Alejandro Torijano Chacón

| 1 Comment
 

 ALEJANDRO TORIJANO CHACÓN

(1966)

 

Alejandro Gerardo de la Trinidad Torijano Chacón nació en El Carmen, San José el día 07 de febrero del año 1966.

 

Desde muy joven se marchó a estudiar a la Unión de Repúblicas Socialistas. Es graduado como Master en Ciencias Agrícolas de la Universidad de Kiev, Ucrania.

 

Desde muy  joven se ha dedicado a escribir poesía y relatos acerca de sus propias vivencias.

 

En la actualidad, es asesor en La Asamblea Legislativa de Costa Rica y escribe sus comentarios y obras por La Red en el sitio Yoescribo.com.

 

Marcela Cantero lo describe así:

 

 mcantero@nacion.com

Alejandro Torijano se cansó de esos concursos de novelas con seudónimos, cuatro copias a doble espacio y papel especial.

 

Por eso, aprovechó su fiebre de navegar en Internet y buscó una mejor opción para presentar sus trabajos. Fue así como encontró la página  Yoescribo.com y, sin pensarlo, puso en línea su novela El espejo habitado.

 

Su historia no solo es la más leída, hasta el momento, entre otros autores de habla hispana, el costarricense también obtuvo el segundo lugar de un certamen organizado por los patrocinadores de esa página, con sede en España.

 

"Es una historia autobiográfica cuyo personaje central es Nago Valverde. A través de él cuento mis viajes de adolescente a Estados Unidos y, luego, a la desaparecida Unión Soviética durante la época de la Guerra Fría", contó el escritor, de 45 años,.

 

Él trabaja como asesor en la oficina de Servicios Técnicos de la Asamblea Legislativa.

 

Torijano estará el 29 de setiembre en la isla de Mallorca, en España, para recibir su premio de $1.000 (unos ¢368.000).

 

De un lugar a otro

 

La vida de Torijano ha sido un vuelo de larga distancia.

 

Oriundo de San Marcos de Tarrazú, se trasladó a la capital para marcharse, más tarde, a Estados Unidos.

 

Allí hizo la secundaria, mientras estaba en casa de unos familiares. "Me tocó vivir la última etapa de la época de los hippies, cuando la droga estaba por todos lados y muchos jóvenes morían por sobredosis".

 

Torijano volvió a Costa Rica solo para abordar otro avión con destino a la ciudad de Kiev, en Ucrania, pues obtuvo una beca para estudiar Ciencias Agrícolas. "En ese entonces tenía 19 años y me encontré con una cultura totalmente diferente, donde los ideales socialistas no existían pues una mafia era la que vivía como ricos".

 

Él siempre tuvo interés por las letras. A los 8 años, su madre le enseñó a declamar y cuando su padre descubrió su talento lo llevó a escuelas y cárceles para presentarse en esos lugares.

 

"Empecé a escribir desde muy joven pero nadie se daba cuenta", recordó.

 

Dice que tardó una década en escribir El espejo habitado y que, al principio, tenía unas terribles faltas de ortografía porque pasó casi la mitad de su vida hablando en inglés y ruso, mientras estudió fuera del país.

 

Padre de dos hijas, durante mucho tiempo fue de esos bohemios que amanecen arreglando el mundo.

 

Ahora sale mucho menos, pero disfruta siempre de una buena plática. "Soy muy chismoso, si uno no es curioso no puede producir ideas ni dar propuestas", explicó sonriente.

 

Como todo escritor, su sueño es que su obra pase de las páginas de Internet al papel, por eso, trabaja con entusiasmo en una nueva novela

 

LO QUE HA ESCRITO ALEJANDRO TORIJANO CHACÓN

 

NOVELA

 

1. El espejo habitado: 2002

2. Ladrón de noches: 2009

 

La primera novela que publicó este escrito es El espejo habitado, y lo hizo en el año 20021.

 

Es una novela biográfica.

 

Tres aves, tres vuelos se dan cita en esta historia cuyo personaje central es Nago Valverde.
Se explican los viajes a USA y La Unión Soviética, durante la época de la guerra fría.


Los vuelos hacen que Nago tenga una mutación en relación al concepto del ser humano.

José León Sánchez Alvarado comenta esta novela en el Semanario Universidad el Jueves, 11 de marzo de 2004.

