Moisés Vincenzi Pacheco cont. 1
Atlante es su primera novela y se publicó 19241.
Se puede afirmar que es una novela de aventuras maravillosas, al mejor estilo greco-latino. Los enfrentamientos entre los buenos y los malos guían las aventuras más increíbles de los personajes. Fuerzas del mal que viven en las tinieblas, debajo de la tierra se enfrentan a los seres alados, casi angelicales que representan al bien. Se ubica en 1351 y tiene por escenario la ciudad de Metrópolis en la isla Atlante y a Ángelo Cavalcanti, un náufrago, (ángel) como su personaje principal. Ya de por sí la época, así como los apellidos de los personajes nos ingresa en Italia en
Es la clásica novela sentimental en un marco maravilloso, en este caso de triángulo amoroso y de aventuras. Su único interés es mostrar el éxito de un sentimiento o un valor absoluto, llámese como en este caso el amor y el bien, sin mayor interés que eso. El narrador se mantiene desde una órbita superior, omnisciente, moralista, conductor y los personajes son simples monigotes que siguen sus caprichos. Priva el comentario, la reflexión, la descripción sobre lo narrativo y de ahí su carácter ensayístico.
A través de su lectura se desprende una concepción idealista, platónica del arte. El bien se homologa con la belleza y ésta con la esencia armónica, inicial de la creación. Se privilegia la forma, la armonía y por ello se motiva la lucha entre bien y mal, belleza y fealdad. A la primera categoría pertenece Ángelo, Vitinia, las doce doncellas (apóstoles), Publio, las fuentes, los jardines, la playa, el mar y los atributos son el color blanco, lo rubio, la armonía, los sonidos musicales, la danza, el castillo, la superficie de la tierra. Por el contrario las cavernas, las profundidades de la tierra, la oscuridad, las serpientes, los cuernos, las alimañas, los negros (racismo), los vicios, hasta los obreros y un periodista ocupan la legión de los malos. Como Dante en
"traidores, déspotas, ingratos, perezosos, políticos, intelectuales, comerciantes, obreros, alcahuetes, espías, esbirros, maldicientes, hijos renegados, vagabundos, periodistas (tuvo una traición de un amigo periodista que no quiso prologar un libro suyo)".1
"Y entonces el espíritu que se arrastraba rugió con cólera espantosa y les dijo al rey y a los príncipes y los magos negros".2
Esta visión religiosa y moral de la raza humana, representada por el mal en lucha constante con el bien: Dios-Luzbel, tinieblas - luz, belleza, en el sentido greco-romano, y oscuridad, tinieblas, cielo-infierno, inmersa en un modernismo parnasiano con evocación de lugares exóticos y seres míticos, unos con alas negras o grises y otros blancas, se da en un mundo maravilloso, que no fantástico, donde las leyes naturales conviven con las sobrenaturales de una manera convencional, normal. Su estructura narrativa sigue lo básico de las narraciones maravillosas con todos los ingredientes: situación inicial negativa, naufragio de Ángelo que ha salido a recorrer el mundo en busca de mejor ventura, héroe símbolo del bien y de la belleza, atributos del código positivo es rescatado por doce bellas mujeres y llevado a la corte del rey. Ahí se da la prueba principal de la cual sale airoso por sus virtudes físicas y morales y se hace merecedor de un aliado (hada madrina) que le permite obtener los elementos mágicos capaces de hacerle vencedor en la batalla final, representada en la novela por tres tareas: heroicidad, trabajo, caridad que realiza con honor y se hace merecedor a la mano de la hija del rey Vitina en la prueba fundamental (tarea-cumplimiento). Siendo ya uno más de los alados habitantes de Atlante huye con su amada de la ciudad destruida, incendiada y victorioso se dirige a fundar la nueva raza (cultura). Es la situación final positiva de los relatos maravillosos. El desequilibrio social puesto en duda, en crisis por las fuerzas del mal recobra su estado normal, su lugar, su equilibrio.
Llama la atención los medios mágicos con que el héroe vence al enemigo y los del enemigo. Estos utilizan las armas bacteriólogas que tanto daño harían a la humanidad en Vietnam (profético).
Otro de los defectos del relato es la intromisión del narrador como parte de él a pesar de su omnisciencia y no ser personaje de la novela:
"No hemos dicho una palabra del carácter de esta deidad".3
También al igual que Homero invoca a las musas para narra que no cantar las aventuras de Ángelo:
¡Dios mío! ¿Qué haré para relatar lo ocurrido a Ángelo Cavalcanti en su viaje con el médium, por los espacios? Desgrana Padre Eterno, tus rosales sobre mis sienes y sobre la página en que escribo".1
También abundan las preguntas retóricas propias del narrador metiche, manipulador que trata de impresionar y dirigir al lector. Es una manera de considerarlo incapaz de comprender el relato e ir siguiendo por sí solo las peripecias del mismo.
