JÉZER GONZÁLEZ PICADO
(1930- 2005)
Jézer1 González Picado nació el día 14 de julio del año 1930 en Grecia, Alajuela, en un pueblito llamado Puente Piedra. Es de origen humilde. En su juventud debió trabajar como lechero "de a caballo". Tiempo después fue becado y estudió en
LO QUE ESCRIBIÓ JÉZER GONZÁLEZ PICADO
NOVELA
1. Tiempo del Ángel: 2005
Jézer escribió libros sobre gramática y varias antologías sobre literatura (cuento y poesía). Casi no hay libro sobre literatura que no lleve un prólogo de don Jézer.
La novelita Tiempo del Ángel la publicó en el año 20052, poco antes de morir. Es pequeña, no más de ochenta hojas pero, a nuestro juicio una joya de los últimos años de la narrativa costarricense.
El tiempo cronológico no va más allá de una noche, aunque durante los sueños del viejo ciego Pilín Molina sucedan acontecimientos de más de trece años.
La novela utiliza una segunda persona, especie de conciencia, para atestiguar y narrar el acontecer en los sueños de Pilín. Este recurso le permite al sujeto de la enunciación, ese tú, conocer todos los más íntimos pensamientos del personaje, reprenderlo, criticarlo y hasta recordarle constantemente que nunca será feliz "porque nació de pie y lloró antes de nacer".
Es su secretaria personal la encargada de llevar a Pilín desde San José a Puente de Piedra en Grecia, ya viejo, ciego y cerca de su muerte, hasta la casa de la mejor amiga de su madre, doña Hermelinda. A su llegada no la encuentran pero le indican un cuarto en la parte trasera de su casa, donde podrá pasar la noche y el tiempo que desee. Como ya es tarde y la noche se avecina, deciden acostar al viejo y este comienza uno tras otro sus sueños. Los inicia desde su niñez y los termina, junto con la novela, después de los trece años y algunos recuerdos de su etapa de profesional cuando queda solo con su hijo y su esposa muere en un accidente aéreo.
Los sueños evocan la vida del niño en Puente Piedra y los distritos vecinos. Son vivencias de esa etapa de la vida llena de travesuras, juegos y sacrificios. Es la vida del campo vista desde dentro, por quien la sufrió en carne propia. Tipifica como ningún relato anterior esa vida dura de la niñez, llena de privaciones, sinsabores pero a la vez de felicidad, de inocencia, de relación íntima con la naturaleza y sus amigos cercanos. El relato está lleno de pequeños detalles, intimidades, desalientos, miedos, sobre todo a la noche y sus fantasmas, como fue y es la vida de los pueblos alejados de la ciudad pero desde el inicio, esa conciencia escondida le recuerda que nunca encontrarás la felicidad y sí la soledad. Ese viaje a su pueblo se convierte en la búsqueda de sí, su esencia como ser social e individual pero conforme avanza en esa dirección el túnel es más oscuro y las posibilidades de ver la luz más remotas. La búsqueda del sentido de la vida le depara al personaje más interrogantes que respuestas y lo llena de impotencia, desasosiego, dolor. Es el ciego tras la luz, el amor, el vencimiento de su propia soledad el dilema del relato.
No es necesario tipificar la novela como biográfica, aunque sobran razones para encontrar referencias; tampoco se puede ubicar como una novela del campo pues supera la visión folclórica de sus antecedentes. Quizás se acerque más a una novela inserta en lo maravilloso con pasajes que nos hacen recordar a Rulfo y García Márquez pero sin caer en fáciles y trilladas imitaciones. Lo que sí nos atrevemos a afirmar es que, para nuestro juicio es un relato bien escrito, de una estructura única acerca de la visión y la escogencia del "tú" como narrador que la hace ser la primera en su formalidad en la narrativa costarricense.
Excelente novela digna de ser leída y comentada en los centros educativos del país.
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