Luis Enrique Arce Navarro

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LUIS ENRIQUE ARCE NAVARRO

(1952)

 

Luis Enrique Arce nació en Ureva de Pérez Zeledón, San José, el día 30 de mayo  del año 1952. Ahí realizó, tanto los estudios primarios, secundarios, como universitarios. En San Isidro realizó los estudios primarios, secundarios y universitarios. La Universidad Nacional, a través de la sede en esa región, le brindó las posibilidades de obtener los títulos en educación I y II ciclos, bachiller con énfasis en Matemáticas. Además cursó una licenciatura en Administración de la Educación, en la Universidad Estatal a Distancia.

 

Durante veintiocho años trabajó como docente en primaria. Pasó desde el centro unidocente hasta ser Asesor Supervisor de Circuito Escolar. Por esta labor se le reconoció con el Premio Nacional de Educación Mauro Fernández Acuña.

 

Ha obtenido diferentes premios, por sus obras, tanto narrativas como poéticas. También ha publicado un relato autobiográfico y otros sobre literatura infantil. Ha participado en diferentes talleres literarios y en edición de revistas y otras actividades comunales.

 

 

LO QUE HA ESCRITO LUIS ENRIQUE ARCE NAVARRO

 

NOVELA

 

1. El Lupanar: 1987

2. Caperucita Ligia se fue por la mar: 2003

3. La quema de la alcaldía: 2009

 

CUENTO

 

1. Alguien mató a Tijerino: 1997

 

POESÍA

 

1. Entonces pasa un sol: 1966

2. Cantos a la eternidad del mar: 1996

3. La casa y todo: 1999

4. Frente al tiempo: 2002

5. Tránsito de ausentes: 2004

 

La primera novela que escribió Luis Enrique Arce Navarro fue El Lupanar que publicó en 1987.1

 

Es el primer intento de don Enrique por mostrar un relato literario importante. La novelita ofrece una temática, pocas veces tratadas en la literatura costarricense, la corrupción y prostitución en la burocracia educativa. A pesar de la crudeza de algunas escenas presentadas y los referentes reales bastante visibles, el texto se muestra un tanto reflexivo, prejuiciado y moralista y muy explícito. En literatura, muchas veces lo insinuado, lo apenas indiciado, lo tenuemente mostrado, si se sabe hacer, cobra mayor relieve y significado que lo abiertamente expuesto. La ironía es un artificio difícil de realizar y si no se maneja adecuadamente, se cae en lo ridículo. Por ejemplo las dos zanahorias que solicita Papá Pitufo (sobre nombre dado a un ministro de educación liberacionista y hoy cuatro veces Presidente del Congreso) para comer, en el fondo no cumplen con una significación especial. No va más allá de la ridiculización del personaje, pero sin una crítica significativa mayor.

 

La novela parte de un estado degradado del narrador protagonista que se toma una cerveza en un bar. Esta es la enunciación. Con ella se introduce la historia y finaliza la corta novela. Dura poco tiempo, menos de una hora. El tiempo necesario para salir del bar y observar el incendio del Lupanar, la Oficina Regional de Educación, en Pérez Zeledón. Pero esta enunciación permite introducir, por parte del narrador omnisciente, la historia del enunciado que va desde la muerte de don Emiliano, su nombramiento como Jefe de personal y nombramiento en El Lupanar, nombre simbólico porque fue con ese puesto que logró obtener los amores de gran cantidad de mujeres, maestras o no y embarazarlas. Engendró 149 hijos. Al entierro asisten solo los hijos, todos vestidos de negro y lo conducen en una cajita pequeña que contiene sus cenizas. Se sospecha que debió morir de SIDA. A partir de esta escena se van presentando abundantes acontecimientos, algunos con la exageración del realismo maravilloso, en donde se evidencia abiertamente la posición interesada y material de Monsecito (Monseñor) con el excremento de las vacas, la aceptación del diezmo de dineros mal habidos, el ignorar la corrupción general de los políticos del pueblo y la apología del muerto corrupto pero hipócrita, las celebraciones mancomunadas entre los miembros oficiales de la educación con los políticos de turno (MUDE) y la iglesia, hasta llegar a la participación abierta de los jóvenes del colegio con la prostituta  Zulay, amante de Emiliano y otros acontecimientos, como la compra del sol y la participación del F. M. I.

