa y se publicó por entregas. Ésta podría ser la primera novela escrita en Costa Rica y  a pesar de ser imitación de las novelas rosa francesas, de la época, reúne las características de este subgénero, y quizás menos cursi que Tú, la imposible. Y aunque no sirva de consuelo pero sí de preocupación, en Costa Rica se han escrito gran cantidad de novelas de este tipo, antes y después de José Marín Cañas, algunas mal escritas, insoportables, que no es este el caso, y  otras, como la que escribió don Alberto Cañas Escalante Orlando el enamorado que sin ser un dechado de virtudes es una novela bien escrita y se deja leer sin protestar. El lector encontrará un comentario de cada novela, sin importar si es o no novela sentimental cursi, pedante y sensiblera. Tampoco debe olvidarse que de este tipo de novelas derivan las novelas folletinescas escritas por entregas en los periódicos y luego los culebrones de televisión, tan vistas y disfrutadas en estos tiempos, por mujeres y hombres.

 

Tú, la imposible aparece como una novela prometida por Juan Aracena a su amada Chidy, el mismo día que conversa con ella cerca de una verja y que bajo la estrategia del escritor que deja los manuscritos perdidos y los encuentra otro escritor que los edita, los reordena y les agrega algunos capítulos más, Marín Cañas crea esa novela en el año 1931 cuando ya había escrito la otra novela amorosa Lágrimas de acero, en 1928. Pero hay algunos datos acerca de esta novela y el misterio que ella encierra y que el mismo don Alberto no logra esclarecer. Juan Aracena conoce a Chidy cuando tenía 26 años y ella 20, en un baile. 1931 es la fecha en que Marín Cañas cumple 26 años y en un momento y por una sola vez se da el nombre verdadero de Chidy, se llama Berta1, nombre poco romántico y un tanto vulgar. El otro dato que deseamos agregar es que don José Marín escribió un librito de cuentos que llamó Los bigardos del ron, y publicó en 1928, antes de las dos novelas citadas. En este librito escribe una dedicatoria a  una mujer que titula ¿Será esto un prólogo? Y más abajo la palabra Mujer. El tal prólogo se convierte en una especie de carta a una mujer que no es más que la misma Chidy o Berta de la novela Tú, la imposible, ahí le hace llegar la promesa, que aún no ha cumplido de escribir esa novela para cumplir con la promesa que le hiciera.

 

"Yo te lo prometí aquella tarde. No lo olvido."2

 

"Estábamos junto a aquella reja que no tenía flores. ¡Pobre verja, retorcida y carcelaria, que oyó tus risas y tus besos, tu parlera alegría y mis penas que también fueron tuyas!"3

 

Sigue recordando la promesa y sus encuentros con ella e insiste, que él no la ha escrito aún, pero que lo hará pronto. Este prólogo escrito por el autor, sin crear la obra hace pensar que José Marín Cañas tuvo un romance con una española que vino a Costa Rica a fin de año y primeros días de enero a pasar, posiblemente unas vacaciones y que volvió a España a seguir su vida de joven rica, no sin antes detenerse algún tiempo en Estados Unidos, por voluntad de su padre que aprovechó la oportunidad para que realizará estudios.

 

La novela se ubica en San José, cerca de los barrios ricos, Amón, carretera a Aranjuez y Guadalupe, el parque Bolívar y el parque de las Monjas. Es un ambiente alejado del pueblo, idealizado, un bello río, jardines, el tren que le quitará a su amor, la estación y las calles. Los personajes no intervienen en nada social que no pertenezca al grupo de clase alta, las fiestas, los paseos en carros modernos, el hotel y la casa de Chidy. El tiempo no va más allá de algunos días de diciembre y tres de enero. En ese pequeño lapso se da el más exaltado amor entre Juan Aracena, un joven pobre pero culto, escritor sin fortuna, triste, casi sin esperanzas y una jovencita culta, aristocrática, bellísima, tierna, sensible que vive entre mimos y encajes pero sin conocer el verdadero amor. En un baile se miran y así, a primera vista, literalmente empieza ese amor imposible de los dos jóvenes. No los separa sino la fortuna, la riqueza de ella y su padre que llega a Costa Rica y se la lleva, no sin antes dejar un cheque a Juan Aracena para que se aleje de ella por no poder darle más de lo que tiene, se sobreentiende que riqueza material. Chidy cuenta a Leonor sus primeros atisbos de amor a través de cartas que le envía contándole también sobre su viaje a América y luego hace confidente y celestina a Rosa, su ama personal y Juan a Querido Conde como su confidente y amigo fiel.

 

La novela está llena de largos diálogos, que son especie de discursos sobre el tema del amor, o el desamor, según quien lo trate y todo lo que ello implica. De la conveniencia de amar o no y llegan a convertirse en manifestaciones eruditas de citas de autores de primer o segundo orden, como autoridades que avalan sus opiniones. Son piezas barrocas, tanto en el estilo como en el rebuscar de los vocablos y la justificación de sus puntos de vista que se convierten en uno solo: el del autor. El lector encontrará, desde la más cursi de las escenas, propias de niños, hasta la más cruel referencia al racismo, el desprecio por los trabajadores o sus costumbres. Griterío de indias les llama a las mujeres que se acercan a los parques. El mundo de los personajes no se contamina con nada que tenga que ver con el pueblo y sus costumbres, viven lejos de él y ni siquiera se refieren a ellos sino es para llenarlo de epítetos soeces.

 

 "Adelante iban dos chicas esmirriadas y feas. Atrás, una pareja. Ella tenía, la pobre hambre de amor, que en su cara se hacía grotesca. Él usaba ese gesto idiota de los empleados que se comen de raquitismo y de ignorancia".

 

Es la clásica actitud del burgués ante el pueblo y el trabajador a quien ven como inculto, soez, poco delicado y de costumbres reprochables. Es el mirar por sobre el hombro a quienes no pertenecen a su "exquisita" élite cultural.

 

La novela termina con una serie de cartas que informan del viaje de Chidy hacia su patria y la estadía en los Estados Unidos. De este lugar llegan gran cantidad de cartas que informan a Juan sobre los estudios, las competencias en natación, la estadía en un lugar montañoso y el descubrimiento de su padre de que ella recibía cantas de  él. La prohibición de recibir las respuestas y la incomunicación total hasta que desaparecen las cartas. Luego se sabe de la enfermedad de Querido Conde y su muerte y con él la noticia del casamiento de Berta y la última carta de Juan a ella donde le cuenta su encuentro con su padre y el dinero que le dejó. Le comenta sobare su éxito y le envía dinero para que compre muchas flores para el día de su boda que se realizará precisamente en la ciudad donde él vive. Es la última carta de Juan a Chidy  que más parece un reproche.

 

"Siento de pronto una viva compasión por los negritos. Los negritos son, y esto no me lo discutirás, una muy alevosa injusticia divina; porque, mira Leonor: si tantos colores bonitos hay, ¿por qué hacerlos negritos?"

 

A pesar de que son las palabras de la joven Chidy y no las del narrador omnisciente que podría estar más cerca del autor, los puntos de vista de los personajes en aspectos ideológicos poseen un común denominador, propio de la visión de mundo del autor que se detecta en todas las novelas. Es la visión burgués, elitista de la realidad, el individualismo, la aspiración de la riqueza material, la posición clasista del espíritu y la cultura de una élite que se cree superior.

 

La tercera novela, Coto es la narración de un episodio nacional de la guerra del año 1921 con Panamá, por los límites  y que luego le sirviera para crear su novela Infierno Verde en 1935 sobre la guerra del Chaco.

 

El narrador utiliza la primera persona para presentar este episodio. Surgió a raíz de un conflicto por dilucidar  con precisión una parte de los límites entre Panamá y Costa Rica.

 

 Los costarricenses y los panameños pelearon cerca de la frontera, en los márgenes del  río Coto. Estaba, a la sazón en la presidencia de nuestro país,  don Julio Acosta que había llegado al poder tras la "dinastía" de los hermanos Tinoco, en 1920. La novela establece  dos momentos: primero la salida de un batallón pequeño hacia el sur, al río Coto y el otro la salida de un segundo batallón, al mando de  Héctor Zúñiga y Daniel González. Parten con un  grupo pequeño  de soldados de San José rumbo a Puntarenas, en tren. Ahí  se embarcan  en "La Esperanza" que los conduce al Golfo Dulce. Después de descansar  y ser atendidos por un mexicano: Daniel Herrera Irigoyen, embarcan de nuevo y se internan  por las aguas del río Coto. Antes de llegar al poblado son  atacados por las fuerzas del enemigo. Se describe la batalla pormenorizadamente  y la muerte de los 16 soldados ticos. Los sobrevivientes son tomados como rehenes, los heridos curados y por último embarcados en La Esperanza como prisioneros de las tropas panameñas.

 

Esta novela que bien podría  catalogarse como  episodio nacional, muestra las destrezas del autor para describir el tema bélico. Después lo desarrollaría con mayor amplitud en sus novelas Infierno Verde y Pedro Arnáez. Utiliza cambios en el punto de vista narrativo: pasa de un narrador omnisciente a un testigo, en primera persona y presenta simultaneidad en los niveles externo e interno del personaje, producto de la fiebre. Se usan adelantos de acontecimientos del futuro y regresiones al pasado.

  

"Nadie podía  sospechar que faltaban pocos minutos para que se manchara de sangre toda "La Esperanza."1

 

Otro  aspecto que sigue produciéndose es la apelación al lector. Esto se realiza en todas sus novelas:

 

"No pregunte, lector, quién es este testigo".

"porque encargo  tenemos de no decir  al curioso lector  cuál eran (sic) sus parámetros."2

 

La cuarta novela que escribió este autor la llamó Infierno Verde y la publicó en 1935.3

 

Esta novela trata el tema de la guerra. Desde este punto de vista es una novela histórica. También había escrito otra novela sobre un conflicto fronterizo, entre Costa Rica y Panamá que llamó Coto. Marín Cañas utiliza las noticias que día con día llegan a la redacción del periódico donde trabajaba y crear su propia versión de la historia de la llamada guerra del Chaco, conflicto bélico (1932-1935) librado entre Bolivia y Paraguay por la posesión del Gran Chaco, región escasamente poblada, cuya titularidad reclamaban ambos países por la presunta existencia de petróleo, lo que también motivó el interés de ciertas compañías petroleras de otros países como la Standard Oil Company, con concesiones en el sur de Bolivia y provocó la estimulación del conflicto.

 

Es una de las novelas mejor escritas hasta 1935 en nuestras letras nacionales. Si bien participa del paradigma de la novela monofónica, da señales claras del nuevo modelo polifónico. Es la primera novela que utiliza el monólogo interior y con gran acierto.

 

"patria idiotas  no saben que la guerra es un crimen que en la batalla no hay heroísmo ni hay gloria ni hay otra cosa que hedor y muerte mírenlos ahora cómo se ha parado en la picada el caciquillo y mi abuelo suben al tronco de samohú el mismo que yo oigo están asegurando que la patria está en peligro y que todos deben dar su vida que es la vida de ellos ah la vida de ellos es el caminar por las picadas con el charque al hombro es vender su trabajo por la mísera soldada que no les da para combatir la sífilis y ... es necesario que hable contra toda esa farsa del patriotismo que destruya toda esa idiotez de las fronteras que pulverice los argumentos falsos de la tierra propia y la ajena todo es de todos no hay límites no hay mío ni tuyo hay que vivir para amar para sembrar la guerra es una cosecha de horrores y el horror no hace patria ni pone lozanía en el cerco donde vivimos canallas mentirosos falsos hipócritas..."1

 

Y su agonía se extiende y delira, penetra en su inconsciente y se desnuda en este doloroso monólogo donde ve llegar cantidad de ciudadanos en busca del esposo muerto o el hijo herido, un rostro familiar que les dé paz. Es un desfile pavoroso de la angustia, la muerte, el dolor, la incertidumbre.

 

"piensa nada más que en la plata que le van a rendir este año las vacadas y los yerbales si rodríguez se muriera yo podría beber agua pero rodríguez no se muere ahora sí lo puedo decir a voz en cuello lo pensamos rodríguez y yo deseamos que curriche cayera para siempre por eso no lo sentimos así tendría uno de los dos la cantimplora grande el viento se lleva las  palabras de mi abuelo me voy de aquí camino nitsuga viene tengo ganas de llorar nitsuga viene me siento a llorar no le puedo decir lloro de verte guaraní porque has sido mi padre en el miedo estuviste junto a mí en el dolor estuviste junto a mí ..."2

 

La novela no sólo es la narración de parte de la guerra del Chaco, el viaje del abogado, narrador protagonista, con su amigo Nitsuga (Agustín)  al Chaco a defender su patria Paraguay, sino su propio viaje interior, el encuentro con su respuesta a la guerra. En la trinchera descubre la verdad que apenas sospechaba al inicio y en la muerte de un indio boliviano, su trágica respuesta. La mirada de ese hombre lo desnuda, le hace comprender la estulticia de la guerra, la idiotez, la brutalidad, el miedo, su propia miseria y en él muestra al mundo las razones de la guerra, los intereses materiales, la muerte de los más débiles, los engañados, los sacrificados en aras de ideales imaginados impuestos por los poderosos.

 

Esta novela ofrece a la humanidad la tragedia de dos guerras libradas simultáneamente, la física, la lucha entre dos naciones por intereses particulares, el petróleo en este caso, y la otra guerra, la humana, la privada, la espiritual, donde el hombre ofrenda su vida y mata sin ningún sentido. La guerra le descubre su miseria, su pequeñez, el egoísmo del hombre, sus ambiciones pero también su dolor, paradójicamente, su amor a la vida como condición humana y razón última del ser.

 

La obra se convierte en un grito antibélico, desesperado, lírico, angustioso, quizás impotente pero profundamente humano. Cobra vigencia cada vez que los locos gobernantes invocan la guerra como única medida para "vivir en paz" cuando todos sabemos que los mueven intereses económicos egoístas. Deja el sabor amargo de que, después de la guerra lo que queda son despojos humanos; vencidos y nunca vencedores. Es a nuestro juicio la mejor novela escrita en Costa Rica contra la guerra.

 

Pedro Arnáez es la quinta novela del autor y la publicó en 1942.1

Gonzalo Dobles Solórzano

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GONZALO DOBLES SOLÓRZANO

 (1904-1984)

 

 

Don Gonzalo nació en la provincia de Heredia, el día 27 de diciembre del año 1904 y murió en San José el 15 de marzo de 1984.

 

Hizo sus estudios de primaria en la Escuela de Aplicación de Heredia. Su hogar estuvo constituido  por sus padres Víctor Dobles y Albertina Solórzano y tres hermanas.

 

Desde muy joven se inclinó por la poesía  que publicaba en los periódicos y revistas del momento.

 

Realizó sus estudios secundarios  en el Liceo de Costa Rica y sus estudios profesionales en la Escuela de Derecho  de la  Universidad de Costa Rica. Aquí obtuvo el título de Abogado. Por su propia cuenta se especializó en Derecho Penal.

 

Además de la poesía sintió inclinación por la pintura  y sobre todo por el dibujo en tinta china y el talle de la madera.

 

Admiró a Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.

 

Fue Alcalde, Secretario y Magistrado de la Sala  de la Corte Suprema de Justicia, Directivo  del Colegio de Abogados, varias veces.

Era un demócrata. Ganó gran cantidad de premios tales como medallas  de oro, plata y bronce.

 

Contrajo matrimonio, en primeras nupcias con doña Lilia Rojas Castro y en segundas nupcias con la señora Julia del Barco Orozco. Tuvo dos hijos: Rodrigo, en el primer matrimonio y Olga en el segundo.

 

Viajó por Europa, Estados Unidos, México y América Central.

 

Murió  en San José  el 15 de marzo de 1984.

Publicó algunos ensayos, tales como, Obreros y fábricas en Repertorio Americano, La coronación de Nuestra Señora de los Ángeles, Guía práctica del Poder Judicial: 1941 y muchas otros más sobre todo en Derecho y los más diversos temas,  Elogio al poeta: 1938, Juan Santamaría: 1934, La visión de los caminos e innumerables artículos y poesías en revistas y periódicos de la época.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ GONZALO DOBLES SOLÓRZANO

 

 

NOVELA

 

1. La voz de la campana: 1928

 

CUENTO

 

1. Orientaciones: inéditos

 

POESÍA

 

1. Ánfora Mística: 1928

2. Jardines Olvidados: 1928

3. Estampas del camino: 1933

4. Luces de Bengala: 1937

5. La raíz profunda: 1956

6. Donde llega la voz  (inédita)

7. Inútil Resonancia  (inédita)

8. Una ventana en el cielo (inédita)

9. Soledad del viento (inédita)

 

TEATRO

 

1. Juan Vázquez de Coronado (inédita)

2. El amor triunfa (inédita)

 

Gonzalo Dobles Solórzano publicó en 1928 la novela La voz de la campana.1

 

Esta novela, o ensayo de novela como la llamó el propio autor, recibió un premio en Los Juegos Florales del año 1927. En realidad tiene la estructura de un cuento pues se trata de un proceso de degradación de dos campesinos de ese entonces en la provincia de Heredia, vistos y descritos con un lenguaje citadino, "culto".

 

Al acontecimiento narrado con escasas intervenciones de los personajes recuerda un amor imposible, gracias a la enemistada entre la familia de Coltilde, sobre todo de don Antonio y la familia de don Cayetano Abarca. A pesar de que eran muy amigos y trabajaron juntos una misma finca, la división de ella y un fallo judicial, produjeron el odio entre ambos y fue heredado a sus hijos. Entre ellos Daniel, hijo de Cayetano y Clotilde, la única hija de don Antonio.

 

El relato se inicia describiendo detenidamente el pueblito de La Cruz un caserío pequeño en las faldas del volcán Turrialba, la furia de este colozo y la llegada de los Jesuitas al lugar para apaciguarlo con sus rezos. Ahí crearon un convento de La Divina Pastora y vivieron por un largo tiempo hasta que fueron abandonando el lugar religioso, dejándolo en abandono. Se hace hincapié como indicios el sacrificio de dos jóvenes en ese lugar y la campana de la ermita. Luego el narrador pasa a describir el lugar, las familias, el enojo entre ellos, las órdenes de don Antonio a su capataz y fiel servidor Paco para proteger a su hija, hasta la noticia de un testigo que había visto juntos a Daniel y Clotilde.

 

El desenlace fatal ocurre cuando Clotilde visita la capilla para llevarle flores a lavirgen y Daniel decide conversar con ella para jurarle su amor. Lo hacen ambos en presencia de la virgen en aquel lugar santo pro, a pesar de que Daniel dejó a la entrada a un jovencito que trataba como hijo, huérfano, Paco logró verlos juntos y le disparó a Daniel y le quitó la vida. Entonces Joselillo, el joven tomó el mecate de la campana y tocó por largo tiempo hasta que llegaran algunos vecinos del caserío.

 

Un relato que hace recordar a Romeo y Julieta y tantos otros que han tratado esos apasionados amores que terminan en tragedia.

 

Es importante resaltar que las mujeres (madres) no aparecen ni se nombran. Son ausentes por decisión del autor. Tampoco se permite a los personajes una cierta autonomía, pues el narrador los maneja según sus designios.

 



1 Dobles Solórzano, Gonzalo. La voz de la campana. El Heraldo, Cartago, 1928.

Arturo Castro Esquivel

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 Don Pepe

ARTURO CASTRO ESQUIVEL

(El primero de izquierda a derecha)

(1904-1981)   

 

Nació en San José en el año de 1904. Fue hijo del tratadista en Derecho Luis Castro Saborío.

Fue de profesión abogado. Murió en San José en el año 1981.

Publicó la biografía de don José Figueres: José Figueres Ferrer, el hombre y su  obra: ensayo de una biografía: 1955, El amor a la lectura: un don inapreciable: 1958, en Brecha, El pequeño don Quijote: 1923, en La escuela costarricense, Fiestas tradicionales. La bendición de los bueyes: 1923, en Revista de Costa Rica, Honradez: 1923, en La escuela costarricense. Y otros artículos en periódicos del país.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ ARTURO CASTRO ESQUIVEL

 

NOVELA

 

1. El tesoro de Rajah: 1927

2. Trapiche: 1927

3. Minucias: 1927

4. Junto al surco: 1931

5. El médico del pueblo: 1934

 

La novela El tesoro de Rajah lo publicó en 19221, es poco conocida en Costa Rica y menos, en otros países.

 

Los críticos costarricenses no la  han considerado, salvo  la estudiosa Chao Chinh-Pei y un pequeño comentario de Abelardo Bonilla que dice que El tesoro de Rajah es un relato de aventuras inspirado en Salgari. Para Chao Chinh-Pei  la novela no es una propuesta de consumo sino una obra ingenua sin fines comerciales  pero carentes de técnicas  literarias lo que hace que la acerque a la  subliteratura. Por supuesto no es una novela fantástica.

 

La historia de esta novela es la siguiente:

 

En el principio de Nandú, pequeña posesión inglesa de la India, fue nombrado Sir John Stevenson como residente del gobierno Británico. En este lugar y en compañía de su esposa y su hijo, el capitán George Stevenson inicia una relación amistosa con el Rajah de Nandú, Kammayavan Shandows.

 

Nandú es atacado sorpresivamente por unos asaltantes primitivos y bárbaros quienes hieren  de muerte a Rajah. Éste antes de morir, entrega a Sir John el documento que revela el escondite del tesoro real, con el fin de que lo rescate y comparta con su hijo, el Príncipe Soleik, su heredero.

 

Sir John Stevenson y su hijo, huyen de los asaltantes y se internan en la selva, donde Sir John enferma de muerte y en su agonía pide a su hijo dos cosas: cumplir la última voluntad del Rajah y dar una sepultura común a él y su esposa, quien había muerto en el ataque de los asaltantes.

 

 En compañía de sus marineros, Charles y Singú, el capitán, inicia una serie de aventuras motivado por el deseo de satisfacer las órdenes de su padre y también el deseo de llegar a ver a la princesa Shaida, hija del Rajah de quien está enamorado, desde que la conoció.

 

El príncipe Soleik tenía cuatro años cuando los bandidos atacaron Nandú y mataron al Rajah. Mured, su criado, lo recogió, cuidó y le hizo saber su estirpe real. Luego le comunicó que su padre había sido asesinado por Sir Stevenson y le infundió gran odio hacia el Capitán inglés.

 

Esto hace que Soleik luche tenazmente para impedir que el Capitán triunfe en sus aventuras. Sin embargo, no ocurren  las cosas a la medida de los  deseos de aquél, que muere en plena acción. Finalmente se descubre que Mureb era el padre de Soleik y que el legítimo heredero del trono de Nandú es el príncipe Osir Kalen, hijo adoptivo de un Mahrajan, aliado del capitán  inglés.

 

El relato termina cuando el Capitán logra todo lo que se había propuesto.

 

Esta obra es típica de las novelas de aventuras, tanto en las acciones bélicas así como en las amorosas. Se utiliza el clásico triángulo amoroso: Shaida-Capitán - Rajah Keryn que se resuelve cuando el Capitán recupera a su amada de las garras de Rajah.

 

La novela utiliza todas las técnicas  tradicionales, linealidad, retrato, narrador omnisciente cercano al autor y con participación sígnica dentro del relato, con preguntas retóricas, referencias geográficas reales, etc. Y por supuesto los personajes son fijos, no evolucionan, o buenos o malos, no hay matices. Son planos.

 

Está bien escrita y mantiene al lector atento a las hazañas que se describen. A pesar de ello el valor literario es escaso.

 

No fue una constante este tipo de novelas en Costa Rica pero sí se produjeron, tendremos oportunidad de irlas comentando.

 

Minucias fue la segunda novela que publicó Arturo Castro en 19271.

 

Esta novela que Arturo Castro Esquivel firma con el seudónimo Arcases, tiene una llamada de atención hacia el lector. En ella se afirma que no pertenece al género novelístico porque no reúne sus características, sin decir cuáles son y la define como una serie de cuadros de costumbres. Otra crítica que ofrece es con respecto al lenguaje que no es el nuestro. No sabemos si el campesino, el popular o el culto. En verdad las críticas carecen de fundamento. La obra es una novela y posee los rasgos fundamentales de ella. Es narrativa, ofrece una totalidad y un mundo privado de los personajes, entre otros. El lenguaje es el adecuado al tipo de personajes que novela. Se trata de un grupo representativo de la burguesía costarricense culta o que aspiraba a ello. Vivía en barrio Amón, eran ricos y gozaban de ventajas importantes, como estudiar en colegios privados, el Sión, y disfrutar de la música clásica, la pintura, el cine, el teatro y tener una buena biblioteca. A pesar de describir algunas costumbres de la época, como las fiestas en las casas o mansiones de los ricos, las reuniones familiares, los bailes, sin embargo no aparecen las costumbres populares en ninguna parte. El pueblo está totalmente ausente. Esto nos obliga a salir del encasillamiento en que se ha mantenido a esta novela como costumbrista, pues no lo es.

 

Es una novela familiar, realista, con alguna penetración psicológica en la intimidad de los personajes, sus relaciones con sus padres y los proyectos vitales de los hijos. A pesar de que el enfrentamiento nunca es violento, en esta novela se plantea desde una óptica temporal clásica. Los viejos y aquí se incluyen a los padres, siempre han creído que los tiempos pasados son mejores que los actuales. Esto es válido para todo momento. Por ello la madre de Gustavo, doña María, se asombra y se disgusta con las modas y gustos de los jóvenes del momento. El sacerdote Guevara se encarga de sermonear a los jóvenes y censura sus inclinaciones que después de todo, no son nada extraordinarias, pues mantienen siempre el respeto a los padres, su obediencia, y hacen lo que ellos le ordenan. El otro aspecto que se ofrece en la novela es el matrimonio. Toda la obra gira alrededor de este tema y termina con la boda de las tres parejas de personajes más importantes: Gustavo se casa con Angelita, Dolores con el poeta Pepe Frías y Lytton, el amigo inseparable de Gustavo, con la encantadora Conchita. Triunfan los deseos de los hijos sobre la voluntad de los padres. Es la clásica situación final feliz, positiva.

 

La novela se inicia con la esperada llegada de Gustavo de Inglaterra, después de haber sido enviado a estudiar medicina por voluntad del padre contra los deseos de su esposa doña María y los de su hijo que temía a ese viaje a un lugar lejano y sin estar preparado. Los conflictos familiares los resuelve el padre. Son las relaciones de poder, verticales y patriarcales de la época, las que privan. Los padres mandan y los hijos obedecen. La iglesia las bendice. Gustavo viaja a Inglaterra y obtiene su doctorado. La familia y sus amistades lo esperan con almuerzo preparado. En Inglaterra pasó muchas penalidades pero fue ayudado por el amigo Lytton, y sus padres, quien viaja con él rumbo a la Argentina y de paso visita a la familia de su amigo. Allá se enamora de Isabel, una bella italiana, se casa con ella y cuando da a luz a su hijo muere.

 

Por eso la novela se desarrolla en las mansiones, en fiestas familiares y entre amigos de la misma clase social. Solo Pepe Frías, el poeta y novio de Dolores es pobre pero honrado y trabajador, buen muchacho. Más que acontecimientos que por lo general se describen sintéticamente, la novela permite al narrador sobre todo, y los personajes reflexionar. Es típicamente monofónica. Las conversaciones son la nota reiterada de la obra. Por ellas el lector se va enterando de los sucesos, de los amores, de los chismes, de las frustraciones como en el caso de Las Toronjas, dos de las cuarto hermanas, solteronas que cuentan sus fracasos amorosos por culpa de los padres que no supieron buscarles hombres adecuados para casarlas. Ambas fueron víctimas de extranjeros: un Catalán con novia y con hijo que huyó en el caso de Tecla y un mexicano ladrón y presidiario, en el caso de su hermana Jacinta. Su mala experiencia las hacen generalizar  y creer que todos los hombres son malos, sobre todo los abogados pues uno tenía esa profesión, así como los extranjeros.

 

Dolores, la hermana de Gustavo se alía con él para obtener el permiso de sus padres para casarse con el poeta Pepe Frías y le promete presentarle en la fiesta de cumpleaños de Conchita a una joven que le tiene como novia. En la fiesta se da el encuentro de él con esa bella muchacha que es hermana menor de las dos hermanas solteronas, Angelita. Gustavo recibe antes la noticia de parte de su amigo Lytton de que ha visto a su hermana con la joven que en el paseo por la capital habían visto y se parecía extraordinariamente a Isabel su esposa muerta. Por supuesto que Gustavo casi sufre un desmayo cuando su hermana lo presentó. Bailaron, oyeron recitales de poesía, canciones y disfrutaron de ese encuentro casual y la reencarnación de su amada en Angelita.

 

A pesar de que la novela termina con la boda de los personajes protagonistas y éstos triunfan cobre las decisiones de los padres, los códigos sociales, así como del matrimonio, las mujeres y los hombres permanecen inalterables. El modelo de mujer sigue siendo, la esposa fiel, dedicada al hogar, amorosa, cristiana, engendradora de hijos, esposa abnegada, sumisa, obediente del marido, económica, caritativa, educadora de los hijos, educada, discreta, fina, de buenos modales y cultura refinada, preferiblemente que escuche música clásica, toque al piano, pinte, y lea los clásicos. Lo contrario se censuraba.

 

"El marido trabajaba como un burro durante el día y tal vez durante la noche, mientras su esposa, la madre de sus hijos y la responsable de ellos ante él y ante Dios, andaba todo el día de paseo, en tées y reuniones como la soltera más descuidada ¡Cosa antinatural y vilipendiable!...¿Y quién tenía la culpa de esto? El desorden y la antirreligión. Si tanto el marido como la mujer pensasen por un momento que hay un Dios en el Cielo que les pedirá cuanta de su vida y la de sus hijos, la cosa andaría de otra manera. Si el hombre se amarrara los pantalones en su casa y dijese a su mujer: "No más lujos, no más paseos, no más tées. No más reuniones, no más teatro. Quédate en tu casa cuidando de tus hijos. Vigílalos. No tienen más madre que tú. Si no estás en tu casa vivirán como huérfanos y tal vez esto sería lo mejor, porque tú les das pésimo ejemplo", él respondería del orden en las familias."1    

 

La cita es extensa pero ejemplar. Quien dice esto es el cura, pero es el código generalizado, no sólo en esa época, sino hasta, en no pocos casos, en estos tiempos.

 

El título de la novela Minucias es elocuente. Pero no por ello deja de ser importante el tratamiento de esa temática: las relaciones entre padres e hijos, el matrimonio preconcebido, fulanito de tal vale porque es hijo de... o la joven es hija de..., con intereses económicos y por linaje y no como un fin en sí mismo, sino como un medio para desarrollar un proyecto superior que incluya a dos seres, preferiblemente de sexos contrarios y esto es un prejuicio. La decisión de los padres por definir e imponer las profesiones de sus hijos, los gustos. Exigir de ellos que realicen los proyectos que no pudieron realizar, y a través de sus hijos resolver sus frustraciones e impertinencias.

 

La tercera novela que publicó, en 1931, Arturo Castro Esquivel la llamó Junto al surco.1

 

Esta novela de Arturo Castro Esquivel ha pasado desapercibida en la literatura costarricense. Abelardo bonilla apenas si la nombra. Es de suponer que no se leyó pues a nuestro juicio es una obra importante. Nunca se le ha dado el sitio que le corresponde. Encontrarla en las bibliotecas ya es un trabajo difícil.

 

Es una novela representativa de la generación a que pertenece, la primera de la época contemporánea, llamada superrealismo que tiene su vigencia entre los años 1935 a 1949 y antecede a la generación de 1942, llamada del neorrealismo, a la cual perteneció Carlos Luis Fallas, entre otros. A esta generación perteneció José Marín Cañas que fue el escritor más destacado de ella.

 

Si nos atenemos al marco ambiental, donde se inscribe la novela, podríamos afirmar que es una obra realista, costumbrista, paisajista, representativa de las llamadas novelas del agro o del campo en oposición a la ciudad, pero esto no es más que parte exterior del conflicto fundamental de la novela. Lo importante radica en el enfrentamiento de los personajes con el código social familiar vigente.

 

El personaje Manuel Anchía, hijo de un hacendado importante, hereda junto con su hermano Rafael, heredan las fincas dedicadas al cultivo del café que su padre, ya fallecido, había obtenido con grandes esfuerzos. El conflicto se manifiesta por las diferencias entre ambos hermanos, Manuel, fiel reflejo del código familiar cristiano, trabajador, obediente, buen hijo, emprendedor, conservador, católico, caritativo, honesto, servicial, sin vicios, casero, entregado por entero a su trabajo y el cuidado de su madre. Rafael, joven de escasos 22 años, mujeriego, aventurero, un tanto parrandero, no le gustaba el campo y deseaba vender su parte heredada para salir a correr mundo, disfrutar de la vida sin preocuparse por trabajar ni hacer otra cosa que divertirse. Este conflicto será el motor de la novela. Todo lo demás, el ambiente, la naturaleza, las costumbres descritas con detalle y conocimiento, las cogidas de café, los turnos, las fiestas, los bailes, los payasos, serán el marco propicio para desarrollar ese conflicto. Una familia campesina rica, hacendada, hecha a la usanza del momento: cristiana, trabajadora y conservadora pierde al eje de la casa, el padre y deja a la madre con dos hijos y un hermano viejo, también aventurero en su juventud. Fácil es presagiar el comportamiento dispar de los dos hermanos. Rafael se convertirá en la reencarnación de su padre y lo sustituirá a la perfección pero Rafael hará todo lo contrario. Es el joven rebelde que pone en tela de juicio, a prueba, el código social familiar, de momento, como luego veremos. Desde un inicio se opone a lo natural, normal de la familia, desea vender la finca y tomar su parte para salir a rodar mundo. No se lo permiten y el acepta permanecer en el hogar pero deja su trabajo, sus responsabilidades para acudir al pueblo, conquistar mujeres y es así como se ve envuelto en una riña con Calixto que le depara una herida considerable en un brazo, pero a la vez el conocimiento de una joven bellísima que ha regresado de la ciudad a cuidar a su madre, ya vieja y enferma. Es Rosario, la hija de Engracia, hija de padre, también aventurero y que las abandonó a su suerte. Muchacha virtuosa que vivía en la ciudad ganándose la vida con la costura para mantener a su madre que vivía en una bodega, propiedad de los Anchía y que se la habían prestado, vieja y a la orilla de un peñasco. Su madre sufría gran pobreza y casi vivía de la caridad de Manuel. Rafael, el día del pleito, fue atendido por Rosario y desde que la vio se enamoró de ella, lo mismo le ocurrió al ensimismado e introvertido de Manuel cuando pasó a darle las gracias por el favor dado a su hermano.

 

Desde que la conoció empezó a sentir el amor pasional por ella. Así el conflicto se amplía a lo sentimental entre hermanos, la misma mujer es amada por los dos, pero es Rafael el que con mayor experiencia, además de que Rosario, desde que lo vio, también se enamoró de él, quien culmina esos amores. No solo la ilusiona con la promesa de casarse con ella sino que la disfruta sexualmente y la deja embarazada. Por más que Manuel y su madre le suplican que salve el honor de la familia y el de la joven humilde pero virtuosa, Rafael se enoja y huye de su casa con la complicidad de su tío Concho. Como es de esperar, Manuel asumirá el rol del joven rebelde y malvado, de su hermano, asiste a Rosario en todo momento, le brinda apoyo y le llena de atenciones, tanto a ella como a su madre y hasta se convierte en el padrino del niño a quien trata como si fuera su padre. En verdad juega ese rol en ausencia de Rafael hasta que un día solicita a Rosario que sea su esposa con la complacencia de Engracia que ansiaba ese momento y de su madre Juana que se aviene a perder a su otro hijo para dárselo a Rosario. Ésta, que vivía esperando a Rafael de quien permanecía obstinadamente enamorada, acepta a Manuel como pretendiente y le promete fidelidad cuando sea su esposa. Lo hace más por agradecimiento que por amor.

 

Es en este momento cuando en casa paterna, el tío Concho recibe una carta de Rafael, donde le cuenta de sus aventuras y desdichas y el deseo, no de que le perdonen sus malas acciones y le reciban en su casa de nuevo, sino de dar testimonio de su arrepentimiento y lo desdichado que estaba, no deseando otra cosa que irse bien lejos donde pudiera morir sin ser reconocido y pagar con su dolor tanta bajeza. Concho lee la carta a su hermana Juana, madre de los dos hermanos y ambos lloran. Es así como los encuentra Manuel que descubre a Concho cuando a solicitud de su hermana trata de esconder el papel y le exige que se lo entregue. Lo lee y con gran nobleza solicita a su tío que vaya por un muchacho para mandar a traer a su hermano al hotel capitalino para recibirlo con amor y evitar que se volviera a ir. Le escribe una nota con gran sinceridad donde le solicita su regreso, la alegría que les embarga por su feliz retorno, el amor que Rosario le profesa y el deseo de que esté pronto con ellos y se case con la joven.

 

Final feliz, de impacto, sobrecogedor, de nobleza, de hidalguía pero sobre todo de reparador del código puesto en duda, de restauración, de consolidación. La familia cristiana, bondadosa, honorable, caritativa, buena, rica pero con valores infranqueables volvía a reinara. El hijo pródigo volvía a su hogar y era recibido con fiesta y no con reproche.

 

No cabe duda que, la codificación social y familiar de la vida paradisíaca del campo permanece inalterable. Es la visión realista de una generación que disfrutó esa vida campesina armónica, con escasos conflictos sociales, de paz y de armonía con la naturaleza. No es la visión crítica, o la irónica y burlesca de otros escritores pero siempre se realiza desde fuera. El campesino sin tierra, el peón de la hacienda, las criadas de las casonas donde vivían los campesinos ricos, dueños de la tierra, los cogedores de café, los niños, las mujeres escogedoras en el beneficio, no tienen voz en esta novela como no la tendrán en la literatura en general. Los escritores pertenecen, por regla general a clases adineradas y cultas y es muy difícil encontrar un novelista que tenga origen campesino. Siendo esto cierto, comprendemos que su visión sea parcial con respecto a ellos. Los campesinos ofrecen su imagen, su realidad, su pobreza, su condición humana pero siempre será la verdad de ese escritor. Ahora bien, algunos novelistas, pocos en realidad, se ubican en el bando de los campesinos, no el rico hacendado sino el Juan sin tierra y le dan voz, penetran en su interioridad, lo comprenden, descubren sus rasgos esenciales y lo elevan al rango de personajes. Esto no ocurre en esta novela.  No podemos negar que el autor conoció la vida campesina y sobre todo las faenas en el surco y el cultivo del café.

 

La obra refleja ese conocimiento pero desde fuera, como testigo y no como protagonista. Es el citadino que observa el campo y la vida de los campesinos pero no es lo mismo verlo desde un mirador que vivirlo. Esa armonía, esa mirada alegre y contagiosa del hombre con la naturaleza, poética, ajustada a los sentimientos de los personajes, de ríos cantarinos, verdes prados, cuando se tienen tan cerca por muchos años y se convive y vive de ellos no es tan idílica. Las labores en la siembra del café son diversas y complicadas. Exigen una atención casi de todo el año, desde la siembra de la copita, el almacigo, arrancarlo, envolverlo y sembrarlo, la deshija, la deslana, la poda, la desrama, las paleas, redondeas, el zanjear, las cogidas, las juntas, sin contar el beneficio del fruto, forman un sin número de tareas ardorosas, difíciles, a veces inhumanas, que nada tienen de fiesta. Esto no se detalla, apenas se hace referencia a las cogidas del fruto, pero aún estas son descritas en lo que tienen de folclor. El que ha cogido café sabe de mordeduras de serpiente, picaduras de avispa, las noches terribles rascándose el cuerpo por las famosas inquilinas llamadas coloradillas, la purrujas, los mosquitos y zancudos, los gusanos verdes y de ratón, las manos amarillas, negras y rotas, los vandalazos en los ojos, la carga de un canasto con dos cajuelas, la sacada de un saco con cuatro cajuelas al hombro de una ladera, los dolores de espalda, después de juntar una calle llena de café caído por la lluvia, los robos en los copetes de lacayuela, cuando se mide el café.

 

La poca alimentación con almuerzos a las nueve compuestos por arroz y frijoles, un huevo duro y un plátano maduro y una botella de agua con sirope y esperar, a veces hasta las seis de la tarde para llegar a la casa y tirarse a dormir rendido porque hay que levantarse a las cuarto de la mañana al día siguiente. Y saber, sí, con alegría que el  sábado cambiará, en la tarde los boletos por dinero, para dárselo a la mamá para comprar los alimentos, una ropillas y  satisfacer otras necesidades perentorias de salud y nada más y volver otra semana a lo mismo, sí con alegría, qué remedio le queda al campesino en espera de un mejor mañana que no llega, sin esperanzas de estudiar, de tener casa propia, de comer otras cosas, de viajar, de disfrutar de otros dones que sí tienen a su disposición los que tienen la dicha de nacer ricos por herencia o por disposiciones legales pero mentiras que ganado con el sudor de su frente. En casi veinte años de vivir en el campo, en los cafetales y las haciendas de Los Sánchez Cortés, de Los Esquivel, de Los Tournón, etc. nunca vi a los dueños de las fincas cafetaleras trabajar la tierra. Solo se asomaban, algunas veces a tirar los boletos al canasto. Por lo menos en los años cincuentas y sesentas, cuando ya los pequeños cafetaleros comenzaban a vender sus propiedades y los dueños de los beneficios comercializaban el fruto y se enriquecían cada vez más. Eran los mandadores, los trabajadores los que producían el grano de oro. Óscar Sánchez, un mandador en una de las fincas cafetaleras más famosas en San Joaquín de Flores se encargaba hasta de cambiar los boletos por dinero y no lo confundan con un expresidente de Costa Rica, Premio Novel, que heredó la riqueza de los cafetales pero que solo conoció su sabor cuando lo degustaba en la mesa al desayuno. Fincas que hoy han desaparecido para dar cabida a enormes asentamientos de casas y familias porque han comprendido que ya el café empieza a ser poco rentable.

 

Esta novela,  a pesar de mostrar una visión desde afuera, está muy bien escrita, es objetiva, muestra un conocimiento de la vida campesina real aunque parcial y sobre todo logra unos personajes bien construidos desde un punto de vista humano y psicológico. Manuel representa ese campesino bueno, bondadoso y noble que fácilmente se encontraba y encuentra en nuestro campo. El narrador permanece distanciado de lo narrado y permite que los personajes se delineen en su comportamiento y sus conversaciones. La crítica ha sido injusta con esta novela. Debe por mérito propio dársele el lugar que corresponde. es necesario rescatarla del olvido y ofrecerla a la juventud para que conozcan mejor el campesino del ayer, su vida social, sus congojas y vivencias.

 

La cuarta y quinta novelas que escribió fueron Trapiche en 1927.

 

La quinta novela la llamó El médico del pueblo y la publicó en 1934. 1  

 

Es una novela tradicional, monofónica. El narrador es explicativo, cortés, atento y con frecuencia interpela, llama la atención del narrador sobre aspectos que presenta el autor  disfrazado de narrador omnisapiente.

 

Su estructura es de claro triángulo amoroso, tanto en la situación inicial como en el desarrollo de la novela en el pueblito cercano al volcán Irazú en la provincia de Cartago.

 

También se recogen algunas estampas y costumbres criollas pero, por lo general se evocan tiempos idos, un tanto cercanos cuando llegaron los colonos españoles e italianos a establecerse en estos países. Solían traer un rimbombante apellido: Mario Azpeita, Paco Albornozetc. Venían sin dinero y se hacían ricos en nuestra patria. Asé se convertían en grandes señores, dueños de vidas y haciendas. No importaba si no tenían educación formal. Lo importante era su calidad de europeo y su origen de abolengo.

 

Los hijos de estos señorones estudiaban en el extranjero, obtenían títulos liberales y regresaban con grandes ínfulas dispuestos, por lo general a conquistar más riqueza y el corazón de las incautas jovencitas, tanto de la ciudad, pero sobre todo del campo. Les encantaba la inocencia, la obediencia, la sumisión y la prontitud en acatar sus mandatos de estas bellas campesinas.

 

De tal manera en esta novela el médico Mario, hastiado de la ciudad y enojado por las frivolidades de Estrella Harris (gringuita tica), termina su noviazgo con ella, la deja en posesión de su rival Paco y se dirige a ejercer su recién obtenida en España carrera de médico. El pueblo de Villapelada lo espera alegremente y con él el amor de Luz María, la joven, inteligente y bella campesina.

 

La novela transcurre con la incorporación del médico a la vida social en el pueblo y las visitas a casa del Jefe Político , sus juegos y tertulias pero sobre todo a coquetear con Luz María, su hija. Es así como se van estrechando los lazos amorosos, no sin antes iniciarse una serie de cartas entre Mario y Pepe, su amigo que le comunica que Estrellita, la citadina, ha mejorado su comportamiento y le confesó el amor por Mario. Ya cuando éste decide volver a la ciudad y dejar la vida pueblerina, se entera por el periódico que su Estrellita, no ha cambiado. Le envía una carta rompiendo definitivamente con ella y se queda en el pueblo e intensifica el amor por María Luz. Le confiesa su pasión por ella, pide la mano a su padre y deciden casarse. Antes de ello, Estrellita envía al padre de Maruja un mensaje anónimo donde pone a Mario como un paria. Viene de inmediato el sufrimiento de los enamorados y se avecina una pronta salida al conflicto con la llegada de los amigos de Mario al pueblo acompañados por Estrellita.

 

Ella tras una celada confiesa ser la responsable del mensaje y tanto el padre de Maruja como Mario salen del apuro. La boda se realiza en el pueblo mientras que Estrellita se casa en la ciudad con Paco pero se augura un pronto divorcio.

 

Novela de final feliz. La hija del pueblo se casa con el noble citadino y todos son felices. Es el clásico cierre de la novela folletinesca.



1 Castro Esquivel, Arturo. El tesoro de Rajah. Rojas y Castro, Editores, San José, 1922

1 Castro Esquivel, Arturo. Minucias. Imprenta Lines, San José, 1927.

1 Castro Esquivel, Arturo. Ob. cit., p. 38.

1 Castro Esquivel, Arturo. Junto al surco. Imprenta Borrasé Hnos. San José, 1931

 

1 Castro Esquivel, Arturo. El médico del pueblo. S. ed., San José, 1934.

Max Jiménez Huete

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MAX JIMÉNEZ HUETE

(1900-1947)

 

Max Jiménez Huete nació en San José, el 16 de abril de 1900. Es hijo de Roberto Jiménez y doña Anita Huete. Murió en Buenos Aires, Argentina, el 3 de mayo de 1947.

 

Realiza sus estudios primarios en escuelas de la capital. A los 14 años, en 1914, es estudiante de secundaria en el  Colegio Seminario, hasta 1917.

 

Viaja, en 1919 a Inglaterra. Desea estudiar negocios. Ahí tiene  contacto con los primeros artistas europeos y deja los estudios formales e inicia una carrera intensísima por los más diversos géneros artísticos. Ya en 1922 abandona Londres y se traslada a Francia. París será su nuevo refugio. Estudia Dibujo y Pintura. Siendo un joven de familia muy adinerada, contó siempre con este apoyo para viajar y realizar toda clase de estudios en el campo del arte. En París conoció y estableció  relación amistosa con artistas latinoamericanos radicados en esa ciudad, tales como César Vallejo con quien compartió su apartamento, Miguel Ángel Asturias, Alfonso Reyes, Luis Cardoza y Aragón, su compatriota León Pacheco y otros más.

 

Su carrera artística la  inicia en el Dibujo y la Pintura. De 1922 a 1925 se introduce en el arte y aprende mucho por sí mismo. Casi no realiza estudios formales. Muestra sus cuadros  a los amigos, hace algunas exposiciones, tanto en el  Salón  de los Independientes, como en la Galería Percier. En esta última  expone unas  doce esculturas y se da a conocer como artista al público.

 

De regreso a Costa Rica publica algunos  artículos de crítica, es animado  por sus amigos García Monge y Carmen Lyra para continuar con su carrera  creativa.

 

En  1926 contrae matrimonio con Clemencia Soto Uribe. Se  retira  a vivir en San Isidro de Coronado, rodeado por sus fincas. Es posible que El Jaúl, su novela más acabada, reciba inspiración en este ambiente aldeano de San Isidro.

 

De este tiempo son muchos los artículos polémicos que escribe para Repertorio Americano, El Diario de Costa Rica y otros periódicos del país.

 

Dew 1928 en adelante, viaja al exterior con mucha frecuencia, tanto para atender  sus negocios como para residir en otros ambientes menos pueblerinos. En París logra editar Gleba, un libro de versos. Viajó por diversos países de Europa: Francia, España, Inglaterra, etc.

 

En 1931 regresa nuevamente a Costa Rica y de nuevo se traslada a San Isidro de Coronado. Sigue produciendo, no sólo en el Dibujo y Pintura sino en las letras: poesía  y narrativa. Poco tiempo después vuelve a España, donde edita  el libro  de poemas Quijongo. Sigue publicando artículos  muy variados sobre crítica de arte: se interesa  por el grabado y en 1934 viaja a Estados Unidos a recibir un curso  sobre este arte.

 

Sigue escribiendo poesía. Así en 1936 viajó a Chile para editar su libro Revenar. También edita en Costa Rica Poesías. Realiza nuevos viajes por Cuba y nuevamente Chile. En este país establece amistad con Joaquín Gutiérrez Mangel y otros intelectuales de ese país.

 

De 1939 a 1944, realiza  nuevos viajes al exterior: Cuba, Estados Unidos, sobre todo Nueva York y en ambos países realiza exposiciones de sus obras  con mucho éxito.

Nuevamente en su patria, expone unos óleos en Loetelier y se queja de la poca atención que le prestó la crítica nacional a su obra. En realidad esta fue  una crítica muy generalizada  sobre los artistas nacionales que  se apartaban de los cánones tradicionales, tales como Yolanda  Oreamuno Unger, Eunice Odio, etc.

 

Un año antes  de su muerte, en 1946,  vuelve a viajar al sur, se instala en Chile, donde se agrava su enfermedad y padece nuevas y más profundas crisis. De ahí pasa a Argentina, a Buenos Aires, el 3 de mayo de 1947. Muere en medio de una nueva crisis.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ MAX JIMÉNEZ HUETE

 

 

NOVELA

 

1. Unos Fantoches: 1928

2. El domador de pulgas: 1936

3. El Jaúl: 1937

 

POESÍA

 

1. Gleba: 1929

2. Sonaja: 1930

3. Quijongo: 1933

4. Poesías: 1936

5. Revenar: 1936

 

Max Jiménez Huete escribió múltiples ensayos, artículos y poesías sueltas. Aquí no los constatamos.

 

 

La primera novela o diseño de ella que publicó fue llamada Unos Fantoches y la editó en 1928.

 

Este diseño  de  novela que el autor llama Unos Fantoches1, plantea  los conflictos cotidianos a unos personajes que forman el clásico triángulo amoroso  tan caro a nuestros novelistas.

 

Un comediante  (él) casado con una bella  mujer (ella) se  ve envuelto  en una serie  de intrigas, entre su mujer y el amante, el público y otra mujer (amante de su amante).

 

Participa también el autor, el público (opinión pública). Luego de establecer las descripciones o retratos de los personajes y sus relaciones, el relato llega a intensificar los conflictos a tal grado que la honra, y las vidas de los personajes van cobrando sentido a través del mismo discurso de cada uno de ellos.

 

 La publica así, inconclusa y luego incorpora las críticas hechas a su novela y agrega unas cuantas acciones más a la intriga y ahí termina el relato.

 

A pesar de plantear la intriga necesaria para desarrollar una novela, el autor no lo realiza, la deja abierta. Es novedoso, no sólo por la técnica que incorpora al lector social (público) y al mismo autor, dentro de lo  narrado y gracias a esa incorporación cobra poco a poco sentido lo narrado. Además utiliza un tema trillado y de gran uso en la literatura  universal y  llevado hasta la saciedad en nuestra novelística: el triángulo amoroso que es tan usado por la literatura folletinesca. Aquí, sin embargo, adquiere valor literario, gracias a la simbolización, la ironía y la universalización de la trama. Es una mezcla de drama y relato, un acercamiento a lo cotidiano,  a la vida misma y a la tragedia a que está expuesto el ser humano, víctima de sí mismo y de la sociedad.

 

Su segunda novela, El domador de pulgas la publicó en 1936.

 

Presenta una historieta muy simple. Un domador de pulgas decide un día, no exhibir  más las pulgas en las carpas y se dedica a cuidarlas  con su propia sangre. Así se convierte en  el redentor de las pulgas, las desanimaliza y poco a poco las va haciendo más  y más parecidas a los humanos. Las pulgas se organizan como los hombres; unas son labradoras otras profesionales, comerciantes y políticas. Así se presenta un cuadro impresionante  de las diversas congojas de las pulgas: asesinatos por amor pasional, discusiones sexuales, brujerías, prostitución, alcoholismo, etc. Desfilan las pulgas artistas, filósofas, psicólogas y tras ellas, la crítica a una sociedad cada vez más corrupta y sin valores humanos. Conforme las pulgas  se van humanizando más, la sociedad se va degradando con mayor ímpetu. Al final, el sabio le increpa al domador el haber redimido a las pulgas.

 

Esta novela  es una especie de parodia  de Jesús y la redención  del hombre. A través del domador vemos desfilar todos los males  y vicios humanos y sociales. Desde el egoísmo hasta el crimen: Encontramos a los pueblos mansos que soportan las tiranías (tratado por nuestra literatura por primera vez) sin apenas resistirse.

 

Esta novela es un mosaico trágico de la vida social y de las pequeñeces  del hombre, víctima del hombre mismo, de sus pasiones, vicios e ignorancia. , Es una burla fina a la llamada  civilización del hombre  y la redención de la humanidad. Es una visión pesimista  pero muy cruda  bajo un enfoque realista y de gran actualidad.

 

El Jaúl, su tercera novela y la más ajustada a la estructura del género, es la más conocida y comentada. La publicó en 1937.

 

La novela tiene un hilo conductor: el pueblo San Luis de los jaules y un personaje que recibe  mayor tratamiento: Chunguero. Se presenta en ella la vida cotidiana y trágica de un pueblito y sus moradores. Con gran crudeza se relatan los acontecimientos  brutales que viven  los personajes. Chunguero, al igual que su padre, ñor Santiago y sus cinco hermanos, forman una familia típica de ese pueblo. Todos son muy trabajadores, fuertes e ignorantes: matan, roban, se emborrachan, tienen hijos y mueren. Son la justicia del pueblo e imponen sus leyes, donde los más fuertes salen victoriosos y los débiles son vencidos. Chunguero es víctima y victimario. Por eso al final de la novela es asesinado en una de sus tantas peleas.

 

La Semana Santa, así como los turnos, la escuela, el billar y la cantina son escenario de las más brutales atrocidades de ese pueblo y sus gentes. Los padres engendran hijos en el vientre de sus hijas y éstas se enfrentan entre sí y con sus propios hijos para defender a quien le dio vida y los hijos de ahora.

 

Los personajes de esta novela no son héroes, ni se recuerdan por sus bondades, son seres degradados víctimas del medio y la brutalidad cotidianos. Quien cobra fuerza trágica es el mismo pueblo, el espacio social. Es el verdadero personaje central de la novela. De ahí que los capítulos reciban títulos llamativos y que no  haya casi una secuencia o hilo conductor del relato, sino una atmósfera asfixiante de carácter social: es un pueblo y sus habitantes víctimas de su misma  condición salvaje e inhumana y que no vislumbran una salida a su degradación. Es lo que algunos críticos llaman novela de espacio.

 

Max Jiménez Huete fue un caso distinto en la literatura  costarricense de esta generación, las anteriores y algunas posteriores. Marcó la diferencia desde muchos aspectos y en las diversas manifestaciones de su arte, ya fuera la poesía, la novela o la pintura. Fue lo que bien podríamos definir como un escritor de ruptura, de cambio de transformación, muy lejos de las técnicas de nuestro medio bastante aldeano. Quizás por esto es poco comprendido ya que se sale de los cánones vigentes en nuestro espectro artístico. Quizás sólo emulado por escritores futuros como Yolanda Oreamuno, Carmen Naranjo y otros que tendremos ocasión de analizar, tales como algunos novelistas de nuestro tiempo como Virgilio Mora Rodríguez, Anacristina Rossi, Carlos Cortés Zúñiga, Fernando Contreras, Tatiana Lobo, Óscar Núñez, Rodolfo Arias Formoso, para sólo citar algunos.



1 Jiménez Huete, Max. Obras Completas de Max Jiménez. Ed. Studium, UACA, San José, 1982. Las otras novelas también pertenecen a este libro.

León Pacheco Solano

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León Pacheco Solano  nació en Tres Ríos de Cartago el día 9 de mayo del año 1900 y murió en San José el 26 de julio del año 1980.

 

Hizo  sus primeros estudios en la escuela Juan Rudín de San José y obtuvo el Bachillerato  de Ciencias y Letras en el Liceo de Costa Rica.

 

En el año de 1919 viajó a Francia donde radicó durante varios años. Llevó cursos en la Universidad de La Sorbona; ahí se relacionó con muchos escritores  y artistas franceses e hispanoamericanos. Viajó por muchos países.

 

Tuvo especial interés por el arte en general e incluso trabajó  en la Facultad de Bellas Artes  de la Universidad de Costa Rica.

 

Recibió la amistad e influencia de Enrique  Gómez Carrillo de quien fue su secretario. Admiró al poeta Rafael Cardona y a él le dedica un ensayo. Tuvo gran amistad con Moisés Vincenzi Pacheco y Ventura Calderón García.

Recibió el premio nacional Aquileo Echeverría en ensayo.

 

Ocupó diversos  cargos públicos: Profesor en el Liceo de Costa Rica, El Colegio Superior de Señoritas y fue profesor en la Universidad de Costa Rica en  la especialidad de Literatura y Francés.

 

Desempeñó  funciones como periodista y escribió crónicas en diferentes periódicos del país y del extranjero. Esta fue quizás una de las ocupaciones  más importantes de su vida.

 

Se consideró un hombre liberal.

            

 

LO QUE ESCRIBIÓ LEÓN PACHECO SOLANO

NOVELA

 

 

1. Once grados de latitud norte: 1940 (no se conoce)

2. Los pantanos del infierno: 1974

 

León Pacheco Solano fue sobre todo un ensayista.

 

Los pantanos del Infierno que publicó en 1974. Es una novela poco conocida en Costa Rica.

 

Es la primera novela en tratar el tema bananero desde la problemática oficial de los contratos entre la compañía bananera, la United Fruit Company y los gobiernos locales. Antes, el la generación del 42, el tema fue abordado por los escritores desde la problemática social y política de los trabajadores entre ellos, el gobierno y la Comáñía y desde el luego el papel del gobierno entreguista a los intereses de la Empresa Transnaacional. El aspecto legal nunca se trató.

 

Pablo de Arenal, joven periodista costarricense, hijo de Juan Estrada, regresa a su patria, después de veinticinco años de radicar en Europa con una misión del gobierno Francés y como reportero de un periódico  también Francés. Al poco tiempo de  estar en su patria, decide quedarse a vivir  en Costa Rica y renuncia a su trabajo periodístico. Después de una conversación  en un club de la capital con Roberto Eysaguirre, abogado y notario y antiguo compañero suyo, decide trabajar con él, como su secretario particular en la próxima campaña electoral en la cual  Roberto pensaba lanzar su candidatura presidencial.

Roberto, que había amasado una inmensa fortuna, luego de su matrimonio con Ágata, mujer insulsa pero con gran riqueza y además  y además por los negocios sucios  que había realizado con las compañías extranjeras de las que era  y había sido su  abogado. Era un hombre sin escrúpulos y perseguía la presidencia de la República con el único fin de obtener más riquezas. Pablo,  que conocía, por engaño de Roberto, unos  documentos que su padre tenía en su poder, en los  que se evidenciaba que Camilo Argüelles, expresidente de la República y opositor presidencial de Roberto. Era quien Había quebrado a su padre. Decide vengarse de Camilo y ayudar a Roberto a vencerlo en las justas electorales.

 

Roberto logra financiamiento por parte de los ricos para su campaña y lanza un manifiesto público donde se declara candidato a la presidencia. No ha transcurrido mucho tiempo, cuando estalla la huelga bananera en la zona atlántica. La huelga había sido impulsada por Roberto, con el fin de inculpar a su adversario Camilo Argüelles y fue apoyada por los comunistas criollos Tuvo gran fuerza. Por estas razones Roberto envía a Pablo y Carlitos Noguera a Limón con el fin de informar a los periódicos  sobre la huelga,  sobre todo de aquello que le conviniera políticamente. En el tren militar Pablo conoce al coronel Fulgencio Torres, un mulato aventurero que había estado al servicio de todas las tiranías centroamericanas y que incluso había luchado contra Sandino en La Segovia. Se entera, por medio de este personaje,  de los más increíbles hechos que rodean  a los trabajadores bananeros, de los fraudes en las elecciones, de los crímenes, robos, y toda clase de acciones salvajes. Pablo está en la zona unos cuantos días y en vista de que la huelga tiende a extenderse en toda la zona y los planes de Roberto fracasan, regresa a San José para redactar un manifiesto donde  se culpen a los comunistas y a Camilo Argüelles de la huelga. De regreso, vuelve a visitar  a Lina de Granados, viuda que Roberto deseaba  hacer suya pero había fracasado en sus intentos. Luego de pasar una entusiasta noche  con Lina y jurarse  amor eterno,  visita el club político donde lo espera  Roberto y juntos redactan el manifiesto.

 

Nuevamente Roberto pide a Pablo que viaje a la zona bananera para  que lo mantuviera  enterado de todo lo que  ahí sucediera. Los acontecimientos avanzan con rapidez: los huelguistas no negocian con el gobierno ni la compañía y siguen con el apoyo de los comunistas. El gerente de la Compañía, Mr. Johnson, contrata a Herr Arnold Von Stuck, coronel del ejército alemán y con otros pocos empleados tienden una celada a Rigoberto Tumaris y Castrito, dirigentes de los trabajadores. A este último lo hieren y los trabajadores son desarticulados.

 

Vuelta la calma en el país, Pablo se enfrenta a Camilo Argüelles, a quien reclama la deshonra de su familia y la entrega de la riqueza nacional a una empresa extranjera. Camilo muestra unos documentos a Pablo donde prueba su inocencia y la culpabilidad de Roberto, en las gestiones  mediante las cuales su padre perdió la fortuna y Roberto se  enriqueció. Pablo se disculpa  con Camilo y regresa a su casa. Comienza a sentir fuertes calenturas y un día que estaba en casa de Lina, cae víctima de los efectos de la fiebre palúdica. Es hospitalizado y un mes después sale muy débil de su enfermedad. Se recupera en su casa y visita a Lina de quien se despide definitivamente pues salió del país. Los comunistas publican unos documentos donde se esclarece la verdad sobre los  contratos con la Compañía  y Roberto ve frustradas las esperanzas de ser presidente y poseer más riquezas.

 

Al igual   que las novelas de esta generación, el narrador es omnisciente y utiliza la tercera persona pero su saber es el mismo que el personaje protagonista. Sigue la linealidad del relato en estricto sentido causal y los personajes son presentados en blanco y negro. Se interesa por  presentar detenidamente las negociaciones fraudulentas de los políticos  de turno y de los abogados serviles representados por Roberto. Le da mucha importancia a la huelga bananera, jefeada por los comunistas y los variados acontecimientos de la época (primeras décadas del siglo XX) del presidente Rafael Iglesias. Se destaca la vida  en los bananales, la miseria y los vicios, descritos con gran crudeza así como la ruta del viaje  de Limón a San José por tren.

 

Esta novela, un tanto ensayística, brinda una visión crítica de la sociedad y  sus gobernantes propios de la oligarquía cafetalera de la época.

 

 

Georges Vidal (francés)

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Georges Vidal

GEORGES VIDAL (francés)

(1903-1964)

 

 

Georges Vidal, escritor francés, nació en Guérigny (Niévre) el día 24 de abril del año 1903 y murió el 13 de noviembre del año 1964, en París. Llegó a  Costa Rica en el año de 1926 y se afincó en Puriscal.

 

Huyó de Francia, voluntariamente expatriado en busca de nuevos  horizontes que le permitan madurar y reorganizar su vida. Salió del  París del primer  cuarto de siglo  donde se daban choques entre partidos de extrema izquierda, el anarquismo y la  persecución política.

 

Su llegada a Costa Rica  se vio  impresionada por  el ambiente natural y tranquilo de la campiña que había leído de  un periodista francés, llamado Pedro Pratt, en un periódico francés llamado L'En Dehors.

 

Georges Vidal no hablaba español y poseía amplia cultura literaria pero carecía de profesión  o un oficio determinado. Le gustaba conversar, fumar pipa, entonar canciones populares francesas y combatía su tedio escribiendo.

 

En 1928 regresó a Francia, después de su experiencia en Costa Rica y comenzó a escribir versos y  pequeñas historias descriptivas. Luego deja los versos para  dedicarse a escribir  relatos policíacos  y aventuras. Escribió novelas y guiones para películas.

 

Colaboró en varias revistas francesas  y escribió varios libros de versos y muchos libros de aventuras.

 

En julio de 1964 se internó en el hospital Beaujon de París, por un cáncer gástrico y el 13 de noviembre del mismo año muere acompañado por su esposa.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ GEORGES VIDAL

 

NOVELA

 

1. Mi mujer y mi monte: 1929.

2. El arbusto de venganza: 1935

3. Clos des muertes silenciosas: 1938

      4. El yate sangrientade: 1936

5. El enigma de Six-Fours : 1937

6. Pánico en Shanghaide: 1938

 

Mi mujer y mi monte fue publicada en una revista francesa y Joaquín García Monge la tradujo al español y la publicó en Repertorio Americano en 1941.

 

Mi mujer y mi monte fue escrita en francés y traducida por Joaquín García Monge al español. El mismo la dio a conocer al público costarricense en el año 19291.

 

La novela se desarrolla en un pueblo indígena de Costa Rica. En ella describe a Socorro, una indígena que llega a ser esposa del narrador-autor. Socorro (El Macho) llegaba a lavar la ropa del personaje-autor y termina haciéndole los trabajos domésticos. Poco a poco El Macho se va enamorando de Socorro, mujer simple, sin aspiraciones que no fueran la comida, la casa  y tener hijos.

 

El Macho aprovecha la visita que realiza en compañía de Socorro a la casa de su padre, un indio viejo que ejerce funciones de sacerdote, notario y médico. Entablan conversaciones amenas, donde se conocen las costumbres, las cosechas de café, las cacerías, el bosque y sus secretos y otros aspectos propios del medio.

 

En su casa el narrador da cuenta de la vida cotidiana de El Macho, su cuido del rancho, la cacería de animales que llegan a él. Por la mañana  sale a cuidar las siembras de café y regresa a su casa, no sin antes recibir un baño en el río, se describen los distintos cultivos y las comidas que le prepara Socorro.

En su casa El Macho recibe la visita de Manuel que le confiesa el amor que siente por la hermana de Socorro, llamada Angelina que era viuda.

 

Se sigue describiendo las cosas cotidianas en ese nuevo hogar, desde la invasión de animales en su casa, hasta  las intimidades de los personajes y los castigos a Socorro por permitir la destrucción de su huerta y otras costumbres de esos habitantes.

 

En el mes de octubre, El Macho tiene necesidad de salir del pueblo a vender arroz, sin importarle las constantes lluvias que desbordan los ríos y ponen en peligro la vida de los pueblerinos. Sale con dos caballos cargados con sacos de arroz, descansa durante la noche en casa de unos indios y por la mañana continúa su viaje. Llega al pueblo y vende su mercancía, no sin antes reparar en la naturaleza del comercio que ejercían los blancos del pueblo con los indígenas a quienes engañaban, emborrachaban y robaban sus productos y sus tierras.

 

De regreso a casa con lo necesario, se describen otras costumbres de los indígenas como son las velas, los casamientos, aniversarios y fiestas, los bailes y las peleas, tales  como la de  Rafael y Manuel por negarse, su compañera Cristina, a bailar con él.

 

En una ocasión en que Socorro sale a visitar a sus padres, llega Cristina a la casa de El Macho y luego de acariciarla la posee. Al regreso Socorro encuentra su casa en orden y el narrador- autor termina la novela elogiando a la mujer indígena: lavar, cocinar, limpiar zapatos, cuidar los animales y tener hijos. Acaba describiendo una casería  de siete días  con unos amigos indígenas. Este paradigma de mujer, en este caso es evidente, explícito pero es vigente en la mayoría de los novelistas costarricenses. Es la mujer al servicio del hombre, una especie de esclava, sino que lo diga el título Mi mujer y mi monte.

 

Esta novela de costumbres, como casi todas las de esta generación, tiene la virtud de penetrar en el mundo indígena de un pueblo costarricense y con gran crudeza describir la forma en que éstos vivían. No conocemos de otra novela que se haya interesado por esta temática social. Las técnicas empleadas son las tradicionales, linealidad, largas descripciones, causalidad, retrato y punto de vista del autor-narrador.



1 Vidal, Georges. Mi mujer y mi monte. Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, San José, 1972.

Abelardo Bonilla Baldares

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 ABELARDO BONILLA BALDARES

(1898-1969)

 

Abelardo Bonilla Baldares nació en Cartago, el 5 de diciembre de 1898 y murió el 19 de enero de 1969, en San José. Sus padres fueron Juan Andrés Bonilla y doña Balsamina Baldares.

 

  Sus estadios primarios los realizó en la ciudad de Cartago. Los estudios secundarios los hizo en el Colegio San Luis Gonzaga de esa ciudad. Comenzó  estudios  de Derecho en la Universidad de Costa Rica pero no los terminó.

 

Desde muy joven fue un ferviente colaborador de los diferentes periódicos del país. Entre 1920 y 1941 trabajó, tanto en el Diario de Costa Rica como en La Nación, lo que le permitió aprender el oficio de periodista y ejercerlo  por más de  treinta años. Fue autodidacta en varias especialidades: periodismo, arte, historia y filosofía.

 

Colaboró durante mucho tiempo en La Nación, en la columna ANFE.

 

Fue profesor universitario en la facultad de Ciencias y Letras desde 1957 hasta su muerte. Ocupó las cátedras de Literatura Española, Estética, Literatura Comparada e Historia de la cultura en Estudios Generales desde 1947 hasta 1964.

 

También ejerció la Cátedra de Filosofía del Derecho en la facultad de Derecho, por varios años. Impartió un curso sobre Estética en la Facultad de Bellas Artes.

 

En 1949 participó como miembro de la Comisión Redactora de la Constitución Política de Costa Rica. Ese mismo año y  hasta 1953 es electo Diputado al Congreso de la República y ocupa el cargo de Presidente de la Asamblea. Era presidente del país don Otilio Ulate.

 

En 1952 contrae matrimonio con María Rosa Picado, alumna del curso de Literatura Comparada, cátedra que algún tiempo después desempeñara ella  con gran  éxito. De ese hogar nacieron tres hijos: María, Ana y Gabriel.

 

Fue  miembro de la Academia  Costarricense de la Lengua desde 1953. Ese mismo año recibió el Premio Eloy González Frías.

 

En  1956 se le  concede el premio en la rama de Derecho del II Certamen Nacional de Cultura, Gobierno de El Salvador por su obra: Introducción a una axiología jurídica.

 

De 1957 a 1964 ocupa el cargo de Presidente de la  Asociación de Filosofía Costarricense. Ese año de 1957 recibió, por segunda vez el premio en la Rama de Filosofía del III Certamen Nacional de Cultura del gobierno de El Salvador por su ensayo Conocimiento, Verdad y Belleza.

 

En el año de 1958, es invitado por Mario Echandi para que ocupe la  Vicepresidencia de la República. Siendo electo en 1956 don Mario Echandi presidente del país, don Abelardo se convierte en Vicepresidente por el mismo período: 1958-1962.

 

En 1961 fue nombrado Presidente del II Congreso Interamericano de Filosofía, celebrado en Costa Rica, en julio. Don Mario Echandi por una semana, la que duraba el Congreso, se retiró del país y permitió que don Abelardo fuera también Presidente de la República en esa semana.

 

En 1962 fue nombrado Ministro de Educación Pública.

 

Don Abelardo además de premios y otras condecoraciones fue nombrado  Comendador de la Orden al Mérito de la República Italiana. Fue premiado  en el concurso de la Casa España que auspició España la Colonia en Costa Rica. Fue ese mismo año  de 1965, nombrado profesor visitante  en la Universidad de Kansas, Estados Unidos de Norteamérica.

 

En 1967 recibe el Premio Nacional de Ensayo, Aquileo J. Echeverría, por su estudio: América y el pensamiento poético de Rubén Darío.

 

El 19 de enero de 1969, muere don Abelardo Bonilla Baldares, en la ciudad  de San José, a la edad de setenta años.

El 14 de febrero de 1978 fue declarado Benemérito de la Patria por la Asamblea Legislativa.

 

 

LO QUE ESCRIBIO ABELARDO BONILLA BALDARES

 

NOVELA

 

1. El valle nublado: 1944

 

Además escribió varios ensayos sobre estética, crítica literaria, filosofía e historia. Aquí no  interesa señalarlos.

 

El valle nublado se publicó en 9441  está escrita en tercera persona singular. El narrador sabe tanto como el personaje. La perspectiva  o punto de vista es del personaje Fernando González, protagonista de la misma. La tercera persona se pude cambiar por la primera y la novela no varía en contenido ni en lo narrado, permanece igual:

 

"Fernando (yo) la contó (conté) a grandes rasgos. Procuró (procuré) hablar especialmente del aspecto mundano, eludiendo sus (mis) ideas y  propósitos. La charla lo (me) hizo situarse (me) en un plano de mayor confianza, lo (me)  acercó, como ella decía. A medida que la intimidad se hacía mayor, Fernando (yo) comprendía que en ella no privaba  la modalidad vulgar de la mujer  corriente, de escaso lenguaje  y de ideas  a ras de tierra que  apenas  si logra  elevar un poco de feminidad. Tampoco privaba  la modalidad de la mujer intelectual, que siempre le (me) pareció pedante y un tanto ridícula. Era la de Elena una modalidad intuitiva,  de matices tenues que daban la sensación de un sentido religioso de la vida y de una forma de sortilegio en la palabra y en la  acción, como se la lucha primordial que  ella sostenía  propendiera a encontrar en el mundo real las imágenes irreales que su mente  vislumbraba.1

 

 

El narrador utiliza  la técnica de adelantar acontecimientos, llamar la atención del lector, ya sea para distraerlo o para interesarlo en lo narrado, aclarar, recordar, explicar, intrigar con algunos hechos  presentados en el transcurso de la novela. También adelanta acontecimientos  o se desvía de lo narrados para presentar otros. Todo ello bajo la óptica causal  y la linealidad. Por supuesto el retrato sigue siendo la manera clásica de presentar los personajes. Abunda en la descripción de paisajes propios de la geografía costarricense. También aparecen las cartas pero sin mayor trascendencia.

 

 Es una novela lineal, de tesis (intelectual), de narrador en tercera persona pero muy cerca del  personaje  protagonista, Fernando González. Se ubica en los años de la Segunda Guerra Mundial, en Costa Rica (no oculta las referencias geográficas e históricas). Es una novela de corte monofónica, realista en el sentido tradicional, de personaje y sin grandes aspiraciones.

 

La tesis: encuentro del hombre americano con la tierra. Simbiosis entre un humanismo clásico y un vitalismo americano,  con los ingredientes pragmáticos de las exigencias modernas. Síntesis  entre el espíritu y la materia, cultura y trabajo.

 



1 Bonilla Baldares, Abelardo. El valle nublado. EUNED, San José, 1990.

1 Ídem, pp. 71-72.

 

Carlos Jinesta Muñoz

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CARLOS JINESTA MUÑOZ

(1896-1979)

 

Carlos (De nombre de bautizo, Carlos Rafael Alirio César) Jinesta Muñoz nació en la provincia de Alajuela,  el  27 de enero del año de 18961. Murió el 1 de septiembre del año  1979.

 

Desde muy joven se manifestaron en Carlos, los deseos de escribir. Sus estudios primarios los realizó en las escuelas de Alajuela. La familia estaba compuesta por su padre Francisco Jinesta Soto, era comerciante y agricultor y su madre, doña Magdalena Muñoz Alfaro. Sus hermanos fueron Ricardo, Victoria, Josefina y Clemencia. Su madre murió a la edad de 40 años.

 

Los estudios secundarios los realizó en el Liceo de Costa Rica. Luego ingresó  a la Universidad donde realizó estudios sobre leyes, pero nunca concluyó la carrera por razones económicas. Formó parte del personal de redacción del periódico La nueva prensa y posteriormente trabajó en La prensa libre. Fue reportero, comentarista y corrector de estilo.

 

Gustaba leer a los clásicos y  autores como Montalbán, Carlos Gagini, José Martí, Braulio Carrillo y otros. Era gran conocedor de los escritores más sobresalientes de la época, tanto en las letras como en la ciencia.

 

Carlos se casó con Sara Guevara Solera que vive aún, el 11 de marzo de 1923. Residió en Alajuela. De este matrimonio nacieron dos hijos: Carlos Francisco y Magda María.

 

Carlos dio mérito a Costa Rica  como periodista, funcionario, escritor, intelectual y humanista. Hombre modesto. Fue premiado  por su cuento Lidy en los Juegos Florales de San José en el año de 1914.

 

También recibió premios fuera del país.

 

Fue miembro de la Academia de Geografía e Historia  y de la Academia  Costarricense de la Lengua.

 

Fue Director y fundador de los periódicos La Prensa  en 1925 y de La prensa libre en 1927.

 

Ocupó  diversos cargos, tales como Embajador y Diputado y fue durante 10 años Contador  General Escolar.

 

Cuando fue electo Diputado al Congreso ocupó la Secretaría. Puso en orden los archivos de actas y otros documentos. Fue investigador de acontecimientos históricos en todo género.

 

Ocupó las funciones de Auditor de la Municipalidad de San José de 1936 a 1946.

 

Vivió muchos años fuera del país Estuvo en  algunos países de América del Sur y en México como representante diplomático en los  años de 1942 a 1948. Cuando terminó el  tiempo para el cual fue nombrado por el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, el presidente de México, el licenciado Miguel Alemán, le pidió que se quedara y lo nombró como su asesor especial. Terminado el  cargo  de don Miguel, el sustituto lo nombró como asesor de turismo.

 

En México formó parte de un círculo de intelectuales con José Vasconcelos, Manuel Ugarte y Alfonso Reyes. Cuando el primero cumplió los 75 años, los intelectuales de América residentes en México, le dieron un banquete y a nombre de todos ofreció don Carlos el discurso  del homenaje.

 

Don Carlos publicó muchas obras  y algunas aún permanecen inéditas. Dejó importantes biografías de hombres señeros de nuestras letras y el pensamiento. Elogió en muchas de ellas a Juan Santamaría y Juan Mora Fernández. Dejó escritos sobre  estudios de costumbres y análisis de situaciones que vivió y conoció de la historia costarricense.

 

En México vivió durante 20 años y durante ellos escribió, entre otros escritos, La gran ciudad, Bronces de México y Próceres Mexicanos. Ejerció la profesión de periodista  y escribió en varias revistas. Luego regresó a Costa Rica y partió  hacia España donde vivió dos años. Ahí observó, investigó y escribió Alma Patriótica y  España de mis días. Conoció y compartió  sus ideas con Azorín.

 

Publicó muchos artículos historiográficos: El gran reformador, ensayo, 1921, Guía de juntas de educación, ensayo, 1927, Braulio Carrillo y su tiempo, biografía, 1928, Omar Dengo, biografía, 1928,   Juan Rafael Mora, biografía, 1929, Manuel María Gutiérrez, biografía, 1929, y Tierra y espírito, ensayo, 1930, Claudio González Rucavado, biografía 1930, Mar y pensamiento, ensayo 1947 Bronces de México, ensayo, 1949 La España de mis días, ensayo, 1968. Darío en Costa Rica, 1844, Carlos Gagini, 1936, biografía, Evocación de Hidalgo, 1951, ensayo, La instrucción Publica en Costa Rica, 1921, ensayo, José Martí en Costa Rica, 1933, ensayo, Juan Mora Fernández 1784-1854, 1937, ensayo, Juan Santamaría, epinicio, 2006, ensayo,

 

Fue Director de la Biblioteca Nacional. Dio conferencias en diferentes lugares y formó círculos importantes de intelectuales costarricenses.

 

Murió  el 5 de septiembre de 1979.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ CARLOS JINESTA MUÑOZ

 

NOVELA

 

 

1. La gran Ciudad: 1957

 

 

CUENTO (CRÓNICAS)

 

1. Tierra y espíritu: 1930

2. Cromos: 1931

3. Mar y pensamientos: 1947

4. Bronces de México: 1949

 

 

La única novela que escribió Carlos Jinesta Muñoz la tituló La gran ciudad y la publicó en México en el año 1957.1

 

Es la primera novela de espacio social que conocemos en la literatura costarricense. En realidad el autor se distancia poco de lo narrado o mejor expresado, descrito. Entre el yo narrativo protagónico y el autor no existe casi distancia. Así desde una óptica olímpica y fuera del mundo narrado, se convierte en un observador distanciado que describe la ciudad de México, Distrito Federal, luego de llegar a ese país por haber sido nombrado embajador ante él de Costa Rica, en el gobierno del doctor Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944). En realidad la novela abarca un tiempo cronológico que va de 1943 a 1956.

 

Ahora bien, ese narrador observador distanciado describe la ciudad de México al detalle y con aguda criticidad. Se convierte en una especie de cronista que va pintando las gentes, las costumbres, las profesiones, la vida cotidiana día y noche, las pequeñas y grandes cosas de los habitantes de la ciudad. A su mirada no escapa casi ningún detalle, desde el más insignificante hasta el más sobresaliente. Esta posición del autor-narrador "desde el balcón", "desde mi ventana", olímpica, sin bajar su mirada a ras de suelo, es propia de gran cantidad de intelectuales costarricenses y no pocos escritores. En la universidad de Costa Rica, una profesora de inglés, lo hacía, al escribir en el semanario universitario y de igual manera lo hace un poeta en la Universidad Nacional. El escritor se siente una especie de privilegiado, de Dios, con poderes y conocimientos más allá de los simples mortales. En realidad nunca penetran en las causas de los fenómenos sociales y solo se refieren en sus críticas, cuando las hacen, a los efectos, lo superficial, lo aparente y nunca a las estructuras ausentes, latentes.

Estas innumerables crónicas descriptivas abundan en una gama de temas, personajes, acontecimientos, hechos, relaciones, casi infinita. Es una especie de comedia humana, un mural de gentes y gentecillas, hechos, visitas, encuentros, personajes, héroes, villanos, fábricas, apagones, simulacros de guerra, políticos, animales, profesiones, circos, escritores y escribidores, sindicatos, desfiles, efemérides, visitas de personajes de la iglesia, pordioseros, ricos tontos, la muerte, bautizos, fusilamientos, educación, etc. Precisamente en uno de esas innumerables crónicas, se describe la llegada de los tiranos hispanoamericanos, sobre todo del sur, a la capital azteca.

 

"El condimento de su genio es la ignorancia. Estos tiranos en el destierro, son unos a manera de sementales para la cría de monstruos martirizadores de pueblos. Éste se cree un jerifalde, aquél un Solón. Sería atinado llevarles a escena, a teatros al aire libre y mostrarlos a la juventud para escarmiento público, y medirles con los dedos lo ancho de la frente y lo angosto del pecho. Hablan y después piensan. Son todo vientre para el yantar y el beber, todo brío y sangre para matar. Para robar, no; para eso son mansos, dulces, románticos."1

 

Esta descripción nos recuerda algunos pasajes de la novela de Gabriel García Márquez, El otoño del patriarca. Los tiranos en el destierro dan lástima, compasión.

 

Entre las pocas ocasiones que el observador baja de la torre y participa en alguna escena, muestra esa distancia entre él (su clase) y los pobres. Después de asistir como padrino en un bautizo, a la salida de la iglesia:

 

"Al salir de la iglesia, en el porche, según tradición y costumbre esperaba el padrino una alborotada muchedumbre de niños para que les obsequiara con centavos. ¡Ah, sí!...Y a su requerimiento lancé por el aire puñados de monedas que recogían entre algazara y salto los chicuelos del vecindario, que tuvieron ese atardecer dinero para sus golosinas."2

 

A pesar de ser una costumbre, el espectáculo es deprimente y muestra el código moral de la sociedad de clases, de ricos y pobres. Los primeros se reparten la riqueza y los segundos la pobreza. Para éstos, antes la limosna, hoy, ni eso.

 

No cabe duda que la visión de la capital azteca por parte de este visitante costarricense es de enorme importancia. Sociólogos, historiadores y antropólogos tienen una fuente para estudiar y comparar momentos históricos diferentes y conglomerados sociales en la vida cotidiana de las grandes ciudades, a pesar de que en los años en que se describe, la ciudad contaba apenas con tres o más millones de habitantes y hoy nueve o más. Quiso dejar testimonio, de algo así, como la comedia humana, en diminutivo, de la ciudad de México. Su visión a pesar de ser superficial, en muchos casos, deja claro aspectos importantes  de esa ciudad que hoy explican el presente. La ciudad fue el único personaje utilizado en esta novela de espacio social. Nunca previó la contaminación asfixiante que hoy se ha convertido en un mal sin remedio.

 

Elogió el desarrollo económico que se iniciaba en la ciudad, la aparición de las chimeneas de pujantes fábricas pero no vislumbró la terrible contaminación que pronto sería el flagelo de sus habitantes. Criticó la farsa de la diplomacia, los políticos corruptos, los hombres geométricos, los parecidos a las esquinas, cuadrados y redondos. Hoy hubiera echado mano, quizás, a la trigonometría y no solo a la geometría.

 

Una obra importante en nuestras letras, bien escrita, con un lenguaje culto, refinado pero asequible, elegante pero sin recargo formal, propio de un autor que se preocupó por la lectura de los clásicos y que conocía y dominaba una cultura humanística sobresaliente.



1 En la novela aparece la fecha enero de 1900. Nosotros tomamos las actas de la parroquia de Alajuela y la fecha de nacimiento es la que establecemos aquí.

 

1 Jinesta Muñoz, Carlos. La gran ciudad, México, 1957. Sin Editor.

1 Jinesta Muñoz, Carlos. La gran ciudad, p. 37.

2 Jinesta Muñoz, Carlos. Ob. cit., p. 81.

 

Mariano Padilla Bolaños

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MARIANO PADILLA BOLAÑOS

 (1896-1965)

 

Mariano Padilla Bolaños nació el día 26 de octubre del año 1897, en Alajuela. Estudió medicina y obtuvo el doctorado en el año 1934. Se incorporó al Colegio de Médicos y Cirujanos en el año 1959. Murió el 15 de abril del año 1971. Es hijo de Mariano Padilla González y Victoria Bolaños Meza. Sus hijos fueron Carlos, Teodora, Enrique, Joaquín, Manuel, Alberto y Leonor (8 hijos).

 

 

LO  QUE ESCRIBIÓ MARIANO PADILLA BOLAÑOS

 

 

NOVELA

 

1. ¿Será la bestia? : 1943

 

POESÍA

 

1. Maternidad: 1970. En una antología de amor filial: ofrenda a las madres de Rogilio Zarzoza y Alarcón.

 

 

La única novela que conocemos de Mariano Padilla Bolaños se llama ¿Será la bestia? y la publicó en el año 1943.1 Utiliza el subtítulo Adolfo Hitler Poelzl.

 

Es una novela histórica. En ella se asiste a los horrores  de las guerras mundiales, los campos de concentración, llevadas a cabo por Alemania y su jefe milita Hitler.

 

La novela tiene algunos rasgos importantes. En primer lugar son los personajes los que cuentan los acontecimientos y describen los horrores de la guerra. Vladimiro y su hermana Nietochka, sobre todo el primero, son los encargados de contar las historias. Vladimiro es un militar ruso y su hermana se enamora de un amigo de éste, un joven médico que lo asistió en una penosa enfermedad que padeció, Dimitri. Estos tres personajes de alguna manera soportan la historia de la novela. El autor utiliza la clásica estrategia de los manuscritos encontrados y los testimonios de un autor desconocido. En realidad la novela comprende la dominación nazi, guiada por Hitler, de gran parte de los países europeos, desde la invasión de Polonia hasta la guerra contra Rusia. Se extiende desde 1912 hasta 1942, pero los años que más interesan son los que van de 1935 a 1942. La participación de los alemanes en la invasión de los diferentes países inicia con la invasión a Polonia (1939), Dinamarca, Noruega, ambas en 1940, Holanda, Bélgica, Francia, Yugoeslavia, Grecia y, por último Rusia, no sin antes dominar a Rumania y Bulgaria.

 

A pesar de que la novela es morosa en la descripción e información de las causas de las invasiones a los diferentes países por los alemanes o los pretextos, las triquiñuelas, las violaciones de los pactos, la guerra como un fin en sí, el poder, la imposición de una raza, lo cierto es que la novela, y esta es la segunda característica que deseamos señalar, está interrumpida por una serie de situaciones importantes. En primer lugar los acontecimientos que giran alrededor de los dos hermanos, de esa familia rusa, la visión de mundo de Nietochka que hoy podría ser una abanderada del feminismo, la defensa de la igualdad de sexos en aspectos tan insospechados como el sexo ("Diviértete pero no me vengas con panza"), p.14, la visión de Dimitri que tiene de la profesión médica comercializada, su repudio al enriquecimiento a través de la tristeza y el sufrimiento de los enfermos, la historia del origen de Dimitri, el concepto de familia, la amistad de Vladimiro y éste, el matrimonio de Dimitri con Nietochka, el viaje de Bodas y, sobre todo la lectura del libro "Caleidoscopio" que ofrece al lector una serie de cuadros al estilo de los ejemplos del Conde Lucanor, de la vida cotidiana, moralistas, ejemplarizantes, divertidos, imaginativos y que ofrecen una especie de mosaico de la vida, las penalidades, las pasiones, las frustraciones, el concepto de la guerra como una estupidez, las diversas profesiones y oficios, etc. Esta sección es como un remanso, un detenerse, una luna de miel, en la dureza de la guerra, un contraste entre la muerte y la vida, la locura y la cotidianidad. Por último el final de la novela, la desaparición de Vladimiro y su suicidio anunciado, la muerte de Dimitri y  la locura de Nietochka. Todo se convierte en un final trágico, fatal que simboliza la destrucción de la humanidad por una bestia apocalíptica con el enigmático número 666, Hitler.

 

Es una novela casi desconocida en nuestro medio. Abelardo Bonilla ni siquiera la cita. Del autor no conocemos casi nada. El ambiente es europeo, pero la visión antibelicista, humana, de la vida, es moderna. No es una obra ostentosa pero sí esclarecedora, no es patética, pero sí trágica; es realista pero tiene la profundidad del pensamiento crítico, alimentado por una fuerte dosis de humanismo.

 

Se publicó en 1943 cuando apenas se estaban sufriendo las consecuencias de esa guerra mundial, sin embargo no se siente la pasión desbocada del fanático sino la ponderación, la objetividad y visión de un hombre humanista, que avizora un horizonte funesto al mundo si se sigue por ese camino de aniquilamiento y destrucción, intolerancia e imposición, de ceguera y tinieblas, como realmente ha ido sucediendo en estos años que nos ha tocado vivir. La bestia aún vive entre nosotros y pareciera dominar el mundo. Murió una de sus siete cabezas pero aún, para desgracia de la humanidad, conserva otras.  

 

Es una novela que se salió del paradigma costumbrista y que se apartó también del realismo crítico socialista de la generación de 1942, que iniciaba la ruptura temática de la anterior.

 



1 Padilla, Mariano. ¿Será la bestia? Editorial La Tribuna, San José, 1943.

Rafael Merino Aguilar

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RAFAEL MERINO AGUILAR

 (1896-1967) Rafael Merino Aguilar nació en San José en 1896. Es autodidacta. Sólo escribió la novela Eugenie, en Estados Unidos, y la publicó al regreso a su patria. No tiene tradición literaria.

Durante muchos años se dedicó al fútbol, fundó el equipo Buenos Aires y lo conduce a obtener varios campeonatos. Editó el Manual del Balompié en 1952 y un año después, junto a Miguel Ángel Ulloa Zamora, editó durante un año, la Revista Deportiva Olimpia. Se dedicó al periodismo deportivo. Fue comentarista y cronista de fútbol en la Prensa Libre con el seudónimo Insider y en el Diario de Costa Rica el de Center Forward.

 

En 1954 se fue a vivir a los Estados Unidos y ahí trabajó como profesor durante nueve años en National Schools en la Industria y el saber humanos. Regresó a Costa Rica en 1973 y se quedó a vivir en su patria.

 

LO QUE ESCRIBIÓ RAFAEL MERINO AGUILAR

 

NOVELA

 

1. Eugenie: 1973.

 

Eugenie es una novela de tipo amoroso, fue escrita en 1973.1

 

Y no se crea que no despertó el interés de algunos lectores, sobre todo del género femenino, que vio en esta novela el más tierno idilio de amor y el más refinado romanticismo, como sinónimo de sentimentalismo. Alejandro Aguilar Machado le dice al autor:

 

"Usted despliega en estas cinceladas, páginas de ternura de un genuino poeta  al describir el más puro de los amores con la vibración de un Monet o de un Renoir, en la descripción de paisajes naturales, lo que uno puede vivir al leer su bello poema".2

 

De igual criterio son don Otón Acosta y  la profesora Virginia Marín.

 

Pero fue don Abelardo Bonilla, quien dejó dos opiniones, que por provenir de él,  nos permitimos transcribir:

 

"Para quienes sientan la atracción de lo romántico, para quienes juzgan requisitos fundamentales de la novela, el relato y el amor y para quienes sientan la inquietud de una literatura genuinamente nacional que recoja nuestro típico idilio, esta novela de Rafael Merino tiene un valor superior al de todos los detalles que puedan anotarse".3

 

Y más adelante agrega:

 

"Es evidente que nuestra tierra como nuestros hombres tiene algo de amorfo, de inexpresivo, de estéril, de gris, que no admite poetización ni trascendencia, sino copia y adaptación fieles".4

 

No es nuestro interés resucitar la vieja y estéril polémica entre nacionalistas y europeístas de los tiempos de don Carlos Gagini Chavarría y Ricardo Jiménez Oreamuno, por lo atemporal e intrascendente de la misma. Pero sí es indispensable dejar claro algunos conceptos al respecto. De ninguna manera aceptamos que una obra literaria, para ser artística y de valor, deba usar, como modelo, ciertos temas, espacios, tiempos o personajes. Si el creador es tal, no interesa si lo escogido para narrar es un acontecimiento intrascendente para muchos, pero importante para él, sin negar que éste tenga importancia. Hoy cualquier crítico medianamente preparado sabe que contenido y forma son dos caras de la misma moneda y no se pueden separar sin atentar contra la obra a no ser por razones metodológicas justificadas. Ya no es válida la afirmación aquella de que una india de Pacaca carecía de inspiración para el poeta. El artista si se precia de serlo sabe que el poder creativo y su potencial expresivo que, si lo tiene, se inspira en cualquier objeto o tema, si lo conoce y es capaz de recrearlo, imaginarlo, darle vida propia. Así para un escritor mediocre no basta el modelo universal de un Dios, pues de él sólo obtendrá una copia desdibujada y mala. Empero el buen escritor es capaz  de trasformar  lo que apenas sospechamos en famosas obras artísticas con valor universal y reconocimiento general.

 

No será el país, ni los personajes humildes o los acontecimientos más insignificantes los culpables de una mala obra sino la fuerza creadora del artista, su capacidad, conocimientos, sus técnicas bien empleadas, su cultura, su empeño, su imaginación, su agudeza, su poder para crear obras más allá de sí mismo y la estrechez  del entorno.

 

Hace poco un novelista costarricense,1 relativamente joven y autor de unas tres novelas importantes, escribía en el periódico, con algún desaliento, la poca trascendencia de los novelistas costarricenses y sus obras en el concierto de la literatura universal. Entre otros factores pensaba que el éxito relativo y pobre de nuestros escritores se debía a la falta de divulgación de autores y obras en otras latitudes y achacaba el fracaso a la falta de un mercadeo adecuado de ellos. Si bien es cierto que hoy, más que nunca la literatura forma parte del fetiche comercial y la divulgación de las obras debe entrar en el juego de la propaganda y el mercadeo adecuado, lo verdadero es que  ello no basta ni hace de una obra mediocre una joya de la literatura universal. Tampoco es necesario haber tenido tiranos y guerras fratricidas para novelas esos acontecimientos y ganar adeptos. El realismo maravilloso de algunos escritores que fueron galardonados con premios y admirados aún hoy, lo son por la visión del mundo, de nuestra realidad, por la forma o modo de novelar, de contar, de ver, de  mostrar, más que opinar, el mundo de por sí maravilloso en sí. Lo real maravilloso de nuestra realidad se convierte en lo verdaderamente real a partir de su visión irrealista, por ser eso irrealista que lo convierte en lo más real que pueda sustentarse. Por eso fue admirada esa literatura en el viejo continente más acostumbrados a la lógica racionalista logocéntrica y causal de su razonamiento. El lector social se sorprendió al descubrir la realidad detrás de la apariencia de lo real a primera vista y lo aplaudió.

 

Ahora bien, ¿por qué la literatura costarricense ha sido poco sobresaliente fuera de nuestras fronteras? Nos atrevemos a decir que esta pregunta que implica una afirmación es verdad, sólo a medias, pues existen novelistas y creadores en general que han tenido mucho éxito fuera de nuestro país. No obstante ello quizás carecemos, como Guatemala y Nicaragua de autores que han descollado universalmente. Por esto nos atrevemos a brindar una respuesta como hipótesis. El costarricense, en general y el escritor en particular, salvo las excepciones del caso, tiene un horizonte corto, pequeño, chato, de alcance inmediato. Vive para el hoy, no aspira a lo grande, a lo trascendente, se conforma con casi nada, no se empeña en grandes proyectos. Vive el hoy, no planifica a largo alcance, no mira más allá de lo que alcanza su corta mirada. Por eso sus obras hasta son pequeñas en extensión. Los mismos títulos reflejan esa estrecha mirada: "resumen de....", "deslinde de...", "aproximación a...", "apuntes sobre...", "esbozo de...", etc. Hay un temor enorme a no alcanzar lo ideado, miedo a no ser alguien, conformismo con lo poco, lo fácil. Sus proyectos, si los tiene, son pequeños en todo sentido. Vive el hoy, hay temor de no alcanzar el mañana. Se apresura por terminar lo comenzado. Desea ser famoso ya, sin haber trabajado duro, paciente, corregido, rehecho, empezado de nuevo. Con mucha facilidad se desencanta y abandona lo que recién empieza. No es necesario dar ejemplos pues el lector encontrará numerosos casos donde esto se aplica. Así las cosas, las obras no trascienden las fronteras locales y menos alcanzan los niveles universales que se producen en otras culturas con paradigmas diferentes.1

 

La novela Euginie, es un ejemplo de novela sentimental, amorosa, folletinesca, típica de un falso romanticismo. El autor desconoce las técnicas literarias de la narración, se confunde con el narrador y los personajes. Hace alarde de una erudición libresca que facilita sus elucubraciones. Utiliza la novela para moralizar, citar autores constantemente para defender sus argumentos. El espacio que por lo general es San José o cantones de la provincia de Heredia, como San Joaquín de Flores, le sirven a él para describir algunas costumbres como las fiestas de fin de año o los paseos en el Morazán para tirar confeti y los pueblos para que sus personajes los visiten para vacacionar. Su misma referencia sirve sólo de marco a las meditaciones, discusiones, diálogos, entre los personajes que son abiertamente manejados por el autor.

 

La estructura de la novela es lineal, causal y monológica. Es la historia de un amor imposible, con uniones y separaciones, con triángulos amorosos, duelos, cartas, encuentros, citas, retratos de los personajes que no sufren evolución sino cambios espontáneos. No se presentan incursiones verdaderas en su interioridad, sino posiciones superficiales y que en muchos casos contradicen su propia verosimilitud. Eugenie es una josefina, maestra de escuela con nombre francés que, en apariencia se resiste a tener novio y menos esposo, casi sin causas importantes que la inclinen por esa conducta, pero poco a poco, después de  realizar un paseo al campo y oír a Marcelo Castro, su amigo, hacer una perorata sobre la naturaleza, las constelaciones, la música celestial y natural, y terminar achacando todo eso a Dios, a su mano omnipotente, cae en crisis amorosa, echa por tierra toda su personalidad y se convierte, de repente en tierna y sentimental enamorada. Como se puede notar es una conducta causal y casual y no una formación integral.

 

El autor, a través de sus constantes discursos  "filosóficos", tan lo mismo se coloca a la par de las mujeres, como las ataca cuando se salen de su código moral que se asemeja en mucho a la religión católica. Reacciona cuando se trata de la libertad de la mujer en asuntos sexuales y demuestra un arraigado machismo, cuando la mujer decide realizarse sin ser objeto del hombre, su complemento, su apéndice. La igualdad de los géneros sólo lo es en apariencia y siempre y cuando no rebase, la mujer, los límites del paradigma machista-religioso.

 

La novela reúne todos los ingredientes del folletín, encuentros, duelos sin muertos en este caso, uniones y separaciones. Eugenie hasta llega a enfermar de pulmonía, enfermedad tan apetecida por los románticos, pero no muere, se sana después de varios meses en las faldas del Barba y llegan a una situación final de felicidad, de armonía y no de muerte y tragedia como en las novelas románticas. Estamos seguros que esta novelita bien podría servir de guión para un culebrón de la televisión que haría llorar a más de un televidente.