 

"Después de cosido el tiempo, en una mañanita henchida de mañanitas, el viejo camión dejó a la familia Torijano en algún rincón cerca de las piedras por donde el río Parrita inicia ese interminable arabesco de espuma y sonoridad.

 

La familia Torijano-maestra la madre, el padre maestro- llegaron guiados por la esperanza de una tarde mejor.  Así se inicia esta hermosa presentación que nos hace el chiquillo de entonces-ingeniero escritor de ahora-en esta novela "El Espejo Habitado"  que ha ganado en España un premio literario de indiscutible mérito.  Alguna vez se ha escrito y no basta repetir para que el pensamiento ayude o "desayude" a los que se inician en el camino áspero, obscuro, más que ingrato, de escribir. Sendero literario en donde si el autor nació sin una estrella de arte, caminos e intentos narrativos pueden llegar a ser diestros, pero jamás lúcidos, poéticos, o sencillamente hermosos.

 

La página primera y última del libro se inicia en San Marcos de Tarrazú.  Es el camino de los Santos, veredas del sur.  Inmerso en una dosis de dulce poesía con asomos de logros que encantan al lector.  Torijano nos narra la vida, vidas, tardes, de un tiempo bucólico.  Llegan y se van, vienen y se tornan a ir las lluvias, y el niño personaje empieza a crecer.  Aprende una a una y todas juntas, lo que es la redondez de un día en un pasar de pobre donde en verdad esa pobreza hasta se puede cortar -igual que al queso- con el filo de un cuchillo.  Y ya no es posible dejar de leer.  Ya es el momento en que Torijano conocedor de todas las técnicas de la novela, nos ata y desata en un piélago de metáforas, símiles, versos, para hacer nacer y renacer a sus personajes.  Y de un instante a otro la novela se aleja del rubiedal campesino y nos sumerge de una más increíble ciudad en Estados Unidos.  Lejos se han quedado para el joven el rizoma del ayer y está ahí para saber otro concepto de la geografía del niño negro, el latino, el chicano, el pocho.

 

Transferir la técnica de la novela así casi sin avisar al lector, no es artesanía de tontos.  El personaje se hace nebuloso, aprende la droga, el sexo, la lección de un mundo donde el corazón del joven no encuentra horizontes.

 

Es la técnica del escritor que se purifica, se agranda, se ensancha y también nos compromete.  Conocemos la política pedagógica de un mundo que ni siquiera creíamos que pudiera ser. Torijano, el  escritor, no se compromete. Deja que sea el lector quien reciba y recicle -si puede- su parte de compromiso.  Existe ya en el último momento de un viaje en autobús, la figura de un personaje uniquísimo.  Es una mujer, una niña, un número marcado por el desafuero de todos los males.  Es una niña-mujer que no entiende del pecado.  En verdad Torijano nos repite en la novela que el pecado no existe.  La forma en que Torijano hace huir a esta niña desde las gradas un autobús hasta la calle sin fin, sin esperanza, con el vientre lleno de semen, es uno de los grandes logros en esta novela que de seguro ha impresionado a los jurados españoles al otorgar este premio literario.

 

El lector sin previo aviso, puede que en un plan establecido del escritor, se aboca de nuevo a otra sorpresa: el personaje llega hasta una universidad en la Unión Soviética en la ciudad de Ucrania.

 

El paisaje cambia. El personaje se nos hace disímil.  La pedagogía universitaria es diferente.  Sabemos que la universidad no es casa que se hizo para los tontos, perezosos, mediocres. Y además que una Universidad no es y no será jamás un lugar para que puede surgir la democracia.  La universidad de esta novela es selectiva.  Como debe de ser una universidad.  En donde no exista campo para los haraganes, los mediocres, los abusones, los limpios del coraje.  Y este personaje que conoció la cruda en un colegio de América del Norte, está aquí en la Unión Soviética.  Y el lector se pregunta: ¿por qué hemos llegado hasta este lugar,  y que hacemos nosotros los lectores en este mundo de mujeres bonitas, hombres extraños?  La respuesta es nada.  Enhebrar tres mundos diferentes debe de ser duro trabajo para un escritor, unirlos como se hace en una sinfonía, es logro de pocos hombres y mujeres meritorias en el oficio de escribir libros.

