EL CÓDIGO DE LA CRÍTICA LITERARIA EN LA OBRA DE CARMEN LYRA
Transcribir el estado de la cuestión en investigaciones sobre literatura, conduce, necesariamente, a dilucidar las formas como ha sido leída una obra literaria. Los juicios que brinda este acopio bibliográfico evidencian los planos de sentido que cada época y sus respectivos críticos han tomado como más importantes. Refleja en otras palabras un "código de lo verosímil crítico". No importa si la crítica es hecha por especialistas o por legos en la materia. Realmente en costa Rica no existe una crítica literaria como profesión sino una serie de personas, periodistas sobre todo y los mismos escritores, que dan sus opiniones y juzgan las obras bajo sus propias concepciones subjetivas.
"Cada época tiene un sistema de verosimilitud; la nuestra tanto como las otras y la historia de la crítica solo está hecha con juicios fundados en el sistema de verosimilitud vigente en una época y en sus teorías científicas." 1
A la luz de estas consideraciones, el objetivo de este capítulo será sistematizar el modo como han sido leídos, a través del tiempo, los cuentos de mi tía Panchita de Carmen Lyra.
En el caso de esta escritora son muchos los juicios, estudios, artículos, notas, valoraciones, etc. que han visto la luz desde la aparición de sus cuentos. Esta razón nos llevó a considerar diversas aproximaciones, algunas ni siquiera se refieren a los cuentos estudiados.
En el análisis se entiende por código, un conjunto de normas o leyes que reglamentan y permiten una serie de relaciones significativas en un sistema dado. El principio que rige el código es la sumisión a sus disposiciones, puesto que gracias a ello existe y posee vigencia. Hay códigos establecidos a través de la razón y el acuerdo explícito, como podría ser un estatuto que rija los destinos de una institución. Otros, sin embargo, se han ido consolidando al paso de los años y el uso indistinto de sus normas, a lo largo de la historia. Nacen de la opinión pública, del "buen decir" y "buen escuchar", en fin de la "vox populi" o sentido común. Estos códigos son con frecuencia llamados "programaciones culturales".
El código de verosimilitud está definido por las siguientes características o rasgos.
1. Carácter implícito
El fundamento teórico de las valoraciones y juicios sobre obras literarias se mantiene oculto. Se parte de una aceptación universal. Por eso Roland Barthes y otros estudiosos lo han llamado: "lo verosímil", debido a que es verdad oculta que nadie pone en duda.
"Aristóteles ha establecido la técnica de la palabra ficticia basándose en la existencia de cierto "verosímil", depositado en el espíritu de los hombres por la tradición, los sabios, la mayoría, la opinión corriente, etc. Lo verosímil en una obra o en un discurso consiste en que no contradiga ninguna de esas autoridades."1
Los valores de lo verosímil son inquebrantables, debido al respeto inconsciente que le rinden los hombres. Ello mantiene y conserva lo verosímil. Los críticos no descubren, explicitan, sus premisas teóricas. Parten de ellas y dan por descontado que el público participa de las mismas sin presentar siquiera la menor duda.
Barthes observa la posibilidad de reconstruir lo verosímil de nuestra época para las obras de gran difusión ya que ellas no contradicen lo que el público cree posible, histórica o científicamente. De ahí ha partido nuestro trabajo.
2. El carácter referencial
El código de verosimilitud se fundamenta en la relación del texto particular con otro texto (o contexto), general y difuso. Son los llamados contextos sociales. Aclara Z. Todovov:
"Se hablará de la verosimilitud de una obra en la medida en que ésta trate de hacernos creer que se conforma a lo real y no a sus propias leyes; dicho de otro modo, lo verosímil es la máscara con que se disfrazan las leyes del texto, y que nosotros debemos tomar por una relación con la realidad."2
El crítico literario se detiene en la búsqueda de relaciones con el exterior y en el análisis del texto a partir de datos ajenos a él. Esto lo conduce a evadir el objeto de estudio y limitarse a girar en su entorno. Se considera lo que en la obra está volcado hacia fuera, siempre en función de sistemas extratextuales (el del autor, el del lector, el social, el histórico, el cultural) y no a partir de la invariable que constituye el texto.3
Así los "críticos" y lectores en general de la obra literaria toman el texto artístico como pretexto para cotejarlo con los contextos reales. Desconoce que existe un verosímil de la obra y otro de la realidad que son absolutamente diferentes aunque tengan elementos homologables o parecidos superficiales como los nombres de los personajes, referencias geográficas, hechos históricos, etc. La obra literaria tiene su propia autonomía. No importa si aparecen elementos reales porque éstos son incorporados por el autor ya recreados, desde su propia visión. Es su verdad, su código que plasma en la obra y se convierte en único e irrepetible.