 

No escapan al autor las relaciones de lugares geográficos reales e históricos, como San Joaquín de Flores, Tres Ríos, Cartago, Barba, Heredia, San José, La sabana, etc. y citar autores conocidos para respaldar sus argumentos. Desde Platón hasta a León Pacheco. Algunos prejuicios sobresalen en su  prejuiciado paradigma moral y religioso: todo tiempo pasado fue mejor, el sexo es muy peligroso y el campo es el lugar ameno para el campesino que nunca debe emigrar a la ciudad y como lugar placentero para que los citadinos pasen sus vacaciones pero no para irse a vivir allí permanentemente. El concepto de mujer es el tradicional. Debe ser virtuosa, hogareña, educada (bajo ese código), buena esposa, hacendosa, respetable, obediente (no se atreve a decir sumisa que iría más acorde con su filosofía), refinada, religiosa (ir a misa y rezar el rosario, es decir seguir obedientemente los rituales de la religión católica sin protestar ni discutir su utilidad o razón de ser). Y el hombre, quien lleva el sustento al hogar, trabajador, emprendedor, buen padre y sin vicios. Es deseable que sea empresario de éxito, adinerado y con un código estricto de disciplina. Es el eje del hogar y en él las relaciones son estrictamente verticales.

 



1 Merino Aguilar, Rafael. Eugenie, un idilio de amor. Imprenta Lehmann, San José, 1973.

2 Carta que envió, Alejandro Aguilar Machado, al autor.

3 Ídem.

4 Ídem.

 

1 Cortés, Zúñiga, Carlos. Las (nuevas) fronteras de la literatura nacional. (En busca de la aplicación Froylán Ledesma). Áncora, La Nación, 18 de enero de 1998.

 

1 No deseamos referirnos a la crítica literaria costarricense, pero creemos que no es la mejor y se circunscribe a una especie de círculo vicioso. Un escritor publica una novela y otros, sus amigos, la reseñan y, por lo general la elogian. Poco después le corresponde hacer la crítica al que antes la recibió. ¿y qué podemos decir de los premios? Estos siguen la misma lógica. Se convierten en algo así como una crítica de cafetín, entre amigos de la tribu.

 

Moisés Vincenzi Pacheco...cont. 1

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Moisés Vincenzi Pacheco cont. 1

 

Atlante es su primera novela y se publicó 19241.

 

Se puede afirmar que es una novela de aventuras maravillosas, al mejor estilo greco-latino. Los enfrentamientos entre los buenos y los malos guían las aventuras más increíbles de los personajes. Fuerzas del mal que viven en las tinieblas, debajo de la tierra se enfrentan a  los seres alados, casi angelicales que representan al bien. Se ubica en 1351 y tiene por escenario la ciudad de Metrópolis en la isla Atlante y a Ángelo Cavalcanti, un náufrago, (ángel) como su personaje principal. Ya de por sí la época, así como los apellidos de los personajes nos ingresa en Italia en la Edad Media. Pero no se crea que conoceremos críticamente este período de la historia, la sociedad, sus costumbres y necesidades. Nada de eso. Es el escenario para resolver el clásico triángulo amoroso. Todas las aventuras inimaginables conducen al triunfo del bien sobre el mal. Ángelo (es un ángel y con alas al final), logra su propósito de unirse en matrimonio con Vitinia no sin antes vencer a las fuerzas del mal representadas por  "los hijos de las cavernas". A pesar de que al final de la novela se presenta un triunfo de los malos, la pareja vencedora es Ángelo y Vitinia, pues huyen de Atlante para fundar una nueva raza de hombres más virtuosos.

 

Es la clásica novela sentimental en un marco maravilloso, en este caso de triángulo amoroso y  de aventuras. Su único interés es mostrar el éxito de un sentimiento o un valor absoluto, llámese como en este caso el amor y el bien, sin mayor interés que eso. El narrador se mantiene desde una órbita superior, omnisciente, moralista, conductor y los personajes son simples monigotes que siguen sus caprichos. Priva el comentario, la reflexión, la descripción sobre lo narrativo y de ahí su carácter ensayístico.

 

A través de su lectura se desprende una concepción idealista, platónica del arte. El bien se homologa con la belleza y ésta con la esencia armónica, inicial de la creación. Se privilegia la forma, la armonía y por ello se motiva la lucha entre bien y mal, belleza y fealdad. A la primera categoría pertenece Ángelo, Vitinia, las doce doncellas (apóstoles), Publio, las fuentes, los jardines, la playa, el mar y los atributos son el color blanco, lo rubio, la armonía, los sonidos musicales, la danza, el castillo, la superficie de la tierra. Por el contrario las cavernas, las profundidades de la tierra, la oscuridad, las serpientes, los cuernos, las alimañas, los negros (racismo), los vicios, hasta los obreros y un periodista ocupan la legión de los malos. Como Dante en la Divina Comedia, cita algunos de esa ciudad del mal:

 

"traidores, déspotas, ingratos, perezosos, políticos, intelectuales, comerciantes, obreros, alcahuetes, espías, esbirros, maldicientes, hijos renegados, vagabundos, periodistas (tuvo una traición de un amigo periodista que no quiso prologar un libro suyo)".1

 

"Y entonces el espíritu que se arrastraba rugió con cólera espantosa y les dijo al rey y a los príncipes y los magos negros".2

 

Esta visión religiosa y moral de la raza humana, representada por el mal en lucha constante con el bien: Dios-Luzbel, tinieblas - luz, belleza, en el sentido greco-romano, y oscuridad, tinieblas, cielo-infierno, inmersa en un modernismo parnasiano con evocación de lugares exóticos y seres míticos, unos con alas negras o grises y otros blancas, se da en un mundo maravilloso, que no fantástico, donde las leyes naturales conviven con las sobrenaturales de una manera convencional, normal. Su estructura narrativa sigue lo básico de las narraciones maravillosas con todos los ingredientes: situación inicial negativa, naufragio de Ángelo que ha salido a recorrer el mundo en busca de mejor ventura, héroe símbolo del bien y de la belleza, atributos del código positivo es rescatado por doce bellas mujeres y llevado a la corte del rey. Ahí se da la prueba principal de la cual sale airoso por sus virtudes físicas y morales y se hace merecedor de un aliado (hada madrina) que le permite obtener los elementos mágicos capaces de hacerle vencedor en la batalla final, representada en la novela por tres tareas: heroicidad, trabajo, caridad que realiza con honor y se hace merecedor a la mano de la hija del rey Vitina en la prueba fundamental (tarea-cumplimiento). Siendo ya uno más de los alados habitantes de Atlante huye con su amada de la ciudad destruida, incendiada y victorioso se dirige a fundar la nueva raza (cultura). Es la situación final positiva de los relatos maravillosos. El desequilibrio social puesto en duda, en crisis por las fuerzas del mal recobra su estado normal, su lugar, su equilibrio.

 

 

Llama la atención los medios mágicos con que el héroe vence al enemigo y los del enemigo. Estos utilizan las armas bacteriólogas que tanto daño harían a la humanidad en Vietnam (profético).

 

Otro de los defectos del relato es la intromisión del narrador como parte de él a pesar de su omnisciencia y no ser personaje de la novela:

 

"No hemos dicho una palabra del carácter de esta deidad".3

 

También al igual que Homero invoca a las musas para narra que no cantar las aventuras de Ángelo:

 

¡Dios mío! ¿Qué haré para relatar lo ocurrido a Ángelo Cavalcanti en su viaje con el médium, por los espacios? Desgrana Padre Eterno, tus rosales sobre mis sienes y sobre la página en que escribo".1

 

También abundan las preguntas retóricas propias del narrador metiche, manipulador que trata de impresionar y dirigir al lector. Es una manera de considerarlo incapaz de comprender el relato e ir siguiendo por sí solo las peripecias del mismo.

 

Es, al fin una novela tradicional, lineal, logocéntrica, monofónica de estructura maravillosa y visión modernista e idealista de la realidad.

 

La novela Rosalía se publicó en 1931 y es la segunda que escribió.

 

Es una novela picaresca, de acontecimientos. Desde el inicio, hasta el final, se mantiene gracias a ellos. La llegada de unos gitanos al pueblo de San Buenaventura, agita sus habitantes. Aparecen diferentes conflictos amorosos y pícaros entre algunas personalidades y los gitanos. Éstos, poco a poco, van ganando la confianza de algunas personas adineradas e importantes del pueblo aprovechando los defectos y vicios de ellos, y que gracias a la astucia de La Dorotea y Juanico, previamente conocieron, se relacionan de diferentes formas, ya sea leyendo la fortuna y pronosticando matrimonios, por parte de la Garduña que conocía de antemano lo que pronosticaba, o simplemente robando ganado u honras ajenas. Tal es la relación de Calixto, gitano, que logra el amor de La Rosalía y al final hasta se casa con ella, no sin antes lograr la aceptación de don  Fernando, su padre.

 

No escapan los amoríos del cura con la esposa del sacristán y las aventuras de Juanico. Todo ello produce un mundillo de intrigas, pasiones, aventuras amorosas que ofrecen una atmósfera picaresca, irónica y sarcástica. Los conflictos son de tipo individuales pero engloban los vicios de los pueblos y sus principales: cura, sacristán, maestro, gobernador, médico, boticario, barbero, etc. y sus esposas e hijos y se mantienen en un ambiente superficial, más de efectos que de causas y sin criticidad. La novela termina con el matrimonio de Calixto, el gitano guapo y la bella Rosalía, hija de don Fernando, el Gobernador. Es un final feliz, para una novela picaresca,  un tanto sentimental y que retrata la vida privada de un pueblo, sus conflictos amorosos, sobre todo de alcoba y la hipocresía, la doble moral de los habitantes que aparecen como señores pero que en la realidad son villanos.

 

Como estructura novelesca esta es la más lograda. A pesar de que el narrador da poco la palabra a los personajes y acapara con largas descripciones la atención del lector, no incurre en valoraciones inoportunas, juicios y discursos moralistas.

 

La novela es tradicional, monofónica y logocéntrica pero es la primera novela y única del género que se ha escrito en Costa Rica. Tal vez la originalidad no esté en la temática, la vida de los gitanos, el lenguaje arcaico, la narración de la parte oscura de los personajes que aparecen como honorables, sino en la ironía, la fina sonrisa, la burla social y la manera de evidenciar lo falso, exponerlo, reírse, burlarse, sin herir y sin llegar al escarnio.

 

En las novelas picarescas clásicas un lazarillo o pícaro pasa un tiempo con diferentes señores típicos de todo pueblo, el cura, el alguacil, el médico, el ciego, etc. y va narrando en primera persona los vicios de esa personas que pasan por importantes y virtuosas, en primera persona. En La Rosalía esto se hace desde otra manera. Juanico y Dorotea con astucia se informan de los vicios de ellos y luego se los cuentan a la bruja gitana, La Garduña y es ella la que saca provecho económico por medio del chantaje a los personajes típicos antes aludidos. El otro aspecto diferente de la novela es la aparición de una especie de Salvador, justiciero que roba a los ladrones oficiales y reparte el dinero entre los menesterosos. Es famoso por su valentía y el manejo de la espada por lo que todos los asaltados le entregan su dinero para no morir. La Rosalía temiendo ser atacada, ella o su padre el Alcalde Fernando, solicita a Calixto, el gallardo gitano que los proteja. Este acude a su llamado y ofrece su protección. En la noche, antes de que Calixto llegue se presenta El Justiciero y despoja de la riqueza a su padre pero los vecinos se percatan de ello y acuden a socorrer al Alcalde. Antes de ser apresado El Salvador, aparece Calixto que no es otro que el mismo Salvador disfrazado y simula haber corrido al Justiciero, salva a La Rosalía y su  padre y les devuelve el dinero. Promete vencer al Justiciero en una batalla y engaña a los pobladores con la treta que prepara con un aliado suyo que le ayuda en la pantomima. Así se convierte en el único Salvador del pueblo Buenaventura. Poco después obliga a los gitanos a devolver lo robado a los habitantes de ese pueblo y les conduce a unas tierras despobladas y funda el pueblo gitano de Chaparral, modelo de justicia, trabajo y amor. Solicita a Fernando la mano de Rosalía y a pesar de que éste, en principio no parece complacido, tras las súplicas de su hija accede a concedérsela, no sin antes ocurrir la anagnórisis de Calixto y su origen noble. Esto lo comprueba el mismo den Fernando y muy complacido viaja con un tío de Calixto hasta su pueblo y celebran pomposamente la boda entre Rosalía y Calixto que se entera de su sangre noble, sus riquezas, su madre en un monasterio y la perdona e invita a vivir con su esposa. Es un mundo feliz donde priva el amor, el tío de Calixto se casa con una bella gitana amiga de la Garduña y otros parientes hacen lo mismo con las otras dos bellas gitanillas.

 

Si bien las novelas picarescas eran ejemplares y servían de educación a quienes las leían, en esta novela de Moisés Vincenzi Pacheco, el énfasis educativo es evidente e intencional. Rescata a los gitanos de la opinión generalizada española de ser pillos, vagos, embusteros y ladrones y los conduce a un nivel ejemplar de conducta y vivencia. Hasta logra que acepten la religión católica y el pícaro Juanico asume el papel de sacristán.

 

Pero el héroe Calixto, a pesar de vivir con los gitanos y aparecer como uno de ellos, en realidad es un noble español de apellido Saavedra. Este hecho devalúa el logro final de la novela. Los gitanos por sí solos quizás, nos hace pensar el autor, nunca hubiesen podido llegar a convertirse en hombres de bien, si no hubiese sido con la ayuda de un español noble. ¿Es una tesis racista? Pareciera que sí.

Otro aspecto que llama la atención es que se hace ley la máxima del refrán español de que reza "ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón". En otras palabras el fin justifica los medios y eso de ninguna manera es aceptable como ley, ni justificable. Es incorrecto afirmar, como lo hacen muchos que la guerra, las matanzas, la violencia, la destrucción de un pueblo en todos los extremos se justifica porque se persigue eliminar el terrorismo de la faz de la tierra, tal y como lo predica el gobierno de los Estados Unidos de América. Este fundamentalismo es similar al fascismo de Adolfo Hitler cuando hacía la guerra en aras de una raza superior y un exacerbado nacionalismo socialista. Ningún fin, por más supremo que sea puede ni debe ser alcanzado con medios contrarios a lo que se persigue. La paz nunca podrá lograrse con guerra, destrucción y violencia. La vida no podrá alcanzarse a través de la muerte.       

 

 



1 Vincenzi Pacheco, Moisés. Atlante. Imprenta Trejos Hermanos, San José, 1924.

1 Vincenzi Moisés, Ob. Cit. p. 22.

2 Mata a todos los habitantes y  ruega a su grupo que nadie mire hacia atrás. Sara lo hace y se convierte en estatua de sal. En la novela se convierten en estatua pero de piedra.

3 Ídem, p. 26.

1 Ídem, p. 31.

Moisés Vincenzi Pacheco

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Moisés Vicenzi Pacheco 

 

MOISÉS VINCENZI PACHECO

(1895-1964)

 

 

Moisés Vincenzi Pacheco nació en Tres Ríos de Cartago, el día 3 de febrero de 1895 y murió en San José el 22 de marzo de 1964. Fueron sus padres el inmigrante italiano Ceferino Vincenzi Bassi y doña Susana Pacheco Fernández, costarricense.

 

Realizó los estudios primarios en la escuela de Tres Ríos y los secundarios en el Liceo de Costa Rica. El ambiente de estos años de la infancia es de pobreza.

 

Los estudios superiores los realizó en la Escuela Normal de Heredia a los 22 años,  no sin antes haber sido expulsado de la misma por un período, cuando tenía 18 años, por haber amenazado, en una disputa, a un profesor con un (¿falso?) revólver.

 

Siendo aún muy joven recibió lecciones de violín. Era admirador de Sebastián Bach y Beethoveen. También fue un apasionado del cine.

 

Desempeñó por mucho tiempo el cargo de Cabo de Resguardo Fiscal, en Sarapiquí de Heredia, durante unos pocos meses.

 

En 1917 contrae matrimonio con la señorita  Vitalina Peñaranda Campos, también maestra como él. Se traslada a vivir a San Rafael de Heredia durante varios años. Luego se muda a la capital por tres años y por siete en Escazú.

 

Viajó por algunos países, donde aprendió y escuchó a pensadores importantes de ese momento. Visitó Cuba y México. En estos lugares conoció y estableció amistad con varios escritores como José Santos Chocano, entre otros.

 

Moisés fue un pensador autodidacta. Sus estudios formales fueron elementales y él mismo los repudiaba. No obstante, obtuvo el título de Licenciado en Filosofía  por la Universidad de Costa Rica.

 

En 1828 viajó  a París, becado por el gobierno de don Cleto González Víquez. Permanece por espacio de tres meses y en Inglaterra por 15 días.

 

También estuvo en El Salvador de 1936 a 1938 y es nombrado Director de la Escuela Normal de Santa Ana. Ahí alcanza notoriedad y tanto le admiraron que años después  crean un colegio con su nombre.

 

El mismo Moisés afirma que fue discípulo de don Roberto Brenes Mesén y que de él  recibió gran influencia como pensador. Admiró a Nietzche a quien dedicó dos ensayos.

 

El gobierno del doctor Rafael Ángel Calderón Guardia lo nombró como director del Instituto de Alajuela de 1940 a 1944. También ocupó el cargo de director general de bibliotecas públicas de 1944 a 1948. Fue catedrático de la Universidad de Costa Rica, director de la escuela de San Rafael de Heredia, profesor de castellano, caligrafía y geografía en el Liceo de Costa Rica, director del Colegio Superior de Señoritas y por fin, impartió la  cátedra de filosofía en la Universidad de Costa Rica.

 

Durante la administración de  don Otilio Ulate fue enviado en misión cultural a México.

 

Estuvo en diferentes países: Inglaterra, Francia, Italia, Suiza, Holanda, España, México, Estados Unidos, El Salvador, Cuba, etc.

 

Recibió incontables merecimientos. Entre otros, señalamos los siguientes:

 

Doctor Honoris Causa de La Real Universidad de León, Nicaragua, miembro del comité France-Amerique, miembro de la Academia de Altos Estudios de Rosario de Argentina, miembro de la Sociedad de Escritores Americanos de Cuba, etc.

 

Moisés fue educador, filósofo creativo, quizás como el que más en Centroamérica, periodista, escritor, novelista, ensayista de variada temática y gran fecundidad. Son más de setenta los libros que publicó e incontables los artículos periodísticos y ensayos que publicó en periódicos y revistas del país.

 

Moisés murió en San José el 22 de marzo de 1964 a la edad de 69 años.

 

La Asamblea Legislativa lo declaró Benemérito de la Patria el 23 de marzo de 1964.

 

También la Corporación Municipal de San José develó una placa en su honor en el parque central, el 23 de marzo de 1968.

 

 

LO  QUE ESCRIBIÓ MOISÉS VINCENZI PACHECO

 

NOVELA

 

1. Atlante: 1924

2. La Rosalía: 1931

3. Pierre de Monval: 1933

4. La señorita Rodiet 1936

5. Elvira: 1940

 

 

 

Moisés Vincenzi Pacheco...cont. 2

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La novela Pierre de Monval es la tercera y la publicó en 19351 aunque la terminó de escribir en 1934, en Platanillo, Costa Rica.

 

En una especie de prólogo del propio autor se pone en autos al lector sobre la naturaleza de la obra y el lugar donde se desarrolla, así como el tiempo cronológico. Sucedió en un Barrio Latino de París, en el año 1928, cerca de los jardines de Luxemburgo y como veremos después en un hotel y algunas excursiones a la playa, por las tardes para bañarse unos momentos.

 

Se utiliza el típico encuentro de unos manuscritos de un autor desconocido, en este caso francés y el autor se convierte en un simple traductor. Afirma que la obra no pertenece a ningún género conocido, no tiene orden, es irregular, confusa y posee una variedad de estilos. Su ambiente lo anuncia como un huracán subjetivo.

 

En realidad si existe un género donde cabe casi todo es en la novela. Es noble y acepta cualquier cosa que le haga más expresiva y significativa, otras novelas, cuentos, escenas dramáticas, textos, poesías, películas, Chat, dibujos, fotografías, citas, voces, perspectivas diversas, colage, murales, fábulas, relatos, interrupciones, etc. Su estructura es abierta y puede configurarse desde un sin fin de formas: solo diálogo, solo descripción, reflexivas, etc. Las hay de diferentes temas y muchas veces entrelazan variedad de ellos. La novela no tiene límites de ninguna especie. Sobra cualquier justificación para prever al lector avisado.

 

Pierre de Monval es una novela tradicional. Ahora bien, que tenga valor literario y sea una obra excelsa, habría que demostrarlo y pareciera que sería fácil llegar a lo contrario. A pesar de admirar a Marcel Proust, Stendhal y Joyce, entre otros, citarlos en sus novelas y comentarlos en las tertulias sobre el género novelístico y resaltar sus características, lo cierto es que no aplica en sus propias novelas lo que reseña. Hace todo lo contrario. Nunca llega a un monólogo interior, pero ni siquiera de imitación burda, al estilo de Joyce.

 

Moisés Vincenzi Pacheco fue, por excelencia, un filósofo, un crítico, un erudito autodidacta y, a pesar de haber incursionado en el género narrativo de la novela con la creación de cinco de ellas, no sobresalió como novelista. La razón es simple y está a la vista, utilizó las novelas para exponer sus ideas sobre diferentes temas, inclusive de arte, literatura y género. Esta misma novela que comentamos le sirve y así lo hace saber en el subtítulo de la misma, para adentrarse en la reflexión sobre los caracteres humanos, el mundo de las ideas, la escritura de novelas y dramas, el mundo sentimental, la metafísica y sobre las teorías del conocimiento de algunos pensadores de su agrado. Por ello sus novelas se convierten en pretextos, formas para sus ulteriores y más importantes proyectos.

 

Pierre de Monval forma parte, es el primer tomo, de un proyecto mayor que pretende adentrarse en el mundo interior de los seres humanos, La señorita Rodiet y Elvira, forman parte de este tríptico. Es la primera novela de las letras costarricenses que se propone como "novela psicológica" típica. Hasta 1935, en Costa Rica y si somos rigurosos, hasta nuestros días, ningún escritor costarricense se ha interesado por escribir novelas psicológicas y cuando se han creado algunas  con personajes enajenados, como en el caso de Virgilio Mora, lo que priva más bien es la denuncia de ambientes hostiles, degradantes en donde viven estos personajes pero nunca personajes abiertamente típicos de las novelas psicológicas, tales como El Jugador: 1866 de Dostoievski (1921-1881), novela típica psicológica, donde priva la pasión sobre la razón, lo emotivo, lo sentimental, la interioridad del personaje sobre la exterioridad del mundo social y físico. Escritores como Marcel Proust (1871-1922) y sus obras El mundo de los Guermantes (dos tomos, 1920-1921) y La Prisionera: 1923 así como de Goethe: 1749-1832 con su obra Wilhen Meister: 1921, son inspiradores de Pierre de Monval, "El ensimismado".

 

Un encuentro casual en un hotel, permite a Monval, novelista, filósofo, conocer a Ivonne Rodiet, joven de una belleza especial, culta, atractiva y enigmática. Otras jóvenes se pelean el amor de Monval por ser un hombre famoso pero los favores de él se dirigen a la señorita Rodiet. Su relación se establece en un riguroso programa social: cenas en el restaurante, paseos en el jardín, viajes cortos al mar por la tarde y un viaje a Venecia con paseo en góndola sobre las contaminadas aguas de los canales. Estas escenas son indispensables para abrir conversaciones entre ellos y en algunas ocasiones con el padre de Ivonne presente. Digo conversaciones cuando en realidad el que habla es Monval ininterrumpidamente. Divaga por un sin fin de temas acordes con el arte novelesco, el teatro, la interioridad de los personas y para ello se sirve de ejemplos que muchas veces se convierten en historias intercaladas interesantes, tales como la historia de sacerdote piadoso Bernard y tratado de loco y la maledicencia de Bloy (el chismoso) que antes de morir se confiesa con Bernard y le comunica sus mentiras con respecto al honor  de la señora Boll y las dudas de su esposo Louis que hicieron un infierno de su relación y llevaron a su hijo pequeño a odiar al padre por hacer llorar a su madre, a pesar de amarla. El sacerdote infringe el secreto de la confesión y comunica a los esposos el pecado de Bloy. Luego envía una carta a su superior confesando su culpa. Antes de ser perdonado muere.

 

Este relato es típico de la novela psicológica. Pasiones extremas, tanto en los esposos, sobre todo de Louis que duda de la mujer que ama, víctima de los chismes de Bloy. Pasión que le impide razonar y comprender que su mujer es inocente, que la ama y que está destruyendo con ello a su propio hijo. Amores que matan. Por otra parte el sacerdote que ama más allá de la prohibición y prefiere pecar y salvar el hogar de sus amigos. Además se había convertido en el defensor de los desvalidos a quienes contra todos los pronósticos había recluido en un hogar comunitario y les rescató de la pobreza extrema.

 

Muchos  otros ejemplos se exponen en esta novela, sobre personajes típicos, situaciones extremas, como la descripción de una escena dramática, donde los personajes, a través de gestos, llegan al clímax al contemplar las ruinas de dos personajes víctimas de sus celos y pasiones: traición y honor. O la historia de la jorobada bella y sus amores con el poeta que solo ha llegado a ver su carita junto a la caja registradora del restaurante de su padre.

 

Como paradoja, la novela termina con una apología a la guerra:

 

"Toda una raza canta, con sus sabios, sus artistas y sus filósofos, la necesidad de la guerra y su razón biológica de existir"1.   

 

Novela psicológica-filosófica, es posible. Se rescata esa intencionalidad pero como pretexto para fines reflexivos y no necesariamente literarios. Los caracteres de los personajes se describen como tipos, se observan, se comentan pero no forman parte consustancial de los personajes. Pierre de Monval, como personaje-autor, testigo, novelista, dramaturgo y filósofo no llega al lector viviendo, actuando, haciendo, creando, sufriendo, exponiéndose al espacio y tiempo, los avatares existenciales sino que está prefabricado, no se hace sino que está hecho, por eso el lector posiblemente empiece la novela pero la deje mucho antes de llegar a la mitad, a pesar de ser de corta extensión. Los personajes están demasiado codificados, programados, rígidos y a pesar de incursionar en la interioridad de ellos solo se hace por el discurso y no por la experiencia. Son más convincentes las historias intercaladas que permiten observar a los personajes actuando, viviendo, sufriendo, equivocándose o acertando que los códigos férreos, las camisas de fuerza, de las prejuiciadas y devaluadas apologías de la vida sentimental, de marionetas imitadoras de los seres humanos.

 

Como el checo Milan Kundera creemos que:

 

"La sensibilidad es indispensable para el hombre, pero se vuelve temible desde el momento en que se le considera como valor, un criterio de la verdad, la justificación de un comportamiento. Los sentimientos nacionales más nobles están listos para justificar los peores horrores; con el pecho henchido de sentimientos líricos, el hombre comete bajezas en el nombre sagrado del amor"1

 

Y este mismo escritor, Kundera, recuerda la frase de San Agustín, para remontar el origen de ese culto al sentimentalismo como valor, en el cristianismo.

 

"La elevación del sentimiento al rango de valor se remonta a muy lejos, tal vez hasta el momento en que el cristianismo se separó del judaísmo. "Ama a Dios y haz lo que quieras". Dijo San Agustín. La frase célebre es reveladora: el criterio de verdad se desplaza del exterior hacia el interior, hacia lo arbitrario de lo subjetivo. La ola del sentimiento de amor ("¡ama a Dios!") reemplaza a la claridad de la ley y se vuelve el criterio (¡cuan flojo!) del comportamiento".2

 

Esta novela tiene el mérito de ser la primera de la especie, de resaltar la importancia del mundo privado como rasgo esencial del género novelístico, tanto en el individuo como en la sociedad y la historia. Estos dos últimos los agregamos nosotros. Nuestras letras esperaran la llegada de Yolanda Oreamuno Unger para incursionar en el mundo interior de los personajes y revelar sus intrincados y contradictorios laberintos psicológicos y sus relaciones con el mundo exterior que en gran cantidad de casos los determinan, a Joaquín Gutiérrez Mangel, a Max Jiménez Fuete y otros más recientes como Samuel Rovinski y Daniel Gallegos. Tendremos ocasión de referirnos a ellos en su debido momento.

 

La señorita Rodiet es la cuarta novela que escribió Moisés Vinzenci Pacheco y la publicó en 1936.3

 

Es el segundo tomo que continúa con la novela anterior. Tiene las mismas características de las obras anteriores. En esta novela la señorita Ivonne Rodiet se convierte en un personaje autor de novelas. Incorpora las características de una intelectual erudita que no solo ha leído la literatura de su época, sobre todo las novelas sentimentales y románticas, así como los escritos de Pierre de Monval, y los más destacados filósofos griegos y romanos, ingleses, alemanes e italianos. Oscila en sus pensamientos y discursiones entre Pierre y Brunillo con quienes forma un teórico triángulo sentimental que no va más allá de sus meditaciones.

 

La novela se convierte en un denso discurso reflexivo sobre poética, preceptiva literaria, psicología descriptiva, lecturas y conversaciones entre Ivonne, su padre, el doctor Piperaud y su esposa, un tanto inculta. Es más un manual filosófico, una normativa preceptiva cobre la literatura y el arte de escribir sobre todo novelas, las características de los posibles personajes, sus caracteres, sus comportamientos, su naturaleza. También se aprovecha para insertar algunas escenas picarescas, narradas con un lenguaje evocativo de la época, sobre curas y pícaros un tanto ingenuos y superficiales.

 

La novela termina con una amplia descripción de diferentes caracteres humanos y el propósito de la señorita Rodiet de escribir una novela. Posiblemente Elvira, la última novela escrita por Moisés Vincenzi Pacheco, sea la obra que se perfiló en las dos anteriores.

 

Elvira que la escribió en 1940,  es la quinta novela.1

 

Es un claro ejemplo de  novela rosa y folletinesca, del más acentuado sentimentalismo amoroso, con todos los ingredientes de ellas. Reconocimientos, orígenes nobles, encuentros fortuitos, separaciones, uniones emocionantes y finales felices. Es el típico chantaje sentimental, propio de estas novelas.

 

La historia se desarrolla alrededor de la figura de Alberto Manara Bassi, hijo de Andrés Alvarado y Emma Casanova pero su origen se mantiene en secreto pues Emma fue embarazada siendo soltera y viajó a una ciudad lejana. Ahí dio a luz y dejó a su hijo en una familia de campesinos a quienes les mantuvo una mensualidad para su crianza y educación. Ellos hicieron lo solicitado pero con su hijo que era de la misma edad que Alberto. A éste lo castigaban y maltrataban y le encomendaban las peores labores de la casa, mientras que al propio le educaron con empeño en la universidad. Muy joven Alberto, huye de la casa y viaja por diferentes lugares como un pordiosero hasta que llega a la casa del Hacendado don Fernando Casanova, su hermana Emma (la madre)  y la hija de don Fernando Elvira (su prima). Ahí es recibido para que trabaje como criado. Luego de un tiempo en el que se desempeña con esmero y muestra interés por la lectura, es sorprendido por Elvira sustrayendo libros de la biblioteca y a pesar de que los devuelve, ella se enoja y logra que su padre lo despida. Este viaja a la ciudad, cambia su nombre por Mariano González y conoce unos señores: Dimitri y don Alejo que le brindan todo su apoyo, comienza a estudiar y leer los libros más variados. Se gana  el aprecio de ellos y el amor de Alicia, la hija de don Alejo. Asiste a diferentes charlas y reuniones de amigas de Alicia y se ve rodeado por la admiración de ellas. Al fin y como es corriente en la novela, Alicia enferma repentinamente y antes de morir Alberto solicita casarse con ella. La boda se realiza y poco después muere la joven. A los pocos meses decide abandonar la casa de su Alicia fallecida y regresa a la mansión de don Fernando. Es bien recibido y, sorpresa tras sorpresa, Elvira ha cambiado su temperamento, ya no es soberbia e insolente. Se establece cada vez más una estrecha relación amorosa entre ellos que los lleva a enamorarse. Emma, por casualidad descubre que Alberto tiene un lunar en el hombro y así se da cuenta que es su hijo. Conversa con Pedro, el jardinero que era el correo con la familia campesina que le traía noticias del camino que seguía su hijo abandonado y se entera de la verdadera historia de Alberto. Se alegra de tener a su hijo con ella y Elvira que le vio conversando con Pedro lo interpela y logra conocer también la verdad. En el cuarto de Emma se ponen de acuerdo y deciden proteger al joven contra cualquier adversidad. Cuando llega su padre de un corto viaje, las oye conversando sobre ese asunto y entra al cuarto, les comunica su complacencia y promete ayudar a su sobrino en todo lo necesario. Comunican a Alberto la decisión de que él sea el tesorero de la familia y quien administre los bienes, él acepta si dejan a Elvira como su secretaria. Todo es felicidad. Alberto intensifica sus charlas amorosas con su Elvira con la complacencia de todos. Un día Alberto descubre a Emma, Fernando y Elvira discutiendo en el cuarto y decide enviarles una nota donde les comunica que los deja, pues él les ama y no desea que por culpa de él sean infelices. Fernando le suplica a Alberto que se desplace al salón familiar y ahí le solicita que abrace a su madre. El secreto termina. Después en la intimidad Alberto le cuenta a Elvira su origen de pobreza y ésta le besa tiernamente. A los días en una fiesta entre amigas, Emma, para rescatar a su Alberto de una muchacha y los celos con un seudo pretendiente de Elvira, fija la fecha del matrimonio de su hijo con Elvira. Las jóvenes discretamente abandonan su casa. Pero las sorpresas aún no terminan. Un mendigo llega, con frecuencia, a la casa de campo (¿Monte de la Cruz?) y discute con Emma y después de algún rato se va. Alberto se percata de ello y se decide atrapar al mendigo. Un día lo sorprende cuando entra a la mansión y le dispara antes de saber de quien se trata. El mendigo resultó ser el padre de Alberto, Andrés Alvarado, que tenía el vicio de tomara licor (y no vino). No muere pero promete no volver a esa casa y la familia le da dinero para que se aleje para siempre. Poco después Elvira se casa con Alberto y el paraíso se abre a sus puertas.

 

La misma descripción de los acontecimientos es elocuente y permite comprender muchas cosas de esta novela de Moisés Vincenzi Pacheco.

 

En primer lugar no cabe duda de que se trata de una novela sentimental, amorosa y folletinesca. Pero esa trama sensiblera deja entrever aspectos más importantes. Por ejemplo, el mundo en que se desenvuelven los personajes es de una Costa Rica propia de los muy ricos. Es la clase aristocrática, la que tiene derecho a estudiar, a biblioteca, a viajar, a tomar vino, a tener criados, mansiones, cabañas, piscinas. Los pobres se miran de lejos, como esclavos, pordioseros, malos, intrigantes, engañosos, viciosos, vagabundos. La misma visión de una joven escritora amiga de Alberto o Mariano, sobre la sociedad y los políticos es típico de esa clase. Es el gobierno y la organización política cristiana, moralista, naturalista, basada en la caridad. Los pordioseros deben ser recluidos en talleres y los ancianos en asilos.

 

"La sociedad debe garantizar a sus miembros, el trabajo, el pan y el techo. Fuera de esto, cada uno buscará su propia colocación en la vida, de acuerdo con la herencia que la naturaleza misma - la sola responsable de esto en su mayor parte- le haya otorgado." 1  

 

Los comentarios sobran. Nos podríamos preguntar ¿quién es esa naturaleza que todo lo decide y lo juzga conveniente, Dios?, ¿el destino?, ¿la suerte, la casualidad, la mala fortuna? Es fácil justificar las injusticias sociales, el poder económico, la riqueza por herencia, por el robo y el despojo del más fuerte, por la guerra, la matanza, el genocidio, el engaño, la imposición disfrazada de convenio o tratado.

 

Es curioso, a pesar de tratar casi todas las novelas de este escritor el tema amoroso, la impresión que nos deja es que éste no existe sino como una abstracción, una idea. Ni Pierre de Monval, ni Alberto son capaces de amar. Ambos disfrutan ser el centro de atención de jóvenes bellas, ser adorados, idolatrados, admirados, elogiados, más que como hombres o seres humanos, como intelectuales, escritores, objetos bellos, hedónicos. La mujer es una especie de protectora, admiradora, elogiadora que reafirma la valía o plusvalía del macho idea, exitoso pensador, poeta, novelista más que un compañero, un amante, un hombre. Es una variante del machismo posesivo. Aquí la mujer se le pide y admira no solo por la belleza física sino por el interés que dedique al cultivo de las letras, pero no por sobresalir ellas sino para que puedan admirar más al hombre idea. Nos recuerda esta variante a "las abuelitas" de Alexander Obando en la novela El más violento paraíso", escritoras de literatura infantil oficialista, positivista, de doble moral, ocultadoras de la realidad y refugios de estructuras de consolación.

 

Por último, resta señalar que aunque sutilmente hay una abierta oposición al materialismo histórico y el método dialéctico marxista que no el hegeliano, aunque el origen sea el mismo, en lo que menos debería ser motivo de oposición y quizás hasta en una ingenua interpretación política de esa teoría.

 

"La nivelación de los valores marxistas, en unidades homogéneas de trabajo y de tiempo, deforman la masa vital, su flujo inasible e infinitamente múltiple, en fórmulas secas y  vacías. La igualdad de los derechos del hombre es, desde este punto de vista, un ideal romántico inalcanzable. El comunismo es cosa abstracta, que persigue la justicia con huecas palabras."1

 

Toda teoría es abstracta y persigue explicar la realidad y encontrarle sentido, conocerla. La teoría se obtiene de la realidad y no es la teoría la que crea la realidad. El hombre no ha hecho otra cosa que explicar la realidad, conocerla y en esta tarea ha creado deferentes métodos no sin antes pasar por los conocimientos mítico, religioso, hasta llegar al científico. Así la verdad se logra después de ser sometida a rigurosos análisis, comprobaciones, experimentos, etc. Pero entonces el hombre ha legado a grandes alcances científicos que día con día explican fenómenos antes indescifrables y esa seguirá siendo su función principal. Nunca llegarán a crear la realidad sino a explicarla. Lo que el hombre sí puede y de hecho ha logrado es alterar procesos, cambiar comportamientos, construir métodos capaces de eliminar enfermedades, transformar conformaciones genéticas, etc. Hasta hoy siempre ha partido del conocimiento de lo existente. No ha creado nada de la nada.

 

Todos los sistemas políticos y organizativos de la sociedad humana son abstractos y por lo tanto, a pesar de que se fundamentan en la experiencia, el análisis, los hechos, siempre son aspiraciones, ideales que el hombre se propone pero que nunca alcanzan la perfección. Los mismos valores universales son muestra de ello, o ¿habrá alguien que abiertamente se oponga a la justicia, sea ésta individual o social, la igualdad en los derechos, la dignidad, la vida, la comida, la vivienda, la salud, la educación, la libertad en todas sus manifestaciones y otras que están por declararse aún o son de menor cuantía?



1 Vincenzi Pacheco, Moisés. Pierre de Monval. Editorial Trejos, San José, 1935.

1 Vincenzi Pacheco. Ob. Cit., p. 206.

1 Kundera Milan, La polifonía de la novela., París, julio de 1981. En: Internet.

2 Ídem, p. 2.

3 Vincenzi Pacheco, Moisés. La señorita Rodiet. Ed. Trejos, San José, 1936.

 

1 Vincenzi Pacheco, Moisés. Elvira.  Ed. Imprenta Lehmann, San José, 1940.

 

1 Ídem, p. 42.

1 Ídem, p. 41.

 

Manuel Segura Méndez

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MANUEL SEGURA MÉNDEZ

 (1895-1978)

 

Manuel Segura Méndez nació en San José, en 1895. Estudió en las escuelas de San José y realizó los estudios secundarios en el Liceo de Costa Rica. Se licenció en Filosofía y Letras. Se casó en Cartago con la señora Dolores Rodríguez y Rojas-Masís. De ese matrimonio nacieron Manuel Arnoldo y Carlos Hernán. Vivió durante cuatro años en México y a su regreso desempeño varios cargos en el gobierno como ser el Oficial Mayor del Ministerio de Educación pública y Jefe de la Sección Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores. También trabajó en el periodismo.

Escribió algunas biografías, tales como Melico, 1965 y La poesía en Costa Rica: 1965 (reimpresión) y Teatro escolar costarricense.

 

LO  QUE ESCRIBIÓ MANUEL SEGURA MÉNDEZ

 

NOVELA

 

1. El Fracaso: 1919

2. Doña Aldea: 1948

 

POESÍA

 

1. Elogio del desnudo: 1928

2. Los pájaros de la noche: 1936 (¿Novela?)

3. Antonio Zelaya:

 

 La primera novela que publicó don Manuel la llamó El Fracaso y la publicó en 1919. No la conocemos.

 

Doña Aldea es segunda novela que escribió don Manuel Segura Méndez en 1947 y fue publicada un año después1.

 

Es poco conocida y menos comentada. Puede catalogarse como una novela realista que de alguna manera enfrenta el campo a la ciudad de forma abierta y directa. Dos personajes encabezan dicha oposición y ambos, vecinos de la misma aldea. Se trata de Marcial e Irene, uno comerciante y la otra costurera, aunque no se le conoce trabajo alguno remunerado. Estos dos personajes forman un triángulo con un citadino que no recibe casi tratamiento sino hasta el final de la novela, llamado Carlos, el farmacéutico y que resultó ser hermano de Marcial, por parte de padre. El otro triángulo lo forman Mariana e Isauro y por supuesto otro citadino, también anónimo que pareciera ser un chofer citadino.

 

La situación inicial de la novela se inicia con la llegada al pueblo de un circo y  la situación final con la ida de él. Dura unas cuantas semanas en el tiempo cronológico. A lo sumo seis. Como es costumbre en este tipo de novelas se inicia con el retrato de los personajes, en ésta de la tía Gandoca que está al cuidado de la jovencita Mariana y viven solas, pues el esposo de Gandoca que en sus tiempos de juventud fue todo una dama de la sociedad, la abandonó por otra de la ciudad. El pueblo donde se desarrollan los acontecimientos casi en su totalidad se llama San Lázaro y se ubica cerca de Santa María de Dota y San Marcos. También se hacen referencias a otros pueblos como San Lorenzo. Consta de unas seis manzanas habitadas y unas pocas familias, casi todas de buen pasar, y sin miseria alguna. Son especies de familias cuyos padres llegaron de la ciudad y se afincaron en esas tierras y ahí nacieron sus hijos y sus pertenencias. Esto es notable en el abogado Isauro, viejo rico, solo, gordo y pretendiente de Mariana la sobrina de Gandoca, el cura del pueblo, don Antonio, el maestro, don Hilario y Marcial el tendero. Faltó el Jefe Político que en su caso lo sustituye don Isauro. La novela no presenta ningún caso legal, donde intervenga la justicia sino al final cuando la tía Gandoca da muerte a  Mariana cuando la castiga por haberse embarazado con el citadino. Es apresada.

 

El autor aprovecha las relaciones de los personajes para describir la aldea, sus costumbres, sus anhelos, sus contradicciones pero sobre todo para presentar  su tesis: la oposición entre el campo y la ciudad, representada básicamente por Marcial e Irene. Por ello en toda la novela se reflexiona sobre esta dicotomía, desde las pláticas en casa del cura hasta en los paseos o encuentros entre Marcial e Irene, Marcial y sus amigos o Marcial y la prima de Irene doña Laura. A tal extremo de intransigencia llega la defensa de Marcial de sus puntos de vista que pierde la posibilidad de unirse a Irene y ofenderla porque ella tiene otros puntos de vista. En su afán de ocupar sus fuerzas Marcial inicia una campaña fervorosa por construir la escuela, las aceras de la plaza, arreglar la iglesia y las principales calles de la aldea pero aún así, se empecina en codificar a la mujer desde la perspectiva machista: sumisa, hogareña, crear y educar sus hijos, abnegada, respetuosa y obediente, sin perder su religiosidad. Irene, en cambio tiene una visión más moderna, piensa que la mujer necesita estudiar, salir de los estrechos horizontes del hogar y mirar más lejos, sin necesidad de perder los principios y entregarse tontamente en los brazos de un citadino. Defiende a Mariana y justifica la rebeldía de ésta, el rechazo del viejo Isaura y por lo tanto, a pesar de que mantiene amistad con Marcial y cariño, no acepta su egoísmo, su conservadurismo y su visión estrecha del mundo y de la mujer.

 

El autor a través de un lenguaje erudito, que en ocasiones se torna insoportable, como cuando llama ágora, al lugar donde se reúnen los principales de la aldea a conversar y chismear, así como un sin fin de palabras rebuscadas que dan un tono de cultura lingüística innecesaria para el relato. Otro de los aspectos que deben señalarse es que interviene en casi todo el mundo narrado. Es un narrador omnisciente recargado, manipulador que casi no da oportunidad de expresarse por sí solos y cuando lo hacen es a través de él. Marcial o Irene pensaban, creían, soñaban... No les da el derecho de narrar sus acontecimientos ni reflexionar acerca de sus posiciones si no en escasos diálogos directos que son interrumpidos por él para dar explicaciones, hacer preguntas retóricas e inoportunas. Utiliza la técnica epistolar para luego explicar los  detalles de ellas y las respuestas de sus interlocutores.

 

La tesis del autor, que es la del narrador y la síntesis de la oposición entre Marcial e Irene es una posición intermedia. El campo sigue siendo un lugar ameno, singular, que trae la paz, agudiza la mente, armoniza el espíritu y permite a las personas el equilibrio psicológico. Doña Aldea se convierte así en el personaje principal de la novela. Puede  y debe ser un lugar paradisíaco, de trabajo honrado, de paz y un remanso de amor. Pero acepta que la civilización llegue a través de la educación, la iglesia, el conocimiento, el desarrollo del pueblo y las comodidades, siempre y cuando no destruyan lo anterior. Es decir una síntesis de lo bueno del campo con lo bueno de la ciudad. Una especie de comunión entre ambos. Una sociedad sin divisiones que no fueran las naturales. Convivencia pacífica entre pobres y ricos, limosnas a la iglesia para que ésta predique el amor entre todos y disfrute de la naturaleza y del trabajo por parte de ellos, sin protestar, sin rebelarse. Y los ricos, serán los dueños de las fincas, las lecherías, de las boticas, de las tiendas, etc. sin hacer daño, permitiendo que los primeros coman, trabajen en paz, tengan hijos con alguna educación, que sean sus empleados en las casas de ellos o en sus haciendas y nada más. Y que su conducta sea la apropiada. Por eso muere Mariana, porque se dejó embarazar, mientras que Irene se convierte quizás en su modelo, lo mismo que su prima Laura, esposa de don Francisco.

 

Esta novela debería de publicarse y ser analizada en detalle pues tiene todas las virtudes de la llamada oposición campo-ciudad y los vicios del narrador que aún hoy se dan en algunos novelistas costarricenses.



1 Segura Méndez, Manuel. Doña Aldea. Editorial El Cuervo, San José, 1948.

Hernán Zamora Elizondo

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        HERNÁN ZAMORA ELIZONDO

 (1894-1967)

 

El Licenciado don Hernán Zamora Elizondo nació en la ciudad de Heredia el 2 de septiembre de 1894 y murió, en San José, el 12 de diciembre de 1967.

 

Sus estudios primarios los realizó en su ciudad natal, en la Escuela de Varones y los secundarios los comenzó en el Liceo de Heredia y los concluyó en ese liceo. Obtuvo el título de Bachiller en 1913. Después ingresa en la Universidad de Costa Rica a estudiar Derecho en la facultad correspondiente. En 1920 se gradúa como Licenciado en Leyes. También realiza, en la misma universidad, estudios de castellano. Logró graduarse de profesor de esa especialidad en el año de 1931.

 

Antes de obtener el último título, se traslada  a Turrialba, donde trabaja como abogado, pero al poco tiempo, viaja a San José para comenzar su carrera docente como profesor  en el Colegio de Señoritas, en la cátedra de castellano.

 

En 1931, graduado como profesor de castellano, es ascendido a la dirección  del colegio Superior de Señoritas. Un año después se pone al frente de la dirección de la escuela Normal de Costa Rica y también imparte las cátedras de español y  legislación escolar. En estos cargos creó el departamento de material escolar. Fue también director del Instituto de Alajuela, Secretario de Educación Pública, durante la administración de don Teodoro Picado y catedrático en la Universidad de Costa Rica.

 

Ocupó el cargo de asesor técnico del Ministerio de Educación de Guatemala de 1949 a 1950.En 1958 fue delegado de Costa Rica  ante las Naciones Unidas; de 1959 a 1960 fue embajador de Costa Rica ante el gobierno de Colombia. Fue miembro de la Academia Costarricense de la lengua y al final de su vida colaboró  en la edición e impresión de numerosos libros para la enseñanza costarricense. Desempeñó el cargo de intendente municipal del cantón central de Heredia, fue ministro de Educación Pública, secretario de la Universidad de Costa Rica, profesor de Castellano en el Colegio San Luis Gonzaga  de Cartago, profesor de Administración Pública y Educación Pública y Cívica en el Liceo de Costa Rica y por último, Secretario de Estado en el despacho de Gobernación y Policía.

 

Fue un escritor destacado en las letras nacionales, sobre todo en poesía.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ  HERNÁN ZAMORA ELIZONDO

 

NOVELA

 

1. Y el perro cayó muerto...: 1926

 

CUENTO

 

1. Entre los niños: 1925

2. Un cuento: 1920

3. Cuentos de mis hijas: 1926

4. La Ventana: 1983

 

POESÍA

 

1. Aguja y ensueño: 1927

2. Las horas vagabundas: 1929

3. Ritmo Doliente: 1930

4. Páginas íntimas: 1933

5. Almas Simples: 1933

6. Romance Tico: 1940

 

 

La novela Y el perro cayó muerto... la escribió en 1926 y no es sino hasta el año 2005 que la editorial de la UNED, la reedita.1

 

En realidad no reúne esta obra los requisitos del género novelístico. Es, a nuestro juicio, un relato que se publicó en los Juegos Florales de 1925.

 

La estructura del relato es similar a El Moto de Joaquín García Monge y la temática la misma. Se trata del clásico triángulo amoroso. En este caso es Juan, un campesino bueno y trabajador que vive sus primeros años de matrimonio con otra campesina humilde de nombre Julia, pero es víctima de la separación de ese enlace por parte de Mariano, el rico y perverso gamonal. Los campesinos buenos y trabajadores, felices, son víctimas del rico y malvado rico, citadino. Ciudad versos campo, buenos versos malos. No se explica la forma cómo Mariano logró llevarse a la incauta y buena Julia. Tal vez es su padre quien al final acepta alguna culpabilidad debido a su vicio del alcohol pero la realidad es que la visión narrativa la maneja un autor moralista que observa efectos consecuencias pero nunca las causas, por eso el relato permanece dentro de una ideología conservadora, religiosa, moralista pero justificadora y nunca contestataria o crítica. Es la visión bondadosa que mantiene y posiblemente hoy es así en muchos de los conservadores, que los pobres son buenos y felices en su condición de pobreza pero que los ricos intervienen para hacerlos sufrir al privarlos de lo poco que tienen, el amor de su mujer. El rico es malo, no porque acapara bienes, roba, y se adueña del trabajo de los campesinos sino porque roba a la mujer del humilde campesino.

 

El relato resuelve ese conflicto en forma un tanto trágico-cómico y de manera muy prevista y casual. Julia, al separarse de Juan estaba embarazada y él, su hijo se convierte en su proyecto. Julia pierde toda importancia, de hecho narrador personalista no le dedica sino unos pocos párrafos para mostrarla arrepentida. El mismo Mariano al enterarse de que Julia está embarazada la deja en una casa casi abandonada y se retira de su cuidado. Al final el interés del autor se centra en la familia de Juan y su pasión por la cacería. Es así que, casualmente, se encuentra con un viejo conocido de escuela que trabaja con Mariano y le comunica que Julia tuvo un hijo y le lleva a su casa. Ahí se encuentra con Mariano pero le perdona la vida y decide robarse a su hijo, sin importarla para nada la madre. Al final llega a la casa de sus padres con el niño y brevemente cuenta a sus padres y al suegro Felipe lo sucedido y deja a su hijo en la cama. Poco después aparece su perro Tigre que daba por muerto que viene herido y frente a su amo cae muerto. Así termina el relato.

 

Prosa moderna, culta. Relato tradicional, de clásico narrador personalista y moralista. Comparte con los autores de la generación anterior las técnicas realistas, costumbristas pero que no alcanza a romper con el paradigma establecido. Ni siquiera es capaz de ofrecer un lenguaje coloquial campesino, al estilo de Aquileo o el mismo Magón.

 



1 Zamora Elizondo, Hernán. Y el perro cayó muerto... EUNED, San José, 2005. La 1ª. Ed. La hizo El Heraldo en 1926.

Ricardo Jinesta Muñoz

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RICARDO JINESTA MUÑOZ

(1894-1968)

 

Don Ricardo (Nombre de bautizo, Manuel Ángel Ricardo Francisco de Jesús) nació en la ciudad de Alajuela, el  26 de abril de 1894. Es hijo de don Francisco María  Jinesta Soto y  doña Magdalena Muñoz Alfaro. Falleció en San José el 29 de mayo de 1968.Tuvo cuatro hermanos, tres mujeres y un hombre que como él también fue escritor y escribió  una novela: Victoria Esperanza Rafaela Petronila (la mayor), Josefina, Carlos y Clemencia.

 

Realizó sus estudios primarios en  las escuelas de Alajuela y los secundarios en el Liceo de Costa Rica. Ahí recibió el Bachiller en Ciencias y Letras y luego pasó a estudiar Derecho en La Universidad de Costa Rica. Después de cuatro años de estudio debió abandonar la Institución por razones de salud.

 

Trabajó como periodista y dirigió como su hermano el periódico La Prensa durante tres años.

 

Declinó el ofrecimiento de don Mario Echandi, Presidente de Costa Rica, para que ocupara el cargo de Embajador en la República de Colombia, por razones de salud.

 

Escribió sobre temas de historia, educación y asuntos internacionales.

 

Fue solicitado para ocupar el cargo de delegado al Consejo de Prisiones, cargo que ocupó durante algún tiempo y que le permitió escribir sobre  esa problemática. Renunció el 17 de mayo de 1928 con la idea de implantar un régimen  penitenciario que fue acogido por don León Cortés (1928-1932)  para su estudio.

 

Fue auditor del Banco Anglo Costarricense durante 12 años y Tesorero de la Sociedad de Seguros.

 

También ocupó la Oficialía  Mayor en diferentes administraciones. Fue Ministro de Fomento, de Gobernación y de Hacienda.

 

Ocupó la secretaría de la Unión de Repúblicas Centroamericanas y la Fundación Garnegie de Relaciones Exteriores y por último fue Jefe del Departamento Diplomático del Ministerio de Relaciones Exteriores.

 

Fue  miembro del club Unión y cofundador del club de Leones y Presidente del club Rotario. También fue Secretario de la Fundación Rockefeller.

 

Murió el 28 de mayo de 1968 a la edad de 74 años, en San José.

 

 

LO  QUE ESCRIBIÓ  RICARDO JINESTA MUÑOZ

 

NOVELA

 

1. Martelo Silió: 1914

 

 

CUENTO

 

1. Páginas de amor: 1919

 

DRAMA

 

1. La mueca del destino: 1919

 

Hemos constatado con sus familiares y ni siquiera ellos sabían que los hermanos Jinesta Muñoz habían escrito algunas novelas. No las pudimos leer.

 

 

La novela que escribió don Ricardo Jinesta Muñoz la llamó Martelo Silió y la publicó en 1914.1

 

Es una novelita tradicional, de clásico narrador omnisciente cercano al personaje principal, en este caso Marteló, el joven obrero que cae en el vicio del licor y luego, por consejo de sus amigos en el ilícito del robo.

 

La historieta es muy simple. El joven Martelo es un joven obrero que trabaja en una fábrica y se gana pobremente el sustento para él y su madre, Elita, con quien vive. Tiene una novia muy buena, Zulaida,  y un amigo, un viejo maestro, Perfecto que lo guía en su conducta. Un día, después del pago semanal, sucumbe a la invitación de sus compañeros de trabajo Fissó y Sartrés para visitar una taberna y tomarse unos tragos. Este hecho le acarrea algunos contratiempos tanto familiares como en el trabajo pero el promete no volver a repetir esa conducta y así lo cumple hasta que tiene un accidente en el trabajo por culpa de un jovenzuelo que quiebra una rueda de la máquina. Fissó ofrece ayudarle a repararla pero cae en de nuevo bajo su dominio. Se dedica a visitar lugares viciosos, deja abandonada a su madre, la trata mal, pierde el trabajo y participa en un asalto a un médico para robarle. Solo él es apresado y llevado a prisión. En la cárcel es visitado por su amigo Perfecto y poco a poco lo convence para que aprenda el oficio de sastre y transforme su vida en un ciudadano ejemplar cuando salga del penal. Al final recibe con alegría la visita de su novia y su madre y comienza una vida ejemplar.

 

Es una novela causal, lineal, bastante superficial, moralista e individualista. No ofrece una visión profunda de la delincuencia, ni de los vicios sociales como el alcoholismo. Los problemas, desde su óptica son individuales y se resuelven cuando el individuo se lo propone. El personaje es bueno. Son las amistades y no él, los culpables de la conducta indeseable del ser. Para él las causas no son sociales. Por ello, en la novela, la conducta de los personajes es estereotipada, prevista, manipulada, repentina, esperada, artificial. Los personajes se convierten en sí en figuras despersonalizadas, monigotes sin psicología propia y se observan los hilos tirados y  manipulados por el autor.

 

La novela la dedica el autor a los presidiarios y pretende ser un compendio de reflexiones. No va más allá. Su carácter literario es exiguo. Tiene el mérito de ser la primera novela que utiliza la temática delictiva y la cárcel, en Costa Rica, a pesar de que no la ubica en espacio conocido.

 



1 Jinesta Muñoz, Ricardo. Martelo Silió. Imprenta y Librería Alsina, San José, 1914.

Quiero que me bajen un ángel

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Quiero que me bajen un ángel

 

Cuando tengo tiempo libre, que es casi todo el día, pues salgo a pedir dinero de noche porque da mejor resultado, me la paso en una hamaca, que recién construí en un árbol  de mango. Se trata de dos mecates y un palo de guayaba. Ahí me balanceo de arriba para abajo, tratando siempre de tocar las ramas más altas con mis pies. Es sabroso pasar las horas haciendo este ejercicio, además de que se descansa la mente. No sé lo que me ocurrió; lo cierto es que, en esos espacios libres, solía recordar y repasar las lecciones de religión de mi maestra, y de un tiempo para acá, se me había metido en la cabeza, la idea, y es algo que nunca he podido evitar, de que quería que me bajaran un ángel. Deseaba conversar con él y saber todas esas cosas que los niños no entienden y los padres jamás nos aclaran y que de seguro, él sí sabría explicármelas. No eran preguntas difíciles, las que yo deseaba hacer; más bien, a veces, pensaba que lo único que esperaba era su compañía para conversar. Y a qué niño no le gustaría estar, ahí mismo, en la hamaca, con el ángel de la guarda o con cualquier otro de los muchos que mi maestra me había enseñado, en las lecciones de mi Primera Comunión. Eran tan tiernos, bellísimos, blancos todos, de frágiles figuras, con manos delicadas y semblantes, tan amorosos. Se veían tan buenos que estoy seguro, nunca mentirían. Yo tenía mis preferencias, aunque admitía que deseaba, si me bajaban un ángel, que fuera ése que aparece en las postales, cuidando a un niño, en un puente, sobre un río. Siempre me causó una gran impresión verlo, dispuesto a salvar al niño, que podría irse al abismo, en aquél puente sin barandas y de tablas podridas. ¡Cómo me gustaría que él bajara y me protegiera, no ya de la caída en el río, sino de otras caídas de las cuales nadie me ayudaba a salir y más bien trataban de hundirme! Pero ahora sólo quiero pensar, en que algún día bajará ése, u otro ángel y conversaremos por largo tiempo, y pienso que como yo no tengo amigos, hasta podríamos convertirnos en los mejores.

Apenas decía eso, cuando, en lo más alto del árbol, al tocar las ramas más difíciles,  me vi transportado por una fuerza extraña, hacia un monte que jamás había visto. Sentí un terrible golpe en todo mi cuerpo y descubrí que estaba en la cima de un peñasco, y que desde él, podía divisar mi pueblo y otros lugares desconocidos. No me había repuesto del susto, cuando una luz amarilla invadió todo y, a lo lejos, pude oír una voz serena que me decía:

-Tus deseos fueron escuchados, verás a tu ángel.

Y acto seguido aparecieron cinco niños y una madre, que iba sumergiéndolos en una tina llena de agua, uno a uno. Ellos gritaban y ella los mantenía sumergidos. Sólo se veían salir unas burbujitas que al poco tiempo desaparecieron. Aquel cuadro me llenó de horror y lejos de querer seguir viendo la escena grité:

-¡Quiero que me bajen un ángel!

 No había terminado la frase, cuando se presentó a mis pies, una niña desnuda, de escasos nueve años, con una cara despavorida y empezando a quemarse. Detrás de ella, aparecían explosiones y hombres vestidos de militares con fusiles en mano, quemados por bombas que caían de todas partes arrasando todo, como si fuera el juicio final. La cara de aquella niña me impresionó, de tal manera, que cerré los ojos y repentinamente volví, ahora más que nunca, a solicitar que me bajaran un ángel y nuevamente el monte se estremeció y a mis pies apareció una cantidad enorme de niños negros, flacos porque se les podía ver las costillas; caminaban con las manos o mejor dicho con los huesos, en alto, implorando algo así, como un pedazo de pan, porque tenían hambre. Era espantoso observar aquella cantidad de niños que, a poco metros, caían muertos. Sin padres, sin nadie que les ayudara y arriba, unos cuantos pájaros negros esperando su escuálido banquete.

Grité, ya no imploré:

-¡Quiero que me bajen un ángel!

Y nuevamente apareció, frente a mí, un barco llenito de niños, también negros, que curiosamente, viajaban amarrados. Aunque me pareció extraño, más bien envidié su suerte de poder viajar en ese crucero por países extraños. Pero mi sorpresa fue terrible, cando me percaté de que unos fortísimos hombres comenzaron a botarlos al mar y cómo, los tiburones se los comían y los que esperaban su turno, gritaban y trataban de huir de aquella atroz y segura muerte.

No podía explicarme aquel tormento a que estaba  asistiendo, sólo porque deseaba que me bajaran un ángel. Pero mi asombro fue mayor, cuando se me presentaron, ante mis ojos aterrados y llorosos, unas bellísimas mujeres, jovencitas, que en un cuarto, y con una cobija, asfixiaban a un bebé que lloraba desesperadamente. Ignoraba quiénes podrían ser, pero ellas, sobre todo la más adulta, se esforzaban por terminar aquel macabro trabajo. Acto seguido, una de ellas se llevó el tierno cuerpecito, ya sin vida, pero aún caliente, y en la cocina, con un cuchillo, lo fue desmenuzando hasta convertirlo en un puñito de carne, que puso en una bolsa, y luego lo llevó al mar para dárselo a los tiburones, como una tierna boquita de entrada; mientras tanto, en un aposento vecino del apartamento, un hombre gordiflón, saciaba su voraz y enfermo apetito sexual, con otras jovencitas, apenas de quince o menos años, No sé, si porque ya desfallecía de dolor, sacando fuerzas de lo más profundo de mi ser, volví a insistir:

-Yo, lo que quiero es que me bajen un ángel.

Y a lo lejos, una voz dulce y serena pero muy vigorosa, me respondió:

-Ésos son los únicos ángeles que yo conozco.

Enseñanza del Español. Las perífrasis verbales

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PERÍFRASIS VERBALES

 

Las perífrasis verbales constan de una forma verbal conjugada que señala el tiempo y la persona, así como el número y otras formas no personales del verbo. Suelen ser muy diversas y la manera de localizarlas es porque posee palabras gramaticalizadas que no tienen significado alguno. En gran cantidad de veces se une a formas verbales conjugadas para darles el valor semántico a la expresión. Es lo que suele llamarse PERÍFRASIS:

 

Va de gritar y gritar, hasta que le prestaron atención.

Va de gritar y gritar: Es una perífrasis. El verbo conjugado es VA que ha perdido su valor semántico y solo funciona para indicar el singular de la tercera persona (él o ella). En este caso ese sujeto es desinencial. Se ha gramaticalizado. El significado lo da la repetición del infinitivo gritar y gritar.

 

Ejemplos.

1. Iba llegando, cuando murió

2. La casa se estaba cayendo.

3. El volcán se mantenía echando lava.

4. Seguía lloviendo todo el día.

5. Si hubiese muerto, nunca se hubiera podido saber la causa

Observe que las expresiones en negrita que se llaman perífrasis verbales poseen varias palabras y entre ellas infinitivos, gerundios y participios, pero existe una forma personal del verbo que indica la persona y el numero de la misma. Éstas son, en orden de oración:

Iba, estaba, mantenía, seguía, hubiese, hubiera.

 

Enseñanza del Español. Los verbos irregulares

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LOS VERBOS IRREGULARES

 

 

El español, como casi todas las lenguas modernas, posee verbos que alteran el paradigma normal. Suelen, en muchas ocasiones exigir una conjugación especial para ciertos tiempos. En algunas ocasiones aumentan en una o más letras el radical o la raíz del verbo y en otras se comportan arbitrariamente. No queda otra forma de aprender su comportamiento que practicando mucho sus formas irregulares. Hay cambios formales que no se consideran como irregularidades. Es el caso del cambio de I en Y, en formas verbales como creyera y no "creiera".

 

1.      Aumento del radical o raíz, las desinencias o ambas.

 

Algunos verbos terminados en -er, como valer, tener, salir, etc. suelen agregar alguna letra en su radical en algunas formas personales:

 

Presente de indicativo

 

1. Yo sal-g-o

2. tú sal-es

 

Potencial simple

 

1. Yo sal-dr-ía

2. tú sal-dr-ías

 

Observe que al radical SAL- se le agrega,  en el  primer caso una -g- y en los otros dos, -dr-. Si fuese luc-ir, entonces sería luzc-o, florecer, florezc-o, traer, traig-o, etc.

 

2. Diptongación o Ley del acento.

 

No solo en los verbos sino en muchas palabras las vocales O y E, cuando se dan ciertas circunstancias, el acento por ejemplo, suelen diptongarse, es decir se convierten en UE y IE simultáneamente. Formas verbales como el presente de indicativo de pod-er, la vocal O del radical se convierte en UE, cuando se conjuga:

 

1. Yo pued-o

2. Tú pued-e-s

3. Él pued-e

4. etc.

 

Pero cuando el acento no cae en esa vocal se conserva la O. Así

 

1. Nosotros pod-e-mos

2. Vosotros pod-éi-s

 

Lo mismo ocurre con verbos como pens-ar

 

1. Yo piens-o

2. Tú piens-a-s

 

1. Pero nosotros pens-a-mos

2. Vosotros pens-á-is.

 

b. Ley del equilibrio fonético

 

En otros tiempos y formas verbales las vocales O y E se debilitan y se convierten en U e I. A este fenómeno vocálico se le llama alternancia vocálica.

 

Ejemplos:

 

De med-ir

 

Presente de indicativo

 

1. Yo mid-o

2. Tú m id-e-s

3. Él mid-e

4. etc.

 

De podrir

 

Presente de indicataivo

 

1. Yo pudr-o

2. Tú pudr-e-s

3. Él pudr-e

4. etc

 

c. Ambos fenómenos. Ley del acento y del equilibrio fonético.

 

Hay verbos que en sus diferentes formas verbales presentan los dos fenómenos, unas veces diptongan la O o la E y en otras las debilitan en U e I. Esto sucede en verbos como sentir, poder, mentir, morir, etc.

 

Ejemplos:

 

De pod-e-r

 

Presente de indicativo

 

1. Yo pued-o

2. Tú pued-e-s

3. Él pued-e

 

Pretérito de indicativo

 

1. Yo pud-e

2. Tú pud-i-ste

3. Él pud-o

 

Del verbo Decir:

 

Pretérito indicativo

 

1. Yo dij-e

2. Tú dij-i-ste

3. Él dij-o

4. Nos. dij-i-mos

5. etc.

 

 

3. Verbos de conjugación especial

 

Existen verbos en español que siguen normas especiales. Casi se podría decir que tienen una conjugación especial para cada uno de ellos. Es el caso del verbo HACER, HABER, CAER, CABER, OÍR, SER, IR, VER, SABER, DAR, ETC.

 

Casi no tiene explicación las formas verbales de ir, por ejemplo en el pretérito imperfecto de indicativo:

 


1. YO IBA

2. TÚ IBAS

3. Etc

 

Pero en el  futuro imperf. de  ind.

 

1. YO IRÉ

2. TÚ IRÁS

3. Etc

 

En el pretérito de subjuntivo

 

1. YO FUERA O FUESE

2. TÚ FUERAS O FUESES

3. Etc.

 

 


 

Estas últimas formas no parecen pertenecer al verbo IR

 

 

4. Verbos defectivos

 

Los verbos defectivos no son verbos irregulares desde el punto de vista formal, sino que carecen de algún tiempo o persona; unas veces, por su especial significado, y otras, por dificultades de pronunciación. Así, son defectivos los verbos impersonales que, por su significación de fenómenos atmosféricos o de naturaleza sólo se utilizan en tercera persona de singular: amanecer, anochecer, llover, nevar, tronar, granizar... Hay otros verbos defectivos de uso frecuente: balbucir, balbucí; agredir, agredió; abolir, abolió; transgredir, transgredió; atañer, atañe; concernir, concierne; soler, suele, solía, solió.

 

Los verbos según sea la acción que realicen pueden clasificarse en TRANSITIVOS, cuando su acción se traslada, recae en un sustantivo o quien realice ese papel, INTRANSITIVOS, cuando la acción permanece en el mismo verbo. También los hay ATRAIBUTIVOS o COPULATIVOS, tal el caso de los verbos SER y ESTAR, YACER, PERMANECER y QUEDAR. Otros se les llama IMPERSONALES porque no tienen SUJETO, son los que expresan fenómenos de la naturaleza, como LLOVER, NEVAR, GRANIZAR, RELAMPAGUEAR, etc. Por último están los REFLEJOS y los RECÍPROCOS, que expresan acciones reflexivas, como BAÑARSE o recíprocas, como BESARSE. Cuando estudiemos las diferentes oraciones nos referiremos a ellos en detalle.

 

Los verbos también suelen aparecer en FORMA PASIVA. Esta forma del verbo suele utilizar el verbo SER en participio para conjugarse. Así las oraciones se convierten de activas a pasivas.

 

Ejemplo:

 

Luis pintó su casa.

 

Luis es el sujeto que realizó la acción de pintar su casa. La casa es el objeto que recibió la acción  de pintar. Si convertimos esta oración activa en pasiva, lograremos la siguiente oración.

 

La casa fue pintada por Luis.

 

Observe que el complemento directo, el objeto pintado (su casa) pasa a ser el sujeto de la nueva oración y el sujeto original (Luis) se convierte en complemento circunstancial agente. Existe un trueque de funciones y la forma verbal cambia al incorporar el verbo conjugado SER (es). Más adelante se analizarán este tipo de oraciones cuando hagamos análisis sintácticos.

Formas no personales del verbo. El infinitivo

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2. INFINITIVO

 

 

Es la forma absoluta del verbo, cuya terminación es -AR, -ER, e IR. Amar, temer, partir.

Tiene muchas funciones dentro de la oración y ocupa las funciones de un sustantivo, tales como sujeto, o complementos.

 

Es el verbo en su estado absoluto, su forma original. En nuestro idioma poseemos tres clases que llamamos conjugaciones. Los verbos terminados en -ar, los terminados en -er y por último los terminados en -ir. Así encontramos verbos terminados en  -ar como amar, cantar, llorar, llegar, mirar, etc. A estos les llamamos de la primera conjugación.

Los verbos terminados en -er pertenecen a la segunda conjugación. Ejemplos: temer, apetecer, pertenecer, amanecer, caer, ver, etc. Y por último los verbos de la tercera conjugación, terminados en -ir  como partir, reír, morir, salir, morir, etc.

La forma  del infinitivo es muy usada en las perífrasis verbales que luego explicaremos. Ej. de infinitivos en la oración.

 

1. Al llegar a la casa me encontré con mi amigo.

2. Al salir del carro me golpee

3. Lo vi llorar de tristeza

4. Una cosa es temer y otra es ser cobarde 

5. El cantar alegra la ocasión.

 

Alegra: Es la forma verbal conjugada (V)

El cantar: Es el sujeto (Suj.)

La ocasión: Es el complemento directo de la oración (CD)

 

Así el infinitivo puede funcionar como sustantivo o como verbo a pesar de no estar conjugado.

 

Como sustantivo puede ocupar todas las funciones de él: complementos, sujeto de oración, atributo o complemento predicativo, complemento de término o nombre y desde luego admite el plural.

 

Ejemplos:

 

1. Adoro cantar CD.

2. Iba para su casa, llorar y llorar CC

3. No siempre el querer es poder Atributo o Complemento Predicativo.

4. No se te olvide la caña de pescar. Complemento de nombre.

5. Ésos son otros cantares. Plural.

 

Como verbo, en expresiones psicológicas admite el Sujeto, adverbios, complementos verbales, y forma parte de las perífrasis.

 

Ejemplos:

 

1. ¡Yo, aceptar eso, jamás! Sujeto.

2. Me enloquece ese mirar tristemente el horizonte. Adverbio.

3. Te he dicho mil veces que no debes salir con políticos corruptos. CC de compañía.

4. Quiero vivir la vida aventurera de los pájaros marinos. Perífrasis.

 

 

3. PARTICIPIO

 

 

Esta forma no personal del verbo utiliza las terminaciones ADO, IDO, TO, SO, CHO. Los dos primeros en las formas regulares y los tres últimos para casos de verbos irregulares o de formas de las conjugaciones especiales.

 

El participio es otra forma no personal del verbo. Utiliza las terminaciones -ado, -ido para su formación aunque algunas formas de verbos irregulares las terminaciones - to, -so, -cho. Conservan la vocal temática -a-, -e- que se debilita en -i-  y, para el tercero la-i-

Son muy utilizados en las formas personales llamadas compuestas de los verbos.

 

Ejemplos:

 

1.  El caballo había llegado cansado.

2. Si hubiera amanecido mojado entonces lo secaría.

3. Ya había partido, cuando llegaron los policías.

4. Una vez que hubo llorado se calmó.

 

Note que a veces los participios van juntos y es que ellos funcionan, muchas veces, como verdaderos adjetivos que califican al sustantivo.

 

Ejemplos:

 

1. La casa pintada de amarillo es preciosa.

2. La mujer arruinada se murió

3. El perro cansado de caminar se echó

 

En estos casos acepta el género y el número (casas pintadas, mujeres arruinadas, perros cansados).

 

Así tenemos las palabras llamadas participios, tales como Amado, temido, partido, descrito, impreso, hecho.

 

Su función más importante es la de adjetivo, modificar el significado del sustantivo. Por ello suele acompañarlo y calificarlo, agregarle cualidades.

 

 

 

Ejemplos:

 

1. Don Quijote era un caballero apreciado y temido

2. Me enviaron un mensaje impreso

3. Esta carta está mal escrita

 

Pero la función que utiliza el participio, con más frecuencia es formar parte de las formas verbales personales compuestas:

 

El ladrón ha confesado su delito.

 

Enseñanza del Español: Las formas no personales del verbo

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FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO

 

 

Es conveniente destacar que los verbos tienen tres formas no personales y que cumplen diferentes funciones dentro de la oración y en la conjugación de los verbos.

 

Gerundio, infinitivo Y participio

 

Estas tres palabras son las llamadas formas no personales del verbo y son invariables, no poseen género, ni número.

 

1. Gerundio

a. Gerundio modal temporal

 

Todos los gerundios son formas del verbo que no tienen o llevan persona, por ello se les llama formas no personales del verbo. Su formación formal se realiza tomando el verbo en infinitivo (ar, er, ir) y agregándole la terminación ando o iendo según sea de la primera conjugación (verbos terminados en -ar o de la segunda y tercera conjugación. Verbos terminados en -er o -ir. Así de los verbos siguientes se forman los gerundios indicados

 

Cant-ar = cant-ando

Llor-ar  = llor-ando

Tem-er  = tem-iendo

Part-ir    = part-iendo

 

El gerundio se comporta como un adverbio. Esto significa que modifica sustancialmente  al verbo y se comporta como si fuera un adverbio. De esta manera los gerundios de modo temporal modifican al verbo en forma temporal, es decir con relación al tiempo. Ejemplos

 

Se encontraba saliendo de la casa.

Llegó amaneciendo a la casa

Murió anocheciendo el día

 

Note que las formas del gerundio saliendo, amaneciendo, anocheciendo modifican al verbo de una manera temporal y en este tipo modal el estudiante puede valerse de la pregunta ¿cómo? Así ¿Cómo llegó? Y contesta con el gerundio: amaneciendo.

 

b. Gerundio Adverbial

 

Estos gerundios se comportan casi como verdaderos adverbios. Recuerde que los adverbios modifican al verbo y son de diversa naturaleza, temporales modales, temporales, de lugar, etc.

Ejemplos:

1. Amando se  vive mejor.

2. El niño logra llorando todo lo que desea.

3. Fue pintando la casa poco a poco hasta terminarla.

4. Note que las palabras en lila modifican al verbo como si fueran adverbios.

 

c. Gerundio Condicional

 

El gerundio condicional se comporta como si fuera un adverbio condicional, esto es marca la condición del verbo para modificarlo. Ejemplos:

 

1. Llegando temprano a la casa recibirás el dinero.

2. Partiendo la naranja te la comerás.

3. Sufriendo el mal, aprenderás

 

Observe que los gerundios indican la condición bajo la cual el verbo expresa su acción. Algo así como si llegas temprano a la casa (condición) recibirá el dinero. Lo mismo cabe indicar para las otras oraciones.

 

d. Gerundio como adjetivo.

 

No es permitido usar el gerundio como adjetivo para calificar o determinar el sustantivo. La Real Academia solo lo permite en dos casos: hirviendo y ardiendo

 

Le echó el agua hirviendo a su perro.

 

Pero si modifica al sustantivo, a través del verbo, sí es permitido.

 

Ejemplos de gerundios como adjetivos que modifican al sustantivo a través del verbo.

 

1. El hombre llegó llorando por la noticia.

2. El perro permanecía muriendo en el suelo.

3. La peste estaba arrasando con todos.

 

Note que los gerundios se comportan como adjetivos del verbo y hasta los podemos sustituir por ellos llorando por llorosa, muriendo por muerto, arrasando por arrasadora.

 El gerundio es una de las formas no personales del verbo. Utiliza las terminaciones -A-NDO, -IE-NDO. Así se forma el gerundio, de cantar, cant-a-ndo, de morir, mur-ie-ndo, de reír, r-ie-ndo. Son palabras invariables. No tienen ni género ni número.

 

Realmente el morfema final del gerundio es - NDO para las tres conjugaciones. La primera conserva la Vocal temática -A- y en la segunda la vocal temática -e- se diptonga en -ie- , lo mismo que en la tercera conjugación, la -i-. 

 

La función más importante del gerundio es formar parte de las perífrasis por ello suele acompañar formas personales del verbo y modificar su significado. En no pocas ocasiones es la única palabra que brinda el concepto.

 

1. Iba cantando y silbando, cuando lo aprehendieron.

 

2. Estoy sufriendo por lo sucedido.

 

En los casos, donde califica un sustantivo debe sustituirse por un adjetivo o una oración subordinada adjetiva.

 

Se encontraron una cartera conteniendo mil dólares.


El uso del gerundio conteniendo es incorrecto. La oración debe escribirse gramaticalmente bien de la siguiente manera:

 

Se encontraron una cartera que contenía mil dólares.

 

El uso del gerundio ofrece dificultades. Es mejor emplearlo únicamente en perífrasis, modificando al verbo o en función de adverbio.

 

a. Perífrasis:

 

1. Estoy sufriendo por todo lo sucedido.

2. Estaba pintando la casa.

3. Andas divulgando el secreto.

4. Le sigo odiando.

5. El político llegó a decir que nunca viajaría.

6. Se dedicó a llorar y llorar.

 

b. Como acción simultánea al verbo de la oración principal.

 

El atleta corría por la carretera pregonando la independencia de su patria.

 

El gerundio pregonando expresa una acción que se ejecuta simultáneamente a la de corría del verbo y lo modifica.

 

1. Las olas se arremolinaban al pasar, turbando los pececillos.

 

2. Los estudiantes esperaban el Presidente sosteniendo el Pabellón Nacional.

c. El gerundio como acción anterior al verbo de la oración principal.

 

El gerundio compuesto puede usarse como indicador de una acción anterior a la expresada por el verbo de la oración principal. La frase que posee el gerundio está subordinada a la oración principal.

 

1. Habiendo recibido el certificado, el joven se inclinó frente al director.

 

2. Habiendo terminado el partido, la afición abandonó el estadio.

 

3. Habiendo descubierto la estafa, los quejosos acudieron ante el juez.

 

Algunos usos incorrectos del gerundio.

 

a. Como acción posterior al verbo de la oración principal.

 

El gerundio no debe expresar una acción que se ejecute después de la indicada por el verbo de la oración principal.

 

1. Entró al baño solicitando después una toalla.

 

Es el adverbio después el que hace el uso del gerundio solicitando incorrecto.

 

1. El automóvil se estrelló contra la pared, siendo reparado. Uso incorrecto.

 

2. El homicida huyó siendo detenido. Uso incorrecto.

 

3. Partió a las 5 a. m. regresando a las 7 p. m. Uso incorrecto

 

b. Como adjetivo:

 

La oración:

 

1. Encontré una bolsa conteniendo mangos verdes es incorrecta. Conteniendo está funcionando como adjetivo y eso no es permitido. Puede sustituirse de la siguiente forma:

 

2. Encontré una bolsa que contenía mangos verdes o

 

3. Encontré una bolsa con mangos verdes.

 

Francisco Soler Carranza

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FRANCISCO SOLER CARRANZA

(1893-1920)

 

 

 

Nació, este escritor, en San José, en el año 1893 (algunos críticos afirman equivocadamente, que fue en 1888) y murió en Francia en 1920. Fue hijo de Francisco Soler Rizo, un español que enviudó a las seis meses de su boda que llegó a Costa Rica allá por los años 1886 a 1889 y de Gertrudis Carranza Fernández de 30 años, casados el 26 de mayo de 1890, mujer de noble familia e hija de un prominente abogado costarricense José Ramón de la Cruz Carranza Ramírez, rector por dos ocasiones del la Universidad de Santo Tomás y presidente de la Corte Suprema de Justicia. De este matrimonio nacieron dos hijos Francisco Soler Caarranza y su hermana María Soler Carranza. Treinta y siete años de vida. Murió en París, Francia, víctima de la "influenza española" y sepultado en la bóveda de Los Tinoco  en el cementerio Pere Lachaise. Dejó a su esposa doña Astúa Lizano dos hijas, Lily de 2 añitos y Mari-Socorro de tres meses. Este viaje a Francia, sin regreso obedeció a que aacompañó a Federico Tinoco en su destierro, no sin antes resolver algunos problemas que tuvo con su gobierno.

 

Desde muy joven,  se dirigió al viejo continente para iniciar sus estudios en Francia y absorber la cultura del momento. Esto lo llevó a refinar su personalidad y disfrutar no sólo de riqueza económica sino llevar una vida bastante bohemia.

 

De regreso al país se dedicó al periodismo y en él dejó ver su agudeza de pensamiento, su fina ironía y su sátira suspicaz. Fue director de dos periódicos de la época, La Avispa y La Linterna,  así como El Diario de Costa Rica y La Nación. Como anégdota el gobierno de Alfredo González lo desterró a Limón por algunas diferencias que públicamente él le planteó. Y otra fue cuando se enroló en Ecuador en un movimiento revolucionario.

 

Escribió pocas obras literarias y las que publicó se ubican dentro del llamado grupo del Olimpo, que se oponía a las obras de tinte nacionalista aunque no perteneció a ese período. Él forma parte de la primera generación del período llamado superrealismo.Sobresalen dos conferencias: Los siete pecados capitales en 1914 y El musgo de ruinas, tambiéan de ese año.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ FRANCISCO SOLER CARRANZA

 

NOVELA

 

1. El resplandor del ocaso: 1918.

 

CUENTO

 

1. El único cuento de hadas: 1914 (diálogo). Algunos lo incluyen dentro del género dramático pues es un diálogo entre Da Vinci y la gioconda.

 

TEATRO

 

1. La Iniciación: 1914 Coautor con Camilo Cruz Santos.

2. La ilusión eres tú: 1914. Coautor con Carmen Lyra   

3. El último madrigal: 1918

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ FRANCISCO SOLER CARRANZA

 

NOVELA

 

1. El resplandor del ocaso: 1918.

 

CUENTO

 

1. El único cuento de hadas:1920

 

    

TEATRO

 

1. La ilusión eres tú: 1914. Coautor con Carmen Lyra.

2. La Iniciación: 1914. Coautor con Camilo Cruz Santos

3. El último madrigal: 1918

 

 

La novela El resplandor del ocaso fue reeditada en 19812 por la editorial Costa Rica.

Es de corte sentimental y utiliza, de alguna manera el clásico triángulo amoroso. Se desarrolla en Costa Rica, sobre todo en San José, en la primera parte y Puntarenas, en la segunda. El espacio físico no es objeto de descripción y tampoco el social. Sirve de marco como admiración de la naturaleza, sobre todo la isla de Venado en el Pacífico, el volcán Poás y en la capital el barrio Amón, donde solían vivir los ricos y La Sabana.

 

La narración gira alrededor del personaje femenino Lía de Iriarte y sus relaciones con personajes masculinos que tuvieron romances, unos fugaces y otros más duraderos, con ella. El primero fue con Armando Lile que duró poco. La pareja fue descubierta por una tía de Lía, cuando chupaban un chocolate, tomado por sus bocas. Esto le pareció a don Nicolás Rivera, como indecoroso. Hay que señalar que este señor era juez, y poseía una disciplina y rigidez moral, propias de las familias ricas adineradas y conservadoras.

 

Poco después Lía se casa con el Magistrado Pedro José Iriarte, hombre de gran fortuna pero demasiado viejo para ella. Consecuencia de esto Armando decide irse a la guerra para no volver más.

 

Lía, joven, amante de la vida, dominadora, arrogante, inteligente, agresiva, burlona se mantiene fiel, como era su lugar, a su esposo pero su  actitud ante él es arrogante y altanera, si se quiere vengativa.

 

Es al final de la novela, cuando aparece el doctor Emilio Astorga que aparenta una inclinación amorosa respecto a Lía, es bohemio, de carácter fuerte o débil, cuando las circunstancias lo ameritan. Lía se burla un tanto de él y se observa en ella una inclinación burlesca contra los hombres, algo así como un resentimiento, quizás por no haber podido realizar libremente su proyecto de vida.

 

La novela termina con una broma de mal gusto del doctor Emilio Astorga hecha a Lía. Ésta se ufanaba de no temerle a nada y Emilio se propone demostrar lo contrario. Así coloca en la cama de Lía un brazo humano y ésta semidormida la chupa. Al despertar y ver lo que hacía, enloquece.

 

Como puede verse es una novela tradicional, de corte monofónica, bien escrita y  que no tiene nada que ver con el superrealismo vigente en Hispanoamérica. Su valor es más histórico que literario.



2 Soler Carranza, Francisco. El resplandor del ocaso. Ed. Costa Rica, San José, 1981. La 1ª. Ed. La hizo Falcó y Borrasé en 1918.la ..Lines en 1927.0

Obras bo campana.

 

Jorge Orozco Castro

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JORGE OROZCO CASTRO

(1891-1969)

 

Jorge Orozco Castro nació en  San José en el año 1891. Fue dramaturgo.

 

Publicó también artículos y ensayos sobre la temática teatral, como su discurso llamado Pro Patria que pronunció en 1913, el 15 de septiembre y Obras breves del teatro costarricense: 1969.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JORGE OROZCO CASTRO

 

NOVELA

 

1. Bajo el sol tropical: 1932

 

TEATRO

 

1. Germinal: 1938. Publicada en Obras Breves del teatro costarricense, en el año 1969.

 

La única novela que conocemos de este autor costarricense la publicó en 1932 y recibió el nombre, Bajo el sol tropical.1

 

Es la única novela que conocemos de Jorge Orozco Castro. No aparece citado por crítico alguno y la obra es totalmente desconocida en nuestro medio. Ha sido ignorada y no sabemos por qué. Escrita en 1932 y representando una zona de tanto interés histórico y literario como fue y es Limón, no encontramos explicación a ese olvido. Además la temática es vigente, en esa época y en la actualidad. El cultivo del banano, su comercialización con una compañía norteamericana, la Caribe Fruit Co. leonina, el enfrentamiento campo y ciudad y la tragedia del campesino, individual y social.

 

Es una novela tradicional como todas las escritas por esta generación pero con una cualidad literaria importante. El narrador deja que los personajes cuenten sus vivencias, se distancia, no siempre, pero sí lo suficiente para dar al lector una historia trágica y unos personajes víctimas de sus propios errores y desgracias, portadores de pasiones, amores y fracasos que los llevan a la degradación casi total. Si bien es cierto el código moral se restituye al final con el regreso de Luis a su hogar y finca bananera, al lado de su madre, Elisa que se refugia en un convento y sublima su tragedia en los regazos espirituales de la oración, no sucede así con el viejo Juan Ventura que se extingue en medio de su desgracia, juguete de la inconsciencia de los niños y el juego burlesco de los mayores y lo más trágico la indiferencia de todos hacia la desgracia del anciano, la muerte de su único amigo y compañero, Capitán, el perro fiel y a su vera la ciudad, monstruo del horror, el dolor y la degradación del hombre.

 

Toda la obra es un canto doloroso a la desesperanza. Desde el inicio se anuncia la tragedia. El campesino es víctima del desamparo político, de la injusticia por parte de la frutera norteamericana que no recibe el banano y el campesino debe dejarlo podrirse y sufrir pérdidas económicas que lo conducen irremediablemente a la quiebra. Los momentos idílicos, paradisíacos son efímeros, los amores de Luis y Elisa son pasajeros, el proceso de degradación comienza con el empobrecimiento de Juan Ventura y el futuro incierto de su nieta Elisa y afirmado por el viaje de Luis a la capital para buscar ayuda del gobierno a la situación económica por la que atraviesan. Luis es víctima de la vida bohemia y el ambiente en que se ve envuelto luego de caer en los brazos de Gloria, bailarina y cantante española que está de paso por San José. Con ella se entrega al placer y cae en el vicio del alcohol, derrocha su poco capital y retrasa su regreso a su finca. Por cierto que la vida de esta española es narrada por ella misma. Es una biografía insertada en la novela impactante, también trágica, llena de dolor. Desde su origen miserable, su incorporación al estrellato, su unión con un noble, su vida de princesa, su venida a menos en Rusia, la muerte increíble de su hija, sus privaciones en París y el reencuentro con su protector y nuevamente su vida de estrella venida a menos pero siempre llena de bohemia y vicio, hasta el abandono de Luis y el viaje a Salvador, dejan en el lector la impresión de que esa vida es otra novela insertada, trágica, paralela  a la misma novela. Otro tanto sucede con la vida de Juan Ventura desde su origen hasta su vejez, cuando llega a la ciudad después de dar muerte al capataz, el macho Morales, por haber deshonrado su honor al convertir a su nieta en amante y pagarle con favores, su deshonra, el abandono de Elisa y la huida hacia la montaña. La suerte de Elisa cuando se siente sola y viaja a la ciudad en busca de Luis y su encuentro en el burdel y el desprecio inconsciente de éste que la degrada públicamente. Toda la novela es una tragedia. Es el proceso avasallador de la desgracia, el destino de seres irremediablemente conducidos al dolor, la deshonra, el sufrimiento. Hasta la naturaleza se alía con esa fuerza fatal, irremediable, insoslayable. Pero no se crea que es un chantaje sentimental, a pesara de la dureza de las escenas, todo lo contrario, el relato se mantiene dentro de un verosímil aceptable y son los mismos personajes con sus dobleces, debilidades, ayudados por las condiciones naturales y sociales, los que mueven sus conductas por senderos pedregosos. Las causas de sus desgracias no son individuales, muchas de ellas, las más importantes son históricas y sociales. La crisis provocada por la primera guerra mundial, la corrupción de los políticos de turno y la entrega de la soberanía nacional en manos de compañías internacionales por granjerías insignificantes, el robo de las riquezas por parte de ellas, son razones que escapan a conductas meramente individuales.

 

La novela ofrece también descripciones importantes de la zona atlántica, las costumbres de ese entonces, los carnavales, las comidas propias de la región, los lugares del vicio josefino, la religiosidad, las discusiones teológicas, políticas, de arte, sobre la educación, referencias históricas, etc. y no está exenta de juicios de valor, apreciaciones, apelaciones, comentarios, propios de la novela monofónica.

 

"Las grandes potencias han logrado formar de sus intereses una gran comandita, y resulta por tanto ridículo el sillón preparado para las posaderas de los representantes de las naciones minúsculas en los cónclaves internacionales."1

 

Juicio que tiene vigencia en la actualidad, cuando observamos el comportamiento sumiso e incondicional de los gobernantes de turno con las posturas de las potencias mundiales, sobre todo Estados Unidos. El caso de la guerra contra Irak es elocuente y posiblemente el Tratado de Libre Comercio de los países centroamericanos, también lo sea.

 

La crueldad de la guerra, sea cual sea su origen se ve reflejada en esta cita:

 

"Me levanté presurosa y azorada, siempre con Flora (hijita de escasos dos años) en brazos, y al salir a la calle, caí de bruces frente a un pelotón de soldados (rusos) que apuntaba a la casa. Me incorporé gritando, desesperada, y traté de correr, pero en ese momento un soldado que estaba próximo a mí, tras un juramento terrible, me arrebató mi hija, la lanzó por los aires, y tres bayonetas puestas de soslayo recibieron su cuerpecito.2"

 

 

En una conversación entre Luis y un gringo se da el siguiente diálogo:

Luis le pregunta al americano:

 

"-¿Pertenece usted al ejército?

-         Todos los americanos pertenecemos al ejército. Es necesario para defender el suelo.

-         Y para invadir el de los otros- añadió el andaluz.

      El yanqui no contestó; se limitó a mirar al español con desaire."1

 

La cita es elocuente y de enorme vigencia. No es nueva esa política norteamericana de invadir sin razón o con "sus razones", países vecinos y lejanos.

 

Esta novela espera su resurrección, la merece. Esperamos que los editores se enteren de que existe y los críticos la lean para que le den el lugar que se merece en las letras nacionales.



1 Orozco Castro, Jorge. Bajo el sol tropical. Mauci, Barcelona, 1932.

1 Orozco Castro, Jorge. Ob. cit., p.70.

2 Ídem, p. 123.

1 Ídem, p. 214.

Gonzalo Chacón Trejos

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GONZALO CHACÓN TREJOS

 (1890-1969)

 

 

Gonzalo  Chacón Trejos nació  en San José el 21 de julio de 1890 y  murió en esta misma ciudad el 17 de septiembre de 1969 a la edad  de setenta y nueve años.

 

Estudió contabilidad y la mayor parte de su vida la dedicó a esta profesión. Trabajó en empresas nacionales y extranjeras y fue miembro del Colegio de Contadores.

 

Fue un autodidacta y adquirió una gran cultura por sí mismo. Admiró  a los autores clásicos tanto como a los modernos. Dominaba las lenguas francés, inglés e italiano.

 

Fue un apasionado por los libros y la música clásica.

 

Ocupó el cargo de Tesorero de la Colonia Escolar  y Vicepresidente de la Junta de Educación de San José. y miembro del Círculo de Amigos del Arte y de la Asociación Musical.

 

Su  primera esposa lo  fue doña Matilde Coronado Arguedas con quien se casó en 1915 y la segunda, doña Fabiola Céspedes Castaño con quien contrajo nupcias en el año de 1929.

 

En 1826 viajó a Italia y ahí vivió tres años en Florencia. Luego visitó España.

 

Murió el 17 de septiembre  de 1969.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ GONZALO CHACÓN TREJOS

 

NOVELA

 

1. El crimen de Alberto Lobo: 1928

 

TEATRO

 

1. El Retorno: 1930 (comedia)

 

 

CRÓNICA

 

1. Tradiciones costarricenses: 1936

 

La novela El crimen de Alberto Lobo se publicó en 19281.

 

Está compuesta de dos historias accidentalmente ligadas. Los sucesos ocurridos en Costa Rica, por los años 1914-1919 y una trágica historia de amor.

 

En la ciudad de Abra (San José), república de Ticonia (Costa Rica), el congreso eligió como presidente de la república a Calixto (Alfredo González Flores), vecino de Florinia (Heredia). Apenas electo presidente acudieron los políticos  a pedir puestos en su gobierno, entre ellos Pacomio (Federico Tinoco), a quien se nombra Ministro de la Guerra.

 

Apenas pasado el banquete de celebración de la toma del poder, cuando las intrigas y la corrupción política comienzan a aflorar. El hermano de Pacomio, Fanfán (Joaquín Tinoco) regresa a la ciudad dispuesto a obtener la fortuna que había perdido en el juego, gracias a la hacienda pública.

 

Se organiza la oposición, se crea el periódico El Debate y comienzan las acusaciones  a Calixto, las burlas y la quiebra económica del país. Así como la injerencia de la empresa transnacional norteamericana en busca de inversión petrolera en Ticomia.

 

Mientras esto ocurría,  Alberto Lobo, un ebanista pobre pero honrado, se enamora cada vez más de Margarita, joven bellísima, de origen humilde pero muy soñadora.

 

Simultáneamente cae Calixto producto de un golpe de Estado, y el poder político queda en manos de Pacomio y Fanfán, que  pronto aseguran su poder y comienzan a realizar toda clase de desmanes políticos,  económicos y violatorios de los derechos humanos. Es así como Fanfán se dedica a conquistar mujeres y coloca como jefes a sus amigos en las cárceles para que le  posibiliten sus aventuras. Una de ellas es la incauta Margarita, que después de regalos y atenciones por parte de Fanfán cae a sus pies. Alberto, por su parte, había jurado matar a Fanfán por los abusos que hacía. Decide seguirle en sus fechorías, hasta que descubre que una de las víctimas es su amada Margarita. Luego de esconderse, a quemarropa le dispara a Fanfán y lo mata. Después de su muerte visita a Margarita  y tras la evidencia de que está perdidamente enamorada de Fanfán y llora su muerte, decide suicidarse, mientras Margarita y Julia (otra enamorada de Fanfán) depositan flores en la tumba de su conquistador.

 

Es una novela de valor histórico con un fondo  trágico de triángulo amoroso tradicional. El tema de la tiranía (para algunos) de los hermanos Tinoco, casi no es considerado por los novelistas costarricenses. Es la primera novela que lo trata pero muy superficialmente. Se utiliza un narrador omnisciente bastante distanciado con independencia de los personajes. Los referentes son evidentes, tanto en los hechos históricos narrados como en los lugares geográficos y  los personajes. Es poco conocida en nuestro medio y de escasas referencias bibliográficas.2



1 Chacón Trejos, Gonzalo. El crimen de Alberto Lobo. Ed. Costa Rica, San José, 1971.

2 La muerte de don Joaquín Tinoco quedó, hasta hoy, en el más oculto misterio. Existen varias versiones del asesino. Unos opinan que fue Agustín Villalobos, un joven de Alajuela, de San Pedro de Poás, por celos y porque, así lo decía él, salvar a Costa Rica de la tiranía de los Tinoco y otros afirman que fue una amante que tenía y que había intentado matarlo en otras ocasiones. Mi mamá contaba lo que había oído en la iglesia, cuando asistía a misa y el padre Valenciano persuadía a los hombres mal portados a quienes ponía el ejemplo de don

Primera Generación: 1927. Superrealismo

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PRIMERA GENERACIÓN: 1927. SUPERREALISMO

(1935-1949)

 

NACIDOS: 1890 A 1904

GESTACIÓN: 1920 A 1934

VIGENCIA: 1935 A 1949

 


Esta generación está formada  por los nacidos  entre 1890 a 1904. Es la primera del período Superrealista y es una generación de ruptura con  el paradigma de las generaciones anteriores y en general de la época moderna. Lo que conservó, sobre todo de la generación anterior llamada Mundonovista fue su interés, su énfasis, su  apego a lo propio del continente, lo nacional, la búsqueda de sus raíces culturales, antropológicas, étnicas pero con una total transformación formal. El mayor cambio se operó en la manera de visualizar la realidad y representarla en el arte. Lo más claro fue el rechazo al Naturalismo, en el ámbito general latinoamericano, no así en algunas novelas costarricenses.

 

Esta generación asimila las técnicas europeas de la vanguardia artística en general y la poesía en particular. Los novelistas viajan y viven en París y lo que ahí sucede no sólo no escapa a sus intereses sino que  es incorporado a sus creaciones literarias. No hay que olvidar que a esta generación perteneció la llamada Generación Perdida norteamericana que contaba con novelistas de la talla de William Faulkner (1897-)1962) y Ernest Hemingway (1899-1961), para sólo citar dos de los más importantes. Las luces de la llamada capital del arte y de la cultura europea moldean a nuestros escritores que por diferentes razones se trasladan a vivir ahí. Unos por razones políticas, exilados por las tiranías latinoamericanas y otros en busca del saber de fuentes primarias el acontecer artístico del momento: es un momento de creacionismos, ultraísmos, existencionalismos, futurismos; sólo baste citar a César Vallejo (1892-1938), Vicente Huidobro Fernández (1893-1948), Jorge Luis Borges (1899-1986), Pablo Neruda  (1904-1973), poeta chileno, el costarricense Max Jiménez (1900-1947) y los novelistas más consagrados de nuestro continente, Miguel Ángel Asturias (1899-1974), Alejo Carpentier (1904-1980), Agustín Yáñez (1904-1980), Eduardo Mallea (1903-1982)  y otros.

 

Latinoamérica sorprendió al mundo con estos novelistas y abrió el famoso boon de la literatura hispanoamericana. Europa, por primera vez, prestó atención a lo que se producía de este lado del Atlántico y cómo se creaba. Mejor que en la historia, los europeos conocieron las tiranías latinoamericanas, expresadas en novelas tales como El Señor Presidente: 1946 de Miguel Ángel Asturias (1899-1974) o  El recurso del método: 1974 de Alejo Carpentier (1904-1980), la explotación de los trabajadores por las compañías bananeras norteamericanas: Viento Fuerte: 1949, El papa verde: 1959 y Los ojos de los enterrados: 1960  de Miguel Ángel Asturias, así como la magia o el Budú en países como Haití, claramente expresados en la novela El reino de este mundo: 1949 de Alejo Carpentier  que dio inicio al llamado movimiento del Realismo Mágico, propio  de esta generación superrealista.

