Benedicto Víquez Guzmán: La obra escrita de Omar Dengo Maison. Reseñas: Preocupaciones, Con motivo del libro de Rómulo Tovar, Prólogo al libro de la vida de las plantas de Juan José Carazo, Sobre un ensayo del Sr. Brenes Mesén, Presentación del li

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5. RESEÑAS

 

Esta seción selecciona todas y cada una de las lecturas que don Omar dengo Maison puso por escrito. Se trata de libros sobre educación, pedagogía que estaban a la vanguardia en cuanto a ideas modernas sobre esos temas y él pretendía que los maestros conocieran aunque fuera en forma resumida. Él escogía los párrafos más importantes, los transcribía y comentaba.

 

También solía comentar libros de literatura que salían a la luz pública en el tiempo presente y que consideraba dignos de elogios y oportuno dar a conocer a sus alumnos. Era un gran lector. Su crítica literaria solía ser estilísica y emocional.

 

 

 

 

PREOCUPACIONES1

 

I

 

Esta mañana, al remover una era, he comprendido la misión del estiércol. Él es también emisario de la vida. La trasmite a la flor y fruto, y, desintegrándose,  a su modo, crea y florece. Y esto es lo más admirable: cuando florece, perfuma.

 

Ya no se allegan entonces las moscas a la tierra en que mora, sino que sobre las corolas que sustenta, extienden su ilusión las mariposas.

 

¡Bendito sea estiércol!

 

II

 

Rubia, y una evocación como de ámbares, como de ópalos, era un aura en torno a su paso.

 

Tímida, y tras sus miradas se recogía temblando todo su ser, en una lejana intimidad, impenetrable de silencio.

 

¡Y era serena!

 

Su don era la sonrisa. Su sabiduría el perdón. ¿Su amor?

 

-¿Qué es de ella? Pregunté al amigo.

 

-Sueña.

 

-¿En dónde? Pregunté y agregué:

 

 ¿En dónde?

 

- En su corazón. Sueña que es la luz, y piensa en el mundo solo para encantarlo.

 

 

En esta sección se incluyen los textos numerosos que don Omar escribió sobre libros de otros autores. Van desde poemarios, como Desolación de Gabriela Mistral, hasta opiniones de libros pedagógicos, políticos, etc.

 

CON MOTIVO DEL LIBRO DE RÓMULO TOVAR

 

  

Ilumina el ideal las pupilas, las enfoca el amor, y entonces, al contemplar las notas, - porque ve en ellas el espíritu que las anima, - puede el artista interpretar la música de los maestros. Tal concepto del valor de la idealidad se contiene, admirablemente, en las páginas sugestivas del Dr. Watson. Y encierra, para mí, la mejor explicación que encuentro de cómo han nacido estos robustos ensayos de Rómulo Tovar, que, en verdad, tienen de todo: de la grandielocuencia de la oración, de la voluptuosa misticidad del salmo, del idilio, y del peplo imperial de la rapsodia...

 

¿Cuál es el ideal en este caso? Es tal su amplitud, que por un extremo brilla al reflejar las miradas relampagueantes de Jesús cuando dice ese Sermón de la Montaña que tiene la talla del conjunto de cuantas puede contemplar el hombre... y por otro resplandece al fulgor de la última sentencia de Sócrates. Es tanta, que por entre las selvas de luz, que las palabras de esos hombres hicieron nacer en la infinitud del tiempo, marcha Hércules con el mundo sobre los hombros, abrumado de pesantez por la cabeza de Prometeo, por las aguas del mar, por las diademas imperiales de Job, por el dolor de Ofelia...

El amor que hizo coincidir la imagen de la vida con un punto determinado, ¿cuál es? Es la devoción del discípulo. Es el mismo amor de Fredón

 

 

PRÓLOGO AL LIBRO DE LA VIDA DE LAS PLANTAS DE JUAN JOSÉ CARAZO

 

 

El de Juan José Carazo es un nombre muy conocido de nuestros maestros. Lo que ha hecho al servicio de ellos, lo que se propone hacer, lo que desea que se haga, también es muy conocido, siquiera por una mayoría. Y no solo de muchos maestros que han escuchado sus interesantes conferencias o leído sus artículos, sino de muchos estudiantes  que han estado en comunicación con él en las aulas, -en las cuales el cariño que inspira es envidiable,- y de muchos agricultores, campesinos los más, que buscan en Carazo a un verdadero preocupado por sus problemas.

