Carlos Luis Fallas Sibaja

| No Comments

CARLOS LUIS FALLAS SIBAJA

(1909-1966)

 

 Francisco Carlos Luis Fallas Sibaja nació de una familia pobre el 21 de enero de 1909, en San José Centro1 y luego se iría a vivir a El Llano de Alajuela Centro. Es hijo de Lastenia Adelina Fallas Sibaja, nacida el 29 de mayo de 1882 y de padre desconocido (¿Coronel Roberto Cantillano?). Murió el 7 de mayo de 1966, precisamente en el año que se le entregaba el Premio Nacional de Literatura Magón.

 Cuando  tenía cuatro años su madre, Abelina Fallas Sibaja, humilde campesina, separada de su marido, contrajo matrimonio nuevamente con un obrero zapatero con el que tuvo seis hijas.

 Los datos biográficos los  conocemos de parte del mismo escritor.

 A los pocos años de edad se trasladó a San José. Ahí realizó los estudios primarios y dos años de la secundaria ya que por razones económicas debió abandonarla. Él  cuenta en su novela Marcos Ramírez,  que fue expulsado del Colegio.

 Fue aprendiz en los talleres del ferrocarril al Atlántico.

 A los 16 años se traslada a la bananera en el Valle La Estrella de Limón. Ahí trabajó durante 6 años. Se desempeñó como jornalero del banano y  sufrió todas las implicaciones que la naturaleza de ese trabajo incluía.

 El primero de mayo de 1930 participó en la Brigada de Choque Lenin al frente de un grupo  de vecinos alajuelenses.

 En 1931 se le desterró a  vivir en Limón. Murió su madre y entonces se trasladó  a su ciudad natal para asistir a su funeral. En Alajuela se enroló en las filas del partido Vanguardia Popular de ideología comunista en el que militó hasta su muerte.

 El 22 de mayo de 1933 es apresado por haber participado en una manifestación  pública  de desocupados A raíz de este acontecimiento tuvo que trasladarse nuevamente al Atlántico.

 En 1934, participa junto con gran cantidad de trabajadores y compañeros de partido en la Gran Huelga Bananera de 24 millas. La prensa se ensañó contra los huelguistas y el gobierno emprendió  su persecución. Carlos nos contaba, a don Víctor Manuel  Arroyo y quien escribe, cómo la prensa predisponía a los habitantes del país contra ellos. Decía que al paso  por San Joaquín de Flores, donde hoy está  la clínica del seguro social, a orillas del río Quebrada Seca, hoy desagüe  de desechos de café, al lado de  un Corazón de Jesús, la gente salía a su paso  con cruces de piñuela y adornadas con chinitas, les hacían la cruz como si fueran verdaderos demonios.

 En 1934, meses después de la huelga fue hospitalizado  por haber contraído  el paludismo. Un año después fue encarcelado nuevamente en la Penitenciaría Central.

 En las elecciones del 13 de febrero de 1938, el Partido Republicano Nacional realizó fraudes electorales y Carlos Luis, como era fiscal de su partido, lo elevó a conocimiento  del Gran Consejo Electoral. Sus argumentos no fueron escuchados. Sin embargo este sería un motivo para emprender la revolución civil de 1948 que llevó a cabo don José Figueres Ferrer.

 En 1940 fue fiscal en una mesa electoral de Talamanca. Estos hechos, y la manera como hacían fraude los oficialistas, lo narra en su novela Mamita Yunai: 1941, que publica, en forma de tiradas, como un documento que denunciaba lo ocurrido en Talamanca, en el periódico Trabajo, órgano oficial de su partido, del 16 de marzo al 7 de septiembre de 1940. Luego corregiría estos escritos y los publicaría como su novela Mamita Yunai, título sugerido por Carmen Lyra, que lo dio a conocer en el ámbito literario del país y  más allá de nuestras fronteras.