 

Se abre una nueva conciencia de la realidad y una visión poética de la misma que permite a los escritores, no sólo innovar en temáticas antes no utilizadas, sino en la creación de las más variadas técnicas formales, monólogo interior, perspectivismo, cubismo, puntillismo, parodias musicales, distanciamiento narrativo, paralelismos, simultaneidades narrativas, descripción onírica, automatismo verbal, el uso del humor, la ironía y lo lúdico  y lo más novedoso, la creación de un lenguaje poético casi sin fronteras. Recordemos, para citar un ejemplo las jitanjáforas de Miguel Ángel Asturias  en su novela El  Señor Presidente: 1946, y el impresionante inicio de esta novela por  la sonoridad del lenguaje, con el uso de las jitanjáforas:

 

"¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre!"1.

 

Esta generación, en Costa Rica, casi no aporta  novelistas de renombre. Salvo los intentos del más creativo de todos Max Jiménez Huete (1900-1947) con sus obras,  Unos Fantoches: 1928, El domador de Pulgas: 1936 y sobre todo la novela El Jaúl: 1937, la más lograda, José Marín Cañas (1904-1980) con sus novelas, El infierno verde: 1935 y Pedro Arnáez: 1942, León Pacheco (1902-1980), con su novela Los pantanos del infierno: 1973. Los otros esfuerzos fueron intentos por producir novelas de corte tradicional y bajo las técnicas y temáticas de la época anterior y todavía bajo la perspectiva naturalista. La verdad es que  no vale la pena, si  no es por razones históricas, y por dejar testimonio de ellas, mencionarlas.

 

Lo más destacado de esta generación costarricense es el aporte de Max Jiménez Huete, que vivió muchos años en Francia y  en compañía con poetas como César Vallejo aprendió lo mejor de la expresión europea,  con respecto al uso  de nuevas técnicas formales y a la aplicación  en  la temática novelesca. Con él se abre una corriente novelística en Costa Rica que será de enorme importancia en las generaciones posteriores. El tradicional enfoque nacionalista, folclórico, turístico, criollista del campesino, frente a la ciudad da paso  a un enfoque más universalista: el hombre frente a su acontecer vital, la lucha casi agónica del hombre por sobrevivir a su misma circunstancia. Este inicio tendrá mejores frutos en novelistas de generaciones posteriores tales como, Yolanda Oreamuno Unger (1916-1956), Julieta Pinto González (1922), Rima Gretel Rothe de Valbona (1931), Carmen Naranjo Coto (1930), Samuel Rovinski Gruzco (1932), Alfonso Chase  Brenes (1944), Tatiana Lobo Wiehoff  (1939), Ana Cristina Rossi Lara (1952) y otros menos destacados.

 

Luego tendremos ocasión de referirnos a ellos y sus obras.

 

Salvo este importante aporte, las novelas escritas por esta primera generación llamada superrealista, en Costa Rica, no inició la ruptura, ni la  aparición de novelistas del tipo sobresaliente que aparecieron en los países latinoamericanos. El superrealismo pasó desapercibido, en nuestro medio, y, el Realismo Mágico pasó de lejos.

 

Los novelistas de esta generación, en Costa Rica, que escribieron una o más novelas fueron, en orden de edad, los  siguientes:

 

Gonzalo Chacón Trejos (1890-1969)

Jorge Orozco Castro (1891-1967)

Francisco Soler (1893-1920)

Hernán Zamora Elizondo (1894-1967)

María del Socorro González de Tinoco (1894-1959)

Ricardo Jinesta Muñoz (1894-1968)

Hernán Zamora Elizondo  (1895-1967)

Manuel Segura Méndez (1895-1978)

Moisés Vincenzi Pacheco (1895-1964)

Rafael Merino Aguilar (1896- 1967)

Mariano Padilla Bolaños (1896-1965)

Carlos Jinesta Muñoz (1896-1979)

Abelardo Bonilla Baldares (1898-1969)

Max Jiménez Huete (1900-1947)

Euclides Chacón Méndez (1900-1963)

Francisco Monge Quirós (1902-1977)

León Pacheco Solano (1902-1980)

Georges Vidal (1903-1964)

Arturo Castro Esquivel (1904-1981)

Gonzalo  Dobles Solórzano (1904-1984)

José Marín Cañas (1904-1980)

Rubén Yglesias Hogan (1904-1980)

Edelmira González Herrera (1904-1988)

Luisa González Gutiérrez (1904-1999)

Alexander Frank Skutch (1904-2004)



1 Asturias, Miguel Ángel. El señor Presidente. 7ª. Edición, Losada, Buenos Aires, 1967. Inicio de la novela p.7.

Primer Período: El Superrrealismo

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PRIMER PERÍODO: SUPERREALISMO

(1935-1979)

 

 

Este período  comprende gran parte de la novelística escrita en nuestro continente. Lo representan tres generaciones bien definidas: la generación de 1927, llamada Superrealista o del Realismo Mágico, la generación de 1942, llamada  Neorrealista o del Realismo Maravilloso y la generación de 1957, llamada Irrealista o Fantástica.

 

Los novelistas han iniciado, por fin el despliegue literario que tanto veníamos esperando. Es la literatura como expresión social y con una función utilitaria, interpretativa, de ruptura, de violación. No se  deja de interpretar la vida cotidiana, pero se manifiesta como ruptura con los viejos cánones de los paradigmas anteriores, sobre todo el llamado Realismo, y se compromete con otro, diametralmente opuesto. Por eso podemos afirmar categóricamente que asistimos, en este primer período, al nacimiento de una nueva novela, un nuevo paradigma novelístico. Es el llamado Antirrealismo, que se abre paso y expone sus mejores muestras de la novela. No importa si se le llama Realismo Mágico, Mítico, o Maravilloso, lo cierto es que abre un nuevo sistema literario para la novela y los autores (algunos no), son conscientes de ello. Renuncian intencionalmente a los antiguos cánones del Realismo, Naturalismo y Romanticismo y se afincan en el poder de la imaginación, de la innovación formal; de ahí el papel preponderante que juega el lenguaje y las diversas técnicas narrativas que los autores aplican a sus creaciones. No es que renuncien a la realidad, ni renieguen de ella. Es todo lo contrario, penetran en sus entrañas, la releen, la reinterpretan, la auscultan y la recrean. Es como un análisis con ultra sonido, con técnicas modernas, virtuales. Nada permanece oculto a la mirada de los novelistas de este período; y si algo escapa momentáneamente a sus pesquisas, entonces estudian, leen, investigan pero no desmayan, hasta encontrar el verdadero sentido de lo expuesto, lo real aparente. Es algo así como la búsqueda, de lo que Humberto Eco llamó, la estructura ausente,  lo no visto, lo intencionalmente manipulado, lo escurridizo, lo insospechado. Por eso el mundo mostrado en estas novelas, penetra en lo privado, es esencialmente interior, no sólo a los personajes, si no a la vida social, a los sistemas políticos, a la vida cotidiana, al narrador o los narradores, a lo intencionalmente callado, manipulado, ocultado por los sistemas permanentemente programados para que los más, que es el pueblo, permanezca en esa ignorancia oficial, que tanto favorece a los intereses de los políticos de turno y los grupos más poderosos económica y políticamente.

 

Por eso estos novelistas denuncian las más variadas taras sociales de nuestras inventadas y falsas democracias, tales como la corrupción, la burocracia, la ley al servicio de los ricos, las instituciones del Estado al servicio de los intereses de los gobernantes y amigos, la marginación de los pobres, los mitos entronizados y estigmatizados por la historia oficial, la globalización de la pobreza y la repartición de la miseria para el pueblo y la riqueza para las transnacionales y sus socios criollos, sin importar si destruyen las condiciones naturales de la tierra, los gobernantes que entregan nuestra riqueza a las compañías internacionales por una granjearía, llámense venta de las comunicaciones, la energía tradicional como la luz, el agua o la telefonía. En aras de una eficacia de las instituciones y la llamada modernización del Estado, están privatizando todos los servicios y nuestras riquezas, sin que los anunciados logros se vean por ninguna parte, a no ser la corrupción y el deterioro, cada vez  más evidente de la mayor parte de las instituciones que antes eran nuestro orgullo.

 

Aquella visión de la época moderna, inequívoca, lógica, predecible, sistemática y hasta moralista y folklórica pasó a ser una visión carnavalística, ambigua, asistemática, arbitraria, impredecible, propia de un mundo caótico, polifacético; si se quiere irracional. Se abre una visión que asimila, acepta la irracionalidad, lo insólito, la ambigüedad, el sueño, la poesía, el sexo abierto. Por ello, el lector social, se encuentra huérfano, sin quien lo conduzca, sin explicaciones, al margen, a expensas de él mismo. Solo, ante el mundo caótico que lo desconcierta, no sabe qué hacer, y en el peor de los casos, tira la novela al estante de libros olvidados, para en una mejor ocasión, intentar de nuevo penetrar en ese mundo extraño, cerrado que le invita a entrar en él y bañarse en sus aguas inmensas, en ese mar expuesto, mostrado, tirado a sus pies. Su papel es meterse en él, sumergirse y comenzar a descifrar ese laberinto que el autor le ofrece, que no es otro que su propia vida y la sociedad en la cual vive pero que ignora.

 

Se terminó la linealidad del relato, la causalidad, las preguntas retóricas, las guías, la atención al lector, ese mundo plano, fácil y se abrió, la novela, al monólogo interior (al fluir de conciencia), la interioridad, la profundidad sicológica de los personajes, ni buenos y malos, simplemente humanos, la creación de un nuevo lenguaje, al arribo de la exageración, la ironía, el sarcasmo, la distancia entre el narrador y el mundo mostrado. El lenguaje es motivo de cambio, se le retuerce para lograr la expresión deseada. Sólo recordemos las llamadas jitanjáforas de Miguel Ángel Asturias (1899-1974), en su novela El señor Presidente: 1952.

 

En Costa Rica, este período se inició con la generación de 1927, continuó con la del 1942 y concluyó con la del año 1957. De estas tres generaciones hemos obtenido la mejor muestra narrativa de nuestra literatura. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que es en este período, cuando se inicia la literatura costarricense de mayor realce y alcance internacional. Por primera vez, los autores, sobre todo los de novelas, logran salir de nuestras fronteras y exponer, con orgullo, sus creaciones a los lectores de otros países, tal es el caso, por ejemplo, de Carlos Luis Fallas (1914-1966).

 

No queremos afirmar que todos los novelistas de este período se abrieron a las nuevas expectativas que hemos planteado antes. Muchos de ellos, si no la mayoría, continuaron bajo los cánones de la llamada novela monofónica de la época anterior, pero algunos sí se percataron de los cambios operados en el nuevo sistema literario y auque tímidamente comenzaron a interesarse por él y a crear sus novelas bajo esta nueva visión, que hemos llamado polifónica. Sólo baste citar algunos de ellos que más adelante tendremos ocasión de estudiar con más detenimiento. Son notorios, Max Jiménez Huete (1900-1947), Yolanda Oreamuno Únger (1916-1956) y Joaquín Gutiérrez Mangel (1918-2000), Carmen Naranjo Coto (1930), Rima Valbona (1931), Samuel Rovinski Gruzco (1932), Daniel Gallegos (1930), para citar sólo algunos de los más destacados de este período.

Segunda época. Época contemporánea: 1935-2068

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ÉPOCA CONTEMPORÁNEA

(1935-2068)

 

 

La época contemporánea se extiende desde el año de 1935 hasta el año de 2068.

 

Comprende tres períodos  y nueve generaciones. Al primer período (1935-1979) se le ha llamado superrealismo, al segundo período (1980-2024), algunos lo titulan como  poeticismo y al tercero (2025- 2064), que aún no ha ocurrido, bien podría llamársele cibernético, intimista o simplemente virtual, aunque el nombre sea poco poético.

 

Esta época se opone a la moderna por una marcada resistencia al realismo. Los  escritores, desde diferentes puntos de vista abandonan el realismo fotográfico y la representación "exacta" de la realidad para refugiarse en diversas formas del  irrealismo.

 

Esto no quiere decir, de ninguna manera, que su obra literaria no contemple la realidad y no se fundamente en ella. De lo que se trata es de expresar la realidad individual y social desde diferentes puntos de vista, cada vez más autónomos y más distanciados del tradicional  narrador-autor, tan caro a la época anterior. Por eso, en esta época, aparecerán los más variados realismos: realismo mágico, realismo maravilloso, realismo mítico, ciencia-ficción, realismo cibernético, superrealismo, etc. Y  se desarrolla el género de lo extraño así como  lo fantástico. Este último con gran éxito.

 

Si en la última generación  de la época moderna, la de 1912, llamada mundonovista, Latinoamérica  comienza a darse a conocer en el ámbito literario, sobre todo europeo, con la primera generación de la época contemporánea, la superrealista de 1927 y las siguientes, América Latina se abre al mundo, a través de su novelística y deslumbra a unos y otros. Encuentra su propio paradigma literario, por lo menos en peculiar manera de mostrar su naturaleza social, cultural, política e ideológica. Y, a través de sus novelas no oculta nada, se desgarra, se desnuda, se evidencia, se limpia todos los maquillajes adquiridos de la cultura europea que la conquistó y se presenta ante el mundo tal cual es, virgen y mancillada, salvaje e indomable pero vilipendiada, terriblemente cruda, pero poéticamente representada. Los temas más escabrosos y delicados son abordados por los novelistas latinoamericanos. Los tiranos con su enorme poder político y económico, dueños de vidas y haciendas, son desnudados por esta novelística, así como los políticos corruptos de turno y sus cómplices, no importa si estos son los periodistas o los curas, los intelectuales o los abogados. Todos desfilan  bajo la óptica narrativa de ellos. Pero no sólo la temática política es desenmascarada, los  temas sociales se abren desde perspectivas nunca antes leídos, la ciudad con todos sus vicios, ya no presentados desde puntos de vista individuales, sino colectivos, como víctimas de intereses económicos de grupos poderosos que tanto daño causaron a este continente y lo siguen haciendo y que, a través de ejércitos y endiablados militares lo han llenado de las más absurdas guerras y la matanza de los mejores ciudadanos de él. No es casual que la mayoría de los novelistas y artistas en general de los inicios de esta época, se hayan visto obligados a vivir en Europa, sobre todo en París. Ésta se convirtió en la meca de los escritores latinoamericanos que se dieron el lujo de desnudar la realidad de Latinoamérica, que permanecía oculta a la mirada tímida de los  escritores conservadores, convencionalistas, oficiales, anteriores. Fueron denunciadas las barbaries que realizaban las compañías multinacionales que recién anclaban su poder en nuestro continente. Producto de esta denuncia se pueden citar muchas novelas de este período inicial: El papá verde: 1954 de Miguel Ángel Asturias (1899-1974), Mamita Yunai: 1941 de Carlos Luis Fallas Sibaja (1909-1966), Los pantanos del infierno: 1973 de León Pacheco Solano (1902-1980), Hombres de maíz: 1949 de Miguel Ángel Asturias, Cien años de soledad: 1967 de Gabriel García Márquez (1928), para sólo citar algunas.

 

El expansionismo, sobre todo del poder económico de las transnacionales norteamericanas, en nuestro continente, fue denunciado en la novelística, los contratos favorables a sus intereses, la protección de esas compañías a través de los  ejércitos manipulados por gobernantes inescrupulosos que más velaban por sus granjerías que por la soberanía de sus patrias, fueron  dados a conocer por estos escritores, en todo el mundo.

 

Esto hizo pensar a muchos políticos de las izquierdas emergentes, contrarios a esta expansión imperialista, que la literatura y sobre todo la novelística, podría usarse para transformar las condiciones políticas y sociales de este continente e instaron a los escritores a  denunciar las injusticias sociales, producto de una clase dominante inhumana y llamaron a esta literatura comprometida, de protesta, de denuncia o literatura socialista. A la luz de esta tendencia de los movimientos izquierdistas, ¡cuánto daño causaron a la literatura y a los poetas! Lo que se presentaba como un compromiso con la creación, con la literatura, se mancilló, se contaminó, pero  gracias a escritores comprometidos con el arte, éste superó ese traspié y se sacudió de estos políticos que con, posiblemente, las mejores intenciones, frustraron, no pocas obras literarias. La literatura denuncia las injusticias, los desmanes, los vicios, la corrupción, las bajas pasiones, las taras, los genocidios, etc., pero nunca está al servicio de ellos ni de los intereses particulares de los políticos, por más bien intencionados que estos sean.

 

Esta época se inició con  dos guerras mundiales y ha vivido y vive, bajo la tensión de las guerras. Es la estulticia del hombre que cree que su realización es imponer por la fuerza su propia ignorancia, sea ésta religiosa, económica, étnica o ideológica y  recién inicia su fin con la caída del Muro de Berlín y la finalización de la guerra fría y las guerras  nacionales separatistas, sobre todo en Europa. Rusia sucumbe a su propia impotencia y Estados Unidos se convierte en el gerdamen del mundo. Asistimos a una guerra cibernética entre Estados Unidos  y  Hussein en el Golfo Pérsico y el triunfo de  la imagen computarizada. Esto después de un fracaso del imperialismo norteamericano en Viet Nam, una sucesión de guerrillas en Angola, en América Central, golpes de estado en diferentes países de nuestro continente y lo más reciente, la guerra aún sin concluir, contra Irak, un bloqueo económico inhumano a un país hermano como lo es Cuba. Y lo que es peor la aparición del terrorismo como una vía de desquite, de intolerancia, de imposición, de razones no oídas a gobiernos que tampoco abren el diálogo a quienes no comparten sus posiciones. Esta es nuestra realidad más sentida: Hoy estamos al borde de una tercera guerra mundial y así lo anuncian todos los guerreristas. Estados Unidos, no sólo ha sido herido en su honor, por los terroristas, sino que abre su corazón a la venganza, al ojo por ojo y diente por diente y quizás más. Le han tocado su orgullo y de ello se aprovechará para realizar cualquier acto bélico que le coloque nuevamente en el lugar que siempre ha sustentado: ser la primera potencia del mundo, marcar sus condiciones, dirigir el ajedrez político de la tierra y subyugar a todos los países, bajo su bota. La democracia debe ser aquélla que su gobierno decida y desde luego siempre será bajo sus reglas, sus ambiciones desmedidas y el sometimiento de los pueblos que osen, tan sólo, insinuar alguna posibilidad de salir de su miseria, si ésta no es dirigida y orientada por la potencia. Es la clásica política de todo para mí y si sobra algo, entonces lo repartimos, como limosna, entre los pobre, para que sean nuestros aliados incondicionales.

 

Otro tanto habría que decirse del poder de los narcos que penetra los más diversos  estratos sociales en todos los países. Aunque Estados Unidos realicen acciones para combatirlos, lo cierto es que el mayor mercado lo ofrecen los norteamericanos y la industria y mercadeo de las drogas prohibidas les resulta ser de enorme beneficio económico a ese país y a una inmensa cantidad de personas. ¿Podrá eliminar ese fuerte ingrediente de su economía? ¿Estará dispuesto a realizarlo? Nuestra respuesta es negativa.

 

No hay duda que esta época ha estado signada, desde el inicio por una preponderancia racionalista causal, logocéntrica, teológica que poco a poco va cediendo, como contrapunto, a una realidad  pluridimensional, multifetichista, carnavalesca que de alguna manera ha ido causando incertidumbre, duda, incredibilidad, para llegar a nuestros días imponiendo una irrealidad que escapa a cualquier deseo de explicarla sin penetrar en su misma esencia. Hoy la humanidad asiste a una avasalladora fuerza tecnológica que los científicos han llamado cibernética que se ha impuesto a los paradigmas tradicionales  y se enfrenta a los desafíos racionalistas de este siglo, causando la conmoción más espectacular de nuestros tiempos. El mundo de las imágenes, de la televisión a través del satélite, la programación computarizada, la comunicación al instante, a través de la Internet, nos ofrece un panorama inconmensurable e impredecible que nos sumerge en un mundo de irrealidad del que nadie puede salirse. Este mundo de la irrealidad se convierte, cada día más, en la realidad de nuestra vida. La guerra del Golfo Pérsico la  "disfrutamos" y "vivimos" cómodamente sentados en nuestra casa, como si se tratara de un juego pirotécnico electrónico y, ¿qué decir de este moderno y maravilloso cuento de hadas escenificado por la princesa Diana y el príncipe Carlos con final trágico, contrario a los cuentos de hadas? En esta irrealidad en que vivimos, ¿cuál es la tabla de la realidad en la que podamos asirnos? Los novelistas del presente y del futuro posiblemente tendrán que lanzarse en este océano de irrealidad para bucear, como los paparazzi, trozos de la realidad, esencias de esa irrealidad que les permita ofrecer sus contradicciones, sus intimidades, sus debilidades, su vida oculta. Ya los escritores no deben buscar la realidad oculta en lo evidente real, tal y como lo hicieron sus antecesores, sino  descubrir la realidad de esa irrealidad- real que vivimos. Y no se trata de desistir de tal empresa y refugiarnos en nuestro pasado para recrear nuestra propia realidad, en busca de una identidad nacional que nunca existió1 porque desde el inicio apareció como una diversidad que día con día se ha venido acentuando. Esa famosa identidad nacional tan cara, sobre todo a los escritores nacionalistas costarricenses y los críticos apologistas, no es más que un espejismo para ocultar nuestra propia realidad, más compleja: nuestra diversidad, nuestro mestizaje cultural, nuestro ser  producto de muchos y variados factores, culturales, ideológicos, políticos, etc.  Hoy, más que nunca, las fronteras tienden a desaparecer, a pesar de que muchos se opongan. El mapa mundial se ve transformado por la aparición de los bloques económicos y comerciales. Alemania, Japón y Estados Unidos se reparten el planeta, desde una perspectiva comercial y abren fronteras a sus productos industriales altamente tecnificados y se reparten los mercados emergentes en aras de colocar sus productos y obtener más riqueza. Por ello, se crean las estrategias  y las alianzas comerciales que no son más que la expansión comercial de estos tres grupos económicamente poderosos. Los resultados todos los conocemos: El país que se aísle a estas alianzas de libre comercio, corre el peligro de sucumbir a su propia impotencia, a su propio aislamiento pero si se une a ellos participa de unas reglas del juego inmensamente injustas y desfavorables. Ésta es su propia tragedia.

 

En esta irrealidad-realidad terrible y despiadadamente real, aparecen, lo que muchas veces, hace algunos años, comentaba con el sociólogo Franz Hinkelammert, los hechos no deseados, no intencionales, inesperados pero claros, contundentes surgen como algo natural, donde nadie los espera, pero están ahí, como testimonio de las acciones incorrectas que  el hombre hace. Son el germen de la posible destrucción del sistema. No deben confundirse con las disfunciones descritas por  los sociólogos funcionalistas norteamericanos, Merton y Parson, pues no son elementos  disfuncionales de un sistema que puedan corregirse con relativa facilidad  y salvar la estructura fundamental de dicho sistema. Los hechos no deseados van más allá y forman parte de la misma esencia del fenómeno ¿Deseará algún político, industrial, capitalista mexicano, que  el distrito federal de México, aparezca cada día más contaminado? ¿Querrán los industriales transnacionales que producen las sofisticadas armas que los pueblos se sacrifiquen, desaparezcan de la faz de la tierra y hasta ellos mismos, gracias a su propia riqueza material? Los industriales ¿desearán la desaparición de la naturaleza, del aire, del agua, de la vida? ¿Esperarán, quienes gobiernan la tierra, la desaparición de la capa de ozono y con ella las enfermedades que no distinguen color, ni raza, ni posición social, tales como los cánceres de la piel? ¿Y qué decir del SIDA? ¿A quién culpamos de los cambios atmosféricos, que se presentan como algo natural, tal el caso del fenómeno llamado El Niño, los huracanes y sus consecuencias, el efecto llamado de invernadero por el calentamiento de la tierra, gracias a la alta industria, sobre todo de los Estados Unidos? Estos hechos "no intencionales" y menos "deseados", delatan  una necesidad de cambiar el rumbo de quienes ostentan el poder en la tierra sino queremos llegar al Apocalipsis. Ellos son el producto intrínseco del desarrollo industrial y el enriquecimiento de los  grupos poderosos, pues  representan la irresponsabilidad de sus proyectos que hacen avanzar la riqueza de sus empresas y sus países, a costa de la destrucción de la naturaleza, de las condiciones adecuadas para subdesarrollo o su transformación dañina para la humanidad. Los hechos "no intencionales" o mejor nominados "no deseados" nadie los quiere pero quienes los provocan, los motivan, los crean con sus desmedida sed de poder y riqueza, no les importa el daño que causan con tal de satisfacer su voracidad desenfrenada de poder, gloria efímera y riqueza material.

 

La trampa de nuestros propios actos se evidencia como un obstáculo que nadie desea pero que está ahí. A pesar del éxito de las democracias liberales en el ámbito político experimentado hasta nuestros días, no importa cuán irreales sean, aparecen los hechos no intencionales ni deseados en su propia naturaleza. Un ejemplo puede sernos útil. Lo  esencial de estas democracias se sustenta en el sacrosanto poder de la ley. El derecho es su columna vertebral desde que Roma conquistara a Grecia. Pero hoy día se ha convertido en su misma negación y amenaza con su destrucción. Nuestros países se han llenado de leyes y de abogados y contrariamente a la tragedia existencialista kaffkeana donde el individuo luchaba por defender su inocencia contra un sistema que lo culpaba  de algo que él, no sólo no había cometido, sino que ignoraba, hoy es al revés, el sistema trata de defenderse contra un abogado que no piensa demostrar que su defendido es inocente sino que el sistema no puede  probar su culpabilidad. Increíble, a los abogados no les interesa demostrar que su cliente es inocente sino buscar cualquier formalismo o tecnicismo para logras que su defendido salga libre. Basta citar un sólo caso, Pinochet. Este simple ejemplo vale para amplificarlo al ámbito de la República. Los políticos no sólo engañan al pueblo y se burlan de él sino que defienden legalmente su propia corrupción generalizada (este es el caso de Perú con Alberto Fujimori y Montesinos). Las democracias en su misma naturaleza están creando el germen de su destrucción natural aunque esto dure muchos años.

 

Por ahora, sólo debemos esperar, para saber qué pasará con esta nueva aventura guerrerista de Estados Unidos e Inglaterra contra el terrorismo ajeno, que no el propio. Sabemos cómo se inició, cuáles son las causas y el 11 de septiembre marca su detonante, pero no el final. No esperamos nada bueno para la humanidad, cuando la guerra no desea eliminar las odiosas diferencias económicas y la política de todo para mí y nada para usted o lo que es lo mismo: la paz y la tranquilidad de la humanidad se deben sustentar en mis condiciones y nada más. Pensar que la guerra de Bush es contra el terrorismo es una ingenuidad. Su guerra y la de las trasnacionales es la posesión del petróleo de Irak, del poder mundial y de la riqueza en general. Pero todo llega a su final. Bush pasará a la historia como un presidente de EEUU asesino y genocida. Hoy (2009) se vislumbra un presidente en EUA más civilizado y con mejores intenciones  a pesar de las dudas que me asisten: Obama.

 

En este panorama, político y literario, tal como lo hemos señalado, aparecen voces inteligentes que claman por la paz, la abolición de los ejércitos, el destierro de la guerra que sólo calamidades trae a la humanidad, la apertura al diálogo, al convenio, a la unión,  la tolerancia,  la justicia social, el respeto.

 

Esta época, que va de 1935 a 2068 y comprende tres períodos, el primero de 1935 a 1979, el segundo de 1980 al año 2024 y el tercero, que aún no empieza de 2025 a 2068. Cada uno de estos tres períodos cuenta con tres generaciones.

 

Si nos atendemos a las tendencias históricas de las generaciones, el primer período de la época es de ruptura, de arranque, de cambio, de iniciación. Con él la historia se abre a nuevas perspectivas, nuevos paradigmas, es como el motor de ella. Inicia con fuerza, es rebelde y se opone a las estructuras anteriores e inicia vientos de cambio, de lucha, de optimismo, es  algo así como de germen, de nacimiento. De él esperamos una visión fresca de la cultura, revolucionaria.

 

Lo mismo podemos afirmar de la primera de las tres generaciones que abre este período. Es de ruptura, de apertura, de iniciación, de cambio, de arranque. Posee la fuerza suficiente para, poco a poco imponerse a los paradigmas anteriores. Esta primera generación es como el motor del primer período y lo será siempre de todo período.

 

En el caso que nos ocupa la primera generación es la de 1927 y la literatura en general y la novelística, en particular dan muestras e esa radical y revolucionaria manera de escribir novelas y concebir la realidad. Sólo citamos unos ejemplos para señalar su vital importancia en la trayectoria de la novelística de Latinoamérica. A este primer período y su primera generación, pertenecen novelistas de la talla de Miguel ángel Asturias, Alejo Carpentier, Borges, Agustín Yánez, entre otros y en Costa Rica, Max Jiménez Huete y José Marín Cañas, para citar los más reconocidos.

 

La segunda generación, en este caso, la llamada de 1942, de cada período se presenta como la que culmina el camino emprendido por la primera. Es una generación de permanencia, de consolidación, de culminación. Se alimenta de la primera y conserva lo bueno de la anterior pero aporta nuevos elementos que desarrollan el paradigma y lo estabilizan y lo llevan a la cima. Es una generación de esplendor, de lujo, de realización. Recordemos algunos novelistas de ella. Julio Cortázar, Onetti, Roas Bastos, Arguedas, Juan Rulfo y en Costa Rica, Adolfo Herrera, Carlos Luis Fallas, Fabián Dobles Rodríguez, Joaquín Gutiérrez Mangel y Yolanda Oreamuno Unger, entre los más reconocidos.

 

Cierra este período de la época contemporánea, la tercera generación, llamada de 1957. Es una generación de cierre, de fin de un período, si se quiere inicia el ocaso de un paradigma y vislumbra el agotamiento del mismo. Su aporte es importantísimo en cuanto lleva al máximo el paradigma del período, pero lo agota, lo gasta y deja la sensación de que crear más novelas con él, se torna imposible o repetitivo. Los grandes novelistas de esta generación en Latinoamérica, son de la talla de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Donoso, Cabrera Infante y Puig. En Costa Rica, tenemos a Carmen Naranjo Coto, Rima Gretel Rothe de Valbona, Samuel Rovinski Grüzco, Alberto Cañas Escalante, Daniel Gallegos, Julieta Pinto González, José León Sánchez Alvarado, para sólo citar algunos de ellos.

 

El segundo período de la época contemporánea se inicia en 1980 y llega hasta el año 2024. Como podrá notarse aún no ha terminado y sólo podemos hablar de dos generaciones la de 1972 y la de 1987. La tercera está por llegar y será la de 2002.

 

Este segundo período es de permanencia, de culminación, de mantenimiento de los principales postulados del período anterior. Es la cima del anterior y como es de esperar está llegando a la cima de sus pretensiones creativas. Sólo podemos comentar sobre dos generaciones, la primera de 1972 y la segunda de 1987 que está en plena vigencia.

 

La primera generación, como hemos venido señalando, es de iniciación, de ruptura y de creación de nuevos horizontes literarios. Arranca con cautela, respecto a la generación anterior y poco a poco va imponiendo sus nuevos postulados y abre paso a un nuevo paradigma poético. Es la generación de Mario Vargas llosa, Isabel Allende, en Latinoamérica y en Costa Rica de Alfonso Chase Brenes, Gerardo César Hurtado, Quince Duncan Moodie, Tatiana Lobo, Virgilio Mora Rodríguez y otros.

 

De la segunda generación, la de 1987, recién comenzamos a disfrutar sus obras. Se afincan y superan  algunos postulados de la generación anterior, y se abren paso a través, como veremos, cuando analicemos algunas de sus obras, en  el mundo íntimo de los personajes, en la relectura de la historia y la problemática ecológica del mundo y de nuestro entorno particular. En Costa Rica comienzan a destacar las mujeres y empezamos a leer novelas importantes de Anacristina Rossi, Linda Berrón, Dorelia Barahona, Oscar Núñez Olivas, entre otros1.

 

Los novelistas de esta época han participado como ciudadanos, unos más, otros menos, en este contexto político, social, ideológico y cultural de diferentes formas. Lo que a nosotros nos interesa es su papel como novelistas, en general los de América Latina y sobre todo los costarricenses. Ya, en esta época no se puede invocar la ignorancia de lo que pasa en el mundo. Los medios de comunicación y los avances tecnológicos han logrado mantener informados casi al instante lo que pasa en él. Sólo basta señalar, en estos momentos el poder y alcance de la Internet. Lo más importante de los novelistas más sobresalientes de nuestro continente es que la realidad vivida, la estudiada o la imaginada, son  recreadas  según sus propias programaciones literarias, como veremos más adelante.

 

Los novelistas europeos y norteamericanos, en tiempos diferentes, fueron fuente de inspiración, como lo habían sido en la época moderna, para nuestros novelistas. Aldous Huxley (1894-1963), Thomas Mann (1875-1955), Marcel Proust (1871-1922), Samuel Beckett (1906-1989), Ernest Hemingway (1899-1961), William Faulkner (1897-1962), Virginia Woolf (1882-1941), Franz Kaffka (1883-1924), Jean Paul Sartre (1805-1980), Albert Camus (1913-1960)  para sólo citar algunos, fueron escritores muy leídos por los  latinoamericanos y en forma muy especial por algunos novelistas costarricenses. Pero no sólo ellos sino otros científicos, tanto de las ciencias sociales como de  las ciencias físicas, influyeron en su cosmovisión y las técnicas usadas en sus obras literarias.   No podemos dejar de olvidar el papel decisivo de las teorías de Albert Einstein (1879-1955), sobre la relatividad, ni los descubrimientos psicológicos de Sigmound Freud (1856-1939) y Jacques Lacan (1901-1981), o los avances importantes en la antropología hechos por  Claude Levi-Straus (1908), así como los filósofos Jean Paul Sartre (1905-1980), Albert Camus (1913-1960), Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831), Friedrich Engels (1820-1895), Karl Marx (1818-1883), Robert King Merton (1910), Talcott Parson (1902-1979), Kart Popper (1902-1994), Jacques Derrida (1930) y los diferentes movimientos ideológicos que tanto influyeron en la sociedad europea y de otras latitudes del mundo.

 

La diferencia entre los escritores de la época moderna y la contemporánea es que los últimos recibieron  la influencia técnica de los novelistas europeos y no la aplicaron, tal como ellos la hacían, sino que la innovaron, la recrearon, la modificaron según las propias necesidades de su arte. No fueron unos copistas de técnicas formales hechas por los escritores europeos o norteamericanos (sobre todo de la Generación Perdida), sino que las asimilaron y las transformaron según las propias necesidades artísticas de sus obras. Hubo una superación y por lo tanto una creación artística. Esto sucedió con el fluir de conciencia o monólogo interior que abrió tantas perspectivas en la novelística latinoamericana y que superó con creces a su creador James Joyce  (1882-1941) en su obra El Ulises: 1922, o las técnicas del arte cubista y puntillista, desarrolladas por  Pablo Ruiz Picasso (1881-1973) y Henri Matisse (1869-1954), respectivamente y que fueron empleadas en la novelística latinoamericana, por ejemplo en la novela de Juan Rulfo (1918-1986), Pedro Páramo: 1955. O, ¿qué decir de la influencia de la  música en algunos autores como Alejo Carpentier (1904-1980) o Julio Cortázar (1914-1984)? ¿Y los aportes del cine?

 

En nuestra novelística costarricense  tenemos un ejemplo muy importante, por ser el primero y por la manera original como lo incorporó. Se trata del monólogo interior y el perspectivismo, empleados por Yolanda Oreamuno Unger (1916-1956)  en su obra La ruta de su evasión: 1948.

 

Los escritores más sobresalientes de esta época rompen con el paradigma literario de la época moderna y dan a luz una nueva novela. Es la superación del realismo en su versión final del naturalismo que se auto afirma como antirrealismo y se define como irrealismo. Es un nuevo modo de ver la realidad y de representarla. Se descubren nuevas experiencias para la interpretación de ella que se abren paso en diversos campos del arte como el cubismo, el puntillismo en la pintura y la poesía, el monólogo interior y el fluir de conciencia  en la novela, las diferentes perspectivas del narrador y su alejamiento del mundo narrado. Ya no interviene con sus necios (muchas veces) comentarios y su código único para juzgar, valorar y decidir la conducta de los personajes que muchas veces eran simples monigotes manejados por el narrador-autor. En este nuevo paradigma el autor, no sólo es más preparado desde el punto de vista artístico sino que conoce y maneja las técnicas más importantes para desaparecer él y dejar que los personajes participen con más independencia.

 

La sociedad y los problemas que enfrentan los personajes pueden variar muy poco o mucho pero los novelistas contemporáneos se enfrentaron a ellos desde perspectivas diferentes que cambiaron radicalmente el producto literario obtenido. Desecharon la lógica causal logocéntrica y abrieron el abanico a la ambigüedad, la diversidad, la representación asistemática, errática, arbitraria, carnavalesca, como si fuera un arcoiris, multifacética. El asombro, la magia, lo mítico, lo maravilloso, lo inverosímil, lo inesperado, por insólitos cobraron fuerza y se impusieron a lo esperado, lo racional, lo codificado. Es que la linealidad de la novelística moderna se volvía  tediosa, terriblemente esperada. Ya desde el inicio de la historia el lector conocía y podía arriesgarse a predecir el futuro de los personajes y el final de la novela. Las historias eran repetitivas, por lo menos en nuestro medio; unos personajes campesinos, pobres, eran felices pero llegaban los habitantes de la ciudad y, como eran malos, los pervertían y el final era fatal, a no ser que apareciera el personaje héroe, bueno, tipo superhéroe que resolviera la tragedia. De este modo asistimos a muchos contrarios como campesinos-citadinos, nacionales-extranjeros u otras oposiciones lógicas, evidentes, predecibles demasiado manidas. Los buenos eran buenos desde el inicio hasta el final y lo mismo ocurría con los malos. La nueva novelística abre un panorama más complejo pero, a pesar de lo que pueda decirse, más cerca de lo esencial de la realidad. Por eso, a pesar de refugiarse  en la irrealidad, ello no fue más que una estrategia pues lograron representar mucho mejor la esencia de la realidad. Su lectura de la sociedad fue más profunda, más cercana a lo esencial. Comprendieron que la fotografía y aún la radiografía de la sociedad no eran medios suficientes para desentrañar sus complejos misterios y decidieron  cambiar la estrategia: comprendieron que la realidad era más esquiva de lo que pensaron los escritores anteriores, que era compleja, arbitraria, contradictoria, impredecible y nunca repetible, carnavalesca, y que el hombre no responde de la misma manera a un hecho en circunstancias parecidas.  El escritor de esta época recibe en su casa a la duda, la incertidumbre, la inseguridad, el asombro, lo inesperado, la impotencia, su antiheroicidad y quizás más que nadie, el conocimiento de la condición humana limitada.

 

Esta posición ideológica, responsable frente al arte se ve robustecida por un conocimiento técnico literario que ha venido siendo cada vez mayor. Los escritores se hicieron profesionales. Aprendieron los códigos literarios y las diferentes técnicas que les permitieron logros conceptuales diversos según los aplicaron. Por primera vez los novelistas pudieron, en muchos casos, vivir de su profesión de escritor: Miguel Ángel Asturias (1899-1974), Alejo Carpentier (1904-1980), Gabriel García Márquez (1928), Carlos Fuentes (1928), Mario Vargas Llosa (1936), Julio Cortázar (1914-1984), Ernesto Sábato (1911), Juan Rulfo (1918-1986), Isabel Allende (1942) y muchos otros, atestiguan lo afirmado.

 

Pero no se crea que todos los escritores que intentaron escribir una novela, se aferraron a este nuevo paradigma. Ni en Latinoamérica y mucho menos en Costa Rica sucedió ese anhelo. Fueron muy pocos los que llevaron tal tarea y en Costa Rica aún menos y los que lo hicieron tuvieron que sufrir la indiferencia y la incomprensión de un medio bastante cerrado e ignorante como el nuestro, y lo que es más crudo: hoy se siguen escribiendo y publicando (con algún éxito) novelas con el mismo paradigma de la época moderna. Esos escritores aún no se han dado cuenta de que ha pasado casi un siglo y que la ciencia,  así como el arte,  han ido cambiando. Muchos son los pasajeros pero pocos los aviadores.



1  Consúltese la publicación de Fuentes, Carlos. Entrevista. Áncora, La Nación, 4 de Julio de 1999. En ella se confirma nuestra tesis de que la tan buscada identidad nacional en nuestros países por los historiadores y los críticos literarios no fue más que una quimera. Como dice Carlos Fuentes "La identidad se construye a partir de la diversidad".

 

1 Carlos Fuentes, en un artículo que publica La Nación, titulado El relevo del Boon, San José, 22 de Agosto del año 2000, habla de dos generaciones, los novelistas que tienen 35 o 50 años y que denomina, la generación del Boomerang y que según él esta dominada por mujeres como Elena Poniatowska, Ángeles Mastretta, Laura Esquivel, Marcela Serrano, Luisa Valenzuela y Nélida Pinón. No da fechas de nacimiento ni de publicación de sus obras; tampoco el país de procedencia. El segundo grupo o generación para él es el llamado novelistas del Crack y cita a Jorge Volpi, mexicano, y Gonzalo Garcés, Argentino. Tampoco da fechas de nacimiento. Sin comentarios.

 

 

Luis Dobles Segreda

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Luis Dobles Segreda

LUIS DOBLES SEGREDA

 (1889-1956)

 

Luis Dobles Segreda, nació en San Francisco de Heredia, el 27 de enero de 1889 y murió en el mismo lugar, el 27 de septiembre de 1956,  a los  67 años.

 

Su hogar estuvo formado  por don Manuel Dobles Sáenz, su padre, y doña Rosario Segreda Víquez. Además tuvo  un hermano mayor  que él. Era una familia de solvencia económica, pues producían y comerciaban con café.

 

Don Luis, de niño, se vio  obligado a realizar tareas como vender melcochas, bizcochos, etc., debido a que su padre quebró su empresa, gracias a la baja en el precio del café. También ayudó a su hermano como vendedor  en un tramo en el mercado de Heredia.

 

Fue mediante una beca del gobierno que pudo ingresara al Liceo de Costa Rica. Ahí recibió la  enseñanza de profesores tales como Roberto Brenes Mesén y Joaquín García Monge. Después de realizar estudios en esa institución por cinco años, en 1907, ve frustrado su afán de graduarse, por haber sido aplazado en Cosmografía. Poco  después superó ese obstáculo.

 

Don Luis se graduó como profesor de geografía y castellano y ejerció por muchos años la labor docente

.

Trabajó como profesor en Limón y fue maestro en la escuela de San Pedro de Poás; profesor de segunda enseñanza, director en varios colegios y Ministro de Educación del país. Ocupó las cátedras de Lengua Castellana, Literatura, Geografía, Historia y como una ironía Cosmografía, en diversos colegios del país. Fue profesor de Geografía e Historia en el Liceo de Costa Rica durante los años de 1815 a 1917. Obtuvo el título de Maestro Normal por suficiencia en 1917 y luego el de Profesor de Estado.

 

Fue también profesor de Geografía Física en Maquete  University de Milwukee y profesor de español en State Normal College de Louisiana, Estados Unidos de América. Ocupó la dirección del Instituto de Alajuela de 1919 a  1924 y director del Liceo de Costa Rica de 1930 a 1932.

 

Entre otros cargos que ocupó están, Director  General de Enseñanza Primaria en 1925, Secretario de Estado en el Despacho de Educación Pública en las segundas  administraciones de Ricardo Jiménez Oreamuno y Cleto González Víquez y de igual manera en los primeros meses de León Cortés Castro, de mayo a julio  de 1936.

 

También desempeñó diversos cargos políticos. Entre otros, fue Presidente del Consejo Municipal del Cantón Central de la Provincia de Heredia, Diputado al Congreso Constitucional por la Provincia de Heredia: 1932-1936 y miembro de la Asamblea Constituyente de 1949.

 

Como diplomático fue  Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante los gobiernos de la República de Argentina, Chile, España, Reino de Italia, Santa Sede, y Brasil. Encargado de Negocios ante los gobiernos de Francia, Reino de Bélgica y Reino de Holanda.  Fue Cónsul General de Costa Rica en París.

 

Fue delegado del Gobierno de Costa Rica a la Coronación de Su Majestad el Rey Jorge VI, delegado del gobierno de Costa Rica a los siguientes congresos: Congreso Pedagógico de Uruguay, 1928, Séptimo Congreso de Agricultura Tropical y Subtropical en París, 1937, Congreso Internacional de la Cruz Roja en Londres, 1938,Congreso del Cáncer y de Rayos X en París, 1939 Congreso  de Revisión Aduanera sobre Material de Aviación de Servicios Internacionales en Londres, 1939 y Congreso Internacional de Cooperación Intelectual en París, 1939.

 

Recibió innumerables condecoraciones y distinciones, entre ellas: Medalla de Plata de la Independencia de Costa Rica, Medalla de Oro de Instrucción Pública de la República de Venezuela, etc.

 

Don Luis  Dobles Segreda formó  un hogar con la señorita Trinidad Sánchez Cortés, hija  del famoso cafetalero don Julio Sánchez Lépiz y doña  Emilia Cortés.

 

Fue miembro de la Real Academia Española Costarricense.

 

Escribió en diferentes revistas y diarios del país.

 

Murió en Heredia  el 27 de septiembre de 1956.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ LUIS DOBLES SEGREDA

 

NOVELA

 

1. El rosario de marfil: 1928 (relato)

2. Fabrique Gutiérrez: 1954

 

CUENTO

 

1. Por el amor de Dios: 1918

2. El clamor de la tierra: 1918

3. Rosa Mística: 1920

4. El libro del héroe: 1926

5. Caña Brava: 1926

6. Añoranzas: 1922 (cuadros)

7. Semana Santa: 1949 (cuadros)

 

POESÍA

 

1. Novia: 1921

 

Publicó diversos ensayos y artículos de los más variados temas. Es digno de mencionarse el Índice Bibliográfico de Costa Rica: de 1927 a 1936 (9 tomos, dejó pendientes tres  más). Es poco conocido y quienes no lo han consultado se han perdido una riquísima fuente de investigación.

 

La que aparece como novela El rosario de marfil y que se publicó en 1928, es un relato.

 

Es importante que el mismo autor, en una especie de prólogo que escribe al principio del relato, diga:

 

"Así fue como pude escuchar esta historia que es casi una novela"1.

 

No es la primera vez que esto sucede con algunos escritores costarricenses que suelen llamar novelas a escritos de diferente naturaleza: cuentos, relatos, leyendas, crónicas, biografías, autobiografías, historias, investigaciones, panfletos, etc.

 

Es importante señalar que lo primero que debe esclarecerse es, si el escrito presentado, es literatura u otra cosa y no necesariamente porque el autor así lo considere, sino porque es arte literario y reúne todas las características exigidas por él. Después deberá justificarse con claridad si es novela o pertenece a otro género. Existen razones claras para determinar cuándo una obra es literatura y pertenece al género novelístico.

 

Así, hecho el análisis necesario, llegamos a la conclusión de que Rosario de Marfil es literatura y reúne las características esenciales del relato y no de la novela.

 

El autor utiliza, para introducir el relato, el clásico pretexto de que la historia la escuchó en una velada, algo así como en El Decamerón: 1348-1353, de Giovanni Boccaccio (1313-1375) y le agradó. También utiliza diferentes personajes: Él, Ella, El otro, para narrar la acción del relato que es muy intensa. Al final da títulos a los dos últimos capitulitos. En realidad casi todo el relato lo narra El Patrón. Es el punto de vista de éste el que sobresale.

 

El relato plantea el clásico triángulo amoroso: Froilán, Lico y Rufina y el cuarto personaje, que viene a ser El Patrón que procura mantenerse al margen, pero no logra evitar el crimen final.

 

Rufina, una bellísima conchita, ama a Froilán, otro concho que decide irse a trabajar a la ciudad y aparece como el malo. Lico es el que ama a Rufina, sin ser correspondido, es trabajador, honrado, fiel, buen amigo, fuerte y valiente. El Patrón que comienza por conquistar a Rufina, pronto desiste en sus intentos, pues se da cuenta de que Rufina no acepta sus deseos. Entonces se da a la tarea, noblemente, de unir a Rufina con Lico para que se casen y vivan felices y ella no sea víctima de las malas intenciones de Froilán. Después de conversar con Lico y tratar de persuadirlo para que luche por casarse con ella, no alcanza su propósito pero, cuando conversa con Rufina, se da cuenta que conoce la transformación de Froilán en la ciudad y ya había decidido alejarse de él. Así ve las puertas abiertas para insistir en la unión de Lico con ella. Esto se ve favorecido por el descubrimiento del regalo que Lico le hace a Rufina, un bello rosario de marfil que ella había visto en el pueblo y le había gustado. La tarea de celestino, emprendida por El Patrón, se abre fácilmente y pronto fijan la fecha para la boda. Él les dio una casita primorosa cerca del río, le compró el vestido y conjuntamente con sus hermanas prepararon la boda lo más adecuadamente posible, sin que faltara nada.

 

El día de San Rafael se casarían, y llegado el momento, todo era felicidad. Lico muy alegre decide visitar a su novia, antes de la boda y a todos les pareció normal, pero al poco tiempo de estar en su habitación salió de ella como loco, atacó y golpeó al Patrón. Los peones lo contuvieron y tanto las hermanas como él entraron en la habitación para averiguar lo sucedido. Su sorpresa fue mayúscula cuando encontraron a Rufina ahorcada con el rosario de marfil que es considerado como un símbolo religioso del matrimonio, llamado "el yugo" y un retrato del Patrón en el suelo.

 

Se podría pensar que el relato sigue la narrativa tradicional del enfrentamiento entre el campo y la ciudad. Los personajes buenos del pueblo (la conchita) víctimas de los desafueros del hijo (sobre todo) del dueño de la hacienda, la violación, la huida, y a veces la caída de ella en la prostitución, pues sus padres la echaban a la calle. Pero no. Aquí la perspectiva está dirigida por El Patrón, él es el bueno, humanitario, desprendido, comprensivo, protector, sacrificado, una especie de celestino bueno, mientras que el malvado es Froilán, el concho que emigra a la ciudad y se ve deslumbrado por los placeres y despierta en él los bajos instintos que desea satisfacer con su novia Rufina y Lico que es el concho bueno que no ha sido contaminado por la ciudad pero que víctima de los celos asesina a quien era todo para él. Se podría pensar que el destino lo tenía marcado.

 

Algunas conclusiones pueden obtenerse de este relato. La oposición campo-ciudad sigue vigente a pesar de que aparece un citadino bueno. Pero esto no es de asustar porque en general los malos eran los hijos de los patrones y más, por ser jóvenes e inexpertos, que por malvados. Sus fechorías eran más clasificadas como  locuras de juventud. La verdadera oposición económica casi no se plantea en las dimensiones, tener dinero y no tenerlo, ser pobres o ricos, patrones o peones. Después de todo El Patrón gozó de  gran respeto por parte de los peones pues de ellos recibía algunos beneficios que bien analizados no eran más que lo suficiente para comer y medio vivir, sin poder salir de su pobreza y condición servil. El cambio social humano no tenía cabida. Era una herencia de por vida que heredaban los padres a los hijos.

 

Otro aspecto que se puede analizar es que el elogio zalamero de los ricos por los campesinos era un tanto o mucho, falso. La campesina era una presa fácil para ellos que tenían todas las condiciones para poseerlas, que era su objetivo final y no por bellas, y angelicales, que a todas luces fue una idealización de los poetas, porque las campesinas no se bañaban todos los días y tampoco usaban perfumes, debido a sus trabajos duros y reiterados, sudaban mucho y se veían expuestas a toda clase de enfermedades, a pesar de su juventud. Eran fácil presa de los piojos, niguas y enfermedades de la piel. Tampoco usaban dentífricos para lavar sus dientes y si a esto agregamos, su escasa o nula educación, el cuadro no es nada inspirador, además de que su carácter, a pesar de ser sumisas con los padres, era más, por temor a ellos y a la religión que por propio convencimiento, por ello, no se garantizaba que no fueran agresivas por no decir malcriadas. Y si a todo ello, agregamos que, como era lo más natural, deseaban tener los beneficios de las señoritas de la capital, pronto y fácilmente sucumbían a las falsas promesas de los muchachos de la ciudad, que repito, veían en ellas el sexo fácil, de poco riesgo social y económico. Esto reafirma que la realidad oculta está más allá de la aparente y los escritores burgueses no se interesaron por desentrañarla o no fueron capaces de hacerlo.

 

La segunda novela, así la llaman algunos críticos e historiadores de la literatura costarricense, que escribiera Luis Dobles Segreda, la llamó Fabrique Gutiérrez1 y la publicó en 1954.


Lo primero que debemos precisar es, si esta obra es novela u otra cosa. La empresa no es fácil pero debemos enfrentarla. Nuestra respuesta es que Fabrique Gutiérrez no es una novela. La obra cae dentro de campos colindantes con ella pero no precisamente es una de ellas.

 

Es difícil establecer límites a la novela cuando ésta es tan flexible y abierta a casi todas las posibilidades de la narración, sin forzarla, estrujarla y en no pocas ocasiones desfigurarla. El género novelístico es tan rico en posibilidades y acepta casi todo lo que encierre escritura, desde un chiste hasta un aviso económico, una esquela, una carta, una canción, un llanto hasta una crónica, una reflexión, etc. Todo es digno de entrar en la novela sin perder la naturaleza de su esencia. Si esto es de esta manera entonces cuáles son sus límites, si los tiene, cuáles sus posibilidades y qué hace que una obra en prosa o en verso, eso sí  narrativa, sea una novela y no otra cosa.

 

Lo primero pero no determinante, es que el autor desee hacer una novela y no un poema, un cuento, una leyenda, una biografía, una crónica, aunque todas sean literarias. Es decir utilicen el lenguaje literario, polisémico. La intención del escritor es muy importante pues según sea ésta así logrará o no lo que desea. Si un historiador desea realizar la biografía de un determinado personaje importante para la historia, se preocupará por ajustarse a los métodos históricos rigurosos e investigará los hechos de los contextos en los que vivió ese personaje y demostrará fielmente todo lo concerniente a su vida y obra. Otro tanto hará un cronista que desea dejar patente, por escrito, un acontecimiento importante o varios de ellos; así realizará un detalle de él lo más fielmente posible y se ajustará a la verdad de los hechos. El problema se presenta cuando el escritor no define claramente la naturaleza de su obra y deja campo abierto a las más variadas especulaciones sobre la misma.

 

Hoy, más que antes, los novelistas, cuando se acerca el otoño de su vida y sienten que ya se despiden para siempre, escriben su biografía, sus recuerdos, sus memorias y retroceden en el tiempo y crean su propia visión de ellos mismos y los entornos en que les tocó vivir. Ven desde un presente de suma madurez, la película que ellos mismos comienzan a crear de su propia vida, bajo su dirección, su arbitrariedad, su orquesta. En otras palabras, en esa ópera, son los autores, el director, el ejecutor, el cantante, el creador omnipresente y omnipotente: una especie de Dios. ¿Cuál es el resultado? Si es un artista, en primer lugar, una obra de arte, en este caso, literaria y ¿en qué género la ubicamos, cuando el autor no lo ha querido hacer? ¿Una biografía?, ¿Una crónica?, ¿Una novela?, ¿Una mezcla entre ellas? En Costa Rica Fabián Dobles nos legó Los años pequeños días: 1993 y poco después murió, Joaquín Gutiérrez Mangel, Crónicas del mundo: 2000 y poco después murió. Es algo así como su última obra. Ahora asistimos a Vivir para contarla: 2002 en dos tomos, el segundo aún no lo ha terminado, de Gabriel García Márquez que esperamos no muera tan pronto pero  de lo que sí estamos seguros, es que será su última obra importante.

 

Estos tres ejemplos nos permiten especificar que estas obras son literarias, las tres son biográficas o para ser más explícito autobiográficas y por lo menos en una de ellas utiliza en el título la palabra crónica y si las leemos verificamos que las tres tienen que ver con la crónica. Ahora, ¿son novelas? En la primera de Fabián Dobles no dudamos en afirmar que sí. No nos sucede lo mismo con respecto a las otras dos. Para nuestro criterio son crónicas literarias y no novelas.

 

Si en la obra aparece un narrador que es el mismo autor, con nombres y apellidos y nos narra lo más ajustado a su verdad los hechos históricos que vivió, nos los describe, así como los personajes reales, naturales aunque tapizados por su óptica, padres, abuelos, hijos, parientes y amigos en general y da cuenta de hechos, anécdotas, encuentros, convivencias, cuentos, chismes, escogidos o recordados por el autor, que no se oculta, que no pasa desapercibido, que es quien dirige, toca y canta en la orquesta, su propia orquesta, entonces deja de ser novela y la creación es una autobiografía literaria o una crónica cuando priva el narrar, los acontecimientos, el hacer, el ver, sobre el ser, el padecer que es propio de la autobiografía o la biografía cuando se trata de un escritor que la realiza sobre otra persona.

 

Estas reflexiones deberán extenderse más y formalizarse detenidamente. Por ahora nos bastan, ellas, para justificar que Fabrique Gutiérrez, como muchas otras obras que pasan por novelas en realidad no lo son y pertenecen al ámbito de la biografía, la autobiografía o la crónica.

 

Fabrique Gutiérrez es una mezcla entre la autobiografía, biografía y crónica. En ella, sobre todo en la primera parte, el lector encuentra los datos suficientes para conocer la niñez del autor que no esconde su nombre, Luis Dobles Segreda, quiénes fueron sus padres, amigos, maestros y el lugar donde comenzó su infancia y adolescencia: Heredia y poco a poco introduce un personaje histórico aunque material El Fortín, que aún está ahí, al lado del Parque Central. Establece la relación entre él, Luis y  el fortín y deja en suspenso para la segunda parte que llama El Hombre, la biografía del autor del fortín, Fabrique Gutiérrez, que existió como tal y se ajusta a lo dicho por Luis, a pesar de que sea su propia visión del personaje histórico. Aquí, en esta segunda parte se acude a la crónica, al relato histórico de la época, se contextualiza la participación de don Fabrique en los hechos políticos de finales del siglo XIX. Conocemos de la revolución de 1870 encabezada por don Tomás Guardia, su tiranía, que por cierto los historiadores oficiales casi nunca la ven como tal:

 

"No había partidos, ni podía haberlos en aquella dictadura ad vitam, y todo iba de sorpresa en sorpresa, sin que nadie pudiese atajar los hechos, Fue la más fácil y tranquila elección de que habla nuestra pequeña historia política.1"

 

Y  a continuación explicita:

 

"El país estaba acostumbrado a obedecer la voluntad de un solo hombre, el espíritu público no daba señal alguna de vida, dominada por el fatalismo que las dictaduras imponen. Se abstenía de manifestar públicamente sus opiniones, para no provocar las iras de los poderosos."2

 

El poder de Tomás Guardia duró por más de diez años y llegó hasta su muerte. Subió a él varias veces por golpes de estado y no por elecciones y  sustituyó gobiernos legítimos constitucionales. No obstante nunca se le vio, ese gobierno como una como tiranía y sí a los dos años que duró el paso de Los Tinoco por el trono (1917-1919).

 

La obra de don Luis Dobles Segreda tiene enorme importancia para las letras costarricenses, la literatura y la historia del país. El personaje Fabrique Gutiérrez es de hecho novelesco, como dice el autor, ni bueno, ni malo, humano diríamos nosotros. Fue de todo, escultor, pintor, químico, arquitecto, gobernador, comandante, revolucionario, contrabandista, pendenciero, religioso, ambicioso, mujeriego, etc. Nadie como él refleja la época que le tocó vivir, tan rica en acontecimientos, vicisitudes, contradicciones, diferencias sociales, etc.

 

Esta obra está cuidadosamente escrita bajo un estilo que algunos llamaron modernista pero sobre todo debe leérsele por ser un legado importante para el conocimiento de nuestra historia, a través quizás de lo que Azorín llamaba la infrahistoria de los pueblos oculta a los historiadores oficiales del poder de turno y posterior a él.

 

Es importante retomar este aspecto de la utilización de la historia por parte del autor de novelas. Nos referiremos a él en cada novela histórica que comentemos.

 



1 Dobles Segreda, Luis. El rosario de marfil en Selección de su obra literaria, tomo III, hecha por Carlos Meléndez Chaverri compilador, p. 702.

1 Dobles Segreda, Luis. Fabrique Gutiérrez, Ed. Costa Rica, San José, 1975.

 

1 Ídem, p. 132.

2 Íd. p. 92.

 

Jorge Cardona Jiménez

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JORGE CARDONA JIMÉNEZ

(1888-1975)

 

Jorge Cardona Jiménez nació en San José, el día 07 de junio del año 1888 y murió el 25 de abril del año 1975 en Los Ángeles, California. Es hijo de don Jenaro Cardona Valverde y doña Elena Jiménez, hija de un  don Salvador, un preclaro costarricense. Hermano de Rafael Cardona Jiménez,  y padre de Alfredo Cardona Peña y Álvaro. Forma parte de esa genealogía de excelentes escritores, músicos y pensadores de Costa Rica. Todos provienen de la familia conformada por Alejandro Cardona Llorens que nació el 21 de enero del año 1827 y se casó con Gregoria Dolores Valverde Castro. Sus hijos fueron Alejandro, Jenaro, Elena, Ester e Ismael. Se conocen poco sus obras a pesar de que escribió en prosa y verso y con frecuencia enviaba sus escritos a los periódicos de la época. Sabemos que Jorge trabajó en El tren al Pacífico, en Puntarenas. Fue maquinista y mecánico. En esa ciudad conoció a una joven distinguida de la familia Peña, Caarmela Peña y se enamoró de ella. El padre de la muchacha no lo aceptaba por razones sociales pero tuvo que acceder a la boda de ellos por súplicas de su hija que padecía de tisis, una enfermedad que en ese entonces no tenía cura en nuestro medio. Precisamente poco tiempo después de nacer Alfredo Cardona Peña, murió su esposa y Jorge quedó viudo. Luego se casaría en segundas nupcias con Alice Hine.  Fue el abuelo de Dylana Jenson, la violinista de renombre internacional más joven y oadre de Álvaro Cardona Hine, escritor, poeta y publicista. Su obra ha sido editada en Nueva York por Scribner. Es casi desconocida en Costa Rica. Las antologías norteamericanas poseen textos de este poeta.

Con la muerte de Jorge terminan esas generaciones viejas de los Cardonas y brotan las nuevas, las cercanas.

Su hijo, Álvaro cumplió su último deseo. Así su cuerpo fue incinerado y las cenizas ezparacidas en el mar. 

Fue un gran defensor de las ideas unionistas de Morazán. Idealista y compasivo. Amaba con pasión su patria.

Jorge publicó crónicas en el diarios de la época y fue, por algún tiempo el director de la Eevista Agrícola que fundara Carlos Gagini. Pero su única obra más sobresaliente y elogiada es Hombres y Máquinas escrita en su vejez,  a los setenta y tantos años.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JORGE CARDONA JIMÉNEZ

 

NOVELA

 

1. Hombres y máquinas: 1958

 

 

Hombres y máquinas, que algunos ubican en el género novelístico, la escribió en el año 19581.

 

No es propiamente una novela. Es un libro de recuerdos de juventud, cuando él se inició en el aprendizaje y trabajo, en los talleres ferrocarrileros del país, tanto en el Pacífico como en el Atlántico. Su lectura es muy reconfortante porque la obra está muy bien escrita. Muestra una riquísima observación del detalle, de la descripción y una finísima conciencia social. No sólo se asiste al detalle de la vida cotidiana de los trabajadores de esta profesión, desde los cargos más elementales hasta las jerarquías altas. No se evaden críticas a las relaciones entre los trabajadores, los propietarios y los asalariados, su explotación en las jornadas de  trabajo, las condiciones ambientales en que se desempeñaban, los peligros y muertes de algunos de ellos, los viajes en tren a Limón y Puntarenas, las dificultades, los tipos de máquinas, los pueblos y sus necesidades, etc.

 

Todo descrito y relatado en forma amena, objetiva, y con el conocimiento de quien vivió esas experiencias. Es por ello que la obra se convierte en testimonio de una época, de una vida, de una profesión y evocación de un pasado significativo para el desarrollo del país y las condiciones laborales de quienes hicieron posible ese esfuerzo, a veces sacrificando su propia vida. Es una historia poco conocida y menos narrada de los años iniciales del siglo veinte, de 1906 en adelante.



1 Cardona Jiménez, Jorge. Hombres y máquinas. Talleres gráficos de Antonio Lehmann, San José, sf.

 

María Isabel Carvajal Castro (Carmen Lyra)

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MARÍA  ISABEL CARVAJAL CASTRO(Carmen Lyra)

(1888-1949)

 

María Isabel Carvajal Quesada y de nombre literario y público, en un inicio Carmen Lira y posteriormente, en 1925 Carmen Lyra, con  y, nació el 15 de enero de 1888, en la ciudad de San José. Es hija de Elena  Carvajal Quesada y de Andrés Venegas, padre que no la reconoció pues nació fuera del matrimonio.1 Lleva los apellidos de su madre. En ocasiones le dan como segundo apellido Quesada que era el apellido de su padrastro.

 

Realiza sus estudios primarios en escuelas de San José y los secundarios en el colegio Superior de Señoritas. Es en este colegio  donde se gradúa  de Maestra Normal, en 1904  a los 16 años.

 

Desde  muy joven  trabaja en escuelas  urbanas y rurales como maestra.

 

En 1906 comenzó  a laborar en el hospital San Juan de Dios como novicia, pues deseaba abrigar la   carrera religiosa pero los prejuicios  religiosos de las órdenes formales impidieron que ella fuera monja, debido  a su nacimiento fuera del matrimonio. Se separa de ahí y comienza su vida de escritora. Precisamente por consejo de Joaquín García Monge, adopta el seudónimo de Carmen Lyra. El nombre correspondía  a una ruta de buses, en Santiago de Chile que llevaba el nombre de Ruta Carmen Lira.

 

Ya en 1910, a los  22 años  comienza a interesarse por los asuntos políticos. Omar Dengo y Rómulo Tovar la invitan  a estudiar los teóricos del anarquismo; asiste  a las reuniones del  Grupo Germinal y colabora con Joaquín García Monge en la Colección Ariel. En 1812 participa también en la orientación de la revista pedagógica-política Renovación. En ella publica sus primeros escritos literarios. Dos años después se convierte en la  directora de esta revista.

 

Carmen Lyra no sólo fue  escritora sino una ferviente  activista política. En 1919, el 13 de junio, dirige la manifestación de maestras josefinas contra el gobierno de los Tinoco, que culmina con la quema del diario gobiernista  La Información.

 

En 1920, luego de la caída de los Tinoco, es enviada a estudias en Europa.

Regresa  a Costa Rica un año después y trabaja como profesora de literatura infantil en la Escuela Normal de Costa Rica, en Heredia.

 

Publica artículos variados en   El Repertorio Americano que dirige su amigo García Monge, desde 1919.

 

En 1926 funda con  su amiga Luisa González,  La escuela Maternal Montessoriana. Se define  como una pensadora  antiimperialista y participa, por el momento, de las ideas de Haya de la Torre, ya que en 1930, rompe con ellas y comienza su militancia  en el Socialismo Científico. Así empezó a estudiar el Materialismo Dialéctico e Histórico. Se reúne  con los jóvenes  de una organización estudiantil llamada Arco que luego dará nacimiento, en 1913, al partido comunista. En este partido permanecerá hasta la muerte.

 

En la revista Trabajo, órgano del partido comunista, escribe artículos de denuncia de las injusticias sociales y algunos relatos. Este  lapso temporal es de gran agitación  ideológico y Carmen Lyra, lo mismo que Luisa González, no descansan  en su participación, ora escribiendo, ora organizando marchas, huelgas, asociaciones de obreros y campesinos, trabajadores, zapateros, bananeros, etc. En todas ellas  Carmen Lyra  sugiere ideas, da su apoyo, es parte fundamental. Llámense ellas sindicatos de Mujeres Trabajadoras, Huelga de Zapateros en San José (1934), Huelga  Agrícola en Turrialba (1934), Huelga Bananera (1934), Frente Femenino (1935), Creación  de la Universidad  Nacional de Costa Rica (1935), Voto a los 18 años (1935), Candidatura a presidente de don Carlos Luis Sáenz (1936), Organización de Maestros Costarricenses (1936) Defensa de diferentes personalidades  atacadas en sus derechos humanos, tales como Dolores de Ibarruri (1936), Defiende  a los Judíos de ataques semitas (1936), Huelga de los 400 obreros del calzado (1937), Creaciones  de Casas Cubas (1937), Creación de la Escuela Popular (1937), Excarcelación  de Juan Marinello, escritor cubano (1938), Crítica a la clase arribista (clase media) (1939), Defiende  la creación  del Teatro de Títeres: 1940, apoyo a la  creación  de la  Unión  de Mujeres del  Pueblo (1940), y un sinnúmero  de críticas, protestas, y logros para los trabajadores. Su participación  en los hechos que se desarrollan  desde 1934 a 1948 fue, no sólo intensísima en favor de las mejores causas populares, sino de enorme trascendencia para el logro del mejoramiento social de los trabajadores como fueron las  Garantías Sociales.

 

Víctima de los triunfadores de la llamada guerra civil del 48, encabezados por don José Figueres Ferrer, fue expulsada  del país. Hay que recordar que el Partido Comunista del que ella era una importante militante, formó una alianza con el presidente de ese entonces doctor Rafael Ángel Calderón Guardia del partido Republicano. Decidió exilarse  en México. Ya  su salud estaba  muy crítica y con los acontecimientos  vividos en ese entonces, comenzó a empeorar. Así en 1949, el 13 de mayo, muere la escritora, política y pensadora, maestra y compañera, Carmen Lyra, fuera de su patria  que tanto quiso y defendió. El viernes 20 de mayo llegó  su cadáver  a Costa Rica y es  enterrado el domingo 22 del mismo mes, en el Cementerio de Obreros, en medio de un enorme  desfile de trabajadores.

 

Posteriormente a su muerte suceden  en  su nombre, varios acontecimientos: el 15 de agosto de 1949 se funda la Unión  de Mujeres Carmen Lyra, Colocación de una placa en  su casa, Creación  de la Biblioteca Infantil, bajo el Kiosco del Parque  Central, como Biblioteca  Infantil Carmen Lyra. Irónicamente sucedió en el  momento en que don José Figures Ferrer era presidente de Costa Rica y a propuesta  suya. En 1962, La Junta de  Educación de Cóbano, distrito de Paquera, cantón  central de Puntarenas, bautiza la escuela con su nombre.

 

En 1976, la Asamblea Legislativa la declara como Benemérita  de la Cultura Nacional.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ MARÍA ISABEL CARVAJAL

 

NOVELA

 

1. En una silla de ruedas: 1918

 

CUENTO

 

1. Las fantasías  de Juan Silvestre: 1918

2. Los cuentos de  mi tía Panchita: 1920

3. Barrio Cothnejo-Fish: 1923

 

CUADROS

 

1. Siluetas de la maternal: 1929

2. Bananos y hombres: 1931

3. De como hablar francés y viajar a Europa no enseña a ser humana: 1935

 

La única novela que  Carmen Lyra escribió fue  En una silla de ruedas  que se publicó en 1917.

Ella dice que fue:

 

 "cuando no había cumplido los veinte años1.

 

Si nació en  1888, debió haberla escrito en 1908, pero esto no es cierto. En la novela se cita la Primera guerra mundial de 1914:

 

"Luego estalló la guerra de 1914 y Sergio supo un día que su amigo Clovis Shirley, quien vino de Inglaterra a dejar su silla en una celda apacible, había hallado la muerte en los campos de Flandes"2.

 

 Y cuando Sergio es trasladado al  Colegio de los Salesianos, en Cartago, dice:

 

"Me  ha gustado el aspecto de esta ciudad que se reconstruye después del terremoto de 1910."3

 

Esto confirma que la novela debió escribirse después de 1914.

 

Es una novela, cuya autora reconoce que es sentimental y que fue inspirada por la lectura de los novelistas franceses de moda.

 

"Para mí, sólo Francia, la Francia conocida a través de libros sentimentales, era la única que tenía razón en la contienda."4

 

Es poco estudiada por la crítica costarricense,  a pesar de que se exige la lectura en la secundaria. Esto nos  obliga a detenernos en ella.

 

Pertenece a la generación de 1912, llamada Mundonovista y al período Naturalista. Es  precisamente la última generación de él. En ella encontramos sobradas razones para afirmar que es una novela naturalista y que usó la temática naturalista y sus principales rasgos. Sólo que después de llevar a los personajes a la degradación casi total, los rescata y termina su novela restaurando un mundo feliz, propio de la novela sentimental folletinesca.

 

La novela es monofónica, propia de la época moderna realista. El narrador-autor es el que dirige, determina  y construye la historia. Suele ser omnisciente pero en muchas ocasiones cede la palabra a los personajes para que cuenten sus vivencias. En estos casos se observa una dependencia absoluta del narrador-autor, tal  que en un mismo párrafo encontramos oraciones en primera persona, propio del narrador protagonista y oraciones en tercera persona, propias del narrador omnisciente. Con el afán de ofrecer a los profesores y estudiantes el camino para comprender correctamente esta novela, nos permitimos señalar algunos ejemplos de este error técnico en esta novela.

 

"Sergio pensaba al ver a la tía Concha con aquella venda  en un difunto que movía a risa. Ana y él se burlaban...En la mañana yo tenía que quedarme en la cama hasta la hora de almuerzo, porque la maníaca señora- en vez de cuidarse de mí- se ponía a moler cáscaras de huevo."1

 

¿Quién narra en este párrafo, el personaje o un sujeto omnisciente? Hay una confusión. En el siguiente ejemplo es más evidente:

 

  "Pero la persona que más admiraban los niños (Sergio y Ana María) era a Rafael Vargas, un hermoso campesino que hacía pensar  en un gran caballero, no obstante que iba descalzo y en camisa. Nosotros imaginábamos que era un rey que andaba  disfrazado  y que había venido a pasearse por los dominios de la casa Tournón."2

 

La novela polifónica de la época contemporánea mezcla las voces o los puntos de vista pero se distinguen fácilmente. Aquí lo que hay es una confusa mezcla de narradores porque los personajes que narran no tienen autonomía. Esto lleva a la autora a utilizar las cartas y el diario, como técnicas formales que le permitan narrar e informar a personajes de la novela acontecimientos que desconocían.

 

Otros dos errores involuntarios, seguramente, se presentan cuando  dice:

 

"...O si no, era un pedazo de "sobao" de Escazú envuelto en hojas de caña."3

 

Debió decir "cáscaras  de caña" o "bagazo" ya que las hojas de caña no sirven para envolver nada. Y en otra ocasión dice:

 

"de las palmeras que se mecían con el viento;  de los grandes barcos amarrados al muelle como unos enormes elefantes."4

 

Hubiera dicho grandes barcos anclados  y no amarrados.

 

La temática de esta novela  es la misma  que usaron otros autores de esta y anteriores generaciones: la degradación de la familia. En este caso por culpa  de los  padres y las circunstancias  hechos fortuitos, propios del naturalismo. Quizás la diferencia es que los conflictos en esta novela son individuales y no sociales. El triángulo amoroso y el obstáculo para  la realización de la pareja, no obedecen a aspectos de índole social, como diferencia económica, origen extranjero del opositor o viajes a la ciudad contaminada por el vicio, sino a elementos meramente individuales como pueden ser la traición del padre de Sergio a su madre y el enamoramiento de ésta, su embarazo y la huida posteriormente. Tanto los procesos de degradación como los de mejoramiento fueron producto de la casualidad, del azar, del infortunio, de la mala suerte, pero nunca de una condición social desventajosa. Los medios de mejoramiento de Sergio y su final positivo, feliz fuera producto de la providencia, de la aparición casual de un personaje bueno salido de la nada, así como la muerte de su tía y la herencia de Ana María. Esto es propio de las novelas folletinescas francesas que no tuvieron éxito como obras literarias. Esta es otra razón por las que esta novela se mantuvo un poco en el anonimato y de ahí su poco valor literario.

 

Sergio, sus hermanas Merceditas y  Gracia, Mama Canducha, la criada y Miguel (un viejo amigo), Cinta, su madre y Juan Pablo Esquivel, su padre, forman un grupo familiar, pero tanto su padre como su madre aparecen como extraños en ese núcleo. Sergio es un niño que sufre de parálisis de sus miembros inferiores y es cuidado con cariño por Mama Canducha y sus hermanitas, lo mismo que Miguel, el viejo amigo  de toda su vida. No tienen problemas económicos pero desde el inicio se observa que la autora casi no incorpora a la madre de Sergio y mucho menos a su padre. Después  de haber presentado a todos los personajes y resaltar la casa en que vivían, el jardín, etc. como un lugar ameno y sobre todo las buenas relaciones entre mama Canducha, Sergio, Miguel y sus hermanas, Gracia y Mercedes, aparece el conflicto separador: Juan Pablo, el esposo de Cinta, tiene una amante. Se configura el clásico triángulo amoroso. Al enterarse Cinta de ello, acepta al amigo de Pablo, Rafael Valencia,  como novio y queda embarazada de él. Huyen de la casa hacia Perú, cuando Pablo decide vender su finca y regresa a su casa. Aquí comienza la degradación de todos los personajes señalados. Pablo decide enviar a las jovencitas a un colegio de monjas y a Sergio donde su hermana, la tía Concha  y su tío José. Ahí conoce a  la niña Ana María  que su tía había recogido de un reformatorio. Con ella establece una gran amistad  hasta el final de su vida, ya viejo. Una enfermedad de su tía Concha separa a Ana María de él, ya que ésta debe irse a Francia con su tía para tratar su dolencia, entonces su padre lo envía al colegio Salesiano en Cartago. Ahí dura más de dos años, recibe la visita de su padre y sus hermanos y a su  madre que viene de paso a Costa Rica y conoce a sus otros hermanos. Luego regresa a casa de su tía cuando esta llega a Costa Rica ya de 17 años. Permanece en su compañía hasta que Ana María queda embarazada de un  joven rico que no acepta casarse con ella. Ana María debe irse de la casa para donde una amiga que reside en Barba de Heredia y Sergio solicita que lo envíen al Hospicio de los Incurables. Ahí, casualmente conoce a un músico inglés, establece amistad con él, ofrecen conciertos en el Teatro Nacional y comienza su ascenso económico. El amigo inglés le deja en una casa debidamente amueblada y rentada, él se trae a su hermana Gracia, Ana María, mama Canducha y Miguel y forman el hogar deseado. A la muerte de la tía Concha, Ana María recibe una herencia y con los dineros ganados en una tienda que tenían compran la casa donde Sergio nació y fueron tan felices y regresan todos ahí. El fin es positivo de completa restauración.

 

El elemento que más se resalta en la novela es la carencia  de padre y  las consecuencias que ello acarrea a los niños. No sólo  Sergio y sus hermanas lo sufren sino  Ana María y una hija de Pastora, una escogedora de café que ellos conocen en San Francisco de Guadalupe, lugar donde transcurre gran parte de la novela. Puede ser un dato biográfico que afectó mucho a Carmen  Lyra.

 

Otro elemento de gran importancia en la novela es la visión positiva que se tiene de la naturaleza. Su descripción es afectiva y se destaca con gran énfasis. Lo mismo ocurre con las costumbres, las supersticiones, las leyendas. Desde este punto de vista la novela continúa la tradición literaria de la generación anterior y la propia. En ella se conoce sobre los pájaros, la caña de azúcar, el café, los rosarios, los turnos, las fiestas religiosas, etc.

 

Otro elemento de gran importancia en la posterior obra de Carmen Lyra, la literatura infantil. Esta novela desarrolla una particular inclinación sobre el poder creativo de los niños, la invención, las historias, los cuentos y todo aquello que despierte la imaginación creativa del niño. Es un adelanto de los Cuentos de mi tía Panchita, publicados en 1920, que por cierto se citan al final de la novela.

 

También observamos una crítica  directa a los políticos y magistrados que se enriquecen  con la pobreza de los incurables y aparentan servicio a las causas nobles cuando en realidad lo único  que les interesa es el dinero.

 

Las descripciones que realiza de los  personajes que viven en el Hospicio de los  Incurables son muy crudas. Este elemento lo mismo que el origen pobre y huérfano de algunos personajes, la enfermedad de Sergio  y la muerte de Mercedes, así como la fatalidad que conduce la vida de los personajes, que los determina, el ambiente casuístico que guía la vida de ellos y otras determinaciones fundamentales, hacen de esta novela un fiel representante del naturalismo, ya en sus últimas manifestaciones.

 

Es otra novela escrita por una mujer y no creemos que se aparte de la tradición literaria novelística de Costa Rica. Pertenece a la visión nacionalista y se preocupa por los conflictos individuales de personajes que si bien no representan tipos sociales si permiten observar cómo vivían los costarricenses, según su visión, en los  años iniciales del siglo veinte, cuáles eran sus costumbres, cómo era la ciudad de San José, sobre todo el barrio Amón y qué apetencias y móviles tensaban el resorte social de esa ciudad que comenzaba a salir de su aldeanismo.

 



1 Véase un artículo llamado "Un pasado comunista por recuperar: Carmen Lyra y Carlos Luis Fallas en la década de 1930" por Iván Molina Jiménez en: Escuela de Historia, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica, América Central. Ivanm@fcs.UCR. AC. CR. Este artículo es importante para conocer la vida social y política de estos enormes costarricenses.

1  Lyra, Carmen. Obras Completas. Editorial Patria Libre, San José, 1973, p. 17.

2 Íd. p. 172.

3 Íd. p. 121.

4 Íd. p.  19.

 

1 Íd. p. 81.

2 Íd. p. 105.

3 Íd. p.  90.

4 Íd. p. 92.

 

Luis Barrates Molina

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LUIS BARRANTES MOLINA

(1885-1949)

 

Nació en Alajuela, Costa Rica. Periodista. Fue Redactor y Director de algunos periódicos en el Ecuador, Chile, Perú, Costa Rica y Argentina El Pueblo). Vivió durante muchos años en Argentina. Fue ahí donde publicó todas sus novelas. Tenemos noticias de que se trató de novelitas folletinescas de clásico triángulo amoroso, aventuras y dramas pasionales. La Biblioteca Nacional posee una copia de la novela Amor Sublime. También escribió un libro de poesía. Como escritor forma parte de la Literatura Argentina. Fue miembro de Acción Católica.

Escribió otros libros tales como, Para mi hogar, síntesis de economía y sociabilidad domésticas: 1923, Desde mi tonel: 1933 y otros artículos periodísticos, tales como El zarpazo de Hitler en 1938.

 

LO QUE ESCRIBIÓ LUIS BARRANTES MOLINA

 

NOVELA

 

1. La intriga del Sanedrín: 1918

2. Drama del día: 1918

3. Un artista del crimen: 1919

4. Maximalismo en marcha: 1919

5. La vergüenza de su propia sangre: 1920

6. La tragedia del calvario: 1920

7. Amor Sublime: 1922

8. El terror negro: 1922

9. Idilio Extraño: 1923

10. Desde mi tonel: 1933

11. El cisma de Antioquía: s.f. e.

12. La decadencia de Siria: s.f.e.

 

POESÍA

 

1.      Versos: 1923

 

José Fabio Garnier Ugalde

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JOSÉ FABIO GARNIER UGALDE

(1884-1956)

 

 

José Fabio Garnier Ugalde nació en la ciudad de Esparza, el día 9 de agosto de 1884 y murió el 18 de agosto de 1956, en San José, víctima de un ataque de apoplejía. Fueron sus padres don José Garnier Matherson, de origen francés y doña Leonor Ugalde Herrera, costarricense.

 

Siendo muy niño, su familia se trasladó a la  ciudad capital, por ello los estudios primarios los realizó en escuelas josefinas. Su enseñanza secundaria la hizo en el Liceo de Costa Rica. Ahí obtuvo el título de bachiller en Humanidades en diciembre de 1903.

 

Un año más tarde, en 1904, viaja a Italia. Entra a estudia Ingeniería en la Universidad de Bolonia. En 1910 se gradúa de Arquitecto e Ingeniero Civil. Un año antes  había sido nombrado Vicecónsul de Costa Rica, en Bolonia.

 

En 1914, y ya de regreso a Costa Rica, es nombrado Ingeniero Jefe de la Sección de Construcciones del Departamento de Obras Públicas. Desempeñó su profesión por varios años. Como ejemplo de trabajos suyos pueden citarse la  construcción del Teatro Raventós que él diseñó y dirigió en 1927. También diseñó la fachada de la Iglesia de Los Ángeles de Cartago y los planos de la Antigua  Escuela Normal, hoy Liceo de Heredia y algunas otras.

 

José Fabio trabajó durante varios años como profesor en la Universidad de Costa Rica y diferentes colegios del país.

 

Desempeñó algunos cargos de dirección educativa.

 

En 1912 fue profesor de Matemáticas y Ciencias Físicas en el antiguo Liceo de Heredia hasta  1915. De ahí pasó al Colegio San Luis Gonzaga de Cartago y al Liceo de Costa Rica donde trabajó hasta 1920.

 

De 1921 a 1923 se ocupó de su profesión y colaboró con diversos artículos en los periódicos del momento.

 

Dirigió el Instituto de Alajuela de mayo de 1924 a febrero de 1927. En marzo de 1928 desempeñó las cátedras de Matemáticas y Topografía en la Escuela Nacional de Agricultura hasta el año de 1930.

 

Fue redactor del periódico El Diario de Costa Rica y solía impartir cursos de italiano en forma gratuita.

 

De 1934 a 1935 desempeñó el cargo de Visitador de Escuelas en los circuitos Primero y Segundo de la Ciudad de San José.

 

En marzo de 1936 se le confió la Dirección de la Escuela Normal de Costa Rica. En esta escuela impartió  lecciones de Psicología y Pedagogía.

 

Le correspondió sustituir a don Marco Tulio Salazar en la Jefatura Técnica de Educación Primaria en marzo de 1940. Ese cargo lo desempeñó hasta 1946.

 

De 1942  a 1949 impartió lecciones en la Universidad de Costa Rica en la Facultades de Ciencias y Filosofía y Letras. Ocupó las cátedras  de Lengua Materna, Psicología, Historia de la Literatura Hispanoamericana, Historia de la Literatura Nacional y Metodología de la Adolescencia.

 

Se pensionó en 1946,  a los 62 años. Tres años después dejó  sus cátedras en la Universidad de Costa  Rica. Creó y dirigió un colegio privado: Colegio Moderno Clorito Picado, hasta su muerte, en agosto de 1956.

 

Recibió, en vida, don José Fabio Garnier Ugalde, muchos premios y condecoraciones y una escuela del país lleva su nombre, la escuela  de Rancho Redondo de Goicoechea, en San José.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JOSÉ FABIO GARNIER UGALDE

 

NOVELA

 

1. La primera sonrisa: 1904

2. La esclava: 1905

3. Inquieta como una llama (inédita)

4. A la sombra del amor: 1921 (inédita)

 

POESÍA

 

1. Perfume de belleza: 1909

2. Parábolas: 1916

3. Pasa el ideal: 1918

 

 

TEATRO

 

1. ¡Nada!: 19041. Boceto de comedia en un acto, escrita en Venecia.

2. El Retorno: 1906. Drama en un acto dedicado a la intérprete María Melato

3. Boccaccesca: 1919. Prólogo y diálogo

4. Agua Santa: 1921. Se estrenó ese año por la Compañía Soler

5. A la sombra del amor: 1921. Comedia en tres actos

6. El talismán de Afrodita: 1929. Comedia dramática en tres actos

7. Con toda el alma: 1929. Drama en tres actos

8. El dulce secreto: 1929

9. Las siete hermanas: 1924. Comedia en tres actos

10. Perfume de belleza: 1909

11. La última escena (S.f.) Comedia en un acto dedicada a Evangelina Adams.

12. La ilusión de amar: inédita. Comedia en tres actos

13. Campanitas de plata: Inédita. Comedia en dos actos.

14. El umbral invisible: Inédita



1 Algunos críticos la consideran como una novela dialogada. Si así fuera sería la primera en esa modalidad que se haya escrito en Costa Rica pero es una pieza teatral.

 

 

José Fabio Garnier Ugalde escribió ensayos sobre diversos temas, sobre todo crítica literaria y otros. Aquí no los señalamos. Anita Herzfeld y Teresa Cajiao Salas clasifican La primera sonrisa: 1904 como una obrita de teatro.

 

La primera novela la llamó La primera sonrisa y fue publicada en el año 19042.

 

Esta novelita es de corta extensión. No más de 100 páginas. Pertenece a la generación de 1912, llamada Mondonovismo y es la tercera del período Naturalista. Pertenece al paradigma tradicional, de clásico narrador omnisciente y autoral, lineal, causal y de fuerte presencia ideológica por parte del narrador, cercana al autor.

 

La novela se ubica en la ciudad de San José en una época precisa de principios de siglo XX y toma como protagonistas a unos jóvenes cercanos a los vente años, pertenecientes a la alta burguesía, ambos.

 

Cordelia y Fernando son novios y tienen como proyecto cercano su boda. Antes de ella se da a conocer algunas peripecias que muestran a Fernando como un ejemplo de hijo al pasar en el retiro con su padre enfermo de lepra en un lugar apartado de la ciudad, hasta que llega su muerte. Es un joven bien educado de alto linaje, hijo de un adinerado comerciante josefino de nombre igual a él y que adquiere esa enfermedad, es crítico y articulista en los medios de comunicación escritos y no cree en un Dios Todopoderoso. Esto hace que la amiga de Cordelia, Susana que simboliza la mujer superficial, típica de esa sociedad, le reproche esos, para ella, defectos de Fernando, que no podrá hacerla feliz nunca pues "quien no cree en Dios es incapaz  de amar", afirma como si fuera una autoridad.

 

La boda se realiza y  los jóvenes salen de luna de miel hacia Esparta. Esto permite al narrador describir las costumbres de la época, primero la boda burguesa y sobre todo el baile y criticar la superficialidad de las muchachas y aprovecha para ello a un extranjero francés y un cronista social que poseen una visión crítica de esa sociedad de consumo, superficial y carente de valores universales y conocimientos profundos de los temas que conversaban.

 

La estancia en Esparta y Puntarenas permite a los personajes y al narrador disfrutar de otro ambiente más sincero, espontáneo, vivaz y sincero, contrario a la ciudad donde prevalecía la hipocresía y el parecer, a expensas del ser. El narrador se extasía en descripciones hermosas del río Barranca, la desembocadura en Puntarenas, los bailes y la música de los lugareños y sobre todo el sonido de la marimba en las fiestas.

 

Pronto regresan a su casa con Fernando taciturno, pensativo y  ensimismado. Sobre el pesa el problema que siempre lo ha dominado. Considera que el es potador de la enfermedad de su padre y ello lo hace ser  infeliz y se reprocha por llevar a Cordelia a su mismo estado.

 

En su casa se refugia en el estudio, sus libros y no sale de esa situación por más que su esposa utiliza todas las formas de sacarlo de ese estado de postración. En esas condiciones Cordelia queda embarazada y Fernando redobla su angustia de pensar que su hijo heredará esa enfermedad. Poco antes de nacer Cordelia también sufre de pérdida de memoria y aparenta un estado de locura, no quiere a su hija e ignora quién es su esposo y lo que es peor al nacer su hija su enfermedad mental se empeora cuando ve el rostro de la niña y descubre manchas rojas en él.

 

El final de la novela sucede de forma sorpresiva cuando la nana le muestra a su hija y esta le sonríe. Cordelia recobra su lucidez, le da de mamara a su hija y la felicidad reina en ese hogar como siempre lo habían deseado.

 

A pesar de ser una novela de tipo amorosa, no es cursi ni sentimental. Los personajes son víctimas de un determinismo hereditario y su propia voluntad se ve vencida por esa situación. Por ello lo verosímil del discurso sufre dislocaciones. Los sucesos en algunas ocasiones son "de repentes", sin razones explícitas ni latentes que los justifiquen. Se tornan forzados, injustificados. Este es el caso de la pérdida de memoria de Cordelia y la lucidez espontánea. La infelicidad de Fernando por una suposición y sin razones científicas que la justificaran. Tal vez en un joven pueblerino y sin estudio alguno se justificaría pero nunca en un joven estudioso, que se Arima que es escritor y crítico.

 

Quizás los deseos del escritor por presentar una novela de tesis, ideológica, lo han traicionado y por ello descuidó un tanto lo verosímil de los acontecimientos.

 

La segunda novela fue llamada La Esclava y se publicó en el año 19051. En ese año tenía un valor de 10 céntimos. Y se la dedica a don Joaquín García Monge con una nota ¿de reproche?

La novela es corta pero intensa. Típica novela monofónica, de preponderante narrodor omnisciente todopoderoso, lineal, causal y de clara tesis positivista. El ambiente determina la conducta de la sociedad. Solo que en esta novela el autor brinda una posición rebelde a ese determinismo y a pesar de que el personaje escogido Limba es víctima de él, sale al final adelante y siempre se rebela contra esa condición influyente de la sociedad corrupta del momento, primeros años del siglo XX.

 

La novela presenta algunos lapsos importantes. Por ejemplo la niña Limba no tiene origen, ni lugar dónde dormir y menos vivir. Se desconocen sus padres y tampoco se dice el origen de ellos. No se ubica en espacios concretos sino en una ciudad indefinida, etc. Pero tiene muchas virtudes que la convierten en una novelita ejemplar y educativa, intensa, apelativa a los sentimientos de solidaridad, comprensión y justicia social. Es una novelita del ser y no del parecer. Y lo más importante tiene vigencia. Es la visión de una sociedad enferma, ambiciosa, corrupta, egoísta, cruel que hoy mantiene la misma moral solo que dimensionada a extremos impredecibles. Es por esa razón que nos reímos cuando los moralistas de hoy apelan a los valores del tiempo ido. ¿Referirán a éstos, expuestos tan crudamente por el autor?

 

Es una novelita corta muy cercana al relato, de apenas 31 páginas. La historieta es sencilla. Una niña llamada Limba, huérfana, sola y pobre inicia a trabajar en una casa de una señora modista. Es joven y bella pero sobre todo a prueba de vicios. Visita a las señoras de la sociedad con el fin de dejar los vestidos y sombreros que han encargado y así ganar un poco más. Esto sirve a los chismosos y lenguas viperinas a inventar toda clase de historias calumniosas contra Limba, Su patrona la despide y así queda a la intemperie, sin trabajo, con hambre y desprestigiada. Solo una vecina caritativa le da unos bollos de pan, único alimento de la pobre Limba que pronto cae enferma y es llevada al hospital. Ahí se recobra y sirve con asombrosa dedicación a los enfermos pero no logra que le den trabajo y sale a sufrir su mendicidad otra vez y recorrer como indigente la ciudad hasta que cae en un bar, café donde le dan trabajo de mesera. Al tiempo de trabajar ahí es víctima de los clientes que no logran obtener favores inmorales de la jovencita y es desprestigiada ante el dueño del bar quien la despide al negarse a permitir los manoseos de los clientes. Vuelve a las calles citadinas y sentada en un parque llorando su desventura es abordada por una señora llamada Inocencia que luego de consolarla le ofrece trabajo en una casa de tolerancia que ella es su propietaria. Ahí lleva una vida degradada, envilecida y queda embarazada, sin conocer siquiera el padre del futuro hijo. A los nueve meses nace una niña que llamó Estela y con sus economías salió de ese lugar y puso un puesto de venta de ropa que le deparó un trabajo honrado y más remunerativo. Creó a su hija con los mayores cuidados para que no pasara por sus desgracias  y se librara de la moral esclava.

 

Es una novela llena de dulzura, de crítica social, de denuncia de una sociedad hipócrita, esclavista. Se evidencia con claridad la explotación de los pobres y su desprecio, al igual que los ricos son los portadores de una vida inmoral, perniciosa, lujosa pero lujuriosa y deshumanizada. Una cosa es el parecer y otra el ser. En la novela se denuncia el poder de esa sociedad del parecer.

 

"...y al mismo tiempo pensaba en las injusticias de la humanidad, que permite que la esposa de uno de esos hombres que se enriquecen explotando a los demás, vista bien mientras que las pobres compañeras de los obreros que, enfermos, van al taller a gastar sus energías, no puedan llevar sino trajes sencillos y ordinarios".1

 

Es una novelita poco conocida y como puede observarse refleja una visión critica de la sociedad no del campo sino de la sociedad. Por primera vez la novelística costarricense presenta una novela de esa naturaleza. Luego vendrán otras pero mucho tiempo después.

 



1 Algunos críticos la consideran como una novela dialogada. Si así fuera sería la primera en esa modalidad que se haya escrito en Costa Rica pero es una pieza teatral..

2 Garnier Ugalde, José Fabio. La primera sonrisa. Imprenta de María V. de Lines, San José, 1906.

1 Garnier Ugalde, José Fabio. La Esclava. Imprenta de vapor de Alfredo Greñas, San José, 1905.

 

1 Garnier Ugalde, José Fabio. Ob. Cit., p. 9.

Diego Povedano Amores (Español)

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Diego Povedano Amores (1883-1949)

DIEGO POVEDANO AMORES (Español)

(1883-1949)

 

Don Diego Povedano Amores nació en Sevilla, España, en el año de 1883 y murió en San José, Costa Rica, el 7 de abril de 1949, a los 66 años de edad. Fue enterrado en el Cementerio General de San José.

 

Fue hijo de don Tomás Povedano y de doña Carolina Amores, ambos españoles. Mientras que su padre se desempeñaba  como pintor, su madre trabajaba en el hogar. Además de Diego, este hogar tuvo otros dos hijos: Tomás y Herminia. El primero también fue escritor como Diego.

 

El padre de Diego viajó al Ecuador en 1890 para fundar una escuela  de Bellas Artes y dos años después  fue llamado a Costa Rica para que hiciera lo mismo aquí. Tomás fue el primera Director de la escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica.

 

Diego realizó los primeros estudios en Sevilla, lo mismo que los secundarios. No realizó estudios superiores formales.

 

Se naturalizó costarricense y contrajo matrimonio  con doña Edith Field costarricense y vecina del Carmen, barrio de San José. Es padre de cuatro hijos: Alfredo, Diego, Estrella y Edith. Por algún tiempo se dedicó a la minería del oro en Esparta y en Talamanca.

 

En Costa Rica se desempeñó como Secretario  de la Embajada  Española.

 

Se especializó en arqueología, cultura indígena y etnografía. Tenía una biblioteca  de aproximadamente 5000 volúmenes y admiraba la novela  El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha de Cervantes.

 

Fue antifranquista.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ DIEGO POVEDANO AMORES

 

 

NOVELA

 

1. Arausi: 1928

 

 

Diego Povedano Amores escribió una novela que llamó Arausi y publicó en 1928.1

 

La novela lleva como subtítulo, "novela histórica referente a los indios güetares de Costa Rica y a los mayas del Yucatán, México".

 

Es una novela tradicional, monofónica, descriptiva e informativa más cerca del discurso histórico cronológico y antropológico que del lenguaje polisémico literario. En realidad el autor utiliza las particularidades sociales, religiosas, los juegos y costumbres de los indígenas para crear un romance entre la joven Arausi y el guerrero Surabta. La primera mitad de la extensa novela se ocupa de Arausi, sus aventuras, desde que es encontrada casi sin vida, hasta que es disputada por los guerreros Surabta y Sectará como esposa. Se describe toda la historia de su pueblo viceyta a la cabeza de su padre, la extensión de su pueblo, dejando ciudades con educación, cultura, y desarrollo, hasta que fue traicionado por Tuxpan y vencido por ellos.

La novela se sustenta en una visión del indio desde la óptica española. Ya el autor en la dedicatoria adelantó esa intención:

 

"Dedico esta novela a mi esposa por haberme servido ella de modelo para la concepción de la heroína de la obra."

 

Si Arausi  simboliza a una española y no la india maya, viceyta, toda la novela que gira a su alrededor, tendrá la misma visión. Por ello Arausi es el anhelo, más que la realidad, la civilización, la cultura europea, la belleza blanca, la religión cristiana, la esposa fiel. No es de extrañar que en la novela Surabta envíe cartas (escribe), solicite el divorcio, y se comporte como un hidalgo, un noble español (en lo bueno que lo malo se oculta).

 

El otro aspecto que la novela enfrenta directamente es la extinción de los sacrificios humanos. Esto se logra al final de ella y con esta victoria termina la novela. El idilio amoroso finaliza con la unión de los protagonistas Arausi y Surabta. Es el clásico enlace de los enamorados y la llegada de la situación final feliz. No importa el divorcio de su amado, ni el hijo de la princesa,  el amor se antepone a cualquier obstáculo.

 

la estructura de la novela se mantiene con base en las uniones y separaciones de los enamorados, las descripciones de las costumbres indígenas, como el juego de la pelota, las pormenorizadas informaciones sobre los rituales, los sacrificios, los templos, las guerras y aunque más propias de la cultura española, las intrigas palaciegas.

 

Novela de triángulo amoroso, rellena de la cultura indígena y anhelo de síntesis exitoso de la cultura española. Es la conquista de la cultura indígena nauta, maya, viceyta, por los valores cristianos españoles. La culminación idealista de una síntesis de lo bueno de los indios en el molde cultural de España. Por ello la extirpación de los sacrificios humanos y la unión de Arausi (india-española) con el guerrero Surabta (indio guerrero-noble, civilizado) son las victorias simbólicas de la novela. Si bien es cierto la casta sacerdotal intrigante y criminal pierde la victoria, no así la religión como guía espiritual, educativa y ¿científica? del pueblo. Solo se extirpa el cáncer, no el sujeto.

 

Es una novela que se ajusta al movimiento indianista más que a la novela indigenista. Más idealista y romántica que realista y de crítica social.



1 Povedano Amores, Diego. Arausi. Editorial Gutenberg, San José, C. R., 1928.

Joaquín García Monge..cont. 1

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La tercera novela de Joaquín García Monge se llama Abnegación y la publicó 1901.2 Fue escrita a los 20 años.


