SEGUNDA GENERACIÓN: 1897. MODERNISMO
NACIDOS:
GESTACIÓN:
VIGENCIA:
Esta generación está formada por los novelistas nacidos de
Desarrolló, por excelencia, la poesía. Es el género preferido y alrededor de él, los poetas dejaron obras significativas. Pero el género novelístico también se cultivó y como ejemplo sobresaliente citamos a Enrique Larreta (1875-1961), argentino, con su famosa novela, La gloria de Don Ramiro: 1908, Mariano Azuela (1873-1952), mexicano, con su novela, Los de abajo: 1916, Manuel Díaz Rodríguez (1871-1927), venezolano, con su obra, Ídolos Rotos: 1901 y Federico Gamboa (1864-1939), mejicano, con su novela de prostitución, Santa: 1903, para citar sólo algunos de los más importantes.
La temática de su preferencia fue muy variada. Escogieron motivos exóticos y cosmopolitas y se inclinaron por el universalismo. Fueron impresionistas y cuidaron sobremanera el lenguaje. No escatimaron los neologismos, la abundante adjetivación y los efectos sensoriales, como que el parnasianismo y el simbolismo franceses, fueron su fuente. Estos novelistas investigan detenidamente los contextos históricos que deciden novelar y tratan de representarlos con gran fidelidad, en sus descripciones, retratos, costumbres, etc. La presentación de los hechos y los personajes siguen la misma lógica causal logocéntrica de toda esta época. Se observan los hechos, se presenta un marco inicial, se abren los procesos, luego de retratar los personajes, y se desarrollan los conflictos hasta llegar a una situación final resolutiva, sea esta positiva o negativa, lo cierto es que siempre será racional.
En estas novelas encontraremos las más variadas oposiciones: lo viejo frente a lo nuevo, lo exótico frente a lo conocido, el campo frente a la ciudad, los buenos frente a los malos, lo grotesco, truculento, frente a lo sublime y bello, lo tradicional, frente a lo moderno y por su puesto, un gran culto a la belleza, la armonía, la naturaleza y sus poderes. Es el culto esteticista que tanto caracterizó al modernismo.
En Costa Rica tenemos, en esta generación, por primera vez, a escritores de gran valía: Jenaro Cardona Valverde (1863-1930), con sus novelas El Primo: 1905 y La esfinge del sendero: 1914, Carlos Gagini Chavarría (1865-1925), con sus novelas El árbol enfermo: 1918 y La caída del águila: 1920, Roberto Brenes Mesén (1874-1947), con su novela (relato) Lázaro de Betania: 1932. Manuel González Zeledón (1869-1936), con su novela (relato) La propia: 1910, Gonzalo Sánchez Bonilla (1864-1965), con su novela El pobre manco: 1909, Rogelio Fernández Güel (1868-1918), con su novela Lux et umbra: 1911 y el guatemalteco Máximo Soto Hall (1871-1944), con sus novelas El Problema: 1899 y Catalina:
En Costa Rica esta generación, presentó, no sólo el inicio de una literatura nacional realista, en las versiones naturalista y modernista, sino una polémica que a pesar de haber sido descrita y analizada por casi todos los historiadores y críticos de nuestra literatura, tiene más importancia de lo que han querido asignarle. No fue una cuestión superficial, muchas veces descrita diferenciada por el uso del lenguaje, ni una actitud despectiva e irónica hacia los temas campesinos del campo costarricense o temas solemnes europeos. Es, según nuestro criterio, un aspecto importante de la formación social y cultural del costarricense de índole ideológico que no se ha sido desarrollado por la crítica y menos por la historia.
Hacia 1900, en el periódico El Heraldo de Costa Rica y en 1902 en
La polémica no es un asunto trivial entre escribir sobre una india de Pacaca o una bella francesa, como escribiera Ricardo Fernández Guardia (1867-1950) o utilizar el diccionario de barbarismos en detrimento del diccionario de
Ya lo notamos en la generación anterior, entre los únicos dos novelistas que pertenecen a ella, Juan Garita Guillén y Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno. El primero de bajos recursos, con menos roce cultural europeo, pero con más acercamiento al pueblo, por vivir insertado en él y compartir sus alegrías y tristezas; el otro más cerca del poder, de la oligarquía cafetalera y el disfrute de un ambiente más burgués. Ahí comenzó el fondo de la polémica. Mientras Juan Garita Guillén escribió sobre los pobres (Conchita), Jesús Jiménez Oreamuno escribió sobre los ricos de Cartago y los españoles, aunque los dos utilizaran el mismo género literario.
Y esta polémica no terminó aquí, por más que algunos lo crean. Fue su origen y, aún hoy, se mantiene vigente o ¿no estamos viviendo en
Éste ha sido el origen, y hoy sigue vigente, de la cultura elitista costarricense, salvo contadas excepciones, que tendremos ocasión de analizar conforme vayamos estudiando cada una de las generaciones de novelistas costarricenses.
Otro aspecto que debemos tener presente es que los dos grupos escribieron sus obras pensando más en un lector extranjero, que en uno costarricense y menos en un campesino o concho como solían llamarlos, y que posiblemente nunca los leyó. Los nacionalistas pusieron su empeño en darnos a conocer tal y como éramos, pobres, "polos", folclóricos, patillos, buenos, incultos y por qué no, hasta tontos, y los europeístas prefirieron ignorarnos, por razones que no están en nuestro interés. Los escritores de ambas tendencias escribieron con un distanciamiento emocional en su visión que los hacían visualizar con mentalidad de hombres cultos. Por ello el narrador de sus novelas distinguió claramente cuándo hablaba un campesino y cuándo él, el culto, el maestro, el dueño de la verdad. ¿No fue esto lo que hizo, Manuel González Zeledón, Carlos Gagini Chavarría, Ricardo Fernández Guardia y Aquileo Echeverría?
Por último deseamos señalar que se ha cometido un error al valorar las obras como buenas, si se trataban de nacionalistas, o malas, si eran europeístas. La obra no es mejor o peor por un asunto patriótico o patriotero. Esto también deberemos ponerlo en su debido lugar y quizás hoy, más que nunca, los críticos literarios se están dando cuenta que la literatura está más allá de las cuestiones ideológicas y sobre todo políticas o partidarias.
Desde luego que los que escribieron una o más novelas en esta generación no formaron una generación de novelistas costarricenses aunque son parte de ella. Tendremos que esperar hasta la época contemporánea, en el primer período, a la generación de 1942, para certificar el nacimiento de la primera generación de novelistas costarricenses propiamente codificada.
Los novelistas de esta generación son los siguientes:
Jenaro Cardona Valverde (1863-1930)
Gonzalo Sánchez Bonilla (1864-1965)
Manuel González Zeledón (1864-1936)
Anastasio Alfaro González (1865-1952)
Carlos Gagini Chavarría (1865-1925)
Caridad De Salazar Fernández (1869-1948)
Máximo Soto Hall (1871-1944) (guatemalteco)
Ramón Junoy (Español, nacionalizado costarricense) (1871-1951)
Roberto Brenes Mesén (1874-1947)
Even if the court applies the amendment to the states, though, little may change. Most state constitutions already protect an individual right to bear arms, and federal protection, depending on its form, could well be merely duplicative.
(Incluso si el tribunal aplica la enmienda a los estados, sin embargo, el cambio littlemay. La mayoría de las constituciones estatales ya proteger un individualright a portar armas, y la protección federal, en función de su forma, bien podría ser simplemente una duplicación)
Gracias por la aclaración
Benedicto víquez Guzmán