 Fue electo como regidor municipal en 1940-1944 y como Diputado al Congreso de 1944 a 1948. Al final de este año fue cuando estalló la Guerra Civil y Fallas la vivió intensamente. Él, lo mismo que su partido, formaron una coalición con el gobierno y fueron derrotados por los hombres comandados por don José Figueres. Al final de la revolución sufrió varios meses de cárcel. Con el apoyo de sus amigos obtuvo la libertad y emigró a México donde estaba desterrada por José Figueres Ferrer, su amiga Carmen Lyra que habría de morir en ese país.

 Se casó con Zahira Agüero Solé, divorciada de don Carlos Morera  y compartió parte de su vida con ella.

Antes de su viaje a Moscú con su amigo Joaquín Gutiérrez Mangel, en San José se le diagnósticó un cáncer maligno. Había acudido al médico por un fuerte dolor en la ingle. Calufa no quiso que lo operaran y siempre viajó a Rusia.

Al regreso su enfermedad se agravó y murió el 7 de mayo de 1966 a causa de un cáncer de riñón Sus restos yacen en el Cementerio Obrero junto con 12 cuerpos más, en una bóveda prestada y sin lápida de identificación. En el centenario de su muerte el Ministerio de Cultura solicitó del estado la bóveda para establecer el Panteón de los Escritores Nacionales.

 La producción literaria es significativa. Su experiencia, el  conocimiento de lo  que inspiró sus obras, superaron las deficiencias de una escasa formación académica. Es, hasta hoy, el escritor más leído dentro y fuera del país, el más elogiado y más traducido.

 Por sus méritos, le fue entregado el Premio Iberoamericano, por la Fundación Faulkner, de Los Estados Unidos de Norte América, Premio Magón  de Cultura, otorgado poco antes de  su muerte (1963)  y Premio Nacional de Literatura en 1965 y declarado por la Asamblea Legislativa como Benemérito de la Patria en el año de 1977.

 Murió don Carlos Luis Fallas Sibaja, en San José,  de cáncer, el 7 de mayo de 1966.

  LO QUE ESCRIBIÓ CARLOS LUIS FALLAS SIBAJA

NOVELA

 1. Mamita Yunai: 1940

2. Gentes y gentecillas: 1947

3. Marcos Ramírez: 1952

4. Mi Madrina: 1954

CUENTO

 

    1. Tres Cuentos: 1967 (publicación póstuma, los  había  escrito en 1954.

 Su primera novela Mamita Yunai la publicó en 1941.1

 Es el fruto de sus experiencias como trabajador en la zona atlántica del país y como delegado de su partido a unas elecciones presidenciales. La publicó en tiradas o informes que entregaba a su partido y éste lo publicaba en su revista Trabajo, como medio de denuncia política. Gracias a varios amigos decidió conjuntamente con su partido convertir los informes en una novela y publicarla como tal. Por eso, no es de extrañar que la novela termine con un discurso de corte político sobre los hechos de la Huelga Bananera del año 1934.

 Esta novela es de corte tradicional, sin aspiraciones literarias pero de denuncia, de evidente, intencionada y clara crítica a los procesos electorales amañados y las injusticias y atropellos que llevaba a cabo la trasnacional bananera en la zona atlántica del país.

 Fallas Sibaja utiliza un narrador protagonista de nombre José Francisco José Francisco Sobaja (Sibarita) que es su segundo apellido. Este personaje encubierto se encarga de contar lineal y cronológicamente los hechos más sobresalientes de la contienda electoral previa  a 1940, antes del 34, cuando ganó las elecciones el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, que gobernó de 1940 a 1944. El mismo Carlos Luis Fallas Sibaja fue electo regidor de la municipalidad de Alajuela para ese período de gobierno.