La realiza en los años de gestación y es la obra menos estudiada por la crítica y la que casi intencionalmente se oculta, se ignora, se disimula.

 

Bautista Cedeño, se despide de su amigo Porfirio Astúa y se dirige a trabajar a San José en la tienda de Los Alfaro. Antes de partir deja a su amigo, unos manuscritos sobre una novela que está escribiendo, sin final. Es una especie de diario donde cuenta sus amores no correspondidos con Lupe Blanco. A su ida llega al pueblo Oscar González, doctor cubano. Poco a poco logra enamorar a Lupita (Oscar), hasta hacerla suya. Este  proceso es narrado detenidamente, así como las descripciones sobre la naturaleza, paisajes, paseos, costumbres etc. Luego el doctor abandona a Lupe y regresa a San José. La familia Guerrero, a la cual pertenece Engracia, echa a Lupe de su casa y ésta se dirige a San José, en busca de Oscar. No lo encuentra pero es  vista por Bautista que la lleva  a su casa y le ofrece ayuda. Busca a Oscar pero descubre que es casado y con familia. Regresa a su casa y le da la noticia a Lupe y ésta decide irse, pero en el camino Bautista le ofrece casarse con ella y Lupe  acepta.

 

La novela es una clásica intriga de amor. Es el triángulo perfecto: Bautista, Lupe y Oscar (el distorsionador), el villano, que luego de seducir a la huérfana campesina, la abandona y Bautista el héroe que la salva de la deshonra (abnegación).

 

Bautista se convierte en el clásico personaje noble, lleno de virtudes, sacrificado, poeta sin nombre, desteñido y soñador que se enamora perdidamente de Lupe y ésta no le corresponde,  aunque tampoco lo desprecia; más bien su timidez  le hace callar sus amores, sólo cuando se dirige a trabajar a la tienda le deja una carta, donde se le declara y la promesa de su amigo Porfirio de mostrar los manuscritos  de su novela que no es otra cosa que un diario íntimo, donde escribe sus amores tormentosos y no correspondidos. Novela que queda inconclusa y termina de realizarse al final cuando Lupe le acepta la propuesta de casarse con él.

 

La temática narrativa se muestra interesante. La podemos resumir de la siguiente manera.

Un narrador, fuera de la  historia y superior al personaje cuenta la vida de Bautista Cedeño y Lupe Blanco y Cedeño, dentro del enunciado (lo narrado) se convierte en narrador de parte  de sus amores con Lupe.

 

"-¡Se me olvidaba! ... guarde, Porfirio, estas cuartillas escritas con el corazón en la mano. Resumen la historia de dos meses y son los comienzos de una novela  que no sé como acabará...Aún está  fresca la tinta  de los últimos renglones, los tracé antes de venirme aquí. Hágase, pues el depositario de ellas."1

 

Luego el narrador-autor  dice lo siguiente:

 

"Los manuscritos que Cedeño  confió a Porfirio Astúa, eran amorosos documentos, muy íntimos, pergeñados con varias letras, que revelaban una ocasión más el desorden habitual del artista.

Copiaba sin variantes, con todos sus puntos y comas, así decían."2

 

Y da la palabra a una primera persona representada por Cedeño que cuenta sus amores y congojas, a manera de diario íntimo, con fechas que van de Noviembre 2, hasta Diciembre 31. Son once diferentes fechas. La del 10 de Diciembre se narra en tercera persona. Está escrita como si la hiciera el narrador-autor o Bautista desde afuera. Más nos inclinamos por aceptar que se trata de Bautista que desea dejar patente el criterio del prójimo sobre él. De ahí que use la tercera persona. Es claro notar que en la mayoría de las confesiones de Bautista tienen como destinatario a Lupe. En algunas no se especifica y da la sensación  de dirigirse a un oyente social.

 

En el capítulo VI utiliza nuevamente casi la misma  técnica para ingresar en la narración del narrador-autor. Envía cartas a Porfirio Astúa que el narrador-autor transcribe casi textualmente. Da noticia de lo que está haciendo en San José y cómo, poco a poco, va dejando las poesías para dedicarse al comercio. También informa  de su conocimiento de las labores de Lupe con Oscar, pero se muestra seguro de ella. A pesar de que las cartas tienen destinatario, y a veces  respuesta comentada en cartas que luego envía, la estructura es la misma de su novela: utiliza fechas, enero 15 y sigue la misma cronología, hasta abril 10. Más adelante, en el capítulo XII, envía otra carta donde se evidencia el cambio total de su vida, ahora convertido en comerciante en fecha de 1 de agosto y es la última que envía. En estas cartas la historia del narrador-autor se liga con la historia del personaje Bautista. Esto es, el personaje Bautista termina su historia inicial y comenzada por el narrador-autor. Es una técnica importante que no se había utilizado antes por escritor costarricense alguno. Es un atisbo de novela polifónica, un embrión, aunque no  se desarrolla totalmente pues se convierte en una novela de tercera persona  tradicional (narrador-autor) que permite que gran parte de la novela se realice en primera persona y se utilice el narrador protagonista pero sin darle total autonomía.

Con esta técnica el escritor utiliza dos  formas distintas de mirar el mundo:

 

Desde la enunciación o narrador omnisciente que es realista-naturalista. Recordemos que tanto  Lupe como Bautista  eran huérfanos y ella, hija natural y ambos desarrollados  en un ambiente que determinó su naturaleza y su comportamiento. A pesar de que se contraste  su origen con un mundo paisajista, idílico, regionalista, sobre todo, cuando llega el médico cubano y se desarrolla todo el proceso de conquista por él, de Lupe, paseos, visitas, retretas, costumbres, bailes, etc.; sin embargo, aparece un hilo sutil que induce  a los personajes a un destino fatal, producto de la infracción moral. Hay indicios de sobra  para obtener un criterio cierto de que los amores de Lupe  y Oscar terminarán mal, tal y como sucedió. Oscar es extranjero, fanfarrón, mujeriego, pícaro y farsante. Lo nacional, bueno, frágil, honrado, se enfrenta con lo extraño malo.

 

La segunda visión o punto de vista  que se da desde el narrador personaje (Bautista), permite presentar un mundo sentimental, de amores apasionados pero sinceros, candorosos, ideales, casi virginales. Es la perspectiva  de un personaje que confiesa sus desvelos y aspiraciones dentro de un marco casi cursi pero lleno de candorosidad y nobleza. Ésta será la perspectiva del personaje degradado, infeliz, poética, pero que, gracias a su abnegación, llega a una situación final  sino feliz, por lo menos reparadora, instauradora y por qué no de felicidad para ambos personajes. Se repara el mal moral hecho por el extranjero y los personajes vuelven a restablecer el código, puesto en entredicho por  Oscar.

 

La novela escrita en 1901, dentro de los moldes tradicionales, logra dejar  con claridad dos visiones opuestas y claramente  definidas: una visión realista-naturalista propia de esta generación y la visión  sentimental, como salida al conflicto determinista presentado por la primera. Los personajes aún no se prostituyen, no caen en las profundidades en que cayeron otros personajes de novelas de prostitución. El autor los asoma al abismo pero no los deja caer en él, los detiene. Es más bien como un ejemplo de lo que puede pasarles si infringen el código moral, si desean el progreso peligroso, la ciudad tentadora, lo extranjero lleno de peligros. Es una amonestación moralista para que los campesinos y campesinas no se arriesguen más allá de sus fronteras del campo por que el daño puede ser irreparable. Es la misma tesis de su novela Hijas del campo: 1900. No sabemos por qué esta novela fue ignorada y disimulada, como si fuera un pecado literario. Tal vez el prejuicio de la crítica por encontrar en las novelas ese demonio, que nunca ha definido, llamado identidad nacional o por que no presenta los conflictos abiertos, entre campo y ciudad, desde una perspectiva social y no individual. Es un tema importante que deberá dilucidarse.

 



2 García Monge, Joaquín. Abnegación en Obras Completas.

 

1 Ídem, p. 553

2 Ib.

 

Joaquín García Monge

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JOAQUÍN GARCIA MONGE

(1881-1958)

 

José Joaquín de Jesús García Monge es el menor de de cuatro hermanos. Nació en Desamparados, cantón de San José, el día 20 de enero de 1881 y murió, también en San José el 31 de octubre de 1958. El gobierno de don Mario Echandi declaró el primero de noviembre duelo nacional. Se casó civil en el día 15 de mayo del año 1909 con la señorita María Celiade la Trinidad Carrillo Castro, en San José.

 

Fueron sus padres José Joaquín García Calderón (20-08-1843)  y muerto (15-10-1887) y doña Luisa de Jesús Monge Guerrero (21-06-1855) y muerta en el año 1934, ambos costarricenses, desamparadeños. De este hogar nacieron  siete hijos: José Joaquín Guillermo de Jesús, Luisa Josefa Ángela Rosa y Josefa Francisca Ceferina de Jesús y José Joaquín de Jesús. A los siete años muere  su padre, por lo que su madre se convierte  en el eje  del hogar. Otros hermanos son: Marcial, Gonzálo Óscar de Jesús y José Porfirio del Carmen, todos García Monge.

Solo tuvo un hijo: Eugenio García Carrillo.

 

A los nueve años de edad su madre lo matricula en el internado del Liceo de Costa Rica. Ahí cursó la escuela primaria  y secundaria. Obtuvo el título de Bachiller  en Humanidades en 1899, a los 18 años.

 

Inicia, al año siguiente, su  trabajo en el magisterio. En 1900 trabaja en  la Escuela de Graduados, en el Edificio Metálico de San José. Un año después Justo Facio, le concede una beca para estudiar en Chile. Permanece en ese país  por tres años, de 1901 a 1904. Recibe  influencia de profesores importantes y se ve imbuido  por las ideas  propias de ese tiempo. Obtiene el diploma de profesor de castellano.

 

De regreso a Costa Rica, lo nombran de profesor  de castellano  en el Liceo de Costa Rica, dirigido por don Zacarías Salinas, un chileno. Este director tuvo un conflicto con el gobierno  y Joaquín, se solidarizó con él. Por ello fue despedido. Regresa a su pueblo natal y se dedica a la agricultura pero muy pronto  el presidente Cleto González Víquez  lo llama  para que trabaje como profesor en el colegio Superior de Señoritas. Ahí se desempeña por once años.

 

En 1909 contrae matrimonio  con la señorita Celia Carrillo Castro. De este matrimonio nació un hijo, aún vivo: Eugenio García Carrillo.

 

Cuando Alfredo González Flores, crea la Escuela Normal de Costa Rica en la ciudad de Hereda, don Joaquín fue escogido  entre sus profesores. Ahí trabajó bajo las direcciones de Arturo Torres y don Roberto Brenes Mesén. En 1917, es él quien dirige  la Institución. Este cargo le duró poco tiempo, pues en 1918, el gobierno de los Tinoco lo destituyó, por razones políticas, ya que Joaquín  se opuso a ellos abiertamente.

 

En 1919, destronados los Tinoco, en el gobierno provisional de don Francisco Aguilar Barquero, ocupa el cargo de Secretario de Estado, en el despacho de Instrucción Pública.

En 1920 es nombrado Director de la Biblioteca Nacional. En este cargo se desempeña por espacio de 16 años.

 

En 1935 viajó a Europa, invitado por la Sociedad de las Naciones Unidas reunidas en Ginebra. Estuvo en París, Ginebra y España.

 

En 1936, el estado lo pensiona y entonces se dedica  por entero a su labor  editorial  que ya venía realizando.

 

En  1958, la Asamblea Legislativa lo declara Benemérito  de la Patria, el 25 de octubre, pocos años antes de su muerte.

 

En su pueblo natal bautizaron la escuela con su nombre, en 1958.

 

Se creó el Premio Nacional de periodismo con el nombre de García Monge, en 1962.

En 1974, la Universidad Nacional de Heredia publica el primer número del Nuevo Repertorio Americano, inspirado en los ideales del maestro, de poca duración. También en 1978, la misma universidad bautiza su biblioteca con su nombre.

 

Recibió de instituciones nacionales y extranjeras un sinnúmero de distinciones, nombramientos honoríficos y certificaciones.

 

Su labor como editor y divulgador de la cultura, lo llevaron a crear y dirigir gran cantidad de revistas. Citemos algunas:

 

1. Vida y Verdad: 1904

2. La Siembra: 1905

3. Compilador del suplemento literario de La  prensa libre: 1905

4. Colección Ariel: 1906 a 1916

5. Proyectos de Instrucción Pública; 1908

6. Boletín de Educación Pública: 1912

7. Ediciones Sarmiento: 1914 a 1921

8. Convivio: 1916 a 1928

9. La Obra: 1917 a 1918

10. El Universo: 1917

11. Autores Costarricenses: 1917 a 1920

12. Repertorio Americano: 1919 a 1958

13. Memoria de Instrucción Pública: 1920

14. Boletín de la Biblioteca Nacional: 1920 a 1923

15. El convivio de los niños: 1921 a 1923

16. Biblioteca del Repertorio Americano: 1921 a 1923

17. La edad de  oro: 1925 a 1930

 

Usó algunos seudónimos en sus publicaciones: Pipo, Falk, en Páginas Ilustradas, Ariel y Hilmar Neils en La Aurora, Juan Caldera en La Obra, Juan Labrador en Repertorio Americano y El Lugareño en La prensa libre.

 

LO QUE ESCRIBIÓ JOAQUÍN GARCÍA MONGE

 

NOVELA

 

1. El Moto: 1900 (relato)

2. Hijas del campo: 1900

3. Abnegación: 1902

 

CUENTO

 

1. La mala sombra y otros sucesos: 1917

 

El Moto1 que los historiadores de literatura y los críticos han dicho que es una novela, es un relato.

 

No reúne los rasgos  pertinentes para pertenecer al género novelístico y cumple con las condiciones que exige el relato. La extensión no va más allá de 42 cuartillas y ello representa formalmente la imposibilidad de desarrollar  la trama de una novela. Sólo alcanza para un proceso y un desenlace rápido. Por eso tiene pocos personajes y no desarrolla una problemática compleja de ninguno de ellos sino algunas circunstancias o accidentes que configuran un proceso de degradación del   personaje José Blas (El Moto). Este no es el momento de extendernos en la teoría de los géneros que hemos descrito en otro libro (Cómo leer novelas). Baste señalar que este relato está lejos de ser una novela  y que esto no desmerece su valor literario y menos histórico de su aparición y éxito obtenidos.

 

La historia  de este relato es muy simple En un pueblecito rural llamado Dos Cercas (hoy Desamparados),  José Blas, un joven de 22 años está enamorado de Cundila de 20 años, hija del gamonal don Soledad. Vive con su  padrino don Sebastián Solano, un rico  hacendado del lugar que enviudó hace muchos años y no tiene descendencia. José Blas (El Moto, por ser huérfano), tardíamente decide, a través del padre del lugar, Yanuario, pedir la mano de Cundila, pero su padrino, antes que él ya había decidido casarse con Cundila y logrado de parte de don Soledad y su esposa la anuencia para casarse con ella el 20 de enero. José Blas sufre un accidente cuando trata de amarrar un potro y traerlo para que su padrino lo lleve el día de su boda y es atendido con esmero en casa de un amigo. Esta ausencia dura el tiempo suficiente para que su padrino se case con Cundila. El desenlace se da cuando José Blas escapa  de la casa de su amigo y se encara con el padre Yanuario para saber la suerte de su encargo. Este le comunica la noticia de la boda de Cundila con su padrino don Sebastián Solano y José Blas huye  lejos del lugar con rumbo de las salinas.

 

Este triángulo amoroso es intrascendente. Representa un amor imposible. La triste realidad de que un pobre se case con una muchacha rica, a pesar de amarse. La importancia del relato consiste en las presentaciones de las costumbres de la época, los retratos de los personajes  importantes de los pueblos: el cura, el maestro, el gamonal,  la autoridad, las beatas ricas y los  labriegos y la manera  de presentarlos: su ironía, su distanciamiento, su caracterización, su imagen ridícula  cuando es necesario, sus vicios y pasiones, su falsedad.

 

Este relato descarna un pequeño pueblo en sus pobrezas, sus costumbres, sus anhelos, sus ilusiones y sus frustraciones. El narrador toma partido  en contra de los dueños del poder, por ello  el gamonal lo describe como un avaro, un hombre ambicioso, codicioso, apegado a lo material y  despreciable, lo mismo ocurre con su hermana doña Benita, la solterona beata que vive en el parecer  y  carece de inteligencia, al cura  que vive para comer y no come para vivir, al maestro que cree que la letra con sangre entra y es un ignorantón fracasado. Esto es lo que hace de este relato una obra importante en la literatura patria porque  crea su propia imagen de esa realidad patriarcal de fines de siglo XIX y que fue origen  de nuestra  sociedad estemos o no de acuerdo con ella.

 

Este relato que ha sido considerado como la primer novela de importancia en la literatura costarricense, fue escrito por don Joaquín García Monge cuando apenas contaba 19 años y pasaba por  los años de gestación y en un momento en donde la  primera generación  del período naturalista estaba vigente (1890-1904). Esto no contradice en nada la pertenencia  de don Joaquín García Monge  a la generación  de 1912, llamada mundonovista y que hemos analizado.

 

Este hecho y la ignorancia universitaria de algunos críticos han hecho que se den juicios absurdos acerca de ella. En 1960, para citar sólo uno, el Dr. Salvador Aguado Andreut, en una conferencia que dio en la Universidad de Costa Rica y avalado por algunos profesores de ésta, dice:

 

"¿Es realista esta obra? - se pregunta y contesta- No. No reproduce la realidad. Salvo que se entienda  por realismo la absorción de la realidad.

Veamos, por ejemplo, si hay realismo en uno de los momentos más vulgares de la obra:

"Esparrancado en un cuero, con el espinazo en arco como el de un gato sentado, las antiparras - de vidrio azules montadas en armadura de madera negra- encajadas sobre el lomo de las narices, se hallaba don Soledad, contando las ganancias del año y con los ojuelos  verdes y hundidos refijos en los montoncitos de reales, escudos y medios."1

 

Esta  apreciación del Dr. Aguado es desafortunada. La obra literaria nunca puede reproducir la realidad. Es una imagen de ella y se convierte en la realidad del autor. Ni siquiera la propia historia reproduce la realidad. Este es el mayor error que puede cometer un crítico de arte y muestra un desconocimiento absoluto de la naturaleza de la obra literaria  y del arte en general. Su autonomía le confiere el rasgo de ser única y no ser más que eso. Pero el realismo y  su manifestación llamada naturalista no se aprecia por reproducir la realidad sino por el grado de verosimilitud que la obra exprese y qué más creíble, ¿qué más "realista" que las imágenes que el narrador nos da de don Soledad a quien lo presenta como un avaro enfermizo? ¡Qué fácil, gracias a esas imágenes visuales tan notables, imaginar la avaricia de don Soledad contando su dinero y haciendo puñitos  con él!

 

Este es un relato, sin lugar a dudas realista y de gran acierto literario.

 

Hijas del campo: 1900 es la primera novela que escribe don Joaquín García Monge, apenas a  los 19 años de edad.2

 

Abre una generación que aún no tenía vigencia y que no había pasado el tiempo de gestación pero que sería trascendente en la narrativa costarricense. La novela se inicia con el encuentro  entre ñor Pascual y Melico: mandador e hijo del patrón, en la hacienda de café, en casa del mandador. Es diciembre, un domingo y el motivo, el viaje de Melico a la finca para que preparasen  la llegada de toda su familia, el sábado siguiente, a pasar unos días de veraneo y conocer las cogidas de café. Se presentan los personajes, tanto campesinos, como citadinos. Los primeros son ñor Pascual, el mandador, Nieves, un peón  de Melico, Piedad, la hija de ñor Pascual y su mujer, Cano el maestro y por parte de Melico, su madre Carlota y Ofelia y Catalina sus hijas y Angélica, hija de Carlota y sus dos hijas pequeñas.

 

El narrador después de informar el motivo del viaje, caracterizar brevemente a los personajes, describir el ambiente rústico campesino y presentar el recibimiento a las visitas, no sin antes establecer algunas diferencias entre los campesinos y los citadinos (josefinos),  pasa a narrar diversas escenas donde participan, tanto Nieves  como Melico, Tijo (sobrino de Carlota) y el resto de personajes, tales como la caza de las palomas, un sábado de juerga, donde aprovecha para presentar un contraste entre la  fiesta brutal del pueblo y la civilizada de San José.

 

Después presenta la violación de Filomena por un guarda excampesino que abre los procesos siguientes, que de una  u otra manera, confirman el cuadro inicial de la prostitución. De esta familia proviene Casilda, perla en el estiércol. Es a ella que Melico comienza a desear.

 

El narrador describe,  poco a poco, el ambiente que determina que los personajes inicien el camino de la prostitución (Naturalismo) y el capítulo IX es una especie de símbolo donde el higuito (árbol), poco a poco, vence al poró (árbol) y lo destruye. Así como las campesinas poco a poco son inducidas al arroyo por los citadinos y las convierten en prostitutas.

 

La estancia en la hacienda permite al narrador presentar otras costumbres como la pesca de barbudos, las cogidas de café. Luego abre la vida en San José, de las dos muchachas: Piedad y Casilda. Para la primera, el descenso a la prostitución fue más rápido, mientras que Casilda, más resistente al medio, fue víctima del propio Melico. Así termina la novela.

 

Esta obra se mueve en una constante oposición  entre campo y ciudad, entre campesinos y citadinos y sus respectivas costumbres. La vida campesina folclórica y pintoresca para los de la ciudad y dura  y difícil para los campesinos, endeudados y trabajando la tierra ajena, se presenta con crudeza. Se añora el tiempo patriarcal (es un hijo de  gamonal) de épocas  pasadas, de mejores tiempos y  gamonales con mejores valores y costumbres sanas y se presenta al campesino, salvo ñor Pascual, víctima  de vicios y deseosos de emigrar a la ciudad, en busca de mejores fortunas.

 

 "Habría, en fin, una fiesta culta, civilizada y no éstas bárbaras escenas que estamos viendo y con las cuales  un pueblo católico, conmemora el nacimiento del Cristo."1

 

Y prosigue:

 

 "Así las cosas, la situación de tal familia era digna de lástima y un trasunto de la generalidad."2

 

No existe narración alguna de las causas por las que el pueblo llegó a ese tipo de costumbres.

En la ciudad, las campesinas, lo mismo que los hombres, tal es el caso de Nieves, se transforman en prostitutas. Las costumbres  de otras empleadas campesinas, las constantes tentaciones y un ambiente propicio, son tierra fértil para que crezca  la prostitución. Es un reflejo óptimo del naturalismo.

 

La tesis  del autor, evidente, de corte naturalista, en esta novela, ofrece personajes  con aspiraciones  y engaños, víctimas de su propia ingenuidad y de un ambiente hostil.

 

No obstante ello, la novela ofrece un contraste importante entre los campesinos y los citadinos, sus costumbres y aspiraciones. Los conflictos, lejos de ser individuales se presentan como parte de una problemática social más profunda e histórica: la división social de  grupos  y el dominio  de uno de ellos sobre  el otro, sobre todo económicamente. Es el inicio de la degradación  moral del grupo patriarcal que lejos de proteger  y mantener las costumbres del pueblo, virginales, poco a poco, fue deteriorándolas y empezó su corrupción. Es la influencia de la ciudad en el pueblo con sus vicios y espejismos, sus tentaciones y cánceres.

 

El campesino va perdiendo su candorosidad, su disposición para el trabajo duro y ajeno, se hace huraño y violento y trata de conseguir lo que nunca  ha podido obtener trabajando, el poder y la riqueza; pero la ciudad le  aprisiona, como el poró al higuito y le destruye. Esta paradoja que enfrenta el campesino, entre ser bueno y servir, de por vida, a un rico o ser malo y matar al mismo, en búsqueda de la riqueza que le tienta,  fue ayer y es hoy motivo de  una problemática social que está lejos de solucionarse en estos países latinoamericanos.

 

En la novela, de una situación inicial feliz, paradisíaca si se quiere, en apariencia,  un pueblo en crisis, con pérdida de valores  en el ser, se  llega a una situación final degradada irreparablemente: la prostitución, el desarraigo del campesino. Habría que preguntarse si lo que el autor propone como tesis, es que los campesinos permanezcan en su estado natural, explotados, protegidos por el gamonal pero sin más aspiración que seguir sirviéndole a él, pobres pero agradecidos, con costumbres sanas, como los turnos pero sin beber licor, ni matar, ni robar o que aspiraran a cambiar su situación por ser discriminada, ofensiva  e injusta. Pienso que el autor no llega a tanto y que lo deja en el primer estadio. Los campesinos deben permanecer en el campo y no emigrar a la ciudad por que ésta les corrompe y es mala para ellos, ¿y para los ricos?

 

La doble degradación de los personajes y la sociedad, en sus costumbres,  permite al narrador-autor emitir variados juicios  y reflexiones que guían al lector, llamándole la atención, como tratando de evitar lo inevitable. Desde esta perspectiva, el narrador se coloca  sólo formalmente desde fuera  de la historia, de ahí que las voces de los personajes sean pretextos para desarrollar sus puntos de vista:

 

"Los caballitos  fueron en mejores días, una diversión sosa y ridícula, muy gustada de las bellas y aristócratas pollas josefinas y de los no menos alegres pollos. Ahora han pasado  al dominio de la vulgaridad y  a ellos concurren las sirvientas, los granujas y las mozas del partido."1

 

 Y agrega:

 

  "La campesina, medio mes llevaba de no andar con él; había descendido a tanto su perversión, que Nieves ya le era demasiado honesto; se le antojaba todavía muy cándido, muy metido en sus preocupaciones y no le satisfacía."1

 

Y, al final de la novela, Melico se arrepiente de su acto brutal que condujo a Casilda a la prostitución y por la voz del narrador-autor reflexiona contra esa manera de convertir en prostitutas a las campesinas y evoca una Costa Rica  mejor, si eso no ocurriera. Primero se queja de que las sirvientas asistan a los caballitos y las coloca al mismo nivel de las prostitutas y luego aspira a que no haya prostitución pero no reflexiona sobre  el uso de sirvientas para las familias ricas.

 

A pesar de las constantes intervenciones del narrador-autor, propias de la novela monofónica, las constantes lecciones  de moral, el destino fatal que rodea  a los personajes campesinos, la novela muestra  un mundo que inicia su descomposición y antepone los peligros sociales de la corrupción de los campesinos y los estragos  de la influencia negativa de la ciudad sobre el campo, así como las primeras manifestaciones  del enfrentamiento de los campesinos con un medio injusto social: trabajar la tierra ajena y ser pobres  cada día más. Aquel tiempo patriarcal de hermandad y felicidad, más imaginado que real, comenzaba a dar paso a luchas mayores, frutos podridos, degradaciones irreparables y aspectos no deseados por la oligarquía pero que ellos mismos propiciaron. La emigración de los campesinos a la ciudad no es producto espontáneo de ellos, es el fruto de la pobreza, la explotación y la injusticia. Hoy lo vemos en los cafetaleros de nuestro país que se quejan de que los costarricenses ya no quieren coger café y dan gracias al señor de que existan los nicaragüenses que víctimas de su pobreza, han emigrado a nuestro país y ofrecen sus brazos a cualquier precio, con tal de poder obtener con qué alimentar a sus hijos. Cuando estos se prostituyen o realizan algún crimen, entonces se quejan y dirigen los ojos al cielo, pero ignoran que ellos son las causas de esos efectos. La educación de los costarricenses les ha llevado a un estatus económico menos degradante que a los nicaragüenses y ya no necesitan  realizar ciertos trabajos para vivir decorosamente. Poco a poco van saliendo de la explotación del hacendado que con su trabajo se ha enriquecido y mantenido un estado de injusticia social aceptado por el poder, político y económico que es lo mismo.

 



1 García Monge, Joaquín. El Moto, en Obras Escogidas. EDUCA, San José, 1981.

1 Aguado Andreut, Salvador. Conferencia. U. C. R. San José, 1960. Conferencia

2 García Monje, Joaquín. Hijas del campo. Obras Completas. San José, Educa, 2.a. Ed. 1974.

 

1 García Monge, Joaquín. Ob.Cit., p. 470.

2 Íd. p. 471.

 

1 Íd. p. 471.

1  Íd., p. 524.

Cipriano Güell Partegás (Español)

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CIPRIANO GÜELL PARTEGÁS (español)

(1890-1967)

 

Cipriano Güell Partegás nació en Barcelona, España, el 18 de noviembre de 1890. Su familia, siendo muy niño vino a menos, económicamente y él debió estudiar en un colegio poco apto para la educación. Desde muy joven debió trabajar para poder vivir y así emprendió viajes por diferentes lugares y países que lo alejaron durante mucho tiempo de su patria. Ocupó puestos diplomáticos en diferentes países como Guatemala y Costa Rica, donde radicó por largas temporadas y vivió hasta su muerte. Fue contabilista, periodista, comerciante de maderas (intermediario), una especie de representante de diferentes compañías que compraban y transportaban maderas preciosas de Costa Rica a otros países de Europa y América del Sur, así como Estados Unidos de América. También trabajó como minero, Gerente de la Caja del Seguro Social  en 1958 y periodista en el Diario de Costa Rica. Murió en el año 1967.

 

Escribió algunos ensayos, tales como: Una visita al leprosario ¿Las Mercedes?: 1946, Carreteras y paisajes: 1949, Bombardeo solapado sufre la Caja del Seguro Social: 1956, Agua, por Dios, agua: 1959

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ CIPRIANO GÜELL PARTEGÁS

 

 

NOVELA

 

 

1. De la ruta de la vida: 1940

 

OTRAS

 

1. Una visita al leprosario ¿Las Mercedes?: 1946

2. Bombardeo solapado sufre la Caja del Seguro Social: 1956 

3.Agua, por Dios, agua. 1959

4. Carreteras y paisajes: 1949 

 De la ruta de la vida que Abelardo asegura se publicó en 1940, no es una novela y se publicó por primera vez en 1968.1

 

 Hay escritos en estas crónicas que datan de años posteriores a 1940. Un solo ejemplo "lidiando con el mal tiempo", la escribe en 1960. Algunas sí las escribió antes de 1940. Son crónicas diversas sobre su estadía en Costa Rica, unas y los viajes por el atlántico y algunas islas, otras; así como recuerdos del regreso a España y sus diferentes ciudades, casi como reseñas turísticas. Las crónicas en Costa Rica se realizan sobre las provincias de Guanacaste, Puntarenas y unas pocas de algunos lugares del Valle Central y un paseo al volcán Irazú.

 

Las crónicas de Guanacaste están desperdigadas por el libro y cada una tiene su respectivo subtítulo. Están ligadas a su trabajo como agente maderero y se describen los lugares donde embarcaban la madera, la cortaban o simplemente la contrataban. Chira, todos los cantones de guanacaste y algunos pueblos y algunos cantones de Puntarenas, son el escenario de ellas.

 

Están bien escritas, son paisajistas y describen las labores de los madereros o peones que transportaban las tucas por los ríos hasta colocarlas en los barcos, así como su vida en este duro trabajo.

 

Manifestó gran cariño por Costa Rica y admiraba a sus habitantes, sobre todo los trabajadores humildes. Gustaba de la exuberante naturaleza, las buenas costumbres del costarricense pero, a pesar de que lo hace en pocas ocasiones, no simpatizaba con los políticos de turno. Es oportuno transcribir algunas citas al respecto porque sus apreciaciones tienen vigencia hoy, más de sesenta años de haberlas escrito.

 

"Me disgusta pensar en lo que significan unas elecciones, en todo lo que hay que hacer para estar pegado al festín. Quiero olvidarme del interés que tiene el votante al afiliarse a un partido político. Todos se creen con derecho a pedir, a cobrar su voto aunque sea de un modo indirecto. Y también se cobra la contribución con interés: si no con una pitanza por lo menos con influencia para colocar a los allegados, o si no, oportunamente en dinero contante y sonante. Me indigna pensar que algún día creí que el voto se daba con miras al bien de la patria. Por eso he venido a sorber aire puro y paz a raudales, en el campo huyendo de las miasmas deletéreas llegamos a la población que al parecer tiene más importancia."2

 

Y agrega poco después. Cuando entra en una iglesia:

 

"Contemplé un nuevo sistema de alcancías. Las rendijas para echar el dinero todas en fila en la pared con el nombre del santo a quien correspondía la donación. ¡La compra del favor celestial! Están empotradas todas juntas. Una puerta grande en la parte de atrás para entrar en la "caja" y recoger los fondos. No la vi, por dentro, pero presumo que todos los donativos se juntan; hay que suponer que cada santo lleva su cuenta corriente."3

 

Y finaliza sus sinceras críticas diciendo, con respecto a las elecciones que se realizaban en Costa Rica, ese domingo de paseo al volcán Irazú:

 

"Pero no sé si el hombre que entró en la casa tiene resultados sus problemas; no sé si pudo dar el voto por quien quiso le fue impuesto por el gamonal, el cura, el médico, o un político marrullero, de los que recorren esos campos llenos de paz en son de guerra...No lo sé, pero presumo que alguna de esas influencias hubo de por medio, y quizás, al emitir el voto ya tenía la mira puesta en alguna prebenda."1

 

El lector puede cotejar lo dicho por el autor en los años treintas con lo que ahora escucha y lee en la prensa. Tanto el Partido Liberación Nacional como La Unidad en manos de los dos candidatos, Rolando Araya y Abel Pacheco, hoy presidente, recibieron muchos dólares de una empresa extranjera. El parecido es superado por los años, no para bien de nuestra patria si no para evidenciarla como víctima de la corrupción de los políticos de turno y su impunidad.

 



1  Güell Parategás, Cipriano. De la ruta de la vida. Imprenta Torno, San José, 1968.

2  Güell Partegás, Cipriano. Ob. Cit., p.79.

3 Ib.

 

1 Ídem, p. 82.

 

Claudio González Ruvavado

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CLAUDIO GONZÁLEZ RUCAVADO

(1878-1928)

 

 

Claudio  González Rucavado nació el 13 de septiembre de 1878 en San José  y  murió el 14 de septiembre de 1928 a la edad de 50 años. Fue hijo del Ing. Alejandro González Ramírez y de doña Catalina Rucavado Bonilla. Se casó con Guadalupe Luján Mata y tuvieron 6 hijos, Alejandro, Msanuel de la Cruz, Froilán Carmela, Lupita y Flor de María.

 

Sus primeros estudios los recibió de su padre. A los ocho años se matriculó en las escuelas oficiales del país.

 

A la edad de 11 años  quedó huérfano de padre, al igual que sus  cinco hermanos menores. Pasó su niñez en gran pobreza.

 

Estudió la secundaria en el Liceo de Costa Rica. Ahí se graduó de Bachiller. Ingresó al Magisterio Nacional y se convirtió en profesor de lógica, castellano y literatura, materias que impartió en el Liceo de Costa Rica.

 

Luego estudió Derecho  Mercantil en la Escuela de Comercio y Derecho Civil, en la  Escuela de Derecho, donde se graduó, en marzo de 1904.

 

Fue Diputado al Congreso en tres legislaturas 1910-1914, 1914-1918 y 1920-1924; también Ministro de Gobernación en la administración de don Alfredo González Flores, en 1916 y Primer Ministro en la de don Julio Acosta, en 1922. Desempeñó la Presidencia Municipal de San José y fue miembro de la Junta de Educación de la ciudad capital. Fue Secretario de la Escuela de Derecho, entre otros cargos que ocupó.

 

Abogó por independizar la educación del Poder Central y convertir a la docencia en un Cuarto Poder del Estado.

 

En 1914 se le ofreció la Presidencia de la República por acuerdo de los partidos  políticos del momento y no aceptó. Dijo:

 

 "No quiero presidencia que no provenga del voto popular."

 

Fue abogado y profesor.

 

Colaboró con los diarios del  momento: El Derecho y El Republicano, órganos del Partido Republicano, al cual perteneció.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ  CLAUDIO GONZÁLEZ RUCAVADO

 

NOVELA

 

1. El hijo de un gamonal: 1901

2. Escenas Costarricenses: 1906             

3. ¿Egoísmo...?: 1914

 

CUENTO

 

1. En el despacho de un médico: 1904

2. De ayer: 1907 (cuentos  y cuadros sobre niños)

3. Las Garzas: 1907

4. Crianza de los niños costarricenses: 1908  (Cuadros)

5. La pluma  que escribe: 1923

6. El Cinco: 1929

7. Ni con pobre ni con rico: 1929

 

Don Claudio publicó gran número de ensayos sobre diversos temas. Aquí no interesa constatarlos.

 

Publicó en  1901 la novela El hijo de un gamonal.1

 

 

Manuel Velar, hijo del gamonal ñor Pantaleón y ña Ramona, vecinos de Bejuco, termina los estudios de bachillerato, en San José. Decide invitar a tres compañeros de estudios a su casa  paterna  para que pasen unas vacaciones con él.

 

 

Sus amigos Luis Aldón, Julio Ruiz y Carlos Gómez llegan al pueblo y son recibidos  por la familia de Manuel con grandes atenciones. Julio Ruiz, desde que vio a la hermana de Manuel, Mercedes, se enamora de ella  y es correspondido. Luego de varias aventuras, turnos, cacerías, bailes, descripciones de costumbres, etc., los jóvenes deciden  regresar a San José. Manuel convence  a su padre para que también  ellos se trasladen a la ciudad.

 

Una vez en San José, Julio logra poseer a Mercedes  y huye a Nueva York. Manuel lo busca desesperadamente pero sin éxito. Les cuenta a sus padres lo sucedido y éstos regresan a su pueblo natal Bejuco.

 

El narrador  cuenta los hechos desde la tercera persona y se codifica como omnisciente.

 

 

Utiliza los  referentes geográficos Bejuco, San José, etc. y las clásicas preguntas retóricas:

 

"¿Qué hacer; qué  pasos dar; qué caminos emprender? ¿Se marcharía a su pueblo para dedicarse  allá a la labranza y a su tranquila  vida patriarcal que desborda salud y alarga la existencia? ¿Seguiría a su padre, el ignorante y buen viejo que se había desvivido por hacerle sabio, rico y poderoso?"1

 

Divide el espacio  geográfico en dos: campo y ciudad, el primero bueno, sano, ingenuo, apacible; una especie de lugar ameno y la segunda mala, pervertidora, corruptora de los campesinos. Son los citadinos los que abusan de los humildes, aunque, a veces como en este caso, ricos pero llenos de ingenuidad y de candor. Por eso Julio deshonra a la familia que le dio su hogar como casa por una temporada y mancilló el amor de  Mercedes. Este acontecimiento lo veremos en casi todas las novelas de esta generación y en otras posteriores. El enfrentamiento Campo- ciudad será la tónica de la novelística costarricense durante toda la época  moderna y parte de la contemporánea.

 

Las apelaciones del narrador- autor al lector social son frecuentes:

 

"Y para nos, lectora simpática, cuentan pillines, muy pillos, que profesan y viven de la baja política..."2

 

"Aprendió modales, a vestir como las gentes de buena sociedad: gastó chaqué y no sé si más tarde  hasta guantes, frac y chistera."3

 

En  la novela se sale del mundo narrado para informar al lector, que en este caso tiene el género femenino, hasta de los gustos de los personajes y de paso, algunos chismes. Es lo típico en muchas novelas folletinescas de algunos escritores costarricenses, y propio de la novela monofónica de la época moderna.

 

Las técnicas narrativas son las consabidas: linealidad en el tiempo y los acontecimientos, causalidad lógica, uso del retrato, división de los personajes en buenos y malos, sin evolución. Es una novela en blanco y negro y desde luego no se utilizan los matices.

 

El narrador lleva de la mano a la lectora y trata de moralizarla para evitarle sufrir los percances de los personajes campesinos, sobre todo femeninos. Hay una clara intención por convencer a las campesinas para que no emigren a la ciudad so pena de sufrir el deshonor.

 

"Conociendo los caracteres de sus próximos huéspedes pensó en su hermana, y se preocupó."4

 

Como dato curioso el autor  inserta un relato en la novela: La extranjera de bronce que narra un accidente donde muere una niña aplastada por una campana vieja.

 

La segunda novela que publicó Claudio González Rucavado, la llamó Escenas Costarricenses y la publicó en 1906.5

Es una novela tradicional, monofónica, bien escrita. Tiene como referente el San José de inicios del siglo veinte y la clase social aristocrática, oligárquica, cafetalera. Sigue las mismas técnicas narrativas de la novela anterior: narrador omnisciente, complaciente, guía, moralista, pedagogo, oligarca, josefino, intelectual, sabelotodo y la historia es causal, cronológica, lineal, en blanco y negro, bien y mal.

 

Sigue la clásica historia amorosa de triángulo, de amor imposible, de rompimiento momentáneo del código moral pero restituido al final de la novela.

 

Luis y Felicia, dos jóvenes citadinos y oligarcas, de familias ricas, experimentan una relación amorosa positiva, en la ciudad. Inician el proceso sentimental sin contratiempos y poco a poco van delineando su relación armoniosamente. Pertenecen al mismo nivel social y comparten el mismo código moral, su misma visión de mundo, que a todas luces, es la del narrador-autor.

 

La primera parte transcurre en la capital. Se describen las costumbres: La avenida de las Damas, las fiestas de fin de año, los toros, las mascaradas, los juegos de pólvora, el baile en el teatro nacional, el programa de piezas, las conversaciones superficiales de los jóvenes. Todo bajo un ambiente armonioso, salvo por algunas alusiones a los campesinos que llegan a la ciudad y se emborrachan o las mujeres de la vida licenciosa que se hace referencia pasajera, de mirada reprobatoria y carácter censurable. Es una simple mirada al mundo opuesto a la burguesía. No obstante refleja con claridad la visión machista, clasista y racista del autor.

 

"Luis pensaba cuán cierto es que una de las cosas que halagan al hombre es que se crea en su superioridad, y se le tome como amparo."1

 

Y su racismo llega a límites insoportables pero ciertos, cuando describe la mascarada que sale a las calles josefinas con el fin de alegrar a chicos y grandes:

 

"Venía luego la chirimía, música desabrida y monótona, y después un sexteto infame de negros disfrazados, pero sin otra  máscara que la que les da el pigmento de su tez."2

 

Después de describir ese San José de principios del siglo veinte, se traslada al campo, el otro polo de la narración.

 

El autor titula esta parte de la novela como El Veraneo y en realidad lo es así. Los ricos hacendados se trasladan al campo a pasar las vacaciones de inicio de año. Tienen su propia hacienda de caña, café y de leche, su casa de campo, su potrero, su río, sus peones o sus sirvientes amorosos y fieles, su pueblo, su cura y su maestro.

 

En esa casa paterna, de campo, Felicia y sus primas pasan una temporada de descanso y diversión sana: pasear por la hacienda, montar a caballo, asistir a la iglesia, visitar al cuentacuentos  español Lemán, coquetear,  salir al jardín, bañarse en el río, comer y dormir. Algunas veces es visitada por su novio Luis y se desarrolla el romance entre ellos sin contratiempos, armoniosamente.

 

La trasgresión aparece cuando el hijo del mandador, ya muerto, Quirco, joven atlético, campesino, bueno, servicial, un poco afeminado, según el narrador, se enamora de Felicia y abandona su novia campesina, María. Es aquí donde la novela cobra visos de tragedia. Hay una osadía, un campesino, un sirviente, un hijo del mandador hecho para servir, para obedecer, para trabajar, para complacer, se le ocurre enamorarse, nada menos que de la señorita rica de la ciudad. Éste es su pecado y su osadía tiene precio.

 

A pesar de que este amor imposible se dio y se sigue dando es curioso que, por primera vez, y, casi nos atreveríamos a decir, única vez, es el hombre quien se enamora de una rica citadina. Siempre había sido la campesina, la niña ingenua del campo la que fuera conquistada por el extranjero, ya fuera de la ciudad o de otro país. Aquí es Quirco, el hijo del mandador del patrón. Desde luego que este joven no es correspondido por Felicia. Ella lo ve como un sirviente, un objeto más a su servicio y precisamente por considerarlo así, despierta en él la pasión amorosa que lo lleva al precipicio, a la degradación final y el castigo restaurador del orden social. Ni los hechizos de la bruja en las prendas de Felicia lograron la concreción de este amor imposible. En realidad este conflicto amoroso sirve al narrador-autor para establecer los límites entre las dos clases sociales y consolidar la visión oligárquica del mundo. De paso el lector saborea las descripciones de las costumbres de la época, un precioso cuento maravilloso de brujas y encantamientos, ligado a los deseos imposibles de Quirco, la vida familiar oligárquica y las relaciones con sus sirvientes.

 

Al final la novela cierra con la despedida de Quirco de la hacienda por parte del gamonal, padre de Felicia, el apenas sospechado intento de lanzarse al río de Quirco y la huida de éste al pueblo vecino sin otro proyecto humano que subsistir.

 

La tercera novela escrita por este autor recibió el nombre ¿Egoísmo...? y la publicó en 1924.1

 

Es una novela típicamente monofónica, logocéntrica, causal y lineal. Es la primera novela psicológica sentimental, amorosa que se escribió en Costa Rica. Se desarrolla totalmente en la ciudad, las cercanías del Parque nacional con breves referencias al campo y esto para realizar paseos o, en el caso de Alfredo, para refugiarse en su hacienda. No escapa la visión romántica del autor sobre las relaciones amorosas de los personajes y los largos discursos ideológicos, valorativos, apreciativos y explicativos de las conductas de los actores de los dos triángulos amorosos representados por ellos. No cabe ninguna duda de que los personajes, a pesar del análisis psicológico, por parte del narrador, se muestran conducidos, destinados, preconcebidos, estereotipados y simples portadores de ideas predispuestas.

 

Los personajes se disponen en dos y opuestos: los buenos y los malos. En el último caso se trata solo de uno Alfredo que entra y sale de la escena, cuando el narrador lo necesita y carece de un papel sobresaliente en la novela. Todo lo contrario sucede con los restantes cuatro personajes: Luis y su amada Felicia, Carlos y Marta. Luis y Marta son hermanos y Carlos es  el mejor amigo de Luis. El personaje disonante es Alfredo que aparece como novio de Marta pero casi no tiene relevancia sino porque Marta está ciegamente enamorada de él. Luis ama a Felicia y casi sin razón alguna la deja y se comporta con ella con frialdad e indiferencia, después de unos rumores nacidos en un beso en la mano y un abrazo que Luis dio a Felicia en un paseo que hicieron a una hacienda.

 

La tesis más importante y la que sustenta toda la novela la representa Luis y su relación  amorosa con Felicia. El amor es egoísta.

"He pensado esta tarde sobre esto; y cavilando resolví el problema así: Que no la amo, que soy yo quien se quiere muchísimo y busca para sí lo mejor. Y usted es lo mejor..."1

 

A esto es lo que él llama egoísmo. Habría entonces dos tipos de él. Uno malo que se asemeja al narcisismo y que lo representan los don juanes que buscan en la mujer el conquistarlas y poseerlas como única meta pues son incapaces de amar, representados en la novela por un amigo de Luis que cuenta la historia de la mujer del abanico que después de bofetearlo por robarle un beso, lo busca en el jardín y se entrega en sus brazos. Es algo así como una máxima machista de que "no hay mujer honrada sino mal trabajada". Por eso Luis prefiere hacer sufrir a Felicia y decide evitar su relación. También existe un egoísmo "bueno" que el autor llama armónico.

 

"Ya entiendo: el amor es el egoísmo armónico, y éste es la filantropía. Por eso deseo bienes para todo mundo, por eso no quiero ser rama seca que alimenta y embellece cuantas hojas y frutos le caben."2

 

Este sentimiento se parece más a la solidaridad. En realidad la novela demuestra que Luis, tal vez empujado por los celos que despierta la relación de Felicia con Alfredo y el sufrimiento que le inflige a su hermana, decide casarse con ella y así se lo propone y logra, aunque la boda no se describe. En todo caso, si el amor, según él, es egoísta lo debe ser en ambos sentidos, es dialéctico. Yo amo a ella y me amo, en ese amar y sucede lo mismo inversamente, ella me ama y se ama en esa manifestación. Es una especie de egoísmo mutuo que se instala en un estamento superior y exige sacrificio por parte de los dos, es una especie de dar para recibir en ambas direcciones y así lo comprende Luis y emprende el camino de la relación amorosa con Felicia.

 

La segunda tesis que se plantea en la novela está configurada desde la perspectiva de la mujer: ella, a primera vista, se enamora de un joven, impresionada por lo físico, lo aparente, su porte, su parecer y poco a poco crea su modelo ideal del hombre y se deposita en él. Cuando se enamora de ese hombre lo hace del real y el ficticio, propio de su imaginación. Sucede en no pocas ocasiones que cuando la mujer descubre el verdadero hombre del que está enamorada, es totalmente lo opuesto de lo que ella creía. Esta tesis se da en el caso de Marta que se enamora de Alfredo y crea su propio ideal que no coincide con el real. Tiempo después, gracias a la conducta de él, sus bajezas y malos comportamientos, le hacen ver su error y entonces acepta a Carlos que representa el modelo positivo de hombre que toda joven desea para su marido. El es bueno, cariñoso, respetuoso, bien parecido, honrado, trabajador, buena posición social, honorable, sin vicios y únicamente ama a ella. Todo lo contrario sucede con Alfredo que es superficial, alevoso, traicionero, mentiroso, aunque tiene riqueza no es noble ni honorable. Además la traicionó con su amiga Felicia, cuando Luis la abandonó.

 

Luis es el tipo de hombre modelo, es amoroso, buen hijo y mejor hermano, sin vicios, inteligente, honrado y a pesar de que durante un inicio puso en duda el código social, cuando dejó sufrir a Felicia de amor, muy rápido supo volver a reafirmar el código programado. Al final se compromete con Felicia y la novela es de final feliz y más cuando se entera de que su hermana también se casa con Carlos, antes que él.

 

La novela no ofrece un profundo mundo psicológico de los personajes que padecen los conflictos. Más bien su comportamiento, a veces es pueril, condicionado, predecible, precodificado y bastión de la fuerte programación social y moral de la época. La mujer no ofrece ninguna rebeldía a los cánones de una sociedad pequeña burguesa, afincada en el concepto tradicional de hogar y cuya única salida es el matrimonio. Es su proyecto vital y toda su conducta se encamina hacia esa meta. El código cristiano está por encima de cualquier deseo particular o necesidad. Nació para ser casada, formar un hogar, buena esposa, sumisa, obediente, caritativa, cristiana, fervorosa, tener y educar a sus hijos y de vez en cuando ir con su esposo a compras, paseos, viajes, visitas, rituales religiosos y nada más y si es de familia rica saber tocar el piano y leer algunos clásicos.

 

Las dos familias que se describen en la novela, la de Luis, su madre y hermana y la de Felicia, su madre y padre son iguales, a pesar de que la segunda es de mayor riqueza. Esto no ofrece ninguna contradicción porque la familia de Luis con ser pobres mantiene una educación similar a la de Felicia y en nada se distancian. Como parte jocoso y señal de manipulación, Luis tiene algún dinero porque fue favorecido por la lotería. No se hace mención de dónde reciben dinero para subsistir y su casa no es pobre, tiene jardín, biblioteca, y otras comodidades propias de los ricos de la época.

 

En fin, una novela más de clásico triángulo amoroso, en este caso doble, con aspiraciones y algunos logros de análisis psicológico, sentimental, evocadora de un romanticismo pasado y afirmadora de las programaciones sociales cristianas, propias de la época y la ideología dominante.



1 González Rucavado, Claudio. El hijo de un gamonal. Ed. Costa Rica, San José, 1979.  La 1ª. Ed. La hizo Padrón y Pujol, 1901.

1 Íd. p. 20.

2 Íd. p. 25.

3  Íd. p. 27.

4  Ídem, p. 45.

5 González Rucavado, Claudio. Escenas Costarricenses. Segunda Edición. San José, 1913. La 1ª. ed. La hizo Alsina en 1906.

 

1 Ídem, p. 27.

2 Ib.

 

1 González Rucavado, Claudio. ¿Egoísmo...? Imprenta Alsina, San José, 1914.

1 González Rucavado, Claudio. Ob. cit., p. 24.

2 Ib.

 

María Fernández Le Capellain (De Tinoco)

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MARÍA FERNÁNDEZ LE CAPELLAIN (De Tinoco)

(1877-1961)

 

 

Doña María Fernández de Tinoco nació en San José el 22 de enero en el año de 1877 y murió en la misma ciudad en San José el 23 de noviembre el año de 1961. Residía en ese momento en el Edifico de Apartamentos esquinero que está en el costado Este de la Casa Amarilla. Se casó en San José el 5 de junio del año 1898 con Federico Alberto de Jesús Tinoco Granados (1868-1931), hijo de Federico Tinoco Iglesias y Guadalupe Granados Bonilla, y Presidente de la República (1917-1919).

 

Fue hija  del patricio costarricense don Mauro Fernández Acuña, gran educador de este país  y de doña Ada Le Capellain Agnew de origen inglés, de las Channel Island, entre
Inglaterra y Francia.

 

"Doña María de las Mercedes Elodia Fernández, llamada familiarmente Mimita, se creó en un hogar en el que hombres y mujeres compartían por igual el interés por las letras y las artes.  Se educó en San José con preceptores privados y posteriormente efectuó algunos estudios en la Gran Bretaña. A su regreso conoció en un baile a Don Federico Tinoco, a quien todos llamaban Pelico, y pronto establecieron relaciones de noviazgo".1

 

  " Se distinguió mucho en el campo de la beneficencia. Fue una de las fundadoras de La Gota de Leche y del Abrigo de los Niños. Como Primera Dama fundó el Comedor Infantil de San José y dio gran impulso a las actividades de la Cruz Roja Costarricense. En 1949 el Comité Internacional de la Cruz Roja la concedió la medalla Florence Nightingale" (Ídem)

 

Fueron hermanos de Mimita: Ada, Joaquín, Gonzalo, Mauro Fernández Le Capellain.

 

Ada Fernández Le Capellain se estableció con su familia en Brasil, casada con el diplomático brasileño Sr. José Antonio Amaral Murtinho.

 

Hija mayor del Dr. Mauro Fernández Le Capellain fue Elliete Fernández Venegas (n. 1907).  Luego él casó con Lolita Luján Fernández y nacieron Yontá, Zulay, Lygia, Thelma,  y Mauro, todos Fernández Luján.

 

Zulay Fernández Luján casó con Eduardo A. Saxe Gutiérrez y nacieron Victoria, John y Eduardo, ambos catedráticos universitarios y escritores con muchas publicaciones,  y Helen. Todos excelentes profesionales.

Desde muy pequeña fue enviada a Europa, donde recibió su educación formal. Inglaterra  fue el país donde pasó casi toda su juventud. Estudió  arqueología  y llevó cursos sobre Música y Arte.

 

Al regreso al país, integró el grupo  teosófico de Costa Rica e inauguró la  logia Virya que contó con la colaboración  de importantes intelectuales costarricenses, tales como don Roberto Brenes Mesén, Lilia González, Mercedes Montalvo, José Monturiol, Julio Acosta, Omar Dengo Maison, Ana Rosa Chacón y otros.

 

 

Casó con Federico Tinoco, Jefe de Estado Costarricense, por elección popular, después del Golpe de Estado a don Alfredo González Flores, en 1917.

 

La misma oligarquía que le había colocado en el poder lo depuso y obligó a abandonar el país. Se trasladaron a Francia en donde vivieron hasta la muerte de su esposo. Éste dilapidó toda su fortuna en Francia y dejó a doña María en pésimo estado económico. Doña María regresó a Costa Rica y sus amigos le ayudaron. Así continuó sus estudios de arqueología.

 

Ejerció la docencia como maestra en escuelas privadas del país.

 

Usó en sus escritos el seudónimo de Apaikán.



1 Estos datos y otros me los envió don Jaime Quirós Luque, a quien le agradezco tanta generosidad, de un ensayo titulado: Una intelectual en el Castillo azul. Doña María Fernández Le Cappellain de Tinoco Granados, Primera Dama de Costa Rica: 1917-1919. htt:/www.tiquicia.org/pd/33-xxxiii.htm

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ  MARÍA FERNÁNDEZ DE TINOCO

 

NOVELA

 

1. Yontá: 1902

2. Zulai: 1907

 

 

ENSAYO

 

1. El manantial de Rodas: 1915

2. Chira, cuña olvidada de aguerridas tribus precolombinas: 1935

3. Una ocarina Hüetar: 1937

4. El vals triste: 1943

5. Apreciación sobre un motivo indígena en lítica de Costa Rica: 1945

6. El jaguar, el indio: 1945

 

 

POESÍA

 

1. El encanto de un libro: 1916

 

María Fernández de Tinoco escribió muy variados ensayos sobre diferentes temas relacionados con su profesión y su interés en la Sociedad Teosófica. Aquí no los  señalamos.

 

Su novela Zulai inicia en Costa Rica  las primeras obras indianistas que idealizan al indígena, al igual que Anastasio Alfaro González, lo hiciera con su novelita pedagógica El Delfín del Corubicí, años después en 1923.

 

La primera novela la llamó Yontá y la publicó en 19021.

 

Yontá es el nombre de la india que encarna el personaje principal. Es una novela lineal, romántica, idealista. Se da la clásica idealización de la raza indígena pero se vislumbra la aparición de una nueva raza, mezcla de nuestros antepasados con la cultura hindúe que está simbolizada en el hijo de Yontá y Lispo, llamado Ivdo.

 

La situación inicial es una amplia descripción de la naturaleza, el encanto de la armonía en todos sus extremos, la tranquilidad, la paz espiritual. Es como un lugar ameno. Es una península en el mar Pacífico que la autora le da el nombre de Quitambó. Sus habitantes son campesinos laboriosos, unos pescadores, pacíficos, de color bronceado. Es un pueblo viril e industrioso, inteligente y los nativos obedecen a un jefe con poder supremo, tienen agoreros y creen en los dioses naturales y por sobre todas las cosas, protegen a las mujeres. Es en este palenque donde habita un anciano y su hija Gautla, de belleza sin par.

 

La historia se inicia cuando esta niña se convierte en mujer y es pretendida por un joven pescador. A pesar de que a su padre no le agrada mucho el joven por el peligro de su trabajo, acepta que formen un hogar. La vida transcurre tranquilamente hasta que los dos hombres, esposo y padre, salen de pesca una mañana y la tempestad en el mar los desaparece. Gautla, con su hija apenas recién nacida, debe abandonar el hogar y buscar abrigo en un pueblo distante, amigo. Emprende su viaje y poco antes de llegar al caserío cae muerta, exhausta, por los rigores del viaje. Una anciana Jarib, la encuentra y cuida de la niña como si fuera su propia hija. La llamó Yontá y creció libremente, en contacto con la naturaleza, tan salvaje, rebelde y pura como las mismas aguas cristalinas. Vivía solitaria y hacía todo lo que era, según costumbres, propio de hombres. Su única compañía era la de un tío llamado Tauma, especie de sukia quien le daba consejos y le descubría los secretos de la montaña y la naturaleza, en general. Contrario a todas las jóvenes del pueblo, no le interesaba el amor. La caza de unas palomitas, la muerte de una de ellas que no tenía su acompañante, le abrió los sentimientos de convivencia, de vida en pareja y así anheló encontrar a su amado.

 

Como es frecuente en este tipo de novelas, un día apareció una embarcación en el horizonte que se acercaba a las costas del poblado. Los habitantes, a pesar de ser pacíficos, se prepararon para enfrentar al supuesto enemigo. La misma Yontá se convirtió en guerrera e hirió a un joven que levantaba una manta blanca indicando que eran personas pacíficas. Se establecieron en el pueblo y así comenzó la pasión de Yontá por el joven Lispo, un hindúe que apareció de repente en esos lares. Se dan toda clase de encuentros y desencuentros, idilios anhelados y soñados pero el joven lo que busca no es una mujer para convivir con ella, tener hijos y morir sino a "la elegida", la seleccionada para empezar una nueva raza. Así la inicia en la corriente espiritualista, la somete a la purificación material y la eleva, gracias a la meditación trascendente y el ayuno, a un estado superior1. Las enseñanzas prosiguen y Yontá descubre, lugares sagrados donde Tauma realiza sus meditaciones y busca purificar su cuerpo. Ahí se inicia el viaje de su reencuentro, la búsqueda de la Divina Esencia en el Santuario de su alma, donde todo vive ordenado y sujeto a leyes eternas. Se entrega al conocimiento de la naturaleza, el hombre y el espíritu y comprende que Lispo es una especie de profeta y ella su elegida, su Mesías, e inicia el Sendero, su purificación. Hace del ayuno, el recogimiento y la oración, su pasatiempo.

 

Tiempo después Lispo desaparece de Yuk-Bugur, el pueblo, y Yontá sufre su huida. Visita la playa y espera el regreso de él, sano y salvo. Entonces eleva su plegaria al sol y ofrece su primera plegaria, su desesperante ruego por Lispo y ofrenda su vista por su amado, cuando asiste a la tempestad de las aguas del océano y su Lispo no llega y teme perderlo. Eleva su vista al Sol y le mira de frente, a la vez que le suplica traerlo de regreso sano y salvo. Lispo es tirado a la playa, herido pero vivo y Yontá pierde la vista corporal porque en ese momento su mirada está más allá de lo material.

 

"Levantó la vista hacia el sol, y arrebatada en éxtasis se quedó contemplándole."2

 

Cuando, tiempo después, se entera de que Lispo está vivo, irrumpe en palabras emotivas:

 

"Lispo, Lispo mío, déjame tomar aliento antes de contestar a tus preguntas: deja que mis manos, estrechando las tuyas, me aseguren, a falta de mis ojos, que no sueño, que está cerca de mí. Oye. Nadie impedirá que yo sea dichosa a tu lado: dichosa y valiente. Cuando te oigo me siento completa y confiada, y me imagino que conmigo se alegra todo cuanto nos rodea."3

 

 

Entonces se da la culminación de la novela. Yontá ve, pero no a través de sus ojos marchitos sino de su alma y Lispo la recibe gustosamente:

 

 

¡Ven, pobre avecilla, que yo daré a tu alma la luz que ansía! ¡Mis conocimientos seguirán despertando tu mente a la Eterna Verdad, y vivirás vidente entre los ciegos, sin que el mal contamine tu alma!1

 

Es un final tierno, emotivo, espiritual. Es la culminación de la tesis de la novela: Lispo se unirá a Yontá, engendrará el hijo del futuro, Ivdo, la síntesis de las dos razas, huirá, desaparecerá, el destino cumplirá con sus designios, Yontá también morirá, las profecías se cumplirán y La Luz Verdadera reinará en el universo.

 

Es una novela típica del género, amena, sentimental, de tesis, idealista, espiritualista, muy propia de la época y las corrientes mentalistas y religiosas de ese momento.

 

La segunda novela que escribe María Fernández de Tinoco la llamó Zulia y la publicó en 1907.

 

Zulai es el nombre de una joven indígena de gran belleza  que es pretendida por el cacique de la tribu, Kaurki, hombre violento y sanguinario, que gracias a su poder y sus deseos insanos por Zulai hizo prisionera a la madre de ésta, mamita Guare y la amenazó  de muerte, si  su hija no lo aceptaba como su marido.  Zulai al  saber la noticia decide acudir ante el cacique para obtener la libertad de su madre, pero en el camino se encuentra con el joven guerrero Ivdo que le confiesa su amor y se ofrece a liberar a su madre. Zulai llega ante Kaurki y ve a su madre a punto de ser sacrificada y a condición de volverla a la libertad, acepta casarse con el cacique Kaurki y convertirse en su cuarta esposa.

 

El día de la boda entre Zulai y Kaurki, éste se dirige al bosque, en busca de  unos tigres y otros animales. Es atacado por una serpiente que lo muerde mortalmente. Fue la promesa que le hiciera su joven amante Ivdo el día que se juraron amor eterno. Ambos deciden huir del lugar ayudados por un anciano llamado Yurán pero son apresados por el sucesor  de la tribu de Kaurki, el guerrero Irzuma que además de ser muy sanguinario también estaba enamorado de la joven Zulai. En el encuentro mata a Ivdo y conduce a la joven Zulai a la pira en donde se encuentra el cadáver de su antecesor y que será el escenario del sacrificio de sus cuatro esposas: Quetzalia, Guaraina, Huatla y Yami y por supuesto de Zulai, su última esposa. Irzuma trata de salvar del sacrificio a Zulai y hacerla su esposa pero ésta prefiere ofrendar su vida a ser la mujer del sanguinario guerrero:

 

"Rehúso la  vida que me concedes, falso y cruel cacique, y te desprecio".2

 

Y perturbada cae en la pira del sacrificio preparada para  ofrendar al cacique Kaurki sus cinco esposas.

 

Este idilio tierno, de amor sentimental, es la trama de los conflictos que enfrentan los personajes y sirve a la autora para mostrar su erudición antropológica y conocimientos de los  indígenas nacionales. Ella misma ofrece un epílogo donde explica los simbolismos de ellos y las intenciones al escribir esta novela. Su afán es pedagógico y proteccionista. Nos informa desde la misma novela que las cinco princesas, esposas del cacique Kaurki representan los cinco países centroamericanos y por supuesto Zulai a Costa Rica que sería algo así como la última víctima del poder del cacique invasor del Norte (¿Estados Unidos?). Y la anciana Guare es la representante de la cultura Maya.

 

Esta novela de clásico triángulo amoroso termina en tragedia, sin embargo los malos tampoco salen victoriosos. Obedece a una intención moralista de la escritora y a una visión sentimental de la cultura indígena  que no alcanza a vislumbrar los verdaderos problemas de los indígenas, tal y como lo hiciera el movimiento indigenista que con novelas como Huasipungo: 1934 de Jorge Icaza Coronel (1906-1978), Aves sin nido de Clorinda  Matto  de Turner (1854-1909), Los ríos profundos: 1958 de José María Arguedas (1911-1969) o Raza de bronce: 1919 de Alcides Arguedas (1879-1946), entre muchas otras, dejaron al descubierto la problemática social indígena vigente hasta nuestros días.



1 Fernández de Tinoco, María. Zulia y Yontá. Imprenta Nacional, San José, 1946. 1ª. Edición Alsina, 1909

 

1 Karma (en sánscrito, acciones), en la filosofía india conjunto de acciones personales, buenas o malas, que van ligadas al alma mientras ésta transmigra. Cada cuerpo nuevo queda determinado (así como cada acontecimiento que el cuerpo experimenta) por el karma anterior. La creencia en el karma, que se puede remontar a los Upanisad, es aceptada por todos los hindúes, aunque difieran en muchos puntos: algunos aspiran a acumular buen karma y buen renacimiento, pero otros, considerando que todo karma es malo, procuran liberarlo del proceso de renacimiento (samsara); unos creen que el karma determina todo lo que le ocurre a uno, mientras otros atribuyen un papel más importante al destino, la intervención divina, o el esfuerzo humano. Una forma de karma (prarabdha) está determinada en el nacimiento y resuelta en la vida presente; otra forma (sanchita) permanece latente durante esta vida; y una tercera (sanchiyamana), elaborada en esta vida, madura en una vida futura. Enciclopedia Encarta, 99.

2 Fernández Tinoco, María. Ob. Cit. P. 151.

3 Ídem, p. 155.

1 Ídem, p. 157.

2 Fernández de Tinoco, María. Ob. Cit., p. 88.

 

Alejandro Alvarado Quirós

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ALEJANDRO ALVARADO QUIRÓS

 (1876-1945)

 

Don Alejandro Alvarado Quirós, nació el 18 de agosto de 1876, en San José. Murió a la  edad  de setenta y nueve años, el 20 de mayo de 1945, en la misma ciudad.

 

Sus padres fueron, el licenciado Alejandro Alvarado García y doña Carolina Quirós Morales de Alvarado. Su padre fue profesor de Derecho Civil en la vieja Universidad de Santo Tomás, Ministro de Gobierno, en la administración del Dr. don Carlos Durán, Magistrado y Presidente de la Corte Suprema de Justicia. Su abuelo materno, coronel José Antonio  Quirós, peleó en  la guerra nacional contra los filibusteros en 1856-1857.

 

Su niñez transcurre en el seno de la familia, rodeada de un ambiente intelectual.

 

Sus estudios primarios los realizó en la Escuela de doña Juanita Acuña, donde ingresó a la edad de  cuatro años. La enseñanza secundaria la llevó a cabo en el Liceo  de Costa Rica y allí obtuvo el título de Bachiller en Humanidades. Ingresó después, al Instituto Universitario y en la Escuela de Derecho se graduó como Licenciado en Leyes, en el año de 1902, en Francia. A las órdenes  del Benemérito de la Patria, Marqués don Manuel  María Peralta, sirvió en la Secretaría de nuestra legación en Francia. En otra oportunidad representó a Costa Rica, en los festejos del Jubileo de la Reina Victoria, en Inglaterra. En 1895 desempeñó  el cargo de Agregado de la Legación de Costa Rica en Guatemala.

 

Durante toda su vida sintió la atracción intelectual y artística  de Francia.

 

Don Alejandro es considerado como un representante de la posición europeizante y academicista. No participó del costumbrismo, especialmente en el lenguaje popular, que comenzaba  a hacerse sentir en nuestras letras.

 

El primero de mayo de 1909, en Costa Rica, contrae matrimonio con la señorita María Eugenia Piza Chamorro, hija de don Benjamín Emilio Piza Díaz y de doña Emilia Chamorro Mora. De este matrimonio nacieron cinco hijos, todos varones: Jorge, Alejandro, José Antonio, Mario y Fernando.

 

El Lic. Alvarado Quirós, en su vida pública, desempeñó gran cantidad de cargos: fue abogado litigante, especialista en Derecho Internacional y Diplomático, Presidente del Colegio de Abogados en muchas oportunidades. Fue, durante 20  años, apoderado de la Junta de Protección Social de San José; en dos oportunidades fue Presidente de la  Junta de Educación y en otra, Presidente  del Patronato Nacional de la Infancia. Además fue miembro de número y secretario de la Academia Costarricense de la lengua, correspondiente de la española y varias veces Presidente del Comité France Amerique de Costa Rica. Fue uno de los fundadores del ateneo de Costa Rica, en compañía de Don. Justo A. Facio, de Don. Roberto Brenes Mesén, de Don. Ernesto Martén Carranza y de Don. Rogelio Sotela Bonilla.

 

Su carrera política, puede decirse que se inició en el año de 1905, cuando fue nombrado subsecretario de Gobernación, en el Gobierno del Lic. Don. Ascensión Esquivel. En 1917 fue electo Senador del efímero Senado de Costa Rica. En 1920, el señor  Presidente  Don. Julio Acosta García, lo nombró Ministro de Relaciones Exteriores y, en esa posición le correspondió manejar el delicado problema del conflicto limítrofe con la República de Panamá, defender los intereses de Costa Rica en los famosos reclamos de Inglaterra por el Contrato Amory y por el asunto Royal Bouk of Canada y presidir la delegación de su patria en el último gran ensayo de Unión Política Centroamericana.

 

En  1922, es enviado a Chile como Ministro Plenipotenciario y como Delegado de Costa Rica a la 5a. Conferencia Panamericana que tuvo lugar en Santiago de Chile.

 

Don Alejandro participó  activamente en la vida pública del país como Diputado a la Asamblea Legislativa, entonces Congreso, de 1926 a 1930 y Presidente del  Congreso de 1829 a 1930, con cuya representación como Ministro Plenipotenciario, asistió a una  celebración especial para Cristóbal Colón, en España.

 

En el año de 1941, durante el gobierno del Dr. Rafael  Ángel Calderón Guardia, fue nombrado como Primer Rector de la Universidad de Costa Rica.

 

Ese mismo año y en misión especial, asistió a El Salvador a las Fiestas Conmemorativas del Centenario de la Universidad y en noviembre  de 1942, con un motivo semejante viajó a Chile, como Rector de la Universidad y como Ministro Plenipotenciario de nuestro país.

 

Alejandro, se caracterizó por su gran afición a la literatura y al periodismo. Fue condecorado con muchas distinciones: Legión de Honor, Real Orden de Isabel  la Católica, San Gregorio Magno, La Orden del Sol del Perú, La Orden del Mérito de Chile y muchas otras.

 

Colaboró activamente en muchas revistas y periódicos del momento, nacionales y extranjeros. Publicó  gran cantidad de libros y folletos de tipo literario y político. Aquí interesan únicamente las obras literarias de los principales géneros. Entre ellos Nuestra tierra prometida en 1925, Ya se oyen los claros clarines: 1943, folleto sobre diferentes personajes de la época, Bric-Brac: 1914, ensayos, La democracia: una conferencia y otros artículos: 1939, Prosa Romántica: 1933, Ecos de la vida parlamentaria: proyectos, iniciativas y discursos: 1930, Bocetos: artistas y hombres de letras: 1917, Cuestión de Belice: 1940, Tradiciones costarricenses, coautor.

 

Alejandro Alvarado Quirós publicó una novelita que llamó Episodios nacionales de la guerra, en 1915. No tuvimos la suerte de encontrarla. También escribió dos colecciones de cuentos Ocarina: 1894 y El Trofeo: 1908. No las leímos.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ ALEJANDRO ALVARADO QUIRÓS

 

 

NOVELA

 

1. Episodios nacionales de la guerra: 1915

 

Ésta  es la única novela que ha publicado Alejandro Alvarado Quirós y la publicó en 1915.1 No la hemos leído.

 

CUENTO

 

1. Ocarina: 1894

2. El Trofeo: 1908



1 Alvarado Quirós, Alejandro. Episodios novelescos de la guerra. Ed. Imprenta Moderna, San José, 1915. Fue escrita en conjunto con Enrique R. Clare.

Rafael Ángel Troyo Pacheco

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 RAFAEL ANGEL TROYO PACHECO

(1875-1910)

 

 

 

Don Rafael Ángel Troyo Pacheco nació en la ciudad de Cartago el 18 de junio del año 1875 y murió en esa misma ciudad el día 5 de mayo del año 1910, víctima del terremoto, a la salida de la iglesia. Es el tercero de cuatro hijos de don José Ramón Troyo y doña Dolores Pacheco Ugalde. Sus hermanos fueron, Juan de Dios, Rogelio y María Lidia. Se casó con Lidia Jurado Acosta en el año 1903.

 

Sus primeros estudios los realizó en el Colegio San Luis Gonzaga de Cartago así como los secundarios.

 

Como era millonario, viajó para estudiar ciencias económicas en Estados Unidos y luego por toda Europa y derrochó su fortuna entre la  bohemia y los artistas amigos. Fue  músico, poeta y escritor y dirigió varias revistas. En la tercera novela, Los Días que fueron de recién publicación,  escrita por su nieto Daniel Gallegos Troyo el lector podrá encontrar gran cantidad de datos sobre este poeta y su familia.

 

Su corta vida, murió a los 35 años, impidió conocer más de los que  nos dejó. Pertenece al grupo llamado europeísta o del Olimpo. Las posibilidades económicas le permitieron vivir experiencias culturales diferentes a la mayoría de los costarricenses de su generación. Es un  representante tardío de la corriente modernista y quizás con Roberto Brenes Mesén de la generación anterior, Carlos Gagini (que es ubicado en la corriente nacionalista pero que perteneció  a las dos) y Ricardo Jiménez Oreamuno, inician la tradición literaria  ligada a los problemas existenciales del hombre, más allá de su contexto social. Esto no los hace ser menos artistas que los otros, llamados nacionalistas, pues la obra literaria y artística en general, no se mide por un compromiso, que no sea otro, que el propósito artístico. Lo cierto es que todos pertenecieron a la misma oligarquía, con la excepción de Carmen Lyra.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ RAFAEL ÁNGEL TROYO PACHECO

 

NOVELA

 

1. Corazón Joven: 1904

 

CUENTO

 

1. Topacios; cuentos y fantasías: 1907

2. Terracotas: 1900

 

POESÍA

 

1. Ortos; estados del alma: 1903

2. Poemas del alma: 1906.

 

Corazón Joven es la única novela que escribió. Fue publicada en 19041 y se ha mantenido casi en el anonimato.

 

No es si no hasta 1985 que la editorial Costa Rica, la reedita. Es una novela  sentimental, de conflictos individuales: vejez - juventud. Presenta el clásico triángulo amoroso tan preciado desde su inicio, por la literatura costarricense. El personaje principal lo representa la tía Gabriela, una anciana de más de sesenta años, que goza de una buena fortuna, vive en una mansión con una joven que su padre ha dejado a su cuidado y que disfruta de un ambiente primoroso, rodeado de una apacible naturaleza. El conflicto se inicia a la llegada de su sobrino, Jorge Nodelle a su casa, después de haber estudiado la carrera militar y haber disfrutado intensamente una vida disipada en París. La tía Gabriela despierta al amor al ver a su sobrino y abriga las esperanzas de lograr realizar sus anhelos que no vivió en su debido momento, víctima de un padre celoso que le impidió realizar sus sueños. Le negó todo contacto con joven alguno, y no contento con ello, la internó en un convento para alejarla del mundo exterior. Esto hizo que la tía Gabriela despertara al amor, cuando ve a su sobrino. Su corazón era joven aunque su cuerpo viejo. Esta es la tesis de la novela. Pero su romance onanista terminó cuando llegó Margarita, su protegida. Aquí comienza su calvario, su tragedia. Jorge, que ya antes había visto una foto de ella, que su tía Gabriela tenía en la sala, se enamoró perdidamente de su belleza y cuando ésta llega a la casa, después de una corta estadía en París, Jorge no hace más que concretar sus amorosos deseos, que por demás son correspondidos, de igual manera por Margarita. Aquí comienza la tragedia para la tía Gabriela que no soporta el amor ente ellos y hace lo indecible para evitarlo, hasta enviar dos cartas diferentes al padre de Margarita para intrigar y evitar la posible boda  de Jorge y Margarita. Su treta es descubierta por Jorge  y la tía Gabriela no logra su propósito. La novela se resuelve con el matrimonio de Jorge y Margarita y la degradación total de la tía Gabriela, pero antes, ésta, debe sufrir los preparativos de la boda y la consumación de ella.

 

Es una novela monofónica, sentimental, tradicional, de típico narrador omnisciente. Pero su prosa es típicamente modernista. Quizás debe estudiarse conjuntamente con el relato de Brenes Mesén, Lázaro de Betania, publicado posteriormente, como  obras pertenecientes a la corriente modernista. El ambiente es exótico, extranjero, casi no interesa, es idílico, positivo y burgués. Se ubica en Francia, en una aldea paradisíaca, Belle-Vue y París, aunque no se describen, sólo se citan. La prosa es fiel representante de esta tendencia en sus imágenes literarias, sus descripciones, sus símbolos, como el palomo que muere de hambre en el regazo de la tía Gabriela por su descuido, siendo su ave preferida y sus referencias a conceptos e imágenes griegas. Basta señalar el nombre de Margarita, que fue personaje importante del Fausto de Goethe, o Margot, para entender la intención consciente o inconsciente del autor de ubicarse en el modernismo. Un párrafo es suficiente para ejemplificar:

 

"¡Oh! Tengo tantas cosas que contarte, - díjole Jorge pensativo.- ¡Viven tantos sueños en mi fantasía, y tanta ternura en mi corazón! ...Pero antes que nada, Margot, déjame interrogar a una flor de aquellas que crecen a orillas  del arroyo. Son margaritas, como tú blancas y puras. Esas  buenas hadas  de los alcores  llevan  en sus pétalos mi suerte"1.

 

La importancia de la novela Corazón Joven radica en  lo insólito del conflicto y el manejo psicológico del personaje principal, la tía Gabriela. Su amor es un imposible, por diversas razones: ella es una anciana enamorada de su sobrino con una diferencia de edad considerable: 62 años contra 26, además de que Jorge no le dio indicios de ninguna naturaleza para que ella abrigara esperanzas. Pero a pesar de toda razón, la anciana sufre su tragedia y vive su amor imposible como si fuera una jovencita de 17 años. Sabe su imposibilidad pero su corazón se resiste a obedecer y estoicamente soporta el dolor de esa realidad. Pienso que la novela alcanza a crear en el personaje principal ese grado de estoicismo, de dolor, de tragedia que la hace permanecer en  nuestras letras como una novela digna de recordarse y de leerse aunque sigue siendo de tipo folletinesco.



1 Troyo Pacheco, Rafael Ángel. Corazón Joven. Ed. Costa Rica, San José, 1985. La 1ª. Ed. La hizo Alsina en 1904.

1 Troyo Pacheco, Rafael Ángel. Ob. Cit., p.59.

 

Generación de 1912. Mundonovismo

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GENERACIÓN: 1912. MUNDONOVISMO

(1920-1934)

 

 

 

NACIDOS: 1875 A 1919

GESTACIÓN: DE  1905 A 1919

VIGENCIA: DE 1920 A 1934

 

 

Tercera generación naturalista. En Latinoamérica se inicia como una antítesis con la generación anterior, se afinca en la asunción del Naturalismo y asume una original expresión literaria. Su nombre lo dio a conocer el chileno Francisco Contreras, sobre todo en su novela, El pueblo maravilloso: 1927.

 

La generación de 1912 es la última del período naturalista (1890-1934) y se conoce con el nombre Mundonovista. A ella pertenece nada menos que el novelista inglés James Joyce (1882-1941), autor de la novela Ulises: 1922.  En Latinoamérica se convirtió en la generación más importante de la época moderna y se dio a conocer en el ámbito universal como la iniciadora de la novelística hispanoamericana por excelencia. Igual que las generaciones  de este período, se interesó por la temática nacionalista  más allá del pintoresquismo y el criollismo de las anteriores generaciones. Explota el mundo virgen de la naturaleza con todas sus implicaciones y hace de ésta su principal protagonista. Sólo basta citar tres de las novelas más sobresalientes: La Vorágine: 1924 de José Eustasio Rivera (1888-1928), Doña Bárbara: 1929 de Rómulo Gallegos (1884-1969) y Don Segundo Sombra: 1926 de Ricardo Güiraldes (1886-1927). Esta es la trilogía clásica de esta generación, pero a ella pertenecen otros escritores de gran renombre latinoamericano, tales como, Eduardo Barrios (1884-1963), el cuentista Horacio Quiroga (1878-1937), Alcides Arguedas (1879-1946) y Manuel Gálvez (1882-1962), entre otros.

 

Esta generación intenta crear, y en nuestro criterio lo logra, una novelística propia, desligada de la influencia directa de los escritores europeos a quienes estudian pero para aprender sus técnicas y usarlas en la temática hispanoamericana. Bien es cierto que su afán de escribir para los lectores europeos aún permanece latente. Esto los lleva  a usar  referencias y explicaciones a pie de página y dentro de la misma novela para que los lectores europeos  comprendieran el lenguaje usado por el pueblo y sus costumbres. Las novelas se llenan, a veces, de glosarios y explicaciones que le hacen perder valor literario en aras de que los lectores europeos no tuvieran que realizar esfuerzos para entenderlas. Este aspecto servil llega hasta nuestros días. Somos tajantes en ello. El escritor debe escribir su obra pensando en crear una pieza artística y si un lector no posee la cultura o la información necesaria para entenderla, es su problema. Él debe estudiar para apreciar la obra de arte y esta no debe violentarse para que éste se mantenga en su ignorancia. Un ejemplo muy significativo de esto que comentamos es el llamado Realismo maravilloso, que da inicio con esta generación y se consolida con Alejo Carpentier de la generación siguiente y la época contemporánea. ¿Para quién es maravilloso lo que estos novelistas escriben, narran, describen, en sus novelas, para los hispanoamericanos o para los europeos? La respuesta es obvia: para los europeos por que para los hispanoamericanos es lo más cotidiano del mundo, quizás hasta pasa desapercibida por ser tan natural y realista.

 

Esta generación busca  afincar los grandes temas de nuestra realidad geográfica: su gente, nuestro pueblo, nuestras costumbres, nuestros sufrimientos, congojas, luchas y el ambiente geográfico. Esta relación hombre-naturaleza será clave en esta generación, desde todo punto de vista: humana, mítica, supersticiosa, etc.

 

La naturaleza en las novelas de esta generación es protagónica y se presenta con toda crudeza, esto es lo propio de su carácter naturalista, su crudeza, su poder, su predeterminación, su aniquilamiento del hombre, su fuerza arrolladora, avasalladora. La fuerza de los ríos y las montañas y los seres que en ella habitan la hacen majestuosa y poderosa así como temible. El hombre sufre su s embrujos, su embriaguez y sucumbe a su fuerza: la llanura es devoradora de hombres, como Doña Bárbara y los ríos están llenos de pirañas y de peligros. El hombre se siente huérfano ante tanto poder natural. El espacio físico lo determina pero lo llama, lo embruja, lo seduce, lo atrae. La naturaleza se vuelve inhóspita pero atractiva. La tesis consiste en saber domarla, comprenderla, acariciarla y obtener de ella  la vida pura no contaminada.

 

En estas novelas encontraremos el uso del lenguaje regional con giros autóctonos, refranes, dichos y palabras que son propios del pueblo aunque sólo en el uso de los personajes y no del narrador que sigue siendo determinante en estas novelas y desde luego monofónico.

 

En Costa Rica, el primero que aparece en escena es Joaquín García Monge que con su relato El Moto  y su novela Hijas del Campo inicia los albores de lo que podría llegar a ser la novelística costarricense. Es el único representante de esta generación que desde muy joven (19) años  penetra en este género y da los primeros pasos con gran acierto. Lo cierto es que en Costa Rica aún no contamos,  con una generación de novelistas propiamente dicha, sino con brotes aislados, a veces sobresalientes como  Jenaro Cardona Valverde, Carlos Gagini Chavarría y Manuel González Zeledón (no escribió novelas) de la generación anterior y Joaquín García Monge de esta generación. Tendremos que esperar la llegada de la época contemporánea y su primer período (Superrealismo, 1935-1979), para asistir a la configuración de generaciones novelísticas costarricenses con  presencia latinoamericana y universal importantes.

 

En los escritores costarricenses de esta generación que escribieron alguna novela, se observan los dos grupos que se han venido señalando desde el inicio de mis comentarios y no se escribió ninguna novela de la envergadura de las citadas anteriormente (Tal vez  El infierno Verde de José Marín Cañas, pueda ocupar un lugar sobresaliente al lado de ellas, pero pertenece a una generación posterior, que tendremos ocasión de comentar). Por un lado los escritores nacionalistas, como Joaquín García Monge que desarrollan sus obras con un estricto apego a lo costarricense, sus costumbres, sus pueblos y bajo una visión crítica de la realidad. Sigue el enfrentamiento ciudad campo, lo nacional y lo extranjero y plantea la tesis de que el enfrentamiento del campesino con el progreso y la vida de la ciudad, va en detrimento del campesino. La ciudad lo envilece, lo pervierte, lo degrada. Los tiempos pasados son mejores que los actuales y la culpa se la achaca a la ciudad y sus vicios, la ambición desmedida del hombre citadino y extranjero y la pérdida de valores, en aras del  poder económico. El otro grupo de escritores se mantiene al margen de esta problemática y más bien plantea conflictos individuales existenciales, en contextos idealizados. Comentemos algunas de las manifestaciones novelísticas más sobresalientes de  estos autores costarricenses pertenecientes a la generación de 1912.

 

A ella pertenecen los siguientes novelistas costarricenses. No formaron una generación de novelistas pero pertenecieron a ella. Algunos escribieron una novela sin éxito y otros cultivaron la novela rosa o de folletín, de índole amoroso. De esta generación lo más destacable es la obra de Claudio González Rucavado, El hijo de un gamonal: 1901 y las novelas de Joaquín García Monge, El Moto: 1900 que para nosotros es un relato, Las hijas del campo: 1900 y Abnegación: 1902. Las novelas de los otros escritores que pertenecieron a esta generación, carecen de interés literario.

 

En síntesis esta generación no produjo casi nada de valor literario, con respecto a la novela. Salvo Joaquín García Monje (1881-1958), con su relato El Moto y sus dos novelas sentimentales de triángulo amoroso, Hijas del Campo y Abnegación y Claudio González Rucavado (1878-1945) con su novela, El hijo de un gamonal: 1901, lo demás fueron novelas folletinescas de  casi ningún valor literario. Por ello debemos afirmar que no ha existido, hasta ese momento, ninguna generación de novelistas costarricenses importante, como tal, y que hayan dejado un legado artístico novelesco como sucedió en otros países del continente.

 

 

Rafael Ángel Troyo Pacheco (1875-1910)

Alejandro Alvarado Quirós (1876-1945)

María Fernández de Tinoco (1877-1961)

Claudio González Rucavado (1878-1949)

Cipriano Güell Durán (1880-1967)

Joaquín García Monge (1881-1958)

Rogelio Fernández Güell (1883-1918)

Diego Povedano Amores (1883-1949)

José Fabio Garnier Ugalde (1884-1956)

Luis Barrantes Molina (1885-1952)

Joaquín Barrionuevo (1885-1941)

María Isabel  Carvajal (Carmen Lyra) (1888-1928)

Jorge Cardona Núñez (188-)

Luis Dobles Segreda (1889-1956)                                         

Euclides Chacón Méndez (1889- 1957)

Roberto Brenes Mesén...cont.2

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amor y engañar, tanto a Julián como a Leonardo. Al final la censura moral es cruel, violenta, inhumana. Julián abandona a Ismenia con su hijo sin nacer, la deja en desamparo, a la intemperie social y moral y como un acto machista huye para ocultar su honor expuesto a la justicia popular, la burla y la hipocresía. No importa todo ello si la tesis de Leonardo queda incólume. Es una máxima moral. Si haces eso, esto y aquello que la sociedad condena y las programaciones religiosas, sean teosóficas, espiritualistas o agnósticas, le sucederán todas estas calamidades. Es el escarnio, la censura social, la justicia sin proceso, sin defensor. El caballero de la "enseña escarlata" impone su código moral, no importa si detrás de sus actos deja mujeres desvalidas e hijos huérfanos. ¡Qué gran caballero!

 

No es casualidad que el padre de Ismenia pase desapercibido y no reciba censura por haber dejado a su hija prácticamente en el abandono. Solo le enviaba, de vez en cuando algún dinerillo o regalos de ocasión. Se desentendió de ella desde el momento en que tuvo problemas económicos y debió inmigrar a San Carlos.

 

El otro caso lo representa el doctor del pueblo. Su conducta es reprochable. No sólo deshonra a Ismenia sino que la embaraza y no repone su falta moral. Ni siquiera está al lado de ella cuando lo necesita y menos reconocer a su hijo. Tampoco recibe censura a pesar de realizar una conducta indebida. La intención clara del autor era castigar la mala educación moral de la joven Ismenia, la mujer y nunca el varón.

 

La novela Lázaro de Betania fue publicada en 1932.1

 

No posee todos los rasgos propios de la novela. No obstante ello la hemos citado y ofrecemos un comentario con el fin de resaltar un escritor tan importante en esta generación  como lo fue Roberto Brenes Mesén. Este  pensador más debería estudiarse como poeta y como ensayista sobresaliente. Pertenece, como el que más, a la generación  modernista de 1897.

 

La novelita Lázaro de Betania no pasa de las cien páginas y no se propone narrar un mundo complejo y completo de intrigas y acciones. Es el desarrollo de un proceso con varios incidentes. Lo  divide en  XV secciones de diverso tamaño pero sumamente cortas todas. En cada una de ellas describe el lugar, da algunos rasgos misteriosos de los personajes, que suelen ser básicamente tres, Lázaro, Sara y María (su hermana) y la voz del Maestro (o su imagen), a veces brinda algún diálogo corto y  otras tantas reflexiones. El tiempo transcurrido no va más allá de cuatro días con sus respectivas noches.

 

Lázaro, después de ocho años de ausencia y luego de haber sido resucitado por El Maestro y residir fuera de Betania, regresa a su pueblo para buscar su identidad perdida, después de su resurrección. Es un doble regreso. En su pueblo visita el Santuario, donde contempla a su Maestro y  ve a tres mujeres que al igual que él visitan el lugar. Se establece en casa de Sara, esposa de su amigo Simón. Visita diversos lugares que le fueron importantes, al lado de su Maestro. El primero en observar es El Cenáculo, luego El Monte de los Olivos, La Cueva donde estaba enterrado, la casa de María, su hermana y nada más. Estos lugares suelen describirse con imágenes sensoriales, gustativas, auditivas y  sobre todo olfativas y son espacios llenos de paz, solemnes, sagrados y de una enorme serenidad, no existe ni la menor señal de contradicción, de conflicto. Todos ellos  incitan a la meditación, la reflexión el éxtasis. Son como el alimento del espíritu. Todas las evocaciones  están ligadas a los lugares santos que fueron testigos de la presencia del Maestro.

 

La tesis de la obra es de tipo  reflexivo.

 

"El misterio de su vida se ha resuelto en dos prodigios: acaba de saber quién es él, por qué se halla en ese cuerpo, qué ha venido a hacer al mundo precisamente cuando el Maestro estaba  para alejarse de él.  Segundo prodigio es la certidumbre de que posee una extraña vivencia."1

 

Cuando Lázaro resucita por orden del Maestro, no recuerda quién es él. Es  una visión del Maestro quien le asegura que él es Eliezer en el cuerpo de Lázaro. Esto  vislumbra  sutilmente el tema de la reencarnación, de ahí la confusión de Lázaro y su búsqueda de identidad que es su preocupación fundamental. Constantemente hace referencia a  su cuerpo como una bestia que él trata de dominar a través de su espíritu, del conocimiento, de la luz. Esto  lo lleva al desenlace del relato cuando víctima de la bestia corporal cae en la excitación erótica de María, su hermana y cuando está a punto de sucumbir recibe el destello, la luz de los pies del Maestro en la cabellera de María y desiste de su intento y comprende que él  es Lázaro y que  ha cometido un enorme pecado por el que pide perdón al Maestro:

 

"_ Oh Maestro, vierte el Jordán de tu perdón sobre mi vida...".2

 

Este desenlace  es propio del relato. Produce un efecto único e importante. Lázaro recobra en este doble  regreso, el físico y el espiritual (conocimiento), su identidad.

 

El uso de ambientes exóticos así  como los temas y su  tratamiento estilísticamente modernista, hacen de este relato  su pertenencia al modernismo de la generación de 1897. Lo universal de la tesis usada y la forma de expresarla, más que narrarla, le confieren estatus modernista.

 

Finalmente y de manera  circunstancial deseo hacer la siguiente observación por ser  un aspecto reiterativo en algunas de sus obras. En la sección XI de su relato, que él llama La Turba, el narrador-autor  describe los pensamientos de Lázaro, cuando la muchedumbre le sigue hasta su morada, la casa de su amigo Simón y, a solicitud de Sara, sale a verlos desde  su habitación. Textualmente dice el narrador:

 

 

"Lázaro quédase mirándola. Su pensamiento se llena de trepadores recuerdos. ¡Por doquiera las muchedumbres! ¡Por doquiera esa insaciable curiosidad del alma! Esa esperanza de una revelación extraña que nos traiga el don de ser felices. Más entienden la dicha con hartura. César les da pan y circo: la muchedumbre le ciñe una corona de laurel, le ofrece un trono. El Maestro les enseña el camino de la perpetua paz, de la dicha que se asienta en el reino de Dios: le ciñen corona de espinas, le clavan en cruz. Pero a él, a Lázaro, ¿por qué le siguen? ¿Por qué le esperan?".1

 

Este mismo reproche  lo  encontramos en su ensayo El Político que publicó en 1941, en el Repertorio Americano. En el primer párrafo:

 

"Consagra al ídolo quien lo adora; no la mano que lo esculpe. Son pues, paganas las muchedumbres que sin haber visto los  milagros del ídolo, hincan sobre la tierra la rodilla para mirarlos pasar. Culpables son de la creciente corrupción de los políticos, porque a pesar de que nada sustancial hacen por ellas, una y otra vez se arrebañan para votar por ellos".

 

Parece que la voz del pueblo, para Roberto Brenes Mesén y para este servidor, no es la voz de Dios. La ignorancia sólo conduce al error y las muchedumbres, ayer y hoy, víctimas de su propia enfermedad, sólo buscan lo inmediato, lo terreno, lo poco sustancial y por su misma ignorancia, no alcanzan a mirar más allá de su inmediatez. Y éste es el éxito de los políticos  corruptos y los ídolos de pies de barro, pues conocen de esa debilidad.



1 Brenes Mesén, Roberto. Lázaro de Betania. Ed. Costa Rica, Imprenta Trejos y Hermanos, San José, 1967.

1 Brenes Mesén, Roberto. Lázaro de Betania, Colección La Propia, imprenta Lehmann, San José. pp.48-49.

2 Íd. p. 100.

1 Íd. pp. 64-65.

 

Roberto Brenes Mesén...cont 1

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en 1893 y  el italiano en 1894. Aunque el latín lo comencé  en 1888 y 9, la verdad es que mi gusto por esa lengua  sólo se despertó en Chile, al lado del profesor  Hanssen con quien trabajé tres años en esa disciplina, con propósitos filológicos. Entonces experimenté  la necesidad vaga de  dedicar algún tiempo al alemán; pero otros  estudios me retuvieron  lejos de la satisfacción  de ella. En 1903, antes de ponerme a escribir  la Morfología de la Gramática, me entregué por entero  al estudio del alemán. Elegí una obra de  Metodología de las Matemáticas y diariamente  aprendía veinticinco  o treinta palabras de memoria  tomándolas de las páginas  que iba recorriendo. Luego volvía a emprender  la lectura de los mismos fragmentos  hasta comprenderlos. Al cabo de dos meses  pude leer los trabajos que necesitaba habiendo  trabajado cuatro y cinco horas diarias en ello. Al portugués le dedique  unas dos o tres semanas  con el fin de leer  algunas poesías de Eugenio de Castro.

Cuando  en 1898 habían avanzado mis estudios  de latín, el profesor Hanssen me puso en contacto con algunas  raíces indogermánicas de la lengua de Virgilio y esto me interesó grandemente  de modo que cuando pude hacer  algunas obras de consideración  me dediqué al estudio  de esa rama de la Ciencia del Lenguaje  y por ahí penetré en el conocimiento  de palabras y formas  del sánscrito que luego me sirvieron para comprender la terminología  de la filosofía Yoga y Sukya. Mis estudios  teosóficos  despertaron en mí  el deseo de conocer  alguna cosa de la estructura  de la lengua y del pensamiento  de los árabes  y dediqué  algunos meses  a ese estudio  en compañía  de Antonio Sauma. De igual modo  la lectura de la Kábala me obligó  al  estudio  de  los elementos del hebreo; pero la obra de Fabre d'Olivet sobre esta lengua  es tan sugestiva  que me detuve  algún tiempo  en ella  para comprender su traducción  del Zipho lbeututa. Ocasionalmente he dedicado  la atención al griego moderno.

Mis predilecciones por los poetas han sido tantas  y tan varias que bien puedo  decir que no  ha habido exclusivismo  de admiración para uno sólo. Así en mi primera juventud amé a Calderón de la Barca y a Garcilaso de la Vega y me seducía todo el teatro  clásico español, en particular Alarcón, Tirso de Molina y dos obras de Lope de Vega. Las de Calderón las leí todas en la Colección Rivadeneira. Fui un asiduo de la Biblioteca  Nacional. Cuando pude leer el francés,  a los quince años, me dediqué al conocimiento  de Corneille y me encantó El Cid. Fue entonces cuando escribí  unas pocas escenas  de un drama que llamaba  Pilar Jiménez, nombre de un legendario bandolero  cuyo  tipo habría  de parecerse  al Cid de Corneille en la arrogancia  de las respuestas. Años más tarde reconocí  el tipo en una obra de Merimée. En 1890 comenzaron mis lecturas  clásicas universales  con la guía de Víctor Hugo, que se halla en su obra  Guillermo Shakespeare. Seis años más tarde  había leído todas  las más importantes obras  citadas en ese libro. En 1893 además  de tales lecturas, aprovechando las publicaciones  de la España Moderna,  que entonces conservaba  el carácter de internacional entré en conocimiento  de la literatura rusa  y francesa. De esa época data  también mi afición  al estudio de las literaturas orientales que despertó  en mí la lectura  del Shah Nameh o Libro de Los Reyes de Ferdusi, así como la de  Las Gacelas  de Hafiz y de los dramas de Kadilasa: Sakúnlala y Vikramortasi. Ese año que pasé en la Biblioteca  de Alajuela  es uno de los que  mejor aproveché  leyendo mucho  de lo excelente que en ella existía.

En 1894 entré en contacto  con las obras de Leopardi que me sugirieron  la necesidad de estudiar la lengua italiana. El influjo de la melancolía  fue profundo  en mí. En esos meses escribí  algunas poesías  leopardianas  sin mérito  ninguno. Pero  quedó en mí  la huella candente  de aquella vida  de dolor  y tres años más tarde, hallándome en Chile, al evocar  en un campo el recuerdo  de mis días de soledad, me vino el deseo  de expresar mucho de mis melancólicos  pensamientos en un lamento que se llamaría  El lamento de Leopardi. Este poema, desconocido casi por entero  en Costa Rica, me reveló  mi fuerza y experimenté  mientras trabajaba en él  un fenómeno de conciencia  particular  que conocí más tarde  ser el fenómeno  de la inspiración. En Chile me fue dado, por correspondencia con Darío, conocer a Lugones, cuyas Montañas de Oro, acababan de publicarse, y un ejemplar  de las cuales me fue remitido  por el poeta con fina dedicatoria. Este portentoso artista, leído en comparación con Víctor Hugo, cuya influencia  sobre el argentino me pareció evidente, fue para mí  una iniciación  en los recursos del genio y del arte. Entonces vinieron para mí los días  de pasión por el estudio  de las grandes obras de arte, no para entretenimiento, sino para descubrimiento  de los procesos de  creación. Dante y Shakespeare me enseñaron el valor  de la comparación  y de la imagen. Víctor Hugo la osadía. Lugones, la holgura del verso para vaciar  en él  amazonas  y niágaras. Homero  tuvo desde entonces  un sentido  profundo para mí - en la traducción  de Leconte de Lisle  que no había  antes en la de Hermosilla. Desde esa época  un mundo nuevo  quedó abierto para mí, que sólo  se amplificó  cuando pude de 1900 al 902 penetrar  en la poesía inglesa: Sheller, Keats, Rossetti, Tennyson, Swinburne, Emerson y Whitmann.