 

Nos es dable pensar en los aprietos del jurado. Y más importante aún en un miembro del jurado en España.  Alguna vez escuché a mi maestro Camilo José Cela narrar lo que hace un jurado

 

---Coño, llegan mil libros: ¿Cómo diablos se ha de hacer para leer mil libros?  Nadie lo hace:  se toma un ejemplar concursante y se lee la primera página, solamente una página.  Oraciones, palabras, sentido y propósito de esta sola página no dirá si la obra es buena o mala y acaso el autor tiene o no el oficio.  De no haber dominio en ese paso, no es necesario leer más.

 

Alejandro Torijano finaliza su novela con la idéntica ternura desde hace miles de palabras atrás nos enseñó en el inicio de la novela.  El personaje regresa de la Unión Soviética, bajo el brazo trae un título que se ha tragado con hondo amargor.  Es un ingeniero agrónomo.  Ducho en luces que emanaron los sabios en cátedra y sombras que da el vodka.  También carga sobre los ojos una cadencia interminable de silencios.  Costa Rica no es la tierra-la patria pequeñita desde donde él salió ocho años antes-. Todo ha cambiado. La mediocridad, la fantasía y el aburrimiento imperan por todo lado. Los mediocres, tontos y atolondrados dominan la política y por ende el destino del personaje, el suyo, el mío, dicen y ordenan boberías sobre el alma de los costarricenses.

 

Encuentra una nación donde todo se maneja con ejecutivos extranjeros.  Han nacido palabras como maje, pura vida. En la Universidad una palabra repetida y repetida se convierte en el evangelio de la juventud ya no estudiosa: que mae, más mae,  ese mae.  Los profesores visten mal, estilo chatarra, su metalenguaje es pobre y casi nulo.

 

Alejandro Torijano tiene a su haber la lección de la pobreza, el éxito, también compartir los sueños.

 

Cuesta mucho -anota- en palabras pregonadas fuera del libro-lograr una mano para compartir un sueño.  Se comparte un carro último modelo, una finca, una casa lujosa, un anochecer en la playa.  Para compartir un sueño se requiere alma, mucha alma...

 

En verdad el personaje de la novela siente la necesidad de redimir  el tiempo.  Es ducho en libros, puterías, drogas, amistades haraganas.  Ya sabe -lo sabe- el valor que encierran los ojos de una mujer-mujer como aquella que pregonaba el Rey David.  Ha llegado a la última página de la novela El Espejo Habitado. Es la hora de la hora.  La hora de nadie.

 

Toma sus libros (los únicos amigos que en verdad duran para siempre) sube a un bus y se dirige por la ruta de San Marcos de Tarrazú, camino de los Santos, hasta el lugar donde el río Parrita es tierno como una madeja de seda, dulce como el mirar de una mujer y tierno como el recuerdo de un beso".

 

Ladrón de noches es su segunda novela y la publicó en el año 2009.

El autor costarricense de YoEscribo.com, Alejandro Torijano, ha visto publicada su nueva obra Ladrón de noches por la editorial Andrómeda en Costa Rica.

 

Torijano, fue ganador de un accésit del I Premio de Novela YoEscribo.com en 2002, con su obra El Espejo habitado, que se encuentra a la venta en la librería de YoEscribo.com.

 

En su nueva obra "Torijano describe, paso a paso, su recorrido desde que, de regreso en su patria después de compartir su vida con el mundo beatnik y la sociedad soviética (y sus hermosas mujeres), vive intensamente el trasfondo josefino y los majestuosos paisajes sureños, en busca de un ansiado retorno a sus orígenes.

 



1 Torijano Chacón, Alejandro. El espejo habitado. Ed. Andrómeda, San José, 2002.

1 Comment

Mi hermana me hablo de esta pagina vine a visitarla. Es de muy buen gusto. Felicitaciones

Muchas gracias para ambas, espero seguir siéndoles útil.

Benedicto Víquez Guzmán

Leave a comment

Powered by Movable Type 4.23-en

About this Entry

This page contains a single entry by Benedicto Víquez Guzmán published on 19 de Abril 2010 6:01 PM.

La Poza de la Sirena de Manuel Argüello Mora was the previous entry in this blog.

Roxana Castro Jiménez is the next entry in this blog.

Find recent content on the main index or look in the archives to find all content.