HABIB SUCCAR GUZMÁN
(1957)
Nació en Orotina Centro, Alajuela el día 18 de agosto del año 1957. Se ha dedicado a la edición de obras culturales y literarias. Fue gerente de la Editorial Costa Rica. Se le conoce más por creador de poesía. Ha publicado variedad de poemas en revistas del país y en antologías. Ha sido miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Autores de Costa Rica (1980-1984) y ha formado parte del Consejo Directivo de la Editorial Costa Rica en el período (1987-1997.
LO QUE HA ESCRITO HABIB SUCCAR GUZMÁN
NOVELA
1. La señal de Caín: 2000
POESÍA
1. Agua Fértil: 1980
2. El mundo contra el cielo: 1989 (premio Jorge Debravo)
La primera novela que ha publicado Habib (¿Abel?) Surcar Guzmán la llamó La señal de Caín y la publicó en el año 2000.1
Es una novela polifónica, estructurada desde un paradigma multifacético con deferentes perspectivas y voces que apuntan a una problemática psicológica de identidad, llena de sugerencias, atisbos, imágenes, recuerdos, vivencias, evocaciones. Todas ella tratadas con profundidad, conocimientos y gran sinceridad. El verosímil de la novela no solo es importante sino convincente, completo, profundo y desgarrador. La lucha de Ramiro por sincerarse consigo mismo y con sus otros produce, no solo la compasión, sino la comprensión, la angustia, la tragedia, la lucha que libra por comprenderse, conocerse, descifrar su historia en sus fracasos, proyectos, vivencias, sueños y su propio presente.
Es además una novela de formación y testimonio pero nunca de una biografía explícita, como las tantas que hemos reseñado, tal el caso de Un harapo en el camino de Alfredo Oreamuno. Es una obra literaria a pesar de que se utilice la biografía de Ramiro y la relación de él con los miembros del grupo que se reúnen en
Cuatro aspectos nos parecen básicos en la novela. La confesión biográfica de Ramiro ante la psicóloga y Fernando, el reconocimiento de su vicio (las drogas) ante un grupo de rehabilitación, la relación matrimonial y su participación en
La novela muestra las tendencias políticas y de compromiso intelectual de los jóvenes de la generación vigente y la siguiente, así como las anteriores que comenzaban el ocaso. Estamos ante hechos nacionales e internacionales de gran importancia: la guerra de Viet Nam, los Hippys, las guerrillas latinoamericanas, la revolución cubana, la guerra fría, los gobiernos militares tiránicos, el boom de la novela latinoamericana, el Che Guevara, Sandino, etc. Para solo citar algunos casos sobresalientes. En ese marco social, político, económico y cultural (recordemos ALCOA), Ramiro y la juventud estudiosa del país, se vio comprometida y se abrió a las rebeldías retenidas por las estructuras ideológicas conservadoras y alienantes del momento. Fue una válvula de escape a la represión consciente e inconsciente de las programaciones sociales castrantes de nuestro sistema educativo, de la religión, de la familia y de los medios de comunicación masiva.
En ese contexto Ramiro se abre y lanza sin reservas y ve su propia realización personal pero veinte años después descubre que el camino emprendido no le llevó a un futuro positivo ni en lo personal ni en lo social. Sufre el desencanto, la impotencia, la evasión, la frustración, el fracaso. Es casado y tiene una bella e inteligente mujer, Esmeralda, tres hijos y pretende escribir una novela pero siente que no puede realizarlo, que es un hombre sin identidad, tiene conciencia de su precariedad, de su oquedad, de su vacío existencial a pesar de que tiene un trabajo normal, una familia ejemplar y él ha dejado el vicio de las drogas y se esfuerza por complacer a su esposa a quien ama sinceramente. Es este presente el que motiva, da pie a la historia de la novela que no es otra cosa que su propia biografía para, a través de ella encontrar la causa o causas de esa vaciedad existencia que le atrapa. Es así como el lector comienza a penetrar en la privacidad del personaje y los miembros del grupo, sus relaciones amorosas de Ramiro con otras mujeres y las insinuaciones de homosexualismo, desfilan algunas mujeres en sus evocaciones, William, Alicia, Lilia y Esmeralda. Sobre todo se detiene a describir la amistad y relación con Leila y su fracaso sexual, su impotencia y la separación definitiva, los diálogos y encuentros con Fernando y Santiago, las citas de terapia con la psicóloga y las confesiones de su drogadicción ante los compañeros de rehabilitación. Todos estos procesos lo conducen a descubrir sus temores, sus miedos, sus limitaciones y sus posibilidades, hasta llegar a cobrar la fe en él y en un ser superior que no define pero acepta como fuerza universal. Se acepta tal y cual es y comienza una vida, quizás un tanto convencional pero más auténtica. Puede escribir entonces su novela, La señal de Caín. Vagabundear eternamente por el mundo por haber matado a su hermano, Abel, pero quien osara matarlo lo pagaría con un castigo siete veces superior al sufrido por Caín. Esa fue la señal.
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