 

No escapan tampoco las rencillas entre los mismos educadores que pelean el puesto dejado por Emiliano y son capaces de obtenerlo, sin importar los medios empleados. En general, es una crítica explícita a la administración educativa, desde el Ministro de Educación hasta los de menor jerarquía. No aparece la crítica al sistema educativo en sí, con respecto a la calidad de la enseñanza, los contenidos o el comportamiento de los educadores. Solo interesó la parte administrativa. Una parte, que si bien es cierto es importante, quizás no lo sea la única.

 

Es una obra importante, por la valentía del escritor de exponerse ante el poder, por denunciar la corrupción y concubinato entre políticos, administradores de la educación y la jerarquía eclesiástica, por iniciar la historia no oficial de nuestro sistema educativo y los mitos que encierra y que nadie trata de evidenciar y corregir. Tal vez la obra quede en deuda con la calidad literaria de la educación pero, como intento, es digno de destacarse.    

 

Caperucita Ligia se fue por la mar es su segunda novela y la publicó en el año 2003.1

 

Esta novelita, que continúa al escritor en la narrativa, es monofónica, tradicional, lineal y moralista.

 

Es clasificada como una novela de literatura infantil. No es novela, es un relato moderno que pertenece al género maravilloso. Inicia con una descripción realista, convencional, racional, de un espacio corriente, un pueblo rural y una escuela, unos niños y una maestra. La situación inicial plantea un conflicto individual: el niño de siete años llamado Moisés Porras está enamorado de Ligia Jiménez, una compañerita del mismo grado, el primero de la escuela. La maestra planea una actividad escolar que consiste en representar en forma de teatro (lo que solía llamarse velada) el cuento popular maravilloso llamado Caperucita Roja. Los personajes son reales así como la maestra, Vilma Huertas, que es la misma que le dio clases al autor. Los referentes son históricos y no existe nada que interrumpa la rutina hasta que la maestra hace pública la lista de los niños que representarían los personajes del cuento. Aquí aparece un triángulo amoroso: Moisés, Manuel Otárola (Carlos Alvarado)  y Moisés Porras. Se coloca a Carlos Alvarado, entre paréntesis, porque es al final cuando se sabe que Ligia está enamorada de él y no de Manuel. Esto, Moisés lo supo cuando la maestra leyó la carta de Ligia.

 

La actividad escolar se realizó, sin pena ni gloria, pero despertó más los celos de Moisés que vio en Manuel su rival amoroso. Aquí se abre el proceso propiamente que estructura el relato: conquista del amor de Ligia por parte de Moisés.

 

Lo primero que debemos aclarar es que el relato tiene como protagonista a Moisés Porras y no a Ligia Jiménez, Caperucita Roja que se convierte en el objeto deseado, lo anhelado, la meta de Moisés. Por eso al final del relato, caperucita desaparece con su abuela y la figura de Moisés cobra la relevancia total del relato.

 

