Las clasificaciones de la literatura costarricense

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LAS CLASIFICACIONES DE LA LITERATURA COSTARRICENSE

 

 

 

La literatura costarricense carece de una historia completa y sistemática de sus creadores y por lo tanto de su producción literaria como tal. Fue en el año de 1957 cuando  don Abelardo Bonilla Baldares publicó su Historia de la Literatura Costarricense1. Es obvio señalar que hoy se presenta, por sus años de existencia, incompleta. Por ello y otras razones que tendremos  oportunidad  de fundamentar, afirmamos que es insuficiente.

 

Antes de don Abelardo Bonilla Baldares, don Rogelio Sotela  escribió su obra  Valores Literarios de Costa Rica, en 1921, Escritores de Costa Rica, en 1923, Escritores y Poetas de Costa Rica, en 1923 y Literatura Costarricense: Antología y Biografías, en 1932. En 1942, Francisco Núñez, publicó un ensayito titulado Itinerario de la novela costarricense. También aparecieron sendos artículos de Joaquín Gutiérrez Mangel ¿Hay una literatura costarricense contemporánea? Notas para un ensayo y Napoleón Quesada  y Rogelio Sotela  Reseña  de historia literaria de Costa Rica, ambos publicados en Repertorio Americano, el primero, en 1947 y el segundo, en 1937. También  Emilio Abreu  Gómez publicó  una obra titulada Escritores de Costa Rica, en 1950. Antes, de  1949 a 1950, José Fabio Garnier, publicó, en el periódico La Nación, un estudio que llamó Cien novelas costarricenses.

 

Estos son los antecedentes a la clásica Historia de la literatura costarricense de don Abelardo Bonilla Baldares. Con base en ello, para comprender mejor los intentos por clasificar la literatura costarricense, podemos hablar de tres momentos: antes de don Abelardo, con don Abelardo y después de don Abelardo.

 

El primero tiene inicio en 1920 con la publicación de Rogelio Sotela Valores Literarios. El segundo se lo damos a la obra escrita de don Abelardo Bonilla Historia de la literatura costarricense, y termina en 1950 con la obra de José Fabio Garnier Cien  novelas costarricenses, publicada en 1957.

 

El tercero y último, corresponde a una serie de estudios posteriores a la Historia de la literatura costarricense de don Abelardo y llega hasta nuestros días. Este grupo está configurado por trabajos que, en un inicio siguió los pasos de su maestro y que hizo un aporte importante, sobre todo bibliográfico pero que careció de iniciativa propia en lo que respecta a la metodología empleada. En 1964, aparece el trabajo titulado El cuento en Costa Rica de Elizabeth Portugués de Bolaños y en 1966, El costumbrismo en Costa Rica, de Margarita  Castro Rawson. En la década  de los  años setenta se publicaron nuevos trabajos, tales como, la Narrativa contemporánea de Costa Rica, en 1975 de Alfonso Chase Brenes; Puertas adentro, puertas afuera de León Pacheco, en 1976. Resumen de literatura costarricense de Virginia Sandoval de Fonseca, en 1978  Rebelión  y sumisión de la literatura de los años 40, en 1979, de Quince Duncan Moodie. En 1979, Carlos Duverrán, publica Notas para una reseña de la literatura costarricense y ese mismo año se publica, quizás una de las obras más ambiciosas de ese momento: Para una nueva interpretación de la literatura costarricense de Jorge Valdeperas.

 

En los años ochentas se han publicado algunos ensayos, casi todos de carácter preliminar. Sus mismos títulos así lo indican: Resumen, notas, aportes, aproximaciones, deslindes, acercamientos, etc. El más ambicioso y de gran importancia es el de don Álvaro Quesada Soto, titulado, La formación de la narrativa nacional costarricense 1890-1810. Enfoque histórico-social, publicado en 1986. Sólo estudia un lapso de tiempo  inicial y un género específico: la narrativa.

