Francisco González Brenes

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FRANCISCO GONZÁLEZ BRENES

(1968)

 

Francisco González Brenes nació en San José Centro, el día 26 de marzo del año 1968. Estudió en la Universidad de Costa Rica en los años 1985 a 1996. Trabaó en la Trasnacional Firestone de Costa Rica, como Director de Calidad más de 16 años y fue en ese tiempo que escribió su novela El Sétimo Principio.

 

Desde muy joven se sintó inclinado por la temática esotérica desde la óptica espiritual y hace más de 15 años que pertenece a una agrupación mística cuya finalidad es la búsqueda de una mayor espiritualidad.

 

 

LO QUE HA ESCRITO FRANCISCO GONZÁLEZ BRENES

 

NOVELA

 

 

1.   El sétimo principio: 2000.

 

Sólo conocemos esta novela del escritor Francisco González Brenes. La llamó El sétimo principio y la publicó en el año 2000.1                                                    

                                                                                                                                                               

Es una novela tradicional, causal geocéntrica, en toda la extensión de la palabra, doctrinal. Se estructura como una novela policíaca, de misterio y se ubica en el género de lo extraño en los lindes mismos de lo fantástico si no fuera por la explicación racional que delimita los hechos sobrenaturales en la categoría del sueño. Esto lo hace reiteradamente en el transcurso de la novela por lo que, a pesar de que en gran parte del relato, sobre todo en la búsqueda de Carlos, la acción realista se entrecruza con las leyes sobrenaturales y conviven en perfecta armonía y producen la duda en el lector sobre los sucesos más allá de la explicación racional y ubicados en las esferas esotéricas de una dimensión fuera del mundo real.

                                                                                                                                                                        

