Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Cartas.

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8. CARTAS

 

 

Transcribimos, en esta sección, algunas de las cartas que Omar Dengo envió a sus familiares (algunas conocidas) y a sus amigas (alumnas) y otras de índole profesional. También se incluyen las oficiales, propias de su función como Director de la Escuela por varios años y las que escribió a sus amigos, profesores y otros personajes de la vida p{ublica costarricense.

 

A CARMEN LYRA

 

 

¿Astucia? ¿Cansancio? ¿Debilidad? De todo eso hay en mí, desgraciadamente. Pero tengo derecho y deber de esforzarme por condensarlo todo en una sonrisa de esperanza. Como el jardinero, pongo en las eras ceniza, cal y estiércol y después planto el rosal con la ilusión de que en las rosas ascenderá todo aquello hacia la alegría del cielo.

                                                                                     

Septiembre, 1927.

 

CARTA A MARÍA ISABEL CARVAJAL

 

 

 

Es triste, María Isabel1, que Ud. supiera, por adelantado, que yo cumpliría loa promesa. Es triste para mí, - quiero decir. Desde hace años mi vida se viene deshilachando en promesas irrealizadas que casi siempre son o han sido pedazos de mi corazón. Siquiera fuese una bandera enarbolada, poco importaría  que el viento la desflecara. Usted señaló mi dolor, y si no supiera yo decir que su mano besa, diría que quema.

 

Por fortuna, ni Ud. es Mahoma, ni yo la montaña. De selva algo tengo; de selva impenetrable, por la oscuridad espiritual en que vivo, ciego casi a la luz que me rodea. Y por mi carácter abrupto, algo de montaña tengo también. De cumbre nada; salvo en cuanto a que la cumbre suele sentir voluptuosidad en los latigazos del rayo, que son como sus cilicios..

 

¡Qué egoísmo el mío, Isabel! No quiero ser romántico, ni soy pesimista, pero a veces me parece espantoso mi egoísmo. Siento que vivo como vampiro, absorbiendo la vitalidad de los corazones que me rodean. Mi madre, toda sacrificio, que yo inspiro; mi Tere, toda bondad y tolerancia infinitas, que yo no recompenso; mis chiquillos, todos porvenir al cual nada consagro; mis amigas y mis amigos, todos generosidad que yo devoro con la ansiedad del fuego.

 

De todo eso vivo, como un mendigo en puerta de un palacio, sin otro gesto que el de saber pedir perdón.

 

Pero tengo una esperanza, una sola, que me consuela, me fortalece y me redime.

 

No estoy de acuerdo con Ud. en algo de lo que me dice, pero prefiero callar la objeción. ¿Para qué decirla, si en cambio estoy de acuerdo con Ud. en lo que es más importante? En la actitud, digamos, hacia las cosas.

 

Chabela, qué triste, qué horrible esto de los tests. Medir, medir, ¿qué? (Y tengo que estudiarlo.)

 

A este paso, el hombre, que siempre ha sido gusano, terminará por ser un gusano medidor.

 

¡Qué linda tu carta, qué grata con esa sutil sencillez que en Ud. es genial! Un vuelo de mariposa su carta.

 

Y deja un lampo azul en el corazón. Beso la mano que la escribió...y que escribirá otras.

 

 

ENSEÑANZA DE LA CALIGRAFÍA1

 

                                                                                                       Heredia, octubre de 1821.

 

Señor Secretario

 

Asociación De Inspectores

San José

 

Estimado amigo:

 

Contesto las preguntas que esa Asociación ha tenido a bien hacerme acerca de la enseñanza de la caligrafía. Las contesto brevemente, pues algunas de ellas dan margen a un estudio extenso. Solo que yo no me he propuesto sino expresar una vez más mi simpatía a los intereses que esa Asociación representa.

 

Porque en realidad, para resolver el problema que el cuestionario formulado implica, poco se avanza con obtener, no digo la mía, sino la mejor contestación del mismo. La organización de la enseñanza de tal asignatura, paréceme un simple aspecto del magno problema de la organización total de nuestra enseñanza.

 

Agradezco mucho que al pensar en el asunto se quisiera tomar en cuenta mi buena voluntad.

 

Contesto las preguntas en el mismo orden que las presenta el cuestionario.

CARTA A CORINA

 

                                                                                               Nueva Cork, enero 17 de 1916.

 

 

 

Esta cartita, querida Corina, ha de pasar de sus manos a las de Elena y a las de Martha. Todas esas manos las estrecha con amor mi pensamiento.

 

Hoy las he tenido más cerca de mí que en ninguno de los otros días de ausencia.

