EDGAR BONILLA QUIRÓS
(1921-2006)
Edgar Bonilla Quirós nació en Paraíso de Cartago, el día 12 de febrero del año 1921 y murió el día 26 de febrero del año 2006, educador de vocación, maestro y director de escuela. Casado, con 6 hijos. Muere el 26 de febrero del 2006. Trabajó en zonas rurales donde hizo una labor muy amplia alfabetizando a adultos gratuitamente. También se preocupó de orientar a los agricultores en sus labores agrícolas para que obtuvieran mejores rendimientos.
LO QUE HA ESCRITO EDGAR BONILLA QUIRÓS
NOVELA
1. Esmeralda, no te dejes: 1993
CUENTO
1. Narraciones poar reír y reflexionar: 1900
2. De ingenuos, picaros y enamorados: 1900
Esmeralda, no te dejes es la única obra que conocemos escrita por don Edgar Bonilla Quirós. La escribió en el año 1993 y la llamó Esmeralda, no te dejes.1
Más que una novela es un testimonio de una maestra contado por un narrador masculino, mayor, de cierta cultura occidental. El lenguaje es discursivo, reflexivo, propio del ensayo y los personajes, pocos, tienen la misma perspectiva del narrador omnisciente, cercano al autor. Se reflexiona por parte del narrador acerca del personaje Esmeralda, una joven maestra rural y las injustas experiencias que tiene que soportar por parte de una sociedad, inculta, deformada, desinteresada por la educación de los niños y jóvenes. La llegada a una escuela de esta maestra, que tenía el delito de ser muy bonita, da pie para que se ponga de manifiesto la reacción de los padres de familia, machistas, incultos, viciosos y un gamonal aprovechado que le acusa injustamente de actos contra la moral que Esmeralda nunca hizo, por celos y sentir que su dinero no podía lograr el beneficio amoroso de la excelente maestra. Aquí comienza el calvario de esa ejemplar docente, víctima de todo tipo de vejaciones de padres de familia machistas, políticos corruptos, autoridades de Educación incapaces e inmorales, hasta llegar a optar por salir del país y refugiarse en Venezuela, donde conoce a un periodista de Filadelfia y recibe el cariño merecido y se casan y son felices.
El valor literario de la obra, posiblemente escapa al interés del autor. Pienso que su preocupación fundamental fue denunciar las injusticias de los docentes rurales, sobre todos aquellos de escuela única, los atropellos de las autoridades, el desinterés de los padres de familia, la desatención de las causas del deterioro educativo en general, las pésimas directrices educativas, los pésimos métodos empleados en la enseñanza primaria, el olvido de los valores de tiempos pasados y el advenimiento de una sociedad materializada, deshumanizada y mecanizada. Es un poco la nostálgica evocación de un tiempo ido, pasado, mejor y la certeza de que es irrecuperable.
No se crea que la obra sea absolutamente reivindicadora, restauradora de códigos convencionales, aunque no los cuestiona, es contestataria no tanto de causas como de efectos. Si bien es cierto, censura, critica y deplora prácticas injustas, inmorales, politiqueras, desleales, machistas, etc., lo cierto es que más por desconocimiento deja intactas las programaciones permanentes sociales, tales como la religión, las desigualdades económicas y sus injusticias, la ideología occidental logocéntrica, causal, teológica, como progenitoras de una sociedad cada vez más injusta y más deshumanizada. Sólo ofrecemos un ejemplo del sistema educativo actual que el con justa razón critica. Si a alguien se le ocurriera realizar una encuesta entre los maestros del país para saber cual es el grado de lectura de ellos, libros de literatura, historia, filosofía, artes, ciencias, etc. se llevarían la tétrica noticia de que más del ochenta por ciento de ellos no leen absolutamente nade desde hace muchos años. El tan vigente y criticado machismo de nuestro país para solo citar éste, es propiciado, confirmado, condicionado, recalcado, sembrado, alimentado, abonado, por la escuela primaria (no agregamos las otras, pero sabemos que es igual) y quienes imparten esa desdichada enseñanza son, como dice el narrador de la obra comentada, mujeres, "el bello sexo", el "sexo débil", ¿machismo? Tampoco olvidemos lo que le ocurrió a don Roberto Brenes Mesén en Heredia cuando implantó la coeducación. Y de eso hace mucho tiempo.
Me llamó la atención el título de la obra, Esmeralda, no te dejes. Es original, no conozco un nombre así en obra alguna. Por una parte es una especie de orden, de imperativo, de súplica, de solicitud. Ahora bien, ¿quién la enuncia?, ¿el autor?, ¿el narrador?, ¿el lector social? Por el tipo de discurso del texto, suponemos que en este caso es el autor quien la enuncia, ¿lo es en todas las obras y novelas en particular? ¿Forman parte de la obra literaria los títulos de ellas? ¿Se pondrán antes de escribirla o después de terminarla? Este aspecto casi no ha recibido atención de la crítica.
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