Pedro despierta de una noche de sueños premonitorios, solo en su departamento ya que su compañera sentimental se ha levantado temprano y dejó una nota informándole que iría a visitar a su madre. Desde su ventana observa un señor misterioso en una esquina cerca de su departamento y luego una mujer que se acerca a él y parten luego con rumbo desconocido. Esta imagen se graba en su mente y le causa extrañeza, además de encuentra una nota con un mensaje borroso que guarda en su chaqueta y sale a la calle con rumbo a un restaurante chino para almorzar. Al acercarse la noche decide visitar un bar que se anunciaba en el papel encontrado, llamado Gandi (sin h) y se dirige a él. Ahí se encuentra con una desconocida que descubre parecerse a la mujer vista frente a su departamento. Ella corresponde a sus miradas y él se dirige hacia ella y se inicia una larga noche de conversaciones, encuentros y búsquedas. Luego de un tiempo la mujer invita a Pedro, el protagonista y narrador, para que visiten un café en la zona rosa de San José, pues quedó de encontrarse con Carlos, un amigo. En el café conversan con el dueño, Francisco sobre las sectas secretas, religión, esoterismo, poesía, números cabalísticos, y se inicia una especie de teoría del conocimiento basada en la clásica conceptualización occidental  de causa y efecto sobre una especie de planeamiento universal donde todo estaba prefijado y justificado por Dios. Es una manera de justificar el destino, a la vez que no impide la aplicación del libre albedrío. Es un destino escogido, relativo, dispuesto pero no impuesto sino conducido por el conocimiento de las fuerzas del espiritualismo. Nunca se aclara, solo a manera de ejemplo si Dios tuvo alguna causa, aunque fuese la no causa. No interesa aquí entrar a reflexionar sobre la validez científica o cognoscitiva de tal teoría sino dejar constancia de ella pues es el motor de toda la novela, son los postulados que permiten explicar los resultados del texto novelesco, su propio verosímil. Poco a poco se va desencadenando una especie de investigación espiritual. En el método es similar al realizado por las novelas negras policíacas, sobre todo porque se parte de hechos particulares para ir formando generalidades y así llegar a la gran verdad, en el desenlace, descubrir, en este caso el misterio que encierra la distribución de las iglesias en San José en forma de cruz, excepto la de Los Ángeles que está en la misma calle que la Merced, pero no pertenece directamente a la cruz. El eje central estaría formado por La Soledad al Oeste y sobre la misma avenida dos, La Catedral y al Este La Merced. El otro eje estaría formado de Norte a Sur, por La iglesia del Carmen, en el centro la Catedral y al Sur La dolorosa. Pasa el tiempo y Carlos no llega y Marcela, muy preocupada decide ir a buscarlo por lo que ruega a Pedro le acompañe en ese viaje por las iglesias, pues intuye que Carlos debe encontrarse en alguna de ellas pues las investigaba desde algún tiempo en busca de un elemento que le explicara ese misterio. Luego de realizar algunas diligencias en la computadora de Carlos y obtenido alguna información sobre lo que Carlos estaría haciendo durante los últimos días deciden salir con rumbo a cada una de las iglesias. Así lo hacen. Es en la iglesia de Los Ángeles donde Pedro sufre el primer sueño y se le dan indicios donde podría encontrar a Carlos. Como podrá notarse en un viaje de iniciación en el ritual místico de ascenso al encuentro con una dimensión espiritual superior. Después de varias aventuras, explicaciones, conjeturas, inducciones y deducciones deciden encaminarse a la Soledad y de ella buscar la iglesia que sumara el número siete y estuviera sobre la misma calle. Así llegaron al Templo de la Música y es ahí donde descubren, gracias al amor de Pedro y Marcela el principio que abriera la puerta invisible que los trasladara al encuentro con Carlos en ese más allá solo intuido. El amor de ambos logra crear la Vibración, el sétimo principio que altera la energía material y produce la virtualidad de la incorporación física y la conversión en una energía espiritual. Así se encuentran con Carlos y con un personaje (el hombre que estaba en la calle fuera del departamento de Pedro) Vek, una especie de sacerdote y con él recorren esa instancia y se internan en la luz, el silencio, la paz y la serenidad, todo debajo de la tierra, en San José. Al final Pedro despierta en su cama en el apartamento y no sabe si lo vivido fue un sueño o una realidad. Se dirige a la ventana y vuelve a ver la pareja, solo que esta vez lo saludan y se van. El autor (narrador) escribe una especie de epílogo donde explicita una especie de esperanza para todo el planeta: el logro para toda la humanidad de ese estado de paz espiritual.

 

A pesar de que los novelistas actuales utilizan la estructura novelesca policíaca para evidenciar aspectos sociales de nuestra realidad, tales como los crímenes políticos, la corrupción, sobre todo de nuestros políticos, los actos enfermizos de sacerdotes de diferentes religiones, etc., no descuidan de ninguna manera los aspectos literarios de sus obras. Esto es se unen intereses literarios, artísticos con estructuras novelescas de las novelas negras y los resultados, en muchas ocasiones, son novelas excelentes desde el punto de vista literario y del misterio. La estructura de este tipo de novelas, que en el principio de su invención tenían como único interés el entretenimiento, hoy no lo abandonan pero le dan igual interés al aspecto polisémico del lenguaje y el uso de técnicas narrativas modernas que la tornan más atractiva y la elevan a la categoría de obra literaria universal.

 

El caso de la novela reseñada, nos parece que el interés se centró en su carácter doctrinal, más que en el espiritual y esto le resta importancia literaria. Es una novela entretenida, invita a la reflexión, mantiene el tono del misterio, se eleva al rango de lo maravilloso y fantástico pero al final se inscribe dentro del género de lo extraño.1

 



1 González Brenes Francisco. El sétimo principio. Adi. S. A., San José, 2000.

 

1 El lector, si le interesa contrastar la teoría geocéntrica o logocéntrica de la cultura occidental puede consultar las obras del escritor francés Jacques Derrida, entre otros. Le servirán para cotejar ambas posiciones.

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