Los relatos maravillosos parten de una situación inicial de desequilibrio, de necesidad, sea cual sea la naturaleza, pobreza, falta de trabajo, soltería, enfermedad, etc. Esto abre un proceso de mejoramiento, por parte de personajes que poseen los valores propios de la programación social, religiosa, moral, etc., solidaridad, compasión, caridad, honradez, amor a los padres, respeto, sumisión, y otros. Los personajes pueden ser tres o uno y salen a rodar mundo en busca de una solución al desequilibrio inicial, es una especie de proceso de iniciación, pueden ser personajes pobres, huérfanos, solos, sin nada material pero dotados de todas las virtudes tradicionales y eso es lo primero que se pone a prueba, al salir de sus casas, se encuentran con un personaje que les pide un poco de pan pues tienen varios días de no comer, para citar una variante. Los malos no se detienen a socorrerlos y fracasan en su empresa, mientras que los buenos, los que tienen esos valores, resuelven esa prueba particular y se hacen merecedores a elementos mágicos, aliados positivos que les ayudarán a vencer enemigos poderosos que poseen el objeto deseado, meta de su empresa. Es gracias a esos elementos mágicos y sus aliados poderosos que logran vencer, en una lucha-victoria, al enemigo, un enano malo, un monstruo, una bruja, etc. Esta es la prueba fundamental y que se convierte en una especie de título de estudios, cúspide de la formación, triunfo de su empeño. Lleno de riquezas, a veces, casado con una princesa y con el objeto buscado regresa a su casa y son muy felices. Se restablece el código moral, vuelve el equilibrio del marco social familiar, puesto en crisis. Esto es lo que hemos llamado Estructura de Consolación (de evasión) porque los códigos morales, los méritos de los héroes, su capacidad individual y social no es apropiada para obtener éxito, en sus empresas. Lo mismo debe decirse de los medios que emplea para obtener el logro de lo deseado, los obstáculos complejos que enfrentan los personajes, son resueltos por medios mágicos. Esta estructura, con las variantes del caso, es la que tanto éxito ha dado a los escritores de todas las latitudes, sobre todo los ingleses y sigue tan vigente que forman los puntos altos de las ventas de libros en la actualidad, sino que lo digan Harry Potter y el mismo Cohelo.

 

El relato que comentamos utiliza algunos de esos elementos. Moisés que es muy ajustado a la rutina y el orden, logra la amistad de Ligia y permanecer a su lado, ayudado por su tío Filones, unos pocos años mayor que él, el cuentacuentos. Antes de emprender el viaje al bosque para encontrarse con la abuela de Ligia que no era huérfana y tenía padres que casi no se nombran en el relato, cometen una fechoría. Su tío mata y le saca el corazón a treinta gorriones para que Moisés pueda tener una bella voz y convertirse en un cantor popular, como Pedro Infante, a quien su padre imitaba, sin éxito. La abuela los descubre y se enfrentó a ellos que le mintieron sobre el origen de ese acto violento y cruel. Fue el maestro de música, le dijeron, entonces ella los llevó a la escuela para verificar, lo dicho por ellos. Antes de llegar confesaron la verdad y su abuela los sometió a un castigo casi tortura, al arrodillarlos sobre granos de maíz, durante treinta minutos. Además el autor intercala, fragmentos de cuentos, rondas, textos de autores conocidos como José Martí, más como erudición que como parte del verosímil del relato. Es bastante avanzado el relato, cuando aparece el acontecimiento que introducirá los elementos sobrenaturales. Es de noche y Moisés, Filonús y Ligia regresan a su casa. Filonús decide ir a la pulpería y deja solos a Moisés y Ligia y entran a la casa de Moisés y éste decide que se quede a dormir en su cuarto. Es ahí donde ocurre el fenómeno maravilloso. Moisés sufre una especie de pesadilla, de celos, se siente exaltado y contempla a Ligia en su cama y se acerca a ella, la siente fría y Moisés le arropa. La contempla como muerta. Ligia penetra en su mente, la ve flotar, elevarse, y él también comienza el viaje, en una especie de nube roja. Los dos planos, el real y el sobrenatural se unen, y el sobrenatural cobra vida y es bajo sus leyes que el relato se realiza. Son las nueve de la noche. Ligia se transforma en Caperucita Roja y Moisés es poseído por el espíritu de Ligia. Los dos planos luchan y vence el plano sobrenatural. A las doce en punto, ambos viajan en la nube y llegan al bosque. Éste es el lugar de misterio, de trabajo, de formación, de aventuras, de encuentros, de malos y buenos, de encantamientos, de brujas, de enanos, del saber, del éxito o el fracaso; es el colegio, la casa de enseñanza, la vida misma, el maestro, el laboratorio. Aquí se aprende, se prepara para el futuro.