 La novela y el autor no ocultan, en ningún momento las intenciones de denunciar los hechos reales bajo su óptica. Por eso desde el primer momento se inicia con el viaje de Sibajita a la zona atlántica, a Talamanca, pueblo indígena. Él era el fiscal en el pueblito de Apure del partido Bloque de Obreros y Campesinos. El personaje describe la zona, sus indios y negros, las dificultades que enfrentaba en su viaje, las matráfulas de los partidos contrarios para hacer fraude, el papel de los policías al servicio del partido oficial, la utilización de los indios para el llamado chorreo de votos y la situación critica de la vida social del indígena y el negro en la región. El abandono a que eran sometidos los indígenas, las condiciones precarias de su vida, su casi ningún motivo de esperanza de una vida mejor, el embrutecimiento por los vicios, sobre todo el alcohol que lo llevaba el blanco a la comunidad indígena. Narra además la participación en los hechos del trabajador Herminio, su explotación por parte de un gringo en el llamado Comisariato, de Calero, trabajador  alegre, ingenuo de gran corazón. Por último la novela termina con la participación de los trabajadores bananeros y obreros en general en la Gran Huelga Bananera del 34 y el discurso que pronuncia en el Congreso. Hasta una historia insertada se dio el lujo de intercalar, la historia de Eulogio Ramírez, El Renco.

 No hay duda de que Carlos Luis Fallas Sibaja era un gran contador de historias. Le encantaba conversar, narrar historias y eso fue lo que hizo. Este poder de evocar, de encantar a quien lo escuchaba lo supo aprovechar para crear, a pesar de sus escasos conocimientos académicos formales, novelas que recorrieron el país y el mundo.

 La segunda novela de Carlos Luis Fallas  es Gentes y Gentecillas y la publicó en 1947.2

 Para nuestro gusto es la novela mejor lograda, desde la perspectiva literaria, de Carlos Luis Fallas Sobaja y así lo creía el mismo escritor. El título es elocuente. Se trata de mostrar, presentar, dar voz a dos sectores de la sociedad, bien definidos, los llamados gentes, los ricos, los "buenos", los hijitos de papi, los de la ciudad, los de a carro y las gentecillas, los de a pie, los campesinos, los maiceros, los pobres y trabajadores. Así la novela enfrenta a estos dos grupos de personajes y bajo una fuerte carga de ironía, de sarcasmo, sin ser demasiado truculento ni directo, va dejando ver al lector cuáles son las gentes y cuáles las gentecillas. Su tesis es que los nombres están invertidos y es a través de sus conflictos, sus acciones, sus intereses, sus pasiones, como el lector se percata, a través de toda la novela quiénes son los buenos y cuáles los malos. Es importante señalar que Fallas Sibaja da la voz narrativa a los personajes y éstos se encargan de presentar sus propias vidas, sus debilidades, sus limitaciones, así podemos conocer a través de Rosita, el típico personajes de "sociedad", chismoso, vanidoso, racista, superficial, metiche, supersticioso, propio de la llamada alta sociedad y con ella también aparecen los arrastrados, los chupalevas, los vendidos, llámense periodistas o autoridades y el otro personaje que simboliza el grupo rival lo representa Rodolfo, campesino honrado, trabajador, honesto y que lucha por los ideales de justicia social y la igualdad en el desarrollo del proyecto humano y económico, en ese orden. El lector encontrará en la novela, desde el clásico triángulo amoroso, hasta una versión folklórica del Diluvio. Todo se presenta a sus ojos y abre una perspectiva multifacética de la realidad costarricense, tanto del campo, los cafetales, como de la ciudad, sin dejar de mostrarnos la traición y violación de la campesina por  parte del citadino.

 Marcos Ramírez, publicada en 19522 es la tercera novela de Carlos Luis Fallas Sibaja.

 Se podría decir que es la hermana de Mi Madrina, que publicará dos años después. El personaje Marcos es el narrador protagonista y se encarga de contar sus propias aventuras. Esta es una novela de aventuras que nos hace recordar a Zalacaín el aventurero, del escritor español Pío Baroja. Es la historia de un niño que va desde que estudia la secundaria, sus travesuras, la expulsión del colegio, sus congojas, desventuras, travesías, contiendas, ilusiones, proyectos y desencantos. Pero al lector no le llegan las aventuras únicamente sino el espacio social que le sirven de marco. Asistimos a una fina crítica a la religiosidad supersticiosa de nuestro pueblo, su hipocresía, sus pasiones, sus estereotipos, su carencia de educación. En el fondo lo más destacable de la novela es la rebeldía de un joven que enfrenta las más variadas programaciones sociales castrantes de nuestra sociedad, de esa época y de ahora. A manera de ejemplo, podemos citar las relaciones verticales de poder de la familia, la religión alienante y supersticiosa, basada en la ignorancia, la educación moralista y desligada de la realidad (casi extraterreno), la justicia amañada, el poder del más fuerte y no de la razón o inteligencia, etc.

