-¡Que lindas eran las luces dando vueltas y vueltas por toda la pista!, jamás imagino ver tanto Glamour junto en su vida, y la dulce quinceañera fugitiva se olvidó que le apretaban los zapatos rojos de tacón prestados y se sintió libre por primera vez, con ese gozo delicioso que se siente al no llevar brassier y ver como los chicos la miran fijo a los pezones, que, de la emoción, se le pusieron más duros y rosados...
Y así la dulce Andrea se lanza al universo fosforescente, al planeta donde el Sol lleva el brillo niquelado y fluyen ríos con sabor "tequisalinolimonado", y ya le corre entre las piernas el calorcito delicado, de las cosquillas que el alcohol, sabe pintar con finos trazos...
Y así se hizo larga la noche, también se hicieron largos los besos de ron, y Andrea muere de emoción por caer presa entre los brazos del principito que llegó en su carruaje electro techno iluminado, sonido stereo y por motor setenta y seis caballos blancos...
Mira, mira las mariposas dando vueltas y vueltas, que buenas son estas pastillas para quitar el dolor de cabeza, pensó, y se quitó con inocencia el mal sabor que deja la codeína mezclada con bicarbonato de las "cerezas" que se comió, bebiéndose de un solo sorbo, de agua, dieciséis botellas...
Y así el cuento de hadas se fué filtrando en el aire, y hubo duendes de mar, también piratas con sable, y con la dulce melodía de una sirena remasterizable, embrujada se dejó llevar por su canto hasta el fondo del mar de un vaso desechable, y sin notar que tan profundo se mete (en inglés), el "hielo" en la sangre, en un soplido de dragón recordó cuando su padre le prohibió aquella noche salir con Cristal a ningún baile...
Y como todo cuento de horror tiene un villano abominable, el nuestro puntual se apareció en su overall abotonable, echando babas por la boca, y su alegría miserable...
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