Es, al fin una novela tradicional, lineal, logocéntrica, monofónica de estructura maravillosa y visión modernista e idealista de la realidad.
La novela Rosalía se publicó en 1931 y es la segunda que escribió.
Es una novela picaresca, de acontecimientos. Desde el inicio, hasta el final, se mantiene gracias a ellos. La llegada de unos gitanos al pueblo de San Buenaventura, agita sus habitantes. Aparecen diferentes conflictos amorosos y pícaros entre algunas personalidades y los gitanos. Éstos, poco a poco, van ganando la confianza de algunas personas adineradas e importantes del pueblo aprovechando los defectos y vicios de ellos, y que gracias a la astucia de
No escapan los amoríos del cura con la esposa del sacristán y las aventuras de Juanico. Todo ello produce un mundillo de intrigas, pasiones, aventuras amorosas que ofrecen una atmósfera picaresca, irónica y sarcástica. Los conflictos son de tipo individuales pero engloban los vicios de los pueblos y sus principales: cura, sacristán, maestro, gobernador, médico, boticario, barbero, etc. y sus esposas e hijos y se mantienen en un ambiente superficial, más de efectos que de causas y sin criticidad. La novela termina con el matrimonio de Calixto, el gitano guapo y la bella Rosalía, hija de don Fernando, el Gobernador. Es un final feliz, para una novela picaresca, un tanto sentimental y que retrata la vida privada de un pueblo, sus conflictos amorosos, sobre todo de alcoba y la hipocresía, la doble moral de los habitantes que aparecen como señores pero que en la realidad son villanos.
Como estructura novelesca esta es la más lograda. A pesar de que el narrador da poco la palabra a los personajes y acapara con largas descripciones la atención del lector, no incurre en valoraciones inoportunas, juicios y discursos moralistas.
La novela es tradicional, monofónica y logocéntrica pero es la primera novela y única del género que se ha escrito en Costa Rica. Tal vez la originalidad no esté en la temática, la vida de los gitanos, el lenguaje arcaico, la narración de la parte oscura de los personajes que aparecen como honorables, sino en la ironía, la fina sonrisa, la burla social y la manera de evidenciar lo falso, exponerlo, reírse, burlarse, sin herir y sin llegar al escarnio.
En las novelas picarescas clásicas un lazarillo o pícaro pasa un tiempo con diferentes señores típicos de todo pueblo, el cura, el alguacil, el médico, el ciego, etc. y va narrando en primera persona los vicios de esa personas que pasan por importantes y virtuosas, en primera persona. En
Si bien las novelas picarescas eran ejemplares y servían de educación a quienes las leían, en esta novela de Moisés Vincenzi Pacheco, el énfasis educativo es evidente e intencional. Rescata a los gitanos de la opinión generalizada española de ser pillos, vagos, embusteros y ladrones y los conduce a un nivel ejemplar de conducta y vivencia. Hasta logra que acepten la religión católica y el pícaro Juanico asume el papel de sacristán.
Pero el héroe Calixto, a pesar de vivir con los gitanos y aparecer como uno de ellos, en realidad es un noble español de apellido Saavedra. Este hecho devalúa el logro final de la novela. Los gitanos por sí solos quizás, nos hace pensar el autor, nunca hubiesen podido llegar a convertirse en hombres de bien, si no hubiese sido con la ayuda de un español noble. ¿Es una tesis racista? Pareciera que sí.
Otro aspecto que llama la atención es que se hace ley la máxima del refrán español de que reza "ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón". En otras palabras el fin justifica los medios y eso de ninguna manera es aceptable como ley, ni justificable. Es incorrecto afirmar, como lo hacen muchos que la guerra, las matanzas, la violencia, la destrucción de un pueblo en todos los extremos se justifica porque se persigue eliminar el terrorismo de la faz de la tierra, tal y como lo predica el gobierno de los Estados Unidos de América. Este fundamentalismo es similar al fascismo de Adolfo Hitler cuando hacía la guerra en aras de una raza superior y un exacerbado nacionalismo socialista. Ningún fin, por más supremo que sea puede ni debe ser alcanzado con medios contrarios a lo que se persigue. La paz nunca podrá lograrse con guerra, destrucción y violencia. La vida no podrá alcanzarse a través de la muerte.
1 Vincenzi Pacheco, Moisés. Atlante. Imprenta Trejos Hermanos, San José, 1924.
1 Vincenzi Moisés, Ob. Cit. p. 22.
2 Mata a todos los habitantes y ruega a su grupo que nadie mire hacia atrás. Sara lo hace y se convierte en estatua de sal. En la novela se convierten en estatua pero de piedra.
3 Ídem, p. 26.
1 Ídem, p. 31.
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