No hice  jamás imitación  de estilo ni de armonía  que no fuera de Cervantes. En los años  1904, 5 dediqué muchas horas  al estudio  y la imitación  del estilo y vocabulario  de El Quijote y de La Galatea. Como encontrara  algunas semejanzas entre  La Celestina  y   El Quijote  le dediqué algún tiempo a esta última; pero pronto  descubrí que la melodía  de Cervantes  era muy superior  a todo cuanto yo conocía. La imitación que de él  ha hecho  Montalvo  se distingue del original  precisamente  en la música  del primero que es superior a la del ecuatoriano.

La armonía del verso libre la descubrí  en los poetas franceses  de la última década del siglo pasado y la discutí con poetas  y escritores  chilenos  a propósito  de  Rubén Darío  La Marina Poniental que tanta  burla  provocó  al publicarse en 1900  es la  revelación  de mi posesión  y  dominio  de la armonía del verso. En todo  ello  me he dejado  guiar por mi oído, educado  por medio  de la lectura  en voz alta  de los mejores poetas clásicos. En el fondo, el verso  libre no es otra cosa  que  reunión  sinfónica de las cláusulas  rítmicas existentes en la estructura de los versos clásicos.

No conozco ningún poeta  cabalístico; no los  hay; la inspiración  rompería  la indispensable discreción del cabalista.

El valor musical de las  vocales es casi uniforme para las personas  que pertenecen  a un sólo país; la coloración  de tono  en los individuos  depende  de las emociones. De suerte que en una misma poesía   ese valor suele  modificarse  de conformidad  con las emociones representadas  por las palabras en  los diversos  pasajes del poema. La u posee  el tono más  bajo, bemol de  la  segunda  octava, y la i, la más alta  de las vocales  se oye  en   bemol de la  sexta  octava. El sonido dominante  en la naturaleza es fa.

La vocal que en nuestra lengua se aproxima  a ese sonido de fa, para mi oído es  la e. Las  consonantes no poseen  valor total, sino cuando son fricativas sonoras, pero en tal caso se adhieren  al sonido musical de la vocal que acompañan. Tienen en cambio  una gran potencia  sugestiva de emoción.

Las noches de luna, fuera de la ciudad, evocan en mi flauta  y violines errantes  en el aire, sonoridades de plata  sobre plata  en las cuales  prevalece la música  de la i y de la a,  si hay  un fuerte motivo  de alegría. Si melancolía, prevalece el sonido de la u. Pero lo cierto de todo esto es que el artista  trabaja con todos  los elementos fónicos  y de color en  la misma forma  que el pintor o el músico, sintiendo y no pensando  que  ahora debe poner más  rojo y luego más azul. La obra de arte  se construye en el interior  en todo o en parte, pero  tales  partes son pequeños todos sinfónicos.

Los perfumes han ejercido siempre una benéfica influencia sobre mi sistema  nervioso y sobre mi mente: son  sugestivos  de belleza  y de naturaleza. Perfumes místicos  son los ambrosiacos: sándalo, incienso, rosas concentradas, sahumerio de eucalipto y ciprés. Los profanos  que más se les parecen  son la rosa, la reseda,  el cedro y algunas otras maderas olorosas. La canela y el anono me producen  la impresión  de la severidad; el  azahar, de primavera; los pétalos guardados en las páginas  de un libro me huelen a otoño; la piña  me trae un olor de diciembre y el jazmín  del Cabo siempre me trae  la impresión  olorosa del día  de difuntos. Otros olores, otras emociones; pero  sería  largo de contar. ¿Retrato mío? Soy mal fotógrafo. Hágalo Ud.1"

 

En 1951, su hija Fresia Brenes de Hilarov, una de los ocho hijos  de Roberto, recuerda a su padre, desde niña. De  ese texto  sacamos algunos párrafos  que consideramos  destacan muy bien a don Roberto.

 

Cuando vivían en Heredia y siendo Fresia muy pequeña, evoca los sufrimientos  y persecuciones  de que fueron  víctimas  por parte del clero y los católicos de esa provincia.

 

"Sufríamos entonces en Heredia  una persecución completa. El clérigo  incitaba al pueblo en contra, se nos cortaba  el agua rompiendo  la cañería, no  se nos vendían verduras, ni leña, para cocinar. Todas las sirvientas que procurábamos pronto se iban  - al confesarse no les daba el padre, la absolución -. Atacaron  a papá  de inmoral por querer para Costa Rica la coeducación. Por tratar de prescindir del despotismo  de la iglesia  en la   educación pública, educación del estado que debe ser libre y no coercitiva."1

 

A pesar de no comulgar con los dogmas, por considerarlos anticientíficos, Roberto fue tolerante con sus hijos. Les dejó asistir a diferentes cultos, fueran estos católicos o  de otra  religión. Pero siempre  inculcó el respeto por las ideas, el amor al prójimo y al saber, y sobre todo a eliminar los prejuicios en el  momento en que aparecieran. Con frecuencia repetía esta frase:

"Soy ciudadano del mundo y compatriota del hombre."2

 

Como él mismo  lo decía, dedicó su vida entera a estudiar y enseñar. No existió libro en su época que no leyera. Penetró en las diversas culturas universales. Fue un verdadero  humanista. Los secretos de las ciencias naturales y humanas, penetraron  en su inteligencia y los convirtió  en arma contra la ignorancia y en herramienta que compartió con todo aquél  que llegó a solicitársela.

 

Fresia recuerda a su padre estudiando lenguas.

 

"Desde niño se dedicó  al estudio -casi nunca le vi sin un libro  en la mano-. Toda tendencia humana, espiritual, toda filosofía, lógica, historia, le atraía. A las lenguas le dedicaba  especiales años. Conocía  bien el latín, hablaba y traducía el griego, el francés, el italiano, el inglés, desde luego el portugués. Estudió el ruso, japonés, chino, las lenguas arábigas, conocía bien el alemán y el Esperanto, el sánscrito y el hebreo. En toda su vida  no durmió más de cuatro a seis horas y en épocas de intenso estudio, tres le bastaban."3

 

Por último, dice Fresia:

 

"Se durmió finalmente en la paz del señor, el 19 de mayo de 1947, a las ocho horas y pocos minutos de la mañana. Suave y delicadamente, sin más dolor, sin más inquietud".4

LO QUE ESCRIBIÓ ROBERTO BRENES MESÉN

NOVELA

 

1. Estrella Doble: 1900

2. Lázaro de Betania: 1932

 

POESÍA

 

1. El lamento de Leopardi: 1889

2. El bosque en marcha: 1889

3. En la floresta: 1894

4. La sangre del hombre: 1899

5. La marina poniental: 1900

6. En el silencio: 1907

7. El canto de las horas: 1911

8. Hacia nuevos  umbrales: 1913

9. Voces del ángelus: 1916

10. Pastorales y jacintos: 1917

11. Los dioses vuelven: 1928

12. En busca del Grial: 1935

13. Poemas de amor y muerte: 1943

14. Rasur o  semana del esplendor: 1946

15. En casa de Gutemberg y otros  poemas: 1945

 

TEORÍA LITERARIA

 

1. Concepto de poesía contemporánea: 1899

2. Categorías  Literarias: 1922

3. Crítica Americana: 1936

4. Corrientes literarias contemporáneas en Costa Rica: 1948

 

POLÍTICA

 

1. La Aristarquia: 1916

2. El Político: 1941

 

FILOSOFÍA

 

1. La voluntad de los microorganismos: 1905

2. Metafísica de la materia: 1917

3. El misticismo como instrumento de investigación de la verdad: 1921

4. Dante, filosofía, poesía: 1945

 

FILOLOGIA Y LINGÜÍSTICA

 

1. Gramática y lógica de la lengua castellana: 1905

2. El ritmo  de la lengua española: Himnos de Aknnos y Cantar de los cantares: 1946 (traducción).

3. Ensayo sobre la gramática  de don Andrés Bello: 1949

 

Roberto Brenes Mesén fue uno de los costarricenses que más ha escrito y publicado, en Costa Rica. Tal vez sólo comparable a Joaquín García Monge y Moisés Vincenzi Pacheco. Su obra, además de la citada anteriormente, abarca traducciones, poesías sueltas, ensayos de los más variados, reseñas bibliográficas, retratos, crónicas, relatos, escritos sobre Pedagogía, etc.

 

Fue colaborador casi consuetudinario de Repertorio Americano, Ariel, Costa Rica Ilustrada, Páginas Ilustradas  y los  diversos periódicos de  ese tiempo. Sería importante recoger la obra dispersa de don Roberto y publicarla. En especial recomendamos la lectura de su ensayo El Político que publicó en Repertorio Americano en varios números y que nosotros lo reeditamos  en la Euna  en 1987. A pesar de haberse publicado en 1841 posee una enorme vigencia.

 

Estrella Doble es la primera novela que escribió Roberto Brenes Mesén, en 19011.

 

Es una novelita moralista, de tipo amoroso. Su tesis es educativa:

 

"la educación moral en nuestro país es deficiente".2

 

Se condena la deslealtad, la insinceridad, la bajeza, el engaño. El no mirar de frente a la verdad. Lo curioso de la novela es que sea la mujer la que padece de esos vicios morales y no el hombre, cuando era lo más notorio y corriente.

 

La doble estrella simboliza la bajeza de sentimientos de Ismenia, su doble cara, su falsedad, su engaño. No solo Leonardo sufre su doblez sino el mismo Julián Varela que la había disfrutado y gozado y a quien le había jurado amor y matrimonio. Antes de él, Ismenia había amado a una compañera de colegio y después se había entregado al doctor de San Ramón, amigo de su tía doña Enriqueta. Precisamente el hijo que espera en su vientre es de él y por eso Julián la abandona y escoge el destierro, por segunda vez.

 

La novela se desarrolla en San Ramón, en un ambiente idílico y los personajes son josefinos, a finales del siglo XIX. Ismenia y su tía de una familia que había venido a menos, Julián un joven arribista que gracias a la política se había ganado un puesto en la sociedad, a pesar de que había asesinado a un contrario político, funcionario del gobierno de turno. Leonardo era un muchacho de veinticinco años, apuesto, y representa el hombre correcto, el modelo moral. Tan es así que cuando descubre la relación de Ismenia y Julián Varela los obliga a casarse para conservar el honor empeñado de Ismenia, cuando juró matrimonio a Julián.

 

La trama de la novela es lineal pero llena de misterio y el lector va descubriendo los secretos del relato conforme avanza su lectura. Por eso el interés no decae y las sorpresas están al orden del día. Lo que aparenta ser una clásica novela de triángulo amoroso, sentimental, donde la mujer es víctima de la maldad de un citadino  o extranjero, como sucedía con las buenas campesinas o las incautas primas, las víctimas son los hombres, los engañados, los deshonrados. La mujer se convierte en astuta, fingidora, frívola, calculadora, hipócrita, pero sin apenas decirlo. Son los pocos indicios los que evidencian esa doble moral de Ismenia. El mismo narrador omnisciente lo adelanta desde el inicio de la novela, después de un paseo rural, cuando Leonardo  dice:

 

"-Es una fortuna para mí,-siguió Leonardo- se realiza uno de mis ensueños: ¡amar a una mujer que no haya amado a otro!

Ismenia puso en sus ojos una mirada verde y en los labios una sonrisa, en cuyo fondo aparecieron los dientes incomparables, distintivo de la belleza de su persona."

 

Y el narrador poco después agrega:

 

Surgió en ella la idea de verificar la superioridad que desde ese momento se atribuía; fijó nuevamente los ojos en Leonardo y sonrió. Él, que no habría sabido sospechar en esa sonrisa una declaración de guerra, correspondió con una nueva presión sobre la mano fresca.1

 

Si bien los acontecimientos se desarrollan en la villa de San Ramón en su mayoría y dos encuentros en San Marcos que tienen que ver con las dos huidas de Julián, los personajes pertenecen a la oligarquía y el campo solo sirve de lugar ameno para escenificar esas traiciones femeniles.

 

Ismenia se convierte, a nuestro juicio en la primera mujer de la novelística costarricense en transgredir el código programático moral y social. A pesar de ser utilizada como un ejemplo que no debería ser imitado, precisamente por violentar ese código, deja al descubierto la doble moral que imperaba desde principios de siglo veinte y que tan en boga está hoy: decir una cosa y hacer otra. Escamotear la verdad y no dar la cara de frente a nuestros actos. Es posible que al escoger a una mujer para representar el papel que pertenecía, antes y ahora, a los hombres, pero que se aceptaba como normal, pues la víctima era la mujer y nunca el hombre, la novela permaneciera en el silencio hasta hoy. El efecto debió ser espantoso. Una jovencita de la burguesía (oligarquía) educada en los mejores colegios privados y regentados por monjas que de forma natural tuviera amores con una compañera, disfrutara de los placeres sexuales con el doctor y luego con Julián, bajo la sombra protectora de un mango y el arrullo del viento y el aletear de los pajarillos y que se mantuviera como sin nada, con hidalguía, entereza, con los ojos en alto y su mirada frontal, sin sentir remordimiento y con la sonrisa de una monalisa satisfecha y triunfante, debió causar estupor a la sociedad josefina y por ello la dejaron en el olvido. A pesar del fin pedagógico, educativo y moralista  con que termina la novela. Lo que proponía Roberto Brenes Mesén en esta obrita, como en muchas otras, era censurar, reprobar, no tanto los actos hechos por Ismenia que él sabía incorrectos por violentar el código moral cristiano y familiar, sino obligar a los jóvenes a enfrentar sus actos, buenos o malos con entereza, con valentía, sin dobleces, sin dobles estrellas. Posiblemente lo que nunca sospechó fue que al descubrir en la mujer, lo que frecuentaban hacer los hombres, dejaba al descubierto el machismo, la doble moral, lo tolerado hipócritamente en los hombres y censurado en las mujeres y por rebote convirtió a Ismenia en símbolo feminista, mujer rebelde que se burló de la moral hipócrita de una sociedad también falsa, posiblemente sin proponérselo. Por querer censurar una moral cristiana hipócrita deja entrever una estructura latente autoritaria, enajenante, machista, deshumanizada y deshumanizante, una tercera estrella, una tercera moral, tan alienante como la que critica. Podríamos hablar de una hipotética tercera moral.

 

La novela está diseñada desde la perspectiva de Leonardo. Éste es el personaje principal y soporta la tesis ideológica de la obra. Es el modelo, lo deseado, lo ejemplar. Simboliza la entereza, la moral verdadera, la seguridad, la sinceridad, el honor, el respeto, la hidalguía, la rectitud. Pero sutilmente, casi sin proponérselo deja, su conducta, su proyecto ideológico, indicios de una estructura latente importante y desde nuestra posición, enajenante y alienante. Autoritarismo, machismo, clasismo.

 

Leonardo es el único personaje que al final de la obra logra un mejoramiento, una afirmación, éxito, un final positivo pero los medios que emplea no son precisamente inocentes. Obliga a Ismenia a seguir sus dictados, logra de ella sucumbir a sus designios, impone su proyecto ideológico. La aceptación de ella de su matrimonio con Julián, no obedece a su propio consentimiento, a un acto de libertad y amor sino a un contrato moral, una imposición social externa y lo que es más impositivo, le impide amarlo a él amarlo, poseerlo, formar un hogar para proteger una apariencia, una conveniencia social que aunque aceptada por la mayoría como buena, no representaba sino lo que la sociedad imponía al individuo: su sacrificio vital en aras de una formalidad programada del "honor" empeñado o puesto en duda.

 

Otro aspecto que impone Leonardo, bajo su inflexible código moral, es lograr que Julián se casara con Ismenia e imponerle hasta el día de su boda. Para ello fue capaz de llegar hasta el chantaje, o te casas con ella el jueves o descubro las cartas que te delatan como asesino. No es la persuasión honorífica, el acto conveniente porque mejorará la espiritualidad de ambos o por razones vitales que los conduzcan a una plena realización. Todo lo contrario, no importa si el matrimonio fracasa, si son o no felices, si tendrán éxito en su relación, es la conveniencia social, el qué dirán, el guardar las apariencias. Se debe hacer de esa forma por que "yo" lo dicto, el machista, el autoritario, el todopoderoso, la fuerza. Sólo podríamos imaginar que Leonardo amaba tanto a Ismenia que le casa con un asesino, con un político inescrupuloso, un catrín, un vanidoso y arrivista. Más parece una venganza de Leonardo al unir una joven de la alta oligarquía, huérfana, venida a menos con un joven más calavera que hidalgo, un político despreciable y no un estadista, que tanto criticó Roberto Brenes Mesén. No pertenecía a la elite cultural y educativa de la oligarquía cafetalera que hubiera estudiado en Londres. No debemos olvidar que Brenes Mesén forma parte del grupo que se llamó del Olimpo, es uno de sus precursores aunque no participó abiertamente en la polémica de los nacionalistas y europeístas.

 

Si penetramos más en el detalle, observamos que en el bando contrario a Leonardo el autor coloca a una tía viuda, coqueta, venida a menos, relacionada con un médico de pueblo, jovial, culto pero de nariz judía y esto no es casual, pues en el fondo es un villano que permanece en el relato como hombre de bien, inocente y fuera de toda sospecha, a pesar de una conducta indeseable. Enriqueta Fernández vive más por ella que por su sobrina Ismenia Fernández, hija de Tobías Fernández que se había dedicado a la agricultura en San Carlos, después de la caída del presidente Bernardo Soto (1885-1886 y 1886-1890), tuvo contratiempos en los negocios y vino a menos, y que cuando muere su esposa deja a su hija en manos de su hermana y poco las visita. Solas, devaluadas socialmente y en un ambiente campesino, aunque distanciadas de los campesinos, viven un mundo social superficial y a la caza de aliados para recobrar su estatus perdido. Estas circunstancias desventajosas las hacen presa fácil y caen en conductas no deseadas, a pesar de su origen oligárquico. Ambas entran en un medio que las halaga, las idolatra, las hace sentirse importantes y si a ello agregamos la inteligencia de Ismenia y su belleza, el marco para abusar de ellas, sobre todo de la joven, es una ventana abierta. Esto es lo que sucede con el doctor que fue el primero en disfrutar sus amores furtivos. No solo la poseyó sino que nunca le ofreció apoyo y le reclama los amores de la joven con una compañera cuando estudiaba en un colegio como interna. Aún más cuando Ismenia lo necesita, el autor lo saca de escena y lo esconde en Naranjo, así ella se entrega a los designios de Leonardo y acepta la boda con Julián y como es de esperar los dos terminan degradados, uno por licencioso, político vulgar, arrivista y ella por mentir, por haber tenido más de u

Roberto Brenes Mesén

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 Roberto Brenes Mesén

 

 

 

 

ROBERTO BRENES MESÉN

(1874-1947)

 

 

Roberto Brenes Mesén nació en San José, el 6 de julio de 1874 y murió el 19 de mayo de 1947, a los sesenta y tres años. Fueron sus padres Martín Brenes Córdoba y Elena Mesén Pérez.

 

Roberto   publica  en Repertorio Americano, lo que él llamó El Itinerario,  a solicitud  de un amigo. V. 43,  No. 1913, San José, 28 de junio de 1947, pp. 21-28. Se publica como un escrito inédito. En este trabajo describe lo más importante de su vida y formación. Lo transcribimos textualmente por considerar que es lo más exacto a su biografía.

 

"R. B. M. nació en 1874, el 6 de Julio, en la ciudad de San José, Av. 6 entre las calles 4 y 6. Fueron sus padres Martín Brenes Córdoba y Elena Mesén Pérez. Fue un hijo del amor, para emplear la expresión  de Erasmo, y reconocido por su padre, muerto el cual cuando el niño contaba  muy pocos años de edad, su tío  don Alberto Brenes  Córdoba, hoy Magistrado,  quien ha sido siempre  su protector y con cuyo auxilio hizo todos los estudios primarios hasta su ingreso en el liceo de Costa Rica en 1887-1889, fecha en que el director del liceo, don Luis Schonau le ofreció una beca para que siguiera los estudios normales.

A los cinco años aprendió a leer en una escuela privada de la vecindad y a los seis  años comenzó el recorrido de las mejores  escuelas  de la ciudad; la de don José Ramón Chavarría, la de doña Amelia  de Rivero, la de don Leopoldo Montealegre, el Instituto Nacional, la de don Félix Pacheco y la de don Miguel Obregón o Escuela Nueva en 1886.

Las recomendaciones de don José Ramón Chavarría contribuyeron a que los parientes  del niño se interesasen  por la educación del mismo. En la Escuela Nueva se desenvolvió  su gusto por  el estudio, encariñándose entonces por la Geografía Física y por las Matemáticas. Fue en esa época cuando apareció su conciencia  de estudiante. Poseía fácil comprensión  y feliz memoria. Era tímido y muy obediente a los deseos de sus superiores.

De la Escuela Nueva pasó el estudiante al Liceo de Costa Rica, en donde cursó el sexto grado de la Sección Primaria. En 1888 cursó el sétimo grado y de ahí pasó a la  Sección Superior, al  Primer Año, al comenzar  el cual, el director  don Luis Schonau  lea ofreció una beca para que se dedicase  a los  estudios  de la Sección Normal. Al fin de ese  primer año leía el francés  y en adelante fue la Enciclopedia  de Larousse  de la Biblioteca Nacional su obra de texto para la historia y la literatura, la fisiología y las artes y en especial de la historia  de la filosofía a que ya en 1890  tenía aficiones  que se despertaron  con las lecturas de Renán  y de Hugo. La  Vida de Jesús ejerció  una profunda  influencia  sobre sus creencias religiosas y esto le invitó a conocer las fuentes neoplatónicas  del Cristianismo.

Su vida  de estudiante  en el Liceo  fue la de un joven  serio y estudioso en cuyas manos podían  verse más frecuentemente los libros  de filosofía  que los de texto entonces corrientes. En esa época leyó la obra de los estoicos Epicleto y Marco Aurelio, Las Enneadas de Plotino, La Naturaleza de las cosas de Lucrecio, El Cosmos de Hunboldt y numerosas obras  de los clásicos latinos y griegos. La poesía  y la filosofía  constituyeron los centros de su actividad mental.

De la literatura castellana prefería los clásicos de los siglos XVI y XVII a los  del XIX que solían leerse  muy fragmentariamente en clase. Pereda y Galdós. La lectura  de Moratín hijo le inspiró  los deseos  de conocer  el teatro español desde sus orígenes y a ello  dedicó dos horas  diarias  por espacio de año y medio, leyó los trabajos del Conde  de Schack, de  Amador de  los Ríos y Ticknor  y los estudios preliminares de la colección Rivadeneira.

Y este es uno de los rasgos fundamentales de su curiosidad mental: investigación de las cuestiones  en estudio hasta  en sus últimas consecuencias.

Los estudios pedagógicos le absorbieron muy pocas horas: se contentó con la lectura de Spencer y de  Rousseau y con las explicaciones  de la  Pedagogía alemana que hacía en clase  el profesor Littmann.

En 1892 recibió su grado de Maestro Normal y dos meses  después, en febrero  de 1893, habiéndosele ofrecido  una plaza de maestro  en la capital, pidió se le diese en Alajuela, al lado de su Maestro D. Carlos Gagini por quien tenía devota admiración.

Ese año es uno de los más  activos en la  vida  del joven estudiante. En la Biblioteca  del Instituto había una buena colección  de  libros de filosofía,  de los publicados por la casa de F. Alcan y  a su lectura dedicó  todas las tardes  del curso,  desde las cinco a las nueve de la noche. Las mañanas,  de las cinco y media  a las ocho  estaban destinadas a la lectura  de la colección  de las obras  publicadas por la  España Moderna.  De las dos  de la tarde  a las tres y media  preparaba lecciones  y leía pedagogía. Escribía muy poco  y lo  que mostré a D. Carlos no le mereció  un consejo ni una  corrección  ni una sugestión; y  esto era lo que yo había ido  a buscar  pidiendo mi plaza  al  lado del  que había  sido  mi profesor  de castellano. Esto  y un incidente relacionado con alguna  publicación mía  acerca de los castigos corporales  y a la cual se contestó con un seudónimo, me movieron  a pedir mi traslado  a San José al año siguiente.

En 1894 trabajé en el Liceo  de Costa Rica como maestro de cuarto  grado. Pero ya mis labores literarias iban absorbiendo algún mayor  tiempo que hasta entonces. En marzo de  ese año  apareció una simpática revista  llamada  Cuartillas. Colaboraron en ella  personas de buen gusto  y de cultura literaria  y fue en ella donde  se publicó  el primer trabajo poético  que saliendo de mi pluma llamase un tanto la atención: me refiero,  a los doce sonetos  titulados En la floresta. De  ellos el autor  no ha querido  recoger ninguno, porque les considera  como los primeros serios ensayos nada más, de adquisición del dominio de la rima y del metro endecasílabo. No obstante tuvieron la fortuna  de que Valbuena  les  dedicase un artículo en sus Ripios Ultramarinos.

En 1895 fue maestro de Sexto Grado. Por la primera vez sintió la responsabilidad del maestro mirando cómo  sus discípulos  se encariñaban  con él y procuraban  seguir todos los consejos  por él dados  respecto de conducta  y lecturas. Les llamaba la atención la facilidad con que  les dictaba largos capítulos  de historia sin el auxilio  de obra alguna. Los trabajos literarios de  esta época  son muy pocos, porque  dedicó  largas horas al estudio  e imitación del estilo  de Cervantes, leyendo páginas de El Quijote o de  La Galatea para reproducirlas luego procurando  dejar el  sabor  del  estilo,  aunque las ideas  sólo se  desarrollasen  paralelamente; fue entonces cuando   aprendió  a estimar la  melodía  de la lengua  y los recursos  del acento  de las palabras  para dar sonoridad a los  períodos;  descubrió  cómo no es  indiferente la inversión  de las palabras en el seno de  una frase, desde  el punto  de vista de los matices de la idea  y de la música de la cláusula.

En 1896 ingresó  en la Escuela de Derecho sin dejar de ser maestro; las clases comenzaban  a las  seis de la mañana y terminaban a las nueve, hora  en que el maestro  comenzaba las clases  ordinarias  en el sexto grado. Aprendía las lecciones  del Código  de memoria y se dio a la lectura  de los comentaristas del Derecho Francés para ilustrar los artículos del código: Aubry et Rau, en quienes  descubrió  los originales de muchos artículos  del tratado de Las Obligaciones; Laurent, Demolombae, Pothier, y otros. Estudió el  Derecho Constitucional y con ese motivo  se dio a la lectura  de Lastarria, González, Alberdi, Stuart Mill, Benjamín Constant, Bluntsekli, Rousseau, Montesquieu y los oradores de la Revolución Francesa. Estudió la Economía Política y con esa  oportunidad  leyó Stuart Mill, Adam Smith, Gide, Bastiat y otros. Fue este un año de ruda labor  de estudio, durante el cual  nunca durmió más de seis horas  diarias.

En 1897 partió para Chile con una beca  que el gobierno  del Sr. Iglesias puso  a su disposición, una de las seis  que el  de Chile había ofrecido al de Costa Rica. Aquí comenzó su iniciación  en los estudios  filológicos a que había  mostrado aficiones  sin que  hubiera hallado quién le iniciase  en ellos. Con pasión  se dedicó  a los estudios  de Fonética y Latín; se familiarizó  con las obras de los fonetistas chilenos, franceses,  ingleses y  alemanes. Continuó sus  estudios literarios  y filosóficos y entró de lleno en el conocimiento de los poetas franceses contemporáneos que han influido, a través de Rubén Darío, en la  transformación  de la técnica  del verso  castellano.

Bajo  el sauce de la Quinta Normal que se halla al borde de la laguna de ese hermoso  parque, en donde solía escribir Rubén, concibió y escribió una epístola dirigida al  autor de Prosas Profanas y éste  le correspondió  enviándole su  libro recién publicado y Las montañas de oro con dedicatoria de Lugones. Fue esta la ocasión  primera de admirar el genio poético de este egregio varón  con cuyas  tendencias  le ataron  lazos  de simpatía nunca  amortiguada. El prólogo de Lugones  a la traducción de la Belkiss de Eugenio de Castro le inspiró  la curiosidad  de penetrar en los libros  de medicina,  ciencia,  artes y costumbres medioevales y emprendió la tarea de buscar  de todo en la Biblioteca  Nacional y en la del Instituto. El ejemplo de todos  los grandes trabajadores  ponía fuego en su hoguera encendida con llamas de ansiedad de autocultura.

En Chile concibió grandes proyectos  literarios, educacionales y sociales. Allá  escribió la Poesía de Lázaro, El lamento de Leopardi, El bosque en marcha que el doctor  Zambrano juzgó una imitación  de Víctor Hugo cuando en realidad  había nacido  ese poema  de una visión  de naves en el Callao  en combinación  con las noticias  de la guerra de los  Estados Unidos  con España  y la repentina aparición  de la escuadra americana. Allá escribió  muchas otras pequeñas poesías  de las cuales  tan sólo algunas  se publicaron en Costa Rica. Comenzó el plan de su  Gramática  con el atrevido e imposible  intento de establecer  las leyes de evolución  del castellano en América. Se interesó  ardientemente  por los estudios de la Psicología  y la lógica  con aplicaciones a la lengua  y los trabajos de Stuart Mill  y Wundt sobre las categorías, le sugirieron  la posibilidad  de fundar  el análisis de las palabras  de la lengua  sobre las categorías  lógicas: Luego  al estudiar  los gramáticos  ingleses Bain y Sweet halló que no sólo  era posible  sino que uno de ellos  lo había realizado por entero en la lengua inglesa: Sweet, cuyas líneas fundamentales siguió pocos años más tarde. Concibió además una  antología  de la literatura  castellana que contuviese  exclusivamente  el progreso de las  ideas  aportadas por cada una  de los grandes escritores. Se propuso  establecer una  revisión  de crítica filosófica y  literaria   una vez que hubiese  llegado a Costa Rica. La naturaleza de las ocupaciones  a que le destinó  el Ministerio de Instrucción Pública  le desvió  de ese propósito.

Durante esos tres años se fundó  el Ateneo de Santiago y colaboró en esa obra  muy modestamente. Como estudiante  fue cumplido y asiduo; a pesar  de las relaciones  literarias  que solían  invitarle a redacciones  de periódicos y a paseos,  a que  rara vez  concurrió.

Las crónicas que de allá  remetió a La prensa libre fueron pocas  y relacionadas  con artistas  o costumbres. Pero no daban idea de los estudios  a  que se concretaba en realidad.

Vuelto  a su país  se encontró con un movimiento del profesorado del Liceo de Costa Rica, en donde, según se le anunció,  debía prestar sus servicios  como profesor de Castellano. El señor Salinas  le encomendó  además las clases de Psicología y Lógica. Fue esto en 1900.

Entonces comenzó  la carrera del profesor. La evolución  del carácter del profesor  ha ido de la severidad del gesto  y la austeridad  de la palabra a la familiaridad  sonriente que el biógrafo conoce. Ese cambio  lo ha producido la experiencia, sobre todo el trato de los antiguos  discípulos, ya hombres. Su concepto del profesor  cambió así mismo.

Los  cambios de opinión  han llamado  la atención de sus amigos  y conocidos: Se le  ha juzgado claudicante y voluble. Fue  materialista  y dejó de serlo. Entró  a practicar  experiencias espiritistas  y las abandonó del todo. Luego ingresó  en la Sociedad  Teosófica, en 1903 y es desde 1910 Presidente de una Logia. En una revista  llamada  Vida y Verdad se mostró socialista  anarquista y ahora tiene  escrito un libro que titula  La Aristarquía  contra la Democracia.

Los tiempos  destinados a estudio y reposo han dependido  de la fiebre del trabajo. Pero la concentración de la mente  ha sido  casi siempre la misma: tumbado en un diván  o en otro tiempo sobre el césped de un potrero o en la orilla de un camino, la labor  interna ha sido  la misma. Con frecuencia los borradores  de páginas y páginas han sido  limpios como si  hubiesen  pasado en limpio porque  ya habían sido  hechas y rehechas  en la mente. Uno de los procesos  de composición que me  parecen después de muchos años  de trabajo es el meditar  acerca del conjunto de la obra que se  emprende  en concordancia con el  estilo  que habrá de adoptarse, porque así  se evitan  las desigualdades de estilo  en un mismo trabajo, cosa que es muy  frecuente  aún entre  estilistas de gran nombradía.

Mi verdadero  descanso está en el sueño,  que es siempre  profundo y que me llega   por fortuna, en cuanto me acuesto, cualquiera que sea la hora. Durante  el año de 1904 escribía  los últimos capítulos  de mi Gramática y al mismo tiempo  tenía la dirección  de La prensa libre  en donde  diariamente publicaba  dos  y más  artículos  míos: Dormía  entonces de  las doce  o la   una  de la mañana  a las seis, hora  en que  debía  comenzar mi labor  de gramática.

Muchos de mis  cambios  de opinión han sido producidos  con gran lentitud y la aparente violencia  con que se manifiestan  procede de  mis silencios  a intervalos. Pero ha  sido frecuente  que se juzgue cambio repentino  lo que simplemente ha sido  una ampliación de   una misma manera de pensar. Por lo demás, ha sido  una de mis aspiraciones  ser consecuente  conmigo mismo, con mi conciencia  íntima y no  con mis opiniones  expresadas, las cuales han sido  las mismas  cuando encarada una  cuestión  en diferentes épocas la he mirado  desde puntos de vista  muy semejantes. Así, por ejemplo,  he sido anarquista teórico y a Ud.  consta que  he escrito  contra los  principios  aplicados  de la democracia: Cualquiera dirá  que hay una  evidente  contradicción  y sin embargo en el fondo ha sido la misma  aversión  por la corrupción  de las democracias que conocemos en la historia  y en el presente. Si Ud. lee las Cartas Secretas hallará  más de  una vez  la misma preocupación, el mismo temor  de que las democracias  acaben con las más nobles  virtudes  de la humanidad y ellas se escribieron  en 1901; en 1904 escribí  como un anarquista y en 1916  terminé mi libro  sobre la Aristarquía; han sido formas distintas, últimas consecuencias de un mismo pensamiento considerado por diversos aspectos. He sido positivista como lo podrá ver Ud. en mi crítica  de las razones  actuales de creer  de Brunetiére y mi espiritualismo actual constituye  la  esencia  de mi vida  y por lo tanto  de mi pensamiento. Cambio. No, una  sencilla  consecuencia  de ese mismo positivismo. En el fondo, la certidumbre de los hechos y de los fenómenos que a cada momento invoca el Positivismo,  es un simple  estado de conciencia; si la conciencia  permanece  invariable delante de una sucesión  de fenómenos los tales no existen  para ella. La conciencia es el más elevado  tributo de apelación  de la verdad. Los  aparatos más firmes y más  finos, finalmente, apelan  a la conciencia  que es la que los mira  y lee en ellos  y  los comprende  y los interpreta. Estudiar, pues, los fenómenos  de conciencia  como tales implican  un positivismo  tan riguroso  como el que ha hecho  el progreso descriptivo  y clasificador de las Ciencias Naturales. Las críticas que se me hacen  a la Metafísica  de la Materia desde los campos  clericales  es precisamente  el demasiado  positivismo  de ese libro espiritualista. Si  estudiase cada una  de las manifestaciones  filosóficas  o literarias  que han servido  para la acusación  de tránsfuga o de claudicante  o de versátil  con que se ha pretendido acusarme  por parte de muchos  que se han dado muy poco trabajo  de pensar seriamente  acerca de  problemas filosóficos  o educacionales  o literarios, o políticos, llegaría  a la misma conclusión.

Respecto  de lo político es lo cierto  que no he tenido  actuación alguna en el país. Tuve en 1918 el pensamiento de lanzarme  de lleno  en la política  para poder realizar  una obra de educación, porque en aquella  fecha se me combatió en la ciudad de Heredia con armas políticas, si bien el fondo  de la lucha  era de carácter  religioso o mejor dicho, clerical. Pronto me pasó  el impulso. Terminado el curso  de ese año se me  propuso  la Subsecretaría  de Instrucción Pública  en mi calidad de técnico y no en pago de servicios  políticos, porque ninguno  se me debía: era el último año  de la Administración del señor González Víquez y se me llamaba en sustitución  de otro hombre  que no tenía representación  política. En 1910 el señor Presidente Jiménez  quiso  conservarse  en la misma posición  por los mismos motivos, para que hubiese  en ese departamento un técnico. En 1913, por renuncia  del Ministro  que  pasaba a una Magistratura, el señor Presidente  me distinguió  confiándome  el Ministerio  que había venido  desempeñando  en mi carácter  de Subsecretario. Aunque  el Ministerio  es un puesto  político, conmigo se rompió la regla, porque en él  no representaba  papel político alguno. En 1914  el presidente González Flores  me pidió  que me dirigiese a Washington  para tomar allá la Legación. Esta Legación  jamás había tenido  que sufrir las consecuencias  de los cambios políticos  del país  y el mismo señor González Flores  que conocía mi alejamiento  de los partidos políticos, no podía  pensar en mí  para premiara labores  de esa naturaleza. Su ministro de Relaciones  pretextando  una defectuosa lectura  en un documento emanado  de mí me dirigió  una nota en términos  de desaprobación  que yo respondí  con mi renuncia  y mi viaje a Costa Rica. Sobre esta cuestión  tengo un folleto  que no puede publicarse  aún porque  se relaciona con cuestiones  delicadas de nuestros negocios  con Panamá. Ante de los ojos de   las personas versadas  bastó que mi reemplazo se hiciese  por el mismo Ministro de Relaciones  para que se juzgase  debidamente el caso. En 1917, a raíz  del cambio de  Gobierno, el señor Tinoco me llamó  a ocupar el puesto  que hoy desempeño, con el  expreso  intento  de parte de él  como de parte mía,  de que la Instrucción Pública  estuviese en manos de un técnico, como para bien de esa actividad  nacional viene sucediendo  desde hace diez años. Al saber esta proposición  algunos de mis amigos  se acercaron a mí  para pedirme  que aceptase,  a sabiendas,  del sacrificio  de amistad que ello  implicaba. No me tentaba el honor,  porque ya había probado  cuán desapacibles  son los honores, ni me tentaba  el dinero  porque en la dirección de la Escuela Normal tenía tanto o más  que en el  Ministerio: a la aceptación  me llevaron  fuerzas superiores  a todo esto. Mi obra hablará en el porvenir  con mayor  elocuencia  que pudiera hacer yo en el presente. He sido leal conmigo mismo, leal a los más  grandes intereses educacionales de mi país, leal a todas las instituciones educadoras, leal  a todos los  profesionales y, finalmente a mi profesión  de educador. Mi  justificación no  está en el presente ni en mis manos; en breve, mi obra clamará en mi favor.

Mis relaciones con la que hoy es la compañera  de mi vida  comenzaron en 1895 y se formalizaron  en 1897, en los días que  precedieron  a mi viaje de estudio a Chile. Casé con ella  el  26 de agosto  de 1900, seis meses después 

de mi regreso. Mis hijos son ocho, cuatro parejas. Mi hija mayor tiene  16 años y el menor, seis meses.

Mi  alimentación hasta 1904  fue carnívora. En esa fecha me puse en contacto  con el Naturismo de Buenos Aires.  y los estudios allí publicados sobre la alimentación me llevaron  a ensayar la vegetariana. Como consecuencia  se esparcieron los períodos de dolor de cabeza  o jaquecas, que solían postrarme  por dos y tres días. Mi vegetarismo  nunca ha llegado  al vegetalismo y alguna que otra vez  me sirvo carnes blancas.

Mi gusto por  las lenguas extranjeras se ha ido desarrollando  paulatinamente. Una noche- contaba yo entonces  unos trece años- oyendo hablar  el francés experimenté  grandes deseos de poder hacerlo yo y al día siguiente  me dirigí a mi tío  para que me diese  la primera clase. Me prestó un libro  sobre los combustibles  y en él me leyó  un trozo. Esa tarde me la pasé repitiendo  el trozo y traduciéndolo y con el mismo afán  continué por espacio  de algunas semanas, al cabo de las cuales  encontré que aquello  no era tan difícil  como lo había c

Ramón Junoy (Español, nacionalizado costarricense) (1875-1951)

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RAMÓN JUNOY (Español)

(1875-1951)

 

Ramón Junoy es un cura de origen español que llegó a Costa Rica en los años veintes. Nació en el pueblito llamado Berga, Cataluña el 12 de febrero del año 1875, hijo de liberales anticlericales. Sus primeros estudios fueron sobre la ciencia médica. Fue en Ecuador donde se ordenó como sacerdote el 8 de setiembre del año 1897 y abandonó la medicina. Poco después viaja a Costa Rica y se establece en Alajuela. Se nacionaliza costarricense. Trabajó en la diócesis de Alajuela, recién fundada. Murió en 1951 en San Rafael de Alajuela. Fue en los cantones de Grecia y Palmares donde ejerció su trabajo sacerdotal. Precisamente, en ese último lugar, en los años cuarenta, donde el Padre Junoy estableció la tradición de los turnos o ferias de las carretas con bendición de animales.

 

La publicación del librito Relicario donde criticaba al Obispo y a algunos curas por su público apoyo a Los Tinoco, le valió la suspensión del sacerdocio. La misma crítica la realiza en su libro Satrapía.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ RAMÓN JUNOY

 

NOVELA

 

1. Satrapía: 1919. (¿Cuentos?).

2. El doctor Kulmann: 1926

 

CUENTO

 

1. Del país de los sabios: cuentos para niños, 1912

2. Tipos, prototipos y arquetipos: 1933

 

POESÍA

 

1. Relicario. S.f.e. Aparece como  un "libelo", satírico contra el obispo y sacerdotes que apoyaban a los Tinoco.

 

La primera novela Satrapía sabemos que es una especie de panfleto que narra y critica los hechos históricos de la llamada tiranía de los Tinoco en 1917 a 1919. No la hemos podido leer. Para algunos  se trata de unos cuentos.

 

La segunda novela que él titula El doctor Kulmann y publica en 19261 -dice Abelardo Bonilla- es de tipo fantástica y filosófica. Y para mí de Ciencia Ficción.

 

En realidad esta novelita, de escasas sesenta páginas, un tanto ensayística, se inscribe en el género maravilloso en la versión de la Ciencia Ficción y toma la estructura de la novela policíaca.

 

En toda novela típicamente policíaca siempre existe, como núcleo del relato un crimen y sobre el descubrimiento del asesino o los asesinos se desarrollan todos los acontecimientos. Aparece un investigador y su fiel ayudante que realizan las pesquisas necesarias para esclarecerlo.

 

En esta novelita el crimen, si se quiere es un tanto secundario. Lo principal que capta la atención del narrador testigo (el ayudante) y del doctor Klumann radica en el viejo y deseado esclarecimiento del criminal a través de la imagen grabada en la víctima del asesino. ¿Cómo materializarla, no solo para conocer al asesino sino para utilizarla como prueba irrefutable? Es este hecho el que sirve de núcleo al relato un tanto  ensayístico.

 

La historieta es simple. El doctor Kulmann, un científico alemán desarrolla una serie de experimentos científicos que relaciona los sentidos humanos, en este caso la vista, con el cerebro y trata de obtener una especie de cámara fotográfica especial que refleje las imágenes obtenidas, no solo por una persona sino por la memoria colectiva de los pueblos. Después de brindar algunas conferencias en algunas instituciones superiores de Francia, confirma que descubrió un reactivo especial que le permite concluir con éxito sus experimentos, invita a antropólogos y científicos para que presencie, en la práctica su máquina luminosa, sintetizadora de imágenes. Utiliza un bosque y un crimen que ahí sucedió haría unos ocho años antes y que nunca se pudo esclarecer. Lo logra pero los antropólogos e investigadores se sienten burlados porque no ven el asesino real, sino otro crimen que no conocen. Solo un diplomático brasileño descubre que el asesinato fue sobre un brasileño. Solicita al ayudante que permita presentarlo en la corte de su país pero ello es negado pues había sido prohibido por el doctor Klumann.

 

Después de algunos acontecimientos aparentemente secundarios el hijo del doctor decide abandonar Francia para liberarse de los amores imposibles de una cabaretera. Hechos que había comunicado al ayudante del doctor. El mismo médico decide abandonar también Francia y buscar sitios mejores para concluir sus iniciales experimentos científicos. Así sale de Francia, no sin antes confiar en sus amigos su testamento científico y la promesa de comunicarse con él periódicamente a través del correo. En su estadía en Grecia se ve envuelto en los acontecimientos bélicos de la Primera Guerra Mundial, cuando Grecia es atacada por el ejército francés y ahí muere, no sin antes enviar por correo a su ayudante todos los experimentos hechos en esos lugares. Un seudo científico logra robar esos documentos y copiarlos. Publica sus descubrimientos como suyos y comienza a disfrutar de fama y fortuna.

 

En una de sus exposiciones promete esclarecer un crimen realizado, nada menos que por el doctor Klumann pero el ayudante de éste descubre que no es él sino su hijo que mató, llevado por los celos y su locura al amante de la cabaretera y a ella misma. Así lo dio a conocer y se esclarece la verdadera identidad del asesino que es liberado y vivió con él durante sus últimos años.

 

Se pueden observar algunos aspectos del discurso narrativo. En él lejos de predominar la narración de hechos y su descripción, priva la exposición de ideas científicas y ellas acaparan al narrador-expositor. El amor del hijo del doctor Franz solo juega un papel casi terciario. Sale de la nada y aparece al final para concluir un crimen que se le achaca a su padre y que permite al ayudante demostrar que no se trata de él. El famoso elixir del núcleo científico radica en el descubrimiento de un reactivo del cual no se dice nada, no solo el cómo logro hacerlo u obtenerlo sino que aparece como un elemento mágico de un mago. Fallan en esos y otros lo verosímil de la historia y deja la sensación de que la famosa búsqueda de la imagen grabada en los ojos del visor, en conexión con el cerebro aún hoy es anhelada pero no se ha logrado plasmarla científicamente.

 

Es una importante novelita que marca el inicio, en nuestra narrativa, de lo maravilloso es el subgénero de la Ciencia ficción y lo policiaco como elementos sobresalientes de ella.

 

 



1 Junoy, Ramón. El doctor Klumann. EUNED,  San José, 2008. La 1a. ed. La hizo Trejos en 1919.

Máximo Soto Hall (Guatemalteco)

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MÁXINO SOTO HALL (Guatemalteco)

(1871-1944)

 

 

Este escritor diplomático y político nació el 5 de Julio 1871, en un caserón  de grandes patios y corredores, estremecidos por la muerte  reciente del jefe de familia Dr. Marcelo Soto, en Santiago de los Caballeros, Guatemala  y murió Buenos Aires, Argentina en 1944.

 

Hizo los estudios primarios en la capital guatemalteca, así como los secundarios. Máximo Soto Hall recuerda un episodio de su infancia, a la edad de 4 años, cuando  su buena tía lo llevaba de la mano pues se cambiaban de casa al Callejón de Jesús, donde sería su morada durante  su infancia y  parte de su juventud.

 

A la edad de 5 años su madre lo mandó a una escuelita muy especial, que estaba a cargo, por lo general de señoras solteronas bondadosas, de antiguas familias aristocráticas. Los niños  que allí estudiaban eran de familias distinguidas.

 

La familia de Soto Hall estaba vinculada  con  Honduras,  de donde su padre, el abogado y médico don Marcelo Soto, era originario y fue candidato a la presidencia. Su muerte fue misteriosa. En noviembre de 1871 visitó  El Salvador por motivos comerciales.

 

Le correspondió fundar la Universidad en Honduras  y en El Salvador  practicar la medicina legal.

 

La madre de Máximo fue doña Guadalupe Hall Lara, hija de una familia importante de Guatemala. Fue muy estricta con la educación de sus hijos y le gustaba mucho la lectura.

Muerto el Dr. Soto, en casa de Guadalupe se siguieron reuniendo los personajes más ilustres de  Guatemala.

 

Máximo Soto Hall y su hermana, María, impregnaban sus infantiles espíritus con aquellas polémicas y así fueron forjando en el alma del escritor, su decidido amor  por las ideas liberales y su afición por la política.

 

Creció el joven Soto Hall sin necesidades económicas y con una buena educación formal y ambiental. El general Barrios, amigo de su padre, le regaló un caballo inglés Shetland con el que el joven solía pasearse al lado de un viejo héroe nicaragüense que le contaba las más variadas historias.

 

De niño le tocó presenciar un fusilamiento, aunque su madre tratara de evitarlo.

 

Asistió al colegio El Cosmopolita.

 

Visitó San Francisco de California y a su regreso, muere su madre y los deja huérfanos antes de los 14 años.

 

Después de terminar sus estudios secundarios en el Instituto Nacional de Varones, antigua casa de estudios de los Jesuitas, viajó a Europa. A los 21 años lo nombran secretario  de la Legación en Madrid. Visitó  París,  Londres e Italia, donde radicó por espacio de tres años.

 

A los 24 años regresó a su patria. Se detuvo en Costa Rica y publica deferentes artículos en los periódicos. Se dedica, además de la diplomacia a la política. En este país conoce a Estrada Cabrera (famoso tirano guatemalteco) que sucede en Guatemala al presidente Reyna Barrios, asesinado. Lo nombran Ministro Plenipotenciario en Costa Rica, El Salvador, Honduras, Panamá y Venezuela. Así inicia una larga carrera diplomática. La permanencia fue en Costa Rica pero viajó por varios países, entre ellos Estados Unidos.

 

De regreso a Guatemala después de un viaje a los Estados Unidos conoce a Amy Niles, hija de un matrimonio norteamericano radicado en Guatemala y se casa con ella.

 

Escribió sobre política, cultura y literatura, sobre todo novela y poesía.

 

El 31 de diciembre de 1943, murió Máximo Soto Hall, en Argentina.

 

Vivió durante varios años en Costa Rica  y  ejerció mucha influencia en los primeros años  del siglo XX, en el ambiente cultural del país, formó parte del llamado grupo europeísta o del Olimpo.

 

Durante el tiempo en que desempeñó el cargo diplomático plenipotenciario en Costa Rica, del gobierno guatemalteco, mostró grandes dotes de escritor. Gustaba de la poesía y la escribía, la historia y la política. Fue un liberal que viajó por muchos países  en representación de su patria. Ocupó puestos diplomáticos en Costa Rica, Venezuela, Honduras, El Salvador, Argentina, etc. Fue un fiel representante de la diplomacia guatemalteca.

 

Colaboró significativamente con escritos en el Repertorio Americano. Desde Argentina mandaba sus  trabajos para que fueran publicados en esta revista. Sus ensayos giran alrededor  de figuras destacadas  de Latinoamérica, tales como Sandino, Juan Santamaría, Tomás de Acosta, Juan de Dios de Ayala, José Cecilio del Valle, José María Castro Madriz, Juan Rafael Mora, José María Gutiérrez, para citar sólo algunos.

 

Escribió novelas y sus temas preferidos fueron  alrededor de asuntos políticos sufridos por los países centroamericanos, En ellos  se destaca  como liberal y nacionalista. Un ejemplo de lo dicho se destaca en su novela El Problema: 1899. En ella trata el tema  del río San Juan como tránsito interoceánico, la soberanía, tanto de Nicaragua  como de Costa Rica, y las relaciones políticas de estos países con los Estados Unidos de Norteamérica.

 

Fue fundador del periódico El diario de Costa Rica, en 1885, en compañía de Albero Masferres y en la revista Pinceladas fue redactor, junto con Rafael Ángel Troyo, en 1898.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ  MÁXIMO SOTO HALL

 

NOVELA

 

1. El Ideal: 1894

2. El  Problema: 1899

3. Catalina: 1900

4. La sombra de la Casa Blanca: 1927

5. Don Diego Portales: 1935

6. La divina reclusa: 1938

 

CUENTO

 

1. Dijes y bronces: 1893

2. De México a Honduras: 1900

3. Cuentos para niños: 1905

 

POESÍA

 

1. Para ellas: 1890

2. Poemas y  rimas: 1893

3. Aves de paso: 1896

4. Amores Trágicos: 1898

5. Ramillete de rosas: 1908

6. En la estepa: 1910

7. Herodías: 1926

8. Dijes: 1927

9. Bronces: 1927

10. El Ideal: 1928

11. Una Vida: 1928

12. La niña de Guatemala: 1942

13. Abanicos: Sfp

14. Monteagudo: Sfp

15. Trinidad Ido-heroica: Sfp

 

TEATRO

 

1. Don Juan Loco: 1909

2. Sandino: 1926

3. Por un nombre historia: 1928

4. Madre: Sfp

 

OTROS

 

1. Notas Broncíneas: Sfp

2. Un vistazo sobre Costa Rica en el siglo XIX: 1901

3. Revoluciones íntimas de Rubén Darío: 1925

4. El jardín de la leyenda: 1927

5. Nicaragua y el Imprerialismo Norteamericano: 1928

6. Los Mayas: Sfp

7. La sombra de Casablanba: Sfp

8. Monteagudo, el San Francisco de Asís: 1949

9. Pedro de San José Betancourt: Sfp

10. Martí y el general Justo Rufino Barrios: 1952

11. Apuntes de una vida: Sfp

 

Escribió diversos ensayos, crónicas y artículos que publicó en revistas y periódicos de ese entonces, en diferentes países del continente. 

 

Es importante resaltar, sobre todo, la novela El Problema, publicada en Costa Rica en 1899, de este escritor guatemalteco.1

 

En primer lugar el escritor vivía, en ese entonces en Costa Rica y participaba activamente del ambiente cultural  y político del país y desde luego formaba parte de la segunda generación del Naturalismo que se llamó Modernista. Fue, en cierta medida la primera novela que se publicó en Costa Rica, con características formales  pertenecientes al género novelístico y se ubica en un espacio sustancialmente costarricense: los márgenes del río San Carlos y  hace alusiones a San José, además de que, como veremos más adelante, la novela tuvo sus implicaciones en los escritores costarricenses de esta generación, tales como Genaro Cardona Valverde (El Primo) y  Carlos Gagini Chavarría (El árbol enfermo y  La caída del águila).

 

Este autor, así como su obra se mantuvieron en el olvido durante mucho tiempo y no  fueron  tomados en cuenta por la crítica literaria nacional. No es sino hasta  1985  que es objeto de un estudio por parte del crítico chileno radicado en Costa Rica Juan Durán  Luzzio  con un artículo que publicó  en la revista Casa de las Américas: Estados Unidos versus Hispanoamérica: en torno a la novela del 98 y el crítico costarricense Álvaro Quesada  Soto  con su ensayo El Problema: primera  novela antiimperialista, publicado en Aportes en 1984 y su libro La formación  de la narrativa nacional costarricense publicado por la editorial Universidad de Costa Rica en 1986 y por último, del mismo escritor  La voz desgarrada, publicado  por la misma editorial en 1988. A este crítico se debe también la publicación de la novela  El Problema en su segunda edición por la editorial Universidad de Costa Rica en  1992. A esta edición corresponderán nuestras citas.

 

Compartimos, en parte,  la valoración ideológica hecha por ambos críticos  y que aparecen en sendos ensayos de esta segunda edición. Disentimos en la visión antiimperialista que ambos ven en esta novela y el interés y centralización del análisis. Ha sido nuestro criterio que el crítico no debe llegar  exclusivamente a una obra literaria o de arte en general particularmente interesado por algún aspecto que le haya llamado la atención, a pesar de que ello es lícito y comprensible y cualquiera lo puede hacer. Somos del criterio de que la obra literaria, en este caso esta novela, es un todo y tiene significado en la medida en que su análisis no deje nada de ese todo sin ser objeto de estudio. No basta escoger una parte de ella  y referirse sólo a ésta en detrimento de su totalidad. Este, a nuestro criterio, ha sido la limitación de los estudios hechos por los destacadísimos estudiosos antes citados. Sólo  dedicaron su atención al enfrentamiento, ciertamente propuesto en la novela, entre Estados Unidos y, en este caso,  la raza latina, representada por Costa Rica y más que ella por Centroamérica. También consideramos que es la tesis de la novela y  que ella acapara, sin duda alguna la  atención del autor y la apelación al lector. A pesar de ello consideramos que la novela es un todo y que, en este caso es más que lo expuesto por ambos  críticos.

 

Como ejemplo de los análisis parciales a que son sometidos los  novelistas, recordamos uno que por ser extremista nos sirve de ejemplo. Nos correspondió, cuando era profesor  en la Universidad Nacional asistir en calidad de oyente pasivo a una exposición  para optar al grado de Licenciado en Literatura,  de una  tesis  que examinaba las novelas de don Joaquín Gutiérrez Mangel. Lo  sorprendente era la hipótesis  que sustentaba: las novelas de Joaquín Gutiérrez Mangel son racistas. En más de doscientas páginas, el estudiante se esmeró en demostrar  que  esa afirmación era cierta y para ello examinó desde  Cocorí: 1970  hasta  Te acordás hermano: 1978.  Aprobó la tesis  y se licenció. Sólo faltó  que afirmara que don Joaquín Gutiérrez Mangel era un racista. La novela es compleja y se presta para todo tipo de manipulación  y diversos tipos de lectura: apasionada, filológica, literaria, sociológica, psicológica, antropológica, histórica, ideológica, etc. Lo menos que debemos hacer los críticos es aclarar nuestra posición. Nuestro interés es realizar un estudio literario global de la novela. Utilizamos el texto en su totalidad, lo describimos, lo  explicamos, lo ubicamos en el contexto literario generacional y lo  interpretamos y cuando así corresponda, lo valoramos.

 

El Problema: 18991 del guatemalteco Máximo Soto Hall, pertenece a la segunda generación de novelistas hispanoamericanos llamada modernista y al período llamado Naturalista. Se publicó por primera vez en 1899, en Costa Rica. Es la primera novela de importancia publicada en Costa Rica. En ella, como veremos más adelante, se cumplen los rasgos más sobresalientes de la generación: prosa retórica con adjetivación variada, culto a la belleza formal del lenguaje (no aparece el lenguaje popular), concatenación lógica causal de sucesos y personajes, determinismo natural de la raza, el medio, y la cultura, liberalismo en el pensamiento y  la acción política y económica, narrador omnisciente muy cercano a los personajes, sobre todo a Julio Escalante de tal manera que la tercera persona se puede sustituir por la primera, sin detrimento del sentido del texto, prevalencia del lenguaje discursivo ensayístico sobre el representativo, más propio del ensayo que de la narrativa, descripciones ambientales  cercanas al estado emotivo de los personajes, mantenimiento de un sólo punto de vista, el del autor-narrador, división del mundo ideológico en buenos y malos, es decir en aporías, sin matices; y por último y no por ello menos importante, la utilización del clásico triángulo del amor como relleno narrativo  de las acciones.

 

La novela  distingue dos aspectos claramente distanciados y torpemente manipulados. Por una parte la  clásica historia de amor, en este caso propuesta de dos triángulos amorosos que obedecen a dos espacios diferentes: París- El río San Carlos y el Gran Canal de Nicaragua y   el segundo que sucede  únicamente en Costa Rica (el matrimonio  de Ema y el Gringo se realiza en San José). Julián Escalante  es  el pretendiente de Margarita pero se insinúa  el tercer personaje  separador: Emma. En el segundo triángulo amoroso, Margarita desaparece para dar cabida a la aparición del tercer elemento distorsionador: Mr. Crissey, el gringo, que logra separar a Julio de Emma y unirse con ella en matrimonio. Desde la perspectiva de los triángulos amorosos superficiales esta novela no deja de parecerse a los  folletines franceses de la época. El otro aspecto que engloba a la novela es el ideológico y que corresponde a la propuesta intelectual de la novela: el enfrentamiento de dos culturas, la anglosajona y la latina y el vencimiento de la segunda y la supremacía de la primera. Una superior y otra inferior, una fuerte y la otra débil, una pujante, dueña del futuro y otra incipiente en vías de extinción.

 

La novela utiliza el recurso de presentar los hechos narrados como sucedidos en el futuro. Es decir desde un presente histórico 1899 o algunos años anteriores a su publicación, imagina y crea la  historia  en 1928, unos 30 años después. Esto ha hecho pensar que esta novela insinúa parecido con las de Julio Verne. A nuestro juicio ello no es cierto. En las novelas de Julio Verne se crea el futuro, se  inventa, se abre con asombro como la realidad. Los viajes no son de regreso sino de ida hacia la aventura, hacia lo desconocido, hacia el asombro, lo inimaginable. Ese mundo es verosímil en sí mismo, sin torpezas ni manipulaciones e inicia el género de la ciencia-ficción o mundo maravilloso moderno. Por el contrario en la novela del guatemalteco, no se crea un futuro sino una caricatura de futuro. Es el regreso del personaje al mundo de partida que encuentra transformado, cambiado. Este mismo espacio físico y social sólo se ha cambiado en parte,  y muy arbitrariamente. La propuesta de que una región salvaje, natural, incivilizada, en 30 años haya sufrido la pérdida del idioma, sus costumbres y sufrido una transformación en sus edificios, es totalmente inverosímil, dentro del mundo planteado. Además de  que cuando los personajes principales  Julio y Emma se encuentran y participan del idilio amoroso, la ciudad  moderna, la Venecia, se convierte en una floresta, un bosquecillo o un gigantesco árbol que los cobija del abrasador sol. Este tipo de contradicción aparece constantemente, entre el enunciar y la acción de los personajes. Lo verificaremos después.

 

La fábula utilizada en esta novela es muy simple y se crea a partir de los triángulos amorosos: Julio Escalante, siendo muy  joven, apenas contaba con cinco años, fue a estudiar a Europa y se graduó. Ahí conoció a Margarita, una joven costarricense que por razones políticas había emigrado a Francia con su padre, don Joaquín y sus hermanas. Visitaba con frecuencia su casa y poco a poco se fue creando un idilio amoroso entre Julio y Margarita  que llegó hasta el compromiso  matrimonial. Las relaciones de Julio y Margarita se narran como recuerdos, después de que Julio regresa a su pueblo natal, a orillas del río San Carlos y el Gran Lago. Este es el primer encuentro amoroso de Julio y permite al narrador presentar a Margarita como un modelo tradicional de mujer latina, dulce, amorosa, tierna, sentimental, como la compañera del hombre pero sin inteligencia. Es un estereotipo  machista de la mujer que sirvió de modelo a muchos escritores y que aún hoy se vende barato  en algunas librerías.

 

A su llegada a  la ciudad "moderna", Julio empieza la novela, y da inicio al segundo triángulo amoroso. Pronto llega Emma, su prima que poco a poco gana sus favores a pesar de que ella nunca le confiesa su amor, que obviamente guardará para el gringo Mr. Crissey, con quien finalmente se casará, Poco después de la boda, Julio decide suicidarse de la forma más sensiblera posible. Monta un brioso caballo y se le tira de frente al tren que traía de regreso a los novios, ya esposos, de San José. Nos cuesta imaginar una ciudad moderna  con caballos, montes y trenes (no se dice que sea eléctrico) y esa clase de suicidios  más propios del siglo XIX.

La tesis de la novela  es evidente y explícita. Observemos algunas expresiones:

 

"porque la raza nueva se tragaba a la suya"..." vio  claramente que aquélla no era una  raza conquistadora sino absorbente: que no ejercía dominio sino influencia. Había llegado al país con su fuerza y su saber para luchar por la vida; se encontró con una raza superior, muy superior  en espíritu, pero inferior en materia  y pasó lo que tenía que pasar: La sangre poderosa cogió, transformó, y se asimiló la sangre débil. El músculo de hierro venció a la idea de oro. De esa gran lucha  debía nacer naturalmente la admiración de los débiles por los fuertes; la fascinación  del triunfo; acabando por dejarse devorar los primeros sin resistencia y sin dolor, como el ave hipnotizada por la serpiente hipnotizadora"1.

 

Estas expresiones no son de un personaje, pertenecen al autor-narrador. Es su  tesis. En ellas no refleja un enfrentamiento entre  Estados Unidos y América o lo que podría ser más explícito: no hay un antiimperialismo, por ningún lado que se le busque. Lo que es evidente es una síntesis ideal de dos razas. La propuesta no es otra y la novela se resuelve  con el matrimonio de Emma, mujer latina pero educada en Estados Unidos, inteligente, fuerte, emprendedora, sin sentimentalismos, materialista, calculadora, etc. y el vencimiento de la raza débil representada por Julio Escalante. Y  lo que es más destacable, todo sucede "naturalmente", sin imposición, como algo necesario, deseado por todos, esperado y apetecido.

 

Las tesis de  las novelas El Primo de Jenaro Cardona Valverde, Él árbol enfermo y La caída del águila de Carlos Gagini Chavarría, Abnegación de Joaquín García Monge y todas aquellas que enfrentan lo extranjero con lo nacional, lo citadino con el campo, etc., son totalmente contrarias a la tesis de esta novela. No solo hay enfrentamiento sino que la síntesis  de la  lucha de los contrarios favorece a lo nacional o campesino. Esto no sucede en la novela El Problema.

 

El carácter expositivo  ensayístico de esta novela  impide que  lo narrado sobresalga sobre lo expuesto. Esto hace que el personaje Mr. Crissey aparezca de pronto en la novela como un Dios todo poderoso en el momento en que aparece una huelga en la fábrica de don Teodoro, padre de Julio. Los trabajadores que todos eran gringos se sublevan para dar pie a la prepotencia de Mr. Crissey que la resuelve con don de mando. Obliga a los trabajadores a volver a su trabajo sin considerarles ningún beneficio y despide al jefe de ellos sin ninguna consideración. Todos le obedecen como mansos corderos. Nunca en la historia  hemos podido encontrar algo parecido. Estas apariciones de personajes  héroes, sin presentación, como supermanes, obedeció a la intención de los autores de defender tesis y nunca narrar hechos. Son personajes falsos, vacíos, manipulados.

 

Llegamos a la conclusión de que esta no es una novela antiimperialista sino favorable al imperialismo, por  sus beneficios que nos traería, gracias a la alta tecnología, al progreso y la fuerza del trabajo y el empeño, que la síntesis es la combinación de una raza fuerte, avanzada con una débil inteligente. Esta fue la ideología del autor Máximo Soto Hall (1871-1944) y que en su práctica política fue diplomático durante muchos años en el mandato del tirano guatemalteco Estrada Cabrera.

 

Es una novela de escasísimo valor literario, donde el narrador-autor prevalece sobre el mundo mostrado con un lenguaje casi unívoco, expositivo, manipulador y los personajes son simples monigotes que éste maneja a su antojo conforme a su  ideología. Tiene el mérito documental de haber sido escrita en Costa Rica en 1999, antes de que el género novelístico cobrara alguna importancia en nuestro país.

 

La otra novela de Máximo Soto Hall la llamó Catalina y la publicó en 1900.1

 

Es poco conocida y la crítica la ha ignorado, posiblemente con razón pues es una novela de corte amoroso, con triángulo amoroso incluido y muerte de Catalina por amor y ser despreciada por Ricardo a quien amaba. La historieta es simple y sigue un orden lógico, casi cronológico. Es una novela monofónica y de escaso valor literario. El señor Valuart, francés, huye de su país por los estragos del cólera. Llega a Costa Rica y se afinca en San José, poco tiempo después se casa con maría Teresa Blancot, con quien, después de un tratamiento médico, logra engendrar un hijo: Ricardo, posteriormente María teresa muere. Mientras su hijo crece, también lo hace su fortuna pero la mala administración y otros factores le llevan a la quiebra. Antes de dar a conocer su pobreza, quema su fábrica para aparentar que fue este suceso el culpable de su quiebra y no otra cosa.

 

Ricardo se traslada, ya adulto a San Rafael de Desamparados huyendo de su deshonra y se establece ahí. Conoce a Catalina y establece un romance amoroso con ella. Pero esta relación se ve interrumpida por el amor de Ricardo a Eloísa Delgado, con quien se casa. Esto conduce a la muerte de su otro amor: Catalina, que da nombre a la novela.

 

Es poco lo que se puede comentar de esta novela, a no ser que es un eslabón más entre las novelas de corte tradicional, sentimentales, de triángulo amoroso y de escasos recursos literarios.



1 Soto Hall, Máximo. El Problema. Imprenta Española, 1899.

1 Soto Hall, Máximo. El Problema. Ed. Universidad de Costa Rica, San José, 1992.

1 Íd. pp. 66-67.

 

1 Soto Halla, Máximo. Catalina. 1ª. Ed. María V. de Lines, 1900.

Caridad Salazar Fernández de Robles

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CARIDAD SALAZAR FERNÁNDEZ DE ROBLES

(1869-1948)

 

 

Doña Caridad Salazar Fernández de Robles nació el 16 de agosto de 1869,1 en la Villa de Mazo, en una finca propiedad de sus padres: Don Benito de Salazar y doña Juana Fernández y Ferraz, ambos hijos de Santa Cruz de La Palma, ciudad capital de la Isla de La Palma, Islas Canarias, España.

 

Su tío materno, el Dr. Valeriano Fernández Ferraz, residía en Costa Rica, en Cartago. Era doctor en Filosofía y Letras y dirigió el Colegio San Luis Gonzaga. Su hija llegó a Cartago a la edad de tres años  y se incorporó a la vida cotidiana costarricense.

 

Los primeros estudios los realizó en el Colegio de Nuestra Señora de Sión. Luego colaboró en la escuela privada que dirigía su madre impartiendo clases de lectura, geografía y labores manuales. También trabajó en una escuela de Alajuela, por cuatro años y después pasó a laborar en una escuela cartaginesa. Esto le permitió conocer y casarse con un cartago, llamado Juan Robles Guzmán y con él engendró diez hijos. Murió en San José el 26 de agosto de 1948.

 

Se dedicó al magisterio, cultivó la música, la pintura y la literatura. Es la primera escritora costarricense que escribe poesía y cuento para niños. Además fue redactora en varios periódicos de la época. Usó varios seudónimos pues sabía que las ideas de una mujer aunque fueran superiores a las de los hombres no eran atendidas por una sociedad patriarcal y machista. Al respecto dice:

 

"Mucho he escrito y defendido causas nobles, devatidas por la prensa; en más de una ocasión triunfaron mis ideas. Pero es inútil escribir; a la mujer en Costa Rica no se le toma en cuenta. Para tener éxito necesita colarse un sombrero de hombre y firmar con un nombre masculino. Se atiende entonces al sombrero y al nombre."2

 

Murió en San José el 26 de agosto del año 1948.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ CARIDAD SALAZAR DE ROBLES

 

 

Usó algunos seudónimos para sus escritos, sobre todo porque tenía la certeza de que en Costa Rica la mujer era discriminada por el sexo. Así se hizo llamar Clarisa, Cira, María de Silva y otros nombres masculinos.

 

NOVELA

 

1. La pastora de los  Ángeles: 1909

2. La cruz de Caravaca: 1924

3. El Legado: 1925

4. Flor de café: 1926

5. Un Robinson tico: 1927

6. Diana de Malvar (inédita)

 

CUENTO

 

1. Cuentos fantásticos: 1920

2. Celajes de oro: 1921

3. Tornasol: 1921

4. Horas de recreo: 1921

5. El rey de la selva

6. La escuela para el niño

 

POESÍA

 

1. Amor: 1927

2. Iris: varios años

3. Anhelos

4. Ensueños infantiles

 

 

La novela Un Robinson tico que publicó en 19371 es muy poco conocida en Costa Rica.

Es estudiada en los colegios de secundaria, desconocemos cuáles sean las razones, pues desde ningún punto de vista, la novela  muestra méritos para ello. Es una novela de aventuras, la primera que usa esa temática en la literatura costarricense.

 

Un muchacho cartaginés, Jorge Herradora de 17 años trabajador de una finca en Santa  María de Dota viaja hacia el sur del país hacia Chiriquí, pueblo de Panamá. Su motivo: vender un ganado. Le acompaña Tomasillo, el hijo del mandador de las fincas de edad de 12 años. Como

 

el camino es a pie y por la montaña, sufren diversas aventuras. Al inicio no más de su travesía son atacados por un tigre y huyen por caminos desconocidos. Siguen el curso de los ríos y arriban a Punta Dominical, en el Pacífico Sur. Allí permanecen casi cinco años y experimentan las más variadas aventuras. El primero de enero de 1870, cuando Jorge cumple 21 años, son rescatados por un barco y regresan a Puntarenas y de esta ciudad a la hacienda de  donde salieron.

 

La novela es narrada por una tercera persona singular omnisciente y más que narrar, le interesa describir. A pesar de tener las aventuras como su móvil, se interesa por la descripción de los paisajes geográficos que los personajes van pasando. Se detiene en todos los detalles de árboles, animales, ríos etc. con gran precisión. Es una novela con una clarísima intención didáctica: mostrar la geografía costarricense desde cualquier ángulo que se le mire: animales, vegetación, cultivos y otros. Destaca la importancia de la educación geográfica de los jóvenes porque, gracias a ella y  sus conocimientos, ellos pueden regresar, a los lugares de origen, sanos y salvos.

 

La novela está llena de prejuicios  religiosos y raciales. El indio es visto como un bárbaro y los españoles como los salvadores de estos pueblos. Está escrita desde la perspectiva española colonialista. Es una visión superior e ideológica. Es una ofensa a la inteligencia y a nuestros indígenas.

 

La segunda novela conocida que publicó Caridad Salazar de Robles, la llamó La cruz de Caravaca y la publicó en 19241

 

Es una novela tradicional, moralista de corte religiosa y pretende ser ejemplar.

 

En un contexto histórico entre la acción bélica de 1823 entre republicanos e imperialista, Villa Hermosa y Villa nueva contra Cubujuquí y Cartago, encabezada por Gregorio José Ramírez y Quijano por los republicanos y contra los cartagos que ostentaban la capital del país hasta 1841, año de uno de los tantos terremotos provocados por el volcán Irazú que destruyo Cartago.

 

En ese maraco histórico y un ambiente social claramente delineado entre ricos, aristócratas y pardos, indios, esclavos, se dan dos historias trágicas de amor imposible.

 

Se describen costumbres de la época, el fervor religioso, el poder de los curas, la presencia de los españoles y criollos descendientes de ellos, la vida de los ricos en sus haciendas, el papel de esclavos de los pobres, generalmente huérfanos y desposeídos, al abrigo de la caridad de los poderosos, el papel cómplice de la iglesia y los curas complacientes con los hidalgos, pero todo como algo natural, armonioso, codificado, necesario. Es el paraíso social prefabricado por la aristocracia cartaga, afincada en las tradiciones de España, el fervor cristiano y sus valores justificativos de una moral hipócrita, desproporcionada y desigual.

 

El narrador participa de los hechos con sus juicios, sus alusiones referenciales, sus valoraciones e invita a los lectores a formar parte de su visión de mundo que desde luego es la establecida por el código cristiano de la época. por ello la novela abunda en las informaciones de los lugares religiosos, las apariciones de la virgen de los Ángeles y el culto a la virgen de la Calendaria, los milagros de ellas, los robos de las reliquias, la expulsión de los piratas y los zambomosquitos, el símbolo de la Cruz de Caravaca, los portales, los paseos, y  desde luego como tesis y propuesta de moral: los valores cristianos, el honor, el apego a los principios de autoridad familiares, la obediencia, el sometimiento a la  verdad absoluta de los padres y  los mayores. Y por supuesto la trágica herencia de las consecuencias de los errores de los padres que pagan los hijos.

 

Los personajes protagónicos representan la clase rica de Cartago. Elvira es la hija de un aristócrata caballero de origen español y el malvado Lope, el extranjero, el panameño, es rico aunque calavera. La confidente y celestina Águeda, es de origen también aristocrático. Así la novela abre la historia cruel y trágica de Elvira y sus amoríos con Lope, el don Juan panameño. Elvira viola el código familiar y moral, desobedece a su padre y se entrega en amores a Lope. De este error censurable y censurado nace una hija, Anita, que pagará en carne propia los desvaríos de su madre y su padre. Elvira pierde a su padre en los hechos bélicos y ve a su amante salir desterrado a Panamá, queda sola con la celestina Águeda y pierde la razón, años después la recupera y lleva una vida de beata y moralista. Por azares de la vida recoge a dos hermanos que una madre deja en sus manos pues su marido murió y ella también está a punto de partir para siempre; uno es Pedro y la otra es Anita, que desde luego ella ignora su verdadero origen. La cuida con esmero y cuando es una señorita, ve cómo se enamora de Luis, un joven josefino. Aquí comienza la historia de la culpa ajena, pagada por inocentes. Después de varias discusiones y enfrentamientos entre Elvira y Anita, la madrina logra aparentemente alejar a Luis de los brazas de su protegida, máxime cuando se entera de que su padre es Lope, su antiguo amante. Ellos siguen sus relaciones y Luis propone a su novia casarse pero para ello debe huir de la casa de su madrina. Así lo hacen con la complacencia del cura y  el gobernador. En la iglesia, y al iniciarse la boda aparece Lope padre de Luis, enterado de la boda de su hijo con Anita por un amigo de Luis llamado Ginés, y detiene  la boda. Se esclarece el misterio. Todos los presentes se enteran de que Luis les hermano de Anita. En ese momento ocurre el terremoto de 1841, algunos mueren, otros quedan heridos y mueren después como Anita y otros se salvan como Elvira que vivió muchos años más. Luis viaja a Guatemala y se hace cura y muere de viejo, como un santo.

 

Novela trágica, de claro proceso de degradación. Se parte de una situación inicial feliz cuando Elvira y Lope se amaban, pero hay un pecado, una falta, una violación al código moral: Elvira desacata la orden de su padre, desobedece y se hace merecedora al castigo. Es en ese preciso momento que se inicia el camino de la purgación de la pena, locura, soledad, tristeza, amargura. La historia reinicia con  Anita, la segunda protagonista y aparece la misma falta, desobediencia, solo que esta vez el pretendiente es bueno y no un calavera como Lope. De nada vale, viene el castigo del destino, de Dios, los amores no son permitidos: son hermanos. El acto no se realiza y el código moral queda a salvo. Se restablece, en la situación final, los mandatos morales y sociales de una programación religiosa castrante, alienante, enajenada y discriminatoria.

 

La novela abunda en descripciones costumbristas y paisajistas, está muy  llena de errores tipográficos y ortográficos, pero logra dejar clara la visión oficialista, ideológica de una clase aristocrática que aún hoy se mantiene en la ciudad de Cartago y que se extendió por todo el país.

 

Es la primera novela que trata aunque circunstancialmente los hechos bélicos de 1823. La segunda en hacerlo es Las huellas del puma de Luisa González Herrera, en 1948.

La tercera novela, La Pastora de los Ángeles la publicó en 1909. No la conocemos.

 

La cuarta novela la llamó El Legado y la publicó en el año 1925. No la hemos leído.

 

La quinta novela de esta escritora la llamó Flor de café y la publicó en 1926 y La pastora de los Ángeles: 1909, no las hemos leído.



1 Estos datos biográficos son tomados del libro Un Robinson Tico publicado por Mario Fernández Lobo. Las modificaciones son nuestras.

2 Citada por Teresa González Pérez. Ob. Cit.

1 Salazar de Robles, Caridad. Un Robinson tico. Ed. Fernández-Arce, San José, 1993. La 1ª. Ed. La hizo María V. de Lines en 1927.

1 Salazar de Dobles, Caridad. La cruz de Caravaca. Imprenta El Heraldo, Cartago, 1924. Premio de Mención en los Juegos florales de los padres capuchinos de Cartago del año 1924.

 

Rogelio Fernández Güell

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ROGELIO FERNÁNDEZ GÜELL

1883-1918 

 

Nació en San José en 1883,1 Su padre fue Don Federico Fernández Oreamuno,hermano del Presidente Próspero Fernández. Descendiente de la Familia Fernández del Val que fundó en Costa Rica Don Juan Fernández del Val en 1796l. Se casó en España con doña Rosa Serratocó Soley y de ese martrimonio nacieron tres hijos: Juan Rogelio, Federico y Luis. Murió asesinado en un pueblecito cerca de  la población de Buenos Aires de la ciudad de Puntarenas en 1918. Estudió en España y México. En ese país fue Director de la Biblioteca Nacional. A su regreso fundó el periódico El Imparcial con el fin de dar a conocer las ideas de Alfredo González Flores. El se opuso abiertamente al gobierno de los hermanos Tinoco (1917-1919). Su formación intelectual la recibió en España, donde vivió muchos años de su juventud y trabajó durante bastante tiempo. También residió en México. Tuvo gran amistad con el presidente Madero que lo nombró  director de la Biblioteca Nacional. Es posible que con él se iniciara en el espiritismo o filosofía esotérica de la cual es él  el fundador  y principal maestro en Costa Rica. La revolución de Huerta, en México, lo hace regresar a Costa Rica. A su llegada fundó el periódico  El Imparcial y él mismo lo dirigió. En él se encuentra la mayoría de su obra de periodista. Escritor, poeta y caballero andante.

"Su paso por la República Mexicana fue brillante. Rogelio Fernández Güell era masón, gracias a esta filiación tuvo la oportunidad de entrevistarse personalmente con Francisco I. Madero, iniciando una sólida y sincera amistad que le permitió escribir de primera mano una detallada crónica de la Revolución Mexicana, prácticamente desconocida en esa nación. Fernández Güell fue el primer extranjero y posiblemente el único que ha sido nombrado Director de la Biblioteca Nacional de México, cargo que desempeñó entre el 27 de octubre de 1912 y el 28 de febrero de 1913, fecha en que renunció debido al asesinato del Presidente Madero. Retornó precipitadamente a Costa Rica dejando atrás sus preciados libros y escritos."1

Fue diputado al congreso  y desde la curul y su periódico  se opuso  a los hermanos Tinoco. Se opuso abiertamente a la pena de muerte

 

Era un hombre puritano, de principios, valiente  y sincero con sus ideales políticos.

 

Escribió varios libros y ensayos: Psiquis sin velo, tratado de filosofía esotérica, dedicada a Francisco I. Madero: 1912, Episodios de la revolución mexicana, ensayo:1915, La clave del génesis, crónica: 1915,  Plus ultra, novela: 1917, Lola, romance de costumbres nacionales: 1918, Europa monumental, crónicas de viaje: 1955, Un viaje azul, crónicas viajeras: 1961, Verdaguer y su obra, ensayo s.f.



1 Nos comenta Adrián Jiménez Fernández que Rogelio fue el tío de su abuelo materno y que  nació en el año 1883 y murió a la edad de 34 años. Abelardo Bonilla fija su nacimiento en el año 1868 y su muerte en 1918. Lo que sí es exacto es que él murió asesinado por los Tinoco y eso fue el 15 de marzo del año 1918. Ahora si le restamos los 34 años de vida, obtendremos la fecha de nacimiento y es el año 1883 (debió nacer al final de año).

1 Ronald Castro Fernández, Rogelio Fernández Güell: Un Quijote costarricense, homenaje a los 91 años de su asesinato, Alajuela May 08, 2009. Peace and Conlflict.University for Peace.

 

LO QUE ESCRIBIÓ ROGELIO FERNÁNDEZ GÜEL

 

 

NOVELA

 

1. Lux et umbra: 1911 (Luz y sombra).

2. Lola: 1918 (Romance de costumbres nacionales).

 

POESÍA

 

1. Poesías: 1918

2. Los andes y otros poemas: S.f.p.

 

ENSAYO

 

1. Psiquis sin velo: 1912

2. Tratado de filosofía esotérica: 1912

3. La clave del génesis: 1917

4. Plus Ultra: 1917. La raza hispana ante el conflicto Europeo.

 

CRÓNICA

 

1. Episodios de la Revolución Mexicana: 1911

2. Un viaje azul, crónicas viajeras: 1961

3. Europa monumental, crónicas de viaje: 1955



2 Fernández Güell, Rogelio. Lola (Romance de Costumbres Nacionales). Imprenta y Librería Alsina, San José, 1918.

 

 

La novela Lux et umbra1 que traducida literalmente del latín al español, significa Luz y sombra, publicada en 1911, es una novelita que expone las tesis espiritistas del autor, sobre la vida del espíritu humano. A pesar de que la terminó en México, en marzo del año 1907, no fue publicada sino hasta 1911 en esa misma ciudad, antes de los 24 años de edad.

 

Se inicia la obra en un diálogo entre los personajes Guillermo Hare, un joven intelectual rico y de ideas materialistas, su esposa Gloria con una posición opuesta: espiritista, inspirada en las ideas del filósofo Conrado (personaje) que también está presente en la escena, de similar pensamiento. Esto sucede en los paisajes catanes.

 

Una vez concluida su plática, se separan y unos meses después ocurre la tragedia: Gloria Obsérvese el nombre) muere trágicamente y su joven esposo, hasta intenta suicidarse pero el doctor Conrado lo persuade para que desista de tal decisión e lo insta a intentar una vida espiritista con ayuda del Doctor X. La tragedia, no obstante se realiza cuando el joven Guillermo Hare espera la aparición de su esposa Gloria, muere en forma también accidental y así Gloria lo rescata de las garras del materialismo y se lo lleva a vivir con ella. Tesis, antítesis y síntesis de dos doctrinas opuestas.

 

Espiritismo, doctrina según la cual los muertos pueden entrar en contacto con los vivos, por lo general a través de un clarividente o médium; son también las prácticas de quienes profesan esta doctrina.

 

 El espiritismo se practicó en diferentes formas y países, sobre todo en Estados Unidos. Fue alla´por el año 1848, una niña, utilizada por su hermana como "medium", llamada Margaret Fox, fue explotada por su hermana y su padre. Sus sesiones espiritistas donde "se comunicaba con los muertos" dio origen a sorprendentes historias del más allá y así crearon  la "religión" espiritista. A partir de estos sucesos surgieron charlatanes y creyenceros que hicieron enormes fortunas con esas prácticas. Se editaron revistas y aparecieron científicos que trataron de explicar los fenómenos desde el psicoanálisis pero el movimiento cobra gran auge en el mundo entero y sus alcances llegaron a nuestro país y es posible que todavía se mantengan en forma un tanto secreta.

 

Las sesiones de espiritismo se practicaban en lugares secretos o en casas particulares. La sesión, en la que el médium intenta entrar en contacto con los espíritus de los muertos a través de un "guía" o espíritu que se supone está en continua comunicación con el médium, suele estar acompañada por velas, cuartos especiales, mesas redondas o rectangulares, cuadros religiosos y son precedidas por oraciones, generalmente con los asistentes tomados de la mano. En el centro siempre estará el "medium" en el cual se incorpora el espíritu invocado y experimenta cambios de voz, gestos y movimientos bruscos. Es una especie de trance. Algunos participantes hacen las preguntas y el supuesto espíritu les da las respuestas que generalmente son ambiguas.

 

En Costa Rica este movimiento tuvo muchos adeptos que solían reunirse por las noches para invocar a los muertos y saber de su estadía en el otro mundo y en casos específicos como el de la muerte de Joaquín Tinoco para conocer el asesino.

 

Como paradoja de la vida Rogelio Fernández Güell murió violentamente, asesinado por los tinoquistas en un pueblito al Sur de Costa Rica: Buenos Aires de Puntarenas.

 

Es una novela de tesis en forma dialogada. Llama la atención el final de la obra que deja la duda en el lector entre decidirse si se alía con las leyes de la  razón o con lo irracional, gracias a la insinuada intervención de Gloria en el desenlace, que abre la obra al género fantástico. Sería así la primera novela inscrita en ese género escrita en Costa Rica.



1 Nos comenta Adrán Jiménez Fernández que Rogelio fue el tío de su abuelo materno y que  nació en el año 1883 y murió a la edad de 34 años. Abelardo Bonilla fija su nacimiento en el año 1868 y su muerte en 1918. Lo que sí es exacto es que él murió asesinado por los Tinoco y eso fue el 15 de marzo del año 1918. Ahora si le restamos los 34 años de vida, obtendremos la fecha de nacimiento y es el año 1884. Entonces está en lo cierto don Adrián al afirmar que nació en el año 1883 pues marzo apenas si inicia el año. 

2 Fernández Güell, Rogelio. Lola (Romance de Costumbres Nacionales). Imprenta y Librería Alsina, San José, 1918.

1 Fernández Güell, Rogelio. Lux et Umbra. Tipografía Artística, Mexico, 1911.

Carlos Gagini Chavarría...cont. 3

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La Sirena es la cuarta novela y la publicó en 1920.4

 

Es una novela corta, de escasas 112 páginas, dividida en 14 capitulitos, con su respectivo título. Empieza con el nombre La Sirena, se describe el salón de baile y las parejas que asisten a esta tradición costarricense. El que recibe más atención es el capitán español Jorge Medina que será uno de los personajes principales de la novelita. El otro que forma parte de ellos, en importancia, es doña Isabel de Cerna, dueña del palacio donde se realizaba el baile y casada con un diplomático guatemalteco. Se conocen y establecen una amistad más allá de lo normal y nace un idilio apasionado, entre ambos.

 

La novela es de corte tradicional y no escapa, desde el inicio a los trucos usados por ellas que van desde el encuentro casual de unos manuscritos, hasta las típicas descripciones de lugares y personajes. El retrato físico y moral de ellos cobra importancia, desde la situación inicial. Luego se van desarrollando los procesos que en este caso es, en importancia sólo uno: la relación amorosa entre Jorge Medina y  la señora Isabel de Cerna. Es el clásico triángulo amoroso de tanto uso en la novelística costarricense, aún la de hoy. Algunos críticos aseguran que esta novela es de tipo romántico pero ello no es tan cierto. El romanticismo fue algo más que una relación amorosa exaltada e ideal con final trágico. El aporte histórico, el nacionalismo, la rebeldía, la criticidad social, la búsqueda de la libertad, entre otros, fueron aspectos importantes de este movimiento literario. En el caso de esta novela lo que podría tipificarse son los rasgos sentimentales, casi pueriles, propios de las novelas rosa y que en Costa Rica algunos novelistas escribían para las mujeres como lo afirma José Marín Cañas que publicó dos de ellas: Tú, la imposible y Lágrimas de acero o Jenaro Cardona Valverde con su novela El Primo y qué decir de las novelas de Moisés Vincenzi, Elvira y muchas otras más.

 

La novela se desarrolla básicamente en dos triángulos amorosos. El primero entre Isabel y Jorge y el esposo de Isabel que no aparece en escena sino por referencias, mientras que el segundo se desarrolla entre Jorge y Mercedes e Isabel que al final logra huir a Cuba con Jorge. Éste, después de que Isabel se va a México con su esposo, el diplomático guatemalteco, enferma y decide pasar un tiempo en la hacienda de un amigo, llamado José, ahí se enamora de Mercedes, su hija, y le jura amor eterno y se compromete formalmente a casarse con ella en Diciembre, Esto no se da, puesto que Isabel regresa a Costa Rica y convence a Jorge para que se vaya con ella a renovar el amor que antes los unió. A través de cartas, Mercedes se entera de la traición y el amigo de Jorge (el autor), la encuentra muerta en el cafetal de la hacienda. Al final el lector se entera de que Jorge muere en un duelo con el esposo de Isabel.

 

A pesar de su corta extensión esta novela posee dos procesos claramente definidos por los dos triángulos amorosos. Se parte de una situación feliz y se llega a una situación final trágica, tal y como sucedía en las novelas amorosas, románticas, sensibleras, de amores imposibles. Está llena de lugares comunes, preguntas retóricas, intervenciones del autor narrador, encuentros casuales, cartas, diarios y todos los ardides propios de estas novelas folletinescas.

 

La quinta novela (relato) que escribió fue El Erizo y la publicó en el año 1922.1

 

Antes de iniciar nuestra reflexión sobre la novelita, deseamos llamar la atención sobre algunos juicios de valor hechos por nuestro amigo Fernando Herrera en el prólogo.

 

El concepto de generación es equivocado. Es también un error referirse a generación como si fuera sinónimo de período o década y peor aún con época. La generación a que pertenece Carlos Gagini Chavarría está formada por los escritores nacidos entre los años 1860 y 1874, su gestación lo fue desde 1890 a 1905 y su completa vigencia en los años 1905 a 1919. No importa la fecha de la publicación de las obras, pues eso depende muchas veces de los editoriales y otras circunstancias.

 

Esta generación, tanto en Hispanoamérica como en Costa Rica se llamo "generación modernista" de 1897 y tuvo como centro motor de las letras a Rubén Darío y fue la segunda del período llamado Naturalista, la tercera la llamaron mundonovista. Todo período consta de tres generaciones.

 

El problema local entre nacionalismo y extranjerismo, lenguaje culto y popular, campo y ciudad, etc. es baladí para la literatura en sí. Lo que interesa es su valor literario y ello conlleva una serie de rasgos y elementos que no es el lugar para citarlos.

 

La crítica debe ser objetiva y nunca apologística, basada únicamente en el discurso literario. Si no se hace así se cae en valoraciones y prejuicios que en nada le favorecen. Por ejemplo esta novelita, como la llama el autor, no por desmerecida sino por el tamaño, es amorosa y solo utiliza el hecho histórico como referente y pretexto. Luego veremos esto en el análisis.

 

Esta novelita (relato) sentimental de corte tradicional y clásico triángulo amoroso con un amor imposible de fondo, estrictamente tiene la estructura de un relato, no solo por el tamaño sino por sus rasgos esenciales.

 

Es un relato lineal, monofónico amoroso que tiene como personajes, esencialmente a Juan Santamaría y María y ellos desarrollan el proceso sostén. Los otros personajes: Blas, el amigo de Juan, su madre y el General Cañas escasamente participan en el discurso narrativo. Observemos algunas frases  testimonian: Exclamaciones de amor imposible, preguntas retóricas:

 

"Si estoy loco"

 

"¿Sospechaba ella la pasión de que era objeto? ...¿Le amaba?

 

"¿Qué movía a aquella delicada virgencita a tomar tan extraña resolución, puesto que en su apacible existencia no había experimentado ninguno de esos desesperantes dolores que trastornan por completo su curso? A esa edad únicamente una fuerza es capaz de producir tales cataclismos: el amor".

¿Acaso María...? Juan no se atrevió a formularse la pregunta. ¿A él? Sería demasiada felicidad. ¿A otro? Temblaba de rabia solo pensarlo."1

 

Y todo el relato se desarrolla en torno a Juan y María y su amor imposible el general Cañas. Al final Juan muere por María que deseaba un acto heroico de su amado y en ese instante María le da un beso que Juan recibe con pasión en el mismo momento en que deja de existir.

 

"María bañada en lágrimas, arrodillada al lado de Juan, levantó la cabeza del héroe espirante y depositó en su frente un largo beso que él pagó con su postrer sonrisa."2

 

Las acciones son más familiares y amistosas que de otra índole. Juan, huérfano de padre y de escasísimos recursos vive con su madre y María y Antonio, su hermano gemelo vecinos que por fatalidades de la vida quedan pobre y sin padres, viven juntos desde niños hasta que se ven obligados a vivir en San José con su padrino.

 

El 4 de marzo de 1856, después de algunas referencias familiares, se preparan para ir a Liberia a defender la patria de los filibusteros que planean penetrar en suelo costarricense. Así lo hacen los tres: Juan, María (disfrazada de su hermano gemelo)1 y Blas. Después de un largo viaje que describe sucintamente el narrador, llegan y se establecen en Liberia. Luego de luchar en una batalla el General Cañas y sus soldados logran sacar los gringos de la hacienda Santa Rosa. Huyen a Rivas y ahí se reagrupan. El general con sus hombres, esta vez sí participan los tres amigos, viajan a Rivas y ahí luchan contra los filibusteros. Es precisamente en una noche, cuando el General Cañas duerme que Juan descubre que María ama a este señor. Se lo reclama y ella acepta el amor por él. Este es como el núcleo del relato y desencadena la participación de Juan en la quema del mesón más por amor a ella y ganarse sus favores que por heroísmo desinteresado y amor a la patria. Muere en el acto y el narrador pasa a describir el momento en que María, ya viejecita da un beso a Juan en la inauguración de su monumento alajuelense.

 

Como puede observarse el drama es amoroso. Juan está enamorado de un imposible (amor platónico lo llama el narrador). Entrega su vida para que ella lo quiera y lo mire como un héroe, como Cañas, lo admire y viva en su recuerdo. Los hechos históricos son como un marco referencial que le dan verosimilitud al relato y sirve de sostén a la historia amorosa que es su esencia narrativa. Esto lo utiliza casi en todos los relatos que los críticos ven como novelitas históricas. Véase la novelita, El Sargento Gerard.



4 Gagini Chavarría, Carlos. La Sirena. Ed. Costa Rica, San José, 1976.

 

1 Gagini Chavarría, Carlos. El Erizo.  San José, 1922. La publicó como anexo a la segunda edición de su novela.

1 Ídem, p. 39.

2 Ib.

1 Ídem, p. 39.

 

Carlos Gagini Chavarría...cont. 2

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La novela, El árbol enfermo, publicada en 19181 es la segunda que escribe don Carlos Gagini Chavarría.

 

Se publicó, por primera vez en 1918. Consta de quince capítulos, todos con su respectivo título, que señala, ya sea el lugar donde se realiza la acción  o  el tema que piensa desarrollar.

 

El narrador, desde fuera de la historia  pero emotivamente ligado a ella, comienza  la novela con la llegada de un jinete. Se describe el caballo y el caballero que lo monta, así como la curiosidad del vecindario por el recién llegado. Se describe también la carretera, el paisaje y se presenta detenidamente  al joven. Es el clásico retrato:

 

"De regular estatura, esbelto y fuerte, revelaba en su traje y movimientos esa distinción que sólo se adquieren  en los salones; y por sus manos  bien cuidadas y sus musculosos brazos  podía conjeturarse que era  uno de los hombres que, sin desatender la cultura del cuerpo, consagra más tiempo a la del espíritu."2

 

Este retrato fija un modelo ideológico: el tipo de hombre que Gagini exalta. Una  especie de armonía entre cuerpo y espíritu, inteligencia y pragmatismo, espiritualidad y materialidad. A pesar de que el narrador-autor no desea imponer todos sus valores de una sola vez, y se presenta con poco conocimiento del personaje, la verdad es que fija el bueno de la novela y con él terminará el relato, bajo su, previamente establecida, escala de valores. El narrador parece suponer, casi es testigo, no lo conoce suficientemente bien, se presenta casi como lector social o muy cerca de él. Pero por la descripción podemos concluir que es un personaje culto, de familia acaudalada, de clase alta, gallardo,  y se describe positivamente, igual que toda la situación inicial. Se hace referencia al paisaje, los caminos y luego  la casa  de la hacienda:

 "Un elegante y espacioso edificio de ladrillo, de un solo piso, delante del cual se extendía un jardín de más de media hectárea, en cuyo centro se alzaba  un higuerón gigantesco."1

 

Es una quinta lujosa, con peones y criados, escalinata de mármol y  galería.

 

Poco a poco van apareciendo los personajes más importantes de la novela; don Rafael Montalvo, su hija Margarita y Virginia, hermana de Rafael, así como Mr. Ward, el gringo, amigo de la familia. Se da el nombre del joven: Fernando Rodríguez y se dice que es poeta.

 

El narrador se define como hispanoamericano o de habla española:

 

 "Se expresaba (el gringo)  en correcto  castellano, con ligero acento inglés; pero pronunciaba nuestro idioma (sub. mío) como si hubiese  residido largo tiempo  en los   países hispanoamericanos."2

 

Se da una identificación entre  el narrador  y el lector y los personajes buenos y los posibles malos.

 

La situación inicial en la novela presenta un tiempo concreto, cronológico, una mañana de un sábado y unos personajes debidamente clasificados. Luego irá desarrollando la intriga  que apenas se deja entrever: posibles amores entre Fernando y la bellísima Margarita, compra de una finca a don Rafael, por parte de Mr. Ward y un posible y clásico triángulo amoroso.

 

Se observa claramente que es una novela lineal, causal, simple, dirigida por un narrador omnisciente y omnipresente, aunque a veces más como testigo o protagonista, pero sin ceder la visión al personaje y desde luego, parcialmente comprometido e identificado con ciertos personajes y valores desarrollados. La intriga se  presentará  entre personajes de la clase alta (ricos) y los lugares donde se desarrollará  son referencias de  Costa Rica, la Meseta Central, San Isidro, San José, y la hacienda El Higuerón.

 

Este árbol se convierte en un símbolo, propio de la generación modernista y concluirá con la novela. El narrador no escatima esfuerzo alguno para presentar a la familia de don Rafael, como un paradigma digno de toda imitación: Rico agricultor, casado y viudo con una hija y una hermana, de una cultura importante y admirador de los clásicos españoles. Es el modelo del antiguo caballero costarricense:

 

 "poco instruido pero sagaz y prudente; religioso, pero no fanático; espléndido pero no manirroto; honrado a carta cabal, intransigente con el ocio, la mentira, el vicio y la deshonestidad; fiel a su palabra, puntual en sus compromisos, patriota sin declamaciones,  valiente sin jactancia, cortés sin adulaciones y respetuoso sin servilismo."1

 

Este es el paradigma ideal del hombre perfecto. A él enfrentará el gringo.  El otro personaje positivo y de gran importancia es Fernando, hijo de una viuda riquísima, abogado (estudió en Bélgica) y poeta: inteligente, juicioso y buen observador, no consideraba la literatura como mero pasatiempo, sino como profesión seria y digna  de los  espíritus más elevados, para cuyo ejercicio  se necesitaba una sólida preparación  técnica y científica.

 

Fernando y Margarita son novios y viven un romance de corte romántico y sentimental. Desde la hacienda ven la ciudad con binóculos, costumbre, hasta hoy, de los citadinos que no van al campo a disfrutar de él sino a añorar la ciudad de la que huyen, con nostalgia.

 

Aparecen las primeras muestras de celos por parte de Margarita con las cómicas  que trabajan en el teatro con Fernando. Se critica, por parte del narrador,  los vicios de la Costa Rica de ese entonces, y se añora la inexistencia de capitalistas como don  Rafael. Precisamente don Fernando escribe una obra que critica el lujo que titula Al borde del precipicio. Como paradoja, toda la novela El árbol enfermo se desarrolla  entre personajes lujosos, fiestas rimbombantes y dispendiosas.

 

La novela presenta su tesis: salvar al higuerón así como a Costa Rica, pues ambos están enfermos.

 

Los acontecimientos se van desarrollando a través de don Fernando y Margarita, utilizados como pretexto para presentar las costumbres  burguesas del momento. Una de ellas es el estreno  de la  obra que escribiera don Fernando en el teatro Nacional: Al borde del precipicio. Es un texto dentro de otro y esto es muy importante. Por primera vez se presenta una especie de intertextualidad en la literatura costarricense. La obra ofrece un conflicto de amor y traición de un  hombre por parte de su esposa, deslumbrada por las riquezas de su amante, pero al borde del precipicio se detiene y regresa al lado de su esposo  dispuesta a vivir con privaciones,  pero con amor. La violación del código moral y social, del orden establecido, puesto en duda sólo por un instante, al final  no se lleva a cabo. La moral queda restablecida, se consolida y como era de esperar, el público burgués la disfruta y la aplaude.