3. Arbitrariedad
Este rasgo del código de lo verosímil permite conocer su carácter cerrado y la determinación de cada una de las normas que lo componen. Lo verosímil se alimenta de la convención, de lo programado, lo aceptado. Es el acuerdo tácito a que llegan los miembros de una comunidad.
"La obra verosímil, al contrario, vive de su convención -y en el límite, su naturaleza misma de ficción- con mala conciencia y por ello, con buena fe, como sabemos: trata de persuadir al público de que las convenciones que le hacen restringir los posibles no son leyes de discurso o reglas de escritura -que no son convenciones en absoluto-, y de que su efecto, constatable en el contenido de la obra es, en realidad, efecto de la naturaleza de las cosas y responde a los caracteres intrínsecos del asunto representado."1
Los críticos, sometidos a un código de verosimilitud, no consideran el sistema del texto como autónomo, sino sometido a otros sistemas. Su carácter arbitrario y convencional permite que sus logros nunca sean puestos en duda. Son dueños de la verdad, la de ellos y la de todos. Ese es su propio dogma.
4. Carácter alienante
Debido a que lo verosímil se plantea como "una suma de principios de integración de un discurso a otro"2, se define como alienante. Está enraizado en lo ajeno y se aprovecha de ello. De ahí que una de sus constantes favoritas sea la búsqueda de parecidos, del ser igual a otros y explicarse a partir de ellos.
"El rasgo radical de lo verosímil semántico, como su nombre lo indica, es la semejanza. Es verosímil todo discurso que está en relación de similitud, de identificación, de reflejo con otro. Lo verosímil es un poner junto (gesto simbólico por excelencia, es una palabra griega "sumbalein" que significa, poner juntos) dos discursos diferentes, uno de los cuales, (el discurso literario como segundo) se proyecta sobre el otro que le sirve de espejo y se identifica con él por encima de la diferencia."3
Hay que establecer claramente lo que pertenece a cada sistema. En el caso que nos ocupa el primer nivel pertenece al discurso literario y el segundo a lo contextual. De ninguna manera se podrá subordinar el primero al segundo. El primer discurso posee intrínsicamente los niveles necesarios para relacionarse y subordinarse según sea su categoría y significación.
"El espejo al que lo verosímil remite el discurso literario es el discurso natural. Este "principio natural" que no es sino el buen sentido, lo socialmente aceptado, la ley (de la costumbre), la norma, define la historicidad de lo verosímil."4
Establecidas las características más sobresalientes del código de verosimilitud, hay que precisar una variedad de lo verosímil: la crítica literaria, y en particular la referida a la hecha sobre la obra de Carmen Lyra. Para ello se fijarán con anterioridad los rasgos de lo verosímil crítico en Costa Rica.
1. Asistematización metodológica
Como "los críticos" costarricenses se mueven en una serie de principios implícitos, nunca los ponen de manifiesto en sus comentarios. Esto corresponde a la característica de lo verosímil que llamamos "Carácter arbitrario". Por eso nunca se conocen las premisas sobre las que sustentan las aproximaciones y los objetivos que persiguen en sus análisis. En realidad no se exponen sino con juicios de valor y rodeos disfrazados de intelectualismo redundante y simplón.
"Ese verosímil casi no se expresa en relaciones de principio. Siendo lo que va de suyo, permanece más acá de todo método, puesto que el método es antes bien el acto de duda por el cual uno se interroga sobre el azar o la naturaleza."1
Lo anterior asegura a los críticos la certeza de sus acotaciones. Nunca se equivocará y nadie puede poner en duda sus juicios. Es una autoridad dogmática de la crítica. Su código verosímil es el verdadero.