 

Hemos  revisado las tesis que realizaron los estudiantes de Filología en la  Universidad de Costa Rica y en la Universidad Nacional y no encontramos ninguna que abarque el tema de la historia de la literatura costarricense y sus clasificaciones. Casi todas tratan de un autor o una novela en particular y aplican, por regla general, el método  descriptivo estructuralista. Las investigaciones  que se han realizado en las universidades son las que más  se ajustan  a un estudio integral de la literatura costarricense. La escuela de Literatura  y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Nacional  realizó, a través de la profesora  Sonia Marta Mora  y otros investigadores, un trabajo importante sobre la novela que titularon La novela del agro, aún no se ha publicado y recientemente, en 1997, se publicó Cien años de literatura costarricense de las investigadoras Flora Ovares y Margarita Rojas González. En 1993, Flora Ovares y otros investigadores publicaron la investigación La casa paterna, obra importante para el conocimiento de la literatura costarricense y posteriormente en 1998, se publicó la obra del recién fallecido Álvaro Quesada Soto Uno y los otros. Es el último estudio de importancia que conocemos. Por supuesto no hacemos referencia a estudios importantes sobre autores particulares que se han publicado y no en escasas ocasiones.

 

Tanto los trabajos pequeños  y menos ambiciosos, así como los más extensos, han dividido  y clasificado las obras y a veces los autores. Todos, sin excepción, han sentido la necesidad  imprescindible de ubicarlos en el tiempo. No todos siguen la misma metodología pero sí acuden a las clasificaciones. Es imposible  prescindir del tiempo en la historia. Nuestro interés, en este apartado, es sistematizar las clasificaciones,  buscar sus rasgos comunes, su paradigma, su conceptualización, sus puntos de partida explícitos o no. Al final confrontaremos lo hecho, con la teoría de las generaciones aquí expuesta. Sacaremos las conclusiones necesarias. Este trabajo se hizo a través de las obras que utilizan esta temática, más sobresalientes,  publicados hasta el presente.

 

Rogelio Sotela publicó, en 1942, Escritores de Costa Rica. Divide este libro en:

 

1.   Los precursores.

 

2.   Cuatro generaciones: primera, segunda, tercera y cuarta.

 

3.   Los jóvenes.

 

Como fácilmente se desprende de esta división, utiliza el método  histórico de las generaciones, explícitamente. De igual manera lo hizo en su obra anterior Valores literarios de Costa Rica, que publicó en 1920.

 

Rogelio Sotela no distingue épocas y períodos. No realiza la metodología de las generaciones para obtenerlas y por ello mezcla, autores de unas, con otras, como si fueran de una misma. No hay duda de que conocía aspectos teóricos sobre este método pero se limitó a fijar lapsos de tiempo alrededor de una fecha cualquiera y luego introdujo los autores que nacieron alrededor de esa fecha. Por ejemplo 1860. A ellos llamó primera generación, los nacidos alrededor de 1865, quince años después, llamó la segunda generación; los nacidos hacia 1885, diez años después, tercera generación; los nacidos entre 1895 y 1900, la cuarta generación y por último, se refirió, brevemente, a los jóvenes, nacidos después de 1900. Su trabajo más parece  una lista de autores, con sus biografías y algunos juicios de valor sobre sus obras, que una historia  de la literatura. Está muy lejos  de ser un trabajo  sobre las generaciones literarias de la literatura costarricense. Nunca presentó  una descripción  conceptual de su metodología. Aprovechó las generaciones para agrupar a los escritores y nada más.

 

Francisco María Núñez publicó en 1946 un libro  que tituló Itinerario de la novela costarricense. Establece dos épocas, la primera es la de 1900. En ella agrupa

 

"La cosecha del 89 a principios del nuevo siglo" y  "1940 para catalogar el movimiento que  llega hasta nuestros días"1.

 

En cada época, que no define, establece etapas. La primera estaría comprendida  entre el año 1887 y 1900 (tres años)2. La  segunda etapa empieza a partir de 1900, llamados los novecentistas3 y la subdivide  en dos tendencias: los de corte europeo y  los nacionalistas. Estos conceptos los encontraremos utilizados por muchos autores posteriores. Entre los  años treintas y cuarentas ubican  este nuevo movimiento que llega hasta 1940 (año en que se celebró  un concurso sobre la mejor novela latinoamericana)4. A partir del  año 1940 establece la  segunda etapa  hasta el año de 1947, que es cuando publica este trabajo.

