HERNÁN ZAMORA ELIZONDO
(1894-1967)
El Licenciado don Hernán Zamora Elizondo nació en la ciudad de Heredia el 2 de septiembre de 1894 y murió, en San José, el 12 de diciembre de 1967.
Sus estudios primarios los realizó en su ciudad natal, en
Antes de obtener el último título, se traslada a Turrialba, donde trabaja como abogado, pero al poco tiempo, viaja a San José para comenzar su carrera docente como profesor en el Colegio de Señoritas, en la cátedra de castellano.
En 1931, graduado como profesor de castellano, es ascendido a la dirección del colegio Superior de Señoritas. Un año después se pone al frente de la dirección de la escuela Normal de Costa Rica y también imparte las cátedras de español y legislación escolar. En estos cargos creó el departamento de material escolar. Fue también director del Instituto de Alajuela, Secretario de Educación Pública, durante la administración de don Teodoro Picado y catedrático en
Ocupó el cargo de asesor técnico del Ministerio de Educación de Guatemala de
Fue un escritor destacado en las letras nacionales, sobre todo en poesía.
LO QUE ESCRIBIÓ HERNÁN ZAMORA ELIZONDO
NOVELA
1. Y el perro cayó muerto...: 1926
CUENTO
1. Entre los niños: 1925
2. Un cuento: 1920
3. Cuentos de mis hijas: 1926
4.
POESÍA
1. Aguja y ensueño: 1927
2. Las horas vagabundas: 1929
3. Ritmo Doliente: 1930
4. Páginas íntimas: 1933
5. Almas Simples: 1933
6. Romance Tico: 1940
La novela Y el perro cayó muerto... la escribió en 1926 y no es sino hasta el año 2005 que la editorial de
En realidad no reúne esta obra los requisitos del género novelístico. Es, a nuestro juicio, un relato que se publicó en los Juegos Florales de 1925.
La estructura del relato es similar a El Moto de Joaquín García Monge y la temática la misma. Se trata del clásico triángulo amoroso. En este caso es Juan, un campesino bueno y trabajador que vive sus primeros años de matrimonio con otra campesina humilde de nombre Julia, pero es víctima de la separación de ese enlace por parte de Mariano, el rico y perverso gamonal. Los campesinos buenos y trabajadores, felices, son víctimas del rico y malvado rico, citadino. Ciudad versos campo, buenos versos malos. No se explica la forma cómo Mariano logró llevarse a la incauta y buena Julia. Tal vez es su padre quien al final acepta alguna culpabilidad debido a su vicio del alcohol pero la realidad es que la visión narrativa la maneja un autor moralista que observa efectos consecuencias pero nunca las causas, por eso el relato permanece dentro de una ideología conservadora, religiosa, moralista pero justificadora y nunca contestataria o crítica. Es la visión bondadosa que mantiene y posiblemente hoy es así en muchos de los conservadores, que los pobres son buenos y felices en su condición de pobreza pero que los ricos intervienen para hacerlos sufrir al privarlos de lo poco que tienen, el amor de su mujer. El rico es malo, no porque acapara bienes, roba, y se adueña del trabajo de los campesinos sino porque roba a la mujer del humilde campesino.
El relato resuelve ese conflicto en forma un tanto trágico-cómico y de manera muy prevista y casual. Julia, al separarse de Juan estaba embarazada y él, su hijo se convierte en su proyecto. Julia pierde toda importancia, de hecho narrador personalista no le dedica sino unos pocos párrafos para mostrarla arrepentida. El mismo Mariano al enterarse de que Julia está embarazada la deja en una casa casi abandonada y se retira de su cuidado. Al final el interés del autor se centra en la familia de Juan y su pasión por la cacería. Es así que, casualmente, se encuentra con un viejo conocido de escuela que trabaja con Mariano y le comunica que Julia tuvo un hijo y le lleva a su casa. Ahí se encuentra con Mariano pero le perdona la vida y decide robarse a su hijo, sin importarla para nada la madre. Al final llega a la casa de sus padres con el niño y brevemente cuenta a sus padres y al suegro Felipe lo sucedido y deja a su hijo en la cama. Poco después aparece su perro Tigre que daba por muerto que viene herido y frente a su amo cae muerto. Así termina el relato.
Prosa moderna, culta. Relato tradicional, de clásico narrador personalista y moralista. Comparte con los autores de la generación anterior las técnicas realistas, costumbristas pero que no alcanza a romper con el paradigma establecido. Ni siquiera es capaz de ofrecer un lenguaje coloquial campesino, al estilo de Aquileo o el mismo Magón.
1 Zamora Elizondo, Hernán. Y el perro cayó muerto... EUNED, San José, 2005. La 1ª. Ed. La hizo El Heraldo en 1926.
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