Otra consecuencia de la asistematización metodológica es la falta de una delimitación del objeto que se estudia. Esto le permite referirse a varis aspectos de la obra bajo los mismos principios ¿teóricos?. Los resultados positivos, cuando los hay, muchas veces, dependen de la riqueza del código y del bagaje cultural del crítico y no de la aplicación de un método de análisis. Lo más probable en estos casos es que la crítica se apropie de un metalenguaje pomposo, ostentoso, ripioso y vago, lleno de estereotipos y redundancias con apelaciones a autoridades y citas impresionantes, en busca de reconocimiento a lo expuesto.
2. Uniformidad
Está demostrado que los hechos crean las leyes y no a la inversa. Lo verosímil crítico invierte ese orden, cuando aplica a objetos diferentes la misma escala de valores. Las obras literarias responden a leyes poéticas, por lo que se resisten a ser juzgadas con leyes extrañas a su naturaleza. Al uniformar los criterios de la lectura, se está imponiendo un sentido, lo que restringe unidimensionalmente la plurisignificación del lenguaje literario.
"La lengua simbólica a la cual pertenecen las obras literarias es por estructura una lengua plural, cuyo código está hecho de tal modo que toda habla (toda obra) por él engendrada tiene sentidos múltiples."2
3. Generalización
La característica anterior de lo verosímil crítico conduce a los comentaristas literarios a realizar una crítica generalizadora. Así aplican las mismas clasificaciones temáticas a todas las obras. Valorizan la totalidad de obras de un autor desde evidencias particulares. El afán de totalizar las apreciaciones les impide descubrir lo característico de cada texto literario. No saben aplicar el método deductivo y cuándo hacerlo para tener resultados satisfactorios.
El código de verosimilitud de la crítica hecha a la obra literaria de Carmen Lyra (sustentada en Los cuentos de mi tía Panchita, sobre todo), se pueden dividir en dos grandes secciones: análisis del contenido y del lenguaje. La separación de estos dos aspectos es una constante y se encuentra en todos los trabajos que revisamos.
Consecuencias del código
1. Confusión entre el plano real y el imaginario
Como consecuencia del carácter referencial de lo verosímil crítico, los comentaristas de la obra de Carmen Lyra, se inclinan por las obras que más alusión hacen a lugares concretos de Costa Rica. La ubicación espacial y temporal son rasgos importantes que ellos toman en cuenta a la hora de valorar su obra. Así suelen dividir las obras de Carmen Lyra en dos grupos: Por una parte Los cuentos de mi tía Panchita y por otra, las restantes. La primera obra mencionada goza de fama, debido a elementos como el lenguaje popular, la moralidad de los relatos, el humor y la gracia de los cuentos de tío Conejo, su carácter pedagógico, pero no por su relación temática con los contextos naturales. La anterior razón ha hecho que, cuando los críticos opinan sobre Carmen Lyra1, se refieran primeramente a Los cuentos de mi tía Panchita, su obra más conocida, pero cuando realizan sus críticas y aproximaciones, se atienen más al resto de sus obras. Existe una razón muy clara: los cuentos de mi tía Panchita son maravillosos y pertenecen a los llamados "cuentos de hadas" por lo que se ubican en contextos desconocidos, imaginados y nada parecidos a los costarricenses. Nuestra literatura es esencialmente "realista". Es difícil encontrar escritores que se ubicaran en lo maravilloso, lo extraño o lo fantástico. La culpa la tienen, tanto los mismos escritores, como los llamados "críticos". Para ellos una obra que no se pareciera a la realidad era de escaso valor literario. Aún hoy siguen creyendo eso.