 

Sin embargo conviene recordar, al menos precisando los rasgos más generales, lo que hay de hermoso en su obra. Fue él quien primero trabajó en el país por organizar las que llamó "huertas caseras", traduciendo a nuestro lenguaje la denominación inglesa. Y trabajó con una tenacidad admirable.

 

Es él quien más se ha interesado por la difusión de la agricultura escolar y por obtener que se le contemple con un criterio amplio, dentro del cual tenga ella, como las manualidades tenga ella, como las manualidades en el concepto del pragmatismo pedagógico, el valor de un centro de correlación de estudios. Carazo ha deseado esto para las escuelas rurales o, si quiera, para ciertas regiones del país.

 

Podrá parecer que eso es poco haber realizado o poco pretender, pero la verdad es que tal obra se impone a la admiración por cierta grandeza que ostenta, así en cuanto tiene de realidad, como en lo que contiene de aspiración y de promesa. Cuando se mira con ojos penetrantes la trascendencia de tales labores, -mutiladas por los obstáculos y cuando se comprende el espíritu de sacrifico que Carazo ha vertido en ellas, surge límpida la fe de que él lleva consigo la luz superior en que se inspiran los apostolados. A más de que la compleja tarea de Carazo comporta la presencia de toda una vasta agitación de problemas nacionales.

 

Es cierto que poco de lo que ha construido subsiste o poco conserva lo que va intentando lograr hacer; mas también es cierto que en ambos casos el obstáculo o el fracaso aparecen más allá de donde alcanza la voluntad de Carazo.

 

Alguna vez se conocerá el historiadle sus esfuerzos y se reconocerá entonces que Zarazo ha sido traicionado por las circunstancias y que éstas fueron a veces crueles o tan torpes, que no respetaron la abnegada devoción con que él supo ponerse al servicio de nobilísimas empresas. Lo más grave es que las circunstancias han tenido, en algunas ocasiones, figura y nombre humanos.

 

En cambio quiere la fortuna que sean muchos los jóvenes  a quienes Carazo ha iniciado en el secreto de amar y comprender la tierra, lo que un día u otro se convertirá en porvenir, y para él, su gloria.

 

* * *

 

Carazo es, pues, agricultor. Esto es lo dominante en él. Trasladado a cualquier campo, lo característico de Carazo será el don de cultivar. Es agricultor que cultiva la tierra con herramienta de ideas, que sabe nutrirla con abono de ensueño y rociarla, si en tiempo de sequía es preciso, con lágrimas. Pero es también el otro agricultor, el que muestra sucias las manos, el que ha recibido en ellas la mordedura de víbora de las espinas, el beso redentor de los soles y la unción misteriosa de las savias. El que, trabajando con sus hijos en una parcela, saca de ella el pan oscuro de cada día. El que de allí saca también haces de ideas, a veces sin limpiarles las raíces, a veces arrastrando con ellas algún secreto del corazón maternal de la tierra.

 

Ha sido también apicultor, y si algo lo revela en esa afición; de las abejas le interesa la vida, el enigma, la belleza del vuelo nupcial; la miel, la regala a los amigos.

 

* * *

 

Una vez un amigo de él le censuraba algún artículo con el decir de que era obra inerte de teórico. Carazo envió a la casa del amigo una canastilla con tomates de los que cultiva esta leyenda: " Tomates teóricos para hombres prácticos".

 

* * *

 

Cuando refiere el suceso disfruta con deleite del sabor de la broma. Hay una expresión popular que pinta a Carazo: "Me lo tire". Discutidor empedernido, conversador y amigo de hacer frases con punta, le gusta contradecir, formular paradojas y ocultarse en el diálogo a atisbar la oportunidad de afirmar enfáticamente y con risueña malicia: "Me lo tiré". Y en cien veces es muy probable que acierte las más, por su observación, por su suelto decir, por su imaginación ávida de inquietud. La violencia se apodera de él fácilmente, lo que fuera grave si no supiese convertirla en ágil broma y si, malhumorado e impaciente, cual suele ser, no acudiera en las horas difíciles de su vida, al reposo en una bella serenidad.

 

Aparte de que en todas brota pródiga de su corazón una ternura paternal.

 

Cuando habla a los jóvenes de ideales, ella vibra en su gesto persuasivo con una fuerza apasionante.

 

* * *

 

Fue, hace años, maestro de escuela en el campo. Hizo allí una labor admirable, por la consagración y por la iniciativa. Me parece que hizo uno de los mejores trabajos que se han efectuado en el país. Trabajo de creación más que de técnica. Su escuela rural algo tenía de la de Tolstoi y, -en otro aspecto- de la de Kerschesteiner.