 Marcos Ramírez abre un sendero para algunas novelas de madurez de escritores que poco antes de morir, sintieron la necesidad de recordar y contar su juventud, su formación, evocar su pasado, su iniciación desde un presente ya maduro.

 Mi Madrina es la cuarta y última novela que publica en 1954,1 Carlos Luis Fallas Sibaja.

 Es la más corta de ellas y quizás la más costumbrista. Relata la vida y costumbres de una época pasada. Los personajes son básicamente dos, el niño y su madrina; el espacio, una casona detrás de la finca de don Luis Jiménez. La madrina del niño es su único vínculo familiar de éste. Ña Chon, como le llama el pueblo, representa la típica mujer de un pueblo. Es curandera, bruja, rezadora y el alma de ese conglomerado humano. A través de ella el lector guiado por las ocurrencias del narrador personaje Juan Ramón, conoce las más variadas intimidades de ña Chon, su participación en los rezos de muertos, la utilización de bebedizos para resolver congojas económicas, la ignorancia de los campesinos, sus creencias, sus dolencias, sus aspiraciones que no van más allá del vivir hoy, comer y dormir y, eso sí, la solidaridad con el necesitado.

 Después de pasar grandes congojas ña Chon muere y Juan Ramón vislumbra un futuro positivo, gracias a don Rafael, director de la escuela y sus hermanas que le ofrecen hogar y educación.

 La novela se torna tierna, positiva, si se quiere pedagógica. Enseña las congojas de una mujer sola, sus creencias, sus anhelos, su firmeza, su valentía ante la adversidad (recibió la excomunión del cura, por dedicarse a curar enfermos de amor, sobre todo). Es podría decirse de formación, de iniciación. Además, ejemplifica lo que a casi todo campesino le correspondió vivir en su infancia, por lo que la madrina de Juan Ramón es la de todos los campesinos. Es algo así como un símbolo. Se convierte en un guía del pueblo, es la psicóloga a quienes acuden para recibir un consejo, una ayuda o simplemente un bocadillo.


1 Ivan Molina se impresiona de que el Servicio de inteligencia de EU. Testimonia que este costarricense naciera en San José y no en Alajuela. Lo cierto es que en el Registro Civil aparece como hijo de Adelina Fallas Sibaja y sin padre conocido. Se afirma que fue el Coronel Roberto Cantillano que no lo reconoció. Francisco Carlos Luis Fallas es oriundo de El Llano de Alajuela, pero su madre dio a luz a este niño el 21 de enero de 1909 en el hospital de San José Centro.

1 Fallas Sibaja, Carlos Luis. Mamita Yunai. Premio Nacional de literatura 1965. Sin Editorial, San José, 1966.

2 Fallas Sibaja, Carlos gentes y Gentecillas. 4ª. Edición. Ed. Costa Rica, San José, 1977.

 1 Fallas  Sibaja, Carlos. . Mi Madrina. Ed. Costa Rica, San José, 1967.

2 Fallas Sibaja, Carlos. Marcos Ramírez. 4. Edición,  Ed. Costa Rica, San José., 1995.

Leave a comment

Powered by Movable Type 4.23-en

About this Entry

This page contains a single entry by Benedicto Víquez Guzmán published on 11 de Septiembre 2009 6:28 PM.

José Neri Murillo Porras was the previous entry in this blog.

Gonzalo González Murillo is the next entry in this blog.

Find recent content on the main index or look in the archives to find all content.