"Sus narraciones, novela, cuentos, cuadros de costumbres, tienen su raíz en nuestro pueblo".1
"Detrás de los símbolos de los animales, se traslucen tipos, costumbres en la vida de Costa Rica."2
"El alma del pueblo de los humildes, en lucha no solo por la vida, sino también por sus sueños está aquí, libremente presa, dentro del marco de
cada uno de sus relatos. Lo popular no es, por otra parte, materia postiza
o puramente decorativa, sino elemento vivo que trasciende a vieja sabiduría."3
"Tiene el singular valor de ser una obra real, copiada del natural, vista en el mismo escenario donde vamos todos más o menos atados a una silla de ruedas."4
"En Los Cuentos de mi tía Panchita, los animales actúan como seres humanos, con sus vicios, odios, envidias y virtudes, en cuadros de costumbres, originales y divertidos."5
"Sin embargo, cuando incorpora lo costarricense a su obra, las formas de expresión y los ambientes se vuelven más atractivos. Fue esta la originalidad de Carmen Lyra cuando se dio a narrar sus cuentos infantiles: los hizo vivir con el dolor de las cosas nuestras, y por eso perdura en el corazón de todos nuestros niños."6
"Y siendo en mucho (la obra) denuncia y protesta y política, también son representaciones del costarricense en su dimensión universal y ¡cómo!, de la misma escritora en sus aspiraciones y más íntimos impulsos de ella que fue siempre tan tierra de nuestra tierra."7
En la última cita se presentan dos aspectos importantes del código. Se confunden el tiempo y el espacio del discurso con las categorías reales, naturales, lo mismo que con la biografía de la autora. Así el análisis del contenido de la obra permite a los "críticos" referirse al contexto en términos comunes con respecto a la obra. Ésta vale, es buena porque se parece, es una copia de la realidad. Se aprecia que no conocían la naturaleza de la obra literaria.
La ubicación espacial y temporal desde categorías extraliterarias y extratextuales conduce a los críticos a inscribir las obras literarias en escuelas, movimientos literarios, generaciones, etc. sin justificación literaria o histórica. Así los críticos comparan obras de diferentes autores entre sí o de movimientos opuestos. Y entran en una valoración de las obras de acuerdo al parecido que ellas tengan con temáticas de obras reconocidas y valoradas como universales. Es una falacia de autoridad.
2. Afán comparativo
Como consecuencia de la uniformidad que impone lo verosímil crítico, los comentadores relacionan las obras unas con otras sin importarles la procedencia o las diferencias y desde luego la unicidad de la obra literaria. Bajo este mismo factor destacan las influencias, los parecidos, tanto temáticos como lingüísticos y ponen, muchas veces, en tela de juicio, la originalidad del autor y sus obras.
A Carmen Lyra se le emparienta con Anatole France, Ernesto Renán y otros escritores europeos que posiblemente ni la autora conocía o quizás apenas si había leído sus obras. Se la ubica en movimientos tales como el realismo, el naturalismo, el romanticismo, el neorrealismo, la literatura comprometida, y hasta con el idealismo. Destaquemos algunos ejemplos donde se evidencia el interés por comparar a la autora con otros escritores.
"Era un personaje irónico salido de una novela demoledora de Anatole France. Para Carmen Lyra, sin embargo las doctrinas había que vivirlas con pasión porque si no, existe el peligro de que se transformen en dogmas, pues deforman la inteligencia y hacen difícil vivir y vivirse."
..Leía con fruición a los franceses, sobre todo a los que se acomodaban a su espíritu irónico y travieso: Anatole France, Ernest Renán y otros epígonos a quienes se acercaban a sus predios volterianos." 1
"La escritora costarricense Carmen Lyra solo puede compararse con nuestro propio Joel Chandler Harris. Ambos han relatado, con belleza y humor incomparable, los hechos de aquel Brerd Rabbit y sus amigos, -o víctimas- Brerd Wolf, Sir Hen, Brerd Fox. Fue modestamente lo que llevó a Harris a descubrirse como "milpa". Nada hay más difícil que hacer original un cuento contado dos veces y no hay mejores profetas que los niños, aunque debe decirse que el público de Brerd Rabbit, como Alicia no tiene edad."2
"La importancia y la claridad de los cuentos de mi tía Panchita, obra tan costarricense como las Concherías de Aquileo J. Echeverría, movieron a dos eruditos de nota, el doctor Rodolfo Letnz y el doctor Valeriano Fernández Feraz, a exaltarlos con toda justicia, como lo hicieron en estos dos juicios."1
"Sus primeros escritos, hechos bajo la advocación del mejor Flaubert, o el más delicado Maupassant, nos dan la imagen de una profunda observadora de la naturaleza humana y de los procesos sociales que le tocó vivir."2
La ubicación de sus obras o de la escritora en diferentes escuelas literarias por parte de los "críticos" es abundante.