 

* * *

 

Antes había sido obrero. En San José trabajó en la reparación de instalaciones eléctricas. En la región atlántica había trabajado como mecánico en un aserradero. En esta clase de labores su don es la inventiva. De ahí su interés en los problemas del trabajador.

 

* * *

 

Actualmente trabaja como obrero en múltiples faenas de su huerto. Trabaja como agricultor y ha transformado su huerto, -dentro de la mente,- en un laboratorio. Como Profesor, su clase en un campo de labranza. Obra de fermentación que decía Vaz Ferreira.

 

* * *

 

Hay algo que lo caracteriza: su modo humilde de vestir. Hay un vehículo que prefiere: la motocicleta. Hay algo que bulle sin cesar en su mente: un problema, una negación, la fe en una obra posterior.

 

Hay un amor poético en él: sus hijos. Hay un obstáculo frente a sus empeños: la salud.

 

* * *

 

De viejo imagino que se parecerá mucho a Burbank por la sabiduría que llegará a sorprender en la vida de las plantas.

 

* * *

 

Este libro refleja fielmente el modo de preocuparse de Carazo. Allí está viva movilidad de su mente, de continuo solicitada a la acción por múltiples sugerencias. Su rebeldía nativa rompe en las páginas lo que a él  le parece el prejuicio de la forma.

 

Lo que el libro valga o signifique por referencia a la verdad de sus conclusiones, no sé yo decirlo. La zona de que trata es extraña a mis estudios. De las ciencias, con la educación, -cuya sustantividad se discute- me ha interesado la sicología. En otros campos no me atrevo a dar ni un paso.

 

Ni siquiera sé lo que el libro valga como exposición de un método de trabajo. A lo sumo podría hablar yo de la sinceridad con que ha sido escrito. La sinceridad de Carazo es de una trasparencia nítida y en presencia de la vida de las plantas esa sinceridad se desciñe de toda sujeción para enardecerse a impulso de un amor cargado de intuiciones que lleva a Carazo hasta el delito de conversar al oído de las corolas...Esto es algo más que un modo de decir: es una realidad, y en las noches de este hombre, allá en la soledad de su huerto, es uno de los encantos de su espíritu.

 

* * *

 

Puede haber algún interés en señalar el hecho de que se publica este trabajo en los mismos días en que el Profesor Mc. Dougall, sucesor cierta manera, en Harvard, de James y de Munsterberg, formula la teoría hórmica, que supone, para aplicarla a la sicología una concepción de la vida similar a la de Carazo. Aquél en los animales. Éste en las plantas.

 

Pero a mí sobre todo me complace dar una idea del hombre en cuya juventud admiro uno de los valores nuevos más ricos y fecundos de mi país. Este amigo mío ha venido yva buscando algo grande que ya está en él, en espera de una circunstancia que lo induzca a la eclosión en plenitud de luz. En tal concepto el libro me impresiona como un pretexto de Carazo para profundizar en su misma necesidad de crear y obligarla, concretándola, a aumentar su ímpetu, a medir su trayectoria y a vislumbrar, con su dolor, su gloria

 

* * *

 

Ya escrito lo anterior, Carazo lo ha leído, y ha declarado que no le satisface la expresión empleada al hablar de su carácter. Dice que es grosera  y que este libro puede llegar a las manos de los niños. Que, además, él la usa entre amigos y casi confidencialmente.

 

* * *

 

Él no sospechaba que yo aprovecharía su apreciación para completar estas impresiones, mostrándolo en su aspecto más seductor que para mí tiene, por sobre su talento, por sobre su idealismo, y que es su íntima pureza, propia de un niño. Da un símbolo de esta modalidad de su ser el cariño que siente hacia las rosas, -profundo-. Y allí arraigan, fundamentalmente, sus concepciones del permanente milagro de la naturaleza, y allí se nutren los caudales de sus preocupaciones filosóficas: en el arte de mirar la era y el paisaje con el candor de un niño, y de sentir así el trémulo con que la vida discurre en nuestro interior. Solo que sus ojos cuando miran el mundo, como por la primera vez, en la realidad lo han contemplado dentro de sí mismo infinitamente.

 

SOBRE UN ENSAYO DEL SR. BRENES MESÉN

 

 

 

Los estudiantes costarricenses de filosofía y psicología podemos enorgullecernos de que la última publicación d Brenes Mesén sea obra de un coterráneo. Aludo a El Misticismo como instrumento de investigación de la verdad1 Yo esperaba desde hace algún tiempo la aparición de tal ensayo,, como espero , con ansiedad, el que ha venido preparando acerca de Heráclito. El autor tuvo para mí, en 1916, la condescendencia de comunicarme las ideas generales matrices del ensayo publicado y  de mostrarme las líneas generales del plan a proyectaba sujetarlo.