El narrador ve los acontecimientos al lado de los personajes o dentro de ellos.

 

 "¡Qué corto les pareció  el trayecto, no obstante el rodeo  que hubieron  de hacer para dejar en su casa a las señoritas Valdés!2

 

Y  declara:

 

"¡Lástima que en el mundo no haya nada perfecto y que estos dos jóvenes no formaran más que uno!"3

 

Se presenta a don Fernando como una especie de don Quijote  que desea transformar el país. Para don Rafael es un volver al pasado y recuperar las antiguas virtudes:

"Antes había  más respeto  a la propiedad ajena, se confiaban a los arrieros sumas considerables que llegaban a su destino sin faltar un centavo, y a los vagos eran mirados como criminales; en cambio ahora es un problema encontrar un peón honrado, los robos y asesinatos se multiplican de manera alarmante, los desocupados pululan por las calles  mientras los campos permanecen incultos, la miseria es general, el número de ebrios y mujeres perdidas  es espantoso."1

 

¿No es acaso lo narrado igual a lo que hoy, en el 2008, casi cien años después, repiten, sobre todo los ricos del país? Los tiempos pasados no son peores ni mejores que los presentes, sólo son diferentes y muchas veces, como en este caso, presentan los mismos males productos de la división social y la muy  injusta distribución de la riqueza. Y lo que es más importante para Rafael, El progreso es el culpable, lo  extranjero, lo foráneo:

 

"Los que tenemos nos han venido  de afuera con lo que llaman el progreso, que maldita la falta que nos hacía para vivir felices, como vivíamos hace medio siglo; y a pesar de todo, sostengo que nuestro país puede contarse todavía entre los  morales y laboriosos del mundo."2

 

Este paraíso perdido, lugar ameno, vivido en el pasado, por los ricos cafetaleros que no  por los pobres, será un motivo reiterativo por parte de muchos escritores de los llamados nacionalistas porque, los hijos de los cafetaleros que estudiaron en Europa ni siquiera se lo plantearon.

 

Y paradójicamente, como algo natural, el narrador, acto seguido, afirma:

 

"En aquel momento vino un criado a avisar a don Rafael que un desconocido deseaba hablarle."3

 

El criado no formaba parte del mundo feliz.

 

Se criticaba duramente al pueblo por beber alcohol, pero en las fiestas de la burguesía  era lo primero que se servía y en abundancia, así como las más variadas y exóticas comidas, sólo que no se exponían en público. Es la hipocresía de los ricos.

 

Para el yanqui el pueblo, los pueblos, no adelantan, no progresan  sino fuera por el impulso que les viene de  arriba, de la clase directora, de las personas ilustradas. Debió decir de las empresas transnacionales. Él veía, según el narrador, en estas  semicolonias, el futuro de la inversión extranjera, como asiento de vastas empresas industriales. Y esto si que era cierto y profético. ¿No es lo mismo que ofrecen hoy con el Tratado de Libre Comercio?

 

 El encuentro entre Mr. Ward y don Fernando, además del conflicto amoroso,  presenta otro de mucha importancia: el desarrollo económico de estos pueblos y la dependencia  política y económica  con respecto a Estados Unidos. La tesis del autor es: dejar  a cada pueblo que libremente vaya determinando los derroteros de su historia. Un bello ideal pero difícil de que nos lo permitan lograr.

 

Constantemente el narrador, a través de preguntas retóricas propias de la literatura tradicional y cursi, va introduciendo la intriga que de suyo es muy elemental y lineal.

 

 "¿Será acaso el perjuicio de la raza?"1

 

Es una técnica muy usada por la novelística costarricense, aún en estos años primeros del siglo veintiuno y se convierte en una forma de interesar y llamar la atención del lector a la vez que lo guiaba paternalmente en las escenas futuras.

 

Los personajes asisten a diferentes aventuras, tal el caso, de un día de caza. Se utiliza para  presentar los comentarios  sobre la presentación de la obra teatral o el cotorreo sentimental de Margarita, entre contenta y celosa, así como a la consentida que se le rodea de toda clase de atenciones por parte de su tierno enamorado. Es lo que hoy llamaríamos un camping para disfrutar de  un buen almuerzo, a la orilla de un río, con el suave murmullo del viento y el dulce cantar de las aves. Aún la escena de la Danta, se presenta más como folklore que como acción de la caza. La aventura se convierte en un pretexto  para dar los primeros indicios de la verdadera intriga de la novela: el triángulo amoroso. Por ello resalta la valentía de Mr. Ward, su destreza con las armas y su sangre fría. La intención del autor es llevar paralelamente este triángulo amoroso y la tesis de un país enfermo por culpa del progreso, de lo nuevo, de lo extranjero,  de lo extraño y el abandono de lo viejo, lo bueno, las costumbres del antes, de nuestros antepasados.

 

En un capítulo que el autor titula: En la sabana, aprovecha la celebración de un aniversario más de la derrota de los filibusteros (¿No eran gringos?) en Rivas, para realizar un encuentro de fútbol entre un equipo de Estados Unidos y otro criollo de Limón. En él se trata de parodiar la derrota histórica de los gringos con la victoria que obtienen en el partido de fútbol, donde el capitán  y principal jugador de los extranjeros es Mr. Ward. Este nuevo éxito introduce  al personaje,  no sólo como un rival  de Fernando, sino que le hace merecedor  a los más acalorados elogios por parte de los josefinos. Por otro lado se busca establecer una comparación entre los dos personajes: el  tico y el gringo. Uno triunfa en las artes (el teatro), el otro en el fútbol. La conclusión obvia es  rendir culto al arte, al espíritu, al deporte pero nunca al pragmatismo. Fernando acepta que los costarricenses  no estamos preparados para luchar y  triunfar  ante los gringos. Mr. Ward lo describe como un problema de raza:

 

"Consiente de su misión, mi pueblo se ha educado siempre para la vida activa, para luchar con la naturaleza, vencerla, y arrancarle los tesoros que ha de aprovechar después la humanidad entera."2

 

Este estereotipo es parte del legado ideológico del costarricense y Gagini lo explota una y otra vez, para combatirlo con furia. La novela es una muestra de este mentís. El éxito de Ward, su aparente superioridad, como representante de esa raza, al final sucumbe  ante los mejores sentimientos, caballerosidad e hidalguía de Fernando. Por ello los primeros capítulos de la novela enfrentan sutilmente dos dignos representantes de cada raza (según el autor), los lleva a la cumbre del éxito para  que, al final salga derrotado el gringo.

 

En este momento la novela ha planteado el enfrentamiento entre los personajes del triángulo amoroso. Fernando es un opositor al gobierno y progresista, mientras que Mr. Ward, amistoso y amigo de la familia Montalvo.

 

Fernando  aspira a una curul legislativa y el gobierno suspende las garantías individuales, arresta  a sus opositores  y los destierra. Entre éstos está Fernando. Los envía a Estados  Unidos. No  aparecen en la novela escenas que permitan contrastar estos dos ambientes, no se presenta ninguna crítica, nada que permita encontrar en ello una oportunidad para contrastar esos dos países. Se convierte más bien en un lugar de descanso de Fernando y para desarrollar las relaciones amorosas  entre Margarita y Mr. Ward, es una  razón para sacarlo de la escena.

 

Poco después, Margarita envía una carta a Fernando, sensiblera, donde le confiesa sus apasionados amores y le reitera sus ardorosas promesas de amor. Se resalta también la atención de Mr. Ward con respecto a Fernando para que sus amigos le presten toda la ayuda necesaria en su estadía obligada en los Estados Unidos y acto seguido, gradualmente las cartas de Margarita, fueron siendo menos frecuentes y largas. Por último el 15 de septiembre  el gobierno permite que  regresen los desterrados.

 

Mientras esto sucede Mr. Ward  ha logrado convertirse en el centro de la sociedad alta de San José. La prensa no deja día que no lo exalte, las invitaciones a fiestas y actividades sociales se cruzaban en todas las esquinas de la capital. El narrador se detiene, se extasía describiendo el lujo y la suntuosidad de la gran fiesta y elogia a los asistentes y desde luego la pareja que acapara la atención de los invitados: Mr. Ward y Margarita. Ésta envuelta en tanto lujo (como la obra teatral), sucumbe a los  hechizos  de la gloria pomposa e inicia, a la vez, el calvario de su deshonra.

 

El gringo frío, flemático se vuelve romántico, tierno y jura irse, si Margarita no se lo impide.

 

"Pero ese amor mío es tan imposible, tan sin esperanza, que estoy resuelto a irme lejos, muy lejos, a algún lugar mortífero en donde termine más pronto me desventura. ¿Verdad que debo irme? ... ¿Verdad?"1

 

Este triunfo de Mr. Ward, ante Fernando se subraya, se magnifica con el fin de ir preparando la caída última, en la situación final de la novela. Por ello las aventuras, al pie del árbol y  bajo su sombra, forman parte de la misma trama.

 

Las acciones siguen dándose entre Margarita, Mr. Ward y don Rafael. Realizan algunos negocios y charlan sobre política exterior con los Estados Unidos. Se censura las intervenciones en Nicaragua (1914-1917). Se plantea la tesis de que la educación sería el medio eficaz para lograr  que los pueblos hispanoamericanos sean capaces de progresar sin la ayuda de los países desarrollados (EE.UU.) y se critican nuevamente los vicios de los ticos:

 

"No somos nosotros quienes queremos hacerlos yankees;  son ustedes los que se empeñan en dejar de ser costarricenses."2

 

Esta es la conclusión  a que llega Mr. Ward  y - agregamos nosotros- con mucha razón. La tesis del autor  es hacernos ver eso: la superficialidad con que nos deslumbra el brillo fugaz de la vida que lleva el norteamericano. Pero el análisis se queda ahí, en los efectos. No se penetra en las causas verdaderas como la dependencia económica y cultural y, desde luego, la imposibilidad de un pueblo a comprender y emprender acciones efectivas para su liberación, sin las condiciones necesarias para llevarlas a cabo. El mito de que con educación se saldrá del subdesarrollo ya comienza a entenderse. Un pueblo necesita de la educación  pero si ésta no se lleva a la par de la libertad económica, su independencia real y unida a la equidad, en la distribución de la riqueza, el ideal no deja de ser engañoso y alienante. Y mientras el poder económico y político esté en manos  de un grupo con toda la riqueza,  esto no dejará de ser un bello ideal.

 

Margarita, poco a poco, inicia un gran cambio, no lee, se vuelve huraña y ensimismada, casi no sale y conversa poco, viaja mucho a San José y regresa de noche. Es precisamente en una noche de esas, que se entrega a Mr. Ward. Luisa Valdés es la amiga celestina que inclina a Margarita  a consumar "su destrucción", en el barrio Otoya, en casa de Mr. Ward y es ahí donde, después de quedar embarazada planean, las dos parejas, la huida hacia los Estados Unidos, para evitar habladurías y la deshonra social. Pero su tía la descubre y ella confiesa su  pecado "de amor". Esto sucedió mientras Fernando vivía en Estados Unidos. El código moral  fue violado y vendría el castigo. Esto es propio del naturalismo.

 

Fernando, cuando hacía los preparativos para regresar a su país, recibió una carta de doña Virginia, donde le comunicaba  que había sucedido una desgracia y que cuando regresara  a Limón le avisara para recibirlo y contarle lo sucedido. A su  regreso, Fernando hizo lo que se le pidió. Se encontró con Virginia y ésta le contó las dificultades  por la que atravesaba la familia  Montalvo. Nostálgico, desilusionado se dirigió a la hacienda  y es Fermín, el mandador, que, con lenguaje popular (por primera vez) le informa  de los últimos acontecimientos de la casa (aquellos que conocía un peón). Se propone, como un hidalgo español, salvar el honor de esa familia:

 

_ "Don Rafael, todavía es tiempo de evitar que trascienda al público lo sucedido y salvar el honor de todos. Yo me encargo de eso y lo conseguiré, se lo juro."1

 

Pidió a Virginia que le dijera a Margarita que él le había perdonado y que salvaría su honor. Su propósito era casarse con ella  e irse a vivir a Europa Se entera de la escapatoria de  Luisa Valdés y del viaje de Mr. Ward a los Estados Unidos. Ahora se comprende que el ideal de  Fernando era  el mismo que el de don Rafael: el honor que tenía sentido en relación  con la sociedad, con el parecer, con el qué dirán, y su misma acción lo induce en  las acciones siguientes, cuando Fernando viaja, en tiempo récord a desagraviar aquel entuerto, como caballero andante.

 

"Dígale que le perdono todo el daño que me ha hecho y que, lejos de guardarle rencor por haber arruinado mi vida, haré que muy pronto pueda levantar la frente sin avergonzarse y vivir feliz al lado del hombre a que ama."2

 

Entonces hizo los preparativos para viajar a Nueva York para buscar a Mr. Ward con el fin de que éste cumpliera con su deber casándose con Margarita pero sus esfuerzos fueron vanos. Este le contó  lo sucedido y le confió que él no había obligado a hacer nada a Margarita sino que lo había hecho por su propia voluntad. Fernando regresó a su pueblo que consideraba enfermo, como el higuerón, dispuesto a salvar el honor de  Margarita y su familia.

 

Visita a Margarita y le ofrece casarse con ella. A pesar de sentir pena, acepta el plan de Fernando. Éste lo comunica también al señor Montalbo quien alaba su hidalguía. Se celebra el matrimonio civil en el higuerón. Margarita permanece en su casa y Fernando se traslada  a Europa.

En Europa Fernando, sufre la pena de verse lejos de su pueblo y de sentirse traicionado por Margarita. Recibe cartas de ella. En la primera, le comunica que el hijo que iba a tener murió por lo que le indica que  ya "el testigo de su falta no existe." Quince días después  recibe otra carta. Esta vez Margarita, con gran sentimiento le abre su corazón y le da libertad para actuar según  sus intereses. Fernando prepara  lo necesario para trasladar a Margarita a Europa. Escribe una carta a ella, en tal sentido, y su sorpresa fue grande  cuando encuentra en su hotel una carta donde se le comunica la muerte de don Rafael, viejo y enfermo fue mortalmente herido por la caída del árbol (el higuerón). Regresa a Costa Rica y  hace frente a la situación  con éxito.

 

Carlos Gagini Chavarría presenta  en esta novela  la tesis de que la sociedad costarricense al igual que el higuerón ha enfermado. Es víctima de la superficialidad, de intereses mezquinos, ajenos a nuestra identidad, del brillo del lujo, lo postizo, lo cursi y lo foráneo. Recuerda con nostalgia el tiempo pasado de sus abuelos y censura el presente, víctima de esos vicios.

Es el primer escritor en plantear abiertamente la oposición a la intervención yankee en nuestros países. Combate el pragmatismo y utilitarismo de los gringos. Así Mr. Ward se convierte en el antiejemplo del  paradigma que defiende el autor: Fernando, el perfecto caballero castellano, fiel, honrado, caballeroso, hidalgo, patriota, espiritualista, firme, hombre de palabra, respetuoso, valiente  y de honor.

 

 La tercera novela de Carlos Gagini Chavarría, La caída del águila y la publicó en 1920.1

 

Sigue la misma técnica de la anterior. Se compone de ocho capítulos con sus respectivos títulos  que señalan el lugar donde se realizan los acontecimientos o el nombre del acontecimiento más importante. La trama es muy sencilla: cinco hombres  centroamericanos se proponen destruir la mayor potencia colonialista del planeta, Estados Unidos. Ayudados por técnicos japoneses logran vencerla, es la caída del águila. En medio de las aventuras político-guerreristas se da el clásico triángulo amoroso entre Roberto, el jefe de la armada  patriótica, Fanny, hija de Mr. Albert Adamns,  Ministro de Marina de los Estados Unidos y su novio Jack Cornfield. Al final sucede lo esperado, Fanny se casa con Roberto y todo termina feliz.

 

La novela se desarrolla en Sandpoint, antiguo puerto de Puntarenas, San José, la isla del Coco y el Canal de Panamá. Su desarrollo es lineal y su narrador es el clásico narrador-autor omnisciente. Utiliza las descripciones del medio ambiente, los clásicos retratos de los personajes y las consabidas valoraciones y comentarios influyentes en el acondicionamiento del lector.

 

Después de una situación inicial, donde se ubica la acción en el puerto de Sandpoint, se describe el paisaje de la región y se presentan los personajes, los gringos, padre, hija y yerno, se informa de la dominación colonialista que padece tanto este país, como los restantes centroamericanos por parte del imperialismo, se resalta el progreso físico de las colonias y se presenta el conflicto principal como un enfrentamiento entre dos razas: la norteamericana y la hispanoamericana:

 

"Muchos reacios  prefirieron viajar a pie; pero cuando les impedí entrar descalzos en sus templos, no tuvieron  más remedio que comprarse calzado. Esta medida los obligó a trabajar más y a beber menos. ¡Son tan ignorantes y fanáticos!".2

La mayor parte de la novela se desarrolla en la isla del Coco, donde tienen el cuartel general los cinco  "Caballeros de la Libertad" comandados por el costarricense Roberto Mora. En esta isla han montado una base militar con la tecnología más avanzada y han hundido  cinco barcos de guerra de la marina estadounidense  y se preparan para vencer finalmente a la potencia, lo que sucede en el último capitulo bajo el nombre La caída del águila. Es en esta isla donde toman de rehenes a Fanny, su padre y su prometido, se les trata bien, se les juzga y se les hace partícipes, sobre todo al Ministro de la Marina estadounidense y su hija de la victoria final de los hispanoamericanos.

 

En el triángulo amoroso Roberto resulta ser un antiguo novio de Fanny que ella rechazó por ser hispano y que, poco a poco, va ganando nuevamente el corazón de ella hasta llegar a casarse, al final de la novela y unir lo mejor de las dos razas.

 

La mayor parte de la novela se dedica a describir las condiciones de la isla, la alta tecnología, las diferencias entre las dos razas, los ideales de los levantados en armas:

 

 "¿No es preferible  una federación  de repúblicas sujetas a un gobierno central que vele  paternalmente por su bienestar y adelanto?"1

 

 Y los intereses de las grandes naciones desarrolladas:

 

"En resumen, usted Mr. Adams, acaba de confesar  que las grandes naciones  no se preocupan de la libertad ni de los intereses  de las débiles y que todo su afán se cifra en convertirlas en consumidoras de sus productos. Siendo esto así, ¿qué más  nos da a los hispanoamericanos ser colonias inglesas, germánicas, norteamericanas o japonesas?"2

 

El vaticinio resultó ser cierto, casi ochenta años después. La tesis del autor fue:

 

 "...acabar con todo eso: que no haya opresores ni oprimidos, ni explotadores ni explotados, y que un modesto bienestar reine en todos los hogares de la tierra y haga sentir a sus habitantes la alegría de vivir."3

 

La novela se publicó en 1920, sin embargo la caída del águila se da en 1925. Termina como los cuentos de hadas con un final feliz y casi al estilo de  la vuelta al buen salvaje, donde todos vivirían en un paraíso. Roberto lo externa con su deseo de vivir en la isla del Coco con Fanny lejos del mundanal ruido.

 

A pesar de este final idealista, utópico, La caída del Águila marca un hito en la novelística costarricense y debe citarse como la primera en plantear el conflicto de los países hispanoamericanos contra el poder económico y político del imperialismo norteamericano. Muchas cosas que en esta novela se plantearon siguen siendo de gran actualidad hoy, más de ochenta años después y los conflictos fundamentales que en ella se desarrollaron siguen estando sin solución y quizás  pasarán muchos años para que se les dé una solución satisfactoria.



1 Gagini Chavaría, Carlos. El árbol enfermo. Ed. Costa Rica, San José, 1973.

2  Ídem, p. 16.

1  Ib.

2  Ib.

 

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Carlos Gagini Chavarría 1

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Carlos Gagini CHAVARRÍA

(1865-1925)

 

Carlos Gagini Chavarría nació en San José, el 15 de mayo de 1865. Fue único varón del matrimonio formado por el ingeniero, de origen suizo, Pedro Gagini Traversa y de doña Emerencia Chavarría, dama costarricense.

 

En 1865, la familia goza de una posición económica desahogada y Carlos Gagini  inicia su niñez  entre juegos  y abundancia. Posteriormente pierden su fortuna, y muy joven aún, tiene que impartir lecciones para contribuir al gasto familiar.

Su niñez, según él, fue muy  importante:

 

"De mis primeros cuatro años conservo recuerdos indelebles: los zuecos de doña Concha, el primer temblor que ví (sic) y un susto mayúsculo que di a mi familia."1

 

En su  autobiografía menciona los acontecimientos políticos que dejaron huella en su mente de niño. El asalto al cuartel, el arresto del Presidente Ricardo Jiménez y el asesinato del  comandante Biscoubi. Estos hechos sucedieron muy cerca de su casa paterna y que según lo dice él:

 

"...los  oí referir más tarde."2

 

 De mayor  importancia para el niño fue la guerra Franco-prusiana, por los comentarios que escuchaba  de su padre, entusiasta francófilo como casi todos los suizos de sangre latina.

 

Inicia la  educación primaria en la escuela de  su tía doña Juanita Acuña. Posteriormente su padre lo traslada a la escuela de doña Mercedes Acuña, madre de don Mauro Fernández.

 

Como escolar, don Carlos afirma:

 

"A los seis años, mi bagaje intelectual consistía en esas vagas nociones del mundo que los niños adquieren por medio de su propia observación, de sus relaciones con amiguitos y criados y de las conversaciones que en su presencia sostienen las personas mayores, no siempre discretas cuando las escuchan oídos infantiles."3

 

Fue un alumno sobresaliente;  rápidamente aprendió  a leer. Como premio  recibe  de su tío don Nicolás Chavarría, libros de cuentos que  lee y aprende de memoria:

 

"Simón el bobito, El gato con botas, Michín y otros cuentos universales que constituían la delicia de la gente menuda."1

 

En 1873 ingresa a la escuela pública ya que las escuelas  de primeras letras sólo enseñaban a leer, escribir y rezar.

 

En la escuela pública, uno de sus primeros maestros fue don Alejandro González, padre del que posteriormente sería su discípulo, el Lic. Claudio González Rucavado. De este maestro recuerda Gagini, la seriedad con que trataba a los alumnos y el uso de la palmeta, un instrumento de castigo.

 

En 1875 ingresa a la Escuela del Norte, regentada por don Adolfo Romero y Pío Víquez. De aquí viene, según lo reconoce él, su afición por la gramática y la literatura y de un profesor excelente centroamericano, Antonio Escalante, su gusto por las matemáticas.

 

Su libro de cabecera era una antología de trozos clásicos, en la que prefería el de don Quijote. Después lo sustituyó por poesías de Séneca, cuando don Manuel Veiga, recién llegado de Cuba, se encargó de las asignaturas de lectura y religión.

 

En 1876, niño todavía, se aficiona a la literatura. Autores tales como Benito Pérez  Galdós, Antonio de Padua, Alejandro Dumas, etc. son leídos con gusto.

 

 

Confiesa que dos obras lo apasionan en especial: El Mártir del Gólgota y El Conde de Montecristo.

 

Contaba con una buena biblioteca cuyo propietario era su primo Ramón Chavarría.

 

Gagini recuerda los hechos relevantes de su  juventud. El asalto al Cuartel Principal, el 29 de julio de 1877 y los presos políticos, que incluso -dice él- fueron maltratados físicamente:

 

"... Vi al doctor José María Castro Madriz con grillos en el patio de la casa presidencial; y por último colándome a en casa de José Antonio Chamorro, uno de los revolucionarios muertos en el asalto, le vi tendido en la sala, con la camisa entreabierta, dejando ver en el pecho el espantoso boquete que le abrió la bala al salir..."2

 

En 1878 ingresa al Instituto Nacional donde sobresale el Ingeniero Rodolfo Bertoglia, de gran afición por las Matemáticas y el dibujo lineal.

 

También se destaca Adolfo Romero como director. Ambos son exponentes de los grandes maestros extranjeros con que contaba la educación costarricense, en esos días.

 

Estos educadores tuvieron que emigrar posteriormente por la intromisión de la política  en la educación y por los escuálidos salarios.

 

En 1879, conoce al profesor catalán José Torres Bonet, que le cede su biblioteca  con obras escritas en francés. En ese mismo año recibe los premios de estudiante sobresaliente en latín, matemática y geografía.

 

Siendo aún adolescente y debido a la precaria situación económica, decide trabajar. Lo hace impartiendo una lección diaria de aritmética en la escuela privada de José Ramón Chavarría. En 1881 recibe el título de Bachiller.

 

Inicia la carrera de derecho que posteriormente abandona porque no le satisface.

En 1882, da clases de aritmética en la escuela de Miss Mariam Le Capellain. Y en enero de ese mismo año, es nombrado profesor de castellano y latín,  en el Instituto  Nacional. Da estas materias también en otras instituciones. Su padre, en ese año, contrata la construcción de la aduana de Limón con una pésima  situación económica y la salud quebrantada. Muere el 13 de diciembre. Desde este momento el joven Gagini será  el jefe de la familia. Escribe La gramática Teórica y el gobierno aporta el papel para publicarla.

 

En 1884, se matricula en la escuela  de Ingeniería del país.

 

Poco después nos recuerda que fueron abolidas las torturas de las escuelas públicas.

 

Presenta a don Juan Fernández Ferraz su Gramática Práctica, sin embargo, molesto por una gacetilla de La República, periódico que siempre lo había atacado, decide no publicarla en ese momento.

 

En 1885, ofrece sus servicios para ir a luchar por la patria, pero su ofrecimiento no es aceptado, pues el Ministro  sostiene que es más valiosa  su presencia en el país.

 

Se cierran las aulas por disposición del  Ministro y Gagini, en compañía  de otras maestras, dan clases, sin salario, para que los estudiantes no se atrasen. En ese tiempo don Mauro Fernández, le propone la Oficialía Mayor del Ministerio de Educación, pero no la acepta.

 

Le entregan un proyecto de programas para la escuela primaria. No agrada al Ministro, pues no acepta una enseñanza diferente para las áreas rural y urbana.

 

En ese mismo año, lo nombran director de la escuela de Alajuela, lo mismo que a su hermana Mariana; por esta razón se traslada a vivir a esa ciudad y recibe el nombramiento en el tribunal para examinar a los maestros.

 

En 1886 solicitó una beca para estudiar ingeniería en Europa, pero don Mauro Fernández  decide oponerse, pues encuentra  más importante su  permanencia en el país. Se frustra así, definitivamente, su deseo  de ser ingeniero como su padre. En este mismo año publica  su tercera gramática.

 

Luego ocupa una plaza  como profesor en la División Elemental del Liceo de Costa Rica. Por este tiempo se funda el Instituto de Alajuela, en el que más adelante ocupará importantes cargos. La dirección de este colegio la ocupa Miguel Obregón.

 

Fue nombrado como Inspector de Escuelas de Alajuela y en ese cargo desempeña una gran labor. Ordena la enseñanza y fiscaliza a los maestros.

 

Poco después logra que el Ministerio de Educación apruebe que el Almacén Escolar suministre a las Juntas de Educación, el material didáctico que necesitan.

Funda el Liceo de Costa Rica. En este año  de 1887, se crea la escuela de Le Capellain en casa de Gagini, quien a su vez imparte lecciones de lectura y gramática. Termina su cuarta gramática que desde 1886 venía escribiendo para un certamen que patrocinaba el Ministerio de Educación. Es evidente que el premio lo obtendría Gagini, sin embargo el  jurado, no  se lo otorga porque seguía el método crítico de Icaza,  que -según ellos- presentaba el problema de no ser muy pedagógico. Enojado, Gagini, niega a don Mauro Fernández el permiso para publicarla y en su lugar se publican Los ejercicios Gramaticales de Brenes Córdoba.

 

En 1885 publica su primera poesía: A Costa Rica, escrita cuando tenía 20 años. Aparece en Costa Rica Ilustrada. También publica El Duende del Encinar y Elisa, inspiradas en las novelas francesas.

 

1888 es  el año de mayor actividad literaria. Compone cantidad de poesías que publica en periódicos y revistas de ese entonces. Muchas se editan en La lírica Costarricense.

 

Fue director de la Escuela Normal de Heredia y del Liceo de Costa Rica. Realizó un viaje de estudio a España y Francia. Durante tres años organizó y regentó el colegio de Santa Ana, en El Salvador. A su regreso vuelve al Liceo de Costa Rica, trabaja luego en los Archivos Nacionales y en la Biblioteca Nacional.

 

Era un hombre, de recia contextura física y moral; experto en materias como  filología y literatura, aunque conocía otras ramas de la ciencia. Materialista y positivista, no admitía  otros conocimientos que los de la razón y la experiencia. Conocía a Lamarcke, Darwin y Spencer, pero su verdadero maestro lo fue Augusto Comte. Conocía además a los clásicos castellanos. Polemizó mucho y, a veces con violencia, que derivaba de sus convicciones.

Publicó  su libro  de cuentos Chamarasca en 1898 y Cuentos grises en 1918. Sus novelas A París (relato), en 1910, El árbol enfermo, 1818, La Sirena, 1920, La caída del Águila, 1920. El duende del encinar,1887, Elisa, 1887, El General Gerard, novela corta publicada en tiradas en la revista Costa Rica Ilustrada, en el año de 1890, que es  muy  poco conocida en Costa Rica y la novelita amorosa El Erizo en 1922.

 

Fue notable, como filólogo,  en este campo de los estudios lingüísticos, no solamente del castellano sino también  de las lenguas clásicas y aborígenes. Su interés por ello surge desde  los últimos años del siglo XIX, influenciado  por profesores extranjeros. Desde 1871 y en el discurso de inauguración  de un año académico en la Universidad, el Presbítero Anselmo Sancho, hizo una calurosa defensa de las humanidades y de la enseñanza del latín  y el griego, que existía ya, con varios textos, entre los que anotamos las siguientes: Explicación de las oraciones latinas de mínimos, de Francisco Gallardo (1858); Clave de la traducción griega y latina, del Dr. Valeriano Fernández Ferraz (1863); Compendio de Gramática Castellana, de Alfonso F. Cinelli (1865), etc.

 

En el campo  de la dramaturgia, Gagini  publicó con algún éxito las obras:

 

Don Concepción, juguete cómico de un acto, lo representó la compañía Serrador en el Teatro Nacional, en 1902. Los pretendientes, también en un acto y del tipo de zarzuela. Se estrenó con música del maestro Cuevas, en 1890. El Marqués de Talamanca, zarzuela en tres actos y en verso, con música de Cuevas, se estrenó en 1900 y se presentó ocho veces consecutivas. Otras obras de este género son Las cuatro y tres cuartos, Toño, El Candidato y otras menores, hoy un poco olvidadas, tales como: El reino de Flora y  Trocitos de Carbón y juguetes infantiles.

 

Su labor tropezó con muchas amarguras y oposiciones. Polemizó varias veces contra nobles adversarios, en asuntos de educación y de ciencia. Le correspondió vivir en los más agitados decenios de la  precaria política nacional: golpes militares, confinamientos y destierros contra los adversarios políticos. La oligarquía  quitaba y ponía presidentes. Es importante señalar que Gagini convivió el tiempo suficiente, con los indígenas de Costa Rica para aprender  su lengua.

 

Rechazó una pensión de derecho que el estado le otorgaba, alegando que no la retiraría, mientras le quedaran fuerzas para trabajar.

 

Fue un hombre de naturaleza vital. Dejó una obra variada, amplia y sólida en diversas disciplinas, reveladora de su formación científica, de orientación positivista y alcanzada por su particular esfuerzo. No fue Gagini, por otra parte, un intelectual ajeno a las  grandes solicitudes de su tiempo, sino que, según su real saber y entender, se enfrenta a ellas decididamente o las defiende, también resueltamente.

Muere en San José el 31 de marzo del año 1925.

 

Amigos y enemigos consideraron su muerte como una gran pérdida para el país.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ CARLOS GAGINI CHAVARRÍA

 

 

NOVELA

 

1. El duende de Encinas: 1887 (Cuento)

2. El Sargento Gerard: 1890

3. El árbol enfermo: 1918

4. La caída del águila: 1920

5. La Sirena: 1920

6. El Erizo: 1922

 

CUENTO

 

1. El duende de Encimas: 1887

2. Chamarasca: 1898

3. A París: 1910 (relato)

4. Cuentos Grises: 1918

5. Cuentos Bibrís: 1922

 

TEATRO

 

1. Los Pretendientes: 1890

2. Don Concepción: 1902

3. El Marqués de Talamanca: 1905

4. Los cuatro y tres cuatros: 1905

5. Toño: 1905

6. El Candidato: 1905

7. El reino de Flora: 1905

8. Trocitos de carbón: 1905

9. Madre Modelo: 1905

10. Las nueve musas: 1905

11. Mañanita de sol: 1905

 

Estas obritas de teatro no tienen fecha de publicación  porque se mantienen inéditas aún. En la ciudad del lodo es un manuscrito de una novela que se perdió.

 

POESÍA

 

1. Abandonado: 1891

2. Almas Buenas: 1891

3. Costa Rica: 1887

4. El herrero de la aldea: 1890

5. El trabajo: 1908

6. Flores tronchadas: 1911

7. Juan Santamaría: 1891

8. Lacrimae Rerum: 1881

9. La muerte del quetzal: 1953

10. Rimas: 1891

11. Sueños: 1891

 

Carlos Gagini escribió muchos libros de gramática, psicología, pedagogía y ensayos de diversa naturaleza, que aquí no citamos por el momento. Es importante mencionar el libro A través de mi vida, donde él cuenta sus propias  experiencias. De él tomamos la mayor parte de los  datos biográficos expuestos en este trabajo.

 

Carlos Gagini Chavarría escribió otros relatos de menor importancia. El primero fue El Sargento Gerard: 1890, lo publicó  en forma de tiradas  en la revista Costa Rica Ilustrada, en un ambiente europeo, Francia y con una guerra que  fuera de este medio, la franco-prusiana, es muy poco conocida y a decir verdad no ofrece importancia más que documental. A París: 1910 que fue premiado  en los Primeros Juegos Florales de 1909, de novela corta, junto con La Propia de Magón y El pobre Manco de Gonzalo Sánchez Bonilla, no es novela sino un relato. Lo mismo debe decirse de novela La Sirena, publicada en 1920,  que trata el clásico triángulo amoroso entre personajes de la ciudad pertenecientes a la oligarquía y que enfrentan el ambiente de la ciudad  enrarecido y el del campo como  remanso de paz. El duende del Encinar: 1887 y Elisa: 1887, son otras novelitas sentimentales, poco conocidas, al igual que El Erizo, publicad en 1922 y conocida como novela histórica, cuando en realidad es amoroso o sentimental, al mejor estilo del romanticismo francés.

 

La primera fue El Sargento Gerard: 1890, que publicó como novela en forma de tiradas en la revista Costa Rica Ilustrada, es más un relato, a pesar de que algunos lo consideran como novela.

 

Observemos las razones.

 

El relato se desarrolla en un ambiente europeo, en París, y dura poco más de  ocho meses. Va desde el día 19 de septiembre de 1870 hasta el 21 de mayo de 1871. Su extensión es de unas 20 páginas, que divide en VIII secciones de variado tamaño.

 

La historia consta de dos aspectos diferentes pero ligados entre sí por tres personajes más sobresalientes: La jovencita  María de 18 años y de una belleza sin igual y el joven Emilio Gerard, de 26 años. Ambos de origen humilde, más bien pobres, sobre todo ella que vino a menos por la participación política de su padre al lado de los Republicanos y los Socialistas, de nombre Lamarre, más conocido como el Tío Marrat. Entre ellos se desarrollan dos conflictos importantes: la guerra franco-prusiana y el idilio de amor entre María y  Emilio, a pesar de la oposición del padre de María por ser contrario a su posición política. El  proceso amoroso abre el relato y lo cierra y más bien el ambiente de guerra sirve de marco a este idilio al mejor estilo sentimental y sensiblero. Se inicia con el regreso  a la ciudad de Emilio y parte del ejército parisiense derrotados por los Prusianos en las afueras de París. En una de las avenidas se da el encuentro entre María y Emilio y se establecen una serie de visitas que muestran el apasionado amor de los jóvenes y su mutua decisión de unir sus vidas en matrimonio. Poco después de esos paseos amorosos, Emilio es llamado nuevamente para ir al frente del ejército a combatir contra los prusianos en la defensa de París. Se despide de María con apasionadas promesas de volver pronto a su lado. Una vez cerca del lugar de batalla, acepta una tarea peligrosa de parte del General Vinoy, para inspeccionar  el recorrido desde donde se encontraban hasta Versalles. Poco después de emprender el viaje se ve sorprendido por los Prusianos y  luego de luchar contra algunos de ellos, en desventaja numérica, es herido y mandado a Alemania, en calidad de prisionero. Los prusianos vencen a los parisienses y se inicia una batalla  fratricida entre hermanos, por una parte los comunistas que se habían adueñado de París  y el gobierno legal que se había refugiado en Versalles. Emilio regresa a París para combatir, esta vez contra sus mismos hermanos del bando contrario. Llega a París y enfrenta la lucha sangrienta. Es precisamente en una refriega donde ve caer a un oficial de su ejército de un balazo, dado por una mujer harapienta, cuando el oficial mató a un anciano. Emilio interviene para defender a su compañero, pero se sorprende al ver que la joven era María, su prometida y el anciano muerto por el oficial, el padre de ésta. Entonces suplica el perdón  para la muchacha pero sus compañeros tienen orden de matarla. En un arrebato de heroísmo se abraza a su amada, se desprende de las insignias del ejército, exclama vivas a los comunistas y es abatido mientras entrega su amor en un beso pasional a su amada. Es el clásico relato de unión -separación con final inesperado, trágico, patético.

 

Se desprende  fácilmente la intención del autor de contar este proceso de amor trágico, más que de presentar los hechos bélicos que sirven de marco. Este desenlace es propio del relato y no deja dudas de la intención narracional. Por lo demás se ajusta a la poética narrativa de don Carlos Gagini Cavaría,  que hemos mostrado en las novelas comentadas.



1 Gagini Chavarría, Carlos. A través de mi vida. Ed. Costa Rica, San José, 1961, p. 23.

2 Íd. p. 25.

3 Íd. p. 29.

 

1 Íd. p. 31.

2 Íd. p. 78.

 

Anastasio Alfaro González 1

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ANASTASIO ALFARO GONZÁLEZ

(1865-1951)

 


 

Anastasio de Jesús nació el 16 de febrero de 1865, en la ciudad de Alajuela. Es el quinto de nueve hijos del hogar formado por Pedro Alfaro Muñoz y doña María Timotea González  Quesada.

 

Siendo muy niño, a la edad de cinco años perdió a su madre. Esto hizo que sus tíos maternos: margarita y Anastasio y el niño estrecharan más sus lazos familiares, lo mismo que con su abuelo.

 

Los padres y abuelos de Anastasio poseyeron fincas agrícolas  en la ciudad de Alajuela. Así desde niño, se vio inclinado al estudio y admiración de la naturaleza.

 

Recibió, de parte de su familia, una fuerte formación religiosa. La influencia de su tío  sacerdote le inclinó hacia el sacerdocio, pero no logró cambiar su deseo de estudiar la naturaleza y la historia patria.

 

En 1866 su padre compra la finca El Arroyo, en Alajuela y se traslada ahí con su familia. Esto ejercerá una gran influencia en el niño Anastasio que desde  sus primeros años sintió, en su propia finca, el contacto con la naturaleza.

 

En 1873 su padre se casa, por segunda vez, con Dolores Montenegro y aumenta su familia en cinco hijos más.

 

Los primeros estudios  formales los realizó en escuelas de Alajuela, dirigido, en ese tiempo, por León Fernández.

 

En 1879, después de terminar los estudios secundarios, se trasladó  a San José, contra la voluntad de su padre, para ingresar al Instituto Nacional, dirigido por el profesor español, Valeriano Fernández Ferraz. Aquí se inclinó por el estudio de la historia natural.

 

Poco después  ingresa a la universidad de Santo Tomás para obtener  el grado de bachiller en artes. Fue así como, en el año de 1883,  recibió su título.

Una vez graduado, comenzó a buscar trabajo en San José, a la edad de 18 años. Así, con otros compañeros, ofrecieron al  gobierno un proyecto  para recopilar los datos  y redactar una geografía  de Costa Rica. El gobierno les dio una respuesta negativa.

 

En 1885 se le nombró capitán de las milicias  de la república y se le envía hacia la frontera con Nicaragua, a fin de impedir  el ingreso a Costa Rica de El General Barrios. La muerte de este general evitó  el posible enfrentamiento. Anastasio volvió a San José, sin haber peleado.

Pocos años después fue elevado su rango militar a Comandante Mayor de Artillería  de las Milicias de la República, en 1894, siendo presidente don Rafael Iglesias (1894-1898).

 

En 1885, Enrique Villavicencio le ofreció un puesto, en la oficina de Estadística y se convirtió en un ayudante  en la confección del Anuario Estadístico. Ahí reunió Anastasio las primeras colecciones de materiales científicos y dio nacimiento lo que sería posteriormente El Museo Nacional.

 

Aquí comienza, para Anastasio, una experiencia importante con respecto a las exposiciones, tanto nacionales como internacionales: exposición nacional científica, exposición en Nueva Orleans, Nueva Exposición Nacional (1886). Por ella  recibió Mención  Honorífica. Y es en esta exposición  donde las autoridades  del  gobierno se percatan  de la necesidad  de un museo para Costa Rica. Precisamente el presidente  Bernardo Soto, inicia este proyecto. Envía al joven Anastasio  a  estudiar e investigar los museos  naturales en Washington. Salió para los Estados Unidos  en 1886 y permaneció ahí  hasta marzo de 1887. A su regreso,  el 4 de mayo de 1887, se creó el Museo Nacional, como  dependencia  de la secretaría  de Fomento, que ejercía, en ese entonces,  el Lic. Cleto González Víquez. Anastasio ocupó el cargo de secretario de la Junta Administrativa.

 

Comienza así una larga y productiva carrera científica para Anastasio: recortes de artículos  científicos publicados en revistas y periódicos, listas y nominaciones  de plantas de Costa Rica, clasificaciones de animales y estudios de la flora y fauna costarricense.

 

En 1889 se prepara una gran exposición  universal en París. A pesar de ser obstaculizado en su trabajo, siguió su empeño con gran satisfacción. Fue nombrado miembro correspondiente de la  Unión Ornitóloga  Americana y se fundó el Instituto Geográfico Nacional por don Mauro Fernández.

 

Durante los años de 1889 y  1890, salió Anastasio, rumbo a la frontera de Nicaragua, para servir a la comisión encargada de marcar los límites. Ahí aprovechó para estudiar la naturaleza de la zona

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En 1889  conoce una joven  estudiante, Gordiana Flores Camacho, comienza su noviazgo que concluye  en matrimonio, el 8 de enero de 1891.

 

Este mismo año fue electo Director Suplente por Alajuela a Diputado, puesto que no desempeñó. Más bien solicitó permiso para realizar una serie de excavaciones en la región de Turrialba, con el fin de recoger y clasificar objetos arqueológicos para el Museo Nacional  y las próximas  exposiciones en Madrid y Chicago.

 

En 1892 nace su primera hija. Sigue trabajando en El Guayabo de Turrialba  y es nombrado  vocal y comisionado para la exposición  Histórica  Americana  que se realizaría en Madrid. Posteriormente lo fue en Chicago en 1893.

 

En Madrid se le nombró, por los éxitos  de la exposición  y los premios  obtenidos, socio de mérito de la Unión Iberoamericana en 1892, juez, entre otros, para representar a Dinamarca y Costa Rica, medalla de oro de la Exposición Histórica Americana, en 1893 y le condecoran  con la Real Orden de Isabel la Católica.

 

Luego de visitar  Chicago, con su familia, regresa a Costa Rica  en 1894 y se pone al frente del Museo Nacional.

 

En 1896 se prepara  para el traslado del Museo Nacional  a los jardines  del Laberinto de la Universidad  de Santo Tomás, cerca de la iglesia  La Dolorosa que se inaugura el 15 de septiembre de 1896.

 

El 6 de diciembre de 1896 se le nombra Socio Correspondiente  de la Academia  Científica-literaria  La Juventud Salvadoreña.

 

El 2 de marzo de 1897 es nombrado vocal en la  Exposición Centroamericana  que se realizó en Guatemala. Ahí recibió un diploma de honor  por ser vocal  y otro por ser  jurado de flora  y fauna. También recibió una medalla de Plata compartida con don  Manuel  María  Peralta  por su Etnología  de Centroamérica y un premio en efectivo de 500 soles  por su libro Antigüedades de Costa Rica. Compartió con Francisco  Castro Meléndez los 500 soles que se le dio. El premio fue por la colección de nidos, pájaros y huevos clasificados ya que  a juicio del  señor  Francisco, Anastasio, había realizado en gran parte,  esta colección.

 

Al regresar a  Costa Rica, en 1897,  se encuentra con disturbios  en la frontera con Nicaragua y nuevamente  se alista como militar. Después de varios sacrificios en su gira, se resuelven los conflictos y Anastasio regresa  a San José, a desempeñar su puesto en el Museo como Secretario Administrador. Se encontró con nuevos problemas. Fue acusado por Fernández  Ferraz de faltar  en el Museo, más de 1000 piezas clasificadas. Su inocencia  quedó demostrada luego de que una comisión investigó el asunto.

 

Realizó una expedición a la  isla del Coco con el fin de estudiar  la posibilidad  de crear ahí un presidio. Él  aprovechó  la oportunidad  para estudiar  la naturaleza de la isla.

 

A su regreso de la gira ocupó los cargos de archivero Judicial y Director General de los Archivos Nacionales. Ahí se ejercitó en criminología y bebió de fuentes primarias la historia  patria. En ambas actividades cosechó y dio frutos luego con sendos libros. Gracias a él se conoció del  documento histórico donde se verificaba  la identidad del soldado Juan, a través de la solicitud  de su  madre de una pensión de guerra.

 

El 12 de octubre de 1900 fue elegido Académico Corresponsal de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas, y Naturales de la Habana.

 

El contacto con las leyes, le decidió a matricularse en la Universidad para estudiar Derecho. En 1906 publica  el libro: Arqueología  Criminal Americana.

 

En 1904 se incorpora al Museo Nacional, el Instituto físico-geográfico y con ello Anastasio vuelve a su museo y abre las perspectivas de investigación al sector agrario, herbario y  otros  propios del Instituto.

 

En ese mismo año fue electo Presidente del Cuarto Congreso de Estudiantes Centroamericanos en Derecho.

 

De1904 hasta 1930, casi sin interrupción, ocupa el cargo de Director del Museo Nacional.

 

En 1911 fue incorporado como Miembro de la Sociedad  Americanista de París. En 1912, el ateneo de Costa Rica, le entregó sendos diplomas por las instantáneas de fotografías: El bongo en marcha y las normalistas.

 

El 16 de junio presentó las pruebas  ante la Junta  Directiva  del Colegio de Abogados y obtuvo el título de Notario el 25 de junio de ese año, a los 50 años.

 

Tres años después obtiene  el título de profesor de Estado en Ciencias  Naturales.

En la exposición  de 1917, obtiene la medalla de Oro por sus trabajos y por ser el promotor, en Costa Rica, de la industria artística  de Las Terracotas.

 

En 1924 La Sociedad Geográfica de Nuremberg, le nombra miembro  correspondiente  y el 8 de marzo  de 1932, la Academia  de Ciencias Naturales  de Filadelfia elige a Anastasio como miembro Vitalicio.

 

El año 1934 fue importante porque tomó parte en la polémica para escoger la  flor nacional. Anastasio defiende  la guaria morada para simbolizar nuestra flor nacional.

 

En 1937, con motivo del cincuentenario del Museo nacional,  recibe la medalla de oro por su dedicación y entrega a la institución. También a la edad de 72 años se le nombra presidente del comité organizador  de la exposición  que se realizó  en 1937.

 

Anastasio trabajó además como profesor en el colegio Superior de Señoritas desde 1908 hasta 1935. En este año se pensionó  con un monto de  260  colones hasta su muerte en 1951.

 

También trabajó  como profesor en la Escuela normal  de Heredia. Lo hizo  en 1917, siendo director de ella, Joaquín García Monge.

 

Otro colegio donde impartió lecciones fue el Instituto de Alajuela. Ahí le correspondió  impartir lecciones de Anatomía y Biología. También  presidió la cátedra de Entomología de 1930 a 1933,  en la Antigua Escuela de Agricultura, así como lecciones de botánica  en la Escuela de Ciencias que funcionó por la noche, en el Liceo de Costa Rica.

 

Durante el corto tiempo que gobernó Federico Tinoco a Costa Rica (1917-1919), ocupó  el puesto  de Secretario de Estado en el Despacho de Educación Pública. Como ministro no dejó de impartir  lecciones  en el colegio Superior de Señoritas y tampoco  permitió que le pusieran  teléfono en su oficina.

 

En 1941 fue escogido por la Universidad  de Costa Rica, como el alumno graduado  por dicha institución para que entregara  el estandarte  a otro que recién ingresaba. Le correspondió  entregárselo  a Gonzalo Facio Segreda. Ese mismo año se le  dio un pergamino como socio  fundador  de la Sociedad  de Geografía e Historia  de Costa Rica. El 2 de julio de ese año la Sociedad Mexicana de Historia Natural lo nombró Socio Corresponsal.

 

El 22 de noviembre de 1945, día del maestro, el club Rotario de San José, le otorgó  la medalla del Buen Servidor. Y el 12 de enero de 1946, fue nombrado Socio Honorario de la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica.

 

En 1949 quedó inválido por la arteriosclerosis. Sin embargo no pierde su lucidez.

 

El 24 de diciembre de 1950 muere su esposa y tres semanas después, el 19 de enero de 1951, muere Anastasio Alfaro González, a los 86 años, de una increíble vida productiva.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ ANASTASIO ALFARO GONZÁLEZ

 

 

NOVELA

 

1. El delfín del Corubicí: 1923

 

CIENCIA

 

1. Antigüedades de Costa Rica: 1896

2. Arqueología Criminal Americana: 1906

3. Petaquilla: 1917 (Poesía y narrativa)

4. Investigaciones Científicas: 1935

 

 

Anastasio Alfaro González es otro miembro de la generación de 1897, llamada generación Modernista. Él no es  propiamente un novelista. Como lo explicitamos en su biografía, fue un científico muy importante para Costa Rica y a él se le debe  muchísimo en esa área de la educación. Su novela El Delfín del Corubicí la publicó en 1923.1

 

Su creación obedece más, a razones pedagógicas que literarias, pues siendo profesor en el Colegio de Señoritas de la capital, para explicar mejor el tema de los indígenas costarricenses a sus alumnas, decide escribir este relato, con el fin de obtener, de parte de ellas, mayor interés.

 

El motivo  que abre la narración es un viaje de un grupo de indígenas al mando del Delfín, hijo del cacique de Corubicí. El narrador omnisciente, tradicional, presenta  a un indio viejo: El Cangrejo, que  sirve a los indios corubicíes. Concede la voz a este personaje  para que entretenga a los otros marinos contándoles cuentos, producto de su imaginación o de viejas experiencias llevadas a cabo por él. Así presenta un relato de un temporal que duró de luna a luna y cómo de un tronco fabricaron una embarcación. Este relato le permite  explicar las funciones de las crecidas de los ríos y su utilidad en la fertilidad de la tierra. Es un adelanto de la  participación reflexiva del narrador-autor. Esta es la función fundamental del narrador: describir, presentar, informar, comentar, valorar, aclarar, explicar hasta el detalle, costumbres, paisajes, utensilios, etc., de los indígenas y los lugares donde vivían: El golfo de Nicoya. De ahí que cuando  cede la palabra  a los personajes, la función fuere la misma, descrita anteriormente y la hará en pocas ocasiones y en las que el mismo autor explica, que ese fue el motivo con que nació el libro: explicar a unas jovencitas la cultura indígena costarricense, antes de la conquista.

 

Cualquier pretexto en este largo viaje, permite al narrador hacer largas explicaciones y descripciones de lo que aparece en el camino. Así, su primer encuentro con un bote  pequeño, donde van tres  mujeres, la madre y dos hijas, le permite detallar, desde al rubor de las jóvenes, hasta la red que protege una calabaza con chicheme. Poco  a poco van pasando por cada una de las islas del golfo y en todas ellas, el narrador aprovecha para presentar, los jefes, sus costumbres, sus artes y atributos, tanto del grupo del Delfín como aquellos otros pueblos que va visitando. Se establecen diversas competencias, juegos, bailes, intercambios, etc. Este viaje es muy parecido a un tour  con guía de lujo.

 

El objetivo del viaje, por parte del Delfín, es buscar, en estas islas, tintas especiales, de animales marinos, para teñir sus telas de vestir. Como se ve  es un pretexto del autor para mostrar aquellos pueblos, esparcidos por las costas del  Golfo de Nicoya y sus islas.

 

En el capítulo III, ocurre el primer acontecimiento de importancia. Carao y El Cangrejo, descubren al Chiricano, conversando con un grupo de apaches, indios piratas que habían  azotado las costas de la región robando, matando y raptando, no sólo sus productos y riquezas, sino los hijos más nobles de aquellas tribus.

Este acontecimiento permite al narrador-autor:

 

Mostrar la valentía del Delfín.

 

Encontrar a Copey, hijo del cacique  de Tarrazú.

 

Encontrar los tesoros  robados por los piratas.

 

Traer la paz y tranquilidad a todos los pueblos.

Hilvanar la intriga novelesca que  ofrecerá la trama de la novela.

 
Copey, hijo del cacique de Tarrazú, fue raptado por los piratas, conjuntamente con su hermana pequeña y su madre. La niña fue abandonada en las costas de Nozara y su madre murió de dolor. Lo mismo que su padre, que muy anciano, no soportó el sufrimiento y murió. Una vez rescatado por El Delfín, Copey les acompañó en sus visitas restantes y demuestra su nobleza y valentía. Poco a poco, se esclarecen los detalles de su origen noble y de regreso a Nozara, descubre que la que pasaba  por hija del cacique, no era otra que su hermana, en ese entonces de  dieciocho años, de nombre Nina. Copey conoce después a Pipilacha, hija del cacique de Chira y se enamora  perdidamente de ella. Después de aclaraciones, pruebas y reconocimientos, la novela termina con las bodas del Delfín, con Nina, hermana de Copey y éste es coronado como cacique, se casa con Pipilacha, hija del cacique de Chira.

 

Estos matrimonios, se realizan en provecho de los jóvenes y por conveniencia social, ya que  establecían nexos entre pueblos diversos y distantes que permitirían la paz y la unión entre ellos.

 

A pesar de que la intriga amorosa sirve de hilo  conductor a la novela, no ocupa la atención fundamental de  ella. Es más bien  un pretexto al narrador para los fines  descritos al inicio de este comentario. Tanto el viaje, como el regreso y la fiesta-exposición final, así como las bodas, permiten al narrador-autor, en voz propia, o usando los personajes, narrar, informar, describir, explicar todos y cada uno de los detalles, tanto naturales como culturales de esos pueblos.

 

El narrador, con una fuerte y sensible apelación al lector social, lo evoca, introduce,  contagia, en las vivencias de los indios.

 

A pesar del conocimiento histórico y natural de la época y  de esas culturas, hasta el detalle, no obstante, la visión del  narrador es propia de ese momento histórico. Es cristiana y occidental. Los valores destacados son aquellos que para nuestra cultura tienen significación: amor, respeto, honradez, familia, valentía, fidelidad, etc. No se quiere decir con ello que la cultura indígena precolombina desconociera y no practicara estos valores en sus sociedades, todo lo contrario, estos valores, de carácter universal, han sido  y serán parte fundamental, y esenciales en el hombre, sin importar el tiempo que viva. De lo que se trata es de la forma  y manera de conceptualizarlos e interpretarlos.

 

La mirada del narrador evidencia y connota vergüenza, pudor en las indias púberes, propio de nuestra cultura occidental y nunca de la educación de los indígenas, que usaban algunas ropas, más por conveniencia ambiental, que por taparse "las vergüenzas".

 

Dice el narrador:

 

"De trecho en trecho encontraron grupos de mujeres y niños bañándose, con esa desnudez e ingenuidad que sólo la vida libre de la naturaleza sabe contemplar sin malicia: las indias púberes ocultaban el rostro,  pero los niños se presentaban  al paso de la comitiva, con dulzura de ángeles pintados por los genios."1

 

Y más adelante un personaje de la novela dice:

 

"_ Así lo espero, falta poco tiempo y nuestras relaciones pueden entonces estrecharse, ya que su visita se parece  ahora a la de un médico."2

 

"_ Con todo, replicó Cangrejo, esta libertad de la mujer va en detrimento del hogar: ellas tienen demasiado gobierno de sí mismas para  que se sometan  al trabajo  que requiere la madre de familia y, a mi juicio, la función más importante de la mujer es la maternidad."1

 

Y podríamos transcribir, innumerables citas más, como el juramento de Copey, hecho en nombre de Dios (cristiano) y de la patria, tal como aparece en nuestra Constitución, así como la exhibición de mercaderías, el papel de la mujer y el hombre. Las relaciones sociales entre los indios, sus clasificaciones de animales, plantas, sus dioses y representaciones, su lenguaje, las explicaciones de los fenómenos, los parentescos y  sus leyes, los sistemas matriarcales y patriarcales, etc. Todo ello nos permite afirmar que la visión del narrador-autor, así como  de los  personajes, es idealizada, y propios de la cultura moderna  occidental, de hombres costarricenses de inicios  del  siglo XX.

 

La visión narrativa es un tanto romántica e idealista,  aunque los temas exóticos fueran utilizados por los escritores de esta generación modernista. Éste no es el caso. Hay un afán evidente de magnificar a pueblos de quienes sólo se tienen noticias por los cronistas, (Oviedo), historiadores y antropólogos, estudiosos de estas culturas y con bastante desinformación real de ellas. Anastasio Alfaro González presenta con exactitud  muchísimos datos históricos y geográficos, constatados en las referencias de cronistas que dejaron testimonio de ellos en sus escritos, no obstante aún estos hechos,  no dejan de ser valoraciones  de testigos que estuvieron con los indios y observaron sus costumbres desde una perspectiva  diferente y conceptualmente  opuesta a la de ellos. Dejaron constancia de lo que ellos  creyeron que era importante y eso no es garantía de que fuera fundamental para esas culturas que se presentaban exóticas a la visión española moderna. Esto lo hacemos extensivo a otros ejemplos de novelas que después trataron, en la misma forma idealista, el tema indigenista. Tendremos ocasión de hacer referencia a ellas en su debida oportunidad.



1 Alfaro González, Anastasio. El delfín del Corubicí. Ed. Costa Rica, 1962.

1 Alfaro González, Anastasio. Ob. Cit.  pp. 37-38. 

2 Íd. p. 78.

1 Id., p. 78.

 

Manuel González Zeledón (Magón)

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MANUEL GONZÁLEZ ZELEDÓN (Magón)

(1864-1936)

 

Manuel González Zeledón (Magón), nació en San José, el día 24 de Diciembre de 1864 y murió  también en San José, el 29 de mayo de 1936, pocas semanas después de haber llegado de Nueva York, muy enfermo. Fue hijo del maestro Joaquín González y doña Jesús Zeledón.

Manuel describe su vida a José María Arce, dilecto amigo, en una carta que le envía desde  Washington, el 21 de marzo de 1933, tres años antes de morir. El nació en San José el día 24 de diciembre del año 1864 y murió el 29 de mayo del año 1936, también en San José. Ésta es la mejor biografía que pudimos encontrar de Magón, por ello la incluimos textualmente:

 

"Mi querido José María:

 

Con el placer de costumbre recibí  y leí su interesante carta del 18, con la que  me devolvió  las copias de "Elocuencia y Calvin Coolidge". Se la contesto por orden de asuntos.

Educación- De 1870-71, Escuela privada de doña  Eusebia Quirós en donde aprendí el abecedario y medianamente a silabear  y  desovar o sea leer cancaneando; catecismo de  Ripaida: contar hasta cien  y hacer números dígitos con pizarrín y pizarra y uno que otro palote y curva, preparatorios  para  el curso de caligrafía que después hice  bajo la dirección de mi padre  quien era un de los mejores  penalistas de  aquel tiempo (Véase  mi artículo "Para justicias  el Tiempo").

De 1871-75 Escuela pública elemental bajo Chepe Céspedes, Adolfo Romero, Amadeo Madriz y Juan de Dios Trejos. Allí me distinguí de tal manera que al fundarse el Instituto Nacional, fui escogido en compañía de Nicolás Chavarría Mora para ocupar las dos becas que la provincia de San José  tenía derecho en ese Instituto, 1876-80, cursé enseñanza superior con el resultado que describo en mi artículo "Mi primer Empleo", ganando  todos los cursos, muchas medallas  de primera clase en los concursos de oposición  a premios  y muy señalados elogios  de mis profesores. La  circunstancia  de haber  ganado  todos los primeros premios  (medalla de oro en el   quinto año) me daba derecho, ipso facto,  a que se me  confiriera cualquiera de los grados  que el Instituto confería, a saber: Bachiller en Artes, Maestro de Obras, Perito Mercantil o Perito Agrónomo, según promesa  formal  del entonces  Rector  de la Universidad  de Santo Tomás  de la cual  era padre el Instituto, quien probablemente  la hizo  en la creencia  de que quien  obtendría  ese honor sería su hijo Jorge  Casto Fernández pero como yo lo vencí, cuando  yo pedí se cumpliera  la  promesa, me contestó que  el reglamento  exigía  exámenes especiales, etc.,  que él  no podía excusar. Véase el final de mi mencionado artículo "Mi primer empleo."

La gran pobreza  en que se encontraba  mi  familia  me obligó  a trabajar  todo el día y parte de la noche  para cubrir  nuestras  necesidades y, estudiando  sin maestros, aprendiendo  prácticamente en el  expediente de oficinas judiciales  y bufetes de  abogados y notarios, adquirí  suficientes  conocimientos para llegar  a tener a mi cargo, bajo inmediata vigilancia de su propietario Licdo. don Inocente Moreno, la  sección  notarial de su oficina  de abogado y notario, considerada  entonces como la mayor clientela y una de las más acreditadas en todo el país. Fue  en ella  que, al ponerse en vigencia  la nueva codificación,  escribí y publiqué mi librito "Fórmulas usuales en el ejercicio del notariado", que fue  usado  por todos los notarios de aquel entonces y aceptado por el gobierno como correcto, después  de oída la opinión de expertos jurisconsultos.

En 1889 fui a Bogotá y, estando allá, el gobierno de Costa Rica me nombró vicecónsul. Allá cultivé las bellas letras y escribí en varios  periódicos bajo deferentes seudónimos, en su mayor parte acerca  de Costa Rica. Durante los  dos años y medio que pasé  en Bogotá, hice  muy íntimas relaciones  con notables  prosistas y poetas colombianos: Jorge Isaacs, Jorge Pombo, Santiago Pérez Triana, Rafael Pombo, Roberto MacDouall, José Asunción Silva, Julio Flores, Samuel Velázquez, Rivas, Fradey Rivas Groot, y otros cuyos nombres  se han borrado de mi memoria. Ese  roce me fue de mucho provecho como educación  literaria  y para formar mi estilo.

De vuelta  en Costa Rica, tomé de nuevo a mi cargo la notaría  del  Licdo.  Moreno, la que había decaído notablemente. Acepté  después  La Oficialía  Mayor del  Ministerio de Relaciones  Exteriores (creo  que en 1892) a la que  renuncié pocos meses después  y  abrí mi propia oficina  como procurador  de negocios judiciales,  en la que obtuve mucho éxito, contando con poderes de casas comerciales  importantes y,  de muchos particulares, especialmente en Santo Domingo,  a quienes manejé  sus asuntos  jurídicos especializándome  en arreglos y  mortuales y  testamentarias y levantando  títulos. En el entretanto escribía  de cuando en cuando artículos de carácter  político y asuntos  de momentáneo interés que fueron  dándome  cierta  nombradía especialmente entre los opositores a la administración  del Licdo. don José Joaquín  Rodríguez. Establecí en compañía del Licdo.  Moreno la  primera  litografía  que hubo en Costa Rica y que imprimía, entre otras cosas, una hoja  de caricaturas llamada "El padre español", la que fue  perseguida por el gobierno y ocasionó  acusaciones hasta en el propio Congreso.

Fui elegido (1895) ¿1896?, en la administración Iglesias, diputado al Congreso por San José. Milité en la oposición. en escasísima minoría, pero  allí me distinguí por mis luchas  para evitar manejos contrarios  a los intereses  del país, especialmente, establecimiento  del talón de oro, para el cual el país no estaba preparado aún y que, como Ud. sabe, fracasó pocos años después de establecido; hipoteca a cortísimo tiempo y alto interés de las acciones de Costa Rica en el ferrocarril de Costa Rica que, como Ud. sabe, se perdieron por la miserable suma de poco  más de cien mil libras esterlinas y nos  quitaron voz y voto  en los manejos  de la administración  de esa empresa; y nombramiento del presidente de Francia para árbitro en nuestra  contienda de límites con Colombia  (después Panamá) que  trajo por resultado el  que  yo preveía: la pérdida  de cerca de 18,000 millas cuadradas de nuestro territorio y finalmente el desastroso laudo del Chief Justice Americano como escena final de la mencionada torpeza.

Fue a principios de mi actuación como diputado que rompieron  a escribir  mis cuadros  de costumbres (1895) en La Patria de Aquileo, diseminándolos luego en varios de los periódicos de entonces: (El Heraldo, La República, La Revista, Pandemonium, etc.).

Al final de la administración  Iglesias, 1900-1902, fundé y edité mi diario El País (Véase  el prólogo, Con el autor, de mi libro La Propia). En ese diario, fundado  para desquiciar a la administración de Iglesias, escribía editoriales, gacetillas, cuentos, etc., con versatilidad asombrosa y, por ende, a vuelapluma, de donde se deduce que entre ellos hay  poco  de algún mérito literario. Al mismo tiempo colaboraba  bajo distintos seudónimos en otros periódicos de oposición  y lanzaba hojillas  sueltas enderezadas a formar opinión  entre las masas populares para la transición política que al fin triunfó llevando a la presidencia al Licdo. Esquivel.

Durante esa larga y acongojada refriega  cultivé  las mejores plumas que entonces lucían en Costa Rica y algunas extranjeras como Chocano Soto  Hall, Julio  Flores, Uribe Uribe, y otros.

Pasada la administración Esquivel que terminó con la traición  que éste nos hizo en 1906 me vine a Nueva York y me establecí definitivamente  aquí.

Ya en 1893 yo  había estado de paso en Nueva York y había  visitado también  de paso Inglaterra, Holanda, Bélgica, Francia e Italia, y,  como mal que bien entendía  y hablaba inglés,  francés e italiano, juzgué que no me sería difícil obtener ocupación, lo que efectivamente ocurrió.

Desde aquí  en Nueva York esporádicamente escribí cuentos que enviaba a Costa Rica, en donde eran muy bien  acogidos. Los  contiene la segunda edición  de La Propia  y después de esa edición, 1921, he escrito  no menos de quince, algunos de los cuales  están inéditos, esperando poder llevar  a cabo mi idea de una tercera edición  que contendrá los mejores de mis cuentos  publicados y no menos de ocho  inéditos y con un prólogo  que ha escrito el notable poeta  y prosista  Santiago  Argüello, con quien  cultivo muy buenas relaciones.

Escribí también  en 1929 mi Oda a Costa Rica, primer ensayo mío en el campo de la poesía. Lo publicó en la imprenta Alsina el Secretario de Educación Pública de Costa Rica, juzgándolo digno de ser leído en las escuelas  y colegios de Costa Rica. Después he escrito algunas otras composiciones en verso, las que juzgo de poco mérito y muchas de las cuales  Ud. conoce.

En Costa Rica fui aclamado miembro del ateneo.

Por allá de los años  de 1909 o 10  fundé en Nueva York, con varios literatos  latinoamericanos, americanos y españoles, el Círculo Literario Hispano que contaba  con cerca de 600 socios y que dio  varias veladas literarias  que fueron muy lucidas y aclamadas. Fui su presidente y se me reeligió  cada año durante los cuatro de su existencia. Allí pronuncié el discurso de inauguración y varios otros que publicaron periódicos españoles de aquí y de otras partes.

En unión de varios buenos españoles e hispanoamericanos reorganicé la Sociedad de Beneficencia Española de Nueva York bajo el nombre de Unión Benéfica Española, por  allá de 1912, y que aún funciona muy fuerte y con gran provecho; al retirarme de las faenas, cuando la vi próspera y en buen camino, por aclamación  se me dio el título de presidente honorario de ella,  único individuo particular que lo ostenta. Con frecuencia, en sus sesiones generales anuales, se me invita a pronunciar discursos de los que se muestran los socios muy  satisfechos. Los ha publicado La Prensa de Nueva York.

De 1910 a 1915 desempeñé el cargo de Cónsul general de Costa Rica en Nueva York, ad honorem, por las difíciles  circunstancias financieras  del erario de Costa Rica. Con otros colegas  fundé entonces la Asociación  Consular Latinoamericana de Nueva York, para cuya presidencia  se me eligió  y reeligió hasta que renuncié al consulado.

En 1904 fui nombrado Comisionado General de Costa Rica para la Exposición Internacional de San Luis, cargo que desempeñé durante mueve meses.

Por allá, por 1924, fui nombrado  Inspector General de Consulados de Costa Rica en los Estados Unidos, cargo que serví  ad honórem hasta que en mayo de 1932 se me encomendó  la Legación de Costa Rica en Washington en el carácter de encargado de negocios ad ínterin, el que estoy desempeñando.

En la sección literaria del New York Times  y del New York Tribune se publicaron  reseñas  de mis cuentos  y de mi Oda a Costa Rica, ambas de la pluma  de Mrs.  Muna Lee, bien conocida  y nombrada  escritora americana que hoy es profesora  de la Universidad de Puerto Rico.

Muchos de mis cuentos han sido reproducidos en España y en América y hasta se me ha pirateado  mi libro La Propia por una casa editorial española.

Desde hace cinco años he venido trabajando en la formación  de un vocabulario o  vademécum, titulado El Médico, la enfermera y el paciente extranjero, en seis idiomas (español, inglés, italiano, francés, portugués, alemán), que tiene por objeto facilitar a los  médicos y  enfermeras el  hacerse entender  de pacientes  que hablan cualquiera de estos idiomas solamente. Todos los médicos que lo han visto  lo han declarado  utilísimo y hoy mismo está  sometido en Dallas, Texas, el cual seguramente lo refrendará a todos los miembros  de la Asociación Panamericana. Tengo cartas muy elogiosas  de  los principales directores  de esta Asociación Médica. Con este endoso, sobrarán editores que lo publiquen  y distribuyan.

En Nueva York desempeñé el cargo de facturador comercial e intérprete en la Casa de W. R. Grace & Co. , así como el de redactor de documentos legales en castellano; después el de jefe  del departamento de clientes directos; de allí salí  a ocupar  el puesto de jefe  de servicio  de la Pan American States Associations; y de allí fui llamado al desempeño  de jefe  de la  división  latinoamericano del departamento de comercio extranjero de la National Association of Manufactures of the  United States, el que serví  por cerca de diecisiete años  y del que salí para venirme  a Washington al actual puesto. Con Grace estuve  cerca de siete años.

En una u otra forma  he dado  conferencias en varias ciudades americanas.

Por encargo especial de la colonia española  de Nueva York hice  la presentación del gran dramaturgo español Jacinto Benavente ante  un auditorio de no menos de dos mil  personas en el New York Theatre.

En 1922 fundé con otros la Cámara  de Comercio Centroamericana y por diez años fui uno de los directores y su secretario  perpetuo. En 1924 ayudé  a fundar la Cámara  Brasileño-Americana, la que me nombró su primer presidente, honor que incliné  por no ser ni brasileño ni americano.

Y no  recuerdo qué más cosas he  hecho o  ayudado a hacer.

¡Ah, sí! En 1906 fui profesor de castellano  y literatura  en el Liceo da Costa Rica y el Colegio de Señoritas en San José.

Creo que fue  en 1815  que fui profesor de castellano en la New York  Evening High School, de Nueva York, y poco  tiempo  después se puso  a mi cargo la clase de castellano comercial de la Sección  de Wall Street, de New York University, cargo del que hube de renunciar por no ser ciudadano americano"1.

 

En 1953, se le declara Benemérito de las Letras Patrias y se crea el Premio Nacional de Cultura, Magón. Su esposa se llamó Olivia y era hija de un cubano llamado Manuel Quesada y Loinaz.

 

LO QUE ESCRIBIÓ MANUEL GONZÁLEZ ZELEDÓN

 

NOVELA

 

1. La Propia: 1909 (relato)

 

CUENTO

 

1. El clis de sol: 1871

2. Las cosas claras: 1925

 

CUADROS DE COSTUMBRES

 

1. Un baño  en la presa: 1896

2. Dos músicos: 1896

3. Un día de mercado en la Plaza Principal: 1896

4. Unos novios: 1896

5. Una obra de misericordia: 1896

6. Camañuelas: 1896

7. ¿Quiere  usted quedarse  a comer? : 1896

8. Mi primer empleo: 1896

9. Un almuerzo campestre: 1896

10. Nochebuena: 1896

11. Una  Vela: 1896

12. Un baño en la presa: 1896

13. Nochebuena: 1896

14. Al baratillo: 1896

15. La muñeca del  Niño Dios: 1898

1|6. El Tequendama: 1898

17. Dos de noviembre: 1900

18. La guerra franco-prusiana: 1910

19. El mozotillo de Pochet: 1913

20. Para justicias, el tiempo: 1919

21. Todo  Pasa: 1924

22. ¿Qué hora es? : 1925

23. Quince a diez: 1925

24. Semper Fidelis: 1925

25. El cacao  del año: 1933

26. El tren de las dos: 1933

27. Cal de concha: 1937

 

Magón publicó otros artículos de diversa índole, como comercio, educación, religión, etc.

 

Aquí no los señalamos.

 

Manuel González Zeledón, a pesar de no ser un novelista  como tal y sólo haber escrito un relato para los primeros Juegos Florales de 1909, La Propia,  representa muy claramente a la generación de 1897, llamada modernista. Es de los autores nacionales  que se interesó por escribir sobre las costumbres de Costa Rica, sobre todo de los campesinos que retrató en sus  cuadros de costumbres que más parecen ser escenas cotidianas. Los citadinos fueron objeto de su pluma en la medida en que visitaban el campo o tenían alguna aventura en él.  Es de  los llamados escritores nacionalistas en oposición a los llamados europeístas, pero si se detiene con atención en sus escritos, Magón tenía una clara intención y ésta era dar a conocer a los extranjeros cómo eran los costarricenses, tanto los de la ciudad como los del campo y deseaba resaltar la bondad de la vida en el campo, sus costumbres, y por qué no, hasta su candorosidad, ingenuidad  y sencillez.

 

La obra que él presentó como una novela corta a los  primeros Juegos Florales, La Propia, no ganó el primer lugar que fue concedido a Carlos Gagini Chavarría con su obra A París de corte europeísta (ambas son relatos), aunque parezca una contradicción, ya que ambos fueron considerados nacionalistas, que como señalamos antes, son dos tendencias de un mismo grupo de intelectuales pertenecientes a la misma oligarquía.

 

La Propia fue escrita en 19091 y publicada en 1910.

 

Repite la misma historia que hemos venido analizando en novelas o relatos anteriores. Es el clásico triángulo amoroso  que tanto ha explotado la literatura costarricense hasta nuestros días. En este relato se aprovecha de él para resaltar la oposición entre la ciudad y el campo, entre un gamonal ñor Julián Oconitrillo y  los campesinos, entre el poder del dinero y  el castigo por la ambición desmedida de la campesina María Engracia y su madre. El triángulo se presenta en forma doble ya que ñor Julián es casado y María Engracia termina entregándose a Aureliano Meléndez. La ruptura se presenta cuando se viola el código moral previamente establecido por la sociedad. Por un lado ñor Julián viola las normas de su hogar, se separa de su esposa Micaela, abandona y avergüenza a sus hijos, Bernabé y Zoila, el primero huye de su casa y se va a trabajar a la bananera, donde enferma de paludismo y la segunda se dirige al centro de San José, donde se convierte en prostituta. Su esposa Micaela sufre, como la que más, su abandono y desprecio y la pobreza en que ñor Julián la ha postrado. Él mismo se convierte en asesino al matar a Aureliano, víctima de los celos, cuando María Engracia huye con él y se refugia en su casa. María Engracia y su madre violan el código moral  también al aceptar el amor pasional de ñor Julián, por dinero. Y para completar el cuadro naturalista experimental, determinado por el ambiente y la violación de los códigos morales, la hija de ñor Julián se convierte en prostituta. Es la campesina que, víctima de la degradación de su padre, sufre las consecuencias. Toda la familia se degrada y desintegra como consecuencia de la ruptura moral por parte de ñor Julián, por ambición, por apetencias sexuales. Es el castigo a quien  viola el código moral establecido. La situación final es degradada. Ñor  Julián,  es visitado, en la cárcel, por su esposa (La Propia) que sigue siendo  la única  que mantuvo la entereza y no cayó en el vicio y sufrió estoicamente  las aventuras amorosas de su marido que  los llevó a la pobreza extrema y la degradación total. Es la mujer deseada y elogiada por el código machista del momento.

 

El narrador de este relato es tradicional y se mantiene inmerso en él y maneja los acontecimientos y los personajes bajo un estricto código moral personalista. No da la palabra a los personajes femeninos. Estos son útiles al narrador-autor para sus fines moralistas, críticos  e irónicos. Ñor Julián es un gamonal ignorante, tosco, grosero y libidinoso. Posee riquezas pero carece de virtudes.

 

"En la sala Ñor Julián Oconitrillo, el dueño del beneficio y del cafetal y del cerco y del potrero y de la "bueyada" y de las sacas de leña y del trapiche del bajo y del cañal que lo rodea y del potro azulejo que en el caedizo se regodea con su buen cajón de pasto picado, atiende a la delicada tarea de la pesa de los sacos llenos, a la costura  que sus hijos Bernabé y Zoila desempeñan y a la marca que Micaela, su mujer les planta orgullosa con la lámina perforada "J. O. London" y la brocha untada de negrísimo betún."1

 

Toda esta riqueza se pierde por violentar el código moral. Y el narrador le califica de:

 

"Ñor Julián, cholote panzudo, peliparado, afeitado de barba y boca, con camisa gris de lana, pañuelo de seda arrollado al pescuezo robusto de toxo, banda de redecilla que ciñe por bajo del vientre el calzón pardo de casimir y calzado con zapatos burdos de becerro amarillo."2

 

 

No es un oligarca de nobleza, del grupo educado y fino al cual pertenecían los exportadores de café, sino un  bruto con plata, un campesino con riqueza y mucha ignorancia. Más se nos parece al mandador de una finca cafetalera que a un exportador de café. Es más un campesino propietario de una pequeña hacienda y dueño de un mediano capital que fácilmente perdió en sus desvaríos amorosos. No interesa al narrador-autor describir  con detenimiento, como vino a menos, para él lo importante era castigar, degradar, destruir al personaje que violó el código moral de la familia.

 

Y para las campesinas, escogedoras de café, María Engracia y su madre, la moral campesina del costarricense, tampoco les adornaba, eran ambiciosas y no escatimaban conducta alguna, con tal de disfrutar de los placeres materiales. Personalmente se me parecen más, en ese tiempo, a las citadinas que, a escogedoras de café de un pueblo  costarricense. Luego  veremos otras novelas donde la campesina sufre las consecuencias de su ingenuidad, humildad, candorosidad y falta de malicia. Aspectos que no presentan estas campesinas de don Manuel González Zeledón. Quizás el rasgo más sobresaliente de este relato es la fidelidad, abnegación, sumisión de Micaela, esposa de ñor Julián, virtudes de esas mujeres campesinas que las convertían en víctimas del machismo de antes y de ahora. Pero ese aspecto se destaca con alguna ironía (La Propia) pero no se critica y menos se censura.

 

Somos del criterio de que a Magón no le gustaban los  ricos groseros, burdos y poco refinados y de ellos se burla y hace escarnio, a pesar de que en esa Costa Rica, abundaban y eran los más. Es parte de su ideología burguesa aristocrática y clasista  que se puede fácilmente descubrir en sus  escritos.



1 Arce, José María. Cuentos de Magón, colección de autores centroamericanos, Imprenta Lehmann, San José,  1968, pp. 275-282.

1 González Zeledón, Manuel. La Propia en Cuentos de Costa Rica, Antonio Lehmann, San José, 1967.

1 González Zeledón, Manuel. Ob. Cit. p.116.

2 Ib.

 

Gonzalo Sánchez Bonilla

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GONZALO SÁNCHEZ BONILLA(1884-1965)

  Nació en la provincia de Heredia, el 3 de noviembre en 1884. Algunos autores afirman que fue en Alajuela pero ello es incorrecto. Es cierto que en esa ciudad estudió durante 7 años, tanto la primaria como parte de la secundaria y después pasó a estudiar al Liceo de Costa Rica y ahí curso el segundo y tercer año de Humanidades. Murió en esta misma ciudad en 1965, a los 81 años. Fue hijo de don Joaquín Sánchez y Doña María Bonilla.

 

Viajó con otros costarricenses donde Chile obtuvo un  El título de   profesor  de estado  en Matemáticas en el Instituto Pedagógico.

 

A su  regreso a Costa Rica se desempeñó como profesor de matemáticas en el Liceo de Costa Rica y  en el Instituto de Alajuela y desde el año 1906 desempeña la cátedra de Matemáticas en el Liceo de Heredia.

 

Otro cargo que desempeñó  fue el de periodista durante varios años.

 

Participó en los Primeros Juegos Florales que convocó el Ateneo de Costa Rica en 1909 y junto con Magón y Carlos Gagini, obtuvo premio con su novela El pobre manco.1

 

Gagini obtuvo el primer lugar con A París y Magón el segundo con La Propia, ambos, para nosotros, cuentos.



1 Fue publicada en la Revista Páginas Ilustradas junto con La Propia de Manuel González Zeledón  y A París de Carlos Gagini Chavarría. Primeros juegos florales, San José, Costa Rica, 1909.

 

LO QUE ESCRIBIÓ GONZALO SÁNCHEZ BONILLA

 

NOVELA

 

1. El pobre manco: 1910

 

CUENTO

 

1. Geranios Rojos: 1908

 

POESÍA

 

1. Como la noche: 1909

2. Pomito de tristeza: 1910

3. Tu ausencia: 1921

4. Selenia: Sfp

 

TEATRO

 

1. Cuando las rosas mueren: 1909  (escena dramática).

2. Amor es triunfo: 1917

 

OTRAS

 

1. La Bachillera: 1916. Zarzuela perdida

2. Clemencia. Vals: Sfp

3. Vals Negro: Sfp

4. La cúpula de Alajuela: 1934

 

La única novela que escribió este fue Herediano autor El pobre Manco, Salió publicada en 1909 en Páginas Ilustradas Y fue editada al año siguiente. Es obtuvo la tercera novela que se presento y  Mención Honorífica en  Los primeros Juegos Florales de 1909, de novela.

 

La novela  El pobre Manco es de corte tradicional. Se enmarca en el típico relato de triángulo amoroso. SE TRATA DE Enfrentar al campesino, en este caso el personaje femenino con el Guaria citadino, hijo del patrón, Arturo. El tercer elemento está representado por Lico, otro campesino. El relato presenta una feliz situación inicial, es el marco ideal del hogar campesino que, una Pesar de su pobreza, vive feliz. Casi toda la obra gira Alrededor de una escena mañanera entre Lico y su madre por la tristeza de los cítricos de Este al constatar que Guaria, La Hija del mandador, no muestra mucho entusiasmo por él. Poco a poco, sabe la noticia de que acepta una Guaria Lico como Pretendiente, Después de que su padre don José,  conversara con Cura y El Este le recomendara un Lico y no al hijo del patrón, Arturo. En ese mismo lugar,  un trabajador trae la noticia de que Lico había perdido una mano en el trapiche. El accidente conmueve a todos tus amigos y Deciden visitarlo para llevarle Valor en su desgracia. Encuentran Ahí A que Guaria  Consuela a la madre de Lico ya este le jura amor eterno, un Pesar de ser manco.

 

Pero Lico se percata, Algún tiempo pasado, de que Guaria ya no es la misma y que se va Alejando poco a poco de él. La joven es victima de los chismes y le incomoda que le digan que se va a casar con un manco, Aunque por obedecer A su padre, su palabra mantiene.

 

Un día que su padre se había ausentado de la casa, Arturo se presenta a la casa de Guaria y poco a poco va aflojando Penetrando y su resistencia con falsas promesas hasta que Logra convencerla de que esa misma noche huyan juntos hacia otra ciudad y con la promesa de regresar Cuando los padres de ambos los hayan perdonado. Así sucede. Al amanecer los Hermanitos de Descubren Guaria, Guaria que ha desaparecido. Despiertan A su padre y Los Tres recorren todos los rincones de la finca y el Vecindario, poderla hallar señor. El relato termina Cuando Lico, al pasar por la casa de Guaria y oír los lamentos de don José y sus hijos, se acerca para conocer el motivo y Recibe la noticia de boca del padre de Guaria, Que Esta huyó con Arturo.

 

Esta temática descrita en la Encontramos un pecado número de novelas, no sólo de esta generación sino de otras que enfrentaron el campo a la ciudad, lo Campesinos con los citadinos, la bondad con el mal, los buenos con los malos, con lo inocente perverso. Los escritores citadinos Toman partido por los campesinos en contra de los vicios de la ciudad, las malas acciones de los hijos del hacendado, un Pesar de que no ahondan en las contradicciones reales que existencial entre ricos y pobres. El campo Aparece como un lugar idílico, bueno, amoroso, armonioso, sin vicios, religioso, apacible y los ricos hacendados lo apetecen como lugar de vacaciones, de esparcimiento y desde luego, aunque no se diga, de riqueza.



1 Fue publicada en La Revista Páginas Ilustradas Junto con La propia de Manuel González Zeledón  y A Paris de Carlos Gagini Chavarría. Primeros juegos florales, San José, Costa Rica, 1909.

 

Jenaro Cardona Valverde

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Jenaro Cardona Valverde (1863-1930

JENARO  CARDONA VALVERDE 

(1863-1930)

 

 

Jenaro Cardona Valverde nació en San José, en 1863 y murió el 5 de julio de 1930. Fue hijo del hogar formado por don Alejandro Cardona Llorens, emigrado de las islas Baleares de España. Este señor participó en la guerra de 1856. Su madre fue doña Gregoria Valverde, oriunda de San Ramón.

 

De este hogar también nació Ismael que como Jenaro cultivó, las letras y la música y Jorge, padre de Alfredo.

 

Jenaro realizó  sus primeros estudios en las escuelas de la capital y los estudios superiores en La Escuela Normal Superior de Heredia, dirigida en ese entonces por don Manuel María Romero. Deseaba estudiar humanidades y jurisprudencia, pero por razones económicas debió trasladarse, con su familia, a San Ramón. Sus deseos de estudiar, lo llevaron  a frecuentar  la  biblioteca que dirigía Julián Volio y allí despertó el interés  por la literatura y comenzó  a escribir los primeros versos y trabajos en prosa.

 

Don Jenaro también participó en la política de nuestro país. Ocupó los  siguientes cargos:

 

Cónsul de México en Costa Rica, Encargado  de Negocios de Nicaragua, Gobernador de San José, Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Internacionales de Costa Rica, Diputado al Congreso y Cónsul en Los Estados Unidos de Norteamérica.

 

Desempeñó  la profesión de periodista y fue miembro de la Academia Costarricense de la lengua.

 

Obtuvo varios premios por sus obras escritas. Su primer premio lo recibió por su poema La caída del árbol, y el otro, por  su soneto, La Lavandera.

 

Su novela La esfinge del sendero (1917), obtuvo un segundo lugar  en el concurso auspiciado por el Ateneo de Buenos Aires, Argentina.

 

Se casó, don Jenaro con doña Helena Jiménez, hija del jurista, Salvador Jiménez. De este matrimonio nacieron tres hijos: Jorge, Gonzalo y Rafael.

 

Murió en San José el día 5 de  julio de 1930,  a los 67 años de edad.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JENARO CARDONA VALVERDE

 

 NOVELA

 

1. El Primo: 1905

2. La esfinge del sendero: 1917

3. Retablo Político (inédita)

 

CUENTO

 

1. Del calor hogareño: 1929

 

POESÍA

 

1. Los  dos rivales (conchería,  firmada con el seudónimo  de Luis Quiroga): 1928

2. La caída del árbol: 1906

3. Canto  Épico: 1915

4. Dialoguillos: 1890

5. Poesía: 1890

6. La pena de muerte: 1887

7. Luz y sombras: 1891

8. Ojos de santo: 1911

9. Rimas: 1957

10. La Lavandera (soneto): 1905

11. La Quema: 1906

12. El Pozo: 1906

13. Ojos de  santo: 1907

14. Celajes de ocaso: 1920

 

Don Jenaro Cardona Valverde es un fiel representante de esta generación. Al igual que Carlos Gagini Chavarría escribió dos novelas importantes: El Primo: 1905 y La Esfinge del Sendero: 1917. La primera plantea el clásico triángulo amoroso entre personajes citadinos  y la segunda, el tema del celibato.

 

El Primo es su primera novela y la publicó en 1905.1


La novela se desarrolla en la ciudad y el campo. Don Clemente Ayala y Aguirre, viudo y con dos hijos: Julián y Matilde, forman una familia que ha venido a menos económicamente. Julián trabaja para mantener la familia, mientras que Matilde, joven muy bella, vive del parecer y aspirando a ser una dama de la alta burguesía capitalina. Tiene un novio estudioso, que piensa casarse con ella cuando sea abogado, y pueda mantenerla decorosamente.

 

La familia de Clemente se ve sacudida por la inesperada visita de Beltrán Urdaneta, primo de Matilde y Julián, joven muy rico y comerciante que ha vivido por largo tiempo en París y México, poseedor, no sólo de fortuna, sino de la cultura que dan los viajes y el roce con los grandes centros  europeos. Se hacen los preparativos para recibirlo y a su llegada le impresiona la belleza de su prima. Tras diversas veladas en casa de Clemente y  la próxima Navidad, Beltrán comienza a intensificar las relaciones con Matilde y a ganarse sus favores amorosos. Entra de lleno en la vida social de San José, conoce otros jóvenes calaveras, como Gálvez y Mario, y se rosa con las damas de la alta sociedad costarricense. Asiste a las fiestas  cívicas de fin de año, al baile en el Teatro Nacional y frecuenta la casa de campo de don Agapito, esposo de Valentina, mujer ésta, que se casó por interés de la fortuna de su viejo marido y que sirve de celestina a Matilde. Es así como Beltrán logra poseer a Matilde y dejarla embarazada. Este hecho lo descubre Diego, el novio de Matilde que jura vengarse. Beltrán, obtenido lo que buscaba, decide salir del país y solicita a su amigo Mario que asuma la responsabilidad de lo que él hizo. Éste, cuya irresponsabilidad como estudiante y degradado por la vida que llevaba fue descubierto por sus padres, acepta el engaño de no estudiar, sino llevar una vida disipada en San José y el encargo de casarse, por una fuerte suma de dinero, pagadero una vez, después de su matrimonio con Matilde. No se llega  a concretar esa boda porque Julián descubre, a través del doctor, que su hermana ha sido deshonrada  y acusa a Diego del desaguisado. Tratando de aclarar lo sucedido Diego es muerto por Julián y Matilde aclara los hechos ante su hermano.

 

El personaje conflictivo, en el triángulo amoroso, es Beltrán que representa lo extranjero, lo fútil, lo vanidoso, lo superficial, lo que viene a terminar con el equilibrio nacional de la familia costarricense. Es la ambición, el deslumbramiento, lo que la lleva a la degradación. La violación de las reglas morales, la conduce al fracaso y al fatalismo e induce a su hermano a matar a un inocente. Es el castigo por infringir el código. El nacionalismo de Jenaro Cardona Valverde no pesa para defender o enfrentar el campo con la ciudad, sino a la ciudad con lo extranjero, sus costumbres libertinas y la brillantez del lujo superficial y carente de valores, simbolizado por don Beltrán, al igual que Mr. Ward, el yankee, en El árbol enfermo de Gagini y Mr. Cassey en El Problema de Máximo Soto Hall.

 

La trama de la novela se desarrolla en San José centro, a principios del siglo XX, en el parque Morazán y sus alrededores, sitio donde vivía la familia Ayales y en San Pablo  de Güitite, lugar donde vivía Trillito, personaje que sirve de paralelo a los acontecimientos que sufriría Matilde: el Teatro Nacional, centro de actividades  sociales de la oligarquía, el Gran Hotel, donde se hospedaba Beltrán, la finca Monte Azul y otros lugares rurales donde veraneaban los citadinos, Agapito y Valentina, que eran una especie de Celestina; y la Corte Suprema de Justicia, donde Diego desarrolla un caso judicial.

 

Jenaro Cardona Valverde plantea un aspecto social que hacía entrada a presentarse a principios del siglo XX, la venida a menos de algunas familias oligarcas y la pérdida de valores y desde luego una crítica a la vida superficial de los josefinos, sumergidos en el deslumbre de lo extranjero, del lujo, del derroche y del mal uso del dinero. También refleja la estafa moral y económica a padres campesinos de hijos que enviados a estudiar a la ciudad eran atraídos por la vida facilota. Este es el caso de Mario. Lo extraño, lo foráneo, el progreso, lo extranjero era peligroso. Y en el enfoque de la mujer, reproduce el encomillado milenario invariable:

 

"Comprendía que la mujer en Costa Rica no puede alimentar otra aspiración que la del matrimonio, siempre que en este paso halle probabilidades de que el elegido para marido reúna ciertas condiciones que le aseguren un éxito sino brillante, por lo menos aceptable".1

 

Es una novela que ha sido poco estudiada pero que según nuestro criterio simboliza una sociedad costarricense, sobre todo josefina, en decadencia moral, embriagada de consumismo burgués superficial, y víctimas de su propia insuficiencia cultural. Es la aldea que quiere vivir el esplendor de las grandes ciudades, cuando apenas inicia los primeros pasos.

 

El campo, en esta novela sólo sirve de marco y descanso de los josefinos. Quizás por ello no ha sido tan apreciada esta novela por la crítica, pues los vicios y la degradación no provienen de los "conchos" sino de los ricos "venidos a menos" y puestos en evidencia como lo que eran, incultos, pretenciosos e ignorantes y que vivían más del parecer que de su propio ser. Julián representa el modelo de costarricense que deseaba el autor: estudioso, serio, auténtico y noble.

 

La segunda novela la tituló La esfinge  del sendero1 y la publicó en 1917. Obtuvo el segundo lugar en el Concurso de Novelas Americanas, auspiciado por el  Ateneo Nacional de la República de Argentina, en 1917. En opinión del señor Estanislao S. Zeballos, merecía el primer lugar, pero razones de índole religiosa hicieron que otros jueces se inclinaran  por otra novela de menor calidad literaria. Su misma designación, en el segundo lugar y su publicación, causaron una gran polémica en el ambiente literario de Buenos Aires y una fuerte discusión entre Zeballos y  otro miembro del jurado.

 

En ese entonces los críticos literarios, como ahora, por desgracia muchos, confundían la literatura con la realidad y no le conferían el derecho de la autonomía. La obra literaria es creación, invento, embuste si se quiere, y no es otra cosa, por más que los lectores traten de encontrarle parecidos.

 

La esfinge del sendero, es, a nuestro juicio, la novela mejor lograda de este Período Naturalista (1890-1934) y no sólo de la generación modernista de 1897. Es una novela que, por primera vez, cumple con el rasgo sobresaliente de la conceptualización del género novelístico: su totalidad. No se narra un episodio, un acontecimiento sino un mundo complejo, abierto, acabado. Por ello resulta ser una novela de un tamaño considerable, propio de este género. Los acontecimientos narrados necesitaron un tiempo cronológico de más de treinta años de historia, un espacio ubicable y calificado, varios personajes con sus propias historias pero ligados en un mismo espacio e inmersos en los mismos acontecimientos, aunque con funciones diferentes. Y como veremos, los personajes, a pesar de ser tipificados desde la óptica del narrador-autor, propio de la novela monofónica, tienen su personalidad definida y se codifican bajo una programación muy cercana a los humanos: sufren, viven, enferman, trabajan, disfrutan, tienen sus propias convicciones. No se presentan como malos y buenos sino que ofrecen la dualidad propia del hombre: la lucha entre el bien y el mal, con errores y aciertos, propios de la naturaleza humana.

 

Es una novela de tesis que no se oculta sino que se exterioriza. La tesis es evidente, patente: el celibato es una aberración de la religión católica.

 

"...le había amado a pesar de su carácter sacerdotal, saltando sobre toda esa conveniencia social, sobre los dogmas de la iglesia que excluye a los clérigos de la dulce comunión del amor, empeñada en hacer de ellos, seres sin sexo, eunucos mutilados por la cuchilla de un credo absurdo."2

 

El padre Félix sufre en carne propia la ley del celibato. Y el narrador  dice de él:

 

"...Y divagaba, divagaba; pensaba en la enorme equivocación, en la ley inmoral y cruel que le ponía fuera de la comunión del amor, como si fuera una criatura sin sexo, sin nervios, sin corazón y sin alma."4

 

Y  en boca del padre Juan está la clave de la novela, su tesis que estará en toda ella:

 

"_ Escucha, hijo; si tu fe vacila, y tu corazón flaquea en la jornada que has emprendido, llevando la pesada cruz que haz alzado, antes que la hipocresía manche tu traje de apóstol, despójate de él primero, y sigue los impulsos de tu alma. ¡Pero no la manches! La hipocresía en el sacerdote es grave pecado...Sé fiel a tus promesas."1

 

Este será el consejo que el padre Rafael María seguirá al final de la novela. Se despojará del hábito sacerdotal y tomará a Engracia por mujer, siguiendo los dictados del corazón y de su alma. Así termina la obra.            

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          
Estructura su novela con base en esta tesis. Así el padre Juan es el ejemplo de un sacerdote, tal y como la iglesia lo quiere, sin pecado, un santo que vive el apostolado sin mancha  y que cumple todos y cada uno de los mandatos de la iglesia, al pie de la letra. Opuestos a él, están los sacerdotes Félix  y Martín pero sobre todo el Padre Félix que no sólo viola las leyes de la iglesia, sino de la misma naturaleza, al poseer y tener hijos con su propia hija. Sus vicios lo llevan a la total degradación y  termina en el asilo Chapuí, víctima del alcoholismo y loco. Es el contraejemplo del padre Juan, la antítesis. Y la novela propone al padre Rafael María como la síntesis, lo deseado, a pesar de que no se logre plenamente, que sería la unión de Engracia y Rafael María, sin tener que dejar  de ser sacerdote. Rafael María simboliza al sacerdote bueno, ejemplar, respetuoso que lucha contra sí mismo para cumplir con el mandato de la iglesia, que prohíbe tener mujer a un sacerdote, pero que al final renuncia a aquélla, para realizarse como hombre y completar su naturaleza. En él sintetiza, el autor, su tesis de que el celibato es una ley inmoral e injusta, producto del hombre y no de orden divina y que va contra la condición natural. Su aspiración se centra en un sacerdote que pueda formar un hogar honrado y que lleve las dos misiones a la vez: esposo digno y apóstol de Dios, ejemplar. El título de la novela es el mejor símbolo para simbolizar el amor de Rafael María por Engracia y su atracción más allá de su propia conciencia, La esfinge del sendero. 

 

El tema de esta novela es polémico y  difícilmente habrá consenso. Quizás lo delicado del mismo y la crudeza de algunos comentarios del narrador o los personajes, han hecho que sea poco conocida y leída. Nunca se ha puesto, como lectura obligada de alumnos de secundaria  y en escasas ocasiones, se lee en las universidades; mientras que otras novelas de menor valor literario, sí se mantienen en las listas oficiales del Ministerio de Educación. Si esta novela se lee con detenimiento, encontraremos que es  moralista, conservadora, ejemplarizante y que lejos de atacar a la iglesia, la defiende, hasta contra los masones y liberales que -según el narrador- habían expulsado las órdenes de las religiosas y los  jesuitas.

 

La novela presenta un marcado determinismo y la fatalidad juega un rol importante. Los acontecimientos suceden para cambiar el curso de las acciones de los personajes. Engracia y Rafael María son huérfanos y tienen un origen trágico. El padre de Rafael María murió en San Lucas, por haber matado al hombre que deshonró su hogar, y su madre huye a Nicaragua con su amante. Por accidente viene a morir a un lugar cerca del curato que asiste Rafael María y le toca  a éste darle los santos óleos, asistir a su muerte y perdonarle sus  pecados. El padre Félix no desea nunca ser sacerdote, pero su madre lo obliga a seguir esa carrera y se convierte en víctima de su destino. El esposo de Engracia  llega a ser  un alcohólico y termina en la cárcel. Pablo, hijo del padre Félix y su amigo Alonso, novio de su hermana, Eulalia, cuando descubren que está embarazada del padre Félix, huyen aterrados y buscan el fin de sus días en la guerra. Todos estos personajes parecen estar signados por la fatalidad y un destino inclemente y despiadado.

 

A pesar de presentarse los clásicos triángulos amorosos: Alonso-Eulalia- Padre Félix (separador), Rafael María- Engracia- Ley Religiosa (separadora), Mauricio  es un separador ficticio, y otros de menor importancia. Sólo los amores de Rafael María y Engracia  terminan en mundo feliz, pues confirman la tesis de la novela.

 

No deseamos terminar estas reflexiones sin afirmar que el espacio físico, San Roque y El Piñal,  sus costumbres y la vida cotidiana de sus habitantes, así como sus aspiraciones, sus creencias, su forma de vivir, reflejan con bastante verosimilitud la problemática desarrollada en la novela y la hacen representativa de la vida social  rural de  Costa Rica a principios del siglo veinte.



1 Cardona  Valverde, Jenaro. La esfinge del sendero. Antonio Lehmann, San José, 1970.

1 Cardona, Valverde, Jenaro. El Primo, Ed. Costa Rica, San José, 1980. pp. 66-67.

1 Cardona Valverde, Jenaro. La esfinge del sendero. Ed. Costa Rica, San José, 1970.

2 Cardona Valverde, Jenaro. Ob. Cit., p. 5.

3 Íd. p. 93.

