LUIS LARA SABORÍO
(1939)
Nació en Alajuela Centro el día 17 de diciembre del año 1939. Estudió Filosofía en
LO QUE HA ESCRITO LUIS LARA SABORÍO
NOVELA
1. Binardo: 1986
2. Jaíro o la eterna juventud: 1994
La primera novela que escribió la llamó Binardo y la publicó en 1986.1
Es una novela ensayística, filosófica, existencialista, metafísica, fenomenológica.
Este filósofo alajuelense ha incursionado en la literatura costarricense, desde su propia soledad, aislamiento y su concepción ideológica racionalista, fenomenológica.
Es una novela bien escrita, con un lenguaje exquisito, atractivo, lleno de imágenes y capaz de incursionar en los niveles más recónditos del ser humano. Novela de dudas, de preguntas, reflexiva, racionalista, pero qué gran problema enfrenta un escritor que no utiliza uno de los elementos más importantes de la narrativa, como es, la acción. No basta dialogar, pensar, reflexionar, discurrir, describir, si no se activa a los personajes en el hacer, el actuar. Binardo no lo hace, solo padece, sufre, no emprende casi ninguna acción para superar sus dudas.
Novelas como Niebla: 1919 de Miguel de Unamuno (1864-1936) o Molloy: 1951 de Samuel Beckett (1906-1989), en la misma dirección que Binardo, expusieron personajes llenos de acción, emprendedores, luchadores, se arrastraron, como Molloy, por los caminos, dejaron su misma vida, hecha pedazos, sobre el camino. Esto no sucede en la novela de Luis Lara, y quizás ahí está su problema. No creemos que esta novela pase a ser lectura, sino de algunos especialistas en la disciplina filosófica. El autor olvidó que los personajes de una novela deben actuar y no solo pensar.
La segunda novela y ésta de dimensión enorme (630 páginas en letra pequeña), la llamó Jaíro o La eterna juventud. La publicó en el año 1994.2
Esta novela o antinovela es más extensa que la anterior. Está estructurada por partes y éstas por secciones, que el autor titula de diferentes maneras, con subtítulos, actas, sesiones, entrevistas, números romanos, etc. Tres son los grandes motivos de su interés: La enfermedad, la vejez y la muerte (VEM). No forma parte de esta tríada el nacimiento, pero lo trata como el origen del ser, desde un punto de vista endógeno, científico, a través de los embriones. Da una explicación genética de carácter especialista de acuerdo con la genética, la biología y la experimentación. El texto se torna en un discurso científico de carácter unívoco y especializado. Elimina la narración, minimiza los acontecimientos, el espacio y el tiempo y centra su atención en el lenguaje rigurosamente científico. Las discusiones- sesiones entre Jaíro y sus discípulos, entre los que se encuentra Yajaira, su ayudante, más que su mujer, en un espacio único que asemeja un laboratorio en El Orbe, también se dan escenas en bosques, acantilados, cavernas, rocas sobre todo, cerca del mar y otros de menor importancia. El libro se convierte así, en una especie de tratado sobre los tres aspectos señalados y centrados en un personaje guía, Jaíro, y sus discípulos y ayudantes así como las visitas de periodistas y otros personajes variados que le sirven de apoyo a sus elucubraciones científicas. Es una puesta en escena (teatro), más que una narración, de una temática que ha sido motivo de pensamiento a través de la humanidad. La búsqueda de la eterna juventud y sus implicaciones que han sido tratadas desde los más variados ángulos del saber, sea éste mítico, religioso o científico pero que aún no encuentra respuestas a las, cada vez más, preguntas que despierta. El autor le da una visión desde una perspectiva fenomenológica. Es el hombre como objeto de investigación, más allá de accidentes exógenos a su naturaleza científica. A pesar de ello, si se lee con detenimiento, más del que ya de por sí debe brindársele, para medio entender lo que se va leyendo, se encontrará que el individuo se aísla de todo contacto social. Un ejemplo puede ilustrar esto. En una de las sesiones Jaíro se refiere a la posibilidad de crear unos aparatos sofisticados capaces de absorber el desencadenamiento nuclear y aislarlo, chuparlo. Nuestra pregunta un tanto ingenua, ¿no sería mejor eliminar los aparatos bélicos capaces de provocar la destrucción de la humanidad mediante la fuerza nuclear?
¿Por qué hacer alarde de tanto conocimiento enciclopédico, sobre todo occidental, en una "novela"? ¿No sería mejor escribir un tratado sobre el tema propio de especialistas? ¿Habrá alguien, después de este lector, un tanto masoquista, que la lea o que termine de leerla, si la empieza a leer? Sinceramente no lo creemos. En las páginas 318, 319 y 320 se intercala un relato-carta de la hija de Jaíro, Urginia a su amiguita, Tamara, sobre la creación de una cabrita y su muerte. Nos agradó mucho y sobre todo lo que afirmó Jaíro de que en la literatura debería utilizarse el punto de vista de quien narraba, así, si era una niña, su conocimiento debería de ser de niña y no de adulto, lo mismo que el lenguaje. Esto es correcto.
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