 

Lo que primero me ha impresionado de la lectura, ha sido la habilidad, realmente admirable, con que Brenes Mesén ha podido sintetizar un tan vasto conjunto de ideas, como el implicado en el curso de pensamiento seguido para remontarse a la conclusión final del ensayo. Si no recuerdo mal, hay modificaciones sustanciales en el plan del trabajo las cuales le benefician la síntesis, en cambio quizás perjudican la difusión de las ideas. La poderosa síntesis velará para la mayoría el fecundo contenido de las proposiciones, las cuales son fuente primoroso de honda y serena creación filosófica. Además, ella es primeramente flor de experiencia mística y no bastará para admirarla el "modo reflejo de pensar místico".

 

* * *

 

Pero mi mayor complacencia viene más que de la arrogante fuerza del ensayo, del triunfo del autor. Porque esta obra de Brenes Mesén está rodeada en el mundo del actual pensamiento filosófico, de profundas y gloriosas afinidades con la labor de ciertos hombres a quienes alguna vez se ha llamado o cabe llamar "profetas de la nueva era del espíritu".

 

* * *

 

Lo digo de muchos pensadores y filósofos originales que hacen su meditación y declaran su verdad, aquí y allá, en muy distintos lugares de la tierra, y que son desconocidos de las mayorías, al par que de los cenáculos academizantes, y víctimas de la excomunión del cientificismo, así como rebeldes a éste y al dogma religioso, y al dogma filosófico, llámese positivismo o teosofía. Ellos esperan su hora. Me refiero a los Bragdon, a los Hinton, Carpenter, Basilking, Ouspensky y cien más. Y de preferencia al matemático Ouspensky, por  la razón de que su libro más importante, publicado en ruso en 1918, y en inglés en 1920, desarrolla a plenitud, al menos en ciertos aspectos, la misma tesis del ensayo de Brenes Mesén. Precisamente el objeto del libro de Ouspensky, es dar la clave de la existencia mística; con lo que entiende crear el Tertium Organum del pensamiento, para cerrar el triángulo, digamos, así, en que ocupan un vértice Aristóteles y otro Bacon.

 

Para concretarnos a las relaciones entre los postulados de Brenes Mesén y los lde Ouspensky, citaremos de éste lo que al respecto parece esencial.

 

1.      Misticismo es conocimiento por medio de la conciencia expandida.

2.      Los estados místicos dan conocimiento que nada fuera de ellos puede dar.

3.      Los estados místicos dan conocimiento del mundo nuomenal con todos sus signos y características.

4.      Los estados místicos de hombres de diferentes edades y pueblos exhiben una sorprendente similaridad, que alcanza a ser, a veces, identidad completa.

5.      Los resultados de la experiencia mística son completamente ilógicos desde nuestro punto de vista ordinario: son superlógicos.

 

* * *

 

La lógica -declara Brenes Mesén- deberá incluir la experiencia mística entre los diversos métodos de investigación científica, enriqueciéndose y vitalizándose, etc. Ouspensky funda la Superlógica o Lógica Trascendental, sobre el análisis psicológico de la experiencia mística y en ella sintetiza la existencia del Tertium Organum, el cual aspira a contener todas las posibilidades de la evolución de la conciencia en cuanto se reflejan o proyectan sobre la organización del pensamiento. Allí la Lógica  de la intuición,  -aunque no a lo a lo Lapier- como la lógica del éxtasis, como la que armoniza las revelaciones del Sinaí con los ordinarios poderes del hombre.

 

Plotino, como JacoboBoheme, en el concepto de Ouspenshy intentaron construir el sistema de superlógica de que se siente ahora imperiosa necesidad en presencia de la renovación de la psicología y del fracaso del agnosticismo positivista.

 

Tal sistema, según él, se contiene en el Tat tivan así vedantino, que se corresponde con la fórmula básica de la lógica Trascendental, a saber: A es, a la vez, A y no A.

 

* * *

 

La nueva crítica de la razón que Brenes Mesén reclama, en parte la encuentra Ouspensky en la interpretación de Kant por Hinton, para el cual los continuadores de Kant son los matemáticos Gaus y Lobachevsky. (La vecesaria variabilidad, de acuerdo con las múltiples condiciones de la actividad psíquica, de la intuición del espacio. Sugiere la infinitud de las dimensiones del mismo. Además, con Myres, como con William James y

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