 

Don Roberto, que está ahora aquí, me había invitado a las 11 a. m., al Museo de Arte. Llegué a esas horas al Museo. No me esperaba allí don Roberto, sino doña Ana María. Roberto está un poco enfermo - me dijo -. Después de haber ido a acompañar a la señora hasta el hotel, y de saludar al hermano, volví al Museo. Conocía ya las galerías de pintores, y fui a recorrer las de escultura. Pero solo una visité, y en ella solo una obra vi. Dos horas estuve en un banquillo, ante El Pensador de Rodin.

 

¿Recuerda la alusión que a esa obra hice en una conferencia que a Ud. le agradó mucho? Si mis trabajos, que son muchos, lo permitieran, diariamente iría a contemplar la grandiosa escultura. Situándose de frente a ella, y mirándola con profundidad en los ojos, se siente, en verdad, cómo se agitó, absorto ante lo infinito, el pensamiento de Rodin, al concebirla. Se comprende cómo, las obras eternas en arte, son aquéllas que muestran el alma del artista en el instante en que más hondamente se ha sumido en el misterio de las cosas. La brusquedad, la precipitación de ciertas líneas copia la lucha, trágicamente, melancólicamente melódica, de un concepto eterno, fundamental en la organización del universo al sentir la presión de la forma. El bloque de mármol refleja, en este mundo, la existencia que tiene en otro, una idea de la verdad. El artista ha trasladado la idea de un mundo al otro. Al pasar el límite de las separa, como toda creación es un sacrificio, y todo sacrificio una belleza, sangra gloria.

 

El pensamiento de Rodin, luminoso dentro del bloque imponente, es visible en el espacio que se extiende ante las miradas de Dios de El Pensador.

 

Allí, he pensado tanto amor a Uds. Al llegar a mi casa he encontrado una carta en que don Arturo me dice, desde Sussex, que le han escrito "las muchachas". No sé si Uds. mismas. Me dice que arregle con don Roberto lo que al futuro trabajo de "las muchachas" concierne. Precisamente en eso hemos trabajado en estos días, y mañana terminaremos los arreglos. Así se lo comunicaré a Arturo en seguida. No imaginan las amadas amigas ni los amigos de "la clase de 1915" - las que han manifestado deseos de trabajar  conmigo -, cuánto espero hacer por ellos y cuánto espero que ellos quieran hacer conmigo por el porvenir de nuestro país. Todas las mañanas, cuando visito las escuelas en que recojo el material para mis estudios de esas largas noches, cuando converso acerca de propósitos y procedimientos con las maestras, cuando acaricio a los niños, cuando observo el material de enseñanza, o recorro las bibliotecas, se me llena el alma de una vigorosa esperanza, de un hondo idealismo, de una profunda fe en la obra del maestro. Y sueño que estamos haciendo esa obra, juntos, en nuestra escuela, con un espíritu nuevo en el país, nuevo, aunque eterno, en la educación, fraternalmente, como en Shanti Niketán bajo el arbolado de amor que nuestro corazón sabrá tender sobre la inquietud de la generación que nos espera. Entre las jóvenes maestras, muy distinguidas de la Horace Man School, hay una  - Miss Roxana A. Steele -, que cuando conoció mis proyectos me pidió el libro de notas para escribir en él estas palabras: "Si yo fuera maestra en Costa Rica, trabajaría en su escuela, porque quien sinceramente ama la educación, tiene el deber de buscar aquellas oportunidades que de verdad prometen una labor de idealismo."

 

Le contesté con la lentitud de "mi inglés": " I am sure, Miss Steele, that those who are, as you do, sincerily interested in education will extended to me very possible assistance."

 

"Pero...Miss Steele, yo no estoy dispuesto a abrir la escuela que se me ha confiado, si sus maestros..." Y le dije, cómo esos maestros es preciso que pertenezcan al grupo de Uds. De no, el abrir la escuela nunca significaría, como es mi mayor aspiración, el trazado de nuevas rutas en el porvenir de nuestros niños, de una nueva promesa de engrandecimiento para el país, de una más eficaz asistencia de maestros...soñadores, valerosos, fuertes, pujantes.

 

Mis proyectos, aunque no completos todavía, pero sí lo bastante organizados para que se pueda trabajar con ellos desde ahora, los conocerán Uds. muy pronto, sea porque en uno de estos días los envíe, sea porque, como se acerca mi regreso, prefiera llevarlos conmigo. Cuando los estudien, reconocerán en ellos la presencia del amor de Uds., moviendo mi alma, y sentirán que a ese amor quiero corresponder con el más profundo y con el más puro que en mi ser haya siempre.

