Carlos Manuel Villalobos Villalobos

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CARLOS MANUEL VILLALOBOS VILLALOBOS

(1968)

 

Carlos Manuel Villalobos Villalobos nació en San Ramón, Alajuela, el día 02 de septiembre del año 1968. Se graduó de Master en Literatura  Se graduó como Master en Literatura Latinoamericana y es Licenciado en Periodismo.

 

 

LO QUE HA ESCRITO CARLOS MANUEL VILLALOBOS VILLALOBOS

 

 

NOVELA

 

1. El libro de los gozos: 2001

 

POESÍA

 

1. Insectidumbres: 2009 

 

La primera novela que ha escrito Carlos Manuel la llamó El libro de los gozos y la publicó en el año 2001.1

 

Es una novela polifónica y polisemántica. No recuerdo haber leído una obra literaria que me produjera tanto gozo, del bueno y del malo. Me divertí tanto que no dejaba de reírme aún tiempo después de haberla leído y de veras que deseaba y aún mantengo esa convicción, que todos leyeran esa novela.

 

Negar que haya disfrute literario por parte del autor al realizar la obra posiblemente sea innecesario e injusto. Lo mismo cabría decir del lector social inteligente. La obra abunda en el valor lúdico, en ese juego con el lenguaje, las imágenes, lo maravilloso, los contrastes, lo sublime y el ridículo, lo sagrado y lo profano, lo noble y lo vulgar, pero sin caer en lo grosero. Hay una fina y sutil ironía, un distanciamiento de lo simple en sí mismo, de lo cotidiano ramplón para refugiarse en la imagen, en la semiotización simbólica, en la parodia, en los contrastes, en la doble figura, en la crítica insinuada, inocente pero mordaz. Todo ello encontrará el lector en esa novela pero no se crea que sea un juego inocente, un pasatiempo literario. La novela va más allá. Detrás de esa manifestación entretenida, lúdica que nos hace reír, hay una crítica social a uno de los temas más escabrosos y evadidos por los novelistas costarricenses. Se trata de la religión, su práctica, (su praxis) su vivencia, su realización, sus implicaciones. Y es aquí donde se evidencia ese doble discurso, lo real y lo oculto, lo aparente y disfrazado, lo latente y lo patente. Sutilmente la obra va desentrañando en los sermones de Juanelo y toda la novela se formaliza como un largo sermón, esa estructura ausente, levanta el velo, la careta, el disfraz, que está en las religiones, la farsa, los verdaderos intereses de quienes la predican con conocimiento y alevosía o simplemente como víctimas propiciatorias de su misma ignorancia y ceguedad. Así en la novela la secta de los Clemencianos seguidores del Elegido Juanelí y la Abuela, La Profeta, lo mismo que en otras innumerables que pululan en nuestro medio, pone en evidencia más que la fe, la ignorancia y los intereses materiales de los falsos profetas y predicadores. Los programas de televisión, así como los parques y paradas son lugares frecuentes para sus manidos sermones. Pero no se crea que las religiones más tradicionales escapen a la crítica de los vicios que jocosamente se evidencian, la religión católica, apostólica y romana es quizás una de las más representativas de lo criticado. Ejemplos abundan y es innecesario enumerarlos, actos de homosexualismo, bonos en trasnacionales de cervezas, riquezas mal habidas, unión de jerarquías con el poder político corrupto, crímenes a religiosos críticos, creaciones y explicaciones esotéricas a fenómenos naturales, ocultamientos de verdades comprometedoras, etc. no escapan hoy, ni escaparon ayer y posiblemente tampoco en el futuro a las jerarquías religiosas interesadas más que en la fe, en sus propios mezquinos intereses.

 

Otro aspecto importante que debe resaltarse es la búsqueda de la identidad y la religión se erige como un refugio importante para el ser humano. Es la consolación de los impotentes, de lo que irremediablemente sucede y no tiene justificación humana, la muerte, la enfermedad, el trabajo, el desamor, la pobreza, la impotencia, la frustración, la traición, la orfandad, todos ellos los humanos lo aceptan como designios de Dios y no exigen explicación alguna. Es su santa voluntad pero los astutos y taimados se aprovechan de esa ignorancia del humilde para obtener ventajas y aparecen entonces un sin fin de supersticiones que se utilizan para resolver los más variados problemas humanos: sacar lotería, ser amado, echar un mal a un enemigo, obtener trabajo, evitar que le roben, sacar una buena nota en un examen, casarse, tener novio bueno, alejar una mala compañía, oraciones al ánima sola, a la Santa Cruz, a la sangre, a los clavos, al gallo, perdón a los yigüirros, etc. La novela abunda sutilmente en esas prácticas. El origen es manifiesto y se identifica fácilmente. La misma Clemencia Osejo y su esposo lo llevan. Son hijos de algo (hidalgos), españoles y tanto la religión católica como todas las supersticiones ligadas a ella la trajeron los españoles que con la espada y la cruz impusieron su visión de mundo, su cultura buena y mala, su lengua, su estructura de pueblo, sus leyes, sus programaciones familiares, todo, todo, de los indios solo nos dejaron harapos, desheredados, seres pictóricos para el turismo, pobres habitantes de tierras que día con día les arrebatamos. Es cierto que aún existen pero el precio que han tenido que pagar por sobrevivir es increíble. La humanidad no ha presenciado genocidio más aterrador que la extinción de los nativos de Las Américas porque aún los que no pudieron eliminar físicamente, los trasformaron a la fuerza a su cultura: sólo el hecho de quitarles la religión y la lengua, así como sus costumbres, fue ya un genocidio cultural.

 

Excelente novela, exportable. Es mi deseo que escape a la Santa Inquisición y a las tribus de los caciques literarios, la legión del Caribe y los novelistas narcisistas y seudocríticos. 

 



1 Villalobos Villalobos, Carlos Manuel. El libro de los gozos. Ed. Fundación Educativa San Judas Tadeo, San José, 2001.

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This page contains a single entry by Benedicto Víquez Guzmán published on 14 de Septiembre 2009 8:14 PM.

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