Joaquín Garro Jiménez

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JOAQUÍN GARRO JIMÉNEZ

(1924-2005)

 

Joaquín nació en Limón el 8 de septiembre de 1924 y creció en Cartago. Sus padres fueron  don Rafael Garro Alfaro y doña Clemencia Jiménez. Murió en marzo del año 2005.

 

Sus estudios primarios los realizó en dos escuelas: Ascensión Esquivel en Cartago y la Escuela Jesús Jiménez. Sus estudios secundarios los llevó a cabo en el Colegio San Luis Gonzaga. Los universitarios, en la Universidad de Costa Rica, donde obtuvo la Licenciatura en Derecho. Estudió  derecho en Administración y Sociología en París, como postgrado.

 

A don Joaquín le gusta mucho el arte  de la pintura y la música. Su autor  preferido es Beethoven y  su pintor es Van Gogh.

 

Aprecia sobre manera a escritores como Ortega y Gasset, Unamuno, Pío Baroja, Camilo José Cela, Graham Green, Jorge Luis Borges y Kafka y afirma que de los autores nacionales que han influido en él, están, Mario Sancho y Fabián Dobles y su poeta preferido es Isaac Felipe Azofeifa.

 

Contrajo matrimonio con doña Lilliam Fonseca  Mena y  con ella  ha tenido tres hijos.

 

Ha sido Diputado a la Asamblea Legislativa dos veces, por el Partido Liberación Nacional, en los años 1953- 1958, en el gobierno  de don José María Figueres Ferrer y durante  el gobierno de don Francisco Orlich G., en 1962-1966.

Participó en los movimientos armados de 1948 y 1949 (El Cardenazo) y también en 1955, al apoyar a la Junta de Gobierno del señor Figueres Ferrer.

 

Fue Miembro de la junta Directiva de la Asociación  de Autores Costarricenses y de la Editorial Costa Rica. Actualmente es Magistrado Suplente. Escribe regularmente sobre asuntos políticos y literarios para La Prensa Libre. Está escribiendo un libro de ensayos que se titula De las generaciones. Colaboró con el periódico La Nación durante los años setenta.

 

Murió  en Desamparados, San José, en marzo del año 2005.1

 

LO QUE ESCRIBIÓ JOAQUÍN GARRO JIMÉNEZ

 

NOVELA

 

1. Los pasos cotidianos: 1979

 

La única novela que escribió Joaquín Garro Jiménez, la llamó Los pasos cotidianos y la publicó en 1979.1

 

Es una novela tradicional, lineal, monofónica. A pesar de ello utiliza algunos trucos literarios como los manuscritos encontrados y escritos por un personaje de la novela, la locura para recrear sueños, cuentos, episodios, recuerdos de infancia. Es una novela bien escrita que a veces abusa del discurso y se distrae en comentarios innecesarios. Su narrador principal es un personaje de la novela y cambia en ocasiones a narrador omnisciente cuando se trata de narrar historias de personajes ajenos a la acción donde él participa. A pesar de utilizar referentes con nombres cambiados, el lector fácilmente se ubica en el tiempo y el espacio y los identifica. Es esencialmente biográfica.

 

La novela parte de los episodios de la llamada revolución del 48. El personaje que narra en primera persona forma parte del gobierno oficial y es hecho prisionero por parte de los alzados, guiados por Figueres Ferrer (el cambia el nombre) y la legión del Caribe. Se llama Gonzalo Redondo y pertenece al partido comunista. Después de breves descripciones y comentarios, sobre su presente como prisionero, la vida, la cotidianidad, las programaciones diarias, la abulia y el sin sentido social, sufre una especie de muerte o pérdida del conocimiento, entra al túnel negro y despierta en los años sesentas, y comienza un enfrentamiento ideológico, un repaso de la vida social y política de ese tiempo, antes y en el gobierno de Francisco Orlich (un personaje). Hay que recordar que el autor fue diputado en ese período legislativo. Y a través de algunos amigos abogados va desentrañando los entretelones de la corrupción pública y la entrega de la soberanía del país a los intereses de las compañías extranjeras, sobre todo las norteamericanas. Hay numerosas discusiones entre Gonzalo Redondo y Eduardo Herrera (¿Facio?), abogado de todas esas compañías, Julián Gómez, un ingeniero y Roberto Salas, sobre política y la realidad del país, generalmente en mesas de tragos.

 

Otro aspecto que ocupa parte de la narración y está relacionada con la historia principal es la infidelidad de Eduardo a su esposa Virginia Fernández con Betty. Al final terminan divorciándose y con la virtualidad de una unión entre esta dama de la oligarquía cafetalera y Julián.

 

La tesis de la novela es el enfrentamiento político entre los partidos oligárquicos y los postulados marxistas. No hubo revolución real en el 48 a pesar de que el grupo rebelde respetó las garantías sociales e incorporó al partido comunista como aliado, el personaje que narra y que pertenecía al PC, trabajó para el gobierno liberacionista, y derrotó a  los Republicanos liderados por el doctor Calderón Guardia. No se realizó un cambio profundo de las estructuras. Lo que se llevaron a cabo fueron una serie de reformas superficiales que convirtieron el país en una democracia ficticia, burguesa, dependiente de EUA. La segunda república abre una serie de expectativas a la clase media, a la industrialización, el comercio, los negocios bancarios, el turismo, la construcción y la diversificación de los productos que propicia el abandono del negocio del café como única alternativa.

 

El lector puede asistir a los tradicionales viajes al puerto, las fiestas de fin de año, la rutina de una ciudad llena de vehículos, la masificación de las relaciones entre los ciudadanos, la incomunicación, la creación de la sociedad de consumo y la lucha por el poder económico como fin en sí mismo.

Es una novela importante con todos los ingredientes ideológicos de esa generación, sin grandes pretensiones literarias pero que testimonia una sociedad en tránsito hacia lo que vivimos a principios del 2004.

 



1 Entrevista con el autor, marzo de 1985, hecha por una alumna.

1 Garro Jiménez Joaquín. Los pasos cotidianos. Imp. Lehmann, San José, 1979.

 

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