Jorge Orozco Castro

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JORGE OROZCO CASTRO

(1891-1969)

 

Jorge Orozco Castro nació en  San José en el año 1891. Fue dramaturgo.

 

Publicó también artículos y ensayos sobre la temática teatral, como su discurso llamado Pro Patria que pronunció en 1913, el 15 de septiembre y Obras breves del teatro costarricense: 1969.

 

 

LO QUE ESCRIBIÓ JORGE OROZCO CASTRO

 

NOVELA

 

1. Bajo el sol tropical: 1932

 

TEATRO

 

1. Germinal: 1938. Publicada en Obras Breves del teatro costarricense, en el año 1969.

 

La única novela que conocemos de este autor costarricense la publicó en 1932 y recibió el nombre, Bajo el sol tropical.1

 

Es la única novela que conocemos de Jorge Orozco Castro. No aparece citado por crítico alguno y la obra es totalmente desconocida en nuestro medio. Ha sido ignorada y no sabemos por qué. Escrita en 1932 y representando una zona de tanto interés histórico y literario como fue y es Limón, no encontramos explicación a ese olvido. Además la temática es vigente, en esa época y en la actualidad. El cultivo del banano, su comercialización con una compañía norteamericana, la Caribe Fruit Co. leonina, el enfrentamiento campo y ciudad y la tragedia del campesino, individual y social.

 

Es una novela tradicional como todas las escritas por esta generación pero con una cualidad literaria importante. El narrador deja que los personajes cuenten sus vivencias, se distancia, no siempre, pero sí lo suficiente para dar al lector una historia trágica y unos personajes víctimas de sus propios errores y desgracias, portadores de pasiones, amores y fracasos que los llevan a la degradación casi total. Si bien es cierto el código moral se restituye al final con el regreso de Luis a su hogar y finca bananera, al lado de su madre, Elisa que se refugia en un convento y sublima su tragedia en los regazos espirituales de la oración, no sucede así con el viejo Juan Ventura que se extingue en medio de su desgracia, juguete de la inconsciencia de los niños y el juego burlesco de los mayores y lo más trágico la indiferencia de todos hacia la desgracia del anciano, la muerte de su único amigo y compañero, Capitán, el perro fiel y a su vera la ciudad, monstruo del horror, el dolor y la degradación del hombre.

 

Toda la obra es un canto doloroso a la desesperanza. Desde el inicio se anuncia la tragedia. El campesino es víctima del desamparo político, de la injusticia por parte de la frutera norteamericana que no recibe el banano y el campesino debe dejarlo podrirse y sufrir pérdidas económicas que lo conducen irremediablemente a la quiebra. Los momentos idílicos, paradisíacos son efímeros, los amores de Luis y Elisa son pasajeros, el proceso de degradación comienza con el empobrecimiento de Juan Ventura y el futuro incierto de su nieta Elisa y afirmado por el viaje de Luis a la capital para buscar ayuda del gobierno a la situación económica por la que atraviesan. Luis es víctima de la vida bohemia y el ambiente en que se ve envuelto luego de caer en los brazos de Gloria, bailarina y cantante española que está de paso por San José. Con ella se entrega al placer y cae en el vicio del alcohol, derrocha su poco capital y retrasa su regreso a su finca. Por cierto que la vida de esta española es narrada por ella misma. Es una biografía insertada en la novela impactante, también trágica, llena de dolor. Desde su origen miserable, su incorporación al estrellato, su unión con un noble, su vida de princesa, su venida a menos en Rusia, la muerte increíble de su hija, sus privaciones en París y el reencuentro con su protector y nuevamente su vida de estrella venida a menos pero siempre llena de bohemia y vicio, hasta el abandono de Luis y el viaje a Salvador, dejan en el lector la impresión de que esa vida es otra novela insertada, trágica, paralela  a la misma novela. Otro tanto sucede con la vida de Juan Ventura desde su origen hasta su vejez, cuando llega a la ciudad después de dar muerte al capataz, el macho Morales, por haber deshonrado su honor al convertir a su nieta en amante y pagarle con favores, su deshonra, el abandono de Elisa y la huida hacia la montaña. La suerte de Elisa cuando se siente sola y viaja a la ciudad en busca de Luis y su encuentro en el burdel y el desprecio inconsciente de éste que la degrada públicamente. Toda la novela es una tragedia. Es el proceso avasallador de la desgracia, el destino de seres irremediablemente conducidos al dolor, la deshonra, el sufrimiento. Hasta la naturaleza se alía con esa fuerza fatal, irremediable, insoslayable. Pero no se crea que es un chantaje sentimental, a pesara de la dureza de las escenas, todo lo contrario, el relato se mantiene dentro de un verosímil aceptable y son los mismos personajes con sus dobleces, debilidades, ayudados por las condiciones naturales y sociales, los que mueven sus conductas por senderos pedregosos. Las causas de sus desgracias no son individuales, muchas de ellas, las más importantes son históricas y sociales. La crisis provocada por la primera guerra mundial, la corrupción de los políticos de turno y la entrega de la soberanía nacional en manos de compañías internacionales por granjerías insignificantes, el robo de las riquezas por parte de ellas, son razones que escapan a conductas meramente individuales.

 

La novela ofrece también descripciones importantes de la zona atlántica, las costumbres de ese entonces, los carnavales, las comidas propias de la región, los lugares del vicio josefino, la religiosidad, las discusiones teológicas, políticas, de arte, sobre la educación, referencias históricas, etc. y no está exenta de juicios de valor, apreciaciones, apelaciones, comentarios, propios de la novela monofónica.

 

"Las grandes potencias han logrado formar de sus intereses una gran comandita, y resulta por tanto ridículo el sillón preparado para las posaderas de los representantes de las naciones minúsculas en los cónclaves internacionales."1

 

Juicio que tiene vigencia en la actualidad, cuando observamos el comportamiento sumiso e incondicional de los gobernantes de turno con las posturas de las potencias mundiales, sobre todo Estados Unidos. El caso de la guerra contra Irak es elocuente y posiblemente el Tratado de Libre Comercio de los países centroamericanos, también lo sea.

 

La crueldad de la guerra, sea cual sea su origen se ve reflejada en esta cita:

 

"Me levanté presurosa y azorada, siempre con Flora (hijita de escasos dos años) en brazos, y al salir a la calle, caí de bruces frente a un pelotón de soldados (rusos) que apuntaba a la casa. Me incorporé gritando, desesperada, y traté de correr, pero en ese momento un soldado que estaba próximo a mí, tras un juramento terrible, me arrebató mi hija, la lanzó por los aires, y tres bayonetas puestas de soslayo recibieron su cuerpecito.2"

 

 

En una conversación entre Luis y un gringo se da el siguiente diálogo:

Luis le pregunta al americano:

 

"-¿Pertenece usted al ejército?

-         Todos los americanos pertenecemos al ejército. Es necesario para defender el suelo.

-         Y para invadir el de los otros- añadió el andaluz.

      El yanqui no contestó; se limitó a mirar al español con desaire."1

 

La cita es elocuente y de enorme vigencia. No es nueva esa política norteamericana de invadir sin razón o con "sus razones", países vecinos y lejanos.

 

Esta novela espera su resurrección, la merece. Esperamos que los editores se enteren de que existe y los críticos la lean para que le den el lugar que se merece en las letras nacionales.



1 Orozco Castro, Jorge. Bajo el sol tropical. Mauci, Barcelona, 1932.

1 Orozco Castro, Jorge. Ob. cit., p.70.

2 Ídem, p. 123.

1 Ídem, p. 214.

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