 

Núñez funda su clasificación, de los novelistas costarricenses en dos "momentos"5 bien claros: 1900 y 1940. Esta clasificación se seguirá utilizando hasta hoy. Unos la han llamado  épocas, otros períodos y los más, generaciones. Ahora que  acaba de morir  Fabián Dobles Rodríguez, los periódicos encabezaron algunos títulos así:

 

"Ha muerto una de las mejores plumas de la generación del 40"6.

 

Por  último, Núñez hace  una lista  de los novelistas estrictamente cronológica y realiza algunos comentarios sobre el autor y sus novelas, generalmente de tipo temático.

Joaquín Gutiérrez  Mangel, novelista costarricense de mucho prestigio, se refiere en su ensayo ¿Hay una literatura costarricense contemporánea? Notas para un ensayo, de 1947, concretamente  a la generación del 40. Comenta algunas de las novelas y tipifica  esa generación  como la vanguardia  de la literatura costarricense.

 

Otro  tanto hacen  Napoleón Quesada  y Rogelio Sotela en su ensayo Reseña  de  historia  literaria de Costa Rica. Afirman  los autores, que la verdadera literatura patria  comienza a mediados del siglo XIX y dan una lista de los cultivadores de literatura más destacados. La inician con Manuel Argüello Mora. Hablan de una última generación, la de Marín Cañas y otros, y de un grupo intelectual  al que perteneció Francisco Soler.

 

Podemos resumir este primer momento, que intenta clasificar la literatura costarricense así:

 

1.   Los historiadores o críticos de la literatura, fijan dos lapsos de tiempo, más o menos grandes y desiguales. A ellos unos llamaron épocas, otros, períodos y algunos, generaciones. Cronológicamente los ubican, el primero a finales del siglo XIX, de 1889 a 1900, y el segundo de 1900 en adelante.

 

2.   En la primera época, o período, o etapa, establecen la generación de los precursores, los iniciadores, sin precisar, claro está ¿qué entendían por generación, época, período o etapa? Fue  una necesidad meramente cronológica. En la segunda "época", tipifican dos "períodos" o momentos diferentes: De 1900 a 1930, que serían  los fundadores de la literatura costarricense y que dividen  en nacionalistas y europeístas. Una segunda "generación" la establecen  a partir de 1930. Más bien es una década  que va de ese año a 1940, año que marca  el inicio de los "jóvenes" y que después llamaron  "generación del 40".

 

3.   Si bien, en general, clasifican  a los autores por algo parecido  a generaciones, lo cierto es que el año de la publicación de las obras juega un papel decisivo en sus clasificaciones.

 

4.   Por  último, cave advertir que en  todos  los trabajos,  realizan listados de autores en estricto orden cronológico, comentan aspectos biográficos  y se refieren  a los temas o contenidos de las obras. Son trabajos temático-estilísticos.

 

A partir de 1957, con la aparición de la obra de don Abelardo Bonilla Baldares, Historia de la literatura costarricense,1 da inicio, en Costa Rica, una serie  de trabajos  muy importantes, sobre crítica literaria  de la literatura costarricense que  de una,  u otra forma,  clasifican  históricamente  y por generaciones nuestras letras. Sin lugar a equivocarnos, podemos  afirmar  que la obra  de don Abelardo Bonilla Baldares es hasta hoy la única historia importante  sobre la literatura costarricense. Hay varias razones  que fundamentan esta afirmación.

 

1.   La obra abarca  no sólo la literatura  costarricense  desde sus inicios (finales de siglo XIX)2, sino que se convierte en un estudio general de la cultura costarricense. Comprende  aspectos,  tan variados, como periodismo, historia, derecho, ensayo, teatro, poesía, etc.