"La inclinación realista, presente en los cuentos escritos por Carmen Lyra en su juventud -como lo notamos antes- se va acentuando cada vez más en su narrativa y finalmente, en sus composiciones de las últimas décadas (1920-1940), al predominar esa inclinación todos sus escritos se encuadran dentro de la escuela del realismo y aún, del naturalismo."3
"A través de sus diferentes etapas literarias: juventud y romanticismo, folklor y humorismo y tendencia definitivamente izquierdista y de protesta social, hay siempre un marcado costumbrismo, por su espíritu observador hondamente arraigado en su país y su gente."4
"Su obra literaria es copiosa, saturada de realismo y fina ironía de humorismo."5
Como se desprende de las citas anteriores, la mayoría de los "críticos" ubican a Carmen Lyra en el realismo, aunque algunos vacilan entre él y el naturalismo. La idea motriz es el parecido entre el contenido de la obra literaria y el contexto costarricense.
Otro tipo de comparación, perteneciente al análisis del contenido y que responde a una confusión entre los planos imaginario y natural, es la referencia a la autora. La obra es vista como producto de las vivencias y circunstancias de la escritora. Lo vivido, lo experimentado, su biografía, se convierte en criterio de autenticidad del texto.
"Su obra recoge de muchas maneras ese proceso político que la abocó a una militancia todavía no suficientemente analizada en nuestra historia literaria."1
En 1918 publicó Las fantasías de Juan Silvestre que es un libro sobre el proceso interno de un joven (¿ella misma?). En ese año publica la novela En una silla de ruedas (1918) su mejor obra, literariamente hablando y desde un punto de vista de las obras de sus contemporáneos."2
"Adviértase esa predilección por caracterizar personajes femeninos, acaso porque éstos eran mejor comprendidos por su sensibilidad de mujer."3
"En sus libros se manifiesta ante todo la naturaleza alegre y frondosa de Costa rica, así como sus habitantes, pobres pero optimistas. La sensibilidad social que profesó Carmen Lyra arrancó no tanto de la teoría sino de su conocimiento de la existencia misma, de su ternura innata."4
Esta cita resume los elementos que se deseaban señalar. Se destaca la naturalidad, la frescura de Costa Rica, la alegría y el optimismo de sus habitantes y luego se ofrece la explicación causal de ello: la experiencia personal de la autora. Con esto no solo se le da autenticidad al texto sino que se le valoriza como obra de importancia.
"El vigor y la eficacia de sus cuentos y ensayos críticos derivan de su sentimentalidad femenina, de su ironía, y sobre todo de un espíritu hondamente arraigado al país y a sus cosas."6
3. La estilística como método de análisis
Dentro de este elemento se incluyen varias cosas. Los críticos a veces hablan del estilo de la escritora para referirse al tratamiento del tema, otras al lenguaje y en ocasiones para analizar algún personaje. Se encuentran opiniones también para analizar el estilo de vida de la autora, sus compromisos políticos y sociales, así como su labor educativa.
Hay críticos con conocimientos de estilística que a veces logran detectar rasgos sobresalientes del discurso, pero en su mayoría confunden los planos. Los críticos se detienen, en sus análisis, en los más variados aspectos del lenguaje. Analizan las figuras
retóricas, el uso de las palabras, las frases, los modismos, los cambios semánticos, etc. Sobre todo se han detenido en Los cuentos de mi tía Panchita para sus análisis.1
"Los relatos de la tía Panchita son de gracia desenfrenada y viveros muy originales de sabiduría popular."2
"Escribe entonces para adoctrinar, para bregar, para propugnar por la victoria de las más hondas condiciones de su espíritu: la transformación de la sociedad, el advenimiento de un mundo mejor. A esa finalidad responden sus obras El Barrio Cothnejo Fish y Bananos y hombres. Obras ambas de crítica social abierta y franca, en que el estilo de la escritora adquiere plena calidad artística."3
"En ella lo popular es elemento vivo que trasciende a vieja y sabrosa sabiduría. Su estilo sencillo y pulcro es producto de la transparencia de su alma y de su depurada cultura."4
"De estilo fácil y sin afán buscado de hacer literatura."5
Es muy común que los críticos analicen a los escritores por parejas opuestas. Destacan a los autores de estilo sencillo en contraposición con escritores de estilo complejo y a estos últimos los encuentran artificiosos, rebuscados. Carmen Lyra cae dentro de los escritores de estilo sencillo y claro.
