ESCUELA NORMAL DE COSTA RICA
Heredia, marzo de 1926
Señor Secretario de Estado en el
Despacho de Educación Pública
San José
Señor Secretario:
Cumplo con el deber de presentar a Ud. Respetuosamente, el informe relativo al curso de 1925.
I. No me refiero con detenimiento a los cambios ocurridos en la organización del personal docente y administrativo, porque de ellos ha tenido oportunito conocimiento esa Secretaría. No obstante creo justo dejar constancia de que varias personas han trabajado este año en la Escuela por primera vez. Ellas son: La señorita Lola Irías y los señores Dr. Werner Leopold, Dr. Peña Cavaría, don Ricardo Solís Molina, don Abraham Molina y don Hernán Carazo. Para todas esas personas tengo elogios por su actitud hacia el plantel. Pero he de lamentar que los señores Leopold y Peña no pudieran continuar trabajando.
Con respecto a la actitud general del profesorado las impresiones que el curso me deja coinciden con las que en otros informes he consignado. Creo que lo que se haga por intensificar el espíritu profesional es oportuno siempre; y que lo que pueda hacerse por obtener en todos los casos el mayor cumplimiento también es oportuno. Pero a la vez creo que ni el uno ni el otro resultado son fácilmente accesibles sin rodear de medios de trabajo y de acertados estímulos a aquellos funcionarios que muestran más entusiasmo, o mejor preparación, o más capacidad profesional, en suma.
II. Los datos concernientes a la vida económica de la Escuela se servirá encontrarlos el señor Secretario entre los anexos del informe. Juzgo que vale la pena leerlos con detenimiento a fin de apreciar ciertos hechos que a la Escuela le interesa poner de relieve: la actividad de alumnos y profesores, en ciertos aspectos, como fuente de entradas, y la generosidad con que los unos y los otros, en muchos casos, hacen posible el desarrollo de iniciativas y planes de trabajo.
La situación económica ha mejorado, sin duda, al menos parcialmente. Ha sido relativamente facilitado el sostenimiento de los gastos ordinarios y también encontró alguna satisfacción la necesidad de dividir los Años en Secciones. Pero en lo fundamental, el problema sigue planteado en los mismos términos, más o menos, en que he debido presentarlo en todos los informes anuales. No logrará la Escuela reunir todas las condiciones de que viene a depender el real cumplimiento de sus fines, mientras, por carencia de dinero, le falta la adecuada organización.
III. En cuanto a adquisición de material didáctico, si se exceptúa la enseñanza de Psicología, puede decirse justamente que con respeto a las demás materias y actividades, solo han sido atendidas, y a veces de modo transitorio, ciertas necesidades urgentes. Hay departamentos en los cuales no se ha progresado. Sigue siendo éste, pues, un problema que también conserva muchos de los caracteres de solución tienden a ser mayores cada día.
IV. El edificio demanda imperiosamente serias reparaciones, según he venido diciéndolo desde los días siguientes a los temblores de 1924; y el estado en que se encuentra toda una extensa sección constituye, cada día más, un grave obstáculo.
V. La distribución de las horas de lección ha encontrado los mismos inconvenientes señalados en otros informes.
VI. El servicio de registro de ausencias ha logrado ser mejor y con el añadido de pequeñas reformas ya preparadas para el año subsiguiente, permitirá, acaso en breve, reunir los datos que habrá de facilitar la consideración de ese problema en el aspecto técnico.
VII. Las reformas introducidas en el curso anterior acerca de calificaciones y exámenes, no ofrecen todavía una situación que permita juzgar de su efectiva conveniencia. En cambio, se ha experimentado la necesidad de proyectar reformas reglamentarias en cuanto a otros renglones y de ellas oportunamente conocerá esa Secretaría. El reglamento, en general, necesita revisiones y, sobre todo un esfuerzo especial destinado a unificar todas las disposiciones que lo que constituyen. Y lo deseable, al respecto, sería que tal unificación se hiciera con el propósito de extender a todo el reglamento el espíritu de progreso que la Escuela ha procurado demostrar en sus más recientes reformas.
