Las maneras de leer novelas

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LAS MANERAS DE LEER NOVELAS

 

 

Así como existen lectores que leen novelas por entretenimiento y otros por formación intelectual o ambas maneras a la vez, también existen, intrínsicamente ligadas a esas razones, maneras diferentes de leer novelas o penetrar en ellas, acercarse a ellas, relacionarse con ellas. Dos son las maneras que más se emplean: Una lectura emocional y otra, por oposición racional. Todo depende del énfasis que el lector ponga en su lectura.

 

1.  La lectura emocional

 

Es definitivo que los lectores reciben directamente la influencia del medio en que se desarrollan. Los medios de comunicación, los mismos autores, la crítica literaria (generalmente hecha por profesionales de disciplinas ajenas a la literatura como el periodismo, la filosofía, historia, etc.), entre otras. Este complejo social llamado a veces, ideología, programaciones, cultura, precodifica a los lectores. No interesa en este momento desentrañar la red de relaciones que se establece entre consumidores y productores de novelas. El objetivo es caracterizar, delimitar el  tipo de lecturas que realiza el lector y sus consecuencias.

 

A los lectores les bastaría una novela, un texto que arbitrariamente el autor y el editor, (a veces sin conocimientos teóricos) le llamaron novela y la disposición del tiempo necesario para su lectura. La hará de una sola tirada, en ratos libres o por intervalos, en la noche, por las mañanas, cuando viaja en bus o en los días de asueto o cuando visitan lugares vacacionales (playas, bosques, etc.). Las preferencias son tantas como lectores tienen las novelas.

 

La lectura puede ser rápida (a veces veloz, saltando partes), despaciosa, ávida, compulsiva, apasionada, de entrega total, meditada, despaciosa, con señales al margen, llamadas de atención, preguntas, suspensos, cavilosas, violentas, en voz baja o con comentarios y gritos, aplausos y reproches. De todo hay en las lecturas y  se puede realizar hasta diferentes tipos de lectores de acuerdo a la manera de leer novelas y sus reacciones. Así el lector se puede identificar con determinados personajes o los odie. Es una lectura de identificación o descalificación, apasionada, se compadece de los que sufren, los maltratados, los vilipendiados, los desheredados, los pobres, los buenos y se envalentonan contra los malos, los villanos, los cobardes, los que infringen la ley y los códigos sociales establecidos. Premian al bueno y censuran al malo. Los lectores captan el mundo codificado por la novela (algunas de ellas) en una dicotomía logocéntrica: buenos y malos. En verdad la vida escapa a esa codificación y la novela realmente literaria plante un mundo más amplio que contradice esa simpleza de mirar al mundo en blanco y negro. La complejidad de la vida humana y las relaciones sociales que lo ligan al mundo son más complejas como se verá después.

 

El lector emocional exige novelas de código moral inquebrantable, de causa y efecto, de forma lineal y simple. Novelas en blanco y negro, de buenos contra malos, donde al principio los malos parecen ganar pero poco a poco los buenos se van imponiendo, a veces sin mérito alguno, y al final triunfan. Es el clásico camino de la comedia solo que presentado en serio. Este lector no cuestiona ni reflexiona. Es pasivo e impresionable, se deja llevar fácilmente por los códigos morales del texto y lo único que sufre o disfruta es los conflictos de los personajes, la aventura, los enfrentamientos, las pasiones, los chismes, las confesiones, los encuentros, los descubrimientos, las revanchas, las separaciones y los actos "heroicos".

 

Este lector posee escasos conocimientos y no busca en la lectura enriquecerlos. Su fin es el simple entretenimiento, el salir de la rutina, el evadirse, posiblemente de realidades que no puede enfrentar y procura desconocerlas aunque sea por unas horas. Es un lector pasivo y fácil de manipular.

 

Los editores conocen de esa fuente de riqueza y brindan un menú variado de novelas apetecibles a este lector o televidente.