4 Ib.

 1 Íd. pp. 160-161.

 

Segunda Generación: 1987. El Modernismo

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SEGUNDA GENERACIÓN: 1897. MODERNISMO

 

 

 

NACIDOS: 1860 A 1874

GESTACIÓN: 1890 A 1905

VIGENCIA: 1905 A 1919

 

 

Esta generación está formada por los novelistas nacidos de 1860 a 1874. Es la segunda generación del período naturalista y se presenta como una generación de consolidación de algunos rasgos iniciados por la generación anterior y apertura de otros más innovadores, como son los modernistas. Precisamente por ello recibe el nombre de generación modernista. A ella pertenece Rubén Darío (1867-1916), epónimo  de esta generación y punto de partida para fijar las demás generaciones.

 

Desarrolló, por excelencia, la poesía. Es el género preferido y alrededor  de él, los poetas dejaron obras significativas. Pero el género novelístico también se cultivó y como ejemplo sobresaliente citamos a Enrique Larreta (1875-1961), argentino, con su famosa novela, La gloria de Don Ramiro: 1908, Mariano Azuela (1873-1952), mexicano, con su novela, Los de abajo: 1916,  Manuel Díaz Rodríguez (1871-1927), venezolano, con su obra, Ídolos  Rotos: 1901 y Federico Gamboa (1864-1939), mejicano, con su novela de prostitución, Santa: 1903, para citar sólo algunos de los más importantes.

 

La temática de su preferencia fue muy variada. Escogieron motivos exóticos y cosmopolitas y se inclinaron por el universalismo. Fueron impresionistas y cuidaron sobremanera el lenguaje. No escatimaron  los neologismos, la abundante adjetivación y los efectos sensoriales, como que el parnasianismo y el simbolismo franceses, fueron su fuente. Estos novelistas investigan detenidamente los contextos históricos que deciden novelar  y tratan de representarlos con gran fidelidad, en sus descripciones, retratos, costumbres, etc. La presentación de los hechos y los personajes siguen la misma lógica causal logocéntrica de toda esta época. Se observan los hechos, se presenta un marco inicial, se abren los procesos, luego de retratar los personajes, y se desarrollan  los conflictos hasta llegar a una situación final resolutiva, sea esta positiva o negativa, lo cierto es que siempre será racional.

 

En estas novelas encontraremos las más variadas oposiciones: lo viejo frente a lo nuevo, lo exótico frente a lo conocido, el campo frente a la ciudad, los buenos frente a los malos, lo grotesco, truculento, frente a lo sublime y bello, lo tradicional, frente a lo moderno y por su puesto, un gran culto a la belleza, la armonía, la naturaleza y sus poderes. Es el culto esteticista  que tanto caracterizó al modernismo.

 

En Costa Rica tenemos, en esta generación, por primera vez, a escritores de gran valía: Jenaro Cardona Valverde (1863-1930), con sus novelas  El Primo: 1905 y La esfinge del sendero: 1914, Carlos Gagini Chavarría (1865-1925), con sus novelas El árbol enfermo: 1918 y La caída del águila: 1920, Roberto Brenes Mesén (1874-1947), con su novela (relato) Lázaro de Betania: 1932. Manuel González Zeledón (1869-1936), con su novela (relato) La propia: 1910, Gonzalo Sánchez Bonilla (1864-1965), con su novela El pobre manco: 1909, Rogelio Fernández Güel (1868-1918), con su novela Lux et  umbra: 1911 y el guatemalteco Máximo Soto Hall (1871-1944), con sus novelas El Problema: 1899 y Catalina: 1900. A esta generación de novelistas  costarricenses pertenecen también, el cuentista don Ricardo Fernández Guardia (1867-1950) y poetas, tan importantes como Aquileo Echeverría (1866-1909) y Enrique Hine (1870-1928), que comparten las mismas inquietudes literarias desde otro género: la lírica.

 

En Costa Rica esta generación, presentó, no sólo el inicio de una literatura nacional realista, en las versiones naturalista y modernista, sino una polémica que a pesar de haber sido descrita y analizada por casi todos los  historiadores y críticos de nuestra literatura, tiene más importancia de lo que han querido asignarle. No fue una cuestión superficial, muchas veces descrita  diferenciada por el uso del lenguaje, ni una actitud despectiva e irónica hacia los temas campesinos del campo costarricense o temas solemnes europeos. Es, según nuestro criterio, un aspecto importante de la formación social y cultural del costarricense de índole ideológico que no se ha sido desarrollado por la crítica y menos por la historia.

 

Hacia 1900, en el periódico  El Heraldo de Costa Rica y en 1902 en La Prensa Libre se planteó una polémica en términos muy claros. ¿Escribir sobre asuntos nacionales o extranjeros? Los principales promotores fueron don Ricardo Fernández Guardia, residente en ese momento en París, y don Carlos Gagini Chavarría, principalmente, porque participaron muchos otros más. Don Ricardo,  joven educado en Europa, publicó  en 1894 un libro de cuentos titulado Hojarasca con temas y formas alejados de lo nacional. A ellos contestó don Carlos  en 1898, cuatro años después, con otro libro de cuentos que llamó Chamarasca, con doce cuentos, dos más que don Ricardo, con motivos y temas nacionales. Diferentes en lo temático, iguales en la forma. A pesar de que la polémica se planteó más recargada sobre el uso o no, de un lenguaje  realista, tal cual se realizaba en ese momento (el habla popular del campesino), además abarcó otros aspectos significativos ajenos a tópicos nacionales e inició la constitución de dos grupos opuestos dentro de la cultura  general, y literaria, en particular, en la que se ha centrado hasta hoy (1997) el quehacer cultural del país.

 

 La polémica no es un asunto trivial entre  escribir sobre una india de Pacaca o una bella francesa, como escribiera Ricardo Fernández Guardia (1867-1950) o utilizar el diccionario de barbarismos en detrimento del diccionario de la Real Académica. Ambos escribieron obras que nada tienen que ver con Costa Rica como la "novela" (relato) El Sargento Gerard: 1999  de Carlos Gagini (1865-1925) y los Cuentos Grises: 1918 pero no fueron indiferentes a esta temática. Muestra de ese sesgo es la obra los Cuentos Ticos: 1901, de don Ricardo Fernández Guardia que utilizarían una temática costarricense. Detrás de esa externa polémica  se ocultaba una  ideología, producto de su condición económica y una formación cultural diferentes, a pesar de pertenecer al mismo grupo oligárquico, por no disfrutar los mismos beneficios económicos y las mismas posibilidades de educación y contactos culturales

 

Ya lo notamos en la generación anterior, entre los únicos dos novelistas que pertenecen a ella, Juan Garita Guillén y Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno. El primero de bajos recursos, con menos roce cultural europeo, pero con más acercamiento al pueblo, por vivir insertado en él y compartir  sus alegrías y tristezas; el otro más cerca del poder, de la oligarquía cafetalera y el disfrute de un ambiente más burgués. Ahí comenzó el fondo de la polémica. Mientras Juan Garita Guillén escribió sobre los pobres (Conchita), Jesús Jiménez Oreamuno escribió sobre los ricos de Cartago y los españoles, aunque los dos utilizaran el mismo género literario.

 

Y esta polémica no terminó aquí, por más que algunos lo crean. Fue su origen y, aún hoy, se mantiene vigente o ¿no estamos viviendo en la Asamblea Legislativa dentro del Partido Liberación Nacional, los mismos dos grupos, de hace casi cien años?  ¿No es cierto que ellos hayan sido llamados los maiceros y los príncipes? Pertenecen al mismo partido, a la misma fracción parlamentaria y al mismo grupo oligárquico, pero son diferentes en su formación intelectual y cultural.

Éste ha sido el origen, y hoy sigue vigente, de la cultura elitista costarricense, salvo contadas excepciones, que tendremos ocasión de analizar conforme vayamos estudiando cada una de las generaciones de novelistas costarricenses.

 

Otro aspecto que debemos tener presente es que los dos grupos escribieron sus obras pensando más en un lector extranjero, que en uno costarricense y menos en un campesino o concho como solían llamarlos, y que posiblemente nunca los leyó. Los nacionalistas pusieron su empeño en darnos a conocer tal y como éramos, pobres, "polos", folclóricos, patillos, buenos, incultos y por qué no, hasta tontos, y los europeístas prefirieron ignorarnos, por razones que no están en nuestro interés. Los escritores de ambas tendencias escribieron con un distanciamiento emocional en su visión que los hacían visualizar con mentalidad de hombres cultos. Por ello el narrador de sus novelas distinguió claramente cuándo hablaba un campesino y cuándo  él, el culto, el maestro, el dueño de la verdad. ¿No fue esto lo que hizo, Manuel González Zeledón, Carlos Gagini Chavarría, Ricardo Fernández Guardia y Aquileo Echeverría?

 

Por último deseamos señalar que se ha cometido un error al  valorar las obras como buenas,  si se trataban de nacionalistas, o  malas, si eran europeístas. La obra no es mejor o peor por un asunto patriótico o patriotero. Esto también deberemos ponerlo en su debido lugar y quizás hoy, más que nunca, los críticos literarios se están dando cuenta que la literatura está más allá de las cuestiones ideológicas y sobre todo políticas  o partidarias.

 

Desde luego que los que escribieron una o más novelas en esta generación no formaron una generación de novelistas costarricenses aunque son parte de ella. Tendremos que esperar hasta la época contemporánea, en el primer período, a la generación de 1942, para certificar el nacimiento de la primera generación de novelistas costarricenses propiamente codificada.

 

Los novelistas de esta generación son los siguientes:

 

Jenaro Cardona Valverde (1863-1930)

Gonzalo Sánchez Bonilla (1864-1965)

Manuel González Zeledón (1864-1936)

Anastasio Alfaro González (1865-1952)

Carlos Gagini Chavarría (1865-1925)

Caridad De Salazar Fernández (1869-1948)

Máximo Soto Hall (1871-1944) (guatemalteco)

Ramón Junoy (Español, nacionalizado costarricense) (1871-1951)

Roberto Brenes Mesén (1874-1947)

Juan Garita Guillén

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JUAN GARITA GUILLEN

(1859-1912)

 

 

El 14 de febrero  de 1859 nació Juan Garita Guillén, Fray Juan, como se le solía llamar. Para algunos, nació en San Rafael  de Oreamuno donde realiza sus primeros estudios, pero para otros, su pueblo natal fue Tierra Blanca, pueblito donde transcurrió gran parte de su vida. En ese lugar se depositaron sus restos en la iglesia y de ahí fueron trasladados  posteriormente al cementerio general.Sus padres fueron Rosa Garita Víquez, de Tierra Blanca y Juan Guillén Mora, de San Rafael de Oreamuno. Este hogar estuvo formado por los cónyuges y siete hermanos: cinco mujeres y dos hombres. Él fue el mayor de esta numerosa familia.Realizó sus estudios secundarios en el colegio San Luis Gonzaga de Cartago. Posteriormente  estudió en el Seminario y de ahí pasó a León de Nicaragua, donde completó la carrera sacerdotal.

 

Su  padre se opuso a que siguiera dicha carrera, pues eran muy pobres y necesitaba su ayuda laboral para llevar el sustento a su familia. No obstante, Juan, siguió adelante con sus estudios, los que finaliza en 1884. El 20 de diciembre de ese año, recibió las órdenes sacerdotales de manos de Monseñor  Bernardo Augusto Thiel, en Nicaragua.

 

Pocos años después de haber ingresado a Costa Rica, proveniente de Nicaragua y comenzando su cargo sacerdotal, precisamente en el año de 1885, Juan Garita Guillén protesta por la expulsión de dos sacerdotes, Rosero y Marino, fuera del país. Publicó su protesta en una hoja suelta y por ello fue confinado, en la isla de San Lucas y castigado físicamente con veinticuatro azotes. Estaba a la cabeza de la república, el licenciado Próspero Fernández y como gobernador Bernardo Soto, que fue el que dio la orden del destierro.

 

Desde joven, Juan Garita Guillén, escribe en forma asidua. El paso por diferentes pueblos le permite conocer más de cerca a los campesinos. Pasó por  Santa Ana, Santa María de Dota, Paraíso, Escazú, Tabarcia, Térraba, Puriscal, Piedras Negras, Tierra Blanca, entre otros.

 

No solo se dedicó a los menesteres religiosos, más bien desempeñó diversos oficios y cultivó con ardor la tierra. Fue un campesino que trocaba y turnaba los oficios de la iglesia con el  trabajo diario de la tierra.

 

Sus  escritos varios, firmados con los seudónimos de Fray Juan, Garabito, y Tío Berrinche, van desde el simple cuadro de costumbres hasta novelitas cortas doctrinales, así como trabajos sobre agricultura. En todos los casos  fueron obras escritas bajo un código estrictamente moral y pensando siempre en que fueran útiles a sus conciudadanos.

 

Nunca dejó, Juan Garita Guillén, de estudiar. Conocía y practicaba  varias lenguas: latín, griego, inglés y antes de morir, estudiaba el chino. Otro de sus pasatiempos fue la música. Él mismo tocaba  violín y guitarra.

 

Fue antiliberal y se oponía  al anarquismo. En no pocas ocasiones aconsejó  a sus feligreses que diesen el voto a candidatos católicos. Fueron  sus preocupaciones la formación moral y religiosa, las normas sociales y los aspectos prácticos de la vida.

 

EL poeta colombiano José Manuel LLeras fue el que escribió la primera letra del Himno Nacional de Costa Rica en tiempos del gobernante Tomás Guardia Gutiérrez, el 15 de setiembre del año 1973. Oficialmente no se instituyó esa letra por varias razones: era muy larga, adulaba en demasía al General Guardia, atacaba a la Cuádruple Alianza centroamericana, etc.

 

Fue el día 24 de junio de 1879, años después de esos sucesos que se entonó el Himno Nacional con una nueva letra, escrita por el seminarista cartaginés Juan Garita Guillén. Tampoco se oficializó pero se usó por algún tiempo.

Murió en el año 1912. 

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JUAN GARITA GUILLÉN

 

NOVELA

 

1. Clemente Adán: 1901 (fue  un relato publicado en tiradas en El Eco Católico).

2. Conchita: 1904 (relato)

3. Juanita Ruiz: 1911 (fue llamada Los héroes inéditos, publicada en El Independiente). Es un relato.

 

POESÍA

 

1. Fábulas y fabulillas: 1908

2. A la patria en sus  días: 1908

3. Mis sueños: 1908

4. El Mundo: 1905

5. Al aguacate: 1905

6. Los cuatro borricos: 1908

7. Receta para componer versos: 1908

8. Los bueyes en rebelión: 1908

 

 

CUADROS DE COSTUMBRES

 

 

1. Diálogo Campesino: 1905

2. La pedida de la novia: 1905

 

 

Para algunos críticos literarios, estas obras escritas por Juan Garita Guillén, no llegan a ser novelas. Así  Virginia Sandoval les llama noveletas. Otros ni siquiera las consideran como parte de la literatura costarricense. Nuestro interés es dejar testimonio de que, a pesar de  las limitaciones  genéricas y literarias, presentes en estas obras, lo cierto es que este sacerdote fue pionero en nuestra novelística y dio un aporte importante a su desarrollo de ella,  desde el  aspecto temático y costumbrista.

 

Sus novelas, como él las llamó, reflejan su formación religiosa y su deseo de ejemplarizar a sus feligreses, sobre todo a la mujer. Son ejemplos de virtud, y cuando un personaje bueno se equivoca, o es víctima de un acto indigno de un personaje malo, es recompensado con el éxito final. Las novelas parten de una situación conflictiva que interrumpe la armonía de un mundo idílico, gracias a un acto malvado de un personaje malo y se desarrolla rápidamente para demostrar el poder de la virtud y de la providencia que hace triunfar el bien sobre el mal: Al final todo vuelve a ser feliz, como al principio: el malvado es castigado y los buenos son recompensados con la felicidad terrenal y, posiblemente, con la celestial.

 

Los personajes no son sometidos a un ambiente determinante y fatalista, sino a situaciones aisladas, casuales de personajes egoístas y descarriados, pero luego de varias acciones recobran el derecho a la verdad, el equilibrio y la felicidad, por el simple hecho de ser buenos, virtuosos y seguir la doctrina cristiana. Estas virtudes lo hacen merecedor al premio final, a pesar de no realizar casi acción alguna para merecerlo. La providencia divina se encargará de resolver, casualmente, sus accidentales momentos difíciles que atraviesan. Los personajes no padecen  actos degradantes,  tal como sucede en las novelas  sobre prostitución como Santa: 1903 de Federico Gamboa (1864-1939) en México (generación siguiente);  y otras posteriores como Nacha Regules: 1882 de Manuel Gálvez (1882-1962), en Argentina; Juana Lucero: 1900 de Augusto D'Almar, seudónimo de Augusto Goeminne Thomson (1882-1950), en Chile; o La Charca: 1894 de Manuel Zeno Gandía (1855-1929), en Puerto Rico. En estas novelas los personajes no se degradan. Sólo se pone a prueba su virtud y jamás se ejecuta acto alguno contra ella. Al final, contrario a las novelas de prostitución propias de este período y de esta generación en Hispanoamérica, en ellas, los personajes encuentran un mundo feliz, ameno, equilibrado y casi celestial.

 

La primera novela que publicó este autor la llamó leyenda y es Clemente  Adán y la publicó en1901.1

 

La ubica en el año 1732. Una familia española  que se radicó  en las cercanías del volcán Tenorio, don Martín Adán y Garayar y doña  Josefa  Golfín y Campo y su hijo Clemente Adán, logran  poseer una finca muy productiva llamada Muza y gozan de ser unos hacendados muy ricos.

 

Clemente Adán es enviado a León de Nicaragua a estudiar para sacerdote. Luego de varios años de  permanecer en el colegio, tiene un conflicto con un compañero  y decide regresar a su casa. Después de varios días de viaje, retorna a su casa y presenta una conducta extraña  y  muy enfermiza. Un día decide salir de caza a un bosque cercano. Suceden varios acontecimientos  en este viaje hacia la montaña y los padres lo dan por muerto. Él, mientras tanto, se interna en la montaña y llega a un valle, donde descubre dos niños indígenas a quienes salva del ataque de un león enfurecido, muerto por él de un disparo certero. Minutos después es conducido al poblado indígena  donde se convierte en misionero de ellos. Los bautiza y les da los primeros contactos con el cristianismo. Con los indígenas suceden varios acontecimientos relacionados  con su función apostólica, hasta que al término adquiere una enfermedad que le conduce a la muerte.

 

No es una novela y menos una leyenda. Es un relato de aventuras con el fin de presentar un ejemplo de misión cristiana. Es fundamentalmente doctrinal.

 

El narrador en este caso no escatima esfuerzos por dirigir al lector, convencerlo de lo que  le cuenta. Por ello señalamos que la voz del narrador  es la misma del autor, a pesar  de disfrazarse, en la tercera persona. Un truco para descubrir  lo que afirmamos es convertir un texto en tercera persona, expuesto por un narrador omnisciente, en un narrador protagonista de primera persona, sin afectar en nada el sentido del texto. Esto  se puede hacer con el mismo propósito a muchos novelistas, aún de generaciones pertenecientes a la época contemporánea. Veamos un ejemplo. Primero lo transcribimos tal y como aparece en la obra y luego lo convertimos a la primera persona protagonista.

 

"Desde el siguiente día emprendió nuestro héroe un trabajo muy difícil: el estudio del idioma guatuso. Para esto le sirvió en gran manera  el cariño con que le distinguió  la niña salvada por él, a quien puso el bello nombre de María. Un sentimiento de gratitud o admiración la unió de tal modo a su providencial salvador, que rara vez  se separaba  de su lado. Le indicaba los objetos y le repetía el nombre, hasta que lo pronunciaba  bien. Él, por su parte, comenzó a inculcarle los rudimentos de nuestra  Fe y a enseñarle el texto de la doctrina"1.

 

Ahora el texto transformado a la primera persona:

 

"Desde  el siguiente día emprendí un trabajo muy difícil: el estudio del idioma guatuso. Para esto me serví en gran manera  del cariño con que me distinguió la niña salvada, a quien puse el bello nombre de María. Un sentimiento de gratitud o admiración  la unió de tal modo al providencial salvador, que rara vez  se separaba de mi lado. Me indicaba los objetos y me repetía el nombre, hasta que  lo pronunciara bien. Yo, por mi parte, comencé a inculcarle los rudimentos de nuestra Fe y a enseñarle el texto de la doctrina."2

 

Las implicaciones de este tipo de narrador las hemos comentado  detalladamente. Es propia de la novela monofónica y de la época moderna realista aunque se sigue dando  en  algunas novelas escritas  en nuestros días.

 

Conchita es la segunda novela y la publica en1904.

 

Es, según su autor, una novela  de costumbres (relato) que le sucedió a una señora conocida por él y que le autoriza contarla para alertar a otras campesinas que pudieran pasar  por igual situación.

 

Conchita es una campesina  de quince años cumplidos, muy  bella y virtuosa, oriunda de un pueblo trabajador y también de costumbres sanas, una especie de lugar ameno. Su hogar es ejemplar. Sus padres, Antonio Fuentes y la señora Nicolasa Poveda, no son muy ricos, pero no sufren pobreza. Ella es hija única y es pretendida por un campesino honrado y trabajador, muy virtuoso, llamado Moncho. Aparece el tercer elemento que configura el triángulo amoroso, el malo. Este se llama don Rafael, sobrino de una familia buena, de la ciudad venida a menos: don José, su esposa doña Pepa y su hija, Flora, de igual edad que Conchita. Rafael había ido a  Francia a estudiar pero no logró sacar título alguno y gastó la poca herencia de su padre. Regresó a su casa y, después de muerto su padre es ayudado por la familia paternal.

 

En el tiempo de recoger el maíz, la familia de don Rafael visita la familia de Conchita, en el campo y se inicia la persecución de don Rafael tras Conchita. Esto se ve favorecido por la solicitud de Flora para que Conchita visite la ciudad y viva un tiempo con ellos. Rafael aprovecha esa situación y asedia a Conchita para ganarse su favor, pero ella, en todo momento, lo rechaza. Por tal motivo planea ganarse sus amores por medios indignos, envía una carta a los padres de Conchita, indisponiéndolos contra ella. La mal informan, diciéndoles que ella se comporta, en la ciudad, como una cualquiera. Los padres reaccionan en contra de su hija y eso entristece a joven, por lo que decide regresar a su casa y contarles la verdad, no sin antes acudir al cura  para obtener su consejo. Este escribe una carta  a los padres de la muchacha y les cuenta la realidad de los hechos. Conchita hace los preparativos para regresar a su pueblo, pero don Rafael inicia un plan para obtener por la fuerza el amor de ella. Convence a la familia de su tío para que don Blas, un trabajador viejo de la familia, acompañe a la campesina de regreso a su casa. Así se realiza el viaje de regreso de la joven, y cuando don Blas, persuadido por el enamorado, deja a la niña en un rancho que al creer de don Rafael, está abandonado.  Luego conduce a su sobrina hasta la ciudad donde la espera su padre y su novio que la reciben alegremente y conocen la verdad. Don Rafael es apresado por  ladrón y enviado al penal San Lucas. Conchita se casó con su novio y fueron muy felices.

 

El autor- narrador no se detiene casi a describir las costumbres del pueblo, sólo las cita y  presenta los acontecimientos en forma rápida, sin detenerse en detalles. Lo que parece interesarle es el escarmiento del acto incorrecto y el éxito de la virtud. Es una actitud moralista, ejemplarizante y no hay  interés en  crear una novela, arte, literatura sino utilizar el género para efectos didáctico-doctrinales. Por eso las apariciones de hechos y personajes providenciales están  presentes en los momentos menos esperados. Lo verosímil del relato se viola constantemente y lo providencial se convierte en el arma más importante para resolver los conflictos más difíciles por los que pasan los personajes. Sólo un ejemplo. Cuando Conchita es dejada en el rancho sola, dice el narrador:

 

"Ella quiso gritar y la voz espiró en su garganta. Pero en ese momento un anciano de aspecto venerable  y tranquilo apareció por el lado opuesto, trayendo al hombro un calabazo de agua.

¿Quién era este hombre providencial?".1

 

Sin comentarios.

 

La tercera novela (relato) escrita por Juan Garita Guillén  la llamó  Los héroes inéditos, Juanita Ruiz: 1910.

 

Esta es una novela, que así la llama su autor, de aventuras. Consta de  dieciséis capítulos pero no va más allá de  28 páginas.

El autor asegura que la protagonista fue su amiga.

 

La narración la inicia  con un diálogo entre Manuel, joven soldado espartano y Luis, su amigo. Éste le comenta que  Juanita, joven muy bella, se va a casar con Pedro Marín, muchacho honrado y virtuoso del lugar. Manuel Díaz, que había pretendido, a la doncella sin esperanzas, decide intervenir para que ese matrimonio no se realice.

 

Nuevamente el triángulo amoroso es el tema de esta novela. Luis y la joven, los buenos, y Manuel, el malo. Este último envía una carta al señor Político, cuyo contenido gira sobre supuestas acciones revolucionarias de parte de Luis Marín, contra el gobierno. Por ello es apresado y enviado al presidio de San Lucas. Su prometida prepara y realiza la escapatoria de Luis del presidio, y junto con él vive en la  isla-península  Uvita, como un Rovinson Crusoe. El obispo Thiel, antes de llegar a este lugar ameno, les casa. Por último  la familia de  Luis Marín logra el indulto de su hijo y la  pareja  regresa a su pueblo para vivir feliz  por el resto de su vida. Al regreso ven a Manuel, su enemigo, dirigirse al presidio de San Lucas por haber matado a un hombre en una reyerta.

 

En la narración de esta novela se presentan todos los vicios narrativos expuestos anteriormente y los rasgos de un narrador-autor que no distingue entre la historia y la literatura, el arte y la realidad.



1 Garita Guillén, Juan. Ob. Cit. 1901.

1 Op. Cit., p.122.

2 La conversión es nuestra.

 

1 Ob. Cit. p. 176.

TERCER PERÍODO: NATURALISMO

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PRIMERA GENERACIÓN: 1882. CRIOLLISMO

 

 

NACIDOS: 1845 A 1859

GESTACIÓN: 1875 A 1889

VIGENCIA: 1890 A 1934

   

 

Esta  generación está formada por los nacidos entre 1845 y 1885. Es la primera del período y es  una generación de ruptura.

 

Los novelistas asumen el criollismo como su postura literaria. Incorporan el campo y la problemática social con algún grado de rigurosidad tal el gaucho, en Argentina, y el concho, en Costa Rica, incorporan, sobre todo en los países más desarrollados desde el punto de vista literario, Chile, Argentina y México, una visión sociologista, determinista y psicologista.

 

El  campo o las aldeas que salpican los alrededores de la ciudad, su vida y costumbres son  la materia prima de estas novelas. Los personajes populares (el concho) y la temática social dejan de ser representados cómicamente, folklóricamente, y se incorporan con cierto rigor científico, por lo menos, esa fue la intención. Las figuras populares ocupan el escenario  como lugar donde suceden dramáticamente hechos sobresalientes de la humanidad. Los más desheredados son tomados en cuenta por los escritores naturalistas, no importa que sean prostitutas, pobres campesinos, personas con deficiencias mentales, delincuentes, mendigos, etc.

 

Otro aspecto que cobró vigencia fue la violencia, la crudeza del sexo, la pasión, el  horror, la patología repugnante, el "perro mundo", el dolor del desposeído. Se enfrentarán el campo a la ciudad, lo nacional a lo extranjero, lo bueno contra lo malo, lo feo y grotesco con lo sublime y noble, el lujo y la ostentación, con lo humilde y la pobreza. En otras palabras el poder contra la servidumbre. El rico contra el pobre. La forma típica de presentar estos  aspectos es bajo la utilización del famoso triángulo amoroso. En Costa Rica lo vamos a encontrar, como motivo reiterante, en casi todas las novelas de esta y las siguientes generaciones y de algunos escritores de períodos posteriores. El tema amoroso entre tres personajes y sus combinaciones variadas, dan oportunidad a los autores para presentar a los campesinos contra los citadinos, los nacionales contra los extranjeros, los ricos contra los pobres, los poderosos contra los indefensos. Ya tendremos oportunidad de examinar las novelas que utilizan la fórmula del triángulo amoroso, simple o compuesto. Tal y como lo observamos en la novela Misterio: 1888 de Manuel Argüello Mora, en el período anterior.

 

En Costa Rica, dos escritores intentaron crear novelas bajo esas características y que inician el período naturalista. Se trata de Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno (1854-1916) y Juan Garita Guillén (1859-1914). No son en rigor novelistas, propiamente dicho pero, al menos, dejaron testimonio de meritorio esfuerzo.

 

Los novelistas de esta generación son los siguientes

 

 

Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno (1854-1916)

Juan Garita Guillén (1859-1914)

 

 

 

                                                       

      

 

Tercera generación: 1867. El Romanticismo

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TERCERA GENERACÓN: 1867. EL ROMANTICISMO

 

 

Esta es la tercera generación  del segundo período llamado El Romanticismo. En Costa Rica no existen novelistas en las generaciones anteriores al Período Romántico y menos de las tres generaciones del Período Neoclásico (1800-1844). 

 

 

NACIDOS: 1830 A 1844

GESTACIÓN: 1860 a 1874

VIGENCIA: 1875 A 1889

 

 

Ésta es una generación de cierre de período, de conclusión del Romanticismo y por lo tanto de muerte  y apertura de un nuevo período: El  Naturalismo.

 

Esta generación se fundamenta en una visión apegada a la realidad histórica y una cuidadosa descripción de lo observable a simple vista, que muchas veces linda con el documento, y de ahí, la preocupación por lo inmediato social e histórico, y su interés por el indianismo, visto en forma idealizada, y lo sentimental  amoroso. La búsqueda de los valores individuales, la interioridad del hombre, la solidaridad y la fidelidad por encima de los designios superiores, fueron  sus móviles.

 

A pesar de que los autores se detienen en los aspectos políticos, sin embargo, el factor amoroso, costumbrista y localista está muy enraizado y privó sobre ellos. Lo nacional se opone a lo extranjero, considerado como advenedizo, lo postizo.

 

Los representantes de esta generación en Hispanoamérica  son muchos. Entre otros destacan Alberto Blest Gana, chileno, (1830-1920), con su novela Martín Rivas: 1862, Ignacio Manuel Altamirano, mexicano, (1834-1893), con su novela Clemencia: 1869 y El Zarco: 1901 y Jorge Isaac, venezolano,  (1837-1895), con su novela María: 1867.

 

Esta generación se caracteriza por su gran realismo y sobre él se afinca  el costumbrismo. Se hizo sentir la influencia de Stendhal, Balzac y Flaubert. La novela se convirtió en un documento importante para representar la realidad de lo  novelado. Por eso lo histórico y lo social inmediato son parte esencial de su tratamiento. Ello condimentó el nacionalismo acentuado de los autores de esta generación. En los países hispanoamericanos se  detuvieron en los grupos indígenas, vistos en forma idealista y los temas sentimentales amorosos. En costa Rica, nuestro único autor, Manuel Argüello Mora se preocupó por los temas históricos,  y los amorosos como pretexto para los primeros.

 

Los problemas del hombre ante los designios funestos de las enfermedades, de las pasiones y de los hechos que escapan a la decisión humana, fueron protagonizados por los personajes de esta generación. La sociedad fue representada como una compleja realidad donde los personajes sufren  las consecuencias de  designios que escapan a sus propias decisiones. Ya comienza, a finales de esta generación, a notarse los primeros indicios del siguiente período: El Naturalismo.

 

Como veremos a continuación, nuestros dos representantes costarricenses de esta generación: Manuel Argüello Mora (1834-1902) fundamentó, casi toda su obra en las experiencias históricas inmediatas que vivió él con su tío, don Juan Rafael Mora, exjefe de Estado de nuestro país. Mientras que Juana Fernández Ferraz (1934-1912),  la española que llegó a Costa Rica en el año 1872 y permaneció durante el resto de su vida en nuestro país, aóloo escrbió una novela: El espíritu del río: 1912..

 

Manuel Argüello Mora (1834-1902)

Juana Fernández Ferraz (1834-19912)

 

La Búsqueda

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La Búsqueda

 

Ignoro si lo vivido es un sueño o una realidad. Lo cierto es que, de unos días acá, he tenido muchas vivencias que me confunden y ya ni siquiera busco la manera de encontrarles explicación. El otro día, de pronto, vi que la ciudad cobraba una apariencia extraña. Experimenté la sensación, de que era transportado por los aires y desde las alturas comenzaba a divisar, cómo los hombres  y las mujeres, niños y ancianos, comenzaban a dejar sus casas y sus talleres y lugares de trabajo. Serían las diez de la mañana y, desde mis alturas, observaba a la gente abandonar la ciudad  y cómo, poco a poco, sin sus pertenencias, sólo con algunas comidas rápidas, se iban internando en las afueras de las enormes zonas residenciales. A pie, no utilizaban medio de transporte alguno; salían como hormigas y giraban en espiral, con los ojos puestos en la tierra, como tratando de buscar algo y avanzaban hacia los valles y colinas que, a lo lejos, apenas si se percibían. Seguían tercos, algunos con sus hijos recién nacidos en sus brazos, sobre todo las mujeres, y los hombres y jóvenes con varitas, recién cortadas de algún árbol, en sus manos, caminaban tocando las piedras, el zacate, las calles, todo, todo lo que encontraban a su paso. Arriba, yo los seguía con detenimiento, atrás quedaba la ciudad desierta. Se veían los edificios solos, las fábricas y sus enormes chimeneas, apenas humeantes, los trenes, los aviones, los buses y hasta las bicicletas, colocados en los diferentes lugares, donde, seguramente, los habían puesto sus dueños. A fe que me daba tristeza mirar tan sola la ciudad, tan triste, tan sin alma, y meditaba, mientras seguía el deambular de las muchedumbres, ¿por qué la gente deja la ciudad, el esfuerzo de tantos años de trabajo, sus inversiones? y no alcanzaba a obtener respuesta. Subían montes y los bajaban, recorrían valles interminables y sólo descansaban un poco, las mujeres para darle de mamar a los recién nacidos, y los hombres para fumarse un cigarrillo. Después de unas horas, seguían su lucha incansable, su afán indescifrable por alcanzar algo. Esa vivencia se me parecía a una búsqueda desenfrenada, irremediable, infinita, a la que ellos no podían renunciar. Se ponía el sol y volvía a salir y, cada vez, más personas avanzaban por todas partes y a ellas se habían unido, desde hacía algunos días, toda clase de animales, domésticos y salvajes. No se hacían daño entre sí, ni a las gentes, que seguían. También ellos perseguían la misma meta.

Fue una mañana hermosa, recién había salido el sol y ya comenzaban a divisarse las figuras, sin el disfraz de las sombras, cuando mis ojos aterrorizados vieron un valle enorme, seco, frío, casi sin brisa, lleno, pero lleno de gente acostada, pegada a la tierra, boca abajo, inerte. De pronto, se me parecía a un mar sin olas, repleto de peces muertos, colocados uno del lado del otro, casi simétricamente. Bajé un poco, para poder verificar lo que allí pasaba y con estupor comprobé que aquella muchedumbre, hombres, mujeres, jóvenes y niños, de igual manera que los animales, estaban irremediablemente muertos. Apenas me sentaba en una piedra, para reponerme de aquella macabra visión, cuando vi un anciano que aún tenía vida, era quizás el último que estaba llegando con un poco de aliento, al valle de la muerte. Impresionado me le acerqué, lo incorporé y casi, por instinto, le pregunté:

-Dígame Señor,  ¿Qué es lo que buscan, tan desesperadamente?

El anciano levantó su rostro, lentamente y con gran solemnidad, me respondió:

-Agua.

El Discurso

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El Discurso

 

Cada noche sentía lo mismo; apenas reposaba mi cabeza en la almohada, y ya comenzaba a soñar. Este es uno de los tantos sueños que nunca he comprendido pero ocurrió.

A pesar de que desde niño deseaba llegar a ser Presidente, con el paso del tiempo y las experiencias vividas, esa idea la había olvidado. Pero ahora, de repente, y en esta noche lluviosa de julio, me despierto sobresaltado, porque los sueños no respetan nada. Se dan y punto.

Soy transportado en helicóptero y desde el aire, diviso, asombrado, una multitud jamás vista por ser humano alguno. Es un monte bastante alto y en su cima hay una enorme tarima de más de una manzanas. En ella, se han colocado toda clase de aparatos electrónicos, altoparlantes, equipos de sonido, micrófonos, cámaras, que enfocarán, a más de cinco grupos artísticos, televisoras de todo el país y el extranjero, radioemisoras; según me cuentan, hasta la radio María abrió la frecuencia, para trasmitir, en vivo, mi discurso, y el propio curita sería el comentarista principal. Con decirles que hasta en cable será trasmitido, nada menos que por La BBC, Televisa, azteca y La ABC. Aquello parecía un enjambre, aparatos por todas partes, cables, fotógrafos, periodistas de todo el mundo y un valle entero de impredecible tamaño lleno de gente. Desde las alturas, podía divisar, cómo, al pie de ese monte, se agrupaban las multitudes, más de quinientos mil nicaragüenses, cien mil indígenas y cerca de dos millones de costarricenses, venidos de todos los rincones del país. Se iban colocando alrededor del monte que tenía más de mil metros de altura y que parecía, desde donde yo viajaba, el monte Sinaí, o mejor descrito, el mismo Olimpo de Zeus. A su alrededor, se apiñaban negros y blancos, señores y jóvenes, ancianas y niñas y todo estaba diseñado, de tal manera, que quienes llegaban en burro, caballo, carreta, bicicleta, autobús, tren, avión o a pie encontraran lugar para colocar su medio de transporte e ingresar al área, donde escucharía el inmemorable discurso, mi discurso. Las televisoras locales se habían preparado, de tal manera que no perdieran la audiencia local y extranjera, a sabiendas, de que el evento sería trasmitido por casi todos los medios de comunicación mundiales, ya fueran estos, por cable o por Internet. A mí me llevaba el helicóptero de Cablisa e iba al lado de los experimentados locutores, conocidos, en nuestro medio, como Los Pimpinela. Ahí mismo, en la cabina del aparato, leían todos los comunicados que enviaban los ciudadanos del país, así como los que recibían de colegas de otros países y de presidentes famosos del extranjero. Iban eufóricos y se sentían felices de llevar a cabo su magna empresa, de ofrecer al mundo el discurso del futuro presidente de Costa Rica.

La llegada a aquel monte tarima fue de locos, apoteósica. A mí me bajaron en algo así como una silla de mecates, y conforme iba llegando, oía los estridentes gritos de los animadores, los cinco grupos musicales, tocando sus ritmos a la vez y la muchedumbre gritando, a más no poder, ¡Viva nuestro futuro presidente! Confieso que hasta yo mismo, me sentí conmovido y halagado. No más toqué el piso de la tarima, y los presentadores comenzaron a levantar el ya altísimo ánimo de los seguidores. Con decirles que, según las encuestas, si la votación fuera este día, obtendría el cien por cien de los votantes y algunos aseguraban que los menores de dieciocho años, harían una huelga porque ellos también querían votar por mí. Y qué decir de los contrincantes que unánimemente habían renunciado a su candidatura y solicitaron a sus simpatizantes el apoyo a mi persona y estaban ahí, en esa tarde memorable, que la historia recordará por todos los siglos de los siglos. Después de algunos gestos rebuscados, un pañuelillo que enjugaba mi rostro, más con miedo que con sudor, empecé mi discurso con estas palabras:

  -Muchas Gracias, que cada día sea mejor.

 Para qué las pronuncié, aquello fue una locura. Todos gritaban, saltaban, se tiraban al suelo. Fueron como las palabras mágicas; de los valles salían gallinas, que a vista de todos ponían huevos de dos yemas, perros con dos cabezas que ladraban despavoridos, bueyes, vacas, pajaritos, lagartijas y hasta serpientes. Todos querían oír mi discurso y al conjuro de aquellas palabras mágicas el mundo resucitó, el hombre y la mujer, la niña y el niño, ellos y ellas, cobraron vida, esperanza porque ya el futuro, no sólo sería mejor, sino que el país sería el paraíso terrenal que tanto tiempo llevaban esperando. Después de varias interrupciones de los animadores pagados y músicas improvisadas, continué mi discurso:

-Señores, señoras, hombres, mujeres, jóvenes, jóvenas, ancianos, ancianas, niños, niñas, el, la y lo - pensé, porque también necesitaba los votos de los homosexuales-, todos y todas en general...

Y más gritos de la muchedumbre, al oír aquellas sabias palabras, que sin ninguna duda los tomaban en cuenta.

Las gallinas seguían poniendo huevos de dos yemas, las y los nicaragüenses vendían vigorón, los ticos chicha, tamales, gallo pinto, sopa de mondongo, picadillo de papa y arracachi y las marimbas seguían tocando el Punto Guanacasteco. Era una locura, los y las jóvenes se echaban encima, los vasos llenitos de cerveza y en la tarima, más de diez bellas jovencitas contorneaban sus curvas, al compás de los cinco grupos musicales, casi sin ropa y a todo dar. Los viejos y viejas hacían el amor, sin necesidad de viagra, pues habían recobrado la energía que hacía muchos, pero muchos años, habían perdido, y las gallinas seguían poniendo huevos de dos yemas, que no más caían al suelo, eran recogidos para revolverlos con arroz y frijoles y venderlos en el famoso gallo pinto. Pero la muchedumbre quería más y mis asesores, futuros diputados y ministros, me rogaban que bailara, que eso sería un golpe psicológico y con mi debilidad acepté. Simulé, con una despampanante chica argentina, contratada para tal propósito, unos pasos de tango. Para qué lo hice. Las jóvenes se montaron encima de sus novios y amigos y en un derroche de locura se despojaron de sus blusas, gritaban como locas, ¡Viva el presidente!, y enseñaban sus tetas y tetitas sudadas, más por la pasión que por el entusiasmo. Y qué decir de las chicas de la tarima. Eso fue otra locura, se quitaron lo poco que tenían y sin reparo alguno comenzaron a enseñar, que no sólo sabían bailar, si no exhibirse. Todo fue terrible, dejé a la argentina y después de unos minutos que se me hicieron años, intenté recobrar el hilo del discurso:

-Gracias, muchas gracias, que tengan un feliz día.

Más gritos, más locura, aquello era un carnaval pero mi voz se reponía y seguía:

-Yo prometo, mis amigos y amigas, mis queridos y queridas compañeras, hombres y mujeres, todos y todas ustedes que...

Y seguía la música y cada cual bailaba al ritmo que le apetecía, ya fuera cumbia, rap, rock fuerte, balada, merengue, o escuchaba a los rancheros y aquí fue el acabóse, no sé a cuál asesor extranjero, se le ocurrió que cantara El Rey, y no me quedó mas chance que entonar aquella estrofa que dice... "Y sigo siendo El Rey". Ahí pensé que se terminaría el mundo, no puedo describirlo, la gente se revolcaba en el suelo, los animales aullaban, mis asesores y aliados me abrazaban, los periodistas no se cansaban de repetir:

-Esto sí es democracia.

Y yo, en mis adentros, cavilaba, ¿cómo termino mi discurso de cierre de campaña? Pero todo tiene su final. Ya el sol declinaba en el horizonte, cuando de pronto comenzó a caer maná del cielo. Aquello se transformó en un silencio absoluto, la gente se hincó y oró por varios minutos. Parecía un milagro. Entonces aproveché el instante y alzando mi voz, en ese silencio místico, le dije a mi pueblo, esa frase, llena de significados indescifrables y de contenidos insondables, que pasará a la historia y será gloria y honra de este país:

-Que estén mejor cada día, muchas gracias.

La muchedumbre se tomó de las manos y en un grito que se escuchó en todo el mundo dijo a la vez:

-¡Viva nuestro Presidente!

Los sueños

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Carta al señor Presidente

                                                               

 

 

                                                                                              Heredia 22 de Junio de 2001

 

 

 

 

Señor Presidente de la República

Presente.

 

Estimado Señor:

 

Me he tomado el atrevimiento de escribirte esta carta, porque lo considero una persona buena y sé que me entenderá lo que le voy a contar.

Anteanoche estuve por casi dos horas preso. Un guarda de la Maracdonald me descubrió, cuando tomaba media hamburguesa, que una familia había dejado desperdiciada en la mesa. Era la primera vez que lo hacía, y tuve el cuidado de ver que el guarda estuviera distraído, pero él fue más astuto y esperó, que yo tomara el pedazo de hamburguesa, y en el momento preciso en que me lo llevaba a la boca, me tomó la mano y me quitó la hamburguesa y me sacó del salón, y luego me iba regañando, diciéndome que eso era prohibido y que recibiría mi merecido. Me trasladó, por detrás del local, ahí donde pasan los carros bonitos y, en una torre pequeña, hablan con una persona y piden lo que quieren y luego pasan a una ventanilla, donde dan unos billetes y luego a otra, donde les entregan unas bolsas llenitas de hamburguesas y refrescos y se van tranquilos, sin que nadie los detenga. Señor Presidente, yo, a veces, me he parado frente a esa torre pequeña, pero nadie me pregunta nada, seguro es que uno debe venir en carro y un niño como yo, descalzo y a pie, y sin dinero, no lo atienden; porque yo he visto que otros niños, cuando vienen en carro, hasta piden combos agrandados y de todo, y a ellos sí se los dan. Debe ser porque vienen en carro. Lo cierto es, Señor Presidente, que el guarda me llevó, cerca de donde está el gimnasio. Ahí hay un lugar cercado que tiene una maquinaria y sin techo. Me encerró en ese sitio, y a pesar de que me traía agarrado del brazo y me dolía mucho, no lloré y tampoco dije nada, aunque tenía ganas de llorar y casi me orinaba del susto. Fue en ese instante, que permanecí durante casi dos horas encarcelado, cuando se me ocurrió escribirle esta carta, a usted, Señor Presidente. Fue anteanoche y ayer la escribí y, como tengo tan mala ortografía, pues apenas aprobé el noveno año, tuve que llevársela a Ricardito, un amigo mío que duerme en la Universidad, pero que se levanta muy temprano para que no lo vean, porque él toma mucho licor, y se la pasa pidiendo, allí por el mercado. Entonces fui donde él, porque según me ha contado, fue profesor de Sociología en la Universidad y sabe mucho, pero el vicio lo volvió vagabundo. Lo encontré de buenas, porque me corrigió la carta y me dio algunos consejos. Me dijo que tenía muchos errores ortográficos y que lo que yo quería decir estaba bien, pero que era mejor que no se la enviara a usted a su casa, porque recibía gran cantidad de correspondencia y que eran las secretarias, las que primero leían los papeles y votaban los que no tenían importancia, y que una carta como la mía, firmada por Ramoncillo, de seguro, ni la misma secretaria terminaría de leerla e iría derechito al basurero. Por eso me dijo que la enviara a un periódico para ver si éste quería publicarla, que tampoco estaba muy seguro, y así, cuando usted lo leyera, tendría que ver la carta. Ricardito  me llevó donde un señor que la pasó a máquina, luego me compró un sobre y unas estampillas y me acompañó al correo y me enseñó dónde colocarla  Es que, Señor Presidente, yo tengo apenas un año de estar aquí, en la ciudad; mis papás son de Guanacaste y se vinieron a vivir, donde una tía, pero unos meses después, se presentó la oportunidad de hacer una casita humilde en el Preca y mi papá, aunque toma mucho, es muy bueno para la construcción. Ligerito buscó unas tablas viejas y unos horcones y con unas latas herrumbradas de zinc, paró una lindísima casa. Ahí es donde vivimos ahora, mis papás mi hermana Katia y mis dos hermanitos menores. No es muy grande pero ya tenemos una cocinita de gas y hasta un televisor, en blanco y negro, para que mi mamá vea las novelas y mi papá los partidos de fútbol. Él es saprissista, igual que usted. Por eso es que le cae tan bien y, como usted, va al estadio, a ver todos los partidos de la selección, entonces él lo admira demasiado. Yo también lo quiero mucho y lo que más deseo, si papá Jesús y Mamá María me ayudan, es llegar a ser Presidente como usted. Especialmente porque yo sí me comería todo lo que le dan y no desperdiciaría nada. A mí no me importa llegar a ser gordo. Por eso, cuando lo veo en la televisión, frente a esas mesas llenitas de comida, cómo me gustaría llegar a ser Presidente. Además desearía también viajar por todos los países y comer esos manjares que dicen les ofrece. Ricardito me ha contado que hasta en los aviones le dan a uno lo que quiera. Sólo me preocupa un poco, viajar en avión. Debe ser muy peligroso pero yo estoy seguro de que, cuando sea grande, ese miedo me pasará. Hace un año estuve en el Parque de Diversiones; nos llevó la Niña y ahí me monté en un aparato rarísimo que lo llaman algo así como, el túnel del tiempo. Es carguísima y aunque bajé mareado, no me vomité.

En mi casa, Señor Presidente, además de la familia, tenemos un perro que llegó solo y se hizo amigo mío y se quedó. Se llama Pinto, porque le gusta mucho comer el gallo pinto que hace mi mamá, cuando hay arroz, frijoles y huevos. Pinto, además, es blanco, con unas manchas amarillas. Se parece mucho a un perrito que aparece en la televisión y que viaja con un joven, en una avioneta, y que imita a un  pirata. Es igualito que él, sólo que no es un artista de cine pero, que es inteligente, lo es. Figúrese usted que, a pesar de que en casa, algunos días, no hay mucho qué comer, ya sea porque mi papá no consiguió un jardín que machetear, o porque tuvo que comprar la pachita de cacique, o porque mi mamá, que ahora le ha dado por fumar y le roba un poco de licor de la pachita a papá, gastan más de lo debido; entonces nos hemos visto en apuros, además, de que a veces, yo recojo poco y más hoy, que pasé casi toda la noche encerrado y cuando llegué a la casa tuve que darle a mamá explicaciones porque llevaba poco dinero. Le comenté que existe mucha competencia; sólo en las afueras del local, por donde salen los carros, se colocan más de diez niños para pedir una moneda y muchos de ellos son menores que yo, y a los señores de los carros les dan más lástima y por ello, muchas veces, recogen más dinero que yo. Le decía que me sorprende que Pinto esté gordo sin comer casi nada. Esto me hizo entrar en sospechas, ya que los días lunes y jueves, por la mañana, no lo oía ladrar. Entonces me puse a vigilarlo y me levanté temprano, un lunes y lo vi cuando salía, como a las nueve de la mañana, y se dirigía donde están las casas de Los Sánchez, Los Hernández, Los Zamora y, con sumo cuidado, iba inspeccionando las bolsas de basura y de ellas sacaba tremendos banquetes, pizzas enteras, hamburguesas, bolsas de papas a la francesa. No le gustó mucho, cuando me le acerqué y le robé media pizza, pero poco a poco, nos hicimos aliados y él me indicaba, en cuál bolsa estaba el banquete, y yo la abría con cuidado, para que los de la basura y las empleadas de las casas, no se enojaran, por encontrar la basura botada. Ambos comíamos, y a veces nos sobraba para llevarles a mis hermanitos, a mi mamá y a mi papá, que mientras veía el partido y se tomaba la pachita de cacique, se comía tamaños pedazos de pizza. Yo siempre tenía el cuidado de quitarle las basurillas, que a veces se colaban en la pizza, pero por lo general, las encontrábamos, en las mismas cajas y bolsas, hasta con los envases del queso molido y la mayonesa, enteritas, casi sin probar. Además de que nunca les dije, a mis papás, de dónde traía las pizzas. Les inventé que las señoras, de esas casas, me las regalaban. Le contaba que entonces me expliqué por qué Pinto se mantenía gordo, ahora yo también estoy empezando a rellenar mis huesos largos y delgados. Pero hemos mejorado muchísimo, desde hace unos tres meses, pues Katia, aunque usted no lo crea, Señor Presidente, ha encontrado un trabajo buenísimo y muy seguro. Algo oí a mi mamá de que trabaja como guía turística, que se encarga de llevar a los gringos a lugares recreativos, hoteles, cabinas, villas y hasta cabañas, en diferentes partes del país. Con decirle que le pagan en dólares, y de unos días para acá, cambió su pelo negro por uno lindísimo, rubiecito y se ve preciosa. Es que parece una señorita de la capital y con unas botas de charol, unos jeans azules ajustados a su cuerpo, anteojos oscuros y una diminuta blusa, abierta por detrás, parece una artista de cine. Con decirle que hasta fuma. Después de las giras turísticas, que duran hasta ocho días, llega a la casa y nos llena de regalos y plata. Ya mi papá no se pone furioso, ya que no le falta la pachita, y mi mamá, hasta se da el lujo de pintarse y anda alegre por toda la casa. Por lo general, Katia, se queda con nosotros dos días, que la pasa durmiendo, seguro se cansa mucho, en esas largas caminatas; aunque se da el lujo de llegar en taxi, y luego se va otra vez a guiar a los gringos por los centros turísticos del país.

Señor Presidente, a mí me gusta oír las noticias y ver los partidos de fútbol, igual que usted pero yo lo hago en los almacenes Casa Negra, porque no cobran y los veo en varios televisores a la vez, además de que son en colores y enormes, pero existe otra razón, yo soy liguita y mi papá los odia. Entonces no puedo verlos en mi casa. Éste es un secreto, Dios guarde se lo cuente a mi papá porque me mataría. Pero lo que quería preguntarle es que oí en las noticias que condenaron a unos señores que administraron mal un banco, a algo así, como a quince años, pero que no irán a la cárcel, ya que era la primera vez que lo hacían, y entonces, me dije y, ¿por qué yo fui encerrado, casi dos horas, si era la primera vez que cogía un pedazo de hamburguesa, sin permiso?

Señor Presidente, ya no lo canso más con estas historias. Sólo le pido, un último favor, que cuando le den esas comidas ricas, que usted desperdicia, se acuerde de Ramoncillo y me mande un poquito de lo que le sobra.

 

                                                                                 Atentamente Ramoncillo Vargas

 

¡Ah!, se me olvidaba, si deseas contestar y mandarme todo lo pedido, puedes hacerlo a la siguiente dirección: Urbanización El Preca, casa No. 2, Heredia, Costa Rica.

Época moderna

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ÉPOCA MODERNA

1800-1934

 

 

La Novelística Hispanoamericana de esta época llamada moderna, fundamentalmente es realista. Consta de tres Períodos: Neoclasicismo (1800-1844) y sus tres generaciones: 1792, 1807, y 1822; Romanticismo (1845 a 1889) y  sus tres generaciones: 1837, 1852 y 1867; Naturalismo: (1890 a 1934) y sus tres  generaciones: 1882, 1897 y 1912.

 

Somos conscientes de que el método histórico de las generaciones no es ni el primero ni el último de los sistemas para clasificar a los escritores y sus obras, pero es el que indirectamente, hasta hoy se viene usando en nuestro medio. Se habla constantemente de épocas, períodos y generaciones pero sin difinirlos. Así lo mismo les da a los historiadores y críticos hablar de la s generaciones, del Olimpo, nacionalistas, del Repertorio Americano, del 48 y otras tantas ocurrencias. No vamos a insistir en ello pues es harto conocido y repito nadie ha ofrecido algo mejor. Tal vez con las nuevas teorías físicas y de los nuevos paradigmas cuánticos aparezca alguien que diseñe un sistema mejor. Mientras tanto formalicemos el sistema de generaciones rigurosamente y traabajemos en él con rigurosidad, Es lo único que tenemos hasta hoy.

 

La novelística costarricense inicia sus primeros pasos en  la última generación del periodo romántico con dos escritores Manuel Argüello Mora (1835-1902) y Juana Fernández Ferras (1834-1912) de origen Español (Islas Canarias).

 

Con el fin de ubicar las generaciones costarricenses en el contexto de la literatura hispanoamericana, haremos una sinopsis de los períodos completos deeríodos completos de  la época moderna y sus respectivas generaciones.

 

Tal vez convendría iniciar estas observaciones diciendo que el nombre dado a esta época de Moderna, no es muy acertado pero es el que, tanto historiadores como críticos,  han utilizado. El nombre que reúne mejor las características de esta literatura es Época Realista y el tipo de novelas que prevaleció, debería llamarse, Monofónicas. Hasta un politólogo como don Oscar Arias, nos sorprendió gratamente en la presentación de la novela Las estirpes de Montánchez: 1996 de Fernando Durán  Ayanegui (1939). Afirma:

 

 "Su obra literaria  es rica y renovadora. Sueño de un labriego, y la mayoría de los relatos que aparecerían  más tarde en el libro  de Fernando Durán Ayanegui El benefactor y otros relatos (EUNED, Costa Rica, 1981), representaban una clara ruptura con la temática social y fundamentalmente realista que había caracterizado hasta entonces, no sólo la cuentística  de este autor, sino, en general, la narrativa costarricense. Eran estos cuentos, sino los primeros, los más sistemáticos intentos por introducir  en la literatura costarricense una vena de lo fantástico, en el sentido de Todorov"1.

 

Dos apreciaciones diferentes: la primera justa y la segunda no es exacta. Justifiquemos  la primera.

 

Si revisamos la novelística Hispanoamérica desde sus orígenes, comenzando por El  Periquillo Sarniento: 1816 de Joaquín  Fernández de Lizardi (1776-1827), y llegamos hasta las últimas novelas de la generación de 1912, llamada Mundonovismo, con sus clásicas novelas, La Vorágine: 1924 de José Eustasio Rivera (1888-1928), Doña Bárbara: 1929 de Rómulo Gallegos (1884-1969) y Don Segundo Sombra: 1926 de Ricardo Güiraldes  (1886-1827),  todas ellas se  enmarcan en el Realismo y  son monofónicas: una sola voz narrativa. Aclaremos:

 

La poética de todos estos novelistas podemos resumirla con los siguientes rasgos esenciales que constituyen  su paradigma.

 

1.   El narrador.

 

El autor  de esta época no tiene conciencia de  la autonomía de la obra literaria y por esta razón asume, para narrar sus historias, una actitud superior ante el lector social y lo narrado. Casi no existe distancia entre el narrador y el autor, sobre todo en los primeros dos períodos. El autor-narrador se convierte en  una especie de maestro, dueño de la verdad; es moralista y tiene objetivos claros, cuando escribe una novela: moralizar, rectificar vicios de la sociedad, educar, concienciar, informar y los más optimistas, transformar la sociedad.

 

Este narrador puede utilizar la tercera persona para narrar, es lo más frecuente, es lo que se llama narrador omnisciente (que todo lo sabe), usar la primera persona, narrador protagonista, que cuenta su propia historia, o testigo, que narra lo que ve o sabe por otros personajes. Esto no  es lo esencial, lo importante es que en cualesquiera de esas formas de narrar siempre prevalece un sólo punto de vista, una voz, la del autor. No logra, el novelista de esta época, objetivar, darle autonomía al narrador, sea este un narrador omnisciente o un personaje de la novela, interviene con comentarios, referencias, juicios, valoraciones, consejos, etc. Es lo que despectivamente llamamos narrador metiche. El narrador  del relato El huerfanillo de Jericó: 1888 de Manuel Argüello Mora (1835-1902)  se inicia desde un presente real, propio del autor, para contar hechos del pasado, también reales, históricos, no diferencia entre la obra literaria y la realidad histórica:

 

"Hoy ha mejorado mucho aquella zona, y se puede asegurar que de Carrillo a Jiménez el clima es tan sano como el de Esparta, Susubres y demás puntos del pacífico".

 

"Hoy se disfruta de una temperatura agradable".1

 

"En otra obrita de este mismo género encontrará el lector la relación de este trágico suceso. Por ahora sólo relacionaremos la historia del cruento fin de Cañas".2

 

"Al joven don Manuel Argüello  diole un abrazo, diciéndole:

_ Esto me huele a viaje largo; al país de donde no se vuelve nunca".3

 

El narrador-autor lleva de la mano al lector social, le indica los detalles más importantes de los hechos narrados, le guía. Es una especie de ángel de la guarda, de maestro, de tutor. Y cuando da la palabra a un personaje para que narre, no le da la voz, su propio punto de vista sino que continúa la misma voz del  narrador-autor disfrazada. Es casi una especie de remedo. Por ejemplo, cuando pone a contar algo a un campesino utiliza un lenguaje popular pero manipulado por la visión del autor-narrador.

 

En  la novela Única mirando al mar: 1994 de Fernando Contreras Castro (1963), el narrador  opina:

 

"Los  años también se botan cuando se ponen viejos, no hay de otra, o se  botan  o nos aplastan..."

 

"(Claro que quedó en el misterio lo que habría dicho, si se hubiera tratado de la casa de un millonario)".1

 

Y las famosas admiraciones retóricas, tan impertinentes:

 

"...El tanque había venido  de Estados Unidos (¡Quién lo diría!)"2.

Y  las preguntas innecesarias:

 

Dice el joven narrador, en la novela El mundo de Juana Torres: 1991 de Carlos Luis Argüello (1928).

 

 "¿Me estarían buscando en Quepos?"3

 

Y el narrador, joven de unos diecisiete años, no duda en confundirse con el autor-narrador  en  algunas partes de la novela. Dice:

 

"No hay duda de que en los tiempos que corren (presente del narrador-autor y no del narrador personaje4 Sisí) no  pasaría de ser un caso más, pero en aquella época era toda una novedad. Y desde luego, para un muchacho de origen campesino como yo, la cosa resultaba mucho más rara  todavía"5.

 

 

 El Narrador-autor se posesiona de un tiempo presente, y desde esa visión, pone a narrar a un muchacho, sus experiencias, pero no le da autonomía absoluta y lo maneja desde su propia perspectiva. El conocimiento del joven, a pesar de ser limitado, se ve superado por el autor-narrador, hasta llegar al colmo, de presentar a Juana Torres, como si el joven narrador la conociera de previo, cuando eso era imposible. El muchacho huye de Quepos, luego de conocer la noticia de que  su compañero de viaje había sido apresado, por haber matado a un señor y dice lo siguiente:

 

"Cuando llegué a Finca Ríos, huyendo de Quepos, encontré a Juana Torres, sola y pensativa, en el corredor trasero del barracón, sentada frente a la mesona en que comían los peones"6.

 

Este conocimiento no es de un joven que huye y se encuentra, de pronto, en un lugar que desconoce. Es del narrador-autor que sabe de antemano la historia, y deja que el joven la cuente, pero sin darle autonomía. En esta novela sobran los ejemplos de esta naturaleza.

 

A pesar de ser escrita en 1991, es una novela monofónica y pertenece al paradigma de la novela realista. Tanto es el afán por presentarla dentro de este modelo, que hasta coloca llamadas de atención al lector, para explicar palabras que el autor considera necesario hacer, para que el lector conozca el significado de algunos términos especiales.

 

 

 

 El narrador, un niño de aproximados diez años, en la novela Ahora juega usted señor Capablanca de Mario Zaldívar Rivera (1954), publicada en 19751, utiliza un presente de un adulto para narrar los hechos, como si fuera un niño. El resultado es un narrador niño con conocimientos y visión de adulto y lo más censurable desde la poética narrativa, el presente narrativo  está planteado desde la  perspectiva del autor. ¿Que pasaría  con un escritor como Manuel Puig (1932), argentino, que escribe novelas como Boquitas Pintadas: 1969 donde incorpora la jerga popular, los tangos y la literatura folletín con su lenguaje? No tendría espacio, en su novela, para explicar cada una de las palabras jergales usadas. 

 

El autor, si escoge un personaje para narrar, sea éste  femenino, joven, niño, maestro, culto, delincuente, etc. debe dejar que él cuente la historia según su propio conocimiento y escala de valores, su visión y no debe intervenir para nada. Un ejemplo bellísimo es el narrador del cuento Unratodetenmeallá, del libro Así en la paz como en la guerra: 1971 de Guillermo Cabrera Infante (1929), autor cubano, donde el narrador es una niña de aproximados seis años y con su candorosa visión de niña cuenta lo que ve  en su casa.

 

El afán  del autor por presentar su obra como realista lo lleva no sólo a usar los lugares físicos  reales, los nombres de personajes, los  hechos históricos, que no es ningún pecado literario, sino a dar referencias geográficas, históricas y biográficas con ese mismo fin, para obtener del lector mayor credibilidad. Su poética le induce a creer que cuanto más  se acerque a la realidad, más valiosas son sus creaciones, lo que no es cierto. Esto  conduce al autor a presentar los acontecimientos, bajo una lógica racional logocéntrica, teocéntrica, causal. Es la cultura que nos heredó Europa y que los autores hispanoamericanos asumieron como tal. Por ello la novela se presenta linealmente. Hay una situación inicial donde se  describe el marco que abre los procesos de conducta de los personajes  que los lleva a una situación final donde se resuelven los conflictos, según una  codificación preestablecida. Los personajes son buenos o malos, en blanco y negro. No hay matices, ni claroscuros, arcoiris, carnavales. Los buenos triunfan y los malos fracasan. Los pobres, los campesinos son buenos, los ricos, los de la ciudad, los extranjeros son malos. Los personajes aparecen como  maniquíes, monigotes, marionetas y por ello alejados de la esencia humana y se presentan  muy manipulados.

 

Las posibilidades del autor  para escoger el narrador de su historia no suelen ser muchas. De hecho, son tres: un narrador omnisciente (Deux et machina o Dios) que todo lo sabe y maneja, que es el más frecuente y no por ello el más fácil de utilizar; un narrador protagonista que narra  las historias vividas por él y por último, un narrador  testigo que narra las historias que él ha presenciado o vivido, desde afuera, o casi sin formar parte de ellas. Las tres  opciones pueden ser combinadas, dentro de una misma novela y de hecho así se ha hecho. La novela de Carlos Fuentes (1929), La muerte de Artemio Cruz: 1962, utiliza las tres formas y con gran acierto. Las combinaciones pueden llegar a ser innumerables pero siempre debe respetarse la verosimilitud y las leyes poéticas, propias del relato y creadas por el mismo escritor. Y esto no es nuevo, lo encontramos en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha: 1605, reiteramos, madre de todas las novelas (y repetimos, no de todas las guerras). Esta obra es una novela que estamos seguros ningún novelista del mundo, que se precie de tal, ha dejado de leer. En ella se encuentra el narrador omnisciente, es el que comienza  la novela y que nunca es el autor. Es el sujeto de la enunciación que se propone contarnos la vida del hidalgo, don Quijote de la Mancha, pero nunca lo vemos y menos leemos, interviniendo con juicios de valor o dando explicaciones innecesarias acerca de la novela, a no ser que lo haga tratando de apelar al lector para justificar la historia de la escritura de la novela y su autoría. Concede la palabra a los personajes y éstos se convierten en sujetos de otras tantas enunciaciones, cuando cuentan historias de ellos mismos o de otros personajes. Así nos enteramos de las más variadas narraciones insertadas o intercaladas y contadas, a veces por los mismos personajes o por narradores testigos que las presenciaron. Los niveles de la enunciación y del enunciado o lo contado, deben respetarse, so pena de violar la verosimilitud de la historia y caer en un panfleto ideológico o sociológico. Es curioso, pero muchos escritores de novelas no han superado esta poética sencilla y caen en errores estructurales que desperdician, a veces, buenas historias. No basta tener una historia interesante que contar sino que hay que saberlo hacer.

 

En la novelística costarricense existen ejemplos, de los más variados, que violentan esta poética, desde la época  moderna hasta nuestras últimas generaciones, pero poco a poco, los escritores, se van dando cuenta de la importancia de alejarse, lo más posible de la historia contada y dejar que el o los narradores se encarguen de contar las historias sin su intervención, porque cuanto  más se alejen y menos aparezcan, mejor y más creíble será la historia narrada.

 

2.   El mundo narrado.

 

La novelística de  la época realista (moderna)  en Hispanoamérica abarca básicamente  los espacios más degradados de la sociedad. Lo privado de estas novelas consiste en mostrar lo feo, lo degradado, la pobreza, la explotación y la miseria de los hombres  más necesitados y explotados de estos países. Es la visión  de los vicios de los curas, los ricos, los farsantes, los calaveras, los gamonales, los extranjeros-malos, los de la ciudad, etc. Este dualismo u oposición los hará enfrentar la ciudad con el campo, los campesinos con los citadinos, los nacionales con los extranjeros, los ricos con los pobres, los que ostentan el poder con los ciudadanos comunes y corrientes. Es una inclinación constante de nuestros escritores,  mostrar a los lectores, en especial a los de otros países, nuestras costumbres, nuestros paisajes, darnos a conocer en otras latitudes, como ellos  creen que somos. Es lo que se suele llamar narradores turísticos.

 

En el primer período llamado Neoclasicismo, con las primeras manifestaciones novelísticas de la picaresca, inspirados en las novelas El Lazarillo  de Tormes: 1554 (anónima) y El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha: 1605, de Cervantes, españolas ambas, los autores muestran los vicios de una sociedad  llena de intereses particulares y plantea sus rectificaciones. Es una posición moralista la que abre e inicia la novelística hispanoamericana. No es un ataque a las posiciones religiosas sino a los que no saben practicar sus credos. Es el racionalismo y el enciclopedismo frente al cristianismo. Se combate los errores y la ignorancia  y se castigan las limitaciones de la sociedad, que no será sino con la llegada del Liberalismo y del Romanticismo, cuando se vean interrogadas y contrariadas.

 

La novela clasicista  del primer período se presenta como  la defensora de la virtud y del castigo del vicio. Se magnifica el altruismo y se sanciona el egoísmo, la vanidad, la ignorancia y, por sobre todo, se resalta la razón  y la caridad humana. Para ello se enfatiza el papel fundamental de la educación y la novela pretende ser una interpretación de esa doctrina.

 

Cabe mencionar además del escritor mexicano Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827), perteneciente a la primera generación, la de 1807, al guatemalteco José de Irisarri (1786-1868)  como  un representante importante de la tercera generación de este período que fue famoso con su novela El cristiano errante: 1847.

 

En el segundo período  de la época realista (modernista), llamada romántica, el autor se preocupa básicamente por expresar una visión  realista de la sociedad y por lo tanto comienza a verse la literatura como un  fin utilitario, sobre todo para los políticos. Los  autores empiezan, a través de ella, a promover los sistemas políticos de sus preferencias. Se da un enfrentamiento entre lo viejo y lo nuevo, se censuran los viejos regímenes y se exaltan los nuevos. Es un período de ruptura. Esta posición llevará a los autores de novelas románticas a presentar un mundo de contrastes: lo viejo y lo nuevo, lo bello y lo feo, lo bueno y lo malo, lo sublime  y lo grotesco, la civilización y la barbarie, la ignorancia y la educación, lo angélico y lo demoníaco. Se exalta la naturaleza, lo ideal, lo primitivo, la libertad, lo nacional, lo autóctono, lo primigenio, y se rechaza el paradigma racional para abrir el mundo de lo imaginativo, expresivo, individual. Priva lo sentimental, emotivo, perceptivo, sobre lo racional.

 

El novelista  romántico acude a los contextos históricos que mezcla con idilios amorosos, descripción detallada del paisaje, lenguaje pintoresco, americanismos, etc. Y en muchos casos se quedaron en lo meramente sentimental, superficial, autobiográfico, emotivo, de intriga amorosa típica de la novela folletinesca de unión-separación, de amores imposibles y aventuras sin fin de pasiones superficiales y cursis. Por desgracia nuestra literatura está llena de este tipo de novelas rosa, sensibleras.

 

Dos móviles incentivan al romanticismo hispanoamericano, progresismo y  civilización  y sobre todo el nacionalismo. Los tipos de novela, según el tema, que se desarrollan en  Hispanoamérica  son  históricas, costumbristas, indianistas y sentimentales y desde luego,  las folletinescas de índole social y sentimental.

 

Es, en la tercera generación de este período, que aparece el primer novelista costarricense, Manuel Argüello Mora (1835-1902).

 

A este período  pertenece el ensayista Sarmiento (1811- 1888) con su obra, tan influyente e importante, Facundo o Civilización y barbarie: 1845, Eugenio Díaz (1804-1865) con su novela Manuela: 1866, en la primera generación, José Mármol (1817-1871) con su novela Amalia: 1853 y a la tercera generación Alberto Blest Gana (1830-1920) con sus novelas El ideal de un calavera: 1863, El loco Estero: 1909 y Martín Rivas: 1862, y Jorge Isaacs (1837-1895) con su novela María: 1867.

 

El tercer período de la época realista (moderna) se ha llamado Naturalismo. En él priva una visión del autor, cientificista, propia del pensamiento racionalista del siglo XIX, que estos escritores no trascienden, no rompen con ella, no violentan su código ideológico. No se percatan de que la obra de arte no se agota en los grilletes de la época. En Hispanoamérica se van a dar dos tendencias naturalistas, claramente definidas: el criollismo y el mundonovismo. Ambas con una concepción de la literatura  utilitaria, inspirada o guiada por el positivismo. Los autores presentan a los personajes en un marco tal, que ellos  están determinados a sufrir  esperados efectos. El ambiente social determina la conducta y el destino de los personajes. El autor de novelas se convierte en una especie de psicólogo social, un experimentador  y se conducen como tales. Parten de lo individual o particular, hasta llegar a lo general, la ley.

 

Lo anterior convierte al narrador-autor en un analista, un comentarista. Explica, juzga, interpreta, valora y moraliza. Encontramos en estas novelas, por ello, extensos comentarios, análisis, pronunciamientos, interpretaciones y una gran confianza en la ciencia  y la  experiencia.

 

El naturalismo fija su  meta, fundamentado  en los datos, base del carácter cientificista  de su postura. Toma en cuenta al sociólogo  Augusto Comte y sus tres estadios, a Stendhal y su psicología amorosa, a Darwin y su teoría evolucionista y sobre todo a Hipólito Taine y sus determinismos de raza, medio y momento histórico.

 

El modelo, que los escritores  hispanoamericanos van a seguir, es el auspiciado por el francés Émile Zolá. Desfilarán en sus novelas las más significativas taras patológicas, la prostitución, lo morboso, lo repugnante, lo grotesco, lo  horripilante, guiados por una visión cientificista y hasta cierto punto clínica, producto de la herencia.

 

Por primera vez se ahonda en la temática sexual abierta, hasta brutal y se viola la censura romántica del ocultamiento del sexo. Ahora el autor es más directo, franco y crudo, no sólo en lo narrado sino en el lenguaje que se emplea. Para el escritor naturalista, la realidad que pintaba el  novelista  realista de los períodos anteriores, era pura apariencia, exterioridad, maquillaje; en cambio ellos ofrecen,  contra el parecer, el ser, la verdad, lo profundo, lo científico.

 

Los escritores naturalistas comienzan a ver a los personajes campesinos, populares, desde una perspectiva humana, ínclita, veraz y no pintoresca, folclórica y jocosa como solían presentarse en los períodos anteriores.

 

Las tres generaciones de este período, el criollismo de la generación de 1882, el modernismo de la generación de 1897 y el mundonovismo de la última generación de 1912, aplicaron el mismo paradigma: observación, experimentación, análisis y resultados esperados.

 

Nadie niega que, desde nuestro nacimiento, estamos insertos en una determinada cultura y sufrimos todas sus consecuencias de ella, buenas y malas, pero los horizontes del arte son ilimites, infinitos. El escritor egregio trasciende el tiempo y logra inmortalizar su creación que se hace imperecedera por trascender precisamente lo fútil, lo fugaz. Su obra alcanza valores eternos, inmortales, universales que son capaces de enternecer, sufrir, reír y llorar. Lo humano en ellas se eleva a la categoría de sublime. La inmortalidad de Shakespeare está en la fuerza de las pasiones, las mismas de ayer, hoy y de siempre, propias de la naturaleza humana, el amor sin medida de Werther hacia Carlota, la lucha irrefrenable de don Quijote por alcanzar sus ideales, la desesperación de Molloy por asirse a la vida, todas estas manifestaciones están por encima de los tiempos. Ésas son las obras inmortales arraigadas profundamente en la condición universal de lo humano.



1 Arias Sánchez, Oscar. Prólogo a la novela Las estirpes de Montánchez de Fernando Durán Ayanegui, Plaza San Jorge, España, 1996, p. 3.

1 Argüello Mora Manuel. El huerfanillo de Jericó, en Obras Literarias e históricas. Ed. Costa Rica, San José, 1963, p. 122.

2 Ib.

3 Íd.

1 Contreras Castro, Fernando. Única Mirando el mar, Farben, Colombia, 1994, p. 82.

2 Íd.

3 Argüello, Carlos Luis. El mundo de Juana Torres. Ed. Costa Rica, San José, 1991, p. 46.

4  Los paréntesis son nuestros.

5 Id. P. 45.

6 Ob. Cit. Pp. 41-42

1 Zaldívar Rivera, Mario. Ahora juega usted Señor Capablanca. Ed. Costa Rica, San José, 1995.

 

Literatura costarricense

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                                                 Conceptos generales acerca de la literatura ....cont.

 

4. Sobre los contextos

 

La cuarta aclaración que deseamos hacer, corresponde a los  llamados contextos.

 

El lector social, sea especialista o no, se enfrenta al texto, la lectura de él con sus propias limitaciones  y posibilidades. Las tres instancias: autor, texto y lector, tienen su propia naturaleza y difieren  entre sí.

 

El autor posee en su mente un proyecto de novela, una imagen, una idea y ella le incita, le motiva, le provoca a escribir una  obra, entonces decide plasmarla, escribirla. ¿De qué herramientas echa mano? Observemos, su conocimiento vital de lo que desea crear. Esto incluye, experiencias, estudios, investigaciones, etc. A ellos llamamos contextos biográficos y contextos  históricos- sociales, experimentados o aprendidos por el estudio. Esta es la materia prima, pero falta  algo importantísimo, el instrumento mediante el cual comunicará, creará la obra, el lenguaje; entonces necesita de los contextos lingüísticos y poéticos. El conocimiento de las técnicas literarias, de una poética propia es imprescindible La experiencia vital de los, que el autor selecciona y transforma, recrea, para escribir una obra, es tan importante como la selección  de los contextos lingüísticos y poéticos. Ellos aunados, forman la  perspectiva de producción, posibilitan la obra, son la semilla que dará el fruto artístico, son la fuente pero no es la obra. Ésta  es la creación del autor y es única.

 

Ahora bien, los contextos del autor se deben homologar con los contextos de la obra. La respuesta es no. Los contextos vitales del autor y los adquiridos a través de la experiencia o del conocimiento sólo sirven para que el autor crea los contextos nuevos de la obra, son diferentes, por más que se parezcan o algunos traten de homologar. El mismo autor muchas veces, por ingenuidad y otras, para despistar al lector, trata de dar referencias reales a sus obras en los lugares y a veces en los nombres de los personajes y otros elementos. ¿Cómo el autor escoge, combina, utiliza los contextos biográficos, históricos y sociales o culturales, es su propia  decisión, su propia creación y su responsabilidad artística?

 

Cuando la obra literaria se parece mucho a los contextos  externos  es cuando los lectores la llaman realista y el autor no esconde la intención de ajustarse a la realidad histórica y social que posibilitan la misma. Tendremos ocasión de referirnos con más detalle a estos tópicos, más adelante.

Otro aspecto que debe aclararse es que el lector también tiene contextos de igual manera que el autor, sólo que los de uno y otro suelen ser muy diferentes, a veces, por haber vivido  tiempos diferentes o contextos diametralmente opuestos, o por poseer conocimientos distintos e ideologías encontradas. Esto es lo  que hace de la obra una  pieza que cada lector desea interpretar, según sus conocimientos y a veces, sin ellos. Es lo que algunos teóricos llaman el gusto, que por más que obedezca a la moda, la ideología vigente, los prejuicios, etc. no  deja de tener una gran arbitrariedad, cuando se anteponen las inquietudes de los lectores, sus propias expectativas a las  mostradas por la obra. Ella es o no literaria pero no puede ser buena o mala porque a mí me gusta o no, y la historia de la literatura está  llena de ejemplos de obras que pasaron desapercibidas, que no gustaron  a los lectores del momento en que se publicaron y que muchos años después pasaron a ser ejemplos de la literatura universal. Sólo citemos El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha: 1605 la primera parte y en 1515, la segunda, de Miguel  Cervantes (1547-1616).

 

La literatura, como el arte en general,  exige del lector, conocimientos. El autor pertenece a un grupo privilegiado, por lo general culto, preparado. Hoy difícilmente se puede concebir a un escritor sin preparación, autodidacta o formal. Lo mínimo que debe conocer es el lenguaje y si desea sobresalir realmente y pasar a engrosar la lista de los grandes escritores de Latinoamérica, debe prepararse. No basta tener una historia importante para narrarla, se debe tener conocimientos para  hacerlo bien. Si esto no se posee, el producto que se obtiene es un documento, un panfleto, un folletín, pero nunca una obra literaria.

 

El contexto más importante para un autor es su propia vida, esa compleja entidad, mezcla de psicología y realidad externa. Por ello, en este trabajo, brindamos algunos datos biográficos de los novelistas costarricenses más destacados. Si se saben usar para interpretar la obra literaria suelen ser muy valiosos, pero nunca deben homologarse mecánicamente.

 

En cierta ocasión, hace bastante tiempo una profesora de literatura me interpeló para que le dijera quién era la mujer de Las églogas de Gracilazo de la Vega. Le conteste que eso aparecía hasta en los pasquines más pobres de la pseudo crítica literaria y que la llamaban Isabel Freyre. Aproveché para preguntarle el nombre del personaje real (humano) de la Mona Lisa y no supo decírmelo. Me preguntó si yo lo sabía. Para fastidiarla le dije que sí y me rogó, casi me suplicó que se lo dijera pero le contesté que no que era un secreto.

 

¿Cuántos de estos falsos críticos chismosos buscan encontrar ese lugar de La Mancha donde vivía Don Quijote o el pueblo Macondo utilizado en Cien años de soledad de Gabriel García Márquez? ¡Qué estupidez!

 

5. Sobre la recepción de la obra

 

Las novelas, como cualquier producto creado por el hombre, son parte de la cultura de un país en particular, y de la humanidad en general. Ahora bien, el arte, sea cual sea su manifestación, pertenece a esa cultura, y las novelas, como forma de expresión artística, son parte consustancial de ella.

 

El arte en general, y la literatura en particular, por más que se desee que sean receptados, apreciados, valorados e interpretados por todos, no suceden así. Es un grupo en especial y no muy numeroso, por cierto, el que vive y disfruta de él. Una obra de arte es un objeto que puede, teóricamente, ser motivo del disfrute de cualquier individuo, no importa su condición social, cultural, intelectual, económica, etc. Pero lo cierto es que existen una serie de barreras de diversa naturaleza que obstaculizan este ideal y hacen de él una creación para el disfrute de unos pocos. La primera gran barrera la ofrece el saber o no, leer,  y en el caso de la literatura que utiliza el lenguaje, como su medio de expresión, esto se hace imprescindible. Lo mismo ocurre con el sonido, en la música, el color, en la pintura, las formas, en la escultura y las líneas, en el dibujo, para citar solo algunas.

 

 El escritor de novelas, que es el objeto de nuestro estudio, utiliza el lenguaje polisémico como medio para crearlas. Antes hicimos referencia a este aspecto. Ahora deseamos referirnos a otros rasgos que forman parte de este complejo artístico.

 

Si el lector conoce, como es de esperar, que toda comunicación y la novela lo es, tiene tres aspectos básicos: un comunicador, algo comunicado y un receptor, a quien se dirige el comunicador, con lo comunicado, entonces la comprensión del fenómeno comienza por estudiar estos tres elementos. Esto es elemental y necesario, tanto para que un escritor (comunicador) crea una novela (lo comunicado) para que sea leída y disfrutada por un lector (receptor). Si esto es así, y lo es, entonces el creador de novelas debe interesarse por seleccionar, perfilar, crear un comunicador o narrador, en este caso, objetivo, distanciado de lo que narra, una voz o varias que sean convincentes, que conozcan a la perfección lo que cuentan y sepan hacerlo para lograr que el receptor social disfrute, acepte  lo narrado o lo rechace, en fin que lo comprenda. Si el autor pretende narrar desde su propia perspectiva, utilizando un yo biográfico muy semejante a él, entorpece la obra porque se convierte en un manipulador, un inquisidor del relato, un tirano. Cuanto más alejado se coloque el autor de lo que narra y de los narradores,  las voces de los personajes que escoge para contar la historia o historias, aventuras, acciones, mejor y más convincente se torna lo comunicado. No importan las técnicas usadas o si no las usa para que el narrador sea adecuado y logre su cometido: interesar, entretener, apasionar, inquietar al lector. Ahí comienza la creación artística con la forma de narrar y dar autonomía al, o los narradores. El buen narrador es aquél que pasa desapercibido y deja que los personajes sean los que cuenten, narren sus propias vivencias, sus anhelos, sufrimientos, deseos, en fin, su privacidad. Esto es, deja que los personajes sean libres, cobren vida y con ella, voz propia, autónoma para configurar su propia visión de mundo, expresarse, manifestarse, tal y como ellos lo desean y de acuerdo a sus propias virtudes y defectos, valoraciones y prejuicios, sin importar que el autor no comulgue con ellas y piense diferente. El buen escritor da autonomía absoluta a los personajes y a sus perspectivas y deja que sus voces sean las directrices de lo narrado, sin importar que un narrador omnisciente pueda o no intervenir, de vez en cuando para guiar, presentar, describir, insertar aspectos inherentes al relato, lo haga desde arriba, cerca, por detrás o con el personaje. El narrador omnisciente en El ingenioso  hidalgo don Quijote de la Mancha: 1605, la madre de todas las novelas (y no de las guerras), es un buen ejemplo de lo que estamos afirmando. Cervantes se esconde, desaparece y deja que un narrador omnisciente objetivo, distanciado de lo que narra y del autor, cuente y sobre todo, permita que los personajes se conviertan en portavoces independientes de las aventuras, las vivencias, sus contradicciones y aflicciones de la obra. Se vería muy mal que el narrador interviniera en la narración de la aventura en donde El Quijote se enfrenta con los molinos de viento y se pusiera a explicar que está loco, que no son caballeros andantes sino molinos de viento a quienes ataca y llenara de prejuicios y valoraciones tal conducta y acudiera a las preguntas retóricas odiosas para explicar al lector tal aventura. Esto haría de esa novela un panfleto y no una universal obra literaria.

 

El segundo elemento que conforma el proceso de comunicación de la obra de arte, llamada novela, es lo comunicado. También este aspecto está lleno de prejuicios y juicios de valor. Lo comunicado debe ser importante en sí mismo, en la obra, pero no porque sea universal u obedezca a lo que algunos creen que es trascendente, importante, digno de una obra de arte. La historia más sobresaliente de la humanidad y de carácter universal, mal contada, mal estructurada, mal narrada, se convierte en la novela, en algo intrascendente. No es cierto y sí una actitud dogmática, pensar que sobre una india de Pacaca no se pueda crear una obra de arte, (el lector podrá verificar esto cuando lea la novela de Tatiana Lobo Wiehoff (1939), Asalto al paraíso: 1992 y aprecie a la india La Muda, símbolo de toda una cultura), sea un poema, un cuento o una novela. La historia más insignificante, así como un objeto intrascendente en apariencia, puede llegar a ser, si es una verdadera creación artística, digna de la literatura universal. La sonrisa de la Mona Lisa es un buen ejemplo de lo que afirmamos. Muchas veces, lo simple, cobra valor universal, en las manos de un buen creador.

 

El novelista, sin embargo, con el paso del tiempo, ha llegado a conocer y aplicar variadas técnicas que si son bien utilizadas, dan relieve y categoría literaria a las novelas. Por ello los escritores, hoy estudian, se preparan en el manejo del lenguaje polisémico y son capaces de crear mejores y más acabados productos literarios. Pensar que el artista nace por generación espontánea, que ese don se trae en la sangre o la genética, y que no necesita prepararse, estudiar, sino sentarse a crear la obra y soplarle el hálito divino, así como nos lo contaba la maestra de religión, cuando éramos adolescentes, que hacía el Niño Dios con pelotitas de barro que moldeaba y luego soplaba y, como por magia se iban transformando en las más bellas figuras, mientras que el demonio le imitaba, solo que, al soplar, salían serpientes y alimañas horribles, al decir de mi maestra. Esta candorosa historia enseña también los prejuicios religiosos de quien la cuenta. Ignoro si comparten conmigo que las serpientes son bellísimas y nada feas, lo mismo que las iguanas y los sapos y otros animales de su especie. El prejuicio religioso de la maestra, que no solo es de ella, hizo que los receptores despreciáramos a ese animal que lejos de hacerle daño al hombre, le produce mucho bien, sobre todo porque limpia de roedores dañinos a los cultivos de los agricultores. Lo anterior no quiere decir, de ninguna manera, que estemos afirmando que el artista no llegue al arte sin vocación, sin inclinación hacia él, como una necesidad irresistible que lo impulsa a crear, ya sea que obedezcan a los contextos donde se creo, las inclinaciones de los que vivieron cerca de él, los gustos y preferencias de personas con influencia sobre su formación o por simple inclinación personal, lo cierto es que  si se posee esas características y se emprende el cultivo de ellas, su crecimiento, su refinamiento, sus conocimientos específicos de todo lo que encierra esa inclinación, entonces el incipiente artista se va consolidando hasta alcanzar una madurez importante como creador. Esto sucede también para cualquier profesión. De ninguna manera negamos la vocación artística, la predisposición, la inclinación, lo que afirmamos es que, si el creador posee esos dones y los cultiva en centros especializados, los educa, se le amplía el horizonte artístico y tendremos un creador mejor calificado que ofrecerá productos artísticos cada vez de mejor calidad. El saber, el conocimiento, no hace daño a nadie; todo lo contrario lo engrandece y lo conduce a mirar hacia horizontes más lejanos.

 

Lo último y por ello no menos importante, es el  papel que juega el receptor, quien recibe el producto artístico. Lo primero que debe señalarse es que ya el autor, en el momento mismo en que comienza la obra tiene en su mente un destinatario imaginario, deseado, potencial. Pero esto no implica que en nada, se parezca al lector social, que es quien lee la obra. A éste nos referiremos a continuación.

 

El receptor social o lector de novelas, en nuestro caso, pertenece a una determinada cultura, con todo lo que ello implica: una ideología, una visión de mundo bajo una compleja gama de programaciones. A ella pertenece el gusto literario del momento y ningún lector, por más avisado, escapa a él totalmente, aunque se lo proponga. Este aspecto es más complejo de lo que se pueda imaginarse, tanto para el creador como para el lector social.

 

El lector de novelas perfecto no existe, pero como aspiración se puede configurar, modelar. Debe, por lo menos tener capacidad y conocimientos suficientes para enfrentarse a la novela y poder comprenderla, disfrutarla, interpretarla, ubicarla. Ver lo bueno y lo malo, lo deseable y lo censurable, desde una perspectiva literaria. Reflexionemos sobre algunos aspectos negativos que tiene un lector, sin preparación adecuada, para leer con éxito una novela.

 

En primer lugar opina sin conocimiento y en forma dogmática. Sus afirmaciones carecen de razones y se refugian en la frase trillada y vacía de "son mis opiniones" y como tales deben ser respetadas. Nosotros le contestamos, pero no necesariamente compartidas. La opinión sin un respaldo racional, bajo el cuidado estricto de los conocimientos teóricos, se convierte, en no pocos casos, en estupideces, generalidades, lenguaje vacío, juicios de valor. Toda afirmación que se haga de una novela, debe ser acompañada de una justificación racional que se sustente en el conocimiento y nunca en  los prejuicios personales.

 

La crítica literaria en Costa Rica la realizan, de preferencia, los mismos escritores, los periodistas, los editores, los amigos del escritor, los sociólogos, los sicólogos, los historiadores, los abogados, y hasta los médicos. Todos se creen autoridades, capaces de juzgar, exaltar, despreciar, votar, condenar determinadas obras y lo hacen con frecuencia como si fueran verdaderas autoridades. Otras veces, los seudocríticos, por el contrario se tornan complacientes y panegíricos, sin ninguna justificación que no sean sus juicios de valor. Aquí comienza la aparición del gusto literario, bajo la tutela de este grupo que crea opinión pública y orienta, o desorienta, a los potenciales lectores. No pretendemos descalificar, ni tenemos poder para hacerlo, a nadie, que después de leer una novela escriba su opinión. Lo malo es que lo haga como si fuera un especialista, un conocedor inmejorable de la creación literaria. Muchas veces el mismo escritor, y en Costa Rica, esto es muy frecuente, opina sobre su creación sin tener conocimientos aptos para ello y afirman, sin sonrojarse, por ejemplo, que lo que han escrito es "una novela" porque él lo afirma así, sin justificarlo. Todos debemos aceptar su veredicto, sin otra alternativa, aunque fácilmente observemos que  lo escrito es otra cosa y muy alejada del género novelístico. Eso ha hecho y hace, que el progreso de nuestra literatura se mantenga en niveles no deseados y se inserte en horizontes de escaso alcance, como decía la novelista Yolanda Oreamuno, aldeanos, localistas que no saltan las fronteras estrechas de su propia miopía.

 

La verdadera obra literaria no necesita de la crítica favorable, del elogio inmerecido, amigable, de los premios, de los prólogos complacientes o del artículo panegírico del escritor cómplice (yo te elogio hoy para que tú lo hagas mañana conmigo). Lo bueno se justifica solo. A lo sumo puede pasar desapercibido en el momento de salir a la luz pública por las mezquindades de unos y de otros, pero con el paso del tiempo sale a relucir con brillo propio. La verdadera y buena obra literaria rompe con las barreras  que algunos tratan de atravesarle y se erige, ante todos, como lo que es: una creación universal digna del reconocimiento humano en todo momento. ¿No fue esto lo que le ocurrió a la novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Cervantes? ¿Quién hoy puede atreverse a negar su enorme y único valor literario? También ocurre lo contrario. Una mala novela, cuando aparece, recibe toda clase de elogios y comentaros positivos de parte de los aduladores del momento y aparece ante el gran público como un portento, pero con el paso del tiempo, se olvida, desaparece su encanto y recibe el único premio que merecía: el olvido y el silencio No hay barreras para la obra excelsa, siempre brillará, mientras que la mala por más que se le dé brillo permanece opaca.

 

Hacen un mal servicio a la literatura los que sin conocimientos adecuados, alaban obras de escaso o ningún valor literario, disimulan los defectos y sobre valoran las escasas virtudes. Con ello impiden el desarrollo artístico, el esfuerzo por mejorar cada vez más sus creaciones, el trabajo constante para producir obras importantes acordes con el contexto internacional. Esta crítica perjudicial se convierte en un discurso sin valor semántico, repetitivo, emocional, prejuiciado, vacío, manido, aprendido de memoria, por lo tanto reiterativo, igual que un código, una fórmula ritual, al mejor estilo de los horóscopos, válidos para todos pero calificados para ninguno. No hay que hacer mayor esfuerzo para entenderla y descubrir sus escasos conocimientos de quien la hace. Se parecen a los guías turísticos que les ocurre con frecuencia equivocar palabras. Esto le pasó a uno de estos guías en cierta ocasión que frente a una iglesia de estilo románico, confundió la palabra con romántico y repitió sus letanías del romanticismo frente a la iglesia románica que tanto le costó aprender para lograr ese trabajo. Los oyentes que por lo general son personas que tienen dinero para realizar esos viajes, pero carecen de los más elementales conocimientos sobre los estilos arquitectónicos, lo felicitaron y elogiaron sus amplios conocimientos del guía.

 

El último aspecto que deseamos presentar de la seudo crítica, es la descalificación de los estudiosos que se han especializado en la crítica y teoría literaria, los que  han recibido estudios formales, se preparan y conocen sobre el arte literario. La descalifican, muchas veces, por el delito de no haber creado una obra literaria, una novela. No necesita el médico padecer una enfermedad para curarla y menos hoy, cuando los conocimientos, las técnicas y la información es copiosa y está al alcance casi de todos. El habitante preparado de hoy conoce más sobre la Edad Media que los propios habitantes de esa época que vivían bajo el oscurantismo religioso. El vivir una experiencia, como lo es la ceración de una novela es muy importante pero no autoriza a nadie para descalificar a quien no lo haya hecho. En el momento en que nos ocupemos de las novelas de cada escritor tendremos ocasión de ampliar un poco estas reflexiones. Repetimos:

 

La literatura es embuste, bella mentira y paradójicamente  la más grande verdad humana, gracias al paciente y creativo trabajo del autor con el lenguaje.

 

 

Literatura costarricense

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             Conceptos generales acerca de la literatura

 

Antes de iniciar el análisis de la Época Moderna, sus tres períodos y sus respectivas generaciones, deseo señalar algunos aspectos importantes sobre literatura, género novelístico, movimientos literarios, contextos y recepción de la obra.

 

1.   Sobre literatura

 

Visto hoy pareciera fácil deslindar, lo que es literatura, de lo que no lo es. Sin embargo, aún en este momento, quizás sea sencillo entender  lo que es la literatura al nivel conceptual, pero cuando se trata de permanecer en la esfera estrictamente literaria de una obra, se titubea y se tiende a cometer errores fundamentales, cuando se valora o interpreta una determinada obra literaria.

 

Todos estamos de acuerdo en que la literatura tiene como instrumento para crearla el lenguaje, así como la música, el sonido, la pintura, el color, la danza, el movimiento, el dibujo, la línea y la arquitectura, la forma. Pero  el lenguaje sirve para otras  cosas más importantes quizás, que la misma literatura. Lo utilizamos esencialmente para comunicarnos, para trasmitir mensajes de un emisor a un receptor y viceversa.

 

El lenguaje común y corriente, si se utiliza adecuadamente, puede convertirse en el material más importante de la obra literaria. Los teóricos han delimitado tres tipos diferentes de lenguaje: el científico, el coloquial y el literario. Al primero lo define su carácter unívoco, es decir que no debe producir dudas ni equívocos. Si decimos que dos más dos son cuatro, significa eso y nada más, en un sistema de base diez; el agua es un compuesto de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Esta frase no puede, ni debe interpretarse, más que con ese  sentido. El lenguaje coloquial, en cambio, es  equívoco, se presta a muchas interpretaciones, pero el emisor procura comunicar su mensaje de la manera más eficaz para  expresar sus ideas  o mensajes, trata de hacerse entender, a pesar  de no lograrlo en muchas ocasiones, y obtener respuestas inesperadas. Es el lenguaje con el que solemos comunicarnos todos los días, con quienes convivimos, no importa si es vulgar, popular, jergal,  o culto.

 

El lenguaje literario es polisémico, intencionalmente plurisignificativo. El artista que  desea crear una obra literaria hoy, sabe que el dominio del lenguaje, su combinación, su estructura, su ambigüedad, su innovación, su mezcla, producen el efecto de significación capaz de distinguir su obra de otros escritos y enmarcarla dentro de la categoría de literatura. Este rasgo de polivalencia significativa es esencial en la obra literaria, pero no se crea, con esto, que los escritores utilizan un lenguaje diferente al que usted y yo usamos para comunicarnos. Todo lo contrario sucede con  la combinación o tipos de lenguajes, la creación de situaciones, puntos de vista, expresiones diversas de significaciones únicas según lo exijan  las necesidades expresivas de una obra. Esto es lo que hace posible la creación literaria.

 

Pero lo más difícil de aceptar es la autonomía del producto artístico, la significación del lenguaje de una obra, en función  de ella misma. ¡Qué difícil cuando se lee una novela no hacer referencias con la realidad y tratar de comparar, equiparar, igualar hechos y lenguajes de una obra con los hechos históricos, reales y tratar de valorar la creación literaria según se parezca  o no a la realidad!

 

La obra de arte  es única  y  se basta así misma, no va más allá. O es arte o es historia, realidad social, no deben mezclarse una con la otra, para  justificarse. Lo que pasa es que el arte se alimenta de la realidad. Con base en ella, el escritor crea su propia realidad, su obra y ésta es su visión particular de la realidad. Él selecciona, escoge, combina, da vida, crea su propia realidad y ésta puede parecerse a la realidad del otro, de su propia visión, pero ello no permite a nadie homologarla, sin caer en el error. Y, lo que es más grave, valorarla, según se ajuste a la realidad, como buena o mala, si no obedece a los hechos históricos, tal y como los fijan los  historiadores. ¿A cuál Cristóbal Colón se debe aceptar como valedero, al que crea Alejo Carpentier (1904-1984) en la novela El arpa y la sombra (1979) o al Cristóbal Colón que nos han descrito los historiadores? ¿Cuál es el real? La respuesta es sencilla, el Cristóbal Colón de la novela es creación de don Alejo Carpentier, es su Cristóbal Colón, puede parecerse  al de carne y hueso pero no es él, sólo sirvió para  crear el Cristóbal Colón de la novela. Esto mismo sucede en obras que crean figuras como Jesucristo y los católicos se enojan y tratan a los autores de blasfemos, cuando el Jesucristo del artista no es el Jesucristo de los cristianos o no se les parece. Lo mismo sucede hasta con los críticos de arte que dan a los autores rasgos de los personajes ficticios y llegan hasta a clasificar de homosexuales a hombres que crearon personajes con esta naturaleza. Hoy es raro que esto ocurra, pero aún algunos escritores costarricenses, como veremos más adelante, confunden  la autonomía de la obra, con la realidad social e histórica.

 

Cuando  quería que mis alumnos entendieran la autonomía de la obra literaria, solía ponerles un ejercicio sencillo. Les decía, que en el momento que yo escribiera una palabra en la pizarra, escribieran una frase, un pensamiento, una palabra que el vocablo escrito por mí, les motivara. La idea era codificar las expresiones  de los estudiantes y obtener la gama  de significaciones que la palabra había despertado en ellos. Una vez escribí la palabra mar. Cuando leí cada una de las respuestas de mis alumnos, me sorprendió una que se salía de lo esperado. Pensaba que la palabra mar, de una u otra manera, despertaría  respuestas positivas: vacaciones, alegría, misterio, amor, paseos, etc. Una alumna  me escribió la frase "¡Odio el mar!". Extrañado por esa respuesta, me atreví a preguntarle, ¿por qué esa respuesta?, y, me contestó, que hacía dos semanas un hermanito menor había muerto ahogado en el mar. La lección fue mucho más fructífera, logré hacerle ver a los alumnos que una misma realidad, el mar, era capaz de significar mares diferentes, realidades increíblemente opuestas. El mar de la realidad se convertía en mi mar, nuestro mar y eran muy diferentes entre sí. Y terminaba  diciéndoles,  a mis alumnos, que aunque el agua era un compuesto  de hidrógeno y oxígeno, era otra realidad que no se parecía en nada a ellos, por separado.