 

Sucede, antes de emprender el viaje maravilloso, una especie de transformación cultural, aparece en boca de Ligia el dios indígena Sibú, su invocación, cuando antes se había dicho la oración cristiana para acostarse a dormir. Es un hecho aislado que contradice el verosímil del relato, es disfuncional y no agrega nada importante en ese engranaje.

 

Al legar al bosque inician el camino hacia la casa de la abuela y la encuentran sentada tejiendo, no habla, y fue hasta las dos de la madrugada que les habló, contó parte del cuento de Martí, sobre la niña que viajó a la luna porque estaba sola. Les comunica su proyecto de viajar a la luna en la escalera que teje desde hacía muchos años. A las tres de la mañana la abuela y la Caperucita suben la escalera hacia la luna y Moisés permanece abajo, no puede acompañarla porque a las siete, debe ir a la escuela. Se va el plano sobrenatural y regresa el real, la rutina, lo normal. Moisés, poco a poco, recorre el bosque y sale de él. A las siete de la mañana está sentado en su silla en el aula escolar. Descubre la silla de Ligia vacía, unos dos y más días y se preocupa por la ausencia injustificada de la niña y Moisés permanecía callado, nunca dio a conocer la historia del viaje a la luna,  hasta que después de varias semanas la maestra lee una carta que recibió el día anterior. En ella Ligia contaba que había tenido que abandonar su escuela intempestivamente porque sus padres planearon viajar a San Francisco de California, por motivo de trabajo de sus padres. En la carta agrega que estuvo enamorada de Carlos Alvarado, aunque él nunca lo supo y que ella le pidió a la Niña que lo pusiera de Leñador.

 

Moisés se transforma, huye de la escuela, y viaja, como loco, por diferentes partes del país, lo buscan y no lo encuentran, los periódicos dan la noticia y en un viaje al mar, el narrador (autor) lo encuentra desdibujado, desquiciado y lo reconoce, entonces le pregunta cuál es su nombre y el contesta que es Carlos Alvarado. Así termina el relato.

 

El final no es de mejoramiento sino de fracaso. La situación final no restablece el código, todo lo contrario el personaje principal termina peor que al inicio. Ahora bien, Moisés en su conducta amorosa reafirmaba el código moral de la familia cristiana. La respuesta es contundente, no. Moisés violentó un mandato expreso, socialmente aceptado: los niños no se enamoran, como los grandes, no tienen permiso de sus padres, ni la religión, ni la sociedad para desear, querer, volverse loco, por el amor de una niña, de siete años, igual que él. Esta es la causa de su castigo, su pecado fue el amor y la penitencia, la locura. Entonces el código social se restablece, el infractor se castiga, sufre, paga por su osadía, su rebeldía, por haber puesto en peligro los valores sociales del grupo a que pertenecía. La estructura de consolación es la misma, a pesar de los cambios operados. Obsérvese que Moisés deja que Caperucita Ligia lo abandone, lo deje, se vaya con la abuela hacia la luna. Prefiere la escuela que el amor de su vida. En la lucha de esa dicotomía la Lucha-Victoria, Ligia-escuela, triunfa la escuela, lo normal, lo establecido, a pesar de que con ello Moisés pierda el objeto deseado y digo objeto con plena conciencia del significado del término porque así se reconocía a la mujer, antes y ahora, por algunos, conscientemente o inconscientemente. La locura de Moisés no obedeció tanto a la pérdida de Ligia, que ya -repito- lo había abandonado sino al machismo que lleva en su sangre, en su educación, Ligia estaba enamorada de Carlos Alvarado y no de él. Por ello, en su locura, se cambia el nombre, no resistió el no ser correspondido por ella.