"...y por lo mismo, obra de artista, tiene el singular valor de ser una obra real, copiada del natural, vista en el mismo escenario."6
"Los personajes del pueblo son descritos por ella con gran naturalidad."7
Al analizar el estilo, los críticos se detienen en el lenguaje. Este es quizás el elemento que más les preocupa. Desde luego, lo estudian desde una perspectiva referencial.
"La obra más conocida de Carmen Lyra, de la que se han hecho varias ediciones es Los cuentos de mi tía Panchita que García Monge publicó por primera vez en 1920. Es una colección de cuentos infantiles, tomados de diversas fuentes, pero vertidos por la autora a un lenguaje popular costarricense y adaptados a circunstancias nacionales, con tal acierto que la originalidad formal se convierte en originalidad de temas y fondo."8
En esta cita de don Abelardo Bonilla se reflejan claramente los elementos que hemos querido destacar: "Originalidad", "estilo", "lenguaje popular costarricense", "circunstancias nacionales", etc. La cita permite observar la división que se hace de la obra en forma y contenido.
"Puede notarse cómo la escritora va dando cabida a la forma lingüística urbana que ella adopta, al habla campesina, al hablar del "concho" de Aquiles J. Echeverría, consciente recurso de estilo, para que mediante él, los relatos que van saliendo de su pluma y sabor típicamente ticos."1
"Carmen Lyra hizo casi lo mismo con los cuentos de camino que le oyó contar a la tía Panchita, porque no solo los redactó "respetando" el habla popular costarricense, sino que aprobó y aprovechó esa habla, con tal originalidad, que logró, mediante ello, expresar frases típicas y permanentes del pueblo costarricense."2
Emilio Abreu G. vuelve a tomar los mismos elementos antes observados y con ellos elogia la obra de Carmen Lyra. Compara de paso a la escritora con Aquiles J. Echeverría.
A continuación reproducimos un párrafo que consideramos nuestra la casi totalidad de los elementos del código ya expuesto. Nótese también los juicios de valor, tanto psicológicos como pedagógicos.
"Los cuentos de la tía Panchita -por ejemplo- constituyen un repertorio de bellas lecciones morales. Pero su moral no es puritanismo ni rígida norma de conducta, sino alegre invención -entre rústica e ideal- que invita a conversar con la flor, el alma, el viento y el lucero. Una especie de panteísmo nos hace identificarnos con el alma de las cosas. Por limpios, estos cuentos son buena comida para el paladar de los niños. Recuérdese bien: los niños, como los poetas, no pueden comer nada impuro. Estos cuentos están hechos a mano, como las buenas telas. Reflejan el pulso que trenzó sus hilos. La trama no se disimula ni se esconde; se ven las junturas y se palpa el cañamazo que lo sustenta todo. En ellos no hay engaño. Carmen Lyra juega limpio. Sonrisas y lágrimas se juntan en su pluma y se traducen en ternura que no cae, por otra parte, ni en lo quejumbroso ni en lo tétrico. Ella sabe hacer más niños a los niños, que es la única manera de hacerlos hombres. Su estilo de tan bueno, no se nota. Parece anónimo. (No puede aspirar a mayor consagración el mejor escritor)"3
Una revisión analítica del estado de la cuestión en nuestro campo de estudio, da como resultado una serie de constantes que revelan el código de lo verosímil crítico al que ha sido sometida la obra de Carmen Lyra. En ella encontramos todos los rasgos y características expuestas teóricamente para categorizar lo verosímil crítico.
La lectura de la obra de Carmen Lyra, hecha por los "críticos", se fundamenta en los siguientes aspectos:
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