 

Acerca de las obras de Rodin, que en el curso de esta semana estudiaré, en una corta visita de todos los días al Museo, mucho, mucho, hemos de hablar.

 

Adiós mis queridas amigas.

                                                               Omar

 

MIGUEL ÁNGEL OBREGÓN

 

Hermano:

 

El símbolo de Juan Santa María es una tea; el tuyo, la proa de una barca.

 

Él ensangrentó una muralla; tu sangre enrojeció las olas, que parecieron, en el momento histórico, otro incendio sublime.

 

Allí donde, caíste con tu legión, el mar -como una voz del destino de la patria- responde el grito de libertad del soldado Juan.

 

Hermano:

 

No he podido salir todavía tras tus pasos. Cuando salga, llevaré en el espíritu un fulgor de gloriosa esperanza: ¡Mis hijos tienen sangre de tus venas!

 

Ahora ruego junto a tu madre.

Omar Dengo

 

 

 

 

                                                                                   Heredia, 24 de Abril de 1923

 

Escuela Normal de Costa Rica

Heredia

Dirección

Señor Secretario

 

Tengo el honor de enviar a Ud. un informe que he recibido, relativo a la fundación y a los trabajos de la Sociedad de Normalistas.

 

Como Ud. se servirá advertir, el Director desea que tal informe sea elevado al conocimiento de Ud. y, además, publicado.

 

Juzgo conveniente hacer notar cómo, no obstante sus deficiencias, no obstante las dificultades que al perfeccionamiento del trabajo oponen y a pesar de la corta vida de la Escuela, ya comienza su labor a salir de las aulas, a estimular actividades independientes del trabajo directo de la casa madre. Con esto se realiza una viva obra de extensión en medio de la cual una juventud encuentra la oportunidad de iniciar su actuación social en la vida del país.

 

Con sentimientos de viva consideración, soy de Ud. atto. y S. S.

                                                    

Omar Dengo

 Director de la Escuela Normal de Costa Rica    

                                                                       

 

Señor don Miguel Obregón, secretario de

Estado en el Despacho de Educación Pública,

San José.

 

 

 

                                                                                        Heredia, abril 12 de 1923

 

Señor Director de

Repertorio Americano

San José

 

Muy estimado don Joaquín:

    

A propósito de nuestra conversación acerca del congreso Mundial de Educación que se efectuará en junio y julio en Oakland, California, tengo la complacencia de enviarle la enumeración de los objetivos de la Conferencia y de los medios que se tratará de emplear para realizarlos. He traducido, un poco al pie de la letra, para La Escuela Costarricense, el manifiesto de la Asociación, el cual quizás convendría reproducir. Como le decía en la última entrevista me atrevo a juzgar que ese Congreso, por sus aspiraciones, puede ser el origen de un estímulo superior y trascendente para los movimientos de paz y de fraternidad.

 

Lo saluda afectuosamente,

                                                Omar Dengo.

 

 

EUGENIO CORRALES: NOMBRE DEL LIBRO DE ORO DE LA ESCUELA

 

Heredia, 26 de octubre de 1919

 

Joaquín García Monge

Secretario de Estado en el

Despacho de Instrucción Pública,

Sn José

                                                                                            

 

En acuerdo con las gratas instrucciones de Ud. he citado en la orden del día en la Escuela Normal, el nombre de Eugenio Corrales "uno de los hijos que mejor la sirven y honran". Con el nombre de Corrales, he abierto el Libro de Oro de la escuela, cuyas páginas mantendrán las referencias que Ud. y las demás autoridades escolares se sirvan enviar acerca de la labor de los alumnos graduados. La importancia de tal libro consistirá no solo en la fuente de estímulos, iniciativas y experiencias que poco a poco irá constituyendo el servicio de los alumnos que la escuela prepara, sino además en la utilidad que podrá ofrecer al departamento encargado de organizar el escalafón del magisterio. Por creerlo así he de rogarle que se digne comunicar la apertura del libro a las autoridades escolares del país a fin de que den cuenta a la dirección de la escuela de toda idea, esfuerzo, iniciativa, realización, etc., provenientes de los alumnos graduados y merecedores de un homenaje como el que es mi intención hacerles.

 

También de acuerdo con sus instrucciones he tenido el gusto de trascribirle al señor Corrales, en esta misma fecha, su oficio y el presente.

 

Con sentimientos de la más distinguida consideración, soy de Ud. atto. y S. S.

                           

                                                        Omar Dengo

Director de la Escuela Normal de Costa Rica

 

 

 

 

Señor don Joaquín García Monge,

Secretario de Estado en el

Despacho de Instrucción Pública.

San José.

 

 

 

                                                                                       Heredia, 5 de octubre de 1919

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