 

2.   Inicia su trabajo desde la Colonia  y establece  ahí la primera generación, la de 1889 y concluye en la  generación  de los jóvenes que vivían  la década  del 40 al 50. Su fin fue:

 

"Comprender el Alma Nacional e interpretar las obras literarias".3

 

3.   Don  Abelardo manifiesta su postura metodológica e ideológica. Afirma que utilizará la doctrina de las generaciones de Julius, así como Ortega y Gasset. Tendremos ocasión de revisar su apego o no a esta teoría, más adelante.

 

4.   Su propósito  fue realizar una Historia de la Cultura Costarricense al estilo de Francisco  de Santis o Gustavo Lanson. Es un proyecto de gran envergadura y a fe que lo consigue.

 

La obra de don Abelardo está estructurada de la siguiente manera:

 

1.   Una introducción.

 En ella, fija las cuatro  épocas en que divide su libro:

 

a.   Época Colonial:

 

 "Comprende desde el descubrimiento  de América hasta 1840, incluyendo en ella, los primeros años de vida independiente, que no se diferenciaron esencialmente de los anteriores".1

 

b.   Época de formación y consolidación  del Estado: de 1840 a 1900:

 

 "en que las letras estuvieron al servicio de la idea política y en que predominaron el  Derecho,  la Historia y las Ciencias Políticas".2

 

c.   Época realista:

 

"Abarca las tres primeras décadas del siglo XX  y fue de florecimiento literario por el desarrollo de la novela, el cuento, los cuadros de costumbres en prosa y del Modernismo de la Poesía".3

 

d.   Época contemporánea:

 

 "Se caracteriza como síntesis de las anteriores y asimilación de las corrientes universales".

 

Y agrega:

 "Ya veremos que a esta época corresponden cuatro períodos lingüísticos".4

Cronológicamente dividió  la obra así:

 

Época colonial: 1502 a 1840.

 

Época de formación y consolidación del Estado: 1840 a 1900.

 

Época realista en prosa y modernista en Poesía: 1900 a 1930.

 

Época contemporánea: 1930 a 19575

 

 

Observemos que para él, época, período, así como, a veces, generación, son lo mismo.

 

 Dice:

 

 

"La obra realizada  en los finales del siglo por los hombres de la llamada generación de 1889 fue densa y brillante, al menos en el campo de la educación, de la historia, y de la política, y  su espíritu ha trascendido en tal forma que para muchos costarricense los de cierta edad, ese período fue una época de oro".1

 

 

En cada una de las  "épocas" establece diferentes partes. En ellas comenta los hechos históricos que sucedieron, las principales figuras destacadas en ellas, y va obteniendo sus conclusiones. Por ejemplo el "período" o "época" de formación lo clasifica  así: El siglo XIX, desde su independencia, El Positivismo, La Historia, El Derecho, El Periodismo, y una breve síntesis. En cada parte destaca las figuras más importantes por su aporte a las letras nacionales.

 

El siglo XX  lo divide  en cuatro décadas. Parte de 1900 y llega hasta 1940. Se refiere  a las novelas de Manuel Argüello Mora, anteriores al siglo XX y luego establece  un capítulo aparte  para Joaquín García Monge, otro para la tradición académica y europea: Alejandro Alvarado Quirós, Rafael Ángel Troyo, José Fabio Garnier Ugalde y Francisco Soler. Pasa luego a Manuel González Zeledón, la escuela del Costumbrismo: Carlos Gagini Chavarría, Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno, Teodoro Quirós y Claudio González Rucavado.

 

Destaca otro grupo de escritores: Jenaro Carmona Valverde, Carmen Lyra, Gonzalo Sánchez Bonilla y algunos guanacastecos, un tanto desconocidos. A ellos  los califica de realistas. Después se refiere al que llama grupo  de La estilización del realismo. Aquí nombra  a Luis Dobles Segreda, Max Jiménez Huete, Manuel Segura Méndez y Gonzalo Chacón Trejos.

 

Tipifica  algunas novelas ajenas al Costumbrismo como las de María Fernández de Tinoco, Diego Povedano, Moisés Vincenzi Pacheco, Arturo Castro Esquivel, Emmanuel Thompson Thompson, Román Jugo Lamieg  y otros.

