ALFONSO CHASE BRENES
(1944)
Alfonso Chase Brenes nació en Cartago Centro el 19 de octubre de 1944. Es descendiente de familia norteamericana de origen hebrea. Cursó sus estudios primarios en una escuela de su ciudad natal y los secundarios en San José, en el Liceo del Sur. Realizó algunos estudios informales en México y Estados Unidos pero nunca obtuvo ningún título formal en universidad alguna. Toda su formación intelectual, cultural y literaria, es autodidáctica.
A través de sus innumerables cargos que ha desempeñado en diversas instituciones culturales y educativas del país, se encuentran, entre otras: profesor de talleres literarios en
Toda su vida ha girado alrededor de la cultura oficial del país. Ha ocupado puestos de diversa naturaleza en casi todas las instituciones de Costa Rica: Editorial Costa Rica, Asociación de Autores, Ministerio de Cultura Juventud y Deportes, en donde actualmente ocupa
LO QUE HA ESCRITO ALFONSO CHASE BRENES
NOVELA
1. Los juegos furtivos: 1967
2. Las puertas de la noche: 1974
3. El pavo real y la mariposa: 1996
CUENTO
1. Mirar con inocencia: 1975
2. Ella usaba bikini: 1991
3. Historias de las tierras del Tigre de Agua y el Colibrí de fuego: 1992
4. El hombre que se quedó adentro del sueño: 1994. (Por error de la editorial aparece como novela)
5. Fábula de fábulas: 1979
6. Cara de santo: 1999
POESÍA
1. Los reinos de mi mundo: 1966
2. Árbol del tiempo: 1967
3. Cuerpos: 1972
4. El libro de
5. Los pies sobre la tierra: 1978
6. El tigre luminoso: 1983
7. Las armas de luz: 1985
8. Cultivo una rosa blanca: 1988
9. Entre el ojo y la noche: 1991
10. Jardines de asfalto: 1995
11. Esta tierra es nuestra tierra: 1976 En el libro de la patria
Además ha publicado muchos libros antológicos, ensayos diversos pero aquí no interesa señalarlos.
La primera novela que escribió Alfonso Chase Brenes la llamó Los juegos furtivos y la publicó en 1968.1
Formalmente la novela se identifica con una sinfonía. No es de extrañar, ni en este autor ni en otros de la misma generación, el uso de la intertextualidad de las diferentes artes, para configurar su obra. Esto le da una significación mayor al relato y cobra relevancia sígnica. En Alfonso Chase Brenes, conocedor, no sólo de las técnicas modernas vigentes en la literatura actual, sino cultivador de la poesía, aficionado a la música clásica y lector ávido, no le es difícil utilizar esos recursos en sus novelas.
Juegos furtivos, es la novela de la adolescencia, del descubrimiento de sus posibilidades, del recuerdo, del sueño, de la poesía, hecha realidad. En ella, el autor ausculta el pasado, para jugar con él, distraerse, deleitarse, en su misma contemplación, pero también para explicarse el presente, su presente, sus dudas, sus angustias, sus posibilidades, sus frustraciones. El personaje más que hacer, ve, mira su origen, a través de una ventana, como podría ser de un lente, de un túnel, no importa. Es la visión de su existencia, de sus primeras experiencias. La novela se convierte así en una especie de desnudez profunda, sincera, desprovista de lo superficial, de lo convencional, de lo aparente. Por eso se asemeja a un viaje interior íntimo y sin sobresaltos, sincero y por ello más real que la realidad aparente de los convencionalismos. Se interna en el tiempo de los recuerdos para explicarse, conocerse, tal cual es, humano, suma de virtudes y defectos, síntesis del ser imperfecto, en búsqueda desgarrada de su perfección que quizás sea su misma imperfección. Esto explica los monólogos interiores, los desdoblamientos, los soliloquios, los diálogos consigo mismo. Es una novela de lucha, pero de lucha interior.
La segunda novela la tituló Las puertas de la noche y la publicó en 1974.1
Ésta es otra novela de Alfonso Chase Brenes de la intromisión, del interior psicológico, del tiempo. No es casual que juegue con los verbos en tres tiempos específicos: el presente, el pasado y el pretérito imperfecto de indicativo que es más cercano que el pasado, al presente pero más duradero, más incompleto. No importan los nombres de los personajes. Lo mismo da si es mujer u hombre. Con la primera se busca un sentido a sus desvelos y luchas y no se encuentra sino en la duración, en la imperfección porque el presente es degradado, de insatisfacción, de repugnancia, de arrepentimientos, de muerte, aunque ésta llegue de repente, como las noticias de los asesinatos que cada vez se acercan más a su propia muerte. Elisa, Cristina y Josefina más que personajes, son voces de la noche del tiempo ido, de la oscuridad, del fracaso, de la castración, de la enajenación, de la no vida, de la unión con la piedra, de la carencia, de la repetición. La vejez es el recuerdo de lo ido y lo ido cercano, lo imperfecto y el pasado, lo ilusorio, la fantasía engañosa que cierra el círculo trágico-cómico de la vida humana. En el hombre, sea presente, imperfectivo o pasado, es la lucha estéril, la guerra como fin y no como medio, la muerte como salvación al fracaso. Por eso las puertas de la noche no se abren a la luz del sol y cuando lo hacen descubren, no el mañana esperanzador, vital, sino la realidad reiterativa de lo trivial y cotidiano, el desgano, la impotencia. El pasado en la lucha por el poder, en el período de los Tinoco, no es más que un espejismo que alimenta algunas esperanzas en don Lorenzo, pero luego, antes de comenzar, se transforman en realidad degradante, por lo infructuoso, por lo repetitivo, lo lineal, lo esperado. La poesía, la imaginación sin tiempo ni medida, se presenta como el alimento esperanzador del hombre, en su lucha por vivir, por ser, por la verdad, por la libertad, por la realización.