 

Otros aspectos evidentes del cuento que contradicen el verosímil, son los castigos-torturas que se imponían. Una abuela que era capaz de enfrentar a los niños con los maestros para averiguar la verdad, nunca supo lo que pasaba en el cuarto de Moisés, su conducta enfermiza, pues es obvio que Ligia nunca estuvo en su cuarto sino en la mente del niño, lo mismo que el viaje al bosque y todo lo sobrenatural que ocurrió, a pesar de que el relato no ofrece indicios de ello. Por esto afirmamos que el relato es un viaje en el interior de un niño, Moisés, en su libido y sería, el relato, un texto interesante para un análisis psicológico, al mejor estilo de Freud, o uno socio-psicológico, sin llegar, desde luego, a cotejar con la biografía del autor como suelen hacer los seudocríticos que no conocen de literatura.

 

Otro elemento que también encontramos en algunos cuentos de hadas, maravillosos es la crueldad y aquí no es una simple travesura, se trata, no solo de matar avecillas, sino de sacarles el corazón y comérselos, uno a uno, durante treinta días. La misma práctica de la religión se evidencia más como superstición que como prácticas de fe, los diablillos, las clasificaciones de los animales, en buenos y malos, las pertenencias materiales ocultas en sistemas de ahorros.

 

Este relato refleja todas las deficiencias de un sistema educativo convencional, caduco, machista, represivo, consolatorio, enajenante, más a nivel inconsciente, que consciente. Mitos y prejuicios, tales como el machismo, son enseñados como algo natural por mujeres, pues tanto la primaria, la secundaria como algunas carreras universitarias son regidas y dirigidas por mujeres, lo mismo que la educación del hogar. Los niños, y esta palabra incluyen ambos sexos, son educados por programaciones caducas que inducen a esas criaturas a regirse luego, bajo los cánones aprendidos en la educación formal y refleja.

 

La tercera novela la llamó La quema de la alcaldía y la publicó en el año 2009.1

 

Esta novela muestra un pueblo que irónicamente el narrador llama Ciudad-Pueblón en el Sur del país. Es claro que se trata de Pérez Zeledón, lugar donde nació el autor. Desde el inicio se puede observar con facilidad que la distancia entre lo narrado y la realidad histórica existe poca distancia y esto hace de la novela casi una descripción de situaciones y acontecimientos claramente vividos por los habitantes de ese lugar y poco elaborados por más que los disfrace con nombres inventados o distorsionados.

 

Por otra parte el centro ideológico de la novela pareciera ser el culto religioso a Cristóbal Colón y la Reina Isabel que brinda el club que lleva ese nombre. La relación historia e intrahistoria es un tanto grotesca, tosca y de poco alcance. No se logra obtener una fina crítica a la historia oficial sino una clara oposición poco elaborada. Los personajes que forman ese club son demasiado distorsionados, groseros y no logran alcanzar la calidad de símbolos, prototipos, ejemplos de servilismo e ignorancia en nuestro país y quizás en toda Hispanoamérica acerca de esa invasión, que nunca conquista ni descubrimiento, de los españoles a nuestras tierras y riquezas. Fue, desde luego más el daño que infringieron a esta región que los tales beneficios.

 

Se percibe claramente una visión de mundo muy cerca a la que mostró José Camilo Cela en España y que dio por fruto el llamado Tremendismo pero sin llegar a la conversión literaria de los hechos que realizó el escritor español. Un ejemplo claro de ello es la matanza de perros, su destace y la venta a las cantinas para saciar el hambre por medio de las famosas bocas de los parroquianos adeptos al licor.



1 Arce Navarro, Luis Enrique. El Lupanar. Ediciones Tríptico, San Isidro de El General, 1987.

1 Arce, Luis Enrique. Caperucita Ligia se fue por la mar. EUNA, San José, 2003.

 

 

1 Arce Navarro, Luis Enrique. La quema de la alcaldía. Litografía Morales, Heredia, 2009.

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Afirmativo
Benedicto Víquez Guzmán

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