 

Los demás capítulos los dedica a los restantes géneros: poesía, teatro, ensayo, derecho, historia, ciencias económicas y políticas y el periodismo. Así termina esa época.

 

La cuarta "época" la titula  La literatura contemporánea. Para él comienza con la llamada generación del 40. Así  inicia  cronológicamente este "período",  "época" o "generación". Hace énfasis en  los novelistas José Marín Cañas2, Carlos Luis Fallas, Fabián Dobles Rodríguez, Joaquín Gutiérrez Mangel, Yolanda Oreamuno y Carlos  Salazar Herrera.

 

En los últimos capítulos estudia La Lírica y El Ensayo Contemporáneo: 1940 a 1957.

 

Podemos concluir lo siguiente:

 

1.   El autor confunde época con períodos y, a veces, con generación.

 

2.   Las cuatro  "épocas" o "períodos" son muy desiguales en  tiempo. Se deja llevar por lo temático y, por la preponderancia de una disciplina o campo intelectual.

 

3.   Con respecto al surgimiento de la literatura  y su formación, establece las mismas generaciones de don Rogelio Sotela: generación de 1889, correspondiente al siglo XIX y que escasamente produjo literatura y generación de 1900. A pesar de  que  no lo explica, sí se desprende de su clasificación y estudio, que el año de 1900 es clave, sobre todo por la aparición de la novela (para muchos) El Moto de Joaquín García Monge y desde luego por ser inicio de siglo. Comenta  sobre la  temática empleada  por algunos escritores y  como Francisco María Núñez, diferencia a nacionalistas y europeístas, y se refiere, con alguna consideración al Costumbrismo. Por último,  se detiene en la llamada  generación del 40, que en nuestro estudio corresponde  a generación de 1942. Rogelio Sotela lo había señalado: es propiamente la primera generación de la literatura costarricense. La producción significativa de  novelas, el famoso concurso sobre las novelas y la afinidad ideológica de un grupo de ellos, hicieron  posible  que los críticos, en general, se refieran con interés  a esta generación. Tendremos oportunidad de comentar,  con más amplitud, a estos  novelistas costarricenses, más adelante.

 

4.   Como puede desprenderse fácilmente, de estas observaciones, la obra de don Abelardo Bonilla Baldares, no sólo reunió una visión  de la cultura costarricense, sino  que abarcó y concretó los más variados juicios de los teóricos de  ese entonces y antes de él. Y lo que es más importante, creó la obra Historia de la literatura costarricense de mayor relevancia en su momento y hasta hoy. Es el trabajo más citado y conocido por los estudiosos posteriores  a don Abelardo Bonilla Baldares.

 

A partir de los años setenta comienzan a publicarse algunos estudios dignos  de consideración, menos ambiciosos pero muy importantes.

 

El tercer momento de los estudios  literarios formales, sobre la literatura costarricense, comienza con algunos trabajos hechos por discípulos de don Abelardo, tales como El cuento en Costa Rica, 1964 de Elizabeth Portugués de Bolaños y El costumbrismo en Costa Rica, 1966 de Margarita Castro Rawson1. Son obras de enorme importancia sobre los temas tratados pero que para nuestros objetivos, en esta investigación, no agregan nada nuevo ya que siguieron al maestro fielmente.

 

En 1975, Alfonso Chase Brenes, novelista costarricense, publica un trabajo que es fruto de una investigación realizada en la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Nacional y que tituló Narrativa contemporánea  de Costa Rica.2

 

Alfonso Chase Brenes parte, para su estudio, también  de dos momentos históricos que son básicamente los mismos establecidos por los críticos anteriores, sólo que él señala la importancia del gobierno de don Rafael Iglesias (1861-1924) que gobierna el país de  1894 a 1902. Según su opinión.

1 Comment

¡Muy buen trabajo! Sin duda me servirá de mucho a propósito del Estado de la Cuestión de mi tesis.

Eso espero, muchas gracias por su comentario.
Saludos
Benedicto Víquez Guzmán

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This page contains a single entry by Benedicto Víquez Guzmán published on 1 de Septiembre 2009 7:19 PM.

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