 

 Tipos de novelas apetecibles

 

a. Novelas amorosas

 

En ellas predominan los conflictos de amor y odio. Por lo general presentan triángulos amorosos simples o compuestos, con personajes buenos y malos. A este tipo de novelas se les llama "rosa" y se ofrecen en los supermercados, los periódicos, los lugares de espera, los puestos de venta de periódicos, las pulperías y por supuesto en los programas de radio y televisión. Al principio eran las mujeres las clientas favoritas pero poco a poco se han ido incorporando también los hombres y la juventud. Gracias a diferentes atractivos que ofrecen a esa clientela en especial: música, artistas, sexo, etc.

 

Por supuesto que existen y  existirán novelas amorosas o de triángulo que ofrecen una rica veta literaria. Solo unos ejemplos: María de Jorge Isaac, Werther de Goethe, El amante de lady Chatterley (1928) de D. H. Lawrence, para citar solo algunos clásicos.

 

b. La novela policíaca o novela negra

 

      En ellas predominan los conflictos policíacos, generalmente se presentan crímenes   cometidos por villanos y agentes del orden, inspectores, agentes secretos, los buenos que se encargan de encontrar el criminal, que restituyen el orden, traen la justicia y regresan la paz puesta en duda, amenazada, por los malos. Son novelas de aventuras, es una especie de subgénero. Solo que en ellas el único fin es esclarecer el criminal y dar a conocer la forma como se cometió. Utilizan el terror y el suspenso, la duda, la intriga. El lector se incorpora a ellas como un investigador más y juega el papel de detective.

 

c. Novela de aventuras

 

La esencia de estas novelas es la aventura, la acción, sin importar mucho el fin de ellas. Muchas veces se empeñan en la aventura por la aventura misma. En otras ocasiones describen parajes, ríos, mares, guerras, enfrentamientos tribales, etc. Se hicieron famosas las novelas de Jules Verne (1828-1905). Hasta el mismo Miguel Cervantes y Saavedra  escribió una de ella de escaso conocimiento, llamada Persiles y Sigismunda (1617). De las novelas de aventuras surge un subgénero llamado novelas de "Ciencia ficción".

 

d. Novela de ciencia ficción

 

Pertenece al tipo de novelas de aventuras. Se distingue por el referente "científico", el uso de la tecnología, la visión futurista y la evocación de mundos desconocidos extraterrestres o simplemente imaginados. Es un desborde de la imaginación donde el hombre realiza todo lo soñado gracias al uso de la "ciencia" y la "tecnología".

 

Como puede observarse todas estas novelas son de aventuras: amorosas, de crímenes, de ciencia futurista. Son de fácil lectura, poseen una lógica causal, son lineales, plantean mundos en blanco y negro y ese mundo se muestra debidamente estratificado y formalmente estructurado. Se codifican claramente bajo un marco moral riguroso. No ofrecen crítica a ese orden, ni violentan sus códigos, apenas si lo ponen en peligro para luego redimirlo, consolidarlo.

 

El lector no necesita tener un alto nivel educativo, pertenece por lo general a grupos medios y bajos con una escolaridad preuniversitaria, salvo quienes en los últimos años se han manifestado simpatizantes de las novelas de ciencia ficción o de terror que ofrecen campos abiertos al razonamiento y la imaginación verosímiles aunque sean futuristas. En las novelas de aventuras propiamente hablando y de ciencia ficción lo mismo que el género negro, los más generalizados lectores son los hombres.

