MARIO GATJENS GONZÁLEZ
(1942)
Mario Gatjens González nació en Cerrillos de Esparza, Puntarenas, el 18 de marzo de 1942. Trabaja como vendedor de libros.
LO QUE ESCRIBIÓ MARIO GATJENS GONZÁLEZ
NOVELA
1. Frente a sus puertas: 1979
CUENTO
1. Cuentos para dormir a Rasputín: 1970
2. El pozo triangular: 1977
3. El gallo Stradivarius: 1989
Frente a sus puertas es la única novela que conocemos de Mario Gatjens González. La publicó, por primera vez en 1979 y la segunda edición en 1990. 1
Nos gustó esta novela. Inicia como una novela biográfica con relatos del mismo personaje, José Arias, un joven de apenas veinte años, guanacasteco, que sale de su provincia a buscara trabajo en San José, sin dinero pero con grandes esperanzas de resolver sus angustias económicas. Logra obtener trabajo por comisión en una compañía de venta de libros, especialmente enciclopedias. Si vende gana la comisión y si no lo hace, nada. Así comienza su peregrinar por las casa de los ricos en el barrio Amón en busca de ventas que en los primeros días no llegan. Poco a poco va creciendo en el negocio y después de narrar sus aventuras comerciales, llenos de anécdotas, llega a se el candidato idóneo para ocupar la gerencia de la compañía. Es ahí, al final de los relatos cuando comienza a recordar a su pueblo natal, sus habitantes, amigos y no tan amigos pero por sobre todo evoca las relaciones entre los campesinos pobres y el gamonal, las tristezas y congojas de unos y la estulticia ciega por el dinero de los otros, no sin antes referirse al libidinoso cura que los visitaba cada muerte de obispo. Es aquí donde cierra en forma clara la hipocresía de los ricos, su ignorancia, sus relaciones egoístas con los que no tienen, los tratos desiguales e injustos con los que humildemente piden trabajo, los engaños, las falsas ilusiones y por sobre todas las cosas la insensatez de un sistema vacío que despersonaliza, crea robots con rostro humano que pasan por la vida sin dejar huella, fantasmas de sí mismos y carentes de ideales capaces de hacerlos felices, reales, humanos, dignos de mirarse en el espejo de su propio ser. Habitantes del parecer y nunca del ser.
Al final los poemas dejan escuchar la voz de un coro que canta su decisión de renunciar a la compañía y regresar a su terruño, tal vez sin dinero pero lleno de vitalidad.
Leave a comment