 

Después veremos que es hasta la época contemporánea, cuando en Hispanoamérica, los autores reconocen la autonomía de la obra literaria. En la época moderna  esto no fue aceptado. Tendremos ocasión de ejemplificar esta afirmación.

 

La literatura es embuste, bella mentira y paradójicamente la más grande verdad humana, gracias al paciente y creativo trabajo del autor con el lenguaje.

 

2.   Sobre el género

 

Nos interesa  testificar que existe en la literatura una clase de obra literaria que llamamos novela y que de alguna manera podemos identificarla objetivamente. No se crea que haya uniformidad de criterios para definir lo que es novela; sobre todo se dificulta el marcar los límites entre un género y otro. ¿Novela  corta o larga?, ¿Novela o cuento?, ¿Noveleta?, ¿Biografía o novela?, ¿Documento o novela? ¿Historia novelada?, ¿Qué tamaño deberá tener una novela?

 

Para comenzar valga contar una anécdota como ejemplo. Siendo estudiante, en un curso de química un compañero realizaba un experimento donde necesitaba echar una (según él) media gota de un líquido para lograr una titulación (saber si un determinado líquido era  ácido o álcali, sal). Su problema era, cómo lograr media gota, así que llamó al profesor y le rogó que le explicara cómo podría echar media gota en el frasco que tenía el líquido del experimento. El profesor se quedó pensativo y después de un prolongado tiempo le respondió. Eso es tan fácil como hacer un medio hueco. Todos reímos pero nos dio una gran enseñanza, pueden existir gotas pequeñas y más grandes, medianas y muy grandes pero siguen siendo gotas, al igual que los huecos. Si aplicamos esta enseñanza podemos inferir que existen novelas, no importa si son cortas o largas o muy extensas, lo importante es que son novelas. Un cuento largo no es una novela corta, es un cuento y una novela corta no es un cuento extenso, es una novela y tampoco una novela corta es una noveleta, ni un documento o una biografía novelada. O es novela o es otra cosa. Tratemos de  deslindar, precisar lo que es novela. Busquemos sus rasgos distintivos.

 

La novela, como el cuento y la leyenda son narrativos, esencialmente. Hay (por lo menos) un narrador que cuenta algo a alguien o algunos. A esa característica le llamamos  carácter narrativo. Se narra, se cuenta, se comunica historias, hechos, sentimientos, etc. Pero esto, repito lo hace, tanto la novela como  el relato, el cuento, la leyenda. Ahora, ¿qué rasgo separa a la novela de estos otros  productos literarios? La respuesta  no es tan fácil como deseáramos. Metafóricamente la novela es  un mural y el cuento un cuadro. La novela abarca una totalidad compleja, el cuento un sólo proceso, un hecho, un efecto; la novela es más que una sola cosa, es pluralidad de efectos, por eso exige, a veces, varios personajes y espacios, tiempos dispares y por qué no, pocas o muchas  páginas para expresar esa totalidad compleja. El cuento se sustenta en la brevedad debido a la intención del autor: producir un sólo efecto que por lo general se desarrolla en un sólo proceso significativo. La novela puede explayarse en descripciones y detalles, detenerse en pormenores y no escatimar nada con tal de lograr esa completitud, el cuento es intenso, condensado, pero ojo, un cuento no es una novela condensada, es rápido, la morosidad es su  antídoto.

 

Esta completitud o totalidad de la novela la  hace ser compleja, capaz de contener cualquier cantidad de cosas, ser ambigua, contradictoria, carnavalesca, pluridimensional. En ella,  existen todos los motivos y todas las perspectivas jamás imaginados. No hay un género más libre y generoso que la novela. Casi no sabe de restricciones y lo que es más, se caracteriza por su libertad creativa e imaginativa, desde cualquier ángulo que se le enfoque.

 

Por último  deseamos señalar un rasgo muy presente en las novelas y que despierta el interés del público. Es su carácter privado. La novela revela, narra, cuenta, aspectos privados de los personajes y cuanto éstos sean más interesantes, asombrosos, nuevos, desconocidos, íntimos, más gustan a los lectores. No importa que los temas sean históricos y conocidos por todos, los novelistas sabrán darles connotaciones privadas que nunca antes se habían sabido. Eso de que Cristóbal Colón tuviera relaciones con Isabel La Católica, despierta el interés de cualquier lector y llama la atención. La novela se promociona por lo nuevo, lo oculto, lo nunca antes dicho, nunca sabido, en otras palabras, lo privado y si esto tiene carácter de prohibido, aún mejor.1

3.   Sobre los movimientos literarios

 

Son tantos los nombres con los que los historiadores y críticos de la literatura han querido agrupar a los escritores que no alcanzaría el tiempo para precisar a todos ellos. Sólo del Realismo han inventado un sin número de epítetos: Realismo Mágico. Realismo Maravilloso, Realismo Socialista, Realismo fotográfico, Realismo Mítico, etc. Lo cierto    es que como herencia de la cultura europea logocéntrica hemos recibido una serie de calificaciones, unas veces para los autores y las más de las veces, para las obras: Clasicismo, Renacimiento, Misticismo, Barroquismo, Neoclasicismo, Romanticismo, Realismo, Naturalismo, Modernismo, Parnasianismo, Simbolismo, Surrealismo (y todas los ultras inimaginables) y esto es de no acabar. Muchas veces los historiadores se valieron del contenido de las obras  para clasificarlas en determinado  movimiento, otras veces fue la forma o ambas a la vez. La intención es válida, el teórico trata de agrupar las obras bajo un paradigma para acercarse al conocimiento de las mismas, es quizás una cuestión básicamente metodológica y esto es importante y hoy hacemos lo mismo. Lo equivocado radica en la ambigüedad de criterios, la subjetividad a la  hora de agrupar las obras y la diversidad de conceptos para referirse al mismo objeto.

 

Si somos estrictos no existe ninguna obra que no sea realista. Todas existen, son objetos que se pueden estudiar, describir y hasta valorar o interpretar. No conocemos ninguna obra que no sea real y lo  que es más importante, nadie puede afirmar que una determinada obra no  nazca de la realidad, haya sido  creada a partir de otra cosa que no sea la realidad, como quiera ésta llamarse. La imaginación más poderosa, la más espectacular, la más fantasiosa, la más fantástica y, por su puesto la más maravillosa, de una u otra forma, se afinca en la realidad para crear su fantasía. Con base en esta abstracción conceptual, podemos afirmar que toda obra es producto de un ser humano, y la literatura lo es, y por lo tanto debe clasificarse como realista. ¿Dónde nace, según nuestro criterio, la problemática? Es un problema del conocimiento y la capacidad de interpretación que cada uno de nosotros hagamos de los objetos reales llamadas obras literarias y su relación  con los contextos  que posibilitan su creación. Esta relación entre la  obra y sus contextos, es la culpable de tantos  nombres y  teorías acerca de las obras literarias y artísticas en general. Observemos algunos tipos de relación obra- realidad.

 

Si una obra se parece mucho a la realidad en sus contenidos, decimos que es un realismo fotográfico, histórico, social. Se dice que la obra refleja la realidad social, tal cual es. Peñas Arriba: 1895, de José María de Pereda (1833-1906) sería un buen ejemplo. Pero si además, la obra cuestiona la problemática social, entonces se convierte en una obra de realismo crítico o de literatura comprometida, ¡qué barbaridad!; si profundiza un poco más en la, según ellos, realidad, con un agudo instinto científico, entonces estaremos ante una obra realista-naturalista. Ya no se parece a una  fotografía sino a una muestra de rayos X y esto, que aún ignoro, si ya tienen en mente bautizar las obras actuales según los ultrasonidos o los rayos láser, que vendrían a ser, algo así, como una ultra realidad que capta la obra de la realidad común y corriente, o  lo que hoy se llama realismo virtual. Los tres casos, realismo fotográfico, socialista y ultra realismo, lo estamos inventando nosotros, no son más que formas, maneras, aptitudes, acercamientos del  escritor para crear sus obras que terminan siendo sus particulares  conocimientos de la realidad, expresados en sus creaciones.

 

No es cierto que una obra, si se acerca más a la realidad (fotografía) es más real que aquéllas que se alejan, en apariencia, de la realidad. Es un engaño para un lector ingenuo. La obra más alejada de la realidad, la más maravillosa  o fantástica, la más imaginativa, la que aparentemente nada tiene que ver con nuestra realidad, si se estudia y desentraña bien,  puede descubrirse que es más representativa de la realidad que  una obra que utiliza  los referentes contextuales directamente.

 

Por último  debemos señalar que muchos de estos equívocos dependen del lector social, de su cultura, educación y capacidad para leer una obra y desde luego de sus conocimientos. Cuando los críticos afirman que Cien años de soledad: 1967 de Gabriel García Márquez (1928), pertenece al realismo maravilloso, ¿en cuál lector están pensando, el hispanoamericano o el europeo? Porque los hechos que  se narran en esta novela, para un latinoamericano son tan reales como el pan nuestro de cada día, pero para los europeos tal vez, las mariposas amarillas o las cien guerras de Aureliano, la elevación al cielo de Remedios La Bella, sean acontecimientos maravillosos, pero para nosotros no. Es más maravilloso que en algunos países de Europa tengan, en los inicios del siglo XXI, reyes y reinas, príncipes y princesas, realicen bodas, valga la palabra, maravillosas, en  los últimos años del siglo XX  y una  innumerable cantidad de  acontecimientos que para nosotros,  más parecen ser dignos de los cuentos de hadas que de  un continente desarrollado y racionalista.

 

La obra literaria se debe estudiar según sus propias leyes poéticas. Todorov nos abrió el marco teórico para determinar tres modalidades, hasta hoy posibles en los cuales podemos clasificar las obras literarias, sobre todo las narrativas. Éstas  pueden ser maravillosas, extrañas y fantásticas y nosotros agregamos realistas.

 

Las realistas están regidas por las leyes naturales, lógicas, causales, no importa si su realidad se parece o no, en apariencia a la realidad del lector, lo que interesa es que la verosimilitud de la obra  no vaya más allá de las leyes naturales, hoy conocidas. En ellas un animal no puede hablar, un muerto resucitar, un humano volar  o vivir eternamente.

 

Las obras maravillosas no pertenecen al mundo de las leyes racionales, naturales. En ellas todas las convenciones racionales dejan de tener efecto, prevalece  y es aceptado por el lector social, un mundo donde priva lo verosímil irracional, irreal, ilógico. Es lo opuesto al realismo. Cien años de soledad: 1967 de Gabriel García Márquez (1928)  pertenece a este género, en la medida que crea esa verosimilitud intrínseca, en la obra misma. En ella puede suceder cualquier cantidad de hechos, irreales desde la lógica logocéntrica, pero reales y aceptados desde la lógica de la misma obra. Así que Remedios La Bella suba al cielo o un niño nazca con cola de cerdo son hechos reales y posibles en el mundo creado de esta novela. El lector lo acepta y ni siquiera se asombra. Esto mismo sucede con los cuentos de hadas y los niños que ven y aceptan como algo corriente que los animales hablen o  que las hadas aparezcan y realicen actos de magia.

 

La tercera  forma está representada  por lo extraño. En este género las leyes racionales y las extrañas o sobrenaturales se combinan, de tal manera que coexisten pero siempre triunfa  la explicación racional a pesar de que pueda mantenerse  hasta el final el hecho como  irracional. El lector permanece extrañado  pero  al final recibe, de parte del relato, la causa de lo  inexplicable.

 

Lo fantástico se distingue del anterior porque no se da la explicación al final y deja al lector con la duda. El relato  no ofrece ni siquiera indicios  para lograr, a partir del texto, una explicación  "racional"  de los hechos que causan la incertidumbre.

 

La  novelística costarricense preferentemente se ha mantenido dentro de la corriente realista, salvo muy contadas excepciones. Tendremos ocasión de referirnos a ella, más adelante.

 

No obstante lo expuesto, para poder ubicarnos con claridad dentro  de la nomenclatura usada, iremos aclarando, cada uno de los movimientos literarios, según aparezcan en  los períodos y generaciones correspondientes.



1 En la novela siempre se encontrará con que un autor, a través del narrador o los narradores, cuenta, narra hechos, acontecimientos, que le suceden o sufren determinados personajes, ubicados en un espacio y un tiempo, dirigidos a un lector imaginario. Los elementos más sobresalientes de la novela, escogidos históricamente por los autores, suelen ser: el narrador y los personajes, los acontecimientos, el tiempo y el espacio. Según se privilegie a uno de estos elementos entonces tendremos diferentes tipos de novela. Si el autor hace énfasis en el narrador o los personajes, su interioridad, su inconsciente, entonces tendremos novelas íntimas, psicológicas. Cuando se hace énfasis en los acontecimientos pueden resultar novelas de aventuras, al estilo de Julio Verne, o novelas históricas, como Coto de Marín Cañas. Pero si los acontecimientos son sentimentales, de triángulo amoroso, se convierten en novelas sentimentales, tipo rosa, de ésas que tanto veamos en la televisión. Otros prefieren privilegiar  el espacio. Si es el interior a los personajes, entonces se convierten en novelas de espacio interior, íntimas. Pero si el espacio es concreto, físico, como en Peñas Arriba de José María de Pereda, entonces se les llama novelas de espacio físico. Lo cierto de todo esto es que los autores gozan de gran libertad para escoger entre esta gama de posibilidades. Para nuestro gusto un equilibrio de todos estos aspectos hará una obra magistral, sino que lo digan los críticos con respecto a novelas como El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Cervantes, el Ulises de Joyce o Las Olas de Virginia Wolff, para sólo citar tres.  

Continuará

 

La crítica literaria en Costa Rica en la actualidad

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La crítica literaria en Costa Rica

 

 

Muchas veces y a través de los años, varios escritores y pensadores se han preguntado si realmente en Costa Rica existe la Crítica Literaria. Esta pregunta es válida y ella nos conducirá hacia aspectos importantes como la calidad de la literatura costarricense y la recepción fuera de nuestras fronteras.

 

En cierta ocasión, cuando tomábamos café, una tarde, don Constantino Láscaris (filósofo costarricense de origen español) y quien escribe, en la soda de Estudios Generales de la Universidad Nacional, en los años setentas, le pregunté con cierta ironía ¿por qué las preguntas sobre filosofía de fin de curso se parecían tanto a las de Historia? Con esa clásica sonrisa que le caracterizaba, me replicó casi inmediatamente, porque ambos enseñan lo mismo. Después se entretuvo explicándome el problema de fondo que encerraba la pregunta y ambos coincidimos en que nuestro país carecía, sino por completo, en gran medida de teóricos, de filósofos, de pensadores. Así era más fácil repetir los marcos teóricos ya consolidados, las respuestas viejas y consabidas a las  también reiteradas preguntas sobre los diferentes fenómenos del universo y las creaciones del hombre. Me decía:  es más fácil aprenderse lo que otros han dicho y repetirlo más o menos de igual forma, que crear nuestros propios conceptos y teorías y en todo caso, agregar nuestras propias opiniones o conceptualizaciones sino podemos debatir  las ya existentes. Y seguía, por muchos años me he dedicado a precisar las ideas en el pensamiento costarricense y a pesar de tener un gran volumen no me encuentro satisfecho con lo que he hallado y eso mismo estoy haciendo con el pensamiento centroamericano y de este trabajo, sí estoy sorprendido, y se restregaba las manos en la cabeza y momentos después agregaba, ¿Qué pasa en Costa Rica que nos contentamos con tan poco, que miramos tan cerca, -y yo le agregaba-, que tenemos un horizonte muy chato, muy cercano Sí, pareciera que somos un pueblo y una cultura, diríamos hoy, "pura vida" más cercanos al ¿para qué? que al ¿por qué?, más efectistas que causales. Somos conformistas, nos basta el mínimo para vivir, hemos encontrado la ley del mínimo esfuerzo como centro gravitacional de nuestra visión de mundo. Es más fácil imitar, copiar, repetir, seguir en lo mismo, que pensar, crear, descubrir, avanzar, abrirse camino. Creemos que por ahí se encuentra la respuesta a la pregunta que hacíamos al inicio, ¿si existe o no una crítica literaria en Costa Rica? Claro que nadie dudaría en contestar afirmativamente, esa, aparentemente obvia pregunta. Lo mismo debemos afirmar para la literatura en general. Costa Rica tiene una literatura nacional, una novelística, un teatro, una lírica. Las preguntas tendrían que encaminarse por otros lados. ¿Cuál es la naturaleza de esa literatura nacional y su aceptación en el contexto mundial? y lo mismo debemos hacer con respecto a la crítica literaria que es el objeto de nuestro interés aquí. Ambas son parte del mismo fenómeno.

 

Es necesario, para que exista una crítica literaria, sea cual sea su naturaleza, que haya escritores y obras literarias. Sin ellos no podría darse la crítica y Costa Rica desde finales de siglo diecinueve con Manuel Argüello Mora (1835-1902) testimonia el primer escritor y varias obras creadas por él: El huerfanillo de Jericó: 1888, Misterio: 1888, Elisa Delmar: 1898, Margarita: 1899, La Trinchera:1899 y otras más. Hoy cuenta con una gran cantidad de escritores de literatura de todos los géneros y gran número de obras escritas por ellos. Desde ese primer momento, en que aparecieron las obras de Manuel, los lectores comenzaron la "crítica literaria" de sus obras. Dieron sus opiniones en los periódicos de la época, sus valoraciones e iniciaron una corriente de opinión que fueron creando una especie de paradigma o código de normas, tomado de otros países e incorporado a nuestra realidad casi sin agregarle nada. En otras palabras algunos intelectuales de la época, con posibilidades económicas y educativas fueron el eco de ese código de reglas que juzgaba como buena o mala una obra literaria, la aceptaba o rechazaba o simplemente la ignoraban. Así nació la crítica literaria en Costa Rica. Ahora bien, ¿quiénes la realizaron? En primer lugar los periodistas y luego los historiadores, filósofos, sociólogos, abogados, profesores de diversas especialidades, médicos así como otros escritores. El escritor y su obra fueron objeto de personas de las más variadas profesiones. Fueron los intelectuales del momento los que dieron el veredicto de ellos, sin escapar las valoraciones de los curas y los políticos de turno. La literatura, como el arte en general, ha sido objeto de una élite intelectual de la clase con derecho y posibilidad de estudio.

 

No es nuestro interés describir y reseñar la "crítica literaria" en Costa Rica. Solo haremos algunos señalamientos que esclarecen su naturaleza. Comenzaremos por afirmar que la crítica literaria en Costa Rica la han ejercido básicamente:

 

1.      Los mismos escritores y artistas de otras manifestaciones del arte, tales como músicos, pintores, arquitectos, escultores, etc.

2.      Los historiadores e intelectuales de especialidades tales como la filosofía, la sociología, la psicología, el derecho, la medicina,  y otras.

3.      Los periodistas.

4.      Los académicos de especialidades afines al lenguaje: filología, lingüística, semiótica, etc.   

 

No ha existido, ni existe, en Costa Rica una especialidad llamada Crítica Literaria, una profesión que tenga como objeto de estudio las obras literarias. Esto ha hecho que las obras literarias sean tierra de nadie y de todos. El resultado es predecible.

 

Si partimos del hecho de que todo crítico, en este caso particular, de la literatura, debe tener conocimientos teóricos suficientes sobre la creación literaria y todos los componentes de ella, sobre todo del lenguaje polisémico, entonces debemos concluir que la práctica de la crítica literaria en Costa Rica, no ha sido la mejor, ni la más adecuada, y aparece fácilmente a los ojos del especialista, anárquica, moralista, amiguista, apologista, subjetiva, repetitiva, historicista, contenidista, sociológica, psicológica, incompleta, valorativa, prejuiciada, descriptiva y a todas luces, poco o nada, científica.

 

Dada esta realidad, la crítica literaria en Costa Rica  de los mismos autores, vigente hoy, utiliza un paradigma valorativo subjetivo, apologista, amigable, doctrinal, cuando se trata de un escritor perteneciente a la tribu, al grupo, a los suyos, pero que si se trata de un personaje de otro harem, las cosa cambian, se le castiga con el olvido, se ignora. Los mismos autores son elegibles, elegidos y electores. Los resultados son funestos y la crítica no existe científicamente. Los premios caen entre ellos mismos, pues en ocasiones son los jurados y en otras ocasiones reciben los premios de quienes antes han sido premiados por ellos mismos. El resultado para la literatura y su desarrollo es también funesto. No avanza y se mantiene en los límites de lo que Yolanda Oreamuno Unger llamó intelectuales aldeanos. Hay que señalar que los escritores pertenecen a diferentes especialidades y que con algunas excepciones no viven de la literatura sino que ella es una actividad extra, más de prestigio que de obtención de dinero. Otros, tal vez los menos, son autodidactas, buenos lectores que se han desempeñado en instituciones culturales como difusores, profesores de literatura sin título, actores o directores de talleres literarios.

 

Las primeras sistematizaciones de la literatura costarricense son historicistas y se mantienen en una poética preceptiva, estilística, del buen escribir, que afinca la buena obra si los contenidos de la misma son históricos, realistas, biográficos, descriptivos y ensayísticos. El autor es considerado como lo más importante de la creación y sus críticas se dirigen a él, su estilo, el manejo del lenguaje, la aplicación del retrato, el apego a los hechos históricos, se hace hincapié en los referentes, la descripción de la naturaleza, la caracterización de los personajes, el estilo directo e indirecto, el habla popular, las figuras retóricas y sobre todo el carácter moralista, didáctico. El escritor, antes que otra cosa, se siente maestro, director, profesor, guía, preceptor y esto aún se mantiene, tanto en los autores, como en los críticos literarios improvisados. El Ministerio de Educación hoy exige la lectura, como recomendación obligatoria, de un libro testimonial de un periodista que dejó el alcoholismo, sin importarle si es literario o no. Prevalece el criterio educativo sobre el literario. Esto mismo ocurre con otras obras literarias que se cuestionan por ciertos contenidos y no por su calidad literaria, tal el caso de Cocorí de Joaquín Gutiérrez Mangel.

 

Este paradigma de la crítica literaria inicial no ha sufrido grandes cambios con el pasar de los tiempos y las nuevas formas literarias aparecidas en el presente, por lo menos en nivel educativo y la enseñanza de la literatura costarricense, y en general se mantiene vigente con pocas innovaciones, propias de la corriente estructuralista de los años setentas. Esta crítica preceptiva y moralista tuvo su auge en los años antes de 1957, cuando aparece la obra de Abelardo Bonilla, Historia de la literatura costarricense. Abelardo Bonilla Baldares no realizó estudios superiores, comenzó la carrera de derecho y no la concluyó y, como era frecuente en esos tiempos, ejerció como periodista y fue por muchos años, hasta su muerte, profesor de Historia de la cultura y de literatura costarricense, en la universidad de Costa Rica. Fue un autodidacta. Lo que se llamaba en ese tiempo un hombre culto, un enciclopedista. Su libro no se concreta a la literatura costarricense sino a la cultura nacional, desde sus inicios en la mitad del siglo diecinueve hasta 1957. Es básicamente un libro de historia del pensamiento costarricense y no una obra sobre crítica literaria. Utiliza el método histórico de las generaciones para sistematizar los pensadores aunque no se ajusta fielmente a ese método. Es el primer intento serio de sistematizar la literatura costarricense y señalar los resultados, hasta ese momento, de nuestros escritores, pero el paradigma crítico sigue siendo, con salvadas excepciones el mismo, que se venía empleando a la hora de juzgar, valorar, interpretar una obra literaria. Eso sí, por primera vez, la producción literaria, no solo se agrupa en generaciones, sino que se inscribe en los contextos históricos y culturales (ideológicos) del momento. Destacamos este aspecto porque será una constante, no solo en los contemporáneos a él, sino en los estudiosos de la literatura que lo siguieron. Hasta hoy nadie ha escrito una historia de la literatura costarricense. Se han conformado con reseñas, aproximaciones, deslindes, breves historias, sinopsis, resúmenes, 100 años de literatura costarricense, en menos de trescientas páginas, panoramas, etc. Todos estos escritos tienen un común denominador: utilizan la historia para justificar la obra literaria. Ésta, en no pocas ocasiones sirve como pretexto para desarrollar planteamientos históricos, sociales, políticos y no tanto, para comprender el producto literario. Lo más sorprendente es que no lo han hecho los especialistas en historia sino filólogos. Es cierto que ellos se apoyan en las investigaciones históricas, que los historiadores y sociólogos han publicado y se cuidan de ser consecuentes con ellos y así salvarse de las críticas, por meterse en campos que no le corresponden. También acuden a las investigaciones interdisciplinarias para solventar esas limitaciones. Los resultados son importantes y necesarios pero no conforman una historia de la literatura, fundamentada en una crítica científica sobre la literatura. No existe en Costa Rica una historia de la crítica literaria y esto porque tampoco se ha deslindado la obra literaria de la historia. Si los críticos, o quienes realizan la crítica, partieran de que la literatura es una nueva realidad y que se sustenta en ella misma, que tiene autonomía, que es ficción, embuste, creación, y que, por sobre todas las cosas, es una nueva realidad, entonces empezaríamos el camino hacia la descripción, la comprensión, la interpretación y por qué no, la valoración del producto literario. Si después de lograr esa meta, algunos desean estudiar los contextos extraliterarios, culturales, históricos, ideológicos, literarios (movimientos, escuelas, poéticas), biográficos, que lo hagan, sin duda ayudarán a esclarecer, explicar, comprender, entender, los propios contextos de la obra, pues todos debemos saber que la obra literaria no nace de la nada sino de la realidad que la posibilita, aunque también sabemos que funda, crea otra realidad, parecida, distinta, opuesta, pero siempre diferente a la que le dio vida. Esto ha hecho que las novelas escritas en Costa Rica, por lo general, sean biográficas, realistas, costumbristas, folclóricas, descriptivas, retratistas, causales, logocéntricas, predecibles, de recuerdos, de aventuras, de paseos al campo o a Puntarenas, de añoranza, y básicamente la  tónica de que todo tiempo pasado fue mejor. Así prevalecen las novelas sobre el campo, como lugar ameno, idílico, la casa paterna, el pueblo y los buenos campesinos y la armonía entre patriarcas, gamonales y los peones. También abundan, en estas novelas, los triángulos amorosos, con el personaje malo de la ciudad o extranjero que osa violar esa vida tranquila y pura de los campesinos. Estas novelas se siguen escribiendo hoy y no en forma casual.

 

La crítica literaria tradicional es cómplice sin ninguna duda de la calidad literaria de las obras. Pues ambas forman parte del gusto literario impuesto a los lectores comunes, y de esta manera, las obras que se ajusten a su paradigma, serán bien recibidas y las que rompan con esas programaciones tendrán poca aceptación. La concepción de la obra literaria siempre fue uniforme y cuando hubo polémicas como la de los nacionalistas y europeístas u olímpicos, en el fondo, no se disentía sobre una teoría literaria divergente y opuesta sino sobre un referente real e histórico para crear la obra literaria, una fuente de inspiración. La india de Pacaca podría ser, o no, motivo para una obra literaria  y ello más dependía de prejuicios raciales o carencia de poder creativo. El buen artista no necesita, para crear un paisaje, necesariamente que el sol salga en Costa Rica o en Nicaragua. Nadie se preguntaría por la nacionalidad de la piedra o el árbol, en el poema Lo Fatal de Rubén Darío, por ser baladí. La tal polémica posiblemente ponía de relieve la ignorancia que nuestros escritores tenían sobre el arte literario y ocultaría otros aspectos posiblemente ideológicos, pero nunca poéticos. El mismo Carlos Gagini Chavarría, ferviente nacionalista, terminó escribiendo una novelita de escaso valor literario llamada El Sargento Gerard (1890), ubicada en Francia y de corte bélico y amoroso y Ricardo Fernández Guardia, escribiendo los famosos cuentos llamados Chamarasca al mejor estilo pueblerino. 

 

Luego están los "críticos" del momento, los más leídos y los más creídos, los periodistas. Son los más y los que crean opinión. A veces también son escritores y esto les da visos de autoridad. Participan en congresos, son directores de revistas y columnas, dirigen páginas culturales, publican lo que les parece bueno y discriminan todo aquello que no entra en su gusto, forman parte de los jurados y manejan las editoriales públicas. Son los dueños del saber y marcan la pauta de la corriente literaria. Son los caciques de las tribus. Los hay con conocimientos literarios pero por lo general adolecen de ellos. Los resultados para el desarrollo de la literatura son nefastos, en la mayoría de los casos. Los escritores se convierten en víctimas y victimarios porque necesitan de los periodistas para publicitar sus obras, pero la crítica no les obliga a mejorar su creación. Los halagos, la complacencia, los disimulos, no hacen ningún bien a los escritores y menos a las obras que escriben.

 

Por último tenemos a los filólogos, los académicos, los que sí deberían crear la verdadera, objetiva y científica (hasta donde ello sea posible) crítica literaria. Los resultados a pesar de ser importantes no aparecen tan evidentes. Unos se han dedicado a realizar investigaciones históricas sobre la literatura, tales como las realizadas por Jorge Valdeperas, Álvaro Quesada Soto, Flora Ovares y Margarita Rojas, Quince Duncan Moodie, Alfonso Chase Brenes, Virginia Sandoval, Carlos Francisco Monge, Seidy Araya, Guillermo Barzuna, Emilia Macaya Trejos, Rima Rothe de Valbona, Juan Durán Luzio (de origen chileno), Yadira Calvo y otros que escapan a mi memoria. De alguna manera han dejado patente una teoría literaria implícita ajustada a los cánones de la ciencia pero poco se conoce de la crítica literaria a la obra en concreto. Conocemos de estudios en esta línea de Jézer González Picado, Manuel Picado Gómez, María Amoretti, y Miriam Bustos Urratia en prólogos de novelas de diferentes escritores, el primero sobre Fernando Durán Ayanegui y la tercera, sobre todo, en el guatemalteco Rafael Cuevas. También existen una serie de tesis de grado de diferentes estudiantes que se han graduado en la especialidad de filología y literatura, tanto en la Universidad de Costa Rica como en la Universidad Nacional, que ofrecen una corriente importante sobre la crítica literaria, distinta a la empleada por los que han creído y lo siguen haciendo, que son los dueños de la verdad literaria.

 

No es nuestro interés hacer acopio de citas textuales que confirmen nuestras observaciones pero, sin embargo hemos escogido unos pocos ejemplos para verificar estas afirmaciones. La primera la hemos tomado del filólogo Álvaro Quesada Soto en su libro Breve historia de la literatura costarricense.

 

"Esta novela de orientación "social" busca la ruptura con los límites del discurso literario tradicional, mediante la incorporación de otros discursos sociales o géneros extraliterarios: documentos, testimonios, informes, la crónica o el reportaje periodísticos, el discurso histórico o sociológico, elementos del relato oral. Esos discursos se insertan en el texto literario en un afán por ampliar o subvertir la imagen de la realidad oficial, el papel tradicional de la literatura costumbrista como productora de esa imagen, o el papel de la literatura como actividad ubicada en las regiones de lo "poético"  y lo "bello", separada de la realidad prosaica y vulgar, para ponerla en contacto con los discursos que organizan la vida popular o cotidiana y las luchas ideológicas, sociales y políticas del momento".1

 

Esta cita, tan larga, tiene novio y  apellido y nada tiene que ver con la intertextualidad literaria como técnica narrativa utilizada desde antes de esta generación de 1942. Aquí se defiende más que la novela Juan Varela, de Adolfo Herrera García, a Mamita Yunai y el famoso discurso político que se le agrega al final de la novela y que está muy lejos de ser una técnica literaria, cuando lo cierto es que su móvil, era político y no literario. De hecho la novela en sí es de muy escaso valor literario y  nació como informes de un militante al Partido Comunista, sobre los comicios electorales en la zona de Talamanca y los posibles fraudes electorales, y se publicó en informes, en el periódico oficial de ese partido. Carlos Luis Fallas Sibaja no conocía de técnicas literarias, a pesar de ser un narrador innato, un gran contador y así nos lo hacía saber, cuando lo visitábamos con don Víctor Arroyo en su casa, años  antes de morir.

 

La ruptura, si la hubo, lo fue en actitud e interés del escritor con respecto a la temática narrada y nunca en el paradigma literario que sigue siendo el mismo de antes y de muchas novelas que se publican actualmente. El narrador es yoísta, generalmente omnisciente o protagonista y es, el punto de vista de él, el que prevalece, es autoral. Solo existe su verdad y ésta no se pone en duda. Lo narrado es lineal, causal, monofónico, interesado. Se da el retrato, la división maniqueísta, entre buenos y malos. Se mantiene una estrecha relación entre lo narrado y los referentes, casi no se da el salto cualitativo de la obra literaria. El discurso es descriptivo, juicioso, apreciativo, ensayístico, persuasivo, doctrinal y muy poco polisémico. El fin es criticar un estado social y político de cosas que se considera injusto, y por lo tanto, es doctrinal, de denuncia. Lo literario ocupa un nivel sin importancia y la ruptura es más de tipo ideológico. La sociedad paradisíaca que algunos escritores narraron, se deja de lado, para mostrar una sociedad con grandes conflictos sociales que a muchos de los escritores anteriores no les importó mostrar.

 

Para comprender el nuevo paradigma que rompía con el tradicional, propio de esta generación basta dar algunos nombres que publicaban sus obras en otros países latinoamericanos: Julio Cortázar: 1914, Ernesto Sábato: 1911, José María Arguedas: 1911-1969, Juan Rulfo: 1918 y muchos otros. Estos sí crearon un paradigma literario de ruptura. En Costa Rica apenas se comienza a mostrar con dos escritores de la generación anterior:  José Marín Cañas y Max Jiménez Huete y de ésta generación, la más importante figura fue Yolanda Oreamuno y algunas novelas de Joaquín Gutiérrez Mangel y que precisamente, en el caso de Max Jiménez Huete, se refugió en Francia y Yolanda Oreamuno Unger en Guatemala y México, al igual que la poeta Eunice Odio, precisamente porque la crítica y los dueños de la cultura oficial no aceptaban el nuevo paradigma, por mantener una visión aldeana. Y no se crea ingenuamente que las novelas de denuncia deban ser referenciales y realistas, privilegiar los contenidos y testimonios doctrinales y olvidarse del carácter literario. Eso es una tontería. Novelas de excelente categoría literaria, tales como Pedro Páramo, El señor presidente, Papá Verde, Hombres de maíz (las tres de la generación anterior) y tantas que se pueden citar, son críticas, de denuncia, de ruptura, contestatarias, y no por ello, caen en lo panfletario.

 

En otra obra llamada Casa Paterna, de Flora Ovares y otros, se plantea correctamente el problema literario:

 

"Mamita Yunai continúa las tesis de la narrativa del momento, la defensa del trabajo política y colectivo. En este sentido comparte el afán didáctico y la apertura al futuro de El sitio de las abras pero, igualmente, se acerca al maniqueísmo en la presentación del mundo social."1

 

Este realismo, unas veces folklórico, costumbrista, anecdótico, idílico, de lugar ameno, paradisíaco, de armonía social; pícaro y burlesco, en ocasiones, y después contestatario, conflictivo, político; de imagen positiva, al principio y negativa, después, fue captado y novelado bajo el mismo paradigma literario tradicional, yoísta, valorativo, hasta panfletario y no fue sino, como lo dijimos anteriormente, con Marín Cañas, Max Jiménez Huete del período superrealista y de la generación de 1927, llamada con el mismo nombre, que inició su ruptura y continúo su consolidación, con Yolanda Oreamuno Unger y Joaquín Gutiérrez Mangel de la generación neorrealista de 1942 y que logró su culminación, en Costa Rica, con Carmen Naranjo Coto, Rima Rothe de Valbona, Samuel Rovinski Grüzco, Daniel Gallegos Troyo y otros de la generación de 1957, llamada irrealismo y que cierra el período superrealista.

 

Concluimos esta sección afirmando que la crítica, sea literaria o no, es importante para el desarrollo de la literatura. Si es correcta, objetiva y científica (hasta donde ello es posible), será de gran importancia para el escritor y la literatura, pero si es engañosa, superficial, amigable y encubridora, el daño que causa a la cultura, el escritor y la literatura, es infinito.

 

Hace algunos años, un lunes por la mañana, mientras que esperaba que abrieran el Banco Nacional en Alajuela, para realizar una diligencia cambiaria, apareció un joven, que al divisar un amigo que estaba sentado cerca de mi lugar, le saludó cordialmente:

 

"- Diay, maje, ¿qué hiciste ayer en la noche?

 

- Ay güebón, vieras que embarcada. Fijate que me fui onde la cabrilla a invitarla a ir al cine. Afilé la parla con la suegra y le saqué el permiso para que la dejara venir a ver, esa película que están dando en el Milán, de la monja voladora o algo así. Esa fue la treta porque yo lo que quería era llevarla al Chic, donde daban, según yo, una película chivísima, llamada El rincón de las vírgenes y que ya había visto que era prohibida para menores de dieciocho años. La roquilla, cuando le hablé de una monja, después de llenarme de recomendaciones le dio permiso. Claro que después tenía que lavarle la pipa a mi cabrilla para llevármela para el otro cine, pero eso sería fácil.

 

Maje, todo salió como lo planié pero ahí viene la embarcada. El cine estaba llenísimo, sobre todo de hombres. Logré encontrar un par de asientos en el gallinero y esperamos con ansiedad, sobre todo yo, la película. ¡Ay maje! Viera que bostezo. Para empezar aparecieron como diez viejas todas vestidas de negro, con rosarios en la mano, caminando hacia una casilla en un pueblillo solitario y se soltaron a la parla con un viejo cabrón que parecía tenerles miedo. No me vaya a creer que la habladera no terminaba y que lo querían llevar de testigo a su pueblo para hacer un santo que se llamaba algo así como El Niño Anacleto y el viejo a negarse y decir que no iba que el tal niño era un hijueputa y la parla no terminaba hasta que un maje ya agüevado gritó: ¡película, ladrones! y todos pateábamos los asientos y comenzó la huida del cine.

 

Maje, ni unas tetas pudimos ver. Un chavalo vecino mío, esta mañana me dijo que él se quedó hasta el final y que el chante era peor porque el viejo, se cogió al final una roquilla con bigotes que lo único que paraba era el corazón.

 

¡Qué embarcada, maje! Al salir del cine nos metimos a la Hiedra y me tomé dos rubias para bajar el colerón.

 

En ese tiempo, yo reflexionaba sobre la tristeza, qué sentiría Rulfo, si hubiese escuchado tal conversación. Sin lugar a dudas la recepción de la literatura, por las personas, es distinta si se tiene educación o no. La educación formal puede colaborar en la creación del gusto literario, pero los medios de comunicación, sin lugar a dudas, lo programan.

 

Hoy, cuando recuerdo esa anécdota y veo en el periódico una mujeres vestidas de negro, con velas y rosarios en sus manos, no de Amula sino de la muy noble y leal ciudad de Cartago, suplicantes, por las desgracias, no de Anacleto Morones, sino del predicador comerciante, no, ante Lucas Lucatero sino el pueblo y las cámaras, pienso que Juan Rulfo se convirtió, con su cuento, en un profeta.

 

Las sociedades en general crean sus programaciones, en las diferentes ramas del quehacer permanente. Unas de ellas son difíciles de cambiar, forman parte de su misma naturaleza social, tal es el caso de las religiones y el mismo lenguaje. Pero existen otras cambiantes, mudables, como las costumbres, las modas y los gustos. Es precisamente la programación del gusto literario la que se convierte en directriz, muchas veces, de las  mismas creaciones literarias y codifica las valoraciones, aceptaciones y rechazos de ellas y lo más grave, prejuicia la creación artística. Esta apreciación permite codificar la crítica literaria de Costa Rica en un marco no muy amplio, de rasgos específicos.

 

1. El valor referencial.

 

 Pareciera ser una constante en la crítica literaria costarricense establecer nexos entre la obra artística y el mundo referencial biográfico, histórico, concreto y social. Se deduce de esa crítica que una obra literaria es más valiosa, completa, importante, premiable, si su mundo imaginado, creado posee un buen parecido con la realidad. El crítico se desvive por encontrar referentes en los contextos externos y esto no es nuevo ni propio de nuestro medio. ¿Cuántos críticos se quemaron las cejas buscando la musa de Bécquer, el lugar cuyo nombre Miguel Cervantes no cita por no recordarlo, de La Mancha o el Macondo en Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez? Los ejemplos abundan. Así los críticos más "rigurosos" antes de comentar la obra literaria, dedican capítulos enteros a explicar los contextos históricos, sociales, ideológicos y biográficos y se convierten en historiadores, sociólogos, psicólogos, politólogos, etnólogos, antropólogos y solo al final se dedican a justificar la obra como producto de ellos. En otras palabras la obra literaria se convierte en un pretexto para incursionar en especialidades que desconocen y lo más importante, el análisis, la descripción, interpretación y si se desea, la valoración literaria, pasan a un segundo plano.

 

Esa inclinación referencial está signada por un apego entrañable con el realismo, y no es casual que las obras literarias sufran olvidos, injustos calificativos y también sus autores por desconocer o no aceptar el principio fundamental de que la obra literaria es otra realidad autónoma, diferente, creada, imaginada, inventada por un escritor y que sus parecidos, por sí solos, no tienen importancia, que existe un verosímil en la creación con sus propios contextos y que nunca se pueden establecer relaciones directas entre los contextos de esa realidad artística, con los contextos reales de la vida histórica, a pesar de que mantengan analogías verificables. Los contextos pueden, y de hecho así deben hacerse, servir para comprender mejor los contextos de la obra, explicarlos, entenderlos, justificarlos pero nunca para homologarlos directamente, no son clones, porque si así lo fueran, dejaría de ser creación, obra literaria.

 

1.   El gusto literario.

 

También el crítico está ligado con sus propios códigos ideológicos, morales conscientes o inconscientes. Solo daremos algunos ejemplos. ¿Cuántas obras literarias excelentes son olvidadas, menospreciadas, quemadas, injuriadas, ridiculizadas porque no se ajustan al gusto de ciertos críticos, y en cambio otras, de escaso o ningún valor literario, son exaltadas y premiadas porque se ajustan a lo que ellos pontifican? No es necesario citar ejemplos, porque abundan. Hace poco pregunté a un colega su criterio sobre una novela y la respuesta fue elocuente. La comencé a leer y la tiré tan  pronto aparecieron las escenas entre homosexuales, no lo soporté. Y tenía razón, la novela era pródiga en ese tipo de relaciones y explícita. Tampoco este investigador se complace con ellas, pero ¿debe un médico abandonar una operación a corazón abierto porque recibe olores desagradables? A todas luces el científico debe dejar, en su baúl, los prejuicios, los gustos personales y penetrar lo más objetivamente en la obra que desea estudiar. Los ejemplos ideológicos son más abundantes, ese escritor es un burgués, un olímpico, un machista, un racista, un homosexual, por lo tanto no lo leo, sus obras necesariamente deben ser excrementos.

 

La comparación.

 

 Existe en ambas direcciones, para resaltar virtudes y para descalificar. En el primer caso se valora la obra porque tiene parecidos con escritores famosos, utiliza las mismas técnicas, su estilo, y hasta las costumbres para escribir, beber y comer. Dos de las novelas de García Monge recibieron la bendición de don Abelardo Bonilla por esta razón y hoy, se sigue diciendo lo mismo, de hace más de cincuenta años. Otros, en cambio, se expresan con saña porque tal autor sigue con esa necedad del realismo maravilloso, hoy en desuso, según ellos. Entonces las califican de repetitivas, copistas, malas imitaciones, etc. Habría que preguntarse se el realismo, sea social, crítico, fotográfico, ¿no ha sido una constante desde los inicios de la literatura costarricense hasta nuestros días? ¿Es por ello menos literaria una obra? El tema pareciera no ser el  elemento definitivo para catalogar una obra como literaria. Es la  una particular forma de crear, narrar, expresar, tratar el lenguaje polisémico, caracterizar, humanizar, atraer al lector social, etc., lo que en última instancia convierte la obra en literaria y le da valor permanente. No sólo vale, el qué, la fábula, lo narrado sino el cómo se hace. Los barrios pobres de la ciudad, los del sur y los del mercado, fueron producto de obras de muchos escritores, Marín Cañas con los cuentos Los bigardos del ron, Alfredo Oreamuno Quirós, con casi todas las novelas y los cuentos, José León Sánchez Alvarado, Omar Contreras Díaz, Rodolfo Arias Formoso, Danilo Granera López, Héctor Chavarría Carrillo, y muchos más, de reciente publicación y premiación como Relatos de un barrio al sur de la noche de Marco A. Castro Rodríguez, pero no todas las obras creadas con estos personajes y esa temática, son literarias y dignas de ser premiadas. Posiblemente no trasciendan el tiempo.

 

La literatura comparada es un quehacer importante en la teoría literaria pero no debe convertirse en fuente de censura o premio para juzgar una determinada obra artística.

 

Terminamos diciendo que, a pesar de que la crítica literaria no es una profesión, quizás debería serlo, es muy importante pero debe ser eso, crítica literaria, descripción, análisis, interpretación y hasta valoración de la obra artística. Su objetivo de análisis son las creaciones hechas por los autores, los géneros literarios, las corrientes más importantes y hasta los movimientos, el lenguaje literario y sus implicaciones, las técnicas y sus usos, las combinaciones intertextuales, lo verosímil de la obra, su expresividad. Todo ese mundo de la creación, a través del lenguaje polisémico. Lo externo a esos aspectos, si sirven para comprender mejor esas creaciones, explicar tendencias, movimientos, cambios, revoluciones literarias, generaciones, contextos, son importantes y deben realizarse para conocer mejor nuestra cultura, nuestra visión de mundo, pero nunca deben sustituir la crítica literaria, objetiva y rigurosa del propio objeto de esa disciplina



1 Ovares, Flora y otros. Casa Paterna. Ed. de la Universidad de Costa Rica, San José, 1993, p. 254.



1 Quesada Soto, Ob. Cit. p.59.

 

EL VERBO

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1. EL VERBO

 

 

Es la palabra, según nuestro criterio, más importante de la oración. La más compleja y rica en significado, matices, aspectos, acciones, estados, etc. Sin ella al sujeto que enuncia el mensaje, le es muy difícil comunicarse. Es como un ordenador de sentidos, el control de accidentes, relaciones, funciones y comunicaciones. Es el cerebro del organismo llamado idioma.

 

En la lengua española existen infinidad de verbos y poseen una característica que conservan de la lengua paterna, el latín, que se llama CONJUGACIÓN. Esto los convierte en el obstáculo más grande para las personas que desean aprender el español como segunda lengua. Pues la conjugación del verbo se torna aparentemente compleja y difícil de manejar, sobre todo para hablantes de lenguas que no tienen ese rasgo tan marcado.

 

LOS VERBOS son palabras que ocupan el núcleo del predicado, lo que una persona o un sujeto dice, anuncia, predica de él o de otra persona u objeto. Así, cuando alguien se dirige a un oyente para iniciar una conversación, lo primero que debe tener presente es lo que desea enunciar.

La esposa que ve llegar a su marido del trabajo y le interroga:

 

-¿Cómo te fue en el trabajo?, ¿Deseas comer en casa?

 

 Las palabras FUE y DESEAS son indispensables para comprender las preguntas, nos dan una serie de información a través de los morfemas finales, adheridos al radical o parte invariable de la palabra que expresan el número, la persona, y otras características como el tiempo, el  modo, el aspecto, que dan sentido a la oración y ordenan la concordancia entre ellas y otras palabras de la oración.

 

FUE es un verbo cuyo infinitivo es IR. Su significado original es TRASLADARSE DE UN LUGAR A OTRO. En esta oración adquiere un valor semántico diferente, es más cercano a un estado, por eso la respuesta obligada, salvo en ocasiones calificadas, es, MUY BIEN. Es algo así como preguntarle, ¿Cómo la pasaste en el trabajo? Así, el verbo te indica que el sujeto es una segunda persona del singular y el tiempo es pretérito y el aspecto un perfectivo, un tiempo que tuvo principio y fin y una duración.

 

En la segunda pregunta, la palabra DESEAS es el verbo. También señala una segunda persona singular, pero la acción es presente y puntual. El infinitivo es DESEAR.

 

LOS VERBOS EN ESPAÑOL SON PALABRAS QUE INDICAN LAS MÁS VARIADAS CIRCUNSTANCIAS, ESTADOS, ACCIONES, DE UN SUJETO. EXISTEN TRES CONJUGACIONES DE ESTAS PALABRAS CUYA TERMINACIÓN SIEMPRE SERÁ EN -AR-ER-IR. Así como am-ar, tem-er, part-ir.

 

La parte invariable de la palabra, como en el primer caso AM- se le llama radical y es la portadora de significado. En este caso expresa el sentimiento afectuoso, cariñoso de una persona sobre otra. La terminación -AR, está compuesta por dos morfemas: -A- es un morfema que se llama VOCAL TEMÁTICA, y el morfema -R, es una desinencia que indica el estado absoluto y duradero del concepto de ese sentimiento afectuoso. Así se forma la palabra en su estado llamado INFINITIVO.

 

Lo más frecuente es encontrar el verbo AMAR en forma conjugada dentro de la oración.

 

Los artistas aman la belleza.

 

Las personas violentas aman el castigo.

 

Las aves aman el vuelo.

 

Los hombres tristes algún día amaron la alegría.

 

Solo han amado la paz, los que nunca han visto la muerte cerca.

 

Tres veces aparece la palabra AMAN. La parte invariable es AM- y expresa ese sentimiento de afecto. En las tres veces aparece la terminación -AN. Esta terminación es la parte de la palabra que llamamos desinencia, está compuesta por el morfema de vocal temática -a- y el morfema -n. Con ella se logra indicar una serie de accidentes y aspectos de la acción del verbo. Se puede descomponer en dos partes importantes, -A- y -N. Cada una de ellas tiene su propia significación o señalación. La -A- se suele llamar vocal temática e indica la pertenencia a la primera conjugación. La de los verbos terminados en -AR. La letra -N es un morfema que expresa la tercera persona y el plural y un modo indicativo y el tiempo presente. Esto quiere decir que el sujeto que realiza la acción de amar es una tercera persona del plural. En su orden, los artistas, las personas, y las aves.

 

En las dos últimas oraciones los verbos son AMARON y HAN AMADO. Se puede observar que la parte radical del verbo sigue siendo la misma, pues es invariable, AM- mientras que la terminación en el primer caso es -A-RON y en el segundo caso aparece la palabra HAN como parte del verbo pues es una forma compuesta de dos formas verbales.

 

La terminación -ARON consta de cuatro morfemas -A- -R- -O- -N. Cada una de ellas tiene su propia señalización. Como ya lo indicamos -A- es la vocal temática de la primera conjugación, la -R- indica el aspecto durativo, la -O- el tiempo pretérito y la -N señala la tercera persona del plural.

 

La última oración, la que utiliza la forma compuesta del verbo HAN AMADO, está configurada por dos verbos, el primero es HABER y el segundo AMAR. El primero está gramaticalizado, es decir ha perdido su sentido conceptual y solo sirve para señalar los accidentes del verbo, en este caso AMAR, el tiempo, el número, el aspecto y el modo.

AMADO posee el radical AM- y la desinencia -ADO compuesta por -A- y -DO- La -A- indica la vocal temática de la primera conjugación y -DO es el morfema que señala el participio pasivo del verbo y la acción acabada del verbo. Es el tiempo Pretérito perfecto de indicativo, modo incoativo, acción duradera acabada,  tercera persona del plural.

 

 

 

 

PRIMERA CONJUGACIÓN: VERBOS TERMINADOS EN -AR

 

Utilizaremos el verbo amar como modelo para describir la primera conjugación de los verbos regulares terminados en -ar. Agregamos las terminaciones de los diferentes tiempos simples de las otras conjugaciones únicamente como ilustración. Las formas compuestas son similares. Solo cambia la vocal temática del participio. Usamos Temer y Partir como modelos.

 

 

Benedicto Víquez Guzmán. Cuento: Carta al señor Presidente

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Carta al señor Presidente

                                                               

 

 

                                                                                              Heredia 22 de Junio de 2001

 

 

 

 

Señor Presidente de la República

Presente.

 

Estimado Señor:

 

Me he tomado el atrevimiento de escribirte esta carta, porque lo considero una persona buena y sé que me entenderá lo que le voy a contar.

Anteanoche estuve por casi dos horas preso. Un guarda de la Maracdonald me descubrió, cuando tomaba media hamburguesa, que una familia había dejado desperdiciada en la mesa. Era la primera vez que lo hacía, y tuve el cuidado de ver que el guarda estuviera distraído, pero él fue más astuto y esperó, que yo tomara el pedazo de hamburguesa, y en el momento preciso en que me lo llevaba a la boca, me tomó la mano y me quitó la hamburguesa y me sacó del salón, y luego me iba regañando, diciéndome que eso era prohibido y que recibiría mi merecido. Me trasladó, por detrás del local, ahí donde pasan los carros bonitos y, en una torre pequeña, hablan con una persona y piden lo que quieren y luego pasan a una ventanilla, donde dan unos billetes y luego a otra, donde les entregan unas bolsas llenitas de hamburguesas y refrescos y se van tranquilos, sin que nadie los detenga. Señor Presidente, yo, a veces, me he parado frente a esa torre pequeña, pero nadie me pregunta nada, seguro es que uno debe venir en carro y un niño como yo, descalzo y a pie, y sin dinero, no lo atienden; porque yo he visto que otros niños, cuando vienen en carro, hasta piden combos agrandados y de todo, y a ellos sí se los dan. Debe ser porque vienen en carro. Lo cierto es, Señor Presidente, que el guarda me llevó, cerca de donde está el gimnasio. Ahí hay un lugar cercado que tiene una maquinaria y sin techo. Me encerró en ese sitio, y a pesar de que me traía agarrado del brazo y me dolía mucho, no lloré y tampoco dije nada, aunque tenía ganas de llorar y casi me orinaba del susto. Fue en ese instante, que permanecí durante casi dos horas encarcelado, cuando se me ocurrió escribirle esta carta, a usted, Señor Presidente. Fue anteanoche y ayer la escribí y, como tengo tan mala ortografía, pues apenas aprobé el noveno año, tuve que llevársela a Ricardito, un amigo mío que duerme en la Universidad, pero que se levanta muy temprano para que no lo vean, porque él toma mucho licor, y se la pasa pidiendo, allí por el mercado. Entonces fui donde él, porque según me ha contado, fue profesor de Sociología en la Universidad y sabe mucho, pero el vicio lo volvió vagabundo. Lo encontré de buenas, porque me corrigió la carta y me dio algunos consejos. Me dijo que tenía muchos errores ortográficos y que lo que yo quería decir estaba bien, pero que era mejor que no se la enviara a usted a su casa, porque recibía gran cantidad de correspondencia y que eran las secretarias, las que primero leían los papeles y votaban los que no tenían importancia, y que una carta como la mía, firmada por Ramoncillo, de seguro, ni la misma secretaria terminaría de leerla e iría derechito al basurero. Por eso me dijo que la enviara a un periódico para ver si éste quería publicarla, que tampoco estaba muy seguro, y así, cuando usted lo leyera, tendría que ver la carta. Ricardito  me llevó donde un señor que la pasó a máquina, luego me compró un sobre y unas estampillas y me acompañó al correo y me enseñó dónde colocarla  Es que, Señor Presidente, yo tengo apenas un año de estar aquí, en la ciudad; mis papás son de Guanacaste y se vinieron a vivir, donde una tía, pero unos meses después, se presentó la oportunidad de hacer una casita humilde en el Preca y mi papá, aunque toma mucho, es muy bueno para la construcción. Ligerito buscó unas tablas viejas y unos horcones y con unas latas herrumbradas de zinc, paró una lindísima casa. Ahí es donde vivimos ahora, mis papás mi hermana Katia y mis dos hermanitos menores. No es muy grande pero ya tenemos una cocinita de gas y hasta un televisor, en blanco y negro, para que mi mamá vea las novelas y mi papá los partidos de fútbol. Él es saprissista, igual que usted. Por eso es que le cae tan bien y, como usted, va al estadio, a ver todos los partidos de la selección, entonces él lo admira demasiado. Yo también lo quiero mucho y lo que más deseo, si papá Jesús y Mamá María me ayudan, es llegar a ser Presidente como usted. Especialmente porque yo sí me comería todo lo que le dan y no desperdiciaría nada. A mí no me importa llegar a ser gordo. Por eso, cuando lo veo en la televisión, frente a esas mesas llenitas de comida, cómo me gustaría llegar a ser Presidente. Además desearía también viajar por todos los países y comer esos manjares que dicen les ofrece. Ricardito me ha contado que hasta en los aviones le dan a uno lo que quiera. Sólo me preocupa un poco, viajar en avión. Debe ser muy peligroso pero yo estoy seguro de que, cuando sea grande, ese miedo me pasará. Hace un año estuve en el Parque de Diversiones; nos llevó la Niña y ahí me monté en un aparato rarísimo que lo llaman algo así como, el túnel del tiempo. Es carguísima y aunque bajé mareado, no me vomité.

En mi casa, Señor Presidente, además de la familia, tenemos un perro que llegó solo y se hizo amigo mío y se quedó. Se llama Pinto, porque le gusta mucho comer el gallo pinto que hace mi mamá, cuando hay arroz, frijoles y huevos. Pinto, además, es blanco, con unas manchas amarillas. Se parece mucho a un perrito que aparece en la televisión y que viaja con un joven, en una avioneta, y que imita a un  pirata. Es igualito que él, sólo que no es un artista de cine pero, que es inteligente, lo es. Figúrese usted que, a pesar de que en casa, algunos días, no hay mucho qué comer, ya sea porque mi papá no consiguió un jardín que machetear, o porque tuvo que comprar la pachita de cacique, o porque mi mamá, que ahora le ha dado por fumar y le roba un poco de licor de la pachita a papá, gastan más de lo debido; entonces nos hemos visto en apuros, además, de que a veces, yo recojo poco y más hoy, que pasé casi toda la noche encerrado y cuando llegué a la casa tuve que darle a mamá explicaciones porque llevaba poco dinero. Le comenté que existe mucha competencia; sólo en las afueras del local, por donde salen los carros, se colocan más de diez niños para pedir una moneda y muchos de ellos son menores que yo, y a los señores de los carros les dan más lástima y por ello, muchas veces, recogen más dinero que yo. Le decía que me sorprende que Pinto esté gordo sin comer casi nada. Esto me hizo entrar en sospechas, ya que los días lunes y jueves, por la mañana, no lo oía ladrar. Entonces me puse a vigilarlo y me levanté temprano, un lunes y lo vi cuando salía, como a las nueve de la mañana, y se dirigía donde están las casas de Los Sánchez, Los Hernández, Los Zamora y, con sumo cuidado, iba inspeccionando las bolsas de basura y de ellas sacaba tremendos banquetes, pizzas enteras, hamburguesas, bolsas de papas a la francesa. No le gustó mucho, cuando me le acerqué y le robé media pizza, pero poco a poco, nos hicimos aliados y él me indicaba, en cuál bolsa estaba el banquete, y yo la abría con cuidado, para que los de la basura y las empleadas de las casas, no se enojaran, por encontrar la basura botada. Ambos comíamos, y a veces nos sobraba para llevarles a mis hermanitos, a mi mamá y a mi papá, que mientras veía el partido y se tomaba la pachita de cacique, se comía tamaños pedazos de pizza. Yo siempre tenía el cuidado de quitarle las basurillas, que a veces se colaban en la pizza, pero por lo general, las encontrábamos, en las mismas cajas y bolsas, hasta con los envases del queso molido y la mayonesa, enteritas, casi sin probar. Además de que nunca les dije, a mis papás, de dónde traía las pizzas. Les inventé que las señoras, de esas casas, me las regalaban. Le contaba que entonces me expliqué por qué Pinto se mantenía gordo, ahora yo también estoy empezando a rellenar mis huesos largos y delgados. Pero hemos mejorado muchísimo, desde hace unos tres meses, pues Katia, aunque usted no lo crea, Señor Presidente, ha encontrado un trabajo buenísimo y muy seguro. Algo oí a mi mamá de que trabaja como guía turística, que se encarga de llevar a los gringos a lugares recreativos, hoteles, cabinas, villas y hasta cabañas, en diferentes partes del país. Con decirle que le pagan en dólares, y de unos días para acá, cambió su pelo negro por uno lindísimo, rubiecito y se ve preciosa. Es que parece una señorita de la capital y con unas botas de charol, unos jeans azules ajustados a su cuerpo, anteojos oscuros y una diminuta blusa, abierta por detrás, parece una artista de cine. Con decirle que hasta fuma. Después de las giras turísticas, que duran hasta ocho días, llega a la casa y nos llena de regalos y plata. Ya mi papá no se pone furioso, ya que no le falta la pachita, y mi mamá, hasta se da el lujo de pintarse y anda alegre por toda la casa. Por lo general, Katia, se queda con nosotros dos días, que la pasa durmiendo, seguro se cansa mucho, en esas largas caminatas; aunque se da el lujo de llegar en taxi, y luego se va otra vez a guiar a los gringos por los centros turísticos del país.

Señor Presidente, a mí me gusta oír las noticias y ver los partidos de fútbol, igual que usted pero yo lo hago en los almacenes Casa Negra, porque no cobran y los veo en varios televisores a la vez, además de que son en colores y enormes, pero existe otra razón, yo soy liguita y mi papá los odia. Entonces no puedo verlos en mi casa. Éste es un secreto, Dios guarde se lo cuente a mi papá porque me mataría. Pero lo que quería preguntarle es que oí en las noticias que condenaron a unos señores que administraron mal un banco, a algo así, como a quince años, pero que no irán a la cárcel, ya que era la primera vez que lo hacían, y entonces, me dije y, ¿por qué yo fui encerrado, casi dos horas, si era la primera vez que cogía un pedazo de hamburguesa, sin permiso?

Señor Presidente, ya no lo canso más con estas historias. Sólo le pido, un último favor, que cuando le den esas comidas ricas, que usted desperdicia, se acuerde de Ramoncillo y me mande un poquito de lo que le sobra.

 

                                                                                 Atentamente Ramoncillo Vargas

 

¡Ah!, se me olvidaba, si deseas contestar y mandarme todo lo pedido, puedes hacerlo a la siguiente dirección: Urbanización El Preca, casa No. 2, Heredia, Costa Rica.

Las clasificaciones de la literatura costarricense...continuación

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En el primero, incluye las  obras de Carlos Luis Fallas Sibaja, Fernando Durán Ayanegui, José León Sánchez Alvarado, Alberto Cañas Escalante, Abel Pacheco. Aquí, la mezcla es más compleja y escapa a toda lógica sistemática, se atiene más a cierta temática. Por ejemplo no cita a Yolanda Oreamuno Unger, ni a Rima  Rothe de Valbona.

 

En la corriente existencialista ubica a  Carmen Naranjo, Quince Duncan Moodie y Julieta Pinto.

 

Termina su trabajo con la afirmación de que, a partir del gobierno de Rodrigo Carazo 1978-1982, se abre un nuevo período histórico costarricense. Sólo lo indica pero no hace referencia a  sus características.

 

Este trabajo reúne todas las características apuntadas anteriormente sólo que amplificadas. Es rico para  observar la disparidad de criterios  usados a la hora de clasificar a nuestros escritores.

 

Manuel Picado publicó  Literatura, Ideología, Crítica. Notas para un estudio de la Literatura Costarricense, en 19831. En él, encontramos la preocupación por definir, conceptuar, precisar, la metodología empleada en los estudios  que se realizan sobre  literatura. Es consciente  y lo explicita, de que se ha venido hablando de generaciones, períodos, etc. sin aclarar esos términos. Afirma que no se propone un trabajo exhaustivo de la literatura sino una producción arbitraria de la literatura costarricense en su género narrativo.

 

 Dice:

 "Originalmente, las presentes líneas tenían como tema el análisis de algunas muestras de la producción narrativa costarricense publicadas en un período aproximado que oscila entre 1940 y 1950"2.

 

Y define el corpus escogido o como él llama, período:

 

Para referirnos a estos autores (sólo escoge seis: Adolfo Herrera García, José Marín Cañas3, Carlos Luis Fallas Sibaja, Fabián Dobles Rodríguez, Joaquín Gutiérrez Mangel y Yolanda Oreamuno Unger)4:

 

 "y a sus obras. Se usará el término de período 1940-1950, en el  entendido de que el vocablo no tendrá ningún sentido técnico, sino que será manejado en su acepción corriente de unidad cronológica. Esta denominación obedece únicamente al hecho de que es por esa época cuando se da la eclosión del grupo de novelas y autores que nos han ocupado"5.

 

Es importante señalar que después de don Abelardo Bonilla Baldares, es Manuel el primero en ofrecer una preocupación metodológica  rigurosa y una gran honestidad teórica. Es curioso que, a pesar de que Juan Varela, la única novela de Adolfo García Herrera, se publicara en 1939, Manuel la incluyera en su corpus, intuición acertada pues pertenece a la misma generación que los otros que escogió, como la que más.

 

No sólo es honesto desde el punto de vista teórico-metodológico sino que señala la poca claridad que existe en el tratamiento  de los  conceptos generación y período y la variedad de usos que  de ellos se hacían (y se hacen). Concluye indicando  lo necesario de  precisar esos vocablos y recomienda la lectura de Julius Petersen y Ortega y  Gasset. Es por estas razones  que  creemos marca un hito en la investigación literaria de la literatura costarricense. A pesar de ello se siguieron haciendo trabajos sin tomar en cuenta sus observaciones.

 

Mario Alberto Marín publicó un artículo titulado Un monumento a la novelística costarricense, en La Nación, 19841. Coleccionaron 31 novelas entre los años 1900 a 1983 y el criterio usado fue:

 

"...según la importancia de su tema, esencialmente arraigado en nuestra realidad histórica y cultural"2.

 

Y agrega:

 

 "adecuada tipificación de  los personajes, habilidad demostrada en el manejo de la trama y la pertinente ambientación"3.

 

Para ubicar las novelas dice:

 

"Las incluiremos dentro de las tres generaciones literarias que reconoce el joven crítico Jorge Valdeperas, en su ensayo, Para una interpretación de la literatura costarricense: la generación de 1900, la de 1940 y la de 1960"4.

 

Como su posición metodológica la apoya en Valdeperas, lo correcto es reseñar este ensayo.

 

Jorge Valdeperas define así:

 

"Nuestra posición materialista dialéctica nos impide considerar la existencia de verdades absolutas, pero también nos hace estar firmemente  convencidos de que sólo mediante acercamientos progresivos, mediante verdades relativas puede el hombre avanzar en el conocimiento cada vez  más perfecto (sic) de la realidad"5.

 

Y nos habla de generación, período, época, etapas, etc. con la misma confusión que hemos venido señalando.

 

 Dice:

 

"Metodológicamente, hemos partido de una puntualización de los valores fundamentales, creados en un período determinado por la interacción  de fuerzas sociales  objetivas, para de allí pasar a enfocar el producto literario".1

 

 Esto no contraviene la metodología de las generaciones, es correcto y nos parece pertinente su uso, lo mismo que cuando afirma:

 

"Las características generales  de períodos específicos han sido tratadas tomando en consideración  únicamente  las tendencias y contradicciones  fundamentales, es decir, aquéllas que de alguna manera  les brindan  su identidad".2

 

 Esta posición es importante y le permitirá, seguramente,  comprender  el por qué dentro de una misma generación  como la de 1942,  coexisten  posiciones encontradas que afirman la misma generación. Pero a la hora  de ubicar  a  los escritores o sus obras, cae en  los mismos errores  en que  otros incurrieron:

 

 "Un primer grupo de escritores que se ubican  hacia las postrimerías  del siglo pasado y los inicios del actual- conocida como la generación de 1900- a cuya cabeza encontramos a Joaquín García Monge y a Carlos Gagini, y que es con el que propiamente arrancan los intentos serios de elaborar una literatura autóctona".3

 

Y prosigue:

 

 "Una segunda circunstancia feliz para las letras nacionales se produce hacia  1940 - la llamada generación del 40-  y,  finalmente, de la encrucijada  histórica que para Costa Rica han significado los hechos del 48, ha surgido en los últimos años dos importantes tendencias literarias- no bautizadas aún-  que constituido, por así llamarlo  el motor de la actividad  cultural costarricense, sobre  todo a  partir  de 1960. Cada uno de estos momentos  obedece, como se ha dicho, a circunstancias histórico-sociales específicas y comporta, más que  confluencias de tipo estilístico y formal, una comunidad en cuanto  a la visión de mundo; mientras que la literatura  del primer período  es la orientación marcadamente liberal, los novelistas del 40 presentan una perspectiva  de tendencia socialista, por su parte, cada una de las dos vertientes literarias surgen después de 1948, remite el origen de su convergencia  y polémica  con la  otra  por los problemas de la concepción de mundo".4

 

No es cierto  que todos los novelistas,  de la  que ellos llaman generación del 40, y que técnicamente corresponde a la generación de 1942, tengan esa tendencia  socialista. Habrá ocasión de esclarecer este error en su debido momento. Por  ahora basta  señalarlo  como producto de seguir textualmente  lo que todos habían  señalado. Observen  que fija sus períodos  o generaciones en tres momentos que habían sido  fijados por Sotela, don Abelardo  y otros: antes de 1900, de 1900 a 1940 y de 1940 a 1960 y de este año en adelante que no se fijó antes, por no existir. Como ejemplo  de confusión de vocablos,  tales como generación, período, época, etc. observemos esta cita:

 "Ambas obras: Juan Varela y El sitio de las abras y quizás muy especialmente la proyección política del mismo Fallas fue, sin lugar a dudas, el eje  alrededor del cual nace la novelística social de la década del cuarenta. Los acontecimientos del año 34, que  son el foco principal de acción de la novela Puerto Limón  de Joaquín  Gutiérrez Mangel  que,  a pesar de que es bastante posterior a la de Fallas (1950), ha de  haber tenido su período  de generación por esa época".1

 

Otro trabajo que merece, por su contenido, ser analizado y citado es el de Álvaro Quesada Soto, La formación de la narrativa nacional costarricense (1890-1910). Enfoque histórico-social.1 Es, sin temor a equivocarnos, el estudio más serio  y rico de los  últimos años. Fue publicado  en 1986. De él haremos referencias posteriormente, cuando nos  aboquemos al análisis de ese "período", que para nosotros es el último de la época moderna y que se llamó Período Naturalista, y va desde 1890 (coincidimos con el autor) hasta 1934.2

 

Álvaro  Quesada Soto utiliza los mismos criterios de Jorge Valdeperas, en  la clasificación  de los autores y sus obras por lo que cometerá las mismas imprecisiones en ese aspecto. Así, confundirá  o  hará  como sinónimos generación con período y época, etc. Un ejemplo:

 

"En esta primera década del  siglo se definen las nuevas posiciones, las alianzas, y las transformaciones  del liberalismo".3

 

Y refiriéndose  al término generación dice:

 

"La diferencia es más notaria  en el caso  de Manuel Argüello Mora, que pertenecía  a una generación anterior a la que  perteneció la mayoría de los escritores de ese período".4

 

Manuel Argüello  Mora perteneció  al período anterior, llamado Romanticismo que  va de 1845 a 1889. Su generación fue la de 1867, que tuvo vigencia de 1875 a 1889. Es la última  generación  de ese período. Por lo tanto el juicio  es correcto.

 

Luego agrega:

 

"En estos autores, la edad de oro de las costumbres costarricenses no coincide ya con la edad de oro de la  rancia aristocracia cafetalera, que Manuel  de Jesús Jiménez  ubicaba en el período 1850-1870. La edad  de oro de esta oligarquía de medio pelo coincide con la época  de gestación  de las reformas  liberales, el período de gobierno del general Tomás Guardia (1870-1882). Esta etapa histórica  coincide  a su vez  con la infancia y adolescencia de los propios escritores, es el período al que dedica Magón la mayor parte de sus relatos".

 

Aclaremos algunos aspectos para que se esclarezca la importancia conceptual y cómo cobra claridad y sentido las apreciaciones de don Álvaro Quesada Soto. Lo  que él llama período  de 1850-1970, 1no es sino parte de una generación, la última del período anterior,  la generación de 1912 y que se ha llamado Mundonovismo.

 

Afirma Álvaro Quesada Soto:

 

"Vimos en un principio cómo los aspectos contradictorios de la estructura patriarcal-oligárquica se  manifestaron en todos los niveles de la vida costarricense en el período 1850-1870. La nueva estructura liberal-oligárquica que se establece durante el período 1870-1890, no es menos contradictoria"2.

 

Observemos que lo que él llama período 1850-1870 corresponde al  Período Romántico y va de 1845 a  1889 y la primera generación de él, tiene vigencia de  1845 a  1859 y la segunda, de 1860 a 1874, por lo tanto lo que  el autor llama período no lo es, estrictamente, sino parte de él. Comprende sus primeras dos generaciones. Luego establece otro período que va de 1870 a 1890. Éste, casi corresponde a la tercera generación del período romántico que tiene su vigencia de 1875 a 1889.

 

En otro apartado dice el autor:

 

"Los historiadores de nuestra literatura coinciden en señalar cómo  entre los años 1890 y 1900 surgen una serie de fenómenos culturales y literarios totalmente nuevos".3

 

Notemos que  ese lapso de tiempo establecido por él, tomándolo de otros autores, casi corresponde a la  generación de 1882 que tiene su vigencia  de 1890 a 1904. Esta es la primera generación del período llamado Naturalista que va de 1890 a 1934 y que cierra la época moderna.

 

Otro ejemplo testimonia lo que venimos afirmando.

 

 Dice:

 

 "La diferencia es más notoria en el caso de Manuel Argüello Mora, que pertenecía a una generación anterior a la que perteneció la mayoría de los escritores  de este período"4.

 

Por supuesto, no sólo perteneció a otra generación sino a un período anterior. Manuel Argüello Mora fue el único novelista costarricense de la  generación  de 1852, es la última generación del período  romántico y tuvo su vigencia de 1860 a 1974.

Es importante mencionar un trabajo reciente y quizás el más importante de los últimos años. Nos referimos a 100 años de literatura costarricense de las investigadoras Margarita Rojas González y Flora Ovares,  publicado en 1995.1

 

1. La primera parte la hacen corresponder a la segunda mitad del siglo XIX. De 1850 a 1900. En ella ubican a los novelistas2 Manuel Argüello Mora y Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno. Consideran también a Pío Víquez que fue un periodista.

 

2. La segunda agrupación la ubican de 1870 a 1920. La llaman  El Olimpo Político. Se refieren a la polémica nacionalista y comentan la obra de Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno, Manuel González Zeledón, Ricardo Jiménez Fernández, Carlos Gagini Chavarría, Jenaro Cardona Valverde, Aquileo J. Echeverría, que es básicamente un poeta.1 Nos hablan del modernismo de Brenes Mesén: 1900 a 1915. A esto lo consideran una primera etapa y de 1913 a 1930 establecen otra. Comentan acerca de la época  de la constitución, de la nacionalidad costarricense y se refieren a la generación de los escritores que publican a fines del siglo XIX y principios del  XX.

 

1.   Generación del Repertorio.

 

Comprende las décadas iniciales del siglo XX. Son los escritores nacidos entre 1870 y 1880 y los llaman la generación de los intelectuales. Van de 1900 a 1930. Comentan algunas obras de Joaquín García Monge: El Moto  e Hijas  del campo; Carmen Lyra: En una silla de ruedas, y de Luis Dobles Segreda: Por el amor de Dios.

 

2.   Establecen un lapso de tiempo que va desde 1930 a 1950. Primero hablan de la década de 1920 a 1930. Ahí ubican a Max Jiménez Huete (1900-1947), con El Jaúl, José Marín Cañas con  El Infierno Verde y Pedro Arnáez, Adolfo Salazar Herrera con sus Cuentos de angustias y paisajes y A ras de suelo de Luisa González Gutiérrez(1904-1999), Juan Varela de Adolfo Herrera García (1914-1975), El sitio de las abras de Fabián Dobles Rodríguez, Mamita Yunai, Gentes y Gentecillas de Carlos Luis Fallas Sibaja (1909-1966), Manglar, Puerto Limón y Murámonos Federico de Joaquín Gutiérrez Mangel (1918-2000) y La ruta de su evasión de Yolanda Oreamuno Unger 1916-1956).

 

3.   Se refieren a los años  que van de 1950 a 1970, divididos en sus dos décadas.

 

Comentan la obra Al Pairo de Jorge Montero Madrigal, Una casa en el barrio del Carmen de  Alberto Cañas Escalante (1920), El diario de una multitud de Carmen Naranjo Coto (1930), Ceremonia de Casta de Samuel Rovinski Grüzco (1932), Las sombras que perseguimos de  Rima Rothe de Valbona (1931),  comentan algunos relatos de Myriam Bustos Arratia (1933), la novela El despertar de Lázaro de Julieta Pinto González (1922), La isla de los hombres solos y Tenochitlan de José León Sánchez Alvarado (1928).

 

4.   Es la última etapa y la ubican de 1970 a 1995. Aquí comentan textos sobre los  escritores más recientes. Van desde Quince Duncan Moodie (1940), César Hurtado Ortiz (1949), Fernando Durán Ayanegui (1939), Tatiana Lobo Wiehohh (1939), Alfonso Chase Brenes (1944), Rafael Ángel Herra (1943), Linda María Berrón Samudo (1951), Anacristina Rossi Lara ((1952), Hugo Rivas Ríos (1954-1992), Víctor Hugo Fernández (1955), José Ricardo Chaves (1958) y los más cercanos, como Dorelia Barahona Riera (1959), Carlos Cortés Zúñiga (1962), Rodrigo Soto González (1962) y Fernando Contreras Castro (1963).

 

Como podrá notarse no existe una clasificación uniforme; a veces interesa la publicación de la obra y otras la fecha de nacimiento del autor. Pero el elemento que más  toman en cuenta pareciera ser los acontecimientos históricos importantes que agrupan a los escritores, tales como la Huelga Bananera de 1934, la llamada Guerra Civil de 1948, etc.

 

Esto lleva a las autoras a ubicar escritores que pertenecen a diferentes generaciones como si fueran de la misma y a cometer errores de apreciación que tendremos oportunidad de señalar cuando comentemos las diferentes generaciones de los novelistas costarricenses.

 

Por último haremos referencia a un ensayo de Álvaro Quesada Soto, que publicó poco antes de su muerte en Enero del año 2000 y que tituló: La narrativa costarricense de fines de siglo.1

 

Álvaro Quesada Soto, en este ensayo panorámico, como solía hacerlo siempre,2 comienza haciendo una síntesis apretada de los acontecimientos más sobresalientes de lo que se ha dado en llamar  La segunda República, que tiene inicio, según los historiadores en el año de 1948, con lo que ellos llaman Guerra Civil. Después de citar los principales hechos como la abolición del ejército, la nacionalización de la banca, la participación del estado como sujeto importante en la educación, las comunicaciones, los seguros, la creación de empresas, y la modernización del Estado, divide la casi segunda mitad del siglo veinte en décadas:

 

La primera va de 1960 a 1970.3

 

A esta década, le asigna el nombre de promoción de 1960 y coloca en ella a escritores tales como Alberto Cañas Escalante (1920), Julieta Pinto (1922), José León Sánchez (1929), Carmen Naranjo (1931), Rima Rothe de Valbona (1931), Samuel Rovinski Grüzco (1932) y Virgilio Mora Rodríguez (1935). A Fernando Durán Ayanegui (1939), Quince Duncan  Moodie Wiehoff (1940), Alfonso Chase Brenes (1945) y Gerardo César Hurtado Ortiz (1949), los coloca en un segundo grupo.4

 

Con excepción de Virgilio Mora Rodríguez, los autores citados en el primer grupo forman parte de la generación de 1957, llamada Irrealista. Virgilio Mora Rodríguez pertenece a la siguiente generación, que él llama el segundo grupo. Es la generación de 1972 y está conformada por los autores citados y muchos más que él no nombra.

 

La segunda gran división que hace es la de 1980. En esta década coloca a los escritores Linda Berrón Samudo(1951), Ana Cristina Rossi Lara (1952),  Hugo Rivas (1954-1992), Rodolfo Arias (1956), José Ricardo Chaves (1958), Dorelia Barahona Riera (1959), Carlos Cortés Zúñiga (1962), Rodrigo Soto González (1962 y Fernando Contreras Castro (1963) y también incluye a Tatiana Lobo (1939) y Rafael Ángel Herra (1943).

 

Los dos últimos autores pertenecen a la generación de 1972, mientras que los primeros citados se incluyen en la generación  siguiente, la de 1987. Dejó de incluir algunos autores de esta generación.

 

Como podrá notar el lector, salvo algunas incongruencias, la clasificación que realiza Álvaro Quesada Soto, se ajusta al método de las generaciones, casi puntualmente. Si el autor no le importara el año en que publica el novelista su obra, quizás la coincidencia sería más notoria.

 

Para concluir, hacemos una referencia puntual que esclarece nuestra preocupación con respecto a las clasificaciones que hacen los mismos autores de novelas. En el suplemento Áncora del periódico La Nación  aparece un comentario del novelista y periodista Carlos Cortés Zúñiga, el día domingo 6 de octubre del año 2002, en las páginas 2 y 3.

 

Textualmente se pregunta, refiriéndose al escritor Alberto Cañas Escalante:

 

"¿Y cuál es su generación? No es ni la del 40- la suya por calendario, no por ideología- ni del todo la del 60". 1

 

Fácilmente se infieren varios errores. Primero, las generaciones no se asocian necesariamente a las décadas (10, 20, 30 40, etc.), sino a una rigurosa clasificación metódica, tal y como lo explicamos al inicio de este texto. Don Alberto Cañas Escalante perteneció por calendario y por ideología a la generación de 1957 ya que nació en 1920. Es el primer novelista de esta generación a la que pertenecen, entre otros, Julieta Pinto González, Victoria Garrón Orozco (1920-2005), Álvaro Dobles Rodríguez 1923) (hermano de don Fabián), César Valverde Vega 1928-1989), José León Sánchez (1928), Carmen Naranjo Coto (1930), Rima Grettel Rothe de Valbona (1931), Samuel Rovinski Grüzco  (1932) y otros más. Él es fundador del Partido Liberación Nacional y, casi todos ellos, forman una generación, en lo fundamental, con la misma ideología. Pertenecen a la última generación del período inicial de la época contemporánea, llamado superrealismo. Es la tercera y última generación de este período, llamada irrealismo y desde luego es de clausura, de cierre, de fin de período y no de ruptura, de iniciación.

 

Antes de morir Álvaro Quesada Soto publica una Breve historia de la literatura costarricense. También ahí utiliza los términos generación, período y época sin precisar los conceptos. Llega hasta a plantear una generación de Repertorio Americano, en donde incluye autores de varias generaciones y habla de períodos de formación de la generación del Olimpo sin distinguir conceptualmente generación, de período. Es una mezcolanza de términos que en vez de aclarar la sistematización, la empeoran.

Las clasificaciones de la literatura costarricense

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LAS CLASIFICACIONES DE LA LITERATURA COSTARRICENSE

 

 

 

La literatura costarricense carece de una historia completa y sistemática de sus creadores y por lo tanto de su producción literaria como tal. Fue en el año de 1957 cuando  don Abelardo Bonilla Baldares publicó su Historia de la Literatura Costarricense1. Es obvio señalar que hoy se presenta, por sus años de existencia, incompleta. Por ello y otras razones que tendremos  oportunidad  de fundamentar, afirmamos que es insuficiente.

 

Antes de don Abelardo Bonilla Baldares, don Rogelio Sotela  escribió su obra  Valores Literarios de Costa Rica, en 1921, Escritores de Costa Rica, en 1923, Escritores y Poetas de Costa Rica, en 1923 y Literatura Costarricense: Antología y Biografías, en 1932. En 1942, Francisco Núñez, publicó un ensayito titulado Itinerario de la novela costarricense. También aparecieron sendos artículos de Joaquín Gutiérrez Mangel ¿Hay una literatura costarricense contemporánea? Notas para un ensayo y Napoleón Quesada  y Rogelio Sotela  Reseña  de historia literaria de Costa Rica, ambos publicados en Repertorio Americano, el primero, en 1947 y el segundo, en 1937. También  Emilio Abreu  Gómez publicó  una obra titulada Escritores de Costa Rica, en 1950. Antes, de  1949 a 1950, José Fabio Garnier, publicó, en el periódico La Nación, un estudio que llamó Cien novelas costarricenses.

 

Estos son los antecedentes a la clásica Historia de la literatura costarricense de don Abelardo Bonilla Baldares. Con base en ello, para comprender mejor los intentos por clasificar la literatura costarricense, podemos hablar de tres momentos: antes de don Abelardo, con don Abelardo y después de don Abelardo.

 

El primero tiene inicio en 1920 con la publicación de Rogelio Sotela Valores Literarios. El segundo se lo damos a la obra escrita de don Abelardo Bonilla Historia de la literatura costarricense, y termina en 1950 con la obra de José Fabio Garnier Cien  novelas costarricenses, publicada en 1957.

 

El tercero y último, corresponde a una serie de estudios posteriores a la Historia de la literatura costarricense de don Abelardo y llega hasta nuestros días. Este grupo está configurado por trabajos que, en un inicio siguió los pasos de su maestro y que hizo un aporte importante, sobre todo bibliográfico pero que careció de iniciativa propia en lo que respecta a la metodología empleada. En 1964, aparece el trabajo titulado El cuento en Costa Rica de Elizabeth Portugués de Bolaños y en 1966, El costumbrismo en Costa Rica, de Margarita  Castro Rawson. En la década  de los  años setenta se publicaron nuevos trabajos, tales como, la Narrativa contemporánea de Costa Rica, en 1975 de Alfonso Chase Brenes; Puertas adentro, puertas afuera de León Pacheco, en 1976. Resumen de literatura costarricense de Virginia Sandoval de Fonseca, en 1978  Rebelión  y sumisión de la literatura de los años 40, en 1979, de Quince Duncan Moodie. En 1979, Carlos Duverrán, publica Notas para una reseña de la literatura costarricense y ese mismo año se publica, quizás una de las obras más ambiciosas de ese momento: Para una nueva interpretación de la literatura costarricense de Jorge Valdeperas.

 

En los años ochentas se han publicado algunos ensayos, casi todos de carácter preliminar. Sus mismos títulos así lo indican: Resumen, notas, aportes, aproximaciones, deslindes, acercamientos, etc. El más ambicioso y de gran importancia es el de don Álvaro Quesada Soto, titulado, La formación de la narrativa nacional costarricense 1890-1810. Enfoque histórico-social, publicado en 1986. Sólo estudia un lapso de tiempo  inicial y un género específico: la narrativa.

 

Hemos  revisado las tesis que realizaron los estudiantes de Filología en la  Universidad de Costa Rica y en la Universidad Nacional y no encontramos ninguna que abarque el tema de la historia de la literatura costarricense y sus clasificaciones. Casi todas tratan de un autor o una novela en particular y aplican, por regla general, el método  descriptivo estructuralista. Las investigaciones  que se han realizado en las universidades son las que más  se ajustan  a un estudio integral de la literatura costarricense. La escuela de Literatura  y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Nacional  realizó, a través de la profesora  Sonia Marta Mora  y otros investigadores, un trabajo importante sobre la novela que titularon La novela del agro, aún no se ha publicado y recientemente, en 1997, se publicó Cien años de literatura costarricense de las investigadoras Flora Ovares y Margarita Rojas González. En 1993, Flora Ovares y otros investigadores publicaron la investigación La casa paterna, obra importante para el conocimiento de la literatura costarricense y posteriormente en 1998, se publicó la obra del recién fallecido Álvaro Quesada Soto Uno y los otros. Es el último estudio de importancia que conocemos. Por supuesto no hacemos referencia a estudios importantes sobre autores particulares que se han publicado y no en escasas ocasiones.

 

Tanto los trabajos pequeños  y menos ambiciosos, así como los más extensos, han dividido  y clasificado las obras y a veces los autores. Todos, sin excepción, han sentido la necesidad  imprescindible de ubicarlos en el tiempo. No todos siguen la misma metodología pero sí acuden a las clasificaciones. Es imposible  prescindir del tiempo en la historia. Nuestro interés, en este apartado, es sistematizar las clasificaciones,  buscar sus rasgos comunes, su paradigma, su conceptualización, sus puntos de partida explícitos o no. Al final confrontaremos lo hecho, con la teoría de las generaciones aquí expuesta. Sacaremos las conclusiones necesarias. Este trabajo se hizo a través de las obras que utilizan esta temática, más sobresalientes,  publicados hasta el presente.

 

Rogelio Sotela publicó, en 1942, Escritores de Costa Rica. Divide este libro en:

 

1.   Los precursores.

 

2.   Cuatro generaciones: primera, segunda, tercera y cuarta.

 

3.   Los jóvenes.

 

Como fácilmente se desprende de esta división, utiliza el método  histórico de las generaciones, explícitamente. De igual manera lo hizo en su obra anterior Valores literarios de Costa Rica, que publicó en 1920.

 

Rogelio Sotela no distingue épocas y períodos. No realiza la metodología de las generaciones para obtenerlas y por ello mezcla, autores de unas, con otras, como si fueran de una misma. No hay duda de que conocía aspectos teóricos sobre este método pero se limitó a fijar lapsos de tiempo alrededor de una fecha cualquiera y luego introdujo los autores que nacieron alrededor de esa fecha. Por ejemplo 1860. A ellos llamó primera generación, los nacidos alrededor de 1865, quince años después, llamó la segunda generación; los nacidos hacia 1885, diez años después, tercera generación; los nacidos entre 1895 y 1900, la cuarta generación y por último, se refirió, brevemente, a los jóvenes, nacidos después de 1900. Su trabajo más parece  una lista de autores, con sus biografías y algunos juicios de valor sobre sus obras, que una historia  de la literatura. Está muy lejos  de ser un trabajo  sobre las generaciones literarias de la literatura costarricense. Nunca presentó  una descripción  conceptual de su metodología. Aprovechó las generaciones para agrupar a los escritores y nada más.

 

Francisco María Núñez publicó en 1946 un libro  que tituló Itinerario de la novela costarricense. Establece dos épocas, la primera es la de 1900. En ella agrupa

 

"La cosecha del 89 a principios del nuevo siglo" y  "1940 para catalogar el movimiento que  llega hasta nuestros días"1.

 

En cada época, que no define, establece etapas. La primera estaría comprendida  entre el año 1887 y 1900 (tres años)2. La  segunda etapa empieza a partir de 1900, llamados los novecentistas3 y la subdivide  en dos tendencias: los de corte europeo y  los nacionalistas. Estos conceptos los encontraremos utilizados por muchos autores posteriores. Entre los  años treintas y cuarentas ubican  este nuevo movimiento que llega hasta 1940 (año en que se celebró  un concurso sobre la mejor novela latinoamericana)4. A partir del  año 1940 establece la  segunda etapa  hasta el año de 1947, que es cuando publica este trabajo.

 

Núñez funda su clasificación, de los novelistas costarricenses en dos "momentos"5 bien claros: 1900 y 1940. Esta clasificación se seguirá utilizando hasta hoy. Unos la han llamado  épocas, otros períodos y los más, generaciones. Ahora que  acaba de morir  Fabián Dobles Rodríguez, los periódicos encabezaron algunos títulos así:

 

"Ha muerto una de las mejores plumas de la generación del 40"6.

 

Por  último, Núñez hace  una lista  de los novelistas estrictamente cronológica y realiza algunos comentarios sobre el autor y sus novelas, generalmente de tipo temático.

Joaquín Gutiérrez  Mangel, novelista costarricense de mucho prestigio, se refiere en su ensayo ¿Hay una literatura costarricense contemporánea? Notas para un ensayo, de 1947, concretamente  a la generación del 40. Comenta algunas de las novelas y tipifica  esa generación  como la vanguardia  de la literatura costarricense.

 

Otro  tanto hacen  Napoleón Quesada  y Rogelio Sotela en su ensayo Reseña  de  historia  literaria de Costa Rica. Afirman  los autores, que la verdadera literatura patria  comienza a mediados del siglo XIX y dan una lista de los cultivadores de literatura más destacados. La inician con Manuel Argüello Mora. Hablan de una última generación, la de Marín Cañas y otros, y de un grupo intelectual  al que perteneció Francisco Soler.

 

Podemos resumir este primer momento, que intenta clasificar la literatura costarricense así:

 

1.   Los historiadores o críticos de la literatura, fijan dos lapsos de tiempo, más o menos grandes y desiguales. A ellos unos llamaron épocas, otros, períodos y algunos, generaciones. Cronológicamente los ubican, el primero a finales del siglo XIX, de 1889 a 1900, y el segundo de 1900 en adelante.

 

2.   En la primera época, o período, o etapa, establecen la generación de los precursores, los iniciadores, sin precisar, claro está ¿qué entendían por generación, época, período o etapa? Fue  una necesidad meramente cronológica. En la segunda "época", tipifican dos "períodos" o momentos diferentes: De 1900 a 1930, que serían  los fundadores de la literatura costarricense y que dividen  en nacionalistas y europeístas. Una segunda "generación" la establecen  a partir de 1930. Más bien es una década  que va de ese año a 1940, año que marca  el inicio de los "jóvenes" y que después llamaron  "generación del 40".

 

3.   Si bien, en general, clasifican  a los autores por algo parecido  a generaciones, lo cierto es que el año de la publicación de las obras juega un papel decisivo en sus clasificaciones.

 

4.   Por  último, cave advertir que en  todos  los trabajos,  realizan listados de autores en estricto orden cronológico, comentan aspectos biográficos  y se refieren  a los temas o contenidos de las obras. Son trabajos temático-estilísticos.

 

A partir de 1957, con la aparición de la obra de don Abelardo Bonilla Baldares, Historia de la literatura costarricense,1 da inicio, en Costa Rica, una serie  de trabajos  muy importantes, sobre crítica literaria  de la literatura costarricense que  de una,  u otra forma,  clasifican  históricamente  y por generaciones nuestras letras. Sin lugar a equivocarnos, podemos  afirmar  que la obra  de don Abelardo Bonilla Baldares es hasta hoy la única historia importante  sobre la literatura costarricense. Hay varias razones  que fundamentan esta afirmación.

 

1.   La obra abarca  no sólo la literatura  costarricense  desde sus inicios (finales de siglo XIX)2, sino que se convierte en un estudio general de la cultura costarricense. Comprende  aspectos,  tan variados, como periodismo, historia, derecho, ensayo, teatro, poesía, etc.

 

2.   Inicia su trabajo desde la Colonia  y establece  ahí la primera generación, la de 1889 y concluye en la  generación  de los jóvenes que vivían  la década  del 40 al 50. Su fin fue:

 

"Comprender el Alma Nacional e interpretar las obras literarias".3

 

3.   Don  Abelardo manifiesta su postura metodológica e ideológica. Afirma que utilizará la doctrina de las generaciones de Julius, así como Ortega y Gasset. Tendremos ocasión de revisar su apego o no a esta teoría, más adelante.

 

4.   Su propósito  fue realizar una Historia de la Cultura Costarricense al estilo de Francisco  de Santis o Gustavo Lanson. Es un proyecto de gran envergadura y a fe que lo consigue.

 

La obra de don Abelardo está estructurada de la siguiente manera:

 

1.   Una introducción.

 En ella, fija las cuatro  épocas en que divide su libro:

 

a.   Época Colonial:

 

 "Comprende desde el descubrimiento  de América hasta 1840, incluyendo en ella, los primeros años de vida independiente, que no se diferenciaron esencialmente de los anteriores".1

 

b.   Época de formación y consolidación  del Estado: de 1840 a 1900:

 

 "en que las letras estuvieron al servicio de la idea política y en que predominaron el  Derecho,  la Historia y las Ciencias Políticas".2

 

c.   Época realista:

 

"Abarca las tres primeras décadas del siglo XX  y fue de florecimiento literario por el desarrollo de la novela, el cuento, los cuadros de costumbres en prosa y del Modernismo de la Poesía".3

 

d.   Época contemporánea:

 

 "Se caracteriza como síntesis de las anteriores y asimilación de las corrientes universales".

 

Y agrega:

 "Ya veremos que a esta época corresponden cuatro períodos lingüísticos".4

Cronológicamente dividió  la obra así:

 

Época colonial: 1502 a 1840.

 

Época de formación y consolidación del Estado: 1840 a 1900.

 

Época realista en prosa y modernista en Poesía: 1900 a 1930.

 

Época contemporánea: 1930 a 19575

 

 

Observemos que para él, época, período, así como, a veces, generación, son lo mismo.

 

 Dice:

 

 

"La obra realizada  en los finales del siglo por los hombres de la llamada generación de 1889 fue densa y brillante, al menos en el campo de la educación, de la historia, y de la política, y  su espíritu ha trascendido en tal forma que para muchos costarricense los de cierta edad, ese período fue una época de oro".1

 

 

En cada una de las  "épocas" establece diferentes partes. En ellas comenta los hechos históricos que sucedieron, las principales figuras destacadas en ellas, y va obteniendo sus conclusiones. Por ejemplo el "período" o "época" de formación lo clasifica  así: El siglo XIX, desde su independencia, El Positivismo, La Historia, El Derecho, El Periodismo, y una breve síntesis. En cada parte destaca las figuras más importantes por su aporte a las letras nacionales.

 

El siglo XX  lo divide  en cuatro décadas. Parte de 1900 y llega hasta 1940. Se refiere  a las novelas de Manuel Argüello Mora, anteriores al siglo XX y luego establece  un capítulo aparte  para Joaquín García Monge, otro para la tradición académica y europea: Alejandro Alvarado Quirós, Rafael Ángel Troyo, José Fabio Garnier Ugalde y Francisco Soler. Pasa luego a Manuel González Zeledón, la escuela del Costumbrismo: Carlos Gagini Chavarría, Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno, Teodoro Quirós y Claudio González Rucavado.

 

Destaca otro grupo de escritores: Jenaro Carmona Valverde, Carmen Lyra, Gonzalo Sánchez Bonilla y algunos guanacastecos, un tanto desconocidos. A ellos  los califica de realistas. Después se refiere al que llama grupo  de La estilización del realismo. Aquí nombra  a Luis Dobles Segreda, Max Jiménez Huete, Manuel Segura Méndez y Gonzalo Chacón Trejos.

 

Tipifica  algunas novelas ajenas al Costumbrismo como las de María Fernández de Tinoco, Diego Povedano, Moisés Vincenzi Pacheco, Arturo Castro Esquivel, Emmanuel Thompson Thompson, Román Jugo Lamieg  y otros.

 

Los demás capítulos los dedica a los restantes géneros: poesía, teatro, ensayo, derecho, historia, ciencias económicas y políticas y el periodismo. Así termina esa época.

 

La cuarta "época" la titula  La literatura contemporánea. Para él comienza con la llamada generación del 40. Así  inicia  cronológicamente este "período",  "época" o "generación". Hace énfasis en  los novelistas José Marín Cañas2, Carlos Luis Fallas, Fabián Dobles Rodríguez, Joaquín Gutiérrez Mangel, Yolanda Oreamuno y Carlos  Salazar Herrera.

 

En los últimos capítulos estudia La Lírica y El Ensayo Contemporáneo: 1940 a 1957.

 

Podemos concluir lo siguiente:

 

1.   El autor confunde época con períodos y, a veces, con generación.

 

2.   Las cuatro  "épocas" o "períodos" son muy desiguales en  tiempo. Se deja llevar por lo temático y, por la preponderancia de una disciplina o campo intelectual.

 

3.   Con respecto al surgimiento de la literatura  y su formación, establece las mismas generaciones de don Rogelio Sotela: generación de 1889, correspondiente al siglo XIX y que escasamente produjo literatura y generación de 1900. A pesar de  que  no lo explica, sí se desprende de su clasificación y estudio, que el año de 1900 es clave, sobre todo por la aparición de la novela (para muchos) El Moto de Joaquín García Monge y desde luego por ser inicio de siglo. Comenta  sobre la  temática empleada  por algunos escritores y  como Francisco María Núñez, diferencia a nacionalistas y europeístas, y se refiere, con alguna consideración al Costumbrismo. Por último,  se detiene en la llamada  generación del 40, que en nuestro estudio corresponde  a generación de 1942. Rogelio Sotela lo había señalado: es propiamente la primera generación de la literatura costarricense. La producción significativa de  novelas, el famoso concurso sobre las novelas y la afinidad ideológica de un grupo de ellos, hicieron  posible  que los críticos, en general, se refieran con interés  a esta generación. Tendremos oportunidad de comentar,  con más amplitud, a estos  novelistas costarricenses, más adelante.

 

4.   Como puede desprenderse fácilmente, de estas observaciones, la obra de don Abelardo Bonilla Baldares, no sólo reunió una visión  de la cultura costarricense, sino  que abarcó y concretó los más variados juicios de los teóricos de  ese entonces y antes de él. Y lo que es más importante, creó la obra Historia de la literatura costarricense de mayor relevancia en su momento y hasta hoy. Es el trabajo más citado y conocido por los estudiosos posteriores  a don Abelardo Bonilla Baldares.

 

A partir de los años setenta comienzan a publicarse algunos estudios dignos  de consideración, menos ambiciosos pero muy importantes.

 

El tercer momento de los estudios  literarios formales, sobre la literatura costarricense, comienza con algunos trabajos hechos por discípulos de don Abelardo, tales como El cuento en Costa Rica, 1964 de Elizabeth Portugués de Bolaños y El costumbrismo en Costa Rica, 1966 de Margarita Castro Rawson1. Son obras de enorme importancia sobre los temas tratados pero que para nuestros objetivos, en esta investigación, no agregan nada nuevo ya que siguieron al maestro fielmente.

 

En 1975, Alfonso Chase Brenes, novelista costarricense, publica un trabajo que es fruto de una investigación realizada en la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Nacional y que tituló Narrativa contemporánea  de Costa Rica.2

 

Alfonso Chase Brenes parte, para su estudio, también  de dos momentos históricos que son básicamente los mismos establecidos por los críticos anteriores, sólo que él señala la importancia del gobierno de don Rafael Iglesias (1861-1924) que gobierna el país de  1894 a 1902. Según su opinión.

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