 

En este tipo de novelas al aficionado a ellas solo le vasta saber leer, decodificar gráficamente las palabras. El narrador le llevará de la mano con explicaciones, ubicaciones, comentarios con el fin de mantenerlo entretenido, embelesado y dispuesto a leer otras más de igual género. Su meta: vivir en la ficción lo que la realidad les niega, soñar, sufrir, llorar las aventuras de héroes superiores a  ellos que posean los medios a su alcance cada vez que se enfrenten con algún obstáculo complejo. Las novelas dan al hombre las posibilidades de realizar (en su imaginación) todo lo que anhela pero que le es imposible conseguir en sus reales condiciones. Es una especie de consolación para no llamarle alineación quien guía a los lectores y establece un tipo de lectura llamada emocional, sentimental, irracional.

 

2. Lectura racional

 

Esta manera de leer novelas está relacionada con los lectores que buscan alguna enseñanza en ellas. Consiste en poner más atención a los diferentes aspectos estructurales de la novela. Así los lectores se tornan más exigentes con los autores; prefieren narradores objetivos, distanciados, desprejuiciados, que muestren versosimilitud en lo narrado, en las acciones y conflictos que se sustenten en la historia de los pueblos, la problemática social, pero no las aparentes sino las latentes, que haya creación, interés del autor por crear arte, mostrar mundos complejos, contradicciones y posibilidades. Por ello lagunas novelas se presentan un tanto herméticas a los lectores ingenuos.

 

Lo anterior ha hecho que los escritores, luchen por dar una mayor expresividad que los obliga a estudiar y asimilar técnicas narrativas específicas y a veces complejas para tal necesidad. Por ello la lectura exige un lector acucioso, despierto, juicioso, preparado, dispuesto a descubrir los encantos del lenguaje literario y ello lo lleva a investigar, averiguar, informarse, descifrar, decodificar todo ese significante que estructura el texto novelesco y penetrar en el laberíntico mundo narrado. La lectura, entonces, se torna un tanto lenta, pensada, analizada, cuestionada, constatada, profunda. Más que sentida, razonada, analizada. Los lectores acostumbrados a leer novelas fáciles, por entretenimiento, no resisten las novelas complejas, herméticas, llenas de posibilidades literarias y las tiran o simplemente las desprecian, con la frase consabida: "ese escritor escribe en difícil". Si en vez de tirarla, el lector ingenuo hiciera un esfuerzo y aprendiera a leer novelas, no solo disfrutaría de ellas, se entendería, sino que adquiriría los conocimientos necesarios para enfrentarse al mundo real  que es más complejo de lo que se imagina. Se enriquecería intelectualmente.

 

Dentro de esta categoría de lectura encontramos una gama grande de lectores, según sean sus intereses particulares y los logros que desea alcanzar de la lectura de novelas. Los hay quienes se inclinan únicamente por las cualidades estéticas del texto, su lenguaje, su forma. Otros se interesan por el contenido, por aquéllas de conflictos sociales, de denuncia, de compromiso, que muestren al desnudo la descomposición social, las taras, las contradicciones, las injusticias, los privilegios. Y hay quienes las prefieren de conflictos individuales, psicológicos, existencialistas. Lo cierto es que para todos existe la novela adecuada. Lo mejor es que ella tenga el rango categórico de ser arte y que a través de él podamos los lectores disfrutarlo y conocer al hombre y sus contextos, vivirlos, disfrutarlos, odiarlos, enfrentarlos, conocerlos y por qué no, soñar, vislumbrar, esperar, imaginar, otros mejores, más humanos, más justos, más igualitarios sin perder las diferencias naturales, más libres y más solidarios.

 

En fin siempre habrá una novela para un lector, según sea su profesión, sus estudios, su ideología, su gusto literario (prestado o adquirido9, sus influencias, y por qué no, sus frustraciones. Todos encontrarán en ellas lo que buscan y por lo general algo más. Las novelas no solo entretienen sino que cultivan, enseñan, conducen, cuestionan, informan, muestran, descubren, dan luz en las tinieblas y resplandecen en la oscuridad al mostrar mundos apenas sospechados.

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This page contains a single entry by Benedicto Víquez Guzmán published on 19 de Septiembre 2009 8:10 PM.

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