La tercera novela le dio el nombre El pavo real y la mariposa y la publicó 1996.2
Esta novela es más abiertamente histórica. Se ubica en los tiempos de don Ricardo Jiménez, 1885, y narra, no sólo los hechos históricos sino la privacidad de los personajes, su mundo interior. Se utiliza el discurso histórico oficial, pagado, convencional para penetrar en lo oculto, en la infrahistoria, tanto de los personajes, como del tiempo, del espacio y de los acontecimientos que cobran nueva vida, nueva visión; se hacen más humanos y por lo tanto más cercanos a lo real, de lo irreal. Personajes históricos tales como doña Pacífica, don Ricardo, el pavo real, los golpistas quita presidentes, Blanco y Cervantes, Manuelita, la mariposa y toda una serie de lugares variados que van desde San José a otros países, del mercado central al Club Unión o de las barberías, a las hosterías. Es una radiografía de la época en todas sus facetas, históricas, sociales y políticas, sin escatimar las costumbres, las noticias del momento y los personajes más conocidos del pasado inmediato y el más lejano. Todo esto visto desde un presente histórico pero narrado en forma lineal por los años importantes para el conocimiento privado, oculto, disimulado, olvidado o simplemente decorado por los historiadores oficiales. Es una novela histórica que debió exigir un gran esfuerzo de estudio e interpretación de parte del autor, para poder crear su propia historia, su visión privada de esa época y darle vida, imagen, independencia, credibilidad.
CARLOS DARÍO ANGULO ZELEDÓN
(1944)
Carlos Darío Angulo Zeledón nació en San José el día 11 de junio de 1944. Murió en el año 2000. De profesión periodista.
LO QUE HA ESCRITO CARLOS DARÍO ANGULO ZELEDÓN
NOVELA
1. Juegos de ceniza: 1996
Esta es la única novela que escribió Carlos Darío Angulo Zeledón. La llamó Juegos de ceniza y la publicó en el año 1996.1
Es una novela de aventuras. Utiliza el realismo maravilloso como técnica para introducir hechos sobrenaturales que conviven con los reales como algo natural. El protagonista es Juan, el Orangután mercenario que participó en 1953 en un fusilamiento de traficantes de opio en China, por invitación de un militar chino, El sargento chino, que había luchado en bandos contrarios, en la guerra de EUA contra Viet Nam y fueron heridos y confinados en el mismo hospital. Ahí comienzan las aventuras de este personaje que viaja por diferentes países y termina, antes de morir o como el mismo cree reencarnar, en Costa Rica. Es el año 1963, cuando la visita a este país del presidente de los Estados Unidos, J. F. Kennedy y el volcán Irazú, inicia la fumigación de ceniza sobre el valle central y más allá, por más de un año. En este país, se mezcla con los cubanos exilados, y con ellos inicia una serie de aventuras, tanto amorosas como de espionaje y subversivas, contra Cuba y se inmiscuye en el asesinato de Kennedy. Su esposa Amparo y sus dos hijos, Víctor y Flora, todos por separado viven diferentes aventuras de toda naturaleza, amantes, fantasmas, viajes, esculturas, revoluciones, seminarios, misiones, curas, expulsiones de la iglesia, encuentros y despedidas, muertes, hechizos, pitonisas, exorcismos, locuras, manicomios, cegueras, mudos, hospitales, cárceles, matrimonios, nietos, etc. Todas estas aventuras suceden en forma lineal y natural, en este largo recorrido por hechos históricos y acontecimientos trágicos de la naturaleza, hasta llegar al año 1979. Es un recorrido farandulero, turístico por Cuba, E. U., Alaska, Canadá, Europa, Asia, Rusia, en compañías de ballet, misiones anticomunistas, de golpes de estado por Latinoamérica, rebeliones de Víctor, primero con los derechistas y luego con los comunistas, para terminar estudiando para cura y luego de sublevar al pueblo, donde fue enviado, es excomulgado por el obispo y terminar en Rusia con esposa baletista al igual que su hermana.
Es una novela entretenida que rememora los acontecimientos de una historia que se inserta en la globalización. Un panorama turístico, fotográfico, olímpico, de enciclopedia que pierde en profundidad lo que gana en volumen.
1 Chase Brenes, Alfonso. Los juegos furtivos. Ed. Costa Rica, San José, 1968.
1 Chase Brenes, Alfonso. Las puertas de la noche. Ed. Costa Rica, San José, 1974.
2 Chase Brenes, Alfonso. El pavo real y la mariposa. Ed. Costa Rica, San José, 1996.
1 Darío Angulo, Carlos D. Juegos de ceniza. Ed. Realidad, San José, 1996.
Mi hermano me comento que me gustaria este sitio y tenia toda la razon. No suelo escribir en los blogs pero me gusto el contenido y lo quice hacer. Felicitaciones
Muchas gracias
Saludos
Benedicto Víquez Guzmán