Eduardo Vargas Ugalde por Benedicto Víquez Guzmán

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EDUARDO VARGAS UGALDE

(1944)

 

 Eduardo Vargas Ugalde nació en el cantón central de Naranjo, Alajuela, el día 28 de mayo del año 1944. Microbiólogo pr la Universidad de Costa Rica. Recibió el Premio Editorial Costa Rica en 1996 por el libro de cuentos Mujeres, sombras y coloquios de uno.

 

LO QUE HA ESCRITO EDUARDO VARGAS UGALDE

 

NOVELA

 

1. Oromundo: 1989

 

CUENTO

 

1. Mujeres, sombras y coloquios de uno: 1998

2. La llave de Hecate: 2003 

 

Oromundo es la única novela que conocemos de Eduardo Vargas Ugalde. La publicó en el año 1989.1

 

Es una novela que pertenece al género de lo fantástico. A pesar de mantener un narrador- autor como parte de la enunciación o presente que introduce las historias narradas por Alcides Heldionero u otros personajes míticos, indígenas y desaparecidos, solo mencionados en los manuscritos, y mantener una perspectiva única, la novela se configura como polifónica. El narrador omnisciente, complaciente, explicador, guía, interviene poco, quizás sólo para justificar y dar visos de realidad histórica a los hechos fantásticos que narrará, sobre todo Alcides.

 

La enunciación de la historia se ubica en Alajuela y en una recepción Municipal con motivo de celebrar la efemérides de la gesta del soldado Juan Santamaría en 1856. El autor recibe promesa de Rosario, esposa de su amigo Félix, de darle unos manuscritos que conserva sobre narraciones o historias contadas por un héroe nacional de esa época, se trata de Alcides Heldionero, cuyo autor es desconocido y dejó una carta de fecha 1917 donde da algunos detalles del misterioso manuscrito, posiblemente escrito en 1906 y se ubica en el pueblo llamado Oromundo, de donde son oriundos ambos.

 

Luego y con breves interrupciones por parte del narrador-autor, se inicia la narración que poco a poco va describiendo el pueblo Oromundo, sus moradores, costumbres y misterios. Así da inicio una serie de historias y leyendas relacionadas con viejos ancestros que vivieron en esa remota época. La historia de Nira y su esposo Jacinto y la esfera luminosa que parecía producto de extraterrestres y la extraña muerte de su esposo en el bosque.

 

La muerte de Alcides pero antes las narraciones increíbles de él relacionadas con el volcán (¿Arenal?), la laguna y el pueblo Oromundo y las ceremonias religiosas de las mujeres alrededor del árbol de aguacate. Se abre un mundo sobrenatural, que choca con el real, que trata de obtener un espacio que le fue arrebatado. Así se plantea la obra como la lucha de dos mundos: el real, de leyes naturales, vigente, actual y el sobrenatural, ancestral, mágico, de la cultura indígena, de los aniquilados que aparece como testimonio, abre espacios para mostrar su virginidad, su pureza, su armonía con la naturaleza, su derecho a existir a pesar de haber sido extinguido por los españoles, luego  por los filibusteros que intentaron, sin éxito arrebatar nuestro suelo y riquezas naturales.

 

La novela discurre en ese contraste entre dos culturas distintas, una vigente y otra olvidada y la tesis es el esfuerzo manifiesto por parte del autor por redescubrir, recordar, evocar, darle vida a ese pasado olvidado, abrir la memoria histórica para resaltar la magnificencia de nuestros antepasados, desgraciadamente hoy olvidados.

 

El capítulo III inicia con el subtítulo, Los Orígenes y en él se pone de relieve el origen de ese pueblo y la llegada de los primeros moradores españoles Ronulfo y Adelaida. Representan el inicio de los colonos y no los conquistadores. Se incorporan a la vida de los indígenas y conviven pacíficamente con ellos. Poco a poco comienza la imposición  de una cultura sobre la otra, sobre todo cuando interviene la religión católica, a pesar de no haber sido violenta. Los franciscanos ocupan un potrero que había sido el Centro Ceremonial de los indígenas y desplazaron las esferas de piedra del lugar estratégico donde las habían colocado, para construir la iglesia y el convento. Al tiempo de establecidos y llevar una vida enclaustrada, los monjes fueron advertidos de  deberían irse de ese lugar. No lo hicieron y entonces después de un largo temporal, Rómulo y Adelaida observar asustados  la  desaparición del edificio envuelto en llamas.

 

En los capítulos siguientes se narran otros hechos fantásticos que nos recuerda la Divina Comedia con Caronte, Dante y Beatriz incluidos, con laguna, nieblas, cuevas, apariciones de monstruos horripilantes, rituales invocados por personas no iniciadas, aves espantosas y crueles, propias de la mitología griega y desapariciones de hombres intelectuales que invocaron a dioses que Sibú tenía presos y cobraron libertad e iniciaron actos de maldad como es el caso del dios del mal Bi-Ña. Se narra la gesta del soldado Juan, los estragos del Cólera, y termina con la vuelta de Alcides al pueblo de Oromundo a morir ahí, viejo y solo, después de encontrar un día a su esposa Dulce, muerta, también de vieja.

 

A pesar de existir una mezcla de hechos mitológicos, leyendas, historias indígenas con otros más recientes como lo ocurrido en 1856 y que aparentemente pertenecen a momentos y condiciones diferentes, la novela es prometedora, se esfuerza por mantener al lector interesado y lo logra sobre esa insuficientemente estudiada cultura de nuestros indígenas. Su evocación abre fuentes importantes en la visión indígena desde una perspectiva distinta, no oficialista, desmitificadora. Ya no se trata ni de la apología idealista del salvaje bueno, romántica ni la del impostor español que la despreció y vilipendió negándole autenticidad, riqueza espiritual, conocimientos avanzados en diferentes campos como la astronomía, el poder medicinal de las hierbas, la agricultura y sobre todo la convivencia armónica entre los hombres y la naturaleza.

 

Es una novela que deseamos estimule un proceso de creación literaria desmitificadora,  revindicadota, esclarecedora de ese pasado ignorado consciente o inconscientemente por muchos.

 

En la presentación de la novela en su segunda versión de Emmanuel Thompson Quirós Bajo el sol de América, publicada en 1932, en España, dice textualmente el presentador:

 

Emmanuel Tompson Quirós nació en la ciudad de San José, capital de la república de Costa Rica, una de las más cultas de América, y donde la población es fiel referente europeo."1

 

 Este dato es de 1932 pero la constante es copiosa y aún hoy se mantienen ya mitificados las connotadas citas de que Costa Rica es la "Suiza Centroamericana", donde todos somos blancos españoliticos, de ojos azules, los más democráticos, hablamos el mejor español, no hay pobreza que por supuesto desconoce la zona de Talamanca y los aborígenes que viven en extrema pobreza, etc. Nuestra identidad histórica oficialista hace abstracción de esa importante e increíble cultura tan nuestra que debería ser el orgullo nacional pero no turístico sino humano.

 



1 Vargas Ugalde, Eduardo. Oromundo. Litografía Cosmos, San José, 1989.

 

1 Ob. Cit. Inicio de la presentación. El subrayado es nuestro.

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