VIII. En lo que dice relación a la disciplina, creo que la Escuela puede estar bastante complacida de la situación total que en el año ha contemplado, pues en realidad no hubo obstáculos con fuerza bastante a estorbar el propósito de mantener el orden exigido por el trabajo, a la par que conseguirlo mediante procedimientos razonablemente adaptados a fines educativos. He declarado otras veces que la Escuela prefiere el sistema positivo y social; y decía en el informe último que conviene acentuar esas características. En efecto, creo, no obstante lo dicho, que si la situación nos ha parecido favorable, quizás lo fue, preferentemente, en el sentidote conservar el orden, pero en cuanto al valor educativo de los procedimientos empleados, a pesar de que casi estuvieron excluidas las represiones, no se hizo lo suficiente a determinar una más refinada actuación del alumno mismo en pro de la dirección de su conducta. La cooperación de todos los profesores tendría que ser, a ese propósito, más activa y más propensa a una sistemática coordinación.
IX. Como el año anterior, los abundantes datos que proceden del servicio sanitario de la Escuela son forzosamente reservados. Lo que se explica por la minuciosa y en muchos casos confidencial observación que es bases de tal servicio. Las mediciones, los diversos exámenes los diagnósticos, las observaciones pertinentes, todo eso consta en registros cuidadosos, los cuales ya van estando en aptitud de revelar el problema completo de la Escuela, cuyo planteamiento supone por supuesto, una vasta labor de observación. Por el momento esos datos facilitan, en medida satisfactoria, la atención de peculiares necesidades de bastantes alumnos, en el trabajo de varias asignaturas. Y lo que por ahora más resalta es que son ya muchos los estudiantes que poseen la preocupación, bien formada, de conservar su salud, de promoverla, si cabe, y de interesarse en las actividades correspondientes. Lo cual, además, está conduciendo a formar hábitos y despertar actitudes de las cuales se aprovechará notoriamente la vida profesional de estos jóvenes. Claro es que el servicio es susceptible de progreso.
X. La Oficina de Investigaciones Psicológicas no pudo funcionar en el año a que se contrae este informe, salvo en lo de recoger, como con actividad se hizo, ciertos datos para la formación de la ficha de cada alumno.
En cambio obtuvo esa Oficina el beneficio innegable de que su Director pudiera salir del país a estudiar, en universidades argentinas, todo lo concerniente, en teoría y práctica, a la organización que en el nuevo curso implantará.
La Oficina ha sido objeto de frecuentes censuras, a la verdad, injustas,. Es evidente que hay entre nosotros muy escasas noticias acerca de lo que significa una fundación como esa y acerca de las dificultades de instalación de un servicio como el que la Escuela por tanto tiempo ha deseado y necesitado. En primer término se requería formar el laboratorio; y el material que en un principio fue conveniente adquirir, no era adecuado a los objetivos previstos, por mucho que para otros pudiera serlo. De suerte que lentamente se ha venido completando ese material y que en tal esfuerzo será preciso insistir todavía, ya que se está lejos de tener cuanto realmente hace falta.
Luego, se requería un experto en la técnica compleja y delicada de estos laboratorios, y aunque había en la Escuela suficiente conocimiento general de buena porción de los demás aspectos del asunto, no teníamos el especialista ni lo había en el país. El propio Dr. Leopold, que había trabajado en Leipzig y en laboratorios semejantes, y que trabajó en la Escuela algunos meses en reemplazo provisional del Director de la Oficina, no pudo encontrar circunstancias propicias a su excelente capacidad de servicio.
Actualmente, cuando tenemos la persona apta, en virtud de los estudios hechos por el Director de la Oficina, subsiste una dificultad grande para instalar el laboratorio: la del local. No tiene por ahora la Escuela uno como el que esos laboratorios necesitan. Sin embargo, el Director se propone comenzar en el curso de 1926 las tareas iniciales de investigación y dirigirlas, principalmente, hacia aquellos problemas cuyo conocimiento ha venido necesitando la Escuela con más urgencia. Entiendo que cuestiones como las relativas a fatiga del alumno, crisis de la pubertad, características generales del desarrollo físico y mental de nuestra población escolar, etc., vendrán a constituir el núcleo de las investigaciones iniciales.
XI. Cuanto he afirmado en informes anteriores por referencia a planes, programas, y en parte sobre métodos, viene a se confirmado por lo que antes he dicho acerca de la Oficina mencionada. No ha estado la Escuela en aptitud de encarar esas cuestiones con un criterio científico. Se justifica así el que haya procurado regir la participación en movimientos generales de reforma y que colocada dentro de un prudente espíritu de ensayo, se haya limitado a hacer, -y cada año las hace- reformas de detalle, inclinadas precisamente a buscar el dominio de un campo de acción más sólidamente delimitado. Aquél, en el cual los planes dejan de ser producto de particulares y a veces ocasionales opiniones de directores y profesores, para ser, a contrario, la resultante lógica de un sistema técnicamente adoptado, con vista de necesidades sociales, finalidades educativas, condiciones y medios de trabajo, etc. Por lo demás, la Escuela va tomando nota de las necesidades que le compete llenar y de las condiciones que se lo pueden permitir. En este año hemos podido advertir, quizás con más cuidado que en otros, cómo es de razonable la aspiración de la Escuela a sustentar en su organización tendencias definitivamente normalistas.
