Si la encuesta se repitiera con ocasión de este informe, muy probablemente conduciría a la conclusión de que las condiciones apuntadas a consecuencia de la primera, en el concepto de causas de dificultad para el buen éxito, han conservado la eficacia de su acción negativa. Ha habido, sin embargo, alguna atenuación del efecto de ciertos factores, pero no todavía tan sensible como sería del agrado del personal docente. Por fortuna la actitud de éste, en la mayoría de los casos, tiende a manifestarse en armonía con las necesidades del progreso de la institución.
Si, por otro lado, se comparan los resultados que actualmente es posible obtener, con los que alcanzábamos en 1920 o 1921, se llega a pensar, con un criterio aplicable a buena parte de los estudios, que el progreso general es firme y se ha realizado en varias direcciones. Esto no excluye la conveniencia de intensificar el trabajo, de rectificar su organización, de enriquecer, en síntesis, todas las posibilidades de sistematizar el avance, que, en mucho todavía, es ocasional.
Las actas de exámenes del Tercer Año Normal, -año en que se congregan bachilleres de diversas procedencias, maestros con Certificado Superior de Aptitud, alumnos pues con experiencia profesional, y alumnos que continúan el curso regular de los estudios en la escuela- son actas que descubren, entre otros hechos dignos de estudio, el de que la labor del establecimiento conquista resultados no inferiores a los representados en las condiciones que llegan al último año.
Lo que podía hacer falta en 1920 o en 1921 era continuidad en el trabajo. Fue en 1920, precisamente, cuando comenzó a producirse la regularidad en la organización del profesorado que al fin se va obteniendo. Hay un dato que he mencionado con frecuencia porque se presta para explicar concisamente el estado de la Escuela por referencia a la continuidad del trabajo durante el período de 1915ª 1919 inclusive. En 1920 solo había en el plantel un profesor que hubiese servido de manera sucesiva a lo largo de los anteriores cinco años. Si por añadidura se advierte que en esos cinco años la Escuela cambió seis veces de dirección, se comprende que es a partir de 1920 cuando dispone de un régimen relativamente estable. Claro es que también en estos cuatro años se ha presentado la necesidad de introducir variaciones en la organización del personal., aunque las asignaturas consideradas como más importantes con vista de los fines primordiales han estado, casi siempre, a cargo de los mismos profesores.
La experiencia de este año, como la de los pasados, fortalece la creencia de la Escuela de que los estudios de la Sección Preparatoria, es decir del Primer Ciclo, demandan una prudente transformación que, sin caer en exclusivismos, acentúe en ellos el carácter de estudios profesionales.
Cuanto a la Sección Normal, la labor del año confirma también las previsiones del profesorado en lo que dice a la urgencia de perfeccionar los medios de selección de alumnos, y a la necesidad de aumentar la cohesión, la armonía de los estudios profesionales propiamente dichos. A propósito del primer punto es oportuno dar cuenta de que el Servicio Sanitario de la Escuela y la Oficina de Investigaciones han realizado trabajos cuidadosos en el estudio de los alumnos; trabajos incompletos, desde luego, que deben perfeccionarse, y en los cuales sería muy prematuro apoyar conclusiones, pero que computan ya una contribución estimable.
Hay que agregar que a fines del curso se hizo, con la mayoría de los alumnos, un ensayo modestísimo, -quizás, sin embargo, el primero en nuestros colegios de aplicación de tests de medición mental. Se recurrió, nada más que por vía de exploración inicial, al empleo de una de las formas de los tests colectivos de Myer. En el curso siguiente se ampliarán esos ensayos.
4. El cuadro siguiente contiene un resumen de los datos del año acerca de ausencias. El mecanismo que las registra debe ser mejorado.
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