Las observaciones que en el año he podido hacer, siquiera superficialmente, renuevan mi fe en que los resultados obtenidos son, en gran parte, los mejores que es posible alcanzar en medio de las circunstancias que modelan y limitan el trabajo. Sin que ello suponga la afirmación de que esos resultados sean expresión completa, ni la más aceptable siquiera, de las aspiraciones del instituto.
En la sección Preparatoria tendrán que soportar los estudios, poco a poco, muchas readaptaciones para corresponder de modo más íntimo con una progresiva selección por aptitudes, con una más estable y mejor organizada adquisición de conocimientos fundamentales, con una más amplia posibilidad de formación de hábitos de autodidactismo, con una más elevada e instante solicitud de expresión de la personalidad del alumno. Y en la Sección Normal, - donde tales necesidades subsisten- es preciso procurar la adopción de procedimientos de los cuales vaya surgiendo, no solo la mayor cohesión de los estudios profesionales que en informe de 1924 apunté, sino una más viva, más actuante oportunidad de que el alumno se compenetre de la trascendencia de aquellos estudios- ojalá de suerte que los mire, en mucho, en sus relaciones con los problemas de nuestra Escuela rural y su eficiencia como agente básico de ciudadanía. Será indispensable, -cada vez más- que los propósitos de selección tiendan a informarse en la conveniencia de acentuar el triunfo del alumno que, tras revelar cierta aptitud profesional, la manifieste como capacidad de renovación e iniciativa y como vinculación a un orden de intereses que entrañen fe en el porvenir del país. Habrá que aspirar a que el graduado posea la convicción sincera del deber de convertir la Escuela Pública en el depositario privilegiado de aquella fe y en el centro civilizador por excelencia.
Creo, pensando en los resultados de la lábaro del año, que le llega el momento a la Escuela de preocuparse por juzgar con detenimiento qué significación alcanzan en su vida ciertos factores: alumnos que solo cursan los tres primeros años; alumnos que solo cursan los últimos; actuación y resultados de los egresados; preponderancia de la población rural, etc. Creo también, pensando en lo mismo, que es necesario introducir cambios en los concursos de becas, en las disposiciones sobre matrícula especial, etc.
XII. Repetiría, casi literalmente, lo que dije en el informe anterior con motivo de relaciones con padres de familia, escuelas, graduados, etc. Repetiría lo que dije a propósito de actividades libres.
XIII. La Junta de la Escuela ha manifestado una actitud que me obliga a renovar la expresión del agradecimiento de la Escuela.
XIV. La labor del Consejo de Profesores, especialmente en los últimos meses del año, fue constante.
XV. La Biblioteca del establecimiento, como es ve en uno de los anexos, sigue representando uno de los éxitos efectivos del trabajo, así en lo que atañe a sus funciones directas como por causa del intercambio en que mantienen a la Escuela con centros similares del exterior.
XVI. La Escuela de Aplicación, ahora llamada República Argentina, -cuyos progresos constan en informe adjunto- sigue ocupando en realidad el mismo lugar que reiteradas veces he señalado, es decir, uno que en cierto modo refleja el íntimo estado general de la casa madre. Es aquella escuela un centro de generosa aspiración, de esfuerzo sincero, que, con sacrificios, con dispersión de energías, consigue resultados loables, pero que no logra estar en posesión de los medios que la llevarían a hacer efectiva su verdadera función: la de escuela-laboratorio.
* * *
Con este informe presento al señor Secretario los anexos siguientes:
1. Movimiento ordinario y extraordinario de fondos.
2. Informe de Práctica Escolar.
3. Informe del Servicio de Biblioteca.
4. Informe de la Escuela de Aplicación.
5. Cuadros:
a) Datos generales de los alumnos.
b) Promoción
c) Asistencia
d) Becas
e) Graduación
Los detalles y referencias que el señor Secretario desee para aclarar o completar el informe, los dará gustoso el suscrito Director, que es del señor Secretario muy atento servidor,
Omar Dengo
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